COLEGIO LA SALLE DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES Y FILOSOFIA DECIMO GRADO ESTUDIANTE:_______________________________________________________________________ TEMA: FILOSOFIA LATINOAMERICANA Las culturas precolombinas tuvieron un pensamiento propio de tipo mítico que explicaba el propio universo. El mito es una expresión simbólica de las creencias últimas y de los valores fundamentales de una cultura, mediante los cuales se está en claro frente al universo y se proyecta la vida con seguridad. La hermenéutica trata de descifrar dichas creencias y valores que se esconden bajo el bello ropaje de la expresión simbólica. Todos los pueblos orientales, y la propia Grecia antes de acceder al pensamiento racional o filosófico en el siglo VI antes de Cristo, han recurrido al mito para expresar sus verdades. También los pueblos de América precolombina tienen una rica simbólica que es preciso estudiar para comprender los fundamentos últimos de las respectivas culturas. En tal sentido podemos hablar de pensamiento precolombino de las grandes culturas como la Azteca, la Maya, la Incaica, la Muisca, etc. Pero la filosofía como práctica racional es un producto de la cultura occidental, que hace aparición en el nuevo mundo con la conquista. Por lo mismo, consideramos que la filosofía latinoamericana comienza con la dominación española. Tiene, pues, más de cuatrocientos años de existencia y es un reflejo del pensamiento europeo aplicado a la problemática que en este transcurso se vive en América Latina. No hemos tenido una filosofía original debido a la dependencia en que han vivido nuestros pueblos desde el mismo día del descubrimiento y la conquista. Pero nuestra historia en el ámbito de procesos socioeconómicos e institucionales sería imposible de explicar sin tener en cuenta las influencias ideológicas del pensamiento europeo en ella. De aquí la importancia de reconstruir la historia de las ideas filosóficas en nuestros países latinoamericanos. Para una cabal comprensión de los problemas ideológicos es necesario establecer ciertos períodos: conquista, colonia, ilustración, emancipación, romanticismo y positivismo, siglo XX. CONQUISTA Con el descubrimiento del Nuevo Mundo se inicia el período de la conquista, que dura aproximadamente cincuenta años. Las guerras de conquista, el choque de dos culturas tan dispares, generan problemas no sólo de índole práctica, sino también de naturaleza teórica. ¿Con qué derecho los españoles hacen la guerra y ocupan extensos territorios en los que vivían pacíficamente y de los cuales eran dueños los pueblos amerindios? ¿Es posible considerar dichos territorios como tierra de nadie y someter a los indios a la dominación española? ¿Acaso no son hombres? Y si lo son ¿con qué derecho se los somete? ¿Por razones de evangelización? ¿Por estar en infidelidad? ¿Por su puestos pecados contra la naturaleza? ¿Por ser menores de edad o “subhombres” necesitados de tutelaje y educación? Todos estos interrogantes dan origen a una acalorada polémica entre los defensores de las prácticas de los conquistadores y los críticos de la conquista, que ponen en vilo la conciencia europea. Dos temas fundamentales que se debaten son la condición humana del indio y los derechos inherentes a la misma, y la justicia de las guerras de conquista. Surge una primera filosofía “sobre” América impuesta por los hechos mismos. Los que intervienen en la polémica son lógicamente europeos formados en la segunda escolástica de Salamanca, cuya universidad en este momento es uno de los centros más importantes del pensamiento europeo. Desde la tradición escolástica se pretende legitimar el sometimiento de los pueblos americanos o se crítica dicha dominación y sus prácticas inherentes poniendo en evidencia la humanidad de los indios, la invalidez de ciertos títulos y la injusticia de ciertas prácticas. Entre los legitimadores cabe citar, entre otros, a Ginés de Sepúlveda; y entre los críticos a Antonio Montesinos, Bartolomé de Las Casas y Francisco de Victoria, como figuras centrales. Las Casas es el profeta de la liberación de los pueblos americanos. Victoria, el fundador del derecho de gentes. Gracias al movimiento lascasiano y a la influencia de las tesis de Victoria cabe hablar de una primera escolástica profética, crítica y liberadora, cuya voz fue acallada al consolidarse el orden colonial al fin de la conquista. COLONIA A mediados del siglo XVI mediante las nuevas Leyes de Indias se implanta el