Subido por Mike

Las economias alternativas 1

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UNIVERSIDAD ESTATAL DEL SUR DE MANABÍ
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS
ESTUDIANTE
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MATERIA
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CARRERA
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DOCENTE
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TEMA
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NIVEL
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PARALELO
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Jipijapa 2022
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Introducción
El patrón capitalista colonial/moderno está actualmente atravesando la que es
probablemente la peor de sus crisis históricas. Tal crisis se encuentra asentada en un escenario de
profundo desgaste ecológico, en donde las añejas pretensiones coloniales e imperiales se han
recrudecido a través de nuevas modalidades de “guerra permanente”. Dichas modalidades
bélicas, tuteladas principalmente por el Estado y las corporaciones norteamericanas, procuran
reactivar las turbinas económicas a través de la acumulación por desposesión, en un marco
geopolítico global no del todo favorable a Washington. Con China pujando por su propio
reposicionamiento como un nuevo hegemón planetario, y a la cabeza de los emergentes BRICS,
productores de mercancías para el mercado mundial e importantes consignatarios del “Primer
Mundo”.
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Desarrollo
Al mismo tiempo, en este mismo escenario (re)emergen en todo el globo movimientos,
luchas, tendencias y prácticas que van en pos de la constitución de otros mundos posibles. Así,
movimientos sociales de nuevo cuño coexisten con grupos sociales de diverso tipo que desde la
propia configuración de la modernidad/colonialidad/eurocentrada han habitado en los márgenes
y en las fronteras del patrón mundial de poder, relacionándose con éste de manera conflictiva,
recreando y reactualizando prácticas de vida soberanas. Esto no quiere decir de ninguna manera
“perfectas” o por completo “autónomas”, pero sí hay distintas, y muchas veces radicalmente
opuestas, al patrón capitalista y moderno/colonial.
Uno de los retos más acuciosos que nos plantea la actual crisis del patrón de poder
subyace en hallar alternativas al desarrollo capitalista, que partan de las experiencias societales
de comunidades y redes de dominados y explotados y no necesariamente de políticas estatales.
Alternativas que podrían ser denominadas como modos de “producir para vivir” como ha
indicado Boaventura de Sousa Santos (2011). En América Latina las propuestas en torno al
llamado Buen Vivir, tienen una importancia seminal en la constitución de una alternativa frente
al capitalismo.
Buen Vivir es la forma que ha adquirido la traducción al castellano de profundas
ideas/fuerzas provenientes del aymara bajo la forma Suma Qamaña, y del quechua/ kichwa con
la expresión Sumaq/Sumak Kawsay. Ambas expresiones denotan un principio fundamental con
el que suele asociarse a los pueblos amerindios (especialmente los del mundo andino), que
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basado en un fuerte componente ético denota una racionalidad de desenvolvimiento de la vida
que no está cimentado en el individualismo, el crecimiento económico, la ganancia, la
acumulación, el hedonismo, etcétera, sino en la consecución del equilibrio y la reciprocidad que
contribuya a la armonía entre los miembros de la colectividad del Pacha local (runas, sallqa,
deidades y dioses) y la comunidad mayor, el Pacha cósmico (Yampara, 2014, Gonzales 2016,
2015, 2012), esto es tanto entre los seres humanos como en las demás especies de vida,
incluyendo la “naturaleza” en tanto territorio viviente (Huanacuni, 2010, Gonzales 2013, 2012).
Lo que implican las propuestas de Buen Vivir es la promesa del establecimiento y consecución
de patrones de vida autónomos frente a las orientaciones principales de la modernidad, patrones
que están basados en el alcance de la felicidad y la ponderación de los distintitos ámbitos de la
existencia social en un marco de relaciones orientadas hacia la democratización del poder
(Acosta, 2014).
Así, el Buen Vivir parece implicar un horizonte de sentidos alternativo que estaría
germinando durante el largo tiempo histórico entre las comunidades indígenas del continente, y
que en la actual crisis civilizatoria se estaría proyectando hacia derroteros de mayor alcance
(Quijano, 2012). Al menos en la medida en que los significados que recrea la noción de Buen
Vivir, aglutinan una parte importante del conjunto de imaginarios anticapitalistas, e incluso de
orientaciones estatales que -al menos en el plano semántico- se contraponen a los mandatos
coloniales/imperiales y a las dinámicas del capitalismo transnacional. Tal es el caso de los
denominados “gobiernos progresistas” en América Latina, en donde la propuesta del Buen Vivir
forma una parte importante de la agenda pública y de los textos constitucionales, particularmente
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en Bolivia y Ecuador (Gudynas y Acosta, 2011) y, en menor medida, en Venezuela (Quintero,
2007).
Empero, un análisis exhaustivo de las políticas de estos Estados revela que la puesta en
práctica del Buen Vivir es, cuando menos, ambivalente, y en algunos casos hasta suelen
disfrazarse programas de añejo y tradicional corte desarrollista con los ropajes del Buen Vivir.
Aunque por ello se critica con soltura a estos gobiernos, dada su falta de radicalidad en la
proyección del Buen Vivir, dichas críticas se esgrimen como si la totalidad de las sociedades de
estos países estuvieran absolutamente convencidas y en acuerdo con deslastrar al desarrollo y
abrazar las propuestas alternativas del Buen Vivir. Precisamente, al ser una propuesta alternativa,
el Buen Vivir se enfrenta a un universo de imaginarios y prácticas sociales hegemónicas que se
encuentran bajo la tutela del capitalismo colonial/moderno. Por ende, la ampliación de las praxis
y de las ideas del Buen Vivir sólo pueden gestarse y expandirse en un contexto de pugna con
estas hegemonías, en relación directa con las estructuras de dominación y explotación. Como ha
señalado Aníbal Quijano (1998), en el espacio/tiempo del sistema-mundo moderno/colonial
ninguna dinámica de sobrevivencia llevada por algún agrupamiento social puede representar una
exterioridad absoluta al capitalismo, al Estado, o a los imaginarios de la modernidad. Estas
dinámicas del Buen Vivir sí encarnan espacios fronterizos, en una relación de conflictividad con
las estructuras moderno/coloniales, pero no están, no podrían estar, completamente aisladas de
estas últimas.
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¿De qué manera se relaciona el consumo con las prácticas económicas alternativas?
La persistencia de las dificultades económicas asociadas a la crisis iniciada en 2008 ha
dado paso a una sociedad crecientemente desigual. Paralelamente existe una creciente
insatisfacción en determinados colectivos sociales con el sistema de mercado, al menos en su
versión más convencional, al considerar que contribuye a perpetuar la apropiación del excedente
social y, consecuentemente, a la persistencia de modelos de relación social injustos.
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Conclusiones
Frente a la actual crisis del paradigma sustentador del neoliberalismo como el sistema
capaz de asegurar el desarrollo de toda la humanidad, comienzan a potenciarse otras lógicas
distintas a las de la economía del libre mercado. Algunas no son nuevas, siempre convivieron
con el capitalismo -el cooperativismo, el mutualismo- otras comienzan a surgir en el seno de
nuevas organizaciones sociales que escapan del protagonismo de los actores de siempre: el
Estado, las empresas.
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