Subido por MANUEL BERMÚDEZ MÉNDEZ

TESIS. A. J. ORDÓÑEZ FRÍAS (1)

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Departamento de Historia, Geografía y Filosofía
EL POBLAMIENTO RURAL ANDALUSÍ POSCALIFAL EN LA
SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. DISTRIBUCIÓN ESPACIAL Y
PAUTAS DE ASENTAMIENTO
ANTONIO JOSÉ ORDÓÑEZ FRÍAS
TOMO I
Tesis Doctoral dirigida por el profesor don JUAN ABELLÁN PÉREZ, Catedrático de Historia
Medieval en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz, y por el doctor don
VIRGILIO MARTÍNEZ ENAMORADO, arabista y profesor en la Facultad de Ciencias de la
Educación de la Universidad de Málaga.
CÁDIZ, 2017
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AGRADECIMIENTOS
Esta Tesis Doctoral ha sido fruto de cinco años de intensa investigación junto con
una
permanente actividad formativa, de un esfuerzo acompañado de una ilusión
inquebrantable. Pero nada de ello hubiera sido posible sin la ayuda y el magisterio de
una serie de personas.
En primer lugar mi más sincero agradecimiento a mis directores de tesis, los doctores
don Juan Abellán Pérez y don Virgilio Martínez Enamorado por el apoyo incondicional
prestado. Especialmente a Virgilio Martínez, que me ha abierto determinadas puertas
cuyas llaves jamás hubiera podido conseguir, además de su sabia y firme dirección que
ha hecho que mi proyecto, que al final se ha convertido en un proyecto de todos, lo haya
llevado a buen puerto.
Especialmente relevante ha sido la ayuda prestada por Esteban López García por sus
valiosos aportes bibliográficos y por constituir un compañero y amigo en mis escarceos
investigadores. Mi agradecimiento a Encarnación Cano Montoro amiga y compañera de
investigación.
Gracias a Antonio Oliver León pilar básico en la utilización de la metodología
arqueológica aplicada a mi trabajo y maestro en el dibujo cerámico sin cuyo magisterio
la cerámica andalusí sería para mí una desconocida. También agradecer los cualificados
consejos sobre cerámica prestados por Francisco Melero García.
Mi gratitud también a Agustina Aguilar Simón, miembro del Archivo Histórico
Municipal de Málaga, por las numerosas transcripciones que de forma desinteresada ha
realizado. Igualmente mi agradecimiento a Pepe Suárez, arqueólogo en el pleno sentido
de la palabra, por sus oportunas orientaciones metodológicas.
Mención de honor a la doctora María Victoria Hidalgo por el interés mostrado por
mi proyecto.
Finalmente a mi mujer, María Guerrero y a mis hijos Pablo y María Candela, por la
paciencia y el apoyo prestado.
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PRESENTACIÓN
La Algarbía constituía en el Bajo Medievo una comarca natural en el occidente
malagueño formada por una serie de territorios densamente poblados y en los que
predominaban las pequeñas alquerías rurales. Dentro de esta demarcación, se
encontraba la subcuenca de río Grande que constituía un ente territorial propio
formando un distrito, cuyo principal recurso económico lo constituía una rica
agricultura de irrigación y articulado en torno a Dakwān, que ya para los siglos XII-XIII
se había convertido en el centro rector de la comarca.
Hasta ahora el único investigador que ha estudiado la Algarbía con cierta
profundidad y de forma global, ha sido el medievalista Virgilio Martínez Enamorado
especialmente en el Bajo Medievo, articulándola territorialmente y estableciendo una
jerarquización en su poblamiento. Sin embargo, cuando nos planteamos hace algunos
años la realización de un estudio de al-Andalus en la comarca, pudimos comprobar que
la investigación estaba en un estadio incipiente, que faltaba mucho por descubrir,
catalogar y estudiar, y que existía una información soterrada que había que “destapar”.
No quedaba más remedio que “echarnos al campo”, comenzar a realizar un trabajo
práctico, un reconocimiento sistemático del territorio como única manera de
aproximarnos a una sociedad que apenas había dejado testimonios escritos, además de
escasos restos materiales.
En el año 2012 y a raíz de la autorización de una actividad arqueológica de
prospección superficial, nuestras sospechas se confirmaron, y se fueron localizando
paulatinamente una serie de predios rurales, generalmente de reducidas dimensiones,
que catalogamos como medievales. La mayoría de ellos no poseen estructuras
emergentes y solo son identificables por el material cerámico superficial. También
empezamos a establecer clasificaciones dependiendo de la posición que ocupaban en el
territorio; en ladeara y cercanos a ríos y arroyos, o en altura dominando un amplio
campo visual. Cada uno de estos grupos lo vinculamos con un periodo cronológico y
con un registro material concreto.
Todo ello nos llevó a constituir un tupido entramado de espacios residenciales que en
ocasiones pudimos asociar con una orientación económica preferente, además de
diferenciar algunas áreas de trabajo relacionadas con estas comunidades campesinas que
en la mayoría de los casos, permanecen invisibles para la historiografía. También, estos
5
hallazgos, han permitido la formulación de una serie de hipótesis relacionadas con la
organización del territorio acorde con una jerarquización del poblamiento que sufrió
variaciones dependiendo del periodo histórico, y sobre la cual solo conocemos con
cierta nitidez la etapa que transcurrió durante los siglos XIII, XIV y XV, coincidiendo
con el emirato nazarí.
Por lo tanto, se ha intentado hacer una reconstrucción del mundo campesino, de esa
gente anónima cuyas aportaciones fueron fundamentales para la historia de al-Andalus,
acercándonos a cómo se estructuraban territorialmente y de que manera les influyeron
los diferentes avatares históricos que acontecieron.
Las fuentes escritas sobre el período andalusí relacionadas con la subcuenca de río
Grande han sido, en general, escasas y poco explícitas. En lo concerniente al emirato de
Cordoba la falta de información es prácticamente absoluta. Del califato tenemos algunas
noticias relacionadas con los itinerarios de determinadas campañas militares contra el
entorno de Bobastro. Ya del Bajo Medievo existe un mayor número de documentación
escrita que aumenta en la última etapa del emirato nazarí. Pero en escasas ocasiones se
hace alusión a estas pequeñas alquerías tan abundantes y que jalonaban el territorio. Por
lo tanto, y como se dijo, son inexistentes para la historiografía oficial. Solo la
documentación castellana de finales del siglo XV, y de las primeras décadas del XVI,
aportan información sobre algunos de estos establecimientos rurales, no de todos, sino
de aquellos de mayor entidad poblacional y territorial, codiciados por los castellanos
por sus tierras y rentas, y que también tuvieron una continuidad ocupacional en el
tiempo.
El
registro arqueológico constituye una herramienta decisiva para desvelar las
diferentes secuencias históricas. Sin embargo, también posee una serie de
inconvenientes que condicionan los resultados de la investigación. En primer lugar, los
resultados de las excavaciones con metodología arqueológica han sido poco
significativos, lo que ha producido, salvo en el caso del ḥiṣn y alquería de la Villeta, que
sus aportaciones al conocimiento histórico sean de escasa relevancia. En segundo lugar,
se trata, mayoritariamente, de un registro arqueológico que forma depósitos secundarios
y superficiales, en algunos casos descontextualizados, y que por lo tanto, no
proporciona una garantía elevada a la hora de establecer secuencias culturales y de fijar
cronologías relativas.
6
Somos conscientes de la urgencia de la investigación ante unos testimonios
materiales basados, primordialmente, en un registro arqueológico superficial escaso y
muy vulnerable a las diversas acciones antrópicas. En concreto ante la expansión
urbanística descontrolada de las últimas décadas que ha afectado también de forma
directa al ámbito rural y ha provocado que muchos de estos pequeños predios
desaparezcan irremediablemente.
Sin embargo, creemos que este estudio, aunque modesto, han supuesto un
significativo paso para el conocimiento del mundo rural andalusí, tan desconocido y
sobre cuya relevancia para el devenir histórico de al-Andalus no nos cabe ninguna duda.
Especialmente es acentuada esta falta de conocimientos sobre la actual provincia de
Málaga y para el período bajomedieval, en contraposición con la zona granadina donde
los estudios sobre el poblamiento y agro andalusí están mucho más desarrollados,
mayoritariamente auspiciados por la Universidad de Granada.
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8
ÍNDICE
TOMO I
1. PLANTEAMIENTO E HIPÓTESIS DE TRABAJO ......................................11
1.1.- El proyecto de investigación. Planteamientos básicos .................... 11
1.2.- Objetivo e hipótesis de trabajo ........................................................ 12
2. PRESUPUESTOS TEÓRICOS: ENTRE LA ARQUEOLOGÍA
DEL PAISAJE, EL ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO
Y LAS APORTACIONES DE LA DOCUMENTACIÓN ESCRITA ............15
2.1.- La prospección superficial ............................................................... 17
2.2.- Arqueología hidráulica ....................................................................28
2.3.- Estudio geoarqueológico .................................................................32
2.4.- Estudio del registro arqueológico de los yacimientos mediante
el análisis cerámico .........................................................................33
2.5.- Las fuentes documentales ................................................................ 36
2.6.- Toponimia ........................................................................................ 38
3. MARCO FÍSICO Y CONTEXTO GEOGRÁFICO ........................................43
3.1.- Introducción ..................................................................................... 43
3.2.- Delimitación y justificación del área elegida para el estudio ..........44
3.3.- La subcuenca de río Grande ............................................................ 45
3.4.- Sistema hidrológico .........................................................................48
3.5.- Climatología .................................................................................... 50
3.6.- Geología, litología y edafología ...................................................... 56
3.7.- Hidrogeología .................................................................................. 62
3.8.- Vegetación ....................................................................................... 66
4. ESTADO DE LA CUESTIÓN .......................................................................71
4.1.- Historiografías provinciales y diccionarios geográficos ................. 72
4.2.- Fuentes documentales ......................................................................85
4.3.- Fuentes arqueológicas: excavaciones y prospecciones ................. 107
5. LOS ESPACIOS DE IRRIGACIÓN DE ORIGEN ANDALUSÍ
EN LA SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. SU IMPORTANCIA
EN LA ESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL ...........................................111
5.1.- Introducción ................................................................................... 111
5.2.- La hidráulica en la comarca ........................................................... 115
5.3.- Los sistemas de origen andalusí en el pago de Alpujata ............... 116
5.4.- Hidráulica andalusí en el valle de Jorox ........................................144
5.5.- Los sistemas de irrigación de la alquería de Pereila ...................... 167
5.6.- El complejo hidráulico del río Nacimiento....................................183
5.7.- Conclusiones .................................................................................. 197
9
6. ESTUDIO DEL MATERIAL CERÁMICO .................................................. 199
6.1.- Estudio cerámico de los yacimientos rurales altomedievales
y de transición al Bajo Medievo ................................................... 200
6.2.- Estudio cerámico de los yacimientos rurales poscalifales .............221
6.3.- El ḥiṣn y la alquería de la Villeta. La actividad arqueológica
de 1990 ........................................................................................... 240
6.4.- El vertedero de la Zayaga .............................................................. 304
6.5.- La cerámica bojomedieval en Dakwān .........................................308
6.6.- Conclusiones .................................................................................. 315
TOMO II
7. EL POBLAMIENTO ..................................................................................... 325
7.1.- El poblamiento rural ......................................................................325
7.1.1-Asentamientos ubicados en altura .............................................325
7.1.2-Asentamientos en ladera ........................................................... 352
7.2.- Villas fortificadas ..........................................................................389
8. EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO .......................................................... 417
8.1.- El poblamiento antes del período andalusí ....................................417
8.2.- Los períodos emiral y califal ......................................................... 420
8.3.- Los profundos cambios acaecidos durante los siglos XI-XII ........433
8.4.- Las transformaciones durante el período almohade ...................... 443
8.5.- La nueva estructuración territorial del siglo XIII: la formación
de un distrito militar en la Algarbía malagueña ............................. 446
8.6.- Los reajustes territoriales de la segunda mitad del siglo XIV
y del XV ....................................................................................... 455
8.7.- Un elemento distorsionador en la ordenación del territorio:
las incursiones castellanas en los siglos XIV y XV ...................... 462
8.8.- La conquista del territorio y sus transformaciones ........................ 469
9. CONCLUSIONES ......................................................................................... 479
10. FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS ............................ 487
10.1.- Fuentes árabes.............................................................................. 487
10.2.- Documentos de archivo ............................................................... 489
10.3.- Fuentes castellanas editadas ........................................................ 491
10.4.- Bibliografía moderna y contemporánea ......................................492
11. ÍNDICE DE FIGURAS ............................................................................... 517
ANEXO I: Ficha de yacimientos y lugares ....................................................... 521
ANEXO II: La hidráulica. Imágenes .................................................................619
10
1.-PLANTEAMIENTO E HIPÓTESIS DE TRABAJO
1.1.-El proyecto de investigación. Planteamientos básicos
Esta tesis doctoral tiene como objetivo el estudio del poblamiento andalusí
especialmente de los pequeños núcleos rurales, de su distribución y estructuración
dentro del territorio. También se establecerá la relación que guardaban con los espacios
productivos, especialmente aquellos vinculados con una agricultura de irrigación.
El ámbito geográfico objeto de estudio abarca la subcuenca de río Grande, dentro de
la península Ibérica, en la comunidad andaluza y perteneciente a la provincia de
Málaga. El marco cronológico en que nos centraremos comprende el período que va
desde los siglos XI al XV, es decir la Baja Edad Media. Sin embargo, también haremos
referencia a cronologías anteriores como son los siglos VIII, IX y X, y posteriores, hasta
mediados del siglo XVI, es decir con los primeros siglos de ocupación musulmana y
con la centuria del quinientos cuando ya la totalidad de la Península estaba bajo control
de los reinos cristianos.
Esta dilatada cronología ha servido para tener una perspectiva global que permite
poder apreciar la evolución que sufrió el poblamiento en la comarca objeto de nuestro
estudio y formular hipótesis de amplio espectro cronológico sobre los posibles
condicionantes que provocaron dicha evolución. Para ello hemos recurrido a un
conjunto de procedimientos metodológicos que han actuado de forma complementaria,
aunque no todos ellos han tenido la misma importancia para esta investigación. Como
hemos visto y veremos, las aportaciones documentales son escasas, así como las
excavaciones arqueológicas. Por ello ha sido necesario complementar
el armazón
metodológico con los aportes que han proporcionado la arqueología espacial o del
paisaje, junto con una extensión de esta última, como sería la arqueología hidráulica.
Paisaje y sociedad están íntimamente interrelacionados y las huellas de las diversas
actividades humanas han dejado su impronta en el territorio dándonos indicadores de la
capacidad y el modo con que estas sociedades han transformado el paisaje,
aportándonos indicios de la tecnológia que utilizaron y de sus sistemas sociales
económicos y políticos. Dentro del registro arqueológico destaca el material cerámico
adscrito a los diferentes yacimientos, que ha proporcionado información mediante su
descripción morfológica (tipología) asociables a unas cronologías relativas. La cerámica
superficial y que consideramos como depósitos secundarios, es predominante, frente a
11
tan solo tres excavaciones con metodología arqueológica. Las fuentes escritas han
jugado un papel secundario sirviendo tan solo para obtener una referencia, generalmente
muy vaga, de su ubicación. Como excepción destacan los casos de Coín y Alozaina en
que, debido a sus libros de repartimiento, nos han proporcionado una información
parcial sobre las diversas características de su trama urbana y territorial. También,
aunque más lejano en el tiempo, han sido de valía los libros de apeo y repartimiento de
1572, junto con diversos protocolos notariales de la primera mitad del siglo XVI. La
alquería de Pereila (Coín) es el único núcleo rural de pequeñas dimensiones del cual
tenemos una información de cierta importancia proveniente de fuentes castellanas de
finales del siglo XV y primeras décadas del XVI.
La aparición de un nuevo agrosistema, basado en una agricultura de irrigación, va a
ser una de las señas de identidad más características de al-Andalus. Analizaremos qué
importancia tuvo esta nueva agricultura en la economía y si fue un factor determinante
en la ubicación de los espacios residenciales dentro del marco geográfico escogido.
Como vemos, el estudio territorial se ha basado en dos aspectos diferenciados pero
complementarios. Por una parte el análisis del poblamiento, en que vamos a establecer
una jerarquización atendiendo al tamaño de los espacios residenciales y de la existencia
de determinados indicadores como recintos defensivos, tipología y decoración cerámica
etc. Por otro, el del medio físico, donde desarrollaban sus actividades estas
comunidades.
También estudiaremos como influyó, en la estructuración del territorio, la posición
fronteriza que ocupaba la subcuenca de río Grande con respecto a Castilla durante los
siglos XIII, XIV y XV. Vamos a indagar de qué manera esta circunstancia pudo
condicionar el poblamiento, la jerarquización del territorio y la economía, entre otros
aspectos.
1.2.- Objetivo e hipótesis de trabajo
En el apartado anterior ya hemos definido algunos de los objetivos que pretendemos
seguir en el presente trabajo. De forma breve y concisa expondremos cuales son las
hipótesis que vamos a desarrollar observando si son viables, o bien descartándolas por
la imposibilidad de verificación.
12
-En primer lugar se identificarán los diferentes espacios residenciales sobre el terreno
que en su mayoría coinciden con pequeñas alquerías rurales que jalonan el territorio.
-Una vez establecidos dichos espacios se procederá a analizar el poblamiento en la
comarca durante el Alto Medievo en que se observa una dicotomía entre espacios
residenciales en el llano y poblamiento en altura. Estableceremos si existen diferencias
entre ambos en cuanto a la explotación de los recursos económicos, y si estas
diferencias geográficas de los poblados corresponden también con dos comunidades
dispares, una por la presencia de grupos tribales árabo-beréberes, y otra por el
predominio de facciones autóctonas.
-Se hará especial hincapié en el proceso de formación de las alquerías bajomedievales
elaborándose hipótesis de trabajo en que se han barajado varias posibilidades. La
primera la podemos relacionar con la migración de grupos tribales beréberes al amparo
de la entrada de los almorávides y almohades en la Península como resultado de una
política estatal de colonización agrícola basada en la creación de nuevos espacios
irrigados. La segunda se vincularía con grupos locales que al bajar de las zonas altas,
ante la seguridad que ofrece el califato, adoptan las nuevas técnicas agrícolas creando
una serie de nuevos asentamientos. La tercera correspondería con la reubicación de
poblaciones ya existentes en el llano.
-Analizaremos los cambios de estrategia poblacional haciendo una diferenciación entre
los espacios residenciales altomedievales y bajomedievales, su continuidad en el tiempo
y en el espacio. Dentro de cada tipo se intentará establecer qué elementos comunes,
estructurales y orográficos, existen en las distintas alquerías y las causas por la que se
repiten dichas pautas en la mayoría de estos espacios residenciales.
-El establecimiento de una jerarquización dentro del poblamiento bajomedieval. Para
ello se realizará una distinción entre aquellos centros que consideremos rectores, en
función de su tamaño e importancia, cuantificándose por la amplitud del perímetro que
poseen, además de por la información que aportan las escasas fuentes documentales, de
aquellos otros que puedan tener un carácter secundario.
Con todos estos datos analizaremos y estudiaremos cuáles son los condicionantes
que supeditaron las diferentes pautas ocupacionales del territorio, tanto exógenas como
internas, su distribución espacial y la interrelación entre los distintos yacimientos.
13
Con el procesamiento de toda esta información pretendemos la consecución de una
serie de objetivos:
-La elaboración de un mapa en el que se recoja todo el poblamiento medieval en la
comarca, así como las diversas áreas económicas, especialmente aquellas que se
relacionan con una agricultura de irrigación en una zona geográfica que en la práctica
no existe ningún estudio de importancia sobre la estructura territorial andalusí.
-Darle la importancia que tiene al campesinado situándolo en el primer plano del debate
histórico a través del estudio de sus actividades económicas, de los espacios
residenciales, y de cualquier elemento del paisaje vinculándolo con su dinámica vital.
-Establecer la secuencia de transformaciones acaecidas en el territorio y en el
poblamiento, dentro de la subcuenca de río Grande, desde la Alta Edad Media, hasta
principios de la Edad Moderna, haciendo especial hincapié en los siglos XIII, XIV y
XV que coincide, en buena medida, con el reino nazarí de Granada.
-Relacionar las diversas estrategias poblacionales con los contextos geográficos en que
se insertan, analizando factores geológicos, edafológicos, hidrogeológicos, climático y
botánicos, que son condicionantes, pero no necesariamente determinantes, ya que la
organización social y la capacidad técnica son factores que tienen un mayor peso a la
hora de transformar el medio.
-Valorar la importancia que ha tenido el poblamiento bajomedieval en la Subcuenca
como elemento transformador y estructurador del paisaje, y sus repercusiones en la
configuración actual.
14
2.-PRESUPUESTOS TEÓRICOS: ENTRE LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE,
EL
ANÁLISIS
ARQUEOLÓGICO
DEL
TERRITORIO
Y
LAS
APORTACIONES DE LA DOCUMENTACIÓN ESCRITA
Vamos a exponer cuales son los preceptos metodológicos que hemos utilizado en
nuestra investigación entroncándose en tendencias teóricas y metodológicas ya
existentes.
La arqueología del paisaje ocupa un lugar destacado en nuestro trabajo dentro de los
principios metodológicos aplicados, fundamentalmente, porque hemos realizado un
estudio del poblamiento de origen medieval y de su estructura en la subcuenca de río
Grande, con una serie de yacimiento sobre la mayoría de los cuales se desconocía su
ubicación, además de que sobre ellos apenas existen referencias documentales ni
arqueológicas significativas. Es, por tanto, que el estudio del territorio con esta
metodología se presenta como una basa fundamental a la hora de abordar este trabajo.
Dicho procedimiento ha sido utilizado de forma habitual en las investigaciones sobre
el poblamiento rural andalusí, incluyéndose como una corriente que, dentro de la
historia y de la arqueología, tiene su punto de partida en el movimiento denominado
Nueva Arqueología y, en especial en la ecología cultural, priorizándose el análisis del
territorio como forma de comprender las sociedades del pasado. Hasta hace pocos años
el medio físico tenía un carácter introductorio y subsidiario dentro de las obras de
historia medieval y, en menor medida, en aquellas de carácter arqueológico. Sin
embargo desde la renovación de las ciencias sociales a mediados de la década de los
ochenta del siglo XX, ha pasado a tener un protagonismo evidente convirtiéndose, en
muchas ocasiones, en el objetivo prioritario de la investigación.
En nuestro país comienza a tener importancia con la publicación de una serie de
revistas entre la que destaca Arqueología Espacial (1984) editada por la Universidad de
Zaragoza, facultad de Teruel, que contribuyó a divulgar los nuevos planteamientos
teóricos y metodológicos durante los años ochenta y noventa del siglo XX desde una
perspectiva interdisciplinar y con un tratamiento global del territorio. Su introducción
vino de la mano de Ruiz Zapatero1, Fernández Martínez2 y Ruiz Zapatero y Burillo3.
1
Ruiz Zapatero, 1983.
Fernández Martínez, 1985.
3
Ruiz Zapatero y Burillo, 1988.
2
15
Uno de los principales problemas con que nos encontramos a la hora de aplicar esta
metodología es la falta de un corpus teórico uniforme y preciso que defina cuales son
los principios básicos. Almudena Orejas se hace eco de esta problemática cuando dice
que la arqueología del paisaje:
arrastra ya un lastre importante: muchos “adeptos” y, sobre todo, muchos
títulos que con frecuencia esconden trabajos que nada tienen que ver con el
contenido [...] es una línea de investigación que admite múltiples acercamientosincluso los que aportan otras disciplinas- pero que exige que logremos unos
mínimos puntos de acuerdo por un lado, y de debate por otro4
Malpica Cuello también se decanta por una definición del concepto de arqueología
del paisaje como requisito previo antes de acometer cualquier investigación:
se suele hablar de paisaje sin definirlo. Y así gran parte de los estudios que
se presentan suelen ser meras descripciones de elementos sin una organización
que necesariamente deben estar jerarquizados5
Pero entonces, ¿que entendemos por arqueología del paisaje? No debemos olvidar
que no existe una Arqueología del Territorio, sino una Arqueología para explicar la
Formación Social,6 y que por lo tanto el análisis territorial no es un objetivo en sí
mismo, sino una forma de acceder al estudio de las realidades sociales que determinan
la formación de esa demarcación. Ello nos lleva a plantear que en el análisis del paisaje
histórico no podemos aplicar criterios interpretativos y analíticos actuales, y tendremos
que buscar patrones relacionados con la organización del espacio que sean coherentes
con la realidad social objeto de estudio. Por lo tanto, es necesario tener unos
conocimientos precisos de la sociedad a estudiar, en concreto la andalusí, para poder
hacer una lectura adecuada de las huellas dejadas en el paisaje por su impronta, es decir,
por las formas de estructurarse esa realidad social de la que emana. Se basa por lo tanto,
en:
4
Orejas del Saco Valle, 1995-1996, p. 62.
Malpica Cuello, 2009, p. 17.
6
Nocete, 1980, p. 81.
5
16
el reconocimiento de la huella de las sociedades humanas en el paisaje [...]
atiende al estudio de la ocupación del espacio y su organización por parte de
los hombres a lo largo de la historia7
Cuestionamos las teorías procedentes de la ecología cultural en cuanto que la
creación de un determinado paisaje histórico fue motivada por una adaptación del
hombre al medio, respondiendo más a factores socioeconómicos y políticos8. Además,
en nuestro entorno mediterráneo no podemos establecer una diferenciación entre un
paisaje “natural” y otro antropizado, ya que la influencia humana durante milenios ha
impregnado todos los ámbitos del territorio9.
Vamos, por lo tanto, a utilizar una serie de principios metodologías basados en los
fundamentos teóricos de la arqueología del paisaje, junto con otros preceptos que
pueden servirnos de apoyo a dicha metodología. Entre ellos destacamos: la prospección
superficial, la arqueología hidráulica, análisis del material cerámico y las fuentes
documentales.
2.1.-La prospección superficial
La prospección arqueológica superficial es la herramienta, a nivel metodológico,
más importante de que disponemos para la localización y estudio de los diversos
yacimientos:
Es casi el único método para investigar las distribuciones arqueológicas a
nivel regional y también muy útil para analizar el uso del espacio en los
paisajes pretéritos; en definitiva para estudiar las actividades de las
comunidades humanas en sus contextos regionales10
Se erige como el principal método de recogida de información a escala regional,
permitiendo a los investigadores la formulación de preguntas que no serían posibles con
el solo estudio de uno, o de unos pocos yacimientos aislados.
7
Malpica Cuello, 2009, p. 25.
Gutiérrez González, 1999, p. 629.
9
González Villaescusa, 1996, p. 225.
10
Ruiz Zapatero, 2004, p. 26.
8
17
Partimos de un territorio en que intuimos la existencia de un denso poblamiento rural
durante el período medieval11 , pero que, salvo en contadas ocasiones, no tenemos
certeza de su existencia. Como veremos más adelante las prospecciones y excavaciones
con metodología arqueológica relacionadas con el mundo andalusí en la comarca objeto
de estudio, son prácticamente inexistentes. Igual ocurre con la información que
proporcionan las fuentes documentales, tanto las de origen árabe, como las castellanas
de finales del siglo XV y primera mitad del XVI, que apenas tratan el mundo rural.
Estas prospecciones deberían venir acompañadas de una serie de excavaciones
arqueológicas12 en aquellos yacimientos que consideremos más representativos, algo
fundamental para efectuar una arqueología del paisaje. Pero en la mayoría de las
ocasiones no nos queda otra alternativa que asumir que la prospección superficial es una
de las pocas herramienta que tenemos para el establecimiento de hipótesis de trabajo
ante la imposibilidad, tanto legal como presupuestaria, de abordar un plan general de
investigación que contemple un número determinado de sondeos arqueológicos.
Sin embargo, también consideramos que el análisis territorial es capaz, en sí mismo,
de generar conocimientos históricos y de no ser un mero auxiliar de la excavación
arqueológica o de las fuentes escritas. De hecho la mayoría de los pequeños predios e
incluso alquerías de cierta entidad, son imperceptibles para las fuentes documentales,
que solo recogen, de manera muy ocasional e indirecta, algunos de estos lugares
residenciales.
En nuestro trabajo los espacios residenciales van a ser objeto de un estudio
pormenorizado. Generalmente dichos lugares quedan delimitados por la concentración
de determinados artefactos, especialmente los cerámicos, límites que suelen coincidir
con accidentes geográficos como arroyos, cambios bruscos en la pendiente del terreno e
incluso cambios edafológicos (terrenos arcillosos). Por ello, su presencia dibuja el
perímetro de los probables espacios de hábitat generalmente de manera bastante nítida.
Es cierto que en la mayoría de los casos no conocemos los procesos deposicionales y
posdeposicionales, ni el origen de la mayoría de los depósitos. Por ello es necesario
tener en cuenta como se formaron y los probables desplazamientos de estos desde una
posición primaria a otra secundaria13. Somos conscientes de que los yacimientos
11
Navarro, 1995, p. 179.
Ruiz Zapatero, 1996, p. 17.
13
Burillo y Peña, 1984, pp. 95-99.
12
18
arqueológicos, desde el mismo momento de su formación, empiezan a sufrir
modificaciones14, transformaciones que se han producidos por factores diversos, siendo
el laboreo agrícola uno de los que mayor incidencia ha tenido, en concreto la acción del
arado:
Dentro de las labores agrícolas, el arado ha recibido una atención especial
por parte de la literatura dedicada a la prospección arqueológica [...] El arado
remueve el terreno hasta una determinada profundidad. Ello tiene tres efectos
[...] la rotura y destrucción de los ítems, la exhumación y visibilización de parte
de ellos y, por último, su desplazamiento horizontal15
Esta acción ha tenido especial repercusión en la mayoría de los yacimientos
prospectados que se encuentran en zonas de cultivos tradicionales de secano, en
concreto olivares y almendrales, o formaciones mixtas de ambas especies, que han
estado sometidos durante siglos a laboreos con arados de bestias (yuntas) y más
recientemente a la acción de los tractores, la mayoría de las veces de tipo “oruga”, cuyas
cadenas son especialmente destructoras para los artefactos superficiales. De todas
formas, podemos constatar que el arado de la arboleda de secano, generalmente, no
sobrepasaba los cuarenta centímetros de profundidad16, por lo que su acción nociva
habría que relativizarla. También son importantes los movimientos horizontales
producidos por las escorrentías provocadas por lluvias torrenciales. Así, en
determinados yacimientos como en la Torrecilla, la Alcaría de Guaro, y de forma muy
notable, en el Castillejo, se aprecian pequeños pero frecuentes conos de deyección que
han arrastrado fragmentos cerámicos ladera abajo. Igualmente el expolio superficial de
determinados artefactos, especialmente la cerámica decorada, ha tenido también una
especial incidencia en algunos yacimientos.
Una cuestión fundamental, y uno de los puntos de partida a nivel metodológico, es
establecer, al menos con unos parámetros mínimos, que entendemos por yacimiento.
Muchas son las definiciones.Teresa Chapa lo plantea como:
En el plano metodológico, se ha definido el yacimiento como concentración
de materiales arqueológicos. Esta definición presenta dos problemas. En primer
14
Burillo, 1997, p. 120.
Chapa et alii, 2003, p. 16.
16
Fuentes del autor.
15
19
lugar ¿Qué criterio se utiliza para distinguir lo que es y lo que no es
concentración de materiales?, y ¿cómo se aplica sobre el terreno?17
Similar definición ofrecen Zapatero y Burillo en que los yacimientos son:
lugares de concentración de materiales arqueológicos y resto de actividad
humana en el pasado; así los elementos constituyentes de un yacimiento, y que
por lo tanto hay que detectar, son, artefactos, elementos estructurales,
horizontes de suelos antrópicos y anomalías en el suelo origina. De esos
constituyentes los artefactos son los más visibles desde superficie18
Otros investigadores tienen un concepto más abierto, funcional y polivalente que
entronca con los principios de la arqueología del paisaje, teniéndose en cuenta una serie
de factores que se alejan de la concepción clásica predominante:
En definitiva, al concepto de yacimiento no se le puede poner límites en
función sólo de las construcciones puesto que hay registros diferentes que se
interconectan: edificios, cerámica dispersada a causa de formas de abandono
que aprovechan residuos domésticos, muros de terrazas, superficies de cultivo,
etc19
Vemos como se relaciona yacimiento con concentración de artefactos fruto de la
actividad humana que se ha producido de forma continua a lo largo de un periodo de
tiempo determinado. Generalmente, y como ocurre en nuestro caso, este concepto se
identifica con el de asentamiento o espacio residencial, lugar donde se entiende que la
actividad humana ha sido más intensa y, por lo tanto, se ha generado una huella
arqueológica más evidente20. Sin embargo, esta concepción plantea diversos problemas.
Uno que nos atañe de forma notable es la no identificación de los espacios de cultivo de
irrigación como yacimientos, a pesar de haberse producido una actividad humana
intensa, pero que apenas ha generado restos materiales. Por ello, y dado su importancia,
van a ser objeto de un estudio pormenorizado basándonos en los principios de la
arqueología hidráulica.
17
Chapa et alii, 2003, p. 14.
Ruiz Zapatero y Burillo, 1988, p. 48.
19
Ballesteros Arias et alii, 2010, p. 187.
20
Chapa et alii, 2003, p. 14.
18
20
Nosotros entendemos que para que un perímetro se pueda clasificar como yacimiento
tiene que haber una concentración mínima de artefactos, especialmente fragmentos
cerámicos, por metro cuadrado en la mayoría de su superficie y, fundamentalmente, una
continuidad de estos en dicho espacio, lo que sería constitutivo de una unidad cultural
en evolución durante un período de tiempo determinado ¿Qué densidad se considera
como la mínima? Dada la dificultad que esta cuantificación plantea y la problemática
que puede acarrear, no vamos a establecer una concentración mínima de artefactos
cerámicos por unidad de superficie, aunque si interpretaremos estas densidades como
indicios de la existencia de un espacio residencial o artesanal, siempre que estos
artefactos se puedan identificar como pertenecientes a la cultura andalusí. Hay que tener
en cuenta que nuestro trabajo está dirigido al estudio de al-Andalus y, por lo tanto, solo
trataremos aquellos yacimientos que consideremos relacionados con este periodo.
Es evidente que la clasificación de un entorno o lugar como yacimiento entraña
grandes dificultades a la hora de una catalogación prototípica y nos muestra el carácter
relativo de estos intentos de definición. García Sanjuán lo expresa muy bien cuando
dice:
Es el carácter relativo de cualquier clasificación funcional de yacimiento,
que constituye meramente una heurística para el estudio del Pasado: las
categorías que comporte no pueden ser interpretadas como estancas o
absolutas21
Si la relatividad es la característica dominante en el concepto de yacimiento, no lo es
menos en el caso de la definición que tenemos sobre el término “alquería”, que a veces
queda solapada y confundida en este trabajo con el de yacimiento. Como veremos, en
esta tesis se ha realizado una división entre los conceptos de yacimiento, dentro de los
cuales hemos incluidos aquellos espacios residenciales generalmente de origen
altomedieval, y el de qarya, que vinculamos con la Baja Edad Media. Es una
clasificación eminentemente artificial que está fundada en que para el primer período, la
existencia de un registro arqueológico, tanto a nivel superficial como de estructuras
emergentes, es escaso en comparación con la etapa que va desde los siglos XI al XV, en
que dicho registro es más abundante y mejor conocido, además de conservarse un
número mayor de fuentes escritas.
21
García Sanjuán, 2005, p. 47.
21
Pese a existir una información relativamente ámplia, especialmente en lo que
respecta a la documentación escrita y, en menor medida, con la arqueológica, la
articulación del mundo rural andalusí en unidades básicas denominadas alquerías, junto
con los michares o cortijos, cédulas menores dependiente de estas22, es un hecho
insuficientemente investigado en nuestro país y sobre el que aún no se han logrado un
consenso para unificar criterios que faciliten su estudio e interpretación.
Las aproximaciones al concepto de qarya son múltiples y a veces dispares en cuando
a los elementos que la constituyen.Trillo San José enfoca su descripción desde una
perspectiva fundamentalmente territorial, en que dichas comunidades formarían una
organización autónoma que contarían con tierras propias y con una libertad de gestión y
de gobierno bastante amplia. Estudia la organización del espacio dividiendo las tierras
en mawāt o no apropiadas, mamlūka o apropiadas, y las comunales o harīn, además de
destacar la realidad gentilicia de esta sociedad que perduró, aunque debilitada, hasta el
siglo XV, y que influyó en la forma de organizar el espacio de la alquería23. También
relaciona la creación de estos establecimientos con el período de paz posterior a la
primera fitna cuando el emirato se consolida y la islamización comienza a
generalizarse24.
También Jiménez Puertas, en su trabajo sobre la tierra de Loja, esboza lo que
entiende por estos espacios residenciales y territoriales:
El poblamiento rural andalusí está configurado por qurá, pl. de qarya, que
se traduce por el correspondiente arabismo castellano “alquería”, aunque tiene
el significado más general de pueblo, es decir, se trata de un asentamiento rural
de dimensiones muy variables [...] se compone normalmente de varias casas
pertenecientes a distintos propietarios o arrendatarios, que tiene su reflejo en la
dispersión de la propiedad rural [...] Aunque la alquería podría definirse como
asentamiento rural concentrado, lo cierto es que esta concentración es relativa,
porque es habitual la presencia de barrios separados, por lo que hay que pensar
que la alquería no es sólo una unión de casas, sino también una unidad más
22
La densidad de ocupación, que no sólo se refleja en el caserío, sino en la extensión de tierras
cultivadas más allá de las del área principal, permitió la aparición de hábitats conectados con ellas. Se
trata de los michares o cortijos (Malpica Cuello y Martín Civantos, 2007, p. 2007).
23
Trillo San José, 2006.
24
Trillo San José, 2006, pp. 227-228.
22
compleja que gestiona un territorio propio y tiene vínculos comunes, ya sea el
parentesco, una mezquita, un espacio irrigado25
Barceló Perelló trata esta temática en diversas publicaciones, en las cuales considera
el concepto de alquería como un espacio clánico o tribal que, a veces, no forma núcleos
agrupados sino diversos asentamientos menores más o menos separados26 y en que la
agricultura de irrigación tuvo un papel fundamental en su economía27.
Martínez Enamorado define a estos entes poblacionales-territoriales como:
Unidades residenciales agrarias formadas por distintas viviendas que
incluyen asimismo las áreas de trabajo a ellas vinculadas, suelen asentarse bajo
criterios clánicos o genealógicos28
Guichard matiza el concepto de qarya recogido en las fuentes:
La inmensa mayoría de las fuentes sugieren fuertemente que las “qaryas” es
lo que nosotros llamaríamos una “aldea” (en francés villaje”) y no, como ha
pensado la mayor parte de los autores, un “cortijo” o una “alquería”en el
sentido que esta palabra ha tomado en las lenguas romancesde la Península29
Igualmente considera el elemento tribal como algo consustancial a estos entes30.
Espinar Moreno también trata con frecuencia el tema de la alquería bajomedieval
basándose en los estudio de sus bienes habices. De especial interés es el que realiza
sobre la alquería de Mondújar31 en que diferencia una serie de estructuras urbanas y
rurales de origen andalusí, tales como mezquitas, rábitas, espacios residenciales y
sistemas hidráulica, que nos permiten catalogar algunos de los elementos comunes que
poseían estos lugares.
25
Jiménez Puertas, 2002, p. 181.
Barcelò Perelló, 1998, p. 106.
27
Ibídem, pp. 19 y 23.
28
Martínez Enamorado, 1998, p. 203.
29
Guichard, 1998, p.164.
30
Guichard fue el que definió la estructura antropológica de al-Andalus partiendo del hecho tribal
(Guichard, 1995).
31
Espinar Moreno, 2000. Véase también Espinar Moreno 2009 y Espinara Moreno y Padilla, 2009.
26
23
El carácter de la alquería como unidades tributarias también es recogido por algunos
autores. Así Glick sugiere que: En al-Andalus la alquería constituía la unidad básica de
los ingresos fiscales del Estado32.
Desde época temprana, determinados investigadores relacionados con la Casa de
Velásquez33 habían postulado una relación estrecha ḥiṣn-qarya, es decir la existencia de
una serie de pequeños núcleos rurales dispersos que se reagrupaban en torno a un
castillo que servía de lugar de refugio o relacionaba dicho lugar con poblamientos en
altura más o menos eventuales. Sin embargo, este postulado ha cambiado en los últimos
años ante los indicios de que no siempre se repite este binomio. Así André Bazzana
recientemente ha reconocido que esta relación peca de simplista debido a las evidencias
de una serie de variantes que no responden a este esquema34. Similar opinión mantiene
Martínez Enamorado cuando afirma:
Parece evidente que para el período de formación de al-Andalus, o lo que es
lo mismo entre el siglo VIII y el X, los ḥuṣūn son perfectamente prescindibles.
[...] Si se quiere dar un contenido histórico potente a esa sociedad andalusí
inicial, las fortificaciones no deberían tener nunca el carácter “estelar” que se
les ha dado35
Igualmente en las últimas décadas se está cuestionando la funcionalidad de estos
ḥuṣūn ante los indicios de que pudieran ser graneros fortificados y, por lo tanto,
tendríamos que replantearnos la problemática de los ḥuṣūn y su relación con las redes
de alquerías36. Esto implicaría una inversión en la organización territorial, en que estas
estructuras castrales perderían el papel vertebrador del territorio y las qurá constituirían
el ente organizativo básico37.
Vemos como la mayoría de los investigadores coinciden en una serie de
características atribuibles a estas unidades rurales tales como son las de poseer una
organización autónoma, gestionar un territorio propio, de ser construcciones sociales
esencialmente clánicas o tribales, y de la importancia que tuvo para su economía y
32
Glick, 2007, p. 41.
Bazzana, Cressier y Guichard, 1988.
34
Bazzana, 2009, p. 33.
35
Martínez Enamorado, 1998, p. 198.
36
Martínez Enamorado, 2006a, p. 201.
37
Desde hace décadas se vienen documentado diversos ḥuṣūn que poseían esta función como son los
casos de Cabezo de la Cobertera (De Meulemeester et alii, 1993) el Castell d´Almizra (Torró y Segura,
2000) o más recientemente el de al-Darrax (López Moreno, 2010).
33
24
ubicación los espacios de trabajo relacionados con una agricultura de irrigación. Sin
embargo, hay una sensación de insuficiencia, de falta de datos sobre estas unidades
poblacionales y territoriales rurales. Quizá sea debido a que en los últimos decenios, y al
amparado en la expansión urbanística, se ha producido un auge de la denominada
“arqueología de gestión” desarrollada fundamentalmente en núcleos urbanos, en
detrimento de la efectuada en el mundo rural, incomparablemente más escasas38, aunque
cualitativamente de mayor calidad historiográfica al realizarse por los departamentos de
distintas universidades.
A pesar de que en los últimos años se está efectuando un esfuerzo considerable por
parte de algunos investigadores39 y la arqueología rural está tomando un protagonismo
creciente, todavía quedan muchas cuestiones por dilucidar para llegar a un conocimiento
aceptable sobre el poblamiento rural andalusí y sus unidades básicas. Cuestiones tales
como el estatismo con que se está tratando a las qarya-s sin apenas tener en cuenta su
evolución, los escasos estudios existentes sobre las pequeñas unidades que formaban el
grueso del poblamiento, la falta de una metodología unificada entre los distintos
investigadores, o el desconocimiento sobre las alquerías califales, forman cuestiones
sobre las que apenas se han avanzado. Por lo tanto, y siguiendo la opinión de Malpica
Cuello:
estamos lejos, sin embargo, de haber trazado mínimamente su evolución y es
necesario, porque quedan muchas cuestiones por resolver desde el mismo
momento de su definición inicial. Esta tarea no es fácil, porque, pese a lo que
pudiera parecer, queda mucho trabajo de investigación por llevar a cabo. Hasta
ahora contamos con artículos y libros que sólo han esbozado los problemas.
Carecemos de un análisis de base y ya nos sobran las hipótesis40
El área objeto de estudio ocupa una extensión aproximada de 42575 hectáreas y el
criterio de elección territorial se ha basado en la cuenca natural de río Grande y no por
términos municipales. La metodología escogida durante la actividad de prospección ha
38
En la Península los casos publicados de alquerías excavadas en el marco de proyectos de investigación
son escasos, destacando el cerro de Peñaflor (Salvatierra Cuenca y Castillo Armentero, 2000), Bofilla
(López Elum, 1994), Alcaría Longa (Boone, 1993), El Castillejo de los Guajares (Cressier, Malpica y
Rosselló, 1987), Siyâsa (Navarro Palazón, 1985), y la Mesa de Chiclana (Fernández Barba, 2007) entre
otros de importancia.
39
Sobre el tema del poblamiento rural andalusí, en los últimos años se han publicado diversos artículos a
modo de estado de la cuestión: Martínez Castro, 2005, Eiroa Rodríguez, 2012 y Pérez Aguilar, 2013.
40
Malpica Cuello y Martín Civantos, 2007, p. 354.
25
sido flexible adaptada a las diversas variantes que se han dado durante las diferentes
fases del trabajo de campo ya que se han planteado necesidades distintas.
En la primera fase, o prospección general del territorio, nos hemos fundamentado en
un muestreo de tipo aleatorio estratigráfico41. Se han definido quince áreas que se
reparten en diversos estratos dentro del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:5000042.
Dichos nichos son cinco: Zona 1 en que se incluye los márgenes de los diversos cursos
fluviales y arroyos tributarios de río Grande. Zona 2 que corresponde con las cumbres y
laderas cercanas al sector anterior. Zona 3 o mesetas altas de la sierra de las Nieves.
Zona 4 o llanura cerealística denominada la Jara. Por último, la zona 5 que corresponde
con las áreas periurbanas de los diversos municipios de la comarca (urbanizaciones,
zonas de cultivos cercanas a los cascos urbanos...). La elección de los estratos se ha
realizado seleccionando aquellas áreas que consideramos representativas dentro de los
diferentes tipos de paisajes43. En todas ellas se optó por el trasec como unidad de
muestreo formando unos rectángulos de 200 X 100 m. La elección de estas medidas
responde a criterios prácticos de manejabilidad, debido a sus dimensiones relativamente
pequeñas y, por lo tanto, fáciles de ejecutar. Antes de comenzar la prospección, y una
vez sobre el terreno, cada unidad de muestreo (UM) sobre la que se va a trabajar, se
localiza y marca su centro sobre el trasec correspondiente con la ayuda de GPS, y a
partir de ahí, se señalan sus ángulos. Para su ubicación se utilizaran coordenadas UTM,
Datum ETRS89.
En esta primera fase el intervalo que separa a los prospectores en el proceso de
batida ha sido generalmente de cuarenta metros con un mínimo de ocho personas y un
máximo de doce por jornada, adoptándose un movimiento de cobertura en transectos
paralelos44.
Durante la exploración del terreno se anotó en el libro de campo la descripción del
área que se está trabajando. Datos como el contexto ambiental, el tamaño del
yacimiento, visibilidad e identificación de los fragmentos cerámicos de interés (bordes,
41
Ibídem, p. 72.
Instituto Geográfico Nacional, hojas 1052-2, 1052-3, 1052-4, 10661 y 1066-2.
43
Chapa et alii, 2004, pp. 128-129.
44
Banning, 2002, p. 92.
42
26
bases y fragmentos con decoración), otorgándoseles su probable funcionalidad y una
cronología aproximada45.
Una vez prospectado y analizado los resultados, se procedió a una segunda
exploración mediante un muestreo dirigido eligiendo un criterio geográfico en que se
escogió las cuencas altas de determinados arroyos y ríos. La unidad de muestreo tiene
las mismas medidas que la anterior. En este caso los intervalos en las batidas se
acotaron, estando entre veinte y treinta metros para un número de prospectores similar
al de la primera fase.
Por último, se seleccionaron una serie de yacimientos considerados más
significativos basándonos en criterios de extensión, situación geográfica y de
abundancia del material cerámico superficial. Se realizaron prospecciones con cobertura
total a nivel semimicro en que se efectúan un conjunto de actuaciones como son: la
delimitación del yacimiento, su análisis interno y la elaboración de un plano con los
diferentes elementos registrados46. También se estudió la geología, así como la
edafología del yacimiento y de sus alrededores. Para cada uno de ellos se ha realizado
un tratamiento individualizado tomando como criterio factores orográficos. En
determinados yacimientos, como por ejemplo Jorox o la Alcaría de Guaro, la unidad
base de análisis ha sido la terraza, es decir, dichos espacios residenciales estaban
constituidos por una serie de bancales en que se asentaban los habitáculos existiendo,
entre ellos, una serie de taludes con artefactos procedentes de las terrazas superiores.
Por lo tanto, la medida de los transectos se adaptó a dichos espacios. En cada uno de
estos yacimientos se desarrolló también un sondeo aleatorio dividiendo cada trasec en
cuatro bandas horizontales o rectángulos y, a su vez, cada banda se subdividirá en
cuatro nuevos trasec. Dentro de cada banda se elegieron, también de forma aleatoria, un
trasec donde se efectúa un recuento de todos los artefactos existentes en superficie que
no pretende ser exhaustivo, sino una referencia orientativa sobre su distribución
espacial. Aquellos fragmentos cerámicos que consideremos representativos (bordes,
bases con decoración y/o vedrío) se extrageron del terreno, georeferenciándose para su
posterior análisis en estudio. No se efectuó una recogida de forma generalizada de los
artefactos cerámicos ya que: el transporte y posterior clasificación y valoración de
grandes volúmenes de material puede resultar problemático desde una perspectiva
45
46
Ruiz y Burillo, 1988, p. 50.
García Sanjuán, 2005, pp. 99-100.
27
logística47, ni tampoco vamos a hacer mediciones cuantitativas exhaustivas de dicho
material, ya que no son representativos en un entorno donde la mayoría de los procesos
posdeposicionales son desconocidos.
Esta distribución del material superficial ha servido para aproximarnos a la
funcionalidad de las distintas áreas, además de para la localización de determinadas
actividades48. La elaboración de mapas de distribución de yacimientos refleja un sistema
u orden espacial que ha sido de gran utilidad a la hora de una interpretación territorial.
Igualmente el tamaño del asentamiento se utiliza:
como un criterio para la ordenación del poblamiento, debiendo salvarse en
estos casos los problemas que puedan suponer alteraciones en su tamaño, por
factores geomorfológicos, ya comentados, o por ocupaciones posteriores49
2.2.-Arqueología hidráulica
Derivada de la arqueología del paisaje y con un programa metodológico específico,
destaca la arqueología rural como el estudio arqueológico de los espacios agrarios y de
los elementos que lo integran en que:
partimos de la idea de considerar el espacio agrario como un espacio
cultural visto a través de la Arqueología del Paisaje, en el que los elementos que
lo conforman son considerados como entidades arqueológicas susceptibles de
ser estudiadas y sobre las que se aplica una metodología específica para poder
ser estudiada en profundidad50
Como rama específica de la arqueología rural se distingue la denominada arqueología
hidráulica que tiene como objetivo principal la reconstrucción de los sistemas
hidráulicos históricos, especialmente los que tienen un origen andalusí. En la actualidad
existe una tendencia a darle cada vez mayor importancia al estudio de estos espacios
rurales ya que el territorio andalusí no se puede explicar simplemente como un “un país
47
Ibídem, 2005, p. 93.
Hodder y Orton, 1990, pp. 30 y 43.
49
Ruiz y Burillo, 1988, p. 52.
50
Ballesteros Arias et alii, 2006, p. 194.
48
28
de ciudades”. Al-Andalus se construyó, en gran medida, como una suma de territorios
campesinos51.
Tres aspectos consideramos básicos a la hora de reconstruir estos espacios de
irrigación:
El primero, es que la mayoría de los investigadores sobre al-Andalus consideran que
la agricultura de regadío constituyó el principal recurso económico dentro de las
comunidades rurales andalusíes52,
espacialmente durante el Bajo Medievo. Estos
grupos árabo-beréberes formaban una sociedad campesina de base clánica53 que, con la
expansión musulmana del siglo VIII, se extendieron por buena parte del Mediterráneo
occidental importando un agrosistema basado en la irrigación de los campos cuya
realidad se recoge en las fuentes escritas ya en el siglo X54. Dichos campos, por lo tanto:
no tiene sólo una identidad tecnológica sino que es sobre todo una opción
social. Es claramente, el resultado de una decisión social que produce formas
específicas del proceso de trabajo e impone también condiciones específicas de
organización social55
No vamos a entrar en la polémica de que si este tipo de agricultura tiene un origen
latino u oriental. Lo que sí parece evidente es que estos sistemas de irrigación de
montaña, abastecidos por fuentes y pequeñas corrientes fluviales, tienen su germen en la
expansión musulmana del siglo VIII56. Por lo tanto, se trata de una agricultura que
rompe con la tradición clásica anterior, tanto en la concepción de los parcelarios,
sistemas de trabajo, como en la introducción de nuevas especies de origen tropical57.
Muchos de estos parcelarios fueron nuevos y se crearon por grupos islamizados sobre
zonas agrícolas inexistentes anteriormente o relacionadas con cultivos de secano
marginales, especialmente sobre aquellos sectores de montaña muy compartimentados,
con desniveles importantes, necesarios para el riego por gravedad y donde la existencia
de recursos hídricos fue determinante. Tales son los casos de los riegos del río Planos en
Yunquera, la surgencia del río Jorox en Alozaina, los ríos Horcajo y Majaceite en
51
Eiroa Rodriguez, 2012, p. 389.
Malpica Cuello, 2012, p. 33.
53
Guichard, 1995, pp. 258-259.
54
Malpica Cuello, 2012, p. 33.
55
Barceló Perelló, 1989, p. 15.
56
Butzer et alii, 1985, p. 499.
57
Watson, 1998.
52
29
Tolox, el arroyo Alpujata y las fuentes de Alhaula y Alfaquí, todos ellos en Monda, la
fuente de la Reyna y el arroyo del Lobo, ambos en término municipal de Coín. Como
excepción a estos microsistemas esta el complejo hidráulico del río Nacimiento también
en Coín, cuyas tierras de irrigación se sitúan sobre la meseta de Los Llanos y las laderas
de Huertas Viejas. Todos estos hontanares y ríos están integrados dentro de la
subcuenca de río Grande en la actual provincia de Málaga.
El segundo aspecto, es que hay claros indicios de que la puesta en cultivos de dichos
espacios condicionó la ubicación de las zonas residenciales que quedaron supeditadas a
la disponibilidad de agua y la creación de los parcelarios irrigados58:
la instalación de la zona de residencia, la alquería, que siempre está situada
justo por encima de la línea de rigidez del sistema hidráulico, o sea por encima
de la acequia principal de distribución. La razón de esta emplazamiento, es
sencillamente, no inferir en el desarrollo y fluidez del sistema hidráulico59
Esta pauta de asentamiento-residencia y espacio hidráulico, corresponde con
modelos magrebíes y andalusíes que solo tendrían sentido en una sociedad
segmentaria60. Una de las hipótesis que intentaremos demostrar es que en la subcuenca
de río Grande se identifica también este binomio qaryas-espacios irrigados. Es decir,
creemos observar cómo, en buena medida, la estructuración y jerarquización territorial
vienen determinada por la ubicación y el tamaño de dichos espacios irrigados, por lo
que se convertiría en una importante herramienta para el estudio del paisaje y el
poblamiento medieval. Parafraseando a Barceló, podemos decir que los asentamientos
rurales andalusíes son un conjunto indivisible de espacios productivos y residenciales
esto es, de tierras de cultivo y alquerías61.
El tercero, es que se tratan de diseños “ultraestables”62 que han permanecido, en la
mayoría de los casos, hasta la actualidad sin grandes modificaciones y por tanto son
susceptibles de su localización y reconstrucción. El diseño de la acequia principal es la
primera prioridad en el establecimiento de un sistema hidráulico63 y el que, en líneas
generales, marca la “línea de rigidez” cuya modificación supondría el cambio en todo el
58
Kirchner y Navarro, 1994, p. 161.
Ballesteros Arias et alii, 2002, p. 30.
60
Barceló Perelló, 1989, p. 32.
61
Ibídem, p. 34.
62
Glick, 1990, p. 165.
63
Malpica Cuello, 2012, p. 108.
59
30
sistema, por lo que su estructura básica ha permanecido inalterable en el tiempo. No así
el parcelario, que en algunos pagos han sufrido modificaciones de importancia. Igual
ocurre con las ampliaciones de los diversos sistemas de irrigación de la subcuenca de río
Grande, ya constatados desde el período bajomedieval y que fueron generalizados a
partir de época moderna.
Los métodos y técnicas de esta metodología se basan en el trabajo de campo,
prospección arqueológica y reconstrucción de los sistemas hidráulica, junto con la
información que proporciona la documentación escrita y de la toponimia64. El primer
paso es la obtención de una planimetría precisa y actualizada. Con ella se realiza un
exhaustivo reconocimiento del terreno registrando los trazados, tanto de la acequia
madre como de los ramales secundarios, además del parcelario y todos los elementos
que conforman el sistema hidráulico (molinos, partidores, albercas, qanāt...). El
segundo paso es obtener información histórica sobre los sistemas estudiados,
generalmente a través de la documentación escrita de origen castellano de finales del
siglo XV y primera mitad del XVI, principalmente del apeo y repartimiento, además de
los protocolos notariales. La toponimia registrada en la cartografía, junto con la
microtoponimia local de transmisión oral, completan la información. Con ello
realizaremos una aproximación a las estructuras de los sistemas originales y las
modificaciones o ampliaciones posteriores, asociándolas con las distintas sociedades
que los ocuparon.
Dada la amplitud de los sistemas hidráulicos de probable origen andalusí en la
comarca, hemos realizado una selección de aquellos que consideramos más
representativos, teniéndose en cuenta su extensión e importancia histórica y la
asociación de dichos espacios con zonas residenciales.
Así, para Coín se han estudiado los sistemas de las acequias de la fuente de la Reyna
y del Olivar en el pago de Pereila y Valdeperales respectivamente65. Dichos sectores
estaban vinculados a la alquería de Pereila, dependiendo el primero de la surgencia de la
fuente de la Reyna, y el segundo del complejo hidráulico del río Nacimiento. También
se han investigados los sistemas de las acequias de la Candonga y el Naranjal en el
antiguo pago de Benamaquís, asociados con la alquería del mismo nombre. Estos
64
65
Kirchner y Navarro, 1994, p. 162.
Ordóñez Frías y Aguilar Simón, 2016.
31
últimos también dependientes del complejo de irrigación del río Nacimiento. Por último
se ha analizado la acequia de río Alamino como principal canal de irrigación de Dakwān
que se relaciona también con el anterior complejo hidráulico.
Dentro del término de Monda destacan los sectores irrigados asociados con el valle
de Alpujata, que forman un interesante sistema en que se puede entrever los espacios
originales andalusíes y las ampliaciones posteriores. La zona residencial, asociada a
estas terrazas, la hemos denominado los Villares de Alpujata y se ubica a ciento
cincuenta metros por encima de los bancales de riego66.
En Alozaina el único espacio irrigado de entidad está en el del valle del río Jorox67,
complejo hidráulico regado por las aguas de dicho cauce y por diversas surgencias
secundarias. Solo se ha observado indicios de poblamiento relacionado con el Alto
Medievo.
Por último, las aguas de la surgencia de la Alfaguara y de los ríos Almozara y
Majaceite en Tolox, que forman un complejo de espacios irrigados asociados a las zonas
residenciales andalusíes de Tolóx y de los Caserones de Bolixe68.
2.3.-Estudio geoarqueológico
Dentro del análisis territorial, consideramos de gran importancia el estudio de las
diferentes variantes geológicas y edafológicas que componen la subcuenca de río
Grande. Estos factores condicionaran, en buena medida, la posición semiprimaria o
secundaria de los materiales de los diferentes yacimientos que quedan reflejados por la
dispersión de los artefactos a nivel superficial provocados por factores diversos, como
procesos de arroyada (conos de deyección), disgregación mecánica, procesos de
coluvión, laboreo agrícola, entre otros69. Algunos de las variantes edafológicas también
han influido en la elección de los espacios residenciales. Se ha comprobado que en
determinadas composiciones geológicas-edafológicas, como son las arcillas, existen un
66
Ordóñez Frías, 2014b.
Ordóñez Frías, 2013a.
68
López García, 2012.
69
Picazo, 1998.
67
32
desierto poblacional70 debido a los importantes inconvenientes que plantea a nivel
superficial estos materiales, especialmente para el tránsito de personas y la cimentación
de viviendas, además de no ser tierras aptas para determinados cultivos, especialmente
arbóreos. Otro factor importante relacionado con la potencia edafológica, es la fertilidad
de las tierras de cultivo, especialmente las de irrigación. Dependiendo de la
productividad de estas podemos aproximarnos a evaluar su rendimiento agrícola y, por
lo tanto, la capacidad de carga que podían soportar determinados espacios de cultivo.
El estudio geoarqueológico lo vamos a dividir en tres fases. En la primera se
analizará una cartografía digital del IGME71 a escala 1:50.000 sobre mapas geológicos,
en los cuales se localizarán los diversos yacimientos. En la segunda, y durante la
prospección que se realizará sobre el terreno, se tomarán datos en el libro de campo de
los suelos, relieves, sedimentación, trincheras de erosión72 etc. Finalmente, en la
prospección a nivel micro de los yacimientos más significativos, se volverá a hacer un
análisis más meticuloso sobre las capas sedimentarias, dispersión de los materiales
superficiales, efectos y causas de la erosión superficial en cada yacimiento y su entorno,
y daños causados por infraestructuras humanas. Las apreciaciones recogidas serán
reflejadas cuando se realice la descripción de las diferentes alquerías y yacimientos.
2.4.-Estudio del registro arqueológico de los yacimientos mediante el análisis
cerámico
Dentro de este trabajo de tesis, el estudio del material cerámico es uno de los
aspectos más importantes debido a que proporciona una aproximación al registro
arqueológico, además de un referente cronológico relativo de gran valía ante la escasez
de otro tipo de indicadores temporales.
Hay que tener presente que la mayoría de estos depósitos tienen un carácter
secundario y superficial, cuyos hallazgos no han sido fruto de excavaciones
arqueológicas sino de una observación y estudio, tanto in situ, como en gabinete, en que
70
En la zona denominada la Jara, perteneciente a los términos municipales de Coín, Alozaina y Guaro,
no se ha detectado ningún tipo de poblamiento. Sus arcillas tienden a reblandecerse con las lluvias
haciendo el tránsito de personas y vehículos muy difícil, además de generarse mantos de corrimientos en
las laderas. En verano las arcillas se resecan contrayéndose, formando grandes grietas que hace casi
imposible la cimentación de viviendas y la existencia de los entramados de raíces de los cultivos arbóreos.
71
IGME, hojas: 1051, 1052,1065 y 1066.
72
Marcos Saiz y Díez Fernández-Lomana, 2008, p. 135.
33
no existe una estratigrafía que nos sirva de garante de una adscripción cronológica
precisa. A su favor hay que decir que la mayoría de estos despoblados apenas tienen
“contaminación” de otros registros culturales posteriores ya que, tras su abandono en el
Medievo, no volvieran a ser ocupadas por ningún tipo de poblamiento intensivo
quedando, en su mayoría, como zonas de cultivos de secano. Solo destacar cuatro
excepciones, Benamaquís cuya espacio residencial quedo totalmente ocupada por una
urbanización construida en la década de 1970, Pereila que tuvo una continuidad
poblacional morisca aunque no fuera de forma intensiva, la alquería de la Villeta de la
que sí posemos un registro arqueológico preciso debido a la excavación de urgencia
realizada en 199073, y la del Nacimiento de río Grande, que aún a mediados del siglo
XX estaba ocupada. Además de estas cuatro alquerías, tenemos una serie de villas que
tuvieron una continuidad ocupacional; tales son los casos de Coín, Monda, Guaro,
Tolox, Yunquera y Alozaina. Aunque la prospección superficial en estos lugares es muy
complicada debido a que la mayoría del terreno está urbanizado, existen determinados
taludes y solares en los que hemos podido constatar la presencia de fragmentos
cerámicos de origen andalusí.
El primer paso para su clasificación ha consistido en la recogida de fragmentos
cerámicos de los diversos yacimientos, registrándolos y documentándolos in situ. De
ellos se han tomado una serie de datos como son: ubicación en la cuadrícula
correspondiente, descripción de bordes/bases, diámetro, color, tipo de pasta, decoración
y tipo de cocción. Toda esta información se va anotando en una ficha específica para el
registro de artefactos, además de un archivo fotográfico escalado de los diferentes
trozos. Posteriormente, y ya en estudio, se ha procedido a una selección de aquellos
fragmentos que se consideraron más representativos, utilizando como criterio para esta
selección su probable vinculación con una tipología determinada, por lo que hemos
dado preferencia a los bordes y bases, así como a los diferentes tipos de decoración.
Con los fragmentos cerámicos procedentes de la excavación efectuada en el ḥiṣn y
alquería de la Villeta, se ha realizado un trabajo de estudio más meticuloso que se ha
desarrollado, en buena parte, en dependencias del Museo Arqueológico Provincial de
Málaga74, y que tuvo su correspondiente publicación75.
73
Acién Almansa y Rambla Torralvo, 1991-1992.
Esta Actividad Arqueológica Puntual fue autorizada por la Delegación de Cultura de la Junta de
Andalucía en Málaga, con expediente AA. Nº 38/12.
74
34
El segundo paso consistió en la realización de los consiguientes dibujos cerámicos y
su posterior digitalización con el programa informático Corel Draw. Esta parte es
esencial ya que nos permite tener en archivos digitalizados los diferentes perfiles para
su estudio, además de ser un formato apto para su publicación como trabajo científico.
La escala utilizada es la 1:1 (escala natural), salvo en las grandes vasijas, a las cuales se
aplicó una escala convencional en que los diversos dibujos digitalizados llevarán su
correspondiente simbología.
El tercer paso se ha centrado en el estudio tecnológico. Hay que especificar que
debido a los escasos recursos que poseemos solamente se ha abordado aspectos
tecnológicos muy concretos, a un nivel macroscópico de caracterización, que serán
aproximativos sin llegar a ser muy precisos, pero que nos podrán servir a nivel
orientativo, ayudándonos a acercarnos a la cultura que los produjo.
Los aspectos tecnológicos que hemos tratado son:
-Fabricación a torno, torneta o a mano. Veremos cómo en la zona objeto de estudio se
dieron las tres modalidades, aunque con un predominio del modelado a torno.
-Tipo de pasta. Se realizó una apreciación general dividiéndolas en pastas de origen
ferruginoso, con arcillas de contenidos elevados en hierro y con tonos rojizos, pastas
con predominio de carbonato cálcico en su composición y de tonalidades más claras, y
pastas mixtas, en que se mezclan ambas composiciones. Todas ellas serán utilizadas
para la fabricación de diferentes utensilios cerámicos, como sería el caso de la pasta
ferruginosa que soportan bien los choques térmicos y que la hace muy apta para
artefactos de exposición al fuego tales como cazuelas y marmitas76.
El cuarto paso, es el análisis de los aspectos tipológicos que consideramos como un
elemento esencial en que nos hemos basado, de forma destacada, para realizar la
aproximación a la datación cronológica y al registro cultural asociados con ella. En este
aspecto el marco geográfico va a introducir factores convergentes ya que toda la zona,
objeto de nuestro estudio, está ubicada dentro de una misma comarca natural, y por lo
tanto, el marco geográfico es el mismo. Pero también debemos tener en cuenta que parte
75
Ordóñez Frías, 2014a.
Fernández Navarro, 2002. Este investigador ha estudiado pormenorizadamente la cerámica almohadenazarí de cocina así como de las pastas ferruginosas y sus características térmicas, demostrando que
poseían una tecnología avanzada.
76
35
de estos utensilios cerámicos podrían tener un origen no comarcal. Así ocurre con
determinadas tipologías de ataifores, marmitas y cazuelas que pensamos que podrían
haber sido elaborados en los talleres del arrabal de Fontanella en Málaga a tenor de lo
observado en las pastas, tipologías y vedríos77.
Los criterios que seguiremos para la clasificación tipológica son los siguientes:
-Estudio de la forma general y de la morfología formal de las piezas.
-Su función.
-Acabado y decoración.
2.5.-Las fuentes documentales
Dentro del enfoque metodológico basado en la arqueología del paisaje, también el
recurso a las fuentes escritas posee una cierta importancia a pesar de que su peso
específico en la investigación sea escaso, por lo que se ha realizado una historiografía
“total” en que no se ha descartado ningún tipo de aportaciones. Como bien expresa
Barceló:
La arqueología extensiva implica la movilización de toda la información,
incluida la escrita, para identificar, relacionar y entender todas las trazas de los
asentamientos desaparecidos y de los entornos por ellos producidos, también
desaparecidos78
Las fuentes escritas son, en la mayoría de las ocasiones, inexistentes en lo que
respecta al poblamiento rural andalusí, incluso alquerías de cierto entidad son
totalmente invisibles en los registros escritos. Por el contrario, hay referencias a
determinados poblamientos en la documentación que, por distintos motivos, serían
difícilmente localizables en la actualidad, salvo que conjuguemos otro tipo de
información como la arqueológica o toponímica79. Generalmente, la primera tendencia
77
En concreto, son muy característicos los ataifores con vedrío verde esmeralda en su interior, con unas
tonalidades de vidriado muy similares, repiés con el mismo diámetro y pastas carbonatadas depuradas
con una disposición en capas horizontales similares. Dichos ataifores, están presentes en la totalidad de
los yacimientos de la Subcuenca, además de ser habitual su presencia en las diversas excavaciones
realizadas en el antiguo arrabal de Fontanella.
78
Barceló Perelló, 1988, p. 198.
79
García Contreras et alii, 2012, pp. 171-172.
36
es la que predomina ya que: en las comunidades rurales andalusíes no conocen
relaciones de dominio y no producen, generalmente, documentación escrita80.
Sin embargo, existe una dicotomía en el área objeto de nuestro estudio entre las
denominadas “villas”, y las pequeñas y medianas alquerías rurales. Para las primeras,
hay alguna, aunque exigua, información en las fuentes musulmanes y, especialmente, en
la documentación castellana de finales del siglo XV y primera mitad del XVI. Sin
embargo, para las segundas, el vacio documental es casi absoluto, con la excepción de
algunas escasísimas referencias, y la alusión al topónimo qarya recogido en las fuentes
castellana, la mayoría de las veces de difícil ubicación.
Estas villas estaban constituidas por los actuales municipios de Coín, Cártama,
Alozaina, Yunquera, Tolox, Monda y Guaro, y por el despoblado de Benamaquís. La
principal característica que las diferencian de los pequeños núcleos rurales, es que
tuvieron una continuidad poblacional desde época andalusí hasta nuestros días, salvo el
caso de Benamaquís, arrasada por los castellanos a finales del siglo XV. En las dos
primeras, tras una fuerte resistencia armada, se produjo la expulsión de la población
musulmana de su alfoz y su sustitución por repobladores castellanos, lo que generó los
denominados “libros de repartimiento” que recogen el proceso de repoblación y reparto
de bienes que efectuaron los Reyes Católicos tras la conquista por medio de
“repartidores”, siguiendo sus instrucciones y a partir de unos mínimos elementos
organizativos con que se dotó a la población que se fue asentando81. Mientras que en
Yunquera, Tolox, Monda y Guaro, las capitulaciones fueron pactadas con los
castellanos sin que hubiera oposición armada, lo que ocasionó que la mayoría de la
población de origen andalusí permaneciera en sus lugares de origen, primero como
mudéjares y, ya a partir del 1502, como moriscos. Aquí el documento básico es el libro
de apeo y repartimiento (1571) para el caso concreto de Tolox, y el libro de apeo
(1571), para el resto.
Los protocolos notariales de la primera mitad del siglo XVI también han aportado
una rica información, especialmente sobre el medio rural, con la presencia de
numerosos topónimos, algunos relacionados con los pagos rurales de origen andalusí y
80
Navarro, 1995, p. 178.
Malpica Cuello, 1990, pp. 128-129. Según este autor en los libros de repartimientos se deslizan datos
muy importantes que permiten leer, como de un palimpsesto se tratase, muchas realidades de una
sociedad desaparecida, p. 129.
81
37
también sobre algunas qaryas, dentro de los términos municipales de Monda, Alozaina
y Yunquera.
En el caso de la agricultura, en cambio, las fuentes escritas de origen árabe son algo
más explicitas, sobre todo con los conocidos tratados agronómicos82, aunque con un
carácter teórico y generalista. También existe una cierta documentación andalusí, la
mayoría de las ocasiones romanceada, sobre pleitos por el uso del agua de determinados
cauces y surgencias83, aunque en la mayoría de las ocasiones, solo se ha conservado esta
documentación para la actual provincia de Granada.
Sin embargo, las fuentes escritas musulmanas, en que se hace alusión al área objeto
de nuestro estudio, son muy escasas y prácticamente se centran en Dakwān.
2.6.-Toponimia
La toponimia se revela como una de las fuentes imprescindibles para el
reconocimiento y análisis arqueológico del territorio que nos puede aproximar a la
percepción que tenían de sus espacios los grupos humanos de otras épocas,
fundamentalmente históricas. También ilustra sobre los usos económicos y sociales
dentro del área o espacio de explotación de aquellas comunidades.
Para el estudio toponímico hemos indagados en diversas fuentes:
-Toponimia de origen documental. Es el bloque más importante y procede de las fuentes
documentales castellanas, generalmente redactados a iniciativa de la Corona, de finales
del siglo XV y principios del siglo XVI, teniendo su máximo exponente en los
repartimientos. Uno de los principales problemas que encontramos en este bloque es
que la mayoría de los topónimos están castellanizados. Ello es debido a que la presión
militar cristiana en la antigua Algarbía malagueña, que posteriormente correspondía con
la hoya del Guadalhorce, fue intensa ya desde mediados del siglo XIV, provocando el
despoblamiento de la mayoría de los núcleos rurales. Además, tras la conquista militar,
se produce la expulsión de la población andalusí de las principales villas (Coín, Cártama
y Álora). Solo en algunos “repartimientos”, como el de Monda Tolox o Casarabonela,
82
Carabaza Bravo y García Sánchez, 2001.
Espinar Moreno ha estudiado con frecuencia esta temática en publicaciones como: Espinar Moreno,
1987, pp. 69-94, Espinar Moreno y Quesada Gómez, 1993-1994, pp. 81-96.
83
38
se recogen topónimos de origen árabe. Algo similar ocurre en 1571-74 con los libros de
apeo y repartimiento.
Vamos a realizar un sucinto repaso de aquellos topónimos de origen árabe más
destacados que aparecen en la documentación, especialmente la de origen castellano,
sobre la subcuenca de rio Grande.
Como suele suceder, el análisis topónimo resulta primordial para ubicar las alquerías
y para dar sentido a algunas realidades topo-corográficas, como, por ejemplo, el
topónimo que nombra al partido rural llamado los Guájares en las proximidades de
Guaro, procedente del árabe Waŷār, ‘talud’, ‘tajo’84, con ulterior castellanización al
crearse el plural. Aunque habría que realizar un estudio bastante más exhaustivo85, se
pueden adelantar algunos reveladores resultados en relación con los términos
“alquería”, “mezquita” y “almocaber”, así como sobre la relativa abundancia de
etnónimos.
De especial interés es la relacionada con el término “alquería” recogidas en los
libros de repartimiento de finales del siglo XV y en el apeo de 1572. Se hace referencia
a la alcaría del Moxnar o la alcaría de Alpujata en el Apeo de Monda86 o a las alquerías
de Alcalá y Pedrales, para la primera con la aclaración explícita de encontrarse
despoblada en el Repartimiento de Coín87. De hecho, el término “alquería”, se ha
mantenido en diversos partidos rurales de la comarca. También encontramos alusiones a
la alquería de Alozaina y a la alquería de Guaro, ambas situadas en los partidos rurales
del mismo nombre y mencionadas en el catastro rústico de Alozaina y de Guaro
respectivamente.
Las mezquitas rurales representan otro de los grupos de topónimos más significados.
En el Repartimiento de Coín se hace alusión a una mezquita dentro del recinto de la
antigua medina sobre cuyo solar se estableció la casa del cabildo88, y que debió ser una
masŷid al-hawma (‘mezquita de barrio’). La mezquita-aljama no consta en dicho
Repartimiento ya que para la fecha de su elaboración, 1492, la iglesia de Santa María,
84
Véase un ejemplo en Comares, Alguajar (Abellán Pérez, 1999, p. 41).
Para Tolox, López García y Martínez Enamorado, e.p. Está en fase de estudio también la toponimia del
Apeo de Guaro y del orónimo Alpujata (este último en Martínez Enamorado, e.p.). Iniciada asimismo,
pero en una fase más embrionaria, se encuentra el análisis de la toponimia del Apeo de Monda.
86
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 257, 208 y 216.
87
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 296 (fol. 124) para Alcalá y p. 286
(fol.116) para Pedrales.
88
Véase más adelante.
85
39
probable mezquita-Mayor, ya se encontraba habilitada para el nuevo culto89 y, por lo
tanto, no existía constancia de ella en la documentación castellana moderna. Nos
interesan, de manera particular, los oratorios de carácter rural por ser muchos de ellos
rábitas/mezquitas delimitadoras de términos90. En los Repartimientos de Málaga se
alude a finales del siglo XV, además de a la mezquita de Monda, a una mezquita
cheqyta de Coín, que dixen los moros rabyta91.
Tampoco faltan las referencias a la serie toponímica almocaber (<al-Maqābir
plural)92, con variantes: Macaberte en el Apeo de Guaro93 y almocaber (o cementerio de
él) en la alquería del Moxnar94.
Finalmente, la toponimia de origen clánico es importante, encontrándonos en una
zona en la que se produce una destacada presencia de etnónimos95: alquería de
Benamaquí96, paraje de Mequinez97, seguramente una alquería ya despoblada en el siglo
XV de unos beréberes Miknāsa, una y otra de cronología temprana pues se vinculan a
los grupos imaziguen asentados en el proceso de formación de al-Andalus98, ambos en
termino municipal de Coín. Existen, además, otros etnónimos árabes que dan nombre a
una alquería y un río, Fahala (de los banū Fadala)99, y beréberes, Hurique (de los banū
Warika)100, o Alhaurín (al-Hawwāriyyīn, de los Hawwāra)101.
También encontramos una microtoponímia de origen castellano que hace alusión a
torres-alquerías o atalayas que probablemente estuvieran relacionadas con estructuras de
origen andalusí. Así la “atalayura”102 podría hacer referencia a los restos de la torre de la
antigua alquería de Pereila103, o el “castillo de Benamaquís”104, recinto murado de la
alquería del mismo nombre. El topónimo de “alcahejo” aparece en el pago de la
89
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fol. 95, p. 259.
Martínez Enamorado y Becerra Parra, 2011.
91
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 363, p. 209, nº 761: reúne en la
mezquita de Monda […]”; fol. 372v, p. 218, nº 766, respectivamente.
92
AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 029.
93
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 224, 244, 255 y 247.
94
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 247.
95
Martínez Enamorado, 2003a.
96
Véase más abajo.
97
AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, 1571, fol. 45v.
98
Sobre ello, Martínez Enamorado, 2003a, con numerosas referencias.
99
Martínez Enamorado, 2003a.
100
Ídem.
101
Ídem.
102
AHPM, P-6554, s/f, 1564.
103
Ordóñez Frías y Aguilar Simón, 2016.
104
AHPM, P-6548, s/f, 1548.
90
40
Fuensanta105 haciendo referencia a una torre-atalaya que controlaba el camino que iba
de Dakwān a la zona costera de Marbella. El pago de la Torrecilla106 se identifica con la
alquería del mismo nombre ubicada en término municipal de Coín y en clara alusión a
la torre-alquería de dicho espacio residencial, de la que hoy día se conserva parte de sus
cimientos.
105
106
Ibídem.
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fol. 116, p. 245.
41
42
3.- MARCO FÍSICO Y CONTEXTO GEOGRÁFICO
3.1.-Introducción
Es evidente que el conocimiento del medio físico es una parte esencial para entender
a las sociedades que lo ocupaban. Es en él donde dichas sociedades desarrollaban todas
las actividades básicas de su existencia tales como la obtención de los recursos, espacios
de residencia o lugar de enterramiento de sus difuntos. Por lo tanto, comunidad y
paisaje están interrelacionadas y poseen vínculos muy estrechos.
Hay que partir de la base que cada cultura tiene unos patrones de asentamiento
distintos, es decir, cada una ocupa y se relaciona con el territorio de diferente manera.
Dichas pautas la caracterizan y diferencian de otras sociedades, por lo que también
serán distintas la utilización de los recursos y la estrategia de búsqueda de los espacios
residenciales.
Estos modelos pueden incluso variar dentro de una misma cultura. Así vemos cómo
en al-Andalus hubo diferentes formas de ocupación del territorio como consecuencia de
la propia dinámica evolutiva de la cultura andalusí, y por influencia de factores
exógenos que tanta importancia tuvieron en su desarrollo y final. Por ejemplo, en época
emiral, se produjo un abandono del llano y un proceso de “incastellamento” en que se
forman pequeñas comunidades autosuficientes que tienen como principales fuentes de
sustento el pastoreo y la agricultura de secano. Sin embargo, con la consolidación del
califato, la población es “obligada” a asentarse en el llano. En buena parte también
debido a una mayor seguridad que generó la pacificación interna que realizó ‘Abd-al
Raḥmān III. Ya en el periodo almohade-nazarí, la estrategia de ocupación territorial
vuelve a cambiar y los asentamientos, debido a la creciente presión militar castellana,
buscan las laderas en altura de más fácil defensa que los emplazamientos que estaban en
la parte baja de los valles y junto a los ríos. Durante el siglo XIV y XV la presión
militar cristiana se hace tan intensa, que la mayoría de estos lugares se abandonan o son
destruidos.
Vamos a proceder al establecimiento en su entorno físico a la subcuenca de río
Grande, pero lo vamos a hacer no desde una mera perspectiva descriptiva, es decir cómo
un elemento antropizado dentro de un marco físico, sino desde un punto de vista
43
analítico, en que intentaremos interrelacionar todas aquellas facetas fundamentales que
vinculan a hombre y paisaje, a cultura y medio físico.
3.2.-Delimitación y justificación del área elegida para el estudio
La zona elegida para nuestro estudio está situada en la zona SO de la actual provincia
de Málaga, área montañosa surcada por diversos valles entre los que destaca el
modelado por el propio río Grande. Su principal núcleo poblacional es Coín, la antigua
Dakwān andalusí, que fue centro rector de la comarca desde el período nazarí hasta
finales del siglo XX, en que los cambios socio-económicos motivaron su declive. La
Subcuenca tiene forma de U abierta hacia el SE y rodeada por una orla montañosa, con
una orografía accidentada que compartimenta el territorio, aunque posee una serie de
pasos y puertos aprovechando zonas del relieve más suave que hacen que haya buena
comunicación entre los diversos sectores del territorio. Río Grande discurre con una
orientación NE y posee una serie de arroyos y pequeños cauces tributarios, siendo los
más regulares, en cuanto a sus aportes hídricos, el río Horcajos o Alfaguara, que
discurre íntegramente por el término municipal de Tolox, el río Jorox, dentro del
término de Alozaina, y el río Pereila, que transita también, en todo su recorrido, por el
termino de Coín. Aunque todo esto lo trataremos con más profundidad en páginas
posteriores, adelantamos que la edafología, en las zonas que tradicionalmente han sido
lugares de hábitat y que mayoritariamente coinciden con las laderas y fondos de valles,
se caracterizan por la presencia de travertinos y tobas, y en menor medida de
micaesquistos. La vegetación está muy antropizada destacando los cultivos de irrigación
en las proximidades de determinados cauces y surgencias, junto con una agricultura de
secano cuyos principales cultivos son el olivo y los cereales. Solo existe una vegetación
que se aproxima a lo que podríamos denominar “autóctona” en determinados sectores
de cultivos que han sido abandonados, y en las zonas serranas de orografía compleja y
accesibilidad reducida.
La subcuenca de río Grande forma una comarca natural dentro de la provincia de
Málaga que coincidiría, parcialmente, con la antigua Algarbía andalusí y también con
parte de la actual hoya de Málaga. Sabemos que, durante el período que va desde los
siglos XIII al XV, Dakwān era la cabecera de una demarcación defensiva que también
44
incluía a Cártama y Álora, ambas al pie del río Gudalhorce107. Tampoco coincide
plenamente con el denominado “Corregimiento de las Siete Villas”, unidad
administrativa que existía en la zona entre los siglos XVI y XVII. Por lo tanto, no
corresponde con ninguna delimitación administrativa actual ni del pasado. Incluso la
mayoría del territorio que abarcan los diversos términos municipales de su demarcación
ocupa un porcentaje pequeño dentro de la Subcuenca, como son los casos de Ojén o
Cártama, con menos del 10% del total del territorio. Visto esto, aunque se trate de una
comarca natural, tiene unos límites artificiales en determinados sectores en que se pasa
de una cuenca hidrográfica a otra sin que existan accidentes geográficos relevantes. Así
ocurre en la transición de la zona E de Coín que da paso a la subcuenca del río Fahala,
tributario del río Guadalhorce.
Vemos como no existía una realidad territorial a niveles administrativos, aunque si
como unidad orográfica. Pero los motivos que nos han inducido a la elección de este
espacio son básicamente dos. El primero y fundamental es que se trata de una área en
que se han detectado una alta densidad de asentamientos de origen andalusí, y su
localización y estudio se
basan, casi exclusivamente, en la información obtenida
mediante el trabajo de campo, ya que apenas existe documentación escrita de origen
medieval. Por otro lado, hay una gran parquedad en cuanto a las investigaciones sobre la
comarca, y los escasos trabajos existentes se fundamentan en las fuentes escritas, tanto
andalusíes como castellanas, de finales del siglo XV y siglo XVI. En segundo lugar,
porque es la zona donde ha transcurrido buena parte de la vida de este investigador y en
la que ha ido adquiriendo, paulatinamente, un exhaustivo conocimiento del terreno que
ha sido fundamental para la aplicación de las técnicas adecuada de prospección e
incluso anteriormente a la puesta en marcha de esta investigación ya se tenía
información precisa de la ubicación de un buen número de yacimientos medievales.
3.3.-La subcuenca de río Grande
La subcuenca de río Grande se sitúa en la Comunidad Autónoma de Andalucía, en la
provincia de Málaga, al SO de la capital y ocupando parte de los actuales términos
municipales de Yunquera, Tolox, Alozaina, Casarabonela, Guaro, Monda, Ojén, Coín,
107
Para ello ver a Martínez Enamorado 2003a, 2003b y 2007.
45
Pizarra, Istán y Cártama. La zona se incluiría en el sistema Penibética, en una de sus
depresiones transversales intramontanas, en la que se ubicaría el valle de dicho río.
Es importante también reseñar la orografía accidentada de todo el espacio objeto de
estudio. Ello produce una fuerte compartimentación geográfica en que río Grande no
solo adquiere importancia por sus aportes hídricos para la agricultura y subsistencia,
sino también por ser utilizado como vía de comunicación entre los distintos
poblamientos de la comarca, actuando como una auténtica columna vertebral que
articula y cohesiona el territorio.
3.3.1-Cuenca
Hay que partir de la base de que los estudios realizados hasta el día de hoy sobre la
Subcuenca son muy escasos y los existentes adolecen de profundidad108. Por lo tanto,
hemos tenido que completar las carencias con un intenso trabajo de campo que ha
permitido paliar, en buena medida, las lagunas existentes debidas a la falta de
investigaciones.
Pertenece a la cuenca hidrológica del río Guadalhorce abarcando, esta última, una
extensión de 3.850 Km², por lo que ocuparía algo más de la mitad del territorio de la
actual provincia de Málaga.
Se localiza en el extremo SO de la cuenca del Guadalhorce, estando orientado su
cauce en sentido OE. Tiene un eje fluvial principal que recorre treinta y cinco
kilómetros de longitud.
108
Uno de los trabajos más consultados y completos sobre la Subcuenca ha sido el realizado por la
fundación Nueva Cultura del Agua que se efectuó a petición de la plataforma “Mesa por el Agua de
Coín” (Nueva Cultura del Agua, 1999). Cobos Rodríguez, junto con otros técnicos, también publicaron
un estudio sobre el río y su cuenca que se efectuó con motivo de un proyecto de azud. Es menos completo
que el anterior, apreciándose una cierta parcialidad en sus conclusiones a favor de la construcción de
determinadas obras hidráulicas que finalmente no se realizaron (Cobos Rodríguez et alii, 2004).
Fundamental para el conocimiento bioclimático es el artículo de Delgado Peña sobre la cuenca alta de río
Grande (Delgado Peña, 1999). También es importante la obra de Pérez Latorre y otros (Pérez Latorre et
alii, 2012) en que se estudia la botánica y su relación con factores climáticos y edafológicos dentro de la
serranía de Ronda, con un apartado concreto para río Grande y su cuenca alta. Relacionado con el parque
natural de sierra de las Nieves, en el cual está incluido la cuenca alta de este río, existen una serie de
publicaciones. De especial interés son aquellas elaboradas por la Junta de Andalucía como son la Guía de
parque natural sierra de las Nieves (Junta de Andalucía, 1998) y Plan de Ordenación de los Recursos
Naturales del Parque (Junta de Andalucía, 1993). Igualmente la Universidad de Málaga realizó una
publicación sobre dicho parque en que también se efectúa un estudio multidisciplinar (parque natural de
la sierra de las Nieves. Cartografía y evolución de la flora y vegetación, UMA, 1998, memoria del parque
natural sierra de las Nieves).
46
Su nacimiento se sitúa oficialmente en la cabecera del arroyo de los Zarzalones, en
término municipal de Yunquera, y su desembocadura se produce en el río Guadalhorce,
ya en término municipal de Cártama.
Físicamente su cuenca queda limitada al N por sierra Blanquilla, al S con la agreste
sierra Blanca de Ojén, al SE con las sierras de Alpujata y Mijas, y finalmente al O
limita con la sierras de las Nieves, Prieta y Alcaparaín, donde se encuentran las
máximas altitudes de la provincia.
El 55% de la superficie total de su cuenca se encuentra por debajo de los 400 m snm,
con una red principal que está constituida por cuatro mil ochocientos setenta y tres
cauces, la mayoría son pequeños arroyos que solo llevan agua cuando precipita
intensamente109.
Otra característica es que la posición de las litologías carbonatadas, de gran
permeabilidad, en los sectores de cabecera de la red de drenaje, hacen que éstas
contribuyan en muy escasa medida a la regulación de la escorrentía que se producen en
las laderas de la cuenca media y baja. Ello provoca que en periodo de precipitaciones
elevados y prolongados en el tiempo, el rio adquiera una gran cantidad de caudal110.
109
110
Cobos Rodríguez et alii, 2004, p. 137.
Ibídem, p. 138.
47
Fig.3.1- La subcuenca de río Grande dentro de la península Ibérica.
Municipios
Superficie
total Superficie dentro de % del municipio
municipio (Km²)
la
Subcuenca dentro
de
la
(Km²)
Subcuenca
33,88
31,28
92,32
Alozaina
105,41
15,19
14,41
Cártama
113,39
3,98
3,51
Casarabonela
127,23
89,27
70,16
Coín
22,35
22,35
100,00
Guaro
100,12
1,08
1,07
Istán
57,70
57,69
99,98
Monda
86,67
15,78
18,42
Ojén
63,29
0,01
0,001
Pizarra
93,86
60,08
64,01
Tolox
57,68
29,22
50,66
Yunquera
Tabla.3.2- Listado de municipios incluidos dentro de la subcuenca de río Grande111
3.4.-Sistema hidrológico
El sistema hidrológico en la zona viene condicionado por las variables que
determinan las precipitaciones y por el comportamiento hidrogeológico de los
materiales que conforman la Subcuenca. Su régimen es fundamentalmente pluvial, con
precipitaciones en otoño-invierno y, en menor medida, en primavera, destacando las
111
Fundación Nueva Cultura del Agua, 1999, p. 10.
48
aportaciones nivales, fundamentalmente en enero y febrero, poco significativas pero que
le dan un matiz diferenciador con relación a los demás ríos malagueños.
La elevada pluviometría de su cabecera (unos 1700 l/m² en la estación de
Quejigales112) determina un caudal mínimo durante la mayoría del año, con un estiaje
atenuado en su tramo alto y medio-alto. La media anual de su cauce es de 86 hm/año113,
cantidad que podemos considerar importante si la comparamos con el promedio de la
mayoría de los ríos andaluces.
Su red fluvial es de tipo dendrítica, con una serie de afluentes entre los que destacan
por su margen derecho y desde su cabecera hasta su desembocadura: el río Horcajos
arroyo Estepera, río Seco y río Pereila. Por su margen izquierda los ríos Jorox y Planos
arroyo de los Valles y el arroyo Pajares. Todos de escaso caudal, permaneciendo secos
buena parte del año a excepción de los ríos Horcajos, Jorox y Pereila.
Fig.3.3-Red fluvial de río Grande114
112
La estación de los Quejigales pertenece a la cuenca del río Guadiaro, pero dada su cercanía con la
cordada de la Torrecilla que vierte sus aguas hacia la Subcuenca, podemos tomarla como un referente
cercano.
113
Para el cálculo de este caudal se aplicó el “Método Racional Modificado” que toma datos del
Ministerio de Fomento relacionados con las características de la cuenca y estimaciones del caudal de
escorrentería.
114
Cobos Rodríguez, 2004, p. 136.
49
3.5.-Climatología
El estudio climático del área objeto de investigación plantea importantes dificultades
debido a la escasez de datos existentes, con tan solo varios trabajos que podamos
considerar de valor científico y que no abarcan todo el espacio objeto de estudio. A ello
hay que añadir la complejidad orográfica, con fuertes desniveles que van desde los casi
dos mil metro de altitud en la cabecera de la cuenca, para alcanzar los doscientos metros
apenas nueve kilómetros más abajo. Altitudes y exposiciones diversas
generan
múltiples variantes en cuanto a insolación y pluviometría que producen modificaciones
significativas.
Siguiendo la guía del parque natural sierra de las Nieves115y la memoria descriptiva
para el plan de ordenación de los recursos naturales del Parque116, se diferencian las
siguientes zonas:
-En el sector más bajo, que correspondería con la zona oriental, predomina un clima
de tipo mediterráneo subtropical, con precipitaciones que oscilan entre 400 y 900 mm;
con un máximo en otoño-invierno, un segundo período en primavera, y un verano seco
sin precipitaciones relevantes. Las temperaturas oscilan entre los 17 y 19 ºC. Las
heladas son muy escasas al igual que las nevadas. La insolación media anual fluctúa
entre 2.850-3.000 horas.
-En la zona cercana al núcleo del parque y de mayor altitud que la anterior, las
precipitaciones medias son de 600 mm, pudiendo llegar hasta los 1000 mm anuales en
los sectores más elevados. Las máximas se presentan en otoño-primavera, con un
período de menor pluviometría en invierno. Las tormentas veraniegas pueden ser
ocasionales. La temperatura media está entre 13 y 15 ºC y la amplitud térmica va de 17
a 20 ºC, pudiendo llegar en invierno a los 6 ºC, con frecuentes heladas y nevadas
centradas en los meses de enero y febrero.
Para un estudio más detallado de la zona media-alta de la Subcuenca, hemos contado
con la información que aportan tres estaciones cercanas, aunque dichos puntos de toma
de datos, debido a sus ubicaciones, no son muy representativos, faltando una serie de
estaciones, sobre todo en la zona de mayor elevación, que nos proporcionaran una
media más equilibrada. Los puntos de recogida de información son los de Yunquera,
115
116
Junta de Andalucía, 1998.
Junta de Andalucía, 1993.
50
Pecho Venus (Tolox) y la Millana (Tolox). Los datos obtenidos de ellas proceden de un
estudio climático y bioclimático elaborado por Delgado Peña117.
-La estación de Yunquera está situada a 720 m snm. Recoge una media anual de
precipitaciones de 727,5 mm, una temperatura media anual de 16 ºC y una amplitud
térmica de 16,3 ºC. Las precipitaciones más intensas se recogen en noviembre (125,7
mm) y en enero (119,7 mm). En relación con las temperaturas, la media del mes más
cálido es de 25,3 ºC (julio) y la del mes más frío llega a los 9 ºC (febrero). La
evapotranspiración potencial es superior a los 850 mm anuales, por lo que el balance
hídrico es deficitario.
Fig.3.4- Climograma de Yunquera118
-La estación de Pecho Venus (Tolox). Se ubica a 600 m snm. La precipitación
media anual oscila entre 890 y 1032 mm, según la opinión de diversos autores. La
temperatura media anual es de 17,1 ºC, y la amplitud térmica de 17,4 ºC. Las
precipitaciones más elevadas se alcanzan en diciembre (161,8 mm) y en marzo (178,3
mm) con una marcada sequía estival. Entre enero, febrero y marzo se pueden producir
algunas nevadas. Enero suele ser el mes más frío con una media de 9,1 ºC, y julio el
más cálido con 26,5 ºC. La evapotranspiración potencial asciende a 901 mm, por lo que
el balance hídrico es equilibrado.
117
118
Delgado Peña, 1999.
Ibídem, p. 80.
51
Fig.3.5- Climograma de Pecho Venus119
-La estación de la Millana. Se sitúa a 220 m snm junto al cauce del río y en su
margen izquierda. Registra unas precipitaciones medias anuales de 606 mm, con una
temperatura media anual de 18,5 ºC120 . Tiene su máximo pluviométrico en enero (100,8
mm) y febrero (94,1 mm). Su mínimo lo alcanza en julio. Enero es el mes más frío con
una media de 11,1 ºC, y agosto el más cálido con 27,6 ºC. El balance hídrico es
deficitario al existir una prolongada sequía estival. Como veremos más adelante, esta
estación se aproxima mucho a los valores de temperatura y pluviometría de la cuenca
media y baja de río Grande.
Fig.3.6-Climograma de la Millana121
119
Ibídem, p. 81.
Datos obtenidos del Sistema de Información Ambiental de Andalucía (SINAMBA), 1996.
121
Delgado Peña, 1999, p. 82.
120
52
Resumiendo, podemos ver como la zona estudiada coincide con la cuenca alta y
principios de la media del río, con una gran variabilidad en cuanto a altitudes y
exposiciones. El acusado gradiente altitudinal da lugar a importantes contrastes en
temperaturas y precipitaciones. Las zonas bajas tienen una temperatura media de 17 ºC,
descendiendo a medida que aumenta la altitud, llegando a una media de 13 ºC en el
sector de cumbres. Igualmente, las precipitaciones ofrecen notorios contrastes con una
media de 741 mm anuales para las tres estaciones antes estudiadas, frente a los 1100
mm en la zona de cumbres. El balance hídrico muestra un evidente déficit en el período
estival, contrastando con la primavera y el invierno en que se producen unos excedentes
que se acrecientan con la altitud. Por tanto, el régimen de humedad pasaría del tipo
subhúmedo en las zonas bajas, al húmedo en las zonas altas122.
Sobre la cuenca media y baja del río, los datos estadístico a los que hemos tenido
acceso son escasos, incompletos y con una antigüedad no superior a quince años.
Tampoco existen publicaciones científicas al respecto, por lo que el panorama es poco
halagüeño para el conocimiento de las curvas de temperatura y pluviometría. Sin
embargo, y pese a la escasa información existente, pensamos que hay datos suficientes
para marcar unas líneas climáticas básicas. A ello también hay que añadir el
conocimiento orográfico que poseemos del terrero, que aportará una información extra
no recogida en los estudios regionales y locales sobre la comarca.
Al igual que ocurrió con la cuenca media-alta y alta, las estaciones no son muy
representativas ya que poseen una situación periférica, faltando datos de los puntos
centrales de esta demarcación.
122
Para el estudio de esta zona de la Subcuenca nos hemos basado en los diversos informe sobre el parque
de sierra de las Nieves publicados por la Junta de Andalucía y en el trabajo de Delgado Peña (1999) sobre
la cuenca alta de río Grande.
53
CASARABONELA
2001/2002
567,7
2002/2003
513,5
2003/2004
1103,7
2004/2005
353,3
2005/2006
549,8
2006/2007
612
1994/2007
402,9
COÍN
426,3
451,7
1074,8
345
434,8
529
325,4
FAHALA
248,2
272,5
*
*
*
381
105,5
LA ALJAIMA
417,3
361,5
321,8
284,1
284,1
320
264,3
CÁRTAMA
402,2
341
924,6
361,7
361,7
421
267,5
ESTACION
Tabla.3.7-Precipitaciones registradas en el período 2001-2007en la cuenca media-baja del río123
T ºC
Max.
Absoluta
Min.
Absoluta
Media
Med.
Máxima
Med.
Mínima
2002
Coín Aloz
39
39,5
2003
Coín Aloz
41
43,5
2004
Coín Áloza
40
41,5
2005
Coín Aloz
42
*
2006
Coín Aloz
42,5 *
2007
Coín Aloz
39,5
*
4
3
5
-5
2
-5
-2
*
1
*
*
0
19
19
18,9
19,2
18,5
18,6
18,6
*
19,1
*
*
18,2
24,6
26,5
24,4
26,1
24,1
25,6
24
*
24,4
*
*
24,2
13,3
11,4
13,3
12,2
12,8
11,7
13,1
*
13,8
*
*
12,2
Tabla.3.8-Temperaturas registradas en el período 2002-2007 en las estaciones meteorológicas
de Coín y Alozaina124
Analizando las tablas anteriores, vemos como las precipitaciones medias en este
sector van descendiendo paulatinamente desde el O hacia el E, y desde las zonas más
elevadas, a las más bajas. Vimos anteriormente como Yunquera, ubicada a 720 m snm,
tiene 727,5 mm de media anual. Ya la Millana, estación situada cuando la orografía
abrupta da paso a un paisaje alomado que podemos considerar como el principio de la
hoya de Málaga, posee una altura de 220 m snm y unas precipitaciones relativamente
altas, 606 mm. Casarabonela, con una altura superior a esta última, 514 m s nm, y con
unas precipitaciones también mayores, 658 mm, se emplaza en el extremo NE de la
Subcuenca, en la zona de tránsito entre esta y la cuenca del Guadalhorce, acusándose ya
123
124
Fundación Nueva Cultura del Agua, 1999, p. 16.
Ídem.
54
los efectos de la “continentalización” del clima. Coín posee la mayor superficie
territorial del área objeto de estudio, ocupando una posición intermedia ente la cuenca
alta y la zona cercana a la desembocadura. Las precipitaciones medias alcanzan los 325
mm anuales para una altura de 230 m snm. Por último, se encuentran las estaciones
cercanas a la desembocadura del río con el Guadalhorce entre las que destacan la
Aljaima y Cártama, con unas precipitaciones medias de 264,3 y 267,5 mm
respectivamente, ambas a una altura cercana a los 100 m snm.
Los datos sobre temperatura en este último sector estudiado son escasos y solamente
tenemos información sobre Coín y Alozaina. Observamos como Coín tiene una
amplitud térmica de 11 ºC, baremo que correspondería con los de un clima mediterráneo
con una cierta influencia marítima, frente a los 14 ºC de Alozaina, en que la mayor
altitud y su situación más alejada del mar hacen que aumente sensiblemente dicha
amplitud. También en esta última, las máximas y mínimas absolutas son más abultadas
que en Coín, como consecuencia también de la altura y de su posición geográfica.
Hay que matizar una serie de factores que influyen directamente sobre la
climatología y hacen que la comarca tenga unas características particulares. El primero
de ellos es su proximidad al mar, que puede oscilar entre los veinte y los treinta
kilómetros en línea recta. Esto contribuye a que sus inviernos sean suaves, con un
porcentaje de heladas pequeño, y que sus veranos queden atenuados por la influencia
marítima, factor de gran importancia a la hora del estudio de una agricultura que pueda
incluir un abanico de especies, muchas de ellas de origen subtropical, que los árabes
trajeron de Oriente adaptándolas en los perímetros costeros de al-Andalus. El segundo
es su latitud, que hace que esté relativamente cercana al estrecho de Gibraltar. La
principal zona de entrada de las perturbaciones atlánticas que provienen del O o SO se
produce por esta zona, y a medida que avanzamos hacia el O van aumentando
progresivamente las precipitaciones.
También deberemos tener muy en cuenta la proximidad del macizo de la sierra de las
Nieves que alcanza su máxima altura en el pico Torrecillas con 1919 m snm. Su
orientación NO-SE le hace ser una excelente captadora de las borrascas atlánticas (al
igual que la cercana Grazalema) que penetran en la zona procedente del estrecho de
Gibraltar. Así queda reflejado en determinadas estaciones meteorológicas, destacando
entre ellas la de Yunquera a 720 m snm y con una media anual de 727 mm, Pecho
55
Venus en Tolox a 600 m snm y con una media anual de 890 mm, la de la Millana a 220
m snm, situada en las proximidades del río y con una media anual de 606 mm125.
Concluyendo, la subcuenca de río Grande está ocupada en su totalidad por el piso
bioclimático termomediterráneo con ombrotipos que va descendiendo del subhúmedo
superior, al seco superior, desde la cuenca alta hasta su desembocadura en el
Guadalhorce126. Su territorio lo podemos incluir dentro de un clima mediterráneo con
veranos secos e inviernos suaves, salvo en las zonas altas de las sierras.
Fig.3.9-Mapa altitudinal de la Subcuenca127
3.6.-Geología, litología y edafología
Entre los factores que condicionan el poblamiento en la subcuenca de río Grande,
además de la propia dinámica social, la geomorfología ocupa un lugar destacado no solo
por el aspecto de la formación del relieve, de indudable importancia, sino también por el
factor edafológico que condiciona la fertilidad de los suelos, e incluso la ubicación de
los espacios residenciales ya que determinadas composiciones edafológicas dificultan la
cimentación de las viviendas y el tránsito de animales y personas en determinadas
circunstancias climáticas.
125
Delgado Peña, 1999.
Pérez Latorre et alii, 2012, p. 106.
127
Cobos Rodríguez, 2004, p. 136.
126
56
Su característica fundamental, a nivel geológico, es la enorme complejidad que
posee. Internamente aparecen materiales geológicos relacionados con el Complejo
Alpujárride y las Unidades Frontales. También destacable por su representatividad son
las Unidades del Campo de Gibraltar y los materiales Postorogénicos. Su zona S está
formada por materiales del Complejo Alpujarroide destacando, dentro de esta
formación, la sierra de Mijas, sierra Alpujata, sierra Blanca y sierra Bermeja.
Una de sus originalidades geológicas es la presencia de un importante volumen de
peridotitas que tiene una presencia destacada en la sierra de Alpujata, sierra Parda de
Tolox y en la vertiente derecha superior del río Horcajos, destacando, en este último
sector, el cerro Corona. También encontramos afloramientos de menor importancia en
algunos sectores entre Yunquera y Alozaina, y en la sierra de los Ángeles de Coín.
Todas ellas se integran en el sistema de “Peridotitas de Ronda” que constituye el mayor
afloramiento mundial, tipo orogénesis, de esta roca128.
Dentro de la Unidad Blanca se distinguen dos grupos, uno de formaciones de
esquistos próximos a las peridotitas, y otro grupo de mármoles también próximos a
estas. Estos mármoles forman la masa principal de sierra Blanca y sierra de Mijas.
El complejo Maláquide está representado mediante afloramientos relativamente
amplios entre Casarabonela y Tolox, también en el municipio de Guaro, y entre Monda
y Coín, donde encontramos materiales del tipo de las calizas, filitas y grauvacas. Las
Unidades Flontales son materiales, sobre todo mesozoicos, que se suelen distinguir por
sus relieves calcáreos escarpados, destacando la masa principal que forma la sierra de
las Nieves y sus prolongaciones de sierra Prieta y sierra de Alcaparaín, constituidos por
calizas, margas y areniscas.
El complejo del Campo de Gibraltar agrupa a sedimentos predominantes de facies
Flysch que se depositaron en un surco marino profundo desarrollado durante el
Mesozoico y Cenozoico en el Mediterráneo occidental. En la Subcuenca esta unidad
aparece ampliamente representada en los municipios de Casarabonela, Alozaina, Coín
Guaro y Tolox. Las litologías dominantes son las arcillas y las margas.
La regresión marina del Tortoniense y Messiniense afectó a las cuencas del Mioceno
superior en la provincia, quedando bajo régimen continental. Tras el Messiniense, la
128
Martín-Hernández et alii, 2010, p. 126.
57
cuenca de Málaga se inunda por las aguas marinas del Plioceno afectando, de forma
notoria, al valle del Guadalhorce hasta las proximidades de Álora, Alozaina y Coín. Las
litologías dominantes son conglomerados, arenas, arcillas del Cuaternario, y arenas y
margas del Plioceno129.
Pero quizá sea el aspecto geológico-litológico el que más nos interese, tratándolo
desde una perspectiva eminentemente práctica, y aplicándolo a los poblamientos de la
zona y al ámbito cercano a los cauces fluviales, tanto los arroyos y surgencias de
pequeña entidad, así como aquellos de mayor importancia, lugar donde encontramos la
mayoría de los asentamientos históricos.
Podemos dividir el área de estudio en dos zonas
que, grosso modo, estarían
separadas por río Grande.
En la margen derecha es donde están emplazados la mayoría de los asentamientos
andalusíes. Esta zona está constituida, básicamente, por materiales de origen
metamórfico concretamente micaesquistos y filitas. Mientras que en la margen
izquierda predominan las areniscas y arcillas130. Las terrazas fluviales que limitan con el
río están compuestas por sedimentos de origen terciario procedentes de los arrastres de
materiales efectuados por el cauce (arcillas, conglomerados, arenas y margas).
La diferente composición del suelo va a condicionar una serie de factores que vamos
a clasificar en: factores de asentamiento, factores de conservación y factores de
producción.
Por factores de asentamiento entendemos aquellos condicionantes geológicos
relacionados con el suelo que pudieron influir en la ubicación de los espacios
residenciales. Esto es así si entendemos que las arcillas forman niveles superficiales
poco estables en que son frecuentes los mantos de corrimientos cuando las diversas
capas son lubricadas por abundantes precipitaciones. Esto provoca, que estas superficies
sean poco aptas para el establecimiento de edificaciones y, por lo tanto, del
asentamiento humano e incluso para la circulación de personas y animales por ser estos
terrenos en época de lluvias de muy difícil tránsito debido a su textura blanda y
129
La mayoría de la información geológica y litológica ha sido extraída de “Fundación Nueva Cultura del
Agua” (1999).
130
Fuentes del autor.
58
adherente131. Por ello se priorizaron los espacios residenciales en niveles geológicosedafológicos en que predominaran los micaesquistos y calizas.
En cuanto a los factores de conservación, los vinculamos con el buen estado de
preservación que actualmente presentan la mayoría de los yacimientos. Este tipo de
formaciones otorga al suelo un elevado grado de estabilidad, minimizando los
corrimientos de tierra y trincheras de erosión acusadas lo que proporciona que los
estratos se hayan podido conservar en buen estado y no hayan sido excesivamente
erosionados.
Los factores de producción también están directamente relacionados con la
naturaleza geológica-edafológica del suelo. La margen derecha del río posee una
composición de origen metamórfico y sedimentario, con suelos sueltos y profundos, que
poseen buenas cualidades para el cultivo del olivo, almendro y viña, además de ser
generadores de buenos pastos para la ganadería. En la vertiente izquierda predominan
las arcillas procedentes de lutitas, formando suelos pesados y con poca capacidad de
drenaje, muy adecuados para el cultivo del cereal. En el plano edafológico, a ambos los
podemos considerar como suelos desarrollados con una serie de horizontes o capas bien
definidas, lo que nos muestra que se han producido en unas condiciones climáticas
estables a través del tiempo.
Capítulo aparte merecen las formaciones tobaceas y trabertínicas, especialmente por
su relación con las zonas de descarga de acuíferos carbonatados y servir de soporte a
terrazas vinculadas con una agricultura de irrigación tradicional, además de que sobre
ellas se situaron los principales poblamientos de la comarca. Dichas características ya
han sido observadas por Martínez Enamorado cuando comprobó que la mayoría de las
villas de la Subcuenca están instaladas sobre plataformas trabertínicas y en lugares de
ruptura del nivel freático132. Las tobas calcáreas son depósitos generados en aguas frías,
carbonatadas, ricas en brotes micro y macrofíticos, hojas y tejidos leñosos. Los
travertinos derivan de antiguas tobas de origen carbonatado que han sufrido un proceso
131
Estas apreciaciones se han realizado sobre el terreno por este investigador observándose como las
zonas arcillosas cuando precipita abundantemente son impracticables, produciéndose deslizamientos
masivos en zonas de pendientes cuando se forma una capa de lubricación por efectos de las lluvias. En
verano, al secarse la capa superficial, se contrae de forma apreciable formando grietas. Constituye un
hándicap muy importante para la cimentación de las viviendas.
132
Martínez Enamorado, 2003, p. 585.
59
de litificación133. Las plataformas más antiguas de la comarca corresponden al MioPliceno, pero la mayoría de los travertinos y tobas estudiados, parecen estar
relacionados con relieves kársticos actuales (Cuaternario).
Dentro de la Subcuenca encontramos ambas formaciones en el río Horcajos (Tolox)
con dos pequeñas terrazas de travertinos y calizas, que tienen un uso agrícola y forestal.
Los travertinos de Jorox (Alozaina), forman una serie de terrazas escalonadas sobre la
margen derecha de este cauce, y desde su cabecera hasta unos quinientos metros río
abajo. Estos bancales fueron el núcleo original de los cultivos de irrigación en el valle134
y se dividen en dos sectores, el primero denominado conjunto intermedio o plataforma
de Jorox135, travertinos cuyo espesor puede alcanzar los cuarenta metros, y el segundo
con un mayor grado de inclinación llega hasta la denominada “garganta de Jorox”,
cárcavas que ha excavado el río al contactar con materiales más blandos que los
travertinos136. Por último, destaca la “Mesa de Jorox”, meseta que se eleva
longitudinalmente sobre la margen derecha del río, formada por travertinos que
pueden superar los 100 m de espesor137.
Los travertinos de Yunquera se sitúan en la ventana tectónica del municipio
relacionándose espacialmente con el río Planos. También posee tres conjuntos: el
superior, medio e inferior138. Sobre dicha plataforma, y al igual que en Jorox,
probablemente se originaron los primeros cultivos de irrigación de origen andalusí en
dicha villa.
El antiguo recinto de Alozaina, que consideramos de origen andalusí, está asentado
sobre una base de travertinos de considerable espesor que está bien diferenciada de los
micaesquistos, calizas triásicas y arcillas de sus alrededores. A sus pies, y en la zona de
contacto geológico, se generan varias surgencias, entre la que destaca la fuente Grande,
manantial que hasta hace pocas décadas era uno de los principales suministros hídricos
del municipio139.
133
Rodrigo Comino y Senciales González, 2012, p. 88.
Ordóñez Frías, 2103a.
135
Roiron et alii, 1993, p. 10.
136
Ordóñez Frías, 2013a, pp. 93-94.
137
Ibídem. p. 94.
138
Rodrígo Comino y Senciales González, 2012, p. 95.
139
Fuentes del autor.
134
60
Coín es uno de los casos más significativos y sobre el que apenas existen estudios.
La medina de Dakwān, y buena parte del pueblo actual, junto con tierras agrícolas de su
alrededor, se asienta sobre una gran plataforma tobacea formando terrazas escalonadas
que van desde el extremo E de la meseta de Los Llanos, hasta las estribaciones del río
de la Villa140. Se trata de un sustrato que en su momento estuvo compuesto por una gran
cantidad de materia orgánica, generalmente de origen vegetal, que sufrió un proceso de
litificación. Son muy abundantes las surgencias dentro del casco urbano que, no solo
eran utilizadas para el consumo humano, sino que también mantenían una agricultura de
irrigación en las numerosas huertas urbanas y periurbanas. Asimismo, se utilizó la toba,
fácil de trabajar y cortada en sillares, para la construcción de viviendas cuyas estructuras
aún son visibles en la mayoría del casco histórico del municipio141.
Fig.3.10- Mapa geológico de la Subcuenca
140
141
Fuentes del autor.
Ídem.
61
3.7.-Hidrogeología
La hidrogeología constituye una parte fundamental a la hora de abordar el
poblamiento histórico en la subcuenca de río Grande. Como veremos en el módulo
quinto, el aprovechamiento de las surgencias, arroyos y, en menor medida de los ríos,
condicionó notablemente la ubicación y evolución de los espacios residenciales de
origen andalusí hasta tal punto que ya, en el Bajo Medievo, constituyó un factor
fundamental de localización espacial. Por ello vamos a estudiar los acuíferos más
importantes y sus características geológicas que los delimitan y condicionan, además de
las surgencias de mayor relevancia asociadas con ellos. Con los diferentes croquis de
situación, podemos obtener conclusiones del porqué se crearon estos espacios irrigados
en estos lugares concretos, que tuvieron, como factor determinante, la disponibilidad de
agua, además de condicionantes orográficos y edafológicos.
Dentro de la Subcuenca destacan por su importancia dos acuíferos; el de sierra
Blanca y el de sierra de las Nieves-Prieta. Ambos estarían incluidos en la categoría de
“acuíferos carbonatados”, pertenecientes a macizos calizos-dolomíticos del Jurásica y
Triásica, asociados a relieves abruptos y coincidiendo con las mayores elevaciones de la
provincia. Sus cuencas de captación poseen una alta permeabilidad debido a los
procesos de fracturación y karsificación que han sufrido las formaciones carbonatadas.
El acuífero de sierra Blanca está situado entre las localidades de Coín y Monda al N,
Marbella al S, Ojén al E, e Istán al O. El clima de la zona es mediterráneo, aunque de
influencia atlántica, teniendo como consecuencia una pluviometría elevada que se
produce, sobre todo, en su sector SO debido a la existencia de una serie de
peculiaridades orográficas como son el puerto de Ojén y las vertientes montañosas que
lo rodean, formando una especie de U abierta hacia el mar y captadora de
precipitaciones por efecto de la orografía. También la zona del cortijo del Juanar, sector
elevado que forma un valle en altura rodeado de montañas, posee igualmente un alto
porcentaje de precipitaciones142. Por último las Cuchillas de sierra Blanca, constituida
por una cordada montana con una media de precipitaciones por encima de los 1000 mm,
que se extienden de forma continua desde las estribaciones del Juanar, hasta las
142
Las observaciones sobre la pluviometría del Juanar han sido realizada por este investigador basándose
en la observación directa y continuada ya que no existe estación meteorológica en la zona.
62
cercanías de Monda. Posee una orientación SO-NE, actuando como pantalla ante las
borrascas atlánticas que penetran por el estrecho de Gibraltar143.
El sistema carbonatado-poroso que forma este acuífero, está limitado en sus bordes
por materiales de baja permeabilidad, como arcillas del Flysch y margas del Plioceno al
N, y migmatitas, peridotitas y gneises al SE y O, actuando como un cinturón envolvente
a modo de vasija de almacenamiento144.
Dentro del acuífero de sierra Blanca se diferencian dos sectores hidrológicos: el
sector occidental, que está formado por los acuíferos de Istán, Marbella y Ojén, y el
sector oriental, constituido por un único acuífero, el de Coín.
Vamos a estudiar el sector oriental por ser el único incluido dentro de la zona objeto
de estudio. Una de sus características es que los manantiales emergen en los cauces que
drenan hacia el N, como son los casos del arroyo de Alpujata y río Pereila. Ambos
sustentaban y sustentan en la actualidad una rica agricultura de irrigación que tuvo sus
orígenes en el período andalusí. También existen en este acuífero manantiales de bajo
caudal como son las fuentes de la Jaula y de la Villa, ambas cercanas al casco urbano de
Monda y que suministran agua a los pagos de Pitalata y Afetarix, de los cuales ya
tenemos constancia de su utilización como zona de cultivos de irrigación desde época
medieval.
La surgencia del río Nacimiento es el primer manantial en importancia dentro de este
sector, existiendo en la actualidad en una de sus paredes una placa de mármol que tiene
su origen en 1936,
informando que para dicha fecha se regaban con sus aguas
quinientas sesenta y cinco hectáreas de tierras de cultivo, con un caudal de 1200 l/s para
el período estival. Esta abundancia en aguas atrajo el poblamiento humano desde época
temprana. Pero fue a partir del siglo X, momento en que parece generalizarse la
agricultura de irrigación en al-Andalus, cuando tenemos constancia de la existencia de
una serie de alquerías que utilizaban sus aguas para una agricultura que constituía su
principal recurso económico. Así tenemos Pereila, Benamaquís y Dakwān como
principales poblamientos, pero no los únicos.
143
144
Ídem.
Andreo Navarro, 2007, Tomo II, p. 16.
63
Fig.3.11- El acuífero de sierra Blanca145
El acuífero de la sierra de las Nieves-Prieta, se localiza en el sector occidental de la
provincia de Málaga. Se divide en una serie de sistemas, como son el de sierra de las
Nieves, Yunquera y el de Prieta-Bonela-Alcaparaín. La característica climática más
sobresaliente es la elevada pluviometría, con una media que oscila entre los 900 mm, y
que en buena parte es debida al efecto barrera que ejercen las sierras que forman una
cordada casi continua con una orientación SO-NE, destacando la sierra de las Nieves
(pico Torrecilla 1919 m snm), sierra Prieta (pico Prieta 1525 m snm) y sierra de
Alcaparaín (pico del Grajo1290 m snm)146.
El sistema de la sierra de las Nieves es el más extenso (109 Km²), produciéndose su
drenaje a través de los manantiales de río Grande (825 l/s)147, río Verde (750 l/s), río
Genal (355 l/s) , Algoma (115 l/s), Cuevas del Moro (73 l/s) y río Horcajos (60 l/s).
Solo las surgencias de los ríos Grande y Horcajos vierten sus aguas en el área objeto de
estudio. El manantial de río Grande es el que presenta los mayores aumentos de caudal
145
Andreo Navarro, 2007, Tomo II, p. 171.
Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 49.
147
Las cifras sobre caudales fueron tomadas en 1995/96-1998/99 (Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 49).
146
64
y las disminuciones más acusadas, debido a la abundancia de una litología de
predomino kárstico.
El sistema de Yunquera ocupa una extensión de 12 Km² y su principal manantial es
el del río Planos (94 l/s). Una de sus características es su lenta variación de caudal en
períodos lluviosos debido a un bajo grado de kartificación funcional como consecuencia
de una litología en que predominan los mármoles dolomíticos diaclasados148. Como
vimos anteriormente, sobre las formaciones travertínicas que hay al S del pueblo, se han
generado una serie de terrazas aprovechadas para la implantación de una agricultura de
irrigación cuyos suministros hídricos son proporcionados por el manantial del río
Planos, y en menor medida, por las aguas de la fuente de la Alfaguara. La fundación de
Yunquera, por lo tanto, estuvo supeditada
a las aguas de este último río y los
consiguientes espacios agrícolas que estas generaron.
