Para el estudio de la enunciación como fenómeno lingüístico, el punto de partida de Eduardo Guimarães es el de la exterioridad en el lenguaje en el que además la cuestión del sujeto es sumamente relevante. En relación a la pragmática, se señala que los sujetos son considerados usuarios que usan el lenguaje como instrumentos para manifestar ciertas intenciones. Por su parte, la postura del autor se refuerza a partir de la inclusión de la cuestión del sujeto partiendo de diversas líneas de investigación que refieren a reconocidos lingüistas como Benveniste, Ducrot, Breal y Bally. En base a lo anterior, retoma ciertas consideraciones con respecto a las marcas de subjetividad por un lado, a la enunciación como apropiación de la lengua por parte del locutor; y sumado a esto la cuestión del sujeto que habla. De esta manera, el punto central de su estudio radica en el sujeto como alguien que se suma al lenguaje y a su vez que se encuentra ligado al concepto de enunciación; en el que se pone en funcionamiento la lengua ya que se ve afectado por su exterioridad. Por otro lado, hay que destacar el hecho de que Guimarães habla de la noción de interdiscursividad como la alteridad de sentidos que hace posible dicho funcionamiento, lo cual implica tener en cuenta que el sentido se conforma por efectos de la memoria y del presente, como así también de las posiciones del sujeto y el entrecruzamiento de discursos en el acontecimiento.