Subido por Fernando Riveros

LOS INCÓGNITOS deff. 1

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LOS INCÓGNITOS
CULTURA POP Y ROCK AND ROLL EN EL OSORNO DE LOS SESENTA
FERNANDO RIVEROS PALMA
1
A la memoria de Luis “Colín” Ramírez Campilllo
1946 - 2015
2
El pop debería ser el reino del tiempo presente, ¿no? Se lo sigue considerando el territorio de
los jóvenes, y se supone que los jóvenes no son nostálgicos….Del mismo modo la esencia del
pop es la exhortación a “estar aquí ahora”, lo que significa “vivir como si el mañana no
existiera” y “romper las cadena del ayer”. La conexión de la música pop con lo nuevo y con el
ahora explica su capacidad inigualable para destilar la atmósfera de una etapa histórica.
Simon Reynolds
3
INPUT
La idea original de llevar a cabo una investigación que recogiese información sobre las
primeras agrupaciones rocanroleras en el Osorno de los sesenta, surgió en el marco del
segmento radial “Sur Sonidos”, perteneciente al programa “La Carretelera” hacia mediados
del 2013 en los estudios de Radio La Palabra de Osorno. Cristian “Coyote” López, reconocido
músico local y, en ese entonces, responsable del espacio radial, se abocó a la tarea de
promocionar y dar a conocer a lo más granado de la farándula local, en especial las bandas
emergentes, poniendo especial hincapié en evidenciar los lazos de continuidad existente
entre las viejas y nuevas agrupaciones de músicos de rock y pop de la ciudad. A poco andar y
entusiasmado por la buena acogida del programa por parte de la parcialidad local, Coyote
decide invitarme a participar en el desarrollo de un proyecto consistente en un breve
segmento radial abocado al comentario y análisis del rock producido por grupos del sur del
país desde concepción al sur, teniendo como referencia la producción discográfica oficial de
los grupos en sellos de gran cobertura nacional, de ser posible en cada uno de los exponentes.
Emociones Clandestinas, Los Tres, Santos Dumont, Los Bunkers, Machuka, Aterrizaje Forzoso,
Sexual Democracia, entre los más notorios exponentes del rock sur nacional, fueron motivo de
escucha, análisis y más de un entrevistado en vivo.
La historia fue desenvolviéndose de forma natural pero no exenta de perplejidad hasta
encontrarnos con la dura realidad, a saber, la nula existencia de producción discográfica de
proyección nacional de parte de los exponentes osorninos, al menos los del pasado reciente
comprendido entre las décadas de los ochenta y los noventa. De este modo y sin más
referencias que los generosos testimonios y uno que otro datito de los aludidos exponentes
del rock local, nos entregamos a la ardua y difícil tarea de sumergirnos en el pasado más
remoto comprendido en las décadas de los sesenta y setenta, hacia la búsqueda de todo tipo
de fuentes, en especial sonoras, que respaldaran la existencia de grupos de rock
fundacionales y en lo posible con registro discográfico oficial. Lo cierto es que a medida en
que nos sumergíamos en las profundidades de la memoria musical osornina, más nos
4
adentrábamos en las historias ocultas de este Osorno no siempre furtivo y clandestino y más
bien sorprendente.
Adentrarnos en estas historias era adentrarse en la historia de una ciudad, su gente, sus
lugares, sus mitos y sus leyendas perdidas o, mejor dicho, guardadas (fue lo que aprendimos)
en el silencio de la rutina de un chofer colectivero, comerciante callejero, maestro chasquilla,
trotamundos, anciano, vagabundo y gerente. Y si bien es cierto que la escasez de fuentes
documentales, como ya decíamos, hicieron de esta investigación una labor difícil de acometer,
por otro lado proporcionó la estimulante sensación de estar posando los pies en un terreno
no explorado de la memoria cultural de la ciudad, lo que contribuyó a darle mayor realce a
nuestro objetivo inicial.
Los días transcurrieron y los impulsos del comienzo pasaron a tomar la forma de este relato
escrito en solitario por un allegado a Osorno, urdido gracias a los testimonios de cada uno de
los entrevistados y estructurado en base a los escasos testimonios gráficos y periodísticos que
proporcionaron el necesario anclaje referencial en el cual confluyeron, reconociéndose, los
testimonios personales.
Hubo momentos, he de reconocer, en que a ratos el delgado hilo de la memoria se deshacía
frente a mis ojos, entre otras cosas por la fragilidad del recuerdo. Borrosas imágenes color
sepia que en muchos casos confundían el relato en direcciones opuestas y contradictorias.
Recuerdos rebosantes de alegría en unos y cargados de dolor en otros, lo que suscitó en más
de una ocasión desencuentros y omisiones sobre todo en aquellos que de forma voluntaria
decidieron excluirse de esta historia. De allí, entre otras razones que paso a enumerar, la
ausencia de agrupaciones y figuras que para algunos debieron estar.
Primero, es necesario recalcar que el proyecto inicial contemplaba la ambiciosa idea de
recoger el aporte de las agrupaciones fundacionales de orientación rock pop desde sus
orígenes sesenteros y setenteros, hasta la importante eclosión rockera y popera de los
ochenta y sus estertores noventeros. Pronto me di cuenta que la real envergadura del
proyecto inicial, excedía por montones las condiciones iniciales que definieron desde un
5
comienzo los alcances de esta investigación, las cuáles determinaron los límites temporales a
los cuáles se circunscribió.
En segundo lugar, y en directa relación con lo anterior, la condición de precariedad definió
desde un primer momento el horizonte de verosimilitud. Al respecto, habría que mencionar la
escasez de fuentes documentales, tanto escritas, como sonoras y visuales, a partir de las
cuales otorgar mayor peso de referencialidad a una historia cultural que se quiere inscrita en
el devenir de la modernidad nacional y su modulación a escala local, a lo que habría que
agregar el sesgo elitista presente en los pocos trabajos que pretenden dar cuenta de la
actividad cultural y sus figuras en Osorno, razón por la cual las artes populares ocupan un
decidido lugar marginal dentro del panorama general de la actividad cultural desarrollada en
la ciudad. A partir de estas carencias, las escasas y por ello valiosas fotografías de la época,
gentilmente facilitadas por sus protagonistas, aportaron el ingrediente necesario para el
objeto de reconstruir la cultura ambiente en la cual se desplegaron los procesos de
modernización material y simbólicas. De allí la tonalidad narrativa y por ello imaginaria del
relato construido y reconstruido.
En tercer lugar, cabría mencionar la importancia decisiva de las intensidades de fuerte carga
afectiva presentes en los relatos y disposición a relatar, jugando un papel muy importante a la
hora de fijar límites, por cierto, muy difíciles de superar. Sin lugar a dudas, la disímil realidad
social, económica y cultural de cada uno de los implicados en esta historia, dejó su marca
indeleble en la visión final que ofrece el período en cuestión, llegando en muchos casos a
autorizar o desautorizar la indagación en estratos de mucha inestabilidad emocional.
Y en cuarto lugar, tratándose de cuestión de límites, mis propias carencias formativas en el
ámbito de la investigación histórica se ven inevitablemente reflejadas a lo largo del ensayo. Mi
formación inicial en filosofía y ciencias sociales, complementada con un aterrizaje forzoso en
los estudios culturales, permitieron, a duras penas, perfilar mi investigación en la línea de los
estudios culturales tal como está presente en la historia social de la música popular, en su
versión chilena desarrollada por Juan Pablo González en su monumental Historia Social de la
Música Popular en Chile, siempre en el horizonte de este breve trayecto recorrido.
6
PRIMERA PARTE
Osorno: juventud y consumo cultural en los sesenta
Yo quería hacer una música joven….la recepción del single de Peter Rock fue muy buena
porque era algo totalmente novedoso. Era primera vez en la historia de Chile que la gente
joven lograba una posición importante, primera vez que eran protagonistas y que ganaban
más dinero que sus padres.
Camilo Fernández
La apertura de un campo
Hacia principios de los años sesenta, Osorno será testigo de una serie de transformaciones
históricas asociadas al nuevo protagonismo que adquiere la juventud en un contexto de
ampliación de las nuevas posibilidades de consumo cultural.
La época del rock and roll y del teenage market, interpelará a un segmento importante de la
juventud osornina que, en el marco del encanto pretty face de las revistas juveniles y de la
cultura radial de los disc-jokeys, desplegará un espacio de deslinde generacional frente a las
prácticas sociales del espacio adulto que, hacia mediados de los años cincuenta, evidenciarán
un proceso de franco declive ante la invasión de la cultura popular de masas procedente de
los Estados Unidos1. Las representaciones de la juventud contenidas en el diseño de revistas,
discos, ropa, automóviles, aparatos de radio, películas, en especial la industria del Star system,
consistirá, en un primer momento, en la difusión de la imagen de un joven desenfadado como
foco de atención de una ideología que afirma, en la centralidad de un cuerpo constelado, el
tiempo del goce eterno en el aquí y el ahora2.
