?Mi historia acuática?

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Concurso “Hablemos del deporte” (CONADE, 2011)
Categoría Infantil 7-9 años; El Deporte y yo; Cuento o relato biográfico.
MI HISTORIA ACUÁTICA
por Agustina De La Mar
Agustina estaba acostadita en su cama, casi estaba dormida, pero todavía faltaban el beso de
mamá y papá. De pronto se sintió muy preocupada pues mañana tendría un gran reto en su
vida…Ella te contará su historia….
Agustina es una niña de 8 años que vive en Quintana Roo desde hace 5 años. Ella vivió un tiempo
en Playa del Carmen que es una pequeña ciudad que tiene muchos turistas todo el año. Sus aguas
son azul turquesa y su arena es muy suave y fina. Por eso mucha gente ¡va y viene…va y viene!.
En esta ciudad también hay mucha cultura y la gente que vive ahí es muy trabajadora y
responsable. Todos ellos tratan muy bien a los visitantes y los llevan a pasear a lugares naturales
muy hermosos como los que tienen ríos subterráneos.
Agustina iba a una escuela en Puerto Aventuras, un poco más al sur, en donde hay una marina
con delfines, manatíes, focas y tortugas. En la escuela de Agustina no había clases de natación
pues no tenía alberca. Eso sí, tenían clases de deportes y las disfrutaba mucho. Ella siempre
trataba de echarle ganas a todos los ejercicios que le ponía su maestra. Cuando había miniolimpiadas ella se ponía muy contenta y hacía todo lo posible por divertirse.
Un día su amiga Maya la invitó a jugar en su casa. La mamá de Maya y la mamá de Agustina se
pusieron de acuerdo para que ella fuera. La mamá de Agustina pidió que no nadara en su alberca
pues no sabía nadar y por eso no le mandó traje de baño. Por fin llegó el día de la diversión. Las
dos niñas estuvieron muy contentas jugando dentro de la casa. Mas tarde decidieron salir a jugar.
Al pasar cerca de la alberca había como una bajadita y Agustina sintió que estaba muy cerca del
agua.
-¡Maya no me vayas a aventar!
-Bueno…no te voy a aventar. No tengas miedo.
Agustina sintió un empujón y cayó en la alberca. Ella tuvo mucho miedo. De repente sintió que una
mano la jaló y la sacó del agua. Era Tracy, la mamá de Maya, que estaba cerca de ellas para
vigilarlas. ¡Tracy se aventó con ropa y le salvó la vida! Cuando me recogió mi mami me preguntó
porque tenía puesta otra ropa y Tracy le explicó lo que había pasado. La mamá de Agustina nunca
volvió a dejarla cerca de una alberca sola, y sólo podía jugar en los chapoteaderos pues las
albercas hondas le daban mucho miedo.
La metieron a clases de natación pero solo fue a una clase porque el profesor jugando la aventó y
se hundió y Agustina nunca más quiso volver a las clases pues sintió que se le metía el agua por
la nariz y otra vez se asustó.
Sus papás sabían que Agustina tenía que aprender a nadar pues viven en un lugar donde siempre
hay agua. Cuando iban al mar, su mamá le decía que se metiera con papá y ella no quería. Se
quedaba jugando en la orilla y sólo dejaba que las olas le mojaran los pies morenos. Cuando había
fiestas de sus amigos, ella se quedaba siempre en el chapoteadero. Nunca dejaba que el agua le
tocara la cara porque se acordaba de lo que sintió en casa de Maya.
Después de un tiempo Agustina y sus papás se fueron a vivir a Cancún, que es una ciudad que
esta a una hora de distancia de Playa del Carmen. Ella entró a una escuela nueva a primero de
primaria. En esta escuela tenían clases de natación. Agustina era la única de su salón que no
sabía nadar y la maestra se desesperaba con ella. El miedo de Agustina no se hizo chiquito, al
contrario cada día que pasaba le daba miedo que llegara el día de la clase de natación, pues su
maestra era muy exigente. La maestra quería que saltara al agua pero ¡Agustina no sabía flotar! Y
le daba mucho miedo.
-Agustina, ¡Tienes que brincar como todas tus compañeras!
-Si.
Ella trataba de hacer lo que la maestra le pedía pero su miedo la vencía. En una ocasión lloró pues
tuvo que echarse al agua y se acordó de lo que sintió con Maya.
La mamá de Agustina trató de tranquilizarla.
-Tina, no tengas miedo en la alberca. Tu maestra sabe nadar muy bien y no te dejará.
-Pero yo ya no quiero ir a natación.
El problema se puso peor cuando en segundo de primaria lloraba y lloraba cuando se acercaba el
martes, que era el día en que nadaba su grupo. Ella escondía la gorra, la toalla…¡hasta el traje de
baño!. Cuando se acercaba al colegio lloraba y su mamá tenía que entregar a la Prefecta de
Disciplina, Miss Mariana, la maleta para que ella platicara con Agustina y aceptara ir a natación.
Miss Mariana le platicó como ella cuando era chica también le tenía miedo a la alberca y que ahora
ella era muy feliz nadando y jugando en el agua. Como Agustina es una niña muy obediente,
siempre cumplía con la clase pero en casa los problemas eran otros…
-¡Mira mamá! Va a llover. Hoy no va a haber natación. ¡Hurra! ¡Hoy no voy a nadar!
_ ¡Agustina!
Otros días:
-Mamá, ya no quiero ir a esta escuela. Quiero ir a mi escuela en Puerto Aventuras otra vez porque
ahí no hay clase de natación.
