01 bellver - Diario de Mallorca

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b e l l v e r
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CUADERNO
CULTURAL DE
DIARIO
DE
MALLORCA
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[email protected]
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JUEVES, 20
DE SEPTIEMBRE DE
2007 NÚMERO 449
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Pegaso
Maura
Poesía, teatro y artículos redondean
la edición de la obra completa del autor
de los “Aigoforts”
CARLES CABRERA
LITERATURA Gabriel Maura (Palma, 1842 - 1907)
nació el primogénito de una familia de diez hermanos
y, al morir su padre, se tuvo que hacer cargo del negocio familiar. Era hermano de Antonio Maura, que se
convertiría con los años en presidente del Gobierno
español. De hecho, es la Fundación Antonio Maura la
que ahora, en coedición con Lleonard Muntaner, publica Pegaso arando, nombre con el que Joan Lluís
Estelrich apodó al escritor.
Comenta Mas i Vives en el preámbulo, que Maura
fue, entre los hombres de su generación, el que prometía llegar más lejos, por encima de Tomàs Forteza,
Ferrà o Obrador, si bien nunca terminaría de cumplir
estas expectativas iniciales. Hoy en día, se le considera el narrador mallorquín más importante del siglo XIX,
y los Aigoforts, su producto más excelso. Se trata de
un conjunto de cuadros costumbristas que habían aparecido ya anteriormente en prensa. Las narraciones se
ambientan en una Palma, amurallada todavía, por la
que pululan unos personajes planos pintados “amb
quatre cops de lapis”.
Pero cultivó, además, la poesía, el teatro y los artículos de opinión, todos ellos incluidos igualmente en el presente volumen. Estos últimos fueron recogidos en medios
escritos como La Dulzaina o El Sarracossano.
Mayoritariamente, están escritos en castellano, aunque
también los hay en catalán, y éstos entroncan claramente
con los cuadros de los Aigoforts.
En cuanto a la producción lírica, Maura es un romántico que elabora composiciones con hadas y arpas,
sepulcros y corsarios. Las más antológicas son
“L’espigolera”, “Avant!” y, sobre todo, “Dues arpes”.
En ésta, dos reinas se le aparecen al poeta, Castilla y
Cataluña, mas él se inclina por la segunda y la dignifica en tanto que se erige en la única que podrá explicarle “de mos avis les rondalles”. Recogida en 1872,
La aspillera
RETRATO DE GABRIEL MAURA, REALIZADO POR SU HERMANO FRANCISCO, FECHADO EN AGOSTO DE 1897
COMENTA MAS I VIVES EN EL PREÁMBULO,
QUE MAURA FUE, ENTRE LOS HOMBRES DE
SU GENERACIÓN, EL QUE PROMETÍA LLEGAR
MÁS LEJOS SI BIEN NUNCA TERMINARÍA
DE CUMPLIR ESTAS EXPECTATIVAS INICIALES
debemos enlazarla con “La Pàtria” de Aribau y toda
una serie de composiciones patrióticas decimonónicas
que florecían por aquel entonces en Cataluña, Valencia
y Baleares.
Finalmente, queda el teatro, que comprende tres piezas: dos en castellano y una en catalán. No quiero el yerno
francés es la más interesante de las tres. Se trata de una
comedia que incide en la clásica animadversión entre
españoles y franceses. En cualquier caso, supone una producción dramática bastante prescindible, no así la obra de
Maura, la cual, como sostiene Mas i Vives con su título,
podemos decir que constituía, ciertamente, “una recuperació necessària”.
Gabriel Maura Montaner: Pegaso arando
Lleonard Muntaner (Rafaubetx, 30), 592 páginas, 45 euros
Galería de personajes
Un surtido de creadores integran este suplemento: desde
Gabriel Maura con su obra completa aquí mismo, visto
por Carles Cabrera, hasta Tom Waits y Ray Charles (foto
derecha), de quienes nos hablan Rafa López y Víctor M.
Conejo en las centrales, pasando por los nuevos títulos
de Updike y Houellebecq (página 3, foto a la izquierda),
analizados por Ana G. Inclán y Carmen Sigüenza.
Además: la exposición de Joan Fontcuberta en la Fundació Miró,
que comenta Biel Amer, y las obras de Strindberg y Enquist reseñadas
por Daniel Capó (página 6). En la página 7, el cine y la historieta, con
Fernando Alomar y Florentino Flórez. Y en la última, Biel Mesquida
y el Paseo de ronda de Nadal Suau.
Francesc M. Rotger, coordinador
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Diario de Mallorca
P o r
l a s
s o l a p a s
Resistencia contra
el nazismo
La crítica del lector
La ilusión del
sueño americano
La reedición de la obra más famosa de
Anna Seghers, protagonizada por siete
presos que se escapan de un campo de
concentración en la Alemania de 1936, y
que van siendo detenidos poco a poco,
excepto uno, que se convierte en un
símbolo de resistencia contra el terror
del nazismo.
Arthur Miller:
Muerte de un viajante
160 páginas, 6’95 €
Tusquets, 2005
Para mí, Willy Loman
tiene la cara de José Luis
López Vázquez, que lo
interpretó de forma
genial. En la biografía de
muchas personas hay algo
de él. Leedlo a cualquier
edad, aunque sólo en la
madurez se comprende
por qué “nadie puede culpar a ese hombre”. Quizás
porque con el tiempo se
aprende a ser piadoso.
Anna Seghers: La séptima cruz
RBA, 344 páginas, 21 €
La renúncia a
l’activitat literària
La carta que Philipp Lord Chandos va escriure a Francis Bacon per disculpar- se pel
fet d’haver renunciat del tot a l’activitat
literària “constitueix no ja el grau zero de
l’escriptura, sinó de la poètica de Hofmannsthal”, diu Claudio Magris al pròleg
d’aquesta edició.
Hugo von Hofmannsthal:
Carta de Philipp Lord Chandos a Francis Bacon
Quaderns Crema, 75 pàgines, 9 €
El descubrimiento
de la verdad
Desde un bosque entre Noruega y Suecia, Trond Sender recuerda el verano de
1948, cuando a los 15 años (hacía tres
que los alemanes habían abandonado el
país) descubrió la verdad sobre el adulterio de su padre y sobre su pasado como
antiguo miembro de la resistencia contra los nazis..
IMAGEN DE ARCHIVO, TOMADA EL 9 DE JULIO DE 1997,
DEL DRAMATURGO ARTHUR MILLER. FOTO: CRISTINA ABADÍA
!
Castellano. Ficción.
1 Isabel Allende: La suma de los días. Plaza & Janés.
2 John Boyne: El niño con el pijama... Salamandra.
3 Mark Haddon: Un pequeño inconveniente. Alfaguara.
4 Markus Zusak: La ladrona de libros. Lumen.
5 Diane Setterfield: El cuento nº 13. Lumen.
6 J.K. Rowling: H.Potter y la piedra... Salamandra.
7 Michel Benoit: El apóstol nº 13. Grijalbo.
8 Cormac McCarthy: La carretera. Mondadori.
9 Stendhal: La abadesa de Castro. Impedimenta.
10 Joe Hill: El traje del muerto. Suma.
Juan Eslava Galán:
El mercenario de Granada.
Planeta, 332 páginas, 20 €
Estudios sobre la
condición femenina
Segundo volumen de las ponencias y los trabajos que participaron en el cuarto Congreso Internacional de la Asociación Universitaria de Estudios de las Mujeres (AUDEM).
