SER DIGITAL - Management y Negocios

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SER DIGITAL
Autor | Nicolás Negroponte
Debemos asomarnos al mundo que se viene porque, de lo
contrario, quedaremos fuera de él. Este experto nos lleva
de la mano hacia un escenario tecnológico que ya se
vislumbra y que está condicionando fuertemente el modo
en que nos relacionamos y, por lo tanto, las formas
conocidas del manejo de la empresa.
El libro de Nicolás Negroponte, un verdadero gurú de la filosofía cibernética, es una
ventana al mundo que pasó, el mundo que ya es, y el otro, el próximo, que se viene
tan rápido que es necesario que alguien nos alerte para que no nos pase por encima.
Es un texto que hay que leer casi inmediatamente, porque cada día que pasa lo va
convirtiendo en una antigüedad. Así de veloz es la realidad que vivimos, por lo que
más vale estar preparados para entender la influencia decisiva que las nuevas
tecnologías tendrán sobre nuestra manera de relacionarnos. Ellas modificarán, en la
práctica, toda nuestra vida, tanto la comercial como la privada.
Según el autor, en el mundo tal como hoy es concebido aún perdura el modelo de la
era industrial. Este consiste en una concepción anclada a lo tangible, pesado,
concreto y mensurable. A un mundo de tales características se lo llama “análogo”,
pues a cada figura imaginable le corresponde un elemento concreto que puede
palparse.
Supongamos, por ejemplo, que el señor Fulano se encuentra con el señor Zutano
para negociar una operación comercial. Se ven, conversan, acuerdan y luego vuelven
a verse para concretar el negocio, y hasta pueden irse a tomar un café juntos.
Fulano y Zutano son figuras físicamente reconocibles, que quizás un día se
encuentren por la calle y puedan saludarse con la mano. Ambos viven en el mismo
mundo análogo.
Existe, sin embargo, otra realidad que viene pisando fuerte desde la irrupción de la
era de las computadoras: es el mundo “digital”. Corresponde a él lo virtual,
intangible, etéreo, volátil, sin peso ni medida pero no por eso vacío de contenido ni
de significado. Una era en la que las comunicaciones cara a cara ya no serán
indispensables para concretar negocios, establecer amistades, vender, comprar,
informarse, educarse y, por qué no, enamorarse.
Nicolás Negroponte, Director del Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de
Massachussets (MIT) imagina ese mundo futuro como algo instalado y con
posibilidades de mejorar la calidad de vida.
La Unidad Digital
El átomo es la mínima unidad de las entidades físicas. Es tangible, pesado, concreto
y mensurable. La materia sustancial encuentra allí la expresión de su presencia
animada. Tanto el comercio mundial en la era industrial como las comunicaciones
surgidas en ese contexto, consistían en transportes de átomos, ya fuese a través de
correo terrestre o por transporte de mercancías. El bit, en cambio, no tiene peso,
color, ni tamaño. Representa el punto básico de la cadena informática y puede
desplazarse a la velocidad de la luz. Cada bit describe un estado de la información:
carencia o presencia de algún elemento. Por ejemplo: blanco-negro, encendidoapagado, verdadero o falso, a través de la combinación de dos números: 1 ó 0. A
esta cadena de números se la denomina, precisamente, “binaria”, porque sólo
intervienen dos números. La información digital se traduce por medio de bits
ampliando el espectro de posibilidades en medios gráficos televisivos o radiales,
presentando ventajas adicionales en la corrección de errores de sonido e imagen en
forma más económica y ágil que en métodos tradicionales.
En los últimos tiempos, el crecimiento de Internet ha sido imparable. Los sitios se
duplican cada 50 días y cada 4 segundos se conecta una nueva página. Internet fue
concebida inicialmente en los albores de la era de la información por Larry Roberts,
Jefe de Investigación del Ejército norteamericano, como una red destinada a la
transmisión de mensajes y detección de pruebas y errores. Se la denominó
ARPANET. Poco a poco se amplió su uso a investigaciones científicas, conectando a
docentes e investigadores, pero no más que eso. Fue recién a partir de mediados de
los ‘90 cuando, transformada en una red internacional privada, los particulares
pudieron acceder a sus ventajas y comodidades, conectándose con todo el mundo a
través de una PC hogareña.
