Curso: Construyendo convivencia desde la inclusión y el cuidado EL CAMINO DE LA SIEMBRA PARA EL ENFOQUE DIFERENCIAL El concepto de enfoque diferencial hace referencia a la necesidad de visibilizar que, para alcanzar el goce efectivo los derechos para todos los seres humanos, es necesario reconocer sus diferencias, entendidas estas, como las condiciones particulares que nos hacen distintos por razón de nuestra pertenencia étnica, nuestro género, nuestra orientación sexual, nuestra cultura, nuestra nacionalidad, nuestras creencias religiosas y visiones del mundo, nuestros ciclos vitales, entre otros asuntos que abordaremos más adelante. Este enfoque reconoce también que, en nuestro intercambio cotidiano con nuestros congéneres, reproducimos prácticas y formas de relacionamiento excluyentes o discriminatorias como el clasismo, el racismo, la xenofobia, el sexismo, la homofobia, la transfobia, el capacitismo (discriminación o prejuicio social contra las personas con discapacidad) y el adultocentrismo (pensamiento desde el cual se subordina a las personas que no encajan dentro de las necesidades e intereses de las personas adultas: la infancia, la adolescencia e incluso la tercera edad), que en lugar de valorar la diferencia, la convierten en un factor de dominación que se encuentra en la base de la violencia contra los diversos grupos poblacionales, por otro lado, los enfoques diferenciales nos permiten reconocer que la escuela es un escenario privilegiado para que los niños, niñas y adolescentes aprendan a identificar estas prácticas discriminatorias y a movilizar acciones para eliminarlas radicalmente. Una función que cumple este enfoque está orientada a comprender las desigualdades y construir medidas necesarias que las acorten, de manera tal que los derechos de niños y niñas sean reconocidos y puedan gozar de ellos en condiciones de dignidad e igualdad. La aplicación de los enfoques diferenciales en la escuela es fundamental y las acciones emprendidas deben velar por: Reconocer que el género, la edad, la raza, la pertenencia étnica, la orientación sexual, y la situación de discapacidad cumplen un papel fundamental en las formas como las personas se relacionan con su entorno y cómo algunos fenómenos las afectan de manera particular. Visibilizar las condiciones de exclusión y discriminación que pueden enfrentar las mujeres, jóvenes, niñas y niños, personas con discapacidad, comunidades étnicas, personas LGBTI entre otros, así como visibilizar, las formas de violencia que se dirigen en su contra por el hecho de serlo. Establecer estrategias para enfrentar las situaciones diferenciadas que pueden sufrir niños, niñas y adolescentes, así como las causas de las mismas. Adelantar acciones que garanticen la presencia y visibilidad de las voces de estos grupos en los procesos propios de la escuela. Pero ¿cuándo aparece el término enfoque diferencial en nuestro país? El enfoque diferencial en nuestro país cuenta con varios antecedentes, algunos de ellos son: En el año 2004, la Corte Constitucional, en su sentencia T-025, declaró un estado de cosas inconstitucional en relación con la población desplazada y solicitó considerar las diferencias entre distintos grupos poblacionales en razón de su pertenencia étnica, grupo etáreo y el género. El Plan Nacional de Desarrollo “Prosperidad para todos” 2010-2014, posicionó el enfoque diferencial como uno de los lineamientos estratégicos para el logro de los objetivos de desarrollo del cuatrenio. La Ley 1448 de 2011 art. 13 reconoce que hay poblaciones víctimas con características particulares en razón de su edad, género, orientación sexual y situación de discapacidad y establece que las medidas de ayuda humanitaria, atención, asistencia y reparación integral cuenten con ese enfoque. Bogotá Humana 20122015 incorporó una serie de apuestas para la inclusión mediante 44 lineamientos pedagógicos, en donde un eje estratégico fue reconocer a Bogotá con “una ciudad que se reconozca diversa, no discriminatoria ni excluyente” El Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 “Todos por un nuevo país” aborda la apropiación de los enfoques diferenciales en el contexto de negociaciones y la firma del acuerdo de paz con la ex -guerrilla de las FARC-EP. El marco normativo nos señala la obligación ética y política que tenemos de reconocer que hay diferentes grupos poblacionales que requieren especial atención y que sus particularidades específicas no pueden justificar ningún tipo de inequidad, discriminación o prácticas excluyentes. El enfoque diferencial se convierte también en un mecanismo para prevenir la discriminación, y nos pide, dentro del sector educativo, disponer de información desagregada que permita identificar las características poblacionales para proyectar acciones, programas, proyectos y modelos educativos flexibles que permitan que estos grupos poblacionales avancen en su proceso educativo y permanezcan dentro del sistema. En este sentido, el enfoque diferencial se va convirtiendo también en una forma de analizar y de actuar a partir del reconocimiento de las