b e l l v e r ● CUADERNO CULTURAL DE DIARIO DE MALLORCA ● ● [email protected] ● ● JUEVES, 20 DE SEPTIEMBRE DE 2007 NÚMERO 449 ● Pegaso Maura Poesía, teatro y artículos redondean la edición de la obra completa del autor de los “Aigoforts” CARLES CABRERA LITERATURA Gabriel Maura (Palma, 1842 - 1907) nació el primogénito de una familia de diez hermanos y, al morir su padre, se tuvo que hacer cargo del negocio familiar. Era hermano de Antonio Maura, que se convertiría con los años en presidente del Gobierno español. De hecho, es la Fundación Antonio Maura la que ahora, en coedición con Lleonard Muntaner, publica Pegaso arando, nombre con el que Joan Lluís Estelrich apodó al escritor. Comenta Mas i Vives en el preámbulo, que Maura fue, entre los hombres de su generación, el que prometía llegar más lejos, por encima de Tomàs Forteza, Ferrà o Obrador, si bien nunca terminaría de cumplir estas expectativas iniciales. Hoy en día, se le considera el narrador mallorquín más importante del siglo XIX, y los Aigoforts, su producto más excelso. Se trata de un conjunto de cuadros costumbristas que habían aparecido ya anteriormente en prensa. Las narraciones se ambientan en una Palma, amurallada todavía, por la que pululan unos personajes planos pintados “amb quatre cops de lapis”. Pero cultivó, además, la poesía, el teatro y los artículos de opinión, todos ellos incluidos igualmente en el presente volumen. Estos últimos fueron recogidos en medios escritos como La Dulzaina o El Sarracossano. Mayoritariamente, están escritos en castellano, aunque también los hay en catalán, y éstos entroncan claramente con los cuadros de los Aigoforts. En cuanto a la producción lírica, Maura es un romántico que elabora composiciones con hadas y arpas, sepulcros y corsarios. Las más antológicas son “L’espigolera”, “Avant!” y, sobre todo, “Dues arpes”. En ésta, dos reinas se le aparecen al poeta, Castilla y Cataluña, mas él se inclina por la segunda y la dignifica en tanto que se erige en la única que podrá explicarle “de mos avis les rondalles”. Recogida en 1872, La aspillera RETRATO DE GABRIEL MAURA, REALIZADO POR SU HERMANO FRANCISCO, FECHADO EN AGOSTO DE 1897 COMENTA MAS I VIVES EN EL PREÁMBULO, QUE MAURA FUE, ENTRE LOS HOMBRES DE SU GENERACIÓN, EL QUE PROMETÍA LLEGAR MÁS LEJOS SI BIEN NUNCA TERMINARÍA DE CUMPLIR ESTAS EXPECTATIVAS INICIALES debemos enlazarla con “La Pàtria” de Aribau y toda una serie de composiciones patrióticas decimonónicas que florecían por aquel entonces en Cataluña, Valencia y Baleares. Finalmente, queda el teatro, que comprende tres piezas: dos en castellano y una en catalán. No quiero el yerno francés es la más interesante de las tres. Se trata de una comedia que incide en la clásica animadversión entre españoles y franceses. En cualquier caso, supone una producción dramática bastante prescindible, no así la obra de Maura, la cual, como sostiene Mas i Vives con su título, podemos decir que constituía, ciertamente, “una recuperació necessària”. Gabriel Maura Montaner: Pegaso arando Lleonard Muntaner (Rafaubetx, 30), 592 páginas, 45 euros Galería de personajes Un surtido de creadores integran este suplemento: desde Gabriel Maura con su obra completa aquí mismo, visto por Carles Cabrera, hasta Tom Waits y Ray Charles (foto derecha), de quienes nos hablan Rafa López y Víctor M. Conejo en las centrales, pasando por los nuevos títulos de Updike y Houellebecq (página 3, foto a la izquierda), analizados por Ana G. Inclán y Carmen Sigüenza. Además: la exposición de Joan Fontcuberta en la Fundació Miró, que comenta Biel Amer, y las obras de Strindberg y Enquist reseñadas por Daniel Capó (página 6). En la página 7, el cine y la historieta, con Fernando Alomar y Florentino Flórez. Y en la última, Biel Mesquida y el Paseo de ronda de Nadal