orden colonial en el imperio en que, al decir de Felipe II, “no se ponía el sol”. Se organiza la administración y la economía colonial. Se estratifica la población en castas por razón del mestizaje. Se fomenta la educación a nivel elitista, se abren en Santo Domingo, México, Lima y Santa Fe los primeros centros universitarios. La escolástica florece durante los siglos XVII y XVIII en las universidades coloniales. Pero, en general, es una escolástica que refleja la declinación de la Universidad de Salamanca, ignorante de las nuevas corrientes modernas del pensamiento europeo, repetidora de una tradición medieval obsoleta, encerrada en los claustros y ausente, con excepciones, de la vida real. Una escolástica que sirve de ideología al imperio para formar clérigos para la evangelización y juristas en ambos derechos, canónigo y civil, para surtir los puestos de la administración civil y eclesiástica. El método en la docencia es la lectio y la disputacio, conducidas con todo los rigores del silogismo, por cuyo cause tenía que discurrir el pensamiento, como la vida real debía ajustarse a las normas de la administración colonial. La lengua oficial es el latín. La filosofía se subordina a la teología, reina de las ciencias según el orden medieval. El siglo XVII ha sido calificado de “siesta o modorra” colonial. Sin embargo, en este siglo se destaca en México Fray Alonso de Veracruz, agustino; el jesuita Antonio Rubio, autor de un agudo comentario a la lógica de Aristóteles conocido como Lógica mexicana; Tomás de Mercado, comentador de Aristóteles y autor de un importante tratado de economía y moral, titulado Tratos y contratos de mercaderes y tratantes, y Carlos de Sigüeña y Gongora, primer filósofo mexicano (los anteriores habían nacido en España) abierto a las preocupaciones de la filosofía moderna y al método experimental. En el Perú la figura cumbre es la del jesuita español José Acosta, autor de la importante obra Historia natural y moral de Indias, considerada como el primer hito en la antropología física y cultural. También en el Perú sobresalen como profesores Juan Pérez de Menacho. En Chile nace Fray Alonso Briceño, franciscano, quien en Venezuela escribe los gruesos volúmenes de Controversias célebres, que le han merecido el sobrenombre de “pequeño Escoto”. En Colombia, durante el siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII destacan los profesores de la Universidad Javeriana: José de Urbina, Mateo de Mimbela y Juan Antonio Varillas, como también Jacinto Buenaventura, profesor de la Universidad Santo Tomás. ILUSTRACION Y EMANCIPACION En la segunda mitad del siglo XVIII, con el advenimiento de Carlos III al trono, se produce en despertar en España y sus colonias. Es el período de la ilustración. Les duele a los ilustrados el atraso científico y, por lo mismo, la decadencia económica y política de España y su imperio. Y tratan de poner remedio rebelándose contra Aristóteles y la escolástica decadente y adoptando las nuevas corrientes de la filosofía moderna. Se cuestiona el método escolástico y el argumento de autoridad. Se exalta la razón y la experiencia como fuentes de nuevos conocimientos. Se aplican estas luces al conocimiento de la naturaleza y se propende por una reforma de la educación que tiene como objetivo el conocimiento y aplicación de las ciencias útiles. La ruptura con la cultura colonial permite el nacimiento de una conciencia crítica en peninsulares y criollos, que rápidamente se extiende a aspectos políticos, siguiendo ideas de los ilustrados franceses. Tal conciencia crítica, reforzada por el reencuentro con la naturaleza y valores propios del mundo americano, genera un profundo patriotismo, que desemboca en los movimientos de emancipación que se desarrollan a partir de la primera década del siglo XIX. La Ilustración americana es reflejo de la europea. Benito Feijóo, al combatir el escolasticismo y defender y divulgar la ciencia y la filosofía moderna en su Teatro crítico universal, es quien más influye en un primer momento. Pero, al finalizar el siglo XVIII se conoce directamente las obras de los enciclopedistas, entre los cuales Juan Jacobo Rousseau moviliza las aspiraciones políticas de los ilustrados americanos hacia una nacionalidad americana libre, igualitaria y fraterna. En esta forma el pensamiento del ginebrino sirve de guía a los libertadores e informa nuestras primeras constituciones. Entre los ilustrados americanos más importantes cabe destacar a los siguientes: En México: Benito Díaz de Gamarra, autor de Elementos de filosofía moderna, Fracisco J. Alegre y Francisco J. Clavigero, defensor de la cultura mexicana frente a los europeos que la suponía inferior. En Quito sobresale el indio Francisco Eugenio Santa Cruz y Espejo, quien escribe El nuevo Luciano de Quito o despertar de los ingenios quiteños. En Cuba descuella José Agustín Caballero con su Philosphia electiva. En el Perú cabe nombrar a José Eusebio Llano Zapata, a Hipólito Unanue. En Chile brilla Manuel Lacunza, autor de la obra incluida en el índice de libros prohibidos, La venida del Mesías en gloria y majestad. En Colombia el período ilustrado fue especialmente brillante con la figura patriarcal de José Celestino Mutis y la constelación de discípulos, entre ellos Francisco José de Caldas, además de los precursores Antonio Nariño, traductor de Los derechos del hombre, y Camilo Torres. La revolución cultural propiciada por la ilustrados preparó la emancipación de América. ROMANTICISMO Y POSITIVISMO Al consumarse la independencia de los pueblos americanos en la segunda década del siglo XIX, la elite criolla que dirigió la gesta libertadora influenciada por los ideales de la ilustración, trata de organizar las jóvenes repúblicas. Rotos los vínculos políticos y culturales con España, la inteligencia americana busca inspiración en las ideologías más en moda en la Francia y en Inglaterra, nueva potencia imperial emergente. El utilitarismo de Jeremías Bentham y la ideología de Destutt de Tracy se imponen en este momento. Es una ideología romántica que aspira a conseguir el máximo de felicidad para mayor número de personas, entendiendo la felicidad como placer y fundado éste en una metafísica de tipo sensista. Ideología vaga e inoperante, además de opuesta a la tradición católica profundamente arraigada en el pueblo. Dentro de las tendencias románticas cabe señalar, también, la preocupación por una cultura latinoamericana propia y ciertas influencias de los socialistas franceses en cuyo pensamiento se ve la clave para la solución de los problemas de las masas populares irredentas. El utilitarismo y el sensismo tienen como máximo exponentes a los rioplatenses Juan Crisóstomo Lafinur, Manuel Fernández Agüero y Diego Alcorta; en México a José María Luis Mora y Lucas Alamán; en Colombia a Ezequiel Rojas y a Eustaquio Alvarez. La corriente americanista, preocupada por la emancipación cultural de las nuevas repúblicas, tiene como representantes al venezolano Andrés Bello y al argentino Juan Bautista Alberdi. A los anteriores componentes se agregan ciertas tendencias socialistas y moralistas de tipo utópico aplicadas a la circunstancias americana en los argentinos Estebab Echeverría, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento, en el portorriqueño Jaime María Hostos, en el hondureño José Cecilio Valle, en el ecuatoriano Juan Montalvo, en el peruano Manuel González Prada y en el colombiano José María Samper, entre otros. En la agitada vida de las nacientes repúblicas que tratan difícilmente de encontrar un cauce hacia el futuro en medio de guerras y continua crisis, que niegan la prometida felicidad para todos, se hace sentir la necesidad de una mayor estabilidad. Se acoge entonces la nueva filosofía que en Francia e Inglaterra predica el orden y el progreso como fuente de felicidad. Tal es la ideología positivista de Augusto Comte, de Hebert Spencer. El positivismo se convierte en las últimas tres décadas del siglo XIX en la ideología imperante en toda América Latina. Es imposible en breve resumen como éste siquiera enumerar todos los representantes de este estado de ánimo generalizado que llamamos positivismo. Sólo cabe citar: en Brasil a Luis Pereira Barreto, Miguel Lemos, Raimundo Texeira y Tobías Barreto; en Chile a Victoriano Lastarria, Valentín Letelier y los hermanos Lagarrigue. En Perú a Mariano H. Cornejo; en Bolivia a Luis Arce, en Argentina a José Inginieros; en Uruguay a José Enrique Rodó; en Cuba a José de la Cruz y Enrique José Varona; en México a Gabino Barreda, Justo Sierra y Porfirio Parra; en Colombia a Rafael Núñez. FILOSOFIA DEL SIGLO XX Si el siglo XIX es difícil de historiar debido al entrecruce de las más variadas tendencias en una época de inestabilidad y consolidación de las nuevas repúblicas americanas, el siglo XX no ofrece menores dificultades de sistematización. Consolidadas las nuevas repúblicas se percibe en éstas, lo mismo que en Europa, al iniciarse el siglo XX, la