PRIMERA VERSIÓN DEL PROYECTO FINAL Nombre y apellido

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PRIMERA VERSIÓN DEL PROYECTO FINAL
1) Nombre y apellido: Julio Francisco Trucco
2) Título del proyecto: Ecología de Saberes y prácticas decoloniales al pie del Champaquí
3) Resumen (máximo: 400 palabras)
A partir de las corrientes decoloniales surge la búsqueda de una alternativa al proyecto de la
modernidad hoy expresado bajo la idea fuerza de desarrollo. Partiendo de allí en Diciembre
del 2013 comencé el trabajo de campo en el Valle de Traslasierra. Buscando los márgenes del
desarrollo conocí a ‘Vaikuntha’, un establecimiento que hoy funciona como una propiedad
privada con acceso público, pero que no siempre funcionó de la misma manera. En las casi tres
décadas que posee hubo reiterados intentos de conformar una ‘comunidad autosustentable’. A
partir de analizar el proceso de esta unidad doméstica surge la pregunta: ¿Por qué las
dificultades para una alternativa efectiva al desarrollo? Diferentes cuestiones que trabajo a lo
largo de la tesis se orientan a poner el foco en la cuestión epistemológica. El desafío parte de
comprender los tres aspectos fundamentales de toda comunidad: lo económico, lo político y lo
simbólico. Es así que generando una distinción entre los tipos de conocimiento me propongo
analizar y profundizar en las barreras que impiden una alternativa autosuficiente en lo
económico, autónoma en lo político e igualitaria en lo simbólico. A la vez ‘Vaikuntha’ se
encuentra situado sobre yacimientos aborígenes prehispánicos. A través de la movilización en
el campo fue posible encontrar un vasto registro arqueológico. Allí donde todavía habita el
cóndor, el sasha puma y la serpiente emplumada fue considerado durante el período colonial
como ‘tierra infértil’. Abandonado a su suerte, el lugar se encuentra casi intacto de la mano del
hombre moderno, aunque lentamente los derivados del petróleo comienzan a aparecen flotando
en los milenarios manantiales. Sin embargo, el agua todavía es potable y los antiguos bosques
de helechos y del sagrado tabaquillo siguen refugiados como manchas en el escarpado cerro.
Mientras que abajo a pocos kilómetros el turismo avanza buscando negocios, los paisanos
herederos de cientos de hectáreas las cambian por camionetas, repitiendo la vieja fórmula de
los espejitos de colores. Una oleada de migraciones urbanas sacude el valle y jóvenes de
distintas regiones del país se juntan renunciando abiertamente al estandarte de felicidad urbano
mientras buscan un nuevo equilibrio bajo el paisaje serrano. Las ferias y los artesanos motivan
la producción autónoma otorgando esperanzas a las incipientes alternativas al desarrollo, pero
sin embargo, la falta de un conocimiento heredado para organizarse y autoabastecerse
íntegramente, hace que el desarrollo avance a paso acelerado a través de las tentaciones que él
mismo produce, privatizando directa o indirectamente lo colectivo. Es así que la propuesta de
tesis se encuentra centrada en Vaikuntha y en el entramado social que lo circunda, y del cual
hoy se sustenta. Enfatizando desde el trabajo de campo la pregunta epistemológica de los
procesos sociales, tanto de palabra como de acción, encontradas in situ.
4) Palabras clave: 3: Alternativa al Desarrollo, Ecología de Saberes, Valle de Traslasierra
5) Fundamentación del problema y preguntas de investigación
Aclamar una alternativa epistemológica desde una epistemología es evidentemente
conflictivo. Sin embargo, pienso que es posible concebir a una universidad como una
institución especializada en producir, transformar y reproducir un tipo conocimiento.
Partiendo de la concepción que esta institución no es propia de las sociedades occidentales,
ya que existe y existió sincrónicamente y diacrónica de diferente forma, me propongo
indagar acerca de las formas alternativas que puede tomar una epistemología1.
Partiendo de la consigna, el problema de investigación detenta inscribirse dentro de lo que
Achilli denomina lógica compleja/dialéctica2, buscando dar cuenta del proceso de creación,
transformación y transmisión de saberes asociados a las diferentes esferas de la vida cotidiana
para el campo delimitado.
De esta forma, partiendo de la escisión entre el ‘¿Qué?’ y el ‘¿Para qué?’ retomo la pregunta
fundamental de Achilli:
‘¿Qué es lo que no se sabe o no sabemos sobre aquello que queremos
conocer?’(Achilli 2000:47)
La respuesta es: la construcción, transformación y transmisión de saberes y prácticas
que guían la vida cotidiana, de aquellos que habitan al pie del Cerro Appu Champaquí.
3
Continuando con el orden de enunciación sugerido para la presentación del proyecto de
investigación, la fundamentación, que daría cuenta de la pregunta ‘¿Para qué quiero
investigar tal problemática?’ (Achilli 2000:47), puede fijarse a partir de 4 puntos. Primero
mi experiencia dentro de la lógica universitaria siendo la Antropología mi segunda carrera de
grado4, segundo la adscripción intelectual a un marco teórico emergente que da cuenta de la
crisis epistemológica del paradigma dominante pero que, al mismo tiempo, es escaso en
experiencias de campo desde una perspectiva antropológica, tercero el contacto cotidiano e
identificación a ámbitos de creación y resistencia ante la lógica intrínseca de la modernidad5
1
A través de la lectura del trabajo quedará explicitado en que consiste esta ‘alternativa epistemológica’
Definido por ella como: “una lógica de investigación que, coherentemente, se despliegue en un proceso
dialéctico en el que no se disocien las concepciones teóricas y empíricas en la generación de conocimientos.