Los contenidos se refieren a la violencia
contra las mujeres y a diversos aspectos del
pensamiento feminista y de su práctica.
(Envía tu comentario a [email protected]. Máximo 60 palabras)
Como las ‘rondalles’,
pero de ahora
Recomendado de la semana:
Antònia Serrano, autora de libros de poesía,
cocina y cultura popular, conjuntamente con
sus tres nietos mayores, es la creadora de
estas narraciones deliciosas, en las que los
mismos niños ejercen de protagonistas e
ilustradas con sus dibujos. Los aspectos fantásticos nos hacen pensar en las rondalles.
Las islas de
Al-Andalus
María Jesús Rubiera Mata
(selección y traducción)
y Joan Torres (fotografía):
Els poetes àrabs de les Illes Balears
Institut d’Estudis Baleàrics
65 páginas, 20 €
Contes de Hawthorne, Poe, Maupassant,
Txèkhov, Bierce, Jacobs, Saki, Kafka,
Joyce, Hemingway, Buzzati i Dahl mostren l’evolució del gènere de la narrativa curta, així com la varietat temàtica i
formal. La selecció, la introducció i les
notes d’aquesta edició són a càrrec
d’Enric Iborra.
m á s
El autor de la apasionante En busca del
unicornio concibe ahora otra aventura
medieval de raíz histórica, ésta ambientada en los últimos estertores del reino
de Granada, asediado por los Reyes Católicos. El protagonista es un herrero
búlgaro enviado por los turcos.
Victoria A. Ferrer y Esperanza Bosch (comp.):
Los feminismos como herramientas
de cambio social (II). UIB, 378 págs, 24 €
L’evolució de la
narrativa curta
AA. DD.: El conte modern. Una antologia
Brosquil, 256 pàgines, 8’95 €
Miguel A. Moyà Juan
Últimos momentos
de Granada
¿Has leído un libro y te ha gustado? ¡Dínoslo! No hace falta que sea una novedad
rabiosa, puede ser un título de cualquier autor o género. Tu opinión nos interesa.
Compártela con el resto de los lectores de Bellver y explícanos brevemente qué
te ha atraído o te ha interesado de ese volumen que nos sugieres.
Per Petterson: Salir a robar caballos
Bruguera, 272 páginas, 16’5 €
L o s
Jueves, 20 de septiembre de 2007
FOTOGRAFÍA DE TORRES PARA EL VOLUMEN
v e n d i d o s
Castellano. No ficción.
1 J. Ratzinger: Jesús de N. La Esfera de los Libros.
2 Mario Luna: Sex code. Nowtilus.
3 Javier Sierra: La ruta prohibida... Planeta.
4 Eduardo Punset: El viaje al amor. Destino
5 Paulo Coelho: Como el río que fluye. Planeta.
6 Pedro Gómez Calero: Filosofía para bufones. Ariel.
7 Augusto Cury: Padres brillantes... Planeta.
8 Robin Lane Fox: El mundo clásico. Crítica.
9 Robin Dunbar: La odisea de la humanidad. Crítica.
10 Chan, Mauborgne y Renee: La estrategia... Granica.
En un momento en que la cultura
islámica recobra una presencia significativa en nuestro ámbito, qué
lectura más adecuada que ésta,
que nos devuelve parte de un pasado literario poco conocido, con
bellas composiciones, como las que
Ibn Al-Labbâna de Denia dedicó a
Palma (“una ciutat a la qual la
coloma ha prestat el seu collaret”). Edición además excelente,
con la presentación de todo un
especialista en aquel periodo,
Guillem Rosselló Bordoy.
A. Serrano, J. Cañellas, N. Tortella y D. Cañellas:
L’alzina dels contes
Documenta Balear, 111 páginas, 14 €
Desde Sóller
con reflexión
No en vano Miquel Martí i Pol, uno de los
referentes incuestionables de la poesía
contemporánea en lengua catalana, es uno
de los destinatarios de la dedicatoria. Josep Bonnín, autor de Sóller, nos aporta un
puñado de poemas dotados de sentimiento
expresivo y de reflexión literaria, con composiciones muy atractivas.
Josep Bonnín: Cadències quotidianes
Can Sifre, 47 páginas, 15 €
Semana del 7 al 13 de septiembre. Fuente: casadellibro.com
Català. Ficció.
1 Markus Zusak: La lladre de llibres. Losada.
2 Martí Gironell: El pont dels jueus. Columna.
3 Sergi Pàmies: Si menges... Quaderns Crema.
4 Paul Auster: Trilogia de Nova York. Proa.
5 Diane Setterfield: El conte nº 13. Empúries.
6 Lluís Busquets: El testament de Moisés. Ara.
7 Cormac McCarthy: La carretera. Edicions 62.
8 John Boyne: El noi del pijama... Empúries.
9 Jed Rubenfeld: La interpretació... Edicions 62.
10 Carranza y Martín: La clau Gaudí. Plaza & Janés.
Català. No ficció.
1 Alfons López Tena: Catalunya sota... RBA.
2 Estevez y Hoz: El secret més ben guardat. Ara.
3 Fidel Masreal: Conviure amb la depresió. Mina.
4 Ramon M. Nogues: Déus, creences... Fragmenta.
5 J. de Domènech: L’espectacle de la... La campana.
6 Roberto Saviano: Gomorra. Empúries.
7 Ferran Adrià: Un dia al Bulli. RBA
8 Michel de Montaigne: Assaigs II. Proa.
9 Pilar Senpau: Fruits de la vida. Proa.
10 J.A. Duran i Lleida: Entre una Espanya... Columna.
Jueves, 20 de septiembre de 2007
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Diario de Mallorca
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En la piel de los malos
ANA G. INGLÁN
NARRATIVA
Los atentados del 11 de septiembre
de 2001 marcaron un antes y un después en la vida de
los estadounidenses y, por extensión, en todo
Occidente. Los norteamericanos vieron caer con las
Torres Gemelas la seguridad en sí mismos y en su sistema de defensa y se hicieron conscientes de su vulnerabilidad. Hasta entonces, las guerras y los atentados
eran sucesos que, aunque les involucraran, acontecían
en otras partes del planeta, nunca en el mismo centro
del poder mundial. El 11-S creó una nueva conciencia,
la de un enemigo cercano, instalado dentro del propio
sistema, viviendo y alimentándose de él, agazapado a
la espera del momento adecuado para atacar.
Muchos han sido los autores que han tratado el tema
desde entonces, pero ninguno como John Updike que, en
su última novela, Terrorista, se mete en la piel de un
joven musulmán, Ahmad, que deviene en fanático a lo
largo de 330 ajustadas y fascinantes páginas. Porque es eso
lo que diferencia Terrorista de otras obras similares:
Updike, siguiendo su peculiar estilo narrativo, con un realismo voraz y a ritmo de trepidante thriller, se identifica
con el protagonista e intenta desentrañar su psicología y
motivaciones. Y Ahmad no nos cae tan mal al final de la
novela, mal que nos pese. Al menos, a quien esto escribe,
porque en su país, Estados Unidos, Updike levantó una
enorme polvareda con la publicación de su última obra
hace ya un año por aquellas tierras —aunque nos haya llegado ahora a España de la mano de Tusquets—. Muchos han
sido los que le han acusado de traidor a la patria por elevar al terrorista a la categoría de ser humano. Pero yo no
creo que podamos deducir que Updike se identifica con el
asesino, ni le justifica. Es absurdo pretender ver en los
protagonistas de una novela a su autor, muchos han sido
los que han escrito sobre asesinos encantadores, por poner
un ejemplo, sin que nadie les reproche un ápice. Pero el
terrorismo en nuestros días es otra cosa, una amenaza
terrible y deplorable que ha sensibilizado sobremanera a
una sociedad como la actual, tan acostumbrada a la violencia en todas sus formas, no digamos la estadounidense,
tan hipócrita y escasamente proclive a la autocrítica.
