La parte media de la diáfisis del fémur presenta una sección triangular. En la parte media de la diáfisis, el fémur tiene unas superficies medial (posteromedial), lateral (posterolateral) y anterior, así como unos bordes medial, lateral y posterior. Los bordes medial y lateral son redondeados, mientras que el posterior forma una cresta rugosa ancha, la línea áspera. En las regiones proximal y distal del fémur, la línea áspera se ensancha hasta formar una superficie posterior adicional. En el extremo distal del fémur, esta superficie posterior forma el suelo de la fosa poplítea y sus bordes, que se continúan con la línea áspera por encima, dan lugar a las líneas Supracondíleas medial y lateral. La línea supracondílea medial termina en un tubérculo prominente (el tubérculo aductor) sobre la cara superior del cóndilo medial del extremo distal. Justo lateral al extremo inferior de la línea supracondílea medial existe un área rugosa alargada de hueso para la inserción proximal de la cabeza medial del músculo gastrocnemio. El extremo distal del fémur se caracteriza por dos grandes cóndilos, que se articulan con la cabeza proximal de la tibia. Los cóndilos están separados a nivel posterior por una fosa intercondílea y se unen a nivel anterior allí donde se articulan con la rótula. Las superficies de los cóndilos que se articulan con la tibia son redondeadas a nivel posterior y se aplanan a nivel inferior. En cada cóndilo, un surco oblicuo superficial separa la superficie que se articula con la tibia de la superficie más anterior que se articula con la rótula. Las superficies de los cóndilos medial y lateral que se articulan con la rótula forman juntas un surco en forma de V que mira en sentido anterior. La superficie lateral del surco es mayor y está más inclinada que la superficie medial. Las paredes de la fosa intercondílea tienen dos carillas para la inserción superior de los ligamentos cruzados, que estabilizan la articulación de la rodilla ■ La pared formada por la superficie lateral del cóndilo medial tiene una gran carilla oval, que cubre la mayor parte de la mitad inferior de la pared, para la inserción del extremo proximal del ligamento cruzado posterior. ■ La pared formada por la superficie medial del cóndilo lateral tiene una carilla oval posterosuperior más pequeña para la inserción del extremo proximal del ligamento cruzado anterior. Los epicóndilos, para la inserción de los ligamentos colaterales de la articulación de la rodilla, son elevaciones óseas en las superficies externas no articulares de los cóndilos. Hay dos carillas separadas por un surco justo por detrás del epicóndilo lateral: ■ La carilla superior es para la inserción de la cabeza lateral del músculo gastrocnemio. ■ La carilla inferior es para la inserción del músculo poplíteo. El tendón del músculo poplíteo está dispuesto en el surco que separa las dos carillas. El epicóndilo medial es una eminencia redondeada situada sobre la superficie medial del cóndilo medial. Justo posterosuperior al epicóndilo medial se encuentra el tubérculo aductor. Extremo proximal de la tibia La tibia constituye el hueso medial y más grande de la pierna, y es el único que se articula con el fémur en la articulación de la rodilla. El extremo proximal de la tibia se expande en el plano transverso para soportar el peso y consta de un cóndilo medial y un cóndilo lateral, que están aplanados en el plano horizontal y sobresalen de la diáfisis. Las superficies superiores de los cóndilos medial y lateral son articulares y están separadas por una región intercondílea, que contiene zonas para la inserción de ligamentos fuertes (ligamentos cruzados) y cartílagos interarticulares (meniscos) de la articulación de la rodilla. Las superficies articulares de los cóndilos medial y lateral, junto con la región intercondílea forman una «meseta tibial» que se articula con el extremo distal del fémur, al que se ancla. Por debajo de los cóndilos, en la parte proximal de la diáfisis, hay una gran tuberosidad tibial y unas rugosidades para inserciones musculares y ligamentosas. Cóndilos tibiales y áreas intercondíleas Los cóndilos tibiales son unos gruesos discos horizontales de hueso unidos a la porción más alta de la diáfisis tibial. El cóndilo medial es mayor que el cóndilo lateral y está mejor apoyado sobre la diáfisis de la tibia. Su cara superior es oval para articularse con el cóndilo medial del fémur. La superficie articular se extiende en sentido lateral hasta un lado del tubérculo intercondíleo medial elevado. La superficie lateral del cóndilo lateral es circular y se articula por encima con el cóndilo lateral del fémur. El borde medial de esa superficie se extiende hacia el lateral del tubérculo intercondíleo lateral. Las superficies articulares superiores de los cóndilos lateral y medial son cóncavas, sobre todo a nivel central. Los bordes externos de las superficies son más planos y constituyen las regiones que contactan con los discos interarticulares (meniscos) de fibrocartílago de la articulación de la rodilla. La superficie posterior no articular del cóndilo medial tiene un surco horizontal marcado y por debajo de la superficie del cóndilo lateral existe una carilla articular clara para articularse con la cabeza proximal del peroné. La región intercondílea de la meseta tibial se dispone entre las superficies articulares de los cóndilos medial y lateral. Es estrecha a nivel central, donde se eleva para formar la eminencia intercondílea, cuyos lados están más elevados para formar los tubérculos intercondíleos medial y lateral. La región intercondílea tiene seis carillas diferentes para la inserción de los meniscos y los ligamentos cruzados. El área intercondílea anterior se ensancha a nivel anterior y tiene tres carillas: ■ La carilla más anterior es para la inserción del extremo anterior (asta) del menisco medial. ■ Inmediatamente posterior a la carilla más anterior hay una carilla para la inserción del ligamento cruzado anterior. ■ Una pequeña carilla para la inserción del extremo anterior (asta) del menisco lateral está justo lateral a la zona de inserción del ligamento cruzado anterior. El área intercondílea posterior también tiene tres carillas para