Una lógica que, a su vez, contiene una reflexividad crítica de auto objetivación del mismo proceso en sí” (Achilli
2000:39)
3
No definir el espacio en términos nominales, corresponde a que mismo aquellos que habitan allí definen el
lugar como ‘el pie del Champaquí’, así que a partir de ésta concepción nativa delimito el espacio. Esto se debe
a que no hay ningún pueblo o centro cercano. Aunque a partir de relevar las categorías nativas surge una
diferenciación entre los denominados “costeños” y los “serranos” en torno a la altura donde se ubican las
diferentes unidades domésticas. Siendo aproximadamente más de 2500mts el punto de inflexión entre tales
categorías.
4
Ingeniería de Sistemas la primera, la cual ejercí profesionalmente como analista programador.
5
Antes de comenzar a estudiar Antropología, viajé 3 años y viví en diferentes comunidades principalmente en
Argentina, Brasil y Bolivia, viniendo a Buenos Aires en el 2011 con el fin único de estudiar Antropología. A la
vez participé y participo de movimientos de resistencia a la expansión de la frontera agraria, vivenciando
complejos, heterogéneos y anónimos procesos sociales. Lo cual me lleva a identificarme más bien con ‘los
objetos de investigación’ que con la comunidad investigadora.
2
(ergo del desarrollo6) vivenciando (a partir de experiencias concretas) los efectos que ésta
produce, y por último, a partir del trabajo de campo realizado y de la interacción con los
actores involucrados y sus necesidades reales.
Condensando tales detonantes encuentro el ‘¿Para qué quiero investigar tal
problemática?’ (Achilli 2000:47) que da cuenta de la fundamentación, en la difícil
pretensión, pero no por eso menos posible, de generar y otorgar herramientas que posibiliten,
mediante un fácil acceso, un conocimiento asequible de forma masiva que pueda ser
beneficioso para aquellos, que se encuentren en su praxis cotidiana, comprometidos en la
búsqueda concreta de una alternativa al desarrollo (pese a los ‘disparos sobre el utopista’7).
La relevancia del ‘¿Para qué?’ parte de la experiencia concreta de los efectos del desarrollo,
en nuestro país hoy materializado en las consecuencias de la expansión de la frontera agraria,
y de la conclusión y convicción, a partir de la reflexividad, de que solamente mediante una
concientización masiva (a partir de un conocimiento asequible de forma masiva) acerca de
tales efectos es posible transformar la estructura de producción colonial en la cual se ven
sumergidos gran parte de los territorios con sus poblaciones del denominado, desde la
modernidad, como ‘tercer mundo’. Pero ésta concientización, pienso que debe ser
centrifugada desde alternativas concretas que materialicen el oxímoron, naturalizado así en el
sentido común, de una utopía real al modo de producción capitalista y sus intrínsecas
relaciones sociales, con todo lo que ello implica.
Remitiéndome concretamente a la experiencia de campo, el Cerro Champaquí es la cumbre
más alta de las llamadas sierras cordobesas con 2.790mts. Hay diferentes maneras de acceder
a su cumbre, una de ellas poco conocida turísticamente se encuentra a través de un pequeño
pero antiguo pueblo llamado Los Molles.
Estas tierras no fueron usufructuadas, en concepto de merced o encomienda, a causa de que
en el período colonial hispano eran consideras como “no aptas para cultivo”. (Barrionuevo
Imposti 1947:23)
6
Ver Marco Teórico: “El desarrollo como idea/fuerza: entre capitalismo, modernidad y colonialidad” (Quintero
2012:269)
7
“En la transición paradigmática, la emancipación social es una aspiración tan obvia como inverosímil. Obvia,
porque la regulación social, al ser ejercida de un modo ineficaz e incoherente, parece estar siempre a merced
de quien se le resista. Inverosímil, porque, al absorber la emancipación social considerada posible dentro del
paradigma dominante, la regulación social puede creíblemente ocultar su ineficacia e incoherencia,
atribuyéndolas a las alternativas y resistencias fracasadas. Esto sigue siendo evidente dado que la regulación
social continúa hoy en día disponiendo de dos fortísimos factores de legitimación: la ciencia y el derecho
modernos. Tanto una como el otro reclaman para sí una eficacia y una coherencia que de hecho no tienen ni
nunca tuvieron.” (Sousa Santos 2000:375)
Allí, a 3 horas a pie desde Los Molles, se encuentra ‘Vaikuntha’ un lugar que pretendió ser en
diferentes situaciones una alternativa al desarrollo8 pero que por diferentes cuestiones que se
trabajaran a lo largo de la tesis9 no pudo perdurar en el tiempo de forma comunitaria10,
aunque lo sigue haciendo en forma de unidad doméstica.
6) Objetivos General y Específicos
Objetivo General
Desde la noción decolonial de Ecología de Saberes me propongo identificar y describir las
formas por la cual se produce, se transforma y se reproduce el conocimiento para el campo
delimitado
Objetivos Específicos
1- Identificar la relación entre el conocimiento y la esfera económica, en torno a las
necesidades de autosubsistencia de la unidad doméstica.
2- Identificar la relación entre el conocimiento y la esfera política en torno a la
organización del trabajo interno y los vínculos externos a la unidad doméstica
comprendida desde una lógica comunitaria.
3- Identificar la relación entre el conocimiento y la esfera simbólica, en cuanto
generador de identidad, perspectiva y subjetividad en aquellos que habitan en la
unidad doméstica.
7) Estado de la cuestión
8
El sentido de ‘alternativa al desarrollo’ se podrá encontrar en el marco teórico. Ya que la noción de desarrollo
utilizada es propia de los denominados ‘estudios decoloniales’.
