Aprendizaje de competencias: implicancias pedagógicas ¿CUÁNDO SE DICE QUE UNA PERSONA ES COMPETENTE? La actuación de una persona puede denominarse competente cuando puede resolver un problema o lograr un propósito en uno o varios contextos distintos, haciendo uso pertinente y combinado de saberes diversos. En ese sentido, una competencia se demuestra siempre en la acción. Representa un aprendizaje complejo en la medida que exige seleccionar, movilizar y hacer interactuar capacidades humanas de distinta naturaleza para construir una respuesta pertinente y efectiva a un desafío determinado. Por tanto, para que una persona sea competente en un ámbito particular, necesita dominar determinados conocimientos y una variedad de saberes o recursos (habilidades cognitivas y socioemocionales, disposiciones afectivas, principios éticos, procedimientos específicos, destrezas motoras, etc.) Necesita además y sobre todo, saber transferir estos saberes del contexto en que fueron aprendidos a otro distinto, para poder aplicarlos y combinarlos en función del logro de un determinado objetivo. Algunas de sus características básicas: ▪ El actuar competente requiere una mente alerta, una observación y una evaluación cuidadosas, tanto de la situación como de las propias posibilidades de afrontarla; un discernimiento críti-co de las condiciones y opciones para poder elegir la respuesta más pertinente. En ese senti-do, no puede confundirse con el desempeño eficaz de una tarea simple. Poder hacer algo bien de manera automática, imitando los procedimientos e interiorizándolos a fuerza de repeTercera versión / 21 tirlos en un contexto rutinario de ejecución, indica una cierta destreza o habilidad pero no equivale a una competencia. ▪ Actuar competentemente exige saber utilizar conocimientos e información de manera reflexiva y crítica, seleccionando los más pertinentes para explicar y resolver un desafío particu-lar en un contexto determinado. Disponer de conocimientos y datos, así como de la habili-dad para encontrarlos, es ineludible para elaborar una respuesta competente a un desafío, aun cuando haga falta además echar mano de otros recursos o capacidades. La competen-cia no es un simple saber práctico, ajeno al dominio de conocimientos, conceptos o teorías en general, ni al manejo de información específica sobre un determinado ámbito de acción. ▪ Quien es competente debe actuar necesariamente con una ética, pues no se trata de emplear sus habilidades en perjuicio de otros, sin respeto ni responsabilidad. La formación moral no es menos importante que el desarrollo de competencias matemáticas, científicas, lingüísticas, o de cualquier otra índole. Deben alimentarse mutuamente y ser parte del mismo proceso. La habilidad de resolver problemas y lograr metas con eficacia, al igual que cualquier otra expresión de la inteligencia humana, puede ser usada a favor o en contra de un determinado crite-rio moral. Si creemos en una ética pública basada en la idea del bien común, el valor de la democracia y el respeto por las diferencias, esa es la que debe teñir el desarrollo de las competencias en los ocho Aprendizajes Fundamentales. ▪ La capacidad de afrontar desafíos de manera reflexiva pertenece a la humanidad y es lo que ha hecho posible que la civilización en sus distintas expresiones y vertientes culturales pueda progresar en el tiempo. Es así que, más allá de las denominaciones, el uso hábil de las cualidades de la mente para entender y resolver problemas o lograr metas; aplicando saberes adquiridos en otros contextos, haciendo discernimiento de las alternativas más apropiadas y apelando a recursos de diversa índole, está presente a lo largo de la historia humana. Una competencia no es, entonces, la expresión occidental de una racionalidad meramente instrumental, ajena a la forma de actuar y pensar de las culturas no hegemónicas. ¿CÓMO SE ADQUIEREN LAS COMPETENCIAS? El enfoque de competencias no constituye un modelo pedagógico en particular. Su aprendizaje tiene implicancias pedagógicas que atraviesan diferentes enfoques pedagógicos desarrollados sobre todo a lo largo del siglo XX. Por tanto, no existe entonces una sola didáctica para la enseñanza de las competencias sino muchas posibles, que se nutren de diversas fuentes, aunque compartan las mismas bases epistemológicas. Revisemos algunos principios básicos sobre su adquisición: ▪ Aprender haciendo. El desarrollo de las competencias se coloca en la perspectiva de la denominada «enseñanza situada», para la cual aprender y hacer son procesos