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1.1. Principios y fundamentos de la agricultura organica

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AGRICULTURA ORGANICA
Agustín Infante Lira, Ingeniero Agrónomo, Magister en Desarrollo Rural, Doctor en Agroecología
CET Programa Bío Bío
1. Introducción
El desarrollo de la agricultura en las décadas siguientes a la segunda guerra mundial ha estado
basado en la dependencia de combustibles fósiles para la obtención permanente de nuevos récord
en el rendimiento de los cultivos, mediante el uso de altos niveles de mecanización, aplicación de
pesticidas y fertilizantes. Los mismos agricultores otrora exitosos, en la actualidad establecidos en
medioambientes degradados con menores rendimientos, baja rentabilidad y amenaza a la salud
humana y de animales, se cuestionan los impactos ambientales, económicos y sociales de la
agricultura convencional.
En la actualidad, existe una creciente preocupación por recrear una producción agrícola más sana
sin degradar los recursos naturales, una búsqueda de tecnologías limpias de producción, más
amigables con el medio ambiente, que permitan generar productos libres de contaminantes, todo
ello encaminado a lograr una agricultura más sustentable.
La sustentabilidad se puede considerar como la capacidad de satisfacer las necesidades de consumo
de una población, en forma indefinida, sin que ello signifique degradar los recursos naturales que la
hacen posible. Es así, que un desarrollo económico que busque un mejoramiento en la calidad de
vida, puede ser sustentable siempre que no implique un deterioro de los recursos naturales, en el
largo plazo.
Dentro de esta perspectiva se ha situado la agricultura orgánica, ecológica o biológica, en la cual se
engloba todos los sistemas agrícolas que promueven la producción sana y segura de alimentos y
fibras textiles desde el punto de vista ambiental, social y económico. Estos sistemas parten de la
fertilidad del suelo como base para una buena producción, respetando las exigencias y capacidades
naturales de las plantas, los animales y el paisaje. Busca optimizar la calidad de la agricultura y el
medio ambiente en todos sus aspectos.
2. Situación actual y tendencias .
Hoy existe una gran variedad de cultivos orgánicos que se producen a lo largo del país y en cada año
se incorporan nuevas especies. Distintos tipos de berries orgánicos, como arándanos, frutillas,
frambuesas, boysonberries y moras, se producen en todas las regiones del país, especialmente los
arándanos, que se encuentran desde la V Región de Valparaíso hasta la Región de los Lagos y que
presentaron un fuerte aumento en superficie en la última temporada. Otros dos cultivos orgánicos
presentes en muchas regiones son las viñas y los olivos, que se producen desde la IV Región de
Coquimbo a la VIII Región del Maule.
En la IV Región de Coquimbo, resalta la producción orgánica de pistachos de exportación para la UE
y los EE.UU. y melón cornudo o cuke asaurus para el mercado norteamericano . En la V Región de
Valparaíso, donde predomina la producción de paltos, olivos y viñas, se producen además berries y
frutales mayores, cuya producción se destina a los mercados de la UE, EE.UU. y Japón y al mercado
interno.
En la Región Metropolitana, los principales cultivos orgánicos son los olivos y las viñas para los
mercados de exportación (UE, EE.UU. y Japón). En esta región se producen además una gran
variedad de hortalizas destinadas principalmente a abastecer el mercado interno (supermercados,
tiendas especializadas, tiendas de venta por Internet, etc.). También destaca la producción de
semillas orgánicas de arúgula, espinaca, lechuga, melón, mizuna, pepino, red chard, red mustard,
sandía, tat soi y zapallo.
La VI Región de O´Higgins se caracteriza por la producción de manzanos, cerezos y viñas para los
mercados de exportación de la UE y EE.UU. La VII Región del Maule destaca por ser la única región
del país donde se puede encontrar uva de mesa orgánica (40 hectáreas), que se destina a los
mercados de UE, EE.UU. y Japón. Finalmente, en las regiones de Los Ríos y Los Lagos, destaca la
producción de 47 ha de cebada orgánica para los mercados de la UE y EE.UU.
