Datos preocupantes en el mercado laboral

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Año 3 - Edición Nº 4 – 30 de Diciembre de 2014
Datos preocupantes en el mercado laboral
2014: Aumenta el desempleo juvenil y crece
la inactividad laboral entre mujeres jóvenes
Marcelo Capello
Gerardo García Oro
Laura Caullo
Resumen Ejecutivo
Al tercer trimestre 2014 la incidencia de la informalidad laboral se mantuvo en un piso
que alcanza a uno de cada tres trabajadores asalariados, a este hecho se le añade que
la participación laboral (proporción de población económicamente activa respecto a la
población total) alcanzó para igual periodo un piso mínimo del 44,7%, con respecto a los
últimos 10 años.
De igual manera, la tasa de empleo (proporción de personas ocupadas respecto a la
población total) bajó a un 41,3%, guarismo comparable con los observados en los
primeros años de recuperación económica tras la crisis de 2001 y 2002; y por debajo de
la tasa de empleo existente hacia el tercer trimestre de 2009.
La evidencia respecto a la evolución de la tasa de participación laboral juvenil da cuenta
de una indeclinable tendencia hacia la inactividad laboral. Este fenómeno ocurre sobre
ambos sexos, pero más fuertemente entre las mujeres.
Es probable que tras sucesivos años de expansión económica (sólo interrumpidos por
intermitencias en 2009 y entre 2012-2014) se haya reducido la incidencia de fenómenos
como el de un segundo o tercer miembro del hogar que busca empleo. Sin embargo,
esta tendencia tampoco se revirtió cuando a partir de fines de 2006 la pobreza alcanzó
un piso del que no volvió a contraerse (de al menos 1 de cada 4 argentinos). Este
escenario da cuenta de los riesgos que involucra el fenómeno en sí mismo, como así
también las dificultades futuras que tendrá la reincorporación de estas poblaciones
excluidas al mundo del trabajo.
En esta línea, la tasa de empleo entre jóvenes (14-29 años) reviste un comportamiento
errático y hacia el tercer trimestre de 2014 el indicador alcanzó el nivel más bajo desde
2003, tanto para varones como para mujeres. Si se añade a esto la idea de que 6 de
cada 10 puestos de empleo conseguidos por jóvenes son precarios e informales, la
información deja en claro la significativa cuenta pendiente en materia de generación de
oportunidades de empleo genuinas y productivas, en especial para este segmento de la
población.
Cuando se analiza el desempleo oculto sobre las mujeres jóvenes la evidencia es clara,
una tendencia a la baja tanto en la tasa de actividad como de desempleo, lo que
demuestra la progresiva exclusión (voluntaria o involuntaria) de este conjunto de la
población del mercado de trabajo.
Esta publicación es propiedad del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de Fundación Mediterránea.
Dirección Nacional del Derecho de Autor Ley Nº 11723 - Nº 2328, Registro de Propiedad Intelectual Nº 5108039. ISSN Nº (ISSN 23139803). Se autoriza la reproducción total o parcial citando la fuente. Dirección General: Marcelo L. Capello. Sede Buenos Aires y domicilio
legal: Viamonte 610 2º piso, (C1053ABN) Buenos Aires, Argentina. Tel.: (54-11) 4393-0375. Sede Córdoba: Campillo 394 (5001), Córdoba.,
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Transiciones laborales de jóvenes (14-29 años) entre actividad y desempleo – Mujeres.
Tasa de actividad (en % de la población total)
49.0%
2003
47.0%
2004
2006
45.0%
43.0%
2009
41.0%
2005
2008
2011
2012
2010
39.0%
2013
37.0%
35.0%
10.0%
2014
15.0%
20.0%
25.0%
30.0%
35.0%
Tasa de desempleo (en % de la PEA)
Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC.
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
Entre los varones jóvenes, hasta el año 2006 se mantuvo estable el nivel de
participación laboral y se logró contraer fuertemente la tasa de desempleo, no obstante
estos progresos se agotaron en años sucesivos y la participación laboral decayó,
motivando el fenómeno del desempleo oculto.
En la evidencia internacional los resultados indican que en aquellos países que lograron
forjar mercados laborales sólidos e inclusivos lo hicieron incorporando a la vida activa a
la mayor parte de la población en edad de trabajar, con especial foco de atención sobre
los segmentos que suelen enfrentar mayores dificultades para acceder y lograr sostener
en el tiempo un empleo de calidad. El desafío, consiste en trabajar por la transición
exitosa de los jóvenes desde la escuela al mundo laboral.
Comúnmente la problemática juvenil suele analizarse considerando rangos etarios
diferenciados, pero que en la mayoría de los casos van entre los 15 y los 29 años de
edad. En este caso, las estadísticas comparativas son presentadas según tres rangos
etarios diferenciados: 15-19 años; 20-24 años; y 25-29 años.
Respecto a los jóvenes de entre 15 y 19 años de edad, presumiblemente en su último
tramo de etapa formativa, se observa que para Argentina hacia el año 2004 casi un 27%
de los mismos se encontraba activo laboralmente, mientras que esta incidencia se
contrajo al 17% en el primer semestre de 2014. Este resultado se encuentra en una
posición intermedia, con niveles que superan (tanto para 2004 como en 2014) la
participación laboral de este segmento en países como Bélgica, Portugal, España y
Francia, de manera que más allá del retroceso observado a lo largo de los últimos diez
3
años y de que la participación resulta en menos de la mitad que en otros ejemplos
(Canadá, Dinamarca y Suiza), la situación de Argentina no sería tan crítica.
Por otro lado, entre los jóvenes de 20-24 años de edad las principales falencias en el
involucramiento con el mundo del trabajo parecen ocurrir entre las mujeres. Es así como
la participación laboral femenina cayó de un 58% en 2004 al 46,5% en el primer
semestre de 2014, un resultado bastante alejando de, por ejemplo, el 78% de
participación laboral de mujeres jóvenes en Suiza.
A la vez que en esta materia Francia, Portugal y España – entre otros- lograron
conservar su posicionamiento, en Argentina la tendencia ocurrió a la inversa y ya en
esta etapa se observa que una importante proporción de mujeres se retira del mercado
laboral.
