FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA SEMESTRE ACADÉMICO 2022-II PSICOTERAPIA CONDUCTUAL COGNITIVA I CUALIDADES Y VIRTUDES DE UN BUEN PSICOTERAPEUTA EQUIPO DOCENTE Netiqueta de la sesión de hoy RESULTADO DE APRENDIZAJE Al finalizar la sesión el estudiante valora y selecciona las características, habilidades y actitudes de un buen psicoterapeuta 3.1. LA SITUACIÓN TERAPÉUTICA: VARIABLES Y CUALIDADES DEL PACIENTE. En el paciente, existen una serie de variables y cualidades que debemos considerar en el proceso terapéutico, pues pueden afectar de algún modo a éste, aunque no al resultado final. Entre las variables del paciente debemos tener en cuenta, por ejemplo, la edad. Por ejemplo, si trabajamos con un niño, a diferencia de con un adulto, éstos suelen resistir menos tiempo de sesión, debemos planear más descansos e intervalos de juego. En algunos casos, las fases de evaluación pueden resultarnos más complicadas, encontrándonos con más problemas para analizar ciertos tipos de conductas. Esto es válido sobretodo en personas mayores, donde se requiere más tiempo puesto que sus historias son más largas. Otra variable que puede influir en el proceso terapéutico es el sexo del paciente; esta variable afecta en concreto en determinados tipos de problemas; por ejemplo ,en trastornos sexuales. Al paciente le puede resultar más difícil confiarle algo muy íntimo a un terapeuta de distinto sexo. En ese caso, el terapeuta debe ser más hábil o más ingenioso El nivel intelectual es una variable del paciente que también puede influir en el proceso terapéutico al tener que adaptarnos a la capacidad del paciente. Por ejemplo, al momento de mandarle hacer autorregistros, podemos hallarnos con un paciente de edad avanzada que no pueda escribir, de modo que debemos buscar una alternativa al modelo de autorregistro que utilizamos habitualmente. El estado civil del paciente puede, en algún caso ,dificultar el proceso terapéutico: mencionemos el caso de una paciente que acude al terapeuta por un problema sexual, pero no tiene una pareja estable. El grado de sinceridad que el paciente presenta es, quizá, la cualidad más relevante a considerar en el proceso terapéutico. Es una cualidad muy apreciable en los pacientes y, desde el principio del proceso, se les pide que sean honestos. Asimismo, debe considerarse en el tratamiento el hecho de adoptar un rol activo en el proceso terapéutico. 3.2. QÚE ES Y COMO TRABAJA UN PSICOTERAPEUTA La psicoterapia basa su razón de ser en el hecho de que la vida humana es problemática y en ocasiones los problemas generan un sufrimiento que precisa cambios. Si ese cambio no se consigue a través de los canales domésticos habituales, entonces es posible que se acuda a un profesional de la salud mental; es decir un psicoterapeuta. De la psicoterapia se han formulado muchas definiciones, entre las cuales la que mejor integra todos los elementos importantes de una forma sencilla es la siguiente: la psicoterapia es un tratamiento ejercido por un profesional autorizado que utiliza medios psicológicos para ayudar a resolver problemas humanos, en el contexto de una relación profesional (Feixas y Miró, 1993). El psicoterapeuta tiene como objetivo aumentar el bienestar, esto se consigue a base de generar cambios durante el proceso terapéutico. El vehículo para su buen desarrollo es la alianza terapéutica. La alianza es un tipo de relación especial que incluye , por un lado, un acuerdo entre psicoterapeuta y consultante sobre lo que se quiere conseguir y cómo conseguirlo, y por otro lado un vínculo de afecto que permita la confianza y seguridad necesarias para conseguirlo (Alonso, 2012). 3.3. HABILIDADES Y ACTITUDES DE UN BUEN PSICOTERAPEUTA COMPETENCIA 2: • Discrimina y utiliza criterios para caracterizar las habilidades de un buen terapeuta; así como, sus habilidades terapéuticas. 3.3. HABILIDADES Y ACTITUDES DE UN BUEN PSICOTERAPEUTA Atender a las demandas plateadas por los pacientes de la forma más profesional posible es el objetivo que todos los psicoterapeutas pretenden cubrir. El logró terapéutico no dependerá únicamente del alto grado de conocimientos técnicos que uno posea, sino también de la aplicación de los mismos en los programas de intervención, así como de las destrezas y habilidades que posea el terapeuta. El desarrollo de la terapia implica poner en práctica los conocimientos técnicos, así como las habilidades y/o destrezas asociadas a ellas. Por tanto, no solamente es necesario el conocimiento de estas habilidades sino la formación en ellas. Estas variables disposicionales son recursos básicos con los que debe contar todo buen terapeuta para un adecuado ejercicio de la profesión, por lo que debemos considerar las habilidades terapéuticas como una de las piezas clave dentro de su formación. 