La M o d e r n i z a c i ó n y la R e v o l u c i ó n i n d u s t r i a l e u r o p e a . Texto extraído de David S. Landes ''Progreso tecnológico y Revolución Industrial" "La Revolución Industrial está en el centro de un proceso más amplio y más complejo llamado de modernización. Se trata de una combinación de cambios-en e! modo de producción y de gobierno, en el orden social e institucional, en el ámbito del conocimiento en las actitudes y en los valores- que permiten que una sociedad pueda mantenerse firme en pleno siglo XX: esto es que pueda competir en términos de igualdad en la producción de riqueza material y cultural, mantener su independencia y promover y asimilar futuros cambios.-La modernización comprende cambios tales como la urbanización (concentración de la población en ciudades que actúan como centro de las actividades de producción industrial, administrativas y de creación artística e intelectual); la reducción drástica de los índices de natalidad y de defunción en relación con las proporciones tradicionales (la llamada transición demográfica); el establecimiento de un gobierno burocrático eficaz y bastante centralizado: la creación de un sistema educativo capaz de preparar y socializar a la juventud hasta niveles compatibles con sus capacidades y los conocimientos contemporáneos; y desde luego, la adquisición de la capacidad y de los medios necesarios para poder uti del momento?^ Todos estos elementos son interdependientes (...) pero cada uno es hasta cierto punto autónomo y e s bastante posible que se den en ciertas áreas mientras que otras se queden a 1a zaga —como ocurre hoy dfa, por ejemplo, en aigunos países llamados en vías de desarrollo-. El ingrediente casi del todo indispensable para la modernización es la madurez tecnológica y ¡a industrialización que la acompaña; dé otro modo ilOS quedamos con lo accesorio sin la sustancia, la ilusión sin la realidad. La gran suerte de Europa fue que ei cambio tecnológico y ¡a industrialización precedieron o acompañaron a los demás componentes de la modernización, con lo que, en general, pudo ahorrarse el trauma material y psicológico de la maduración desequilibrada. Los ejemplos de discrepancias marcadas (...) llevaron a una cosecha de muerte, miseria y resentimiento persistente incluso así, la Europa industhal sufrió sus propios dolores de crecimiento, que podemos considera-- moderados sólo si los comparamos con los casos extremos de modernización aceieradc o con la profunda pobreza y sufrimiento de este mundo exterior (ei liarriado Terce»" Mundo) compuesto oor ias sociedades tecnológicamente atrasadas y sin industrializar de Asia, África y Aménca Latina Por una parte, si bien ia mecanización abrió nuevas perspectivas de confort y prosperidad para todos los nombres también di^íaiyó la vida de algunas y dejó a otros vegetando en los márgenes de la co--en:e ce! crocreso. "^"^^ El cambio es demoníaco; crea, pero también destruye, y las víctimas de la Revolución Industrial s e cuentan por cientos de miles o incluso millones. (Por otra parte, muchos de estos individuos hubieran vi\4do aún peor sin la industrialización). Asimismo, !a Revolución industrial tendió, especialmente en sus primeros estadios, a aumentar las distancias entre ricos y pobres y a agudizar las diferencias entre empresarios y asalariados, dando paso a conflictos de clase de una dureza sin precedentes. (...) De forma parecida, la Revolución Industrial dio lugar a cambios muy dolorosos en la estructura de podw. (...y EL URUGUAY ANTE LA EXPANSIÓN DEL CAPITALISMO EUROPEO Fragmento extraído de "El Uruguay de la Modemización.1876-1904" E. Méndez Vives "El último cuarto del siglo XIX estuvo marcado por cambios cualitativos y cuantitativos de importancia, a nivel mundial, que debemos tener como trasfondo permanente de nuestro análisis de Uruguay entre 1876 y 1904. La industria en los países desarrollados de Europa y EE.UU., adquirió supremacía sobre los demás sectores de la economía. Esto permitió que la burguesía -especialmente la industrial- afirmara su incidencia política. Y esa industria vivió por entonces lo que se ha llamado la "segunda Revolución Industrial". (...) Los capitales necesarios para sostener toda esta ebullición tenían un volumen muy distinto a los de la primera mitad del siglo. La concentración capitalista en la industria y ias finanzas fue una característica de la época. Los grandes bancos, los trust, las sociedades anónimas marcaban el ritmo. Y la libra esterlina funcionaba, de hecho, como moneda internacional. Un notorio crecimiento demográfico acompañaba el proceso, y la urbanización avanzaba. En conclusión, la transformación mayor -resultado de todos los factores referidos- fue el surgimiento definitivo de una economía a escala mundial. Afluyeron a Europa las materias primas y los productos alimenticios de regiones nuevas: EE.UU., Argentina, Canadá, Rusia, Australia, por citar los ejemplos más contundentes. Europa enviaba productos manufacturados y capitales, los capitales que ya no encontraban suficiente colocación en el propio continente o que rendían ganancias menores. El capital retornaba por diferentes conductos (dividendos, servicios de deuda pública, fletes, pago de bienes de capital, etc.) y el juego volvía a empezar. También exportaba hombres. El empuje demográfico originó un torrente migratorio. Resolvía problemas económicos internos, aliviaba tensiones sociales y, de paso, contribuía a la puesta en valor de regiones del mundo hasta entonces marginadas. Entre 1870 y 1914 se calcula que salieron de Europa unos 40 millones de emigrantes, cifra asombrosa. La economía a escala mundial implicaba interdependencia. Pero para los países periféricos significaba, más claramente dependencia creciente de los países centrales. Y también las crisis nacidas en estos iban a ser desde entonces transmitidas a las regiones dependientes. (...) Las economías centrales -con Gran Bretaña a la cabeza-, procuraban adaptar a las economías periféricas a sus propias necesidades. Concretamente: recibir materias primas y alimentos y colocar bienes manufacturados y capitales. Para que las "nuevas" economías ingresaran a este dinámico circuito financiero en el interior de cada país periférico debía producirse cambios que lo adecuaran al mundo moderno. Cambios no sólo económicos; también político-administrativos y culturales. Para citar un ejemplo típico (que sigue vigente), implantar pautas de consumo propias de las sociedades más desarrolladas. Este proceso de adaptación y puesta al día suele denominarse modernización, término ya bien asimilado por nuestra historiografía. Se acepta que en el último cuarto del s. XIX, el Uruguay experimentó un fuerte empuje de modernización. El país fue parcialmente sustraído de los patrones tradicionales, adaptándose mejor a las exigencias del sistema capitalista liderado por Gran Bretaña. La evolución del país entonces, se procesó por el estímulo externo y no coincidió necesariamente con las reales necesidades de la sociedad uruguaya. Dicho de otra manera: la modernización hizo de Uruguay una región cada vez más dependiente de los centros mundiales de poder. Si bien a partir de la Guerra Grande los signos de la modernización comenzaron a manifestarse (...) fue a partir de 1876 que el proceso se hizo más notorio y coherente. A los gobiernos militares del período 1876-1886 correspondió la tarea de crear las condiciones indispensables para la inserción del Uruguay en la órbita capitalista británica. En la década del 90 el presidente Julio Herrera y Obes dijo pintorescamente -exagerando-, que se sentía como "gerente de una gran estancia cuyo directorio está en Londres".-