Superficie orgánica certificada en Chile
SIN USO PRODUCTIVO
SEMILLAS Y PLANTINES
CEREALES
HORTALIZAS
HIERBAS MEDICINALES Y…
jul-15
PRADERAS
jul-14
FRUTALES MAYORES
FRUTALES MENORES
UVA VINIFERA
0
1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000
SUPERFICIE (ha)
julio 2014
julio 2015
SUBTOTAL
17.871
19.932
RECOLECCION SILVESTRE
61.751
81.054
TOTAL
59.692
100.986
OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS
La agricultura orgánica en Chile ha presentado un importante crecimiento en los últimos años, el
que se sustenta en diversos factores, tales como la legislación vigente, el buen precio que tienen
estos productos en los mercados de destino, las características climáticas de Chile que entregan una
ventaja comparativa inigualable, la estacionalidad, la producción a contraestación de los principales
mercados compradores de estos productos, situación sanitaria con ambientes libre de plagas y la
no presencia de enfermedades que si están presentes en otros mercados. Todo esto sustentado en
una buena red de caminos e infraestructura aduanera y portuaria que facilita la salida rápida de los
productos a destino.
Diversos son los productos generados en Chile que han presentado un aumento constante en su
producción y que se han posicionado a nivel mundial, sin embargo queda aún mucho por hacer.
Con el objetivo de actualizar la información existente en Agricultura orgánica del país, elaborar una
Visión consensuada entre los distintos actores públicos y privados, y establecer los lineamientos
estratégicos que permitan orientar las acciones en el ámbito de la producción orgánica, es que el
Ministerio de Agricultura, por medio de ODEPA, ha ejecutado un programa para elaborar un
documento “Plan Estratégico para la Agricultura Orgánica Chilena 2010-2020” (www.odepa.gob.cl).
Como resultado de este trabajo, se ha pretendido establecer una Visión suficientemente
motivadora capaz de movilizar los talentos y energías de los involucrados en la agricultura orgánica,
independiente de si se trata de un productor, un académico, un miembro de ONG, un certificador
o un profesional de alguno de los servicios públicos del agro. Una Visión, que, además, debe ser
lo suficientemente realista para no generar expectativas inalcanzables, y evitar frustraciones
futuras.
A continuación se presenta un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas),
sobre la situación de la agricultura orgánica en Chile.
Fortalezas
•
Aislamiento geográfico
•
Existencia de marco regulatorio
•
Agricultura con bajo impacto en el medio ambiente
•
Buenas redes de conectividad para el transporte
•
La imagen país
Oportunidades
•
La demanda creciente tanto en el mercado nacional como el internacional
•
La capacidad de generar productos de contraestación
•
Disponibilidad de áreas agrícolas de fácil reconversión hacia la agricultura orgánica
•
La mayor conciencia y sensibilidad ambiental
•
Generar productos sanos para la salud
•
Los Tratados de Libre Comercio
Debilidades
•
No existe instrumento de fomento a la producción orgánica
•
Poca investigación
•
Falta conocimiento respecto a que es orgánico
•
Mercado interno aún poco desarrollado
•
Poca variedad y stock de productos
•
Mano de obra poco especializada en agricultura orgánica
•
Falta de maquinaria adecuada
•
Bajos niveles de asociatividad
•
Lejanía de Chile con los mayores mercados consumidores (especialmente Asia y Unión
Europea)
Amenazas
•
Introducción transgénicos
•
Lejanía con el mercado Chino
Algunos rubros interesantes
Manzana: La producción de manzanas a nivel nacional se ha ido ampliando en el tiempo debido a
que es un frutal que no presenta tantas dificultades para manejarlo de manera orgánica, y por que
existe un importante mercado comprador. El principal mercado para este producto es
Norteamérica, enviándose más de 14.000 toneladas.
Arándanos: En este caso el principal mercado es estados Unidos El arándano es el principal berrie
producto exportado en fresco con un total de 62,5% de las exportaciones lo que equivale a 5000
toneladas totales seguido por las frambuesas que han mantenido una producción constante.
Olivos: Este rubro es cada vez más importante debido a que se lo cultiva para producir aceite de
oliva el que se exporta principalmente a Estados Unidos.
Hierbas medicinales: Este un rubro en el que se destaca la recolección de rosa mosqueta y sus
subproductos, sin embargo existe otros productos del bosque que también son recolectados. Este
rubro representa una fuente importante de ingresos para la agricultura familiar campesina.
Vino: La producción de uvas manejadas orgánicamente para producir vino es un rubro que ha ido
creciendo de manera constante debido a la importante demanda que existe especialmente en el
mercado europeo. Actualmente se cultivan 4536 ha, lo que representa un aumento del 20%
respecto a lo se cultivo la temporada anterior.
Miel: Aún cuando la demanda internacional ha sufrido bastantes complicaciones el último tiempo
es un rubro importante y que ha continuado creciendo. Destaca el crecimiento que se ha presentado
en la zona central. Una amenaza constante a la apicultura es la existencia de organismos
genéticamente modificados.