Tasas de actividad en jóvenes entre 20 y 24 años de edad.
90%
Varones y Mujeres
2004
80%
80,0%
77,8%
2014
68,1%
70%
59,7%
60%
50%
40%
90%
Mujeres
2004
80%
Suiza
Canadá
Reino Unido
Suecia
Finlandia
Estados Unidos
Dinamarca
Noruega
Alemania
Argentina
Francia
España
Portugal
Bélgica
Grecia
30%
80,2%
78,3%
2014
70%
58,2%
60%
46,5%
50%
40%
Suiza
Canadá
Reino Unido
Suecia
Finlandia
Dinamarca
Noruega
Estados Unidos
Alemania
Portugal
España
Francia
Argentina
Bélgica
Grecia
30%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT.
4
Finalmente, entre los jóvenes de 25 y 29 años de edad, una etapa en la vida que suele
involucrar un creciente número de responsabilidades que recaen en éstos jóvenes,
Argentina es superada por todos los países considerados, tanto en la comparativa de
ambos sexos como entre las mujeres, donde se profundizan aún más las disparidades.
Así, la actual participación laboral del 77,5% sobre este conjunto queda muy por debajo
de los países que se encontraban próximos en los anteriores rangos etarios, como es el
caso de Francia (86,3%), Bélgica (86,6%), España (86,8%) y Portugal (87,1%).
Más problemático aún puede resultar el antecedente de que la actual participación
laboral femenina en este rango etario (64,6%) resulta ampliamente superada por los
demás países incluidos en esta comparación, observando por ejemplo que en España un
84,5% de las mujeres de entre 25 y 29 años de edad se encuentran activas.
Tasas de actividad en jóvenes entre 25 y 29 años de edad.
95%
Varones y Mujeres
2004
90%
85%
80%
89,2%
88,7%
2014
79,8%
77,5%
75%
70%
65%
90%
2004
Suiza
86,9%
85,0%
Mujeres
85%
Portugal
España
Bélgica
Francia
Grecia
Suecia
Reino Unido
Canadá
Noruega
Alemania
Finlandia
Dinamarca
Estados Unidos
Argentina
60%
2014
80%
75%
70% 68,5%
64,6%
65%
Portugal
Suiza
España
Bélgica
Grecia
Suecia
Canadá
Francia
Noruega
Alemania
Reino Unido
Dinamarca
Finlandia
Estados Unidos
Argentina
60%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT.
5
La sistemática contracción en la tasa de participación laboral de los jóvenes moviliza el
interrogante de si su retirada del mundo laboral estuvo relacionada con una mejoría en
su condición de vida o con la incorporación del mismo al estudio y la capacitación ó con
un síntoma de desánimo de este conjunto ante la falta de oportunidades de acceder y
sostener en el tiempo un empleo digno y productivo.
Ante esto, se propone analizar las transiciones laborales y educativas de los jóvenes de
entre 15 y 29 años de edad, bajo una periodicidad interanual, observando en qué
medida los jóvenes encuestados conservaron su situación laboral y/o educativa luego de
transcurrido un año ó se desplazaron hacia otra condición de empleo o de estudio
diferente.
En primer lugar, respecto a los jóvenes que en el primer relevamiento declararon
encontrarse ocupados en un empleo formal, puede verse que entre un 80% y un 88%
de los casos lograron sostener su ideal situación al año siguiente. La mayor parte de las
transiciones de este segmento ocurrieron hacia la informalidad laboral y sólo un
pequeño conjunto de los mismos se desplazó hacia el segmento “Ni Ni”. En este caso, se
trata del segmento juvenil con mayor acumulación de capital humano y que enfrentan
menos dificultades en su tránsito hacia la vida activa.
Respecto a los jóvenes que inicialmente se encontraron en un empleo informal, se
observa que durante los primeros años de recuperación económica alrededor de un 35%
de los mismos al año siguiente se encontraron ocupados en un puesto formal, y entre
un 46% y 48% conservaban su situación de empleo informal inicial.
Los traspasos hacia el segmento “Ni Ni” resultan mayores que en el caso de los jóvenes
inicialmente formales, con incidencias relativas que van entre un 9% y un 15% de los
traspasos. Se destaca, que para el periodo 2013-2014, 7 de cada 10 jóvenes que en
2013 estaban en la informalidad laboral, hacia 2014 continuaban en dicha situación.
Este hecho resulta superior a la observación de periodos previos y da cuenta de la
inmovilización de trabajadores en puestos informales, más cuando se resiente la
actividad económica.
6
Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente ocupados en un empleo informal - Primeros
semestres de años consecutivos
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
Un aspecto destacable tiene que ver con la situación de jóvenes que inicialmente
declararon encontrarse desocupados, es que la gran mayoría de éstos cambió su
situación un año después (tan sólo entre un 14% y un 23% - según el periodo - quedó
como desocupado al año siguiente).
En este sentido, la evidencia indica que hasta el año 2006 (los primeros años de
recuperación económica) un 57% de los jóvenes inicialmente desocupados transitaban
hacia la consecución de un empleo. Entre los años 2006 a 2008 y 2010 a 2012 las
transiciones hacia el empleo se contrajeron significativamente, con un promedio de 45%
de los traspasos; cobrando mayor preponderancia el traspaso hacia la inactividad.
El hecho de que, en promedio, un 22% de los jóvenes que inicialmente declaran estar
buscando empleo pese a no conseguirlo, un año después afirmen que haber desistido en
dicha búsqueda (considerándose inactivos) y tampoco estudiar como vía de fortalecer
sus herramientas de capital humano, constituye uno de los focos fundamentales de la
problemática juvenil pendiente de resolver.
Asimismo, se destacan las diferencias en el contexto observado entre los últimos dos
periodos consecutivos (2012-2013 y 2013-2014). En ambos casos, un 14% de los
jóvenes inicialmente desocupados sostuvieron su condición al año siguiente y cerca del
20% transitaron hacia el bloque de jóvenes “Ni Ni”.