El sistema Prieta-Bonela-Alcaparaín, comprende una superficie de 44 Km². Sus
principales surgencias de drenaje son las del río Jorox (196 l/s), galería de Carratraca
(77 l/s) y la fuente Quebrada (48 l/s). El manantial del río Jorox es el principal punto de
descarga de sierra Prieta en una geología en que predominan las formaciones kársticas,
mostrando una respuesta rápida ante las precipitaciones149. Al igual que en el río Planos,
sus aguas generaron un espacio agrícola sobre bancales con base de travertinos y que
condicionó la ubicación de la alquería de Jorox, poblamiento que también tuvo un
origen medieval.
148
149
Ibídem, p. 50.
Ídem.
65
Fig.3.12-El acuífero de sierra de las Nieves150
3.8.-Vegetación151
La cuenca de río Grande ha soportado desde época ancestral un poblamiento intenso
y permanente, dadas sus óptimas condiciones medioambientales que facilitaban la
obtención de recursos para la subsistencia.
Esta fuerte antropización, continuada hasta la actualidad, ha hecho que se modifique
profundamente el paisaje vegetal, además del predominio de las zonas de cultivos sobre
las escasísimas áreas en que podemos encontrar vegetación autóctona sin modificar y
que casi siempre se concentra en las zonas serranas.
En primer lugar, hay que hacer una división entre la cuenca alta y la cuenca mediabaja. La primera posee una orografía abrupta que ha hecho que la presión humana haya
sido más suave. También influye en esta menor antropización factores climáticos y
edafológicos, con temperaturas más bajas en invierno, junto con determinadas
formaciones, como las peridotitas y algunas calizas, en que la actividad agrícola es
prácticamente nula.
150
Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 51.
La mayoría de los datos relacionados con la vegetación se han basado en la observación directa y
continuada de este investigador sobre el terreno.
151
66
En la vertiente derecha del río hay una preeminencia, en la actualidad, de los cultivos
mediterráneos con olivos y almendros a media ladera, y viñas en las zonas altas más
pedregosas. En este último sector, destaca por su interés, algunas franjas de terreno que
llevan décadas sin cultivarse y en los que se han ido desarrollando la vegetación
autóctona. Estas “islas” nos pueden servir de indicativo de las antiguas formaciones
boscosas y arbustivas que pudieron ocupar este sector. Destacan la encina (Quercus
rotundifolia) alcornoque (Quercus suber), quejigo (Quercus faginea), cornicabra
(Pistacia terebinthus) o retama (Retama sphaerocarpa), entre las especies más
importantes, siempre teniendo en cuenta su exposición N y la geología de predominio
metamórfico que las condicionan. Esta zona se encuentra, fundamentalmente, en los
partidos rurales de la Alquería en Guaro, y de la Umbria y las Breñas en Tolox.
En la vertiente izquierda, el olivar y almendral se reducen considerablemente, dando
paso a zonas despejadas en que se cultiva el cereal, especialmente el trigo y la cebada.
Solo podemos observar algunas muestras de vegetación autóctona en los majanos o
acumulaciones de piedras de origen antrópicos que fueron realizados para despejar las
tierras de cultivo. Son especies heliófilas, como corresponde a una orientación S.
Destacan el acebuche (Olea Europea), coscoja (Quercus coccifera) o la encina
(Quercus rotundifolia), junto con especies arbustivas como el hergen (Calycotome
villosa) o la aulaga morisca (Genista triacanthos) como especies más representativas.
Fuera de las vertientes próximas al río, y sobre todo en las zonas elevadas de la sierra
de las Nieves, sierra Parda de Tolox, sierra Blanquilla y Bornoque, podemos encontrar
algunos núcleos de vegetación que podríamos considerar poco antropizados152.
Destacan formaciones boscosas mixtas de alcornoques (Quercus suber), quejigos
(Quercus faginea) y pinsapos (Abies pinsapo) en Bornoque. Bosques de pinsapos que
pueden alcanzar cierta extensión en las zonas altas de la sierra de las Nieves buscando
siempre exposiciones N o NE. En las formaciones peridotíticas, la vegetación es muy
pobre, destacando bosquetes de coscojas (Quercus cocífera) y diferentes tipos de
genistas, jaras y aulagas, signo evidente de una influencia humana y de una geología
poco apta para la existencia de masas boscosas.
152
La acción humana es patente en la práctica totalidad de la zona montañosa. Especial atención hay que
prestar a la abundante cabaña ganadera de ovínidos y caprínidos que pastan de forma extensiva por el
territorio y que dañan de forma considerable la regeneración de la vegetación autóctona (Fuentes del
autor).
67
Los valles altos de la sierra tienen un especial interés para la ganadería por la
importancia que poseen sus pastos de primavera y verano, generando una trashumancia
desde época ancestral.
En el curso medio y bajo del río, son frecuentes, especialmente en su margen
derecha, los cultivos tradicionales de regadío sobre terrazas escalonadas alimentados
por el propio río y por los cauces de Pereila, Fahala y Nacimiento. Este sector posee una
orografía accidentada con un predominio de los cultivos arbóreos de secano que en
muchos lugares han dado paso a plantaciones de especies tropicales asentadas sobre
cerros abancalados y con sistemas de riegos basados en pozos y líneas de goteo . Todo
ello en un paisaje profundamente modificado por el hombre.
Si atendemos a las clasificaciones bioclimáticas, en concreto la de Rivas-Martínez153,
la Subcuenca se enmarca en el microclima mediterráneo que se caracteriza, en líneas
generales, por una prolongada sequía estival y un bioclima estacional-oceánico. En la
comarca se diferencian los siguientes pisos bioclimáticos:
-Oromediterráneo. Se localiza en las zonas más altas de los municipios de Tolox y
Yunquera, entre los 1600 y 1700 m snm, y dentro de la sierra de las Nieves. La
vegetación está adaptada a las duras condiciones de la alta montaña, con plantas de
porte rastrero y formas redondeadas entre las que destacan los enebrales (Juniperus
communis) y sabinales (Juniperus sabina), así como diversas variedades de genistas.
También, y en los sectores más protegidos de los vientos, existen rodales de pinsapos
(Abies pinsapo) y algunos quejigos (Quercus alpestris). La actividad humana
tradicional se ha limitado, en este piso, a una ganadería extensiva en primavera y
verano, y a la recogida de nieve compactada en los diversos neveros artificiales. Ocupa
un 0,23% del total de la Subcuenca154.
-Supramediterráneo. Se extiende por buena parte de la sierra de las Nieves y las
zonas altas de las sierras Prieta, Alcaparaín, Alpujata y Blanca, teniendo unos límites
altitudinales que oscilan entre los 900 y 1200 m snm. En la sierra de las Nieves existe
un predominio de la formaciones de pinsapos (Abies pinsapo), quejigos (Quercus
alpestris), savina mora (Juniperus phoenicea) y monte bajo tipo piornal. En las demás
formaciones montanas encontramos enebro de la miera (Juniperus oxycedrus), una gran
153
154
Rivas-Martínez, 1983.
Nueva Cultura del Agua, 2009, pp. 30-31.
68
variedad de genistas, jaras y aulagas, junto con bosquetes de encina (Quercus
rotundifolia) y algunos canchales de pino de repoblación (Pinus pinaster). Los efectos
de la antropización son más acusados que en el piso anterior producidos por el pastoreo
y, en determinado sectores, por la recogida de leña para hornos de
panaderías y
caleras155. Estas últimas actividades tradicionales, aunque actualmente estén en desuso,
sus huellas aún siguen siendo patentes sobre el terreno. Ocupa un 0,51 % del total de la
Subcuenca156.
-Mesomediterráneo. Oscila entre los 500 y 700 m snm. Se extiende, sobre todo, por
territorios de los municipios de Yunquera, Tolox y Alozaina, y en menor medida, en
sectores de Monda y las sierras de Matagallar y Negra en Coín. Posee un sustrato
vegetal muy variado en que como especies destacan las encina (Quercus rotundifolia)
pinares de repoblación (Pinus halepensis) y diversas especie arbustivas. En
determinados sectores, con una edafología que lo permite, predominan los cultivos de
secano con olivos (Olea europea), almendros (Prunus amygdalus) y diferentes tipos de
cereales y leguminosas. Ocupa una superficie del 12,7 % dentro de la Subcuenca157.
-Termomediterráneo. Abarca las zonas más baja de la comarca, entre 100 y 300 m
snm, extendiéndose por buena parte de los municipios de Coín, Guaro y Cártama.
Existe un predomino de los espacios cultivados con una fuerte antropización del paisaje.
En este ratio altitudinal se encuentran el 80 % de los cultivos de irrigación por lo que es
la zona que en el periodo medieval estuvo más poblada, y la que tuvo mayor relevancia
económica. Es por ello que en la actualidad no se observen masas importantes de
vegetación autóctona y las escasas superficies existentes, sobre todo de monte bajo,
están en un estado importante de degradación. Ocupa un 64,5 % del total de la
Subcuenca158.
155
Ídem.
Ídem.
157
Ídem.
158
Ídem.
156
69
70
4.- ESTADO DE LA CUESTIÓN
La raigambre que tuvo al-Andalus en la hoya de Málaga es una evidencia que aún es
palpable en la actualidad. El trazado y la fisonomía de los cascos antiguos de la mayoría
de sus pueblos, la existencia, aún en activo, de una serie de sistemas de irrigación de
origen andalusí en que podemos observar sus acequias, albercas, parcelarios e incluso
formas de organización en el reparto del agua de origen medieval, constata esta
afirmación. Sin embargo, la pervivencia de elementos que recuerdan el pasado andalusí
contrasta con la escasa atención que se le ha prestado a nivel historiográfico. Como
veremos en este apartado, solo algunos investigadores han tratado el tema de la Algarbía
malagueña, por lo que los estudios de su pasado musulmán están en un estado inicial.
Pero esta falta de interés, que parece generalizado dentro de la provincia de Málaga,
también tiene su reflejo en determinados organismos públicos. Tal es el caso de la
Universidad de Málaga en la cual, actualmente, no hay abierta ninguna línea de
investigación sobre al-Andalus159. Todo ello contrasta con la vecina Universidad de
Granada que posee una amplia tradición sobre estudios andalusíes, especialmente sobre
el reino nazarí de Granada. Hay que tener en cuenta que Málaga formaba parte del
emirato granadino y además constituía la capital económica de este.
En este apartado vamos a tratar algunos aspectos que van a servirnos de punto de
partida a la hora de iniciar la investigación. Preguntas tales como ¿que se ha investigado
sobre la temática?, ¿qué bibliografía existe al respecto?, ¿cuáles son las fuentes
documentales que podemos consultar y la importancia que tienen?, o ¿cuántas
actividades arqueológicas se han realizado relacionadas con al-Andalus? Estos
planteamientos van a servirnos para calibrar cual es el estado de la cuestión y poder
abordar la temática con mayores posibilidades de éxito. Ya adelantamos anteriormente
que la falta de estudios y la escasez de información sobre el período andalusí son la
tónica dominante.
159
Acién Almansa fue profesor e investigador de la UMA hasta el año 2013 en que falleció. Llevó varias
líneas de investigación relacionadas con al-Andalus destacando, por el interés que tiene para nuestro
trabajo, el estudio del tránsito desde el período tardoantiguo al islámico. Existen en la misma universidad
dos profesores en activo; López de Coca Castañer y Arroyal Espigares, que tocan temáticas próximas al
Medievo, aunque ya fuera de él. Martínez Enamorado también es profesor de la UMA, aunque su
docencia en esta institución no están relacionadas con al-Andalus.
71
4.1.- Historiografías provinciales y diccionarios geográficos
Comenzaremos analizando una serie de obras relacionadas con la historiografía
malacitana que fueron elaboradas entre los siglos XVIII y XIX. Se trata de trabajos
realizados por eruditos que, generalmente, utilizaban colaboradores prácticos del
terreno. Dista mucho del conocimiento científico como hoy lo entendemos, y con
frecuencia están plagados de errores, pero son de gran interés ya que proporcionan
datos, en algunos casos suficientes, para ubicar geográficamente algunos de estos
yacimientos, además de informar de determinadas estructuras emergentes ya
desaparecidas.
En primer lugar destacar la obra, de cuatro volúmenes, del canónigo de la catedral de
Málaga, Medina Conde160 publicada entre 1789 y 1793, obra cuya finalidad fue la de
realizar una historia general de Málaga y su provincia. En ella se mencionan los
nombres y las ubicaciones, generalmente poco exactos, de una serie de despoblados de
probable origen islámico, destacando, para la subcuenca de río Grande, los siguientes:
Benamaquís, Pereila, Hurique, Simientes, Alfaguara, Juncales, Villares de Tolox, Guaro
Viejo, entre otros. Esta relación ha sido de gran utilidad ya que ha permitido la
localización de algunos yacimientos hasta ahora desconocidos. Tales fueron los casos de
los Villares de los Caserones de Bolixes y los Majanales, ambos en el actual término de
Tolox y que pueden corresponder con los Villares, dos lugarcillos entre Tolox y
Alozaina161. Sin embargo, determinados despoblados, como en el caso de Simientes,
aún no han sido localizados. También se observan algunos errores de emplazamiento,
como es el caso de Benamaquís162, que Medina Conde sitúa cerca del cortijo de
Casapalma. Tenemos suficiente información para ubicar dicha alquería en la actual
urbanización de Miravalle, en las proximidades del casco urbano de Coín163.
160
Medina Conde (García de la Leña), 1789-1793, pp.43-44. Por motivos diversos las autoridades
eclesiásticas prohibieron a Medina Conde la utilización de su nombre en publicaciones. Para burlar esta
prohibición utilizó el de uno de sus sobrinos: García de la Leña.
161
Medina Conde, 1789, p. 43.
162
Benamaquiz, cerca de Casapalma, que es hoy una cortijada, sin más casa que la del Excmo. Sr.
Marqués de Estepa (Medina Conde, 1789-1793, p. 43).
163
En el Libro de Repartimiento de Coín hay suficientes datos que nos sugieren dicha ubicación, además
de determinada documentación del archivo de la Real Chancillería de Granada. También tenemos
referencias de este lugar en documentación del Archivo de la Cofradía de la Caridad (Archivo Municipal
de Coín), donde se constata la existencia de un partido rural denominado “Cuevas de Benamaqui”
perteneciente al término municipal de Coín. Todo ello será tratado con más profundidad en el apartado
que dedicaremos a esta alquería.
72
Relacionado con Medina Conde ha sido la información que el párroco de Tolox
envió a dicho canónigo. Parte de estas averiguaciones no se publicaron, permaneciendo
en el Archivo Municipal de Málaga. Así tenemos algunos datos de interés de los
poblamientos en la zona, en concreto de los Caserones de Bolixes:
A el oriente desta villa como a quarto y medio de legua por la línea (7) sobre
la orilla semptentrional del río que baja della en un olibar que oy es capellanía
de Don Salbador de Aller y Merchán se halla un despoblado que aun oy
conserba el nombre de los villares. Parece según los vestijios y fragmentos de
piedras teja y ladrillo que por allí se descubren que su suelo era como de 4 a 5
fanegas de tierra. Todo este sitio está cubierto de los referidos fragmentos pero
sin notarse simientos pared ni otra parte de algunos de los edificios que
contendrían [...] Parece que sería pueblo de poco más de cien vecinos164
Ya en el siglo XIX, Bisso realiza una crónica de la provincia de Málaga en que va
describiendo una serie de municipios aunque, en general, tiene un escaso interés para
esta investigación. Sin embargo, sí aporta algunos datos relevantes sobre Coín, en
concreto en lo referente a su antiguo perímetro murado del que aún debía conservarse
algunos lienzos: Tiene Coín dentro de sus muros 11 fuentes públicas165.
Tomas López escribió otro interesante diccionario geográfico que aporta datos sobre
algunos de los yacimientos medievales de la comarca. En concreto, hace referencia al
despoblado de la Alfaguara166 y los Villares167, ambos en término de Tolox, y al de
Ardite168 en Alozaina. En el caso del primero, su localización coincide con el
yacimiento de los Llanos del Tejar, apenas cien metro por encina de la surgencia de la
Alfaguara. El segundo, lo identificamos con la alquería a la que hemos denominado
“Caserones de Bolixes”. El tercero, está registrado en la carta arqueológica de Alozaina.
164
AMM, BN 3/129, fol. 236.
Bisso, 1869, p. 38.
166
a la media legua y en su jurisdicción (Tolox), dice el amigo, se halla una cristalina fuente llamada
Alfaguara, e inmediatamente a esta, hai vestigios de un poblamiento antiguo (López T, 1871, fol. 38).
167
en la misma jurisdicción (Tolox), se halla otro despoblado que se conoce con el nombre de los Villares
(López T, 1871, fol. 39).
168
a una legua de Tolox, se hallan vestigios de un población no muy pequeña, más larga que ancha
próxima a una fuente llamada de Ardite (López T, 1871. fol. 39).
165
73
Otro de los diccionarios geográficos decimonónicos de interés, sería el elaborado por
Madoz Ibáñez169. En él efectúa una exposición de los diversos yacimientos en la
comarca, especialmente aquellos incluidos en el término municipal de Coín, pueblo del
que hace una detallada descripción de sus límites y de aquellos lugares históricos que
consideraba de interés. Es destacable la exactitud con que ubica el yacimiento de Pereila
en que menciona la existencia de su torre-alquería que posteriormente fue destruida ya
en la década de los setenta del siglo XX170. También hace una breve alusión al castillo
de Alozaina171. Sin embargo sobre los demás municipios de la comarca apenas les
presta atención, con breves resúmenes de sus cascos urbanos y de sus términos.
Otras obras consultadas como la “Relaciones Topográficas de Felipe II” y el
“Catastro de Ensenada”, no han proporcionado información de utilidad para la
confección de este trabajo172.
4.1.1-Bibliografía
La bibliografía consultada ha sido cuantiosa, por lo que solo vamos a analizar
aquellas publicaciones cuyas aportaciones consideremos de importancia para la
realización de esta investigación. Por lo tanto, las dividiremos en diferentes campos
temáticos.
-Publicaciones específicas
Son escasos los trabajos realizados que hayan tratado de forma concreta el
poblamiento medieval en la comarca, además de que buena parte de estos están inéditos
con la dificultad que supone su localización y consulta.
Fernández López173 efectuó dos trabajos, quizá los que se centran más en la temática
que estamos tratando, en que menciona una serie de despoblados y fortificaciones de la
169
Madoz Ibáñez, 1849. Este personaje además fue uno de los promotores de la desamortización de los
vienes eclesiásticos.
170
Sorprende la exactitud de los puntos geográficos que proporciona para situar el despoblado. Sin duda
el informante tuvo que ser un buen conocedor del terreno: Pereira es otro monte aislado en la misma
dirección, de ¾ de leguas de circuito, en cuyo punto hubo un despoblado morisco del mismo nombre
cuyas torres se conservan aún en el paraje titulado Torre de D Fernando [...] Pereda tiene su nacimiento
en la fuente de la Reina (Madoz Ibáñez, 1849, p. 514).
171
fuerte castillo, del que todavía se conservan algunos torreones y murallas (Madoz Ibáñez, 1849, p.
16).
172
Las Relaciones Topográfica de Felipe II ocupó una zona restringida del territorio español y, solo en
Andalucía, abarcó la provincia de Jaén. El Catastro de Ensenada no menciona despoblados ni ningún tipo
de restos históricos en la comarca.
173
Mi agradecimiento a Sebastián Fernández por las facilidades dadas para acceder a sus trabajos.
74
actual provincia de Málaga. El primero, es su memoria de licenciatura174 inédita
realizada en 1980 y en la que trata sobre los despoblados medievales en la hoya de
Málaga y de la antigua Algarbía nazarí. El segundo, también inédito, está recogido en su
tesis doctoral175 presentada en 1987, en que se realiza una catalogación y estudio de las
diversas fortificaciones medievales en toda la provincia de Málaga. Ambas son de gran
interés, especialmente en lo referente a determinados yacimientos que en la actualidad
han desaparecido por la expansión urbanística, tal es el caso del cerro Donoso (Guaro)
hoy totalmente arrasado. También se han observado diversas imprecisiones como
cuando sitúa a Benamaquís en la actual fuente del Sol (Alhaurín el Grande) siguiendo
una línea equivocada en cuanto a su ubicación que ya posee cierta tradición.
González Martín expuso, en el 2007, una comunicación titulada: Aproximación a la
investigación arqueológica de los yacimientos medievales del término municipal de
Coín176, con motivo de unas jornadas sobre el Medievo en la comarca del valle del
Guadalhorce celebradas ese mismo año. En dicha exposición enumera una serie de
yacimientos andalusíes como son: los Castillejos, Villares de Algane, Mezquitilla de
Carranque, la Torrecilla o Pereila, entre otros. Lo más novedoso es que es el primer
investigador que hace alusión al despoblado de la Torrecilla, que consideramos como
uno de los yacimientos más importantes del Medievo en la comarca.
Martínez Enamorado es uno de los investigadores que más publicaciones han
generado y de mayor calidad sobre la Algarbía malagueña, relacionándolas
fundamentalmente con el Bajo Medievo. Obra básica por la visión global que ofrece de
la provincia de Málaga durante el período andalusí, es Al-Andalus desde la
periferia...177 resultado de su tesis doctoral leída en el año 2000 y publicada en el
2003178. En Las Jornadas Arqueológicas de Coín y la comarca de la la Algarbia179
celebradas en Coín en enero del 2003, expuso un extracto de su publicación anterior,
concretando en la Algarbía malagueña. También estudia algunas alquerías importantes
174
Fernández López, 1980.
Fernández López, 1987.
176
González Martín, 2007.
177
Martínez Enamorado, 2003a.
178
Entre las páginas 580-587 hace referencia al poblamiento de la Algarbía recogiendo los núcleos más
importantes, como son los casos de Dakwān, Cártama, Álora o Tolox, así como alquerías rurales tales
como Ardite, Jotrón o Fahala. Realiza una estructuración territorial jerarquizando el poblamiento en la
comarca.
179
Martínez Enamorado, 2003b.
175
75
para la estructuración territorial de la comarca como son los casos de Tolox y Yunquera
basándose en determinada documentación de origen árabe180.
Marmolejo Cantos en su trabajo Historia y Arqueología del Medievo en Coín181,
hace un estudio de la Dakwān nazarí en los siglos XIV y XV en una doble faceta. La
primera documental, en cuanto que hace una selección de aquellos autores,
especialmente musulmanes, que aportan datos relevantes sobre dicha medina y su
territorio. La segunda arqueológica, en que aborda tanto la estructura urbana, como de
las diversas alquerías que integraban su territorio. Todo ello con un tratamiento un tanto
superficial y con importantes carencias metodológicas. Sobre la alquería de Benamaquís
también efectuó una publicación en el año 2014182 basada en fuentes documentales y
con un deficitario estudio territorial.
-Publicaciones relacionadas con la organización espacial del poblamiento
Vinculado con el poblamiento y su estructuración espacial, se ha consultado
numerosa bibliografía. Resaltamos tres publicaciones que consideramos primordiales y
que han proporcionado una información fundamental para el estudio de una arqueología
espacial relacionada con el poblamiento.
Básica para cualquier estudio relacionado con el tema, es el artículo de Patrice
Cressier: Agua, fortificaciones y poblamiento: el aporte de la arqueología a los estudios
sobre el sureste peninsular183en que se pretende realizar una reconstrucción del
territorio de la alquería, relacionando fortificaciones, territorio y agua. Se establece una
jerarquización territorial que tiene como bases los ḥuṣūn, vinculando la alquería con un
espacio irrigado en que se establece un equilibrio entre comunidades campesinas y
poder estatal.
Trillo San José también es un referente imprescindible para la realización de un
análisis de la organización espacial de la alquería en época nazarí. Uno de sus artículos
más esclarecedores es: La organización del espacio de la alquería en la frontera
nororiental del reino de Granada184. Describe los territorios pertenecientes a la
180
Martínez Enamorado, 2002.
Marmolejo Cantos, 2009.
182
Marmolejo Cantos, 2014.
183
Cressier, 1991.
184
Trillo San José, 2006b.
181
76
alquería, la propiedad jurídica de estos, la pervivencia de estructuras gentilicias y el
predominio de la pequeña y mediana propiedad.
Por último destacar la publicación: “Torrox, un sistema de alquerías andalusíes en
el siglo XV según su Libro de Repartimiento185”, Martínez Enamorado reconstruye, de
forma pormenorizada, una comunidad campesina andalusí de finales del siglo XV y sus
diversas alquerías.
-Trabajos relacionados con la tribalidad árabo-berébere
Sobre esta materia y, vinculada con obras de carácter general sobre los grupos
étnicos en la España musulmana, destaca la publicación de Pierre Guichard: “AlAndalus estructura antropológica de una sociedad islámica en occidente186”. En ella se
recogen el marco histórico y social, la geografía tribal y las diversas influencias de las
estructuras tribales.
En relación con la onomástica berébere en al-Andalus, es imprescindible la
publicación de Helena de Felipe: “Identidad y onomástica de los beréberes de alAndalus187”, donde se hace un exhaustivo estudio sobre su onomástica, linajes, sus
orígenes y los lugares de asentamientos de estos grupos.
Barceló Perelló con “Los Banū Ru‘ayn en al-Andalus. Una memoria singular y
persistente188”, estudia los rastros de este grupo tribal y sus redes de asentamientos en
al-Andalus. También del mismo autor es “La cuestión del hidraulismo andalusí189” en
que trata la importancia que la organización tribal tuvo en determinar los límites y las
formas de asentamientos campesinos, haciendo especial incidencia en los cultivos de
irrigación.
Sobre la zona objeto de esta investigación, Martínez Enamorado en “Al-Andalus
desde la periferia...190”, hace un exaustivo estudio sobre la geografía berébere, tanto en
Tākurunnā, como en la Algarbía malagueña, indicando los lugares de asentamientos así
como la probable procedencia de estos grupos.
185
Martínez Enamorado, 2006b.
Guichard, 1995.
187
Helena de Felipe, 1997.
188
Barceló Perelló, 2004.
189
Barceló Perelló, 1996b.
190
Martínez Enamorado, 2003, pp. 458-472.
186
77
-Publicaciones relacionadas con los estudios cerámicos medievales
También han sido consultadas un buen número de obras sobre esta temática. Solo
mencionaremos aquellas que han tenido una importancia relevante para la realización de
este trabajo, especialmente las que profundizan en los períodos almohade y nazarí.
En primer luga destacan dos obras de carácter general que nos ayudarán a una
clasificación de las diversas tipologías cerámicas. La primera, es la publicación de
Rosselló Bordoy; Ensayo de sistematización de la cerámica árabe de Mallorca191 obra
básica y pionera en la clasificación de las diversas tipologías cerámicas de origen
andalusí. La segunda, es el trabajo de Zozaya Stabel-Hansen que también tiene un
carácter general192.
Para la cerámica altomedieval hemos tomado como base el trabajo sobre el arrabal
de Šaqunda193 realizado por Casal, Castro, López y Salinas, y de la cerámica producida
en Baŷŷāna, investigación efectuada por Castillo Galdeano y por Martínez Madrid194.
Retuerce Velasco hace un estudio sobre las diversas tipologías cerámicas de origen
andalusí registradas en la Meseta y realiza una comparativa de estos hallazgos con
tipologías similares de otras zonas de al-Andalus195.
Con los títulos de La cerámica almohade de la isla de Cádiz196 y La cerámica
hispano-musulmana de Beca197, Cavilla Sánchez-Molero estudia las tipologías
cerámicas procedentes de diversas excavaciones realizadas en la provincia de Cádiz y
con un predominio del registro arqueológico almohade.
Pero la aportación fundamental para el estudio de la cerámica almohade y nazarí en
la comarca, ha sido el trabajo fin de master198 realizado por Melero García, titulado: La
cerámica de época nazarí del vertedero Medieval de Cártama, en que se asocian una
191
Rosselló Bordoy, 1978.
Zozaya, 1980.
193
Casal et alii, 2005.
194
Castillo Galdeano y Martínez Madrid, 1993.
195
Retuerce Velasco, Vol. II, 1998.
196
Cavilla Sánchez-Molero, 2005.
197
Cavilla Sánchez-Molero, 1992.
198
Melero García, 2012a. Este trabajo fue expuesto en septiembre del 2012 en el marco del trabajo fin de
master, dentro del master de Arqueología que imparte en la actualidad la Universidad de Granada. La
excepcionalidad de los resultados de la excavación arqueológica se deben a que se realizaron sobre tres
pozos cerrados, sin apenas contaminación de otros períodos, con unas secuencias estratigráficas que
abarcaba desde la época califal hasta la nazarí.
192
78
serie de secuencias cronológicas con tipologías cerámicas relacionadas con un riguroso
trabajo estratigráfico, fruto de las excavaciones arqueológicas realizadas en Cártama
(Málaga) comenzadas en el año 2005 y que continúan en la actualidad 199. Resumen de
la obra anterior y publicada en el 2014, es el trabajo: La cerámica de época nazarí en el
vertedero de Cártama200. También relevante para esta investigación, es el artículo del
mismo autor relacionado con el estudio de la decoración estampillada en los ataifores201
que utilizaremos para clasificar dichas tipologías halladas en la Subcuenta.
Igualmente importante para la catalogación de las tipologías cerámicas
bajomedievales, pero ya en el ámbito de la ciudad de Málaga, es el trabajo de los
arqueólogos Salado Escaño, Rambla Torralvo y Mayorga Mayorga202.
Por último Fernández Navarro, realiza un estudio comparativo de la cerámica de
cocina de época altomedieval y bajomedieval en que destaca determinados aspectos
tecnológicos que caracterizan a este tipo de artefactos203.
4.1.2.- Cartas Arqueológicas e Inventarios oficiales
Las cartas arqueológicas son unos instrumentos de primer orden para evaluar el
número de yacimientos registrados, sus ubicaciones y el grado de protección que
poseen. Contribuyen a dotarles de una adscripción cultural y cronológica relativa
además, nos ayudaran a tener una información más completa del mapa de yacimientos
de la comarca.
Estas cartas arqueológicas generalmente van incluidas en los PGOU-S204 de los
diferentes municipios dentro de la Comunidad Autónoma Andaluza.
Hay que puntualizar la heterogeneidad de dichos documentos. Así tenemos a
Alozaina con un catálogo arqueológico ejemplar, realizándose un buen trabajo de
campo que ha permitido inventariar yacimientos hasta ahora desconocidos. Otros
municipios, como son los casos de Guaro o Coín, incluyen solo aquellos yacimientos
199
Melero García, 2006 y Melero García, 2008.
Melero García, 2012b.
201
Melero García, 2012c.
202
Salado Escaño, Rambla Torralvo y Mayorga Mayorga, 2000, pp. 220-257.
203
Fernández Navarro, 2002.
204
PGOU-S: Plan General de Ordenación Urbana en cumplimiento de la LOUA y POTA de la
Comunidad Autónoma Andaluza, LOUA: Ley de Ordenación Urbana de Andalucía, POTA: Plan de
Ordenación Territorial de Andalucía. Dichas normativas obligan a los diversos municipios andaluces a
realizar PGOU-S en que se incluyan cartas arqueológicas o, a lo sumo, inventarios de los yacimientos
incluidos en sus términos municipales.
200
79
registrados en la base de datos SIPHA205, además aportan una información mínima
sobre ellos. Tolox es un caso aparte ya que ni siquiera tiene redactado el borrador de su
PGOU, por lo que no posee relación de yacimientos arqueológicos en su término. Por
último, destacar la carta arqueológica de Yunquera, que ha sido recientemente elaborada
por un equipo de la Universidad de Málaga y que está aún sin publicar206.
Vamos a realizar la enumeración de los yacimientos que están registrados en las
Normas Subsidiarias y en los diversos PGOU-S de la comarca. Solo trataremos aquellos
municipios pertenecientes a la subcuenca de río Grande, además de incluir,
exclusivamente, los yacimientos cuyos registros arqueológicos asociamos con el
período andalusí.
-Alozaina
La Memoria Informativa del Avance del PGOU de Alozaina fue aprobado en el 2008
destacando su elaborada carta arqueológica realizada por la Diputación Provincial de
Málaga. Es, con diferencia, el mejor catálogo de este tipo efectuado en la comarca, en
que se incluyen ocho yacimientos con registros arqueológicos medievales y con una
información pormenorizada de cada uno de ellos.
La mayoría de dichos yacimientos se relacionan con pequeños predios rurales de
escasa extensión, cercanos a suministros hídricos. Solo mencionaremos aquellos que
consideremos de cierta entidad y, por lo tanto, que sean significativos para el estudio del
poblamiento general de la comarca.
Con el nombre de la Alquería, cercano al partido rural homónimo del mismo
nombre, se sitúa un yacimiento que forma, junto con el despoblado del Apeadillo, un
sistema de poblamientos periféricos que estaría incluida dentro de la alquería de los
Vallecillos, esta última inédita para la arqueología. Se extiende desde el mismo arroyo
de los Valles hasta el camino de la Trapezuela, y forma un complejo hidráulico de gran
interés por las peculiaridades del sistema.
El Hoyo de los Peñones lo ubica la carta arqueológica a unos tres kilómetros del
casco urbano de Alozaina, en la carretera que va a Casarabonela (MA-403). Se trata de
un importante poblamiento medieval de probable origen mozárabe, formando un
205
SIPHA: Sistema de Información del Patrimonio Histórico de Andalucía. Dicha base de datos está
recopilada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
206
Este trabajo fue dirigido por la arqueóloga Fernández García, adscrita a la Universidad de Málaga.
80
complejo en que se incluyen el espacio residencial, mina hidráulica, alberca, tierras de
cultivo de irrigación y secano, necrópolis e iglesia semirupestre207.
La Loma de la Torre y el Matenil son dos pequeños yacimientos que la carta
arqueológica cataloga como medievales. Ambos están en las cercanías del casco urbano
actual y los dos aprovechaban los escasos recursos hídricos circundantes para crear una
microagricultura de irrigación.
El importante despoblado de Jorox es situado en una ladera abancalada en la margen
derecha del río Jorox, y en el partido rural del mismo nombre.
-Coín
El PGOU de Coín es el que, lamentablemente, posee el menor número de
yacimientos catalogados de toda la comarca, y el que, además, proporciona menos datos
de ellos a pesar de poseer el término municipal más amplio de la Subcuenca y de ser el
primero en cuanto a número de habitantes. Solo registra dos yacimientos medievales; el
despoblado de la Fuensanta, hoy arrasado en su totalidad por una cantera de áridos, y la
necrópolis de Pereila, de ubicación desconocida. No se mencionan los importantes
yacimientos y antiguos despoblados de la Torrecilla, los Villares de Algane, Guaro
Viejo208, Pereila o Benamaquí. Tampoco los diversos diseminados medievales cuyos
restos son aún palpables en las cercanías de los cauces de río Grande y río Pereila. Los
datos que figuran sobre dichos yacimientos son muy escasos, mencionándose solo sus
nombres y los períodos históricos a los que pertenecen.
-Guaro
El PGOU de Guaro fue aprobado en el 2010. En su apartado dedicado a la
catalogación de los yacimientos arqueológicos, figuran seis que se vinculan con el
período medieval.
El yacimiento de la Alquería209, está situado en la margen izquierda de arroyo Santo,
ya cercano a su desembocadura con río Grande, y en una terraza fluvial que se eleva una
207
Puertas Tricas, 1982.
El yacimiento de Guaro Viejo, a pesar de esta catalogado en el PGOU de Guaro, pertenece en su
mayoría al término municipal de Coín.
209
El topónimo denominado “la Alquería” no corresponde con esta ubicación. Dicho topónimo coincide
con un partido rural del mismo nombre que se encuentra a algo más de un kilómetro río arriba y en las
laderas colindantes a la margen derecha de dicho río. Más adelante trataremos de forma pormenorizada
208
81
treintena de metro sobre el nivel de dicho río. Pensamos que su adscripción al Medievo,
al que se le asocia en el PGOU, no es muy exacta ya que la abundancia de restos no
medievales, como son las cubierta de tipo tégulas e ímbrices, mortero de tipo opus
signinum y cerámica con la técnica de decoración denominada terra sigillata, nos hace
pensar en una villa romana y no en un despoblado medieval210.
Otro yacimiento que es catalogado como medieval es “Río Grande-2”, ubicado en las
cercanías del arroyo Santo y en su margen izquierda. Sí parece coincidir con el período
al que se le adscribe en la carta.
Portugal también se menciona como despoblado medieval. Coincide con la
prolongación del importante yacimiento de Guaro Viejo, como queda reflejada en el
PGOU.
El yacimiento de Guaro Viejo está situado en las cercanías del cruce de la carretera
autonómica MA-413, con la A-366, en una zona de ladera, ocupando, tanto parte del
término municipal de Guaro, como del de Coín. La ubicación recogida en el PGOU
coincide parcialmente con la de dicho yacimiento, por lo que sería necesaria la
corrección de las coordenadas del polígono de protección.
El despoblado del Polvillar, se encuentra en las cercanías del pueblo de Guaro,
tomando la carretera A-413 en dirección a Coín y a la altura de la Cooperativa de
Aceite. Su registro arqueológico se asocia con la prehistoria y el medievo. Se observan
fragmentos cerámicos de posible adscripción islámica, pero muy minoritarios211. Sin
embargo, sí se aprecian abundantes artefactos de clara filiación romana.
El yacimiento del puente del Polvillar, lo relacionamos con una prolongación del
yacimiento anterior. El PGOU vincula su registro arqueológico superficial con la cultura
romana, y con un ḥiṣn y despoblado medieval. Según nuestras observaciones, los
materiales medievales son muy escasos, predominando, de forma clara, los artefactos de
origen romano (tegulas, terra sigillata…).
este importante yacimiento (que este investigador ha denominado la Alcaría de Guaro) sin registrar en el
PGOU de Guaro ni en la base de dato del SIPHA.
210
En los taludes de un carril de tierra que atraviesa un lateral del yacimiento, se observan claramente
una estratigrafía con un registro arqueológico en que se percibe la presencia de los materiales antes
descritos.
211
Dicho material es observable desde un camino público que va desde la carretera (MA-413) hasta
Monda.
82
Finalmente el yacimiento de “Río Grande I”, es catalogado en el documento
municipal como despoblado medieval cuyos restos parecen confirmar esta catalogación.
-Monda
Monda solo posee la Adaptación parcial a la LOUA de las normas subsidiaria de
planeamiento municipal, Anexo a las normas urbanísticas (2014). En ellas se recogen
dos yacimientos medievales registrándose sus nombres, mapas de situación, tipologías
de estos y zonificación arqueológica.
El castillo y la muralla de la Villeta están situados en un cerro colindante con el
pueblo y que domina el actual municipio. Un hotel, construido sobre su solar, ha
ocultado cuando no destruido, buena parte de sus estructuras emergentes. Antes de su
construcción, se realizó una excavación de urgencia en 1990212 que ha proporcionado
una información valiosa sobre su estructura y registro arqueológico, además también se
han efectuado algunas catas en la alquería que había junto al ḥiṣn, en su vertiente N. En
dichas normas subsidiarias, se recoge una escueta información sobre la fortificación, sin
mencionar la alquería, aunque sí lo hace de la cerca que la protegía y, que en buena
parte, aún se conserva.
Los Llanos del Consejo es un importante despoblado también cercano al casco
urbano y en el partido rural del mismo nombre. Está catalogado como altomedieval.
Creemos que esta clasificación, recogida en las normas subsidiarias, es correcta.
-Tolox
En peor situación está aún el municipio de Tolox, que no posee PGOU, ni siquiera
las normas subsidiarias, por lo que no hay ningún tipo de catalogación de yacimientos
arqueológicos en su término y, por lo tanto, tampoco existe protección ante agresiones
diversas213. Hay que tener en cuenta la gran extensión que posee su término municipal y
la riqueza, tanto en aguas superficiales como subterráneas, lo que hace que desde la
prehistoria haya sido lugar de asentamiento de las diversas comunidades humanas. Esto
es palpable si consultamos los distintos atlas históricos-geográficos del siglo XVIII y
XIX (Madoz, Medina Conde o Tomás López).
212
Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1990.
En el tramo final de esta tesis doctoral el ayuntamiento de Tolox ha encargado al arqueólogo Melero
García la elaboración de un catálogo de yacimientos arqueológicos y bienes etnológicos de su término
para adjuntarlos al borrador de PGOU de la localidad.
213
83
Si efectuamos una mirada retrospectiva sobre los catálogos de yacimientos
arqueológicos del resto de la provincia de Málaga, podemos ver las mismas carencias
que observamos en los municipios de la subcuenca de río Grande: escasez de
yacimientos registrados, georeferenciaciones poco exactas, estudios territoriales
inexistentes, entre otras importantes deficiencias. Solamente una serie de municipios
que poseen una entidad poblacional y monumental de importancia, como son los casos
de Málaga, Antequera, Ronda, Vélez-Málaga y en menor medida Cártama y
Estepona214, tienen catálogos adecuadas y realizan una protección mínima en sus
yacimientos. Estas actuaciones vienen impulsadas por la existencia, en dichas
localidades, de arqueólogos municipales, que potencian la investigación y protección
del patrimonio arqueológico en los respectivos municipios donde realizan sus funciones.
Con relación a los inventarios oficiales que aportan información sobre enclaves
arqueológicos en la comarca, destacamos la base de datos del Instituto Andaluz de
Patrimonio Histórico (IAPH)215. Los yacimientos registrados por municipios y
relacionados con el Medievo son los siguientes:
-Alozaina: Despoblado de la Mesa de Jorox, castillo de Alozaina, despoblado de Ardite,
despoblado del Hoyo de los Peñones y castillo de María Sagredo.
-Coín: No consta ningún yacimiento.
-Guaro: Despoblado del cerro del Polvillar y despoblado de Guaro Viejo.
-Monda: Castillo de la Villeta.
-Tolox: Castillo del Castillejo y despoblado de la sierra del Castillejo.
-Yunquera: Mesa de Jorox y el Castillo.
Vemos, como esta base de datos del IAPH es muy pobre en cuanto a la información
que aporta. Solo merece destacar el caso de Tolox, en que se menciona dos yacimientos,
información que es relevante ante la inexistencia de otros registros para este municipio.
214
Estepona y Cártama son, en la actualidad, dos de los municipios que más actividades arqueológicas
están desarrollando, especialmente en lo que respecta al período andalusí. Ello es debido a la elevada
competencia de sus arqueólogos municipales, Idelfonso Navarro y Melero García, y a la concienciación
de la clase política municipal.
215
IAPH, Guía digital del Patrimonio Cultural Inmueble.
84
4.2.- Fuentes Documentales
La contribución de las fuentes documentales, en comparación con otro tipo de
registro, especialmente el arqueológico, son de poca relevancia, aunque ocasionalmente
como en el caso de la alquería de Pereila216, aportan una información importante. Como
veremos, las más significativas proceden de la documentación castellana del siglo XV y
de buena parte del XVI, con un aparato burocrático de tendencia centralizadora que
aspira a acaparar toda la vida económica y social de Castilla. Las fuentes escritas de
procedencia árabe son escasas y poco significativas, caracterizándose por su laconismo
y por la práctica ausencia de información sobre el mundo rural, aunque para el caso de
Dakwān, su importancia no es nada desdeñable.
4.2.2.-Fuentes documentales generales
-Registros fiscales
Una serie de documentos con una temática fiscal, fechados en
1490217, están
relacionados con algunas de las villas y lugares pertenecientes al antiguo obispado de
Málaga. Dentro de la Subcuenca, solo se recogen aquellas en que la población de origen
andalusí permaneció en calidad de mudéjares tras pactar su rendición 1485. Tales son
los casos de Monda, Guaro, Tolox y Yunquera. Se realizan cuatro censos: de bacas y
cabras, trigo y cebada, bueyes y asnos de labor, y la seda anual. El interés estriba en que
se enumeran a los barones mudéjares propietarios de ganado y productores de cereal,
por lo que podemos obtener un censo relativo de la población andalusí en los primeros
años posteriores a la conquista, además de la actividad agropecuaria para el mismo
período. Es relevante el caso de Monda, en que además del censo citado, tenemos una
nómina de aquellos musulmanes que, o bien murieron en combate, o emigraron allende
o a Málaga y cuyas propiedades pasaron a la categoría de bona vacantia218 es decir,
bienes que la Corona se apropiaba ante la muerte o ausencia de sus dueños. Con ambos
listados podemos realizar una aproximación sobre el número de habitantes de la villa en
los años finales del emirato nazarí. Estos registros fiscales también reflejan las
diferentes categorías urbanas que los castellanos asignan a las antiguas alquerías y que
proporcionan una comparativa de su importancia en el período tardonazarí. Así, Guaro
216
Pleito que, en 12 de junio de 1537, principió el cabildo de la catedral de Málaga contra los
beneficiados de la villa de Coín, en razón de los diezmos, siendo como fue el lugar de Pereila de moros,
situado en término de la dicha villa y tener su iglesia (ACM, Leg. 4º, nº 36).
217
AGS, CMC, 1Ep, Legajo 168, fols: 0228-0230; 0244-0246; 0286-0289...
218
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 766, pp. 214-219.
85
es clasificada como “aldea” o “lugar”, mientras que a las demás se les denominan
“villas”219.
-Reales Cédulas
Las reales cédulas son uno de los instrumentos escrito de la monarquía para dar
órdenes a todos los organismos y funcionarios de la nación220. En concreto en la época
de los Reyes Católico se convierten en una herramienta básica para organizar el reparto
de las nuevas tierras del antiguo emirato nazarí, siendo frecuente su inclusión en los
diversos libros de repartimiento. Formalmente, se caracterizan por la sencillez y por su
función de mandato directamente emanada de la realeza. Vamos a ver varios de estos
documentos que, por sus contenidos, son de interés para la investigación que estamos
realizando.
Sobre la alquería de Guaro poseemos una real cédula fechada en 1490221, donde
queda reflejado como este poblamiento existía al final del período nazarí. Se trata de
una “carta de seguro” por la cual los Reyes Católicos conceden garantías a la población
mudéjar sobre sus personas y propiedades. Esta concesión real fue debida a la rendición
por capitulación que pactaron los moros guareños. Al igual que en la documentación
anterior, también queda constatada su categoría de “aldea de Guaro” por lo que debió
ser una entidad poblacional menor que, para el período nazarí, tenía la categoría de
qarya222.
También es destacable la real cédula223 fechada en 1491, en que se concede poder a
Luís de Escobar para repartir las heredades de las villas de Benamaquís y Coín. Es
interesante el tratamiento de “villa” que le da Escobar a Benamaquí en comparación,
por ejemplo, con el de “aldea” que se le da a Guaro. Ello es un indicativo de la
importancia que alcanzo esta alquería murada.
Otro de estos documentos224 emitido también en 1491, informa de cómo Francisco
de San Martín presentó ante el consejo de Málaga una real cédula firmado por los Reyes
219
AGS, CMC, 1Ep, Legajo 168, fols. 0266, 0270, 0286...
Marín Martínez, 1991, pp. 18-19.
221
por la presente tomamos e recibimos una guarda y socorro seguro amparo e defindimiento real a los
dichos vecinos e viejos e omes buenos mudéjares moros vecinos de la dicha aldea de Guaro e sus casas e
tierras e eredamientos (AGS, RGS, 149003, 67, 1490).
222
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2004, fol. 221, p. 136.
223
AGS, RGS, Leg. 148803, 177, 1488.
224
AMM, ACCM, Libro I, fols.77v-78, 1491.
220
86
Católicos en 1490, cuyo contenido trata sobre las mercedes que se le hizo de la torre de
Benamaqué (Benamaquí) en Coín. A modo de hipótesis, se propone que podría tratarse
de la única torre que se conservó de la antigua alquería, permaneciendo en época
contemporánea como un palomar. Creemos que en la actualidad buena parte de su
estructura se conserva formando parte de un recinto que tiene funciones de hospedería.
Como veremos más tarde en un documento concreto225, parte de la estructura muraría de
Benamaquís estaba por debajo de la acequia de la Candonga. La “torre del Palomar”
está muy cerca de dicha acequia, por lo que podría reforzar la hipótesis propuesta
anteriormente.
Dos reales cédulas, una fechada en 1491 y la otra en 1492, informan que Pedro de
Barrionuevo, alcaide del Burgo, posee dos alquerías en la tierra de Málaga cuya
concesión se efectuó mediante mercedes reales:
que teniendo las alcarias en tierras de Málaga que se llama Pereyra y
Xubri226 [...] Por cuanto vos Pedro de Barrionuevo, alcayde del Burgos, nos
hicistes relación que vos teneis dos heredamientos cinco legua de Málaga que se
llaman Pereyla e Xubric227
Por último, una real cédula228 de 1485, por la cual se otorga mercedes reales a
Gonzalo de Barahona de las tierras de Mahoma Ajuljal, moro que fue de Coín.
Barahona se apropia de setenta fanegadas de este musulmán, por lo que podemos
comprobar cómo había grandes propietarios dentro de la oligarquía local nazarí, aunque
creemos que esta no fue la tónica dominante.
-Protocolos Notariales
Los protocolos notariales forman un “corpus” documental en que se recogían las
intervenciones de los escribanos como federatarios públicos en los contratos y negocios
de derecho privado. La documentación analizada está constituida por compraventas,
arrendamientos, herencias, pleitos y dotes nupciales. La información principal que
aportan está vinculada con una rica toponimia relacionada con determinados pagos
rurales que permite realizar una aproximación a las antiguas estructuras rurales
andalusíes. Como principal inconveniente es que la mayoría de dicha toponimia está
225
AHPM, P-6548, 1553, s/f.
AGS, RGS, Leg. 149103, 540, 1491.
227
AGS, RGS, Libro 1º, fol. 76, 24, 1492.
228
AGS, RGS, Leg. 148506,12, 1485.
226
87
castellanizada, además de que la información adicional es muy escueta, y que buena
parte de ellos son de fechas un tanto tardíos, es decir de mediados del siglo XVI. La
totalidad de esta información proviene del Archivo Histórico Provincial de Málaga
destacando, por la importancia de los datos aportados, una serie de protocolos que
vamos a exponer a continuación. P-6552 que es el más antiguo conservado sobre Coín
destacando las abundantes alusiones a diversos pagos rurales como Pereila, Huertas
Viejas o la Torrecilla. P-6598 con algunas reseñas sobre el pago rural de Pereila y un
corto, pero interesante pleito de lindes relacionado con este partido rural. P-5548
destaca por varios protocolos sobre huertas en el antiguo territorio de la alquería de
Benamaquís y, en menor medida, sobre el pago rural de Huertas Viejas. P-6549 en que
son frecuentes los arrendamientos en el pago de Mezquitilla y de Pereila, ambas zonas
cultivadas por moriscos. Por último, el P-6554 con diversos protocolos sobre
arrendamientos de molinos en Pereila y compra-ventas y arrendamientos en el pago de
Valdeperales. Hay que puntualizar que la información que proviene de estos protocolos
solo aluden a los términos municipales de Coín, Alozaina y Yunquera, debido a que
para las demás villas de la Subcuenca, no existen, en la actualidad, protocolos notariales
anteriores al siglo XVII, fecha que consideramos tardía para el período objeto de
estudio.
-El pleito sobre Pereila de 1537
Dentro de las fuentes documentales de origen castellano, destaca de forma especial
el pleito que se produjo en el año 1537 con motivo de la confrontación que se entabló
entre el cabildo catedralicio de Málaga y los beneficiados de Coín sobre el derecho por
el cobro del diezmo de los antiguos territorios de la alquería de Pereila. No vamos a
profundizar en esta cuestión ya que se va a tratar de forma pormenorizada cuando
estudiemos la alquería de Pereila en el apartado de “Poblamiento”. El carácter
excepcional de este documento viene dado porque en él se establece una detallada
descripción de los límites de la antigua alquería nazarí, además de su zonificación
económica, especialmente de Valdeperales, pago incluido en los territorios de la
alquería, sobre el cual se especifica los tipos de cultivos existentes en época mudéjar y
los cambios producidos cuando se arrendan a cristianos viejos, tierras de regadío,
número de cultivadores, entre otras apreciaciones que caracterizan a este pleito como un
88
documento de gran valía para el conocimiento de la estructura territorial, poblacional y
productiva de finales del emirato nazarí229.
-Archivo Histórico Nacional230
El Archivo Histórico Nacional, en su sección “Nobleza”, destaca por una serie
documental vinculada con la casa de Fernán Núñez que va desde 1498 a 1586, y en la
cual se recogen diversos testimonios sobre algunos miembros de este grupo nobiliario
que poseían propiedades en Alozaina, Yunquera, Casarabonela y Coín. La información
está relacionada con redenciones de censo, compraventas y arrendamientos,
mayorazgos, cartas de poder y pleitos, aportando una rica toponimia castellanizada
asociada a diversos pagos rurales.
-Libro de Composiciones de Tierras
En 1580, por orden de Felipe II, se comienza a deslindar antiguas tierras realengas
que habían sido usurpadas, total o parcialmente, por particulares. La medida tiene una
finalidad recaudatoria ante la enorme penuria económica por la que estaba pasando la
Corona embarcada en múltiples aventuras internacionales.
Dos deslindes son de interés en el área objeto de nuestro estudio; el de Pereila (Coín)
y el de Jorox (Alozaina). En el primero se hace un pormenorizado inventario de todas
las lindes del cortijo de Pereila, a cuyo propietario, Bartolomé de Amaya, se obliga a
indemnizar a la Corona por las tierras usurpadas231. Pero lo más interesante es que las
lindes de dicho cortijo coinciden, en buena medida, con las descritas en el pleito de
1537, conservando una toponimia parecida. Algo similar ocurre en las tierras de Jorox
(Alozaina) donde diversos particulares se habían apropiado de tierras realengas. En este
último caso destaca las mención que se hace de la “acequia Vieja”: Las tierras que tenia
en el pago de Joron lindavan por poniente con el acequia vieja que iba del rio Joron232.
Esta breve descripción es de suma importancia ya que nos muestra un principio de
jerarquización dentro de los canales de riego del río Jorox.
229
Existe un artículo basado en este pleito realizado por el autor de esta tesis doctoral y por Aguilar
Simón (Ordóñez Frías y Aguilar Simón, 2016).
230
AHN, Nobleza, Fernán Núñez, C. 954, D.1; C.1042, D.1-7; C.1016, D.10-13...
231
AMM, Vol. 123, Libro de Composiciones de Tierras, fol. 153, 1582.
232
Ibídem, fol. 200.
89
4.2.3.- Los libros de repartimiento y apeo
-Los libros de repartimiento de finales del siglo XV
Los libros de repartimientos se generaron a finales del siglo XV con la expulsión de
la población musulmana tras la conquista de determinadas villas del emirato. Es una
fuente de primera magnitud para el estudio del poblamiento rural y de la estructura
territorial de la comarca objeto de nuestro estudio.
Siguiendo a Malpica Cuello233, podemos establecer dos categorías documentales
sobre el repartimiento. En la primera destacan los de Loja y Baza, al igual que los
pertenecientes al antiguo obispado de Málaga, que fueron fruto de una “reformación”.
Contienen pocos datos sobre los antiguos pobladores nazaríes pero, en contrapartida,
aportan una valiosa información sobre la vida y estructura agrícola. El segundo grupo lo
formarían, por ejemplo, los de Almería y Almuñécar, en que menudean las
descripciones sobre la antigua población islámica, aunque con una información sobre el
agro prácticamente inexistente.
En relación con los libros de repartimientos de Málaga y de la zona occidental de su
antiguo obispado, destacan las transcripciones realizadas por parte de López de Coca,
Bejarano Robles y Bejarano Pérez.
Pieza clave sobre los repartimientos en la zona es el profesor de la Universidad de
Málaga, José Enrique López de Coca Castañer, y su monumental obra: La Tierra de
Málaga a fines del siglo XV234. En ella, dicho autor, realiza las transcripciones de una
serie de libros de repartimiento, como son los de Alhaurín el Grande, Almogía,
Alozaina, Bezmiliana, Coín y Mijas. Basándose en los datos obtenidos, efectúa un
estudio de la tierra de Málaga en tres períodos temporales: finales de la época nazarí,
fase de conquista, y primeros años de ocupación castellana. Nos interesa, por la
información que aporta, la transcripción que realizó sobre Coín235 procedente del Libro
de la Visitación e reformación del Repartimiento que fiso el mucho honrado e virtuoso
señor el bachiller Juán Alonso Serrano”, que finalizó en 1497 como consecuencia de la
“reformación” del repartimiento efectuado en 1492236 y ante las graves irregularidades
233
Malpica Cuello, 1990.
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977.
235
Ibídem, pp. 259-349.
236
El Repartimiento de Coín, 1492, está en la actualidad en paradero desconocido.
234
90
que se cometieron en este último. Su interés estriba en que aporta una serie de datos que
indican el carácter urbano que probablemente Dakwān habría alcanzado ya en el siglo
XV, información relevante que nos ayuda a establecer una jerarquización territorial en
la comarca para el Bajo Medievo. En su parte dedicada al repartimiento agrario, recoge
diversa información, aunque exigua, sobre las estructuras rurales anteriores a la
conquista castellana. En contrapartida sí se hace una detallada descripción de los
diversos cultivos existentes, así como de su superficie y los territorios que ocupaban,
pudiendo llegar a ser tan precisas, que incluso enumera las unidades de determinadas
especies arbóreas:
otro trançe Garçi López e Juan Días, en que fallaron trezientos e noventas
olivos [...] contaron Alonso Dias e Juan de Najera doscientos e noventa olivos237
Igualmente, menciona caminos, molinos rurales, además de hacer referencia a
algunas alquerías, pero sin especificar claramente su situación geográfica. Tales son los
casos de Benamaquí238 o los Majanales. Sin embargo, sobre otros importantes
poblamientos no proporciona ningún tipo de información, como serían las alquerías de
Pereila, Torrecilla o los espacios residenciales limítrofes con río Grande.
Similar al trabajo de López de Coca y coincidiendo en parte con sus transcripciones,
son los Repartimientos de Málaga, editados en cinco volúmenes, cuatro por Francisco
Bejarano Robles239, y uno por su hijo Rafael Bejarano Pérez, que completan la
transcripción de la ciudad y provincia en el 2004240. El Tomo IV es el de mayor interés
ya que en él se recogen los repartimientos generales, tanto de la antigua Algarbía, como
de la Axarquía241. Igualmente en los tomos III y V se recopila diversa información
sobre la zona objeto de estudio, especialmente en lo que respecta a la toponimia y con
determinados partidos rurales tales como la Jara, Padules, Pereila, Torrecilla etc.
237
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 288.
Si bien no especifica el lugar donde se hallaba, sí nos muestra indicios suficientes para realizar una
aproximación a su probable ubicación: Diose otro trançe de tierra para majuelos dende ençima de las
tierras de ryego de Benamaquis, camino de Xubric, hasta juntar con las vinnas… (Ibídem, p. 346).
Igualmente, aporta una valiosa información sobre el desmantelamiento de dicha alquería: E queda que los
vesynos puedan sacar e llevar la piedra cada uno para sy del dicho sytio (Ibídem, p. 342).
239
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1985, 1985, 1998, 2004 y 2000.
240
Los Repartimiento de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004.
241
Álora, Casarabonela, Coín, Mijas, Alhaurín, Almogía, Alozaina, Bizmiliana, Cártama, Comares y
Benalmádena.
238
91
También de interés, por la ubicación que tiene dicho municipio en la comarca, es el
Repartimiento de Alozaina242 de 1492 que, al igual que el de Coín, fue realizado por el
bachiller Juan Alonso Serrano. La información que se recoge sobre la trama urbana de
origen nazarí es muy escasa debido a las pequeñas dimensiones que este núcleo debió
de tener al final del medievo243, tratándose de una pequeña villa fortificada cabeza de un
distrito dependiente de Dakwān, centro económico y administrativo de las alquerías que
la circundaban. En relación con los diseminados rurales de origen andalusí de su
entorno, tampoco transmite una información destacada y solo hace referencia a la “aldea
vieja“cuya ubicación, hasta ahora, desconocemos244.
Limítrofe con Alozaina está Casarabonela. Tras las capitulaciones de 1485, buena
parte de su población musulmana permaneció como mudéjares, además de ser cedida
una determinada cantidad de tierras y viviendas de estos a una cincuentena de
repobladores castellanos. Su repartimiento245 destaca por la extraordinaria riqueza en
toponimia246 de origen árabe y por la minuciosa descripción de cultivos y pagos rurales,
así como de sus propietarios. A nivel urbanístico, recoge una serie de edificaciones
como mezquitas, muralla o arrabal, lo que denota que era un centro rural con una
urbanística que, probablemente, iba evolucionando hacia el estatus de medina247.
Otro autor que ha tratado la temática del repartimiento en la zona occidental del
antiguo reino nazarí de Granada es Martínez Enamorado que, junto a López de Coca y
Arroyal Espigares, publicaron en el 2006 Los Repartimiento de Torrox248, municipio
que pertenece a la Axarquía malagueña y, por lo tanto, relativamente alejado de nuestra
242
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, pp. 445-465.
Fue repoblada con veinte vecinos y sus respectivas familias para un total de veintiséis cuerpos de casas
y solares. Sobre su configuración urbanística la información es muy escasa haciendo alusión a la iglesia
cementerio y a un muro que actuaría como cerca del recinto urbano: Queda otro solar para proveer linde
con el susodicho vera del muro (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 243v, p.
448).
244
Cuando se hace referencia en dicho repartimiento, en el deslindamiento de la dehesa común, se
menciona el supuesto despoblado: e de allí vuelve el arroyo abaxo hasta la aldea vieja (Ibídem, p. 458).
245
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, pp. 135-201.
246
El estudio de su toponimia fue efectuado por Chavarría Vargas (Chavarría Vargas, 1997).
247
En la villa e castillo de Caçaravonela… (fol. 41, p.135). “…pues que avia quatro mezquitas en la
dicha villa (fol. 41, p. 135). Mas un solar en el arrava (fol. 50, p. 143). Midiose un solar que esta con
algunas paredes junto al adarve (fol. 73, p. 171) Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez,
2004.
248
El Repartimiento de Torrox, Ed.Arroyal Espigares, Est. López de Coca y Martínez Enamorado, 2006.
243
92
zona de estudio. Paralelamente, Martínez Enamorado elaboró un minucioso trabajo
sobre dichos repartimientos249 que fue publicado en el mismo año que el anterior.
Es de destacar el trabajo de recopilación que en la actualidad está realizando Arroyal
Espigares. Dicho investigador pretende la creación de un corpus relacionado con los
repartimientos de finales del siglo XV en que resalta la vigencia que aún hoy día tiene
dicha documentación para el estudio de la sociedad nazarí:
A medida de que el análisis de la ingente masa documental avanza, más
posibilidades tenemos para estudiar procesos no abordados hasta ahora. Buena
muestra de lo que digo es el estudio toponímico que incluimos, cuyas
conclusiones nos obligan a repensar, entre otros elementos, la estructura
poblacional nazarí y la conformación de sus espacios agrícolas250
En 1572 se produce el apeo y posterior repartimiento de los vienes de los moriscos
del antiguo obispado de Málaga entre repobladores castellanos de fuera del reino de
Granada. Por lo tanto, se realizó una nueva estructuración del territorio y la expulsión
definitiva de la antigua población de origen islámico, que es sustituida en su totalidad
por “cristianos viejos”.
Quizá la diferencia fundamental que existe entre el repartimiento de finales del siglo
XV, y el apeo y repartimiento del XVI, sea la gran cantidad de información que posee
este último. Al realizarse un apeo se produce un deslindamiento y demarcación del
territorio, tanto a nivel de los diferentes términos municipales, como de las diversas
propiedades, en que se especifica el antiguo propietario morisco, el nuevo castellano y
la cantidad y tipo de tierras que se entregan, así como su categoría (regadío, huerta,
secano de sembradura, olivar...). Constituyen una valiosa información para la
reconstrucción y el conocimiento de la antigua estructura territorial de probable origen
andalusí.
Debemos considerar a la sociedad morisca como heredera directa del último reino
islámico en la Península; el nazarí de Granada. Hay que matizar que esta sociedad,
durante el siglo XVI, no tenía una dirección política autónoma, dependiendo
directamente de las directrices marcadas por Castilla. La presión y la aculturación, por
249
Martínez Enamorado, 2006b.
El Repartimiento de Torrox, Ed. Arroyal Espigares, Est. López de Coca y Martínez Enamorado, 2006,
p. 8.
250
93
parte de la sociedad dominante, fueron una constante que la condicionó y que produciría
una evolución probablemente diferente a la de un país islámico independiente. Así
pues, podemos rastrear en estos textos estructuras territoriales, trazados de acequias,
espacios irrigados, tipos de cultivos, cantidad de tierras en uso, entre otros aspectos.
Pero tendremos que guardar la consiguiente reserva a la hora de considerarlos como una
continuidad de la sociedad nazarí.
Con relación a la transcripción y estudio de estos libros de apeos251, las carencias son
mucho más acusadas, si los comparamos con los libros de repartimiento de finales del
siglo XV, con un buen número de aquellos documentos sin transcribir y sin la
realización de los pertinentes estudios que aporten información de esta fuente esencial
para el conocimiento del poblamiento y su estructura en la subcuenca de río Grande.
Para la actual serranía de Ronda, las transcripciones y estudios al respecto apenas se
han desarrollado. Hay que tener en cuenta que todo el valle del río Genal permaneció en
manos moriscas buena parte del siglo XVI, con una serie de alquerías de montaña que
practicaban, como parte fundamental de su economía, una agricultura de irrigación.
En primer lugar reseñar las aportaciones de Benítez Sánchez-Blanco252 y sus
extractos de los repartimientos de bienes moriscos de Benestepar, Genalguacil y
Benamedá253.
Trabajos
incompletos,
faltos
de
estudios
concretos
sobre
la
documentación relacionada con las alquerías del río Genal.
También vinculada con dicha comarca, es el trabajo realizado por Chavarría Vargas
sobre el despoblado de Pospítar en el término municipal de Alpandeire. Para ello se ha
basado en el Libro de Apeo y Repartimiento de Alpandeire. Un extracto de dicho trabajo
se ha publicado hace varios años en la revista Takurunna254.
Otro trabajo que también utilizó, de forma parcial, estos apeos es la publicación de
Cabrillana Ciézar255 :“El problema de la tierra de Málaga: Pueblos desaparecidos”. En
251
El grueso de esta documentación se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Granada y su
relación la podemos consultar en un CD que ha publicado la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía (AHPG, Libro de Población, 2005).
252
Benítez Sánchez-Blanco, 1982.
253
Benitez Sánchez-Blanco, 1982. Las referencias al despoblado de Benestepar: pp. 387-392, para la villa
de Genalguacil, pp. 393-395, y para el despoblado de Benamedá, pp. 400-403.
254
Chavarría Vargas, 2011b.
255
Cabrillana Ciézar, 1994.
94
el capítulo X trata los despoblados del Havaral, en la actual serranía de Ronda, entre los
que destacan los de Moclón, Benaxeriz, Benestepar, Benamedá y Audalazar.
Rodríguez Becerra en su obra Igualeja después de la expulsión de los moriscos
(1572-1742)256 efectuó el único estudio específico sobre un libro de apeo y
repartimiento de esta comarca, en este caso el de Igualeja. Realiza una cuidada
transcripción analizando diversos aspectos, tales como geográficos, agrícolas,
poblacionales con la mención del número de moriscos que residían, así como de los
cristianos viejos a los que se reparten las tierras, además de realizar un completo índice
toponímico.
Becerra Parra y Siles Guerrero llevaron a cabo las transcripciones de algunos de
estos documentos, en concreto los Libros de Apeo y Repartimiento de Moclón257 en que
también efectuaron un cuidado trabajo.
Colindante con el área objeto de nuestro trabajo están los libros de Apeo y
repartimiento de Istán y Ojén. Ambas villas pertenecientes, en el siglo XVI, al alfoz de
Marbella. No existen obras específicas que hayan transcrito y estudiado estos
documentos, y al respecto solo Urbaneja Ortiz posee dos publicaciones con estudios
parciales relacionados con dichos apeo y repartimiento258.
Incluida, parcialmente en la Subcuenca, destaca la villa de Casarabonela.
Recientemente se ha publicado el repartimiento de los bienes moriscos por parte de
Gómez Armada y Martínez Enamorado259, obra muy cuidada que recoge una rica
toponimia, mayoritariamente de origen árabe. Queda pendiente un estudio de dicha
toponimia, trabajo que en la actualidad están realizando Martínez Enamorado,
Chavarría Vargas, López García y Gómez Armada.
Ya dentro de los límites de la subcuenca de río Grande hay que destacar el Libro de
Apeo y Repartimiento de Tolox, que han sido transcritos recientemente por López
256
Rodríguez Becerra, 2011.
El libro de Repartimiento de Moclón, ed. Becerra Parra y Siles Guerrero, 2013.
258
También agradecemos la información cedida por Urbaneja Ortiz. Dicha investigadora está, en la
actualidad, realizando trabajos relacionados con los apeos de Ojén, Istán y Benahabís. Hasta el momento
solo se recogen algunos datos sobre dichos apeos en su obras: “Marbella y sus tierras en el tránsito de la
época musulmana a la cristiandad” (Urbaneja Ortiz, 2008), en concreto en el Capítulo II (Población, pp.
65-75), y en “Mudejares y moriscos en Istán (1485-1568)” (Urbaneja Ortiz, 2013).
259
Repartimiento de los bienes de los moriscos de Casarabonela, ed. Gómez Armada y Martínez
Enamorado, 2014.
257
95
García260. Hay que destacar la particularidad de que el repartimiento de la villa no se
realizó a finales del siglo XV, sino que fue contemporáneo al apeo, es decir, ambos se
redactaron en 1572. Su importancia estriba en que nos proporcionan referencias sobre
los diversos partidos rurales en manos moriscas, de sus cultivos, y de una rica toponimia
y antroponimia de origen árabe que nos puede servir para rastrear cómo estaba
distribuida la tierra y de la estructura de la propiedad. Especial interés tiene para
nosotros la extensión de las tierras de regadíos que existían en la época, así como de los
ríos y arroyos que suministran el caudal hídrico, además de los sistemas de
canalizaciones, tanto en los ríos Alfaguara y Almozara, como también en río Grande261.
Asimismo, existe una detallada relación de las tierras de cultivos de secano que muestra
la importancia que tenían en la época los cultivos de la vid y el trigo. Las referencias a
la estructura urbana de la villa también son relevantes, mencionándose la existencia de
un recinto murado262, alcazaba, arrabal y maqbara, junto con un destacado número de
viviendas263, lo que indica la importancia que Tolox debió tener a finales del siglo XV.
El Apeo de Monda fue transcrito por Urbano Pérez y publicado en 1998 con el título
La villa de Monda en el siglo XVI. Apeos y primeras ordenanzas264. No se limitó a la
mera transcripción documental, sino que realizó un completo trabajo historiográfico. La
documentación fue obtenida en el Archivo de la Real Chancillería de Granada. Al igual
que el de Tolox, es de gran valía para el conocimiento de la estructura territorial,
aportándo abundante información sobre la población morisca. Especialmente
significativa son los datos que transmite sobre determinadas alquerías265 y los partidos
260
AHPG, Libro de Población, El Apeo de Tolox, Libro 6801, 1571, ed. López García, ep.
Sobre dichos sistemas de irrigación véase López García, 2012.
262
e otro dos caydos alindan con casas que fueron de Baltasar El Pin e con una calleja entre la muralla
y la calle real.” (AHPG, Apeo de Tolox, Libro de Población, Libro 6800, fol. 516-517 ed. López García,
ep). todas (las casas) yncorporadas unas con otras tienen tres cuerpos encaramados alindan con la
yglesia y con casas que fueron de Hernando Moguager y con el muro questa junto a el alcaçava (AHPG,
Libro de Poblaciones, Apeo de Tolox, Libro 6800, fol. 436v, ed. López García. ep). A Alonso Ruiz de
Molina vezino de Luçena poblador de una suerte sin ventaja cupole la casa que fue de Alonso Maymon
en el arrabal que tiene un cuerpo quemado alinda con el osario de los moriscos (AHPG, Libro de
Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol.420r, ed. López García, ep).
263
Tolox poseía una comunidad importante como lo demuestra las trescientas viviendas moriscas y las
treinta pertenecientes a cristianos viejos que existían antes del alzamiento. Solo es superada, en la
comarca, por Casarabonela. El número de viviendas era elevado y los apeadores distinguen entre la villa
vieja y el arrabal. En la primera se van a contabilizar ciento veinte casas, y en el arrabal alrededor de
ciento cinco, más unas quince casas y solares en estado ruinoso.
264
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998.
265
otro junto a la alcarria de Oznar. (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 208) en el camino que
ba a Alpuxata, y los dos dentro de la alcaría vieja (Ibídem, p. 217). Otro en la alcaría de Moznar
(Ibídem, p. 218), ba derecho por la loma en la mano hasta Ysnealcocaybit, que era alcarria vieja
(Ibídem, p. 265), derecho por la desmería de la alcaria de Pereira (Ibídem, p. 265).
261
96
rurales donde se hallaban, cuyos nombres se han mantenido, en la mayoría de los casos,
dentro de la microtoponimia local. Además menciona demarcaciones, así como
molinos, tierras de regadío y secano, sus propietarios, topónimos de origen árabe etc.
Aunque también hay que reseñar que Urbano no aborda la estructura territorial
propiamente dicha, por lo que según nuestra opinión, faltaría un exhaustivo trabajo de
campo que aportara más información para el conocimiento del territorio. Este Apeo
posee un gran interés para nuestro trabajo ya que la villa de Monda es limítrofe con la
de Guaro y Coín, por lo tanto, contribuye al conocimiento de la estructura territorial de
la comarca en el siglo XVI, aproximándonos al último período del Medievo en la zona.
El libro de Apeo y Repartimiento de Guaro es, dentro de esta variedad documental,
uno de los más importantes para la elaboración de este trabajo debido a que sobre él se
ha realizado un minucioso trabajo de campo en que se han ubicado sobre el terreno y en
cartografía, la mayoría de los pagos de cultivos, fuentes, pozos y caminos. También se
incluye una pormenorizada descripción de las zonas rurales, especialmente de río
Grande, así como de los sectores de cultivos que se repartieron. Es importante para
rastrear la antigua estructura territorial nazarí, constatándose que diversos partidos
rurales en la Subcuenca como Valenciaga, Villalva, Cuenca y Carranque, estuvieron
poblados por moriscos guareños hasta su expulsión definitiva en 1571 y, que por lo
tanto, podría tratarse de un territorio que, aunque ya a finales del siglo XV perteneciera
a Coín, podría haber estado incluido en época nazarí en la alquería de Guaro. Hasta
ahora se mantenía la hipótesis de que de dichos partidos rurales se habían expulsado a la
población islámica en 1485, y no fueron repoblados por los castellanos hasta bien
entrado el siglo XVI266.
Sobre la estructura urbana de la villa de Guaro, ofrece una información interesante
mencionando una torre-alquería267 de probable origen medieval, además de una serie de
266
Esta opinión fue mantenida por el investigador local García Guillén que en su tesis doctoral “Coín y el
Corregimiento de las Cuatro Villas de la Hoya de Málaga”, dice: tras analizar la visita inquisitorial
realizadas a las tierras malagueñas en 1560, entre los delitos inculpados a los vecinos de esta localidad
no aparece ninguno de islamización, lo cual apoyaría nuestra tesis de que Coín quedo libre de población
morisca (García Guillén, 2009, p. 78). Seguramente se referiría al casco urbano donde la presencia de
moriscos residentes fue prácticamente nula.
267
La dicha villa (de Guaro) tiene una torre la cual es de don Francisco Tello de Araso vecino de Coin
que tiene hacienda en la dicha villa de Guaro y a temporadas recibe en ella y aunque la dicha torre no es
más grande es eficaz ante necesidad se pueden recoxer los vecinos [...]. Havia en la villa de Guaro ciento
y setenta casas de los dichos Moriscos (AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol.
042, 1571).
97
viviendas que indican que ya al final del siglo XVI se trataba de una “aldea” de poca
relevancia, que se mantuvo como poblamiento mudéjar y posteriormente morisco.
Sin embargo, resulta llamativo cómo, en dicho Apeo, no se hace ninguna alusión al
yacimiento de la Alcaria de Guaro, en el partido rural que actualmente conserva el
nombre de la Alquería. Nuestra hipótesis es que en el siglo XVI no existía como distrito
rural con este nombre y que el topónimo, conservado entre el campesinado castellano,
fue fijado en época posterior. Probablemente, dicha alquería fuera abandonada en un
momento indeterminado del siglo XV, dentro del período nazarí, no quedando reflejo
en las fuentes escritas castellanas.
Sobre el yacimiento de Guaro Viejo se realizan diversas menciones en el texto
aunque solo como punto de referencia para deslindar unas tierras de secano y sin
aportarnos ningún tipo de información adicional. Se ubica en el partido rural que el
Apeo denomina Padules (entre los términos municipales de Coín y Guaro) y cuya
toponimia subsiste en la actualidad como Paulé268.
Son interesantes las aportaciones que se efectúan sobre la hidráulica de río Grande,
especialmente al constatar la existencia de una serie de pagos de tierras de riego además
de mencionar una notable red de acequias, como mínimo existentes ya en el siglo XVI,
aunque es muy probable que su origen sea anterior269.
Por último, mencionar el Libro de Apeo y Repartimiento de Yunquera270, del cual
tampoco se ha realizado ningún trabajo específico. Solo es destacable la obra de
Cabrillana Ciézar, Moros y cristianos en Yunquera (Málaga)271, en que se efectúa, en
su capítulo VI, un resumen muy escueto del dicho libro272.
268
Las quatro suertes le cupo sucesibe de la tercera en el dicho donadío de Padules, que se hizo de rio a
monte cortando por el camino que ba de Guaro para Coin en tierras que heran de Francisco Darmaqae,
é Lorenzo Ragill vezinos de Guaro, linda con la cabecera Alta pasada la alcaria é lomas hazia rio
Grande (AHPGR, Libro de Poblaciones, Apeos de Guaro, Libro 6716, fols. 083 y 083v, 1571).
269
Entre otros datos, indica la cantidad de tierras de riego: Tierras de riego junto al rio Grande treinta y
siete fanegas y quatro zelemines y medio .También menciona una serie de pagos con sus respectivas
acequias: que es el pago de Mezquitilla, cortando desde el Rio Grande hasta la acequia de riego e suerte
de las tierras de secano. (AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fols. 064 y 130v,
1571).
270
AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Yunquera, Libro 6809, 1571.
271
Cabrillana Ciézar, 1994.
272
Se trata de una obra que recoge la historia de Yunquera desde finales del siglo XV hasta el siglo XVII.
En el capítulo VI trata el tema del apeo, abarcando desde la página 117 a la 124. Realiza un extracto de
aquellos aspectos que él consideró más importantes: número de repobladores, lugar de origen, tierras de
98
A modo de conclusión, podemos afirmar que para la actual provincia de Málaga los
libros de repartimiento de finales del siglo XV están transcritos prácticamente en su
totalidad. Sin embargo, a pesar del esfuerzo que se está realizando (especialmente por la
Universidad de Málaga) para la edición de las series de estos libros de su jurisdicción
provincial, sorprende comprobar como todavía falta mucho trabajo por hacer. Se echan
de menos estudios en que se comparen la antigua estructura territorial de origen nazarí y
la nueva, generada por la conquista castellana. También son escasos los trabajos sobre
toponimia que aporten información sobre el territorio y, por lo tanto, faciliten su
reconstrucción273. Hay que tener en cuenta que la mayoría de estas transcripciones y
estudios tienen una antigüedad de entre treinta y cuarenta años, abordándose su estudio
con una metodología que apenas profundizan en la dimensión espacial y territorial.
Con referencia a los libros de apeo y repartimiento de 1572, la situación es, si cabe,
mucho más difusa, por no existir ningún tipo de coordinación entre los diferentes
investigadores que están trabajando en la temática. Además, como hemos visto
anteriormente, faltan aún la mayoría de estos libros por transcribir y estudiar, por lo que
queda todavía mucho trabajo por hacer.
4.2.4.- Crónicas oficiales
Coincidiendo con el período cronológico comprendido entre los siglos XIII, XIV, XV
y primeras décadas del XVI, se redactaron diversas crónicas que recogen
acontecimientos relacionados con los monarcas castellanos o con personajes cercanos a
su entorno en que los relatos fueron, en buena parte, contemporáneos a los hechos
narrados y con una clara intención propagandística y loatoria ya que, generalmente,
dichos autores estaban relacionados con la corte o con determinadas casas nobiliarias.
Dentro de las crónicas, y de acuerdo con la información recogida relacionada con
nuestra temática y con la zona objeto de estudio, hemos escogido las Crónicas de Juan
II274, Alonso de Palencia275, Andrés Bernáldez276, Pérez de Pulgar277 y el anónimo
relacionado con los hechos del Marqués de Cádiz278.
cultivo y bienes inmuebles a repartir, calidad de dichos bienes etc. No se recoge ningún apartado en que
figure la transcripción.
273
Es interesante el estado de la cuestión que realiza Martínez Enamorado en Repartimientos Castellanos
del occidente granadino (Martínez Enamorado, 2010, pp.173-185) donde recalca la falta de estudios
sistemáticos sobre estas fuentes en el antiguo obispado de Málaga.
274
Crónicas de Juan II, 1420-1434, ed. García de Santa María, y 1982, ed. Carriazo Arroquia.
275
Palencia, 1998.
276
Bernáldez, 1870.
99
Dos son los asuntos que nos interesan. El primero está relacionado con las algaras o
cabalgadas que los castellanos efectuaban periódicamente sobre la Algarbía malagueña
desde sus bases de vanguardia de Teba, Ardales y Antequera. Son interesantes porque
muestran el continuo desgaste a que estaba sometido el territorio rural, pudiendo ser este
el motivo por el cual se produjo una reestructuración territorial, ya durante el siglo XV,
que obligó a que la población de estos pequeños predios se concentren en las “villas”
fortificadas, únicos lugares que garantizaban una defensa eficaz frente a los ataques
castellanos. Muchos son los ejemplos de estas incursiones, pero nos quedamos con
aquella cabalgada protagonizada por el marqués de Cádiz en 1480 que penetran en
profundidad en la Algarbía:
E tomaron su camino de Málaga para fazer su tala. E talaron la çibdad así
de panes como de huertas y oliuares y vinnas e todo quanto pudieron alcançar
allende della; e a Cártama, e a Campanillas e a Churriana e a Pupiana e a
Laulyn e a Coyn e a Fadala e Benamaquís e Monda e Tolox, e a todo el valle de
Santa María, e a Guaro e a Caçarabonela e Álora279
El segundo, es la guerra de finales del siglo XV que culmina con la conquista del
emirato nazarí. En las diversas versiones dada por los cronista se narra la toma de las
villas más importantes de la comarca, e incluso, como en el caso de Benamaquís, se
mencionan los recintos murarios que poseían lo que es de gran ayuda para su
clasificación dentro de la jerarquía territorial: é así murieron más de cien moros por
armas, fechos pedazos, é quedo tomada la villa é fortaleza280. También Bernáldez añade
alguna información sobre el entorno de Coín en fechas muy próximas a su conquista:
Conoscio que la villa de Coín era mayor (que la de Cártama), e la
disposición de las tierras era más fuerte, porque toda estaba rodeada de cuestas
grandes é de ramblas é de huertas e lugares é acequias é pasos que la
fortificaban281
277
Pérez de Pulgar, 1780.
Historia de los hechos del marqués de Cádiz, 2003, ed. Carriazo Rubio.
279
Ibídem, p. 233.
280
Bernáldez, 1870, Cap. LXXV, p. 71.
281
Pérez de Pulgar, 1780, p. 244.
278
100
Tabla 4.I-Fuentes documentales castellanas más relevantes de los siglos XV y XVI relacionadas con la Algarbía malagueña
Archivo u obra. Fecha de redacción
Documentos
publicación
AMM: 1485
Repartimientos:
Coín
o
Signatura
Información aportada
Coín: fols. 36-40v
Toponimia generalmente castellanizada.
Descripciones
urbanas.
Escasa
información del antiguo entorno rural
nazarí. Ordenación del nuevo territorio
por los castellanos.
Monda: fols. 36-40v
Monda
Alozaina: fols. 242-254
Alozaina
Cártama: fols. 266-290v
Cártama
AGS: 1487-1491
Reales Cédulas
Registro del Sello:
Ordenación del nuevo territorio por los
castellanos. Mención de algunos
elementos defensivos de origen andalusí.
Concepción de mercedes a determinados
nobles.
Leg. 148506,12: 1485
Leg. 147710,87: 1487
Leg.148803,177: 1488
Leg.149004,50:1490
Leg.1490103,18:1491
Leg. 149103,540:1491
AMM: 1490-1497
Repartimientos de
Málaga.
Algunos
folios de interés
sobre
diversos
municipios de la
provincia
.Coín: fols. 11, 72, 82v,
335, 510, 760...
.Alozaina:fols.200,
307, 462...
216v,
Información fragmentaria sobre las villas
de la Algarbía malagueña. Repartimiento
de propiedades entre los repobladores.
Toponimia castellanizada. Caminería.
.Guaro:fols.80v, 81v, 130,
202...
.Monda: fols.256,
757, 761...
713,
.Tolox: fols. 11, 203v,
325v,677, 683 ...
.Yunquera: fols. 111, 200,
449, 813...
AMM: 1491
Repartimientos de
Málaga:
“Bona
vacantia” de bienes
abandonados por la
población andalusí
en Monda y Guaro
Fols: 763-767
Abundante toponimia de origen áraboandalusí relacionada con diversos pagos
rurales.
101
Segunda mitad XV y primeras décadas
XVI.
Crónicas oficiales.
Relatos loatorios
.Guerra de Granada
.Crónicas de Juan II
-Alonso de Palencia.
.Crónicas de los R.C
Acciones bélicas contra el reino
granadino. Descripciones muy someras
de
determinadas
villas
nazaríes.
Toponimia generalmente castellanizada.
-Pérez de Guzmán
.Historia de los R.C
-Pérez de Pulgar
.Historia de los hechos del
marqués de Cádiz
-Andrés Bernáldez
-Anónimo
AHN, Nobleza, Fernán Núñez: 14981586
Documentación
diversa
C.222, D.17
C. 954, D.1
Censos,
ventas,
arrendamientos,
donaciones y cartas de poder. Abundante
toponimia rural castellanizada.
C. 1042, D.1-7
C.1016, D.3...
ACM: 1537
Pleito
Legajo 4, nº 36
Descripción detallada antiguos límites de
la alquería de Pereila (Coín). Toponimia
castellanizada. Sistemas de acequias.
Descripción de cultivos andalusíes,
mudéjares y moriscos.
AHPG: 1571
Apeo
y
Repartimiento
de
Monda,
Guaro,
Tolox y Yunquera.
Monda, Libro: 6740
Toponimia generalmente castellanizada,
aunque la de origen árabo-andalusí más
frecuente que en los de 1492.
Descripciones urbanas y de los entornos
rurales
morisco-castellanos
más
abundantes y minuciosos.
Guaro, Libro: 6716
Tolox, Libro 6801
Yunquera, Libro 6809
AHPM: 1504-1572
Protocolos
Notariales:
P-6552: 1504-1521
P-6598: 1551
Coín, Alozaina
Yunquera.
Toponimia rural y urbana, caminería,
pleitos de lindes, algunas referencias a
toponimia andalusí.
y
P-6548: 1553
P-6553: 1560
P-6549: 1562
P-6554: 1564
P-6555: 1568
P-5492: 1572
AMM: 1580
Libro
Composiciones
Tierras
de
de
Fols: 153
Limites del lugar de Pereila (Coín) y del
pago de Jorox (Alozaina)
102
4.2.5.-Bibliografía basada en las fuentes castellanas de los siglos XV y XVI.
Problemática que plantea
La utilización de las fuentes documentales de origen castellana para el estudio de las
transformaciones en el ámbito rural en los últimos años del periodo nazarí y tras la
conquista cristiana, gozan de una importante tradición y plantean un problema
metodológico al estudiarse los últimos decenios de una sociedad, en este caso la nazarí,
desde una visión muy parcial y sesgada en algunos puntos [...] en que se ha llegado a
estudiar una sociedad a través sólo de referencias escritas por los autores de su
destrucción282.
Dicha abundancia de documentación castellana, ha facilitado la realización de
estudios, tanto locales como regionales, contando con una nómina de investigadores
amplia, de los cuales no pretendemos realizar una revisión exhaustiva y solo
destacaremos aquellos trabajos que consideramos más significativos.
Abarcando el occidente del antiguo obispado de Málaga esta la obra de López de
Coca Castañer, La tierra de Málaga a fines del siglo XV283, con un estudio tanto
económico, como social y territorial, basado en los libros de repartimiento y, en menor
medida, en reales cédulas y documentación diversa de finales del siglo XV. Acién
Almansa también realizó una investigación similar aunque centrada en el ámbito de la
serranía de Ronda284. Malpica Cuello utiliza con asiduidad estos recursos documentales,
tanto a nivel epistemológico, como en estudios concretos como el de la alquería de
Turillas285 o del territorio de Loja286. Trillo San José emplea también las fuentes
castellanas de finales del siglo XV y principios del XVI, además de documentación de
origen nazarí, para una temática recurrente de la alquería y su territorio 287. Tomando
como base los bienes habices de algunas mezquitas y, en menor medida, los libros de
apeo y repartimiento, Espinar Moreno analiza el poblamiento y su estructura en el valle
de Lecrín (Granada)288 en que también utiliza de forma asidua este recurso documental.
Dentro de la Algarbía malagueña, comarca objeto de nuestro estudio, destaca la figura
de Martínez Enamorado con una serie de obras, algunas que abarcan todo el ámbito
282
Malpica Cuello, 1990, pp. 126-127.
López de Coca, 1977.
284
Acién Almansa, 1977.
285
Malpica Cuello 1984.
286
Malpica Cuello, 2001.
287
Trillo San José, 2006a.
288
Espinar Moreno, 2009.
283
103
provincial289, y otras centradas en Dakwān y su entorno290, en que utiliza tanto fuentes
documentales, como arqueológicas. Digno de destacar por el minucioso trabajo
realizado, es el estudio que efectuó sobre Torrox, localidad situada en la Axarquía
malagueña, en que realiza una reconstrucción retrospectiva de los últimos años de la
sociedad nazarí 291. También de este autor y de Gómez Armada, es el reciente trabajo
sobre Casarabonela basado en su Libro de Repartimiento de 1572292. López García y el
autor de esta tesis, son dos investigadores que también han centrado sus estudios sobre
la Algarbía. El primero efectuó un trabajo sobre la hidráulica de origen andalusí en
Tolox293 en que utiliza el Apeo y Repartimiento de 1572, junto con diversos protocolos
notariales. Por lo que respecta a mi labor he tratado la temática de los espacios irrigados
y del poblamiento en los pagos de Jorox (Alozaina)294, Alpujata (Monda)295 y Pereila
(Coín)296. Peinado Santaella en sus investigaciones sobre dos alquerías de la Vega
granadina, Chauchina y el Jau, también se vale de documentación castellana, algunos de
ellos romanceadas y con un contenido vinculado con el poblamiento, el paisaje agrario y
la propiedad297.
4.2.6.-Fuentes documentales de origen árabe
Las fuentes documentales en lengua árabe que hacen referencia al período andalusí
en la comarca tratan, básicamente, dos temáticas recurrentes y que son la fitna hafsūní y
la frontera. Recogen noticias que van desde el siglo X, hasta 1485, en que se produce la
toma de Coín y la posterior caída de toda la Algarbía malagueña. A diferencia de las
fuentes castellanas, solamente se describen hechos relacionados con el poder: campañas
militares contra los partidarios de Bobastro, fundación de fortalezas, campaña de Abū
Yūsuf, emir almohade, contra diversos castillos de la Algarbía, las vicisitudes del emir
nazarí Muhammad V en su viaje de exilio al Magreb y su posterior vuelta y
recuperación del trono. También las tensiones militares en la frontera castellano-nazarí
ocupan un lugar destacado, junto con algunos hechos de los momentos finales de la
guerra de Granada. Por último, Ibn ‘Askar transmite una información de tipo literaria
289
Martínez Enamorado, 2003a.
Martínez Enamorado, 2003b.
291
Martínez Enamorado, 2006b.
292
Repartimiento de los bienes de los moriscos de Casarabonela, ed. Gómez Armada y Martínez
Enamorado, 2014.
293
López García, 2012.
294
Ordóñez Frías, 2013a.
295
Ordóñez Frías, 2014b.
296
Ordóñez Frías, 2016.
297
Peinado Santaella, 1996-1997.
290
104
sobre la captura de peces en Dakwān, único hecho anecdótico, aunque no por ello
carente de importancia. Como podremos apreciar el mundo rural pasa totalmente
inadvertido para estos cronistas, literatos, hombres de estado y viajeros musulmanes.
Tabla 4.II-Terminología de las fuentes árabo-andalusíes aplicada a la subcuenca de río Grande298
Autor
y
(Cronología)
Fuente
Ibn Hayyān, Muqtabis
III (s. XI)
‘Arīb, Crónica (s. X)
Cronología de
acontecimientos
los
S. X (897)
S. X (308/921-922)
Grafía
del
topónimo
Terminología
Descripción del
hecho
Topónimos
asociados
‫دكوان‬
mahalla
Itinerario de las
tropas
leales
contra el flanco
occidental
de
Bobastro
Fuengirola/Suhayl
Fundación de la
fortaleza
de
Coín por Ibn
Antuluh
Fahs Qartama
‫ذكوان‬
ḥiṣn
qaštruh
Ibn Hayyān, Muqtabis
V (siglo XI)
Casarabonela/Qasr
Bunayra
Wādī Banī ‘Abd alRahmān
al-Maydāt
Ibn ‘Idārī, Bayān (s.
XIV)
Ibn ‘Askar/Ibn Jamīs,
A‘lām Mālaqa (s. XIII)
S. XII (primera mitad)
‫ذكوان‬
qarya (2 veces)
Anécdota
literaria
Málaga/Mālaqa
Ibn Abī Zar‘, Rawd alqirtās (s. XIV)
S. XIII (682/1283)
‫ذكوان‬
ḥiṣn
Conquista
de
varias fortalezas
del Occidente
malacitano por
parte del emir
almohade Abū
Yūsuf
Cártama/Qartama,
Fuengirola/Suhayl
Málaga/Mālaqa
Ibn Abī Zar‘, Rawd alqirtās
S. XIII (684/1285)
‫ذكوان‬
ḥiṣn
Instalación de
Abū
Zayyān
Mindīl con su
destacamento en
los alrededores
de Coín
Málaga/Mālaqa
S. XIV (735/1334)
‫ذكوان‬
___
Ejercicio
del
cadiazgo
por
Muhammad ibn
Manzūr a raíz
de una fetua
Garbī Mālaqa
al-Nāsirī, al-Istiqsā
Al-Wanšarīsī,
al-mu‘rib
298
Mi‘yār
Teba/Atība
Información proporcionada por Martínez Enamorado
105
sobre
el
divorcio
planteada
a
partir de la
conquista
de
Teba (1330)
Dikr (s. XIV)
S. XIV (---)
‫ذكوان‬
ḥiṣn y/o madīna
Descripción de
Rayya
Fortalezas de la
antigua cora de
Rayya
Ibn Battūta, Tuhfat alnuzzār (mediados S.
XIV)
S. XIV (751/1351)
‫ذكوان‬
ḥiṣn
Cita
de
la
localidad en su
periplo
Málaga/Mālaqa
Ibn al-Jatīb, Ihāta
S. XIV (761/1359)
‫ذكوان‬
___
Itinerario
que
llevó al sultán
Muhammad V a
su primer exilio
magrebí
Antequera/Antaqīra
Marbella/Marballa
Ibn al-Jatīb, Nufāda
S. XIV (763/1362)
‫ذكوان‬
ḥiṣn
Recuperación
del trono de
Muhammad V
con la conquista
de fortalezas del
Occidente
malagueño
Cártama/Qartama
Ronda/Runda
Tolox/Tuluš
Mijas
con
Osunilla/Miŷīš y alMunšāt
Yunquera/Unkira
Ibn al-Jatīb, Rayhāna
S. XIV
circa)
Ibn al-Jatīb, Mi‘yār alijtiyār
S. XIV (---)
Ibn ‘Āsim, Ŷanna
s. XIV
1446)
(766/1364,
(849/1445-
‫ذكوان‬
qā‘ida
Nombramiento
como
comandante de
los voluntarios
de la fe de Idrīs
ibn ‘Utmān ibn
Abī l-‘Ulā para
los distritos del
Occidente
granadino
Al-Garbiyya
Ronda/Runda
Málaga/Mālaqa
‫ذكوان‬
___
Descripción de
ciudades
andalusíes
y
magrebíes
Un
grupo
importante
de
ciudades granadinas
(Cártama, Málaga,
Fuengirola,
Ronda…)
‫ذكوان‬
qiyām
Revuelta contra
Muhammad IX
al-Aysar,
al-Garbiyya
Ronda/Runda
Málaga/Mālaqa
106
Nubdat al-‘asr
S. XV (890/1485)
‫دكوين‬
ḥiṣn
Conquista
castellana
Coín
de
Al-Garbiyya
Andalus
al-
Cártama/Qartama
Maqqarī, Nafh
S. XV (890/1485)
‫ذكوان‬
ḥiṣn
Conquista
castellana
Coín
Al-Garbiyya
de
Málaga/Mālaqa
Ronda/Runda
4.3.- Fuentes arqueológicas: excavaciones y prospecciones
Los estudios relacionados con el registro arqueológico andalusí cuentan en la
comarca con un escaso número de excavaciones y prospecciones. Si acaso, dichas
actividades, se han realizado en el marco de intervenciones de urgencia o en vigilancias
arqueológicas relacionadas con movimientos de tierra causadas por obras de
infraestructuras y no en planes generales de investigación.
Dentro de las prospecciones podemos destacar las realizadas por la Universidad de
Málaga (UMA) en la zona, dentro del proyecto general de investigación: Territorio y
Poblamiento Humano en Río Grande: prehistoria y protohistoria, que comenzó en el
año 2001. Ello ha dado como resultado que se hayan descubierto determinados
yacimientos de época medieval. Pero estos hallazgos se han producido en el marco de
dicho proyecto, sin que estén vinculados con la elaboración de un trabajo general de
investigación sobre el registro arqueológico andalusí en la zona.
Incluido en este proyecto se efectuó en el 2003 una intervención arqueológica en los
Villares de Algane299 que tenía como objetivo descubrir unas estructuras siliformes
relacionadas con el período Calcolítico. Sin embargo, en los estratos superiores sobre
los silos, se observó parte de la maqbara que probablemente perteneciera al yacimiento
andalusí de dicho nombre. Se trata de enterramientos sin ningún tipo de ajuar, con
tumbas escalonadas sobre el terreno pizarroso, acondicionadas en someras oquedades
con los cadáveres en posición extendida y orientados hacia el SE.
Otras intervenciones realizadas en la zona corresponden a la que efectuaron los
arqueólogos Martín Ruiz y Pérez Malumbres-Landa, por un lado, y Recio Ruiz, por
299
Márquez Romero y Fernández Ruiz, 2002, p. 309.
107
otro. Los dos primeros llevaron a cabo una prospección superficial de urgencia realizada
en 1995 en la zona de sierra Gorda en término de Alhaurín el Grande, con el hallazgo y
catalogación de una serie de yacimientos. El segundo, cuyo informe está en la
actualidad inédito, aunque se puede consultar en la Diputación Provincial de Málaga,
también efectuó un estudio arqueológico derivado de una prospección superficial para la
elaboración del catalogo de yacimientos arqueológicos de Alhaurín en el marco del
proyecto de confección del PGOU de la localidad. Hay que tener en cuenta que aunque
Alhaurin el Grande no la hayamas incluido en este trabajo, las zonas de prospección
antes citadas, se encuentran limítrofes con el término municipal de Coín.
La excavación realizada en el cerro del Aljibe (Coín) en 1998300, se enmarcan dentro
de las actividades que realizó la Casa de Oficios Cerro del Aljibe I. Dicha excavación
dio como resultado la aparición de niveles medievales, pero sin determinarse una
estratigrafía clara que aportara un registro arqueológico preciso, ya que la mayoría del
material cerámico que apareció estaba vinculado con niveles de relleno, aunque como el
mismo informe arqueológico aclara, el registro arqueológico medieval fue
predominante: Queda por determinar la importancia de las ocupaciones sucesivas, sin
duda, la medieval resulta de mayor peso de lo que en un principio habíamos
valorado301.
Igualmente, en el partido rural de la Zayaga del término municipal de Coín, se
efectuó una intervención de urgencia por la Consejería de Obras Públicas hallándose
una pequeña maqbara de época emiral302 en que se registraron siete tumbas y un escaso
material cerámico.
Se debe destacar, también, la excavación de urgencia ejecutada en 1990 por Acién
Almansa y Rambla Torralbo en el castillo de Monda303, y en la alquería que existió
asociada a él, revelando la estructura de este ḥiṣn, además de proporcionar una
colección cerámica interesante. Igualmente el investigador que realiza este trabajo de
tesis, también desarrolló en el 2012 una actividad arqueológica sobre el material
cerámico que se extrajo de la excavación de 1990, y que dio como resultado una
300
Fernández Ruiz, 2000.
Ibídem, p. 581.
302
Martín Ruiz y Pérez Malumbres-Landa, 2000.
303
Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1990.
301
108
publicación centrada en las tipologías cerámicas de la alquería y su probable datación
cronológica304.
Asimismo, en el núcleo urbano de Alozaina, también se produjo en el año 2004 una
actividad arqueológica de urgencia en el entorno de la Torre de María Sagredo305. Dicha
excavación aportó un número muy escaso de cerámica medieval en estratos de material
revuelto, difíciles de datar.
También, apenas a dos kilómetros de Alozaina y en dirección a Casarabonela, se
encuentra el yacimiento de los Hoyos de los Peñones. Puertas Tricas306 estudio este
conjunto constituido por una necrópolis con tumbas excavadas en la roca, un espacio
residencial poco definido por este investigador, y una ermita que fue sometida a un
proceso de excavación. Cronologicamente se enmarca dentro de los siglos IX y X,
asociándose con grupos mozárabes.
Pero la intervención arqueológica más importante se está realizando, en la
actualidad, en el municipio de Cártama no incluido en la Subcuenca aunque limítrofe
con esta. Las excavaciones comenzaron en el año 2005, siendo su director el arqueólogo
Francisco Melero y se han prolongado hasta nuestros días. Su importancia viene dada
porque se excavaron una serie de pozos, utilizados como vertederos, con secuencias
estratigráficas cerradas y con una cronología que va desde la época emiral a la nazarí.
Cártama constituía ya desdes los silos XIV-XV una pequeña medina con características
similares a Dakwān y a una distancia de esta última de tan solo doce kilómetros.
Por último, mencionar la actividad arqueológica puntual denominada “Prospección
arqueológica superficial con recogida de materiales en la subcuenca de río Grande”307.
Constituye una pieza clave para este trabajo de investigación que ha permitido la
localización de la mayoría de los yacimientos vinculados con el Medievo así como un
conocimiento territorial en profundidad de la comarca. Se ha desarrollado durante los
años 2015 y 2016 y en ella ha participado un equipo interdisciplinar formado por
arqueólogos, medievalistas, geólogos, entre otros especialistas. Es, por lo tanto, una
actividad pionera en la comarca equiparable a la que comenzara la Universidad de
304
Ordóñez Frías, 2014a.
Recio Ruiz, 2004.
306
Puertas Tricas, 1982.
307
Fue aprobada por la Delegación de Cultura de la Junta Andalucía en Málaga con expediente AA. nº
39/14.
305
109
Málaga
en el año 2001, sobre la prehistoria y protohistoria308 en la misma área
territorial salvando las diferencias, tanto en recursos humanos, como económicos, entre
ambas actividades arqueológicas. Su dirección se llevo a cabo por el investigador que
realiza esta tesis.
Por lo que se puede apreciar las excavaciones arqueológicas, junto con las
prospecciones superficiales relacionadas con la cultura andalusí en la zona, son escasas.
Esto puede ser debido al poco interés que la mayoría de los investigadores muestran por
este período histórico y al desconocimiento que existe sobre esta comarca. Hasta tal
punto es así que Miquel Barceló en la obra El agua que no duerme309 al enumerar la red
de huertas que jalonan al-Andalus, no menciona la antigua comarca nazarí de la
Algarbía en dicha red, y sin embargo sí lo hace con la Axarquía malagueña. Muy
recientemente en la web “Arqueología Medieval.com” en su sección “Artículos”, se
hace alusión a los regadíos andalusíes:
La huerta de Valencia, la huerta de Murcia y la vega de Granada son las tres
redes o espacios hidráulicos históricos más grandes conocidos y característicos
de las llamadas grandes huertas de la Península Ibérica310
Igual ocurre con otros medievalistas como es el caso de Malpica Cuello que en su
reciente publicación titulada: Las últimas tierras de al-Andalus. Paisaje y poblamiento
del reino nazarí de Granada311, no se incluye la Algarbía malagueña, ni tan siquiera se
menciona a Dakwān.
En la actualidad, un reducido número de investigadores están realizando una serie de
trabajos, tanto en arqueología del paisaje, como en el aspecto documental, sobre el
territorio de la subcuenca de río Grande concretando en el registro arqueológico
andalusí. Entre estos investigadores destacar a Esteban López García, Antonio Ordóñez
Frías, y algunos otros ya consagrados como son Virgilio Martínez Enamorado,
Francisco Melero García o Félix Retamero, este último vinculado a la Universidad de
Barcelona.
308
“Territorio y poblamiento humano en Río Grande”. Comenzó en el año 2001 y actualmente sigue en
curso.
309
Barceló Perelló, 1996b, p. 15.
310
Esquilache Martí, 2011, p. 1.
311
Malpica Cuello, 2014.
110
5. LOS ESPACIOS DE IRRIGACIÓN DE ORIGEN ANDALUSÍ EN LA
SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. SU IMPORTANCIA EN LA
ESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL
5.1.-Introducción
La gran expansión del islam en el siglo VII, aglutinó bajo una misma religión
amplios territorios que iban desde el NO de la India, hasta el N de África y la península
Ibérica. Esta unificación religiosa favoreció los flujos migratorios e impulsaron el
intercambio de técnicas y conocimientos. Una de estas innovaciones técnicoeconómicas fue la introducción de la agricultura de irrigación que iba íntimamente
unida a un conglomerado de actuaciones previas a la materialización de los cultivos y
que incluían: la captación del acuífero, canalización y distribución de las aguas,
construcción de las terrazas de cultivos, y la organización y mantenimiento del sistema.
Todo ello también va relacionado con la entrada de una serie de plantas de origen
tropical312 procedentes en su mayoría del Lejano Oriente, tales como la berenjena,
cítricos, algodón, caña de azúcar etc, coincidiendo sus ciclos vegetativos con el verano
del hemisferio N y, por lo tanto, necesitadas de aportaciones hídricas regulares para su
desarrollo.
Pero no solo la irrigación de los campos fue aplicada a plantas de origen tropical,
sino también se utilizó en cultivos mediterráneos tradicionalmente de secano como la
vid, olivo, cereal o leguminosas. Con ello se garantizaba la cosecha anual en caso de
que las precipitaciones fueran escasas y se mejora su rendimiento al recibir aportes
hídricos regulares313.
Es evidente que estos grupos árabo-beréberes cuando entraron en la península Ibérica
ya poseían un bagaje amplio de conocimientos que les había dotado de una experiencia
suficiente para abordar la construcción de estos sistemas de forma eficiente y adaptarse
con facilidad a la versatilidad ecológica que encontraron en al-Andalus314.
También las características de estos campos de cultivos difieren del de la agricultura
tradicional mediterránea debido a que la irrigación permite simultanear diversos cultivos
con ritmos vegetativos diferentes y con necesidades ecológicas también distintas, dando
como resultado una alta productividad. Todo ello deriva en un trabajo intensivo mucho
312
Watson, 1974.
Tenemos constancia documental de tales prácticas ya a finales del siglo XV (ACM, Leg. 4, nº 35, s/f.).
314
Barceló Perelló, 1996.
313
111
más acusado que las tareas propias de las explotaciones de secano. Asimismo, es
necesaria una organización comunal para la construcción, mantenimiento y reparación
de las infraestructuras hidráulicas, así como para el reparto del agua. Dicha
organización, tiene su marco, su esencia, en la tribu y el clan que constituyen la base de
la organización social de los árabes-beréberes a su llegada a España en el siglo VIII315.
Otra de las peculiaridades de estos espacios hidráulicos es que solían poseer unos
límites fijos y escasamente flexibles316, poco propensos a las modificaciones y que
producían modelos sociales que Glick cataloga de “naturaleza ultraestable317”. También
hay que recalcar que generalmente aprovechaban los pequeños cursos existentes318;
manantiales y arroyos de montaña en los cuales no se producían grandes avenidas y eran
fácilmente “domesticables”. Así, tenemos dentro de la subcuenca de río Grande, el
arroyo Alpujata y las fuentes de la Haula y de la Villa para Monda, en el caso de
Yunquera la fuente de la Alfaguara y la surgencia del río Planos, en Tolox el manantial
de la Alfaguara y las aguas de los ríos de los Caballos y Almozara, en Alozaina la
surgencia del río Jorox, y para Coín la fuente de la Reyna y las aguas del río
Nacimiento, quizá este último uno de los más caudalosos pero que también entraría en
la definición de “controlable”, ya que buena parte de su caudal está encauzado de forma
artificial por diversos partidores y desagües que permiten regular las grandes avenidas.
Una cuestión fundamental para nuestro trabajo es que la elección de los campos
irrigados condicionaron la ubicación de espacios residenciales ya que:
los espacios de trabajo son los verdaderos articuladores del territorio, y no
tanto los asentamientos que en ocasiones, y únicos a otros muchos factores, son
una consecuencia de aquellos y no a la inversa319
Por lo tanto, saber con precisión donde están estas zonas productivas y sus
dimensiones, nos ayudarán de forma notable al establecimiento de la estructura
territorial en la comarca y a aproximarnos a la carga poblacional que podían soportar.
Estos espacios residenciales, con mucha frecuencia, estaban situados por encima de la
línea de rigidez del sistema hidráulico o acequia principal de distribución y sin ocupar
315
Guichard, 1995, p. 50.
Barceló Perelló, 1989, p. XXVII.
317
Glick, 1988, p. XXVII.
318
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 38.
319
Martín Civantos et alii, 2014, pp. 201-232.
316
112
espacios cultivables. La razón de este emplazamiento es no interferir en el desarrollo y
fluidez del sistema hidráulico320.
La construcción de las zonas de trabajo vino precedida de un reconocimiento de los
recursos potenciales del territorio, además de valorar la adecuación de estos a las
necesidades del grupo321. No podía ser de otra manera ya que se ponía en juego una
gran cantidad de trabajo el cual, antes de invertirlo, habría de tener unas mínimas
garantías de ser rentabilizado. Por lo tanto, era necesaria la realización de un diseño
previo con un análisis detallado de la topografía. Las dimenciones de las zonas de
trabajo estaban supeditadas al volumen del caudal y al tamaño del grupo colonizador
siendo necesaria la gravedad para el riego, lo que impide que él área de cultivo esté a
una cota superior a la del acuífero. La creación de estas terrazas, en concreto en la
comarca objeto de nuestro estudio,
estuvo mayoritariamente condicionada por la
orografía y por el punto de captación del acuífero. Así en un estudio sobre los sistemas
de riego de origen andalusí en Monda se especifíca:
Para mi punto de vista tuvo una importancia secundaria la búsqueda de una
orientación preferente en la construcción de los sistemas de irrigación
andalusíes, ya que el factor determinante en la elección de su ubicación viene
condicionado por la disponibilidad de surgencias y de espacios para la
construcción de las terrazas más cercanos al suministro hídrico. Así vemos,
como en la subcuenca de río Grande los diversos valles serranos que poseen
una agricultura de regadío de probable origen andalusí, las orientaciones son
variables: Jorox (Alozaina) orientación sureste, río Alfaguara (Tolox) sureste,
Alpujata (Monda) norte, Albuqueria (Coín) noreste, y la Fuente (Coín)
orientación sureste322
¿Cuándo se produjo la generalización de las técnicas de irrigación en al-Andalus? La
mayoría de los especialistas opinan que fue en el siglo X como reflejan determinados
textos árabes. Así Malpica Cuello y Trillo San José basan estas conjeturas en:
320
Barceló Perelló et alii, 1996a, p. 62.
Puy Maeso, 2012, p. 12.
322
Ordóñez Frías, 2014b, p. 185.
321
113
una versión romanceada de al-Rāzī nos describe diferentes núcleos de alAndalus en los que se aprecia como el espacio que los rodea estaba integrado
en sistemas de cultivo irrigado323
Sin embargo, para el caso de la Subcuenca, y desde una perspectiva arqueológica, la
agricultura de irrigación no se generalizó hasta bien entrado el siglo XI324. Más adelante
desarrollaremos esta hipótesis observando como la mayoría del la qaryas de nuevo
cuño, cuyas economías estan vinculadas con esta nueva agricultura, surgen entre los
siglos XI y XII.
Una de las primeras iniciativas en establecer las secuencias de transformación del
regadío andalusí fue realizada por Bazzana y Meleumeester325 en el valle del Ricote
(Murcia) en los años noventa del siglo XX. También Bazzana y Guichard propusieron
la existencia de una hidráulica similar a la magrebí-beréber en la península Ibérica326.
Igualmente, Carboneros (1982 y 1983) efectuó diversos estudios sobre la temática en
Mallorca. Peros los principios de esta metodología, como los conocemos actualmente,
fueron descritos por Barceló Perelló (1989), sistematizados por Kirchner y Navarro
(1994) y actualizados por Glick y Kirchner (2000).
Ya en la primera década del 2000 una serie de investigadores continuaron con esta
misma línea metodológica. Así destacamos a Guinot Rodríguez (2005 y 2008) y
Esquilache Martí (2011), vinculados con la Universidad de Valencia cuyos estudios se
centran en la huerta valenciana, tratando aspectos metodológicos relacionados con la
arqueología hidráulica. También, para las mismas fechas que los autores anteriores, se
encuentran varios investigadores adscritos a la Universidad de Granada como son
Jiménez Puerta (2005), que ha realizado un pormenorizado estudio de los regadíos de
origen andalusí en las tierras de Loja (Granada), Martín Civantos, con sus
investigaciones sobre la misma materia en el marquesado del Zenete (2007), y Malpica
Cuello (1995, 1997 y 2012) que ha tratado la agricultura de irrigación andalusí desde
diversos aspectos ahondando, fundamentalmente, en niveles epistemológicos.
323
Malpica Cuello y Trillo San José, 2002, p. 228. Al-Idrīsī: Nuzhat al mustāq, 1969, p. 199.
Lucie Bolens opina que la “revolución agrícola” en alusión a la expansión de los cultivos de irrigación,
se produce después de la caída del califato (Bolens, 1983).
325
Bazzana y Meleumeester, 1998.
326
Bazzana y Guichard, 1981.
324
114
Por último, dentro de la provincia de Málaga, Retamero (2014) perteneciente a la
Universidad Autónoma de Barcelona está desarrollando trabajos relacionados con la
hidráulica andalusí en Benalauría y Casarabonela. Ya dentro de la subcuenca de río
Grande, hay dos investigadores que están realizando en la actualidad estudios
relacionados con la temática. El primero es López García (2012) con un pormenorizado
trabajo sobre la hidráulica, tanto la de origen andalusí, como la morisca, en el municipio
de Tolox. El segundo es Ordóñez Frías, autor de esta tesis, con sendos artículos sobre
los espacios irrigados de origen andalusí de los pagos rurales de Jorox -Alozaina(2013), Alpujata -Monda- (2014b) y Pereila -Coín- (2016).
Los principios epistemológicos aplicados están relacionados con los preceptos de la
arqueología hidráulica cuya metodología ha sido ya descrita en el apartado de
“Metodología”.
5.2.-La hidráulica en la comarca
Como hemos visto, existe un vínculo directo entre la elección de los asentamientos y
su relación con las estructuras hidráulicas y los campos de trabajo. Es decir, al analizar
el patrón en los espacios residenciales rurales vemos como se produce una evolución
desde los altomedievales, en que la agricultura de irrigación tenía una escasa o nula
importancia, y los bajomedievales, cuando ya la hidráulica adquiere un protagonismo
relevante. Por lo tanto, como hipótesis de partida, pretendemos analizar la formación de
un patrón de asentamiento rural vinculado a los sistemas de regadío que fue
sustituyendo progresivamente al altomedieval, con un diferente aprovechamiento de los
recursos327. Para ello vamos a escoger aquellos espacios hidráulicos que consideremos
más representativos desde el punto de vista de su vinculación con determinados
asentamientos claves en la estructuración territorial de la comarca. Es evidente, que no
se va a tratar toda la hidráulica que consideramos importante dentro de la subcuenca de
río Grande dado que con este material se podría elaborar una o varias tesis doctorales
independientes del presente trabajo. Tampoco pretendemos realizar trabajos
“definitivos” sobre esta temática, dada su enorme complejidad y los escasos datos, tanto
arqueológicos como documentales, que poseemos, por lo que nuestro objetivo es
realizar una aproximación a su estructura y origen, evaluando su importancia como
327
Jiménez Puertas, 2009, p. 61.
115
elemento articulador del territorio y, en un futuro próximo, continuar desgranando su
configuración, para así llegar a una mejor comprensión del mundo rural andalusí.
Los espacios hidráulicos que van a ser objeto de nuestro análisis son los siguientes.
El sistema de Alpujata en Monda, vinculado en un primer momento a la alquería de los
Villares de Alpujata y, probablemente desde el siglo XIV, a la alquería de la Villeta. El
pago de Jorox, asociado a la alquería del mismo nombre. Pereila Alta y Valdeperales,
partidos rurales que estaban integrados dentro de la alquería de Pereila. Los pagos de
Los Llanos y Huertas Viejas Alta, que pertenecería a la alquería de Benamaquis. En
último lugar, Huertas Viejas Baja que relacionamos con la medina de Dakwān.
5.3.-Los sistemas de irrigación de origen andalusí en el pago de Alpujata328
5.3.1.-Introducción
Alpujata329 es un partido rural perteneciente al término municipal de Monda
(Málaga) y distante apenas un kilometro de su centro urbano actual. Su acceso se realiza
por la carretera A-355, dirección Coín-Marbella y en las cercanías del punto kilométrico
dieciocho. El arroyo del mismo nombre nace en la sierra de Alpujata, pequeño macizo
situado entre sierra Blanca, sierra Negra y la sierra de Mijas, en la zona occidental de la
actual provincia de Málaga, formando parte del sector occidental de la cordillera
Penibética andaluza y cuya máxima altura es el pico del Castillejo (1084 m).
El eje primordial sobre el que gira toda la actividad humana tradicional es el agua
del arroyo Alpujata, pequeño cauce de aguas permanentes330, cuya acción erosiva ha
generado una serie de desniveles que han sido aprovechados por el hombre para la
creación de una sucesión de terrazas en las que se ha implantado una rica agricultura de
irrigación, abastecida por este arroyo y por varios manantiales secundarios formando,
todo ello, un entramado de acequias y albercas de distribución.
328
Para el sistema de Alpujata nos hemos basado en un trabajo publicado en la revista “Miscelanea
Medieval Murciana” (Ordóñez Frías, 2014b) que se elaboró en el marco de esta tesis.
329
El topónimo “Alpujata” parece tener una base preindoeuropea alp-/alb, con el significado primario
de altura, ladera, monte... (Martínez Enamorado y Chavarría Vargas, 2010, p. 227).
330
El arroyo mantiene un caudal permanente en su cauce alto, tanto en invierno como en verano. Una vez
que entra en contacto con las calizas a la altura de las huertas de Alpujata, el agua se filtra, salvo en
períodos de abundantes precipitaciones.
116
Con el estudio de los espacios irrigados de Alpujata pretendemos realizar una
aproximación a todo el sistema de riego tradicional, concretando en las estructuras
hidráulicas andalusíes y diferenciándolas de las ampliaciones o creaciones posteriores.
También, y como elemento de importancia, se establecerán los espacios de producción.
Con todo ello se constituirán unas pautas de ocupación territorial en que el
aprovechamiento de los recursos hidráulicos para la agricultura va a tener una
importancia decisiva.
5.3.2.-Modelado del relieve. Hidrología y climatología
Como hemos visto, la sierra de Alpujata es una pequeña formación montañosa con
una serie de valles a sus pies formando un complejo geológico como consecuencia de
las combinaciones de diferentes procesos tectónicos e ígneos que tuvieron lugar durante
la orogénesis alpina331 perteneciendo al denominado Complejo Alpujarride. La mayoría
del macizo lo ocupan las peridotitas, integrándose en el sistema de “Peridotitas de
Ronda” que constituye el mayor afloramiento mundial, tipo orogénesis, de esta roca332.
En las laderas, por debajo de las zonas altas, y a medida que descendemos por el valle
del arroyo, el sustrato ígneo da paso a los gneises y micaesquistos que forman un
cinturón que va desde cerro Pardo de Ojén, pie de monte de Alpujata, extendiéndose por
los partidos rurales de Albuqueria y la Fuente, estos últimos en termino municipal de
Coín. En las zonas bajas el predominio es de las dolomías.
El trazado de la red fluvial es de tipo dendrítico, con afluentes de escasa importancia
destacando, en el cauce alto, el arroyo de los Helechales, el de Guadalmedina y el
Canutillo del Lobo333. En su cauce medio, margen izquierda, el arroyo del Tejar,
permaneciendo este último seco la mayoría del año. Su longitud aproximada es de unos
seis kilómetros desde su nacimiento, en el puerto de los Alcornoques, hasta su
desembocadura en río Seco, ya en término municipal de Guaro y muy cerca del límite
con el término municipal de Coín. Es de destacar como el nombre de este arroyo cambia
dependiendo del sector por donde discurra334. Desde su afloramiento hasta las cercanías
331
Andreo Navarro y Gervilla Linares, Tomo II, 2007, p. 213.
Martín-Hernández, Osete y France, 2010.
333
Estos afluentes vienen recogidos en las actas de la comunidad de regantes de Alpujata, que se redactó
en 1956, incluyéndose en su artículo 3º. Actualmente este documento está en posesión del presidente de
dicha comunidad, siendo cedido una copia de dicho documento a este investigador para su consulta.