Suau. Francesc M. Rotger, coordinador 2 b e l l v e r Diario de Mallorca P o r l a s s o l a p a s Resistencia contra el nazismo La crítica del lector La ilusión del sueño americano La reedición de la obra más famosa de Anna Seghers, protagonizada por siete presos que se escapan de un campo de concentración en la Alemania de 1936, y que van siendo detenidos poco a poco, excepto uno, que se convierte en un símbolo de resistencia contra el terror del nazismo. Arthur Miller: Muerte de un viajante 160 páginas, 6’95 € Tusquets, 2005 Para mí, Willy Loman tiene la cara de José Luis López Vázquez, que lo interpretó de forma genial. En la biografía de muchas personas hay algo de él. Leedlo a cualquier edad, aunque sólo en la madurez se comprende por qué “nadie puede culpar a ese hombre”. Quizás porque con el tiempo se aprende a ser piadoso. Anna Seghers: La séptima cruz RBA, 344 páginas, 21 € La renúncia a l’activitat literària La carta que Philipp Lord Chandos va escriure a Francis Bacon per disculpar- se pel fet d’haver renunciat del tot a l’activitat literària “constitueix no ja el grau zero de l’escriptura, sinó de la poètica de Hofmannsthal”, diu Claudio Magris al pròleg d’aquesta edició. Hugo von Hofmannsthal: Carta de Philipp Lord Chandos a Francis Bacon Quaderns Crema, 75 pàgines, 9 € El descubrimiento de la verdad Desde un bosque entre Noruega y Suecia, Trond Sender recuerda el verano de 1948, cuando a los 15 años (hacía tres que los alemanes habían abandonado el país) descubrió la verdad sobre el adulterio de su padre y sobre su pasado como antiguo miembro de la resistencia contra los nazis.. IMAGEN DE ARCHIVO, TOMADA EL 9 DE JULIO DE 1997, DEL DRAMATURGO ARTHUR MILLER. FOTO: CRISTINA ABADÍA ! Castellano. Ficción. 1 Isabel Allende: La suma de los días. Plaza & Janés. 2 John Boyne: El niño con el pijama... Salamandra. 3 Mark Haddon: Un pequeño inconveniente. Alfaguara. 4 Markus Zusak: La ladrona de libros. Lumen. 5 Diane Setterfield: El cuento nº 13. Lumen. 6 J.K. Rowling: H.Potter y la piedra... Salamandra. 7 Michel Benoit: El apóstol nº 13. Grijalbo. 8 Cormac McCarthy: La carretera. Mondadori. 9 Stendhal: La abadesa de Castro. Impedimenta. 10 Joe Hill: El traje del muerto. Suma. Juan Eslava Galán: El mercenario de Granada. Planeta, 332 páginas, 20 € Estudios sobre la condición femenina Segundo volumen de las ponencias y los trabajos que participaron en el cuarto Congreso Internacional de la Asociación Universitaria de Estudios de las Mujeres (AUDEM). Los contenidos se refieren a la violencia contra las mujeres y a diversos aspectos del pensamiento feminista y de su práctica. (Envía tu comentario a [email protected]. Máximo 60 palabras) Como las ‘rondalles’, pero de ahora Recomendado de la semana: Antònia Serrano, autora de libros de poesía, cocina y cultura popular, conjuntamente con sus tres nietos mayores, es la creadora de estas narraciones deliciosas, en las que los mismos niños ejercen de protagonistas e ilustradas con sus dibujos. Los aspectos fantásticos nos hacen pensar en las rondalles. Las islas de Al-Andalus María Jesús Rubiera Mata (selección y traducción) y Joan Torres (fotografía): Els poetes àrabs de les Illes Balears Institut d’Estudis Baleàrics 65 páginas, 20 € Contes de Hawthorne, Poe, Maupassant, Txèkhov, Bierce, Jacobs, Saki, Kafka, Joyce, Hemingway, Buzzati i Dahl mostren l’evolució del gènere de la narrativa curta, així com la varietat temàtica i formal. La selecció, la introducció i les notes d’aquesta edició són a càrrec d’Enric Iborra. m á s El autor de la apasionante En busca del unicornio concibe ahora otra aventura medieval de raíz histórica, ésta ambientada en los últimos estertores del reino de Granada, asediado por los Reyes Católicos. El protagonista es un herrero búlgaro enviado