1
Tania da Costa García: Canción popular, nacionalismo, consumo y política en Chile entre los años 40 y 60.
Revista musical chilena. Año LXIII, Julio-Diciembre. 2009. N° 212.
2
Como referencia en el contexto nacional, recomiendo la lectura de Yanko González: Primeras culturas juveniles
en Chile, pánico, malones, pololeo y matinée. Atenea 503. I Sem. 2011. Concepción.
7
Sin lugar a dudas, para una generación de jóvenes inmersos en el clima apacible de la
atmósfera provinciana del sur del país, las nuevas oportunidades de consumo cultural
representarán todo un horizonte de posibilidades de integración al gran malón de la cultura
radial que, en ese entonces, animaba el último carro de la modernidad nacional. Proceso que
se irá desarrollando, como es natural, de acuerdo a sus propias posibilidades definidas por un
diferimiento temporal cada vez menor, en el cual la vida de los jóvenes osorninos irá
incorporando paulatinamente a su cotidianidad las texturas sonoras, performáticas y
tecnológicas de un mercado de la entretención que resulta muy seductor por la cercanía a su
propio mundo de intereses3.
Desde el punto de vista de la historia cultural, la profundidad y alcances de estos cambios no
son menores, considerando que este proceso de apertura se desarrolla sobre un complejo
trasfondo de condiciones histórico - culturales complejas en las cuales se desenvuelven las
fuerzas modernizadoras en un territorio profundamente marcado por una historia de agudos
contrastes entre grupos étnicos, producto de conocidos procesos de hegemonización,
subalternización y mestizaje, claramente visibles en la persistencia de acendrados enclaves
hacendales propios del mundo del agro de fuerte presencia colonizadora alemana, en la
singularidad de los imaginarios culturales y su dinámica de hibridaciones urbano rurales
presente en contextos sonoros saturados de música mexicana y en la presencia del mundo
mapuche huilliche marcada por la exclusión y sus nudos históricos irresueltos. Condiciones
que articulan, a su manera, los comportamientos de consumo cultural para todos a quienes
los años sesenta los sorprendió en el Burlitzer del Café Victoria, asistiendo a las veladas
musicales del Teatro Rahue y el Teatro Osorno, a los malones juveniles en donde se bailaba al
son de Bill Haley, Elvis Presley, Buddy Hully, Little Richard, Paul Anka, The Beatles, Teen Tops y
los representantes locales de la llamada nueva ola, presenciando las actuaciones de las
primeras figuras y agrupaciones locales imitadoras de las estrellas del momento en los
recordados festivales de la Radio Eleuterio Ramírez y los shows en vivo de Radio SAGO. Red de
3
Así reza la declaración de principios de la revista Ritmo de la Juventud, una de las publicaciones juveniles más
reconocidas del período. Para un análisis crítico recomiendo la lectura del todo vigente de Mabel Piccini: El cerco
de las revistas de ídolos, en Armand Mattelart et. al. Los medios de comunicación de masas, la ideología de la
prensa liberal en Chile. Cuadernos de la Realidad Nacional. Centro de Estudios de la Realidad Nacional. Ed.
Universidad Católica. N° 3 Marzo de 1970.
8
afectos y recursos que se sobreponen a las anteriores condiciones y que define el nacimiento
y posterior desarrollo de esta red de apoyo, en razón de las carencias formativas y materiales.
La implementación moderna de establecimientos educacionales, la ampliación de la
educación técnica, el desarrollo del comercio, las comunicaciones y la modernización de la
infraestructura para la entretención, cumplirán un rol clave en la intensificación y
enriquecimiento de las inquietudes juveniles. Tanto colegios, como teatros, centros de
diversión varios, cuerpos de bomberos, sedes vecinales, parroquias etc. resultarán de una
importancia clave para dar forma a lo que será una incipiente escena musical que, a poco
andar, verá nacer a las agrupaciones pioneras en la práctica del rock and roll en una ciudad
que, en esos años, experimentaba un inédito crecimiento de la vida urbana asociada a valores
de cambio social, tecnológico y de desarrollo comercial4.
Teatro Osorno. Años 60s.
La consideración de este tipo de particularidades culturales, sociales y demográficas, resulta
decisivo para comprender la real dimensión de las transformaciones que el consumo
4
Hacia 1960, la ciudad de Osorno agrupa al 38.8% de la población de la provincia, con un registro de 55.091
habitantes, condensando 46.1 % en la ciudad, con una población joven de un significativo 40.5 %. Jorge Pinto
Rodríguez: Los Censos Chilenos del Siglo XX. Ed. Universidad de La Frontera. Temuco. 2010. Programa de
Estudios y Documentación en Ciencias Humanas, Osorno. 2010.
9
simbólico genera en aquellos sectores de la población que se incorporaron a las dinámicas
propias de la vida urbana definidas por el cambio y la diversidad crecientes 5, dejando
parcialmente fuera de esta historia a los jóvenes provenientes de sectores social y
culturalmente alejados de estos circuitos y modalidades de consumo cultural, para quienes los
nombres de los grupos citados más arriba no significaron mucho en la memoria de aquellos
cuyas vidas transcurrieron en los límites del Río Rahue y los sectores intermedios de Las
Quemas y las Lomas de Pilauco quienes, evadiendo la bohemia de la ciudad, sus luces y sus
voces extranjeras, optaron en favor de las chicherías de Rahue y los chincheles de calle Lynch,
lugares en los que el gusto por el boxeo, la música ranchera y mexicana hizo y sigue haciendo
mucho sentido a sus vidas de trabajadores del campo y del comercio informal asociadas al
mundo adulto.
Partiendo de estas consideraciones, y asumiendo desde un primer momento que estas
transformaciones desiguales en la cultura juvenil tuvieron como trasfondo la modernización
en el ámbito de la esfera material, en un período histórico hegemonizado por los proyectos
nacionales de los estados desarrollistas y populistas, no es menos cierto que su modulación
cultural a escala global, estuvo directamente influenciada por el éxito económico de los
Estados Unidos y su cruzada ideológica anticomunista que, de la mano de la “Alianza para el
Progreso”, dispuso de todo los recursos económicos y técnicos disponibles para cooptar las
fuerzas disruptivas contenidas en los nuevos patrones de conducta socio juvenil propuestos
desde las nuevas tendencias y referencias ideológicas 6. Y, si bien es cierto, los medios de
comunicación de masas jugaron un rol estratégico como catalizadores de las inquietudes de
las nuevas generaciones, diseñando, desde su autoatribuida calidad de órganos tutelares de
los intereses de la juventud chilena, un amplio repertorio de procedimientos retóricos
destinados a promover signos identificatorios de sentido grupal, su instrumentalización y
puesta en práctica en contextos amplios posibilitó, como hemos visto, la emergencia de una
gran diversidad de respuestas a escala local, generando nuevos espacios de afectividad
5
Véase de Olivier Monguin. La condición urbana, la ciudad a la hora de la mundialización. Ed. Paidós. 2006. Bs.
Aires.
6
Yanko González y Carles Feixa: La construcción histórica de la juventud en América Latina, bohemios,
rockanroleros y revolucionarios. Ed. Cuarto Propio. 2013. Stgo.
10
asociados a la práctica socio musical y a nuevos modos de articular una política de placer y de
poder que, a la larga, se materializará en una red de alianzas afectivas 7 susceptible de rastrear
en la historia reciente y atisbar en el presente con una débil fuerza mesiánica.
Rincón Juvenil: acto de nominación
Para la historia de la música popular, el período comprendido entre finales de la década del
cincuenta y mediados de los sesenta, resulta de particular interés por tratarse de una fase de
transición en la industria musical a raíz de los cambios producidos a escala global por el
posicionamiento de las nuevas tendencias emergentes. La presión ejercida por la irrupción del
rock and roll, y los géneros pop asociados a su performance, sobre el cancionero popular
latinoamericano, representará todo un desafío para las dos principales compañías
discográficas activas en el país, RCA y ODEÓN, en su propósito de incorporar al mercado
musical al nuevo segmento consumidor protagonizado por los jóvenes, consagrándose de
manera exclusiva en la tarea de descubrir y producir talentos con las potencialidades
adecuadas para convertirse en un producto musical vendible, conformando para este
propósito, una alianza estratégica con las nacientes publicaciones juveniles (revistas Ritmo y
Rincón Juvenil)8 y la radiofonía existente en regiones, en función de la gran penetración de
este medio en los sectores populares recientemente incorporados a la cultura transnacional
de masas.
9
Cecilia Pantoja y Patricio Manns en Concepción, Luz Eliana y Larry Wilson en
Valparaíso, Fresia Soto, Lalo Valenzuela, Pat Henry y Luis Dimas en la capital, entre los más
reconocidos10, ilustran de modo contundente la importancia del fenómeno cultural de la
llamada Nueva Ola en el logro de los objetivos comerciales de la industria musical chilena.