7
Sin embargo, entre 2012-2013 aún algunos jóvenes pasaban a la inactividad laboral por
estudios (9%) y dicho antecedente resulta insignificante en el periodo 2013-2014. Más
allá de esta mayor incidencia de inactividad por estudio, el traspaso hacia un puesto
formal entre 2012-2013 más que triplicó el antecedente observado entre 2013-2014,
destacándose que para éste último periodo dichos traspasos auspiciosos fueron
sustituidos por movimientos hacia la informalidad laboral, la cual incluyó a 6 de cada 10
de estos jóvenes, inicialmente desocupados.
Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente desocupados - Primeros semestres de años
consecutivos
18,9%
2013-2014
14,3%
2012-2013
13,8%
2011-2012
15,2%
2010-2011
16,7%
4,2%
61,7%
20,5%
14,3%
42,2%
9,2%
23,1%
14,1%
31,8%
15,8%
29,8%
21,6%
20,6%
11,3%
17,0%
2009-2010
12,1%
19,8%
42,5%
8,5%
24,8%
2008-2009
17,2%
22,7%
28,7%
6,6%
21,0%
2007-2008
15,4%
12,3%
33,6%
17,8%
21,9%
2006-2007
22,6%
20,2%
25,2%
10,1%
20,1%
2005-2006
20,9%
17,4%
38,9%
2,7%
19,9%
2004-2005
15,1%
0%
Desocupado
38,1%
20%
Formal
40%
Informal
21,0%
60%
Inact. que estudia
5,9%
80%
100%
Inact. que no estudia
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
Finalmente, sobre el bloque de jóvenes que no estudian, no trabajan ni tampoco buscan
trabajo (jóvenes “Ni Ni”) sólo pudieron salir de dicha situación en la mitad de los casos
entre 2004 y 2006, destacando que su salida de este conjunto crítico se motivó en la
mayoría de los casos por la obtención de un puesto de empleo informal o por su tránsito
hacia el desempleo.
En los años que siguieron, este conjunto mostró los menores atributos de movilidad,
destacando que en más de 7 de cada 10 casos los jóvenes, transcurrido un año,
continuaban en idéntica situación, aspecto que destaca la característica estructural y
crítica de la problemática.
8
Finalmente, para todos los periodos bajo análisis, puede observarse que los traspasos
hacia una situación de estudio resultan muy bajos, lo que detenta la importancia de
realizar políticas activas sobre este conjunto, que involucren no sólo el apoyo para su
incorporación y sostenimiento en entornos de capacitación formal, sino también el
fortalecimiento de habilidades blandas y de estrategias de inclusión ciudadana.
Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente inactivos que no estudia (jóvenes “Ni Ni”) Primeros semestres de años consecutivos
6,8%
2013-2014
70,4%
17,2%
5,5%
2,5%
2012-2013
75,1%
5,3% 10,6% 6,5%
1,7%
2011-2012
72,0%
5,0%
2010-2011
71,9%
4,0%
16,3%
5,0%
2,4%
16,3%
5,3%
2,7%
2009-2010
73,9%
4,5% 13,2%
5,7%
1,1%
2008-2009
71,2%
4,7%
16,5%
6,5%
2,4%
2007-2008
75,6%
2,6% 14,2%
2006-2007
75,9%
1,9% 11,9%
5,3%
3,1%
7,1%
3,0%
2005-2006
54,0%
2,9%
33,0%
7,1%
0,7%
2004-2005
50,6%
0%
20%
Inact. que no estudia
4,4%
40%
Formal
Informal
32,9%
60%
Desocupado
11,4%
80%
100%
Inact. que estudia
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
En suma, puede decirse que el estudio de la problemática juvenil implica referirse a la
existencia de múltiples dualidades y segmentaciones existentes y persistentes de forma
estructural en el mercado laboral. Por un lado, se encuentra a aquellos jóvenes que han
logrado incorporarse a un puesto formal y suelen gozar de una acumulación de capital
humano y habilidades blandas distintivas respecto a aquellos jóvenes que deben lidiar
con las mayores dificultades para progresar exitosamente en su trayecto de vida.
En estos términos debe propugnarse por generar mercados laborales inclusivos para la
mayoría, requiriendo esta tarea de un salto de calidad en la gestión, de manera que
pueda lograrse fortalecer y apoyar las oportunidades de aquellos jóvenes cuyo punto de
partida y conjunto de oportunidades resulta inferior, a la vez que constituya el medio
fundamental de generación de los recursos suficientes para superar la pobreza y la
marginalidad, evitando la transmisión intergeneracional de la pobreza.
9
Últimos datos: Indicadores de empleo y situación juvenil al
tercer trimestre de 2014
A la luz de que el tercer trimestre de 2014 mostró una profundización en los síntomas de
recesión económica, las dificultades de empleo y la caída del salario real constituyeron
los principales antecedentes de la insuficiencia de ingresos y fuertes reversiones
distributivas.
A la vez que la incidencia de la informalidad laboral no puede contraerse de un piso que
alcanza a uno de cada tres trabajadores asalariados, se añade el hecho de que la actual
participación laboral (proporción de población económicamente activa respecto a la
población total) alcanzó al tercer trimestre de 2014 un piso mínimo comparado respecto
a los últimos 10 años del 44,7%.
De igual manera, la tasa de empleo (proporción de personas ocupadas respecto a la
población total) recayó en un 41,3%, comparable con los primeros años de recuperación
económica tras la crisis económica sufrida hacia finales de 2001 y posterior devaluación
del peso; y por debajo del nivel de empleo hacia el tercer trimestre de 2009, cuando la
economía fue afectada por el impacto de la crisis financiera internacional.
Evolución de la tasa de empleo (en % de la población total)
Tercer trimestre de cada año – 2004 a 2014
44%
43.4% 43.3%
43%
42.4%
41.6%
42%
41%
40.1%
40%
39%
42.1% 41.9%
42.5%
42.9%
41.3%
41.1%
38.2%
38%
37%
36%
35%
34%
III-03 III-04 III-05 III-06 III-07 III-08 III-09 III-10 III-11 III-12 III-13 III-14
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC.
Esta débil capacidad de generar empleos (y particularmente aquellos formales y de
calidad) afecta principalmente a aquellos segmentos donde la acumulación de
experiencia y capital humano resulta más frágil. Es este el caso de los jóvenes y, dentro
de este conjunto, a las mujeres.
