4a Reunión Internacional sobre Investigación Traslacional y Medicina Individualizada Revista nº 2 SUMARIO ENFERMEDAD REUMÁTICA: UN PROBLEMA ANTIGUO CON SOLUCIONES NUEVAS Caracterización de las bases moleculares de las enfermedades Papel de los cribados genómicos, los estudios funcionales y la biología estructural. Santiago Rodríguez de Córdoba, Departamento de Inmunología del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC) de Madrid. pág.2 Nuevos Marcadores en la Artritis Reumatoide Favorecen de la detección precoz y el desarrollo de nuevos tratamientos individualizados. Anthony G. Wilson, Royal Hallamshire Hospital de Sheffield, Reino Unido. pág.5 El Dr. Anthony G. Wilson durante su intervención en el simposio Metabolómica en enfermedades reumáticas Aumento de la aplicación de esta ciencia en el estudio de enfermedades complejas como la obesidad o la arterioesclerosis. María José Martínez Calatrava, Departamento de Reumatología de la FJD. pág.9 El simposio, que contó con la colaboración del Instituto Roche, estuvo coordinado por los doctores Gabriel Herrero-Beaumont, Raquel Largo y Olga Sánchez Pernaute, del Departamento de Reumatología de la FJD. Bajo el título “Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas”, se pusieron de manifiesto los retos que se plantean actualmente en el manejo de las principales enfermedades reumáticas y, sobre todo, se analizaron los hallazgos recientes que se están obteniendo en el área de la metabolómica en relación con trastornos como la artritis reumatoide. En este simposio se pusieron de manifiesto los retos que se plantean actualmente en el manejo de las principales enfermedades reumáticas y se analizaron los hallazgos obtenidos en el área de la Metabolómica. Perfiles metabólicos por RNM Ventajas de la resonancia magnética con respecto a las demás técnicas. Daniel Monleón, Unidad de Imágen Molecular y Metabolómica de la Fundación de Investigación del Hospital Clínico Universitario de Valencia. pág.10 2 Santiago Rodríguez de Córdoba resaltó la importancia de caracterizar las bases moleculares de las enfermedades Caracterización de las bases moleculares de las enfermedades Entre los investigadores que participaron en esta reunión, se contó con la presencia del Dr. Santiago Rodríguez de Córdoba, del Departamento de Inmunología del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC) de Madrid, quien resaltó el papel que desempeñan los cribados genómicos, los estudios funcionales y la biología estructural en la caracterización de las bases moleculares de las enfermedades. Según destacó inicialmente, “el espectacular avance de la Biología en los últimos 10 años, sobre todo en el área de la Genética, ha tenido un impacto inmediato en la práctica de la Medicina”. Los recientes y numerosos progresos en la identificación de genes responsables de enfermedades han proporcionado valiosas herramientas para su diagnóstico precoz. Además, abren caminos que nos permitirán conocer las bases moleculares que subyacen a estas patologías, proporcionando dianas terapéuticas sobre las que diseñar estrategias farmacológicas (o genéticas) que curen, o al menos mejoren, la calidad de vida de los enfermos. Esta aproximación multidisciplinar al estudio de la enfermedad, incorporando técnicas de biología molecular, genéticas, genómicas y proteómicas, se conoce coloquialmente como “Medicina Molecular”. Durante su conferencia efectuó un repaso de las estrategias habituales en la identificación de genes responsables de enfermedades (análisis de ligamiento, estudios de asociación, genes candidatos, cribados del genoma completo, etc); utilizando ejemplos extraídos de su laboratorio, ofreció una panorámica sobre los recursos disponibles y las ventajas o problemas que plantean cuando se aplican a enfermedades complejas y multifactoriales como la artritis reumatoide. En su opinión, “identificar los genes responsables de una enfermedad contribuye significativamente a descifrar sus bases moleculares y a personalizar la Medicina (tanto desde el punto de vista diagnóstico como terapéutico)”. Para identificar estos genes es necesario poner en marcha un estudio, cuyo diseño dependerá mucho del tipo de patología: si es monogénica o poligénica. Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 3 La identificación de los genes responsables de una enfermedad contribuye a descifrar sus bases moleculares Por otra parte, como puso de manifiesto el Dr. Rodríguez de Córdoba, “todas las enfermedades tienen un componente genético y otro ambiental, clasificándose de distinta forma según la preponderancia de cada uno de ellos”. En el caso concreto de la artritis reumatoide, el impacto de la genética y de los factores ambientales es similar (con una contribución genética de aproximadamente el 50%). principales recursos existentes para identificar genes relacionados con determinadas enfermedades. Si se utiliza el análisis de ligamento en familias con múltiples miembros afectados, se puede optar por una estrategia de genes candidatos o por estudios de genoma completo (paramétricos o no paramétricos); en cambio, en los estudios de asociación se suele depender de densidades de marcadores. La artritis reumatoide (AR) es una patología compleja y multifactorial, presentando rasgos característicos que dificultan su estudio genético. Entre estos rasgos peculiares, destaca la influencia multifactorial que existe en la artritis reumatoide, su heterogeneidad fenotípica (gran variedad de manifestaciones clínicas), su poligenicidad (muchos genes pueden contribuir a su aparición), su heterogeneidad genética (diferentes genes, o distintos alelos del mismo gen, pueden contribuir al desarrollo del mismo fenotipo) y la variabilidad de su inicio (su aparición puede variar significativamente de unos individuos a otros). Además, como enfermedad poligénica, en la AR la herencia no es mendeliana y no todos los genes contribuyen de la misma forma a su desarrollo. La variabilidad en nuestro genoma no es la combinación de todos los sitios polimórficos, sino que es la consecuencia de la segregación de grupos de ligamientos entre marcadores, se heredan en bloque. Este hecho facilita la identificación de genes responsables de determinadas enfermedades, porque permite reducir el número de marcadores necesario; sin embargo, por otro lado, también dificulta esta labor, ya que al identificar asociaciones en una región cromosómica resulta complicado conocer exactamente cuál es el gen implicado. En cualquier caso, como recordó el conferenciante, “estas asociaciones deben replicarse en estudios independientes”. Los análisis de ligamiento en familias con múltiples afectos y los estudios de asociación con casos y controles son, en estos momentos, los En base a su experiencia particular con el síndrome hemolítico urémico, el ponente explicó cómo se aborda desde el laboratorio la caracterización Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 4 “Todas las enfermedades tienen un componente genético y otro ambiental, clasificándose de distinta forma según la preponderancia de cada uno de ellos”. La artritis reumatoide es una patología compleja y multifactorial, presentando rasgos característicos que dificultan su estudio genético de la función de las proteínas codificadas por los genes causantes de la enfermedad. A su juicio, “este conocimiento, junto con el desarrollo de modelos animales, ayudará al diseño de terapias para el tratamiento de estas enfermedades”. Como mensaje clave, el Dr. Rodríguez de Córdoba, afirmó que “el resultado neto de la predisposición a una enfermedad compleja depende, casi siempre, de la suma de varios genes. Los individuos que desarrollan una enfermedad de este tipo suelen tener más de un factor de predisposición”. De ahí que en los últimos años se hayan ido generando ecuaciones capaces de estimar los riesgos acumulados que aportan cada uno de los factores de riesgo genéticos. Pero si el descubrimiento genético no se acompaña de una caracterización funcional (mediante bioquímica, estudios estructurales, modelos animales) que establezca una relación causal con la patología, el estudio de asociación será insuficiente. Además, sin estos estudios funcionales es muy difícil establecer las bases moleculares de la patología. Sin duda, según lo expresó el ponente, “se trata de una situación contradictoria, ya que necesitamos estudios funcionales para probar que la relación genética con una determinada patología es correcta, pero también necesitamos estudios funcionales para tratar de conocer cuáles son las bases moleculares de la patología”. En el caso de la artritis reumatoide, hay en estos momentos cerca de una decena de asociaciones genéticas identificadas. Como puntualizó