Carne: este rubro es absolutamente incipiente pero tiene un amplio campo para crecer y
desarrollarse. Actualmente existen certificadas 22t de carne bovina procesada.
Hortalizas: a nivel nacional es un rubro que ha ido desarrollándose y aún queda bastante mercado
por cubrir.
3. Principios de la Agricultura Orgánica
PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS DE LA AGRICULTURA ORGANICA
1. Diversidad: En los ecosistemas naturales la diversidad en flora y fa una es máxima. Basta
recordar la composición biótica de un bosque chileno. Así mismo, no sorprende ver en los
sistemas agrícolas más tradicionales, como los predios campesinos, la altísima diversidad de
elementos presentes. Se aprecian diversos cultivos, hortalizas, alta variedad de frutales,
muchos árboles nativos, diversas aves, cerdos, vacunos, caballares y ovinos, todo rodeado de un
entorno de plantas, matorrales e hierbas propias del sector. Si investigamos además los
sistemas agrícolas tropicales, los asiáticos, la agricultura de los mayas, incas y en general las
explotaciones indígenas, podemos describir similares características de alta diversidad. Esto sin
duda ha permitido a estos sistemas ecológicos mantenerse en el tiempo sin grandes variaciones,
demostrando alta estabilidad y capacidad buffer para resistir períodos de estrés medioambientales.
2. Unidad: En un bosque natural la unidad de los elementos es altísima. Todo cumple una
función y existe una gama de interrelaciones entre ellos. Esto se ve claramente demostrado
al estudiar las cadenas tróficas existentes en ese ecosistema y los ciclos naturales presentes. De
igual forma, en sistemas agrícolas tradicionales los agricultores han sabido relacionar los diferentes
elementos de su predio para comprender su funcionamiento. Han podido relacionar tipos de
suelo con la vegetación existente, poblaciones de insectos y comportamiento de los animales.
Además, han aprendido, a través del tiempo, a relacionar el clima, combinación de cultivos,
mejoramiento y adaptabilidad de razas animales y variedades de cultivos. Es así como
también los agricultores, por tradición, han comprendido la importancia de entender y dar
aplicaciones prácticas de la unidad de los elementos presentes, como la aplicación de practicas
concretas en la relación suelo - planta – animal
3. Reciclaje: Otro concepto que se repite en el ecosistema natural y los agro ecosistemas
más tradicionales es el manejo del reciclaje. Las hojas de los árboles y el guano de los animales
aportan la fertilidad de los bosques y mantienen la actividad microbiológica del suelo. No es
extraño ver agricultores utilizando el guano de sus establos y el uso de los rastrojos como cama
animal. La agricultura antigua hizo del reciclaje su gran aliado para mantener la fertilidad, sólo la
llegada de los fertilizantes sintéticos logró disminuir esta importante práctica.
4. Economía de los recursos En los sistemas naturales y en la agricultura tradicional podemos
apreciar que gracias a la diversidad, la unidad y el reci claje, se produce un uso óptimo del suelo,
los nutrientes, el agua, la luz y los componentes bióticos. El uso de los recursos naturales en estos
sistemas es bastante eficiente y no existe una dependencia tan alta de insumos externos como
en la agricultura actual, así también, se utilizan en general los recursos renovables que son más
baratos y a la vez no contaminantes.
La agricultura orgánica se basa en el incremento de la fertilidad del suelo y de la diversidad
ambiental con el fin de obtener productos de buena calidad comercial y biológica, con buenos
rendimientos y sin agotar los recursos naturales. Altieri, señala que las estrategias productivas,
deben basarse en principios ecológicos, que consideren un óptimo reciclaje de nutrientes y materia
orgánica, flujos cerrados de energía, balance entre especies benéficas y dañinas e incremento de la
diversidad.
Los principios que la sustentan son:




Realizar prácticas que no deterioren los recursos productivos y que restablezcan los
equilibrios naturales.
Favorecer la fertilidad del suelo incorporando leguminosas en la rotación, materia orgánica
y rocas minerales.
Potenciar la biodiversidad espacial y temporal de los sistemas productivos.
Eliminar el uso de productos de origen químico sintético que dañen el medio ambiente o
afecten la salud humana.
4. Manejo Agronómico
El manejo agrícola orgánico debe considerar el sistema productivo como una unidad, donde el
aspecto principal sea el de los procesos y no el de los insumos, manteniendo una prevención
permanente de los problemas que pudiesen afectar la estabilidad del sistema y con ello el
rendimiento de los cultivos, para lo cual se requiere de agricultores y técnicos conocedores de las
condiciones de la zona agroclimática en que se encuentran.