La evidencia respecto a la evolución de la tasa de participación laboral juvenil
(porcentaje de activos respecto a la población total de jóvenes) da cuenta de una
10
indeclinable tendencia hacia la inactividad laboral. Este fenómeno ocurre sobre ambos
sexos, pero más fuertemente sobre las mujeres.
En este caso, se presenta la evolución en las tasas de actividad de aquellos jóvenes que
cuentan entre 14 y 29 años de edad (en base a información proveniente de la EPH de
INDEC), pero este panorama se replica en cualquier subconjunto considerado dentro de
éste. Al respecto, se destaca la baja tasa de participación laboral de las mujeres
jóvenes, que asciende al 38% del total, siendo que hacia el tercer trimestre de 2003,
dicho indicador resultaba en un 47,6%.
Es probable que tras sucesivos años de expansión económica (sólo interrumpidos por
intermitencias en 2009 y entre 2012-2014) se haya reducido la incidencia de fenómenos
como el de un segundo o tercer miembro del hogar que busca empleo. Sin embargo,
esta tendencia tampoco se revirtió cuando a partir de fines de 2006 la pobreza alcanzó
un piso del que no volvió a contraerse (de al menos 1 de cada 4 argentinos). Este
escenario, da cuenta de los riesgos que involucra el fenómeno en sí mismo como así
también las dificultades futuras que tendrá la reincorporación de estas poblaciones
excluidas al mundo del trabajo.
Este resultado, va a contramano de la evidencia internacional de aquellos países que
lograron forjar mercados laborales sólidos y estables, en los cuales la tendencia fue
hacia un mayor involucramiento y participación laboral. Asimismo, demuestra que se
está desaprovechando el llamado “bono demográfico” actual, por encontrar una elevada
relación de población en edad activa respecto a población dependiente y no poder
aprovechar este contexto para que dicha población en edad activa logre progresar e
incluirse en entornos productivos y de calidad.
Evolución de la tasa de actividad entre jóvenes (14-29 años)
III 2003
65.0% 61.0%
Mujeres
Varones
60.0%
55.0%
50.0%
III 2003
47.6%
45.0%
III2014
54.2%
40.0%
III2014
38.0%
35.0%
III 2003
I 2004
III 2004
I 2005
III 2005
I 2006
III 2006
I 2007
IV 2007
II 2008
IV 2008
II 2009
IV 2009
II 2010
IV 2010
II 2011
IV 2011
II 2012
IV 2012
II 2013
IV 2013
II2014
30.0%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC.
11
Evolución interanual de la tasa de actividad entre jóvenes (14-29 años).
Mujeres
70.0%
61.0% 62.3% 62.3% 62.1%
60.0%
Varones
58.4% 59.2% 57.9% 58.2% 59.7% 56.9%
54.2%
50.0% 47.6% 46.3% 43.8% 44.7%
42.2% 41.4%
40.1% 40.9% 42.1% 38.6% 38.0%
40.0%
30.0%
20.0%
10.0%
0.0%
III 2003 III 2004III 2005III 2006III 2008III 2009III 2010 III 2011 III 2012 III 2013 III 2014
Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC.
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
La tasa de empleo entre jóvenes (14-29 años) reviste un comportamiento errático y
hacia el tercer trimestre de 2014 el indicador alcanzó el nivel más bajo desde 2003,
tanto para varones como para mujeres. Si se añade a esto la idea de que 6 de cada 10
puestos de empleo conseguidos por jóvenes son precarios e informales, la información
deja en claro la significativa cuenta pendiente en materia de generación de
oportunidades de empleo genuinas y productivas.
Evolución interanual de la tasa de empleo entre jóvenes (14-29 años).
55.0% III 2003
47.1%
50.0%
45.0%
40.0%
35.0%
30.0%
25.0%
III2014
46.5%
III 2003
33.0%
Mujeres
III2014
31.5%
Varones
III 2003
I 2004
III 2004
I 2005
III 2005
I 2006
III 2006
I 2007
IV 2007
II 2008
IV 2008
II 2009
IV 2009
II 2010
IV 2010
II 2011
IV 2011
II 2012
IV 2012
II 2013
IV 2013
II2014
20.0%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
12
Evolución interanual de la tasa de empleo entre jóvenes (14-29 años)
Mujeres
Varones
60.0%
50.0%
40.0%
47.1%
52.5%
52.3% 51.2%
50.4% 50.7% 50.9%
49.9% 51.3%
49.8%
46.5%
33.0% 34.5% 33.8% 34.7% 34.4% 33.7% 33.2% 33.9% 33.9% 31.9% 31.5%
30.0%
20.0%
10.0%
0.0%
III 2003 III 2004III 2005III 2006III 2008III 2009III 2010 III 2011 III 2012 III 2013 III 2014
Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC.
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
El llamado fenómeno de “desempleo oculto”, que podría estimarse en unas 800 mil
personas que se retiraron del mercado de trabajo entre 2007 hasta la actualidad, podría
llevar la tasa de desempleo general de la economía hasta un 12,1%, significativamente
superior al 7,5% informado por INDEC para el tercer trimestre de 2014.
La referencia del desempleo juvenil suele encontrar niveles que generalmente resultan
entre dos y tres veces superiores al promedio general. En este caso, el desempleo oculto
fue un fenómeno que, también entre los jóvenes, logró que la tasa de desempleo se
encuentre estable o hasta se reduzca, siempre considerando el conjunto de jóvenes de
entre 14 y 29 años de edad. Para el caso de las mujeres resultó en un 17,1% de la PEA
y entre los varones del 14,1%. Si la tasa de actividad actual estuviera ubicada a los
niveles del tercer trimestre de 2006, tanto para mujeres como para varones jóvenes,
entre las primeras el desempleo alcanzaría al 24,1%, mientras que entre los varones
estaría en el entorno del 17,5%; niveles superiores incluso a los del tercer trimestre de
2006.
Cuando se analiza este hecho sobre las mujeres jóvenes la evidencia es clara, una
tendencia a la baja tanto en la tasa de actividad como de desempleo, lo que demuestra
la progresiva exclusión (voluntaria o involuntaria) de este conjunto del mercado de
trabajo. El mayor riesgo que detenta esta situación tiene que ver con que esta exclusión
de entornos formales suele ser difícil de revertir en base al trayecto de vida de la
persona una vez que la misma se retira del mercado de trabajo, fundamentalmente
entre las mujeres.