Santiago Rodríguez de Córdoba, “la contribución del complejo principal de histocompatibilidad (HLA) resulta esencial”; en concreto, se estima que representa entre el 50-60% de la contribución genética que existe en esta enfermedad. Junto a este factor de riesgo genético, se han detectado recientemente otros, como los genes PTPN22, el 6q23, el STAT4, el TRAF1/C5 o el gen PADI4 (la mayor parte de ellos están implicados en otros procesos de autoinmunidad). Partiendo de este conocimiento, según expuso, “si somos capaces de evaluar conjuntamente la presencia o no de variantes genéticas que confieren riesgo de sufrir artritis reumatoide, podríamos conocer el riesgo acumulado que tiene una persona de padecer esta enfermedad y clasificarla en un grupo de riesgo u otro, pudiendo desarrollar estrategias de tratamiento acordes”. La asociación establecida entre el complejo principal de histocompatibilidad y la artritis reumatoide es conocida desde hace décadas, y ha sido confirmada por los estudios de asociación más recientes. Esta relación entre la enfermedad reumática y el HLA hay heterogeneidad genética y alélica en la asociación con la artritis reumatoide. El vínculo común de esta asociación es el denominado “epítopo compartido”, una secuencia de aminoácidos presente en todas las moléculas HLA-DR relacionadas con la enfermedad. "El resultado neto de la predisposición a una enfermedad compleja depende, casi siempre, de la suma de varios genes. Los individuos que desarrollan una enfermedad de este tipo suelen tener más de un factor de predisposición". Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 5 "La identificación de genes responsables de enfermedades complejas puede permitir un diagnóstico precoz, siendo evidentes las ventajas que aporta una Medicina Individualizada basada en perfiles genéticos". Para complicar aún más el panorama, también se han identificado dentro del propio complejo principal de histocompatibilidad determinadas variantes alélicas (tipo II) que confieren al individuo cierta protección frente a la artritis reumatoide. Tal y como concluyó el Dr. Rodríguez de Córdoba, “la situación actual de la investigación genética en la artritis reumatoide es muy satisfactoria. En general, la identificación de genes responsables de enfermedades complejas puede permitir un diagnóstico precoz, siendo también evidentes las ventajas que aporta una medicina personalizada basada en perfiles genéticos”. Para este experto, “los estudios genéticos, con el soporte imprescindible de la nueva generación de secuenciadores, son ya absolutamente determinantes para poder hacer una Medicina Individualizada: no hay otro camino”. Nuevos marcadores moleculares en la AR La artritis reumatoide pasa por ser la enfermedad inflamatoria más común en las articulaciones (con una prevalencia del 1% en Europa), siendo (después de la psoriasis) la enfermedad autoinmune más frecuente. Su presentación varía desde las formas más leves, en las que no se detecta una enfermedad erosiva, hasta las fases sistémicas graves (que suelen ser resistentes a las terapias modificadoras de la enfermedad). Esta enfermedad sistémica, que se asocia con una elevada morbimortalidad, es más frecuente en mujeres que en hombres (2.5:1), teniendo un importante carácter multifactorial. Desde la perspectiva de la investigación clínica y la aplicación de sus resultados, el Dr. Anthony G. Wilson, del Royal Hallamshire Hospital de Sheffield (Reino Unido), dio a conocer en esta reunión los nuevos marcadores moleculares de actividad de la artritis reumatoide. “La utilización clínica de los biomarcadores debe favorecer el tratamiento más temprano de los pacientes en riesgo de desarrollar una artritis reumatoide más grave, mientas que los biomarcadores farmacogenómicos permitirán mejorar el objetivo terapéutico y favorecerán el desarrollo de fármacos más específicos frente a dianas concretas”, comentó. Para este especialista, uno de los más reputados investigadores mundiales en este ámbito, “no cabe duda que existe una ventana de oportunidad en las fases precoces de la enfermedad, durante las cuales las terapias ofrecen unos beneficios mayores”. Por eso, añadió, “tenemos la necesidad imperiosa de identificar precozmente a los pacientes que estén en riesgo de desarrollar las formas más graves de artritis reumatoide, lo que podría facilitar la puesta en marcha de una estrategia terapéutica más agresiva y específica con tratamientos convencionales o con nuevos agentes biológicos”. La artritis reumatoide es la enfermedad inflamatoria más común en las articulaciones, siendo la enfermedad autoinmune más frecuente después de la psoriasis. Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 6 Las células T tienen un importante papel en la patogénesis de la artritis reumatoide. Se ha sugerido que la interacción de las células T con la célula presentadora de antígeno (APC, en sus siglas en inglés) da lugar al inicio de una inflamación crónica (con activación celular, reclutamiento de células inflamatorias), que ocasiona daño en el cartílago y en el hueso. En todo este proceso patológico se han identificado una serie de factores (proteínas, quimoquinas, citoquinas, anticuerpos, proteasas,...) que modulan e informan sobre la actividad de la enfermedad. Y es que, como insistió el investigador británico, “la gravedad de esta enfermedad es extraordinariamente variable de un paciente a otro”. con el grado de daño articular en la AR; sin embargo, explicó el Dr. Wilson, “existen numerosos estudios que ponen de relieve la existencia de una desconexión entre la inflamación y el daño articular en la artritis reumatoide”. Así, por ejemplo, en un reciente estudio del Instituto Kennedy en Londres, en el que se analizaba la relación entre la inflamación y la destrucción articular en pacientes con artritis reumatoide que no respondían al tratamiento (infliximab/metotraxato), se ha concluido que tanto el DAS28 (escala de actividad de la enfermedad) como los niveles de PCR ofrecen una información limitada sobre la AR en relación con el daño óseo y del cartílago. Por lo tanto, según el ponente, “estos marcadores no captan toda la carga predicitiva del daño articular”. Actualmente se están utilizando distintos biomarcadores para la AR en la práctica clínica (tanto para predecir la gravedad de la enfermedad como para estimar qué pacientes van a responder a un tratamiento u otro), aunque presentan importantes limitaciones. Nuevos biomarcadores pueden aportar importantes beneficios en este ámbito. Entre ellos, destacan los marcadores genéticos (polimorfismos de una base, o SNPs), óseos (fosfatasa alcalina), del cartílago (ácido hialurónico, polisacárido del cartílago), de inflamación (proteínas de fase aguda) y de inmunidad (autoanticuerpos como el factor reumatoide y los anti-péptido cíclico citrulinado o anti-CCP). El factor reumatoide ayuda en el diagnóstico de la artritis reumatoide y la proteína C reactiva (PCR) permite evaluar la actividad de la enfermedad, pero en ambos casos la información que ofrecen es limitada. La proteína C reactiva es un marcador de inflamación sistémica aguda, y sus niveles predicen, y se correlacionan Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 7 Como avances más recientes en este campo, el Dr. Wilson destacó “la determinación de anticuerpos contra el péptido cíclico de la citrulina (anti CCP) y la identificación de marcadores genéticos predictivos de daño radiológico más severo. Además, se han identificado nuevos marcadores de la actividad de la enfermedad, así como de respuesta a los tratamientos utilizados más comúnmente (como los agentes antiTNF)”. Como biomarcadores diagnósticos, actualmente se utilizan el factor reumatoide y los anticuerpos anti-CCP. Para determinar el pronóstico, se suelen tener en cuenta distintas medidas de la activación inmune, los productos de degradación de los tejidos, determinados marcadores genéticos y los autoanticuerpos. Además, se cuenta ya con algunos estudios todavía no demasiado concluyentes destinados a predecir la respuesta de los pacientes al tratamiento y los efectos secundarios que se pueden derivar. En concreto, sobre el factor reumatoide (FR), el Dr. Wilson indicó que “actualmente se utiliza como ayuda diagnóstica esencial. Se asume que unos niveles elevados de FR se asocian con una enfermedad más grave y que cerca del 80% de los pacientes con artritis reumatoide son FR+. Sin embargo, su especificidad es discreta, ya que el FR+ está presente en el 5% de la población general y más del 10% de las personas mayores de 80 años Nuevos biomarcadores pueden aportar importantes beneficios en el ámbito de la artritis reumatoide. Destacan los marcadores genéticos, óseos, del