Otro elemento diferencia a este terrorista. Ahmad ha
nacido en EEUU, de madre irlandesa y padre egipcio que
se quitó del medio antes de que el niño tuviera razón de
ser. Pero es, curiosamente, con este padre ausente con
quien Ahmad se identifica, y no con esa madre libertina
y medio hippie que le ha tocado “sufrir” para su desgracia. Porque Ahmad decide con sólo 11 añitos convertirse al Islam, con el beneplácito de su madre, de la que
se aleja más y más, y acercarse a un clérigo radical,
Shaij Rashid (al que la madre tampoco se preocupa por
conocer, todo sea dicho), que le va adentrando en las
enseñanzas más fanáticas de la religión, inculcándole
poco a poco la creencia en el martirio y la necesidad de
EL ESCRITOR ESTADOUNIDENSE JOHN UPDIKE RETRATADO EN LA COCINA DE SU CASA POR SU MUJER. FOTO: MARTHA UPDIKE
UPDIKE, SIGUIENDO SU PECULIAR ESTILO
NARRATIVO, CON UN REALISMO VORAZ Y A
RITMO DE TREPIDANTE THRILLER, SE IDENTIFICA
CON EL PROTAGONISTA —UN JOVEN MUSULMÁN,
AHMAD, QUE DEVIENE EN FANÁTICO— E INTENTA
DESENTRAÑAR SU PSICOLOGÍA Y MOTIVACIONES
salvar al mundo de sí mismo eliminando a unos cuantos
infieles por el camino. El objetivo: la pureza.
Y por el camino, conocemos a Ahmad, un adolescente sensible y extremadamente crítico con la socie-
dad occidental, con el consumismo, la superficialidad,
tan temeroso como deseoso de sexo, reflexivo, poco
sociable... Un adolescente. Y de ahí la pregunta:
¿cómo llega un chico normal a convertirse en un terrorista? Porque Ahmad no es la única voz crítica que aparece en la novela. También está el contrapunto del clérigo Rashid, Jack Levy, un judío no practicante, descreído del mundo y la religión, profesor y tutor de
Ahmad. ¿Por qué no se deja Ahmad guiar por él? ¿O quizás sí? Descúbranlo por ustedes mismos.
John Updike: Terrorista
Tusquets, 336 páginas, 20 euros
La cara poética del más provocador
CARMEN SIGÜENZA
POESÍA
“El mundo es un sufrimiento desplegado. En su
origen hay un nudo de sufrimiento”. Así comienza
Supervivencia, de Michel Houellebecq, un poemario que
descubre, por primera vez en España, la faceta poética de
este provocador autor francés, que acaba de rodar en
Alicante su primer largometraje, La posibilidad de una isla.
Estrella, provocador, polémico, agudo y crudo observador
de la realidad de hoy o cínico. Estos son algunos de los calificativos que acompañan siempre a Michael Houellebecq, el
mejor escritor que existe en palabras de otro irreverente,
Fernando Arrabal. A partir de ahora también se le puede
conocer en España como poeta, un género al que se acercó
antes que a la novela, con este libro, Supervivencia, publicado por Acuarela & Antonio Machado, y que reúne los poemas inéditos en España de sus libros Seguir vivo, El sentido
del combate y La búsqueda de la felicidad.
En edición bilingüe y traducido por Altair Diez,
Supervivencia muestra, la mirada implacable y desolada
del autor, en textos, algunos más hacia la prosa poética,
cargados de odio, de necesidad, de miedo a la soledad, al
silencio de la noche o al vacío interior. “Para devolver la
sangre a tus miembros tan pesados / te has olvidado de
cómo se hace el amor / La noche cae sobre ti como una
pena de muerte”, escribe Houellebecq. Y en uno de sus
poemas “El amor, el amor”, del libro La búsqueda de la
felicidad, Houellebecq deja clara su percepción de este
sentimiento: “En un cine porno, unos jubilados cascados /
Contemplaban escépticos / Los retozos mal filmados de
dos lascivas parejas. No había ningún argumento / He ahí
pensaba yo, el rostro del amor / el auténtico rostro.
SUPERVIVENCIA MUESTRA LA MIRADA
IMPLACABLE Y DESOLADA DEL AUTOR,
EN TEXTOS CARGADOS DE ODIO, DE NECESIDAD,
DE MIEDO A LA SOLEDAD, AL SILENCIO
DE LA NOCHE O AL VACÍO INTERIOR
Algunos son seductores, y seducirán siempre, y el resto
sobrevive...”. Textos que recogen el pensamiento que
Houellebecq expresa también en sus novelas, como el
poema “Sistema sexual de la Martinica”, análogo de la
novela Plataforma y que dice: “Han organizado un decorado blanquinoso / para que en él las gentes vivan y acaricien su cuerpos. No se van de vacaciones para pensar en
la muerte / En un sistema liberal, entre todos los mulatos... Hay que organizar un intercambio orgiástico / para
que todo el mundo se divierta y lo grabe en vídeo...”.
A Houellebecq se le conoce en España por dos de sus
novelas de gran éxito, Las partículas elementales, un
libro con el que obtuvo numerosos premios y que fue llevado al cine por Oskar Roehler, y por Plataforma, una
critica al nihilismo de hoy y al turismo sexual para algunos, y una apología del racismo y de la prostitución para
otros. Para Arrabal, “el tratado de moral y el poema más
lírico de nuestro tiempo”. Plataforma también ha sido
llevada al teatro con enorme éxito por otro de los directores de escena más transgresores, el español Calixto
Bieito, y su actor protagonista, Juan Echanove, se llevó
el premio de mejor actor en el Festival de Edimburgo, el
pasado verano. Y el escritor, además de como poeta,
también se ha estrenado en España como director de
cine, ya que el pasado 10 de julio terminó de rodar su
primer filme La posibilidad de una isla, basada en una de
sus obras y rodada en La ciudad de la Luz de Alicante.
Michel Houellebecq: Supervivencia
Acuarela & Antonio Machado, 254 páginas 12 euros
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Diario de Mallorca
b e l l v e r
Jueves, 20 de septiembre de 2007
Rompecabezas de un poeta
Icono contemporáneo y mito escurridizo, las declaraciones de Tom Waits son a menudo tan enrevesadas, opacas y enigmáticas como él mismo. Tambié
RAFA LÓPEZ
LITERATURA Y MÚSICA
“Conduzco un
Thunderbird de 1965 que necesita una reparación de válvulas y por lo menos cuatro cuartos de Pennzoil a la semana y gasta un galón cada cuatro millas en recorridos largos,
la capota está abollada. Tengo pendientes cuatro multas
de tráfico sólo en el área metropolitana de Los Ángeles.