334
Glick afirma que: un río que nace en zona de montaña y termina atravesando una llanura, se organiza
hidráulicamente como si fuera otro río distinto. Hasta el nombre del río puede cambiarse, si pasa del
dominio de una tribu al de otra (Glick, 1988, p. 167). Este ejemplo lo podemos aplicar perfectamente al
332
117
de las huertas, se denominaba “arroyo del Marchar”, desde aquí hasta poco antes de
pasar el puente de la carretera Coín-Marbella, se llama arroyo Alpujata, una vez
rebasado este puente y hasta su desembocadura con río Seco, pasa a denominarse arroyo
de Alcazarí335. El cambio de nombres coincide con las diversas transiciones espaciales:
zona de montaña, huertas y la más llana o de campiña. Todo esto nos hace pensar que
los cambios topográficos asociados a nombres distintos de un mismo cauce fluvial
podrían ir relacionados con diferentes grupos tribales que ocuparon el territorio336 en el
período medieval.
A esta zona le corresponde un clima mediterráneo que el “Atlas hidrogeológico de la
provincia de Málaga”337 clasificado como de subhúmedo debido a que los valores
pluviométricos están en torno a los 700 mm/año. Los únicos datos de precipitaciones
precisos que tenemos están tomados en la finca de los Villares, justo por encima de la
acequia-madre que riega el sector principal de huertas, y que arroja una media de
precipitaciones anuales de alrededor de los 750 mm338. Sin duda, en la zona alta de la
sierra, las lluvias son más abundantes debido al factor orográfico.
Estas características pluviométricas vienen condicionadas por la situación que ocupa
la comarca con una posición O próxima a la embocadura del estrecho de Gibraltar,
principal punto de entrada de las borrascas atlánticas procedentes del S y SO, y a la
orografía montañosa con relieves elevados y dispuestos en la trayectoria de las
perturbaciones frontales. Ello hace que, aunque teniendo un clima eminentemente
mediterráneo, la influencia atlántica sea evidente dulcificando las temperaturas y
aumentado la pluviometría.
arroyo Marchar-Alpujata-Alcazarí. La alquería de los Villares de Alpujata, situada por encima de la zona
de irrigación, era un espacio residencial diferenciado al que existió en la cercanía del pago de riego de
Pitalata, ya en el arroyo Alcazarí.
335
En el Apeo de 1572 se recoge ya esta denominación: Apeose otro pago de Pitalata que es en el dicho
termino de Monda que alinda con las biñas del pago de Atanor [...] y con el rio Alcazari. El pago de
Pitalata se encuentra inmediatamente por debajo del actual puente de la carretera Coín-Marbella. (Apeo de
Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 261). Madoz también hace esta apreciación cuando afirma: El Alpujat
o Cazerin nace en el puerto del Alcornoque, jurisd. De Monda, de varios manantiales denominados
Marchar. (Madoz, 1849, p. 515).
336
El argumento de una organización original beréber de estos ríos podría reforzarse si se mostrase que
los cambios de nombre tiene lugar en puntos de ruptura topográfica, entre montañas y llanuras (Glick,
1988, p. 122).
337
Senciales Gonzalez, 2007, Tomo I, p. 51.
338
Agradecerle la información proporcionada por José Ángel García Carrera propietario de la finca de los
Villares, que lleva quince años realizando mediciones con un pluviómetro instalado en la “Casa de los
Villares”.
118
En la zona baja del cauce se producen zonas de contacto entre calizas y
micaesquistos, lo que provoca sectores en que el terreno se abarranca.
5.3.3.-Fuentes documentales y arqueológicas
Las fuentes escritas que poseemos sobre Alpujata son desiguales. Mientras que en el
Libro de Repartimiento de finales del siglo XV la información es escasa, en el Libro de
Apeo de 1572 se proporcionan datos precisos sobre la superficie de riego, turnos de
estos, propietarios, además de identificar los diversos sectores irrigados en el valle.
Dentro del Repartimiento, tres son los documentos que aportan información sobre la
zona. Dos de ellos están relacionados con las mercedes reales que se conceden en el año
de 1491 a Bartolomé de Sepúlveda en el término de Monda, y en la que se mencionan
dicho pago, sus anteriores propietarios musulmanes y las especies arbóreas objeto del
reparto:
En el Pojata un moral de Yuçaf Ducayt, linderos Mahomad Ducayat i su
hermano [...] En el Pojata un moral de Gemina, linderos de Ali Çay y Cacen
Alfaque339
El tercero también está relacionado con las mismas mercedes, pero en este caso se
trata de la concesión de tierras de monte para su roturación y la plantación de viñas:
Declaración de Albaro Hidalgo, medidor, de haber medido 50 fanegas de
monte que el Bachiller Serrana mandó dar a Bartolomé de Sepúlveda, alcaide de
Monda [...] y en “Pojata” en el alcornocal, 6 fanegadas340
No se especifica de donde procedían las tierras concedidas a Sepúlveda.
Vemos como a finales de 1491 se realizó un segundo repartimiento341 de las
haciendas de aquellos musulmanes mondeños que, o bien habían fallecido en las
acciones bélicas o, habían emigrado. Se enumeran un total de cuarenta y siete varones
de los cuales tan solo dos sabemos que se fueron con sus familias, aunque suponemos
que esta fue la tónica dominante. Sus tierras, por tanto, entraron en la categoría de bona
vacantia, es decir tierras vacantes que pasaron a ser propiedad de la Corona que las
339
Los Repartimientos de Málaga, Bejarano Pérez, 2004, fol. 37, p. 128.
Los Repartimientos de Málaga, Bejarano Robles, 2000, fol. 428v, p. 297.
341
Ibídem, pp. 211-219.
340
119
cedió, en su mayoría, a la Iglesia de la localidad342. Nos muestran como la propiedad se
basaba en el minifundio y en la fragmentación parcelaria, en que se combinaban pies de
olivos, morales y viñas junto con “pedazos de tierra” en que no se especifican si eran de
secano o regadío.
El Apeo fue redactado en el año 1572 como consecuencia de la sublevación de 1568
y la consiguiente deportación de los “cristianos nuevos”, tras el fracaso de la rebelión.
Se apearon la mayoría de las tierras, tanto de secano como de regadío, que había dentro
del término municipal debido a que la propiedad estaba, mayoritariamente, en manos
moriscas:
Pareze que todas las tierras de secano que son en el dicho thérmino de
Monda es dozientas y setenta fanegadas todas de moriscos343[...] que todos eran
moriscos fuera de tres o cuatro pedazos (Alpujata) que son de chistianos viejos,
Ben(do) y Villalobos escribano, y una viuda hija de Zamora 344
Sobre el pago de Alpujata existe una abundante información en el Apeo, testimonios
que fueron contrastados por el escribano Andrés Solano que indagó sobre las
propiedades de los moriscos y cristianos viejos que existían antes del alzamiento,
interrogando a dos cristianos viejos y a un morisco.
La primera consulta se realizó a Bonifacio de Villalobos:
dijo que en el pago de Alpujata dezmería del dicho lugar ai de riego hasta
diez e seis hanegas poco más o menos, la qual tierra es bancales y se regaba
con una alberca que ai zerca del arroio345
El segundo entrevistado fue Bartolomé Arruro, morisco:
dijo que en arroio de Alpujata está una alberca donde se recoge el agua de
dicho arroio en tiempo de sequedad, y en tiempo que no la ai, con el mismo
342
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 1998, pp. 240-250.
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 263. Las fanegadas equivaldría a 3672,70 m² para el
regadío, y de 6121,17 m² para el secano, según extraemos de los libros de Apeos de Tolox y Yunquera,
que toman como modelo la medida de la fanega de cuerda menor de Córdoba: tambien se quentan por
fanegadas e son de la cuerda menor de Cordova como se miden las tierras de riego y no ay mas tierra de
riego que fuese de moriscos en Tolox e su termino” (AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro
6801, 1572, fol. 70, ed. López García, ep).
344
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1988, p. 171.
345
Ibídem, p. 167.
343
120
arroio riegan los tableros de tierra, que será por todas hasta diez e seis
hanegadas de tierra346
El tercero fue Bartolomé Hurtado, cristiano viejo:
dijo que en un pago de Alpujata thermino de esta villa, ai hasta siete u ocho
hanegadas de tierra que son de bancales y çaquies, que se riega con un arroio
que ba por junto a ellos en tiempo de aguas, y en tiempo esteril, con una alberca
que está junto a donde se recoje el agua de dicho arroio347
Aunque el Apeo se redactó ochenta años después de la caída del emirato nazarí de
Granada, en él se recogen sendas peticiones a la Corona de Antonio de Sepulveda y del
beneficiado de la villa, Juan de Rabaneda, sobre tierras que se repartieron a finales del
siglo XV y que, por lo tanto, no entrarían en el Apeo. El primero es nieto de Bartolomé
de Sepúlveda, primer alcaide de Monda, y presentó ante el escribano, Andrés Solano,
una serie de escrituras de propiedad en las que se certifica que el bachiller Juan Alonso
Serrano, en nombre de los Reyes Católicos, hizo donación mediante mercedes reales de
un conjunto de propiedades en Monda a su abuelo, las cuales él había heredado y
arrendado a los moriscos de la villa. En dicha petición se menciona el pago de Alpujata,
aunque no se aporta información relevante:
le señalaron las viñas en dicho thermino de Monda, y morales y olibos y
demás cincuenta fanegadas de tierra en el pago de Moratan y Alpujata348
Con Juan de Rabaneda ocurre algo similar. El beneficiado redactó un escrito con
todos aquellos bienes propiedad de la dicha Yglesia y las a tenido e poseído de más de
zincuenta años a esta parte349. Se mencionan tres tableros de riego en Alpujata con un
total de cinco celemines350.
Pero la información más precisa la obtenemos cuando se apean las tierras de riego y
secano en enero de 1572 por parte del bachiller Fonseca de Albornos, juez del rey, y
Andrés Solano, escribano, junto con dos alamines moriscos351. Sobre Alpujata se realiza
un detallado inventario, dividiendo el pago en cuatro sectores de riego, dos dependientes
346
Ibídem, p. 171.
Ibídem, p. 175.
348
Ibídem, p. 189.
349
Ibídem, p. 241.
350
Ibídem, p. 245.
351
Ibídem, p. 259.
347
121
de las aguas del arroyo Alpujata, y los otros dos restantes de pequeñas fuentes cuyos
caudales se recogen en albercas. Más adelante estudiaremos detalladamente dichos
sectores.
Hasta el momento no se ha realizado ninguna excavación arqueológica o prospección
extensiva sobre la zona objeto de nuestro estudio. Solo destacaremos la intervención
arqueológica de urgencia que en 1990 se efectuó sobre el ḥiṣn de la Villeta (Monda) por
parte de los arqueólogos Acién Almansa y Rambla Torralbo352. En dicha actuación se
escavaron buena parte de la antigua estructura del castillo y también se realizaron varios
sondeos sobre el interior del albacar que dio como resultado el hallazgo de parte de las
plantas de varias viviendas perteneciente a la alquería de la Villeta 353. Igualmente, el
investigador titular de esta tesis, también efectuó en el 2012 una actividad arqueológica
puntual sobre el material cerámico que se extrajo de la excavación de 1990, y que dio
como resultado una publicación centrada en las tipologías cerámicas de la alquería y su
probable datación cronológica354. Este dato es interesante para reconstruir el entramado
poblacional en la comarca ya que mantenemos la hipótesis de que la alquería de la
Villeta fue el lugar de reasentamiento de la población del espacio residencial de los
Villares de Alpujata, tras su abandono por el recrudecimiento de las cabalgadas
castellanas que produjo la caída de Antequera en el año 1410355.
5.3.4.-Descripción de los espacios irrigados. Elementos morfológicos
Vamos a realizar la reconstrucción de los espacios irrigados del pago de Alpujata.
Para ello se van a identificar los trazados de las diferentes acequias-madres, junto con
partidores y canales secundarios, y su relación con determinados bloques de cultivos. El
parcelario y su estructura también serán objeto de nuestra atención. Con todos los datos
obtenidos se harán propuestas cronológicas sobre los distintos espacios irrigados que
ocupan el valle, así como trazar las líneas de crecimiento de los diversos sectores. Para
su estudio vamos a utilizar las fuentes documentales, fundamentalmente nos basaremos
en el Apeo mondeño.
352
Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1991-1992, pp. 273-293.
Dicha alquería queda documentada en el Apeo cuando Bonifacio de Villalobos, escribano público,
junto con dos alamines moriscos visitan la “Villa Bieja” situada en el albacar del ḥiṣn de la Villeta. (Apeo
de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 201).
354
Ordóñez Frías, 2014a, pp. 207-237.
355
Se ha comprobado que la fundación de este espacio residencial se produjo en la primera mitad del
siglo XIV cuando se recrudecieron las incursiones cristianas en la comarca (Ordóñez Frías, 2014a, pp.
207-239).
353
122
Hay que tener en cuenta que desde la caída del reino nazarí hasta la redacción del
Apeo habían transcurrido casi noventa años, por lo que es muy probable que se hubieran
producido modificaciones en los espacios irrigados. Sabemos que en determinadas
zonas de la Alpujarra como en Belicena o Bérchules, la superficie de regadío se
incremento un 50% y un 300% respectivamente durante el período morisco356. En
Alpujata no tenemos datos comparativos entre la etapa nazarí y la morisca, por lo que
tendremos que basarnos en la observación minuciosa de los cambios del parcelario y en
el trazado de las acequias que puedan advertir de posibles ampliaciones del área de
riego.
Los diversos sectores de irrigación que vamos a estudiar tienen como característica
común que son sistemas de tipo maʻŷil, es decir se trata de complejos hidráulicos
constituidos por una serie de terrazas de cultivo que en su parte superior poseen una o
varias albercas con la función de recoger y distribuir, siempre con criterios
volumétricos, el agua del arroyo y de varias surgencias357 existentes dentro del valle358.
5.3.5.-Sistema del arroyo Alpujata
Las aguas del arroyo Alpujata constituyen el aporte hídrico más importante y el que,
sin duda, regaba y riega la mayoría de la superficie de terreno359. En el siglo XVI se
dividía en dos sectores los cuales creemos que ya existían, al menos, desde el período
nazarí.
-Subsistema de la acequia Alta
Es el primer espacio de irrigación que se creó en el valle. Ya se menciona en los
Repartimientos de Málaga de finales del siglo XV360. Pero la información más precisa y
extensa proviene del Apeo, en concreto del relacionado con las tierras de riego y secano
que realizó el bachiller Fonseca de Albornos, juez del rey, junto con el escribano
Bonifacio Villalobos, y dos moriscos que actuaron como alamines reconocedores:
356
Andújar Castillo y Días López, 2000, p. 63.
Este es el apeo de las tierras de riego, aguas y fuentes de los moriscos. (Apeo de Monda, ed. Urbano
Pérez, 1998, p. 258).
358
Martínez Enamorado, 1999, p. 662. Navarro Romero, 1995, pp. 365-378, Kirchner, 2003, pp. 143-155.
359
Según las actas fundacionales de la comunidad de regantes de Alpujata redactadas en 1956, el partido
rural tenía un total de cuarenta y dos fanegas de tierras de cultivos irrigadas. En la actualidad dichas actas
están custodiadas por el presidente de dicha comunidad.
360
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 37, p. 128.
357
123
Apeose un partido de tierras de riego en el dicho pago (Alpujata) que es el
que se riega por una madre de agua que comiensa desde una alberca que es a la
parte alta de la dicha azequia, hasta llegar a un arroio, que ba todo fecho
suertes y bancales, repartido entre todos los moriscos bezinos de la dicha villa
de Monda, que hará este partido seis fanegadas de sembradura, tiene algunos
árboles de zeresos y albarcoques de porco probecho361
Se trataría de un sistema de ladera con captación en el arroyo mediante un pequeño
azud. La localización originaria de esta presa no ha sufrido modificaciones desde la
creación del sistema de irrigación, dada la presencia de un acusado desnivel en el cauce
del arroyo inmediatamente después de esta. La captación, en este punto, se presenta
como la única opción para poder regar la margen derecha del cauce donde se concentra
la gran mayoría de los espacios irrigados, dado que si la toma se hubiera realizado
arroyo abajo, la superficie con posibilidad de riego hubiera sido muy escasa. La acequia
de conducción lleva el agua por un trayecto de trescientos ochenta metros hasta la
alberca de distribución, en un terreno muy abarrancado. En el lugar donde se ubica
dicha alberca, el fuerte desnivel va dando paso a un terreno en pendiente, pero ya con un
grado moderado de inclinación, donde se construyen las diversas terrazas escalonadas,
las cuales están sobre un sustrato edafológico profundo y fértil (gneises bien
desarrollados).
La alberca de distribución tiene forma semirectangular, con veinticinco metros de
longitud, siete metros de ancha, por dos metros de profundidad, que le dan una
capacidad de almacenaje de unos 350 m³. Sabemos que en 1940 se realizó una
ampliación en uno de sus laterales añadiéndosele unos 50 m³ de volumen. Tres de sus
cuatro lados son exentos, mientras que el lateral derecho está adosado al terreno
circundante. Posee dos salidas; la primera en su lateral izquierdo que da paso a una
acequia que riega lo que constituye en la actualidad el antiguo sistema de origen
andalusí (acequia Vieja). El segundo, en el extremo lateral izquierdo, pertenece ya a una
ampliación de época moderna (acequia Nueva), aunque sus primeros brazales también
pudieron regar un tramo de probable origen medieval.
El primer canal o acequia Vieja, tiene una longitud de setenta metros, con tres
brazales secundarios que riegan una superficie aproximada de unos 13800 m², el
361
Apeo de Monda, ed.Urbano Pérez, 1998, p. 259.
124
equivalente a tres con setenta y cinco fanegas de las recogidas en el Apeo. Este sector
tiene como límite inferior un escalón, de fuerte desnivel, que lo separa del arroyo
Alpujata, al N con la acequia de conducción y el monte, al O con las barranqueras que
hay por debajo de la acequia de conducción, y al S con un arroyo poco marcado. Estos
condicionantes físicos produjeron que este espacio de irrigación no pudiera extenderse y
cuando en época moderna se crearon nuevos bancales, fue necesaria la construcción de
la acequia Nueva. La totalidad de este primer espacio de cultivo está a lado y lado de un
paleocauce cuya pendiente fue aprovechada por los creadores del sistema de irrigación
original para construir las terrazas de cultivo, y que sirvió, en su tramo final, como
desagüe de los diversos brazales. Por lo tanto, está muy bien individualizado con
respecto a los demás sistemas.
El segundo canal, o acequia Nueva, fue una fundación posterior a la anterior, aunque
no conocemos cuando se produjo esta ampliación, sí tenemos la certeza de que se
realizó después de 1572. Se extiende por una amplia ladera que va desde las
inmediaciones de la alberca de distribución, llegando hasta el lecho del río. Salva un
desnivel de unos setenta metros, poseyendo una longitud de setecientos veinticinco
metros. Ocupa una serie de terrazas irrigadas que en la actualidad tienen una superficie
aproximada de cuarenta y seis fanegas.
-Subsistema de la acequia Baja
Utiliza un sistema de captación independiente del anterior mediante un azud que se
construye sobre el río a unos quinientos metros por debajo de la presa de la acequia
Alta. Aunque en el período estival la presa de arriba retenga todo el caudal del arroyo,
los desniveles entre ambos puntos de captación producen filtraciones que hacen que el
agua, por debajo de dicho desnivel, surja de forma permanente. En períodos de carestía
depende, en buena parte, de los sobrantes de la acequia Alta. Tras un canal de unos
ochenta metros de longitud, el caudal se recoge en una alberca de forma circular, con
una capacidad de 40 m³ que da paso a una única acequia-madre. A su vez, esta alberca
también utiliza como fuente secundaria de suministro hídrico las sobras y aguas de
filtración del sistema anterior mediante un arroyo que, probablemente, serviría de
desagüe de la acequia Alta. Esto y su posición por debajo de la acequia anterior, nos
orientan de una jerarquización temporal en la construcción de estos sistemas.
125
Los bancales forman una estrecha franja de unos ciento cincuenta metros de longitud
que van paralelos al cauce del arroyo Alpujata, y a unos cinco metros por encima de su
nivel. En la actualidad riega una superficie de siete fanegas, algo más que lo recogido en
el Libro de Apeo (seis fanegadas)362. Al igual que le ocurría al subsistema de la acequia
Alta, sus posibilidades de ampliación han sido muy limitadas, dado que por la parte N
hay un acusado talud que le separa del primer subsistema (el efecto de gravedad
impediría su crecimiento), y por la parte S está el lecho del arroyo, haciendo que en
pocos metros se aproxime al nivel base de dicho cauce.
Sobre este subsistema se hace referencia en el Libro de Apeo cuando el juez
Albornoz deslinda la zona:
Apeose otro trance de tierra de riego desmontada y fecho bancales en que
asimismo tenían parte todos los dichos moriscos, porque así dijeron se su orden,
que está en la parte de debajo de la dicha madre del agua, del grandor de la que
está dicha, que hará otra seis fenegadas de la dicha tierra poco más o menos363
362
En la medición de estas tierras se aplicó la fanega de cuerda menor cordobesa que para el regadío tenía
3672,73 m², por lo que para seis fanegadas poseía un total de 16036 m².
363
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 259.
126
Fig.5.1- Sistema del arroyo Alpujata: acequia Alta (A y C) y acequia Baja (B)
127
5.3.6-Sistema del arroyo del Viejo
Dentro del valle y en su margen derecha, existe un sector de terrazas de irrigación
independiente de los aportes del arroyo Alpujata. Lo consideramos como un sistema de
vertiente constituido por una serie de bancales acondicionados para el riego. Su
suministro hídrico depende de dos fuentes encauzadas mediante acequias de conducción
que terminan en albercas desde las cuales se distribuye a las terrazas 364. La primera, o
fuente Alta, riega una superficie de algo menos de dos fanegas y no existe información
documental de ella en el siglo XVI. La segunda, o fuente del arroyo del Viejo
suministra, en la actualidad, riego a cinco fanegas y media, frente a la fanega y media
que se recogen en el Libro de Apeo para el mismo lugar365. Geológicamente este sector
se encuentra en una zona de contacto entre las dolomías y los gneises, lo que
probablemente haya generado afloramientos del nivel freático en forma de surgencias.
El sustrato de cultivo es mayoritariamente calizo, con tierras muy porosas y con escaso
contenido en materia orgánica.
La fuente Alta suministra agua a una alberca rectangular, exenta en todo su
perímetro, mediante una acequia de conducción de aproximadamente sesenta metros de
longitud. Posee una capacidad volumétrica de 45 m³ y proporciona agua a una serie de
terrazas en un terreno con fuerte desnivel. La zona de cultivo está delimitada al E por el
arroyo de la Sierra, al S por el arroyo del Viejo y al N y O por la sierra. Forma, por lo
tanto, una unidad topográfica bien delimitada.
La captación hídrica de la fuente del arroyo del Viejo está constituida, en la
actualidad, por un pozo como consecuencia de la sequía de 1991 en que se tuvo que
ahondar en el lecho de la fuente existente para obtener el suministro hídrico, no
produciéndose la salida del agua por su propio peso, por lo que fue necesario su
extracción permanente mediante motores eléctricos. La alberca de distribución recibe el
agua del pozo a través de una acequia de cincuenta metros de longitud. Tiene forma
ovalada y está exenta en sus tres cuartas partes, con una capacidad de almacenaje de 70
m³. El subsistema se construyó en el pie de monte, sobre un terreno con un desnivel
364
En este sistema al obtenerse el suministro hídrico de las fuentes, el punto de captación y la alberca de
distribución tienen que estar cercanas ya que un porcentaje elevado del escaso caudal se perdería por
filtración en una acequia que fuera excesivamente larga. Igualmente las albercas son elementos
imprescindibles para la irrigación ya que con el volumen de agua que proporcionan las fuentes sería
imposible regar de forma directa. Al respecto se puede consultar la obra: Glick y Kirchner, 2000, p. 290.
365
El perímetro que consideramos de origen andalusí está constituido por dos fanegas, frente a la fanega y
media que se recoge en el Apeo por lo que prácticamente coinciden ambos espacios.
128
escaso, formando amplias terrazas de cultivo y constituyendo un espacio topográfico
poco definido.
En el Apeo se recoge una breve mención de este sistema:
otro pedazo de tierra con algunos árboles frutales que están maltratados en
el dicho pago que es de Pedro Haxen, linda con los montes que hará fanegada y
media366
Fig.5.2- Sistema del arroyo del Viejo. Sector de origen andalusí: (A)
5.3.7.-Sistema del arroyo del Castaño
Forma un microsistema, esta vez en una cañada de la margen izquierda del arroyo
Alpujata. Se trata de un sistema de fondo de valle, con la salvedad de que la toma de
agua no se realiza en el mismo arroyo, sino en otro pequeño cauce a unos quinientos
metros de la zona de cultivo. En este caso, no se trata de una fuente sino de un arroyo de
montaña que posee agua todo el año y en el cual, en un punto determinado, se construyó
(mampostería) un pequeño azud. La acequia de conducción tiene treinta y cuatro metros
de longitud y transcurre a pie de ladera con un desnivel, entre el punto de captación y el
366
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 259.
129
de almacenaje, poco pronunciado. La alberca tiene forma circular, con sus tres cuartas
partes adosadas al terreno y con una capacidad de 35 m³. De dicho recinto sale una
acequia de distribución con una longitud de quinientos treinta y cinco metros que tiene
que salvar un fuerte desnivel, aproximadamente cincuenta y ocho metros, antes de llegar
a los campos de cultivo.
Las terrazas originales se construyeron paralelas al cauce del arroyo (del Castaño)
constituyendo los muros de contención sus límites y marcando el torrente la línea de
rigidez. La acequia madre no posee brazales secundarios, dividiéndose en dos ramales.
El primero, que consideramos medieval, regaba una superficie de algo menos de una
fanega, ampliándose con posterioridad al siglo XVI a tres fanegas. El segundo, que
atraviesa el arroyo hacia su margen izquierda, puede tener un origen contemporáneo
regando cuatro fanegas. El Apeo aporta alguna información sobre el espacio de
irrigación que consideramos de fundación andalusí:
En el dicho pago más delante de la dicha tierra, se apeo un pedazo de tierra
de riego plantada de algunos árboles frutales de poco probecho que hará media
fanegada el suelo y era de de Romero Martín Almodobar morisco367
367
Ibídem, p. 259.
130
Fig.5.3-Sistema del arroyo del Castaño. Sector A: zona de probable origen andalusí
Se han localizado los restos de tres molinos harineros que dependían directamente del
suministro hídrico del arroyo Alpujata. Dos de ellos se encuentran en la margen derecha
del cauce, mientras que el tercero se ubica en la margen izquierda.
Vamos a analizar, someramente, los diversos molinos, su situación dentro del valle
de Alpujata y su grado de integración en los sistemas de irrigación, además de la
documentación escrita existente al respecto. Con ello podremos llegar a conclusiones
que permitan una aproximación cronológica al origen de estas estructuras, así como de
la cultura que los creó.
131
-Molino de Arriba368. Está en la margen derecha del arroyo, a unos quinientos metros
por encima del azud del sistema de la acequia Alta. Mediante una pequeña presa en el
arroyo se canaliza el agua durante un trayecto de doscientos metros hasta llegar al cubo.
El desagüe se efectúa directamente sobre el arroyo. Tiene dos paradas y es el único que
conserva relativamente bien su estructura. No existe ninguna zona de irrigación en las
inmediaciones de esta instalación, y la más cercana se encuentra a casi un kilómetro por
debajo, coincidiendo con las huertas del sistema de la acequia Alta.
-Molino de En medio. Situado a medio camino entre el molino Alto y el sistema de la
acequia Alta, en la margen izquierda del río. La acequia de conducción parte de la base
del desnivel que hay justo por debajo del azud de captación del sistema de la acequia
Alta, y recorre unos ochenta metros hasta llegar al molino. Es de dos paradas y conserva
el cubo y parte de los cárcavos. También desagua en el arroyo y solo existía una
pequeña zona de irrigación por debajo de esta instalación, hoy totalmente abandonada,
compuesta por cinco pequeños bancales y una alberca de almacenaje, esta última
parcialmente derruida. El agua era canalizada mediante una pequeña acequia,
desviación de la que conducía el agua al molino.
-Molino de las Huertas. Está ubicado en la margen derecha del río e integrado en el
sistema de riego de la acequia Nueva, prácticamente en la cabecera de esta. Se alimenta
mediante un canal que se desvía unos diez metros de la acequia-madre aprovechando un
desnivel acusado que existe en la parte superior de este sistema de riego y donde se
instaló el cubo. Es de pequeñas dimensiones conservando el cubo y los dos cárcavos.
Desagua en la acequia-madre apenas a unos cincuenta metros desde la toma del agua.
Dentro de las fuentes documentales, resulta llamativo como en el Apeo no se recoge
ninguna de estas instalaciones hidráulicas y sí se mencionan los molinos de Pereila, en
la dezmería de Coín, que se consideraban como molinos dependientes de la villa de
Monda, además de estar regentadas por moriscos del mismo lugar y a donde se llevaba
el grano de esta villa para la molienda:
368
No existe memoria histórica ni mención documental de los nombres de los diversos molinos, por lo
que hemos optado por darles una denominación, dependiendo de la zona del arroyo o de las huertas
donde se construyeron.
132
ai en esta villa dos molinos de pan moler que es en el arroio de Pereila,
thermino de Coin, que el uno es de Bartolomé Arruro y el otro de Hernando
Arruro [...] y que no ai mas molinos ni ornos que estos369
Tampoco hemos encontrado referencias en el Catastro de Ensenada370 que se elaboró
a mediados del siglo XVIII. La única alusión a los molinos hidráulicos de Alpujata fue
realizada por Medina Conde ya a finales del siglo XVIII, en que solo se nombra a una
de estas estructuras en el cauce del arroyo:
solo ay un molino de pan que muele en tiempo de ynvierno, en el arroyo de
Alpuxata371
También resulta extraño que no se mencionen dichos molinos harineros en
el
“Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de
Ultramar”372 de Pascual Madoz, que se redactó en la primera mitad del siglo XIX.
Concluyendo, podemos ver como los dos primeros molinos, el Alto y el de En
medio, no están supeditado a los sistemas de riego. El primero, se ubicó por encima de
los sistemas del arroyo Alpujata. Con el segundo ocurre lo mismo, aunque esta vez se
instaló en la parte superior del subsistema de la acequia Baja. El molino de las Huertas
es el único que está dentro de los espacios irrigados, aunque en la cabecera de la acequia
Nueva, por lo que también la molienda tenía prioridad sobre el riego. Esto nos aleja de
los sistemas de época andalusí, en que, generalmente, la irrigación tenía prioridad sobre
la molienda y en donde los molinos se situaban al final de los sistemas de irrigación
para no interferir en estos373. Con estos datos, y basándonos tanto en la ausencia de
información en el Apeo, Catastro de Ensenada y Diccionario geográfico-estadístico de
Madoz, como en la única fuente documental en la cual se menciona uno de ellos
(suplemento al Diccionario Malacitano de Medina Conde), podemos datarlos dentro del
período contemporáneo, en concreto desde mediados del siglo XVIII, hasta la segunda
369
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 185-187.
“...solo ai tres molinos de azeite y una molineta para lo mismo [...] y tiene dos biga, el otro es de Juan
Alcazar y Gallo y es de una viga...” AGS, CE, RG, L 293, fols. 306-307.
371
Medina Conde, 1773, fol.148.
372
Madoz, 1849, p. 485.
373
Argemi et alii, 1995, p.173.
370
133
mitad del siglo XIX. Ya a principios del siglo XX debían de haber dejado de estar
activos al no existe en el lugar memoria, ni directa ni indirecta, de su funcionamiento374.
Fig.5.4-Valle de Alpujata: 1. Sistema arroyo Alpujata, 2. Sistema del arroyo del Castaño, 3.
Sistema del arroyo del Viejo, 4. Alquería de los Villares de Alpujata,
Molinos.
374
Según Francisco Jiménez Bernal, antiguo Juez de Aguas de Alpujata, y que en la actualidad tiene una
edad de ochenta y dos años, recuerda como en su niñez estos molinos estaban ya en ruinas. Tampoco su
padre los había conocido en activo.
134
5.3.8-La forma de distribución del agua. Los turnos de riego.
Los turnos de riego representan la forma organizativa del reparto del agua y un
reflejo de las sociedades que crearon los sistemas de irrigación.
Otra vez recurrimos al Apeo para rastrear los posibles usos andalusíes, de los cuales
los moriscos serían sus herederos directos, manteniendo la misma organización en la
gestión de las zonas de irrigación. En el Apeo de Monda existen varias referencias sobre
los turnos de riego, aunque la información que proporciona es muy escueta y poco
significativa. Así Bonifacio de Villalobos, testigo del Apeo, nos dice que: se riega las
dichas tierras por su dula e orden375. También Bartolomé Arruro, alamín del Apeo
declara: riegan las dichas tierras por sus dulas376. Bartolomé Hurtado, también testigo,
añade un dato más: e ban regando por sus dulas e antigüedades377. Se muestra con
claridad
la existencia de turnos, en que había un orden, una organización que
garantizara el riego equitativito entre los regantes, pero no aclaran como estaban
estructurados dichos turnos378.
Los subsistemas que se abastecen con las aguas del arroyo Alpujata tienen una serie
de características que los diferencian de sus homólogos, arroyo del Castaño y arroyo del
Viejo. En años en que había379 abundancia de agua, los regantes se reparten los turnos
previo acuerdo y el caudal no necesariamente habría que tomarlo de la alberca ya que
existía un tramo de canal que circunvalaba dicha recinto y que permitía el riego directo.
Si el año era de escasez hídrica, el Juez de Aguas la distribuía en el denominado “Turno
entero”. Este sistema consistía en que cada regante tiene una hora de agua por cada
bancal380, cuya superficie podía oscilar entre 900 y 1100 m², hasta agotar la alberca de
distribución. Una vez la alberca poseyera agua suficiente se reanudaba el riego por
donde había quedado en el turno anterior. A los que habían regado con anterioridad no
375
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 167.
Ibídem, p. 171.
377
Ibídem, p. 175.
378
Según Retamero: en la cercana villa de Monda, los regantes recibían el agua “por su antigüedades y
zercanias” y por sus “dulas y zercanias, sin otro orden, expresiones que indican que el agua era
repartida de arriba abajo”. (Retamero, 2014, p. 122).
379
Pongo el tiempo verbal “había” en vez de “hay” debido a que en el año 2002 se introdujo el sistema de
riego por goteo, por lo tanto el agua ya no discurre por las acequias sino por una serie de tubos de
material plástico que en buena parte han seguido el recorrido de las antiguas acequias. Los turnos de riego
tradicionales se han modificado sustancialmente y cada regante posee un contador que mide la cantidad
de agua asignada en proporción a la superficie de tierras que posee. Sigue existiendo un Juez de Aguas
que controla los automatismo y el cumplimiento de los tiempos de riego.
380
Según el estatuto fundacional de la comunidad de regantes de Alpujata un bancal es: la cantidad de
tierra que en años de sequía tiene derecho a una hora de agua cada turno.
376
135
volvía a tocarles el agua hasta que se completara toda la zona de riego, que dependiendo
del año, solía oscilar entre doce y quince días. En periodos de gran carestía se imponía
el “medio turno” en que los campesinos solo podían regar la mitad de lo que les
correspondían.
Otra particularidad es que generalmente, antes de que comenzaran los turnos de
riego, había un periodo de varias horas en que el agua corría libremente y cada regante
podría disponer de ella a discreción (parte loca) para cubrir las necesidades hídricas de
aquellas especies de cultivo de ciclo anual que más lo necesitaran. A partir de las doce
horas del mediodía se comenzaban con los turnos normales (parte “amarrá”) en que el
riego se realizaba ya de manera sistemática y controlada.
También existe una modalidad de riego que se denomina “agua de campo”.
Corresponde con varias fanegas de terreno381 que están inmediatamente por debajo de
la acequia de conducción, aunque anterior a la alberca de almacenaje. Estos bancales, en
su mayoría, se podrían regar con la alberca, pero no tenían derecho a ello ya que
pensamos que su puesta en cultivo se efectuó en una etapa posterior a la fundación del
sistema de la acequia Vieja y, por lo tanto, solo podían utilizar las zobras de este canal.
El agua no se puede vender, y si un regante en su turno no la necesita o le sobra,
pasará al siguiente usuario (sistema de turno o dula). Siempre se comenzaba por la
cabecera, es decir por el sector que le correspondía a la acequia Alta, y terminaba en la
parte baja del circuito, sin que hubiera inversiones de turnos. Se trata, por lo tanto, de un
sistema de superficie-tiempo (un bancal: una hora), donde la unidad básica de superficie
sería el bancal. Es probable que, en la antigua zona irrigada de origen andalusí, el riego
estuviera más relacionado con una unidad de tiempo, y no adscrito a una determinada
proporción de terreno, dado que el reparto de agua se realizaba en tan solo cuatro
fanegas382. Pero con el crecimiento del sistema, en época moderna y contemporánea,
este método se volvió poco operativo ante el considerable aumento en la superficie
regada y en número de regantes. Esto trajo algunos problemas al alargarse
381
Hasta finales del siglo XX se regaban con “agua de campo” unos 13000 m², es decir el equivalente a
unas tres fanegas de las denominadas de “cuerda menor cordobesa” muy utilizada para apear las tierras de
los moriscos en la zona occidental del antiguo obispado de Málaga.
382
Según algunos autores, en aquellos espacios irrigados en que aparece el término “dawla”, los turnos de
riego están relacionados con unidades de tiempo desligándose de la proporción de tierra que posee cada
agricultor (Espinar Moreno, Glick y Martínez Ruiz, 1989).
136
excesivamente383 la acequia madre, lo que generó constantes conflictos entre los
regantes de la zona inferior y los de la zona media y superior al llegarles, a aquellos,
menos cantidad de caudal, fundamentalmente, producida por su excesiva longitud, un
rozamiento elevado que hacía que el agua circulara más lentamente, por estar construida
en tierra, además de por poseer una anchura de base que superaba los ochenta
centimetros. Todos estos factores generaban una filtración elevada y, por lo tanto, una
importante pérdida de caudal. Estos problemas fueron, en parte, subsanados con una
remodelación de su estructura, construyéndose de ladrillos cerámicos, estrechando su
sección y elevando las paredes. Su fábrica se recubrió con mortero de cemento, lo que
produjo una menor fricción (circulación más rápida) disminuyendo considerablemente
las filtraciones384. Esto nos muestra la falta de mesura y equilibrio del subsistema de la
acequia Nueva que le llevó al borde de la insostenibilidad, en contraposición con los
sistemas de origen andalusí donde existía un equilibrio entre el agua disponible, la
superficie regada y el trazado de los canales.
Los sistemas del arroyo del Castaño y del arroyo del Viejo difieren sensiblemente
del anterior. En primer lugar el suministro hídrico procede de dos fuentes (fuente de la
Cañada de la Sierra y fuente del arroyo del Viejo) y del un arroyo (arroyo de la Sierra).
Todos ellos poseen un caudal permanente, aunque escaso, y acorde con esto, una
superficie regable de pocas fanegas. No poseen Juez de Aguas y los turnos se conciertan
de mutuo acuerdo entre los regantes. Solo en caso de carestía tendría preferencia las
huertas más cercanas a la acequia de distribución, sin que tampoco exista inversión de
los turnos. Sí es habitual la cesión del agua de unos regantes a otros (sistema de tandas)
aunque parece que no hay contraprestaciones económicas.
5.3.9.-Cronología relativa y secuencias de crecimiento de los sistemas de irrigación.
El punto de partida de los sistemas de irrigación del valle de Alpujata son las
referencias que poseemos en los repartimientos de finales del siglo XV y en el Apeo de
1572. En el primero, ya se menciona dicho valle, aunque solamente se indica de su
existencia como pago rural y del cultivo de morales. Del segundo, se obtiene una
información mucho más detallada porque se describen los diversos sectores que lo
constituían, además de precisarse la superficie de los distintos espacios irrigados.
383
La acequia Nueva tiene una longitud total de setescientos cincuenta metros sin contar los brazales
secundarios. Hasta 1970 dicha acequia era terrera (fuentes del autor).
384
Esta remodelación se produjo en 1983.
137
Partiendo de la certeza de una fundación andalusí, vamos a establecer cuál fue el
núcleo primario y cuales las ampliaciones posteriores de los sistemas y subsistemas,
intentado establecer una secuencia cronológica desde sus orígenes hasta los incrementos
más recientes. Para ello vamos a tener en cuenta una serie de condicionantes:
-Jerarquización en el uso de las aguas. Vemos como hay una jerarquización en el
derecho de utilización del agua dentro de la agricultura tradicional, por lo que
determinados sectores de irrigación tienen preferencia en el empleo del suministro
hídrico sobre otros. Esta gradación, puede ser un indicador de las diversas secuencias
cronológicas que se fueron sucediendo en el transcurso del tiempo y que pueden
proporcionar una cronología relativa.
-Posición de las acequia con respecto a la captación hídrica. Algunos investigadores385
consideran que en un sistema de terrazas irrigadas, la acequia que ocupa la cabecera,
tiene prioridad a la hora de regar sobre las que se encuentran por debajo de esta. Este
condicionante está íntimamente relacionado con la “jerarquización en el uso del agua”
ya que la acequia que ocupa el lugar más próximo a la captación, suele coincidir con el
sistema de irrigación más antiguo.
-Estructura de las acequias principales y de sus respectivos brazales, junto con la
fisonomía de los parcelarios y de las terrazas. Las acequias andalusíes, junto con sus
ramales secundarios, solían tener planta arborescente debido al acuerdo social que se
alcanzaba entre los diversos grupos clánicos para el reparto del agua386. En
contraposición, aquellos sistemas de riego fruto de una ampliación posandalusí, o de
nueva creación, ya en época moderna y contemporánea, produjeron trazados
geométricos con acequias madres rectilíneas y brazales secundarios perpendiculares a
estas. Ejemplo de este último sistema es la acequia Baja, en que se aprecia un marcado
cambio en la estructura de los canales y en su parcelario.
Importante también para rastrear sus orígenes, son las formas de los distintos
parcelarios y de las terrazas que lo constituyen. El andalusí suele ser irregular como
reflejo de una sociedad segmentaria y tribal, frente al cristiano moderno y
385
El rasgo más destacado de la irrigación beréber consiste en la absoluta prioridad de los regantes de
cabecera sobre los de aguas abajo [...] El canal cuya toma se localiza más hacia arriba tiene derecho a
derivar todo el caudal del río en dicho punto (Glick, 2007, p. 121).
386
Guinot Rodríguez, 2007, p. 225.
138
contemporáneo, consecuencia de un sistema social y económico diferente a aquel, con
formas cercanas a las ortogonales387.
-Los espacios residenciales y su situación. Hasta ahora estos espacios que están
localizados en la zona son la alquería de los Villares de Alpujata y la alquería de la
Villeta. Para la primera, y basándonos en el registro arqueológico superficial, podemos
conjeturar una cronología que iría desde los siglos XI-XII, hasta finales del siglo XIV.
La segunda se formó en el último cuarto del siglo XIV, estando habitada hasta 1569 en
que fue destruida por sus propios habitantes.
Una vez establecidos los diversos condicionantes, vamos a proceder al análisis de los
diferentes sistemas de irrigación estableciendo un orden cronológico relativo.
- Sistema del río Alpujata. Como vimos anteriormente se divide en dos subsistemas:
El subsistema de la acequia Alta constituye el espacio de irrigación que alcanza
mayor superficie en el valle. Está formado por dos canales de cronologías diferentes: la
acequia Vieja, que catalogamos como el sistema más antiguo de Alpujata, y la acequia
Nueva prolongación, ya en época moderna-contemporánea, de la anterior, aunque con
un primer ramal de probable origen andalusí.
La acequia Vieja tiene un claro origen medieval, como así lo atestiguan las fuentes
documentales. Dicha certeza viene también respaldada por una serie de indicadores
como son la trama que forma la acequia-madre y los diversos partidores secundarios,
con una estructura arborescente, junto con un parcelario irregular. También las terrazas
de cultivo poseen unas características que las diferencian de la acequia Nueva al tener
formas también irregulares alejándose de los perímetros de tendencia ortogonal.
Igualmente ocupa la posición más elevada del valle y la más cercana al azud de
derivación. Otro factor a tener en cuenta es su proximidad al área residencial apenas a
doscientos metros de distancia de la parte más elevada de este sistema.
No podemos precisar una cronología concreta sobre el origen de este espacio. Solo, y
a modo de hipótesis, planteamos la posibilidad de su existencia ya entre los siglos XI y
XII basándonos en las tipologías cerámicas halladas a nivel superficial en la alquería de
los Villares de Alpujata, poblamiento, que como hemos dicho, asociamos con este
espacio hidráulico. Como veremos en el estudio cerámico, estos fragmentos tienen una
387
Esquilache Martí, 2011, p. 3.
139
periodización que abarcaría desde los siglos XI-XII, hasta ya avanzado el siglo XIV,
cuando esta zona residencial se abandona y su población se concentra en la alquería de
la Villeta. No es un argumento que podamos considerar determinante, pero
provisionalmente nos puede servir de punto de partida ante la falta de intervenciones
arqueológicas que desvelen una cronología más precisa.
Fig.5.5-Terrazas que configuran la zona de riego de la acequia Vieja, asentadas sobre un
paleocauce. Se aprecia una tendencia a la irregularidad de su trazado.
La acequia Nueva también recibe el suministro hídrico de la alberca y es un ramal
que deriva de la acequia Vieja. Forma el canal de distribución de mayor longitud del
valle, setecientos veinte metros, con un desnivel de setenta metros. Pensamos que es de
creación moderna388, posterior a la expulsión de los moriscos. No tenemos testimonios
documentales de esta ampliación, pero en el Apeo se muestra que aún en el 1572 el
ensanche no se había producido. También se observa como la forma y configuración de
sus terrazas, son diametralmente opuestos a la de la acequia Vieja. El canal principal es
semirrecto, con brazales secundarios rectilíneos y perpendiculares al principal. El
parcelario tiene tendencia a la regularidad, con formas ortogonales y medidas de
superficie próximas a la fanega, al igual que las terrazas que también tienden a formas
geométricas389.
388
Solo el ramal superior de esta acequia pudo pertenecer al sistema original andalusí.
Sobre las comparaciones de las formas de parcelario y la atribución de secuencias constructivas ver la
publicación: Torró, 2005, Vol. 20, nº 51, pp. 301-356.
389
140
Fig.5.6- Terrazas de cultivo de la acequia Nueva con formas ortogonales.
El subsistema de la acequia Baja (Fig. 5.1, sector B) forma una unidad de irrigación
diferente a las anteriores, con su propio azud, alberca de almacenaje y acequia de
distribución. Su creación sería posterior al subsistema de la acequia Alta ya que su
punto de captación se encuentra por debajo del de esta. No podemos precisar si su
génesis fue en época andalusí o tardonazarí, aunque es evidente que su arquitectura,
tanto en el parcelario como el trazado de los canales, tiene una marcada huella andalusí.
1-SISTEMA DEL ARROYO
ALPUJATA
SUPERFICIE DE
RIEGO
PROPUESTA DE
PERIODIZACIÓN
- Acequia Vieja (Fig.5.1, sector A)
3,75 fanegas
Andalusí. X I-XII
-Prolongación acequia Vieja (Fig.5.1,
sector C)
2,50 fanegas
Andalusí. s. XIV-XV.
-Acequia Nueva (Fig.5.1, sector D)
46 fanegas
Moderno y Contemporáneo
(posterior a 1572)
1-A. Subsistema de la acequia Alta (Fig.
5.1, sectores A y C)
2-B. Subsistema de la acequia Baja
(Fig. 5.1, sector B)
7 fanegas
Andalusí. XIV-XV
-Sistemas del arroyo del Viejo y del arroyo del Castaño.
Los sistemas del arroyo del Viejo y del arroyo del Castaño forman microsistemas
que como ya vimos, existen al menos desde el siglo XVI. En el primero, se puede
apreciar tres fases de crecimiento bien diferenciadas. La primera, tiene un probable
origen andalusí, y para ello nos basamos en que su acequia-madre y brazales
141
secundarios poseen una estructura ramificada de forma arborescente, además de que sus
terrazas forman un entramado muy irregular y compartimentado, marcando una clara
diferencia con los dos sectores siguientes en que los brazales secundarios son rectilíneos
y perpendiculares a la acequia principal. Tenían, respectivamente, sus terminaciones en
dos arroyos para la primera y segunda fase, y en el arroyo del Viejo que a la vez servía
de desagüe en caso de excedentes hídricos. Ocupan una superficie de algo más de cinco
fanegas, con una y media para el sector original, dos y media para el segundo sector y
una y media para el tercer sector. Todos ellos forman un sistema de tipo maʿŷil cuyo
origen, yemení o beréber, aún no está claro390. Estos indicios nos llevan a proponer un
origen andalusí de este sistema, al menos en su primer sector. Tampoco descartamos
que su creación fuera tardonazarí. El sistema del arroyo del Castaño es un pequeño
espacio de irrigación que originariamente no superaba la fanega. Su pertenecía a un
solo propietario morisco, Romero Martín Almodobar, nos hace pensar que su creación
correspondió a un grupo familiar reducido y no a una formación clánica. El espacio de
origen andalusí formaba una pequeña superficie de apenas media fanega, produciéndose
dos ampliaciones posteriores de las que no podemos determinar su cronología. El
primer ensanche, se realizó en la misma margen en que esta el sistema original, la
derecha, y supuso un incremento de cuatro fanegas. El segundo, se efectuó en la margen
izquierda, con una superficie de riego cercana a tres fanegas.
2-SISTEMA DEL ARROYO
DEL VIEJO
SUPERFICIE DE
RIEGO
PROPUESTA DE
PERIODIZACIÓN
Sector A (Fig. 5.2,sector A)
1,5 fanegas
Andalusí
Ampliaciones
4 fanegas
Moderno (posterior a 1572)
Sector A (Fig. 5.3, sector A)
0,5 fanega
Andalusí
Ampliaciones
6,5 fanegas
Moderno y Contemporáneo
(posterior a 1572)
3-SISTEMA DEL ARROYO
DEL CASTAÑO
390
Para Martínez Enamorado y Navarro Romero el maʿŷil tiene un origen yemení (Martínez Enamorado,
1999, Navarro Romero, 1995). Sin embargo para Kirchner su procedencia puede ser tanto yemeni como
beréber (Kirchner, 2003).
142
Como dato interesante está la información que proporciona Medina Conde sobre la
extensión del regadío mondeño ya a finales del siglo XVIII:
Ay dos pagos de huertas una da a la parte ynferior de la villa que quasi toca
a la poblacion, entre el oriente y norte nombrado Pittalata, y el otro conocido
por Alpuxatta al a parte del sur, y a una milla de la poblacion y cada uno se
compone de treynta y seis fanegas de tierra391
Si comparamos los incrementos en la superficie de regadío que se produjeron en
Alpujata, vemos que en el Apeo del XVI había catorce fanegas392, a finales del siglo
XVIII treinta y seis, y en 1960 alrededor de cincuenta. Se observa que la ampliación
más importante se realizó en los siglos XVII y XVIII, con un aumento de veintidós
fanegas, frente a las catorce que se añadieron en los siglos XIX y XX393.
5.3.10.-Conclusiones.
Mediante las fuentes escritas, los escasos restos arqueológico y, fundamentalmente,
por medio de un exhaustivo trabajo de campo, hemos podido reconstruir y dotar de una
cronología relativa a los sistemas hidráulico de Alpujata. Es palpable como la
agricultura de regadío ocupó un papel destacado dentro de la economía de los
pobladores andalusíes del valle y como
los grupos fundadores buscaron,
preferencialmente, aquellos escasos lugares susceptibles de poder convertirse en
espacios irrigados, invirtiendo para su conversión, en unos ecosistemas totalmente
diferentes, una ingente cantidad de trabajo. Solo con una fuerte cohesión comunal fue
posible conseguir estos resultados. Se observa una atomización de los espacios de
irrigación que aprovechan los escasos recursos hídricos permanentes en el valle para
formar un mosaico de micro-sistemas cercanos, pero independientes entre sí, de los
cuales el de la acequia Alta logró un desarrollo notable a partir del siglo XVI. También
se ha podido comprobar cómo los espacio residenciales se situaban en lugares que no
interfirieran la actividad productiva, es decir por encima de la línea de rigidez que
marcaba la acequia de conducción proveniente del azud del río Alpujata, y en un
emplazamiento que tenía una finalidad defensiva. Todo ello en un sistema productivo y
de organización del espacio de evidente origen andalusí.
391
Medina Conde, 1773.
Tomamos la medición realizada por el bachiller Fonseca de Albornos que consideramos la más fiable.
393
Entendemos que las fanegas recogidas por Medina Conde corresponden a la totalidad de las zonas de
irrigación de Alpujata, es decir el sistema del arroyo Alpujata, el arroyo del Castaño y el arroyo del Viejo.
392
143
Una ventaja indudable a la hora de abordar este trabajo, es la existencia de fuentes
escritas. Escasas y parcas en información son aquellas relacionadas con finales del siglo
XV, aunque de gran valor ya que nos muestra un origen andalusí de parte de los
sistemas de irrigación. Mucho más ricas en detalles de interés son las provenientes del
Apeo de 1572, debido al avance y consolidación del Estado y de su burocracia.
Sin embargo, menos halagüeñas es la información proveniente de las fuentes
arqueológicas. Como vimos con anterioridad, la única excavación con metodología
científica realizada en el área objeto de nuestro estudio fue la que se desarrolló en el
ḥiṣn y alquería de la Villeta en 1990, y el posterior estudio cerámico que efectuó este
investigador en el año 2013.
5.4.-Hidráulica andalusí en el valle de Jorox
5.4.1.-Introducción
Jorox es una pedanía incluida, en la actualidad, en el término municipal de Alozaina,
dentro de la provincia de Málaga, aunque su parte baja, hasta su desembocadura con el
río Planos, pertenece al término de Yunquera. Su acceso se realiza por la carretera A366, en las cercanías del punto kilométrico cincuenta y cinco. El río que da nombre a
dicho valle nace en el macizo de sierra Prieta, en la zona occidental de la cordillera
Penibética andaluza, y forma un angosto valle de una longitud de aproximadamente dos
mil quinientos metros394.
El eje primordial sobre el que gira toda la actividad humana tradicional es el agua
del río Jorox, que brota de forma permanente de una grieta natural producida en los
travertinos. Su acción erosiva, durante milenios, ha generado notables desniveles en el
valle que han sido aprovechados por el hombre para la creación de una tupida red de
terrazas de cultivo. En estas se ha implantado una rica agricultura de irrigación
abastecida por una serie de canales cuyas acometidas principales se realizan en las
proximidades del nacimiento de dicho río, para luego dividirse y subdividirse en un
entramado de acequias y brazales secundarios.
394
La longitud se ha establecido desde la surgencia de dicho río, justo por debajo del puente de la actual
carretera A-366, hasta su unión con el río Planos, ya en término municipal de Yunquera. La medición se
ha efectuado sobre la “Ortofotografía digital en color de Andalucía, vuelo del 2007”.
144
Vamos a realizar una aproximación a todo el sistema de riego tradicional en el valle
de Jorox concretando en las estructuras hidráulicas de origen andalusí, diferenciándolas
de las ampliaciones y creaciones posteriores.
5.4.2.-Hidrogeología y climatología. Modelado del relieve
El acuífero del río Jorox está incluido en el complejo de aguas subterráneas
denominado “sierra de las Nieves-Prieta”. Dentro de este pertenece al sistema PrietaBonela-Alcaparaín que comprende una superficie de 44 Km² y que tiene como puntos
principales de drenaje las surgencias del río Jorox (196 L/s), galería de Carratraca (77
L/s) y fuente Quebrada (48 L/s)395.
El manantial de dicho río está situado en una encrucijada estructural formada por el
contacto geológico del manto Alpujárride-Dorsal y la falla de Casarabonela-Jorox que
pone en contacto las peridotitas (unidades alpujárrides) con esquistos y los travertínicos
de Jorox396. Es el principal punto de descarga de sierra Prieta mostrando, a nivel
geológico, una respuesta rápida ante la lluvia, con un aumento de caudal inmediato
como corresponde a un acuífero que tiene un funcionamiento de tipo kárstico.397 Sin
embargo, se caracteriza también por la gran extensión de captación superficial que
posee este manantial398 y por un porcentaje de precipitaciones medio-alto que se
producen en su cabecera,399 lo que genera que se mantenga un caudal mínimo en época
estival, no habiendo memoria histórica de su sequía total, lo que ha permitido mantener
el tejido agrícola de irrigación que depende directamente de este hontanar.
A esta zona le corresponde un clima mediterráneo con una pluviometría media anual
de 900 mm/año. Al igual que en el valle de Alpujata, también se encuentra cercana al
estrecho de Gibraltar que es la vía habitual de penetración de las borrascas atlánticas.
Igualmente, su orografía montana favorece el aumenta de las precipitaciones. Ello hace
que, aunque teniendo un clima eminentemente mediterráneo, posea una cierta influencia
atlántica que dulcifica las temperaturas y aumenta la pluviometría.
395
Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 50.
Roiron et alii, 1993, p. 10.
397
Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 50.
398
El cono de captación, es decir la cuenca de recogida que forman las vertientes del río Jorox desde el
puente de la carretera A-366 hasta el punto más alto, tienen una superficie aproximada de 240 Ha
(Fuentes del autor).
399
La zona alta de sierra Prieta registra una media anual de 900 mm por m². (Andújar Castillo y Capel
Molina, 1978, p. 202).
396
145
Dentro del valle distinguimos diferentes tipos de modelados fundamentalmente
producidos por la acción erosiva del río sobre los diversos materiales geológicos que
dividiremos en tres sectores:
-Sector I. Corresponde con la meseta, ligeramente escalonada, que abarcaría desde la
misma surgencia del río hasta que comienzan los desniveles acusados. Es lo que
algunos investigadores denominan “conjunto intermedio o plataforma de Jorox400”
travertinos cuyo espesor puede alcanzar hasta los cuarenta metros, presentándose
colgada por encima de la garganta del río Jorox. Aquí la acción erosiva del cauce ha
sido poco marcada.
-Sector II. Con desniveles más pronunciados que en el sector anterior, sobre todo en el
cauce del río que labra una marcada garganta al contactar con esquistos y peridotitas,
materiales más blandos que los travertinos. Esto provocó el viraje del cauce hacia la
zona izquierda del valle, excavando una serie de cortes, prácticamente verticales, que
tiene como punto más representativo la denominada “Chorrera”, cascada de unos
veinticinco metros de altura. Ello tuvo importantes consecuencias ya que la margen
izquierda de dicho río quedo, en la mayoría de su vertiente, impracticable para una
agricultura de irrigación sobre terrazas dado su acusado grado de desnivel. Solo la
acequia del Moro y la acequia de la Nana, sirven como canales de riego en dicha
margen, irrigando una serie de estrechas terrazas con fuertes desniveles. En la margen
derecha de este sector, aunque con un grado de pendiente apreciable, la cubierta de
travertinos401 ha impedido una erosión acusada. Estos escalones son aprovechados para
la creación de terrazas en que se riega por gravedad; igualmente es la zona donde se
ubican la mayoría de los molinos hidráulicos.
-Sector III. Abarcaría el resto del valle hasta su unión con el río Planos. La pendiente se
modera, aunque alcanza algunos repuntes como el que se produce en la unión del río
Jorox con la cañada de Treviño.
Dominando el valle y en su vertiente derecha, se encuentra la denominada “Mesa de
Jorox”, meseta que se eleva longitudinalmente sobre la margen derecha del río formada
por travertinos que pueden superar los cien metros de espesor y que generan “los Tajos”
400
Paul Roiron et alii, 1993, p. 14.
Este sector correspondería con: El tercer conjunto travertínico con espesores de entre 50 y 60 metros
(Paul Roiron et alii, 1993, p. 10).
401
146
taludes prácticamente verticales que separa dicha meseta de la zona del valle y que se
formaron a consecuencia de una meteorización selectiva. Este escalón produce, en
algunos puntos, cortes en el nivel freático que se manifiestan a modo de surgencias. Tal
es el caso del manantial de las cuevas de Jorox, con brotes de agua permanente en las
paredes de los travertinos, formando un microsistema de irrigación independiente de las
acequias del río Jorox.
5.4.3.-Antecedentes históricos.
Quizá el principal problema a la hora de abordar el estudio de este valle es la escasez
de fuentes escritas de las que, hasta ahora, tengamos constancia. Uno de los testimonios
documentales que podría haber aportado una información esclarecedora es el Libro de
Repartimiento de Alozaina, elaborado a finales del siglo XV. Pero la única alusión en la
que, aparentemente, se hace referencia a la zona, está relacionada con una donación de
cinco fanegadas de tierras de riego que se hace para la fábrica de la iglesia de la villa,402
sin mencionarse, de forma directa, el pago de Jorox. Igual ocurre con la posible
documentación que pudiera haber existido en los archivos Municipal y Diocesano.
Durante la Guerra Civil (1936-1939) fueron destruidos tanto los que habían
almacenados en el ayuntamiento, como los que estaban custodiados en la parroquia de
la villa, por lo que prácticamente la carencia de fuentes escritas es total. Solo se hacen
algunas alusiones mínimas en el Libro de Repartimientos de Alozaina, de Málaga, el
Libro de Apeo de Yunquera, en alguna documentación del Archivo Municipal de
Málaga y en el Catastro de Ensenada. Igual ocurre con la información que nos pudiera
proporcionar la arqueología.
Los primeros vestigios arqueológicos que poseemos sobre la existencia de
comunidades humanas en Jorox arrancan del Paleolítico superior. La abundancia de
cuevas y abrigos en un relieve de predominio kárstico, junto con la existencia de aguas
superficiales permanentes, una elevada pluviometría anual y un microclima suave
propiciarían una actividad económica cazadora-recolectora mantenible durante la
mayoría del año. Del período Solutrense se han hallado restos en la cueva del Tajo403
con diversos utensilios de sílex, entre los que destacan hachas y puntas de flechas.
Relacionados con la Edad del Bronce son los indicios de un enterramiento hallado en la
402
403
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 251, p. 459.
Marqués Merelo y Ruiz Rodríguez, 1976.
147
cueva de la Mesa, en que destaca un brazalete de oro. La localización de otras cavidades
y abrigos plantea la posibilidad de la existencia de otros yacimientos prehistóricos que
están por descubrir a falta de campañas de prospecciones y excavaciones arqueológicas.
Sin embargo, las primeras noticias escritas que tenemos sobre Jorox son del siglo X
y están relacionadas con un decreto de ʿAbd al-Raḥmān III por el que se le otorga al
alfaquí malagueño Abū Hurayra ‘Azīz b. Muḥammad, libertad plena sobre sus
propiedades en las alquerías de Jorox (qaryat Šāris) y en la de los Valles (qaryat
Balliyīluš) como recompensa por su apoyo contra los rebeldes de Bobastro404. Esta
propuesta que liga la Šāris altomedieval del documento, con el Jorox malagueño, fue
formulada por Martínez Enamorado405. Dicha relación podría quedar respaldada (con
las consiguientes reservas) por los hallazgos de dos yacimientos que podrían estar
vinculados con las alquerías en cuestión. El primero, fue realizado de forma casual en
el partido rural de Alozaina denominado la “Alquería”406 y cuyo extremo inferior de
este espacio residencial lo ocuparía parte de la cabecera del arroyo de los Valles.
Marmolejo Cantos vincula dicho poblamiento con el Balliyīluš de Martínez Enamorado.
El segundo, está relacionado con la localización de un entorno de hábitat en el mismo
valle de Jorox que asociamos con el período altomedieval y que podría coincidir con la
qaryat Šāris. Sin embargo, es necesaria seguir profundizando en el estudio territorial del
Valle para poder obtener unos resultados que nos ofrezcan mayores garatías. De
demostrarse esta relación estaríamos ante un asentamiento de inicios de siglo X.
Según Martínez Enamorado407 el Jorox islámico (hisn Šārus) tendría un origen
emiral, incluyéndolo dentro de una serie de distritos campesinos que se crearon en el
valle medio y alto del Guadalhorce y que se organizaron a partir de un ḥiṣn.
Territorialmente, perteneció a la kūra de Tākurunnā, aunque en el mismo límite con la
kūra de Rayya. Para ello se basa en el deslinde que se realizó en el siglo XVI entre
Yunquera y Alozaina, recogido en el Apeo yunquerano, redactado tras la rebelión
morisca de 1567:
404
Vallvé Vermejo, 1965, pp. 140-141.
Martínez Enamorado, 2003a, p. 413.
406
Dicho asentamiento fue hallado de forma casual por Marmolejo Cantos y Ordóñez Frías al quedar al
descubierto en un talud de la actual carretera A-43 abundantes fragmentos de cerámica que se
interpretaron de origen andalusí. Además se detectaron diversos sistemas hidráulicos de irrigación en que
destaca un maʻŷil formado por un conjunto de acequias con una alberca alimentada por una mina-aljibe.
Dicho hallazgo fue comunicado a la Delegación Provincial de Cultura en Málaga y se elaboró un artículo
(Marmolejo Cantos y Ordóñez Frías, 2012, pp. 88-95).
407
Martínez Enamorado, 2003a, p. 582.
405
148
Desde el dicho puerto de los Almogabares a la majada del Espartal e de aqui
al portezuelo asomante al molino del Xorron y de aqui el río a abaxo a la junta
de los dos rios el de Xorron y el rio Grande y hasta aqui biene lindando con el
termino de la dicha villa de Aloçayna e comiença a desalindar con el termino de
la dicha villa de Tolox en esta manera408
Del Bajo Medievo no conocemos ninguna referencia documental, y no será hasta
finales del siglo XV cuando tengamos alguna información, siempre muy escasas y
fragmentada, sobre la zona. Nos referimos a la década de los ochenta de dicho siglo en
que tras la conquista castellana de la Algarbía malagueña, Alozaina y su término
municipal, son repoblados en su totalidad por cristianos viejos. No hay alusiones
directas al reparto de Jorox en su Libro de Repartimiento. Sin embargo, sí encontramos
una referencia a unas tierras que se otorgan para la fábrica de la iglesia y que
interpretamos que podrían pertenecer a la zona objeto de estudio:
Queda otrosy para la dicha fabrica de la Yglesia otras cinco fanegadas e
media de tierras de ryego questa en el camino de yunquera entre los montes
realengo e que para la dicha fábrica se puedan desmontar al derredor de las
dichas tierras de riego fasta diez fanegas sy quisyeren desmontarlo con tanto
que las aguas no se puedan vedar ni defender a los vezynos porque aquellas
quedan por realengas con todas las fuentes e ryos de dicho lugar409
También de finales del siglo XV, y recogido en los Repartimientos de Málaga, hay
dos menciones sobre Jorox. La primera, trata del reparto de “tierra calma” en el término
de Alozaina, donde se hace referencia a dicho partido, aunque sin aportar ninguna
información relevante:
Relación de las tierras de montes y viñas que se midieron en Alozaina [...]
tenían los vecinos señalados un pedaço de tierra calma en el que hubo cuatro
fanegadas que está en el partido de Xorozi410
La segunda, alude a un propietario musulmán que posee tierras en Tolox y que
parece proceder de Jorox:
408
AHPG, Libro Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, 1571, fol. 58v.
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 251, p. 459.
410
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2000, fol. 427, p. 295.
409
149
cient arançadas, que se deslindan en esta forma: encima de rio Grande en
termino de Tolox que se dize Alhandaqui Alcomar, alindando con el majuelo de
Ali Xorori411
Durante la rebelión morisca de 1569, Marmol Carvajal, relata el ataque a Alozaina
por parte de un contingente morisco, haciéndose mención a la sierra de Jurol. Tampoco
se aportan más datos sobre la zona:
y tomando por el camino de Yunquera para ir más cubierto por la sierra de
Jurol fueron a dar sobre él412
Ya avanzado el siglo XVI tenemos un documento a través del cual podemos deducir
que las huertas de Jorox no fueron propiedad de los moriscos, a pesar de que el Bajo
Jorox y el cercano río Planos, pertenecieron a los moriscos de Yunquera y Tolox413
hasta su expulsión entre los años 1570 y 1571. Dicha evidencia queda demostrada por
unas indagaciones que realizó Juan de Salazar, juez de comisión del rey, en 1571 para
saber las propiedades que estos tenían en la villa de Alozaina:414
dixeron que esta villa [Alozaina] nunca a bibido ni residido ningún morisco
ni en ella e su término les conocieron tener ningunas casas ni otros bienes
rayzes e muebles mas de çiertas haças que los dichos moriscos tenían en
termino e dezmería son las siguientes [...] .Todas las çuales dichas haças son de
tierra de secano415
Ello no quiere decir que este grupo de población no tuviera tierras en Jorox en
régimen de aparcería, o la trabajaran como asalariados. Esto fue una práctica muy
habitual416, especialmente al constituir una mano de obra especializada con una larga
tradición en la agricultura de irrigación, frente a los cristianos viejos cuyas prácticas
agrícolas, como es sabido, están más relacionadas con el secano.
411
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1990, fol. 161, p. 473.
Marmol Carvajal, 1991, p. 258.
413
AHPG, Libro de Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, 1571, fols. 86, 87, 88, 96, 97, 98; 250,
251, 252...
414
Mi agradecimiento a Esteban López García por la información cedida.
415
HIPG, Libro de Población, Apeo de Casarabonela y su anejo Alozaina, Libro 6467, 1571, fols. 87r y
87v, ed. Gómez Armada y Martínez Enamorado.
416
De la vecina villa de Monda tenemos noticias de que parte de la población morisca residente realizaba
trabajos en Coín, poblada por cristianos viejos: que todos ellos eran jente pobre por estar en tierra tan
corta y ser ellos tanto, e que assimismo tenían grande parte de labores en la dezmería de la dicha villa
de Coin (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 184).
412
150
Por último, conocemos un breve pero importante documento de 1578 en el cual se
menciona “el acequia vieja” de Jorox indicándonos su ubicación:
Inspección hecha a Francisco Martín Villatoro vecino de Alozaina
propietario de tierras en dicha villa en los partidos que llaman de Joron y
Matenyl por romper en realengo [...] Al medir el pago de Matenyl se determina
que linda con tierras realengas y que era una haya arrimada a un tajo de peña
[...] Las tierras que tenia en el pago de Joron lindavan por poniente con el
acequia vieja que iba del rio Joron417
5.44.-Descripción de los espacios irrigados. Elementos morfológicos.
Vamos a realizar la reconstrucción de los espacios irrigados del valle del río Jorox.
Para ello se van a identificar los trazados de las diferentes acequias, junto con partidores
y canales secundarios, y su relación con determinados bloques de cultivos. El
parcelario, junto con la ubicación de los molinos y su funcionalidad, también serán
objeto de nuestra atención. Con todos los datos obtenidos se harán propuestas
cronológicas sobre los distintos espacios irrigados que ocupan el valle, así como trazar
las líneas de crecimiento de los diversos sectores.
-Sistema de la acequia de los Molinos. Se trataría de un sistema de ladera con captación
junto al arroyo. Este canal es el segundo de mayor longitud del valle (dos mil cincuenta
metros)418 articulando el riego en la margen derecha del río. La toma del agua para la
acequia se realiza en un azud apenas distante ocho metros de la surgencia del río Jorox y
en su margen izquierda. A unos doscientos metros río abajo, y a la altura del único vado
existente, en el antiguo camino de Alozaina a Yunquera, cambia de vertiente
permaneciendo ya en la margen derecha hasta su desagüe en el arroyo de Treviño.
Todavía en 1980 dicho cambio de margen se hacía vertiendo el agua directamente de la
acequia a un azud que estaba en el mismo cauce del río y a la altura del vado, para
inmediatamente volver a incorporarse a otra acequia ya en la margen derecha419. Varios
brazales secundarios derivan de la acequia principal. El primero, o acequia del
Rompeizo, se desvía a su izquierda, cuarenta metros antes de que la acequia-madre
417
AMM, Libro de Composiciones de Tierras, fol. 200.
Cuando hacemos alusión a la longitud de una acequia nos referimos a la extensión del la acequiamadre no de los ramales secundarios.
419
Este cambio se produjo debido a la catastrófica riada de 1991 que erosionó el lecho del río provocando
que el azud fuera inoperativo ya que quedó a un nivel inferior a la toma de la acequia.
418
151
alcance el vado, cubriendo una superficie de riego aproximada de unos 8040 m²420. El
segundo brazal, o de los Amayas, se separa hacia la derecha del canal matriz a la altura
de la ermita de Santa Cruz, ya en la margen derecha del río, regando una serie de
amplias terrazas de escaso desnivel (7400 m²) y con una longitud de doscientos cuarenta
metros, desaguando en la acequia Alta. Entre la ermita y en el tercer molino, se desvía
otro brazal secundario que se le denomina la acequian Alta, cuyo trazado discurre justo
por debajo de las cárcavas de la Mesa de Jorox, en un terreno con fuertes desniveles y
muy abancalado. Tiene una longitud aproximada de setecientos cuarenta metros y
desemboca en la parte baja de la acequia de los Molinos, cubriendo una superficie
aproximada de riego de 26021 m². El cuarto brazal sale justo por debajo del desagüe del
molino de don Bartolo (sexto molino desde la surgencia del río) y discurre a media
ladera, en la que ya el grado de pendiente se atenúa. Su longitud aproximada es de
doscientos treinta metros, no pudiéndose determinar su superficie de riego. Por último
la acequia-madre cubre una superficie de riego (sin contar los anteriores canales
secundarios) de 64900 m².
El trazado de estos ramales secundarios fue concebido para dotar de riego a aquella
zona del valle que se encuentra entre la acequia-madre y la Mesa de Jorox. Esto es así
debido a que la organización del espacio irrigado en vertiente hace que sea necesario
brazales secundarios para acceder a aquellos terrenos que no se pueden regar con la
acequia principal. Desagua en la cañada de Treviño. Hasta mediados del siglo XX
mantuvo en activo seis molinos harineros421 de tracción hidráulica, todos ellos en el
trazado principal de la acequia de los Molinos.
-Sistema del Nacimiento. Tiene su toma de agua a la misma altura que la acequia de los
Molinos y en la surgencia del río Jorox, pero en la margen derecha del río, por donde
discurre en su totalidad. A unos cincuenta metros del azud se produce su división en tres
ramales. El primero, riega los bancales paralelos al cauce del río hasta el vado del
camino donde se une a la acequia de los Molinos.422 El segundo, (de los Bravos)
discurre por la cota más alta, con una longitud de trescientos ochenta metros y una
420
Las superficies regadas que se especifica para cada acequia son datos tomados del catastro de 1942,
dicha documentación se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Málaga, en la sección de
“Catastro Rústico”, municipio de Alozaina.
421
El molino de la Riada parece que fue destruido a principios del siglo XX.
422
Esta superficie de regadío no la vamos a tener en cuenta ya que pensamos que hasta que no se produjo
la gran riada de 1901, pertenecía al cauce del río. Testigo de esta modificación es el molino de la Riada
que a finales del siglo XIX ocupaba parte del cauce por donde circula actualmente el río.
152
superficie regada de 8500 m². El tercero, (de las Huertas) cubre la zona derecha de la
meseta, justo por debajo del sector irrigada por la acequia anterior, desaguando esta
última en la de las Huertas, y a su vez, dicho canal tiene su final en la acequia Alta.
Forma terrazas amplias, con escasos desniveles entre ellas como corresponde a la
orografía de la plataforma de Jorox. Posee una longitud de cuatrocientos veinte metros,
regando una superficie aproximada de 16800 m².
-Sistema de la acequia del Moro. También se trataría de un sistema de ladera, cuya
captación se realizaría directamente del río mediante un azud423. Tiene una longitud
aproximada de seis kilómetros, discurriendo por la parte medio-baja del río y por su
margen izquierda. Riega una superficie que no hemos podido determinar con exactitud
aunque en la zona del Jorox, perteneciente a Alozaina, superaría las tres hectáreas. Tras
la captación la acequia va tomando altura rápidamente debido al fuerte desnivel
existente en el terreno. La arquitectura parcelaria se divide en dos sectores
diferenciados. El primero abarcaría, aproximadamente, el primer kilómetro desde su
toma en la presa del río. Estaría formada por estrechas terrazas longitudinales
escalonadas que en su mayoría no sobrepasarían los dos metros de anchura, con
desniveles, entre ellas, superiores a los tres metros y con amplios tramos de su recorrido
incultos debido al fuerte desnivel de algunos sectores que hace imposible la
construcción de terrazas. Todo ello unido a la circunstancia de que en los últimos años
se han dejado de cultivar muchos terrenos debido a la dificultad que supone su laboreo
al estar en zonas de difícil acceso, junto con la caída de los precios relacionados con los
productos agrícolas. El segundo tramo llegaría hasta el final de la acequia, desaguando
en el río Planos muy cercano a la unión de este último cauce con río Grande. En este
último sector su recorrido discurre por terreno forestal y cultivos de secano, y no es
hasta el Bajo Planos cuando riega terrazas de cultivo, por lo que pensamos que esta
última parte sería una ampliación posterior de la primera y con cronología también
diferente.
-Sistema de la acequia de la Nana. Al igual que la acequia del Moro, también circula por
la margen izquierda del río Jorox, aunque en un nivel inferior a aquella. Su toma se
realiza mediante un pequeño azud, unos ochocientos metros por debajo de la captación
de la acequia del Moro. Su creación se debió a la necesidad de un nuevo canal que
423
El punto de captación tuvo que modificarse también a consecuencia de la riada de 1991, estando en la
actualidad a unos sesenta metros por debajo del antiguo.
153
regara la zona inferior de la margen izquierda del río, a la cual las aguas de la acequia
del Moro no daban cobertura. También discurre por un terreno con fuertes desniveles
donde los estrechos bancales predominan. No tenemos datos de la superficie que riega,
desaguando en el río Jorox apenas a unos doscientos metros de su unión con el río
Planos.
-Microsistema del Qanāt del Portezuelo. Es un sistema independiente del de río Jorox.
Se ubica en el extremo NO del valle, muy cerca del límite con el término municipal de
Yunquera, y a pie del antiguo camino que iba de Alozaina a Yunquera. Formaría un
maʻŷil
424
de probable origen andalusí, con la toma del agua que se efectúa en un
qanāt425 abierto a media ladera, almacenándose el agua en una alberca desde la cual se
distribuye a una serie de pequeñas terrazas cercanas. Posee una extensión de terreno
irrigado que no superaría la fanega, con 3400 m² aproximadamente.
-Microsistema de las Cuevas de Jorox. Aunque la acequia Alta tiene su terminación en
las cercanías de este sector, lo consideramos como un sistema independiente ya que
posee su propio suministro hídrico y una estructura de canalización autónoma
relacionada con los dos pequeños manantiales que posee, y no con el tramo final de
dicha acequia, por lo que mantenemos la hipótesis de que este sistema fue anterior al de
la acequia Alta. Al igual que el microsistema del Portesuelo, también lo podemos
considerara como un maʻŷil dado que utiliza un sistema de captación hídrica cercano y
autónomo, con almacenaje en albercas para las posterior distribuir del agua entre una
serie de estrechas terrazas. Se sitúa en la margen derecha del valle, inmediatamente por
debajo de la Mesa de Jorox, es decir en el tajo o escalón vertical que separa la meseta
del valle, donde se producen afloramientos del nivel freático en forma de fuentes.
Dichas surgencias son recogidas directamente por dos albercas que aprovechan parte de
las paredes del cortado para completar sus estructuras. Sus dimensiones son diferentes,
con una alberca rectangular de seis metros de largo por cuatro de ancho y dos metros de
profundidad, que capta las aguas del manantial del Chorrito, mientras que a unos
cuarenta metros y al mismo nivel, se localiza la segunda, mucho más pequeña y de
forma poligonal al aprovechar el hueco donde surge la fuente que la suministra. Desde
424
Martínez Enamorado, 1999, p. 662; Navarro Romero, 1995.
Se trata de un pequeño qanāt con un único pozo que tiene la función de captación del acuífero a la vez
de evacuar el material de excavación, y una vez en uso, de ventilar el sistema. Desde ahí discurre una
galería subterránea de unos doce metros de longitud forrada con muros de mampuestos en seco y con una
cubierta de grandes lajas planas que termina en una pequeña alberca desde la que se distribuye el agua a
los cercanos bancales.
425
154
ambos contenedores se distribuye a una serie de terrazas muy estrechas y alargadas que
ocupan una extensión aproximada de dos fanegas. También lo clasificamos como un
sistema de ladera, teniendo como característica principal el fuerte desnivel del terreno.
Hay que destacar la particularidad de que justo por encima de las surgencias se
encuentran una serie de pequeños abrigos rocosos, algunos de los cuales han sido
cerrados por su parte frontal para su utilización como viviendas. Junto a estas oquedades
y en niveles superficiales, se han observado concentraciones de fragmentos cerámicos.
De especial interés, ante una posible referencia cronológica, son los amorfos y bordes
de ataifores, con vedrío en verde esmeralda, que podemos relacionar con los siglos XIII
y XIV, siempre teniendo en cuenta su carácter superficial relacionado con depósitos
secundarios. Su superficie de riego es de aproximadamente de 6200 m².
Parece evidente la existencia de una jerarquización en los derechos de uso del agua
que nos puede indicar también una gradación cronológica en la creación de los diversos
sistemas de riegos procedentes de las acequias del “Nacimiento” del río Jorox.426. El
primer lugar en la jerarquía lo ocupa la acequia de los Bravos que comienza el turno de
riego y tiene preferencia sobre la de las Huertas. A continuación iría la acequia de los
Molinos, que posee derecho de riego sobre la del Moro, que recibirá los sobrantes de la
primera en períodos de carestía. Igual ocurre con la acequia de la Nana, que solo podrá
aprovechar la escorrentía de las anteriores cuando el caudal del río sea escaso.
426
Esta información ha sido recabada entre los agricultores de la zona que probablemente seguirán
costumbres seculares fosilizadas en el tiempo.
155
Fig.5.7-Plano general de Jorox
156
Llama poderosamente la atención la existencia de los restos de siete molinos
harineros que dependían directamente del suministro hídrico del río Jorox. La
abundancia de estas instalaciones responden, a nuestro entender, a dos causas. La
primera es la existencia de un caudal abundante y estable en que la mínima estival no
era excesivamente acusada. Esto hizo que se pudieran mantener activos tal número de
molinos. La segunda sería el fuerte desnivel existente entre la meseta superior y el cauce
medio del río, lugar donde se concentra la mayoría de estas instalaciones, lo que
favorecería la verticalidad de los cubos potenciando la fuerza motriz del agua. También
este desnivel ayudaría a que el nivel-base de las acequias se recuperara rápidamente, no
afectando en demasía al riego de las diferentes terrazas.
No hay precedentes de tal concentración de molinos en un espacio tan reducido en
los cauces de los ríos y arroyos de la subcuenca de río Grande. En las cercanías
podemos destacar los siete molinos en el río Alfaguara u Horcajos427 (cuatro molinos en
1572) que discurre íntegramente por el término municipal de Tolox, aunque distribuidos
por una superficie muy superior a los del río Jorox. Seis molinos en el río Pereila,428 en
término municipal de Coín, los tres del río Alpujata en Monda, o los dos detectados en
río Grande, entre otros. Esta concentración es superada solo por la del río Nacimiento de
Coín, teniendo ya noticias de la existencia de al menos diez molinos hidráulicos
registrados a mediados del siglo XVI429. La mayoría se concentraban en el tramo que va
desde las Huertas Altas al río Bajo, donde existe un fuerte desnivel que favorecía su
instalación.
Las primeras noticias documentales que poseemos datan de finales del siglo XV
cuando se produce el repartimiento de las tierras de Alozaina entre los nuevos
repobladores, y se le concede un lugar para un molino nuevo a Juan de Moya:
Juan de Moya. Diosele un sytio para molyno en un herydo nuevo media legua
del lugar en el rio Xoros camino de yunquera sin prejuicio de tercer430
Otra alusión a un molino en Jorox la encontramos en 1571, con la realización del
Apeo de Yunquera y en el deslinde con Alozaina. Se toma como punto de referencia un
molino del valle:
427
López García, 2012, pp. 195 y 196.
Fuentes del autor.
429
AGS, RGS, Leg. 1, 148807,11, 1488.
430
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 251, p. 459.
428
157
Desde el dicho puerto de los Almogabares a la majada del Espartal e de
aqui al portezuelo asomante al molino del Xorron y de aqui el río a abaxo431
Desde nuestro punto de vista este molino puede relacionarse con el situado en los
inicios de la acequia de los Molinos, que en época contemporánea se denominaba de la
Riada, basándonos en que desde el puerto del Portezuelo hay una perspectiva muy clara
de este tramo de la cabecera del río.
También, a finales del siglo XVI, se concede licencia para la construcción de un
molino harinero en Jorox sobre los restos de otro existente:
en el pago de Jorox en la Chorrera junto a otro molino caydo que era antes
sin prejuicio a tenor que en la dicha villa de Aloçayna tenia necesidad de que
ubiesse moliendas y por nos otra peticion vos dimos licencia para que pudiere
tomar el dicho sitio para hazer el dicho molino432
Lo identificamos con el que ocupa el lugar más bajo, cercano a una cascada que
forma el río y, a la cual, actualmente se denomina “la Chorrera”. A mediados del siglo
XX se llamaba el molino de Antonio Sánchez, dado que fue el último molinero que lo
trabajó cuando aún estaba en activo.
La siguiente información que tenemos sobre estas instalaciones es ya de 1754, y
procede del catastro elaborado por el marqués de la Ensenada433. Se menciona la
existencia de cuatro molinos harineros sin que se aporte ninguna información sobre
donde estaban instalados. Dado que el único cauce de importancia que posee Alozaina
es el del río Jorox, deducimos que estarían ubicados en su curso.
Ya a mediados del siglo XIX Pascual Madoz434 contabiliza cinco molinos harineros
en el término municipal de Alozaina. Tampoco indica donde estaban ubicados.
En la actualidad, se conservan restos, más o menos modificados, de los siete molinos
de los que existen testimonios materiales y orales. Todos estaban instalados en la
acequia de los Molinos y la mayoría de ellos estuvieron en activo hasta mediados del
siglo XX.
431
HIPG, Libro de Población, Apeo deYunquera, Libro 6467, 1571, fols. 87 y 87v.
AMM, Escribanía del Cabildo, Legajo 16/3, 1594, fol. 277.
433
Marqués de Ensenada, 1754, pp. 301-302.
434
Madoz, 1849, p. 192.
432
158
Por orden, desde la zona más alta de la acequia hasta la inferior, destacamos los
siguientes:435
-Molino de la Riada. Situado apenas a cincuenta metros de la captación de la acequia de
los Molinos. Era de una parada y solo mantiene el cubo, siendo el resto de su estructura
arrasada por una riada sobre la que no existe información cronológica concreta436.
-Molino de la Pasada. A una distancia de ochenta metros por debajo del anterior y junto
al vado del río. También es de una parada conservándose el cubo completo y buena
parte de su estructura interna.
-Molino del Planchero. Se construyó aprovechando un pronunciado escalón que separa
la Plataforma de Jorox de la parte media del río. Es esta zona donde se concentran el
resto de los molinos dada las óptimas condiciones para su instalación al producirse un
acusado desnivel en un corto espacio de superficie. Es de dos paradas, conservando los
dos cubos, aunque su estructura interna está muy modificada. El tramo de acequia que le
suministra el agua forma un acueducto que se eleva unos metros sobre el terreno para
producir una mayor altura de la caída del suministro hídrico.
-Molino de Tenorio. De una parada preservando integro su cubo. Está a cincuenta
metros por debajo del anterior. Desconocemos el estado de su estructura interna.
-Molino del Antonio Rey. De dos paradas. Ha sufrido profundas transformaciones ya
que ha sido reconvertido en un albergue. También muy cercano al anterior.
-Molino de don Bartolo. De una parada. Se conservan el cubo y
el cárcavo.
Desconocemos su estado interior.
-Molino de Antonio Sánchez.437 De una parada y, aunque remodelado para uso como
vivienda, se preserva en muy buen estado, manteniéndose intacto el cubo, el acueducto
de canalización, las piedras de moler y el cárcavo. Es el que cierra la serie de estas
instalaciones en el valle de Jorox coincidiendo con una suavización de la pendiente.
435
La toponimia relacionada con los molinos es de época contemporánea y corresponde, en su mayoría
con los nombres de los dueños o arrendatarios que los poseyeron o trabajaron en la primera mitad del
siglo XX.
436
La gente de más edad de la zona tienen la memoria histórica de esta inundación en 1901. Aunque no
existe una certeza documental.
437
Sobre este molino existe una referencia muy escueta en la obra “Cortijos, haciendas y lagares de la
provincia de Málaga” al que se denomina de la Virgen de la Viuda. (Soriano Bueno et alii, 2001, p. 180).
159
Según la información oral que poseemos, la molienda se realizaba de noche y
durante el día el agua se utilizaba para regar las terrazas, sin que aparentemente existiera
conflicto entre molineros y agricultores por su uso. El hecho de que todos los molinos
desaguaran en la acequia principal servía para que el agua fuera aprovechada de forma
simultánea por estas instalaciones. Un dato también interesante es que los turnos de
riego se dividían entre los diversos molinos y los grupos de terrazas que habían por
debajo de ellos, es decir que dichas instalaciones sectorizaban la irrigación y, por lo
tanto, esta estaba supeditada a la ubicación de los molinos. En la actualidad, y pese a
que dichos establecimientos llevan tiempo inoperativos, se siguen manteniendo los
turnos de riego por bloques de tierras relacionadas con cada molino, sectorización que
comienza en el molino de Planchero, y termina en el bloque de terrazas que hay por
debajo del molino de Antonio Sánchez.
No tenemos certeza de la existencia de molinos de filiación islámica ante la falta de
evidencias documentales y arqueológicas, por lo pospondremos para un futuro trabajo el
estudio en profundidad de estas instalaciones totalmente integradas en la acequia de los
Molinos.
5.4.5-Cronología relativa y secuencias de crecimiento de los sistemas de irrigación
Para obtener una cronología aproximada de los diversos espacios irrigados del valle,
vamos a tener en cuenta los mismos condicionantes que cuando realizamos el estudio
del sistema del arroyo Alpujata:
-Jerarquización en el uso del agua. Vemos como hay una gradación en el derecho de
utilización del agua para la agricultura. Reflejo de ello es que determinadas acequias
con sus respectivos bloques de terrenos, conformadores de unidades de paisaje, tienen
preferencia en su utilización sobre otras unidades. Es decir, las acequias más antiguas
poseían prioridad en el uso del agua, y las que posteriormente se fueron creando o
aquellas ampliaciones de los canales principales, solo podían utilizar el sobrante de las
anteriores. Esto puede ser un indicativo del orden de creación de los diversos sistemas
hidráulico y, por lo tanto, podemos obtener una cronología relativa.
-Estructura de las acequias principales y de sus respectivos brazales, junto con la
fisonomía del parcelario. El suministro de agua de un mismo canal, en época andalusí,
solía formar planta arborescente como resultado de un acuerdo social entre los grupos
160
clánicos para el reparto del agua.438 Sin embargo, las ampliaciones y la creación de
nuevos canales en la Edad Moderna y Contemporánea, produjeron trazados geométricos
con ramales secundarios y partidores paralelos a la acequia principal. Ejemplo claro de
esto será la ampliación que se produjo en la acequia de los Molinos en la Edad Moderna
a la altura del último molino hidráulico del sistema, en que se aprecia un marcado
cambio en la estructura de los canales y en el parcelario.
También las formas de los diversos parcelarios son significativas. Así el andalusí es
muy irregular como reflejo de una sociedad segmentaria y tribal, mientras que el
cristiano moderno y contemporáneo es fruto de otro sistema social y económico, con
formas ortogonales439 probablemente basados en unas medidas estandarizadas del
terreno como fue la fanegada440.
-La situación del espacio residencial. Hasta ahora el único lugar de hábitat localizado en
el valle es la alquería de Jorox Viejo que está delimitada, en su parte inferior, por la
acequia de los Bravos y por las terrazas que riega, y en su zona superior por los cortados
que forma la Mesa.
Una vez establecidos una serie de parámetros, vamos a pasar a analizar los diversos
sistemas de irrigación estableciendo un orden cronológico.
-Sistema del Nacimiento.
Discurre íntegramente por la margen derecha del río Jorox. En la actualidad está
constituido por dos acequias, la de los Bravos y de las Huertas.
El primer canal que se creó fue el de los Bravos, con unos partidores que forman una
trama de forma claramente arborescente y un parcelario irregular. Posteriormente, y en
un nivel más bajo, se construyó la acequia de las Huertas que posee una longitud
ligeramente superior a la anterior y que riega una serie de amplias terrazas de escaso
438
Guinot Rodríguez, 2008, p. 225.
Esquilache Martí, 2011, p. 3.
440
Es muy frecuente en los libros de apeo del siglo XVI de la concesión a los nuevos colonos de
porciones de tierra, tanto de secano como de regadío, que solía coincidir con una fanegada. Así en el Apeo
de Yunquera, las tierras de moriscos repartidas en el cercano río Planos entre cristianos viejos en 1568, se
incluye en el lote de cada colono una fanegada de tierra de riego (AHPG, Libro de Población, Apeo de
Yunquera, Libro 6809, 1571, fols.86, 96, 112, 124...) dicha fanegada equivaldría a 3672,73 m² para el
regadío, y de 6121,17 m² para el secano, según extraemos de los libros de apeo de Tolox y Yunquera.
439
161
desnivel entre ellas. Esta última, forma un parcelario más regular, con partidores de
tendencia rectilínea. Es evidente de que se trata de una de las mejores zonas del valle
para el desarrollo de una agricultura de irrigación dado sus amplias terrazas y su
orientación E que, junto con su situación en la parte alta del valle, garantizan una
insolación prolongada durante el día. Este factor es importante, puesto que la mayoría
de las especies agrícolas que los árabes trajeron de Oriente son heliófilas, necesitan una
dilatada exposición solar para que fructifiquen de forma optima. Además, esta posición
alejada del fondo del valle hace que, ante la escasez de inversiones térmicas, las heladas
sean escasas. En la actualidad la acequia de los Bravos tiene preferencia de riego sobre
la de las Huertas, por lo que interpretamos que su creación fue anterior al otro ramal y
que esta sería la primera zona de regadío que se fundó en el valle a tenor de la datación
que hemos establecido para la cerámica hallada en la alquería, también por tener
prioridad sobre el sistema de la acequia de los Molinos en caso de carestía hídrica.
5.4.6-.Sistema de la acequia de los Molinos
Es el sistema que riega mayor superficie de terreno en el valle, además de poseer
brazales secundarios de importancia como son las acequias del Rompeizo, la de los
Amayas, la Alta y la acequia del Molino de don Bartolo, ramales que en la práctica
formarían sistemas autónomos de riego. Proponemos su división en dos sectores
claramente diferenciados, tanto por la estructura parcelaria, como por la fisonomía de
las acequias, brazales secundarios y partidores.
El primer subsistema abarcaría desde la misma toma de la acequia de los Molinos
hasta justo por debajo del último molino hidráulico del sistema (Antonio Sánchez) e
incluiría todos los brazales secundarios antes mencionados. El parcelario es muy
compartimentado e irregular, junto con una traza arborescente de acequias y partidores
muy marcados.
El segundo subsistema incluiría desde el molino de Antonio Sánchez, a la
desembocadura de esta acequia en la cañada de Treviño. Tanto el parcelario como la
estructura de canales, sufren una modificación radical, con una clara tendencia
ortogonal, junto con la acequia principal y ramales secundarios formando una estructura
en forma peine de gran regularidad441 en que todavía se puede observar como la
441
Para el análisis del parcelario del valle de Jorox nos hemos basado en el mapa del catastro de 1942 que
en la actualidad se puede consultar en el Archivo Histórico Provincial de Málaga.
162
superficie de las diferentes propiedades no ha sufrido excesivas divisiones, poseyendo
un estándar cercano a la fanega actual. Todo ello nos indica que hubo una ampliación en
la Edad Moderna.
Como hipótesis, proponemos dos periodizaciones históricas diferentes. El primer
subsistema podría tener un origen andalusí, aunque a diferencia del sistema del
Nacimiento, estaría relacionado con el período bajomedieval. El segundo subsistema es
ya una ampliación realizada en la Edad Moderna y Contemporánea.
5.4.7.-Sistema de la acequia del Moro.
Forma el trazado de canalización más largo del valle con una longitud aproximada de
seis kilómetros desde su toma en un azud del río, apenas doscientos metros por debajo
del molino de Antonio Sánchez, hasta su desembocadura en el río Planos, muy cerca de
la unión de dicho cauce con río Grande en el partido rural de la Millana.
Como vimos anteriormente, esta acequia, dentro de la jerarquización por el uso del
agua, está por debajo de la de los Molinos y en época de escasez solo puede utilizar los
sobrantes de dicho canal. Apenas a unos cincuenta metros por encima del azud de
captación de esta acequia, existe una fuente llamada de los Enriques, cuyas aguas son de
uso exclusivo para su suministro, con un caudal escaso aunque permanente.
Al igual que el sistema anterior, también existen dos sectores claramente
diferenciados. El primero abarcaría, aproximadamente, el primer kilómetro de recorrido
del canal, con partidores perpendiculares al trazado de la acequia, junto con un
parcelario compuesto por pequeñas unidades que posee un ordenamiento que tiende a la
regularidad. El segundo sector discurre, en su mayoría, por terrenos no cultivados y su
cometido es llevar el agua a la zona del Bajo Planos donde regaría un parcelario muy
simétrico y regular, con partidores rectilíneos y también perpendiculares a la acequia
principal.
Sobre la cronología del primer sector mantenemos nuestras dudas, aunque no
descartamos una posible creación tardomedieval. Sobre el segundo sector las evidencias
son claras, tratándose de una fundación de origen contemporáneo.
163
5.4.8.-Sistema de la acequia de la Nana
Su trazado discurre paralelo a la acequia del Moro, aunque en un nivel inferior. La
toma se realiza mediante un pequeño azud, unos ochocientos metros por debajo de la
presa de captación de la acequia del Moro.
Ocupa un escalafón inferior a la anterior en la jerarquización de los derechos de uso
del agua del río, por lo que probablemente se trate de un diseño posterior. El canal
principal forma un trazado rectilíneo, con brazales secundarios paralelos a este y
partidores formando un esquema en forma de peine. El parcelario tiene tendencia
ortogonal.
Dado su estructura, tanto del parcelario como de los canales de riego, tampoco nos
caben dudas de que su creación es posmedieval.
5.4.9.-Microsistemas del Qanāt del Portezuelo y de las cuevas de Jorox.
Se tratan de microsistemas independientes del río Jorox y ambos coinciden con la
estructura de irrigación que en árabe se denomina maʻŷil442. En el primer microsistema
la existencia de una surgencia que incorpora la técnica de captación de acuíferos
denominada qanāt, nos habla de una probable procedencia oriental,443 introducida por la
colonización árabe y de la que ya tenemos noticias en el siglo XI cuando esta técnica
estaba plenamente consolidada en al-Andalus444. Los parcelarios de ambos sistemas
presentan formas muy irregulares y fragmentadas, con brazales y partidores de
estructuras arborescentes y formas piriformes. Estos indicios nos llevan a proponer un
origen andalusí.
Es palpable que los espacios irrigados de origen andalusí en Jorox no se diseñaron en
función de la disponibilidad hídrica para el riego. Así podemos apreciar como en la
actualidad, y a pesar de que la superficie de irrigación ha aumentado al menos un 300%
con respecto al sistema de origen medieval, hay agua suficiente para regar toda esta
442
El primer investigador que describió un maʻŷil fue Pirenne en su trabajo sobre los sistemas de
irrigación en Banyalbufar en la isla de Mallorca (Pirenne, 1977).
443
Argemi Relat et alií, 1995, p. 180.
444
Ya tenemos noticias de la existencia de un qanāt en Marraquech mandado construir por el emir
almorávide Yūsuf Tāšufīn en el 1071. Lo curioso es que su constructor, ʻAbd Allāh b. Yūnus alMuhahdis, era de procedencia andalusí (Pascon, 1977).
164
extensión445. También llama la atención la inexistencia de estructuras de
almacenamiento hídricas para el riego, tipo alberca. Las pocas que existen están
generalmente fuera del antiguo perímetro de riego y además sus fábricas son, en su
totalidad, de hormigón hidráulico por lo que tienen un carácter contemporáneo. Su
extensión, por lo tanto, quedó supeditada a la disponibilidad de recursos humanos y fue
el aumento demográfico el que hizo crecer el sistema con la particularidad de que aún
en el momento actual, y a pesar de la sequía persistente desde hace años, sigue habiendo
recursos hídricos suficientes para mantener unos turnos de riego equilibrados. No ocurre
lo mismo con otros perímetros de irrigación cercanos y también de origen andalusí
como el del río Nacimiento en Coín y el del arroyo de Alpujata en Monda.446También
dichos espacios debieron sufrir diversas ampliaciones desde su fundación hasta la caída
de la comarca en manos castellanas447. Ampliaciones que no podemos distinguir con
claridad, aunque si diferenciarlas de las acaecidas en época moderna y contemporánea.
Así, y ciñéndonos exclusivamente a los perímetros irrigados de probable origen
andalusí, tenemos que el sistema del la acequia del Nacimiento pudo ser el primero en
construirse dentro del valle, y dentro de esta la acequia de los Bravos fue anterior a la de
las Huertas. Ambas riegan una superficie de dos hectáreas y media. El sistema de la
acequia de los Molinos fue el siguiente en levantarse apreciándose diferentes fases que
irían jerarquizadas desde los más altas hasta los que ocupan las posiciones más bajas:
acequia del Rompeizo, Amaya, Alta y la acequia matriz hasta el último molino
hidráulico. Los microsistemas del Portezuelo y de las cuevas de Jorox, por su carácter
autónomo, no podemos clasificarlos con claridad, aunque sus estructuras de tipo maʻŷil
y la existencia de un qanāt nos hace pensar en un temprano origen. Estimamos que la
superficie total de los sistemas de procedencia medieval era de 53675 m², lo que
equivaldría a cinco con tres hectáreas. Es evidente, de que estas hipótesis son
445
Los turnos de riego en el 2014, a pesar de la fuerte sequía que se padece en la actualidad, tienen una
periodicidad para la acequia de los Molinos de cinco días. También hay que tener en cuenta que al menos
un 20 % del caudal total de la surgencia se deriva para el consumo doméstico del pueblo de Alozaina
(Fuentes de la comunidad de regantes del río Jorox).
446
Según el Repartimiento de 1497 (Los Repartimiento de Málaga, ed. López de Coca, 1997, p. 38) Coín
poseía en esta fecha unas 15 Hts de tierras de regadío cuyo suministro hídrico dependía de las aguas del
río Nacimiento, frente a las 655 Hts que actualmente posee (Fuentes de la comunidad de regantes Llanos
a Juntilla del río Nacimiento de Coín). Para el arroyo Alpujata de Monda la superficie irrigada de
probable origen andalusí era de dieciséis fanegas (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, p. 171), treinta y
seis fanegas en la década de los setenta del siglo XVIII (Medina Conde 1773, fols. 188 y 189) y cincuenta
en la década de los sesenta del siglo XX (Fuente de la comunidad de regantes del arroyo Alpujata).
447
Hemos realizado un cálculo sobre la superficie irrigada de origen andalusí en que se han incluido los
espacios que cubriría la acequia de los Molinos y todos sus ramales, más los microsistemas del Portezuelo
y cuevas de Jorox, dándonos un total de 53675 m² que equivaldría a unas 5,3 Hts.
165
provisionales siendo necesario profundizar más en el estudio de estos sistemas para
llegar a unas conclusiones más solidas.
5.4.10.-Conclusiones.
Al igual que en el valle del arroyo Alpujata, hemos pretendido realizar una
aproximación a los sistemas de irrigación tradicionales, intentando hacer una primera
diferenciación entre aquellos de probable origen andalusí, y los que se confeccionaron
en época moderna y contemporánea.
Es evidente que la agricultura de regadío ocupó un lugar fundamental en la
organización productiva del valle. La gran extensión del sistema de acequias denota
una fuerte inversión de trabajo y una organización comunal que sin duda afectaría al
reparto del agua, con una reglamentación estricta de este bien común. Hemos visto
también que la ubicación del poblamiento estaba supeditada a no interferir el sistema
productivo y de como la estructura de irrigación sufrió escasas alteraciones. Todo ello
con un sistema productivo y de organización del espacio de evidente origen andalusí.
Uno de los principales obstáculo a la hora del desarrollo de la investigación es la
escasez de documentación escrita, especialmente castellanas de finales del siglo XV y
del XVI. En el Libro de Repartimiento de Alozaina solo hay dos menciones a Jorox, y
en una de ellas, la relacionada con las tierras de riego que se le conceden a la Iglesia
para sufragar su fábrica, ni siquiera se cita el topónimo como tal. Tampoco existe un
libro de apeo del siglo XVI como ocurrió con Casarabonela, Yunquera, Tolox, Guaro o
Monda, en los que se describen minuciosamente el reparto de las posesiones de los
moriscos entre los repobladores castellanos, ya que tras la conquista cristiana de
Alozaina y su alfoz, la población islámica abandona el territorio. Con relación a las
fuentes escritas de origen islámico, si cabe, son aún más escasas y en algunos casos
indirectas, con algunas reseñas que interpretamos relacionadas con el valle.
Sin embargo, la metodología relacionada con la arqueología del paisaje y la
arqueología hidráulica ha sido una eficaz herramienta a la hora de realizar una
aproximación a la interpretación histórica del paisaje, y ante la falta de prospecciones
extensivas o excavaciones realizadas con la metodología arqueológica. Solo hemos
encontrado algunas reseñas sobre el área de residencia medieval en el “Avance del Plan
166
General de Ordenación Urbanística de Alozaina448” al cual se le denomina como
“Despoblado de Jorox” aunque con una georeferenciación que consideramos errónea.
5.5.-Los sistemas de irrigación de la alquería de Pereila
La alquería de Pereila se encuentraba apenas a cuatro kilómetros de Dakwān.
Cuando se produjo la caída de esta última en 1485, ya se hallaba despoblada como
consecuencia de una cabalgada acaecida, probablemente, en la segunda mitad del siglo
XV y que es recogida por la documentación castellana en un pleito fechado en 1537449.
Su territorio, tras la conquista, se integra en el de Coín, siendo concedido a Pedro de
Barrionuevo mediante mercedes reales, el cual lo dividió en dos partes. La primera, se
identifica con el partido de Pereila Alta, arrendando su territorio a mudéjares y,
posteriormente, a los moriscos. La segunda, es el pago de Valdeperales, que también
arrenda Barrionuevo, pero en este caso a cristianos viejos de Coín. Ambos partidos
constituyen los antiguos espacios irrigados de origen andalusí de dicha alquería, lugares
que tuvieron una continuidad en el siglo XVI, aunque con ligeras variantes dependiendo
sí su cultivo y gestión eran realizados por mudéjares-moriscos, como el caso de Pereila
Alta o, por los nuevos colonos castellanos, como ocurrió con Valdeperales.
5.5.1.-Pereila Alta
Vamos a realizar el estudio de las acequias que riegan el partido de Pereila Alta con
el objetivo de diferenciar los trazados que pudieran tener un origen andalusí, de aquellas
ampliaciones o nuevas construcciones posteriores450y así, también, aproximarnos a la
superficie regada a finales del siglo XV451. Según el origen de su suministro hídrico
podemos dividir los sistemas hidráulicos en tres: la acequia de la fuente de la Reyna, la
acequia de la fuente de la Alfaguara y las acequias de río Pereila.
448
Avance del Plan General de Ordenación Urbanística de Alozaina (Málaga), p. 104, 2006.
que este testigo tiene memoria del dicho lugar de Pereyla desde que hera nyño porque en tienpos de
moros moravan su padre y madre en Pereyla y quando entro una partida llamada Pernya con los
cristianos y la rrobo e este testigo huyo a Coyn (ACM, Leg. 4, nº 35, s/f).
450
Una de las primeras iniciativas en establecer las secuencias de transformaciones del regadío andalusí al
medieval es la obra: Bazzana y Meleumeester, 1998.
451
Kirchner y Navarro, 1994.
449
167
La acequia de la fuente de la Reyna tenía su toma en el manantial de la Reyna452,
punto de captación que estaba apenas a cinco metros del cauce de río Pereila453.
Discurre por la margen izquierda del río y tiene una longitud aproximada de quinientos
metros454regando, de forma continua, prácticamente desde su punto de captación, una
superficie de tres con cuatro hectáreas455. Como sistema de vertiente que es456, su
estructura está constituida por un canal principal de distribución y por seis brazales o
acequias secundarias que se encargan de repartir el agua por aquellas zonas que no están
colindantes con la acequia-madre. El trazado de estos brazales es irregular, formando
una trama tipo arborescente, recorrido que se diseñó de forma oblicua a las curvas de
nivel para evitar que alcanzaran un grado de inclinación excesivo con los consecuentes
problemas de erosión que ello podría acarrear. Dos arroyos tiene que salvar dicha
acequia-madre, problema que se resolvió con la creación de pequeños acueductos. Sin
embargo, cuando los brazales secundarios encuentran estos obstáculos, no los cruzan
corriendo paralelos a ellos. Estos arroyos también podrían haberse utilizados como
desagüe del sistema.
Pensamos que con la entrada del grupo que diseño y construyo esta zona irrigada457
se generaron unos espacios de trabajo totalmente nuevos a los existentes con
anterioridad. El nuevo parcelario se caracterizó porqué su construcción estuvo
supeditada por una serie de condicionantes entre los que destacamos el trazado del río
452
Debido a las explotaciones de canteras en la zona el nivel freático ha sido modificado y la fuente de la
Reyna ha dejado de emanar agua de forma natural, por lo que ha sido necesario la construcción de un
pozo cuyo caudal se obtiene mediante motores eléctricos.
453
Justo por encima de la fuente de la Reyna, a río Pereila se le denomina río de Abuquería. Según Glick:
un río que nace en zona de montaña y termina atravesando una llanura, se organiza hidráulicamente
como si fuese otro río distinto. Hasta el nombre del río puede cambiarse, si pasa del dominio de una
tribu al de otra”. (Glick, 1990, p. 167). En el partido rural de Albuqueria existen indicios de un
poblamiento de origen andalusí que estaba a un kilómetro río arriba de Pereila, el cual también tenía su
área de irrigación cuyo suministro hídrico provenía del arroyo del Lobo. Ejemplo similar encontramos en
Monda en el arroyo Alpujata, cuyo tramo superior se denomina arroyo Marchar, en el tramo de las
huertas como Alpujata, mientras que en su tramo medio se le llama Alcazarí (Ordóñez Frías, 2014b, p.
184).
454
Clasificamos como “acequia de la fuente de la Reyna” aquel canal que va desde la surgencia del
mismo nombre hasta el arroyo de Ballonato, ya que interpretamos que a partir de ahí fue una ampliación
de época moderna y no se incluiría dentro de las estructuras de origen andalusí.
455
Carmen Navarro establece una diferenciación entre la extensión de los perímetros antiguos, que en
ningún caso superaban las 5 Ha y oscilan entre 3 y 4 Ha, mientras que la nueva huerta supera las 9 Ha
(Navarro, 1996, p. 182).
456
La organización del espacio irrigado en una sola vertiente hace que sean necesarias acequias
secundarias o ramales que conduzcan el agua a las parcelas que no tengan acceso directo desde la
acequia principal” (Kirchner, 2010, p. 84).
457
Según Martínez Enamorado la fundación de estas alquerías vendría de la mano de la instalación de
los grupos tribales beréberes de la primera ola, repartidos por las áreas montañosa de la Algarbía
malagueña” (Martínez Enamorado, 2003a, p. 585).
168
que en su acción erosiva creó una serie de meandros, así como por el grado de
inclinación del terreno. Como solía ser habitual, la construcción de las diversas terrazas
iba de abajo a arriba458, por lo tanto, dichos meandros y su morfología cóncava o
convexa, determinaron el arranque de las terrazas de riego y, por consiguiente,
condicionan también el resto de la estructura parcelaria. Lo podemos dividir en tres
sectores:
-El sector primero está delimitado en su base por un meandro de forma cóncava poco
marcada. Se creó una primera terraza o bancal-base de una cierta amplitud, con forma
poligonal parecida a un rectángulo y que tendría una extensión de ciento cuarenta
metros de largo por ochenta metros de ancho. Una vez que el terreno comienza a tomar
un grado de inclinación acusado, se realizan seis terrazas que irán disminuyendo, de
abajo a arriba, en cuanto a su anchura, con diez, seis, seis, cinco, cinco y cuatro metros
respectivamente, y sin que existan entre ellas un desnivel superior a un metro.
-El Sector segundo coincide, en su parte inferior, con un amplio meandro de forma
convexa, teniendo una superficie de riego sensiblemente mayor que el sector anterior.
También se creó un bancal-base de proporciones similares al del primer sector, con un
segundo bancal que alcanza unas proporciones de ochenta metros de largo por veinte
metros de ancho. A continuación se construyeron cuatro terrazas, cuyas alineaciones
coinciden con los cuatro últimos bancales del sector primero.
-El tercer sector tiene su base sobre un pronunciado meandro cóncavo que ha
provocado una intensa erosión del cauce del río sobre la margen izquierda de este. Por
lo tanto, los primeros siete bancales que se construyen son estrechos y van aumentando
de anchura a medida que van subiendo la vertiente (cinco, tres, seis, cinco, siete, ocho y
nueve metros respectivamente), debido a la paulatina disminución del grado de
inclinación del terreno. Condicionado por la existencia de un pequeño paleocauce
lindero con las terrazas más cercanas al río, se creó un bancal de forma trapezoidal de
treinta metros de ancho por unos veinte metros de largo que añade un cierto grado de
irregularidad al conjunto. La parte superior de la vertiente es coronada por otra terraza
de forma casi cuadrada de cuarenta y cuatro metros de ancha por cuarenta metros de
larga que alinda, por arriba, con la acequia-madre. Como vemos forma un sector algo
458
Los diseños, complejos y enormes, de terrazas irrigadas de los Andes centrales, de Perú y de México
comparten idénticas características que los esquemas magrebíes y andalusíes por lo que hace a su forma
de construirlos de abajo a arriba (Barceló Perelló, 1989, p. 32).
169
más compartimentado e irregular que los anteriores, pero sin perder la unidad
estructural del conjunto.
El sistema de la fuente de la Reyna presenta, en todos sus sectores, una uniformidad
que denota que su construcción se realizó en un período de tiempo relativamente corto
y, probablemente, por el mismo grupo humano. Otra característica destacable es la
mesura, el equilibrio que observamos en el sistema con una acequia-madre que no
sobrepasa en ningún momento el 3% de inclinación y un desnivel total, desde su toma
hasta su desagüe en el arroyo de Ballonato, de unos doce metros negativos, además de
su estructura parcelaria que supo aprovechar los desniveles del terreno con gran
maestría en que destaca su equilibrada proporcionalidad y una homogeneidad que nos
lleva a pensar que fue fruto de un proyecto común de estas sociedades campesinas. Este
saber muestra la madurez, el bagaje en la construcción de sistemas hidráulicos que
contrasta notoriamente con las ampliaciones que sufrió dicha acequia en el período
moderno.
A partir del arroyo de Ballonato la acequia de la fuente de la Reyna discurre por un
sector en que el terreno toma un grado de inclinación muy acusado, desapareciendo las
terrazas de cultivo durante un trayecto de, al menos, cien metros, para luego virar hacia
el O y alejarse de la vertiente izquierda del río, suministrando agua a una serie de
terrazas en que el grado de pendiente va disminuyendo paulatinamente y con bancales
que decrecen en anchura a medida que desciende por la ladera, ya orientada hacia la
zona por donde discurre el camino real de Coín a Monda, es decir al NO. Este nuevo
tramo de acequia tiene una longitud de doscientos veinte metros y riega una superficie
de unas seis hectáreas y media. Lo consideramos ya una ampliación posandalusí dado
que se produce una ruptura orográfica y geográfica con respecto a la unidad que
mantenía la fuente de la Reyna. Es decir, que la sensación de discontinuidad es
evidente. Pero también se observa entre ellos diferencias estructurales. El tramo de
acequia de probable origen andalusí posee una configuración arborescente en su
interior, con los diversos brazales secundarios que tienden a la irregularidad, además de
tener un perímetro de forma piriforme459. Sin embargo, en la ampliación que
consideramos moderna, los brazales secundarios están distribuidos con una traza
perpendicular con respecto a la acequia madre, es decir con una trama de tipo “peine”,
459
Guinot Rodríguez, 2008, pp. 98-111.
170
además de poseer un perímetro de forma ortogonal. Ambos son el reflejo de dos grupos
humanos con estructuras sociales y productivas diferentes.
Apenas cincuenta metros por debajo de los espacios de cultivo de la fuente de la
Reyna y en la misma margen del río, se desprende la acequia de los Molinos que tiene
su toma en un azud en el mismo cauce del río. Parece que su construcción tuvo como
motivo prioritario suministrar agua a los molinos de la Pasada y de En medio, cuya
presencia se constata ya a finales del siglo XV y, posteriormente, en época
contemporánea, al molino de Bartolomé Moya, conocido también como del Azúcar. La
acequia tiene una trayectoria que discurre paralela al cauce del río, en que el desnivel
entre ambos se va adquiriendo de forma casi imperceptible, y con una separación
acequia-río que generalmente no supera los cinco metros. Por lo tanto, los espacios de
irrigación son muy escasos y se concentran entre los molinos de En medio y la Pasada
y por debajo de este último, no superando, en total, la hectárea. Dichas instalaciones,
debido a los escasos desniveles que posee la acequia, se situaron en sendos escalones
producidos por los efectos de la erosión selectiva del cauce sobre sustratos calizos más
blandos que los circundantes. Discurre durante un trayecto de quinientos sesenta metros
y tanto el sistema hídrico, como los molinos de En medio y la Pasada, tienen un origen
andalusí:
Otro sy es nuestra merced e voluntad que Rodrigo de Alcazar nuestro guarda
vesino de la dicha ciudad de Malaga haya e tenga por merced para siempre
jamás que el ha tenido e poseydo e tiene e posee hasta aquí que an la dicha
ciudad cerca de las casas donde el mora un sytio de molino de los dos citios que
están en el ryo de Pereyla el mejor que el escoja para que haga de ello lo que
quisyere e por bien toviera460
También tenemos información de que Rodrigo Alcázar escogió el molino de la
Pasada, es decir, aquel que estaba más cercano al camino real de Coín a Monda:
todo esto queda a mano izquierda por Pereyla salvo el molino de Rodrigo de
Alcaçar con sus bancales y pasado el rio del molino hacia Monda hasta llegar a
tierras de la Fuensanta461
460
461
AMM, AACC, Vol. 1, fol. 3, 1489.
ACM, Leg. 4, nº 35, s/f.
171
Vemos como en 1572 se recogen ya tres molinos en Pereila, todos ellos identificados
actualmente. El primero, o de Bartolomé Moya, ocupaba la posición más alta y parece
tener su origen en la primera mitad del siglo XVI. El segundo, o de En medio, estaba a
continuación de este, aprovechando un marcado escalón que hace el río. El tercero, o
dela Pasada, está junto al camino real de Coín a Monda pero ya en la margen derecha
del río:
que ai dos molinos de pan con cada dos paradas que son quatro por todas,
en el rio de Pereila jurisdizión de Málaga en la dezmeria de la villa de Coin, el
uno de ellos es de Batolomé Arruro, [...] el qual dicho molino es el que está en
medio de uno de Bartolomé de Moia chistiano viejo bezino de Coin462
La conducción del agua al molino de la Pasada se realiza mediante un acueducto que
parte del molino de En medio y cruza a la margen derecha del río donde una acequia de
unos setenta metros de longitud conecta con dicha instalación. Parece que esta
conducción, junto con la ampliación de un cárcavo, fue consecuencia de una reforma
realizada en 1541:
un molino de pan que el señor Juan de Liza tiene en el rio de Pereyra entre
Coyn y Monda junto a la pasada del camino [...] que se han de hacer dos
paradas en el dicho molino para las cuales se ha de alzar el herido sobre lo que
agora está media vara de medir463
La acequia de la fuente de la Alfaguara464 tiene su toma en el manantial del mismo
nombre, en las cercanías del camino real que va de Coín a Monda y, por lo tanto, en un
sector diferente, aunque cercano, a la vertiente izquierda de río Pereila. Su canal de
conducción poseía un recorrido de novecientos metros hasta llevar a la zona de cultivo
que coincide, parcialmente, con los terrenos que franquean la parte superior de la
acequia de la fuente de la Reyna, regando, aproximadamente, media hectárea. También
consideramos a este sistema como posterior al de la fuente de la Reyna, con una
desproporcionalidad notoria entre la longitud de la acequia y los espacios irrigados.
462
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 166-167.
AHPM, P-6598, 1541, s/f.
464
En la actualidad dicha fuente y acequia son prácticamente irreconocibles debido al aterrazamiento que
ha sufrido el terreno. Hoy día la extracción del agua se realiza mediante motores eléctricos en varios
pozos cercanos al área de cultivo.
463
172
En la margen derecha del río se sitúa la acequia de la Umbría cuyo aporte hídrico
toma directamente del cauce mediante un azud unos cien metros metros por debajo de
la surgencia de la fuente de Reyna, pero en márgenes diferentes. Igual que el anterior,
es un sistema de vertiente aunque con una cierta desarticulación en cuanto a los espacios
irrigados que no se reparten de forma proporcionada. Tiene una longitud total de mil
doscientos metro, cubriendo una superficie de riego aproximada de dos con ocho
hectáreas. Posee un molino hidráulico paralelo al azud de la acequia de los Molinos
denominado de Jiménez465. Ya tenemos constancia de la existencia de riegos en la
margen derecha de río Pereila sobre 1564, pero carecemos de datos suficientes para
saber si su fundación corresponde con el Medievo o tiene un origen moderno:
las rozas y tableros que yo tenga arendado a Juan de Almodovar que son en
termynos de Pereyla quitando dellos las rozas que la rendado a Diego Gomez
Portugues y en lugar desta dicha roza le doy los tableros que yo el dicho
Bartolomé de Amaya tengo desta parte del río hacia Coyn466
Hay que señalar que los molinos hidráulicos de origen andalusí no solamente no
estaban integrados en el sistema de irrigación principal o de la fuente de la Reyna, sino
que además tampoco utilizaban el mismo suministro hídrico, ya que dichas
instalaciones se abastecían del río, mientras que el de la fuente de la Reyna lo hacía de
la surgencia del mismo nombre. Fue una solución que priorizó el riego sobre la
molienda con la originalidad de que ambos sistemas eran independientes467. También
tenemos que tener en cuenta que durante el siglo XVI la molinería en la zona sufre
importantes transformaciones como consecuencia de los cambios sociales y económicos
producidos tras la conquista castellana, y que tiene su expresión en el aumento de
número de cárcavos (generalmente de uno a dos), la ampliación de las instalaciones
465
Como ya hemos visto anteriormente dicho molino no figura entre los mencionados a finales del siglo
XV ni entre los del Apeo de Monda de 1572. Tampoco se recoge en el Catastro de Ensenada cuando se
dice: y los cuatro siguientes son los que están situados en el río de Pereila siendo primero el molino
nombrado del Azúcar [...] Otro de dos paradas nombrado de Fernán Sánchez [...] Otro nombrado molino
de la Puente. (AGS, CE, RG, L. 285, fols. 67v y 68v). Vemos como en la actual Pereila Alta, según el
Catastro, solo existían tres molinos (el de la Puente está en el puente de la Ermita, algo más abajo que la
zona estudiada), por lo tanto, el molino de la acequia de la Umbría tuvo que ser posterior a estas fechas.