cartílago, de inflamación y de inmunidad (cuando la prevalencia de AR es únicamente del 1% en población general). Por el contrario, los anticuerpos anti-CCP son más específicos de la AR, y presentan una sensibilidad de aproximadamente el 70% (similar a la del FR). “Sin embargo, subsiste un déficit importante en lo que respecta a la evaluación de la actividad de la enfermedad y a la predicción de formas graves de la artritis reumatoide”, reconoció el conferenciante, y el nivel basal de PCR y el estatus basal de anticuerpos anti-CCP presentan muchas limitaciones como predictores pronósticos. En un reciente estudio realizado por el grupo de Wilson, se evaluaron biomarcadores de gravedad de la AR. Para ello se estudió una población de pacientes con AR establecida y de al menos tres años de duración (n=1007). Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 8 CXCL13, M-CSF y TNFRSF9/4-1BB) que consigue una buena especificidad y sensibilidad para discriminar la AR activa de la inactiva; además, si se añade a este modelo la IL-6, los resultados aún son mejores (con una sensibilidad del 86.4%, una especificidad del 90.9% y una tasa de éxito total del 88.6%). El objetivo principal era descubrir posibles relaciones entre marcadores genéticos, autoanticuerpos y daño radiológico para pronosticar la severidad de la artritis reumatoide. El estudio demostró el importante beneficio que se obtiene de la evaluación conjunta de los niveles de factor reumatoide y el estatus de anticuerpos anti-CCP, que resultaron ser factores independientes de predicción de la gravedad de la AR. Así, los pacientes FR+ y CCP+ presentaban una puntuación Larsen (escala de evaluación radiográfica del daño articular) más elevada, mientras que los pacientes FR- y CCP- tenían un score más bajo. El grupo de Wilson también publicó en 2007 un estudio de la correlación entre SNPs funcionales en los genes IL-10 e IL-6 y la gravedad radiológica de la AR. En particular el alelo IL-6174G, un polimorfismo de la región promotora del gen asociado en la mayor parte de estudios a una mayor producción de IL-6; y el alelo IL-10592C, asociado con una expresión reducida de IL-10. En este estudio se concluyó que estos genotipos de IL6 e IL-10-592 podrían tener un valor predictivo de gravedad de la enfermedad en pacientes RF+ CCP+ y RF- CCP- , respectivamente. Posteriormente, en un análisis proteómico, se han podido identificar una serie de proteínas que están sobreexpresadas en la AR activa, como la IL-6 (aumentada casi 5 veces), el TGF-alfa, el FGF-4, la IL-9, el TNFRSF9/4-1BB y la endostatina (aumentada 7.5 veces)”. Así, se ha construido un modelo matemático incluyendo cinco de estos biomarcadores (CCL23, TGF-alfa, Muchos de estos hallazgos se están trasladando también al terreno terapéutico, facilitando la elección del fármaco más adecuado en base a ciertos biomarcadores. Así, citando un estudio realizado por la Sociedad Británica de Reumatología, el Dr. Wilson aseguró que “los pacientes anti-CCP/FR- responden mejor a la terapia con a n t i - T N F, independientemente de la actividad de la enfermedad al inicio del tratamiento. En esta misma línea, otro estudio ha permitido confirmar que la variación genética alrededor del locus TNF influye en la respuesta a la inhibición del TNF. Entre otros resultados, el trabajo pone de manifiesto que el polimorfismoTNF-308AA se asocia con una pobre respuesta a etanercept pero no a infliximab; por lo tanto, recomendó el ponente, “los pacientes con AR que presenten este genotipo deben recibir infliximab y no etanercept, ya que se aumentan significativamente sus posibilidades de respuesta”. En sus conclusiones, el Dr. Wilson subrayó que “la proteína C reactiva es actualmente el marcador más utilizado para evaluar la actividad de la artritis reumatoide (siendo el mejor predictor de daño articular), pero existe una clara desconexión entre la inflamación (actividad) y la gravedad de la degradación articular o el daño radiológico (severidad). Otros marcadores adicionales, entre los que se incluyen las citoquinas, las quimoquinas y las proteasas, ofrecen beneficios añadidos. Por su parte, los autoanticuerpos y los marcadores genéticos ofrecen una información útil sobre la gravedad de la artritis reumatoide”. Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 9 corporal, ritmo circadiano) que condicionan el fenotipo metabólico de cada individuo determinan a su vez la prevalencia, el riesgo y el pronóstico de las enfermedades. Su estudio constituye, por lo tanto, un nuevo abordaje que está siendo cada vez más empleado. “La atrosis y la artritis son dos enfermedades muy complejas, muy prevalentes también en nuestra sociedad y que confieren una elevada morbilidad, que podrían beneficiarse de la aplicación de estudios metabolómicos”. La Doctora Martínez Calatrava explicó la importancia de conocer el fenotipo metabólico de una población Metabolómica en enfermedades reumáticas La Metabolómica se encuadra dentro de las denominadas “ciencias-ómicas”; ciencias de abordaje masivo que permiten estudiar el conjunto de mutaciones, tránscritos, proteínas y metabolitos presentes en un fluido biológico o en un tejido. En concreto, como explicó la Dra. María José Martínez Calatrava, del Departamento de Reumatología de la FJD, “esta es la ciencia encargada de estudiar el metaboloma, que es la descripción cuantitativa de todos los componentes endógenos de bajo peso molecular (<1 KDa: aminoácios, péptidos, lípidos, ácidos orgánicos, nucleótidos, hidratos de carbono, etc) presentes en una muestra biológica”. Aunque en ocasiones tienden a c o n f u n d i r s e , m e ta b o l ó m i c a y metabonómica son dos conceptos distintos. Así, según matizó esta investigadora, “la metabonómica estudia las respuestas metabólicas (los cambios en el metaboloma) a una enfermedad, tratamiento farmacológico o toxina”. El estudio del metaboloma es de gran importancia, ya que el conjunto de factores externos (dieta, actividad física, consumo de alcohol, fármacos, microbioma) y factores endógenos (genotipo, edad, sexo, composición En los últimos meses ha crecido la aplicación de la metabolómica al estudio de enfermedades complejas como la arteriosclerosis, la diabetes o la obesidad. La aplicación de la metabolómica al estudio de enfermedades reumáticas puede permitir obtener métodos de diagnóstico temprano, mejorar la prevención e identificar biomarcadores predictivos de la respuesta de un paciente a un tratamiento. En este sentido, señaló la Dra. Martínez Calatrava, “la artrosis y la artritis reumatoide son dos enfermedades complejas, muy prevalentes también en nuestra sociedad y que confieren una elevada morbilidad, que podrían beneficiarse de la aplicación de estudios metabolómicos”. Para el análisis de estas enfermedades reumáticas, la metabolómica ofrece ventajas adicionales en comparación con la proteómica. En palabras de la Dra. Martínez Calatrava, “en estas patologías hay un mayor número de metabolitos que de proteínas y el perfil metabólico en suero cambia antes de que sea posible detectar disfunción orgánica además, el perfil metabólico ofrece una información más amplia del organismo: refleja cambios en la integridad tisular, procesos de transporte, actividad enzimática...y, por otro lado, refleja mejor la situación clínica del paciente”. Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 10 En definitiva, “es una mejor herramienta para la detección precoz de estas enfermedades reumáticas”. Por otro lado, los metabolitos tienen siempre la misma estructura química (independientemente de cuál sea su origen o de qué especie procedan) y el método analítico utilizado para detectar un metabolito en un contexto es fácilmente transferible a otro. Finalmente, como otras ventajas diferenciales de la metabolómica, esta especialista indicó que “el metaboloma de un organismo varía en función de factores exógenos, lo que permite hacer estudios de interacción organismoambiente a nivel molecular y generar modelos para predecir el efecto de la interacción entre procesos endógenos y componentes exógenos”. Recientes estudios han permitido identificar en suero metabolitos asociados a artritis reumatoide en ratones transgénicos K/BxN (un modelo animal de la enfermedad). En base a estos resultados, se ha comprobado que las vías metabólicas que se encuentran potencialmente implicadas en el desarrollo de esta enfermedad son las relacionadas con el metabolismo de lípidos, el metabolismo energético, el metabolismo de ácidos Factores que influencian el fenotipo metabólico nucleicos, la metilación, la respuesta de macrófagos y el metabolismo de especies reactivas de oxígeno.