Aunque su uso se generaliza cada vez más, aún la mayoría de los abonados sólo
utiliza el correo electrónico. Este sistema es mucho más barato y práctico que el
teléfono. La línea telefónica conecta varios puntos a partir de una central. El correo
electrónico coloca en una línea de espera al usuario, con su nombre y dirección, para
enviarlo en un momento determinado utilizando la transmisión satelital. El pago se
realiza por paquete y no por minuto, lo que reduce sensiblemente los costos. El
hecho mismo de que se reduzcan los costos termina impactando en nuestra manera
de relacionarnos. La facilidad incrementa las posibilidades de comunicación y permite
que establezcamos contacto con cualquiera en cualquier parte del mundo. Esto es,
volviendo al ejemplo dado más arriba, un señor Fulano de Helsinki que hace un
negocio con Zutano del barrio de Mataderos, quienes no necesitan encontrarse y, si
lo hicieran, no podrían reconocerse físicamente, aun cuando hayan trabajado juntos
durante largo tiempo.
Televisión por computadora
En 1972, en Japón, se creó la TV de alta definición llamada HDTV (High Definition
Television), con imágenes superiores a la televisión tradicional. Lograron notables
avances imponiéndose en el mercado, por encima de EEUU y Europa. Pero a
principios de los ‘90 aquella concepción cambió con la irrupción de la TV digital. Se
necesitaba mayor definición de resolución de imágenes y visibilidad, ya que la
pantalla de la computadora se ve a menor distancia que la TV y la imagen se forma
punto por punto y no cuadro por cuadro, como en el cine. Como ventaja adicional,
tiene la posibilidad de aceptar el agregado de dispositivos que hará a la trasmisión
de TV compatible con las PC’s, reemplazando los obsoletos televisores.
Para el autor de este libro, “la digitalización cambiará la naturaleza de los medios
masivos; no se bombardeará al usuario con bits de información, sino que se
permitirá que el usuario los baje a voluntad, eliminando lo que no le sirve”.
En este nuevo medio es posible que los medios gráficos con soporte en papel
disminuyan costos en impresión ya que cada lector, a través de su PC, reciba el
material que le interesa y le resulte conveniente leer.
La abundancia de información disponible trae consigo el problema de la selección.
Ningún ser humano está en capacidad de acceder a todo aquello que se ofrece a
través de diferentes vías: la TV, Internet, diarios, revistas, radio, etc. De aquí que se
haga cada vez más importante (y los bits van por ese camino) que haya un
mecanismo de compaginación respecto de los intereses de cada individuo. En los
próximos años accederemos a miles de programaciones posibles, seleccionando cuál
queremos ver a través del cable o por medio de una señal satelital, pero, ¿es posible
llevar a cabo tamaña tarea?
Negroponte describe a estos seleccionadores como bits controladores de otros bits,
tal como hoy un CD de música contiene bits inaudibles que permiten pasar de una a
otra pieza musical a través de pulsar un botón del equipo o del control remoto.
Los bits que describen otros bits proliferarán emisiones digitalizadas, quizás hasta el
punto de llegar a realizarse lo que el autor menciona como una fantasía posible,
donde la video casetera le dirá, cuando llegue a su casa: “Nicholas, mientras estabas
afuera, analicé cinco mil horas de televisión y grabé seis segmentos con un total de
cuarenta minutos para ti. Tu ex compañero de la escuela secundaria estuvo en el
programa ‘Today’, además, pasaron un documental sobre las Islas Dodecanesas,
etc...” Si la video casetera pudiera hacer todo esto, le haría ahorrar mucho tiempo a
cualquiera.
No es ajeno a este aprovechamiento de los tiempos, también, la publicidad. Si uno
está en situación de compra de un automóvil, por ejemplo, bueno sería que algún
dispositivo me seleccione las ofertas publicitarias que hay en la TV o cualquier otro
medio sobre los automóviles del mercado. Los propios vendedores podrán incorporar
información perteneciente a la localidad, como también ofertas y promociones que
serán vistas por verdaderos interesados.
Obsérvese que este medio cambia el concepto de difusión masiva en muchos
sentidos. Por un lado, quien vende se dirige a un publico específico, que está de
algún modo vinculado con anterioridad a la necesidad de obtener un producto. Por
otro, la especificidad permite que el consumidor no tenga que estar expuesto
innecesariamente a una variedad de ofertas que están muy lejos de ser de su
interés. Por ejemplo, ropa para bebés para quien no tiene hijos, ni sobrinos o vecinos
de esa edad, artículos de jardinería para quien vive en un departamento sin balcón,
etc.
Ayer y hoy
En 1972 había sólo 150.000 computadoras en todo el mundo. El lenguaje informático
estaba circunscrito a un grupo selecto de iniciados. Por eso no se desarrolló
convenientemente la interfaz hombre-máquina, es decir, la relación del usuario con
la computadora, porque en realidad no estaba al alcance de todos.
Así como la computadora del film de los años ‘60 ”2001 Odisea del espacio”, llamada
Hal, hablaba con las personas, se espera que las máquinas reconozcan la voz
humana.
