Subido por Marcelo Alejandro Calabro

sociologia durheim

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Nacido en Épinal (Francia), Émile Durkheim rompió con la tradición familiar y abandonó la
escuela rabínica para seguir una carrera laica. Estudió en la École Normale Supérieure de París
y se licenció en filosofía en 1882. Se interesó por las ciencias sociales después de leer a Auguste
Comte y Herbert Spencer, y se trasladó a Alemania para estudiar sociología. En 1887 volvió a
Francia, donde impartió los primeros cursos de sociología del país en la Universidad de
Burdeos. Luego fundó la primera revista francesa de ciencias sociales. En 1902 se trasladó a la
Sorbona, en París, donde ocupó la cátedra de pedagogía en 1906 y permaneció el resto de su
vida. Marginado por el ascenso del nacionalismo de derechas durante la Primera Guerra
Mundial y abrumado por la muerte de su hijo en el frente en 1916, murió de un derrame cerebral
en 1917.
Obras principales
1893 La división del trabajo social
1895 Las reglas del método sociológico
1897 El suicidio
La sociología
La sociología se impuso gradualmente como ciencia social autónoma, distinta de la filosofía, a
lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. En el contexto intelectual de la época, para ser
reconocida como disciplina debía demostrar su carácter estrictamente científico. Entre los que
habían estudiado filosofía, pero se sentían atraídos por la nueva rama del saber, estaba Émile
Durkheim, para quien la sociología debía ser un método aplicable de distintas formas para
comprender la evolución de la sociedad moderna más que una gran teoría. Hoy considerado uno
de los principales fundadores de la sociología, junto con Karl Marx y Max Weber, Durkheim no
fue el primero en intentar establecerla como ciencia, y sus ideas acusan inevitablemente el
influjo del trabajo de sus predecesores.
Auguste Comte había puesto los cimientos con su teoría de que el estudio de la sociedad
humana es el pináculo de la jerarquía de las ciencias naturales. Además, puesto que la sociedad
es una agrupación de animales humanos, creía que la biología debía ser el modelo para la
ciencia social, una idea que no gozó de aceptación unánime: Marx, por ejemplo, se basó en la
nueva ciencia de la economía. La publicación de la teoría del origen de las especies de Charles
Darwin provocó un replanteamiento radical de muchas ideas comúnmente admitidas, sobre todo
en Gran Bretaña, donde algunos trataron de elaborar un modelo de evolución orgánica aplicable
a muchas otras disciplinas a partir de la obra de Darwin. Uno de estos fue el filósofo y biólogo
Herbert Spencer, que equiparó el desarrollo de la sociedad moderna a la evolución de un
organismo dotado de órganos con funciones diferentes y estableció así un modelo «organicista»
para las ciencias sociales.
Sinagoga
Durkheim afirmaba que las religiones, en particular aquellas establecidas desde hace tiempo,
como el judaísmo, son fundamentalmente instituciones sociales que crean una fuerte conciencia
colectiva.
Durkheim defendió la teoría funcionalista de Spencer de las partes diferenciadas cada una con
un fin y la noción de que la sociedad es más que la suma de sus elementos individuales. El
positivismo de Auguste Comte (según el cual solo la investigación científica proporciona
auténtico conocimiento) contribuyó a configurar la metodología que, según Durkheim, revelaría
el funcionamiento de la sociedad moderna. Más que en las motivaciones y las acciones de los
individuos, Durkheim se interesó en la sociedad como un todo y en sus instituciones, en lo que
la cohesiona y mantiene el orden social, y defendió que el estudio sociológico debía basarse en
lo que llamó «hechos sociales», realidades externas al individuo verificables empíricamente.
Como otros sociólogos pioneros, Durkheim intentó comprender y explicar los factores que
habían modelado la sociedad moderna. Si Marx había asociado la modernidad con el
capitalismo, y Weber con la racionalización, Durkheim vinculó el desarrollo de la sociedad
moderna con la industrialización y, en particular, la división del trabajo que conllevó.
Un organismo funcional
Lo que diferencia a la sociedad moderna de las tradicionales, según Durkheim, es un cambio
fundamental del modo de cohesión social: la industrialización hizo que surgiera una nueva
forma de solidaridad. Durkheim expuso su teoría de los diferentes tipos de solidaridad social en
su tesis doctoral, La división del trabajo social.
En sociedades primitivas, como las de los cazadores-recolectores, todos los individuos deben
realizar más o menos las mismas tareas y, aunque cada uno podría ser autosuficiente, la
sociedad se mantiene unida porque todos tienen objetivos y experiencias comunes y comparten
creencias y valores. La similitud entre los individuos en estas sociedades genera lo que
Durkheim llamó «conciencia colectiva», que es la base de la solidaridad.