insuficiencia de los ideales positivistas. El positivismo se siente agotado en sus posibilidades interpretativas. Surgen nuevas filosofías que pretenden rescatar los valores metafísicos negados por el positivismo cientifista. Como criterio de periodización de la filosofía latinoamericana en nuestro siglo se ha impuesto el método de las generaciones. Según el mismo, se ha establecido la existencia de cuatro generaciones. Generación de los fundadores: se llama así porque con ellos comienza la filosofía actual. Educados en la ideología positivista, reacciona contra los dogmas del positivismo puro descontentos de la explicación óntica o científista de los objetos. Aspiran a una interpretación ontológica o metafísica como base de un nuevo humanismo espiritualista. Existe en ellos el anhelo de una filosofía latinoamericana. Se constituyen en maestros orientadores de la juventud por sus calidades humanas y excelente estilo como escritores. A esta generación de principios de siglo pertenecen entre otros: Alejandro Korn, argentino; Carlos Vaz Ferreira, uruguayo; Enrique Molina, chileno; Alejandro Deustua, peruano; Antonio Caso y José Vasconcelos, ambos mexicanos. Generación de la normalización: empiezan a escribir en la segunda década del siglo. El ideal de esta generación es el de normalizar el quehacer filosófico en el ámbito latinoamericano, creando una tradición continua e interrelacionada entre todos los que se ocupan de la filosofía. Tratan de instrumentar la labor filosófica con medios indispensables: facultades de filosofía, congresos, revistas, publicaciones, etc. Más que la influencia social, les importa la profesionalización de la filosofía. Se abren a las influencias más actuales que estudian con profundidad: neotomismo, fenomenología, axiología, escuela de Madrid, marxismo, etc. Entre los representantes más sobresalientes de estas generaciones están: Francisco Romero, Carlos Astrada y Nimio Anquín, los tres argentinos; Amoroso Lima, brasileño; José Carlos Mariátegui, peruano; Samuel Ramos, mexicano y José Gaos, español nacionalizado en México. Tercera Generación: asume el proyecto que la generación anterior tuvo como aspiración y lo realizan. Su ideal es hacer filosofía auténtica desde una infraestructura académica ya consolidada. Los miembros de esta generación discuten con pasión en torno a la posibilidad de una filosofía latinoamericana. Están de acuerdo en que deben hacer filosofía “auténtica”. ¿Cómo? ¿En línea universalista insertándose en las tendencias actuales, o en línea latinoamericana consagrándose a la investigación de ciertos temas propios: historia de las ideas, filosofía de la historia latinoamericana, interpretación de la cultura y el ser latinoamericano? Ambas orientaciones terminan por reconocerse mutuamente. A esta generación, que empieza a escribir en la década del cuarenta, pertenecen entre otros: Leopoldo Zea, Arturo Ardao, Francisco Miró Quesada, Risieri Frondizi, Adolfo Sánchez Vásquez, Miguel Reales, etc. Ultima generación: irrumpe hacia 1900. El ideal de la nueva generación no es ya el de hacer filosofía auténtica, sino el de articular la filosofía con la praxis de liberación que vive nuestro pueblo latinoamericano, desde distintas vertientes. En esta línea liberadora, predominante en las últimas décadas, se mueven Paolo Feire, Abelardo Villegas, Augusto Salazar Bondy, Enrique Duseel, entre otros muchos. LA ANTROPOLOGIA DE LA ALTERIDAD “FILOSOFICA LATINOAMERICANA” “La situación concreta de Latinoamérica exige y posibilita una nueva reflexión sobre el hombre lejos de los moldes clásicos y, sobre todo, del subjetivismo propio de la modernidad, fundamento último del proceso de expansión y colonización”. (Jaime Rubio. Antropología filosófica) La reflexión filosófica latinoamericana ha pretendido replantear en sus fundamentos antropológicos presentados desde antiguo y hasta la modernidad por los filósofos de la tradición occidental. La nueva antropología y la nueva concepción filosófica de la historia constituyen quizá los aspectos más importantes de la reflexión filosófica latinoamericana y son, a su vez, los criterios que fundamentan una nueva visión de los valores, de la cultura, de la política, de la sociedad, etc. ¿Cuáles son los fundamentos de la nueva antropología en perspectiva latinoamericana? Sabemos por definición que la antropología que se preocupa del estudio del hombre como hombre. Desde una mira ontológica se entiende por antropología filosófica al pensamiento