Las computadoras personales no perciben, hasta hoy, la presencia humana porque
no se las ha desarrollado con ese fin, excepto en aplicaciones militares. Tampoco se
pensó en una pantalla sensible al tacto. Años atrás, la utilización de un lápiz óptico
no dio resultado por su peso excesivo: 60 grs. La decodificación de la voz humana
también presenta inconvenientes: se podrán sintetizar sonidos a través de sílabas,
letras o fonemas, pero hay idiomas que no se escriben como se pronuncian y eso
generaría confusión. Sin embargo, se está avanzando en la dirección de hacer que el
vínculo con la computadora sea cada vez más accesible, hasta el punto de que
cualquiera pueda relacionarse fácilmente con ella.
Sobre este punto, Negroponte plantea una cuestión particular. Escribe: “Hay gente
que se preocupa por la división social entre informados y desinformados, ricos y
pobres, primer o tercer mundo, pero la separación a producirse será de tipo
generacional”.
La afirmación del autor ya es una realidad que podemos experimentar aun aquí, en
la Argentina. Los niños o jóvenes son más permeables a los cambios producidos por
los avances informáticos. Conocen y se familiarizan con más naturalidad con el uso
de las computadoras. Sin ir mas lejos, en la escuela, las aplicaciones informáticas
transforman los métodos de enseñanza y aprendizaje. Será posible, cada vez más
sencillamente, simular determinadas situaciones con la ayuda de una computadora
en las clases de ciencias naturales, o recrear hechos históricos, ámbitos geográficos
o fórmulas matemáticas, reforzando los conceptos aprendidos. Todo ello mediante el
eficaz recurso del juego, de modo que el aprendizaje no sea una tarea tediosa que
consiste en acumular cifras o datos históricos.
Negroponte menciona, respecto de esta posibilidad del mundo informático, una
experiencia sobre la que vale la pena detenerse. En 1981, durante una conferencia
de la OPEC en Viena, el autor tuvo la oportunidad de asistir a la conferencia del
jeque Yamani. En ese momento, dicho jeque pronunció un discurso que luego se
hiciera famoso por una sentencia específica. Yamani recomendó que a aquellos
pobres que tenían hambre no debía dárseles pescado, sino enseñarles a pescar. En
otros términos, es más valioso combatir la pobreza, no por medio de la asistencia a
las necesidades inmediatas, sino brindando la oportunidad de generar el alimento.
Este enfoque de sabiduría llevó al autor a pedir una entrevista privada con el jeque,
en la que Yamani preguntó cuál era la diferencia entre una persona primitiva y una
persona educada. Al no obtener respuesta de Negroponte, el propio Yamani
respondió su pregunta. Según él, ”una persona primitiva no carecía de educación,
sino que, solo, utilizaba medios diferentes para trasmitir sus conocimientos de
generación en generación, en el contexto de una trama social firmemente entretejida
que le daba su apoyo. Una persona sin educación, por el contrario, es el producto de
una sociedad moderna cuyo tejido se estaba deshilachando y cuyo sistema no le
brindaba apoyo alguno”.
De esta afirmación puede deducirse que una mentalidad primitiva no es sinónimo de
incapacidad para abordar nuevas tecnologías. De hecho, el autor (junto con otro
gran estudioso del tema, Seymour Paper) realizó una experiencia que debía
realizarse en un país en vías de desarrollo. Dicha experiencia se concretó en un
colegio de Dakar, Senegal, donde se llevaron dos docenas de computadoras. Senegal
es un país pobre y subdesarrollado, y los niños respondían a todas las características
de atraso cultural propias de una región de aquellas características respecto de las
tecnologías informáticas.
Lo más interesante de la experiencia es que los niños ingresaron al mundo de la
computación con la misma facilidad y naturalidad que cualquier otro niño de clase
media de EEUU. Aun cuando no estaban provistos, en su vida cotidiana, de
elementos electrónicos sofisticados, los niños senegaleses demostraron la misma
aceptación y el mismo entusiasmo frente a la computadora que sus pares de países
mucho más desarrollados. Las diferencias de clase, sexo, color o condición
económica eran superadas por un elemento común más importante: eran niños.
Pareciera ser, entonces, que la relación con las computadoras se establece más
fácilmente con aquellos que están abiertos, como los niños, a la incorporación del
juego y la novedad, independientemente de la edad y de la condición social.
Una forma de optimismo
La era de la pos información está llegando y anula distancias físicas o temporales.
Negroponte se confiesa optimista por naturaleza, aunque no deja de mencionar
ciertos problemas que, junto con la computación, aparecerán casi seguro. Es el lado
oscuro de la luna, que ya se percibe en la actualidad.