El manejo agronómico en agricultura orgánica siempre debe priorizar prácticas que permitan
mantener el sistema lo más estable posible. En este sentido, es fundamental la diversidad
ambiental, la que se ve favorecida con las rotaciones culturales (sucesiones recurrentes y regulares
de diferentes cultivos en el mismo terreno a través de varios años), como también con la
incorporación de cercos vivos, plantas ornamentales y los cultivos asociados o policultivos, que
corresponden al establecimiento de 2 ó más cultivos en una superficie de terreno.
La mantención y/o recuperación del medio ambiente pasa obligadamente por la conservación del
suelo. No tiene sentido preocuparse de la fertilidad del suelo y no evitar la pérdida del mismo, ya
sea por efecto del viento o del agua. La naturaleza se demora cerca de 500 años en formar una capa
de 1 cm de suelo y una lluvia fuerte sobre un suelo descubierto, con pendiente puede destruirlo en
horas. Existen técnicas que evitan la erosión: el uso de cubiertas vegetales, las barreras vivas, las
curvas a nivel, las terrazas de cultivo, etc. Generalmente es necesario desarrollar varias de estas
técnicas para lograr buenos resultados.
Otro aspecto a considerar es el reciclaje de residuos en la fabricación de abonos o su directa
aplicación al suelo, lo que permite utilizar importantes cantidades de materia orgánica y nutrientes,
además de incentivar la actividad biológica y evitar la acumulación de materiales de desecho o la
quema de los mismos, con las consecuencias desastrosas que esta práctica conlleva.
4.1. Fertilidad del suelo
La fertilidad del suelo es un aspecto fundamental de considerar en la producción agrícola orgánica.
En este sistema productivo no basta con suplir los requerimientos de nutrientes del cultivo: se debe
construir fertilidad y mantenerla en el largo plazo. La base del manejo de la fertilidad del suelo es
alimentar al suelo no a la planta, mediante la aplicación de materiales de origen animal o vegetal,
que muchas veces son residuos del sistema productivo y que incentivan la actividad microbiológica
del suelo, dejan disponibles nutrientes, permiten mejorar la porosidad y la capacidad de retención
de agua.


Estiércol y Purines. Los estiércoles son excrementos de los animales, que resultan como
desechos del proceso de digestión de los alimentos que éstos consumen. El purín es la orina
fermentada y representa un abono líquido, rico en nitrógeno y potasio, que se encuentra
en forma fácilmente asimilable por las plantas, por lo que se considera abono de acción
rápida.
Es importante señalar que el exceso de estiércol disminuye el oxígeno del suelo, aumenta
la C.E. e incrementa el anhídrido carbónico, lo que causa problemas al cultivo y a la actividad
biológica del suelo, convirtiéndose en agente contaminante de aguas, con exceso de
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

nitratos. Estos se derivan de la nitrificación del estiércol y purines. Es posible reducir las
pérdidas por lixiviación y volatilización y evitar problemas de contaminación al mezclarlo
con residuos vegetales tales como aserrín, paja y virutas, y lograr un mayor aporte de
materia orgánica, al ser aplicado al suelo.
Al respecto, la Norma Chilena de Producción Orgánica, señala que es posible utilizar purines
con una fermentación controlada o estiércol, siempre y cuando no sea fresco, y si estos
materiales provienen de una explotación convencional, deben ser compostados.
Compost. Se denomina compost al abono orgánico que resulta de la descomposición
aeróbica de los residuos de origen animal y vegetal, en condiciones controladas. Existen
varias formas para elaborar compost. La más común es formar pilas de 2 m de ancho
aproximadamente y un largo variable, dependiendo de la cantidad de material disponible,
donde se colocan capas sucesivas de residuos vegetales tanto secos como frescos, estiércol
y suelo, las que se humedecen. Este procedimiento continúa hasta completar una altura de
un metro y medio, manteniendo en el centro de la pila un madero que al ser retirado actúa
como chimenea que permite la ventilación de la pila (Figura 1). Es recomendable que los
trozos vegetales sean lo más pequeños posible, lo que facilita su descomposición,
reduciendo la duración del proceso.
La pila debe mantenerse húmeda y aireada para favorecer la descomposición aeróbica de
estos materiales, hasta obtener una mezcla homogénea con olor a tierra húmeda y con
presencia de lombrices. Los factores más importante que deben controlarse en el
compostaje son la relación C/N, la temperatura y la humedad. La relación C/N se puede
regular en la preparación de la pila, combinando materiales verdes con materiales secos, la
humedad se controla tomando una porción de compost, la cual debe sentirse húmeda, pero
no debe escurrir agua de ella.
