Subido por cristina lópez lecona

LAS LÁGRIMAS DE LOS ANCESTROS

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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Título original:
The tears of the ancestors.
The memory of victims and perpetrators in the tribal soul.
Primera edición mundial 2007
© 2007 Daan van Kampenhout
© 2007 para la edición en castellano,
Editorial Alma Lepik
Traducción: Liliana Fernández
Dirección Editorial: Tiiu Bolzmann
Coordinación Editorial y Correcciones: Graciela Lauro
Diseño de tapa e interior: Andy Sfeir
Impresión: Look impresores s.r.l.
Primera edición: agosto de 2007
Este libro se distribuye con un CD cuyo precio está incluido
en el valor final del mismo y su adquisición no es opcional.
Reservados todos los derechos por la editorial.
Este libro no puede reproducirse total ni parcialmente,
en cualquier forma que sea, electrónica o mecánica,
sin autorización escrita de los autores y/o la editorial.
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en Argentina
ISBN: 978-987-23174-6-1
Quito 4231
[email protected]
Buenos Aires
www.heinngerargentina.com.ar
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Palabras de agradecimiento
Antes que nada, debo darle las gracias a quienes me invitaron para que vaya a trabajar en sus países y
a todos los que asistieron a los seminarios. Fue durante la interacción y el trabajo real con todos ustedes
que el material que se presenta en este libro se desarrolló y cobró vida.
Gracias a mis ancestros que llegaron entre sueños y compartieron sus dones.
Un agradecimiento caluroso a las personas cuyas constelaciones, rituales, anécdotas, entrevistas y
pensamientos están incluidos en el texto: Altee van Drooge, Andrea Hasselbarth, Anke Grass, Chayim
Dasberg, Cecilia Vicuña, Christiane Wenzl, Claude Anshin Thomas, Dan Bar-On, Danielle Flaumenbaum,
Bernie Glasman, Dina Wardi, Dovi Kivlovitch, la familia de Esther, Eva desde Praga, Evelin van West, Dina
Wardi, Gabrielle Wilhelm, Ginni Stern, Iñaki Zapirain Iturraran, Jan Bily, Judith Rothen, Katie Murphy,
Kerstin Moller, Übby Shapiro, Malika Ñor, Marión Lichti, Martin Burian, Neska Onga Kwien, Nancee
Sabonya, Ohad Ezrachi, Ray Wyre, Refael David, Renate Baum, Sabine Obermayr, Sifra Nooter, Thozi
Theko, Vera y Reinhard Fichter, Yesha Karmeli y a todos quienes me escribieron después de participar en
el ritual descrito en 'The embrace of the guilty' [El abrazo de los culpables].
Durante el año que estuve escribiendo, no estaba seguro de cómo se vería el libro finalmente, hasta
que escribí en realidad los últimos capítulos y, por último, no se agregó más material. Quisiera
agradecerles a quienes compartieron su tiempo, sus pensamientos y cartas conmigo, pero no están
mencionados con sus nombres en el libro: Angelika Fend, Barbara Stonés, Billy Meyer, Edwin Brugmans,
Eva van Sonderen, Facila Nanhekmhan, Francesca Masón Boring, Harry Díjksho-orn, Inge Maasen, Irene
Brunner, Lisa Iversen, Manuela Wein-bornmayr, Nyame Goniwe, Nomfundo Mlisa, Otteline lamet, Peter
Konig, Pumla Gobodo-Madikazela, Susan Nathan, Yolande Mukagasana y Svenja Wachter.
Todah rabah para mi gente sjabbo fiel: Alex Adler, Emma Hummelen, Janet Bresslers, Miriam
Phillipsborn, Osear David y Peíer van Zuilekom, por las preguntas y discusiones continuas y profundas
sobre la naturaleza del alma tribal judía los viernes por la noche.
A algunas personas ya mencionadas, a quienes debo darles un 'muchas gracias' enorme y puntual. A
Oscar David, quien fue una fuente de respaldo firme y constante de muchas maneras. Nancee Sobonya y
Navah-Tehila, quienes pidieron que me pusiera en contacto con ellas, a mi regreso de Auschwitz y una
sorpresa para todos nosotros: me hizo escribir la primera versión del primer capítulo del libro. Chayim
Dasberg fue un socio inspirador y honrado en su correspondencia, manteniéndome siempre alerta,
respaldándome generosamente y cuando era necesario fue capaz de hablar cara a cara. Gabrielle
Wilhelm, quien compartió regularmente conmigo sus pensamientos sobre la rueda de las almas y la
identidad del victimario en varias ocasiones y me ayudó a ver la dinámica crucial con mayor claridad. Tanja
Meyburg fue una compañera encantadora en las discusiones prolongadas y esenciales sobre la manera en
que las energías del victimario y la víctima podían enredarse y reflejándome honestamente me hizo ver
mejor mis identificaciones.
Cuando ha estado comprometido con tanta gente, de maneras tan distintas, es inevitable que me olvide
de mencionar a alguna. Mis disculpas a todas aquellas personas que no hayan sido mencionadas por sus
nombres. Mis más profundas gracias a ustedes también.
Introducción
Un libro didáctico, tal como el que había planificado. Un manual técnico con una cantidad de modelos
de constelaciones y rituales. De cuando en cuando, intenté escribirlo durante casi dos años y me detuve
una y otra vez. Entonces, durante un viaje que no estaba relacionado en absoluto con el plan de escribir
un libro, visité Auschwitz-Birkenau. Antes de partir hacia Polonia, algunos amigos me pidieron que me
pusiera en contacto con ellos a mi regreso y les contara cómo había sido. Considerando su petición, me
puse a escribir una carta sobre mis experiencias durante la primera noche de regreso en Amsterdam. En el
otrora campo de concentración me di cuenta nuevamente que como individuo no soy sólo el miembro de
una familia sino que también formo parte de todos modos de un enorme colectivo. Pero sólo recién al
escribirles la carta a mis amigos, me di cuenta claramente de que los entramados de la terapéutica
familiar, chamanística y sistémica no podrían ofrecer la interpretación de alguna de mis experiencias en
Birkenau. Descubrí que había arribado a un espacio nuevo, desconocido.
Como acostumbro, comencé a rogar por orientación y enseñanzas para poder entender más, y en
algunas semanas tuve el sueño del timón de cuatro direcciones. El timón se presentaba como el timón de
las almas. En cada uno de los cuatro cuartos, vi otra dirección del alma humana. Este don inesperado
demostró ser la herramienta adecuada para profundizar mi interpretación de lo experimentado en
Auschwitz. Además, la imagen del sueño me condujo a una nueva exploración de las dinámicas de
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identidad y mientras estaba resumiendo las enseñanzas del sueño sobre un papel, advertí que en realidad
había comenzado a escribir un nuevo libro. Un libro sobre el alma tribal.
Si bien no había planificado escribir sobre este tópico antes de viajar a Polonia, el tema no era nuevo
para mí. Durante algunos años conduje un promedio de treinta seminarios anuales, viajando por muchos
países, y en todos los grupos había gente cuyas vidas y familias quedaron destruidas, directa o
indirectamente, a causa de la persecución, la limpieza étnica, el terrorismo y la guerra. Así comencé a
reconocer paulatinamente los patrones de enfermedad y alteración que compartían las familias de las
víctimas y de los victimarios. Desde entonces tuve en claro que algunos síntomas de las personas en mis
grupos se originaban más en los grandes campos colectivos que en los reinos familiares o individuales, y
comencé a desarrollar rituales y métodos para tratar estas capas heridas colectivas del alma, con la
esperanza de tocarlas de una manera equilibrada y sanadora. Cuando comencé a escribir sobre estas
observaciones, el timón de los cuatro niveles del alma me ayudó a considerar el trabajo que había hecho
de una manera más refinada. Algunos de los métodos que ya había creado podrían integrarse
inmediatamente en el texto, otro trabajo sirvió como escalón para desarrollar además nuevos métodos que
usé para los pacientes en grupos durante el año de la composición escrita.
El trabajo que describo en este libro tomó forma a través de las interacciones y las fertilizaciones
cruzadas entre los tres diferentes campos. Estoy comprometido con varios grupos de chamanes
profesionales, formo parte de una red internacional comprometida con las constelaciones familiares y
participo en un entorno judío.
Mi relación con el chamanismo comenzó hace un poco más de 25 años, cuando tenía 18 años recién
cumplidos. Poco tiempo después de una experiencia cercana a la muerte-había contraído malaria durante
un viaje a la India tuve algunos sueños que sólo tuvieron sentido para mí después de haber leído un libro
sobre la visión del mundo chamánico tradicional, y así comencé a explorar el chamanismo. Mis sueños se
convirtieron en mis primeros guías, más tarde también conocí a algunos maestros chamánicos,
provenientes de diferentes orígenes tradicionales. Paulatinamente, le di al chamanismo un espacio cada
vez más grande en mi vida y diez años después, alrededor de 1993, la conducción de grupos de
entrenamiento chamánico se volvió mi ocupación de tiempo completo.
La primera vez que me encontré con las constelaciones familiares fue en el año 1998. Inmediatamente
después comencé a escribirle a Bert Hellinger, con quien nos trabamos en una intensa correspondencia
que duró aproximadamente un año y medio. En mis cartas a Bert Hellinger hice una investigación de las
conexiones y diferencias que observaba entre el chamanismo y las constelaciones familiares, y estas
cartas fueron el material con el que edité mi libro "La sanación viene desde afuera". Mientras estaba
escribiendo el libro, ya había comenzado a integrar aspectos de las constelaciones en mis grupos de
entrenamiento chamánico y la gente comenzó a preguntar si también estaba dispuesto a ofrecer
seminarios con las constelaciones familiares precisamente. Después de algunas deliberaciones, acepté las
invitaciones. Al principio conducía las constelaciones en el estilo clásico y continuaba con mis grupos de
entrenamiento chamánico por separado; aunque, de hecho, ya me estaba abriendo camino desde dos
posiciones diferentes hacia una conciliatoria, buscando una manera de combinar lo mejor de los dos
mundos. Me llevó algunos años llegar hasta allí pero ahora creo que he encontrado el punto medio.
Mi participación activa en el campo de acción del judaísmo comenzó después de que ya me había
embarcado en la senda chamánica, al finalizar los años ochenta. Al igual que con la mayoría de las cosas
más importantes que me ocurrieron en la vida, comenzó mientras estaba durmiendo. En un sueño, me
estaba abriendo camino hacia la cima de una hermosa colina, cubierta con hierba y flores. Estaba
caminando tomado del brazo de una anciana con aspecto frágil. Sabía que era uno de mis ancestros
judíos. Debo confesar que me sentía bastante bien conmigo. De hecho, me felicitaba por ser una persona
tan amable al ayudar a esta abuela anciana a subir la colina, durante una de mis tardes libre. Y mientras
tenía todas estas percepciones narcisistas placenteras, de repente, hice un descubrimiento
desconcertante, mis pies ni siquiera tocaban el suelo. Registraba todos los movimientos para caminar pero
realmente jamás había tocado la tierra. En realidad, estaba yendo cuesta arriba por la colina sólo porque la
anciana me sostenía. Este encuentro soñado me despertó la fortaleza que tenía disponible en la parte
judía de las raíces de la familia. El subir la montaña es un símbolo espiritual tanto en las tradiciones judías
como chamánicas, que significa respectivamente un encuentro con los espíritus o el creador. Al ascender
una colina o una montaña se está preparando para un encuentro con la dimensión espiritual.
Aparentemente, los ancestros tenían algunos planes para mí.
De acuerdo con la halacha, la ley judía, usted es judío sólo si su madre o, al menos, la madre de su
madre son judías, y conmigo este no es el caso. Sin embargo, esto no impidió que mis ancestros
ingresaran en mis sueños, para enseñarme. En mi alma, la conexión con mis raíces familiares judías, a
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través del tiempo, se volvieron más firmes que con las cristianas. Durante años, esto me originó mucha
confusión. Finalmente pude comprender y apreciar esta situación recién después de experimentar la
constelación familiar con Bert Hellinger. En consecuencia, pasé por los rituales y procedimientos tradicionales necesarios para llegar a ser oficialmente judío pero no para "llegar a ser" algo o alguien diferente
sino como una manera de confirmar y fortalecer la conexión ancestral. El chamánismo, las constelaciones
y el judaísmo no tienen muchos puntos en común pero existen algunas superposiciones. Los tres tienen
una sensible conciencia de los ancestros. Los tres
Reconocen la existencia de almas diferentes o, si usted quiere, diferentes capas de la misma alma. Los
tres tienen en cuenta que nada ni nadie existe en el vacío y que la sanación requiere un esfuerzo
comunitario. Por supuesto, también existen muchas diferencias entre ellos. De hecho, la mayoría de la
gente piensa que las diferencias entre los tres jamás serán zanjadas. Por ejemplo, compare al mundo
chamánico que está lleno de espíritus y fantasmas, la visión del mundo posteístico de Bert Hellinger y el
estricto monoteísmo del judaísmo. ¿Cómo podría alguien encontrar aquí algún factor en común?
personalmente, para mí esta es una invitación en vez de un problema. Las diferencias me estimulan a
observar minuciosa mente y a esforzarme para tratar de entender las diversas) expresiones de la verdad.
El proceso de la escritura comenzó a despegar después de mi visita a Auschwitz del sueño del timón de
las almas y del análisis minucioso del trabajo que realicé en centenares de seminarios. Pero luego me di
cuenta de que estaba atrapado en una paradoja. ¿Cómo puede una sola persona escribir sobre la
naturaleza de los campos colectivos? Si yo era realmente sólo una partícula del alma colectiva o, mejor
dicho, si era un participante en varios campos del alma tribal, mi propio conocimiento podría ser
necesariamente, justo la pequeña partícula de un gran fundamento. Por eso decidí incluir las voces de los
demás en mi libro. Lo primero que se me ocurrió fue pedirle a algunos pacientes con quienes había
trabajado que describieran el efecto del trabajo en ellos, así podría agregar sus palabras a donde lo
considerara apropiado para el texto. Por otra parte, muchos historiadores, sociólogos, psicoterapeutas, etc.
han hecho investigaciones fascinantes sobre aspectos de la identidad colectiva y han publicado unos
trabajos excelentes. Mientras estaba escribiendo, leí sus trabajos y agregué en el texto algunas de sus
observaciones y percepciones, junto a las mías. Además, algunos de mis amigos y colegas llegaron a
comprender profundamente los aspectos particulares de la dinámica dentro y entre colectivos. Me pareció
que cada una de estas diferentes personas podría ser el cuidador de la pieza del rompecabezas que había
demostrado resolver.
La decisión de incluir las voces de algunas personas que conocía personalmente, tenía un efecto
inesperado directo sobre la estructura del libro. Debería viajar a otros países y continentes para hacer las
entrevistas. De por sí, estos viajes se convirtieron en una parte esencial de mi investigación, porque
cuando me puse en camino decidí visitar no solamente a la gente, sino también determinados lugares. De
esta manera, el libro se convirtió en una especie de película, plasmada en el papel. Resultó ser un viaje
fascinante, aunque no fue el más cómodo. A veces, los viajes me han puesto sobre huellas que no eran
necesariamente de mi interés y me han hecho enfrentar con cosas que, al principio, no tenía deseos de
incluir en mi investigación. Por supuesto, que al hacer una mirada retrospectiva comprobé que los
encuentros y los episodios más intrigantes fueron los pasos más significativos del camino que, finalmente,
me condujeron a las percepciones más importantes.
Cuando se investiga la naturaleza y los trabajos sobre la identidad de los grupos, pronto uno se da
cuenta de que cada colectivo tiene sus propios recuerdos, y que a algunas personas las enorgullece
pertenecer al grupo y a otras les da vergüenza. Los recuerdos de victorias y derrotas son especial-mente
importantes para la iidentidad del colectivo pero estos recuerdos están muy cargados de apasionamientos
y siempre incompletos; algunos detalles se dan a conocer, otros se dejan de lado y hasta se reprimen. Sin
embargo, las víctimas y los victimarios que forman parte de la historia del colectivo, siguen siendo la viva
presencia de la realidad infinita del alma grupal, ya sea que la recuerden o no con claridad. Sus voces
continúan susurrándonos más allá de nuestro alcance auditivo. Nuestra interacción individual con las
diversas almas tribales de las que somos parte puede ser consciente o inconsciente pero es imposible de
evitar. Creo que todavía tenemos una gran necesidad de aprender mucho más sobre lo inevitable y acerca
de las opciones que tenemos para manejar la situación.
Tengo la esperanza de que "Las lágrimas de los ancestros" contribuya con esta interpretación.
Ahora, comencemos el viaje. Comencemos con el sueño y la historia sobre cómo se originaron muchas
cosas. Permítanme contarles el momento cuando encontramos y se abrió el chamanismo, las
constelaciones y el judaísmo para cada uno de nosotros. Se trata de una historia que abre la puerta del
reino al alma tribal.
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Estaba conduciendo un seminario en algún lugar de Alemania y a la noche en mis sueños, me encontré
en un pequeño shtetl judío de Europa Oriental que tenía más de un siglo de antigüedad. Un joven había
muerto y toda la gente del pequeño poblado lo iba a trasladar hasta su tumba. En este sueño yo" era el
rabino que pronunciaba las plegarias tradicionales para el entierro. Después de decir las oraciones y antes
de levantar el féretro, me dirigí a todas las personas que me rodeaban y íes dije que les iba a enseñar un
simple nigun, una melodía sin letra, y les pedí que dejaran fluir sus lágrimas acompañándola mientras la
cantaban porque necesitábamos llorar. No sólo debíamos lamentar nuestra pérdida personal sino que
también debíamos llorar por las de nuestros ancestros. Les dije a esas personas como es que las lágrimas
no derramadas de quienes vivieron antes que nosotros no desaparecen por arte de magia después de su
muerte sino que esas lágrimas, siguen viviendo en nuestros cuerpos, Nosotros los vivos somos el cuerpo
de nuestros ancestros y llevamos en nuestros cuerpos las lágrimas que ellos no pudieron llorar durante
todo el curso de sus vidas. Cuando permitimos que sus lágrimas salgan a través de nuestros ojos, hecho
que se viene reproduciendo enteramente en todas las generaciones, estamos comprometidos en una
“tikkun olam”; la restauración del mundo.
Comencé a cantar. A medida que la gente aprendía la melodía, algunos de los hombres levantaron el
féretro y comenzamos a caminar. Un sendero fangoso nos condujo hasta un pequeño cementerio, donde
cantamos y lloramos, cantamos y bailamos llorando. Llovía y la lluvia se fusionaba con nuestras lágrimas.
Las lágrimas se tornaron plegarias y las plegarias, lágrimas. En nuestro pesar éramos un todo con los
ancestros y ellos eran uno con nosotros, y a través de nuestra danza, ellos también bailaban. Cuando
desperté todavía estaba cantando y llorando, y grabé la melodía para no olvidarla. El día después del
sueño, les pedí a los participantes del grupo que se unieran a mí en el ritual, que formaran dos filas de la
misma longitud, de modo que éstas quedaran una frente | a la otra. Además les dije que deberían
atravesar ese túnel de personas uno tras otro y que mientras caminaran miraran a las personas en las dos
filas como si fueran sus propios ancestros y que cada uno de los que formaba las dos filas debería mirar a
cada persona que estuviera atravesando el túnel, como si fuera su propio descendiente. Cada uno de los
que habían llegado caminando hasta el final, después de atravesar el túnel de personas, debía unirse
nuevamente a una de las dos filas de personas que permanecían de pie, y allí, él o ella debía representar
a un ancestro, en nombre de todos aquellos que habrían caminado por ellos. De esta manera, todos
tendrían la oportunidad de caminar una vez entre sus ancestros, y todos estarían también en la fila para
representar a los ancestros de los demás, a medida que éstos caminaban a lo largo de la fila. Cuando la
logística quedó bien entendida y todos estaban de pie en su lugar, le enseñé a estas personas la canción
del sueño y les expliqué su significado. Uno a uno, todos caminaron lentamente a través del túnel de
ancestros. En el preciso momento que el primero comenzó a andar, fluyeron las primeras lágrimas. Juntos
cantamos y lloramos. La mayoría de las personas caminaba derecho, algunos se tambaleaban y uno o dos
debieron ser transportados a través del túnel. Y así, como ocurrió en mi sueño, durante el ritual fuimos uno
con los ancestros. Las plegarias se tornaron lágrimas y las lágrimas, Plegarias. Lloramos nuestras
lágrimas y las de nuestros ancestros que se fusionaron y fueron una sola. Se fusionaron las lágrimas de
los ancestros judíos y las de los ancestros alemanes. Y para cada uno de nosotros, los presentes, ese día
volvió todo.
Daan van Kampenhout
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Auschwitz-Birkenau
Finalmente, estamos en Polonia, para visitar Auschwitz-Birkenau. Exactamente diez años atrás
habíamos hecho el primer intento de llegar hasta allí pero habíamos fallado. Mi pareja y yo habíamos
reservado nuestros pasajes de avión y habíamos hecho todos los arreglos necesarios para el viaje pero
una semana antes de la partida proyectada, decidimos quedarnos en casa. La idea de visitar Polonia
permaneció en nuestras mentes durante diez años y, finalmente, ahora la hemos concretado aquí. Aunque
debo ser honesto, hasta último momento no estaba claramente definido si iríamos. En realidad, nunca
habíamos escrito la palabra "Polonia" ni "Auschwitz" en nuestra planificación, simplemente dejamos las
fechas abiertas. De vez en cuando, las señalábamos diciéndonos que quizás para entonces iríamos a
Polonia pero siguieron siendo un vacío en una agenda totalmente completa, una especie de área
indefinida.
Después de reservar los pasajes de avión entré en pánico. Estaba completamente convencido de que
el avión que nos llevaría a Varsovia se estrellaría y moriríamos, por eso quería cancelar todo el viaje. Por
lo general, vuelo un par de veces al mes y nunca tuve miedo, y precisamente por sentir un miedo tan
excepcional pensé que era una especie de premonición que debía tomar en serio. Recién un rato después
me di cuenta de que más de sesenta años atrás, que un judío fuera transportado a Polonia significaba,
casi con segundad, (a muerte y que el viaje a Polonia había encendido algunas alarmas internas. Al
advertirlo, el temor de que el avión se estrellara se presentó en la debida perspectiva y quedó disuelto. Sin
embargo, recién al arribar esta mañana al aeropuerto de Ámsterdam, donde nos dijeron que se había
cancelado el vuelo a Varsovia, nuestra primera respuesta fue sentir un gran alivio. No obstante, después
de un largo día de varias reprogramaciones de los vuelos y horas de espera, finalmente estamos sentados
en el vestíbulo de nuestro hotel en Cracovia. Este hotel es el lugar de encuentro de toda la gente que llega
a Polonia para unirse al retiro anual del "Bearing Witness" ['Testimonio de Apoyo'], organizado por la
Comunidad Pacifista, fundada en EE.UU. y activa en otros países. Mañana iremos a Auschwitz-Birkenau y
permaneceremos allí, durante cinco días completos.
Por ahora estamos tratando de decidir si nos uniremos con algunas personas del retiro para ir a cenar
en Kazimierz, el antiguo barrio judío en Cracovia. Estoy confundido, primero los nazis trataron de matar a
todos los judíos y muchos polacos respaldaron activamente esta política de los nazis, quienes estuvieron a
punto de conseguir su propósito, considerando que el porcentaje de judíos asesinados durante los años de
la guerra en ningún lugar fue superior al de Polonia. Luego, al finalizar la guerra y cuando los nazis ya se
habían ido, la mayoría de los judíos sobrevivientes fueron expulsados de Polonia por las irrupciones
constantes de violencia antisemítica de los polacos. iY ahora que básicamente todos los judíos polacos ya
fallecieron o se han ido, Kazimierz se ha vuelto una atracción turística! ¿Realmente es necesario que
vayamos a comer una imitación de comida kosher en un restaurante manejado por católicos, escuchando
música klezmer, interpretado por un no judío, en una casa cuyos dueños originales probablemente hayan
sido asesinados? ¿Estamos listos para disfrutar de esta atmósfera "auténticamente judía"? No podemos
conciliar nuestras ideas. La realidad es que Polonia nos asusta y oprime. Sentados en el vestíbulo de
nuestro hotel, no tenemos la menor idea de qué vamos a hacer después. Por suerte, Ginni, que es
miembro del personal del retiro, se acerca a nosotros y nos pregunta los nombres, y se toma un ratito para
preguntarnos cómo estamos y qué nos agradaría hacer. Todavía no sabemos. Pero cuando se retira nos
sorprendemos, pues nos ponemos de pie y la seguimos hasta un restaurante, terminado todos sentados a
una enorme mesa del "Klezmerhojs", en Kazimierz, con Ginni, algunos polacos y alemanes, un norteamericano y un palestino muy amables que también están aquí para el retiro.
Nuestra confusión se ha vuelto una leve manía y ordenamos más comida de la que realmente podemos
llegar a comer. Queremos comer todas las comidas mencionadas en el menú, aquí y ahora, en Kazimierz,
todos los platos judíos tradicionales: latkes, gefilte fish, sopa con kneidlach; itú la nombraste! Nos sirven un
plato tras otro y comemos, y comemos como si jamás hubiéramos probado antes una buena comida.
Promediando la cena, mi pareja levanta su rostro y me mira con los ojos llenos de lágrimas, diciéndome:
"He estado esperando por esta comida toda mi vida...", además siento lo mismo, y empiezo a comprender
que no es sólo porque hemos llegado a Polonia sino que, por alguna razón, hemos regresado. Si bien
nosotros nunca vivimos aquí, estamos de vuelta. De vuelta en la otrora zona de importancia decisiva
(hearíland) de la judería de Europa Oriental y ahora que estamos aquí nos damos cuenta de que estamos
hambrientos, tan pero tan hambrientos que necesitamos comer, comer y comer, entonces queremos comer
todo apresuradamente y asimilar hasta la última migaja a nuestro alcance.
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A la mañana siguiente, salimos para Oswiecim, la ciudad a la que los nazis le pusieron un nuevo
nombre: Auschwitz, donde viven judíos, cristianos, budistas y hasta algunos musulmanes. La gente
proviene de muchos países europeos, de América Latina, de Israel, Palestina, Pakistán y EE.UU. Algunas
de estas personas, al igual que nosotros, están aquí por primera vez, pero otras ya se han unido al retiro
del "Bearing Witness" [Testimonio de Apoyo'] una o dos veces antes. Nosotros pasaremos la mayor parte
del tiempo en Birkenau y nos sentaremos en la "rampa de selección", meditando en silencio.
Observaremos las diferentes partes del campo; mencionaremos los nombres de quienes fueron asesinados, como en un salmo; visitaremos algunas exposiciones y compartiremos nuestras sensaciones
internas. Quienes así lo deseen, podrán cantar y rezar juntos en los oficios religiosos católicos, budistas y
judíos. Uno se puede incorporar a un programa o elegir estar solo y hacer algo diferente, según su criterio.
El personal está seguro de que ios programas que ofrecen son opcionales pero el verdadero conductor de
este retiro es, en sí mismo, Auschwitz-Birkenau. Bernie Glasman, el iniciador de esta serie de retiros, nos
explica: "La mayoría de la gente llega aquí, sólo por algunas horas y se retira feliz y ellos pueden volver
otra vez. Pero nosotros nos quedamos. Regresamos al día siguiente, al siguiente y al siguiente. Construimos una relación con el lugar y su historia. No podemos predecir qué ocurrirá en ese intercambio,
juntos, estaremos en un lugar desconocido. Por eso, aunque estén preparados para meditar, cuando estén
sentados en la rampa donde se hacían las selecciones, mediten sólo por algunos minutos para ponerse en
marcha y luego, deténganse. Después, simplemente quédense allí y dejen que el lugar les hable. No
hagan demasiado, simplemente estén disponibles, sean testigos de aquello que les dieron a conocer".
Entonces, eso es lo que sucede. Todos los días iremos a Birkenau por la mañana y no nos iremos del
campo hasta bien entrada la tarde. Día, tras día.
Conozco Auschwitz-Birkenau porque he visto cientos de fotos, documentales, libros y relatos, y ahora
yo estoy aquí para oler, tocar y escuchar. Cerca de la entrada principal todavía quedan en pie largos
tramos de las barracas de madera originales, seguidas por un bosque aparentemente interminable de chimeneas de ladrillo refractario, que son los restos de los calentadores de los cientos de barracas que fueron
destruidas después de la guerra y que, en conjunto, forman un panorama alienante de fantasmas lisiados.
Finalmente, al final de la larga rampa que cruza el campo en línea recta están las ruinas de las cámaras de
gas y los crematorios y, en lugares inesperados, se siente un gran impacto a cada rato, los estanques
silenciosos que contienen las cenizas de cientos de miles de personas asesinadas. Aquí la palabra
silencio, adopta un nuevo significado, el lugar está desierto, vacío, despojado. Está más allá de toda
comprensión. Puedo entender el concepto de la tumba de una sola persona. Pero ¿cómo podría llegar a
entender un sepulcro de, por lo menos, medio millón de personas? Aquí llegó a su fin un mundo completo.
Después de un par de horas aquí, mi mente comienza a hacerse añicos y se rompe en una gran
cantidad de duros pedazos. Quizás, esta es la razón por la cual todos los grupos de visitantes que
ingresan al campo lo atraviesan en sólo dos horas. Estas personas lo tienen que abandonar antes de que
el lugar los atrape realmente y se abra paso entre sus defensas. Si alguien permanece por más tiempo en
Auschwitz~Birkenau, comienzan a caerse en pedazos, una a una, todas las defensas y conceptos
familiares. Las construcciones mentales se desmoronan. Cada intento de controlar este lugar fracasa, por
su verdadero tamaño.
Existen momentos, cuando desaparece la necesidad do tratar de cumplir con las condiciones y
después, cuando mi mente se ha debilitado y el pensamiento se ha bloqueado, me desintegro y
desaparezco en la expansión de mi alma en un estado sin palabras. Birkenau es un lugar que pone en
peligro los límites de mi mente analítica con mayor eficacia que cualquier otra práctica espiritual seguida
por mí alguna vez.
Todos los días participo en las meditaciones y plegarias ofrecidas durante los oficios religiosos, pero me
aseguro de tener el tiempo suficiente para caminar solo por el campo, y me vuelvo cada vez más pequeño
en el enorme vacío. Soy incapaz de detenerme y, finalmente, sólo puedo arrastrarme hacia delante. Al
moverme en el fondo de un mar de lágrimas, respirando lágrimas, cada aliento una lágrima. ¿De quiénes
son las lágrimas? A veces, la frontera entre entonces y ahora se desvanece, como la frontera entre mí y
quienes estuvieron prisioneros y murieron aquí. Permito que se me absorba en el silencio; abrazo las
presencias que sé, están escondidas en él. Cada uno de los días sucesivos me muevo con mayor lentitud.
Durante el último día de mi estadía aquí, todavía quedarán zonas del campo que ni siquiera he visto.
Después de días de caminata y de sentarme allí afuera, el cansancio se volvió un amigo íntimo. En
algunos momentos lloro melancólicamente, temblando, y aun así encuentro otra clase de insensatez. A
estos momentos, le sigue mi capacidad para cantar e implorar. Se establece un ritmo; estoy abstraído y
vuelvo a emerger. Me empujan hacia las profundidades y regreso nuevamente a la superficie. Al estar allí,
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como testigo, el lugar comienza a revelarme algo. ¿Qué palabras escogeré para comunicar la peculiaridad
de detenerse por completo, después de estar sumergido en la pena infinita, la sorpresa de encontrar la paz
como nunca antes había sucedido, precisamente en Birkenau, entre todos los lugares posibles? A veces
siento como si todas las personas que he conocido y son importantes para mí, hubieran pasado por aquí, y
que yo soy la última persona que ha quedado sobre la Tierra. Aquí, no son los muertos quienes se
perdieron, sino los vivos.
Desearía que me absorbiera la hierba, la tierra y ser parte del silencio. Al principio, mi mente rechazaba
los momentos en que me fusionaba con la muerte, luchando por la justicia que he experimentado al
fusionarme con ellos. En el abordaje psicoterapéutico y en las constelaciones familiares se les pide a los
vivos que se separen de los muertos, pero yo les pertenezco sólo a ellos. Cuando dejé de interpretar mis
experiencias desde la perspectiva terapéutica, se fueron la resistencia y la demanda y entonces siento con
mayor precisión, qué estaba pasando por mi interior. Observo que no es que quiera unirme al coro sin
pocas, sino que siento que ya soy parte de él y siempre lo fui.
No se trata de que la parte perdida de mi alma haya encontrado el camino de regreso hasta mí; al
contrario, es que yo he encontrado el camino de regreso hasta una parte de mi alma que me había estado
esperando aquí.
Al parecer, no se trata de una especie de identificación psicológica. Quizás me equivoque pero creo que
me daría cuenta si ese fuera el caso. Descubro que he llegado al centro oculto del polo de mi vida. Aquí,
todo es silencio y vacío, y he estado escuchando ese silencio toda mi vida, debajo de todos los sonidos.
Finalmente, estoy aquí también físicamente y estoy aquí para quedarme. Este arribo definitivo es
inquietante. ¿Desde dónde llega la fuerza, qué trae? Nunca me he sentido más arraigado, más presente,
más completo. Sin embargo, también me aterroriza y avergüenza encontrar semejante totalidad en esa
experiencia, porque va en contra de todo lo que he aprendido. Cuando hablo con algunos judíos del grupo,
a título de ensayo, sobre la desaparición de las fronteras, me dicen que están experimentando algo similar,
aunque cada uno lo haga de otra manera. No me atrevo a compartir esta experiencia con quienes no son
judíos. Más tarde, después del retiro, mi amiga Evelien quien ya se había unido varias veces antes con los
pacifistas durante el retiro anual, me dice: "La experiencia me dicta que nunca se regresa totalmente, una
vez que uno ha estado allí una parte suya permanece en Auschwitz y esa parte se vuelve una fuente de
sanación, fuerza y paz"
Durante los días en Birkenau observo que pasan, una a una, todo tipo de identificaciones, proyecciones
y resistencias, psicológicas. Reconozco alguna de ellas y luego sigo camina-do, o las advierto a medida
que se van cayendo solas en pedazos en la interacción con el campo, dejándome vacío y dispuesto para
la apertura de las capas profundas. El lugar íntimo, al que llego finalmente, es diferente a todo aquello que
he experimentado antes, Y no se trata sólo de mi interpretación psicológica lo que me demuestra que es
insuficiente tener'" sentido de eso, sino también mi conocimiento de chamanismo que resulta deficiente.
Las tradiciones chamánicas enseñan que todas las partes de un alma errante se deben recuperar y ser
devueltas a su propietario. Ahora estoy descubriendo que una parte de mi alma ha estado viviendo aquí, y
que debería permanecer aquí. Puedo ver cómo los paradigmas psicoterapéuticos y los métodos de
sanación chamánicos son verdaderos, pero actualmente veo con mayor claridad que no son verdaderos
para cada nivel porque no pueden proporcionar las indicaciones para las experiencias que tengo en este
momento. Tengo que llegar a la conclusión de que esto que estoy experimentando ahora es una parte de.
Mí ser que no está ubicada dentro de mi alma individual ni dentro de las regiones familiares de mi
personalidad. He llegado a un lugar donde la razón y la lógica se desvían al reino del alma, que es extenso
y mucho más espacioso de lo que pude experimentar antes. Estoy experimentando el alma tribal.
Y aunque probablemente sea verdad que tengo un alma individual, del mismo modo es verdad que el
alma tribal me tiene a mí.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
¿Qué es el alma? Cada cultura, religión y tradición espiritual usa diferentes definiciones. En todo el
mundo existen personas que reconocen, de por sí, que experimentan algo que está como separado e
independiente de sus cuerpos físicos, y a este aspecto de su ser lo denominan el alma o le dan otro
nombre pero con una connotación similar. La mayoría de las tradiciones espirituales enseña que cada uno
de nosotros tiene un alma individual, a veces considerada como un destello de luz divina, que tiene cierta
clase de conciencia independiente. Esta alma individual es algo privado, algo que está conectado a
nuestra esencia más personal. Sin embargo, el alma individual no es la única alma que tenemos. Por
ejemplo, las tradiciones chamánicas enseñan que tenemos varias almas. En muchas otras tradiciones se
han desarrollado ideas similares. Por eso, sea lo que fuese el alma exactamente, también tiene un aspecto
estratificado y multifacético individual.
En el área de las constelaciones familiares podemos observar los trabajos al nivel del alma familiar.
Este campo abarca los hijos, los padres y sus hermanos, abuelos y, a veces, hasta a los bisabuelos. En las
constelaciones vemos cómo los miembros de una familia están unidos por diversas clases de lealtades.
Estas lealtades no son todas lógicas y, a veces, tan poco conscientemente conocidas que hasta pueden
crear enredos entre personas que ni siquiera tienen conocimiento de la existencia de las otras. El alma
familiar es atemporal y no olvida; además, recordará a quienes están excluidos y olvidados por los
miembros individuales de la familia. A la gente excluida se la puede rastrear por los síntomas expuestos
por las generaciones posteriores. No sólo quienes participan en las constelaciones familiares prestan
atención a este fenómeno, sino que también salen a la luz, tanto en el contexto del psicoanálisis como
también en la terapia familiar y otras formas de terapia sistémica.
Bert Hellinger desarrolló las constelaciones familiares a partir de varias fuentes. Él observó que la gente
no sólo pertenece a su familia sino que también forma parte de un campo al que él denomina la gran alma.
Esta alma grande incluye a todas las personas. Cada individuo participa en ella y está influenciado por ella
de todas las formas posibles. De acuerdo con el hallazgo de Hellinger, en la gran alma están trabajando
las fuerzas que unen los opuestos. En su núcleo todas las polaridades trascienden y todas las paradojas
se resuelven, además contiene una fuerza activa que va más allá del conocimiento y de las palabras y, a
través de ella, finalmente todo se vuelve único.
Puedo reconocer y agradecer los trabajos del alma individual, el alma familiar y la gran alma pero, con
el paso de los años, mi atención se ha manifestado gradualmente hacia otra capa de sustancia del alma.
En alguna parte entre el alma familiar y la gran alma podemos encontrar una capa de alma en la cual el
individuo está participando en los campos colectivos, pero los diferentes colectivos todavía están
separados entre sí. Estos campos colectivos son mucho más grandes y fuertes que los de la familia pero
no están comprometidos en el proceso de llegar a ser uno que podemos reconocer en la capa del alma
grande de Bert Hellinger. Las fronteras de los niveles de almas colectivas son resistentes y se cimientan
con firmeza.
A esos campos colectivos, con frecuencia los llamo "almas tribales". Al principio, la palabra 'tribal' puede
resultar engañosa porque esto que denomino nivel del alma tribal no es un fenómeno que se encuentre
específica y solamente con tribus, según el significado antropológico de la palabra. Cualquier colectivo que
se defina como algo diferente de los otros, tiene un alma tribal, y considerando que hay muchos tipos
diferentes de esos campos colectivos, cada persona individualmente es, al mismo tiempo, parte de varias
de estas almas tribales.
A nivel del alma tribal, nosotros nos liberamos de algunos aspectos de nuestra individualidad. Aquí,
nuestra identidad se basa sobre la comunidad. El "yo" da lugar al sentido de "nosotros". Los fanáticos
activos y devotos de un club de fútbol están unidos en un alma tribal, exactamente como los miembros de
un grupo religioso, tal como el Hare Krishna o los testigos de Jehová. Las almas tribales se crean cuando
un grupo de personas se une y vincula estrechamente. Estos campos colectivos existen durante un tiempo
y, luego, vuelven a desaparecer cuando el grupo se cae a pedazos. Algunos sólo existen por corto tiempo;
sin embargo, algunos campos del alma tribal han tenido una experiencia prolongada. Los más antiguos y
por lejos los más poderosos, están divididos por las fronteras del género y la raza. Las almas tribales
basadas en la religión son también muy poderosas, algunas han existido durante miles de años y son
millones las personas que participan de ellas.
Nacemos dentro de algunas almas tribales y podemos unirnos a otras por propia voluntad. A nosotros,
los seres humanos, no nos gusta estar solos, somos sociables. Queremos pertenecer, queremos estar en
compañía de personas con quienes nos podamos identificar y por causa de esta necesidad formamos
grupos y colectividades. Pero la pertenencia está necesariamente acompañada por la no pertenencia,
porque cuando formamos parte de un grupo específico, automáticamente se excluye la posibilidad de
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
pertenecer, por lo menos, a alguno de los otros. Luego que pertenecemos a un sistema tribal, nos
separamos y hasta rechazamos a los otros. Identificarse con un sistema específico significa dejar de
identificarse con otro.
Con frecuencia, las identidades tribales están estratificadas. La gran alma tribal cristiana está dividida
en ortodoxos, católicos, protestantes y otras comunidades. Cada uno de ellos está dividido nuevamente en
subgrupos que, a su vez, también se pueden volver a segmentar. Cada uno de estos grupos se define
como diferente de los demás y estas diferencias, a veces, se basan en detalles ínfimos. Aun así, estos
detalles son suficientes para crear una división entre "nosotros" y "ellos". La identificación con
determinados segmentos y sub-grupos del campo colectivo varía en cada confrontación con un extraño.
Un protestante se puede identificar como radicalmente diferente de un católico pero cuando un musulmán
entra en escena, las diferencias disminuyen de inmediato, juntos son entonces simplemente cristianos. El
musulmán puede ser un sunita y sentirse superior a los musulmanes shiítas. Sin embargo, los dos se
sentirán unidos en su fe cuando un judío aparezca en escena.
Existen muchas formas de mirar las dinámicas duales de abrazar una identidad y, al mismo tiempo, de
rechazar otra, además se han usado muchos idiomas para describir este proceso. Bert Hellinger ha
descrito las dinámicas de pertenecer a un sistema, en relación a los trabajos de la conciencia. Los
"órdenes del amor", descritas en el libro de Gunthard Weber y Hunter Beaumont 'Love's Hidden Symmetry´
[La simetría escondida del amor], introduce al lector en el análisis revolucionario de Hellinger sobre la
conciencia y sobre su función como pilar deja identidad. Otros han hablado sobre la formación de
identidades de grupo desde una perspectiva sociológica o desde una perspectiva conductual o de una
evolucionista. Cada uno de estos "lenguajes" enfatizarán algunos aspectos de las identidades colectivas e
ignorarán otras, explicando su existencia en sus propios términos. Ninguna descripción del movimiento de
la mente tribal se puede completar de por sí porque la materia es muy complicada y tiene muchos estratos
y aspectos. Aun así, todos los puntos de vista pueden agregar ideas valiosas, además de su conocimiento
general.
A fin de llegar a la descripción y la explicación de esos estratos de los campos colectivos, que son
importantes para mi trabajo con los grupos, uso un lenguaje espiritual-energético. Además, una de las
mejores herramientas que me pueden ayudar a lograrlo es el timón de cuatro direcciones. El círculo con el
este, sur, oeste y norte, en sus funciones como el mapa de la realidad física, que al mismo tiempo es la
herramienta espiritual para organizar nuestra percepción y comprensión del mundo. En un timón
tradicional, cada dirección está conectada con animales, conceptos y cualidades específicos. Las distintas
culturas y tribus chamánicas han desarrollado y usado variedades muy diferentes de timón y todas son
verdaderas y correctas dentro del contexto legítimo donde se originaron y usaron. Los timones de las
primeras naciones de América del Norte y Canadá son los más conocidos de todos y mucha gente los
llama los timones medicinales. No afirmo que mi concepto del timón de cuatro direcciones sea el mismo
tipo de concepto que tienen mis amigos y maestros estadounidenses nativos y, para evitar el efecto de que
represento o reivindico su conocimiento tradicional, no uso el término timón medicinal y hablo simplemente
del "timón".
El timón enseña que nada puede existir de por sí y nos recuerda que podemos aprender mucho sobre
un tema, estudiando el contexto o el entorno dentro del que aparece. Esto significa que si queremos saber
algo más sobre el alma tribal, tenemos que mirar hacia su lugar en el timón de las direcciones y su relación
con los otros niveles del alma que ya se han mencionado: el alma individual, el alma familiar y el alma
grande o universal.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Antes de que podamos mirar hacia el lugar de cada estrato del alma, es necesario que entendamos las
dinámicas fundamentales del timón. El sol sale por el este. El sol está en el punto máximo en el sur. El sol
se pone por el oeste y se va por el norte. Este ciclo de comienzo, madurez y cenit, caída y desaparición,
es uno de los patrones absolutamente básicos y fundamentales que nos muestra el timón. En el este
encontramos los diferentes comienzos que podemos presenciar en la naturaleza: la salida del sol y la
mañana; la primavera y el desarrollo de las semillas. El este también es el lugar del nacimiento, de los
bebés y de los polluelos, los cachorros y otros animales jóvenes. En el sur encontramos el sol alto y la
tarde, el verano y todas las plantas maduras y los animales. El oeste nos trae la puesta del sol y la tarde,
el otoño y la vejez. El norte traerá el silencio y la oscuridad de la noche, y el invierno estacas, esqueletos y
vacío.
Aunque al silencio del norte no le falta alma porque en los árboles deshojados crecerán hojas nuevas
cuando los días se vuelvan a prolongar y el sol recupere su fuerza al llegar la primavera nueva.
El noreste es el lugar y el momento de la concepción. Aquí, se juntan el huevo y la esperma. El este es
la zona del nacimiento y la niñez. El sur es el lugar de los adultos, el oeste el de los viejos. El noroeste es
el lugar donde termina la vida física, es la entrada de la muerte. Por último, el norte es el tiempo después
de la muerte y antes de la concepción, es el lugar donde mora el alma después de la muerte física y antes
del nacimiento.
Cuando miramos el timón debemos tener presente que las fronteras entre las direcciones no están
siempre determinadas con tanta claridad como al parecer, sería a primera vista. ¿Cuándo termina
exactamente la primavera y cuándo comienza el verano? Algunos años se puede sentir realmente desplazada pero con frecuencia hay un proceso gradual, donde uno se transforma lentamente en el otro. De
hecho, las fronteras existen pero el timón nos muestra los patrones de interconexidad, donde las fronteras
pueden ser, a veces, amplias y permeables, en vez de duras y libres.
Una de las polaridades más importantes que uno encuentra al observar el timón básico es la del cuerpo
y el alma. El cuerpo físico está ubicado en el sur y el alma tiene su hogar en el norte, En el sur uno
encuentra el cuerpo físico en todas sus formas, el lugar donde ocurren innumerables interacciones entre
los seres vivos. El sur es el lugar de la encarnación pero no exactamente para ser encarnado en su propio
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
cuerpo físico, asimismo es el lugar de la comunidad de la que uno forma parte. El norte es lo opuesto a la
encarnación, allí encontramos el mundo de lo amorfo. También es el lugar donde se acumula la sabiduría,
donde se puede encontrar la reseña de los procesos de la vida y la muerte. Al norte está el hogar del alma.
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En la rueda todo se refleja e interactúa. El este puede ser el lugar de los comienzos y de la primavera
pero la primavera tiene en sí un comienzo, un cenit, un final y también una fase de no existencia. Por
consiguiente, podemos decir que en el este podemos encontrar las cuatro direcciones, que igualmente es
verídico para el sur, el oeste y el norte. Cuando echamos una mirada minuciosa por allá, cada dirección es
una rueda en sí misma. Ya vimos que el norte es el lugar del alma. De modo tal que para aprender más
sobre el alma, podemos concentrarnos en el norte para descubrir la rueda que allí se esconde. En la rueda
de las almas en el norte podemos encontrar cuatro niveles diferentes de alma y, cada uno de ellos,
ubicado en una de las cuatro direcciones.
El norte es el lugar de la amorfía, la sabiduría y la paz, por lo tanto, no será una sorpresa que en la
rueda de las almas encontremos aquí un alma más grande. En el norte las tensiones se disuelven porque
la polaridad en sí desaparece. Las personas que alguna vez estuvieron radicalmente en extremos
opuestos, aquí se reconcilian. Los opuestos se transforman y se vuelven uno. Aquí se deja atrás la
identificación con los fragmentos de la realidad. El norte hace posible todo esto porque ofrece silencio,
espacio y franqueza. El norte es el hogar de la sabiduría, pero no de la acción. Es el lugar de la liberación
de la existencia corporal, el lugar donde concluye nuestra vida, después de que hemos abandonado el
mundo corpóreo en sus diferentes formas. De este modo, en el norte, experimentamos nuestra integridad
como soporte del todo y, así, podemos aceptar todos los aspectos de la creación. Pero es esencial advertir
que podemos sentir esto porque realmente ya no estamos más en el mundo. El norte es el mundo del
ermitaño que se ha abandonado, el hogar de los frailes y monjas que han renunciado a todo. Acá, en el
norte, encontramos el tiempo y la paz que necesitamos para sentir la unidad subyacente del todo, la única
causa de todas las manifestaciones. Por consiguiente, acá encontramos "la gran alma" de Bert Hellinger
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
que une todo. Mi nombre propio para ello es el alma universal En el sur, encontramos el alma tribal. En
este lugar de la rueda de las almas encontramos las diversas características del sur que ya han sido
mencionadas pero que ahora se manifiestan a nivel del alma. El sur es el lugar de las formas totalmente
desarrolladas, de la madurez y la actividad. Otros aspectos adicionales del sur son la interacción y la
solidaridad. En el sur nunca estamos solos, 'comunidad´ es una de las palabras clave, más importantes.
En la comunidad hay una fortaleza inconmensurable y siempre es más potente que el individuo. Cuando
formamos parte del colectivo agregamos nuestra fortaleza y podemos beneficiarnos de la fuerza con la
que han contribuido los demás. Agregamos nuestro conocimiento acerca de las cosas que se consideran
valiosas en el colectivo y tenemos acceso a la sabiduría de otras personas. Allá hay energía, vida y poder.
Durante la plegaria compartida, el ritual, la danza en- círculo u otra actividad se puede hacer desaparecer
parcialmente' la frontera entre los miembros particulares del colectivo y, cuando eso ocurre, la gente
participa conscientemente del gran conocimiento. Sin embargo, se debe pagar el precio de esta
experiencia nutritiva. Sólo se puede ser un participante activo en este campo a costas de algunos aspectos
de nuestra propia individualidad. Las partes de nosotros a las que se les da la bienvenida en el alma tribal,
son aquellas que armonizan con el colectivo. Muestra conexión con la tribu se pierde o sigue en pie con la
buena voluntad de considerar sagrado cuanto considere sagrado el colectivo y de rechazar aquello que
rechace el colectivo. El alma tribal necesita y está basada en la identificación con el grupo, el colectivo. Por
eso está rodeada de límites claramente definidos por todas partes y del otro lado de esos límites hay otras
tribus, otros colectivos. En el sur, el pertenecer automáticamente a un sistema significa no pertenecer a
algún otro. Así, la pertenencia que experimentamos en el alma tribal es de una naturaleza muy diferente a
la de la pertenencia mediante la identidad que sentimos en el alma universal del norte. La pertenencia en
el sur es condicional, en cambio en el norte es incondicional.
Al nivel del alma universal en el norte no existe interés ni necesidad de identificarse con un colectivo
específico. Aquí, las diferencias individuales son literalmente, en sí mismas, una parte del todo. En el norte
ya no existen más los límites, de modo tal que la tendencia a identificarse y separarse se torna superflua.
En el nivel del alma tribal, la unidad que experimentamos es específica, necesita límites y depende de
ellos. Las conexiones entre los miembros del grupo existen porque ellos continúan recordando las
diferencias entre "nosotros" aquí y "ellos" allá.
En el timón de las almas ahora hemos encontrado el alma universal en el norte y el alma tribal en el sur.
La primera no tiene fronteras, mientras que ellas definen a la segunda. Para aprender aún más de estas
fronteras debemos mirar hacia las dos direcciones que unen el norte con el sur, el este y el oeste. El timón
se mueve naturalmente como las agujas del reloj y así descubrimos que las fronteras se determinan por el
este y vuelven a desaparecer por el oeste.
El este es el hogar del alma de la familia. Ya hemos visto que el este, que es el lugar de los nuevos
comienzos y el principio de la vida, también es el lugar de los niños. Un niño no puede nacer
inesperadamente, tiene una madre y un padre. El 'niño' mencionado es a la 'madre, el padre y el niño'
mencionados. El niño nace en una familia y asimila profundamente muchos de los valores, ideas e
identificaciones de la familia, porque la familia se encarga del marco para la experiencia del niño, que no
puede sobrevivir sin el cuidado y la protección que le proporciona la familia. En el preciso momento del
comienzo de la vida, el bebé recién nacido no hace diferencias entre las diversas razas, religiones, clases
sociales y los equipos de fútbol. Él ha llegado directamente desde el norte y aún experimenta el mundo, a
través de la perspectiva de integridad del norte pero gradualmente, a medida que crece y va formando su
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personalidad, desarrolla más y más conceptos sobre los demás. Finalmente, cuando ha madurado y está
listo para dejar a la familia, deja el este e ingresa en el sur, como un joven adulto. Para entonces, la
franqueza del norte se ha ido, y la falta de límites ha sido reemplazada por gran cantidad de ideas,
convicciones, opiniones, rechazos y preferencias.
En el oeste, que es el lugar del atardecer y del otoño, los árboles pierden sus hojas. Es el lugar de
soltarse y, por último, de la muerte física. En el oeste encontramos el alma individual, donde sólo se puede
ingresar al mundo con la ayuda de un hombre y una mujer, que son la madre y el padre, mientras que
podemos morir completamente solos. En el oeste, algunas de las murallas mentales que rodean la
identidad tribal comienzan a deteriorarse y dispersarse. Este es un proceso natural y gradual. En el otoño,
las hojas verdes primero se ponen amarillas y después marrones, antes de que se las lleve el viento. De la
misma manera, algunas facetas de la identidad basadas en la tribu, comenzarán a marchitarse en el
mismo momento. El oeste conduce al proceso de individuación, que es una separación de la realidad
limitada de las perspectivas de la tribu, pero aunque este sea un proceso de separación, la desaparición
de las fronteras es muy diferente a la separación de la integridad que ocurre en el este. En el este, la
separación se produce de manera negativa; la familia le enseña al niño qué es necesario abrazar,
aclarándole qué debe desechar. En el este nos separamos de la Integridad universal Las vallas se crean
para mantener las cosas afuera. En el oeste del timón la gente comienza a ver a través de alguna de las
construcciones tribales, y comenzará a descubrir, formular y abrazar los valores individuales. Esta es una
separación del grupo y sus perspectivas limitadas. El oeste ayuda a algunas personas a liberarse de su
rigidez y amuralla las identificaciones del sur. Aquí comienza el proceso de liberación y se da la bienvenida
a una experiencia más personalizada. No se trata tanto de un rechazo del alma tribal a la que uno
pertenece, sino más bien de una expansión del espacio interno privado, que se torna más exclusivo. Uno
comienza a observar y apreciar las similitudes entre los sistemas por separado, en lugar de concentrarse
en sus diferencias. Un alma verdaderamente individualizada tiene una clase de independencia tranquila.
No tiene una necesidad imperiosa de dejar el colectivo y apartarse de sí mismo, también puede
permanecer como miembro de la tribu y continuar participando en ella, aun cuando su perspectiva
personal incluya un fundamento de sus límites e imperfecciones.
Nada es estático y, aunque el alma tribal defina claramente sus límites porque necesita estar separada
de sus vecinos, se desarrolla, crece y cambia a lo largo del tiempo. Algunas ideas nuevas se pueden
desarrollar, mientras que determinadas cosas consideradas esenciales pueden ser arrastradas lentamente
por la corriente hacia los orígenes. Se podría esperar que el cambio llegue siempre desde el este,
considerando que es el lugar de la primavera, la mañana, las iniciaciones y la renovación. Es verdad que
el este puede traer un cambio en el alma tribal pero no todas las ideas nuevas que nacen en el este se
ponen en práctica en el sur. Cuando el niño se vuelve una jovencita y está listo para hacer la transición del
este al sur; ha atravesado su pubertad. Ya hemos observado que el este se caracteriza por el desarrollo de
límites, y que ese proceso puede ser bastante extremo durante ese tiempo específico. Algunos jóvenes
cambian su forma de vestir hasta el punto de provocar el enojo de sus padres y escuchan determinado tipo
de música que sus hermanos no pueden soportar. Se niegan a colaborar y se vuelven malhumorados. Una
manera de establecer cierta independencia para experimentar con mayor claridad quienes son de por sí,
en lugar de confundirse paulatinamente siempre con su sistema familiar, como necesitan estar los niños
pequeños. Estos intentos de independizarse pueden ser bastante divertidos para los extraños, aunque
desafortunadamente no ocurra lo mismo con los padres. De por sí, para los jóvenes es un proceso muy
serio. Sin embargo, la individualidad que trata de establecer la gente joven en el este no se profundiza
demasiado pues, dada su juventud, les falta experiencia, camino por recorrer, dinero y habilidades; por lo
tanto, continúan necesariamente dependiendo de su familia o la sociedad. El hecho de abrazar una
subcultura puede parecer un acto de rebelión y un signo de independencia pero para la mayoría de los
jóvenes funciona, en realidad, como el tiempo durante el cual practican cómo hacer para llegar a ser un
miembro activo de la corriente principal de una cultura.
A veces, la gente joven evita la entrada al sur y se niega a Ingresar en la sociedad. En esos casos, el
proceso natural de establecer los límites, que ocurre en el este, por alguna razón ha abandonado el
camino recto y se queda quieto en una adolescencia perpetua. Las personas que no aceptan ingresar al
sur, por lo general, permanecen en rebelión y pocas veces tendrán influencia en el sistema tribal que
rechazan porque no interactúan respetuosamente con él. Tratan de reformar el orden social externo,
juzgándolo y señalando los errores pero niegan su verdadera relación con él. La tribu no los reconoce
como miembros valiosos y, por lo tanto, tiene total libertad para rechazarlos. La tribu sólo puede asimilar
las ideas nuevas que fortalezcan la identidad colectiva y, en vista de que las ideas de los jóvenes se basan
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con frecuencia en el rechazo de la tribu, comienzan a formar parte del grupo pensante de la corriente
principal, al integrar precisamente un poquito de su energía.
El crecimiento y el cambio también pueden llegar desde el oeste. Los miembros experimentados del
colectivo cuentan con la sabiduría y la madurez para sugerir cambios aquí y allá, y además tienen la
autoridad para ponerlos en práctica. Los mayores no sugieren cambios porque rechacen a la tribu sino
porque la aprecian y respaldan. Saben qué es esencial y no debería cambiarse, y además qué es lo que
se puede ajustar y modificar con seguridad. A veces, los mayores pueden comprender la justicia de alguna
de las críticas de los jovencitos y respaldarlas. Después, las ideas nuevas que provienen del este, pasan
por el oeste hacia el sur.
El alma tribal contiene muchos dones. A veces, podemos experimentar el sentido de integridad con la
tribu que trasciende la experiencia común de tiempo y espacio. Luego, como individuos, nos fusionamos
con algo importante, participamos en un campo colectivo a nivel del alma. En estos momentos, tenemos
acceso directo a la experiencia y el conocimiento del alma tribal. En esos momentos, la fuerza del colectivo
nos respalda. Pero, las debilidades y los prejuicios del colectivo, desgraciadamente nos vuelven ciegos, y
esto nos ocurre a todos y a cada uno de nosotros. A veces, se trata de una experiencia consciente pero
desafortunadamente no lo es, con mucha mayor frecuencia. Entonces, el alma tribal nos dicta nuestra
interpretación de la realidad, a costa de la perspectiva y de la razón individual.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Conexión ancestral
De todos los posibles colectivos de los que podemos formar parte, el campo de nuestros ancestros
tiene un efecto particularmente fuerte sobre nosotros. Para entender más la conexión entre el alma y los
ancestros, el timón de las generaciones puede servirnos de ayuda. Para explorar este timón en particular,
comenzamos nuevamente por el este que es el lugar de la salida del sol, la primavera y los comienzos. Allí
encontramos la generación de los recién nacidos, los niños. Seguimos al timón, de acuerdo con el
movimiento de las agujas del reloj y cuando nos trasladamos hasta el sur, ingresamos en la fase de la vida
que viene después de la niñez; la adultez y la paternidad. En la fase siguiente de la vida, en el oeste, los
padres llegan a ser abuelos. ¿Qué ocurre cuándo la generación de los abuelos sigue caminando hacia la
próxima fase? Por supuesto, hay abuelos que siguen viviendo y llegan a ser bisabuelos, pero esa no ha
sido mi intención en este punto. Al dejar el oeste para ingresar al norte, los abuelos trasponen la puerta de
la muerte, de modo tal que probablemente se debería cambiar la pregunta. ¿Cuándo los abuelos siguen
caminando hasta el otro mundo, en qué se convierten? Se convierten en ancestros.
Cuando combinamos el timón de las generaciones con el primer timón que he descrito, observamos
que el norte ahora es el hogar de los ancestros y del alma. El timón se mueve como las agujas del reloj.
De modo tal que cuando vamos desde el norte hasta el este, algo fluye hacia adelante desde los ancestros
y el alma hacia la siguiente generación. Los ancestros están a cargo de la creación del recién nacido.
Probablemente, lo podemos decir de esta manera: los padres le dan a sus hijos el cuerpo físico y los
ancestros les proporcionan el alma. Muchas personas creen que el alma es transparente, pura, serena y
maravillosa. En el timón de las almas hemos visto que estas cualidades están presentes en el alma grande
o universal Sin embargo, la realidad es que la dicha angelical no es la única sustancia de la que está
hecha el alma. El timón de las almas que encontramos en el norte del timón básico nos reveló que cerca
del alma universal también existen las almas individual, familiar y tribal Además encontramos todos los
tipos de experiencias dinámicas tan pacíficas e integradas como puede ser el alma universal, a nivel del
alma individual, familiar y tribal, entre las cuales algunas se pueden considerar positivas y otras negativas.
Por eso, ahora que sabemos que el norte no es exactamente el lugar del alma, sino también el hogar de
los ancestros, podemos entender cuál es la razón para que así sea. Los ancestros influyen sobre todos los
niveles del alma del timón del alma, porque los ancestros y el timón de las almas están, entre sí, en el
norte del timón básico.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
En el norte se guardan los recuerdos y las experiencias de muchas generaciones de ancestros. El norte
es atemporal, no reconoce pasado ni futuro. Por consiguiente, las experiencias de los ancestros no están
protegidas como viejas anécdotas, sino como realidad verdadera. En la región del alma, las alegrías y los
sufrimientos de los ancestros no quedan en el pasado, sino que permanecerán aquí y ahora. En el reino
material, conocemos el tiempo lineal, sabemos la edad de nuestros cuerpos a medida que pasan los años
y que nuestra capacidad para guardar datos en la memoria irá disminuyendo de a poco, a medida que
envejecemos. La realidad del alma es diferente. En el mundo físico podemos olvidar fácilmente todo tipo
de cosas, pero el alma no. Podemos cambiar nuestras anécdotas a lo largo del tiempo, para hacerlas más
hermosas o más desagradables, tal como nos plazca, en cambio el alma no lo hace. En cierta forma,
todavía están allí los triunfos de los ancestros y sus fracasos, sus esperanzas y decepciones. Y en este
campo ancestral que penetra toda el alma, no encontramos solamente la presencia de esos ancestros que
se han reproducido. El alma tribal incluye también a quienes murieron jóvenes y a quienes nunca trajeron
hijos al mundo. El reino del alma es extenso y espacioso, además incluye y une a todos los que
pertenecieron al sistema tribal, vivos o muertos.
Considerando que el norte es el lugar del silencio, los ancestros no nos hablan en voz alta. De hecho,
envían mensajes que nuestros oídos físicos apenas captan en contadas ocasiones. Sólo cuando nos
acercamos al norte, cuando nos hemos tranquilizado por completo; a veces, comenzamos a notar a nuestros ancestros. Ocasionalmente, los encontramos en un sueño o los podemos ver cuando estamos en un
ligero estado hipnótico. Sus palabras pueden llegar hasta nosotros, cuando estamos vacíos durante el
ayuno y la plegaria. Las diferentes tradiciones chamánicas saben, al igual que muchas otras culturas, que
algunas personas pueden escuchar las voces de sus ancestros con mayor facilidad que otras. A estas
personas se los brindará la capacitación necesaria, que los facultará para servir a la comunidad como un
puente entre los ancestros en el norte y la gente en el mundo físico del sur; entre quienes han fallecidos y
quienes están vivos. En el mundo occidental hemos comenzado a llamar chamanes a esas personas, pero
cada cultura tiene sus propios nombres para ellos. Pueden cruzar las fronteras al mundo del espíritu para
traer y llevar mensajes.