inserciones: ■ La más anterior es para la inserción del asta posterior del menisco lateral. ■ Posteromedial a la carilla más anterior está la zona de inserción para el asta posterior del menisco medial. ■ Por detrás de la zona de inserción para el asta posterior del menisco medial se encuentra la carilla más grande para la inserción del extremo distal del ligamento cruzado posterior Esta región se continúa con una superficie similar, situada delante de la tibia por encima de la tuberosidad, y se dispone contra el tejido conjuntivo infrarrotuliano. Tuberosidad tibial La tuberosidad tibial es un área triangular invertida palpable, situada sobre la cara anterior de la tibia por debajo de la zona de unión entre los dos cóndilos. Constituye la zona de inserción del ligamento rotuliano, que es una continuación del tendón del cuádriceps femoral por debajo de la rótula. Extremo proximal del peroné El peroné es el hueso lateral de la pierna y no forma parte de la articulación de la rodilla ni soporta el peso. Es mucho menor que la tibia y tiene una cabeza proximal pequeña, un cuello estrecho y una diáfisis fina, que acaba en el maléolo lateral del tobillo. La cabeza del peroné es una expansión globular en el extremo proximal del peroné. Una carilla circular situada sobre la cara superomedial se articula por encima con una carilla similar situada sobre la cara inferior del cóndilo medial de la tibia. Justo posterolateral a esta carilla, el hueso se proyecta hacia arriba en forma de apófisis estiloides roma. La superficie lateral de la cabeza del peroné tiene una gran impresión para la inserción del músculo bíceps femoral. Una depresión cercana al borde superior de esta impresión impresión es para la inserción del ligamento colateral peroneo de la articulación de la rodilla. El cuello del peroné separa la cabeza expandida de la diáfisis. El nervio peroneo común se dispone contra la cara posterolateral del cuello. Como la tibia, la diáfisis del peroné tiene tres bordes (anterior, posterior e interóseo) y tres superficies (lateral, posterior y medial), que se disponen entre los bordes: ■ El borde anterior es agudo en la mitad de la diáfisis y comienza a nivel superior en la cara anterior de la cabeza. ■ El borde posterior es redondeado y desciende desde la región de la apófisis estiloides de la cabeza. ■ El borde interóseo tiene una posición medial. Las tres superficies del peroné se asocian con tres compartimentos musculares (lateral, posterior y anterior) de la pierna. Superficies articulares Las superficies articulares de los huesos que contribuyen a la articulación de la rodilla están cubiertas por cartílago hialino. Las principales superficies implicadas son: ■ Los dos cóndilos femorales. ■ Las superficies adyacentes de la cara superior de los cóndilos tibiales. Las superficies de los cóndilos femorales que se articulan con la tibia en flexión de la rodilla son curvas o redondeadas, mientras que las superficies que se articulan en extensión completa son planas Las superficies articulares existentes entre el fémur y la rótula son el surco en forma de V situado sobre la superficie anterior del extremo distal del fémur, donde se unen los dos cóndilos, y las superficies adyacentes de la cara posterior de la rótula. Las superficies articulares están todas dentro de una única cavidad articular, como los meniscos intraarticulares que hay entre los cóndilos femoral y tibial. MENISCOS Funciones: Congruencia articular Propiocepción Transmisión de cargas Estabilización pasiva de la rodilla Lubricación y nutrición articular La no concordancia de las superficies articulares se compensa por la interposición de los meniscos o fibrocartílagos semilunares. Existen dos meniscos en la articulación de la rodilla: Medial/Interno Forma semicircular (Forma de ”C”) Se rompe más frecuente Se inserta alrededor de su borde a la capsula y al ligamento colateral tibial. Lateral/Externo Forma circular (Forma de “O”) Más pequeño No está unido a la capsula Es más móvil Está conectado al tendón del músculo poplíteo Los cuernos están más próximos entre si Ambos están insertados por cada extremo a carillas situadas en la región intercondílea de la meseta tibial. Los meniscos se interconectan a nivel de los cuernos anteriores por el ligamento transverso de la rodilla. El ligamento colateral tibial fija sus fibras más posteriores en el borde interno del menisco interno. El ligamento colateral peroneo está separado de su menisco por el tendón del poplíteo que envía una extensión fibrosa al borde posterior del menisco externo. El tendón del musculo semimembranoso también envía una expansión fibrosa al borde posterior del menisco interno. Fibras del ligamento posterior se fijan en el cuerno posterior del menisco externo para formar el ligamento meniscofemoral. También existen fibras del ligamento cruzado anterior Los meniscos mejoran la congruencia entre los cóndilos femorales y tibiales durante los movimientos articulares, donde la superficie de los cóndilos femorales que se articula con la meseta tibial varía desde pequeñas superficies curvadas en flexión a grandes superficies planas en extensión. MEMBRANA SINOVIAL La membrana sinovial de la articulación de la rodilla se inserta en los bordes de las superficies articulares y en los bordes superior e inferior de los meniscos. Los dos ligamentos cruzados, que se insertan en la región intercondílea de la tibia por debajo y en la fosa intercondílea del fémur por arriba, están fuera de la cavidad articular, pero incluidos dentro de la membrana fibrosa de la articulación de la rodilla. A nivel posterior, la membrana sinovial se refleja en la membrana fibrosa de la cápsula articular a cada lado del ligamento cruzado posterior y da la vuelta hacia delante alrededor de ambos ligamentos, por lo que los excluye de la cavidad articular. A nivel anterior, la membrana sinovial está separada del ligamento rotuliano por un cuerpo adiposo infrarrotuliano. A cada lado de la almohadilla, la membrana sinovial forma un borde ribeteado (un pliegue alar), que se proyecta hacia la cavidad articular. Además, la membrana sinovial que cubre la parte inferior de la almohadilla grasa infrarrotuliana se eleva en un pliegue agudo