indesligables, subrayando el valor de la actividad y el contexto en el aprendizaje. El principio de construir el conocimiento en contextos reales, promoviendo las capacidades reflexivas y críticas del estudiante, se nutre del principio de aprender haciendo, formulado por John Dewey en la primera mitad del siglo XX: aprender a partir de una experiencia, identificando el proble-ma, investigando sobre él, formulando alguna hipótesis viable de solución y comprobándola en la acción. ▪ Partir de experiencias desafiantes. Para que los estudiantes aprendan a actuar de manera competente necesitan afrontar reiteradamente experiencias retadoras, que les exijan seleccionar, movilizar y combinar estratégicamente las capacidades que consideren más necesa-rias para poder resolverlas. Ahora bien, una situación puede ser retadora para los estudian- Tercera versión / 22 tes en la medida que guarden relación con sus intereses, los contextos que les son más afi-nes. Puede ser experiencias reales o simuladas, pero posibles de ocurrir en la realidad y cer-canas a su experiencia. ▪ Aprender capacidades y ponerlas en acción. Si el aprendizaje de una competencia empieza con una situación retadora que exige poner a prueba diversas capacidades, va a ser necesa-rio crear oportunidades para desarrollar cada una de ellas. Podemos enfatizar en el apren-dizaje de una capacidad (un conocimiento, una habilidad, un procedimiento, el manejo de un recurso) en sus diversos aspectos, abordándolos cuantas veces haga falta. No obstante, no deberemos perder de vista que el desarrollo de la competencia exige que esa capacidad aprendida tenga la oportunidad de ponerse en acción para responder al desafío planteado. ▪ Construir el conocimiento de modo significativo. Se requiere que el estudiante maneje la información, los principios, las leyes, los conceptos o teorías que le ayudarán a entender y afrontar los retos planteados dentro de un determinado campo de acción, sea la comunicación, la convivencia, el cuidado del ambiente, la tecnología y el mundo virtual, entre otros. Importa así que logre un dominio aceptable de estos conocimientos, tanto como que sepa transferirlos y aplicarlos de manera pertinente en situaciones concretas para afrontar retos diversos. Los conocimientos necesitan aprenderse de manera crítica, indagando, produ-ciendo y analizando información, siempre de cara a un desafío y en relación al desarrollo de una o más competencias implicadas. ▪ Madurar progresivamente. Toda competencia es susceptible de madurar, evolucionar y complejizarse a lo largo del tiempo. Es así que, como son las mismas competencias las que deben desarrollarse a lo largo de toda la escolaridad, necesitamos tener claro cuáles son sus diferentes niveles de avance a lo largo de cada ciclo del itinerario escolar. La descripción precisa de esos niveles son los estándares y están en los Mapas de Progreso. Estos estánda-res y los indicadores de logro de las capacidades específicas están incluidos en las matrices de las Rutas de Aprendizaje. SITUACIONES DE APRENDIZAJE.Son momentos, espacios y ambientes organizados por el docente, en los que los estudiantes ejecutan una tarea determinada cuyo desarrollo requiere que pongan en juego de manera autónoma, individualmente o en equipo, conjuntos determina-dos de información, conocimientos, habilidades y otros recursos propios o externos. Se trata de generar escenarios prediseñados que plantean a los estudiantes actividades de indagación, de búsqueda activa, de formalización de los nuevos saberes que van adquiriendo en ese pro-ceso, de reflexión y creación, y de transferencia de estos saberes a la situación planteada. Como estas situaciones responden al desarrollo de competencias, requieren ser planteadas a partir de situaciones significativas, desafiantes, problemáticas. Las situaciones significativas plantean un problema de interés para los estudiantes cuya resolución, bajo determinados parámetros va a permitirles generar aprendizajes. Estas situaciones no deben rebasar las posibilidades de los estudiantes de acuerdo con el grado y edad ni estar a la altura de lo que están en condiciones de realizar sin esfuerzo, sino más bien colocarse en la frontera de su zona de desarrollo próximo. Sólo así estarán en condiciones de representar un reto para ellos. Ahora bien, ¿cuándo una situación puede ser percibida como retadora por los estudiantes? En la medida que guarden relación con sus intereses, sus contex-tos personales, sociales, escolares, culturales, ambientales o cualquier otro universo con el que