diferencias de los siguientes grupos poblacionales: Pueblos étnicos. Diversidades sexuales. Víctimas del conflicto armado. Personas con discapacidad y/o talentos excepcionales. Ciclos de vida. Pueblos migrantes. Construir estrategias pedagógicas que reduzcan las barreras de acceso a una educación de calidad ha sido todo un reto para los y las profes, directivos docentes, equipos de orientación escolar y también para los niños, niñas y adolescentes que interactúan en el entorno educativo. Es por eso que conviene reconocer algunas de las alternativas pedagógicas que han buscado responder a esta necesidad y ver cuál es su relación con el enfoque diferencial. Miremos un poquito hacia atrás… INTEGRACIÓN ESCOLAR En la década de los 90s salieron distintas directrices del Ministerio de Educación Nacional orientadas a generar estrategias para la atención a poblaciones con necesidades educativas especiales (NEE) en la escuela regular y, posteriormente, en el año 2003 se establecieron los parámetros y criterios para la prestación del servicio educativo a esta población. De ahí se desprende toda la apuesta por la integración académica y social de estudiantes que por su condición de discapacidad motora, psicosocial, cognitiva, sensorial, trastorno del espectro autista, déficit de atención, hiperactividad, o que por tener capacidades o talentos excepcionales requieran el desarrollo de programas especiales que atiendan a sus necesidades. La integración escolar solo logró cumplir sus objetivos parcialmente puesto que se limitó a buscar el acceso de estudiantes con NEE a la escuela regular, pero ellos debieron adaptarse a las rutinas y prácticas habituales de la escuela sin garantizar el desarrollo de sus potencialidades. Es por eso que surge la inclusión, término que hace referencia a la necesidad de trascender la integración y a garantizar el derecho a una educación de calidad para la totalidad de la población educativa haciendo especial énfasis en los y las estudiantes que han sido objeto de exclusión de los procesos educativos por diversas causas. LA EDUCACIÓN INCLUSIVA La educación inclusiva es un enfoque que, basado en el principio de “la educación para todos”, busca eliminar barreras para el aprendizaje y crear apoyos y transformaciones pertinentes para acoger las diferencias, favoreciendo la cohesión social. A diferencia del término anterior que estaba centrado en el reconocimiento de la condición de discapacidad y las alternativas para la integración de los estudiantes, este busca “la ejecución de cambios y modificaciones en los enfoques, las estructuras, las estrategias, mediante una visión común que incluye a todos los niños de la franja etaria adecuada y la convicción de que es responsabilidad del sistema regular educar a todos los niños” (48ª Reunión de la Conferencia Internacional de Educación e Inclusión Educativa, 2008, pág. 2). LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL Un tercer término que se encuentra en sintonía con la intención de valorar las diferencias es la educación intercultural que pone su énfasis en el reconocimiento de la diversidad cultural y en la promoción de relaciones positivas, democráticas y apreciativas entre estudiantes que pertenecen a diversas culturas, respetando sus sistemas de creencias, sus prácticas y expresiones. imagen tomada de: Freepik.com https://www.freepik.com/free-photo/group-diverse-cheerful-kids_18415304.htm EL ENFOQUE DIFERENCIAL, UNA MIRADA ABARCADORA Como vemos estos abordajes, términos y miradas sobre la diferencia ponen sus énfasis en aspectos distintos y tienen marcos legales que les soportan y orientaciones pedagógicas específicas. Para la SED, sin embargo, es el enfoque diferencial el más abarcador de todos en tanto hace una apuesta explícita por eliminar los actos de discriminación que impiden posibilitar la garantía de derechos de una manera equitativa, considerando lo que cada quien necesita. Este enfoque trabaja con los distintos grupos poblacionales y no se centra solo en algunos de ellos, incluyendo además diferencias en función del curso de vida, las orientaciones sexuales e identidades de género, así como las afectaciones diferenciales del conflicto armado en estudiantes. Ahora vamos a profundizar un poco más en lo que aporta este enfoque dentro de la escuela. Este enfoque nos ayuda a: Comprender que dentro del marco del curso de vida ni la niñez ni la adolescencia son grupos homogéneos, ni se pueden abordar sin entender el contexto, la cultura, la edad, la etnia, entre otros. Desarrollar diálogos interculturales e intergeneracionales que permitan reconocer la diversidad dentro de nuestra comunidad educativa. Analizar los factores de riesgo de manera diferencial para generar acciones que permitan disminuir las desigualdades, vulneraciones y violencias. Disminuir las brechas en el acceso a oportunidades educativas, sociales y económicas. Adoptar medidas a favor de los grupos históricamente discriminados por diferentes razones como la pertenencia étnica, la orientación sexual, el lugar de procedencia entre otras, en contextos específicos.