En Osorno, como era de esperar, este verdadero acontecimiento cultural-mediático vivirá su
primera puesta a punto nacional hacia 1966, con la organización del concurso “Festival de la
7
Lawrence Grossberg: Otro día aburrido en el paraíso, rock and roll y el poder otorgado a la vida diaria, en:
Estudios Culturales, teoría, política y práctica. Ed. Letra Capital. 2010. Valencia.
8
La televisión hace su entrada en la ciudad recién hacia principios de los 70. Gabriel Peralta Vidal y Roswitha
Hipp Troncoso: Historia de Osorno. Desde los inicios del poblamiento hasta la transformación urbana del siglo
XX. 2004. Osorno.
9
Juan Pablo González: Historia social de la música popular en Chile, 1959 – 1970. Ed. UC. 2010. Stgo.
10
David Ponce: Prueba de sonido, primeras historias del rock en Chile (1956 – 1984). Ediciones B. 2008. Stgo.
Para hacerse una idea detallada de cómo operaba la manufactura de los ídolos nacionales de la nueva ola,
recomiendo de Cristóbal Peña: Cecilia, la vida en llamas. Ed. Planeta. 2002. Stgo.
11
radio Eleuterio Ramírez”, organizado por la desaparecida radio homónima en el Teatro Rahue
de la ciudad. Cubierto periodísticamente por la desaparecida revista capitalina “Rincón
Juvenil” (1965-1967) en sus páginas centrales, el festival resultará ser la versión local
clasificatoria para el concurso nacional denominado: Un concurso para ti, ¿cuál es el mejor
conjunto musical del país?, organizado por Rincón Juvenil y Radio Minería.
En dicha ocasión, se dan cita un número no despreciable de grupos de rock and roll y balada
eléctrica tales como The Bligths, The Ravens, The Ovnis, The Face New, los Huracanes, etc.,
quienes, poniendo literalmente en escena lo mejor de su performancia rocanrolera,
testimonian la existencia de una energía creativa y muy dinámica que se da, sobre todo, en los
nuevos modos de práctica, aprendizaje, producción y recepción musical que vienen
desarrollándose desde los inicios de la década en el interior de los establecimientos
educacionales y, tímidamente, en los espacios que se disponen para el espectáculo musical.
Más aún, el seguimiento y registro periodístico a cargo de Rincón Juvenil ilustra, de manera
contundente, el movimiento histórico en el cual se inscribe la historia de los primeros grupos.
Festival de la Radio Eleuterio Ramírez, cubierto periodísticamente por la revista Rincón Juvenil en sus páginas
centrales. Corría 1966.
12
SEGUNDA PARTE
Las primeras agrupaciones
No hay tiempo que perder/tenemos que llegar/la fiesta va empezar/y yo quiero gozar/pues
quiero bailar el Rock And Roll/y que la gente diga que esto es total.
Teen Tops
The Music Knights (1961)
En Osorno, como en otros lugares de provincia, la recepción local de estas nuevas tendencias
musicales arroja sus primeros indicios creativos con el grupo The Music Knights (1961) del
guitarrista conocido como el Tigre Martí. Junto a Patricio Ahumada en piano, Gastón Muñoz
en batería, desarrollan un repertorio en base a covers de Elvis Presley, interpretadas por un
joven Ernesto Sánchez, quien de esa forma desarrollaba sus primeras armas como cantante.
The Music Knigths, con Tito Sánchez como cantante. Corría 1961.
13
The Travellers (1963)
Grupo estudiantil del Colegio San Mateo cuya corta vida musical transcurrió en el circuito
estudiantil de la región, actuando en Osorno, Pto. Montt y Pto. Varas. Formado por Fernando
Monras en Acordeón, Rolando Ramírez en Saxo, Raúl García Piel en Guitarra y Jacob Nahúm
en Batería, desarrollaron un repertorio en base a versiones de temas como Blue Moon de
Richard Rodgers, When The Saints Go MarchingIn de Louis Armstrong, así como también una
composición de García Piel titulada Blue Fog.
Banda del Colegio San Mateo hacia 1963. Inicio de The Travellers.
14
The Blights (1963)
Hacia 1963 se constituyen The Blights. Provenientes del Colegio San Mateo y agrupados a
instancias del padre Gaspar Lo Biondo, The Blights forman inicialmente con Juan Carlos Ríos
Bielefeld en guitarra, Alfonso Merino en Bajo, Jaime Ruíz en batería y Jorge Heufemann como
vocalista, arremetiendo con un repertorio netamente rockanrolero. Con temas de The Beatles,
The Rolling Stones y Dave Clark Five, se presentan en el circuito local actuando en el Club
Osorno, Colegio Inmaculada Concepción de Pto. Montt, Cines Rahue y Lido, Teatro Osorno,
etc.
Su equipamiento armado con una Guitarra eléctrica Gibson Melody Maker y una
Hamstrong III, sumado al atuendo muy al estilo de las bandas con uniforme a lo Dave Clark
Five, le dan a este grupo un lugar destacado en los tiempos de las primeras agrupaciones Beat
en el sur del país, resultando una agrupación muy importante desde el punto de vista de la
recepción de los nuevas tendencias de la época.
The Bligths, en el frontis del Colegio San Mateo, hacia 1964.
15
The Ravens (1964)
Provenientes del Instituto comercial de Osorno, inician su actividad como grupo escolar hacia
1964, destacando su inclinación por un repertorio cantado en español de intérpretes como los
Iracundos, Adamo y el repertorio Nuevaolero. La inestabilidad característica en sus diversas
formaciones, hacen de The Ravens una agrupación clave en los tiempos de los inicios, por
haber contado entre sus filas a distintas generaciones de músicos que integrarán futuros
proyectos. Inicialmente estarán formados por Ricardo Moreira como cantante, Juan Carlos
Miralles en guitarra, Jaime Alvar en batería, Sigfrido Águila en guitarra y ocasionalmente Raúl
Richards en acordeón.
The Ravens, tocando con instrumentos prestados, para esa ocasión, por el conocido grupo Los Twister. Teatro
Osorno, 1964.
Existieron también otras agrupaciones de muy corta duración, dignas de recordar por su
innegable valor fundacional, tales como The Ovnis, The Face New, Rino y sus Halcones, Los
Trémolos, Los Truenos, etc. Pero también hubo quienes lograron cierta resonancia más allá de
la fiesta escolar y los límites de la frontera, haciéndose un nombre reconocido a nivel
16
nacional. Es el caso de Los Incógnitos y su antecedente más inmediato Los Huracanes, del
recordado y reconocido maestro Anardo Cárdenas.
Los Huracanes (1961)
Valorada por muchos como la más representativa de la movida de esos años, en razón de su
calidad musical y valor inaugural, los Huracanes figuran como la primera agrupación
oficialmente reconocida en presentar en directo un repertorio orientado al rock and roll,
anotándose con ello el no despreciable título de ser los auténticos iniciadores de la apretada
saga de bandas pop osorninas existentes en el breve e intenso lapso de la década, marcando
con ello una fuerte influencia en quienes les siguieron.
Las pistas que nos conducen hacia el rescate de la memoria musical de Los Huracanes, nos
remiten a la figura del maestro Anardo Cárdenas, quien fuera su fundador y director. En cierto
modo, la historia de la banda encierra un capítulo importante en la historia de su vida, la que
a estas alturas encaja perfectamente en la calidad de mito.
Nacido el 7 de Julio de 1943 en el seno de una familia de ocho hermanos, sus comienzos en la
música lo recuerdan aprendiendo guitarra desde muy pequeño con Alonso González 11,
incursionando en el cancionero popular de los años 50 a ritmo de tangos, boleros, valses y
tonadas folclóricas.
Ya a la edad de 18 años, y reconociendo un fugaz paso por los Blue Star12, da vida a los
primeros Huracanes en el Liceo de Hombres de Osorno allá por 1961.
11
hermano de Violeta González, una reconocida interprete local de la época.
Señera banda osornina de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, formada inicialmente por los que
fueran los chicos del ritmo y recordada por animar fiestas y celebraciones con música tropical y ocasionalmente
rock and roll y twist. Sus integrantes iban de los veinte a los cincuenta años de edad.
12
17
The Blue Star, hacia 1960.
Integrado inicialmente por la dupla de los hermanos Daniel y David Donoso en saxofón, Edison
Otero en Guitarra, Gerbier en el canto, Washington Riveros al acordeón y Anardo Cárdenas al
bajo, los primeros Huracanes debutan como grupo estudiantil en las veladas musicales de los
días lunes en el Liceo de Hombres, descargando lo más granado del repertorio rock and roll
del momento a un inquieto y curioso auditorio estudiantil: Don´t be cruel, Oh! Carol, Rock
Around de Clock, resuenan en la cálida atmósfera teenagers osornina que, en esos años, entra
en perfecta sintonía con lo que vive la juventud en el resto del país, viviendo con extrema
novedad los nuevos ritmos provenientes de los Estados Unidos. Son los tiempos de los
Burlitzer, las motonetas y los festivales primaverales.
