DOCTRINA DE LA SANTIDAD, TH 202 EXPLORANDO LA SANTIDAD CRISTIANA, VOLUMEN 3 AUTOR: DR. RICHARD S. TAYLOR Introducción: En los Evangelios la santidad viene a ser el objetivo supremo de la redención y el fundamento del Reino de Dios. La santidad es uno de los puntos centrales para comprender los Evangelios. Los Evangelios se componen de principios que deben ser proclamados, enseñanzas que deben ser interpretadas y principios éticos que debe ser aplicados. Cada uno de los cuatro Evangelios gira en torno a la vida de santidad tal como Cristo la presentó. La vida de santidad siempre se expresa en relación con el Reino. En Mateo la santidad es la base de la ciudadanía del Reino. En Marcos y Lucas la santidad es el punto de partida para el servicio activo en el Reino, mientras que el Evangelio de Juan presenta la santidad como la base para la comunión continúa en el Reino sobre la tierra y para la vida eterna en el Reino de los Cielos. I. LA IMPORTANCIA Y LA NATURALEZA DEL REINO DE DIOS Todo el ministerio de Cristo se centra alrededor del anuncio del Reino de Dios y de la invitación a todos los hombres para venir a formar parte del pueblo de Dios. El concepto del Reino completa y abarca el énfasis nacionalista del Judaísmo, y el pacto personal reemplaza el pacto con Israel. Con el fin de entender el papel vital de la santidad en la relación del nuevo pacto, es esencial reconocer primero la importancia y la naturaleza del Reino de Dios. A. La Importancia del Concepto del Reino. (El mensaje central de Jesús fue el reino de Dios). B. La Naturaleza y el Significado del Reino de Dios. La frase “Reino de Dios” significa el gobierno soberano de Dios y la comunidad de los que han sido perdonados, regenerados y que son obedientes al mandato del Espíritu Santo. C. La Constitución del Reino. Al establecer la constitución del Reino, Cristo indicó los siguientes principios: (1) el ideal del carácter que se espera de los ciudadanos del Reino; (2) la naturaleza del servicio aceptable en el Reino; y (3) la doctrina de la vida eterna como parte de la vida del Reino. Cada uno de estos principios gira en torno al concepto de santidad. II. SANTIDAD: LA BASE DE LA CIUDADANÍA DEL REINO La santidad es requisito indispensable para la plena ciudadanía del Reino. El término indica que la condición espiritual del hombre está determinada por su respuesta a los principios espirituales, y que la plena ciudadanía es posible sólo para aquellos que hacen del Reino de los Cielos el objeto supremo de su lealtad y amor. El amor y la lealtad de aquellos que forman parte del Reino de Dios se expresan a través de una vida santa. A. Heraldos de la Ciudadanía del Reino. 1. Zacarías - Testimonio de la Ciudadanía Santa. Zacarías dio testimonio de la posibilidad de una vida santa como resultado directo del nacimiento de Cristo. (Lucas 1:74- 75). 2. Juan el Bautista - Heraldo de la Ciudadanía Santa. El mensaje de Juan era directo y desafiante. “Arrepentios, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2). La forma de entrar al Reino de los Cielos era a través del arrepentimiento. La verdad importante aquí es que cuando Cristo viene para establecer Su Reino en el corazón de los hombres, Su objetivo principal es el bautismo, la purificación de Sus seguidores. Tanto Zacarías como Juan el Bautista declararon, que la santidad sería la característica distintiva de la ciudadanía del Reino. B. Requisitos para la Ciudadanía del Reino. Los requisitos para la ciudadanía del Reino de Dios han sido presentados sin excusa ni confusión. 1. La Necesidad de Arrepentimiento. Sin duda alguna el arrepentimiento era el requisito humano básico (Mateo 3:1, 4:7; Marcos 1:15; Lucas 13:3 y Hechos 2:38). Tal arrepentimiento se identifica con la fe y con el nuevo nacimiento (Juan 3:3; 1 Pedro 1:23; 1 Juan 2:29 y Romanos 3:28). Después del arrepentimiento, la fe y la regeneración viene la experiencia de la santidad, a través de la santificación, la cual es la cualidad suprema del ciudadano del Reino. 