466
AHPM, P-6554, s/f, 1564.
467
Los estudios realizados sobre sistema de irrigación andalusíes en que existían molinos hidráulicos,
sobre todo en las islas Baleares, han demostrado que la irrigación tenía prioridad sobre la molienda y los
molinos se situaban al final de los sistemas de riego para no interferir en estos (Argemi Relat, 1995, p.
173).
173
preexistentes, la construcción de nuevos molinos y la priorización de la molienda sobre
la irrigación468.
Fig.5.8- Hidráulica de Pereila Alta
468
Los molinos de la Pasada, de En medio, de Moya y de Jiménez, poseían ya a mediados del siglo XVI
dos cárcavos. En el caso del molino de la Pasada la documentación escrita recoge la fecha de las
ampliaciones tanto en el número de cárcavos, como en la creación de diversas dependencias (AHPM, P6598, 1541, s/f). Los molinos de origen posmedieval en Pereila son: del Americano, “la Puente”, de Ortiz
y el de Jiménez. Es curioso como este último, cuando realizaba la molienda, vertía el agua directamente al
río y por lo tanto no tenía un aprovechamiento en las zonas de irrigación que había por debajo de dicho
molino.
174
1 Molino de Jiménez
2 Molino del Azúcar
3 Molino de En medio
4 Molino de la Pasada
5 Acequia F. de la Reyna: sector de origen andalusí
6 Acequia F. de la Reyna: ampliación moderna
7 Espacio residencial
Fig. 5.9- El aterrazamiento y su estructura en los espacios irrigados de la fuente de la Reyna.
5.5.2.-Valdeperales y sus espacios de trabajo
El pago de Valdeperales constituía un espacio de trabajo bien definido e
individualizado del núcleo principal de Pereila Alta, del cual estaba separado por los
partidos rurales de Viñas Viejas y el Piejo. Forma un valle, el cual se aterrazó en
sentido ascendente en varias fases, desde el río de la Villa hasta el borde N de la meseta
de Los Llanos con un desnivel entre ambos puntos de doscientos veinte metros. Está
delimitado por el dicho río de la Villa por el N y O, por el S, por la meseta de Los
Llanos y por el E, con el farallón del cerro Carranque o de las Lombardas, poseyendo
175
una superficie aproximada de treinta hectáreas. A nivel interno está estructurado por tres
vías transversales: camino Alto, camino de En medio y camino Bajo. A su vez, del
camino Alto derivan cuatro viales paralelos a este y que van por los trazados de las
acequias. Cada uno de estos ramales transversales marcó diversos períodos de
expansión de los cultivos, con un orden de antigüedad que va de arriba a abajo. Quizá el
más interesante, por ser la primera zona en la que, probablemente, se instaurara una
agricultura de irrigación, sea el correspondiente al camino Alto. Este primer sector
tendría como límites la meseta de Los Llanos, por arriba, y el camino Alto, por debajo
que correspondería, en buena parte, con las tierras de riego de la acequia del Olivar.
Valdeperales es el territorio de la antigua alquería que mejor conocemos debido a la
abundante información que ha proporcionado el pleito de 1537. Ello es así porque el
cabildo estaba interesado en dejar claro que la zona había pertenecido a Pereila y que
los cristianos viejos, a los cuales Pedro de Barrionuevo arrendó estas tierras, tenían la
obligación de pagar el diezmo a la catedral de Málaga. También se insiste pertinazmente
sobre los cambios de cultivos que se produjeron desde finales del siglo XV y principios
del XVI, cuando aún estas tierras estaban trabajadas por mudéjares, hasta la primera
década del XVI en que todos los agricultores de Valdeperales eran ya cristianos viejos.
Creemos que posee la misma intencionalidad, es decir, mostrar que a pesar de los
cambios de cultivos y de los cultivadores, esta zona había sido una unidad territorial con
Pereila Alta. Si bien el pleito es el que aporta la información mayoritaria sobre
Valdeperales, no es la única fuente documental en hacerlo, y son también los protocolos
notariales, especialmente los que van desde el intervalo temporal de 1540 a 1565 469, los
que complementan dicha información.
¿Pero qué tipo de agricultura se practicaba?, ¿de secano, de regadío, o ambas
indistintamente? Podemos afirmar que la agricultura de irrigación era predominante
como así se muestra en el pleito: pero que sabe y ha visto que de tres años a esta parte
Merca Nuñez del dicho Barrionuevo ha dado a tributo todas las tierras de riego de
Valdeperales a vecynos de Coyn470. Sabemos que el número de arrendatarios era, al
469
470
AHPM, P-6548, P-6553 y P-6554.
ACM, Leg. 4, nº 35, s/f.
176
menos, de trece471, si todos ellos trabajaban tierras de regadío, como se alude en el texto
anterior, los cultivos de irrigación debieron de ser predominantes.
La información más temprana que poseemos sobre la utilización del agua en este
pago con fines agrícolas procede del denominado “Privilegio de Valdeperales” que se
recogió en las ordenanzas de la ciudad de Málaga, y del cual quedó constancia
documental cuando lo redactó el escribano público Rodrigo Alcázar en 1529. Dicho
documento otorga una cantidad de agua fija preferente a este pago sobre el resto de las
acequias que tienen su toma en el río Nacimiento472. Las alusiones a la existencia de
acequias son frecuentes en la documentación del siglo XVI: y de ally a dar a la acequia
del agua y de ally al cerro de las Lombardas473[...] viñas y tierras calma de Anton
Zyeza e la acequia por medio474. En la actualidad existen dos acequias que riegan la
mayoría de las tierras de este pago; la de Valdeperales y la del Olivar475. Ambas derivan
de la Torna de los Negros, partidor que divide las aguas del río Nacimiento entre dichas
acequias y la de la Haza. La primera, discurre por el cauce de un antiguo arroyo y tiene
diversas salidas a las terrazas colindantes, destacando un brazal secundario de unos
ciento cincuenta metros de longitud que cubre buena parte de la margen derecha de
dicho arroyo. Una vez que el cauce sobrepasa el camino de En medio, pierde su función
de acequia convirtiéndose, exclusivamente, en un desagüe del sistema debido a que el
grado de pendiente del terreno desciende de manera notable y ya el canal es incapaz de
proporcionar agua a los bancales colindantes por efecto de la gravedad. Se trata de una
acequia-arroyo que tomo protagonismo como canal de riego a raíz del “Privilegio de
Valdeperales” probablemente ya en la tercera o cuarta década del siglo XVI, y que
cubre en la actualidad una superficie de riego de tres hectáreas476.
471
Rodriguez ortelano, Alonso Fernández tundidor, Cristobal Sanchez, Pedro, Francisco Rodriguez
mesonero, Fernandez de Avila sastre, Juan de Astorga, Alonso Doynoro, Juan Romero, Juan Garcia de
Pulla. Bartolome Sanchez frayle, Francisco Rodryguez harriero, Alonso Marques el moço, y otros
vezynos de Coyn que se la ha dado a senso Mençar Nuñez mujer de Fernado de Barrionuevo (ACM, Leg.
4, nº 35, s/f).
472
Dicho privilegio se otorgo debido a que con anterioridad a 1529 se produjo una inundación catastrófica
en Coín debido a una crecida en el río Nacimiento. Para evitar futuras inundaciones se habilitó un desvió
de aguas por la acequia-arroyo de Valdeperales.
473
Ibídem.
474
AHPM, P-6554, s/f, 1564.
475
Las acequias del Arrumbadero y de la Haza riegan también tierras de Valdeperales. Debido a que
tienen un carácter periférico con respecto al pago y sus trazados pudieron tener un probable origen
moderno, no van a ser objeto de estudio en este artículo.
476
Información proporcionada por la comunidad de regantes “Llanos a Juntillas del Nacimiento de Coín”.
177
La acequia del Olivar riega todo el franco oriental del pago con una longitud de unos
ochocientos metros y actualmente cubre una superficie de riego de aproximadamente
cuatro hectáreas477. Desde su derivación de la Torna de los Negros y hasta el camino
Alto, forma un tupido entramado de brazales secundarios que a su vez se dividen en
subbrasales y ramales que van regando las diversas huertas. Este sistema posee una
forma arborescente, muy marcada, con un abancalamiento irregular y compartimentado
debido a una orografía compleja derivada de la existencia de una serie de pequeños
paleocauces sobre los que se han diseñado las terrazas y por encima de los cuales
discurre, en buena parte, la acequia. A tenor de su morfología, hay suficientes indicios
para pensar que este fue el primer sector que se transformó en regadío, y por lo tanto
constituyó el núcleo matriz a partir del cual se generaron las diversas ampliaciones del
sistema, tanto en el período medieval, como en el moderno y contemporáneo. Si
observamos la figura relacionada con la acequia del Olivar (5.10) vemos que con el
indicativo O-1 se señala el sector original de filiación andalusí, con una superficie
regada de dos hectáreas y media. La primera ampliación (O-2) cubre la margen
izquierda de un paleocauce de vertientes pronunciadas descargando sus aguas en el río
de la Villa y por cuyo centro discurre parte del camino de En medio. Forma una serie de
estrechas terrazas escalonadas que se van ensanchando a medida que se aproximan al
cauce del río cubriendo una superficie de riego de una hectárea. Dada su morfología,
podemos englobarla dentro del parcelario andalusí, aunque en su parte inferior,
colindante con el río de la Villa, ya hay muestras de una ordenación diferente lo que
podría ser síntoma de una ampliación posterior. La segunda ampliación (O-3) se
desarrolló por la margen izquierda del citado paleocauce, con una orientación NE y
paralelo al camino de En medio, aprovechando un marcado desnivel del terreno
generando bancales de reducidas dimensiones. Ocupa una superficie de media hectárea.
Al igual que en la anterior también se aprecia en su parte inferior una estructuración
diferente de la acequia y del parcelario.
Hay que hacer una distinción entre las huertas del sector de Pereila Alta y las tierras
de riego de Valdeperales. La diferencia estriba en que los bancales cercanos al área
residencial eran cultivos hortofrutícolas478 en tierras profundas y de buena calidad,
477
Ibídem.
En el Repartimiento de Coín se diferencia a los regadíos que se clasifican como huertas, de aquellos
que no lo son: que no son tales (huertas) porque no tienen arboledas; el qual es syn arboledas y no es tal
salvo porques de ryego (Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, fol. 118v, p. 288). Pereila
478
178
frente a los de Valdeperales, con especies más propias del secano que al proporcionarles
algunos riegos se garantizaban las cosechas en años de escasez hídrica, además de
aumentar su rendimiento. También este tipo de tierras, generalmente, estaban alejadas
del núcleo residencial principal, además de ser terrenos de peor calidad 479. Las fuentes
escritas son muy elocuentes al afirmar que:
se ha dado a tributo las tierras de riego de Valdeperales a vezynos de Coyn
para poner viñas y majuelos y que antes que se pusiesen los dichos majuelos
este testigo veya que todas aquellas tierras las solia arendar para senbrar pan y
ava [...] no estaban majuelos ni viñas en las tierras de Valdeperales salvo
algunos majuelos los que se ponyan entonces llevaban havas y algunos de los
tableros donde se podía sembrar trigo y cevada480
Algunos investigadores como López García las denominan como tierra de riego de
campiña [...] que, aunque irrigadas, eran de menos calidad y se dedicaban al cultivo de
cereales como la cebada o plantas forrajeras481. Igual ocurre en el pago de Mezquitilla
que se integra en el término municipal de Coín a finales del XV, pero que mantiene una
ocupación mudéjar y después morisca teniendo, por lo tanto, continuidad como espacio
de trabajo desde época andalusí. Son frecuentes las alusiones a dicha vega durante la
primera mitad del XVI, así como también se recoge en el Apeo de Guaro de 1568:
Cupole la primera suerte subsesibe de las tierras de la media suerte de Diego
García Dentudo en la vega de arriba que hera de Pedro e Juan Algolfo, vezinos
de Guaro, que es en el pago de la Mezquitillas, cortando desde el río Grande
hasta la acequia del riego e suertes de las tierras de secano de los pobladores
de la dicha villa, linda por la cavezada baxa con el dicho Río Grande, e por la
alta con la dicha acequia482
Alta, sin embargo, tenía: algunos naranjos e morales e azeytunos e otro arboles frutales (AGS, RGS, IV,
fol. 50, 1490).
479
Las tierras de Valdeperales están formadas por un sustrato base de origen calizo (tobas) que ha
generado suelos muy porosos que permiten un drenaje y aireación elevados, aunque con bajos porcentajes
de materia orgánica y arcillas. Algunas especies arbóreas tienen dificultades para desarrollarse en esta
zona tales como naranjos, ciruelos o manzanos. Sin embargo el cereal, el nogal y determinadas
leguminosas, sí producen buenos resultados en estos terrenos (Fuentes del autor).
480
ACM, Leg. 4, nº 35, s/f.
481
López García, 2012, p. 205.
482
AHPG Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 153v, 1571.
179
También podemos apreciar cómo se produjo un cambio de cultivos desde finales del
siglo XV hasta las primeras décadas del siglo XVI, cuando estas tierras se arrendan a
cristianos viejos:
este mismo testigo que sabe que los majuelos de los vecinos (cristianos
viejos) que nombra de Valdeperales el los conoció como tierra de pan que lo
tenia y sembraron los morisco de Pereyla y lo encerraban en Pereyla483
Vemos como de la siembra de cereales, alcaceres, garbanzos, entre otros, se pasa,
fundamentalmente, a plantaciones de viñas y olivos. Es el reflejo de dos sociedades y
dos sistemas económicos diferentes en que se evoluciona desde unos cultivos orientados
a la subsistencia y al autoconsumo, a otros como la vid con una clara vocación
especulativa484.
Al igual que en el sistema de la fuente de la Reyna, en Valdeperales también se
observa una clara diferenciación entre las zonas de irrigación de probable origen
andalusí y aquellas fruto de ampliaciones modernas o contemporáneas. Los sectores 01, 0-2 y 0-3 (Fig.5.10) tienen perímetros periformes con estructuras internas de
canalizaciones ramificadas y formas arborescentes, que puede ser indicador de un
probable origen andalusí. Si lo comparamos con el último tramo de la acequia del
Olivar, el contraste es evidente, con brazales secundarios perpendiculares a la acequia
madre generados por ampliaciones ya de época moderna. Igual ocurre con los sectores
de la acequia de Valdeperales con un perímetro de forma rectangular y brazales
secundarios también perpendiculares a la acequia-madre.
La existencia de dos sistemas de irrigaciones independientes, cuyas fuentes de
suministro hídrico son diferentes, y ante la presencia de un solo espacio residencial,
genera contradicciones con los principios de la arqueología hidráulica en que, según
483
ACM, Leg. 4, nº 35, s/f. De este fragmento se deduce como había dos zonas bien diferenciadas,
Pereila Alta, en cuyo poblamiento guardaban los moriscos las cosechas, y Valdeperales como sector
productivo relevante, pero separado del espacio residencial.
484
Sabemos que durante los siglos XIV y XV en el emirato nazarí el cultivo de la vid y la morera eran
habituales con la intención de obtener pasas y seda. Se trataban de cultivos eminentemente especulativos
en que la mayoría de su producción tenían como finalidad su venta en mercados exteriores. Tras la
conquista del reino de Granada, los castellanos aumentan la superficie de cultivo, tanto en el secano como
en el regadío, produciéndose un incremento apreciable en los plantíos de vides y morales (Los
Repartimientos de Málaga, Bejarano Pérez, 2004, pp. 651, 652, 654, 655...).
180
estos, cada acequia tiene su alquería485 y no varias acequias para una sola de estas
unidades residenciales. Aparentemente en Valdeperales las prospecciones superficiales
han dado resultados negativos y no hemos hallado indicios de un posible espacio
residencial. Hay que tener en cuenta que la zona está profundamente antropisada y que
muchas de las parcelas han sido valladas, no pudiéndose obtener autorización de la
mayoría de los propietarios para prospectarlas, por lo que en este momento de la
investigación no podemos emitir una hipótesis plausible para esta cuestión.
485
todo espacio hidráulico andalusí está siempre irrigado por un mismo brazo y nunca recibe agua de
otra acequia, puesto que cada uno tenía la función de abastecer a un grupo campesino concreto y no
podía mezclar el agua adjudicada a cada uno de ellos (Esquilache Martí, 2011, p. 5).
181
Fig.5.10-Los espacios de irrigación en Valdeperales. Las acequias del Olivar y de Valdeperales.
182
Fig.5.11-El aterrazamiento y su estructura en el sector andalusí de la acequia del Olivar.
5.6.-El complejo hidráulico del río Nacimiento
El río Nacimiento es un cauce que transcurre íntegramente por el término municipal
de Coín, teniendo su surgencia en un paraje denominado “el Nacimiento” en el partido
rural de Los Llanos y en las inmediaciones del llano de Matagallar. Posee una longitud
de aproximadamente cinco mil ochocientos metros. A nivel hidrogeológico está
integrado en el acuífero de sierra Blanca, con una extensión aproximada de 90 Km²
constituido básicamente por una formación carbonatada de mármoles triásicos que tiene
el principal punto de descarga en el dicho manantial del Nacimiento, que está situado a
una cota de 300 m snm486. En el 2006, cuando se redactaran las ordenanzas de la
comunidad de regantes Llanos a Juntilla del Nacimiento de Coín (Málaga), constaba
486
Andreo Navarro 2007, Tomo II, pp. 168, 169 y 170.
183
que tenía un caudal de 262 l/s487. Sin embargo, en una inscripción que aún hoy día
existe en el recinto de dicha surgencia, figura que en 1939 expulsaba (en verano) un
volumen de agua de 1200 l/s, regando una superficie de quinientas sesenta y cinco
hectáreas. En la actualidad su caudal es muy fluctuante y está condicionado por la
sobreexplotación del acuífero, tanto en bombeos para el suministro humano, como para
las abundantes explotaciones agrícolas de reciente creación, especialmente de
aguacates, que utilizan sus aguas, siendo muy frecuente que permanezcan largos
periodos de sequía sin emanar ningún líquido.
Una de sus características más destacables es que transcurre por un cauce totalmente
“domesticado” en que parece más una canalización artificial que el trazado de un río.
Esto es fruto de un proceso de antropización que probablemente arranque desde época
andalusí, con un cauce muy simétrico y con las márgenes del río a modo de meseta,
fruto de un relleno y allanamiento de dichos márgenes con una clara intencionalidad de
adecuarlos para una función eminentemente agrícola. Solo en su último tramo, es decir
aquel que transcurre entre el pago de los Molinos Altos y su desembocadura en el río de
la Villa, adquiere un apreciable desnivel. Pero sigue manteniendo un aspecto de
“acequia488”. También a colación de lo dicho, posee una serie de partidores que en caso
de elevado caudal reparten sus aguas en varios circuitos derivándolas a diversos arroyos
y evitando así posibles inundaciones. Entre estos partidores principales están: los Tres
Tablones, la Torna de los Negros, río Alamino, río Lleno y “el Quebraero”, entre otros.
Llama la atención la elevada cantidad de acequias que derivan de su cauce. Desde la
parte superior de su curso hasta la inferior destacan: la acequia Alta, acequia de la
Oscuridad, acequia de Los Llanos, acequia de la Candonga, acequia del Naranjal,
acequia de Valdeperales, acequia del Olivar, acequia de la Haza, acequia de los Caños,
acequia la Presa I, acequia la Presa II, acequia de río Alamino, acequia de río Lleno,
acequia de la Realenga, acequia de río Bajo, acequia de San Antón, acequia de el Ejido,
acequia Taillefer, acequia los Fernández, acequia de la Niebla, acequia Haza-Zaya,
acequia de la Alameda, acequia de la Paca y acequia la Talega. Algunas de ellas, como
por ejemplo la acequia de la Paca, tienen su toma en curso diferentes al río de
Nacimiento, pero como explica el estatuto de la comunidad de regantes:
487
488
Ordenanzas de la comunidad de regantes Llanos a Juntilla de Coín, p. 4.
Fuentes del autor.
184
Tiene su toma en el partido de la Paca, término municipal de Coin, margen
izquierda del río Pereila, pero las aguas que aprovecha proceden del río del
Nacimiento que vierte al río Bajo o de la Villa y a través de este llegan a
Pereila, aprovechando también lo que pueda del propio río Pereila489
Es evidente, que el río Nacimiento suministró en el Medievo los aportes hídricos
principales para el mantenimiento de las cuatrocientas veinte y seis aranzadas de huertas
contabilizadas en el Repartimiento de Coín de 1492490, extensión muy superior a la de
otras villas limítrofes para la misma época, como Alhaurín con doscientas seis, Mijas
con sesenta y ocho, y las escasas veinte aranzadas para el caso de Cártama491. Solo
Casarabonela se aproxima a la extensión de Coín con doscientas ochenta aranzadas. Sin
duda dicha riqueza agrícola debió repercutir en que ya, para el siglo XIII, se aproximara
al estatuto de medina492 y que en 1364 Dakwān fuera cabecera de una marca defensiva
que abarcaba toda la Algarbía. De la riqueza de su hidráulica se hace eco Pérez de
Pulgar (1780, p.144) cuando la villa está cercada y a punto de caer en manos de los
castellanos:
É conoscida la disposición de ambos lugares: como quiera que la villa de
Cártama vido ser muy fuerte, e asentada en lugar aspero pero porque concosció
que la villa de Coin era mayor, é la disposición de la tierra era más fuerte
porque toda estaba rodeada de cuestas grandes é ramblas é de huertas é lugares
é acequias
Dada la enorme complejidad del sistema del río Nacimiento que desborda el marco
de esta tesis, nos vamos a centrar en las acequias de la Candonga y del Naranjal, y en
menor medida, en la del río Alamino493. Tenemos indicios suficientes para considerarlas
a todas ellas de origen andalusí, al igual que como ocurre con la acequia del Olivar en
Valdeperales que pertenece al mismo sistema. Como veremos a continuación, las dos
primeras acequias se relacionaban con la alquería de Benamaquís mientras que la última
lo estaba con Dakwān. Dicho suministro hídrico generaba una rica agricultura de
irrigación que eran los ejes principales de sus economías.
489
Ordenanzas de la comunidad de regantes Llanos a Juntilla de Coín, p. 4.
En dicho repartimiento se incluyen las tierras de las alquerías de Benamaquís y Pereila.
491
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 38.
492
Ordóñez Frías y Martínez Enamorado, 2016, ep.
493
Se trata de una acequia derivada del río Nacimiento que, debido a su gran anchura, se le denomina
como río.
490
185
5.6.1.-Las acequias de la Candonga y el Naranjal
La escasez de noticias documentales medievales y modernas sobre los sistemas de
irrigación del río Nacimiento es uno de los principales problemas que encontramos a la
hora de realizar una identificación sobre las estructuras hidráulicas de probable origen
andalusí y aquellas otras de nueva creación o fruto de ampliaciones posteriores.
Uno de los escasos textos que recoge alguna información al respecto, generalmente
fragmentada y poco precisa, son los Repartimientos de Málaga, y en concreto el que se
realiza sobre Coín y su alfoz494. Hay que tener en cuenta que en dicha villa, cuando fue
conquistada por los castellanos en 1485, se expulsó a toda la población de origen
andalusí y su lugar lo ocuparon cristianos viejos procedentes de diversos puntos de los
reinos peninsulares. Ello supuso que en el siglo XVI, y al no existir una población
mudéjar-morisca, no se genera el apeo y repartimiento de sus bienes como ocurrió en
Monda, Guaro, Tolox y Yunquera, dentro de la subcuenca de río Grande y, por lo tanto,
quedamos privado de este valioso documento que, aunque redactado en el 1572, suele
aportar una importante información que permite rastrear la estructura territorial y
económica del último período andalusí en la Península. En menor medida, también
menudean noticias sobre la temática en los protocolos notariales de Coín (Archivo
Histórico Provincial de Málaga), al igual que en el Archivo General de Simancas. Por
último, igualmente, existen algunos testimonios escritos en el Archivo Municipal de
Málaga.
En el Repartimiento de Coín se realiza una división de esta zona de riego, es decir las
incluidas dentro de las acequias de la Candonga y el Naranjal, en dos sectores:
Otro trance que comiença por encima de las huertas por lo alto e va entre las
dos acequias por la parte de hazya el camino de Mijas y acaba donde las
acequias se apartan la una de la otra y ase de començar a medier dende encima
de Benamacuz e acaban dende las acequias se apartan la una de la otra [...]
Otro trance que comiença junto con este que lo parte el agua de los molinos y
por la parte de abaxo va junto con las huertas y por la otra parte va por las
494
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, pp. 209-327.
186
piedras de las lonbardas a partir con lo de Barrionuevo y acaba en la calera de
en par de acequia vieja495
El primer trance es fácil de ubicar en la actualidad, correspondiendo con parte del
actual partido de Los Llanos, por debajo de la urbanización de los Montecillos (por
encima de las huertas por lo alto e va entre las dos acequias por la parte hazya el
camino de Mijas) terminando en el extremo SE de la urbanización de Miravalle que es
donde las acequias de la Candonga y el Naranjal se separan (y acaba donde las acequias
se apartan la una de la otra). El segundo trance también es identificable relacionándolo
con el setor NE de Los Llanos que tiene como límites, por un lado, el agua de los
molinos, tramo de río Nacimiento que cae de forma abrupta desde el pago de los
Molinos Altos hasta el centro de Coín donde movía una serie de molinos hidráulicos, y
por el otro, las piedras de las lonbardas a partir con lo de Barrionuevo, que coincide
con el pago de Los Llanos en su límite con el cerro Carranque496. Ambos “trances”
corresponderían, grosso modo, con la zona de riego de las dos acequias.
No sabemos qué denominación tenían estos sectores de cultivo en época andalusí.
Cuando los castellanos los reparten establecen una clara diferenciación entre “tierras de
riego” y huertas, que es recogida en el Repartimiento de Coín:
ay otro trance de las huertas que no son tales porque no tienen arboledas [...]
De aquella parte de la huerta de Juan Andres yendo cara Monda esta otro
trance enpeçando dende las dichas huertas cara Monda el cual es sin arboledas
y no es tal salvo porque es de ryego497
Esto es así porque la mayoría del actual partido rural de Los Llanos discurre por una
zona con escasos desniveles, amplios bancales y, fundamentalmente, porque se trata de
una tierra de “bujeo”498, ricas en arcillas, poco apta para el desarrollo de la arboleda. Sin
embargo, posee una alta fertilidad para determinados cultivos no arbóreos tales como
las legumbres, verduras en general, patata, maíz etc. siendo una de los suelos más
495
Ibídem, p, 245, fol. 116v.
En el pleito entre el cabildo catedralicio y los beneficiados de Coin, se recoge que las tierras de
Valdeperales pertenecían a Pedro de Barrionuevo y tienen como límite el cerro Carranque o de las
Lombardas (ACM, Leg. 4, nº 35, 1537, s/f).
497
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 158v, pp. 247-248.
498
Denominación que se le da en la comarca a las tierras con una composición elevada en arcillas.
496
187
productivas del entorno de Coín499. En contraposición, el antiguo partido rural de
Benamaquís, que coincide en la actualidad con el extremo SO de Los Llanos y con
Huertas Viejas Alta, estaba asentado sobre un sustrato calizo constituido principalmente
por tobas y travertinos500 que generaron una edafología de tierras sueltas501, con una
capacidad de drenaje alta, pero con un escaso contenido en materia orgánica y arcillas
por lo que necesita aportes adicionales elevados de fertilizantes. Este último sector
también coincide con un terreno con marcados desniveles, lo que hizo necesario la
realización de terrazas para adecuarlo a los cultivos de irrigación siendo denominado
generalmente por los castellanos como huertas debido a un predominio del sustrato
arbóreo. La alusión a estas huertas del pago de Benamaquís es frecuente en la
documentación del siglo XVI:
Ysabel de Aranda viuda muger que fui Hernando de Aranda el moço difunto
vecino de la dicha viuda conviene a saber una guerta con los árboles y tableros
que en ella está que el dicho Berlanga tiene y posee en las huertas de esta villa
que dizen la longuera que es en Benamaquis502[...] Diosele mas una arançada i
media de huerta, linderos con Pedro de Murcia e con Marcos Martín de
Contreras e con el caminon de Benamaquis para Xubric503[...] Diosele mas una
arançada e media de huerta, linderos con el camino que va a Benamaquis e con
Panbregado504
-Cronología relativa y secuencias de crecimiento de los sistemas de irrigación
Como hemos visto, las fuentes documentales han servido para ubicar las tierras de
cultivo de irrigación pertenecientes a Benamaquís, pero no permiten establecer las
secuencias de crecimiento del sistema, ni cuál fue la acequia primera y la secundaria o
secundarias. Para ello tenemos que echar mano de las herramientas metodológicas que
proporciona la arqueología hidráulica en que estableceremos cuál fue la zona primera de
cultivo, junto con la captación, canalización (acequia) y terrazas que sustentaban la
499
Según el IGME (1972, hoja 1066), el sustrato geológico de este sector está constituido por costras
calcáreas y conos del Plioceno superior. Pensamos que la formación de esta tierra tan fértil, con
predominio del componente arcilloso, se ha producido por efecto de una meteorización química que ha
descalcificado la capa edafológica superior en un proceso similar al que produce la terra rossa.
500
IGME, 1972, hoja 1066, Coín.
501
En Coín se denomina a este tipo de tierra “caracolillo” debido a la abundancia de fósiles similares a los
caracoles. Tiene una coloración blanca-pálida y una textura granulosa (fuentes del autor).
502
AHPM, P-6555, 1566, s/f.
503
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, fol. 227v, p. 161.
504
Ibídem, fol. 138, p. 276.
188
producción, intentando establecer una secuencia cronológica desde sus orígenes hasta
las ampliaciones más recientes.
Si analizamos la jerarquización del sistema del río Nacimiento, se observa que la
acequia de la Candonga ocupa la segunda posición, estando por encima de ella la
acequia Alta. Sin embargo, estamos convencidos de que este último canal fue de
creación moderna o contemporánea, a pesar de no tener datos documentales suficientes.
Nos basados en dos hechos. El primero, es que su trazado es muy poco eficiente en el
sentido que desde su toma en el río, hasta su conexión con los campos de cultivo, el
desnivel es tan pequeño que para efectuar el riego hay que hacerlo con poca agua y de
una manera muy pausada para evitar el desborde de la acequia. El segundo, es que riega
tierras marginales, poco productivas, con un sustrato geológico compuesto por
micaesquistos en que la acción erosiva ha lavado la capa terrera superficial y ha dejado
un terreno muy pedregoso. Carece de sentido que estos grupos de agricultores
escogieran una zona tan poco adecuado para los cultivos teniendo en sus alrededores
terrenos mucho más aptos para ello, además, dados los conocimientos técnicos que les
suponemos, resulta poco lógico un diseño tan imperfecto de las canalizaciones.
Visto lo anterior, la acequia de la Candonga históricamente ocuparía el primer lugar
dentro de las tomas de las diversas acequias del río Nacimiento. Se podría tratar de la
primera comunidad que creo espacios irrigados utilizando las aguas de este río si damos
crédito a un documento en que el poeta malagueño conocido con el sobrenombre de Ibn
al-Fajjār (hijo del Alfarero) durante una estancia en Dakwān, describe una costumbre
secular, la “seca” del río Nacimiento para la obtención de la pesca existente en dicho
curso fluvial505. No vamos a entrar en más detalles sobre esta práctica ya que lo que nos
interesa realmente es que para la realización de la dicha “seca” era necesario desviar las
aguas del río mediante un partidor. El único que podía efectuar esta función era el de
los Tres Tablones que se encuentra apenas trescientos metros por debajo del azud de
captación de la acequia de la Candonga y, inmediatamente por encima del azud de la
acequia del Naranjal. Dicho partidor suministraba agua a la acequia del Olivar en el
partido rural de Valdeperales perteneciente a la alquería de Pereila. Esto nos puede
servir como referencia cronológica relativa ya que dicho poema fue escrito a mediados
505
Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013.
189
del siglo XII. Por lo tanto, la acequia de la Candonga debió de estar en funcionamiento,
al menos, desde esta fecha.
Con respecto a la acequia del Naranjal, también desde una perspectiva histórica, se
sitúa en tercer lugar por debajo de la Candonga y del partidor de los Tres Tablones
(acequia del Olivar), y según veremos más adelante, se trataría de una ampliación
posterior a la Candonga estando asimismo dentro del ámbito territorial de la alquería de
Benamaquís.
Generalmente, y como ya hemos repetido en diversas ocasiones, las acequias
andalusíes y sus ramales secundarios solían tener planta arborescente debido al acuerdo
social que se alcanzaba entre los diversos grupos clánicos para el reparto del agua 506. En
contraposición, aquellos sistemas de riego fruto de una ampliación de los anteriores o de
nueva creación, ya en época moderna y contemporánea, produjeron trazados
geométricos con acequias-madres rectilíneas y brazales secundarios perpendiculares a
estas. Ejemplo de estructura andalusí es la acequia de la Candonga en su tramo bajo, y
la práctica totalidad del trayecto de la acequia del Naranjal. Sin embargo, observamos
como la primera canalización al transcurrir por el pago de Los Llanos mantiene un
trazado semirectilíneo con escasas sinuosidades y brazales secundarios tipo peine
perpendicular al canal principal que recuerda más a las ampliaciones castellanas del
siglo XVI que a los trazados andalusíes507. También el parcelario muestra tendencias
ortogonales508, con tiras longitudinales en forma de rectángulo que van desde la
acequia-madre hasta el mismo borde del río Nacimiento. Desde nuestro punto de vista,
y partiendo de la certeza de un origen andalusí del sistema, esta regularidad en el
trazado y parcelario pueden ser debidas a las modificaciones que realizaron los
castellanos a finales del siglo XV y durante el XVI en tierras con escasa
compartimentación y, por lo tanto, fáciles de reconvertir en unidades geométricas, en
donde la mayoría del terreno está constituido por grandes tableros con escasos
desniveles entre ellos. También hay que tener en cuenta que el campesinado de origen
andalusí fue expulsado tras la conquista castellana y probablemente se realizó una
restructuración del parcelario en profundidad.
506
Guinot Rodríguez, 2007, p. 225.
Los parcelarios feudales (modernos en nuestro caso) suelen ser ortogonales, o más bien tienden a
serlo, porqué se adaptan a la topografía del suelo que impide la construcción de estructuras
completamente rectas (Esquilache Martí, 2011, p. 4).
508
Esquilache Martí, 2011, p. 3.
507
190
La ubicación de los espacios residenciales correspondía con el prototipo
generalizado en al-Andalus situándose por encima de la acequia principal para no
interferir en los espacios productivos relacionados con los bancales de irrigación:
El espacio hidráulico, además, determina el emplazamiento de la zona de
residencia de la comunidad campesina que lo gestiona. Esta se encuentra
situada, habitualmente, por encima del límite de rigidez de la acequia principal,
fuera del perímetro irrigado y, por tanto, sin ocupar espacio cultivable509
En nuestro caso, es decir el de la alquería de Benamaquís, el espacio residencial
como ya veremos en el capítulo dedicado a este poblamiento, se encontraba en la
barriada que hoy se llama el Palomar en el extremo NE de la urbanización de Miravalle
(Coín) y sobre una ladera compuesta por un sustrato geológico de travertinos, con una
edafología superficial muy pobre en que predomina la roca madre510. Apenas a
cincuenta metros de este espacio, y por debajo de él, se encuentra la acequia de la
Candonga que corre prácticamente paralela a la del Naranjal, algo más alta que esta,
circunvalando ambas al antiguo espacio residencial prácticamente en sus tres cuartas
partes.
En cuanto a la tipología, ambas acequias responde a sistemas de vertiente.
La suavidad del relieve permite, mediante un cierto aterrazamiento, el
acondicionamiento de una de las vertientes para el riego. A partir de una
captación realizada a nivel del torrente o río la acequia va adquiriendo nivel y
alejándose del fondo del valle. El espacio comprendido entre ambos es el que se
aterraza para el riego511
Por último, destacar que una de las peculiaridades de ambos canales, mientras
transcurre por la meseta de Los Llanos, es que en sus parcelarios no existen
aterrazamientos, es decir que los espacios de cultivos forman una línea ligeramente
descendente sin ningún tipo de escalón o terraza, con tiras continúas en manos de un
único propietario. Hay que tener en cuenta que en el caso de la acequia de la Candonga
el límite inferior de sus campos de trabajo corresponde con el río Nacimiento, mientras
que para Naranjal lo hace con el escalón NE de la meseta de Los Llanos.
509
Kirchner y Navarro, 1996, p. 96.
Observaciones realizada por el autor in situ.
511
Argemit Relat et alii, 1995, p. 184.
510
191
Fig.5.12-Trazado y parcelario de las acequias de la Candonga y el Naranjal
192
5.6.2.-Las acequias de río Alamino
Si las acequias de la Candonga y el Naranjal estaban asociadas con la alquería de
Benamaquis, la acequia del río Alamino512 era el canal principal que regaba las tierras
de Dakwān. Para la reconstrucción y estudio de esta estructura nos encontramos con la
misma problemática que para el resto del complejo hidráulico del río Nacimiento:
exigüidad en la documentación escrita, nula para aquella de procedencia andalusí, muy
escasa y poco explícita en la de origen castellano, que hace que también nos tengamos
que basar en los principios de la arqueología hidráulica.
La información más relevante es la recogida en el Repartimiento de Coín cuando se
sectoriza toda la zona de riego para su distribución entre los repobladores:
El tercer trance enpieça por la parte baxa donde la dicha haça fasta dar a
los alamos de la huerta de Miguel de Araso, e de allí atravesando cara arryba
fasta dar en la senda que viene dende el banchar del dicho camino de Málaga la
qual dicha senda parte el dicho trance por lo alto513
Localizamos una serie de hitos que nos ayudan a identificar la demarcación, de
forma parcial, de lo que sería el ámbito de riego de esta acequia. Así, encontramos la
huerta de Miguel de Araso, hoy día identificada en el partido de Huertas Viejas Baja y
situada prácticamente en la parte final del ramal más bajo de río Alamino. El camino de
Málaga, igualmente, nos sirve de delimitador. Pero los datos que aportan son poco
precisos y no permiten una reconstrucción mínima, por lo menos desde el punto de vista
documental, de la zona irrigada por esta acequia.
La falta de una identificación toponímica de finales del siglo XV dificulta también su
ubicación. Vimos como para las zonas de riego de las acequias de la Candonga y el
Naranjal se utilizaba con frecuencia el topónimo de “pago de Benamaquís” en alusión al
poblamiento matriz al que pertenecían las tierras regadas por dichas acequias. No ocurre
igual en el caso del la acequia de río Alamino, cuyos partidos rurales corresponden en la
actualidad con el de Los Llanos, la Zayaga, y Huertas Viejas Media y Baja,
perteneciendo al ámbito de Dakwān, topónimo que tampoco en ningún momento
512
Este topónimo podría proceder de la palabra árabe al-Amīn, tal vez reflejo de la existencia de un
alamín o juez de aguas de época andalusí que controlaba la distribución de este fluido para el riego.
Denominaciones similares las encontramos en diferentes puntos de la geografía peninsular. Así Chavarría
Vargas destaca su presencia en la tierra de Guadalajara (Chavarría Vargas, 2011a, p. 96, nota 19).
513
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 117v, pp. 246-247.
193
aparece asociado con estos pagos. Solo a mediados del siglo XVI encontramos las
primeras alusiones a Huertas Viejas:
y el dicho señor vendieron a Francisco Lopez de Berlanga vecino desta
dicha villa una huerta que es en dominio de las huertas Viejas linde con una
parte con huertas de Juan Francisco de Herbas difunto e por otra parte con
huertas de Juan Campos vaquero e por otra parte con huertas de Pedro514
Dentro de la jerarquización del complejo del río Nacimiento, la acequia del río
Alamino ocupa el último lugar, por debajo de las acequias del Naranjal y de Los Llanos,
estas últimas también catalogadas como de origen andalusí. Dicha acequia debió ser la
última gran ampliación medieval, dentro del complejo del río Nacimiento, y no solo nos
muestra una jerarquización en el uso del agua, sino que probablemente indique también
una secuencia temporal en cuanto a la aparición de las diversas alquerías como entes
territoriales autónomos. De ser esto así Benamaquís sería el primer poblamiento con
entidad de alquería en establecerse en el territorio, seguido de Pereila, Dakwān y por
último las Casas Quemadas.
La estructuración de la acequia va evolucionando desde un gran canal que
paulatinamente se va dividiendo en ramales secundarios de menor entidad. Una vez que
se realiza la toma del agua en el azud de Alamino, la acequia prácticamente se
constituye como si fuera un río, formando un cauce que puede alcanzar los tres metros
de anchura por un metro ochenta de altura. Sus paredes están reforzadas con sillarejos y
sillares de toba. A medida que va avanzando, en un primer tramo, por el pago de Los
Llanos515, se va dividiendo en ramales secundarios, siendo el primero el de la Bola I y
su prolongación o Bola II, que regaba sectores del franco O, NO y parte del E de
Dakwān (hoy día en buena parte urbanizados). Una vez a la altura del actual convento
de las Clarisas, se produce un cambio de orografía al finalizar la meseta de Los Llanos
tomando el terreno un acusado desnivel que se mantendrá hasta el final del recorrido de
la acequia. En este punto es donde se produce su división en dos ramales. El primero, o
acequia de Huertas Viejas, se dirige hacia el SO discurriendo, en su tramo medio y final,
paralelo al carril de Huertas Viejas Alta hasta su desagüe en el “Quebraero”que coincide
514
AHPM, P-6548, 1553, s/f.
En el pago de Los Llanos no tiene ninguna zona de riego debido a que el cauce del canal está por
debajo del nivel de los bancales y no será hasta los pagos de la Sayaga y Huertas Viejas Media cuando
empiece a regar de forma efectiva.
515
194
con el cauce del arroyo Cuevas. El segundo, a su vez se bifurca en cuatro ramales. El
primero se denominaba acequia de la Zayaga y regaba el pago del mismo nombre. El
segundo o del Pontezuelo, es un desvío que se produce hacia la antigua alquería de las
Casas Quemadas. El tercero, se denomina acequia de Abalón regando el sector
occidental de Huertas Viejas Media y Baja. Mientras que el cuarto, o acequia del
Chopo, es el más importante aportando suministro hídrico a los sectores central y
oriental de Huertas Viejas Media y Huertas Viejas Baja. Su recorrido es muy sinuoso en
un terreno de un acusado desnivel y con extensiones ramificadas que forman una
maraña
de
brazales
secundarios
de
forma
arborescente.
El
parcelario
es
compartimentado y terndente a la irregularidad. Con la intención de acaparar la mayor
superficie de terreno de la ladera, la acequia va franqueando la pendiente de forma
escalonada desde el NO al SE, ocupando algunos tramos de paleocauces, que se vuelven
a abandonar una vez que la acequia sigue su franqueo descendente. Encontramos una
gran similitud entre la estructura de esta canalización y la de los sistemas de la acequia
Vieja de Alpujata (Monda)516 y acequia del Olivar en Valdeperales (Coín)517. Todas
ellas tienen un trazado oblicuo con respecto a la pendiente, con la intención de
minimizar la erosión en las acequias y aprovechar mayor extención de terreno utilizando
los paleocauces y un abancalamiento que presenta formas irregulares. La antítesis la
encontramos en diversos ramales, ampliación de los sistemas medievales, donde las
acequias discurren perpendiculares a las curvas de nivel alcanzando importantes cotas
de desnivel en poco espacio y estructurandose en forma de peine.
La ubicación del espacio residencial, es decir de Dakwān, corresponde con el
prototipo antes expresado en el caso de Benamaquís. El área de ocupación, es decir la
parte SE del recinto murado de la medina, se queda apenas a unos cincuenta metros de
los campos de cultivo y por debajo del nivel de estos, rodeándola por buena parte de su
perímetro SO y SE. Así el llano de la Fería, la calle Buenavista, la barriada del Barrio,
la plaza de Andalucía y la plaza de la Villa, eran zonas de cultivos de irrigación hasta
prácticamente mediados del siglo XX518. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este
no era el único sistema de irrigación que poseía la medina, aunque sí el más importante
y además, originalmente estaría constituida por varios núcleos poblacionales que en un
momento indeterminado del Bajo Medievo se unificaron formando Dakwān.
516
Ordóñez Frías, 2014b, p. 191.
Ordóñez Frías y Aguilar Simón, 2016.
518
Todos estos sectores eran regadas con la acequia denominada la Bola II (Fuentes del autor).
517
195
Fig.5.13-El río Alamino y su entramado de acequias
196
5.7.-Conclusiones
Hemos descrito de forma somera una serie de áreas irrigadas de origen andalusí
dentro de la subcuenca de río Grande con la intención de destacar la importancia que
tuvo esta actividad económica, junto con el condicionante que supuso para la creación
de los espacios residenciales durante el período andalusí en la comarca. Los sistemas
tratados han sido: el complejo hidráulico del río Jorox, arroyo Alpujata, la fuente de la
Reyna en Pereila Alta, o el importante sistema del río Nacimiento. Pero, sin embargo,
hemos tenido que omitir otras zonas que probablemente también tenga su origen en el
Medievo y que sobrepasan los objetivos de esta tesis por razones de espacio y tiempo.
Dichos sistemas serían el del río Planos en Yunquera y también la mayoría de las
acequias del complejo del río Nacimiento esbozadas de forma superficial en este trabajo
y a falta de un estudio en profundidad de este importante sistema que sin duda ocupaba
un lugar destacado dentro de los complejos de irrigación del emirato nazarí.
Es evidente que los diversos espacios residenciales responde a un patrón de
asentamiento rural vinculado a los sistemas de regadío y que, paulatinamente, fue
sustituyendo a los de época altomedieval en que existía un predominio de los
poblamientos en altura con una economía basada en la ganadería y la agricultura de
secano. Por lo tanto, a partir del siglo XI y con la generalización de este tipo de
agricultura, los espacios residenciales quedan supeditados a la ubicación de los campos
de trabajo de manera que aquellos siempre estaban por encima de estos para no
interferir en la actividad productiva, siendo los verdaderos articuladores del territorio y
no tanto los asentamientos que en ocasiones, y unidos a otros muchos factores, son una
consecuencia de aquellos y no a la inversa.
La jerarquización de las diferentes acequias, dentro de un mismo sistema, nos puede
orientar sobre un orden cronológico en la creación de los diversos canales de riego. Pero
no solo nos aproximan a una periodización en los usos del agua, sino también indica
una secuencia temporal relativa en cuanto a la aparición de las diversas alquerías como
entes territoriales autónomos. El ejemplo más claro lo tenemos en el sistema del río
Nacimiento donde había una serie de poblamientos cuya creación estuvo estrechamente
vinculada a los recursos hídricos existente y a su utilización en el tiempo. Dicho río,
suministraba agua a territorios integrados en un sistema de diseño hidráulico con las
alquerías de Benamaquís, Pereila, Dakwān y las Casas Quemadas y, que a comienzos
197
del siglo XVI correspondían con los partidos rurales de Benamaquís, Huertas Viejas,
Pereila, Valdeperales y Casas Quemadas. La similitudes de este sistema con otros mejor
conocidos como el de la huerta valenciana medieval, son evidentes, salvando, claro está,
las diferencias espaciales. Pero la formación del entramado alquerías-espacios irrigados
tuvo que ser parecida. Todo ello nos lleva en que al final del medievo la documentación
castellana permite cuantificar una huerta conformada por unas cuatrocientas veintisiete
aranzadas519, superficie muy superior a los demás sistemas de irrigación de la
Subcuenca.
Estos repartos del agua de una misma surgencia entre varias alquerías requerían de
una organización política en forma de pactos negociados entre los diferentes grupos
campesinos520 que una vez cerrado el acuerdo era ratificado por una autoridad que
podía ser el cadí o el rey521. No se entiende de otra forma y serían aquellas alquerías
más antiguas, y por lo tanto las primeras en utilizar los recursos hídricos para la
agricultura, las que tendrían preferencia en el riego.
Reconocemos que la agricultura de secano apenas ha sido tratada en este trabajo a
pesar de la complementariedad que supuso con respecto a la agricultura de irrigación y
la importancia que adquirío al final del emirato nazarí, especialmente en el período
tardofeudal, con determinados productos especulativos como la pasa, el higo o algunos
frutos secos destinados para los mercados exteriores. Sin embargo su delimitación
espacial apenas viene exvosadas en las fuentes escritas castellanas y sobre el terreno, en
la actualidad, es difícil diferenciar los parcelarios de origen medieval de las
ampliaciones modernas y contemporáneas522. Es evidente que los campos de trabajo
relacionados con la agricultura de irrigación tuvieron mayor importancia que el secano a
la hora de la localización de los espacios residenciales.
519
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fols.124v-158, pp. 296-331.
Glick, 2007, p. 124.
521
Ibídem, pp. 125, 126 y 127.
522
Glick afirma que: en zonas de secano resultaría prácticamente imposible determinar la extensión de la
alquería islámica (Glick, 2007, pp. 41-42).
520
198
6.-ESTUDIO DEL MATERIAL CERÁMICO
El estudio del material cerámico es de suma importancia dentro del marco geográfico
de la subcuenca de río Grande ya que es una de las pocas herramientas, y sin duda de las
más importantes, para establecer una cronología relativa sobre el poblamiento y su
evolución durante el Medievo. Como hemos visto, las intervenciones arqueológicas
efectuadas en la comarca han sido escasas y solo destacan las realizadas en Monda por
Acién y Rambla (1991-1992), junto con la del cerro del Aljibe523 y la maqbara de la
Zayaga524,
aunque estas dos últimas con escasos resultados prácticos para la
investigación. De gran importancia son las excavaciones que se vienen efectuando en
Cártama por Melero García que ha permitido relacionar estratigrafía y cronología con
determinadas tipologías cerámicas que van desde el emirato hasta el siglo XV525. Es una
excavación fuera del ámbito de la Subcuenca, aunque muy cercana a ella. También
mencionamos la zanja abierta en la calle Bermúdez de la Rubia en Coín que, aunque no
se trata de una excavación ejecutada con metodología arqueológica526, sí se apareció un
conjunto cerámico que lo hemos podido incluir dentro de determinados estratos.
Debemos de recordar que los fragmentos cerámicos, generalmente, van a tener un
carácter
superficial,
aunque
no
podemos
considerarlos
como
un
material
descontextualizado ya que suelen estar vinculados de forma directa a determinados
yacimientos. Consideramos que es más correcto incluirlos dentro de la categorización
de depósitos secundarios, con las limitaciones e incertidumbres que introduce su
carácter de artefactos no adscritos a estratigrafía.
En este trabajo vamos a hacer una diferenciación entre aquellos poblamientos que
consideramos altomedievales o de transición al Bajo Medievo, y los que podrían tener
un origen bajomedieval, basándonos en estos fragmentos superficiales. Aunque no van a
ser los únicos indicios que vamos a tener en cuenta ya que también se ha considerado su
ubicación geográfica, y si dicha situación corresponden con las pautas generales
relacionadas con los yacimientos altomedievales o bajomedievales.
Tampoco vamos a incluir todos los yacimientos reconocidos sobre el terreno y
estudiados en este trabajo, por lo que nos remitiremos a aquellos que contengan un
523
Fernández Ruiz, 1998.
Martín Ruiz y Pérez-Malumbres Landa, 2000.
525
Melero García, 2012a, 2012b, 2012c.
526
Estos niveles fueron apreciados durante una obra que se realizó en un local situado en el nº 6 de dicha
plaza.
524
199
número de fragmentos cerámicos significativos que permitan una aproximación a una
periodización cronológica.
La metodología empleada ya fue especificada en el apartado “Metodología”, al cual
remitimos.
6.1.-Estudio cerámico de los yacimientos rurales altomedievales y de transición al
Bajo Medievo
El Castillejo o Ysnealcoçaybit. Como veremos en el próximo apartado este ḥiṣn se
encuentra en la cima del pico Castillejo, máxima altura de la sierra de Alpujata, a unos
1081 m snm y en el límite entre los municipios de Ojén, Monda y Coín.
Una de sus características es la gran cantidad de fragmentos cerámicos existentes con
un reparto desigual hallándose las mayores concentraciones en su cara SE donde
pensamos que estaba el espacio residencial.
Después de los fragmentos de tejas, los más abundantes son los relacionados con la
cerámica de presentación de alimentos y los de almacenaje de vitualla, siendo
prácticamente inexistentes otras tipologías, al menos a nivel superficial.
-Cerámica de presentación de alimentos
Esta modalidad tiene como muestra exclusiva el “tipo ataifor”, representado por unos
treinta y cinco fragmentos, la mayoría de ellos amorfos, de los cuales solo hemos
expuesto cinco.
Los fragmentos 1-Y, 2-Y y 3-Y corresponden a dos bases y a un amorfo. Están
confeccionados con pasta anaranjada y depurada, con pequeños desgrasante de tipo
calizo. Su interior está decorado con la técnica de verde y manganeso sobre un fondo de
vedrío blanco estannífero. Los motivos decorativos están compuestos por una serie de
líneas simples que se alejan del perfeccionismo y naturalismo del período omeya y se
acercan más a la abstracción. El exterior se cubre con un vedrío melado que en algunos
casos está muy diluido, no sabemos si por la acción de los agentes atmosféricos o por la
mano del hombre, al dotarlos originalmente de un baño menos concentrado. Dos de
ellos poseen repié anular poco marcado, con una base amplia que alcanza los doce
200
centímetros de diámetro para el fragmento 1-Y, y diez centímetros de diámetro para el
artefacto 2-Y. Aunque no hay muestras de ningún borde, parecen tener formas
hemisféricas y paredes curvadas muy abiertas. Los identificamos con el Tipo VI
(Subtipo VI.1) de Mª Elena Salinas en su estudio sobre la cerámica islámica en Córdoba
durante los siglos XI, XII y XIII527, con una cronología que iría desde la segunda mitad
del siglo X, hasta principios del siglo XI. Estas formas y decoraciones tendrían un
origen califal.
Los fragmentos 4-Y, 5-Y y 6-Y también son restos de ataifores. El primero
corresponde con un borde y los dos restantes con bases, también confeccionados con
pastas anaranjadas y pequeños desgrasantes minerales. En su parte interna poseen unos
vidriados melados con trazas negras de oxido de manganeso, mientras que en la exterior
el melado no tiene ningún tipo de decoración. El fragmento que corresponde con la boca
del artefacto cerámico (4-Y) tiene una sección hemisférica con borde exvasado y
engrosado al exterior y forma redondeada. Los dos fragmentos de bases poseen repiés
anulares poco marcados, con diez centímetros de diámetro para el primero y unce para
el segundo. Todos ellos parecen que responden al tipo de ataifor de perfil hemisférico,
menos abierta que los correspondientes a las figuras 1-Y y 2-Y. Según Melero García
los tipos en melado aparecen a finales del siglo XI y tiene su auge a lo largo de todo el
siglo XII, para desaparecer en la centuria siguiente en Málaga528. Igualmente, Salado
Escaño y Arancibia Román, también dentro del ámbito malagueño, sitúan estos
ataifores melados decorados con manganeso entre los siglos XI y XII relacionándolos
con los imperios norteafricanos, especialmente con los almorávides529.
-Contenedores para almacenaje
Por último, hemos registrados los fragmentos de seis bordes relacionados con tinajas
de almacenamiento que responden a dos modelos representados en las figuras 7-Y y 8Y y que en la práctica se repiten en todo este grupo de yacimientos que consideramos
altomedievales y de transición hacia el Bajo Medievo. El primero, posee dos
orientaciones en sus paredes. El tramo inferior es invasado produciéndose a
continuación un quiebro tomando forma exvasada con borde saliente en forma de
triángulo. En su exterior posee una tira horizontal de barro con huellas digitales que
527
Salinas Pleguezuelo, 2012, pp. 250 y 258.
Melero García, 2012a.
529
Salado Escaño y Arancibia Román, 2003.
528
201
tenía una doble funcionalidad: por un lado decorativa y por otra parte la de actuar de
refuerzo a las paredes de la vasija. Del segundo se conserva una pequeña porción de
pared, la cual parece exvasada con un borde grueso, saliente y de forma redondeada.
Sus pastas son de tipo ferruginosa con desgrasantes medianos de tipo calizo. Los cuellos
de las vasijas fueron realizados a torneta, con un acabado poco cuidado y tosco.
Tenemos varias referencias en yacimientos altomedievales tales como Marroquíes Bajos
(Jaén)530, así como en el yacimiento del “Castillón” de Montefrío (Granada) 531 y en
Cercadilla (Córdoba)532. También en el vertedero de Cártama encontramos formas
parecidas533. Aunque en el caso de este yacimiento el cómputo de fragmentos sea
escaso, existen una serie de artefactos, como son los ataifores, los cuales nos pueden
aproximar a una cronología relativa que iría desde mediados del siglo X, siglo XI y
probablemente buena parte del XII.
530
Pérez Alvarado, 2003, p. 245, Lamina 107, figs. G.T. 1.1 y G.T.3.1.
Motos Guirao, 1993, p. 224, fig. 9, nº 1, 2, 4 y 5.
532
Fuentes Santos, 2010, p. 498, fig. 189.
533
Melero García, 2009, p. 47, nº 22.
531
202
203
Murta. Se sitúa en una meseta a 680 m snm, dentro del pago rural del mismo
nombre y en término municipal de Tolox. Las concentraciones cerámicas en este
yacimiento son elevadas aunque poco significativas ya que predominan los fragmentos
de tejas y en menos medida, los bordes de vasijas de almacenamiento. Los restos de
otras tipologías son escasos, además de encontrarse muy fragmentados.
-Contenedores para almacenamiento
Los fragmentos de tinajas son frecuentes, especialmente los borde que debido a su
grosor se han conservado a lo largo del tiempo. Todas las muestras obtenidas están
elaboradas con una pasta de tonalidades obscuras, con desgrasantes de mediano y gran
tamaño. Parece que las bocas de las vasijas fueron elaboradas a torneta. Los bordes 1-M
y 2-M se repiten en todos los yacimientos de este grupo. Debido a los pocos cambios
que han sufrido estás tipologías a través del tiempo es difícil de enmarcarlas en un
período cronológico concreto, presentando la misma problemática que en el yacimiento
anterior.
-Contenedores para el servicio de mesa
Poseemos escasos fragmentos de lo que consideramos jarras con bocas trilobuladas
(4-M). Este tipo de recipientes son recurrentes durante toda la presencia de al-Andalus
en la Península. Sin embargo, interpretamos que podrían tener una cronología
altomedieval ya que poseen una pasta poco depurada en la que abundan los desgrasantes
medios, además de tener una terminación poco cuidada y una cocción propia de
ambientes reductores.
-Servicio de iluminación
Solo se han hallado dos fragmentos de candiles de piquera. El ejemplar más
completo (5-M) conserva parte de su cuerpo que tiene forma lenticular, con gollete
troncocónico invertido y larga piquera. El asa parece que se introducía dentro de la
boca, por lo que según Melero García, podría estar relacionado con el período califal534.
El escaso número de fragmentos significativos no permite realizar una aproximación
cronológica con unas mínimas garantías. Sin embargo, todos los indicios indican una
periodización emiral-califal, especialmente por la ausencia de cualquier tipo de vedrío,
534
Ibídem, p. 39, fig. 7, nº 19.
204
la existencia de algunas cocciones reductoras, tipologías en los artefactos de
almacenamiento arcaicas y la presencia de varios fragmentos de candil de piquera. No
obstante, la documentación de un candil vidriado en melado puede indicarnos
cronologías anteriores al período califal535.
535
Íñiguez Sánchez y Mayorga Mayorga, 1993, pp. 130-131.
205
206
Jorox. Dicho despoblado se encuentra en el valle del río Jorox (Alozaina) en su
margen derecha y prácticamente en la cabecera de la cuenca. Se sitúa en una serie de
terrazas escalonadas que van desde los Tajos, hasta la misma acequia de los Bravos. El
terreno, en la actualidad, está constituido por cultivos de secano marginales de olivos y
almendros, en un paisaje poco transformado y en el que no ha existido ningún tipo de
poblamiento intensivo desde el período altomedieval.
-Cerámica de exposición al fuego
Se han registrado alrededor de doce fragmentos, de los cuales hemos representado
tres, dos relacionados con el tipo marmita (1-J y 2-J) y uno con el tipo cazuela (3-J).
Todas estas piezas están realizadas a torno, con pastas ferruginosas depuradas, de
tonalidades rojizas debido a su riqueza en componentes férricos y probablemente
también por su cocción oxidante, y muy aptas para utensilios de exposición al fuego por
su gran resistencia al choque térmico536.
Los dos fragmentos de marmitas poseen los bordes exvasados, con puntas
redondeadas, ausencia de cuello y cuerpo globular. Los paralelos más cercanos los
encontramos en los pozos de Cártama537 y en el yacimiento de Baŷŷāna538, con una
cronología que abarcaría los siglos IX y X.
El fragmento de cazuela es de pared recta, exvasada, con labio indiferenciado y base
plana. Ejemplares similares han aparecido en Cártama,539 en donde Melero García los
considera como de probable tradición hispana. Otras referencias a esta tipología vienen
de la producción cerámica de Baŷŷāna540(Almería), del Maraute541(Granada) y
especialmente, los fragmentos hallados en el alfar emiral
(Málaga)
542
de calle Especerías
.
-Cerámica de presentación de alimentos
Se han contabilizado unos ocho fragmentos representándose una base, un borde y un
amorfo que relacionamos con el tipo ataifor. Sus pastas son de tonalidades rojizas,
536
Fernández Navarro, 2008, p. 171.
Melero García, 2009, fig. 4, UE. 35.1, UE. 34. 1.2.
538
Castillo Galdeano y Martínez Madrid, 1993, Lám. I, figs. 4 y 7.
539
Melero García, 2009, fig. 6, UE. 33. 21.
540
Castillo Galdeano y Martínez Madrid, 1993, Lám. III, fig. 2.
541
Fernández Navarro, 2008, p. 340.
542
Íñiguez Sánchez y Mayorga Mayorga, 1993, Lám. 9, figs. 9-11.
537
207
depuradas, con pequeños desgrasantes y están realizados a torno. La figura 4-J
corresponde con una base que posee repié anular con un diámetro de ocho centímetros
y de escaso alzado, de paredes curvilíneas gruesas y con vedrio blanquecino en su
interior, aunque parece que dicho vidriado también cubría parte de su cara externa. Lo
relacionamos con el siglo X en que en los ataifores comienzan a generalizarse los repiés
y los recubrimientos con vedríos plúmbicos, tanto en blanco como en melado543.
El fragmento 5-J corresponde con un borde de ataifor con terminación redondeada al
exterior, pared curva y recubrimiento de vedrío melado, tanto en su exterior como en su
interior. Está decorado con bandas geométricas en óxido de manganeso. Se trataría de
una tipología y decoración que tuvo su origen en la segunda mitad del siglo X y cuyo
uso se generalizó con las primeras taifas y en el período almorávide, extendiéndose,
aunque ya con formas quebradas, a la etapa almohade544. El amorfo de ataifor 6-J está
cubierto, tanto por su anverso como su reverso, de un vedrío estannífero decorado en su
interior con bandas de óxido de manganeso y de óxido de cobre. La decoración en verde
y manganeso comienza a aplicarse en el siglo X545, aunque también suele ser habitual en
los siglos XI y XII.
-Contenedores para almacenaje
Son también frecuentes los fragmentos pertenecientes a esta categoría con una
veintena de bordes de tinajas y cinco de orzas, más unos treinta y cinco de amorfos de
ambos tipos, representándose en lámina tres tinajas (7-J, 8-J y 9-J) y una orza (10-J).
Están elaboradas con pasta ferruginosa, desgrasantes de tamaño medio y pequeño
salvo la orza que se realizó con pasta más depurada. Las tres tinajas se hicieron a mano
excepto su boca y cuello que parecen haber sido confeccionados a torno lento. La orza
se modeló a torno.
El escaso número de ejemplares no permite ofrecer una evolución tipológica
adecuada. También hay que tener en cuenta que las tinajas eran artefactos de
almacenajes de ubicación fija y de larga duración en el tiempo, con una lenta evolución
de sus formas.
543
Melero García, 2009, p. 40.
Retuerce Velasco, 1998, Tipo A.19.60.
545
Melero García, 2009, p. 38.
544
208
El único fragmento de orza representado (10-J) posee un borde exvasado, con
sección exterior de tendencia triangular, paredes convergentes y forma supuestamente
globular. Es una tipología que podemos relacionarla con el período altomedieval, en
concreto con el emiral, con tipos similares en el arrabal de Šaqūnda (Córdoba)546.
Concluyendo, podemos afirmar que pese al escaso número de fragmentos se puede
realizar una aproximación cronológica al registro arqueológico superficial de la alquería
que abarcarían los siglos IX, X y XI, relacionándolos con finales del emirato, el califato,
primeras taifas y periodo almorávide.
546
Casal et alii, 2005, pp. 119-137, figs. 16 -100.
209
210
211
Almenqueire. Ḥiṣn situado en el cerro del Castillejo, en el término municipal de
Tolox, a unos 1050 m snm, conservando visible todo el perímetro exterior y parte de su
estructura interna. La presencia de cerámica superficial es escasa predominando los
fragmentos de tejas y en menor medida, los artefactos de almacenaje y de usos múltiples
tipo alcadafe.
-Cerámica de presentación de alimentos.
Con una presencia poco significativa, apenas seis fragmentos de ataifores, pero
suficientemente relevante a la hora de aportarnos una aproximación cronológica. Hemos
representado dos fragmentos. El primero (1-AL) se trata de una base con repié anular
poco marcado y paredes abiertas por lo que intuimos que tendría un perfil hemisférico.
En su interior está decorado con la técnica de verde y manganeso sobre un fondo de
vedrío blanco estannífero con motivos que tienden a la abstracción. Su exterior está
cubierto, también, con blanco estannífero y posee una pasta de tonalidad anaranjada con
desgrasantes muy pequeños. El segundo (2-AL) tiene la misma base y perfil que el
anterior aunque con un recubrimiento interior en vedrío melado con trazas de
manganeso, y en el exterior con vidriado también melado sin decoración. La pasta y el
tamaño de los desgrasantes son similares al del ataifor 1-AL. Hemos visto como estos
artefactos se repiten en la mayoría de los yacimientos anteriormente estudiados, con una
cronología que iría desde mediados del siglo X y el siglo XI, para el primero, y los
siglos XI y XII, para el segundo.
-Cerámica de almacenaje
Hemos contabilizado unos treinta y cinco fragmentos de este tipo entre bordes y
amorfos y todos ellos localizados en la zona interior del recinto murado del ḥiṣn. Sus
tipos se repiten en la práctica totalidad de los yacimientos altomedievales y de
transición al Bajo Medievo. Aunque suelen coincidir, mayoritariamente, con formas
estudiadas en enclaves califales-emirales, no podemos establecer una cronología relativa
ya que sus diseños se mantienen con pocas modificaciones durante todo el periodo
andalusí en la Península (ver el caso del Castillejo).
-Cerámica de usos múltiples
El tipo alcadafe también es relativamente abundante con unos doce fragmentos,
todos ellos de bordes de los cuales hemos representado dos (5-AL y 6-AL). Presentan
212
formas troncocónicas invertidas, con paredes abiertas y bordes salientes caídos al
exterior. Poseen una pasta poco decantada en que se observan desgrasantes de tamaño
mediano y grande. Están bizcochados con el interior bruñido o espatulado. Según
Melero García los alcadafes son unas de las formas más invariables desde su aparición
en época emiral y, la aplicación de decoración a ruedecilla en sus bordes y
especialmente el empleo del vedrío, son los indicadores de esas transformaciones que
coincidirían ya con el Bajo Medievo547. Estas formas están ya presentes en
determinados yacimientos emirales como es el caso de Cercadilla (Córdoba)548
manteniéndose en el tiempo con perfiles similares, por lo que es difícil proponer una
cronología relativa.
547
548
Melero García, 2012a, p. 97.
Fuentes Santos, 2010, pp. 517, 518 y 519, figs. 208, 209 y 210.
213
214
-La serie “tejas” en los yacimientos altomedievales y de transición al Bajo Medievo
También de gran importancia son las tipologías asociadas con las tejas que aparecen
en estos yacimientos. Todas responden a un tipo concreto con unas dimensiones que
van desde los treinta y cinco y los cuarenta centímetros de longitud, entre dos y dos
centímetros y medio de grosor, y los dieciocho centímetros máximos de anchura,
teniendo unas características similares. Se confeccionaron con pastas muy rojizas, ricas
en arcillas y oxido de hierro, poco depuradas y con gruesos desgrasante, además de
poseer un grado de curvatura escaso por el reverso o parte que se acopla a la techumbre.
Un porcentaje de ellas poseen decoración impresa, efectuada con los dedos cuando aún
la arcilla estaba fresca, siempre realizadas por el anverso de la teja o zona expuesta a la
intemperie. Responde a diversos motivos representados, como son las líneas onduladas,
que pueden ser simples y a veces en doble, las líneas en zig-zag y las digitales de un
determinado dedo, junto con trazas paralelas más o menos rectas, combinándose con
frecuencia diversos motivos en una misma teja. En un fragmento semientero también
hemos observado impresiones que se asemejan a antropomorfos.
Lo importante de esta serie es que está presente en todos los yacimientos que
clasificados como altomedievales y de transición al Bajo Medievo. Destacan por sus
porcentajes la alquería de Murta con un 50% para un muestreo de doscientos
fragmentos de tejas estudiados. En segundo lugar el 20% obtenido en los Llanos del
Concejo para un muestreo de cien fragmentos. Un 10% para el cerro del Aljibe sobre un
recuento efectuado de cien fragmentos, siendo el único de estos asentamientos donde se
ha observado dos tipos de tejas diferenciadas que relacionamos con el Alto Medievo
(Grupo A) y probablemente con los siglos XI y XII (Grupo B). En el caso del Castillejo
un 7% para un recuento de cien tejas. Con un porcentaje similar al anterior en el caso
del barranco del Moro. Porticate y Almenqueire poseen ambas un porcentaje del 3%
para el mismo muestreo. Por último en Jorox, los Llanos del Tejar y Loma Caballera no
se han podido establecer porcentajes debido a la escasez de estos artefactos cerámicos,
aunque también se constata la existencia de este tipo de decoración.
No se trata de un muestreo equitativo que permita obtener porcentajes comparativos
entre los diversos yacimientos, ya que la cerámica a nivel superficial es muy variable en
cada uno de ellos, dependiendo de factores posdeposicionales y antrópicos. Por lo tanto,
solo nos sirve para tener una referencia orientativa. Además, en la mayoría de los
215
yacimientos las tejas están muy fragmentadas y las unidades de muestreo no son
fidedignas ya que los trozos de una misma teja pueden ser contados más de una vez. No
ocurre así en los casos de Murta y cerro del Aljibe, donde son frecuentes encontrar tejas
enteras o poco fragmentadas.
Pero ¿qué finalidad tendría estas impresiones?, ¿decorativas, simbólicas, marcas de
artesanos? Solo conocemos un caso en la literatura científica en que se haga referencia
a este tipo de líneas y marcas sobre tejas, y corresponde a “la Caserona” del cortijo de
San Eugenio en Teba (Málaga), sobre parte del cual se efectuó en 1995 una excavación
de urgencia549 hallándose fragmentos de tejas con motivos impresos similares a los
representados en las alquerías consideradas altomedievales en la Subcuenca y también
utilizando los dedos de las manos para su realización. La diferencia más notable, con los
yacimientos de la comarca objeto de estudio, es que también se aprecia decoración
inciso con los mismos motivos expuestos anteriormente. Se asocia con niveles emirales
y según los arqueólogos que ejecutaron la excavación:
recuerdan ligeramente las posibles representaciones orientales del signo de
acuario, taurus y geminis [...] nos inclina a pensar en elementos en los que
quizás se aúne una función decorativa con cierta intención protectora o
propiciatoria, hecho que se verá acrecentado por su ubicación en el techo de la
vivienda550
Para comprobar la expansión de estas decoraciones en diversas zonas de al-Andalus
se han efectuado indagaciones en Medina Azahara (Córdoba) y en Medina Elvira
(Atarfe-Granada-), yacimientos altomedievales en los que aparecieron gran cantidad de
tejas. En consulta oficial a sus responsables, comunicaron a este investigador que no
existían tejas con este tipo de impresiones. También se realizaron averiguaciones sobre
los artefactos cerámicos fruto de diversas excavaciones que se efectuaron en Bobastro
(Ardales-Málaga-) aunque sin obtener ningún tipo de resultado dada la imposibilidad
transitoria del acceso a los fondos del Museo Arqueológico de Málaga, lugar donde se
hayan depositados dichos materiales en la actualidad.
Visto lo anterior, podemos afirmar que es un fenómeno localizado en parte de la
actual provincia de Málaga sin que existan paralelos, hasta el momento, en otras zonas
549
550
Suárez Padilla et alii, 1995.
Ibídem, p. 436.
216
de al-Andalus. Por lo tanto habrá que esperar a futuras excavaciones y al avance de la
investigación en la comarca para poder obtener más información que nos aclare la
finalidad de estas marcas y su extensión geográfica.
En cuanto a su cronología, hay evidencias de un probable origen emiral, dado los
hallazgos realizados en el yacimiento de “la Caserona” que posee una estratigrafía
suficientemente para poder efectuar una datación con un mínimo de garantías. Por lo
tanto, las tejas con marcas impresas, se convierten en una herramienta fundamental y
novedosa para datar a una serie de asentamientos como de probable origen emiral,
aunque algunos de ellos tuvieron una continuidad durante los periodos califal y taifas.
217
218
219
220
6.2.-Estudio cerámico de los yacimientos rurales poscalifales
La característica fundamental que presentan los restos cerámicos de estos
yacimientos es la homogeneidad en cuanto a tipologías y decoraciones. Parece evidente
que había una comunicación fluida entre los diversos asentamientos rurales, y entre
estos y los principales núcleos poblacionales de la comarca como serían Málaga y
Dakwān. La posibilidad de la existencia de talleres que realizaran producciones
industriales en estos dos núcleos parece probable, manufacturas que seguirían unos
cauces regulares de comercialización que irían desde los talleres cerámicos del arrabal
de Fontanella551, posiblemente también desde Dakwān 552, y su distribuirían por toda la
Subcuenca. Ello explicaría el porqué determinadas tipologías de ataifores, marmitas o
cazuelas se repiten en la mayoría de los yacimientos con pastas y decoraciones
idénticas553. No descartamos que algunos tipos de vasijas, en concreto alcadafes y
tinajas de gran tamaño, fueran de producción local, aunque faltan estudios concretos
sobre la materia.
Estas similitudes también vienen condicionadas por la ruptura de la tradición
tecnológica de origen omeya que realizaron los almohades y cuya influencia
permanecerá hasta finales de la Edad Media. Así lo expresa Cavilla Sánchez-Molero
cuando afirma:
Si los almohades, y en menor medida los almorávides, propiciaron una
importante transformación en la cerámica abandonándose progresivamente la
forma de tradición omeya, del mismo modo influirán notablemente en el
551
Son numerosísimas las excavaciones de urgencias realizadas en esta zona del casco histórico de
Málaga, especialmente en el antiguo arrabal de Fontanella, que han deparado el descubrimiento de
estructuras dedicadas a la alfarería en el Medievo. Destacamos la excavación que se realizó en el 2003,
en el nº 2-8 de calle Chinchilla, con el hallazgo de un importante complejo alfarero datado entre los siglo
XII-XV. (Salado Escaño y Arancibia Román, 2003, p. 74).
552
La procedencia de la cerámica de Dakwān no está bien documentada. Barajamos la posibilidad que en
la zona de la actual urbanización de las Palmeras y margen derecha del río de los Perros podrían haber
existido talleres destinados a la industria cerámica ante la presencia de gran cantidad de fragmentos,
algunos de ellos, tras su elaboración y horneado, parecen haber sido desechados.
553
Así determinados investigadores creen que con la entrada de las almohades se produce un importante
cambio en la tipología cerámica y también en los sistemas de producción de los mismos, abandonándose
los antiguos hornos en manos de pequeños productores, por otros controlados por el estado, para
producir un tipo de cerámica muy homogénea en todo al-Andalus y que en cierto modo, simboliza la
nueva hegemonía a través de la imposición de un nuevo modelo cerámico (Salado Escaño y Arancibia
Román, 2003, p. 85).
221
repertorio de la cerámica musulmana de época nazarí y meriní, y en la
producción cristiana bajomedieval554
Estos cambios son especialmente notables en la tecnología cerámica de exposición al
fuego en que se adelgazan notablemente las paredes, las bases toman formas convexas
con acabado espatulado, vidriados plúmbicos en su interior y pastas de arcilla
ferruginosa bastante decantadas555. Esto es así debido a que esta familia tipológica es la
que presenta una frecuencia de uso mayor y, por lo tanto, está en la vanguardia de la
innovación tecnológica. Fernández Navarro destaca que en la cerámica para cocinar del
siglo XI también se utilizan arcillas ferruginosas, pero estas tienen un aspecto más
grosero, con abundantes desgrasantes de tamaño mediano y grueso de cuarzo y mica,
además de poseer unas paredes de mayor grosor556.
Vamos a realizar un breve estudio sobre una serie de artefactos cerámicos de algunos
de los yacimientos de la Subcuenca antes analizados. Elegiremos aquellos que reúnan
un suficiente número de fragmentos cerámicos que consideremos significativos
relacionándolos con determinadas tipologías y, por lo tanto, con un registro
arqueológico que nos aproxime a una secuencia cronológica sobre el poblamiento
andalusí de la comarca.
Yacimiento
de la Torrecilla. La Torrecilla debió de constituir un importante
poblamiento debido a su situación en un cruce de caminos que comunicaba la zona
costera con la Subcuenca y con la serranía de Ronda. También la existencia de
abundantes fragmentos cerámicos con variadas tipologías nos ayuda a concretar una
cronología relativa.
-Cerámica de preparación de alimentos
Se han recogido en superficie unos dieciocho fragmentos de bordes representándose
aquellos que consideramos más significativos. En primer lugar, destacamos una cazuela
(1-T). Se trata de un fragmento de pared curvilínea convergente con borde triangular
exvasado, pasta ferruginosa poco depurada con gruesos desgrasantes. Esta realizada a
554
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 377.
Fernández Navarro, 2008, p. 171.
556
Ídem.
555
222
torneta y la relacionamos con la cazuela califal que Fernández Navarro identifica con el
número de registro 21557. Puede tratarse de una tipología residual.
Las figuras 2-T, 3-T y 4-T, son tres fragmentos de artefactos de exposición al fuego
que ya asociamos con un período poscalifal. Están realizados a torno, con pastas
depuradas y de composición ferruginosa. El primer fragmento (2-T) es de una marmita
y se caracteriza por tener su borde corto e invasado, con paredes curvilíneas
convergentes y sin ningún tipo de vedrío. En la clasificación que realizan Salado
Escaño, Rambla Torralbo y Mayorga Mayorga558, la sitúan en el siglo XV (Figs 52 y
55). Sin embargo la catalogación que realizan dichos autores es sobre una pieza que
tiene vedrío interior, mientras que la marmita 2-T no lo posee. Esta tipología la
identificamos con una tradición de influencia almorávide-almohade. La causa de esta
ausencia de vedrío interior podríamos relacionarla con que en los siglos XII y XIII aun
no estaba generalizado dicho recubrimiento en cazuelas y marmitas, mientras que ya en
el período nazarí, se extiende al interior de la totalidad de estos útiles. También hay
que tener en cuenta que solía ser característica del siglo XIV la presencia de cazuelas
sin vidriar559. El segundo fragmento (3-T) se trata de una cazuela que posee un borde
exvasado en forma de ala, de escasa longitud, prácticamente horizontal y paredes
ligeramente convergentes. Está recubierta de esmalte blanco en su interior. Esta forma
la relaciona Cavilla Sánchez-Molero con su figura 14-T560 con una datación cronológica
probable que se incluye en el siglo XIII. También la identificamos con las cazuelas de
borde en ala de García Porras561 que la data ya en pleno siglo XIV. La siguiente figura
(4-T) representa a una marmita con paredes ligeramente convergentes y borde recto con
escotadura al exterior. Posee recubrimiento de vedrío melado en su interior y en la parte
superior de su borde exterior. Sus paredes son ligeramente convergentes y también
estarían realizadas con pasta de composición ferruginosa, bastante depurada y a torno.
Cavilla Sánchez-Molero la engloba dentro de su subtipo F.02.J562 y la figura 302,
relacionándola con el siglo XIII. Pero este subtipo no posee vedrío, por lo que
probablemente la tengamos que enmarcar en una cronología más tardía, vinculándola
557
Fernández Navarro, 2008, p. 345.
Salado Escaño et alii, 2000, p. 247.
559
Ibídem, p. 239.
560
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 457.
561
García Porras, 2001, pp. 504-509.
562
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 302.
558
223
con finales del siglo XIII y principios del XIV, cuando se comienza a generalizar el
vidriado interior en los artefactos de exposición al juego.
-Cerámica para la presentación de alimentos
Es la tipología con un porcentaje más elevado dentro de la cerámica hallada a nivel
superficial con un total de setenta y cinco piezas, predominando las bases o repiés (36
fragmentos), seguido por los bordes (24 fragmentos) y por último los amorfos (15
fragmentos). El tipo dominante es el ataifor de perfil quebrado con repié anular y
decorado en verde esmeralda en su interior y bizcochado en su parte externa, con
chorreones de vedrío verde (45 fragmentos). A continuación vamos a analizar una serie
de fragmentos que consideramos representativos.
Las figuras 5-T, 6-T y 7-T, corresponden con tres ataifores. La pasta utilizada para
confeccionarlos tiene una composición ferruginosa para el primero, y carbonatada para
los demás. Están muy depuradas y poseen un acabado retorneado en su base. El primero
de ellos (5-T) posee repié anular con paredes convergentes y vedrío melado en su
totalidad. En su interior posee trazas de óxido de manganeso. Lo adscribimos al siglo
XII, y Cavilla Sánchez-Molero563 lo enmarca dentro del período almohade. Melero
García también los sitúa en el siglo XII, y según este autor, desaparecerían durante el
primer cuarto del siglo XIII564 en la zona de la Algarbía malagueña. La presencia de esta
tipología es habitual en la totalidad de los yacimientos estudiados. El segundo tipo de
ataifor (6-T) también posee repié anular con vedrío interior en verde565 y recubrimiento
exterior de la misma tonalidad, aunque más diluido. Su característica más destacada es
la decoración estampillada con semicírculos formando dibujos con motivos arriñonados
que ocupan la parte interna de la solera y formarían bandas concéntricas enmarcadas
entre cenefas. Igualmente, encontramos en las representaciones de dicha lámina dos
fragmentos; 10-T y 11-T, que probablemente también pertenezcan a ataifores
estampillados. El primero con roseta vegetal y el segundo con una figura de tipo
amorfo. Cavilla Sánchez-Molero566 clasifica este tipo de decoración como de claro
563
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 489-490, figs. 87 y 88, tipos A, B y C. También Abellán Pérez y
Cavilla Sánchez-Molero, 1993, p. 27.
564
Melero García, 2012a, p. 34.
565
Se trata de una tonalidad de verde al que se ha denominado entre determinados arqueólogos “verde
malagueño” y que nosotros lo llamaremos “verde esmeralda”. Identifica un vedrío muy común en los
yacimientos andalusíes poscalifales en la actual provincia de Málaga. Es habitual en los ataifores y en
menor medida, en los alcadafes.
566
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 492-504.
224
origen almohade sin dar una cronología muy precisa. García Porras también sitúa su
origen entre los siglos XI y XII, con la expansión de los imperios norteafricanos
llegando hasta los momentos finales del Islam en la Península567. Melero García568
perfila
más su cronología situándolos en pleno siglo XIII debido a los tipos de
estampillado que se observan y que él considera “evolucionados”. Otros investigadores,
como Salado Escaño, Rambla Torralvo y Mayorga Mayorga en su artículo común sobre
la cerámica nazarí en Málaga, creen que el estampillado en los ataifores va
desapareciendo a medida que se consolida el reino nazarí569. Este tipo de ataifor también
será frecuente en todos los yacimientos de la Subcuenca. El tercer tipo (7-T) posee repié
anular con vedrío verde esmeralda solo al interior, de probable morfología quebrada y,
posiblemente, con la parte superior de la pared recta. Presenta la característica de que
posee varios círculos en la parte interna de la solera que quedan remarcados con una
coloración obscura una vez realizado la cocción de la pieza. Retuerce Velasco incluye
este tipo en la “Forma A” y en los Tipos A.25 y A.26 y Subtipo A.26.A570, dándole un
marco cronológico entre los siglos XII y XIII. Otros autores como García Porras, los
adscribe a una cronología más tardía ya plenamente nazarí571. Melero García los sitúa en
la segunda mitad del siglo XIII y principios del XIV, coexistiendo con otros
recubrimientos durante todo el siglo XIV y parte del XV, pero sin ser dominante572.
-Cerámica de usos múltiples
Esta serie está representada por una cuarentena de fragmentos siendo los bordes los
más habituales. Las figuras 8-T y 9-T corresponden a dos alcadafes con forma
trontocónica invertida. El primero (8-T) posee el borde exvasado, con sección
cuadrangular y con decoración inciso, formando bandas onduladas con decoración a
peine en el mismo borde exterior. Diversos autores coinciden en su origen
bajomedieval. Navarro Palazón lo incluye en su catálogo fechándolo en el siglo XIII573.
Cavilla Sánchez-Molero lo clasifica en su Tipo I enmarcándola también en la etapa
almohade574. Sin embargo, Malpica Cuello los denomina como “alcadafes de sombrero
567
García Porras, 2001, p. 383.
Melero García, 2012b, p. 11.
569
Salado Escaño et alii., 2000, p. 238.
570
Retuerce Velasco, 1998, p. 26.
571
García Porras, 2001, pp. 580-592.
572
Melero García, 2012b, pp. 164-165.
573
Navarro Palazón, 1986. Vol. I, p. 207, fig. 450.
574
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 477, fig. 61.
568
225
de copa” enmarcándolos cronológicamente dentro del siglo XIV575. El segundo alcadafe
(9-T) posee un borde también exvasado, moldurado
al exterior. Se observa una
inflexión justo por debajo del borde interior, además de su decoración vidriada en verde
esmeralda en su cara interna, lo que va a permitir una datación cronológica muy
concreta que podemos situar ya en pleno siglo XV. Solo hemos encontrado referencias
precisas de este segundo alcadafe en Melero García que lo clasifica como “Tipo 3.2576”.
575
576
Malpica Cuello et alii, 2007, p. 203.
Melero García, 2012a, p. 98.
226
227
Yacimiento de los Vallecillos. Al igual que la Torrecilla, este poblamiento se
encontraba en un importante cruce de caminos que comunicaba la Algarbía malagueña
con Ronda y su serranía. Estaba en las cercanías de Alozaina, villa que durante los
siglos XIV y XV constituía la cabeza de un distrito rural en que los Vallecillos sería una
de las alquerías principales.
-Cerámica de preparación de alimentos
El total de piezas de esta categoría a nivel superficial es de unos cuarenta y tres
fragmentos, siendo su mayoría de amorfos. Todos los artefactos de exposición al fuego
hallados son de pastas ferruginosas, bastantes depuradas y con pequeños desgrasantes.
El primero de los analizados es una cazuela (1-V) sin vedrío, con paredes divergentes y
borde exvasado horizontal plano, con muesca interior para sujetar una tapadera. Su
único paralelismo lo hemos encontrado en el tipo 2.4 de Melero García577 que la
enmarca cronológicamente en el siglo XIII y correspondería con una tipología que
también tiene presencia en otros poblamientos de la Subcuenca del mismo período, lo
que nos hace conjeturar de que se trataría de un tipo que no se vidriaba. El segundo
utensilio es una marmita (2-V) también sin vidriar. Corresponde con una morfología
muy extendida en el siglo XIV578, pero al igual que las marmitas sin vidriar del
yacimiento de la Torrecilla (2-T), debemos situarla en el siglo XIII.
Con la nomenclatura 3-V y 4-V encontramos una cazuela y una marmita. La primera
tiene paredes convergentes y borde saliente al exterior, mientras que la segunda también
posee paredes convergentes y labio recto. Ambas están recubierta de vidriado melado en
su interior con chorreones al exterior. Las dos morfologías son ya plenamente nazaríes.
Así las podemos relacionar con la lámina nº 11 de García Porras 579, o con la cazuela del
tipo 2.1 de Melero García580. Sin embargo, Retuerce Velasco retrasa su cronología hasta
el siglo XIII581.
-Cerámica de presentación de alimentos
Se han hallado en superficie un total de veinticuatro fragmentos con catorce bordes,
cuatro repiés y seis amorfos, todos ellos de ataifores. Se repiten las morfologías,
577
Melero García, 2012a, p. 254.
Fernández Navarro, 2008, p. 316.
579
García Porras, 2001, p. 490.
580
Melero García, 2112a, p. 257.
581
Retuerce Velasco, 1998, Forma G, fig. 8.
578
228
tipologías y pastas que vimos en el yacimiento de la Torrecilla. De perfil quebrado con
melado interior y exterior (5-V), de borde moldurado de sección triangular al exterior y
con cubrimiento de verde esmeralda en su interior (6-V), ídem pero con varias bandas
concéntricas al interior en su solera (7-V). Sobre el primer tipo hay unanimidad al
otorgarle una cronología relacionada con el siglo XII, mientras que para el segundo y el
tercero oscila entre los siglos XIII y XIV (para ambos tipos ver yacimiento de la
Torrecilla).
-Cerámica de usos múltiples
Los fragmentos de alcadafes son abundantes a nivel superficial en este yacimiento
con alrededor de treinta bordes contabilizados. Las figuras 8-V y 9-V corresponden con
dos tipos de secciones troncocónicas invertidas. El primero, con borde exvasado
cuadrangular y sin vidriar. El segundo, tiene el borde también exvasado, moldurado al
exterior y con una característica muy específica al poseer una muesca por debajo del
borde interior, además de estar vidriado con verde esmeralda también en su interior.
Ambos poseen una pasta ferruginosa poco depurada. Con referencia a su probable
cronología nos remitiremos también a los tipos 8-T y 9-T del yacimiento de la
Torrecilla, correspondiendo temporalmente con el siglo XV.
229
230
Yacimiento de Guaro Viejo. Se encuentra también en las cercanías de un nudo de
comunicación que unía la margen derecha de río Grande con la zona costera de
Marbella. Su antiguo territorio se dividió entre los municipios actuales de Guaro y Coín.
-Cerámica de preparación de alimentos
Se han contabilizado apenas once fragmentos pertenecientes a esta categoría, con tan
solo un borde, dos bases y ocho amorfos. El borde (1-GV) pertenece a una cazuela con
pared de forma periforme, convergente y borde invasado con moldura saliente hacia
fuera, poco resaltada. Posee una serie de estrías incisos en su cara exterior. Su pasta es
ferruginosa y está depurada. Sobre esta tipología no hemos hallada ninguna referencia
en la literatura científica. Solo mencionar unos fragmentos similares estudiados por
Melero García en la excavación arqueológica realizada en el yacimiento de la Moraleda
(Antequera-Málaga-) en el 2011, aún sin publicar, aunque todo apunta a una
periodización relacionada con el siglo XI.
-Cerámica de presentación de alimentos
Se han recopilado unos treintaicinco fragmentos de ataifores con doce bordes, siete
repiés y diecisiete amorfos. Las figuras 2-GV y 3-GV se identifican con una base y un
borde. Del primero solo conservamos el repié y un fragmento de pared. Está vidriado en
melado, tanto en su interior como al exterior, con trazas de óxido de manganeso. El
segundo es un borde recto con sección triangular y ligeramente engrosado al exterior en
que se observa en su parte inferior el arranque del quiebro. Este último, también con un
recubrimiento similar al primero. Poseen pastas ferruginosas muy depuradas. Ambos
corresponderían con los tipos vistos en los yacimientos de Torrecilla y Alcaría de Guaro
(5-T y 5-AG) con una cronología que relacionamos con el siglo XII.
Los fragmentos 4-GV y 5-GV, pertenecen a dos amorfos con decoración
estampillada, vedrío en verde esmeralda en su interior y posible cubrimiento también en
su exterior, aunque más claro, similares a los hallados en el yacimiento de Torrecilla (9T, 10-T y 11-T) y que situamos en el siglo XIII. El tercer tipo (5-GV) posee repié anular
con vedrío verde esmeralda solo en su parte interna y de probable perfil quebrado. Tiene
varios círculos concéntricos en su interior más recalcado que en el resto del vedrío. El
cuarto (6-GV) tiene la pared saliente y un quiebro pronunciado junto con el borde
exvasado y redondeado al exterior, e idéntico recubrimiento que el anterior. Sus pastas
231
son carbonatadas y depuradas. Las figuras 6-GV y 7-GV se relacionan con los tipos 7-T
y 7-V de los yacimientos de Torrecilla y Vallecillos, con formas y recubrimientos que
ya comienzan a generalizarse en el tercer cuarto del siglo XIII y principios del XIV.
-Cerámica de usos múltiples
El recuento de fragmentos relacionados con esta tipología nos ha deparado un total de
seis bordes de alcadafes. El único fragmento representado es el borde (8-GV), con
forma troncocónica invertida y labio redondeado exvasado al exterior. Está vidriado en
verde esmeralda en su parte interna, con una inflexión justo por debajo del borde en su
interior. Corresponde con los tipos 9-T y 9-V de los yacimientos de la Torrecilla y de
los Vallecillos, con una cronología similar a estos que situamos en el siglo XV.
232
233
Yacimiento de los Villares de Algane. Esta alquería se encuentra dentro del actual
término municipal de Coín y junto al antiguo camino de Casarabonela que unía la
comarca de Coín, y buena parte de la subcuenca de río Grande, con Ronda y el Alto
Guadalhorce.
-Cerámica de preparación de alimentos
Una de las características de este yacimiento es la escasez de fragmentos cerámicos
relacionados con utensilios de exposición al fuego. Solo poseemos unos veinticinco
amorfos y tan solo un borde de cazuela (1-VA), este último de la misma tipología que la
1-V hallada en el yacimiento de los Vallecillos. No tiene vedrío y sus paredes son
divergentes con borde exvasado, horizontal, protuberancia vertical y muesca interior
para sujetar una tapadera. Está elaborada con pasta ferruginosa depurada. Como vimos
con anterioridad su único paralelismo lo hemos encontrado en el tipo 2.4 de Melero
García582 que la enmarca cronológicamente en el siglo XIII.
-Cerámica de presentación de alimentos
Se han contabilizado un total de diecinueve trozos de ataifores, de los cuales cinco
son de bordes, cuatro de bases y diez de amorfos. Los fragmentos 2-VA y 3-VA
corresponden a dos bordes con cubierta vítrea melada en toda su superficie y con trazas
negras de óxido de manganeso en su interior. El primero posee un borde ligeramente
invasado y moldurado al exterior junto con paredes convergentes. En el segundo su
borde es triangular, saliente, con escotadura al exterior y con pared también
convergente. Este último posee un quiebro o carena en la parte inferior de la pared,
mientras que el primero parece tener un perfil hemisférico. Están confeccionados con
pasta depurada ferruginosa. Lo adscribimos al siglo XII, y Cavilla Sánchez-Molero583 lo
identifica con el período almohade (Figs. 87 y 88, tipos A-B-C). Melero García584
también los sitúa en el siglo XII, y según este autor, desaparecerían durante la primera
mitad del siglo XIII.
El fragmento 4-VA pertenece a otro ataifor con vedrío verde oliva en su totalidad y
borde triangular ligeramente invasado, engrosado al exterior y paredes convergentes.
582
Melero García, 2012a, p. 254.
Cavilla Sánchez-Molero, 1998, pp. 489-490.
584
Melero García, 2012a, p. 34.
583
234
Su pasta es carbonatada, blanquecina, muy depurada. Lo relacionamos con el tipo A.21
de Retuerce Velasco, y con una cronología de la segunda mitad del siglo XII585.
Los fragmentos 5-VA y 6-VA corresponden con un repié y un amorfo de ataifores
con vedrío verde esmeralda en su interior y coloración más clara al exterior. Ambos
poseen impresiones estampillada en su parte interna. En el primero, el motivo es un
almendrado, mientras que en el segundo, es un geométrico de forma triangular. Sus
pastas son carbonatadas y muy depuradas. En opiniones ya antes expresadas, Cavilla
Sánchez-Molero586 clasifica este tipo de decoración como de claro origen almohade,
García Porras sitúa su inicio entre los siglos XI y XII con la expansión de los imperios
norteafricanos llegando hasta los momentos finales de al-Andalus587, mientras que
Melero García588, perfila más su cronología situándola en pleno siglo XIII.
-Cerámica de usos múltiples
Se han detectado unos veinte fragmentos de bordes todos pertenecientes al tipo
alcadafe. El único representado es la figura 7-VG tratándose de un borde exvasado,
moldurado al exterior en forma de hocico, con paredes divergentes y pasta ferruginosa
poco depurada. Destaca la inflexión interna, justo por debajo del borde, que junto al
vedrío interior le da una cronología ya de pleno siglo XV. Solo hemos encontrado
referencias precisas de este alcadafe en Melero García, que lo clasifica como “Tipo
3.2”589.
585
Retuerce Velasco, 1998, p. 119.
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 492-504.
587
García Porras, 2001, p. 383.
588
Melero García, 2012b, p. 11.
589
Melero García, 2012a, p. 98.
586
235
236
Yacimiento de la Alcaría de Guaro. Se encuentra dentro del término municipal de
Guaro y a pié del antiguo camino que comunicaba Coín-Tolox-Yunquera-Ronda. La
concentración de cerámica superficial es elevada, especialmente en las terrazas más
altas, siendo el único caso de los expuestos en este trabajo en que los fragmentos de
tejas no son los más abundantes, predominando, porcentualmente, la cerámica
relacionada con la presentación de alimentos.
-Cerámica de preparación de alimentos
Al igual que los Villares de Algane, también son escasos en este yacimiento los
hallazgos de marmitas y cazuelas. Al respecto únicamente hemos observado el
fragmento de una cazuela (1-AG). Tiene el borde en ala, con una inflexión debajo de
dicho borde por su parte externa, con estrías también en su zona exterior y paredes
convergentes. La falta de vedrío interno y el ala de su borde, poco pronunciada, hace
que nos decantemos por una adscripción al período almohade, cuando aún no era
generalizado el vidriado melado en el interior de los útiles de exposición al fuego y las
alas de sus bordes estaban poco desarrolladas.
-Cerámica de presentación de alimentos
Es el tipo que presenta mayor número de piezas superficiales con unas cuarenta y
ocho en total, siendo treinta y cinco de amorfos y dieciocho de bases, con tan solo una
representación de borde. Todos ellos pertenecen a ataifores. Los artefactos con la
clasificación 2-AG y 3-AG corresponden con un repié y un borde recubierto de vedrío
melado en toda su superficie y con bandas de manganeso en su interior. La pasta
depurada es de tendencia ferruginosa. El primero de ellos (2-AG) posee repié anular con
paredes convergentes. El borde 3-AG tiene sección triangular al exterior, con escotadura
en su parte externa y quiebro a medida que la pared desciende. Lo relacionamos con los
ataifores del siglo XII, y Cavilla Sánchez-Molero590 lo enmarca dentro del período
almohade (Figs. 87 y 88, tipos A-B-C). Melero García también los sitúa en el siglo
XII591.
Con el distintivo 4-AG, tenemos un repié de ataifor con vedrío verde oliva en su
interior y verde “diluido” en su parte exterior. Es de pasta carbonatada muy depurada.
590
591
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 489-490.
Melero García, 2012a, p. 34.
237
Hasta ahora es el único con esta coloración registrado en la Subcuenca, y que podemos
identificar con un tipo de transición entre los ataifores con vedrío integro propio del
siglo XII, y aquellos que solo lo poseen en su interior, que suelen coincidir con finales
del XIII y el XIV. La única alusión hallada en la literatura científica la realiza Melero
García592que lo sitúa en el siglo XIII.
Con las siglas 5-AG y 6-AG se identifican dos fragmentos de ataifores. Poseen
pastas carbonatadas muy depuradas. Ambos corresponden con amorfos que tienen
vidriado interior en verde esmeralda y decoración en estampillado, con motivos de tipo
almendrado. Como hemos visto con anterioridad, la mayoría de los ceramólogos
medievalistas lo ubican en el período almohade, en concreto en el siglo XIII593.
-Cerámica de usos múltiples
También son escasos los restos de esta serie cerámica con unos ocho fragmentos de
alcadafe, todos ellos de bordes sin ningún tipo de recubrimiento. La figura 7-AG
corresponde con un borde de forma troncocónica invertida. Está elaborado con pasta
ferruginosa depurada, poseyendo abundantes desgrasantes y con su interior sin pulir. Su
borde es exvasado en forma de hocico redondeado en su extremo. En su cara exterior
tiene una cenefa con decoración a ruedesilla. Hay que destacar que, justo por debajo de
su borde y en su cara interior, posee una inflexión muy característica que identificamos
con una tipología muy concreta594habitual en la subcuenca de río Grande y en toda la
Algarbía malagueña. Sin embargo, la falta de vedrío interior nos impide darle una
cronología precisa, aunque sí podemos relacionarlo con un período más amplio que
abarcaría el almohade y nazarí, ya que este tipo es abundante en la comarca y
únicamente ha sido registrado en aquellos yacimientos que relacionamos con el período
bajomedieval.
592
Un rasgo distintivo es la pérdida progresiva de ésta al exterior (cubierta de vedrío verde esmeralda),
que en primer lugar aparece diluida, y a medida que recorremos esta centuria (XIII) comienza a no
llegar a aplicarse (Melero García, 2012a, p. 35).
593
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 492-504. García Porras, 2001, p. 383. Melero García, 2012b, p.11.
Salado Escaño et alii. 1999, p. 238.
594
Melero García, 2012a, p. 98.
238
239
6.3.-El ḥiṣn y la alquería de la Villeta. La actividad arqueológica de 1990595
El ḥiṣn y la alquería de la Villeta se encuentran en el término municipal de Monda.
En 1990 se efectuó una excavación parcial en una actuación arqueológica de urgencia
efectuada por los arqueólogos Acién Almansa y Rambla Torralbo y requerida por la
entonces Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía ante un
proyecto de edificación sobre la estructura del ḥiṣn, dentro de cuyo albacar se
encontraba la alquería. Por lo tanto, el complejo defensivo se componía de dos
elementos bien diferenciados. El ḥiṣn era el recinto más elevado, coronando la
explanada superior del cerro, con una extensión aproximada de 130 X 13 metros. El
segundo elemento, o albacar, arranca de sus extremos, protegiendo parte de la ladera N
y con un perímetro de alrededor de trescientos metros.
El yacimiento se enmarca en un polígono delimitado por las siguientes coordenadas:
X
336107.79
336242.46
335985.74
335987.56
336882.39
336106.43
Y
4055659.93 4055656.75 4055700.76 4055729.80 4055738.87 4055694.86
La unidad básica utilizada en la excavación de 1990 fue el Corte (C) y este, a su
vez, se divide en Unidades Espaciales (UE). Por último dentro de cada una de ellas
existe otra subdivisión que se denominó Nivel (N). Los cortes uno, dos, tres y cinco
pertenecen al ḥiṣn, mientras que el cuarto y sexto corresponden con la alquería. En esta
última los cortes se plantearon a modo de cuadrículas con unas dimensiones impuestas
por la propia configuración abancalada del terreno596.
Es necesario tener en cuenta que la información que proporciona la estratigrafía,
especialmente la relacionada con la alquería, es escasa y poco esclarecedora. Varios
factores han contribuido a ello. El más importante es el elevado grado de pendiente en
que se ubicó este espacio residencial, lo que provocó, tras su destrucción y abandono
una intensa erosión que incluso produjo, en algunos sectores, la desaparición total de la
595
Este estudio cerámico está basado en un trabajo realizado por este investigador. Se publico en la
revista Arqueología y Territorio Medieval (Ordóñez Frías, 2014a) y su realización se efectuó en el marco
de esta tesis doctoral.
596
La información de este apartado ha sido tomada, prácticamente en su totalidad, de la publicación que
se efectuó de la excavación en la revista Mainake (Acién y Rambla, 1990-1991, pp. 273-293).
240
cubierta y el afloramiento de los niveles geológicos. Tal es el caso del C-4 en su
extremo N. También observamos como en el C-6, de las cinco UE registradas, solo se
conserva material cerámico de la UE-2. Probablemente se trate de un extravío en el
almacenamiento del material o de una perdida597. Otro factor que resta información es
la ausencia de perfiles arqueológicos en los C-4 y C-6. Acién y Rambla solo los realizan
en el C-5, dado que este corte era el objeto fundamental de la investigación, en la que se
partía de la hipótesis del probable origen califal del ḥiṣn.
Vamos a proceder a la descripción de los diversos cortes reincidiendo especialmente
en los que se generaron en la alquería, por el especial interés que tienen para esta
investigación:
Corte-1.- Esta constituido por una zanja de 15 X 3 metros, orientada de SO a NE. Se
distingue dos niveles, ambos con poca potencia estratigráfica. No se creó divisiones en
unidades espaciales debido a su escasa superficie con valor arqueológico, como ocurrirá
también en los cortes dos y tres.
Corte-2.-Con un trazado casi paralelo al anterior y una extensión de 16,5 X 2 metros.
Se recoge un solo estrato que coincide con el superior del C-1.
Corte-3.-Se emplaza en una pequeña plataforma próxima a la zona edificada, con
una cota superior al resto del albacar, poseyendo una potencia estratigráfica que no
sobrepasa los cuarenta centímetros y, por lo tanto, con un escaso material cerámico.
Corte-5.-Es el más amplio realizado en la zona superior del cerro. Su superficie
presenta un claro desnivel con el sector occidental, estando a mayor altura que el sector
oriental. Se estructura en nueve unidades espaciales que resumimos en tres: área de
habitación, espacios abiertos y zonas de vertidos. La primera posee dos niveles, el
primero con cerámica nazarí y cristiana y el segundo con algunos lotes de cronología
almohade. En el segundo, se distingue un solo corte con una cronología muy amplia que
va desde el siglo XII al XV. Por último, en la zona de vertidos se observa tres niveles,
los dos primeros semejantes a los hallados en el área de habitación y un tercero en que
se ha encontrado material de probable procedencia califal, aunque en un contexto de
597
En marzo del 2013 se realizó una consulta telefónica con el arqueólogo Acién Almansa,
confirmándonos que en todas las UE se había constatado la existencia de fragmentos cerámicos
desconociendo el paradero de dicho material.
241
cronología posterior. En este corte se ha recogido la mayoría del material cerámico
estudiado en el ḥiṣn.
Corte-4.-Se realizó en la parte de la alquería más próxima al albacar, con una
pendiente notable, llegando a alcanzar los tres metros de desnivel en una longitud total
de nueve metros, por lo que su potencia estratigráfica es escasa ya que ha sufrido un
proceso erosivo intenso, muy acusado en su extremo N, donde ha desaparecido la
totalidad de su nivel. En este sector aparecieron restos de dos viviendas separadas por
una atarjea. Se divide en seis unidades espaciales en que cada una coincide con una
habitación dentro de cada vivienda. Los trazados de estas son paralelos a las curvas de
nivel, asentando ambas el muro S sobre la roca la cual sirve de nivelación a modo de
escalón formando parte de su alzado. Se reconoce un solo nivel598 que tiene una gran
similitud con el N-1 del C-5, el cual sería su equivalente aunque ambos se encuentran a
diferentes cotas. Al igual que en el C-5, se han hallado cerámica de origen cristiano así
como de tradición andalusí. Dentro de dicho nivel se menciona un sustrato superficial
formado por una cobertura de tierra obscura con escaso y variado material. Es un
relleno típico de derrumbe que incluye materiales diversos, y que parece,
mayoritariamente, vinculado con el siglo XVI. También se hace referencia a una
“primera cava” con fragmentos cerámicos de cronología igualmente relacionada con los
siglos XV y XVI. En la parte inferior de este nivel destaca la aparición in situ del
zaguán de la casa situada al E de la atarjea, junto con una serie de tipologías vinculadas
con artefactos cerámicos de exposición al fuego y de presentación de alimentos.
Corte-6.-Es la parte de la alquería más próxima al ḥiṣn. En ella se encontró lo que
quizás constituya una vivienda completa. Se aprecia la existencia de tres habitaciones
contiguas en el sentido de las curvas de nivel y un probable patio, lo que podría
corresponder con un espacio residencial de habitaciones en L alrededor de un patio599.
Su estratigrafía es similar a la del Corte-4, con un solo nivel dividiéndose en cinco
unidades espaciales que también coinciden con las habitaciones de la vivienda. De
interés es un lote recogido en una pequeña zanja conformada por el descenso brusco de
la roca con tipologías nazaríes y también de origen almohade, como el hallazgo del
único ejemplar de ataifor estampillado.
598
Durante el trabajo de estudio cerámico realizado en Museo Arqueológico Provincial de Málaga se
comprobó que todas las bolsas de materiales pertenecientes a los C-4 y C-6 están sigladas con el N-I.
599
García Porras, 2001, p. 58.
242
Con los resultados de dicha intervención arqueológica no se redactó ninguna tipo de
memoria y sí un breve informe que se depositó en la Delegación de Cultura de Málaga.
La normativa del momento no obligaba a este tipo de informes. Sin embargo, Acién y
Rambla realizaron un estudio sobre dicha excavación que fue publicado en la revista
Mainake con el título: La evolución de un hisn musulmán. Actuación arqueológica en el
castillo de Monda600 en el que nos hemos basado para la realización de este trabajo de
investigación.
Este estudio cerámico ha sido fruto de una actividad arqueológica puntual solicitada
por el investigador que realiza esta tesis, y autorizado por la Delegación de Cultura de
Málaga en el 2012601. Se efectuó sobre la totalidad del material cerámico que Acién y
Rambla extrajeron de la excavación de 1990, es decir, tanto de los cortes relacionados
con el ḥiṣn, como de aquellas catas que se efectuaron en la alquería.
6.3.1.-El ḥiṣn de la Villeta
Los niveles arqueológicos de este sector coinciden con los cortes uno (C-1), dos (C2), tres (C-3) y cinco (C-5). Sin embargo en los fondos del Museo Arqueológico
Provincial de Málaga solo existen materiales relacionados con el C-5, sin que sepamos
la razón de la ausencia del resto del material, cuya existencia aparece claramente
descrita en la publicación que generó dicha intervención arqueológica602.
Se han podido individualizar setenta y ocho fragmentos reconocibles que conservan
información para poder ser relacionados a un grupo determinado. De ellos presentan
cubierta vítrea o algún tipo de decoración treinta y ocho, que representan el 45,2% del
total.
Porcentualmente, los conjuntos están dominados por la presencia de la cerámica de
presentación de alimentos que ocupa el 33,8% del total, (ataifores con un 22,5%, platos
y cuencos con 11,3%), seguido por recipientes de exposición al fuego, con un
porcentaje del 22,5% (cazuelas en su totalidad y ausencia de marmitas) de los
contenedores de líquido/servicio de mesa (22,5% de jorros/as, jarritos/as), recipientes de
uso múltiple (alcadafes con un 7%), servicio de iluminación, con un porcentaje también
600
Acién y Rambla, 1990-1991, pp. 273-294.
Se aprobó por dicha Delegación el 25 de abril del 2012, con nº de expediente AA. nº 38/12.
602
El informe más completo consta en la revista Mainake nº XIII-XIV, pp. 273-293. (Acién y Rambla,
1991-1992).
601
243
del 7%, y contenedores para almacenamiento con 4,22% del total (tinajas). El resto de
las piezas adscritas a otros grupos tienen una escasa representación: tapaderas (2%),
recipientes de higiene personal (bacines con un 2%) y contenedores de fuego (anafre
con un 1%).
En cuanto al tipo de cocción predomina la de ambiente oxidante que proporcionan a
las pastas tonalidades claras y uniformes. En cuanto al origen mineralógico dominante
en los barros seleccionados, podemos dividirlas en dos grandes grupos: las ferruginosas
y las carbonatadas. Las primeras son de tonalidades rojizas debido a su riqueza en
componentes férricos y muy aptos para utensilios de exposición al fuego por su gran
resistencia al choque térmico603. Todas las cazuelas están elaboradas con esta pasta, la
mayoría de los alcadafes, candiles y las tinajas. La pasta carbonatada es de tonalidad
blancuzca debido al predominio de carbonato cálcico. Los ataifores, mayoritariamente,
están elaborados con ella, al igual que un alto porcentaje de las jarritas y jarros.
En general, son arcillas que han sufrido un proceso de decantación previo a su
amasado y que, por lo tanto, presentan un nivel de depuración medio-alto. Los alcadafes
y las tinajas poseen desgrasantes de tamaño medio, mientras que en los ataifores y
cazuelas lo tienen de tamaño reducido. Las jarritas esgrafiadas, junto con algunas
cazuelas, son los que presenta un mayor grado de depuración con desgrasantes
prácticamente inapreciables al ojo humano. Todas ellos han sido elaboradas a torno.
-Cerámica de exposición al fuego
Serie cazuelas. Representan la totalidad de la cerámica de exposición al fuego
hallada en el ḥiṣn, alcanzando el 22,5% del conjunto de piezas totales del castillo, y con
dieciséis fragmentos útiles identificados, todos ellos pertenecientes a bordes.
Por Unidades Estratigráficas (UE) los fragmentos pertenecientes a la UE-9 son; A-1,
A-2, A-3, A-4, A-8 Y A-9. En la UE-5 está incluido el fragmento A-5. En niveles
superficiales descontextualizados se ha hallado los bordes A-6 y A-7. De los siete
fragmentos restantes no representados en la lámina, cinco se han hallado en la UE-9, y
dos en la UE-5.
603
Fernández Navarro, 2008.
244
Están elaboradas con pastas depuradas, tipo ferruginosa, con desgrasantes visibles de
tamaño pequeño, compuesto fundamentalmente por granos de esquisto y mostrando con
frecuencia huellas exteriores de exposición al fuego.
Hemos utilizado como elemento diferenciador de estos útiles sus bordes
observándose dos tipos:
.Tipo 1. Bordes exvasados que poseen labios alargados en forma de ala recta o
ligeramente orientado hacia arriba. Pueden presentar paredes curvas (figs. A-2, A-4, y
A-5) o de tendencia rectilínea (figs. A-1 y A-2). Consta un total de doce fragmentos, de
los que existen un predominio porcentual de cazuelas bizcochadas (ocho bordes) frente
a las de vedrío melado en su interior (cinco bordes)604. Su tipología sería una evolución
de las cazuelas de ala almohade, pero con un desarrollo acentuado de dichos bordes
cuya media aritmética es de uno con ocho centímetros de longitud de ala para el total de
las muestras.
Es llamativo como el 66% de los fragmentos de estos bordes, no poseen ningún tipo
de cubierta vítrea para unos utensilios de exposición al fuego en que ya, para el siglo
XIII, dicho recubrimiento estaba generalizado. Descartamos que tuvieran una función
distinta a la de preparación de alimentos debido a que presentan, en sus exteriores,
huellas de exposición al fuego y en ocasiones (cuatro fragmentos), también poseen
restos de tizne en la zona interior del borde, lo que nos sugiere, que estas últimas,
estuvieron expuestos a un fuego envolvente.
Todos los bordes de esta serie poseen protuberancia en la zona interior más o menos
pronunciada con la finalidad de servir de sujeción a una tapadera.
Los paralelos formales para esta serie son muy frecuentes, correspondiendo con el
período almohade-nazarí. Así se constata en Málaga y en Cártama.
Dentro de las figuras seleccionadas en la lámina, los tipos A-1 y A-2 pertenecen a
cazuelas bizcochadas de las que ya tenemos constancias de la existencia de formas
604
Solo la fig. A-2 no posee huellas de tiznado exterior. Melero García opina de que podía haber tenido
una utilidad de brasero y que además es una tipología ya constatada en época emiral que siempre ha
estado desposeída de recubrimiento vítreo. (Melero García, 2012a, pp. 75-76). Sin embargo Cavilla
Sánchez-Molero la clasifica como de artefacto de exposición al fuego, aunque también sin vidriar, debido
al tiznado exterior observado en esta tipología dentro de la provincia de Cádiz y en un contexto almohade
( Cavilla Sánchez-Molero, 2007, p. 411).
245
similares en época emiral605, prolongándose su utilización durante los períodos
almohade606 y nazarí607, probablemente también incluiría la etapa morisca.
Los tipos A-3, A-4, A-5 y A-6 pueden ser derivaciones del anterior modelo con la
salvedad de que sus paredes son más curvilíneas. Destacar el tipo A-5 con una muesca
muy marcada en la parte interior del borde con la función de sujetar la tapadera y cuyos
paralelos más cercanos los encontramos en el castillo de Íllora608 y en otros puntos del
interior del reino nazarí de Granada, aunque con la diferencia de que estas últimas
poseen vedrío en sus interiores. El tipo A-7 correspondería con una tipología
plenamente nazarí y con vedrío melado interior609.
Tipo 2. Bordes invasados rectilíneos. El primero (A-8) moldurado al exterior, y el
segundo (A-9) también con moldura en su exterior y con protuberancia interior para
apoyo de la tapadera. Sus paredes son de tendencia rectilíneas y ambos poseen vedrío
melado interno. Dichas formas son muy habituales para las cazuelas, situándolas
cronológicamente en los siglos XIV y XV610.
-Cerámica de presentación de alimentos
Serie ataifores. Hemos contabilizado dieciséis fragmentos, con un porcentaje del
66,6% con respecto al total de la serie de exposición de alimentos, y de 22,5% del total
de los fragmentos útiles del ḥiṣn. Están representados por seis bases y por diez bordes,
de los cuales, todos presentan cubierta vítrea, predominando los recubrimientos en
verde esmeralda (catorce fragmentos), frente al esmalte estannífero (un fragmento) y
vedrío melado (un fragmento).
Hay que destacar que todos presentan vedrío solo en su interior, salvo el B-13, que
también lo muestra en el exterior en forma de esmalte estannífero blanco.
Por Unidades Estratigráficas (UE), destacan los once fragmentos de la UE-4, frente a
los cinco de la UE-9.
605
Acién Almansa et alii, figs. 13 y 98, 2003.
Cavilla Sánchez-Molero, fig. 1, nº IV, 2007.
607
Melero García, 2012a, fig. 13, Tipo 6.1, p. 153.
608
Malpica Cuello et alii. 2007, p. 227.
609
Salado Escaño, Rambla Torralbo y Mayorga Mayorga, 2000, p. 248.
610
García Porras, 2001, fig. 38, p. 503, y Salado Escaño, Rambla Torralbo y Mayorga Mayorga, 2000, p.
248.
606
246
Sus pastas son de tipo carbonatada, depuradas, con desgrasantes muy pequeños
apenas perceptibles a la vista humana. Solo presenta diferencias la figura B-16, con una
pasta ferruginosa, también depurada.
Todos los bordes reconocidos son similares. Así, los representados en la lámina: B10, B-14 y B-16, son rectos con labios engrosados al exterior en forma de moldura
tratándose, probablemente, de ataifores de tipo quebrado.
Los fragmentos B-11, B.12, B-13 y B-15, representan diversas bases todas ellas con
repié anular y paredes divergentes. Seguramente también respondan al tipo de ataifor
quebrado.
La aplicación del óxido de cobre comienza a utilizarse en al-Andalus desde la
segunda mitad del siglo XII. Pero no será hasta el siglo XIII cuando se generalice su
uso, recubriéndose, en un principio, tanto en el interior como en el exterior de las
piezas611. Para el siglo XIV prácticamente desaparece el vedrío exterior. Por lo tanto, a
dichos ataifores con decoración de óxido de cobre en su cara interna (B-10, B-11, B-12,
B-13 y BM-14) podemos adscribirle una cronología que iría desde la segunda mitad del
siglo XIII y que incluiría buena parte del XIV612.
El esmalte estannífero con decoración en óxido de cobre (B-15) parece ser la
consecuencia de la influencia mudéjar en los ajuares nazaríes, siendo su presencia
habitual en la zona occidental del antiguo obispado de Málaga. Lo encontramos en el
Bajo Guadalhorce ya en la segunda mitad del siglo XIII613. Dentro de la provincia de
Granada, hay algunas muestras en el yacimiento del Castillejo de los Guájares en que
aparece en contextos a caballo entre los siglos XIII y XIV614.
Distinto es el caso del ataifor B-16 melado en su interior y con goterones en su
exterior. Se trata de un recubrimiento atípico y probablemente intrusivo, que como ya
veremos en el estudio cerámico de los cortes IV y VI de la alquería, puede corresponder
con niveles moriscos del siglo XVI.
611
Melero García, 2012b, pp. 161-162.
Melero García, 2012a, p. 35.
613
Melero García, 2012b, p. 169.
614
García Porras, 2001, Lám. 41, Tipo IV.
612
247
Serie cuencos. Se ha contabilizado cuatro fragmentos de bordes pertenecientes a esta
serie, que ocupan un porcentaje del 16% con respecto a la serie de presentación de
alimentos, y un 5,6% del total de los fragmentos cerámicos del ḥiṣn.
Por Unidades Estratigráficas (UE) están divididos en dos fragmentos para la UE-4
(C-19 y C-20), y otros dos en la UE-1 (C-17 y C-18).
Sus pastas son muy depuradas, con variantes en su composición, siendo
carbonatadas para las figuras C-17, C-18 y C-19, y ferruginosa de tonalidades
anaranjada para la figura C-20.
En cuanto a la tipología, son similares en la totalidad de los cuencos, con paredes
convergentes hemisféricas y bordes indiferenciados, invasados y terminados en punta.