9
En pocas palabras, las diferentes cuestiones que imposibilitaron una trascendencia en el tiempo y el espacio,
rondan principalmente a problemáticas surgidas en torno a la propiedad privada o comunal de la tierra, la
organización del trabajo y el conocimiento insuficiente para llegar a una autosubsistencia integral por parte de
quienes allí habitaron.
10
Considero a una Unidad Doméstica (o familiar) a partir de la presente conceptualización: “las relaciones
domésticas son aquellas en las que no se verifica totalmente la discernibilidad entre producción (consumo
productivo) y consumo (producción consumidora), en las cuales un productor directo consume, al menos
parcialmente, lo que produce. Relaciones que vinculan a un grupo de individuos, la ‘unidad doméstica’,
definida no tanto por relaciones de parentesco (que constituyen no obstante su forma general de vinculación),
sino ante todo por su comensabilidad, lo cual supone la residencia compartida como condición de que se pueda
cooperar en procesos de producción consumidora. Esta comensabilidad es el territorio propio que no está
mediado por transacciones de intercambio de productos“(Abduca 1996:116). Es así que la relación de la Unidad
Doméstica con una Alternativa al Desarrollo se basa principalmente en la variación en el modo de producción,
en cuanto a la organización de las relaciones sociales no medidas cuantitativamente en torno al intercambio
sino que se encuentran basadas en torno a una reciprocidad generalizada a partir de una producción orientada
al autoconsumo, que parte del axioma del bien general como ‘base’ para el bien individual, desde allí la
alternativa al desarrollo, comprendiendo al desarrollo como la meta moderna del modo de producción
capitalista basada en una forma de producción orientada principalmente al mercado.
Sitúo el estado de la cuestión a partir de aquellos autores que problematizan en torno a la
generación de conocimiento11, haciendo énfasis en la búsqueda, interpretación y comprensión
de epistemologías alternativas a las occidentales u occidentalizadas. Allí se inserta esta tesis.
De forma contemporánea, las principales búsquedas a alternativas epistemológicas se
encuentran ligadas a los autores inscriptos en los denominados estudios decoloniales.
Partiendo de aquí, vale la pena recalcar, que si bien el estado de la cuestión parte de los
estudios decoloniales, no todos los trabajos decoloniales aquí descriptos forman parte del
corpus teórico posterior. A la vez, otro elemento a tomar en cuenta, es que si bien es
teóricamente prolífico el debate epistemológico que apunta a la urgencia de generar
experiencias de campo (dando cuenta de epistemologías alternativas) las encontradas desde la
antropología decolonial (al menos las encontradas por quien escribe) es escasa.
Desde allí, se parte del denominador común de que todos los autores traídos a colación
comprenden la epistemología de las universidades occidentales y occidentalizadas a partir de
su base colonial. Ante tal escenario es posible encontrar respuestas heterogéneas y ásperos
debates en torno a las condiciones de surgimiento de una epistemología decolonial.
Es así que, a modo de aproximación, es posible identificar dos vertientes principales entorno
a los ejes de discusión y a los enfoques teórico-metodológicos sugeridos.
La primera vertiente quizá siendo la más moderada, busca teórica-metodológicamente
generar una transformación de la epistemología imperante concibiendo a la academia como el
lugar indicado para realizar dicha tarea. Así el texto y la palabra, son las principales
herramientas portantes de conocimiento, y por lo tanto, el foco desde donde se debe pensar la
emancipación social, y por lo tanto, la decolonialidad del saber.
Edgardo Lander, editor del libro ‘la colonialidad del saber’ sugiere:
“Las actuales estructuras disciplinarias de las universidades latinoamericanas, con su parcelamiento
burocrático de los saberes, obstaculizan severamente el abordaje de estos asuntos. Estas estructuras
disciplinarias tienden a acentuar la naturalización y cientifización de la cosmovisión y la organización
11
Comprendo a ‘la generación de conocimiento’ desde las palabras de B. Sousa Santos: “Todo conocimiento
supone una trayectoria, una progresión de un punto o estado A, designado como ignorancia, hacia un punto o
estado B, designado como saber. Las formas de conocimiento se distinguen por el modo como caracterizan los
dos puntos y la trayectoria que conduce del uno al otro. No hay, por tanto, ni ignorancia en general ni saber en
general. Cada forma de conocimiento se reconoce en un cierto tipo de saber en general al que se le contrapone
un cierto tipo de ignorancia, la cual a su vez, es reconocida como tal cuando se confronta con ese tipo de saber.
Todo el saber es saber sobre una cierta ignorancia y, viceversa, toda la ignorancia es ignorancia de un tipo
determinado de saber.” (Sousa Santos 2000:86)
liberal/occidental del mundo, operando así como eficaces instrumentos de colonialismo intelectual. En esta
estructura de saberes parcelados, las cuestiones de conjunto, los retos éticos, las interrogantes sobre el para
qué y para quién de lo que se hace carece de sentido. (…) La formación profesional, la investigación, los textos
que circulan, las revistas que se reciben, los lugares donde se realizan los posgrados, los regímenes de
evaluación y reconocimiento de personal académico, todos apuntan hacia la sistemática reproducción de una
mirada al mundo y al continente desde las perspectivas hegemónicas del Norte (…). El intercambio intelectual
con el resto del Sur, en especial con otros continentes, desde el cual, a partir de experiencias compartidas
podría profundizarse la búsqueda de alternativas, es, en nuestras universidades, escaso o nulo. No es
éticamente responsable continuar con el sonambulismo intelectual que nos hace dejar a un lado los retos que
nos plantean estas cuestiones (…)” (Lander 2000:24)
Así el autor advierta la necesidad de una emergencia epistemológica al atribuir a las
universidades occidentalizadas latinoamericanas la reproducción de los modelos occidentales
académicos, deviniendo la producción de conocimiento desde allí un ‘instrumento de
colonialismo intelectual’. Aquello que no se percibe, en la lectura de este autor y de otros
pertenecientes a los estudios decoloniales, es precisamente ¿Cómo se consigue concretamente
el despertar sonambulismo intelectual?
