Serie: Diseño y desarrollo curricular/Escuela inclusive © Antonio Márquez Ordóñez © de esta edición: Editorial GRAÓ, de IRIF, SL C/ Hurtado, 29. 08022 Barcelona www.grao.com 1.ª edición: diciembre 2023 ISBN: 978-84-19788-82-5 Diseño de cubierta: Xavier Aguiló Quedan rigurosamente prohibidas, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción o almacenamiento total o parcial de la presente publicación, incluyendo el diseño de la portada, así como la transmisión de ésta por cualquier medio, tanto si es eléctrico como químico, mecánico, óptico, de grabación o bien de fotocopia, sin la autorización escrita de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com, 917 021 970 / 932 720 447). Índice Prólogo, José Blas García Algunos de los conceptos clave para un cambio de mirada que aparecen en este manual A modo de cierre Referencias bibliográficas Introducción Agradecimientos 1. Concepto de barreras ¿Qué se entiende por barreras? ¿Qué tipo de barreras pueden estar influyendo en la participación y progreso de todo el alumnado? ¿Cuándo se debe realizar el proceso de identificación de barreras? ¿En qué apoyarse para delimitarlas? Referencias bibliográficas 2. Concepto DUA ¿Qué es DUA? Concepto de DUA Principios, pautas y puntos de verificación El DUA en los diseños didácticos 3. Diseñando un currículo para todos Análisis del currículo desde un punto de vista inclusivo ■ ¿Por qué las competencias específicas? ■ Nueva formulación de los elementos curriculares Contenidos como herramientas para la adquisición de las ■ competencias La competencia para aprender a aprender, una competencia extraordinaria Barreras que afectan a la competencia para aprender a aprender Referencias bibliográficas 4. Diseñando una situación de aprendizaje libre de barreras Comienza ahora el diseño de tu propia SdA Pasos para el diseño de una SdA Pautas DUA en los pasos del diseño Bloque 1: planificación Bloque 2: metodología Bloque 3: elaboración Bloque 4: evaluación La atención a la diversidad en una SdA Referencias bibliográficas Bibliografía Prólogo José Blas García Este libro que tenemos entre las manos no es un libro más sobre inclusión. Es una guía práctica para hacer inclusión que nace, no solo de la evidencia científica, sino también de la experiencia práctica y su comprobación efectiva a pie de aula y en la formación continua del profesorado. Es más, es fruto del compromiso del autor con la inclusión educativa a nivel total. Esto implica, parece de perogrullo pero es necesario recalcarlo, un compromiso con todo el alumnado y en especial con la visibilización de todo un gran número de alumnado vulnerable (la sociedad de los derechos humanos, paradójicamente, cada vez deja fuera a más personas indefensas) y el apoyo a las personas neurodivergentes, ese gran número de personas que «no funcionan» con los parámetros definidos injustamente como normales. Esta actitud, este activismo pone reflectores luminosos al cartel de que la diversidad humana, social y neuronal existe, para que no quede en el olvidó ni de lo que «siempre se ha hecho» ni «de la purpurina» de la innovación y para que realmente, nadie quede atrás en su desarrollo educativo social, personal o laboral bajo ninguna excusa. Insisto, no hay excusas ni debe haberlas. Este libro es un puntal de apoyo más, aunque podrán comprobar que no uno cualquiera, para promover justicia social y educativa. Y es que, como enuncia sabia y frecuentemente Mel Ainscow, «todo el alumnado importa… e importa por igual». El objetivo general de este manual es claro: proporcionar guía, modelos y estrategias que ayuden a la personalización del aprendizaje. En sus páginas encontrarás una guía práctica y útil para el diseño de situaciones de aprendizaje inclusivas. Se trata del documento resultante, tras muchas horas de lectura, de análisis, de reflexión y de concreción práctica en modelos que vienen demostrando su eficacia en el empeño socioeducativo de uno de los objetivos que nuestra sociedad se ha planteado como irrenunciable: una educación inclusiva y de calidad. La educación inclusiva considerada como algo que va más allá del simple enunciado como principio de nuestro renovado sistema educativo y se inserta en los deseos transnacionales de los denominados Objetivos para un Desarrollo Sostenible (ODS) de nuestra sociedad, o lo que es lo mismo, esas metas a perseguir para que la evolución social en paz, justa y en equilibrio de esta sociedad sea posible. El conocido como ODS n.o 4, en su objetivo de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, busca, no solo seguir mejorando los grandes avances a la hora de ampliar el acceso a la educación de más personas en todo el mundo, sino que todos ellos, y especialmente también todas ellas, sean cuales quieran sus características y necesidades, adquieran competencias académicas y habilidades para la vida que les ayuden a desarrollar una vida plena, independiente de sus características personales, y así poder aportar a la sociedad lo mejor de su existencia. Para la lectura de este libro es necesario tener muy presente que hablar de educación inclusiva es hablar de derechos humanos. «Existe un acuerdo internacional inequívoco en torno a que una educación inclusiva es un derecho de todos los alumnos a educarse en las escuelas de la comunidad, con una educación de calidad que respeta las diferentes necesidades e identidades del alumnado» (Echeita, 2022). Este acuerdo nos lleva a la clarividencia de que hablar de educación inclusiva no es hablar de un tipo de educación, sino que la EDUCACIÓN con mayúsculas, o es inclusiva o no es educación. Por tanto, este libro nos ayuda a entender que poner en práctica acciones educativas desde miradas inclusivas no es una opción del profesorado, sino una obligación inherente en la educación de las sociedades actuales y democráticas. La escuela actual, la del año 2023 del siglo XXI, tiene el reto de acoger a todo el alumnado desde ese derecho a la inclusión educativa…/… Un derecho que se hace efectivo y se visualiza a través de la metáfora que denominamos la regla de las tres P (presencia, participación y progreso) y de la necesidad de hacer efectiva esa posibilidad de participar y progresar en los aprendizajes de todo el alumnado, independientemente de sus características propias y su individual manera de crear aprendizajes, y hacerlo junto a sus coetáneos, conciudadanos y familiares. Asumir estos básicos es el comienzo para plantearnos un cambio de paradigma. (GarcíaPérez y Márquez, 2023) La educación inclusiva se convierte así en una exigencia ética y jurídica que emana de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas y la Convención de los Derechos de las Personas con discapacidad, asegurando una educación sin barreras que no deje a nadie fuera, especialmente por causas de discapacidad. El impulso y el empuje social y docente de la inclusión ha ayudado, sin lugar a duda, a promover reformas en los sistemas educativos, y mejoras educativas en las culturas y las políticas escolares. No estaríamos aquí sin el activismo inclusivo de las familias de personas excluidas de un modo u otro, de la investigación educativa, la formación continua formal e informal del profesorado y de la acción–investigación práctica de toda la docencia española e internacional. Un impulso que, a modo de avances, disrupción o innovación, han ido articulando cambios culturales y organizativos en las instituciones, así como medidas, estrategias y modelos diferentes para proporcionar oportunidades de estar juntos (estar presentes), participar (sentirse parte) y aprender (promocionar) en las escuelas, en esos espacios de aprendizaje comunes que sin duda siguen siendo (aunque no sabemos por cuánto tiempo) los lugares donde aprende la mayoría (porque no toda) la ciudadanía en edad –denominada– escolar. Hay una triste observación de la realidad palpable de que este cambio de perspectiva que la sociedad lleva proponiendo muchos años, aún no acaba de llegar. Esa observación es la que hace necesarios materiales, libros y guías para «continuar en la brecha». La que nos hace sentirnos, como dice el cantante Manolo García, «como un halcón llamado a las filas de la insurrección», a esas filas de profesorados que no deja de empujar para que el derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas a una educación inclusiva sea realidad. En este sentido, Ainscow (2023), uno de los mayores investigadores del mundo en educación inclusiva, es uno de los autores que más profundamente trabaja para que llegue el definitivo y necesario «Giro inclusivo». En el desarrollo del proyecto, que ha denominado Reaching Out to All Learners, ha propuesto un paquete de recursos y de materiales para apoyar el avance y la aplicación real de escuelas inclusivas. Su desarrollo «lo centra en tres preguntas estratégicas», la segunda de las cuales entronca directamente con el objetivo de este manual: ¿Cómo se pueden desarrollar prácticas en el aula que aseguren que las lecciones sean inclusivas? Con el fin directo de «ayudar al profesorado a desarrollar formas más efectivas de involucrar a todos los niños y niñas en sus lecciones.» para lo cual el contenido de este libro encaja perfectamente. Todas estas consideraciones nos ponen delante del reto de la necesidad de avanzar hacia la escuela inclusiva, máxime si, como afirma Echeita (2023, p. 15): […] nuestros sistemas educativos y su escuela han tenido (y siguen teniendo en su conjunto) una gramática escolar excluyente, que explica que a la escuela (ordinaria) solo accedían unos pocos alumnos (y ahora digo bien alumnos y no alumnas) donde solo se daban por buenos o normales determinados rasgos identitarios, capacidades o procedencias. […] Transformar esta realidad implica modificar la perspectiva global, y lo que acontece en las aulas en particular. En ningún caso este compromiso inclusivo del que hablamos puede ir exento de «implementar planes estructurales» que proporcionen acompañamiento al profesorado proactivista de la inclusión, en el desarrollo de respuestas educativas positivas y eficaces para la atención a esa diversidad y variabilidad del alumnado. En este sentido, es frecuente, no sin razón, escuchar al profesorado (Ramón Besonías, agosto 2023 en sus redes sociales) que siente un abandono por parte de las administraciones para hacer real esta inclusión –especialmente en los centros vulnerables– con «planes estructurales» a largo plazo y no con soluciones «improvisaciones parche» al albedrío de los tiempos, como han sido (en el general de las autonomías españolas) los Planes PROA. Para ir cerrando este prólogo, abordaré a continuación varios conceptos clave que ayudan al cambio de mirada necesario y que aparecen en este libro. Algunos de los conceptos clave para un cambio de mirada que aparecen en este manual Varios conceptos esenciales para el cambio de mirada se desgranan en la línea principal de esta guía que tienes en tus manos. Si el concepto de barreras (ampliamente desarrollado en los primeros capítulos del libro por Márquez) es el espejo donde reflexionar sobre los modelos de aplicación efectivos para poder hacer inclusión de una manera práctica (la inclusión no solo «se debe decir» sino que, y especialmente, «se debe hacer»), no son menos importantes otros conceptos que aparecen relacionados en la práctica inclusiva: accesibilidad, diseño universal para el aprendizaje y diseño flexible. Me parece importante en la puerta que supone el prólogo a este libro, poner en disposición reflexiva al lector sobre todos ellos. Barreras es, según Booth y Ainscow (2000), un término indispensable para propiciar la inclusión en el aula para todo el alumnado. En el terreno práctico, resultan imprescindibles dos acciones para «evitar la exclusión educativa»: (1) la detección y (2) la minimización de las barreras, que son las responsables de que una parte del alumnado se quede fuera, apartado del trabajo diario en el aula, sin participación de lo que ocurre en la sala de la clase y, por tanto, sin posibilidades de progreso. Soy consciente de la necesidad de entrenamiento. He comprobado en mi práctica y en las muchas horas de formación de profesorado realizadas que aprender a detectar las barreras al aprendizaje no es sencillo. Todo lo contrario. Y es que la cultura docente, mantenida por decenios, nos hace ver las barreras en las personas: «no puede seguir la clase», «tiene falta de atención», «su nivel curricular es muy bajo y debe estudiar más», «es hiperactivo» …son expresiones frecuentes al referirnos a los niños que tienen dificultades para participar y aprender con las acciones de enseñanza y aprendizaje que suceden en el aula. Desde esta perspectiva «ponemos el foco» en que el problema está en el alumnado ya que no tiene «las capacidades» suficientes para solventar la dificultad de aprendizaje que se le presenta y que quien debe cambiar es él. Sin embargo, la nueva mirada inclusiva, «variar el foco» nos invita a ver (y por lo tanto detectar) las barreras fuera de las personas. Insistiendo hay un día que nuestra forma de pensar la barrera gira. En este manual encontrarás guía y materiales para andar este camino. Cuando esto ocurre, nos posicionamos ya como docentes más técnicos y entendemos así que las barreras son externas al alumnado y la solución la tenemos en encontrar las alternativas que le podemos ofrecer para resolver la dificultad que exista. La cultura docente nos ha acostumbrado a ofrecer tareas inflexibles, cerradas, con caminos únicos predefinidos, que responden a una única forma de entender el conocimiento. Esta cultura de enseñanza directiva y rígida suele causar importantes problemas en aquellos alumnos que no pueden «salvar» los obstáculos que van encontrando en su camino de aprendizaje y que, sin embargo, perciben cómo otros compañeros o compañeras sí los pueden sortear por medio de sus propias capacidades. (García-Pérez y Márquez, 2023) Identificar barreras y crear un contexto de aprendizaje accesible nos lleva a otro concepto esencial para la inclusión: accesibilidad. La accesibilidad universal en el contexto educativo es un derecho porque es la otra cara de la «moneda inclusión». En el documento de Agustí et al. (2021) Diseño Universal y Aprendizaje Accesible. Modelo DUA–A, en la página 33, la definen como la condición que debe cumplir cualquier espacio, actividad o instrumento, para que «sea comprensible, utilizable y practicable por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible». Es importante tener en cuenta que la accesibilidad universal no es solo cuestión de «acceso» sino, como bien refleja la definición, también de pertenencia (comprender, utilizar y practicar) y participación. Una situación de aprendizaje, para ser inclusiva, debe ser por tanto, e indefectiblemente, accesible desde el momento de proporcionar posibilidades de participación y progreso. Todos los estudiantes son capaces de aprender y es nuestra responsabilidad identificar y superar las barreras para que todos puedan hacerlo. ¿Cómo? Usando el DUA. (Jennifer Levine, directora de Aprendizaje Profesional en CAST [Centro de Tecnología Especial Aplicada]) Coincidiendo con la profesora Levine, Márquez insiste a lo largo del capítulo 2 en la idea de que el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) es la herramienta que nos facilita el cómo hacer inclusión. DUA como marco educativo en el que podemos encontrar las referencias para ese entorno accesible e inclusivo al que vengo haciendo referencia en este prólogo. Un modelo de amplia mirada que conforma a través de 31 puntos (llamados de verificación) representaciones pedagógicas extraídas de las evidencias científicas universales de la pedagogía. Un marco o espacio para permitir aproximarnos desde la teoría a la práctica y establecer una guía (pauta) que nos oriente para la práctica inclusiva. Por último, el concepto flexibilidad que tiene muchas aristas a la hora de una comprensión homogénea por el profesorado. ¿A qué nos referimos con «flexibilidad» en la práctica del diseño? Este concepto conlleva proporcionar múltiples alternativas para conseguir las metas educativas propuestas, ofrecer el uso de múltiples modos de acceso y expresión (véase capítulos 7 y 9) y favorecer el procesamiento con distintos niveles de profundización (véase capítulo 8). La flexibilidad del diseño instruccional es un concepto hermano de personalización del aprendizaje, en el sentido que es el diseño instruccional el que, desde su planificación, ofrece opciones para su desarrollo y es el alumnado (personalmente) el que elige la opción más ajustada a sus características para aprender. Aún digo mejor: una propuesta de flexibilización en el diseño instruccional es contraria a una propuesta de diseño «de talla única» (rigidez de diseño instruccional) que se consigue a través de ofrecer alternativas para el aprendizaje de un contenido o la adquisición de una competencia. Otra cuestión importante para interiorizar este concepto es saber que cualquiera de estas alternativas debe ser de igual calidad instruccional, de igual valor educativo y valoración evaluativa, pero ofrecidas a través de un amplio rango de preferencias y capacidades basadas en el conocimiento individual que tenemos de nuestro alumnado. Un diseño flexible siempre se anticipa a las barreras y es capaz de crear una «única lección para todos», un aprendizaje personalizado (pues cada alumno personaliza los elementos que lo compone) en contraposición al concepto de diseño adaptado, que retrasa la aplicación de medidas individuales hasta después de que un diseño homogéneo haya fracasado en su intento de ser efectivo para el aprendizaje de todos y todas. A modo de cierre No puedo acabar pareciendo que obvio la dificultad que entraña el desarrollo de la inclusión. Mi experiencia docente me ha hecho pisar suelo firme y haberme agarrado siempre muy fuerte para intentar no «caerme del guindo». El movimiento «educación inclusiva, crearla es quererla», «cree firmemente en la necesidad de transformar y mejorar el sistema educativo español desde una perspectiva inclusiva, con el convencimiento de que, de esta forma, contribuimos al desarrollo de una sociedad con mayor equidad, más justa y, por lo tanto, más democrática» y así lo narra magistralmente el documental de Cecilia Barriga, que aborda «el sentido profundamente humano de la educación inclusiva y la necesidad de generar un movimiento social que la haga realidad» (véase https://creemoseducacioninclusiva.com/). Pero como decía en las líneas anteriores, no quiero obviar la dificultad que entraña el desarrollo de esta «educación extraordinaria» de la que nos habla Slee (2012). Dificultades que enmarco brevemente en dos acciones: Por un lado, la complejidad técnica que conlleva la perspectiva inclusiva solo superable a través de formación y conocimiento sobre diseños, metodologías y práctica dirigida a la inclusión. Solo con formación podremos ser capaces de ver otras rutas, solo así podremos cambiar el foco (tantos años mantenido) y redirigir la acción a la mirada inclusiva. Por otro lado, la dificultad del compromiso, del compromiso con la creación de una nueva y mejor sociedad, más justa e igualitaria para todos los humanos. Una responsabilidad que podemos asumir o no, pero que, como nos enseñó Sartre, una responsabilidad que «es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque compromete a toda la humanidad». Referencias bibliográficas Ainscow, M. (2023). Dando un giro inclusivo. enTERA2.0, (10). https://ciberespiral.org/es/entera2.0/ Agustí, F. J. et al. (2021). Diseño universal y aprendizaje accesible. Modelo DUA–A. Generalitat Valenciana. Conselleria d’Educació, Cultura Esport. https://portal.edu.gva.es/cefireinclusiva/wp– content/uploads/sites/193/2023/04/DUAA23c.pdf Booth, T. y Ainscow, M. (2000). Index for inclusion: developing learning and participation in schools. [Traducción castellana: Guía para la evaluación y mejora de la educación inclusiva. Consorcio Universitario para la Educación Inclusiva (2002)]. CSIE. Echeita, G. (2022). Enseñando para todos los alumnos. https://www.tekmaneducation.com/echeita–educacion–inclusiva/ — (2023). La pieza del diseño universal para el aprendizaje en el complejo proceso y dinamismo de una escuela inclusiva. En S. Sánchez (ed.), El diseño universal para el aprendizaje. Guía práctica para el profesorado (p. 13–26). Narcea. García-Pérez, J. B. y Márquez, A. (2023). DUA para el año 2023. enTERA2.0, (10) https://ciberespiral.org/es/entera2.0/ Slee, R. (2012). La escuela extraordinaria. Exclusión, escolarización y educación inclusiva. Morata. Introducción La inclusión educativa se configura como uno de los principios del sistema educativo español recogido en la LOMLOE. Significa que todo el alumnado debe ser acogido, valorado y debe progresar en su aprendizaje y desarrollo personal sea cual sea su condición. Desde esta perspectiva, la atención a la diversidad se entiende como una atención a todo el alumnado de un aula, y no solo a aquel alumnado que presente dificultades en su aprendizaje. La naturaleza del ser humano es diversa, y cuando esta evidencia se traslada al aula, es preciso observar que también el aula es diversa. Todos y cada uno de los estudiantes del aula tienen sus propias características personales que los hacen únicos. Únicos en sus formas de trabajar, únicos en su bagaje y trayectoria de vida, únicos en sus capacidades y condiciones personales, únicos. Intentar proponer un modelo de currículo que sea homogéneo, igual para todos es no entender la diversidad de nuestras aulas. La inclusión no plantea que se genere un modelo diferenciado para cada alumno sino generar un modelo que sea lo suficientemente abierto y flexible como para que cada persona pueda participar desde sus propias características y condición. La generación de este modelo curricular personalizado pasa porque las secuencias didácticas propongan diseños exentos de barreras que permitan que cualquier alumno pueda, no solo participar, sino aprender y promocionar. La palabra barrera aparecerá en esta guía como una propuesta de cambio de mirada sobre la forma que se tiene, en términos generales, de realizar los diseños didácticos del aula. Una mirada al diseño que sea capaz de anticiparse a esas barreras, localizarlas y tratar de trazar todas aquellas estrategias necesarias para eliminarlas. Con la propuesta que el nuevo currículo para diseñar situaciones de aprendizaje contextualizadas y accesibles y universales, el alumnado que reiteradamente ha ido encontrando barreras y barreras que le han dificultado alcanzar el éxito en su aprendizaje, tendrá oportunidades para participar junto a sus compañeros y sentirse que pertenece a ese grupo. Ese es el objetivo fundamental de esta guía, ofrecer estrategias a los docentes que le ayuden a generar situaciones de aprendizaje para todos. Para conseguirlo se ha planteado una propuesta que pretende ser práctica, de aplicación directa al aula. Cualquier persona que se acerque a su lectura podrá ir encontrando sugerencias, consejos y estrategias que le ayudarán a cambiar esa mirada y conocerá recursos suficientes y variados para hacerlo. Para ello se plantea desde la posición de un docente que se sienta a diseñar una situación de aprendizaje partiendo desde cero y cuya elaboración será la primera que haga. No solo se centra en ofrecer estrategias basadas en el Diseño Universal para el Aprendizaje, sino que también recoge el propio proceso de planificación, diseño y elaboración de esa situación de aprendizaje teniendo presentes todos los elementos propuestos en la LOMLOE y su desarrollo curricular. Y para que esta elaboración elimine barreras conceptuales, de abstracción o de comprensión, paralelamente a su presentación, se ha elaborado una situación de aprendizaje que sirva de ejemplo en cada uno de los pasos de los que se compone el proceso de elaboración. Además, se presenta en formato digital al que se puede acceder a través de un código QR que llevará a la página concreta del Recurso Educativo Abierto (REA) del ejemplo para facilitar la comprensión de la lectura. Ocho, concretamente, son los pasos que se proponen para ello. Ocho pasos que parten desde la selección de los elementos curriculares, hasta la evaluación del alumnado. En cada uno de estos pasos se realiza una breve aproximación teórica de su contenido para enfocarse, rápidamente, en el proceso de detección de posibles barreras y las estrategias a aplicar para minimizarlas. Todo ello complementado con el ejemplo paralelo. Gracias a todos los que habéis decidido sumergiros en esta lectura en busca de claves para que todo vuestro alumnado se sienta que puede y, ojalá, lo consiga. Agradecimientos Esta guía no se habría podido realizar sin la participación, consejo y acompañamiento de las personas que han estado apoyando en cada momento de su elaboración: ■ Luz González Domínguez–Adame, por su generosa y desinteresada revisión de textos y de estructura de toda la guía, su apoyo con el trabajo con eXeLearning y por sus consejos y aliento. ■ José Blas García Pérez, por ser copartícipe de todos los aprendizajes que han sido necesarios para generar el conocimiento para hacerla. Y por su grandísimo prólogo. ■ María Cervilla Alcalde, ilustradora novel que ha llenado de apoyo visual toda esta guía de una forma sencilla pero extraordinaria. Mucha suerte en tu futuro profesional. ■ Lydia Nacimiento Rodríguez, excepcional PT y mejor persona, por generar los textos en lectura facilitada que se muestran de ejemplo en el recurso educativo abierto. ■ A la familia, a esos peques que se han perdido tantas y tantas horas de su padre porque estaba al ordenador, y a su mamá, por estar acompañando y sufriendo todo el proceso que supone escribir una guía como esta. Millones de gracias y millones de besos. 1 Concepto de barreras Realizar un diseño de una situación de aprendizaje libre de barreras tiene como finalidad que todo el alumnado pueda participar en el proceso de enseñanza y de aprendizaje y, por ende, en la adquisición de las competencias clave. Para ello es indispensable que se delimiten adecuadamente las barreras, teniendo clara toda la dimensión del concepto de barreras. ¿Qué se entiende por barreras? La Real Academia de la Lengua define el término barreras como «valla, compuerta, madero, cadena u otro obstáculo semejante con que se cierra un paso o se cerca un lugar». En otra acepción se define como «obstáculo, embarazo entre una cosa y otra». Sin embargo, al término barreras se le atribuyen diferentes sentidos o significados, aunque no todos ofrecen el mismo matiz. Mientras en muchos casos se concibe como obstáculo o impedimento que dificulta el camino hacia algo, en otras ocasiones se suele definir como dificultad o limitación propia para alcanzar un objetivo o meta. Aunque son matices muy livianos, existe una importante diferencia entre ambas concepciones: mientras en el primer bloque la palabra definida sitúa el problema en la interacción entre la persona y el entorno; en el segundo se coloca el problema en una dificultad propia de la persona para desenvolverse en ese entorno. Las dos concepciones se pueden percibir como sinónimas, pero, en esencia, tienen implicaciones bien distintas. La diferencia radica en las repercusiones que tiene el hecho de atribuir una barrera como algo inherente a una persona, desvinculando de responsabilidad al entorno que la genera. Booth y Ainscow, cuando se refieren a este concepto, lo hacen en relación con la incidencia que tienen para el aprendizaje y la participación del alumnado: «las barreras al aprendizaje y la participación surgen de la interacción entre los/as estudiantes y sus contextos; las personas, las políticas, las instituciones, las culturas y las circunstancias sociales y económicas que afectan a sus vidas» (Booth y Ainscow, 2002, p. 8). Márquez y García (2022) ahondan un poco más en la importancia de diferenciar las dos concepciones que se hacen del término barreras, y hablan de barreras contextuales en los siguientes términos: Las barreras siempre debemos entenderlas como algo ajeno a la persona, como algo externo. Un elemento que se encuentra fuera del individuo cuando recorre un camino. En la escuela nos encontramos barreras propiciadoras de exclusión escolar de muy variada naturaleza (organizativas, estructurales, ambientales, sociales…). Especialmente importantes son las barreras curriculares, pues, de una forma u otra, están presentes en todas las actividades y tareas, y todo el alumnado, antes o después, se encuentra con ellas. Cuando esto sucede, una parte del alumnado dispone de recursos suficientes para sortearlas, mientras que siempre hay otra parte que no dispone de los recursos personales necesarios para salvarlas. Si la barrera no se elimina, esa parte del alumnado se queda sin posibilidad de avanzar junto a sus compañeros/as. El coste de no emplear los recursos suficientes para derribar esas barreras es el fracaso escolar asegurado de una parte de los alumnos y alumnas. Ningún aprendiz debe partir en un proceso de aprendizaje con las posibilidades de éxito mermadas. Además de injusto es inmoral. (p. 32-33) Todos estos postulados quieren hacer ver una situación que ocurre con frecuencia cuando las personas interactúan entre sí y que consiste en la percepción que tiene una persona sobre otra cuando la primera encuentra una barrera y la puede solventar sin que le suponga un esfuerzo destacable, y percibe que otra persona, que se enfrenta a la misma barrera, y pone en juego todos los recursos y capacidades de las que dispone, no puede salvarla. En este mismo momento se construye una idea basada en que la segunda persona no es capaz de hacer algo que se puede hacer sin mucha dificultad, situando el foco del problema directamente en la incapacidad de la persona, y no en la presencia de la barrera. Se podría simplificar esta interacción en una máxima como esta: como yo puedo y tú no, tú eres quien encuentra barreras que yo no tengo. Se tiende a considerar a la barrera como consecuencia, y no como causa, algo condicionado por la propia persona. Si la persona dispone de la cualidad, la barrera no existe. Aunque esto ocurre cuando es la norma la que dicta lo que es una barrera particular de una persona no capaz, y lo que es una barrera real porque solo unos pocos pueden. Se puede poner por ejemplo el bordillo de una acera como barrera que solo tiene la persona con discapacidad motriz. En este caso no se tiende a considerar el bordillo como una barrera ya que la inmensa mayoría puede solucionar el problema simplemente alzando la pierna. Solo se comienza a considerarla como barrera cuando se ve a una persona en silla de ruedas intentar subirla sin éxito. Así se atribuye la barrera a la discapacidad, haciéndola invisible si no estuviese esta persona de por medio. El contraejemplo surge cuando se toma en consideración una barrera que la mayor parte de la población no puede salvar si no es con el uso de algunas ayudas. Un ejemplo puede ser la memorización de gran cantidad de ítems, como pueden ser los numéricos, que algunos pocos privilegiados pueden realizar sin problema, pero el resto de las personas no puede retener ni una cuarta parte de lo que hacen ellos. Pero también se pueden poner ejemplos más comunes como subir una cuesta elevada, orientarse en un bosque o hacer surf. En este caso se habla de barreras sin que dependa de quién se enfrente a ellas. Solo se percibe la barrera si tiene una afectación directa a cada persona, y cuando la barrera solo afecta a unos pocos, se le llama dificultad. Pero las barreras son barreras para todos y en todos los casos, y el deber docente es el de detectarlas y minimizarlas, para todos, no solo cuando son generalizadas. ¿Qué tipo de barreras pueden estar influyendo en la participación y progreso de todo el alumnado? En el Foro Mundial sobre la Educación 2015 en Incheon, República de Corea (UNESCO, 2015), se recogen una serie de estrategias indicativas para garantizar que la equidad, la inclusión y la igualdad de género se integren en todas las metas de educación. Y dentro de estas estrategias aparece una que insta a «determinar cuáles son las barreras que impiden a los niños y jóvenes vulnerables acceder a programas de educación de calidad, y tomar medidas firmes para eliminarlas. Ello emplaza a realizar esa delimitación de barreras y organizarlas de alguna forma para ayudar a eliminarlas». Así, una vez situadas las barreras fuera de las personas, es en el propio contexto en el que se pueden encontrar diferentes tipos de barreras. Borland y James (1999) realizaron una investigación en la que determinaban la existencia de tres tipos de barreras: el acceso físico (infraestructura y espacios); la falta de un sistema de retroalimentación para transferir buenas prácticas para fomentar su inclusión; y la dimensión ideológica–moral referida a las relaciones de poder en contextos de discapacidad, lo que tiene consecuencias como la discriminación (p. 99–100). Otra clasificación muy acertada es la que realiza la Secretaría de Educación Pública de México (SEP, 2018) estableciendo tres bloques principales: las actitudinales, relacionadas con las actitudes de rechazo, segregación, exclusión o actitudes sobreprotectoras de las personas que rodean e interactúan con el alumno; las pedagógicas, relacionadas con la vinculación que tiene para los docentes las prácticas de los procesos de enseñanza y aprendizaje con los diferentes ritmos y formas de aprender de los alumnos; y, por último, las organizativas, vinculadas a aspectos estructurales, organizativos y de gestión de las aulas. Cuando se profundiza un poco más en el concepto de barreras para el aprendizaje y la participación (BAP en adelante), se puede apreciar que dentro del bloque anterior, el de las barreras pedagógicas, se puede hacer una clasificación expresa vinculando estas con el currículo. Al hablar de currículo se ha de tener presente que las BAP se sitúan justo en las propuestas didácticas que son elegidas para trabajar en el aula. Al seleccionar los elementos curriculares y acercarlos a los intereses del alumnado; al elegir un producto final o reto motivador para darle coherencia y relevancia; y al diseñar la secuencia de tareas, actividades o ejercicios que deben realizar para conseguir ese reto, se pueden, sin darse cuenta, estar levantando barreras para el aprendizaje y la participación. Márquez (2017) realiza una clasificación de las barreras que localiza en el aula y en los diseños didácticos. Así nos habla de: ■ Barreras físicas: aquellas que no pueden ser salvadas por alumnado con problemas psicomotores. ■ Barreras sensoriales: cuando se presenta la materia desde una única modalidad sensorial. ■ Barreras cognitivas: la información se presenta sin ayudas conceptuales, mediadores, organizadores, gráficos u otros sistemas de ayuda para reducir la abstracción de esta. ■ Barreras estructurales: falta de adecuación del espacio físico como ruidos, luces, rutinas o distracciones que hagan que parte del alumnado no pueda trabajar adecuadamente, o también la propia gestión emocional del aula. ■ Barreras comunicativas: la comunicación oral, gestual, signada, textual o de otro tipo, si se presenta de forma única puede excluir a parte del alumnado. ■ Barreras curriculares: en las que la presentación de las actividades se realiza de una única forma y se espera un único camino para su respuesta. ¿Cuándo se debe realizar el proceso de identificación de barreras? La detección y delimitación de barreras es un proceso que pretende eliminarlas poniendo en juego determinadas estrategias y recursos educativos con la finalidad de que el alumnado pueda tener mayor éxito y participación en las actividades propuestas. Se trata de anticiparse a la situación en la que un alumno se encuentre con alguna barrera y prever qué opciones o alternativas se le pueden ofrecer como posible forma de salvarlas. Por tanto, es una acción que debe realizarse a priori, en el mismo momento en el que se está diseñando la secuencia didáctica con sus correspondientes tareas, actividades y/o ejercicios que la configuran. Las medidas específicas de atención a la diversidad centradas en la adaptación del currículo para un alumno concreto funcionan de forma totalmente opuesta a la delimitación de barreras. El docente planifica su secuencia didáctica y la lleva al aula. En ese momento se puede encontrar a algún discente que tenga dificultades para poder realizar las tareas presentadas y, por tanto, adquirir el aprendizaje esperado. Cuando esto ocurre, se pone en marcha todo un dispositivo para evaluar al alumnado y tratar de delimitar sus dificultades para aprender, delimitar sus necesidades específicas de apoyo educativo y, a partir de aquí, realizar una propuesta de adaptaciones, apoyos y recursos que se pondrán a su disposición para que pueda realizar un aprendizaje más individualizado. Desde esta perspectiva se trataría de una medida a posteriori, después de diseñar la propuesta didáctica general que todo el alumnado trabajará. Como puede verse, cuando esto ocurre se pone el foco del problema en el alumno y en sus circunstancias y contextos personales, pero no se realiza, de manera paralela, un proceso de revisión del contexto donde ocurre el aprendizaje y, dentro de este contexto, de la propia secuencia didáctica planificada. Se podría decir que el planteamiento responde a la idea siguiente: se propone una secuencia didáctica para todos, cuando un alumno encuentra barreras en ella se evalúa al alumno, no a la secuencia. El planteamiento que se está proponiendo en este capítulo emplaza a delimitar las barreras que la propia propuesta curricular y didáctica puede conllevar. Esto no es incompatible con evaluar las necesidades personales de todo el alumnado del aula porque ayudará a centrar la atención en aquellas barreras que mayor incidencia tengan en ese alumnado y abordarlas antes de llevar la propuesta al aula. En esencia, lo que se debe tener siempre presente es que, a mayor número de barreras detectadas a priori, menor número de adaptaciones individuales a posteriori. No obstante, el proceso de detección de barreras no solo debe realizarse antes de la puesta en práctica de las actividades en el aula. Durante el mismo proceso es necesario ir valorando si las estrategias incorporadas están teniendo efecto en el alumnado y están resultando válidas para minimizar esas barreras. Esto permitirá detectar barreras no identificadas, ir introduciendo nuevas estrategias, o descartar las estrategias que no estén funcionando. Además, este checking irá aportando información importante para las siguientes propuestas didácticas, con lo que, progresivamente, se irá atinando cada vez más en las barreras de mayor impacto en el aula. ¿En qué apoyarse para delimitarlas? Las barreras a la participación pueden surgir en cualquier momento de la planificación de una SdA. Desde el momento en que se estén seleccionando los elementos curriculares que la integrarán, localizando el centro de interés, ideando el producto final, eligiendo las estrategias metodológicas, diseñando las actividades y ejercicios que realizará el alumnado, y proponiendo las herramientas e instrumentos de evaluación que se utilizarán, se puede estar abriendo la puerta a una u otra barrera. La aparición de estas barreras no surge de manera deliberada o por malas prácticas docentes. Como se ha ido recogiendo a lo largo de este capítulo, las barreras pueden ser algo inherente a cada una de las acciones que se acaban de delimitar, y es necesario que se establezca algún criterio que nos ayude a localizarlas para poder minimizarlas o reducirlas. El DUA ofrece un marco de referencia que puede ser de mucha utilidad a la hora de localizar barreras en los diseños didácticos. El conjunto de pautas que recoge la tabla de puntos de verificación 2.2 (2018) que propone al CAST puede ayudar a sistematizar la búsqueda de estas desde dos puntos de vista diferentes pero complementarios: ■ Distribución de pautas atendiendo a los tres principios que propone el DUA: compromiso, representación, y acción y expresión (mirada vertical). En este caso la búsqueda de las barreras se centra en el tipo de acción requerida en el discente. Las barreras, por tanto, pueden localizarse atendiendo a requerimientos motivacionales o afectivos; a requerimientos perceptivos y comprensivos o, a requerimientos expresivos y organizativos. Sin duda, esta mirada vertical es la más conocida y popular del DUA ya que sugiere que el docente se haga estas tres preguntas principales: ¿qué barreras pueden surgir cuando le pedimos al alumnado que se muestre comprometido con la tarea?, ¿qué barreras pueden surgir cuando le presentamos la información?, ¿qué barreras pueden surgir cuando pedimos al alumnado que nos exprese su aprendizaje? ■ Distribución de pautas atendiendo a la adquisición del aprendizaje: acceso, construcción e internalización (mirada horizontal). En este segundo caso, la búsqueda de barreras se realiza en base a tres objetivos comunes que debe perseguir cualquier actividad: asegurar que todo el alumnado puede acceder primeramente a la acción requerida; facilitar que el discente pueda componer y construir su aprendizaje; y favorecer que los aprendizajes sean permanentes y duraderos. Esta última mirada puede ser menos conocida, pero probablemente, pueda ayudar mejor a sistematizar la búsqueda de barreras, ya que debe realizarse de forma secuencial y en un orden concreto, entendiendo que, si no se facilita primeramente el acceso, la construcción del aprendizaje se dificulta, y que no es posible interiorizar un aprendizaje sin un proceso de construcción previo. Todos estos aspectos que considerar a la hora de delimitar barreras y proponer estrategias para derribarlas hacen que se deba conocer en mayor profundidad las propuestas que plantea el diseño universal para el aprendizaje. Referencias bibliográficas Booth, T. y Ainscow, M. (2002). Índice de Inclusión. Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. Unesco. Oficinal Regional de Educación para América Latina y atención educativa el Caribe /Centre for Studies on Inclusive Education. Borland, J. y James, S. (1999). The learning experience of students with disabilities in higher education. A case study of a UK university. Disability & Society, 14(1), 85–101. Márquez, A. (30 de mayo de 2017). ¿Cuáles son las barreras a la participación y cómo superarlas? Si es por el maestro… https://www.antonioamarquez.com/cuales–son–las–barreras–la/ Márquez, A. y García, J. B. (2020). Crear unidades didácticas de aprendizaje multinivel bajo el marco del diseño universal para el aprendizaje: aspectos básicos a tener en cuenta. Educar y Orientar, (12), 106. SEP. (2018). Estrategia de equidad e inclusión en la educación básica para alumnos con discapacidad, aptitudes sobresalientes y dificultades severas de aprendizaje, conducta o comunicación. Secretaría de Educación Pública. Unesco. (2015). Educación 2030. Declaración de Incheon. Hacia una educación inclusiva y equitativa de calidad y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos. Unesco. 2 Concepto de DUA El diseño universal para el aprendizaje es un enfoque que propone centrar la mirada de los diseños didácticos en las barreras que puedan estar generándose y que dificultan la participación de una parte del alumnado del aula. Estas barreras están presentes en las tareas, actividades y/o ejercicios que se proponen en el aula, y el DUA propone una serie de recomendaciones que ayudan a minimizarlas. El Center for Applied Special Technology (CAST en adelante) comienza a implementar el DUA a principios de los años 80, tratando de desarrollar oportunidades de aprendizaje para todas las personas, especialmente para el colectivo en situación de vulnerabilidad en las aulas. ¿Qué es DUA? En esencia, lo que el DUA trata de proponer es la generación de diseños didácticos que a priori sean capaces de detectar las barreras que se hayan podido generar para poder minimizarlas y aumentar la participación y progreso de todo el alumnado. Se trata, por tanto, de universalizar los diseños didácticos del aula haciéndolos más flexibles, accesibles y personalizables. Se plantea como una solución a priori ya que centra su mirada en el contexto de enseñanza y aprendizaje a través de la transposición didáctica que los docentes realizan de sus diseños curriculares, generando acciones que los lleven a proponer opciones y alternativas planificadas antes de llevarlas al aula para que permitan participar a todo el alumnado. Concepto DUA El CAST define el DUA como «un modelo teórico–práctico para la enseñanza basado en la investigación y la práctica educativa, que establece un marco para el diseño flexible del currículo y sus diferentes componentes –objetivos, contenidos, metodología, materiales, evaluación y organización–, para crear contextos inclusivos de aprendizaje en los que todos los estudiantes puedan aprender» (Educa DUA, https://www.educa-dua.es/). Aunque en sus inicios se plantea como una solución digital para favorecer la participación del alumnado con discapacidad, a medida que se iban implementando estas herramientas en el aula, se iba descubriendo que el foco del problema no está asociado única y directamente con el alumnado con dificultades, sino que tenía una mayor relación con los contextos en los que se generaba el aprendizaje. Por ello, el DUA propone una serie de estrategias que pretenden minimizar las barreras de los contextos de aprendizaje, todas ellas basadas en experiencias validadas científicamente y cuya puesta en práctica dependerá de las estrategias metodológicas que cada docente emplee en su aula y del propio perfil de su alumnado. El DUA tiene una fundamentación que se apoya en los principios de la neurociencia y en la plasticidad cerebral. Parte de la especialización de las redes neuronales y la activación de ciertas zonas del cerebro a través de la realización de tareas que suponen demandas cognitivas (Alba, 2018). Alba se apoya en los trabajos de Rose y Meyer (2002) para definir las tres redes neuronales que tienen una conexión directa con el aprendizaje: ■ Las redes afectivas, especializadas en evaluar patrones y asignarles un significado emocional, determinan la implicación personal en las diferentes tareas y aprendizajes y con el mundo que nos rodea, por lo que se vinculan con el «porqué» del aprendizaje. ■ Las redes de reconocimiento, claves para percibir los estímulos, están especializadas en el reconocimiento de la información y en asignar significados a los patrones que percibimos. Estas redes son las que nos permiten captar, reconocer e integrar la información y son fundamentales en las acciones que se realizan relacionadas con el «qué» del aprendizaje. ■ Las redes estratégicas, especializadas en la generación y control de los patrones mentales y de acción, así como en las funciones ejecutivas. Están implicadas en poder hacer un plan o realizar una tarea, por lo que se relaciona con el «cómo» se produce y expresa el aprendizaje. Principios, pautas y puntos de verificación Estas tres redes que definen Rose y Meyer en sus investigaciones, y su vinculación con el aprendizaje son las que inspiraron los tres principios fundamentales del DUA: ■ Principio del compromiso: el porqué del aprendizaje. ■ Principio de representación: el qué del aprendizaje. ■ Principio de acción y expresión: el cómo del aprendizaje. Inspirados en estos principios, el DUA propone una serie de orientaciones o sugerencias que permitan que las secuencias didácticas incluyan opciones, alternativas, ajustes o ayudas que minimicen las barreras que puedan llevar incorporadas las tareas, actividades y/o ejercicios del aula. Estas orientaciones se agrupan en lo que el CAST denomina, pautas DUA. En cada principio del DUA se organizan las pautas atendiendo al objetivo perseguido con las tareas presentadas al alumnado: ■ Acceso al aprendizaje. En cualquier situación del aula en la que se pretenda que el alumnado realice un aprendizaje, el primer factor que se debe tener presente es que cada aprendiz pueda acceder al mismo. En este sentido, si se atiende a cada principio, se puede comprobar que, para el por qué del aprendizaje, donde se genera el compromiso del alumnado por aprender, el acceso se genera a través del interés. El interés se convierte en la puerta de entrada al aprendizaje. En el principio de representación, el qué del aprendizaje, el acceso vendrá determinado por cualquier barrera perceptiva que pueda encontrar el alumnado cuando trata de ver, oír, tocar o sentir cualquier información que se le transmita. Y, finalmente, en el principio de acción y expresión, el cómo del aprendizaje, cada discente necesitará expresar su aprendizaje usando vías motrices y de acción para hacerlo. Si encuentra barreras de este tipo no podrá expresar ese aprendizaje. ■ De esta forma van surgiendo las pautas 7: proporcionar opciones para captar el interés; la pauta 1: proporcionar diferentes opciones para la percepción; y la pauta 4, proporcionar opciones para la interacción física. ■ Construcción del aprendizaje. Sucede cuando el alumnado es capaz de realizar un proceso de interacción, codificación y procesamiento de aquello que quiere aprender. Igualmente se generan tres pautas, una para cada principio. En el porqué del aprendizaje, se propone que para que el alumnado sea capaz de construir necesita de opciones y ayudas para mantenerse esforzado y perseverante en sus tareas. En el qué del aprendizaje, se propone que para que cada discente pueda construir su aprendizaje se le pueden ofrecer múltiples opciones para el procesamiento y codificación de la información que se les transmite. Y en el cómo del aprendizaje se pretende que el alumnado disponga de opciones que le ayuden a componer y expresar sus respuestas ante ese aprendizaje. ■ De esta forma van surgiendo las pautas 8: mantener el esfuerzo y la persistencia; la pauta 2: proporcionar múltiples opciones para el lenguaje, las expresiones matemáticas y los símbolos; y la pauta 5: proporcionar opciones para la expresión y la comunicación. ACCESO AL APRENDIZAJE COMPROMISO 7. Proporcionar opciones para captar el interés. REPRESENTACIÓN 1. Proporcionar diferentes opciones para la percepción. ACCIÓN Y EXPRESIÓN 4. Proporcionar opciones para la interacción física. Quadre 1. Pautas de acceso al aprendizaje CONSTRUCCIÓN DEL APRENDIZAJE COMPROMISO 8. Mantener el esfuerzo y la persistencia. REPRESENTACIÓN 2. Proporcionar múltiples opciones para el lenguaje, las expresiones matemáticas y los símbolos. ACCIÓN Y EXPRESIÓN 5. Proporcionar opciones para la expresión y la comunicación. Quadre 2. Pautas de construcción del aprendizaje ■ Internalización del aprendizaje. En este caso, cada discente hace suyo el aprendizaje anclándolo en sus redes de conocimiento para poder transferirlo y usarlo en otras situaciones o contextos. En el porqué del aprendizaje se propone que, para que el alumnado sea capaz de interiorizar todos estos aprendizajes, necesitará opciones y ayudas que le permitan autorregularse tanto en el plano emocional, como en las capacidades para autoevaluarse y reflexionar sobre sus aprendizajes. En el qué del aprendizaje es necesario que el alumnado establezca relaciones de comprensión potentes que hagan que el nuevo aprendizaje conecte con sus conocimientos previos. Y en el cómo del aprendizaje es donde se plantean opciones para el control de las funciones ejecutivas en la ejecución de las tareas. De esta forma, van surgiendo las pautas 9: proporcionar ■ opciones para la autorregulación; la pauta 3: proporcionar opciones para la comprensión; y la pauta 6: proporcionar opciones para las funciones ejecutivas. Todas estas pautas vienen aparejadas con una serie de orientaciones que pueden ponerse en práctica en las aulas para minimizar las barreras. A estas orientaciones, el CAST1 las denomina «puntos de control» o «puntos de verificación». Se trata de sugerencias basadas en diferentes modelos o estrategias corroboradas, cada una de ellas. por la investigación educativa. Esta investigación puede consultarse para cada punto de control en la web https://udlguidelines.cast.org/more/research–evidence. INTERNALIZACIÓN DEL APRENDIZAJE COMPROMISO REPRESENTACIÓN 9. Proporcionar opciones para la autorregulación. 3. Proporcionar opciones para la comprensión. ACCIÓN Y EXPRESIÓN 6. Proporcionar opciones para las funciones ejecutivas. Quadre 3. Pautas de internalización del aprendizaje Suman un total de treinta y un puntos de verificación que vienen a realizar una completa propuesta de opciones o alternativas que harían que cualquier diseño didáctico se prestase a ser inclusivo, participativo y que promueva el progreso personal de cada discente. Todos los puntos de verificación del DUA fueron recogidos en un organizador gráfico elaborado por el CAST (2018) que fue traducido y adaptado por Fellow Group al español y que se denomina «Pautas de Diseño Universal para el Aprendizaje» (versión 2.2) (imagen 1). El DUA en los diseños didácticos Es frecuente que se interprete que estos treinta y un puntos de verificación del organizador de las pautas 2.2 se deban poner en juego para que una actividad pueda denominarse actividad DUA, sin embargo, este organizador no debe interpretarse como un checklist, sino más bien, y como se viene planteando a lo largo de este capítulo, como una serie de orientaciones que se pueden aplicar a las tareas, actividades o ejercicios del aula para minimizar aquellas barreras que se hayan detectado. Imagen 1. Tabla 2.2 del DUA Por ello, el primer paso siempre debe ser la detección de barreras del aula tal y como se ha recogido en el apartado 1.3 de esta guía. Para entender mejor el proceso a seguir para aplicar los puntos de verificación de manera progresiva para atender a las barreras detectadas se va a tomar como referencia el modelo de «Predicción, superación y planificación (POP)» (Bergman, 2020). Se trata de un modelo de tres fases. Fase 1: predecir En este momento toma especial importancia el concepto: barreras de alta probabilidad o frecuencia. En muchas ocasiones es frecuente que mientras se está planificando y diseñando una actividad que posteriormente será llevada al aula, se pueda realizar una anticipación a las posibles dificultades que tendrán determinados alumnos o alumnas para resolverla. Esto suele ocurrir, por ejemplo, cuando se está preparando una actividad sobre comprensión lectora y se selecciona un texto que contiene palabras desconocidas o poco familiares para el alumnado, o con una estructura sintáctica compleja. En esta ocasión, el propio bagaje docente es capaz de anticipar que cuando el alumnado tenga que responder a preguntas sobre la lectura, tendrán serias dificultades para hacerlo. También es frecuente que ocurra esto cuando, por ejemplo, se diseña una actividad consistente en la resolución de un problema matemático en el que el alumnado tiene que manejar seis datos y realizar tres operaciones. En ese momento, es probable que el docente tenga en mente a un alumno particular que mezclará datos y confundirá operaciones. Todas estas situaciones ocurren porque el profesorado dispone de experiencia suficiente como para poder anticiparse a las barreras que el alumnado encontrará. Son barreras de aparición frecuente, que suelen ocurrir una vez tras otra, en un mismo grupo, o en grupos diferentes. Se puede, solo con chequear las actividades, delimitar aquellas barreras que suelen ser más frecuentes en los diseños y que suelen acarrear mayores problemas en los alumnos. Así, es conocido por todos que, el usar textos complejos, con sobreinformación o con palabras nuevas y desconocidas, puede provocar en el alumnado problemas para acceder al auténtico sentido final del texto. Y esta barrera es de alta probabilidad para muchos de los alumnos del aula, no solo en los ACNEAE. Por tanto, no se puede hablar de unos patrones estandarizados de «barreras de alta probabilidad», sino más bien de una forma de entender cada docente su propia práctica didáctica y determinar, dentro de ellas, las barreras que podrían ser evitadas si se aplicasen solo algunos de los puntos de verificación propuestos en el DUA. Se trata de una predicción sobre aquello que puede suponer un obstáculo en el progreso de los alumnos en su aprendizaje. Fase 2: superar Una vez que cada docente ha delimitado las barreras de alta probabilidad que propone en sus diseños didácticos, llega el momento de «superar las barreras». Para ello puede hacer uso de estrategias y recursos para eliminar o disminuir barreras. Si se ha podido, por ejemplo, detectar que la actividad que se llevará al aula puede que se presente con un texto con letra pequeña, con vocabulario nuevo y con uso de estructuras sintácticas complejas (voz pasiva, abuso de subordinadas…), habrá que plantearse qué estrategias se pueden poner en juego para minimizar estas barreras. Y es aquí donde los puntos de verificación del DUA pueden orientarnos en este proceso. Así, para estas barreras localizadas se podría proponer que el texto se presentase simultáneamente en formato papel y digital, y así el alumnado con problemas perceptivos podría ampliarlo con algún recurso tecnológico (punto de verificación 1.1: «ofrecer opciones que permitan la personalización en la presentación de la información»). También se podría anticipar un glosario de términos difíciles de comprender (punto de verificación 2.1: «clarificar el vocabulario y los símbolos»). Y, por último, se podría generar un texto alternativo en lectura fácil que ayude a comprender mejor el texto presentado (punto de verificación 2.2: «clarificar la sintaxis y la estructura»). Todas estas estrategias a las que podemos recurrir están disponibles, en algunas ocasiones, en el propio repertorio docente que le otorga el bagaje profesional del que dispone. Sin embargo, en otras ocasiones es necesario obtener ayuda que guíe para proponer estrategias adecuadas a cada tipo de barrera detectada para que se puedan superar. Fase 3: planificar Una vez detectadas las barreras de alta probabilidad y puestos los medios más adecuados para poder superarlas, cada docente debe ponerse a planificar la secuencia de trabajo que presentará a los alumnos. Este diseño debe cumplir con las premisas necesarias para convertirse en un modelo didáctico abierto, con posibilidad de elección por parte del alumnado, ofreciendo unas alternativas imprescindibles que ayuden a minimizar las adaptaciones futuras. En definitiva, se trata de que una vez que se han detectado las barreras que las actividades proponen, y encontrado soluciones para minimizarlas o reducirlas, toca ahora replantearse la forma en la que se secuenciará y rediseñará la actividad para que puedan tener cabidas las estrategias previstas. Se trata de planificar. Toda la secuencia completa se puede ver en el siguiente organizador gráfico que podría servir como un pequeño canvas de planificación de actividades sin barreras de alta probabilidad (imagen 2). A lo largo de esta guía se seguirá este proceso en la detección y superación de barreras del aula. Imagen 2. Rutina para eliminar barreras de alta probabilidad Referencias bibliográficas Alba, C. (2018). Diseño Universal para el aprendizaje un modelo didáctico para proporcionar oportunidades de aprender a todos los estudiantes. Padres y Maestros / Journal of Parents and Teachers, (374), 21-27. https://doi.org/10.14422/pym.i374.y2018.003 Rose, D. H. y Meyer, A. (2002). Teaching every student in the digital age: universal design for learning. Association for Supervision & Curriculum Development. 1. CAST: Center for Applied Special Technologic. 3 Diseñando un currículo para todos Una de las ambiciones que persigue el modelo de escuela inclusiva es la participación de todo el alumnado trabajando y aprendiendo del mismo currículo, un currículo diseñado para todos y todas, con la suficiente apertura y flexibilidad como para no dejar a ningún alumno o alumna fuera, pero, sobre todo, para no tener que recurrir a currículos paralelos dentro de un mismo grupo clase. Se trata de hacer que el currículo esté al servicio del aprendizaje, y no al revés. Y esto hace recordar que los currículos prescriptivos se definen a sí mismos como «mínimos» que se han de abordar en cada etapa, ciclo o nivel educativo, y que el objetivo final del mismo es lograr generar alumnos competentes para que puedan desarrollarse de una forma integral y participar en la sociedad con igualdad de posibilidades. Esa adquisición de competencias debe entenderse como un proceso gradual donde cada persona va logrando alcanzar niveles de desempeño progresivos, ajustados a cada ritmo de aprendizaje y capacidades potenciales personales. Pensar en un currículo para todos exige conocer las posibilidades que brinda, la forma en la que está definido y redactado, los elementos que lo constituyen y sus conexiones facilitadoras de diseños más flexibles. Entender el currículo es el primer paso para hacer que éste esté al servicio del aprendizaje. A continuación, se recogen algunas ideas para tener en cuenta. Análisis del currículo desde un punto de vista inclusivo ¿Por qué las competencias específicas? Las competencias clave vienen a: Determinar desempeños que se consideran imprescindibles para que el alumnado pueda progresar con garantías de éxito en su itinerario formativo, y afrontar los principales retos y desafíos globales y locales. Las competencias clave aparecen recogidas en el Perfil de salida del alumnado al término de la enseñanza básica y son la adaptación al sistema educativo español de las competencias clave establecidas en la Recomendación del Consejo de la Unión Europea, de 22 de mayo de 2018 relativa a las competencias clave para el aprendizaje permanente. (Art.2. b) del Real Decreto 157/2022, de 1 de marzo, por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas de la educación primaria) Según esta definición el alumnado debe alcanzar una serie de habilidades, destrezas, conocimientos, aptitudes y valores que le ayuden a ponerlos en práctica en situaciones reales para resolver problemas de cualquier ámbito. Se trata de una aplicación práctica de saberes que sobrepasa la tradicional capacidad para hacerlo, es decir, que los saberes son aplicados y no solo asimilados. Esa es la principal diferencia entre capacidad (ser capaz de realizar una acción) y competencia (realizar una acción para resolver un problema en un contexto definido). Un ejemplo común para entender esta diferencia podemos encontrarlo en el conocimiento del inglés. En el desarrollo curricular de normativas anteriores solo se programaba el área de inglés en términos de capacidades (objetivos), es decir, el alumnado, al terminar la etapa educativa debía ser capaz de comunicarse en inglés. Muchos de los que aprendieron bajo ese modelo alcanzaron esas capacidades desde un punto de vista potencial, pero algunos no llegaron a ser competentes para llevarlo a la práctica real para comunicarse con personas inglesas o de otras nacionalidades. La capacidad no se llevó a la práctica. Con el desarrollo de las competencias se pretende que el aprendizaje no se quede solo en la capacidad potencial sino en la aplicación de los conocimientos adquiridos para resolver problemas reales. Siguiendo con el ejemplo del inglés, cuando una persona aplica sus conocimientos y habilidades o destrezas comunicativas relativas al inglés para desenvolverse, esta las aplicará atendiendo a un nivel de desempeño propio, no comparable con ninguna otra persona. (De estos conocimientos dispongo para esta situación, y estos conocimientos aplicaré para salvar el problema.) Aunque hay parámetros normativos como los recogidos en el perfil de salida de la enseñanza básica, son parámetros flexibles que contemplan que cada alumno o alumna adquiera las competencias de forma progresiva y flexible a lo largo de toda la enseñanza, e incluso de toda la vida. Una vez sentadas estas premisas sobre qué condicionantes tienen las competencias, también es necesario comprender que las ocho competencias que se prescriben en los currículos son las imprescindibles que todas las personas deben adquirir para desenvolverse en el entorno de manera eficaz. Así lo define la Recomendación del Consejo de la Unión Europea de 22 de mayo de 2018 relativa a las competencias clave para el aprendizaje permanente: Las competencias clave son aquellas que todas las personas precisan para su realización y desarrollo personales, su empleabilidad, integración social, estilo de vida sostenible, éxito en la vida en sociedades pacíficas, modo de vida saludable y ciudadanía activa. Estas se desarrollan con una perspectiva de aprendizaje permanente, desde la primera infancia hasta la vida adulta, y mediante el aprendizaje formal, el no formal y el informal en todos los contextos, incluidos la familia, el centro educativo, el lugar de trabajo, el entorno y otras comunidades. Las competencias clave no están vinculadas a ningún área o materia curricular, aunque es cierto que algunas tendrán mayor o menor conexión con algunas competencias concretas. Esto se ha convertido en uno de los grandes problemas para que el profesorado pudiese programar de forma competencial, ya que no siempre se ve la forma clara de trabajar una determinada competencia, pongamos la de STEM, desde otra área o materia, por ejemplo, lengua castellana. Aunque en los currículos anteriores se marcaban conexiones entre competencias y áreas, a la hora de diseñar actividades que efectivamente las conectasen, se perdía la posibilidad de hacer un verdadero trabajo competencial, ciñéndose estas actividades al área o materia y al contenido propio de ésta. Esto, unido a la falta de tradición de trabajar de forma interdisciplinar, ha hecho que las diferentes propuestas competenciales que el profesorado ha ido desarrollando no lograsen simular un entorno de aprendizaje real en el que el alumnado pudiera poner en juego todas sus habilidades y conocimientos para resolver una tarea en la que intervienen, de forma simultánea, saberes de diferentes áreas, como ocurre en la vida real. Así, el enfoque competencial se quedaba solo en la retórica de los documentos legislativos, pero no en una realidad práctica en las aulas. Y lo que es peor, fue generando en el inconsciente colectivo de los profesores el rechazo frontal a las Competencias Clave por considerarlas un engendro propio de una política educativa zombi. Ellas no lo saben, pero transitan por el sistema educativo «muertas» atemorizando con infectarlo todo para «corromper» lo que está bien vivo y funcionando. (Valle, 2022, p. 10) Sin duda esto también ha supuesto una barrera para que todo el alumnado pueda participar en función de sus propias capacidades, ya que el enfoque interdisciplinar permite poner en juego aquellas competencias disponibles para resolver un reto, problema o desafío, y no solo los conocimientos relativos a un área o materia curricular. Esta última opción limita la participación de todo el alumnado en la resolución de las tareas propuestas. Un ejemplo se puede encontrar en propuestas como el escape room, la gamificación, el aprendizaje basado en proyectos…, donde los aprendices pueden resolver cada desafío aplicando sus propios recursos, y aprendiendo a usar aquellos nuevos recursos que se ponen a su disposición, pero siempre entendiendo los dos tipos de recursos funcionando de forma conjunta: los previos y los nuevos. Un contraejemplo se puede encontrar cuando el alumnado tiene que expresar su aprendizaje de forma oral repitiendo el mismo modelo y de la misma forma en la que se le presentó. Aquí el alumnado debe limitarse a hacer uso de sus procesos de comprensión epistemológica de los conceptos presentados (según el tipo de actividad ni siquiera sería necesario) y de su capacidad de memoria. Si algún alumno no dispone de la capacidad de abstracción o de memorización no tendrá alternativas para hacer uso de otros recursos disponibles. Para intentar subsanar esta falta de conexión entre áreas y competencias, la nueva normativa incorpora tres novedades importantes: los descriptores de las competencias clave, que ayuden al profesorado a marcarse los desempeños esperados al finalizar cada etapa obligatoria (perfil de salida); las competencias específicas, en las que en su propia redacción se incluyen las conexiones entre elementos propios del área y los descriptores de las competencias establecidas como perfil de salida; y los criterios de evaluación de las competencias específicas, que sirven para ayudar a determinar el grado de desempeño de cada competencia específica desgranándose en aspectos más fácilmente evaluables. Nueva formulación de los elementos curriculares Una de las limitaciones que tradicionalmente ha puesto sobre la mesa el currículo es la imposibilidad de generar respuestas más abiertas y flexibles por parte del alumnado, respondiendo al tercer principio del DUA cuando propone la generación de múltiples opciones para la expresión y comunicación. Esto ha sido propiciado por una redacción rígida y poco flexible de los propios criterios de La competencia personal, social y de aprender a aprender implica la capacidad de reflexionar sobre uno mismo para autoconocerse, aceptarse y promover un crecimiento personal constante; gestionar el tiempo y la información eficazmente; colaborar con otros de forma constructiva; mantener la resiliencia; y gestionar el aprendizaje a lo largo de la vida. evaluación, quizás porque en muchos casos se han redactado con la finalidad de evaluar contenidos y no competencias, condicionando el hecho de que el criterio de evaluación se marque con un carácter más totalitario, determinando si el contenido se ha conseguido o no se ha conseguido, sin tener muy claro si ha aprendido o ha memorizado. Por el contrario, la redacción de criterios que buscan la valoración de los niveles de desempeño esperados para la competencia permite otorgar mayor flexibilidad, ya que este desempeño se va adquiriendo de una forma gradual y no absoluta. Es por ello por lo que la redacción de los antiguos criterios de evaluación ha hecho que, en gran parte de los casos, el profesorado sintiese la inercia de evaluar con mayor esmero el medio con el que pedíamos al alumno que se expresase, dejando en un segundo plano la evaluación del objetivo de aprendizaje requerido. Esta inercia se ha ido envenenando, durante mucho tiempo, para terminar, dando más prioridad a la forma en la que se nos expresaba el aprendizaje que a la propia adquisición del aprendizaje. En la nueva normativa se ha modificado esta circunstancia de una manera destacada, dándose cuenta el legislador de que en la propia redacción de los criterios de evaluación se encontraba la trampa para que el alumnado no pudiese ser evaluado y, por ende, calificado, de una forma más ajustada a cada situación personal. Para entenderlo se propone un ejemplo claro extraído de la normativa actual recogida en los desarrollos normativos de la LOMLOE. Si se realiza una comparativa entre el tipo de formulación de los criterios de evaluación realizada en la normativa relativa a la LOMCE, y la actual normativa curricular desarrollada por la LOMLOE, es fácil encontrar esta nueva formulación más abierta y flexible. Se toma para ello un ejemplo basado en el área de Matemáticas para el tercer ciclo de primaria: Matemáticas. Criterio 1 bloque 1 matemáticas RD126/14: expresar verbalmente de forma razonada el proceso seguido en la resolución de un problema. Matemáticas. Criterio 6.2 matemáticas RD 157/22: comunicar en diferentes formatos las conjeturas y procesos matemáticos, utilizando lenguaje matemático adecuado. Es importante poner el foco en que, en la formulación del criterio de 2014, se restringían las posibilidades expresivas para el alumnado proponiendo un medio concreto, la expresión verbal, para poder valorar un objetivo totalmente distinto «el proceso seguido en la resolución de un problema». Este tipo de redacciones hacen que el profesorado se vea obligado a evaluar el aprendizaje del alumno valorando solo un único modo de expresión y, por tanto, limitando otras posibilidades expresivas. Lo que debe valorarse es si el alumno o alumna comunica qué proceso ha seguido y qué conjeturas le han llevado a seguirlo, y esto, además, puede mostrarlo por diferentes vías comunicativas donde la vía oral solo es una de ellas. Esto supone una auténtica revolución en el camino a generar diseños más accesibles y universales, alienándose con las propuestas del diseño universal para el aprendizaje, concretamente con varias pautas del principio de expresión que se pasan a analizar: ■ Pauta 4. Proporcionar múltiples formas de acción y expresión. En este caso se propone que el alumnado disponga de opciones que le faciliten el acceder a múltiples formas para poder expresar su respuesta. Es un cambio importante en lo que respecta a la modificación del currículo de aquellas redacciones en las que se instaba al discente a responder de forma grafomotriz o mediante alguna ejecución motriz concreta, y que obligaba también a hacerlo a aquellas personas para las que esa respuesta motora sea una barrera inevitable, por ejemplo, cuando proponemos una respuesta con escritura manual, una manipulación de algún material, o una respuesta con material digital que requiera el uso de la coordinación visomotora como puede ser el uso del ratón o del teclado. Es un progreso en la medida en que es evidente que no es relevante el proceso de ejecución motriz en la adquisición de un determinado objetivo de aprendizaje en el que, precisamente, la ejecución motriz no es el objeto de aprendizaje. ■ Pauta 5. Proporcionar opciones para la expresión y la comunicación. Esta es, sin duda, la pauta en la que mayor repercusión tiene la nueva formulación de los elementos curriculares, ya que está relacionada con la propia construcción del aprendizaje que el alumnado va a desarrollar. Cuando a un alumno se le sitúa en la situación de tener que expresar su aprendizaje necesita desarrollar una serie de estrategias que le lleven a componer y construir el mensaje, para luego poder comunicarlo. Ese proceso de construcción y comunicación puede realizarse usando diferentes recursos, tanto cognitivos, como comunicativos, lingüísticos u de otra índole que lleven al alumno a la ejecución de sus respuestas. Facilitar el uso de recursos variados implica aceptar que una misma respuesta se puede generar de múltiples formas, siempre que el resultado ofrecido nos ayude a determinar si hubo o no hubo un aprendizaje concreto. Hablar de comunicar, en lugar de exponer de forma oral; hablar de responder haciendo uso de textos multimodales, en lugar de textos escritos; hablar de responder de forma gráfica, visual o textual, en lugar de escribir…; todo forma parte de un nuevo lenguaje más abierto e inclusivo, con altura de miras y que ha superado su concepción tradicional basada en estándares que presuponían la igualdad única de todo el alumnado. Contenidos como herramientas para la adquisición de las competencias Las nuevas propuestas curriculares apuestan por entender que los diseños didácticos deben responder a la adquisición de las competencias clave, y deben ser éstas, y no los contenidos de las áreas, las que impulsen el desarrollo de toda la secuencia de tareas, actividades y ejercicios. Así, los contenidos se convierten en un banco de conocimientos que funcionan como herramientas para alcanzar estas competencias. La adquisición de las competencias clave que, trasladadas a las áreas se convierten en competencias específicas, se presentan de una forma gradual, donde cada alumno las va alcanzando de forma progresiva con diferentes niveles de desempeño. Esta propuesta conjuga perfectamente con la posibilidad de otorgar flexibilidad al proceso de aprendizaje, ya que las competencias, al contrario que los contenidos, no se presentan como un todo o un nada. Posibilita que se puedan aceptar diferentes ritmos de aprendizaje del alumnado, que se va haciendo más competente dentro un proceso gradual. La forma tradicional de programar ponía como base de todo el entramado didáctico a los contenidos. Estos se convertían en el foco principal que debían adquirir los y las discentes. Los objetivos didácticos respondían a un esquema como el siguiente: Capacidad esperada + contenido + finalidad. De esta forma, lo que se espera del alumnado es que sea capaz de realizar alguna acción que responda a la adquisición del contenido con una finalidad definida. Pongamos por ejemplo el objetivo «Adquirir el algoritmo de la suma para resolver problemas». En este caso la capacidad esperada es la adquisición del contenido «algoritmo de la suma». Para alcanzar este objetivo se proponen actividades y ejercicios que redunden en el algoritmo de la suma (contenido), convirtiéndose este contenido en el motor de la acción didáctica. En este caso es de esperar que la valoración del aprendizaje realizado por el alumnado se efectúe de una forma más absoluta: adquiere o no adquiere el algoritmo de la suma. Además, en la mayor parte de las ocasiones la finalidad no tenía ningún peso específico en la planificación de las actividades. Incluso existía una gran cantidad de docentes que solo respondían al formato capacidad esperada + contenido, omitiendo la finalidad. Por tanto, no se trata de ninguna manera de un proceso flexible, donde el alumnado pueda alcanzar su aprendizaje de manera progresiva. La competencia específica 2 del primer ciclo del área de matemáticas para primaria propone lo siguiente: Resolver situaciones problematizadas, aplicando diferentes técnicas, estrategias y formas de razonamiento, para explorar distintas maneras de proceder, obtener soluciones y asegurar su validez desde un punto de vista formal y en relación con el contexto planteado. Se trata de plantear situaciones donde el contexto de aprendizaje tiene un papel fundamental, y donde los contenidos solo son meros instrumentos para alcanzar la competencia esperada. Se puede realizar una comparación entre el objetivo que se ha definido en el ejemplo anterior sobre la adquisición del algoritmo de la suma y el criterio derivado de esta competencia específica número 2, y que se formula de la siguiente manera: 2.1. Emplear algunas estrategias adecuadas en la resolución de problemas. La propia aclaración que propone el Real Decreto de enseñanzas mínimas de primaria emplaza a entender que, «conocer una variedad de estrategias permite abordar con seguridad los retos y facilita el establecimiento de conexiones. Las estrategias no deben centrarse únicamente en la resolución aritmética, sino que también se facilitarán situaciones que puedan ser resueltas a través de la manipulación de materiales, el diseño de representaciones gráficas o la argumentación verbal». De esta forma la competencia específica lleva a que el alumnado resuelva situaciones problematizadas utilizando diferentes estrategias. Dentro de estas estrategias es donde el docente puede optar por el uso de la suma, pero también servirse de otras diferentes como las propuestas: manipulación, diseño de representaciones gráficas o argumentación. En la propuesta curricular desarrollada por la LOMLOE, los contenidos se proponen como saberes básicos que ayudan a la adquisición de las competencias, pero son estas últimas las que deben ser evaluadas para conocer el grado de adquisición de las mismas y el desempeño que el alumnado alcanza. Los saberes extraídos del primer ciclo de primaria en el área de matemáticas que el profesorado tiene disponibles para alcanzar esta competencia son los siguientes: ■ Suma y resta de números naturales resueltas con flexibilidad y sentido: utilidad en situaciones contextualizadas, estrategias y herramientas de resolución y propiedades. De esta forma, estos saberes se convierten en herramientas para alcanzar esta competencia específica, y el profesorado debe disponer de ellos para este propósito, sin olvidar que la valoración final debe realizarse poniendo el foco en la resolución de situaciones problematizadas, y no en si el alumno adquiere o no adquiere el contenido del algoritmo de la suma. La competencia para aprender a aprender, una competencia extraordinaria Los factores que mayor incidencia tienen en el aprendizaje del alumnado se concentran en las propias estrategias que necesita poner en juego para aprender. Aprender es un proceso complejo en el que intervienen factores cognitivos, metacognitivos y socioemocionales con los que el alumnado debe ir trabajando constantemente. El aprendizaje autorregulado exige del alumno la toma de conciencia de las dificultades que pueden impedir el aprendizaje, la utilización deliberada de procedimientos (estrategias) encaminados a alcanzar sus metas, y el control detallado de las variables afectivas y cognitivas. (Winne, 1995, como se citó en Lamas, 2008) La mayor parte de los esfuerzos que se realizan en el aula se concentran en los aspectos cognitivos que los y las discentes deben desarrollar para que se produzca el aprendizaje, es decir, están concentrados en «aprender». Pero para aprender es necesario conocer las estrategias necesarias para hacerlo y reflexionar sobre cuándo usarlas para mejorar esa capacidad para aprender. Es lo que se denomina como «aprender a aprender». Este segundo grupo de procesos metacognitivos puede ser, quizás, uno de los factores más olvidados en el sistema educativo ya que no son frecuentes los tiempos y las actividades explícitas destinadas a que el alumnado tenga la capacidad de regular su propio aprendizaje para convertirse en un aprendiz más autónomo, sin embargo, son esenciales para que los aprendizajes sean profundos y duraderos. El tercer elemento que entra en juego en este proceso es el que hace referencia a los aspectos socioemocionales del aprendizaje, aquellos con los que el alumnado es capaz de motivarse, de colaborar con sus compañeros, de asociar conocimiento con emociones, saber autorregularse y ser conscientes de sus debilidades y potenciales para aprender. En definitiva, el aprendizaje autorregulado es aquel en el que el alumno es consciente de las estrategias que debe poner en juego para que se produzca el aprendizaje, controlarlas y reajustarlas cuando sea necesario. Según Ruiz (2020), la investigación demuestra que la adquisición del aprendizaje autorregulado mejora el rendimiento académico del alumnado, pero este aprendizaje también hay que enseñarlo de manera sistemática en el aula. Todos estos factores deben favorecerse para hacer que el alumnado sea competente para aprender a aprender. Siguiendo esta idea, el Ministerio de Educación y Formación Profesional (Educagob. Portal del Sistema Educativo Español) define en su web la competencia personal, social y de aprender a aprender en los siguientes términos: La competencia personal, social y de aprender a aprender implica la capacidad de reflexionar sobre uno mismo para autoconocerse, aceptarse y promover un crecimiento personal constante; gestionar el tiempo y la información eficazmente; colaborar con otros de forma constructiva; mantener la resiliencia; y gestionar el aprendizaje a lo largo de la vida. Incluye también la capacidad de hacer frente a la incertidumbre y a la complejidad; adaptarse a los cambios; aprender a gestionar los procesos metacognitivos; identificar conductas contrarias a la convivencia y desarrollar estrategias para abordarlas; contribuir al bienestar físico, mental y emocional propio y de las demás personas, desarrollando habilidades para cuidarse a sí mismo y a quienes lo rodean a través de la corresponsabilidad; ser capaz de llevar una vida orientada al futuro; así como expresar empatía y abordar los conflictos en un contexto integrador y de apoyo. En el proceso de autorregulación se ven envueltas tres áreas: área cognitiva, área metacognitiva y área socioafectiva del aprendizaje. Para realizar un análisis de esas tres áreas se han tomado como referencia los trabajos realizados por Márquez y otros (2020) para el proyecto REA DUA Andalucía, donde se desarrolla un marco para esta competencia. En él se recogen las tres áreas y cada área se desarrolla con una serie de dimensiones. Para cada dimensión se propone unos descriptores que se completa con una rúbrica de desempeño para cada descriptor. Este marco refleja, de manera clara, la importancia transcendental de trabajar todas estas habilidades y estrategias para que el alumnado pueda ser «dueño» de sus procesos de aprendizaje: A.1. Área cognitiva. Estrategias para aprender. Habilidades básicas que permiten obtener y procesar nuevos conocimientos. Esta área desarrolla una serie de dimensiones que recogen habilidades necesarias para la planificación de las tareas, el pensamiento crítico y creativo, y la transferencia y generalización. Se trata, por tanto, sobre conocer y aplicar esas estrategias. A.1. ÁREA COGNITIVA. ESTRATEGIAS PARA APRENDER. HABILIDADES BÁSICAS QUE PERMITEN OBTENER Y PROCESAR NUEVOS CONOCIMIENTOS. DIMENSIONES DESCRIPTORES A.1.1. Conocer, dominar y emplear recursos y estrategias que permitan planificar, desarrollar y culminar una tarea estratégicamente (planificación). 