Las tradiciones chamánicas han comprendido que los ancestros necesitan plegarias. Algunos ancestros
han muerto de una manera triste y difícil, y la mayoría de ellos aún necesitarán alguna ayuda después de
su muerte física. De lo contrario, en el mundo infinito del alma continúan sus sufrimientos, que afectarán a
quienes todavía están vivos. No deberíamos confundir este sufrimiento infinito en el mundo espiritual con
el sufrimiento prolongado, que a veces identificamos en este mundo físico de tiempo lineal Algunos de los
ancestros que murieron en una circunstancia difícil están, en cierto modo, clavados, congelados en el
tiempo. Para nosotros, podría parecer 'eternamente´ cuando tratamos de entender esto, pero de hecho no
tiene tiempo. Las plegarias los ayudarán a despertarse, ante el hecho de que han muerto, y les recordará
que pueden comenzar a ponerse en movimiento. Y si las plegarias comunes no son suficientes, las
chamánicas pueden llegar hasta ellos y ofrecerles su ayuda. Las tradiciones enseñan que no tiene
importancia el lugar y la condición en que está el ancestro fallecido; por lo general, un chamán
experimentado sabe cómo llegar a su destino. Los ancestros pueden sanar y sus lágrimas se pueden
secar, además de unirse con quienes ya han encontrado la paz.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
En el norte, los ancestros están presentes con todos sus recuerdos y experiencias, tanto alegres como
tristes. El timón nos enseña que todo está conectado y que nosotros lo estamos con nuestros ancestros,
ya sea que seamos conscientes o no de esta conexión. Las fuerzas de los ancestros llegarán hasta
nosotros pero sus preocupaciones también nos afectarán. A veces, cuando nos sentimos bien es porque
estamos armonizados con las alegrías de nuestros ancestros y, a veces, vemos al mundo a través de la
perspectiva de los sufrimientos de nuestros ancestros. Permítanme compartir, con ustedes la historia que
me contó una de mis amigas, Sabine, para darles un ejemplo de la última dinámica.
"Hace algunos años mi hijo de siete años no quería terminar su comida, en vez, yo quería que siguiera
comiendo. Entonces, me puse firme con él y comenzó a quejarse; me enojé y comenzó a gemir... Creo que
pueden imaginar la escena. Su gemido se apoderó de mí y cada vez que hace eso, algo se endurece en
mí. En esta ocasión, al igual que ha ocurrido otras veces antes, me enojé realmente con él y comencé a
gritarle. Aborrezco hacerlo, pero no pude contenerme. Luego, mi esposo me miró y dijo con voz calmada:
'Probablemente, debieras considerar la carga que hay detrás de esto'. Salí de la habitación y me quedé un
rato en la galería de la cocina, pensando en la sugerencia que me habían hecho de comprobar qué estaba
ocurriendo. Retrocedí unos pasos, imaginando que había entrado en el campo que ejercía una influencia
total en mi comportamiento y después tuve una experiencia muy poderosa. Algo llegó por detrás y fluyó
sobre mí. Fue una onda de energía extraña y tangible. Y súbitamente los pude ver, realmente los vi. Gente,
caminando por la nieve. Centenares de personas, todas moviéndose en la misma dirección. Las había de
todas las edades. Había muchas personas muertas en el suelo, la mayoría bebes, niños y ancianos...
Todos los que estaban demasiado débiles para seguir caminando y quienes no pudieron mantenerse
abrigados del frío se habían desplomado y murieron en la nieve. Yo estaba allí, en alguna parte y los vi.
Escuché a las madres y a los padres, gritándole a sus hijos: 'iMuévanse! iSigan moviéndose! ¡No se
detengan!'. A algunos niños les sangraban los pies, algunos tenían los dedos congelados, todos estaban
exhaustos. Pero los padres tenían que seguir adelante e ir en busca de sus hijos: 'Todo lo que hemos
dejado atrás es peor que la muerte -sigan caminando'. La multitud se movía sin cesar, hacía adelante
como un gran organismo. Dejando un sendero de muertos. Quienes no pudieron mantenerse firmes,
simplemente detuvieron el paso, se tambalearon y murieron.
Fue una experiencia muy fuerte. ¿Estuvo alguna vez en un lugar donde el tiempo es inclemente y todo
se congela? El aire frío que ingresa en la nariz crea una sensación particular, que yo sentí mientras estaba
en la galena. Sentí el olor de la gente que no se había lavado ni bañado durante muchos días, un olor
extraño, algo nauseabundo, casi dulce. Sentí el olor de los caballos, pues algunas personas tenían un
caballo para transportar a los niños. Los vi, los olí y realmente sentí frío. Los oí gritar, los vi caer y morir.
Entonces reconocí que, a veces, trato a mi hijo con la misma dureza, la misma falta de sentimientos, con la
misma firmeza que esos pobres padres exhaustos usaban, para mantener a sus hijos caminando.
Después de esta experiencia, me tomé diez días y todas las tardes me sentaba y rogaba por todas
estas personas. Cada vez, descubrí que podía regresar a ellas. La experiencia siguió siendo exactamente
como la primera vez; los veía con claridad, los escuchaba, podía olerlos y sentir el aire frío en mi nariz. En
realidad, no interactué con ellos. Simplemente estuve allí con ellos y rogué por todos, en particular, por
quienes murieron durante esa huida lenta y prolongada. Al regresar allí, durante diez tardes sucesivas,
comencé a observar que me sentía como esas personas con mucha frecuencia. Sentí como si hubiese
estado caminado frecuentemente por allí con ellos, de un extremo a otro, a través del intenso frío y de la
nieve. Nunca mires hacia atrás, no pienses en lo que has dejado, simplemente sigue andando. En cierta
parte, esto me define bastante. Pude observar que los sobrevivientes lo hicieron por su firmeza y cómo
esa fuerza también es una cualidad.
Asimismo, pude observar cómo tuvieron que clausurar ciertas partes en sí mismos, puesto que eran
horribles y dolorosas. Algunos de ellos, de común acuerdo, simplemente dejaron de sentir. Muchos
murieron. Rogué por ellos y aprendí de ellos, durante diez atardeceres y, de esa manera, me di cuenta que
también había aprendido algo sobre mí.
Mi padre es austríaco y mi madre polaca. Ella proviene de una región que pertenecía a Alemania al
momento nacer, pero que ahora pertenece a Polonia. Ellos vivieron momentos muy difíciles durante la
guerra, pero nunca se vieron obligados a huir, a través de la nieve, como aquellos refugiados. Tampoco
debió hacer esa travesía, ninguno de sus padres, abuelos ni otro miembro de la familia relativamente
cercano. Es muy probable que alguno de sus familiares lejanos haya estado en esas marchas de
refugiados, cuando los rusos huyeron al finalizar la guerra, a través de Europa Oriental durante los meses
de invierno, pero no sé exactamente quiénes fueron. Algunos de los parientes de la madre de mi madre
murieron en la guerra y el padre de mi madre fue asesinado cerca de Stalingrado y algunos de sus
parientes tampoco sobrevivieron a la guerra. Sin embargo, hasta donde yo sé, ninguna de esas personas
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murió en las marchas. No creo que mi experiencia de estar conectada con esos refugiados provenga de mi
familia cercana. Se percibe algo diferente cuando se trata de ese tipo de recuerdos. En mi experiencia con
la gente en la nieve, yo estaba allí con todos ellos, y formaba parte del grupo, no estaba concentrada
solamente en un par de ellos. Formaba parte del grupo completo, parte del colectivo. Estoy segura de que
esta experiencia proviene del alma tribal a la que pertenezco. Proviene de mi conexión desde mi
nacimiento con personas oriundas de Europa Oriental.
Aun cuando esas personas que escapaban de los rusos, hubieran arribado finalmente a alguna parte
segura, existe un lugar en el mundo infinito del espíritu, donde todavía están caminando y mi plegaria
solamente no tiene suficiente fuerza como para producir algún cambio. Para lograr realmente algún
cambio, sería necesario contar con muchas personas y muchas plegarias y estas deberían continuar
durante un tiempo prolongado, a fin de poder alcanzarlos a todos. No obstante, en lo que a mí respecta, ha
habido un cambio importante; ahora sé que están allí y que estoy conectada con ellos. Siento como que
toda mi vida ha sido una película interpretada detrás del telón, y que ahora se ha levantado ese telón. Y
ahora sé de qué se trata. No se trata de que esté alucinando ni que los vea literalmente todo el tiempo,
aun así sé que están allí, en algún lugar de un rincón de mi conciencia. No me olvido de ellos.
Precisamente, hace algunos días volví a enojarme con mi hijo y, de repente, sentí otra vez ese olor dulce
nauseabundo y por un momento estuve respirando el aire frío, lo sentía en mi nariz. Luego supe que otra
vez estaba observando el mundo desde los ojos de estos refugiados, percibiendo los olores, a través de
sus narices, y en realidad me di cuenta que estaba muy cansada y con mi ser interior endurecido. Además,
justamente estaba forzando a mi hijo a hacer algo que sólo yo pensaba fuera necesario. Así que ahora
presto atención cuando me fusiono con esta parte del alma tribal, porque también me permite separarme
de esas personas, aun cuando continúe rogando por ellas. Sin duda alguna, mi vida se ha vuelto mucho
más sencilla desde que pude dejar todo debidamente aclarado. Soy menos dura con los infantes y ya no
he necesitado más usar toda esa fuerza cuando quiero que los niños hagan algo. Estoy mucho más
relajada con ellos y ellos también lo están conmigo".
En este relato, observamos cómo un trauma de guerra colectivo, compartido de forma individual por
millares y millares de personas, se guarda y congela en el alma tribal. Como descubrió Sabine, las mismas
heridas tribales pueden convertirse en factores no reconocidos en nuestra vida cotidiana, que perturban
nuestras relaciones y deforman nuestra perspectiva del mundo. Aunque Sabine desconozca si ha tenido
algún familiar cercano forzado a escapar como otros, de Europa Orienta!; sin embargo, ha estado
participando en este recuerdo por eso tiene acceso directo pues forma parte de la misma alma tribal, como
las personas que huyeron forzosamente a través de la nieve.
En agosto de 2005, el mundo pudo ser testigo de una dinámica relacionada, durante la retirada de los
asentamientos judíos de la franja de Gaza. Unas semanas antes de la evacuación de las tropas se produjo
un fenómeno curioso y perturbador, que tenía que ver con un objeto. Durante la protesta, una cantidad
bastante considerable de colonos judíos llevaba estrellas de David anaranjadas sobre su vestimenta,
parecidas en todo, excepto por el color, y eran copias de las estrellas amarillas que los nazis habían
obligado a usar a los judíos. Esta acción particular no duró demasiado pues desacreditaba a quienes
participaban de la protesta, ante los ojos del público israelí en general. Inesperadamente, todavía siguen
apareciendo imágenes del Holocausto, durante las semanas anteriores a la conmemoración de la retirada.
Algunas personas que habían sido expulsadas de Gaza, comenzaron a escribir en sus brazos los números
de la seguridad social, como si fueran los números que les tatuaban en los campos de concentración,
otros demostraban su repudio contra la retirada, vistiendo los conocidos trajes a rayas azules y blancas,
que se usaban en el campo de concentración. Todo esto resultaba muy perturbador, pues la gente en
Israel consideraba que esta actitud significaba cruzar una línea, que no se debía cruzar.
Durante la verdadera retirada, los jóvenes judíos llegaron a Israel desde diferentes países, para ayudar
a defender los asentamientos contra la armada israelí que iba a desmantelarlos. La mayoría llegó desde
todos los países de América y muchos provenían de familias que habían dejado Europa varias décadas
antes del Holocausto. La generación de los bisabuelos de estos jóvenes activistas, no había escapado de
los nazis, sino que había huido de las erupciones de violencia
Antisemítica surgidas en Europa Oriental y Ucrania, durante el siglo diecinueve. Los jóvenes judíos
norteamericanos ocuparon las casas vacías que ya habían abandonado los pobladores originales, días o
semanas antes y cuando llego el ejército para desalojarlos, les gritaron a los soldados: "iNo se atrevan a
sacarme de mi casa, nazis!". En esta actitud, podemos reconocer que el poder de la pesadilla tribal de la
Shoah mantuvo a estos jóvenes americanos unidos en un fuerte apretón de manos. De todas las posibles
respuestas que hubieran podido tener, se adoptó la memoria colectiva traumática y, de hecho,
experimentaron el pasado en el aquí y ahora y se identificaron totalmente con él. Los soldados se las
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ingeniaron para sacarlos de las casas, pero al día siguiente, volvieron a encontrar a los mismos jóvenes en
otro edificio abandonado. Otra casa vacía había sido ocupada durante la noche y una vez más los jóvenes
activistas comenzaron a llorar y gritar, por detrás de las ventanas enrejadas: "¡Mi casa! ¡Mi casa! ¡Los
nazis nos están destruyendo todo!". Fue una pesadilla de muchas maneras, no sólo para la gente que
estaba en esas casas, ya que la mayoría de los soldados que hacían su trabajo estaban totalmente
horrorizados, tal como los israelíes que veían estas escenas por TV en sus casas,
A esos muchachitos norteamericanos se los puede despedir fácilmente como fanáticos religiosos
histéricos que se atrevieron a denostar el pasado por razones políticas, quedando enredados en una
identificación enfermiza con el papel de víctimas. Tales decisiones tienen, en sí, algo de verdad y explican
parcialmente qué ocurrió. Pero, en mi opinión, los niveles sicológicos y religiosos solos no explican la
intensidad especial de las expulsiones de Gaza. En su intensidad perturbadora, la retirada de Gaza de
2005 es uno de los ejemplos de transmisión inconsciente del alma tribal.
Por suerte, no son sólo las experiencias traumáticas de los ancestros ni el campo tribal del que
formamos parte, los que pueden ejercer un efecto sobre nosotros. El campo ancestral también guarda
muchas cosas buenas en el que es su abrazo atemporal, y al que a la vez nosotros nos podemos
conectar. Cuando se produce esa conexión, podemos experimentar una sensación poderosa de Integridad
y fuerza. En su libro "La entrada a la montaña sagrada", el rabino David Cooper cuenta una historia
maravillosa sobre una inmersión inesperada en el alma tribal. David Cooper descendía de una familia de
judíos seculares y no había tenido educación religiosa de ninguna clase, sus conocimientos del judaísmo
eran casi nulos. Una vez, siendo ya adulto, vio al rabino Zalman Scbachter-Shalomi hablar durante un
sermón, y le decía a la audiencia que si había alguien presente que quisiera llegar a ser rabino fuera hasta
donde él estaba y que lo viera. Las palabras llegar a ser rabino' permanecieron. con David Cooper por
algunos meses y finalmente hizo una cita con Zalman Schachter, Durante esa reunión, el rabino Zalman le
preguntó a David Cooper si quería hacer la experiencia de colocarse los 'tefíllin', y le tuvo que explicar que
los tefíllin son los lazos que usan ios judíos ortodoxos para los ruegos durante las oraciones de la mañana.
Un conjunto de tefíllin está formado por dos pequeñas cajas cuadradas hechas de cuero crudo, que se
atan una en la frente y la otra al brazo izquierdo, mediante tiras de cuero.
Zalman Schachter tomó su conjunto de tefíllin, le ayudó a David Cooper a colocárselos y luego lo dejó
en una sala silenciosa, durante una hora aproximadamente. David Cooper entró en un estado de
visionario, en el que vio muchos símbolos judíos diferentes, muy antiguos. Mientras los observaba, no
tenía indicios sobre qué eran ni qué significaban. En su visión descubrió que podía entenderé! idioma
hebreo, vio al sumo sacerdote de! tiempo del primer templo, además de alguno de los objetos y rituales
que se utilizaban en ese tiempo. Por último, perdió su grupo familiar de autoconocimiento y se mezcló
completamente en silencio. Cuando el rabino Zalman le dijo que volviera a la mente, regresó a su nivel de
conciencia normal y descubrió que su cara estaba humedecida por las lágrimas.
David Cooper afirma que había tardado varios años hasta comprender el contenido de su visión y que
sigue estando perplejo por esta transmisión del conocimiento y de los símbolos judíos tradicionales. Se
pregunta vacilante si podría haber una conexión con la imagen mística antigua de que los judíos tienen un
alma extra que a las demás personas les falta, una imagen que menciona y, a la vez, rechaza porque tiene
aires de superioridad y exclusividad. Todavía no le queda claro cuál fue la dinámica específica que lo
movió a hacer esta experiencia.
En varios niveles, los judíos tienen efectivamente un alma especial que otros no tienen. Sin embargo,
este parecer tradicional no está completo, es necesario agregar que esta alma especial no es individual
sino tribal, y además que no son sólo los judíos quienes tienen esta clase de alma extraordinaria, sino
también todas las demás personas. Quienes no son judíos también tienen almas extraordinarias,, según
sus propias conexiones ancestrales. El alma extraordinaria es para cada uno de nosotros la capa del alma
que compartimos con las demás personas de nuestro propio grupo. Por eso, al menos existe un alma
específica que sólo los judíos tienen y los demás no, aunque no sea esa alma específica, y simplemente
también es verdad que todos los demás tienen almas extraordinarias que los judíos no tienen.
La historia de David Cooper es un ejemplo hermoso de inmersión súbita en el alma tribal, y que no se
trata realmente de algo tan extraordinario. He escuchado historias similares, narradas por personas
provenientes de diversas experiencias diferentes. Cada uno de nosotros tiene ancestros y cuando la
conexión con ellos se activa repentinamente, el alma, tribal nos habla y nos hace participar de las
memorias ancestrales. Existe un factor importante en la historia de David Cooper y se trata de la invitación
que recibió del rabino Zalman Schachter para que se colocara los tefillin. Esos elementos del ritual tan
personales que usó durante la plegaria diaria, año tras año, son herramientas espirituales poderosas.
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Además del poder de ese conjunto especial de tefillin, la tradición de colocárselos durante las plegarias
matinales tiene literalmente una antigüedad de millares de años, y el ritual crea de inmediato una conexión
poderosa con el campo ancestral, y junto con esto, las bendiciones que David Cooper recibió del rabino
Zalman Schachter mientras se colocaba los tefillin por primera vez en su vida. Todo funcionó
simultáneamente para abrir los canales de un alma tribal amplia y clara; de esta manera las plegarias y el
contexto espiritual aseguraron que se trataba de algo poderoso y fortificante que se cumplía.
En las culturas chamánicas tradicionales, los ancestros nunca se alejan. He escuchado decir a los
ancianos nativos de varias tribus que cada una de nuestras elecciones debemos hacerlas pensando en las
siete generaciones siguientes y que cada una de las plegarias que digamos deberán incluir esas
generaciones. De esta manera, no sólo le enseñan a sus jóvenes a comportarse responsablemente, sino
que esta forma tradicional de rogar, también les enseña a los jóvenes que las siete generaciones
precedentes han estado rogando y pensando en ellos. Por eso, muchas plegarias incluyen no sólo a las
generaciones por venir, sino también un "agradecimiento" para quienes han estado aquí antes. Esas
plegarias tienden un puente hacia los ancestros que se puede usar activamente cuando sea necesario.
Los ejemplos que he dado en este capítulo demuestran que las trasmisiones del alma tribal pueden ser
positivas o negativas. Las personas pertenecientes a las culturas tradicionales para quienes el alma tribal
es una realidad, están conscientes de esto, y existen todo tipo de caminos para asegurarse lo máximo
posible que la conexión con los ancestros sea beneficiosa.
Concluyo la introducción de este libro con un sueño, un sueño durante el cual aprendí la canción que
usé en una ceremonia, después de despertarme. Ese sueño fue el primero de una larga serie de docenas
de sueños durante los cuales aprendí las melodías de mis ancestros. Al parecer, el vínculo con el alma
tribal judía se abrió con tal amplitud que estos tipos de transmisiones directas llegan a ser posibles regularmente. Sin embargo, durante los primeros años que esto me estaba ocurriendo, no hablé sobre este
proceso con los rabinos ni con otras personas de la comunidad judía. La tradición judía, al igual que otras,
no alienta a las personas para que hablen abiertamente sobre sus experiencias espirituales privadas.
Entonces, después de un tiempo, el proceso se intensificó y en mis sueños comencé a aprender hebreo y
los conceptos cabalísticos. En ese momento, sentí la necesidad de comenzar la búsqueda de un anciano
espiritual judío que pudiera guiarme, y afortunadamente encontré uno que podía armonizar mi alma, de
acuerdo con lo que estaba sucediendo, de modo tal que pudiera confiar en este proceso. Me gustaría
compartir uno de los sueños, durante el cual aprendí una palabra en hebreo, porque es el ejemplo de
cómo las transmisiones del alma tribal pueden verdaderamente bendecir y sanar. También demuestra con
frecuencia que cuando rogamos por otros, nosotros mismos recibimos una bendición.
En el edificio de departamentos donde vivía, también estaba viviendo un caballero muy anciano. De vez
en cuando, lo veía por los alrededores y, en ocasiones, lo encontré en el negocio de comida macrobiótica
de la zona. Durante años, sólo intercambiábamos algún saludo, un "Buen día" o "Buenas tardes", a veces,
hacíamos un comentario sobre el tiempo, como le gusta hacer a la gente que vive en los Países Bajos. En
cierto momento, noté que mi vecino' tenía dificultades para caminar, había comenzado a usar un bastón.
Por eso, un día cuando volví a encontrarlo en el negocio, le pregunté si quería que cargara sus
comestibles y los llevara hasta su departa-' ¡tiento, a lo cual me respondió con una sonrisa, diciendo:
"Gracias por su ofrecimiento, pero creo que por el momento no es necesario". Entonces, le contesté:
"Hágame saber cuándo sea el momento, y la oferta seguirá en pie". Le repetí mí oferta en algunas
ocasiones más, pero aún podía seguir cargando sus bolsas con la compra. Luego, un día nos
encontramos en el ascensor y me pidió que lo ayudara, ya que algunas semanas más tarde se sometería
a una cirugía; le iban a hacer un reemplazo de caderas. No había nadie que pudiera ayudarlo con sus
compras. De hecho, realmente ya no podía cargar más las bolsas, porque le resultaba demasiado
doloroso. Ahora iba a ír caminando hasta el negocio y me preguntó si podría pasar a retirar las bolsas con
la compra de allí, hoy o mañana. Le contesté que me sentía muy feliz de poder ayudarlo. Me dio el número
de su departamento y ese mismo día, más tarde, estaba frente a su puerta cargando con las compras que
había ido a retirar por él. Noté que había una 'mezuza' fijada al marco de su puerta. La 'mezuza' es un
objeto pequeño que los judíos practicantes aseguran al marco de su puerta y que contiene un trozo de
pergamino con un texto específico, manuscrito. No sabía que mi vecino fuese judío. Me abrió la puerta y
cuando pasé, toqué la 'mezuza' haciendo el gesto que los judíos ortodoxos hacen cuando pasan por ahí, y
los dos nos sonreímos. La cirugía de cadera se llevó a cabo como estaba programada pero la
recuperación no iba muy bien, era muy lenta y mi vecino estaba siempre dolorido. Desde el día que
regresó a su casa, comencé a visitarlo todos los días, a menos que estuviera fuera del país por trabajo
para controlar cómo iban las cosas y llevarle la comida y las demás cosas que le compraba. Jamás me
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hubiera imaginado que mi oferta de prestarle una ayuda me comprometería a atenderlo a diario; si bien,
simplemente seguía acompañándolo según lo impusiera la necesidad.
Un día encontré al anciano llorando de dolor en su cama y comencé a rezar apenas regresé a mi
departamento. Estaba seguro de que alguna de las canciones que había aprendido en mis sueños podría
ayudarlo. Algunas les habían aliviado a otras personas diferentes tipos de dolor. ¿Pero qué podía hacer?
Uno no puede simplemente ir y ofrecerles a las personas la sanación; primero, ellas tienen que pedirlo.
Esa es una de las primeras y las más importantes regias que aprendí de los maestros tradicionales. Sin
embargo, mi vecino, ya entrado en años, no sabía que podía pedirme que le brindara este tipo de ayuda,
él no sabía absolutamente nada de mis sueños, No sabía que le había estado cantando canciones que
podían quitarle alguno de los dolores, canciones que no pertenecían a otras culturas, sino canciones
judías, que podrían ser importantes para él como judío practicante. ¿Qué podía hacer? Su dolor era muy
fuerte, era difícil verlo sufrir. Dado que está permitido siempre rezar por alguien, así lo hice. Pedí ayuda
para mi vecino y pedí que me guiaran en cuanto al rol que debería cumplir ahora.
Esa noche cuando soñé que estaba sentado frente a los ancestros que me enseñan las canciones en
los sueños, pero no vi sus rostros; tenía las letras en hebreo en mi mano izquierda. En ese momento de mi
vida, sólo sabía muy pocas palabras del idioma y ni siquiera estaba seguro cómo se debían pronunciar
algunas de esas letras. En el sueño, me decían que me concentrara en los cuatro grabados del nombre
del creador y que mientras lo hacía, tenía que seleccionar cuatro letras de mi mano y colocarlas sobre la
mesa. Seguí estas instrucciones y me desperté cuando vi la imagen de las letras negras sobre la mesa de
luz. Dibujé las letras en mi diario de sueños. A la mañana siguiente, llamé a una amiga que hablaba hebreo
bíblico. Hubiera sido inútil preguntarle a alguien que hablaba el hebreo contemporáneo que se habla
actualmente en Israel porque a pesar de que deriva del hebreo antiguo, de hecho, es otro idioma. Mi
amiga me pudo decir, de inmediato, con seguridad que era una palabra pero que debía comprobarlo en
sus diccionarios para poder darme el significado exacto. Las palabras hebreas se escriben solamente con
consonantes, y las palabras escritas se pueden pronunciar generalmente de diversas maneras. Cada una
de las diferentes pronunciaciones tiene otro significado. La primera pronunciación fue 'samuch', cuyo
significado era juntos, uno al lado del otro, contiguo, y eso me hizo pensar en mi vecino y en mí, que
vivíamos uno al lado del otro. La segunda palabra, por ejemplo, fue 'samoch', que significa "tutor" y es el
poste de apoyo que se coloca al lado del árbol en crecimiento. También pude comprender esa palabra, que
era yo cuando le hacía las compras y otras diligencias. La tercera palabra igual se pronunciaba 'samuch' y
estaba relacionada con la palabra 'smicha', que significaba llegar a ser competente, mediante la imposición
de manos'. Este significado se refiere al ritual en el cual sus maestros o maestras ordenan al nuevo rabino,
colocando sus manos sobre él o ella; entonces percibí que el tercer significado me revelaba que tenía
permiso para hablarle a mi vecino sobre mi trabajo y además podía decirle que si quería podía pedirme
que le cantara una canción. Algunos años después, un amigo en Israel me dijo que la palabra que vi en mi
sueño también se podía leer como 'smoch', que significa fe en hebreo moderno.
Estaba feliz, porque ahora sabía que mis ancestros pensaban que estaba calificado para ayudar y
decidí contarle a mi vecino sobre mis plegarias, el consecuente sueño y el significado de las palabras. Su
respuesta llegó, después de pensarlo un momento. "De acuerdo, me gustaría que cantara algo para mí,
antes de que vaya a dormir". De todos modos, siempre iba a verlo antes de irme a dormir; entonces esa
noche me senté a su lado y le canté un poquito. Al día siguiente, me dijo que su dolor había disminuido
algo y además que otra cosa extraordinaria fue tocada en una forma sanadora. Correspondía que él
contara los detalles de esta historia; en consecuencia, ya no debo mencionar aquí nada más. Todas las
noches, durante unas cuantas semanas, le canté algunas canciones sanadoras de mis sueños, antes de
que se fuera a dormir. Luego, un día me dijo que ya era suficiente y dejé de hacerlo. Las canciones le
habían dado todo lo que se podía dar, y, a partir de ese momento ya no hablamos nunca más de ese tema.
A muchas personas que vivieron durante los años de la guerra, les resulta difícil pedir ayuda porque les
recuerda la gran impotencia de aquellos tiempos. De modo tal que hablábamos de otros temas, aunque
todavía nos encontráramos diariamente sólo un momento. Actualmente, aún voy a visitarlo de vez en
cuando, a pesar de que ahora vivamos en diferentes lugares.
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¿Quién pertenece?
Kerstin había estado participando regularmente de mis seminarios, durante algunos años, y había sido
siempre una persona muy simpática y amigable, para tener cerca. Pero, a medida que la fui conociendo
algo mejor, comencé a notar que, a veces, su cordialidad parecía mezclarse con la necesidad de pedir
disculpas y hasta de tornarse casi invisible. Entonces, un día Kerstin me contó que sus ancestros paternos
eran Sinti y que por eso quería hacer una constelación. Los Sinti, junto con los Roma, son las dos tribus
principales de gitanos que anduvieron errantes por toda Europa, durante siglos. Los Sinti y los Roma
jamás se incorporaron a la corriente cultural principal de los diversos países donde vivieron, ni de las
familias con ancestros gitanos o payos; a los ancestros gitanos, con frecuencia, se los rechaza y ridiculiza,
y después desparecen de la vista. Al escuchar estos aspectos sobre los orígenes de Kerstin, pude
entender mejor las influencias sistémicas en la postura ligeramente apologética de Kerstin.
Le dije que sería un honor darles la bienvenida a sus ancestros Sinti en nuestro grupo y que podríamos
realizar una constelación que le permitiera presentar sus respetos a todos sus diferentes ancestros y a sus
preferencias. Kerstin primero eligió los representantes para su padre y su hermano y luego para sus
progenitores. Luego, le pedí que eligiera a alguien para la fortaleza indómita de los Sinti y que colocara a
este representante en algún lugar, detrás de los abuelos. Después de hacer esto, tuvo que decidir cuántas
generaciones todavía permanecían entre sus abuelos y la fortaleza indómita.
He descubierto que en este tipo de constelación el ancestro más cercano, que todavía es cien por
ciento Sinti o nativo de algún país de los países de América o zulú o judío, no necesariamente es también
el más cercano en el tiempo, ni quien todavía está en contacto con la fortaleza indómita. A Menudo se
debe agregar una o más generaciones adicionales antes de encontrar a alguien con una conexión todavía
totalmente intacta. Kerstin decidió que necesitábamos dos generaciones más, de modo tal que agregamos
a sus representantes en la constelación.
Kerstin comenzó expresando sus respetos por su padre y su tío, y les contó sobre su necesidad personal
de conectarse con sus raíces ancestrales. Pidió permiso para ir y enfrentarse con la fortaleza indómita de
los Sinti, que estaba oculta en el pasado. Admitió la elección que había adoptado la genera-clon de su
padre, de desconectarse de sus raíces, y expresó su respeto por esa elección. "No soy totalmente Sinti y
no estoy haciendo planes ni deseando, de repente, llegar a ser una de ellos. Pero, al ser Kerstin, los Sinti
forman parte de mis raíces, y quisiera conectarme con ellos para saber que estoy entera, para llegar a ser
completa. Anhelo encontrarme con ellos. Ustedes tuvieron sus razones para rechazar a sus ancestros
Sinti, pero para mí, hoy, la situación es diferente. Anhelo encontrarme con ellos y les pregunto, si ustedes
desean abrir el camino para mí". Las palabras de Kerstin tranquilizaron, sin duda, a los representantes de
su padre y su tío, quienes sintieron que podían hacerse a un lado. La puerta se abrió para que Kerstin
fuera a encontrar a la primera instancia en la línea sucesoria, sus abuelos paternos. El mismo paso básico
se repitió con cada generación hasta que ella pudo encontrar finalmente la fortaleza de los Sinti, en los
últimos ancestros en al fila. Este ancestro reconoció a Kerstin como su propia descendiente, y deseaba
darle la bienvenida y bendecirla. Al devolver esa bendición a su lugar, las demás generaciones, incluyendo
el padre y el tío, expresaron su respaldo. Estaban muy felices porque alguien estaba haciendo este trabajo, y se sentían fortalecidos por lo pasos que había dado Kerstin. Quedaba muy claro que no lo hacía
sólo por ella, sino también por toda su familia.
Dos días después de esta constelación, Kerstin me escribió una carta.
Querido Daan:
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Cuando llegué a casa ayer por la tarde, después del seminario, me estaba esperando
un pequeño paquete. Al abrirlo, encontré un diccionario de Romaní, que me enviaba
un querido amigo. Como sentí cierta timidez en abrirlo, mi marido se ofreció a leerlo
por mí. Así fue que me encontré escuchando la historia de los Roma y los Sinti,
además de su idioma, que fue un comienzo increíble.
Cuando hablé con mi madre esta mañana, me contó que mi padre le había dicho
recientemente que estaba preocupado porque no se sentía capaz de honrar a sus
ancestros. Sus problemas de corazón y diabetes habían empeorado durante el último
año. Motivo por el cual me sentí profundamente conmovida, ya que durante mucho
tiempo había sido tabú hablar de su familia. Mi madre dijo que había advertido que mi
padre había comenzado a estar más calmado desde el último fin de semana.
Esta mañana lo intenté y escuché música gitana. Cuando traté de hacerlo
anteriormente, apenas pude escuchar una canción, porque me hacía sentir muy mal.
Hoy fue diferente, pude disfrutar de esas hermosas canciones, tanto de su tristeza
como de su alegría. Por primera vez, me permito experimentar los profundos
sentimientos y las conexiones que me despierta esta música.
Es sorprendente que todo esto haya ocurrido tan poco tiempo después de participar
en el taller.
Agradecida en muchos aspectos,
Kerstin
Un año después, Kerstin me envió otra carta informándome que los problemas cardíacos de su padre
habían desaparecido, y que estaba mucho más en paz consigo y con los demás. Cuando se mencionaba a
los ancestros Sinti, había más respeto y los miembros de la familia se acercaban más que antes el uno al
otro.
Muchas personas descienden de familias en fas que están representadas diversas razas, religiones y
nacionalidades, algunas veces, a través de vanas generaciones. Además, observando a los hermanos que
comparten la misma mezcla de orígenes, con frecuencia se descubre que cada hijo tiene una conexión
especial con un grupo específico de ancestros. Un hijo puede sentir una conexión estrechísima con su
abuelo indonesio y con el grupo de ancestros unidos a él, mientras que otro hijo puede sentirse más
conectado a la parte japonesa de la familia. La dinámica es fascinante, a menudo (os ancestros no están
'distribuidos en forma pareja' entre todos los niños. Observándolo desde la perspectiva del alma, se podría
decir que el primer niño pertenece a un alma tribal, el siguiente a otra. Esta dinámica no es siempre obvia,
por ello, hay muchos niños descendientes de una mezcla de familias que sienten su pertenencia a todos
los sistemas o a ninguno. Aun así, los descendientes de una o dos generaciones posteriores pueden
sentirse atraídos inexplicablemente hacia un grupo específico de ancestros.
Cada alma tribal tiene un núcleo, límites y, en medio, el campo; además existen diferencias
significativas entre estas tres posiciones. En el núcleo se encontrará a las personas sobre las que no
existe duda alguna acerca de su pertenencia. Estos individuos cumplen con todos los criterios que la tribu
ha establecido para ser un miembro. Asimismo, es igualmente importante que las personas en el corazón
del grupo estén mirando hacia dentro, en dirección al centro. Su modo de vida, sus preferencias; todo
intenta conseguir la participación activa en la tribu. Desde el punto de vista del centro, el núcleo de la tribu
es lo único que se debe tomar en cuenta. Todo cuanto ocurre fuera del núcleo y cerca del límite tribal es
apenas importante. Las personas que están en el centro y se identifica plenamente con esta posición, no
tienen la necesidad intrínseca de dialogar con la gente que no pertenece plenamente a ese lugar.
Entre el centro y la periferia del alma tribal se encuentran diversos tipos de personas. Un grupo está
formado por las personas a quienes se les cuestiona su membresía y, por lo tanto, no pueden pertenecer
al grupo central. Probablemente, fueran personas de origen mixto o cuyo comportamiento no siempre ha
estado en armonía con las costumbres y los reglamentos de la tribu. A todas estas personas que están en
el medio, les gustaría pertenecer al grupo central, y están tratando de encontrar su camino hacia allí. Este
movimiento es posible pero a veces puede ser muy lento, según las circunstancias. A algunas personas,
hasta les puede llevar varias generaciones. Yo mismo nací en una isla a la que mis padres habían
inmigrado desde el continente; sin embargo, no me consideraban un isleño, a pesar de haber nacido allí.
Mientras que si hubiese permanecido en la isla y hubiera contraído matrimonio allí, entonces la generación
de mis hijos hubiese sido la primera considerada como la de verdaderos isleños. Solamente pueden
formar parte de este grupo especial los nacidos de padre y la madre oriundos de la isla.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
La región del alma tribal que se encuentra entre el núcleo y el límite también está habitada por quienes
tienen membresía plena pero que han dejado o están dejando el núcleo, porque están interesados en
saber qué está ocurriendo en oíros lugares, o están saliendo porque quieren alejarse de las restricciones
que les impusieron las personas del centro.
Las personas entran y salen del sistema, en el borde preciso del alma tribal En tiempos de paz y
relajación, ios límites entre las diferentes tribus son esencialmente más permeables que en las épocas
cuando fas relaciones son tensas. Durante los tiempos de guerra y persecución, las fronteras se cierran
íntegramente. Por ejemplo, en la Alemania anterior al nazismo, había muchos matrimonios entre alemanes
judíos y no judíos, pero cuando Hitler se hizo cargo del gobierno y empezó a ser activamente antisemita,
disminuyeron en forma vertiginosa, aún antes de estar prohibidos explícitamente por el Estado.
Algunas personas que habían dejado el colectivo, no regresaron jamás. Probablemente se hayan
casado con alguien fuera de su propio grupo y se fueron para unirse a la tribu de su pareja. Otros
simplemente se habrán ido, porque rechazaban el estilo de vida y las creencias que dicta la tribu o porque
encontraron una mejor manera de vivir de la que le podía ofrecer ella.
Es posible ingresar al alma tribal por medio del matrimonio, la conversión, cuando se han aprobado
otros exámenes de membresía y se cumplió con los objetivos. Nunca es fácil ingresar a un sistema tribal
bien definido, porque requiere una nueva orientación que afectará muchos aspectos de la vida, si no todos.
La gente que quiere unirse debe tener una gran motivación, puesto que aun cuando Jos hayan aprobados,
todavía pueden descubrir que, por lo menos, algunas de las personas los rechazarán del núcleo, y desde
la posición del núcleo no resulta para nada extraño. Quienes hayan abandonado su propia tribu para
unirse a otra no han sido leales con su grupo original, lo cual desde el punto de vista del colectivo es un
rasgo cuestionable. Quienes hayan cambiado alguna vez su lealtad pueden volver a hacerlo, de modo tal
que es mejor mantenerlos a raya desde el principio. Sin embargo, la imagen del alma tribal, como el tipo
de célula biológica con un núcleo, una membrana y llena de fluido es también algo unidimensional. Puede
haber pequeños colectivos que tienen un solo núcleo, pero los grupos grandes y las entidades tribales, en
realidad, están compuestos por varios núcleos. Kerstin tiene ancestros gitanos; un grupo que se divide en
dos: los Sinti y los Roma. Los Roma están divididos en varios grupos: Kaíderash, Machavaya, Lovari y
Churari que luego, por supuesto, se dividen en subgrupos. A los extraños probablemente les parezca que
todos ios gitanos, judíos, chinos, cristianos, belgas, budistas y musulmanes pertenecen a un gran grupo y,
hasta cierto nivel, es así. No obstante, estos enormes colectivos, de hecho, Poseen muchas capas y
segmentos. Los distintos subgrupos que pertenecen a un sistema más grande se pueden sentir unidos
cuando se enfrentan con extraños, pero ni bien se han ido los extraños, las divisiones dentro de la tribu se
tornan otra vez visibles, entonces la antigua y familiar forma de pensar "Soy diferente (léase, mejor) que
tú", vuelve. Por ejemplo, los judíos ortodoxos sentirán que son más judíos que los liberales; a su vez, los
liberales probablemente se sientan algo superiores que los reconstrucciónistas, quienes a su vez están
algo más establecidos que los judíos renovadores. Los diversos grupos son, de hecho, diferentes grupos
del núcleo, que coexisten en el alma tribal judía colectiva. Cada uno de ellos valora su independencia,
están y quieren estar separados y, hasta cierto punto, cada grupo considerará a sus vecinos como
extraños. Aunque todos ellos se mantendrán unidos cuando el antisemitismo esté en el aire. Este no es
simplemente un fenómeno entre grupos de judíos, sino un patrón universal que se puede reconocer en
todos los grandes colectivos.
Cuando los diversos grupos están relacionados, entre sí, con un colectivo más grande, todos y cada
uno de ellos conseguirá un buen lugar y se les permitirá conservarlo. Pero, cuando algunos elementos del
colectivo se definen como extraños, podrían perder su lugar y ser olvidados o expulsados. Por ejemplo,
Kerstin creció en Alemania, y allá como en todas partes de Europa, los gitanos nunca han participado en la
corriente principal de la cultura. La misma Kerstin no ha tenido conexiones directas, significativas con sus
ancestros, porque la cultura alemana no fomentaba su reflexión ni su reconocimiento público de estas
raíces específicas. Pero a Kerstin no le dio buen resultado olvidarse ni alejarse de la mirada de los
ancestros, como imponían las reglas dictadas por la familia. Ella vivió con el sentimiento creciente de que
le habían cercenado algo vital y esencial Por último, después de muchos años, ella respondió al llamado
de sus ancestros y encontró el camino para conectarse con ellos.
Durante el primer día del seminario en los Países Bajos, Neska solicitó una constelación y me
dijo que sus ancestros eran una mezcla de holandeses, nativos de las islas Malucas y chinos, y
que algunos de ellos habían estado en los campos de concentración, durante la segunda guerra
mundial. Asimismo, otros ancestros de Neska habían sido excluidos de la familia. Había una gran
cantidad de material que hubiera podido ser el tema central de una constelación pero tuve la
sensación de que todavía no era el momento propicio para hacer algo y fue así que ese día no
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
trabajamos. A la mañana siguiente, Neska me dijo que se había olvidado de mencionar a alguien,
a su bisabuelo que había sido esclavo en Surinam, una República septentrional en América del
Sur, que mientras él vivía había sido colonia holandesa. Cuando escuché mencionar a este
hombre, tuve la percepción de que esta era la información crucial que había faltado el día anterior.
El hecho de que Neska no hubiera podido recordar a este pariente, cuando había tratado de
mencionar a todos sus ancestros, probablemente fuera sintomático, considerando la forma en que
generalmente lo recordaba su familia. Neska me contó que su bisabuela había parido al abuelo de
Neska, quien había nacido como esclavo. El niño había sido comprado libre, mediante el dinero de
su madre, quien luego se casó con un alemán, mientras que el padre de su hijo, de raza negra,
había desaparecido de la escena, siendo todavía esclavo. Le pedí a Neska que eligiera cinco o
seis representantes para cada grupo de ancestros, los holandeses, los nativos de las islas
Molucas, los chinos y los negros. Estos grupos se ubicaron en una línea, equidistantes unos de
los otros. Luego, coloqué al representante del abuelo de Neska entre sus ancestros chinos y
negros, y un representante para su esposa, la abuela de Neska, frente a sus ancestros originarios
de las Islas Molucas. El padre de Neska estaba a cierta distancia de sus progenitores, su madre
enfrente de sus ancestros holandeses.
Uno por uno le pregunté a los padres y abuelos de Neska a dónde podían encontrar un buen
lugar. Para la madre fue simple, se ubicó sencillamente junto al holandés y, desde allí, podía mirar
a su hija con orgullo y amor. Después le pregunté al padre, quien se había concentrado
claramente en su madre, a donde quería ir; sin embargo, aún no se podía mover.
Primero, su madre necesitaba encontrar un buen fugar con sus ancestros nativos de las Islas Molucas,
de modo tal que recién entonces pudo seguirla. Por último, sólo quedaba el abuelo de Neska, quien estaba
solo allí de píe, entre su madre en el grupo de la familia china y su padre con sus ancestros negros. AI
principio, no sabía realmente a dónde ir. Luego, le pregunté ¿Dónde encuentra la dignidad que necesita su
alma?, y él sabía que debía dirigirse hacia la gente de su padre. Nacido como esclavo, se abrazó con sus
ancestros también esclavizados y todos se lamentaron. Sin embargo, sus lágrimas fueron como el agua de
la vida y tuvieron un efecto sanador, así el abuelo encontró la fortaleza con su padre y su gente.
Ahora que los padres y los abuelos de Neska habían encontrado un lugar, y que el bisabuelo había sido
honrado y recibido la bienvenida de su propio hijo, Neska se pudo mover, a través de la constelación,
presentándose ante cada grupo de ancestros. Los holandeses la saludaron cariñosamente pero con cierta
rigidez característica de los holandeses. Los nativos de las Islas Molucas la recibieron solemnemente. Los
chinos la saludaron con su risa estridente y espontánea, los negros la abrazaron llorando y, luego,
comenzaron a cantar. Neska invitó a los cuatro grupos que permanecieran cerca, los unos de los otros, y
después, inclinándose ante el grupo de los negros, pudo estar cerca de todos ellos. Más tarde, ella
reflexionó que sólo gracias a su abuelo, con quien había ido a ver a los representantes de los negros, pudo
comenzar a ver realmente a ese grupo de ancestros, y que gracias a su propia forma de ser la habían
aceptado, y así los pudo comprender con mayor claridad.
Los colectivos, grandes o pequeños, recuerdan el pasado de diversa manera. Pero, no importa qué
elige una familia o un colectivo para recordar, siempre habrá cosas que nunca mencionarán, que alguno
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
querrá olvidar. A las experiencias demasiado duras de asimilar, demasiado indecorosas, demasiado
dolorosas o embarazosas las empujarán hacia las zonas sin palabras. Sin embargo, las personas a
quienes se Íes niega su pertenencia a la familia o la tribu, y los acontecimientos dolorosos del pasado,
continuarán estando allí, en alguna parte, influyendo más tarde sobre las generaciones posteriores.
Entre los diversos tipos de sistema tribal que podemos identificar, las naciones quizás sean el tipo más
dinámico. En las naciones, varios grupos de personas forman una identidad colectiva, de modo tal que
pueden vivir y trabajar todas juntas. Probablemente, todas las naciones existentes tienen alguna historia
de invadir o ser invadidas, con sus fronteras que se han movido varias y hasta muchas veces, debido a su
expansión o pérdida de territorio. En el transcurso del tiempo, diversos grupos de inmigrantes, invasores y
refugiados han sido acogidos por algunos países, mientras que otros grupos los han abandonado
voluntariamente o porque fueron expulsados; en tanto, el colectivo todavía no ha asimilado algunos de
estos episodios históricos. Entonces, esta energía no encausada puede dejar huellas o patrones en el
alma tribal de un país, que se manifestarán en las vidas de sus contemporáneos. A veces, al trabajar con
un grupo noto que muchos participantes formulan individualmente preguntas similares o muestran
síntomas similares. A veces se puede seguir la pista de esos temas comunes hasta episodios históricos a
nivel nacional Sí este fuera el caso y el enredo histórico específico se pudiera reconocer, lo adecuado
podría ser una constelación o un ritual que incluyera a todos los participantes.
Mientras estaba conduciendo un seminario en Madrid y durante el primer encuentro, que tuvo lugar
durante las primeras horas de la noche, todos los participantes que querían que trabajara con ellos en
forma individual me habían dado una carta describiendo sus problemas y necesidades. La mañana
siguiente, durante el desayuno, mientras estaba examinando cuidadosamente las cartas con uno de mis
asistentes, notamos la gran cantidad de personas que habían pedido ayuda por motivo de algún tema de
exclusión. Se trataba claramente de un tema en común; muchos individuos o sus parientes cercanos
habían sido excluidos de sus familias. Considerando que muchas personas habían escrito sobre este
tema, era evidente que debíamos enfocar la mirada en el alma tribal como la raíz de este problema en
particular.
Le dije al grupo que quería crear un círculo interno de gente de pie en el lugar y que uno a la vez podría
ingresar al círculo. Todos, quienes se sintieran atraídos, podrían dar un paso adelante y unirse al círculo, a
fin de representar al grupo específico que alguna vez había sido excluido de su plena participación en la
cultura hispana. En el círculo también necesitaríamos representantes para las personas o los grupos que
pertenecieron a la corriente principal de la cultura, porque queríamos que el círculo estuviera lo más
completo posible para darles la bienvenida no sólo a los rechazados, sino también a quienes los
excluyeron. Les dije a los participantes, que sería bueno si los individuos que quisieran representar a un
grupo excluido o rechazado específico fuera, en realidad, un descendiente de este colectivo en particular,
pues así podrían representar a sus propios ancestros. Pero les aclaré que no se trataba de una necesidad
imperiosa. Las personas que se unieran al círculo, tomarían su lugar con tas palabras: "Yo represento a los
ancestros de un "x" lugar (de España)".
Primero hicimos un momento de silencio y, después de la plegaria inicial, los primeros individuos se
pusieron de pie y comenzaron a hacer un círculo. No recuerdo a todos los grupos ni a las personas que
finalmente representaron, pero había muchas más de las que hubiera esperado. Había representantes
para los primitivos ancestros de la península ibérica: las tribus precristianas, los romanos, los pobladores
de Grecia, Fenicia y Cartago. Estaban los inmigrantes del norte de Europa y Portugal. Estaban los judíos
expulsados de España en 1496, los judíos de Toledo, los judíos que fueron forzados a convertirse al
cristianismo y eran los conversos, quienes todavía fueron discriminados por muchas generaciones. Vimos
a los árabes que fueron expulsados y a los árabes que fueron forzados a la conversión. Vimos las tribus de
gitanos, los hombres homosexuales y las mujeres consideradas como brujas, asesinadas por la
Inquisición, y alguien que representaba a todas las demás víctimas asesinadas por esta. Luego se unieron
los cristianos, los misioneros, los inquisidores. Incluimos a los nativos de los países de América Latina que
fueron colonizados por los españoles, los Gauchos -nativos de las Islas Canarias, y los nativos de las
colonias orientales. Los mestizos, la gente de las colonias que tenían una mezcla de sangres. La gente de
las diversas regiones de España con identidad 'nacional', tales como los catalanes, andaluces, castellanos
y gallegos. Los vascos que viven en tierra reclamada por España. Además, todavía llegaron más
representantes para otros grupos.
Un tiempo después se habían unido al círculo aproximadamente 50 personas que representaban, en su
mayoría, a los excluidos, discriminados y expulsados, y algunos que representaban a quienes respaldaron
u organizaron la exclusión, el repudio y, a veces, el asesinato. El círculo había crecido muchísimo. Por
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último, cuando ya no respondieron más al llamado nuevos representantes; a la gente que estaba de pie le
pedí simplemente que se mirara entre sí. Canté una plegaria. Luego invité a quienes todavía no habían
asumido un rol en la constelación que formaran un pequeño círculo, adentro del gran círculo de
representantes. En este nuevo círculo, representarían a los individuos del interior del grandioso colectivo
de España que había sido capaz de extenderse más allá de las fronteras de la identidad tribal, que vería
más allá de religiones, etnias y divisiones regionales y quienes habían sido capaces de mantener contacto
con, por lo menos, un grupo de "los otros" en el camino humano. Las personas en este nuevo círculo
estaban de pie, asidos de la mano de frente hacía el exterior, mirando a los representantes en el círculo
grande, quienes estaban de frente hacia el interior.
Les pedí a todos que rogaran y luego fueran donde necesitaran ir. Las personas ubicadas en el medio,
fueron las primeras en comenzar a moverse pero después de un rato, el círculo completo se volvió un
organismo que fluía y respiraba. Aproximadamente, durante media hora, la gente se movía de un lado a
otro, formando dúos, tríos y pequeños grupos. Se encontraron, se sostuvieron, lloraron juntos y se
consolaron. Un pequeño racimo que aspiraba crecer y luego desaparecer, mientras que los nuevos grupos
se irían formando en otra parte del círculo. Fue un proceso orgánico, lento e intenso. Se vertieron muchas
lágrimas, se extendieron muchas manos hacia los otros. Entoné una plegaria durante todo ese tiempo, a
veces la gente se unía a mí, y otras veces cantaba solo. Cuando comenzó a disminuir el movimiento, les
pedí a todas las personas que encontraran un lugar en el círculo grande. La gente se volvió a mirar nuevamente, cara a cara, en silencio. Luego, todos se inclinaron ante los demás y con eso dimos por finalizado
el ritual.
En general, los ancestros que han sido rechazados por la familia pedirán, tarde o temprano, un lugar en
el corazón de al menos uno de sus descendientes, como fue el caso de Kerstin y Neska. Ellas dos notaron
un vacío en su alma, un agujero que las condujo a un grupo específico de sus ancestros, al que se le negó
un lugar. A nivel nacional se notó una dinámica relacionada, en capas múltiples dentro del grupo de
España, donde la energía de la exclusión estaba presente en las familias de muchos de los participantes y,
como pudimos experimentar tanto en los niveles del alma de la familia como de la tribu nacional, cuando
se da la bienvenida a los excluidos que regresan estos se tornan una fuente de energía. A medida que se
les devuelve la dignidad, ellos se la restituyen a quienes los recuerdan y les dan la bienvenida.
El descubrimiento de los victimarios
Mientras estoy conduciendo un seminario en Berlín, tengo tiempo para visitar el 'Memorial por los judíos
asesinados en Europa', ubicado justo en el centro de la ciudad nueva. La inauguración del monumento,
precisamente hace algunas semanas, tuvo una gran cobertura en los medios de comunicación pero a mí
todo me había parecido horrible en las fotos de los diarios y en las imágenes de TV. Parecía un cementerio
enorme con lápidas gigantes y anónimas, pesadas y horribles. Pero cuando visité el monumento
personalmente, me pareció extraordinariamente hermoso. A medida que iba caminando, a través de
hileras e hileras de inmensos bloques grises de hormigón armado, largos túneles a mi derecha e izquierda,
que se abrían y se volvían a cerrar; a lo largo de estos túneles, veo fragmentos de personas, algunas
están cerca y otras muy lejos, pero en el instante que las veo, ya han vuelto a desaparecer. ¡Al parecer, el
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monumento se traga a la gente! Cuando lo atravieso caminando, experimento una extraña sensación de
aislamiento, que me hace llegar a un lugar interno y silencioso. Por último, me siento en alguna parte, al
borde de un campo de piedras y entono una plegaria observando a unos cuervos grandes y negros, que
saltaban de piedra en piedra, de una manera sorprendentemente elegante,
Por debajo del nivel de la calle hay un centro para los visitantes, y allí encuentro algunas de las caras y
algunos de los nombres de la gente que había sido asesinada. Son las Víctimas del nacional socialismo3.
Sin embargo, me pregunto ¿quién hizo la matanza? Una abstracción no puede cometer asesinatos,
solamente pueden cometerlo las personas de carne y hueso, ¿No debería haber también acá una
habitación con las familias, las caras y los nombres de los asesinos? De pronto, al parecer, ellos están
extrañamente ausentes. ¿Cómo puede ser que se recuerde a seis millones de personas asesinadas, sin
siquiera una referencia de sus asesinos? Aquí, en Berlín, recuerdo mi visita a Dachau el año pasado. Allá
fue igual. El monumento central en el memorial del campo de concentración habla de "aquellos que fueron
exterminados aquí" Mencionan a los exterminados, pero no mencionan a los exter-minadores. El nazismo,
no los nazis. Los asesinos han sido escondidos detrás de una pantalla.
Al regresar a Amsterdam, mi ciudad natal, continúa ocupando mi mente la extraña ausencia de los
victimarios del Tercer Reich, hecho que me impulsa a explorar la situación local, y como hay más de cien
memoriales de guerra en Amsterdam, para mí es fácil montar mi bicicleta y visitar algunos de ellos. En
primer lugar voy al otrora "Hollandsche Schouwburg", que en los arlos previos a la guerra había sido una
sala de conciertos muy conocida, pero los nazis decretaron que sólo los judíos aún podían seguir
visitándolo o haciendo sus representaciones allí, entonces la renombraron "joodsche Schouwburg". Poco
tiempo después, los judíos de Amsterdam fueron forzados a abordar los trenes, tras haber sido reunidos
para su traslado a los campos. En la actualidad, sólo queda una parte del edificio original. En una de las
paredes hay un total de 67.000 nombres inscriptos. Me detengo un momento aquí para leer y veo los
apellidos de amigos, familiares políticos y mi propio árbol genealógico. No es la primera vez que visito esta
pared, pero actualmente no paso mucho tiempo aquí. Hoy día, llego hasta aquí para mirar otra lista, a
pesar de que realmente no creo encontrar eso que busco, y efectivamente es como pensaba, las únicas
referencias sobre los victimarios son las afirmaciones de "las fuerzas de ocupación". En todos estos
museos he encontrado el nombre de una sola persona perteneciente a estas fuerzas de ocupación.
¿Sesenta y siete mil nombres de víctimas y un solo nombre que representa a los victimarios? Aquí, hay
algo que no cierra.
Me siento frustrado y quiero verificar otros memoriales para ver si encuentro algo diferente. Paso por
delante de una placa memorial que tiene grabados los nombres de 12 trabajadores de la resistencia,
ubicada en una calle cercana a la joodsche Schouwburg. Estas personas destruyeron parte del registro de
la ciudad de Amsterdam para que a los nazis les resultara más difícil encontrar a los judíos. La placa me
informa que "cayeron luchando por la libertad". Derecho, justo algunos cientos de metros más adelante, el
monumento de Auschwitz. Pero allí también encuentro sólo las abstracciones que ahora, ya me resultan
conocidas. Entonces, decido darle otra oportunidad y voy a visitar un monumento de aspecto sereno, que
está cerca de mi casa en Rozenoord, entre el río Amstel y el camino de circunvalación de Amsterdam, en
una pequeña esquina casi olvidada. Y sí, aquí encuentro la misma historia. En Rozenoord, más de 100
miembros de la resistencia holandesa, hombres y mujeres que fueron fusilados por "las fuerzas de
ocupación alemanas". Todos los monumentos me informan que ha muerto mucha gente pero; al parecer,
las víctimas son misteriosamente las únicas personas de carne y hueso comprometidas.
En la Europa posnazi, los victimarios individuales están casi siempre ausentes. Y a los pocos que están
públicamente identificados por su nombre se los presenta generalmente como bestias inhumanas, crueles,
anormales y demoníacas. En las "Entrevistas de Nuremberg", del médico y psiquiatra León Goldensohn,
hay transcripciones de las entrevistas que el autor mantuvo con los jerarcas nazis que estaban cautivos
durante el juicio del mismo nombre. Lo curioso es que, salvo por una o dos excepciones, no hay un solo
nazi que no ponga énfasis en su propia normalidad. Cada uno de ellos trata de convencer y asegurar al
autor de su ingenuidad. Evidentemente, no podemos aferramos a la idea de que todos los nazis eran un
grupo corrupto de psicópatas. Algunos de ellos pueden haber sido sádicos o desequilibrados pero en su
conjunto, no eran anormales. La única conclusión que puedo extraer es que el énfasis sobre los rasgos
inhumanos y dementes de los nazis es, en realidad, otra cortina de humo.
Los victimarios individuales son mantenidos fuera de mi vista, sea porque sus rostros y nombres se
excluyen de la escena pública, o bien porque se los oculta bajo máscaras grotescas.
Wolfgang Schivelbusch me proporciona algunas claves respecto de por qué ha sucedido eso en su libro
"The Culture of the Defeat"1. Una de las conclusiones que el extrae es que, cuando un país es derrotado
en la guerra, se hace necesario un chivo expiatorio. Generalmente, este es el régimen anterior. Los líderes
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
que eran seguidos con entusiasmo ocupan entonces el papel de criminales que condujeron a la nación
hacia la destrucción. Al separarse colectivamente del régimen precedente, la nación derrotada se purifica a
sí misma y obtiene, a su juicio, cierta forma de victoria moral. Las observaciones de Schivelbusch
proporcionan una respuesta parcial, pero no completa. Sí, Hitler y los jerarcas nazis han sido evidentemente sacrificados, y son ahora presentados como monstruos. En cuanto ha sido posible, la culpa y
la responsabilidad por todos los crímenes nazis han sido cargadas sobre sus hombros, "purificando" la
nación en cierta medida. Pero aun así, ¿qué puede decirse de los cientos de miles de criminales nazis y
del número aún mayor de personas que los apoyaron activamente? Sus nombres y sus caras están
ocultas. Se los presenta sólo como una masa abstracta, sin que los individuos sean reconocibles. A no ser
por unas pocas excepciones, su presencia individual está ausente de los lugares en donde ellos
cometieron sus crímenes.
Las constelaciones familiares demuestran que, sólo a precio de algo, podemos excluir a alguien del
sistema familiar. Los familiares a los que se les ha negado un lugar y a quienes no se vuelve a nombrar, no
desaparecen milagrosamente como si nunca hubieran existido. Tardé o temprano habrá un sujeto, nacido
en una de las generaciones posteriores, que comenzará a representar a la persona excluida. Esta
dinámica esencia! no sólo tiene lugar en los sistemas familiares sino también en asociaciones más
amplias. Lo cual significa que en los casos de guerra y genocidio, tanto las víctimas como [os asesinos
deben ser recordados. La comunidad de las víctimas debe recordar a ambos, y la comunidad de los
asesinos debe hacer lo mismo. Evidentemente, es más fácil decirlo que hacerlo, incluso recordar
únicamente a las víctimas, como es ahora tan común en Europa occidental, con relación a la segunda
guerra mundial, no es muy fácil. Las víctimas pueden sufrir cierto rechazo póstumo, debido a que murieron
de un modo que es considerado vergonzoso, puesto que han expuesto la debilidad moral de la comunidad
más amplia, o porque el recuerdo de ellos es simplemente demasiado doloroso. Durante los primeros
veinte años de la existencia de Israel, por ejemplo, el Holocausto fue rodeado de silencio, y había poco
interés por las historias de los sobrevivientes.
Y en lo que concierne a los victimarios, si el rechazo y la expulsión de todos los sujetos involucrados en
los crímenes no es una opción realista, por ejemplo porque un número significativo de los miembros de la
población es culpable, la culpa personal misma, será repudiada y todo tipo de responsabilidad individual
rechazada y negada.
En seminarios, he conocido gente proveniente de familias nazis. Algunos participantes comenzaron a
hablar inmediatamente de sus historias familiares, porque ya habían comprendido que sus propios
síntomas estaban directamente relacionados con su hermano, padre, tía o abuelo nazi. Pero, generalmente sólo me entero de los familiares nazis después de largo tiempo, y luego de interrogar
insistentemente. Las personas que no comentan acerca de sus familiares nazis, manifiestan de ese modo
el semirecuerdo sintomático que el alma tribal les dicta en el presente. Los criminales de guerra no se
olvidan en realidad pero tampoco se los recuerda claramente.
1 “La cultura de la derrota”
Su rol de nazi activo se ha transformado en una curiosidad de! pasado que parece, de algún modo,
insustancial; puede ser fácilmente pasado por alto. El pasado no es negado, pero tampoco es reconocido.
Está intelectualmente al alcance, pero se lo experimenta desprovisto de sentimientos personajes. No ha
desaparecido, pero tampoco está conectado con la vida real Cuando una persona desea elaborar una
constelación, en razón de la intervención de uno de sus familiares en crímenes nazis, un paso muy
importante es asignarle al criminal nazi un lugar claramente definido dentro del sistema de origen de aquella persona. Este es paso esencial, dadas las diversas formas de exclusión y negación relativas al pasado.
En esas constelaciones, frecuentemente incluyo representantes por parte del victimario y por lo menos una
de sus víctimas. Puedo comenzar enfrentando a ambas partes a cierta distancia. Sus familiares y otras
personas pertenecientes a su sistema de origen, se ubicarán de pie, detrás de ellos.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Generalmente pido que, en primer término, la víctima hable con el victimario, con frases, como por
ejemplo: "Tú me mataste. Me despojaste de mi libertad, de mi voz, de mi fuerza. Y finalmente me
despojaste de mi cuerpo. Estoy aquí parado como un espíritu, un fantasma, es todo lo que ha quedado de
mí. Soy la parte de mí que tú no pudiste quitarme, la parte que no pudiste destruir. Y ahora te dejo, y
abandono el lugar donde me encarcelaste y mataste. No estoy más sujeto a ti". Luego, la víctima se vuelve
hacia los suyos y se dirige a ellos: "Ellos me despojaron de todo, aún de mi cuerpo. Me han asesinado. Por
favor, recuérdenme, por favor mírenme. Recíbanme. Rescátenme de la pesadilla".