13
Transiciones laborales de jóvenes (14-29 años) entre actividad y desempleo – Mujeres.
Tasa de actividad (en % de la población total)
49.0%
2003
47.0%
2004
2006
45.0%
43.0%
2005
2008
2009
41.0%
2011
2012
2010
39.0%
2013
2014
37.0%
35.0%
10.0%
15.0%
20.0%
25.0%
30.0%
35.0%
Tasa de desempleo (en % de la PEA)
Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC.
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
Entre los varones, hasta el año 2006 se mantuvo estable el nivel de participación laboral
y se logro contraer fuertemente la tasa de desempleo, no obstante estos progresos se
agotaron en años sucesivos y la participación laboral decayó, nuevamente formalizando
el fenómeno del desempleo oculto.
Transiciones laborales de jóvenes (14-29 años) entre actividad y desempleo – Varones
Tasa de actividad (en % de la población total)
63.0%
62.0%
2006
2005
2004
2003
61.0%
60.0%
2012
2009
59.0%
2008
2011
2010
58.0%
57.0%
2013
56.0%
55.0%
2014
54.0%
53.0%
8.0%
10.0%
12.0%
14.0%
16.0%
18.0%
20.0%
22.0%
24.0%
Tasa de desempleo (en % de la PEA)
Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC.
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
14
Sin embargo, bajo el contexto económico actual, fundamentalmente entre el segundo y
tercer trimestre del año, las expectativas laborales fueron más pesimistas y esto puede
verse en las bajas tasas de entrada y salida (tasas de rotación) al mercado de trabajo
observado durante dichos trimestres. Esto es, quien tiene un empleo procura
conservarlo y quien busca conseguir un puesto, no logra ser seleccionado debido a una
baja demanda de puestos.
Así, el tercer trimestre de 2014 parece indicar una correlación inversa entre la tasa de
empleo y la tasa de desempleo (fenómeno que en años previos no se visibilizó), en un
contexto de indeclinable baja en la tasa de actividad. Este hecho ocurre sólo en el caso
de que se presente destrucción de empleo joven, de manera que la tasa de empleo
caiga y la tasa de desempleo se incremente, pese a una menor participación laboral.
Evolución de la tasa de desempleo entre jóvenes (14-29 años)
35.0%
III 2003
30.7%
Mujeres
30.0%
Varones
25.0%
III 2008
18.3%
20.0%
15.0%
III2014
17.1%
III 2003
22.7%
10.0%
III2014
14.1%
III 2008
12.3%
5.0%
III 2003
I 2004
III 2004
I 2005
III 2005
I 2006
III 2006
I 2007
IV 2007
II 2008
IV 2008
II 2009
IV 2009
II 2010
IV 2010
II 2011
IV 2011
II 2012
IV 2012
II 2013
IV 2013
II2014
0.0%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
Evolución interanual de la tasa de desempleo entre jóvenes (14-29 años)
35.0%
Mujeres
30.7%
Varones
30.0%
25.4%
25.0%
20.0%
15.0%
22.7%
22.7% 22.4%
19.9%
17.7%
19.5%
18.3% 18.6%
17.4% 17.1%
17.2% 17.0%
15.9%
14.8%
12.6% 12.5% 11.9% 12.3%
12.3%
14.1%
10.0%
5.0%
0.0%
III 2003 III 2004 III 2005 III 2006 III 2008 III 2009 III 2010 III 2011 III 2012 III 2013 III 2014
Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC.
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
15
¿Cómo evolucionó la participación laboral juvenil en países
desarrollados?
En la evidencia internacional los resultados indican que en aquellos países que lograron
forjar mercados laborales sólidos e inclusivos lo hicieron bajo la apuesta de incorporar a
la vida activa a la mayor parte de la población en edad de trabajar, con especial foco de
atención sobre los segmentos que suelen enfrentar mayores dificultades para acceder y
lograr sostener en el tiempo un empleo de calidad.
En este sentido, las instituciones laborales deben reposar sobre herramientas modernas
y moldeables tanto a la realidad local propia de cada contexto como a las especificidades
propias de cada segmento poblacional. En este desafío, trabajar por la transición exitosa
de los jóvenes desde la escuela al mundo laboral, constituye uno de los más
trascendentes desafíos en esta línea de trabajo.
Una de las estadísticas más importantes al respecto, difundida por la Organización
Interamericana del Trabajo (OIT), resume las tendencias recientes y pasadas de la tasa
de actividad juvenil, definida como la proporción de jóvenes ocupados ó desocupados
respecto al total de jóvenes.
Comúnmente la problemática juvenil suele analizarse considerando rangos etarios
diferenciados, pero que en la mayoría de los casos van entre los 15 y los 29 años de
edad. En este caso, las estadísticas comparativas son presentadas según tres rangos
etarios diferenciados: 15-19 años; 20-24 años; y 25-29 años. En base a ello, se
pretende trazar un diagnóstico preliminar acerca de cuál podría ser la etapa de vida más
crítica para los jóvenes en Argentina, a la vez que puedan resguardarse en la
comparación internacional otros aspectos vinculados al contexto e idiosincrasia propia de
cada país.
Respecto a los jóvenes de entre 15 y 19 años de edad, presumiblemente en su último
tramo de etapa formativa, se observa que para Argentina hacia el año 2004 casi un 27%
de los mismos se encontraba activo laboralmente, mientras que esta incidencia se
contrajo al 17% en el primer semestre de 2014.
Este resultado se encuentra en una posición intermedia, con niveles que superan (tanto
para 2004 como en 2014) la participación laboral de este segmento en países como
Bélgica, Portugal, España y Francia, de manera que más allá del retroceso observado a
lo largo de los últimos diez años y de que la participación resultan en menos de la mitad
que en otros ejemplos (Canadá, Dinamarca y Suiza), la situación de Argentina no sería
tan crítica. Probablemente, sobre este segmento etario el indicador tenga mayores
dosis de idiosincrasia y particularidades contextuales de cada país.