18
Primera formación de los Huracanes, hacia 1961.
De Izquierda a derecha: Edison Otero, David Donoso, Washington Riveros, Enrique Monsalve, Anardo Cárdenas,
Daniel Donoso.
- empiezan a aparecer más grupos, Los Music Knights, The Ravens, The Blights, de una patada
surgen un lote de músicos…fue la mejor época que uno vive, uno tiene ganas de ensayar y
hacer cosas buenas…y sin cobrar nada…el tío pinocho nos escuchó, ustedes cantan muy bien ,
es cuestión de pulirlos, nos decía. Recuerda Anardo Cárdenas.
Las emisoras locales no tardan en descubrirlos, debutando en la Radio SAGO de Osorno hacia
1962. Pero es en el espacio de los festivales primaverales en donde Los Huracanes despliegan
su sonoridad característica de bronces y sonidos eléctricos, que les hace alcanzar una rápida
popularidad en el circuito de los pueblos del sur: La Unión, Purranque, Río Negro, Pto. Montt y
Ancud en la isla grande Chiloé, tienen el privilegio de verlos actuar.
Ya en 1965 y tras ganar un concurso escolar, cuyo premio es una gira a la ciudad balneario de
Viña del Mar, enfrentan su primer desafío mayor. Descubiertos por el empresario Osornino
radicado en la ciudad jardín René Foncea, éste les propone tocar en su local durante la
temporada estival de Diciembre – Enero del 65-66, período en el que son invitados a actuar en
el festival de la costa, lo que les da la posibilidad única de demostrar su calidad junto a los
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artistas de la nueva ola, compartiendo escenario con los Ramblers, los Twister, los Tigres de
Lucho Zapata y los hermanos Zabaleta, teniendo la oportunidad de acompañar al crédito local
Alex en el festival de Viña del mar. Tras excelentes actuaciones, son tentados a quedarse pero
resuelven regresar a Osorno en razón de su corta edad y de sus compromisos educativos.
De regreso en Osorno salen Gerbier, Riveros y Otero e ingresan Colín Ramírez como flamante
cantante, Guillermo Villalobos al acordeón y Hugo Ruíz en la guitarra. Con esta nueva
formación consolidan un sonido único para la época en provincias.
Los Huracanes hacia 1965.
- Los Huracanes eran una mezcla de The Ramblers, Los Twister. Los saxos le daban un sonido
único, no recuerdo otro grupo en el sur que tuvieran bronces...el sonido de Los Huracanes es
casi idéntico a Los Tigres de Valparaíso, donde cantaba el Lucho Zapata. Recuerda Juan Carlos
Ríos Bielefeld, guitarrista de The Bligths.
1966 es un año decisivo en la historia de Los Huracanes. La crónica de los hechos registra su
participación en el festival de la radio Eleuterio Ramírez, que resultaba ser la versión local del
concurso organizado por la revista Rincón Juvenil a nivel nacional. En esa oportunidad, se dan
cita en el Teatro Rahue, bajo condiciones técnicas bastante precarias, una lista no
despreciable de competidores conformada por las ya citadas bandas emergentes: The Ravens,
The Bligths, The Ovnis, The Face News y los reconocidos Huracanes, quienes, como era de
20
esperar, arrasan ganando el primer lugar con una versión en español de Fligth to the moon,
muy en la línea de los Twister.
Tras el logro obtenido, el horizonte se abre hacia la capital en busca del tan ansiado
reconocimiento, presentándose en la gran final que se llevaría a cabo en el teatro Victoria,
incluyendo actuaciones en Radios Minería y Agricultura, la gran vitrina para los jóvenes
talentos y en donde tendrían el honor ser escuchados y también grabados por el importante
productor musical de aquella época, el músico y director Roberto Inglez.
La crónica de Rincón Juvenil fue singularmente expresiva:
“Desde la hermosa ciudad de Osorno llegaron “LOS HURACANES” y se clasificaron entre los
cuatro finalistas. La elección en Osorno estuvo llena de emoción. Radio Eleuterio Ramírez
realizó una competencia local que hizo vibrar a la Juventud osornina….Y…¡grandes
felicitaciones!, porque clasificaron finalistas y dejaron un gran recuerdo de sus condiciones de
compañerismo. Allí estaban Anardo Cárdenas, director; Luis Ramírez, vocalista; Daniel Donoso,
saxo; David Donoso, saxo; Rubén Aguilar, batería; Hugo Ruíz, Guitarra y Guillermo Villalobos,
pianista, para dejar a los santiaguinos un recuerdo musical de su hermosa ciudad de Osorno.”
Los Huracanes en el Teatro Victoria de Santiago. Corría 1966.
21
La historia señala que terminaron segundos y que luego del concurso se desintegran. El
compromiso académico de los hermanos Donoso, que aportaban el singular timbre de los
bronces, termina en su desvinculación y el inevitable fin de Los Huracanes.
-Seis años duran los huracanes, no seguimos por los estudios de los hermanos Donoso…se
llenaban los teatros, salíamos de gira por la región. Purranque, La Unión, Valdivia, Pto. Montt,
Ancud, muy conocidos en el sur de chile. El escenario más importante en viña el año 66.
Recuerda un emocionado Anardo Cárdenas.
La corta e intensa vida de Los Huracanes, resume en cierto modo un período de la historia de
la música popular osornina, caracterizada por el entusiasmo y la creatividad para hacer frente
a las carencias materiales y técnicas, propias del desarrollo de un mercado desigual que ha
marcado de manera profunda, como hemos visto, las dinámicas modernizadoras de la
provincia. Carencias superadas siempre desde el entusiasmo y sobre todo desde el
compañerismo, nota sobresaliente en la historia de las agrupaciones osorninas que en cierto
modo apadrinaron a las agrupaciones que les sucedieron, ya sea por medio del recurso al
préstamo de instrumentos, la colaboración técnica entre los músicos, sin dejar de mencionar
la maravillosa presencia de técnicos que las ejercieron de improvisados luthieres, el apoyo
vital de los locatarios de centros de diversión y la infraestructura pública dispuesta para esos
fines y el apoyo constante de la gente de radio, sin los cuáles esta apertura de campo cultural
sencillamente no hubiese sido posible.
Sólo considerando estos antecedentes, podemos dimensionar la verdadera importancia de la
trayectoria musical de Los Incógnitos, quienes ostentan el título, no reconocido, de ser el
grupo de música pop con más trascendencia fuera de los límites de la provincia, con una
proyección a escala nacional que, si no hubiese sido por las consabidas dificultades, bien pudo
haberse desarrollado a nivel internacional, y cuya historia es la historia de una ciudad y sus
músicos y, en mayor medida, de una tradición musical que defiende la idea de una escuela
subterránea e interrumpida que renace, cada cierto tiempo, con una débil fuerza mesiánica.
22
TERCERA PARTE
LOS INCÓGNITOS
Y ustedes, ¿vienen de incógnito?
Muriel Martínez, Radio SAGO, 1968.
La búsqueda
La crónica de los hechos registra que hacia 1967 el entonces director artístico de radio SAGO
de Osorno, el reconocido músico acordeonista Muriel Martínez, recibe en los estudios de la
emisora local a un grupo de jóvenes veinteañeros decididos a conquistar a la audiencia juvenil
de la ciudad. Animado por la segura determinación de estos cinco muchachos que no tienen
nombre como grupo, decide bautizarlos como Los Incógnitos, iniciando con ello una saga
musical que se remonta hacia la segunda mitad de la década de los sesenta y que tiene en
Ernesto Sánchez (1946) a su principal gestor.
Corría 1966, cuando un grupo de cuatro estudiantes portovarinos movidos por la eclosión
rocanrolera de los sesenta, deciden dar vida al grupo EROS, conformado por Orlando Lindh en
batería, Raúl Bucarei en teclados, Sergio Maldonado como cantante y Ernesto Sánchez a la
guitarra eléctrica, logrando alcanzar cierta resonancia en el circuito local, actuando como
banda estable en el conocido Casino de Puerto Varas de la sureña ciudad luego de debutar
como grupo de rock and roll en fiestas y eventos escolares, en base a un repertorio de covers
de los grupos más conocidos del momento, como el rock and roll en español de los mexicanos
Teen tops, la balada eléctrica de Los Iracundos y, como era de suponer, los éxitos radiales de
los ídolos de la nueva ola.
23
Los Eros, hacia 1966.
No obstante el carácter prometedor de los Eros, este primer proyecto musical sufre una
repentina interrupción debido al alejamiento de su guitarrista. Un obligado traslado familiar a
la ciudad de Osorno, pone fin a un proyecto musical que es justo situarlo en la génesis de la
música pop interpretada y bailada en la provincia de Llanquihue.