por los turcos. Victoria A. Ferrer y Esperanza Bosch (comp.): Los feminismos como herramientas de cambio social (II). UIB, 378 págs, 24 € L’evolució de la narrativa curta AA. DD.: El conte modern. Una antologia Brosquil, 256 pàgines, 8’95 € Miguel A. Moyà Juan Últimos momentos de Granada ¿Has leído un libro y te ha gustado? ¡Dínoslo! No hace falta que sea una novedad rabiosa, puede ser un título de cualquier autor o género. Tu opinión nos interesa. Compártela con el resto de los lectores de Bellver y explícanos brevemente qué te ha atraído o te ha interesado de ese volumen que nos sugieres. Per Petterson: Salir a robar caballos Bruguera, 272 páginas, 16’5 € L o s Jueves, 20 de septiembre de 2007 FOTOGRAFÍA DE TORRES PARA EL VOLUMEN v e n d i d o s Castellano. No ficción. 1 J. Ratzinger: Jesús de N. La Esfera de los Libros. 2 Mario Luna: Sex code. Nowtilus. 3 Javier Sierra: La ruta prohibida... Planeta. 4 Eduardo Punset: El viaje al amor. Destino 5 Paulo Coelho: Como el río que fluye. Planeta. 6 Pedro Gómez Calero: Filosofía para bufones. Ariel. 7 Augusto Cury: Padres brillantes... Planeta. 8 Robin Lane Fox: El mundo clásico. Crítica. 9 Robin Dunbar: La odisea de la humanidad. Crítica. 10 Chan, Mauborgne y Renee: La estrategia... Granica. En un momento en que la cultura islámica recobra una presencia significativa en nuestro ámbito, qué lectura más adecuada que ésta, que nos devuelve parte de un pasado literario poco conocido, con bellas composiciones, como las que Ibn Al-Labbâna de Denia dedicó a Palma (“una ciutat a la qual la coloma ha prestat el seu collaret”). Edición además excelente, con la presentación de todo un especialista en aquel periodo, Guillem Rosselló Bordoy. A. Serrano, J. Cañellas, N. Tortella y D. Cañellas: L’alzina dels contes Documenta Balear, 111 páginas, 14 € Desde Sóller con reflexión No en vano Miquel Martí i Pol, uno de los referentes incuestionables de la poesía contemporánea en lengua catalana, es uno de los destinatarios de la dedicatoria. Josep Bonnín, autor de Sóller, nos aporta un puñado de poemas dotados de sentimiento expresivo y de reflexión literaria, con composiciones muy atractivas. Josep Bonnín: Cadències quotidianes Can Sifre, 47 páginas, 15 € Semana del 7 al 13 de septiembre. Fuente: casadellibro.com Català. Ficció. 1 Markus Zusak: La lladre de llibres. Losada. 2 Martí Gironell: El pont dels jueus. Columna. 3 Sergi Pàmies: Si menges... Quaderns Crema. 4 Paul Auster: Trilogia de Nova York. Proa. 5 Diane Setterfield: El conte nº 13. Empúries. 6 Lluís Busquets: El testament de Moisés. Ara. 7 Cormac McCarthy: La carretera. Edicions 62. 8 John Boyne: El noi del pijama... Empúries. 9 Jed Rubenfeld: La interpretació... Edicions 62. 10 Carranza y Martín: La clau Gaudí. Plaza & Janés. Català. No ficció. 1 Alfons López Tena: Catalunya sota... RBA. 2 Estevez y Hoz: El secret més ben guardat. Ara. 3 Fidel Masreal: Conviure amb la depresió. Mina. 4 Ramon M. Nogues: Déus, creences... Fragmenta. 5 J. de Domènech: L’espectacle de la... La campana. 6 Roberto Saviano: Gomorra. Empúries. 7 Ferran Adrià: Un dia al Bulli. RBA 8 Michel de Montaigne: Assaigs II. Proa. 9 Pilar Senpau: Fruits de la vida. Proa. 10 J.A. Duran i Lleida: Entre una Espanya... Columna. Jueves, 20 de septiembre de 2007 b e l l v e r Diario de Mallorca 3 En la piel de los malos ANA G. INGLÁN NARRATIVA Los atentados del 11 de septiembre de 2001 marcaron un antes y un después en la vida de los estadounidenses y, por extensión, en todo Occidente. Los norteamericanos vieron caer con las Torres Gemelas la seguridad en sí mismos y en su sistema de defensa y se hicieron conscientes de su vulnerabilidad. Hasta entonces, las guerras y los atentados eran sucesos que, aunque les involucraran, acontecían en otras partes del planeta, nunca