Subido por 3phr4mbr0wm

Enoc Y El Hijo Del Hombre II

Anuncio
Enoc Y El Hijo Del Hombre (2)
Regresamos a nuestro comentario sobre el Libro de Enoc y el sorprendente paralelismo
entre este libro y los Evangelios. Ya hemos visto que “cuando utilizamos Enoc como
contexto para el Nuevo Testamento, muchas ideas cristianas antiguas tienen un foco mucho
más claro, y muchos de los vacíos en el Nuevo Testamento pueden ser superados”.[1] En el
artículo anterior sobre el Libro de Enoc, hablé sobre las Similitudes (segundo sub libro de I
de Enoc) introduciendo la figura del Hijo del Hombre, el salvador y redentor divinohumano. En este artículo pretendo mostrar que, de hecho, las Similitudes nos proporcionan
evidencia clara de que el mismo concepto del Hijo del Hombre que Jesús utilizó en los
Evangelios, también estuvo presente en otros círculos del judaísmo. Los parelelismos son
realmente sorprendentes.
Primero, aquí encontramos la doctrina de la preexistencia del Hijo del Hombre. “Y en
aquella hora en que el Hijo del Hombre fue llamado ante la presencia del Señor de los
Espíritus, y su nombre ante el Principio de los Días. Incluso antes de que el sol y las
constelaciones fueran creadas, antes de que las estrellas del cielo fueran hechas, su nombre
fue nombrado delante del Señor de los Espíritus”.[2]
Segundo, al Hijo del Hombre se le ha hado todo el conocimiento celestial. Además, el Hijo
del Hombre no solo recibe el conocimiento celestial aquí, sino que también es quien puede
revelar su conocimiento a los justos. Los “vigilantes” de la primera sección (del Libro de
los Vigilantes que comentamos en nuestro primer artículo sobre Enoc) no debían “revelar
los secretos eternos” al pueblo, pero los revelaron y entonces corrompieron la tierra: “Estos
son los ángeles que descendieron sobre la tierra y revelaron lo que estaba oculto a los hijos
del pueblo y guiaron a los hijos del pueblo en el error a cometer pecado”’.[3] Como
oposición a ellos, el Hijo del Hombre es precisamente Quien es elegido por Dios para
revelar el conocimiento celestial a los elegidos:
“Este es el Hijo del Hombre, a quien pertenece la justicia, y en quien mora la justicia. Y él
abrirá todos los almacenes ocultos; porque el Señor de los Espíritus lo ha escogido…[4] Y
ha revelado la sabiduría del Señor de los Espíritus a los justos y a los santos…”[5]
Un componente muy importante del escenario escatológico —la salvación de los justos—
también se encuentra en las Similitudes. Es muy importante notar que, la salvación no solo
llega aquí a través del Hijo del Hombre, sino también a aquellos que le pertenecen —solo
aquellos que son capaces de reconocer al Elegido (el Hijo del Hombre) —son salvos “a
través de su nombre”—. Este motivo típico del Nuevo Testamento ocurre aquí por primera
vez, en las Similitudes.
“En aquellos días, habrá un cambio para los santos y justos… a través de su nombre, serán
salvos”.[6]
“Porque en su nombre [los justos] son salvos, y él es la justificación de sus vidas”.[7]
Todo el resto de los componentes escatológicos tradicionales también están aquí. Todo el
Libro de las Similitudes es dominado, no solo por la liberación de los elegidos, sino
también por la vision del Gran Juicio. El motivo del juicio venidero y la destrucción del
mundo como resultado, es el mensaje central aquí. Aparece constantemente en las visiones
celestiales de Enoc sobre el Hijo del Hombre:
“Y todos los reyes y poderosos y ensalzados y aquellos que gobiernan la tierra
Se humillarán y doblegarán su rostro ante él,
Y adorarán y pondrán su esperanza en el Hijo del Hombre,
Y le pedirán y suplicarán la misericordia de sus manos.
Sin embargo… Él los entregará a los ángeles para su castigo,
Para ejecutar venganza sobre ellos porque oprimieron a Sus criaturas y a su elegido”.[8]
Después del Gran Juicio, encontramos una descripción de la eterna bienaventuranza de
los justos (esta visión cierra la tercera y última parábola del libro):
“(Luego) llegaron para ellos una gran alegría. Y bendijeron, glorificaron y exaltaron (al
Señor) a causa del hecho de que el nombre de ese (Hijo del) hombre les fue revelado… A
partir de ese momento no se encontrará nada que sea corruptible; porque el Hijo del
Hombre ha aparecido y se ha sentado sobre el trono de su gloria; y todo el mal desaparecerá
de su rostro…”[9]
Finalmente, aquellos lectores que recuerdan mis series sobre el “Mesías Oculto” estarán
interesados por aprender que el texto dice claramente que este Hijo del Hombre ha estado
oculto desde el principio:
“Para este propósito, él vino a ser el Elegido; fue ocultado ante la presencia del ( Señor de
los Espíritus) antes de la creación del mundo, y por la eternidad”.[10]
“Porque el Hijo del Hombre ha estado oculto desde el principio, y el Altísimo lo preservó
en la presencia de su poder; luego lo reveló a los santos y a los elegidos”.[11]
Así pues, podemos ver que es precisamente esta figura —el Hijo del Hombre, o el Justo—
quien viene a ser el Salvador (el Salvador Oculto) en este libro. “Parece bastante claro, sin
embargo, que muchas de las ideas religiosas que se mantuvieron sobre… Jesús, estuvieron
presentes en el judaísmo de donde emergieron, tanto el círculo de Enoc como los círculos
alrededor de Jesús”.[12] E incluso hay algunos lugares donde el Hijo del Hombre es
llamado el Ungido, en general, el libro habla sobre el Hijo del Hombre celestial y muestra
poca conexión con la idea del mesías.
Ahora podemos responder a la pregunta que hicimos: ¿Por qué Jesús se llamó a sí mismo
Hijo del Hombre y no Mesías? Según el Libro de Enoc, la respuesta es obvia: Se llamó a sí
mismo Hijo del Hombre precisamente porque vino como Hijo del Hombre. No vino
para encajar con el esperado Mesías judío: muchas expectativas mesiánicas que Israel
tenía no se cumplieron durante la primera llegada de Jesús porque él no fue ‘el Mesías’ del
concepto judío. Él fue, sin embargo, el “Hijo del Hombre” del concepto judío: llegó como
el Hijo del Hombre transcendental, eterno y universal y “ningún término fue más adecuado
tanto para ocultar como para revelar a aquellos que tuvieran oídos para escuchar, la
identidad real del Hijo del Hombre”.[13]
Estos son extractos de mis libros que están incluidos en este artículo (y en muchos
otros posts), por eso si te gustan los artículos de este blog, podrías también disfrutar de
mis libros, puedes obtenerlos a través de mi
página: https://blog.israelbiblicalstudies.com/julia-blum/
[1] Margaret Barker, The Lost Prophet, Abingdon Press, 1988, p.3
[2] I de Enoc 46:2-3
[3] Ibid., 64.2
[4] Ibid., 46.2
[5] Ibid., 48.7
[6] Ibid., 50:1,3
[7] Ibid. 48.7
[8] Ibid.6.7,8
[9] Ibid.69.26-29
[10] I de Enoc 48:2,6
[11] I de Enoc 62:7
[12] Boyarin, Daniel. The Jewish Gospels (Kindle Locations 1303-1307). The New Press.
Kindle Edition.
[13] Matthew Black, The Son of Man in the teaching of Jesus, Expository Times, lx, pp.32
Descargar