de la línea media dirigido en sentido posterior (el pliegue sinovial infrarrotuliano), que se inserta en el borde de la fosa intercondílea del fémur. La membrana sinovial de la articulación de la rodilla forma bolsas en dos localizaciones para proporcionar superficies de baja fricción para el movimiento de los tendones asociados con la articulación. ■ La menor de estas expansiones es el receso subpoplíteo, que se extiende en sentido posterolateral desde la cavidad articular y se dispone entre el menisco lateral y el tendón del músculo poplíteo, que pasa a través de la cápsula articular. ■ La segunda expansión es la bolsa suprarrotuliana, una gran bolsa sinovial que es continuación de la cavidad articular por arriba entre el extremo distal de la diáfisis del fémur y el músculo cuádriceps femoral y su tendón. El vértice de esta bolsa se inserta en el pequeño músculo articular de la rodilla, que tira de ella alejándola de la articulación durante la extensión de la rodilla. Otras bolsas asociadas con la rodilla, pero que normalmente no se comunican con la cavidad articular, son la bolsa prerrotuliana subcutánea, las bolsas infrarrotulianas profunda y subcutánea, y otras numerosas bolsas asociadas con tendones y ligamentos que hay alrededor de la articulación. La bolsa prerrotuliana es subcutánea y anterior a la rótula. Las bolsas infrarrotulianas profunda y subcutánea están en las caras profunda y subcutánea del ligamento rotuliano, respectivamente. MEMBRANA FIBROSA La membrana fibrosa de la cápsula articular de la articulación de la rodilla es extensa y está formada en parte y reforzada por extensiones de los tendones de los músculos vecinos. En general, rodea la cavidad articular y la región intercondílea: ■ En la cara medial de la articulación de la rodilla, la membrana fibrosa se funde con el ligamento colateral tibial y se inserta en su superficie interna al menisco medial. ■ A nivel lateral, la superficie externa de la membrana fibrosa está separada por un espacio del ligamento colateral peroneo y la superficie interna de la membrana fibrosa no se inserta al menisco lateral. ■ A nivel anterior, la membrana fibrosa se une a los bordes de la rótula allí donde está reforzada por expansiones tendinosas procedentes de los músculos vasto lateral y vasto medial, que también se funden por encima con el tendón del cuádriceps femoral y por debajo con el ligamento rotuliano. La membrana fibrosa está reforzada a nivel anterolateral por una extensión fibrosa de la cintilla iliotibial, y a nivel posteromedial por una extensión del tendón del semimembranoso (el ligamento poplíteo oblicuo), que se refleja a nivel superior a través de la porción posterior de la membrana fibrosa de medial a lateral. El extremo superior del músculo poplíteo pasa a través de una abertura situada en la cara posterolateral de la membrana fibrosa y está encerrado por ella en la zona de su tendón, que circula alrededor de la articulación hasta insertarse en la cara lateral del cóndilo femoral lateral. La capsula articular es un manguito fibroso que rodea el extremo inferior del fémur y el extremo superior de la tibia, manteniéndolos en contacto entre si y constituyendo las paredes no óseas de la cavidad articular, En su capa más profunda esta doblada por la sinovial. La forma general de la cápsula articular de la rodilla se puede entender con facilidad si se le compara con un cilindro al que se le deprime la cara posterior siguiendo una generatriz. En la cara anterior de este cilindro se abre una ventana en la que se va a engarzar la rótula. Los bordes del cilindro se insertan en el fémur en la parte de arriba y en la tibia en la parte de abajo. La inserción en la meseta tibial es relativamente sencilla: la línea de inserción pasa por delante y por los lados externos e interno de las superficies articulares; la inserción retroglenoidea interna e une con la inserción tibial del LCP; en canto a la línea retroglenoidea externa, bordea la glenoide externa a la altura de la superficie retroespinal y se funde de nuevo con la inserción tibial del LCP. La inserción femoral de la cápsula es un poco más compleja: Por delante: Rodea por arriba dela fosa supratroclear, en esta zona la capsula forma un fondo de saco profundo, el fondo de saco subcuadricipital. A los lados: La inserción capsular transcurre a lo largo de las carillas de la tróclea, donde constituye los fondos de saco laterorrotulianos, para luego recorrer a determinada distancia el limite cartilaginoso de los cóndilos; en el cóndilo externo la inserción capsular pasa por arriba de la fosa donde se fija el tendón del musculo poplíteo, la inserción del musculo es intracapsular. Por detrás y por arriba: La línea de inserción capsular rodea el borde posterosuperior del cartílago condíleo, justo por debajo de la inserción de los músculos Gastrocnemios; la capsula recubre la cara profunda de estos músculos a los que separa de los cóndilos, a ese nivel tiene mayor grosor, y forma las cascaras condileas. En la fosa intercondílea: La capsula se fija en la cara axial de los cóndilos en contacto con el cartílago, y en el fondo de la escotadura, de modo que pasa de un lado a otro de la misma. En la cara axial del cóndilo interno la inserción capsular pasa por la inserción femoral del ligamento cruzado posterior. En la cara axial del cóndilo externo la capsula se fija con la inserción del ligamento cruzado anterior ARTICULACIÓN TIBIOPERONEA La pequeña articulación tibioperonea proximal es de tipo sinovial y permite un mínimo movimiento. Las superficies articulares opuestas, bajo superficie anterior del cóndilo lateral de la tibia y en la superficie superomedial de la cabeza del peroné, son planas y circulares. La cápsula está reforzada por los ligamentos anterior y posterior. TIPO DE ARTICULACIÓN Articulación de la rodilla (sinovial biaxial condílea). Articulación femororrotulinana (sinovial biaxial gínglimo). (Ginglimo se refiere a una unión de dos huesos en forma de bisagra. Es una articulación que sólo actúa en un eje y sólo proporciona movimiento en direcciones opuestas) Anatómicamente: Bicondílea. Funcional: Troclear. Músculo Psoas mayor (iliopsoas) Ilíaco (iliopsoas) Sartorio MÚSCULOS DEL