3.3.1 ¿QUÉ SON LAS HABILIDADES TERAPÉUTICAS? Todas las habilidades y/o destrezas que debe tener un terapeuta se pueden agrupar en dos grandes apartados. Por un lado, aquellas que tiene relación directa con la técnica, el procedimiento, el método y el conocimiento científico y técnico en sí mismo; son las llamadas habilidades terapéuticas, que a su vez están relacionadas con el modelo teórico con que se identifica el terapeuta. Por otro lado, están las asociadas con la habilidad del profesional, que tienen que ver con la forma, características y modos de ejercicio así como las condiciones, habilidades y destrezas personales; son las llamadas habilidades del terapeuta. 3.3.2. HABILIDADES TERAPÉUTICAS El terapeuta de conducta tiene que tener una amplia formación en las tres categorías siguientes para una adecuada actuación a nivel clínico: habilidades cognitivas, habilidades conductuales motoras y habilidades fisiológicas/afectivas. Veamos con más detalle cada una de ellas. 3.3.2.1. HABILIDADES COGNITIVAS 1.- Amplia formación teórica en principios, técnicas y metodología de la Psicología como ciencia a lo largo de su historia; es fundamental conocer el avance de la Psicología a lo largo de su evolución, así como las teorías, técnicas y procedimientos para la aplicación de la misma. Una vaga formación teórica determinará una mala actuación como profesional, ya que el «desconocimiento» no permitirá desarrollar la actividad con la calidad que se pretende. 2.- Formación específica en Terapia de Conducta. Hace referencia al conocimiento de los principios, técnicas y metodología de todo lo que engloba la Terapia de Conducta. Por ello, es fundamental que el terapeuta esté al día de las nuevas investigaciones y publicaciones que se producen dentro de este marco teórico para poder resolver con la mayor eficacia y efectividad los problemas que se plantean a diario. 3.- Habilidad para aplicar e integrar los conocimientos en la práctica clínica. Es necesario saber aplicar a la práctica los conocimientos generales recibidos. Debemos saber cuáles son los procedimientos y técnicas más adecuadas según el problema que se nos plantee, teniendo en cuenta las características específicas de cada caso sin olvidar el abismo que existe. La experiencia aparte de complementar esta formación, ayudará a elegir en numerosas ocasiones la técnica más adecuada, ya que el terapeuta cuenta con la habilidad y la capacidad para la integración de los resultados clínicos en la teoría. 4.- Habilidades para planificar tratamientos efectivos. Las habilidades de evaluación son fundamentales en el proceso terapéutico ya que nos proporcionan la información necesaria acerca del problema del paciente, lo que permitirá hacer un diagnóstico lo más exhaustivo posible. En función de esto se elegirá el programa de tratamiento más adecuado a su caso, sin olvidar que algunas veces el terapeuta se encuentra con el problema de que no existen sugerencias acerca del tratamiento, por lo que nuestro conocimiento y experiencia nos ayudarán a elegir el programa de intervención que sea más oportuno para el caso planteado. 5.- Habilidades para evaluar la eficacia del tratamiento. El terapeuta debe conocer y aplicar los criterios para la elección del tratamiento más adecuado. Se debe diseñar el análisis funcional, la estrategia de la conducta clave, la estrategia diagnóstica y la selección diferencial de los tratamientos en función de las características de los pacientes (Buela-Casal, Verdugo y Sierra, 1997). 3.3.2.2. HABILIDADES CONDUCTUALES MOTORAS Las habilidades motoras hacen referencia a la puesta en marcha de todo aquello que conocemos, ya que mientras no lo realicemos nuestra actuación será inútil. Podemos saber que existen determinadas pruebas para evaluar ansiedad, pero si no conocemos cómo se ponen en práctica, cuáles son las dificultades que pueden surgir en su aplicación, etc., nuestro esfuerzo no servirá absolutamente de nada. No hay que olvidar que la actividad terapéutica es fundamentalmente una relación interpersonal entre el terapeuta y paciente, por lo que la forma en cómo actuemos durante la sesión va a determinar el proceso terapéutico. Lo importante es saber que estas habilidades se pueden aprender con una práctica adecuada. El terapeuta además debe saber transmitir lo aprendido, tiene que ser buen maestro de sus propios conocimientos. 