El fuera de juego En 1863, la Asociación de clubes de fútbol acordó recoger en un código las costumbres que venían regulando este juego, para unificar su práctica y apareció el reglamento, en el que esas costumbres se convertían en leyes obligatorias. Entre estas costumbres existía una, seguida por todos los equipos, que castigaba al atacante que se adelantaba al balón, se colocó como Regla Once y desde entonces se llama regla del «off-side». Los redactores del reglamento se limitaron a recoger esa costumbre, sin saber la función que desempeñaba en el juego. La finalidad del fuera de juego ¿Cómo y por qué apareció en la práctica del fútbol una costumbre tan extraña? La Teoría del Fútbol nos lo descubre: El fuera de juego se creó para impedir el pase adelantado y organizar la defensa, obligando al portador de la pelota a encontrarse con un defensor antes de tirar a puerta. Está por tanto relacionada con el juego de marcaje intrínseco a los juegos deportivos de oposición. Al contrario de la primera versión de 1863, creada por la costumbre, las modificaciones sustanciales de 1866 y 1925 se introdujeron sin ninguna base experimental y trajeron muchas consecuencias que no podían preveer sus autores. La Regla de 1863 Las costumbres que se derivaron del fútbol primitivo se reglamentaron oficialmente en 1863, al tiempo que se fundó la Football Association. De ellas resalta la llamada ley del fuera de juego, por la que un jugador se consideraba en fuera de juego si estaba más adelantado que el balón en el momento del pase. «Un atacante se halla en fuera de juego si se encuentra más cerca de la línea de meta que el balón.» La línea de fuera de juego cruza el balón. Aun sin ser conscientes de ello los futbolistas, la primera Regla del fuera de juego tenía origen y carácter estratégico: era la solución para marcar a todos y cada uno de los atacantes en el sistema antiguo desde el punto de vista del juego de marcaje. La Regla de 1866 Inspirados por su sentido del honor y del «fair play», los británicos reformaron en 1866 el fuera de juego con la intención de erradicar la disputa del balón de un atacante contra diez defensores, manteniendo no obstante una limitación para los atacantes. Así redactaron la nueva Regla: «Un atacante se halla en fuera de juego si en el momento del pase se encuentra más cerca de la línea de meta que el balón y el antepenúltimo adversario a la vez». La línea de fuera de juego cruza el antepenúltimo adversario. Se hace posible el pase adelantado detrás de esta línea. Al no estar basada ni en la experiencia ni en la investigación, la nueva Regla originó un largo periodo de desconcierto estratégico al descubrirse la posibilidad del pase adelantado. Solamente con la cristalización del sistema clásico se llegó de nuevo a un equilibrio estratégico del juego. La Regla de 1925 El sistema clásico, que durante años ofreció un gran espectáculo, se vio torpedeado en la liga profesional inglesa por una trampa del fuera de juego muy perfeccionada. Billy McCracken, defensa del Newcastle United, se hizo mal famoso al provocar una y otra vez el fuera de juego mediante un paso adelante en el momento justo, con el brazo extendido, para que el árbitro no tuviera dudas. Si alguna vez no se señalaba, aún había el compañero más retrasado para interceptar. En el continente europeo y en las ligas inferiores inglesas no había quejas sobre la Regla de 1866, pero los clubs profesionales ingleses la hacían responsable de la mengua de goles y el descenso de la asistencia a los estadios. El gremio que podía decidir sobre la reforma del fuera de juego estaba dominado por británicos, así que una nueva versión del fuera de juego vio la luz en junio de 1925: «Un atacante se halla en fuera de juego si en el momento del pase se encuentra más cerca de la línea de meta que el balón y el penúltimo adversario a la vez.» La línea de fuera de juego cruza el penúltimo adversario. El receptor de un pase tiene vía libre hacia el portero. Al igual que la Regla anterior, la nueva no estaba basada ni en la experiencia ni en la investigación. Seguramente, la intención fue que el último defensor marcara a los atacantes, en vez del penúltimo como hasta entonces. Como explicamos en el sistema moderno, no podía ser ese el efecto. A raíz del cambio de la Regla sobrevino una serie de fases de incultura, que todavía no está acabada. ¿Habrá que esperar hasta la abolición del fuera de juego? ¿Abolición? En el sistema moderno explicamos que el método de defensa no se puede basar en la Regla de fuera de juego de 1925, actualmente vigente. Ésta, al contrario de las anteriores, la de 1863 y la de 1866, ya no cumple una función estratégica en el juego de marcaje. Es meramente un recurso táctico del que se puede valer un defensor en alguna situación. Si el fuera de juego se inventó como método estratégico de defensa, y ahora ya no cumple esa función: ¿Por qué no se proclama la abolición de la Regla? La Regla de 1925 es una trampa para los propios defensores. Una gran cantidad de goles son encajados por estar los defensores más pendientes del fuera de juego que por marcar debidamente. Así mismo, pensemos en la cantidad de injusticias y polémicas que evitaríamos con la supresión del fuera de juego, así como en el posible ahorro de jueces de línea. Los temores de consecuencias imprevistas son infundados: la Teoría del Fútbol demuestra que el sistema moderno converge hacia un equilibrio estratégico sin basarse en la Regla del fuera de juego, por lo cual ésta es obsoleta. Pero, la supresión del fuera del juego, ¿no sería un retorno al juego primitivo? Sin duda que no. La gran diferencia entre antaño y ahora es el haber descubierto por experiencia la colaboración en el juego. Ya no es necesario valerse de una regla para marcar estratégicamente. En el sistema moderno, el juego de marcaje lo realizan conscientemente todos los jugadores del mismo equipo en colaboración.