Soy un pianista pedestre con una técnica pobre pero un
buen sentido de la melodía. Escribo en cafeterías, bares y
aparcamientos. Mi álbum favorito es Kerouac-Allen. Me
gusta la contaminación, el tráfico, la gente rara, los atascos, los vecinos molestos, los bares abarrotados y paso la
mayor parte del tiempo en el coche yendo a ver una película”. Un tipo que redacta con esta sintaxis de lapo y
semántica de trapo la hoja de prensa de su segundo disco
no puede ser de fiar. Tom Waits (Pomona, California, 1949)
garabateó estas líneas con veinticinco años para la publicación de The heart of Saturday Night. Era, todavía, el
clochard americano ebrio amarrado a un piano, que circula a la deriva por la Interestatal 5 y que lleva en el remolque una recua de aparcacoches, sexadores de pollo, bailarinas de club y cigarreras, mientras por la radio de la pianola se cuela la trompeta de Fats Navarro en una grabación de los cuarenta. Después sería el chatarrero que reelaboró el postpunk con vals y polka, el que recibió el
Grammy con su disco más oscuro, el hombre casado y con
hijos que vigila el jardín desde el porche, el intérprete de
personajes para Coppola o Jim Jarsmusch, el hombre de
los musicales, el que demandó a los publicistas por utilizar
sus canciones o el que templó su sentimentalismo a golpes
de bombo de 59 pulgadas de perímetro grabados en un
cuarto de baño. No, Tom Waits no es de fiar. Su carrera es
un conjunto de quiebros aparentemente inexplicables, le
gusta mentir a los periodistas y al público. Ya no sale de
gira. Se inventa historias. A dos años de convertirse en sexagenario y tras la publicación del monumental triple
Orphans: Brawlers, Bawlers & Bastards, Global Rhythm
edita ahora en castellano, con traducción de Ignacio Juliá,
el libro Tom Waits: conversaciones, entrevistas y opiniones.
Como en la música de Waits, este libro tampoco es
de fiar. No es una biografía ni un estudio de su obra,
aunque de su lectura se pueda deducir un itinerario
preciso de sus pasos artísticos y un conocimiento profundo de su cambiante esencia. Mac Montandon —el
autor / recopilador— antologa aquí cuarenta entrevistas, reportajes y críticas sobre Tom Waits, la mayoría
de ellas aparecidas en revistas y periódicos norteamericanos, aunque también se incluyen textos publicados
en Inglaterra o España, hojas promocionales, conversaciones singulares (con Jim Jarsmusch o Elvis Costello) o
transcripciones de programas de radio y televisión.
De alguna forma, el volumen se convierte también,
por la tangente, en una antología del arte periodístico
de los últimos años, ya que entrevistar a Waits no es
fácil y la mayoría de los que aquí lo intentan está a la
altura de las circunstancias. Se comprueba que con los
años Tom Waits ha ido perdiendo fe en sus declaraciones hasta convertir los encuentros con la prensa en ocasión para ejercitar sus artes improvisatorias. Esta última parte del libro, a partir de la publicación del Mule
variations (Epitaph, 2000), se hace más difícil encontrar
reflexiones luminosas sobre su obra y más fácil volver a
descubrir la reelaboración del mismo chiste o maravillarse con un nuevo minirrelato de ficción del inagotable repertorio Waits. Esta capacidad de fabular domina,
sin embargo, todas las etapas. El músico es capaz de
sacarse de la manga en cualquier momento una nueva
historia, sea sobre los años que tuvo que pasar volviendo a sacarse el permiso de conducir como explicación
oficial de su paréntesis editorial, sobre Mr. Stitcha, el
vecino al que él y sus amigos casi mataron de tanto patinar delante de su casa o sobre sus planes de negocio a
finales de los setenta, como relata en esta entrevista
con Peter O’Brien para ZigZag, en julio de 1976:
“Estoy pensando en abrir un night club: podrías
entrar gratis en el club y, bueno, la máquina expendedora de cigarrillos estaría estropeada, nadie hablaría
inglés, y no conseguirías que te cambiaran un dólar.
TOM WAITS EN UN
El hermano Ray en sus prop
A Ray Charles se le acusa de haber inventado el soul, mezclando el sacrosanto gospel con una renovada concepción del rhythm ‘n’ blues. A esa acusació
VÍCTOR M. CONEJO
LITERATURA Y MÚSICA
La virtud ineludible
que toda autobiografía debe contener es la capacidad de
persuasión. En un texto de tal género, el protagonista pretende convencernos de que su existencia y sus elecciones
están plenamente justificadas. El vividor (término las más
de las veces exacto, pues el recorrido de un vividor siempre será más enjundioso y más susceptible de generar
bibliografía que el de un asceta) intenta con su relato
hacernos creer que sus actos no son sólo consecuentes, sino
hasta inevitables. Johnny Cash intentó convencernos en su
Man in black de que su monolítico repertorio de country —
y su carácter pendenciero— eran consecuencia tanto de las
peticiones de su público como de las de su Dios. Y en un
ejercicio de anticipación, os digo desde ya que Sarkozy
dedicará en su futura autobiografía amplias argumentaciones al asunto de los negros y los musulmanes franceses. La
incógnita radica en el tono que utilizará.
La editorial Global Rhythm Press está haciendo gala de
un ojito extraordinario a la hora de lanzar en España libros
relacionados con la música. El año pasado editó el sensacional Blancas bicicletas. Creando música en los años 60,
del productor y mánager Joe Boyd, y con ello los aficionados nos vimos sorprendidos y fascinados por la persona, por
su modo de vida y por su capacidad literaria para narrarlo.
Ahora, la editorial lanza tres nuevos volúmenes que nos
hacen casi babear: uno, la imprescindible recopilación de
textos regurgitados por Tom Waits arriba reseñada. Dos,
Con Billie Holiday. Una biografía coral, libro escrito por
Julia Blackburn a partir de las entrevistas realizadas por la
periodista Linda Kuehl a más de 150 personas en la década
de los años 70. Tras fallecer en 1978 sin publicar ese material, Blackburn tuvo acceso a él, a partir del cual ha construido la biografía. Y el tercer volumen es éste que nos
ocupa: la autobiografía del grandísimo Ray Charles.
Parece ser que Ray Robinson Charles (23 de septiembre de
1930, Albany, Georgia) fue un señor muy persuasivo. Su talento le dio pie a ello, claro. Pero, al mismo tiempo, el coordinador de la obra David Ritz deja claro en su transcripción de
los pensamientos y posturas de Charles que éste hubo de forjarse un carácter áspero y autosuficiente ya desde muy joven:
a los ocho años empieza a quedarse ciego y, de adolescente,
perdió a su madre. Como su padre hacía años que estaba físicamente ausente, tenemos entonces a un púber Ray Charles
solo en la vida, más ciego que un topo y, además, negro.
De lo que pudo ser otra existencia minúscula e insignificante de la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos, surgió una de las carreras artísticas más fundamentales de la his-
Jueves, 20 de septiembre de 2007
b e l l v e r
Diario de Mallorca
5
a furioso
én son afiladas, deslumbrantes y fascinantes
Mientras estás allí alguien se está llevando a tu esposa y
robándote el coche, y un enorme luchador de sumo
quiere romperte el pescuezo. Todas las chicas tienen
una enfermedad venérea, y en realidad son travestidos.
La banda la forman seis borrachos a los que se ha elegido al azar y proporcionado instrumentos electrónicos. Es
un club para gente que no sabe cómo pasarlo realmente
mal. No se ha de pagar entrada. No te cobran nada por
entrar, pero has de pagar cien dólares para salir”.