En este punto, generalmente ocurre algún movimiento. Puede ser que la víctima avance unos pocos
pasos hacia su familia; algunos miembros de la familia avanzarán algunos pasos hacia ella. A menudo,
algunos comienzan a llorar. Algunos representantes necesitan apoyarse entre sí, mientras puede ser que
otros retiren su mirada. Frente a aquellos que se han alejado de la víctima, agrego más representantes
que hacen de ancestros que brindan coraje. Las personas que están evitando mirar a su pariente muerto,
pueden entonces pedir a sus ancestros: "Por favor, dame la fuerza que necesito para que pueda mirar a mi
pariente asesinado". A veces, estas palabras dan lugar a un profundo dolor y, entonces, los ancestros han
de consolar y sostener a los miembros afligidos de las familias. En otros casos, los miembros de la familia
pueden aprovechar inmediatamente la asistencia ofrecida y volverse hacia el asesinado, mientras los
ancestros continúan asistiéndolos. Lentamente, la víctima, su familia y sus ancestros, se integran y se
convierten en un conjunto.
El victimario, y la gente que se encuentra detrás de él, todos ellos, han presenciado este proceso. Ahora
le toca al nazi volverse y enfrentar a su propia familia: "Me he convertido en un asesino. El sistema al cual
servía me exigió eso, y le he entregado aquello que me exigía. Al hacer esto, he perdido parte de mí
mismo. He perdido parte de mi alma, así. Por favor no retiren su vista de mí y de mi culpa. Permítanme
abandonar el lugar donde cometí mis crímenes y volver a ustedes. Vuelvo a ustedes como culpable, pero
aun así soy vuestro pariente. Por favor, recíbanme y permítanme volver a ser humano". Generalmente,
algunos miembros de la familia se apartarán de un modo esquivo y retrocederán, mientras que uno o dos
de los restantes avanzarán. Y del mismo modo que con el grupo de los familiares de la víctima, aquellos
que han retrocedido o se han apartado, tendrán un ancestro delante de ellos. A estos nuevos representantes de la constelación les daré instrucciones precisas, diciéndoles que son ancestros que, en su
momento, no rehuyeron de su culpa. Les digo que pueden reconocer la culpa por lo que es, y que también
pueden ver a la persona que está cargando con la culpa, y les pido que no nieguen ni a una ni a otra. El
miembro de la familia luego pide a estos ancestros: "Mi pariente se ha convertido en un asesino. Me
resulta muy difícil mirarlo. Por favor, denme la fuerza que necesito para lograr mirarlo y no huir".
Generalmente, con la ayuda de los ancestros, la mayoría logrará volverse hacia el victimario.
Gradualmente, se forma un círculo y el asesino encuentra un lugar. Ahora él está de vuelta en su hogar, en
su lugar de pertenencia, en su propio sistema. Prácticamente siempre, algunas de las personas de entre el
sistema del victimario necesitan que los ancestros continúen dándoles más fuerzas. No es sorprendente,
teniendo en cuenta la negativa general de la sociedad para mirar abiertamente a los victimarios y la culpa
que ellos cargan.
Generalmente, los individuos de ambos sistemas familiares están centrados en su propio grupo. De
todos modos, en cierto momento, les pido a los dos sistemas que se reconozcan entre sí. Se mirarán unos
a otros a la distancia, pero a menudo, los sentimientos ya no son muy fuertes. Se ha llevado a cabo la más
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
importante tarea dentro del sistema familiar. Una vez que se han mirado brevemente, puede ser que
ambos grupos quieran retroceder un poco, dejando así mayor espacio entre sí.
Este suele ser el fin de la constelación. Tanto el victimario como la víctima entran en reposo dentro de
su propio sistema y permanecen allí. Por supuesto, cada constelación se desarrolla de un modo propio, y a
veces, es necesario hacer aún otros movimientos adicionales. Puede ser que la víctima permanezca
inquieta. Esto puede indicar la necesidad de incluir, además, otras víctimas en la constelación, y entonces
simplemente le pregunto al representante de la víctima cuántas otras víctimas es necesario agregar a la
constelación. Se elegirán representantes y se los agregará, ubicándolos en un lugar del círculo donde la
víctima pueda verlos. Cada uno de los nuevos representantes tendrá uno o dos de sus propios ancestros
para apoyarlo. La víctima entonces se afloja dentro de su propio sistema, viendo que las otras víctimas
están también en un buen sitio. O puede elegir unirse a las otras víctimas, quizás por un momento, quizás
en forma permanente.
En el otro sistema familiar, puede suceder que el victimario esté inquieto y simplemente no pueda
encontrar un lugar dentro de su familia. Esto puede deberse a sentimientos de culpa, el victimario puede
sentir que ha perdido el derecho de pertenencia. Le pregunto al victimario cuál sería su lugar correcto.
Generalmente es una ubicación aislada. Se le permite tomar esa ubicación, pero le pido a uno o dos de los
ancestros que se unan a él y digan: "No te dejaré". Esto generalmente es un alivio para el victimario.
Si un representante del victimario está inquieto, puede ser que se deba a su propia dureza y
superioridad, no puede soportar la amabilidad y el apoyo que interpreta como debilidad. Entonces, la mejor
opción podría ser pedirle al victimario que se mantenga algo distante. Elijo algunos otros representantes
de los victimarios y los reúno a todos en un pequeño círculo. Formarán un sistema nuevo e independiente.
Esto hace que el victimario se afloje. Volviéndose hacia su familia, el victimario puede decir entonces:
"Ahora pertenezco a este lugar". Ocasionalmente, esta clase de victimarios puede resultar amenazante.
Entonces, su círculo estará rodeado de un círculo más amplio de ancestros, como protección para todos
los otros. Siempre la mayoría de los victimarios están de acuerdo con esto porque saben muy bien que
ellos son peligrosos para otros.
Ocasionalmente, la constelación manifestará aún otra dinámica. Luego de haber pasado algún tiempo
dentro de su propio sistema, la víctima y el victimario se acercarán nuevamente entre sí. En mi
experiencia, esto rara vez sucede, pero efectivamente sucede algunas veces. Entonces, la víctima y el
victimario forman un nuevo sistema completamente diferente. Esta situación se mantiene por un tiempo, y
luego regresan una vez más, a sus propios grupos. O puede suceder que decidan permanecer juntos.
Esta última imagen, si bien es rara, es curiosa. ¿Qué está sucediendo cuando los representantes de la
víctima y del victimario se funden de este modo? ¿Es que sucede una especie de perdón? He trabajado
fuera del contexto sistémico, con pacientes particulares, que habían sido víctimas de violencia física,
violación y graves crímenes. El perdón a veces aparecía como un producto colateral casi coincidente, de
un profundo e intenso proceso. Sin embargo, no recuerdo que los pacientes compartieran sentimientos de
identificación con sus atacantes. Si ocurría un momento de trascendencia, el resultado era que los
pacientes dejaban ir al violador, atacante o abusador que los había atacado. En lugar de fundirse de un
modo permanente con los victimarios, lograban apartarse de ellos. Se volvían libres, y podían alejarse del
desastre. Es decir, que la fusión entre víctima y victimario no es un resultado frecuente de la psicoterapia o
tratamiento de traumas. ¿Por qué ocurre en las constelaciones? ¿Qué puede significar eso?
El primer registro de una constelación víctima-victimario que terminó con la imagen de ambos
fundiéndose entre sí, de la que tengo yo conocimiento, sucedió en un seminario de Bert Hellinger en
Berna, en el año 2000. Él describe esa constelación en su libro "Farewell"2. En esta específica constelaPágina 33 de 117
Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
ción que fue montada para un paciente judío, Bert Hellinger había incluido, junto a la familia, una fila de
siete representantes de víctimas y una fila de siete representantes de victimarios. Gradualmente, cuando
se les pidió que se miraran, esas víctimas y victimarios comenzaron a juntarse, en un proceso muy intenso
y de emotividad. Esa acción produjo una profunda impresión entre los que se hallaban presentes. Bert
Hellinger habló acerca de esa constelación en particular, en sucesivos seminarios, y repitió ese esquema
varias veces, especialmente para pacientes que abordaban el legado del Tercer Reich y el Holocausto. No
obstante, rápidamente, los miembros de la familia quedaron fuera de la constelación, y sólo se eligieron
representantes de las filas de las víctimas y de los victimarios. No pasó mucho tiempo antes de que otros
facilitadores de las constelaciones comenzaran a disponer representantes de víctimas y victimarios, unos
frente a otros, en filas, también con -lo que me pareció a mí- la expectativa de que ambos pudieran, o
incluso, debieran, encontrar la paz juntos.
Observando estas constelaciones que se fusionan, a veces me pregunto a quién, o qué, están
representando los representantes. ¿A homicidas y asesinados concretos y puntuales o imaginarios, o
incluso idealizados? ¿Los representantes, representaron sus propias construcciones internas de las
energías de los potenciales víctima y victimario? ¿Ideas y abstracciones? ¿Auténticos homicidas nazis o
alemanes que nos tuvieron parte activa como nazis y que sentían remordimiento por lo que había pasado?
El abrazo de víctimas y victimarios sencillamente no siempre tenía sentido para mí. A veces, el proceso
parecía hermoso y genuino, pero con la misma frecuencia daba la impresión de una caricatura. Una vez,
sólo por hacer un experimento, observando la fusión de víctimas y victimarios en una constelación,
imaginé que los representantes de los victimarios estaban representando a Kobyla (yegua en checo) y a
otros criminales de guerra conocidos por su nombre. Kobyla, una nazi muy diligente, fue destinada al
campo de concentración de Majdanek. Allí se ganó fama debido a sus botas de suela de hierro. A ella le
gustaba usarlas para marchar pisoteando a los niños judíos a quienes había mandado tenderse en el piso
en ordenadas filas. Y por mucho que tratara, no logré imaginarme que Kobyla y los pequeños niños a los
que aplastaba hasta hacerlos morir, fueran representados por el abrazo amoroso que la constelación
mostraba. Quizás, si se les ordenara hacerlo, los chicos la hubieran estrechado, aterrorizados, porque los
niños a los que se amenaza de muerte harán cualquier cosa que se les pida. Hay algunos ejemplos de
reclusos de campos de concentración que mantenían un corazón abierto y se acercaban a sus
torturadores de un modo admirable. Pero la historia nos enseña que sólo muy pocos de ellos pudieron
hacer eso.
¿Y qué podría decirse de la mismísima y auténtica Kobyla? ¿Abrazaría ella a sus víctimas, quienes,
según su propia definición, no eran ni siquiera verdaderamente humanos? ¿Por qué abrazaría tan
fácilmente un nazi a sus víctimas y les pediría perdón? Ha habido nazis que han sentido remordimiento,
pero la mayoría de ellos sintió una vaga inquietud por lo que hicieron. Ellos recibieron orden de matar, y
por lo tanto debieron hacerlo. Su conciencia estaba limpia, y muy pocos de ellos sintieron en algún
momento una responsabilidad personal. Habrá excepciones a la regla, por supuesto, y algunos antiguos
nazis podrán haber sentido vergüenza y culpa al confrontarse con sus víctimas fuera del contexto de los
campos de concentración y de las fosas comunes. Quizás se hayan derrumbado y pedido ser perdonados,
2 N. del T. "Farewell" (en castellano "Despedida"
como la mayoría de las personas que los representan en las constelaciones. Pero ¿quién queda para
responder? ¿Quién tiene derecho a perdonar y con qué fin?
En cuanto los representantes de los victimarios y de sus víctimas se fusionan entre sí en una
constelación, crean un nuevo sistema. Éste, he advertido, libera a sus sistemas anteriores de la tarea,
incluso de la obligación, de reintegrarlos dentro de sí. La familia del nazi no necesita ya preocuparse del
nazi y de su culpa. El asunto de cómo fue posible que un hermano, padre, hermana, tía o abuelo muy
querido llegara a ser un asesino ha dejado de ser acuciante. La constelación ofrece un final feliz a una
historia perturbadora.
Dado que la sociedad en su conjunto se autoprotege del reconocimiento de los victimarios individuales
y persistentemente trata de ocultarlos de la escena pública, creo que nos está permitido preguntarnos si
esta ciase de constelaciones podrían ser otro modo sutil de desviar la mirada de los victimarios y de su
culpa. Podría ser que, el desviar la mirada esté, en este caso, encubierto como una solución sistémica. La
pregunta es pertinente ya que desde cierta perspectiva, nada se soluciona cuando victimario y víctima se
funden entre sí. ¿Por qué no? Porque los victimarios no se transforman en una parte reintegrada de su
propio sistema originario, como tampoco las víctimas. Las constelaciones de un grupo de víctimas y de un
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
grupo de victimarios no incluyen ya a sus familias de origen, y se olvida la tarea originaria de reintegrarlos.
¿O bien es evitada? Simplemente se deja de lado el acto más esencial
Es hora de recordar la rueda de las almas. ¿Dónde estoy ubicado dentro de esa rueda, cuando tengo
todos esos sentimientos de desconfianza: al este, sur, oeste o norte? Obviamente no estoy en el norte,
que es el lugar del alma universal, el ámbito de la paz y la unidad. Si yo me encontrara allí, no me
importaría en absoluto, todo sería una unidad y yo no tendría necesidad de separarme de este tipo
específico de constelación: simplemente la abrazaría. ¿Podría ser que estuviera mirando a la constelación
en función desde el nivel del alma de la familia? No parece probable. En mi propia historia familiar hay
toda clase de diferentes posiciones y roles, hay tantas divisiones que separan a las personas, que recibiría
con gozo -corno una bendición» una integración colectiva sellada por un abrazo. ¿El alma individual? No.
Percibo claramente como, desde una perspectiva individual, puedo permitir la existencia de la
constelación. Puedo sentir interés por ella, y puedo aceptar lo que muestra. Puedo tener dudas acerca de
ella pero desde un nivel personal no hay necesidad de que me aferre a una posición de desafiar esta clase
particular de constelación y las expectativas implícitas que la acompañan. Por lo tanto, debo estar ubicado
en el sur, en el nivel tribal. Por lo menos, ahora sé dónde estoy y de dónde proviene mi resistencia.
En su descripción de la constelación de Berna, Bert Hellinger incluye los informes individuales de los
diversos representantes. Una vez más, tomo el libro y los leo lenta y cuidadosamente, uno por uno,
tratando de encontrar claves que me ayuden a entender de qué se trataba la constelación. Lo que se
destaca es que todos los representantes que descubrieron una fuerte sensación de reconciliación y paz,
describen sus experiencias con palabras que indican claramente que estaban próximos al campo del alma
universal, en el norte de la rueda. El representante de una víctima dice: "Veo la más amplia totalidad (...)
vislumbro el ser y aun puedo sentirlo". El representante de un victimario: "Todo estaba presente, yo estaba
conectado con todo, y sin embargo, había desaparecido". Describe inclusive cómo se mueve a través de
los diferentes niveles de almas, antes de llegar al campo más grande del alma: "Primero me abandonó la
vergüenza personal, luego la vergüenza colectiva, después el amor de corazón, después el amor
procreativo y luego, por último, mi identidad. Después, sólo existió la percepción del 'ser único'. Otro
representante: "No puedo describir ningún sentimiento con exactitud, fue más como la conciencia de una
enorme integridad que es la unión completamente feliz". En el reino del alma enorme, en donde todo es
uno, "no existe conciencia alguna de la víctima y el victimario", como refiere uno de los representantes, en
el norte "no hay aflicción personal, sólo la sensación de mayor poder", como dice otro. En el alma
universal, en el norte de la rueda, los representantes han encontrado el todo. Pero, para los
representantes que no pudieron ingresar al reino del alma enorme, la constelación no llegó a una
conclusión satisfactoria pero allí no se encontró la paz duradera.
Los representantes de las víctimas y los victimarios, a veces, pueden encontrar un sentido profundo de
reconciliación y unidad en la constelación y, desde la perspectiva de la rueda de las almas, la encuentran
cuando las guía la realidad del alma universal. Allí, sus identidades desaparecen y todas se vuelven una;
ellos lo experimentan como una poderosa bendición. Desde la perspectiva del alma tribal, para aquellos
que vivencian el encuentro entre la víctima y el perpetrador, la constelación no resuelve nada. Porque
desde esa perspectiva la división entre víctima y perpetrador está intacta. Algunas personas fueron
asesinadas brutalmente y otras perpetraron el asesinato, y existe una diferencia enorme entre ellos.
Algunos fueron asesinados y otros fueron asesinos. El alma tribal ansia recibir a la propia muerte de vuelta
en su corazón, quiere recobrar sus almas o lo que queda de ellas, pero no quiere dejarlas en fas manos de
los victímanos, no importa cuán pacíficos puedan parecer sus representantes en una constelación. Sólo
las víctimas de por sí caben en el agujero negro del alma tribal, una brecha causada por millones de
desaparecidos que murieron sin consuelo y ni siquiera una plegaria. Allí, no hay lugar ni amor para sus
asesinos.
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En busca de una nueva definición
Al llegar al aeropuerto de Tel-Aviv, una vez que transpuse la aduana, una sorpresa me espera: dos
conductores de taxi, están, cada uno, con carteles en alto que llevan mi nombre. Ambos hombres trabajan
para la misma compañía, y a ambos les indicaron que me vinieran a buscar esta noche. Bromeo sobre el
incidente y les digo que ahora siento una doble bienvenida. Uno se ríe, el otro se enoja. Afortunadamente,
me dispongo a ir con Uri, el hombre que se rió. Uri me hace muchas preguntas mientras me conduce a
Jerusalén. ¿Para qué ha venido? Para visitar amigos y familiares. ¿Ha estado antes aquí? Sí. ¿Cuándo
vendrá a vivir a Israel, cuando hará el Aliyah? No tengo planes inmediatos. Pero cuando Uri me pregunta
qué es lo que más me gusta de Israel, trato de responderle más cabalmente, y ya no simplemente de
compromiso. Le contesto que, en cierta medida, es para mí como un baño caliente. Algo de mí se relaja
aquí, de una manera que en otras partes no lo logra. A mis amigos no judíos les resulta difícil entender
esto, porque conocen Israel sólo a través de las noticias de la televisión, en las que se muestran políticos
que toman decisiones que resultan innecesariamente provocativas; palestinos furiosos, la confusión
creada por bombarderos suicidas, y la respuesta del ejército a todo ello.
Hablamos acerca de las diferencias de la vida en Israel y en Holanda. Le comento a Uri que desde hace
algún tiempo hay como una tensión crónica en el ambiente en Amsterdam. Frecuentemente, ocurren
incidentes en los que jóvenes musulmanes se comportan agresivamente, en forma verbal o física,
especialmente con judíos y homosexuales, No tengo ganas de entrar en una discusión política en este
momento, y por lo tanto, no agrego que esos jóvenes musulmanes holandeses se identifican con los
palestinos de Gaza y los territorios ocupados, aunque ellos mismos jamás han conocido personalmente a
un palestino o a un Judío. En esto reconozco el accionar del espíritu tribal: los jóvenes musulmanes de
Holanda hacen demandas por su condición de víctimas, porque experimentan como propios los
sufrimientos de los palestinos. Pero los grupos de musulmanes europeos que demandan agresivamente
colocándose como víctimas están, en realidad, actuando ellos mismos como agresores, en este momento.
Resulta difícil transmitir a Uri la sensación intimidatoria que muchas personas experimentan hoy en día.
Extrañado, me mira. "Y ¿qué medidas toma el gobierno en esta cuestión?". Bueno, eso es algo difícil de
explicar, especialmente a un israelí. Escogí mis palabras cuidadosamente, y respondo que el gobierno
holandés habitualmente prefiere hablar en lugar de actuar. Uri se ha enterado del homicidio de Theo van
Gogh, el productor cinematográfico, que fue asesinado en noviembre de 2004, cuando andaba en bicicleta
por una calle cercana a su casa. Mohammed B.t el asesino, primero le disparó a Theo van Gogh varias
veces, luego lo degolló. Finalmente, le traspasó el vientre con un cuchillo largo, al que adjuntó una carta.
La carta iba dirigida a Hirsi Ali, un político de origen etíope, que activamente advierte acerca de las amenazas del fundamentalismo islámico. En la carta, Mohammed B. escribió: "Es un hecho que el gobierno
holandés está dominado por muchos judíos y que es el producto de las escuelas talmúdicas, tal como
sucede con los colegas de su partido político". A continuación hay una serie de citas del talmud
desfiguradas, algunas de las cuales ni siquiera existen. A excepción de las partes en las que se exalta al
Islam, es un texto clásicamente antisemítico. Para Mohammed B., las personas que están en el gobierno
holandés son judíos, lo que significa que están contra el Islam, por lo tanto merecen ser asesinados. El
brutal homicidio produjo una ola de horror en todo el país. ¿Y qué hizo la reina de Holanda? Pocos días
después del homicidio, apareció en los noticieros, hablando con jóvenes musulmanes, acerca de sus
problemas. No visitó a la comunidad judía para conversar acerca de los continuos incidentes de agresión,
el creciente temor y el incremento de las amenazas, como las que se encontraron en la carta del homicida.
Al comentarlo me suena absurdo a mí mismo.
De hecho, precisamente ayer, el día anterior a mi partida para Israel, unos jóvenes musulmanes me
arrojaron una piedra a la cabeza. Yo llevaba puesto mi kipa. Repentinamente, algo pasó volando por mi
cabeza; saltó desde una pared: una piedra.
Sobresaltado, miré a mí alrededor y vi unos pocos muchachos norafricanos, parados en una esquina,
mirándome, riéndose. No me atreví a protestar ni a enfrentar a los jóvenes árabes, que estaban, según mi
punto de vista, de cacería de judíos. Le cuento esto a Urí, pero a él le resulta difícil de creer. "Aquí en
Israel, los judíos no tienen que temer ser judíos. Son los árabes los que temen decir que son árabes. Si un
árabe le arroja una piedra, ¡se lo mata!". Para Uri es muy sencillo. Para mí no lo es tanto. En Holanda, las
personas que arrojan piedras son consideradas víctimas; un ejército de asistentes sociales se apresta a
conversar y comprender todo, y la reina viene a ofrecer su consideración, cuando alguna de ellas ha
comenzado a matar. En Israel, cuando se arroja la primera piedra, se le dispara, si es necesario, a matar.
Ambas estrategias me parecen improductivas y. desequilibradas. Yo quería evitar una discusión política en
Israel. Entre tanto, hemos llegado a jerusalén. Uri me deja en casa de mi amiga Dina, que es el lugar
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donde permaneceré esta semana. Mientras me alejo del coche, el me grita: "¡Aquí, en Israel, use su kipa
sin temor! ¡Siéntase feliz de ser judío!". Lo saludo confundido.
Esa noche, sentado en mi cama, en el cuarto de huéspedes, me siento desplazado y fastidiado. ¿Por
qué diablos vine aquí? Israel es un lugar imposible. Deseo estar en Amsterdam, nuevamente en casa.
Mientras estoy sentado allí, lamentándome, advierto que hay un libro en el estante que está delante de mí.
Es "Legacy of Silence3 - encuentros con niños del Tercer Reich"-, de Dan Bar-On. Es un libro que desde
hace un tiempo deseaba leer. Aquí está, esperándome, y comienzo a leerlo inmediatamente.
Dan Bar-On entrevistó a hijos de criminales de guerra nazis entre 1985 y 1987, en una época en la que
no se había publicado nada acerca de los efectos sistémicos de los crímenes nazis dentro del sistema
familiar del victimario. Es una lectura fascinante, no sólo por las detalladas entrevistas, sino también, por
su introducción, comentario final y las breves notas personales y reflexiones, que se encuentran en
diversas partes a lo largo de las entrevistas. Es evidente que se está llevando a cabo una lucha para
desentrañar el sentido de todo, no solamente por parte de las personas entrevistadas, sino también del
autor y de los diversos investigadores que él cita. ¿Eran los nazis personas "normales"? Los hijos de nazis
que hablan en el libro son ahora adultos y tienen que desentrañar el sentido de un padre a quien amaban
tiernamente pero que era también un asesino profesional. ¿Cómo reunir las dos cosas en una única
imagen coherente? La sociedad alemana de posguerra no los ayudó porque en tos años que siguieron a!
colapso del Tercer Reich, cuando estos chicos estaban creciendo, todo lo referido al régimen nazi fue
sencillamente eliminado de los libros de historia de la escuela, como si nada de ello hubiera sucedido. La
sociedad en su conjunto no estaba preparada para enfrentar su propio pasado y, por ello, lo que no podía
ser asimilado fue rechazado, negado.
Cierto postulado de la introducción me llama la atención: Bar-On llega a la conclusión de que la
investigación demuestra que necesitamos "una nueva definición de normalidad". Esa nueva definición
deberá estar necesariamente basada en la aceptación de la simultánea coexistencia de la capacidad de
bien y de mal Pero, tal como he constatado ya durante mis visitas a campos de concentración y lugares
conmemorativos, la sociedad en su conjunto, sencillamente rechaza la proximidad con la parte culpable.
Los nazis están ausentes, o bien, presentados como inhumanos, de manera que no podemos reflejarnos
en ellos. Nos aferramos a nuestra identidad de seres humanos decentes y nos evadimos de gente que
ama a sus hijos tiernamente, acaricia a su mascota con una sonrisa, y luego parte para su trabajo
cotidiano en la industria de la muerte. Uno de los hijos de nazis entrevistado lo dice literalmente cuando
trata de construir una imagen integral de su padre: "Se trata de ser de un modo y de otro al mismo tiempo,
no de un modo u otro sino una única e indivisa persona, un individuo".
Observando en una constelación a un individuo que es culpable, vemos un ser humano no un monstruo
abstracto sino un hombre o mujer como nosotros. Esto puede hacernos reconocer nuestra potencial
capacidad de hacer daño, en algún momento, en algún lugar, en algún modo. Cuando dentro de una
constelación ocurre este discernimiento, nos relacionamos con el otro a través de la culpa. La culpa se
convierte en un denominador común, y, por un momento, es posible que ni siquiera parezca ya importar
tanto el hecho de que estemos experimentando una culpa efectiva o potencial: es la capacidad humana de
llegar a ser culpables lo que nos vincula. Esta es una situación engañosa, porque cuando se desdibuja la
distinción entre el ser realmente culpable de un asesinato y el tener solamente la capacidad de llegar a ser
un asesino, podemos comenzar a olvidar el hecho de que el asesinato ha ocurrido efectivamente. Ante una
persona culpable, dentro de una constelación, también nosotros podemos intuir la "bondad" (¿latente?,
¿perdida?, ¿presente?) en él. De el mismo modo que sentimos nuestra propia culpa potencial cuando
miramos a un asesino, podemos sentir la capacidad de bondad del ase-sino, una capacidad con la que
nos gusta identificarnos. Entonces, comenzamos a relacionarnos con el otro a través de la cualidad de la
bondad potencial, la cual se convierte en una cualidad compartida. Por lo tanto, como el asesino es un ser
humano individual reconocible y la culpa está finalmente presente, su opuesto también se manifiesta. Y los
representantes de ambas partes de la constelación pueden ahora identificarse en ser simultáneamente
culpables y no-culpables. Este proceso-a menudo produce alivio a los representantes, pero ¿qué clarifica?
En la rueda de las almas, este reconocimiento mutuo facilita el movimiento en dirección al norte, hacia
el mundo del alma universal, donde todo es uno. Allí, las cosas son lo que son.
3 N.del T. "El Legado del Silencio".
¿Es esto siempre un paso evolutivo de progreso, o puede funcionar también como una fuga hacia un
lugar donde nadie tiene que entenderse con la realidad del pasado? Esa experiencia de yo soy vos, y vos
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soy yo, ¿es otra astuta forma de evitar una verdadera confrontación con la culpa, porque la culpa está
cubierta bajo el manto de "todos tenemos la capacidad de hacer el bien y el mal"? ¿Cuál es la respuesta
precisa que se me pide, ahora que recuerdo que el nazi es un ser humano, quizás, incluso un ser humano
normal?
En el libro de Dan Bar-On encuentro la transcripción de un extraño documento. Se trata del testimonio
político de un alto jerarca nazi, escrito en su celda en Nuremberg. El texto se lo dio la hija de ese hombre a
Dan Bar-On, pero él recién pudo publicarlo después de prometerle a ella que no revelaría el nombre de su
padre. Así es que, tenemos las palabras de un jerarca nazi que fue encarcelado y sabía que sería juzgado.
Su sueño del Tercer Reich estaba destruido. ¿Cómo reflexiona sobre su pasado reciente? Hay tal cantidad
de contradicciones en sus palabras y ellas tienen lugar en tantos niveles diferentes que es difícil, en
primera instancia, comprender lo que está realmente tratando de expresar. Él describe que ve la mano de
Dios en su vida, guiándolo, e inclusive cree que el testimonio que está escribiendo está inspirado en
revelaciones otorgadas por Dios. Dios guio su vida, por ello, Dios hizo que, en el pasado, él escribiera
textos antisemíticos. Luego, el autor declara que los nazis han abandonado a Dios a través de su antisemitismo. ¿Cómo interpretar esto? Manifiesta que el antisemitismo fue un error, pero en la frase siguiente
explica que fue una defensa necesaria contra la inundación de judíos del este. Él sugiere que los
alemanes deben despojarse del antisemitismo rápidamente y definitivamente. "No es suficiente decir (...)
que vamos a tolerar a los judíos, que la necesidad así nos lo exige". No, lo que se necesita es un corazón
abierto, una nueva actitud. ¡Una reconciliación mutua! Perdón - ¿estoy leyendo bien, mutua? Sí,
efectivamente. No solamente se les pide a los judíos que se arrojen amablemente en brazos de los
alemanes, no. Los alemanes, además, deben perdonar a los judíos. ¿Perdonar a los judíos? ¿De qué? El
autor prosigue. "O ellos nos erradican, o nosotros nos disponemos a dar ese paso". Él no reconoce los
antiguos antisemíticos temores y frases de sus propias palabras, y honestamente piensa que está
ofreciendo una visión radicalmente nueva.
El autor les pide a los alemanes que extiendan sus manos a los judíos y que olviden las consecuencias
de su anterior antisemitismo. Esta es una obligación impuesta por Dios. De ese modo, la conciencia de los
alemanes se limpiará; Dios está de su parte. El autor no es completamente tonto, por ello prevé que los
judíos quizás no confíen en que el pasado antisemítico haya desaparecido repentinamente. Los judíos, por
supuesto, rechazarán su cortés ofrecimiento. Pero advierte este jerarca nazi, sufrirán gravemente por su
rechazo, y el mundo entero sufrirá a causa de ello. Y todos los desastres y rupturas mundiales que se
sucedan serán culpa de los judíos. En el momento en que se escribieron estas palabras, los hornos crematorios estaban aún tibios y se seguían contando los millones de muertos. Todo esto no frenaba el deseo
de este viejo nazi, con Dios de su parte, de guiar al pueblo alemán hacia un nuevo maravilloso futuro. Me
pregunto si estaba insano cuando escribió eso. Es, desde todo punto de vista, un manifiesto antisemítico.
Él cree haber visto la luz, yo sólo veo otra forma de oscuridad.
En este texto, el victimario parece pedir perdón pero en realidad, ni siquiera ve a las víctimas a quienes
se dirige, tan sólo las convoca. Los millones de muertos son irrelevantes, fácilmente pasados por alto. La
"reconciliación mutua" que sugiere, es una distracción, un ocultamiento. El único imperativo para él, es
asegurar el bienestar de su propia tribu, el pueblo alemán, y las pocas antiguas víctimas sobrevivientes
son necesarias para condescender, de manera que Alemania quede sana e íntegra.
Mientras sacudo mi cabeza ante lo absurdo de este testimonio, repentinamente me recorre un frío por la
espalda. Veo, en mi mente, una vez más, la constelación en la que una fila de representantes de nazis,
están ubicados frente a una fila de representantes de judíos. Veo que, al cabo de un rato, los
representantes de los nazis se ponen incómodos, se inquietan y se desmoronan. Algunos de ellos suplican
perdón y deben ser consolados por las víctimas que han matado. Pero, después de leer las palabras de
los nazis reales y de sus hijos, me pregunto, y no por primera vez, ¿por qué motivo podrían los victimarios
llegar a ver repentinamente, verdaderamente a sus víctimas? Si no fueron capaces de hacerlo en el
pasado, ¿qué podría hacerles abrir sus ojos ahora? La necesidad de perdón, ¿proviene de un auténtico
reconocimiento del sufrimiento de la víctima, o es una manifestación de una dinámica totalmente distinta?
Bien podría ser que las víctimas fueran aun completamente invisibles para Sos victimarios. Puede ser que
la incipiente conciencia de su propia culpa sea sencillamente insoportable para el victimario y de la misma
manera que el nazi del libro de Bar-On, el victimario necesita que la víctima lo perdone, de manera de
poder despojarse de la culpa. Puede ser que en cuanto la culpa se presenta sea nuevamente rechazada.
Recuerdo una historia: durante los caóticos momentos de la liberación de uno de ios más grandes
campos de concentración, los pocos nazis que quedaban, y los kapos (prisioneros que ayudaban a los
nazis a mantener el orden en los campos), trataban de disfrazarse de prisioneros. Escondían sus
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uniformes de alemanes y se vestían con las ropas viejas y sucias de los prisioneros. Una mujer nazi no se
plegó a los otros en ese intento de esconderse. Se dejó puesto el uniforme y esperó a las fuerzas aliadas.
Y mientras era arrestada, les gritaba a los * prisioneros: "¡No se atrevan a perdonarnos!". Después de leer
el testimonio del libro de Bar-On, debo admitir que confío más en esa mujer que en el nazi que pide a las
víctimas del nacional socialismo que lo apoyen y lo consuelen. La mujer les prohibe a sus víctimas que la
perdonen, porque sabe exactamente lo que ha hecho. El otro nazi quiere ser perdonado y ser apoyado, y
puede estar aun cerrando sus ojos a la realidad.
Esa noche sueño que soy parte de un pequeño grupo de prisioneros, somos quizás ocho o diez. Mi
conciencia está semiextinguida, estoy paralizado por el hambre y el agotamiento. Un único guardia
uniformado, con un arma grande colgada del hombro, nos lleva en fila, a través de un bosque. El sendero
está obviamente muy transitado y está sumamente fangoso. Es difícil caminar, no llevo puestos zapatos
sino una especie de zuecos de madera bajos, que tanto se clavan en el barro; como resbalan en él, mi
atención está principalmente centrada en mis pies y el sendero. Más adelante, se produce un claro en el
bosque y caminamos hacia un jardín. El césped está verde y todo se ve perfecto. En fila, ingresamos a la
casa grande y espaciosa. Pasamos en silencio por la cocina, hacia el living. Algunos de los habitantes de
la casa están allí sentados, conversando y tomando café, mientras nosotros pasamos. Luego,
atravesamos un dormitorio, una especie de garaje, vemos una o dos personas más al pasar. Ninguna de
ellas se interesa por los extraños fantasmas que son conducidos a través de su casa y ni siquiera nos
registran totalmente. No nos pueden ver, en realidad, no quieren. Dejamos la casa en silencio y llegamos
al patio. Allí hay una piscina climatizada, y algunos de los de nuestro grupo están tan sucios y helados que
caen al agua y luego se quedan allí parados, derechos. Unos segundos más tarde, el guardia advierte lo
que está pasando, y trata de hacer salir a todos del agua tibia. Luego, todos los prisioneros, yo mismo
incluido, de repente llevamos o un cuerpo completo o algunas partes de cuerpo. Esos cuerpos son
inconcebiblemente livianos, delgados e inertes, como momias o tiesas muñecas de trapo. Colocamos los
cuerpos y las partes de los cuerpos en las reposeras alrededor de la piscina y sobre las sillas que están en
el pasto. Dejamos un cuadro surrealista viviente de muerte y ruina, tendida alrededor de la piscina y
sentada a la mesa, como si no hubiera nada extraño. El guardia nos conduce nuevamente a través del
bosque, y en silencio, cumplimos, surcando descuidadamente el barro con nuestros zuecos de madera, en
una fila, agotados.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
La transición de la memoria
Dina Wardi es internacionalmente reconocida como especia-Osla en "la segunda generación", los hijos
de sobrevivientes del Holocausto. Nacida en Italia, llegó a Israel con sus padres cuando tenía apenas un
año, precisamente cuando Europa se estaba lanzando a (a guerra. Estudió en Estados Unidos y después
de obtener su licencia como psicoterapeuta, se trasladó nuevamente a Israel Hacia mediados de los años
setenta, advirtió que cada vez más pacientes mencionaban que sus padres eran sobrevivientes del
Holocausto, Conversando con una colega, Tamar Shoshan, nació la idea de iniciar un grupo de terapia
progresiva, destinado a ese grupo específico, con el fin de prestarle ayuda y también como un modo de
aprender más acerca de sus síntomas y necesidades. No existía todavía bibliografía referida a ese tema,
no había aparecido aún el concepto de segunda generación. El grupo de terapia progresiva comenzó en
1975, era el único de su clase, y duró cinco años. El esquema que se desarrolló para el primer grupo,
continuó usándose para todos los grupos que se sucedieron, hasta la actualidad, treinta años más tarde.
En 1990, Dina Wardi publicó su libro "Memorial Candíes"4, basado en su vasta experiencia terapéutica con
la segunda generación. Por la época en que el libro salió publicado, la pequeña red de terapeutas de la
cual Dina era parte, fundaba Amcha (mi pueblo). Amcha ofrece psicoterapia para los sobrevivientes de la
Shoah y sus descendientes. Comenzó en Jerusalén y ahora funciona en muchas ciudades en Israel.
Deseo hablar con Dina Wardi sobre la memoria y la transmisión. En el trabajo sistémico vemos que las
generaciones más jóvenes están influenciadas por aquellas que las precedieron. Hay una transmisión de
sentimientos, imágenes y sueños. Pero, ¿cómo sucede eso?, ¿qué cosa se transmite, exactamente, y de
qué manera? El trabajo de Dina se refiere en su totalidad a la transmisión y deseo aprender de su
habilidad y discernimiento. Le pregunto a Dina si ha advertido alguna vez algo que pareciera trascender el
límite del lenguaje y la información directa, en la transmisión de una generación a otra. Antes de dar
respuesta a mi pregunta, ella describe, primero, algunas dinámicas generales de las familias fundadas por
los sobrevivientes, inmediatamente después de la guerra.
"La mayoría de mis pacientes sabían que sus padres habían estado en escondites o que estuvieron en
campos de concentración, pero la mayor parte no poseía en absoluto información concreta sobre ello. Por
ejemplo, la mayoría de los pacientes nunca supo, ni siquiera, en qué campo habían estado sus padres. A
menudo, en las familias de los sobrevivientes hay muy poca información de hechos, a excepción de
algunos padres que hablaban obsesivamente acerca de su pasado. Pero, aún aquellos padres que
hablaban, frecuentemente proporcionaban una información muy limitada porque generalmente relataban la
misma historia una y otra vez. Los padres sobrevivientes no contaban, en realidad, lo que les había
sucedido. Por eso, no ha sido mucho lo transmitido, en ese sentido.
La mayoría de los padres usaron a sus hijos como una pantalla de proyección, transformando a sus
hijos en una Veía de memoria'. Los padres proyectaban a sus parientes fallecidos (sus hermanos, padres,
tíos, tías, abuelos, etc., asesinados) sobre la nueva generación. Esto no es la transmisión de los traumas
de los padres, es otra cosa. Los sobrevivientes que luego llegaron a ser padres no podían ver al bebé vivo
como una persona nueva, sino sólo como a un pariente muerto. No había sido posible un proceso de duelo
normal ni había, de hecho, una separación de aquellos que habían perecido. El nuevo hijo fue tratado
corno si fuera en realidad la persona (o personas) muerta, Y así, ese hijo tuvo que sobrellevar todas las
penas, enojos, ausencias de sus padres; los sentimientos de sus padres de haber sido abandonados y
otros. En términos psicológicos, esto se llama identificación proyectiva. El padre proyecta en el hijo ciertos
sentimientos, imágenes y experiencias internas y se identifica con ellos, a través de su hijo que es el
portador de ellos. Y además de todo esto, el sobreviviente a menudo tiene sentimiento de culpa, la
sensación de haber abandonado a los muertos. Toda nueva forma de separación se vuelve intolerable
para los sobrevivientes, ya no es posible para ellos una estado normal de separación".
Hablarnos un poco acerca de estos modelos, y sobre el hecho de que algunos de los sentimientos
correspondientes a esos sobrevivientes, parecen estar presentes en todas partes dentro del grupo
colectivo de judíos, también en aquellos que no son sobrevivientes de los campos de concentración y en
sus hijos. Dina describe una visita que hizo a Bergen-Belsen y cómo se sintió literalmente incapaz de
abandonar el campo o, más precisamente, cómo se sintió incapaz de abandonar a la gente que había
muerto allí. "Todo lo que sentía era: 'No puedo dejarlos aquí'. Tenía las piernas tan pesadas, que me era
físicamente imposible moverme.
4 N. del T,: "Velas de Memorial".
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
No podía alejarme del campo, no podía abandonarlos. Fue la primera vez que yo misma lo experimenté
tan claramente". Le cuento a Dina de mi estadía en Auschwitz-Bírkenau, acerca de la sensación que tuve
de dejar allí, literalmente, una parte de mí mismo, y que eso de algún modo me conectaba más a la vida
que tratar de separarme de los muertos. Dina lo reconoce. "Lo que experimentamos fueron los sentimientos de los sobrevivientes. Y fíjese: ellos lo sienten a lo largo de toda su vida".
En Auschwitz, muchos me comentaban acerca de sus sueños en los que ellos mismos aparecían allí
como prisioneros, muriendo en ese lugar. En su mayoría eran judíos, pero también no judíos los que me
manifestaban esos sueños. Hay muchas personas que sienten que esas imágenes deben provenir del
hecho de haber estado efectivamente allí, en una vida anterior. Dina también ha oído hablar de esa clase
dé sueños a sus pacientes. Ella no hace especulación acerca de qué podría llevar a no judíos a tener esa
clase de experiencias, ella no tiene conocimiento de esto porque trabaja únicamente dentro de la
comunidad judía. Desde su punto de vista, esa clase de sueños, de estar en campos de concentración,
puede originarse en la necesidad del hijo de entender a sus padres. El hijo se identifica con el hecho de
que los padres han estado en campos de concentración, pero los padres le han hablado poco de eso.
Entonces, el hijo no dispone de una historia directa en relación con lo que sucedió exactamente. Sin
embargo, como todos los chicos han visto en películas lo que sucedió en los campos de concentración, o
han leído sobre ello en libros escritos por otros sobrevivientes, pueden crear una imagen de cómo debió
haber sido la vida en los campos de concentración. "Quizás", dice ella "otras personas crean también esos
sueños, debido a una necesidad de tratar de reconciliarse con lo que sucedió".
"Pero no es simplemente que los hijos tratan de construir la realidad de la vida de sus padres durante la
guerra, es algo más complejo.
Existen diferentes clases de memoria, hay, además, otras dinámicas en juego". Ella menciona un libro:
"Holocaust Testimonies - the ruins of memory"5. Su autor, Lawrence L. Langer, investigó la naturaleza de
las transmisiones verbales directas de ios sobrevivientes, que son diferentes de los relatos escritos que
aparecen en los libros. A través del estudio de cientos de entrevistas registradas en videos, con sobrevivientes de la Shoah, y de entrevistas que él mismo efectuó a muchos de ellos, logró categorizar cinco tipos
diferentes de memoria. Para Dina, no toda la investigación de Langer ha resultado efectivamente relevante
para su trabajo con hijos de sobrevivientes pero ciertamente la ayudó a esclarecer la naturaleza de las
transmisiones de padres sobrevivientes a hijos nacidos después de la guerra. Su visión, agudizada por
Langer, le permite ahora discriminar entre dos tipos de memoria.
El primer tipo de memoria es la "memoria diaria". Es cronológica, reflexiva y lineal El sobreviviente
cuenta un hecho histórico, explica detalles, da nombres, fechas: las experiencias del pasado son relatadas
con claridad, de modo coherente. El hecho es que muchos de los traumas de los sobrevivientes fueron, en
su mayoría, físicos, se trató de experiencias corporales directas, del cuerpo y de los sentidos. Fuertes
gritos, arrastrarse y sufrir la comezón de parásitos, heridas dolorosas que no cicatrizaban, hambre extremo
y permanente, diarrea, golpes, olores y crudo frío, para nombrar algunos pocos. La realidad de estas
experiencias está escindida del nivel de la memoria cotidiana. En realidad, la memoria cotidiana ni siquiera
está verdaderamente conciente de ella. Las personas no pueden permitir que las experiencias
almacenadas en esta "memoria profunda" se vuelvan realmente concientes porque son una amenaza
directa a la personalidad, que de algún modo está restablecida o construida, una vez que han pasado esos
años traumáticos. La memoria profunda puede inundar el ego y sobrepasar sus defensas, y cuando
irrumpe, el sobreviviente se puede transformar en un psicópata, depresivo o suicida. El alma se defiende
de la memoria profunda para protegerse de la desintegración. En las pesadillas que tienen muchos sobrevivientes, hay rastros de memoria profunda. En la vejez, las defensas del ego ceden y pueden emerger
fragmentos de la memoria profunda.
Episodios traumáticos, como la muerte de un cónyuge, pueden poner al descubierto la memoria
profunda, la cercanía de la muerte también.
"Además de los fragmentos de información transmitida a través de palabras o historias, relatadas desde
la perspectiva de la memoria cotidiana, la segunda generación, absorbe de sus padres la memoria
profunda no verbal. Lo auténticamente sustancial no se transmite jamás a través de palabras. Por eso,
algunos de los sueños de los hijos de los sobrevivientes, referentes a estar en campos de concentración
pueden ser producto de la necesidad de entender a sus padres pero:
5 N. del T. "Testimonios del Holocausto - las ruinas de la memoria".
Los hijos no sólo crean imágenes para llenar el silencio, ellos están, también, efectivamente recibiendo
imágenes y experiencias transmitidas por sus padres directamente y sin palabras. Yo creo que algunas de
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las pesadillas de los hijos de los sobrevivientes son el resultado de absorber la memoria profunda de sus
padres. A esta memoria profunda se la reprime pero las experiencias contenidas en ella continúan
existiendo, y pueden filtrarse. Y yo creo que ese material no sólo se absorbe de los padres, sino del más
amplio sistema familiar y aún del grupo colectivo. Para los sobrevivientes, hay toda clase de sentimientos
en relación con, y como parte de las experiencias almacenadas en la memoria profunda, y se desarrolla un
continuo esfuerzo para tratar de arrojarlas fuera de la conciencia cotidiana. ¡Esto requiere mucha fuerza!
Con todo, las experiencias necesitan ser liberadas de algún modo, requieren ser procesadas. La energía
se filtrará, tarde o temprano, en uno u otro lugar. Los mismos sobrevivientes no pueden poner al descubierto estas cosas, porque la cantidad e intensidad de ellas les resulta excesivamente abrumadora. Por
eso, queda a la segunda generación hacerlo. Si ésta no logra poner de manifiesto ese nivel, la tercera
generación habrá de hacerlo, o inclusive una generación posterior".
La dinámica de la cual habla Dina, es conocida en la tradición chamánica. Las experiencias que no
pueden ser procesadas se desintegran. No desaparecen sino que permanecen intactas como sombras de
sus dueños, vagando en el otro mundo. Se las llama también porciones perdidas del alma. La tarea del
chamán es ubicar esas partes del alma errante y' devolverlas a su paciente, quien tiene que hacerse cargo
de los sentimientos y emociones contenidas en ellas. El problema está, por supuesto, en que aquel que ha
perdido una parte de su alma, la ha perdido debido a que no fue capaz de manejar cierto hecho
traumático. Por eso, cuando nada ha cambiado en la vida del paciente, y éste no ha aprendido nuevos
modos de encarar el pasado, la parte del alma recuperada puede llegar a ser rechazada, en cuanto le es
devuelta. Esas partes del alma pueden ser recobradas por quienes están cerca de los individuos que las
perdieron.
"Creo que hay un inconsciente de los grupos colectivos o tribus", continúa Dina. "Los judíos son una
tribu. En todas las partes donde hemos vivido hubo persecución» durante cientos y cientos de años. La
Shoah se vincula con una especie de elemento central en el alma colectiva, el ánima tribal, el inconsciente
colectivo, o el nombre que se le quiera dar. Eso debe ser procesado, penetrado, de algún modo. Muchos
artistas cooperan para ello al sumergirse en las capas más profundas y sacar a luz información del
inconsciente colectivo tribal, Ellos emplean imágenes para expresar lo que las palabras no pueden captar".
Nuestro diálogo gira hacia la inclusión o exclusión de los victimarios en la memoria de los
sobrevivientes. En las familias de los pacientes de Dina, se recuerda a los nazis de diferentes modos. Hay
historias acerca del "buen nazi" ocasional, que salvó a algún miembro de la familia, por casualidad o por
decisión personal. En algunos casos, se mantuvo un contacto personal entre un sobreviviente y un nazi
específico. Hay toda clase de imágenes, imágenes personales, tanto buenas como malas. Pero,
nuevamente, los hijos de los sobrevivientes oyen algunas cosas pero no muchas, Por eso, necesitan
imágenes más concretas de los nazis y algunas veces suelen soñar con ellos, e incluso comienzan a
representar la energía del agresor. En los sueños de los hijos de los sobrevivientes, los nazis están
generalmente bajo control. Aquellos que tienen una fuerte identificación con el agresor, pueden a veces
soñar que ellos mismos son nazis. "No se puede negar la existencia de la parte del agresor", dice Dina,
"La parte de la víctima debe encontrar una vía de encuentro y diálogo con ella, y viceversa. Estas voces
están presentes en todos, de diversos modos y formas, por supuesto, pero siempre están".
"Moshe era uno de los pacientes de uno de mis grupos. Su madre había estado en Auschwitz de niña, y
era la única sobreviviente de toda su familia. Su padre había sido combatiente de algún modo, durante la
guerra, quizás como partisano. Moshe era el único hijo vivo pero su madre había dado a luz a muchos
hijos muertos. Moshe es un hombre arrogante, muy seguro de sí, le gusta manejar su auto a gran
velocidad. Tiene una moto, escala montañas sin soportes. En realidad, está todo el tiempo desafiando a la
vida. Se Identificaba claramente con el modelo combativo que se suele encontrar entre algunas familias de
sobrevivientes. Eligió el tema de bebés prematuros para hacer su especialización médica. Esto manifiesta
una identificación con la situación de su madre, y con todos los hermanos y hermanas muertos que tuvo. Y
nuevamente, encontró un modo de arriesgarse entre la vida y la muerte. En una ocasión, tuvo que efectuar
su período de servicio de reservista en el ejército y fue destinado cerca de una población árabe, en los
territorios ocupados durante la primera Intifada, como oficial de una unidad de combate. Trabajo en una de
las zonas de inspección, y me contó que veía continuamente a los árabes parados en fila. Se sentía bien,
al ver que ahora eran otros los que estaban en fila, y no los nuestros, no los judíos. Una noche cuando
había toque de queda, él estaba patrullando la población en un jeep junto con otros soldados. De repente,
comenzaron a tirarles piedras desde los techos. Detuvieron el jeep y corrieron hacia la casa desde la cual
provenían las piedras, y vieron que eran tres chicos árabes los que habían estado tirando las piedras. Los
niños comenzaron a correr, y los soldados corrieron tras de ellos pero los chicos iban más velozmente, no
cargaban armamento, conocían las calles. El terreno era irregular y después de un rato, los otros soldados
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ya no tenían fuerzas para continuar. Moshe, en cambio, no podía detenerse. Había un profundo silencio en
torno a él, debido al toque de queda, y sólo podía oír el sonido de sus propias botas en las calles. En la
cima de una colina, logró agarrar a uno de los chicos. El niño se volvió y, con los ojos muy abiertos y con
mucho susto, puso sus manos en el cuello, para mostrar que no llevaba armas. Moshe contó que, en ese
momento, algo se ablandó dentro de él: vio, en su interior, la famosa foto del pequeño niño del ghetto de
Varsovia, con sus brazos extendidos. Toda la ira se desvaneció, acarició al chico, y le dijo: "No tengas
miedo ya, no te haré nada". Acompañó al niño de regreso a su casa. Llamaron a la puerta y el padre abrió,
atemorizado. Moshe le dijo: "No se preocupe, solamente le traigo a su hijo de vuelta a casa". El chico tenía
nueve, o quizás diez años. Cuando Moshe contó esta historia en el grupo, Dina le dijo: "Ese chico tenía la
misma edad que tenía tu madre cuando llegó a Auschwitz. ¿Puedes imaginarte a tu madre, en Auschwitz,
parada en fila? Fue la primera vez que Moshe lloró, después de algunos años de estar en el grupo. Fue un
momento decisivo, Efectivamente, allí comenzó un diálogo interior con la energía reprimida de la víctima.
Hasta entonces, la víctima no había estado verdaderamente presente".
Continuamos hablando sobre la danza entre las energías de las víctimas y los victimarios, y de cómo es
posible que no haya ningún otro lugar en el mundo en el que la víctima y el victimario se hallen tan
implicados como en Israel Sorprendentemente, no es un tema muy delicado en la sociedad israelí. A nivel
del alma tribal, la Shoah ha dejado un gran agujero negro, un área de exclusión de inmensas
proporciones. Las víctimas no han tenido su duelo, no ha sido posible realizar un proceso normal de
separación. Hasta el momento esa tarea se ha llevado a cabo en muy corta medida. Los victimarios, que
son responsables de la muerte de millones, están aún menos integrados. El esfuerzo por concebir esta
situación imposible se mezcló con la fundación del Estado de Israel, lo cual ya era complejo, debido al
legado de la colonización inglesa en Palestina y a la actitud sionista. Los diferentes movimientos sionistas
no habían prestado jamás, sino tan sólo mínima atención al hecho de que ya existía una población árabe
viviendo en esa tierra. Después del Holocausto, sobrevino una necesidad desesperada de tener un lugar
seguro, lo cual hizo que los árabes se convirtieran en un factor irrelevante para los sobrevivientes. Goran
Rosenberg lo sintetiza de un modo sumamente simple y claro, en su libro de análisis crítico "Det Forlorade
Landet" (La tierra perdida): "Cuando se niega la historia de un pueblo y se rechaza incluso el
reconocimiento de su presencia, ya no se los puede respetar, y los pueblos a los que no se los respeta,
tarde o temprano son despreciados". Escribe esto en relación a cómo son mentalmente concebidos los
árabes en Israel. Yo agregaría que la cita es igualmente válida para el mundo árabe, que no reconoce la
existencia de Israel. Los árabes locales, por su parte, han estado usando la violencia contra los
inmigrantes judíos que llegan a Palestina, desde muchas décadas antes de que se estableciera el Estado
de Israel Es una tragedia ininterrumpida que continúa hasta nuestros días, en la que ambas partes se
declaran justificadamente víctimas, al mismo tiempo que actúan simultáneamente como agresores con el
grupo contrario. Tanto la población judía como la árabe sufren. Ninguno de los dos pueblos han podido
elaborar su tragedia colectiva, y todavía necesitan integrar los hechos del pasado y su propia energía
agresora.
Al día siguiente de mi entrevista con Dina Wardi, continúo reflexionando sobre los misterios de las
transmisiones y las implicaciones. Aunque, no tengo mucho tiempo para pensar en todo ello porque tengo
diversas citas. No se puede venir a Israel y dejar de ver familia y amigos, y en este día en particular, tengo
agendadas dos reuniones. Primero iré a ver a mi suegro, Rafael, y luego a mi amiga Evelien.
Nos encontramos con Rafael en un salón comedor de moda. Por mucho que me esfuerzo, no logro
sacarme de la cabeza la entrevista con Dina y decido preguntarle a Rafael, si le gustaría referirme de qué
modo se recordaban y comentaban las experiencias de los campos de concentración en su familia de
origen. "Durante las primeras semanas y meses, después de nuestra liberación y del regreso a Holanda, a
veces, hablábamos de los campos de concentración, pero enseguida dejamos de mencionarlos. Sólo en
sus últimos años, cuando mi madre ya era viuda, compartíamos algunas veces nuevamente algo acerca
de aquellas épocas. Me contaba que recordaba que ella siempre tenía frío, y yo le decía que me acordaba
más del hambre... Ese tipo de cosas." ¿Y cómo hizo él, sobreviviente de un campo de concentración, para
manejar el pasado, como padre de tres hijos que nacieron después de la guerra? "No queríamos criarlos
con miedo, y queríamos que crecieran con seguridad. En general no hablábamos del tema. Pero cuando
ellos querían conocer nuestras experiencias, les respondíamos".
Más tarde, ese mismo día, me encuentro con Evelien, llegamos a un lindo café y disfrutamos de las
masas de chocolate que ofrece. Ella me cuenta acerca del espectáculo danzante que ha creado, basado
en su propia experiencia como hija de padres sobrevivientes, nacida poco tiempo después de ¡a guerra. La
danza comienza con ella, que está de pie inmóvil, y después de un rato, aparece, desde atrás, la figura de
una mujer envuelta en un velo. Esta mujer rodea a Evelien con sus brazos y comparte con ella su calidez y
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su fuerza. Una foto de la madre de Evelien, tomada durante los primeros años de la guerra, se proyecta en
una gran pantalla, y en esta foto su madre está estrechando una pequeña valija contra su corazón. Una
valijita similar cae en el escenario, desde atrás de la pantalla, y Evelien la recoge. Está bailando los
diversos aspectos de la vida de su madre. Luego, después de un rato, una mujer joven aparece en escena
representando a la generación posterior a la guerra y, a veces, carga a la madre sobre su espalda cuando
la mujer mayor queda paralizada por la memoria profunda. Pero en vista de que los límites entre las
generaciones no siempre están delimitados exactamente en esta obra, ella podría ser también la madre de
Evelien, como era antes de la Shoah. En la última parte del espectáculo, Evelien es la que ahora está
cubierta totalmente por el velo, y quien bendice a las otras mujeres. ¿Bendice a la generación siguiente o
está bendiciendo a su madre? Probablemente, ninguna de las dos bendiciones puede ni debería estar
separada. Ahora, es la mujer joven quien carga la pequeña valija que simboliza la carga del pasado pero la
nueva generación puede llevar afortunadamente una carga alivianada, con mayor facilidad. "Al principio,
cuando me abraza la mujer envuelta en el velo, siento como que me abrazan todas las mujeres que han
muerto y que me bendicen. Al finalizar la danza, cuando yo misma estoy envuelta en el velo y abrazo a la
mujer joven, tengo la sensación de transferirles esta bendición a la próxima generación".
La historia que ha creado Evelien se basa en la transmisión de padres a hijos. La transmisión es algo
concedido y no se la puede pasar por alto. En lugar de oponerse o. tratar de escapar de aquello que nos
llega, a través del progenitor; el niño al llegar a ser adulto, se abraza plenamente con ella. Cuando se trata
de un abrazo consciente, los contenidos de la transmisión ya no son más una amenaza destructora y se
pueden digerir. No es un camino fácil pero al emprenderlo, el legado del pasado se puede explorar,
expresar e integrar. Es una vía hacia el todo.
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El grito silencioso
Podría estar en una reserva de algún lugar de los Estados Unidos de Norte América, visitando a un
anciano aborigen norteamericano pero estoy sentado frente a Chayim Dasberg en su hogar de Jerusalem.
Chayim es un psiquiatra retirado, veterano de muchas guerras, sobreviviente de la Shoah y muchas otras
cosas más. Entre ellas, un niño terrible en varios clubes y redes. Le gusta divertirse con las palabras, con
su edad y con la fama de la que goza en Israel y en el extranjero y además lo hace muy bien. Mientras me
habla sobre alguna de las cosas en las que participa, luego, en las historias, su atención cambia hacia las
personas que desean precisamente que se comprometa con ellas para que puedan agregar su nombre en
los proyectos. He colocado a Chayim en el papel del anciano místico secular, una paradoja que podría
llegar a disfrutar. Además, he aprendido una cosa al estar cerca de los ancianos, les gusta hablar en forma
indirecta pero cualquier cosa que digan en realidad va dirigida a quien tengan enfrente. Cuando un
anciano habla, uno lo escucha, lo observa y luego trata de escucharlo con mayor atención. Por eso,
mientras se cuentan estas primeras historias, investigo los motivos por los cuales deseo hablar con él.
¿Quiero que figure en mi libro para poder poner el apellido Dasberg en la tapa? No, quiero hablar con él
ante todo, porque verdaderamente disfruto al escuchar sus observaciones inteligentes. Tengo presente
que tiene mucho camino recorrido y valoro su opinión. Chayim Dasberg está fascinado con las
constelaciones familiares que comparto con él, y hemos estado hablando sobre las posibilidades e
imposibilidades del método mencionado anteriormente. Él ha estado presente en alguno de mis seminarios
en Israel y sabe lo que hago y dónde estoy. Antes de ir a visitarlo, esta vez habíamos estado intercambiando correspondencia, y estoy aquí para preguntarle su punto de vista y sus observaciones acerca de la
culpa, la reconciliación y el perdón. De tal manera que con una taza de té y un montón de galletitas a mi
lado, me siento cómodamente, permanezco callado, presto atención y me dispongo a escuchar.
"Kznik" (en la jerga de los prisioneros del campo de concentración), un escritor israelí que escribió con
ese sobrenombre sus experiencias en los campos, está en Auschwitz. Junto con otros prisioneros, lo
cargan en un vagón y los llevan a los crematorios, donde serán asesinados. Por alguna razón, se las
ingenia para quedarse en el carro escondido debajo de unas mantas o algo similar, mientras que a ios
demás los compelen a entrar en las cámaras de gas. Desde esta posición, observa al hombre de las SS
que está supervisando esta operación. Es un día muy frío y el oficial alemán se frota las manos, y le echa
su aliento para mantenerlas calentitas. Kznik siente conmiseración por él, ya que este hombre debe
permanecer a la intemperie con semejante frío, haciendo ese trabajo detestable, mientras que podría estar
en su casa con su familia y sus hijos. Así, con la esperanza de escapar de una muerte segura, siente
piedad por sus asesinos. Cuando Kznik tiene poder para experimentar un sentimiento semejante, aún en
estas circunstancias extremas, es una forma de empatia hacia los otros. Esto no significa ser clemente con
el prójimo, más bien es una especie de "interpretación"; de tal manera, es posible comprender a quien te
está matando.
Existe una anécdota sobre Hillel Klein, un psiquíatra israelí sobreviviente de varios campos, a quien un
hombre de las SS apuntándolo con un fusil en la cabeza, le pregunta: "¿Ganaremos la guerra?", mientras
está en Plaszov, un campo de concentración cerca de Cracovia. Klein imprevistamente le contesta,
dictándole; "Ustedes no van a poder matarnos a todos", aun sabiendo que sus palabras podrían costarle la
vida. El hombre de las SS no le dispara y se va. Esta no fue una interpretación que provenía de la
empatía, sino que estaba produciendo una comunicación, una especie de momento compartido. Quién
sabe, esos momentos probablemente hayan ocurrido muchas veces, aún en estas circunstancias
extremas pero muy pocos sobrevivieron para contarlo. Por eso, aquí tenemos algo menos que empatía.
Evidentemente, esta es una especie de reconocimiento mutuo, una especie de sensación de que todavía
es posible, aun cuando se esté ante la amenaza directa de ser muerto de un tiro.
¿Qué significa cuando las personas durante las constelaciones están en el lugar de la víctima o el
victimario? Significa que en la representación de esa relación puede existir la comprensión del otro o, por
lo menos, una especie de sensación. Pero estas experiencias nada tienen que ver con la reconciliación ni
tampoco deberían confundirse con ella. En el momento que me ubico en una constelación, puedo entender
algo sobre la posición de la persona que represento. Eso es todo. Puede ser significativo, pero no es el
perdón.
Chayim habla sobre alguna de sus experiencias personales. Una vez, conoció a una mujer en
Alemania, cuyo padre había muerto como soldado en el frente, y dijo que había sido una triste historia. La
madre de ella había tratado de convencer a su esposo para que no volviera al frente, pero su padre sentía
que era su deber y, por eso, fue. La mujer le contó a Chayim cómo estaba sentada en el regazo de su
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padre, cuando lo vio la última vez, y recordaba cómo la tela ordinaria del uniforme lastimaba la piel de sus
pequeñas piernas. Y el padre nunca regresó.
