1.- ¿Cuál es mi postura frente a la controversia? - “No se puede considerar un acceso gratuito a la educación superior en Chile, dado los factores económicos del país” 2.- Argumentos: - ¿Qué argumentos principales sostienen mi postura? 1) Uno de los principales problemas se encuentra en la propia estructura del sistema, que presenta un alto grado de privatización y, al mismo tiempo, depende del financiamiento privado. Esto provoca que un sistema tan orientado al mercado sea difícil de transformar y lograr un acceso realmente gratuito. 2) Si más instituciones se incorporan al sistema de gratuidad, se calcula que el gasto fiscal podría aumentar en más de $200 mil millones al año, lo que genera inquietudes sobre la viabilidad del sistema a largo plazo, especialmente si se amplía para cubrir a los deciles de mayores ingresos. 3) El financiamiento de la gratuidad en Chile ha provocado que se asignen más recursos a la educación superior que a la educación primaria y secundaria, lo cual se considera poco eficiente, ya que investigaciones indican que la inversión en los primeros años de educación genera un mayor retorno social. - ¿Qué ideas desarrollan o profundizan mis argumentos? 1) El sistema de financiamiento en Chile, que se basa en créditos y becas como el CAE, eleva la carga económica sobre los estudiantes y mantiene la dependencia del financiamiento privado. Alrededor del 70% de los estudiantes se inscriben en universidades privadas, lo que indica la privatización del sistema. Esta realidad dificulta la adopción de políticas que busquen un acceso gratuito y equitativo, ya que las instituciones temen por sus ingresos ante posibles cambios. 2) La situación también se ve complejizada porque muchas de las instituciones que se incorporarían a la gratuidad tienen una matrícula elevada, como algunas universidades privadas. Esto significa que cada nueva institución que se una al sistema agrega una carga significativa, debido a la cantidad de estudiantes a los que el Estado debe cubrir el arancel regulado. Esta presión presupuestaria es difícil de sostener sin un crecimiento fiscal sostenido o sin recortes en otras áreas prioritarias, lo cual es un desafío para la estabilidad financiera del sistema de educación chileno 3) En 2017, por ejemplo, el país destinó un 5,4% del gasto público a la educación superior, cifra que es el doble del promedio de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) , que destinan aproximadamente un 2,9%. 3.- Contraargumentos - ¿Qué pueden argumentar quienes discrepan de mi postura? 1) En Chile, el gobierno asigna subsidios estatales a las instituciones de educación superior para cubrir la matrícula de los beneficiarios de la Ley de Gratuidad. Esto facilita que más jóvenes de familias de bajos ingresos accedan a la educación sin incurrir en deudas, fomentando la inclusión educativa y mejorando tanto el desempeño académico como las tasas de graduación. Asimismo, estos subsidios permiten a las instituciones mantener la calidad de sus programas y recursos. 2) Al eliminar las barreras económicas, los estudiantes de bajos ingresos acceden a mayores oportunidades para insertarse en profesiones con alta demanda laboral, lo cual fortalece sectores estratégicos de la economía y expande la futura base de contribuyentes del país. - ¿Qué podría argumentar frente a eso? 1) Un informe de la Superintendencia de Educación Superior señala que las instituciones que reciben subsidios estatales han podido invertir en mejorar su infraestructura y adquirir nuevos recursos educativos. Esto ha permitido modernizar instalaciones y servicios de apoyo al estudiante, lo que ha mejorado la calidad de la educación y, a su vez, ha contribuido a mayores tasas de retención y graduación. 2) La gratuidad en la educación superior no siempre incrementa la base tributaria, ya que algunos egresados pueden terminar en trabajos de menor remuneración o, en ciertos casos, optar por emigrar en busca de mejores oportunidades profesionales.