Enfermedades por deficiencias de vitaminas Alumna: Pinto Quintanilla, Katia Cecilia Ceguera nocturna:La pérdida de visión a menudo comienza como un problema de adaptación para ver en la oscuridad, o ceguera nocturna. Las personas con ceguera nocturna no ven bien en la oscuridad, pero pueden ver normalmente cuando hay suficiente luz. Si hay deficiencia de vitamina A, la conjuntiva (el recubrimiento de la parte blanca del ojo que ayuda a lubricar el ojo) se seca. Luego aparecen úlceras en la córnea (llagas abiertas). Si no se trata, con el tiempo deriva en pérdida de visión y ceguera. Usualmente el tratamiento iniciará con la administración de vitamina A. Raquitismo: El raquitismo es un trastorno de la mineralización del hueso y del cartílago de crecimiento. Se caracteriza principalmente por deformidades óseas y retraso del crecimiento. En la mayor parte de los casos, su origen es el déficit de vitamina D, vitamina liposoluble esencial para la correcta absorción intestinal de calcio. Osteomalacia: La osteomalacia es una enfermedad del metabolismo óseo que se caracteriza por la disminución de la mineralización del hueso. Se trata de un problema que afecta especialmente a las personas de la tercera edad. La causa más frecuente de osteomalacia es una deficiencia de vitamina D, que puede tener muchos orígenes: déficit nutricional, falta de exposición a la luz solar, malabsorción por enfermedad celíaca o enfermedad de Crohn, enfermedad del hígado o enfermedad renal. También puede provocar osteomalacia la deficiencia de calcio en la dieta, la resistencia congénita a la acción de la vitamina D y la deficiencia de fosfato por incremento de las pérdidas renales debida a enfermedad tubular renal, como en el Síndrome de Fanconi o la enfermedad de Dent. El tratamiento inicia con la administración de vitamina D, calcio y fósforo. Degeneración espinocerebelosa: Es una enfermedad neurodegenerativa que pertenece a las ataxias cerebelosas hereditarias. Se caracteriza principalmente por una ataxia espinocerebelosa progresiva, pérdida de propiocepción, arreflexia, y se asocia a un marcado déficit de vitamina E. Aparece entre los 5 y 20 años de edad. No tiene tratamiento. Síndrome de Wernicke: La encefalopatía de Wernicke resulta la ingestión o la absorción inadecuados de tiamina asociados con una ingesta continuada de hidratos de carbono. La circunstancia subyacente más común es el alcoholismo grave. El consumo excesivo de alcohol interfiere con la absorción de tiamina en el tubo digestivo y su almacenamiento hepático; la desnutrición asociada con el alcoholismo a menudo impide el aporte adecuado de tiamina. El tratamiento inicial pasa por dejar por completo el consumo de alcohol y la administración inmediata de tiamina (Vit. B1). Pelagra: La deficiencia de niacina en la dieta (que causa pelagra) es rara en los países industrializados. Las manifestaciones clínicas incluyen las "tres D": dermatitis (exantema pigmentado localizado), diarrea (gastroenteritis) y déficit neurológico generalizado, incluyendo pérdida cognitiva (demencia). El diagnóstico suele ser clínico y, en general, es eficaz la administración de suplementos dietéticos por vía oral o, si es necesario, por vía IM. Escorbuto: En los países industrializados, la deficiencia de vitamina C puede ocurrir como parte de un cuadro generalizado de subnutrición, pero la deficiencia grave (que causa escorbuto) es rara. Los síntomas incluyen fatiga, depresión y alteraciones del tejido conectivo (p. ej., gingivitis, petequias, exantema, sangrado interno y alteración en la cicatrización de heridas). En los lactantes y los niños, puede estar afectado el crecimiento óseo. El tratamiento consiste en vitamina C por vía oral. La vitamina C participa en la formación de colágeno, carnitina, hormonas y aminoácidos. Es fundamental para la salud de los huesos y los vasos sanguíneos y para la cicatrización de las heridas y facilita la recuperación luego de las quemaduras. La vitamina C también es antioxidante, mejora la función inmunitaria y facilita la absorción de hierro (véase tabla Fuentes, funciones y efectos de las vitaminas). La necesidad de vitamina C aumenta en las enfermedades febriles, los trastornos inflamatorios (sobre todo, los que cursan con diarrea), la aclorhidria, el tabaquismo, el hipertiroidismo, la deficiencia de hierro, el estrés por frío o por calor, las quemaduras y la deficiencia de proteínas. .