A medida que las sociedades crecen y se hacen más complejas, las tareas se especializan y la
autosuficiencia es sustituida por la interdependencia. El agricultor, por ejemplo, depende del
herrero para herrar sus caballos, y el herrero depende del agricultor para obtener alimentos. La
solidaridad mecánica, como la llama Durkheim, de la sociedad tradicional es reemplazada por la
solidaridad orgánica basada, no en la semejanza entre sus miembros, sino en sus diferencias
complementarias.
La división del trabajo culmina con la industrialización, cuando la sociedad ha evolucionado
hasta convertirse en un «organismo» complejo en el que los individuos asumen funciones
especializadas, cada una de ellas esencial para el bienestar del conjunto. Este concepto de la
sociedad estructurada como un organismo biológico compuesto por distintas partes con
funciones especializadas se convirtió en una de las teorías sociológicas dominantes: el
funcionalismo.
Según Durkheim, el hecho social –que identifica como algo que existe sin estar sujeto a ninguna
voluntad individual– impulsor de la evolución de la solidaridad mecánica a la orgánica es el
aumento de la «densidad dinámica», o crecimiento y concentración de la población. La
competencia por los recursos se intensifica, pero una mayor densidad de población conlleva una
mayor interacción social, que favorece la división del trabajo para responder con más eficacia a
la demanda.
La colmena es el resultado de la división del trabajo entre las abejas. Además de crear un todo
funcional, estas mantienen con la flora de su entorno una relación simbiótica.
En la sociedad moderna, la interdependencia orgánica de los individuos es la base de la
cohesión social. No obstante, Durkheim era consciente de que la división del trabajo inducida
por la rápida industrialización también había causado problemas sociales. Precisamente por
surgir de las diferencias complementarias entre individuos, la solidaridad orgánica reposa en el
individuo, no en la comunidad, y sustituye a la conciencia colectiva, las creencias y valores
compartidos que cohesionan la sociedad. Sin ese marco de normas de comportamiento, las
personas se desorientan y la sociedad es inestable. La solidaridad orgánica solo puede funcionar
si se mantienen elementos de la solidaridad mecánica y los miembros de una sociedad tienen un
propósito común.
La velocidad de la industrialización, según Durkheim, había obligado a la sociedad moderna a
una división del trabajo tan rápida que la interacción social no se había desarrollado lo
suficiente para llenar el hueco dejado por la pérdida de conciencia colectiva. Los individuos se
sentían cada vez más desligados de la sociedad y especialmente de la especie de guía moral que
antes ofrecía la solidaridad mecánica. Durkheim denominó «anomia» a esta pérdida de normas y
valores colectivos, y la consiguiente desmoralización individual. En su estudio de la tipología de
los suicidios en distintas zonas mostró la importancia de la anomia en la desesperación que lleva
a las personas a quitarse la vida. El hecho de que la tasa de suicidios fuera inferior en
comunidades con firmes creencias colectivas, como entre los católicos, confirmaba para
Durkheim el valor de la solidaridad para la salud de una sociedad.
Una disciplina académica
Durkheim basó sus ideas en la búsqueda rigurosa de pruebas empíricas como estudios de casos
y estadísticas. Su principal legado fue el establecimiento de la sociología como disciplina
académica en la tradición positivista de Comte, sujeta a los mismos métodos de investigación
que las ciencias naturales. Sin embargo, el enfoque positivista de Durkheim fue acogido con
escepticismo. Los pensadores de tendencia marxista rechazaron la noción de que algo tan
complejo e impredecible como la sociedad humana fuera compatible con la investigación
científica. Durkheim tampoco encajaba en el clima intelectual de la época por considerar la
sociedad como un todo, en lugar de la experiencia del individuo, como hizo Max Weber. Su
concepto de hecho social con realidad propia y separada del individuo fue descartado y su
enfoque objetivo criticado por limitarse a explicar los fundamentos del orden social, sin
proponer nada para cambiarlo.
La sociedad no es una mera suma de individuos, sino que el sistema formado por su asociación
representa una realidad específica con características propias. Émile DurkheimCon todo, el
análisis de Durkheim de la sociedad compuesta por partes distintas, pero interrelacionadas, cada
una con su función particular, contribuyó a hacer del funcionalismo una de las teorías
sociológicas más importantes e influyó en Talcott Parsons y Robert K. Merton, entre otros.
Sus explicaciones acerca de la solidaridad eran una alternativa a las teorías de Marx y Weber,
pero el apogeo del funcionalismo no duró más allá de la década de 1960. Pese a que el
positivismo de Durkheim haya perdido actualidad, algunos de los conceptos introducidos por él
como los de anomia y conciencia colectiva (bajo la denominación de «cultura»), siguen
presentes en la sociología contemporánea.
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