Subido por Wallie Vera

PACIENTE PEDIATRICO HOSPITALIZADO

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PACIENTE PEDIATRICO HOSPITALIZADO
Breve historia.
La internación pediátrica ha ido evolucionando con el correr del tiempo. Anteriormente, los
aspectos psicoafectivos no eran tenidos en cuenta, solo se atendían los aspectos biológicos.
Con el avance de las ciencias sociales y el desarrollo de la psicología evolutiva se obtuvieron
datos sobre las necesidades psicoafectivas del niño durante de la hospitalización.
En la primera mitad del siglo XX los niños eran separados de los padres durante las
hospitalizaciones. El “Hospitalismo” se describió como un trastorno psicoafectivo del lactante
por privación afectiva en forma masiva y prolongada del vínculo con su madre. Concepto que
más tarde evoluciono a la formulación de la teoría del apego. Dichos permitieron el logro de la
internación conjunta pediátrica y el adecuado manejo del dolor puesto que se consideraba que
el SNC del recién nacido era inmaduro y no percibía sensaciones dolorosas. Así, dejó de ser
subdiagnosticado y subtratado para convertirse en un tema de peso; como el manejo de los
opioides.
Conceptos Generales
La enfermedad se acompaña de pérdida de bienestar físico, pero también, psicológico, y
alteran la vida de la persona y su ambiente a corto, mediano y largo plazo. En el niño marcara
su desarrollo.
Existen numerosas investigaciones sobre los efectos psicológicos negativos producidos por la
internación pediátrica. A continuación analizaremos los factores que intervienen en la
hospitalización de un niño:
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Particularidades del paciente pediátrico.
La familia y sus características.
El equipo asistencial y sus dinámicas.
El hospital o institución de asistencia con su organización.
Particularidades del paciente pediátrico:
La niñez y adolescencia, al igual que algunas otras etapas vitales, se caracterizan por una
mayor vulnerabilidad somática, psicoafectiva y social, producto del propio desarrollo humano.
Sus sistemas biológicos y psíquicos no han alcanzado su madurez y por lo tanto son más
frágiles.
El ingreso a un piso de internación implica un corte en la vida cotidiana, un mundo
desconocido, el niño se siente físicamente mal y se enfrenta a procedimientos invasivos y
causantes de dolor, no comprendiendo la causa o la necesidad de los mismos. Todo ello
genera una experiencia estresante que puede generar efectos psicológicos negativos a largo
plazo. Además, a veces, los padres frente a la angustia no logran dar la informacion necesaria
al niño. Por ello, para establecer una real comunicación con el paciente pediátrico es preciso
conocer las características del pensamiento del niño.
Características del pensamiento infantil: Las características del pensamiento infantil se van
modificando en cada etapa evolutiva. Lo primero que tenemos que tener presente es que el
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niño presenta una lógica propia, que se basa en el conocimiento que tiene del mundo, de
acuerdo a sus experiencias y a las características de su pensamiento. Como por ejemplo: El
niño mide el tiempo de manera diferente que el adulto, el tiempo convencional no lo conoce,
el niño solo comprende el significado literal de las palabras y no el significado figurado de las
mismas, comprende lo que “conoce”, observa y toca; y el niño interpreta la mayoría de los
acontecimientos que le suceden a su alrededor a través del egocentrismo y el pensamiento
mágico creyendo que son consecuencias de sus conductas y de sus sentimientos y deseos.
Características del niño internado: La hospitalización para el niño implica la separación de
su entorno familiar y la entrada a un ambiente desconocido, con personas extrañas que
tocan su cuerpo, hablan con palabras que no entiende y realizan procedimientos que en
muchas ocasiones le provocan malestar y/o dolor, todo ello le genera temor.
El propio proceso de enfermedad, el temor provocado por el medio extraño y la
percepción de ansiedad en su referente vincular, hace que el niño presente regresiones
como mecanismo de defensa refugiándose en conductas de etapas anteriores y para
reacomodarse frente a exigencias que le toca vivir y así poder enfrentarlas. Se puede
observar en el lenguaje, los hábitos higiénicos, los hábitos alimenticios y las relaciones
vinculares exageradamente dependientes de la angustia de separación.
Es frecuente que el niño internado experimente miedo al abandono de un adulto y el
hecho de estar internado reactiva los miedos.
La enfermedad, generalmente, implica pérdida de control de nosotros mismos, sobre
nuestro cuerpo, el movimiento y las actividades. El niño va logrando con mucho esfuerzo
el control de las diferentes funciones corporales y mentales y se resiste a perderlo.
También, surgen sentimientos de indefensión que sus figuras protectoras no lo van a
poder resguardar.
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Los niños son muy perceptivos, rápidamente se dan cuenta si sus padres están
preocupados o angustiados por ello es importante dar confianza al niño sobre la base de lo
real.
El niño experimenta la enfermedad y la internación como un castigo. Se debe entonces
aclarar al niño que no tiene nada que ver con su comportamiento, que esto son cosas que
suceden y todas las personas nos enfermamos.
Repercusiones de la internación: Durante la internación pueden producirse cambios en las
conductas del niño que son observadas, tanto en los padres, así como por el propio personal
médico o de Enfermería. Los efectos van a estar determinados también por el tiempo que dure
la internación y los intervalos entre reingresos.
Los trastornos emocionales que se presentan más frecuentemente son la depresión y la
ansiedad, trastornos que debemos evitar o derivar para una interconsulta en Salud Mental.
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La familia y sus características:
El niño se encuentra inmerso en el núcleo familiar y se ve muy influenciado y determinado por
el mismo.