COMPARTIMENTO ANTERIOR DEL MUSLO Inserción proximal Inserción distal Inervación (origen) (inserción) Lados de las vértebras T12-L5 y discos entre Ramos ventrales de ellas. Trocánter menor nervios lumbares (L1Apófisis transversas de del fémur. L3). todas las vértebras lumbares. Cresta ilíaca. Tendón del psoas Fosa ilíaca. mayor. Nervio femoral (L2Ala del sacro. Trocánter menor. L3). Ligamentos sacroilíacos Fémur. anteriores. Espina ilíaca anterosuperior. Porción superior de Nervio femoral (L2Porción superior de la la cara medial de la L3). escotadura inferior a tibia. esta. Acciones principales Actúa en conjunto con ilíaco flexionando el muslo a nivel de la articulación de la cadera y estabilizando esta articulación. Actúa en conjunto con el Psoas mayor flexionando el muslo a nivel de la cadera y estabilizando esta articulación. Flexiona, abduce y rota lateralmente el muslo a nivel de la cadera. Flexiona la articulación de la rodilla. CUÁDRICEPS FEMORAL Recto femoral (Cuádriceps femoral) Espina ilíaca anterior inferior. Ilión superior del acetábulo. Base de la rótula. Ligamento rotuliano en la tuberosidad de la tibia. Nervio femoral (L2L4). Extiende la pierna a nivel de la articulación de la rodilla. Estabiliza la articulación de la cadera. Ayuda al iliopsoas a flexionar el muslo a nivel de la cadera. Vasto lateral (Cuádriceps femoral) Trocánter mayor. Labio lateral de la línea áspera del fémur. Base de la rótula. Ligamento rotuliano en la tuberosidad de la tibia. Nervio femoral (L2L4). Extiende la pierna a nivel de la rodilla. Vasto medial (Cuádriceps femoral) Línea intertrocantérea. Labio medial de la línea áspera del fémur. Vasto intermedio (Cuádriceps femoral) Caras anterior y lateral del cuerpo del fémur. Articular de la rodilla Músculo Tercio inferior de la cara anterior del fémur. Base de la rótula. Ligamento rotuliano en la tuberosidad de la tibia. Base de la rótula. Ligamento rotuliano en la tuberosidad de la tibia. Receso o bolsa suprarrotuliana. Nervio femoral (L2L4). Extiende la pierna a nivel de la rodilla. Nervio femoral (L2L4). Extiende la pierna a nivel de la rodilla. Nervio femoral. Elevar la bolsa rotuliana durante la flexión de la pierna sobre el muslo (para evitar que esta bolsa quede atrapada entre el fémur y la rótula. MÚSCULOS DEL COMPARTIMENTO POSTERIOR DE LA PIERNA Inserción proximal Inserción distal Inervación Acciones principales (origen) (inserción) Gastrocnemio Cabeza lateral: cara lateral del cóndilo lateral del fémur. Cara medial: cara poplítea del fémur, superior al cóndilo medial. Cara posterior del calcáneo vía tendón calcáneo. Nervio tibial (S1-S2). Flexión plantar del pie a nivel del tobillo. Eleva el talón durante la marcha. Flexiona la pierna a nivel de la articulación de la rodilla. Sóleo Cara posterior de la cabeza del peroné. Cuarto superior de la cara posterior del peroné. Línea del sóleo. Borde medial de la tibia. Cara posterior del calcáneo vía tendón calcáneo. Nervio tibial (S1-S2). Flexión plantar del pie a nivel del tobillo. Estabiliza la pierna sobre el pie. Plantar Extremo inferior de la línea supracondílea lateral del fémur. Ligamento poplíteo oblicuo. Cara posterior del calcáneo vía tendón calcáneo. Poplíteo Epicóndilo lateral del fémur. Menisco lateral. Cara posterior de la tibia, superior a la línea del sóleo. Nervio tibial (L5-S1). Ayuda débilmente al gastrocnemio a la flexión plantar del pie a nivel del tobillo y la flexión de la rodilla. Nervio tibial (L4-S1). Flexiona débilmente la pierna a nivel de la rodilla y la abre (rota el fémur). Nervio tibial (L5-S2). Flexión del dedo gordo a nivel de todas las articulaciones. Flexión plantar a nivel del tobillo. Sostiene el arco longitudinal medial del pie. Flexor largo del dedo gordo Dos tercios inferiores de la cara posterior del peroné. Porción inferior de la membrana interósea. Flexor largo de los dedos Porción medial de la cara posterior de la tibia inferior a la línea del sóleo. Fascia que cubre al tibial posterior. Bases de las falanges distales de los cuatro dedos laterales. Nervio tibial (L5-S1). Flexión de los cuatro dedos laterales. Flexión plantar del pie a nivel del tobillo. Sostiene los arcos longitudinales del pie. Tibial posterior Membrana interósea. Cara posterior de la tibia inferior a la línea del sóleo. Cara posterior del peroné. Tuberosidad del navicular. Huesos cuneiformes. Hueso cuboides. Bases de los metatarsianos 2, 3 y 4. Nervio tibial (L4-L5). Flexión plantar del pie a nivel del tobillo. Inversión del pie. Músculo Base de la falange distal del dedo gordo. MÚSCULOS DEL COMPARTIMENTO ANTERIOR DE LA PIERNA Inserción proximal Inserción distal Inervación Acciones principales (origen) (inserción) Tibial anterior Cóndilo lateral. Mitad superior de la cara lateral de la tibia. Membrana interósea. Caras medial e inferior del cuneiforme medial. Base del 1er metatarsiano. Nervio peroneo profundo (L4L5). Flexión dorsal del pie a nivel del tobillo. Inversión del pie. Extensor largo del dedo gordo Porción media de la cara anterior del peroné. Membrana interósea. Cara dorsal de la base de la falange distal del dedo gordo. Nervio peroneo profundo (L5S1). Extensión del dedo gordo. Flexión dorsal del pie a nivel del tobillo. Extensor largo de los dedos Cóndilo lateral de la tibia. ¾ superiores de la cara anterior de la membrana interósea y el peroné. Falanges media y distal de los cuatro dedos laterales. Nervio peroneo profundo (L5S1). Extensión de los cuatro dedos laterales. Flexión dorsal del pie a nivel del tobillo. Tercer peroneo Tercio inferior de la cara anterior del peroné. Membrana interósea. Dorso de la base del 5° metatarsiano. Nervio peroneo profundo (L5S1). Flexión dorsal del pie a nivel del tobillo. Ayuda a la eversión del pie. Músculo Peroneo largo MÚSCULOS DEL COMPARTIMENTO LATERAL DE LA PIERNA Inserción proximal Inserción distal Inervación Acciones principales (origen) (inserción) Cabeza y 2/3 superiores de la cara lateral del peroné. Base del 1er metatarsiano. Cuneiforme medial. Nervio peroneo superficial (L5S2). Eversión del pie. Débil flexión plantar del pie a nivel del tobillo. Peroneo corto 2/3 inferiores de la cara lateral del peroné. Cara dorsal de la tuberosidad en el