Apuntes para leer y rezar con los textos de la Solemnidad de

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Apuntes para leer y rezar con los textos de la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.
Ciclo C
2 Sam 5,1-3
. Luego de la muerte del rey Saúl y de casi todos sus hijos en la batalla, Israel busca un
monarca que logre unificar la nación, darle estabilidad y paz frente a sus enemigos. David
recorre un largo camino desde que es ungido por el profeta Samuel de entre sus hermanos,
hasta que es coronado primero por sus hermanos del Sur (Judá). Luego, cuando los
dirigentes de las tribus del Norte lo eligen para reinar también sobre ellos, se cumple la
aspiración de ser verdaderamente un reino fuerte, unido, consolidado. David es el prototipo
del rey justo, amigo de Dios, servidor de su nación. En 2 Sam 7,14, el Señor le promete, a
través del profeta Natán, una “casa”, es decir, una descendencia, eterna, permanente. Esta
profecía se cumplirá con Jesús, hijo de David, Hijo de Dios.
Sal 121,1.2.4-5
Col 1,12-20
. Las comunidades de Asia Menor, como Colosas y Efesios, estaban formadas en su
mayoría por no judíos. Estas cartas demuestran que desde toda la eternidad el proyecto del
Padre Dios era la unidad, la reconciliación, el encuentro de toda la humanidad para que
alabe al mismo Dios y goce de su salvación.
. En una comunidad donde muchos corrían el peligro de creer que ciertas entidades
“espirituales”, angélicas, etc., eran más poderosas e importantes que Cristo, la carta a los
Colosenses nos presenta un himno a Jesús, el Cristo, Hijo de Dios, que lo muestra como
superior a cualquier entidad creada.
. “Todo subsiste en Él”: Así como todos salvados en Cristo, también hemos sido creados en
Él y por Él vivimos. Por Él el mundo, la humanidad tiene consistencia. El himno comienza
a hablar después de la muerte y resurrección de Jesús, del misterio Pascual como el
acontecimiento por el que el mundo es “unificado” bajo la misma Cabeza, Cristo. El
misterio pascual obra el misterio de la reconciliación, de la paz.
Lc 23,35-43
Notas:
. El tema de la salvación es clave en el texto. Jesús
es criticado y burlado porque, habiendo salvado a
otros, no parece capaz de salvarse a sí mismo. La
entrega de Jesús denuncia un proyecto de salvación
que actúa desde el poder, el egoísmo individualista
y el ansia de aparecer. La idea del Mesías que
tenían los dirigentes del pueblo no es la que realiza
Jesús. La imagen dominante del Mesías como
“hijo de David” nos muestra la conexión que hay
entre el mesianismo y la realeza de Jesús. El
Colosas estaba ubicada en
el sudoeste de Asia Menor
Mesías debía ser el verdadero rey del pueblo, aquel que en nombre de Dios lo llevara a la
libertad.
. El tema del reinado de Jesús ya había aparecido en la pregunta de Pilato (23,3) y está
escrito en el cartel en la cabecera de la cruz. La acusación contra Jesús es de carácter
político, si no Pilato no se hubiera interesado. Los jefes del pueblo quieren presentar a Jesús
como alguien que se rebela contra el poder del Imperio Romano. Para ello distorsionan las
palabras de Jesús. Jesús viene a traer un cambio para el pueblo, pero este cambio tiene un
carácter mucho más profundo que la situación de la dominación romana en Palestina. Jesús
había sido aclamado como rey al entrar triunfalmente en Jerusalén.
. Si supuestamente un rey es una persona poderosa, defendida por ejércitos e influencias,
alguien que infunde temor en los demás, ¿cómo puede ser que este hombre, que se presenta
como rey de su pueblo, sufra de esta forma tan humillante? Jesús viene a realizar su reinado
para la vida, para la salvación del pueblo, desde el amor y la misericordia, respondiendo al
odio y al temor homicida con su entrega (el temor de Pilato, de quedar mal ante el
emperador y causar disturbios en Judea; el de los jefes del pueblo, de que Jesús venga a
transformar su forma de relacionarse con el poder).
. Era frecuente poner encima de la cruz el nombre del condenado y el delito por el cual
había sido ajusticiado. La intención de Pilato al poner el cartel con la inscripción “este es el
rey de los judíos”, fue según algunos es una burla más contra Jesús, según otros es una
forma de burlarse del pueblo judío (este hombre crucificado, ese es el rey que merecen).
Pilato no cree en Jesús, sin embargo lo proclama como Rey y Mesías.
. El episodio del llamado “buen ladrón” (“San Dimas”, según la tradición), que reconoce
frente a Jesús crucificado su pecado y lo reconoce como justo, está presente solo en el
Evangelio de Lucas. De los dos bandidos crucificados junto a Jesús, uno obra como la
gente que se burla de Jesús. Pero otro reconoce su propia culpa y confiesa la total inocencia
del Señor, manifestando que se le ha negado la justicia. El “buen ladrón” confiesa también
la realeza de Jesús, al pedirle que lo tenga en cuenta “al llegar a su reino”.
. Jesús le promete mucho más de lo que ha pedido. Este hombre va a participar de la
victoria de Jesús. El episodio habla de la misericordia salvadora de Jesús que se manifiesta
en el momento del mayor dolor e injusticia. También revela que esta misericordia de Dios
es verdaderamente capaz de tocar y convertir el corazón de los hombres.
Acentos de la espiritualidad redentorista
. «Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!»: San
Alfonso comenta, en las “Reflexiones sobre la pasión de Jesucristo”: “... nuestro Redentor
quería ser reconocido como verdadero Hijo de Dios, no descendiendo de la cruz, sino
permaneciendo allí hasta la muerte”.
. El “buen ladrón”: Dice San Alfonso citando a otros autores en las “Reflexiones sobre la
Pasión de Jesucristo”, sobre las virtudes que manifestó el “buen ladrón” en la cruz: “El
creyó, hizo penitencia, confesó, predicó, amó, confió y oró. Ejercitó la fe diciendo «Jesús,
acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino», creyendo Jesucristo luego de su
muerte debía entrar victorioso en el reino de su gloria. Ejercitó la penitencia con la
confesión de sus pecados, al decir ¨Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos
nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo¨.,, ejerció la predicación predicando la
inocencia de Jesucristo. Ejercitó el amor a Dios aceptando su muerte con resignación como
consecuencia de sus pecados... la bondad de Dios siempre da más de aquello que es
pedido”.
. San Alfonso termina esta reflexión rezando así:
“Oh, feliz de tí, santo ladrón, que tuviste la suerte de unir tu muerte a la muerte del
Salvador! Jesús mío, yo desde ahora te entrego mi vida y te pido la gracia de poder unir en
la hora de mi muerte el sacrificio de mi vida con aquel que tú ofreciste a Dios en la cruz; y
por ello espero morir en gracia amándote con puro amor ... para seguirte y amarte con todas
mis fuerzas por toda la eternidad”.
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