La mayoría de estos relatos, por mucho que el bueno de
Tom trabaje su repertorio en casa, dan al entrevistador la
sensación de un poeta furioso del que surge sin cesar el
hilo de la ficción. Así lo atestigua la mayoría de los periodistas cuando explican que las historias “surgen de él” de
una forma natural. Y no es algo baladí. Cuando Waits se
pone serio, cosa que sucede durante su etapa más primiti-
COMO LA MÚSICA DE WAITS, ESTE LIBRO NO ES DE
FIAR. NO ES UNA BIOGRAFÍA NI UN ESTUDIO DE SU
OBRA, AUNQUE DE SU LECTURA SE PUEDA DEDUCIR
UN ITINERARIO PRECISO DE SUS PASOS ARTÍSTICOS
NA IMAGEN PROMOCIONAL DE SU ÚLTIMO ÁLBUM. FOTO: JAMES MINCHIN III
va, la de Island Records, de Swordfishtrombones a Bone
Machine, de 1983 a 1992, el cantautor es capaz de confesar que a la hora de componer e interpretar se siente
más como un receptor, como un vehículo para que la
música profunda, esencial, se muestre a través de sus
ruidos. De entre las muchas reflexiones dedicadas a esta
búsqueda primitiva que marca su evolución de trovador
folk para perdedores de los primeros años a su posterior
militancia ruidista, la más elocuente es la que Tom
Waits realiza a Steve Oney para Playboy en 1988:
“No quiero parecer espiritual, pero intento convertirme en una antena, un pararrayos que surge de mí, para
que lo que esté ahí fuera pueda entrar. Esto ocurre en
distintos lugares, en hoteles, en coches, cuando otro conduce. Golpeo cosas, palmeo en la pared, rompo objetos,
lo que haya en la habitación. Alguien dijo en una ocasión
que yo no era músico, sino ingeniero de tonalidades. Eso
me gusta. Es al mismo tiempo clínico y primitivo”.
La frase valdría bien para su último disco, y, sin embargo, corresponde a la citada etapa para Island, cuando ya
había sellado su definitiva alianza artística y marital con
Kathleen Brennan. Ahí es donde se opera el giro waitsiano de la balada a la furia, dos extremos que le acompañarán hasta la actualidad. La evolución la explica bien en
otras entrevistas cuando habla con Mark Rowland para
Musician: “Acostumbraba a sentarme en una habitación
con un piano, el método Tin Pan Alley. Pensé que así era
como se escribían las canciones. Todavía lo hago, pero a
veces rompo todo lo que he encontrado. Es como regalarle un juguete a un niño y que éste se ponga a jugar con el
envoltorio. Eso es lo que hago yo ahora”.
Ahora, consciente de su personaje —“quiero ser capaz
de subir a escena y ser una caricatura de mí mismo”,
decía ya en 1975—, esquivo a las lisonjas —“no me van los
premios; son un montón de focos grapados a tu pecho,
como dijo Bob Dylan”— y aparentemente despreocupado
sobre su trayectoria —“mi carrera es más como un perro:
a veces viene cuando la llamas, a veces se te sube en el
regazo, a veces rueda por el suelo, a veces no hay forma
de que haga nada”—, Tom Waits parece haber encontrado
en el hogar y en las canciones el justo equilibrio para que
la tensión provocada entre los versos y las músicas que le
llegan dictadas desde las entrañas de la humanidad y su
querencia por ponerse a llorar sobre la botella no acaben
con él. Su estrategia sigue siendo retorcerle el cuello a la
estética. O en sus palabras, recogidas en este maravilloso libro collage: “Todo aquel que toca el piano se emocionaría al ver y escuchar cómo se arroja uno desde un
edificio de veinticuatro pisos, contemplando cómo choca
contra la acera y estando allí para escuchar el estrépito.
Es como la escuela. Quieres verla en llamas”.
Mac Montandon & Tom Waits:
Conversaciones, entrevistas y opiniones
Trad. de Ignacio Julià. Global Rhythm, 376 págs, 23’9 €
pias palabras
ón y a muchos más episodios da respuesta el músico en su autobiografía
toria musical popular mundial. Y es que el señor Charles
inventó lo que en los años 60 se llamó soul, aparte de ser un
escritor de canciones soberbio y un notable showman. Ya de
entrada, este texto narrado en primera persona hace gala de
una sinceridad desarmante. Valgan dos ejemplos: ya en los
primeros capítulos, Charles deja clara su concepción de la
religiosidad. Se reafirma como creyente riguroso, con sus
obligados rezos diarios. Pero al mismo tiempo opina que, ante
RAY ROBINSON CHARLES HUBO DE FORJARSE
UN CARÁCTER ÁSPERO Y AUTOSUFICIENTE DESDE
MUY JOVEN. ERA UN PÚBER SOLO EN LA VIDA,
MÁS CIEGO QUE UN TOPO Y, ADEMÁS, NEGRO
RAY CHARLES EN UNA ACTUACIÓN SIN FECHAR DE LOS AÑOS SESENTA
cualquier problema vital o laboral, “va a ser este Ray Charles
quien deba resolverlos, él solito. Tengo muy claro que ese
señor Dios no va a bajar a resolverlos por mí”. La vehemencia con la que el músico utiliza la tercera persona no hace
sino darle mayor consistencia y jactancia a su declaración.
La segunda perla viene dada cuando Charles afirma, sin
recato, que desde joven aprendió que “lo único que puede
reportarme satisfacciones en esta vida, aparte de la música,
son los chochitos”. La falta de tacto y la chulería que pare-
cen guiar las maneras de Charles —la misma chulería con la
que finiquita su conocida relación con las drogas— revelan,
por encima de todo, que aquellos años fueron jodidamente
perros, quedando al completar la lectura de su autobiografía
la sensación de que el único propósito que guió a Ray Charles
durante toda su vida fue cumplir lo que le prometió a su
madre, tras quedarse ciego siendo aún un crío: que a pesar
de ser negro y no ver un carajo, nunca dependería de nadie
ni se dejaría menospreciar por nadie. Así lo entendieron los
guionistas de Ray, la mediocre y estereotipada película protagonizado de manera simplemente correcta por Jamie Foxx.
La sorprendente escena en la que vemos a un Ray Charles
viendo, no ciego, reuniéndose con su madre y hermano muertos, es utilizada para reafirmar la idea de que no fallar a la
memoria de sus familiares fue el leitmotiv de Charles.
Brother Ray es una autobiografía contundente y sincera, a
veces descarnada (todo lo que tiene que ver con su madre),
a veces autocomplaciente (su relación con la heroína) y a
veces elusiva (sus posturas y acciones políticas), que trata de
un sujeto que fue a ratos enteco, a ratos histórico y crucial.
David Ritz y Ray Charles:
Brother Ray. La autobiografía de Ray Charles
Global Rhythm Press, 361 páginas, 24 €
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Diario de Mallorca
Jueves, 20 de septiembre de 2007
Realidad simultánea
BIEL AMER
ARTE
No es necesario acudir a la teoría de las cuerdas o indagar sobre los agujeros negros o rastrear otras dimensiones
porque el arte, y en especial el contemporáneo, el actual, es capaz de mostrarnos
otras realidades que se dan simultáneamente, de un instante a otro. Los media
difunden diariamente cantidades ingentes
de información ¿contrastada? La televisión,
y no digamos Internet, han creado circuitos
que, gracias a las imágenes y a la inmediatez, resultan altamente controvertidos,
especialmente sobre su credibilidad.