1.1.1. Conoce, domina y emplea técnicas y estrategias para planificar una tarea o actividad, tales como la secuencia de pasos a desarrollar, el control del tiempo, anticipar las metas a alcanzar, o delimitar objetivos. 1.1.2. Planifica, gestiona y utiliza las propias capacidades relativas a incorporar estrategias para memorizar la información, habilidades requeridas para responder a las demandas, demandar ayuda cuando lo necesite, seguir el orden necesario, aplicar técnicas de estudio como subrayado, elaboración de esquemas, mapas mentales, uso de organizadores gráficos u otros. 1.1.3. Establece estrategias y recursos eficientes para culminar una tarea, tales como revisar la tarea, comprobar los tiempos, asegurarse de responder a todo lo que se pregunta, ofrecer una síntesis o conclusión cuando sea necesario, entregar la tarea en el lugar y tiempo adecuados… A.1.2. Conocer, comprender y dominar recursos y estrategias para buscar información de diversas fuentes, extrayendo y sintetizando sus ideas y datos principales, formándose una opinión propia, crítica y lógica, y expresando las conclusiones adecuadamente con diversos códigos o lenguajes (pensamiento crítico). 1.2.1. Domina estrategias para buscar información de diversas fuentes tales como páginas webs, referencias bibliográficas, citas, libros de texto, bibliotecas…, teniendo en cuenta la validez y fiabilidad de estas. 1.2.2. Identifica y extrae las ideas y los datos principales de los textos realizando un análisis comparativo de las informaciones diversas que pueda encontrar para tomar decisiones adecuadas. 1.2.3. Sintetiza y elabora la información para extraer conclusiones lógicas de ella. 1.2.4. Es capaz de formarse una opinión propia, crítica y lógica, siendo consciente de los posibles sesgos y limitaciones que puedan tener los datos y las informaciones. 1.2.5. Expresa las conclusiones de forma adecuada con diversos códigos o lenguajes con vistas a la resolución de tareas y problemas. A.1.3. Conocer, comprender y utilizar estrategias que permitan desarrollar aprendizajes significativos y generar nuevas ideas, afrontando de modo adecuado, situaciones y tareas diversas e innovadoras (pensamiento creativo). 1.3.1. Emplea las estrategias adecuadas para lograr aprendizajes significativos: conectar con ideas previas, activar conocimientos previos, realizar analogías con lo ya aprendido, poner ejemplos de la vida real. 1.3.2. Organiza los aprendizajes para generar ideas nuevas proponiendo hipótesis, teorías, nuevas argumentaciones, invenciones creativas, diseños innovadores o caminos alternativos para resolver problemas. 1.3.3. Adapta y combina sus conocimientos para afrontar situaciones y tareas innovadoras. A.1.4. Identificar diferentes patrones, características críticas y relaciones clave en las tareas para transferir y generalizar los aprendizajes (transferencia y generalización). 1.4.1. Utiliza estrategias cognitivas que le permiten identificar patrones de respuesta, modelos o similitudes en la forma de resolver tareas. 1.4.2. Localiza puntos críticos en diferentes tipos de tareas, en los que necesita incorporar recursos o estrategias concretas, solicitar ayuda o buscar recursos alternativos. 1.4.3. Aplica los nuevos conocimientos y capacidades en situaciones parecidas y contextos diversos. Quadre 1. Área cognitiva Fuente: proyecto REA DUA Andalucía: https://www.juntadeandalucia.es/educacion/portals/delegate/content/c58aa799–c9ad– 46b4–9ee1–cc757ef5ba2d?a=true Para que el alumnado pueda aprender de forma eficaz es esencial que disponga de estrategias que le permitan abordar la tarea, y esto requiere que se planifiquen actividades que contemplen este objetivo de aprendizaje. Es frecuente que cuando se le pide a un alumno que subraye las ideas más importantes de un texto, ocurra que, o bien subraya prácticamente todo; o bien subraya pocas palabras o ideas sin transcendencia. Esto ocurre porque no se ha realizado una enseñanza explícita sobre cómo reconocer ideas principales o secundarias. Una parte del alumnado puede desarrollar estas estrategias de modo propio, o evocarlas de enseñanzas de cursos anteriores, pero otra parte del alumnado no sabrá como aplicar esta estrategia si no tiene una enseñanza explícita de ella. En ocasiones, los docentes proponen tiempos extra o específicos para enseñar al alumnado estrategias cognitivas. Esto es un buen comienzo, pero resultaría más eficaz si el alumnado pudiese aprender esas estrategias en un contexto de aplicación adecuado, y no de forma aislada y descontextualizada. Para ello resulta muy interesante que la enseñanza explícita de estrategias cognitivas se realice de tal forma que el alumnado las pueda aplicar en las actividades y ejercicios propios del aula. Se trata de «infusionar» la competencia para aprender a aprender en el currículo: aprender haciendo. Son numerosas las estrategias que se pueden enseñar en el aula, por lo que sería interesante que cada docente realizare una planificación anticipada que permita distribuirlas a lo largo de todo un curso o un ciclo, de tal forma que, por ejemplo, en cada SdA, el alumnado trabaje de forma explícita e infusionada una o dos estrategias. Estas estrategias tendrán una variante de complejidad a medida que se vaya avanzando de curso, por lo que se podrán volver a trabajar en ciclos siguientes contextualizándolas a actividades cada vez más complejas. Una propuesta de estrategias cognitivas a trabajar durante un curso o ciclo podría ser la siguiente: ■ Organización del trabajo. Se trata de ofrecer al alumnado recursos y estrategias que le permitan organizarse ante cualquier tarea o actividad que se le solicite. Puede tratarse de estrategias para aprender a concentrarse, a realizar una primera valoración de lo que la tarea le pide, hacer una lectura rápida, qué recursos necesitará para hacerlo… ■ Organización de la información. En este bloque se le pueden proponer estrategias para que el alumnado aprenda a realizar un chequeo del tipo de información que se le presenta, valorar qué es lo que más le cuesta comprender, identificar ideas principales y secundarias, cómo tomar notas y apuntes, técnicas para destacar la información, cómo hacer mapas mentales o esquemas, corroborar la fiabilidad de las fuentes… ■ Técnicas de memorización. Para que el alumnado pueda realizar un aprendizaje eficaz es esencial enseñarles a ampliar sus posibilidades memorísticas. Aquí se pueden enseñar estrategias para conectar ideas principales y secundarias, agrupar la información para recordarla mejor, inventar historias con los conceptos que se quieren memorizar, usar acrónimos, o llevar a cabo la práctica espaciada. También estrategias para generar el recuerdo o la evocación de algo ya aprendido. ■ Construcción de respuestas. En este caso se trata de que el alumnado se centre en las respuestas que la tarea o actividad le pide. Se trata de la expresión de su aprendizaje. Para construir y expresar sus respuestas, podemos enseñar al alumnado estrategias como el reconocimiento del tipo de preguntas que se le están planteando; cómo responder dependiendo si las preguntas son cerradas o abiertas; consejos o ideas para generar respuestas creativas; plantearse si el tipo de pregunta que se le propone la reconoce en algún momento anterior; reflexionar antes de contestar. ■ Revisión de todo el proceso (monitoreo): por último, es importante que se le enseñe al alumnado a revisar sus tareas antes de entregarlas. Es frecuente que la impulsividad, las ganas de terminar o la falta de tiempo impulse al alumnado a no realizar un buen proceso de monitoreo. Por ello es importante enseñarles de forma explícita a hacerlo, y se puede recurrir a estrategias como revisar la expresión con listas de cotejo que le ayuden a ver todos los elementos que debe llevar su respuesta; analizar la forma de la presentación que va a entregar, comprobar las respuestas que ha generado, etc. Un recurso que podría ser de mucha utilidad, sobre todo en cursos iniciales, es generar un repositorio de estrategias trabajadas, para que puedan ponerlas en práctica en otras situaciones parecidas y realizar un proceso de transferencia de la estrategia. El alumnado podría disponer de su «Mochila de estrategias para aprender» en la que, cada vez que trabaje alguna estrategia en el transcurso de las SdA, recoja en qué consiste, para qué la usó, cómo le fue usándola y en qué otras situaciones podría usarla. De esta forma dispondría de un lugar al que acudir cuando necesite poner en práctica, de nuevo, alguna de las estrategias ya trabajadas. A.2. Área metacognitiva. Habilidades tanto para reflexionar y conocer como para regular los propios procesos de aprendizaje. Se trata de habilidades para tomar conciencia de la finalidad de las tareas que se le proponen, ser conscientes de sus propias debilidades y fortalezas para resolverlas, y reflexionar sobre las estrategias que tendrán que desarrollar en las tareas, supervisarlas y ser conscientes de lo que han aprendido. Se trata por tanto de reflexionar sobre las estrategias de aprendizaje que previamente se les han enseñado. A.2. ÁREA METACOGNITIVA. HABILIDADES TANTO PARA REFLEXIONAR Y CONOCER COMO PARA REGULAR LOS PROPIOS PROCESOS DE APRENDIZAJE DIMENSIONES DESCRIPTORES A.2.1 Comprender, valorar y reflexionar sobre los objetivos implícitos en la actividad o tarea (conciencia de la finalidad). A.2.1 Conocer e interpretar correctamente lo que debe realizar en la tarea o actividad planteada y reflexionar sobre las habilidades que debe poner en juego para resolverla. A.2.2. Conocer, reflexionar y ser conscientes de las propias posibilidades y limitaciones a la hora de resolver tareas (conciencia de uno mismo como aprendiz). 2.2.1. Identifica las propias habilidades, recursos y experiencias vinculadas a las posibilidades y limitaciones respecto a una o varias tareas. 2.2.2. Reflexiona y valora las propias habilidades, recursos y experiencias vinculadas a las posibilidades y limitaciones respecto a una o varias tareas. A.2.3. Reflexionar sobre las estrategias o alternativas aplicadas para resolver la tarea con éxito (conciencia de estrategias). 2.3.1. Identifica los procedimientos, estrategias y recursos empleados en una o varias tareas, y reflexiona sobre las dificultades encontradas en su aplicación. 2.3.2 Reflexiona sobre la naturaleza de los procedimientos y recursos más adecuados o eficientes y es capaz de seleccionarlos para resolver, con éxito y empleando eficazmente el tiempo, una o varias tareas. A.2.4. Supervisar, guiar y readaptar las propias operaciones y procesos mentales para seguir desarrollando el potencial propio de aprendizaje 2.4.1. Conoce y comprende la necesidad de monitoreo y de regulación metacognitiva. 2.4.2. Supervisa conscientemente, de forma activa y adecuada las propias operaciones y (consciencia monitoreo). de la necesidad de procesos mentales. 2.4.3. Guía y readapta eficazmente las propias operaciones y procesos mentales. A.2.5. Ser consciente de lo que ha aprendido y de para qué sirve lo que ha aprendido (conciencia como aprendiz). 2.5.1. Es consciente de los aprendizajes que ha adquirido durante la realización de tareas, reconociendo los elementos más destacados o relevantes y conectándolos con aprendizajes anteriores. 2.5.2. Reflexiona sobre la funcionalidad o utilidad de los aprendizajes que ha realizado, siendo capaz de reconocer situaciones de la vida real en los que podría llevarlos a la práctica. Quadre 2. Área metacognitiva Fuente: Proyecto REA DUA Andalucía: https://www.juntadeandalucia.es/educacion/portals/delegate/content/c58aa799–c9ad– 46b4–9ee1–cc757ef5ba2d?a=true El hecho de que el alumnado disponga de estrategias cognitivas suficientes y variadas como para aplicarlas en la resolución de una tarea no significa que tenga conciencia sobre ellas. Puede darse la circunstancia de que un alumno o alumna conozca la estrategia y la aplique después de un proceso de enseñanza de esta, pero no tome consciencia de para qué sirve esa estrategia, de cuándo tiene que usarla o de si está siendo eficaz para aprender. Con frecuencia, el alumnado siente el fracaso cuando considera que, ante una determinada actividad o demanda, aplicó la estrategia que había aprendido previamente pero no obtuvo el resultado esperado. Es posible que esto ocurra porque la nueva tarea exigía una estrategia diferente, o una modificación de esta, pero no fue consciente de la necesidad de ese cambio porque tampoco fue capaz de reflexionar sobre ello. Aprender a aprender implica hacerse consciente del propio proceso de aprendizaje, monitorizar su progreso y ser capaz de tomar medidas para mejorarlo deliberadamente. Se trata, por tanto, de una habilidad metacognitiva, es decir, que implica que el individuo piense y reflexione sobre sus propios procesos cognitivos. (Ruiz, 2021, p. 211) Una vez más se hace necesario el trabajo para la enseñanza explícita de este tipo de estrategias en el aula. Y la reflexión metacognitiva puede ser llevada al aula a través de dos vías fundamentales: ■ Diario de Aprendizaje: el diario de aprendizaje es una técnica que se apoya en un documento físico o virtual y que consiste en que el alumnado realice, de forma consciente, el proceso de reflexión sobre aquello que está aprendiendo. Se trata de que, ante una determinada actividad o tarea que se le proponga, sea capaz de pararse a pensar en el tipo de estrategia que tendrá que poner en juego para resolver la tarea con éxito. Para ello se propone una secuencia de trabajo en la que el alumnado, al enfrentarse a esa actividad, obtenga una serie de llamadas del docente para pararse y reflexionar sobre el tipo de aprendizaje que está realizando. Estas paradas se pueden planificar en tres momentos diferentes: ■ Antes de comenzar la tarea. Para poder reconocer el tipo de estrategia que debe aplicar en la tarea propuesta, el estudiante necesita primero reconocer lo que se le pide. Se trata de responder a preguntas del tipo: «¿qué tengo que hacer en esta tarea?», «¿la he hecho con anterioridad?», «¿qué hice bien entonces?». El alumnado debe plantearse, por ejemplo, si le están pidiendo que lea un texto, que responda a preguntas, que realice una exposición oral o que responda por escrito. Se trabaja, en este caso, la dimensión A.2.1 del área metacognitiva: «comprender, valorar y reflexionar sobre los objetivos implícitos en la actividad o tarea (conciencia de la finalidad)». ■ Durante la resolución de la tarea. En una segunda llamada, el docente hace que el alumnado reflexione sobre el tipo de estrategia que está aplicando. Se trata de responder a preguntas del tipo: «¿seré capaz de hacerlo?», «¿qué es lo que más me está costando?», «¿cómo puedo buscar ayuda?», «¿qué se me da mejor para poder resolver esta tarea?». El alumnado deberá reflexionar sobre sus dificultades y posibilidades para resolver la tarea con la estrategia trabajada. Por otra parte, durante la resolución de la tarea es importante que el alumnado aprenda a monitorear su propio trabajo para poder tomar medidas de ajuste o adaptación. En este caso el alumnado puede hacer uso de un checklist que le ayude a valorar si la estrategia le está sirviendo para aprender cosas nuevas. Se trabaja la dimensión A.2.2: «conocer, reflexionar y ser conscientes de las propias posibilidades y limitaciones a la hora de resolver tareas (conciencia de uno mismo como aprendiz)» y la A.2.4: «supervisar, guiar y readaptar las propias operaciones y procesos mentales para seguir desarrollando el potencial propio de aprendizaje (conciencia de la necesidad de monitoreo)». ■ Al finalizar la tarea. Es importante que el alumnado reflexione sobre el plan que ha seguido para realizar la tarea y sobre la eficacia de la estrategia aplicada. Esto es fundamental para que pueda generalizar o transferir la estrategia a otros contextos o situaciones. En este caso se le proponen preguntas del tipo: «¿qué he aprendido?», «¿en qué otras situaciones puedo aplicar esta estrategia?». En esta ocasión la reflexión deberá ir dirigida a aquellas cosas que le han sorprendido, a los posibles errores que haya cometido al aplicar la estrategia o sobre qué cosas le gustaron más al aplicarla. Se trabaja la dimensión A.2.3: «reflexionar sobre las estrategias o alternativas aplicadas para resolver la tarea con éxito (conciencia de estrategias)» y la A.2.5: «ser consciente de lo que ha aprendido y de para qué sirve lo que ha aprendido (conciencia como aprendiz)». ■ Feedback. En este caso, se trata de que sea el docente quien aliente al alumnado a tomar conciencia sobre su forma de aprender. La retroalimentación dirigida hacia el éxito en las tareas hará que el alumnado sea capaz de reconocer in situ todas las cuestiones que se plantean en el diario de aprendizaje. La forma en la que el docente trasmita el feedback tendrá un peso importante en la asimilación del mensaje que se le trata de trasladar. El feedback negativo, es decir, aquel que ofrecemos para alertar de errores, fallos de ejecución o cualquier otra, puede ser mal encajado por el alumnado. No obstante, también es importante ofrecer este tipo de feedback al alumnado, sobre todo para que tome consciencia de los patrones de errores que puede estar cometiendo. Por su parte, el feedback positivo busca alabar el buen desempeño realizado, tanto en la aplicación de estrategias, como en las reflexiones que el alumnado realice sobre su propio aprendizaje. Ambos se centran en la crítica constructiva, pero deben estar enfocados en todo momento al objetivo de buscar el éxito en las tareas de aprendizaje. A.3. Área afectiva, emocional y social. Habilidades vinculadas a la autoconciencia y regulación emocional, la motivación y el aprendizaje social. Esta tercera área recoge habilidades que el alumnado deberá desarrollar para aprender a tener resiliencia y aprender de los errores, conocer y controlar las emociones que entran en juego en el aprendizaje, autorregulación de sus procesos inhibitorios y conductuales mediante el lenguaje interior, y aprender estrategias y habilidades sociales para aprender con terceros. A.3. ÁREA AFECTIVA, EMOCIONAL Y SOCIAL. HABILIDADES VINCULADAS A LA AUTOCONCIENCIA Y REGULACIÓN EMOCIONAL, LA MOTIVACIÓN Y EL APRENDIZAJE SOCIAL DIMENSIONES DESCRIPTORES A.3.1. Entender que el aprendizaje es un proceso continuo que requiere motivación académica, basada en metas adecuadas, seguridad en sí mismo y en la propia valía (autoeficacia), aprendizaje de los errores y superación del miedo al fracaso (resiliencia). 3.1.1. Entiende y valora el proceso de aprendizaje continuo como un medio para alcanzar diversas metas. 3.1.2. Conoce, entiende y valora su nivel de competencia para abordar una o varias tareas (autoeficacia). 3.1.3. Comprende interpreta los errores e y fracasos como una parte de su aprendizaje. A.3.2. Conocer, percibir, comprender y manejar con éxito las emociones, tanto propias como de terceros, así como controlar y expresar con éxito las emociones propias (autoconciencia emocional). 3.2.1. Conoce las emociones y las identifica tanto en sí mismo como en terceros. 3.2.2. Comprende y maneja con éxito las emociones, tanto propias como de terceros. 3.2.3. Controla y expresa con éxito las propias emociones. A.3.3. Promover la capacidad de autorregulación, inhibición y control de su propia conducta a través de un uso adecuado de su lenguaje interior (autorregulación). 3.3.1. Es capaz de regular, inhibir y controlar su propia conducta. 3.3.2. Utiliza el lenguaje interior para regular su conducta. A.3.4. Conocer, interiorizar y utilizar las habilidades y estrategias sociales necesarias para aprender a través de la interacción con terceros. 3.4.1. Conoce e interioriza las habilidades y estrategias sociales necesarias para aprender mediante la interacción con terceros. 3.4.2. Utiliza las habilidades y estrategias sociales necesarias para aprender mediante la interacción con terceros. Quadre 3. Área afectiva, emocional y social Fuente: proyecto REA DUA Andalucía: https://www.juntadeandalucia.es/educacion/portals/delegate/content/c58aa799–c9ad– 46b4–9ee1–cc757ef5ba2d?a=true El componente socioafectivo del aprendizaje tiene un peso específico para el alumnado. Los factores motivacionales, el control de las emociones, la capacidad inhibitoria o el aprendizaje social juegan un papel destacado en todo proceso de aprendizaje. La principal forma de trabajar todos estos aspectos con el alumnado es a través del feedback, tanto del docente, como de sus compañeros y compañeras. Tiene un componente también de metacognición, ya que el alumnado no solo debe, por ejemplo, conocer y controlar sus emociones ante una determinada tarea, sino que debe ser consciente de qué tipo de emoción está sintiendo, de qué estrategias debe usar para controlarla y de la eficacia de estas. Lo ideal es que todos estos aspectos se trabajen también de forma infusionada durante el transcurso de las actividades habituales del aula. Se puede realizar una selección de las actividades planificadas, localizando aquellas que puedan tener un alto componente socioafectivo, por ejemplo, exposición oral en el aula, actividades de complejidad alta, actividades para trabajar en grupo, exámenes… Cuando el alumnado se expone a estas situaciones preseleccionadas podemos trabajar con ellos diferentes estrategias: ■ Para que asuman el miedo a fracasar en las actividades, se les puede ofrecer ayuda para que se den cuenta de en qué fallaron, de cómo mejorar ante ese error, para que vuelvan a intentarlo corrigiendo los fallos y, finalmente, que descubran que el error es fuente de aprendizaje. ■ Para que reconozcan su conciencia de autoeficacia, se les puede ofrecer estrategias dirigidas a aumentar su nivel de confianza ante las tareas y, con ello, para aprender a reconocer las cosas que hacen bien, las que les cuesta hacerlas, y las que son muy difíciles, y responder ante ellas. ■ Para ayudarles a comprender y manejar las emociones implicadas en el aprendizaje, es importante hacerles reflexionar sobre cómo se están sintiendo ante una determinada tarea, por qué se siente así, cómo puede buscar ayuda. ■ Para tener un control inhibitorio de su propia conducta, el alumnado debe ser consciente de qué cosas les hace distraerse, de los tipos de descanso que se está tomando ante una tarea, y de cómo reducir o eliminar los distractores. ■ Para que utilicen su lenguaje interior para controlar su conducta, se le pueden ofrecer recursos para aprender a hacerse preguntas, darse ánimos, conocer sus sentimientos ante una actividad, o recordar estrategias para resolverla. Barreras que afectan a la competencia para aprender a aprender Tradicionalmente se ha etiquetado la competencia para aprender a aprender dentro del grupo de las denominadas «competencias blandas», que incluyen la competencia emprendedora, la de conciencia y expresiones culturales o la ciudadana, todas ellas con un supuesto menor rango que las preponderantes competencias lingüística, plurilingüe o matemática y de ciencia y tecnología. Esto ha hecho que estas competencias pasasen a un segundo plano en cuanto a la elaboración de actividades explícitas que la desarrollasen en las aulas para centrar todos los esfuerzos en dotar al alumnado de las competencias nucleares o instrumentales. Es cierto que las competencias instrumentales tienen un papel muy relevante en el desarrollo educativo del alumnado, ya que dotan de conocimientos, habilidades y destrezas necesarios para poder adquirir otros conocimientos de ámbitos diversos. Pero a nadie se le escapa que en los procesos de adquisición de estas competencias instrumentales es donde aparecen frecuentes dificultades para su aprendizaje, sin duda derivadas de una mayor presencia de barreras presentes en los diseños didácticos propuestos para que el alumnado alcance esas competencias instrumentales. Paradójicamente, para superar esas barreras que se presentan a la hora de adquirir las competencias instrumentales, además de las estrategias que propongan los docentes para reducirlas o eliminarlas, tienen una gran influencia las habilidades cognitivas, metacognitivas y socio emocionales que el alumno tenga adquiridas. Así, por ejemplo, a la hora de resolver un problema en un contexto concreto en el que se necesitan conocimientos matemáticos, es de vital importancia que el alumno reconozca el tipo de tarea que se le propone, evoque algunas situaciones parecidas en las que tuvo que realizar una tarea similar, sea consciente de los aspectos sobre los que tiene más dificultades para resolver el problema y de los potenciales que tiene para ello, disponga de habilidades cognitivas para organizar los datos y controlar los tiempos, sepa dónde y a quién pedir ayuda ante una dificultad para resolver la tarea, y pueda compartir ideas y colaborar con otros compañeros para conseguir ese objetivo. Y todas estas habilidades ayudarán a este alumnado a minimizar las barreras que vaya encontrando en la actividad propuesta. El caso es que las habilidades citadas no se adquieren por sí solas de manera natural, sino que forman parte de un proceso de adquisición gradual mediado por los docentes y enseñadas con estrategias y actividades específicas. A lo largo de los siguientes capítulos se apelará a la competencia para aprender a aprender como factor de ayuda y apoyo para reducir o eliminar barreras que se pueden presentar en cada fase del diseño de una SdA. Y para que el lector pueda situarse se va a presentar esa información con el siguiente icono: Referencias bibliográficas Educagob. Portal del Sistema Educativo Español (s.f.). Competencia personal, social y de aprender a aprender. Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes. https://educagob.educacionyfp.gob.es/ca/curriculo/curriculolomloe/menu-curriculos-basicos/ed-primaria/competenciasclave/personal-social.html Lamas Rojas, H. (2008). Aprendizaje autorreglado, motivación y rendimiento académico. Liberabit, (14), 1. Márquez, A. (coord.) et al. (2020). Inclusión: acciones en primera persona. Indicadores y modelos para centros inclusivos. Manual práctico. Graó. Ruiz Martín, H. (2021). Héctor Ruiz Martín: «Solo el desarrollo de los conocimientos profundos permite que haya competencias» / Entrevistado por Carmen Pellicer. Cuadernos de Pedagogía, (521). Valle, J. M. (2022). LOMLOE y cambio educativo: del mito competencial al reto curricular. Educadores, (284), 10. Escuelas Católicas. 4 Diseñando una situación de aprendizaje libre de barreras Una vez que se ha desarrollado un marco conceptual previo, se va a proponer la elaboración de una situación de aprendizaje a la que se quiere otorgar el apelativo de «para todo el alumnado». En este caso, la propuesta es ir construyendo una situación de aprendizaje paso a paso, marcando en cada paso las decisiones didácticas y curriculares, pero también valorando, a la par, las barreras que las decisiones docentes puedan ir generando, y de esta forma poder anticiparse y proponer estrategias para minimizarlas, generando diversas opciones y/o alternativas inspiradas en el modelo del diseño universal para el aprendizaje. En definitiva, se invita al lector a vivenciar el camino que se debe recorrer en su diseño, tomando un modelo de ejemplificación simplificado, pero suficientemente argumentado como para hacerlo extensible a la construcción de cualquier otra situación de aprendizaje. Se sitúa en un espacio intermedio que pueda servir de inspiración a todos los docentes lectores de esta guía, eligiendo tercer ciclo de educación primaria. Imagen 1. Ejemplificación digital de la SdA Fuente: elaboración propia Además, se tomará el diseño curricular establecido en el Real Decreto 157/2022, de 1 de marzo, por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas de la educación primaria, que servirá de marco global de referencia a todo el territorio nacional, pudiendo hacer el lector sus correspondientes ajustes a lo establecido en los diseños curriculares propios de cada comunidad autónoma. El área elegida ha sido la de conocimiento del medio natural, social y cultural, ya que se trata de un área que es capaz de articular centros de interés que sirvan de conexión interdisciplinar de las diferentes áreas y competencias a trabajar. Aunque para facilitar la comprensión se propone el diseño de tareas, actividades y ejercicios propios de esta área. También para simplificar el proceso y alcanzar el objetivo de mostrar un camino eficiente de elaboración y diseño de SdA, se limita el trabajo a una sola competencia específica del área en cuestión. Esto no quiere decir que los diseños de SdA accesibles y universales no puedan realizarse trabajando SdA más amplias, interdisciplinares o cuya propuesta curricular abarque más de una competencia específica, pero semejante empresa pueda distorsionar el sentido de esta guía, que no es otro que mostrar ejemplos claros y sencillos de cómo hacerlo pero que pretenden ser extrapolables a situaciones más complejas. Otro aspecto importante que destacar en este momento hace referencia al modelo de SdA elegido en cuanto a los pasos que lo configuran, ya que pueden ser sensiblemente diferentes de una comunidad a otra, según las instrucciones marcadas por las administraciones correspondientes. No obstante, estas variantes deben entenderse como mínimas ya que todas se han diseñado inspirándose en el modelo planteado por la LOMLOE y, por tanto, todas responden a conseguir que el profesorado las diseñe atendiendo a un modelo competencial que busque la adquisición de los descriptores definidos en los distintos perfiles de salida. Comienza ahora el diseño de tu propia SdA Para que la lectura de este libro se haga más amena y productiva, a la par que instructiva, se invita al lector a que vaya siguiendo los mismos pasos que se proponen para construir su propia SdA sin barreras aplicando estrategias inspiradas en DUA. Para que el lector pueda embarcarse en esta propuesta, sería conveniente situarse en un grupo de alumnos concreto, en un área que imparta o ayude a impartir, y elegir una competencia específica propia de la misma, basada en el currículo propio de su comunidad autónoma. A partir de aquí, se puede ir siguiendo la planificación, diseño y elaboración de la SdA que se podrá adaptar a la competencia elegida. Pasos para el diseño de una SdA El diseño de una SdA pasa por una serie de pasos que se deben ir desarrollando de forma progresiva. En el cuadro 1 se proponen los cinco bloques que recogen un total de ocho pasos a seguir en el diseño de una SdA: 8 PASOS PARA EL DISEÑO DE UNA SDA Bloque 1 PLANIFICACIÓN Paso Concreción curricular Bloque 2 Bloque 4 Selección de competencias evaluación y saberes básicos. específicas, criterios de Paso 2. Localización del centro de interés Contextualización de la temática que va a desarrollar la SdA y sobre la que girará el reto o desafío y el producto final. Paso Justificación 3. Definición de objetivos educativos y finalidades que se persiguen en la SdA. Paso 4. Elección del producto final Producto final o resolución de un problema o reto que permita al alumnado aplicar los aprendizajes adquiridos en la SdA. METODOLOGÍA Paso Aspectos generales Bloque 3 1. 5. Estrategias metodológicas principales que se pueden emplear en la puesta en práctica de una SdA. ELABORACIÓN Paso 6. Fases de la secuencia didáctica Recorrido que el alumnado realizará desde que se le presenta el reto o desafío final hasta que establece las conclusiones de su aprendizaje. Paso 7. Ajuste de actividades Diseño de las actividades y/o ejercicios que tendrá que realizar el alumnado en cada fase de la secuencia didáctica. EVALUACIÓN Paso Resultados alumnado. 8. Planificación de las herramientas que se utilizarán para valorar los aprendizajes del alumnado y los instrumentos oportunos para hacerlo. Quadre 1. 8 pasos para diseñar una SdA Pautas DUA en los pasos del diseño Una vez vistos los diferentes pasos de los que consta el diseño de una SdA, se anticipa la conexión más directa que estos pasos tienen con los diferentes puntos de verificación del DUA, lo que ayudará a anticipar posibles barreras y planificar estrategias que fomenten la participación de todo el alumnado. Quadre 2. Conexión pasos - puntos de verificación DUA Bloque 1: planificación Paso 1: fase de concreción curricular Esta es la primera de las fases del diseño de una SdA en la que se tendrán que seleccionar los elementos curriculares que configurarán la misma y que marcarán los objetivos de aprendizaje que el alumnado alcance. En la fase de concreción curricular es donde se toman decisiones sobre las competencias específicas y los criterios de evaluación que se seleccionarán para alcanzar los perfiles de salida. Esta selección permitirá definir el centro de interés que hará que los elementos curriculares se puedan contextualizar a la realidad del alumnado. Por eso se trata de un momento fundamental, desde el punto de vista didáctico, ya que van a determinar, en gran medida, toda la propuesta didáctica que se diseñe para ser llevada al aula en forma de tareas, actividades y/o ejercicios. En muchas ocasiones se propone esta fase en un momento posterior a la elección del centro de interés de la SdA, y tiene mucha lógica en la medida en que se pueda pensar que la prioridad debe ser siempre el interés del alumnado, y hacer primero una selección de elementos curriculares para luego proponer el centro de interés puede limitar su selección. No obstante, ha de considerarse que los elementos curriculares son prescriptivos y deben trabajarse todos los propuestos para un curso a lo largo del mismo. Dejar que el centro de interés siempre sea el inicio para luego «encajar» elementos curriculares alberga el riesgo de que al final de curso se tenga que trabajar sobre competencias específicas o criterios de evaluación que no sean fáciles de atribuir a algún centro de interés. Por ello, lo recomendable sería hacer una planificación previa en la que se distribuyan todas las competencias específicas y sus correspondientes criterios y se le asignen posibles centros de intereses abiertos y versátiles para que puedan ajustarse a las motivaciones e intereses del alumnado. En algunas comunidades se ha planteado esto como unidades de programación o unidades didácticas. Posibles barreras en la fase de concreción curricular Una de las primeras dudas que pueden surgir en esta primera fase aparece al cuestionarse si en los elementos curriculares se pueden estar ya proponiendo BAP al alumnado. Y aunque, a priori puede parecer que la simple selección no tiene aún una incidencia directa en el alumnado, hay que ser previsores y anticiparse a las posibles consecuencias que pueda tener la selección de los elementos curriculares, ya que, aunque la propuesta curricular en sí misma no constituye una barrera, la repercusión que tendrá en las tareas, actividades y ejercicios derivados de ella sí que puede generar estas barreras futuras. Este primer interrogante se puede comenzar a resolver con el apoyo de las pautas del DUA, haciendo una primera revisión sobre aquellos puntos de verificación que podrían arrojar pistas sobre las consecuencias de la selección de los elementos curriculares. Una vez expuesto esto, se podría acordar que el principio que mayor relación tiene con la selección curricular es el primero de ellos, principio del compromiso, por la conexión que tiene con el por qué del aprendizaje. Justo se intenta que las competencias y criterios de evaluación sirvan de referentes para diseñar situaciones de aprendizaje con un sentido y finalidad clara en el desarrollo global del discente, a la par que serán los referentes para generar el compromiso activo del alumnado con el aprendizaje. La segunda sugerencia en el uso de la tabla 2.2 pasa por preguntarse qué pauta de este principio del compromiso puede alertar sobre posibles barreras futuras que se pueden encontrar en la concreción curricular. En esta ocasión se pueden ver conexiones claras con la pauta referida a mantener el esfuerzo y la persistencia ya que, si el objetivo final es que el alumnado vaya adquiriendo las competencias clave asociadas a una competencia específica, se deben generar opciones suficientes para que se mantengan esforzados y perseverantes en este empeño. Y eso se puede conseguir con la tercera sugerencia en el uso de la tabla 2.2: encontrar el punto o puntos de verificación concretos que ayuden a anticipar esas futuras barreras. En este caso, el punto 8.1 propone directamente resaltar la relevancia de metas y objetivos. Y justo aquí es donde se puede realizar la anticipación a futuras barreras que la propia selección pueda ocasionar. A continuación, se detallan las posibles barreras de esta fase y las estrategias basadas en DUA que se pueden aplicar. En nuestro ejemplo… En el caso propuesto en esta guía se va a partir de las competencias específicas del área de conocimiento del medio natural, social y cultural y, para darle un sentido más actual, y acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la agenda 2030, se pueden elegir diferentes centros de interés para cada una de las SdA programadas para este ciclo, en torno a dichos ODS. A continuación, se proponen, a título de ejemplo, algunos centros de interés vinculados a cada competencia específica que conectan con algún objetivo de desarrollo sostenible. BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Las finalidades que se persiguen están descontextualizadas y no se acercan a la edad y capacidades del alumnado. En este caso es importante tener claras las singularidades e idiosincrasia del aula para que las actividades que se diseñen para trabajar y evaluar esos elementos curriculares seleccionados sean adecuadas al alumnado al que irán dirigidas y a su contexto personal, académico y social. Los objetivos educativos nacidos de cada competencia o criterio pueden generar desafíos, retos o actividades que no despierten el interés en el alumnado. Cuando se diseña la propuesta de tareas, actividades o ejercicios que configurarán la secuencia didáctica se ha de realizar una conexión entre los aprendizajes que propone cada competencia específica y el interés del alumnado. Es necesario transformar la propuesta curricular para contextualizarla a la realidad del aula. Los objetivos educativos nacidos de cada competencia se pueden proponer de forma cerrada o inflexible. La formulación de los diferentes criterios y competencias, como ya se ha visto, ha cuidado la apertura y flexibilidad que deben plantear las acciones evaluables para facilitar la participación del alumnado y poder evaluar el objetivo de aprendizaje por diferentes vías. Los objetivos educativos que se persigan deben planificarse en esta misma línea. Que la propuesta curricular no sea percibida por el alumnado como importante, relevante o sin funcionalidad con la vida real. Para minimizar esta barrera es importante que el alumnado primero, comprenda los objetivos propuestos, los interpreten de múltiples formas y sean capaces de vincularlos con aspectos relevantes de su vida diaria. Un factor importante puede ser involucrar a los propios estudiantes en el establecimiento de estos objetivos. DUA: puntos de verificación relacionados Resaltar la importancia de metas y objetivos (8.1). Quadre 3. Barreras en la fase de concreción curricular Para realizar esta selección de competencias específicas, pensando ya en los centros de interés que se propondrán en las SdA, se proponen una secuencia que pueden ofrecer una idea clara sobre la forma de hacerlo. Primero: revisión de las competencias específicas del área para el curso. En este caso se ha realizado un análisis de las diferentes competencias específicas vinculadas con la temática de los ODS y, tal como explicamos al comienzo de este capítulo, seleccionamos solo una: COMPETENCIAS ESPECÍFICAS CENTROS DE INTERÉS ODS 1. Utilizar dispositivos y recursos digitales de forma segura, responsable y eficiente, para buscar información, comunicarse y trabajar de manera individual, en equipo y en red, y para reelaborar y crear contenido digital de acuerdo con las necesidades digitales del contexto educativo. ¿Qué es la accesibilidad digital? Objetivo 4: garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. 