La temperatura del compost varía durante el periodo de compostaje, aumentando
considerablemente, en las primeras semanas (40-70ºC). Los volteos se realizan cuando ésta
baja aproximándose a la del medio ambiente. El proceso estará terminado cuando la pila al
ser volteada no aumente la temperatura. El periodo de compostaje puede durar entre 3 y 6
meses dependiendo de los materiales utilizados, la humedad y la temperatura ambiente.
Figura 1. Construcción del compost o abonera.
Con el alza de temperatura lograda en el compostaje se controla los microorganismos mesófilos
dentro de los cuales se encuentran los patógenos, lo que permite reducir el daño por enfermedades
de la aplicación de compost al suelo. Además, se agregan importantes volúmenes de materia
orgánica lo que mejora la estructura del suelo, aumenta la retención de humedad, mejora la
actividad biológica e incrementa la disponibilidad de nutrientes.

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
Humus de Lombriz. Se denomina humus de lombriz a los desechos de la digestión de estos
organismos, que transforman los residuos orgánicos en un abono orgánico de excelente
calidad. Es usado como acondicionador del suelo, pues permite una rápida asimilación de
nutrientes por parte de las plantas, mejora la estructura del suelo, aumenta la aireación
incrementando la actividad microbiana y disminuye la compactación.
El manejo de un plantel de lombricultura debe ser realizado por personal capacitado y la
incorporación de materia orgánica debe ser constante. Esto implica el manejo de otros
factores agropecuarios que permitan proveer la materia orgánica (principalmente estiércol
y pajas) que sirve de alimentos para estos organismos. Otro factor importante a considerar,
son las bajas temperaturas alcanzadas en el invierno que pueden provocar una merma en
la actividad de estos organismos.
Residuos de cosecha, poda o rastrojos. Los restos del cultivo que quedan en el campo,
después de la cosecha o la poda de los frutales pueden ser triturados e incorporados al suelo
mediante un rastraje. De esta forma son descompuestos por los microorganismos del suelo.
Una excesiva cantidad de rastrojo puede provocar problemas en la preparación de suelo,
siembra y establecimiento del cultivo siguiente: puede promover él “hambre de nitrógeno”,
tener efecto alelopático sobre el nuevo cultivo y en algunos casos cuando la humedad es
alta el ataque de babosas puede ser intenso. Es estos casos se recomienda elaborar compost
mezclándolo con estiércol y tierra o utilizar dichos materiales como mulch, para el control
de malezas.


Abonos verdes. El abono verde es un cultivo o mezcla de cultivos que se establece con el fin
de ser incorporado al suelo en su máxima expresión de biomasa (máximo volumen). Ello
permite reciclar cantidades importantes de nutrientes, inducir altos niveles de actividad
biológica y mejorar las características físicas y químicas del suelo. Además, protege los
suelos de la erosión y aumenta la variabilidad de los cultivos dentro de una rotación.
Idealmente debe estar compuesto por la mezcla de una gramínea y una leguminosa, ya que
ésta aporta nitrógeno mediante la fijación simbiótica con rizobios y la gramínea posee un
sistema radicular fibroso, con gran capacidad exploratoria que ayuda a mejorar la estructura
del suelo. Estos beneficios justifican destinar una temporada agrícola al abono verde, con
sus consecuentes costos de manejo.
Incorporación de leguminosas en la rotación de cultivos. El nitrógeno, tan abundante en el
aire, no puede ser directamente utilizado por las plantas. Sin embargo, mediante la relación
simbiótica entre leguminosas y bacterias fijadoras de nitrógeno, es posible que estas últimas
utilicen las reservas de las plantas como fuente de energía, fijen el nitrógeno atmosférico y
traspasen parte de él a la planta huésped. Con ello, no sólo se beneficia el cultivo de
leguminosas, sino también los cultivos posteriores en la rotación. La cantidad de nitrógeno
biológicamente fijado por las diferentes leguminosas es muy variable (Cuadro 3),
dependiendo de la especie, variedad, tipo de suelo, textura, pH, disponibilidad de nitrógeno
del suelo, temperatura, régimen de agua, etc.