lado lateral de la base del 5° metatarsiano. Nervio peroneo superficial (L5S2). REFUERZOS MUSCULOTENDINOSOS DE LA RODILLA MÚSCULO O COMENTARIO TENDÓN Cara Lateral Refuerzo posterolateral. Bíceps femoral Se inserta en la cabeza del peroné. Gastrocnemio Refuerzo un poco más posterior. (cabeza lateral) Tracto iliotibial Refuerzo lateral y estabilización. Poplíteo Semimembranoso Gastrocnemio (cabeza medial) Pata de ganso Localizado posterolateralmente profundo al ligamento colateral peroneo. Cara Medial Refuerzo posteromedial. Refuerzo un poco más posterior. Los tendones del semitendinoso, el grácil y el sartorio (forman una especie de pata de ganso). Se insertan en el cóndilo medial de la tibia. Eversión del pie. Débil flexión plantar del pie a nivel del tobillo. Prueba de distensión del cuádriceps (prueba de rigidez) ▶ Procedimiento. El paciente se tumba en decúbito prono y el explorador trata de llevar de forma pasiva los talones hacia el glúteo flexionando la rodilla. ▶ Valoración. Normalmente se puede alcanzar el glúteo con los talones en ambos lados. Un acortamiento de los músculos cuádriceps aumenta la distancia entre el talón y el glúteo. Prueba de distensión del musculo recto ▶ Procedimiento. La valoración de los músculos rectos del paciente se realiza en decúbito supino. El paciente debe mantener la pierna no afectada en posición de flexión máxima. Cuando se deja colgando la pierna, se flexiona la rodilla del lado afectado. ▶ Valoración. En condiciones normales, la rodilla se flexiona un poco más de 90° en extensión de la cadera. Cuando existe un acortamiento de los músculos rectos femorales, esta flexión es inferior a 90°. Prueba de distensión de la pantorrilla (musculatura isquiocrural) ▶ Procedimiento. La valoración de los músculos isquiocrurales se realiza en decúbito supino. El explorador eleva la pierna extendida del paciente y mide la máxima flexión que se puede conseguir en la cadera manteniendo la lordosis lumbar. ▶ Valoración. Se consideran patológicos ángulos inferiores a 90°. Cuando los músculos isquiocrurales están acortados, la flexión sólo se puede obtener si se flexiona la rodilla. Tumefacción de la rodilla Para valorar la tumefacción de la rodilla, el explorador deberá determinar el tipo de tumefacción y su perímetro. Es preciso distinguir entre el derrame articular y la tumefacción sinovial. En la articulación de la rodilla existen en condiciones normales unos 2 ml de líquido sinovial. Un derrame articular hemático (hemartros) suele tener un origen traumático y se debe a una fractura, una lesión ligamentosa (sobre todo el ligamento cruzado anterior) o un desgarro cerca de la base del menisco. El hemartros suele aparecer con mucha rapidez (en general en 1-2 horas). La palpación muestra una tumefacción dolorosa y tensa y la piel está caliente. El derrame articular, que no se produce por un traumatismo sino por enfermedades articulares crónicas, suele aparecer en horas o incluso días. El explorador palpa un derrame articular fluctuante y la piel está algo aumentada de temperatura. El derrame articular sinovial se suele deber a una sobrecarga de la articulación de la rodilla y suele desaparecer por sí solo. En las infecciones articulares, el derrame aparece de forma algo más tardía. La piel a nivel de la articulación estará muy enrojecida y caliente. La palpación revela un derrame articular a tensión y muy doloroso. También se encuentra una limitación de la movilidad por el dolor. Prueba de Brush Valoración de un derrame articular pequeño. ▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El explorador palpa con una mano la zona medial de distal a proximal y con la otra la parte lateral de proximal a distal en el fondo de saco superior. ▶ Valoración. Incluso con un derrame articular pequeño esta maniobra permite detectar la «oleada de líquido» en la porción mediodistal de la articulación. Prueba de la ≪rotula bailarina≫ Valoración de un derrame articular en la rodilla. ▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino o bipedestación. Con una mano se palpa el fondo de saco suprapatelar desde craneal y con la otra se presiona la rótula contra el fémur o se desplaza con una suave presión la rótula hacia medial y lateral. ▶ Valoración. Una resistencia elástica (rótula bailarina) es patológica e indica un derrame articular. Prueba de deslizamiento de la rotula ▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito supino; el explorador permanece de pie a la altura de la articulación de la rodilla y coge con los dedos pulgar e índice de ambas manos la porción craneal y caudal de la rótula. Cuando se realiza un deslizamiento lateral de la rótula, los dos pulgares desplazan la rótula sobre el cóndilo femoral lateral hacia los dedos índices situados a nivel del mismo. Por el contrario, al realizar un deslizamiento medial, los dos dedos índices desplazan la rótula en sentido inverso. Cuando se sospecha un aumento de la capacidad de deslizamiento lateral, se deberá repetir la prueba en situación de tensión del músculo cuádriceps femoral para valorar la estabilidad. Para ello se pide al paciente que levante los pies de la camilla de exploración y el explorador registra el movimiento que se produce en la rótula. La exploración se realiza siempre comparando los dos lados. ▶ Valoración. En condiciones fisiológicas, la rótula se desplaza de forma similar en ambos lados sin dolor, crepitación o tendencia a la luxación. El aumento de la capacidad de desplazamiento lateral o medial sugiere un aumento de la laxitud del aparato ligamentoso y explica la tendencia a la subluxación o luxación de la rótula. Si se divide la rótula en cuatro cuadrantes, se podría definir una rótula hipomóvil como aquella que no se puede desplazar hacia medial o lateral en los primeros cuadrantes. La rótula se interpreta como hipermóvil cuando se puede desplazar en dos cuadrantes o la mitad hacia lateral o medial. La crepitación (roce retropatelar) cuando se desplaza la rótula indica una condropatía o artrosis retropatelar. Prueba de Dreyer Valoración de un desgarro del tendón del cuádriceps en el polo superior de la rótula. ▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. Se le pide que levante la