2. Plantear y dar respuesta a cuestiones científicas sencillas, utilizando diferentes técnicas, instrumentos y modelos propios del pensamiento científico, para interpretar y explicar hechos y fenómenos que ocurren en el medio natural, social y cultural. ¿Cuánta energía nos queda? Objetivo 7: garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna. 3. Resolver problemas a través de proyectos de diseño y de la aplicación del pensamiento computacional, para generar cooperativamente un producto creativo e innovador que responda a necesidades concretas. Reciclar con ayuda de la tecnología digital. Objetivo 12: garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. 4. Conocer y tomar conciencia del propio cuerpo, así como de las emociones y sentimientos propios y ajenos, aplicando el conocimiento científico, para desarrollar hábitos saludables y para conseguir el bienestar físico, emocional y social. ¡¡Peligro!! Sustancias adictivas. Objetivo 3: garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades. 5. Identificar las características de los diferentes elementos o sistemas del medio natural, social y cultural, analizando su organización y propiedades y estableciendo relaciones entre los mismos, para reconocer el valor del patrimonio cultural y natural, conservarlo, mejorarlo y emprender acciones para su uso responsable. Cambio climático. Objetivo 13: adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. 6. Identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, desde los puntos de vista social, económico, cultural, tecnológico y ambiental, para mejorar la capacidad de afrontar problemas, buscar soluciones y actuar de manera individual y cooperativa en su resolución, y para poner en práctica estilos de vida sostenibles y consecuentes con el respeto, el cuidado y la protección de las personas y del planeta. La escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas. Objetivo 15: gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad. 7. Observar, comprender e interpretar continuidades y cambios del medio social y cultural, analizando relaciones de causalidad, simultaneidad y sucesión, para explicar y valorar las relaciones entre diferentes elementos y acontecimientos. ¿Qué hacemos contra el hambre? Objetivo poner fin hambre. 8. Reconocer y valorar la diversidad y la igualdad de género, mostrando empatía y respeto por otras culturas y reflexionando sobre cuestiones éticas, para contribuir al bienestar individual y colectivo de una sociedad en continua transformación y al logro de los valores de integración europea. ¿Existe la igualdad de género? Objetivo 5: lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. 9. Participar en el entorno y la vida social de forma eficaz y constructiva desde el respeto a los valores democráticos, los derechos humanos y de la infancia y los principios y valores de la Constitución española y la Unión Europea, valorando la función del Estado y sus instituciones en el mantenimiento de la paz y la seguridad integral ciudadana, para generar interacciones respetuosas y equitativas y promover la resolución pacífica y dialogada de los conflictos. Imaginar un país ideal. Objetivo 10: reducir la desigualdad en y entre los países. 2: al Quadre 4. Competencias específicas, centros de interés y ODS Competencia específica 6. Identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, desde los puntos de vista social, económico, cultural, tecnológico y ambiental, para mejorar la capacidad de afrontar problemas, buscar soluciones y actuar de manera individual y cooperativa en su resolución, y para poner en práctica estilos de vida sostenibles y consecuentes con el respeto, el cuidado y la protección de las personas y del planeta. Segundo: análisis de la competencia específica. La redacción de cada competencia específica encierra una serie de elementos que son esenciales conocer para poder llevarla al aula en forma de tareas, actividades y/o ejercicios, y que será determinante para hacerlo con el menor número de barreras. Este análisis lo vamos a dividir en varios apartados: Análisis de la redacción La redacción de cada competencia específica suele responder a un patrón: En el primero se marca siempre el qué se va a aprender, configurado por un verbo en infinitivo que marcará el desempeño a alcanzar por el alumnado, seguido por una serie de habilidades, destrezas, actitudes o conocimientos que deben adquirir. A continuación, aparece el procedimiento que deberán seguir para alcanzar esos desempeños; y concluye con una finalidad perseguida, el para qué es importante que adquieran estos conocimientos, habilidades o actitudes concretas. Nos apoyamos en la competencia específica 6, seleccionada para esta SdA de ejemplo: Imagen 2. Partes de una competencia específica ¿Qué se va a aprender? Competencia específica 6: Identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, desde los puntos de vista social, económico, cultural, tecnológico y ambiental, para mejorar la capacidad de afrontar problemas, buscar soluciones y actuar de manera individual y cooperativa en su resolución, y para poner en práctica estilos de vida sostenibles y consecuentes con el respeto, el cuidado y la protección de las personas y del planeta. El alumnado es emplazado a identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno. Eso es lo que deberán aprender y será el centro de trabajo de base para elaborar posteriormente la situación de aprendizaje que se lleve al aula. Cuando se delimita adecuadamente el qué aprender, se está en una ocasión singular para conectarlo con el posible centro de interés a elegir (del que se hablará en el apartado siguiente), ya que estas intenciones perseguidas en esta primera parte de la competencia específica deben ser contextualizadas a la realidad del alumnado. El centro de interés se convierte en la «excusa» adecuada para conectar la competencia con los intereses y motivaciones del alumnado. En el caso que se presenta, identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, podría llevar a temas de preocupación actual y local: la deforestación y la falta de agua. La competencia específica se va alcanzando de manera progresiva durante toda la etapa, por lo que sería posible encuadrar varios ODS con la competencia específica analizada que podrían dar lugar a diferentes SdA a trabajar durante uno o varios cursos. Por ejemplo: ■ Competencia específica 6 + ODS 1 = El precio justo. ■ Competencia específica 6 + ODS 11 = Ciudad sostenible. ■ Competencia específica 6 + ODS 15 = Escasez de agua. Para el ejemplo que se está proponiendo se va a poner el foco en el Objetivo 15: «gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad». Este objetivo de los ODS puede dar lugar a posibles centros de interés a trabajar para desarrollarlo: ■ ■ ■ ■ ■ ■ Repoblamos nuestro entorno natural. ¿Hacia dónde se dirige el desierto? Peligro de extinción de nuestras especies. Escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas. Furtivos: ¿qué peligro tienen? Me gusta ese animal, pero… ¿está protegido? Realizando una revisión de los criterios de evaluación que incluye la competencia específica que se está analizando, así como sus saberes básicos, se puede elegir, para el ejemplo de SdA que se está presentando, las consecuencias que tiene para el planeta y para el entorno local la desertización. Por tanto, ya se puede ir vislumbrando en el horizonte, que el posible centro de Interés que se elija podría estar enfocado a la escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas. ¿Cómo lo van a aprender? Competencia específica 6: Identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, desde los puntos de vista social, económico, cultural, tecnológico y ambiental, para mejorar la capacidad de afrontar problemas, buscar soluciones y actuar de manera individual y cooperativa en su resolución, y para poner en práctica estilos de vida sostenibles y consecuentes con el respeto, el cuidado y la protección de las personas y del planeta. En este caso, la competencia emplaza a abordar estos aprendizajes desde diferentes puntos de vista: social, económico, cultural, tecnológico y ambiental. Como ya se ha indicado, esta competencia debe desarrollarse a lo largo de toda la etapa. Realizando una revisión de los criterios de evaluación de tercer ciclo de educación primaria, así como de sus saberes, y teniendo en cuenta los ODS, se va a enfocar en el punto de vista ambiental. ¿Para qué lo van a aprender? Competencia específica 6: Identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, desde los puntos de vista social, económico, cultural, tecnológico y ambiental, para mejorar la capacidad de afrontar problemas, buscar soluciones y actuar de manera individual y cooperativa en su resolución, y para poner en práctica estilos de vida sostenibles y consecuentes con el respeto, el cuidado y la protección de las personas y del planeta. Aunque esta competencia específica plantea varias finalidades, en este caso el foco va a estar en las que hacen referencia a actuar de manera individual y cooperativa en la resolución de problemas, así como en poner en práctica estilos de vida sostenibles y consecuentes con la protección del planeta. El análisis de este para qué del aprendizaje puede orientarnos, a su vez, a plantear posibles productos finales en los que el alumnado contextualice la finalidad a alcanzar en algo más concreto, localizado y de lo que sea partícipe de su desarrollo. Si la SdA de ejemplo se centra en los efectos de la escasez de agua, el ODS elegido emplaza a adoptar medidas urgentes para el cambio climático, y la finalidad de la competencia debe llevarlos a buscar soluciones de forma activa y respetuosa con el planeta, el producto final podría ir dirigido a concienciar a la comunidad local de las consecuencias que el derroche de agua puede tener en nuestras vidas. En apartados posteriores se desarrollará con mayor detenimiento la importancia de la selección y descripción del producto final. Análisis de los descriptores de las competencias correspondientes al perfil de salida que tiene asociadas Cada competencia clave se define a través de una lista de descriptores operativos. A su vez, los descriptores operativos son el nexo entre las competencias clave y las específicas de cada área, materia o ámbito. Las competencias específicas se han formulado a partir de dichos descriptores, dando así continuidad a la adquisición progresiva de éstas a través de las distintas etapas del currículo. Cada descriptor tiene una clave alfanumérica, y las competencias específicas se conectan con determinados descriptores de cada una de las competencias que vienen especificados por dichas claves alfanuméricas en los Reales Decretos correspondientes. El Real Decreto 157/2022 dice que la competencia específica 6 se conecta con los siguientes descriptores del perfil de salida, del alumno, al completar la educación primaria: CCL5: pone sus prácticas comunicativas al servicio de la convivencia democrática, la gestión dialogada de los conflictos y la igualdad de derechos de todas las personas, detectando los usos discriminatorios, así como los abusos de poder, para favorecer la utilización no solo eficaz sino también ética de los diferentes sistemas de comunicación. STEM2: utiliza el pensamiento científico para entender y explicar algunos de los fenómenos que ocurren a su alrededor, confiando en el conocimiento como motor de desarrollo, utilizando herramientas e instrumentos adecuados, planteándose preguntas y realizando experimentos sencillos de forma guiada. STEM5: participa en acciones fundamentadas científicamente para promover la salud y preservar el medio ambiente y los seres vivos, aplicando principios de ética y seguridad y practicando el consumo responsable. CPSAA4: reconoce el valor del esfuerzo y la dedicación personal para la mejora de su aprendizaje y adopta posturas críticas en procesos de reflexión guiados. CC1: entiende los procesos históricos y sociales más relevantes relativos a su propia identidad y cultura, reflexiona sobre las normas de convivencia, y las aplica de manera constructiva, dialogante e inclusiva en cualquier contexto. CC3: reflexiona y dialoga sobre valores y problemas éticos de actualidad, comprendiendo la necesidad de respetar diferentes culturas y creencias, de cuidar el entorno, de rechazar prejuicios y estereotipos, y de oponerse a cualquier forma de discriminación o violencia. CC4: comprende las relaciones sistémicas entre las acciones humanas y el entorno, y se inicia en la adopción de estilos de vida sostenibles, para contribuir a la conservación de la biodiversidad desde una perspectiva tanto local como global. CE1: reconoce necesidades y retos que afrontar y elabora ideas originales, utilizando destrezas creativas y tomando conciencia de las consecuencias y efectos que las ideas pudieran generar en el entorno, para proponer soluciones valiosas que respondan a las necesidades detectadas. Se han marcado en cursiva las conexiones directas con el centro de interés que hemos elegido para nuestra SdA. En cualquier caso, el análisis de estos descriptores y sus aspectos relacionados con el posible centro de interés puede ir arrojando pistas sobre la elección del posible producto final, pero también puede ir orientando sobre las diferentes actividades que pueden configurar la secuencia didáctica de esta SdA. De esta forma, con las aportaciones en cursiva que se han destacado, se podría ir configurando una secuencia en la que el alumnado tenga que poner en práctica estrategias comunicativas al servicio de la sociedad, desde una perspectiva fundamentada en el ámbito científico y con un enfoque crítico y reflexivo, pero desde una postura dialogante y ética sobre los estilos de vida saludables. Si se pretende que se comuniquen con la sociedad sobre estos estilos de vida saludables, el poducto final podría plantearse, como ya se ha indicado, en forma de Campaña de sensibilización para la disminución del despilfarro de agua. Análisis de los criterios de evaluación en los que se desglosa cada competencia Los criterios de evaluación permiten disponer de un referente de los niveles de desempeño esperados para cada competencia específica con la finalidad de hacer más fácil el proceso de evaluación de esta. Los criterios de evaluación van a ayudar a definir y diseñar las actividades que serán llevadas al aula convertidas en acciones evaluables y que aportarán información sobre el grado de desempeño de esa competencia. Por tanto, estos criterios asociados a la competencia serán un referente muy importante para el profesorado y funcionarán como motores didácticos que evalúen la adquisición de las competencias clave desde una perspectiva de área o materia y con una concreción directa al aula. La competencia específica 6, tomada para este ejemplo, viene desarrollada por dos criterios de evaluación que serán el eje de referencia para la secuencia didáctica: 6.1 Promover estilos de vida sostenible y consecuentes con el respeto, los cuidados, la corresponsabilidad y la protección de las personas y del planeta, a partir del análisis de la intervención humana en el entorno. 6.2 Participar con actitud emprendedora en la búsqueda, contraste y evaluación de propuestas para afrontar problemas ecosociales, buscar soluciones y actuar para su resolución, a partir del análisis de las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno. Una vez que se tienen claros los elementos curriculares seleccionados, se debe reflexionar sobre las barreras que pueden llevar implícitas esta selección. Retomando la tabla sobre barreras y estrategias DUA en este primer paso de la elaboración de la SdA, se añade una tercera columna de cómo se aplica este proceso al ejemplo que se está planteando. BARRERAS Los objetivos ESTRATEGIAS DUA APLICACIÓN AL EJEMPLO DE LA SDA En este caso es importante En el ejemplo de la SdA relativa al educativos están muy alejados de la edad, capacidad y contextos del alumnado. tener claras las singularidades e idiosincrasia del aula para que las actividades que se diseñen para trabajar y evaluar esos elementos curriculares seleccionados sean adecuadas al alumnado al que irán dirigidas y a su contexto personal, académico y social. derroche del agua es importante tener claros los conocimientos previos que el alumnado posee en relación con los factores de desertización, qué vivencias han podido tener en relación a las consecuencias del cambio climático en su propio entorno cercano. Los objetivos educativos nacidos de cada competencia o criterio pueden generar desafíos, retos o actividades que no despierten el interés en el alumnado. Cuando se diseña la propuesta de tareas, actividades o ejercicios que configurarán la secuencia didáctica se ha de realizar una conexión entre los aprendizajes que propone cada competencia específica y criterio de evaluación y el interés del alumnado. Es necesario transformar la propuesta curricular para contextualizarla a la realidad del aula. La propuesta curricular debe concretarse en objetivos claros que estén contextualizados a los problemas y dificultades que la propia falta de agua esté generando en su entorno. Buscar un interés abierto y genérico, que haga que el alumnado entienda la importancia de esta SdA para sus vidas debe ser un objetivo prioritario en el diseño de la secuencia didáctica. Los objetivos educativos nacidos de cada competencia se propongan de forma cerrada o inflexible. La formulación de los diferentes criterios y competencias, como ya se ha visto, ha cuidado la apertura y flexibilidad que deben plantear las acciones evaluables para facilitar la participación del alumnado y poder evaluar el objetivo de aprendizaje por diferentes vías. Los objetivos educativos que persigamos deben planificarse en esta misma línea. Los objetivos docentes para el caso que nos ocupa deben ahondar en la idea de que la finalidad de esta situación de aprendizaje es que el alumnado sea capaz de convertirse en una persona responsable y respetuoso con su medio ambiente. Por ello, las actividades que se planifiquen deben buscar siempre esta finalidad, independientemente del medio que se les proponga para alcanzarla. Que la propuesta curricular no sea percibida por el alumnado como importante, relevante o sin funcionalidad con la vida real. Para minimizar esta barrera es importante que el alumnado primero, comprenda los objetivos propuestos, los interpreten de múltiples formas y sean capaces de vincularlos con aspectos relevantes de su vida diaria. Un factor importante puede ser involucrar a los propios estudiantes en el establecimiento de estos objetivos. Una idea interesante puede ser que sea el propio alumnado el que defina, a partir de la comprensión clara del reto planteado (surgido de la propuesta curricular), lo que sería realmente interesante aprender para sensibilizar a la población sobre el problema de la falta de agua. DUA: Puntos de verificación relacionados Resaltar la importancia de metas y objetivos (8.1). Quadre 5. Estrategias para minimizar barreras en la fase de concreción curricular Paso 2. Localización del centro de interés El centro de interés es, posiblemente, uno de los elementos de la SdA que mayor impacto va a tener en el alumnado. En la visión horizontal de las pautas DUA (descrito anteriormente), se propone que la búsqueda de opciones que generen el interés del alumnado se convierta en la puerta de acceso al aprendizaje. Lo primero que debe ocurrir en cualquier SdA es precisamente abrir esa puerta. La curiosidad, la novedad, la conexión con aspectos importantes para el alumnado o la propia capacidad de toma de decisión sobre su propio aprendizaje hace que el alumnado ofrezca una mayor predisposición al aprendizaje, aunque no lo asegura. Héctor Ruiz (2020, p. 164) habla del valor subjetivo de la motivación para distinguir entre: «interés individual (el que posee el alumno por defecto, como consecuencia de su naturaleza y sus creencias), y el interés situacional, que es el que podemos promover según la forma en que planteemos y desarrollemos las actividades de aprendizaje». Es cierto que en el aula existe un conjunto de alumnos con intereses que pueden ser muy diferenciados. Lo que para un alumno puede resultar interesante, para otra alumna concreta puede no serlo. El interés es muy variable y depende de muchos factores intrínsecos a cada persona que resulta complejo poder llegar a conocer y, mucho menos, controlar. Pero también se genera en base a elementos extrínsecos provocados por aspectos coyunturales, culturales o por proyecciones de agentes externos. Generar un interés es algo muy perseguido por las grandes empresas que tienen claro que la mejora de las ventas pasa por el incremento de la necesidad de consumir su producto. Y para ello invierten grandes cantidades en generar el interés construido desde fuera de la persona. En esta línea, Héctor Ruiz (2020, p. 165) expone lo siguiente: «el valor extrínseco o instrumental no deriva directamente de la satisfacción por aprender algo, sino de las consecuencias deseables que puede conllevar aprenderlo… el valor extrínseco está relacionado con las metas de rendimiento, mientras que el valor intrínseco se asocia a las metas de competencia o aprendizaje». En el ámbito de la docencia, el producto es el aprendizaje y se debe buscar la necesidad en el alumnado por aprender. Esto se puede hacer por muchas vías, pero evidentemente la del interés es fundamental. Y aunque a veces es complejo generar interés por contenidos que pueden ser muy específicos, por ejemplo, la tabla de elementos periódicos, sí se pueden buscar fórmulas para inducir ese interés y para ofrecerlo de manera que pueda personalizarse, es decir, que cada alumno y alumna disponga de un pequeño margen para hacerlo más suyo. Sirva de muestra este ejemplo: el Museo Nacional de Ciencias Naturales (s.f.) con motivo del 150 aniversario de la tabla periódica puso en marcha una iniciativa para que alumnos de todo el país publicaran en su red social una fotografía alusiva a los lugares de su vida cotidiana donde se encuentran elementos de la tabla periódica y celebró una exposición con lo recibido en su sede. Cada alumno o alumna pudo centrar su interés en distintos aspectos: en qué momento y situación histórica se descubrió el elemento, qué aplicación tiene en su vida cotidiana, qué composición tiene, quién lo descubrió, qué países han contribuido a descubrir más elementos, etc. La selección del centro interés debe realizarse, por tanto, intentando abarcar el mayor número de interesados en la propuesta, sin embargo, es frecuente que en las aulas los centros de intereses se realicen de forma muy restringida y sesgada. Un error habitual que se suele cometer consiste en que en el momento de esa selección se confunda el propio interés docente con el interés personal del alumnado. En gran parte de los casos se debe a una honesta intención docente de proponer temáticas que busquen alcanzar objetivos de enseñanza. Por ejemplo, cuando se propone como centro de interés la resolución de un problema que requiera el uso de elementos estadísticos. Resulta difícil imaginar al alumnado dar saltos de alegría porque fuesen a trabajar estadística en su clase. Y el interés puede ser visible desde el punto de vista pedagógico y además emplazado en el ámbito de las matemáticas para la vida, lo que ocurre es que esta selección, en realidad es una finalidad pedagógica disfrazada de centro de interés (se volverá a retomar en el paso relativo a la justificación de la SdA). Para seleccionar temáticas que efectivamente se conviertan en centros de interés, el docente debe ponerse en la mente del alumnado, conectar con su realidad, su entorno social, pero también cultural y personal. No se puede construir interés basándose en las propias experiencias y conocimientos como docentes. Es por ello por lo que resulta fundamental que se dediquen tiempos planificados para conocer a los alumnos, acercarse a sus preocupaciones y a sus expectativas sobre el aprendizaje. Generar momentos para la escucha activa se convierte en un factor clave para que ese acceso al aprendizaje, que propone el DUA en su primera pauta del principio del compromiso, se convierta en una forma de participación de todo el alumnado. Y en ocasiones no se generan esos tiempos porque en el imaginario docente «no se dispone de ellos» agobiados por la presión de «tener que dar el temario» aunque, paradójicamente, luego se dedique gran cantidad de tiempo a trabajar actividades repetitivas, descontextualizadas y con el único objetivo de intentar que el alumnado afiance unos contenidos con los que no conecta. Por otra parte, resulta también paradójico que la administración solicite en algunos casos las programaciones de las SdA en los primeros días del curso, cuando aún no se ha tenido tiempo ni de conocer al grupo clase. Algunas estrategias para conocer mejor estos intereses del alumnado pueden ser: ■ Sondeo de intereses. ■ Técnicas proyectivas. ■ Lluvias de ideas sobre temáticas culturales o contextuales. ■ Entrevistas individuales o grupales. ■ Póster de intereses… Un segundo error frecuente está asociado a la apertura y flexibilidad del centro de interés elegido. Esta apertura que se dé al centro de interés posibilitará que el alumnado pueda «hacerlo suyo» y, por tanto, encuadrarlo dentro de su propio rango de intereses, conocimientos y contexto vital. Cuando el centro de interés permite esta flexibilidad es cuando se puede hablar de aprendizaje personalizado. Sin embargo, cuando el interés propuesto por el docente es demasiado concreto o localizado, puede que se encuentre a parte del alumnado para el que la temática elegida, o bien no conecta directamente con su rango de intereses, o bien no tiene conocimientos previos o vivencias relacionadas con la misma. Ejemplos de centros de intereses abiertos y cerrados. SDA CON CENTROS DE INTERÉS CERRADOS Impacto de adolescentes. Instagram en SDA CON CENTROS DE INTERÉS ABIERTO los Impacto de las RRSS en tu barrio. Estudio sobre la preferencia por el fútbol. Estudio sobre la preferencia de un deporte a elegir. La tabla químicos. Los elementos de la tabla periódica presente en algún objeto cotidiano. periódica de elementos Estudio del suelo y del agua. Diseña tu propio jardín. Cultura de Inglaterra y su lengua. País de habla inglesa y su lengua. Métrica de una poesía. Métrica de una canción de actualidad. La descripción. Cómo es tu ídolo. Pirámide de la alimentación. Mi comida favorita. Superficie de figuras geométricas. La estructura de mi casa. Quadre 6. Centros de interés abiertos vs. cerrados Por todo ello, la selección del centro de interés debe estar inequívocamente unido a una fase de aprendizaje en el que, de forma explícita, se lleve al alumnado a activar sus conocimientos previos relacionados con la temática elegida. Esto se verá con mayor detenimiento en la fase de la secuencia didáctica que se denominará como «Activación de Conocimientos Previos». En cualquier caso, una selección acertada de centros de intereses siempre va a pasar por contar con el alumnado al que irá dirigida cada SdA. Empoderar al alumnado significa dotarles de poder para tomar decisiones y participar de manera activa, por ejemplo, en este caso, en la selección del centro de interés. Dependiendo de la capacidad de decisión, del conocimiento de sus propios gustos y preferencias y del grado de autonomía personal del que disponga, el alumnado podrá participar activamente en la selección del centro de interés, o deberá ser guiado para trabajar desde un interés provocado. Así se pueden determinar grados de empoderamiento: ■ Guía del profesor para trabajar con centros de interés propuestos de manera externa (centros de interés cerrados). ■ Apoyo del profesorado para que pueda personalizar a sus propias vivencias los centros de interés proporcionados de forma flexible (centros de interés flexibles). ■ Participación democrática en la selección de centros de interés del aula (centros de interés abiertos). ■ Selección individual de centros de interés adecuados a las propias expectativas de cada alumno y alumna o grupo de alumnos (centros de interés personalizados). Es necesario hacer aquí una reflexión sobre la importancia crucial que va a desempeñar la competencia para aprender a aprender en la toma de decisiones del alumnado, sobre todo en lo que respecta al conocimiento y aplicación de estrategias cognitivas y metacognitivas sobre las propias oportunidades para el aprendizaje. Un alumnado que no haya recibido una enseñanza explícita que le lleve a reconocer las propias oportunidades para el aprendizaje, tendrá bastantes limitaciones para localizar sus preferencias ante un determinado centro de interés. Es frecuente encontrarse situaciones en las que el alumnado no tiene claro qué es aquello que prefiere, que le interesa o para qué es importante en su día a día. Puede deberse a unas experiencias previas escolares en las que no se le haya brindado, de manera habitual, la oportunidad para elegir, o al menos, para reflexionar sobre su posible elección. Si se tienen presente los indicadores de la competencia para aprender a aprender vistos en capítulos anteriores, en este caso se referiría al indicador A.2.1: «comprender, valorar y reflexionar sobre los objetivos implícitos en la actividad o tarea. (conciencia de la finalidad)». Posibles barreras en la fase de selección del centro de interés Para poder ofrecer estrategias que contribuyan a minimizar las barreras que puedan presentarse en esta fase, es importante apoyarse en los puntos de verificación que mayor relación puedan tener con la misma. BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Que los aprendizajes que realiza el alumnado no sean funcionales para aplicarlos en situaciones cotidianas. Centro de interés que tenga conexión con la realidad en la que se desenvuelve el alumnado y puedan ser aplicados a situaciones cotidianas. Que el alumnado no perciba el porqué de la tarea que va a realizar. Generar explicaciones y justificaciones que hagan comprensible y válido el centro de interés elegido. El centro de interés no permite un ajuste a adaptación al interés real del alumno. Tareas que permitan una personalización del centro de interés para contextualizar las actividades en la vida real. El interés elegido no se ajusta a sus expectativas. Sondeo de intereses y necesidades. Centro de interés que descuida aspectos emocionales. Conocer y tener en cuenta las emociones y sensaciones del alumnado. DUA: puntos de verificación relacionados Optimizar la relevancia, el valor y la autenticidad (7.2). Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Quadre 7. Barreras en la fase de centro de interés En nuestro ejemplo… Siguiendo con el modelo de SdA que se ha seleccionado como ejemplo, el centro de interés que emergió del análisis de las competencias específicas, criterios de evaluación y conexión con los ODS, se propone como un centro de interés abierto. La conexión entre el centro de interés y la propuesta curricular va a propiciar que el alumnado otorgue importancia y relevancia a los aprendizajes a realizar. Este centro de interés emerge de la necesidad de identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno y, por tanto, va a estar enfocado a la escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas. Teniendo presentes las barreras que se pueden encontrar al seleccionar un centro de interés, y las estrategias que se podrían aplicar, surge el cuadro 8, aplicado al ejemplo de esta guía: BARRERAS ESTRATEGIAS APLICACIÓN AL EJEMPLO DE LA DUA SDA Que los aprendizajes que realiza el alumnado no sean funcionales para aplicarlos en situaciones cotidianas. Centro de interés que tenga conexión con la realidad en la que se desenvuelve el alumnado y puedan ser aplicados a situaciones cotidianas. El centro de interés elegido gira en torno a una temática que puede afectar a todos y cada uno de los alumnos independientemente de sus características personales. La escasez de agua está en los medios de comunicación, es relevante y los aprendizajes tendrán una aplicabilidad en su vida diaria. Además, permite que cada alumno pueda contextualizarlo a su realidad diaria. Que el alumnado no perciba el porqué de la tarea que va a realizar. Generar explicaciones y justificaciones que hagan comprensible y válido el centro de interés elegido. El centro de interés no permite un ajuste a adaptación al interés real del alumno. Tareas que permitan una personalización del centro de interés para contextualizar las actividades en la vida real. El interés elegido no se ajusta a sus expectativas. Sondeo intereses necesidades. Centro de interés que descuida aspectos emocionales. Conocer y tener en cuenta las emociones y sensaciones del alumnado. Es un tema que puede presentarse enfocado a un bienestar personal, pero también emocional en la relación que entraña con la conservación de su medio ambiente. de y DUA: puntos de verificación relacionados Optimizar la relevancia, el valor y la autenticidad (7.2). Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Quadre 8. Estrategias para minimizar barreras en la fase de selección del centro de interés Paso 3. Justificación Una vez que se ha seleccionado una adecuada propuesta curricular, y se ha establecido un centro de interés bien definido, cada docente debe proponerse las finalidades educativas de la SdA. Estas finalidades educativas responden a las intenciones que el profesorado tiene con respecto a su alumnado, qué es lo que considera que deben adquirir sus discentes al término de esta. En definitiva, el docente debe proponerse unos objetivos educativos concretos que otorguen claridad a los elementos curriculares seleccionados y que hagan que no pierda el norte de aquellas cosas que deben ser imprescindibles para el desarrollo integral de su alumnado. Se trata de definir qué es lo esencial que el alumnado debería llevarse cargado en su «mochila de aprendizaje» después del trabajo realizado en la SdA. Las finalidades educativas deben estar conectadas con los objetivos generales del área para la etapa e incidir, no solo en aspectos curriculares, sino también en aspectos emocionales, de valores de convivencia y respeto, y de hábitos de trabajo y confianza en sí mismo, entre otros. Debe definir claramente «el para qué» de la SdA y servirá como base para tomar las decisiones que conciernen a las actividades planteadas, la metodología elegida o los procesos de evaluación planificados. Por tanto, las finalidades educativas de la SdA se convierten en la justificación tanto de la propuesta curricular, como de la secuencia didáctica diseñada. Podríamos definir estas finalidades justificadas como el «centro de interés del profesorado». Barreras en la fase de justificación La principal barrera que se puede generar al definir las finalidades educativas de la SdA es que éstas, al formularse en términos de objetivos a alcanzar por el alumnado, no se distingan claramente de los intereses que se busca provocar en el alumnado y terminen confundiéndose con el centro de interés de la SdA, e incluso con el producto final a elaborar. Es decir, que puede que se dé la circunstancia de que un objetivo claro de una SdA sea lo que vertebre el centro de interés de la SdA, no conectando con las expectativas, realidades y necesidades del alumnado. Por ejemplo, si para una SdA situada en el área de lengua castellana y literatura se plantea, como una de las finalidades esenciales de la misma, que el alumnado aprenda a realizar inferencias de una lectura, se podría definir un centro de interés abierto donde se les emplace a conectar los conocimientos previos que tengan sobre algún elemento culturalmente significativo para ellos (canciones, películas o textos), y elegidos por ellos, sobre los que se propondría la realización de ciertas inferencias para descifrar el mensaje real del autor. Sin embargo, puede darse la circunstancia de que la finalidad educativa o «centro de interés docente», que en este ejemplo sería la realización de inferencias, se convierta en el centro de interés propuesto al alumnado mediante la petición de la realización de inferencias sobre textos dados, intentando que los discentes se interesen directamente por la forma de realizar inferencias, cosa que a priori, si no se realiza mediante una conexión sobre su realidad donde perciban un «para qué» de su aprendizaje, es ciertamente difícil. Siguiendo con la conexión con las pautas DUA, la fase de justificación es una fase eminentemente de planificación docente, por lo que no tiene un trasvase directo en la secuencia didáctica, aunque sí tendrá un valor importante a la hora de seleccionar las diferentes actividades y ejercicios que tratarán de buscar esas finalidades. La pauta que mayor conexión puede tener con esta fase es la 7.2 «optimizar la relevancia, el valor y la autenticidad». En nuestro ejemplo… Es importante aquí volver a rescatar el centro de interés planteado al alumnado, la escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas, para diferenciarlo del interés docente, que podría plantearse en relación a aquello que se pretende que el alumnado ancle en sus redes de conocimiento, y que no puede ser otro que la sensibilidad hacia el medio ambiente para convertirse en ciudadanos responsables y respetuosos con este y que dispongan de conocimientos y recursos suficientes y necesarios para llevarlos a sus vidas diarias con una actitud de compromiso activo por la conservación del planeta. Paso 4. Elección del producto final En el contexto que se está abordando, el producto final debe entenderse como aquel que el alumnado debe elaborar para otorgarle sentido y coherencia a la propuesta didáctica diseñada en base a los elementos curriculares. Si en la selección del centro de interés se busca «retar» al alumnado haciendo que se movilice y motive hacia una temática concreta; en la selección del producto final lo que se busca es materializar ese reto en un producto o en la resolución de un problema planteado. Aunque a esta fase se la ha denominado como «elección del producto final», no se debe circunscribir solo a la elaboración de un producto tangible, material o digital, sino que tendrán cabida, también, todos aquellos productos que respondan a cualquier reto planteado. Así se pueden encontrar resolución de problemas, retos o desafíos, elaboración de productos físicos, digitales o intelectuales, exposiciones, participación en eventos, campañas de sensibilización, acciones de conservación del entorno, producciones dirigidas a mejorar la vida de las personas del entorno cercano… Para que ese producto o problema conecte realmente con las expectativas de los discentes, el profesorado debe abordarlo como una excusa con la que sientan que «hacen algo para algo». Se trata de otorgarle una finalidad clara, un para qué necesitan hacer ese «producto final» o resolver ese «problema contextualizado». Es importante que el producto final no quede en una mera producción sin sentido. Por ejemplo, la elaboración de un mural en el aula suele ser una práctica repetida por el profesorado cuando éste piensa en algún producto final. Pero si el mural se queda en un simple repositorio de producciones sin más sentido que el de verlas expuestas, el alumnado no otorgará una finalidad clara, no sentirá que el reto inicial se haya solucionado, o que hayan aportado algo positivo y de provecho para su comunidad o entorno próximo. Si este mural, por ejemplo, nace con propósitos legítimos como el de concienciar, denunciar, visibilizar o preservar, tendrá un impacto mucho mayor, no solo de motivación, sino de participación y perseverancia en el trabajo de nuestro alumnado. El aprendizaje es un acto intencional. Solo aprendemos lo que queremos aprender. No basta con que los alumnos hayan sentido cierta curiosidad o motivación en torno a un tema o suceso concreto. Es necesario conseguir una intención clara y explícita del deseo de trabajar en torno a él. (Vergara, 2015, p. 76) En la fase de elección del producto final se puede encontrar el momento en el que mayor esplendor alcanza el empoderamiento que se les puede otorgar al alumnado, y así poder para lograr dos objetivos: que sea adecuado a sus intereses particulares, y que se mantengan esforzados en su aprendizaje. Dos objetivos que enlazan directamente con la pauta 8 de la tabla 2.2 del DUA. Al igual que ocurría en la fase de selección del centro de interés, en esta fase se puede optar entre productos finales que dispongan de un formato abierto y flexible, que ofrezca varias alternativas para la elaboración de este, o productos finales con formatos cerrados que solo muestran una posibilidad al alumnado. Por otra parte, resulta crucial que la elección del producto final esté en consonancia con aquello que se pretende alcanzar, ya que definirá el tipo de tareas, actividades y/o ejercicios que el alumnado deberá realizar para alcanzarlo. Esto va a resultar definitivo a la hora de plantear cuáles de esas tareas servirán de base para evaluar la adquisición de la o las competencias específicas programadas para cada SdA. Por ello, esta elección del producto o reto final no solo debe planificarse desde un punto de vista de la implicación del alumnado, sino como una herramienta que nos servirá para evaluar toda la propuesta curricular. De esta manera, se ha de tener presente qué elementos se quieren evaluar con la elaboración del producto final o la resolución del reto. Para que no se pierda esta conexión, la propuesta curricular debe estar presente en esta fase, y se hace necesario realizar un análisis de las competencias específicas y de su conexión con los descriptores del perfil de salida, ya que pueden otorgar pistas para la toma de decisiones. PRODUCTOS FINALES FORMATO CERRADO FORMATO FLEXIBLE Elaborar un informe sobre los animales del entorno en peligro de extinción. Informe escrito. Preparar una presentación (infografía, exposición oral o escrita, o mapa mental). Campaña sensibilización. Pódcast. Elección entre distintos elementos de una campaña: pódcast, carteles, spots, mailing, etc. de Maqueta que incluya mediciones trabajadas en la SdA. Maqueta elaborada material recortable. Ideas prácticas sobre cómo ahorrar agua. Presentación por mural y explicarlo, realizado en grupo. En forma de vídeo, una poesía, un debate oral tipo concurso… Dar opciones sobre la localización del ahorro: centro, en casa, edificios públicos. Dar opciones para realizarlo de forma individual o con colaboración de compañeros, familias, otros compañeros de otros cursos… Informe sobre la lectura de un libro. Ficha de lectura. Presentación oral, pódcast, vídeo, texto escrito. con Elección entre formato recortable, digital, bloques lógicos u otros. Quadre 9. Productos finales cerrados vs. flexibles Posibles barreras en la elección del producto final Un producto final cerrado es aquel en el que el docente delimita claramente las líneas directrices que el alumnado debe seguir para elaborar ese producto final. Mientras más elementos definamos, más cerrado será el producto final, ya que dejaremos un margen menor al alumnado para que pueda adecuarlo a sus capacidades, expectativas o intereses. Incluso podemos incurrir en el error de generar un producto final tan delimitado que el alumnado no tenga ninguna opción de modificar algunos de sus elementos. Un producto final abierto responderá a las inquietudes del alumnado, a sus propias posibilidades de producción, y permitirá múltiples formas de expresión del aprendizaje. Lo esencial no es la forma en la que desarrolle ese producto, sino el objetivo de aprendizaje que perseguimos con su elección. Por eso debe ser abierto en cuanto a su cómo, pero manteniendo la esencia de su por qué. A continuación, proponemos algunos ejemplos de productos finales cerrados y productos finales abiertos: En todo proceso de empoderamiento que se oferte al alumnado, como el que se propone con los productos finales abiertos, se ha de tener presente que el modelo de escuela que se ha ido desarrollando durante las últimas décadas ha descuidado demasiado el trabajo explícito de la competencia para aprender a aprender. Esto ha provocado que la autonomía del alumnado a la hora de tomar decisiones fundamentadas en sus propios potenciales o debilidades sea muy limitada. El hecho de que tradicionalmente las producciones de los estudiantes hayan sido definidas con criterios cerrados por los y las docentes ha desembocado en que no dispongan de demasiadas experiencias de aprendizaje por ensayo–error que los lleven a conocerse a sí mismo, a conocer sus puntos fuertes o débiles y a tomar decisiones en consecuencia. En las experiencias transmitidas por docentes que proponían la posibilidad de elegir la forma en la que el alumnado podía expresar su aprendizaje, es frecuente encontrar reacciones de alumnos o alumnas que mayoritariamente optan por la vía tradicional en detrimento de otras posibilidades. Esto ocurre porque el alumnado puede sentir desconfianza ante este nuevo planteamiento abierto, pero, principalmente ocurre porque dudan sobre sus propias capacidades para abordar una nueva forma de expresión de la que no tienen experiencias previas, no saben si podrán abordarlas o desconocen sus propios talentos para expresar su aprendizaje por una vía que no es la tradicional. Para evitar esta falta de confianza en las propias posibilidades, los docentes deben trabajar de forma explícita esta competencia para aprender a aprender, realizar actividades y ejercicios que inviten al autoconocimiento, a la autoevaluación y, además, que alejen al alumnado de las falsas creencias o miedos sobre sus propias posibilidades, planteando el error como fuente de aprendizaje. Los procesos cognitivos son fundamentales trabajarlos con el alumnado, pero los metacognitivos les otorgarán la posibilidad de conocerse a sí mismos, de saber por qué, para qué y cuándo poner en práctica determinadas estrategias cognitivas y, finalmente, tomar decisiones fundamentadas en su propia persona. Esto entronca directamente con la pauta 9 del DUA que nos propone generar opciones para la autorregulación. En la tabla de descriptores de la competencia para aprender a aprender, tendría una conexión directa con el 3.1.2: «conoce, entiende y valora su nivel de competencia para abordar una o varias tareas (autoeficacia)», y el 3.1.3: «comprende e interpreta los errores y fracasos como una parte de su aprendizaje (resiliencia)». Por todo ello es importante «negociar» con el alumnado los diferentes formatos abiertos para la expresión de ese producto final. Les dará confianza en sus producciones, les otorgará un ambiente de seguridad y valoración sobre sus opiniones, y les abrirán nuevas formas de construir y componer sus respuestas. De esta forma damos cabida a la pauta 7 del DUA cuando nos habla de facilitar opciones para minimizar la sensación de inseguridad, facilitando así el interés del alumnado; pero también con la pauta 8, en cuanto que se sitúa en la senda de la importancia de resaltar las metas y objetivos que deben marcarse. BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Tareas con poco nivel de elección por parte del alumnado. Permitir controlar las inseguridades a través de la elección del formato del producto final. Que el producto final no tenga una conexión directa con el centro de interés. Definir la relevancia del producto final en relación con el interés y motivación del alumnado. Que el producto final no se elija teniendo presente que debe servir para alcanzar las competencias específicas de la SdA. Partir del diseño curricular para delimitar el tipo de producto final que se quiere proponer. Que no se tengan en cuenta las características personales del alumnado. Modificar los criterios realización de tareas. DUA: puntos de verificación relacionados Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Resaltar la relevancia de metas y objetivos (8.1). Quadre 10. Barreras en la selección del producto final En nuestro ejemplo… para la El producto final siempre debe elegirse de tal manera que tenga una relación directa con el centro de interés seleccionado para ofrecer una coherencia interna al trabajo de la SdA de cara al alumnado. Si en el ejemplo planteado se había propuesto que el centro de interés estuviese relacionado con la escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas, ahora es necesario pensar en un producto final que dé un «motivo» al alumnado que los lleve a realizar todas las tareas, actividades y/o ejercicios que les propongamos. Para obtener ideas sobre este producto final, se procede al análisis de la competencia específica y sus descriptores del perfil de salida, al término de la educación primaria, que tiene vinculados: COMPETENCIA ESPECÍFICA ELEMENTOS POSIBLES RELEVANTES PRODUCTOS DE LOS FINALES DESCRIPTORES DEL PERFIL DE SALIDA 6. Identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, desde los puntos de vista social, económico, cultural, tecnológico y ambiental, para mejorar la capacidad de afrontar problemas, buscar soluciones y actuar de manera individual y cooperativa en su resolución, y para poner en práctica estilos de vida sostenibles y consecuentes con el respeto, el cuidado y la protección de las personas y del planeta. CCL5 pone sus prácticas comunicativas al servicio de la convivencia democrática. STEM5: participa en acciones fundamentadas científicamente para promover la salud y preservar el medio ambiente. CPSAA4: adopta posturas críticas en procesos de reflexión guiados. Informe sobre el impacto de la escasez de agua. Documental sobre el gasto innecesario de agua en la zona. Ensayo sobre medidas a tomar para frenar la desertización. Campaña de sensibilización para la disminución del CC3: reflexiona y dialoga sobre valores y problemas éticos de actualidad, comprendiendo la necesidad. CC4: se inicia en la adopción de estilos de vida sostenibles, para contribuir a la conservación de la biodiversidad desde una perspectiva tanto local como global. derroche de agua. Debate entre partidarios y detractores del derroche del agua. Decálogo de buenas prácticas. DUA: puntos de verificación relacionados Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Resaltar la relevancia de metas y objetivos (8.1). Quadre 11. Productos finales en función de la competencia específica Dado que el ejemplo de esta SdA se sitúa directamente en el tercer ciclo de la educación primaria, sería importante tener también como referencia los criterios de evaluación asociados a esta competencia específica, ya que puede añadir más elementos para la decisión del producto final por trabajar. En este caso, los criterios de evaluación son: 6.1 Promover estilos de vida sostenible y consecuentes con el respeto, los cuidados, la corresponsabilidad y la protección de las personas y del planeta, a partir del análisis de la intervención humana en el entorno. 6.2 Participar con actitud emprendedora en la búsqueda, contraste y evaluación de propuestas para afrontar problemas ecosociales, buscar soluciones y actuar para su resolución, a partir del análisis de las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno. Los aspectos destacados en cursiva pueden ayudar a tomar decisiones sobre las tareas y actividades que se podrían proponer en el aula que podrían formar parte del producto final. En este caso, los criterios proporcionan ideas sobre el tipo de acciones evaluables, tales como promover estilos de vida sostenibles y consecuentes con la protección de las personas y del planeta, extraer conclusiones sobre las consecuencias de la intervención humana y buscar propuestas para afrontar problemas ecosociales. Todo esto puede ofrecer una idea más clara sobre qué producto final seleccionar de entre todos los que se propusieron en el cuadro 11. Uniendo el análisis de los descriptores del perfil de salida para primaria, más la información aportada por los criterios de evaluación del tercer ciclo, se podría proponer como producto final la elaboración de una campaña de sensibilización para la disminución del derroche de agua. Teniendo presentes las barreras que se pueden encontrar al elegir un producto final, y las estrategias que se podrían aplicar, surge el cuadro 12, aplicado al ejemplo de esta guía: BARRERAS ESTRATEGIAS APLICACIÓN AL EJEMPLO DUA DE LA SDA Tareas con poco nivel de elección por parte del alumnado. Permitir controlar las inseguridades a través de la elección del formato del producto final. Al ser un producto final abierto, se presta a que el alumnado pueda elegir diferentes opciones de elaboración de este según sus propias características personales. Que el producto final no tenga una conexión directa con el centro de interés. Definir la relevancia del producto final en relación al interés y motivación del alumnado. El producto final nace directamente del centro de interés planteado, un problema actual que tiene repercusión en sus vidas y en la de su entorno. Que el producto final no se elija teniendo presente que debe servir para alcanzar las competencias específicas de la SdA. Partir del diseño curricular para delimitar el tipo de producto final que se quiere proponer. Al haber tenido presentes las competencias específicas y los criterios de evaluación para el ciclo, el producto final se ajusta a la planificación curricular diseñada. Que no se tengan en cuenta las características personales del alumnado. Modificar los criterios para la realización de tareas. La campaña puede adaptarse a diferentes ritmos, intereses y capacidades, variando sensiblemente de un alumno a otro. DUA: puntos de verificación relacionados Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Resaltar la relevancia de metas y objetivos (8.1). Quadre 12. Estrategias para minimizar barreras al seleccionar el producto final Una vez realizado el primer bloque de planificación de la SdA se necesitan tomar decisiones relativas al cómo se va a llevar al aula esta propuesta. Bloque 2: metodología Los objetivos marcados para el alumnado deben conducir a la adquisición de los aprendizajes necesarios para ir alcanzando progresivamente las competencias específicas seleccionadas. Definir el cómo se realizará este proceso puede influir directamente en la toma de decisiones sobre la metodología que se deberá emplear en cada caso. En este bloque se sentarán las bases que servirán como guía de la secuencia didáctica que se llevará al aula. Es el momento de definir el «cómo» queremos trabajar en el aula. Paso 5: aspectos generales Desde la experiencia que se está planteando en este manual, se va a proponer una secuencia que incorpore metodologías y procesos de enseñanza que busquen la máxima participación de todo el alumnado. Y para que esto suceda debe encuadrarse en un modelo en el que el alumnado sea protagonista activo de su propio aprendizaje. La elección de una propuesta basada en metodologías activas hará que cada discente pueda acometer las tareas, retos y/o resolución de problemas planteados poniendo en juego todas sus habilidades, destrezas y conocimientos, tanto los nuevos como los previamente aprendidos, según sus propias posibilidades. Márquez et al. (2020, p. 71) reflexionan sobre las metodologías favorecedoras de la inclusión haciendo alusión al aprendizaje activo: El aprendizaje activo se centra en la persona que aprende, y para ello es necesario considerar al aprendiz como el auténtico artífice y constructor de su aprendizaje, y al docente como «el embaucador» que lo orienta e involucra en un personal, íntimo y único proceso de aprendizaje, que le ofrece «los mandos» y lo invita e incita a desarrollar su capacidad de aprender desde experiencias, reales o simuladas, en un aula, desde ejercicios de indagación e investigación, desde el intercambio de ideas y reflexiones, en interacción social y reflexión personal, siempre vinculados a su realidad vital. De este modo, el aprendizaje cobra sentido, valor y coherencia y, por lo tanto, motivación entre los esquemas cognitivos propuestos en el proceso de enseñanza y las experiencias del mundo real que el aprendiz habita. La idea de que el producto final seleccionado se planifique de forma abierta ofrecerá la oportunidad de flexibilizar los niveles de desempeño esperados en función de las capacidades personales del alumnado. La secuencia didáctica tiene la misión de llevar al alumnado la conexión que se ha realizado entre la propuesta curricular, el centro de interés y el producto final seleccionado. Sin duda es el momento didáctico con mayor transcendencia en el proceso de aprendizaje ya que configura todo el entramado de tareas, actividades y/o ejercicios que llegará al alumnado y que les conducirá a adquirir los aprendizajes dentro de una situación y un contexto definidos. El profesorado debe convertir en acciones concretas para el aula todo lo que seleccionó y planificó en las fases anteriores. Es aquí donde las barreras a detectar y eliminar deben ser tratadas con interés si queremos realizar un diseño de actividades y ejercicios adecuados a todo nuestro alumnado. Pero el diseño y elaboración de actividades debe responder al propósito definido en la finalidad de la SdA, y para conseguir este propósito es necesario trazar un plan que englobe diferentes estrategias de enseñanza, metodologías y formas de evaluar al alumnado. Cada docente recurre a sus propios métodos para favorecer el aprendizaje del alumnado, y en todos ellos concurren barreras a delimitar que sugieren estrategias para minimizarlas. En definitiva, un método puede necesitar de varias estrategias DUA para hacer que el alumnado participe. No obstante, también puede ocurrir lo contrario: que el docente anticipe ciertas barreras para la participación cuyas medidas para derribarlas pasen por la incorporación de una o varias metodologías diferentes. En cualquier caso, sea la metodología la que marque el camino de las estrategias DUA, o las estrategias DUA las que marquen el camino de la metodología, el proceso a seguir siempre debe responder a la misma idea que en los pasos anteriores: delimitar barreras y proponer estrategias para minimizarlas. «De esta manera, el DUA nos sugiere que cualquier método es susceptible de ser diseñado desde su marco, (framework en palabras del Cast)» (Márquez y García, 2022). Son muchas las metodologías activas a las que podemos recurrir para que esto ocurra: aprendizaje basado en proyectos, en retos, en desafíos, aprendizaje servicio, aprendizaje basado en el pensamiento, design thinking… Todas ellas ponen el foco en el alumnado como protagonista de su proceso de aprendizaje. La selección de una u otra dependerá del propio elaborador de la SdA, de las finalidades que se haya marcado y de su idoneidad para trabajar el centro de interés o alcanzar el producto final planteado, pero todas tienen en común la flexibilidad de cara a eliminar barreras, en oposición a la dificultad para eliminarlas cuando la secuencia se basa en modelos rígidos, pasivos o magistrales, donde el alumnado no encuentra variedad de desafíos. Por otra parte, cualquier secuencia didáctica debe minimizar barreras relacionadas con la excesiva carga de trabajo individual del alumnado, proponiendo situaciones, actividades y tareas en las que la fuerza del grupo sirva de motor de participación de todos. La colaboración entre iguales, la cooperación para resolver problemas o actividades son estrategias que, adecuadamente planteadas, pueden ayudar a esa parte del alumnado que presenta dificultades cuando se enfrenta a tareas que están por encima de su zona de desarrollo próximo, y sus capacidades individuales pueden ser reforzadas por la fortaleza del grupo. Por eso es importante tener en cuenta las propuestas del aprendizaje cooperativo basadas en la responsabilidad individual y grupal, la interdependencia positiva y la interacción estimuladora, Basándonos en las propuestas de Márquez et al. (2020, p. 73), las metodologías que pueden apoyar el proceso de inclusión en las aulas podrían ser las siguientes: Este tipo de metodologías pueden ayudar en mayor o menor medida a que el alumnado pueda ir trabajando para adquirir el producto final o reto planteado aplicando lo aprendido en cada fase de la SdA de forma contextualizada en el centro de interés propuesto. MODALIDAD BASADA EN… FAVORECE LA INCLUSIÓN PORQUE… Estructuras simples y complejas de aprendizaje colaborativo, con ayuda mutua (redes de apoyo) y establecimiento de objetivos comunes. Ayuda a que todos los aprendices puedan desempeñar roles ajustados a sus diversas capacidades y en colaboración con otros más capaces, progresar en sus aprendizajes. o Estrategia de aprendizaje centrada en la investigación y tratamiento de la información para la elaboración de un producto final o la resolución de un problema o reto inicial. Ayuda a tomar conciencia de los propios procesos ejecutivos, propicia autonomía personal y fomenta la autoestima. Aula invertida o flipped classroom El alumnado trabaja en casa los aspectos más teóricos o conceptuales por medio de ayudas tecnológicas o físicas, mientras en clase Ofrece material alternativo de apoyo y ayuda extra al alumnado que más ayuda necesita para abordar los contenidos a trabajar en el aula, ayudándole así a una mayor participación en la propuesta curricular. Trabajo cooperativo ABP ABRetos práctica resuelve los elementos de la tarea. Ludificación o gamificación Aprovechar la predisposición psicológica hacia el juego para mejorar la motivación hacia los aprendizajes, en principio, poco atractivos en sí mismos. Fomenta la participación y autoestima del alumnado con NEAE y canaliza los focos atencionales y el control ejecutivo a los mismos en un ambiente lúdico, más manipulativo y, por tanto, menos abstracto. Realidad aumentada Tecnología que permite agregar elementos visuales informativos a la realidad. Permite adaptar los materiales a las capacidades del alumnado, rompiendo las posibles barreras de acceso que se presenten. Pensamiento visual o visual thinking Tratar la información a través de imágenes, conectores gráficos y palabras que facilitan el acceso, la comprensión y la expresión de la misma. Permite el acceso y expresión de los contenidos a todo el alumnado que tenga su mayor potencial en el procesamiento visoespacial, dando opciones de comprensión diferente a la ortográfica o fonética. Aprendizaje basado en el pensamiento Se basa en la premisa de capacitar a todos los alumnos a hacer un buen uso de las habilidades de pensamiento a través del uso de destrezas o rutinas de pensamiento. Permite la reflexión y el diálogo colectivo y dirigido, ayudando a adquirir estrategias cognitivas y metacognitivas que generan un aprendizaje más autónomo. Enseñanza multinivel Se trata de una propuesta en la que todo el alumnado participa de las mismas actividades que son planteadas graduadas en complejidad y presentadas desde diferentes formas de procesamiento cognitivo. Fomenta la participación de todo el alumnado ya que las actividades se presentan con un formato flexible, progresivo y con diferentes niveles de complejidad. Además, promueve que cada alumno pueda realizar la actividad desde diferentes procesos cognitivos, respetando las características individuales de estos. Instrucción directa Se trata de un modelo de enseñanza en el que se les presenta al alumnado la información en pequeños pasos y se les va guiando con explicaciones activas. Favorece la participación del alumnado con mayores dificultades ya que este modelo está muy estructurado, se configura con pequeños pasos guiados de manera directa por el docente y que puede facilitar la asimilación de contenidos complejos. Aprendizaje experiencial Fundamentado en la experimentación activa del alumnado, propone que se parta de experiencias reales donde el alumnado vivencia para luego reflexionar y aplicar lo aprendido. Permite que cada alumno o alumna formule sus propias hipótesis sobre cómo abordar las tareas propuestas partiendo de las experiencias o vivencias que han tenido en la primera fase. Desde aquí, construyen su aprendizaje de forma personalizada. Quadre 13. Metodologías favorecedoras de la inclusión Siguiendo con el ejemplo de la competencia específica 6 del área de conocimiento del medio natural, social y cultural se podrían establecer líneas metodológicas que ayuden a alcanzar los diferentes productos finales planteados: COMPETENCIA ESPECÍFICA POSIBLES METODOLOGÍAS PRODUCTOS PROPICIAS FINALES 6. Identificar las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, desde los puntos de vista social, económico, cultural, tecnológico y ambiental, para mejorar la capacidad de afrontar problemas, buscar soluciones y actuar de manera individual y cooperativa en su resolución, y para poner en práctica estilos de vida sostenibles y consecuentes con el respeto, el cuidado y la protección de las personas y del planeta. Informe sobre el impacto de la escasez de agua. Instrucción directa. Enseñanza multinivel. Visual thinking. Documental sobre el gasto innecesario de agua en la zona. Aprendizaje basado en proyectos. Trabajo cooperativo. Ensayo sobre medidas a tomar para frenar la desertización. Aprendizaje basado en el pensamiento. Instrucción directa. Campaña de sensibilización para la disminución del derroche de agua. Aprendizaje experiencial. Enseñanza multinivel. Aprendizaje cooperativo. Instrucción directa. Debate entre partidarios y Aprendizaje basado en el pensamiento. detractores derroche agua. del del Decálogo buenas prácticas. de Aprendizaje experiencial. Visual thinking. Trabajo cooperativo. Quadre 14. Metodologías según la competencia específica Cualquier SdA es susceptible de aplicar diferentes modelos metodológicos, pero desde esta guía se propone la integración ordenada de cuatro estrategias metodológicas que sirvan como base: Imagen 3. Metodologías integradas Estas cuatro estrategias se pueden integrar en cualquier SdA sea cual sea el centro de interés o producto final elegido. Aunque cada una de estas estrategias metodológicas para la enseñanza y el aprendizaje serán abordadas con mayor detenimiento en el desarrollo de las fases de la secuencia didáctica, es interesante anticipar que la conjunción de estas cuatro da lugar a un modelo que genera un mayor índice de participación de todo el alumnado y permite un modelo de trabajo más flexible. El aprendizaje experiencial pondrá al alumnado en la tesitura de tener que indagar, investigar o vivenciar sobre experiencias planteadas sin que todavía disponga de una información sólida sobre los conocimientos que necesitará para abordar la tarea planteada con un cierto éxito. El conocimiento previo que disponga el alumnado, de forma individual o grupal, será la única base para formular sus propias hipótesis de resolución de la tarea, por lo que este modelo permite una experiencia muy personalizable, ya que cada persona lo abordará de manera singular. La instrucción directa. Con este modelo de enseñanza se le ofrece al alumnado la posibilidad de aprehender el conocimiento necesario del que antes no disponía, y le permitirá verificar la validez de sus hipótesis. Se desarrollará esta metodología más ampliamente en la fase de nuevo conocimiento de la secuencia didáctica. El aprendizaje cooperativo resulta esencial para construir tareas y actividades que permitan mayor participación de todo el alumnado. Las formas de colaborar y cooperar en un aula inciden en la necesidad de que todos los discentes tengan sentimiento de pertenencia al grupo, se sientan necesarios y partícipes de lo que allí ocurre. Quizás el modelo que mejor refleja este sentimiento de comunidad sea el aprendizaje cooperativo: La cooperación consiste en trabajar juntos para alcanzar objetivos comunes. En una situación cooperativa, los individuos procuran obtener resultados que sean beneficiosos para ellos mismos y para todos los demás miembros del grupo. El aprendizaje cooperativo es el empleo didáctico de grupos reducidos en los que los alumnos trabajan juntos para maximizar su propio aprendizaje y el de los demás. (Johnson, Johnson y Holubec, 1994) Es importante detectar qué momentos de la secuencia didáctica son especialmente vulnerables para el alumnado por proponer un mayor número de barreras en sus actividades. Para ello, el profesorado debe, no solo apoyarse en una postura muy frecuente que suele darse a la hora de seleccionar las técnicas o estructuras cooperativas que incorporará en las tareas o actividades, y que no es otra que la de seguir criterios de adecuación a la actividad o de estética de la técnica o estructura; sino que debe aportar un criterio quizás más importante que los destacados: el nivel de andamiaje de la técnica en relación con el grado de dificultad de la tarea o actividad. El andamiaje nos habla de los diversos niveles de ayuda que se pueden ofrecer entre sí los miembros de un equipo cooperativo. Así, a mayor participación del grupo, mayor andamiaje para sus componentes. Una técnica cooperativa que parte del trabajo en grupo para terminar en el trabajo individual (por ejemplo «lápices al centro») procurará mayor andamiaje a sus miembros que una técnica que parta del trabajo individual y termine en el trabajo grupal (por ejemplo «1–2–4»). Si se toma esto como criterio a la hora de seleccionar las técnicas o estructuras cooperativas, el docente no tardará en darse cuenta de que las técnicas con mayores niveles de andamiaje pueden proponerse para aquellas actividades con mayor complejidad y viceversa. El gráfico lo explica (véase la imagen 4). La enseñanza multinivel. El modelo de enseñanza multinivel se basa en realizar una propuesta de flexibilización de una actividad presentándola en diferentes niveles de complejidad o de procesamiento cognitivo, pero manteniendo el mismo objetivo de aprendizaje. Parte de la evidencia de que los y las estudiantes son variables en sus formas de aprender, marcado muy posiblemente por el tipo de experiencias previas de las que dispongan, pero también de cualquier situación de dificultad en el aprendizaje o de capacidades destacadas para el aprendizaje. Desde este prisma, Márquez y García (2020) invitan a establecer estrategias para que todo el alumnado se sienta desafiado en su aprendizaje y pueda completar con éxito las tareas. Y esto pasa por proporcionarles una amplia gama de demandas entre los que puedan elegir aquellas que se sitúan en su zona de desarrollo próximo. Así, nos proponen (p. 106) cuatro criterios que tener en cuenta en la enseñanza multinivel: Imagen 4. Nivel andamiaje vs. nivel dificultad. Fuente: basado en los trabajos de Zariquiey (s.f.), https://www.colectivocinetica.es/ ■ Diferenciar el grado de dificultad o complejidad dentro de la cual se pueden completar las actividades básicas. ■ Proveer alternativas en los andamios y las herramientas. ■ Variar los grados de elección para un rendimiento aceptable. ■ Enfatizar el proceso, el esfuerzo, la mejora en el cumplimiento de los estándares como alternativas a la evaluación externa y la competencia. Para establecer una propuesta multinivel es importante disponer de criterios claros que ayuden a presentar las diferentes opciones para que puedan ser trabajadas desde distintas formas de procesamiento cognitivo. Aunque la taxonomía de Bloom no es la única taxonomía cognitiva, sí es una de las más trabajadas e investigadas por la ciencia de la educación. Bloom (1971) publicó una taxonomía de objetivos de aprendizaje para el dominio cognitivo en la que se planteaban hasta seis formas diferentes de procesar una misma información. Esta taxonomía de objetivos educativos fue actualizada en 2001 por un equipo interdisciplinar para, finalmente, proponer las siguientes: memorizar, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear. Se trata de un esquema que responde a diferentes niveles de profundización a la hora de proponer un determinado aprendizaje. En base a esta profundización que proponía Bloom se han establecido diferentes propuestas que giraban sobre la idea de que la taxonomía se plantea como una jerarquía de procesos. Bloom solo apelaba al nivel de profundización y a la posibilidad de obtener un aprendizaje más profundo y duradero, sin embargo, no apelaba a ninguna jerarquía concreta, ya que la complejidad de las actividades diseñadas para cada proceso depende del diseñador de esas actividades. Será éste quien otorgue mayor o menor dificultad en función del planteamiento de cada una de las actividades pensadas para cada nivel de procesamiento. No obstante, Bloom si diferenció claramente entre aquellas que no requieren comprensión, con un aprendizaje menos duradero, y que se correspondería con memorizar; y el resto de los tipos de procesamiento, que sí requieren comprensión para poder realizar la actividad. De esta forma, una tarea cognitiva que proponga, por ejemplo, la lectura de un texto, podría ser memorizada por el estudiante sin obtener comprensión alguna de aquello que lee; pero siempre requerirá comprensión si se le pide, por ejemplo, que nos analice las ideas principales del texto. En el diseño de las actividades que conformarán la secuencia didáctica se aplicarán las estrategias de la enseñanza multinivel para generar esta flexibilidad de la propuesta. Para poder llevar la taxonomía de Bloom al aula y aplicarla a una determinada actividad se deberían seguir los siguientes pasos: ■ Paso 1: conocer el objetivo de la actividad. El objetivo de incorporar actividades multinivel en una SdA es que todo el alumnado pueda participar en un mismo aprendizaje. Pero para esto se debe tener claro que cuando se ofrecen diferentes opciones con la multinivelación, todas ellas deben perseguir la misma meta de aprendizaje. Conocer el objetivo que se persigue con la actividad inicial, antes de multinivelarla, hará que cualquiera de las variantes que ofrezcamos, basadas en los procesos cognitivos de Bloom, desemboquen en el mismo aprendizaje. Si la multinivelación propone actividades diferentes que no conducen al mismo objetivo podríamos estar hablando de una adaptación de la actividad, pero no a un proceso de multinivelación. ■ Esto ocurriría, por ejemplo, si se diseña una actividad en la que se le pide al alumnado que realice el proceso necesario para crear un texto informativo, y se ofrece una alternativa, como un segundo nivel, que consista en que simplemente nos diga qué es un texto informativo. En este caso, y aunque pueda parecer que están trabajando sobre el mismo objetivo, el texto informativo, el grupo de alumnos que elijan hacer el texto informativo, estarán trabajando un objetivo diferente de aquellos que elijan definir el texto informativo. Unos trabajan sobre un proceso y otros sobre un concepto. Si se hubiese querido que todos trabajen sobre el proceso de crear un texto informativo, pero con niveles menos complejos de procesamiento, bastaría con haberles solicitado que recuerden el proceso que hay que seguir para hacer un texto informativo, que previamente fue explicado por el docente. En este segundo caso ambas actividades se plantean sobre el mismo objetivo de aprendizaje: el proceso para crear textos informativos. ■ Paso 2: elegir los diferentes procesos cognitivos. Una vez que se tiene bien definido el objetivo de la actividad o ejercicio, se procede a elegir los procesos cognitivos para ofrecer diferentes opciones al alumnado en la multinivelación. Es hora de diseñar opciones que aborden el mismo objetivo desde diferentes formas de procesar la información. Aunque Bloom proponía hasta seis procesos cognitivos, multinivel significa más de un nivel, por lo que la cantidad de procesos que propongamos dependerá del docente, de la naturaleza de la actividad, de la planificación temporal o de la intención que se ponga para ofrecer más alternativas al alumnado. En el siguiente enlace mostrado en el QR se puede acceder a un cuadro de propuestas de actividades para trabajar la Taxonomía de Bloom, del Proyecto REA DUA Andalucía que puede servir de inspiración para crear los diseños multinivel. ■ Paso 3: otorgar diferentes niveles de complejidad. Una vez que diseñadas las actividades multinivel atendiendo a los diferentes procesos cognitivos, se debe valorar cuál es el grado de dificultad de cada una de ellas y ordenarlas en dificultad creciente. Hay que recordar que la complejidad de la actividad no la decide el proceso cognitivo elegido, sino el docente que la ha diseñado. Posibles barreras en la selección de las metodologías La metodología responde al cómo se va a llevar al aula toda la propuesta curricular planificada, qué estrategias se usarán para que el alumnado alcance los aprendizajes. Es por ello por lo que en este proceso de selección de estrategias se pueden abrir camino una serie de barreras que no posibiliten la participación efectiva de todo el alumnado. Como plantean Márquez y García (2020), estas metodologías por sí solas no van a generar situaciones de mayor participación y progreso en el alumnado que ocupa las aulas. Por ello es importante ser conscientes de qué tipo de barreras se pueden estar generando al proponer estas estrategias de cara a minimizarlas o eliminarlas. Una ayuda importante para detectar estas barreras se puede encontrar, como ya se ha ido planteando a lo largo de esta guía, en los puntos de verificación del DUA: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Que la metodología elegida no siga una secuencia clara de trabajo ni anticipe los objetivos o metas a alcanzar. Proporcionar apoyos y sugerencias que le hagan anticipar los esfuerzos y trabajo que tendrá que emplear, además de valorar el nivel de complejidad de la tarea propuesta. Metodologías que induzcan a las creencias negativas o de autoeficacia por ser demasiado competitivas o no tengan previstos mecanismos de feedback positivo. Un buen recurso metodológico consiste en trabajar de forma explícita los aspectos socioemocionales del aprendizaje. El error como fuente de aprendizaje, eliminar expectativas negativas o falsas creencias sobre la falta de capacidad que se atribuyen muchos de los alumnos debe trabajarse en los diseños didácticos. Generar un alto nivel de incertidumbre porque la metodología no tenga una planificación adecuada de procesos o ritmos del aula. Anticipar cambios en las rutinas y sesiones de clase, negociar con el alumnado los cambios en los ritmos de trabajo, duración de las sesiones o dinámicas de trabajo, preparar al alumnado para responder ante posibles novedades y/o sorpresas. Actividades poco flexibles y/o que se le expliquen al alumnado de una única forma y se espere la misma respuesta. Estrategias multinivel que les permitan trabajar las actividades dentro de su zona de desarrollo próximo. No tener previstos mecanismos de retroalimentación positiva o constructiva. Feedback que vaya dirigido a informar más que a comparar o fomentar la competición; centrado en enseñar a reconocer sus propios aciertos y cómo generalizarlos: y descubrir «patrones» de errores frecuentes para aprender a aprender del error. Metodologías donde la información presentada no conecte con los conocimientos previos y capacidades del alumnado. Se pueden proponer estrategias que partan de evocaciones para activar conocimientos previos, fijar conceptos previos ya asimilados, vincular conceptos con analogías, metáforas o ejemplos… Ausencia de agrupaciones en el aula donde no se plantean respuestas grupales y las actividades sean diseñadas de forma demasiado individualizadas, sin muchas opciones para la comunicación entre iguales. Proponer actividades basadas en el trabajo cooperativo. Proponer dinámicas de cohesión de grupo en el aula. Crear grupos colaborativos atendiendo a criterios de demandante / ofertante de ayuda. DUA: puntos de verificación relacionados Guiar el establecimiento de metas adecuadas (6.1). Promover expectativas y creencias que optimicen la motivación (9.1). Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Incorporar niveles graduados de apoyo en los procesos de aprendizaje (5.3). Proporcionar una retroalimentación orientada (8.4). Fomentar la colaboración y la comunidad (8.3). Apoyar la planificación y el desarrollo de estrategias (6.2). Quadre 15. Barreras al seleccionar la metodología En la propuesta de las cuatro estrategias metodológicas propuestas como base para el desarrollo de las SdA, se parte del DUA para decidir el tipo de metodología de base que se seguirá. Así, el aprendizaje experiencial tiene una conexión directa con los puntos de verificación 6.2, apoyar la planificación y el desarrollo de estrategias; el 7.3, minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones; y el 3.1, activar o sustituir los conocimientos previos. La instrucción directa se basa en el 6.1, guiar el establecimiento de metas adecuadas y el 7.3, minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones. La enseñanza multinivel se basa en el punto de verificación 5.3, incorporar niveles graduados de apoyo en los procesos de aprendizaje. Y el aprendizaje cooperativo se basa en el 8.3, fomentar la colaboración y la comunidad. En nuestro ejemplo… Dado que el ejemplo elegido busca la planificación y elaboración de una SdA inclusiva con la máxima participación de todo el alumnado, la metodología acogerá la base planteada en esta guía proponiendo una secuencia didáctica que incluya el aprendizaje experiencial como referente de todo el modelo, la instrucción directa como complemento para esta guía, y las estrategias multinivel y el cooperativo como elementos transversales presentes en todas las fases de la secuencia. No obstante, se irán incorporando otras estrategias metodológicas a medida que se vayan descubriendo barreras en cada fase del diseño que se irán comentando de forma contextualizada. Desde una perspectiva general, las estrategias metodológicas que se pueden tener presentes en esta fase de toma de decisiones van dirigidas a minimizar las posibles barreras analizadas en el apartado anterior: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA APLICACIÓN AL EJEMPLO DE LA SDA Que la metodología elegida no siga una secuencia clara de trabajo ni anticipe los objetivos o metas a alcanzar. Proporcionar apoyos y sugerencias que le hagan anticipar los esfuerzos y trabajo que tendrá que emplear, además de valorar el nivel de complejidad de la tarea propuesta. Anticipación al alumnado de los pasos a seguir para elaborar la campaña de sensibilización. Propuesta de ejemplos de este tipo de campañas y presentación de los aprendizajes que realizarán. Metodologías que induzcan a las creencias negativas o de autoeficacia por Un buen recurso metodológico consiste en trabajar de forma explícita los aspectos socioemocionales del aprendizaje. Se van a planificar actividades y ayudas explícitas para trabajar el componente socio- ser demasiado competitivas o no tengan previstos mecanismos de feedback positivo. El error como fuente de aprendizaje, eliminar expectativas negativas o falsas creencias sobre la falta de capacidad que se atribuyen muchos de los alumnos debe trabajarse en los diseños didácticos. afectivo a través de mensajes, orientaciones y feedback sobre el proceso seguido en cada fase del diseño. Generar un alto nivel de incertidumbre porque la metodología no tenga una planificación adecuada de procesos o ritmos del aula. Anticipar cambios en las rutinas y sesiones de clase, negociar con el alumnado los cambios en los ritmos de trabajo, duración de las sesiones o dinámicas de trabajo, preparar al alumnado para responder ante posibles novedades y/o sorpresas. Se van a anticipar los tiempos mediante una línea del tiempo. Actividades poco flexibles y/o que se le expliquen al alumnado de una única forma y se espere la misma respuesta. Estrategias multinivel que les permitan trabajar las actividades dentro de su zona de desarrollo próximo. Se incluirán actividades multinivel con diferentes grados de complejidad y atendiendo a la taxonomía de Bloom para asegurar que una misma actividad se pueda trabajar desde diferentes procesos cognitivos. No tener previstos mecanismos de retroalimentación positiva o constructiva. Feedback que vaya dirigido a informar más que a comparar o fomentar la competición; centrado en enseñar a reconocer sus propios aciertos y cómo generalizarlos: y descubrir «patrones» de errores frecuentes para aprender a aprender del error. El feedback se irá ofreciendo a través de personajes de ayuda, listas de cotejo o dianas de evaluación. Metodologías donde la información presentada no conecte con los conocimientos previos y capacidades del alumnado. Se pueden proponer estrategias que partan de evocaciones para activar conocimientos previos, fijar conceptos previos ya asimilados, vincular conceptos con analogías, metáforas o ejemplos… Se propone una fase de activación de conocimientos previos antes de abordar las actividades y tareas propias de la SdA. Ausencia de agrupaciones en el aula donde no se plantean respuestas Proponer actividades basadas en el trabajo cooperativo. Proponer dinámicas de cohesión de grupo en el aula. Crear grupos Las actividades cooperativas se proponen en diferentes fases de la secuencia didáctica, grupales y las actividades sean diseñadas de forma demasiado individualizadas, sin muchas opciones para la comunicación entre iguales. colaborativos atendiendo criterios de demandante ofertante de ayuda. a / especialmente en aquellos momentos en los que el alumnado puede tener lagunas informativas, o las actividades pueden tener un alto grado de complejidad. DUA: puntos de verificación relacionados Guiar el establecimiento de metas adecuadas (6.1). Promover expectativas y creencias que optimicen la motivación (9.1). Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Incorporar niveles graduados de apoyo en los procesos de aprendizaje (5.3). Proporcionar una retroalimentación orientada (8.4). Fomentar la colaboración y la comunidad (8.3). Apoyar la planificación y el desarrollo de estrategias (6.2). Quadre 16. Estrategias para minimizar barreras en la metodología Bloque 3: elaboración Paso 6. diseño o fases de la secuencia didáctica Con la nueva propuesta de Situaciones de Aprendizaje contextualizadas, activas y flexibles, lo ideal es diseñar una secuencia clara que tenga la finalidad de dar sentido y coherencia al alumnado sobre toda la propuesta diseñada, pero que, al mismo tiempo, ayude a conseguir las finalidades planificadas y la adquisición de las competencias específicas programadas por el docente. Con esta secuencia se persigue que el alumnado tenga la sensación de saber en todo momento por qué y para qué de cada una de las tareas requeridas, y su conexión con el centro de interés y con el producto final debe ser una premisa que tener presente en todo el proceso. No obstante, antes de definir cada una de las fases se debería tener claro cuáles serán las tareas principales que configurarán las acciones a evaluar previstas en los criterios de evaluación. Estas tareas pueden ir definiendo la propia estructura de cada fase según la forma en la que se planifiquen, y deben convertirse en el eje principal sobre el que gire toda la propuesta de actividades y ejercicios. Procurarán las evidencias necesarias para que podamos valorar el grado de adquisición del criterio de evaluación. Para poder determinar esas tareas o actividades evaluables, es necesario realizar un primer análisis de los criterios de evaluación que conforman la SdA para poder segmentar cada uno de ellos en diferentes acciones evaluables. Estas acciones evaluables se convertirán en tareas que aportarán evidencias necesarias para poder valorar el grado de desempeño. Para entender mejor el proceso seguimos con el ejemplo elegido para esta guía. En nuestro ejemplo… En la SdA que se está diseñando se ha elegido la competencia específica 6 del área de conocimiento del medio natural, social y cultural. Esta competencia tiene asignados dos criterios de evaluación correspondientes al 3.er ciclo de la educación primaria: 6.1 Promover estilos de vida sostenible y consecuentes con el respeto, los cuidados, la corresponsabilidad y la protección de las personas y del planeta, a partir del análisis de la intervención humana en el entorno. 6.2 Participar con actitud emprendedora en la búsqueda, contraste y evaluación de propuestas para afrontar problemas ecosociales, buscar soluciones y actuar para su resolución, a partir del análisis de las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno. Análisis del criterio 6.1 El criterio elegido se puede segmentar en partes más pequeñas en las que se pueda localizar claramente aquello que puede configurar una acción que el alumnado pueda realizar a través de una tarea o actividad para que pueda ser evaluada mediante evidencias. Así, este criterio se podría desglosar en dos acciones evaluables: La acción evaluable 1 busca que el alumnado sepa identificar, para posteriormente promover, estilos de vida consecuentes con el planeta. Esto debe convertirse en una tarea de aula que tenga coherencia con el centro de interés planteado, la escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas, pero también que conduzca al alumnado a la resolución del producto final que se le ha pedido, que no es otro, que una campaña de sensibilización sobre la importancia de no derrochar agua. Imagen 6. Criterio de evaluación 6.1 y acciones evaluables Para transformar esta acción evaluable en tarea o actividad podemos definirla de la siguiente forma: Actividad evaluable 1: compara y contrasta los diferentes estilos de vida que hacen que no se derroche / se derroche agua para hacer un listado de los que son respetuosos y por qué. La acción evaluable 2 busca que el alumnado pueda extraer sus propias conclusiones sobre esos factores de intervención humana en el entorno. En el caso que se plantea, se refiere a que pueda reflexionar sobre cómo el ser humano influye, con el derroche de agua, en la desertización del planeta. Para llevar esta actividad al aula, se puede definir la siguiente actividad: Actividad evaluable 2: debate en el aula «La intervención del ser humano en la escasez de agua». Además, con el diseño de estas dos actividades se contribuye a la adquisición de los descriptores del perfil de salida vinculados directamente con este criterio. Por un lado, la actividad evaluable 1 desarrolla el descriptor STEM5 que promueve que el alumnado participe en acciones fundamentadas científicamente para promover la salud y preservar el medio ambiente. Por otra parte, la actividad evaluable 2 está más directamente relacionada con el descriptor CC3, donde se le pide al alumnado que reflexione y dialogue sobre valores y problemas éticos de actualidad. Se puede apreciar con claridad en este proceso, como todos los elementos curriculares están relacionados entre sí, ofreciendo un sentido lógico y coherente a las actividades, las cuales se diseñan para la búsqueda de las competencias clave que el alumnado debe alcanzar al término de la etapa. Este es el sentido auténtico del trabajo competencial, enmarcado en un contexto (el centro de interés) y con un claro propósito para el alumnado (el producto final) y para el profesorado (la adquisición de la competencia). Análisis del criterio 6.2 En esta ocasión se analiza el segundo criterio para poder segmentarlo y definir dos nuevas acciones evaluables que configurarán el grueso de la propuesta didáctica. Es necesario aclarar que cada criterio puede derivar en diferentes acciones evaluables según la redacción y propósito del criterio. En este ejemplo se extraen dos acciones evaluables en cada criterio, pero cada docente puede encontrar las acciones evaluables que considere al realizar su propio análisis. La acción evaluable 3 busca que el alumnado pueda desarrollar procesos de pensamiento superior que lo conduzcan a conocer y evaluar propuestas para afrontar problemas ecosociales. En este caso, la tarea a realizar por el alumnado sería el propio producto final planteado: Imagen 7. Criterio de evaluación 6.2 y acciones evaluables Tarea evaluable: realizar una campaña de sensibilización en la localidad en la que se insta a los ciudadanos a ser conscientes de las consecuencias del derroche de agua (producto final). La acción evaluable 4 se centra en el análisis crítico de las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno, lo que puede traducirse en la siguiente actividad evaluable del aula: Actividad evaluable 4: (destreza de pensamiento) predicción con destreza de las consecuencias del derroche de agua en su localidad debido a la intervención humana. Para terminar con este análisis del segundo criterio, los descriptores del perfil de salida asociados a estas actividades y tareas evaluables son, para la tarea evaluable la CC4 cuando propone que el alumnado pueda contribuir a la conservación de la biodiversidad desde una perspectiva tanto local como global. Y para la actividad evaluable 4 el descriptor CC1, cuando propone que el alumnado pueda tomar conciencia de las consecuencias y efectos que las ideas pudieran generar en el entorno, para proponer soluciones valiosas que respondan a las necesidades detectadas; y también contribuye a la adquisición del descriptor CCL5 cuando propone que el alumnado ponga sus prácticas comunicativas al servicio de la convivencia democrática. En este caso concreto se han definido tres actividades evaluables y una tarea evaluable. Estas se convertirán en «evidencias» del aprendizaje del alumnado y, aunque en esta guía solo se han planteado estas cuatro, en una SdA real se ha de tener claro que a mayor número de actividades o tareas evaluables, mayor número de evidencias que aportarán mayor información para dar un valor más real al grado de adquisición del criterio de evaluación y, por ende, de la competencia específica. Teniendo ya claras las principales actividades y tareas evaluables, se está ya en situación de comenzar a diseñar la secuencia didáctica que se llevará al alumnado en forma de actividades y tareas. Secuencia didáctica Para llevar a cabo una adecuada secuencia didáctica es importante planificarla siguiendo una serie de pasos en su diseño. Esta secuencia se puede sintetizar en la siguiente infografia. Para que se pueda seguir con mayor facilidad las propuestas de diseño de cada una de estas fases, en el apartado «En nuestro ejemplo…» se dispondrá de un código QR que llevará directamente a la secuencia didáctica que se le presentaría al alumnado. Para ello se ha elegido la herramienta de elaboración de recursos educativos abiertos eXeLearning. Imagen 8. Fases de la secuencia didáctica Fase 1: inicial El DUA propone como primera pauta, relacionada con el principio del compromiso, la de ofrecer opciones para captar el interés del alumnado. Ya se pudo ver en el apartado relativo a la selección del centro de interés, que el interés del alumnado puede entenderse como la puerta de acceso al aprendizaje. Se trata de ofrecer algún elemento que atraiga la atención del alumnado, capte su interés y, a partir de aquí, proponerle el reto o desafío que le llevará a la elaboración de un producto final. Al planificar esta fase de la secuenciación didáctica, debe convertirse este centro de interés en actividades concretas para el aula que consigan «atrapar» a los discentes. En esta primera parte de la secuencia didáctica es importante tener en cuenta tres aspectos fundamentales: ■ Realizar una presentación contextualizada y cercana a sus intereses sobre el trabajo que van a realizar a lo largo de la SdA. Será la primera toma de contacto que tendrán sobre la propuesta que se les va a plantear en la que se les presenta el centro de interés que se ha elegido, por lo que es importante que ésta muestre, de forma concreta, comprensible y directa, el contexto donde se van a mover y genere en el alumnado la curiosidad, la necesidad o la voluntad de implicarse en los aprendizajes. Para realizar esta presentación inicial se puede recurrir a estrategias muy variadas (diapositivas, vídeos, visita real o virtual de persona experta, narrativa de ficción, salida al entorno, Story Books, …). Y al estar programando en un entorno presidido por el DUA siempre se debe tener presente que la presentación sea accesible, comprensible y controlable por todo el alumnado. Para ello se puede recurrir a numerosas estrategias de accesibilidad, de aclaración del lenguaje y la sintaxis, de selección adecuada de vocabulario y facilitadoras de la comprensión entre diferentes idiomas. ■ Presentar el reto o desafío de forma que todo el grupo clase pueda verse representado y sientan que pueden aportar desde sus propias posibilidades. En el apartado de esta guía dedicado a la elección del producto final se podía apreciar que, a la hora de elegirlo por parte del docente, se debía tener presente que tuviese un formato abierto. Ahora llega el momento de presentar ese reto al alumnado y explicarles las opciones y posibilidades que tiene para realizarlo. El reto o desafío se puede presentar en forma de producto final, problema a resolver, contribución a su entorno próximo o desarrollo de sus propias capacidades. Lo importante es que cada alumno o alumna pueda sentir que puede realizarlo. Es el momento de proporcionar elementos de apoyo que ayuden al alumnado a visualizar ese producto, bien sea de forma concreta, con ejemplos o analogías, bien sea de forma más abstracta, con debates o predicciones de consecuencias. Debe quedarles claro que el reto puede ser reajustado a sus propios intereses y motivaciones, y que, además, disponen de diferentes opciones para presentar el resultado de su trabajo, tarea, investigación o proyecto. También se les debe aclarar si el trabajo a realizar podrán hacerlo de forma individual, grupal o con ambos formatos. ■ Anticipar y aclarar los aprendizajes que van a adquirir con la propuesta que se les está planteando. Para que el alumnado se interese y se mantenga comprometido con el aprendizaje, es importante trabajar en clase, de forma explícita, los objetivos que se han marcado con la secuencia didáctica planificada. Por ello se hace necesario programar un tiempo en el que el alumnado comprenda el «para qué» de su aprendizaje, la conexión con el currículo, con el o las áreas o materias que trabajará y, con ello conocer qué es lo que va a aprender (punto de verificación 8.1, resalte la relevancia de metas y objetivos). También es importante que se le anticipe cómo se configura todo el proceso, qué pasos tendrán que dar, de qué tiempos disponen para hacerlo y cuáles son los hitos más destacados de la propuesta de tareas y actividades. Si, además, esta anticipación se le traslada al alumnado en forma de rúbricas comprensibles para ellos, el alumnado más experto será capaz de determinar sus propios hitos de aprendizaje y proponerse metas propias. Esto vuelve a entroncar con la competencia para aprender a aprender en relación con la aplicación de estrategias propias para aprender. Si tomamos como referencia los indicadores recogidos en el apartado 3.2 de esta guía, y nos centramos en el área 1, denominada Área Cognitiva: Estrategias para aprender, encontramos que el primer descriptor de esta área propone «1.1.1 Conoce, domina y emplea técnicas y estrategias para planificar una tarea o actividad, tales como la secuencia de pasos a desarrollar, el control del tiempo, anticipar las metas a alcanzar, o delimitar objetivos». De esta manera, plantear este tiempo específico para que el alumnado pueda poner en práctica estas estrategias cognitivas puede servir para tratar de reducir la sensación de inseguridad del alumnado y redunda en el desarrollo competencial para seguir aprendiendo a lo largo de la vida. Será capaz de anticipar lo que va a trabajar, conocer qué se espera de ellos y planificarse en el trabajo a realizar. Posibles barreras en la fase de motivación inicial Una vez diseñada esta fase, el docente debería hacerse las siguientes preguntas como proceso de verificación de los aspectos más transcendentes: ■ ¿El reto tiene interés para el alumnado? ■ ¿Propicia la reflexión del alumnado para dar relevancia a lo que va a aprender? ■ ¿El producto final permite producciones abiertas? ■ ¿Se le anticipa al alumnado lo que pueden alcanzar con diversidad de herramientas: rúbricas, líneas de tiempo…? Para dar respuesta a estas preguntas es importante que se realice una adecuada revisión de todos los aspectos tratados en los apartados relativos a la selección del centro de interés y a la elección del producto final. No obstante, no se debe olvidar que en este momento de la secuencia didáctica lo que se está realizando es trasladar al alumnado todas aquellas decisiones que se tomaron en la fase de planificación, y esta presentación puede generar barreras diferentes en el alumnado. A continuación, se analizan cuáles pueden ser estas barreras. En nuestro ejemplo… Es la hora de presentar al alumnado la SdA que se ha planificado. En este momento toca contextualizar el centro de interés elegido, «la escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas», y presentarlo al alumnado de una forma que conecte con ellos, con sus vivencias, necesidades y con las repercusiones que la escasez de agua pueda provocar en sus vidas. En este caso nos apoyaremos en un collage visual con imágenes de paisajes áridos y desérticos que busquen la reflexión sobre nuestro planeta y las consecuencias que la desertización puede tener. A continuación, como segunda parte, se les presentará el reto: elaborar una campaña de sensibilización sobre el derroche de agua. Se emplaza al alumnado a convertirse en sujeto activo contra la desertización, a realizar alguna acción que pueda ayudar a frenar el derroche de agua que los humanos provocan en su día a día. BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Que el centro de interés no se haya presentado de forma accesible y compresible para todo el alumnado. Elegir un formato de presentación que respete las diferentes formas de percibir la información, así como que el guion sea elaborado con un lenguaje claro y de fácil asimilación por todo el alumnado. Que el alumnado no comprenda el formato de presentación del producto o reto. Mostrar ejemplos de productos finales ya realizados en diferentes formatos que les sirvan como modelos. No hay planificación para Planificar momentos para la escucha activa al responder a las demandas o necesidades del alumnado. alumnado, generando debates que abran diferentes propuestas de presentación de productos finales. No se anticipan los aprendizajes que van a adquirir. Plantear rúbricas, líneas de tiempo, dianas de evaluación o presentaciones para anticipar las metas que deben conseguir. DUA: puntos de verificación relacionados Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Resaltar la relevancia de metas y objetivos (8.1). Quadre 17. Barreras en la fase inicial Para ayudarles a comprender el reto, se les ofrece un vídeo con una conocida campaña de sensibilización elaborada por el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, llamada #CadaGotaCuenta, que les servirá como referencia para entender el reto que se les ha planteado. Por último, se les anticipa lo que van a aprender, de forma que puedan comenzar a dotar de sentido y coherencia al trabajo que van a abordar: ■ Vas a conocer diferentes tipologías textuales y cómo utilizarlas en la tertulia radiofónica. ■ Aprenderás a aplicar estrategias de escucha activa, que mejoren la recogida e interpretación de la información y la realización de inferencias o deducciones. ■ Compartirás experiencias y analizarás aspectos positivos y mejorables del colegio. ■ Plantearás dudas y expectativas sobre la nueva etapa que comenzará en secundaria. En el código QR que se presenta se puede acceder al diseño de la fase inicial de la secuencia didáctica que se puede llevar al aula. Al diseñar esta fase de la secuencia se han podido detectar y reducir las siguientes barreras: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA APLICACIÓN A NUESTRO EJEMPLO DE LA SDA Que el centro de interés no se haya presentado de forma accesible y compresible para todo el alumnado. Elegir un formato de presentación que respete las diferentes formas de percibir la información, así como que el guion sea elaborado con un lenguaje claro y de fácil asimilación por todo el alumnado. Se ha elegido un collage de imágenes presentados en H5P y con una audio descripción opcional. Que el alumnado no comprenda el formato de presentación del producto o reto. Mostrar ejemplos de productos finales ya realizados en diferentes formatos que les sirvan como modelos. El reto se ha planteado con un lenguaje claro, con glosas para las palabras difíciles y se aporta un vídeo de ejemplo. Además, se presenta el texto adicional en lectura facilitada. No hay planificación para responder a las demandas o necesidades del alumnado. Planificar momentos para la escucha activa al alumnado, generando debates que abran diferentes propuestas de presentación de productos finales. Se propone un tiempo para la reflexión sobre las diferentes formas en las que se puede hacer el reto. No se anticipan los aprendizajes que van a adquirir. Plantear rúbricas, líneas de tiempo, dianas de evaluación o presentaciones para anticipar las metas que deben conseguir. Se los proponen los objetivos que van a alcanzar y se les presenta una línea del tiempo con todo el proceso de elaboración del producto final. DUA: puntos de verificación relacionados Minimizar la sensación de inseguridad y las distracciones (7.3). Resaltar la relevancia de metas y objetivos (8.1). Quadre 18. Estrategias para minimizar barreras en la fase inicial Fase 2: activación de conocimientos previos Según Héctor Ruiz (2020, p. 49): «la memoria se organiza de tal manera que nuestros recuerdos y conocimientos forman redes donde cada elemento se conecta a aquellos con los que mantiene una relación de significado. Para incorporar conocimientos nuevos, estos deben conectarse a estructuras de conocimientos existentes con las que guarden una relación semántica». Es decir, el aprendizaje se lleva a cabo cuando el discente es capaz de relacionar los nuevos conocimientos con los adquiridos previamente. Los esquemas de conocimiento se van así incrementando en la medida en que esas relaciones proporcionan la base sobre la que constituir nuevos aprendizajes, establecer nuevas relaciones y seguir aprendiendo. Es esencial que, para que un nuevo aprendizaje pueda ser interpretado adecuadamente, el alumno o alumna pueda conectarlo con lo que ya conoce, reduciendo así la abstracción de lo desconocido o nuevo. La capacidad de abstracción es aquella en la que el alumno parte de lo concreto para interpretar aspectos más genéricos, lejanos o abiertos que no forman parte aún de sus esquemas de conocimientos. Desde esta perspectiva, para realizar un nuevo aprendizaje, el alumnado tendrá que rescatar de su memoria a largo plazo, una serie de conocimientos que les serán necesarios para poder afrontar y dar sentido a lo que le resulta desconocido. Sin embargo, según Héctor Ruiz (p. 57, 2020, citando a Gick y Holyaoak, 1980) «la mayoría de ellos (el alumnado) no suelen traer espontáneamente sus conocimientos previos a la tarea de aprendizaje». Por ello resulta muy importante realizar actividades que los ayuden a activar los conocimientos previos, para que puedan construir los nuevos conocimientos sobre ellos. Cuando se planifica una situación de aprendizaje se está diseñando una serie de tareas, actividades o ejercicios que tratarán de transmitir al alumnado habilidades, destrezas, conocimientos o actitudes que serán nuevos para ellos. Los nuevos saberes asociados a esos aprendizajes necesitan ser abordados desde los conocimientos previos que el alumno dispone con la finalidad de darles sentido y significado. En ocasiones, los nuevos conocimientos de un área concreta demandarán conocimientos previos de esa misma área, materia o temática (por ejemplo, para aprender el proceso y la mecánica de la división, se requiere que el alumnado previamente haya trabajado la multiplicación). Sin embargo, la activación y evocación de conocimientos previos necesarios para afrontar los nuevos aprendizajes no siempre se realiza dentro de la misma área o materia. El problema es que en una gran parte de las ocasiones en las que se diseñan actividades para activar conocimientos previos, están limitadas a aquellas que tienen una conexión directa con la temática, área o materia que se trabaja, dando, en muchas ocasiones, por sentado que el alumnado puede traer al plano presente otros conocimientos también necesarios para el desarrollo del reto o la elaboración del producto final. Por eso es fundamental que se revisen todas aquellas tareas o actividades que formarán parte de la secuencia didáctica para detectar qué conocimientos son necesarios e imprescindibles tener ya adquiridos, y en base a ellos, programar actividades explícitas que ayuden al alumnado a traerlos a su memoria a corto plazo. Esta fase puede revisarse después de haber desarrollado toda la secuencia, pero se ha de tener presente que el momento elegido para llevarla a cabo es, precisamente, antes de proponer la fase de exploración (siguiente en la secuencia que se está planteando), ya que, en ella tendrán que realizar un trabajo de tanteo y planteamiento de hipótesis haciendo uso solo de sus conocimientos previos rescatados. Por otra parte, es posible que algunos de los alumnos o alumnas tengan lagunas informativas o esquemas de conocimientos menos construidos que sus compañeros; o bien que tengan dificultades para evocar esos conocimientos previos, incluso formando parte de sus esquemas. Es por ello por lo que resulta importante que cuando se diseñen estas actividades explícitas para activar los conocimientos previos, su desarrollo se planifique con tareas grupales colaborativas. Pueden apoyarse en el trabajo por tutorías de iguales, por actividades cooperativas, tertulias dialógicas u otros formatos que hagan que la activación se genere de forma colectiva, ayudando a esa parte del alumnado que tenga dificultades para su evocación. Algunas prácticas a las que se puede recurrir para activar conocimientos previos de forma grupal pueden basarse en: ■ ■ ■ ■ ■ ■ Lluvias de ideas. Rutinas de pensamiento. Debates grupales. Visionado de vídeos o fotografías. Salidas. Actividades de analogías o mapas conceptuales. Además, suele darse con bastante frecuencia el hecho de que se confunda esta fase de activación de conocimientos previos con las llamadas «evaluaciones iniciales». En estas últimas, el profesorado plantea una serie de actividades cuya finalidad es conocer cuánto sabe el alumnado sobre aquello que van a aprender. Esta práctica es muy útil para obtener información sobre el grado de conocimientos del alumnado sobre los nuevos aprendizajes, y poder determinar actividades que entren dentro de la zona de desarrollo próximo de nuestro alumnado. Nos ayuda a que nuestra propuesta didáctica no sea excesivamente fácil o, por el contrario, excesivamente elevada en función del conocimiento «medio» del aula. Pero no podemos confundirlo con la propuesta de activación de, llamémosles «prerrequisitos» necesarios para abordar con éxito las tareas propuestas. Posibles barreras en la fase de activación de conocimientos previos Al diseñar esta fase de la secuencia se han podido detectar y reducir las siguientes barreras: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Que la información que se pretende activar no esté relacionada con los conocimientos previos del alumnado. Asegurarse de que los conocimientos previos que se quieren activar forman parte de las redes de conocimiento del alumnado, son cercanos y conocidos y están contextualizados con el centro de interés propuesto. Que sea de difícil comprensión por no estar contextualizada ni ser cercana. Proponer actividades grupales, colaborativas o cooperativas para que el alumnado con estas carencias pueda obtener ayuda e información a través de la interacción con sus compañeros. No se promueven estrategias para el alumnado con lagunas informativas o con dificultades para evocar los conocimientos que ya posee. Usar ejemplos, similitudes, analogías, vídeos o debates para que el alumnado pueda comprender y evocar los conocimientos previos que se pretenden activar. La actividad no propone ningún tipo de ejemplos que ayuden a evocar esos conocimientos previos. Plantear rúbricas, líneas de tiempo, dianas de evaluación o presentaciones para anticipar las metas que deben conseguir. DUA: puntos de verificación relacionados Activar o sustituir los conocimientos previos (3.1). Fomentar la colaboración y la comunidad (8.3). Quadre 19. Barreras en la fase de activación En nuestro ejemplo… Se podría considerar que el alumnado, al adquirir nuevos conocimientos relacionados con la desertización, necesitará conocer aspectos previos relativos al clima, a la lluvia y a los paisajes áridos. Sería conveniente, por tanto, generar actividades donde se activen estos conocimientos y sirvan de base para anclar los nuevos. No obstante, para realizar una campaña de sensibilización, el alumnado también tendrá que traer a su memoria a corto plazo aquellos conocimientos relativos a las emociones que quieren movilizar en las personas a las que irá dirigida su campaña; o necesitará rescatar conocimientos relativos a las formas de componer y presentar una idea, ambos aspectos relativos a otras áreas diferentes a la de conocimiento del medio natural. Para tener claros estos aspectos sería importante realizar un análisis de las tareas principales que se van a abordar en la SdA y reflexionar sobre qué tipo de conocimientos previos se requerirán para poder resolverlas. Dado que, a estas alturas del diseño de la SdA, ya se han determinado las principales acciones evaluables con sus actividades y tareas, éstas pueden servir de referencia para realizar este análisis. ACTIVIDADES O TAREAS EVALUABLES Actividad evaluable 1: compara y contrasta sobre los diferentes estilos de vida que hacen que no se derroche / se derroche agua para hacer un listado de los que son respetuosos y por qué. CONOCIMIENTOS PREVIOS REQUERIDOS Los estilos de vida. Actividad evaluable 2: debate en el aula «La intervención del ser humano en la escasez de agua». La sequía paisajes. y los Actividad evaluable 4: (destreza de pensamiento) predicción con destreza de las consecuencias del derroche de agua en su localidad debido a la intervención humana. — Tarea evaluable: realizar una campaña de sensibilización en la localidad en la que se insta a los ciudadanos a ser conscientes de las consecuencias del derroche de agua (producto final). Campañas de sensibilización. Presentación de ideas. Las emociones. Quadre 20. Conocimientos previos por actividad o tarea Los conocimientos previos requeridos nos aportan ideas para diseñar actividades que evoquen esos conocimientos en el alumnado, puedan traerlos al plano presente y les sirva de base para la adquisición de los nuevos. En el diseño de actividades de esta fase se van a tomar como referencia estos tres bloques y se plantean sendas actividades: ■ Actividad grupal 1: ¿cuáles son tus hábitos más frecuentes? Con esta actividad se pretende activar los conocimientos relativos a los estilos de vida a las personas y los hábitos más comunes que pueden tener. Esto traerá al plano presente estos conocimientos que les serán necesarios para trabajar, por ejemplo, la actividad evaluable 1, del compara y contrasta. Se propone con la técnica cooperativa «el folio giratorio». ■ Actividad grupal 2: la mayor sequía de la década. Actividad grupal con la que evocaremos contenidos propios del área de conocimiento del medio natural, social y cultural que son necesarios para abordar el resto de las actividades evaluables y la tarea que se propone. Se aprovecha para recordar expresiones como la sequía, los tipos de paisajes, o el clima. Se parte de una noticia del telediario en la que se habla de la mayor sequía en décadas. A través de una lluvia de ideas (puede trabajarse con Mentimeter), el alumnado tendrá que recordar paisajes áridos y paisajes fértiles o frondosos. ■ Actividad grupal 3: ¿cuándo nos sensibilizamos? Con esta actividad se pretende que el alumnado sea capaz de recordar campañas publicitarias de sensibilización hacia cualquier temática. Se les pone como ejemplo la utilizada en la fase inicial, #CadaGotaCuenta, y otra relacionada con la donación de sangre. A partir de aquí, cada grupo pensará en un tema sobre el que quieran sensibilizar y compondrán un texto de sensibilización. Se les aporta una plantilla con las partes del texto para recordar cómo se organiza una idea en un texto. Se trabaja con la técnica cooperativa «lápices al centro». En el código QR que se presenta se puede acceder a la actividad grupal 1 ya diseñada en eXeLearning de modo que sirva como ejemplo de diseño de actividades de esta fase. Al diseñar esta fase de la secuencia se han podido detectar y reducir las siguientes barreras: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA APLICACIÓN A NUESTRO EJEMPLO DE LA SDA Que la información que se pretende activar no esté relacionada con sus conocimientos previos del alumnado. Que sea de difícil comprensión por Asegurarse de que los conocimientos previos que se quieren activar forman parte de las redes de conocimiento del alumnado, son cercanos y conocidos y están contextualizados con el centro de interés propuesto. Los conocimientos previos seleccionados a partir del análisis de las actividades evaluables son conocidos y cercanos: la sequía, los paisajes, los hábitos de vida y la sensibilización. Además, se les presentan contextualizados al reto propuesto y conectados con el centro de interés. no estar contextualizada ni ser cercana. No se promueven estrategias para el alumnado con lagunas informativas o con dificultades para evocar los conocimientos que ya posee. Proponer actividades grupales, colaborativas o cooperativas para que el alumnado con estas carencias pueda obtener ayuda e información a través de la interacción con sus compañeros. En las tres actividades se ha tenido en cuenta a este alumnado, incorporando trabajo cooperativo (folio giratorio, lluvia de ideas en gran grupo, y lápices al centro). La actividad no propone ningún tipo de ejemplos que ayuden a evocar esos conocimientos previos. Usar ejemplos, similitudes, analogías, vídeos o debates para que el alumnado pueda comprender y evocar los conocimientos previos que se pretenden activar. Se usan dos vídeos de ejemplo para la campaña de sensibilización. Se propone apoyos visuales en la actividad sobre los hábitos. Y se ofrece una plantilla organizadora para la composición de textos. DUA: puntos de verificación relacionados Activar o sustituir los conocimientos previos (3.1). Fomentar la colaboración y la comunidad (8.3). Quadre 21. Estrategias para minimizar barreras en la fase de activación Fase 3: vivencial – experiencial Con la selección y activación de los conocimientos previos necesarios para abordar el nuevo aprendizaje y conseguir el reto planteado o elaborar el producto final, la siguiente fase emplaza a dejar que el alumnado trate de plantear posibles hipótesis sobre la forma en la que podrá resolver el reto o desafío. Se trata de una fase de tanteo previo donde se propondrán situaciones en las que, solo con los conocimientos previos, los y las estudiantes traten de resolver, o bien el reto inicial planteado, o bien algún otro que guarde una relación directa con el mismo, pero sin haber pasado por una fase de instrucción previa que les haya aportado los nuevos conocimientos necesarios para resolverlo. Solo con la guía del docente, el alumnado tratará de explorar por sí mismo, vivenciar, manipular o investigar poniendo en juego todas las habilidades, destrezas y conocimientos de los que dispone. El objetivo de esta fase de tanteo es que el alumnado reflexione sobre esta experiencia previa y sea capaz de seleccionar aquellos elementos que le pueden ayudar a proponer respuestas al problema o situación planteados. Esto le supondrá un conflicto entre aquello que conoce y lo que necesita aún conocer para dar con una solución completa y ajustada; le generará dudas que lo emplazará a reconocer la necesidad de adquirir nueva información, aún no disponible, la cual le aportará respuestas a las hipótesis previas que ha construido, verificarlas y, en caso necesario, modificarlas. De alguna manera, el alumnado dará sentido a la solución de seguir aprendiendo. El proceso que se está describiendo está inspirado en el aprendizaje experiencial de Kolb. García-Barrera (2022) sintetiza este modelo de la siguiente forma: «esta teoría asume que las ideas no son elementos fijos e inmutables, sino que se forman y transforman a través de la experiencia. Como consecuencia de ello, Kolb (1984) concluye que “nunca dos pensamientos pueden ser iguales, dado que siempre interviene la experiencia”» (p. 69). Se trata de un aprender haciendo donde al alumnado se les presenta una experiencia y luego reflexiona sobre ella. Cobra especial relevancia, para el buen desarrollo de esta fase, la reflexión docente sobre qué tipo de conocimientos previos necesitará el alumnado para poder enfrentarse a esta situación vivenciada y proponer, en consonancia, actividades explícitas que los activen para tenerlos disponibles en este nuevo reto. No por ello el papel del docente en la fase de exploración es discreto, el planteamiento de hipótesis que lleven al alumnado a necesitar nuevos conocimientos es un proceso complejo que requiere de la guía y dirección docente. No aportar nuevos conocimientos no significa que el docente se quede en un segundo plano, sino que debe planificar adecuadamente la estructura que debe recorrer el alumnado para llegar a estas conclusiones y poner a su disposición los recursos, las actividades y las estrategias metodológicas necesarias para alcanzarlo. En primer lugar, debe proponer retos que lleven al alumnado a esta experimentación previa. Los retos pueden estar o no directamente relacionados con el reto inicial, podría incluso ser el mismo reto. Así, por ejemplo, si el reto inicial se ha basado en la elaboración de un informe, podemos emplazar al alumnado a elaborar ese informe en modo «borrador», o emplazarlos a rellenar un cuadro donde recojan los elementos importantes que debe tener un informe. Otro ejemplo podría localizarse en que el alumnado realice una presentación sobre alguna localización externa al centro. Para ello podríamos plantear una situación en la que el alumnado realice una visita a esta localización, tome notas sobre lo que consideran importante en la visita, y realicen su primer boceto de lo que será la presentación final. En ambos casos, se les dota de recursos y apoyos para que puedan reflexionar sobre lo que ya saben del tema, y sobre aquello en lo que necesitarían profundizar para completar la tarea. Como puede verse, el tipo de tarea o actividades que se pueden proponer en esta fase son muy variables dependiendo del tipo de reto inicial planteado, del producto final seleccionado, del centro de interés y de la propia temática de la SdA. No obstante, algunas propuestas pueden pasar por las siguientes ideas: salidas al entorno; visitas virtuales; construcciones; entrevistas; trabajo de investigación; manipulaciones; mapas mentales mudos; debates en el aula; predicción con destreza (destreza de pensamiento); realización de experimentos; rutina «Hipótesis fantásticas»; rutina «Puntos Cardinales»; rutina «El semáforo»; rutina «Veo–Pienso–Me pregunto» y rutinas de elaboración propia. Posibles barreras en la fase de exploración En esta fase se pueden descubrir una serie de barreras implícitas en su desarrollo. El alumnado debe realizar un trabajo más autónomo, basado en sus propias experiencias y con una gran base de reflexión, lo que le pondrá ante una situación en la que tendrá que expresar estas hipótesis. Lo interesante es que el alumno desarrolle este trabajo, y debe disponer de opciones suficientes y adecuadas para hacerlo, no restringiéndolo a unas vías muy concretas y rígidas. Así mismo, la reflexión y experimentación es un proceso que requiere tiempo por parte del alumnado. Puede darse la circunstancia de que no se planifiquen estos tiempos de forma flexible, a la vez que guiada, forzándolo a establecer pocas conexiones con los conocimientos previos y, por consiguiente, que se produzcan menos reflexiones sobre lo que necesita aprender. Además, el alumnado necesita transitar por esta exploración de forma guiada y con recursos que le ayuden a alcanzar estas hipótesis. Si se encuentra con actividades que requieren de la puesta en práctica de forma autónoma de estrategias cognitivas puede que una parte del alumnado tenga dificultades para reconocer esas estrategias o para saber cuándo ponerlas en práctica. Si la actividad no ofrece recursos de apoyo y ayuda de los que los alumnos puedan disponer, puede que una parte de ellos se queden sin alcanzar el objetivo final de esta fase, que no es otro, que la generación de la necesidad de seguir aprendiendo. Aprender a aprender Como se ha comentado, el trabajo del alumnado en esta fase requiere que ponga en juego estrategias cognitivas y metacognitivas para poder realizar todas las actividades y ejercicios planteados de la forma más autónoma posible. Hay que tener presente que la propuesta que se propone parte de un trabajo en el que el alumnado debe experimentar o vivenciar solo haciendo uso de sus conocimientos previos, por lo que tendrá que disponer de diferentes y variadas estrategias cognitivas en las que apoyarse. Por ejemplo, en la experimentación los discentes pueden requerir de estrategias que le ayuden a poner el foco de atención en los estímulos importantes, organizar la información que está recibiendo con esta vivenciación, localizar aspectos importantes y aspectos no relevantes, inhibirse de estímulos innecesarios o inapropiados, organizar los datos recabados, extraer conclusiones, proponer soluciones… Cuando la actividad no ofrece guías concretas, secuencias de pasos a seguir, ejemplos de situaciones análogas, sugerencias para detectar los aspectos relevantes u otros aspectos relacionados con las funciones ejecutivas, el alumnado puede verse perdido y sin recursos para proponer sus propias hipótesis iniciales sobre la forma de resolver el reto propuesto en esta fase. Además, se debe tener presente también, en esta fase, el componente socioafectivo del aprendizaje. El aprendizaje mediante la interacción con terceros es un factor que promueve experiencias y conocimientos que hace que el alumnado pueda seguir aprendiendo. Conocer estas estrategias y aplicarlas para la resolución de las tareas y actividades les confiere un factor añadido para convertirse en aprendices más autónomos. Como ya se recogió en el apartado dedicado a la competencia para aprender a aprender, en esta fase sería importante trabajar con el área cognitiva y socioafectiva del aprendizaje, concretamente a los descriptores: Área cognitiva 1.1.1. Conoce, domina y emplea técnicas y estrategias para planificar una tarea o actividad, tales como la secuencia de pasos a desarrollar, el control del tiempo, anticipar las metas a alcanzar, o delimitar objetivos. 