16
A esta misma conclusión se arriba al comparar la situación de las mujeres jóvenes de
dicho rango etario, entre las cuales la participación laboral se contrajo a la mitad
(pasando de un 22,3% en 2004 al 11,5% actual) pero sosteniendo niveles comparables
a los de los países desarrollados mencionados, aunque también más alejados que en el
promedio general de aquellos países más inclusivos.
Tasas de actividad en jóvenes entre 15 y 19 años de edad.
70%
Varones y Mujeres
2004
60%
53,8%
53,5%
2014
50%
40%
26,8%
30%
17,1%
20%
10%
70%
Mujeres
60%
Suiza
Dinamarca
Canadá
Noruega
Reino Unido
Finlandia
Suecia
Estados Unidos
Alemania
Argentina
2014
Francia
Portugal
2004
España
Grecia
Bélgica
0%
58,4%
52,7%
50%
40%
30%
22,3%
20%
11,5%
10%
Dinamarca
Canadá
Suiza
Noruega
Finlandia
Suecia
Reino Unido
Estados Unidos
Alemania
Argentina
Francia
España
Portugal
Grecia
Bélgica
0%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT.
Por otro lado, entre los jóvenes de 20-24 años de edad las principales falencias en el
involucramiento con el mundo del trabajo parecen ocurrir entre las mujeres. Es así como
la participación laboral femenina cayó de un 58% en 2004 al 46,5% en el primer
semestre de 2014, un resultado bastante alejando de, por ejemplo, el 78% de
participación laboral de mujeres jóvenes en Suiza.
A la vez que en esta materia Francia, Portugal y España – entre otros- lograron
conservar su posicionamiento, en Argentina la tendencia ocurrió a la inversa y ya en
17
esta etapa se observa que una importante proporción de mujeres se retira del mercado
laboral.
Tasas de actividad en jóvenes entre 20 y 24 años de edad.
90%
Varones y Mujeres
2004
80%
80,0%
77,8%
2014
68,1%
70%
59,7%
60%
50%
40%
90%
Mujeres
2004
80%
Suiza
Canadá
Reino Unido
Suecia
Finlandia
Estados Unidos
Dinamarca
Noruega
Alemania
Argentina
Francia
España
Portugal
Bélgica
Grecia
30%
80,2%
78,3%
2014
70%
58,2%
60%
46,5%
50%
40%
Suiza
Canadá
Reino Unido
Suecia
Finlandia
Dinamarca
Noruega
Estados Unidos
Alemania
Portugal
España
Francia
Argentina
Bélgica
Grecia
30%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT.
Finalmente, entre los jóvenes de 25 y 29 años de edad, una etapa en la vida que suele
involucrar un creciente número de responsabilidades que recaen en éstos jóvenes,
Argentina es superada por todos los países considerados, tanto en la comparativa de
ambos sexos como entre las mujeres, donde se profundizan aún más las disparidades.
Así, la actual participación laboral del 77,5% sobre este conjunto queda muy por debajo
de los países que se encontraban próximos en los anteriores rangos etarios, como es el
caso de Francia (86,3%), Bélgica (86,6%), España (86,8%) y Portugal (87,1%).
Más problemático aún puede resultar el antecedente de que la actual participación
laboral femenina en este rango etario (64,6%) resulta ampliamente superada por los
demás países incluidos en esta comparación, observando por ejemplo que en España un
84,5% de las mujeres de entre 25 y 29 años de edad se encuentran activas.
18
Tasas de actividad en jóvenes entre 25 y 29 años de edad.
95%
Varones y Mujeres
2004
90%
85%
80%
89,2%
88,7%
2014
79,8%
77,5%
75%
70%
65%
90%
2004
Suiza
86,9%
85,0%
Mujeres
85%
Portugal
España
Bélgica
Francia
Grecia
Suecia
Reino Unido
Canadá
Noruega
Alemania
Finlandia
Dinamarca
Estados Unidos
Argentina
60%
2014
80%
75%
70% 68,5%
64,6%
65%
Portugal
Suiza
España
Bélgica
Grecia
Suecia
Canadá
Francia
Noruega
Alemania
Reino Unido
Dinamarca
Finlandia
Estados Unidos
Argentina
60%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT.
De donde vienen y hacia donde van: Un estudio de las
transiciones laborales y educativas de jóvenes en Argentina
La sistemática contracción en la tasa de participación laboral de los jóvenes moviliza el
interrogante de si su retirada del mundo laboral estuvo relacionada con una mejoría en
su condición de vida o con la incorporación del mismo al estudio y la capacitación ó con
un síntoma de desánimo de este conjunto ante la falta de oportunidades de acceder y
sostener en el tiempo un empleo digno y productivo.
Tomando como base los microdatos trimestrales de la Encuesta Permanente de Hogares
(EPH) relevada por INDEC es posible analizar algunas transiciones en la condición de
actividad juvenil entre periodos interanuales consecutivos. Esto es posible, dado que la
EPH tiene la virtud de permitir construir paneles asociados a periodos cortos, los cuales
permiten dar seguimiento a un mismo individuo (y al hogar en que éste habita) durante
un plazo máximo de un año y medio.
19
De esta manera, es posible dar seguimiento al status socio-económico del individuo y el
hogar en que éste habita durante dos trimestres consecutivos. Luego, el hogar y sus
miembros dejan de ser relevado durante los dos trimestres que le siguen y vuelven a ser
incluidos en dos trimestres posteriores. Así, puede contarse con información relativa a su
evolución interanual medida entre idénticos trimestres de años consecutivos.
Al respecto, en este informe se propone analizar las transiciones laborales y de estudio
de jóvenes que cuenten entre 15 y 29 años de edad, mediante la construcción de diez
paneles anuales para el periodo 2004-2014.
Respecto a la caracterización del empleo según su calidad, se siguió la definición
planteada por OIT de que un empleo se considera precario o informal cuando cuando se
trate de una relación de trabajo que no se encuentre sujeta a la legislación laboral o
tributaria, de manera que el trabajador asalariado no tenga acceso a los beneficios
laborales ligados al empleo. Asimismo, se incluye en esta definición a trabajadores
cuentapropistas no profesionales y patrones de microempresas cuyas retribuciones
laborales se encuentren por debajo del promedio general.