pierna extendida. Cuando le resulta imposible, el explorador estabiliza con las dos manos el tendón del cuádriceps proximal a la rótula y permite al paciente de nuevo que levante la pierna. ▶ Valoración. Cuando el paciente consigue levantar la pierna la segunda vez, se deberá sospechar un desgarro en el tendón del cuádriceps a nivel rotuliano (en su caso también una fractura antigua de la rótula). Menisco Los meniscos son importantes para la estabilidad y orientación de la articulación; además posibilitan una adecuada transmisión de las presiones y reparto de las mismas entre el fémur y la tibia. Las lesiones del menisco corresponden a desgarros o luxaciones de los cartílagos. Por razones anatómicas, el menisco interno se lesiona con una frecuencia muy superior al menisco externo. Las lesiones del menisco pueden ser de origen degenerativo o traumático. Las lesiones de origen degenerativo del menisco suelen cursar como un dolor progresivo dependiente de la carga. Un traumatismo banal suele ser el desencadenante de un desgarro en un menisco dañado. Cuando se produce una lesión traumática de la rodilla, se debe sospechar siempre la existencia de lesiones combinadas, con aparición de daños en los ligamentos laterales y cruzados. Todas las lesiones ligamentosas mal tratadas con inestabilidad secundaria de la rodilla pueden ser origen de lesiones tardías del menisco. Los principales síntomas de estos daños tardíos son dolores por sobrecarga y ocasionales manifestaciones secundarias al bloqueo o derrame articular. Las pruebas funcionales se basan en la provocación de dolor mediante presión, tracción o cizallamiento sobre el menisco. Prueba de distracción y compresión de Apley ▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito prono con 90° de flexión de la rodilla afectada. El explorador fija el muslo con su propia rodilla al tiempo que rota la rodilla del paciente ejerciendo unas veces presión y otras tracción. ▶ Valoración. La aparición de dolor en la rodilla flexionada cuando se rota la pierna ejerciendo tracción sugiere una lesión de los ligamentos o la cápsula (prueba de distracción positiva), mientras que la aparición de dolor cuando se ejerce presión indica más una lesión del menisco (prueba de compresión positiva). Cuando existen roturas o quistes en los meniscos, podrán encontrarse fenómenos de chasquido. La aparición de dolor con la rotación interna sugiere una lesión del menisco externo o del aparato cápsulo-ligamentoso lateral, mientras que el dolor asociado a la rotación externa indica una lesión del menisco interno o del aparato cápsulo-ligamentoso medial. Wirth describió una modificación de la prueba de compresión. En ella se extiende la rodilla en una posición de rotación fija de la pierna. Este autor consiguió demostrar una lesión del menisco en más del 85% de los casos con esta modificación de la prueba de Apley. ≪Prueba de Thessaly≫ ▶ Procedimiento. El paciente se pone de pie primero apoyado descalzo sobre la pierna sana. El explorador lo sujeta cogiendo sus brazos extendidos. Se pide al paciente que realice una flexión activa de 5° de la rodilla y que rote el cuerpo tres veces hacia dentro y hacia fuera. Posteriormente se repite la exploración con 20° de flexión. Luego se vuelve a realizar la prueba con la pierna enferma. ▶ Valoración. La aparición de dolor en la hendidura articular sugiere una lesión del menisco ipsilateral. También se puede encontrar un chasquido o bloqueo del menisco, que también se interpretan como signos de lesión. La realización de esta prueba con 20° de flexión consigue una elevada precisión diagnóstica. Signo de Payr ▶ Procedimiento. El paciente se sienta con las piernas cruzadas y el explorador ejerce una presión intermitente sobre la rodilla afectada, que se coloca en flexión y rotación externa. ▶ Valoración. La aparición de dolor en la hendidura articular medial indica una lesión del menisco (especialmente del asta posterior). En ocasiones, el propio paciente puede provocar un chasquido. Con un movimiento basculante de la rodilla desplaza el fragmento defectuoso del menisco dentro de la articulación y con un chasquido recupera la posición dentro de la hendidura articular. Prueba de McMurray (signo de Fouche) ▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito supino, flexionando de forma considerable la rodilla y la cadera de la pierna afectada. El explorador coge con una mano la rodilla del paciente y con la otra el pie. El explorador realiza una rotación externa o interna importante de la pierna y luego un movimiento de extensión y flexión hasta 90°. ▶ Valoración. La aparición de dolor durante la extensión de la rodilla en rotación externa y abducción de la pierna sugiere una lesión del menisco interno; si dicho dolor se produce durante la rotación interna se deberá sospechar una lesión del menisco externo. La aparición de un chasquido durante la flexión importante indica la existencia de una «lengüeta de menisco» en el asta posterior. Si el chasquido se produce en la posición de ángulo recto, se deberá considerar una lesión de la parte central del menisco. Los chasquidos se acentúan mediante los movimientos de giro de toda la pierna (prueba de McMurray modificada). Prueba de Payr ▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El explorador fija con la mano izquierda la rodilla, para lo cual pone los dedos índice y pulgar en la parte externa e interna de la hendidura articular. Con la otra mano, coge la articulación del tobillo. Se realiza la máxima rotación externa posible de la pierna con la rodilla en flexión máxima y luego, bajo una aducción ligera (estrés en varo), se procede a flexionar la rodilla hacia la cadera ipsilateral. ▶ Valoración. La aparición de dolor en la parte dorsal e interna de la hendidura articular indica una lesión del menisco interno (sobre todo del asta posterior, que se comprime en esta maniobra). El movimiento de rotación interna y abducción (estrés en valgo) de la pierna permite explorar el asta posterior del menisco externo. Signo de Childress ▶ Procedimiento. El paciente se coloca en cuclillas tratando de juntar lo máximo posible los glúteos con los tobillos. En esta posición se pide al paciente que trate de