La hospitalización de un hijo frecuentemente es vivida como un hecho inesperado para los
padres (una situación de angustia intensa). En el caso del padre se ve aumentado el riesgo de
accidentes, por los síntomas antes mencionados, puesto que habitualmente durante la
internación del hijo es el que continúa con la vida laboral. Es importante advertir sobre los
mismos al padre, a los efectos de alertar y proteger.
La intervención del equipo asistencial debe dirigirse al niño y a sus padres, puesto que la
ansiedad de estos últimos, provoca en el niño malestar. Debemos indagar cuales son los
miedos, angustias y preocupaciones de los padres, para así contenerlos, ya que son ellos los
que más los conocen y pueden aportar pequeños matices que el médico puede llegar a pasar
por alto logrando así una alianza terapéutica. Cuando el médico no indaga sobre dichas
concepciones es frecuente que los padres, luego de la consulta, no cumplan con los
tratamientos por convicciones previas sobre la enfermedad y tratamientos de sus hijos y
reaccionen con culpa sobreprotección.
El o los hermanos del niño internado también se ven afectados puesto que la dinámica
familiar se ve resentida y muchas veces lo que sucede es que los padres se centran en el
enfermo y descuidan a el o los sanos. Debemos por tanto contemplar este aspecto y
orientar a los padres para lograr la mejor organización familiar posible.
Información: El manejo de la información es un punto central del quehacer médico y es
tarea del equipo asistencial, brindar una adecuada información al niño sobre su estado y
sobre la internación.
La información correcta y adecuada sobre la hospitalización ayuda a atenuar el estrés y
promueve expectativas más adecuadas.
Cuando el niño no entiende lo que le pasa y tiene vacíos en su información generalmente
los llena con fantasía que suele ser peor que la realidad de lo que le sucede o le van a
realizar.
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El equipo asistencial y sus dinámicas:
Las dinámicas de los equipos tienen una repercusión directa sobre las características de la
internación en pediatría.
El trabajo del equipo siempre es a dos puntas, nos debemos relacionar, con el niño y con
los padres, sin perder de vista al resto del núcleo familiar.
Los integrantes de los equipos no estamos exentos de sentir angustias, temores,
frustraciones y fracasos. Es importante estar conscientes de los mismos y buscar ayuda
cuando no los podemos manejar adecuadamente.
Es frecuente que los integrantes del equipo asistencial se identifiquen con el niño y
rivalicen con los padres, siendo esta una situación difícil para el niño, que siente sus
lealtades divididas.
El hospital o institución de asistencia con su organización:
Los lineamientos institucionales deberían orientarse a defender los derechos del niño, la
calidad de los servicios, técnicos como interpersonales, equipar de manera apropiada la
internación pediátrica, como así también los espacios recreativos y educativos.
Durante la internación el niño experimenta situaciones generadoras de estrés que
nombraremos a continuación:
Provenientes de la propia enfermedad: La enfermedad ocasiona malestar físico, que el niño
frecuentemente no logra comprender ni transmitir, además muchas veces no cuenta con
experiencias previas de enfermedad. Por ello es fundamental trasmitir al niño la seguridad,
dentro de las posibilidades reales, que se va a reponer. La enfermedad puede producir
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además dolor que le genera un estrés extra y que debe ser controlado ya que es
subdiagnosticado y subtratado.
Algunas enfermedades pueden ocasionar secuelas transitorias o permanentes. El niño
puede pasar a tener limitaciones físicas y si nadie le explica que le sucede, le genera
mucha ansiedad y angustia.
Cuando las secuelas son permanentes también debemos ir informando en forma gradual
para que el niño comience su proceso de adaptación.
Es importante que el médico tratante indague las fantasías de muerte en el niño y
ayudarlo a discernir distintas situaciones. Cabe destacar que la evolución del concepto de
muerte está dada también por las experiencias que vive el niño, por ello cuando un niño
experimenta una vivencia cercana de su propia muerte el proceso se adelanta y toma
conciencia del hecho, sin importar la edad.
Provenientes de los procedimientos: La mayoría de los procedimientos provocan malestar,
miedo y dolor en el niño. Si a ello le sumamos que en muchos procedimientos no se le
explica, se lo moviliza y se lo separa de sus referentes afectivos, la situación suele ser
aterradora.
Si bien los padres o tutores son quienes dan el consentimiento informado para los
procedimientos, se busca la alianza terapéutica con el niño y el procedimiento se tolera
mucho mejor.
Provenientes de la estructura edilicia y organización del hospital o institución de
asistencia: Estos dependen de los criterios en las políticas de salud y de los recursos
económicos de que se disponga. De los criterios que se tenga por ejemplo en el régimen
de visitas, régimen de acompañantes, distribución de pacientes según sexo y edad por
sala, etc.
La internación pediátrica debería contar con un mobiliario acorde a los niños, es decir, con
una decoración y colores acordes a la infancia, espacios recreativos y con la posibilidad de
un área educativa.
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Provenientes de las relaciones personales: Las relaciones personales en un momento de
crisis suelen ser muy fuertes y marcan al niño en su internación, por lo tanto en necesario
que las relaciones personales con el equipo asistencial sean cordiales. Se deben evitar
presiones innecesarias al trasladar los conflictos provenientes de las dificultades propias
de relación intra equipo o quejas de las condiciones laborales.
El equipo asistencial debe estar capacitado para el trabajo con niños y sus padres.
Calidad de vida relacionada con la salud en los niños y adolescentes (CVRS): Ya no
alcanza con mantener a los paciente vivos, vamos un paso más allá y medimos en qué
condiciones viven los pacientes, lo importante de este concepto que se incorpora la
percepción del propio paciente sobre como su enfermedad repercute en su vida, también
podemos hablar de concepto de salud autopercibida.
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