1.1.2. Planifica, gestiona y utiliza las propias capacidades relativas a incorporar estrategias para memorizar la información, habilidades requeridas para responder a las demandas, demandar ayuda cuando lo necesite, seguir el orden necesario, aplicar técnicas de estudio como subrayado, elaboración de esquemas, mapas mentales, uso de organizadores gráficos u otros. Área socioafectiva 3.4.1. Conoce e interioriza las habilidades y estrategias sociales necesarias para aprender mediante la interacción con terceros 3.4.2. Utiliza las habilidades y estrategias sociales necesarias para aprender mediante la interacción con terceros Quizás esta fase se pueda convertir en el momento idóneo para diseñar actividades que enseñen explícitamente las habilidades cognitivas y socioafectivas que cada actividad o reto requiera. Así, por ejemplo, en esta fase podrán ser necesarias habilidades para: ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ Reconocer qué información es la importante. Organizar y construir la información. Crear sus propios instrumentos de recogida de información. Recordar la información para que no se te olvide. Pensar. Monitorearse. Colaborar. Pedir y ofrecer ayuda. Realizar aprendizaje vicario. Haciendo una conexión con los puntos de verificación del DUA se podrían proponer las siguientes estrategias para minimizar las barreras de esta fase: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Falta de acceso para realizar la exploración y la expresión de hipótesis (percepción de la información, formas de ejecución, no se ofrecen alternativas digitales). Ofrecer alternativas y opciones variadas para que el alumnado pueda adaptar su puesto de trabajo para vivenciar, investigar o experimentar. Usar opciones de accesibilidad digital para percibir y expresar información. Permitir la manipulación. No Planificar se ofrecen oportunidades actividades grupales para la para el trabajo en equipo y la colaboración. experimentación. Permitir la reflexión colectiva. Ausencia de apoyos para guiar el establecimiento de metas. Ofrecer ejemplos, organizadores gráficos, guías de pasos, plantillas. Planificar tiempos en los que el alumnado pueda parar para contar el trabajo realizado. Apoyos para localizar información relevante. No se han establecido tiempos adecuados que permitan el proceso de experimentación y reflexión. Realizar una propuesta de tiempos que pueda ser ajustable y flexible a la diversidad de ritmos. DUA: puntos de verificación relacionados Guiar el procesamiento de la información, la visualización y la manipulación (3.3). Fomentar la colaboración y la comunidad (8.3). Apoyar la planificación y el desarrollo de estrategias (6.2). Facilitar la gestión de información y de recursos (6.3). Quadre 22. Barreras en la fase de exploración En nuestro ejemplo… Es esta fase es, como ya se ha ido explicando, especialmente importante plantear una situación o vivencia en la que el alumnado pueda experimentar o vivenciar para, posteriormente, reflexionar y plantearse hipótesis sobre su resolución. Dado que en el ejemplo que estamos presentando en esta guía se propone un producto final relacionado con una «Campaña de Sensibilización», se les podría pedir que hiciesen un primer boceto sobre los elementos que debería contener su propia campaña para sensibilizar sobre el derroche del agua. No obstante, dado que ya se han planificado tres actividades evaluables y una tarea evaluable extraídas de los criterios de evaluación, podría ser un momento oportuno para que el alumnado trabaje sobre una de ellas. Al revisar estas actividades se puede recordar que la actividad evaluable 2, debate en el aula: «La intervención del ser humano en la escasez de agua», surgía de la acción evaluable: ACTIVIDADES O TAREAS EVALUABLES Actividad evaluable 1: compara y contrasta sobre los diferentes estilos de vida que hacen que no se derroche / se derroche agua para hacer un listado de los que son respetuosos y por qué. Actividad evaluable 2: debate en el aula «La intervención del ser humano en la escasez de agua». Actividad evaluable 4: (destreza de pensamiento) predicción con destreza de las consecuencias del derroche de agua en su localidad debido a la intervención humana. Tarea evaluable: realizar una campaña de sensibilización en la localidad en la que se insta a los ciudadanos a ser conscientes de las consecuencias del derroche de agua (producto final). Quadre 23. Actividades y tarea evaluable Extrae conclusiones propias sobre las consecuencias de la intervención humana en el entorno. Esta actividad contiene elementos que harán que el alumnado pueda explorar sobre la temática presentada, buscando información en la web, preguntando a sus familiares, o basándose en sus propias experiencias previas. También permitirá que puedan establecer hipótesis sobre las consecuencias de la participación del ser humano en la escasez de agua, y les permita reflexionar sobre aquello que conocen y lo que aún no conocen, pero necesitarán conocer para poder hacer una adecuada campaña de sensibilización, que era el reto inicial que se les había propuesto. Para esta reflexión final, se propone una rutina de pensamiento de elaboración propia que se ha denominado: antes sabía, después sé, ¿qué más necesito saber? Al proponer el debate en el aula sobre la temática presentada, la actividad evaluable contribuye a la adquisición de la competencia ciudadana, concretamente a la parte de su descriptor operativo: Imagen 11. Rutina de pensamiento. Fuente: elaboración propia CC3: reflexiona y dialoga sobre valores y problemas éticos de actualidad, comprendiendo la necesidad de respetar diferentes culturas y creencias, de cuidar el entorno. Pero además, se trabaja también la competencia en comunicación lingüística, concretamente a su descriptor operativo: CCL5. Pone sus prácticas comunicativas al servicio de la convivencia democrática, la gestión dialogada de los conflictos y la igualdad de derechos de todas las personas, detectando los usos discriminatorios, así como los abusos de poder, para favorecer la utilización no solo eficaz sino también ética de los diferentes sistemas de comunicación. Ambos descriptores están asociados a la competencia específica 6 y se pueden evaluar tomando como referencia el criterio 6.1. En el código QR que se presenta se puede acceder a las actividades diseñadas para esta fase y presentadas en eXeLearning de modo que sirva como ejemplo. Al diseñar esta fase de la secuencia se han podido detectar y reducir las siguientes barreras: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA APLICACIÓN A NUESTRO EJEMPLO DE LA SDA Falta de acceso para realizar la exploración y la expresión de hipótesis (percepción de la información, formas de ejecución, no se ofrecen alternativas digitales). Ofrecer alternativas y opciones variadas para que el alumnado pueda adaptar su puesto de trabajo para vivenciar, investigar o experimentar. Usar opciones de accesibilidad digital para percibir y expresar información. Permitir la manipulación. Se ofrece información al alumnado sobre las posibilidades de adaptación digital y accesibilidad antes de realizar la búsqueda en la web sobre el papel del ser humano en la escasez de agua. No se ofrecen oportunidades para el Planificar actividades grupales para la experimentación. Permitir la reflexión colectiva. La preparación para el debate, la elaboración de los textos de trabajo en equipo y la colaboración. argumentación y conclusión, así como la rutina de pensamiento se plantean con técnicas cooperativas. Ausencia de apoyos para guiar el establecimiento de metas. Ofrecer ejemplos, organizadores gráficos, guías de pasos, plantillas. Planificar tiempos en los que el alumnado pueda parar para contar el trabajo realizado. Apoyos para localizar información relevante. Se ofrece información al alumnado sobre las posibilidades de adaptación digital y accesibilidad antes de realizar la búsqueda en la web sobre el papel del ser humano en la escasez de agua. Se ha facilitado un organizador gráfico para que puedan preparar su tesis argumental y posibles refutaciones. Se ha planteado una rutina de pensamiento con organizador gráfico. No se han establecido tiempos adecuados que permitan el proceso de experimentación y reflexión. Realizar una propuesta de tiempos que pueda ser ajustable y flexible a la diversidad de ritmos. Se proponen tiempos para la exposición que pueden ser flexibles en relación a las capacidades personales de cada alumno o alumna. DUA: puntos de verificación relacionados Guiar el procesamiento de la información, la visualización y la manipulación (3.3). Fomentar la colaboración y la comunidad (8.3). Apoyar la planificación y el desarrollo de estrategias (6.2). Facilitar la gestión de información y de recursos (6.3). Quadre 24. Estrategias para minimizar barreras en la fase de exploración Fase 4: nuevo conocimiento Siguiendo con el desarrollo de la secuencia didáctica, una vez realizada la fase de aprendizaje experiencial, el alumnado llegará a este momento con sus hipótesis planteadas y con la necesidad de seguir obteniendo el conocimiento suficiente como para que le permita, por un lado, comprobar la fuerza de sus hipótesis; y, por otra parte, estar en disposición de resolver el reto inicial planteado para elaborar su producto final. Para ello, el profesorado debe tomar ahora un papel protagonista, ofreciendo todo este conocimiento al alumnado de una forma precisa y directa, con ejemplos y recursos concretos, que le ayude a consolidar este aprendizaje. Es por ello, por lo que en esta fase toman importancia los saberes básicos, ya que ese conjunto de conocimientos que debe transmitirse al alumnado se realizará en forma de actividades y ejercicios que, bajo la excusa de la elaboración del producto final, serán asimilados por el alumnado. Toca, por tanto, definir qué conocimientos se pretenden transmitir, cuáles son esenciales para que el alumnado alcance ese producto final y dé sentido y coherencia a su aprendizaje, y de qué forma serán presentados. La importancia de los saberes para la adquisición de conocimientos y, por ende, para la adquisición de las competencias específicas, permanece intacta, si bien ahora, se debe tener claro que los contenidos, como ya se dijo en capítulos anteriores, no deben convertirse en el objetivo principal de valoración para el docente, ya que están al servicio de las competencias específicas y sirven como herramientas para que el alumnado pueda asimilarlos y aplicarlos en un contexto que, a estas alturas de la situación de aprendizaje, ya debe tener bien comprendido. La idea es que el alumnado perciba que los contenidos (saberes) aportan conocimientos para alcanzar un objetivo mayor: la resolución del reto que se les planteó. La instrucción directa como modelo de enseñanza El mejor modelo de trabajo que se puede proponer para abordar esta tarea el propuesto por la instrucción directa. La instrucción directa se caracteriza por una serie de apoyos o andamios, mediante los cuales se guía a los estudiantes a través del proceso de aprendizaje, por medio de afirmaciones claras del propósito y las razones para aprender la nueva habilidad, explicaciones y demostraciones claras del objeto a aprender, y práctica guiada con retroalimentación hasta que se logre el dominio independiente. (Archer y Hughes, 2011, p. 1) De esta definición se pueden extraer algunos elementos esenciales que deben formar parte de cualquier modelo de instrucción directa: ■ Afirmaciones claras del propósito y razones para aprender la nueva habilidad. Es notoria la importancia que estos autores otorgan a la idea de ofrecer al alumnado los propósitos y razones para aprender la nueva habilidad. Precisamente es lo que se viene definiendo en esta fase, la importancia de que el alumnado encaje estas nuevas habilidades en un contexto donde ya ha tenido oportunidad de reflexionar sobre la importancia y necesidad de seguir ampliando sus conocimientos para poder dar sentido a las hipótesis que se planteó en la fase de exploración. ■ Explicaciones y demostraciones claras del objeto a aprender. Consolidar el aprendizaje del alumnado requiere que las tareas, actividades y/o ejercicios que se propongan en esta fase estén bien estructurados, organizados de forma secuenciada. Es importante presentar la nueva información en pequeñas cantidades e ir trabajando con él. ■ Práctica guiada con retroalimentación. Presentar ejemplos, preguntar al alumnado con frecuencia y promover la reflexión sobre lo que se está presentando son factores esenciales. Se trata de que el alumnado llegue a realizar sus prácticas sobre el nuevo contenido de forma cada vez más autónoma. De esta forma, el modelo de instrucción directa es modelo de enseñanza que promueve el aprendizaje activo por parte del alumnado y difiere de la enseñanza magistral o directa. En este sentido sería conveniente refrescar esta cita: Una interpretación errónea común es que el aprendizaje activo es antagónico a la instrucción directa, bajo el supuesto de que la instrucción directa se aplicaría solo a un método de conferencia y estaría totalmente basada en el professor. (Martella, Klahr y Li, 2020, p. 1583) Posibles barreras en la fase de instrucción directa Una de las principales barreras que pueden aparecer en esta fase consiste en la sobrecarga cognitiva. Esto ocurre cuando se proponen contenidos para trabajar en esta fase que no tienen una vinculación directa con el producto final, reto o desafío planteado, o no tienen una conexión directa con el centro de interés propuesto. La mayor parte de las veces ocurre esto por la tradicional programación por contenidos, asociando bloques de contenidos o contenidos concretos a una unidad didáctica que aborda una temática específica. De esta forma, las programaciones iban aglutinando contenidos que se iban trabajando con sus correspondientes actividades y/o ejercicios hasta completar la serie. En algunos casos es común que, si la unidad didáctica trataba, por ejemplo, sobre los ecosistemas, en esa unidad se aglutinasen todos los contenidos mínimos propuestos en los decretos de enseñanza que tuviesen alguna relación directa con los ecosistemas. Este modelo de agrupación de contenidos sin aplicación en un contexto concreto permitía a los docentes, por ejemplo, poder seleccionar las actividades que tenían o no tenían que hacer los discentes. En muchas aulas era común que el docente pidiese a sus alumnos que, ante una determinada unidad de un libro de texto, hiciesen las actividades 5, 6 y 8, eliminando, según su propio criterio, la actividad 7. Y eso podía hacerlo porque la secuencia no se veía afectada por la pérdida de la actividad 7, ya que la programación no seguía un guion contextualizado. La secuencia de actividades en sí misma no ofrecían ninguna coherencia al alumnado. En el diseño de SdA, y más concretamente, en el diseño de esta fase de instrucción, también se corre el peligro de que los contenidos se «programen» siguiendo una estructura de bloque, y no se correlacionen con las necesidades que el alumnado tendrá para alcanzar el reto o desafío propuesto, o para elaborar el producto final, o que no vengan a paliar las necesidades detectadas por ellos mismos en la fase de exploración. Nótese que las diferentes competencias específicas, y sus correspondientes criterios de evaluación se pueden volver a trabajar y evaluar en otras SdA propuestas para el curso y, por tanto, los saberes no trabajados en una SdA, porque no tenían transcendencia para el producto final o reto, podrán ser trabajados en otras SdA diferentes. La cuestión es que, el proponer contenidos que no aporten coherencia al alumnado en el contexto en el que están trabajando la SdA puede desembocar en una sobrecarga cognitiva que hace que pueda tener problemas para comprender el nuevo contenido, aplicarlo a una situación concreta y anclarlo en sus redes de conocimiento de forma duradera. Es necesario recordar en este punto que los saberes básicos son herramientas para aprender, y no el fin mismo del aprendizaje. Una fase diseñada para adquirir nuevos conocimientos, pero cargada de saberes básicos innecesarios, puede hacer que el alumnado se sienta inseguro en sus tareas, no teniendo claro qué contenido es importante para la misión o tarea que se le ha propuesto y termine distrayéndose de lo importante o nuclear de su aprendizaje. Al diseñar esta fase de la secuencia se han podido detectar y reducir las siguientes barreras: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Que exista una sobrecarga cognitiva asociada a numerosos contenidos y actividades que no tienen conexión directa con el centro de interés o reto planteado. Realizar una adecuada selección de contenidos y actividades que guíen al alumnado hacia la consecución del reto final de una forma contextualizada. Que la guía del docente se presente con un nivel elevado de exigencia en las actividades. Diferenciar grados de dificultad con la propuesta de actividades multinivel. Tareas que no presentan una explicación gradual para que el alumnado pueda trabajar de forma autónoma. Proporcionar ejemplos de actividades ya resueltas. Variadas estrategias de feedback que apoyen los procesos de práctica y ejecución. Instrucciones poco claras o que no ofrecen indicaciones para procesar la información. No se explica el por qué o para qué de cada actividad. Definir un guion claro del propósito de cada actividad para trasladarlo al alumnado. DUA: puntos de verificación relacionados Minimizar la sensación de seguridad y las distracciones (7.3). Definir competencias con niveles de apoyo graduados para la práctica y la ejecución (5.3). Guiar el procesamiento de la información, la visualización y la manipulación (3.3). Variar las exigencias y los recursos para optimizar los desafíos (8.2). Quadre 25. Barreras en la fase de instrucción directa En nuestro ejemplo… Una vez que el alumnado ha reflexionado sobre aquellos conocimientos que necesita seguir adquiriendo para poder alcanzar el reto o desafío propuesto, es el momento de realizar una adecuada selección de los saberes básicos que se les van a presentar. El criterio de selección debe responder a dos factores principales: ■ La relación con el centro de interés propuesto: La escasez de agua y su repercusión en nuestras vidas. ■ La coherencia con el producto final que deben realizar: Campaña de sensibilización contra el derroche del agua. En este caso, el primer paso a seguir consistiría en realizar un análisis de los saberes básicos asociados al área de conocimiento del medio natural, social y cultural para el tercer ciclo y seleccionar aquellos que cumplan estos dos criterios. Revisando estos contenidos se puede apreciar que dentro del bloque C. Sociedades y territorios, el apartado 4 nos habla de conciencia ecosocial, y plantea los siguientes saberes básicos: ■ El cambio climático de lo local a lo global: causas y consecuencias. Medidas de mitigación y adaptación. ■ Responsabilidad ecosocial. Ecodependencia, interdependencia e interrelación entre personas, sociedades y medio natural. ■ El desarrollo sostenible. La actividad humana sobre el espacio y la explotación de los recursos. La actividad económica y la distribución de la riqueza: desigualdad social y regional en el mundo y en España. Los objetivos de desarrollo sostenible. ■ Agenda Urbana. El desarrollo urbano sostenible. La ciudad como espacio de convivencia. ■ Economía verde. La influencia de los mercados (de bienes, financiero y laboral) en la vida de la ciudadanía. Los agentes económicos y los derechos laborales desde una perspectiva de género. El valor social de los impuestos. Responsabilidad social y ambiental de las empresas. Publicidad, consumo responsable (necesidades y deseos) y derechos del consumidor. ■ Estilos de vida sostenible: los límites del planeta y el agotamiento de recursos. La huella ecológica. De entre estos saberes básicos, se han marcado en cursiva aquellos que cumplen, de forma más directa, con los dos criterios anteriormente propuestos, que se pueden sintetizar en estos tres bloques: ■ El cambio climático de lo local a lo global: causas y consecuencias. Medidas de mitigación y adaptación. ■ El desarrollo sostenible. La actividad humana sobre el espacio y la explotación de los recursos. Los objetivos de desarrollo sostenible. ■ Estilos de vida sostenible: los límites del planeta y el agotamiento de recursos. La huella ecológica. Estos tres bloques deben configurar el núcleo de actividades a llevar a cabo en esta fase, siempre presentadas con una conexión directa con el producto final que deben realizar. El alumnado debe percibir que todo esto que va a aprender lo necesita para poder elaborar su campaña de sensibilización. Y para poder trabajarlas de una forma activa, se proponen bajo el enfoque de la enseñanza instruccional. Por cada bloque se diseñan dos o tres actividades que trabajarán de forma paulatina los diferentes saberes que lo configuran. La dinámica es presentar primera la información, proponer ejemplos, vídeos o explicaciones con turnos para dudas o preguntas. A continuación, se abordan diferentes actividades o ejercicios relativos a cada saber que se presentarán con una propuesta multinivel y graduadas en complejidad. Finalmente, cada bloque finaliza con un proceso de reflexión sobre lo aprendido y práctica independiente. Siguiendo con la incorporación de las actividades evaluables planificadas a partir de las acciones evaluables extraídas de los criterios de evaluación de la SdA, en esta fase se van a trabajar dos de estas actividades evaluables: ■ Actividad evaluable 1: compara y contrasta. Se introduce en el bloque 3: «Estilos de vida sostenible: los límites del planeta y el agotamiento de recursos. La huella ecológica». ACTIVIDADES O TAREAS EVALUABLES Actividad evaluable 1: compara y contrasta sobre los diferentes estilos de vida que hacen que no se derroche / se derroche agua para hacer un listado de los que son respetuosos y por qué. Actividad evaluable 4: (destreza de pensamiento) predicción con destreza de las consecuencias del derroche de agua en su localidad debido a la intervención humana. Quadre 26. Actividades evaluables en fase de instrucción directa ■ Esta actividad parte de la acción evaluable «Localiza estilos de vida consecuentes con el cuidado y protección del planeta» y con ella se contribuye a alcanzar el descriptor STEM5: «participa en acciones fundamentadas científicamente para promover la salud y preservar el medio ambiente y los seres vivos, aplicando principios de ética y seguridad y practicando el consumo responsable». ■ Actividad evaluable 2: predicción con destreza. En este caso, la actividad la localizamos en el bloque 2: «El desarrollo sostenible. La actividad humana sobre el espacio y la explotación de los recursos. Los objetivos de desarrollo sostenible». ■ Esta actividad parte de la acción evaluable «Realiza un análisis crítico de las causas y consecuencias de la intervención humana en el entorno». Con ella se contribuye a alcanzar los descriptores CC4: «comprende las relaciones sistémicas entre las acciones humanas y el entorno, y se inicia en la adopción de estilos de vida sostenibles, para contribuir a la conservación de la biodiversidad desde una perspectiva tanto local como global». En el código QR que se presenta se puede acceder a un ejemplo localizado en el segundo bloque, «El desarrollo sostenible. La actividad humana sobre el espacio y la explotación de los recursos. Los objetivos de desarrollo sostenible». Se vuelve a presentar el ejemplo en formato eXeLearning. Al diseñar esta fase de la secuencia se han podido detectar y reducir las siguientes barreras: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA APLICACIÓN A NUESTRO EJEMPLO DE LA SDA Que exista una sobrecarga cognitiva asociada a numerosos contenidos y actividades que no tienen conexión directa con el centro de interés o reto planteado. Realizar una adecuada selección de contenidos y actividades que guíen al alumnado hacia la consecución del reto final de una forma contextualizada. Los contenidos se han seleccionado con relación al centro de interés y buscando que sea útil para elaborar la campaña. Además, se han secuenciado los contenidos de forma gradual que sigue un orden lógico para que pueda ser aprehendido por el alumnado. Que la guía del docente se presente con un nivel elevado de exigencia en las actividades. Diferenciar grados de dificultad con la propuesta de actividades multinivel. Cada saber básico se propone con una actividad o ejercicio multinivel, graduado en cuatro niveles de complejidad y apoyados en los procesos cognitivos de Bloom. Tareas que no presentan una explicación gradual para que el alumnado Proporcionar ejemplos actividades resueltas. Variadas estrategias Tanto en la explicación de los contenidos, como en la propuesta de actividades se proporciona ayuda para el alumnado a través de los personajes de ayuda. De esta forma, el personaje destinado a ofrecer ayudas en las funciones ejecutivas propone ejemplos de de ya de pueda trabajar de forma autónoma. feedback apoyen procesos práctica ejecución. que los de y actividades resueltas, auto instrucciones y un organizador gráfico. En relación con el feedback, el diseño de actividades realizadas con H5P permite al alumnado una práctica en la que obtiene una retroalimentación sobre sus respuestas y ofrece opciones para repetir la actividad. Esto se complementa con la ayuda docente cuando sea necesaria. Instrucciones poco claras o que no ofrecen indicaciones para procesar la información. No se explica por qué o para qué de cada actividad. Definir un guion claro del propósito de cada actividad para trasladarlo al alumnado. El personaje narrador va ofreciendo un guion narrativo que explica al alumnado por qué será importante cada contenido con el reto planteado. DUA: puntos de verificación relacionados Minimizar la sensación de seguridad y las distracciones (7.3). Definir competencias con niveles de apoyo graduados para la práctica y la ejecución (5.3). Guiar el procesamiento de la información, la visualización y la manipulación (3.3). Variar las exigencias y los recursos para optimizar los desafíos (8.2). Quadre 27. Estrategias para minimizar barreras en la instrucción directa Fase 5: aplicación Al llegar a esta fase, el alumnado ya ha tenido un largo recorrido por la SdA, está perfectamente conectado con el centro de interés y con la elaboración de su producto final que tendrá que realizar en este momento. Ha llegado el momento de poner en práctica todos los conocimientos adquiridos y conectados con los que ya poseía. La fase de aplicación se convierte en la culminación del proceso que comenzaba con la experimentación reflexiva basada en los conocimientos previos del alumnado. Kolb denominaba a esta fase, dentro de su ciclo del aprendizaje, como la experimentación activa. Después de haber realizado sus hipótesis previas, ahora es el momento de verificar dichas hipótesis a través de un trabajo en el que tengan que poner en juego todo lo aprendido en las fases anteriores. Esas hipótesis, en algunos casos se verán corroboradas y mejoradas, y en otros casos se reajustarán a los nuevos conocimientos. Además, el producto final se convierte en el elemento privilegiado para que el alumnado pueda transferir y/o generalizar su aprendizaje a otros contextos o situaciones en los que se les ofreció la información. Cuando planteamos al alumnado productos finales contextualizados a su realidad, y además, son lo suficientemente abiertos como para que puedan emplear sus conocimientos previos, así como los nuevos, adquiridos durante el desarrollo de la SdA, para resolver situaciones nuevas, los estaremos emplazando a que tengan que transferir toda esa base de conocimientos para resolver el nuevo problema o elaborar el producto final. En esta guía ya se ha recogido un apartado relativo a la elección del producto final. Ahora es el momento de que el alumnado lo desarrolle. Como recoge Vergara (2015): «llega un momento en el desarrollo del proyecto en que es necesario preguntarse ¿qué hacemos con todo lo estudiado? Es la ocasión de mostrar el trabajo y hacer que tenga efectos en la comunidad, en el centro y en las vidas de tus alumnos» (p. 154). El reto que se marcó en la fase inicial se debe materializar en la elaboración de un producto final o la resolución de un problema o desafío. Para ello hemos de dejar claro al alumnado algunas directrices importantes: ■ El trabajo por realizar en esta fase es conveniente que se proponga en un formato grupal, de colaboración y cooperación entre el alumnado para que cada uno de ellos sienta que puede aportar. ■ El producto final tiene un carácter abierto en cuanto al formato de su presentación que debe ser decidido por el grupo o persona que lo elabora. ■ El producto final tiene un sentido y transcendencia para el alumnado. Debe otorgarle ese valor y darlo a conocer para cumplir con el fin con el que nació. Es el momento de ofrecer al alumnado diferentes canales de difusión de su producto final. En esta fase el alumnado se enfrenta a una situación de trabajo menos guiado y más autónomo en el que le toca aplicar lo aprendido. Sin embargo, este proceso requiere del uso de numerosas estrategias cognitivas y metacognitivas para la planificación y el monitoreo en la empresa que tiene por delante. Posibles barreras en la fase de aplicación En esta fase se le pide al alumnado que realice un proceso complejo de elaboración de un producto final. Tendrá que poner en juego determinadas estrategias para poder planificarse, estructurar y organizar su trabajo, tomar decisiones sobre tipo de presentación, formatos, contenidos, controlar los tiempos, monitorearse. Todas estas demandas que se les pide al alumnado pueden convertirse en barreras si el docente no se anticipa y propone una serie de estrategias que ayuden al alumnado a poder realizarlas con perspectivas de éxito. Al apoyarnos en los puntos de verificación del DUA se pueden encontrar las siguientes barreras para proponer sus correspondientes estrategias para minimizarlas. BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Tareas o actividades que no están graduadas en dificultad y no favorecen el éxito. La secuencia que seguir no está bien explicada. Ejemplos que ayuden al alumnado a comprender los pasos. Propuestas multinivel. Plantillas, organizadores gráficos y guía de pasos. No se han planificados alertas para controlar los tiempos. Cronogramas, visuales. No se ofrece ninguna herramienta para que el alumnado pueda ir regulando su progreso. Listas de cotejo, rutinas de pensamiento o destrezas para la autorregulación. Tiempo de parada para dudas y explicaciones de los progresos durante el proceso de trabajo realizado. El feedback para el alumnado demasiado negativo, centrándose en los fallos. Enseñar a los estudiantes a que reconozcan la ayuda o feedback que necesitan. Feedback que fomente la implicación en el trabajo. líneas de tiempo, relojes DUA: puntos de verificación relacionados Definir competencias con niveles de apoyo graduados para la práctica y la ejecución (5.3). Apoyar la planificación y el desarrollo de estrategias (6.2). Aumentar la capacidad para hacer un seguimiento de los avances (6.4). Utilizar el feedback orientado hacia la maestría en una tarea (8.4). Quadre 28. Barreras en la fase de aplicación Siguiendo los descriptores que se propusieron en el apartado de esta guía, destinado a la competencia para aprender a aprender, toman especial relevancia los siguientes descriptores. En el área cognitiva Dimensión del pensamiento crítico: 1.2.3. Sintetiza y elabora la información para extraer conclusiones lógicas de ella. 1.2.4. Es capaz de formarse una opinión propia, crítica y lógica, siendo consciente de los posibles sesgos y limitaciones que puedan tener los datos y las informaciones. 1.2.5. Expresa las conclusiones de forma adecuada con diversos códigos o lenguajes con vistas a la resolución de tareas y problemas. Este primer bloque de descriptores pertenecientes al pensamiento crítico hará que el alumnado sea capaz de elaborar un producto final que ha sido asimilado, y al que ha podido otorgarle su propio punto de vista personal y reflexivo. Dimensión creativa. 1.3.2. Organiza los aprendizajes para generar ideas nuevas proponiendo hipótesis, teorías, nuevas argumentaciones, invenciones creativas, diseños innovadores o caminos alternativos para resolver problemas. Este descriptor es muy importante de cara a generar un producto final propio e innovador. En el área metacognitiva Dimensión de conciencia de uno mismo como aprendiz: 2.2.1. Identifica las propias habilidades, recursos y experiencias vinculadas a las posibilidades y limitaciones respecto a una o varias tareas. Este descriptor influye en las decisiones que el alumnado tome con respecto al tipo de producto final que presentará, al formato y al propio contenido. Debe conocerse a sí mismo, valorar sus posibilidades y limitaciones y actuar de acuerdo a ello. Dimensión de la conciencia de estrategias: 2.3.1. Identifica los procedimientos, estrategias y recursos empleados en una o varias tareas, y reflexiona sobre las dificultades encontradas en su aplicación. Para planificar la elaboración/creación de su producto final se debe hacer reflexionar al alumnado sobre las estrategias que tendrá que poner en juego para poder llevarlo a cabo. Dimensión de la conciencia de necesidad de monitoreo: 2.4.2. Supervisa conscientemente, de forma activa y adecuada las propias operaciones y procesos mentales. Se trata de estrategias que tendrá que poner en juego durante todo el proceso de creación del producto final con miras a hacer consciente el chequeo continuo del proceso para asegurar el éxito en su elaboración. En nuestro ejemplo… La campaña de sensibilización entra en su proceso final: la elaboración. Ha llegado el momento de que el alumnado comience a aplicar todo lo aprendido a lo largo de las distintas fases de la secuencia didáctica. En esta ocasión, el grueso de la fase se corresponde con la tarea evaluable que definimos al comienzo de la secuencia: Realizar una campaña de sensibilización en la localidad en la que se insta a los ciudadanos a ser conscientes de las consecuencias del derroche de agua. Se corresponde con la acción evaluable: «Busca, contrasta y evalúa propuestas para afrontar problemas ecosociales». Y, por último, con la evaluación de esta tarea estaremos valorando los descriptores del perfil de salida CE1: «reconoce necesidades y retos que afrontar y elabora ideas originales, utilizando destrezas creativas y tomando conciencia de las consecuencias y efectos que las ideas pudieran generar en el entorno, para proponer soluciones valiosas que respondan a las necesidades detectadas». Y con el CCL5: «pone sus prácticas comunicativas al servicio de la convivencia democrática, la gestión dialogada de los conflictos y la igualdad de derechos de todas las personas, detectando los usos discriminatorios, así como los abusos de poder, para favorecer la utilización no solo eficaz sino también ética de los diferentes sistemas de comunicación». Para que el alumnado pueda desarrollar adecuadamente esta fase, se le va a estructurar su trabajo en una serie de pasos que le servirá como secuencia del trabajo a desarrollar. 