Contenido de N2 fijado por leguminosa
Especie
N2 fijado (Kg/Ha/año)
Arveja
65
Haba
210
Lenteja
101
Lupino
176
Poroto
55
Tr.Subterráneo
107
Soya
13
Vicia
140
También es posible hacer uso de fertilizantes orgánicos foliares. Estos son preparados orgánicos
líquidos que se aplican al follaje, dado que la planta también puede absorber nutrientes por las
hojas. Entre ellos se encuentran el té compost, té de ortiga y supermagro que pueden ser fácilmente
elaborados por el agricultor, y en algunos casos también previenen enfermedades.
Es fundamental la exclusión de los productos químicos (herbicidas, fungicidas, insecticidas y
fertilizantes) que disminuyen la actividad biológica en el suelo. En el caso de que la fertilización
orgánica fuese insuficiente, los fertilizantes a aplicar deben ser de baja solubilidad. Por ejemplo,
para suplir necesidades de fósforo se puede utilizar roca fosfórica y para nitrógeno es posible
incorporar salitre al compostaje, pero esta prohibida la aplicación directa al suelo, a pesar de ser un
producto natural, por su alta solubilidad, ya que puede contaminando las napas subsuperficiales.
Sin embargo, se puede utilizar para activar el proceso de compostaje al reducir la relación C:N).
Si bien el enfoque que se debe dar al manejo de la fertilidad del suelo, no sólo tiene que considerar
las características químicas, sino también la acción sobre las características físicas y biológicas del
suelo, es interesante tener una referencia general del aporte de nutrientes que hacen diferentes
recursos orgánicos.
4.2. Manejo de Malezas
El manejo de las malezas en producción agrícola orgánica se debe enfocar con una visión totalmente
diferente a la convencional. Las plantas espontáneas que crecen fuera del sector de cultivo, serán
favorables en la producción orgánica, ya que aportan gran diversidad al sistema, proveyendo de
lugares de resguardo de enemigos naturales. Por otra parte, aquellas ubicadas en el sector de
producción del cultivo, serán consideradas malezas puesto que interfieren en el desarrollo y
producción de dicho cultivo, al competir por agua, luz, nutrientes y espacio. Por lo tanto, el manejo
de las malezas tendrá dos enfoques el primero de ellos incentivará el crecimiento de plantas
espontáneas alrededor de los cultivos y entre ellos, en cordones, cuidando siempre de no permitir
su fructificación y con ella la diseminación de semillas. El segundo enfoque dice relación con el
control de las malezas ubicadas en el sector del cultivo.
El control de malezas en producción orgánica se puede enfrentar mediante medios mecánicos,
control térmico, rotaciones de cultivo y utilización de mulch. Los medios mecánicos están basados
en la remoción de los primeros centímetros del suelo, evitando el desarrollo de las malezas. Siempre
es recomendable iniciar el cultivo con una buena preparación de suelos. Dentro del control térmico
se puede mencionar la solarización y el flameo.). En estudios realizados en Portugal se ha logrado
con la solarización reducir la población de malezas entre un 75% a un 90%, dependiendo de la
especie a controlar (Silveira, Caixinhas y Gomes, 1993). Por su parte en Italia, mediante la
combinación de flameo y limpia con azadón, temprano en post emergencia se ha reducido la
presencia de malezas entre un 60 y un 85% (Casini, Calamai y Vecchio, 1993
Las rotaciones de cultivo ayudan al control de las malezas invasoras. Al respecto se habla de cultivos
“limpiadores,”como aquellos que necesitan escardas, lo que evita la aparición de malezas. Por el
contrario, a los cultivos a los cuales no se les realiza estas prácticas, como los cereales por ejemplo,
se les llama cultivos que “ensucian”. También existe un efecto de los cultivos de crecimiento rápido
sobre la incidencia de malezas, como por ejemplo las forrajeras, ya que no permiten su desarrollo.
Por otra parte, existen los cultivos alelopáticos. Ormeño (1999) señala que tanto las plantas de
centeno vivas creciendo in situ, como sus residuos, poseen propiedades inhibitorias sobre el
crecimiento y germinación de malezas, mono y dicotiledóneas. Esto se debe al alto contenido de
ácidos hidroxámicos, que se encuentran en forma de metabolitos secundarios en sus tejidos.
El mulch, por su parte, corresponde a la aplicación sobre el suelo de una cubierta protectora que
puede ser plástica o vegetal, la que impide el paso de la luz a la superficie del suelo, inhibiendo la
germinación de las malezas. Además constituye una barrera física para el crecimiento de las plantas
indeseables, disminuye la erosión y aumenta la retención de humedad, y regula la temperatura en
el suelo, favoreciendo, en muchos casos, el desarrollo del cultivo y de los microorganismos.