Hay una tendencia definida hacia la violación de la propiedad intelectual, ya sea de
software como de otras creaciones que, por su naturaleza no física (no molecular,
diría Negroponte) son muy fáciles de ser obtenidas por fuera de los marcos legales
que debe existir en toda economía. En otros términos, pagar por los productos, sean
intelectuales o no.
La intimidad está cada vez más acosada, ya sea porque interfieren o ingresan sin
permiso en nuestro correo electrónico, ya sea porque cada vez más se requieren
datos personales que luego son utilizados para identificar nuestros gustos y
preferencias y bombardearnos en consecuencia. También son invasores de la
intimidad aquellas listas de “hijos y entenados”, como diría Martín Fierro, que
proveen las agencias de informes crediticios.
Lo peor es evidente: la pérdida de numerosos puestos de trabajo, reemplazados por
los sistemas computarizados, que afectó más sensiblemente a aquellos que hacían
trabajos rutinarios en las fábricas. El mundo laboral se verá más transformado aun,
ya que desde una PC se recibe y entrega trabajo sin necesidad de moverse de casa.
El avance de la pérdida de oportunidades laborales afectará también las tareas
administrativas. Ya lo está haciendo. Por esto, aquello del empleo vitalicio está en
vías de desaparición en este mundo digital.
La competencia, también, será cada vez mayor en la medida que, por ejemplo, un
diseñador de software de la India competirá con otro de Chile o Madrid. Ya hay
empresas en EEUU que están contratando fuerza laboral en informática en cualquier
parte del mundo.
Es evidente que así como hay regulaciones internacionales sobre el comercio de
objetos mensurables, habrá que regular el intercambio de bits, que no conocen
fronteras y son manipulados y almacenados mucho más allá de los límites
geopolíticos y de los husos horarios. En este sentido, ya existen modos de
producción de software que dan vuelta al mundo durante 24 horas, donde unos
trabajan y producen mientras los otros duermen, hasta que se despiertan y
continúan la labor de los primeros, en el otro extremo del planeta.
Negroponte afirma con razón que “los bits no son comestibles y, por lo tanto, no
pueden paliar el hambre en forma directa. Las computadoras no tienen moral, no son
capaces de resolver temas complejos, como el derecho a la vida o a la muerte”.
Sin embargo, Nicholas Negroponte sigue siendo optimista. Asegura que la fuerza
digital no puede ser ni negada ni detenida. Sus cualidades son: la descentralización,
la globalización, la armonización y la motivación.
Esta vida digital que imagina Negroponte en su libro permitirá elegir y tomar
decisiones libremente, sin sujeción a imposiciones personales, ni censura estatal. Le
descentralización es un hecho, ya que todos pueden participar de la misma
información, tal como sucede en la red de Internet. De igual manera se transforman
las relaciones jerárquicas rígidas, porque más allá del ejercicio de un poder
centralizado, los jóvenes estarán habituados a prescindir de los límites geográficos o
de cualquier otro tipo para la amistad, la colaboración, el juego, la política y también
las decisiones.
Según estadísticas, el 20 por ciento de la población mundial consume el 80 por
ciento de los recursos. Si una cuarta parte de la población mundial accede a un nivel
de vida aceptable mientras que las otras tres cuartas partes se hallan sumidas en la
miseria, parece difícil que tantas divisiones se puedan salvar. Pero, según
Negroponte, “mientras que los políticos luchan contra el peso de la historia, una
nueva generación va emergiendo del paisaje digital, libre en gran parte de los viejos
prejuicios. Esos chicos han sido liberados de las limitaciones de la proximidad
geográfica como única base de la amistad, la colaboración, el juego y la política de
buen vecino. La tecnología digital podrá ser la fuerza natural que impulse a los
hombres hacia una mayor armonía mundial”.
El optimismo de Negroponte sobre la armonía se verificaría en las alianzas entre
empresas que se consideraban tradicionalmente enemigas, quienes empiezan a
colaborar entre sí en vez de competir. Se empieza a desarrollar, entre los chicos, un
lenguaje común, y empiezan a colaborar a través del juego. A la vez, el acceso a
tanto estímulos y tanta información los liberará de la necesidad de tener que pedir
permiso para aprender.
Así como la proliferación de portales en Internet demuestra la aceptación del
comercio electrónico como bueno y natural, es lógico esperar que una futura
transformación de las relaciones personales, a través de medios digitales, no
provoque demasiado asombro a las nuevas generaciones.
En síntesis, el mundo digital puede ser fascinante, terrible, asombroso o como quiera
llamárselo. Lo más importante es, por lo menos, -tal como lo ofrece este libro con
detalle-, saber de qué se trata, qué forma tiene. Nos guste o no.
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