"Le pregunté: ¿Hubo alguna vez una especie de apoyo por parte del gobierno, una especie de
ceremonia o encuentro para todas las viudas y sus hijos? No, me dijo, nada. ¿Ni siquiera algo organizado
por la iglesia u otra institución? No, después de la guerra no se hizo absolutamente nada, no hubo ningún
respaldo, sólo un espacio vacío en la familia. Cuando escuché semejante respuesta ¡realmente lo lamenté
por ellos! Todas esas viudas y esos niños, todos esos esposos y padres recién habían desaparecido, pero
en ningún momento hubo un respaldo por parte de la comunidad. Sentí tristeza. Pero si alguien me
preguntara si podría llegar a perdonar a los soldados, diría que 'no'. Puedo decir que realmente me
compadezco por la tragedia de sus vidas y de las vidas de quienes se quedaron. Pero nunca perdonaré a
los soldados alemanes".
Algún tiempo después, durante nuestra charla a principio de los años ochenta, Chayim se refirió al
proceso contra Demanjuk, un criminal de guerra. La corte israelí no pudo establecer si el Demanjuk que
tenían enfrente era el Demanjuk de Treblinka o el Demanjuk de Sobibor, y por esta razón el hombre fue
finalmente liberado. El caso agitó los sentimientos de una gran cantidad de personas, en una gran
cantidad de países por razones muy diferentes, pero este libro no es el espacio para tratar de reconstruir lo
que ocurrió allá. Chayim habla del momento cuando el caso todavía estaba en marcha. "Pensé que el
hombre en la corte era el asesino de mi padre, quien por entonces pensaba había muerto en Sobibor, Vi a
este anciano en televisión, lo vi ingresar en la corte, caminando con dificultad a causa de su dolor de
espalda. Después se detuvo, agitó el brazo, saludando a su nieto como un abuelo anciano y gentil.
Entonces sentí empatia por su dolor de espalda y entendí a ese hombre. Imagínese, era un prisionero de
guerra que en lugar de ser asesinado, ahora era reconocido, podía usar un traje, adquiría sus alimentos y
trabajaba en el campo. Comprendo todo esto, pero aun así, si ellos hubieran decidido ahorcarlo y me
pidiesen que accionara la palanca, lo haría. Si me lo pidiesen, lo haría sin titubear".
Cuando Chayim habla de que es imposible perdonar, no se nota que esté perturbado, ni que necesite
vengarse y tampoco demuestra una fuerte emoción, en él sólo existe claridad y calma. Me dice: "Halacha
relata que sólo se puede perdonar y pedir perdón en condiciones precisas", y las resume para mí. Además,
después de hablar conmigo, me sugiere que las controle con un rabino. "Hay cinco condiciones que la
parte culpable debe cumplir. Primero, debe admitir que el crimen ocurrió y admitir que es culpable.
Segundo, debe decir que lo siente. Tercero, debe reconocer que ha producido o causado el daño. Cuarto,
debe expresar su intención de compensar e! daño ocasionado y además, debe cumplir con lo prometido.
Quinta, debe prometer que jamás volverá a hacerlo; sin embargo, esta condición todavía es tema de discusión entre los rabinos. Solamente la parte culpable puede decir estas cosas, nadie más puede hablar en
su lugar, y las palabras se las debe decir a la víctima o a los parientes cercanos de la víctima, si se tratara
de un asesinato. Si de alguna manera se otorgara el perdón, sólo puede darse por las partes afectadas".
Esta condición me da lugar para formular una pregunta interesante. Durante el desarrollo de una
constelación, se representa a las víctimas y los victimarios pero no debemos olvidarnos de que los
representantes siguen siendo ellos mismos; en realidad, no son las personas que están representando.
Aun cuando las dos personas en la constelación quisieran abrazar el principio del perdón: ¿Tienen
derecho a perdonar o ser perdonadas en nombre de la persona a quien representan? No podemos
perdonar en nombre de otra persona. Durante el proceso de representación, podemos estar en armonía
con el alma de los otros, pero no podemos convertirnos en ellos.
La esposa de Chayim, Yael, nos invita a la cocina y nos sirve sopa. Disfruto escuchándolos discutir
sobre los personajes, bíblicos y cómo estos hombres y estas mujeres nunca son perfectos. Todos tenían
imperfecciones y actuaban como sus contemporáneos. Chayim habla sobre Job, quien perdió todas sus
posesiones y a todos sus seres amados, y aun así confiaba en Dios. Al final de la historia, termina siendo
mucho más rico que antes. Esta historia da lugar a muchas preguntas. Después que nos despedimos,
Chayim me pregunta: "¿Qué piensa usted realmente, Job perdona a Dios o Dios perdonó a Job?, pero no
tengo respuesta.
Meses después de! encuentro con Chayim, leí la versión ampliada del libro de Simón Wiesenthal, "El
girasol'. En la primera parte, Wiesenthal describe una experiencia que tuvo mientras estaba en un campo
de concentración. Un joven nazi estaba muriendo y su participación en el asesinato masivo de cientos de
judíos le pesaba en su alma. Pidió que le llevaran a un judío, a cualquiera, hasta ios pies de su cama así
podía confesar sus crímenes y ser perdonado. Por casualidad, Simón Wiesenthal fue el escogido. Durante
horas él se sentó cerca de la cama del moribundo y, al final, salió del cuarto en silencio. Él no pudo
perdonar al nazi Sin embargo, se cuestiona acerca de si hizo lo correcto con su negativa silenciosa y no
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
encuentra paz en su mente. En la segunda parte del libro, más de cincuenta estudiantes, curas, rabíes,
autores, sobrevivientes del Holocausto y un ex nazi reflexionan sobre esa situación. Cincuenta respuestas
diferentes... Al principio parece que algunos de ellos están bastante de acuerdo. Pero mientras seguía
leyendo, comencé a notar sutiles variaciones en el tono, en la elección de las palabras e ingresé en un
incómodo pero absolutamente fascinante viaje al complejo reino del perdón y la reconciliación, en el cual
gradualmente se manifiestan las diferencias éticas esenciales entre judíos y cristianos. Para algunos
cristianos el perdonar es simplemente una obligación, para otros, al menos, es una posibilidad. Sólo para
unos pocos cristianos no sería posible perdonar en la situación que describe Simón Wiesenthal. Para la
mayoría de los judíos, el perdón ya no es una opción. Ellos ven el retirarse de la situación que les
demanda perdón como la única estrategia posible, tal como lo hizo Wiesenthal. Para la mayoría de los
cristianos esto Iguala el daño pero para los judíos no. Cada lector tendrá que sacar sus propias
conclusiones: ¿dónde se para entre estos dos puntos de vista? Y lo más importante: ¿por qué?
Después de la visita a Chayim y Yael, tomo un taxi hacia Yad Vashem, el memorial del Holocausto en
Israel. En el camino, recuerdo las palabras que el rabino Ohad Ezrachi había dicho unos meses antes en
Birkenau. Estábamos en el bosque que bordeaba el campo, en el lugar donde cientos de miles de mujeres
y niños habían pasado realmente sus últimas horas, esperando hasta que las cámaras de gas y los crematorios colmados, volvieran a quedar vacíos y los pudieran recibir. Allí estábamos cantando y rogando
junto 3 un pequeño grupo de personas, cuando Ohad dijo: "Hay cicatrices que son superficiales y sanarán
fácilmente. También hay cicatrices muy graves, pero que aun así sanarán, dejando una cicatriz, y también
hay algunas heridas tan profundas que el daño es permanente e irreparable. De hecho, no pueden sanar,
nunca llegará a formarse la cicatriz. Seguirán siendo heridas abiertas y en carne viva. El Holocausto es
una de esas heridas".
En el año 2005 se agregó un edificio completo y nuevo en el lugar de Yad Vashem, donde funciona una
nueva exposición permanente. Dos años atrás había visto el edificio que en esa época todavía estaba a
medio hacer. Por entonces, en medio del parque había una enorme hondonada a lo largo del paisaje, una
gigantesca cuchillada en la tierra, sus paredes eran de hormigón al desnudo. Allí de pie, pude mirar a
través de un largo túnel triangular y vi un espacio inmenso, extraordinariamente vacío. Ahora, volví aquí
una vez más y el vacío está lleno. Textos impresos, fotos y videos compiten para que les preste atención y
a medida que voy caminando de un extremo a otro, de la exhibición, pronto me desorienta completamente
la cantidad de material e información. Veo las caras de los sobrevivientes en las pantallas de video y
escucho sus voces, a medida que cuentan sus historias. En las pantallas veo viejas películas en blanco y
negro, que muestran a la gente corriendo por los ghettos, perseguida como animales. Se exhibe todo tipo
de objetos, tales como fotos parcialmente quemadas de bebes y niños sonrientes, que se encontraron en
los bolsillos de las personas asesinadas, camisas a rayas blancas y azules, originales de los campos de
concentración. Una multitud de personas caminan por la exhibición, observando todo. Muchos visitantes
conversan entre sí, pero la conversación resulta extraña porque muchos sólo repiten los hechos que recién
han aprendido. Este memorial me produce claustrofobia, quisiera empujar y echar a todos los que se
interponen en mí camino, Estoy tratando de desviar la atención de mi irritación, y cuando lo advierto,
permito que la exhibición me conmueva una vez más. En segundos estoy abrumado y un minuto más
tarde me encuentro respirando sólo superficialmente. Reconozco la estrategia, poco aliento es igual a
poco sentimiento, Es una exhibición diseñada hábilmente, pero allí se muestra el horror. Cuando no quiero
admitirlo, me seduce la idea de mirarlo desde más cerca y horrorizarme aún más. . En un lugar donde la
gente está menos amontonada, veo a un hombre que precisamente en ese lugar se tambalea y cae, así no
más. De repente, sus rodillas ceden y él cae al piso ¿Por qué él es el único? Me pregunto si la respuesta
involuntaria de este hombre no es más normal que mí propia disociación. Mientras me dirijo hacia la salida
del edificio, me acuerdo de las palabras de Dina sobre (a memoria profunda y diaria. La exhibición cuenta
la historia con todo detalle, en forma cronológica y precisa. Primero, Hitler me grita desde un video,
después veo las estrellas amarillas de material original, que las personas deben llevar prendidas a sus
abrigos, veo un simple carro de madera que se usaba para transportar a la gente por el ghetto y, por
último, veo objetos de los campos que las personas ocultaban. Las personas que estuvieron allí cuentan
sus historias en las pantallas de video. Es tan real como se ha podido lograr, a nivel de información
histórica. Pero ¿dónde hay un lugar en donde las cicatrices y las lágrimas, que han sido guardadas bajo
llave en el cuerpo, pueden existir? Al parecer, nadie llora aquí. Las personas van caminando por los
alrededores y están temerosas por lo que ven, pero al parecer no se sienten abatidas. La mayoría de ellas
parece relajada y normal interiormente o ¿ellas también están respirando apenas, igual que yo,
reprimiendo sus lágrimas y sentimientos? El hombre, a quien se le doblaron las piernas, anduvo nuevaPágina 47 de 117
Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
mente a gatas pocos segundos después y siguió caminando mientras todavía estaba encandilado,
tratando de volver a la normalidad lo antes posible, como si nada imprevisto hubiese ocurrido.
Al salir del edificio hay una imagen que me acompaña hacia !a salida, una foto. Próximo al elevado
cerco de alambre tejido del campo de concentración, está sentado un hombre que es piel y huesos. La
foto, que encuentro más tarde, se ha tomado durante la liberación de Bergen-Belsen. El hombre viste ropa
demasiado grande y ancha para él, está sentado en el piso y ha vuelto su cabeza hacia la derecha, lejos
de la cámara. ¿Por qué? Es un momento dramático. Podría ser que el fotógrafo lo haya visto en esta pose
e hizo la toma rápidamente. Sin embargo, es mucho más probable que el sobreviviente se haya percatado
de la presencia del camarógrafo y miró hacia otro lado a propósito, tratando de preservar algo de su
dignidad. Pero ¿esta persona puede permitirse recordar qué es la dignidad? ¿Qué estaba ocurriendo
cuando se tomó la foto? Es probable que el camarógrafo haya usado su cámara como un escudo entre ios
dos y el sobreviviente esté llorando, porque el liberador le teme. Su cabeza todavía parece una calavera
revestida con piel extendida ajustadamente sobre ella. Es como si en el momento de tomarle la foto,
repentinamente su cuello ya no pudiera cargar con ese peso, y entonces su cabeza cae hacia atrás. El ojo
profundamente hundido está cerrado y su boca abierta en un grito. Por alguna razón, me recuerda a la
famosa pintura 'EI Grito' de Edward Munch, pero esa pintura sólo es una pálida sombra, en comparación
con esta foto. Es dolo-rosa más allá de lo imaginable.
Recuerdo el edificio como era dos años atrás, una enorme cuchillada vacía en la tierra. En
retrospección, se vuelve una tumba vacía de dimensiones incomprensibles. Hoy día me sigo preguntando,
si no hubiera sido un monumento más apropiado si todavía estuviese totalmente vacío. Quizás, sólo
estaría colgando allí solamente esa foto y el grito silencioso resonando por las paredes, de un lado al otro,
congelado en el tiempo sin sonido.
Chayim Dasberg me contó cómo se siente en el Yom HaShoah -día de conmemoración del Holocausto,
cuando se escucha el sonido estridente de las sirenas por todo Israel. A medida que hablaba dio vueltas la
silla alejándola de mí, para mirar el valle y las colinas a través del vidrio. Gesticulaba y agitaba sus brazos,
tratando por alguna razón de llenar los valles con el eco que desaparecía de ese sonido desesperado en el
momento, cuando se vuelve un silencio apasionado. Durante un breve instante, estábamos fuera del
tiempo en un lugar donde el pasado todavía está presente. Ahora, que ya he salido de la exhibición y estoy
de pie afuera, hay un silencio profundo a mí alrededor. El silencio que sigue a las sirenas de Yom HaShoah
y el grito silencioso del sobreviviente desesperado en el momento de su liberación, se une con él en un
reflejo tal que dejo de respirar por completo, pero es demasiado tarde, mis defensas ya no son más tan
fuertes. El silencio está demasiado cargado, extremadamente cargado y, por último, comienzo a llorar.
En la sala de los niños está oscuro, casi por completo. Sólo algunas velas están encendidas. Una
estructura de espejos multiplica los reflejos de la vela, que se extienden por todas las direcciones. A mí
alrededor, por encima y por debajo veo las diminutas lucecitas de la vela. Gradualmente, por alguna razón,
tengo la percepción de que estoy flotando en una especie de universo diferente. Las luces se extienden en
una distancia lejana, por donde quiera que mire. De vez en cuando, otro visitante pasa por la sala. Él o ella
es solamente una sombra negra. En este universo de almas perdidas los roles se revierten. Nosotros, los
visitantes en la actualidad, sólo somos transeúntes insubstanciales de otro mundo. Aquí, las almas de los
niños son lo único verdadero y los visitantes son los fantasmas. ¿Dejarán mis súplicas una pista que ellos
puedan reconocer de una u otra manera?
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
El peso de la muerte
Cuando a un individuo se le ha diagnosticado una enfermedad terminal, él mismo, su familia y amigos
se enfrentan con lo inevitable de la muerte, Si la situación se acepta tal cual es, puede llegar a ser un
momento magnífico, a veces hasta hermoso, porque todavía se pueden llegar a decir, preguntar y
compartir cosas importantes. Después de un tiempo de ajuste como éste, cuando llega la transición
aunque sea dolorosa, con frecuencia, es relativamente fácil. Aún después de la muerte verdadera, quienes
quedan necesitarán un tiempo para hacer el duelo. Para algunos será más prolongado que para otros pero
en general, tarde o temprano, todos o casi todos podrán seguir caminado y continuar con sus vidas. El
vacío que deja el difunto se va llenando gradualmente con recuerdos, historias e imágenes. Los recuerdos
incluyen los últimos momentos que vieron a esa persona viva, las conversaciones y las lágrimas durante el
funeral o la cremación, la intimidad de la aflicción junto con los demás. En conjunto habrá una sensación
de algo finito, terminado, algo que llegó a su conclusión. La comunidad de amigos y familiares podrán
mirar juntos al difunto pacíficamente
A veces, la muerte liega inadvertida; un ataque cardíaco inesperado pone fin a la vida de alguna
persona; un accidente o un crimen arranca a alguien violentamente de este mundo. De repente, algunos
pueden quitarse la vida, sin dejar un mensaje. En este tipo de situaciones, quienes parten experimentan
escepticismo y conmoción. Como no fue posible la preparación ahora, el proceso de integración y
adaptación al suceso le tomará mucho más tiempo y desgaste de energía. Al parecer, las certezas de la
vida ya no lo son tanto. Para algunas personas, en particular quienes están muy cerca del difunto,
probablemente nunca les sea posible llegar a un acuerdo completo con su pérdida repentina. Pueden
sentir que su vida se ha disociado; hubo un tiempo "antes" y un tiempo "después". La vida después tiene
una sensación diferente del tiempo, de algún modo vacío, menos colorido, aturdido y sin verdadero
regocijo. Cuando la muerte llega imprevistamente, no existen últimos momentos insignificantes, ni
despedidas irreales de quienes siguen viviendo y no han tenido la oportunidad de compartir sus lágrimas
con quien murió. La gente que se queda, necesita conversar, lamentarse y adaptarse más, en el caso del
fallecimiento después de una enfermedad. Después de una muerte inesperada es más difícil separarse del
muerto. La mayoría de las personas podrán seguir adelante con el paso del tiempo pero el recuerdo del
difunto irá acompañado por la sensación de algo inconcluso. Algunos miembros de la familia y el grupo de
amigos nunca podrán llegar a un acuerdo con la pérdida. Unos cuantos podrán mirar al difunto en paz,
algunos y algunas tendrán que mirarlo desde lejos y mantener cierta distancia porque mirarlo directamente
les planteará demasiados sentimientos. De hecho, para otros la herida no cierra, permanece abierta.
A veces, dos o tres personas mueren al mismo momento en un accidente: la madre va de compras con
los dos niños pequeños, mientras el padre se queda en la casa con el hijo mayor, un camión atropella su
auto y no hay sobrevivientes.
Inesperadamente muere al mismo tiempo más de una persone pero la peor parte la llevarán quienes se
quedan. El vacío que se crea con la muerte de una sola persona, ya es demasiado penoso para adaptarse
en la vida; especialmente, si no pudieron prepararse de alguna manera para sobrellevar esa pérdida. Pero
cuando se van repentinamente dos, tres o cuatro personas, el vacío se parece a un agujero negro
demasiado grande como para enfrentarse con él. Muchos miembros de la familia y amigos nunca se
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
recuperarán completamente de semejante pérdida, el recuerdo de quienes han muerto nunca llegará a ser
una fuente pacífica de fuerza. La brecha no se llena con las imágenes de los buenos tiempos, permanece
vacía. Hay una magulladura en el alma. Pocas veces se mira a la brecha directamente de frente, pero
tampoco desaparece. Quienes se hayan quedado, necesitarán el uno del otro más que nunca. Si todo va
bien, aprenden como pasar por alto esos lugares recónditos donde más perjudica. El recuerdo de los
muertos se estacionará con mayor frecuencia en un área psicológica imposible, a la vista y al mismo
tiempo fuera de nuestro alcance. No existe un fin verdadero, pero cuando de repente ocurre una catástrofe
con muertes múltiples; por ejemplo, cuando una casa se consume completamente por el fuego y muere la
mitad de la familia, mientras que la otra mitad sobrevive; por lo general, aún hay una aldea, una ciudad o
una sociedad intactas a su alrededor. La gente respaldará a los sobrevivientes y rogará por ellos, y todo es
beneficioso. Además, el hecho de tener una tumba adonde ir, un lugar para visitar en donde los restos
físicos del muerto descansan, con frecuencia puede llegar a ser un importante apoyo para quienes se
quedan. Allí, pueden encontrar paulatinamente cierto arraigo y experimentar una especie de "realidad",
que falta en la vida normal. Y, quien sabe, mientras visitamos esa tumba muchas, muchas veces,
probablemente todavía, sea posible lograr una especie de integración parcial, después de algunos años.
Las pérdidas de los seres queridos nunca son fáciles. Aún en épocas de paz y estabilidad, algunas
personas realmente no podrán seguir caminando, después de perder a un ser querido. Pero, ¿qué les
parece vivir y morir en épocas de desintegración social y política? Algunas personas mueren en el camino,
durante las migraciones masivas fuera de las zonas de combate o mientras están viajando en avión, a
causa de desastres naturales. ¿Qué sucede cuando alguien muere y al muerto se lo debe dejar a la vera
del camino, mientras que los sobrevivientes tienen que seguir adelante, para seguir viviendo? ¿Qué
sucede cuando no hay una sociedad en funcionamiento cerca de quienes están apesadumbrados y ni
siquiera tienen tiempo para un entierro? ¿Qué sucede con los pocos individuos que sobrevivieron
milagrosamente a la limpieza étnica sistemática, los escuadrones de la muerte y los campos de
exterminio? Nosotros sólo podemos completar la muerte de nuestros seres queridos cuando se cumplen
ciertas condiciones; necesitamos tiempo para despedirnos, necesitarnos tiempo para adaptarnos,
necesitamos a quienes conocieron al difunto para poder hacer el duelo todos juntos, necesitamos una
sociedad que sea práctica, necesitamos tener una tumba en donde podamos sentarnos. Pero ¿qué ocurre
cuando no hay tiempo, ni despedida, ni tumba, ni otra familia, ni amigos íntimos para poder hacer con ellos
el duelo? Probablemente, alrededor haya algunas otras personas que están en la misma situación y
sobrevivieron al mismo tipo de experiencias penosas, pero están lesionados y también impactados. Es
obvio que en tales circunstancias no podrá haber nada que se asemeje a un proceso de duelo normal,
ninguna "conmoción verdadera". Algo se ha interrumpido, congelado, confundido. De hecho, para los
individuos restantes no existe otra opción que mirar colectivamente a los muertos a la distancia. Las
personas fallecidas, han muerto de maneras horrendas; no murieron aplaciblemente en su cama,
rodeadas de sus seres amados. Su agonía y dolor son una carga adicional para el sobreviviente. Para protegerse, los sobrevivientes deben mirar a la distancia y dejarlo atrás.
Cada individuo en esta situación tiene una experiencia por separado, aunque de hecho sea un
problema colectivo, no individual Existe una brecha en el alma tribal. Los restantes sobrevivientes mirarán
juntos a la distancia a todos sus difuntos y, aun así, hay una gran necesidad de mirar a quienes se han ido
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
por siempre, a fin de encontrar el camino para integrarse de algún modo con ellos. No hubo ninguna
conclusión, ninguna despedida. Una parte del sobreviviente quiere ir hacia ellos, mientras que la otra parte
al mismo tiempo necesita volver por su propia protección. Por eso, al ser atraído en dos direcciones al
mismo tiempo, apenas existe la posibilidad de poder moverse. Existe la percepción de ser despedazado y
la sensación de no tener a dónde ir. Los sobrevivientes sólo pueden hacer una pequeña parte del trabajo y
toca a las próximas generaciones integrarse gradualmente y volver a asimilar al muerto en el alma tribal.
Hace algunos años, estaba en un seminario donde, de repente, apareció inesperadamente este
movimiento dual de una manera excepcionalmente clara. Fue en Tel Aviv, Israel La mayoría de ios
presentes eran hijos de sobrevivientes quienes habían perdido una gran parte o a todos sus familiares.
Algunos de [os mismos participantes mayores eran sobrevivientes del Holocausto. Después, cuando
hicimos un inventario de los temas sobre los cuales quería trabajar la gente, muchos expresaron que
querían encontrar un camino para abordar las historias del Holocausto de la familia y, de hecho, mirar
hacia el muerto. A un grupo le dije que teníamos que ser respetuosos del hecho que hasta ahora, para la
mayoría de las personas presentes, las familias dentro de (as cuales habían nacido, directamente, no
habían podido tratar este tema. Les pedí que reconocieran que su necesidad de encontrar el pasado, no
era precisamente su necesidad individual, sino una necesidad sistémica que pertenecía a sus padres. Les
dije que, "aun cuando hubieran heredado la necesidad de mirar al difunto, también habrían heredado la
resistencia para hacer exactamente eso. Por consiguiente, seamos todos conscientes y respetuosos de los
signos de la resistencia, mirándolos a la distancia". El grupo entendió y se comprometió atentamente. "De
acuerdo, comencemos a trabajar", les dije. De inmediato, uno de los participantes dijo: "Creo que tengo
que abrir la ventana". Se puso de pie, y comenzó a abrir, una a una, las ventanas de la habitación. Otro se
levantó para ir al baño, otra persona tomó como señal ir a buscar café. En cuestión de segundos, más de
la mitad del grupo se había levantado y dejado el círculo, Y esto ocurrió Inmediatamente después de
ponerse de acuerdo y tratar de estar atentos a las manifestaciones del deseo de separarse. La experiencia
de los sobrevivientes referente a su incapacidad de acarrear el peso del difunto, trasladándolo a sus
descendientes, fue una señal poderosa de la fuerza de los patrones de los grupos colectivos
sobrevivientes. Se vuelve un sentimiento colectivo tribal, que produce las reflexiones como las del grupo
en Tel Aviv. Sin embargo, la integración o la reconexión con el difunto todavía sigue siendo como una
necesidad para el alma tribal, de lo contrario siempre quedaría incompleta.
Cuando estaba tratando de encontrar los caminos seguros para encarar al muerto en las comunidades
del sobreviviente, encuentro una clave en las imágenes que he dado previamente en este capítulo.
Cuando muere un solo individuo y existe una comunidad Intacta, la comunidad en su conjunto puede
contener muy bien a los difuntos y asimilarlos o integrarlos. Cuando algunos mueren repentinamente, la
comunidad de quienes quedaron atrás ya está puesta a prueba, pero aun así cuando se trata de una
comunidad intacta que está funcionando, tendrá lugar una integración para la mayoría que está
lamentándose. Pero cuando sólo quedan uno o dos vivos y los muertos son el grupo más importante, el
peso o la magnitud de la muerte, simplemente es demasiado grande. De hecho, no hay forma de que los
vivos puedan contenerlos. En esta situación particular, no serán los muertos quienes se integren al campo
de los vivos, sino los vivos quienes son atraídos a la comunidad del muerto. Por supuesto, el problema es
que los sobrevivientes solos ya no tienen más una comunidad que los ayude. Tampoco hay lugar para
"poner" al muerto y quedarse con ellos. Por eso, la pregunta es: ¿cómo puede el sobreviviente unirse a
una comunidad a su alrededor, suficientemente grande y fuerte como para que haya bastantes ojos para
mirar a los muertos y cantidad de manos para sostenerlos? ¿Cómo puede la experiencia del sobreviviente
(que se transmite a los hijos y a los nietos) de haber sido abandonado reemplazarse por un sentido de
formar parte de algo que funcione en su conjunto?
Una solución la brinda el tiempo. Muchos sobrevivientes de un genocidio o un desastre natural tales
como el tsunami y las erupciones volcánicas, algún día tendrán hijos, quienes a su vez tendrán hijos, que
también tendrán hijos. Después de algunas generaciones, todos los niños tendrán abuelos, en cuyo caso
ninguno habrá sido asesinado o desaparecido, y los horrores retrocederán gradualmente, hacia el pasado.
En lo sucesivo, será algo más fácil para cada generación juntar fuerzas y mirar a los muertos. El sentido
de una comunidad intacta ayuda mucho a neutralizar la transmisión de los sobrevivientes.
Una segunda solución se puede encontrar en un ritual colectivo. Por ejemplo, determinando algunos
días en el año para tener los momentos de remembranza. El hecho de que la comunidad haga una
recordación en conjunto, le facilita a cada individuo considerar a su muerto por un momento.
Probablemente haya un monumento donde la gente puede ir, pero cuando estén allí, también habrá otros
visitantes. En esos momentos y lugares, el sentido de aislamiento se quiebra, al menos, parcialmente.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Desgraciadamente, esos rituales colectivos de recordación y visitas a los lugares de duelo no duran mucho
tiempo, porque son extenuantes y dolorosos.
Otra solución, de índole sistémica, es hacer ingresar un tercer grupo en el cuadro. Hasta ahora, hemos
tenido sólo dos grupos, el de los muertos y el de los sobrevivientes. El grupo adicional que se puede
introducir, incluye a los ancestros; especialmente a los que vivieron antes de la guerra, el genocidio o el
desastre. Esta solución, al igual que las otras, no puede proporcionar, de por sí, una integración completa
del muerto, después de un asesinato de gran magnitud pero puede ayudar a hacer una parte importante
del trabajo. Los ancestros que es necesario introducir, provienen de los tiempos cuando la vida era,
relativamente, estable, cuando la gente vivía y moría, de acuerdo con lo normal Estos ancestros pueden
compartir su fuerza con los sobrevivientes, y su presencia puede darle una sensación de comunidad al
sobreviviente. Juntos, los sobrevivientes o sus descendientes y los ancestros pueden ser tan fuertes como
para levantar al muerto y sacar las almas de las sombras monstruosas, donde han sido abandonadas,
para darles un lugar mejor.
Existen diversas maneras a través de las cuales se puede incluir a los ancestros en las constelaciones
familiares, a fin de ayudar a quienes están vivos para hacer el movimiento dual de conexión con el muerto
y separarlos de ellos. Como ejemplo me gustaría describir el trabajo que hice con un joven israelí, Dovi,
durante el cual el factor clave para facilitar ese proceso fue la habilidad de los ancestros para juzgar a los
muertos y darles la bienvenida.
Los progenitores del padre de Dovi habían perecido durante el Holocausto y él me pidió ayuda para
poder encontrarlos. Le pedí que eligiera a un hombre y una mujer para que representaran a su abuelo y su
abuela asesinados. Después de elegir a los dos representantes de un círculo de participantes, ellos
dejaron las sillas y se pusieron de pie. Pero en vez de pedirle a Dovi que preparara la constelación y
encontrara un lugar para ellos o simplemente observara; mientras encontraba la posición para ellos, le
negué la entrada al centro de la habitación. Recién entonces, cuando no podía ver a los representantes, le
adjudiqué un lugar en el centro de! círculo al abuelo y a la abuela, uno al lado del otro. Después, le pedí a
cuatro personas que representaran a los ancestros desde antes de la Shoah, gente que había vivido una
vida relativamente normal y había muerto una muerte normal. Hubo muchos períodos y tiempos en que los
judíos fueron perseguidos en toda Europa, pero localmente también habían tenido tiempos de paz, durante
los cuales hubo una estabilidad temporal. Les pedí a los cuatro representantes que fueran los ancestros de
aquellos tiempos. Los coloqué cerca de Dovi, al igual que a él, mirando a los muertos a la distancia.
Entonces le pedí a Dovi que le hablara a uno de los cuatro y dijo: "Los progenitores de mi padre han
sido asesinados. No hubo despedidas y ni siquiera tuvieron una tumba. Sus cenizas fueron esparcidas.
Muestra familia jamás pudo volver a verlas. ¿Por favor, podrá mirarlas por nosotros?". El ancestro a quien
se dirigió volvió su cabeza con tranquilidad hacia el abuelo y la abuela, quienes estaban simplemente allí,
mirando perdidos y tristes en una especie de inmovilidad exánime. Poco después, le pedí a Dovi que
repitiera unas líneas similares al segundo ancestro, y posteriormente también al tercero y el cuarto
ancestro. Por último, los cuatro estaban mirando a los abuelos.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Pasado algún tiempo, le dije a Dovi que cuando sintiera que era el momento oportuno, les podía pedir a
los cuatro ancestros que lo ayudaran para que él también comenzara a mirar a sus abuelos. Luego,
comenzó a voltear su cabeza con los ojos todavía cerrados. A Dovi le tomó, al menos, veinte minutos
antes de que finalmente pudiera abrir sus ojos por completo. Cada vez que intentaba mirar sólo por uno o
dos segundos, sus ojos se le volvían a cerrar. Durante este proceso, afloran a la superficie muchos
sentimientos que necesitan ser reconocidos, antes de que sus ojos se puedan abrir un poco más o durante
un tiempo más prolongado. La cara de Dovi atravesó por una cantidad asombrosa de expresiones vividas,
durante ese tiempo; había ira, tristeza, miedo, vergüenza, dolor y repugnancia. Cada vez que veía un
cambio en la cara de Dovi, le preguntaba que me dijera qué sentía. Al describir su emoción, a veces,
sentía la necesidad de descargarse y derramaba muchas lágrimas pero el hecho de reconocer y
experimentar las diferentes emociones, te permitía a Dovi moverse a través de ellas, mientras los
ancestros lo contenían. Con regularidad, le pedía a Dovi que hablara con sus cuatro ancestros: "Ancestros,
por favor, sigan mirando a mis abuelos. A través de su capacidad para verlos y conservarlos en su
corazón, es que puedo comenzar a verlos yo también. Por favor, ayúdenme de esta manera".
Finalmente, el último sentimiento que afloró y se afianzó fue la sensación de añoranza. Cuando Dovi se
adaptó a este sentimiento, finalmente pudo mantener sus ojos abiertos, mirar a sus abuelos y
contemplarlos constantemente. Le pedí que si lo consideraba necesario, eligiera a otros representantes
más para los ancestros, y le pidió a algunas personas que se quedaran de píe, al lado de sus abuelos.
Esto le permitió a los dos abuelos que comenzaran a mirar a Dovi, algo que no habían podido hacer antes.
Por último, Dovi pudo moverse en dirección a sus abuelos y hubo un encuentro muy emotivo pero
contenido, entre ellos tres.
Finalmente, Dovi tomó de nuevo su lugar, a cierta distancia de los abuelos. Tanto él como ellos todavía
estaban respaldados por los ancestros, quienes prometieron que continuarían estando disponibles para
ofrecerles su ayuda cuando la necesitaran. El trabajo llegó a una conclusión natural y allí lo dimos por
finalizado.
En cada grupo que conduzco en Israel hago algunas variaciones de los trabajos como estas. Pero por
diversas razones, nunca más de dos o tres, aun cuando los seminarios duren varios días. Una
constelación como esta no se hace solamente para el paciente que ha pedido ayuda. En Israel, la mayoría
de las personas en los grupos resuena enfáticamente con un trabajo como este, y cada uno de ellos se
identificará con la constelación a medida que se va desarrollando. No es fácil, ni mucho menos, evocar el
pasado para quienes han sido olvidados durante un período tan prolongado; por lo tanto, el grupo
completo necesita tiempo para ajustarse tras semejante intensidad vivida. Por eso, después de una
reunión con quienes se habían perdido en el Holocausto, cambio a otros temas, y quizás más tarde lo
vuelva a retomar.
De acuerdo con mi experiencia, una parte importante del trabajo para volver a integrar al muerto en el
sistema, después, de una guerra civil, persecuciones o genocidios, debe tener lugar dentro de los grupos
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
homogéneos. Un grupo que ha sufrido un trauma colectivo en manos de otros, está viviendo con gran
pesar el enojo, la desesperación y la vergüenza.
Cuando estos sentimientos comienzan a revelarse en un grupo homogéneo, todos y cada uno de los
participantes presentes los comprenden íntimamente, y el paciente se sentirá bastante seguro para
comprometerse en el proceso de dejar al descubierto los bloqueos que están entre él y sus familiares asesinados. Trabajar con grupos heterogéneos de víctimas, victimarios y sus descendientes es igualmente
importante, hace llegar sus bendiciones y cubre otros aspectos del proceso de abordar un tema del
pasado.
Se puede observar una dinámica similar en otros contextos; por ejemplo, cuando hombres y mujeres
quieren juzgar las heridas que les ha causado el sexo opuesto. Cuando las mujeres se juntan con un
grupo de mujeres y no está presente ningún hombre, algunos temas se pueden discutir con mayor libertad,
y además se pueden explorar y expresar con seguridad determinados sentimientos. Pero cuando hay un
solo hombre presente, aunque más no sea, ocurre algo diferente. En realidad, sucede lo mismo con los
hombres; en un grupo de hombres se puede realizar determinado trabajo en profundidad y con mayor
precisión, mientras que ante la presencia de las mujeres se produciría una interferencia. En los grupos
colectivos muy grandes se trabaja de la misma manera. Cada alma tribal lleva consigo sus heridas, cada
grupo colectivo tiene sus propios lugares privados donde es difícil moverse y, a veces, cada grupo necesita
espacio para entrar en este tipo de zonas en forma privada, sin la presencia ni interferencia de otros.
En mis grupos, con frecuencia están presentes personas que pertenecen a diferentes partidos políticos,
que estaban o todavía están involucradas en conflictos históricos, persecuciones y otras situaciones
difíciles. Aunque los mismos grupos heterogéneos no puedan ofrecerle a cada parte la privacidad total
necesaria para determinados procesos; aquí también, todavía se puede ofrecer un tipo específico de
espacio protegido, teniendo en cuenta la gran profundidad del trabajo.
Una vez, mientras estaba trabajando en España, esperaba que surgiera el tema de la guerra civil pero
nadie lo mencionó. La ausencia del tema creaba una especie de presencia contraria. En España, casi no
existe una familia que no lleve las heridas y cicatrices de la guerra civil, que tuvo lugar entre 1936 y 1939.
Las líneas divisorias entre las facciones comunistas y fascistas atravesaron directamente familias y
comunidades, y mataron millares de personas. Nunca se ha podido saber la cantidad exacta de víctimas,
pero probablemente hubo entre 500.000 y 1.000.000. La mayoría de ellas no murió a causa de las
acciones militares en el frente de batalla, ni siquiera hubo línea de frente. Todas las partes involucradas
fueron culpables de todo tipo de crueldades, torturas y asesinatos masivos.
El hecho fue que la guerra civil no se presentaba particularmente en este grupo y quedó bien claro que
no podíamos tratarla directamente. Pero después de un rato algunas personas comenzaron a
preguntarme, en privado, cómo podríamos trabajar sobre el tema. Entonces, por casualidad había una
participante, Katie, oriunda de Irlanda del Norte, quien me había pedido por carta un trabajo privado. La
madre de Katie era protestante y el padre católico, y ella había nacido después del comienzo de "los
problemas". De repente, caí en la cuenta de que aquí estaba la oportunidad de hacer un trabajo que
ayudaría, tanto a Katie como al grupo en general. De hecho, los problemas en Irlanda del Norte son una
especie de guerra civil latente, en la que ninguna familia o persona ha quedado incólume. Al abordar una
constelación de protestantes y católicos norirlandeses podíamos trabajar con el campo de la guerra civil,
pero los participantes españoles no lograron emprender en serio el control del dolor y el odio, que todavía
agobiaba a su propia familia y a su alma tribal.
Le expliqué todo eso al grupo y después le pedí a Katie que eligiera a los representantes para sus
progenitores y su hermano. Después dividí en dos el grupo de aproximadamente 80 personas y le pedí a
la mitad de la gente que representara a los católicos y la otra mitad a los protestantes. Armé dos grandes
círculos, uno de ellos un grupo colectivo, y dentro de cada grupo dije: debe haber un círculo pequeño de
personas que representen "el corazón" del alma tribal, creado en todo momento por un mínimo de cinco
personas.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
La gente podía moverse libremente dentro de su propio grupo, católico o protestante; podían unirse
durante un lapso con el corazón en el centro, luego dejarse llevar hasta los límites del círculo e incluso
abandonarlo. Si querían, podían ir a encontrarse con gente del otro sistema, pero no les estaba permitido
entrar en el círculo del otro grupo -las reuniones sólo podían tener lugar en los bordes de los dos círculos.
El corazón de cada círculo estaba reservado estrictamente para las personas que pertenecían a ese
grupo, los extraños no tenían permiso para ingresar allí. Las únicas excepciones eran Katie y el
representante de su hermano, dado que ellos pertenecían a los dos sistemas, debido a su origen mixto. En
este conjunto de cosas que sólo se pueden hacer dentro de la privacidad del sistema tribal, se les otorgó
un lugar en el corazón del alma tribal, garantizándoles que ningún extraño interferiría. Al mismo tiempo, se
respetaba la necesidad de conectarse y comunicarse con ios miembros del otro grupo, y también existía la
posibilidad de hacer este importante trabajo en la orilla del campo.
Cuando las personas querían encontrarse con las del otro grupo, debían esperar en el limite de su
propio sistema. Si querían iniciar activamente ese encuentro, podían salir de su propio círculo e ir hacia el
límite del sistema de los otros y observar quién estaba esperado allí por ellos. Cuando el contacto con
miembros del otro grupo comenzaba a ser ofensivo o no se podía mantener, la gente podía retirarse y
volver al corazón de su propio campo tribal, para encontrar allí consuelo o fuerzas. Era muy evidente cómo
las diferentes posiciones facilitaban los distintos tipos de dolor. Al principio, los contactos en el punto de
encuentro en los límites de las dos almas tribales con frecuencia eran tentativos para los miembros de los
dos círculos, y luego fueron ganando gradualmente intensidad y profundidad. En el corazón del alma
católica, el dolor era inmediato y estaba en carne viva, con profunda desesperanza. Aquí, las personas
estaban abrazadas las unas con las otras, como si se estuvieran ahogando, bañadas en lágrimas. En el
alma del campo del alma protestante, las personas que estaban con frecuencia en el lugar del corazón, a
menudo estaban frías y duras. Aquí, apenas sí se podía expresar la pena y la gente no podía encontrar
una vía para conectarse entre sí, a través de su dolor. Para ellos, el corazón no era el lugar de nutrición la
mayor parte del tiempo, sino el lugar de la indiferencia solitaria.
Media hora más tarde, le pedí a la gente que encontrara el camino para finalizar este tema, eligiendo la
posición más equilibrada. Cuando ya todos habían encontrado su lugar, finalizamos el trabajo. El momento
de descanso para tomar el té, le dio a la gente una oportunidad para hablar y reflexionar en conjunto, y si
querían compartir el sí y el cómo su experiencia fue significativa, en términos de más entendimiento,
acerca de la guerra civil española.
• En un capítulo anterior, exploré el alma tribal como una estructura con un núcleo, un límite y un campo
de por medio. Muchas personas, como miembros de un grupo colectivo, conocen las distintas posiciones.
A veces, uno necesita estar con su propia especie y otras no quiere, pues necesita exactamente lo
contrario. Sin embargo, en otras oportunidades no le importa porque no es una salida. Las constelaciones
como la que acabo de describir, les permiten a las personas tener acceso a los diferentes tipos de
identificación y realidades dentro de la estructura tribal. Después de las guerras, después de luchas y
dificultades entre los diversos grupos, es necesario cuidar las heridas junto a quienes comprenden de qué
se trata; no obstante, también puede surgir otra necesidad: conocer gente que pertenezca a la otra parte,
para hablar con ella y además escucharla. Probablemente, para explorar las opciones de reconciliación en
conjunto y encontrar nuevas vías de comunicación.
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Como se pudo observar en la constelación en particular, cuando cada persona tiene la libertad de tomar
exactamente las posiciones correctas para ella, en el momento específico, los diferentes campos tribales
pueden comenzar a funcionar como las células en el cuerpo, una al lado de la otra. Un centro exacto,
protegido por límites. Pero hasta cierto punto, los límites son permeables e intercambian información con
sus células vecinas, respirando y comunicándose.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Lugares de refugio
"Hace poco tiempo, una amiga me dijo que aquí le gustaba ir a las fiestas de cumpleaños. Estaba
asombrada de encontrar junta a tanta gente diferente: negros, blancos, árabes, judíos, asiáticos... ¡Yo no
sabía, siquiera qué quería decir! Pero cuando finalmente entendí, quedé realmente asombrado que le
pareciera algo tan especial, y me inquietó", Danielle me está hablando y tiene un cigarrillo en la mano,
mientras gesticula con la otra. Trabaja con ahínco a mí alrededor, haciendo té y organizando la comida. Ya
había transcurrido algún tiempo desde mi última visita a este lugar. Hace algunos años me dedicaba
comúnmente a la enseñanza en París y, durante la mayor parte del tiempo, la casa de Danielle fue mi
hogar, mi base en esta ciudad. Con frecuencia, en mi camino desde Amsterdam hasta París pretendo
adivinar cuántas personas vivirían por entonces en ese lugar. Además de los hijos de Danielle, por lo
general, debía haber uno o dos adolescentes vagabundos viviendo allí en forma transitoria, quizás un
amigo adulto y, además, hasta una joven familia completa. Personas que necesitaban un hogar temporal,
un lugar con corazón que les diera la bienvenida, encontrarían su sitio acá en una de estas habitaciones. A
veces, la gente necesitaba habitar temporalmente en un lugar, pues algunos huéspedes, como los
aborígenes norteamericanos, suelen llevar consigo su familia y sus amigos. Danielle se aseguraba que
hubiera suficiente comida, fuego en el hogar y un lugar para todo el mundo.
La tradición judía reconoce el concepto de Olam HaBa: el mundo por venir. Cuando llegue el Mesías,
todo se enmendará y este mundo 'por venir', finalmente será realidad. No creo que un rabino ortodoxo
coincidiera conmigo, pero para mí la casa de Danielle, ha sido siempre una pizca de Olam HaBa. No
porque Danielle sea judía, sino porque es el único lugar que conozco personalmente donde podría entrar y
encontrar gente de los cuatro colores de la rueda de la medicina: amarillo, colorado, negro y blanco,
sentados a la mesa de la cocina, comiendo todos juntos. Ahora es bueno volver aquí para sentarme, una
vez más, a esa misma mesa de la cocina. Es un momento histórico porque verdaderamente es la primera
vez que Danielle es la única que está viviendo aquí. Los últimos habitantes temporales, una joven pareja
con su beba, se fueron hace algunos meses. Danielle me cuenta que todavía habla regularmente por
teléfono con la pequeña y cómo, aunque la niña todavía no sabe hablar, mantiene unas conversaciones
maravillosas. Ríe mientras lo está relatando. Danielle no es una mujer alta, pero su corazón es enorme.
Todas las personas a quienes les ha dado un lugar en su casa están allí para quedarse. Me complace su
bienvenida y la percepción de estar en mi propia casa.
"¿Tienes un auto nuevo?", le pregunto. Danielle abre las puertas del auto. Queremos ir a un antiguo
barrio judío donde nos proponemos comer algunos platos tradicionales que nos gustan a los dos. "¿Cómo,
no te lo dije?” Quemaron mi coche hace unas semanas, durante los disturbios. Por eso, tuve que comprar
uno nuevo. Había estacionado el auto en un lugar y tuve la sensación de que ese lugar no era bueno.
Estaba sentada en casa y pensé que debía salir para estacionar el auto en otro sitio, pero por ser
perezosa no lo hice y, entonces, le prendieron fuego".
Los disturbios. Recuerdo la fotografía alarmante que publicaron los periódicos, en octubre de 2005. Dos
adolescentes descendientes de norafricanos fueron electrocutados por una descarga eléctrica originada en
una pequeña estación del metro en un suburbio parisino, mientras trataban de esconderse de la policía,
según dijeron los vecinos. La desazón creció durante los días posteriores. Las palabras fuertes y provocadoras de algunos políticos no ayudaron y despertaron la ira, una granada de gas lacrimógeno, como la
que usa la policía francesa pero no necesariamente arrojada por ella, explotó en una mezquita. Los
primeros autos ardieron la noche del 1 de noviembre, pero la noche más violenta fue la del 6 de
noviembre, cuando quemaron aproximadamente 1,500 autos y arrestaron a 400 personas. Aún llevó más
de una semana y miles de autos más quemados para que se lograra calmar un poco las tensiones. Al
parecer, se esparció como reguero de pólvora desde París hacia otras ciudades de Francia y, luego, se fue
tranquilizando de nuevo, gradualmente.
Mientras vamos en el auto, le pregunto a Danielle qué opina de esos disturbios, esas repentinas
erupciones de agresión. Su respuesta es muy parecida a las que recibiré más tarde, durante mis días en
París, al hacerle la misma pregunta a otros amigos. Los disturbios han cesado pero, en realidad, la tensión
todavía no se ha terminado. Ahora, ya han pasado algunos meses, pero la gente todavía sigue
conteniendo la respiración, y muchos están esperando que dentro de poco suceda algo malo. Además, en
el preciso momento en que estoy en París, las tensiones están creciendo rápido nuevamente, porque en la
primera página del periódico Le France Soir se había publicado una caricatura. En la ilustración se puede
ver a Mahoma y a Dios pidiéndole que se relaje. A causa de esta publicación, el dueño del periódico,
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egipcio de nacimiento, le dispara al director de la revista, Jacques Lefranc Todo comenzó en Dinamarca
con una serie de caricaturas similares en el periódico Jyllands Posten. La reacción de los musulmanes ha
sido tan extrema en todo el mundo que el gobierno danés consideró necesario pedir disculpas al mundo
musulmán en general, pero Siria, Libia y Arabia Saudita retiraron a sus embajadores de Dinamarca; las
embajadas danesas están ardiendo en varios países y la gente está muriendo en demostraciones
violentas. Parece como si el mundo se hubiera vuelto el patio de una escuela, donde está ganando el
pendenciero más recio. ¿El mundo musulmán y no musulmán van en camino al antagonismo? Aquí en
París, todavía está fresco el recuerdo de millares de autos quemados y todo el mundo sabe que es algo
seriamente incorrecto. Pero, nadie sabe qué hacer, mis amigos están perdidos. Danielle dice: "Estoy como
petrificada, profundamente deprimida". Estacionamos su auto nuevo, caminamos un poquito por los
alrededores y, en lugar de comida nostálgica, terminamos comiendo en un bar de sushi y llamamos a
algunos amigos que enseguida se unieron a nosotros.
Al día siguiente, me encuentro con Malika, una amiga de la red, que vive en París. Paseamos por el
parque de la Ciudad Universitaria, en los terrenos internacionales de la universidad. Malika se desempeñó
como trabajadora social con los jóvenes qué habían equivocado su camino. En parte, sobre la base de sus
experiencias en este campo, escribió "La prostitución", un libro influyente sobre los pro y los contras de la
prostitución en la sociedad francesa contemporánea. Actualmente, ella trabaja como coordinadora de la
ayuda para los refugiados. El trabajo es fatigoso y deprimente. "La gente está entrando en Francia sin
documentos. No sé cuál es la razón, pero tienen permiso para entrar. No tienen pasaporte, ni trabajo, ni
conexiones. Todos los días, hablo con docenas de personas, y lo único que puedo decirles básicamente,
es que no puedo ayudarlas y tendrán que dormir en las calles. Todos los días aparece gente nueva, es
como un torrente que no se detiene y no hay infraestructura para ellos. Tendré que encontrar otro trabajo,
porque no hay algo que pueda hacer allá, no puedo ayudarlos y este puesto es muy deprimente".
Los últimos disturbios iniciaron nuestra discusión. "Los delincuentes infantiles son cada vez más
jóvenes. Todavía son niños, No tienen su capacidad bien madura como para filtrar y digerir la información
de la TV y otros medios de comunicación. Están enojados, Pero, no me queda claro cuál es la razón
exacta para que estos camorreros sean tan jóvenes ahora; por qué los jóvenes delincuentes son cada vez
más y más jóvenes. En realidad, los padres ya no tienen más control sobre sus hijos". Para Malika es un
rompecabezas. Ella nació en Francia, sus padres habían llegado de Argelia, unos años antes de que ella
naciera. Su posición era relativamente fácil, en comparación con la situación que muchos inmigrantes
encuentran en la actualidad. En el barrio donde ella se crio, había gente de toda clase de orígenes:
francés, italiano, portugués y africano, pero la familia de Malika era la única proveniente de Argelia. Por lo
tanto, no había presión social para ajustarse a las pautas tradicionales, ningún vecino controlando si todos
los miembros de la familia se comportaban de acuerdo con los valores tradicionales.
"Existe un componente de sexualidad y abuso para toda: esta agresión, que en realidad no se
reconoce. En muchas familias de inmigrantes hay violencia y abuso puertas adentro. Una cantidad
asombrosa de muchachos árabes que se prostituyen para conseguir algún dinero, pero como no ocurre a
la vista de todos, las instituciones oficiales no tienen la menor idea de su magnitud. Todo esto es
totalmente inexcusable dentro de las diferentes comunidades musulmanas. Estos muchachitos me
contaron todo porque soy árabe, trabajadora social y porque no los juzgo, ni mencionaré sus nombres. Sé
lo que ocurre en las calles, pero no podemos aislarlos de estos síntomas de su historia colonial. La
colonización completa del continente africano por los poderes europeos fue un acto de agresión y abuso.
En esos tiempos también había una gran cantidad de abuso sexual. Parte de lo que ocurre actualmente es
producto de que nos estamos enfrentando con los efectos de esos tiempos traumáticos e injustos. En la
memoria colectiva todavía está presente el racismo de los tiempos coloniales, pero ahora todo tipo de
rechazo y decepción que experimente un negro o persona de color en el mundo occidental, se interpreta
como un acto o resultado del racismo. Pero, de seguro todavía EXISTE el racismo. Aunque ni siquiera se
acerque al nivel que los muchachitos árabes piensan. Cuando en mi trabajo tengo que hablar con algunas
personas por teléfono, que después se sienten decepcionadas, pensarán que se trata de racismo. Cuando
les digo que la raza no tiene absolutamente nada que ver con la razón por la cual no los puedo ayudar y
que yo también soy árabe, a veces, se calman y escuchan".
Nosotros somos el receptáculo de la ira, las lágrimas, los insultos, las esperanzas y los sueños del alma
tribal. Los poderes coloniales han devastado muchas culturas, a través de una gran variedad de
procedimientos, destruyendo y perturbando las estructuras locales existentes en todos los niveles. A los
habitantes blancos, provenientes de países colonizadores probablemente les parezca como algo del
pasado que, en realidad, no les concierne; pero para muchas personas de las áreas colonizadas en
tiempos pasados, la herencia de la desorganización, causada por la colonización, es algo contra lo que
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todavía luchan a diario. Malika y yo pasamos por delante de una escultura en nuestro camino hacia la
salida del parque. Es un globo de metal redondo de algunos metros de alto, su armazón está hecho de
figuras humanas que se conectan entre sí de todas las maneras posibles. Cada figura tiene una cabeza,
dos brazos y dos piernas, que se conectan con las cabezas y los miembros de las otras. En conjunto crean
la imagen de una tierra unificada, un planeta de conexiones humanas. A medida que camino, me reflejo en
esa imagen. ¿Conectándome con los otros? Sí, se puede sentir que allí hay una clave. Por lo menos
observo que cuando no estamos conectados, nos tentamos y creamos mitos sobre los demás. Con
Frecuencia, rechazar y evitar el intercambio directo, plantea la superioridad y el temor en el alma tribal A
nivel de conexión, ¿qué ocurre exactamente con muchos jóvenes coetáneos que terminan rechazando el
mundo secular occidental y se inclinan hacia el fundamentalismo religioso? Se desconectan de la sociedad
y la escuela. Sus padres, quienes con frecuencia no son, ni con mucho tan religiosos corno se han vuelto
sus hijos, están perdidos. Sus hijos quedaron fuera de su alcance. Al parecer lo que ellos rechazan es
obvio, pero ¿con qué se conectan? ¿Simplemente no lo admiten o se están moviendo en otra dirección?
El día después de mi caminata con Malika, todavía estoy pensando en la idea de las conexiones
globales. La escultura hecha con la gente conectándose ofrecería una solución para la división, aunque sé
que una conexión con "el otro" no puede resolver todos los problemas; existe un límite para lo que se
puede llevar a cabo, de acuerdo con las circunstancias. Si hay un lugar donde se centra la comunidad y
conexión entre las personas, es la casa de Danielle. Pero en el momento que Danielle y yo nos sentamos
juntos en la cocina, no nos pasa desapercibido que entre todas las personas sentadas hay un lugar vacío
en la mesa. Entonces, cuando llegue a París y con frecuencia seamos tres, sólo tengo que recordar a
Simcha, para entender algo más sobre las fuerzas internas y externas que impulsan a los jóvenes a
rechazar a sus amigos y a su comunidad y, por último, abrazar el fundamentalismo.
Hace once o doce años, Danielle y su pareja Didier, me pidieron ayuda. Habían decidido llevar a su
casa a un adolescente que necesitaba un hogar y un lugar de refugio. Los abuelos paternos de Simcha
habían sido asesinados en Auschwitz, y su padre había muerto cuando Simcha todavía era un niño. La
relación con su madre había sido difícil y se había deteriorado en los últimos años. Simcha había
abandonado y, durante un tiempo, se había autoabastecido. Danielle y Didier querían que estuviera con
ellos, pero se dieron cuenta que ellos pertenecían a la misma generación de sus padres y, por lo tanto,
sería muy difícil para Simcha aceptar el apoyo que ellos le ofrecían. En consecuencia, me preguntaron si
quería desempeñar un papel en la 'adopción' de Simcha, quien entonces estaba en la última etapa de su
adolescencia, yo recién tenía treinta años y Danielle y Didier estaban en los comienzos de sus cincuenta
años. Por desgracia, la pareja de Danielle y Didier finalizó poco después, así fue que terminamos siendo
una pequeña familia de tres, huérfana de padre: Danielle como la madre, yo como el hermano mayor y
Simcha como el menor. Me di cuenta que esta construcción respondía también a mis propias necesidades.
En mi familia había poco interés por mis intentos para conectarnos con nuestras raíces ancestrales judías,
por eso encontrar un lugar en el sistema educativo, casi no tenía dinero y allí no quedaba nada para él,
ninguna perspectiva de cambio. Perdido en las complejidades del mundo físico en el sur de la rueda, el
mundo del alma y de los ancestros en el norte, le estaba haciendo señas. La conexión ancestral para
Simcha se había roto, a consecuencia del asesinato de sus abuelos y la muerte prematura de su padre.
Los maestros judíos contemporáneos no le podían dar el sentido de pertenencia que él estaba buscando,
necesitaba un judaismo más antiguo y arcaico. Más de la mitad de su red de amigos estaba compuesta
por judíos, pero todos estaban rezando en el "sweat lodge"6, en lugar de la sinagoga porque todos le habían vuelto la espalda a su tradición judía. Simcha decidió ir a Israel por un año, para estudiar en una
Yeshiva, una escuela de la Torah ortodoxa. Los últimos meses antes de su viaje a Israel fueron extraños, le
pidió a un amigo en común que fuera a rescatarlo, si observábamos que no quería hablar más con
nosotros. Pensamos que era un pedido extravagante. ¿A qué clase de lugar se estaba yendo? Si estaba
asustado, de todos modos estaría alejado de nosotros, ¿por qué iba? En retrospección, veo que no
teníamos la menor idea de su necesidad espiritual, que él ya sabía que estaba ingresando en un mundo
que tomaría en serio su control y, gradualmente, le demandaría que rechazara cualquier influencia externa
y cortara todas las conexiones con el pasado.
6 Ritual de los nativos norteamericanos.
Durante su primer viaje a Israel lo llamé, pero después de una o dos llamadas me pidió que no lo
volviera a llamar. Su rabino le había pedido a todos los estudiantes que dejaran de hablar con los amigos
que habían dejado en su país, puesto que sólo los distraerían de sus estudios de la Torah. Hace un año,
cuando regresó de Israel tenía un comportamiento extraordinariamente agresivo, "¿Por qué todos estos
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judíos no están rezando en la sinagoga? ¿Qué hacen, escuchando a los indios?". Se alojó en la casa de
su madre y no quería venir a visitarnos a la casa de Danielle, ya que numerosos amigos árabes lo veían
con regularidad y se quedaban allí. Esa fue la última vez que lo vi, porque al poco tiempo regresó a Israel.
Su novia, Miriam, lo siguió a Israel y regresó a Francia llorando, y se volvió a ir. Después de repetir este
ciclo algunas veces, decidió quedarse en Israel e igual que Simcha, ella también abrazó la ortodoxia y, por
último, cortó todas las conexiones con el mundo no ortodoxo.
Simcha y yo tuvimos nuestra última y dolorosa conversación por teléfono. Me aseguraba que era feliz,
que Torah era la respuesta a todas sus necesidades. Me sonaba como que necesitaba hablar sin pausas,
para convencerse de lo que estaba diciendo. Me aseguró que siempre sería bienvenido en su hogar y
recordaba que había encontrado su camino de regreso, por medio de la plegaria gracias al trabajo
conmigo. Tenía la sensación de que, en realidad, no estaba hablando conmigo, sino a la memoria que
realmente todavía no quería dejar que se vaya. Me había vuelto irreal, insustancial para él. Le pedí
contundentemente que no me mintiera. "Sabes que pronto no seré más bienvenido. Pronto pensarás que
soy peor que los gentiles porque no llevo una vida kosher y hablo con fantasmas y animales. Es sólo
cuestión de tiempo antes de que me retires el saludo". Simcha no tenía nada para decir, porque sabía que
dije la pura verdad. Los dos estábamos incómodos y tristes, y no encontrábamos la forma de finalizar esta
conversación de buena manera. Nos dijimos adiós, con tristeza.
Dos años después, durante la permanencia en Jerusalén, decidí llamar a Simcha una vez más. Sabía
que se había casado con Miriam y tenían una niña. Al principio, estaba contento de escuchar mi voz y
convinimos encontrarnos al día siguiente; pero esa mañana me llamó para cancelar la cita. Con una voz
temblorosa, me dijo que su Torah todavía no estaba suficientemente firme, como para ver a alguien del
pasado. Le dije que estaba triste, que lo comprendía, que res-petaba su preferencia y colgué el teléfono.
Aproximadamente, un año más tarde nació su segundo hijo, pero esta vez ninguno de sus viejos amigos
tuvo noticias de este suceso, sólo lo escuchamos.
Danielle y yo tratamos de entender qué ha ocurrido. Básicamente, lo primero que pensamos es que
Simcha no tenía raíces. El asesinato de sus abuelos y la muerte prematura de su padre, lo dejaron
desconectado con el pasado. El mundo occidental sobre todo pone énfasis y ratifica la individualidad, pero
Simcha necesitaba a la comunidad, un lugar que lo necesitara y te diera la bienvenida. Él encontró la
bienvenida en casa de Danielle, allí lo amaban y apreciaban, pero al parecer no era suficiente. No tenía
instrucción, ni un trabajo verdadero. Una comunidad mixta, compuesta por judíos, árabes, gentiles, chinos,
aborígenes norteamericanos, negros y blancos, no le podía proporcionar la clase de seguridad y
comunidad de tejido cerrado, que con su incoherencia necesitaba su alma. No se trataba simplemente de
un problema secular versus religioso, como generalmente parece ser, cuando se atrae a los jóvenes hacia
la ortodoxia fundamentalista, porque rogábamos y cantábamos todos juntos, muchas veces.
Probablemente, no haya sido un ruego judío, pero fue un ruego adecuado por un tiempo, pero a la larga no
fue suficiente. Nunca pregunto directamente, pero pienso que la experiencia de Simcha de pérdida e
impotencia se profundiza más que hasta donde podrían llegar nuestras plegarias compartidas. Él no
necesitaba una plegaria generalizada, en cuyo caso todos son bienvenidos, necesitaba una plegaria
específica, que lo uniera a él con sus raíces, una plegaria y una vida que, por alguna razón, restituye
dignidad a sus ancestros asesinados y humillados. La compañía mixta para la necesidad de Simcha se
volvió un obstáculo, en vez de una apertura. La única manera de obtener la experiencia de Id fuerza que él
anhelaba era abandonar todo lo anterior y sumergirse en el alma tribal. El mundo secular propone
preguntas, no respuestas. El mundo religioso proporciona respuestas claras para cada pregunta
imaginable, ofrece un espacio definido y estructurado, en lugar de una franqueza ilimitada. El alma tribal
da un sentido de pertenencia, al precio de límites estrictos. Uno debe ceñirse a las reglas, y la número uno
es desligarse de los extraños. Simcha estaba dispuesto a pagar ese precio y no puedo juzgarlo por ello,
aunque siga extrañándolo. Creo que la pérdida de dignidad acumulada y el asesinato de las generaciones
precedentes fue una carga demasiado pesada para que la cargase solo. Necesitaba vincularse con la
comunidad tribal a fin de lograr (a fuerza que le faltaba para encontrar la plegaria que le devolviera la
fuerza de sus ancestros, una fuerza que le habían negado.