No es precisamente la credibilidad el
tema central de los trabajos de Joan
Fontcuberta, quien ha puesto en tela de juicio muchas de las cuestiones que intrigan a
sociólogos, politicólogos e internautas; el
trabajo de este artista tiene un componente
lúdico, de juego, perverso si se quiere, pero
una especie de desafío a la mirada y a los
estereotipos. Su trabajo no trata del engaño
sino del reto a retener la mirada y seguir la
línea lectora, simplemente observar la imagen para descubrir el elemento disonante.
Como artista, Joan Fontcuberta, siempre
ha utilizado simples elementos técnicos al
alcance de cualquiera, apoyados en una idea
que ha desarrollado con convicción y respeto, sin trucos, observando el arte desde una
perspectiva que no descarta la belleza (en el
recuerdo quedan sus maravillosos paisajes
surgidos a partir de conocidas obras de arte)
o sus crípticas instalaciones.
Para el proyecto presente en la Fundació
Pilar i Joan Miró ha “versionado” la imagen
de Osama Bin Laden, un icono entronizado
por los media pero del que se sabe muy
poco, incluso si su imagen es verdadera.
Para deconstruir esa imagen fabricada a
través de las pantallas, Fontcuberta se
sirve del mismo medio generando identidades paralelas o simultáneas con el objetivo
de dar veracidad a esas imágenes y sobre la
información que recibimos; que éstas,
como las difundidas por otros medios llamados “serios”, resulten veraces dependerá del grado de credulidad del que mira y
del tiempo que dedica a esa mirada.
Fontcuberta se toma muy en serio su
trabajo y agrupa una serie de guiños para
quienes quieren participar. El mismo nombre de la agencia Al-zur o el del informativo formato televisivo con noticias elaboradas por una agencia de noticias llamada
“Spectra”…, resultan detonantes de ese
montaje orquestado por el artista. Como en
el caso del cosmonauta ruso, Fontcuberta
recrea una situación de amplio alcance,
fácil de entender, difícil de sostener; un
juego que recupera el espíritu crítico y
lúdico de algunos surrealistas, abriendo una
línea artística que hubiera entusiasmado a
Duchamp, tanto por su afinidad expositiva
como por la sobriedad del cometido. Una
obra artística contemporánea que hunde
sus raíces en el arte de siempre, como el de
Archimboldo, Escher, Brossa… un arte visual
al que no que vale echarle un vistazo sino
que hay que mirarlo… detenidamente.
Joan Fontcuberta:
L’agència Al-zur. Deconstruint Osama
Espai Cúbic. Fundació Pilar i Joan Miró
Hasta el 23 de septiembre
IMAGEN DEL INEXISTENTE JEFE TERRORISTA FASQIYT UL-JUNAT (CENTRO) PERTENECIENTE A LA EXPOSICIÓN
Strindberg revisited
DANIEL CAPÓ
Obra especialmente cercana al autor sueco, escrita en
1901, narra el viaje a la Tierra de una hija de la divinidad
hindú Indra, que termina sintiendo como propio el dolor y
el sufrimiento de los hombres. Algunos han visto esta obra
como un precedente del teatro del absurdo y de las cuitas
existenciales; no en vano Strindberg fue uno de los primeros sismógrafos del lento deterioro del mundo burgués. Per
Olov Enquist, en el prólogo a La noche de las tríbadas, lo
señala con gran acierto: “El mundo en que vivía y reflejaba en su obra parecía compuesto, sobre todo, de estructuras con centros cuestionables y ejes perdidos”. Un mundo
carente de centros es también un decorado del miedo y de
la angustia. Todo el siglo XX gira sobre esta ausencia.
Si Comedia Onírica es, en palabras del propio Strindberg,
“mi drama más querido, hijo de mi más profundo dolor”, La
noche de las tríbadas —del contemporáneo Per Olov Enquist—
resulta cualquier cosa menos una obra onírica. Strindberg teje
su angustia con la irrealidad de los sueños —“generalmente”,
escribe, “en los sueños hay más dolor que alegría”—, Enquist,
por el contrario, nos presenta un Strindberg descaradamente
humano, soez incluso. La acción tiene lugar en Copenhage,
durante los ensayos de La más fuerte. Los protagonistas: el
propio Strindberg; su primera esposa, la aristócrata Siri von
Essen; el actor Viggo Schiwe y Marie, una antigua —no se sabe
si real o no— amante de Siri. De fondo, la lucha por el amor y
el dolor que surge de la propia autoafirmación.
En La noche de las tríbadas, nada es gratuito y todo,
por el contrario, intensamente real. Quizá por ello, en
esta obra, la felicidad no exista y sólo permanezca la
humillación del abandono, del engaño y la incapacidad de
amar verdaderamente cuando uno no aprende a negarse a
sí mismo. Una lección última que Enquist recoge de
Strindberg y con la que se apela al lector.
TEATRO
El reciente boom de las nuevas editoriales
está abriendo el mercado español a literaturas y temáticas
que se habían mantenido, hasta el momento, algo alejadas
de nuestro radio de acción. Uno piensa, por ejemplo, en el
redescubrimiento de filósofos como Benjamin, Weil o
Rosenszweig por editoriales como Anthropos, Trotta o Abada,
o en la recuperación de los autores de la Mitteleuropa que
están llevando a cabo El Acantilado, Pre-Textos o la exquisita Minúscula. Entre estas editoriales de nuevo cuño —de
novísimo cuño, en este caso— se encuentra Nórdica, heredera, me imagino, de Ediciones de la Torre, o, al menos, muy
influida por ella. Como su propio nombre indica, el catálogo
de Nórdica se asienta sobre el canon escandinavo —de
Dinesen a Strindberg y de Lars Gustafsson a Torgny Lindgren—
con eventuales incursiones a otras latitudes —apunten Sebald
o Flann O’Brien. Acusada a menudo de fría y de obtusa,
cuando no simplemente silenciada por el desconocimiento,
la literatura escandinava se erige como una de las cimas
intelectuales más densas y significativas de los últimos ciento cincuenta años. Si no me creen, anoten, al menos, un
nombre: el enorme poeta sueco Tomas Tranströmer.
Pero hoy no hemos venido a hablarles de poesía, sino de
teatro y el teatro, lo sabemos, es un género especial. Lo
es por diversos motivos: quizá, sobre todo, por la dificultad de su representación… de una representación real
quiero decir, creíble, verdadera y no meramente recreada.
Cuando uno acude al teatro —y casi inevitablemente sale
decepcionado—, piensa uno en Sergiu Celibidache, que
decía que escuchar un disco es algo así como hacerle el
amor a una foto de Brigitte Bardot. En fin, cosas del genio
rumano que gustaba de epatar a sus admiradores.
La dificultad del teatro es doble, porque también afecta a su lectura, que requiere de una concentración muy
especial y de una cierta capacidad de imaginación visual. Y
resulta imposible enfrentarse a Comedia Onírica, el clásico
de August Strindberg, sin hacer uso de estas facultades.