Solo existe un matiz diferenciador en la fig. C-18 en que las paredes convergen de una
forma más pronunciada.
Con respecto a su recubrimiento y decoración, es donde encontramos claros matices
diferenciadores. El primero (C-17) posee cubierta, en toda la pieza, de esmalte blanco
estannífero representándose en su parte interna una figura de una cabeza humana
(ángel) realizado en loza dorada sobre fondo de esmalte blanco. Este tipo de decoración
está claramente relacionada con las denominadas “escudillas de monjas” procedentes de
los talleres de Manises confeccionadas en el siglo XV615. Se trata, por lo tanto, de una
cerámica de lujo que nos muestra la existencia de unos circuitos comerciales entre la
Valencia cristiana, y el reino nazarí de Granada. La segunda figura, (C-18) está
bizcochada siendo atípica para esta serie. La tercera y cuarta, (C-19 y C-20) presentan
un vedrío melado en la totalidad de las piezas.
Son tipologías ajenas a la tradición cultural andalusí al corresponder con servicios de
mesa individualizados y que podría ser indicador de un asentamiento físico cristiano,
ya a finales del siglo XV y principios del XVI, o de una aculturación material que se
prolongaría por los períodos tardonazarí, mudéjar o morisco616. Tampoco podemos
descartar una evolución propia de determinados artefactos cerámicos, como es el caso
de los ataifores con una reducción de sus tamaños que los aproximan, en funcionalidad
y en tipología, a los cuencos cristianos.
615
616
Coll Conesa, 2009. pp. 91-92.
Malpica Cuello, 1999a, p. 34.
248
Serie platos. Solo hemos identificado dos fragmentos de bordes pertenecientes a la
serie “platos”. Porcentualmente representan el 8,3% del total de la serie de presentación
de alimentos y el 2,8% del total de los fragmentos del ḥiṣn.
Por Unidades Estratigráficas (UE) los dos fragmentos pertenecen la UE-4.
Sus pastas son de tipo ferruginosas y muy depuradas, con desgrasantes pequeños,
apenas perceptibles a la vista humana. Se tratan de formas con paredes divergentes y
bordes exvasados en que podemos diferenciar dos tipologías:
.Borde con terminación rectilínea en forma de ala y punta redondeada (C-21).
.Borde indiferenciado y también con la punta redondeada (C-22).
El recubrimiento del fragmento C-21 es de vedrío melado integro, mientras que la
pieza C-22 posee un cubierta de esmalte estannífero, tanto por dentro como por fuera y
con decoración azul en su interior.
Al igual que la “serie cuencos”, son tipologías ajenas a la tradición cultural andalusí
al tratarse de servicios de mesa individualizados.
Cronológicamente, probablemente pertenezcan al siglo XV o principios del XVI,
cuando ya la influencia cristiana era más notoria en la zona. Así lo atestigua el
fragmento C-25 que pudiera tener su origen en los talleres mudéjares de Manises.
-Cerámica de servicio de mesa
Serie jarrita-jarro. Pretendemos mostrar los recipientes de mediano y pequeño
tamaña que se utilizaron para la contención de líquidos.
Es uno de los grupos más comunes y representativos de la cerámica andalusí que ha
mantenido una permanencia desde época emiral hasta la tardonazarí, mudéjar y morisca.
Se han identificados un total de dieciséis fragmentos pertenecientes a este grupo.
Suponen el 66,6 % del total de la serie de presentación de alimentos, y el 22,5 % de las
muestras halladas en el ḥiṣn.
Por Unidades Estratigráficas (UE) destacan los doce fragmentos de la UE-4, frente a
los dos de la UE-9.
249
Existe un predomino de los bordes con un total de catorce muestras, frente a dos de
bases.
Sus pastas varían dependiendo de si se tratan de jarritos o jarras de mayor tamaño.
Las primeras están confeccionadas con pastas carbonatadas muy depuradas y
desgrasantes de pequeño tamaña, prácticamente imperceptibles. Las segundas, también
se elaboraron con pastas carbonatadas, aunque posee una tonalidad ligeramente rojiza
por lo que pensamos que se pudieran mezclar arcillas de diferentes composiciones,
además de estar menos depurada y poseer desgrasantes de pequeño tamaño (esquistos y
nódulos calizos).
En cuanto a las variantes formales, identificadas las clasificaremos tipológicamente
en relación con sus bordes:
Tipo 1. Constatamos cuatro bordes (D-23, D-24, D-25 y D-26). Pertenecen a jarritas
con paredes ligeramente convergentes, bordes indefinidos y apuntados, junto con una
protuberancia interna. Se trata de una tipología que tiene continuidad desde el emirato y
que es un claro indicador de islamización respecto a la cultura material. Sin embargo, la
decoración esgrafiada (esgrafiado simple), los recubrimientos con oxido de manganeso
y vedrío, nos remiten a niveles bajomedievales.
Tipo 2. Identificamos tres fragmentos de bordes. El primero, (D-27) con paredes
convergentes y borde exvasado moldurado al exterior. El segundo y tercero, (D-28 y D29) tiene paredes de tendencia recta y bordes moldurado al interior.
Tipo 3. Con un fragmento de borde (D-32). Posee paredes convergentes y borde de
sección triangular engrosado al exterior. Destacan sus estrías exteriores que son marcas
de los dedos del alfarero producidas durante el torneado.
La presencia de decoración es predominante con nueve muestras, frente a seis sin
ningún tipo de recubrimiento o decoración. Dentro de las decoradas se puede observar
tres técnicas diferentes:
-Esgrafiado: Representado sobre jarritas en su cara externa. Se trata del esgrafiado
simple con motivos vegetales (D-25).
-Recubrimiento con vidriado: Se ha aplicado sobre una jarra y una redoma (D-29 y
D-30). Se trata de vedrío melado que cubre la totalidad de las piezas.
250
-Recubrimiento mixto, con óxido de manganeso al exterior y con vedrío melado en
su interior que se aplica en la parte media-superior de la vasija (D-23 y D-24).
La pervivencia, a lo largo del tiempo, de algunas tipologías crea dificultades a la
hora de datarlas cronológicamente. Sin embargo, los recubrimiento y las decoraciones
que poseen son claros indicadores de niveles bajomedievales.
Las jarritas con cuello en forma de “S” y decoración esgrafiada con motivo vegetales
(D-25), la relacionamos con los siglos XIV y XV en la zona malagueña. Así queda
reflejado en Cártama617 y en la propia ciudad de Málaga618.
Para las jarras con recubrimiento de vidriado melado interno y óxido de manganeso
externo (D-23 y D-24), Melero García constata su presencia en la UE 27/30 del
vertedero medieval de Cártama619, adscribiéndolas a horizontes tardoalmohades y
nazaríes.
Parecida consideración cronológica daremos a las jarras con melado integro (D-29 y
D-30) que ya podemos considerar plenamente nazarí basándonos, fundamentalmente, en
el vedrío, ya que la tipología de la primera es recurrente en diversos períodos de alAndalus.
-Cerámica de servicio de iluminación
Serie candil. Se han identificado seis fragmentos relacionados con esta serie. Cinco
pertenecen a patenas y uno a una cazoleta, todos ellos son del tipo de candil de pie alto.
Por porcentajes suponen el 100% de series de servicios de iluminación, y el 8,4% del
total de fragmentos útiles hallados en el ḥiṣn.
Por Unidades Estratigráficas (UE) destacan cinco fragmentos que se incluyen en la
UE-9, frente a tan solo uno perteneciente a la UE-4.
La pasta es de composición ferruginosa para los fragmentos E-34, E-35 y E-36, y
carbonatada para E-33 y E-37. Todas ellas están muy depuradas con desgrasantes
prácticamente imperceptibles.
617
Melero García, 2012b, p. 165, fig. 4.34.
Salado Escaño, Rambla Torralbo y Mayorga Mayorga, 1999, p. 229, fig. 29.
619
Melero García, 2012b, p. 161.
618
251
En relación con las variedades de cubierta y decoración, distinguimos tres tipos:
-Cubrimiento de vedrío melado en la cara interna, que en algunos puntos deja
entrever el esmalte estannífero blanquecino que se aplicó como base (E-34, E-35 y E36).
-Cubierta interior en esmalte estannífero con decoración de motivo vegetal en azul
(E-37).
-Cubierta de vedrío verde esmeralda en la totalidad del fragmento (E-33).
En cuanto a las tipologías de sus bordes destacamos tres formas diferentes:
-Borde recto-vertical con pestaña horizontal saliente (E-33).
-Bordes exvasados con puntas redondeadas (E-34, E-35 y E-36).
-Borde invasado, también de terminación redondeada (E-37).
La única cazoleta registrada tiene sección circular con piquera de pellizco.
La tipología de los candiles va evolucionando y ya, al final del período almohade,
el candil de pie alto va sustituyendo paulatinamente a los de cazoleta, implantándose de
forma generalizada en la etapa nazarí620.
El vedrío en verde esmeralda, para la actual hoya de Málaga, comienza a aparecer a
principios del siglo XIII, y se generaliza durante el siglo XIV621. El esmalte blanco
estannífero se impone en los siglos XIV y XV622. Sin embargo, mantenemos ciertas
dudas sobre el recubrimiento en vedrío melado sobre esmalte estannífero blanco que
aparece en algunos de estos fragmentos de candiles. Según Melero García 623, estos
supuestos restos de melado podrían corresponder con la aplicación de loza dorada que
se ha perdido, relacionándolos con una cronología ya dentro del siglo XV.
Producciones de Manises. A este taller podemos asignar un fragmento de patena de
candil de pie alto con recubrimiento en toda su superficie de esmalte estannífero. Su
interior está decorado con motivos vegetales en azul que cubre, parcialmente, dicha
620
Malpica Cuello et alii. 2004, p. 248.
Melero García. 2012a, p. 96.
622
Salado Escaño et alii, 1999, pp. 73 y 76.
623
Melero García, 2012a, p. 95.
621
252
superficie. Podría tratarse de loza azul procedente de los talleres mudéjares de Manises
y elaborada en el siglo XV624. Sabemos que en los siglos XV y XVI los candiles de pie
alto eran ya habituales en la iluminación domestica cristiana, y por lo tanto estas
producciones, generalmente de lujo, eran comercializadas tanto en territorio cristiano,
como en el islámica, teniendo un ámbito de difusión que sobrepasaba las fronteras
peninsulares.
-Cerámica de usos múltiples
Serie alcadafe. Se han identificado cinco fragmentos relacionados con esta serie.
Todos ellos pertenecen a bordes.
Por porcentajes suponen el 100% de series de usos múltiples y el 7% del total de
fragmentos útiles hallados en el ḥiṣn.
Por Unidades Estratigráficas (UE) destacan tres fragmentos que se incluyen en la
UE-9, y dos que se incluyen en la UE-4.
La pasta de composición carbonatada es predominante, con cuatro fragmentos (F38, F-39, F-40 y F-42), mientras que la de composición ferruginosa solo está
representada por un fragmento (F-41). Las pastas son depuradas con la presencia de
desgrasantes de tamaño medio y pequeño. Poseen forma troncocónica invertida con
bordes exvasados que presentan dos formas diferentes:
-Bordes caídos al exterior representados por los fragmentos F-40 y F-41.
-Bordes moldurados también al exterior que incluye los fragmentos F-38, F-39 y F42.
Ninguno de ellos posee cubierta vítrea. Con relación a la decoración solo está
presente en los fragmentos F-38 y F-41. El primero, con incisiones realizadas a punzón.
El segundo, con estampillado efectuado con ruedecilla.
La evolución tipológica de los alcadafes plantea dificultades al tratarse de objetos
utilitarios ya habituales desde época califal y cuyos cambios tipológicos debieron ser
muy lentos. Solo determinadas aplicaciones estéticas, como la decoración a ruedecilla o
el vidriado, pueden ser indicadores de dichos cambios a través del tiempo. Algunos
624
Coll Conesa, 2009, p. 76.
253
investigadores625 también consideran los bordes como indicadores evolutivos. Así
aquellos que presentan formas caídas van dando paso a otros moldurados al exterior.
El tipo F-41 presenta decoración a ruedecilla y posee borde caído. Esta clase de
decoración siempre va asociada a dichos bordes y nunca a los redondeados. Parece que
se relaciona con contextos costeros de la actual provincia de Málaga ya que no aparece
en zonas interiores de Andalucía ni en la Meseta626. Se registra ya en época almohade627
con indicadores de su presencia en el período nazarí628.
También un indicador de una probable cronología bajomedieval, es la presencia de
una inflexión en la parte interna del borde (F-40 y F-42) muy comunes en registro
superficiales de los yacimientos bajomedievales en la subcuenca de río Grande.
Dado los indicios que poseemos sobre el tipo alcadafe, podemos enmarcarlos en los
siglos XIV y XV ya que están asociados a diferentes tipologías que así lo sugieren.
Serie tinaja. Se han identificado dos fragmentos relacionados con esta serie. Ambos
pertenecen a bordes.
Por porcentajes suponen el 100% de serie tinaja, y el 2,8% del total de fragmentos
útiles hallados en el ḥiṣn.
Por Unidades Estratigráficas (UE) ambos fragmentos pertenecen a la UE-9.
En el primero (G-43) la pasta está poco depurada, con desgrasantes de tamaño medio
compuestos por caliches y esquistos. El segundo (G-44), está más depurada con
desgrasantes de pequeño tamaño.
Ambos bordes pertenecen a cuellos de tinajas con paredes divergentes y bordes
exvasados, de forma cuadrangular, para el primero y moldurado al exterior, para el
segundo.
Ninguno de los fragmentos posee cubierta vítrea. En el primero, la decoración ocupa
la mayoría de la superficie exterior del cuello, con diferentes motivos geométricos que
van desde incisiones que forman ondulaciones y zig-zag de diferente tamaño, líneas
625
Melero García, 2012a, pp. 99-100.
Retuerce Velasco, 1998., Forma I.
627
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, Tipo II.
628
García Porras, 2001, p. 565, fig. 169.
626
254
horizontales también incisos y decoración estampillada a ruedecilla en la protuberancia
que une el cuello con el cuerpo de la tinaja. El segundo fragmento, tiene decoración
tanto en el interior como en el exterior, formando varias bandas de incisos onduladas,
con una menor profusión decorativa que el anterior.
El escaso número de ejemplares no permite ofrecer una evolución tipológica
adecuada. También hay que tener en cuenta que las tinajas eran artefactos de
almacenajes de ubicación fija y de larga duración en el tiempo, con una lenta evolución
en sus formas y decoraciones. Su ornamentación en incisos se viene utilizando desde
época califal y por lo tanto son poco significativas para un enmarque cronológico
adecuado. Solo el estampillado del primer fragmento lo podemos relacionar con los
períodos almohade y nazarí, cuando ya esta técnica decorativa era habitual para estos
artefactos de almacenamiento.
-Cerámica residual
Con este epígrafe queremos aludir a cuatro fragmentos de cronología relacionada
con el siglo X-XI, que en la excavación arqueológica de 1990 se hallaron en el Corte-5.
Se trata de tres marmitas califales (H-45, H-46 y H-47), y un ataifor verde y manganeso
(H-48) también de probable origen califal629, además de otros fragmentos relacionados
con este período. El carácter ajeno que tiene este material en un contexto claramente
nazarí hace que carezca de valor cronológico. Así estamos de acuerdo con la opinión de
Acién y Rambla cuando dicen:
El interés de esta zona radica en el hallazgo de evidencias materiales de lo
que pudiera ser los primeros ocupantes del cerro, siendo significativo que no se
pueda otorgar un nivel propio de estructuras, ya que las piezas se hallan en
contextos de cronología posterior, y que la mayor parte de esas piezas
corresponde a bajilla de lujo, con lo cual topamos con el problema no resuelto
de la funcionalidad social de la cerámica verde y manganeso630
629
630
Melero García, 2009, pp. 38 y 46, fig. 5.
Acién y Rambla, 1991-92, p. 280.
255
6.3.1.1-Valoración cronológica del ḥiṣn de la Villeta
Hemos analizado cada una de las series del Corte-5, presentando unas características
homogéneas que nos van a permitir realizar una propuesta cronológica con bastantes
garantías, y cuyas principales características pasamos resumir a continuación.
En primer lugar, los artefactos de exposición al fuego corresponden en su totalidad
con cazuelas, como es habitual en los ajuares domésticos bajomedievales. Sin embargo,
resulta también atípica la inexistencia de fragmentos relacionados con el tipo marmita.
Otra característica destacable para las tipologías de cazuelas con borde en ala, es la gran
longitud de estas, lo que nos puede indicar una evolución desde las primeras cazuelas
almohade, con una extención sensiblemente inferior, hasta las tardonazaríes, en que el
ala aumenta notablemente. La falta de vedrío interior en la mayoría de estos tipos ya
viene siendo usual desde época almohade (con antecedentes califales), característica que
se prolonga hasta época nazarí, y como veremos en el estudio de la cerámica de la
alquería, también son habituales en los niveles moriscos del siglo XVI.
Los ataifores son también buenos indicadores cronológicos. Las tipologías quebradas
comienzan a aparecer en época almorávide generalizándose ya en el período almohade,
con vedríos que en un primer momento cubren toda la pieza, para dar paso ya durante el
siglo XIII y especialmente en el XIV, a un recubrimiento solo en el interior. También
los vedríos interiores en verde esmeralda tienen unas connotaciones temporales
concretas, con una aplicación que comienza a ser habitual durante la segunda mitad del
siglo XIII, perdurando hasta bien entrado el siglo XIV.
La presencia en los ajuares de platos y cuencos, como indicamos con anterioridad,
son muestra de tipologías ajenas a la cultura andalusí y de clara influencia cristiana.
Algunos fragmentos decorados nos pueden servir de fósiles guía. En concreto, el
cuenco con la figura del ángel (C-20) y el fragmento de plato con decoración vegetal
(C-25) que pudieron tener su procedencia de los talleres de Manises, con una cronología
incluida en el siglo XV.
Los candiles de pie alto tienen un origen tardo-almohade y su uso está ya
generalizado durante los siglos XIV y XV, prolongándose durante el XVI, tanto en
ambientes cristianos, como en mudéjares y moriscos. Su recubrimiento en vedrío
256
melado con cubierta de base en esmalte estannífero nos aproxima a los siglos finales del
Medievo. Por lo tanto son también un buen referente cronológico.
Hemos visto como otras series, jarritos-jarros, alcadafes y tinajas, son menos
precisas a la hora de una orientación cronológica. Pero determinadas decoraciones
(estampillados en tinaja), recubrimientos en jarros-jarritas (vidriados y esgrafiados) y
formas concretas de bordes (alcadafes con bordes caídos), son ya indicadores de
períodos almohades-nazaríes.
En conclusión, creemos tener datos suficientes para justificar una cronología
bajomedieval que incluiría finales del siglo XIII, y los siglos XIV y XV. Es decir la
podemos contextualizar ya en la época del reino nazarí de Granada debido a que el
predominio de tipologías, decoraciones y recubrimientos de los artefactos cerámicos se
identifican con las características propias de este período.
257
258
259
260
261
262
263
264
265
6.3.2.-La alquería de la Villeta
Los niveles arqueológicos de este sector coinciden con los Cortes cuatro y seis que
se realizaron en la ladera N, dentro del recinto del albacar, y sobre los restos de una
alquería que existía por debajo del emplazamiento del ḥiṣn.
Dichos cortes pertenecen a varias viviendas. El C-4 correspondería con la zona del
poblamiento más próxima al albacar, y en ella aparecen parte de dos viviendas
separadas por una atarjea. El C-6 se localiza en la zona de la alquería más cercana al
ḥiṣn y, quizá, constituiría una vivienda completa.
Se han podido individualizar sesenta y ocho fragmentos reconocibles, trece
pertenecientes al C-6, y cincuenta y cinco al C-4, que conservan información para poder
ser relacionados con un grupo determinado. De estos presentan cubierta vítrea o algún
tipo de decoración cuarenta y nueve de ellos que representan el 72% del total.
Porcentualmente los conjuntos están dominados por la presencia de la cerámica de
presentación de alimentos que ocupa el 39,9% del total (ataifores con un 25%, platos y
escudillas con el 14,7% ), seguido de los recipientes de exposición al fuego, con un
porcentaje del 19,11% (cazuelas y marmitas con un 13,23% y 5,88% respectivamente),
a continuación los contenedores de líquido/servicio de mesa (18,64% de jorros/as,
jarritos/as), recipientes de usos múltiples (alcadafes con
un 8,82%), servicio de
iluminación con un porcentaje del 5,88%, objetos de uso complementario (tapaderas)
que también le corresponde el 5,88%, y finalmente los contenedores para
almacenamiento con el 2,94% del total (orzas).
El tipo de cocción predominante es el de ambiente oxidante que proporciona a las
pastas tonalidades claras y uniformes.
En general, todas las arcillas están depuradas, aunque existen diferentes niveles. Los
platos, fragmentos de candiles de píe alto y los cuencos, están elaborados con pastas
muy depuradas. Dentro de este grupo podemos también incluir algunas cazuelas con
bordes en ala y vedrío melado interior, y las jarritas con recubrimiento vidriado. Dentro
de los alcadafes, el único que está bizcochado posee desgrasantes de pequeño y mediano
tamaño. Todas las series han sido elaboradas a torno.
266
-Cerámica de exposición al fuego
Serie cazuela. Representan el 69,23% de la cerámica de exposición al fuego,
alcanzando el 13,23% del conjunto de piezas totales de la alquería, con nueve
fragmentos útiles identificados, todos ellos pertenecientes a bordes.
En el Corte 4, diferenciamos la UE-2, UE-3 y la UE-4. Dentro de la UE-2 está el
borde 1-H, en la UE-3 distinguimos los
fragmentos: 1-A y 1-B. A la UE-4
corresponden los bordes siguientes; 1-C, 2-A (primera cava) y 2-D. Con respecto al
Corte 6 (C-6) solamente existen en la UE-2, con los fragmentos; 1-G, 2-B y 2-C.
Están elaboradas con pastas depuradas, tipo ferruginosa, y desgrasantes de pequeño
tamaño. Son frecuentes las huellas exteriores de exposición al fuego. Sin embargo la
figura 1-G tiene un acabado tosco y poco cuidado.
Hemos utilizado como elemento diferenciador de estos útiles sus bordes
observándose cuatro tipos:
-Tipo I. Bordes exvasados que poseen labios alargados en forma de ala recta o
ligeramente orientados hacia arriba. Presentan paredes curvas con un total de seis
fragmentos (figs. 1-A, 1-B, 2-A, 2-B, 2-C y 2-D), de los que existe un predominio
porcentual de cazuelas bizcochadas (cuatro bordes) frente a las de vedrío melado en su
interior (dos bordes). Muestran una longitud de labio variable, que puede oscilar entre
los cinco centímetros del fragmento 2-A, frente a los dos centímetros del borde 2-B.
Estas cazuelas en ala y con vedrío melado interior son ya usuales en los períodos
almohade y nazarí, prolongándose su uso hasta el siglo XVI en ámbitos mudéjares y
moriscos.
Vemos, al igual que ocurrió en el ḥiṣn, como un alto porcentaje de estas cazuelas (el
40% del total) no poseen ningún tipo de cubierta vítrea para unos utensilios de
exposición al fuego en que ya, para el siglo XIII, dicho recubrimiento comenzaba a
generalizarse. Sus tipologías siempre han sido similares, con bordes en ala de los que ya
poseemos antecedentes en época emiral631, almohade632 y nazarí633, y que también se
continuaron utilizando por la comunidad morisca durante el siglo XVI. Es evidente que
631
Acién Almansa et alii, 2003, pp.13 y 98.
Cavilla Sánchez-Molero, 2007, fig. 1, nº IV.
633
Melero García, 2012a, fig. 13, Tipo 6.1.
632
267
tenían una función culinaria debido al tiznado que poseían en su parte externa.
Planteamos la posibilidad de que pudieran ser utilizadas para la preparación de
determinados alimentos que no necesitaran líquidos (aceite o agua) y que dejaran
impregnado el barro de malos sabores, además de estar expuestas a un fuego envolvente
como demuestra el tiznado de la mayoría de la superficie cerámica. Algunos
investigadores proponen que una de sus utilidades podría haber sido el horneado del
pan634.
-Tipo II. Borde recto, invasado, moldurado al exterior con una serie de acanaladuras
en que destaca un saliente a modo de espolón que tenía la función de sujeción de la
tapadera. Sus paredes son divergentes. La única representación existente (1-C) tiene un
vedrío melado interior con chorreones exteriores. Tenemos antecedentes de este último
tipo, con características parecidas en la segunda mitad del siglo XIII y principios del
XIV635. Sin embargo, las tipologías que más se asemejan pertenecen ya al siglo XVI
tratándose de una cerámica de conquista introducida por los cristianos y que, desde
nuestro punto de vista, es un signo de aculturación material en las comunidades
moriscas donde existían su presencia. Así es usual en excavaciones arqueológicas que
se vienen realizando en el casco histórico de Granada636 y en núcleos rurales también
ocupados por los castellanos637.
-Tipo III. Bordes de tendencia rectilínea, moldura redondeada al exterior y paredes
divergentes marcando una carena con pestaña pronunciada que separa el labio de la
pared. Las dos figuras relacionadas con este tipo (1-G y 1-H) poseen vedrío melado en
su interior con chorreones al exterior. Parece que tiene su origen en la cerámica cristiana
de Paterna, donde formas similares se han fechado a mediados del siglo XIV 638 y
también en el siglo XVI639. Tenemos constancia asimismo, de tipologías similares en
Almería datadas entre finales del siglo XV y principios del XVI640.
Serie marmita. Representan el 30,76% de la cerámica de exposición al fuego,
alcanzando el 5,88% del conjunto de piezas totales de la alquería y con cuatro
fragmentos útiles identificados, todos ellos pertenecientes a bordes. En el Corte 4 solo
634
Gómez Becerra, 1992, p. 47.
García Porras, 2001, figs. 67 y 68, p. 518.
636
Rodríguez Aguilera, 2000, p 151; y Rodríguez Aguilera y Bordes, 2001, p. 17.
637
García Porras, 1995, fig. 2, p. 255.
638
Amigues y Mesquida, 1993, fig. 531.
639
Mesquida, 1996, p. 84.
640
Flores y Muñoz, 1997, figs. G y H, p. 25.
635
268
existen piezas relacionadas con el tipo marmita en la UE-3 con los siguientes bordes: 1E, y 1-F y 2-E. Dentro del Corte 6 y en la UE-2, está el tipo 1-D.
Como corresponde a la mayoría de la cerámica de exposición al fuego, poseen pastas
depuradas con desgrasantes de pequeño tamaño. La totalidad de los fragmentos tienen
huellas de tiznados, tanto al exterior como en el borde interior. Hemos utilizado como
elemento diferenciador de estos útiles sus bordes observándose dos tipos:
-Tipo I. Se distinguen por su borde escotado, con labios rectos de terminación
redondeada y con paredes convergentes. Son muy habituales en el siglo XIV, cuando ya
el vidriado interior estaba generalizado en estas tipologías641. Corresponde con la figura
1-F. La marmita 2-E presenta las mismas características tipológicas, pero carece de
recubrimiento melado interior. Esto era habitual a finales del siglo XII y en el primer
cuarto del siglo XIII642 por lo que le atribuimos un probable origen almohade. También
encontramos algunas muestras de estas marmitas bizcochadas en el vertedero medieval
de Cártama643 con una cronología que abarcaría el segundo y tercer cuarto del siglo
XIII. Podrían tratarse de tipos residuales, poco representativos.
-Tipo II. Marmita con borde invasado, apuntado, con una protuberancia interna que
separa el cuerpo del labio, y con moldura externa en forma de espolón que tendría la
finalidad de sujetar una tapadera. Sus paredes son convergentes (1-E). Esta forma
parece proceder de la evolución del Tipo I, con un cuello que se va alargando, reborde
interno, y en algunos casos, moldura externa644, formas que alcanzan un desarrollo
notable durante la segunda mitad del siglo XIII y en la primera mitad del XIV645. Sin
embargo, relacionamos más este modelo con tipos propios del siglo XVI debido al
desarrollo tanto de la moldura exterior, como por lo pronunciado de la protuberancia
interna. Formas similares también se han documentado en contextos del siglo XVI en el
Albaicín granadino con marmitas de cuerpo globular y cuello cilíndrico, protuberancia
interior para sujetar la tapadera y con el tipo de cazuela de borde exvasado y resaltes
641
Salado Escaño et alii, 1999, fig. 55, p. 247.
Cavilla Sánchez-Molero, 2007, Lám. 2, pp. 412 y 445.
643
Melero García, 2012b, fig. 2.8, p. 162.
644
Malpica Cuello et alii, 2007, p. 222.
645
García Porras, 2001, figs. 21 y 22, p. 495.
642
269
exteriores en el labio. Esta última de clara procedencia cristiana, y cuya aparición es
contemporánea o posterior a la conquista castellana646.
-Tipo III. Borde recto, corto, con terminación redondeada y moldura en su cara
interna para sujeción de tapadera, poseyendo vedrío interior (1-D). Retuerce Velasco la
engloba dentro de su subtipo F.02.J y la figura 302, vinculándolos con el siglo XIII647.
Pero el subtipo de Retuerce no posee vedrío, por lo que probablemente la tengamos que
enmarcar en una cronología más tardía relacionándola con finales del siglo XIII y
principios del XIV cuando ya es mayoritario el vidriado interior en los artefactos de
exposición al fuego. Solo conocemos un precedente con la misma tipología y
recubrimiento en niveles superficiales de la alquería de la Torrecilla648 a una distancia
no superior a diez kilómetros de Monda y en término municipal de Coín.
Vemos como la proporción de marmitas en los ajuares domésticos es de un 6,06%,
frente al 13,63% de cazuelas para la alquería de la Villeta. Esto, para nuestro punto de
vista, es un indicador de que se mantuvieron los porcentajes cazuelas-marmitas
similares a los del período nazarí, aunque tipológicamente ya observamos una cierta
aculturación material cristiana que se manifiesta en los bordes 1-C, 1-E, 1-G y 1-H.
-Cerámica de presentación de alimentos
Serie ataifor. Se han identificado un número de diecisiete fragmentos de ataifores,
con un porcentaje del 62,96% con respecto al total de la serie de presentación de
alimentos, y de 25% del total de los fragmentos útiles del la alquería. Las piezas están
constituidas por doce bases, cuatro bordes y por un amorfo, de los cuales todos
presentan vedrío, predominando los recubrimientos en verde (diez fragmentos), con
esmalte estannífero (un fragmento) y recubrimiento en vedrío melado (seis fragmentos).
Hay que destacar que todos presentan vedrío solo en su interior, salvo el borde 3-A que
también lo muestra en su exterior, con un recubrimiento en verde esmeralda más
diluido.
Dentro del C-4, los diversos fragmentos están incluidos en cuatro Unidades
Espaciales (UE). A la UE-2 pertenecen los ataifores: 3-B y 3-D, 3-E, 4-B, 4-C y 4- F.
646
Rodríguez Aguilera y Bordes García, 2001, Láms. 1 y 2, pp. 16-17.
Retuerce Velasco, 1998.
648
Ordóñez Frías, 2012, p. 75.
647
270
En la UE-3 están incluidos los fragmentos: 3-G, 3-H, 3-I y 3-K. Por último, la UE-5-6
está integrada por los siguientes trozos; 3-A, 3-F, 3-J y 4-E.
En el C-6 únicamente consta la UE-2, con un amorfo (4-F), una base (3-C) y un
borde proveniente de la primera cava, es decir de niveles superficiales (4-A).
Sus pastas las podemos dividir en dos grupos claramente diferenciados que están
relacionados cada uno con un tipo de cobertura y, probablemente, con períodos
culturales y cronológicos diferentes.
Con pastas de tonalidades claras, depuradas y desgrasantes de tamaño
imperceptibles, tenemos la totalidad de los ataifores incluidos en la Lámina-3-, salvo el
fragmento 3-J con esmalte estannífero. Dicha pasta presenta una composición en
láminas muy característica que es común a todos los ataifores con recubrimiento en
esmalte estannífero y en óxido de cobre dentro de la hoya del Guadalhorce649.
Parece evidente que había una comunicación fluida entre los diversos asentamientos
rurales, y entre estos y los principales núcleos poblacionales de la comarca como serían
Málaga y Dakwān.
Los recubrimientos, como hemos dicho, están basados en la aplicación de óxido de
cobre y de esmalte blanco estannífero. La decoración presenta diversas variantes, como
el estampillado simple almendrado (3-C), líneas en óxido de manganeso (3-E, 3-G y 3I), bandas en óxido de cobre (3-J) y decoración en óxido de manganeso con el motivo
al-c-afiya en el fragmento de base 3-K.
En cuanto a la tipología de este primer grupo correspondería a la que denominamos
“ataifor de perfil quebrado” con repié anular y paredes ligeramente curvadas que dan
paso al quiebro y borde de tendencia recta con moldura triangular al exterior.
La aplicación del óxido de cobre comienza a utilizarse en al-Andalus con la técnica
del verde manganeso califal, aunque su uso se generaliza en el siglo XIII, en un proceso
que va desde el recubrimiento total de la pieza650, siempre la zona exterior más diluida
649
650
Ibídem, p. 74.
Melero García, 2012b, fig. 3-A, pp. 161-162.
271
que la interior, para en el siglo XIV prácticamente desaparecer de la cara exterior651. Por
lo tanto, a estos últimos ataifores podemos adscribirles una cronología que iría desde la
segunda mitad del siglo XIII y que incluiría buena parte del siglo XIV 652.
Dentro de los ataifores con vedrío verde destaca un fragmento que posee
recubrimiento con tonalidades oliváceas y decoración con trazos de óxido de
manganeso (3-E). Se trata de una coloración extraña en época nazarí y que nos remite a
los períodos almorávide y almohade. Dado el contexto bajomedieval tardío en que nos
movemos, podría tratarse de un fragmento residual. También tenemos que tener en
cuenta que esta periodización se establece en excavaciones realizadas en Málaga y
Cártama, frente a una zona relativamente alejada de la ciudad como sería Monda, por lo
que podríamos barajar la posibilidad de que se trataran de recubrimientos que han
permanecido en el ámbito rural a través del tiempo con pocos cambios.
El esmalte estannífero con decoración en óxido de cobre (3-J), podía ser debido a la
influencia mudéjar en los ajuares nazaríes653 siendo su presencia habitual en la zona
occidental del antiguo obispado de Málaga. Lo encontramos en el Bajo Guadalhorce ya
en la segunda mitad del siglo XIII654, prolongándose hasta el siglo XV. Dentro de la
provincia de Granada, hay algunas muestras en el yacimiento del Castillejo de los
Guájares en que aparece en contextos a caballo entre los siglos XIII y XIV655.
El fragmento 3-C tiene decoración estampillada sobre vedrío verde esmeralda, con
motivos foliáceos simples en forma de almendrados que podría corresponder con una
cronología que arrancaría de finales del siglo XII, y se prolongaría hasta mediados del
siglo XIII656 . Consideramos esta pieza como residual y poco significativa en el
conjunto, tratándose de un ataifor de evidente tradición almohade, pero no
contemporáneo al período objeto de nuestro estudio. Además, es el único fragmento con
estampillado que se ha hallado en el entorno del ḥiṣn.
El ataifor 3-K está recubierto en su cara interna con vedrío en verde muy diluido
presentando la particularidad de que posee la inscripción en árabe al-c-afiya (salud)
651
Esta pauta de utilización del verde esmeralda en los ataifores es propia de la actual provincia de
Málaga. En otras zonas de al-Andalus, como por ejemplo el interior de Granada y en Cádiz, el
recubrimiento en melado se sigue manteniendo durante el siglo XIII (Melero García, 2012a, p. 34).
652
Melero García, 2012a, p. 35.
653
Plegezuelo y Lafuente, 1995.
654
Melero García, 2012b, p. 169.
655
García Porras, 2001, fig. 41, p. 505.
656
Melero García, 2012c, p. 123.
272
realizada en óxido de manganeso. Ya tenemos constancia de la existencia de este tipo de
decoración en ataifores califales. Pero será con los almohades cuando comienza a ser
más frecuente. Así Retuerce Velasco ya clasifica algunas de estas inscripciones
epigráficas, aunque aparecen en fragmentos con vedrío melado exterior y verde al
interior657. Creemos que la decoración partiría de un motivo central, probablemente
estrellado, desarrollando arcos con alternancias de cartelas, además de palmentas658.
Correspondería con una cronología ya plenamente nazarí que podría oscilar entre la
segunda mitad del siglo XIV y la primera del XV.
El segundo grupo de ataifores poseen pastas de tonalidades ferruginosas, con
desgrasantes de tamaño muy reducido. Dentro de estas características incluimos todos
los fragmentos registrados en la Fig.6.25-4-.
Tienen un vedrío melado en su interior siendo inusual, este tipo de cobertura, en la
zona occidental del antiguo obispado de Málaga durante los siglos XIV y XV. Sus
antecedentes más próximos los encontramos en los ataifores de los siglos X Y XI659 que
poseían un vedrío melado en toda la superficie de la pieza, decorados con trazos de
óxido de manganeso en su interior, repié anular de mayor diámetro y menor alzado que
los ataifores tardomedievales, y con una capa de melado sensiblemente más gruesa,
características que los diferencian de sus homólogos moriscos del siglo XVI.
En cuanto a la morfología de este segundo grupo, también correspondería a la que
denominamos “ataifor de perfil quebrado” con borde rectos, repié anular y paredes
curvas. Sin embargo, y a diferencia del grupo anterior (ataifores con recubrimiento en
verde y esmalte estannífero), los bordes se modifican achatándose y tomando formas
indiferenciadas, con escotadura exterior y pestaña pronunciada en el quiebro. Esta es la
fisonomía del único borde conservado (6.25-4-, A) y que creemos que se podría hacer
extensible al resto de los representados en la Fig.6.25-4-.
Esta tipología tiene paralelos en la ciudad de Málaga660 y en Cártama661. Pero en
ambos lugares aparecen con recubrimiento en verde esmeralda o en esmalte estannífero
657
Retuerce Velasco, 1998, Tipo A.24, figs. 68 y 69.
Ruiz García, 2010, p. 189.
659
Melero García, 2009, fig. 5, nº 1, 2 ,3 y 4, p. 46.
660
Salado Escaño et alii, 1999, figs. 4 y 10, pp. 240-241.
661
Melero García, 2012b, fig. 5-45, p. 167.
658
273
y asociadas a una cronología de la segunda mitad del siglo XIV y primera mitad del
XV.
Relacionamos este tipo de ataifores con pleno siglo XVI, vinculándolos con la
población morisca que habitaba la alquería de la Villeta y en que las producciones
cerámicas podrían tener un carácter local. Hay que tener en cuenta que la conquista de
Málaga y Coín por los castellanos a finales del siglo XV, supuso la expulsión de la
población islámica de ambos núcleos y de la práctica totalidad de sus términos
municipales. Parece que se produjo una ruptura con la producción cerámica de tradición
andalusí en estos centros urbanos662que, a diferencia de Granada donde permaneció un
buen número de población mudéjar y morisca663, los alfares pasaron a manos de
artesanos cristianas664. No hemos encontrado paralelos claros relacionados con este tipo
de ataifor. El único referente, hasta el momento, procede de una reciente actividad
arqueológica realizada en Vélez-Málaga665 en la que han aparecido algunos fragmentos
de ataifores o fuentes que podemos asociar con esta tipología y con su recubrimiento
melado interior.
662
Hay evidencias arqueológicas de que el arrabal de Fontanella, en Málaga, fue el principal centro
productor cerámico durante los siglos XIII, XIV y XV. Destacamos la excavación que se realizó en la
calle Ollerías en el año 1988, con el hallazgo de un importante complejo alfarero datado entre los siglos
XIII-XV (Acién Almansa et alii, 1989-1990). En Coín sabemos de la existencia de alfares en 1487: El
primer trançe comiença desde la torre y el exido de la ollería, por la parte alta, fasta dar al batan del
exido (Los Repartimientos de Málaga, ed. Benjarano Pérez, 2004, fol. 117v, p. 246). También se constata
que durante el siglo XVI era frecuente la presencia de moriscos procedentes de Monda, Guaro y Tolox
que trabajaban en Coín, por lo que no descartamos que los alfares, aunque de propietarios cristianos,
utilizaran mano de obra morisca: Tenían los moriscos de la dicha villa (Monda) en ella, e en sus
términos e dezmería de la villa de Coín, e comarca la hacienda de todo géneros que de yuso se dirá e
yran declarados, en la qual entran las haciendas que los moriscos, vezinos que fueron de las villas de
Tolox e Monda tenían en la dezmería de las dichas villas, e Monda tenían en la dezmería de la dicha villa
de Guaro y en la de Coín, toda la qual dicha hacienda está dada y repartida en la dicha población de la
dicha villa de Guaro a los nuevos pobladores de ella (AHPG, Libros de Poblaciones, Apeo de Guaro,
Libro 6716, 1571, fol. 063). Así vemos como en 1554 la ollería de Coín estaba arrendada por el Consejo
de Málaga a Juan de Vargas por una renta de trescientos maravedies sobre la ollería pagense por San
Juan (AGS, RGS, Leg.0269-0085), aunque no especifica quienes eran los artesanos alfareros.
663
De todas formas, durante todo el siglo XVI constatamos que el 86% de los artesanos documentados
(Granada) son claramente de filiación islámica, moriscos, mientras que sólo el 14% son cristianos viejos
(Rodríguez Aguilera y Bordes García, 2001, p. 61).
664
En las Actas Capitulares del Consejo de Málaga -1489-1516- (Cruces y Ruíz Povedano, 2004), se
menciona a seis olleros y tinajeros: Fernando Martínez (p. 42), Juan López (p. 110), Pedro de Córdoba (p.
225), Juan Gómez (p.309), Juan del Pinar (p. 309) y Antonio Tenorio (p. 584), todos ellos cristianos
viejos. También en los Repartimientos de Málaga (Bejarano Robles, 1985, fols. 310v-311, pp. 447-448)
de finales del siglo XV, encontramos a tres maestros de hazer cosas de barro: Alonso Martín Loçano,
Alonso Tenorio y Martín García, todos ellos también eran cristianos viejos.
665
Melero García, 2013.
274
Serie plato. Se han contabilizado seis fragmentos de bordes pertenecientes a la “serie
plato”. Representan el 22,22% del total de la serie de presentación de alimentos y el
8,82% del total de los fragmentos de la alquería.
Por Unidades Espaciales (UE) los fragmentos del C-4, pertenecientes a la UE-1,
son 5-C y 5-D. Asociados a la UE-2 están las piezas 5-E y 5-F. Dentro del C-6 está la
UE-2 con los bordes 5-A y 5-B.
Sus pastas son de tonalidades rojizas y muy depuradas, con desgrasantes bastante
pequeños apenas perceptibles.
Se trata de formas con paredes divergentes y bordes exvasados en que podemos
diferenciar dos tipologías distintas:
-Bordes rectilíneos en forma de ala y terminación redondeada (5-A, 5-B, 5-C y
5-D).
-Bordes indiferenciados, también con puntas redondeadas (5-E y 5-F).
En relación con sus recubrimientos, distinguimos básicamente dos tipos; los de
cubierta en esmalte estannífero tanto en su anverso como en su reverso, y los que
poseen un vedrío melado obscuro solo en su interior con goterones exteriores.
Al primer grupo pertenecen los fragmentos 5-C, 5-D, 5-E y 5-F. El primero de ellos
(5-C) posee la cubierta estannífera en toda su superficie. La decoración está en la cara
interna con trazos en azul y motivos vegetales distribuidos en un sistema radial con
trazado cuidado y sin excesivos recargamientos. Desde nuestro punto de vista, se
trataría de loza azul manufacturada en Manises, probablemente en el siglo XV666.
Aunque la producción de Manises estaba ya estandarizada en los siglos XIV y XV,
pensamos que se podría tratar de cerámica de lujo, dado el contexto rural marginal del
entorno de la alquería de la Villeta. Los fragmentos de los platos 5-D y 5-E están
decorados con franjas de óxido de manganeso, el primero solo en su cara exterior,
mientras que el segundo tanto en su anverso como en su reverso. Hay que destacar la
existencia de un orificio en el fragmento 5-D con la probable finalidad de suspenderlo
666
Coll Conesa, 2009, p.77. También Abellán Pérez ha clasificado en Jerez (finales del siglo XIV y
principios del XV) una serie de platos que se denominan de barro de Sevilla o de Málaga, con decoración
vidriada o de loza dorada (Abellán Pérez, pp. 60-61).
275
de la pared, lo que nos puede indicar una función decorativa. El borde 5-F tiene dos
bandas horizontales ornamentales en azul en el anverso de la pieza.
En el segundo grupo están incluidos los fragmentos 5-A y 5-B, sin ningún tipo de
decoración, salvo el recubrimiento interior en vedrío melado obscuro. Destacar el gran
tamaño del primer plato con treinta y dos centímetros de diámetro. Estas dimensiones lo
acercan más a una vasija de exposición de alimentos para un servicio de mesa comunal,
que a un plato de presentación de alimentos individualizado. También podría tratarse de
una pieza ornamental667.
Cronológicamente, probablemente, pertenezcan a finales del siglo XV y al siglo
XVI, cuando ya la presión castellana era notoria en estas alquerías rurales, rodeadas de
villas habitadas exclusivamente por cristianos viejos y lejos de los núcleos importantes
de población morisca.
Serie escudilla. Existen un total de cuatro fragmentos de bordes pertenecientes a esta
tipología que ocupan un porcentaje del 14,81% con respecto a la serie de presentación
de alimentos, y un 5,58% del total de las piezas cerámicas.
Por Unidades Espaciales (UE), están divididos, para el C-6, en un fragmento
perteneciente a la UE-2 y que procede de la primera cava (5-H); y para el C-4 en tres
fragmentos distribuidos entre las UE-1 (5-I), UE-2 (5-J) y UE-3 (5-G).
Sus pastas son muy depuradas, con variantes en su composición, siendo de
tonalidades claras para la figura 5-J, y de color rojizo para las figuras 5-G, 5-H y 5-I.
En cuanto a sus tipologías, son similares en la totalidad de las escudillas, con paredes
ligeramente convergentes hemisféricas, bordes indiferenciados, invasados y terminados
en punta. La figura 5-I presenta la particularidad de un estrechamiento pronunciado en
la parte superior del borde, junto con una mayor tendencia a la convergencia de este. El
fragmento 5-J es la única base clasificada, poseyendo ripié anular y escotadura inferior
junto a la base.
Su funcionalidad, como recipiente para el consumo individualizado de alimentos,
hay que matizarla. Parece evidente que las escudillas 5-H y 5-I sí tendrían esa finalidad
667
En los ajuares de Jerez de finales del siglo XIV y principios del XV, Abellán Pérez ha clasificado las
denominadas “conquetas” que eran una especies de cuencos grandes utilizados para llevar la sopa a la
mesa (Abellán Pérez, 2011, p. 63).
276
dado su tamaño (12 cm en ambas). Sin embargo, no lo entendemos así para el
fragmento de base 5-J del estilo decorativo Isabela Polychrome que podría tener más
una finalidad decorativa o como vajilla de lujo. Tampoco parece que fuera esta la
función del fragmento de borde 5-G dado su tamaño, veinticuatro centímetros,
englobándolo dentro de lo que denominaríamos como “fuentes”, en que se presentaría
los alimentos en la mesa para su posterior servicio en cuencos o platos de menor tamaño
e incluso, siguiendo la tradición islámica, como servicio de mesa comunal.
Los tres fragmentos de bordes poseen un melado que cubre la totalidad de la pieza
(5-G, 5-H y 5-I). El único trozo de base que poseemos (5-J) está revestido de esmalte
estannífero en toda su superficie, con decoración interior en óxido de cobalto y óxido de
manganeso de tonalidades negra y morada. Es el estilo decorativo llamado Isabela
Polychrome, procede de los talleres sevillanos del siglo XVI y que tuvo una gran
difusión en las colonias americanas españolas durante dicho siglo. El interés de esta
última pieza estriba en que tiene una cronología muy concreta que iría desde 1490 hasta
1580668, y que por lo tanto nos sirve como fósil-guía para clasificar el único nivel
existente en la alquería.
Tanto platos como escudillas, son tipologías que podrían se indicadores de una
aculturación material cristiana que se prolongaría por los períodos tardonazarí, mudéjar
y morisco669. Tampoco podemos descartar una evolución propia de determinados
artefactos cerámicos, como es el caso de los ataifores, con una reducción de sus tamaños
que los aproximaría en funcionalidad y en forma a las escudillas cristianas.
-Cerámica de servicio de mesa
Serie jarrita-jarro. Se trata de recipientes de mediano y pequeño tamaña que se
utilizaron para la contención de líquidos, generalmente en el servicio de mesa. Tampoco
descartamos que algunos de estos contenedores sirvieran también para el almacenaje de
determinados productos alimenticios sólidos.
Es uno de los grupos más comunes en la cultura andalusí y que debido a su carácter
práctico, ha sufrido pocas modificaciones tipológicas en el tiempo. Nos tendremos que
basar en su decoración y/o recubrimiento como referente que nos podrán servir, junto
668
669
Pleguezuelo Hernández, 1992, p. 18.
Malpica Cuello, 1999a, p. 34.
277
con la estratigrafía, de aproximación
a la hora de adscribirlos a una cronología
determinada.
Se han identificados un total de doce fragmentos pertenecientes a este grupo, todos
ellos incluidos en el C-4, de los que solo se han representado en lámina ocho
priorizando el interés tipológico de las piezas. Suponen el 100% del total de la serie de
servicio de mesa, y el 17,64% de las muestras halladas en la alquería.
Por Unidades Espaciales (UE) se han contabilizado cuatro fragmentos de la UE-2 (6C, 6-E, 6-G y 6-H), y ocho de la UE-3, (6-A, 6-B, 6-D y 6-F).
Existe un predomino de los bordes con un total de seis muestras, frente a dos de
bases.
Las arcillas suelen estar muy depuradas con desgrasantes imperceptibles. Se aprecia
una excepción en la base 6-E que posee un barro poco depurado, presentando gruesos
desgrasantes y constantes oquedades en su interior.
En cuanto a las variantes formales identificadas, las clasificaremos tipológicamente
en relación con sus cuellos:
-Tipo 1. Cuellos exvasados con bordes que están moldurados al exterior, bien formando
una protuberancia redondeada (6-B, 6-C y 6-D), o con terminación lineal e indefinida
(6-A).
-Tipo 2. Cuello recto y borde exvasado al exterior con sección triangular (6-F).
-Tipo 3. Cuello recto con borde formando una protuberancia al interior de forma
redondeada (6-H).
En relación con las dos bases existentes, la diferencia básica entre ellas es que el
fragmento 6-E posee repié, mientras que el 6-G tiene su superficie horizontal.
Las piezas con recubrimiento son minoritarias con tres muestras, frente a cinco
bizcochadas. El fragmento 6-B tiene vedrío melado en toda la superficie de la pieza,
mientras que el 6-A solo lo posee al interior y en una franja que cubre el borde exterior.
El borde 6-C también tiene vidriado en azul diluido en su cara interna, recubrimiento
que será habitual en el período nazarí.
278
Aunque la mayoría de las formas no presentan rasgos diferenciadores para poder
adscribirlas a un período cronológico concreto, serán, fundamentalmente, los
recubrimientos los que nos lleven a relacionarlas con niveles bajomedievales.
El fragmento 6-F tiene analogías en la ciudad de Málaga670con una propuesta
cronológica dentro del siglo XV. Se trata de una tipología, que al igual que la aparecida
en el ḥiṣn de la Villeta, no tiene ningún tipo de recubrimiento.
El tipo 6-B pertenece a una morfología de recipientes que tienen su origen en jarritos
del siglo XII y que serán habituales en contextos de los siglos XIII y XIV 671 en que ya
el vedrío melado total o parcial era habitual tanto en candiles de pie alto, como en jarros
y jarritas. La figura 6-C posee este tipo de vedrío convirtiéndose en un buen referente
cronológico del período nazarí pleno.
-Cerámica de servicio de iluminación
Serie candil. Se han identificado cuatro fragmentos relacionados con esta serie.
Tres pertenecen a paternas y uno a un fuste. Todos ellos se vinculan con el tipo de
candil denominado de “pie alto”.
Suponen el 100% de series de servicios de iluminación, y el 5,88% del total de
fragmentos útiles hallados en la alquería.
Los cuatro fragmentos pertenecen al C-4, y dentro de este a las Unidades Espaciales
(UE) siguientes: tres se incluyen en la UE-3 (7-A, 7-B y 7-D), frente a uno que está en
la UE-5-6 (7-C).
Las pastas son muy depuradas y con desgrasantes prácticamente imperceptibles.
En relación con las variedades de cubierta y decoración distinguimos dos tipos:
-Cubrimiento con vedrío verde esmeralda en su cara interna (7-A).
-Cubierta en esmalte estannífero en la totalidad de la pieza (7-B y 7-C).
-Vedrío en azul claro, que probablemente derivara de loza azul y dorada en la cual se
pudo producir un proceso de degradación que la fue diluyendo (7-D).
670
671
Salado Escaño et alii, 2000, fig. 26, p. 244.
Melero García, 2012a, Tipo 2, p. 63.
279
En cuanto a las tipologías de sus bordes destacamos dos formas diferentes:
-Borde vertical con pestaña horizontal saliente a modo de espolón (7-B).
-Borde exvasado con labio saliente en forma triangular (7-A). Borde con punta
redondeada y espolón moldurado (7-C). El fragmento de fuste es de los denominados de
“estrías” por poseer tres molduras salientes horizontales.
La tipología de los candiles van evolucionando y ya, a finales del período almohade,
el candil de pie alto va sustituyendo paulatinamente al de piquera, implantándose de
forma generalizada en la etapa nazarí672 y prolongándose por todo el siglo XVI.
Dentro de los recubrimientos el verde esmeralda comienza a aparecer, para la actual
hoya de Málaga, en el período almohade, y se generaliza durante el siglo XIV 673. El
esmalte blanco estannífero se impone en los siglos XIV y XV674 y es un claro indicador
del período nazarí. Igual ocurre con el vidriado en azul diluido procedente de la loza
azul y dorada con una cronología adscrita al siglo XV675.
-Cerámica de usos múltiples
Serie alcadafe. Hemos contabilizado seis fragmentos relacionados con esta serie.
Todos ellos pertenecen a bordes.
Porcentualmente suponen el 100 % de series de usos múltiples y el 8,82% del total
de fragmentos útiles hallados en la alquería de la Villeta.
Su presencia es exclusiva del C-4. Por Unidades Espaciales (UE) destacan tres
bordes que se incluyen en la UE-5-6 (8-B, 8-C, 8-D, 8-E y 8-F), y uno dentro de la UE3 (8-A).
Las pastas están depuradas, con la presencia de desgrasantes de tamaño medio y
pequeño.
Posee un cuerpo con forma troncocónica invertida, con bordes exvasados,
redondeados, que presentan dos tipos diferentes:
672
673
674
675
Malpica Cuello et alii, 2007, p. 248.
Melero García, 2012a, p. 96.
Salado Escaño et alii, 2000, pp. 73 y 76.
Melero García, 2012a, p. 96.
280
-Bordes caídos al exterior representados por los fragmentos 8-A, 8-D, 8-E y 8-F.
-Bordes moldurados también al exterior que incluye las piezas 8-B y 8-C.
De los seis bordes, cinco presentan vedrío en verde. El fragmento 8-B tiene
recubrimiento en verde esmeralda en el interior y borde exterior. El borde 8-C solo esta
vidriado con verde esmeralda en su interior. Los fragmentos 8-D, 8-E y 8-F también
poseen, respectivamente, vedrío en verde oliva, verde claro diluido y verde claro.
Si relacionamos “la serie alcadafe” de la alquería con los catalogados en el ḥiṣn,
vemos como a nivel tipológico son muy semejantes ya que ambos grupos poseen labios
moldurados al exterior redondeados, o moldurados y caídos. La diferencia más evidente
estriba en que cinco de los seis fragmentos poseen vedrío en su cara interna, mientras
que los del ḥiṣn están bizcochados en su totalidad. Estos recubrimientos están bien
registrados en los pozos de Cártama676 dentro del Horizonte III y con una cronología
que se relaciona con los siglos XIV y XV, teniendo en cuenta que siempre coinciden
con vedrío en verde esmeralda o verde turquesa, diferenciándose claramente de los
fragmentos 8-D, 8-E y 8-F en que el verde es mucho más claro y con unas tonalidades
brillantes. Además, estos tres últimos tipos presentan también una moldura (saliente)
por debajo del borde interior que les diferencian de la muesca interior (entrante)
localizadas también por debajo del borde interior y representado en las piezas 8-A, 8-B
y 8-C. No hemos encontrado apenas referencias precisas en la bibliografía especializada
relacionada con los tipos que poseen esta muesca. Melero García los vincula con los
alcadafes de la etapa bajomedieval677. También son muy frecuente estos artefactos en
niveles superficiales de la mayoría de las pequeñas alquerías de la subcuenca de río
Grande y que se asocian con los períodos tardoalmohade y nazarí678. Tampoco tenemos
constancia, en la literatura científica, de los alcadafes con moldura interior y vedrío en
verde claro679 que para nuestro punto de vista se tratan de tipos claramente cristianos y
ya dentro del siglo XVI.
676
Melero García, 2012b, p. 64.
Melero García, 2012a, pp. 99 y 100.
678
Ordóñez Frías, 2012, pp. 74-84.
679
En el estudio de la cerámica del castillo de Lanjarón (S. XVI), Lentisco Navarro ya hace alusión a un
cambio en las tonalidades de los diversos vidriados y a su asociación con series concretas (Lentisco
Navarro, 2008, p. 151).
677
281
-Objetos de uso complementario.
Serie tapadera. Contamos con cuatro fragmentos que asociamos con esta serie.
Porcentualmente ocupan el 100% de la “serie tapadera”, y el 5,88% del total de todos
los fragmentos útiles hallados en la alquería.
Están integradas dentro de los C-4 y C-6. En el primer corte se encuentran los
fragmentos
9-A (UE-1), 9-B (UE-3) y 9-D (UE-5-6). Dentro del C-6 se sitúa la
tapadera 9-C, esta última ubicada en un contexto superficial.
Las arcillas están en general depuradas, salvo el fragmento 9-C con pastas poco
decantadas y cocción reductora (el único fragmento de la alquería que posee este tipo de
cocción).
Estos cubrimientos siguen un mismo modelo tipológico con paredes divergentes y
bordes bífidos. El fragmento más completo (9-A), posee un quiebro que contornea la
tapadera y que nos proporciona un fondo aproximado de once centímetros.
Están bizcochadas, es decir no poseen ningún tipo de recubrimiento ni decoración.
Este aspecto, junto con sus dimensiones, con una media de diámetro de veintitrés
centímetros, nos permite relacionarlas con tapaderas de cazuelas y, en concreto, con las
tipologías que tradicionalmente han permanecido bizcochadas y que coinciden con
diámetros similares a las de dichas tapaderas.
En cuanto a la forma, encontramos paralelos con tipos de los períodos almohade y
nazarí, pero a diferencia de las halladas en la alquería de la Villeta, dichas tapaderas
están siempre decoradas o cubiertas de vedrío. Esto nos hace conjeturar con la
posibilidad de que la preparación de alimentos en estas cazuelas se realizara en espacios
confinados, como podían ser hornos, o con combustiones en que el artefacto estuviera
cubierto parcialmente por el combustible. Dicha hipótesis también viene reforzada por
la gran cantidad de tizne exterior que aparece en la mayoría de la superficie de los
fragmentos hallados. Esta última característica, hizo pensar en la posibilidad de que se
trataran de grandes cazuelas. Sin embargo, dada su fisonomía, la ausencia de tizne en lo
que tendría que ser la base de la cazuela, y la falta de paralelos tipológicos, han hecho
que desestimemos esta posibilidad.
282
-Contendores para transporte y almacenaje.
Serie orza. Se han identificado dos fragmentos relacionados con esta serie. El
primero (10-A)
se trata de una vasija prácticamente entera. El segundo (11-A)
pertenece a una base.
Supone el 100% de las “serie orzas”, y el 2,94% del total de fragmentos útiles
hallados en la alquería.
Ambos fragmentos pertenecen al C-4, y dentro de este a la UE-2 (10-A) y a la UE-3
(11-A).
En el primero (10-A), la pasta está depurada y con desgrasantes de pequeño y medio
tamaño compuestos por caliches y esquistos. En el segundo (11-A), la arcilla también
está depurada con desgrasantes de pequeño tamaño y también la pasta es de tonalidades
claras.
El borde 10-A tiene boca ancha (cuarenta y dos centímetros), paredes de tendencia
convergente y cuello inexistente, con labio saliente a modo de ala y moldurado al
exterior. La figura 11-A es una base también con paredes de tendencia convergente y
con la superficie inferior plana.
Solo el fragmento de borde posee decoración inciso a peine en su exterior
enmarcada por cenefas.
El escaso número de ejemplares y la falta de equivalencias en la literatura científica
hacen que no podamos incluirlas en un segmento cronológico concreto.
283
284
285
286
287
288
289
290
291
292
293
294
6.3.2.1-Los espacios residenciales de la alquería. Atribuciones funcionales
Vamos a realizar una aproximación para establecer las funciones que pudieron
desempeñar cada unos de los distintos espacios del interior de las viviendas. Para ello
nos basaremos en los ajuares cerámicos y en los porcentajes que de estos poseen cada
estancia. Es evidente que el escaso número de habitáculos no permite tener una visión
global de la estructura urbana del poblamiento, ni de cómo estaban distribuidos los
espacios interiores. Creemos que tanto la vivienda del C-4, como las dos fracciones de
viviendas del C-6, estarían relacionadas con lugares de hábitat pluricelulares, es decir,
que contaban con dos o más espacios individualizados y que probablemente se
organizaban en torno a un pequeño patio a cielo abierto 680, aunque por el carácter
aparentemente poco simétrico de dichos patios, quizá sería más acertado clasificarlos
como perteneciente al tipo de “módulos agregados delimitados por un protopatio”681.
En el C-4 existen parte de dos viviendas separadas por una atarjea. La ubicada al E
nos muestra dos habitaciones incompletas, ambas con formas rectangulares y paralelas a
las curva de nivel del terreno. Han sido identificados veintisiete fragmentos cerámicos
en los que hay un predominio de los relacionados con el servicio de mesa, un 22,22% y
seis jarros/jarritas, servicio de presentación de alimentos con un 22,23%, y seis
ataifores, serie de exposición al fuego (18,51%), con tres marmitas y dos cazuelas,
grupo relacionado con la iluminación: tres fragmentos de candiles de pie alto (11,11%),
y ya en menor proporción, artefactos relacionados con usos complementarios y
transporte y almacenaje. Por habitáculos se encuentran distribuidos de la siguiente
manera:
-UE-3: Seis jarros/jarritas, cuatro ataifores, tres marmitas y dos cazuelas, tres
candiles, un alcadafe, una orza y una tapadera.
-UE-6: Dos ataifores, dos alcadafes, un candil y una tapadera.
La situada al O está dividida en tres espacios. En el fondo S una estancia de forma
rectangular paralela a las curvas de nivel (UE-2), a la cual se accedía mediante un
corredor (UE-4) que podría dar paso a un patio. En el lado E del probable patio, habría
otra habitación también de forma rectangular (UE-5). Se han hallado veintitrés
680
681
García Porras, 2001, p. 54.
Gutiérrez Lloret, 2013, p. 13.
295
fragmentos cerámicos reconocibles en que la serie de presentación de alimentos (ocho
ataifores, dos platos y una escudilla) supera ampliamente al resto, con un índice del
40,74%. Le sigue, con un porcentaje bastante inferior (17,39%), la cerámica de servicio
de mesa con cuatro jarritas. Los artefactos de preparación de alimentos, tres cazuelas,
ocupan un porcentaje inusualmente bajo (13,04%). Por último también tienen
representación el grupo de cerámica de usos múltiples (alcadafe) y de vasijas de
almacenaje (orza) con dos y un fragmento respectivamente, además de un fragmento de
candil y otro de tapadera. Por estancias están repartidos de la siguiente manera:
-UE-2: Seis ataifores, cuatro jarros/jarritas, dos platos, una cazuela, una escudilla y
una orza.
-UE-4: Dos cazuelas.
-UE-5: Dos ataifores, dos alcadafes, un candil y una tapadera.
No se ha tenido en cuenta la UE-1, con cinco fragmentos cerámicos, por entender
que se trataría de un espacio no perteneciente a las viviendas.
El C-6 está constituido por lo que consideramos la única vivienda completa. La
forman tres estancias consecutivas y paralelas a las curvas de nivel (UE-1, UE-2, UE-4),
además de dos habitaciones más pequeñas situadas al S de las anteriores (UE-3 y UE-5).
Su planta es en forma de L con un pequeño patio (UE-5). La totalidad del material
cerámico de utilidad (diez fragmentos) ha sido hallado en la UE-2. Predominan las
cazuelas con cuatro bordes, seguidas de tres fragmentos de ataifores, dos de platos y uno
de escudilla.
No podemos atribuirle a estos espacios residenciales una función concreta a tenor
del registro cerámico. Esto es así debido a su probable vínculo con depósitos
relacionados con un contexto secundario de abandono, respaldado por las fuentes
escritas y por el registro arqueológico. Por lo tanto, la relación función-espacio
residencial, no es directa ante la inexistencia de restos inmuebles determinantes.
Además, los objetos muebles tampoco aportan suficiente información, por lo que nos
vemos ante la imposibilidad de caracterizar funcionalmente a estos espacios
arquitectónicos. Hay que tener en cuenta que esta alquería fue destruida por sus propios
pobladores a principio de la rebelión que se desarrolló entre los años 1569 y 1571. Los
habitantes tuvieron tiempo suficiente para realizar una recogida selectiva de aquellos
296
objetos que tenían mayor interés y que fueran fácilmente transportables. Además, tras su
abandono, también se produjo un intenso proceso de erosión que mermó
considerablemente la potencia estratigráfica y modificó la posición original de muchos
artefactos, dispersándolos por la ladera del cerro.
6.3.2.2-Valoración cronológica de la alquería de la Villeta
El análisis de los Cortes 4 y 6 presentan una serie de características e indicadores que
nos permiten la formulación de una propuesta cronológica con bastante aproximación.
Dichas características son las que a continuación resumimos.
En primer lugar y en relación con la cerámica de exposición al fuego, existe un
predominio de las cazuelas sobre las marmitas como viene siendo habitual durante el
período bajomedieval. Al igual que en el ḥiṣn de la Villeta, hay unas determinadas
tipologías de cazuelas con bordes en ala sin ningún tipo de recubrimiento que ya
aparecen con las mismas características en época almorávide-almohade, y que también
son habituales en niveles nazaríes y moriscos del siglo XVI. Estas tipologías están
complementadas con una serie de tapaderas, también bizcochadas, en que se aprecia una
capa de tizne que cubre la mayoría de la superficie de dichos fragmentos. Las
peculiaridades antes señaladas hacen que propongamos, a modo de hipótesis, que
pudiera tratarse de un tipo de cocción en espacios confinados y fuego envolvente en que
no se utilizarían líquidos en la preparación de alimentos. También observamos como
determinados tipos de marmitas y cazuelas son indicadores de tipologías cristianas que
comienzan a registrarse ya durante el siglo XV y, especialmente, en el primer cuarto del
siglo XVI, en ámbitos mudéjares y moriscos.
Los ataifores son también buenas referencias cronológicas. Los tipos quebrados
comienzan a aparecer en época almorávide, generalizándose su uso ya en el período
almohade con vedríos que, en un primer momento, cubren toda la pieza y tonalidades
más diluidas al exterior, para dar paso ya durante el siglo XIII y especialmente en el
XIV, a un recubrimiento solo en el interior. También los vedríos interiores en verde
esmeralda tienen unas connotaciones temporales concretas, con una aplicación que
comienza a ser habitual durante la segunda mitad del siglo XIII, perdurando hasta bien
entrado el siglo XIV. Sin embargo, la aparición de una serie de ataifores de formas
también quebradas, pero con un recubrimiento de vedrío melado interior, pueden ser un
297
indicativo de una cerámica elaborada en talleres locales, en manos de artesanos
moriscos y con una cronología ya dentro del siglo XVI.
La presencia en los ajuares de platos y escudillas son muestras de formas ajenas a la
cultura andalusí y de clara influencia cristiana. Algunos fragmentos decorados nos
pueden servir de fósiles-guía como sería el caso de la escudilla con estilo decorativo
“Isabela polychrome”, tipología y decoración bien datada dentro del siglo XVI.
Los candiles de pie alto tienen un origen almorávide-almohade y su uso es ya
generalizado durante los siglos XIV y XV, prolongándose durante el XVI, tanto en
ambientes cristianos, como en mudéjares y moriscos. Algunos recubrimientos en verde
esmeralda nos indican cronologías relacionadas con la segunda mitad del siglo XIII y
con pleno siglo XIV. Los esmaltes estanníferos y los azules-dorados son cubiertas con
una clara adscripción nazarí y que parece que tuvo continuidad en el siglo XVI.
Los alcadafes con bordes caídos, vedrío en verde esmeralda en su interior y muesca
interna entre el borde y la pared, también son atribuibles a los siglos XIV y XV,
mientras que los que poseen vedrío verde claro, con unas tonalidades muy marcadas y
cenefas por debajo del borde interior, tienen un origen cristiano relacionándolos con el
siglo XVI.
Las tinajas y la serie jarros-jarritas son menos precisas a la hora de una orientación
cronológica. Pero determinadas decoraciones (estampillados en tinajas), recubrimientos
y decoraciones en jarros-jarritas (vidriados y esgrafiados), lo relacionamos con los
períodos almohade y nazarí.
Vemos, por lo tanto, un predominio evidente de tipologías bajomedievales, en
concreto pertenecientes a los siglos XIV y XV, junto con formas que ya podemos
enmarcar dentro del siglo XVI. También aparecen algunas tipologías residuales de
origen almohade, además de determinados artefactos de exposición al fuego que apenas
han sufrido modificaciones desde época califal.
6.3.2.3-Cambios tecnológicos y tipológicos
Uno de los aspectos de mayor interés que hemos observado son los cambios que se
produjeron en el registro cerámico de la alquería de la Villeta como reflejo de las
profundas transformaciones que ya comenzaron a manifestarse en la sociedad
298
tardonazarí a consecuencia de la constante presión castellana, tanto a nivel militar, como
por un proceso aculturador, que va calando en la fortificada frontera nazarí, proceso que
se agudiza tras la conquista territorial.
Los cambios afectan tanto a la tecnología de elaboración, como a las tipologías de
los artefactos cerámicos. Los ataifores es un claro ejemplo de ello. El ataifor quebrado
de origen almohade, generalmente con vedrio interior, borde exvasado y de sección
triangular, posee una pasta de tonalidad blanquecina con bandas horizontales
discontinuas muy características del período bajomedieval en la Algarbía malagueña682,
pasta depurada en que los desgrasantes son prácticamente imperceptibles y con el
acabado de la base mediante retorneado683. La totalidad de los fragmentos con vedrío
interior no melado reúnen estas características (3-C, 3-D, 3-E, 3-G, 3-H, 3-I, 3-J Y 3-K).
Sin embargo, si los comparamos con los ataifores “moriscos”, encontramos diferencias
apreciables. En cuanto a su tipología, los bordes son indiferenciados o redondeados (4A), con una pasta depurada, aunque con desgrasantes perceptibles. Otra diferencia
importante es que el acabado de las bases no es retorneado sino alisado (4-B, 4-C Y 4D). También la media en el grosor de sus paredes684 varía si comparamos los ataifores
que poseen recubrimiento en verde esmeralda o en esmalte blanco en su interior, con
aquellos que adscribimos a una cronología relacionada con el siglo XVI y con melado
interior. Los primeros, tienen un grosor medio máximo de ocho con seis milímetros y
un mínimo de seis con tres milímetros (3-B, 3-C, 3-D, 3-G, 3-H, 3-I, 3-J Y 3-K). Los
segundos, poseen un grosor medio máximo de diez con cinco milímetros frente al
mínimo de siete con cuatro milímetros (4-B, 4-C, 4-D y 4-E). Dadas estas diferencias,
¿se elaborarían estos dos modelos de ataifores en diferentes centros de producción y en
distintos períodos cronológicos? Las fuentes escritas, aunque escasas, y las diferencias
tecnológicas y tipológicas parecen apoyar esta hipótesis.
También determinadas cazuelas muestran tipologías y rasgos tecnológicos diferentes
a la tradición andalusí. Así los tipos 1-C, 1-E y 1-G proceden de los talleres cristianos y
682
En el poblamiento rural bajomedieval de la subcuenca de río Grande es frecuente la observación de
ataifores en niveles superficiales con estas características en los que el predominio de estas pastas
blanquecinas, formado bandas horizontales, es la tónica dominante.
683
Según Fernández Navarro: El proceso de retorneado aprovecha el giro del torno con la pieza centrada
en posición invertida, momento en que se raspa la superficie con una herramienta metálica, alaria. Esta
herramienta elimina el excedente de barro, aligerando el grosor de las paredes y dando el acabado de la
base (Fernández Navarro, 2008, p. 111).
684
Para intentar proporcionar un resultado lo más estandarizado posible solo hemos tomados medidas en
el tramo de pared que va desde la base hasta la carena sin tener en cuenta el grosor del repié ni del borde.
299
en concreto los fragmentos 1-G y 1-H pueden tener su origen en los alfares de Paterna,
además sus bases presentan un acabado retorneado, técnica diferente al espatulado de
origen almohade-nazarí con que se trataban a los artefactos de exposición al fuego685.
Con relación a los platos y escudillas, nos encontramos con tipologías de evidente
origen cristiano y reflejo del consumo de alimentos en unidades individualizadas. Las
escudillas o cuencos eran habituales en los ajuares altomedievales andalusíes. Así las
observamos en las series de Šaqūnda686 o Cercadilla687. Sin embargo, ya en el Bajo
Medievo, estas formas desaparecen688. La existencia de una serie de platos y escudillas
de grandes diámetros (5-A, 5-C, 5-D y 5-G) nos hacen sospechar de su posible uso
como servicios de presentación de alimentos comunales, siguiendo la costumbre
islámica.
Los alcadafes con bordes caídos hacia fuera, vedrío interior en verde diluido y cenefa
interior, son ajenos a los relacionados con los tipos nazaríes. Los vedríos de los
fragmentos 8-D, 8-E y 8-F presentan unas tonalidades muy brillantes, nacaradas, con un
tipo de verde claro que hemos vinculado con un registro arqueológico perteneciente al
siglo XVI, lo que muestra cómo se van imponiendo los gustos cristianos en cuanto a los
recubrimientos. La cenefa interior también es un rasgo diferenciador, ajeno a los
alcadafes tardomedievales. Sabemos que hasta los años sesenta del siglo XX estos
lebrillos se utilizaban en las zonas rurales de la subcuenca de río Grande con un carácter
multifuncional, destacando su uso para el lavado de ropa, preparación de las masas de
determinados productos de repostería antes de hornearlos, y como recipiente de
presentación de alimento para su consumo comunal. Es curioso comprobar cómo las
comunidades rurales cristiana también tenían, hasta época contemporánea, la costumbre
del consumo de alimentos colectivos en determinadas vasijas689, ¿hábito de influencia
islámica?, o ¿tradición del campesinado cristiano que hunde sus raíces en el Medievo?
Por ahora no podemos dar respuestas a estas interrogantes, por lo que se hace necesario
685
Fernández Navarro, 2008, p. 111.
Casal et alii, 2005, figs.12-13.
687
Fuentes Santos, 2010, figs. 283, 284 y 285.
688
Hay numerosos yacimientos bajomedievales en que estas tipologías son inexistentes. Sirva como
ejemplo el yacimiento de “el Castillejo” de los Guájares (García Porras, 2001) fechado entre la segunda
mitad del siglo XIII y principios del XIV, y el de los pozos de Cártama (Melero García, 2012b), que
abarcaría los siglos XIII, XIV y principios del XV.
689
En determinados municipios, como es el caso de Monda, la sopa típica del lugar se servía y se sirve en
el denominado “dornillo”, cuenco de madera que se extrae de los alcornoques y que tiene la función de
servicio de exposición de alimentos para su consumo colectivo. Estos cuencos, al ser de corcho, no han
dejado registro material a través del tiempo (fuentes del autor).
686
300
profundizar en esta línea de investigación que nos lleve a aclarar la probable utilización
de los servicios comunes de presentación de alimentos en el medio rural, tanto en el
ámbito cristiano, como en el andalusí.
6.3.3.-Conclusiones para el ḥiṣn y alquería de la Villeta
Podemos diferenciar dos períodos cronológicos que fueron consecutivos. El primero,
correspondería con los siglos XIV y XV, con decoraciones y recubrimientos de los
artefactos cerámicos vinculados al período nazarí, aunque tipológicamente sean, en su
mayoría, de tradición almohade. La conquista castellana de la zona, junto con la
continuidad de la población mudéjar y morisca, marcan el segundo período que
asociamos con fragmentos atribuibles ya al siglo XVI, como sucede con estilos
decorativos y tipologías de origen cristiano. La cerámica de influencia morisca, también
deja algún tipo de recubrimiento característico como serían los melados interiores en
escudillas y ataifores, además de bordes indiferenciados o redondeados en estos últimos.
Además las cazuelas con borde en ala, de origen almohade, aumentan sensiblemente la
longitud de estas, predominando las bizcochadas frente a las de vedrío melado interior.
Observamos, por lo tanto, como se va produciendo una paulatina evolución desde
formas nazaríes hacia otras que podríamos denominar como propias de la cultura
morisca, y en donde la aculturación material cristiana es perceptible. La progresiva
marginalidad producida por la presión de la sociedad dominante, la perdida de la
autonomía política y el aislamiento de estas alquerías en relación con los principales
núcleos moriscos del antiguo reino nazarí, hacen que su cultura material vaya
adquiriendo una evolución propia, incluso diferente a la de Granada y su entorno donde
la masiva presencia de población morisca, junto con un recuerdo reciente de haber sido
la capital del emirato, hace que se mantenga una cierta continuidad con la cultura
material andalusí.
Estos factores también parecen haber derivado hacia unos cambios en los hábitos
alimenticios, tradición culinaria de claro origen andalusí, pero que la evolución propia
de la cultura morisca hace que tome unas señas de identidad propias. Reflejo de esto
creemos verlo en determinadas tipologías de cazuelas que no poseen vedrío interior y
que aparecen siempre recubiertas de tizne, al igual que las tapaderas que asociamos con
ellas. Estas tipologías ya se muestran en el califato, y continúan hasta el periodo
morisco. Sera en esta última etapa cuando su presencia se haga más palpable en la
301
alquería de la Villeta con porcentajes elevados dentro de tipo “cazuela”. También la
presencia de algunas marmitas y cazuelas de grandes dimensiones hace que
conjeturemos en una probable utilización para actos culinarios comunales, tales como
bodas y fiestas religiosas. La presencia de platos y escudillas puede indicar una
tendencia hacia el uso de servicio de presentación de alimentos individualizados,
propios de las costumbres cristianas.
Otra característica que se observa es que, tras la conquista castellana de la comarca,
la población islámica es expulsada de los principales núcleos con categoría de medina
como son los casos de Málaga, Dakwān, Cártama o Álora, quedando relegada a los
pequeños núcleos rurales. Esto genera que en los principales centros de fabricación
cerámicos, como eran el arrabal de Fontanella para Málaga y el Lejio para Dakwān, se
produzca una profunda reestructuración de la producción, en que los circuitos
comerciales nazaríes desaparecen y son sustituidos por los castellanos que ya responden
a principios económicos y territoriales distintos. Por lo tanto, se genera una dicotomía
en la producción cerámica. Por un lado están los talleres rurales mudéjares y
posteriormente
moriscos,
que
elaboran
un
producto
mayoritariamente, a esta población. Por otro, los talleres
cerámico
destinado
castellanos con una
orientación comercial dirigida a la población de cristianos viejos, pero cuya presencia
también son palpables en la zona rural moriscas debido a una creciente aculturación
material.
TABLA.6.33-FRECUENCIA DE TIPOS CERÁMICOS
ḤIṢN DE LA VILLETA
TIPOS
Nº
%
MARMITA
0
0
CAZUELA
16
23,52
ATAIFOR
16
23,52
ESCUDILLA
4
5,88
PLATO
2
2,94
JARRITA/JARRO 16
23,52
CANDIL
6
8,82
ALCADAFE
5
7,35
TINAJA
2
2,94
TAPADERA
1
1,28
ORZA
0
0
TOTAL
68
100
ALQUERÍA DE LA VILLETA
Nº
%
4
5,88
9
13,23
17
25
4
5,88
6
8,82
12
17,64
4
5,88
6
8,82
0
0
4
5,58
2
2,94
68
100
302
Fig.6.34-Corte 4. Planta de parte de dos viviendas divididas por una atajea (Acién y Rambla,
1990-91, p. 293).
Fig.6.35-Corte 6. Planta de una vivienda incompleta (Acién y Rambla, 1990-91, p. 292).
303
Fig.6.36- Planta de la excavación. Los cortes 4 y 6 pertenecen a la alquería (Acién y Rambla,
1990-91, p. 283).
6.4.-El vertedero de la Zayaga
El partido rural de la Zayaga está en la actualidad dentro del término municipal de
Coín y en el Medievo se encontraba prácticamente equidistante entre la medina de
Dakwān y la alquería de Benamaquís. De la primera, a una distancia no superior a un
kilómetro y a unos cien metros de desnivel por debajo de este partido rural. De la
segunda, apenas a ochocientos metros de distancia y a ochenta metros de desnivel por
encima de la Zayaga. Se sitúa sobre una meseta artificial que el hombre remodeló
abancalándola para su utilización como tierra de regadío. De hecho este topónimo
proviene de la corrupción del vocablo árabe al-sāqiya, o acequia en castellano690. En el
año 2010 y debido a un rebaje del terreno, se descubrió un vertedero del que pudimos
documentar diferentes fragmentos cerámicos clasificados como medievales y modernos.
No relacionamos dichos restos con los poblamientos mencionados anteriormente y
nuestra hipótesis es que se trataría de un vertedero asociado con alguna de las pequeñas
alquerías que circunvalaban Dakwān.
690
Martínez Enamorado, 2003, p. 639.
304
Los fragmentos clasificados son similares a los hallados en las diferentes alquerías
bajomedievales de la comarca, con una datación cronológica que sigue la misma
evolución. Hay que recalcar que al tratarse de un vertedero la mayoría de los artefactos
hallados, aunque fragmentados, son susceptibles de ser parcialmente reconstruidos, con
el interés que esto supone para una datación cronológica precisa.
-Cerámica de exposición de alimentos
Los ataifores están presentes con doce fragmentos de los cuales hemos representado
cuatro. En primer lugar destaca un fragmento (1-S) perteneciente a un borde con
quiebro marcado y pared ligeramente curvada, rematada por un lavio saliente hacia el
exterior y con forma triangular. Su pasta es depurada y de tonalidades claras con
pequeños desgrasantes. Posee vedrío melado en toda su superficie con trazas de
decoración en negro manganeso en su exterior. Se trataría de un ataifor con repié anular
y perfil quebrado. Tanto Cavilla Sánchez-Molero691 como Melero García692 lo enmarcan
cronológicamente dentro del siglo XII.
Los fragmentos 2-S, 3-S y 4-S representan a un borde y dos bases, en el primer caso
con quiebro marcado, pared recta, ligeramente exvasada y borde saliente redondeado.
Las dos bases son repiés anulares con fragmentos de paredes ligeramente curvadas. Su
pasta es clara y muy depurada, con las características bandas horizontales tan frecuentes
en la Subcuenca en este tipo de artefactos y con desgrasante muy pequeños. Su interior
está recubierto con vedrío en verde esmeralda con algunos chorreones al exterior.
Corresponde al tipo de ataifor con repié anular y perfil quebrado que Melero García
sitúa cronológicamente, para la actual provincia de Málaga, dentro del tercer cuarto del
siglo XIII y primero del XIV693.
-Cerámica de preparación de alimentos
Las cazuelas constan de seis fragmentos representados por las figuras 5-S y 6-S.
Poseen cuerpos curvos, bordes en ala sobresalientes y orientados hacia arriba. Se
conserva parte de la base de la cazuela 6-S que tiene forma convexa con acabado
espatulado, característica esta que según Fernández Navarro era propia de la cerámica
691
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 489-490.
Melero García, 2012a, p. 34.
693
Ibídem, p. 164.
692
305
de cocina andalusí bajomedieval694. Ambas pertenecen al período nazarí cuando estos
artefactos desarrollan los bordes en ala orientados hacia arriba y el vedrío melado
interior estaba generalizado. Sin embargo, el fragmento 5-S está bizcochado, aunque
siguiendo a Salado Escaño (et alii): es muy característico del siglo XIV la presencia de
cazuelas sin vidriar695, igual que observamos en la alquería de la Villeta. Ambas están
realizadas con pasta ferruginosa y desgrasantes muy finos.
La única marmita contabilizada corresponde con la figura 7-S. Posee paredes
invasadas, ligeramente globular y borde recto y bien desarrollado. No tiene vedrío, lo
que podría hacer pensar que su cronología pudiera estar relacionada con el siglo XI y
primera mitad del XIII, cuando aún los recubrimientos vidriados en este tipo de
artefactos no estaban generalizados, pero el desarrollo vertical de su cuello696 hace que
la integremos dentro de los siglos XIV y XV, al igual que ocurre con la cazuela 5-S.
-Cerámica de servicio de mesa
Solo se ha representado una figura (8-S). Se trata de una jarra con cuerpo curvo y
estriado, cuello ligeramente exvasado con borde apuntado y biselado hacia dentro. La
pasta es blanquecina y muy depurada con desgrasantes imperceptibles. Por su
elaboración, tipo de pasta y contexto la adscribimos a los siglos XIV y XV.
694
Fernández Navarro, 2008, pp. 110-111.
Salado Escaño et alii, 2000, p. 239.
696
Melero García, 2012b, p. 164.
695
306
307
6.5.-La cerámica bajomedieval en Dakwān
En 1998 se realizó una obra de infraestructura en un local situado en la plaza
Bermúdez de la Rubia nº 6 en el municipio de Coín. Se trato de un rebaje para la
instalación de un bajante sanitario que dejo al descubierto niveles arqueológicos
medievales y modernos. El principal interés de este hallazgo estriba en que sin tratarse
de una excavación con metodología arqueológica, se ha podido establecer una
asociación entre estratos, artefactos y períodos cronológicos relativos.
La zanja tenía unas dimensiones aproximadas de dos metros de larga por uno y
medio de ancho y un metro sesenta de profundidad. El primer nivel tenía una potencia
variable que iba de treinta centímetros a medio metro, y en él se halló abundante
material tanto cerámico, como fragmentos de huesos y cenizas. Interpretamos que se
trataría de un vertedero en que las tipologías cerámicas están relacionadas con finales
del siglo XV y primeras décadas del XVI en un contexto de conquista, abundando los
denominados “cuencos de conquista”, platos y vajilla en general asociados a la
colonización castellana.
El segundo nivel, oscilaba entre un metro diez y un metro treinta de potencia. En él
hemos podido apreciar una gradación cronológica que iría desde material cerámico de
origen nazarí relacionado con los siglos XIV y XV en la parte superior del nivel, y
fragmentos cerámicos que podrían tener una filiación almorávide-almohade para la zona
inferior de dicho nivel.
-Cerámica de preparación de alimentos
Hemos detectado una veintena de fragmentos asociados con este uso de los que se
han analizado aquellos que consideramos más representativos. Los fragmentos 1-DK y
2-DK pertenecen a dos bordes de cazuela elaboradas con pasta ferruginosa y
desgrasantes de pequeño tamaño, con paredes exvasadas y bordes salientes en forma de
ala, ligeramente orientados hacia arriba. Las podríamos ubicar cronológicamente entre
los siglos XI y XII697 cuando aún el vedrío no estaba generalizado en este tipo de
utensilio, o bien podría tratarse de tipologías que no se recubrían de vidriado y que se
utilizaban para un tipo concreto de preparación de alimentos que parece tener sus
697
Ibídem, p. 68.
308
antecedentes en época califal, almohade y almorávide, aunque también hay indicios
suficientes de su utilización en el período morisco698.
El fragmento 3-DK parece tener la misma utilidad que los anteriores, aunque su
borde no tiene forma de ala sino que es exvasado con una protuberancia interior para
sujetar una tapadera. No hemos hallado antecedentes de esta tipología en la literatura
científica y solamente Melero García lo recoge en su trabajo sobre los pozos de
Cártama699 datándolo en el siglo XIII. Parece que responde a un formato de cazuela que
no se vedria700. Su presencia también se constata en algunas de las alquerías de la
Subcuenca.
La figura 4-DK es también una cazuela de pared exvasada y borde en forma de ala
bien desarrollada y diferenciada del cuerpo del artefacto, con un saliente en el interior
que sirve de tope a la tapadera. Está recubierto de vedrío melado en su exterior con
chorreones en su pared exterior y base convexa. La relacionamos con los tipos 2.7 y 2.9
que Melero García estudio en el vertedero de Cártama siendo ya formas plenamente
nazaríes (XIV y XV)701. Idéntica datación proporciona Salado Escaño, Rambla Torralvo
y Mayorga Mayorga702 a un conjunto de cazuelas similares halladas en diversas
excavaciones efectuadas en la ciudad de Málaga.
Dentro del tipo “marmita” hemos seleccionado las figuras 6-DK y 7-DK. Ambas
poseen paredes invasadas, la segunda con una fisonomía de tendencia globular, bordes
rectos y redondeados, poseyendo la primera un borde ligeramente más alto que la
segunda, aunque es de menor tamaño que el de esta. También las dos tienen una
moldura exterior en la base del borde y una protuberancia interna en el mismo lugar.
Están recubiertas con vedríos melados en su interior, con chorreones de diverso tamaño
en su exterior, aunque en el fragmento 6-DK dicho melado posee una tonalidad verdosa.
Ejemplares similares han aparecido en “el Castillejo”703 y en otros puntos de la
provincia de Granada704. Cronológicamente se asocian con el siglo XIV.
698
Ordóñez Frías, 2014a, pp. 217-234.
Melero García, Tipo 2.4, 2012a, p. 254.
700
Melero García, 2012b, p. 161.
701
Ibídem, p. 257.
702
Salado Escaño et alii, 2000, p. 248, figs. 58 y 59.
703
García Porras, 2001, p. 495, nº 21 y 22.
704
Malpica Cuello et alii, 2007, p. 181, Tipo 2a.
699
309
La figura 5-DK muestra un fondo plano de parrilla con múltiples orificios. Pertenece
a una cuscusera que aparece vidriada en melado por su anverso, y con chorreones por su
reverso. La presencia de estos recipientes esta ya constatada desde época almohade705,
documentada también en niveles nazaríes con formas que parecen ser globulares
interpretándose en este último caso, como recipientes para la fabricación de queso o
cuscus706. Es una forma que debido a su escasa presencia en los niveles arqueológicos
está poco estudiada.
-Cerámica de presentación de alimentos
También son abundantes los restos cerámicos de esta modalidad, aunque muy
fragmentados y con un predominio de los amorfos. Destaca el “tipo ataifor” de los
cuales hemos seleccionado cuatro bordes, dos repiés y un amorfo.
La figura 8-DK es un fragmento de repié con arranque de pared que se aproxima a
los dos centímetros de grosor. El interior está cubierto por un vedrío melado decorado
con dos bandas entrecruzadas de oxido de cobre. Su exterior esta bizcochado. Por su
fisonomía y decoración, interpretamos que se podría tratar de un ataifor perteneciente al
período almorávide707. Además, su ubicación en los niveles más bajo de la zanja podría
corroborar esta apreciación. La figura 9-DK representa un fragmento amorfo que
formaría parte de la pared de un ataifor en la zona que se produce el quiebro. La cara
interna está vidriada con melado y decorada con tres bandas en negro manganeso. Su
exterior está bizcochado. Creemos que tendría una periodización que coincidiría con la
pieza anterior, es decir con los siglos XI y XII. También contemplamos que ambos
fragmentos pudieran ser tipos residuales. Estos artefactos se realizaron con pasta de
tonalidades claras depurada y con desgrasantes de pequeño tamaño, prácticamente
imperceptibles.
El siguiente fragmento de ataifor (10-DK) es una base con repíe anular y
recubrimiento en verde turquesa, bandas de oxido de manganeso en su interior y
predominio del bizcochado en su cara externa. El verde turquesa con decoración en
negro tiene una presencia escasa en los pozos de Cártama y está datada por Melero
García entre finales del siglo XIII y primeras décadas del XIV, siendo una decoración
705
Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 131.
Hita Ruiz y Villada Paredes, 1999, p. 301, fig. 3. C.
707
Salado Escaño y Arancibia Román, 2003, p. 87.
706
310
frecuente en este tipo de artefactos durante todo el siglo XIV y XV708. Similar
cronología se ha otorgado a estas decoraciones en Málaga709.
Las figuras 11-DK, 12-DK, 13-DK y 14-DK pertenecen a fragmentos de ataifores
correspondiente a la tipología denominada “ataifor de perfil quebrado” con repié anular
y paredes ligeramente curvadas, que da paso a un quiebro más o menos pronunciado y
bordes ligeramente exvasados o de tendencia recta, con moldura triangular al exterior
(12-DK), redondeada también hacia fuera (13-DK) o indiferenciada (11-DK). Los dos
últimos poseen un quiebro muy marcado a modo de espolón saliente. Salvo el tipo 14DK, los demás poseen recubrimiento en verde esmeralda en su interior con algunas
manchas o chorreones exteriores producidos por la aplicación del vedrío en la zona
interna. Sus pastas, al igual que la mayoría de los ataifores recogidos en la Subcuenca,
presentan tonalidades claras de tendencia blanquecina con bandas horizontales muy
finas a veces discontinuas, apreciables sobre el exterior bizcochado y desgrasantes muy
pequeños, difíciles de apreciar. Se trata de un conjunto plenamente nazarí que Melero
García sitúa entre los siglos XIV y XV, siguiendo una línea evolutiva en que el quiebro
se va acentuando y los rebordes llegan a desaparecer710, junto con un predominio del
verde esmeralda solo en la cara interior, suprimiéndose totalmente de la parte externa
del artefacto711. Como hemos visto, la figura 14-DK carece totalmente de vedrío lo que
podría hacernos pensar que se pudieran ser formas anteriores al período nazarí. Pero, sin
embargo, su tipología con borde redondeado y quiebro marcado hace que la integremos
en los siglos XIV y XV. En la subcuenca de río Grande es frecuente su aparición en las
pequeñas alquerías rurales al igual que lo hace en Málaga durante el siglo XIV712.
Como hemos apreciado, en este pequeño “sondeo” realizado en lo que consideramos
un espacio intramuros de la antigua medina de Dakwān, ha sido de suma importancia
ya que es la única muestra arqueológica con un mínimo de garantías que existe sobre
este importante núcleo poblacional que, como vimos anteriormente, alcanza el estatus
de medina probablemente entre los siglos XIII-XIV y que tuvo un papel rector en la
subcuenca de río Grande. La periodización observada arranca desde época almorávidealmohade, con una escasa muestra de artefactos cerámicos, para continuar con el
708
Melero García, 2012b, pp. 161, 164 y 166.
Salado Escaño et alii, 2000, p. 227, figs. 1, 2 y 3.
710
Melero García, 2012b, p. 227.
711
Melero García, 2012b, p. 164.
712
Salado Escaña et alii, 2000, p. 243, figs. 13 y 14.
709
311
emirato nazarí en que existe una buena representación de determinadas tipologías que
relacionamos con los siglos XIV y XV, cuando parece que la ciudad alcanzo su mayor
auge.
312
313
314
6.6.-Conclusiones
Las evidencias de cerámica asociadas a los yacimientos de tradición altomedieval,
como hemos visto, son escasas y, sobre todo, no abundan los fragmentos significativos
como bordes, bases o decoraciones, por lo que solo nos permite una aproximación
parcial a grupos cronológicos determinados. Sin embargo, se observa en todos ellos una
serie de características como son el predominio de cocciones reductoras, la abundancia
de fragmentos relacionados con los contenedores para transporte y almacenaje que
vinculamos con tipologías altomedievales, además de tener, en la mayoría de las
ocasiones, un acabado tosco con un porcentaje importante de modelado a torneta.
Igualmente significativo es la escasez de fragmentos cerámicos con vedrío. Uno de los
elementos más reveladores y que podría servir de fosil-guía, son los fragmentos de tejas
con impresiones que aparecen en todos los yacimientos de tradición altomedieval en
diferentes porcentajes, y sobre los que cada vez poseemos más indicios arqueológicos
para vincularlos con el período emiral. Parece que se trata de un fenómeno provincial,
no extensible al resto de al-Andalus.
Son frecuentes los ataifores decorados con la técnica de verde y manganeso sobre
fondo en blanco estanníferos, siempre en su interior y, generalmente melado en su
exterior, siendo también habitual un recubrimiento blanco-estannífero en su cara
externa. Aunque la decoración en verde y manganeso se generalizó durante el califato,
tuvo una continuidad en las primeras taifas y período almorávide con algunas
transformaciones en que, como ya vimos, estas decoraciones se alejan del naturalismo
califal con motivos que tienden a la abstracción. Igualmente, la existencia generalizada
de los repíes anulares difiere del ataifor propiamente califal en que este tipo de base era
poco frecuente. Pero quizá, una de las propuestas más interesantes que permite plantear
estas evoluciones tipológicas, es que parte de estos yacimientos, ubicados
mayoritariamente en altura, no fueron abandonados durante el califato, como algunas
teorías propugnan, sino que tuvieron una continuidad durante el siglo XI. Esto nos abre
las puertas a la formulación de nuevas hipótesis que esclarezcan las causas por las que
determinados lugares continuaron poblados y el porqué se produjo una reestructuración
territorial generalizada que tuvo como resultado el surgimiento de nuevos
asentamientos, ya en los siglos XI y XII, en zonas más bajas.
315
Aparentemente, hay una continuidad entre los ataifores con recubrimiento en
melado con trazas de manganeso de las alquerías altomedievales y de transición, y
aquellos que consideramos bajomedievales. Sin embargo, aunque se mantiene el mismo
recubrimiento y decoración, hay diferencias sustanciales entre ambos grupos. Los
primeros poseen repiés poco marcados, anchos, con paredes abiertas y perfiles
hemisféricos. En los segundos, los repiés son más pronunciados y elevados, junto con la
generalización de los perfiles quebrados con bordes exvasados y de sección triangular.
Incluso los melados varían con unas tonalidades ligeramente más obscuras, compactos y
uniformes para el caso del ataifor que consideramos ya bajomedieval. Por lo tanto, se
observan dos tendencias con evidentes diferencias y algunas similitudes. De tradición
califal para los primeros, que continúan tras la caída del califato, taifas y almorávides.
Ya en este último período se producen transformaciones en perfiles y tonalidades, para
dar paso, con los almohades, a la generalización de contornos quebrados y a los
paulatinos cambios en las tonalidades de los recubrimientos. Se trataría, por lo tanto, de
una tipología y decoración que tuvo su origen en la segunda mitad del siglo X y cuyo
uso se generalizó con las primeras taifas y en el período almorávide, extendiéndose,
aunque ya con formas quebradas, a la etapa almohade713.
Vemos como estos ataifores de los siglos XI y XII aparecen en la totalidad de los
yacimientos bajomedievales, tanto en los representados en las láminas cerámicas, como
de aquellos de los que no hemos realizado muestras gráficas, siendo, generalmente, el
artefacto cerámico con la datación cronológica relativa más antigua que nos puede
llevar a la formulación de hipótesis sobre los orígenes temporales de estos
asentamientos, siempre asociados a cultivos de irrigación y aparentemente sin
antecedentes de otros períodos anteriores. Pero estas diferenciaciones de ambos
ataifores también implica una ruptura, una falta de continuidad, no solo de los espacios
residenciales, cosa evidente a tenor de los resultados obtenidos en el estudio del
poblamiento, sino también en el registro cerámico superficial, con tipologías bien
diferenciadas de las alquerías que hemos clasificados como altomedievales y de
transición con respecto a las bajomedievales.
Las series cerámicas obtenidas en los yacimientos bajomedievales difieren
sustancialmente de aquellos de predominio altomedieval. No solamente por un mayor
713
Retuerce Velasco, 1998, Tipo A.19.60.
316
número de fragmentos reconocibles, sino también porque muchos de ellos son
asignables a una cronología mucho más precisa en que los vedríos y determinadas
tipologías, tienen una importancia fundamental para trazar una evolución con un
mínimo de garantías. Una de las características que hemos visto en esta evolución es
que los recubrimientos internos no estaban generalizados en los artefactos de cocina en
época almohade, aunque la sistematización de esta forma de impermeabilización se
extendería a medida que fue avanzando el siglo XIII. Tenemos que tener en cuenta
también, la existencia en la alquería de la Villeta y en algunos de los pequeños
poblamientos rurales, de tipologías de cazuelas, y en menor medida de marmitas, que no
poseen vedrío para un período plenamente nazarí sin que podamos establecer hasta el
momento, cual era su funcionalidad dentro de los artefactos de exposición al fuego.
Igual ocurre con los alcadafes en que la aplicación de vedrío, especialmente el de óxido
de cobre, acompañado de una muesca interna debajo de los bordes, nos habla ya de una
cronología relacionada con los siglos XIV y XV. La evolución de los ataifores es
significativa, estando en un principio melados en toda su superficie, para dar paso a
vedríos verde esmeralda en su interior, y un verde más diluido al exterior
evolucionando, en la segunda mitad del siglo XIII y las primeras décadas del XIV, a
solo recubrimientos de verde esmeralda en su interior. Predominan las formas quebradas
que son características de las zonas costeras, frente al interior en que tiene mayor
protagonismo los perfiles hemisféricos. Además, durante dicho siglo XIV, este
recubrimiento deja de ser predominante apareciendo otros vedríos y decoraciones como
serían los esmaltes en blanco con decoración en verde, serie poco representada en la
Subcuenca y que solamente observamos en la alquería de la Villeta. Este tipo de ataifor
con recubrimiento en verde esmeralda interior y bizcochado exterior con perfil
quebrado, es el artefacto cerámico más abundante y generalizado en la comarca
apareciendo de forma profusa en las alquerías de la Torrecilla, donde hemos
contabilizado más de una cincuentena de fragmentos, Alcaría de Guaro con unos
veinticuatro trozo y los Vallecillos con unos dieciocho, alcanzando en el resto de los
yacimientos porcentajes más reducidos. Esta abundancia de ataifores, con este
recubrimiento y perfil, hace conjeturar que durante los siglos XIII y XIV fue el período
en que estos qaryas rurales parecen que alcanzaron su máximo auge, aunque dado la
escasez de excavaciones arqueológicas, no podemos afirmarlo de forma categórica.
317
Los estampillados aparecen sobre el tipo de ataifor descrito anteriormente y tienen
un claro origen almohade con una cronología que abarcaría los siglos XII y XIII, para ir
desapareciendo a medida que se consolida el emirato nazarí. Como hemos visto es un
tipo de decoración que aparece en la práctica totalidad de los yacimientos estudiados lo
que confirma que hubo una importante influencia de la cultura almohade sobre
determinados tipos cerámicos.
Vemos como en estas alquerías rurales predominan los fragmentos relacionados,
mayoritariamente, con los siglos XIII y XIV. Se echan de menos determinadas
decoraciones y tipologías como la verde turquesa con decoración en óxido de
manganeso que suele aparecer en Cártama en ataifores y alcadafes, cuya presencia solo
hemos constatado en la alquería de Guaro Viejo y la Torrecilla. Igualmente ocurre con
las jarras de pie de galleta que tampoco se aprecian en el pequeño poblamiento rural.
Todos ellos relacionados en el período tardonazarí. El mismo caso es el de la loza en
azul y dorada que toma protagonismo entre mediados del siglo XIV y el XV,
pudiéndose afirmar que su uso no fue exclusivo de ambientes palatinos como se ha
creído observar en determinadas excavaciones realizadas en la provincia. La evolución
de los ataifores de perfil quebrado durante la segunda mitad del siglo XIV y el XV,
también es reveladora. En este período los quiebros llegan a tener, en algunos casos, una
pestaña muy desarrollada a modo de espolón y los rebordes se modifican achatándose e
incluso llegando a desaparecer. Estos cambios solo se aprecian en determinadas
tipologías de Dakwān, poblamiento que se mantuvo en manos andalusíes hasta finales
del siglo XV, y es inexistente en la totalidad de las alquerías rurales de la Subcuenca.
Nuestra hipótesis es que, debido al recrudecimiento de las incursiones castellanas en la
Algarbía malagueña, buena parte de estas pequeñas alquerías rurales se abandonan.
Aunque carecemos de suficientes intervenciones arqueológicas que nos permitan
verificar este hecho, la inexistencia de referencias documentales castellanas de finales
del siglo XV sobre estos lugares, induce a plantear que ya estaban abandonados al
menos desde mediados del siglo XIV. Así ocurre con la alquería de la Villeta,
poblamiento que, según el registro arqueológico, se formó en el siglo XIV seguramente
por la concentración de habitantes de otras alquerías abandonadas.
En conclusión, podemos apreciar la existencia de dos grupos de poblamientos
diferenciados tanto físicamente, como a nivel material, con un registro cerámico distinto
que incluiría una primera etapa que, grosso modo, coincidiría con el Alto Medievo y
318
que también abarcarían el siglo XI y parte del XII para algunos yacimientos concretos, y
una segunda etapa ya plenamente bajomedieval, con algunas reminiscencias
almorávides y mayores evidencias para el caso de los almohades, con los siglos XIII y
XIV muy bien representados coincidiendo con la etapa de consolidación y madurez del
emirato nazarí.
319
320
Departamento de Historia, Geografía y Filosofía
EL POBLAMIENTO RURAL ANDALUSÍ POSCALIFAL EN LA
SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. DISTRIBUCIÓN ESPACIAL Y
PAUTAS DE ASENTAMIENTO
ANTONIO JOSÉ ORDÓÑEZ FRÍAS
TOMO II
Tesis Doctoral dirigida por el profesor don JUAN ABELLÁN PÉREZ, Catedrático de Historia
Medieval en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz, y por el doctor don
VIRGILIO MARTÍNEZ ENAMORADO, arabista y profesor en la Facultad de Ciencias de la
Educación de la Universidad de Málaga
CÁDIZ, 2017
321
322
ÍNDICE
TOMO I
1. PLANTEAMIENTO E HIPÓTESIS DE TRABAJO ......................................11
1.1.- El proyecto de investigación. Planteamientos básicos .................... 11
1.2.- Objetivo e hipótesis de trabajo ........................................................ 12
2. PRESUPUESTOS TEÓRICOS: ENTRE LA ARQUEOLOGÍA
DEL PAISAJE, EL ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO
Y LAS APORTACIONES DE LA DOCUMENTACIÓN ESCRITA ............15
2.1.- La prospección superficial ............................................................... 17
2.2.- Arqueología hidráulica ....................................................................28
2.3.- Estudio geoarqueológico .................................................................32
2.4.- Estudio del registro arqueológico de los yacimientos mediante
el análisis cerámico .........................................................................33
2.5.- Las fuentes documentales ................................................................ 36
2.6.- Toponimia ........................................................................................ 38
3. MARCO FÍSICO Y CONTEXTO GEOGRÁFICO .......................................43
3.1.- Introducción ..................................................................................... 43
3.2.- Delimitación y justificación del área elegida para el estudio ..........44
3.3.- La subcuenca de río Grande ............................................................ 45
3.4.- Sistema hidrológico .........................................................................48
3.5.- Climatología .................................................................................... 50
3.6.- Geología, litología y edafología ...................................................... 56
3.7.- Hidrogeología .................................................................................. 62
3.8.- Vegetación ....................................................................................... 66
4. ESTADO DE LA CUESTIÓN .......................................................................71
4.1.- Historiografías provinciales y diccionarios geográficos ................. 72
4.2.- Fuentes documentales ......................................................................85
4.3.- Fuentes arqueológicas: excavaciones y prospecciones ................. 107
5. LOS ESPACIOS DE IRRIGACIÓN DE ORIGEN ANDALUSÍ
EN LA SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. SU IMPORTANCIA
EN LA ESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL ...........................................111
5.1.- Introducción ................................................................................... 111
5.2.- La hidráulica en la comarca ........................................................... 115
5.3.- Los sistemas de origen andalusí en el pago de Alpujata ............... 116
5.4.- Hidráulica andalusí en el valle de Jorox ........................................144
5.5.- Los sistemas de irrigación de la alquería de Pereila ...................... 167
5.6.- El complejo hidráulico del río Nacimiento....................................183
5.7.- Conclusiones .................................................................................. 197
323
6. ESTUDIO DEL MATERIAL CERÁMICO .................................................. 199
6.1.- Estudio cerámico de los yacimientos rurales altomedievales
y de transición al Bajo Medievo ................................................... 200
6.2.- Estudio cerámico de los yacimientos rurales poscalifales .............221
6.3.- El ḥiṣn y la alquería de la Villeta. La actividad arqueológica
de 1990 ........................................................................................... 240
6.4.- El vertedero de la Zayaga .............................................................. 304
6.5.- La cerámica bojomedieval en Dakwān .........................................308
6.6.- Conclusiones .................................................................................. 315
TOMO II
7. EL POBLAMIENTO ..................................................................................... 325
7.1.- El poblamiento rural ......................................................................325
7.1.1-Asentamientos ubicados en altura .............................................325
7.1.2-Asentamientos en ladera ........................................................... 352
7.2.- Villas fortificadas ..........................................................................389
8. EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO .......................................................... 417
8.1.- El poblamiento antes del período andalusí ....................................417
8.2.- Los períodos emiral y califal ......................................................... 420
8.3.- Los profundos cambios acaecidos durante los siglos XI-XII ........433
8.4.- Las transformaciones durante el período almohade ...................... 443
8.5.- La nueva estructuración territorial del siglo XIII: la formación
de un distrito militar en la Algarbía malagueña ............................. 446
8.6.- Los reajustes territoriales de la segunda mitad del siglo XIV
y del XV ....................................................................................... 455
8.7.- Un elemento distorsionador en la ordenación del territorio:
las incursiones castellanas en los siglos XIV y XV ...................... 462
8.8.- La conquista del territorio y sus transformaciones ........................ 469
9. CONCLUSIONES ......................................................................................... 479
10. FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS ............................ 487
10.1.- Fuentes árabes.............................................................................. 487
10.2.- Documentos de archivo ............................................................... 489
10.3.- Fuentes castellanas editadas ........................................................ 491
10.4.- Bibliografía moderna y contemporánea ......................................492
11. ÍNDICE DE FIGURAS ............................................................................... 517
ANEXO I: Ficha de yacimientos y lugares ....................................................... 521
ANEXO II: La hidráulica. Imágenes .................................................................619
324
7. EL POBLAMIENTO
7.1.- El poblamiento rural
7.1.1.- Asentamientos ubicados en altura
Entendemos que en la comarca, a falta de una mayor concreción, nos encontramos
ante un conjunto de lugares en altura a los que otorgamos una adscripción cronológica
emiral-califal. Para su datación, forzosamente nos hemos basado en sus restos
cerámicos; en concreto en sus tipologías, decoraciones y tipos de pastas. Hay que
destacar que la mayoría de los yacimientos son desconocidos oficialmente, no
constando en la base de datos de la Junta de Andalucía (SIPHA), ni en las diversas
catalogaciones municipales en que se recoge el patrimonio arqueológico.
Estos despoblados se caracterizan por estar situados en promontorios más o menos
elevados. Algunos de ellos, como el Castillejo, Almenqueire, Ardite o el Barranco del
Moro se encuentran en la cabecera de determinados valles, en picos de notable altura y
con un campo visual muy amplio. Otros, como Porticate, Llanos del Concejo y Alcazarí
se localizan sobre colinas menos elevadas. Murta se diferencian de los demás por
encontrarse en una meseta prominente sobre el resto del territorio circundante. Jorox,
Llanos del Tejar y Loma Caballera son los únicos yacimientos que se encuentran en
ladera. Por último Pereila (Yunquera) fue un poblamiento situado en altura aunque en
un fondo de valle poco marcado.
La creación de estos espacios residenciales en zonas elevadas se ha relacionado,
desde una determinada visión historiográfica, con la inseguridad causada por la fitna
hafṣūní y el abandono del llano a lo largo de la época emiral, especialmente en el siglo
VIII, en que se reproduce la subida a zonas elevadas en diversas regiones de al-Andalus.
La tesis, debida a Acién Almansa (1992), ha sido seguida acríticamente por cuantos han
abordado el estudio del poblamiento en el período de formación de al-Andalus. Se
planteó, por primera vez y de manera abierta, en un artículo que llevaba por título
“Poblamiento y fortificaciones en el Sur de al-Andalus. La formación de un país de
ḥusūn”. Sin entrar en detalles sobre las carencias de esta propuesta714, estimamos otras
alternativas. Entendemos, de hecho, que estos establecimientos de altura pueden
714
Algunas de ellas pueden ser valoradas en Martínez Enamorado 2003a.
325
obedecer a otra dinámica en relación con la explotación agropecuaria más que con una
funcionalidad exclusivamente poliorcética.
También mantenemos la hipótesis, como ya ha quedado reflejado anteriormente, de
que estos lugares no fueron abandonados inmediatamente después de la caída de
Bobastro y de la consolidación del califato por parte de ‘Abd al-Rahmān III. Muestra de
ello es la existencia de fragmentos cerámicos tales como los decorados en verde y
manganeso o determinados ataifores hemisféricos con vedríos melados en su interior,
que ya hemos analizado anteriormente, junto también con monedas relacionadas con la
dinastía hamudí, fechadas en el siglo XI.
El lugar de Murta715 estaba ubicado sobre el partido rural del mismo nombre, en
término municipal de Tolox (Málaga). Corona una meseta a unos 780 m snm por
encima el río Horcajos y próximo a la fuente de Janón, ocupando una superficie de,
aproximadamente, dos hectáreas716. Fue hallada de forma casual en el 2012 por López
García, Marmolejo Cantos y Ordóñez Frías.
La primera referencia que conocemos proviene del Apeo de Tolox de 1572:
Yten se apeó otra haça de tierras del dicho conçejo que se dize la haça de
Murta en la syerra al pie de la Blanquilla que alinda con la dicha syerra e con
una majada que dizen de Janon e en esta haça ay en la tierra abierta
alcornoques de bellota que de todo se aprovechava el dicho conçejo hasta doze
fanegadas de sembradura de trigo poco más o menos717
De relevancia es, de igual manera, la relación que hizo el párroco de Tolox sobre
determinados lugares históricos del municipio en la segunda mitad del siglo XVIII, y en
la que se hace alusión a la majada de Murta718. Allí sitúa un despoblado. No aporta
ningún dato sobre su extensión o de restos inmuebles o muebles conservados.
715
El estudio del topónimo se aborda en López García y Martínez Enamorado, ep.
Los cálculos sobre la extensión de los diversos yacimientos lo hemos basado en la superficie que
ocupa los materiales arqueológicos, junto con la concentración de estos por metro cuadrado,
especialmente los cerámicos. En algunos casos también se han utilizado para delimitar los espacios
residenciales determinados accidentes geográficos tales como arroyos o cambios bruscos del grado de
pendiente del terreno.
717
AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801 1571, fols. 38v y 6, ed. López García, ep.
718
Medina Conde, 1773, fol. 236.
716
326
El sustrato geológico está compuesto por dolomías y calizas del Triásico719.
Edafológicamente los niveles superficiales lo forman las denominadas “terra rossa” de
composición
predominantemente
arcillosa
y descalcificada,
derivadas
de
la
descomposición química de las calizas.
Su topónimo deriva del vocablo latino myrtus (mirto o arrayán) planta arbustiva
abundante en la zona y que en épocas pretéritas se utilizaba en la tenería para curtir
cueros, como planta medicinal y como combustible en el horneado del pan720. Dentro
del término municipal de Yunquera es frecuente este topónimo, existiendo en la
actualidad el pago de Murta, dentro de la zona de irrigación del río Planos, o el cortijo
de Murta cercano al límite con el término municipal de El Burgo721.
De forma provisional, y ante la ausencia de una intervención arqueológica,
proponemos una cronología altomedieval, basándonos en diversos fragmentos
cerámicos hallados en superficie, con tipologías que se fechan en este período y la
ausencia de vedrío en dichos artefactos cerámicos con la excepción de un fragmento de
un candil de piquera. Los tipos y decoraciones relacionados con el Bajo Medievo son,
por lo tanto, inexistentes a nivel superficial.
A tenor de los restos observados creemos que, tras su abandono en un momento
indeterminado del período tardocalifal, pudo permanecer deshabitada en un medio físico
montano que no ha sufrido grandes transformaciones y que, por lo tanto, presenta un
estado de conservación aparentemente bueno.
Se ubicaba en la única zona llana del contorno, en una meseta aterrazada
artificialmente. Tiene forma de cuña irregular con una orientación SE y estructuras
murarías de mampostería en el frontal de los bancales que servirían de sujeción a las
distintas terrazas. Dichos bancales no tendrían como función la producción agrícola,
sino que fueron los solares que acogieron a las viviendas.
La característica descriptiva más destacable es la acumulación individualizada de
diversos montones de mampuestos mezclados con abundantes restos de tejas y, en
menor medida, de fragmentos cerámicos pertenecientes mayoritariamente a vasijas de
almacenaje. Estos amontonamientos jalonan de forma regular y ordenada toda la
719
Liñán Baena, Tomo II, 2007, p. 51.
López González, 1982, pp. 667-668.
721
Fuentes del autor.
720
327
superficie de la meseta, aunque no son exclusivas del poblamiento matriz encontrándose
también repartidas por la periferia de este, si bien ya de forma dispersa. A modo de
hipótesis proponemos que pertenecieron a viviendas unifamiliares que fueron
abandonadas y destruidas de forma sistemática dado que se observa un arrasamiento
total desde la base de las supuestas estructuras de poblamiento.
En el aspecto económico parece que tuvo una evidente vocación ganadera al estar
situado en las cercanías de los pastos de la zona alta de la sierra de las Nieves, y ante
una orografía abrupta y un sustrato geológico pobre, poco apto para el aprovechamiento
agrícola.
Dado su cercanía, a menos de un kilómetro, la fuente de Janón debió de ser el
principal suministro hídrico del que se abastecía el poblado, tanto a nivel humano como
pecuario, ya que no existe por los alrededores ningún tipo de surgencia permanente
salvo la del tajo de la Caina distante del espacio residencial más de dos kilómetros y con
un desnivel sobre este superior a los trescientos metros. Sin embargo, y a pesar de
mantener un caudal mínimo incluso en verano, no vinculamos dicha fuente con espacios
de irrigación dada la ausencia de terrazas, canalizaciones o sistemas de almacenajes
hídricos.
No se ha observado la presencia de estructuras castrales, aunque sí existe una
edificación que estuvo en uso hasta mediados del siglo XX. Por su emplazamiento y por
el grosor de su muro de base, no descartamos que en su momento perteneciera a una
torre-refugio.
El despoblado de Porticate se sitúa en el partido rural homónimo del mismo
nombre, en término municipal de Yunquera, a una altura de 800 m snm y sobre un
sustrato geológico de contacto compuesto por mármoles dolomíticos del Triásico medio
y por esquistos y filitas del Triásico inferior y del Paleozoico722. Su orientación es SE.
Es el poblamiento de época emiral/califal más extenso que hasta el momento
conocemos en la comarca, ocupando una superficie de dos hectáreas y media. Por
razones de palpable coincidencia toponímica, se ha identificado con el ḥiṣn bāb Burtiqāt
que figura en uno de los itinerarios en torno a Bobastro del hāŷib Badr ibn Ahmad en el
año 307/919-920 recogido en el Muqtabis V de Ibn Hayyān:
722
Liñán Baena, Tomo II, 2007, p. 51.
328
Luego se pasó a la fortaleza de Álora para acabar de guarnecerla y reforzar
a los que la ocupaban y de allí a Casarabonela, a S.kūr y a Ardales,
destruyendo cuanto había. Luego se volvió todo el ejército contra la humillada
Bobastro […] plantándose los reales cerca de la puerta de Burtiqāt723
Con todo, la secuencia de los topónimos que correlativamente se van nombrando (alLura/Álora, Qasr Bunayra/Casarabonela, S.kur/pago de Segur en el Repartimiento de
Casarabonela, Fardāriš/Ardales, Burtiqāt, Bubaštar/Bobastro) resulta muy difícil
encajar el lugar de Porticate en el desarrollo de la expedición, por lo que ese Burtiqāt lo
identificamos, siguiendo a Martínez Enamorado, con uno de los ḥuṣūn-abwāb de
Bobastro, el cerro de los Portizuelos, entre Ardales y las Mesas de Villaverde: entre las
[dos] puertas de Burtiqāt y Talŷayra del castillo [de Bobastro] (bayna bābay Burtiqāt
wa-bāb Talŷayra min abwāb al-qal‘a) y la puerta de Burtiqāt de sus puertas [de
Bobastro] (min bāb Burtiqāt min abwābi-hā).
No hay, por el contrario, la más mínima controversia sobre el origen romance de este
topónimo, como dejara de manifiesto Simonet724 que lo hacía proceder de *Porticatus,
‘pórtico’, ‘cobertizo’, ‘portal’.
Los espacios residenciales se instalaron sobre un cerro amesetado y sus laderas
diferenciándose dos áreas separadas por un arroyo muy marcado. El asentamiento que
consideramos más importante se encontraba en la margen derecha del arroyo, sobre una
ladera la cual se abancaló para albergar las viviendas. A sus pies emana una fuente de
aguas permanentes (fuente de Porticate/‘ayn Burtiqāt) que es recogida en dos albercas,
que a su vez suministran agua a una serie de terrazas, ocupando una superficie
aproximada de cinco fanegas. Apenas a doscientos metros de este manantial, existe otra
surgencia (fuente de la Ermita) cuyo caudal también es recogido en otra alberca
constituyendo un espacio de irrigación diferenciado del anterior, con una superficie
aproximada de dos fanegas. La existencia de dos espacios de irrigación diferentes y dos
áreas de residencia también diferenciadas, nos hace plantear la hipótesis de la
colonización de la zona por dos grupos tribales también distintos. La concentración de
cerámica en dichas terrazas es elevada con densidades que pueden superar en algunos
sectores los 60 fragmentos por m².
723
724
Muqtabis V. p. 153; trad, p. 123.
Simonet, 1888, II, p. 462.