La historia de Simcha no es exactamente la misma que la de los jóvenes musulmanes que se inclinan
por el fundamentalismo, pero tiene cierta similitud. Las épocas coloniales y el Holocausto son dos
fenómenos históricos muy diferentes, pero en ambos casos, un grupo de personas declaró su superioridad
respecto de los otros, y simplemente tomó el poder del mundo conocido. En el caso del Holocausto,
terminó en la exterminación; en el caso del colonialismo significó que los extranjeros se apoderaran de la
tierra, desmantelaran las estructuras gubernamentales existentes y exportaran las riquezas. Los poderes
coloniales impusieron sus propias ideas de qué es el progreso, en culturas basadas en paradigmas y
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valores totalmente diferentes, dejando a la gente desorientada e impotente. Las antiguas fronteras que
existían entre los variados grupos étnicos y tribus fueron ignoradas y se levantaron nuevas fronteras,
cuando se crearon nuevas naciones-estados. Tanto la 'solución final' de los nazis, como el colonialismo,
han creado una reacción violenta de profunda desconfianza acerca de los motivos que tenían los
extranjeros dentro de las diversas comunidades engañadas, que se fue profundizando con cada incidente
y confirmando su miedo y su odio. Algo que una vez fue un todo ha sido dividido y humillado, por
"los otros". Para los jóvenes que acarrean su parte de ira y lágrimas ancestrales no asimiladas, rogar y
celebrar con otros no será la respuesta a sus necesidades. Simcha tenía una comunidad que lo
respaldaba, pero eso no era suficiente para él. Pues entonces ¿qué pueden hacer los musulmanes
jovencitos de padres inmigrantes, en Europa occidental? En realidad, no experimentan exactamente una
cálida bienvenida, sino rechazo, en parte real y en parte imaginario. La primera respuesta es abandonar
ese otro mundo, que al parecer no los acepta, para emprender la retirada de la diversidad y la interacción
con los demás. Algunos pasan a la siguiente etapa, regresan al núcleo del alma tribal con la esperanza de
poder encontrar el significado de dignidad y fortaleza.
La tragedia de nuestros tiempos no es el movimiento de retirada en la profundidad del alma tribal,
porque este puede ser un movimiento sanador, la tragedia es que este movimiento pueda convertirse en el
sendero hacia la guerra, que legitima las injusticias y el perjuicio infringido a las otras personas, a las otras
tribus. Observamos que esto sucede con las comunidades musulmanas que se sienten rechazadas y
despreciadas por el resto del mundo; lo observamos en Israel, donde el alma tribal experimenta la
matanza de seis millones de personas, corno una Inmensa traición del mundo occidental, y ya no existe un
movimiento intrínseco para jamás volver a confiar en los otros. Observamos esto en todas partes, donde
mucha gente ha sido agraviada durante mucho tiempo, con mucha frecuencia, cuando murieron
demasiadas personas. La mayoría de los heridos se refugiaron en el alma tribal, tan cerca del núcleo como
pudieran hacerlo, pero cuanto más profundo se refugiaran, más invisibles se volvían para el resto del
mundo.
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Soñando con Alemania
Se han escrito muchos libros sobre los nazis y la manera en que llegaron al poder, los crímenes que
cometieron y la forma como finalmente fueron vencidos, Al cerrar ese libro, uno puede suspirar y alegrarse
de que esas épocas oscuras hayan quedado en el pasado. Pero, ¿qué significa, en el pasado? En el
mundo de las almas, todo es atemporal. Cuando estoy frente a frente con los descendientes de los
asesinos en mis seminarios y los comprometo pidiéndoles que aporten claridad y sanación en tos patrones
de la enfermedad terminal y la psicosis que se manifiesta en sus familias, además queda evidenciado que
los nazis han puesto algo en marcha que continúa hasta nuestros días. En la primavera de 1945 terminó
un capítulo con la derrota de la Alemania nazi y la victoria de las fuerzas aliadas y de los rusos. Pero la
historia todavía no terminó y aún no hemos comprendido todas las lecciones que deberíamos haber
aprendido de ella.
Hoy estoy viajando en tren por Alemania, voy en camino hacia una de las ciudades más grandes de
este país, donde pasaré unos días con tres amigas: Anke, Gabi y Yesha. Los cuatro hemos integrado el
pensamiento sistémico y las constelaciones en nuestro trabajo. Además, en nuestro trabajo, todos nos
encontramos regularmente con descendientes de nazis entre nuestros pacientes. Durante los próximos
días compartiremos experiencias y percepciones, con la seguridad de aprender más sobre las dinámicas
que prosiguen en el campo sistémico de las familias nazis. Anke es psicóloga con una verdadera mezcla
de ancestros europeos: españoles, alemanes, franceses, húngaros y judíos sefaradíes. Gabríelle Withelm
es una psiquiatra pediátrica alemana y Yesha es una antropósofa israelita.
En el tren estoy leyendo 'Noche' de Elie Wiesel. Es su primer libro y en él describe cómo su familia fue
transportada desde Hungría hasta Auschwitz en 1944. Elie Wiesel, quien en ese momento todavía era un
jovencito, es sobreviviente de varios campos. El libro es corto, pero en él se describe con mucha claridad
los cambios de la personalidad del niño. En la primera etapa del libro; el jovencito, todavía en los campos,
ruega tener fuerzas siempre para ayudar a su padre. Por casualidad, ios dos se las arreglaron para estar
juntos. Después aprendemos cómo una parte de él crece indiferente hacia su padre y, por último, cómo
una parte de él anhela simplemente que su padre muera, así puede salvar toda la energía que le queda
sólo para su propia supervivencia. Finalmente, su padre muere en una agonía. Para entonces, el hijo ya no
se siente más capaz para responderle al hombre, quien en sus últimas horas se lamenta y le pide a su hijo
que lo abrace. El niño, Elle Wiesel, se mantiene apartado y está inmóvil, como una piedra. Todavía hay
una parte de él que registra, hasta se lamenta, una parte que quisiera tratar de consolar a su padre
moribundo, pero ésta sólo es una sombra impotente, Este libro, 'Noche', no es el que tiene la influencia
más edificante; pero sí quiero entender algo sobre los nazis, debo incluir mi parecer de sus víctimas. Los
nazis no veían a los judíos, gitanos y otras personas como seres humanos; entonces, crearon un sistema
de campos inhumano, en los cuales las conexiones humanas normales se volvieron una carga. Termino el
libro y miro un rato hacia afuera por la ventana, En frente, se sienta una mujer alemana que está leyendo
un libro de ficción, veo que es una novela de misterio, titulada ´Un año en el infierno´. Por un momento,
quisiera darle el libro de Elie Wiesel, y decirle: "Si a usted le interesa el tema del libro 'Un año en el
infierno', quizás debería leer también este otro libro", Pero, ¿por qué debería ofender yo a esta dama de
aspecto tan amistoso? Así dejé pasar el pensamiento.
Cuando nuestro pequeño grupo de cuatro se ha reunido en la casa de Anke, decidimos ir a visitar
algunos lugares, conectados con el pasado nazi de la ciudad. Primero vamos a un lugar de reunión que los
nazis habían instalado en el bosque, no muy alejado de la ciudad, inspirado en la antigua costumbre
germánica precristiana de hacer grandes reuniones al aire libre en contacto con la naturaleza, para
resolver temas concernientes a toda la comunidad. Nos ingeniamos para ubicarlo y, luego, nos
encontramos en un enorme anfiteatro artificial que, alguna vez, pudo albergar a miles de nazis joviales.
Ahora, sólo es un agujero grande y extraño en el bosque, donde una atmósfera opresiva rodea el lugar.
Los árboles han recobrado el espacio, pero muchos se doblaron o rompieron. Aquí y allá, sobresalen de la
tierra grandes piedras rotas, grises y cubiertas de musgo, que no son visibles inmediatamente, pero que
después de advertir las primeras, se las ve por todas partes. Tengo una sensación extraña, me parece que
estoy sobre una enorme boca abierta. Las piedras son sus dientes podridos, sobresaliendo de sus encías
en forma irregular. Igual que las fauces del tiburón, tiene muchas filas de dientes. En alguna parte, al borde
de esta enorme garganta en la tierra, algunos chicos se persiguen y divierten, practicando una especie de
juego de guerra. Sus gritos agresivos y ásperos hieren mis oídos. Trato de localizar a los chicos, pero
están corriendo por los alrededores, a cierta distancia de las orillas del foso, pero como estoy de pie en el
fondo, no puedo verlos. Las voces incorpóreas enfurecidas hacen eco de un extremo a otro del antiguo
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
anfiteatro, y para mí se parecen a una enorme boca abierta que produce gritos de violencia impensados,
extraños.
Un pequeño experimento; cierro mis ojos e imagino que entro a un puesto nazi. Quiero conectarme con
el pasado, aunque más no fuera con uno solo de los millares de individuos a quienes una vez llegaron aquí
para capturar. Con mis ojos cerrados, el lugar está limpio y ordenado, las filas de asientos están intactas.
Veo algunas banderas alargadas, con la cruz esvástica en el centro de color rojo brillante, que lucen
simplemente maravillosas. Siento el aire cálido en mi piel, debe ser un día de verano, probablemente sea
la tarde temprano. Miro a mi alrededor y una onda ascendente de energía me atraviesa. ¡Siento mucho
orgullo! Tengo la sensación maravillosa de formar parte de algo grande y fantástico. Es una experiencia
extrañamente intensa, veo mis brazos musculosos en la luz del sol dorado, bronceados, con una sombra
de vellos rubios. ¡Soy muy fuerte! Veo a mis vecinos en el anfiteatro, un mar de gente, todos estamos de
buen humor, es de una belleza reluciente y el brillo dorado nos impregna. Los robles de alrededor nos
conectan con nuestros ancestros, la tierra. ¡Somos parte de la naturaleza! Estoy enteramente colmado de
alegría. Es una experiencia transformadora. Un sentido desenfrenado de salud, brillo y poder.
Milagrosamente, se transforma en amor, amor puro por el pueblo alemán, mi corazón se expande, hasta
que pierdo todo sentido de límites. Es increíble, ¡me siento como si hubiera tomado un puñado de píldoras
de éxtasis!
Amor en un nazi, ¿amor puro? Abro mis ojos y estoy de vuelta en el bosque gris, la nieve húmeda y la
lluvia fría, mis pies están medio congelados. Sacudido por el poder repentino de la experiencia, estoy feliz
de dejar este lugar tenebroso. A veces, los neonazis se reúnen aquí y marchan alrededor con sus
banderas, además puedo imaginarlos muy bien aquí, alimentando la antigua visión de la pureza racial.
Nuestra próxima parada es un antiguo campo de concentración. Gente de todas partes de los territorios
ocupados a quienes habían sacado de sus hogares y trasladado a Alema-nía, Allá, los habían obligado a
trabajar en las fábricas para sostener la economía alemana y la producción de guerra. La mayoría de las
industrias alemanas de entonces, empleaba este tipo de mano de obra esclava, barata, como lo hicieron
en muchas granjas. Ahora, estamos visitando uno de los 'hogares' de esos trabajadores forzados. Muchos
de sus prisioneros perecieron; murieron, a causa de la desnutrición y el maltrato. De hecho, el otrora
campo de concentración, ahora es sólo una pequeña tumba silenciosa. En una esquina, encontramos el
memorial de la innumerable cantidad de bebes que dejaron morir de hambre, pues a estos niños, en su
mayoría polacos y rusos, se los consideraba no aptos para la vida porque no eran arios. Simplemente,
dejaron morir a los bebes de hambre. A algunos de ellos les pusieron nombre, otros murieron anónimos y
yacen aquí, junto a un centenar de adultos que llegaron desde todas partes de Europa. Aquí, caminamos
silenciosos, durante un rato todo en derredor.
El tercer lugar que visitarnos, ahora es una escuela pública, pero antes y durante la guerra, estos
campos fueron el sitio de un centro de entrenamiento nazi. Después de la guerra, el lugar se usó como un
campo para expatriados, durante muchos años. Aquí vivieron 3.000 personas liberadas de varios campos
de concentración, que ya no tenían otro lugar a donde ir. Por último, el lugar quedó desierto, hasta que allí
se estableció la escuela. Algunos padres nos pidieron ayuda a Anke y a mí. La escuela ha vivido un
desproporcionado intercambio de violencia, peleas y aun muertes, y los padres se preguntan sí el pasado
todavía está de alguna manera activo, agobiando a los niños. Cuando recibimos la invitación, decidimos
combinar la reunión de nuestro pequeño grupo de cuatro con el trabajo práctico en el sitio donde está la
escuela, y observar si podíamos salir bien de alguna manera que fuera beneficiosa. Esa tarde, decidimos
tomarnos algún tiempo para pasear alrededor de los edificios y los parques de la escuela, reuniendo
algunas primeras impresiones y dejando plegarias, aquí y allá. Se les había anunciado que yo hablaría
sobre el trabajo que, a veces, hago en lugares con un pasado difícil, y notamos que se habían congregado
aproximadamente 80 personas, entre estudiantes, padres, maestros y gente ajena a la escuela, que quería
enterarse de mis observaciones y experiencias. Durante mi charla, les mencioné que algunos lugares
tienen recuerdos. Todos sabemos de la sensación de entrar a una casa y saber, inmediatamente, si uno se
siente bien o si algo malo e inquietante lo está esperando en ese lugar. Asimismo, que en cada ciudad hay
una o dos casas, donde cualquier negocio que se instale allí quebrará, o donde las personas que se
muden allí, enfermarán en el lapso de uno o dos años. Sólo tienen que preguntárselo a algún agente de
bienes raíces, ya que algunos de ellos tienen historias extraordinarias para contar. Menciono cómo
consideran las tradiciones chamánicas a esos lugares, cómo los fantasmas de los muertos todavía están,
a veces, caminando alrededor de esas casas sin poder encontrar la paz y como un desequilibrio en la
energía también puede causar alteraciones. Hablo acerca de los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y
aire, y cómo se puede usar uno o dos de estos elementos para bendecir un lugar y restablecer el
equilibrio. Algunas personas hacen preguntas y yo canto algunas canciones. Nos despedimos basta pronto
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y a quienes están interesados se los invita a volver el día siguiente, para el ritual de bendición para los
edificios y los parques. Todavía no podemos decir a qué se parecerá exactamente el ritual, porque en
nuestro pequeño grupo primero tendremos que esperar y ver qué nos dirán nuestros sueños. Esa noche,
mis sueños están tensos. En mi primer sueño, he subido a un autobús y estoy tratando de comprarle el
boleto al conductor. Es una situación desagradable, porque él comienza a burlarse de mí cuando escucha
que mi alemán no es perfecto. La gente que viaja en el autobús se ríe, me siento humillado. Compro mi
boleto y me siento. La persona sentada a mi lado abre su boca, está llena de dientes podridos y rotos,
marrones y negros. Está demasiado cerca y flota en el aire por encima de mi cabeza, hablando todo el
tiempo, su boca se va agrandando constantemente, intimidándome. Me siento amenazado, pero no sé qué
hacer. Cuando me despierto, recuerdo la vergüenza de la gente que debía estar en el campo de
expatriados, teniendo que tratar de integrarse a una sociedad que los había marginado y los había usado
como esclavos. Vuelvo a pensar también en el lugar de reunión de los nazis que habíamos visitado, que
me recordaba a una enorme boca abierta con dientes podridos. En otro sueño, el tema básico es la
energía de la mujer agraviada por el hombre, que saco a la luz de todas las formas posibles, a veces a
escondidas y otras abiertamente. Por último, en el sueño me miro a un espejo y no puedo encontrar mi
cara. En el lugar donde debiera estar mi cara, hay solamente un patrón abstracto algo parecido a tres
cartas tridimensionales que fueron muy populares en la década del noventa, y tengo que mirar a través de
la superficie para encontrar una imagen que pueda comprender.
Cuando nuestro pequeño grupo se encuentra durante la mañana, descubrimos que cada uno de
nosotros había tenido sueños sobre el maltrato del sexo femenino por el sexo masculino. Así, nos damos
cuenta que este es un tema importante, cuando queremos juzgar las dinámicas internas del campo
energético de los nazis. Ya habíamos comenzado a pedir orientación semanas atrás, cuando había llegado
el pedido de ayuda por parte de algunos padres de los alumnos, unos días antes de este encuentro. Anke
tuvo el sueño de una fuente natural, un manantial, pero un cuervo la estaba esperando allí para contarle
historias de ese lugar. A Anke le parecía que este manantial podía ser un factor clave en la historia y había
hecho algunos llamados telefónicos, para averiguar si alguna vez hubo o todavía había un manantial cerca
de la escuela, y un funcionario municipal le dijo que sí, que en algún momento, acá hubo un antiguo
manantial sagrado, pero que no sabe exactamente en dónde estaba.. Sólo se sabe que fue disimulado
muchos años atrás. Entonces, decidimos que queríamos darle prioridad a este sueño y sentimos la
necesidad de ir a visitar este antiguo manantial. Por ejemplo, los nazis estaban coqueteando con el viejo
pasado germánico, usando las pruebas de la runa, y sólo parecía lógico que hubiera algunas conexiones
entre ellos y los antiguos lugares sagrados del poder pagano. El manantial sagrado, de algún modo es
Importante. Pero, ¿en dónde estará? Decidimos que queremos localizarlo y descubrir su relación con la
escuela.
Ponernos algunos papeles sobre el piso que representan los diferentes edificios escolares. Parándonos
aquí y allá en esta constelación de papel, tratamos de encontrar la posición del manantial, y nos ponemos
de acuerdo muy pronto sobre un punto al este del edificio principal de la escuela. Colocarnos un papel con
la palabra 'manantial' en él, y continuamos explorando la constelación. Insistimos en los papeles que
representar! a los edificios, mientras tanto en el pape! del manantial Cuando compartimos nuestras
experiencias, después de un rato encontramos una historia notablemente coherente. En el sitio del
manantial, sentimos la energía agraviada de lo femenino, que estaba presente con tanta fuerza en todos
nuestros sueños. Cada uno de nosotros experimenta una energía maligna, inevitable, que se percibía
como masculina adentro y alrededor de un edificio específico. En particular, este edificio es nuevo, pero
está ubicado en el sitio de uno de los viejos centros de entrenamiento nazi. De tal manera, se limita a la
polaridad masculino-femenino por razones desconocidas de la historia. Por el momento, todavía no le
adjudicamos otros puntos de vista, confiando en que siempre aprenderemos mas cuando sea necesario.
A medida que hablamos, nos hacemos a la idea de tratar de encontrar el manantial y de llevarnos
algunas botellas de agua. Nos dijeron que el manantial había sido disimulado, pero que por alguna razón
todavía debe estar allí, por el viejo espíritu que una vez lo volvió un 'Heilbrunner´; es decir, un manantial de
salud. Le podemos ofrecer nuestra agua, pedirle que la bendiga y decirle que tomaremos esa agua, y la
rociaremos por los parques de la escuela y los edificios. De esa manera, el antiguo espíritu sanador puede
tocar otra vez ese lugar perturbador y con optimismo producir el balance. Rogando y vivaz, cierro mis ojos
y veo una imagen que me sorprende. El manantial no es pequeño y tampoco está disimulado; en cambio,
es amplio y abierto. El manantial es cuadrado y es tan grande como una pequeña piscina. Algo viene de lo
alto, bendiciendo el agua. No es sólo el agua la que trae consigo la bendición, sino que es el agua
combinada con algo que llega desde el cielo; una mezcla específica de las cualidades de los espíritus del
agua y el aire.
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Después del almuerzo, nos marchamos con algunas botellas de agua. Anke ha hecho un llamado
telefónico y el curador, uno de los funcionarios del municipio, le ha dado la dirección donde podremos
encontrar a una persona quien podrá darnos la ubicación exacta del manantial, y nos marchamos con este
indicio. No muy lejos de la escuela, hallamos la casa donde debíamos encontrar al hombre que sabe
mucho del manantial. Unos ancianos abandonados están sentados en las sillas, alrededor de las mesas
vacías, y fumando cigarrillos... Este es un refugio para las personas sin techo. No es un lugar alegre, pero
por alguna razón no nos sorprende encontrarlo aquí, donde resuena en general el tema del repudio, el
corte del manantial y el cierre del campo para expatriados. Alguien encuentra al hombre que debería tener
alguna información para nosotros, y a través de quien supimos que el manantial estaría cerca, en algún
lugar de los parques detrás del edificio. Está como esperábamos, en el lado este de los parques de la
escuela. Conseguimos las direcciones para poder encontrarlo y nos volvemos a poner en marcha con
estas indicaciones: salgan de la casa, crucen la calle y doblen a la izquierda, atraviesen la playa de
estacionamiento y el callejón sin salida. Ahora, avanzamos lentamente entre los matorrales y arbustos. En
un lugar del bosque menosprecia-' do, nos miramos. Debe ser por aquí, en algún lugar cercano, pero
¿exactamente dónde? ¿Qué hay después?
Tropezamos accidentalmente con una cerca. Mientras estábamos parados allí, de repente apareció un
perro enorme, que se abalanzó contra el otro lado de la cerca, ladrando furiosamente. De inmediato,
aparece un hombre con vestimenta deportiva, que huele a alcohol y quiere saber cómo hemos llegado allí,
y por qué estamos entre los árboles. Le digo, vinimos por el manantial No está sorprendido y nos pregunta
para qué querernos encontrar el manantial. Le decimos que hemos oído hablar de él, que de hecho es
verdad, pero no le decimos que hemos oído hablar de él en un sueño, y sabemos que es un lugar muy
antiguo y estamos interesados en los lugares del pasado. Después de algunas preguntas y respuestas
más, el hombre tras la cerca nos da su aprobación. Nos dice que el manantial está ubicado en sus
parques privados; no obstante, nos dejará entrar para que podamos verlo, pero tendremos que caminar un
trecho bastante largo hasta llegar a la puerta. Siguiendo sus indicaciones, volvemos hasta el lugar de
estacionamiento, hasta una avenida muy ancha con gran circulación de vehículos. La atravesamos,
caminamos un poco más y pasamos por debajo de un puente. Entonces, nos encontramos en una especie
de área industrial descuidada y desierta, con dibujos e inscripciones anónimas, y basura por todos lados.
Estamos riendo y nos preguntamos, si el señor nos mandó simplemente lo más lejos posible, para que no
lo volviéramos a molestar nunca jamás. Pero no, allí, donde termina la calle lo encontramos, esperándonos
con su porrazo y saludándonos. Ahora, los dos se muestran muy amigables. Primero, una enorme puerta
de hierro se abre y se cierra, detrás de nosotros, y luego otra más. Estamos entrando a un lugar bien
custodiado. Después de caminar algunos minutos, de repente, el agua. A medida que nos acercamos, un
gran pájaro negro la sobrevuela. Anke dice: "El cuervo de mi sueño". El manantial no está disimulado,
como esperábamos, pero es la piscina cuadrada, al aire libre que vi, mientras rezaba una plegaria. Este es
el lugar adonde los espíritus querían que fuéramos. El hombre que nos dejó entrar, ahora se define como
una especie de ermitaño, que cuida el antiguo manantial. Es evidente que ama ese lugar y que lo cuida de
la mejor manera posible. Está feliz de que, inesperadamente, hayan aparecido unas personas para visitar
el agua. Habla de la historia del lugar y cómo habían amurallado los monjes la fuente natural, en algún
momento del siglo diecisiete. Es un encuentro maravilloso, nos sentimos corno si estuviéramos en una
película fantástica. Los cuatro estamos en la búsqueda del lugar sagrado de nuestros sueños y visiones, y
nos hemos ingeniado para ubicarlo, fuimos amenazados por un' monstruo, interrogados por el guardián del
lugar secreto y salimos airosos de su prueba; nos abrió las cercas y ¡ahora estamos aquí! Mientras dos de
nosotros hablamos con él, los otros dos ruegan y le piden al espíritu del lugar que bendiga el agua
embotellada que nos llevábamos. Sentimos cierta reserva cuando le contamos nuestros sueños al guía,
porque no sabemos si aceptarán nuestra versión cuando explique que hemos llegado hasta aquí para
pedir la bendición de los espíritus, a fin de que las tierras de la escuela sean bendecidas, una vez más, a
la distancia. Evidentemente, por su función de guardián del lugar, ha notado que estábamos rogando de
pie, con las botellas de agua. "¿Quieren llevarse un poco de agua?" Se trepa por la pared y Yesha le
ayuda primero a vaciar y después a llenar nuestras botellas. Quiere mostrarnos las fotos, para que veamos
el aspecto que tenía ese lugar en el pasado, durante el siglo diecinueve, pero debemos marcharnos. En la
escuela, la gente nos está esperando; porque desde entonces ya ha pasado el tiempo suficiente como
para que volviéramos allí para el ritual. Cuando el guardián del manantial nos guía hacia la salida, le
prometemos volver algún día, probablemente con otras personas para escuchar más historias y ver sí
podemos ayudarlo de alguna manera. Le ofrezco dinero por su ayuda, pero se niega a aceptarlo una vez,
dos veces; no quiere dinero. Es evidente que experimenta nuestra visita inesperada como si fuera un
regalo; por lo tanto, no sería correcto aceptar dinero, pero precisamente por eso no queremos dejarlo así
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nomás, y estoy feliz cuando finalmente está dispuesto a aceptar una gran barra de chocolate, que
encuentro en mi cartera. Ese chocolate nos lo había dado uno do los padres de la escuela y ha sido muy
bueno que acepte este regalo.
Una vez más, caminamos por debajo del viaducto, cruzamos la carretera, pasamos por el refugio para
las personas sin techo y encontramos nuestro auto. En la escuela, descubrimos un grupo de treinta y cinco
personas aproximadamente que nos están esperando en uno de los edificios principales, Anke ha hecho
un llamado telefónico, por lo tanto, sabían que llegaríamos tarde y emplearon el tiempo en llenar muchas
botellas de agua. Les explicamos nuestro encuentro con el viejo ermitaño que usaba vestimenta deportiva
y su amor por las antiguas aguas sanadoras. Orarnos todos juntos y visualizamos como solían estar
conectados los parques de la escuela con el viejo manantial; pero como todo el viejo terreno había sido
dividido en pequeñas parcelas con carreteras y autopistas, que crean fronteras y divisiones. Invitamos al
viejo espíritu que salga del manantial y regrese a la tierra, el espíritu que no ha podido bendecir
directamente el lugar, durante siglos. Luego, vertimos un poco de agua del manantial en cada una de las
botellas que había preparado el personal de servicio. Durante el ritual, cada uno de los participantes toma
una botella y luego comienza a caminar por los campos de la escuela. El agua se rocía por todas partes,
por los árboles, la tierra, las paredes, por adentro y por afuera de los edificios. Cuando una botella de agua
se vacía, regresan y toman otra botella llena. Mientras tanto, Anke y yo estamos adentro, para rogar por el
agua.
Anke levanta su tambor y comienza a cantar. La melodía conmueve en mí lugares desconocidos.
Conozco muchas canciones sagradas de varias tribus de aborígenes norteamericanos, canciones
tradicionales judías y otras más, pero esto es algo diferente. La voz de Anke proviene, al parecer, tanto de
su cuerpo como de la misma tierra. Un viejo espíritu canta con ella, a través de ella. Estoy seguro de que
escucho al espíritu sagrado, a través de las antiguas tribus germánicas que llegan antes que los romanos
y la cristiandad, a donde ahora hay un país llamado Alemania. Sé que Anke ha estado investigando
antiguos lugares sagrados en esta parte del país, durante muchos años, y que ha encontrado el camino,
hacia las antiguas fuentes, a través de las diversas capas de olvidos, durante muchas noches de plegarias
solitarias en la naturaleza, al aire libre. Sé que los viejos espíritus han comenzado a hablar con ella,
confiando en ella. Pero, esta es la primera vez que la escucho cantar durante un ritual, dirigido
directamente a estas fuerzas antiguas para la sanación de las futuras generaciones, medíante súplicas
que le dan la bienvenida a todos quienes hayan vivido aquí, a todos los que están viviendo aquí, ahora, y a
todos los que vivan aquí en el futuro; el viejo espíritu del manantial se une a la canción de Anke y canta
con ella. Es un momento sagrado.
Cuando ha finalizado el ritual y estamos haciendo la limpieza, uno de los padres que nos ha invitado me
da una moneda de plata que tiene unas palabras escritas en hebreo. "Me dieron esta moneda hace
muchos años. No sé qué es, ni qué significa, aparte del hecho de que es de origen judío". Y agrega:
"Tengo la percepción de que debo darle esta moneda ahora, para agradecerle la ayuda que me prestó
hoy". Estoy asombrado de ver la moneda de plata tradicional, una costumbre muy antigua que se usa en la
ceremonia de Pidyon haBen. Cuando Dios manda a matar a todos los hijos primogénitos de los egipcios,
les perdona la vida a los de los hebreos. Al menos, desde entonces todos los primogénitos varones le
pertenecen a Dios; de lo contrario, deberían convertirse en sacerdotes y servir a Dios. Entonces, se puso
en práctica una ceremonia, la "redención de los primogénitos". Sí el primer hijo era varón, pero la familia
no pertenecía a la casta de los sacerdotes, los padres le llevaban el hijo a los sacerdotes y les daban cinco
siclos de plata. Los sacerdotes aceptaban el dinero, bendecían al niño con ruegos específicos para la ocasión; entonces, el niño era redimido y liberado. Aunque la situación que hemos estado analizando hoy no
es exactamente igual a la tradicional, donde se requiere la ceremonia de Pidyon haBen; consistente en el
pago con la moneda de plata tradicional que tiene una gran carga de significados, ya que al aceptar la
moneda, simbólicamente eximimos al niño de ir a la escuela. En mis plegarias de cierre pido a todas las
personas que hayan padecido sufrimientos en manos de los nazis y alguna vez estuvieron aquí, que
también eximan a los niños. Además, ruego para que los fantasmas inquietos de los asesinados
encuentren el camino hacia un lugar mejor y nunca más aparezcan en los vivos. Le digo a los muertos que
he aceptado el pago en sus nombres, y que los niños deberán quedar libres.
Esa noche, sueño que estoy solo en una casa enorme. Me siento joven, quizás sea un niño vulnerable,
tratando de encontrar a alguien que me contenga y me cuide de mi melancolía por estar solo; vago por
habitaciones llenas de construcciones extrañas que se parecen a una máquina de hierro, pesada y
enorme, y ocupan mucho lugar. Todavía hay un silencio extraño ocupando la casa, como si las máquinas
estuvieran en su propia realidad y su sonido no pudiera pasar de su mundo al mío. Las otras personas que
veo ocasionalmente, parecen ser partes de estas máquinas, entrelazadas con ellas, que no me perciben,
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ni responden a mi voz. No tengo nada que esperar de estos otros ni de su mundo mecánico. Cuando
advierto esto se retiran, y las habitaciones ya están completamente vacías. Ahora, el silencio tiene sentido.
En la habitación más grande, comienzo a estudiar el piso de madera, estoy buscando algo. En la madera
los patrones son visibles, hay brillantes filamentos de hierro meticulosamente hechos, que los artesanos
colocaron allí. No estoy prestando demasiada atención a eso que, en realidad, muestran estos patrones,
aunque observo enormes cruces esvásticas y otras formas arcaicas. Miro y busco una imperfección,
entonces encuentro un lugar, en donde se ha interrumpido una capa del filamento de hierro y sobresale tan
sólo un poquito del piso de madera. Comienzo a arrancarlo y retorcerlo, y finalmente me ingenio para
sacar una de las tablas más grandes de madera. Cuando la levanto, veo un agujero oscuro. Me pongo en
cuclillas sobre el piso y luego ingreso gateando. Es un espacio de poca altura, quizás acá pueda estar de
pie derecho sólo un niño de diez años. Tan bajo como puede ser, es también increíblemente ancho. Estoy
de pie en un pequeño lugar abierto sobre el piso de este sótano oculto y, por todas partes a mi alrededor,
hay cuerpos. La mayoría de ellos están cubiertos con mantas, ropas y harapos viejos y sucios. Aquí y allá,
se puede ver brazos y piernas flacos, y de vez en cuando, alguna cabeza bien delineada y encogida.
Cientos, probablemente, miles de personas yacen aquí. Ninguna de ellas se mueve, pueden estar muertas
o moribundas, no lo puedo decir. El aire sofocante es intolerable, el olor es una agresión. Aún, en el sueño
sé que he encontrado el único lugar que me quedaba pendiente. No puedo unirme con la gente de la casa
en su universo parecido a una máquina, no reparaban en mí. El único lugar que me dejaron está aquí, con
los muertos, en las zonas ocultas. Por encima de mi cabeza, vuelvo a colocar la tabla de madera en su
lugar, y me acuesto con ellos. Con los ojos abiertos, fijo la mirada en la oscuridad, sin pensar ni sentir.
A la mañana siguiente, en nuestro pequeño grupo de cuatro, comenzamos por compartir algunas de
nuestras experiencias con las familias de nazis y queremos investigar los patrones transgeneracionales de
las familias nazis, debido a nuestra aventura en la escuela durante los dos últimos años, y la cantidad de
casos que conocemos de nietos de nazis, que se volvieron psicóticos o contrajeron enfermedades graves.
Durante las constelaciones donde se incluyen representantes para los nazis, todos hemos notado
reiteradamente cierta frialdad y una energía inflexible, además de falta de calidez y sentimientos.
En el abordaje de una constelación en línea directa, decidimos incluir, en primer lugar, los roles del alma
tribal germánica precristiana, un campo de acción que tos nazis admiraban y con el que querían
conectarse; segundo» el alma tribal nazi en el campo energético y en tercer lugar están el hombre y la
mujer nazi. Este lugar no representa un campo de acción sino personas reales, nazis verdaderos, y todo
tipo de personas que se identifican con esta ideología. Después, siguen los hijos de estas personas, a
quienes llamamos los niños nazis. Quintos en la línea están los nietos de los nazis. Entonces,
identificamos estos roles escribiéndolos en hojas de papel, que colocamos sobre el piso, en línea recta.
Como consideramos que no estaban todos los roles, agregamos una hoja de papel más para las víctimas.
Esta última hoja tiene su lugar al costado, en alguna parte entre la ideología nazi y los nazis.
Cada uno de nosotros toma varias posiciones y comparte qué es lo que experimenta en ese lugar, en
particular. En todo momento, están ocupados cuatro de los seis lugares, y nosotros respondemos a cada
una de las observaciones. Es una investigación fascinante, por lo general, experimentamos los mismos
papeles de la misma manera, pero cada uno de nosotros fe agrega algo específico y preciso.
El nazi y el alma tribal nazi tienen ojos sola y exclusivamente para ellos. Les gusta tener contacto entre sí,
son orgullosos y fuertes, apenas notan a los demás. Cuando el alma tribal del nazi le da la espalda a la
vieja alma germánica se vuelve pequeña, quizás un niño, y la vieja alma germánica se vuelve una especie
de padre con una percepción de superioridad. Mientras tanto, el niño de los nazis se siente perdido e
inseguro. El nieto también experimenta la sensación de estar perdido. El nazi ha considerado
ocasionalmente a su niño y pensado que era débil, mientras que nadie nota al nieto, ni siquiera sus propio
progenitor. Para el nieto no existe futuro ni perspectiva, sólo la sensación de aislamiento. Se siente
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traicionado por (a vieja alma germánica y, finalmente, se une a las víctimas de tal manera que ya no tendrá
que estar más solo. La víctima ha estado flotando sin conexiones, hasta que el nieto llega para estar cerca
de ellos. Todavía no hay conexiones personales pero, al menos, la víctima vuelve a tocar la tierra. La
víctima y el nieto juzgan juntos a la energía nazi unida y a la energía nazi individual Alguno de nosotros es
insensible ante los dos últimos roles, pero otros están vencidos con desesperación cuando la víctima y el
nieto los miran. Probablemente, esto indique una disociación de la personalidad nazi; una parte carece de
sensibilidad, mientras la otra está desesperada.
Nos sentamos y pasamos un rato discutiendo este tema. Me recuerda el sueño que tuve la noche
anterior; ahora, puedo reconocer que he experimentado la posición del nieto nazi que hemos encontrado
en nuestra constelación de este día. Juntos recordamos a varios pacientes y exploramos si -y como los
patrones que las constelaciones han mostrado- se pueden reconocer en sus familias. Entonces, después
de un rato, queremos ir por otra ronda en la misma constelación. Durante el primer tiempo, nos damos
cuenta de que mientras estábamos en los roles, realmente nos resultaba muy difícil prestar atención a los
demás; había una fuerte sensación de desconexión y queremos descubrir algo más sobre esto, nos
gustaría ver las capas de sentimiento que se muestran entre ellos, cuando le damos más tiempo. Otra vez
tomamos un lugar en el campo e intercambiamos los roles, compartiendo los sucesos. Ahora, las
dinámicas se vuelven más complejas y detalladas.
El poder nazi no ve absolutamente a nadie, pero el nazi de por sí, está vencido y desesperado. ¿A
dónde se fue el sueño? ¿En dónde está la belleza, la pureza? El sueño fue mucho más importante que sus
propios hijos. El sueño del alemán poderoso y puro fue todo lo que quería transmitir, ahora ya no queda
nada y está con las manos vacías. Al estar en esta posición, yo mismo recuerdo el sentimiento de amor y
poder que tenía, mientras visitaba los antiguos lugares de reunión nazi en el bosque; toda esa belleza se
ha perdido, se ha ido, desperdiciado. Toda la fuerza se ha ido, se ha disipado todo el orgullo masculino
feroz y cruel. En el rol nazi encontramos un deseo emergente de morir. El nazi le pide a su propio hijo que
muera con él. "Sí", dice el niño. "Es una buena idea. Muramos juntos". Están de pie, uno al lado del otro,
deseando morir. Pero ocurre algo interesante; mientras el nazi permite rendirse ante la muerte, el niño
comienza a sentir, y ahora el niño advierte a su propio niño por primera vez. El nieto todavía está tomando
de la mano a la víctima y la víctima está contenta de no estar sola. El pesar del nazi por la pérdida de su
sueño es profundo e irresoluto. El niño del nazi vuelve a sentir, pero no se puede mover.
Ahora, la atención se traslada principalmente hacia la nieta. El siente que podría volver a estar vivo
nuevamente; la sensación de inexistencia de futuro ha desaparecido, cuando finalmente sintió que su
progenitor le prestaba atención. Pero, en lugar de responderle a su progenitor, el nieto añora la presencia y
atención de su abuelo, y todavía necesita contener a la víctima, a fin de relacionarse en la constelación
con los demás. El nieto describe que está sintiendo la posibilidad de terminar siendo radical, ya que
experimenta en sí mismo, una tendencia generalizada hacia las tendencias extremas. Necesita tener las
víctimas a la vista, ya sea para defenderlas como también para optar por rechazarlas. El nazi despierta de
su parálisis porque percibe la posibilidad de pasarle su sueño a su nieto. El nieto advierte que la añoranza
del abuelo se ha frustrado cuando talla el abuelo. La añoranza permanece, pero ahora se ha
desconectado de una persona específica; entonces, cierto tipo de deseo abstracto, toma el poder. El nieto
comienza a sentirse superior al abuelo y, por último, se siente superior a todos los demás. Mira hacia el
futuro, un futuro nuevo y glorioso, ¡Es necesario tener una nueva visión! Por el momento, el nieto ha
perdido contacto con la tierra y está desconectado de ella. Todavía sostiene a la víctima, pero los dos se
preguntan, durante cuánto tiempo. La víctima ¿será descartada, olvidada nuevamente? Aparentemente,
algo del sueño y la energía nazi, por cierto, se la ha trasmitido al nieto. Mientras tanto, la víctima ha
descubierto que solamente si la toca el nieto del nazi, es posible adverar al nazi.
Nos volvemos a sentar, necesitamos una pausa. El trabajo es muy intenso y exigente. Alguno de
nosotros, gradualmente, ha tenido la sensación de que todavía faltaba algo en la constelación, que hay un
actor escondido en algún lugar a nivel del alma, que todavía no hemos identificado ni representado. La
sensación es que el lugar para este poder estará en alguna parte, entre la antigua alma germánica y el
alma tribal nazi, a un lado de la línea que hemos trazado. Entonces, escribimos ´fuerza desconocida' en
una hoja de papel y la agregamos en la constelación.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Ocurrió algo cómico. A medida que vamos tomando nuevamente nuestras posiciones en la
constelación, tres de nosotros tomamos las posiciones al final de la línea, y Anke es la primera en
colocarse sobre la 'fuerza desconocida'. Entonces, comienza a ruborizarse y dice: "No voy a compartir lo
que siento aquí". Hacemos los cambios de roles en varias ocasiones y descubrimos algo fascinante. Existe
una carga sexual muy fuerte entre el alma tribal nazi y la nueva fuerza. El alma nazi colectiva todavía es el
mismo poder masculino de antes, pero ahora con el reconocimiento de la sexualidad y la feminidad. Su
masculinidad se vuelve más balanceada y menos extrema. En la posición del nuevo rol, experimentamos
el poder femenino. Uno de nosotros, allí de pie, dice: "Soy como el manantial que encontramos ayer,
olvidado, pero esencial. Soy el único que puede tener un efecto equilibrante en el campo nazi". No se trata
de una energía puramente heterosexual y estaría relacionada principalmente con un equilibrio masculinofemenino en general, que puede estar distorsionado tanto en el hombre como en la mujer. Con la nueva
'fuerza desconocida' en el campo, nos distendemos más y se escucha alguna risa, hay una nueva
sensación de alivio. Aunque el nuevo poder se siente y se podría expresar a nivel sexual, no se limita a
esto. El nazi está desorientado, porque ahora el alma tribal nazi ya no está más interesada en él.
Entonces, en vez de darle su respaldo al nazi con orgullo, el campo del alma nazi se concentra en las
cualidades femeninas de compasión y empatía, que antes estaban ocultas, El antiguo campo del alma
germánica, ahora se ha vuelto totalmente asexuado. En ese lugar experimentamos un cambio interno y
ahora esa posición se parece más a una pintura idealizada, es como una obra de arte de las épocas
románticas del postiluminismo.
Para nuestra sorpresa, los diferentes temas de los últimos días, se han reunido en esta última ronda de
las constelaciones. El manantial oculto, que de acuerdo con nuestros sueños y plegarias fue tan
importante, ha salido nuevamente a la luz. Nos sentamos y conversamos un rato más. ¿Podría ser que la
cruel energía nazi fue, en determinado nivel energético, el resultado del desprendimiento de la energía
distorsionada de la naturaleza sexual? La masculinidad ¿se volvió salvaje y perdió su costado femenino?
Los nazis idealizaban, obviamente, la masculinidad y necesitaban a las mujeres como madres de la nueva
raza, pero eso era todo lo que se esperaba de ellas, se suponía que debían seguir siempre al hombre. En
las antiguas épocas precristianas, tanto las energías femeninas como las masculinas estaban reconocidas
y valorizadas. Cuando finalizaba el invierno, se hacían los rituales de la fertilidad y todas las personas
adultas se internaban en los campos a fin de tener relaciones sexuales, para celebrar la nueva primavera y
revitalizar la naturaleza. En nuestra constelación descubrimos que, en realidad, 'la antigua alma
germánica' no estaba para nada relacionada con estos tiempos arcaicos; en cambio, se sentía más
cercana al romanticismo asexuado, un período del siglo diecinueve, basado en un anhelo nostálgico por la
simplicidad y la inocencia. De acuerdo con esta experiencia, los nazis buscaban una conexión con el
pasado precristiano, pero sólo encontraron sus propias fantasías sobre el tema.
En mí largo viaje en tren de regreso a Amsterdam, comencé a leer "La conciencia nazi", cuya autora es
Claudia Koonz. En el libro se revela cómo las publicaciones 'científicas' sobre las diferencias raciales y otro
tipo de propaganda, ejercían gradual y hábilmente su influencia sobre el público germánico, cómo esta
propaganda se las ingeniaba, movilizando el respaldo para la exclusión gradual de los judíos de la vida
pública y, por último, para el asesinato en masa. Claudia Koonz pone de relieve los estudios y manifiesta
las conclusiones de una gran cantidad de investigadores y, con su ayuda, hace notar que los nazis no sólo
eran antisemitas ordinarios, sino que también habían empleado mucho tiempo y energía para crear una
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
visión colectiva, un sueño mesiánico de la pureza racial Cuando leí sobre este sueño, la corta experiencia
propia del éxtasis, que me sorprendió en el otrora enorme anfiteatro nazi, volvió a mi mente una vez más.
Koonz revela la construcción de los primeros principios generales de este sueño, la manera en que estas
generalidades se fueron completando gradual y concienzudamente, y en qué forma se las presentó a los
alemanes, una y otra vez, hasta que las asimilaron y, por último, las hicieron propias. La matanza de judíos
y miembros de otras etnias, quienes no formaban parte del universo moral de los nazis, llegó a ser una
tarea que llenó de orgullo a los asesinos. No se apeló a la sensibilidad ni la compasión, el exterminio de
los judíos se volvió una obligación heroica para las generaciones siguientes y era necesario llevarla a
cabo. Después de leer todo esto puedo entender mejor las sensaciones y experiencias diferentes que
tuvimos durante la constelación del sistema familiar nazi. La falta de conmiseración, la crueldad y la
víctima invisible. Así llego a comprender que todo tiene sentido, el vacío oscuro que se produjo cuando el
sueño se hizo añicos y la percepción experimentada a posteriormente. Ya no existe algo que se le pueda
dar a las generaciones futuras,
Claudia Koonz demuestra cómo se construyó el sueño y dónde culminó. Sabemos del sufrimiento que
ese sueño les ha causado a las víctimas. Pero debo preguntarme: ¿También nos hacemos cargo de la
pérdida que le -ha causado este sueño al conjunto de personas que creyeron en él? La pérdida debe
haber causado pena, una pena muy profunda. Hitler no condujo a Alemania hacia su futuro glorioso, sino
todo lo contrario, fracasó totalmente y, luego, se suicidó; es decir, cometió su última traición. Entonces, me
pregunto: ¿Cómo puede llegar un nazi a quien se le enseñó a reprimir sus sentimientos, a quien se le
cercenó sus cualidades de empatía; quien' pudo asesinar niños pequeños, porque no eran realmente
humanos, procesar alguna vez esta clase de pena? El sueño se hizo añicos, pero pocos deben haber
tenido la capacidad de juntar sus pedazos y hacer su duelo sobre ellos. Los fragmentos de los sueños
rotos todavía deben estar esparcidos por toda Alemania. ¿Quién los recogerá? A quienes lo intenten sin
usar protección, sufrirán cortes muy peligrosos.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
El cuerpo de la pena
Una enorme mansión colonial con vista a partes de Johannesburgo, rodeada de un jardín exuberante...
inicialmente, estoy sorprendido. A través de los años, he trabajado en tipos de habitaciones grupales muy
diferentes pero es una nueva experiencia encontrarme en un lugar heredado, situado hacia el norte,
diseñado en 1904 por Sir Herbert Baker, para los otrora miembros de la ciase alta de Sudáfrica. Un lugar
como este, con todas sus espléndidas riquezas de antaño, sólo se pudo haber edificado con dinero
proveniente del comercio del oro. Me invitaron a Sudáfrica para tratar temas del pasado, y después de
acostumbrarme a esta habitación grupal imponente, advierto que sería apropiado que estuviéramos considerando a los ancestros negros, blancos y asiáticos de esta tierra, en un lugar que está relacionado tan
directamente con los sueños, esperanzas, discriminación y explotación, característicos de la era previa a la
segregación racial
Al parecer, en la casa habría algunos fantasmas inquietos, que ignoran quiénes somos y qué hemos
venido a hacer acá. Creo que no deberíamos ignorarlos; en la mitad de la primera mañana, le pido al
grupo que se una conmigo para celebrar un ritual que tratará la historia de la casa y de la tierra en derredor. Todos juntos formaremos un círculo de 'ancestros del lugar'. Quienes quieran representar a alguien o
algún episodio o energía del pasado de la mansión y de esta tierra, pueden dar un paso adelante y decirle
al grupo qué estarán representando. De esta manera, reuniremos todo tipo de elementos y gente de
tiempos pasados. Después veremos cómo continuamos. Algo anhela ser abordado, los espíritus lo piden,
pero no sé exactamente qué es y confío en que el ritual nos guiará.
La primera en dar un paso adelante y hablar es Thozi, una de las participantes de raza negra:
"Representaré a los primeros habitantes de estas tierras". Otras personas la siguieron, eligiendo para
representar a los mineros, el oro, el arquitecto, las mujeres que cocinaban y limpiaban, los jardineros, los
espíritus de la tierra, las nodrizas, las distintas generaciones de propietarios, las personas que llegaron a
visitar el lugar como huéspedes, quienes murieron a causa de un suceso relacionado con el lugar y
muchos, muchos más. Finalmente, casi todos los participantes están de pie en el círculo y, a quienes
todavía no se han parado, los invito a que se unan al círculo como representantes de las personas
presentes en el seminario.
Después de un momento de silencio Thozi, como representante de los primeros habitantes, dice: "Estoy
mareada, casi me desmayo". A mi pregunta, acerca de qué consideraba sería mejor para ella, me dice que
necesita acostarse en el centro del círculo y lo hace. Thozi se acuesta, en medio del grupo de personas
que están de pie, con los ojos cerrados. Nosotros nos estamos manteniendo juntos en el espacio para esta
mujer solitaria. Su presencia nos conmueve a todos y lentamente se desarrolla el ritual del duelo, todo de
por sí. Uno o dos representantes se acercan con cuidado a la figura en el centro sólo por un momento.
Están cerca y de pie, quizás rogando. A veces, se tocan. Alguien la contiene por un momento, otro le
murmura al oído. A veces, Thozi llora, con sollozos tristes y prolongados. Muchos representantes, simplemente permanecen en sus lugares dentro del círculo, mientras que algunas personas se mueven con
cuidado, charlando con una o dos dentro del círculo. El pesar de y por la mujer en el centro del círculo es
el catalizador, el centro de todo. Canto una canción de tristeza y pérdida, y toco mi tambor. La energía está
impregnada por la pena compartida, la conciencia de la pérdida de personas que han estado aquí, antes
de que esta tierra se conociera como Sudáfrica. Estamos de pie, al lado de sus representantes,
escuchando su lamento mudo.
Pena, duelo, pérdida; doquiera esté me invitan a trabajar y la pena saldrá a la luz en su necesidad de
ser expresada. Algunos días reflexiono y me parece que todas y cada una de las constelaciones han sido
precisamente sobre la pena. Las lágrimas que los ancestros no pudieron llorar todavía están esperando
que se las libere, hay momentos en que me parece que estuviéramos vadeando un panorama de lágrimas,
incapaces de localizar un fragmento de tierra seca. En mi exploración de la herencia de los nazis y de sus
víctimas, la pena también está presente y ha llegado a ser un factor mucho más importante del que alguna
vez pensé, sería. Supe que muchos sobrevivientes del Holocausto no pudieron hacer su duelo, pero ahora
también descubrí que tampoco habían tenido la capacidad para hacerlo sus victimarios y su cultura en
conjunto. ¿Qué es este fenómeno de pérdida y duelo interrumpido, quién me lo puede explicar? Sé cuál es
el rostro y la sensación del dolor, pero ¿qué es la pena?
"Cuando tenía 17 años, mi padre fue de campamento y jamás regresó. Sufrió un ataque fulminante al
corazón y murió de repente. A los 17 años uno se siente inmortal e invencible y este suceso me dejó
totalmente desolada. Soy la hija menor y la única mujer, de modo que era una auténtica nena de papá, y
tuve la experiencia en carne propia de cuáles pueden ser los efectos de la pena en la vida. Sabía que no
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
era simple, pero jamás hubiera imaginado que podría calar tan hondo y tampoco que fuera un proceso que
altera la vida".
Está hablando Nancee Sabonya, la directora y productora de "Los dones de la pena", un documental
con entrevistas, en las cuales se hacía una investigación de las expresiones individuales de la pena y su
posible consecuencia, cuando en el proceso del duelo descubre que es la tentativa de una especie de fin.
Estoy de visita en su casa de Oakland, California y estamos sentados a la mesa de la cocina, bebiendo té.
Nancee había dejado de trabajar en el hospicio local, después de haber trabajado allí durante 17 años, así
estaría libre para filmar el documental.
"Siempre sentí que era un honor trabajar con gente que tenía motivos para estar apenada. Es una
posición tan real y vulnerable, que fue un privilegio encontrar a otros que estuvieran en este lugar tan
profundo. Amo mi trabajo y quería compartirlo, a través de la película. Quería compartir cuán poderoso y
profundo es el dolor de una maestra, con historias de amor y pérdida".
"El dolor es una respuesta humana y natural a todo tipo de pérdida. Es una reacción a los momentos de
cambio, que con frecuencia van acompañados por fuertes emociones, impactos, aturdimiento, miedo,
vulnerabilidad y desamparo. Cuanto más grande sea la pérdida, más intensa será la respuesta".
"Cuando alguien está apesadumbrado, todo aquello que pensaba era el mundo, se ha derrumbado. Ya
no existe más la segundad personal y la seguridad social y familiar también pueden haber desaparecido.
El proceso de lamentación es un proceso de recordación o recreación de un mundo emocional que se ha
autodestruido. Quizás se pueda comparar con la reconstrucción o restauración de los fragmentos de un
vidrio roto. Se trabaja con todas y cada una de las partes, una por una, reorganizando y reconectando eso
que se había fragmentado. Observo que la parte más esencial es la identificación de qué se está
experimentando realmente; puesto que no son sólo las lágrimas, sino también la ira, la culpa, la pérdida,
los huecos, los golpes... Debemos reconocer e integrar, una vez más, todas nuestras partes. Esto también
significa las manifestaciones físicas, tales como un dolor de estómago o el temblor de las manos, que
apareció unos meses después de la muerte o pérdida. Las personas no siempre comprenden que es una
experiencia completa donde están comprometidos todos nuestros niveles: los físicos, intelectuales,
emocionales y del alma".
Me pregunto simplemente si un individuo no puede lamentarse porque ¿Las circunstancias no se lo
permiten? ¿Qué sucede si la sociedad no le da permiso para tener sentimientos y tampoco para que sus
miembros los expresen? ¿Qué ocurre si no tiene el respaldo del sistema?
"Parte del proceso de la lamentación es relatar, una y otra vez, la historia de la pérdida y todo lo que ella
conlleva. Cuanto más traumático haya sido el episodio que ocasionó la pena, más se lo debe exteriorizar.
La repulsión que causa el episodio queda impresa en el momento que ocurre el trauma y cuando se le
permite a las personas que hablen de él, cuando alguien está dispuesto a escucharlas reiteradamente es
cuando el impacto del episodio puede disminuir. Un amigo, un trabajador social, un terapeuta, todos
pueden resultar adecuados, pero si la historia no se cuenta, ni se le presta atención, la veracidad de la
pérdida queda disimulada. Esto puede suceder tanto a nivel individual, así como también en los grupos. La
pérdida, de por sí, no recibirá, aire; entonces, no podrá respirar ni sanar. Al igual que una herida física que
no se limpia, no se cubre y no cicatriza, se infectará y comenzará a doler, volviéndose latente. Si se habla
sobre ella, es como si recibiera aire y se la limpiara. La pena que no se procese quedará oculta y allí se
encarnará. Cuando es necesario separar una parte, y nos negamos, la grieta se profundiza. Se interna,
entonces la pena no elaborada compromete la vitalidad y al sistema vital completo. El dolor no pasa y
puede causar una serie de interferencias. Probablemente, haya una pérdida de interés en prosperar, una
vida vacía, manifestaciones de depresión. En esta condición, uno está aislado de todo. No dispondremos
más de nuestra plenitud, pero el trabajo siempre se puede aprender", asegura Nancee. "El tiempo no parece afectarle. El proceso de cicatrización se puede hacer aún muchos años después de la pérdida. A veces,
cuando se elabora una pérdida reciente, podemos encontrar una capa de pérdida más profunda, algo más
antigua que todavía no se había cicatrizado. Las capas sucesivas de pena, parcialmente inconclusas,
pueden volver a la superficie, una por una".
Nosotros hablamos de rituales y vías para facilitar la pena en el reino colectivo y menciono el Museo del
Distrito Seis (District Six Museum), en Sudáfrica. El Distrito Seis fue una parte multicultural y dinámica del
centro de Ciudad del Cabo, un barrio heterogéneo pero coherente. Durante el sistema de la segregación
racial, se demolió todo el barrio, y a sus habitantes se los ubicó, a (a fuerza, en varios lugares
desventajosos, en las afueras de la ciudad. En la actualidad, uno de los pocos edificios antiguos del
Distrito Seis, que todavía está intacto, es un museo. La gente que acostumbraba vivir allí, puede escribir
su nombre y algunas palabras sobre hojas de papel de gran tamaño, donde las letras se bordean después
con colores brillantes. También hay fotos, imágenes y dibujos. Se ha recreado una pequeña peluquería y
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un ejemplo de la clase de habitación característica, en donde acostumbraba vivir una pequeña familia
completa. Es algo nostálgico, pero es más que simplemente un par de dulces recuerdos, hay vida y
dignidad, una vibración en el aire, y hay palabras, palabras, palabras; las historias de las personas están
escritas de muchas maneras sobre hojas de papel, sobre las paredes, por todas partes. Esto es compartir
la historia traumática de un grupo de personas, un lugar de recordación en donde todo el mundo puede
entrar, para leer y escuchar o sumarse a la narrativa de la comunidad que fue quebrantada. Todo el lugar
es un altar y el ritual se sigue desarrollando todos los días.
Nancee dice: "Existe algo extraordinariamente poderoso cuando alguien comparte con otro la realidad
de más de una persona". "El poder de sanación, el poder de liberación, el hecho de la apertura; la
multiplicidad de voces son como filamentos que salen para formar un tapiz, en el cual se reúnen ios
fragmentos de los tratados de paz quebrantados. En la pena compartida, las personas se vuelven a
conectar con aquello de lo que fueron separadas, proporcionándonos una imagen completa, en la cual
nuestra pérdida personal, es solo una parte".
Una de las personas entrevistadas en "Los dones de la pena", es la autora chilena Isabel Allende, que
habla acerca de la pena que siguió a la muerte lenta de su hija Paula. La escritora describe su intenso
duelo, como si fuera una especie de trabajo de parto. En determinado momento; el sufrimiento, como lo
describe ella, se volvió más bien un proceso físico que emocional Usted no cree que pueda soportar más,
pero llega otra oleada que es aún más intensa que la anterior y, en determinado momento, para y le sigue
un silencio vacío.
Existen algunas circunstancias que pueden volver el duelo aún más penoso que lo habitual, como
cuando una persona ha desaparecido y ni siquiera hay un certificado de defunción, una fecha conocida del
fallecimiento o una tumba. En ese caso, los muertos están singularmente aislados en el vacío, pero para
quienes quedan es difícil percibir que los muertos se han ido. Otro tipo de dificultad surge cuando la
muerte llega de una manera espantosa; por ejemplo, cuando alguien muere mientras la torturan, violan o
mutilan. Cuando una persona ha muerto en circunstancias tan extremas, quienes quedan, no pueden
recordarlos fácilmente en paz. Los muertos pueden volverse aterradores, aun amenazantes, según y cómo
perduren en la memoria de los vivos; quienes, al enterarse de que el ser amado murió y durante su
agonía, prácticamente enloqueció por el miedo y el dolor, cuando notó que nadie estaba a su alrededor
para protegerlo y confortarlo, podría ser la causa de que quien lo sobrevive huya, fuera de sí, asustado,
sintiendo miedo y culpa por no haber sido capaz de protegerlo y ayudarlo.
Carlos Enrique Godoy Lagarrigue, nacido en Chile en 1936, fue secuestrado por los militares chilenos;
el 6 de agosto de 1976, y se volvió un 'detenido desaparecido'. Su dulce Cecilia llegó a un seminario en
Nueva York y me preguntó si era posible hacer una constelación. Después de rogar para recibir guía y
ayuda, elegí hacer un trabajo que se dirigiera a las diferentes capas de duelo de la familia perjudicada.
Tendríamos que trabajar para liberar el alma atemporal del tío de Cecilia del horror de su muerte
traumática, pero al mismo tiempo era necesario reemplazar la imagen que tenía la familia del hombre
torturado y asesinado por la de un hombre que deja detrás la muerte y encuentra la paz. Para lograrlo
sería necesario que los ancestros estuvieran allí y así pudieran recibir el alma de! tío, incluyendo a los
cuatro elementos en la constelación, de tal manera que pudieran absorber su cuerpo. Estas imágenes
concretas les facilitan, a quienes parten sin despedirse, desarrollar el sentido de que el ser amado perdido
ya está en un lugar rea! y nunca más en el vacío, A continuación, transcribo algunas partes de las carias
que he recibido de las dos mujeres que representaron el alma y el cuerpo del tío en la constelación,
además de la reflexión de Cecilia. Cada una de ellas tres recuerda diferentes aspectos de la constelación,
pero en las tres historias Carlos se libera del vacío, vuelve a tener una voz y un lugar, y a medida que
Cecilia escribe, esto ocurría tanto en la constelación como posteriormente en la familia de él.
Carta de cifra (representante de la alma de Carlos)
Usted marcó dos lugares en el suelo, uno era el lugar donde se había visto a Carlos por última vez, el otro
marcaba su lugar de trabajo, a donde nunca llegó el día que desapareció. En alguna parte, entre estos dos
lugares, fue secuestrado. A un lado de la línea, había algunos representantes de su familia, del otro lado
había gente que representaba a los ancestros. Cecilia eligió a Libby para que representara el cuerpo de su
tío y a mí para su alma. Desde el principio sentí mucho miedo y traté de estar lo más cerca posible de
Libby, mi cuerpo. Después de que habíamos dado juntas algunos pasos por el camino, pudimos señalar un
punto frente a nosotras, sobre la línea del tiempo por donde estábamos caminando, en el lugar donde
sentimos que la muerte nos había llevado. Luego llegó lo inevitable, tuvimos que seguir caminando. Libby
me habló y dijo que sería mejor que saliéramos y fuéramos hasta los ancestros, antes de que ella fuera
capturada y torturada. "Por favor, vaya hasta los ancestros, antes de que comience la pesadilla, así estará
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
segura". Nosotras temblábamos y llorabamos abrazadas. Fue imposible separarnos, éramos sólo una, su
cuerpo era el mío y el mío de ella. Después, usted nos ayudó sugiriéndonos palabras y oraciones, para
juntar coraje y separarnos. Nos despedimos dignamente, pero después comencé a llorar de nuevo y a
vociferar. Todavía no sé cómo pude emitir semejantes sonidos. Sabía que tenía que acudir a los ancestros,
pero algo en mí no se podía mover. Luego, usted me llevó hasta ellos y era necesario, no hubiera podido
hacerlo sola. Necesitaba ese respaldo. Cuando llegué hasta los ancestros y me dieron la despedida, volví
a serenarme. Desde allí puedo observar a mi cuerpo desalmado y conmocionado. El cuerpo murió y me
absorbió un pequeño grupo de cuatro personas que representaban a los cuatro elementos. Me calmé,
viéndolos. Echaba un poco de menos mi cuerpo, era algo extraño estar solo, pero ya no existía más el
dolor ni la opresión.
Carta de Libby (representante del cuerpo de su fío)
Después de que usted habló con Cecilia, ella tuvo que elegir a los representantes. Recuerdo cuando ella
se dirigió hacia mí, pensé: "¡Qué locura!.." Aunque ella todavía no me había elegido, ya sabía que se
estaba acercando. "¿Ahora, qué debo atravesar?", dudaba, pero confiaba en usted y confiaba en mis
anteriores experiencias como representante en muchas constelaciones, y seguí adelante.
No puedo recordar el orden de todo lo que pasó exactamente, pero sin dudarlo me acuerdo de dos
lugares diferentes: el hospital en donde había trabajado el tío de Cecilia y el lugar que simbolizaba su
muerte. Mientras tanto, tuve que señalar el lugar en donde yo sentía que había ocurrido el secuestro. Con
mi alma subí a pie, en dirección a ese punto y justo ante él les dije adiós a los miembros de la familia.
Después, tenía que decirle adiós a mi esposa. Me llegaron unas palabras muy claras en castellano. No me
acuerdo exactamente cuáles eran; pero entonces fueron muy claras. La última en decir adiós fue mi propia
alma. Necesitaba que ella se fuera, porque algo malo estaba por suceder y no quería que sufriera. Cuando
tuve que decírselo fue que salió este grito desgarrador, desde mis entrañas. Pero, cuando ya se había ido,
como no estaba más relacionada con ella, ni siquiera recordaba qué le había ocurrido.