Ya en Osorno, el panorama que encuentra Ernesto Sánchez a su llegada a la ciudad hacia fines
de 1966 no era muy auspicioso para las expectativas del joven músico, debido en parte, al
carácter improvisado y poco profesional de las agrupaciones musicales que se encontraban
animando los generosos espacios activos de entretención en la ciudad que, no obstante, se
ofrece entretenida y prometedora. En medio de este escenario y decidido a concretar sus
proyectos, emprende la tarea de dar vida a un grupo, al decir de Sánchez, serio y con
pretensiones de profesionalismo, convocando selectivamente a aquellos músicos que
contaran con las condiciones necesarias para hacer suyas tales ambiciones. La idea consiste en
dar vida a un grupo diferente, siempre y cuando se cumpliera con las condiciones mínimas
para tal efecto, tales como la disciplina en los ensayos, el domino instrumental, un buen
manejo comercial y en donde la estatura y la buena pinta no fueran detalles tomados al azar.
¿Dónde buscar?.
24
Por aquel entonces, Osorno contaba con un número no despreciable de lugares en donde se
tocaba música en vivo para diversos gustos, de entre los cuales destacaban los
Establecimientos Listo de Calle Ramírez, donde solía encontrarse al maestro Muriel
Martínez13, junto al guitarrista Omar Rojas y el baterista Luis Rojas, interpretando un
repertorio en base a boleros, tangos, valses y música tropical.
El maestro Muriel Martínez animando una velada infantil junto a Sergio Otero, precursor de la radiofonía en el
sur del país. Finales de los cincuenta. Aprox.
También se encontraba en pleno funcionamiento la Boite Taboga, del Italiano Angelo
Dahgengi. Boite ubicada en la galería del actual Cine Lido, en la cual se daban cita nombres
ineludibles en la historia de la música popular osornina, como Anardo Cárdenas, Omar Vargas,
Edison Otero, Chamel Peña, Colín Ramírez y José Luis Montes. Otros futuros incógnitos. Pero
con seguridad, el lugar de mayor importancia para los músicos es el recordado Cavancha de
calle Portales, administrado por el conocido “pichincha” Baeza, suerte de empresario artístico
13
Muriel Martínez fue un eximio acordeonista no vidente, que es recordado por ser formador de muchos,
llegando a ejercer la dirección artística en la radio SAGO hacia los años 60 y 70.
25
y gastronómico, que destacaba como animador de la vida nocturna osornina por la calidad de
los espectáculos que ofrecía al público, con artistas de la talla de Luis Dimas, la orquesta
Huambaly, Horacio Saavedra y Valentín Trujillo, congregando a la totalidad de los músicos
jóvenes orientados hacia los géneros populares, movidos por el interés de aprender en directo
de los ídolos nacionales del momento que pasaban por el Cavancha.
En el Cavancha, con Osvaldo “Pichincha” Baeza, agachado segundo de izquierda a derecha. Hacia finales de los
sesenta.
Completaban el circuito el Club Osorno, la Boite el Ciervo del hotel Waeger, el Club Social de
Pampa Alegre, el Teatro Osorno, la Nelly, el Splendid, el Club de Artesanos, el Club Alemán, sin
dejar de mencionar los shows en vivo desde las emisoras locales como el recordado “La voz de
los barrios”, y “Show Juvenil” de radio SAGO y “Voces en busca del triunfo” de la desaparecida
emisora local Eleuterio Ramírez.
En medio de este panorama de lugares y músicos, emerge la influyente figura del maestro
José Luis Montes Kush (1947). Destacado y reconocido talento musical osornino formado en la
más pura tradición de acordeonistas sureños, quien hacía sus primeras armas como joven
talento del acordeón, adjudicándose el primer premio en el concurso de jóvenes intérpretes
(1958), consistente en una beca para estudiar en el conservatorio de Flora Inostroza. Desde
26
ese momento y tras años de intensos estudios musicales, y habiendo transitado desde el
acordeón a botones al acordeón piano, se lanza a la vida artística remunerada con tan solo
dieciséis años de edad. Se le puede recordar interpretando valses, polcas, tarantelas y
melodías populares en la Boite Taboga entre los años 1963 y 1968, acompañándose de
músicos emblemáticos de la época tales como Anardo Cárdenas, Omar Vargas, Edison Otero,
Colín Ramírez, David Donoso y Juan Carlos Miralles, dando vida a animadas veladas bailables.
Posteriormente ya en los Incógnitos, se decide a adquirir la primera organa con pedal de aire
de marca Honner que se escucha en Osorno (1967), ampliando de este modo el registro
sonoro y, en consecuencia, el margen interpretativo del formato tradicional de las
agrupaciones que, hasta ese momento, tenían en el tradicional acordeón la función armónica
y melódica, relegadas a un decidido segundo plano frente al protagonismo que alcanza el
órgano eléctrico en aspectos técnicos como el volumen y la paleta de timbres. Todo esto
pensando en la proyección de una incipiente carrera como músico, producto de una evidente
evolución que experimenta como intérprete inquieto y exigente, y que le hacen inclinarse por
los nuevos géneros de moda que capturan el interés de los jóvenes ansiosos de divertirse al
son de las nuevas melodías rocanroleras, acudiendo de este modo al llamado del recién
llegado guitarrista eléctrico Ernesto Sánchez, quien ya tiene entre sus planes la incorporación
del baterista Chamel Peña, antiguo compañero de Montes en el Taboga.
Conocido habitué de los malones de comienzos de los años sesenta, Chamel Peña (1948) inicia
su carrera musical acompañado de quien fuera el primer baterista de Los Huracanes, el
talentoso músico Enrique Monsalve, quien le entrega los primeros rudimentos técnicos con
los cuáles se lanzará a la bohemia musical de los primeros años, desenvolviéndose como
baterista en diversos grupos informales actuando como número fijo en un sinnúmero de
eventos. Su caso es el del típico músico formado a fuerza de experiencia, absorbiendo cuanto
ritmo pudiese pasar por sus baquetas. Cumbia tropical, Chachachá, Merequetengue, cuecas,
rock and roll, etc. aportaron la ductilidad característica que se le puede apreciar en Los
Incógnitos. Para el recuerdo queda su debut en el recordado “El Cogote Sumío” de Calle
Lynch, entre los años 1962 – 1963, que le convierten en un baterista muy solicitado por los
músicos de aquel entonces.
27
Cómo hemos de notar, ya en la génesis de los primeros años queda de manifiesto la real
importancia que adquiere el nacimiento de una escena musical para la etapa de formación y
búsqueda individual de los músicos, entendiendo por escena la completa red de recursos,
afectos y solidaridades puestas en circulación por músicos, discjokeys creadores de renovadas
audiencias y clubs de fans, comerciantes y empresarios artísticos, improvisados luthiers,
locales de entretención, establecimientos educacionales, Kioscos, etc., considerando las serias
limitaciones materiales existentes para la época, superables, ya se ha dicho, a partir de la
creatividad y un sentimiento de camaradería que a ratos tomó el aspecto de escuela
formadora, nota no menor a la hora de hablar de tradiciones musicales.
Esto explica la reiteración de nombres tanto de músicos como de lugares, así como también
de equipos e instrumentos a lo largo de toda la historia de las formaciones grupales,
permitiéndonos encontrar a un Ernesto Sánchez haciendo sus primeras armas como cantante
en The Music Knights, la temprana trayectoria de un Colín Ramírez por las primeras
agrupaciones pop y la presencia de un joven Juan Carlos Miralles formando parte de los
escolares de The Ravens.
The Ravens, velada artística en el Liceo Nocturno. Corría 1966.
28
Estamos en 1967, y aún se escuchan los ecos de las marchas de la patria joven14, período en el
que los establecimientos educacionales en su generalidad, se esmeran para dar cabida a las
inquietudes artísticas de los jóvenes en virtud del protagonismo histórico que adquieren como
grupo reconocible, haciéndose cargo de las evidentes carencias a que se ven enfrentados los
estudiantes provenientes de los sectores más populares, en algunos casos por medio de la
compra de instrumentos musicales15 y en otros, disponiendo de los espacios y su
infraestructura en escuelas y liceos para el estímulo y desarrollo de las inquietudes expresivas
más demandadas, transformándose así en verdaderos semilleros de artistas, destacándose en
Osorno el grupo The Ravens, en especial su guitarrista Juan Carlos Miralles (1947), quien, tras
un breve pero enriquecedor paso por el grupo, también decide integrarse a los nacientes
Incógnitos, quedando así conformada la primera alineación de los Incógnitos, formada por
Juan Carlos Miralles (bajo), José Luis Montes (teclados/acordeón), Chamel Peña (batería y voz)
y Ernesto Sánchez (guitarra).
Primera formación de Los Incógnitos en 1967. De izquierda a derecha: Juan Carlos Miralles, José Luis Montes, Chamel Peña,
Ernesto Sánchez.
14
Consigna de la campaña electoral de Eduardo Frei Montalva en 1964, orientada a darle a su candidatura y
proyecto político un aire de renovación y juventud. Vid. Juan Pablo González/Claudio Rolle, Op. cit. p.39.