329
Se encuentra a algo menos de dos kilómetros de Murta y a una altura similar. No
obstante, su creación como unidades de poblamiento parece responder a necesidades
económicas diferentes. Mientras que en Porticate se observa una dedicación preferente a
la agricultura irrigada, Murta debió de ser un asentamiento más vinculado a la ganadería
en las tierras altas de la sierra de las Nieves. Es de destacar, también, la existencia de
gangas de hierro fruto de una actividad siderúrgica que debió tener cierta importancia a
tenor de la abundancia de dichos restos, que se encuentran esparcidos por lo que
consideramos los espacios residenciales y, sobre todo, predominan en las zonas
cercanas a los manantiales. También la presencia de bosques de encinas (Quercus
rotundifolia), quejigos (Quercus faginea), olmos (Ulmus minor) y pinsapos (Abies
pinsapo), especialmente en las zonas que están por encima del poblamiento, hace pensar
en la existencia de una actividad silvícola de importancia y, probablemente, también en
su utilización para la obtención de carbón vegetal, imprescindible para la fundición del
hierro.
El ḥiṣn de Almenqueire o Hasnalmenqueire se encontraba dentro del término
municipal Tolox, muy cerca del límite con el de Monda. La primera noticia que
tenemos sobre este recinto proviene del Apeo de 1572 cuando se deslinda el término
municipal de Monda:
22 moxón: Ba luego el thérmino de Monda y Tolox partiendo desde el dicho
mojón el arroio Santo arriba hasta llegar al nazimiento del dicho arroio y ba
subiendo derecho hasta un castillejo que dizen Hasnalmanqueire donde está un
mojón de piedra en el dicho castillo725
El topónimo Hasnalmanqueire mantiene fosilizado el elemento Ḥiṣn, presentándose
con la grafía propia de la Andalucía Occidental (en este caso sin enmudecimiento de la
–h y con la preservación de la –s-), como son los casos de Aznalfarache (Ḥiṣn alFaraŷ), Aznalmara (Ḥiṣn al-Marā)726 o Aznalcóllar, y la voz de origen latino
*Manicaria, asumida en el léxico árabo andalusí, *Mankayra > Manqayra, con la
etimología que explica P. de Alcalá: ‘manzera’; ‘esteva sobre la cual el que ara lleva la
725
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1988, p. 267; noticia recogida y analizada en Martínez Enamorado,
2003a, p. 262.
726
Este topónimo que se repite tanto en la sierra de Cádiz, como en el alfoz de Antequera (Martínez
Enamorado, Gutiérrez López e Iglesias García, 2015, pp. 374-375).
330
mano izquierda727. La inclusión del artículo árabe precediendo al étimo, en estado
constructo, confirma esa aceptación.
Se construyó en la cúspide del cerro del Castillejo, a 1050 m snm, poseyendo una
forma rectangular ligeramente irregular de cincuenta y nueve metros de largo, por
veinte y seis de ancho, ocupando una superficie aproximada de 1255 m². Conserva, en
la mayoría de su trazado perimetral, la primera hilada de piedras intactas formada por
mampuestos, con las esquinas reforzadas con sillarejos, observándose en algunos
tramos, apenas modificados, una potencia muraría de un metro. También se aprecia los
arranques de dos pequeñas torres circulares en los ángulos SE y O del recinto. En el
lienzo que discurría por el sector S, y a unos ocho metros por debajo de este, se
distingue la base de lo que pudo ser una estructura muraria tipo barbacana que tuvo la
función de reforzar las defensas en este sector. Su existencia parece quedar constatada
también por la presencia de una gran cantidad de derrumbes, superior a los existentes en
el resto del perímetro del recinto. En la esquina NO del ḥiṣn y a extramuros, se puede
advertir la existencia de una zapata que, probablemente, fue la estructura que sustentaba
una torre tipo albarrana, con la función de proteger la entrada al recinto fortificado por
su lado más vulnerable, es decir por la vertiente N, donde existe un menor desnivel. El
acceso por este sector se realizaba mediante un camino parcialmente excavado en la
roca.
Su espacio interno se divide en dos partes de dimensiones similares que estaban
separadas con un muro, con la zona de acceso al N más elevada que la del resto del
recinto. En ambas partes y en sus sectores NE y NO, se realizó un allanamiento del
terreno en que aún hoy día se aprecia una serie de estructuras cuadrangulares que
interpretamos como espacios residenciales. En dicho lugar aparecen esparcidos restos
cerámicos abundantes, con un predominio de tejas de confección tosca y algunas
decoradas
con
impresiones
digitales
en
zig-zag
y
ondulados,
alcanzando
concentraciones que pueden superar los 50 fragmentos por m².
Estaba asentado sobre un sustrato geológico en que predominan las peridotitas728, lo
que proporciona un modelado relativamente suave en que no existen barrancos ni
727
728
Alcalá, Vocabulario, I, 1505, p. 307; Simonet Baca, 1888, II, pp. 330-331.
Andreo Navarro, 2007, Tomo II, p. 171.
331
cárcavas, por lo que fue necesario dotar al ḥiṣn de una cerca defensiva en todo su
perímetro.
La compartimentación de su interior en dos sectores podría tener una doble función,
de un lado como refugio de la población circundante y, de otro, como espacio del poder
es decir como la residencia del alcaide y de una guarnición militar. Esta división de los
espacios interiores ha sido también observada en el ḥiṣn de Cañete la Real (Málaga) que
fue fundado en el siglo IX, permaneciendo en manos musulmanas hasta 1330:
Un doble recinto que obedece además de una función estratégica, a la
necesidad de amurallar un amplio espacio que permitiera la instalación, más o
menos estable, de una pequeña comunidad de campesinos en caso de asedio,
cumpliendo la misma función que la cerca de las ciudades729
Sin embargo, pensamos que esta separación entre espacio de poder-comunidad
campesina, respondería más al período bajomedieval, como se demuestra en los
castillos nazaríes fronteros730, estando nuestra postura más cercana a la propugnada por
Malpica Cuello cuando dice:
El albacar o espacio amurallado es un recinto en el que no vive de forma
permanente nadie, sino que sirve de refugio a los hombres y ganados de las
poblaciones del distrito en que está el castillo731
Tiene en sus faldas tres manantiales: la fuente de la Sepultura, de los Bancales y de
la Teja. Los distintos suministros hídricos configuran un poblamiento del tipo hārat con
sendos “barrios” o predios creados en torno a cada una de los manantiales. El ḥiṣn, los
distintos espacios residenciales, junto con las zonas de explotación agrícola, forman lo
que Patrice Cressier denómina “territorio elemental” teniendo un grado de coherencia
muy superior al término de la alquería […] que presenta una organización radial (de
la alquería hacia la fortaleza) y concéntrica732. Son de destacar las estructuras de al
menos seis viviendas que aún se observan junto a la fuente de la Sepultura con
abundantes fragmentos cerámicos a nivel superficial, entre ellos existe un porcentaje
elevado de vidriados interiores, tipologías de exposición al fuego y de presentación de
729
Fernández López, 1997-1998, p. 188.
Malpica Cuello, 2010, pp. 106-107.
731
Malpica Cuello, 1996, p. 18.
732
Patrice Cressier, 1991, p. 414.
730
332
alimentos, por lo que la última etapa ocupacional de este espacio probablemente
coincidiera con el período nazarí.
Este ḥiṣn está recogido en el catálogo del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico
(IAPH) como despoblado de la Sierra del Castillejo y catalogado como perteneciente al
período califal. Solo conocemos un breve trabajo sobre este despoblado733.
Los Llanos del Tejar734 (término municipal de Tolox). Es un enclave arqueológico
totalmente desconocido sin que existan reseñas de su existencia en registros oficiales ni
en trabajos de investigación. Se trata de un poblamiento disperso que se extendía por el
Llano del Tejar y por la cañada de la Fuente, en la margen izquierda del río Alfaguara o
de los Horcajos, y en las laderas que van descendiendo de forma suave desde la base de
la sierra de la Alfaguara hasta el río del mismo nombre. El núcleo principal o de la
cañada de la Fuente, ocupaba una superficie de aproximadamente media hectárea y se
encuentra a una altura de 380 m snm y con orientación SE.
Su sustrato geológico está compuesto por dolomías y una mezcla de conglomerados
arcillas y areniscas735. Esta zona de contacto geológico ha generado algunos manantiales
permanentes siendo el más significativo, por la importancia que ha tenido y tiene para la
agricultura de irrigación de la zona, el de la cañada de la Fuente y por tanto para el
asentamiento de las comunidades agrícolas en la Edad Media
Los principales vestigios visibles son fragmentos cerámicos dispersos por el píe de
monte que se caracterizan por su cocción reductora, por la ausencia de vedrío y por la
abundancia de tejas de composición tosca y con decoraciones con trazos digitales
ondulados y en zig-zag, característica también observada en Murta, Majanales Altos,
Porticate, Jorox, Pereila, Alcazarí, cerro del Aljibe, barranco del Moro y Ardite. De gran
interés es la conservación en la cañada de la Fuente de los cimientos y derrumbes de al
menos seis estructuras que identificamos como probables viviendas pertenecientes a un
pequeño poblado, con abundantes fragmentos de tejas y ordenadas en varias hileras, lo
que podría reflejar la aplicación de un cierto urbanismo. Cercano a esta última zona
residencial observamos también la presencia de restos cerámicos en dos suaves laderas,
junto con algunas probables estructuras que también podían pertenecer a viviendas.
733
Marmolejo Cantos y Sánchez Guerra, 2013.
Este topónimo está relacionado con la presencia de fragmentos cerámicos sobre el terreno.
735
Liñán Baena, Tomo II, 2007, p. 51.
734
333
Apenas a cien metros de este espacio de hábitat se encuentra el llamado cerro de la
Cabra, promontorio que sobresale sobre el resto del terreno y cuya cúspide amesetada y
laderas se encuentran rodeadas de dos cercas con muros de mampostería.
En la
actualidad se utiliza como corral ganadero, pero dado el grosor de su estructuras
murarías en algunos sectores y la existencia de fragmentos cerámicos de una probable
cronología altomedieval, contemplamos la hipótesis de que pudiera tratarse de alguna
suerte de estructura castral que era utilizado a modo de ḥiṣn para el refugio de las
comunidades campesinas de los alrededores.
En el plano económico, la actividad principal estaba relacionada con una agricultura
de irrigación que tendría su suministro hídrico en el cercano manantial de la cañada de
la Fuente o de la Alfaguara del cual tenemos noticias escritas desde mediados del siglo
XVI, aunque sus orígenes podrían ser andalusíes:
Con el dicho río se junta una fuente que naze en derecho del dicho río que se
llama el Alfaguara, con que se suele regar los años que tiene agua con una
alberca que ay en ella seys fanegadas de tierra, poco más o menos, en tableros y
çaques, todos de moriscos vezinos desta villa, que se regaban por sus dulas,
çercanias y antigüedad736
Los Llanos del Concejo. Está dentro del término municipal de Monda. Su ubicación
también responde a un modelo de asentamiento en altura al estar situado sobre una
meseta con una elevación de 500 m snm. Tenía forma ligeramente rectangular, con
ciento cincuenta metros de largo por ochenta y seis de ancho y orientación SO .Ocupaba
una superficie aproximada de 12900 m², situándose a una distancia del actual pueblo de
Monda de un kilómetro y medio en línea recta. También hay que recalcar que el
poblamiento no ocupaba toda la meseta sino los 2/3 de esta, teniendo su límite cuando
comienzan los afloramientos arcillosos en su zona NE.
Sus laterales están circunvalados por tres arroyos (Seco, Santo y Hondo) muy
marcados que lo delimitan y que a su vez actúan como defensas naturales.
736
AHPG, Libros de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol. 5v, ed. López García, ep. Sobre los
sistemas de irrigación de origen andalusí en Tolox Esteban López ha publicado un artículo titulado:
“Regadío de origen andalusí en la Sierra de las Nieves. El caso de Tolox (1485-1572)”. López García,
2012, pp. 187-216.
334
El sustrato geológico se caracteriza por el predominio de las calizas mesozoicas737
formando bloques rocosos que afloran con frecuencia en superficie, con tierras de
escasa fertilidad, sueltas y con una capacidad de drenaje alta, lo que proporciona una
gran consistencia al terreno y lo hace bastante apto para la instalación de los espacios
residenciales.
Llama poderosamente la atención la existencia de grandes acumulaciones de piedras
(majanales) que ocupan la mayoría de la superficie del yacimiento, estando formadas
por mampuesto de mediano y pequeño tamaño. En algunas de estos amontonamientos y
en sus bases, también se observan sillarejos de grandes proporciones. Sobre dichos
depósitos existen elevadas cantidades de cerámica738, con un predominio de los
fragmentos de tejas739 y, en menos medida, de vasijas de uso domestico como jarras
tinajas y ataifores entre los cuales la tónica dominante es la ausencia de vedrío en la
mayoría de los fragmentos. Sin embargo, destacan una serie de ataifores hemisféricos
con bordes exvasados al exterior y de sección triangular que poseen recubrimientos en
vedrío melado en su interior, cuya tipología y decoración asociamos con los siglos XIXII.
A diferencia de los montículos observados en el lugar de Murta, que forman
acumulaciones individualizadas, regulares y de un tamaño similar entre ellas, en los
Llanos del Concejo dichos cúmulos están con frecuencia corridos y no existe una
proporcionalidad entre aquellos que están individualizados.
Tenemos evidencias documentales suficientes de que fue uno de los ejidos que se
crearon en Monda en 1572, tras la sublevación y expulsión de la población morisca:
Un pedazo de biñas viejas, que está sobre el camino de Guaro, a la mano
izquierda zerca del dicho lugar, que será medio quarto de legua entorno, podría
quedar para dehesa, para sustentación de los ganados de labor, assi por ser las
dichas viñas mui viejas e ynutiles […] que todo terná hasta seis fanegas de
tierra740
737
Mármoles calizos con calcosquistos del Triásico superior (Andreo Navarro, 2007, p. 171).
Se han llegado a contabilizar hasta ochenta fragmentos cerámicos en un metro cuadrado.
739
Algunos de los fragmentos de tejas poseen decoración realizadas por los dedos en forma de sig-sag,
líneas continuas o impresiones digitales.
740
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 168.
738
335
En cuanto a la presencia de agua en las cercanías de dicha dehesa, existen noticias
contradictorias:
Que se podía hazer dehesa allí, e que es conveniente a esta villa porque tiene
zerca el agua741 […] porque un pedazo de biñas viejas perdidas que esta villa
tiene como dehesa, mui poco e no tiene agua742
En la actualidad, el suministro hídrico más cercano al yacimiento se encuentra en
arroyo Hondo, a unos quinientos metros de este y con un desnivel que supera los
ochenta metros.
De la documentación anterior podemos deducir que esta dehesa, al final del emirato
nazarí, probablemente estuviera dedicada al cultivo de viñas. Los pagos de “Viñas
Viejas” son también habituales en otras localidades al final del Medievo como en el
caso de la vecina Coín: en el pago de biñas viejas que alinda con Fernando Ortega y
con heredad de Albarracin y con el ryo Pereyla743, indicando ya la existencia de estos
pagos cuando los castellanos conquistaron el territorio a finales del siglo XV.
Asimismo, podemos conjeturar de que esta meseta ya había sufrido un proceso de
transformación con la limpieza del terreno para adecuarlo al cultivo de la viña y, que
por lo tanto, estos majanales ya empezaron a generarse al menos desde finales del
Medievo, tratándose de un proceso posdeposicional de origen antrópico.
El despoblado de Alcazarí. Se encuentra en el término municipal de Monda, a un
kilómetro de su actual casco urbano. Se ubica en un promontorio amesetado que destaca
sensiblemente sobre el resto del terreno y que está circunvalado parcialmente por su
lado E por el arroyo Alcazarí, y por el O por el arroyo Chico.
El sustrato geológico corresponde mármoles dolomíticos del Triasico medio744
generando un modelado con abundantes rocas superficiales que, en algunos puntos, y
probablemente debido a la erosión secular, se encuentran sin sustrato terrero superficial.
La meseta que corona el promontorio tiene forma ovalada con setenta metros de ancha
por ciento veinte metros de larga, ocupando una superficie aproximada de 8100 m² y a
741
Ibídem, p. 172.
Ibídem, p. 176.
743
AHPM, P-6598, s/f, 1551.
744
Andreo Navarro, Tomo II, 2007, p. 171.
742
336
una altura de 400 m snm. Creemos que el amesetamiento de esta colina responde a
factores antrópicos con el propósito de crear un espacio residencial y defensivo.
En 1980, antes de la construcción de una serie de edificaciones y en su cara E, eran
observables los restos de la primera hilera de un probable recinto murado que
circunvalaba todo el perímetro de la meseta. Estaba compuesta por sillarejos y
mampuestos que en algunos sectores eran de grandes proporciones. En la actualidad
solo se conservan algunas de estas hiladas en su vertiente O.
Sin embargo, en la ladera NE y en un terreno muy abancalado cubierto en la
actualidad con cultivos de almendros y olivos, hemos observado numerosos fragmentos
de cerámica con un predominio de tejas y, en menor medida, de vajilla de uso
doméstico. Nuestra hipótesis es que pudiera tratarse de un segundo espacio residencial,
ampliación del situado en la meseta, una vez que este quedo saturado por el crecimiento
demográfico. El estudio cerámico ha proporcionado una cronología similar para la
cerámica de ambos lugares, siempre teniendo en cuenta que el registro arqueológico es
superficial y no excesivamente abundante.
El topónimo procede de árabe -al qaṣr-, de al-qaṣrayn, dual de al-qaṣr. Nos orienta
de la existencia de un recinto murado de cierta importancia del cual no sabemos si
poseía torres defensivas. Hay evidencias suficientes de que este despoblado ya no
existía a finales del Medievo, en que solo se menciona como un terreno de olivares: y
otros dos olibos en Alcazarí en tierras de Arrapil745 […] un olibo en el río Alcazarí por
debajo del camino linde con el río746.
Como vimos anteriormente cuando estudiamos los sistemas de irrigación del valle de
Alpujata, el arroyo Alcazarí747 no mantiene el mismo nombre en todos los tramos de su
cauce cambiando dependiendo del sector por donde discurra. En la zona de montaña se
le denómina arroyo Marchar, en su tramo de huertas se llama de Alpujata, y de ahí hasta
745
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 208.
Ibídem, p. 218.
747
En el Apeo de 1572 se recoge ya esta denominación: Apeose otro pago de Pitalata que es en el dicho
termino de Monda que alinda con las biñas del pago de Atanor [...] y con el rio Alcazari. El pago de
Pitalata se encuentra inmediatamente por debajo del actual puente de la carretera Coín-Marbella. Apeo de
Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 261. Madoz también hace esta apreciación cuando afirma: El Alpujat
o Cazerin nace en el puerto del Alcornoque, jurisd. De Monda, de varios manantiales denominados
Marchar (Madoz, 1849, p. 515).
746
337
su desembocadura se le designa como Alcazarí. Esto podría indicar una ocupación tribal
distinta en cada tramo de este cauce durante el período medieval748.
La alquería de los Villares de Alpujata, situada por encima de la zona de irrigación,
era un espacio residencial diferenciado al que existió en la cercanía del pago de riego de
Pitalata, ya en el arroyo Alcazarí, todo ello para una temporización de probable origen
bajomedieval749. Sin embargo el despoblado objeto de nuestro estudio, a tenor de los
fragmentos cerámicos hallados, lo relacionamos con un asentamiento altomedieval cuya
toponimia ya existiría con anterioridad a la creación de estas zonas de irrigación.
Su ubicación podría tener también un carácter estratégico y de control territorial al
estar en las cercanías del antiguo camino de Coín a Monda que unía buena parte de la
subcuenca de río Grande con la zona costera de Marbella a través de los Llanos de Puzla
y el puerto de Ojén.
El despoblado del Castillejo o Ysnealcoçaybit. Se trata de un
ḥiṣn a una
considerable altura que tuvo asociado un reducido espacio residencial. La única
información documental que poseemos está recogida en el Apeo de Monda, cuando se
realiza el deslinde de su término municipal:
E desde la dicha mesquitilla ba derecho por la loma en la mano hasta
Ysnealcocaybit, que era alcarria bieja y la dicha alcarria se señala por otro
mojón750
La interpretación del topónimo fue presentada por Martínez Enamorado en varios de
sus trabajos751: Ḥiṣn al-Qusaybāt, con imēla plena Ḥiṣn al-Qusaybīt, donde el primer
término reproduce, con enmudecimiento de la <h> en la grafía castellana, el vocablo
inequívocamente árabe ḥiṣn y el segundo (con <ç>, no reproducida) puede responder
tanto al plural del diminutivo de Qasba (y de este étimo se deriva Alcazaba) como a
otro diminutivo plural, de Qasab ‘caña’ y derivados752, afectados en ambos casos por la
presencia de una imēla plena en la desinencia de un plural normalizado: –āt > īt.
748
El argumento de una organización original beréber de estos ríos podría reforzarse si se mostrase que
los cambios de nombre tiene lugar en puntos de ruptura topográfica, entre montañas y llanuras (Glick,
1988, p. 122).
749
Ordóñez Frías, 2014a, p. 184.
750
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 265.
751
Martínez Enamorado, 2003a, pp. 262 y 600. Martínez Enamorado 2009, p. 106.
752
Diferentes valores semánticos en Dozy, 1881 (1991), II, pp. 360-362.
338
Se ubicaba en la cumbre del pico Castillejo (1081 m snm), es decir en el punto más
alto de la sierra de Alpujata, ocupando una superficie aproximada de 4000 m². La
primera propuesta sobre su situación fue realizada también por Martínez Enamorado753.
Geológicamente destaca por el predominio de las peridotitas, integrándose en el
sistema de “Peridotitas de Ronda” que constituye el mayor afloramiento mundial, tipo
orogénesis, de esta roca754. Dicha geología es considerada a nivel edafológico como
“entisoles”755, es decir suelos geológicamente jóvenes con un desarrollo limitado que
exhiben propiedades de la roca madre. A nivel agrícola son terrenos improductivos, que
de hecho impiden el crecimiento de vegetación arbórea además de ser incompatibles
con un buen número de plantas756. Tradicionalmente han sido utilizados para la
extracción de leña para hornear, carboneo (coscoja y enebro) y una explotación
ganadera de caprino de bajo rendimiento que se basaba temporalmente en la bellota de
las coscojas, muy amarga para el consumo humano. Por lo tanto, pensamos que la
mayoría de la actividad agropecuaria básica para el sustento de estas comunidades se
realizaban en el pago de la Majada de la Corcha, distante unos dos kilómetros, que
posee tierras profundas, fértiles, compuestas por gneises y esquistos 757 y que, al menos
desde finales de la Edad Media hasta la actualidad, están cubiertas de bosque de tipo
mediterráneo en que predominaban los alcornoques:
Declaración de Albaro Hidalgo, medidor, de haber medido 50 fanegas de
monte que el Bachiller Serrana mandó dar a Bartolomé de Sepúlveda, alcaide de
Monda [...] y en “Pojata” en el alcornocal, 6 fanegadas758
A nivel superficial se percibe una serie de derrumbes compuestos por mojoneras de
mampuestos que probablemente formarían círculos defensivos. Pero este aspecto hay
que matizarlo ya que no en todos los sectores encontramos la misma densidad de
material diseminado sobre el terreno. En la zona S y SO estos restos murarios son más
evidente debido a la existencia de una orografía más suave, lo que habría generado el
753
Martínez Enamorado, 2003a, pp. 262 y 600.
Martín-Hernández, Osete López y France Belley, 2010, pp. 125-141.
755
Porta, López-Acevedo y Roquero, 1999, p. 523.
756
La existencia de metales pesados en su composición, además del olivino y piroxeno, hace que sean
incompatibles con numerosas plantas. La única vegetación de porte arbustivo que crece en estas
peridotitas son la coscoja (Quercus coccifera) y el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus). También
son frecuentes las aulagas (Genista triacanthos), bolinas (Genista umbellata) y espinos negros (Rhamnus
lycioides).
757
Andreo Navarro, 2007, Tomo II, p. 171.
758
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 815, p. 297.
754
339
reforzamiento de las defensas con la presencia de un muro que produjo dos importantes
derrumbes de mampuesto de mediano y gran tamaño. En las vertientes SE y E la
orografía es más abrupta, con fuertes desniveles, apreciándose escasos restos de lo que
podrían haber sido estructuras defensivas. Sin embargo, en la vertiente SE y en la parte
alta de la ladera, la concentración de materiales exparcidos se incrementa de forma
notable, con mampuesto de mediano y pequeño tamaña y con una fuerte concentración
de fragmentos cerámicos de tejas que probablemente correspondiera con el espacio
residencial. También hemos podido apreciar en su vertiente NO los restos de una
estructura rectangular que se puede identificar con un aljibe.
El campo visual que se percibe desde este punto es muy amplio. Abarca toda la hoya
de Málaga, buena parte de la serranía de Ronda, las sierras Canucha y Blanca, y de
Mijas, además de una franja litoral que iría desde San Pedro de Alcántara en Marbella,
hasta Fuengirola, incluyendo la visualización de las costas marroquíes en días
despejados. Por lo tanto, y como recogemos más adelante, podría haber jugado un
importante papel en el control de paso entre la costa y la hoya de Málaga, y de los
movimientos marítimos en los sectores de costa antes mencionados.
De especial importancia son los fragmentos cerámicos observados en niveles
superficiales, especialmente en los derrumbes de la vertiente SE, en que destacan los
ataifores melados en su totalidad con decoración de óxido de manganeso en su interior,
base con ripie poco pronunciado, borde quebrado y paredes divergentes con un ángulo
de apertura marcado. Otros fragmentos, relativamente abundantes, son aquellos que
poseen decoración en verde y manganeso, estilo decorativo de origen califal y que se
extiende también a las centurias siguientes (XI y XII). Las cazuelas son, sin duda, un
buen referente para aportar una aproximación cronológica. Los fragmentos observados
poseen cocción reductora con tipologías similares a las altomedievales y siempre sin
vidriar. Ahora bien, resulta evidente que con estos fragmentos cerámicos en niveles
superficiales fruto de una deposición secundaria, solo podemos realizar una
aproximación cronológica, que situamos, con las obligatorias y fundadas reservas, entre
los siglos X y XII.
También hay indicios de una actividad extractiva debido a la existencia de una
pequeña mina de hierro excavada sobre las peridotitas, apenas cincuenta metros por
debajo del espacio residencial. La existencia de algunos fragmentos cerámicos
340
relacionados con el período altomedieval, parece vincular esta explotación con el
poblamiento.
El cerro del Aljibe. Lo consideramos como un ḥiṣn que estaba dentro del término
municipal de Coín, sobre un promontorio elevado a unos 380 m snm. Ocupaba la cota
más prominente de un conjunto de sierras orientadas de O a E. Por su base, en su
vertiente S, existía un camino que se bifurcaba en dos ramales. El primero, comunicaba
Dakwān con la costa marbellí a través de Guaro-Monda-puerto de Ojén. El segundo, se
dirigía hacia Ronda por Tolox-Yunquera-El Burgo. En su vertiente N discurre río
Grande, existiendo también una importante vía de comunicación que conectaba la hoya
del Guadalhorce con Ronda. Por lo tanto, se trataba de un enclave estratégico similar a
Ardite con el que se alineaba parejo pero al otro lado del río, controlando toda la
subcuenca de río Grande y buena parte de la actual hoya de Málaga.
Se asienta sobre un sustrato geológico con un predominio de esquistos y filitas
terciarias y paleozoicas759que producen, mediante los agentes erosivos, un modelado
con pendientes pronunciadas y arroyos abarrancados en que, edafológicamente,
predominan los suelos pobres en materia orgánica y muy lavados por efecto de la
pendiente. En la actualidad la mayoría de su superficie está ocupada por cultivos de
olivos y almendros, junto con encinas y alcornoques dispersos o formando pequeños
bosquetes.
Este topónimo no figura en el repartimiento de finales del siglo XV y la primera
noticia que tenemos procede del “Diccionario” de Pacual Madoz:
Sigue el Cerro del Aljibe […] donde hay una cisterna que da origen a su
nombre, de tres baras cuadradas de entrada y de tal profundidad, que las
piedras que se arrojan no se perciben al caer, ni causan el menor ruido760
El ḥiṣn
ocupa una superficie aproximada de una hectárea formando una zona
amesetada, probablemente de origen antrópico, con una longitud aproximada de
doscientos diez metros de largo por noventa metros en su parte más ancha. Se distingue
759
760
Vadillo Pérez et alli, 2007, Tomo II, p. 183.
Madoz, 1849, p. 514.
341
una parte central761 en que, con frecuencia, aflora la roca madre y que esta cubierta en la
mayoría de su superficie por majanales lineales, es decir, amontonamientos de piedras
sueltas que probablemente constituirían los restos de la cerca muraria. La segunda zona
está a menos nivel que la anterior con una forma troncocónica irregular, teniendo como
límite el cambio brusco de desnivel
que marca la vertiente. Creemos que estas
diferencias de desnivel coincidiría con dos recintos murados, el superior a modo de
pequeña alcazaba y cuyos restos quedan reflejados en los derrumbes longitudinales que
aún observamos in situ y el inferior, que delimita todo el promontorio contemplándose
algunos lienzos no exentos, es decir adosados a la pared, formados en su totalidad por
mampuestos que oscilan entre los diez y veinte centímetros de alto, por veinte y treinta
y cinco centímetro de ancho, compuesto por esquistos que se disponen en hiladas
irregulares buscando la horizontalidad y que a veces están calzados con otras piedras de
menor tamaño. Estos restos murarios se adaptan a la configuración del terreno siguiendo
las curvas de nivel de forma sinuosa e irregular, sin formar ángulos, salvo en la zona
que consideramos la entrada al recinto, situada en su cara NE, en que se aprecia dos
muescas excavadas parcialmente en el terreno que servirían de arranque a dos bastiones
rectangulares, apreciándose también una mayor concentración de derrumbes. Era lógico
que la entrada se reforzara debido a que era el lugar más vulnerable del recinto, justo
donde la cordada de la sierra conectaba con el promontorio del cerro. La tercera zona,
también estuvo murada aunque parece separada y diferenciada del resto del
recinto762por lo que la hemos clasificado como un probable albacar.
Entre el primer y segundo perímetro defensivo, en la zona SE, se encuentra un rellano
que posee una elevada concentración de tejas763 y cerámica domestica, además de
algunas estructuras murarías que aparecieron en la excavaciones realizadas entre 1998 y
el 2000764. Podría ser el lugar donde se encontraba el espacio residencial, aunque según
la memoria de la intervención arqueológica la falta de constatación en las zonas
761
Hemos tomado, parcialmente, como base para esta descripción el informe de Juan Fernández Ruiz
(1985, pp. 136-137). Aunque mediante el trabajo de campo se ha observado algunos rasgos estructurales
que interpretamos de forma diferente a los que expresa el informe anterior.
762
Esta diferenciación la hemos establecido debido a que la puerta del recinto franqueada por dos torres
está al principio de lo que hemos clasificado como el albacar. Además de ser un espacio diferenciado al
del promontorio.
763
Según Juan Antonio Martín Ruiz, director de la actividad arqueológica de 1998, en el sector SE entre
el primer recinto murado y el segundo, se extrajeron ingentes cantidades de tejas, muchas de ella enteras o
semienteras, de composición tosca y decoración digital en zig-zag, ondulaciones o con la huella del dedo
pulgar. El material cerámico procedente de esta actividad arqueológica está en la actualidad en paradero
desconocido.
764
Fernández Ruiz, 2002.
342
excavadas de estratigrafía, ya que los depósitos documentados son revueltos765 hace
que mantengamos las consiguientes reservas. También se localizó los espacios de
enterramiento medievales en los Cortes II y III a extramuros y junto a la entrada del
recinto, con la aparición de tres tumbas excavadas en la roca766.
Es, hasta ahora, el único yacimiento en que se ha podido constatar una continuidad
poblacional que abarcaría los periodos íbero767, romano768 y andalusí, aunque como el
propio Fernández Ruiz afirma:
Se confirma, pues, una larga ocupación del Cerro del Aljibe desde época
prerromana. Queda por determinar la importancia de las ocupaciones
sucesivas, sin duda, la medieval resulta de mayor peso que en un principio
habíamos valorado769
De suma importancia es la aparición de un conjunto de monedas islámicas
constituidas por doce dírhams y fragmentos, en su mayor parte correspondientes a la
última etapa de la amonedación hammūdí como ilustra algunos ejemplares bien
conservados acuñados a nombre de Muhammad al-Mahdī770. Estos hallazgos vienen a
confirmar el uso monetario en al-Andalus como algo no exclusivamente urbano771,
además de aportar una interesante referencia cronológica sobre la presencia andalusí en
el cerro. La cerámica, como hemos visto anteriormente, también proporciona una
cronología relativa valiosa.
El despoblado de Pereila se encuentra en el término municipal de Yunquera, junto
al arroyo y fuente del mismo nombre, y a unos 940 m snm con una orientación SO. El
área de residencia se asentaba en un valle, sobre una pequeña llanura en la misma
cabecera del arroyo de Pereila, cauce que permanece seco la mayoría del año. Su
superficie no superaría la hectárea obteniendo su suministro hídrico de dos fuentes. La
primera y principal es la de Pereila que posee un caudal que no se agota, si bien está
sometido a las fluctuaciones estacionales en un terreno predominantemente kárstico. La
segunda o fuente de Arriba, está a unos ciento cincuenta metros de la anterior en la
765
Ibídem, p. 581.
Ibídem, p. 578.
767
Fernández Ruiz, 2000.
768
Fernández Ruiz, 1985.
769
Fernández Ruiz, 1998, p. 581.
770
Mora Serrano et alii, 2002, pp. 241-242, núm. Cat. 38-43.
771
Canto García, 1994.
766
343
misma cabecera del arroyo. No existe en la actualidad ninguna alberca o sistema de
almacenamiento salvo un pilón con la función de abrevadero de ganado.
Geológicamente existe un predominio de las dolomías del Triásico 772en que se
observa frecuentes afloramientos de la roca madre en un terreno edafológicamente
pobre, con un sustrato fértil de escasa potencia.
Aún son visibles, en la actualidad, abundantes fragmentos cerámicos superficiales
constituidos por tejas con decoraciones digitales y zig-zag, idénticas a las encontradas
en la mayoría de los lugares adscritos al período emiral-califal que se reparten por la
comarca. También son observables algunos fragmentos de ataifores melados en su
totalidad y con decoración en negro manganeso, además de pequeños trozos con vedrío
en verde y manganeso en piezas muy fragmentadas.
Creemos que este enclave tendría una eminente vocación ganadera dado la escasa
superficie de tierras de cultivo que posee el estrecho valle, poco desarrollo de los
aterrazamientos, además de la proximidad a sierra Cabrilla, cuyas pendientes comienzan
apenas a doscientos metros de la qarya y se elevan hasta los 1500 m snm. Hoy día
podemos observar varias cercas ganaderas colindante con el antiguo espacio residencial,
además de existir en las proximidades dos vías pecuarias que dan acceso a la sierra.
Alquería de Jorox (término municipal de Alozaina). Este despoblado es recogido en
el Avance del PGOU de Alozaina como despoblado de Jorox catalogándolo como
medieval773 . Los restos del principal núcleo poblacional de origen andalusí localizado
en el valle de Jorox se encuentran cercanos a la surgencia del río del mismo nombre,
apenas distante trescientos metros desde la toma de la acequia del Nacimiento, en la
margen derecha del cauce y en la parte alta de dicho valle, sobre una ladera. Se sitúa a
una altura de 530 m snm estando asentado sobre un sustrato geológico con predominio
de gneises, esquistos y filitas del Triásico inferior y del Paleozoico, y rodeado, casi en
su totalizad, por travertinos sobre parte de los cuales se asientan las terrazas destinadas a
una agricultura de irrigación.
En el lugar observamos la presencia de abundantes fragmentos de cerámica con
predominio de amorfos y, en menor medida, de bordes y bases, generalmente
772
773
Liñán Baena, Tomo II, 2007, p. 51.
PGOU de Alozaina, 2006, p. 93.
344
pertenecientes a vasijas de almacenaje (tinajas y orzas), cerámica de exposición al fuego
(marmitas y cazuelas), artefactos de presentación de alimentos (ataifores y escudillas) y
algunas jarras, teniendo todas estas tipologías, recubrimientos y decoraciones, una clara
adscripción altomedieval. También observamos una gran densidad de fragmentos de
tejas, cubierta de techumbres que comenzó a generalizarse con la presencia musulmana
en la Península.
Existe una gradación en la concentración de cerámica, siendo más abundante en las
terrazas bajas, es decir, las más cercanas a la acequia, disminuyendo de forma
progresiva a medida que nos acercamos a la zona superior que limita con los Tajos. No
se observó ningún tipo de estructuras superficiales, salvo los gruesos muros de
mampostería que sirven para contener las terrazas. La elección del lugar respondía a un
plan premeditado de los primeros grupos tribales que se asentaron en Jorox,
probablemente beréberes, en que estaban fuertemente condicionados por su relación con
los espacios productivos, en especial aquellos vinculados a los cultivos de irrigación.
No es casualidad que la alquería y una serie de pequeños predios relacionados con ella,
fueran limítrofes a la línea de rigidez que marca la acequia de los Bravos, ya que el
espacio de cultivo se mantuvo libre de estructuras de habitación para no interferir en los
procesos productivos.
Pero no fue solamente el factor productivo el exclusivo a la hora de la elección de
este espacio geográfico. Otros condicionantes, como el defensivo y de salubridad,
también debieron tener importancia. Así al poseer en su “espaldar” los Tajos, el acceso
desde la Mesa de Jorox era prácticamente imposible. También la instalación a media
ladera favorecía una amplia visibilidad del entorno. Su exposición SE facilitaba una
insolación adecuada; además los farallones de sierra Prieta la protegían de los vientos
septentrionales.
Las unidades de ocupación se estructuraban en una serie de terrazas escalonadas y
alargadas que se van estrechando a medida que asciende la ladera. Ocupaba una
superficie total de algo más de una hectárea y media. En las terrazas superiores, justo
con el límite de la vertical que las separa de la Mesa (meseta), hemos contabilizado
hasta diez abrigos calcáreos, todos ellos con signos claros de antropización. Algunas de
dichas oquedades tienen sus espacios interiores compartimentados en diversas zonas
separadas con muros de mampostería, alacenas excavadas en la roca, e incluso espacios
345
elevados y aplanados que podrían hacer las veces de habitaciones. Todas, sin excepción,
tienen huellas de tizne en las paredes, además de presentar en las áreas exteriores más
inmediatas a los abrigos, gruesos muros de mampostería que tendrían la función de
sujetar las terrazas, evitando una erosión excesiva de los accesos a las cavidades.
También se observa, en varias de ellas, cercas de mampostería al exterior que podrían
haber sido utilizadas, todavía en época contemporánea, como refugio de ganado. En
menor medida, algunas también poseen un cerramiento en buena parte de los vanos. Es
evidente que estos espacios no pudieron pasar desapercibidos para los pobladores de la
alquería que los utilizarían bien como lugar de refugio de ganado, zona de
almacenamiento, o incluso como espacio residencial, práctica que fue habitual durante
el Alto Medievo774.
El despoblado del Albar. Este paraje se encuentra dentro del término municipal de
Alozaina, en el partido rural denominado de los Peñones situado a dos kilómetros del
casco urbano, en la margen izquierda de la carretera A-354, dirección Casarabonela y en
una ladera.
Según Pocklington este topónimo deriva de la raíz árabe al-Bayda “lo blanco”, de la
cual proviene la palabra castellana albar “secano”775. También Chavarría Vargas
propone que “Albar” procede de una forma sustantiva del árabe ba‘l, secano776.
Geologicamente está compuesto por margas, arcillas y areniscas del Paleógeno con
abundantes resaltes de travertinos del Cuaternario777.
En 1979 Puertas Tricas realizó un estudio arqueológico en esta zona a la que
clasifico como el yacimiento de “los Hoyos de los Peñones778”. La dividió en tres
sectores. El primero o necrópolis, esta situado en la zona NE del paraje sobre unos
resaltes de travertinos. Forman un conjunto de ciento veintiuna tumbas individuales
excavadas sobre este sustrato y con una orientación predominante NE779. Sector de la
iglesia semi-rupestre en que se incluye una celda eremítica excavada en la roca apenas a
774
Cano Montoro, 2008.
Al-Bayda “lo blanco” con el probable significado de “tierra de secano” en vista a la asociación:
tierra blanca: tierra seca que asimismo originó el castellano albar “secano” (Pocklington, 2010, p. 159).
776
Chavarría Vargas, 1977, p. 22.
777
IGME, hoja 1052, Alora.
778
Puertas Tricas, 1982.
779
Ibídem, p. 262.
775
346
veinte metros de la actual carretera. Por último, lo que sería el espacio residencial
situado en ladera por encima de los resaltes rocosos y también con una orientación NE.
Dicho arqueólogo realizó una excavación de urgencia en la iglesia y un estudio
tipológico de las tumbas. Sin embargo, sobre los espacios residenciales no se efectuó
ningún tipo de investigación e incluso su ubicación parece que no estaba clara:
Al mismo tiempo puede sospecharse que el emplazamiento del poblado, más
bien pequeño, al que correspondería la necrópolis, estuvo en una zona llana y
próxima, indicada en los mapas780
Tras diversas prospecciones en el pago se ha localizado una suave ladera que cae de
forma brusca sobre los travertinos que albergan las tumbas. En esa superficie, que
calculamos de unas dos hectáreas, se acumula una gran cantidad de cerámica781,
destacando los fragmentos de tejas y ladrillos, así como determinadas tipologías de
ataifores hemiesféricos con o sin repié, melados en su interior y con decoraciones en
negro y manganeso que asociamos con el Alto Medievo y posiblemente también con el
siglo XI. Aunque más exporádicos, también suelen ser frecuentes las tipologías
cerámicas que relacionamos con el Bajo Medievo, tales como ataifores recubiertos en su
interior de vedrío verde esmeralda, con repié anular y de perfil quebrado, además de
determinadas casuelas en ala con vedrío melado en su interior.
El conjunto arqueológico se asocia con ambientes mozárabes, con una cronología
que abarca los siglos IX y X para las tumbas y la iglesia782. Sobre el espacio residencial
no se efectuó ningún tipo de intervención y por analogías comparativas también se
asocia con este período.
Las primeras noticias que poseemos sobre el lugar son recogidas en los
Repartimientos de Málaga:
780
Ibídem, p. 271.
En los puntos de máxima concentración pueden llegar a más de cuarenta fraagmentos por metro
cuadrado.
782
Ibídem, pp. 274 y 292.
781
347
Queda señalado para que los vezynos desmonten para tierra de lavor desde
el arroyo de la fuente Alvar e dende las tierras de pan que cupieron a Juan
Martín783
En las tierras de Sancho de Angulo, alcaide de Tolox, ovo cinquenta e tres
fanegas de senbradura, linderas con los montes que se dieron a los vezynos para
roça de pan, e con el montesyllo que está alinde, e con el arroyo de la fuente
Alvar784
Igualmente, también se menciona en el Repartimiento de Casarabonela ya en 1572:
Otra Fuente que se dice de Aixerra nasce en Tierra de Alonso Zuheile en el pago del
Albar785.
Según Puertas Tricas, su economía estuvo básada en una agricultura de secano, en la
ganadería, junto con una explotación de los encinares, en lo que parece que fue “de
estructura económica arcaizante786”. Sin embargo, mantenmos nuestras dudas al
respecto basandonos en la existencia de tres surgencias permanentes. La del Llano
Marcos y del Albar, inmediatamente por encima del área residencial, y la de los Hoyos
de los Peñones, por debajo del poblamiento. La primera y la última tienen albercas de
almacenamiento y zonas abancaladas. Aunque la extención del área irrigable no es muy
extensa, si podía tener un origen andalusí, aunque no podemos relacionarla de forma
categórica con ningún período determinado.
El despoblado de Loma Caballera. Fue un pequeño espacio residencial cuyo solar
se encuentra dentro del término municipal de Tolox, en las cercanías con el límite de
Guaro. Se situaba en la parte baja de una ladera cuando en esta se produce un
incremento del grado de pendiente, quedando en un saliente relativamente escarpado a
modo de balcón y cercano al cauce de río Grande. Ocupaba una superficie aproximada
de unos 3000 m².
Poseía una orientación SO y una altura de 230 m snm. Su base geológica está
constituida por conglomerados y arcillas del Eoceno (Terciario)787. Es el único
783
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 250v, p. 458.
Ibídem, fol. 252v, p. 461.
785
Los Repartimientos de los moriscos de Casarabonela, ed. Gómez Armada y Martínez Enamorado,
2014. fol. 209v, p. 148.
786
Puertas Tricas, 1982, p. 292.
787
IGME, 1978, hoja 1051, Ronda.
784
348
yacimiento que se encuentra sobre arcillas en las llanuras alomadas de la Jara
clasificada por algunos investigadores como un desierto poblacional debido a la
dificultad del tránsito y a los problemas que plantea la cimentación de los habitáculos
como consecuencia de las dilataciones y contracciones que se producen en el terreno
debidas a la lluvia y a la insolación.
Se situaba justo por encima de la acequia de la Millana (Tolox). Ello nos induce a
pensar que en su economía podría haber tenido importancia la agricultura de irrigación.
Sin embargo, sabemos que dicha acequia en su recorrido inicial, ya existía en la primera
mitad del siglo XVI788, con un probable origen Bajo Medieval, y que el último tramo de
canal, que corresponde con la zona del despoblado, fue de creación moderna789 por lo
que podemos considerar que dicha actividad económica era inexistente o minoritaria
para el período altomedieval. No obstante, la cercanía al cauce de río Grande debió
tener importancia en cuanto a que proporcionaba un suministro hídrico para el consumo
humano y ganadero.
Su hallazgo corresponde a la Universidad de Málaga en el marco del proyecto de
investigación sobre río Grande790, aunque dicha Universidad incluye el yacimiento
dentro del período romano. Melero García, en un trabajo realizado para el ayuntamiento
de Tolox relacionado con su PGOU, prospectó el lugar identificando materiales
cerámicos con tipologías relacionas con el emirato y califato, tales como trilobulados,
candiles de piquera y cocciones reductoras generalizadas.
El ḥiṣn y alquería de Ardite. El ḥiṣn se edifico en la misma cúspide del
promontorio del mismo nombre, en una estrecha y alargada meseta que se aplano
parcialmente para ubicar el recinto, y una altura de 459 m snm. Es de reducidas
dimensiones con unos treinta metros de largo por catorce metros de ancho en su parte
más amplia, formando un rectángulo algo irregular. Se observan los derrumbes de
antiguas estructuras murarías que estuvieron formadas por mampuestos de diferentes
tamaños, conservándose intacta en algunos sectores la primera hilada de la cerca, junto
con determinadas zapatas que servían para reforzar la cimentación de los muros. Dichos
muros protegían los francos O, N y E, ya que la zona S poseía una serie de barrancos
788
López García, 2012, p. 205.
Estas afirmaciones la hemos deducido a partir de la observación y de la aplicación de los principios de
la arqueología hidráulica. Se aprecia con nitidez que este tramo de acequia es un añadido y por tanto una
ampliación posterior en el tiempo a la acequia de la Millana.
790
Márquez Romero et alii, 2001, pp. 41 y 43.
789
349
que la hacían inaccesible. También se aprecia, dentro del recinto, dos pequeñas
estructuras que podrían estar relacionadas con habitáculos. En el punto más elevado de
dicho ḥiṣn se observa lo que parece el arranque de una torre cuadrangular de pequeñas
dimensiones y que aún existía a finales del siglo XV cuando se menciona en el
Repartimiento de Málaga “fasta la dicha atalaya de Ardite” 791.
Su sustrato geológico está constituido por calizas y margas del Mesozoico792, con
frecuentes afloramientos de la roca madre provocada por mantos de corrimiento
generado por las precipitaciones.
El material cerámico superficial es muy escaso y compuesto, básicamente, por
algunos fragmentos de vasijas de uso doméstico (jarras y alcadafes). Sorprende la total
ausencia de tejas que, junto con su reducido tamaño, parece indicarnos que se trataba de
un ḥiṣn-refugio o una atalaya de vigilancia que se utilizó de forma esporádica y que no
tuvo un espacio residencial permanente.
Hay que destacar el gran valor estratégico de este cerro, gemelo con el del Aljibe,
que sobresale en una zona de suaves ondulaciones denominada la Jara, dominando un
amplio campo visual en que destacan las comunicaciones en la margen derecha de río
Grande (antiguo camino Coín-Tolox-Yunquera-El Burgo-Ronda), y por la margen
izquierda la ruta que iba de Coín a Ronda por el antiguo vado de Casarabonela y la
Jara793.
El único suministro hídrico existente en la cercanía de la fortaleza es la fuente de la
Rehumbrosa que se sitúa por debajo del denominado peñon de la Reyerta, apenas a
ochocientos metros de distancia del ḥiṣn, pero con un fuerte desnivel entre ambos. En el
dicho lugar existía una serie de pequeños bancales dedicados a cultivos de irrigación
hoy día desaparecidos absorbidos por la vegetación del humedal.
791
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 11, p. 25.
IGME, 1978, hoja 1052, Alora.
793
Otro trance desde el camino de Caçarabonela e el camino que va a tierra llana (la Jara) (Los
Repartimientos de Málaga , ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 119, p. 248); Suertes de las tierras de pan de
secano de la dezmería de Coin en el pago de la Xara en los traços del cerro del Judio y en el que se hizo
desde el camino queba de Coin a Cazarabonela y en el cerro del Sordo (AHPM, P-5492, 1572, s/f); Una
bega de riego en el termino desta billa en el pago de las Mesquitillas que tendra VI hanegadas de cuerda
poco mas o menos a la pasada de Caçarabonela en el rio Grande (AHPM, P-5492, 1572, s/f).
792
350
Para 1493 debería de llevar un largo período abandonado ya que dicha fortaleza y su
antiguo alfoz no se mencionan durante la guerra de Granada, ni en las incursiones
castellanas realizadas en la comarca durante los siglos XIV y XV.
Sobre la alquería, las primeras noticias que poseemos proceden del siglo XII en que
según Yāqūt794 se instalaron miembros del linaje norteafricano de de los banū Ŷarāwa, a
tenor de lo transmitido sobre el nacimiento en el lugar de un gramático que portaba esa
nisba clánica795. A finales del siglo XV también se hace alusión a una “aldea vieja” que,
probablemente, coincida con la dicha qarya de Ardite:
E de allí buelve el arroyo abaxo hasta el aldea vieja do está un mojó, que
asy mesmo va partyendo con las tierras de Garçi Fernandes e de allí buelve por
unos riscos arriba hasta el mojón do parte Tolox e Guaro e Aloçayna, e de allí
buelve aguas vertientes partyendo con el término de Tolox e Aloçayna hasta
bolver al pennon primero do començó el dicho deslindamiento de la dicha
dehesa796
Sin embargo en 1871 Tomás López en su “Diccionario” nos dice:
Y saliendo del sentro a las dos leguas y media, hacia el mediodía, sobre la
línea meridional a una legua de Tolox, se hallan vestigios de un poblamiento no
muy pequeño, más largo que ancho, extendiéndose a lo largo de ella por la
misma línea meridional próxima a una fuente que llaman la de Ardite, de lo que
sin violencia se infiere que esta población antiguamente se llamaría
“Archite”797
Probablemente esta observación es errónea ya que, como dijimos anteriormente,
creemos muy improbable que en la cúspide del cerro existiera una zona residencial
permanente y de una cierta entidad, debido al reducido espacio físico existente y la baja
densidad de material cerámico.
En el momento actual, y pese a varias prospecciones realizadas en la zona, no hemos
hallado indicios de lo que podría haber sido la qarya de Ardite.
794
Yāqūt, Mu‘ŷam al-buldān, I, p. 208; trad. p. 65, nº 11.
Martínez Enamorado, 1995, pp. 231-232.
796
Los Repartimientos de Málaga ed. López de Coca, 1977, p. 20.
797
López, T, 1871, fol. 39. La información sobre la ubicación del poblamiento se la proporciona a Tomás
López el párroco de El Burgos, Francisco Martínez Riscos, en respuesta al cuestionario que le había
planteado el geógrafo real.
795
351
El despoblado del Barranco del Moro. Está situado en la pedanía de la sierra de
Gibralgaria798 perteneciente en la actualidad al término municipal de Cártama, aunque
muy cerca del límite con Coín, en cuya vertiente se encuentra dicho barranco que da
nombre al emplazamiento. Se ubicó en la cordada de un cerro con una orientación NOSE y a una altura de 320 m snm. La perspectiva que posee el lugar sobre su entorno es
de gran amplitud, con una visión directa de los ḥuṣūn de Ardite, al NO, Almenqueire, al
SO y Castillejo, al S. Domina, por lo tanto, la práctica totalidad de la subcuenca de río
Grande. En su franco orientado al NE y E, y muy próximo al yacimiento, se encuentra
una serie de elevaciones que forman el núcleo principal de la “cordillera” de
Gibralgaria.
Es uno de los espacios residenciales de dimensiones más reducidas con apenas 2000
m², y cuyas referencias se han tomado calculando la extensión que ocupa la cerámica a
nivel superficial, método habitualmente utilizado en la mayoría de los yacimientos
estudiados en este trabajo. Abundan los fragmentos de tejas con impresiones digitales
además, y en menor medida, también las vasijas de servicio de mesa y tinajas.
A nivel geológico existe un predominio de las filitas, composición de origen
metamórfico que produce un modelado con escasos abarrancamientos, aunque su
posición elevada le hacía fácilmente defendible salvo por su sector NO, con accesos
más alomados, no observándose ningún tipo de estructura defensiva.
Su economía se debió sustentar en el pastoreo, una agricultura de secano que tendría
su base en la cercana llanura de la Jara, y la silvicultura que estaría basada en el extenso
encinar que existió hasta principios del siglo XX en la zona. El suministro hídrico más
cercano se encontraba en la fuente de la Alcubilla799 a unos cuatrocientos metros en
dirección SO y con un acceso alomado desde el poblamiento.
7.1.2.- Asentamientos en ladera
Vamos a enumerar un conjunto de alquerías con una serie de características comunes
que las diferencian de forma evidente del poblamiento altomedieval tratado
anteriormente. Son espacios residenciales ubicados a media ladera, con un “espaldar”
que está en sentido contrario del acceso a la zona residencial y más elevado que esta,
798 Del árabe ŷabal al-ālya; monte alto (Rosas Fernández, 2008, Vol. I, p. 436).
799 Ídem.
352
además de un “frontal” o desnivel acusado inmediatamente anterior al poblamiento y
con frecuencia franqueado en sus laterales por arroyos que también sirven como
espacios delimitadores y en ocasiones como accidentes naturales que dificultan el
acceso a los espacios residenciales. Estas características muestran que su localización
espacial respondía a una estrategia planificada en que el factor defensivo, junto con la
cercanía de los espacios productivos, tenía una gran importancia. Dichos espacios de
cultivo no estaban, generalmente, a una distancia superior a quinientos metros de las
zonas residenciales. Además, la mayoría de ellos conservan, aún en la actualidad, resto
de lo que podrían haber sido torres-alquerías o casas fuertes800, no siendo frecuente la
existencia de perímetros murados. Otro factor importante es que, habitualmente, estaban
en las cercanías de caminos importantes que formaban una estructura radial de viales
que tenía como centro a Dakwān.
Muy cerca del actual casco urbano de Alozaina se encontraba la alquería de los
Vallecillos. Se trata de una de las mayores qurà del período bajomedieval, de acuerdo
con los fragmentos cerámicos de época almohade-nazarí que allí se observan. Ocuparía
una extensión de, al menos, tres hectáreas. Como será una característica común en los
asentamientos bajomedievales de la comarca, se ubica en una ladera delimitada por dos
arroyos, con un frontal o zona de acceso a la alquería que posee un acusado desnivel, y
con un espaldar o sector trasero también de orografía abrupta que dificultaba el acceso
al núcleo poblacional. Poseía una orientación SE y una altura de 420 m snm.
Geológicamente está compuesta por un sustrato de micaesquisto y filitas del
Paleozoico y Triásico801 respectivamente, con niveles superficiales que se caracterizan
por la abundancia de lajas de diversos tamaños, en un suelo cuyo transito en periodos de
precipitaciones es bueno debido a su permeabilidad, además de poseer una orografía
poco abarrancada.
La primera noticia sobre la alquería está fechada en 1499: Medida de otro tranzón
que se llama alquería de Barrasa que se repartió […] otra suerte yendo por el camino
de Yunquera lindando con Barrasa802
800
Fábregas García y González Arévalo proponen que más que servir de refugio a la población de las
alquerías tendría la función de acogida y almacenamiento de los excedentes vinculados a espacios
productivos, agrícolas y ganaderos (2015, p. 74).
801
Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 51.
802
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 813, p. 295.
353
También se hace referencia al mismo lugar en un protocolo notarial de mediados del
siglo XVI:
por esta carta que arrendo doy en arendamyento a vos Hernando Alatar e
Pedro Danin vecinos de Tolox que estays presente una haça de tierra que se
dize haza de la alcaria que es de la dicha señora dona Ysabel803
Tres son los sectores de irrigación aledaños a la antigua alquería. El primero, se
encuentra en la parte superior del antiguo espacio residencial. El suministro hídrico
procede de una mina hidráulica cuyas aguas se almacenan en una pequeña alberca
cuadrangular que riega aproximadamente unas dos fanegas. El sistema posee una
estructura ortogonal, con bancales ordenados de forma regular y ramales de riego de
morfología geométrica, por lo que conjeturamos que pudiera tener un origen modeno.
El segundo, se ubicaba en el arroyo situado al S del poblamiento, más profundo y
ancho que el emplazado al N. En dicho arroyo se realizó una captación hídrica que
proporcionó una microhidráulica de gran interés que aún hoy día conserva, en estado
fosilizado, una mina-aljibe804 y una pequeña alberca, junto con una serie de estrechas
terrazas de cultivo805. Es un sistema de tipo ma‘ŷil806compuesto de una captación
hidráulica y una alberca que distribuye el agua entre las diferentes terrazas. Tiene la
particularidad de que la línea de rigidez, junto con el área de irrigación, no se
encuentran por debajo de la zona residencial, sino en el lateral de esta, ambas separadas
por el cauce del arroyo. Por último, el tercer sector estaba por debajo del espacio
residencial, junto al arroyo de los Valles, donde existía también una serie de terrazas de
cultivo que han estado en uso hasta la década de los noventa del pasado siglo y que
fueron destruidas y sustituidas por una planta industrial. Esta última zona obtenía los
aportes hídricos del arroyo de los Valles y de un qanāt que solo conserva el pozo
vertical de captación.
Su estratégica situación corresponde con el cruce de caminos que comunicaban la
actual hoya de Málaga con Ronda y la subcuenca de río Grande. Mantenemos la
803
AHPM, P-4118, fol. 315, 1543.
Esta estructura está compuesta por una mina hidráulica que ha sido acondicionada para hacer las veces
de aljibe de almcenamiento. Uno de los tramos de este aljibe esta abierto al exterior para que la población
pudiera obtener suministro hídrico. El boce de la mina-aljibe era canalizado por una galería que
desembocaba en la pequeña alberca. Esta estructura esta recogida en el Anexo I de este trabajo, cuando se
muestra las imágenes de la alquería de los Vallecillos.
805
Marmolejo Cantos y Ordóñez Frías, 2013, pp. 88-95.
806
Martínez Enamorado, 1999, p. 662. Navarro Romero, 1995, pp. 365-378.
804
354
hipótesis de que todos estos predios, dentro de un período tardonazarí, formaban una
estructura poblacional de tipo hārat, donde Alozaina ocuparía el nivel superior en la
jerarquía constituyéndose como lugar de refugio y centro económico y administrativo.
Este tipo de núcleo fortificado es definido por Malpica Cuello 807 como enclave de doble
recinto amurallado, con castillo y poblado. En segundo lugar en la escala jerárquica
estaría la qarya de los Vallecillo. Por debajo de esta existía una serie de diseminados
menores como serían los casos del Apeadillo, Loma de la Torre o el Matenil808.
Este despoblado no está registrado en la Memoria Informativa del Avance del PGOU
de Alozaina, ni en la base de datos del IAPH. Se descubrió al observarse abundante
material cerámico en la cuneta de la carretera que va desde Coín a Alozaina, ya cercano
a este último municipio. Dicho hallazgo fue comunicado por Marmolejo Cantos y por
Ordóñez Frías al ayuntamiento de Alozaina mediante registro de entrada nº 689 de
agosto del 2012. La cerámica también tiene características que se asemejan a las
tipologías y decoraciones bajomedievales.
En la cuenca media-alta de río Grande y apenas a un kilómetro por debajo de la
alquería de los Vallecillos, se ubicaba los Majanales Bajos. Estaba situada a unos
novecientos metros de distancia del río y a unos ciento diez metros de desnivel con
relación a su cauce. Su altura máxima es de 370 m s nm. Se encuentraba en el partido
rural de los Majanales perteneciente al municipio de Tolox. Se emplazó sobre una zona
de ladera alomada, con pendiente moderada, en la que se crearon diversas terrazas
escalonadas donde se ubicó la zona residencial. También estaba delimitada en sus
laterales por dos arroyos, siendo el de su lado izquierdo el más marcado. Su parte NE
está formado por el “espaldar” zona muy abrupta constituido por fuertes desniveles que
se han formado por la acción erosiva de río Grande. Ocupaba una superficie aproximada
de una hectárea y media, poseyendo una orientación SE.
Por su parte superior transcurre un carril que en la práctica separa dos áreas
residenciales con registros arqueológicos diferentes. La primera de ellas sería los
Majanales Altos que se sitúa en la zona media-alta de la ladera, prácticamente
encastillada, formando terrazas en un terreno que posee un desnivel acusado y, por lo
tanto, ha sufrido un proceso de erosión intenso. Su registro arqueológico lo vinculamos
807
808
Malpica Cuello, 2011, pp. 106-107.
Memoria Informativa del Avance del PGOU de Alozaina, 2006, pp. 108, 120 y 124.
355
con el Alto Medievo, poseyendo una cerámica realizada a torneta y torno, con gruesos
desgrasantes, cocción reductora y sin poseer ningún tipo de vidriado. La segunda, la
denominamos los Majanales Bajos, ocupando la parte media y baja de la ladera, en
donde los fragmentos cerámicos están relacionados con niveles almohades y nazaríes.
En las terrazas más altas de los Majanales Bajos existen grandes acumulaciones de
mampuestos. Creemos que pudieron pertenecer o los restos de las viviendas que
formaron el poblamiento medieval y que, ya en época moderna, fueron reutilizados
como parapetos de contención de los diferentes bancales.
Su geología está compuesta por conglomerados, brechas, areniscas y margas
terciarias809, aunque a nivel superficial predominan los micaesquisto y, ya en su parte
inferior, las areniscas y arcillas.
Probablemente estuvo relacionada con una agricultura de irrigación que se asentaría
sobre el actual partido rural de la Millana (Tolox), separado de allí apenas un kilómetro.
La acequia que suministra agua a este sector procede de la margen izquierda de río
Grande, y tras pasar el molino de la Millana, regaba quarenta y seis arançadas de
tierra de riego de otro género, questá en la campiña, entre las tierras de secano de
lavor de pan, en las riveras de los rios810. No tenemos la certeza de que esta superficie
de irrigación tuviera un origen andalusí ya que las evidencias documentales de su
existencia constan desde la primera mitad del siglo XVI. Tampoco descartamos un
suministro hídrico procedente del arroyo Izquierdo para un reducido perímetro irrigado
en la parte inferior del asentamiento. Posee restos de una estructura defensiva tipo casafuerte o torre-alquería en la zona más elevada de los Majanales Bajos.
Hasta el 2011 este asentamiento era totalmente desconocido, siendo comunicada su
situación al ayuntamiento de Tolox por el autor de este trabajo mediante informe
fechado en septiembre del 2011. En la actualidad no figura en la base de datos de IAPH.
Cerca de este último lugar, se situó los Villares de los Caserones de Bolixes,
también en término municipal de Tolox. Se situaba en la margen izquierda del río
Almozara811, apenas a quinientos metros de distancia de su desembocadura con río
Grande y muy cerca del partido rural de la Millana. Ocuparía una superficie aproximada
809
IGME, hoja 1051, Ronda.
Apeo de Tolox, Libro de Población, Libro 6801, fol. 66v, ed. López García, ep.
811
El estudio de este topónimo y el de Bolixes en López García y Martínez Enamorado, ep.
810
356
de dos hectáreas. Estaba a pie de un cerro extendiéndose por su ladera media-baja,
colindante, por su parte inferior, con la acequia de Bolija que recorre la margen
izquierda de dicho río. Su orientación es SE. A nivel geológico está asentado sobre un
sustrato de conglomerados, filitas y esquistos del Paleozoico812. Se situaba a una altura
de 250 m s nm.
Hay evidencias que parecen confirmar la existencia de una agricultura de irrigación
que ocupaba un lugar importante en su economía. En primer lugar, el espacio
residencial se encontraba justo por encima de la línea de rigidez que marca la acequia de
Bolija, respondiendo a los esquemas ya constado por diversos investigadores de
poblamiento-espacios de cultivo813. En segundo lugar, por el trazado de la acequia
madre y de los diversos brazales secundarios con forma periforme en su perímetro y con
estructura arborescente en su esquema interior814. Esteban López, en su trabajo sobre la
hidráulica de origen andalusí en Tolox, nos describe una serie de sectores agrícolas que
probablemente pertenecerían, en el período medieval, al ámbito económico de la
alquería:
La presa llamada de Boliges, también en la ribera izquierda, regaba hasta
nueve fanegas de moriscos. Ya cerca de Río Grande otra represa que regaba
una fanega de los Mogaveres y los Garofes. Y aún se hacían otras dos represas:
la una para regar una fanega de tierra de los Mogaveres, y la otra, llamada de
Haor Alamos, con la que se regaba cuatro fanegas de moriscos815
Al igual que la mayoría de los espacios residenciales estudiados, estaba delimitado
en sus laterales por dos arroyos, siendo el de su izquierda poco marcada, y mucho más
pronunciado y abarrancado el de su derecha. Su nombre proviene del Apeo de Tolox, en
el que se alude a la existencia de unos caserones en estado de ruina que probablemente
fueran restos de habitáculos de la antigua alquería:
Otro pedaço de tierra en los caserones de Beliges de Baltasar de Sepúlveda
que hará ocho fanegadas y en ella cuarenta pies de olivo que alindan con
812
IGME, hoja 1051, Ronda.
Barceló Perelló, 1989, p. XXVI.
814
Esquilache Martí, 2011, p. 5.
815
López García, 2012, p. 204.
813
357
tierras de Juan Benoçaire el viexo e de Diego Xate e camino que va Aloçaina y
las viñas de dicho campo816
En el siglo XVIII no quedaban restos de estructuras emergentes en el lugar:
A el oriente desta villa como a quarto y medio de legua por la línea (7) sobre
la orilla semptentrional del río que baja della en un olibar que oy es capellanía
de Don Salbador de Aller y Merchán se halla un despoblado que aun oy
conserba (fol. 236v) el nombre de los Villares. Parece según los vestijios y
fragmentos de piedras teja y ladrillo que por allí se descubren que su suelo era
como de 4 a 5 fanegas de tierra. Todo este sitio está cubierto de los referidos
fragmentos pero sin notarse simientos pared ni otra parte de algunos de los
edificios que contendrían […] Parece que sería pueblo de poco más de cien
vecinos817
Está parcialmente destruido por dos carriles. El primero pasa por su parte inferior, es
decir por la zona más cercana al río. El segundo fue realizado en su parte superior para
la colocación de una torreta eléctrica. En el talud generado por el primer carril se
observa numerosa cerámica en que son frecuentes los fragmentos vidriados y tipologías
que asociamos con el período bajomedieval.
El despoblado de las Breñas también está dentro del actual término municipal de
Tolox y en el partido rural del mismo nombre. Estaba situado en una ladera en la
margen derecha del arroyo de las Viñas, cercana a su cabecera, en un terreno montano,
abrupto y de desniveles pronunciados.
Se asentaba sobre un sustrato geológico con predominio de filitas, esquistos y
conglomerados del Paleozoico, formando un terreno bastante compacto y poco
abarrancado a pesar del grado medio-alto de pendiente que predomina en las laderas que
están en la margen derecha del arroyo, en la zona donde se encuentra el espacio
residencial. Alcanza una altura máxima de 390 m snm poseyendo una orientación NO.
Parece que en su ubicación fue determinante la existencia del Nacimiento, surgencia
cuyas aguas aún se recogen en una alberca rectangular regando, en la actualidad, unas
cinco fanegas de tierra que forman una serie de terrazas escalonadas, las cuales tienen
816
817
Apeo de Tolox, Libro de Población, Libro 6801, fol. 69v, ed. López García, ep.
AMM, BN 3/129, fol. 236.
358
como límite inferior el cauce del arroyo. El espacio residencial parece que fue de
pequeñas dimensiones, alrededor de 4100 m², a tenor del perímetro de la cerámica
superficial registrada y que relacionamos también con el Bajo Medievo.
No existe ninguna referencia sobre este yacimiento ni en fuentes documentales ni en
registros oficiales actuales.
La alquería del Nacimiento de río Grande. Está situada en las cercanías de la
surgencia de Zarzalones (Yunquera), lugar del nacimiento de río Grande. El espacio
residencial se encuentra en la parte baja de una pronunciada ladera sobre un resalte de
travertinos por encima del punto de unión de río Grande con el arroyo Hondo. El
primero la delimita por el O, mientras que el segundo lo hace por el E. Al N esta el
“espaldar” promontorio que se eleva unos seiscientos metros sobre el poblamiento.
Dicho espacio de hábitat está perfectamente delimitado por un zócalo de travertinos
adecuado por el hombre que lo allanó en dos niveles creando estructuras de viviendas
tanto excentas, como excavadas en la piedra. Otra de sus particularidades es que los
espacios de irrigación están por encima y en los laterales de la zona de habitáculos, y no
por debajo. Seguramente se aprovecho para edificar esta zona estéril para la agricultura.
En el frontal orientado al S, aún es visible una estructura muraría que aparentemente
rodeaba todo el espacio.
A nivel superficial, se observa abundantes fragmentos cerámicos con tipologías que
abarcarían desde el siglo XIII hasta el período moderno y contemporáneo debido a que
este espacio estuvo en uso hasta mediados de 1950.
La principal fuente de riqueza provenía de una agricultura de irrigación que tenía su
toma en la fuente Alta y en el arroyo Hondo, con una superficie que en la actualidad se
aproxima a las cuatro fanegas.
Posee una orientación SE y una altura de 400 m snm. En el plano geológico se trata
de una zona de contacto con un predominio de los miscaesquistos del Paleozoico con
intrusiones de dolomías del Triásico818. A nivel superficial abundan las ofloraciones de
travertinos.
818
IGME, 1972, hoja 1051, Ronda.
359
Pero quizá una de las alquerías mejor conservadas de toda la Subcuenca sea la
Alcaría de Guaro, hasta el año 2011, un enclave arqueológicamente ignoto819. Estaba
situada en el partido rural del mismo nombre en término municipal de Guaro, a unos mil
seiscientos metros de distancia de río Grande, en su margen derecha y a ciento veinte
metros de desnivel sobre su cauce, poseyendo una altura de 320 m snm. Su relevancia
estriba en que posee un estado de conservación excelente debido a su geología
metamórfica (filitas y esquistos820) y a una moderada pendiente que han evitado una
erosión excesiva. Igualmente, hay que atribuir esa preservación por mantenerse en la
zona los usos de cultivos agrícolas tradicionales poco agresivos con el medio. Además,
no existen infraestructuras de importancia en la zona que pudieran dañar los niveles
arqueológicos y solo el camino denominado de “la Alquería” circunvala parcialmente su
parte inferior sin causar, aparentemente, daños importantes. Su área de residencia
ocupaba una extensión aproximada de una hectárea y media, con una orientación NE.
Tiene una ubicación en ladera delimitada por dos arroyos que hacen las veces de
sistema defensivo natural, a la vez que de suministro hídrico para sus habitantes. En su
parte N posee como límite el “espaldar”, zona abrupta excavada por el arroyo Gaimón,
prácticamente inaccesible. Su cara S se abre hacia el río, aunque aprovecha, en su
límite inferior, un brusco cambio de desnivel que actúa como defensa natural. La zona
residencial, a su vez, se divide en tres terrazas escalonadas: la superior o de los
Ataifores, la terraza Central, donde existen vestigios de una probable casa-fuerte, y la
terraza Inferior. En todas ellas se han observado abundantes fragmentos de cerámica,
pero sobresale de forma notable en la terraza de los Ataifores, con densidades superiores
a 70 fragmentos por m² en la mayoría de su superficie, donde la cerámica relacionada
con las tipologías de exposición al fuego y de servicio de alimentos es especialmente
cuantiosa, por lo que podría tratarse del sector que estuvo más densamente poblada
dentro del espacio residencial de la alquería. Decoraciones y tipologías cerámicas la
relacionamos con el período bajomedieval.
En el arroyo de su margen izquierda y en su mismo lecho, se ha localizado un
conjunto hidráulico que se compone de un azud adosado a un aljibe. De este último
salía una línea de atanores, parcialmente conservada, que se dirigía hacia el espacio
residencial en donde probablemente existiría una estructura de almacenamiento. Dado la
819
820
Ordóñez Frías y Marmolejo Cantos, 2011.
IGME, 1972, hoja 1051, Ronda.
360
escasa vertiente que posee el arroyo y el pequeño diámetro de los atanores, pensamos
que podría tener una finalidad más relacionada con un suministro hídrico para el
consumo doméstico que con el abastecimiento para una agricultura de irrigación.
Apenas a cien metros del arroyo O que delimita el espacio residencial y ligeramente
más elevado que este, existe una estructura compuesta por grandes sillarejos y
mampuestos que rodeaba un pequeño promontorio. Se conserva en la actualidad parte
del perímetro con la primera y la segunda hilada que estaban trabadas en seco, sin
ningún tipo de mortero. Relacionamos este recinto con un probable albacar que podría
tener la función, no solo de refugio ganadero, sino de incluso resguardo de la población
en caso de incursión importante ya que, como hemos visto, el poblado solo poseía una
casa-fuerte o torre-alquería de pequeñas dimenciones.
Por encima de las terrazas se ha localizado la estructura de una probable torre-atalaya
de planta cuadrangular y con algunos lienzos que pueden llegar a los dos metros de
altura. Su fábrica es de mampostería con las esquinas reforzadas con sillarejos.
Creemos que su principal recurso económico estaba relacionado con una agricultura
de irrigación cuyo suministro hídrico provenía de las aguas de río Grande mediante el
canal denominado actualmente como la acequia de Guaro. Tenemos algunos
testimonios recogidos en el Apeo de Guaro (1572) que nos hablan de huertas en manos
moriscas y que probablemente tuvieran, al menos parcialmente, un origen andalusí:
de monte baxo en el pago de Liguax dezmería de la dicha villa de Guaro de
las cuales se hizo una suerte cortando el camino que pasa de Tolox para Coin,
lindando con la cavezada alta con el padron que atraviesa por entre las dichas
tierras é viñas del dicho pago, é por la cavezada baxa con las vegas de Río
Grande, é por un lado con suerte de las dichas tierras que cupo a andeser
obligados de alzar asu Costa821
Apenas a cien metros del cauce de río Grande se sitúa las Barrancas de Tomás en
el término municipal de Guaro. Está ubicada en el tramo medio-alto de este río, en su
margen derecha y en una terraza fluvial que forma una suave ladera de
aproximadamente una hectárea de superficie. Dicha terraza posee un escaso grado de
inclinación y está justo por encima de la línea de rigidez, es decir sobre la acequia
821
AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 134v.
361
denominada en la actualidad de Guaro, canal que posee tramos de probable origen
andalusí y que riega una serie de huertas en la zona.
En el sector más elevado del poblamiento (156 m snm) existe actualmente una
vivienda que podría haber sido originariamente una torre-alquería, dada su situación con
respecto al espacio residencial y por la existencia en dos de sus esquinas de sillarejos y
mampuestos de grandes proporciones que actuaban a modo de refuerzo del edificio.
El sustrato geológico sobre el que se asienta corresponde con depósitos aluviales del
Cuaternario en su parte inferior, es decir la zona colindante con la acequia de Guaro,
mientras que en la más elevada, predomina los esquistos del Triásico inferior822.
Al igual que los demás establecimientos andalusíes de la comarca, basamos su
adscripción cultural en los fragmentos cerámicos hallados in situ, con una datación
cronológica que podría abarcar los siglos XII-XIV fundamentada en la similitud de su
material cerámico con otros de la zona. Los restos cerámicos son muy abundantes en las
cercanías de la edificación antes mencionada y en el linde con la acequia, llegando a
superar en estas zonas concentraciones superiores a los 60 fragmentos por m². Tampoco
consta en el catálogo del PGOU de Guaro, ni en la base de datos del IAPH.
A unos cuatro kilómetros del poblamiento anterior, río abajo, y a mil seiscientos
metros de distancia de su cauce, encontramos Guaro Viejo que ocuparía una superficie
próxima a las dos hectáreas y media situado en el actual pago de Paulé, denominado a
finales del Medievo como los Padules. De dicho topónimo ya tenemos noticias en los
Repartomientos de Málaga cuando se describe como un ente territorial individualizado,
diferenciado del de Guaro, lo que nos muestra que todavía a finales del siglo XV
guardaba una estructura territorial heredada del período nazarí:
El deslindamiento de la Xara desde el arroyo seco que viene a dar en el río
de Tolox e desciende fazia el atalaya que se dice Ardite [...] determinaba los
términos de entre Guaro e los Padules823
También aparece en el Apeo de Guaro de la segunda mitad del siglo XVI, donde se
hace una descripción bastante aproximada de su ubicación:
822
823
Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 51.
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 11, p. 25.
362
Donadio de Padules que se hizo de río a monte cortando el camino que va de
Guaro para Coin que heran de Francisco Darmaque e Lorenzo Pragill vezinos
de Guaro, linda por la cavezada alta pasada la alcaría, e lomo hacia Río
Grande con el monte, e por la cavezada baxa con el manchón de monte hacia
Río Seco824
Igualmente en el siglo XVIII encontramos referencias en la obra de Medina
Conde825. Consta en la base de datos del IAPH y en el PGOU de Guaro826.
Al igual que los espacios de residenciales anteriores, también se ubica en la ladera de
un cerro, ocupando una serie de terrazas escalonadas que las podemos dividir en tres
sectores. El primero coincidiría con la zona más elevada que tendría su límite cuando la
pendiente comienza a perder desnivel ladera abajo. Las terrazas más bajas de esta zona
estarían ocupadas por una serie de viviendas. Es segundo sector, coincide con varias
terrazas amplias en un terreno de escaso desnivel y es donde se concentraría la mayoría
del espacio residencial. Y por último, el tercero lo ocuparía unas suaves lomas que
daban al camino de Coín a Guaro. Los dos primeros poseen una orientación E, mientras
que el tercero lo está al SE. Dichos espacios estarían delimitados por río Seco al SE, por
el arroyo Chico al NE y por el “espaldar” al NO, que ocuparía la zona más abrupta del
terreno.
No se aprecian estructuras emergentes salvo en su cota más alta (280 m snm) donde
hemos observado restos murarios que probablemente podríamos vincular con una casafuerte, aunque muy transformada debido a modificaciones sufridas en época moderna y
contemporánea.
En su economía tendría un peso elevado una agricultura de irrigación que se
practicaría en las terrazas de río Grande y que perteneció en época morisca al partido
rural de los Padúles827, también
mencionado como tal en los Repartimientos de
824
AHPG, Apeo de Guaro, Libro 6716, fols. 82v y 83.
Medina Conde, 1789-11793, pp. 144-146.
826
PGOU Guaro, pp. 114-146.
827
El origen del topónimo, en la actualidad Paulé, ha de estar, sin duda, en la voz palus, -udis, ‘laguna,
terreno pantanoso o encharcado’, que produce una conocida serie toponímica (Paúl, Padul, Padules,
Paular, Paúles…) estudiada, entre otros, por Chavarría Vargas (1997, pp.155-156) en relación con un
lugar de la tierra de Comares en la Axarquía malacitana llamado Padul. La grafía árabe de esta serie
toponímica puede ser reconstruida a partir de las referencias al Padul de Granada en alguna que otra obra:
qaryat Badūl; por ejemplo, Ibn al-Jatīb, Ihāta V, p. 256, biografía de Muhammad ibn ‘Alī ibn Ahmad ibn
Abī Bakr al-Ansārī.
825
363
Málaga828 y en el Apeo de Guaro como hemos visto anteriormente. Debió de existir un
suministro hídrico in situ, como lo muestra la aparición de atanores de pequeño
diámetro, que igual que ocurre en la Alcaría de Guaro, estaría más relacionada con el
suministro hídrico humano que con el de una agricultura de irrigación. Entre los
fragmentos cerámicos destacan las tipologías que relacionamos con una probable
cronología bajomedieval.
Geológicamente se caracteriza por un predominio de los gneises bandeados y
esquistos del Precámbrico829, con un terreno estable, poco abarrancado y de fácil
transito durante épocas de precipitaciones.
La alquería de Guaro ocupaba parte del casco antiguo del actual pueblo del mismo
nombre y se situaba sobre una suave ladera en las proximidades del camino que iba a
Monda. Se menciona como alquería en los Repartimientos de Málaga de finales del
XV830.
Debió de ser un pequeño predio831 con una torre como se recoge en un documento de
1493: Guaro está poblada de moros ay en ella una torre fuerte traxo merced de ella
Miguel de Araso, conviene que se derribe832. También los topónimos calle de la Torre y
calle Pasillo de la Torre hacen alusión a esta edificación que se conserva prácticamente
intacta en la última de dichas calles. Igualmente, en el Apeo de Guaro se
hace
referencia a esta estructura especificándose que estaba circunvalada por una cerca,
seguramente de pequeñas dimensiones, como solía ser habitual en otras torres-alquerías
dentro de la comarca objeto de estudio833:
El dicho señor alcalde en cumplimiento del dicho mandamiento fue a unas
casas que heran del señor Martín Camacho el Biexo e de Cathalina Benítez que
son en esta villa de Guaro, por baxo de la torre, que alindan con casas de
Christóbal Ximénez e la muralla de la Torre, e con la calle e tomó por la mano
828
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fols. 2v y 11, pp. 14 y 25.
IGME, 1972, hoja 1052, Alora.
830
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2004, fol. 221, p. 136.
831
En un censo sobre el número de cabezas de ganado realizado en el antiguo obispado de Málaga en
1490, se alude a una serie de poblaciones de la comarca tales como Tolox, Yunquera, Casarabonela,
Monda y Guaro. La única que tiene la categoría de aldea es Guaro, mientras que los demás están
clasificados como villas. Eso denota la escasa entidad poblacional y territorial que poseía Guaro a finales
del siglo XV (AGS, CMC, 1ª EP, Leg. 168, fols. 228 y 266).
832
AMM, ACCM, vol. 1, fol. 197v.
833
Fernández López, 1989, p. 228.
829
364
al dicho Alonso Martín Camacho, hixo del dicho Alonso Martín Camacho e de
Cathalina Benítez, e lo metió en posesión de las dichas casas dentro834
Otro topónimo significativo es el del cerro del Castillo, situado a unos trescientos
metros de la alquería y que podría indicarnos la existencia de un ḥiṣn. En la actualidad
dicho promontorio, en su parte superior, está totalmente urbanizado y por lo tanto no se
conservan vestigios del supuesto castillo.
También poseemos testimonio de la existencia de Guaro como entidad poblacional
en la carta de seguro que conceden los Reyes Católicos al lugar y en la que garantizan
los bienes y la seguridad de la población musulmana835.
Sobre su número de habitantes tenemos información recogida en
una serie de
documentos fiscales fechados entre 1492 y 1501836, ascendiendo a un total de cuarenta y
nueve varones. Sin embargo, la falta de datos que cercioren los fallecimientos o
movimientos de población en esta etapa tan convulsa, hace que tengamos que analizar
esta información con suma cautela.
Parece que su economía se basaba en la agricultura de irrigación como queda
reflejado en el Apeo de 1571:
Tiene la dicha villa de Guaro en élla una fuente con su caño y alberca de
buena, y de ella se bebe y del remaniente se riega las huertas y tableros […]
Otra fuente cerca de la dicha villa á tiro de alcabuz en la cabezada de la huerta
del Sotonil que de ymbierno y de berano tiene agua y con ella se riega las
dichas huertas837
El sustrato geológico corresponde con conglomerados, areniscas y arcillas del
Triásico inferior y Paleozoico. Su altura es de 360 m snm, con una orientación SE.
El despoblado del Moxnar está situado en el partido rural del mismo nombre,
perteneciente al término municipal de Monda y en las cercanías del camino viejo que
iba de Monda a Guaro (actual carretera MA-419). De su existencia ya se hace referencia
en los Repartimientos de Málaga de finales del siglo XV, en concreto en 1491: En el
834
AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 353v.
AGS, RGS, 149003, fol. 67.
836
AGS, CMC, 1ª Etapa, Leg. 168, fols. 228-229.
837
AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro, 6716, fol. 56v.
835
365
Moxnar tres pies de olivos en cada uno de seis partes, una que va por lindero el camino
que va de Monda a Guaro838.
Sin embargo, la información más detallada procede del Apeo de Monda de 1571 en
que ya se le denomina alquería (Un sitio de colmenar en la alcarria del Moxnar839)
además de también mencionar su lugar de enterramiento o maqbara (como suele ser
usual, en plural: Maqābir > ‘los cementerios’): En el pago del Moxnar en el almocaber
o cementerio de él840. Tanto en los Repartimientos como en el Apeo, no se hacen
alusiones a viviendas, por lo que interpretamos que a finales del siglo XV dicha alquería
podría estar ya abandonada.
Se ubica también en ladera, en la margen izquierda del arroyo del Moxnar que,
probablemente, proporcionara agua al poblamiento y a los bancales que hay en ambas
márgenes de dicho arroyo, hoy día totalmente cubierto por la vegetación de ribera y que
a su vez también recibirían los aportes de varios arroyos que entran por la margen
izquierda del cauce principal. También es un despoblado no registrado en ningún
catálogo oficial.
En su geología predominan los conglomerados, areniscas y arcillas del Triásico
inferior y Paleozoico. Su altura es de 340 m snm y su orientación SE.
La alquería de la Moheda estaba situada dentro del pago del mismo nombre, en
término municipal de Monda, a los pies de la sierra de Alpujata y en su vertiente O. El
espacio residencial se ubicaba en la margen derecha de un cauce que ha modelado un
corto y estrecho valle desembocando en el arroyo Santo, tributario de río Grande.
Parece que su creación está íntimamente relacionada con la fuente del Mojón, manantial
permanente cuyas aguas son recogidas en una alberca y distribuidas en una única
acequia regando tres fanegas de tierra. Estaba muy cerca del antiguo camino que iba de
Coín a la zona costera de Marbella. No podemos precisar la extensión del espacio
residencial basándonos en la superficie ocupada por el registro arqueológico superficial,
muy modificado debido a la construcción de varias viviendas contemporáneas y al
rebaje efectuado por un camino.
838
Repartimiento de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 763, p. 212.
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 218.
840
Ibídem, p. 247.
839
366
Los niveles geológicos se componen de mármoles sacaroideos del Triásico. Su altura
es de 487 m snm. Posee una orientación NO.
Las tipologías y decoraciones del material cerámico hallado se aproximan a los
relacionados con el periodo bajomedieval. No existe ninguna constancia documental ni
arqueológica sobre esta alquería que debió ser de pequeñas dimensiones.
Los Villares de Alpujata841 se encuentra en el partido rural del mismo nombre en el
término municipal de Monda. Es un espacio residencial situado a unos cuatrocientos
cuarenta metros por encima de la alberca de distribución perteneciente al sistema de
riego de la acequia Alta, y con un desnivel de ciento cuarenta metros desde dicha
alberca. Se asienta sobre una zona alomada, una vez terminada la acusada pendiente que
la separa de la zona de irrigación. Hemos detectado la existencia de una docena de
majanales con abundante cerámica que identificamos con derrumbes de antiguas
viviendas. Hay que destacar las fuertes transformaciones que ha sufrido el terreno
debido a la construcción de una balsa de riego, además de varios carriles y un
cortafuego, lo que ha producido la destrucción de buena parte del registro arqueológico.
Por debajo de la antigua zona residencial existe un manantial (fuente de la Monja)
cuyas aguas eran almacenadas en una alberca que servía para irrigar una serie de
bancales, hoy día desaparecidos. En un pequeño promontorio elevado por encima de la
alquería se encuentra una construcción de origen contemporánea y que se mantiene en
uso en la actualidad. Mantenemos la hipótesis de que este edificio se levantó sobre la
antigua estructura de una torre-alquería de forma cuadrangular debido a que aún se
observa una serie de fragmentos de muro de mampuestos con una potencia de
aproximadamente un metro y con los ángulos reforzados por gruesa sillería, además de
por estar en el único punto elevado del entorno.
Solo conocemos dos menciones relacionadas con este poblamiento. La primera,
procede del Apeo: y hasta la fuente de Alhaura por el camino Real a la parte de arriba
y hasta Alpuxata y alcarria bieja842.
841
Relacionado con esta alquería, existe un trabajo realizado por este investigador en que también se
efectúa un pormenorizado estudio de los sistemas de irrigación asociados a este poblamiento y que
coincide con el pago rural de Alpujata en Monda (Ordóñez Frías, 2014b). Dicho sistema agrícola se ha
estudiado de forma detallada en el apartado denominado “Principales sistemas de irrigación de origen
andalusí en la comarca”.
842
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 257.
367
La segunda fue recogida por Pascual Madoz843:
En jurisdicción de Monda por la parte S. se adelanta un ramal de Sierra
Bermeja en 4 leg. De estension llamado Monte-Alpujata en que se ven varios
fragmentos de antiguos pobl. Y vestigios humanos en osamenta desmesurada
Hay que destacar la existencia del topónimo Portillo de las Ánimas, camino que aún
existe en la actualidad y que se encuentra por debajo del espacio de irrigación original.
Probablemente se tratara de una vía de acceso que se abrió cuando se produjo la
ampliación de dichos espacios de cultivo. Al realizarse el talud del camino quedo al
descubierto restos óseos (aún observables) que pudieran pertenecer a la antigua
maqbara de la qarya de los Villares de Alpujata.
Esta alquería, como hemos visto, presenta unas características topográficas que son
habituales en la mayoría de los asentamientos rurales relacionados con los siglos XIII,
XIV y XV dentro de la subcuenca de río Grande. Se ubicaba en una ladera, cuando la
pendiente da paso a una zona con menor desnivel. En su vertiente N existe el
“espaldar”, zona abrupta que en este caso corresponde con los farallones de la sierra de
Alpujata. En la parte S, o sector inferior del poblamiento, coincide con la zona de
ruptura de vertiente y con un incremento del desnivel.
Mantenemos la hipótesis de que fue el espacio residencial original de la comunidad
que fundó los espacios irrigados de Alpujata debido a su cercanía a la zona agrícola de
regadío, justo por encima de esta, y ante la ausencia, en sus proximidades, de otros
espacios residenciales relevantes.
Su geología es de tipo metamórfica con un predominio de gneises, esquistos y filitas
del Triásico inferior y Paleozoico que a nivel edafológico han generado suelos sueltos y
profundos adecuados para el desarrollo de un bosque mediterráneo con un predominio
del alcornocal. Tenemos constancia documental de que dicha masa forestal ha sido una
constante, al menos, desde la Baja Edad Media:
Declaración de Albaro Hidalgo, medidor, de haber medido 50 fanegas de
monte que el Bachiller Serrano mandó dar a Bartolomé de Sepúlveda, alcaide
de Monda [...] y en “Pojata” en el alcornocal, 6 fanegadas844
843
Madoz, 1846-1850, p. 515.
368
Está a una altura de 560 m snm, poseyendo una orientación NO. Debido a las
transformaciones realizadas sobre el espacio residencial en época contemporánea, es
muy difícil realizar una cuantificación de su superficie.
No podemos establecer con precisión cuál fue su origen ante la falta de excavaciones
arqueológicas que nos permitan establecer unas secuencias estratigráficas-cronológicas
precisas. Para ello nos tenemos que basar, provisionalmente, en los fragmentos
cerámicos superficiales con tipologías que podemos relacionar con los siglos XI y XII,
para la cronología más temprana, y con el siglo XIV, para la más tardía.
El despoblado de Pereila está emplazado en la cabecera del río del mismo nombre
en término municipal de Coín. Se asienta en una ladera, en la parte media y superior de
un cerro inmediatamente por debajo de una torre-refugio845 cuyos restos se mantuvieron
en pie hasta mediados de la década de 1970. Por aquel entonces fueron destruidos por
aterrazamientos agrícolas.
El topónimo original, cuya grafía hallamos en diversas fuentes documentales, habría
de ser Pereira (vid. la grafía en nota anterior), transformado tal vez en época andalusí en
la dicción popular en Pereila más tarde por la frecuente oscilación gráfica r/l. El
mantenimiento de la P- inicial dice mucho sobre la pronunciación de ese fonema en el
árabe andalusí de los étimos romances incorporados desde antiguo. Aunque parece
remitir a la serie latino-romance *Piraira, ‘lugar de piros’, ‘perales’, no descartamos
que pudiera integrarse en el conjunto semántico de *petra, bajo la forma derivada en –
aria,
Petrariam>Petraira>Pereira>Pereila
(‘lugar
pedregoso’),
con
resolución
sincopada en -r- del grupo consonántico -tr-846.
La Qaryat Parayra estaba circunvalada en sus dos cuartas partes por el río, muy
cercano al actual nacimiento, que se conoce actualmente como fuente de la Reyna.
Ocupó una extensión de dos hectáreas y media aproximadamente. Su ubicación es bien
conocida todavía en el siglo XVIII como queda reflejado en el Diccionario HistóricoGeográfico de Madoz, aunque, paradójicamente, algunas publicaciones actuales no la
844
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 815, p. 297.
Mediante real cedula fechada el 24 de julio de 1492 se autoriza a Pedro de Barrionuevo la reparación
de las torres de dos alquerías de su propiedad: Jubrix y Pereira (AGS, RGS, Libro 1º, fol. 76). Existen
otros documentos del siglo XVI (AHPM, P-6554, 1564, s/f); en ellos se hace alusión a los restos de una
torre en el llano de Pereila, paraje que se encontraba por encima del área residencial.
846
Chavarría Vargas, 1997a, pp. 157-159.
845
369
sitúan correctamente. Por ejemplo, Cabrillana Ciézar847 quien lo lleva al Llano de la
Virgen, alejado más de un kilómetro de su emplazamiento real:
Sus restos se encuentran al oeste de Coín, en una meseta cercana a la
carretera que va a Monda, no lejos de la antigua ermita de la Virgen de la
Fuensanta
Parece evidente que la actividad económica básica estuvo relacionada con una
agricultura de irrigación alimentada por la fuente de la Reyna, el propio río Pereila y por
el río Nacimiento, que ocupaban los partidos rurales actuales de Pereila Alta y
Valdeperales. Conocemos buena parte de su antiguo territorio debido a un pleito del 12
de junio de 1537 entre el cabildo catedralicio de Málaga y los beneficiados de Coín por
el cobro del diezmo de los moriscos que habitaban la alquería en esas fechas.
Dada la importante información recogida en el pleito, vamos a realizar un
pormenorizado estudio de los límites territoriales de la alquería, además de la ubicación
de su espacio residencial. Para ello, también nos basaremos en otras fuentes
documentales, en concreto en determinados protocolos notariales, además de la
metodología relacionada con la arqueología extensiva o del paisaje.
-Pereila dentro de la documentación escrita castellana: el pelito de 1537.
En junio del 1537 se produce un pleito848 entre el cabildo de la catedral de Málaga y
los beneficiados de la villa de Coin sobre los derechos de cobro de los diezmos del lugar
o alquería de Pereila849. Los primeros afirmaban que dicho impuesto pertenecía al
cabildo alegando que el lugar de Pereila nunca había formado parte del término de Coín:
que siendo como fue el lugar de Pereyla de moros situado en término de la dicha villa
(Coín) y tener juridicion y fabrica le pertenece la cuarta parte de su diezmo850, es decir
mantenían el postulado de que cuando en 1485 Dakwān fue conquistada por los
castellanos, Pereila ya existía como núcleo autónomo. Los beneficiados, en
contraposición, intentan demostrar que dicho lugar siempre estuvo integrado dentro del
término municipal de Coín:
847
Cabrillana Ciézar, 1993, p. 120.
ACM, Leg. 4, nº 35, s/f, 1537. A partir de ahora le llamaremos Pleito.
849
Existe un breve trabajo sobre la alquería de Pereila que está basado también en este Pleito. Fue
publicado por Cabrillana Ciézar. Desde nuestro punto de vista tiene diversas erratas, tanto en la
transcripción del texto original, como en la situación del espacio residencial (Cabrillana Ciézar, 1993, pp.
120-123).
850
Ibídem.
848
370
Yten si saben que Pereyla no tiene termino distinto ni apartado porque todo
ello y la tierra que ay fasta amojonar con Monda es termino dado y declarado
por los repartidores de términos y reforma del bachiller Serrano por mandato
de los Reyes Católicos851
Pero, como hemos mencionado, uno de los aspectos más interesante de este
documento es cuando los testigos presentados por el cabildo catedralicio responden a
las cuestiones que se plantean sobre los límites de la alquería, proporcionándonos una
serie de hitos geográficos que han sido fáciles de rastrear y de ubicar coincidiendo, en
su mayoría, con topónimos existentes en la actualidad, todos ellos castellanizados852
probablemente desde principios del siglo XVI. Ello es así porque la información que
proporcionan las fuentes documentales no es prolija en detalles relacionados con el
territorio que ocupaban las alquerías bajomedievales.
El Pleito se estructura en dos partes. La primera está ocupada por la comparecencia
de los testigos presentados por el cabildo que a su vez se subdivide en otras dos partes.
En la primera parte o “Preguntas Generales” se entrevista a doce testigos, todos ellos
cristianos viejos y vecinos de Coín salvo uno, Juan Aldovon, morisco vecino de
Casapalma, pero cuyos padres residieron en Pereila a finales del siglo XV. Se les
formulan una serie de preguntas siendo las más significativas aquellas que estaban
relacionadas con el cobro del diezmo (beneficiados o cabildo), cultivos y cultivadores
en Valdeperales, límites del territorio de Pereila, entre otras. Es curioso como a la
pregunta sobre los límites de la alquería ninguno de los testigos tiene conocimiento de
ellos a pesar de que incluso se busca en Casapalma a Juan Aldovon, que habitó en la
zona hasta las primeras décadas del siglo XVI. En la segunda o “Probança del Cabildo”
se realizan preguntas similares a veintinueve testigos, veinte moriscos y nueve
cristianos viejos. En este caso la mayoría de los testigos moriscos contestaron a la
pregunta sobre los límites de territorio lo que aporta una información valiosa.
-El marco geográfico: límites y superficie territorial
851
Ibídem. Como veremos más adelante este intento por parte de los beneficiados de incluir la alquería de
Pereila dentro del Coín islámico, entrará en clara contradicción con una serie de documentos castellanos
de finales del siglo XV y la primera mitad del XVI que evidencian que dicho lugar, en época andalusí,
tenía su propio término y autonomía para la gestión de este.
852
Solo uno de los testigos moriscos, Diego de Ysbilis, cuando especifica los límites territoriales de
Pereila, hace referencia a un cerro con toponimia arábiga: Pereyla se apartaba del termino de Coyn desde
la cruz donde estava a dar por el peñón que llamaban adbi dubt (ACM, Pleito).
371
La información sobre el territorio que ocupaba la alquería de Pereila es
proporcionada, fundamentalmente, por los testigos que presenta el cabildo. Llama
poderosamente la atención que de los veintinueve entrevistados que contestaron a las
preguntas relacionadas con las “Probanças del Cabildo”, veinte son moriscos853 que
residen en la villa y lugar de Monda y Guaro854 respectivamente, y solo nueve son
cristianos viejos, ocho vecinos de Coín y uno de Monda855. Esta mayoría de testigos
moriscos no es casual y se basa en el conocimiento que poseían del territorio al final del
emirato nazarí. El cabildo sabe que esta argumentación puede ser fundamental para
demostrar sus derechos al cobro del diezmo y para ello recurre a algunos de los antiguos
pobladores de la alquería de Pereila. Así ocurre con Lorenzo Jurgel vecino de Guaro en
1537 en que este testigo morava con sus padres (Pereila) y después que se caso en Coyn
siendo este reyno de Granada de moro856, o con Cristobal el Ramí vecino de Guaro para
la misma fecha que este testigo tiene memoria del dicho lugar de Pereyla desde que
hera nyño porque en tienpo de moros moravan su padre y madre en Pereyla857. Igual
ocurre con Ruyz Albayte: porque su padre sabia muy bien las tierras que abia morado
en Benamaquyz junto a Coyn en tienpo de moros858.
Vamos a analizar los diferentes topónimos que los testigos del cabildo859 exponen en
las comparecencias con el propósito de delimitar el territorio de la antigua alquería de
forma lo más precisa posible, y así poder establecer su superficie total. No todos ellos
coinciden en los mismos puntos de identificación territorial, aunque si hay una mayoría
que repiten hitos similares.
El pago de Viñas Viejas consta en el Pleito como el límite O de los territorios de
Pereila: y a dar a las víñas viejas de Coyn. Durante el siglo XVI son frecuentes las
853
Pedro Arraquez, Juana Ruzu, Ruiz Albayte, Juan de Villalva el Raqui, Lorezo Haquen, Zacarias Alfox,
Lorezo Alfox, Francisco Camota alguacil, Diego Rantro Azus, Diego Almacaz, Martín Aroba Queyle,
Sebastian Azemite, Luis Albadir herrero, Juan Arruro, Cristobal el Rami, Juan Almocar, Lorenzo
Almocar, Lorenzo Jurgel, Amyn Zuleyman alcalde de Guaro y Andres Algarí (ACM, Pleito).
854
A diferencia de Coín/ Dakwān, Guaro y Monda se rindieron sin resistencia armada en 1485 tras la
caída de Ronda. Sus respectivas cartas de seguro son recogidas en el caso de Monda por Pérez de Pulgar
(Pérez de Pulgar, 1780, Capítulo XLII); y para Guaro en Archivo General de Simanca (149003, 67).
855
Solo Alonso de Atienza vive en Pereila, pero segregado de la población morisca al residir en el molino
hidráulico que estaba junto al camino de Coín a Monda, cuyo propietario era Rodrigo de Alcázar y que
tiene sus orígenes en el período bajomedieval (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004,
fol. 168, p. 321).
856
ACM, Pleito.
857
Ibídem.
858
Ibídem.
859
Los testigos presentados por los beneficiados declararon que Pereila no tenía términos propios y por lo
tanto no se enumeraron unos límites individualizados. Sin embargo tampoco realizaron ningún tipo de
descripción de términos.
372
alusiones a este pago860, siendo interesante por las referencias que aporta sobre la
ubicación de dicho lugar, dos protocolos notariales de 1566: y otro olibar en el pago de
biñas viejas en el camino de Monda861 [...] en el pago de biñas viejas que alinda con
Fernando Ortega y con heredad de Albarracin y con el ryo Pereyla862. La última
mención relacionada con este topónimo la encontramos en el siglo XVIII: Otro olibar el
que compone de una obrada la que esta en el partido de Viñas Viejas863. Ya en el siglo
XX dicho nombre ha desaparecido del mapa rural de Coín, aunque se conserva como
microtoponimia entre algunos agricultores de la zona. A tenor de las descripciones
anteriores lo situamos en una franja de terreno que iría desde la margen izquierda del
camino real de Coín a Monda, sentido Monda, hasta los límites con el cauce de río
Pereila. En la actualidad consta en escrituras de propietarios como Pereila Alta.
Con el nombre de la “cruz” se identifica en el Pleito un cruce de caminos en el que
existía y existe una cruz: desde donde estaba una cruz que estaba en el camino que iba
de Monda a Coyn864 [...] una cruz que esta debajo de la questa que va de Monda a
Coyn donde se juntan el camino de Monda con el camino de la Fuensanta 865. Es citada
por catorce testigos. Hay que destacar la referencia recogida sobre dicha cruz en el
Catastro de Ensenada en el que se hace una descripción muy parecida a la realizada en
el Pleito:
Otro olivar en dicho partido de la Cruz de Monda [...] Y por medio de este
olivar pasan dos caminos, el uno va a la ermita de Nuestra Señora de la
Fuensanta y otro que de esta villa va a la de Monda866
Es la que actualmente se denomina la “Cruz de Piedra” situada en una bifurcación
entre dos caminos, el de la izquierda que se denomina camino Viejo de Monda que iba a
dicha villa y a Pereila, vía de probable origen andalusí, y el de la derecha que conduce a
la ermita de la Fuensanta.
La villa o cerro de Alcaraz, son dos hitos que identificamos como un mismo lugar:
860
AHPM, P-6598, s/f, 1551, AHPM, P-6553, s/f, 1560, AHPM, P-6549, s/f, 1562…
AHPM, P-6555, s/f, 1566.
862
Ibídem.
863
Bermúdez Méndez y Martín Chicano, 2007, p. 260.
864
ACM, Pleito.
865
Ibídem.
866
Bermúdez Méndez y Martín Chicano, 2007, p. 261.
861
373
de ally atraviesa un arroyo de agua dejando el cerro de Alcaraz en lo de
Pereyla867 [...] e dar a un cerro que llaman la villa de Alcaraz y de ally
desciende al vado del río de Alcaraz868
Se repite en las declaraciones de ocho testigos. Estos hitos no vuelven a aparecer en
la documentación escrita posterior a 1537, ni tampoco lo hacen en la toponimia local.
Sin embargo, dado el grado de precisión con que vienen descritos en el Pleito son
fáciles de identificar coincidiendo, en la actualidad, con un cerro situado junto a la
entrada al pago de Valdeperales, cuando se accede desde el antiguo camino de Coín a
Monda y en la vertiente que ocupa el partido rural del Arrumbadero. Aún se conserva en
la cúspide de dicho cerro restos de lo que fue una construcción de gran tamaño
compuesta por múltiples estancias y que probablemente estuviera en uso hasta época
contemporánea.
“El cerro de las Lombardas” es otro de los topónimos referidos en el Pleito: y de ally
a dar derecho al cerro que dicen de las Lombardas869 [...] y de ally camino ariba a dar
al cerro que llaman de las Lombardas870 . Fue mencionado por nueve testigos. Ya
aparece a finales del siglo XV cuando en el Repartimiento de Coín se dice:
Otro trance que comiença junto con este que lo parte el agua de los molinos
y por la parte de abaxo va junto con las huertas y por la otra va por las piedras
de las lonbardas a partyr con lo de Barrionuevo871
En la actualidad se denomina cerro Carranque, aunque en las consultas realizadas en
el Registro de la Propiedad de Coín hemos podido comprobar que permanece como
“cerro de las Lombardas” a nivel de escritura de propietarios. Está situado en el término
municipal de Coín, entre los partidos rurales de Valdeperales, el Arrumbadero y Los
Llanos. Se trata de un promontorio, apenas a dos kilómetros del casco urbano, que cae
de forma suave hacia el camino de Los Llanos, y de forma abrupta hacia Valdeperales.
“El vado del río Alcaraz” o el “vado del río de Coín”, creemos que ambos son el
mismo lugar. Coincidiría con el antiguo vado del río Nacimiento en su cruce con el
camino de Los Llanos, hoy día franqueado por un puente: y de ally desciende al vado
867
ACM, Pleito.
Ibídem.
869
Ibídem.
870
Ibídem.
871
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 116v, p. 246.
868
374
del rio Alcaraz872[...] a partir de ally va a dar con el vado del ryo de Coyn873. Es
mencionado por cuatro testigos y no tenemos constancia de su existencia en otras
fuentes documentales ni en la toponimia local.
La surgencia del río Nacimiento marcaba el límite SE de la alquería de Pereila: rio
arriba hasta dar en el nacimiento del agua874[...] rio arriba donde el agua del rio de
Coyn875. Dicho topónimo es recogido por los testigos en doce ocasiones. Hoy día es un
lugar muy conocido en Coín al cual se le denomina “el Nacimiento” con cuyas aguas se
riegan, mediante un complejo sistema de acequias, aproximadamente unas seiscientas
sesenta y cinco hectáreas876. En la actualidad se está desarrollando un trabajo de
investigación basado en la metodología de la arqueología hidráulica para delimitar los
espacios irrigados de origen andalusí que tienen sus tomas en las agua de este río877.
El topónimo de la Fuensanta corresponde con el partido rural del mismo nombre:
deslindando con las tierras de la Fuensanta con unas cuevas y peñas que estaban en el
cerro878 [...] otro mojón encima de la Fuensanta879. Tiene su origen en la existencia de
una fuente y pequeña gruta en la que, probablemente, se practicara algún tipo de culto
desde época ancestral. La ermita, tal como la conocemos actualmente, fue construida en
el 1680880, aunque ya hay indicios de su existencia, al menos, desde 1527881. La
mencionan cuatro de los testigos del Pleito. También es un partido rural bien conocido
en la actualidad.
Con el nombre de “los Espartales” aparece en el Pleito una zona que delimita Pereila
en parte de su sector S: y hacia los espartales otro mojon [...] a dar a las viñas Viejas de
Coyn y de ally al Espartal882. Es poco frecuente su aparición en la documentación del
siglo XVI: que alinda con guertas de Ana Luysa de Alvarado y el camino y cañada que
872
ACM, Pleito.
Ibídem.
874
Ibídem.
875
Ibídem.
876
Dato obtenido de las “ordenanzas de la comunidad de regantes Llanos a Juntillas del Nacimiento de
Coín (Málaga)” p. 4.
877
En el Repartimiento de Coín de 1487 se recogen cuatrosientas veintiséis aranzadas de tierra de
regadío, sin contar aquellas relacionadas con las mercedes reales. La mayoría de ellas regadas con las
aguas del río Nacimiento (Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 38).
878
ACM, Pleito.
879
Ibídem.
880
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, nº 83 del 6 de Octubre de1987, pp. 4719-4720.
881
AMM, Escribanía del Cabildo, Vol. 3, Carp. 9, fol. 68, 1527. Antonio de la Serna, vecino de Coín, se
le concede tierras de monte que lindan con la ermita de la Fuensanta y con sierra Pelada.
882
ACM, Pleito.
873
375
va a los espartales883 [...] en Coín, en el Partido de Valdeperales linde con Los
Espartales884. En la actualidad dicho lugar ha desaparecido de la microtoponimia local.
Sin embargo, tenemos indicios suficientes que nos permiten proponer su ubicación en la
zona inferior del Llano de Matagallar, cuando este hace contacto con las tierras del
partido rural de Los Llanos, abarcando también el pago del Piejo. Esta suposición viene
fundada porque tradicionalmente ha sido lugar de extracción de esparto. Así tenemos
testimonios orales de cuadrillas que desde los pueblos limítrofes venían a la zona dada
la orografía suave del terreno y la abundancia de esparto. El sustrato geológico es de
predominio de las calizas de tipo dolomías con intromisiones de peridotitas, poseyendo
una edafología poco desarrollada que ha dado lugar a suelos muy pobres, poco apto para
la agricultura.
Hay, también, algunas referencias que describen con bastante precisión los límites de
la alquería, especialmente los colindantes con el territorio de Monda:
desde la cruz va por el camino de Pereyla adelante hasta subir sobre las
viñas de Coyn que están en la cara de la sierra y subidos arriba aguas vertientes
hacia el camino de Monda en la mano hasta dar en rio y todo esto queda a
mano izquierda por Pereyla salvo el molino de Rodríguez de Alcaçar con sus
vancales y pasado el rio del molino hacia Monda hasta llegar a tierras de la
Fuensanta [...] y yendo deslindando con tierras de la Fuensanta por una peñas
y cuevas que estaban en el cerro [...] hasta llegar a los mojones del termino de
Monda885
Las peñas y cuevas a que se aluden en la Fuensanta son visibles en la cara E del
cerro donde existe una serie de cortados con cárcavas que marcarían uno de los límites
entre Coín y Pereila, limites que quedarían completados con los “mojones de Monda”.
Estas demarcaciones han permanecido sin modificaciones desde finales del siglo XV
hasta la actualidad.
Las “Viñas de Coyn”, según esta descripción, la situamos en la margen izquierda del
río Pereila, por encima del antiguo poblamiento y cercanas a la cordada que separaría el
883
AHPM, P-6555, s/f, 1564.
AMM, Libro de Composiciones, Vol. 123, fols. 379-379v, 1582.
885
ACM, Pleito.
884
376
río del camino real que va a Monda. Tenemos testimonio de la existencia de estas viñas
ya a finales del siglo XV:
Otro tranço dendel el arroyo del camino de Monda fasta la cunbre arryba de
la viñas de Barahona y la cunbre arryba y acaba en la viña el Verde e la de
Pedro Velasco e este se ha començar a medir de la parte de hazya el camino de
Monda [...] Y quedan de la otra parte del ryo de Pereyra de un cabo e del otro
fasta doze aranzadas de viñas que tenia el alcayde de Monda encima de las
huertas886
También es importante señalar como aguas abajo del vado que existía junto al
molino de Alcaraz, en las inmediaciones del antiguo camino real de Coín a Monda, río
Pereila ya no pertenecía a la jurisdicción de la alquería, estando dentro del territorio de
Dakwān, según hace constar Juan Almodóvar, testigo del cabildo: quedando dentro de
lo de Pereyla unos vancales que están dentro desta parte del rio bajo el camino Real887.
Con todos estos hitos hemos realizado un mapa de la antigua alquería que nos
proporciona una superficie total de 3702165 m² y un perímetro de diez kilómetros888.
Vemos como el territorio se divide en tres áreas unidas entre sí; el núcleo de Pereila
Alta, Valdeperales y una cuña que se introduce hacia la surgencia del río Nacimiento
con la intención de captar las aguas de este conduciéndolas hasta Valdeperales.
En definitiva, se trata de una aproximación a un conocimiento territorial no solo
cuantitativo, sino también cualitativo, con unos referentes geográficos bien definidos
en que la posibilidad de un margen de error elevado se minimiza ante la precisión de los
datos que nos aportan las fuentes documentales. No es un ente territorial de grandes
dimensiones si lo comparamos con la información recogida por Trillo San José sobre la
superficie de las alquerías cuando dice:
La distancia que más frecuentemente aparece en los textos es la que un
pastor con su ganado recorre en un día de camino volviendo para pernoctar en
la alquería de origen889
886
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 117, p. 246.
ACM, Pleito.
888
Ver Anexo I cuando hace referencia a la alquería de Pereila (p. 582).
889
Trillo San Losé, 2009, p. 56.
887
377
En 1582 se interpone pleito por parte de la Corona a Bartolomé de Amaya,
propietario de parte del territorio de la antigua alquería de Pereila, por la usurpación de
tierras reales. Vemos como todavía se conservan parte de los términos de finales del
siglo XV, lo que puede indicarnos la existencia de unos límites propios heredados de
época islámica:
Bartolome de Amaya vecino de Coyn se le pone demanda por las tierras que
poseía en Coyn en el partido de Pereyla se le delinda y determina que
comenzaba por una punta lindando con el arroyo de Valdeperales y por la
cabeçada por los Espartales y monte realengo y por el otro cabo con la senda
que va a Pereyla que sale del camino que va a Monda y de allí al cerro de las
Lombardas890
Hay que recalcar la alusión que se hace en el Pleito, por parte de cuatro testigos, a la
existencia de un amojonamiento artificial del territorio de Pereila al final del emirato
nazarí: el dicho lugar de Pereyla en tienpo de moros tenía un termino aparte e
amojonado por sy891 y que dicho amojonamiento se vuelve a restituir por su nuevo
propietario, Pedro de Barrionuevo, ya a finales del siglo XV: Pedro de Barrionuevo el
biejo tomo la dicha Pereyla tornaron a echar los mojones el dicho Barrionuevo por
donde yvan quando era de moros892. Es probable que se tratara de una información
pretensiosa e interesada por parte del cabildo con la intención de obtener una
delimitación bien marcada y sobre cuyo trazado no cupieran dudas. Así, algunos
investigadores que han estudiado los términos de las alquerías bajomedievales, en
concreto Trillo San José, afirman que estos límites artificiales no existían en estos
asentamientos:
las alquerías no tenían un territorio definido ni cerrado, tampoco estaba
delimitado con hitos construidos para ello [...] Los términos de estos
asentamientos no estaban marcados por señales construidas a tal efecto sino
por referencias geográficas tales como de sierra, barrancos, arboles893
890
AMM, Vol. 123, Libro de Composición de Tierras, fol. 153.
ACM, Pleito.
892
Ibídem. Igualmente existe diversa documentación que parece indicarnos la presencia de estos mojones,
en concreto una real cédula de 1490, apenas cinco años después de la caída de Dakwān: que al tiempo de
medir mydiose las tierras de Xubrique que después las de Pereyla començando desde el mojon de Monda
y Pereyla (ACM, Pleito).
893
Trillo San José, 2009, p. 55.
891
378
Sin embargo, planteamos la hipótesis de que en esta zona determinados territorios sí
podrían haber estado delimitados con hitos artificiales. Es argumento que esgrimimos es
que el distrito de Dakwān894estaba densamente poblado entre los siglos XIV y XV
debido a la existencia de recursos hídricos abundantes que generaron una rica
agricultura de irrigación. Así tenemos el río del Nacimiento que proporcionaba aporte
hídrico a las tierras de Benamaquis895, Dakwān y Valdeperales (Pereila), y la fuente de
la Reyna que lo suministraba a Pereila Alta, ambos asentamientos en el
términomunicipal de Coín. Limítrofe con Benamaquis896 y Pereyla897 estaba la alquería
de Jubrique898 cuyo suministro hidráulico provenía del manantial de las Torres.
-El espacio residencial
Los datos que poseemos sobre el espacio residencial de Pereila son escasos y
tenemos que aunar información documental con registro arqueológico para obtener una
información mínima. Es interesante la referencia que se hace a finales del siglo XV,
indicándonos que hubo un espacio residencial que parece que fue nuevo:
E nos teneis en los dichos heredamientos podeys edificar e faser casas para
vuestro aposentamiento e para vuestros renteros con tanto que sean casas llanas
de aposentamiento e no fuerte899
Esta construcción de nuevas viviendas nos hace pensar que los antiguos habitáculos
de origen andalusí habían sido destruidos o estaban inhabitables ya a finales del siglo
XV. La causa podía estar relacionada con las continuas cabalgadas que los castellanos
894
Martínez Enamorado señala que durante la fitna hafsūni se observa en el valle medio del Guadalhorce:
unas pautas de ocupación del territorio en las que se señala la creación temprana de distritos que rigen
los territorios campesinos circundantes destacando entre ellos “hisn qaštruh Dakwān/Coín” (Martínez
Enamorado, 2003a, p. 582).
895
Marmolejo Cantos, 2014, p. 41.
896
En una piedra questan en un llano que llaman de Xubric y en arábigo se dice Almahaden donde
dixeron que parten los términos entre Xubric e Benamaquis y de allí va el dicho término por el monte
adelante a dar una sierra que se dice Ally Natar donde están dos matas que por ser monte no se llega a
ellasm (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 305, p. 403).
897
Aunque coincidimos con Marmolejo Cantos en los límites entre Benamaquis y Pereila, pensamos que
son incompletos ya que también se establecerían lindes entre ambas alquerías en la zona de la surgencia
del río Nacimiento y en una franja al S del Llano de Matagallar: Hacia el Oeste bien pudo lindar con la
alquería de Pereila en la cara sur del cerro Carranque, también llamado de las Lombardas, pues la
alquería de Pereila extendía sus dominios hasta Valdeperales (Marmolejo Cantos, 2014, p. 26).
898
La alquería de Jubrique y sus tierras fueron distribuidas en el Repartimiento de 1492 entre las villas de
Coín y Alhahurín el Grande (Los Repartimientos de Málaga, Bejarano Pérez, 2004).
899
AGS, Cedula de la Cámara, Libro 1, fol. 76, 1493.
379
realizaban en la comarca, especialmente durante el siglo XV. Un magnífico testimonio
de este hecho lo transmite Juan Albyte, testigo del cabildo, cuando dice:
que este testigo tiene memoria del dicho lugar de Pereyla desde que hera
nyño porque en tienpos de moros moravan su padre y madre en Pereyla y
quando entro una partida llamada Pernya con los cristianos y la rrobo e este
testigo huyo a Coyn900
Son frecuentes, también, las alusiones que se hacen a determinados habitáculos en
los protocolos notariales de mediados del siglo XVI, y que sugieren que había un
espacio residencial concentrado, aunque no sabemos si correspondía con el antiguo
caserío de origen andalusí: una casa que es en Pereila linde con casa en que vive
Albaro Buzeyte y con casa de Juan Alrulquy901.
Sobre el número de residentes y por lo tanto del hipotético tamaño del espacio que
ocupaban las viviendas, tenemos algunos datos:
que este testigo tiene el lugar de Pereyla por lugar de morisco porque ha mas
de treinta años que vido morar en la obra de diez e ocho o veynte vecinos
morisco [...] el dicho lugar de Pereyla tenya treynta vecinos poco mas o
menos902
A pesar del interés que posee esta información no la consideramos válida para
evaluar la población que podría tener la alquería en el período tardonazarí, debido a que
se despobló por la acción de una cabalgada y que posteriormente, posiblemente a finales
del siglo XV, se repobló con renteros mudéjares por parte de Pedro de Barrionuevo:
estaba la dicha Pereyla despoblada de vecinos Barrionuevo la poblo de morisco moros
exactamente fueron veynte903, por lo que a pesar de que la elección del número de
pobladores seguramente estuvo relacionada con el volumen de los espacios productivos
existentes, este no coincidiría con el de la época islámica, fundamentalmente por
tratarse de dos sistemas socioeconómicos con notables diferencias. Además, ya a
principios del XVI uno de los territorios más productivos de la alquería, como fue
900
ACM, Pleito.
AHPM, P-6548, s/f, 1553.
902
ACM, Pleito.
903
Ibídem.
901
380
Valdeperales, estaba en manos de arrendatarios cristianos viejos y fuera de la órbita
económica de la antigua alquería.