Usted caminó conmigo, tomados de la mano, de vuelta al sufrimiento, y me dijo que caminaríamos
juntos, a través de él. Ya estaba aturdida, como si me hubiesen anestesiado. A medida que repasábamos
los momentos de la desaparición, la tortura y la muerte, sentí capas diferentes y concretas. Allí estaba
siendo el hombre y siendo el cuerpo. Estaba experimentándolo todo como a la distancia. Allí, en todo mi
ser, estaba ese sonido de la moledora, lo escuchaba como si estuvieran arrancando la carne de mis
huesos. No tengo manifestaciones físicas de eso, pero parecía que estaba en una trituradora de carne. No
había dolor. Sólo pensarlo era horrible, pero el hecho no, entonces no. Allí estaba usted conmigo; el alma
se había ido, podía tocarla.
Los cuatro elementos estaban allí esperando, y usted le dijo al grupo: "Nosotros no sabemos a dónde
fue a descansar su alma, pero sabemos que fue a algún lugar. Ahora, nosotros, todos juntos te damos su
cuerpo a ese lugar y pedimos que lo reciba dulcemente". Fue como ser el bebé que iba a descansar en los
brazos de mi madre. Desaparecí pacíficamente.
Carta de Cecilia
No recuerdo muchos detalles materiales de ese día, pero en mi memoria está la percepción. Cuando
comenzó la constelación en torno a la desaparición de mi tío Carlos; de repente y totalmente presente, fui
transportada hasta el momento de su desaparición. Como si ese fuera el momento exacto en que él dejó
nuestro mundo y les dijo adiós a sus seres queridos; el momento cuando su alma partió, pero necesitaba
hablar con nosotros. Escuché su voz, habiéndole a Lola, su esposa, contándole su dolor por tener que
dejarla, pidiéndole que, por favor, aceptara su amor tal cual era, pues debía abandonarla por la "causa", "la
liberación de Chile". Lo escuché diciendo que esa era su manera de amarlos, tanto a ella como a los hijos.
Vi su alma inclinándose amorosamente sobre sus hijos, Claudia y Pedro, diciéndoles adiós y
despidiéndose con un beso; tratando de decirles, "por favor entiendan"; que sólo el amor lo guiaba,
aunque sabía que ya no los volvería a ver jamás. ¿Fui la testigo o la voz que hablaba por Carlos? No lo sé,
pero recuerdo la constelación. Cuando hizo su despedida, la familia entera se trasladó, para poder juntarse
y recibir su amor, y aceptar que su partida era por respeto a su país y para poder salvar a Chile de esa
dictadura sanguinaria. Los vi amándolo, la familia completa era como un solo ser. Todo lo que pude hacer,
es sollozar, como hago ahora.
No sabemos qué le ocurrió después de la desaparición. Tampoco sabemos cómo se llevó a cabo. En la
constelación, vi a dos hombres capturándolo en la vereda, empujándolo para que entrara en un auto gris
oscuro, a la vista de todo el mundo en la calle, a plena luz del día.
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No sabemos cómo y cuándo murió, pero por el testimonio de otros prisioneros que lo vieron en los
campos de detención, sabemos que lo mantuvieron vivo, torturándolo durante una semana, por lo menos.
También sabemos por el testimonio de un oficial de las fuerzas armadas, quien más tarde habló con la
familia, que probablemente lo habían arrojado al océano, desde un helicóptero. Pero en la constelación, no
vi nada de eso, sólo vi su despedida, su adiós a la familia.
Después de la constelación, regresé a Chile y, por primera vez, tuve la fuerza suficiente para
preguntarle a mi familia sobre Carlos. El tema de su desaparición se había excluido de nuestras
conversaciones ya hacía mucho tiempo. Nadie quería mencionarlo, como sí ello sólo sirviera para
aumentar la pena.
Hablé con su hermano Perrin y su hija Claudia, quien sólo tenía 8 años en el momento de su muerte.
¿Lo notaron?, ahora puedo decir "muerte". Antes no podía mencionar esta palabra, como si hubiera
desaparecido de nuestro vocabulario, cuando él desapareció. Después de su partida, no sabíamos cómo
hablar de este tema, cómo mencionarlo, cómo hacerlo parte de nuestros cuerpos, de nosotros mismos,
A través de Perrin, me enteré de que Carlos sabía que en algún momento lo matarían, y tanto su
esposa como la familia, le habían pedido muchas veces que dejara el país y se exiliara como ya habían
hecho muchos líderes de la resistencia, porque a quienes se quedaron, los mataron. Pero él se rehusó,
entendió que su lugar estaba allí, manteniendo vivo el espíritu de la lucha, precisamente en Chile. Cuando
hablé con la hija por teléfono, para nada percibí resentimiento en su voz por el abandono; todo lo contrario,
sólo amor y admiración por su padre y por su legado para con nosotros.
Al escucharlos, pude observar la exactitud de la constelación, la precisión de su lenguaje que se
desarrolló dentro de su esfera, revelando las realidades que jamás había escuchado antes. Todavía debo
hablar con el resto de la familia, pero siento que la constelación ayudó a reconciliar la percepción de
desamparo, el abandono de la familia que todos sentimos.
Carlos era médico, un líder muy amado, un sindicalista consagrado a mantener el espíritu comunal de
la causa y la unión de todos, como había sido la tradición de nuestra familia por generaciones.
Su despedida de la familia, según pude observar en la constelación, confirmaba su amor y devoción, su
lugar de origen.
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El abrazo del culpable
Querido Chayim
¿Cómo andan tus cosas? Deseo que todo les vaya bien a ti y a Yael.
Hace pocos días que regresé de Suiza, donde estuve dirigiendo un seminario de seis días en un centro
en el Emmenthal. Había aproximadamente 45 participantes, la mayoría provenientes de Suiza, Austria y
Alemania, más unos pocos holandeses y uno de Francia.
La última tarde del programa habíamos estado cantando una melodía, que había aprendido en mis
sueños unas semanas antes, a la que le puse la letra de! ruego de 'Adonai s'fatal tiftach': 'Creador, bendice
mis labios, de tal manera que mi boca cantará tus alabanzas'. Habíamos estado cantándolas con y sin
letra, y habíamos estado bailando en círculos mientras cantábamos, en el sentido de las agujas del reloj y
en su sentido contrario. Luego, cuando todos, incluyéndome, pensamos que el programa había terminado,
sentí que todavía había algo en el aire; entonces, después de un momento de contemplación, tratando de
armonizarme con aquello que había percibido en el campo, le pedí al grupo que se uniera a mí en un ritual
de constelación colectivo.
Le conté a la gente sobre tu presentación en Colonia, durante el 2005, y cómo le mostraste a tu
audiencia algunas imágenes sobre la manera en que alemanes y judíos alemanes en el pasado habían
formado un sólo sistema unificado desde alguna perspectiva. Les conté que habías mencionado numerosas conexiones, la traición de estos vínculos y la necesidad de no olvidar. Ahora, no recuerdo mis
exactas palabras, pero les traduje tus imágenes y también les hablé brevemente sobre el concepto
chamánico de la pérdida de! alma y de la recuperación del alma. Si un individuo puede perder parte de su
alma, de la misma manera el colectivo, y cuando un individuo puede recuperar las partes perdidas de su
alma, como enseña la tradición chamánica, quizás el colectivo pueda hacer lo mismo. Los antiguos hechos
históricos de exclusión y asesinato se pueden observar, desde esta perspectiva como la exclusión y el
asesinato de una parte del alma colectiva, que los germanos parlantes formaban junto con los judíos, los
discapacitados, los gitanos, homosexuales y otros que eran parte de su cultura. Podemos considerar a los
diferentes grupos como sistemas tribales separados, pero que todavía formaban juntos un sistema mayor,
una especie de campo colectivo enorme, donde estaban unidos y todos tenían su lugar. Observado desde
este punto de vista, a! excluir y eliminar alguno de sus subgrupos, el gran colectivo estaba, de hecho,
excluyendo y eliminando una de sus partes. Por lo tanto, este colectivo jamás estará entero ni completo
hasta que reintegre, de una u otra manera, esas partes perdidas.
Por eso usé tus palabras, en relación con este enorme campo colectivo: ´el olvido conduce a una
reunión Incompleta con los olvidados y la negación del pasado conduce a la psicosis o algo peor'. Al grupo
no le conté de nuestro encuentro en Jerusalén, ni de nuestra discusión acerca de las posibilidades e
imposibilidades del perdón y la reconciliación y, a propósito, nunca usé esas palabras durante mi
explicación. No quise guiar al grupo hacia una especie de ejercicio de perdón, sólo quería encontrar un
camino para explorar el tema de la pérdida del alma colectiva y su reintegración.
Le dije al grupo que todos podíamos elegir una de las dos posiciones. El primer roí era el de la parte
correspondiente al gran colectivo germano parlante. Con total claridad y repitiendo esto varias veces, les
dije que en este rol no representarían necesariamente a un nazi o un asesino, aunque algunos pudieran
sentir que estaban conectados con los aspectos del gran colectivo. Ellos, como grupo, estaban representando simplemente a aquellos que no fueron excluidos, ni asesinados y tampoco capturados. Ellos
representarían a la gente que había vivido en el estado totalitario del Tercer Reich, en donde no pudieron
ni hubieran podido evitar la matanza como grupo, que algunos pensarían que estaba bien lo que había
ocurrido, mientras que otros pensarían que estuvo mal y los colocarían en un gran semicírculo y su trabajo
sería, simplemente, 'no olvidar'. Si consideraban que era posible, invitarían a los excluidos y asesinados
que regresaran al sistema. Les pedí que trataran de contener a las víctimas en sus corazones, sin
importarle lo que pudieran sentir al respecto o pudiera suceder.
El otro rol que las personas podían elegir era el de los perseguidos y asesinados. Les mencioné cómo
las primeras víctimas de las matanzas generalizadas, en masa, fueron las personas discapacitadas y
además de ellas y los judíos, muchas otras fueron su objetivo: gitanos, homosexuales, testigos de Jehová,
aparte de otras personas religiosas, activistas políticos y combatientes de la resistencia, todos habitantes
de los territorios ocupados por los nazis. Les dije que podrían representar a alguno de ellos en este grupo,
pues los nazis rotulaban a todas las personas como inadaptados políticos o genéticos y que estarían todos
juntos en el grupo, de pie, a cierta distancia del círculo abierto de los otros, y que los dos grupos estarían
frente a frente.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Aproximadamente treinta personas eligieron formar parte del numeroso colectivo germano parlante, que
había perdido parte de su alma, y aproximadamente, quince eligieron estar entre las distintas clases de
Infrahumanos'.
Le pedí a las personas en el grupo de las víctimas que cantaran la melodía que les había enseñado
poco antes, diciéndoles que si bien era una melodía judía fácil de reconocer, todas las demás personas,
pertenecientes a otros subgrupos, también podrían encontrar en ella su voz. Además, no utilizamos la letra
en hebreo, sino simplemente la melodía. A las personas de este grupo les dije que; de acuerdo con la
imagen chamánica, como ellos habían sido los expulsados, en realidad, eran los únicos con fuerza y poder
en su alma, dado que el otro grupo había perdido muchas de estas condiciones, cuando los habían
excluido y asesinado.
La canción podía ser tanto la expresión como la conexión con esta fuerza. Les pedí que comenzaran a
cantar y, que los demás en el medio círculo, sintieran la pérdida en su alma, y luego veríamos qué se
desarrollaba. Si el movimiento quisiera producirse, magnífico, y si no, también sería magnífico. Les pedí a
las personas en el grupo de las víctimas que sólo se movieran lentamente y no dejaran a nadie detrás.
Sólo tenían permitido moverse, tan ligero como pudieran los más lentos.
Mi explicación tomó algún tiempo y el ritual duró, alrededor de media hora. Canté y toqué el tambor, y el
grupo de las víctimas comenzó a moverse lentamente en dirección al círculo, donde estaban quienes
esperaban. De hecho, habían vuelto al que había sido su lugar original, antes de haber sido expulsados.
Por último, cuando los dos grupos estuvieron uno cerca del otro, la gente del grupo de víctimas se
dispersó gradualmente. En un lugar, algunas personas se encontraron y abrazaron; mientras que en el otro
estuvieron cara a cara, sin poder acercarse los unos a los otros. Había alegría, había una pena en carne
viva, algunos tenían amor en sus ojos, otros miedo, tristeza, añoranza y hasta odio. Al finalizar exactamente, le pedí a la gente que se pusiera de pie en un gran círculo, si consideraban que se sentían capaces de
hacerlo. Todo el tiempo cantábamos la melodía, pues saben cómo funciona eso por los seminarios en
donde ya estuvieron. Después, les pedí que dejaran este campo de energía tribal y entraran al reino del
alma universal, donde desaparecen las polaridades.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Había varías personas pertenecientes a grupos que habían sido perseguidos y asesinados, durante la
época de los nazis. Algunos miembros del grupo eran descendientes de judíos, tenían alguna leve
discapacidad, eran gay, lesbianas o habían sido su objetivo por otras razones. Otros provenían de familias
de colaboradores o de nazis. Todo esto, combinado con el hecho de que todos juntos ya llevábamos
trabajando estrechamente durante cinco días y también habíamos construido juntos esa confianza, hizo
que fuera una experiencia particularmente intensa para muchos. Le pedí a la gente que me escribiera
acerca de su experiencia, de tal manera podría saber más sobre qué les había ocurrido, y cada una de las
cartas que llegó fue fascinante.
El ritual tenía una relación directa con la historia personal de algunos de los participantes mayores.
Cuando nos despedimos del grupo el día después de este trabajo colectivo, una de las participantes puso
una bandeja enorme con bombones en la habitación y pronunció un discurso breve, refiriéndose a las
palabras que usted dijo, a su propia vida, y cómo este ritual había sido para ella una especie de
renacimiento en el sistema, que la había excluido desde su nacimiento, y la había expulsado. Nos invitó a
todos que tornáramos un bombón, a medida que nos retirábamos, y que lo aceptaríamos como su
agradecimiento por este gran paso. Le dije: tomaré dos bombones, uno para mí y otro para usted, con la
idea de conservarlo y dárselo la próxima vez que nos encontráramos. Efectivamente, tomé los dos
bombones, pero debo confesar que comí los dos, el mío y el suyo, pero le compraré otro bombón.
Mis mejores deseos desde una Ámsterdam gris y fría,
Daan
Querido Dann:
Conmovido y con el sentimiento de realización de que algo mío, de que aquello que represento, que
llega a través de mi persona, haya servido para cumplir el rol sustentador.
En la antigüedad, las ofrendas, como agradecimiento, se quemaban en el templo y, en otro tiempo, el
sacerdote obtenía algo para comer. A veces, la familia completa come en conjunto una ofrenda, como el
cordero de Pascuas. En este caso, el sacerdote que asiste en el servicio se ha comido mi bombón y ya no
necesito comer otro.
¿Me permitirías leer alguna de las cartas que estás recibiendo?
Chayim
Querido Chayim:
Recibí más de 30 cartas de los participantes en el ritual Sin embargo, a pesar de que cada una tiene
diferentes detalles fascinantes, sólo describen algunos patrones básicos; una combinación de miedo,
resistencia y nostalgia en el grupo de representantes de las víctimas y, en ocasiones, el rechazo de volver
a Integrar el colectivo. En el grupo del colectivo germano parlante había sentimientos de tristeza, nostalgia,
aislamiento, vergüenza y culpa, pero también amor, fuerza y coraje. Algunos que estaban conectados
directamente a la energía perpetua, describen la superioridad, la crueldad y el odio, y si son capaces de
permanecer en ese espacio, describen finalmente la pena y el dolor. Te envío una selección de estas
cartas, con la seguridad de que puedas leer algo de las diferentes experiencias que tuvo (a gente. Tuyo,
Daan
Carta 1 - Representativa de una víctima
Elegí formar parte del grupo de judíos. ¿Tenía derecho? ¿Hicieren lo suficiente mis padres para
ayudarlos durante esos años difíciles? Antes de que comenzara la guerra, mi padre junto con cinco
colegas se habían dirigido al ministro de relaciones exteriores con una carta abierta que se publicó en un
periódico, para pedirle que permitiera entrar más judíos en los Países Bajos. Durante el último semestre de
la guerra, mi madre recibió en nuestro hogar a una madre judía con su hijo pequeño, además de la familia
holandesa con cuatro hijos, cuya casa había sido tomada por los alemanes. Mi madre pudo haber muerto
por esto, si alguien nos hubiera delatado. Lentamente, nos movimos hasta el semicírculo abierto. Esto me
recordaba a los judíos que, como anímales en una trampa, repentinamente se volvían. ¿Adónde iban?
Sentí que era el rabino anciano con una barba larga y, al mismo tiempo, una muchacha joven, desconfiada.
Yo estaba en la parte posterior del grupo y la gente al frente permaneció quieta por un momento, para
mirarnos a nosotros, los rezagados. Entonces reflexioné: "Llegamos aquí para una reunión y eso es lo que
haremos", les pedí permiso y miré a mí alrededor, buscando a alguien con quien pudiera hacer contacto. Vi
a mi compañera de habitación, mitad alemana, de pie con lágrimas en los ojos, quien llegó hasta mí.
Entonces, le dije: "No, esto debe venir de nosotros", Al principio, la toqué vacilante y después puse mi
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
cabeza sobre su hombro. Incluí a la mujer que estaba cerca de ella en el círculo, que se veía como
perdida. Los tres nos tomamos de las manos. Sentí como si fuéramos las vecinas que, a veces, piensan
que los demás son algo raros. El día después del ritual estaba muy cansada, ¿Qué sucede con la culpa de
los holandeses? ¿Es posible hacer un ritual de perdón? Algunas veces, recé el 'padre nuestro', pensando
en esto. Recién ahora entiendo, cuán difícil debe ser para los jóvenes alemanes.
Carta 2 - Representativa de una víctima
Sentí que era alguno de los ciudadanos alemanes que habían sido encarcelados en (os campos porque
se resistieron a las tendencias políticas que condujeron ai sistema inhumano del Tercer Reich. Al principio,
me sentí aparte de los demás en el grupo donde estuve. Sentía que los envidiaba un poco, porque
aparentemente pertenecían a un grupo bien definido, y me sentí feliz cuando llegó un hombre que se ubicó
a mi lado, ya que podía tomar de las manos a alguien. Comenzamos a movernos muy lentamente. Nos
mantuvimos cerca, a fin de mantener nuestra propia calidez; entonces, entre nosotros creció un tierno
sentimiento de pertenencia, motivo de nuestro destino compartido. En este sentimiento de pertenencia
pude incluir gradualmente a todas las demás personas que se movían con nosotros.
No sabía hacía dónde estábamos yendo. Tenía mucho miedo. No hubiera podido moverme, si hubiese
estado solo; podría haberme movido solamente hacia lo desconocido frente a mí, si lo hubiese podido
hacer encubierto, invisible, Aproximadamente a mitad de camino, crucé una especie de frontera e
inmediatamente me venció la pena y el dolor intenso por estar separado, y al mismo tiempo, todavía sentía
que pertenecía. Recién entonces comencé a tener la percepción ole hacia dónde era que nos dirigíamos.
En cierto momento noté que unificaban una parte de mi grupo con un grupo más grande, al que recibían
afectuosamente. Estaba atormentado entre el temor de ser excluido y ridiculizado por el grupo que me
estaba esperando y por el deseo de permitirme sentir que les pertenecía. Sabía que nosotros, un pequeño
grupo de tres, tenía que desaparecer lentamente en un campo más grande. En un punto determinado, el
hombre ya no se movió más y llegó un momento en que me impacienté. Mi anhelo de regresar con la
gente que estaba esperando en el círculo era muy profundo, pero luego comencé a sentir una enorme
gratitud hacia este hombre con quien había estado caminando ese largo camino, conectados con tanta
afinidad. Nunca hubiera podido caminar solo por ese sitio y entendí que es necesario contar con mucho
tiempo para regresar. Supe que nunca So dejaría solo. También supe que, aun cuando todavía no
pudiéramos regresar de lleno al círculo, allí teníamos un lugar esperándonos.
Al finalizar el ritual, cuando por último salimos de! campo tribal hacia el alma universal para entrar en un
círculo más extenso, sentí que todos habíamos encontrado un lugar en el círculo, cualquiera fuera el sitio
del que provenían originalmente. Salí del círculo con un profundo sentimiento de comunidad.
Carta 3 - Representativa de una víctima
Durante el ritual estaba sorprendentemente calmado y pude ser testigo del proceso de sanación, podía ver
a oíros representantes llorar amargamente, sin que yo desapareciera dentro de estas heridas profundas,
tan conocidas de la historia de mi propia familia. Podía verlos llorar y, al mismo, tiempo tenía fuerzas para
rogar. 'Existe una perspectiva para todos nosotros, juntos como víctimas y victimarios'. En realidad, una de
las mujeres que participaba en el ritual había nacido dentro de una familia nazi. En los primeros ejercicios,
había observado que ella rogaba realmente por ayuda y sanación, porque también tiene que afrontar
grandes problemas como mi familia, pero desde la visión del bando contrario. En el ritual, adquirió
inesperadamente la identidad de representante en el grupo de las víctimas, y durante nuestra lenta caminata, lloró muy desconsolada, como si hubiera estado siempre del lado de las víctimas o los judíos. Me
ayudó mucho observarlo, pues tenía la percepción de que 'ahora, realmente puede sentirlo´. Fue
importante que ella misma eligiera ese rol y para mí fue muy fuerte y muy especial; después me sentí muy
distendido y en el corazón tuve una sensación dramática de asombro.
Carta 4 - Representativa de una víctima
Ya no tenía para nada ganas de hacer otro trabajo, esperaba con interés ir al sauna y que finalizara el
día. Sentí vergüenza, enojo e ira. Fue la primera vez que estuve enojado con usted. Quería detener todo
por completo, no me importaba que sus canciones y el sonido del tambor fueran seductores, estaba
decidido a permanecer en mi silla, y me enojé cada vez más con usted y los judíos y quería que me dejara
tranquilo. Cuanto más hablaba de los judíos, todo se volvía más doloroso y, quizás como salida, comencé
a identificarme con los combatientes de la resistencia, comunistas y social demócratas, pero después
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
también los mencionó a ellos y además a los discapacitados, los gitanos, homosexuales y entonces se me
mezclaron todas las imágenes. Ya no pude, seguir más sentado en la silla, me puse de pie y me uní al
grupo de personas excluidas.
En el grupo, alguien tomó mi mano y, de inmediato, sentí que me convertía en un niño judío, separado
de sus padres, mientras entraba al campo de concentración, tomado de la mano de su hermana. Mi
resistencia restante se desmoronó precisamente cuando sentí su mano y escuché el sonido de su sollozo.
Nos contuvimos como si fuéramos los últimos seres vivos en el mundo. La última vez que lloré así, fue en
el momento que comprendí que mi esposa se había separado realmente de mí. No existen palabras para
expresar semejante emoción y al final, sólo hay dudas, desesperación y muerte.
A medida que nos movíamos lentamente hasta el gran círculo, todo tipo de imágenes se precipitaban
por mi cabeza y, por último, tuve la percepción de una doble identidad. Por una parte era un niño pequeño
de aproximadamente ocho años y por otra era un hombre adulto judío, aborrecible y agresivo que sólo
quería defenderse con todo lo que tenía, y matar a quienes lo perseguían. En mi fantasía, estrangulé a un
nazi hasta morir con mis propias manos. Estas dos identidades cambiaban en pocos segundos, las dos
eran horribles y era bueno estar sostenido físicamente por varias personas simultáneamente.
Aunque habíamos entrado en el círculo de los victimarios, no pude ponerme en contacto con ellos y
pensé; "No existe manera de que pueda reconciliarme con ellos y no quiero ir hacia ellos", pero podría
permitir que la mujer a quien sentía como si fuera mi hermana, por último tomara la mano de uno de ellos,
tal como hizo la mujer que estaba a mi otro lado. Sin embargo, no haría contacto visual ni tocaría a las
personas fuera del círculo. Lo tomé en consideración, pero no podía resignarme a soltar la mano de mi
hermana y regresar al medio del círculo, en donde habría la mayor distancia posible entre mi persona y los
victimarios, y por alguna razón, el contacto indirecto también se sentía bien; además era correcto que
mantuviera mi distancia. Sin embargo, "¡no lo voy a hacer tan fácil para usted! Ojo por ojo, diente por
diente, ¡tendrá que sufrir como sufrimos nosotros! Lo odio y lo odiaré siempre. Escupo la mano que me
extiende". Mi cabeza leía apresuradamente los pensamientos como éste; al mismo tiempo, mi hermana
trataba bien y les sostenía las manos a las personas que estaban en el círculo exterior. De esa manera,
podía circular algo entre mí y el círculo. Cuando finalmente estuvimos en un gran círculo todo fue bien,
pero aún debía separarme un poco, permaneciendo de pie un paso más adelante, pero todavía no quería
mirarlos a los ojos, ni tocarlos directamente.
Cuando se deshizo el círculo al finalizar el ritual, me sentí infinitamente cansado y vacío. Fue un
hermoso regalo cuando se acercó y me abrazó. Sentí que me habían visto y también que todos mis
sentimientos hacia los judíos, los victimarios y todos los demás en el círculo exterior y mi rechazo hacia
ellos fueron aceptados y comprendidos. En este abrazo me sentí reconciliado y, al separarnos, todo estaba
más iluminado para mí, y me redescubrí.
Carta 5 - Representante del colectivo germano parlante
Me sentía fuertemente conectado con la tierra y no podía quitar la mirada de piso, tenía la sensación de
que la tierra me tragaría. Un rato después, estaba mirando al grupo que venía lentamente en dirección
hacia nosotros y, de repente, comencé a sentirme realmente avergonzado, No podía quitarle mi mirada a
una mujer, ella era para mí la suma de todos los niños austríacos que murieron en los campos de
concentración, durante el régimen nazi. Me miraba con compasión y, lentamente, comenzarnos a
acercarnos. Teníamos un intenso contacto con el alma Luego estábamos de pie, frente a frente, y pude
darme cuenta cuan desamparada estaba. Me deshacía en esta esencia de todos los niños desaparecidos,
estaba tratando de sacarlos a relucir de la oscuridad y devolverlos a mi corazón. Mis lágrimas estaban
ablandando su capullo, pero tenía la sensación de que ella había llorado demasiado durante toda su vida y
que ya no le quedaban más lágrimas. Por medio de este llanto, pude sentir que se tendía un pequeño
puente por encima de este enorme y profundo cañón que estaba entre nosotros. Parecía que todas las
partes rechazadas y perdidas del alma surgían del mar profundo y oscuro del arrepentimiento, y nosotros
estábamos esperándolos en la playa para darles la bienvenida.
Carta 6 - Representante del colectivo germano parlante
Podía sentir el gran temor, La tristeza, la cautela y el escepticismo en el grupo abandonado. Creo que
en mi posición como parte del círculo anfitrión, tuve la posibilidad de invitar a quienes, hasta ahora, no
había podido invitar en mi vida y en mí corazón. De este modo, también fue un trabajo muy poderoso con
mi historia personal; sin embargo, para mí fue fácil mantener la perspectiva.
Según mi parecer, una mujer comenzó a acercarse más y más, muy lentamente, con mucho miedo y
agresividad en sus enormes ojos abiertos, gritando más que cantando. Me hacía acordar a un niño que
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
muerde, grita y da algunos golpes, pero muy en su interior anhela un abrazo grande y cálido... ¿Saben qué
quiero decir? Por eso, sólo canté para ella, manteniendo el contacto visual todo el tiempo y haciéndolo
muy dulcemente pero también vigorosamente, Nuestra canción unificada se tornó alegre. Sentí mucho
amor y comprensión por su situación y sus sentimientos, entonces canté cada letra como si fuera una
invitación, de tal manera que comenzó a acercarse más y más, hasta que tomó mi mano con mucho
cuidado y se integró a nuestro círculo. Fue como un sentimiento de desquite para estar completa.
Carta 7 - Representante del colectivo germano parlante
El trabajo del jueves por la noche, para mí ya había comenzado durante la tarde. Estaba en una
atmósfera agresiva contra usted, Daan. No podía explicarla y no sabía cómo manejarla. Al principio,
cuando usted hacía bromas, me divertía y reía muchísimo, pero después me exasperaba cada vez más,
porque aparentemente no quería hablar en serio. Entonces, primero me gustaba mucho la canción ´Adonai
´, hasta podía cantar la letra en hebreo con bastante facilidad, pero cuando nos pusimos a bailar en
círculos, me pareció interminable, ya no quería cantar más canciones judías. Me surgían pensamientos,
tales como "¿Tiene la necesidad de inventar tanto?", "¿Realmente cree que sólo las canciones judías son
sanado-ras?", etc. Hasta me disgustaba su sombrero pequeño. Era horrible, porque en realidad me
simpatizaba verdaderamente y apreciaba mucho su trabajo, y no sabía corno manejar estos sentimientos.
No podía entender de dónde provenían para abrumarme de semejante manera. Ahora, reflexionando creo
que, por alguna razón, esta energía de separación agresiva ya estaba en la habitación, horas antes de que
comenzáramos con el trabajo inesperado de esa noche.
Durante la guerra, yo representaba al pueblo suizo y fue muy doloroso para mí. Habían vuelto todas las
oraciones negativas acerca de los judíos que alguna vez había oído en mi familia. Por supuesto, nuestra
familia "oficialmente no tenía nada en contra de los judíos"... Sentí todo el dolor que habíamos causado,
como si lo hubiera causado yo misma, a pesar de que durante la guerra tenía menos de seis años.
Entonces, cuando regresó el grupo de los excluidos, tenía miedo de que no confiaran en nosotros y
tampoco se atrevieran a relacionarse de nuevo. Estaba muy conmovida cuando por fin lo hicieron lenta y
pausadamente; entonces, lloré, lloré mucho por dentro y por fuera. Cuando se integraron a nuestro círculo,
de acuerdo con nosotros, fue un momento muy conmovedor y también reconfortante, pero aún así muy
doloroso.
Carta 8 - Representante del colectivo germano parlante
Justo antes del ritual, mientras cantaba la canción hebrea en los dos círculos, me puse a reír y reír, no
podía parar, parecía una especie de ataque de histeria. Luego, elegí representar a la gente que había
perdido una parte de su alma y estaba de pie, tomada de la mano con otros alemanes o germano
parlantes, esperando por quienes podrían regresar a nosotros. Cuando vi a ese grupo humano,
moviéndose en nuestra dirección, sentí pánico y ansiedad. Mi reacción fue tomar de las manos a mis
vecinos, a derecha e izquierda, con mucha fuerza, para asegurarme que no estaría sola. Estaba preparada
para asumir mi responsabilidad, pero una mujer lloraba tan fuerte y desconsolada, que simplemente no
pude tolerarla. No quería que se me acercara, era demasiado, y sentí cierta provocación, en mi mente
había palabras, tales como: "Es histérica..." Durante esta parte del trabajo, no fui capaz de cantar la
canción. Una de las mujeres elegidas se fue acercando a mí con pena, amor y sabiduría verdadera en sus
ojos; luego se acercó muy lento y en silencio con ademanes sumamente refinados, primero un toque muy
leve de sus dedos y después, de pie, frente a mí, sin hacer contacto directo ni emitir sonido. Sólo hablaban
sus ojos. Mi provocación ya había desaparecido y sentía un deseo muy fuerte de cantar la canción en
hebreo, junto con ella. Comenzamos, tratando de cantarla juntas, primero parecía que fuéramos dos
cuervos dando gritos estridentes, pero al seguir cantando juntas encontramos el sonido de una manera
muy refinada. Fue como afinar un instrumento. Sin la canción, estaba muda y petrificada. La canción
tendió un puente, la posibilidad de hablar y lograr una especie de relajación. Cuando la mujer fue la patria
en nuestro círculo, noté que mis músculos estaban muy tensos; primero los de alrededor de mi cuello y
también los más profundos en mi espalda, alrededor de la columna vertebral. A/le sentía como si hubiera
estado haciendo un trabajo físico muy duro.
Carta 9 - Representante del colectivo germano parlante
A lo largo de toda la semana, había anotado algo de cada uno de los trabajos que hicimos, excepto de
este ritual en particular. Sólo había anotado la cita del profesor Dasberg y, a continuación, había una
página en blanco. Me había propuesto dejaría así, pero después me di cuenta de que exactamente esto
hacen los alemanes, lo mismo que todavía sigue haciendo ahora mi propia familia alemana. Una página en
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
blanco, un hueco en su historia, un agujero en su alma. En el ritual formé parte de la grandiosa alma
alemana, esperando en el enorme semicírculo. Los desaparecidos comenzaron a moverse tentativamente
hacia delante y sentí que me corrían escalofríos por toda la columna vertebral y el cuerpo completo. Fue
como ver una vieja película, algo familiar, y mí tristeza aumentaba, cada vez más. Una de las personas
desaparecidas estaba frente a mí, quería tocarla, pero no me permitían. Una gran tristeza surgió de la
profundidad. Pasó un largo rato antes de que me tocara. Mientras esta persona desaparecida seguía
caminando, mi tristeza crecía todo el tiempo; después regresó y me reconfortó. ¿Quiénes fueron los
verdaderos desaparecidos cuando estaba sintiendo esta tristeza tan profunda?
Carta 10 - Representante del colectivo germano parlante
Al llegar la hora de ponerme en marcha, quedaba claro que debía estar con el alma tribal germana que
había perdido una de sus partes durante el tercer Reich.
De pie, donde carecía de sentimientos para compartir con los otros, y sólo tenía pensamientos, tales
como: "Nosotros, las personas con alma alemana tenemos, en realidad, un aspecto más enérgico y
saludable. Somos muy bellos. Podemos hacerlo". Pero, observando a las personas que habíamos
desaparecido, mi percepción fue que, en realidad, ellos eran débiles, enfermos e impotentes. Me parecían
muy extraños y, para mí, no eran normales. Aun cuando estaba impactado por semejantes pensamientos;
no encontraba la manera de cambiarlos, mi corazón estaba precisamente cerrado.
A medida que la gente comenzó a caminar, me sorprendió e impresionó demasiado que hubieran tenido
el coraje de moverse en dirección a nosotros. Cuando las primeras personas comenzaron a llorar y a
tomar contacto, mi deseo crecía gradual y lentamente para que uno de ellos se pusiera en contacto
conmigo. Me sentí muy liberado cuando se acercó un hombre para tomar contacto con mi vecino y,
después de un rato, también me tomó de la mano para que ingresara al círculo. Un rato más tarde, llegó
una mujer a quien rodee con mis brazos y la mantuve abrazada por un largo rato. Mi corazón se fue
abriendo más y más al abrazarla y consolarla. Me pareció eterno, hasta que me tomó de la mano y
también formó parte del círculo.
Allí, de pie, advertí repentinamente que eso que estaba ocurriendo, era real; que estaba ocurriendo en
el pasado y que todavía sigue ocurriendo actualmente. Ya no era más un ejercicio, durante el seminario.
He participado en muchas constelaciones y rituales, pero es difícil describir con palabras, cuánto me
conmovió esta realización. Allí, de pie, en el círculo que por entonces ya tenía participantes mezclados,
tomados de las manos; repentinamente, estallé con una explosión de lágrimas y dolor. Fue como si
brotaran de mí las lágrimas y el sufrimiento de millares de personas. Fue como fundirme y caer en una
oscuridad sombría e infinita. Fue algo extremadamente fuerte y aterrador. Tenía la sensación de que sólo
podía controlarme y permanecer allí porque ya no estaba más en el nivel personal. Dos personas llegaron
para sujetar todo mi cuerpo, desde el frente y el fondo; me sostenían de los cuatro costados: dos personas
del círculo me sostenían de las manos y las otras sostenían mi cuerpo. Fue tan sanador sentirlos que pude
volver lenta, pero muy lentamente a un lugar silencioso y pacífico. Después de mucho tiempo regresé y
pude ver que todos estábamos juntos en un círculo. Me pude sentir completo, para mí ya no existían más
diferencias entre la gente perteneciente a los dos grupos, todos formaban parte del círculo.
Carta 11 - Representante del colectivo germano parlante
Una parte muy importante de lo ocurrido fue el estado de ánimo que tenía antes de que me sugirieran
participar en la constelación. A/le sentía muy relajada, tenía un sentimiento muy cercano hacia la gente,
me sentía conectada con los espíritus, el grupo, conmigo y muy conectada con mi cuerpo, sin
necesidades. Cuando me sugirieron que hiciera algo para devolver la parte perdida del alma tribal, no
hubo resistencia. Simplemente, me levanté y sin pensarlo demasiado fui hasta el círculo que le daría de
nuevo la bienvenida a mi parte perdida. Tan pronto como estuve en ese lugar, todo cambió rigurosamente.
Al observar a la gente que estaba en el grupo frente a nosotros; de repente, me sentí muy agresiva. Tuve
pensamientos, tales como: "No quiero verlos, los odio, no tienen nada que ver conmigo, mejor me vuelvo a
sentar". Me puse furiosa con usted. Luego, se acercaron lentamente, pero mi pugna entre tener que
mirarlos y la tentación de salir corriendo de la habitación, fue muy fuerte. Los ancestros detrás de mí, me
ayudaron a quedarme. Creo que puede quedarme en mi lugar, solamente por todo el trabajo que
habíamos hecho en el grupo, durante los días anteriores al ritual. En determinado momento, tuve la idea
de que hubiera podido matar a las víctimas, a todas ellas, si sólo hubieran dado un paso más hacia mí.
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Sentí que si ellos se acercaban más, mi dolor se tornaría intolerable. Luego, hubo un momento crucial, y
explotó todo mi dolor. Comencé a llorar y pude ver a cada uno de ellos, individualmente, vi cómo se
ayudaban entre sí, y me sentí muy, pero muy sola, completamente sola. Durante todo este tiempo no
había tenido ninguna conexión con la gente a mi lado, ni siquiera me daba cuenta que estaban allí. No me
acuerdo si nos tomamos o no de las manos, no me acuerdo si usted estaba cantando o no. Permanecía
fija en las víctimas, me aferraba intensamente a la esperanza de que una de ellas viniera hacia mí, pero no
sabía si deseaba recibirla en mis brazos o si, en realidad, quería que me contuviera. Finalmente, sentí un
gran alivio cuando nos contuvimos y, aunque todavía no me sintiera conectada con los otros victimarios,
sentí que en ningún lugar me aceptaban. Fue una experiencia muy intensa.
Carta 12 - Represéntate del colectivo germano parlante
Mi padre fue sometido a trabajos forzados en un campo de concentración en Alemania oriental y
cuando regresó a casa después de su liberación, nadie podía darle la bienvenida ni ayudarlo a abordar
este tema. Mi abuela había fallecido y, de alguna manera, yo había tomado el lugar de la madre de mí
padre, tratando de cuidarlo y de prestarle atención a sus necesidades. Durante el ritual sentí cuán difícil
era darle la bienvenida a las personas que representaban la parte del alma perdida. Sólo podía sentir esta
gran indignación, los sentimientos de la criatura que entonces era, y sentía que me habían llamado para
realizar una tarea demasiado importante para mí, y que realmente era demasiado importante para mí,
cuando era pequeña. Creo que debo dejar ir a las víctimas, pero no es una tarea fácil y todavía me llevará
bastante tiempo. Después del ritual me quebré y lloré desconsoladamente durante un largo rato. Cuando
regresé a casa después del seminario, tenía una fiebre muy alta que persistió durante cinco días. Pero
cuando la fiebre desapareció, sentí que había desaparecido en gran parte el dolor crónico de mis huesos y
músculos.
Querido Daan:
Me afectó que algunas personas vincularan el ritual con un episodio privado, un acontecimiento triste de
su vida al que se le da el toque de autenticidad relacionándolo con un trauma nacional o viceversa, A
través de un pasado en común, reingresan al campo personal y lo completan aún mejor.
Todos conocen las chozas de los indios empapadas de sudor, en donde los hombres se reúnen por
algunos días con los guerreros que han regresado, en este caso de Vietnam, y en las que los asesinos se
reintegran a su tribu mediante el ritual En aquel momento, los asesinos alemanes nunca se reintegraron a
su propia tribu. Los asesinos pertenecientes a los vencedores al menos hacían desfiles y, de alguna
manera, se retractaron. Quizás los alemanes deberían encontrarse con los alemanes. Probablemente,
primero deberíamos dejar de lado a los pobres judíos. De todos modos, nuestra labor en la historia
alemana, ya se ha acabado.
Muchos alemanes perdieron sus almas, uniéndose a las fuerzas del mal de toda clase y perdiendo la
guerra por su patria. Además, los alemanes deberían retractarse, en primer lugar, y desagraviarlos por no
ganar la guerra o haber sido asesinos. Los alemanes ¿pueden perdonar a los diferentes grupos que
participaron entre ellos, tales como los perdedores y los otrora infrahumanos, quienes todavía hoy son
parias? Los propios alemanes, ¿pueden retractarse? y ¿cuál es nuestra preocupación como judíos,
gitanos, gays, etc.?
Otro aspecto es que los expulsados están lastimados, pero quizás deberían tratar de ver también si
pueden recibir nuevamente a los alemanes, polacos, etc., en sus almas, porque no sólo fueron los nazis y
sus cómplices quienes perdieron parte de su alma.
Las diferentes almas tribales han sido damnificadas, ¿quiénes van a ser los que perdonan y los
perdonados? ¿Quién recibe a quién nuevamente en su alma?
¿No ha predeterminado el juego, dividiendo y atribuyendo los roles demasiado prematuramente? Sólo
se trata de una pregunta, de ninguna manera una crítica.
Chayim
Querida Chayim
Sí, de hecho, limité la constelación estructurándola y determinando las dos posiciones. Si esto que he
establecido en particular fue lo correcto, nadie lo sabe, pero quise usar la única imagen que sentí sería
necesaria en el grupo en ese momento; la parte perdida propia del alma germana, a través de la pérdida
de las personas que fueron sus víctimas. Fue muy interesante ver que alguno de los representantes de las
víctimas hizo uno de los movimientos que usted describió, evocando el pasado de los otros en su corazón
y alma.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Sus palabras aluden a preguntas que me había estado formulando, desde hace ya algún tiempo ¿Qué
es exactamente necesario volver a integrar en el campo del alma colectiva germana? Desde hace uno o
dos años, el colectivo alemán ha comenzado a expresar su dolor más abiertamente; por ejemplo, el
trauma de los bombardeos en Dresden ha logrado un lugar más importante en la conciencia pública y a las
manifestaciones de pérdida, ira y pesar se les ha estado dando lugar. Ahora también se describen más
abiertamente los horrores ocurridos, cuando los ´libertadores' soviéticos entraron marchando en los
territorios alemanes, algo que antes hubiera sido imposible hacerlo de esta manera. El sentimiento de
culpa era demasiado grande y no hubiera podido coexistir realmente con el dolor de la gran cantidad de
víctimas alemanas, De esta manera, algo se iba integrando en el reino de las víctimas y el sufrimiento,
pero el trabajo no está completo, sólo es uno de los aspectos.
Sin embargo, no creo que se haya mucho en forma masiva, en cuanto a la integración verdadera de los
nazis. Ahora, hablo de la cultura sin restricciones, pero no de muchas personas a quienes he conocido y
están haciendo este trabajo valeroso de enfrentar la energía de los represores, en aquellos tiempos.
Algunos nazis fueron apresados después de la guerra, pero sólo algunos fueron condenados a la pena de
muerte. La mayoría volvió a tomar simplemente su lugar en la sociedad. El proceso de desnazificación
¿fue tan efectivo como el ritual en las chozas empapadas de sudor, en la cultura de los indígenas
norteamericanos? Probablemente, no. Recuperar un lugar en la sociedad no es lo mismo que cuidar de su
alma e integrarse al pasado. Todavía, algo ha quedado inconcluso. Acaso ¿esto no es verdad para todas
las culturas que tratan de seguir adelante, después de un pasado lleno de horror? Quizás, nos
asombráramos de la cantidad de intentos para considerar este tema que han existido en toda Alemania. El
gobierno germano, el primero de RFA, con frecuencia ha demostrado una verdadera actitud responsable
en estas materias y no ha huido asustado por abordar el pasado. En gran medida, la propia raíz del trabajo
todavía ha quedado inconclusa. Quizás sea algo imposible.
Esta es una de las preguntas que usted formuló y que gradualmente se ha estado formando en mi
mente: ¿Qué deberían hacer solamente los alemanes con referencia al Tercer Reich y qué se podría hacer
en los grupos mixtos? ¿Pueden o deberían estar presentes los no germanos, cuando se hagan los intentos
para integrar al sistema la realidad del pasado violento de los nazis? Es una cuestión tribal, algo poderoso
y muy difícil; por supuesto, además no sólo es Alemania la que está enfrentando este desafío. En los
Países Bajos, tenemos nuestros propios homicidas y asesinos, cuyas acciones todavía no han sido
reconocidas por el colectivo. Hemos tenido los traficantes de esclavos durante los siglos XVII y XVIII,
hemos estado colonizando regiones completas del mundo, utilizando con frecuencia la violencia
despiadada. Los propietarios de las plantaciones en Surinam tuvieron la reputación de ser los más crueles
de toda la región del Caribe. Hace algunos años, en el 2002, se erigió en Amsterdam un monumento, el
primero de todos en su género, para recordar la esclavitud. La inauguración fue un desastre, había un
público con invitados selectos, en su mayoría de raza blanca, mientras que al grupo más numeroso de
raza negra; de hecho, descendientes de los esclavos, se los mantuvo a raya, separados por un vallado.
Estaban furiosos y se produjo un disturbio porque sentían que habían sido separados del monumento.
Esto ilustraba el hecho de que nosotros, en tos Países Bajos, recién ahora hemos comenzado a
considerar esos tiempos y que el gobierno todavía no tiene la sensibilidad para hacerlo apropiadamente.
Pero qué sucedería, si por alguna razón, comenzáramos el trabajo de encarar nuestro pasado, en
forma colectiva. ¿Sería apropiado que personas pertenecientes a otras culturas vinieran a ayudarnos con
esto? Quizás sí y que, por el momento, nos ayudaran a ponernos en marcha. Un extraño puede introducir
neutralidad, puede abrir las puertas que permanecían cerradas. Pero el verdadero trabajo que debiéramos
hacer solos, en determinado caso con grupos de blancos y negros, junto con asiáticos, en algún caso
precisamente en nuestros propios grupos.
Debo formularme la misma pregunta, referente al legado del Tercer Reich en Alemania. ¿Se considera
adecuado que yo, como ciudadano holandés y judío, ayude a la gente a enfrentarse con sus abuelos
nazis? Es necesario que una parte del trabajo la hagamos juntos. Pero hay otra parte que necesitamos
hacerla por separado. Siento que estoy explorando el margen, en este preciso momento en mi trabajo,
tratando de definir por dónde puedo andar y a dónde debería retroceder.
Tiempo atrás estuve liderando un grupo en Frankfurt donde más de la mitad de la gente presente que
me solicitaba un trabajo individual, hablaba de sentimientos generales de culpa, con frecuencia sin una
razón directa, conocida o susceptible de ser descubierta.
Considerando que se trataba de un tema en común, tuve la idea de tratarlo en un ritual compartido y
dividí la habitación en tres partes, tres zonas situadas una al lado de la otra. La zona sobre el lado derecho
era la zona de los victimarios, los nazis, simplemente "los culpables" en el campo germano colectivo.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Entonces, tomamos algunas piedras del jardín, simbolizando a las víctimas que ellos produjeron y las
colocamos en esta zona. La zona del lado izquierdo de la habitación era el lugar para las cualidades del
alma que se perdieron a través de la culpabilidad. Le di unos ejemplos al grupo tales como cuántos
soldados sienten la pérdida de su alma después de matar a alguien por primera vez, corno si algo en ellos
los abandonara o muriera en ese momento. Les expliqué que si uno entra en ese tiempo no lineal, todavía
es posible tomar contacto con esas cualidades. La zona del centro era el lugar para la posición del testigo,
desde donde podían ver tanto a los miembros culpables de la comunidad de un lado, y como las cosas
que se habían perdido de! otro lado.
Usando la figura de la rueda de las almas, la zona central era el lugar del alma universal, en donde todo
se advierte sin emitir juicio, en donde todo es pacífico e integrado. Las zonas exteriores eran las diferentes
regiones del alma tribal, difíciles de acceder en la cultura germana actual; lo de los nazis que ha sido
reprimido, las cualidades del alma que en parte.
LUGAR EN DONDE SE RECUPERAN
LAS CUALIDADES DEL ALMA
(PERDIDAS A CUSA DE LA CULPA)
LUGAR
DEL
TESTIGO
LUGAR DE QUIENES
FUERON VERDADERAMENTE
CULPABLES
Les pedí a las personas que entraran en estos lugares, como si estuvieran ingresando a una
constelación, de manera tal que pudieran experimentar la posición de los culpables, y también
representaban realmente las cualidades perdidas, sintiéndolas en sus propios cuerpos. El objetivo de este
ritual fue ofrecerle a las personas una oportunidad de reconocer cuál es el verdadero lugar para la culpa
indefinida, que estaba interfiriendo con sus vidas. Quería que pudieran ubicar en dónde se originan, en
general, los sentimientos de culpa colectivos, para ofrecerles una experiencia concreta al res-pecio, de
modo tal que esto pudiera quedar fijo donde verdaderamente pertenece; porque, una vez aclarado el tema,
uno puede comenzar a separarse de él. El ritual que opera sobre la separación, se puede realizar entrando
en el campo del testigo. En la zona de las cualidades de! alma perdida que ya no eran recuperables para
quienes eran realmente culpables, los participantes podían comprender que ellos no eran culpables de los
actos de sus antepasados y así abiertos, absorbían conscientemente algo bueno y saludable.
Noté que muy pocas personas representaron a un victimario. Los presentes ingresaron un rato en la
zona de los culpables pero la mayoría de ellos se relacionó de una manera protectora y melancólica con
las piedras que allí representaban a las víctimas: mediante una actitud que los representantes de los nazis
no adoptarían generalmente con facilidad. Por lo general, carecen de todo sentimiento de empatía, sólo
son duros e indiferentes. Parecía que en Frankfurt tratando de trabajar con la culpa incorpórea, la mayoría
de la gente no fue capaz de asumir el rol del perpetrador, incluso durante un instante, para tener una
experiencia concreta del lugar donde procedía la culpa. Hubiera sido demasiado riesgoso.
En su valioso ensayo "¡Culpable!" Pensamientos relacionados con mi pasado' 7 de Gunnar von
Schlippe, quien era un joven soldado del este durante la época de los nazis, acepta tanto la culpa personal
como colectiva. En su investigación honesta y concienzuda, en forma de cartas a su hijo, describe cuan
penoso es hacerlo, tanto para sí mismo como para los demás: "En una sociedad que no admite la
existencia de la culpa, quienes en realidad la admiten, ponen en peligro su vida irremediablemente,
además de significarles el ostracismo, la muerte". Sin duda, mi intento de facilitar la realización del ritual
para darle lugar al sentimiento generalizado de la culpa. El grupo debía evitar la confrontación, entonces
como solución creó un rol extra que no había formado parte de mis instrucciones; el rol del 'sentimiento de
afecto por las víctimas'. De esta manera, en el ritual había realmente un movimiento fuera de los
victimarlos concretos y de su culpa no reconocida. Hasta donde pude interpretar, esto sugiere que todavía
se excluye a los nazis y que aún no hay lugar para ellos; de ahí, este síntoma colectivo y todas esas
manifestaciones indefinidas de culpabilidad. Si la culpa no tiene un lugar verdadero, simplemente
comenzará a circular. Si la persona no puede completar el hecho de que su amado abuelo fue un asesino,
tenernos que preguntamos ¿a dónde se fue la culpa?
La pregunta es, una vez más ¿soy yo u otros fuera de la cultura germana, quienes facilitaremos esta
integración de la culpa?, y ¿somos nosotros en los Países Bajos quienes necesitaremos a los alemanes,
estadounidenses y ghaneses, cuando comencemos a juzgar el legado de la esclavitud?
En el ritual que les describí precedentemente, realizado en Suiza, el enfoque fue diferente. Allí, no les
pedí a los participantes que representaran a los nazis; en cambio, les sugerí que simbolizaran el campo
completo del colectivo germano parlante. En ese campo, los perpetradores nazis podrían aparecer o no;
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pero, en realidad, la energía del victimario superior y frío se manifestó evidentemente en algunos
representantes que estaban esperando que regresaran las víctimas y, de hecho, esa energía especial
todavía flotaba en la habitación, desconocida, como una bruma peculiar en las horas previas al comienzo
de la constelación. La sentí y tuve la necesidad de responderle. Algunas personas mencionan en sus
cartas la irritación que habían comenzado a sentir, durante la tarde, ante cualquier manifestación de
naturaleza judía. La canción hebrea provocó, evidentemente, una respuesta en el campo.
La rabia que sintió mucha gente fue una defensa contra las manifestaciones dolorosas que habían
comenzado a aflorar, sensaciones conectadas al dolor profundo y la culpa, que se volvieron evidentes
cuando esa gente tuvo el coraje de quedarse en ese lugar tan incómodo. Es el proceso de deshielo,
después de una escarcha intensa y prolongada, y evidentemente es muy doloroso. Algunas personas
tuvieron que emplear todas sus fuerzas para tolerarlo y esperar que se ablandara el hielo. Probablemente
fuera posible en Suiza porque ya habíamos estado juntos durante cinco días y era un grupo abierto
solamente para la gente que había estado participando antes en mis grupos, al menos una vez; en
cambio, en Frankfurt, la gente apenas si se conocía.
A propósito, las palabras perdón, reconciliación, etc., parecen cada vez más fuera de lugar, en el
contexto de estos enormes campos colectivos. Me gusta más la palabra hebrea 'hashlama', porque
significa ambos reconciliación y, sobre todo, conclusión. Si hay algo que estamos tratando de encontrar
todos juntos, en este tipo de trabajo, es la manera de llegar a la consumación de algo inconcluso.
Daan
7 E¡ silencio colectivo - identidad germana y el Legado del deshonor, editado por Barbara Heimannsberg y Christoph ¡. Schmidt
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Suplicas por las piedras rotas
Los dos últimos meses, rara vez he estado en casa sólo por algunos días más que en una excursión en
bote de remos. Una serie de seminarios, conferencias, retiros y visitas a mis amigos extranjeros me
mantuvieron en el camino; además, estuve más tiempo en los aviones que en mi bicicleta durante muchas
semanas. Esta es una situación fuera de lo común para alguien de Amsterdam, ¡la ciudad de las bicicletas!
Hoy llegué a Praga que será mi última parada en esta serie de viajes. ¿No hay un dicho que señala que
los últimos ápices de un proyecto son los más pesados y demandan más energía? Al arribar, no puedo
imaginar cómo pasaré los días aquí.
Me dieron una habitación en el hotel de la universidad, que también es el lugar de la conferencia, donde
tendrá lugar mi disertación. Camino por largos tramos de pasillos cargando mi valija, doy vueltas
imprevistas, circulo por unos patios, hasta debo atravesar una especie de cuarto de huéspedes, ¿qué
clase de edificio es este? Por último, me las ingenio para ubicar el número de mi habitación; puede abrir la
puerta pero no quiere volver a cerrarse. Pedí una habitación para no fumadores, pero hay un fuerte olor
rancio a humo de cigarrillo. A través de la ventana veo como cae la lluvia pero acá está oscuro, muy
oscuro. El hecho de que la habitación sea larga y angosta no mejora las cosas. Un chocolate de
bienvenida está esperando por mí sobre la almohada de mi cama, lo pruebo y lo como, pero no logra
levantarme el ánimo. Creo que sería mejor que lo encare directamente, no funcionará, aquí sólo me sentiré
perdido y solo. Arrastrando mi valija por donde llegué, salí. Después de viajar durante unas semanas,
sabiendo que llegaría a casa sólo en algunos días, ya no quiero soportar más las incomodidades de la vida
en la ruta. Deseo el previsible y espacioso anonimato que ofrecen los grandes hoteles internacionales;
quiero mi propio baño, un televisor, una verdadera habitación para no fumadores. Voy caminando hasta el
hotel Golden Tulip, que está sólo una cuadra más adelante, y allí reservo aliviado la mejor habitación.
Jan Bily, el organizador de la conferencia para el trabajo sistémico ya me había pedido que fuera a
Praga hace algunos años y, finalmente, ocurrió. Durante la conferencia, haré una presentación de tres
horas, seguida por el seminario de un día. Tendré tiempo para visitar los campos de concentración
gemelos de Terezin y Litornerice, que están ubicados a una hora de Praga. En Europa Occidental, se los
conoce más por sus nombres en alemán Theresienstad y Leitmeritz. Además, hay una cosa más que me
atrajo hasta Praga, quiero visitar la famosa sinagoga antigua, donde según dice la leyenda, se escondió el
robot (Golem: hombre artificialmente creado por ritos cabalísticos).
La historia del Golem se cuenta de diversas formas. La figura central es una figura histórica conocida.
El Golem es una figura de hombre hecha con arcilla, creada por el rabino Löw, quien había nacido a
principios del siglo XV, durante una de las épocas cuando los judíos eran amenazados por los pogroms. El
hombre de arcilla cobró vida, después que le pusieron en la boca un trozo de pergamino con la fórmula
mágica. El Golem no podía hablar ni pensar por sí mismo y era sumamente fuerte, fue creado para
proteger a los judíos del ghetto y sólo recibía órdenes del rabino. Ya que el Golem no podía pensar
críticamente, solamente un hombre sabio le podía dar instrucciones, y aun así podía producir desastres.
Existen varios finales de la leyenda, pero en la mayoría, el Golem se queda sin vida después de algunos
episodios desastrosos, porque le sacan el pergamino de la boca. El cuerpo de arcilla está escondido en
alguna parte del desván de la sinagoga del rabino Löw, para volver a despertarlo cuando sea necesario. La
versión más popular cuenta que el lugar en donde está escondido el Golem, nunca se ha encontrado. En
otra versión, el Golem no acepta que lo pongan a dormir y se torna indiscriminadamente violento. Como
quiera que sea, no se lo puede detener y huye. En esta versión, nos dejan con una fuerza destructiva
hecha por el hombre, eternamente fuera de control, corriendo imperioso por el mundo.
En mi habitación de lujo puedo descansar. Mi investigación sobre el Golem, todavía puede esperar
algunos días. Durante la primera tarde, sólo desempaco mi valija y tomo un baño muy largo. Mi energía
regresa y comienzo a esperar con interés las aventuras que me esperan en la República Checa.
A la mañana siguiente, hago mi presentación en la conferencia, en la que hablo acerca de los vínculos
entre el chamanismo y las constelaciones, conexiones entre los sueños y los ancestros. Canto canciones,
cuento algunas historias y hacemos algunas constelaciones. Es una buena mañana. Luego, mientras
arreglo mis cosas, para regresar al hotel le pregunto a mi traductora, Andrea, si tiene planes para la tarde.
Cuando me contesta que está libre, me sorprendo preguntándole si tiene ganas de venir conmigo a Terezin
y así, poco después de una hora, dejamos Praga juntos en un taxi donde Andrea me cuenta que hacía
justo dos años se había enterado de que su abuelo era nazi y que la esposa, su abuela, era judía. La
abuela había cortado todas las conexiones con su familia, se había cambiado el nombre y los colegas
nazis de su marido no tenían idea de que ella era judía. Actualmente, nadie sabe su nombre verdadero ni
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
cuál es su origen; además, ella nunca habló con los hijos sobre sus parientes, ni de qué había sucedido
con ellos, durante los años de la guerra. Después de la guerra, el abuelo había pasado muchos años en
los campos de prisioneros en Rusia y, finalmente, cuando regresó a su casa, sus hijos ya no lo
reconocieron. Cuando hace poco le contaron a Andrea estas historias, pudo entender finalmente las
conexiones que ella había sentido siempre con el judaísmo y su titubeo ante la posibilidad de visitar algún
otrora campo de concentración. Pero, apenas le pedí que viniera conmigo, en un impulso, sólo le tomó un
segundo percibir que era el momento correcto para hacer finalmente lo que sabía, tendría que hacer algún
día. Y, ahora, estamos en camino.
Terezin es un lugar que desorienta, fue construido en el siglo dieciocho como un poblado castrense, una
fortaleza enorme» pero se ha demolido una parte de las paredes de la ciudad original Estamos tratando de
encontrar el camino hacia el otrora ghetto, desorientados por tas numerosas señales de las direcciones,
pero recién después de un rato entendemos que estuvimos caminando en círculos, a su alrededor, por un
rato. Theresienstadt está deshabitada de nuevo y, otra vez, tiene el aspecto que debe haber tenido en los
años anteriores a la guerra. Nuevamente, es una ciudad pequeña normal. Quizás, casi normal
Honestamente, para nada normal ¿Cómo se puede responder a esto sin sorprenderse? Varias casas y
edificios antiguos, ahora son memoriales y museos, pero relativamente pocos. Un lugar me impresiona
como algo particularmente extraño, es un edificio donde las SS guardaban las cenizas de muchos millares
de personas que murieron y fueron cremadas aquí. Las habitaciones están limpias, vacías e iluminadas
convenientemente con lámparas sofisticadas. Parece una galería de arte exclusiva. En una zona que está
separada con sogas, vemos estantes de madera ubicados con sumo cuidado y, sobre ellos, pilas de cajas
de cartón bien ordenadas. ¿Arte conceptual? No, las cajas están llenas de cenizas. Algunas piedras
pequeñas están aplicadas sobre el piso, justo debajo de la soga. Me conmueve ver estos guijarros en ese
sitio. Es el único toque personal en este memorial diseñado con tanto cuidado, le explico a Andrea que es
una costumbre judía dejar una piedra cuando se visita una tumba. Aunque, después de leer alguna
información disponible, me doy cuenta de que he sido engañado. Los nazis desecharon las cenizas en
sepulturas colectivas y en el río, aquí no habían dejado cenizas. Los estantes de madera son nuevos, las
cajas son copias del tipo de caja que usaban los nazis. ¡Ahora, sorprendentemente es aún más extraño!, y
me pregunto qué contendrán las cajas. ¿Cenizas falsas? Desconcertados, nos marchamos. Andrea me
hace notar el 'café-bar del Memorial'. Nos reímos con un dejo de falsedad, aquí todo es demasiado extraño
para nosotros y decidimos irnos. Justo transponiendo las paredes de Terezin, se escucha una música muy
fuerte, proveniente de una de las casas. La voz de Gloria Gaynor nos acompaña, a medida que salimos
del otrora campo, y nos despedimos con la aclamación de un adiós optimista: "¡Sobreviviré!".
Efectivamente, Gloria.
Leitmeritz es sólo un campo diminuto, parecido a uno de los tantos que había por toda Alemania y en
los demás países ocupados por los nazis, donde estaban prisioneros los trabajadores de diferentes
nacionalidades, judíos y no judíos, hombres y mujeres, a quienes intentaban eliminar, a través de su
'destrucción mediante el trabajo', que lograron con centenares de ellos. Ya ha avanzado la tarde y somos
los únicos visitantes. Este campo había sido una prisión desde muchas décadas antes de que estallara la
segunda guerra y, después de la guerra se usó nuevamente como una prisión para los nazis y otros
alemanes arrestados en los territorios checos. En el momento que hacemos la visita, está completamente
vacío. Atravesamos las calles y los patios abandonados. Todas las puertas de las barracas están
completamente abiertas; en los edificios vemos esa especie conocida de literas-camas. Nos está
esperando una pequeña muestra con los ojos oscuros de los prisioneros que nos están mirando desde las
fotografías. Afuera reina la paz, brilla el sol, los árboles florecen, los pájaros cantan; una tranquilidad
silenciosa. Todas las puertas que alguna vez estuvieron cerradas, están abiertas, y ahora se puede ir por
todas partes, donde uno quiera. Hoy, el pasado pleno de dolor se percibe lejano. De pie, tranquilo en uno
de los patios internos, la quietud se intensifica durante un momento a mí alrededor y aun cuando no siento
la presencia directa de la muerte, puedo sentir que el vacío no está verdaderamente vacío. Sin embargo,
durante esta visita de sólo algunas horas, no he podido disminuir la velocidad lo suficiente, como para
escuchar las voces del silencio y tampoco puedo responderles a esas voces que están rezando sus
oraciones en este momento. El conductor del taxi nos está esperando, sólo soy un turista y, en realidad,
me siento como tal. Una vez más atravieso la sala donde está la muestra con palabras e imágenes, restos
de aquello que fue. La foto de los prisioneros moribundos, durante la liberación del campo, resulta familiar.
Debo haber visto cientos de fotos como estas, pero, en la actualidad, hay cierta indiferencia en mi mirada
hacia ellas. Entonces me digo: este no es el mejor modo de obrar, cuando se viene a visitar un lugar como
este o ¿apreciarán los muertos a todos los visitantes, sin importarles que pasen indiferentes y de prisa por
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los lugares, donde transcurrieron sus últimas semanas u horas sobre la tierra? ¿Existe algo parecido a un
"modo" correcto de visitar un campo de concentración vacío?