La segunda vertiente identificada, pertenece principalmente a los aportes de Silvia Rivera
Cusicanqui en la llamada Sociología de la Imagen y B. de Sousa Santos en Epistemología del
Sur. Básicamente estos autores buscan fuera de la universidad corriente la producción de un
conocimiento decolonial. Esto es así, ya que parten de concebir la existencia de una
epistemología externa a la universidad pero a la vez negada, y por lo tanto, deslegitimada por
ésta a partir de las pirámides de poder subyacentes a ésta.
De ésta forma, para los autores, el conocimiento académicamente alógeno, aunque no cumple
necesariamente con los parámetros establecidos por la ciencia moderna debería ser el
principal ingrediente para una reflexión académica al servicio de la emancipación social.
Por su parte la autora Catherine Walsh afirma: “Al ser considerado [Latinoamérica] y tratado como
objeto y no sujeto del conocimiento, una forma de disciplinar la subjetividad y mantener un colonialismo
intelectual se refleja en los planes de estudio universitario donde la producción y reproducción epistemológica
mantienen sus bases en las esferas mayoritariamente occidentales.”
Es así que la autora, en la misma tónica que Lander se pregunta “¿Qué conocimiento(s)?
¿Conocimiento de quién? ¿Conocimiento para qué? Y, ¿Conocimiento para quienes?”
(Walsh 2001:2) De esta forma, pone en la lupa el problema epistemológico de las ciencias
sociales apuntando a la raíz de la epistemología occidental. Luego continua: “Al valorar y
validar solo el conocimiento “científico” y particularmente su versión occidental y al mismo
tiempo dejar intactas las representaciones tanto ideológicas como epistemológicas que
justifican la subalternización y la diferencia colonial, las universidades latinoamericanas
contribuyen a reproducir el orden social hegemónico existente y la colonialidad del poder
(…)” (Walsh 2001:4). A la vez agrega “pensar que los nuevos marcos epistemológicos
deberían ser de todos, anima la transformación institucional más allá de la universidad en sí
y hacia la interculturización crítica de que entendendemos, que difundimos y que
reproducimos como conocimiento” Allí pone en discusión aquello que compete al problema
de investigación, poniendo el relieve la función social del conocimiento.
Por su parte el autor portugués Boaventura de Sousa Santos propone una “epistemología del
sur contra el desperdicio de la experiencia” (Sousa Santos 2000:3). Allí éste sugiere que:
“la ciencia moderna desconfía sistemáticamente de las evidencias de nuestra experiencia inmediata, y con esto
no es que deseche a la experiencia, sino que esta debe pasar por el tamiz de la instrumentalización que la
convierta en ciencia filtrando cualquier tipo de expresión auténtica de la experiencia misma.” (Sousa Santos
2000:23).
De allí, la necesidad de urgencia del trabajo de campo, ya que este sería el contacto con la
experiencia misma. A la vez el autor sugiere una relación entre el conocimiento con tres
principios reguladores vigentes Estado, Mercado y Comunidad. Afirmando que hoy día
mediante la hegemonía del Mercado se encuentra una primacía de la racionalidad cognitivoinstrumental en la epistemología imperante. Es esta racionalidad hegemónica asociada
principalmente a la modernidad, aquella que se impone como criterio de legitimidad
científica al secularizar el conocimiento, apartando otros tipos de generación de
conocimiento. Desde allí, para el autor, la transición paradigmática debe implicar el traspaso
de un conocimiento-regulador a un conocimiento emancipador, esto acompañado de una
transición de la racionalidad cognitivo-instrumental hacia una estético-expresiva mediante el
resurgimiento del principio regulador de la comunidad en detrimento del mercado. (Sousa
Santos 2000:131). Sobre este punto el autor peruano Aníbal Quijano dice “desde el siglo
XVIII, en los principales centros hegemónicos de ese patrón mundial de poder [modernidad]
desde ese universo intersubjetivo [Holanda (Descartes-Spinoza) e Inglaterra (Locke,
Newton)] fue elaborado y formalizado un modo de producir conocimiento que daba cuenta
de las necesidades cognitivas del capitalismo: la medición, la cuantificación, la
externalización (objetivación) de lo cognoscible respecto del conocedor (…) Ese modo de
conocimiento fue, por su carácter y por su origen eurocéntrico, denominado racional; fue
impuesto y admitido en el conjunto del mundo capitalista como la única racionalidad válida
y como emblema de la modernidad” (Quijano 2007:94)
Creo que partiendo de ésta crítica epistemológica es posible rastrear una línea de pensamiento
correspondiente al paradigma epistemológico emergente, aunque ante el denominador común
de la búsqueda alternativa las respuestas concretas son escasas.
Adolfo Albán Achinte dice al respeto: “el proceso humanista de Occidente desarrollado hacia los siglos
XV y XVI centrado en la interpretación del mundo por medio de la indagación de la naturaleza y la explicación
de los fenómenos como resultado de la observación dio inicio a lo que Max Weber denominó ‘el
desencantamiento del mundo’ (…) Este racionalismo que alcanza su punto máximo con la Ilustración en el
siglo XVIII se planteó la separación mente/cuerpo – sujeto/objeto escindiendo al individuo y creando de igual
manera la separación (para la ciencia) y emoción (para el arte)”
De esta forma el autor colombiano sitúa la omisión de la racionalidad estético-expresiva en la
generación de conocimiento, en la génesis de la separación entre ciencia y arte. Otro aspecto
relevante que genera abre interrogantes corresponde a la relación entre el lugar de
enunciación y la epistemología. Al respecto el autor sugiere: “la producción de conocimiento es un
hecho político, cargado de intereses e intencionalidades y ubicado geográficamente. El conocimiento es
localmente producido, da cuenta de procesos históricos constitutivos y de las múltiples condiciones sociales que
lo producen, lo que implica reconocer tanto su concreción como su ubicación” (Albán Achinte 2006: 7-8).