en el mismo centro del poder mundial. El 11-S creó una nueva conciencia, la de un enemigo cercano, instalado dentro del propio sistema, viviendo y alimentándose de él, agazapado a la espera del momento adecuado para atacar. Muchos han sido los autores que han tratado el tema desde entonces, pero ninguno como John Updike que, en su última novela, Terrorista, se mete en la piel de un joven musulmán, Ahmad, que deviene en fanático a lo largo de 330 ajustadas y fascinantes páginas. Porque es eso lo que diferencia Terrorista de otras obras similares: Updike, siguiendo su peculiar estilo narrativo, con un realismo voraz y a ritmo de trepidante thriller, se identifica con el protagonista e intenta desentrañar su psicología y motivaciones. Y Ahmad no nos cae tan mal al final de la novela, mal que nos pese. Al menos, a quien esto escribe, porque en su país, Estados Unidos, Updike levantó una enorme polvareda con la publicación de su última obra hace ya un año por aquellas tierras —aunque nos haya llegado ahora a España de la mano de Tusquets—. Muchos han sido los que le han acusado de traidor a la patria por elevar al terrorista a la categoría de ser humano. Pero yo no creo que podamos deducir que Updike se identifica con el asesino, ni le justifica. Es absurdo pretender ver en los protagonistas de una novela a su autor, muchos han sido los que han escrito sobre asesinos encantadores, por poner un ejemplo, sin que nadie les reproche un ápice. Pero el terrorismo en nuestros días es otra cosa, una amenaza terrible y deplorable que ha sensibilizado sobremanera a una sociedad como la actual, tan acostumbrada a la violencia en todas sus formas, no digamos la estadounidense, tan hipócrita y escasamente proclive a la autocrítica. Otro elemento diferencia a este terrorista. Ahmad ha nacido en EEUU, de madre irlandesa y padre egipcio que se quitó del medio antes de que el niño tuviera razón de ser. Pero es, curiosamente, con este padre ausente con quien Ahmad se identifica, y no con esa madre libertina y medio hippie que le ha tocado “sufrir” para su desgracia. Porque Ahmad decide con sólo 11 añitos convertirse al Islam, con el beneplácito de su madre, de la que se aleja más y más, y acercarse a un clérigo radical, Shaij Rashid (al que la madre tampoco se preocupa por conocer, todo sea dicho), que le va adentrando en las enseñanzas más fanáticas de la religión, inculcándole poco a poco la creencia en el martirio y la necesidad de EL ESCRITOR ESTADOUNIDENSE JOHN UPDIKE RETRATADO EN LA COCINA DE SU CASA POR SU MUJER. FOTO: MARTHA UPDIKE UPDIKE, SIGUIENDO SU PECULIAR ESTILO NARRATIVO, CON UN REALISMO VORAZ Y A RITMO DE TREPIDANTE THRILLER, SE IDENTIFICA CON EL PROTAGONISTA —UN JOVEN MUSULMÁN, AHMAD, QUE DEVIENE EN FANÁTICO— E INTENTA DESENTRAÑAR SU PSICOLOGÍA Y MOTIVACIONES salvar al mundo de sí mismo eliminando a unos cuantos infieles por el camino. El objetivo: la pureza. Y por el camino, conocemos a Ahmad, un adolescente sensible y extremadamente crítico con la socie- dad occidental, con el consumismo, la superficialidad, tan temeroso como deseoso de sexo, reflexivo, poco sociable... Un adolescente. Y de ahí la pregunta: ¿cómo llega un chico normal a convertirse en un terrorista? Porque Ahmad no es la única voz crítica que aparece en la novela. También está el contrapunto del clérigo Rashid, Jack Levy, un judío no practicante, descreído del mundo y la religión, profesor y tutor de Ahmad. ¿Por qué no se deja Ahmad guiar por él? ¿O quizás sí? Descúbranlo por ustedes mismos. John Updike: Terrorista Tusquets, 336 páginas, 20 euros La cara poética del más provocador CARMEN SIGÜENZA POESÍA “El mundo es un sufrimiento desplegado. En su origen hay un nudo de sufrimiento”. Así comienza Supervivencia, de Michel Houellebecq, un poemario que