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Comunidad De Tres Cantos
Renovación votos temporales
Pancho, Francisco, Miguel, Noé
24 de enero 2016
Saludo
Queridos hermanos:
Con gusto os dirijo un saludo en este momento importante de vuestra
vida personal y de vuestra vida religiosa, momento también importante para
la vida de la Provincia Española de Religiosos Camilos.
Habéis dicho ante el Señor y ante la comunidad religiosa camiliana y
ante la comunidad cristiana, que os consagráis a Dios con la profesión de los
consejos evangélicos. En realidad, podríamos decir que os dejáis consagrar
por Dios. Es Él el que intentamos discernir juntos que os llama y al que
vosotros respondéis. Yo confío en que esta respuesta sea realmente libre (de
todo) y generosa. Libre (de todo) y generosa.
Comparto con vosotros mi deseo de que esta forma alternativa de vida
cristiana que tiene sentido como parábola y metáfora del Reino, sea para
vuestro bien, para el bien de la Orden, para el bien de las personas que sufren
(en particular los enfermos), principio y base del Instituto.
Comparto con vosotros mi deseo de que ser religiosos camilos sea
expresión auténtica de que vuestra capacidad de amar la centráis con alma,
vida y corazón, en el Señor vivo y sufriente en los enfermos y en los que
sufren. Deseo que vuestra capacidad de utilizar bienes, (empezando por
vuestro tiempo), sea vivida en clave de absoluta libertad y en generosidad
para el Reino. Deseo que vuestro deseo genuino de buscar el bien y dar con
claves de deber para los momentos importantes de vuestra biografía, sea
hecho en búsqueda dialogada y discernida de la voluntad de Dios para con
vosotros.
Vuestra consagración no es para vosotros. La fórmula dice
precisamente: “prometo servir a los enfermos en pobreza, castidad y
obediencia”, dejando claro que los consejos evangélicos serán el modo de
vivir entregados al mundo de la salud y del sufrimiento humanos. Podrán ser
momentos de estudio, de servicio directo, de trabajo por la cultura
humanizada… los modos de traducirse en la cotidianeidad próxima. Sea, en
todo caso, expresión apasionada de generosa vida entregada.
Queridos:
- que vuestro modo de amar no falte nunca de ternura abundante,
personalizada, libre;
- que vuestro modo de vivir no sea una confortable acomodación a
un convento que protege y excusa de ser solidario con los
sufrimientos de los que nos rodean;
- que vuestra obediencia no sea una cómoda delegación de vuestra
responsabilidad y necesario discernimiento.
No seáis religiosos faltos de amor, acomodados, instalados en una
forma de vida en la que otros “tiren del carro”.
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Que vuestra vida sea “tirada por el Señor”, vivida gozosamente,
entregada libremente.
- Orad, sí, pero no dejéis de escudriñar los misterios de la fe, las
interpelaciones de las Escrituras, los gritos del sufrimiento
concreto que hay a nuestro alrededor.
- Trabajad, estudiad y descansad, sí; pero no os refugiéis en una
superficial vida de habitación o de casa que no exprese ardiente
atractivo de camilianidad que mueve a andar ligeros y no a la
sombra una vida más pasiva que comprometida con la salud del
mundo.
- Participad en celebraciones, gastad dinero, viajad, tened amigos,
pero que vuestro corazón esté centrado en el único motivo por el
que existe la Orden: testimoniar el amor siempre presente de Cristo
a los enfermos.
Queridos, que “El Señor os bendiga
y os guarde;
el Señor os mire con agrado
y os extienda su amor;
el Señor os muestre su favor
y os conceda la paz.” (Nm 6:24-26)
Que Dios os haga felices.
Amén
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