1.er paso: toma de decisiones sobre el formato en el que se presentará el producto final. Antes de seguir avanzando en la secuencia es necesario que el alumnado tenga claro qué formato tendrá ese producto final. En este paso es frecuente que el alumnado pueda perderse, no tener claro que formato es el más adecuado a las características del grupo, de qué recursos y habilidades disponen los integrantes del grupo… Por ello es fundamental que se les muestre una batería de opciones con los requerimientos que cada una de ella tiene. Se puede variar desde producciones más manuales, hasta diseños digitalizados. Es hora de ayudar al alumnado en la competencia para aprender a aprender ya que tendrán que poner en práctica estrategias para tomar decisiones. En el ejemplo de esta guía se les ha propuesto el cuadro 29: FORMATO RECURSOS NECESARIOS HABILIDADES REQUERIDAS Aplicación para presentaciones: PowerPoint, Canva, Genially… Collage manual: ordenador, impresora, murales, pegamento… Seleccionar buenas imágenes que impacten con el objetivo que se persigue. Manejo de cámaras fotográficas o cámaras de móviles. Vídeo Aplicaciones para vídeos: iMovie, Powtoon. Conocimiento del uso de estas herramientas. Uso de la cámara de vídeo. Búsquedas adecuadas en YouTube o similares. Visual thinking Útiles para dibujar. Aplicación para realizar dibujos en formato digital. Escáner. Exposición imágenes Pódcast de generar Filmora, los Grabadora de audio o móvil con grabadora. Aplicaciones para subir los audios: iVoox, Audacity. Dibujar imágenes simples. Convertir una idea en una imagen. Conocer el funcionamiento de los mapas mentales. Conocimiento del uso de estas herramientas. Uso de la grabadora. Ofrecer un discurso coherente, bien construido y con un tono adecuado. Dramatización propia para vídeo o representación Guion de la dramatización. Actores. Cámaras. Luces. Escenarios. Crear un guion para la dramatización. Dotes de interpretación. Uso adecuado de la cámara de vídeo. Posiciones adecuadas en el escenario. Sorprendednos: elegid el formato que vosotros queráis Quadre 29. Múltiples formas de expresión 2.o paso: organizar la campaña. En esta ocasión, el alumnado debe aplicar los conocimientos adquiridos durante la secuencia didáctica para crear un mensaje de calado. Pero para eso deberá tener claros los objetivos que persigue, el público objetivo al que irá dirigida la campaña y cómo ajustar el discurso al tipo de formato elegido. Es importante que el alumnado tenga la posibilidad de sintetizar su aprendizaje sin que el aspecto organizativo del discurso se convierta en una barrera. Por ello es importante ofrecer ayudas y apoyos que les ayuden en la planificación de la tarea. En este caso se les puede ofrecer una plantilla que le ayude a organizar todas las ideas para crear su campaña publicitaria. Esta plantilla debería contener aspectos como: ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ¿Cuál es el objetivo que persigues con tu campaña? ¿Qué mensaje quieres trasladar? ¿A quién quieres trasladarlo? ¿Qué formato usarás? ¿Qué frase introductoria crees que puede captar la atención del público? ¿Qué información importante queréis que transmita el mensaje? En caso necesario, ¿qué imágenes o vídeos vais a utilizar? ¿Cómo llamarás a tu campaña? ¿Qué frase final de calado vais a proponer? Para traspasarlo al alumnado se les propone un formato canvas: Es probable que los tiempos necesarios para organizar la campaña sean muy diferentes en función del tipo de presentación que haya elegido el alumnado. Además, si no disponen de un control de tiempo adecuado puede que no sepan organizarse en este sentido y no sepan distribuirse adecuadamente el trabajo. Para ello es importante generar una línea del tiempo en el que se establezcan claramente los tiempos disponibles para cada tipo de formato, otorgando cierta flexibilidad, pero conjugando la finalización conjunta de todos los equipos. Esto debe ser tarea exclusiva del docente en función del conocimiento que tenga de su grupo clase. 3.er paso: composición de los textos. El alumnado necesita realizar una adecuada composición de textos y así trabajar la competencia en comunicación lingüística con el descriptor del perfil de salida que nos habíamos planificado relacionado con la utilización de la comunicación para la convivencia democrática. En ocasiones, la composición de textos puede convertirse en una barrera incluso cuando se tengan claras las ideas de aquello que se pretende perseguir. Es importante que el alumnado disponga de ayudas para componer estos textos, que les sitúen en los apartados que debe contener un texto informativo/expositivo y que el uso del lenguaje no se convierta en un impedimento para expresar el aprendizaje alcanzado a lo largo de la SdA. Imagen 14. Canvas organizativo para campaña de sensibilización 4.o paso: construcción del producto final. Teniendo todos los elementos necesarios, el alumnado ya está en situación de comenzar a elaborar su producto. En este paso es importante ofrecer una retroalimentación positiva y adecuada para cada grupo, ayudando en sus dudas, proponiendo alternativas constructivas y haciéndoles reflexionar sobre posibles errores con propuestas de mejora. Elaborar una guía de pasos o un checklist para que el alumnado vaya siguiendo cada paso adecuadamente puede ser un recurso de utilidad. El profesorado puede buscar vídeos tutoriales para las aplicaciones solicitadas, puede buscar ejemplos de productos similares que se encuentren en la red para que les sirva como ejemplo… El papel del docente en la guía del trabajo a desarrollar es fundamental en este momento. 5.o paso: difusión de la campaña. Una vez elaborada la campaña toca darle la mayor difusión posible. Es necesario en este punto ofrecer información al alumnado sobre las diferentes posibilidades que tiene en función del formato que se haya seleccionado. Para ello se le ofrece una tabla con los canales de difusión y la explicación de las posibilidades de cada uno de ellos. En el código QR que se presenta se puede acceder a la fase de aplicación donde se podrán observar la mayoría de los aspectos que hemos recogido sobre estas líneas. Se vuelve a presentar el ejemplo en formato eXeLearning. Al diseñar esta fase de la secuencia se han podido detectar y reducir las siguientes barreras: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA APLICACIÓN A NUESTRO EJEMPLO DE LA SDA Tareas o actividades que no están graduadas en dificultad y no favorecen el éxito. La secuencia que seguir no está bien explicada. Ejemplos que ayuden al alumnado a comprender los pasos. Propuestas multinivel. Plantillas, organizadores gráficos y guía de pasos. Se han generado ayudas para tomar decisiones sobre el tipo de formato de la campaña con explicaciones sobre los recursos necesarios y las habilidades requeridas para cada formato. Se aporta un canva para la organización de la estructura de la campaña. Se ofrecen enlaces a páginas de ayuda para la elaboración de los textos de la campaña. Se ofrecen ejemplos de los canales de difusión de la campaña según el formato. Se proponen vídeos tutoriales para el uso de las aplicaciones. No se planificados alertas Cronogramas, líneas de tiempo, relojes visuales. Se ha dispuesto una línea del tiempo con las pautas a seguir para la elaboración de la campaña. han para controlar tiempos. los No se ofrece ninguna herramienta para que el alumnado pueda ir regulando su progreso. Listas de cotejo, rutinas de pensamiento o destrezas para la autorregulación. Tiempo de parada para dudas y explicaciones de los progresos durante el proceso de trabajo realizado. Se propone un checklist para que el alumnado vaya marcando todos los pasos a seguir. El feedback para el alumnado demasiado negativo, centrándose en los fallos. Enseñar a los estudiantes a que reconozcan la ayuda o feedback que necesitan. Feedback que fomente la implicación en el trabajo. Se ofrece continuo y variado feedback, tanto por parte del profesorado, como de los personajes de ayuda. DUA: puntos de verificación relacionados Definir competencias con niveles de apoyo graduados para la práctica y la ejecución (5.3). Apoyar la planificación y el desarrollo de estrategias (6.2). Aumentar la capacidad para hacer un seguimiento de los avances (6.4). Utilizar el feedback orientado hacia la maestría en una tarea (8.4). Quadre 30. Estrategias para minimizar barreras en la fase de aplicación Paso 7. Ajuste de las actividades Ya se ha diseñado toda la secuencia didáctica de la SdA con sus correspondientes tareas, actividades y/o ejercicios. Se ha diseñado una propuesta curricular que ha tenido en cuenta numerosas estrategias para minimizar barreras, las cuales han quedado recogidas a lo largo de todo el proceso. No obstante, en el diseño de las fases de la secuencia didáctica se ha puesto el foco de atención en el principio de compromiso, unido a las estrategias propias para la internalización del aprendizaje de los otros dos principios del DUA. Esta circunstancia se ha planteado así porque la fase de diseño está muy enfocada, pedagógicamente hablando, en facilitar el compromiso activo del alumnado con su aprendizaje y en asegurar la construcción de aprendizajes duraderos, significativos, transferibles y generalizables. No obstante, al diseñar cada una de las actividades y ejercicios se han de tener presentes otras pautas del DUA más relacionadas con la accesibilidad y la construcción del aprendizaje. Se trata, fundamentalmente, de centrarse en dos momentos importantes de cada actividad: el momento de ofrecerles información, y el momento de solicitarles que expresen su aprendizaje, bien sea de forma motriz o a través de la comunicación. Posibles barreras en el diseño de actividades Todo lo explicado lleva a considerar que es necesario realizar un chequeo que detecte las siguientes barreras y proponga estrategias DUA: BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Accesibilidad: Exceso o escasez de información en formato oral o visual. Actividades sin alternativas manipulativas, auditivas o visuales. No se han propuesto aplicaciones que promuevan la accesibilidad digital. La tarea solo puede ser respondida de forma motriz, o visual, u oral. Aplicaciones para la accesibilidad que permitan variar el tamaño del texto, así como el tipo de letra, y con posibilidad de cambiar el contraste. Combinar opciones para complementar la información oral o visual. Conversores de texto a voz. Uso de tecnologías de asistencia. Plantear alternativas para ejecutar la actividad. Lenguaje símbolos y expresiones matemáticas: Lecturas con vocabulario complejo o desconocido, sintaxis muy compleja, representaciones simbólicas Uso de glosas y anticipación de glosario de términos difíciles. sin apoyos para su comprensión. Exceso en el uso de textos para representar la información y que no se apoya en elementos visuales para su procesamiento. Las imágenes que se usan para complementar los textos son de tipo decorativo. Falta de apoyos visuales para la comprensión de textos en idiomas diferentes al de acogida. Genera apoyos para la comprensión de los textos como enlaces externos, bocadillos, imágenes, traducciones o definiciones de palabras desconocidas. Para las nuevas palabras, realizar una conexión con palabras ya conocidas por el alumnado. Opción de acceder a la misma información, pero en formato de lectura facilitada o lenguaje claro. Traductores digitales o diccionarios de otros idiomas Expresión y comunicación: Actividades que solo permiten la respuesta a través de la expresión escrita. No se ofrecen variantes gestuales, orales o artísticas a la expresión escrita. Falta guías para la composición escrita. Falta de guías para la exposición oral. Posibilidad de expresar su aprendizaje por diferentes medios, tales como el texto escrito, visual thinking, vídeos, producciones artísticas… Apoyo digital para facilitar la escritura y enseñanza de su funcionamiento: autocorrección, predicción de palabras o frases, conversores de voz a texto. Guías para el aprendizaje de la expresión escrita y oral. DUA: puntos de verificación relacionados Ofrecer opciones que permitan la personalización en la presentación de la información (1.1). Ofrecer alternativas para la información auditiva (1.2). Ofrecer alternativas para la información visual (1.3). Variar los métodos para la respuesta y la navegación (4.1). Optimizar el acceso a las herramientas y los productos y tecnologías de apoyo (4.2). Clarificar el vocabulario y los símbolos (2.1). Clarificar la sintaxis y la estructura (2.2). Facilitar la decodificación de textos, notaciones matemáticas y símbolos (2.3). Promover la compresión entre diferentes idiomas (2.4). Ilustrar a través de múltiples medios (2.5). Usar múltiples medios de comunicación (5.1). Usar múltiples herramientas para la construcción y la composición (5.2). Quadre 31. Barreras en el diseño de actividades Si bien es cierto que a lo largo de toda la secuencia didáctica se han planteado tareas y actividades que son susceptibles del uso de la tecnología digital educativa, el uso de herramientas digitales toma mayor fuerza cuando se trata de proporcionar accesibilidad al alumnado. En este aspecto se deben centrar los esfuerzos por ser conocedores, como docentes, de las posibilidades de accesibilidad que brindan las tecnologías, sobre todo a aquel alumnado con problemas de tipo perceptivo, motriz o del lenguaje, para facilitarles la participación y progreso activo en clase. En este sentido la competencia digital docente debe incidir en el aprendizaje de todos aquellos elementos que configuran el área 5, sobre empoderamiento del alumnado, especialmente en las áreas 5.1 sobre accesibilidad e inclusión, y en el área 5.2 sobre atención a las diferencias individuales. Un buen recurso de apoyo para conocer este y otro tipo de aplicaciones y recursos digitales para la accesibilidad se puede encontrar en la Rueda del DUA elaborada por el equipo de Aula Desigual y que se puede acceder en el enlace: https://view.genial.ly/631606581ad41a001873766e/interactive– content–rueda–dua En nuestro ejemplo… El ajuste de las actividades que se lleva a cabo en las actividades trata de recoger el mayor número de barreras que se han planteado en el apartado anterior. Si se propone como ejemplo la actividad evaluable «El gran debate» de la fase de exploración se han desarrollado algunas de estas estrategias. Las actividades de ejemplo que se han ido presentando a lo largo de la secuencia didáctica están elaboradas con la aplicación eXeLearning. Se trata de una herramienta para la generación de Recursos Educativos Abiertos (REA) pensada para diseñar secuencias de aprendizaje en formato digital. Esta herramienta dispone de numerosas opciones para trabajar con el alumnado. Cada una de esas opciones se presentan en la aplicación con el nombre de iDevice. En los ejemplos que se han ido presentando se pueden localizar con facilidad ya que la mayoría de ellos van insertos en un cuadro. Existe un iDevice llamado «iDevice DUA» que permite «colorear» este cuadro con tres colores distintos: color verde (principio del compromiso) para hacer saber al alumnado si le está intentando motivar, captar su interés, implicarlo…; color morado (principio de representación), si está trabajando sobre la información presentada; o color morado (principio de acción y expresión) si se le pide que haga algo con esa información. Pero el iDevice DUA, permite, además, generar unos botones que generan tres tipos de alternativas: opción lectura facilitada, opción audio, y opción apoyo visual. Y la última herramienta que propone este iDevice DUA es activar la presencia de «personajes de ayuda» que ofrecen consejos, soluciones, ejemplos o ayudas para poder realizar las tareas o actividades. Se presenta, a continuación, una imagen de este iDevice DUA tomada del ejemplo de la actividad «El gran debate»: Imagen 17. iDevice DUA. Fuente: elaboración propia Las estrategias que se han puesto en práctica para minimizar las posibles barreras, apoyándonos en el iDevice DUA en nuestra SdA de ejemplo han consistido en: ■ Conversión de textos principales o importantes a lectura facilitada para facilitar la comprensión. ■ Incorporación de audios como alternativas al texto. ■ Opción de complementar la información principal con un apoyo visual propuesto con imágenes o infografías. Facilitar la comprensión del lenguaje con la ayuda de los ■ personajes. ■ Ofrecer pautas para la composición de textos. ■ Glosas para aclarar palabras difíciles o desconocidas. Bloque 4: evaluación Una evaluación que pretende ser inclusiva debe centrarse en descubrir cómo se está desarrollando el aprendizaje del alumnado, detectar dificultades y reajustar todo el proceso para que nadie se quede fuera en el proceso. El nuevo currículo de la LOMLOE propone que la evaluación debe ser global, continua y formativa, y tendrá en cuenta el grado de desarrollo de las competencias clave y su progreso en el conjunto de los procesos de aprendizaje. Se trata de la denominada evaluación auténtica, que busque, no solo el resultado, sino el proceso en su conjunto. Igualmente propone que, debe promover el uso de instrumentos de evaluación variados, diversos, accesibles y adaptados a las distintas SdA que permitan la valoración objetiva de todo el alumnado. Esto supone que se deben ampliar tanto los instrumentos, como las técnicas y herramientas que se usen, de tal forma que cada alumno pueda ser evaluado según el objetivo de aprendizaje que se propuso, y no según el medio que se les ofrece para ser valorados. Para que se pueda tener una referencia clara de los términos utilizados en esta guía, y ante la variedad de definiciones y autores que usan uno u otro término de forma diferente, se va a proceder a realizar una definición de lo que se quiere expresar con cada término. Después de esto, el lector es libre para cambiar términos según su propio entendimiento: ■ Instrumentos de evaluación: son todos aquellos elementos que el docente puede usar para medir, valorar o cuantificar el grado de adquisición del aprendizaje. Los más comunes suelen ser las rúbricas, las listas de cotejo, o las escalas de valoración. ■ Herramientas de evaluación: se trata de las producciones que realiza el alumnado en el aula, también llamadas «evidencias de aprendizaje» que serán valoradas con los instrumentos para obtener una aproximación al grado de desempeño de los aprendizajes. ■ Procedimientos de evaluación: se puede definir como la arquitectura del proceso que se lleva a cabo para realizar una evaluación auténtica del alumnado. Cuando un docente planifica sus procedimientos de evaluación debe tener en cuenta la diversidad del alumnado y vigilar que cada decisión tomada no genere barreras adicionales. Para ello debe realizar un chequeo que delimite algunas cuestiones como las siguientes: ■ Valorar si las herramientas elegidas y las evidencias que aportarán, las cuales servirán para evaluar al alumnado, respetan diferentes niveles de desempeño de los criterios de evaluación seleccionados. ■ Valorar si los instrumentos elegidos evalúan efectivamente los objetivos de aprendizaje o, por el contrario, evalúan los medios elegidos para valorar el aprendizaje. ■ Comprobar que las actividades evaluables diseñadas para el alumnado han sido accesibles para todos y todas. ■ Revisar si han permitido múltiples formas de expresión del aprendizaje del alumnado. ■ Valorar si las técnicas de evaluación propuestas han permitido la autoevaluación, la respuesta grupal, o la evaluación entre iguales. Esta revisión del proceso de evaluación por parte del docente asegurará que la evaluación del alumnado sea realmente formativa y respete la diversidad del aula. Paso 9. Resultados del alumnado Para realizar una adecuada evaluación del grado de adquisición de los criterios de evaluación de la SdA y, por ende, de las competencias específicas se debe seguir un proceso que parte de los propios criterios de evaluación. La arquitectura de este proceso se puede seguir en el siguiente esquema: La nueva normativa curricular establece que la totalidad de los criterios de evaluación contribuyen, en la misma medida, al grado de desarrollo de la competencia específica, por lo que tendrán el mismo valor a la hora de determinar el grado de desarrollo de la misma. De esta forma, si un docente estima que un determinado criterio tiene un valor mayor en el área o materia que otro, o incluso dentro de cada SdA, deberá incrementar el número de acciones evaluables de ese criterio para que se puedan diseñar más tareas y actividades y así obtener más evidencias del grado de adquisición del mismo. Imagen 18. Trazado de la evaluación Si este criterio lo puede decidir un docente para, como se acaba de decir, dar mayor peso a un criterio, también lo podría decidir para proponer un mayor número de evidencias que generen mayores opciones diferentes para adquirir un mismo aprendizaje. Esto abre el camino para entender que para una misma acción evaluable se pueden proponer diferentes actividades, graduadas en dificultad, o que se aborden desde diferentes habilidades o procesos cognitivos, porque cada uno de ellos aportaría una nueva información al docente que le otorgaría un mayor conocimiento para decidir si un alumno o alumna concreta ha alcanzado o no el nivel de desempeño esperado. Por ejemplo, si para un criterio concreto se genera una acción evaluable, y a partir de esta se define una actividad evaluable única, el docente obtendrá pocas evidencias para determinar el nivel de desempeño de ese criterio. Sin embargo, si define dos o tres actividades para esa acción evaluable, dispondrá de mayores evidencias que siempre estarán encaminadas a valorar el mismo criterio. De esta forma, un alumno o alumna que encuentre dificultades en la primera actividad evaluable puede encontrar menos barreras en las otras dos propuestas. Cada evidencia busca conocer si se ha alcanzado el objetivo de aprendizaje, por lo que no se debe caer en el error de realizar una «media» de los resultados obtenidos en cada actividad evaluable. Pero la evaluación formativa no solo debe buscar la medida de los desempeños, sino corregir durante el proceso los errores detectados en el aprendizaje del alumnado. Y aquí es donde toman peso las estrategias de feedback. Aunque ya se han abordado en diferentes apartados de esta guía, no puede dejar de tenerla presente en un apartado destinado a la evaluación, y más cuando se está presentando un modelo que busca la eliminación de barreras. El feedback consiste en ofrecer al alumnado información sobre cómo se está produciendo su proceso de aprendizaje para mejorarlo. Puede venir derivado de la información que el docente obtenga de los diferentes instrumentos usados en la evaluación. Este feedback se podría denominar como «formal». Pero existe otro feedback «informal» que es el que se ofrece de manera natural cuando un docente se aproxima a ver el trabajo de un alumno o alumna, cuando le da consejos u orientaciones, o cuando le corrige en una exposición oral. En cualquiera de los dos casos, se busca reducir la brecha entre la comprensión/desempeño actual y el objetivo deseado (Hattie y Timperley, 2007, p. 7). Es evidente que el alumnado con mayores dificultades, que suele encontrar una brecha mayor, necesitará un feedback más continuo y potente que aquel cuya brecha es menor. En estos casos es cuando el docente debe proponer estrategias que ayuden a minimizar las barreras que pueden estar encontrando estos alumnos o alumnas. Posibles barreras en la evaluación de los resultados del alumno Las barreras en el proceso de evaluación del alumnado pueden ser las más importantes que se pueden proponer al alumnado en el transcurso de una SdA, ya que pueden generar un marco en el que no se estén aportando estrategias y recursos que devuelvan una información real del aprendizaje del alumnado. En nuestro ejemplo… Para ejemplificar la evaluación del proceso del alumnado en la SdA que se ha desarrollado como ejemplo se va a partir de las acciones evaluables que se definieron para generar las actividades y tareas evaluables. BARRERAS ESTRATEGIAS DUA Actividades evaluables que puedan exponer al alumnado al fracaso por ser muy complejas o competitivas. Presentar el aprendizaje como un proceso continuo que se nutre de los propios errores. Evaluación que lleve al alumnado a tener un bajo concepto de sus posibilidades de aprendizaje Proponer momentos para la coevaluación y la heteroevaluación. Actividades que llevan al alumnado a adoptar falsas creencias sobre la importancia del error en el aprendizaje. Pautas, listas y rúbricas de objetivos de autorregulación. No se generan procesos para que el alumnado pueda co y autoevaluarse. Feedback positivo basado en la construcción del aprendizaje, donde el alumnado pueda identificar aquello que hizo de forma correcta. El feedback para el alumnado es negativo, dando prioridad al error, y no al acierto. Feedback negativo con lenguaje constructivo basado en localizar patrones de errores. No se ofrecen momentos para que el alumnado pueda reflexionar sobre su aprendizaje, monitorearse y modificar sus respuestas. Actividades que permitan tiempos para el monitoreo y la mejora del trabajo realizado. DUA: puntos de verificación relacionados Utilizar el feedback orientado hacia la maestría en una tarea (8.4). Desarrollar la autoevaluación y la reflexión (9.3). Aumentar la capacidad para hacer un seguimiento de los avances (6.4). Quadre 32. Barreras en la evaluación Cuando el alumnado trabaja sobre estas, el resultado obtenido se convertirá en evidencias de aprendizaje que proporcionarán información relevante para que pueda ser evaluada. Aunque en este apartado se ha apelado a la importancia de generar diversas actividades evaluables para una misma acción evaluable, como se indicó en su momento, esta guía pretende ser práctica y simplificar el proceso elaboración de una SdA para facilitar su comprensión. Pero si se toma como ejemplo la acción evaluable 2, «Extrae conclusiones propias sobre las consecuencias de la intervención humana en el entorno», perteneciente al criterio de evaluación 6.1, se podrían proponer, además del debate, otras actividades evaluables planteadas con otro tipo de capacidades, complejidades o modalidades de ejecución que aportarían un mayor número de evidencias: ■ Elaboración de un decálogo de buenas prácticas para no derrochar agua. ■ Informe sobre las consecuencias más negativas que los hábitos de vida tienen sobre la escasez de agua. ■ Redacción sobre el efecto del ser humano en la escasez de agua. ■ Expresión artística que represente el derroche de agua que hacemos. ■ Podcast con reflexiones personales sobre el derroche de agua. Como puede apreciarse, cada una de estas nuevas actividades evaluables aportan más información para poder determinar el grado de adquisición de la acción evaluable. Pero, también puede observarse que el alumnado dispondría de diferentes herramientas para poder hacerlo que parten de tipos de expresión múltiples. Así, si un alumno tiene dificultades en la expresión oral y le origina una barrera para participar con mayor efectividad en la actividad del debate, dispondrá de una nueva oportunidad con, por ejemplo, la actividad evaluable de la expresión artística o con la del decálogo. En este ejemplo concreto, el docente no debería realizar una media de las actividades o ponderarlas para darles un valor numérico concreto, sino que debería aportarle pistas que le lleven a valorar en qué grado consigue alcanzar el aprendizaje, sea con la actividad que sea. Siguiendo con el proceso de ejemplificación de la evaluación del alumnado, se va a tomar como referencia el criterio de evaluación 6.1 de esta SdA para diseñar la arquitectura completa del procedimiento seguido en la evaluación. Hasta este momento ya se han determinado las acciones evaluables y se han definido las actividades evaluables (evidencias de aprendizaje) que tendrán que realizar los alumnos. Ahora toca valorar esas evidencias con un instrumento de evaluación. Para ello se definen unos indicadores de logro para cada evidencia y se propone una rúbrica que defina los niveles de desempeño esperados en el alumnado: Quadre 33. Rúbrica de valoración del criterio de evaluación Esta rúbrica puede usarse con varias finalidades. La primera, como se ha mostrado, como instrumento de evaluación para el docente. Otra posibilidad es la de que se convierta en un instrumento para anticipar al alumnado qué se espera de ellos en cada actividad. De esta forma, cada discente puede plantearse sus propias metas a alcanzar y le servirá para poder autorregularse en el aprendizaje. Se les puede ofrecer esta misma rúbrica con un lenguaje más compresible y claro para ellos, de tal forma que se les concrete más claramente las acciones que deben realizar para alcanzar el éxito en sus tareas. En el caso del ejemplo que se presenta, dado que la actividad del debate es grupal, se puede transformar la rúbrica en una diana de evaluación para la evaluación proponiendo así la autoevaluación. colectiva de cada equipo, En este caso se elige el indicador de mayor nivel de logro y se disecciona en ítems más claros para poder diseñar la diana y presentarla al alumnado: «realiza aportaciones al debate argumentando las repercusiones de los actos del ser humano en el derroche de agua, validando sus afirmaciones basándose en datos fiables, y respetando las posturas ajenas». ■ ■ ■ ■ Ítem 1: hemos realizado aportación al debate. Ítem 2: damos explicaciones razonadas en las intervenciones. Ítem 3: hemos validado tus afirmaciones con datos fiables. Ítem 4: hemos respetado posturas ajenas. Imagen 19. Diana de evaluación: el debate Por otra parte, el feedback ofrecido al alumnado ha consistido en la incorporación de consejos para afrontar un debate sin miedos, pero con una posición sólida al exponer los argumentos. Esto entronca con el componente socioafectivo del aprendizaje de la competencia para aprender a aprender. Además, el docente deberá ofrecer un feedback in situ para cada actividad diseñada, ofreciendo al alumnado una crítica constructiva que le ayude en sus avances. A continuación, se ofrece la conexión que se ha realizado en el diseño de la evaluación para el alumnado y las estrategias DUA empleadas para minimizar las barreras. BARRERAS ESTRATEGIAS DUA APLICACIÓN A NUESTRO EJEMPLO DE LA SDA Actividades evaluables que puedan exponer al alumnado al fracaso por ser muy complejas o competitivas. Evaluación que lleve al alumnado a tener un bajo concepto de sus posibilidades de aprendizaje Actividades que llevan al alumnado a adoptar falsas creencias sobre la importancia del error en el aprendizaje. No se generan procesos para que el alumnado Presentar el aprendizaje como un proceso continuo que se nutre de los propios errores. Proponer momentos para la coevaluación y la heteroevaluación. Pautas, listas y rúbricas de objetivos de autorregulación. Feedback positivo basado en la construcción del aprendizaje, donde el alumnado pueda identificar aquello que hizo de forma correcta. Feedback negativo con lenguaje constructivo basado en localizar patrones de errores. Actividades que permitan tiempos para el monitoreo y la mejora del trabajo realizado. Se han diseñado instrumentos de coevaluación para equipos con dianas de evaluación para las actividades evaluables. Se proporciona una rúbrica para la actividad evaluable del «compara y contrasta» que se le anticipa al alumnado antes de realizar la actividad. Se ofrecen mensajes a través de los personajes de feedback constructivo. pueda coy autoevaluarse. El feedback para el alumnado es negativo, dando prioridad al error, y no al acierto. No se ofrecen momentos para que el alumnado pueda reflexionar sobre su aprendizaje, monitorearse y modificar sus respuestas. DUA: puntos de verificación relacionados Utilizar el feedback orientado hacia la maestría en una tarea (8.4). Desarrollar la autoevaluación y la reflexión (9.3). Aumentar la capacidad para hacer un seguimiento de los avances (6.4). Quadre 34. Estrategias para minimizar barreras en la evaluación La atención a la diversidad en una SdA Prácticamente toda la normativa curricular estatal y de las distintas comunidades emplazan a elaborar un apartado específico denominado «Atención a la Diversidad» en el que se justifiquen las medidas que se toman para atender al alumnado con NEAE. Con la incorporación del DUA como novedad en los diseños didácticos, se emplaza a que en este apartado de atención a la diversidad se incorpore un bloque que recoja las principales estrategias que se van a implementar en la SdA vinculadas a los tres principios: compromiso, representación y acción y expresión. Visto así, puede llevar al profesorado a pensar que en estos apartados bastaría con incluir los puntos de verificación que se crean que se van a proponer y ya tenemos concluido el apartado. Como se viene explicando a lo largo de este apartado, el DUA no es un checklist que se pueda «marcar con una x». La incorporación de las recomendaciones y orientaciones que ofrecen los puntos de verificación del DUA irán apareciendo conforme se vayan diseñando las tareas, actividades, ejercicios, pero también en la selección de la propuesta curricular, del centro de interés, del producto final, de la metodología o en los procesos de evaluación del alumnado. Reducir toda esta visión de delimitación continua de barreras a que, en un documento programático elaborado a priori, se marquen los puntos de verificación que se cree que se van a desarrollar. Además, la incorporación de las estrategias adecuadas que sirvan para eliminar las barreras es un proceso dinámico que el propio profesorado deberá ir modificando conforme se vayan presentando nuevas barreras. Por tanto, esta mirada debe estar inserta en la propia construcción de cada fase del proceso de elaboración de una SdA, ya que, como se ha podido ir comprobando a lo largo de esta guía, si se diseña con mirada inclusiva, al finalizar la SdA se habrán incorporado prácticamente todos los puntos de verificación y, además, se hará de una forma naturalizada. Si, por ejemplo, una docente diseña una actividad sabiendo que la misma puede generar dificultades porque presenta muchos datos que deben organizarse bien, e incluye ayudas opcionales para que el alumnado pueda procesarlos y responder con éxito, por ejemplo, aportando un organizador gráfico o una guía de pasos, estará aplicando el punto de verificación 6.3: facilitar la gestión de la información y de recursos. Pero lo realmente interesante no está en que esta docente haya marcado en su programación didáctica el casillero correspondiente al punto 6.3; lo realmente interesante está en que se ha anticipado a una posible barrera que podría dejar fuera de esta actividad a una parte de su alumnado. Los procedimientos que se establezcan para anticiparse a las posibles barreras es lo que realmente debería configurar un apartado denominado «Atención a la Diversidad» en una SdA que pretende ser inclusiva. ¿Cómo se puede entonces valorar si la identificación de barreras y la aplicación de estrategias DUA ha sido adecuada? Una buena idea podría ser el disponer de una lista de cotejo que nos ayude a valorar si, efectivamente, se ha realizado un buen proceso de detección de barreras y propuesta de estrategias que haya llevado a una mayor participación de todo el alumnado. A lo largo de este manual se ha pretendido mostrar un proceso de elaboración de situaciones de aprendizaje que responda a la diversidad de alumnado del aula. Se trata de un proceso en el que se ha conjugado el diseño de la secuencia didáctica, la detección de barreras y la incorporación de estrategias para eliminarlas, todo ello dentro de un marco competencial que pretende que el alumnado disponga de todos los conocimientos que hayan adquiridos para que, en la medida de sus posibilidades, resuelvan problemas reales en contextos definidos. INDICADOR El grado de participación del alumnado en las actividades del aula ha sido mayor que antes de aplicar estrategias DUA. Las ayudas o apoyos opcionales para eliminar barreras han sido utilizados por el alumnado. El rendimiento del alumnado ha mejorado al aplicar estrategias DUA para minimizar barreras. SÍ NO El grado de abandono o rechazo a realizar actividades complejas ha disminuido sensiblemente. El alumnado muestra más entusiasmo y satisfacción al participar en las actividades del aula. El alumnado ha encontrado barreras que no han sido detectadas con anterioridad por el docente. El alumnado ha encontrado barreras que no han sido detectadas con anterioridad por el docente. Quadre 35. Lista de cotejo para la valoración de estrategias DUA. Fuente: elaboración propia Desde luego que programar teniendo en cuenta la diversidad del aula es una cuestión compleja y que requiere cierto esfuerzo, sobre todo en los procesos de detección y de eliminación de barreras. Resulta complicado luchar contra las inercias que nos han llevado durante tantos años a realizar una programación diferente para un alumno o alumna diferente, delegando este trabajo a expertos en este alumnado. Pero no es menos cierto que la diversidad cada día se muestra de forma más patente en el aula y que la atención diferente a la ordinaria que se le ofrece al alumnado con NEAE no es la mejor solución para mejorar el rendimiento general del aula. En este manual se ha pretendido ofrecer un modelo que pone de manifiesto que, generando diferentes opciones, alternativas, apoyos, ayudas o ajustes, se pueden minimizar las barreras a la participación. Y aunque es posible que, incluso después de leer este manual, el lector siga teniendo en mente a un alumno o alumna con nombres y apellidos para el que todas estas estrategias inclusivas basadas en DUA no serían suficientes, es importante poner de manifiesto que estas estrategias harán que las adaptaciones individuales que se le realicen no sean tan desproporcionadas en relación con lo que se le ofrece a sus compañeros y compañeras; pero también es necesario que se aprecien los beneficios que estas medidas tendrán para el resto del alumnado del aula, especialmente para aquellos que están en los márgenes, tanto márgenes de «por arriba», como de los márgenes de «por abajo», a los que todas estas estrategias ayudarán a dar un salto de mejora en sus aprendizajes. De cualquier forma, el mejor referente para valorar si las estrategias utilizadas han sido efectivas o no es el grado de felicidad del alumnado. Referencias bibliográficas Bloom, B. et al. (1971). Taxonomía de los objetivos de la educación: la clasificación de las metas educacionales: manuales I y II. Centro Regional de Ayuda Técnica: Agencia para el Desarrollo Internacional. García–Barrera, A. (2022). El aprendizaje personalizado en las aulas inclusivas. Graó. Johnson, D., Johnson, R. y Holubec, E. (1999). El aprendizaje cooperativo en el aula [Traducción de G. Vitale; original de 1994]. Paidós. Márquez, A. (coord.) et al. (2020). Inclusión: acciones en primera persona. Indicadores y modelos para centros inclusivos. Manual práctico. Graó. Márquez, A. y García, J. B. (2020). Crear unidades didácticas de aprendizaje multinivel bajo el marco del diseño universal para el aprendizaje: aspectos básicos a tener en cuenta. Educar y Orientar, (12), 106. Martella, A. M., Klahr, D. y Li, W. (2020). The relative effectiveness of different active learning implementations in teaching elementary school students how to design simple experiments. 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Héctor Ruiz Martín: «Solo el desarrollo de los conocimientos profundos permite que haya competencias» / Entrevistado por Carmen Pellicer. Revista Cuadernos de Pedagogía, (521). SEP. (2018). Estrategia de equidad e inclusión en la educación básica para alumnos con discapacidad, aptitudes sobresalientes y dificultades severas de aprendizaje, conducta o comunicación. Secretaría de Educación Pública. Unesco. (2015). Educación 2030. Declaración de Incheon. Hacia una educación inclusiva y equitativa de calidad y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos. Unesco. Valle, J. M. (2023). LOMLOE y cambio educativo: del mito competencial al reto curricular. Educadores, (284), 4-16. Escuelas Católicas. Vergara, J. J. (2015). Aprendo porque quiero. Ediciones SM. Sobre el autor Antonio A. Márquez Ordóñez es maestro de pedagogía inclusiva desde 2004. Destaca su paso por el Equipo de Ciegos y Baja Visión de Granada, donde ejerció durante doce años. En 2018 crea Aula Desigual, empresa de formación y asesoramiento pedagógico en materia de inclusión, innovación y competencia digital. Entre otras publicaciones, coordinó el libro Inclusión: Acciones en primera persona de la Editorial Graó. Ha sido asesor experto en DUA y modelo pedagógico del Proyecto REA DUA Andalucía. En 2023 ha participado en la elaboración del marco de evaluación de la inclusión, que se incluye en la Evaluación General del Sistema Educativo y Pruebas de Diagnóstico del INEE. [email protected]