“El liquido sinovial puede ser, en opinión de esta investigadora, “una muestra candidata para el estudio metabolómico de la AR, ya que se puede conseguir de forma poco invasiva (sin necesidad de cirugía) y ofrece información de posibles alteraciones celulares que se están produciendo tanto en el cartílago como en el tejido sinovial”. Para que esta muestra sea representativa de lo que está sucediendo en el organismo, es indispensable detener todas las reacciones metabólicas una vez recogida (por medio de congelación). También se debe escoger adecuadamente la técnica de análisis más apropiada (en la mayor parte de los casos se opta entre la espectrometría de masas y la resonancia magnética nuclear). Perfiles metabólicos por RMN En efecto, como explicó en la última presentación del simposio el Dr. Daniel Monleón, de la Unidad de Imagen Molecular y Metabolómica de la Fundación de Investigación del Hospital Clínico Universitario de Valencia, entre las técnicas de medida más habituales en metabolómica, la resonancia magnética nuclear ha logrado una posición de privilegio, ya que aporta importantes ventajas respecto al resto de técnicas disponibles”. Resumiendo algunas de sus ventajas, el ponente aseguró que “la RMN de alta resolución aplicada al estudio de biofluidos ha demostrado un alto índice de éxito en la medición de perfiles metabólicos”. De hecho, esta técnica permite evaluar una gran cantidad de metabolitos de bajo peso molecular que en su totalidad integran la denominada huella dactilar metabolómica característica del estado del sistema en estudio en el momento de la recogida de la muestra. El hecho de que muchos de estos metabolitos den lugar a más de una señal de resonancia multiplica las posibilidades de detección y de resolución de picos solapados. Así, los espectros de RMN de alta resolución son extremadamente complejos, conteniendo en la mayoría de las ocasiones cientos o miles de señales El Dr. Monleón expuso durante su intervención las ventajas de la RMN Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas 11 bien diferenciadas, cuya intensidad es directamente proporcional a la concentración del metabolito del que provienen. Por todo ello, según el ponente, “el análisis mediante la espectroscopia de RMN de muestras biomédicas es de gran interés clínico para el estudio de numerosas enfermedades y de diferentes aspectos de las mismas”. La identificación de alteraciones metabólicas es una de las principales utilidades de estas técnicas; pero, además, pueden resultar eficaces para identificar posibles biomarcadores, hacer el seguimiento de la respuesta al tratamiento, evaluar la influencia de factores externos en el desarrollo de ciertas patologías y estudiar el metabolismo celular en cultivos. Como advirtió el Dr. Monleón, “la identificación de perfiles metabólicos diferenciales en distintas patologías o estadios de las mismas puede ser utilizada con posterioridad para el diagnóstico incruento mediante la espectroscopia de resonancia magnética en vivo; a su vez, puede ser utilizada para la identificación y validación de posibles dianas terapéuticas”. La espectroscopia de RMN ayuda al estudio de numerosas enfermedades y sus diferentes aspectos Como ejemplo de la aplicación de estas técnicas al estudio de la artritis reumatoide en modelos experimentales, y en base a un trabajo publicado recientemente, el especialista del Hospital Clínico de Valencia señaló que “la construcción de redes metabólicas y la ubicación de los metabolitos relacionados en las mismas nos permite ver qué procesos globales han sido activados”. Es más, el análisis multivariable permite observar no sólo qué metabolitos varían significativamente entre los grupos, sino también la variación del perfil global y la relación entre los distintos metabolitos. Como mensajes finales de su intervención, el Dr. Daniel Monleón apuntó que “los organismos responden de modo complejo, y muchas veces impredecible, a los estímulos provocados por la dieta, la enfermedad o un determinado tratamiento. En este contexto, la metabolómica y los perfiles metabólicos permiten obtener patrones moleculares instantáneos que pueden ayudar en el diagnóstico, pronóstico y seguimiento de múltiples patologías, y en la mejor comprensión de la biología del organismo y de la enfermedad”. Conclusiones finales de la ponencia del Dr. Monleón Enfermedad reumática: un problema antiguo con soluciones nuevas