LOS DRAMATURGOS SUECOS STRINDBERG (ARRIBA) Y ENQUIST (ABAJO)
August Strindberg: Comedia onírica
Per Olov Enquist: La noche de las tríbadas
Nórdica Libros, 233 páginas, 16 euros
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Jueves, 20 de septiembre de 2007
Diario de Mallorca
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Fusión de pantallas
FERNANDO ALOMAR
CINE
Repasemos las taquillas mundiales de esta primavera-verano: Piratas del
Caribe 3, 694 millones de €; Harry Potter
5, 663 millones; Spiderman 3, 645 millones; Shrek 3, 550 millones; Transformers,
500 millones. Cuatro de las cinco películas
más taquilleras en lo que va de año son
secuelas. Bajando la vista hay muchas más:
la segunda parte de Los 4 fantásticos, las
terceras de Ocean’s Eleven y Bourne, la
cuarta de La jungla de asfalto, la vigésimo
segunda de James Bond...
Parece que hay una pandémica crisis de
creatividad y un síndrome de voracidad en
los productores. Y que los espectadores
están más aborregados que nunca.
Cuidado, lo evidente es peligrosamente
obvio, la simplicidad tiene la sombra del
simplismo. Busquemos otras perspectivas.
Con el desarrollo de las pantallas planas, la televisión se ha acercado más que
nunca al cine. Pantallas planas de cuarenta
o cincuenta y pico pulgadas, televisión digital, alta definición inminente y altavoces
con sistema home cinema. La pequeña pantalla es cada vez más grande. Los programas más vistos son los de siempre: fútbol (y
Fórmula 1 mientras Alonso siga ganando),
series y cine en franca decadencia.
Los espectadores, los ciudadanos, nosotros, no somos ni tan tontos como creen
algunos ni tan listos como creemos nosotros.
Nos movemos por una mezcla variable de
curiosidad y pereza, de individualismo y gregarismo, de búsqueda de placeres accesibles
y miedo a decepciones imprevisibles. Cuando
algo nos gusta, repetimos, ya sea un Hagen-
IMAGEN DE UNA SESIÓN EN UNA SALA DE PROYECCIÓN DIGITAL
Dasz, Paul Auster, Melendi o Cuéntame (en
tiempos —lejanos— fueron Rodríguez de la
Fuente y Marcial Lafuente Estefanía).
Los productores de cine, al fin, lo han
comprendido. Cuando la fusión de la televisión con el cine a nivel tecnológico es ya un
hecho (cine en casa en los hogares; rodajes
cinematográficos en formato digital y cercana sustitución de los proyectores de las
salas por discos duros de varios Terabytes),
ellos lo han aplicado a los contenidos. Como
los intentos de adaptar ideas o personajes
de cine a la televisión han sido siempre
CUANDO LA FUSIÓN DE LA
TELEVISIÓN CON EL CINE A NIVEL
TECNOLÓGICO ES YA UN HECHO,
LOS PRODUCTORES DE CINE LO HAN
APLICADO A LOS CONTENIDOS
fallidos, han apostado fuerte transformando
las películas en formatos, en series cuasi
televisivas. Para los espectadores, la única
diferencia es la periodicidad: Cada semana,
Los Serrano, House o Aquí no hay quien
viva; una vez al mes, Spiderman, Shrek o
007. Los seis euros de entrada son razonables como escapada para tomar el fresco.
Las grandes productoras han encontrado
el filón, engordado además con los videojuegos. A las pequeñas y a los creadores
inquietos les dejan las sobras. Spielberg
consigue buenas taquillas pero ya no arrasa como en tiempos de E.T. Los únicos que
han conseguido colarse en el banquete han
sido, con muchísimo talento y las tópicas
gotas de suerte, los de Pixar con sus entrañables monstruos, pececillos huérfanos o
ratas cocineras.
Libertad y muerte
FLORENTINO FLÓREZ
CÓMIC
Ya he citado a Vaughan con anterioridad como
uno de esos talentos emergentes a los que no conviene perder de vista. Me imagino que quienes como yo lo descubrieron
en Y, el último hombre permanecerán fieles a una serie que
mantiene el listón muy alto, oscilando con habilidad entre el
drama y la farsa. Quizás no todos sus trabajos son sobresalientes pero sigo contándolo entre mis guionistas favoritos.
Antes del verano nos sorprendía con esta extraña fábula con
animales, en la que se beneficia del talento de Henrichon a
los lápices. Supongo que habrá mejores animalistas, pero él
resuelve su trabajo con convicción y aporta mucha fuerza a un
relato con tendencia a la digresión filosófica y el ensimismamiento estético. Sus animales son enérgicos y el color añade
la expresividad necesaria. Aunque, como suele ocurrir con los
medios digitales, tiende a resultar excesivamente oscuro en
ocasiones. Pero el balance general es más que notable.
En cuanto al libreto de Vaughan, básicamente arranca
con mucha fuerza y termina de cualquier manera. Esa última parte deja muy mal sabor de boca, ya que todo el primer desarrollo contiene momentos realmente espléndidos
y que tardaremos en olvidar. No llega a la perfección y la
rotundidad del Seton de Imaizumi y Taniguchi, otra maravillosa fábula con animales, pero a veces se acerca.
El guión parte de un suceso real: en abril de 2003, cuatro
leones huyeron del Zoo de Bagdad, durante los bombardeos;
luego unos soldados americanos los abatieron. Vaughan imagina sus correrías por el Bagdad destruido y usa a sus fieras
como metáforas del pueblo iraquí. Una de las leonas protagonistas cita un refrán que parece indicar las intenciones del
guionista. No te pueden dar la libertad, te la tienes que
ganar. Entre partidarios y detractores de la guerra, posiciones que salpican cualquier información sobre el conflicto iraquí, el autor parece decantarse por una tercera vía, semejante a la adoptada por Vargas Llosa. El peruano afirmaba
que había motivos para la guerra, pero que la posguerra se
había gestionado desastrosamente. Vaughan no nos aclara su
punto de vista. La presencia humana es apenas relevante en
el álbum. Pero sí señala un problema: la gente, el pueblo iraquí. Nos hace preguntarnos por su orgullo, por su futuro. No
te pueden dar la libertad. O quizás sí. Toda la salida del zoo
contiene algunas de las mejores escenas y permite al autor
reflexionar sobre la libertad y sus consecuencias.
Por otro lado, no pierde de vista que sus protagonistas son
animales y evita un error muy habitual entre quienes manejan
asuntos ideológicos. Esto es, dejar que sus creaciones acaben
a la deriva de las ideas. Vaughan encuentra siempre momentos para la acción y permite que sus fieras se comporten como
tales. Hay secuencias que nos remiten al Libro de la selva,
muy especialmente la de los monos, o los diálogos de la leona
con el antílope. Especialmente delicado es el papel de las leo-
EN ABRIL DE 2003, CUATRO LEONES
HUYERON DEL ZOO DE BAGDAD. VAUGHAN
IMAGINA SUS CORRERÍAS POR EL BAGDAD
DESTRUIDO Y USA A SUS FIERAS
COMO METÁFORAS DEL PUEBLO IRAQUÍ
nas. Al emplear a sus bestias como reflejo de la sociedad iraquí, Vaughan debe lidiar con algunos escollos. Uno de los más
complejos es el del papel de la mujer. Las leonas representan
un papel mucho más activo que sus equivalentes humanas en
el mundo árabe. El guionista resuelve este problema enfatizando la sumisión de una de ellas a los machos de la manada,
en una escena planteada como una violación. Pero luego desarrolla otra leona, más joven, criada prácticamente en cautividad, con un carácter muy diferente. Así evita los estereotipos,
sin dejar de denunciar lo que resulta reprobable.