realizar la denominada marcha de pato. ▶ Valoración. En los pacientes con una lesión del asta posterior, poco después de alcanzar la flexión máxima o en la fase precoz del movimiento de extensión se produce un chasquido o roce doloroso que se debe al atrapamiento del menisco lesionado. Si el paciente tiene un dolor intenso, generalmente no consigue adoptar siquiera la postura de cuclillas necesaria. PRUEBAS DE FUNCIÓN DEL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR Prueba de Lachman (prueba del cajón en extensión)/prueba de Noulis ▶ Procedimiento. El explorador mantiene la pierna del paciente con una flexión entre 15° y 30°, ya que incluso en esta posición la función estabilizadora del LCA sigue siendo clave para los cambios de orientación y los movimientos de frenado. En esta posición de la articulación próxima a la extensión se puede también poner de manifiesto una insuficiencia del LCA en forma de una subluxación lateral de la tibia proximal (pivotaje). Se debe realizar una ligera rotación externa de la pierna. Se procede a la realización de un movimiento de cajón anterior en la parte posteromedial de la articulación de la rodilla. ▶ Valoración. Se deberá sospechar una lesión del LCA cuando la tibia se desplace de forma evidente en relación al fémur. El final del movimiento debe ser suave y sin oposición, es decir, sin resistencias. Cualquier resistencia indica cierta estabilidad del LCA. Las lesiones del ligamento cruzado se deben sospechar cuando la resistencia es escasa o nula. Cuando el movimiento del cajón supera los 5 mm, resulta clave comparar los dos lados, porque en ocasiones es preciso descartar una hiperlaxitud de los ligamentos articulares. La prueba de Lachman positiva indica con seguridad una insuficiencia del LCA. Cabe esperar un resultado falso negativo de esta prueba cuando el fémur no está lo bastante estabilizado, como se observa, por ejemplo, en las lesiones de menisco o en pacientes con artrosis y alteraciones por osteofitos en la eminencia tibial. En estos casos se produce un bloqueo del desplazamiento. Un motivo de resultado falso negativo en esta prueba es la falta de rotación externa de la pierna. Prueba de Lachman estable ▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El explorador coloca el muslo del paciente sobre su propio muslo. Se mantiene así una flexión constante para cada exploración que el paciente no puede modificar. El explorador mantiene con una mano el muslo del paciente fijo sobre el suyo al tiempo que con la mano más alejada tira de la tibia hacia ventral. ▶ Valoración. Igual que la prueba de Lachman clásica. ▶ Observación. La prueba de Lachman clásica plantea problemas no sólo a los exploradores con una mano pequeña. En los pacientes obesos o que tienen mucho desarrollo muscular, la fijación simultánea del muslo y la pierna plantea dificultades. En estos casos, el propio muslo, que sirve como banco para que se apoye la rodilla que se desea explorar, sirve como una herramienta sencilla de gran utilidad. De este modo se puede explorar con facilidad a los pacientes obesos o musculosos. Resulta, además, más sencillo valorar el carácter del tope final (golpe seco o suave). Prueba del cajón anterior con 90° de flexión de la rodilla ▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito supino, con una flexión de 45° de la cadera y de 90° de la rodilla. El explorador se sienta sobre el pie del paciente para fijarlo en la posición de rotación deseada. El explorador coge la pierna del paciente a nivel del hueco poplíteo con las dos manos y tira de la rodilla hacia ventral con la musculatura flexora del paciente relajada. Esta prueba se realiza en posición neutra y luego con 15° de rotación externa del pie para valorar una inestabilidad anteromedial y con 30° de rotación interna del pie para valorar una inestabilidad anterolateral. ▶ Valoración. En la insuficiencia crónica del ligamento cruzado anterior se encuentra un cajón anterior, que corresponde a un desplazamiento anterior de la tibia con aparición de un golpe suave que se puede palpar. En las lesiones recientes es frecuente que el cajón anterior con 90° de flexión tenga un resultado negativo, porque con este grado de flexión el paciente no consigue evitar el dolor y se contrae de forma refleja para evitarlo. Cuando existe una combinación de rotura completa y parcial de los ligamentos, la prueba del cajón provoca la distensión de las estructuras mediales y laterales que están parcialmente rotas y esto produce un dolor que hace que la prueba del cajón anterior parezca negativa con aparente estabilidad. En las lesiones recientes tiene especial importancia realizar esta prueba con una ligera flexión (prueba de Lachman). Cuando existe una lesión crónica de los ligamentos, la sensación de inestabilidad es la principal molestia, de forma que se podrá realizar el cajón anterior en 90° sin sensación de dolor y obtener un resultado concluyente. ▶ Observacion. En general, el cajón anterior se debería explorar con una rotación neutra. De este modo se podrá valorar la máxima intensidad del desplazamiento. No se debe interpretar que la prueba del cajón anterior indica de forma directa una rotura del ligamento cruzado anterior. Tampoco se debe asumir que un resultado negativo de esta prueba permite diagnosticar que el ligamento cruzado anterior se encuentra intacto. En la prueba del cajón se empuja la parte proximal de la tibia hacia ventral o se presiona sobre ella hacia dorsal. Es difícil conseguir una posición de partida precisa (posición neutra) a partir de la cual demostrar un cajón anterior al ejercer una fuerza en sentido anterior. Cuando existe una lesión del ligamento cruzado posterior con un desplazamiento hacia atrás de la cabeza de la tibia (cajón posterior espontáneo) y el explorador realiza la maniobra para generar el estrés del cajón, podría parecer que existe un verdadero cajón anterior, pero lo que sucede realmente es que la tibia regresa a la posición neutra ventral por la tracción porque estaba desplazada hacia atrás en el contexto de un desgarro del ligamento cruzado posterior. El ligamento cruzado anterior se tensará y limitará el desplazamiento anterior adicional de la