No poseemos testimonios documentales que aporten información sobre la ubicación
del poblado por lo que, para su localización, hemos utilizado la técnica de prospección
superficial denominada “estrategia de cobertura total”904 con un barrido sistemático del
terreno. Se eligió una cuadrícula que forma un ángulo entre los caminos de la Torre y de
la Alfaguara, por encima de la línea de rigidez905 que marca la acequia de la fuente de la
Reyna, y en un sector en que el grado de pendiente del terreno se modera 906. Los
resultados fueron la aparición de abundantes fragmentos cerámicos que corresponden,
en su mayoría, con tipologías y decoraciones relacionadas con el Bajo Medievo. Existe
una gradación en cuanto a la concentración de estos restos, siendo más frecuentes en la
parte media y baja de la ladera, disminuyendo de forma drástica a medida que nos
acercamos a la acequia, por abajo, y al camino de la Alfaguara, por arriba. El espacio
residencial estaba situado en una ladera, cuando el grado de inclinación se va
suavizando y delimitado por dos viales que vertebraban el terreno; el camino de Pereila
o de la Torre, ramal que derivaba del camino real de Coín a Monda, y el camino de la
Alfaguara, que comunicaba la alquería de Pereila con el partido rural de Alpujata y la
alquería de los Villares de Alpujata907, ambos lugares en el actual termino municipal de
Monda. Estimamos que el espacio residencial tenía una superficie aproximada de dos
hectáreas. Además, poseía una serie de características topográficas que se repiten en la
mayoría de los espacios residenciales del período Bajomedieval en la comarca. Se
situaba en una ladera, cuando ya la pendiente comienza a suavizarse. En su vertiente SE
estaba franqueada por el cangilón del cauce del río, accidente natural que dificulta el
acceso al poblamiento desde el sector de las huertas. Al NE existe lo que hemos
denominado “espaldar” o elevación que cae de forma abrupta hacia el camino real de
Coín a Monda, y por los laterales la delimitaban dos arroyos poco marcados. Su
904
García Sanjuán, 2005, p. 71.
Se denomina “línea de rigidez” a las acequia-madre cuyo trazado permanece generalmente inalterable
a través del tiempo, ya que su modificación supondría cambios sustanciales en todo el sistema de
irrigación (Barceló Perelló, 1996b, p. 58).
906
Quisiera agradecer a Rafael Cárdenas Márquez la colaboración prestada al autorizar la prospección de
sus fincas donde se han encontrado los indicios de la existencia de la alquería de Pereila y de la torre
asociada a ella.
907
Ordóñez Frías, 2014a. Parece que esta zona, al menos a nivel de poblamiento, fue abandonada en un
momento indeterminado del siglo XV debido a la presión militar castellana concentrándose la población
en la alquería de la Villeta, a las afueras del actual casco urbano de Monda, donde la existencia de un
importante recinto amurallado permitía una defensa eficaz.
905
381
orientación es SE, con un sustrato geológico calizo en que predominan los mármoles
dolomíticos del Paleozoico y Precámbrico908.
Sabemos, por testimonios documentales, que también existía una torre-alquería:
Por quanto vos Pedro de Barrionuevo, alcayde del Burgo nos feziste relaçion
que vos teneis dos heredamientos çinco leguas de Malaga que se llaman Pereyla
y Xulique en las quales con nuestra licencia reparasteis dos torres que allí
están909
Y que sobre las dichas torres había propuesta de derribo por parte de la Corona, que
finalmente no se ejecutó: Pereyla y Xubrique que son dos torres cerca de Coyn tienelas
Pedro de Barrionuevo dice que por merced conviene que se derriben910. Igualmente
existe referencia sobre esta edificación a mediados siglo XIX:
Pereira es otro monte aislado en la misma dirección, de ¾ de leguas de
circuito, en cuyo punto hubo un despoblado morisco del mismo nombre cuyas
torres se conservan aún en el paraje titulado Torre de D Fernando911
El topónimo de “camino de la Torre” figura en las escrituras de determinados
propietarios actuales de Pereila Alta, cuyas tierras lindan con dicho camino912, y en el
plano catastral de Coín del 1941913. Este vial, junto con el de la Alfaguara, articulan la
margen izquierda del río y delimitan, en buena medida, el espacio residencial de origen
andalusí. Generalmente se admite por diversos historiadores locales como el lugar
donde estaba la torre-alquería. Pensamos que en este sector no se encontraba la
estructura defensiva medieval debido a que su ubicación está inmediatamente por
debajo de la antigua zona residencial y de dicho camino, y por encima de la acequia de
la fuente de la Reyna, en un lugar de la ladera rehundido, con una visibilidad limitada y,
por lo tanto, con escasas cualidades defensivas. En la actualidad existe en este lugar la
denominada “casa de la Torre” cuyos restos probablemente corresponderían con un
908
IGME, 1972, hoja 1066, Coín.
AGS, Cámara de Castilla, Libro 1, 1493, fol. 76. Actualmente se conserva en buen estado la torrealquería de Jubrique.
910
AMM, AACC, Vol.1, fol. 197v, 1493.
911
Madoz Ibáñez, Tomo XI, 1849, p. 514.
912
Mediante la petición de “nota simple” en el registro de la propiedad de Coin sobre determinadas fincas
de Pereila Alta, hemos constatado la existencia de tal topónimo.
913
AHPM, Catastro Histórico, Término Municipal de Coín, Polígono 17, hoja 1, 1941.
909
382
palomar914. A colación de esto vemos como Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX,
ya menciona la existencia de dos torres en la zona915, probablemente una coincidiría con
la de la alquería y la otra con la del palomar.
En la parte superior del poblamiento, por encima del arroyo de Ballonato, y por
debajo del camino de la Alfaguara cuando este llega a una zona que las fuentes
documentales denominan “el llano de Pereila”916, se ha observado una acumulación de
material compuesto por abundantes bloques, con un predominio de los mampuestos y en
menor medida de sillarejos, ladrillos, tejas y restos de mortero de cal repartidos por
parte de la ladera a modo de derrumbe. Interpretamos que son los vestigios de la torrealquería, opinión que queda reforzada por el testimonio de varios agricultores de la zona
los cuales conocieron parte del alzado de esta construcción a la que denominaban como
torre de don Fernando o el “Castillo”. Tenemos algunos documentos que nos orientan
de la situación de dicha estructura, en concreto un pleito de 1564 entre linderos de
Pereila que la posicionan por encima de la juntas de los caminos de la Alfaguara y de la
Torre, subiendo por un arroyo, hasta llegar a unos olivares. Esta descripción coincide,
grosso modo, con el área donde se han hallado los restos antes citados que relacionamos
con la torre-alquería:
yendo el acequia en la mano saltando un mojón que esta de piedras que esta
hecho antiguo junto al acequia que ally alinda [...] y de allí va a dar a la junta
de caminos hasta la punta de un arroyo que parte el olivar de Luis Tello de
Araso y el dicho camino a los olivares de Vautista Salvado y a otros del
atalayura917
Estas edificaciones se construyen ante la necesidad de defensa y de la protección de
sus excedentes de las comunidades campesinas que en determinados momentos
estuvieron próximas a la frontera o sometidas a incursiones militares frecuentes918
frente a la presión militar castellana.
914
A finales del siglo XV y durante buena parte del XVI fueron muy frecuentes las autorizaciones, por
parte de la Corona, para la construcción de palomares con la finalidad de obtener fertilizante para uso
agrícola derivados de los excrementos de las palomas. Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano
Pérez, 2004, fol. 106, p. 227.
915
Madoz Ibáñez, 1849, p. 514.
916
AHPM, P-6554, s/f, 1564.
917
Ibídem.
918
Jiménez Puertas, 2002, pp. 392-393.
383
Otro elemento fundamental de la mayoría de los espacios residenciales es la
mezquita. Dos menciones se realizan en el Pleito de este lugar de culto:
que sabe y ha visto que en dicho lugar de Pereyla en tiempo que eran moros
avia mezquita y después que se tornaron cristianos vy iglesia [...] que en tiempo
de moros abia en la dicha Pereyla mezquita la qual después que son cristianos
la hizieron iglesia919
A modo de hipótesis, planteamos que su ubicación podría estar en la antigua escuela
rural que aún se mantiene en pie y que anteriormente fue iglesia. Dicha edificación está
en la huerta de José Jiménez Enrique a pocos metros de la casa de la Torre y también
por debajo de este camino.
Por último, y como lugar imprescindible asociado al área residencial, está el espacio
de enterramiento. Para su localización ha sido fundamental la colaboración de algunos
vecinos de la zona920. La necrópolis se encuentra a unos trescientos cuarenta metros por
debajo del área residencia en dirección SE y en la parte inferior del camino de la Torre
cuando el terreno se suaviza y disminuye su grado de pendiente. Se ha podido apreciar,
sobre el terreno, abundantes fragmentos óseos, especialmente en el talud que se realizó
para ampliar el camino en 1980. También se han registrado numerosas lajas que tendría
como función el cubrimiento de las tumbas.
Los Villares de Algane es otro importante enclave del periodo andalusí. El
topónimo no puede explicarse a partir del haz lingüístico romance. Pertenece, como
evidencia la presencia del artículo <al-> al sustrato árabo-beréber. Existe la voz Agane
en beréber que Pascon traduce por roseaux921. Podría explicarse a partir del árabe;
ganam, por ejemplo, ‘ganado’.
Está situado en término municipal de Coín, en el partido rural de Carranque. Ocupa
una superficie aproximada de dos hectáreas, con una orientación NE, a una altura de
155 m snm y con una geología compuesta por margas, arcillas y areniscas del
Oligoceno922. Se emplaza en la margen derecha de río Grande, justo por encima de la
919
ACM, Pleito.
Quisiera agradecer la colaboración prestada por José Jiménez Enrique.
921
Pascon, 1983, p. 632.
922
IGME, 1972, hoja 1052, Alora.
920
384
línea de rigidez que marca la acequia de Guaro923. Su hallazgo se produjo en el marco
de una actividad arqueológica denominada “Territorio y Poblamiento Humano en el Río
Grande: Prehistoria y Protohistoria” por la cual se desarrollaron varias prospecciones en
el año 2003. También, dentro de dicho proyecto, se efectuó una excavación
arqueológica de unos silos del Neolítico que dio como resultado la aparición de una
maqbara924. Se ubica en una zona de ladera de pendiente suave. Su parte inferior se
encuentra por encima de la acequia de Guaro, y la superior coincide con un carril
asfaltado que comunica los partidos rurales de Carranque, Cuenca, Valenciana, con
Coín y Alozaina. La parte inferior se asocia al período altomedieval debido a la
aparición en superficie de fragmentos cerámicos de cocción reductora y sin ningún tipo
de vedrío. Sin embargo, en su parte media y superior, los restos cerámicos tienen una
tipología que vinculamos con períodos postcalifales. También creemos que en su
economía tuvo un peso relevante la agricultura de irrigación asociada a las terrazas que
aún hoy día existen por debajo de la acequia de Guaro.
Otra alquería de gran interés y en buen estado de conservación es la Torrecilla, en el
término municipal de Coín, sobre una terraza fluvial de río Seco afluente de río Pereila,
ocupando una extensión de algo más de una hectárea y media. Su contorno está
perfectamente delimitado por dos arroyos y por el río. También existe un “espaldar” en
su vertiente N que cae de forma abrupta hasta las cercanías de río Grande. Se observa en
superficie diversos restos de estructuras murarias que nos hacen pensar que podría haber
estado circunvalada por una cerca defensiva, además de apreciarse en su extremo SE
una forma rectangular, compartimentada en cuatro apartados que relacionamos con una
edificación relevante.
Apreciamos en su sector N, situado a pie de ladera, varias estructuras murarías bien
conservadas que son visibles debido al abarrancamiento producido por la lluvia en el
rebaje hecho al realizar un carril en los años setenta del siglo XX. En este sector es
donde existe un mayor número de fragmentos cerámicos relacionados con artefactos de
923
La acequia de Guaro es el canal más importante y el de mayor extensión que existe en la comarca. Su
longitud es de aproximadamente diez kilómetros, realizándose la captación de aguas en término
municipal de Tolox, y terminando su recorrido en el partido rural de Cuenca en Coín. A falta de un
estudio riguroso sobre sus orígenes y sobre la hidráulica de la comarca, creemos que la mayoría de su
trayecto tiene un origen moderno o contemporáneo debido a su excesiva longitud impropia de la
hidráulica andalusí. Pero también detectamos tramos de probable origen andalusí como sería los de
Carranque o Cuenca.
924
Márquez Romero y Fernández Ruiz, 2002, p. 309.
385
exposición al fuego, de presentación de alimento y de almacenaje, por lo suponemos
que el núcleo del espacio residencial estaría en esta zona. Las primeras noticias que
tenemos proceden del Libro de Repartimiento de Coín al mencionar el pago de la
Torrecilla, no especificándose con claridad su localización:
Otro trançe junto con este del otro cabo del ryo de Pereyra por el ryo de
Guaro arryba a dar a la torrecilla925
También proponemos la hipótesis de que pudiera corresponder con la alquería
despoblada de Alcalá926 que se encontraba en las cercanías de Coín. Probablemente
tendría unos antecedentes califales a tenor de los fragmentos cerámicos hallados,
especialmente de cazuelas. Sin embargo, existe un predominio de la cerámica vidriada y
de las tipologías relacionadas con el período bajomedieval.
González Martín927, arqueólogo que ha participado en diversas prospecciones en la
zona dirigidas por la UMA, ha sido el primer investigador que ha dado alguna
referencia concreta sobre este enclave. No consta en el PGOU de Coín ni en la base de
datos del IAPH. También la agricultura de irrigación jugaría un papel fundamental en su
economía dependiendo ésta de los suministros hídricos que le proporcionarían varios
arroyos en los que se han detectado estructuras de presas y, fundamentalmente, las
acequias provenientes de río Pereila en las cercanas huertas irrigadas por este cauce, ya
que dicho río Seco tiene un estiaje muy acusado que impide que pueda proporcionar un
suministro hídrico efectivo en verano.
En la zona media y alta del espacio residencial, el sustrato geológico predominante
está formado por esquistos, gneises y cuarcitas del Paleozoico y Precámbrico, mientras
que en su parte baja, ya cercana al río, sus suelos están compuestos por margas y arcillas
del Eoceno928. Esto produce una zona de contacto entre suelos porosos y suelos
impermeables que hace que el nivel freático este muy superficial. En sus alrededores se
conservan dos pozos y una mina hidráulica que probablemente formarían un qanāt,
925
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fol. 116, p. 286. Si entendemos que el actual
río Seco, en cuya margen izquierda se encuentra el yacimiento de la Torrecilla, corresponde con el río
Guaro, es probable que ambos lugares coincidan. Esta hipótesis se reforzaría por el hecho de que el actual
río Seco tiene su nacimiento en el partido rural de los Guájares, muy cerca del núcleo urbano de Guaro.
926
Todos los indicios nos llevan a pensar que la Torrecilla estaba circumbalada por una cerca defensiva,
además de poseer una torre-alquería.Todo ello le podía dar el aspecto de una importante fortaleza acorde
con el topónimo de Alcalá (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Péres, 2004, fol. 124, p. 257).
927
González Martín, 2007, p. 180.
928
IGME, 1972, hoja 1066, Coín.
386
mientras que en la vertiente meridional del la alquería se encuentran lo que podrían
haber sido los restos de dos pequeños manantiales que probablemente ya estarían en uso
en el período andalusí. Posee una orientación SE y una altura de 170 m snm.
Tabla.7.1-Sinopsis de los asentamientos altomedievales en altura
Alquería/ ḥiṣn
Ubicación
Altura s nm
Distancia punto
Orientación
captación agua
Murta
Meseta en altura
780 m
700 m
SE
Porticate
Ladera
660 m
100 m
SE
Almenqueire
Cumbre
1016 m
1300 m
-
Llanos Tejar
Ladera
400 m
450 m
SE
Llanos del Concejo
Meseta en altura
460 m
1800 m
SE
Acazarí
Cumbre, Ladera
400 m
500 m
NE: Ladera
1074 m
2700 m
Espacio hábitat:
espacio de
hábitat
Castillejo
Cumbre
SE
Cerro Aljibe
Cumbre
380 m
2000 m
-
Pereila (Yunquera)
Terraza en altura
965 m
50 m
SO
Jorox
Ladera
570 m
600 m
SE
El Albar
Ladera
420 m
420 m
SE
Loma Caballera
Ladera
230 m
200 m
SO
387
Ardite
Meseta en altura
360 m
800 m
-
Barranco del Moro
Cumbre
320 m
800 m
-
Tabla.7.2-Lugares en los que se constata poblamiento bajomedieval (siglos XII-XV)
Alquerías
Ubicación
Altura s nm
Distancia
Orientación
captación agua
Vallecillos
Ladera
420 m
80 m
SE
Majanales Bajos
Ladera
370 m
440 m
SE
Bolixes
Ladera
250 m
8m
SE
Breñas
Ladera
380 m
50 m
NO
Nacimiento de río
Ladera
400 m
120 m
SE
Alcaría Guaro
Ladera
320 m
120 m
NO
Barrancas Tomás
Terraza fluvial
156 m
7m
NE
Guaro Viejo
Ladera
280 m
30 m
E, SE
Guaro
Ladera
360 m
In situ
SE
Moxnar
Ladera
340 m
In situ
SE
Moheda
Ladera
487 m
80 m
NO
Villares Alpujata
Ladera
560 m
85 m
NO
Villeta
Ladera
400 m
360 m
NE
Pereila (Coín)
Ladera
340 m
30 m
SE
Grande
388
Algane
Ladera
155 m
80 m
NE
Torrecilla
Ladera
170 m
60 m
SE
Benamaquí
Meseta
300 m
In situ
-
Dakwān
Ladera
220 m
In situ
-
Tolox
Ladera
280 m
In situ
-
Yunquera
Meseta
700 m
90 m
-
Alozaina
Ladera
360 m
In situ
-
7.2.- Villas fortificadas
Aunque fuera del ámbito de lo que denominamos “despoblados”, encontramos una
serie de villas, fundamentales para el conocimiento de la estructuración territorial de la
comarca, como sería los casos de Dakwān/Coín, Tuluš/Tolox, Unkayra/Yunquera,
Benamaquís, Monda y ḥiṣn al-Husayna /Alozaina.
Se trata de núcleos poblacionales que tuvieron una continuidad ocupacional tras la
conquista castellana de finales del siglo XV, con la excepción de Benamaquís, además
de tener ya una importancia notable en época nazarí donde, probablemente, fueran los
centros que estructuraban la Subcuenca tanto a nivel militar, como de control territorial,
de fiscalidad, además de posibles funciones de redistribución de la producción agrícola.
Son, por lo tanto, estructuras de poblamiento y organización del territorio que supondría
una evolución clara de las antiguas alquerías o ḥuṣūn, para llevar a convertirse en
pequeñas ciudades929.
La villa de Yunquera930 está situada al pié del importante macizo de la sierra de
las Nieves y a una altura de 681 m snm sobre una de las escasas mesetas que existen en
esta zona montana. El sustrato geológico predominante está constituido por travertinos
929
Malpica Cuello lo expresa de manera clara cuando dice: Estos castillos no son solo la expresión de
unas necesidades defensivas, sino que van mucho más allá. Sirven de sistema de control del territorio y
de la organización de la distribución de los productos agrícolas. No llegan a ser ciudades, pero han
iniciado el camino para serlo (Malpica Cuello, 2011, p. 108).
930
Sobre Yunquera y Tolox véase el artículo de Martínez Enamorado “Dos fotalezas andalusíes en la
Algerbía malagueña en la Nufādat al-ŷirāb de Ibn al-Jatīb: Tolox y Yunquera” 2002.
389
como es común en otras villas de la comarca tales como Coín, Monda, Tolox o
Alozaina, buscando zonas de contacto geológico o de ruptura del nivel freático que
generaban manantiales permanentes. Así en sus cercanías se hallan las importantes
surgencias del río Planos y de la Alfaguara, junto con otros hontanares de menor
entidad. Debió de ser una pequeña alquería murada a la que los castellanos clasifican
como “villa”931al final del siglo XV. Tenemos información sobre el número de
habitantes mudéjares que poseía mediante unos documentos fechados entre 1492 y
1501, en los cuales figuran el censo que pagaban a la Corona por la tenencia de
cabezas de ganado y la producción de cereal y pan932. Los contribuyentes ascienden a
un total de veintinueve varones. Se plantea la misma problemática que vimos en Guaro
al no tener datos sobre los fallecidos en las escaramuzas, los que se fueron allende y
aquellos que emigraron de las alquerías cercanas en que la población musulmana fue
expulsada por los castellanos. La existencia de tan solo cuarenta casas en 1572933 nos
puede orientar de la escasa importancia demográfica que pudo tener a finales del
emirato nazarí.
Su topónimo tiene un origen latino derivado del vocablo juncu: junco, vegetación
que, probablemente, sería abundante en las cercanías del río Planos. Siguiendo a
Chavarría Vargas en su análisis del topónimo de la Axarquía malagueña,
Juncales934vemos como en un primer registro se mantiene la consonante inicial en
forma de /y/ como parece corresponder a la transcripción castellana moderna de
“Unkayra/Unkīra”. En un segundo grupo más conservador se mantiene la -j- inicial sin
variación como en Aljuncar. La tercera de las formas la clasifica como más
evolucionada con una pérdida de la consonante inicial, como sería el caso de Unqueira,
931
AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fols. 198-292.
Ibídem, Leg. 168, fol. 198.
933
Tenían los moriscos de la dicha villa quarenta casas dellas avitables e dellas maltratadas y caídas
(AHPG, Libro de Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, fol. 66). Si la comparamos con otra villa
cercana como Monda, para la misma fecha, esta tenía noventa casas (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez,
p. 201). Incluso poblamientos como Guaro, que según las fuentes castellanas poseía una categoría
inferior, es decir de “aldea”, tenía mayor número de viviendas que Yunquera, con setenta y dos casas para
la misma fecha (AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 16v). Todo ello a pesar de
que la pérdida de población a finales del siglo XV en Yunquera parece haber sido escasa (Los
Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 111, p. 50).
934
Chavarría Vargas, 1997, p. 139.
932
390
mozarabismo de la Alpujarra granadina935. Esta última forma es la que tenemos
atestiguada con raíz árabe para la Yunquera malagueña: “Unkayra/Unkīra”936.
Las primeras noticias que poseemos sobre esta villa proceden del siglo XIV y son
recogidas por Ibn al-Jatīb en la Nufadat al-yirab, haciéndose referencia a la “travesía del
sultán Muhammad V destronado (desde el Magreb) hasta al-Andalus”937:
Dio alcance (el sultán) al resto del ejército meriní (ŷays al-marīnī) y a quién
se había demorado de su gente a las afuera de Ronda (bi-zāhir Runda). Salió
hacia los alfoces de Antequera (ahwāz Antiqayra) con un pequeño ejército de
musulmanes (ŷuways min al-muslimīn) y se sometió a su obediencia (tā á la-hu)
el castillo de Yunquera, uno de los castillos pertenecientes a Málaga (ḥiṣn
Unkayra min al-husūn al-mansūba ila Mālaqa). Destituyo a su alcaide (qā id) y
puso en él a un personaje de los caballeros (al-jayí) en quién confio (el control
de la fortaleza)938
Su importante situación queda patente en el texto al ubicarse en un estratégico lugar
en el camino entre Ronda y Antequera, una vez que el trayecto natural por Teba había
quedado interrumpido debido a la conquista de Antequera en 1410939.
Tras la caída de Ronda en 1485 se produce la rendición de las alquerías y castillos
serranas. Una de los que capitula fue Yunquera lo que permite a su población tomar el
estatus de mudéjares, conservando su religión y propiedades. Sabemos que el primer
alcaide nombrado por los castellanos fue Diego de Barrasa940. También los musulmanes
tuvieron su representante en la persona de Hacen Albite nombrado por los Reyes
Católicos alguacil de la villa, seguramente por los servicios prestados a la Corona en las
negociaciones realizadas para la entrega de la fortaleza941.
En relación con los elementos defensivos,
así como con el urbanismo de la
Yunquera andalusí, los restos conservados son escasos y solamente podemos constatar
la existencia de un lienzo de muralla que no supera los quince metros de longitud,
observándose en ella los restos de dos torres semiexentas situadas por encima de la calle
935
Trillo San José, 1994, p. 138.
Martínez Enamorado, 2002, p. 319.
937
Nufādat al-ŷirāb, II, p. 285.
938
Ibídem, pp. 285-286.
939
Martínez Enamorado, 2002, p. 322, citada por Martínez Enamorado, 2002, p. 322.
940
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 242v, p. 446.
941
Cabrillana Ciézar, 1994, p. 27.
936
391
Carnicería Vieja, en un talud natural que forman los travertinos. Hay que tener en
cuenta que en 1498 se emite una orden real para la demolición de diecisiete fortalezas
del reino de Granada, entre las cuales estaban incluidas Yunquera y Tolox942. Tampoco
aparece en el Apeo de 1572 ninguna mención a estructuras murarías ni de un urbanismo
con elementos de tradición andalusí. La fortaleza, probablemente, se situaba en el lugar
que ocupa la iglesia parroquial actual, al occidente del núcleo urbano, poseyendo la villa
un perímetro murario que probablemente iría por las calles Iglesia, Aguas y Carnicería
Vieja943. Sabemos también de la existencia de dos puertas de probable origen andalusí:
la “puerta de la Villa” recogida ya en el Apeo de Yunquera944y que daba acceso al
municipio desde el S, es decir al camino que iba a Tolox, de la cual ha quedado el
topónimo árabe fosilizado en Jandaque, al-Jandaq (puerta del barranco o foso)945, y en
su extremo opuesto existía otra puerta que comunicaba con el camino que iba a Ronda.
Su recurso económico principal estaba estrechamente relacionado con una
agricultura de irrigación vinculada a las aguas de las surgencias de la Alfaguara y río
Planos. Los riegos de este último cauce forman un complejo de acequias y bancales
justo por debajo del poblamiento y en su vertiente SE, que llegan prácticamente hasta el
mismo cauce del río Planos. Este esquema corresponde con el prototipo Qarya-espacios
irrigados, en que la zona residencial ocupa lugares que no son susceptibles de riego para
no interferir la dinámica productiva. La enorme superficie de terreno montano y la
cercanía de los pastos altos de la sierra de las Nieves, nos sugieren que la ganadería
también tenía un papel importante en la economía de esta comunidad. Aunque si la
comparamos con su vecina Tolox, su cabaña pecuaria era sensiblemente más pequeña,
probablemente por su también menor densidad demográfica946.
La villa de Alozaina. Se sitúa en un cerro prominente que ha sido amesetado y que
está en las faldas del macizo calcáreo de sierra Prieta en la zona de transición entre la
serranía y la campiña cerealística de la Jara. Su ubicación se corresponde con un punto
estratégico al estar a pie de los caminos que unían la Algarbía malagueña con Ronda, la
hoya de Málaga a través de Casarabonela con la zona de la serranía y la subcuenca de
942
AGS, Contaduría del Sueldo, 2a, leg. 368, s/f.
Fuentes del autor.
944
AHPG, Libro de Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, fol. 85v.
945
Martínez Enamorado, 2002, p. 323.
946
En el período que va desde 1492 a 1501 en Yunquera habían censadas 50 vacas y 607 cabra (AGS,
Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fol. 198). Para las mismas fechas y en el caso de
Tolox existían 217 vacas y 822 cabras (AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fols. 186
y 286).
943
392
río Grande, también con Ronda. Geológicamente se encuentra en una zona de contacto
confluyendo las arcillas y areniscas del Cretácico con las margas y arenas del Plioceno,
además de la abundancia de travertinos.Tiene una orientación SE.
Las primeras noticias sobre ella son tardías y datan de 1484 cuando, tras diversas
incursiones por la comarca y después de la toma de Alora por los castellanos (junio de
1984), Alozaina se entrega expulsándose a su población musulmana, siendo la villa
incendiada y abandonada947. La repoblación de su territorio no se produjo hasta 1493.
Su topónimo tiene un origen árabe siendo el diminutivo de ḥiṣn al-Husayna; “el
castillejo948”.
De sus atributos urbanos las primeras noticias también proceden del 1493
describiéndose varias torres y la existencia de una muralla:
Aloçaina es una villa cercada puebla se aya en ella dos torres yncorporadas
en los muros de la vylla e la una es la Puerta de la vylla y tienela Garçi
Fernandez Manrique e pidela Barrasa alcayde de Yunquera por una merced y
quiere tomar la otra sy aquella no ha, cumple al servicio de V.A que se derribe
lo fuerte e quede en raz del adarve e la vylla949
Como vemos en el párrafo anterior, se hace alusión al desmantelamiento de parte de
la estructura defensiva de la villa. Sin embargo, se debió de mantener intacto e incluso
someterlo a reparación ya que en 1568, como consecuencia de la sublevación morisca,
un contingente de estos ataca Alozaina cuyos habitantes se hacen fuerte dentro de su
recinto murado950.
En los Repartimientos de Málaga también se recopila alguna información sobre su
estructura urbana. Deducimos que tuvo que ser un recinto de pequeñas dimensiones ya
que cuando se realiza el reparto de las casas entre los nuevos repobladores, se menciona
constantemente como lindero al muro: una casa que tyene alinde con el muro [...]
Bartolome Gacía d´ Aracena: diosele una casa lindera con el muro [...] queda un solar
alinde con el corral que se dio a Juan de Moya, vera del muro 951. La iglesia y el
947
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 61.
Martínez Enamorado, 2003a, p. 413.
949
AMM, AACC, vol. 1, fol. 197.
950
Mármol de Carvajal, 1991, p. 58.
951
Los Repartimientos de Málaga, ed Bejarano Pérez, 2004, fol. 242, p. 446.
948
393
cementerio también se recogen en la documentación952pudiendo coincidir con la antigua
mezquita y la maqbara islámica. Sin embargo, aparece un edificio singular que no
logramos identificar: diosele un palacio caydo, alto e baxo953. La contabilidad de las
casas y solares concedidos a los repobladores es difícil de estimar ya que a algunos de
ellos se les adjudican bloques de casas de una misma calle sin especificar su número
exacto. Podemos arriesgarnos a hacer una cuantificación aproximativa que estaría entre
treinta y cinco, y cuarenta casas y solares954.
Sobre sus recursos económicos creemos que la agricultura de irrigación no tuvo un
papel preponderante. Las zonas irrigadas estaban en torno a la fuente Grande, en la zona
baja de la villa y, fundamentalmente, en Jorox a unos siete kilómetros del núcleo de la
villa. Este último pago, hoy día perteneciente al término municipal de Alozaina, sí
sostuvo una importante agricultura de regadío cuyas aguas eran suministradas por la
surgercia del río Jorox955. Sin embargo, la lejanía del núcleo poblacional y la existencia
de restos de un posible poblamiento in situ, parecen reforzar la hipótesis de que se
trataba de una alquería autónoma de Alozaina. Con respecto a la agricultura de secano,
parece que tuvo una importancia notable estando sustentada por las ricas tierras de la
Jara muy apropiadas para el cultivo del cereal por su edafológica arcillosa (margas
arcillas y areniscas del Paleógeno956).
La villa de Tolox957se sitúa en el pie de monte de la sierra de las Nieves o de Tolox,
a una altura de 315 m snm y en la zona de transición geológica entre las calizas
alabeadas, las peridotitas y micoesquistos del Paleozoico958, donde confluyen los ríos
Alfaguara y de los Caballos. Según Esteban García:
Se trata de una situación que facilita el acceso a los diversos recursos, al
agua, como más adelante se verá, a la sierra, que va a ser una reserva de
materia prima para los pobladores, y a las tierras de cultivo más fértiles, ya
sean de secano o de regadío [...] El recorrido de las antiguas vías pecuarias nos
remite a la importancia pasada que esta zona tuvo para la ganadería. Tolox se
952
Ídem.
Ibídem, p. 448, fol. 243.
954
Ibídem, pp. 446, 447, y 448, fols. 242, 243 y 244.
955
Ordóñez Frías, 2013a.
956
IGME, 1972, hoja 1052, Álora.
957
AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fol. 286.
958
IGME, 1972, hoja 1051, Ronda.
953
394
encuentra en la puerta de acceso a la sierra y a los pastos de verano, un
elemento fundamental en la economía agropecuaria de la región959
Al igual que en los casos de Yunquera y Guaro, tenemos información sobre el
número de habitantes mudéjares que poseía a través de unos documentos fiscales
fechados entre 1492 y 1501, recogiéndose un total de ciento veintitrés varones que
pagaban censo por la tenencia de determinadas cabezas de ganado y por la producción
de trigo y pan. La escasa información demográfica sobre este complejo período hace
que mantengamos la consiguiente reserva sobre estos datos.
Su toponimia pertenece al sustrato prelatino, integrándose etimológicamente dentro
de los orónimos preindoeuropeos, tales como Tolosa o Toulouse960. Su identificación
con algunos de los Torrox (Turruš) de la fitna hafsuní ha constituido un error recurrente
en la bibliografía decimonónica desde que Dozy hizo esta propuesta961. Incluso dicho
error ha llegado hasta nuestros días962cuando Acién Almansa identificó Tolox con el
lugar de nacimiento Ibn Abī ‘Āmir, Almanzor963.
La única mención que tenemos sobre esta pequeña medina andalusí proviene de
nuevo de Ibn al-Jatīb en la Nufāḍat al-ŷirāb, cuando Muḥammad V destronado recupera
el emirato conquistando una serie de castillo de la Algarbía malagueña en 1362:
Y el sultán se puso en marcha seguido de una muchedumbre, y la gente
acudía (a ver pasar el cortejo), y se sometieron las celebres fortalezas (de la
Algarbía de Málaga) como Coín (Dakwān), Cártama (Qartama), Tolox (Tulus),
Mijas (Miyis) y Osunilla (al-Munšāt)964
Tolox aparece en 1485 como uno de los castillos que se sometieron a la autoridad del
rey Fernando tras la caída de Ronda. Se produce una rendición pactada exenta de
resistencia armada lo que hace que los toloxíes puedan acceder al estatuto de mudéjares.
Con relación a la estructura urbana de origen andalusí contamos con escasa
información documental y arqueológica. En primer lugar podemos destacar la existencia
de un recinto murado como vimos anteriormente en la información que nos transmitió
959
López García, 2014, Inédito.
Hubschmid, 1960.
961
Dozy, 1984, pp. 265-269.
962
Martínez Enamorado, 2002, p. 324.
963
Acién Almansa, 1994.
964
Nufādat al-ŷirāb, III, p. 118, citado por Martínez Enamorado, 2002, p. 325.
960
395
Ibn al-Jatīb. Al respecto Fernández López en su tesis doctoral realiza un estudio de su
castillo y de su estructura urbana:
La traza de su planta se advierte siguiendo la distribución y denominación de
algunas calles; la ordenación urbana y su condicionamiento topográfico
permiten recomponer parte del antiguo trazado. Debió contar con un solo
recinto, irregular, adaptado al terreno. Su entrada principal estuvo orientada
hacia el sur, zona más accesible del conjunto, aunque probablemente tuviese
alguna puerta falsa o paterna de seguridad [...] algunos restos incrustados en
las modernas construcciones, que indican que se trataba de una obra de
mampostería de grandes bloques irregulares y acostante en sus dimensiones965
La fortaleza fue destruida por orden real, junto con otras diecisiete del reino de
Granada incluida la de Yunquera966, aunque algunos investigadores matizan esta
información:
una destrucción parcial, buscando anular su capacidad bélica y evitando que
pudiera ser utilizadas por la población mudéjar. Aparte del ahorro que suponía
a las arcas reales la desaparición de las alcaidías 967
En la transcripción realizada por López García sobre el Apeo y Repartimiento de
Tolox968, documento que fue redactado en 1572 algo menos de un siglo desde la caída
del emirato granadino, se mencionan elementos tanto de la fortaleza, como de la cerca
de la alquería969:
cupole la casa que fue de la viuda de Hernando Madani con las casas caydas
por parte de abaxo que fueron de Pedro de Arnin de de los menores de Çermen
con la torrecilla de Sancho Guefate en la muralla que alinda con el muro970[...]
965
Fernández López, 1987, p. 465.
AGS, Contaduría del Sueldo, 2a, leg. 368, s/f.
967
López García, 2014, Inédito.
968
AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, ed. López García, ep.
969
Como vemos López García discrepa sobre la opinión emitida por Fernández López que considera a
Tolox como una villa fortificada con una única cerca defensiva. Sin embargo, el primero la considera una
villa con doble recinto murado similar a las estructuras existentes en Dakwān, Benamaquí, Monda,
Yunquera y Alozaina. Correspondería al modelo descrito por Malpica Cuello de villas de doble recinto
amurallado, con castillo y poblado (2011, p. 106).
970
AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fols. 361-361v, ed. López García, ep.
966
396
Casa de la viuda Albamina linde con la muralla y con casa de Gonzalo el
Muli971
Igualmente, también se recoge la existencia de una puerta que podría coincidir con la
entrada principal de la villa que actualmente correspondería con el acceso desde la plaza
del Alta con las calles Villa Alta y Villa Baja: Casa de Luis Yxbili linde con puerta de
la villa e con casa de Hernando de Yxbili972.
Otro elemento fundamental en el paisaje urbano andalusí es la existencia de una
mezquita-aljama. Así en Tolox se identifica dicho edificio con la iglesia de Santa
María973. Pero esta construcción fue destruida durante la sublevación morisca de 15691571: que la yglesia desta dicha villa está quemada y en alberca974. El arrabal
constituye otro componente básico de la estructura urbana tardoandalusí. En Tolox
conocemos la existencia de un amplio arrabal en 1572 que contaba con más de cien
casas. Sin embargo, y siguiendo a López García975, no sabemos si este espacio
residencial situado a extramuros existía a finales del siglo XV, o fue consecuencia de un
crecimiento demográfico o de flujos migratorios producidos en el siglo XVI.
El cementerio islámico o mocaver también aparece en el Apeo y Repartimiento: y
otro cuerpo quemado alinda con el osario de los moriscos y con casa que fue de la
viuda de Melchior Lagan976. De su antigua ubicación tenemos constatación
arqueológica proporcionada por la realización de un parking subterráneo efectuado en el
año 2011 por debajo de la plaza Alta y en una zona que correspondería con los
extramuros de la villa, como era habitual en este tipo de instalaciones. Se perdió la
oportunidad de haber realizado un estudio en profundidad de estos niveles
arqueológicos ya que fueron destruidos en su totalidad.
La economía del Tolox tenía como uno de los recursos principales la agricultura de
irrigación que se practicaba en las terrazas regadas con las aguas de los ríos Alfaguara,
de los Caballos y Almozara977. La mayoría de estas zonas creemos que pudieron tener
un origen andalusí, aunque no podemos estimar las ampliaciones que se produjeron en
971
Ibídem, fol. 32v.
Ibidem, fol. 35v.
973
Suberbiola Martínez, 1985.
974
AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol. 19, ed. López García, ep.
975
López García, 2014, Inédito.
976
AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol. 420, ed. López García, ep.
977
López García, 2012.
972
397
época morisca por falta de datos. También debió de ser un recurso importante la
ganadería ovina, caprina y bovina aprovechando los pastos de verano de la zona alta de
la sierra de las Nieves y su extensa zona serrana. Para el caso de Tolox existe
documentación que especifica la cabaña pecuaria a finales del siglo XV con doscientos
diecisiete vacas, ochocientos veintidós cabras y la sorprendente cifra de noventa y un
bueyes de labor978.
La antigua villa medieval de Monda ocupaba parte del casco antiguo del municipio
actual, y la vertiente N del cerro de la Villeta, hoy día ocupado por cultivos de olivos y
almendros. En dicha cara N se encontraba la que denominamos la alquería de la Villeta
asociada a un ḥiṣn con el mismo nombre. Los relatos de la conquista castellana dan a
Monda la consideración de lugar de aposento de los contingentes gomeres que acuden a
la comarca para la defensa de su capital que era Coín. A pesar de la cercanía con
respecto a esta, Monda no se tomará sino hasta que se produzca la entrada castellana en
Ronda en el mismo año de 1485. La posible resistencia de la población local ya había
sido anulada en la conquista anterior de Dakwān. De esa manera se pudo otorgar a la
misma la consideración de mudéjar979.
A través del Libro de Apeo de Monda tenemos noticias de que la alquería estuvo
ocupada durante buena parte del siglo XVI. Fue destruida por sus propios habitantes en
1569 en plena rebelión morisca. Así, cuando se realiza el apeo de las viviendas de la
alquería, los repobladores la desdeñan debido al estado ruinoso en que se hallaban:
E después de esto en veinte e zinco días del dicho mes de enero de dicho año,
el dicho señor juez ante mi el dicho escribano fue a ver y apear las casas
fortalezas y otras de las que son en lo alto de la dicha villa [de Monda] y esta
dividido de los arrabales, y llebando consigo los dichos alamines y a Bonifacio
de Villalobos escribano público y lo anduvo mirando y todas las cassas de la
dicha villa bieja estaban caídas sin puertas ni umbrales ni otra madera ni
materiales, salbo algunas texas, y las murallas que zercan la dicha villa assi
mismo estaban caídas por el suelo, y todas las torres assi mismo y un alguibe
para agua ziego y lleno de tierra, y los dichos alamines y Villalobos, escribano,
978
AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fols. 186 y 286.
Con la caída de Ronda en 1485, una serie de villas envían mensajeros a los Reyes Católicos para
pactar su rendición. Así ocurre con Monda: El rey dio seguro que las villas aquí nombradas embiaran a
pedir, con condición que luego entregasen las fortalezas de cada una de ella [...] E la villa de Monda é su
fortaleza a Hurtado de Luna (Pérez del Pulgar, 1953, p. 420, cap. XLV).
979
398
dijeron que en la dicha villa abia antes del lebantamiento, hasta nobenta cassas
pocas más o menos, e por estar de ningún probecho y enlugar aspero e
ynabitable, no se hizo copia particular de ellas por mandado del dicho señor
juez, que lo firmo de su nombre.= el bachiller Fonseca= Bonifacio de Villalobos
escribano, = Andres Solano980
Ante esta situación, los nuevos repobladores castellanos se asentaron en el arrabal de
la Iglesia, lugar que ocupa parte del pueblo actual quedando la zona de la alquería como
área de cultivo.
Tuvo una extensión aproximada de una hectárea y estaba circunvalada por una
muralla que en la actualidad conserva la mayor parte de su trazado. Dicha cerca fue
realizada aprovechando un cambio brusco de nivel, lo que facilitó su construcción y su
capacidad defensiva. La alquería se asentó sobre un terreno abancalado con un grado
medio-alto de pendiente. Su instalación en esta ladera parece que se produjo al principio
del periodo nazarí como así propusieran Acién Almansa y Rambla Torralbo
981
pues la
obra será:
rehecha casi en su totalidad en el período nazarí, posiblemente coincidiendo
con su ubicación de la alquería en su ladera N. Las causas concretas de este
ascenso de la alquería resulta difícil de precisar, pero se debe situar en el
complicado marco del final del dominio almohade, configuración del reino
nazarí, presencia o zona fronteriza con los meriníes, etc
Pero lo más significativo para esta investigación es que es el único despoblado, entre
los tratados, en el que se ha efectuado una excavación arqueológica. Se ha podido, por
tanto, asociar niveles estratigráficos, registro arqueológico y períodos diferentes. Tras el
estudio realizado por este investigador sobre su material cerámico procedente de la
excavación efectuada en 1990982, podemos precisar que arroja una cronología que iría
aproximadamente desde mediados del siglo XIV, hasta el tercer cuarto del siglo XVI,
para el caso de la alquería.
Se muestra de una manera evidente, en consonancia con lo defendido por los
arqueólogos que la excavaron, que el sustrato almohade dentro del ḥiṣn es muy
980
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 201.
Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1991-1992, p. 282.
982
Ordóñez Frías, 2014a.
981
399
relevante: Lo que resulta indudable es el abandono de la fortaleza en los siglos
siguientes, hasta la importante refortificación de época almohade983. También se ha
localizado cerámica verde y manganeso que podríamos vincular con el califato o
primeras taifas, pero al encontrarse esta en estratos revueltos, no podemos adscribirla a
un período concreto.
Su sustrato geológico está constituido por calizas alabeadas del Paleozoico984, con un
terreno muy estable y pedregoso en donde la roca madre aflora con frecuencia a la
superficie y que en la actualidad está ocupado por cultivos marginales de olivos y
almendros. Posee una orientación NE y una altura de 430 m snm.
El suministro hídrico del poblamiento provenía de dos manantiales. El primero o
fuente del la Villa985, se encuentra justo por debajo del antiguo espacio residencial y
apenas a cien metros de este. Su caudal se recoge en una alberca de distribución que
riega el partido rural de las Huertas, existente como espacio de irrigación desde época
andalusí en que se denominaba de Pitalata. La otra o fuente de Aljauha, está lindando
con el antiguo camino de Monda a Coín y sus aguas también eran recogidas en una
alberca que riegan los bancales del pago de Afetariz. Ambos espacios de cultivo son
recogidos en el Apeo de Monda:
Y que ansimismo de la fuente del Haura salían dos azequias que una regaba
el pago de Afetarix, que serían quatro hanegadas de tierra, con el agua de dicha
fuente, e con el agua de la fuente de la villa que se llegaba en una alberca que
para ello ai, y de la misma fuente de Haura yba otra azequia a una alberca que
con la dicha alberca se regaba un pago que se dize Pitalata que terna hasta
otras quatro fanegas de tierra986
Benamaquís
ha sido, hasta hace poco tiempo, una villa/alquería de imprecisa
ubicación. El topónimo se presenta bajo diferentes morfologías gráficas, con escasas
alteraciones: Benamaquix, Benamaquís, Benamaqués, Benamaquí. Ello refleja la
presencia de un grupo clánico, por ahora de filiación indeterminada, cuyo etnónimo
puede proceder de distintas raíces: B.k.s., M.g.s., M.k.d., M.k.s., M.k.š o diferentes
variantes (algunas de esas raíces en nombres de tribus magrebies; Ibn Jaldūn, ‘Ibar VIII,
983
Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1991-1992, p. 281.
IGME, 1972, hoja 1066, Coín.
985
Su denominación en época andalusí y morisca era de fuente del Alfaqy (AHPM, P-6598, 1551, s/f).
986
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 167-168.
984
400
Índices: 476) o, incluso, M.k.n, cuya presencia se detecta en ŷazīrat Mayūrqa a través de
Imkan > Inca987 .Recordemos, en cualquier caso, como no es un unicum en la relación
de etnónimos que designan pequeñas unidades de poblamiento en al-Andalus. Existe
una alquería con su torre y su dehesa dependiente en la tierra de Morón que en
documentación
bajomedieval
Benamequiz/Benabaquys/Benamaquyz
aparece
988
con
la
denominación
de
y otra en el Campo de Gibraltar, de nombre
Benamacuz, mencionado en el Libro de la Montería de Alfonso XI989.
El lugar solo comienza a contar con perfil historiográfico al finalizar la guerra de
Granada, durante el cerco de Coín y Cártama por los Reyes Católicos en 1485.
Entonces, la villa fue tomada por la fuerza y buena parte de sus habitantes ejecutados
(vid. las referencias de los cronistas castellanos más abajo).Su ubicación, sabida de su
cercanía a la madīna de Dakwīn, movió a cierta especulación hasta que, en el año 2002,
Víctor Gallero Galván (2002) expusiera su acertada hipótesis sobre la ubicación de
Benamaquí. Afirmaba que la alquería/villa estaba situada en la actual urbanización de
Miravalle en el antiguo partido rural de Benamaquísk del término municipal de Coín,
para el que contamos con frecuentes alusiones en los protocolos notariales del siglo
XVI990. Dicha propuesta fue seguida por Francisco Marmolejo Cantos (2014) que en
una reciente publicación analiza, de forma pormenorizada, la documentación existente
al respecto ratificándose en la propuesta hecha por Gallero. Consideramos que en la
documentación escrita existente, y especialmente en el Libro de Reformación del
Repartimiento de Coín (1492), hay suficientes indicios que nos llevan a confirmar que
Benamaquí estaba en dicha urbanización de Miravalle:
alinda por la parte baxa con el exido e con el arroyo que viene del cabo de
los molinos, y por parte arryba […] ençima de la huerta de Lorenço, e de ay
derecho hasta dar al canino que venia de Benamaques a Málaga , é de allí por
el dicho camino hasta dar en derecho de la torre de Benamaques, quedando
afuera la huerta de Haryza y desde allí por el camino que va de la dicha
Benamaques a la Fuengyrola […] .Otro trançe, junto con este e viene dende la
987
Barceló Perelló, 1984, pp. 135-136.
Morilla Cala, 1996.
989
Libro de la Montería de Alfonso XI, ed. Montoya Ramírez, 1982, p. 710. Martín Gutiérrez, 2015, pp.
53 y 129.
990
AHPM, P-6549, 1562, s/f; P-6555, 1568, s/f.
988
401
dicha torre de Benamaquis, por lo alto, por el camino que viene a Coyn, e por lo
baxo dende la dicha torre por el camino viejo que va a Málaga991
De acuerdo con alguna valoración de carácter general, la alquería tendría unos
trescientos habitantes al final del siglo XV:
Cabe exceptuar el caso de Benamaquis, villa cercana a Coín, la cual, de
acuerdo con los datos de Pulgar y Valera, tendría alrededor de 300
habitantes992
Entraría en la categoría de villa de doble recinto murado, con castillo y poblado993 de
acuerdo con la propia descripción de la misma realizada con motivo de su conquista por
Bernáldez:
é así murieron más de cien moros por armas, fechos pedazos, é quedo
tomada la villa é fortaleza994
La agricultura de irrigación fue, sin duda, la base de la estrategia económica de esta
alquería. Las acequias de la Candonga, del Naranjal y de Los Llanos eran los canales
principal que regaban una serie de terrazas por debajo del área residencial de la qarya.
Sin embargo, hay varios protocolos notariales del siglo XVI que indican, de forma
evidente, como parte del recinto murado que circunvalaba el espacio residencial estaba
por debajo de la línea de rigidez que marca la acequia de la Candonga:
que resçibo del señor Juan de Verlanga […] una huerta con todo lo que el
presente tiene que se llama el castillo de Benamaquis […] ques todo lo que su
merçed allí posee dentro del circuyto del castillo […] me obligo la tierra a
tenerla limpia e desçarçada e las aguas metidas en madre995
Ello nos lleva a plantear la hipótesis de que la parte inferior de dicho recinto murado
estaría por debajo del lugar que hoy se llama el Palomar en el extremo NE de la
urbanización de Miravalle, espacio ocupado por tableros de regadío. Mientras que la
zona residencial podría haberse situado en parte de las actuales fases III-IV de dicha
urbanización, y en una ampliación posterior que se ha denominado el Palomar. Sin
991
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1997, fol. 118, p. 287.
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 32.
993
Malpica Cuello, 2011, p. 106.
994
Bernáldez, Cap.LXXV, p. 71.
995
AHPM, PN, P-6548, 1553, s/f.
992
402
embargo, es necesario profundizar en el estudio de la documentación castellana de los
siglos XV y XVI para poder ubicar su emplazamiento de forma precisa, ante la
dificultad que plantea el análisis del registro arqueológico.
Aunque no tan completo como el caso de la alquería de Pereila, también conocemos
parte de sus límites territoriales, información que nos proporciona los Repartimientos de
Málaga, cuando alude al sector SE y O de este ente territorial:
En una piedra questan en un llano que llaman de Xubric y en arábigo se dice
Almahaden donde dixeron que parten los términos entre Xubric e Benamaquis y
de allí va el dicho término por el monte adelante a dar una sierra que se dice
Ally Natar donde están dos matas que por ser monte no se llega a ellas 996 […]
Otro trance que comiença junto con este que lo parte el agua de los molinos y
por la parte de abaxo va junto con las huertas y por la otra va por las piedras
de las lonbardas a partyr con lo de Barrionuevo997
Tanto el Llano de Almadén, la sierra de Ally Natar como las Piedras de las
Lombardas, son hitos perfectamente reconocibles en la actualidad y que coinciden con
el Llano de Matagallar, la sierra del Nacimiento y el cerro de las Lombardas
respectivamente, todos ellos en término municipal de Coín.
La urbanización total del que suponemos que fue su espacio residencial, nos
imposibilita de la elaboración un mapa perimetral del poblamiento con un mínimo de
garantía. Su orientación era NE y en su sustrato geológico predominan las tobas y
travertinos998.
La villa de Dakwān. Pero el núcleo poblacional por excelencia dentro de la
subcuneca de río Grande y en el Bajo Medievo, es Dakwān/Coín sobre la que nos
centraremos de forma especial realizando un pormenorizado análisis historiográfico. Sin
duda, su consideración de centro subcomarcal permite realizar un rastreo documental en
el cual se observa, con claridad, una evolución desde qarya a pequeña madīna.
Posiblemente en el siglo XIII ya había alcanzado este último rango.
996
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 305v, p. 403.
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 305v, p. 403.
998
IGME, 1972, hoja 1066, Coín.
997
403
A nivel comarcal, la relevancia alcanzada por Coín fue notable. Hay suficientes
indicios que nos permiten afirmar que durante los siglos XIV y XV se convirtió en la
capital administrativa, militar y económica de la comarca. Incluso las referencias que
preceden a esas centurias nos hablan de una evidente significación zonal.
El topónimo Dakwān/Dakwīn no parece explicarse con facilidad. Al contrario de lo
manifestado por Helena de Felipe999, ya se defendió la posible relación entre el
etnónimo de una familia de origen beréber1000 y este topónimo que, por ahora, no puede
ser explicado a partir del romandalusí. Distintas son las posibilidades que ofrece el
árabe: existe, derivado de la raíz d.k.w. –que produce el sustantivo dakī (‘inteligente,
sagaz’) – un ism (nombre de pila), de acreditada conformación árabe (y, por ende,
musulmana) pues lo portaron incluso un par de “compañeros” (ashāb, pl. de sāhib) de
Muhammad (Mahoma) cuyos nombres eran Dakwān ibn ‘Abd Qays al-Ansārī y
Dakwān ibn Yāmīn, así como distintos mawla-s. El nombre se sigue constatando en
repertorios biográficos posteriormente, lo que implica su mantenimiento en la
onomástica árabo-musulmana. Independientemente de ello, existe el nombre de una
tribu árabe con la puede relacionarse directamente el topónimo: nos referimos a los
Banū Dakwān ibn al-Rifā‘a como una de las tribus de los Banū Sulaym1001.
Se podría asociar, tal vez, en ese contexto malacitano, a los ŷundíes establecidos en
el Bajo Guadalhorce (iqlīm Qartama) a mediados del siglo VIII. Sin embargo, su origen
amazigue no puede ser completamente descartado, habida cuenta del acreditado origen
beréber de los citados Banū Dakwān.
El topo-etnónimo se mantiene absolutamente estable en su grafía hasta llegar al siglo
XV, cuando el anónimo autor de la Nubdat al-‘asr lo escribe de la manera en la que,
desde bastante tiempo atrás, se pronunciaba Dakwīn1002, esto es, afectado por una imēla
de segundo grado (a>i) y por la oclusión de la D- inicial1003. Ha de tenerse en cuenta, sin
embargo, que la grafía >ā< | >ī< no implica necesariamente la preservación de la
999
No creemos posible relación alguna entre la denominación de este linaje y el topónimo Dakwān
(Coín), situado en la zona de Málaga (Helena de Felipe, 1997, p. 108, nota 160).
1000
Sobre ella, entre otras contribuciones, Helena de Felipe, 1997, pp. 108-114; Castilla Brazales, 1992.
1001
Citado en Lisān al-‘arab y en al-Nawāysa, 2012, I, 507: Banū Dakwān al-Rifā‘a: qabīla min banī
Sulaym bn Mansūr min Qays bn ‘Aylān min al-‘Adnāniyya.
1002
Nubdat al-‘asr, p. 13.
1003
Este fenómeno parece apreciarse en otras reproducciones gráficas anteriores, si bien no estamos
seguros que siempre sea fiable. Puede deberse a una errónea transcripción del amanuense.
404
cantidad vocálica del árabe clásico, porque es sabido que el andalusí tuvo un
acentuación intensiva1004.
Consideramos que desde la forma hablada Dakwīn se produce el topónimo castellano
Coín, al producirse entre los conquistadores castellanos, por un mecanismo de falso
análisis, la errada percepción de que la primera sílaba no es sino la preposición
castellana <de> por lo que había que eliminarla en la construcción final
(Dakwīn>Decoín>Coín). Sin embargo, como nos indica M. A. Manzano, solo parece
explicarse el topónimo final mediante esta acentuación intensiva que hizo que la
primera sílaba perdiera su vocal pretónica, con la consiguiente debilidad de la
consonante inicial /ḏ/ en posición implosiva inicial: *Ḏøkwín > *Kwín > Coín
(hispanoromance). Ello no invalida que a esta tendencia se uniera una metanálisis de
esta /ḏ/ como la preposición ‘de’. Pero no parece que sea concluyente. Hay otros
ejemplos de metanálisis en los que no se elimina necesariamente la consonante andalusí.
Es posible que si se suprimió de la grafía definitiva fuera porque probablemente, ya el
siglo XV —fecha que señala el autor del libro—, la consonante inicial no seguida de
vocal pretónica, o bien ya ni se pronunciaba, o bien resultaba rara al oído
hispanoromance.
Lo cierto es que parece comprobarse la presencia del topónimo, mediante sus
respectivos nisba-s, en los nombres de unos andalusíes de la villa de Monda y Guaro,
citados como moros que se fueron en un documento de 1491: bajo el apelativo de
Dicaini, Adicayne y Discayni entendemos que se oculta el gentilicio Dakwīnī1005.
El lugar ya aparece citado en el Muqtabis III de Ibn Hayyān en el curso de una
expedición conocida como de Algeciras (gazwat al-Ŷazīra al-Jadrā’) comandada en el
año 284/897 contra los dominios de Ibn Hafsūn por el alcaide Ahmad ibn Muhammad
ibn Abī ‘Abda. Desde Suhayl/Fuengirola, el ejército emiral se dirigió a Dakwān, sobre
el río para asentarse en este campamento […] (ilà Suhayl ilà Dakwān ‘alà al-wādī fakāna al-nuzūl bi-hadihi al-mahalla) el día lunes primero del mes cristiano de junio
(šahr yunyuh al-‘aŷamī) de ese año. Allí se entabló un virulento combate, del que según
el testimonio hayyāní, salió muy malparado el ejército de Bobastro al perder la vida dos
de sus jefes (ashāb), Ahmad ibn Jayrūn e Ibn al-Aysar, y al ser capturados dos grupos,
1004
1005
Véase por ejemplo, Corriente, 1992, p. 60.
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 766, pp. 214-219.
405
uno formado por una docena de caballeros (fursān) y otra docena del cuerpo auxiliar de
los “tangerinos” (tanŷiyyūn)1006. A continuación el contingente se dirigió hacia
Casarabonela/Qasr Bunayra y Wādī Banī ‘Abd al-Rahmān, frente a Bobastro (muqābil
Bubaštar).
La noticia revela la significación comarcal del Coín andalusí. La aclaración de que D
Dakwān (esta es la primera ocasión en la que se cuenta con grafía del topónimo,
presentándose con la oclusión de la -D- inicial, al igual que en la última de las formas
registradas) se ubicaba en la ribera de un indeterminado curso fluvial (indudablemente
el río Nacimiento, el Wādī Dakwān) es una manera indirecta de hacer referencia a la
comarca o distrito. Además, Coín habría de ser un núcleo destacado de la fitna a tenor
del combate que en sus alrededores se libró. La plaza estaba defendida por dos
significados “compañeros” de Ibn Hafsūn, Ibn Jayrūn e Ibn al-Aysar, sobre los que, sin
embargo, no se cuenta con noticias previas. Igualmente relevante es la presencia de
miembros del cuerpo de los tanŷiyyūn en un número relativamente considerable, pues
una docena de ellos ingresaron en el ejército omeya tras desertar de las filas hafsūníes.
Sin duda, esta referencia del Muqtabis III se relaciona directamente con la que, unos
años más tarde, reseña el mismo Ibn Hayyān en el Muqtabis V1007. La plaza de Dakwān
no quedó en manos leales, pues en el año 308/921-922:
se conquistó al-Maydāt en el alfoz de Cártama de la cora de Rayya,
construyendo allí el sultán la fortaleza de Qaštruh Dakwān, donde emplazó con
mercenarios y pertrechos a Yahyà ibn Zakariyyā’ ibn Antuluh
La noticia ha sido abordada por Martínez Enamorado desde muy diferentes
perspectivas: la inclusión del término romance qaštruh (>castrum)1008y la semblanza del
personaje en cuestión, Yahyà ibn Zakariyyā’ ibn Antuluh, y su actuación en las distintas
fortificaciones de la Algarbía, en el flanco occidental de Bobastro1009, son los dos más
destacados. Ello nos exime de tener que volver sobre estos asuntos, suficientemente
analizados en otras publicaciones. Sin embargo, no reparamos entonces en varias
circunstancias en relación con la ubicación de Coín en su contexto comarcal: formaba
1006
Ibn Hayyān, Muqtabis III, p. 121, fol. 91b.
Muqtabis V. p.169, fol. 111; trad, p.134; Ibn ‘Idārī, Bayān II, p. 180; trad, p. 299; Crónica de ‘Arīb, p.
165).
1008
Martínez Enamorado, 2003a, p. 283.
1009
Martínez Enamorado, 2010 y 2011.
1007
406
parte del alfoz de Cártama (hawz Qartama), lo que seguramente quiere decir para Ibn
Hayyān que se integraba en el distrito (iqlīm) de los ŷundíes conformado desde el siglo
VIII y el lugar donde se emplazaba Coín era llamado al-Maydāt, término árabe (en
realidad, al-Mā’idāt) que designa, por un lado, una ‘mesa donde comemos’ y, por otro,
un ‘cerro’ o ‘muela’, según las correspondientes entradas en P. de Alcalá y Dozy, por lo
que al presentarse en plural simplemente haría alusión a los distintos cerros que
componían el territorio inmediato a Coín. Tenemos, por consiguiente, que las primeras
referencias a este ḥiṣn, tan escuetas, definen su territorio a partir de sus dos hitos
topográficos más relevantes: el río (‘alà al-wādī), por una parte, y las diversas muelas
que se levantan en las cercanías del curso fluvial (al-Maydāt), por otra.
Observamos, además, cómo Dakwān va ganando peso en ese conjunto comarcal
conforme va trascurriendo la historia de al-Andalus. Si Qartama designa desde el siglo
VIII al iqlīm de los yemeníes instalados en torno a esta localidad (distrito en el cual
habría de integrarse desde esas fechas tan tempranas Coín), con el paso del tiempo será
esta última la localidad con una presencia historiográfica en las fuentes más reseñada.
Sabemos que en el Dikr bilād al-Andalus, por ejemplo, se incluyen las dos localidades
(Coín y Cártama) entre los castillos y ciudades (wa min husūni-hā wa-muduni-hā) de la
desaparecida cora de Rayya1010 o que, más tarde (s. XIV), en el Mi‘yār al-Ijtiyār de Ibn
al-Jatīb1011 se conceden a las dos villas sus respectivas descripciones. Las diferencias
entre una y otra obedecen a razones de orden funcional: no parece existir duda, por
ejemplo, sobre la condición de sede cadial de Coín. A partir de la noticia de alWanšarīsī1012 sobre Abū Bakr Muhammad ibn. Manzūr, perteneciente al prestigioso
linaje de los Banū Manzūr, algunos autores han venido defendiendo desde antiguo que
Coín era la sede del cadiazgo de la Algarbía malagueña1013.
Recientemente se ha afirmado que solo se conoce un documento en el que
explícitamente, se conceda a Coín la consideración de ciudad. Ese documento no
pertenece al acervo textual árabo-andalusí, sino que fue emitido por un notario
mallorquín de nombre Pere Llitrà a los pocos meses de la conquista castellana. Ello nos
obliga a realizar un ejercicio de traducción comparativa. Este es el testimonio:
1010
Dikr, p. 68; trad p. 74; ed. Būbāya, p. 124.
Ibn al-Jatīb, Mi‘yār al-ijtiyār, p. 67; trad, p. 138.
1012
Mi‘yār al-mu‘rib, III, pp. 175-176.
1013
Martínez Enamorado, 1995, pp. 285-287 y 290-292; también Calero Secall, 1987, pp. 6-7.
1011
407
En aquest Regne de Granada, detengur per aquestes infels de moros la ciutat
de Cohin ab la villa et fortaleza de Cártama1014
Valórese, en principio, la diferencia en los calificativos dedicados por el notario a las
localidades de Coín y Cártama. En realidad, si entendemos el término castellano “villa”
como la traducción de madīna, no habría diferencias entre el término ciutat aplicado a
Coín y el de villa que se emplea para Cártama en este caso y para otras localidades
granadinas (entre otras muchas, Coín) en el proceso de la conquista castellana.
Todas las fuentes árabes de los siglos finales de al-Andalus insisten en la relevancia
de Coín en su contexto territorial, relevancia que, con todo, no es acompañada de la
titulatura urbana que indudablemente le correspondía a partir, tal vez, de los siglos XII o
XIII. En 1 de muharram de 682/1 de abril de 1283 el emir meriní Abū Yūsuf conquistó
en su alfoz [de Málaga] muchas fortalezas (bi-ahwāzi-hā husūnan katīratan), partiendo
desde la capital malacitana. Las que se mencionan son todas de su Algarbía:
Cártama/Qartama, Coín/Dakwān y Fuengirola/Suhayl1015 citadas por ese orden, lo que
significa que se trazó ese itinerario por el valle para pasar luego al litoral por el wādī
Suhayl/río Fuengirola.
En el mismo Rawd al-qirtās1016 se vuelve a mencionar Coín, en acontecimientos que
tienen por protagonista a Abū Zayyān Mindīl, quien, al frente de un destacamento
militar meriní, se instaló en los días finales de ramadān del año 684/última semana de
noviembre de 1285 en un campamento en las inmediaciones de Coín. La noticia incluye
algún matiz que ahora abordamos: si Ibn Abī Zar‘ se detiene en detallar que después de
dirigirse a la fortaleza de Coín, de los alrededores de Málaga, se instaló en sus afueras
acto para el cual recurre a la raíz s.k.n. que entendemos no se ajusta a este contexto por
estar revestida de un cierto sentido de permanencia estable (fa-insarafa ilà ḥiṣn Dakwān
bi-l-qurb min Mālaqa, fa-sakana bi-jāriŷi-hi), al-Nāsirī emplea otro verbo de la raíz
n.z.l. y una explicación para el contexto muy similar (wa-anzala-hu bi-ḥiṣn Dakwān
qurb Mālaqa).
1014
Barceló Crespí, 1991, p. 654.
Ibn Abī Zar‘, Rawd al-qirtās, p. 443; trad. II, p. 637.
1016
Rawd al-qirtās, p.491; trad, p. 683; al-Nāsirī, al-Istiqsā, I (3), p. 64; la noticia es analizada, entre
otros, por Manzano Rodríguez, 1992, pp.102, 126 y 142; para ambas referencias que proporciona Ibn Abī
Zar‘ puede consultarse Vidal Castro, 2000, pp. 97-98.
1015
408
El testimonio que se integra en la correspondencia diplomática de Granada ayuda a
establecer el rango alcanzado por la madīna de Coín en el conjunto granadino. Era la
cabecera de una marca fronteriza en una indeterminada fecha (en torno a 766/1364) a
cuyo frente se emplazó, por orden directa del sultán granadino Muhammad V, Idrīs ibn
‘Utmān ibn Abī l-‘Ulā, con el título de comandante de los voluntarios de la fe,
combatientes de la guerra santa, y primer jefe para la defensa de la religión (šayj alguzāt al-muŷāhidīn wa-kabīr ūlā al-difā‘ ‘an al-dīn). Es seguro que esa marca fronteriza
estaba formada entonces por los distritos occidentales del Sultanato granadino, entre los
cuales, además de Málaga y Ronda, se incluía Dakwān:
le nombra comandante de los voluntarios de la fe, combatientes de la guerra
santa, y primer jefe para la defensa de la religión en la ciudad de Málaga,
hermana de la capital de su reino, segunda perla preciosa de su collar […]
confiándole el cuidado de los distritos occidentales, Ronda y Dakwān y sus
términos de un modo exclusivo e independiente, con amplio e ilimitado poder
para conducir a todos ellos hacia la guerra santa, obrando según su gloria en
toda situación1017
La terminología empleada en este texto diplomático bien merece una breve
explicación. Además de las expresiones aplicadas a Málaga, hermana de la capital de su
reino (ujti hadrat mulki-hi) y segunda perla preciosa de su collar (tāniyat al-durrat altamīna min silki-hi wa-dār salafi-hi) que revelan que se encontraba en un escalón
superior en la jerarquía de la defensa del reino, al homologarse a partir de esta
terminología con la misma ciudad de de Granada (hadrat Garnāta), para Ronda y Coín
y lo que le acompañan a una y otra (wa-mā ilay-hā) se emplea otro vocablo de
resonancias contemporáneas: qā‘ida (se usa el plural, qawā‘id) con el sentido bien
conocido de ‘base’ militar. Claramente, estas dos localidades son las bases en la defensa
del Occidente granadino (al-Garbiyya) que en este contexto no se refiere únicamente a
la comarca malacitana sino a todas las dependencias al O de Málaga, al incluir Runda.
De alguna manera esto queda confirmado en la descripción del periplo que en otoño de
761/1359 llevó a Muḥammad V, destronado en ese momento, desde la capital granadina
al Magreb vía Ceuta en su primer exilio, en el cual uno de los hitos citados, después de
1017
zahīr o decreto recogido por Ibn al-Jatīb, Rayhāna, II, p. 70 y traducido por Gaspar Remiro, 1916, p.
41 (s.d.); lo interpretan, entre otros investigadores, A. M. al-‘Abbādī, 1973, p. 32 y Manzano Rodríguez,
1992, p. 360, nota 1021).
409
Antequera (Antaqīra) y antes de Marbella (Marballa) fue Dakwān1018. Por el contrario,
cuando recupera el trono después de 763/1362 la relevancia de Coín1019 se diluye entre
una relación de fortalezas de la Algarbía, como son Cártama/Qartama, Tolox/Tuluš y
Mijas con Osunilla/Miŷīš y al-Munšāt1020. Bastante más tarde, en torno a 849/14451446, Coín, como capital de la Algarbía, participará junto con Ronda y con la propia
ciudad de Málaga, en la revuelta habida contra Muhammad IX al-Aysar, como
evidencia Ibn ‘Āsim1021.
Coín es una de las pocas localidades granadinas para la que existe una referencia
relativamente prolija de las fuentes árabes sobre la conquista definitiva en los años
finales del siglo XV. Las dos crónicas que relatan la última guerra contra al-Andalus,
muy relacionadas entre sí como Velázquez Basanta ha argumentado pues, que se puede
seguir la vía de transmisión que lleva de una a otra (de la Nubda al Nafh)1022que recogen
referencias sobre Dakwān.
En la primera de ellas, de la cual bebe al-Maqqarī, la anónima Nubdat al-‘asr la
conquista se cuenta así:
Y cuando era el mes de rabī‘ al-ājar1023 del año 890/abril-mayo 1485, salió
el enemigo en campaña hacia el Occidente de al-Andalus (Garbiyya alAndalus), dirigiéndose a la fortaleza de Cártama (ḥiṣn Qartama) y a la fortaleza
de Coín (ḥiṣn Dakwīn). Combatió a las dos hasta que logró apoderarse de ellas
1024
Por su parte, el magrebí de origen andalusí al-Maqqarī, entra en ciertos
detalles que complementan lo que sabemos por las crónicas castellanas. El
testimonio, aunque se basa en el anterior, contiene novedades:
En el mes de rabī‘al-ājar (II) del año 890 el enemigo [castellano] salió con
refuerzos a ocupar las comarcas de Málaga (nawāhī Mālaqa), después de que el
año anterior se hubiera apoderado de algunos castillos, al igual que en esta
1018
Ibn al-Jatīb, Ihāta II, p. 28; lo cuenta Vidal Castro, 2000, p. 135.
Ibn al-Jatīb, Nufāda III, p. 118.
1020
Para Mijas y Osunilla, Martínez Enamorado, 2000 y 2008; para Tolox, Martínez Enamorado, 2002.
1021
Ibn ‘Āsim, Ŷanna, I, p. 309; vid., por ejemplo, Vidal Castro, 2000, pp. 173-174.
1022
Velázquez Basanta, 2002.
1023
El traductor Quirós incurre en el error de incluir Rabī‘ I en lugar de Rabī‘ II; (Velázquez Basanta,
2002, p. 515, nota 150).
1024
Nubdat al-‘asr, p. 13; trad, p. 16.
1019
410
ocasión sojuzgaría otros tantos. Y habiéndose encaminado a Dakwān demolió
sus murallas, a pesar de que allí había una muchedumbre de gente [procedente]
de la Algarbía y de Ronda. Un millar de soldados enlorigados (mudarra)1025
entraron al asalto a conquistar Coín, pero Dios Altísimo concedió la victoria
sobre ellos a los coineños, lo que no fue óbice para que pidieran el perdón,
marchándose [tanto los de Dakwān como los de Runda] a continuación1026
No se ha reparado en las implicaciones de este pasaje, que apenas si ha merecido la
atención de la historiografía hasta la traducción de Velázquez. Por un lado, confirma lo
que alguno de los cronistas castellanos expresa en estos términos:
E luego [de la conquista de Benamaquís] dieron combate a Coín con las
lombardas, y rompiéronle por muchas partes los muros, y los moros se dieron a
partido que se fuesen con lo suyo, e dejasen la villa e así se fizo1027
Es decir, la supuesta victoria granadina contada por Ahmad al-Maqqarī frente a los
mil soldados enlorigados -cifra bastante congruente con las circunstancias de la
conquista y con otras aportadas para los musulmanes defensores de Coín-, un millar y
medio, y Benamaquís, unos cuatrocientos defensores-1028 no fue sino una derrota en
toda regla para los andalusíes. A pesar del refuerzo que, como también transmite alMaqqarī, supuso el advenimiento de muchos moros llegados de la serranía de
Ronda1029, acantonados en Monda, las murallas, desbaratadas previamente por el
incesante y atronador cañoneo de las lombardas, no lograron impedir la entrada de los
castellanos. Estos, con inmediatez, obligaron a los moros a darse a partido, que huyeron
llevándose sus bienes. Al-Maqqarī convirtió, de esta manera, la expugnación castellana
de Coín en una victoria de los nazaríes, sin querer observar contradicción en el hecho de
que a continuación de derrotar a los cristianos los habitantes de Coín pidieran el amán.
1025
Dozy, 1881 (1991), I, p. 434: en parlant d’un cheval, coivert d’une cotte de mailles; mais chez Alcalá,
faris mudarra‘ est cavallo de brida […].
1026
al-Maqqarī, Nafh IV, p. 515; traducción castellana, con algunos matices insignificantes en nuestra
propuesta, en Velázquez Basanta, 2002, pp. 514-515.
1027
Bernáldez, 1870, Cap. LXXV, p. 71.
1028
Alonso de Palencia, 1909, p. 177.
1029
Los moros de la Serranía de Ronda, e de todas las serranías e valles de aquellas comarcas, como
sopieron los cercos que el Rey mandó poner sobre la villa de Cártama e Coín, vinieron gran multitud de
ellos a la villa de Monda, que es una legua de Coín, entre los quales vinieron algunos moros que se
llamaban gomeres […] (Pérez del Pulgar, 1953, p. 414).
411
El testimonio de Hernando del Pulgar vuelve a coincidir no únicamente en la
destrucción parcial de las murallas de la villa por el hostigamiento de las lombardas
castellanas, sino también en la salida de los moradores de Coín con sus bienes muebles
más preciados. Incluso aquellos aguerridos gomeres asentados perentoriamente en la
vecina Monda que habían venido a defender la villa, pudieron huir con la ahl Dakwīn:
(El Rey Fernando) acordó dar el seguro que (los moros de Coín) pedían, e
recebir la villa con el partido que los moros demandaron. E los naturales della
(Coín) con sus mujeres e fijos, e los otros Gomeres que habían venido (de
Monda) a la defender, la dexaron libre al Rey, e se fueron con sus bienes1030
La extrema dureza con la que se emplearon los castellanos en la toma de
Benamaquix, una verdadera aniquilación manu militari de la población de aquella villa,
sirvió, sin duda, para que los moradores de Coín tomaran la determinación de abandonar
la madīna, salvando con ello los bienes muebles que pudieran portar en esa salida de la
madīna y de las alquerías circundantes. Quien mejor explica la situación es A. de
Palencia:
Viendo lo inútil de continuarla (la resistencia), puesto que, destruidas ya
parte de las murallas, los enemigos podían entrar en gran número si se
prolongaba el combate, aterrorizados con el ejemplo de los de Benamaquix, y
conociendo el temor de sus auxiliares, (los habitantes de Coín) hicieron desde el
Alcázar señales de rendirse1031
Lo que hubieron de dejar en la villa no fue insignificante, pues los “enlorigados” que
la conquistaron se repartieron aquellos bienes abandonados en la huida, generando tal
destrozo en sus casas y huertas que se desvaneció definitivamente:
aquel aspecto de belleza que distinguía (a Coín) entre otras poblaciones del
resto de Málaga1032
Las caracterizaciones terminológicas con las que se acompaña el topónimo Dakwān
no son reveladoras de la complejidad topográfica que fue adquiriendo desde el siglo XII
en adelante. Conocemos, por ejemplo, una composición poética de Abū l-Husayn Šākir,
1030
Pérez del Pulgar, 1953, pp. 413-416, cap. XLII .
A. de Palencia, 1998, p. 179.
1032
Ibídem, p. 180.
1031
412
hijo del poeta malagueño Abū ‘Abd Allāh ibn al-Fajjār, en la que se cita por dos veces
el lugar al afirmar que aquellos versos fueron compuestos en la alquería de Coín (qaryat
Dakwān)1033. En una de esas menciones relata de manera indirecta la práctica popular de
la llamada seca del río Nacimiento1034.
Como hemos visto, las anteriores menciones del
Rawd al-qirtās se limitan a
concederle la calificación de simple, circunstancia en la que Ibn Abī Zar‘coincide con el
celebérrimo Ibn Battūta1035, quien a mediados del siglo XIV considera Coín –la única
localidad que cita en su periplo de Málaga a Ronda– como una recia fortaleza (ḥiṣn
Dakwān wa-huwa ḥiṣn hasan), abundante en aguas, árboles y frutas.
Esa complejidad funcional se aprecia, entre otros elementos, en el recinto
amurallado, en el que se detectan, a juicio de Gozalbes y Marmolejo1036:
dos recintos, de un lado la alcazaba, en cuyo solar se construyó la iglesia de
San Juan y, de otro, el muro que envolvía la población y a la propia alcazaba,
siendo muy posible que también dispusiera de otro recinto que cerrase los
arrabales
Existen referencias a esa muralla urbana en la documentación castellana. En el
Repartimiento, por ejemplo, se dice:
Linderos Miguel de Araso e el adarve […] Alinda con Pedro Alonso de
Trogyllo e con el adarve 1037
Disponemos de otros datos reveladores que situarían a Dakwān como probable
capital de la Subcuenca, con una fisonomía de pequeña madīna amurallada con, al
menos, un arrabal:
Quedale proveyda de un solar que se le dio en el arraval […]; Relación de
solares que se dieron e señalaron a vesynos en el arraval de Coyn, que agora se
fiso de nuevo1038
1033
Ibn ‘Askar/Ibn Jamīs, A‘lām Mālaqa pp. 160 y 353.
Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013. Consistía en secar temporalmente un tramo del río
Nacimiento de Coín para la obtención de su fauna piscícola. Esta práctica se realizaba ya, al menos, desde
el siglo XII y se ha mantenido hasta finales de la década de 1980 en que la sobreexplotación del acuífero
y la pertinaz seguía acabaron con las aguas superficiales de dicho río.
1035
Tuhfat al-nuzzār, pp. 373-374; trad, p. 765.
1036
Gozalbes y Marmolejo, 2012, pp. 79-80.
1037
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca 1977, fol. 111, p. 279.
1034
413
Ese arrabal se emplazaba en una porción del actual parque de San Agustín y en la
totalidad del barrio de las Casas Quemadas, hoy día ambos integrados en el casco
urbano de Coín, aunque en el siglo XV estaban separados unos ochocientos metros del
recinto murado. En total se repartieron veintitrés solares. El apelativo de “quemadas”
podría denominarse así por haber sido destruidas en alguna de las frecuentes cabalgadas
realizadas por los castellanos a lo largo de la segunda mitad del siglo XV. En una de
ellas, junto a Coín, se nombre un lugar llamado Coinejo, topónimo que puede estar
haciendo alusión a este arrabal:
E de allí se partió la vía de Málaga, e (el marqués de Cádiz) fue a poner
sobre Cártama, e Coim e Coinejo, ca eran muy fuertes1039
No puede tratarse de Benamaquís porque este mismo autor menciona los dos lugares.
Sospechamos, en cualquier caso, que esta reduplicación del nombre puede revelar un
poblamiento basado en sus orígenes en hārāt (‘barrios’) de un remoto origen tribal1040.
En el interior de la cerca amurallada hubo de disponer, además de un hammām1041, de
un par de mezquitas por lo menos, una de barrio (masŷid al-hawma) que es la recogida
en el Repartimiento y la otra Aljama (Masŷid al-Ŷāmi‘), que se corresponde con la
iglesia de Santa María:
Un solar de mezquita derribada con unas paredes que alinda con el molino
de Juan de Castillo e con la calle Real1042 […] una mezquita que quedó para
casa de cabildo1043
La que se emplaza en el cabildo hubo de ser, con toda seguridad, la Masŷid al-Ŷāmi‘,
pues es práctica habitual tras la conquista convertir alguna de las dependencias
vinculadas a la misma (la madrasa en los casos de las ciudades de Málaga y Granada)
en sede del cabildo.
Esta hipótesis ya ha sido planteada por algún otro investigador. Por ejemplo:
1038
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fols. 108 y 112., pp. 275 y 282.
Anónimo, Historia de los hechos del Marqués de Cádiz, 2003, p. 239.
1040
Vid. ejemplo del valle de Torrox/Turruš en Martínez Enamorado, 2006b.
1041
En frente desta, los vannos del rey […] (Repartimiento de Coín, ed. López de Coca, 1977, fol. 107.
273). La expresión “del rey” puede ser alusión a su pertenencia a los bienes mustajlas.
1042
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fol. 115, pp. 284-285 y 290.
1043
Ídem.
1039
414
Se podría argumentar partiendo de que, en 1492, los repartimientos se llevan
a cabo en la misma iglesia de Santa María, que ya se encuentra acondicionada
para el nuevo culto, razón por la cual no se cita como mezquita. Y en particular
a la vista de un protocolo notarial fechado en 1514, en que se dispone que la
torre de la iglesia sea destruida y el material de derribo sea utilizado para
levantar un nuevo campanario; por tanto, cabe mantener como hipótesis que, en
fechas tan tempranas lo que realmente se derriba es el antiguo alminar de la
antigua aljama1044
El número de habitáculos registrados, aproximadamente doscientos sesenta y ocho
entre cuerpos de casas y solares, nos da una dimensión concreta de la extensión de la
madīna en el momento de la conquista. Poco más sabemos de su estructuración interna.
Al parecer contaba con un barrio o arrabal de los Halconeros (al-Bayyāzīn),
denominación que se atestigua en la segunda mitad del XVI:
Sepan quantos esta carta de arrendamiento vieren como yo Ysabel de
Balderrama bezina que soy de la villa de Coyn juridicion [...] otorgo y conozco
por esta presente carta que arendo y doy a renta a bos Diego Garcia yerno de
Juan Ruyz de Carasquillo vecino de la dicha villa de Coyn presente saber unas
casas que yo tengo en el Albayzin de esta billa que alyndan con casas de Ruyz y
Arjona [...] Sepan quantos esta carta de de censo y renta bierencomo yo Juana
Batista de Salazar biuda mujer que fuy del difunto Juan de Leon [...] por lo que
a my toca y legitima administradora de sus personas y bienes otorgo y conozco
por esta presente carta que doy a censo y renta agora y para sienpre a vos
Pedro de Medina trabajador, un solar con guerto y arboles, syn tejado en el
barryo del Albayzin1045
Albergamos dudas sobre la gestación de ese topónimo en el período andalusí, habida
cuenta de su proliferación en otras localidades del antiguo reino de Granada1046. Tal vez
en el siglo XVI designaba, tomando como modelo el famoso barrio granadino, un
antiguo arrabal andalusí sin connotación alguna.
1044
García Agüera, 2015, p. 125.
AHPM, P-6554, 1564-1565, s/f.
1046
Martínez Enamorado, 2011b.
1045
415
416
8. EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO
8.1.-El poblamiento antes del período andalusí
La información que poseemos sobre los diversos asentamientos anteriores a la
llegada musulmana es muy escasa. La caracterización arqueológica de los siglos VII y
VIII resulta difícil ante la imposibilidad de un reconocimiento y catalogación del
material preislámico y, fundamentalmente, por la ausencia de excavaciones que nos
permitan la obtención de secuencias estratigráficas contrastables. Por ello, estamos
obligados a aceptar la información que aporta el reconocimiento superficial, siempre
con las consiguientes reservas y dentro de la prospección que hemos realizado en el
ámbito de esta tesis1047, junto con la que también efectuó la Universidad de Málaga en el
marco de un proyecto general de investigación1048.
Durante los siglos IV y V, el Imperio Romano entra en una profunda decadencia que
se agrava con la llagada de los pueblos bárbaros y ante un poder central casi inexistente.
Todo ello trae como consecuencia una serie de importantes transformaciones que se
plasman en la reducción de las ciudades y la ocupación de sus espacios públicos, junto
con un proceso de ruralización generalizado. El abandono por parte de las élites de los
espacios urbanos y su repliegue hacia zonas rurales, provocan la aparición de una de las
formas más características del hábitat rural disperso, como serían las villaes, que se
convierten en entes autónomos, semiindependientes en manos de las oligarquías locales.
Aunque también, al acentuarse el proceso de ruralización tienden a desaparecer. En
definitiva se trata de un amplio proceso de transformación del paisaje que supuso:
la metamorfosis de la organización social con el consiguiente reflejo en la
articulación del espacio peninsular, transformación urbana, abandono de las
villae, aparición de aldeas, etc- Todo ello tuvo como consecuencia la formación
de un nuevo paisaje ,en un ámbito urbano y rural, que se consolidó a lo largo de
la segunda mitad del siglo VI d. C1049
1047
Actividad Arqueológica denominada: “Prospección Arqueológica Puntual en la subcuenca de río
Grande”, autorizada por la Delegación de la Consejería de Cultura en Málaga en el 2014, y finalizada en
el 2016. Tenía como objetivo la localización y estudio de los yacimientos de origen andalusí.
1048
Plan general de investigación: “Territorio y Poblamiento Humano en río Grande (Málaga)”. Se inició
en el 2001 y aborda el estudio de la prehistoria y protohistoria.
1049
Olmo Enciso y Castro Pliego, 2011, p. 54.
417
La presencia visigoda en la Península durante los siglos VI y VII mantiene cierta
pervivencia de modelos romanos aunque con una economía ruralizada y una sociedad
en proceso de feudalización. Durante buena parte del siglo VII y hasta el final del reino
los constantes enfrentamientos entre facciones nobiliarias y el aumento de la presión
fiscal sobre el campesinado favorecen el despoblamiento de las zonas bajas a favor de
aquellas más inaccesibles, en un ambiente de violencia generalizada.
Con anterioridad a la llegada de los musulmanes, se han localizado una serie de
yacimientos que vamos a estudiar someramente, especialmente los pertenecientes a los
períodos íbero y romano1050 , con la pretensión de establecer si hubo continuidad en la
ocupación de determinados espacios o si, por el contrario, estos se abandonan y dieron
lugar a nuevos asentamientos.
Se han registrado dos yacimientos pertenecientes al horizonte cultural ibérico, ambos
en el término municipal de Coín. El primero se sitúa en las cercanías de río Pereila,
sobre un promontorio elevado en el partido rural de Moreta. Se conservan escasos
fragmentos de cerámica pintada y restos murarios de lo que podría haber sido una cerca
defensiva. El segundo es el importante yacimiento del cerro del Aljibe, donde se han
registrado abundantes fragmentos superficiales de cerámica ibérica pintada,
especialmente de cazuelas, aunque como reconoce Fernández Ruiz, son difíciles de
datar debido a que no pertenecen a un tipo frecuente en los yacimientos andaluces1051.
También en determinados paramentos murarios se ha creído ver tipologías relacionadas
con esta cultura.
Dentro del registro arqueológico superficial relacionado con la cultura material
romana, hemos localizado una serie de yacimientos que identificamos como Villaes y
que hasta el momento no han sido objeto de ningún tipo de estudio. Se concentran,
sobre todo, en la zona de contacto entre el piedemonte y la llanura, siempre en las
cercanías de río Grande. El primero de ellos se ubica sobre un promontorio en la
desembocadura del arroyo Santo con río Grande (término municipal de Guaro). Se han
1050
Sobre la existencia de establecimientos de origen visigodos el desconocimiento es absoluto en la
comarca. Solo se han reconocido restos de un cimacio y de paramentos decorados en el ḥiṣn de la Villeta
(Monda) que no fueron recogidos en la publicación que realizaron Acién y Rambla (1990-1991) aunque
su aparición se produjo en niveles bajo medievales. A nivel toponímico el mismo Acién (1999, p. 58) ha
creído reconocer en el término castrum edificaciones de carácter palaciego y residencial de origen
visigodo que ya en época andalusí quedaron reducidos a meros ḥuṣūn. Tales serían los casos de Qaštrub
Dakwān y Qasr Bunayra.
1051
Fernández Ruiz, 1985, p. 140.
418
observado restos de tégulas de gran grosor, junto con ímbrices, además de abundantes
fragmentos de terra sigillata hispánica y africana de tipo A. También son frecuentes los
restos de aparejo de opus signinum. No se ha observado ningún tipo de estructura
emergente.
La villa de cerro Blanco se encuentra también en término municipal de Guaro, en la
margen izquierda de río Grande y sobre una terraza cercana al cauce. Su característica
más destacada es la presencia de fragmentos cerámicos de terra sigillata hispánica de
gran calidad, junto con tégulas y algunos fragmentos de lucerna. Se conservan restos
murarios en la cara que da al río, que probablemente pertenecieran a muros de
contención debido al pronunciado talud que separaba la villa del cauce.
El cerro del Aljibe también tuvo una importante presencia romana que se manifiesta
en la existencia de fragmentos cerámicos bien identificados. De terra sigillata están
representadas la mayoría de los tipos siguientes: campaniense B, itálica, sudgálica,
hispánica y clara A1052. También se han encontrado terracotas, restos de un pedestal y
una tapadera de urna1053.
Los restos de la villa de Puerto Falso (Coín) sigue el mismo esquema que las demás
en cuanto a su ubicación, situándose sobre una ladera de escasa pendiente cercana al
cauce y en la margen derecha de río Grande. Parece que tuvo una extensión
considerable, con fragmentos que llegan a las proximidades del río y donde se aprecia
una cantidad importante de tégulas y de terra sigillata difícil de datar por su elevado
grado de fragmentación.
Por último, el yacimiento de Valenciaga (Coín), situado en el partido rural del
mismo nombre, también se edificó sobre una ladera cercana al río y en su margen
derecha. Igualmente, debió de tener un gran tamaño a tenor de la dispersión que
alcanzan los fragmentos cerámicos, que ocupan algo más de una hectárea. Abundan los
trozos de terra sigillata, tégulas y opus signinum, aunque muy deteriorados debido a
que dicho yacimiento se encontraba sobre una zona de cultivos de irrigación utilizada
de forma continua desde época andalusí y sometida a constantes laboreos.
1052
1053
Ibídem, p. 139.
Ídem.
419
La existencia de estas villaes rusticae puede tener relación con la profunda crisis
agraria fruto del agotamiento del sistema socieconómico romano agravado por la peste y
por diversas plagas que asolaron distintas áreas del Mediterráneo occidental entre los
siglos VI y VII1054. Además, el hábitat en lugares de altura, como ocurre con el cerro del
Aljibe, responde a un fenómeno generalizado a partir del siglo V y parece constatar una
nueva tendencia del poblamiento tardoromano1055.
Salvo el cerro del Aljibe, ninguno de los yacimientos expuestos han tenido
continuidad ocupacional, por lo tanto, y como veremos a continuación, se produce un
cambio profundo en cuanto a la estrategia poblacional y de explotación de los recursos,
que lleva ya, durante los siglos V y VI, a una generalización de los asentamientos en
altura y a un abandono de los emplazamientos en las zonas bajas cercanas a los ríos,
aunque hasta el momento actual no hayamos podido demostrar, arqueológicamente, la
presencia de comunidades “enriscada” antes del período altomedieval.
8.2.-Los períodos emiral y califal
Como hemos visto ya en el siglo V se produce el repliegue poblacional del llano y la
subida a zonas más elevadas, aisladas y fáciles de defender. Esta ocupación del espacio
montano parece que es una vuelta atrás a formas de ocupación del territorio propios del
período prerromano y efectuado por “comunidades libres”1056, surgidas de un proceso
de liberación campesina producida tras la caída del Estado tardorromano y que fue
generalizada en toda la cuenca occidental mediterránea1057.
Algunos investigadores hacen una diferenciación entre “encaramamiento” e
“incastellamiento”, este último como un proceso social de mayor complejidad con
connotaciones jurídicas y de feudalización que lo diferencian de la subida a las alturas
huyendo de los señores de renta1058. Como veremos más adelante, estas dos
modalidades se detectan en la Subcuenca, con un predominio de lo que Gutiérrez Lloret
ha clasificado de “encaramamiento”1059 que tiene como característica principal la
1054
Barceló Perelló, 1978.
Gutiérrez Lloret, 1988, pp. 329-330.
1056
Acién Almansa, 1984, p. 484.
1057
Wickham, 1988.
1058
Gutiérrez Lloret, 1996, p. 275, nota 88.
1059
Gutiérrez Lloret, 1978, p. 325.
1055
420
escasez de estructuras defensivas. Además, la mayoría de los autores lo hacen coincidir
con asentamientos habitados por la población indígena.
Uno de los elementos identificativo de esta subida a las cumbres, y que se mantendrá
durante todo el Alto Medievo, son los ḥuṣūn o recinto fortificados en altura. Acién
alude a la falta de estas estructuras en las primeras décadas de ocupación musulmana:
los hūsun no existen desde un primer momento1060, basándose en las noticias sobre el
desembarco y posterior recorrido de Abd al-Rahmān I que aparece recogido en Ajbār
maŷmū a, crónica anónima del siglo XI y en que se relata la conquista de al-Andalus. El
dirigente omeya, tras llegar a Loja procedente del N de África, se va moviendo en el
territorio de alquería en alquería sin entrar en ninguna ciudad y sin que aparezcan
vestigios de estos recintos en altura. Sin embargo, la creación de estos enclaves, como
ya dijeron Barceló Perelló, Wickham o Toubert, debieron de ser anteriores a la llegada
de los árabes y estar relacionados con el largo proceso de descomposición del Mundo
Antiguo en que las comunidades rurales, ante la inseguridad dominante, se instalan el
puntos elevados y retirados de las principales vías de comunicación.
Parece que este proceso de subida a zonas elevadas sufrió un fuerte impulso con la
ocupación musulmana del territorio peninsular y ante el aumento de la inseguridad que
conlleva una conquista, sea militar o pactada con las oligarquías locales:
aprovechará la circunstancia de la conquista para refugiarse en los montes
donde se instalaron huyendo del proceso de feudalización en lugares de fácil
defensa natural, pero escasa edificación, que las fuentes llaman ḥuṣūn 1061
La mayoría de ellos serían recintos-refugios, dada la escasez de estructuras
defensivas que con frecuencia se limitan a las zonas más expugnables1062, con ausencia
de torres y recintos de pequeño tamaño. Su situación en lugares elevados y de difícil
acceso era ya en sí un elemento defensivo de primer orden1063. También Cressier hace
una clasificación similar en la Alpujarra:
En una primera clasificación diferencia un tipo de fortaleza de gran sencillez
instalada sobre una plataforma rocosa o promontorio elevado de fácil defensa
1060
Acién Almansa, 1989, p. 143.
Ibídem, p. 146.
1062
Ibídem, 144.
1063
Dentro de esta clasificación incluimos los pequeños recintos localizados en la Subcuenca como son
Alcazarí, el barranco del Moro y cerro del Aljibe.
1061
421
en que suele haber un aljibe y que solamente se refuerzan con estructura
muraria aquellas zonas más expugnables1064
El mismo investigador cree que la funcionalidad de estos recintos-refugio está
vinculada con:
Las necesidades de defensa de las poblaciones campesinas locales, y en todo
caso no como sucesivas líneas fronterizas, ni como red de control militar1065
Durante buena parte del siglo VIII y hasta que los omeyas no se asentaron y
empezaron a ejercer sus funciones centralizadoras sobre el territorio, existió una clara
dicotomía entre población indígena que huye del llano y se instala en lugares más o
menos poco accesibles, y los grupos conquistadores que ocupan las mejores zonas,
generalmente coincidiendo con los valles. Ibn al-Jatīb aporta indicios de cómo se
instalaron los ŷundíes de Damasco:
Abū l-Jatār les concedió a las tribus árabes del ŷun sirio el tercio de los
bienes de los mu ´āhidīn de la Kūra [...] se dedicaron al cultivo de la tierra y
poblaron las alquerías1066
Sin embargo, determinados ḥuṣūn localizados en la comarca (como Castillejo,
Almenqueire y el cerro del Aljibe) poseen una mayor complejidad en cuanto a
instalaciones defensivas con cercas en todo su perímetro, incluso reforzadas en
determinados puntos más accesibles1067, como ocurre con Almenqueire por su flanco S
con una doble cerca, y con torres también de apoyo en los lugares de más facil acceso.
Similares, en cuanto a estructuras defensivas, es el cerro del Aljibe (con dos pequeñas
torres de planta cuadrangular que protegía su entrada NE). Esta mayor complejidad
podría responder a la pérdida de su función exclusiva de lugares de residencia-refugio y
convertirse en recintos pertenecientes a grupos organizados en que primaba la función
depredatoria, como sugiere Malpica Cuello:
Estos de refugio caerán en manos de los detentadores de los ummahā al
hūsun más complejos, ashāh herederos de la aristrocracia hispano-goda, pero
1064
Cressier, 1984, p. 25.
Cressier, 1991, p. 409.
1066
Ihāta, I, p. 107.
1067
Martínez Enamorado los clasifica como: ṭalŷayra, con unas características más complejas que los
ḥiṣn-refugio elevado a la categoría circunstancial de Dar al-da´wá o madīna-escaparate (1996, p. 70).
1065
422
también linajes árabes y beréberes aristocratizados, asimilados unos y otros por
pactos conocidos y por una actitud depredatoria contra los hūsun-refugio, pero
también contra los medios urbanos islamizados1068
Pero también podríamos relacionar estas tres últimas estructuras con “enclaves
estatales” como reflejo de los intentos del poder cordobés (tanto emiral como
posteriormente el califal) por ejercer un control efectivo del territorio frente a grupos
tribales islamizados, beréberes, así como también ante sustratos nativos que antes de la
conquista musulmana estaban en un estado de protofeudalización. Es decir el
mantenimiento por razones estratégicas de algunos otros ḥuṣūn de los disidentes,
adaptados ahora a la nueva circunstancia1069. El motivo de que estos tres lugares
pudieran estar en manos cordobesas no solo estriba en su mayor complejidad
estructural, sino también por las posiciones estratégicas que ocupan en el territorio. Así,
podemos apreciar como cubrían una amplia zona que abarcaba la totalidad de la
subcuenca de río Grande y parte de las cuencas del Guadalhorce y río Verde. Desde el
Castillejo se podía controlar buena parte del litoral de Benalmádena, Mijas, Fuengirola
y Marbella, así como determinados pasos desde la costa al interior, de los que el más
importante el del puerto de Ojén. También poseía un gran campo de visión de la parte E
de la Subcuenca. El cerro del Aljibe dominaba la margen derecha de río Grande, zona
de sombra visual para el Castillejo, así como la práctica totalidad de la extensa llanura
de la Jara. Almenqueire visualizaba las zonas altas de los arroyos de Estepera y Santo,
así como los pasos serranos por el S entre Ronda y la Subcuenca, además de buena parte
de la cuenca de río Verde. Algo similar ocurría en la kūra de Ilbira donde según
Jiménez Puerta, una vez que los emires de Córdoba van controlando los asentamientos
fortificados, se produce el abandono de alguno de ellos en la primera mitad del siglo X,
mientras que otros se mantienen como elementos de control del territorio1070.
Resulta tentador la formulación de una hipótesis en la cual todos estos asentamientos
en altura (tanto los que poseían estructuras defensivas, como los carentes de ellas)
originariamente fueran enclaves emirales, o incluso anteriores. La presencia en todos
ellos de tejas de idénticas características tipológicas y con pastas similares, que poseen
como elemento homogeneizador una serie impresiones digitales (tales como bandas en
1068
Malpica Cuello, 1996, p. 146.
Martínez Enamorado, 1996, p. 73.
1070
Jiménez Puerta, 1999, p. 228.
1069
423
zig-zag, ondulados, digitalizaciones de dedos, entre otras) nos hace pensar en estos
orígenes primarios1071. Aunque todos los indicios nos llevan a este extremo, tendremos
que esperar a un mayor desarrollo de la investigación para poder emitir una hipótesis
con mayores garantías.
Siguiendo a Martínez Enamorado1072, en la cuenca del Guadalhorce se observan unas
pautas concretas de ocupación del territorio con la creación temprana de distritos
(aqālīm) que se organizan a partir de un ḥiṣn. Entre ellos destacan, y dentro de nuestro
ámbito de estudio, ḥiṣn -ma`qil Qartama/ Cártama, ḥiṣn qaštruh Dakwān/ Coín, todos
ellos en el valle, y qaryat Ardīt/ Ardite y ḥiṣn Šāruš/ Jorox en el espacio de transición
hacia la serranía de Ronda. Parece que hubo una modalidad de poblamiento mixto
ŷundíes-población indígena, que se constituirían como distritos agrarios ya en el siglo
VIII a consecuencia de la abundancia de recursos hidráulicos que generaron una
importante agricultura de irrigación, especialmente en Dakwān. Estos establecimientos
instalados en lugares prominentes controlaban las comunicaciones en las zonas centrales
de los valles del Guadalhorce y río Grande, territorio que fue leal a los omeyas debida a
su temprana arabización y a la instalación de elementos árabo-beréberes1073.
Sin embargo, y debido a los novedosos hallazgos de diversos yacimientos en altura
que presentamos en este trabajo, podemos formular la hipótesis de la existencia, durante
la segunda mitad del siglo VIII y de buena parte del IX, de dos sectores que podrían
estar contrapuestos. Por un lado, las alquerías del valle y pie de monte que hemos
mencionado, habitadas por población leal a Córdoba. Por otra parte, los ḥuṣūn de la orla
montañosa que rodea al valle, menos islamizados y adeptos probablemente a ‘Umar ibn
Ḥaṣūn durante la fitna. Parte de ellos serían, ya consolidado el califato, puntos de
control territorial como hemos visto en las páginas anteriores.
1071
Ver el apartado “Estudio del material cerámico”, y dentro de este “La serie tejas en los yacimientos
altomedievales y de transición al Bajo Medievo”.
1072
Martínez Enamorado, 2003a, p. 582. Sin embargo dicho investigador en obras posteriores ha quitado
importancia al papel de los ḥuṣūn como elementos vertebradores del territorio: parece evidente que para
el período de formación de al-Andalus, o lo que es lo mismo entre el siglo VIII y el X, los ḥuṣūn son
perfectamente prescindibles (Martínez Enamorado, 2006a, p. 198).
1073
Martínez Enamorado, 2012, p. 37. Según este autor Cártama fue el principal núcleo islamizado del
valle del Guadalhorce y lugar de asentamiento de linajes árabes lajmíes (1996, p. 71).
424
-La fitna hasuní
Durante la segunda mitad del siglo IX se produce un “encaramamiento” coyuntural
y tardío motivado por el afán recaudatorio de los emires y por una población que
rechazaba frontalmente el proceso de islamización1074. Todo ello tiene como
consecuencia la rebeldía absoluta al poder cordobés en amplios sectores de al-Andalus,
movimiento que a partir de la segunda mitad del siglo IX estará liderado por el rebelde
‘Umar ibn Ḥafṣūn1075.
La revuelta, a pesar de que fue prolongada en el tiempo, no supuso cambios
coyunturales de importancias. Tanto la zona fiel a Córdoba como en el territorio
controlado por los rebeldes no se modificaron las tendencias dominantes en al-Andalus
en cuanto a la dinámica económica, ni en aspectos organizativos como estructurales, y
en ellos parece que la nueva agricultura de irrigación iba a tener un papel determinante:
Entendemos, no obstante, que la revuelta de Ibn Ḥafṣūn no impuso una
manera distinta de construir espacios agrícolas a las que en otras regiones de
al-Andalus se podría estar dando. Tampoco se paralizó la constitución
secuenciada de ese orden, que no se pudo constituir de manera distinta a como
se constituía en otras regiones. Es decir, esta revuelta no alteraría los ritmos ni
las características de ese orden campesino en formación, en sus modos de
implantación en el territorio1076
Sin embargo, ante la seria amenaza que suponen los sublevados, el Estado se ve
obligado a reaccionar con prontitud comenzando en el año 879 un programa de
construcción de fortalezas, con la intención de cercar y neutralizar a los insurgentes.
Dentro de la Subcuenca, en el 920 y en plena campaña que llevaría a la conquista de
Bobastro, se hace alusión a una serie de fortificaciones, algunas de ellas refundadas:
1074
Martínez Enamorado, 2003, p. 536.
No vamos a entrar en pormenores sobre la revuelta ḥaṣūni, ampliamente estudiada por algunos
investigadores entre los que destaca Martínez Enamorado y su obra más significativa sobre la temática:
(2012): “‘Umar ibn Ḥafṣūn. De la rebeldía a la construcción de la Dawla. Estudios en torno al rebelde de
al-Andalus (880-928)”.
1076
Martínez Enamorado, 2012, p. 41.
1075
425
Este año fue conquistada al Mundat, situada frente a Cártama, en la cora de
Rayya. Fue también construida la fortaleza de Castro Dakwān, a la que (al
Nasir) dotó de hombres y provisiones1077
Esta noticia da a conocer la fecha fundacional de Castro Dakwān como fortaleza
califal que tenía la función de contrarrestar a los ḥusūn adepto a la fitna. Pero creemos
que esa no era su única finalidad y que también tenía el propósito de proteger una
comarca de gran riqueza agrícola, debido a la abundancia de aguas superficiales y
subterráneas. Por ello, ya en los siglos XIV y XV este castillo estaría integrado en la
alcazaba nazarí de la medina, se situaría en la zona baja del río Nacimiento y controlaría
las mejores tierras de cultivo, que coincide con los partidos rurales actuales de Huertas
Viejas y Los Llanos. Incluso no estaría ubicada en un promontorio elevado y fácilmente
defendible, como ocurría con Cártama, Álora o Casarabonela, sino en una meseta de
travertinos poco escarpada y de difícil defensa, salvo que contara con unas estructuras
defensivas considerables. Ello refuerza nuestra hipótesis de una ubicación supeditada a
la protección de esta importante zona de cultivo que ya a mediados del siglo X debía de
estar ya en plena producción.
Cerca del final de la fitna, el cronista Ibn Hayyān relata la destrucción de estos
recintos fortificados en altura y la deportación de su población al llano, a qaryas no
muradas:
Luego envió a los cadíes con diversos contingentes a todas las fortalezas de
la cora de Rayya con orden de destruirlas todas, derribar sus muros y destruir
sus alcazabas quitándoles sus simientos y dispersando sus piedras, y obligando
a sus moradores a bajar al llano y habitar en él en alquerías, como habían
hecho cuando pertenecían a la comunidad1078
Si damos credibilidad a este documento, podemos deducir que la mayoría de los
husūn fueron destruidos y sus habitantes trasladados a zonas más bajas. Esto explicaría
la existencia de comunidades que, con anterioridad a la toma de esta medida,
desarrollaban sus actividades económicas y sociales en las zonas de montaña y solo en
ocasiones tenían relaciones con las zonas más bajas habitadas mayoritariamente por
población en un estado avanzado de islamización. Ello podría suponer también que las
1077
1078
Castilla Brazales, 1992, p. 165.
Muqtabis, V, p. 220 y trad. Castellana, pp. 168-169.
426
alquerías asociadas con estos recintos fortificados, en caso de haberlas, no estarían en el
llano sino en sus inmediaciones. Incluso, podríamos considerar que muchos de estos
recintos eran lugares permanentes de residencia durante largos períodos.
-Relación ḥuṣūn-qurà
Ante las cuestiones planteadas en el párrafo anterior relacionadas con los vínculos
entres ḥuṣūn-qurà, barajamos cuatro hipótesis. La primera sugiere que la mayoría de
estos espacios residenciales estuvieron situados en zonas cercanas a los fondos de valle
o en una ladera siempre en las proximidades de manantiales, arroyos y ríos susceptibles
de ser utilizados para crear espacios de irrigación mediante terrazas escalonadas. Si
analizamos las alquerías que adscribimos al período altomedieval, vemos que la
mayoría de ellas no responden a este esquema. Algunos asentamientos (como son los
casos de los Llanos del Tejar, Porticate y Jorox) están asociados con espacios de
irrigación que tienen sus tomas en los manantiales de la Alfraguara, Porticate y
surgencia de Jorox. El primero de ellos se relaciona con el ḥiṣn de la Cabrilla, aunque
para el segundo y tercero no hemos hallado en las inmediaciones restos de ningún tipo
de recinto fortificado1079. Sin embargo en casos de Murta, Pereila (Yunquera) y los
Llanos del Concejo no se vinculan con espacios irrigados, con economías relacionadas
con la ganadería, y, probablemente, la segunda lo haga con una agricultura de secano
que tendría su base física en la majada de Murta.
En la segunda hipótesis proponemos que buena parte de estas alquerías hubieran
desaparecido por la acción antrópica y fueran irreconocibles en la actualidad al haber
sido utilizada el área de su circunscripción como espacios de cultivo y poblamiento de
forma continua desde el Medievo. Así, vemos que no se han encontrado restos de
alquerías altomedievales en las áreas inmediatas a determinados ḥuṣūn que
consideramos importantes. Tales son los casos del Castillejo y cerro del Aljibe. En el
primero de estos enclaves nos llama la atención la existencia de tres alquerías de
importancia en sus faldas; la Torrecilla, los Villares de Algane y Guaro Viejos. Todas
ellas tenían una economía vinculada a cultivos de regadío, pero con un registro
1079
Para el caso de Jorox Virgilio Martínez constata que en las fuentes documentales se menciona una
estructura tipo ḥiṣn. Sin embargo las prospecciones realizadas en la zona no han dado resultados positivos
(Martínez Enamorado, 2003a, p. 582).
427
arqueológico claramente relacionado con el Bajo Medievo. El caso del Castillejo es
parecido, con dos alquerías que se podrían suponer dependientes de este, como son las
de Ojén y los Villares de Alpujata, ambas también con un registro arqueológico
bajomedieval.
En la tercera hipótesis planteamos que algunos de estos ḥuṣūn pudieron estar
habitados de forma permanente durante un período de tiempo incluido dentro del
emirato y califato, como deducimos por la gran cantidad de tejas que han aparecido en
algunos de ellos, tales como en el Castillejo y cerro del Aljibe, las cuales, y como
hemos dicho, quizá se utilizaban para techumbres dedicadas a habitáculos. Podrían ser
espacios controlados por el poder y, por lo tanto, habrían estado mantenidos parcial o
totalmente por el Estado. Esto explicaría la inexistencia de alquerías cercanas a estos
recintos relacionadas con cronologías altomedievales.
Algo similar ocurría con los pequeños promontorios en altura, parcialmente
fortificados, que podrían tener una población estable en determinados períodos del Alto
Medievo y una economía que aprovechaba los recursos montanos tales como la
ganadería, agricultura de secano, la caza y la recolección. Por lo tanto, la inexistencia de
alquería en su proximidad, para ambos casos, sería justificable.
Creemos que ninguna de estas hipótesis es excluyente y que pudieron darse diversas
modalidades de poblamiento: ḥuṣūn sin alquerías asociadas y que tendrían la función de
control territorial en manos de grupos adeptos al poder estatal o de clanes tribales;
promontorios controlados por comunidades campesinas con defensas mínimas y
utilizadas como espacios residenciales permanentes; alquerías no vinculadas a ningún
ḥiṣn y que estarían en zonas poco accesibles y por lo tanto fácilmente defendibles, con
una notable vocación ganadera, aunque también encontramos algunas con estas
características vinculadas a espacios irrigados con un registro arqueológico
altomedieval.
-Agricultura de irrigación y el registro arqueológico
La relación espacios irrigados, ḥuṣūn, alquerías y registro arqueológico altomedieval
dentro de la Subcuenca, refleja una realidad que no coincide plenamente con buena
parte de la literatura científica publicada hasta el momento. Analizando determinadas
428
obras pioneras en la materia1080, se suele relacionar a los ḥuṣūn con alquerías y con
espacios irrigados, extremo que no hemos podido constatar de forma generalizada en el
área objeto de nuestro estudio, donde parece que los recursos económicos
fundamentales para los siglos IX y X dependían de una ganadería extensiva de montaña
y, en menor medida, de una agricultura de secano. Este vínculo solo se ha podido
demostrar en el yacimiento del los Llanos del Tejar relacionado con el espacio de
refugio del cerro de la Cabrilla y con los bancales de cultivos regados con el manantial
de la Alfaguara. Sin embargo, los casos de las alquerías de Poticate y Jorox están
claramente asociados con espacios irrigados para un registro material vinculados con
periodos emirales-califales, y que podían representar núcleos pioneros en esta nueva
práctica agrícola, aunque no hemos podido documentar estructuras de tipo ḥiṣn
asociadas con estos espacios residenciales.
También el medio natural, eminentemente montano, es poco adecuado para una
agricultura de este tipo. A ello hay que añadir una geología y edafología poco propicia
en que dominan las peridotitas y calizas, con suelos pedregosos y escasamente
desarrollados junto con un sustrato fértil muy pobre y de mala calidad.
Creemos que, con la generalización de la agricultura de irrigación (en la segunda
mitad del siglo X y especialmente durante el siglo XI), la estrategia de ocupación
territorial cambia en la comarca. La población, asentada en altura, baja a las zonas
susceptibles de ser irrigadas ante las ventajas que supone este tipo de agricultura para la
subsistencia de estas comunidades, aunque, como veremos en el siguiente apartado, la
entrada de contingentes beréberes parece que fue decisiva para la generalización de
dichas prácticas. Esta fue, en nuestra opinión, la causa fundamental de dicha estrategia,
es decir, la mejora de las condiciones de vida que supuso el asentamiento en zonas más
asequibles cercanas a arroyos, ríos y manantiales, junto con una geografía en que la
climatología era más benigna. Evidentemente, la estabilidad política y social alcanzada
durante el califato contribuyo a ello. Si comparamos al emirato con el siglo XI, también
vemos que durante este último período existió una alta inestabilidad política y social
provocada por la definitiva supresión del califato, la formación y posterior desaparición
de las taifas y la entrada de los almorávides. Pero a pesar de esta inseguridad, todos los
indicios nos llevan a que la agricultura de irrigación se fue consolidando y expandiendo,
1080
Bazzana, Cressier y Guichard, 1988.
429
por lo que parece que los factores favorecedores de la estabilidad no fueron
determinantes y tuvieron un mayor peso las ventajas que ofrecía este nuevo recurso
económico para la subsistencia.
Tenemos noticias documentales, ya avanzado el siglo X, de la existencia en diversas
ciudades de la kūra de Ilbīra de extensos espacios irrigados alrededor de algunos
núcleos poblacionales importantes1081. Es probable que en determinadas zonas de la
Subcuenca se estuvieran afianzando ya, en la segunda mitad del siglo IX, espacios de
cultivos irrigados como podía haber ocurrido en Dakwān, Pereila o Casarabonela, donde
se disponían de considerables recursos hídricos que formaban, en un principio,
pequeñas unidades agrarias. En el caso del río Nacimiento (Dakwān- Coín) ya tenemos
información documental de la presencia en el siglo XI de algunos partidores de
riego1082, señal inequívoca de que se estaba consolidando un sistema de irrigación de
una cierta complejidad. Pero la falta de fuentes documentales y la escasez de
excavaciones no permiten que podamos profundizar en el conocimiento de estos
sistemas. Algo similar se observa en la vega de Granada sobre la que existen diversos
estudios relacionados con la temática, además de un mayor número de excavaciones
arqueológicas. Así Carvajal López afirma:
Y hemos señalado (el poblamiento en altura) que su relación con los sistemas
de regadío conocidos es muy lejana, y desde luego totalmente nula con respecto
a los dos grandes sistemas de regadío que se pueden identificar en la Vega de
Granada que se pueden datar en la época altomedieval: la Acequia Gorda y la
Acequia de Tájara1083
Podemos conjeturar que, durante el Alto Medievo, las alquerías existentes en la
mayor parte de la Subcuenca o los considerados “ḥuṣūn de poblamiento” no tenían
como principal recurso una agricultura de irrigación, tónica que se modifica a partir del
siglo XI.
A modo de conclusión podemos decir que el reconocimiento superficial, es decir la
prospección del territorio y el análisis del material visible de la mayoría de los
yacimientos registrados, corresponde con una ubicación geográfica en altura,
1081
Catalán y Andrés, 1984.
Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013, p. 375.
1083
Carvajal López, 2008, p. 148. Sin embargo Velázquez Basanta y Meziane Yaala datan la fundación de
la acequia Gorda en el siglo XI (2014, p. 383).
1082
430
generalmente en picos elevados y con una amplia perspectiva del entorno, y
coincidiendo en su mayor parte con la cercanía a cruces de caminos, cambios de
vertientes de cuencas fluviales o cordadas serranas de importancia, siempre dentro de un
registro arqueológico altomedieval. La instalación en estos lugares de comunidades
poco islamizadas o de elementos árabes o beréberes, es una cuestión por dilucidar,
aunque hay
indicios de que los grupos de origen beréber tuvieron
una notable
importancia en la colonización de estas tierras, como así queda reflejado en la toponimia
conservada con nombres de qurá tales como Benamaquis, Alhaurín, Faḍala o Mequinés,
y probablemente también Dakwān1084. No tenemos indiciós, ni documentales ni
arqueológicos, que nos lleven a cojeturar que la mayoría de estos emplazamientos
estuvieran ocupados por elementos humanos poco islamizados, como así propugnaran
algunos investigadores1085.
Sobre las características de estos recintos en altura, podemos indicar que existían tres
tipos bien diferenciados: los que poseían elementos defensivos con recintos murados en
todo su perímetro, aquellos con defensas artificiales en determinados lugares más
vulnerables, y, por último, los probables espacios residenciales sobre los que no hemos
detectado ningún tipo de estructura de cometido defensivo. En relación a la
funcionalidad de estos emplazamientos parece que las pequeños estructuras en altura
carentes de defensas fueron espacios residenciales durante periodos más o menos
prolongados ante la ausencia de alquerías en ladera o en zonas llanas que podamos
asociarlas con ellos y por la presencia de abundantes tejas que interpretamos como
cubierta de las techumbres de viviendas. La pervivencia de recintos fortificados de una
cierta complejidad nos hace conjeturar de qué podrían tratarse de establecimientos en
manos de oligarquías locales o de emplazamientos controlados por el Estado. Esta
propuesta estaría reforzada por que dichos lugares se encuentran en enclaves de alto
valor estratégico y ante la presencia de cerámica relacionada con el siglo XI y primera
mitad del XII, lo que nos sugiere que aún estaban ocupados en estas fechas y que esta
dilación en el tiempo pudo ser motivada por su carácter de control territorial.
Por último, hay bastantes evidencias de que la mayoría de estos emplazamientos no
se hallaban asociados a una agricultura de irrigación, la cual aún no estaba generalizada,
1084
1085
Martínez Enamorado, 2003b, p. 75.
Acién Almansa, 1989.
431
y que solo podemos vincularla con algunas alquerías no relacionadas con estructuras de
tipo ḥiṣn.
Fig.8.1-Distribución de las qurá y ḥuṣūn en la Subcuenca
432
8.3.-Los profundos cambios acaecidos durante los siglos XI-XII
Tras la caída del califato y en un momento indeterminado del siglo XI, se produce un
cambio en la estrategia poblacional y en el aprovechamiento de los recursos económicos
de gran calada en al-Andalus, que tiene como consecuencia el abandona definitivo de
los recintos fortificados y espacios residenciales en altura, además de la creación de
numerosas alquerías que se asocian claramente con los recursos hídricos y con una
agricultura de irrigación que estos generaban. La mayoría de ellas son de nueva
creación, como así lo muestra el registro arqueológico, y evidencian que la nueva
agricultura, que empieza a generalizarse en este siglo, tuvo mucho que ver con estos
cambios, unque como veremos más adelante parece que no fue la única causa.
Las pruebas más evidentes de estas transformaciones las encontramos en el registro
arqueológico, en concreto en el cerámico. En los ataifores determinadas decoraciones de
origen califal (como el verde y manganeso) desaparecen dando paso a recubrimientos
melados con decoración en negro y manganeso, junto con perfiles quebrados, además de
bordes exvasados y de sección triangular1086. La importancia de estos ataifores para una
datación cronológica relativa de los yacimientos es fundamental, ya que esta forma con
este tipo de decoración aparece en todos los espacios residenciales que consideramos
bajomedievales y actúa como fósil-guía. También parece implicar una influencia
externa a al-Andalus que vendría de la mano de los almorávides, tendencias que
quedarían reforzadas con la influencia almohade. Pero aunque el tipo ataifor sea uno de
los más representativos, estos cambios tipológicos no son generalizados y en
determinados artefactos de exposición al fuego se obsevan formas de tradición califal,
como son los casos de algunas cazuelas1087. Vemos como el siglo XI es un periodo de
transición en que se observa como la impronta califal se va diluyendo, tanto por
influencias exógenas como internas, y que preludian importantes transformaciones que
se van a producir con la entrada de los almohades en la Península.
Ya en el siglo XII, con la llegada de los almohades, son palpables los importantes
cambios
en los registros cerámicos y se constatan variaciones estilísticas que se
extiende con gran éxito por todo al-Andalus. Estas nuevas formas cerámicas, sobre todo
en utensilios de uso cotidiano, tienen una clara influencia norteafricana y es un
1086
Salado Escaño y Arancibia Román, 2003, p. 87.
Se tratan de los bordes de cazuelas hallados en los yacimientos de la Torrecilla (1-T) y de Guaro
Viejo (1-GV).
1087
433
indicador de la homogeneidad cultural y de la existencia de contactos comerciales
fluidos entre ambos lados del estrecho de Gibraltar1088.