15
El caso del Colegio San Mateo. Al respecto, Juan Carlos Ríos Bielefeld Recuerda, “Mientras yo aprendía a tocar
guitarra, al colegio había llegado de regalo desde USA una guitarra Gibson Melody Maker con un amplificador a
tubos de unos 10 o 15 watts a todo reventar, como curiosidad, este amplificador tenía Tremolo….”.
Comunicación personal con J. C. Ríos Bielefeld. Octubre 2014.
29
La historia de los comienzos es una historia de aprendizaje, de muchas horas de ensayo (altos
del teatro Osorno, estudios de radio SAGO) destinadas al fiato y al desarrollo de un repertorio
orientado a la exploración musical, recogiendo lo mejor de las referencias musicales del
momento como The Shadows, Procol Harum y el repertorio nuevaolero y, pensando en el
trabajo, todo lo que sonara a bailable, en especial, los clásicos de la Sonora Palacios. Son
tiempos de preparación para lo que se viene, tocando en cuanto evento tienen por delante
con el objetivo de reunir recursos para la adquisición de instrumentos que les permitan
mejorar la calidad del sonido, condición que resultará clave para el logro de sus pretensiones.
Más allá de los límites
El equipamiento de los incógnitos en sus inicios cuenta con un órgano eléctrico marca Honner,
adquirido en 1968 al grupo los Bats de Puerto Montt; un amplificador Honner; una
mezcladora proveniente de la época en que Sánchez tocaba con los Eros (la que les
proporciona el conocido efecto reverb), un bajo eléctrico sin trastes de factura artesanal,
construido por el técnico electricista Luis Flores16 y una guitarra eléctrica marca Egmond. Todo
lo demás prestado y arrendado. Son las armas de los Incógnitos entrado ya 1968, año de su
participación en el “X Festival Sur de la Canción”, donde salen victoriosos, ganándose el
derecho de ser invitados al “Festival de Música Sur”, en el gran Concepción, coincidiendo en
aquella oportunidad con unos nóveles muchachos san carlinos llamados Los Ángeles Negros,
con los cuales comparten instrumentos y experiencias.
16
Técnica muy inusual para la época y conocida posteriormente como fretless.
30
Participación en el histórico primer “Festival de Música Sur”, realizado en el gran Concepción en 1968, ocasión en
17
que coinciden con unos nóveles debutantes san carlinos llamados Los Ángeles Negros .
Luego de un año sin sobresaltos y tras dejar una muy buena impresión de su participación en
el festival de Concepción, Los Incógnitos son invitados a presentarse como número estable en
los desaparecidas boites Mi Rancho en Talcahuano y La Tranquera en Concepción para la
temporada de 1969, acompañados en aquella oportunidad por el cantante Ricardo Olivares.
17
Véase de Pablo Gacitúa: Cómo quisiera decirte, la historia de los Ángeles Negros. Ed. RIL. Stgo. 2013.
31
En La Tranquera, Junto a Osvaldo Cuadros. Concepción 1969.
Su breve paso por La Tranquera resulta muy rico en experiencias, ya que tienen el honor de
foguearse con figuras de primer nivel en el medio nacional, acompañando a una lista no
despreciable de reconocidos intérpretes, como la cantante tropical de origen colombiano
Amparito Jiménez, la osornina Violeta González, el brasileño Osvaldo Cuadros, la popular
cantante Ginette Acevedo, el cantante tropical de origen venezolano Luisín Landáez y al
intérprete nuevaolero Patricio Renán, entre otros.
Luego de su exitoso paso por Concepción y tras perder a su vocalista, deciden de forma
unánime convocar al conocido cantante de Los Huracanes Colín Ramírez (1946), reconocido
intérprete de baladas en inglés, quien se encuentra sin grupo luego de la disolución de la
pionera banda osornina.
32
Colín Ramírez, cantando en un malón hacia 1961, acompañado de The Music Knigths.
Este período resulta ser de vital importancia para la dirección creativa del proyecto, ya que
con la experiencia recogida, los recursos reunidos, la incorporación del nuevo cantante y el
acceso a equipamiento de mayor calidad, las posibilidades de desarrollo se amplían de modo
exponencial.
A la nueva incorporación vocal, se suman un bajo marca Framus, una batería construida por
Carmelo Torres, padre del baterista de los ángeles negros de aquellos años, amplificadores
Teisco, pirámides de sonido Yamaha y micrófonos Shure. Equipamiento que les permite
33
alcanzar un punto notable de identidad sonora, reconocible por una calidad de sonido que
tiene su base en el nuevo instrumental y en el aprendizaje técnico de los músicos.
Mención aparte merece la incorporación del nuevo cantante, que con su calidad vocal y su
preferencia por el idioma inglés, favorece la ampliación del repertorio hacia el estilo crooner
de Tom Jones y Engelbert Humperdinck, referencias inevitables de la balada cantada en inglés
de fines de los sesenta.
En Osorno, les espera el reconocimiento de la audiencia y los medios locales, tiempo en que
enfrentan su primera crisis como grupo.
Una fuerte tensión interna debido a diferencias relativas a la dirección artística del proyecto
original, se resuelve en la desvinculación del tecladista y director musical José Luis Montes,
rápidamente sustituido por Guillermo Villalobos (1946) quien fuera el acordeonista y antiguo
compañero de Colín Ramírez en los Huracanes, con lo cual quedará definida lo que será la
formación clásica de Los Incógnitos, que los llevará hacia el tan ansiado reconocimiento en la
capital.
Formación de los Incógnitos hacia 1970: Guillermo Villalobos, Colín Ramírez, Ernesto Sánchez, Juan Carlos
Miralles, Chamel Peña.
34
El camino a la consagración
En una borrosa foto color sepia de una antiguo recorte de diario (1970), aparecen cuatro
jóvenes trepados a una reja metálica en una actitud de rebeldía y determinación a toda
prueba y dispuestos a superar cualquier obstáculo que se les presente por delante. El pie de
foto exhibe el titular: “LOS INCÓGNITOS” TRIUNFAN EN ESCENARIOS CAPITALINOS”. La noticia
destaca el exitoso debut de Los Incógnitos en el Bim Bam Bum, el cierre de contratos de
actuación en la reconocida Boite Mon Bijou, el Canal 9 de televisión de la Universidad de
Chile, y actuaciones en Valparaíso y San Antonio, el interés de los sellos discográficos RCA
Víctor y Demon por tenerlos en su catálogo, además de una probable presentación en la FISA
de 1971 en Santiago.
La fotografía muestra a un grupo de jóvenes resueltos, relajados y hasta desafiantes, en una actitud que denota
una seguridad en sí mismos muy distante de la timidez de los comienzos.
35
El registro gráfico permite hacerse una idea de las expectativas de éxito que albergan estos
cuatro muchachos sureños que, con mayor soltura y determinación ganada en el oficio de
cuatro años, emprenden el camino hacia la capital en busca del reconocimiento definitivo. La
joven convicción que les caracteriza tiene un fundamento esencial, la calidad musical
alcanzada con los años y reconocida por los pares, los medios y los empresarios del
espectáculo local y nacional. Es así como hacia finales de 1970, la calidad artística de estos
jóvenes ya no tan Incógnitos, llega hasta los oídos de los organizadores del Show 007, quienes
se interesan en contar con ellos para su gira por el país. Es la gran oportunidad que están
esperando para darse a conocer ante las ligas mayores del espectáculo nacional y darle a su
carrera el impulso necesario para proyectarse con mayores ambiciones.
Es importante destacar que el Show 007 de Oscar Arriagada, especie de circo musical
itinerante, recorrió el país de Arica a Punta Arenas entre los años 1965 y 1972, poniendo al
alcance de las provincias lo mejor del espectáculo musical nacional e internacional,
presentando a artistas de la talla de Libertad Lamarque, El Trío Los Panchos, Yaco Monti y los
representantes de la nueva ola.
Los Incógnitos, el nuevo grupo sensación del momento, figura en la cartelera del súper “chori”
Show 007 que despide 1970, junto a selectos invitados puestos en el cartel promocional en el
orden de popularidad: Luis Dimas: el triunfador de América, Los Cuatro de Chile, La
sensacional y linda estrella chilena Fresia Soto, el regreso triunfal al mundo artístico de la
grandiosa orquesta Los Ramblers, y el apócrifo título del conjunto chileno triunfador en el
festival de la canción en México, Los Incógnitos, entre otros números artísticos de variedad
humorística.
36
Afiche del SUPER “CHORI” SHOW 007, en donde figuran Los Incógnitos en medio de una constelación
de astros nacionales. 1970.
Sin lugar a dudas, la participación del grupo en el Show 007 representó para cada uno de los
integrantes una experiencia inolvidable en sus vidas, en la cual tuvieron la oportunidad de
poner a prueba sus capacidades artísticas en un medio profesional exigente. Las ofertas de
trabajo no tardaron en llegar.