Justo entre el ghetto de Therezin y el campo de Leitmeritz hay un cementerio enorme. Millares de
cuerpos en estado de descomposición que fueron encontrados en sepulturas colectivas, cerca de
Leitmeritz, han sido enterrados nuevamente aquí, pero esta vez de forma individual. Cada tumba tiene un
nombre o un número; En el medio, hay una cruz cristiana gigantesca, casi triunfante. En la orilla del
campo, hay una gran estrella de David, que parece nacer de una pila de rocas. Cada una de las tumbas
tiene algunas piedritas sobre ellas, tanto las correspondientes a la zona del campo para los judíos como
para los católicos. ¿Qué ha ocurrido aquí? La costumbre de poner un pequeño guijarro sobre la tumba es
de los judíos y, hasta donde yo sé, estas pequeñas piedras sólo se colocan en la tumba judía; pues
entonces, los guijarros sobre las tumbas de los cristianos resulta ser una visión algo extraña. ¿Quién las
puso y por qué? Quizás, los turistas vieron los guijarros sobre las tumbas de los judíos, pensaron que era
una costumbre local amable, y también comenzaron a ponerlos en todas las otras tumbas. Este
cementerio es un enigma, como de hecho es la mayor parte de este lugar. La gente ha vuelto a vivir en el
otrora ghetto; el lugar en donde se guardaron las cenizas, se parece a una galería de arte con urnas
falsificadas, apiladas prolijamente, que contienen cenizas. Los límites son demasiado confusos para tener
algún sentido. Además, cuando uno quiere sentarse y reflexionar sobre el campo, puede ir al café-bar del
Memorial. ¿Qué música pueden estar escuchando allí?, "Yesterday" (de The Beatles). Este cementerio
está tan mezclado como lo demás. Regresamos a la zona del estacionamiento, en donde los automóviles
estacionados están rodeados por todo tipo de negocios para turistas y pequeños restaurantes.
Esa tarde en el hotel, fui al sauna. Quiero purificarme, después de visitar esos lugares, en donde han
sufrido tantas almas. En el momento que voy a visitar el sauna no hay otras personas, justo como yo
esperaba. Pequeñas pilas de piedras, que puso allí un alma artística, están dispuestas en diferentes
lugares, sobre el piso y los bancos. Automáticamente, busco las tumbas y me pregunto quién estará enterrado aquí, atrapado por una reflexión tribal. En la cámara caliente está muy oscuro. Las paredes y los
bancos están hechos de madera ordinaria, bellamente oscurecida por el paso de los años. De hecho, la
madera es casi tan ordinaria como la de las literas-camas que vi ayer en el campo de Leitmeritz. De
repente, estos tramos de tablones de madera, en el sauna en tres niveles diferentes se asemejan a las literas-camas del campo. El calor para el sauna es algo elevado, pero he experimentado este tipo de calor
muchas otras veces en las ceremonias de la choza de los indios, con mis amigos y maestros
norteamericanos y aborígenes. El calor que emana el vapor me ayuda a reforzar mis plegarias. Sentado
solo, allí, en la penumbra, desnudo, sobre los viejos tablones de madera, cerca de las pequeñas pilas de
piedras, mi corazón encuentra finalmente las palabras exactas para rezar, algo que no estuvo a mi alcance
durante el día.
Mi sueño todavía está influenciado por la pregunta, sobre cuál debería ser la apariencia de un lugar de
recordación, de cuál es la manera apropiada para encontrar el legado del pasado. Me siento perturbado
porque puedo pasar por una muestra acerca del modo de vida en un campo de concentración y me siento
como si ya hubiera visto todo antes allí. En realidad, hoy hubo una falta de sentimiento, una falta de mí
mismo y nuevamente, por supuesto, habían desaparecido los nombres y las caras de los victimarios.
Conscientemente no lo noté pero mi sueño de esa noche me lo recordó.
En el sueño, visito un 'centro de la Memoria'. Es un lugar, en alguna parte de la naturaleza con gran
cantidad de verde: árboles, pequeños prados, arbustos. El verde es frondoso y fresco. Está este edificio
hermoso, irregular y orgánico hecho, obviamente por la mano del hombre, pero de alguna manera también
es parte del paisaje. Me encuentro en una habitación abierta y enorme, en las paredes hay aperturas muy
amplias, a través de ellas se puede ver los árboles y el césped. El aire es fresco, huelo el aroma tenue de
los pimpollos. El lugar es una maravilla, es abierto y a la vez íntimo, tanto público como privado. En el
momento que estoy allí, ingresa lentamente un grupo de personas. Están formando dúos, un individuo
joven con uno mayor, que en algunos casos son realmente muy mayores. Cada dúo encuentra los lugares
a donde sentarse; aquí y allá, se han distribuido pares de sillas que están esperando a cada dúo, ubicadas
de un extremo a otro de la habitación, a la misma distancia unas de las otras. Los ancianos comienzan a
hablar suavemente de sus recuerdos. Algunos murmuran y los jóvenes deben inclinarse un poco, para
poder oír qué dicen. El ambiente es íntimo, especial. Entonces, me doy cuenta de que no son las víctimas
quienes comparten aquí sus historias. Los murmullos se refieren a la matanza y a tomar partido por la
imposibilidad y la falta de disposición para defender a quienes fueron asesinados. Las voces hablaban de
todas clases de asesinatos, colaboración y sobre la intención de unirse al grupo más fuerte para la
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supervivencia, a sabiendas de que ese tipo de supervivencia sólo se puede lograr a costas del sufrimiento
y la muerte de otros.
Al día siguiente, en el seminario me dirigí a la gente, refiriéndome a las cuatro direcciones y a los cuatro
niveles del alma. Primero expliqué el movimiento básico en la rueda, desde la primavera en el este, hasta
el verano en el sur, desde el otoño en el oeste hasta el invierno en el norte. El este, el sur, el oeste y el
norte forman los ciclos del comienzo, la acción, la reunión y el vacío pacífico. Después expliqué cómo
muestra la rueda, la manera como podemos movernos, a través de las cuatro capas diferentes del alma.
Las capas, en sí, permanecen intactas y conservan sus características, pero a medida que caminemos al
otro lado de la rueda, podemos atravesarlas. Además, presto especial atención al paso que puede
quitarnos la identificación con la sustancia del alma tribal: la conciencia creciente del yo individual.
He comenzado a comprender que el hecho de que tos cuatro niveles del alma estén siempre allí
significa que verdaderamente no podemos transformarlos. No podemos 'dejarlos atrás' ni 'ir más allá'. No
podemos ignorar alguno de ellos y, simplemente, omitirlo en nuestra jomada circular, alrededor del círculo.
Tampoco podemos escaparnos, identificándonos sólo con uno de ellos y, luego, fingir que el resto ya no
existe más. No moverse en la rueda significa estar desconectado de la propia vida. No podemos escapar
de la influencia del alma tribal, debemos aprender a participar en ella de manera responsable,
balanceando también sus cualidades negativas, mediante el acceso consciente a las otras capas del alma.
Debemos balancear las cuatro capas diferentes del alma, como un malabarista con cuatro pelotas, y
debemos aprender cómo movernos de una a la siguiente, para no quedar confundidos en alguna parte. En
este' proceso no hay parámetros, sino aprendizaje y cambio continuos.
Después de hablar sobre este tema, durante un tiempo, quisiera hacer una constelación en la que se
pueda explorar el movimiento desde el alma tribal hasta el alma individual. Me pregunto si existe alguna
persona que pueda definir la polaridad en su familia, en términos de campos tribales. Varias personas
levantan sus manos y mencionan qué grupos y naciones están representadas en sus familias de origen.
Entonces, cuando Eva menciona que su abuelo era un comunista convencido y su abuela una católica
devota, un ligero temblor atraviesa al grupo. Algunas personas cambian de sillas, otras comienzan a toser,
las manos se mueven con cierto nerviosismo, porque este es un tema que resuena evidentemente en
muchos de los participantes; por consiguiente, elijo trabajar con este argumento.
Le pido a Eva que elija los representantes para ella y su hermano, además para su abuelo y su abuela.
Coloco al hermano al lado de la hermana y a los dos frente a sus abuelos. Después, los dos abuelos elijen
representantes adicionales; el abuelo se une a un grupo de comunistas, mientras la abuela se une a un
grupo de católicos. Los comunistas se colocan detrás del abuelo y los católicos detrás de la abuela.
Le pido al abuelo que hable con su esposa: "Hace mucho tiempo te elegí como mí esposa y tenía grandes
esperanzas de que pasáramos muy buenos momentos juntos, pero creo en las enseñanzas del partido
comunista, y tú no compartes mi creencia. Hemos tenido algunas dificultades, pero ahora ya tenemos
nietos y no creo que seamos capaces de darles un buen ejemplo. En vez de enseñarles cómo es un buen
matrimonio, sólo le podemos dar el ejemplo de una guerra en pequeña escala, y lo lamento". La abuela le
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responde: "Cuando nos unimos, deseaba que en nuestro matrimonio fuera todo bien, pero te afiliaste al
partido, mientras yo me mantuve fiel a la iglesia. No creemos en el mismo Dios. Nuestra forma de vivir no
es un buen ejemplo para nuestros hijos y nietos. No les podemos enseñar cómo respetar a su pareja. Es
triste llegar hasta esto. Me duele el corazón". De esta manera, los abuelos pudieron llegar a un acuerdo y
comenzó a crecer un sentimiento de conexión.
Después, hice girar al abuelo para que se dirigiera a los comunistas, y le pedí que les hablara:
"Queridos camaradas, toda mi vida la he dedicado a nuestra causa. Pensamos que construiríamos un
nuevo mundo, un mundo que fuera mejor que aquel en el que crecimos. Hicimos grandes sacrificios y
pagamos un precio muy alto por nuestros sueños. No obstante, todo esto valió la pena para nosotros,
porque creíamos; pero ahora soy abuelo y tengo nietos, y en lugar de ofrecerles a mis nietos un mundo
mejor, sólo puedo mostrarles que continúa existiendo la falta de respeto y la guerra, hasta en mi propia
casa. Queridos amigos he odiado a mi esposa, porque siguió respetando sus creencias, pero este
desprecio no ha aliviado mi-corazón y a mis nietos quiero ofrecerles algo más que falta de respeto. Por
favor, miren todos a las personas frente a ustedes, los católicos. Si observan, entre ellos encontrarán una
cara, una persona a quien le pueden ofrecer su amistad. Si pueden, abran su corazón a algunas de ellas,
porque de ese modo me ayudarán a mí a abrir mi corazón a mi esposa, y así poder ayudar a mis nietos".
Comienzo a cantar una de mis plegarias sin palabras y, lentamente, los católicos comienzan a moverse.
Son más rápidos que los comunistas, quienes necesitan más tiempo para poder liberarse un poco de su
rigidez. Los comunistas que están cerca del abuelo se pueden mover con cierta facilidad, mientras que
quienes están alejados de él, necesitan mucho más tiempo. Por último, la mayoría de los comunistas y
católicos hicieron una especie de contacto, en la zona central
Algunas personas en cada grupo no han podido moverse, entonces no las dejo ingresar al centro.
Pongo algunas frente a ellos y les digo que los nuevos representantes son personas que entienden y
respaldan sus sentimientos, sean cuales fueren.
El abuelo ha levantado lentamente su brazo alrededor de la abuela y ella ha tomado su mano.
Lentamente, a medida que los dos grupos se fueron reuniendo, el contacto del abuelo y de la abuela se
profundiza, y ahora los dos juntos están mirando a sus nietos, formando entre los cuatro un pequeño
círculo cerrado.
Después de la constelación, algunas personas comparten sus experiencias con el grupo. Uno de los
comunistas está completamente paralizado y lo retiro del centro al final. Entonces, cuenta que se sentía
aterrorizado por los católicos. A él le parecía que tenían sangre en sus manos y estaba seguro de que su
familia había sufrido muchísimo cerca de los católicos. Una comunista tenía gran dificultad para avanzar y
cuenta que se estaba sintiendo como si no fuera comunista, pero que no tenía a dónde ir, que ella
pertenecía al partido porque no podía ir a otro lado, pero no porque quisiera. Las dos respuestas tenían
sentido históricamente. Por ejemplo, muchos judíos se juntaron con los primeros comunistas, porque
concebían la esperanza, de que así terminarían los siglos de persecuciones y pogroms por causa de la
población católica. Además, cuando el partido comunista ganó el poder muchas personas se unieron
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
porque de lo contrario serían sospechosas. No unirse significaba deslealtad o, lo que aún es peor, serían
clasificados como enemigos del Estado. El representante del abuelo cuenta cómo sintió que se te movía el
brazo en contra de su voluntad, y cómo vio que su propia mano tocaba a su esposa, sin su participación
activa. Se sentía bien y estaba contento de que su esposa le tomara la mano, pero a él le pareció un fenómeno extraño.
Después del seminario, hablo rato con jan Bily sobre la historia comunista en la República Checa. El
padre de Jan fue un comunista activo, pero que respaldaba el cambio. Cuando los soviéticos invadieron
Checoslovaquia, en 1968, el padre de Jan fue obligado a abandonar el partido, cuando los antiguos
partidarios de la línea dura tomaron el mando. Al mismo Jan, los comunistas no le permitieron estudiar en
la Universidad por sus antecedentes, pero se recibió de técnico en un teatro. Entonces, cuando su grupo
de teatro estaba actuando en Alemania, dejó el grupo y pidió asilo político. Sólo hace algunos años que
regresó a Praga, después de haber vivido en el exilio durante mucho tiempo, y me cuenta que la época del
comunismo sale a la luz en sus seminarios, con mucha frecuencia y, cuando esto ocurre, trabaja sobre el
tema. Pero, se presenta algo singular al respecto. Una vez organizó un seminario sobre el tema del
comunismo, en particular, pero mientras que normalmente sus grupos se completaban siempre, esta vez
sólo tres personas tenían interés de unirse a este programa específico. "La gente desea trabajar con este
tema, y nosotros entendemos que es necesario juzgar el pasado; sin embargo, considerando que todavía
es una historia bastante reciente, es necesario andar con sumo cuidado, ya que cuando lo abordamos muy
directamente, la gente huye asustada".
El último día en Praga está reservado para la visita del barrio judío, Jan pasa a recogerme por el hotel.
De inmediato, sale a la luz nuevamente la ambivalencia que experimenté, durante mi visita a Terezien. Las
paredes de la sinagoga de
Pinchas están cubiertas con nombres y fechas, escritos meticulosamente en azul y colorado. Aquí están
escritos todos los nombres de los judíos de Moravia y Bohemia que perecieron durante el Holocausto. El
edificio está vacío, salvo por todos esos nombres en las paredes. No entiendo por qué, pero los nombres
alineados ordenadamente y pintados de azul y colorado, me incomodan; además, la perfección de este
memorial y la multitud de turistas boquiabiertos son irritantes. Trato de encontrar las palabras precisas
para expresar mis sentimientos, pero me sorprendo al descubrir, que por alguna razón, tengo la sensación
de que este memorial es ofensivo para los muertos. El hecho de que sus nombres estén escritos en alguna parte, no es malo en sí mismo, no se trata de eso; al parecer, lo que se siente como incorrecto es que
millares de personas se estén moviendo de un extremo a otro del edificio todos los días, para mirar con la
boca abierta, durante un minuto, los nombres de los muertos. Un lugar como este no debería ser para un
paso del público a la ligera. Sin duda alguna, la irritación que me hacen sentir los turistas también se dirige
a mí, porque también estoy aquí dando una caminata superficial, tal como ellos. Luego, vamos hasta el
famoso cementerio judío antiguo, donde hay numerosas lápidas hundidas, a derecha e izquierda, hacia
delante y hacia atrás, en una maravillosa danza inmóvil. Pero, aún aquí existe un sentir irreal hacia el
lugar. Uno no puede caminar entre las lápidas hasta llegar a la tumba específica que quisiera visitar. El
cementerio ha sido dividido ordenadamente, en parcelas cercadas con sogas que atraviesan multitudes de
turistas, de derecha a izquierda, y las lápidas que siguen en pie están vacías. Apenas hay algún guijarro
sobre ellas. Aquí, donde hubiera esperado encontrar millares y millares de piedritas sobre las tumbas por
todos los lugares. ¿Es verdaderamente ésta una tumba judía? Una soga separa los vivos de los muertos y
sólo las lápidas grandes que están cerca de la soga llevan algunas piedras pequeñas. Supongo que los
guijarros que la gente ha dejado acá durante el día se los llevan después de la hora de visitas. Se han ido
los símbolos a los que los judíos vivos les vienen a rezar.
Jan me cuenta el aspecto que tenía este cementerio durante los tiempos del comunismo. Era muy
silencioso, porque venían a verlo sólo algunos visitantes. Todas las lápidas estaban cubiertas de musgo y
cientos de piedras pequeñas estaban ubicadas encima de cada una de ellas. La gente llegaba aquí a rezar
una plegaria. "Por entonces, no había sogas, ni límites artificiales que lo separaran del campo. Cuando
llegué aquí por primera vez, ignoraba por completo qué significaban los guijarros sobre ellas, pero sólo
verlas era poderoso, basta misterioso. No fue como tener una experiencia espiritual, pero aun así, tuve la
sensación de que algo ocurría a medida que caminaba entre las tumbas, allí había cierta energía. Las
palabras que puedo usar ahora para describirla, son que aquí estaba haciendo contacto con el campo de
acción; pero hoy ya no lo puedo sentir más. Los vivos y los muertos no tienen permiso para juntarse,
nosotros tenemos que estar de un lado de la cerca y elfos del otro. Ahora, sólo podemos mirar, pero ya no
tenemos permiso para ser parte de él". El famoso cementerio judío se ha vuelto su propia caricatura, una
especie de sombra.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Tenemos una cita con Alek, miembro de una de las comunidades judías en Praga, quien creemos que
nos contará algo acerca de la vida judía contemporánea en la República Checa. Hicimos el contacto, a
través de un amigo en común, quien nos hizo saber que Alek estaba interesado en mi trabajo, jan y yo
estamos esperándolo en el café designado para el encuentro y Alek se acerca hacia nosotros. Apenas se
sienta, me pregunta: "¿Por qué hace lo que hace?". Estoy sorprendido, es un comienzo bastante extraño.
¿Qué me quiere decir? "¿Cómo puede hacer usted, un judío, lo que hace?". Alek ha visto mi sitio en la red
y ha llegado a la conclusión de que estoy operando en la zona oscura. Espíritus, el muerto; a todos ellos
se
Los debe dejar en paz. Le pregunto, "¿Me quiere decir que no puedo hacer lo que estoy haciendo?".
"Bueno, en realidad no me importa lo que hace, o muy bien, me importa poco". Es una demostración
fantástica de las operaciones de la mente tribal: Alek siente que tiene la obligación de recordarme las
advertencias escritas en la Torah y el Talmud, con referencia a estos temas. Quiere ayudarme para que
pueda despertarme de mis conceptos falsos. No es que realmente sepa qué hago, sólo ha leído algunas
palabras en mi sitio en la red, pero ni siquiera me ha hecho en su vida una sola pregunta sobre mi trabajo.
No obstante, está seguro de que sabe todo lo que hay que saber de mí. "Usted hace el trabajo que está
relacionado con el de los rabinos, pero no puede hacerlo de la manera que lo está haciendo". ¿Debería
contarle mis sueños, cantarle las canciones que he aprendido? Mejor, no. Dentro del alma tribal, existe
todo tipo de divisiones y, evidentemente, no pertenecemos al mismo grupo medular. No existe animosidad,
pero hay una pared entre nosotros, y Alex se niega a examinar qué es lo que está de este lado de la
pared, ni siquiera tiene interés en darle un vistazo; en cambio, yo conozco su lado demasiado bien, pero
no tengo interés de ir allí nunca más. Después de pasar quince minutos tediosos, sugerí que pagáramos el
té y el café, y que cada uno siguiera su propio camino. Le dije: "no creo que nuestras realidades tengan
demasiadas coincidencias" y "pienso que tendremos muy pocas oportunidades para encontrar un tema en
común. Simplemente, demos por terminada esta reunión y digámonos, adiós". Entonces, eso es lo que
hicimos.
Finalmente, vamos a la búsqueda del Golem y nos dirigimos hacia la sinagoga Antigua-Nueva, que se
terminó de edificar en 1275 y es la más antigua de toda Europa y todavía sigue funcionando. Esta
sinagoga fue la del rabino Löw, quien creó al Golem para proteger el ghetto, cuando fuera necesario. La
historia continúa, el Golem le sirvió al rabino y a la comunidad durante un tiempo, pero después todo
empeoró.
Cuando se ordenaba al Golem que trajera un poco de agua, cambiaba la posición del manantial, inundaba
el ghetto completo y, apenas, sólo se evitaba el desastre. Otras cosas también siguieron torcidas y quedó
aclarado que tener ai Golem todo el tiempo alrededor, no era una idea inteligente y fue necesario encauzar
su energía inagotable y ponerla en uso; de lo contrario, se tornaría violenta y provocaría problemas. El
rabino sacó el pergamino sagrado que le había dado vida al Golem de su boca y éste se convirtió otra vez
en una escultura de arcilla.
Es maravilloso ver y entrar en la sinagoga, donde se supone que ha ocurrido todo esto hace ya muchos
siglos. Allí sigue todavía la silla, donde acostumbraba sentarse el rabino Löw protegida por una discreta
cadena, a fin de que nadie vuelva a sentarse allí ahora. Un guía nos explica el significado de los diferentes
símbolos y las combinaciones de las letras sobre las paredes. Pero, el lugar es mucho más pequeño de lo
que hubiera imaginado y el desván es simplemente diminuto. Este no es el enorme lugar misterioso de mis
fantasías, lleno de escondrijos, esquinas y puertas ocultas. El Golem ya no se esconde más aquí, de eso
sí estoy muy seguro.
La leyenda del Golem contiene una enseñanza sobre los aspectos oscuros del alma tribal. El Golem es
tosco e imprudente, además carece de inteligencia y albedrío; por lo tanto, se lo debe poner en el nivel
anterior a la aparición de la verdadera individualidad que está en la rueda, el nivel tribal. En adelante, se lo
requería en época de amenazas, simplemente como la energía tribal defensiva, que se manifiesta más
vigorosamente cuando los extraños amenazan al grupo. Su energía es ilimitada, pero como no proyecta ni
piensa de antemano y sólo sigue sus impulsos Instintivos, no puede tomar en consideración las
consecuencias de sus actos. Aun cuando, la característica de defensa despiadada quizás fuera algunas
veces necesaria, es triste que el Golem no haya sido capaz de defender, al final, aquello que
verdaderamente se intentaba proteger. Es muy primitivo, muy poderoso, muy precipitado. Después de
ponerlo a trabajar, él mismo demuestra que es incontrolable aún para los sabios y, por último, se vuelve un
peligro aun para quienes se supone que mantendrá sanos y salvos. Pero, ahora ¿en dónde se esconde el
Golem? Todas las leyendas concuerdan en que no murió realmente porque no se lo puede deshacer. En
uno de los negocios de regatos en Terezin, compré una miniatura imperfecta del pequeño Golem y en el
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
barrio judío de Praga, compré otra. Pero, ¿dónde estaba el Golem en el momento que los checos judíos lo
necesitaban?, ¿dónde estaba, durante la ocupación nazi? Siempre fue un ayudante poco confiable, aun en
la Edad Media.
Considero que los gritos de los sobrevivientes del Holocausto, quizás se hayan ingeniado finalmente
para despertar al Golem de su sueño, cuando vieron las ruinas latentes de Europa. Quizás haya sido
sacado de contrabando de Europa y llevado a Israel en un bote lleno de refugiados con números tatuados
en sus brazos y, otra vez más, el Golem despierto fue capaz de ayudar a la gente que intentaba proteger,
exactamente igual que una vez lo hizo en el ghetto de Praga. Israel fue atacado regularmente por sus
vecinos árabes, durante los primeros años de su existencia y se las ingenió para ganar cada una de esas
guerras de una manera que, a veces, parecía milagrosa. Quizás, el Golem estaba allí, prestándole su
ayuda. Pero, tal como advierte la leyenda, es peligroso despertar al Golem o avivar demasiado el fuego del
alma tribal. Una vez que el fuego arde, es necesario alimentarlo continuamente y, por último, puede
volverse una fuerza imparable, un poder ciego y destructivo. Cuando eso ocurre, hasta los más sabios no
sabrán qué hacer para detenerla.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Ingresando al silencio
Durante el trayecto por Berlín, se pueden ver banderas de Alemania en todas partes, dondequiera que
miremos. No sólo penden de las ventanas y los edificios, sino que muchos de los automóviles a nuestro
alrededor han hecho brotar unas antenas dobles, en donde flamean los galones negros, colorados y
amarillos. Es la época del campeonato mundial de fútbol y he volado recién desde Ámsterdam, que
durante estas semanas se había vuelto prácticamente color naranja. Europa está bañada por un mar de
banderas, debido a los partidos de fútbol que se disputarán allí, en donde el alma tribal de cada una de las
naciones participantes toma un baño de excitación. Al principio, las banderas alemanas no me impresionan
como algo extraño, pero cuando mi chofer me pregunta, algo inquieta, qué me parece el aspecto de la
ciudad, comprendo que para ella está sucediendo algo especial y ambivalente. Ella me explica que es la
primera vez, después de la guerra, que los alemanes se sienten libres para desplegar su enseña nacional
sin sentir vergüenza ni despertar suspicacias. Hasta ese preciso momento, sólo los neonazis habían
exhibido la bandera con placer y orgullo, todos los demás sólo lo habían hecho, cuando lo impusiera la
necesidad. Cuando observo todas estas banderas alemanas y me doy cuenta de que tardaron 60 años
para volver a salir a las calles, siento una mezcla singular de tristeza y compasión.
Llegué hasta aquí para conducir un seminario sobre el legado del Tercer Reich en Alemania y la
reaparición de las banderas en una atmósfera de relajación, parece ser un signo lleno de esperanzas.
Quizás, seamos más libres que antes, para mirar al pasado. Cuando se organizó el seminario,
suponíamos que no se inscribirían muchas personas porque, después de todo, el tema no es muy fácil que
digamos. Sin embargo, allí se presentaron más de 50 participantes. Probablemente sea otra señal de que
las cosas continúan hacia una apertura gradual en lo que concierne a los años de la dictadura de Hitler.
Los participantes podían enviarme de antemano una carta, de tal manera que yo estuviera informado
sobre la historia de sus familias. Pero, aún después de trabajar con regularidad durante tantos años en
Alemania, la colección de anécdota que he recibido todavía es inquietante. La mayoría de las personas
que me escribió provienen de familias con padres, abuelos y tíos nazis. Algunos de los hombres
mencionados en las cartas habían estado involucrados en la matanza de millares de judíos, hasta decenas
de millares. Las cartas contienen anécdotas de trabajadores esclavos, dinero hecho y riquezas obtenidas
mediante la confiscación de propiedades pertenecientes a los judíos, del oro obtenido de los dientes de los
judíos asesinados, sacado de contrabando de los campos de concentración, para adquirir bienes lujosos.
Anécdotas de personas que siguen siendo orgullosamente nazis, muchos años después de la capitulación
de Alemania. No obstante, también hay anécdotas de padres, tíos y hermanos jóvenes, que fueron
enviados al frente y no regresaron jamás o regresaron a su hogar, recién después de años de reclusión en
los campos de prisiones rusos; de los episodios horrendos al finalizar la guerra, los bombardeos de las
fuerzas aliadas, la venganza de los rusos, los movimientos y las expulsiones en masa de las poblaciones
germanoparlantes de los territorios orientales y, además de todo eso, las cartas hablan de temas nunca
mencionados, secretos y silencios.
La bisabuela judía de Marion fue una sobreviviente de la guerra, porque estaba protegida por un
miembro de las SS. Después de la capitulación, el hombre de las SS estuvo recluido y su familia le pidió a
los hijos de la mujer sobreviviente que declararan a su favor. En esta anécdota hay algo singular, tal como
la particularidad de que no le pidieron que declarara a la mujer sobreviviente y también que no fuera el
propio nazi quien le solicitara a la familia que fuera su testigo en la corte. El juicio jamás se llevó a cabo
porque este hombre se suicidó, mientras estaba en la cárcel. En la constelación, les pedí a los
representantes del hombre de las SS y de la mujer sobreviviente que se colocaran frente a frente, cada
uno con sus progenitores, detrás de ellos. Detrás de los progenitores coloqué varias filas de ancestros y, a
un lado, al marido y los hijos de la mujer judía.
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El representante del padre del nazi comparte su sentir como un nazi orgulloso, según su parecer el hijo
no tiene por qué avergonzarse. Entonces, le pido a la representante de la bisabuela de Marion que le diga
al hombre de las SS: "Usted me salvó a mí, pero a las otras personas no". Ante esta afirmación, él inclina
su cabeza seriamente, reconociendo su culpa por ayudar a eliminar a tantas otras personas. Ahora, queda
en evidencia que la idea de pedirle a la familia de la mujer judía que testificara, surgió de la madre del nazi;
en consecuencia, los dos representantes, el de la bisabuela de Marion y su protector nazi, se sienten
evidentemente agobiados por la solicitud. Cuando le pido a la madre del nazi que retire su pedido, se da
cuenta que ha estado interfiriendo y lo suspende con lágrimas en sus ojos. Esto le trae una sensación de
arraigo a los sistemas familiares. El miembro de las SS, ahora quiere salir de allí, y les pide a sus
ancestros que lo reciban; entonces le dan un lugar entre ellos, en donde encuentra la paz. El
representante del marido de la bisabuela de Marion se sorprende al notar que él también quiere unirse a
los ancestros del nazi, pero cuando se entera de que el hombre al que está representando no era judío,
comprende la necesidad de unirse a los ancestros de los alemanes, y va hacia allá, pacíficamente.
Finalmente, la mujer sobreviviente se puede inclinar ante sus ancestros y descubre que tiene fuerzas
para darles a sus propios hijos, quienes se unen a ella.
La anécdota sobre el suicidio del hombre de las SS no es la única; por lo menos, siete de los miembros
del grupo de familiares de los nazis se quitaron la vida, inmediatamente después de la guerra, y en oíros
seminarios en Alemania he conocido gente con anécdotas familiares similares. A veces, estos suicidios
ocurrieron aún algunos años después de la guerra, según me contaron varias personas, cuando los otrora
nazis habían obtenido indicios de que serían arrestados, después de haber estado viviendo normalmente
con una nueva identidad, durante años.
Franz Stangl fue el comandante del campo de exterminio de Treblinka. Después de la guerra, salió de
Europa con la ayuda de la Iglesia Católica, y comenzó una nueva vida en Brasil En 1970 lo arrestaron allí y
lo repatriaron a Alemania, donde un tribunal lo sentenció a cadena perpetua. Gitta Sereny entrevistó a
Franz Stangl en prisión, durante los meses de abril y mayo de 1971, y "En la oscuridad" destaca
concienzudamente las racionalizaciones, las verdades a media y los intentos de Franz Stangl de
trasladarle a otros la responsabilidad de lo que había ocurrido en Treblinka. Después de 70 horas de
conversación, en la mismísima última de las tantas reuniones que tuvieron, Sereny conduce a Stangl, una
vez más, al tema de la responsabilidad personal. En esta última oportunidad, está dispuesto y con
capacidad intelectual para pasar por alto alguna de sus propias defensas. Sujetando la mesa con sus
manos, se toma media hora para decir sólo algunas oraciones cortas y, una de ellas es: "Debería estar
muerto". Las últimas palabras que le dice a ella son: "Demos todo por terminado. Dejemos que haya un
final" 8. Exactamente diecinueve horas más tarde, encuentran muerto a Franz Stangl en su celda. La
autopsia determinó que no fue suicidio, sino muerte súbita por insuficiencia cardiaca. Stangl, después de
afrontar por lo menos una parte de su propia función y responsabilidad en Treblinka, simplemente no pudo
seguir viviendo y murió.
Los sobrevivientes de los campos de exterminio no pudieron transferir la verdadera naturaleza de sus
experiencias a otros y, aún peor, ya nunca más a sí mismos. Es como si lo ocurrido en los campos se
alejara tanto de los cánones de estado de ánimo habitual y estuviera tan fuera de la normalidad que,
simplemente, faltan las palabras. El lenguaje no se puede utilizar para tender un puente entre la vida
infrahumana en Auschwitz-Birkenau y la vida en una sociedad basada en la defensa y la protección de los
valores humanos. Si bien, ios prisioneros en los campos carecían absolutamente de autoridad, mientras
que los nazis y los guardias conservaban todo el poder, todavía estaban allí juntos, compartiendo una
realidad separada de la vida normal. Tanto los nazis como sus víctimas fueron los habitantes de un
universo cerrado, que virtualmente no tenía relación con el mundo del otro lado de las vallas y el alambre
de púas. Todos daban por sentado que los prisioneros iban a morir, pero tampoco estaban seguros de que
sobrevivirían todos los que estaban involucrados en su asesinato. Miklos Nyiszli escribió prematuramente
en 1946 "Fui el asistente del doctor Mengele. Después de sobrevivir casi un año en Auschwitz, como
miembro de uno de los Sondercommandos". Una tarde un hombre de las SS, le dice: "Pronto será nuestro
turno y, entonces, ustedes estarán todos muertos". La hipótesis de Nyiszli de que también matarían a una
parte del personal del campo directamente relacionado con las matanzas en las cámaras de gas y con los
crematorios fue confirmada en ese momento 9. El asesinato en masa se mantuvo en secreto lo máximo
posible y una de las formas de perpetrarlo era silenciando, al menos, a una parte de quienes estuvieron
comprometidos en su ejecución.
8 Sereny, pág. 365 y 9 Nyiszli, pág. 159.
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El suicidio de los criminales nazis sigue siendo un fenómeno enigmático. Cuando Anke, Gabi, Yesha y
yo estábamos realizando las constelaciones para descubrir más elementos sobre la dinámica en las
familias nazis, hubo momentos en que sentíamos claramente el deseo de muerte mientras estuvimos en la
posición de los victimarios nazis. Entre quienes se quitaron la vida ¿fue este el último acto de lealtad al
sistema? o ¿fue una alternativa drástica para asegurarse el entierro de los secretos que jamás se
revelarían? Probablemente algunos prefirieron suicidarse en el momento elegido por propia decisión, en
lugar de esperar que los jueces de Núremberg o los tribunales de Rusia los condenaran a morir en la
horca. Probablemente, las otras personas hayan tomado la decisión de quitarse la vida, pues era la única
alternativa que les dejaron abierta para evitar todo tipo de responsabilidad personal por lo ocurrido.
Asimismo, probablemente, hubo nazis que se suicidaron, porque se dieron cuenta de que no podrían
regresar a su vida normal, después de haber estado comprometidos con los horrores abominables en ios
campos, en las campañas del este o los crímenes nazis en otras partes. Quizás, hayan percibido que,
cuando su conciencia individual volviera a armarse nuevamente, después de que el alma nazi colectiva
comenzaba a desmoronarse, simplemente no podían seguir viviendo. Los descendientes y familiares de
los nazis que asistieron al seminario en Berlín desconocían absolutamente cuáles habían sido las razones
precisas de su suicidio. No habían dejado ninguna explicación.
Renate creció en una familia donde estaba prohibido hablar sobre la guerra. Su padre nunca la había
mencionado y no toleraba las preguntas sobre esos años de su vida. Sin embargo, Renate no se quedó
callada y, en consecuencia, la echaron de la casa y la desheredaron. Desde entonces, la mayoría de las
personas de su familia le dieron la espalda y no quisieron volver a tener más contacto con ella, como si se
hubiera contaminado de alguna manera con los secretos de guerra de su padre. Al separarse de la familia,
continuó investigando por su cuenta. Por último, supo a donde ir para averiguar los detalles de la
participación de su padre en los crímenes nazis. Cuando reconoció la cara de su padre en un documental
sobre los campos, supo que había sido personal del cuerpo de uno de los campos más grandes, una
fábrica de armas secreta, en donde habían muerto entre 30.000 y 40.000 prisioneros políticos.
A fin de realizar una constelación, le pedí a Renate que eligiera siete u ocho representantes para los
miembros de su familia de origen, excepto el de su padre, y los colocara en un círculo. Después, le pedí
que eligiera, por lo menos, el doble de la cantidad de personas para formar otro círculo alrededor del
primero. Les expliqué que esta gente representaría a los ancestros de antes de la guerra; es decir,
personas de las generaciones anteriores que nada tuvieron que ver con la guerra. Los ancestros serían un
sistema de respaldo para la familia. Cuando los dos círculos están en su lugar, Renate se une al círculo de
su familia; entonces, le pido a mi asistente Christiane que se ubicara en el centro, para representar el
campo de concentración.
Renate dice: "Querida familia, he sido la única que mira el campo de concentración y su peso se ha
vuelto demasiado grande para cargarlo yo sola. Por favor, no miren una vez más para otro lado. Nuestro
padre estuvo muy comprometido. Por favor, mírenlo ustedes también, así no será necesario que sea la
única que lo hace".
Los miembros de la familia observaron el campo. Algunos se quedaron en su lugar, algunos buscaron
apoyo en los ancestros del círculo, un par de ellos le dio lentamente la espalda a la constelación. He
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dejado al padre fuera del grupo de la familia porque había instalado la prohibición de mirar y, sin su
presencia, los miembros de la familia pueden encontrar con optimismo una relación más independiente
con el pasado. Pero, después de un rato, pregunto si alguna de las personas en el círculo siente que ha
comenzado a representar al padre de Renate. Uno de los hombres que está en el círculo del ancestro,
señala que este es el caso; entonces, pide que dé un paso adelante y mire el campo de concentración.
Todo se está desarrollando lentamente y, mientras tanto, le pregunto al campo de concentración cómo le
está yendo. Ella dice: "Aquí estaré eternamente", "no tengo apuro".
Por entonces, Renate está llorando a gritos y no la dejo entrar al centro. Entonces, le digo: "Has estado
mirando esto durante mucho tiempo". "Ahora, dejémoselo a los otros. Tu padre está observando, ya has
hecho tu parte". Gradualmente, ella vuelve a estar en paz, contenida por sus ancestros, mientras además
se desarrollaba la constelación. El padre mira a la representante del campo por un largo rato, mientras que
los miembros de la familia lo miran a él y al campo, y ven el vínculo entre ellos. Por último, él le dice al
campo: "Eres la única realidad que me queda". Para muchos de los miembros de la familia es un alivio.
Cuando Renate escucha estas palabras, refiere que una vez su padre le había dicho inesperadamente:
"La muerte que merezco es que me arrojen vivo en un horno candente". Después de implicarse en la
muerte de varios millares de personas, su padre siguió viviendo, pero a nivel de su alma estaba esperando
el alivio de la muerte. Él no se suicidó como hicieron muchos nazis y tampoco murió espontáneamente
como Franz Stangl, después de reconocer, por lo menos, parte de su pasado. Pero, el campo era la única
realidad que todavía le quedaba y, en verdad, ya no lo podría dejar jamás.
La mayoría de los hijos de los nazis, como Renate, han crecido en familias donde se hablaba poco de la
guerra. Por consiguiente, muchos de los participantes en el seminario refieren este silencio penetrante,
que piden se lo mencione. Pero ¿cómo? En un ritual en el que podemos considerar al silencio como un
síntoma del alma tribal y la respuesta colectiva al trauma y a la culpa, decido que no es algo característico
e individual, sólo de algunas familias. Para realizar esto, le pido al grupo que permanezca de pie en el
círculo grande. Después, quienes así lo deseen, pueden dar un paso adelante, para representar algún
aspecto específico del secreto que han conocido, la parte que han percibido, aun cuando nunca le
hubieran dado los detalles.
Por un rato, permanecemos allí en silencio, después el primero da un paso adelante y dice:
"Represento a la vergüenza que estaba en el silencio". Después llega otro: "Yo represento a la elección de
sobrevivir, no importa qué y tampoco cuán alto fuera el precio que se debiera pagar". Luego la siguiente,
una a una, casi todas las más de 50 personas presentes, responden a la llamada y comunican con
palabras algo que siempre estuvo protegido por el silencio, juntos, aprendimos los nombres de muchos de
los rostros secretos. Las matanzas. El dolor. La lujuria que se origina durante la matanza. La esquizofrenia.
La alegría secreta que se origina al llevar a cabo conjuntamente actos oscuros y ocultos. La pérdida. El
miedo. La muerte. La insensibilidad. El darle la espalda a todo. La traición. El sufrimiento de las víctimas.
La culpabilidad negada. Las numerosas 'negaciones' pensadas, pero jamás pronunciadas. Los traumas
que causan las batallas en el frente. La reclusión en los campos de 'prisioneros de guerra´ en Rusia y oíros
lugares. La lujuria del poder. La conmoción. La violación. Y mucho más.
Finalmente, el secreto ya no es más vago ni abstracto. Podemos entender las razones para el silencio y
las numerosas capas de éste. Sentimos el peso del alma de quienes lo llevaban consigo, su rigidez. Ya no
es más el silencio de un padre, un abuelo o una familia en particular, sino el silencio de una cultura completa que perdió una parte de su alma y no sabe cómo afrontar esa pérdida. Por un tiempo, estuvimos en
conocimiento de lo ocurrido y, a! estarlo, comenzamos a encontrar una nueva relación con él y luego le
restituimos el silencio a quienes nunca pudieron ni quisieron hablar sobre su parte y retrocedieron.
Un seminario sobre el legado del Tercer Reich en Berlín, que dura sólo algunos días y nunca se llega a
completar, porque se puden tratar únicamente algunos aspectos de la guerra. De los numerosos roles
interpretados por la gente en esos tiempos tan difíciles sólo se puede mencionar muy pocos, pero la
reunión no estaría equilibrada sin prestarle atención a quienes resistieron, tanto alemanes como no
alemanes, que no se dejaron obligar a la condescendencia.
Ya han quedado en el pasado las épocas de las inauguraciones oficiales del Centro Memorial de
Plötzensee, pero uno de los guardias permaneció esta noche y abrió las puertas especialmente para
nuestro grupo. La prisión de Plötzensee es un complejo enorme que ha estado continuamente en uso
desde finales del siglo XIX hasta este preciso día, y el memorial es sólo lugar modesto, sobre uno de sus
márgenes. El lugar donde se honra a los miembros de la resistencia ejecutados, separado por una pared
de la estructura principal de la prisión, incluye un pequeño edificio con dos habitaciones, la pared del
memorial y una urna enorme que contiene tierra de los campos de concentración más grandes. Entre 1933
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
y 1945, aquí ejecutaron alrededor de 3.000 personas que osaron alzar sus voces contra los nazis. Los
ajusticiamientos y las ejecuciones en la horca, tuvieron lugar en una de las dos habitaciones, que ahora
permanece vacía. En la otra habitación hay una exhibición con relatos de la vida de algunas de las
personas que murieron aquí.
Antes de partir, le hablo al grupo sobre nuestra visita y les digo: "Cuando estemos en Plötzensee
permanezcamos en silencio, mientras estamos en la habitación en donde esa gente fue asesinada y una
vez allí, si tienen ganas de hacer algo en lugar de permanecer en silencio, pueden rezar. Imaginen, por un
momento, que alguna de las personas que murió allí, está de pie a su lado. Probablemente, invite a una de
las almas que perecieron allí, que vaya hacia ustedes. Tomen su mano y esperen un momento. Luego,
formúlense la siguiente pregunta: ¿qué necesita esta alma, qué plegaria le puedo ofrecer?, y entonces
recen de la manera que consideren adecuada. Cuando llegue el momento, liberen nuevamente esa alma,
abran sus manos y suéltenla. Ahora, inviten al alma de uno de los asesinos para que venga a usted y se
quede a su lado. Con frecuencia, hablamos sobre la pérdida del alma de quienes estuvieron involucrados
en las matanzas. ¿A dónde cree que se fueron esas almas? Todavía están rondando por algún lugar, a la
búsqueda del todo y de la liberación. Si esta imagen les resulta demasiado esotérica, simplemente
visualicen a uno de los asesinos, de pie a su lado. Tomen también la mano de este individuo y pregúntense
qué plegaria podría ayudar a esa alma. Recen de esa manera por un momento".
Y así sucede. Exploramos el lugar por nuestra cuenta. Cada uno de nosotros pasa su tiempo en la
habitación vacía, en donde todos tenemos nuestros encuentros con las víctimas y los victimarios en forma
individual Las voces de las víctimas les fueron arrebatadas por la violencia y la mayoría de aquellos
involucrados en sus muertes permanecieron, después, en silencio. Por un instante nos unimos a su
silencio, ofreciéndoles nuestras plegarias.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Raíces que sanan
Una vez, mientras estaba en EE.UU., recibí el pedido de ayuda de una familia judía. El padre y la madre
me pedían que ayudara a su hija, una jovencita cuyo nombre es Esther. La niña tenía aproximadamente
ocho años y no soportaba que tocaran su cuerpo. Con frecuencia, estaba malhumorada, a veces hasta
agresiva. Esther había estado así desde que era pequeña, pero la situación se había tornado,
paulatinamente, cada vez más difícil. Entonces, visité a la familia en su hogar así podría encontrarme con
la niña y prometí que rogaría por la familia y la niña. Sentí que no debía trabajar directamente con Esther y
que sería mejor esperar y observar qué respuestas e ideas aflorarían después de rezar por ellos durante
algún tiempo.
Unas semanas más tarde, mientras estaba rezando por la noche, de pronto, me encontré entrando al
espacio que, normalmente, alcanzo sólo cantando y tocando el tambor. Los trances espontáneos como
éste se desarrollan con mayor frecuencia en forma de sueños, las imágenes son intensas, hay sonidos y
las sensaciones son cinestéticas; pero, a diferencia de cuanto ocurre durante un sueño normal, uno no
está físicamente dormido. Durante el sueño, el inconsciente es amo del episodio y determina su
desenvolvimiento, pero durante un cambio espontáneo de estado consciente, mientras estamos
despiertos, podemos interactuar conscientemente con el contenido de la experiencia.
Me encuentro en la habitación oscurecida de una antigua casa de madera. Veía a Esther sentada a una
mesa. Tenía el aspecto de la niña a la edad de sus ocho o nueve años, pero di por sentado que había
estado siempre en esta habitación, desde el nacimiento de su alma individual. Sobre la mesa había una
sola vela y Esther estaba flexionada con una actitud protectora por encima de esta, con sus manos
ahuecadas sobre la diminuta flama. Cuando mis ojos se adaptaron a la oscuridad de la habitación, vi que
había otra niña algunos años mayor. Ésta otra estaba muy delgada y sucia, sus ropas eran casi' harapos, y
ella trajo a mi mente la foto de los niños abandonados en los ghettos polacos superpoblados, muriéndose
de hambre y frío en las calles. Esta otra niña era muy agresiva y se las había ingeniado para apoderarse
de la vela, empujando a Esther hacia un costado. A su vez, ahora ella estaba sentada a la mesa,
revoloteando posesivamente sobre la pequeña luz. Esther estaba pasiva y no trataba de recuperar
inmediatamente la vela, pero yo sabía que, en algún momento, trataría de hacerlo. Pero, sólo lo lograría
por muy poco tiempo porque la otra niña, al ser mayor y más fuerte, siempre la volvía a recuperar. Mi
percepción me dictaba que esta niña del ghetto era un alma perdida, que todavía trataba de sobrevivir y lo
único que podía pensar era en tratar de aferrarse a la energía del alma de otra persona, de cualquier otra.
Probablemente, la niña muerta fuera pariente del padre o la madre de Esther, pero quizás no. Pudo haber
sido casual que eso que vi como una vela fuese la fuerza vital de Esther, quien trataba de reclamarla como
propia. Fue evidente que esa pugna constante entre las niñas no se podía resolver sin la intervención del
exterior y ya que mi ruego me había traído hasta este lugar, debía ser el único en encontrar la solución.
Primero traté de trabajar con la niña mayor, como acostumbro hacerlo normalmente con las almas
perdidas. Hablé con ella y la toqué suavemente, pero no logré efecto alguno. La niña estaba concentrada
totalmente en la flama de la vela y actuaba con mucha violencia hacia mí cuando trataba de distraerla de
ella por un momento. Evidentemente, sabía que en el momento que distrajera su atención, Esther haría un
movimiento para recuperar nuevamente la vela. Después de varios intentos, me di cuenta que no tenía
otra opción más que asir a la niña de la mano con firmeza. Mientras la retenía, rogaba a los ancestros para
que me ayudaran a conducirla hasta un lugar adonde se la pudiera respaldar. Les rogué que vinieran a
darle apoyo a su descendiente, a fin de que encontrara su camino para aceptar el destino de haber vivido
solamente hasta los doce o trece años.
Cuando trabajo con las almas de las personas fallecidas, rogando por ayuda, normalmente obtendré
respuesta. Llegará quien me guíe, un ancestro, alguien que pueda sacar a esos individuos de mis manos y
ayudarles a dar el siguiente paso. Pero esta vez, nada ocurrió. Nadie respondió. Sin embargo, un
momento después, sentí como si comenzara a moverme. La plegaria se convirtió en un camino invisible,
una senda por donde me hacían avanzar. Pero, a mi alrededor, sólo había vacío. Cuando sujeté a la niña
que forcejeaba, tuve la impresión de que había muerto sola, abandonada, y el vacío que percibí no era
nuestro verdadero medio, sino una representación de la sensación interna de una vacuidad y del
abandono que había experimentado en el momento que había muerto.
Viajamos juntos durante un tiempo prolongado, mientras la niña forcejeaba y luchaba conmigo,
mordiéndome y pegándome puntapiés. A veces, podía sentir a los ancestros a mí alrededor, pero todavía
no había qué ver. Luego, el movimiento se detuvo finalmente. Miré a mí alrededor y vi arena, rocas y canto
rodado, algunas colinas bajas y algunos matorrales secos y escasos; habíamos llegado a un desierto.
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Frente a nosotros, vi una tienda de poca altura, parecida a las tiendas de los beduinos del Medio Oriente.
Frente a la tienda estaba sentada una pequeña figura, una anciana, casi completamente cubierta por su
vestido y sus mantones. Vi una cara excesivamente arrugada y un ojo oscuro y brillante, mirándonos
rápida y furtivamente a la niña y a mí, y en el camino de los sueños y los trances, sin palabras me habló.
Entonces, comprendí que habíamos llegado a la tienda de Sarah. La anciana Sarah, la esposa de
Abraham, quien siempre había deseado ansiosamente un bebé, pero que nunca había podido concebir.
Hasta que un día, cuando ya había superado largamente la edad fértil, llegó un ángel y le dijo que iba a
dar a luz un niño. A consecuencia de esta intervención divina, dio a luz un niño y quedó ancestro de todos
los judíos. Sarah abrió el doblez de sus prendas para dejar al descubierto sus mamas. La primera que vi,
estaba vacía y seca, colgaba como un costal de cuero vacío de su cuerpo arrugado. La otra era la mama
de una mujer joven, redondeada y suave, chorreando leche. Sarah abrió sus brazos delgados y le dio de
mamar a la niña. Estaba sorprendentemente fuerte y apretó la boca abierta de la niña, que berreaba, con
firmeza pero dulcemente contra su pecho repleto. La niña desorientada, comenzó a mamar y, pronto, se
detuvieron sus movimientos de protesta. A medida que la niña bebía, se volvió gradualmente más pequeña
y más joven, hasta que finalmente había adquirido la personalidad de un bebé recién nacido, durmiendo.
Después, Sarah cubrió al bebé con sus ropas justo en el momento que parecía como si estuviera
absorbiendo a la minúscula criatura; entonces, me dijo sin emitir palabras: "Cuando ya no quede nadie que
los recuerde y ayude, tráiganmelos a mí".
Luego, comencé a retroceder otra vez; de vuelta, a través de la oscuridad, Volví a la habitación de
madera, donde vi a Esther y a su vela. No creo que ella tuviera conciencia de mí y, al parecer, ya se había
olvidado de la otra niña. En silencio y pacíficamente, estaba mirando la vela, absorbiendo su luz,
imperturbable. Por último, fue exactamente como debía ser, estaba llegando a conocer su alma, a
aceptarla. Después, estaba repentinamente de regreso en el presente, de regreso en Ámsterdam, en mi
propia casa.
Un poco más tarde, los padres de Esther me dijeron que ella estaba mejor y que muchos de sus
síntomas habían comenzado a desaparecer. Sin embargo, la experiencia no produjo buenos efectos sólo
en la niña sino en mí. Como resultado de mi plegaria por esta familia, había encontrado el camino para
llegar a un lugar, adonde podía ir y traer a esas almas aisladas, a quienes ya no les quedaba ni una sola
persona que rogara por ellas, y yo no debía mantener ese lugar sólo para mí. Cuando otras personas
necesitaban un lugar para llevar a sus parientes, porque la familia no tenía suficiente fuerza para
contenerlos, yo los podría guiar también hasta la tienda de Sarah.
Un día, en un grupo en Viena, Martin me pidió ayuda para afrontar la tristeza relacionada con sus
parientes judíos asesinados. Siguiendo mis sugerencias, Martin eligió un grupo de ocho mujeres para que
estuvieran en el círculo que representa la tienda de Sarah y después a una representante para Sarah,
quien estaba de pie en el centro. Á Martin le di un lugar a bastante distancia de esta construcción. Cuando
se le formuló la pregunta, acerca de si quería caminar solo o con alguien cerca suyo, indicó que el
respaldo sería bienvenido; entonces, le agregué un ángel a la constelación para que caminara con él. La
historia nos cuenta que un ángel visitó a Sarah, por eso los ángeles saben cómo encontrarla y son buenos
guías en este ritual. Además, le pedí a Martin que eligiera tres representantes para sus cualidades y para
todo aquello que lo conectara con la vida. Entonces, eligió su humor, su serenidad y a alguien que
representara a todos sus amigos. Al comenzar con el trabajo, los tres representantes se ubicaron detrás de
Martin, quién después de visitar a Sarah regresaría adonde estaban ellos. Aquí sigue el segmento de la
carta que Martin me envió a mí un año después, sobre su constelación, donde habla sobre el efecto de la
experiencia.
'Una percepción Importante durante la constelación, fue que existe alguien que cuida a
mis parientes muertos. Recuerdo el destello en los ojos del representante de Sarah, que
nunca olvidaré. Sentí una comprensión y la protección muy profundas. Para mí fue muy
importante tener que ir caminado hasta donde estaba Sarah para poder hacer algo por mí
mismo. Fue todo un cambio, no sólo llorar las lágrimas de los ancestros y rogar por ellos,
como había hecho muchas veces anteriormente. El ángel que me acompañaba, me ayudó
a fijar toda mi concentración en los miembros de mi familia, así no desperdiciaba mi
energía con la tristeza. Y el abrazo con el representante de Sarah fue, de hecho, como si
le hubiese prestado mi cuerpo a los muertos, de tal manera que pudieran sentir la tibieza y
la seguridad que extrañaban. Cuando regresé a mi casa, tenía la sensación de haber dado
un enorme paso hacia la sanación, que en cierta manera cambió mi vida y se llevó parte
de mi carga., Al principio, pensaba que los tres representantes de todas las cosas buenas
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en mi vida, en realidad no eran una parte importante en la constelación. Pero, ahora
reflexionando, pienso que fue más importante de lo que creía y porque proporcionó un
sentimiento más completo, además de que su presencia me ayudó a integrar la
constelación a mi vida diaria".
En épocas anteriores a la industrialización, las anécdotas, los cuentos de hadas, los mitos y las
canciones, le proporcionaron a una cantidad innumerable de generaciones el camino hacia la entrada y la
salida de las capas más profundas del alma tribal, permitiéndole a la gente su participación activa en ellas.
En la tradición judía, las personas todavía tienen una relación activa con los ancestros más ancianos y con
el Dios que les habló a ellos. Alguien como Sarah no es una figura oscura del pasado, sino alguien
conocido, como probablemente sea una tía, un pariente cuyas peculiaridades y características se discuten
con total libertad; de tal manera, que aún está en estrecho contacto con la gente que hoy día sigue
viviendo. Representarla en una constelación probablemente no sea una costumbre ortodoxa para
encontrarla, pero no es nada nuevo que Sarah o uno de sus contemporáneos puedan inspirar a quienes
están vivos y hasta, incluso, sanar sus heridas. La gente en todo el mundo, dentro de las más diversas
tradiciones, encuentra consuelo por medio de los ancestros mitológicos.
Una vez, en un grupo de Alemania, un participante me contó que se sintió frustrado, después que relaté
la historia de Sarah, "No sostengo en absoluto la idea de pertenecer al alma tribal, no puedo percibir a mis
ancestros y no existe algo que pueda considerar del pasado como una fuente de sanación para mí o para
nosotros", y con un gesto indicó que abarcaba al grupo en su totalidad. Le dije que podía reconocer su
punto de vista y entender su sentimiento de carencia, pero al mismo tiempo, que lo veía desde una órbita
diferente. Es verdad, contrariamente a la mayoría de las personas, los judíos recuerdan los nombres y la
vida de sus ancestros de millares de años atrás. Pero, ¿significa esto que la manera de recordación de los
judíos sea la única forma posible de rememorar raíces ancestrales profundas? De ninguna manera.
Aun cuando la mayoría gente de las regiones del noroeste de Europa no sepa los nombres de sus
ancestros lejanos, nunca han olvidado verdaderamente las anécdotas sobre la vida y las actividades de los
antiguos dioses y diosas. Es posible que los antiguos poderes hayan quedado debajo de la tierra a lo largo
del tiempo; por ejemplo, mediante el oculta-miento de la iglesia, pero jamás han sido totalmente eliminados
y resurgieron, tan pronto como tuvieron la oportunidad. Cuando se sabe qué se busca hay huellas del
mundo precristiano en todas partes; por ejemplo, ¡los nombres de algunos antiguos dioses y diosas
todavía se usan literalmente cada día! Durante el tercer siglo A.C., los romanos que se retiraron del
noroeste de Europa, habían introducido la semana como sistema para organizar el tiempo, que
originalmente era una invención semítica y habían denominado cada día con el nombre de un dios o una
diosa. Cuando los romanos se fueron, las tribus germánicas mantuvieron la innovación del ciclo del tiempo
repetido cada siete días, pero reemplazaron los nombres de las deidades romanas por los
correspondientes a su propia tradición; por ejemplo, el jueves-Thursday, en ingleses el día de Thor y era el
día que los romanos le habían dedicado a Júpiter. El viernes fue originalmente el día de Venus, pero Freya
ocupó su lugar. Todos aquellos que hayan crecido como miembros de la cultura perteneciente a la
corriente principal en Europa Occidental y quienes comienzan a leer acerca de los antiguos dioses
nórdico-germánicos y el árbol de la vida, que conecta las diversas capas y mundos espirituales, se
sorprenderán cómo todo se siente cercano y familiar. El alma tribal, recuerda.
Cuando el Tercer Reich se derrumbó, los antiguos dioses germánicos naturalmente fueron perseguidos
otra vez. Las runas fueron contaminadas y el país del mito, en donde se originaron, fue declarado zona
prohibida. En la Alemania de Hitler fue un mito al que se refería la mayoría de la gente, pero los nombres
de los dioses y las diosas y de los héroes de la mitología germana aún se les ponen a los niños, las runas
se volvieron usar, las fogatas de San Juan siguieron ardiendo y se ofrecieron ovejas a Wodan. Desde el
punto de vista espiritual, estas no son posturas vacuas ni rituales sin alma, su práctica vinculaba a Ios
nazis con un campo que era mucho más antiguo que ellos. Algunos sobreestiman demasiado la naturaleza
rigurosa de la relación que los nazis tenían con los antiguos poderes de la tierra, pero con seguridad otros
la subestiman.
Una vez, un alemán me contó que mientras su padre estaba en el lecho de muerte, le confesó que
había participado en el asesinato de una niña judía, que luego se convirtió en un sacrificio humano para
Wodan. El padre había pertenecido a la juventud hitleriana, que obligaba a los más jóvenes del grupo a
participar de la matanza en la hoguera, durante el ritual secreto que se llevaba a cabo por la noche,
cantando alabanzas en nombre de Wodan. Esta es la única anécdota sobre asesinatos rituales,
relacionados con los antiguos dioses que me contaron personalmente, pero no encontré referencias de
este tipo de matanzas en la bibliografía existente. Sin embargo, he escuchado hablar sobre ellas en
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secreto en varios lugares. ¿Cuántos sacrificios humanos más se llevaron a cabo en la Alemania de Hitler,
la sangre de cuántos judíos y de otras personas fue ofrecida a Wodan, para que pudiera saciar su sed?
Parece imposible que el incidente que escuché haya sido el único de este tipo. Este asesinato ritual fue
una costumbre muy poderosa, para crear psicológicamente un vínculo entre los muchachos a quienes se
los obligaba a unirse y, de hecho, probablemente esta práctica fuera establecida para acostumbrarlos a
cometer otros crímenes. Creo que con seguridad podemos dar por sentado que la conexión de los nazis
con los antiguos dioses fue en parte pública y en parte secreta, difiriendo probablemente de cada lugar y
cada grupo; además, hay una infinidad de hechos que ignoramos, aún después de todos estos años.
Por cierto, los nazis estaban interesados en la cultura guerrera, vinculada principalmente con Wodan y
Thor, los dioses de la guerra. Ellos dos, al igual que todos los dioses y las diosas, tienen muchas caras y
muchos aspectos, pero los nazis eligieron vincularse sólo con una de sus partes, la destructiva y la
agresiva. En consecuencia, el vínculo que tenían con los poderes antiguos era incompleto, distorsionado y
desequilibrado.
Al tratar de entender las fuerzas que crearon a los nazis y los mantuvieron en el poder, se ha
reconocido todo tipo de influencias históricas, tales como el virus nacionalista que se había expandido por
muchos países de Europa, durante el siglo XIX, el temor infinito por la revolución comunista internacional,
la primera guerra mundial, el humillante Tratado de Versalles humillante, el gobierno débil de la República
de Weimar, la depresión económica y muchas más. No obstante, pensándolo sistémicamente, ¿pudo
existir también un factor adicional muy profundo, mucho más antiguo que otros mencionados?
Las tribus germanas fueron derrotadas primero por los romanos. Los romanos fueron derrotados y
regresaron a sus casas pero introdujeron cambios en las tribus. Poco después apareció la iglesia
queriendo establecer y ampliar su imperio religioso. Los dioses antiguos tuvieron que hacerle lugar,
gradualmente y sin evitar luchas, al Dios único de los cristianos, quien de hecho, era el Dios de los
hebreos. Las iglesias se edificaron en antiguos lugares sagrados, los elementos de fas ceremonias
paganas fueron asimilados por los días sagrados de los cristianos, tales como la búsqueda del huevo,
durante la época de las Pascuas y árbol perenne que se ilumina con velas durante Navidad. La cristiandad
pudo haber sido un árbol nuevo, pero se injertó en las rafees de uno más antiguo, que fue derribado. Sin
embargo, las raíces quedaron en su lugar.
En vista de que actualmente podemos observar la ira colectiva y el desarraigo de la gente en los países
que fueron colonizados durante los últimos siglos, podemos preguntarnos qué clase de enojo o trauma
colectivo todavía está presente en las capas sombrías de las almas tribales germánica y nórdica. Si
suponemos que ese material todavía pudiera estar presente, Wodan y Thor serían quienes, de todos los
poderes antiguos, podrían contener esa ira y, en la medida de lo posible actuar sobre ella, y reclamar
aquello que alguna vez les había pertenecido. Hitler, ciertamente los usó, pero quién sabe, probablemente
ello los usaron a Hitler.
Sabemos de qué manera el antiguo antisemitismo religioso europeo, se transformó gradualmente en el
mito de la superioridad racial, justificada con pruebas por la pseudociencia. Entendemos cómo el temor por
la revolución bolchevique esperada se proyectó sobre los judíos en general, dado que muchos judíos
habían participado inicialmente en el partido comunista ruso. Todos estos hechos históricos están
comprobados; además, sabemos que en los sistemas familiares a aquellos que están excluidos y no se los
respeta, permanecen y saldrán nuevamente a la superficie, contribuyendo a enfermar y violentar a las
próximas generaciones. Aquello que es verdad a nivel del alma familiar, también es verdad al nivel de las
almas tribales. De tal manera, podría haber un componente sistámico muy antiguo para las políticas
expansionistas y violentas de los nazis.