2. La Perfección - la esencia de la Ciudadanía. Los términos bíblicos “santidad”, “amor perfecto” y “perfección” son utilizados como sinónimos en la teología Wesleyana, porque todos apuntan al mismo estado de gracia. La santidad es la presencia de todas las gracias espirituales, sin el estorbo de la presencia del pecado personal y voluntario y de la carnalidad interna. El amor perfecto es una expresión del espíritu y el temperamento, o de la atmósfera moral en la cual el Cristiano enteramente santificado vive. La perfección consiste en aquella plenitud espiritual en la que entra el alma cuando el último enemigo interno es conquistado y la última fuerza distractora es sometida por el poderoso amor de Cristo; cuando cada rincón de la naturaleza es lleno de amor y cada gota de energía es empleada para servir al Salvador. Dicha perfección no sólo implica la completa liberación de toda contaminación espiritual, sino también la posesión de las gracias de fe, humildad, resignación, paciencia, mansedumbre, auto- negación y todas las otras gracias del Espíritu Santo. Cristo afirmó el principio fundamental de la rendición total como el requisito básico para la ciudadanía del Reino. Cristo señaló que no puede haber una lealtad dividida en el máximo estado espiritual cuando dijo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres” (Mateo 19:21). Si la lealtad está dividida la vida de santidad es imposible porque “ninguno puede servir a dos señores” (Mateo 6:24). La plena ciudadanía requiere rendición total y dedicación completa. Jesús enseñó que en el ámbito del Reino de los Cielos el único concepto aceptable de realización espiritual plena se encuentra en la vida y la experiencia de la santidad, o perfección. 3. El Significado de la Perfección. El término perfección es bíblico y se usa en la Biblia con más frecuencia que cualquier otro término para indicar la naturaleza esencial de la experiencia Cristiana. Aparece 138 veces en las Escrituras y en más de 50 de estas ocasiones se refiere al carácter humano bajo la operación de la gracia. La palabra perfecto aparece 17 veces en las enseñanzas de Cristo y en los escritos de Pablo, para describir la aptitud para el Reino de los Cielos, mientras que el sustantivo afín perfección se utiliza dos veces y el verbo perfeccionar se utiliza 14 veces. Perfección Evangélica. a. Perfección como complexión. Teleios: “llevado a término, finalizado; que no le hace falta nada para estar completo; perfecto”. Teleion: “aquello que es perfecto; integridad y virtud humanas consumadas”, Romanos 12:2. Teleioo: “completar (perfeccionar), por ejemplo, añadir lo que hace falta para completar una cosa...llevar el carácter de uno a la perfección”. Teleios: “las personas que están a la altura del estándar en cierto aspecto.perfectas, completamente desarrolladas en un sentido moral. Santiago 3:2”. b. Perfección como aptitud o adecuación. En 2 Timoteo 3:17 la palabra artios se usa para referirse a estar “en buena forma o condición”. Nada hace falta en el equipamiento del Cristiano para el trabajo, para lograr lo que Dios espera que haga. Combinación armoniosa de diferentes cualidades y poderes. El Cristiano es completo, capaz, competente. capaz de cumplir con todas las demandas. 4. La perfección Cristiana remueve del corazón todo aquello que impide nuestra completa eficiencia en la obra del Señor (Godbey). Condición espiritual, armonía espiritual, adecuación espiritual o madurez espiritual. Estos términos pueden ser utilizados como sinónimos del término perfección evangélica. Aquellos que son perfectos en este sentido del término, están completamente preparadas y adecuadamente equipados para el servicio en el Reino de Dios y poseen las gracias espirituales, las cuales es posible recibir, por el regalo de la gracia divina. c. Perfección como amor. “Aquel amor por Dios y nuestro prójimo, el cual implica liberación de todo pecado” (Wesley). Wesley afirma que la perfección Cristiana es: “El amar a Dios con todo nuestro corazón, mente y fuerza. Esto indica que nada de mal genio, nada contrario al amor, queda en el alma; y que todos los pensamientos, palabras, y acciones, son gobernados por amor puro”. La Perfección Evangélica comprende dos aspectos: (1) Una perfección de amor proporcional a los poderes de cada individuo y (2) Un progreso constante en el amor en armonía con nuestras circunstancias, que va incrementando nuestras capacidades y habilidades. La teología Wesleyana no afirma la perfección absoluta, la cual es la esencia de Dios solamente. Tampoco se encuentra en ella la obsesión de buscar una perfección que va más allá del límite del desarrollo espiritual. La Perfección Evangélica consiste en cumplir el mandamiento del Nuevo Testamento: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con tas tus fuerzas” (Marcos 12:30). La plena ciudadanía del Reino de los Cielos se establece sobre la base de la santidad. La Biblia enfatiza una religión vital que tiene su clímax en la santidad. El ciudadano del Reino de Dios, fiel, consagrado y leal, es aquel que ha respondido y sigue respondiendo al llamado a la santidad, a la perfección. Sin embargo la santidad, o perfección, no sólo es la base para la ciudadanía del Reino. La santidad es también el ideal del Carácter Cristiano en el Reino.