que piensa al hombre en su particularidad de ser y existir. Esta forma clásica de entender la antropología filosófica parece no ser discutida por la perspectiva latinoamericana. Sin embargo, la antropología latinoamericana no está del lado de la visión esencialista y abstracta del hombre sino más bien su simpatía está por la pluridimensionalidad, por la multiplicidad de perspectivas antropológicas resultantes de las perspectivas de considerar al hombre desde su situación concreta, desde su contexto. En efecto, durante muchos siglos la antropología filosófica se preocupó únicamente de la esencia del hombre, del propio constitutivo del hombre universal, y éste se puso en la razón, o en el alma, en su imagen de Dios. Después de Hegel el tema del hombre adquirió una nueva dimensión; se comenzó a reflexionar sobre el hombre concreto, real; el hombre de la calle, de carne y sangre, que tiene problemas, inquietudes. Se estudió al hombre como ciudadano y trabajador, al hombre existente, al hombre que vive enfrentado a la nada y a la muerte. América Latina solicita una reflexión contextualizada del hombre latinoamericano, que tenga en cuenta su situación de opresión y sus ansias de libertad; esto es, una antropología filosófica a partir del contexto cultural e histórico, que reflexione sobre el ser hombre latinoamericano “aquí” y “ahora”, en su realidad. La propuesta de la antropología filosófica latinoamericana estriba en un humano de la alteridad. En efecto, sólo un humanismo que sea capaz de reconocer al otro como igual y diferente es auténtico. El humanismo griego fue realmente un antihumanismo para los pueblos bárbaros y para los propios griegos esclavos quienes por su situación no eran considerados ciudadanos. También el humanismo renacentista acentúa las diferencias entre el europeo cristiano y la barbarie pagana. El humanismo latinoamericano de la alteridad es un humanismo universal que crítica y contradice de manera abierta el humanismo predicado y practicado en primer instancia por los conquistadores de nuestras tierras quienes, bajo el pretexto de traernos la salvación del alma y la riqueza cultural, conquistaron nuestras pertenencias materiales y violaron nuestros derechos más elementales. Pero la crítica se extiende también al pragmatismo y utilitarismo norteamericano. ¿Cuáles son los pilares sobre los cuales se fundamenta la antropología de la alteridad? Tomemos los más significativos y reflexionemos sobre ellos. 1. La dimensión erótica: la desfiguración erótica es uno de los factores que tiene oprimido al hombre latinoamericano. “La injusticia o perversión en el nivel erótico, hoy, es el uxoricidio o muerte de la mujer en una sociedad donde reina la ideología machista, masculinista, falocrática. La erótica describe la relación varón-mujer. No confundiremos nunca al hombre (especie) con el varón (hombre de sexo masculino) y con la mujer (hombre de sexo femenino)” . (Dussel, E. Filosofía de la liberación). La antropología de la alteridad que busca la liberación del otro contempla que la erótica pertenece al ser del hombre concreto que es sexuado. La erótica es un contexto del hombre que lo coloca en una situación muy determinada: la sexualidad., La perversión erótica conlleva necesariamente la opresión del hombre porque separa y enfrenta, crea un clasismo erótico, una lucha de clases eróticas, donde hay agresor y agredido que produce alienación del hombre por el hombre. Por su parte, la autenticidad erótica crea y recrea a la persona; facilita el encuentro interpersonal y establece la dignidad del hombre. 2. La dimensión económica: “La economía es la parte de la filosofía que piensa la relación práctico- productiva, la relación del hombre-el otro mediado por el producto de la relación hombre naturaleza... la economía es entonces la relación del ámbito práctico con el productivo... Es la economía alguien vende, compra, roba algo a alguien. El primer alguien es el punto de partida de la economía, el sujeto económico; el algo es el producto de un trabajo; el otro es el término de la relación práctica, ahora económica”. (Dussel, E. Filosofía de la Liberación). El tema de la liberación económica del otro es también un ingrediente fundamental de la propuesta antropológica latinoamericana. La economía pertenece al contexto humano, al ser del hombre. “No es necesario investigar mucho para descubrir la naturaleza de nuestro sistema económico, capitalistadependiente. Pertenecemos a una sociedad dependiente de otra sociedad y nuestro subdesarrollo es condición para el desarrollo de quienes nos oprimen... Esto hace que en América Latina se plantee un doble problema: la necesidad de una verdadera democracia política y, consiguientemente, la instauración de una democracia económica”. (Rubio, J. Antropología Filosófica). 