Así para algunos autores el conocimiento lleva en su génesis las marcas geopolíticas que dan
posibilidad de existencia. Desde allí el aporte de Fernando Garcés al decir que “el conocimiento
llamado científico es visto y valorado como el conocimiento, y ese conocimiento se vehicula expresivamente
mediante ciertas lenguas, todas de origen europeo (inglés, alemán y francés). Quien quiera hacer ciencia,
filosofía, conocimiento, tiene que apropiarse de tales lenguas para moverse en dicho espacio de poder. (…) el
conocimiento del saber institucional que pasa por el Estado y la Universidad está en las tres lenguas
hegemónicas de la modernidad; las otras lenguas, en el mejor de los casos, sirven para la literatura y la
expresión cultural de sus pueblos, pero no para hacer ciencia.” (Garcés 2007:226)
Hasta allí se da cuenta de reflexiones de índole teórico que buscaron demostrar la crisis del
paradigma dominante a partir de la base colonial que lo constituye. Ahora las propuestas de
donde buscar la alternativa epistemológica, pueden hallarse de forma incipiente en algunos
autores. Walter Mignolo piensa en una epistemología fronteriza ya que “la alternativa a la
modernidad del saber no es por cierto la post-modernidad del saber. Las formas post-modernas de pensamiento
no nos conducen a alternativas a la modernidad sino, en el mejor de los casos, a modernidades alternativas.
Las alternativas a la modernidad, esto es, la descolonización del saber, tiene que provenir también de formas
de pensar que fueron desprestigiadas por la modernidad del saber. La colonialidad del saber es, por lo tanto,
formas de conocimientos que fueron en su momento desprestigiadas y que, en este momento, se afirman como
posición crítica a la idea de ‘totalidad’ que define la modernidad del saber (cristianismo, liberalismo,
marxismo, ciencia, filosofía).” (Mignolo 2002a:3)
De esta forma para el autor, la locación es fundamental a la hora de buscar la alternativa. Ya
que partiendo de bases modernas no se llegará a una alternativa a la modernidad. El
conocimiento alternativo debe partir de las fronteras de la modernidad, allí donde la periferia
deviene centro para pensarse a sí misma. De esta forma Mignolo, realiza implícitamente una
crítica al proyecto de Immanuel Wallerstein de “Abrir las Ciencias Sociales”. Allí el
historiador da cuenta de la preponderancia de ciertos centros de estudios productores de
conocimiento sobre otros, y hace un llamado a una “reestructuración de las ciencias sociales
como resultado de la interacción de estudiosos procedentes de todos los climas y de todas las
perspectivas”. (Wallerstein 1996: 85).
De esta forma el autor busca conceder una legitimidad a la producción de conocimientos
desde las periferias, pero sin problematizar acerca de la colonialidad del saber que guían las
prácticas epistemológicas. Así la apertura de las ciencias sociales sería posible a partir de la
concesión de legitimidad de las autoridades occidentales de conocimiento, en vista a la
eficiente reproducción de los modelos epistemológicos retomados desde las periferias.
De esta forma, el conocimiento local se asocia implícitamente a un conocimiento subjetivo,
mientras que la ciencia sería el paradigma de un conocimiento ‘más objetivo’ y por lo tanto
universalizable: “creemos que empujar a las ciencias sociales a combatir la fragmentación
del conocimiento es empujarlas también en dirección a un grado significativo de objetividad.
Creemos que insistir en que las ciencias sociales avancen hacia la inclusividad es tender a
aumentar la posibilidad de un conocimiento más objetivo. Creemos que el énfasis en la
historicidad de todos los fenómenos sociales tiende a reducir la tendencia a hacer
abstracciones prematuras de la realidad y en definitiva ingenuas.” (Wallerstein 1996:42).
Es así que, según ésta lógica, la convergencia del ‘conocimiento’ hacia una epistemología,
sería proporcional al aumento de objetividad, y por lo tanto, de validez de la ciencia. De ésta
forma las epistemologías occidentalizadas competirán vis a vis con las occidentales. Es
mediante la universalización de la epistemología la forma monocultural de darle legitimidad
al conocimiento producido.
A la vez, al posicionar a la ‘historia’ como la herramienta hermenéutica por excelencia para
la comprensión de la realidad, y denominar como ingenua y subjetiva otras formas de
producción de conocimiento, creo que el autor se ajusta a la crítica de Sousa Santos al partir
todavía del nobis sibi silemus (de nosotros mismos nada diremos) kantiano, ya que ésta lógica
epistemológica se ajusta a un conocimiento surgido desde el concepto para representar una
realidad, mientras que la epistemología sugerida por el autor parte de la experiencia y la
cosmología local como principio hermenéutico. Es así que el universalismo logocéntrico en
torno al concepto de ‘historia’ produce, como el célebre libro de E. Wolf, “Europa y gente sin
historia”, lo que en este caso sería, gente sin conocimiento de su pasado por no poseer las
estructuras epistemológicas occidentales (en este caso la tecnología de la escritura) que le
permitirían acceder a las herramientas hermenéuticas correctas para comprender su pasado
ergo su presente.