Si bien es posible la utilización de acolchados plásticos biodegradables, siempre es preferible elegir
un recurso del predio. En este sentido debe priorizarse la utilización de restos vegetales que, además
de los beneficios ya señalados, permiten el reciclaje de residuos de cosecha, aportan materia
orgánica al suelo y evitan la utilización de subproductos de recursos energéticos no renovables. Es
recomendable que la aplicación de mulch se realice con pajas pregerminadas “viejas”, lo que evita
que las semillas que existiesen germinen, tranformándose en malezas y permite que el golpe de sol
producido en hortalizas de fruto sea menor. En Investigaciones realizadas por el INIA y el CET, en la
VIII Región, se ha determinado que los rendimientos de cebolla son superiores con uso de mulch de
paja de cereales que los obtenidos con control manual de malezas (Céspedes, 1999).
Es importante prever que en algunos casos la aplicación de mulch constituye un refugio para las
babosas, por el ambiente favorable que en el él se crea, lo que puede causar reducción de
rendimiento en los cultivos.
4.3. Control de plagas y enfermedades
Si el manejo del sistema productivo se realiza seriamente, considerando los fundamentos y prácticas
propias de la agricultura sustentable, la incidencia de plagas y enfermedades debiera ser
decreciente durante la transición de producción convencional a orgánica, en la medida que el
sistema se estabiliza y aumenta la presencia de enemigos naturales (e.g. parásitos, predadores,
competidores y entomopatógenos).
El manejo agronómico recomendado para prevenir estos problemas, en agricultura orgánica
considera: las rotaciones de cultivo como una práctica que permite cortar los ciclos reproductivos
de los agentes nocivos; la presencia de barreras vivas que alberguen enemigos naturales; y para
evitar problemas endémicos, el uso de variedades resistentes y de períodos cortos, reduciendo el
tiempo de exposición al agente dañino. Se recomienda también, disminuir la labranza del suelo,
para mantener los hábitats de los organismos benéficos y favorecer su multiplicación.
En la naturaleza muchas plagas potenciales son mantenidas en bajas densidades por sus enemigos
naturales, situación en que se habla de control natural. El uso de organismos vivos como agentes de
control de plagas, es el control biológico, donde necesariamente interviene el hombre. Como
ventajas del control biológico se indica la alta selectividad, persistencia, bajo costo, autónomía y
baja a nula capacidad de adquirir resistencia. Por otra parte se señala como desventaja el costo en
el desarrollo e implementación del sistema, su lenta acción y la necesidad de una supervisión
experta (Cisternas, 1999).
En control biológico es posible utilizar depredadores que se alimentan de su presa, por ejemplo las
chinitas que se alimentan de pulgones. Los parásitos, como su nombre lo indica, parasita su huésped
y lo debilitan sin matarlo (e.g. Rabditidae), a diferencia de los parasitoides que sí lo matan
(e.g.Trichogramma). Los antagonistas, que influyen sobre la abundancia de la plaga, no se alimentan
directamente de ella, pero secretan sustancias (por ej. antibióticos) que inhiben a la especie plaga.
Los entomopatógenos, que son parásitos de insectos, son fácilmente manipulables y adaptables a
diferentes ambientes. Los géneros más comunes corresponden a Aspergillus, Beauveria, Cordyceps,
Fusarium, Hirsutella, Isaria, Metarhizium, Paecilomyces y Verticillium (France, 1999).
También es posible dar solución a los problemas de plagas y enfermedades que pudiesen
presentarse en la producción orgánica mediante la utilización de algunos productos permitidos,
biopesticidas y preparados a base de vegetales.
4.4. Integración de la producción animal y vegetal
Los beneficios de la rotación de cultivos y de la diversificación son más fáciles de alcanzar en
unidades donde la producción animal forma parte de la estructura productiva. Cuando la rotación
no considera praderas ni animales, la construcción de la fertilidad del suelo depende únicamente
de la incorporación de abonos verdes y leguminosas. Por otra parte, en las praderas pastoreadas, el
70% del nitrógeno y la mayor parte del potasio es retornado al suelo mediante las excretas de los
animales y entre un 20 a un 30% de la materia seca consumida diariamente, es excretada como
bostas. El estiércol es parte importante en la fabricación de compost y no sólo aporta materiales
nutritivos, sino que, influye favorablemente incentivando el desarrollo de la microbiología del suelo
y su estructura.
4.5. Planificación de la producción
La conversión de la producción convencional a orgánica busca establecer sistemas de producción
sustentables, utilizando eficientemente los recursos del predio, maximizando las relaciones de
complementariedad entre los componentes del sistema y mejorando la viabilidad económica y
técnica. Para ello es necesario realizar un plan de manejo, donde deben definirse las etapas
necesarias a realizar para cumplir los objetivos del cambio y cual será el diseño u ordenamiento
general que tendrá finalmente el predio (CET, 1998).