3.3.2.3.HABILIDADES FISIOLÓGICAS/AFECTIVAS El terapeuta ante todo es una persona, y como tal tiene sentimientos que puede relegar a un segundo plano, tanto en su vida como en el ejercicio de la psicoterapia. La identificación de estas emociones puede determinar muchos aspectos que pueden estar influyendo en el proceso terapéutico, por lo que ignorarlos puede resultar perjudicial en relación interpersonal terapeuta-paciente. Tenemos que tener muy claro que nunca se trata de «juzgar», sino de ayudar. No se puede ofrecer calidad sino estableciendo distancia emocional. Si tenemos miedo a que el paciente pueda abandonar la terapia es probable que se puedan evitar situaciones que impliquen confrontación con el paciente. Un paciente puede tener actitudes favorables hacia la promiscuidad, si nosotros lo percibimos como algo que no es correcto puede influir en nuestra actitud hacia él. 3.3.3. HABILIDADES DEL TERAPÉUTA El listado que se cita a continuación recoge las principales destrezas y habilidades que debe poseer un terapeuta: a) Ser activo y directivo. En todo momento el terapeuta debe ir marcando las pautas que se han de seguir en terapia. Debe quedar claro quién guía los pasos, estableciendo los objetivos conjuntamente con el paciente. b) Tener un comportamiento asertivo profesional. La asertividad es un punto clave en la terapia, ya que en toda buena comunicación debemos tratar de expresar lo que queremos decir al paciente de una forma totalmente correcta. Esto significa que debemos ser totalmente sinceros y auténticos. comunicando de una forma clara todo aquello que se exprese, siempre que sea diplomáticamente y de manera oportuna, es decir asertiva. c) Manejo de instrumentos de evaluación. Es necesario no solamente el conocimiento de las técnicas de evaluación, sino también saber aplicarlas correctamente. Por ejemplo, no sirve de nada saber que el WAIS es una prueba de inteligencia si no estamos entrenados en el uso de la misma. d) Capacidad para motivar al paciente. La capacidad del terapeuta para motivar al paciente es una habilidad fundamental en el proceso terapéutico, ya que ello facilitará el compromiso y el seguimiento del paciente a la terapia (Maciá y Méndez, 1996). e) Control emocional. Hace referencia a lo explicado anteriormente en el apartado de habilidades afectivas, es decir, ser consciente de los estados y respuestas emocionales del terapeuta durante el proceso de terapia, ya que el ignorarlos no servirá de nada e incluso podría influir negativamente. f) Elaboración de informes. En numerosas ocasiones se solicita un informe psicológico ya sea por el paciente o por otra persona interesada en ello (médicos, jueces, otros psicólogos, etc.); por ello, es determinante saber plasmar la información recogida durante el proceso de evaluación. Hay que tener en cuenta a la persona a quien va dirigido, pues influirá en la forma de redacción del mismo (formato, lenguaje utilizado.. .) (Jiménez, 1997). g) Capacidad de comunicación. La comunicación tiene la función de servir de vehículo a los contenidos explícitos del mensaje. Lo único que se requiere para que sea efectiva es que sean realmente explícitos esos contenidos, es decir, que sean presentados de un modo descriptivo y operativo según un código común entre paciente y terapeuta. Este código común incluye una adecuada conexión entre la conducta verbal y no verbal, porque a veces contenidos muy adecuados no consiguen su objetivo de comunicación ya que el lenguaje no verbal que acompaña al verbal lo contradice. 3.4. VARIABLES Y CARACTERÍSTICAS DEL TERAPEUTA a) El terapeuta debe tener prioritariamente una buena formación y un interés por las personas y su bienestar. a) La variable edad en un terapeuta no debe influir en el resultado del proceso terapéutico aunque sí puede afectar al momento de establecer una relación de confianza paciente-terapeuta. Si el paciente percibe al terapeuta como muy joven, puede no confiar en su experiencia y no considerarlo capaz para solucionar su problema. a) La variable estado civil o tener hijos puede ayudar a que el paciente confíe más en lo que el terapeuta le diga al considerar que tiene determinada experiencia de vida 3.5. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y PRESENTACIÓN DE LA IMAGEN DEL PSICOTERAPEUTA 3.5.1. Indumentaria del terapeuta Sobre la indumentaria del terapeuta no hay normas estrictas. Como regla general, debe estar bien arreglado, con ropa discreta y, en algunos casos, dependerá de la edad de los pacientes a tratar. Si el paciente es un niño, vestir un traje que pueda trasmitirle al niño mucha seriedad, aunque ello no ocurrirá si el paciente es una persona adulta. Lo más apropiado es usar un mandil o una chaqueta muy pulcra sin manchas. 3.6. EL AMBIENTE FÍSICO DEL CONSULTORIO TERAPÉUTICO 3.6.1. Lugar de tratamiento El lugar del tratamiento puede ser desde un consultorio privado hasta una habitación de un hospital. Aunque conviene que el ambiente y la decoración sean satisfactorios, la efectividad del tratamiento no dependerá de la habitación. El requisito esencial del lugar sería que fuese cómodo y privado. La decoración del despacho debe ser discreta; la pintura no debe destacar mucho, con colores como blanco, ocre, verde claro; etc.; el mobiliario debe ser sencillo y cómodo. Es decir, que todo ello genere un ambiente cómodo, tranquilo, agradable y relajante, propicio para que se desarrolle todo el proceso terapéutico. 3.7. ALGUNAS SUGERENCIAS SOBRE EL PROCESO TERAPÉUTICO PARA MEJORAR LA EFICACIA DE SUS INTERVENCIONES 3.7.1. Contacto inicial • Lo primero que debemos saber sobre el paciente que acude a consulta es si asiste por iniciativa/motivación propia, o bien, por iniciativa de los padres,cónyuge,otros familiares o amigos, pues, en el primer caso tendremos un obstáculo menos que salvar para establecer una buena interacción terapeuta-paciente. • Otro aspecto sustancial de este primer contacto inicial es saber por qué se solicita la consulta y ,en algunos casos, qué pretende conseguir el paciente, ya que, en otros, será evidente. • También debemos explicar al paciente que acude a consulta en qué consiste la terapia, qué es lo que se le va a hacer y, sobre todo, qué es lo que tiene el que hacer. 3.7.2. La toma de anotaciones • La toma de notas deberá ser mínima, lo cual le permitirá al terapeuta observar a su paciente. Así mismo, se debe señalar que, tanto para la primera como para las restantes sesiones, puede ser de mucha ayuda emplear medios audiovisuales. • Si se decide grabar la sesión, el paciente deberá dar su consentimiento y deberá explicársele el propósito educacional. En algunos casos, ello puede ser de mucha utilidad para el tratamiento. 3.7.3. Las primeras preguntas • Al inicio de la entrevista, las preguntas deberán ser no directivas. Esto ayuda a establecer el rapport y a conocer qué clase de problemas y sentimientos están en la mente del paciente. • No obstante, la primera pregunta de la entrevista será específica. El paciente sabrá exactamente sobre lo que se le pregunta. Se referirá a la queja principal por la cual busca ayuda: «Dime la razón o el problema que le trae por aquí a usted». La queja principal es importante por dos razones: a) Porque suele ser el problema principal que existe en la mente del paciente e indica el área a explorar en primer lugar. b) Por el contrario, algunas veces, la queja principal es una negación de algo que le afecta y hace una valoración incorrecta sobre ello. Se deben escribir las quejas con las palabras exactas del paciente, para poder contrastar, más tarde, con lo que el terapeuta considera que es el motivo real del paciente para buscar ayuda. Después de esta queja principal, debe dársele la oportunidad al paciente de hablar con libertad sobre las razones por las que busca tratamiento. Este momento de la entrevista será «discurso libre» para distinguirlo del formato anterior de la entrevista que será tipo pregunta y respuesta. Este periodo abarcará aproximadamente 10 a 15 minutos de la hora que durará la entrevista. 3.7.4. Evaluación, análisis conductual y establecimiento de objetivos • En algunos casos, una vez que hemos establecido contacto con el paciente y transcurridos 10 a 15 minutos de la primera sesión, pasamos directamente a la evaluación, aplicamos los cuestionarios y pruebas estandarizadas. • En la parte final de la primera sesión, hacemos un análisis funcional, explicándole al paciente el motivo por el cual se inicio su problema de conducta y, si es posible, cuáles son los antecedentes y consecuentes de su conducta y por qué ésta se mantiene. • Al exponerle todo esto, comprobamos si el paciente está de acuerdo con la explicación que le hemos dado o si, por el contrario, hay discrepancias que analizar. 