REFLEXIÓN SOBRE “EL ESCLAVO” Aprender a vivir libre de culpas, rencores, miedos y otros lastres es la enseñanza que deja este libro, lo cual puede sonar fácil, pero ponerlo en práctica requiere desaprender toda una vida de vicios conductuales y emocionales que incluso es herencia de generaciones predecesoras. Si bien, en un inicio podemos pensar que el protagonista es un esclavo de su cuerpo mermado y dañado, a la larga, nos damos cuenta de la condición de esclavos que todos tenemos, principalmente de los vicios que nos distraen de una vida insatisfactoria e infeliz; de los acontecimientos y eventos que nos han afectado aún cuando éstos no han sido provocados por nosotros; de los miedos a no ser lo suficiente para afrontar las situaciones; de la culpa cargada en nuestra alma al pensar cuánto pudimos haber realizado para impedir desgracias; del rencor e ira hacia otros, responsabilizándolos de nuestras desgracias. Vivimos creyéndonos mártires, víctimas y desgraciados, cuando en realidad, el control siempre ha sido nuestro y de nadie más y esta es la premisa radical del libro: somos responsables de nuestra vida, no así, de la vida. Si bien, muchos eventos no han sido provocados por nuestra conducta o actuar en modo alguno, si lo es la actitud tomada para afrontarlos lo que hace una diferencia crucial. Es nuestro pensamiento el determinante de las capacidades; aunque los sentimientos son inevitables, siempre será una opción dejarnos devorar por éstos o delimitarlos para seguir avantes. Me resulta sumamente atractivo fomentar tales habilidades de pensamiento de manera personal y, al mismo tiempo, fomentarlos en clase. Aunque nuestro pueblo mexicano es fuerte y resiliente por naturaleza, considero que nos encontramos en un punto donde reconocemos el valor de nuestras decisiones tanto a nivel personal, como social. Estamos descubriendo que nuestra vida puede mejorar si mejoran nuestra actitud y pensamos los pasos que vamos a dar. Los profesores debemos ser líderes y dar seguimiento a esta apertura mental, tanto por cumplir con una educación de excelencia como formar personas fuertes, valientes, resilientes, cuyo ego y orgullo se centre en la satisfacción personal de una vida plena antes que el bienestar ficticio que brindan vías fáciles e ilusorias. En suma, es un libro sencillo, trascendente y revelador. Aunque los libros de autoayuda y superación no se encuentran en mi foco de atención, me alegra que se encuentre incluido en el curso. Decidí leerlo para cumplir efectivamente y ahora, decido recomendarlo y aplicarlo por su mensaje significativo.