A partir de allí el aporte de la autora boliviana Silvia Rivera Cusicanqui a las Ciencias
Sociales, ya que: “no son la ‘fuentes’, su veracidad o falta de ella, lo que le interesa. En primer lugar,
subraya y critica el criterio de razón instrumental que predomina en el concepto de “Ciencias Sociales” y la
justificación “científica” del conocimiento y la comprensión social. Esto es, el método no garantiza ni un
conocimiento y comprensión adecuados ni tampoco confiables a la vez que es un criterio que les permite, a los
cientistas sociales descalificar otras formas de conocimientos, académicas o no, bajo el “privilegio” autootorgado a la presupuesta cientificidad de las ciencias sociales. El potencial epistemológico de la historia oral
reside, en el hecho de que es posible producir conocimiento “crítico” y que este conocimiento y comprensión
“crítico” es lo que le falta a la cientificidad de las ciencias sociales” (Mignolo 2002a:7)
Para concluir, en líneas generales puede establecerse que el estado de la cuestión remite a una
convergencia de autores que conciben una crisis en el modelo epistemológico
occidentalizado. Al recorrer el estado de la cuestión es posible observar la falta de
experiencias concretas que den cuenta de epistemologías alternativas más allá de su
existencia teórica. Es por eso que creo que el desafío principal del problema de investigación
parte de generar creativamente las herramientas metodológicas que permitan traducir, en
principio, el contenido (¿Qué?) del conocimiento para luego dar cuenta de los procesos que
atraviesan la creación, (¿Cómo?) transformación y transmisión del mismo (¿Para qué?).
8) Marco conceptual e hipótesis de trabajo
Los principales aportes conceptuales provienen del autor portugués Boaventura de Sousa
Santos desde el modelo epistemológico sugerido en “Una Epistemología del Sur”. El autor
retomando a Leibniz, asocia el canon epistemológico moderno a una razón indolente ya que:
“subyace, en sus variadas formas, al conocimiento hegemónico, tanto filosófico como científico, producido por
occidente en los últimos doscientos años. La consolidación del Estado liberal en Europa y América del Norte,
las revoluciones industriales y el desarrollo capitalista, el colonialismo y el imperialismo constituyeron el
contexto sociopolítico bajo el que la razón indolente se desplegó. Las excepciones parciales, el romanticismo y
el marxismo, no fueron ni suficientemente fuertes ni suficientemente diferentes para poder ser una alternativa a
la razón indolente” (Sousa
Santos 2009:101).
Así el autor busca mediante la explicación de la Razón Indolente enumerar todas las formas
que toma la lógica epistemológica propia de la modernidad. Para él, se subdivide en cuatro
formas diferentes de razonamiento: la razón impotente (determinismo, realismo), la razón
arrogante (libre arbitrio, constructivismo), la razón metonímica (reduccionismo, dualismo) y
la razón proléptica (evolucionismo, progreso).
Para ésta tesis, retomo varios conceptos que en el campo me permiten agudizar la búsqueda
de la forma epistemológica local. Lo argumentado entorno a la razón metonímica es “que se
reivindica como la única forma de racionalidad y, por consiguiente, no se dedica a descubrir
otros tipos de racionalidad o, si lo hace, es sólo para convertirla en materia prima” (Sousa
Santos 2009:101).
La crítica a la razón metonímica, que hace de las partes el todo, busca recuperar la
experiencia desperdiciada. Adhiero al autor cuando afirma que: “la pobreza de la
experiencia no es expresión de carencia, sino de una arrogancia. La arrogancia de no
querer verse, y muchos menos valorizar, la experiencia que nos rodea, dado que está fuera
de la razón a partir de la cual podríamos identificarla y valorizarla” (Sousa Santos
2009:107).
Justamente desde allí propone una sociología de las ausencias en pos de dar visibilidad a lo
subalternizado por la ciencia moderna. En palabras del autor:
“su objeto empírico es imposible a la luz de las ciencias sociales convencionales. […] el objetivo de la
sociología de las ausencias es transformar objetos imposibles en posibles, y con base en ellos transformar las
ausencias en presencias, centrándose en fragmentos de la experiencia social no socializados por la totalidad
metonímica. (…) hay producción de no existencia siempre que una entidad dada es descalificada y tornada
invisible, ininteligible o descartable de un modo irreversible. Lo que une a las diferentes lógicas de producción
de no existencia es que todas sean manifestaciones de la misma monocultura racional.” (Sousa Santos
2009:109)
Es así que a partir de allí, el autor propone 5 lógicas de producción de no existencia para
luego dar cuenta, a partir de la sociología de las ausencias, las 5 lógicas contrapuestas.
Sin entrar en detalle las 5 lógicas de producción de no existencia, son:
1. Monocultura del saber y del rigor del saber
2. Monocultura del tiempo lineal
3. Lógica de la clasificación social
4. Lógica de la escala dominante
5. Lógica productivista
Es así que en contraposición a estas monoculturas el autor propone 5 Ecologías, las cuales
retomo desde el comienzo del problema de investigación ya que aportan el sustento teórico a
las reflexiones obtenidas en el campo sugiriendo la posibilidad de una epistemología
alternativa.
Estas ecologías son:
1. Ecología de saberes
2. Ecología de las temporalidades
3. Ecología de los reconocimientos
4. Ecología de las transescalas
5. Ecología de las productividades
Sin desarrollar cada punto por una cuestión de espacio, a partir de éste esquema es posible
incorporar orgánicamente los aportes de diferentes autores que dan cuenta del marco teórico.
Principalmente la denominada Ecología de Saberes, es el concepto axial desde el cual parto
para indagar la lógica epistemológica que opera en el campo.
Allí, el autor da las bases para el diálogo epistemológico entre diferentes formas de
producción de conocimiento: “la idea central de la sociología de las ausencias en este campo
es que no hay ignorancia en general ni saber en general. Toda ignorancia es ignorante de un
cierto saber y todo saber es la superación de una ignorancia en particular.” (Sousa Santos
2009:114).