"¿Dónde está tu Dios, ahora?" era la pregunta que formulaban muchos nazis, mientras humillaban y
mataban a los judíos. "¿Dónde está nuestro Dios?", se lamentaban muchos judíos, que estaban muriendo
en los ghettos y en los campos. 'Dios murió en Auschwitz', es una afirmación que he escuchado y leído
muchas veces. Quién sabe, probablemente haya más afirmaciones como esta que saltan primero a la
vista. Sólo hubo un Dios específico que murió en los campos de exterminio; el Dios de los judíos y los
cristianos. Mientras sus seguidores eran asesinados por millones y él mismo estaba muriendo, los
antiguos dioses de la guerra germanos estaban comiendo opíparamente y reconfortándose en sangre
caliente. A los moribundos los acumulaban y asesinaban bajo el signo de la esvástica, uno de los símbolos
de Thor; sus muertes, de hecho, un sacrificio humano de proporciones inimaginables.
No es una necedad decir que la puerta hacia los antiguos dioses estaba cerrada después de la guerra.
Era necesario detener la locura de la matanza, así como también silenciar todo aquello que hubiera
contribuido con ella. Al mismo tiempo, mantener la puerta cerrada eternamente puede tener un precio. Si
por el momento presumo que los antiguos dioses fueron uno de los tantos factores que formaron a los
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nazis, también estos dioses podrían proporcionarnos indicios para mejorar nuestro concepto acerca de
ellos. Pero, si queremos juzgar a esos dioses y diosas de la antigüedad, deberíamos evitar los errores que
cometieron los nazis, que sólo fue estar al tanto de los aspectos negativos de algunas de las antiguas
fuerzas. Si queremos juzgar las raíces más profundas del alma tribal germánica mejor sería que
considerásemos el campo completo de los dioses y las diosas, en todos sus aspectos. Entonces, quizás
podremos encontrar ayuda allí; la fuerza que nos devuelva una especie de armonía, al alma colectiva de la
cual los nazis han sido y siguen siendo una parte. Los antiguos mitos nos podrían hacer entender cierta
dinámica del pasado más reciente.
A menudo, cuando se coloca a los nazis en la constelación, sus representantes se mostrarán rígidos y
fríos. Por lo general, apenas se permitirán mostrar algún sentimiento; a no ser por el desprecio hacia
quienes consideran débiles o emotivos. He sido testigo de estas actitudes en muchas constelaciones y
ahora puedo decir, con segundad, que la característica principal de los nazis en la constelación, es una
frialdad cruel, una insensibilidad emocional, psicológica, espiritual y, a veces, hasta física. En las raíces
mitológicas del alma tribal, esa frialdad está asociada con la runa Isa, que se escribe en forma de línea
vertical derecha. Isa, significa hielo, y representa la paralización, la falta de vigor y el control.
El propósito de los nazis era, nada menos, que la creación de un mundo nuevo, para su propia tribu. En
la mitología germánica, el mundo ha sido creado por dos fuerzas primordiales, el fuego y la frialdad. Los
nazis encarnaron los aspectos destructivos de la runa de Hielo, mientras llevaban la esvástica (la runa
doble Sowelo) que representa al sol. Allí vemos el fuego destructivo y la escarcha implacable, que arrasa
con todo, del principio al fin de Europa; las manos derecha e izquierda de la oscuridad. Al parecer, los
nazis utilizaron una matriz muy antigua en sus intentos de rehacer el mundo; sin embargo, quedaron
atrapados dentro del hielo, en alguna parte a lo largo del camino. Una vez congelados, se volvieron
autómatas e incapaces de cambiar la dirección, e imparables durante mucho tiempo. En una constelación,
el paciente había puesto a un pequeño grupo de trabajadores esclavos frente a algunos nazis. Uno de los
representantes de los trabajadores, dijo: "Ustedes necesitan nuestra calidez". No necesitan la fuerza, ni la
sumisión, ni el trabajo, sino calidez. Fue una aseveración fuera de lo común, pero me pareció sensata,
observando las almas heladas de los nazis, incapaces de alguna empatía.
El fuego y la helada fuera de control, fundidos con los aspectos destructivos de los dioses de la guerra...
Una combinación nada placentera. ¿Cómo podría pedírsele ayuda a la presencia de otros aspectos del
campo mitológico germano para afrontar la herencia de la destrucción nazi?
¿Qué fue de la gran cantidad de jóvenes seducidos por los sueños de gloria ardientes quienes fueron al
frente, y de la gran cantidad que simplemente fue forzada a unirse al ejército? Murieron por incontables
miles. Baldur es uno de los dioses que puede darles la bienvenida. Baldur, el hermoso, quien encarna la
belleza y la pureza masculinas; es decir, un cierto tipo de inocencia. Un dios del sol encarnando los
aspectos positivos del fuego celestial, no los rayos destructivos y relampagueantes de Thor, que
descienden del cielo y matan indiscriminadamente, al azar. De acuerdo con los mitos, él era la esperanza y
el orgullo de todos los dioses, por eso procuraron proteger a Baldur y volverlo inmortal. Pero Baldur murió
como consecuencia de la traición. Todos en la Tierra se lamentaron, excepto Loki, quien lo mató. En una
constelación para los soldados desaparecidos, para los tíos, padres, hermanos e hijos perdidos, los
hombres quienes los representan son atraídos hacia Baldur y su muerte trágica, como las mariposas
nocturnas hacia la flama de una vela. De hecho, Baldurlos absorbe, y se vuelven él de la misma manera
que los dioses y diosas sirven como modelo para identificarse con ellos. Así podemos dar sentido a
nuestra experiencia humana. A medida que Baldur los recibe en sus brazos, los miembros de la familia que
los habían estado extrañando, se lamentan por ellos, descansando en los brazos de los otros dioses que
lloraron por la muerte de Baldur.
En algunas constelaciones coloqué a los representantes de Thor y Wodan, a los lados de un nazi, quien
estaba firme e intocable, desprovisto de empatía y vida, y luego, frente a estos tres, un representante para
Frey, el hermano mellizo de Freya. Él fue el único excluido de "El Anillo de los Nibelungos", que fue la
exclusión sistémica del hombre armónico y sensible. ¿Cómo puede la esperanza masculina encontrar el
equilibrio sin tener acceso a Frey? Frey es el dios de la tierra que trae la fertilidad, que a menudo se lo
representa con el falo erecto» personificando al sexo alegre; un encuentro dichoso y real con lo femenino,
no una violación. Cuando muere, vuelve a elevarse, como la misma naturaleza. La runa de Frey, que él
comparte con su hermana Freya, es Inguz, conectada con el elemento femenino del agua. Esta es el agua
de la vida en su forma líquida, pero no congelada. De pie en mi constelación, le pedí a Frey que hablara
con Thor y Wodan, y dijera: "Hermanos míos, ustedes ya se han quedado con el alma de este hombre por
el tiempo suficiente. Él les dio cuanto debía y aún más. Ahora es el momento de que me lo den a mí".
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Entregan al nazi en las manos de Frey, quien lo saca del campo de la destrucción, lejos de la guerra y la
muerte. El alma del nazi tiembla y, con frecuencia, llora. Facilitadores germanos de la constelación, tales
como. Alfred Ramoda y Bettina Austermann han descubierto, como yo, que la presencia de las antiguas
fuerzas de la mitología, confirman con frecuencia que son un factor clave en el descongelamiento de las
almas de los nazis.
No sólo ha sido en Alemania que he observado el efecto equilibrante y de sanación de una presencia
precristiana en una constelación. Hace poco tiempo estuve trabajando en España y en el grupo estaban
presentes unos cuantos vascos. Uno de los factores en la historia del país vasco es el de los pleitos por la
recuperación de su identidad, su cultura y su idioma. Después de la Guerra Civil, la dictadura, la aparición
de ETA, todavía continúa el conflicto de los vascos. La sociedad vasca contemporánea está dividida y
traumatizada por esta larga historia, e Iñaki, uno de los participantes vascos, necesita una constelación.
Después de hablar con él por un rato, decidí poner algunos grupos pequeños de personas: uno para ETA,
uno para la iglesia y uno para la vida normal. También había representantes para Iñaki y uno de los miembros de su familia, pero como los detalles de sus movimientos no son fundamentales para la parte que
quiero compartir con ustedes, por eso, dejo esa parte del trabajo fuera de la historia. La constelación
reveló justo estancamiento e inmovilidad. Luego, recordé que Iñaki había mencionado, casi por casualidad,
la fuerza de las brujas y otros personajes paganos que habían desafiado a la iglesia en tiempos lejanos.
Considerando que Iñaki los había mencionado, decidí hacer ingresar en el campo a otro pequeño grupo de
personas, que representaría a los 'ancestros precristianos'. El efecto de las personas nuevas en la
constelación fue inmediato y potente. Todos los miembros de ETA estaban paralizados y las contemplaban,
era la primera vez que recurrían a algo fuera de su propio círculo. El grupo que representaba la vida
normal tuvo la misma respuesta. Ahora, toda la gente que representaba a la iglesia había comenzado a
mirar fijamente al grupo de ETA, excepto por uno o dos que miraban a las personas de la época
precristiana. La mayoría de los representantes de ETA pronto se fusionaron con el grupo de los ancestros
paganos, seguidos por quienes representaban la vida normal, y los últimos miembros de ETA también se
unieron gradualmente con el grupo grande. Uno miembro de la iglesia también dio un paso, el resto de ese
grupo permaneció separado. Cuando les pregunté a los distintos representantes de ETA que habían
experimentado mientras sus ancestros les daban la bienvenida y se ponían en contacto con ellos, sólo
expresaron palabras de dignidad, paz y fuerza.
La observación casual de Iñaki me había puesto en la senda de los antiguos ancestros y cuando se
incluyó a sus representantes en el campo, demostraron ser cruciales en la apertura del campo de ETA. Al
parecer, personificaban algo esencial que necesitaban los representantes de ETA para comenzar a
sentirse completos y con empatía hacia las demás personas en la constelación.
Durante el seminario en Berlín (véase los capítulos precedentes) hablé al grupo sobre estos hallazgos
que usamos en algunas constelaciones. El grupo pudo experimentar que los aspectos de los antiguos
dioses negados y rechazados por los nazis, se podían incluir en una constelación y luego tenían un efecto
sanador en los distintos representantes. Cuando nos aproximábamos a la finalización del seminario, quise
hacer un ritual que incluiría a todos los participantes y, después de rogar, me vino la idea de poner una
estructura que nos permitiera tener un encuentro personal con los antiguos dioses y diosas a todos
nosotros.
Primero, les pedía a nueve personas que formaran una fila. Ellos representaban la senda hacia el
pasado; podían ser los ancestros o períodos históricos, según quisieran verlos, y formaban un puente que
los conducía hacia las épocas precristianas. Detrás de esta fila, coloqué a los representantes de varios
dioses y diosas nórdicos en un semicírculo; a los mellizos Frey y Freya en el centro, representando el
balance y la fertilidad; Wodan, quien no está conectado solamente con la guerra, sino que también es el
vidente místico que investiga el otro mundo; la señora Hollé, la guardiana del manantial que está a la
entrada del otro mundo; Thor, personifica a la fuerza que ilumina y el trueno que destruye, pero también
renueva la vida; Loki, el embustero; las tres Norns, las hermanas que tejen los hilos del destino y, por
último, Baldur, que encarna la belleza y la inocencia, y que murió joven. Luego, detrás de todas estas
personas se ubicó un representante, que simbolizaba la fuerza que los había moldeado en la naturaleza y
el poder que ellos portaban.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
La gente que no estaba en la constelación como representante podía entrar al reino de los dioses,
pasando lentamente por los nueve representantes y tocándolos uno a uno. Cuando llegaban podían ir
hasta cada persona, dios o diosa que quisieran. Podían presentarse y, si querían, podían pedirles que las
bendijera o fortaleciera. También podían pasar entre los dioses y encontrar las grandes fuerzas de la
naturaleza que estaban de pie, detrás de ellos. De esa manera, podían dar un paso más allá de la matriz
mitológica de las tribus germánicas. Lo que ocurrió en los encuentros fue abierto - cada uno fue individual
y diferente. Establecimos que los representantes que tuvieran un lugar fijo en la constelación, en cualquier
momento, podían pedirle a alguien que se pusiera en su lugar, así ellos también podían tener la
oportunidad de moverse libremente en el campo por un rato.
Tomé mi tambor y canté una melodía noruega muy antigua. Alguno de los participantes comenzó a
moverse lentamente, tratando de encontrar su camino hacia el pasado, quebrando el tabú cultural de
posguerra de darle la espalda a los dioses germánicos, las runas y todo aquello que estuviera asociado
con ellos. Al principio, los encuentros en la constelación eran tímidos, algo vacilantes; pero durante la hora
que aproximadamente duró el ritual, crecía gradualmente la energía y la alegría. En la etapa final, el ritual
fue dinámico y vibrante; en este punto, la gente se abrazó en silencio, en ese momento conversaban entre
sí con un brillo en los ojos; en otra parte, la gente cantaba y bailaba. Algo que había carecido de vida
volvía a estar verdaderamente vivo y no sólo para la gente que había ido a encontrar a los antiguos
poderes, sino también para los representantes de los dioses y las diosas.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Doble Identidad
Una vez llegó una pareja a uno de mis talleres. Me contaron que su hijo menor se ponía inquieto y
violento tan pronto como tu padre y su madre se retiraban a su dormitorio. Al niño, le resultaba imposible
admitir que ellos pasaran un momento juntos y creaba semejantes escenas que los padres dejaron de
dormir juntos por un tiempo. No obstante, los celos alarmantes del niño todavía eran tangibles y, en
cualquier momento, podía surgir un brote de violencia. Probablemente, un psicoanalista freudiano hubiera
podido estar absolutamente conmovido, al encontrar algo que al parecer es una manifestación tan evidente del complejo de Edipo, pero sentí que la raíz de esta alteración no sería posible explicarla tan
fácilmente. La madre me dijo que estaba segura se relacionaba con un secreto de su padre y que la guerra
había echado su sombra sobre la familia, que ella había tratado de disipar varias veces ya hacía mucho
tiempo. A partir de la anécdota comprendí que; en realidad, sus intentos para tratar de adueñarse del
secreto habían producido el efecto contrario al de equilibrar a la familia. Cuanto más trataba la madre de
descubrir el secreto, más oscuro se volvía. Entonces, le sugerí que hiciera un ataúd pequeño, casi diminuto, y allí colocara un símbolo para el secreto, que después lo enterrara, le dijera adiós, y que dejara la
pequeña tumba, prometiendo no regresar jamás, de tal manera que pudiera descansar en paz. Tenía la
percepción de que el secreto era una fuerza muy activa y quería ser revelado; además, creía que al hacer
el movimiento contrario, apartándose de él, probablemente apareciera inesperadamente, al no querer que
lo abandonaran allí, a su propio destino.
Algunas semanas después del seminario, la madre se puso en contacto conmigo. Había enterrado el
secreto y, posteriormente, había abandonado todo intento de descubrir el pasado. Unos días después del
ritual su padre la llamó por teléfono e, inesperadamente, le dijo: "Creo que todavía debo aprender a vivir
con el peso de haber matado a un hombre cuando era un chico" y luego le cortó abruptamente. Ella volvió
a llamarlo inmediatamente y su padre pudo contarle la anécdota completa por primera vez, después de la
guerra. Su padre mismo había muerto en la guerra, unos partisanos yugoeslavos le habían disparado, y
siendo todavía un niño se había quedado sólo con su madre. Algunos oficiales de las SS se habían
apostado en el pueblo y uno de ellos estaba alojado en su casa. El oficial abusó inmediatamente de su
poder, violando todos los días a la madre de ese niño, quien era testigo obligado de esa acción deleznable
y no encontraba la manera de ayudarla. Pero, un atardecer cuando encontró al oficial de las SS en el
puente sobre el río que atravesaba la ciudad, perdió su control y le dio al hombre semejante empujón que
lo hizo volar por encima del puente y se ahogó. El niño, consiente de las futuras consecuencias si descubrían que él había tenido que ver con la muerte del oficial nazi, guardó silencio. Llegó a ser un hombre, fue
padre y abuelo, y luego la ira irremediable que sintió cuando era chico y su madre había sido forzada a
mantener relaciones con el oficial de las SS salió a la luz en su nieto desplazado, indeciso e irrefrenable.
Recién cuando él contó finalmente esta anécdota, la familia pudo comenzar a hacer el proceso para
equilibrarse.
Cuando pensamos en la polaridad de la víctima y del victimario, ¿dónde deberíamos ubicar al niño que
asesinó al nazi y guardó el secreto? Evidentemente, fue víctima; su padre murió, la familia incompleta
quedó como rehén del oficial nazi y quedó traumatizado por la violación diaria de la madre. Muchas
personas probablemente argumenten que al oficial de las SS se lo debía detener de una u otra manera;
sin embargo, el hecho es que todavía sigue siendo el chico que mató a un hombre, arrojándolo por encima
de un puente. Aun cuando el chico fue la víctima, también es un asesino. Quizás, un asesino accidental,
pero de todos modos un asesino.
Las energías de la víctima y el victimario se pueden mezclar de muchas maneras complejas y extrañas,
pero no precisamente a nivel personal como ya hemos entendido, sino también en grupos más amplios y
en naciones. Tomemos, por ejemplo, a Polonia. La historia de este país relata que fue invadida y dividida,
una y otra vez, por naciones extranjeras. Después los nazis tomaron el poder en 1939. Millones de polacos
murieron duran-té la guerra y la nación quedó enormemente traumatizada; pero, mientras esto ocurría,
gran cantidad de polacos se unieron a los nazis en el asesinato de muchos judíos y gitanos. Ciertamente
fueron polacos los que arriesgaron su vida ayudando a judíos pero desafortunadamente hubo muchos,
muchos más, que quisieron verlos ir y no se detuvieron aun cuando los alemanes habían sido finalmente
derrotados. Muchos judíos que sobrevivieron a la muerte en los campos, fueron asesinados por los
polacos tan pronto como ellos encontraron el camino de regreso a sus pueblos natales, y Polonia puede
reclamar la reputación de ser el único país de Europa en donde tuvieron lugar los pogroms, aún después
de finalizada la segunda guerra mundial. ¿Es Polonia víctima y victimario como nación? Es las dos cosas.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
Polonia todavía se reconoce principalmente como víctima de los nazis, pero nunca como cómplice activo
en el Holocausto.
Cuando se mezclan los roles de víctimas y victimarlos, observamos que las personas, los grupos y las
naciones se identifican con mayor facilidad como víctimas que como victimarios. El país conocido en la
actualidad como Indonesia fue colonia holandesa, durante siglos. Cuando Japón invadió la india holandesa
en 1942, instalaron un sistema de redes en los campos de concentración, siguiendo el ejemplo de su
aliada, la Alemania nazi. Había campos para los diferentes grupos étnicos y, a todos los blancos los
ingresaron en la red, a los hombres, separados de las mujeres y los niños. Los campos eran
completamente diferentes, las condiciones eran relativamente cómodas en algunos, horrorosas en otros,
donde mucha gente moría. Desde la invasión japonesa, los holandeses se sentían víctimas olvidándose de
su rol de colonizadores antes de la guerra, así como del período posterior a la capitulación de los
japoneses, cuando la armada holandesa combatió contra los indonesios que querían su independencia. En
la otrora Yugoslavia, todas las partes cometieron crímenes horrendos durante la guerra entre 1991 y 1995,
aunque los serbios fueron con mucho los más activos y por ejemplo, asesinaron a la mayoría de las
personas durante sus campañas de 'limpieza étnica', En la actualidad, cuando uno todavía escucha hablar
a un oficial serbio, en serbio, puede llegar a pensar que fueron los únicos que han sufrido. A los asesinos
en masa y a los crimínales de guerra serbios todavía se los condecora corno héroes. En Israel, la herida
inmensa del Holocausto no está cicatrizada ni mucho menos. Pero, lamentablemente, a los palestinos
dentro de Israel se los trata como ciudadanos de segunda clase en lo que es virtualmente un estado de
apartheid, gobernado por los judíos, El gobierno de Israel justifica todo eso con la memoria fresca del
Holocausto, identificándose como víctima en un mundo hostil. Los palestinos tienen que afrontar todo tipo
de dificultades logísticas y soportar diariamente toda clase de insultos e injusticias, pero como grupo son
culpables de aterrorizar a la población judía de Israel con bombarderos suicidas y ataques relámpago
diarios en los asentamientos judíos. Estas acciones se describen como actos justificados de la víctima,
tratando de defenderse contra el enemigo.
A partir de todos estos ejemplos y de otros más que se pueden dar, queda claro que en lo relacionado a
la identidad, con frecuencia, la victimización prioriza a quienes perpetran los asesinatos, aun cuando los
hechos sean evidentemente algo más complicados. En la Alemania actual, uno de los ejemplos
excepcionales del país que se identifica como culpable, también podemos encontrar el aspecto negado de
la mezcla de las energías del victimario y la víctima. Aquí, la parte de la víctima es la que continúa en las
sombras. Todavía en la Alemania actual, está mal visto lamentarse abiertamente por la muerte de los
civiles alemanes que perdieron sus vidas, durante la guerra. Los crímenes nazis hicieron que todo lo
demás fuera irrelevante, inexistente.
Por consiguiente, en cada uno de los países y regiones mencionados; a saber, Polonia, los Países
Bajos, la otrora Yugoslavia, Alemania, Israel y los territorios palestinos, hay lugar sólo para una identidad
colectiva; ya sea la de la víctima o del victimario, aunque en cada caso, los hechos históricos, muestran
una mezcla de roles entre la víctima y el victimario. Entonces, ¿por qué la preferencia del papel de la
víctima? Por supuesto, hay una gran cantidad de razones diferentes. Una, a modo de ejemplo, porque la
verdadera victimización ocurrió. Sin embargo, ser la víctima también convierte a los aspectos externos
como responsables de sus problemas. Siempre que uno es la víctima, hay otro por allí que le hizo algún
daño, que le debe algo. Además de esto, 'la víctima', como concepto, tiene a menudo un aura de
inocencia. Evidentemente, este es un argumento más conmovedor para establecer una identidad que las
asociaciones de contaminación y culpa que acompañan a los asesinos. En realidad, también existe la idea
original de que las víctimas se pueden purificar por medio de sus experiencias penosas, hasta santificarse
por ellas. Aquí podemos reconocer el eco claro de la anécdota de Cristo, para quien la tortura y la
victimización llegaron como un propósito divino, el paso necesario para el nivel venidero de la luz y la vida.
Sin embargo, la triste realidad es que las víctimas no emergen de aquello que fue esa victimización, que
las colmó de luz, clemencia y sabiduría. Por el contrario, ellas salen de la traumatización, la disociación y
el desprendimiento profundos y, en ese estado, pueden volverse fácilmente victimarios en mayor o menor
medida, sin ser totalmente conscientes y sin siquiera inquietarse.
Los soldados norteamericanos que liberaron los campos de concentración habían sido testigos de las
atrocidades y las condiciones en las que los prisioneros habían tratado de sobrevivir. Muchos de los
sobrevivientes no tenían hogar a donde regresar y fueron reunidos en los campos de expatriados.
Nuevamente, para ellos la vida en las barracas, y los soldados norteamericanos entendieron el
comportamiento de estas personas perdidas en esos lugares que, con frecuencia, eran un poquito mejor
que las prisiones. Muchos de los sobrevivientes que llegaron allí, eran rudos, violentos, antisociables,
robaban y acaparaban comida, además tenían grandes dificultades en cuanto a la cooperación con las
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
autoridades de sus hogares transitorios. Cuando los soldados que habían estado presentes en la
liberación regresaban a sus hogares y llegaba la siguiente cuadrilla del personal de la armada desde
EE.UU., ellos estaban asombrados por la apariencia y el comportamiento de los prisioneros del otrora
campo de concentración y muy pronto prefirieron a los nazis encarcelados, civilizados, de buen comportamiento y cultos. Las personas profundamente traumatizadas, no son siempre las personas más
agradables para tener a nuestro alrededor, especialmente si ya no tienen más qué perder, porque les han
quitado todo, incluyendo su sentido básico de dignidad. La tortura, la prisión y la humillación, santificadas
por los regímenes totalitarios en tiempos de persecuciones de diferentes grupos humanos, están
diseñadas para quebrar y destruir a la víctima y no sólo físicamente. Realmente no podemos esperar qué
los sobrevivientes devuelvan lo que les fue arrebatado tan casual y fácilmente como esto fue destruido.
Las imágenes culturales que tenemos de la víctima como un ser inocente, puro y elevado y la del
victimario como un monstruo inhumano y bestial, nos sirven para poder distanciarnos de las dinámicas
reales de la víctima y el victimario y de los numerosos y complejos enredos entre ellos. Mantenemos a
raya a los victimarios juzgándolos de anormales, de modo tal que no tengamos que compararnos con
ellos. Si actuaran como personas normales y amigables, como los nazis en los campos de prisioneros de
guerra, ya no podríamos creer que ellos fueran los verdaderos victimarios. Sentimos afecto por las víctimas, mientras sean dóciles y agradecidas por nuestra ayuda, pero cuando las víctimas son rencorosas y
perturban, nuestra paciencia pronto sale corriendo y las desacreditamos.
Demos por un momento un paso atrás desde la perspectiva del alma tribal y cambiemos al nivel
individual para juzgar allí los enredos de la víctima y el victimario. La energía de la víctima y el victimario,
con frecuencia, aparece en las historias personales sobre violación e incesto, judith Rothen, de origen
suizo pero que vive en los Países. Bajos, ha sido asesora legal de las víctimas de violaciones y ha estado
instruyendo y capacitando a terapeutas y asistentes sociales sobre la manera de respaldar a pacientes con
una historia de violación e incesto. Ray Wyre quien es el cofundador de la RWA, una organización
independiente para la protección de los niños en Escocia, cuyo objetivo está centrado en delitos tales
como estupro, violación, pedofilia y abuso sexual. El personal de la RWA ofrece un campo muy amplio de
servicios, que incluye diversos programas de tratamiento para adultos y jóvenes delincuentes sexuales.
Tanto Judith Rothen como Ray Wyre son reconocidos expertos en sus especialidades, y ¿qué podemos
aprender de ellos?
Judith dice: "La gente lucha con frecuencia contra las experiencias de violación, que a primera vista no
están integradas. La víctima se identifica plenamente con el agresor, porque ha absorbido las definiciones,
distorsiones y la energía del victimario. La realidad del Violador está en la introyección reprimida, admitida.
La víctima debe aprender a liberarse de la identificación, porque es necesario introducirse en la realidad de
los sucesos ocurridos. Esto se da paso a paso, pues descubrir que introyectó una realidad impersonal,
aunque de hecho sea la única realidad permitida, es un proceso lento. Entonces, II puede construir la
identidad de un 'mi' y un 'tu'. La víctima debe tener en cuenta que los sucesos ocurrieron y le ocurrí»-ron a
él o ella, y que además había otra persona comprometí da, el victimario, y las dos necesitan separarse.
Sólo entonces la victimización puede transformarse en fuerza personal o sea lo que fuere por venir. En
este sentido, la identidad de la víctima es un paso necesario, una construcción que ayuda a aceptar que
algo malo ocurrió y produjo un impacto enorme, provocando manifestaciones de aislamiento, abandono y
sensación de vacío.
Es necesario que la víctima comprenda el campo de la victimización, junto con los diversos tipos de
contextos que fueron creando los sucesos. En el caso de la violación reiterada, en particular, se debe
entender precisamente la estrategia de seducción y engaño. Es necesario aceptar la realidad traumática
completa, para sentir los diferentes aspectos del núcleo del trauma, no todos los detalles ni todos lo
sucesos en sí, sino los sucesos medulares, pues observando el contexto: las mentiras, las falsedades, las
amenazas; tanto la víctima como el victimario se hacen visibles. La educación -educación psicológica- es
muy importante en esta etapa: por ejemplo, que tener un orgasmo durante la violación es sólo una
respuesta orgánica e incomparable, en todo caso, con el placer sexual de una relación verdaderamente
consentida.
Si no se realiza este trabajo nada queda claro y la víctima afianza su confusión, a causa de los enredos.
El pasado sigue interfiriendo y continúa abrumando el presente. Además, aparte de conocer el contexto y
de separarse del agresor, es necesario abordar el trauma mediante una forma de terapia del trauma.
Cuando el pasado se pude separar del aquí y ahora, el futuro aparece".
Ray Wyre explica que los móviles de los violadores, incluyen: el sexo, la ira, el control, establecer el
miedo, el poder, la venganza, además de muchos otros. "Cuando el violador identifica las necesidades que
se llegan a conocer mediante el ultraje mientras está haciendo tratamiento o durante la terapia, procura
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
responder a esas necesidades adecuadamente con la ayuda del terapeuta. A menos que el violador
modifique sus creencias y pensamientos distorsionados, desarrolle empatía y familiaridad, existen muy
pocas esperanzas de que logre hacer el cambio. Los adolescentes que se vuelven o siguen siendo
violadores -después de haber sido las víctimas de alguna violación- es más probable que violen si no
desarrollan la empatía e intimidad apropiadas.
Sin embargo, para que el tratamiento sea eficaz es necesario reconocer que el agresor es una persona
pensante, creyente, conductual y perceptiva; por lo tanto, sea cual fuere el enfoque, se debe abordar cada
uno de estos niveles para lograr el éxito del tratamiento.
En algunas personas, las manifestaciones internas del deseo de cometer algo ilegal importan más que
las razones externas para no hacerlo; en consecuencia, se vuelven delincuentes. La forma como
modificamos esta conducta es parte del desafío; pues, a menos que impactemos en el mundo interior del
agresor, nuestros controles externos son limitados en cuanto a lo que se puede lograr".
judith Rothen y Ray Wyre nos dan las claves importantes, acerca de las dinámicas de la victimización y
la perpetración, además del modo para contrarrestarlas. La víctima necesita crear una identidad, sobre (a
base de la diferenciación entre ella y el violador; el violador necesita desarrollar el conocimiento empático
de la realidad de la víctima. Es muy interesante para las dos partes encontrar el nuevo equilibrio, aceptando y explorando la realidad del otro involucrado de manera empática. Mientras lo hacemos, también se
fortalece su propia individualidad, reconociendo su experiencia y responsabilidad personal. Estas tareas no
son fáciles para la víctima ni para el violador. Según refiere Ray Wyre, el victimario está frecuentemente
escondido en la parte más profunda de su ser y, por tanto, para él es un desafío encontrar el acceso a su
realidad interior.
¿Por qué resulta tan difícil encontrar el acceso a la realidad interior del victimario? Pueden existir todo
tipo de razones; por ejemplo, el sentimiento de vergüenza y culpa, que no siempre está presente. Con
frecuencia, el consultor y el terapeuta no pueden llegar realmente al victimario, para sentir verdaderamente
su propio yo interior y poner palabras a esta experiencia. Algunas personas jamás han desarrollado esta
habilidad, dada su propia victimización, pues tienen heridas tan profundas que han dejado de sentirlas por
completo, motivo por lo cual estarán protegidas de su propio miedo y dolor. Muchas culturas activan este
mecanismo para que muchos jóvenes comunes se vuelvan soldados despiadados, victimarios, que se
pueden usar para defender los intereses de la tribu y sus líderes.
Norah Vincent, una periodista norteamericana, vivió un año y medio como hombre. En el libro ´Self-made
Man', describe sus experiencias visitando a las mujeres que hacen "striptease, citando mujeres,
haciéndose miembro de un equipo de bowling exclusivo para hombres y pasando el tiempo con el grupo
actual de hombres de la Nueva Era. A veces, sus reflexiones personales sobre las dinámicas entre los
hombres y las mujeres son verdaderamente drásticas. Lleva al lector en un viaje cada vez más incómodo
pero fascinante, evitando las conclusiones rápidas y fáciles, poniendo a. prueba la construcción de las
identidades de hombres y mujeres, y de las maneras que interactúan los dos sexos. Una de sus conclusiones es que los hombres en la sociedad norteamericana están totalmente disociados y desprendidos de la
mayor parte de su mundo interior. Después de leer el libro de Norah Vincent, uno tiene pocas razones para
esperar que la situación sea mucho mejor en otros países; por eso, el patrón básico de disociación ya está
firme en su lugar, cuando los jóvenes ingresan a las fuerzas armadas, y sólo necesitan adaptarse
efectivamente al siguiente nivel
En ´At Hell's Gate´ Claude Anshin Thomas describe cómo él mismo, siendo aún un niño, fue encerrado en
un círculo de violencia familiar. Cuando tiene la edad suficiente, se enrola en el ejército donde lo someten
a violaciones de todo tipo, múltiples y extremas, todas con la intención de quebrar su voluntad. En efecto,
Claude aprende a disociarse completamente de su experiencia. Luego, lo envían a Vietnam y sobrevive un
año como combatiente. Cuando regresa a su hogar, no cuenta con ninguna estructura que lo ayude a salir
adelante con los efectos de su entrenamiento y los traumas extremos de su época de soldado y, por
último, termina completamente aislado, adicto a las drogas y sin techo. Tanto a Claude, la víctima
traumatizada, como a Claude el asesino, la sociedad norteamericana los rechaza y se vuelve un paria.
Pocas Veces, se ha descrito la esencia de la experiencia de los soldados con tanta sobriedad, sin censura
ni autocompasión. Claude Thomas abrazó el budismo y ha encontrado el método y el lenguaje para
afrontar sus traumas y heridas, sin poder cerrarlas ni hacerlas desaparecer realmente, pero al menos
entendiendo cómo son y cómo se pueden manejar, hasta cierto punto. Las anécdotas de Claude Anshin
Thomas sostienen un espejo perturbador ante la sociedad. Él demuestra cómo los países aprueban el
abuso y la traumatización sistemáticos de los soldados en entrenamiento, sólo para deshacerse de ellos,
después de haber hecho el trabajo sucio, cuando ya no los necesitan más.
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
En los grupos de la constelación, nos enfrentamos regularmente con los legados de diferentes tipos de
violencia y conocemos una gran variedad de víctimas y victimarios. En este libro ya hemos descrito
formatos de constelación y rituales de todo tipo, que se pueden usar en los grupos para abordar este
campo. Pero, ¿qué sucede con el facilitador que utiliza estos métodos? El guía del grupo es, de por sí,
también un actor importante en este campo. Un líder de grupo sólo podrá darle la bienvenida en el otro
que el mismo ha sido capaz de integrar en sí mismo. Si queremos ser capaces de encargarnos de las
energías de la víctima y el victimario en nuestros pacientes, debemos encargarnos de esas energías
también en nosotros. Hace poco tiempo, Alice, una de las participantes en mi grupo de supervisión para
facilitadores de la constelación pidió un respaldo, y me dijo: "Sé cómo manejarme con los victímanos del
pasado en una constelación, pero me siento confundida cuando las personas que vienen al grupo son,
aquí y ahora, los victimarios*'. Entonces, sugerí una constelación en donde hubiera un representante para
Alice y dos personas, una para la 'víctima externa´ y otra para el Victimario externo', los pacientes que
llegaron a sus seminarios. Cuando Alice les había asignado un lugar a estos tres representantes, le pedí
que escogiera dos representantes adicionales, uno para su propia víctima interna y otro para su propio
victimario interno. En seguida, el representante de Alice fue hacia la víctima interna, para protegerla. Este
movimiento fue el que equilibró todo el campo, pero pareció algo blando; de tal manera, que todavía
faltaba algo. Entonces, agregué un representante extra para Alice, quien después se trabó en combate con
el victimario interno. Sólo después de que los dos representantes de Alice se confundieron en un abrazo
con las energías de la víctima interna y el victimario interno fue que pudieron relajarse realmente, tanto la
víctima como el victimario externo. La víctima externa, principalmente, expresó que esos sentimientos de
confianza recién aparecieron después de que Alice los había integrado a su propia energía de victimaria.
Cuando estamos tratando con efectos transgeneracionales de persecución y guerra en grandes colectivos,
abriéndonos hacia ´el otro', estamos dando uno de los pasos del proceso de sanación. Este no es un
movimiento fácil para el alma tribal, de tal manera que se necesita experiencia para facilitarlo. A las
personas en el grupo de las víctimas se les brinda ayuda para comprender a los victimarios en su rol, así
tendrán una mejor oportunidad para separarse de ellos, A quienes están del lado de los victimarios se los
guía para abrirse ante la realidad y el sufrimiento de las víctimas y permitir que los afecte. De esa manera,
la energía propia del victimario se llega a divisar. Con optimismo, los victimarios y sus descendientes se
pueden incluir en la empatía que hace posible sentir a las víctimas. Este no es un movimiento dentro del
alma universal, no, esta es una apertura del campo del alma tribal, incluyendo al otro grupo dentro de la
experiencia, tal como fue posible en el ritual para los grupos de irlandeses católicos y protestantes,
descrito en la última parte del capítulo nueve. En el proceso del descubrimiento estimulante del uno y el
otro, hay un don oculto. Cuando un grupo se abre al otro, se abre también a sus propias partes negadas y
así salen a la luz los enredos dolorosos y profundos entre la víctima y el victimario, interna y externamente.
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La rotación de la rueda
Estuvimos explorando todo los tipos de aspectos del alma tribal sobre la herencia de la persecución y el
genocidio, y hemos descubierto algunas maneras para dirigirlos en los rituales y constelaciones. Hemos
tocado varias capas de las experiencias de las víctimas y los victimarios, y observamos cómo éstas
pueden llegar a ser el cimiento de la identidad colectiva. Sabemos cómo se crea a las víctimas: por las
acciones de los victimarios. Pero queda la duda, respecto de cómo y por qué las personas llegan a ser
participantes activos en la persecución, tortura y asesinatos en 'masa'. Es una pregunta importante, no
sólo porque la respuesta puede ayudarnos a entender más acerca del pasado, sino también porque nos
permitiría reconocer señales que pudieran indicar que las sociedades se encaminan hacia la guerra tribal
con sus consiguientes tragedias y desastres.
Algunos historiadores argumentan que Auschwitz fue una aberración, una anomalía. Por cierto, la idea
es atractiva, porque es cierto que Auschwitz sólo pudo aparecer en una ausencia temporaria de la
civilización; por lo tanto, el mundo civilizado no tendrá la necesidad de temer por su reaparición. En ´The
origins of Nazi Violence', Enzo Traversa demuestra todo lo contrario. Todas y cada una de las cuadras de
edificios de la filosofía nazi y de los métodos que emplearon, ya eran una parte de las tendencias
principales de la cultura europea. Es verdad que los nazis reunieron una construcción nueva y mortal, pero
usaron elementos que ya eran conocidos. Tratar de ubicar a Auschwitz en un vacío fuera de la civilización,
es la anulación del hecho de que, si Auschwitz hubiese sido algo, era una construcción europea pura.
Simplemente, debemos liberar la ilusión de que la cultura y la civilización nos pueden proteger del
genocidio organizado.
El libro ´Becoming evil', escrito por James Waller, muy bien puede ser la exploración más integral de las
raíces de la violencia masiva de la que disponemos en este momento. Waller guía al lector a los nuevos
modelos, a través de la evaluación de la esfera de acción completa de los primeros modelos y teorías
científicas sobre la psicología del victimario. La biología es uno de los factores que está en juego, a causa
de la herencia de nuestros ancestros más antiguos, pues cada ser humano actualmente vivo tiende a crear
lazos con otros, a proteger los intereses de su propio grupo y a desconfiar de los extraños. Este
comportamiento se origina en los tiempos que deambulábamos en bandas pequeñas dentro de un entorno
de recursos limitados y cuando eliminar a otros grupos de personas le daba ventajas directas a la banda
de asesinos, tales como tener acceso a una mayor cantidad de comida. Pero desgraciadamente, donde
los animales han basado su instinto para dejar de luchar cuando una de las partes muestra signos de
sumisión; al parecer, los seres humanos perdieron esos mecanismos de contención. Cuando comenzamos
a matar, podemos continuar matando hasta que no quede nadie vivo.
La investigación demuestra que cuando el grupo está formado totalmente al azar sus miembros querrán
más a la gente de su grupo, más que a los extraños. No querrán que otro grupo saque ventajas de ellos y
juzgarán el desempeño de su propio grupo mejor que el de los otros. Queda claro que alguna de las
dinámicas del alma tribal está conectada con nuestro maquillaje psicológico básico. Sin embargo, no todo
el mundo se convierte en asesino serial, aunque algunos lo hagan. Waller introduce el concepto de la
'cultura de la cruel-dad', que puede aparecer en todas la sociedades. En una cultura de la crueldad,
nuestros impulsos biológicos más antiguos están atados y dirigidos hacia los grupos. La combinación de
estrategias vuelve al grupo de los 'otros' una abstracción deshumanizada que asume la responsabilidad
cuando las cosas andan mal. Después, al grupo de la víctima se lo culpa por la posición desfavorable en la
que se encuentra, el uso de la violencia en contra de ellos está permitido y, por último, la eliminación del
otro se convierte en un paso lógico, una necesidad. La exploración profunda y clara de las diferentes
etapas de este proceso gradual y de los mecanismos implicados con sagra a 'Becoming evil´ como un
estudio valioso.
La dinámica específica, especial para la erupción repentina de violencia en masa, está señalada por
alguno de los Hutus que participaron en el genocidio de Ruanda en 1944, donde probablemente hayan
perdido la vida un millón de Tutsi. En el libro 'Intímate Enemy', escrito por Robert Lyons y Scout Straus,
podemos leer las palabras de hombres y mujeres que fueron victimarios activos. En los meses anteriores a
la gran matanza, que duró aproximadamente cien días, las tensiones iban creciendo y la radio difundía
diariamente el mensaje donde se decía que era necesario exterminar a los Tutsi. La fase inicial de la
matanza se había planificado de antemano, había listas de personas a quienes era necesario que se las
asesinara antes que a otras. Además, se había trabajado sobre la estrategia de levantar barricadas, a lo
largo de toda la carretera y por todas las ciudades, que iban a estar controladas por los Hutus, quienes les
exigirían a cada transeúnte que se identificara. Todo esto coincide con los patrones definidos en la cultura
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de la crueldad de Waller. Pero después se produce una explosión de violencia repentina, durante la que
una enorme cantidad de Hutus comenzó a masacrar a los Tutsi. En los relatos de muchos de los que
participaron, se describe el momento en que se unieron las bandas asesinas. Los iniciadores actuaron en
pequeños grupos, usando amenazas personales: "Sabemos quién es y lo mataremos a usted o a su
familia si no se une a nosotros" y, uno por uno, otros Hutus debieron probar su lealtad al propio grupo,
matando un Tutsi. Sin dudas, algunos se unieron con toda facilidad al grupo y no tuvieron que obligarlos,
pero otros Hutus sucumbieron, a causa del miedo. De inmediato, todos se volvieron una sola fuerza
mental, sumergidos en el éxtasis En cuanto las personas trasponían la frontera y eran declaradas
culpables, ingresaban y continuaba la matanza, exigiéndoles probablemente a otros que también se
unieran. En semejante situación increíblemente emotiva, existen pocas posibilidades de dejar de lado la
responsabilidad individua! que en circunstancias normales hace que la gente rechace la idea de matar a
amigos y vecinos. Entre los Hutus que rehusaron abiertamente masacrar a los Tutsis, muchos se quitaron
la vida, y se estima que 50.000 fueron asesinados.
La expansión gradual de las fronteras dentro de la cultura de la crueldad de Waller y los repentinos
asesinatos masivos, donde participaron cantidades increíbles de personas, tales como los que ocurrieron
en Ruanda se asemejan; en las dos situaciones, a las víctimas y los victimarios se las reduce a tener una
sola identidad. No importa si hubo un proceso lento en el aumento de chivos expiatorios y de
persecuciones de un grupo en particular, o la locura repentina fulminante de asesinatos en masa, con
independencia de si el proceso duró diez años o tres meses, porque la identidad de todos y cada uno de
los involucrados se basa sobre fundamentos cada vez más acotados, hasta que sólo queda una
alternativa: la gente debe pertenecer a un grupo o a otro. Ya no existe más espacio para matices distintos.
Amartya Sen, laureada con el premio Nobel, revela en identity and Violence' cómo, después de los
ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU., el mundo quedó bajo el dominio firme del
poder con la tendencia recién descrita. Cada vez existen más y más reivindicaciones, no sólo de personas
sino de ideas y valores como 'occidentales´ o islámicos', que luego se rechazan o abrazan, según quien
escriba la etiqueta. Desde una perspectiva, es absurdo determinar que todas las personas y todas las
cosas entran en una de estas dos categorías, y desde la perspectiva de la otra es sumamente inquietante.
Las ¡deas que aparecieron inesperadamente en diferentes culturas y en diferentes momentos, tales como,
por ejemplo., diversas formas de tomar decisiones democráticas, ahora se consideran 'occidentales' en
muchos países africanos
y en consecuencia se rechazan. Y esto en un continente en cual hubo grandes grupos de personas de
muchas culturas acostumbradas a tomar sus decisiones con respecto al grupo empleando procedimientos
que, en esencia, eran democráticos. En los dos aspectos de las divisiones, las occidentales y las
islámicas, se niegan, ridiculizan y olvidan el patrimonio humano compartido, las antiguas conexiones y las
fecundaciones cruzadas. La realidad se simplifica, la historia se reescribe, los hechos se rechazan o
encubren. Amartya Sen argumenta que el único recurso disponible y el que debemos emplear
conscientemente es negarse a creer en la sugestión hipnótica que cada uno de nosotros debe identificar,
sobre la base de un denominador común. ¿Por qué cada uno de nosotros debería pertenecer sólo a uno
de los dos grupos que se consideran automáticamente fuerzas antagónicas? Sen destaca que cada uno
de nosotros tiene identidad múltiple y que nunca somos occidentales o islámicos solamente, sino siempre
muchas otras cosas a la vez. Las palabras de Amartya Sen adquieren una importancia superior después
de las de científicos, tales como Enzo Traverso, James Waller y otros, porque la tendencia actual de dividir
a las personas y los conceptos en alguno de los dos grupos es uno de los mecanismos culturales que
existieron tradicionalmente en muchos lugares y épocas, y el escalón hacia la guerra y el genocidio.
Ahora, por última vez, regresaremos a la rueda de las almas. ¿Qué nos puede decir sobre el comienzo
de las dinámicas de la víctima y el victimario?
Nuestra alma siente nostalgias por el norte. El noreste es el lugar del nacimiento y el noroeste es la
puerta a la muerte, el norte de por sí es el lugar intermedio. El norte es el lugar desde donde venimos
originalmente y hacia donde nos encaminamos después de la muerte; es el hogar de nuestra alma.
Cuando una parte de nosotros anhela el norte desde lo más profundo, estamos deseando con ansias su
paz, su amplitud, su sensación atemporal de identidad, en donde todo aquello que somos es bienvenido y
nada es repudiado. "Todos los hombres serán hermanos" es el mensaje de esperanzas, una expresión de
esa añoranza que ha llegado a ser el himno de la Unión Europea.
Sin embargo, la realidad es que mientras estamos vivos en el mundo físico, nos estamos moviendo a
través del este, el sur y el oeste de la rueda. Aun así, no nos impide sentir nostalgias del norte de vez en
cuando. Nos ponemos a prueba y lo alcanzamos conscientemente cuando comenzamos la práctica de
meditación que tranquiliza nuestra mente y abre nuestros sentidos más sutiles. Inconscientemente,
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Las lágrimas de los ancestros – Daan Van Kampenhout
tratamos de ir al norte cuando aislamos nuestra conciencia de las experiencias traumáticas y dolorosas;
cuando disociamos así, ya no tenemos necesidad de sentir más determinadas partes en nosotros. Aun así,
el hecho sigue siendo que vivimos en el sur, el lugar de la condición física, la interacción, la fricción, la
dualidad y la competencia.
En cierto sentido estamos atrapados en el sur, mientras nuestro circuito interno sigue apuntando ai
norte. Probablemente es por eso que las vacaciones son tan populares, porque son una forma de
oxigenarse con los aspectos placenteros del sur: buena compañía, buena comida y tiempo libre. Sin
estrés, sin exigencias, sin esfuerzos. Hasta donde podemos llegar, usando las opciones del sur, tratamos
de darle sentido al norte. Durante las vacaciones recuperamos nuestra energía, pero luego debemos
regresar al mundo de la polaridad, a la realidad de los dentistas, a los embotellamientos del tránsito, a los
recaudadores de impuestos y a los colegas detestables.
La nostalgia de la combinación de prosperidad con simplicidad permanece en nosotros pero como
vivimos en el mundo material del sur, sólo podemos juzgarlo desde la perspectiva del sur y pensamos que
podemos llegar allí únicamente a través de lo: medios del sur. ¿Cuáles son esos significados? El sur es
también el lugar del alma tribal y, por eso, usamos los mecanismos de ésta para alcanzar el sentido de
unidad y paz, pero creamos fronteras, excluimos a los otros y defendemos nuestro espacio, si es
necesario hasta con violencia. No incluimos lo que nos molesta; no, tratamos de evitarlo o librarnos de
eso. Pero finalmente nunca funcionará, porque la paz del norte con todo incluido no se puede crear
desacreditando aquello que pensamos no pertenece, con la esperanza de hacer la vida menos
complicada. Ya he mencionado la frase: Todos los hombres serán hermanos', las palabras famosas de la
Oda a la alegría de Friedrich Schiller, que musicalizó Ludwig van Beethoven en 1823. ¿No es irónico que
estas palabras se hayan escuchado en otros tiempos, durante los juegos Olímpicos, en una situación
donde las personas llegaban a competir con gran firmeza, queriendo probar que ellas eran mejores que las
demás? Podemos cantar muchas canciones sobre nuestros nobles sueños de unidad; sin embargo, al
mismo tiempo nos estamos contradiciendo. Soñando en la paz, usamos el significado del sur para crear la
ilusión temporaria del norte. No estamos creando el sentido de unión, aceptando y fusionándonos con lo
que allí está; por el contrario, estamos tratando de hacer las cosas correctas para nosotros y nuestro grupo
de pertenencia, compitiendo con ´el otro' y, si fuera necesario, eliminándolo. La nostalgia por el norte es
inherente a nuestra alma, pero nunca podemos llegar allí directamente desde el alma tribal. Desde el sur
sólo se puede llegar al norte, a través del oeste: el alma individual.
Sin embargo, el oeste es un lugar difícil donde estar. Aquí, nos encontramos con nosotros, porque el
oeste es la dirección interior. Es el lugar del otoño, cuando caen las hojas, donde todo aquello que cumplió
con su cometido se vuelvo innecesario y se elimina. Para la psiquis, liberarse resulta penoso, debido a
aquello que pudiera quedar revelado. Todos vivimos vidas de disociación parcial, todos tenemos miedos y
heridas guardados bajo llave, seguros en el sótano de nuestra personalidad. Al ingresar al oeste, nos
confrontaremos con quienes llegarán a la superficie. El proceso de individuación es el proceso de la
dirección interior, para enfrentar a los demonios. En este proceso desarrollamos la compasión y la fuerza.
Encontrar y desarrollar la fuerza individual verdadera, le permitirá hacer sus propias elecciones y tener sus
propias opiniones, que desde la perspectiva del alma tribal, está considerada desgraciadamente una idea
realmente Incorrecta. La tribu no le da la bienvenida a la independencia ni a la individualidad, quiere la
cohesión, a través de la uniformidad.
Por eso, aquí está el dilema. Existe nostalgia por la unidad y la paz incondicional del norte; de hecho,
esta es la cualidad en nuestra alma, porque nuestra alma llega desde el norte y nos gustaría volver allí,
para vivir completamente nuestras vidas desde esa realidad. Pero, estamos en el sur, el lugar del mundo
físico y del alma tribal, y aquí sólo podemos lograr una paz condicional, la unidad limitada, rechazando o
eliminando aquello que nos molesta. Es la manera que nos puede hacer llegar realmente a la experiencia
de la unidad sanadora y profunda, desde el norte atrayéndolo por el oeste. Desgraciadamente, esta
manera es aterradora y dolorosa, y nos puede apartar de la fuerza tribal. Por eso, permanecemos en el sur
y tratamos de levantarnos bruscamente desde allí, hacia el norte. Fallamos, por consiguiente, tratamos
tenazmente de llegar allí, pero todavía estamos evitando tomar la ruta del oeste.
La única salida verdadera del control del alma tribal es el abrazo a la identidad personal. En el
imaginario del alma tribal, esto significa mudarse de la región central e ir a la frontera, desde donde existe
la posibilidad de interactuar con el espacio fuera de los límites tribales. Las personas en la frontera del
alma tribal pueden tener más identidades, porque las zonas de la frontera se pueden tocar y superponerse
con otros campos tribales, mientras que el centro debe afianzarse solo. Los límites todavía se necesitan
con la identidad en base a la experiencia personal en lugar de la del grupo, pero no significa que uno deba
librarse del alma tribal. Sin límites, desaparecería la identidad tribal, que no es el verdadero objetivo. La
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tribu, en su aspecto positivo, nos da fuerzas, el sentido de pertenencia que nos une con nuestros
ancestros y estas son las cosas maravillosas que necesitamos. El crecimiento en el espacio individual
puede significar que uno continúa siendo miembro de su grupo o sus grupos, pero esta pertenencia en
particular, ya no es más el único factor que determina la identidad. Individuación no significa que el
principio del proceso de la identificación colectiva deje de funcionar, sino que la identidad se convierte en
una identidad fragmentada en múltiples capas.
Cada uno de los cuatro niveles es una parte de nuestro ser. No podemos rechazar a uno o dos de ellos,
mientras tratamos de hacer nuestro hogar precisamente en otro. Nuestra tarea es ser y seguir siendo un
miembro responsable de varias almas tribales, para desarrollar nuestra fuerza individual, para encontrar y
producir el equilibrio dentro de nuestra familia lo mejor que podamos, para derivar en el alma universal.
Las cuatro almas tienen sus dones pero, desgraciadamente, también sus trampas. Sólo cuando están
inactivas, podemos disfrutar mejor de sus dones y evitar la paralización. La rueda de las almas forma parte
de nosotros y nosotros parte de ella. Cuando cuidamos todas nuestras almas, podemos llevar una vida en
el centro de la rueda, en contacto con las cuatro direcciones. De esa manera, podemos satisfacer todos
los aspectos de nuestro ser, y con optimismo, evitar los caminos que conducen a la guerra tribal.
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En la puerta de Mauthausen
Una mañana temprano estaba en un gran círculo, justo afuera de los muros de piedra de Mauthausen, el
campo de concentración cerca de la ciudad austríaca de Linz. Aproximadamente la mitad de las personas
que estaban en el grupo que había estado conduciendo durante los últimos cuatro días, han venido
conmigo a Mauthausen, y algunas otras personas que habían participado en oíros seminarios, se unieron
a nosotros Muchos coinciden en que jamás han estado aquí antes y que nunca hubieran ido hasta
Mauthausen por sí solos. El hecho de estar aquí con un grupo crea una pertenencia que nos permite a
todos estar aquí. En el momento que salimos del círculo, ya no hablaremos más, hasta que regresemos
hasta este lugar por la tarde. Será un día de silencio y reflexión, en donde cada uno sigue su propia guía
interior. Sin embargo, aunque estuviéramos por nuestra cuenta, no estaríamos solos. Durante todo el día,
estamos todos ligados por conexiones de plegarias y silencio. Uno a uno dejamos el círculo y nos
encaminamos hacia la entrada del campo.
El nombre Mauthausen está ligado con la primera visión fugaz que los holandeses tuvieron del intento de
ocupación de las fuerzas alemanas y, en consecuencia, todavía la circunda el miedo de un nivel que
supera hasta a Auschwitz, Treblinka, Bergen-Belsen y otros campos de concentración muy conocidos.
Durante el fin de semana entre el 22 y 23 de febrero de 1941, Amsterdam experimentó la primera razia en
la que rodearon a un total de 427 hombres judíos en las calles del antiguo barrio judío y los transportaron
hasta Mauthausen. Fue el primer transporte de este tipo donde ni siquiera uno de los prisioneros
sobrevivió. Justo algunas semanas más tarde, las familias recibieron en sus casas los mensajes, donde
les comunicaban los fallecimientos, Aún hoy, transponer las puertas de Mauthausen es como ingresar
simultáneamente al lugar en sí y al oscuro mito.
El campo no es tan grande como pensaba, si bien la mayor parte ha sido desmantelada, por eso no
puedo sentir cuáles fueron realmente sus verdaderas dimensiones en los años de la guerra. Dado que
hemos llegado aquí por la mañana temprano, hay sólo algunos visitantes más recorriéndolo. Mauthausen
está vacío, quieto, abandonado, El humo se eleva en silencio hacia el exterior formando ondas; en una
granja vecina están quemando la basura. No hay viento, el humo se eleva como si fuera una columna
tenue y gris, que a veces se oscurece. De repente, a medida que camino lentamente al lado de los
edificios, observo un espectáculo que me desorienta; el humo parece elevarse desde la chimenea de los
crematorios. El campo vacío parece llenarse de fantasmas.
En la parte exterior del campo principal encuentro las largas estrellas ´de la muerte', señalando el camino
hacia la cantera de piedras. Este lugar, la Tumba vienesa (Wiener Graben), se considera uno de los
mejores símbolos conocidos de la absurda crueldad de los nazis. Es aquí, donde el último de los 427 judíos de Amsterdam en su desesperación, eligió dar el salto hacia la muerte. Durante dos días y sus noches,
sin interrupción, obligaron a todo el grupo a subir y bajar las escaleras, cargando piedras muy pesadas.
Los últimos que quedaban vivos, sabían que no sobrevivirían, y eligieron el momento de sus muertes
inexorables saltando todos juntos tomados de la mano.
Actualmente, la Tumba es uno de los lugares más dramáticos y pacíficos imaginables; es una pradera
extensa, verde y exuberante. En el contorno hay árboles hermosos y fuentes con peces. Todo el lugar está
aislado y protegido por muros rocosos, elevados por sus tres lados. Clea Koff, un antropólogo forense
enviado por las Naciones Unidas para que investigara muchos lugares con tumbas colectivas en Ruanda y
la otrora Yugoslavia, observó que lugares en donde se cometieron las peores atrocidades, a primera vista
parecen el sitio ideal para un picnic. Ahora, acá sucede lo mismo.
Sólo una o dos personas más están aquí y, el enorme espacio abierto está vacío. Me siento atraído hacia
el centro de la pradera, y allí saco el taled de la valija, mi chal para las plegarias. A medida que pronuncio
las bendiciones tradicionales, que se desarrollan colocándose esta prenda, prenda en la que me envuelvo
para cubrirme completamente con ella. Pero, en este lugar, la bendición parece fuera de lugar, irreal.
Honestamente, ahora no puedo decir ninguna de las antiguas plegarias, plegarias que se dirigen a Dios,
quién se supone está presente, y es quien protege y mantiene las promesas. Evidentemente, Dios no
estaba presente aquí, cuando la gente lloraba amargamente, separándose de sus almas. ¿Lo mataron en
Auschwitz, no pudo o no tenía interés en intervenir? ¿Por qué debo dirigirme a él ahora? Aquí es absurdo
repetir frases de alabanzas.
Aun así no tengo la intención de quitarme el taled ni dejar de rogar, por eso me inclino y balanceo en el
ritmo que me dictan mis palabras, en lugar de usar las fórmulas arcaicas. Le digo al dios que me fallo, que
no puedo creer en él. No, me niego a creer en él aquí. Le hablo a los muertos que estuvieron aquí, que
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aún están aquí. Ruego para que sus almas vuelvan a estar completas una vez más, de algún modo, en
algún lugar. Probablemente sea el viento que tirando suavemente de los tzitzit, los flecos di mi taled, pero
parece que fueran las manos incorpóreas de los muertos que están tratando de asirlos. Paulatinamente,
tomo conciencia de que mis piernas están temblando, parece como si mis rodillas hubiesen perdido toda
su solidez. ¿Qué lo origina? Probablemente, esté experimentando la misma debilidad que alguien haya
podido sentir alguna vez, cuando estaba en la lista de espera y se apodera de mí las mismas sensaciones
y los mismos síntomas de la persona a quien se está representando en una constelación, y digo: no sé,
"estoy aquí", "me acuerdo Mis piernas están temblando". ¿Qué más puedo ofrecerles que mi palabras, a
los fantasmas segregados que todavía están aquí?
Pero después ya no sé más qué decir o darles, y mi cuerpo tembloroso se vuelve mi única plegaria.
Lentamente, el sol quema mis pies. Después de un rato, no sé cuánto tiempo tardaré en recuperar mi
sentido de orientación y mis piernas sus fuerzas habituales. Hay días que sé con certeza que mis plegarias
pueden llegar los muertos, pero otros días no estoy seguro. Hoy me siento desnudo, sin inteligencia, y ya
no doy por sentado nada más. Mientras estoy doblando mi taled, una pareja de judíos se acerca a mí y me
agradece las plegarias con lágrimas en sus ojos. No sé qué ha ocurrido con los muertos, pero mi intención
de elevar esas plegarias ha llegado a tocar las almas de algunas personas que todavía viven. En silencio,
subo las escaleras y salgo del campo.
Hace nueve meses, antes de ir a Auschwitz-Birkenau, les había dicho a algunos de mis amigos que iba
allí, 'así podía irme y dejarlo'. Fue una gran sorpresa descubrir que después de haber llegado allí, no
quería irme. De improviso, experimenté que parte de mí pertenecía a ese lugar y se quedaría. En lugar de
irme de algún lugar, llegué. Y, ahora, mientras estoy saliendo de Mauthausen, me está esperando una
sorpresa diferente pero igual de imprevista. La sensación de estar desnudo, de no tener ya más certezas,
acerca de la razón de estar aquí ni de la naturaleza de mis plegarias, sin tener siquiera una opinión sobre
esto, ni una interpretación de aquel estado •interior; se convierte en un camino hacia la puerta.
Hay una amplia plaza de piedra que conduce al nuevo centro para turistas, construida a! borde del campo
original. Mis sentidos se abren, a medida que camino lentamente por esta plaza vacía y abierta,
impregnada por la eternidad que sólo brinda un día de verano caliente con el cielo azul despejado.
Fragancias, sonidos y, especialmente, las percepciones; todo se vuelve resplandeciente. El mundo parece
llenarse de vida, entonces comienzo a andar más lento hasta que dejo de caminar por completo, para
dejar que ocurra. Cerca de las paredes sombrías de Mauthausen, mi propia vivacidad me conmueve, es
una experiencia sutil y, a la vez, poderosa, cuya intensidad sigue creciendo y me abruma. Una sensación
de plenitud y alegría me levanta, me colma el espíritu, y la vida, como una sustancia, se derrama y toca las
piedras, las paredes, el cielo.
"Alegría del mundo, ven a la puerta", escribió lacobos Kam-banelli, el sobreviviente de Mauthausen, en
'When the war is over´ El poema, al que Mikis Theodorakis le puso música, nos trasmite las últimas
palabras alucinantes de un hombre que está muriendo en Mauthausen, pidiéndoles a quienes pudieran
sobrevivir que regresaran al campo cuando terminara la guerra. "Regresen, impregnen el campo de amor y
vida", les pide, "hagan el amor en la cantera de piedras y en las cámaras de gas. Bailen en las escaleras
de la muerte, ahuyenten todas las sombras". Mi madre me cantó ésta, su canción predilecta, cuando yo
tenía once o doce años, y sentí que estaba en la costa de un mar gris de lágrimas con un aire denso,
impregnado de pesar, mudo e incontenible. El hombre moribundo que pide lo imposible.
En las constelaciones, los representantes de los muertos, con frecuencia, les piden los vivos que abracen
la vida y la disfruten al máximo. A menudo, ¿las constelaciones se adaptaron para mí las veces que
escuché este pedido como facilitador del grupo? Hoy escucho, verdaderamente las escucho por primera
vez. ¿Cuántos días he visitado a los muertos, rogando en los lugares en donde perecieron? Ahora, al
parecer uno de ellos estaba rogando por mí, una vez aquí en Mauthausen. Rogando, no sólo por mí, sino
por todos nosotros los que quedamos vivos, después de la guerra, por todos quienes visitamos este lugar,
y él quiere que vivamos. Sus palabras me llegaron, a través del poema de Kambanelli y, en mi estado de
sinceridad y claridad multiplicada, mi alma escucha claramente y responde.
En la puerta de Mauthausen, la verdadera puerta de la que habla la canción de Kabanelli, comienzo a
cantar y a bailar solo en una plaza extensa, debajo del cielo azul brillante del verano. Ocurre lo imposible;
la 'alegría del mundo' ha llegado a la puerta. En este momento atemporal, la luz del día vivaz llena mi
alma. Y mientras los muertos todavía están aquí, la sombra de la muerte retrocede.
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