descubre, por primera vez en España, la faceta poética de este provocador autor francés, que acaba de rodar en Alicante su primer largometraje, La posibilidad de una isla. Estrella, provocador, polémico, agudo y crudo observador de la realidad de hoy o cínico. Estos son algunos de los calificativos que acompañan siempre a Michael Houellebecq, el mejor escritor que existe en palabras de otro irreverente, Fernando Arrabal. A partir de ahora también se le puede conocer en España como poeta, un género al que se acercó antes que a la novela, con este libro, Supervivencia, publicado por Acuarela & Antonio Machado, y que reúne los poemas inéditos en España de sus libros Seguir vivo, El sentido del combate y La búsqueda de la felicidad. En edición bilingüe y traducido por Altair Diez, Supervivencia muestra, la mirada implacable y desolada del autor, en textos, algunos más hacia la prosa poética, cargados de odio, de necesidad, de miedo a la soledad, al silencio de la noche o al vacío interior. “Para devolver la sangre a tus miembros tan pesados / te has olvidado de cómo se hace el amor / La noche cae sobre ti como una pena de muerte”, escribe Houellebecq. Y en uno de sus poemas “El amor, el amor”, del libro La búsqueda de la felicidad, Houellebecq deja clara su percepción de este sentimiento: “En un cine porno, unos jubilados cascados / Contemplaban escépticos / Los retozos mal filmados de dos lascivas parejas. No había ningún argumento / He ahí pensaba yo, el rostro del amor / el auténtico rostro. SUPERVIVENCIA MUESTRA LA MIRADA IMPLACABLE Y DESOLADA DEL AUTOR, EN TEXTOS CARGADOS DE ODIO, DE NECESIDAD, DE MIEDO A LA SOLEDAD, AL SILENCIO DE LA NOCHE O AL VACÍO INTERIOR Algunos son seductores, y seducirán siempre, y el resto sobrevive...”. Textos que recogen el pensamiento que Houellebecq expresa también en sus novelas, como el poema “Sistema sexual de la Martinica”, análogo de la novela Plataforma y que dice: “Han organizado un decorado blanquinoso / para que en él las gentes vivan y acaricien su cuerpos. No se van de vacaciones para pensar en la muerte / En un sistema liberal, entre todos los mulatos... Hay que organizar un intercambio orgiástico / para que todo el mundo se divierta y lo grabe en vídeo...”. A Houellebecq se le conoce en España por dos de sus novelas de gran éxito, Las partículas elementales, un libro con el que obtuvo numerosos premios y que fue llevado al cine por Oskar Roehler, y por Plataforma, una critica al nihilismo de hoy y al turismo sexual para algunos, y una apología del racismo y de la prostitución para otros. Para Arrabal, “el tratado de moral y el poema más lírico de nuestro tiempo”. Plataforma también ha sido llevada al teatro con enorme éxito por otro de los directores de escena más transgresores, el español Calixto Bieito, y su actor protagonista, Juan Echanove, se llevó el premio de mejor actor en el Festival de Edimburgo, el pasado verano. Y el escritor, además de como poeta, también se ha estrenado en España como director de cine, ya que el pasado 10 de julio terminó de rodar su primer filme La posibilidad de una isla, basada en una de sus obras y rodada en La ciudad de la Luz de Alicante. Michel Houellebecq: Supervivencia Acuarela & Antonio Machado, 254 páginas 12 euros 4 Diario de Mallorca b e l l v e r Jueves, 20 de septiembre de 2007 Rompecabezas de un poeta Icono contemporáneo y mito escurridizo, las declaraciones de Tom Waits son a menudo tan enrevesadas, opacas y enigmáticas como él mismo. Tambié RAFA LÓPEZ LITERATURA Y MÚSICA “Conduzco un Thunderbird de 1965 que necesita una reparación de válvulas y por lo menos cuatro cuartos de Pennzoil a la semana y gasta un galón cada cuatro millas en recorridos largos, la capota está abollada. Tengo pendientes cuatro multas de tráfico sólo en el área