Al mismo tiempo otro aporte axiomático al marco teórico es representado a partir de concebir
la existencia de una ‘injusticia cognitiva’:
“desde el punto de vista epistemológico, la sociedad capitalista moderna se caracteriza por favorecer
prácticas en las cuales predominan las formas de conocimiento científico. Esto implica que sólo la ignorancia
de éstas sea verdaderamente descalificante. Este estatuto privilegiado concedido a las prácticas científicas
provoca que sus intervenciones en la realidad humana y natural sean favorecidas. Cualesquiera crisis o
catástrofes que de ellas pueden suceder son socialmente aceptadas y encaradas como un costo social inevitable
que podrá ser superado o compensado por nuevas prácticas científicas. Como el conocimiento científico no se
encuentra distribuido de una forma socialmente equitativa, sus intervenciones en el mundo real tienden a ser
las que sirven a los grupos sociales que tienen acceso a este conocimiento. En última instancia, la injusticia
social descansa en la injusticia cognitiva.”
Es a partir de allí, que se propone el problema de investigación: concibiendo una otra
epistemología capaz de dialogar en iguales condiciones con las formas científicas de
producción de conocimiento, ya que “en una ecología de los saberes, la búsqueda de
credibilidad para los conocimientos no científicos no implica el descrédito del conocimiento
científico. Implica, simplemente, su utilización contrahegemónica.” (Sousa Santos
2009:115).
A partir del estado de la cuestión, el marco teórico y a la experiencia etnográfica es posible
establecer incipientemente como hipótesis de trabajo que el Cerro Champaquí y su
ecosistema, sumado al registro arqueológico hallado, da cuenta de que quienes por allí
transitan y transitaron experimentan el contacto con una universidad en cuanto posee una
epistemología particular12, que se halla in situ dando lugar a la creación,
transformación y transmisión de conocimiento.
9) Estrategias metodológicas (Enfoque metodológico, definición del campo de estudio,
instancias e indicadores de análisis, técnicas de investigación).
Enfoque metodológico
Partiendo de que la presente tesis se encuadra dentro de la antropología social, el trabajo de
campo es la forma principal por la cual me propongo abordar el campo que me aporte al
problema de investigación. Ahora más precisamente, en torno a lo que refiere el enfoque
metodológico adoptado, parto de la noción de implicación para dar cuenta de la forma por la
cual decidí incorporarme y transitar a través del campo. Esta perspectiva metodológica es
definida por Althabe y Hernandez en contraposición a la dialéctica concebida desde los
enfoques que proponen una Observación-Participante. Desde éste enfoque se afirma: “ésta
dialéctica [por la observación-participante] se encuentra en el corazón del dispositivo
epistemológico que nosotros vamos a cuestionar al centrarnos en la noción de implicación”
(ALTHABE y HERNANDEZ 2005:72).
12
Epistemología que será traducida y comprendida a lo largo de la tesis pero no experimentada en sí misma
fuera del lugar partiendo de que una epistemología, una ontología y una hermenéutica son inseparables.
El enfoque metodológico propuesto desde la noción de implicación consiste básicamente en 3
cuestiones: primero concebir al antropólogo como un actor del campo social que influye e
influyen a partir de su incorporación al campo. Segundo comprender al antropólogo como un
actor inserto y proyectado dentro de un orden social y simbólico que busca interpretar, donde
esta interpretación, que dará lugar a la comprensión del orden simbólico, y por lo tanto a la
producción de conocimiento antropológico, se dará mediante “la afirmación de su diferencia,
de su conciencia reflexiva sobre la alteridad que representa”. Y tercero la implicación
conlleva a “aceptar la tensión ligada a los intereses cognitivos del investigador en el campo”
que en éste caso parte de la búsqueda de traducción de una epistemología desde y hacia los
métodos occidentales de conocimiento, pero por sobretodo de confrontar a través de la
experiencia en el campo a la pirámide cognitiva (y por lo tanto jerárquica) construida desde
los centros hegemónicos occidentales.
Desde allí que el foco es metodológicamente centrado en dos puntos: por un lado los
intercambios entre los interlocutores y el antropólogo, y por el otro, los
acontecimientos/situaciones que se suceden en el transcurso de la investigación.
(ALTHABE y HERNANDEZ 2005:86-87-88)
Definición del campo de estudios
Este trabajo se propone aportar y dar cuenta de las relaciones sociales que aportan prácticas y
reflexiones decoloniales encontradas y compartidas en los espacios recorridos a partir del
trabajo de campo. Específicamente, el proyecto se propone trabajar tomando como principal
base espacial la unidad doméstica (denominada por quienes allí habitan, como ‘Vaikuntha’) y
las relaciones sociales allí desarrolladas, tomándola como el punto de residencia más alejado
de la urbanidad.
Es posible definir a Vaikuntha delimitándolo a partir de la zona que va saliendo desde los
molles en dirección al Champaquí, desde el comienzo de los helechales (aprox. 1800mts
altura) hasta el denominado ‘filo’. Siendo ésta el área de influencia, en términos de
subsistencia, del sitio antes mencionado.
A partir de allí tomo como espacios complementarios en base a la interacción que ejercen con
Vaikuntha y de las prácticas decoloniales encontradas, 3 sitios:
1. La feria de artesanos de Villa las Rosas. Que durante el invierno funciona 1 vez por
semana y en verano todos los días. Siendo ésta feria el principal ingreso económico de
muchos productores autogestivos del valle de Traslasierra, como un lugar de
encuentro y socialización.
2. El pequeño pueblo de Los Molles poniendo el foco en una residencia llamada ‘Villa
Teresa’ que en tiempos de la colonia era destinada a los sirvientes de la estancia Los
Molles. Ahora habitada por diferentes tipos de artesanos y productores realizando
diferentes prácticas orientadas a la autosustentabilidad. Espacio a la vez de encuentro
de residentes y lugar de ejecución de ceremonias nativas resignificadas localmente.