Por otra parte, en la caracterización propuesta del joven a los fines de este informe se
añaden las categorías de que el mismo pueda encontrarse desocupado o inactivo,
distinguiendo en este último a aquellos jóvenes en los que su inactividad se encuentre
motivada en encontrarse estudiando al momento de relevarse la encuesta ó que, en el
peor de los casos, los jóvenes resulten inactivos laboralmente y además tampoco
estudien; es decir, se enmarquen dentro de los llamados jóvenes que no estudian, no
trabajan ni tampoco buscan trabajo (jóvenes “Ni Ni”).
En base a dicho criterio, se analizan las transiciones interanuales de los jóvenes de entre
15 y 29 años de edad, según su condición laboral y de estudio inicial, y observando en
qué medida los jóvenes encuestados un año después continuaron en su situación inicial
o se desplazaron a otra condición laboral y/o educativa diferente.
En primer lugar, respecto a los jóvenes que en el primer relevamiento declararon
encontrarse ocupados en un empleo formal, puede verse que entre un 80% y un 88%
de los casos lograron sostener su ideal situación al año siguiente. La mayor parte de las
transiciones de este segmento ocurrieron hacia la informalidad laboral y sólo un
pequeño conjunto de los mismos se desplazó hacia el segmento “Ni Ni”.
Se destaca, cómo entre 2013 y 2014, un 82% de los jóvenes inicialmente formales
quedaron en tal situación (antecedente que para el periodo interanual previo fue del
87% y durante los primeros años de recuperación económica llegaron al 88%); un 15%
pasó a un empleo informal (en el periodo previo fue inferior al 9%) y un 3% pasó a ser
“Ni Ni”. Para algunos periodos ocurrieron transiciones de menor proporción hacia el
20
desempleo, y los desplazamientos hacia la inactividad por estudio dentro de este
conjunto resultaron ínfimos.
Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente ocupados en un empleo formal – Primeros
semestres de años consecutivos
2,9%
2013-2014
81,8%
14,7%
1,0%
2012-2013
87,4%
8,6%
3,0%
2011-2012
80,7%
14,3%
4,7%
2010-2011
82,7%
9,9%
2,8%
2009-2010
78,9%
14,0%
2,3%
2008-2009
82,6%
2007-2008
80,9%
2006-2007
82,5%
13,8%
2,3%
13,0%
2,2%
12,4%
0,7%
2005-2006
87,0%
2004-2005
88,1%
6,4%
1,3%
0%
Formal
20%
40%
Informal
Desocupado
6,3%
60%
Inact. que estudia
80%
100%
Inact. que no estudia
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
Respecto a los jóvenes que inicialmente se encontraron en un empleo informal, se
observa que durante los primeros años de recuperación económica alrededor de un 35%
de los mismos al año siguiente se encontraron ocupados en un puesto formal, y entre
un 46% y 48% conservaban su situación de empleo informal inicial.
Los traspasos hacia el segmento “Ni Ni” resultan mayores que en el caso de los jóvenes
inicialmente formales, con incidencias relativas que van entre un 9% y un 15% de los
traspasos. Se destaca, que para el periodo 2013-2014, 7 de cada 10 jóvenes que en
2013 estaban en la informalidad laboral, hacia 2014 continuaban en dicha situación.
Este hecho resulta superior a la observación de periodos previos y da cuenta de la
inmovilización de trabajadores en puestos informales, más cuando se resiente la
actividad económica.
21
Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente ocupados en un empleo informal - Primeros
semestres de años consecutivos
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
Un aspecto destacable tiene que ver con la situación de jóvenes que inicialmente
declararon encontrarse desocupados, es que la gran mayoría de éstos cambió su
situación un año después (tan sólo entre un 14% y un 23% - según el periodo - quedó
como desocupado al año siguiente). Este antecedente se encuentra alineado con el
prospecto de que los periodos de desempleo suelen durar como máximo un año en la
generalidad de los casos, generándose posteriormente traspasos hacia un empleo o
hacia la inactividad laboral.
En este sentido, la evidencia indica que hasta el año 2006 (los primeros años de
recuperación económica) un 57% de los jóvenes inicialmente desocupados transitaban
hacia la consecución de un empleo. Particularmente, entre los años 2004 y 2005 el 38%
consiguió un empleo formal y un 21% un puesto con cierto grado de precarización
laboral. Esta relación se invirtió en los periodos consecutivos, pasando a ser el empleo
informal el principal destinatario de jóvenes inicialmente desocupados, con un promedio
del 35% de los traspasos.
Entre los años 2006 a 2008 y 2010 a 2012 las transiciones hacia el empleo se
contrajeron significativamente, con un promedio de 45% de los traspasos; cobrando
mayor preponderancia el traspaso hacia la inactividad. Particularmente, entre los
periodos 2007-2008 y 2011-2012 se observó un 18% y 16% de los movimientos,
respectivamente, hacia la inactividad motivada en la iniciación o continuación de
estudios por parte del joven. En estos periodos, donde la economía continuaba
22
expandiéndose y la inflación no habría atacado tan fuertemente al bolsillo de los
trabajadores del hogar, probablemente parte de la salida del mercado laboral de estos
jóvenes tenga que ver con una decisión de roles y estrategia del hogar.
Sin embargo, el hecho de que, en promedio, un 22% de los jóvenes que inicialmente
declaran estar buscando empleo pese a no conseguirlo, un año después afirmen que
haber desistido en dicha búsqueda (considerándose inactivos) y tampoco estudiar como
vía de fortalecer sus herramientas de capital humano, constituye uno de los focos
fundamentales de la problemática juvenil pendiente de resolver.
Asimismo, se destacan las diferencias en el contexto observado entre los últimos dos
periodos consecutivos (2012-2013 y 2013-2014). En ambos casos, un 14% de los
jóvenes inicialmente desocupados sostuvieron su condición al año siguiente y cerca del
20% transitaron hacia el bloque de jóvenes “Ni Ni”.