tibia. Advertencia. El cajón anterior sólo se debe considerar como tal cuando se ha demostrado la ausencia de un cajón posterior. Prueba del cajón máximo de Jakob ▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito supino, con 50-60° de flexión de la rodilla. El explorador subluxa de forma máxima la cabeza de la tibia hacia anterior con su antebrazo (con la mano coge la rodilla contralateral). Con la mano libre, el explorador sujeta de forma simultánea la cabeza de la tibia y palpa el grado de desplazamiento de la hendidura articular medial y lateral hacia anterior. Durante esta prueba no se fija la pierna, de forma que la rotación se mantiene libre y se puede desencadenar el mayor grado de desplazamiento anterior posible. ▶ Valoración. Véase prueba del cajón anterior con 90° de flexión. Prueba de Martens ▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El explorador se pone de pie lateralmente a la pierna lesionada. Con una mano fija la pierna por el lado flexor en la zona distal a la articulación de la rodilla, para lo cual pone el índice sobre el peroné. Después fija la pierna del paciente entre su antebrazo y su cintura y aplica un estrés en valgo. Al tiempo que tira de la pierna con una mano hacia ventral, con la otra empuja la parte distal del muslo hacia dorsal. ▶ Valoración. Cuando existe una lesión del ligamento cruzado anterior, al aumentar la flexión partiendo de una posición próxima a la extensión se consigue la recolocación de la parte lateral de la tibia subluxada hacia dorsal cuando se llega a unos 30° de flexión. PRUEBAS FUNCIONALES PARA VALORAR EL LIGAMENTO CRUZADO POSTERIOR Prueba del cajón posterior con 90° de flexión de la rodilla; prueba de Lachman posterior ▶ Procedimiento. La prueba del cajón posterior se realiza en flexión y en posición próxima a la extensión, igual que el cajón anterior, pero con una dirección de traslación posterior en rotación neutra, interna y externa de la pierna. ▶ Valoración. La inestabilidad posterolateral aislada muestra cerca de la extensión (posición de Lachman) la traslación posterior máxima y con 90° de flexión la rotación posterolateral máxima y el mínimo cajón posterior. Cuando existe una lesión aislada del ligamento cruzado posterior, la traslación posterior máxima se produce en flexión y no se demuestra traslación posterolateral ni en flexión ni cerca de la extensión. Cuando existe una insuficiencia conjunta de las estructuras posterolaterales y del ligamento cruzado posterior, se encuentra en todos los ángulos de flexión un aumento del cajón posterior, de la rotación externa y del desplazamiento lateral. Prueba de contracción del cuadriceps Valoración de una lesión del ligamento cruzado posterior. ▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. Se flexiona la pierna lesionada a 90° y se coloca en rotación externa. Se pide al paciente que contraiga el cuádriceps y que separe la pierna del explorador. ▶ Valoración. Cuando existe una inestabilidad posterolateral, la rotación externa del pie hace que la parte lateral de la tibia se subluxe en sentido posterior en relación con el cóndilo femoral lateral. Este desplazamiento se visualiza como un movimiento hacia atrás de la meseta tibial lateral. Durante la contracción voluntaria del cuádriceps y la extensión progresiva de la articulación de la rodilla, la meseta tibial lateral abandona la posición de subluxación posterior con un desplazamiento parecido al desplazamiento pivotante inverso y se recoloca. Esta recolocación se suele producir cuando la flexión de la rodilla es de 30-20°. Esta prueba se denomina también prueba de recolocación activa y se suele demostrar exclusivamente en las lesiones ligamentosas antiguas. Prueba del cajón posterolateral blando ▶ Procedimiento. El paciente se sienta al borde de la camilla y deja las piernas colgando sin tensión. El pie de la pierna afectada se apoya ligeramente sobre el muslo del explorador. Éste coge con ambas manos la cabeza de la tibia y la empuja sobre las palmas hacia dorsal. ▶ Valoración. La traslación posterior (movimiento del cajón) de la meseta tibial lateral indica una inestabilidad posterolateral. Prueba de la rotación externa en recurvatum de Hughston ▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. Se levantan las dos piernas en situación de relajación completa de los músculos cuádriceps sujetándolas desde el antepié. ▶ Valoración. Cuando existe una inestabilidad posterolateral, se produce una posición en hiperextensión y varo de la rodilla, al tiempo que la tibia experimenta una rotación externa simultánea. ▶ Observación. Para valorar la rotación externa y la hiperextensión, esta prueba se puede realizar de forma unilateral; para ello se lleva la articulación de la rodilla desde una flexión ligera a una extensión. Colocando la mano en la parte dorsolateral de la pierna se puede palpar la caída hacia atrás y la ligera rotación externa de la tibia proximal. Prueba del signo de la gravedad en recurvatum ▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito supino, con 90° de flexión de las articulaciones de la cadera y la rodilla. El explorador coge con una mano la pierna y con la otra estabiliza la rodilla por encima de la rótula; posteriormente, suelta de forma abrupta la mano que fija la articulación de la rodilla. ▶ Valoración. Cuando existe una rotura del ligamento cruzado posterior, la tibia se desliza hacia dorsal (desplazamiento dorsal). ▶ Observación. En la prueba de recurvatum se eleva la pierna extendida. El desgarro del ligamento cruzado posterior provoca un desplazamiento dorsal de la tibia. TRIADA DESAFORTUNADA DE O’DONOGHUE O TRIADA MALDITA Esta patología fue descrita por O’donogue en 1950. Como su nombre lo indica consiste en la presentación de tres tipos de lesiones: 1. Rotura del ligamento cruzado anterior. 2. Rotura del ligamento colateral medial. 3. El menisco lateral también se rompe. Su mecanismo de lesión es relacionado a una fuerza aplicada sobre la rodilla flexionada y en valgo. El paciente tras recibir un traumatismo directo sobre el cóndilo femoral lateral genera la afectación sobre el menisco lateral. A nivel medial se observa mayor edema secundario al compromiso del ligamento colateral medial.