3. El ‘rancho’ de Dionisio y Ester, paisanos oriundos del valle y vecino próximo de
Vaikuntha. Ambos analfabetos y dedicados a subsistir mediante las denominadas
‘changas’, con un amplio conocimiento del valle, la cría de ganado, y flora y fauna
nativa.
Instancias e indicadores de análisis
En base los objetivos propuestos se proponen como instancias e indicadores de análisis:
1) Las formas prácticas por las cuales se orienta la autosubsistencia material
(alimenticia, habitacional, medicinal, etc). Y aquellas por las cuales se satisfacen
necesidades a través del dinero. Poniendo énfasis en los tipo de intercambio
encontrado.
2) Las modalidades de interacción entre aquellos que transitan y/o habitan en
Vaikuntha.
3) Las modalidades pedagógicas a partir de las cuales se realiza el traspaso del
conocimiento en torno al trabajo in situ.
4) Los tipos de organización y jerarquías al momento de la realización de trabajos en
conjunto, y los diferentes conflictos derivados.
5) Las formas por las cuales los actores sociales comprenden, crean y resignifican la
historia para explicar el abundante registro arqueológico existente.
6) La relación entre los denominados ‘paisanos’ y las migraciones urbanas, y el
conflicto derivado en torno a lo nativo y lo exótico.
7) La comprensión e interpretación de la topografía, flora y fauna de aquellos que
transitan por Vaikuntha.
Técnicas de investigación
La forma práctica en la que me sumergí para poder abstraer la producción de conocimiento
en el campo consiste:
Primero a partir de una búsqueda exhaustiva de bibliografía al respecto donde pude
principalmente dar cuenta de cuestiones en torno al pasado del lugar y de quienes allí
habitaban en el período prehispánico principalmente a partir de Crónicas y Fuentes, como
también retomando y discutiendo con tradicionales autores como Anibal Montes, Antonio
Serrano, etc.
A la vez, partiendo de la importancia de los estudios interdisciplinarios, recurrí a material de
diferentes disciplinas que aborden trabajos sobre el campo estudiado como: la Geología,
Geobiología, la Farmacología y la Botánica, que una vez en el campo me aportaron material
para la comprensión e identificación de lo percibido.
Segundo, y principalmente, a partir de conversaciones, formales e informales, con aquellos
que transitaron de forma esporádica por el lugar, pero principalmente con aquellos que
poseen mayor experiencia, y por lo tanto, el conocimiento local, tomando como principal
referente empírico a Rolf, quien se encuentra allí desde hace 28 años, y de quién realicé una
historia de vida (aunque no formará parte explícita del proyecto de tesis).
La tercera, propia del trabajo de campo en su acepción literal, consistió, a partir del
afianzamiento del vínculo con quienes allí habitan, en incorporarme a la unidad doméstica,
trabajando y habitando con los que se encuentran allí. Para esto, vale aclarar, es condición
necesaria aprender desde la experiencia lo relativo a la satisfacción de las demandas de la
unidad doméstica. Estas demandas son básicamente aquellas explicitadas en los objetivos
específicos. Siendo quizá, la esfera económica aquella a la cual primero me aproximé
(entorno al manejo de herramientas, identificación de flora y fauna, movilidad constante a
partir de las particularidades topográficas, alimentación y medicina a partir de lo local,
manejo y construcción de riego por acequias, construcción de terrazas de cultivo, alambrados
y pircas, siembra, poda y cosecha (con el conocimiento astronómico asociado ya que se
utiliza el calendario lunar para determinar los diferentes trabajos basados en conceptos de la
agricultura biodinámica de Rudolph Steiner), manejo de ganado vacuno (llamado cimarrón o
vaca serrana), secado y conservas de carne vacuna, frutas y hortalizas, construcción y
reparación de viviendas a partir de conformación de adobe y piedra, etc.
Luego a partir de la aproximación a ésta esfera económica (entendiendo lo ‘económico’ en
relación a la autosubsistencia) fue posible comenzar a vislumbrar la esfera política,
entendiendo a lo ‘político’ como todo aquello que dé cuenta de la organización social de
quienes por allí transitan (¿Quién determina actividades a realizar? ¿Por qué? ¿Ante el
conflicto que canales de resolución existen? ¿Qué tipo de jerarquías existen? ¿A partir de
dónde se nutre la estructura organizativa vigente? ¿Cómo influye la propiedad privada en el
trabajo? ¿Cuál es la relación entre el dinero y los productos obtenidos? etc.). Y recién a partir
de allí y de una estadía prolongada en el campo creo que fue posible aproximarse
incipientemente al conocimiento que da cuenta de la esfera simbólica, al pasar a comprender
al lugar desde una perspectiva ‘no exótica’. Así al acercarme a través de la etnografía a la
perspectiva nativa, sin por eso devenir nativo, fue posible comprender ciertas categorías de
entendimiento (espacio, tiempo, materia, cantidad, etc) para dar cuenta de las heterogéneas
hermenéuticas ontológicas productoras de sentidos, a partir de compartir, desde la práctica y
el discurso, los procesos por los cuales se conforma la cosmovisión de los allí presentes.
A la vez tomé constantemente notas, fotos y realicé filmaciones (principalmente en torno al
registro arqueológico). A partir de esto bajo la lógica del co-labor y de la interpretación de
las necesidades locales realicé (y continuo realizando) instructivos de las diferentes
actividades orientadas a la autosubsistencia con la finalidad de traducir y facilitar el traspaso
de conocimientos para quienes allí arriban desconociendo tangencialmente lo relativo a la
subsistencia a partir de lo hallado in situ.
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