Ya de vuelta en Osorno, el representante Osvaldo Baeza, dueño del restaurante y boite
Cavancha, les propone estudiar una oferta de contrato en la boite “El Sauce” de San Antonio y
en el Café Checo y el Teatro Avenida, ambos en la ciudad de Valparaíso18. La tentadora oferta
del empresario de espectáculos Jorge Valdivia, más conocido en el ambiente nocturno de
Valparaíso con el apodo de “el gordito de la noche”, contempla a Los Incógnitos como número
musical estable en la temporada de revistas de 1970, muy al estilo del recordado Bim Bam
Bum, con obras de humoresque musical y vedettes emplumadas.
18
El Teatro Avenida fue un antiguo teatro de la ciudad de Valparaíso que durante la década de los sesenta y
setenta ofreció espectáculos revisteriles y representaciones de telenovelas. Véase: Memoria Matinee, antiguos
teatros y cines de Valparaíso. www.memoriamatinee.com
37
Lo cierto, es que el papel que jugaron Los Incognitos en este especie de copia del Bim Bam
Bum, bien puede figurar como una de las tantas comedias de malos entendidos que se
representaron en el Teatro Avenida pero con un final prometedor.
En el teatro avenida, junto al popular Daniel Vilches hacia 1970.
Los hechos dan cuenta de una dura controversia entre empresarios artísticos en torno a la
disputa por la representatividad del grupo que, en medio de un fuego cruzado de
declaraciones injuriosas, deciden marcharse a Santiago en busca del tan anhelado
reconocimiento. Para Juan Antonio Felis, hijo del famoso empresario uruguayo Buddy Day 19,
los muchachos de Los Incógnitos fueron víctimas de explotación trabajando en condiciones
extremas y fuera de la ley al percatarse del falso contrato que estos sostuvieron con el
conocido “gordito de la noche”, quien no demoró en reaccionar calificando a los muchachos
de verdaderos judas. La salida que planea Felis consistente en quedarse con la representación
oficial de Los Incógnitos, se resuelve con el pago de un cheque equivalente a 5.575 E° al
“gordito de la noche”.
19
Antonio Felis Peña, más conocido como Buddy Day, fue el fundador del espectáculo de revistas Bim Bam Bum
en 1953. Para más información, Véase de Juan Pablo González, Óscar Ohlsen y Claudio Rolle: Historia social de la
música popular en Chile, 1950 -1970. Ed. Universidad Católica de Chile. Stgo. 2010. p.p. 205.
38
…y creo que con eso le he pagado hasta las coca colas que se tomaban los muchachos cuando
él los tuvo. Sostuvo en medio de la polémica un joven Juan Antonio Felis20.
Antes, debutan en la Boite Mon Bijou y en el Sheraton, y el futuro cercano les depara una
prometedora gira por las provincias argentinas de Mendoza, Rosario, Santa fe y Córdoba, con
un final en los carnavales de Buenos Aires. Pero antes deben enfrentar los estudios de
grabación luego que el sello Arena21, les propone concretar su primer single de 45 RPM.
Corre el año 1970 y la reputación de Los Incógnitos va de la mano de su cantante Colín
Ramírez, conocido como el Tom Jones chileno, quien será enfático al afirmar que lo de Tom
Jones chileno no va más allá de un recurso publicitario que busca llamar la atención del
circuito artístico y el medio discográfico, y que lo que más importa es alcanzar un estilo
original. En una entrevista realizada luego de una actuación en el conocido Mon Bijou, Colín
Ramírez declara ante la inevitable evocación del cantante británico:
… no niego que imito a Tom Jones. Y por una razón muy simple: lo estoy imitando de frentón
porque queremos darnos a conocer de una vez por todas aunque tengamos que imitar. Más
adelante cuando nos ubiquen usaremos nuestro propio estilo22.
Y efectivamente, en el single firmado por el sello Arena en 1970, se puede apreciar a un Colín
Ramírez interpretando Vente conmigo y la balada El juego terminó, explotando sus
condiciones de baladista más alejado esta vez del estilo crooner de Tom Jones y más cercano
al estilo de la balada eléctrica de esos años.
20
21
Véase la revista de espectáculos nocturnos: Santiago de noche. 1970. Stgo.
Arena fue una compañía discográfica chilena, fundada por el productor musical Camilo Fernández inicialmente bajo el
1
nombre de Demon en 1962. Sus discos se encuentran actualmente en su mayoría descatalogados, siendo buscados por
coleccionistas. https://es.wikipedia.org/wiki/Arena_(sello_discogr%C3%A1fico).
22
Recorte de prensa s/f.
39
Sello Arena. 1970. Colín Ramírez, en los estudios RCA, con la orquesta de Toly Ramírez.
Estilísticamente, las composiciones registradas en el single dan cuenta de las principales
influencias musicales de Los Incógnitos hacia 1970. Testimonio de ello es el tema del lado A:
Vente Conmigo de Colín Ramírez, en donde resuenan los ecos de la balada eléctrica cantada
en español en su variante rioplatense, al estilo de Los Gatos, Los Náufragos y Los Iracundos,
relativamente más distanciada del patetismo “cebollero” del “bolero eléctrico” de la línea
chilena liderada por Los Ángeles Negros, Los Golpes y Los Galos, y más cercana a la dimensión
celebratoria de la edad dorada de la juventud y del amor, según la versión puesta en
circulación por los medios, en especial, los programas televisivos de música y baile juveniles
tales como el recordado “Música Libre”.
Con una enfática entrada de órgano a cargo de Guillermo Villalobos, una sólida línea de bajo
al estilo california de Miralles y una muy afiatada guitarra de rasgueos entrecortados en las
manos de tito Sánchez, se puede escuchar a un Colín Ramírez cantando: si quieres vivir, si
quieres reír, vente conmigo, si quieres viajar o conocer, vente conmigo. Líneas que delatan la
búsqueda de una identidad artística mediante una verdadera declaración de principios, en las
cuales se exhorta al ser amado a vivir la vida en el aquí y el ahora aventurero, más allá de toda
atadura a lo terrenal y contingente, encerrando en la fórmula amorosa la visión de vida que
transmite: la vida es muy corta, guerras y destrucción, ya nadie se ocupa del verdadero amor,
prefiero soñar, vivir de una ilusión, vente conmigo.
40
En unas pocas líneas hechas a partir de conocidas fórmulas retóricas asociadas al rol
ideológico de la canción pop y a la ideología del amor joven y descomprometido, como lo
único auténtico y puro23, se juega una incipiente línea creativa con un remate lírico revelador
de la identidad musical de Los Incógnitos: “si quieres saber lo que es la felicidad y junto los dos
por una eternidad, te juro mi amor no te arrepentirás, vente conmigo…”. Seguido de un
intermedio instrumental compartido por un solo de guitarra que reproduce, en efecto reverb,
la melodía de la canción, y un teclado que descarga el componente energético del amor.
En el lado B en cambio, se escucha una balada más en el estilo de los Ángeles Negros, cuyo
título El Juego Terminó, nos devuelve al pathos trágico del amor. De autoría de Jaime Jeréz24 y
arreglos de Guillermo Villalobos, El Juego Terminó, nos presenta al amor como una empresa
riesgosa, de pérdida de lo más esencial. En este caso el tiempo es percibido como una
amenaza inexorable que acecha en el corazón de los amantes como una riesgosa apuesta con
saldo negativo.
Partiendo una vez más con una notable introducción de teclado, con claras reminiscencias de
Procol Harum, la canción se impregna de una atmósfera de mucho patetismo ambiental
gracias a las largas notas de una cortina sonora de mucho volumen que sirve de soporte a los
atinados redobles de la batería de Chamel Peña, una aplicada línea de bajo de Miralles y los
sentidos arpegios de la guitarra de Ernesto Sánchez.
De entrada, las líneas cantadas por Colín Ramírez transmiten la sensación de inseguridad de
un ser desencantado frente a la experiencia amatoria, de la cual no se siente digno de
merecer: Sé muy bien no debería yo, sentir hoy tanto tanto amor, yo sé bien no eres para mí.
Y frente a la cual no hay explicación alguna que mitigue la sensación de abandono.
En la misma línea, los cambios de acordes contribuyen acertadamente a intensificar dicho
clima, favoreciendo la coherencia de un sencillo que sube y baja en intensidad emocional,
dotándolo de una coherencia interpretativa digna de destacar tratándose de una agrupación
23
En este sentido, la temática de Vente Conmigo, es fiel reflejo del contexto socio musical en el que se mueven
Los Incógnitos, y en el que adquiere sentido la canción pop, en un escenario histórico marcado por la
polarización ideológica en torno a la sociedad y la cultura. Véase Armand Mattelart Op cit. p. 77.
24
Figura radial de capital importancia para el surgimiento de la escena pop osornina hacia fines de los 60s.
41
debutante en el mercado nacional de la música popular que, sin lugar a dudas, mereció mejor
suerte, más allá del peregrino éxito en radioemisoras centroamericanas y una escuálida y casi
nula atención tanto de la crítica musical como de los medios de la época.