Sin embargo, entre 2012-2013 aún algunos jóvenes pasaban a la inactividad laboral por
estudios (9%) y dicho antecedente resulta insignificante en el periodo 2013-2014. Más
allá de esta mayor incidencia de inactividad por estudio, el traspaso hacia un puesto
formal entre 2012-2013 más que triplicó el antecedente observado entre 2013-2014,
destacándose que para éste último periodo dichos traspasos auspiciosos fueron
sustituidos por movimientos hacia la informalidad laboral, la cual incluyó a 6 de cada 10
de estos jóvenes, inicialmente desocupados.
Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente desocupados - Primeros semestres de años
consecutivos
18,9%
2013-2014
14,3%
2012-2013
13,8%
2011-2012
15,2%
2010-2011
16,7%
4,2%
61,7%
20,5%
14,3%
42,2%
9,2%
23,1%
14,1%
31,8%
15,8%
29,8%
21,6%
20,6%
11,3%
17,0%
2009-2010
12,1%
19,8%
42,5%
8,5%
24,8%
2008-2009
17,2%
22,7%
28,7%
6,6%
21,0%
2007-2008
15,4%
12,3%
33,6%
17,8%
21,9%
2006-2007
22,6%
20,2%
25,2%
10,1%
20,1%
2005-2006
20,9%
17,4%
38,9%
2,7%
19,9%
2004-2005
15,1%
0%
Desocupado
38,1%
20%
Formal
40%
Informal
21,0%
60%
Inact. que estudia
5,9%
80%
100%
Inact. que no estudia
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
23
Con relación a los jóvenes que inicialmente declararon dedicarse exclusivamente al
estudio (tanto en nivel medio como superior) resalta el hecho de que durante los años
2004 y 2006 se produjeron importantes incorporaciones de jóvenes al empleo, aunque
fundamentalmente de tipo precario o informal (más de un 70% de los movimientos de
este conjunto es hacia el empleo y un 65% hacia puestos precarizados).
Posteriormente, y hasta el año 2013, al menos 6 de cada 10 jóvenes conservaron su
situación inicial de estudio, destacando que en el último periodo (2013-2014) esta
referencia se contrajo al 54% de los casos. La evidencia indica, nuevamente, que en
este último periodo los jóvenes intentaron volver al mundo del trabajo, con escasos
éxitos de incorporación al empleo formal (cuya incidencia de movimiento resultó
prácticamente insignificante en este conjunto), con un 25% de dichos jóvenes que
acabó en un puesto informal y un 17% que pasó a buscar un empleo.
Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente inactivos que estudian - Primeros semestres
de años consecutivos
3,1%
2013-2014
54,4%
25,1%
16,8%
11,5%
2012-2013
60,2%
10,0%
2011-2012
60,8%
5,5%
9,9%
8,5%
10,2%
13,6%
9,8%
11,5%
2010-2011
64,0%
6,6% 10,7%
7,3%
17,8%
2009-2010
61,6%
11,0%
7,1%
11,1%
2008-2009
71,3%
7,1% 6,5%
7,9%
2007-2008
65,3%
8,5% 7,8% 10,4%
12,8%
2006-2007
67,9%
6,2% 11,9%
12,1%
2005-2006
9,8%
8,2%
64,8%
5,4%
2004-2005
19,3%
0%
6,1%
20%
Inact. que estudia
65,1%
40%
Formal
Informal
60%
Desocupado
4,0%
80%
100%
Inact. que no estudia
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
Finalmente, sobre el bloque de jóvenes que no estudian, no trabajan ni tampoco buscan
trabajo (jóvenes “Ni Ni”) sólo pudieron salir de dicha situación en la mitad de los casos
entre 2004 y 2006, destacando que su salida de este conjunto crítico se motivó en la
mayoría de los casos por la obtención de un puesto de empleo informal o por su tránsito
hacia el desempleo.
En los años que siguieron, este conjunto mostró los menores atributos de movilidad,
destacando que en más de 7 de cada 10 casos los jóvenes, transcurrido un año,
24
continuaban en idéntica situación, aspecto que destaca la característica estructural y
crítica de la problemática.
Finalmente, para todos los periodos bajo análisis, puede observarse que los traspasos
hacia una situación de estudio resultan muy bajos, lo que detenta la importancia de
realizar políticas activas sobre este conjunto, que involucren no sólo el apoyo para su
incorporación y sostenimiento en entornos de capacitación formal, sino también el
fortalecimiento de habilidades blandas y de estrategias de inclusión ciudadana.
Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente inactivos que no estudia (jóvenes “Ni Ni”) Primeros semestres de años consecutivos
6,8%
2013-2014
70,4%
17,2%
5,5%
2,5%
2012-2013
75,1%
5,3% 10,6% 6,5%
1,7%
2011-2012
72,0%
5,0%
2010-2011
71,9%
4,0%
16,3%
5,0%
2,4%
16,3%
5,3%
2,7%
2009-2010
73,9%
4,5% 13,2%
5,7%
1,1%
2008-2009
71,2%
4,7%
16,5%
6,5%
2,4%
2007-2008
75,6%
2,6% 14,2%
2006-2007
75,9%
1,9% 11,9%
5,3%
3,1%
7,1%
3,0%
2005-2006
54,0%
2,9%
33,0%
7,1%
0,7%
2004-2005
50,6%
0%
20%
Inact. que no estudia
4,4%
40%
Formal
Informal
32,9%
60%
Desocupado
11,4%
80%
100%
Inact. que estudia
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC.
En suma, puede decirse que el estudio de la problemática juvenil implica referirse a la
existencia de múltiples dualidades y segmentaciones existentes y persistentes de forma
estructural en el mercado laboral. Por un lado, se encuentra a aquellos jóvenes que han
logrado incorporarse a un puesto formal y suelen gozar de una acumulación de capital
humano y habilidades blandas distintivas respecto a aquellos jóvenes que deben lidiar
con las mayores dificultades para progresar exitosamente en su trayecto de vida.
En estos términos debe propugnarse por generar mercados laborales inclusivos para la
mayoría, requiriendo esta tarea de un salto de calidad en la gestión, de manera que
pueda lograrse fortalecer y apoyar las oportunidades de aquellos jóvenes cuyo punto de
partida y conjunto de oportunidades resulta inferior, a la vez que constituya el medio
fundamental de generación de los recursos suficientes para superar la pobreza y la
marginalidad, evitando la transmisión intergeneracional de la pobreza.
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