Subido por Jorge Véjar Ayala

La Tercera Cultura

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LAS NUEVAS CIENCIAS Y LAS HUMANIDADES PARA LA TERCERA CULTURA
La crisis paradigmática en la que se desenvuelven actualmente las Ciencias Sociales
es producto de una incomprensión de la condición humana como complejidad. Las
distintas teorías generales de tipo científico y los distintos sistemas filosóficos
contemporáneos buscan las relaciones de las partes con el todo, de lo particular con lo
universal. En este sentido, el valor y los límites de las ciencias, las humanidades y las
técnicas se reformulan con la interdisciplina de los sistemas complejos, que plantean
nuevas exigencias y posibilidades a la epistemología de la organización.
La vinculación creadora de la cultura general y la especialización se reafirmó a lo largo
del siglo XX, aunque no siempre logró mantener el equilibrio entre una y otra. El trabajo
interdisciplinario, lejos de ser una tendencia mal comprendida y mal ejecutada por
comunidades científicas que solamente refunden datos, es propicia para expandir la
mirada de las dinámicas intransitivas que acuden al agotamiento de teorías y
metodologías. En otros términos, la interdisciplinariedad bien ejecutada, por grupos de
científicos con marcos teóricos comunes, permite rendir cuenta de las articulaciones
entre dominios disciplinarios quebrados por el aislamiento del conocimiento
multidimensional.
El tránsito de un paradigma a otro ya venía siendo advertido. Jean Piaget menciona
que la interdisciplina de los sistema busca, en el territorio científico y humanístico, la
creación de novedades históricas. Pero bien, en un sentido menos estricto definiremos
a la interdisciplinariedad de la siguiente manera. Ésta, es una relación de
interdisciplinas cuyo objetivo es resolver problemas de investigación o situaciones de
conflicto. Debemos comprender a la disciplina como una rama o de la ciencia o área de
conocimiento, mientras que la disciplinariedad es la actividad disciplinaria de un
conjunto homogéneo. Dicho esto, ¿es posible la interdisciplina? A mi parecer lo es,
además de que resulta necesaria. En la medida en que se complejizan los avances
teóricos, resulta siempre interesante y promisorio poner en común logros de disciplinas
diversas, a partir de la relación de cada una con las otras.
Así pues, lo interdisciplinar es una construcción, implica un complejo proceso de
constitución y configuración que exige a disciplinas que se han mantenido
históricamente diferenciadas, hacerse capaces de sintetizar aspectos determinados de
sus teorías, métodos y desarrollos en general, consiguiendo así una integración mutua
en relación a propósitos prefijados. La interdisciplina también conduce al problema de
la búsqueda de alternativas frente al propio sistema dominante y frente a los
fenómenos caóticos. Lo antedicho de algún modo afirma que la interdisciplina supone
las disciplinas, no las elimina.
Pero bien, ¿qué interdisciplina puede llevarse a cabo? A nivel de investigación puede
ubicarse en los más altos planos de la teoría o en el plano de la explicación de
fenómenos de complejidad creciente. Sin embargo, más allá de eso es obvio que esta
producción exige paciencia, y es necesariamente lenta. Habría que repensar los nudos
problemáticos puesto que no se trata de hacer una vinculación cualquiera de las
disciplinas, como tendiendo a una finalidad indefinida, mucho menos de una búsqueda
epistemológica obsesiva que se proponga ligar armónicamente todo lo que las
disciplinas hubieran trabajado. Más bien se trata de establecer condiciones de
posibilidad para construir nuevas interacciones e interdefiniciones en la investigación
social. El punto central es que, efectivamente, la interdisciplinariedad en un sentido
riguroso no sólo se da en toda su plenitud cuando se identifica con los sistemas
complejos, sino cuando al analizar el todo organizado y desorganizado se incluyen en
las definiciones mutuas e interactivas las relaciones de explotación y exclusión, plantea
Pablo González Casanova.
BIBLIOGRAFÍA:
González Casanova, Pablo. (2004). Las Nuevas Ciencias y Las Humanidades.
Anthropos Editorial, España, pp. 15-82.
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