3. La dimensión política: “La dimensión política de hombre es de por sí la más compleja de estudiar. esta complejidad radica en la naturaleza misma de lo político, es decir, en las realciones que se establecen dentro de lo que podemos denominar el ámbito de lo político... cuya esencia la constituyen las relaciones: amigo-enemigo, público-privado, mando-obediencia”. (Rubio, J. Antropología filosófica). Podríamos sintetizar esta propuesta de liberación de “lo político” mencionando los siguientes aspectos: - - - - - Se propone una liberación de “lo político” y no una eliminación de las relaciones políticas. La esencia de “lo político” se manifiesta como relación de mando-obediencia, amigo-enemigo, público-privado Las anteriores relaciones son, en su conjunto, una relación metafísica que se realiza a partir de la epifanía (manifestación) del otro, de su mirada, de su palabra. La intercomunicación se realiza entre iguales, entre términos absolutos que no se igualan ni se identifican dentro de una totalidad. La relación metafísica con el Otro no sigue las pautas del comercio o la guerra. La guerra, como la paz, suponen elementos estructurados de otra manera y no como partes de la totalidad.. La paz sin alteridad no existe, y sin la violencia justa que abre la totalidad cerrada e injusta no hay alteridad auténtica. El anterior deseo requiere un replanteamiento de la subjetividad que es apertura y que puede y tener muchos sentidos relacionados don la intencionalidad. Pero la apertura también puede significar vulnerabilidad hacia as necesidades del otro, misericordia. Esta relación, que se basa en la vulnerabilidad, puede ser llamada amor-de-justicia hacia el otro: Etica de la paz. - - Frente al problema de la violencia se propone la opción política de la no-violencia, situándola como núcleo profético de cualquier acción política. De otra parte, se dice que en América Latina se encuentra un pueblo desorganizado, sin Ethos, - incapaz de tomar decisiones, es decir, de constituirse en Estado. Por el contrario, el proyecto político del pueblo ha de ser el resultado de esa experiencia, expresión de una voluntad que se halla identificada con la realidad de su efectivo poder. “Así nos acercamos a la liberación de Estado, de un Estado no como sistema totalizado, sino como expresión de la organización del pueblo y de su capacidad decisional. La liberación se alcanzará cuando el pueblo y su Estado mediaticen el amor-de-justicia en proyectos nacionales al servicio del pueblo en trance de liberación”. (Rubio, J. Antropología Filosófica). Diremos finalmente que las tres dimensiones humanas tratadas aquí, no son las únicas reconocidas por el pensamiento antropológico latinoamericano sino sólo aquellas que, según sus creadores, requieren un tratamiento más inmediato en América Latina. TALLER: con la ayuda de los anteriores textos evalúa tu capacidad lectora, tu proceso mental (tesis, argumentación, derivadas, definitorias, contraargumentación); tu proceso psicomotriz (habilidades, destrezas y hábitos); tu proceso afectivo (sentimientos, emociones, pasiones, actitudes, valores); tu proceso Volitivo (capacidad para: elegir, decidir, y obrar en base en valores racionales). Responde las siguientes preguntas: - ¿Cuál es la utilidad que tiene para América Latina disponer de una auténtica y bien estructura filosofía? - ¿Cuáles son las esclavitudes que oprimen al hombre latinoamericano? - Qué aspectos del ser y de la vida del hombre deben ser tomados en cuenta en la antropología filosófica latinoamericana? - ¿Cuál es la originalidad de la literatura latinoamericana? - ¿Cuál es la originalidad de la música latinoamericana? - ¿Cuál piensas que debe ser la originalidad de la filosofía latinoamericana? - ¿En qué consiste una antropología de la alteridad? - ¿Qué beneficios trae para el hombre latinoamericano la alteridad erótica? - ¿Qué beneficios aportaría al hombre latinoamericano la alteridad económica? - ¿Qué beneficios aportaría al hombre latinoamericano la alteridad política? 2. Elabora un ensayo sobre el tema: ¿En qué consiste la filosofía latinoamericana, cuál es su originalidad y su finalidad? (4 páginas como mínimo)