Fueron dos años muy difíciles para Agustina pues no sabía nadar, todos se desesperaban y el
miedo no se le quitaba. Además sus compañeras se burlaban de ella pues no sabía nadar sin la
tablita y no le gustaba lo que sentía cuando se reían de ella. Aunque ella tenía tantos problemas
con la clase de natación nunca faltó a una sola clase.
Después pasó a tercero de primaria y pensaron que volvería el problema de la clase de natación.
Pero ahora tenía una nueva maestra. Ella se llama Yazda y no es cualquier maestra.¡Es la mejor
maestra de natación que una niña puede tener! La maestra Yazda se sorprendió cuando Agustina
le dijo que no sabía nadar, pero le dijo que no se preocupara y que poco a poco aprendería a
nadar.
Desirée, la mamá de Agustina notó como ella ya no se quejaba de la clase de natación. Al
contrario, Agustina preparaba su maleta desde días antes y ella misma la guardaba con su mochila
para no olvidarla.
Cuando había mal tiempo, Agustina se ponía triste porque no habría natación y en invierno
preguntaba cuando volverían a nadar. Todos notaron el cambio de actitud de Agustina y estaban
muy contentos.
A ella le empezó a gustar la clase de natación con esa maestra tan especial. Ella le dio
tranquilidad, seguridad y confianza.
-Agustina, toma la tabla y has patada de crol. Si te cansas detente. Yo te estoy cuidando.
-Si, yo puedo hacerlo.
La maestra veía el esfuerzo de Agustina y le decía que ella podía lograr lo que quisiera. También
sus compañeras la veían mas tranquila en el agua. Además, disfrutaba la refrescada que le daba el
agua con el calor que sentía.
Sus papás estaban muy contentos. Un día Agustina le dijo a su mamá que quería entrar a la
academia de natación. Su mamá no lo podía creer. Le dijo que no podía en esos momentos
meterla, pero que el año que entra la inscribiría con mucho cariño y amor.
Un día, mientras la mamá de Agustina trabajaba recibió una llamada de la maestra de natación.
Ella le informó a la mamá que Agustina quería entrar a la Copa Interescolar Cumbres de natación y
que la invitaba con mucho gusto a participar. Le dijo que sabía que Tina haría su mayor esfuerzo y
que sería muy importante para ella y que le daría mucha seguridad. Además se divertiría mucho
pues habría muchas escuelas compitiendo.
Cuando Agustina le dijo a su maestra que si participaría en la Copa Cumbres, una de sus
compañeritas le dijo con asombro:
-¿Tú vas a participar?
Y se quedó con ojos saltones pues no lo podía creer.
Se acercaba la fecha de la competencia y Agustina se ponía cada día más preocupada.
Un día Agustina se despertó y le dijo a su mamá que ya no participaría.
-No estés preocupada, Tina… Si no quieres participar no pasa nada. Debes disfrutar y estar feliz
de tus victorias.
-¡Gracias mami! –exclamó Tina.
Pero Tina siguió nerviosa. Un día antes de la competencia su maestra Yazda habló con ella y como
por arte de magia la tranquilizo y nunca más volvió a dudar.
Por fin llegó el día tan esperado. Agustina y sus papás llegaron muy temprano para tener un buen
lugar. Todos estaban muy contentos disfrutando de la natación. Había muchos niños y niñas y
también adolescentes que iban a competir. Todas las escuelas tenían a sus entrenadores
caminando de un lado a otro. Los papás tomaban fotos y videos de sus hijos y platicaban del clima
y de sus historias.
Una voz interrumpió la música. Era el Profesor Cartaya que avisaba que estaba a punto de
comenzar el torneo. Les dijo a los participantes que comenzaran a nadar para calentar. ¡Todos ya
querían empezar!
Cuando le tocó a Agustina su categoría, ella se puso en posición para arrancar en la competencia.
Ella era la única que tenía tabla. Se sentía muy contenta y segura y sabía que sus papás la veían
con orgullo y amor.
-¡En sus marcas!
- piiiiiip –sonó la chicharraAgustina saltó al agua con mucho entusiasmo. Comenzó a nadar patada de crol. Sus compañeras
y competidoras terminaron casi ¡un minuto antes que ella! El señor que hablaba en el micrófono,
gritaba:
-¡Vamos Tina, tú puedes!
Y todo el público la animaba a terminar.
Cuando terminó los 50 metros su maestra la ayudó a salir, la felicitó y le dio un abrazo y el señor
del micrófono dijo:
-Tina llegó muy contenta a la meta, pero vemos que más contenta está su maestra.
Al siguiente día, compitió con patada de dorso. Todos la volvieron a animar. Ella terminó su
participación y sólo quedaba ver nadar al resto de los competidores y saber quien había ganado.
La escuela de Agustina quedó en cuarto lugar.
-No importa –dijo Agustina- estoy orgullosa de mi escuela.
No ganaron ninguna de las copas, pero para los papás de Agustina, ella ganó la copa de la
confianza en sí misma. El amor, la generosidad, la gratitud y el esfuerzo que Tina siente ahora por
la natación y el deporte, la ayudarán a ser mejor cada día. Ella guardará en su corazón esta linda
competencia y su medalla le recordará que su esfuerzo la llevó a vencer el miedo.
Ahora todos los lunes Agustina, acostadita en su cama, da el beso de las buenas noches a sus
papis y espera tranquila y feliz que al día siguiente llegue su clase de natación.
FÍN
Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte
(CONADE),
Camino Santa Teresa, 482,
Col. Peña Pobre,
Delegación Tlalpan,
C.P. 14060, México D.F.
(Dirección de Proyectos Especiales de la Dirección
General).
PSEUDÓNIMO: AGUSTINA DE LA MAR
CATEGORÍA: 7 A 9 AÑOS.
Título de la obra:
MI HISTORIA
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