Para el rediseño de la unidad de producción se debe considerar establecer una estructura
permanente, basada en la rotación de cultivos, la que debe estar influenciada por la demanda del
mercado y las condiciones agroecológicas locales.
El agricultor debe saber que desde que se inicia el manejo orgánico deben transcurrir 36 meses para
poder comercializar el producto como tal. Durante ese período la producción obtenida se
denominará “en transición” viéndose también favorecida con un sobreprecio, aunque de menor
magnitud que el obtenido como “orgánica”. Los rendimientos serán inferiores al inicio, situación
que cambia cuando el agroecosistema se estabiliza, como consecuencia del aumento de la materia
orgánica del suelo y biodiversidad ambiental.
5. Certificación
La producción orgánica tiene procesos de certificación que entregan a los consumidores la
seguridad de que los productos que están consumiendo han sido producidos bajo protocolos
establecidos en una norma o reglamento que garantiza la calidad final del producto. El proceso de
certificación es ejecutado bajo la supervisión de una empresa certificadora que debe estar inscrita
y reconocida en el mercado de destino al que el productor desee acceder para comercializar su
producto
. En Chile es el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) es el encargado de velar por el cumplimiento de
la Ley 20.089, que creó el Sistema Nacional de Certificación de Productos Orgánicos. Y que procura
que se cumplan con las normas de la ley y su reglamento en relación a su forma de producción,
elaboración, envasado y manejos que se realicen.
La ley y su reglamento entraron en vigencia en diciembre del año 2007 y a partir de entonces se
establece que ningún producto puede ser etiquetado como orgánico si es que no ha cumplido con
los protocolos establecidos en el reglamento y las normas técnicas de la ley. El hacerlo es incurrir
en una falta a la misma. El detalle de esta información y las modificaciones que se han realizado se
encuentra disponible en la sección Recursos Naturales, Agricultura Orgánica del sitio web de la
institución: http://www.sag.cl
Aquellos productos que cumplen con lo indicado por la normativa nacional, tienen el derecho a
utilizar el sello que lo acredita.
Empresas Certificadoras en Chile
Actualmente en Chile existen siete entidades certificadoras de productos orgánicos, las que se
encuentran registradas en el SAG. Estas se listan en el cuadro a continuación.
Empresas certificadoras registradas en el SAG, Institute for Marketecology Chile S.A., Sociedad
Comercializadora “Tierra Viva” Ltda., BCS ÖKO GARANTIE GMBH, ARGENCERT Instituto Argentino
para la Certificación y Promoción de productos, CERES-CERtification of Environmental Standards
GmbH, Red de Productores Orgánicos Décima Región A.G. y Sociedad de Agricultores Orgánicos del
Valle del Aconcagua Ltda.
Es importante señalar que actualmente en Chile existen dos sistemas de certificación, uno es el
sistema general proceso que se lleva a cabo a través de entidades certificadoras, como las
mencionadas anteriormente. El otro es el sistema de auto certificación con fiscalización directa del
SAG, llamado Asociación de Pequeños Agricultores Ecológicos, el cual sólo permite la venta directa
de sus productos. Para utilizar la denominación de orgánicos, ecológicos o biológicos en sus
productos, los Pequeños Agricultores Ecológicos, deberán registrarse ante el SAG y cumplir con la
normativa vigente en agricultura orgánica.
El SAG clasifica a los pequeños agricultores ecológicos como aquellas agrupaciones integradas por
pequeños productores, familiares, campesinos e indígenas, con personalidad jurídica y cuyas ventas
anuales no superen el equivalente a 25.000 Unidades de Fomento.
Los pequeños agricultores ecológicos deben cumplir con los siguientes requisitos:
•
Pertenecer a una organización legalmente constituida.
•
Cumplir con los requisitos de producción establecidos en el Reglamento y las Normas
Técnicas.
•
Llevar registros de sus actividades productivas que permitan establecer un sistema de
rastreabilidad.
•
Dar libre acceso a sus unidades productivas y unidades de comercialización a los/as
inspectores/as del SAG.
•
Permitir las inspecciones, entregar la información y cumplir los requerimientos que el SAG
determine, dentro de sus funciones de fiscalización.
•
Entregar al SAG, al 31 de marzo de cada año, un informe anual de sus actividades.
•
Presentar un sistema de control interno y sus procedimientos.
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