No es un tebeo redondo, pero sus aciertos son mucho
más grandes que sus errores. No se lo pierdan.
Vaughan y Henrichon: Los leones de Bagdad
Planeta DeAgostini, 168 páginas, 14’95 euros
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Diario de Mallorca
Jueves, 20 de septiembre de 2007
PLAGUETA DE NOTES (CLXXXIX)
Salvador Galmés
BIEL MESQUIDA
A les Illes Balears tenim un govern de centreesquerra. Això, després d’anys de
dreta caciquil –amb l’oasi de quatre anys
de Pacte de Progrés– em fa alenar a l’ampla, em fa creure que s’aturarà l’encimentada (ara hi ha la patata flamejant de
Son Espases que no pot ser construït si no
volen que hi hagi una revolució dels
votants d’esquerres) i que la llengua i la
cultura catalanes deixaran de ser les ventafocs minoritzades per dirigir-se cap a
una normalitat ben necessària. No cal
recordar que l’ús social del català ha fet
una davallada forta per nombrosos
motius, entre els quals els polítics en són
una part significativa. Estava dins aquesta
atmosfera de celebració quan se’m va
ocórrer fer una enquesta sobre un dels
nostres escriptors que consider més bo i
oblidat: Salvador Galmés (1876-1951).
Palma i Barcelona: les llibreries i els
carrers. Vaig tirar pel dret. A les llibreries
de Barcelona –cinc– quan esmentava el
nom de l’escriptor de Sant Llorenç del
Cardassar em miraven com si demanàs
l’impossible. No el coneixien. I anaven
directes a l’ordinador on trobaven La dida
i altres narracions, Flor de Card i
Quadrets i Pinzellades, publicats per
Editorial Moll, i Escrits sobre Ramon Llull
de les Publicacions de l’Abadia de
Montserrat. A cap llibreria n’hi va haver
un exemplar. A les cinc de Palma vaig
tenir més sort, a dues llibreries el coneixien i en tenien dos llibres; a les altres
tres no el coneixien ni en tenien cap llibre. L’enquesta personal: a Barcelona de
trenta persones només a dues els sonava i
una l’havia llegit. A Palma n’hi havia cinc
que sabien qui era, una l’havia vist en
teatre (una adaptació de La dida de Maria
Antònia Oliver), dues l’havien estudiat a
l’escola i a les altres dues els sonava.
Quin desconeixement d’un dels escriptors
UNA DE LES POQUES FOTOGRAFIES CONEGUDES D’EN SALVADOR GALMÉS
catalans que estan a l’alçada de Víctor
Català o Joaquim Ruyra, per fer una comparació d’època. Un home que, per mor
de ser capellà i dedicar sa vida a la publicació i divulgació de l’obra de Ramon
Llull, només ens ha deixat un grapat de
llibres plens d’il·luminacions literàries
fetes de frases exactes, vives, estranyes,
acolorides i tendres. Escoltau: «A poca
altura damunt l’horitzó, la negror d’un
nigul volander, esvorrellat de lluentors,
tapava la lluna, deixant escapar per
davall l’extremitat inferior, manats de
raigs divergents com una gran palma de
garballó lluminosa.» O això: «Entorn de
les ruïnes s’estén una pleta atapida de
mates i revells, argelagues i estepes,
arboceres i aladerns, llampúdols i alzines,
òbvia al bestiar, repenjada al coster de la
muntanya.» O això: «El sol ponent travessa la cinta clara. Sa llum incolora perfilava la ciutat entre la cendra de la mar i el
cel, formant un floc de blancor malalta; i
les ombres s’allargaven, totes mortes,
com runes de cataclisme sota aigua
immòbil.» Per què Galmés pot ser llegit
avui amb gust i fruïció? Ben fàcil, més
enllà dels arguments de les seves narracions amb personatges durs i violents dins
aires tenebristes, hi ha un home tan sensible a la llengua que sap caçar al vol tots
els seus matisos, totes les seves músiques
i tota la seva fonda potència de l’expressió. Els paisatges de Galmés es converteixen per la força dels seus llenguatges en
elements tan protagonistes com els personatges. Quan es llegeix Salvador
Galmés el lector queda tan enlluernat i
seduït que la relectura, la vertadera lectura, es fa tot d’una. El saber del sabor
de les paraules vives i creadores.
Salvador Galmés és revelació de bellesa i
intel·ligència. Un escriptor necessari per
a la bona nutrició dels vers llegidors.
PASEO DE RONDA
Apertura de curso
NADAL SUAU
■ Ay, Caótica Ana... Me indigna la mistificación de la figura del “artista”, que para Medem es sinónimo de iletrado, okupa y guapo —una forma de fascismo sexual
que los bienpensantes siempre recriminan a Hollywood,
nunca a los modernillos—. Qué quieren que les diga, yo
me niego a creer que, es un suponer, mi tío funcionario
o yo mismo seamos menos libres que los zopencos que
en la película organizan performances ridículas sobre
Jesús (el adversario más gratuito del siglo XXI) o elaboran vídeos absurdos sobre... bueno, vaya a saber sobre
qué. Digo que no lo creo: es que la libertad no es contorsión e histrionismo, sino una condición del alma bastante más sutil que peinarse con rastas. ¿Y en qué descrédito ha caído la asunción de una cultura densa como
condición para que se dé el arte? Sólo un personaje de
la película, el berebere que ha estudiado cinco carreras, aparece alguna vez con un libro entre las manos.
Por desdicha, de sus labios nacen las frases más ridículas de la película —una confusa papilla sobre la biología
pronunciada por alguien que está estudiando biología,
pero que evidentemente de biología no sabe nada—. En
fin, esas cinco carreras le han servido de bien poco. Las
habrá cursado en España, claro.
■ A la salida del cine, me redime el encuentro con la
realidad: un centro comercial donde seres humanos
formateados en serie se comportan como marsopas en
el Oceanográfico de Valencia. A veces uno no diferencia Palma de Newark: el nacionalismo debería enfadarse menos con España y más con el diseño y los urbanistas. ¡Estos sí que harán desaparecer la cultura ancestral! Por cierto, Contra tots els mals, un libro que
recoge los artículos que la crítica ha dedicado al extraordinario dietario En aquesta part del món, de Guillem
Simó, no será presentado por el presidente del IEB.
Qué extraño resulta este libro, la precipitación con que
la institución se lanzó a promover un texto doloroso para mucha gente con nombre y apellidos. En todo caso,
chapeau por Carme Vidal, la viuda de Guillem Simó. El
fallecido fue, sin duda, nuestro Céline: magistral, exigente, y rencoroso con los diferentes. Simó esparció un
puñado de polvo sobre el puente invisible que lleva del
miedo al odio. El resultado fue una obra de arte.
■ Al volver a casa, recuerdo que en breve arranca el
curso académico: otra vez ronronea el motor gastado del sistema educativo. Rosa Illa, una recién escapada del Bachillerato que estudiará periodismo, me
dice en un correo electrónico: “las cosas ya no son
como en la Institución Libre de Enseñanza”. Pues no,
la pulcritud de Giner de los Ríos movería a risa en la
perrera de este milenio. Y sin embargo, ahí hay un
territorio por el que luchar: la libertad de un solo
alumno. Suerte, pues, a los profesores.
AUTORRETRATO DE GUILLEM SIMÓ FECHADO EN 1993
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