Si las tipologías cerámicas relacionadas con el registro arqueológico almorávide en
los yacimientos de la Subcuenca se reducen a algunos tipos de ataifores, no ocurre igual
con los de influencia almohade. Especialmente notables son los cambios que se
producen en la cerámica de preparación de alimentos, donde las cazuelas van tomando
un protagonismo creciente frente a las marmitas, además de comenzar a generalizarse
los bordes en ala que tendrán un mayor desarrollo en el periodo nazarí. Las ollas se
modifican con cuerpos globulares y bordes cortos, más o menos rectos. Tanto en
marmitas como, sobre todo, en las cazuelas, las paredes van perdiendo grosor en aras de
una mejor transmisión calórica. El vedrío interior no estaría generalizado en los
artefactos de cocina, aunque su uso se hizo más frecuente a medida que fue avanzando
el siglo XIII.
Pero quizá son los ataifores el tipo más representativo. Ya en el siglo XII se
generalizan los perfiles quebrados con bordes exvasados de sección triangular,
recubrimiento uniforme en verde manganeso en su interior y la misma coloración en su
exterior pero más diluida. Lo más relevante es la aparición de estampillado en su
interior formando bandas concéntricas y generalmente con figuras que Melero García
considera simples1089 y en las que predominarían los motivos foliáceos de pequeño
tamaño. Este último investigador los enmarca en la segunda mitad del siglo XII y
primera del XIII1090. Solo aparece un fragmento recubierto en melado en su interior con
motivos foliáceos simples en el yacimiento de los Villares de Algane con una
cronología temprana, que puede ir desde el siglo XI hasta la primera mitad del XII1091.
Esta tipología de ataifores con decoración en estampillado aparece en todos los
yacimientos caracterizados como bajomedievales de la Subcuenca lo que nos indica que
la influencia almohade fue notable en el mundo rural andalusí, e incluso proponemos
que la mayoría de estos asentamientos pudieran tener su origen en el período
almorávide-almohade.
1088
Cavilla Sánchez-Molero, 2007, p. 405.
Melero García, 2012c, p. 123.
1090
Ídem.
1091
Ídem.
1089
434
La ubicación de estos nuevos espacios residenciales en ladera junto a manantiales,
arroyos o ríos es una de las características más novedosas, frente a la etapa anterior en
que estuvieron generalizados los asentamientos en altura, casi siempre en cumbres,
lejos de las fuentes naturales de suministro hídrico. El territorio se va ocupando de
manera escalonada y jerarquizada en función del aprovechamiento hidráulico.
Normalmente se sigue una línea descendente que va desde las cabeceras de los
principales ríos y arroyos ocupándose paulatinamente y a lo largo del tiempo, todo el
territorio susceptible de ser aprovechado para una agricultura de irrigación, siempre
supeditado a la disponibilidad de agua y de tierras para su puesta en cultivo. Los
espacios residenciales y zonas irrigadas se van creando dentro de esta zonificación
territorial y generalmente coinciden con las laderas cercanas a los fondos de los valles.
Los antecedentes de estas transformaciones del siglo XI parecen encontrarse en la
llegada de contingentes beréberes para nutrir los ejércitos omeyas que, a partir del
gobierno del califa Al-Hakan II (961-976), fue una práctica habitual, y se incrementó
con el gobierno de Al-Mansū, cuando este reclutamiento se produjo de forma masiva.
Estos elementos norteafricanos desempeñaron un importante papel en la reorganización
de la geografía peninsular al final del califato1092 y con toda seguridad impulsaron la
propagación de la agricultura de irrigación en el momento en que terminó su condición
de mercenarios y tuvieron que pasar a sustentarse integramente de la agricultura y
ganadería. Ello incidiría de forma destacada en la creación de estas nuevas alquerías que
aparecen en la Subcuenca. También tenemos que contemplar la entrada de nuevos
contingentes magrebíes de la mano de almorávides y almohades. Sin embargo, y como
ya vimos, no podemos desdeñar la importancia que supuso para la instauración de esta
agricultura el incremento demográfico que se produjo en los siglos X y XI con la
bajada al llano de la población rebelde, extremo que se ha podido constatar
arqueológicamente en algunos lugares de la actual provincia de Málaga1093. No obstante
creemos que esta población de origen nativo (generalmente mozárabes) poco
islamizada, no tenía, para estas fechas, plenamente asimiladas las técnicas
1092
Guichard, 1995, p. 50.
Según Martínez Enamorado (1996) la bajada al llano de la población residente en zonas elevadas
durante los siglos X y XI se ha podido verificar arqueológicamente en determinados casos, como ocurre
con la de población de Bezmiliana en Málaga (Acién Almansa, 1986) y también por la información que
nos ofrecen algunas fuentes documentales (Muqtabis V, p. 218, trad, p. 167).
1093
435
correspondientes a la nueva agricultura1094, más relacionada con los grupos áraboberéberes que ya poseían un bagaje amplio en el uso de estos procedimientos.
Todo esto significa que la vida agrícola surgida es una elección hecha por
hombres venidos de fuera, los grupos árabes y los beréberes emigrantes en alAndalus
1095
[...] Esta opción no es solo de tipo técnico, sino también social. La
existencia de grupos campesinos regidos por lazos familiares, que permiten el
mantenimiento del sistema, está en los orígenes de estos establecimientos
agrícolas1096
Una de las cuestiones más controvertidas es si estos grupos tribales de campesinos
actuaron de forma autónoma o por iniciativa del poder. Algunos investigadores, como
Barceló Perelló, creen que estas facciones eran autosuficientes a niveles de subsistencia,
organización política, social, económica y planificación para su perpetuación, lo que
lleva a plantearnos el papel que jugaba el Estado en la organización del territorio y de
sus pobladores1097. También Guichard otorga a la formación social islámica la
capacidad de construir la nueva sociedad andalusí desde abajo 1098. En el polo opuesto
está Manzano Moreno que cree que el papel organizador del Estado fue fundamental
para la formación de una sociedad islámica en al-Andalus1099. Azuar Ruiz supone que
este poblamiento surge ante la necesidad de repoblar las áreas rurales que a principios
del siglo XII se encontraban en un proceso de abandono y despoblación fruto de la
dinámica socio-política acaecida en al-Andalus1100. Es evidente que en el emirato y
taifas, e incluso en determinados territorios peninsulares durante los imperios
norteafricanos, el Estado tuvo una influencia limitada. Solo durante el califato omeya,
periodo almohade y en determinados etapas del emirato nazarí, el poder central tuvo
capacidad para controlar y transformar la sociedad desde arriba.
Dentro de las jerarquizaciones territoriales existentes en la Subcuenca, una de las que
podemos establecer con cierta nitidez es la que se produce en el río Nacimiento, donde
se rastrea la fundación en el tiempo de las diversas alquerías que utilizaban sus aguas
1094
También podemos vincularlas con comunidades de origen indígena tempranamente islamizadas que
vivían en zonas bajas.
1095
Barceló Perelló, 1997.
1096
Malpica Cuello, 1999b, pp. 149-150.
1097
Barceló Perelló, 2004.
1098
Guichard, 1995.
1099
Manzano Moreno, 2006.
1100
Azuar Ruiz, 1994, p. 246.
436
para la irrigación. Para ello nos basamos en los postulados de Glick1101, por los cuales la
acequia que ocupa la parte más alta del río es anterior en el tiempo, y, por lo tanto, tiene
prioridad a la hora de regar sobre las que se encuentran por debajo de esta. En primer
lugar estaría Benamaquís cuyo suministro hídrico dependía de la acequia de la
Candonga, canal que ocupa la posición más alta. En segundo lugar, Pereila con la
acequia del Olivar que proporcionaba agua al pago de Valdeperales. Sobre este último
canal tenemos un documento1102 que proporciona una cronología relativa de gran interés
en que ya para el siglo XII existía el partidor de los Tres Tablones que dividía las aguas
entre las acequias del Olivar, por una parte, y las del Naranjal y río Alamino1103, por
otra. En penúltimo lugar estaría la acequia del Naranjal, ampliación que realizó
Benamaquís de sus espacios irrigados. Por último, la acequia del río Alamino que
suministraba agua al núcleo de alquerías que dieron origen a Dakwān. Por lo tanto,
podemos afirmar que esta zona de regadío tendría un origen temprano y es probable que
en la segunda mitad del siglo X ya estuvieran en uso la mayoría de las acequias antes
descritas.
Como hemos visto, la ubicación de la fortaleza de Dakwān pudo estar supeditada a
la protección de una rica zona agrícola regada por las aguas del río Nacimiento,
independientemente de su valor estratégico durante la fitna. Aunque en este caso los
espacios irrigados no solo estaban por debajo (NE) de la fortaleza, sino también al SE y
SO de esta. Las primeras noticias documentales que poseemos sobre ella ya aparecen en
el Muqtabis III de Ibn Hayyān en una expedición conocida como “de Algeciras” contra
Ibn Ḥafṣūn en el año 897. La plaza estaba defendida por dos compañeros del caudillo
rebelde1104. Pero el ḥiṣn como tal, es decir con el nombre de Qaštruh Dakwān, no
existió hasta el 920 cuando fue mandada construir por Abd al-Rhaman III para poner
cerco al ámbito de Bobastro1105 ya en los últimos años de la fitna. De ello deducimos
que había un castrum que podía haber sido anterior incluso a la conquista
musulmana1106. Pero Dakwān como qarya, despojada del término castrum, y ya como
un ente territorial autónomo, aparece por primera vez en el siglo XII durante una visita
1101
Glick, 2007, p. 121.
Ibn ´Askar/Ibn Jamīs, A ´lām Mālaqa, ed, ´Abd Allāh al Murābit al Targī, p. 353. Véase también la
publicación al respecto de Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013.
1103
Se denomina río Alamino a una acequia de importantes proporciones en su tramo superior.
1104
Ibn Hayyā, Muqtabis III, p. 121, fol. 91b.
1105
Muqtabis V, p. 169, fol. III, tra, p. 134.
1106
Acién Almansa, 1999, p. 58.
1102
437
que realizó al lugar el poeta malagueño Ibn al-Fajjār1107. Con todo ello, creemos que la
qarya primero, y su desarrollo hasta llegar a una medina de mediano tamaño en el siglo
XIII después, tuvieron su origen en una consolidación y organización del mundo rural
de su entorno alrededor de una rica agricultura de irrigación que generó unos espacios
urbanizados donde se pudieron realizar transacciones regulares y seguras con los
excedentes que esta agricultura producía1108. Todo ello nos ha llevado a postular que el
núcleo original se formó a partir de la unión de una serie de pequeños asentamientos
rurales anteriores1109. Al respecto, tenemos diversos indicios de la existencia de dichos
lugares a los cuales Dakwān absorbió y unificó. Así, vemos como en el partido rural de
la Sayaga los restos cerámicos hallados en un vertedero nos hablan de la posible
existencia de un poblamiento de cierta entidad. Además, creemos que la actual barriada
de las Casas Quemadas constituyera también un pequeño núcleo que se integró en la
qarya principal y que aparece en los repartimientos de finales del siglo XV como un
arrabal de la medina que, probablemete y a tenor de su topónimo, podría haber sido
arrasado durante una cabalgada castellana1110. El hallazgo de restos cerámicos en la
plaza Bermúdez de la Rubia, apenas a cincuenta metros de los que fue la alcazaba nazarí
y probablemente también del solar del antiguo castrum, en pleno centro de la antigua
medina, abre la posibilidad de que se tratara de la alquería matriz que con el tiempo
actuara de aglutinadora del poblamiento circundante1111.
Benamaquís se asentaba en parte de la actual urbanización de Miravalle, antes
partido rural de los Montecillos. Estaba situada sobre un afloramiento rocoso de calizas
del triásico muy pobres en cuanto a un posible uso agrícola, ya que tiene una edafología
poco desarrollada con la roca madre prácticamente en superficie. Es por lo que
seguramente el espacio residencial se situó en este promontorio, rodeado en sus tres
cuartas parte por tierras fértiles y con los bancales de regadío por debajo de los
habitáculos. Su fisonomía de poblamiento murado conocido en el siglo XV, antes de la
conquista castellana1112, seguramente correspondería con un agrupamiento de la
población circundante, ya tardía, ante la presión militar castellana acaecida en los siglos
XIV y XV. Proponemos como hipótesis de que en sus orígenes podrían tratarse de
1107
Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013, p. 373.
Malpica Cuello, 2012, p. 692.
1109
Ibídem, p. 691.
1110
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fols. 113-113v, pp. 240-242.
1111
Martínez Enamorado, 2003a, p. 326.
1112
Bernáldez, 1870, Cap. LXXV, p. 171.
1108
438
grupos clánicos, de probable origen beréber, que colonizaron estas tierras en época
temprana y que formarían pequeños núcleos dispersos en la llanura del actual partido de
Los Llanos.
Sobre Tolox, Yunquera Alozaina y Monda, la información que poseemos también es
tardía y procedente de los siglos XIV y XV. Tolox está situado sobre un promontorio
calizo en el mismo cruce de los ríos Horcajos y de los Caballos teniendo a sus pies una
serie de sectores de irrigación abastecidos por las aguas del manantial de la Alfaguara y
de los ríos anteriormente mencionados, junto con los del también río Almozara, cauce
que se forma por la unión de los ríos de los Caballos y Horcajos 1113 aguas abajo de la
villa. No sabemos si originariamente fue una alquería que tardíamente se fortificó, un
lugar de residencia-refugio que se generó alrededor de un antiguo ḥiṣn de origen
altomedieval, o corresponde con un solar de nueva creación ante la inseguridad
provocada por las incursiones cristianas de los siglos XIV y XV. Sea lo que fuere, la
realidad es que las comunidades que practicaban la agricultura de irrigación tienen una
temprana presencia en la zona como queda reflejada en el yacimiento de los Llanos del
Tejar que relacionamos con una cronología altomedieval. La falta de intervenciones
arqueológicas dentro del casco urbano de Tolox y en su entorno hace que, por ahora,
estas hipótesis no tengan ningún valor historiográfico.
Algo similar ocurre con Yunquera, cuya existencia como villa fortificada de doble
recinto murado será tardía1114. También está asentada sobre una meseta de travertinos.
No sabemos si su origen proviene de una refundición de diversos asentamientos
dispersos que fue cuajando a medida que la agricultura de irrigación sustentada por el
manantial del río Planos y de la fuente de la Alfaguara creo excedentes y generó un
comercio o, sin embargo, fue una única alquería que evolucionó en el tiempo hasta
alcanzar proporciones protohurbanas a finales del período nazarí.
En el caso de Alozaina, parece que su origen plantea menos dudas. Con las mismas
características que las dos villas anteriores, todos los indicios nos llevan a pensar que
fue una creación también tardía debido a las reducidas dimensiones de su recinto
murado, por la escasez de habitáculos que había dentro de ella a finales del siglo XV, y
ante la presencia de una serie de alquerías cercanas que parecen que estuvieron
1113
1114
El regadío de Tolox ha sido estudiado por López García (2012).
Martínez Enamorado, 2002, p. 321.
439
densamente pobladas, como muestra la abundancia de fragmentos cerámicos
superficiales. El más importante de los poblamientos periféricos el de los Vallecillos,
por lo que planteamos de que se pudiera tratar de un castillo-refugio construido para
albergar a la población campesina de su entorno ya avanzado el período nazarí.
El ḥiṣn de la Villeta y la alquería del mismo nombre son los dos únicos casos en que
tenemos unas referencias cronológicas precisas debido a la excavación realizada por
Acién y Rambla en 19901115, junto con el posterior trabajo sobre el material cerámico
procedente de dicha intervención efectuado por Ordóñez1116. En el ḥiṣn, el registro
cerámico contextualizado más antiguo corresponde con el final del siglo XIII y
principios del XIV. Para el caso de la alquería de la Villeta, su fundación coincide con
la primera mitad del siglo XIV. Como veremos en el apartado siguiente, el ejemplo de
este conjunto qarya-ḥiṣn es esencial para entender la reestructuración territorial que se
produjo en los siglos XIV y XV como consecuencia del aumento de la presión militar
castellana sobre el franco occidental del reino nazarí de Granada.
Pero el hecho más importante es la fundación de una serie de pequeñas alquerías
que, según hemos visto a principios de este capítulo, parece que surgieron en el siglo
XI, con un registro arqueológico superficial escaso que tiene su continuidad durante los
siglos XII y XIII en que los artefactos cerámicos son más abundante, además de poseer
tipologías y decoraciones bien definidas que coinciden, en buena parte, con el período
almohade. Tiene su máximo desarrolló en los siglos XIV y XV, cuando las
concentraciones de fragmentos alcanzan porcentajes elevados en determinadas zonas de
los espacios residenciales. Estos espacios tienen en común una serie de características
que vamos a analizar a continuación.
Todos ellos se asientan en laderas, generalmente donde estas alcanzan un desnivel
más atenuado, con una pendiente acusada tanto en la zona de acceso al poblamiento
como por su parte trasera o espaldar. En la mayoría de los casos, estas inclinaciones
existentes en las entradas tienen un origen natural, como ocurre en la Alcaría de Guaro,
Guaro Viejo, Guaro, las Breñas, el Moxnar, los Villares de Algane, Villares de Alpujata
o los Vallecillos, aunque en el caso de la Torrecilla parece haber sido potenciada por la
mano del hombre al realizarce una acción de desmonte sobre la ladera. En los casos de
1115
1116
Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1991-1992.
Ordóñez Frías, 2014a.
440
los Caserones de Bolixes, las Barrancas de Tomas y los Villares de Algane, está
pendiente se atenúa notablemente quedando delimitada, para la primera, por la acequia
de Bolixe, y para las demás, por la acequia de Guaro.
Los espaldares, o parte trasera del espacio residencial, siempre tienen un desnivel
acusado y la mayoría de las veces actúan como un auténtico parapeto difícil de salvar
para las personas. En los casos de los Villares de Algane, los Majanales, la Torrecilla y
la Alcaría de Guaro, la acción secular de río Grande, río Seco y del arroyo Gaimón, han
producido estos accidentes orográficos potenciados por un relieve montañoso. En el
resto de las qurá, el espaldar está constituido por cerros con pendientes abruptas y
desniveles acusados entre la zona de residencia y la cota de altitud máxima.
Los arroyos que existen en los flancos de los espacios residenciales tienen diferentes
grados de pendiente y de profundidad, y siempre actúan como delimitadores de dichos
espacios. En los Majanales el arroyo de su flanco izquierdo actúa como una autentica
trinchera para el paso humano frente al de su margen derecha, poco pronunciado. Igual
ocurre con los Caserones de Bolixe, Guaro, Alcaría de Guaro y Pereila, en el primer y
segundo yacimiento por su franco derecho, en el tercero y cuarto por el izquierdo. En
otros casos como el de Guaro Viejo y el Moxnar los dos arroyos laterales apenas están
marcados no constituyendo un obstáculo orográfico significativo. El caso contrarío es el
de la Torrecilla, donde los cauces laterales formaban obstáculos naturales difíciles de
salvar. Sin embargo, pensamos, a modo de hipótesis, que los arroyos poco marcados, así
como los más profundos e inaccesibles, podían constituir un obstáculo infranqueable si
se permite el crecimiento de determinada vegetación proclive a desarrollarse en estos
lugares húmedos y a veces umbríos como es la zarzamora (Rubus ulmifolius) que puede
formar un seto espeso y espinoso1117. En la actualidad se puede observar estos “muros”
en algunos de estos arroyos que, estando incluso quemados, son imposibles de salvar sin
un trabajo previo y largo de desbroce.
Como vemos, esta serie de características del medio, a veces potenciadas por el
hombre,
actuaban
como
defensas
pasivas
acompañándas
de
determinadas
construcciones: torres-alquerías o casas fuertes que complementaban dichos obstáculos
naturales. Indicios de estas edificaciones los encontramos en la Torrecilla, Alcaría de
Guaro, Majanales Bajos, Barrancas de Tomás y los Vallecillos. En el resto del
1117
Fuentes del autor.
441
poblamiento no hemos detectado rastro de estas estructuras, aunque creemos que su uso
debía de estar generalizado durante los siglos XIV y XV. Solamente hemos constatado
los restos de una cerca murada en todo su perímetro en la qarya de la Torrecilla, y con
ciertas reservas para la alquería del Nacimiento de río Grande, fisonomía propia de un
período ya tardío que parece responder a mecanismos externos (amenaza castellana) e
internos (evolución de los núcleos hacia estructuras preurbanas) y que conviven con
otros asentamientos abiertos, no amurallados1118.
En cuanto a la ubicación de los espacios residenciales relacionados con el
aprovechamiento de los recursos económicos, queda patente una orientación prioritaria
hacia la agricultura de irrigación que condicionó de manera notorio la instalación de
dichos espacios, por lo que se va creando un patrón de asentamiento rural vinculado a
los sistemas de regadío. Así vemos como en los Caserones de Bolixes, los Villares de
Algane o los Vallecillos, las viviendas estaban junto a los bancales de irrigación. En las
dos primeras, inmediatamente por encima de estos y separadas por las acequias-madres;
en el caso de los Vallecillos, los cultivos de regadíos se encuentran en la parte superior
y en el lateral derecho de los habitáculos. Algo similar ocurre en las Barrancas de
Tomás con la acequia-madre rodeando las tres cuartas parte del poblamiento y limitando
con parte de las viviendas. En otro grupo de alquerías, los espacios de irrigación se
encuentran también en su mayoría por debajo del poblamiento, pero a una cierta
distancia. Así ocurre con la Alcaría de Guaro, las Breñas, Majanales Bajos, Villares de
Alpujara, el Moxnar, o Guaro Viejo.
Vemos como ya durante los siglos XI y XII la subcuenca de río Grande queda
configurada con un tipo de poblamiento constituido por pequeños núcleos rurales
cercanos a suministros hídricos, generalmente fuentes y manantiales, los cuales
alimentaban una agricultura de irrigación que comenzó a ser el principal recurso
económico de esta gente y que generaba una producción creciente de excedentes. Esto
provocó que determinadas qurá comenzaran a desarrollarse de manera notable, tal es el
caso de Dakwān, Tolox o Casarabonela que adquirieron algunas características
protourbano, cuyos indicios ya podrían ser perceptibles en el siglo XII.
1118
Malpica Cuello, 2006, pp. 230-231.
442
8.4.-Las transformaciones durante el periodo almohade
Con los almohades se logra la unificación del poder político en un vasto imperio que
trajo un período de prosperidad en que se alcanza una estabilidad política y un auge
económico notable. La neutralización temporal de la amenaza militar cristiana en la
Península después de Alarcos (1195) va a permitir a los califas almohades centrarse en
los asuntos de al-Andalus. Aceptamos que en el período de taifas y de dinastías
norteafricanas se vivió la consolidación y fortalecimiento de la red urbana andalusí que
tenía su origen en el periodo omeya. Pero será con los almohades cuando se produce un
crecimiento urbano constatado en la mayoría de las medinas andalusíes, tanto en el
plano arqueológico como en el documental, y la actividad constructiva y
transformadora1119 es, por lo tanto, más notable en la ciudad. Uno de los aspectos más
importantes de su programa constructivo fue la ejecución de una intensa actividad
fortificadora que solo tiene parangón en el período califal1120 y que afecta de forma
notable a las medinas y las alquerías en proceso de urbanización.
Este programa edilicio es bien conocido en las grandes medinas, especialmente en
Sevilla, de donde existe documentación escrita precisa. También en Málaga se efectuó
un programa de construcciones que se plasmó en la ampliación y reforma de la
mezquita mayor, en la creación del alcázar de Sayyid y en ensanche de la cerca
defensiva de la medina1121. Sin embargo, sobre las pequeñas medinas apenas tenemos
información. Para la mayoría de ellas, y sobre todo aquellas que tuvieron una
continuidad durante el reino nazarí de Granada1122, los únicos vestigios existentes,
cuando los hay, son los procedentes del registro arqueológico.
Apenas existen fuentes escritas o registros arqueológicos relacionados con el período
almohade en la subcuenca de río Grande. Gracias a las prospecciones superficiales
realizadas, se han hallado fragmentos cerámicos con tipologías claramente vinculadas
con este periodo. En concreto, los ataifores en verde esmeralda que aparecen en todos
los predios rurales de adscripción bajomedieval con decoración estampillada en su
interior y motivos vegetales de tipo almendrado simple junto con un vedrío exterior
también en verde esmeralda, aunque más diluido que el interior. Pero no son las únicas
1119
López García, 2011, p. 355.
Azuar Ruiz, 1994, p. 67.
1121
Calero Secall y Martínez Enamorado, 1995.
1122
La conquista castellana del siglo XIII va a proporcionarnos una documentación que se recoge en los
repartimientos y donaciones reales.
1120
443
tipologías que relacionamos con el período, también las cazuelas en ala y las marmitas
globulares de paredes finas y pasta ferruginosa que aguantaban mejor el choque térmico
en los artefactos e exposición al fuego son innovaciones de esta etapa. Nuevas técnicas
y tipologías que ya se diferencian de forma clara de las de procedencia califal.
En el territorio objeto de estudio, Dakwān sería uno de los pocos núcleos que tendría
suficiente entidad poblacional y económica para encontrarse en un proceso de
protourbanización claro que le llevaría, ya avanzado el siglo XIII, y sobre todo durante
los siglos XIV y XV, al estadio de medina, pese a que en las fuentes árabes tardías no se
recoja con esta categoría. También como se expresó con anterioridad, Tolox y
Casarabonela podrían estar inmersas en el mismo proceso debido a que poseían un alfoz
con una rica agricultura de regadío que generaban excedentes suficientes para ser
gestionados en los espacios urbanos. Malpica Cuello lo explica de forma sintética
cuando dice:
también es perceptible el surgimiento de núcleos casi urbanos que
comenzaron a organizar territorios para ejercer como centros de absorción de
productos agrícolas1123[...] ponen de relieve que la alquería en ciertos casos se
fueron transformando en pequeñas ciudades, bien a partir de asentamientos
abiertos y no amurallados, bien arrancando de fortalezas de dimensiones
reducidas1124
Este auge económico y poblacional que se produjo en Dakwān, y probablemente en
otras qurá de la Subcuenca, hizo necesario dotar a estos enclaves urbanos de nuevos
elementos defensivos disuasorios1125 que se materializan en la construcción de una cerca
defensiva y en una serie de añadidos que reforzarían dichas defensas. Siguiendo a López
García1126, y de modo provisional ante la práctica ausencia de estudios arqueológicos,
vamos a realizar un análisis de las estructuras defensivas que se crearon en Coín,
basándonos en los escasos restos existente en la actualidad.
La presencia de una muralla que abarcaba todo su perímetro es recogida de forma
explícita ya en 1485, en el mismo año que los castellanos conquistan la villa1127. Con
1123
Malpica Cuello, 2004, p. 142.
Ibídem, p. 140.
1125
Torremocha Silva, 2004, p. 103.
1126
López García, 2011.
1127
Bernáldez, 1870, Cap. LXXV, p. 71.
1124
444
anterioridad, solo se hace alusión a la fortaleza de Dakwān sin que sepamos si en esta
denominación entraría la muralla que cubría los espacios residenciales o solo se refiere
a la estructura del antiguo ḥiṣn.
Pensamos que en época almohade se construye el recinto amurallado tomando una
fisonomía y extensión que se mantuvo hasta finales del emirato nazarí. La adscripción a
este período puede estar justificada por determinados elementos defensivos, como la
existencia de una torre tipo albarrana1128, de tendencia octogonal y que formaba parte
del flanco S de la muralla1129. Hoy se puede apreciar en la calle de la Feria. También las
antiguas puertas de accesos a la villa denominadas de Álora y de San Andrés, tenían
planta de codo simple. El aspecto de la separación de la población civil y la guarnición
militar se consolida en esta época con la diferenciación entre la antigua fortaleza, que
hizo las funciones de alcazaba, y el recinto murado de la medina1130, es decir, entre el
espacio del poder y el espacio urbano. Además, la existencia de un barrio artesanal
extramuros en la zona del Ejido y del Batán1131 probablemente arrancara también de
esta época. Asimismo los materiales de construcción predominantes en las diferentes
épocas marcan las tendencias que cada período. Así vemos que tras la etapa de las taifas
empieza a predominar el tapial, junto con la mampostería y el ladrillo en las
construcciones militares1132. Los escasos restos de muralla conservados en la actualidad,
sobretodo los hallados en calle Pajarera y en la esquina de calle Pajarera con calle
Antequera, muestran la utilización de estas técnicas, con la presencia del tapial
combinado con el ladrillo en algunos tramos de dichas calles. Pero también se observa
un lienzo en el sector NO que se construyó con sillares y sillarejos de “cantillos” un
tipo de toba muy abundante en las cercanías del casco antiguo de Coín1133 y que es
peculiar en la mayoría de las construcciones desde época medieval hasta mediados del
siglo XX cuando es sustituido por el ladrillo cerámico moderno.
1128
Las albarranas y las de trazado poligonal [...] puede atribuirse a los almohades (Márquez Bueno y
Gurriarán Daza, 2008, p. 121).
1129
Gozalbes Cravioto y Marmolejo Cantos, 2012, p. 91.
1130
Torremocha Silva, 2004, 105.
1131
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 117v, p. 246.
1132
Pavón Maldonado, 1999, p. 569.
1133
Fuentes del autor. Las canteras son aún visibles en la cuestas de los Almendrillos, de la Reyna y en la
actual urbanización de la Calera.
445
8.5.-La nueva estructuración territorial del siglo XIII: la formación de un distrito
militar en la Algarbía malagueña
Tras la derrota de las Navas de Tolosa y la muerte del sultán Yusuf II, el dominio
almohade queda quebrantado por completo en al-Andalus. Este vacío de poder es
aprovechado por varios caudillos que crearan nuevas taifas. El más importante es Ibn
Hūd de Murcia, quien en 1277 se subleva contra el debilitado poder almohade
dominando buena parte de al-Andalus, menos Niebla y Valencia. Paralelamente,
Muḥamad íbn Al Ahmar, señor de Arjona, se proclama Sultán y somete a Guadix, Baza
y Jaén, y más tarde, tras la muerte de Ibn Hud, se apodera de un territorio que iba desde
Málaga hasta Almería. Después de la cesión de Jaén a los castellanos pacta con
Fernando III y, tras el Tratado de Jaén (1246) sienta las bases del reino nazarí de
Granada.
El avance castellano por la cuenca del Guadalquivir produce la emigración masiva
de población musulmana y, posteriormente tras la sublevación de 1264, de elementos
mudéjares, especialmente del reino de Sevilla, aunque también y en menor medida de
los reinos de Valencia y Murcia1134. Ello produciría un aumento poblacional en el
entramado urbano nazarí que con toda seguridad también repercutiría en las pequeñas
qaryas rurales. La influencia mudéjar en los ajuares nazaríes1135 y, por lo tanto, el
testimonio de una posible emigración de elementos musulmanes de territorios recien
conquistados por los cristianos, se rastrea en las decoraciones de algunas tipologías
cerámicas. Así, los ataifores de perfil quebrado con bandas de óxido de cobre sobre
fondo blanco estannífero son habituales en la zona occidental del antiguo obispado de
Málaga. Lo encontramos en el Bajo Guadalhorce ya en la segunda mitad del siglo
XIII1136 . En la Subcuenca se han hallado diversos fragmentos relacionados con esta
tipología y decoración, siendo los más destacados los de la alquería de la Villeta en
Monda con una cronología relacionada con el siglo XIV1137.
¿Hasta qué punto repercutía estos nuevos contingentes humanos en la demografía de
la zona objeto de estudio? La falta de excavaciones sistemáticas en la comarca, junto
con la ausencia de datos demográficos de su población, nos impiden formular hipótesis
1134
Rachel Arie, 1997, p. 505.
Pleguezuelo y Lafuente, 1995.
1136
Melero García, 2012b, p. 169.
1137
Ordóñez Frías, 2014a, p. 221.
1135
446
fidedignas. Pero sí poseemos determinados indicios, como el ya expuesto sobre la
decoración en óxido de cobre, además de apreciarse una abundancia del registro
cerámico superficial cuyas tipologías y decoraciones coinciden en un alto porcentaje
con la segunda mitad del siglo XIII y la primera del XIV. Este incremento de un
determinado registro material lo podríamos relacionar con un aumento de los habitantes
de estos lugares que probablemente coincida con el flujo migratorio anteriormente
descrito. Evidentemente, no podemos hacer afirmaciones tajantes sobre este asunto,
aunque sí exponer determinados vestigios que, entrelazados, nos pueden llevar a
hipótesis plausibles.
Pero uno de los hechos más importantes es la aproximación de la frontera castellana
y, por lo tanto, la facilidad de sus huestes para penetrar en el área de la Algarbía
malagueña. En un primer momento, las cabalgadas tienen como bases de partida Estepa,
Osuna y Morón de la Frontera, donde se organizan incursiones que penetran a fondo en
el flanco occidental del sultanato nazarí.
La caída de Teba en 1330 constituye otro hito importante en la política de cerco
llevada a cabo por los castellanos sobre el emirato, ya que supuso la superación del
glacis defensivo que representaba el surco intrabético1138, el cual actuaba como cinturón
defensivo natural, dejando el camino abierto de obstáculos orográficos de importancia
para las incursiones militares.
La toma de Antequera en el 1410, junto con una serie de castillos cercanos como
son los de Aznalmara, Cauche y Xébar1139, supone otra “vuelta de tuerca” en la asfixia
del territorio granadino. La frontera se aproxima peligrosamente por el franco N de la
hoya de Málaga, hasta tal punto que el castillo de Xébar quedaba prácticamente
lindando con el valle del Guadalhorce. Esto supone, como veremos a continuación, que
las cabalgadas castellanas tengan un incremento notable, aumentando también su
eficacia destructiva y, con ello, la paulatina desarticulación y despoblamiento de las
áreas rurales cercanas a las vías habituales de penetración.
Todo ello lleva, seguramente desde la primera mitad del siglo XIV, a organizar la
Algarbía como un distrito militar ante la creciente amenaza castellana. Así queda
patente cuando el sultán granadino Muhammad V nombra a Idrīs ibn ‘Utmān ibn Abī l1138
1139
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca Castañer, 1977, p. 52.
Martínez Enamorado, 2005-2006. pp. 227-228.
447
‘Ulā, con el título de comandante de los voluntarios de una marca fronteriza. Es seguro
que esa marca estaba formada entonces por los distritos occidentales del sultanato
granadino, entre los cuales, además de Málaga y Ronda, se incluía Dakwān1140.
Con toda seguridad, esta nueva ordenación territorial difería de forma clara con la
que tendría la comarca antes de la toma del valle del Guadalquivir por los castellanos en
el siglo XIII. Así, y ateniéndonos a lo analizado en otros apartados anteriores, vemos
como en la cabeza de la demarcación y con el grado más alto en la jerarquización
territorial, se encontraba Dakwān que, como vimos, estaba en un proceso de
urbanización que ya para la segunda mitad del siglo XIII podría ser clasificada como
medina de mediano tamaño rodeada de una cerca defensiva y con una serie de
elementos
(mezquitas, baños etc.) que la diferenciaban de las qurá circundantes.
Aunque, desde nuestro punto de vista, el componente urbano más significativo es la
capacidad de la villa de recepcionar los excedentes agrícolas de su entorno y de su
redistribución, junto con la creación de espacios de comercialización seguros y sus
consiguientes canales de distribución. Ya hemos repetido en diversas ocasiones como
Coín se encontraba en el centro un territorio con una rica agricultura de irrigación.
En un eslabón jerárquico por debajo de Dakwān se encontraban una serie de
alquerías, algunas de las cuales habían llegado también a la categoría de pequeñas
medina en los siglos XIV y XV, como fueron los casos de Tolox y Casarabonela.
Son, por lo tanto, estructuras de poblamiento y organización del territorio que
supondría una evolución clara de las antiguas alquerías o ḥuṣūn, para llevar a
convertirse en pequeñas ciudades:
Estos castillos no son solo la expresión de unas necesidades defensivas, sino
que van mucho más allá. Sirven de sistema de control del territorio y de la
organización de la distribución de los productos agrícolas. No llegan a ser
ciudades, pero han iniciado el camino para serlo1141
1140
zahīr o decreto recogido por Ibn al-Jatīb, Rayhāna, II, p. 70 y traducido por Gaspar Remiro, 1916, p.
41 (s.d.); lo interpretan, entre otros investigadores, A. M. al-‘Abbādī, 1973, p. 32 y Manzano Rodríguez,
1992, p. 360, nota 1021.
1141
Malpica Cuello, 2011, p. 106.
448
Todas ellas, según la clasificación de Malpica Cuello1142, serían villas con doble
recinto murado, como corresponde a un territorio cercano a la frontera y sometido
periódicamente a incursiones militares, por lo que aparte de la función de refugio de la
población circundante, también podrían ser el lugar de almacenamiento de los
excedentes agrícolas de valor comercial menos perecederos, así como del ganado,
codiciados por los asaltantes como botín.
El último peldaño en la jerarquía territorial lo constituirían las pequeñas alquerías
rurales que dependían directamente de sus correspondientes villas, las cuales actuarían
como centros de sus respectivos distritos agrícolas. Poseían un territorio propio y una
gestión política autónoma, como describe Martínez Enamorado:
Tal concentración de actividades protourbanas en estas entidades de
población (Dakwān) va pareja al desarrollo agrario de la región y a la
extensión de una malla de alquerías rurales dependientes de estos centros más
relevantes1143
Todo ello formaba un entramado defensivo-productivo en el territorio que, como
hemos visto, poseía una estructura de protección escalonada a modo de “parapeto” que
intentaba minimizar las algaradas militares, como lo definen Cara Barrionuevo y Ortiz
Soler:
La frontera nasrí se construye a partir del Tagr, es decir un conjunto
jerarquizado de atalayas, torres de alquería y castillos dependientes de una
ciudad, donde reside el jefe militar (qā´id) con funciones políticas (delegado del
sultān) y parcialmente judiciales1144
Este tipo de organización nos lleva a plantear si su creación se produjo por iniciativa
de estas comunidades campesinas o bien fue decisiva la intervención estatal. Pensamos
que en la fundación de estos distritos militares la iniciativa del poder real nazarí fue
fundamental ante la creciente presión militar castellana y las continuas pérdidas
territoriales, primando estrategias defensivas globales difíciles de materializar por las
pequeñas comunidades rurales que tendrían un radio de acción y una capacidad
organizativa más limitada. Tenemos algunos testimonios documentales que prueban la
1142
Ídem.
Martínez Enamorado, 2003b, p. 83.
1144
Cara Barrionuevo y Ortiz Soler, 1994, p. 311.
1143
449
implicación estatal en la defensa de la comarca, como es el caso del enfrentamiento
entre la vanguardia de una cabalgada dirigida por Gómez de Rivera en 1433 y
quinientos jinetes de la milicia real de Muhammad IX el Zurdo acantonados en
Dakwān1145. La acción se produjo en las cercanías de la medina y se saldó con la
aniquilación de buena parte del contingente castellana. El hecho parece demostrar que
los emires destinaban tropas a aquellas plazas fronterizas de valor estratégico en
momentos conflictivos.
Un caso similar al de la comarca estudiada lo encontramos en Loja (Granada) y su
alfoz, con una medina de un tamaño similar a la de Dakwān, circunvalada por una serie
de qurá cuyas economías también dependían de la agricultura de irrigación. Pero hay
una diferencia fundamental, y es que esos predios rurales, junto con buena parte de los
perímetros irrigados, están recogidos en el Libro de Repartimiento de Loja. Jiménez
Puertas ha estudiado esta comarca al final del emirato nazarí, y mediante el análisis
territorial hace que podamos deducir el porqué ha desaparecido buena parte del
poblamiento rural de la Subcuenca antes de la caída en manos castellana de la zona y,
sin embargo, no ocurrió así en Loja:
en los últimos tiempos nazaríes constituyen (los grupos de alquería) las
únicas zonas donde se mantuvo una explotación agrícola importante y
permanente, tal como demuestra el hecho de que es en esta zona donde el Libro
de Repartimiento de Loja recoge la existencia de infraestructuras vinculadas a
la agricultura [...] esta circunstancia estaba favorecida por ser el sector más
alejado de la frontera1146
La situación que la Algarbía ocupaba con respecto a la frontera castellana difiere del
de la tierra de Loja, sobre todo porque lindaba directamente con ella a través de la plaza
de vanguardia de Ardales, frente a la cual se encontraba el importante bastión nazarí de
Alora, puerta de entrada al valle del Guadalhorce. Este último también denominado en
las fuentes castellanas de finales del siglo XV como el Val de Santa María, lugar que
como veremos, era uno de los itinerarios habituales de penetración de las grandes
cabalgadas castellanas que llegaban con frecuencia a las mismas puertas de Málaga.
1145
1146
García de Santa María, 1420-1434, pp. 381-384.
Jiménez Puertas, 1995, p. 65.
450
Un hecho revelador de esta jerarquización territorial existente durante el siglo XIV y
buena parte del XV en la Subcuenca, fue la existencia de una estructura de caminos con
forma radial, que tenían como epicentro a Dakwān y comunicaban con todo el
entramado poblacional de la comarca. La villa ocupaba (y sigue ocupando) un lugar
estratégico en un nudo de comunicaciones que une la zona costera de Marbella con la
hoya de Málaga y la serranía de Ronda con el valle del Guadalhorce. Las vías de
comunicación eran fundamentales tanto para los intercambios de hombres y mercancías,
como para una mejor defensa del territorio, en un espacio próximo a la frontera
castellana. Pero también tenía la función de facilitar la recaudación de impuestos por
parte de los representantes estatales, especialmente en esta comarca con un excedente
agrícola de importancia y con determinados cultivos especulativos (pasas de uvas, higos
secos, seda...)1147cuya venta proporcionaba a estas comunidades campesinas recursos
monetarios con los que pagar los impuestos requeridos por el Estado y la posibilidad de
adquirir determinados productos de primera necesidad que no podían producir. Esta
estructura viaria vino condicionada fundamentalmente, por dos factores. El primero de
ellos es su vinculación con una orografía muy accidentada en una comarca montañosa,
por lo que los caminos se diseñaron intentando seguir las curvas de nivel y buscando los
pazos intramontanos más asequibles. El segundo lo constituye el propio río Grande. Se
trata de un cauce de tipo mediterráneo cuyo paso en determinados períodos lluviosos,
como es el otoño e invierno, y en menor medida la primavera, solía suponer un
obstáculo difícil de salvar1148, por lo que los caminos, al cruzarlo, buscaban zonas en
que el cauce se ensanchara y fuera fácil de vadear, además la misma línea fluvial
favoreció las comunicaciones en algunos sectores de su cuenca como veremos a
continuación.
La referencia a esta antigua cominería procede de los repartimientos de finales del
siglo XV y de diversos protocolos notariales del siglo XVI. Ello nos da un mínimo de
garantía de su existencia desde, al menos, finales del período nazarí, aunque
1147
Malpica Cuello y Trillo San José, 2002, pp. 240-241.
Por la documentación castellana sabemos que en el siglo XVI solo existía un puente en todo su
recorrido. Esta estructura aún está en pie aunque ya no se usa, y se situa en el partido rural de la Fuente
(Yunquera). En general los márgenes inmediatas al río son muy poco adecuadas para la construcción de
puentes debido a que en muchos tramos de su cauce el área de inundación ocupa una superficie
considerable, lo que obligaría a la edificación de estructuras de gran longitud que las hacen vulnerables a
las grandes avenidas. También, y no menos importante, es la existencia, en sus márgenes, de una
edafología con predominio de arcillas que en verano con las altas temperaturas se contrae agrietándose y
en otoño e invierno, con las lluvias, se dilatan produciendo mantos de corrimientos (fuentes del autor).
1148
451
probablemente buena parte de ellos procedan de los siglos XII y XIII, cuando la
comarca comienza a articularse territorialmente.
Dentro de los caminos vamos a enumerar aquellos viales que consideramos de mayor
importantes. Para ello nos basaremos en la funcionalidad que tenían para unir
entramados poblacionales en el Bajo Medievo.
Con el nombre de camino de Casarabonela se conoce a un vial que parte de Coín
por la denominada puerta de Alora1149 en dirección N, vadeando el cauce de río Seco a
la altura del pasillo de los Callejones y en partido rural de la Torrecilla, punto donde
coincide con la alquería del mismo nombre. Continúa hasta llegar a las estribaciones de
río Grande donde conecta con el poblamiento de los Villares de Algane, partido rural de
Mezquitilla, en donde se divide en dos ramales. El primero va en dirección a Alozaina a
través del camino del cortijo de los Frailes, conocidos en la documentación castellana
del siglo XVI como de Cien Pajares1150. Desde Alozaina, y a través del camino Viejo de
Yunquera1151, conecta con la alquería de Jorox y con Yunquera, continuando hacia El
Burgo, cruzando el valle de Lifa hasta Ronda. El segundo ramal, una vez pasado el vado
de río Grande o de Casarabonela1152, llegaría a esta última villa y desde allí enlazaría
con la parte media del vial que comunicaba con Ronda.
Otro camino destacado y que servía para unir la parte S de la Algarbía con la costa
marbellí a través del puerto de Ojén, era el camino Viejo de Monda que está
ampliamente registrado en la documentación castellana de finales del siglo XV1153 y de
la primera mitad del XVI1154. Partía de Coín y se bifurcaba1155 a la altura del vado de
1149
Dos paradas de molino que heran de Hurtado de Luna saliendo de la villa de Alora (puerta de
Álora): el uno sobre la mano derecha y el otro a la mano izquierda (Los Repartimientos de Málaga, ed.
Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol. 168v, p. 322).
1150
Otro trance que parte por la dehesa por la otra parte del ryo que va de monte al ryo y va a cavar en
la vuelta del ryo por los pajares de los moros (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004,
1495, fol. 115v, p. 244).
1151
Queda, otrosy, para la dicha fábrica de la yglesia otras cinco fanegadas e media de tierras de ryego
questá en el camino de Yunquera (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1493, fol.
251, p. 459).
1152
Una bega de riego en el termino desta billa en el pago de las Mesquitillas que tendra V hanegadas de
cuerda poco mas o menos a la pasada de Caçarabonela en el rio Grande (AHPM, P-5492, 1572, s/f)
1153
Otro tranço dendel arroyo del camino de Monda hasta la cumbre de la viña de Barahona (Los
Repartimientos de Málaga, ed.Bejarano Pérez, 2004, fol. 117, p. 246).
1154
una cruz que esta abajo de la questa que va de Monda a Coyn donde se juntan el camino de Monda
con el camino de la Fuensanta (ACM, Leg. 4, nº 36, 1537, s/f).
1155
termino de la Fuensanta del termino desta villa que tiene por linderos el camino que va de la
Fuensanta a Monda e por ariba por Alcalahejo alindando con Albaro Pabon e con el camino biejo que
viene de la Fuensanta a dar a lo de Albaro Pabon (AHPM, P-6551, 1564, s/f). Se trata e un ramal que no
hemos recogido anteriormente y que unía la Fuensanta en Coin, con el camino Viejo de Monda.
452
Pereila1156, a unos cuatro kilómetros de esta villa, derivando en un vial secundario que
apenas a quinientos metros de este cruce pasaba por la parte baja de la alquería de
Pereila. Dicho ramal continuaba por el camino de la Alfaguara1157 hasta llegar al partido
rural de Alpujata donde conectaba con la qarya del mismo nombre, prosiguiendo hasta
enlazar de nuevo con el camino Viejo de Monda. Desde el vado de Pereila continuaba el
ramal principal que pasaba por las cercanías de la villa de Monda siguiendo por los
Llanos de Puzla, donde se hallaba la alquería de la Moheda. Una vez salvado el puerto
de Ojén conectaba con la alquería de Ojén terminando su recorrido en la villa de
Marbella.
El camino Viejo de Tolox es otro vial que servía para conectar una serie de
poblamientos situados en la margen derecha de río Grande. Partiendo de Coín en
dirección N, viraba hacia el O a la altura del vado de río Seco y proseguía por la margen
izquierda de dicho río hasta llegar a un cruce de camino en el partido rural de los
Padules1158, donde se encontraba la alquería de Guaro Viejo. El ramal que deriva hacia
el S pasaba por la alquería de Guaro y conectaba con el camino Viejo de Monda.
Mientras que el ramal principal continuaba ya por la margen izquierda de río
Grande1159, pasaba por las cercanías de la Alcaría de Guaro y proseguía hasta llegar a
Tolox. Desde esta villa continuaba hasta Yunquera, donde conectaba con el camino que
iba desde Alozaina a Yunquera y Ronda.
El camino Viejo de Alhaurín también partía de Coín a través de la cuesta de la
Reyna, pasando muy cerca de la antigua alquería murada de Benamaquís en el actual
partido rural de Los Llanos. En este punto se bifurcaba con un ramal que se dirigía hacia
Mijas1160, y el otro o principal, que lo hacia en dirección al partido rural de Jubrique1161
1156
Que el dicho a de hazer un molino de pan que el señor Juan de Liza tiene en el rio de Pereyra entre
Coyn e Monda junto a la pasada del camyno (AHPM, P-6598, 1551, s/f).
1157
deslindamiento y de allí va a dar a la junta de un camino hasta la punta de un arroyo que parte el
olibar de Luis Tello de Araso y el dicho camyno a los olibares de Vautista Salbago y a otros del
atalayura (AHPM, P-6554, 1564, s/f). Esta junta de caminos se refiere a una bifurcación secundaria no
recogida anteriormente que dividía el camino de la Alfaguara y el camino de la Torre.
1158
Otro trance junto con este el camino de Guaro arryba que va de monte a monte y parte con los
Padules (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol. 116, p. 245).
1159
junto al molino a las espaldas del ques entre el caoz e el camino que va a Tolox (AHPM, P-6598,
1551, s/f). Este molino es el de Uzeyte o Guaro del cual hoy día se puede observar su estructura. Está
situado al pie del antiguo camino de Tolox en el partido rural de la Molineta.
1160
Otro trance que cimiença por encima de las huertas por lo alto e va entre las dos acequias por la
parte de hazya el camino de Mijas (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol.
113, p. 240).
1161
Diose otro tranço de tierras para majuelos dende de las tierras de ryego de Benamaquís, camino de
Xuvric (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fols. 168v-169, p. 323).
453
donde se encontraba la alquería del mismo nombre, finalizando en el Fahala, pago que
poseía un poblamiento disperso en el Medievo sustentado por una agricultura de
irrigación.
Por último el camino de Málaga1162 que debió de ser una de las más importantes
vías de comunicación ya que enlazaba Dakwān con Málaga, la capital de toda la zona
occidental del reino nazarí y la segunda ciudad en importancia del Estado después de
Granada. Conectaba con la villa de Cártama. Desde ese último punto, el recorrido hasta
la capital es difícil de rastrear, aunque debió de pasar por una serie de alquerías entre la
que destaca Campanillas.
Fig.8.2-Caminería a finales del siglo XV
1162
Primeramente saliendo del dicho arrabal de Coyn viniendo camino de Málaga pasando el arroyo a
mano derecha (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol. 113, p. 240).
454
8.6.-Los reajustes territoriales de la segunda mitad del siglo XIV y del XV
A finales del siglo XIV, y especialmente en las primeras décadas del XV, la Algarbía
malagueña sufre de nuevo profundas transformaciones territoriales que hacen que
muchas zonas rurales, sobre todo aquellas más alejadas de los núcleos fortificados de
importancia, se despueblen y desaparezcan un buen número de pequeñas alquerías
rurales cuya población se refugia de forma permanente en las villas muradas,
abandonándose también sus correspondientes zonas de cultivo. La causa fundamental de
estas modificaciones está motivada principalmente por el aumento de la presión militar
cristiana en la comarca, que como hemos visto tuvo como hitos principales la toma de
Teba en 1330
y, sobre todo, la caída de Antequera en el 1410. Un fragmento
documental que nos resume de forma magnífica las consecuencias de estas incursiones
es recogido por un cronista anónimo tras una cabalgada del condestable Miguel Lucas
de Iranzo en la frontera granadina:
ya los moros, por temor de las entradas pasadas, aviendo por çierta su total
destruición, segun el miedo que d´este señor avién conçebido, e sabiendo que
todo su deseo e deleite era continuar e proseguir contra ellos la guerra,
despoblaban la tierra llana e desanparavan los lugares mal çercados, e
recogíanse a las fortalezas e los lugares más populosos, e dexavan perder las
labores del pan e la cria de los ganados e la administración de sus
heredamientos1163
Esta nueva reestructuración territorial tiene su reflejo en una serie de vestigios que
interpretamos como indicios del abandono de estas alquerías rurales y que resumimos
en tres:
-Indicios arqueológicos: determinadas tipologías cerámicas clasificadas como nazaríes
plenas no aparecen en las alquerías rurales que consideramos ya abandonadas en el
siglo XV. Ejemplo de ello es la loza en azul y dorada, las series con vedrío en turquesa
y decoración en negro manganeso, las jarras con pié de galleta, así como determinadas
marmitas de cuello recto y cuerpo abolsado. La presencia de estas decoraciones y
tipologías sí se constatan en Cátama1164, Dakwān, Monda1165 y Pereila, lugares sobre los
1163
Soriano, 1993, p. 175.
Melero García, 2012b, p. 166.
1165
Ordóñez Frías, 2014a.
1164
455
cuales hay testimonios documentales de su continuidad como entes poblacionales y
territoriales hasta finales del siglo XV. Pero quizá una de las referencias más
interesantes proviene de la alquería y el ḥiṣn de la Villeta. Como vimos en 1990 Acién
y Rambla realizan una excavación parcial tanto del espacio residencial, como de la
fortaleza. Ya en el 2014, Ordóñez Frías también efectuó un estudio cerámico con el
material de la excavación anterior. Aunque los datos que nos aproximan a una
cronología más precisa fueron recogidos por este último investigador en la “Memoria
definitiva” y en una posterior publicación sobre la alquería de la Villeta1166. Para el ḥiṣn
se propuso una periodización que iría desde el siglo XIII hasta principios del XVI1167.
En el caso de la alquería su fundación corresponde con la primera mitad del siglo
XIV1168, y perduró en activo hasta 1572 cuando fue destruida por sus propios
moradores. Estas referencias temporales son claros indicadores de la reestructuración
territorial que se produjo en el alfoz de Monda y, por ende, en toda la Algarbía, lo que
trajo como consecuencia el abandono de una serie de alquerías periféricas a la villa y la
concentración de la población en el albacar de la fortaleza.
-Indicios documentales: la mayoría de una serie de alquerías cuyos restos arqueológicos
han sido documentados en la actualidad no se mencionan como entes poblacionales a
repartir entre los repobladores castellanos en el Repartimiento de Coín ni en los de
Monda y Alozaina de finales del siglo XV, como consecuencia de su abandono y
destrucción durante el siglo XV. Las referencias en dicha documentación se realizan ya
como meros pagos rurales, generalmente de cultivos de secano, sin hacer mención a
unidades de habitáculos y, en la mayoría de las ocasiones, tampoco a superficies de
agricultura irrigadas. Para nosotros es una prueba de su desaparición, probablemente en
la segunda mitad del siglo XIV, y a lo largo del siglo XV, como consecuencia de la
reestructuración territorial antes citada.
La Torrecilla aparece en los Repartimientos de Málaga dentro de la relación de los
tranços de las tierras de secano1169 y se vincula territorialmente con el pago de río Seco
y el curso medio de río Pereila: Otro trançe junto con este del otro cabo del ryo de
Pereyra por el ryo de Guaro arryba a dar a la torrecilla1170. También en los protocolos
1166
Ídem.
Ordóñez Frías, 2013b, p. 20.
1168
Ibídem, p. 36.
1169
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 115, p. 244.
1170
Ibídem, fol.116, p. 245.
1167
456
notariales del siglo XVI se hace alusión a este pago como una zona de cultivos sin
vincularlo con huertas o poblamiento alguno:
un pedaço de tierra engertal e acebuchal en la dezmería desta villa en el
pago de la Torrecilla linderos con enxertal que fue de Anton Padilla e con
acebuchal e olibar de Juan Lopez Molinero e otros linderos1171
Los Villares de Algane no aparecen como tal en los Repartimientos de Málaga, ni en
la documentación notarial del siglo XVI, probablemente debido a que pertenecía a
Guaro permaneciendo habitado por mudéjares y después por moriscos, por lo tanto no
entró en los repartimientos de finales del siglo XV. La referencia más temprana de la
que tenemos constancia se produjo en 1562 apareciendo como el pago de las
Mezquitillas, cuya toponimia aún se conserva en la actualidad:
en conviene saber una haza de tierra que yo tengo e poseo en de myo desta
dicha villa de Coyn junto a la fuente de las Mezquitillas en que puede aber diez
fanegas de senbradura1172
En el Apeo de Guaro son frecuentes las referencias a este pago y a la existencia de
una agricultura de irrigación1173 pero, como en el caso anterior, tampoco hay
repartimiento de viviendas.
Guaro Viejo ocupaba parte del territorio de los Padules y como tal aparece en los
Repartimientos de Málaga dentro de los pagos de cultivos de secano, en concreto de
olivar: Nueve olivos y tres olivos asomando a los padules e catorze olivos saliendo del
alcantarilla al peñón1174, aunque también se reparten tierras de sembradura1175. Este
partido rural ya en el siglo XV pertenecía a la alquería de Guaro y, tras su conquista,
parte de su territorio pasó a formar parte de Coín. Por ello, parece evidente que Guaro
Viejo fue abandonado en la segunda mitad del siglo XV y sus habitantes buscaron
refugio en la alquería de Guaro, junto a la cual suponemos que existía un recinto
murado. Tampoco se mencionan en la zona la existencia de restos de viviendas.
1171
AHPM, P-6549, 1562, s/f.
AHPM, P-6549, 1562, s/f.
1173
AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fols. 130, 130v, 131, 131v, 132 y 132v.
1174
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 119v, pp. 244 y 248.
1175
Ibídem, fol. 158, p. 303.
1172
457
En Alozaina, la qarya de los Vallecillos es recogida en los Repartimientos de
Málaga como la alquería de Barrasa, hidalgo al cual la Corona le concedió tierras
mediante mercedes reales, quedando como una zona de sembradura y de olivar en que
tampoco se alude a ningún tipo de estructura relacionada con espacios residenciales,
aunque todos los indicios nos llevan a pensar que estuvo habitada hasta bien avanzado
el siglo XV. También a mediados del siglo XVI se hace referencia a este partido
rural1176 el cual, desde entonces y hasta la actualidad, lleva el nombre de la Alquería:
doy en arendamyento a vos Hernando Alatar e Pedro Danin vecinos de Tolox
que estays presente una haça de tierra que se dize haza de la alcaria que es de
la dicha señora dona Ysabel1177
Los Caserones de Bolixes también estuvo habitado hasta poco años antes de la
conquista castellana del territorio, aunque parece que no hubo una continuidad
ocupacional por parte de los moriscos que durante el siglo XVI cultivaban las tierras de
riego del pago de Bolixe. Su topónimo es recogido en la documentación castellana del
siglo XVI:
Otro pedaço de tierra en los caserones de Beliges de Baltasar de Sepúlveda
que hará ocho fanegadas y en ella cuarenta pies de olivo que alindan con
tierras de Juan Benoçaire el viexo e de Diego Xate e camino que va Aloçaina y
las viñas de dicho campo1178
En el Repartimiento de Monda de 1492 se menciona el Moxnar como un pago rural
relacionado con los cultivos de secano:
En el Moxnar tres pies de olivos en cada uno de seis partes, una que va por
lindero el camino que va de Monda a Guaro1179
Tampoco se hace alusión a habitáculos, por lo que entendemos que a finales del siglo
XV la alquería estaba desmantelada. En el Apeo de Monda de 1572 se menciona con
frecuencia este lugar, sobre todo en lo referente al olivo y trigo, cultivos que ocupaban
el antiguo cementerio andalusí:
1176
AHPM, 1543-1544, p. 4118, fol. 315.
AHPM, P-4118, 1543, s/f.
1178
AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol. 69 V, ed. López García, ep.
1179
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 763, p. 212.
1177
458
En el pago del Moxnar en el almocaber o cementerio de él, todos los olibos
que están en el1180
Otro almocaber que está en el dicho pago del Moxnar [...] que cabe media
fanega de trigo, es de sequero1181
Los Villares de Alpujata solo figura en el Apeo de Monda de 1572: y hasta la fuente
de Alhaura por el camino Real a la parte de arriba y hasta Alpuxata y alcarria
bieja1182. Por esta afirmación podemos deducir que todavía quedaba el recuerdo del
poblamiento, aunque los restos de viviendas no debieron de estar en buen estado para
habitarlas, ya que no fueron objeto de reparto.
Sobre la Alcaría de Guaro no existe ninguna referencia en los Repartimientos de
Málaga ni tampoco en el Apeo de Guaro. Incluso su topónimo puede tener un origen
moderno aún no fijado en el siglo XVI. Algo similar ocurre con los despoblados de las
Barrancas de Tomás y los Majanales sobre los cuales no tenemos ningún tipo de
información. Debieron de ser dos pequeños predios rurales abandonados tempranamente
cuando comenzaron a generalizarse las incursiones castellanas.
La única alquería que se menciona como ya abandonada cuando la conquista
castellana del territorio es la de Alcalá, recogida en el Repartimiento de Coín, aunque en
la actualidad desconocemos su ubicación:
Diosele mas treinta olivos, lo qual se le ha de dar con la condición de los
otros que han linderos con lo de la alquería despoblada que se dice Alcala e con
los montes1183
Dentro de la nueva configuración territorial Dakwān seguía poseyendo la capitalidad
de la comarca, tanto por su número de habitantes, que aumentó de forma significativa
por el abandono de un buen número de alquerías periféricas, como por sus recursos
económicos, con una rica agricultura de irrigación que se mantuvo intacta hasta la
víspera de la conquista en 1485, como así nos deja de entrever algunos documentos
castellanos:
1180
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 257.
Ibídem, p. 245.
1182
Ibídem, p. 257.
1183
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 24, p. 257. Anteriormente hemos
propuesto que esta alquería podía coincidir con la de la Torrecilla por tener un recinto murado en todo su
perímetro.
1181
459
pero porque concosció que la villa de Coin era mayor (que la de Cártama
que también estaba sitiada) é la dispusición de la tierra era más fuerte, porque
toda estaba rodeada de cuestas grandes é ramblas é de huertas y lugares de
acequias é pasos que la fortificaban, acordó de poner el real sobre ella1184
En las cercanías de la medina, y al amparo de su protección se mantuvieron algunas
alquerías. Tenemos noticias de la existencia de tres. La primera es Benamaquís, a menos
de dos kilómetros de la villa, con un recinto murado en todo su perímetro y con
alcazaba. Fue tomada unos meses antes que Coín1185. Pereila también permaneció
habitada hasta las últimas décadas del siglo XV, como así lo muestra un documento
castellano de 1537 en que algunos moriscos dan testimonio de su residencia en la
alquería cuando aún pertenecía al reino de Granada, poco antes de su abandono
provocado por una cabalgada castellana1186. También, y muy cercana a la medina, se
encontraba la alquería de las Casas Quemadas que los castellanos, en el repartimiento de
finales del siglo XV, confunden con un arrabal de Dakwān. De hecho, ya en dicha
documentación el lugar se reparte como solares a los nuevos repobladores: Relación de
solares que se dieron e señalaron a vecinos en el arraval de Coyn que agora se fizo de
nuevo1187, seguramente debido a que fue arrasada y quemada por alguna algarada que
llegó hasta las mismas puertas de Coín y de la cual no poseemos testimonio. Asimismo,
relativamente cercana a Coín y lindera con ella y Benamaquís, estaba la alquería de
Jubrique1188, que también estuvo poblada durante buena parte del siglo XV. Al igual
que Pereila, parte de su territorio fue cedido por la Corona a Pedro de Barrionuevo
mediante mercedes reales1189. El hecho de que Dakwān, Benamaquís, Pereila, Jubrique
o Casas Quemadas se mantuvieran como poblamientos hasta bien avanzado el siglo XV
indica que el entramado productivo derivado de la agricultura de irrigación, en especial
del sistema del río Nacimiento, se sostuvo en funcionamiento durante ese período,
garantizando una mínima producción que aseguraba la subsistencia de estas
comunidades campesinas.
1184
Pérez de Pulgar, 1780, p. 244.
Ídem.
1186
ACM, Leg. 4, nº 35, 1537, s/f.
1187
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 113, p. 240.
1188
Dicho poblamiento no ha sido objeto de estudio en este trabajo debido a que pertenece al ámbito
geográfico del río Fahala.
1189
Por quanto vos Pero de Barrionuevo, alcayde del Burgo nos feziste relación que vos teneis dos
heredamientos çinco leguas de Málaga que se llaman Pereyla y Xulique en los quales con nuestra
licencia reparasteis dos torres que allí están (AGS, Cámara de Castilla, Libro 1, 1493, fol. 76).
1185
460
Monda estaba constituida por el ḥiṣn y la alquería de la Villeta. Como hemos visto
anteriormente, la cronología de ambos entraría dentro del período nazarí. Las alquerías
más próximas, como son la de los Villares de Alpujata, el Moxnar y la Moheda, estaban
ya abandonadas a finales del siglo XV. La alquería de la Villeta se generó en la zona
superior del albacar. Según el estudio cerámico realizado sobre este poblamiento1190 el
material más antiguo corresponde con la primera mitad del siglo XIV, por lo que
tenemos un intervalo de tiempo relativamente corto que permite saber cuando se
produjo la concentración de la población circundante en este espacio murado.
Un caso que no coincide con la lógica evolutiva del poblamiento en la comarca es el
de la alquería de Guaro. Dicho lugar se encontraba a una distancia de cinco kilómetros
de Monda y a ocho kilómetros de Coín, las dos villas muradas más próximas, lo que
hacía inviable la utilización de estos lugares como refugio en caso de ataque por
sorpresa. Su situación, a pie del camino que unía río Grande con Monda, hacia de él un
lugar vulnerable. Tampoco su ubicación en una ladera poco pronunciada proporcionaba
una defensa natural eficaz. Además, la única estructura defensiva que hemos registrado
se limitaba a una torre circular de modestas proporciones1191. Sabemos que estuvo
habitada por su población musulmana hasta finales del siglo XV cuando, tras un breve
período de abandono y una vez que capitula Monda en 1485, buena parte de sus
habitantes vuelven a ocupar dicho lugar1192. La hipótesis más plausible que barajamos
sobre su permanencia como poblamiento hasta fechas tan avanzadas es que hubiera
existido en sus cercanías una estructura defensiva de mayor entidad. Así, apenas a
trescientos metros del lugar hay un cerro que se denomina del Castillo y que su cúspide,
en la actualidad, está ocupada por un auditorio de grandes proporciones. Igualmente
también hemos constatado la existencia de un vial, conservado parcialmente, que iba
por la cordada de la sierra desde Monda a Guaro, llamado camino del Castillo. Visto lo
anterior, y unido a la inexistencia de referencias documentales, es imposible verificar
esta presencia castral mediante la prospección arqueológica superficial.
La pequeña villa murada de Alozaina también estuvo rodeada de una serie de
alquerías cercanas, de la que destaca por su importancia la de los Vallecillos. Sin
embargo, tenemos indicios, aunque escasos y poco significativos, de la existencia de
1190
Ordóñez Frías, 2014a.
AMM, Actas Capitulares, vol. 1, fol. 197v.
1192
AGS, RGS, 149003, fol. 67. Los Reyes Católicos le conceden una carta de seguro por la que
garantizan los bienes y la seguridad de la población musulmana.
1191
461
otros dos predios que serían de pequeñas proporciones, asimismo cercanos a la villa. El
primero estaría junto a la fuente Grande a unos quinientos metros al SE de Alozaina,
junto a la cual existen una serie de bancales de cultivos de irrigación. El segundo, se
situaba a unos setecientos metro del núcleo murado y al NO de él, denominándose el
Apeadillo. Está constituido por un manantial y varias albercas semiderruida. Creemos
que estos tres espacios se mantuvieron activos hasta finales del siglo XV al amparo de
la cercana villa murada.
Con relación a la villa de Tolox, su alfoz, estaría constituido por la qarya de los
Caserones de Bolixe que es la única que parece que se mantuvo hasta las últimas
décadas del siglo XV. Sobre la alquería de las Breñas no tenemos indicios
arqueológicos suficientes para saber si se despobló tempranamente o permaneció hasta
finales del siglo XV, aunque su situación de aislamiento en la cabecera del arroyo de las
Viñas puede sugerir una permanencia tardía. Lo contrario podía haber ocurrido con los
Majanales Bajos, cuya ubicación en un lugar de paso entre río Grande y Alozaina podía
haber favorecido su abandono prematuro.
En el caso de Yunquera quedaría reducida al único espacio residencial de
adscripción bajomedieval del cual tenemos constancia en su alfoz y que hemos
denominado alquería del Nacimiento. Su situación en las cercanías del nacimiento de
río Grande, zona apartada de las principales vías de comunicación, con una orografía
abrupta y escasa en población, y por lo tanto en botín, hacía que fuera un lugar donde
las algaradas difícilmente llegarían.
8.7.-Un elemento distorsionador en la ordenación del territorio: las incursiones
castellanas en los siglos XIV y XV
Hemos visto como con el recrudecimiento de las incursiones castellanas en territorio
nazarí provocaron el abandono de extensas zonas rurales y la integración de su
población en las villas que poseían muralla y un número de población suficiente para
oponer una defensa efectiva. Las cabalgadas estaban organizadas generalmente por la
nobleza fronteriza y constituyó el instrumento principal que ocasionó este repliegue.
La información que se ha transmitido sobre las diversas incursiones castellanas en la
subcuenca de río Grande procede de fuentes diversas. Destacamos la Crónica de Juan
462
II1193 en sus dos tomos, junto a las aportaciones de los cronistas que se hicieron eco de
la guerra de Granada, en concreto Hernando del Pulgar1194 y Diego de
Valera1195.También de importancia es la Historia de los hechos del marqués de Cádiz
con una pormenorizada información de las escaramuzas fronterizas ya en los últimos
años del reino nazarí1196. Asimismo hay reseñas al respecto en algunos documentos del
Archivo Catedralicio de Málaga y el Archivo Municipal de Málaga.
Fig.8.3-Sector occidental de la frontera castellano-nazarí en
1410
1193
García de Santa María, 1420-1434.
Pérez del Pulgar, 1780.
1195
Valera, 1920.
1196
Historia de los hechos del Marqués de Cádiz, 2003.
1194
463
Los contingentes que solían participar en estas acciones bélicas contra el sector
occidental del emirato nazarí procedían en su mayoría de las grandes villas sevillanas
tales como Carmona, Écija, Morón y Osuna, ciudades de retaguardia cercanas a la
frontera. Especialmente activas fueron las poblaciones de Morón y Osuna1197 dado su
proximidad a la zona N de la actual provincia de Málaga y al estar cercanas a la
Algarbía malagueña. También eran frecuentes los grupos armados que partían de Jerez
y su alfoz1198.
Los trayectos de penetración de estos contingentes, para la Subcuenca, casi siempre
respondían a itinerarios parecidos. Cuando se trataba de incursiones con una tropa
numerosa, el punto de reunión se realizaba en las llanuras de Antequera1199, para luego
proseguir por el actual municipio de Valle de Abdalajis. Desde allí se tomaban tres vías
de entrada.
La primera se efectuaba a través de Teba, continuando por el actual Serrato hasta
llegar al puerto de la Ferradura1200, ya en el alfoz de El Burgo, que podía dar paso
hacia Alozaina, Cazarabonela y el valle del Guadalhorce1201 o, hacia el valle de río
Grande.
La segunda partía de Ardales, plaza de vanguardia castellana, continuaba en sentido
ascendente por la margen derecha del río Turón, remontando la sierra de Alcaparaín por
su cara NO hasta llegar a Puerto Martínez (denominación actual), que daba acceso al SE
de las sierras Prieta y de Alcaparaín1202. De allí podía enlazar con el valle de río Grande
al SO, o con el valle del Guadalhorce, al NE.
La tercera y más frecuentada, pasaba por Ardales penetrando en el valle del
Guadalhorce denominado en las crónicas castellanas como Val de Santa María o Val de
1197
En la “Cronica de Juan II” se hace varias alusiones a contingentes de estas poblaciones que
participaron en incursiones por el Val de Santa María: E fueron fallados que yban de Carmona sesenta e
seis de a cavallo e çiento e cinco omes a pie. E de Écija quarenta e çinco de cauallo e ochenta omes a
pie. E de Osuna (García de Santa María, 1420-1434, Vol. I, p. 120).
1198
Abellán Pérez recoge como en las huestes del adelantado Diego Gómez de Ribera (1434) tuvo un
papel destacado la villa de Jerez, no sólo por su aportación en hombres, sino también en pertrechos para
los espedicionarios (Abellán Pérez, 1988, p. 31).
1199
Landero Quesada, 1989, pp. 232-233.
1200
García de Santa María, 1420-1434, p. 161.
1201
E partieron dende, e entraron por el puerto de la Ferradura, e dexaron a mano yzquierda el Burgo, e
Turón [...] E fueron luego a Çaçarabonela [...] E entraron en el Val de Cártama (García de Santa María,
1420-1434, p. 161).
1202
Fueron con Garciméndez Señor del Carpio, por correr Tierra de Moros, el qual puso sus peones
encima del puerto que está cerca de Cazarabonela (Pérez del Pulgar, 1780, p. 40).
464
Cártama, razziando las tierras de Álora, Cártama y demás zonas limítrofes, y llegando
con frecuencia hasta las puertas de Málaga.
Una variante de este último itinerario partía desde el valle del Guadalhorce, una vez
pasada Álora, en dirección a Casarabonela a través de un paso natural que existe entre
las sierras de las Aguas y la de la Robla, y que coincidiría, en buena parte, con el
camino antiguo que va desde Álora a Casarabonela. Una vez en las cercanías de esta
última villa, el acceso a Alozaina era fácil, discurriendo por parajes abiertos, y de aquí
al cauce medio-alto de río Grande apenas hay cuatro kilómetros.
Digno de ser mencionado, por estar también recogida en las fuentes, es el desvío que
a veces realizaban las huestes en las cercanías de Málaga remontando hacia Dakwān en
una franja de terreno que existe entre los ríos Fahala y Grande. Esta vía permitiría el
acceso a la Subcuenca por su parte E1203.
Las primeras noticias escritas que tenemos sobre las incursiones castellanas en la
comarca proceden de la Crónica de Juan II de Castilla. Comprende el año de 1406 en
que se narra varías cabalgadas en la zona1204.
En el 1410, el mismo año de la toma de Antequera, tenemos información de nuevas
incursiones en el Val de Santa María1205;
e fueron dormir a este mismo rípo que corre entre Alora y la villa de
Cartama [...] E pusieron su real esa noche çerca de la villa de Cártama, e
quemaron el arrabal e quanto pan fallaron e talaron las huertas y viñas1206
1203
é talaron todos los panes é olivares, é viñas, é huertas, é figuerales, é todos los otros árboles que
fallaron en los valles é tierras de Cohin, é del Sabinal, é de Casarabonela, é de Almexía, é de Cártama en
lo cual estuvieron diez días [...] Otro día pusieron real sobre la villa de Cohin, é talaron todo lo que
fallaron en circuito de ella, fasta que llegaron al termino de Altazayna, é de Gutero, é talaron asimismo á
Alharun, é distruyeron todas aquellas tierra é sus comarcas (Pérez de Pulgar, 1780, pp. 225-226).
1204
E fueron luego a Casarabonela, e envió el maestre sus corredores de allí, por dos partes; en la una
envió a su hijo Gómez Suárez contra Cártama, por do él sabía que estaba todo el ganado de los moros, e
por otra envió a don Pero Ponce de León contra otras aldeas de dicho valle. E entraron en Val de
Cártama, e entráronlo e quemáronlo, e quemaron una aldea que llaman Utiua, que es a legua y media de
Málaga, e quemaron otras dos aldeas de Cártama, que les dicen a la una Santillán e a la otra Luchar. E
Gómez Suárez cuando vino con los corredores a la venida por Cártama, quemó el arrabal, e quemaron a
Palmete, que es de Val de Álora. (García de Santa María, 1420-1434, pp. 161-162).
1205
Los castellanos llamaron Val de Santa María al valle que forma el curso bajo del Guadalhorce,
correspondiendo con parte de los términos municipales actuales de Álora y Cártama, incursiones que
derivaban con frecuencia hacia las zonas colindantes como sería la subcuenca de río Grande.
1206
García de Santa María, 1420-1434, pp. 326- 327.
465
Durante todo el siglo XV se suceden las correrías castellanas en la comarca
aprovechando la debilidad de la frontera y las disputas internas por el trono de Granada.
Así, tenemos noticia de que en 1432 el adelantado Gómez de Rivera con sus hombres y
con fuerzas del arzobispado de Sevilla, volvieron a entrar en el Val de Santa María
destruyendo cultivos y alquerías en Cártama, Campanillas y Churriana1207.
Un año después, en 1433, se produce otra incursión castellana también capitaneada
por el adelantado Gómez de Ribera que partiendo de Écija, pasó por Antequera y se
adentró en el Val de Santa María. Un destacamento de dichas huestes, al ir en busca de
herbaje para los caballos, sufre una derrota total frente a Dakwān a manos de la milicia
real nazarí acantonada en dicha ciudad, muriendo doscientos castellanos, y que fue
motivo del levantamiento del real y de la vuelta a Écija1208. Días después, el adelantado
volvió a recorrer la comarca malagueña con el ánimo de vengar el desastre acaecido en
Coín; taló panizos, viña y huertas, ocasionado graves daños a la vega de Málaga,
aunque el enemigo no se dejó ver y no hubo escaramuza alguna1209. Una semana duró
esta corta incursión que acabó nuevamente con el regreso del adelantado a Écija.
Con Enrique IV volvemos a tener noticias de frecuentes incursiones castellanas en la
zona. El cronista Diego de Valera recoge algunas de estas algaradas, destacando la que
se produce en 1456, esta vez encabezada por el alcaide de Antequera Francisco de
Narváez, que penetra en profundidad en el Val de Santa María, arrasando
los
alrededores de Cártama y sufriendo una celada a la altura de Álora que repele1210.
En la década de los ochenta del siglo XV, se produce un recrudecimiento de las
acciones bélicas sobre territorio granadino en que predominan las “batallas”, grandes
formaciones de peones y caballería, que de forma periódica penetran en territorio nazarí
arrasando cosechas y poblaciones. Es digna de destacar la que se produce en 1483
comandada por el marqués de Cádiz y por el maestre de Santiago:
E talaron la çibdad así de panes como de huertas e oliuares e vinnas e todo
cuanto pudieron alcançar, allende de ella, e a Cártama e a Campanillas e a
Churriana e a Pupiana e a Laulyn e a Coym e a Fadala e Benamaquís e a
Monda e Tolox, e todo el valle de Santa María, e a Guaro e Caçarabonela e
1207
García de Santa María, 1420-1434, p. 369.
García de Santa María, 1420-1434, pp. 381, 383 y 384.
1209
Seco de Lucena Paredes, 1978.
1210
Valera, 1927, pp. 39-40.
1208
466
Álora donde los moros reçibieron gran danno. E de ally salieron a los prados de
Antequera1211
Sin embargo, las fuentes documentales apenas recogen las pequeñas cabalgadas que
seguramente fueran muy frecuentes y que tenían como táctica básica el pasar
desapercibidas en territorio enemigo. El factor sorpresa era fundamental para el éxito de
estas expediciones que solían contar con pocos efectivas y en que la movilidad
constituía una basa importante, tanto para efectuar un ataque sorpresivo, como para una
rápida retirada. Tenemos constancia documental de dos de estas cabalgadas. La primera
se efectuó de noche sobre la alquería de Pereila lo que provocó su abandono y la huida
de su población hacia Dakwān, apenas a cuatro kilómetros de distancia de esta última:
que este testigo tiene memoria del dicho lugar de Pereyla desde que hera
nyño porque en tienpos de moros moravan su padre y madre en Pereyla y
quando entro una partida llamada Pernya con los cristianos y la rrobo e este
testigo huyo a Coyn1212
La segunda se efectuó sobre Alhaurín, aunque en este caso parece tratarse de un
grupo más numeroso:
En alahulin avia una torre fuerte que mando derribar v.a. quando la tala e
quedo una pared della un poco baxa, Toribio de Vega pidiola a la ciudad para
hacer en ella un arrimadizo para sus gañanes e gente, fizo la torre de quatro
sobrados, conviene que se derribe lo fuerte e alto1213
Hemos visto cómo las primeras noticias documentales que poseemos de las
cabalgadas castellanas son de finales del siglo XIV, y que a partir de la toma de
Antequera la frontera se aproximó a la Subcuenca aumentando dichas incursiones. Pero
es muy probable que ya fueran frecuentes durante todo el siglo XIV, aunque apenas
poseamos noticias sobre ellas.
Es evidente cómo se estaba produciendo la sistemática destrucción del entramado
productivo y poblacional andalusí en la comarca, especialmente de las pequeñas
alquerías rurales de escasa capacidad defensiva que, como hemos visto, obligó a una
1211
Historia de los hechos del marqués de Cádiz, 2003, p. 233.
ACM, Leg. 4, nº 35, 1537, s/f.
1213
AMM, AACC, Vol. 1, fol. 197.
1212
467
reestructuración territorial general del poblamiento que produjo la desapareción de los
pequeños asentamientos dispersos y la concentración de la población en la cercanía de
núcleos fortificados con mayor capacidad defensiva.
Fig.8.4-Itinerarios más frecuentes de las incursiones castellanas en la Subcuenca
Ejemplo de esta saña destructiva es el
texto que nos ha transmitido un autor
anónimo, contemporáneo a los hechos, en que se narra la destrucción de una alquería
por parte de los hombres del marqués de Cádiz, además de mostrarnos la metodología
militar de aproximación y ataque empleada por estos contingentes, sobre todo en las
pequeñas algaradas:
468
E commo quiera que sus adalides sabían bien aquella tierra, la escurana fue
tan grande que andouieron perdido grand parte de aquella noche. Pero con
todo eso, amaneçieron çerca de media legua de Villaluenga. E como se fallaron
juntos con la villa, dieron un gran grito. E commo los moros la oyeron así de
lexos, ovieron lugar de ser saluar todo y llevar lo mejor que tenían a la sierra
[...] E robado así toda la villa, el marqués mandó luego que le pusiesen fuego1214
8.8.-La conquista del territorio y sus transformaciones
En 1485 los Reyes Católicos reanudan la ofensiva contra el sector occidental del
reino nazarí que el año antes había culminado con la conquista de Álora, plaza que abría
a los castellanos las puertas del valle del Guadalhorce. El objetivo era la toma de
Málaga, por lo que se hacía imprescindible dejar despejada la retaguardia:
Pero acordaron que era necesario tomar las villas de Cazarabonela e
Cártama e Coin, e todas las otras castillos e lugares que están en el valle que
dicen de Santa María y en el valle de Cártama, que están antes de la cibdad de
Málaga1215
En marzo del 1485 se rinde Benamaquís y tres meses después lo hace Dakwān junto
con Cártama, por lo que el camino hacia Málaga quedaba libre. Sin embargo la mayoría
de las villas y alquerías de la Algarbía se mantienen independientes y no será hasta la
caída de Ronda, en octubre del 1485, cuando envíen mensajeros a los monarcas para
pactar su rendición. Así ocurre con Monda, Guaro, Tolox y Yunquera:
Sabido por aquellas comarcas de los Moros como la cibdad de Ronda era
tomada, imprimiose en los corazones de las gentes de aquella tierra tan gran
terror [...] vinieron mensajeros de las villas que eran en la comarca de la cibdad
de Ronda e suplicaronle que les ploguiese tomados por vasallos1216
Casarabonela es la única que mantiene una aptitud levantisca frente a los castellanos.
Sin embargo, una carta de advertencia por parte de la Corona instándola a la rendición
1214
Historia de los hechos del marqués de Cádiz, 2003, p. 196.
Pérez del Pulgar, 1780, p. 242.
1216
Ídem.
1215
469
surge efecto, y la villa negocia su entrega manteniendo la población sus propiedades y
religión.
Una serie de alcaides nombrados por los castellanos toman posesión de las diferentes
villas en las que hay un predominio de población mudéjar. Así, en Tolox se instala
Sancho de Angulo; en Yunquera, Diego de Barrasa y en Monda, Hurtado de Luna.
Dichos alcaides estaban acompañados de una guarnición militar y residían junto con
esta en las fortalezas de los diferentes municipios. Pronto, también, se instalaron grupos
de repobladores cristianos que servían de contrapeso ante esa mayoría de población
islámica potencialmente hostil y siempre bajo sospecha de un hipotético levantamiento
armado. En Monda, como consecuencia de la huida o muerte de algunos vecinos
durante la guerra de Granada, quedan determinadas propiedades rurales y urbanas en
calidad de bona vacantia1217de las cuales la Corona toma posesión de ellas en 1487,
aunque no sabemos a quienes fueron cedidas. Sin embargo, el número de cristianos
viejos debió de ser muy reducido, a tenor de la información que proporciona el Apeo de
1572:
E que abría en esta villa antes del lebantamiento de los moriscos de ella,
quinze o diez y seis chistianos biejos e que abría assímismo hasta doscientos
bezinos moriscos1218
En el caso de Guaro, las cifras de cristianos viejos a finales del siglo XV tuvo que ser
aún más escasa si tomamos como referencia la información que aporta el Apeo de la
segunda mitad del siglo XVI: en la dicha villa de Guaro todos heran moriscos ezepto
tres o quatro cristianos biejos que havia1219.
Sobre Yunquera, apenas tenemos datos documentales de finales del siglo XV.
Sabemos también de la existencia de tierras en la modalidad de bona vacantia. Parte de
estas fueron cedidas por la Corona a Álvaro de la Serna1220 y a Diego de Barrasa1221.
1217
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fols. 761-768, pp. 209-219.
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 184.
1219
AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 058v, 1571.
1220
haciendo merced a Alonso de la Serna, escudero de las guardas, de una viña de Mahomad Dayday,
de otra que fue de Mahomad Duquedaque y su hermano Cacyn, y de otra de Cacen Abenini y de los
majuelos de Duquedaque todo ello en el término de Yunquera (Los Repartimientos de Málaga, ed.
Bejarano Robles, fol. 111, p. 50, 1494).
1221
Merced a Diego de Barrasa, y a su petición de cierta tierra para alcacer y un pedazo de viña en
Yunquera (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, fol. 201, p. 69, 1491).
1218
470
Se observa en la subcuenca de río Grande una clara dicotomía entre aquellos lugares
en que la población mudéjar, y después morisca, ocupaba los municipios de menor
entidad económica y poblacional, generalmente ubicados en zonas de montaña, frente a
las villas de mayor importancia en que la población de origen andalusí es expulsada
coincidiendo estas últimas con una resistencia armada. Sin embargo, no debemos
olvidar que a lo largo de la guerra la estrategia castellana era la de la ocupación de las
ciudades, ofrecieran o no resistencia a los ejércitos castellanos, y el mantenimiento de
los musulmanes en el campo1222. Así ocurre con Marbella, cuyos ocupantes pactan la
rendición de la ciudad antes de la llegada de las tropas cristianas con la esperanza de
que se les permitan la permanencia en la villa. Sin embargo son expulsados. Igual
ocurre con Málaga, cuando aún los castellanos contemplaban la posibilidad de una
rendición negociada en que tenían planificado la evacuación de su población
musulmana y su reubicación en la villa de Coín, que permanecía abandonada desde su
capitulación en 14851223. Esta estrategia de ocupación de los principales núcleos de la
Algarbía vino favorecida por los avatares bélicos que ocasionaron la despoblación de
buena parte de los valles de Álora y Santamaría antes de su conquista que, como vimos,
eran vías de entrada de las grandes cabalgadas durante el siglo XV.
Sin embargo hemos visto como en determinados municipios, tal es el caso de Coín,
en un principio se contempló la posibilidad de ser repoblados por los mudéjares
provenientes de Málaga. Pero, una vez conquistada la villa y concienciado de su riqueza
agrícola, fue considerada como de alto valor económico, especialmente en lo referente a
la agricultura de irrigación1224, sobre las cual los castellanos mantienen una continuidad.
No obstante creemos que tanto la propiedad como los arrendamientos que se realizan
estuvieron siempre en manos castellanas, lo que resulta incoherente por la presencia en
las cercanías de una población mudéjar y después morisca, abundante y laboriosa,
altamente cualificada en la agricultura de irrigación, pero que probablemente se vieran
como una amenaza. Esta tónica parece que fue generalizada en la mayoría de su término
municipal y no solamente afectó a las tierras de regadío, sino a cualquier tipo de cultivo.
Esta hipótesis la hemos establecido tras el análisis de cuarenta y tres contratos de
1222
Estas intenciones castellanas de la continuidad de la población mudéjar quedan patente ya antes de
terminar la guerra cuando se establecen negociaciones con la Santa Sede para conseguir los diezmos de
los vencidos (Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca Castañer, 1997, p. 237).
1223
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca Castañer, 1997, p. 237.
1224
El agua y la huerta eran muy estimadas; lo demuestra el valor monetario de la unidad del cultivo de
regadío (Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca Castañer, 1977, p. 169).
471
compraventa y arrendamiento con una periodicidad que iría desde 1504 hasta 15651225 y
en ninguno de los cuales hemos contabilizado la participación de moriscos. Todos ellos
realizados por cristianos viejos, siempre excluyendo parte de los territorios de la antigua
alquería de Pereila que fueron cedidos por los barrionuevos mediante arrendamientos a
moriscos de Guaro y Monda1226, además de determinadas partidos de río Grande, como
el caso de Mezquitillas1227, incluidos dentro del Apeo de Guaro aunque perteneciente a
Coín, cuyas propiedades, mayoritariamente, estaban en manos moriscas. Como única
excepción está el protocolo notarial redactado en fecha tardía (1566) en que hemos
podido constatar la presencia de un morisco residente en Coín, Gonzalo Juser, que
estaba casado con Isabel Juser que a su vez era hija de una cristiana vieja, Isabel
Gómez1228, aunque en dicho documento no se hace ninguna alusión a compraventa o
arrendamiento. Sin embargo esta escasísima presencia en buena parte del agro de la
antigua Dakwān de elementos mudéjares y moriscos entra en clara contradicción con
algunos documentos que parecen mostrar su utilización como jornaleros:
e que todos ellos era jente pobre (Moriscos) por estar en tierra tan corta y
ser ellos tantos, e que assísmismo tenían grande parte de laboreos en la
dezmería de la dicha villa de Coin1229
Barajamos la posibilidad de que esta aportación laboral se realizara debido a que ya
durante la segunda mitad del siglo XVI la población morisca había perdido parte de sus
antiguas propiedades debido a ventas o usurpaciones1230. También y como indica el
documento, hubo un aumento demográfico que hizo que la disponibilidad de tierras
disminuyeran. Otra de las causas probables de esta demanda de recursos humanos para
la agricultura fue la roturación y puesta el cultivo de gran cantidad de tierras de monte
1225
Toda la documentación pertenece al Archivo Histórico Provincial de Málaga. Los protocolos son los
siguientes, P-6552 (1504-1521), P-6598 (1551), P-6548 (1553), P-4118 (1554), P-6553 (1560), P-6549
(1562) y P-6554 (1564-1565), P-6555 (1566-68), y P-5492 (1572-4).
1226
ACM, Leg. 4, nº 35, 1537, s/f.
1227
Eran frecuentes los arrendamientos y compraventas entre moriscos, pero también entre cristianos
viejos y moriscos como la venta en Mezquitillas de una suerte de secano por parte de Diego de Castro y
María de Valderrama a Pedro Algolfo, morisco de Guaro (AHPM, PN, P-6548, 1553, s/f).
1228
AHPM, PN, P-6555, 1566, s/f.
1229
Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 184.
1230
Las usurpaciones de tierras a los mudéjares fueron muy frecuentes tras la conquista, sobre todo para
pagar, por parte de la Corona, los diversos servicios realizados durante la contienda en forma de
mercedes reales. Sirva este ejemplo de testimonio: mandando al Bachiller Serrano que no consienta que
le sea puesto embargo ni inpedimento a Miguel Araso en la posición y disfrute de las 200 fanegas de
tierra, junto a la alquería de Guaro [...] pués según se expone, los moros que viven en dicha alquería
alega derecho a tales tierras y árboles, los cual, visto por el Concejo, se halló no existir tal derecho (Los
Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, fol. 505, p. 136, 1496).
472
por parte de los conquistadores, especialmente para el cultivo de viñas. Parece que la
utilización de esta mano de obra fue puntual, por lo menos para el caso de Coín y su
alfoz, demandándose en la recogida de determinadas cosechas, tal es el caso de la
vendimia, o de algunos productos relacionado con el regadío. Esta práctica sí parece que
fue habitual en otros lugares, como en el caso de Alozaina a cuyas tierras acudían los
mudéjares de Yunquera, que labran las extensas propiedades de su alcaide, Diego de
Barrasa1231.
Los castellanos intentaron adaptar las tierras ocupadas a sus necesidades provocando
cambios sustanciales en su organización y aprovechamiento. Así, modifican los
términos de las antiguas alquerías al adscribirlas a otros lugares, casi siempre mayores,
o, por el contrario, rompen las relaciones de determinadas ciudades con la población de
su antiguo alfoz, lo que incidió en la utilización de sus tierras comunes1232.
En el caso de Coín tenemos suficiente información para reconstruir su término a
finales del siglo XV, diferenciándose las distintas partes de los territorios pertenecientes
a las antiguas alquerías andalusíes que el municipio se anexiona tras la conquista
castellana. En primer lugar, pasa a formar parte de su jurisdicción todo el territorio de la
alquería de Benamaquís. Es lógica su incorporación debido a que los partidos rurales de
Los Llanos y Huertas Viejas Alta entraban dentro de su territorio, constituyendo (y aún
hoy día lo son) unas tierras de gran fertilidad, especialmente el primer pago, ambos
regados con las aguas del río Nacimiento. Podemos establecer, parcialmente, sus límites
que lindan por el SO
con el cerro Carranque o de las Lombardas y el pago de
Valdeperales, ambos pertenecientes a la antigua alquería de Pereila, y que para la fecha
estaban en manos de Pedro de Barrionuevo, territorio donado por la Corona mediante
mercedes reales:
Otro trance que comiença junto con este que lo parte el agua de los molinos
y por la parte de abaxo va junto con las huertas y por la otra va por las piedras
de las lonbardas a partyr con lo de Barrionuevo1233
Por el SE lindaba con los territorios de la antigua alquería de Jubrique, como se
describe en los Repartimientos de Málaga:
1231
AGS, Cámara de Castilla, Libro 254, fol. 135. Extraído de López de Coca, 1977, p. 209.
Trillo San José, 1999, p. 144.
1233
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 116v, p. 246.
1232
473
En una piedra questan en un llano que llaman de Xubric y en arábigo se
dice Almahaden donde dixeron que parten los términos entre Xubric e
Benamaquis y de allí va el dicho término por el monte adelante a dar una sierra
que se dice Ally Natar donde están dos matas que por ser monte no se llega a
ellas1234
La alquería de Pereila también pasó íntegramente a pertenecer al término de Coín.
No vamos a entrar en pormenores sobre su territorio que ya fue descrito con detalle en
el apartado de “El poblamiento rural”. Resultaba un lugar apetecible para los nuevos
repobladores, en especial sus dos áreas de irrigación; Valdeperales y Pereila Alta. Otro
ente territorial y poblacional que fue dividido entre las villas de Coín y Alhaurín fue el
perteneciente a la alquería de Jubrique. Su núcleo territorial y económico lo ocupaba
una estrecha franja de aproximadamente tres kilómetro de larga con dirección SE,
lindando al E con el pago de Fahala, al S con Alhaurín, al O con el actual llano de
Matagallar y al NE con Coín. Esta última villa obtuvo un tercio de esta franja que
correspondía en su totalidad con tierras de cultivo de secano y monte1235, mientras que
al consejo de Alhaurín le fue otorgada el resto, también con un predominio del secano y
monte inculto, aunque buena parte de este, en concreto las tierras de regadío del
manantial de las Torres, fueron cedidas en mercedes reales a Pedro de Barrionuevo, al
igual que ocurrió con Pereila, privando de esta manera al consejo y a los repobladores
de una de las mejores tierras de toda la comarca. Coín también obtuvo el Llano de
Matagallar que en el periodo nazarí actuaba como lindero entre las alquerías de
Benamaquís y Jubrique.
Asimismo el territorio de la alquería de la Fuente pasó en su totalidad a integrarse
en el término de Coín. Se trata de un angosto valle que lindaba al O con la sierra de
Alpujata y al E con las sierras del Llano de Matagallar. Su característica principal, como
su topónimo indica, es la abundancia de agua en forma de surgencias o fuentes, que se
utilizó y se sigue utilizando para generar una agricultura de irrigación que tiene como
característica principal el estar asentada sobre estrechos bancales. El principal problema
que nos encontramos con su delimitación territorial es la falta de documentación escrita
de finales del siglo XV y del XVI. La única alusión que tenemos sobre ella es de un
1234
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 305v, p. 403.
Diesde mas una arançada de viñas en Xubric, linderos con viñas de Juan de Baca e con el monte
(Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 126, p. 259).
1235
474
protocolo notarial (1553) en que se menciona el arrendamiento de tierras de regadío1236.
Sin embargo, hay evidencias materiales de la existencia de al menos, un asentamiento
con un registro arqueológico basado en abundantes fragmentos cerámicos que
identificamos como bajomedievales concentrándose junto a la fuente Grande, la
principal surgencia del valle1237.
Más problemática es la cuestión relacionada con los partidos rurales de Villalba,
Cuenca, Carranque y Valenciaga que limitan con la margen derecha de río Grande para
los tres primeros, y con la izquierda el último. Sabemos por los protocolos notariales del
siglo XVI que la propiedad de estas tierras estaba en su mayoríaen manos de moriscos
residentes en Guaro1238. También ratifica este extremo el Apeo de Guaro de 15711239 en
que se vinculan dichas tierras con propietarios o arrendatarios moriscos de esta villa,
aunque territorialmente dependían de Coín. Nuestra hipótesis es que tras la rendición de
la comarca, estos pagos linderos con río Grande y perteneciente a Guaro pasan a manos
de Coín, que los mantiene en un régimen similar de explotación y con los mismos
propietarios que antes de la conquista.
Es posible que el pago de los Padules formara parte del territorio de la alquería de
Guaro Viejo, que, después, tras el abandono del poblamiento en un momento
indeterminado del siglo XV, pasaría a formar parte de Guaro. Tras la conquista del
territorio y debido al “hambre de tierras” por parte de los repobladores, provoca que
1236
AHPM, P-6548, 1553, s/f.
Esta alquería no ha sido incluida en este trabajo ya que no pertenece a la subcuenca de río Grande.
1238
poseen en termino de esta villa so dizen las Mezquitillas (pago que en la actualidad pertenece a
Carranque) linde por una parte con tierras de los herederos de Monda e por otra con tierras de Baltasar
Adabar e por otra con tierras de Fernando de la Torre vecino de Guaro e por otra parte con el río
Grande (AHPM, P-6548, 1553, s/f), por esta presente carta que arrendo y doy a renta a vos Alonso
Guzman Algolfo nyeto Alonso Algolfo Sotornil becino que soys de la villa de Guaro conviene saber una
haça de tierra de pan llevar que yo tengo en el termino de la dicha villa de Coyn en el Chapin que linda
con tierra de Bartolome Arruro y con el camino que va desta villa a la de Aloçaina y con el rio Grande
(AHPM, P-6553, 1560, s/f), otorgo e conozco por esta carta que por mi nonbre y en voz de mis herederos
e sucesores doy censo avos Lorenço Algolfo vecino de la villa de Guaro que estays presente a vos e
vuestros herederos presentes e por venir quien de bos y de los que viere causa conviene saber una haza
de tierra que yo tengo e poseo en de myo desta dicha villa de Coyn junto a la fuente de las Mezquitillas
(AHPM, P-6549, 1562, s/f.), otorgo y conozco por esta carta de ariendo y doy a rrenta a vos Baltaxar
Semyte cristiano nuevo vecino de la villa de Monda el tante al presente en esta villa de Coyn toda la
tierra calma y monte que el dicho Juan de Vidanio tiene y posee en su cortijo ques a la Mysquitillas
termino desta dicha villa que alinda con tierras de Juan Tizan y tierras de Lorenço Algolfo y otros
linderos y os la arendo por tiempo de tres años (AHPM, P-6554, 1564, s/f).
1239
Suertes de las tierras de riego de las vegas de Río Grande, dezmería de Coín, en la vega de arriba
pago de la Mezquitillas. Cupole la primera suerte subsesibe de las tierras de la media suerte de Diego
García Dentudo en la vega de arriba que hera de Pedro e Juan Algolfo, vezinos de Guaro, que es en el
pago de la Mezquitillas, cortando desde el río Grande hasta la acequia del riego e suertes de las tierras
de secano de los pobladores de la dicha villa (AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716,
fol. 064).
1237
475
parte de este partido rural se integre dentro del término de Coín1240. En la
documentación castellana de finales del siglo XV aparece con un término propio
diferenciado del de Guaro1241.
Coín también se expande hacia el N y NO a costa de una serie de tierras que en la
documentación castellana de finales del siglo XV se denominaba la Jara o Xara. En el
Repartimiento se recoge como un territorio con término propio y con unos límites
precisos1242 que puede hacer pensar en la posibilidad de que fuera la demarcación de
una alquería. Sin embargo, no hay evidencias documentales ni arqueológicas que
puedan confirmarnos este extremo, a pesar de que aparece de forma profusa en la
documentación escrita de finales del siglo XV, además de haberse realizado diversas
campañas de prospección por parte de la Universidad de Málaga que han dado
resultados negativos en cuanto a un registro arqueológico medieval 1243. Pensamos qué
se trataría de un territorio individualizado que había sido utilizado por una serie de
alquerías limítrofes para el cultivo del cereal, el pastoreo y la explotación de sus
encinares para la bellota, leña y del carboneo1244. Aunque solo tenemos constancia de
que poseían términos dentro de la Jara durante el período andalusí Guaro1245 y
Alozaina1246. Proponemos la hipótesis de que en época del emirato nazarí tenía la
categoría de tierras del tipo mawā1247 y que paulatinamente, y ya en el siglo XV, parte
de estas se privatizaron, como así lo muestra determinada documentación castellana1248.
1240
Otro trance junto con este el camino de Guaro arryba que va de monte a monte y parte con los
Padules (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 116, p. 245).
1241
El deslindamiento de la Xara desde el arroyo seco que viene a dar en el río de Tolox e desciende
fazia el atalaya que se dice Ardite [...] determinaba los términos de entre Guaro e los Padules (Los
Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 11, p. 25).
1242
Ídem.
1243
Prospecciones realizadas en el marco del proyecto “Territorio y Poblamiento Humano en Río Grande
(Málaga) que tiene como directores a J. E. Márquez Romero y a J. Fernández Ruiz.
1244
En un documento de 1493 se recoge que las tierras de la Jara eran cultivadas por mudéjares de
Casarabonela, Monda, Guaro, Istán y Ojén (ACM, leg. 63, Cuad. 10).
1245
Suertes de tierras de pan de secano del cerro de Ardite dezmería de Guaro en el traço de abaxo que
se hizo del arroyo de Macharavis hasta la rroca de Bernardino Almoçaz (AHPM, P-5492, s/f, 1572).
1246
Sobre Alozaina no se recoge ninguna información en los repartimientos de finales del siglo XV
relacionadan con tierras en la Jara. Sin embargo tenemos que tener en cuenta que más de la mitad de su
término fue dado en mercedes reales a Diego de Barrasa.
1247
su característica principal es que eran apropiables por vivificación. Esta propiedad adquirida a
través de la roza, el cultivo o la irrigación, se perdía si la parcela era abandonada por más de tres años
seguido y además no podía ser vendida (Trillo San José, 2002, p. 241).
1248
Sancho de Angulo, alcaide de la villa de Tolox, tres caballerías en tierras de pan llevar, a razón de
50 fanegas de tierras cada una, señalándolas en término de Alozaina e de la Xara, en las heredades que
fueron de Abe Almaçor, moro, vecino de Málaga (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles,
2000, fol. 636, p. 165).
476
En los repartimientos se dona, generalmente por mercedes reales, a vecinos de
Málaga1249.
La expansión de Coín por territorios ajenos a los de la antigua Dakwān se debió, en
buena parte, a la falta de tierras para satisfacer las necesidades de los repobladores. Esto
se produce como consecuencia de las arbitrariedades e irregularidades cometidas por los
repartidores Escobar y Partearroyo, junto con los excesos de mercedes reales 1250y la
cuestión del quinto de tierras para la ciudad de Málaga. Todo ello obliga al bachiller
Serrano a adjudicar al vecindario una serie de tierras periféricas, como son la parte
oriental de la Jara y la mayoría de los Padules1251.
Fig.8.5-Dakwān/Coín y sus incorporaciones territoriales a finales del siglo XV
Pero esta estructuración territorial posandalusí no está tan clara en las demás villa de
la Subcuneca. Con relación a Guaro, hemos visto como perdió parte de la Padules y los
territorios de río Grande a favor de Coín. Además, antes de la conquista castellana
1249
Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fols. del 3 al 9v, pp. de la 14 a la 22.
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 95.
1251
También se le manda (Escobar y Partearrollo) que vean los Padules y la Xara, heredamientos junto a
su termino, del que quiere que se les haga merced para acrecentamiento de su población, repartiéndolo
entre los vecinos (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 688, p. 183).
1250
477
poseía tierras de su jurisdicción en la Jara, pero no tenemos información por la cual
podamos demarcar de forma precisa sus límites en el Medievo. Igual ocurre con Monda,
que aparentemente, y dado el silencio que guardan las fuentes escritas modernas,
mantuvo el mismo término que tenía al final del emirato nazarí. Podemos aplicar la
misma problemática a Yunquera, Alozaina y Tolox.
Como hemos visto, tras la caída de la Algarbía malagueña en manos castellanas se
producen profundos reajustes territoriales en que la nueva sociedad dominante impone
sus criterios económicos y culturales sobre los vencidos. Se modifican los límites de los
diferentes entes municipales y se producen importantes trasvases de población, por lo
que se crea una sociedad híbrida morisca-cristiana vieja, en determinados municipios
que estará en permanente conflicto y con una presión aculturadora creciente por parte de
la sociedad dominante sobre la minoría mudéjar-morisca.
478
9.- CONCLUSIONES
Ha sido nuestro objetivo el análisis de la formación y evolución del poblamiento
andalusí en la subcuenca de río Grande, comarca natural que en el Bajo Medievo estaba
incluida en la Algarbía malagueña. Para ello hemos movilizado todos los recursos
disponibles en que ha tenido un peso considerable la arqueología espacial, y dentro de
esta, la prospección superficial como única forma de reconocer los antiguos espacios
residenciales que son en la práctica invisibles para las fuentes escritas. Las limitaciones
han sido considerables, sobre todo las derivadas de la falta de estudios del entorno rural
andalusí en la comarca utilizando la metodología arqueológica, la escasez de
excavaciones arqueológicas y la falta de recursos económicos que han impedido, hasta
cierto punto, poder disponer de un equipo multidisciplinar.
Volvemos a recalcar el desconocimiento casi absoluto que existe sobre el
campesinado y la estructura territorial del agro en la Algarbía malagueña, pudiéndose
hacer extensible, en mayor o menor medida, a todo al-Andalus durante su evolución
histórica. Solo recientemente algunos medievalistas están desarrollando líneas de
investigación al respecto dentro de una tímida corriente que otorga al mundo rural
andalusí la importancia que merece y sitúa al campesinado como pieza fundamental
para entender la evolución de esta sociedad.
Los asentamientos en la subcuenca de río Grande obedecen, en el Medievo, a dos
estrategias territoriales diferentes, tanto en la ubicación de los espacios residenciales
como con respecto a las áreas de trabajo. Es evidente que la noción de esta comarca y
del marco general geo-histórico más amplio que es la Algarbía surge en época andalusí.
En el siglo VIII, Coín y el valle del río Grande debieron de incluirse en el distrito de
los ŷundíes (yemeníes) de Cártama. Muy escaso es lo que sabemos al respecto: la
adaptación de la granada safarí en Casarabonela es, sin duda, lo más llamativo 1252. La
impresión general que se obtiene del occidente malagueño (Algarbía), sin embargo, es
la del predominio de los enclaves en altura, algunos de ellos del tipo ḥuṣūn, en un
territorio que parece estar jerarquizado en unidades espaciales divididas por valles y
pequeñas alquerías, emplazadas en las cercanías de manantiales. En buena medida, esa
percepción puede ser debida a la destrucción de una parte considerable del registro
1252
Martínez Enamorado, 2003a.
479
arqueológico de los fondos de valle de una cronología tan pretérita. El agua era, por
supuesto, un bien estratégico cuya utilización estaba orientada básicamente al consumo
humano, al ganadero y a la irrigación agrícola. Sin embargo, se ha observado como la
mayoría de los emplazamientos que consideramos altomedievales no tenían una
orientación preferente hacia una agricultura de irrigación. La explotación de los recursos
económicos estaría más vinculada a un aprovechamiento ganadero y a una agricultura
de secano, salvando a algunas zonas de los valles como podrían ser Cártama y Dakwān
donde, en ambos casos, se desarrolla una precoz agricultura de irrigación por la
presencia temprana de elementos árabo-beréberes que introducen las nuevas técnicas
agrícolas. Conviene llamar la atención sobre la existencia de topónimos de origen tribal
(tanto árabe como amazigue) en los piedemontes y valles de la comarca que pueden dar
la clave fundamental sobre ese poblamiento en el período formativo de al-Andalus.
Pero dada la existencia de los que hemos denominado ḥuṣūn-refugios, tenemos indicios
que nos llevan a pensar que estaban habitados por población poco o nada islamizada y
que practicaban una economía de subsistencia de orientación pastoril, dada la escasa
fertilidad de la mayoría de estos territorios de montaña. Hay que matizar también que la
presencia de determinados indicios materiales, en concreto cerámica relacionada con el
Alto Medievo y de manera especial la presencia en la totalidad de los yacimientos de
este periodo de tejas con decoraciones diversas, hace que conjeturemos sobre un origen
emiral temprano, hipótesis que aún está en un estado incipiente ante la falta de
excavaciones.
Es posible que el origen de algunos de los enclaves en altura se debiera a
determinadas circunstancias políticas, como pudiera ser la fitna hafsūní, aunque no
tenemos, hasta el momento, datos suficientes para confirmar esta hipótesis, parece que
su abundancia coincide con un repliegue de la población de zonas llanas ya en época
tardorromana y que se agudizó con la inseguridad producida durante la conquista,
circunstancia que se mantuvo durante buena parte del emirato debido al afán
depredatorio de determinados grupos locales. Se observa la pervivencia de algunos de
estos ḥuṣūn a principios del periodo poscalifal, en especial de aquellos que estaban en
determinados puntos estratégicos y que tenían una estructura defensiva de cierta
complejidad. Se tratarían de enclaves adeptos al Estado con la función de controlar el
territorio que, debido a la importancia que poseían, permanecieron activos todavía en el
siglo XI con la dinastía hammūdí y probablemente con las primeras taifas. A lo largo de
480
ese período que durará hasta los años iniciales del siglo XI, el valle, incluido en la cora
de Rayya, estaría siempre (o casi) bajo la égida de Córdoba, conformándose como iqlīm.
Con los taifas parece producirse un cambio significativo que conducirá a la creación
de unos mecanismos sociales más próximos a la madīna, ya se encuentre el modelo en
una entidad de carácter regional (Mālaqa), ya comarcal (la misma Dakwān). Cada vez
nos acercamos más a desvelar el “cómo”, y el “cuándo” de ese proceso por el cual las
comunidades campesinas comenzaron a “urbanizarse”: este fenómeno pudo iniciarse a
finales del siglo X o en pleno siglo XI. El orden genealógico que se atisba en algunos de
los etnónimos de la zona (Fahala, Alhaurín, Benamaquís, tal vez Coín…) comienza a
desdibujarse en esa centuria para ser reemplazado por formas más urbanas ¿Cuáles
fueron la causas de este cambio? No tenemos, por ahora, una respuesta general, aunque
para el caso de Dakwān parece que su crecimiento y paulatina conversión en una
medina se produce cuando comienzan a generarse cantidades significativas de
excedentes agrícolas fruto de una rica agricultura de irrigación, no solo de su entorno
más inmediato, sino también en buena parte de la comarca. La ciudad actuaba como
centro aglutinador y de redistribución de dicha producción. Probablemente tuvo su
génesis en una alquería matriz que fue creciendo y asimilando territorios de otros
núcleos cercanos, y cuyo proceso evolutivo guarda muchas similitudes con el acaecido
en Loja estudiado por Jiménez Puertas1253. Algo parecido debió de ocurrir en otros
poblamientos que fueron adquiriendo importancia durante el Bajo Medievo tales como
Tolox, Monda y Yunquera, aunque sus orígenes y posterior desarrollo son menos
conocidos.
En el siglo XI parece darse, en efecto, una colonización de nuevos espacios agrícolas
en que la fisonomía del paisaje cambia de forma radical al abancalarse las laderas e
introducirse cultivos hasta ahora desconocidos. Pero no solo son nuevos determinados
espacios de cultivo, sino también lo son las áreas residenciales que no coinciden, en
ningún caso, con los establecimientos altomedievales, por lo que se produce una ruptura
en cuanto a la localización espacial y utilización de los recursos. Las alquerías, que
integran como es lógico áreas residenciales, espacios irrigados y de secano y monte
comunal, buscan las laderas cercanas a los principales cauces y manantiales con un
aporte hídrico mínimo para desarrollar una agricultura de irrigación con huertas más
amplias y diversificadas. La ubicación de dichos espacios residenciales está supeditada,
1253
Jiménez Puertas, 1995.
481
por lo tanto, a la proximidad de las tierras irrigadas que son las áreas de trabajo. Queda
por analizar la manera en la cual el secano se integraba en ese todo que era la qarya.
Pero esta situación en laderas también tenía una finalidad defensiva, como queda
patente si observamos la orografía de las diversas alquerías de este período, en que
podemos diferenciar una serie de zonas con estas características. El “espaldar “o sector
trasero estaba cubierto por un accidente orográfico destacado como podría ser
elevaciones notables que caen de forma abrupta hacia la otra vertiente y que, por lo
tanto, formarían unas defensas naturales difíciles de eludir. También el frontal del
espacio residencial, es decir, la zona de acceso a dichos espacios, solía coincidir con una
ruptura de la pendiente pronunciada. El sistema defensivo-delimitador quedaría
completado por los dos arroyos laterales que demarcarían el espacio principal de
residencia, ocasionalmente con una torre-alquería del tipo burŷ o casa fuerte.
Es probable que durante los siglos XI y XII fuera cuando la comarca tomará una
estructura territorial que mantendría básicamente hasta finales del emirato nazarí. La
capitalidad comarcal era ostentada, sin duda, por Dakwān. Dependiente de ella existían
una serie de núcleos fortificados menores, cada uno de los cuales poseía un distrito
compuesto por pequeños predios cuya economía parece que estaba basada en la
agricultura de irrigación.
En época nazarí esta organización territorial estaba supeditada a la cercanía de la
frontera castellana, lo que produjo que el territorio se estructurara a modo de marca
fronteriza con una serie de villas muradas y sus alquerías dependientes, que ocupaban la
comarca desde río Grande hacia el S a modo de barrera defensiva escalonada. No será
hasta la toma de Teba en el 1330, y especialmente con la caída de Antequera en 1410,
cuando las incursiones militares castellanas se generalicen teniendo como consecuencia
la destrucción de una parte de los pequeños núcleos rurales. Es muy sugerente, por
tanto, vincular el crecimiento de la ciudad comarcal, Coín, y de esas otras villas nazaríes
a un agrupamiento de la población en las antiguas alquerías con ḥuṣūn, que eran
cabeceras de pequeños distritos fiscales en época califal-taifas, ahora refortificadas con
cercas urbanas, arrabales amurallados y alcazaba interna y convertidas en una suerte de
madīnas de rango comarcal y que las convertirá, a los ojos de los castellanos de finales
del XV, en verdaderas “villas”.
482
A la cabeza de este distrito formado por la subcuenca de río Grande, y que
coincidiría, en buena medida, con la Algarbía, estaba Dakwān que fue evolucionando
desde qarya a pequeña (o tal vez mediana, en el contexto granadino) medina. Su
economía estaba basada en una agricultura de irrigación en que el complejo de acequias
del río Nacimiento suministraba agua a una serie de territorios integrados en un sistema
de diseño hidráulico con las alquerías de Benamaquis, Dakwān, Pereila y las Casas
Quemadas, y que a comienzos del siglo XVI correspondían con los partidos rurales de
Benamaquis, Huertas Viejas y Valdeperales. Ya tenemos noticia de este sistema en la
primera mitad del siglo XII1254 en que existía el denominado partidor de los Tres
Tablones o de Valdeperales que suministraba agua a las acequias del Olivar, el Naranjal
y río Alamino, por lo que para estas fechas el entramado de irrigación del río
Nacimiento estaba plenamente desarrollado. La coherencia del sistema, conformado
por el crecimiento de esas microunidades que son las primigenias alquerías, es evidente
y no muy diferente de los entramados de huertas (como la de Valencia) cuyo origen está
en la adición de los terrenos irrigados de unas pocas alquerías clánicas. La diferencia se
encuentra, claro, en las dimensiones finales del proceso. De hecho, en su crecimiento se
hubo de difuminar ese origen tribal, pero al final del proceso la documentación
castellana permite dibujar una huerta conformada por unas cuatrocientos veintisiete
aranzadas1255, superficie muy superior a la de las demás villas de la Subcuenca. Con
mucha probabilidad, la utilización del suministro hídrico proveniente de un mismo
cauce tuvo que llevar acarreado algún tipo de pacto entre las diversas alquerías para el
repartimiento de las aguas, en que tendría preferencia aquellas acequias más antiguas y
que coincidirían con la tomas más altas del río Nacimiento. Así, Benamaquís y la
acequia de la Candonga ocuparían el primer lugar en la jerarquía seguido de la acequia
del Olivar perteneciente a Pereila, y, por último, el río Alamino que suministraba agua a
Dakwān y a otras pequeñas alquerías como sería las Casas Quemadas. Este sistema de
aprovechamiento integro de un cauce nos orienta de como se iban colonizado,
escalonadamente y a través del tiempo, determinados espacios hidráulicos con unos
caudales suficientes durante todo el año y que arrancaban desde su parte superior hasta
la inferior. Como hemos visto el caso más representativo fue el del río Nacimiento; pero
no el único pudiéndose incluir también los sistemas de los ríos Planos y Jorox.
1254
1255
Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013, p. 375.
Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fols.124v-158, pp. 296-331.
483
Coín ya tenía en el siglo XIII hechuras de ciudad. En el plano económico actuaba
como centro de distribución de la producción agrícola y artesanal de la comarca. En el
topográfico contaba con alcazaba, cerca amurallada, varias mezquitas, baños,
arrabales…; en definitiva, una medina de moderadas dimensiones. Es probable que
comenzara a destacar sobre los poblamientos de su entorno en un momento
indeterminado del califato, cuando se introducen las nuevas técnicas agrícolas.
Reincidimos en la importancia de esta nueva agricultura para la formación de Dakwān y
su distrito como así lo atestigua la fundación en el siglo X de un castrum mandado a
construir por ‘Abd al-Raḥmān III sobre los restos de otro preexistente.
Independientemente de que tuviera una funcionalidad estratégica relacionada con los
territorios controlados por ‘Umar ibn Hafsum, su ubicación también tenía como función
la defensa de este rico territorio.
Durante los siglos XIV y XV se produce un repliegue poblacional generalizado en la
comarca, y desaparecen la mayoría de las pequeñas alquerías rurales cuyas poblaciones
se trasladan hacia las villas fortificadas que poseían estructuras castrales y suficientes
recursos humanos para ofrecer una resistencia eficaz frente a los cada vez más
frecuentes incursiones castellanas que terminaron con la conquista del territorio a
finales del siglo XV. Muchas de las tierras de cultivos más alejadas de los núcleos
murados se abandonan ante la insistencia de los ataques castellanos, tanto por el peligro
que suponían para las personas, como por la constate destrucción a que eran sometidas
las cosechas. El episodio de la expugnación de Coín y Benamaquís, en la que
participaron unos mil infantes “acorazados” que se dieron al más terrible de los pillajes,
fue de una extraordinaria dureza, anticipándose a la brutal conquista de la ciudad de
Málaga en agosto de 1487. De la proverbial belleza de los contornos y huertas de Coín,
cantada por Ibn Battūta, pero también por Alonso de Palencia, quedó un reflejo más
bien pálido, maltrecha por la feroz acción de aquellos castellanos que se presentaron con
sus picas y corazas antes las murallas de Coín. Su despiadada acción era su carta de
presentación.
Tras la conquista del la comarca se produce una profunda reestructuración territorial.
La mayoría de las antiguas “villas” donde la población de origen musulmán había sido
expulsada o se abandonaron antes de su conquista, se integran en unidades territoriales
nuevas. Tal el caso de Coín que se constituyó con la antigua circunscripción de
Dakwān, más los territorio, bien en parte o en su totalidad, de algunas alquerías que la
484
circundaban. En contraposición, aquellos núcleos de menor entidad poblacional y
económica que habían llegado a una rendición pactada conservan su población de
origen andalusí en calidad de mudéjares, aunque algunos de ellos también sufrieron
amputaciones territoriales. Ocupan el piedemonte en contraposición con las grandes
villas con una mayoría de repobladores castellanos situadas en el valle del Guadalhorce
y parte del de río Grande como son Coín, Cártama y Álora. En buena parte encontramos
similitudes con los siglos VIII y IX, cuando grupos árabes se instalan en las tierras bajas
más ricas, mientras la población autóctona y clanes beréberes son relegados a zonas más
elevadas, menos favorables para el desarrollo de la agricultura. En general, hay una
continuidad en la explotación de las tierras ya cultivadas durante el emirato nazarí,
aunque se producen rotulaciones masivas para el cultivo del cereal y la vid, así como
un aumento considerable de la cabaña ganadera. También las tierras irrigadas se
amplían en las primeras décadas del siglo XVI. Así, tenemos la formación del pago de
Huertas Nuevas como consecuencia de la ampliación de la acequia nazarí de Huertas
Viejas, ramal de la acequia de río Alamino en Coín, al igual que sucede en Monda con
el sistema del arroyo Alpujata y las ampliaciones de la acequia Nueva, o en Jorox en la
Vega Baja al prolongarse la acequia de los Molinos.
Nuevos tiempos, nuevas gentes que paulatinamente irán desmontando y anulando la
antigua estructura social y territorial de origen andalusí en la Península, proceso que
culminará con la expulsión de la población morisca en el 1609, aunque su legado aún es
perceptible en parte del territorio.
485
486
10. FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS
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