3.7.5. Selección y aplicación de las técnicas de tratamiento • En principio, elegir las áreas de intervención o las conductas a modificar podría parecer fácil o, incluso obvio, como por ejemplo en algún problema de adicción a las máquinas tragamonedas, donde a pesar de que haya ocultos otros trastornos, como depresión, es claro el objetivo, o incluso, un problema todavía más sencillo como el de una fobia a los ascensores. • Sin embargo, en otros casos, el área prioritaria de intervención no es tan evidente y debemos tomar una decisión con base, entre otros factores, en los intereses del paciente, la mayor probabilidad de éxito en la eficacia del tratamiento o las circunstancias sociofamiliares del paciente. 3.7.6. Mantenimiento del Rapport en las siguientes sesiones • El Rapport es el establecimiento de un vinculo emocional y comunicacional positivo entre el terapeuta y el paciente que contribuye a desarrollar el proceso terapéutico. En la medida en que se va desarrollando el proceso terapéutico, es fundamental que el terapeuta deje claro que el tipo de relación interpersonal será estrictamente profesional. • Aunque un comentario personal o la expresión de una emoción en un momento puntual no tienen por qué ser perjudiciales, o incluso, pueden ser adecuados, el intercambio sistemático de emociones y opiniones con la intención de ser cordial y amable puede influir de manera negativa en el proceso terapéutico. • Como manifestaciones personales definimos el hecho de que en algún momento de la relación terapeuta-paciente puede ser apropiado que el terapeuta exprese algo de sí mismo, pero que sea irrelevante a los problemas personales del propio paciente, para así generar confianza y un mejor clima emocional. 3.7.7. La aplicación de las técnicas propiamente • Llegado este momento, debemos tener presente que los tratamientos no son simples recetas que se le dan al paciente, ni se pueden poner en práctica sin el previo consentimiento de éste. El terapeuta debe capacitar al paciente para que aprenda las técnicas a utilizar. En la práctica clínica este entrenamiento se suele comenzar casi desde la primera consulta. • Podemos deducir que, en el proceso terapéutico, en la práctica clínica diaria, las fases no siempre están tan claramente diferenciadas o siguen el orden estrictamente como en el caso de los tratamientos en la investigación. 3.7.8. Preparar al paciente para las recaídas ⮚ El terapeuta no se debe desesperar si los pacientes tienen alguna recaída, puesto que en algunos trastornos esto es muy frecuente. Debe mantener una actitud positiva, ayudando al paciente a superar esa recaída, a analizarla, puesto que algunos pacientes pueden pensar que el tratamiento no les ha servido para nada. ⮚ En algunos tipos de problemas, en los cuales sabemos de antemano que pueden darse las recaídas, podemos preparar al paciente desde el principio de la terapia para que aprenda a hacer frente a tales situaciones. 3.7.9. Cómo y cuándo finalizar el tratamiento ⮚ En la medida en que se va desarrollando el proceso terapéutico, el terapeuta va analizando los progresos del paciente y estableciendo de algún modo el tiempo que requerirá para finalizar las sesiones con él. ⮚ Por tanto, es deseable que vaya preparándolo distanciando las sesiones en forma paulatina, aunque esto no siempre es posible debido a que algunos pacientes, en cuanto se encuentran bien, abandonan el tratamiento o empiezan a cambiar las cita concertadas, rompiendo, de algún modo, los objetivos que el terapeuta se había propuesto, con el resultado de tener que alargar el tratamiento más tiempo. 3.7.10. Seguimiento ⮚ El seguimiento establecido en la práctica clínica es de 3, 6 y 12 meses, según la naturaleza del problema. Para algunos problemas este periodo de seguimiento puede llevar hasta 2 o 3 años. ⮚Es difícil que lo pacientes después de finalizado el tratamiento acudan a estas sesiones de seguimiento, por lo que es útil ponerse en contacto con ellos mediante teléfono, por carta o correo electrónico. MUCHAS GRACIAS POR SU ATENCIÓN