En el segundo single del sello Arena, se vuelve a repetir la fórmula de su primer sencillo, tanto
en Recuerdo con dolor, así como en Mendigar, este último de autoría de Jorge Cruz, se perfila
una línea creativa más definida en las claves instrumentales y líricas de la balada eléctrica, lo
que refleja la inquietud de Los Incógnitos por situarse a la vanguardia de las nuevas
tendencias.
Los Incógnitos en el Bim Bam Bum
Los Incógnitos en una noche de gala del Bim Bam Bum. Teatro Ópera hacia 1971.
Con un sencillo sonando tímidamente en las radios, Los Incógnitos encaran el presente de su
emergente carrera alternando presentaciones en variados locales del circuito nocturno
santiaguino, destacando su participación como número fijo en el recordado Bim Bam Bum.
Breve e intenso capítulo en la vida del grupo y recordado por cada uno de sus ex integrantes
como una época dorada si consideramos que hacia 1971 el país se ofrece rebosante en
42
expectativas, en especial para un grupo de jóvenes osorninos que a fuerza de los consabidos
sacrificios y privaciones de los inicios, se ven de pronto formando parte del glamour de una
revista de espectáculos de proyecciones internacionales.
Sabida es la importancia que el espectáculo revisteril tuvo en Chile desde la década de los
cincuenta hasta mediados de los setenta, en especial en el estímulo y consolidación de un
siempre tímido mercado laboral para los artistas locales de toda índole, desde humoristas,
músicos, vedettes nacionales, actores, bailarines y coreógrafos, comediantes, espectáculos de
variedades, producción escénica y estímulo a la prensa y fotografía especializadas, etc., los
que encontraron en la propuesta music hall una verdadera escuela que, a la larga, se
transformaría en trampolín para la enorme cantidad de figuras que desfilarán sin cesar por las
pantallas de la naciente televisión hogareña.
En ese ambiente de candilejas y vataclanas, la participación de Los Incógnitos se limitó a
explotar la performance del Tom Jones Chileno, lo que finalmente perjudicó la continuidad del
proyecto debido a las tentadoras ofertas a las que Colín Ramírez debe hacer frente, como a su
propio destino, de cara a un prometedor futuro como intérprete solista. De allí en más, la
historia de Los Incógnitos se encamina hacia su inevitable final, en un momento en el cual el
grupo alcanzaba, a pasos agigantados, una madurez artística que bien pudo situarlos en pie de
igualdad creativa junto a los mejores grupos nacionales del momento (léase Ángeles Negros,
Los Galos, Los Golpes, etc.). La prensa fue ilustrativa al respecto.
43
Recorte de prensa, 1971.
Sin cantante y ya de vuelta en Osorno, el grupo decide disolverse ante el incierto panorama
que deben enfrentar como personas adultas, necesitadas de estabilidad laboral y afectiva,
optando cada uno de los integrantes por diferentes caminos no separados de la actividad
musical, quedando, eso sí, en cada uno de ellos la sensación de un retiro prematuro y en el
mejor de los momentos. El destino quiso otra cosa.
44
Output
Ya entrada la década del setenta, 1973 en adelante para ser más precisos, otros nombres
animarán lo que resta de la escena osornina de fines de los sesenta anteriormente descrita.
Los cambios políticos y sociales acaecidos en el país a partir de la instauración del régimen
militar y su doctrina de seguridad, afectarán de modo irreversible la red de las alianzas
afectivas que hizo posible la aparición de las primeras agrupaciones pop. La relación
espontánea entre público, lugares de entretención, músicos, instancias públicas de
participación y el papel central jugado por los medios, se ve bruscamente sacudida por el
nuevo estado de excepción, arrastrando a sus principales actores hacia el margen de un
sistema ajeno y violento25.
La experiencia de la censura de la actividad cultural, sumado al cierre de numerosos locales de
entretención víctimas del toque de queda que clausura la vida nocturna, terminan por afectar
gravemente las posibilidades de trabajo remunerado, lo que fuerza a muchos a emigrar hacia
el extranjero en busca de mejores condiciones laborales.
Sin embargo, y a pesar del evidente estrechamiento del horizonte socio laboral que
caracteriza los primeros años, se observa el desarrollo de una tímida bohemia clandestina,
también cómplice, asociada al toque de queda y a la actividad concentrada en discoteques,
restaurantes, quintas de recreo, clubes sociales, peñas, etc., con un nuevo invitado, el rock en
su más reconocida tradición liderada por el grupo Apocalipsis. También serán los tiempos de
Los Acuarios, Los Signos, Viento Y fuego, el Grupo San Francisco, Los Éxodo, de entre las pocas
agrupaciones que vieron la luz en tiempos de oscuridad. Pero esa es otra historia.
En cuanto a los ya ex Incógnitos, distintos fueron los proyectos que emprendieron sus ex
integrantes. Ernesto Sánchez optó por un futuro más sólido, desarrollando una reconocida
carrera comercial en la ciudad de Osorno y fuera de ella. Guillermo Villalobos, decide
finalmente emigrar a la ciudad de Almería en España, en donde desarrolló una dilatada
25
Para una adecuada ponderación de los agudos cambios en las condiciones del quehacer musical popular
orientado al rock, luego del golpe de estado de 1973, recomiendo de Gonzalo Planet: Se oyen los pasos, la
historia de los primeros años del rock en Chile. Del beat y la psicodelia al folk rock (1964 – 1973). La Tienda
Nacional. Stgo. 2013.
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carrera musical en distintos locales del circuito turístico andaluz y del norte de África. Lo
mismo cabría decir de Chamel Peña, quien luego de integrar distintos grupos en Osorno, entre
ellos Tierra Fértil, decide emigrar, a instancias de Colín Ramírez, hacia Almería España, en
donde participa de diversos proyectos musicales junto a músicos chilenos y extranjeros. La
historia posterior de Colín Ramírez es más compleja pues, luego de una fallida carrera como
solista en la capital, se le puede seguir la pista por Centroamérica, animando veladas en
cruceros y complejos turísticos, en Almería España junto a sus ex compañeros de Los
Incógnitos, para radicarse finalmente en el principado de Andorra, en donde fallece víctima de
una larga enfermedad a los 68 años de edad. Juan Carlos Miralles intenta un breve retorno a
la capital para integrarse a Luiggi y los Teisco, para luego radicarse por largos años en Punta
Arenas y el sur de Argentina, desarrollando una larga carrera como tecladista en un
sinnúmero de proyectos, de entre los cuales destaca el Grupo Verano, referencia ineludible a
la hora de hablar de rock/pop latino, siendo reconocidos como pioneros en la introducción del
rock argentino en el sur del país.
En la actualidad, con la excepción del malogrado cantante Colín Ramírez, los tres ex miembros
de Los Incógnitos que habían emigrado al extranjero han retornado a su ciudad natal luego de
una larga ausencia, la cual nunca fue obstáculo para el cultivo de una amistad forjada a hierro
durante sus años de juventud y que hoy, como en sus comienzos, los mantiene reunidos
disfrutando de su gran pasión de siempre. La música.
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AGRADECIMIENTOS
A Juan Carlos Miralles y Ernesto Sánchez, por haber creído desde un primer momento en este
proyecto y por la confianza depositada, aportando no sólo información y material gráfico y
sonoro clave, sino también y por sobre todo, el apoyo y aliento necesarios constantes.
A José Luis Montes, Guillermo Villalobos y Chamel Peña, los otros Incógnitos, que gentilmente
accedieron a mis requerimientos investigativos.
A Anardo Cárdenas, quien en la tranquilidad de su residencia en Máfil, y doblándole la mano
a las dificultades de salud, me obsequió verdaderas pepitas de oro para reconstruir la
memoria fundacional de las primeras bandas rocanroleras. También a sus familiares por haber
facilitado fotografías valiosísimas.
A Juan Carlos Ríos Bielefeld, protagonista del primer atisbo Beat en los escolares The Blights.
A Eduardo Moreira (hermano de Ricardo), por ir más allá con The Ravens.
A Marcelo Cifuentes y Jaime Ramos, por su apoyo facilitándonos acceso a los archivos
discográficos de Radio SAGO.
A Juan Carlos Lemarie, por el espacio y la buena onda de siempre en Radio La Palabra y por la
grabadora profesional.
A Mickey Alarcón, con quien iniciamos las iluminadas y muchas veces interminables
conversaciones telefónicas, animadas por su prodigiosa memoria y conocimiento de primera
mano, de donde fluían a borbotones no sólo recuerdos imborrables, nombres claves, número
de celulares, referencias musicales, etc., sino también las necesarias sugerencias.
A Américo Medina, Tobías Del Río, Benito Gurock (la generación setentera).
A Laurita bella princesita, quien se vino a unir a estos dos espléndidos pilares que son Martina
la princesa mayor y Lorena mi compañera, sin cuyo amor y apoyo constantes, no hubiese
contado con la bella motivación que necesitaba.
Osorno, Julio del 2015.
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BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES
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