metropolitana de Los Ángeles. Soy un pianista pedestre con una técnica pobre pero un buen sentido de la melodía. Escribo en cafeterías, bares y aparcamientos. Mi álbum favorito es Kerouac-Allen. Me gusta la contaminación, el tráfico, la gente rara, los atascos, los vecinos molestos, los bares abarrotados y paso la mayor parte del tiempo en el coche yendo a ver una película”. Un tipo que redacta con esta sintaxis de lapo y semántica de trapo la hoja de prensa de su segundo disco no puede ser de fiar. Tom Waits (Pomona, California, 1949) garabateó estas líneas con veinticinco años para la publicación de The heart of Saturday Night. Era, todavía, el clochard americano ebrio amarrado a un piano, que circula a la deriva por la Interestatal 5 y que lleva en el remolque una recua de aparcacoches, sexadores de pollo, bailarinas de club y cigarreras, mientras por la radio de la pianola se cuela la trompeta de Fats Navarro en una grabación de los cuarenta. Después sería el chatarrero que reelaboró el postpunk con vals y polka, el que recibió el Grammy con su disco más oscuro, el hombre casado y con hijos que vigila el jardín desde el porche, el intérprete de personajes para Coppola o Jim Jarsmusch, el hombre de los musicales, el que demandó a los publicistas por utilizar sus canciones o el que templó su sentimentalismo a golpes de bombo de 59 pulgadas de perímetro grabados en un cuarto de baño. No, Tom Waits no es de fiar. Su carrera es un conjunto de quiebros aparentemente inexplicables, le gusta mentir a los periodistas y al público. Ya no sale de gira. Se inventa historias. A dos años de convertirse en sexagenario y tras la publicación del monumental triple Orphans: Brawlers, Bawlers & Bastards, Global Rhythm edita ahora en castellano, con traducción de Ignacio Juliá, el libro Tom Waits: conversaciones, entrevistas y opiniones. Como en la música de Waits, este libro tampoco es de fiar. No es una biografía ni un estudio de su obra, aunque de su lectura se pueda deducir un itinerario preciso de sus pasos artísticos y un conocimiento profundo de su cambiante esencia. Mac Montandon —el autor / recopilador— antologa aquí cuarenta entrevistas, reportajes y críticas sobre Tom Waits, la mayoría de ellas aparecidas en revistas y periódicos norteamericanos, aunque también se incluyen textos publicados en Inglaterra o España, hojas promocionales, conversaciones singulares (con Jim Jarsmusch o Elvis Costello) o transcripciones de programas de radio y televisión. De alguna forma, el volumen se convierte también, por la tangente, en una antología del arte periodístico de los últimos años, ya que entrevistar a Waits no es fácil y la mayoría de los que aquí lo intentan está a la altura de las circunstancias. Se comprueba que con los años Tom Waits ha ido perdiendo fe en sus declaraciones hasta convertir los encuentros con la prensa en ocasión para ejercitar sus artes improvisatorias. Esta última parte del libro, a partir de la publicación del Mule variations (Epitaph, 2000), se hace más difícil encontrar reflexiones luminosas sobre su obra y más fácil volver a descubrir la reelaboración del mismo chiste o maravillarse con un nuevo minirrelato de ficción del inagotable repertorio Waits. Esta capacidad de fabular domina, sin embargo, todas las etapas. El músico es capaz de sacarse de la manga en cualquier momento una nueva historia, sea sobre los años que tuvo que pasar volviendo a sacarse el permiso de conducir como explicación oficial de su paréntesis editorial, sobre Mr. Stitcha, el vecino al que él y sus amigos casi mataron de tanto patinar delante de su casa o sobre sus planes de negocio a finales de los setenta, como relata en esta entrevista con Peter O’Brien para ZigZag, en julio de 1976: “Estoy pensando en abrir un night club: podrías entrar gratis en el club y, bueno, la máquina expendedora de cigarrillos estaría estropeada, nadie hablaría inglés, y no conseguirías que te cambiaran un dólar. TOM WAITS EN UN El hermano Ray en sus prop A Ray Charles se le acusa de haber inventado el soul, mezclando el sacrosanto gospel con una renovada concepción del rhythm ‘n’ blues. A esa acusació VÍCTOR M. CONEJO LITERATURA Y MÚSICA La virtud ineludible que toda autobiografía debe contener es la capacidad de persuasión. En un texto de tal género, el protagonista pretende convencernos de que su existencia y sus elecciones están plenamente justificadas. El vividor (término las más de las veces exacto, pues el recorrido de un vividor siempre será más enjundioso y más susceptible de generar bibliografía que el de un asceta) intenta con su relato hacernos creer que sus actos no son sólo consecuentes, sino hasta inevitables. Johnny Cash intentó convencernos en su Man in black de que su monolítico repertorio de country — y su carácter pendenciero— eran consecuencia tanto de las peticiones de su público como de las de su Dios. Y en un ejercicio de anticipación, os digo desde ya que Sarkozy dedicará en su futura autobiografía amplias argumentaciones al asunto de los negros y los musulmanes franceses. La incógnita radica en el tono que utilizará. La editorial Global Rhythm Press está haciendo gala de un ojito extraordinario a la hora de lanzar en España libros relacionados con la música. El año pasado editó el sensacional Blancas bicicletas. Creando música en los años 60, del productor y mánager Joe Boyd, y con ello los aficionados nos vimos sorprendidos y fascinados por la persona, por su modo de vida y por su capacidad literaria para narrarlo. Ahora, la editorial lanza tres nuevos volúmenes que nos hacen casi babear: uno, la imprescindible recopilación de textos regurgitados por Tom Waits arriba reseñada. Dos, Con Billie Holiday. Una biografía coral, libro escrito por Julia Blackburn a partir de las entrevistas realizadas por la periodista Linda Kuehl a más de 150 personas en la década de los años 70. Tras fallecer en 1978 sin publicar ese material, Blackburn tuvo acceso a él, a partir del cual ha construido la biografía. Y el tercer volumen es éste que nos ocupa: la autobiografía del grandísimo Ray Charles. Parece ser que Ray Robinson Charles (23 de septiembre de 1930, Albany, Georgia) fue un señor muy persuasivo. Su talento le dio pie a ello, claro. Pero, al mismo tiempo, el coordinador de la obra David Ritz deja claro en su transcripción de los pensamientos y posturas de Charles que éste hubo de forjarse un carácter áspero y autosuficiente ya desde muy joven: a los ocho años empieza a quedarse ciego y, de adolescente, perdió a su madre. Como su padre hacía años que estaba físicamente ausente, tenemos entonces a un púber Ray Charles solo en la vida, más ciego que un topo y, además, negro. De lo que pudo ser otra existencia minúscula e insignificante de la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos, surgió una de las carreras artísticas más fundamentales de la his- Jueves, 20 de septiembre de 2007 b e l l v e r Diario de Mallorca 5 a furioso én son afiladas, deslumbrantes y fascinantes Mientras estás allí alguien se está llevando a tu esposa y robándote el coche, y un enorme luchador de sumo quiere romperte el pescuezo. Todas las chicas tienen una enfermedad venérea, y en realidad son travestidos. La banda la forman seis borrachos a los que se ha elegido al azar y proporcionado instrumentos electrónicos. Es un club para gente que no sabe cómo pasarlo realmente mal. No se ha de pagar entrada. No te cobran nada por entrar, pero has de pagar cien dólares para salir”. La mayoría de estos relatos, por mucho que el bueno de Tom trabaje su repertorio en casa, dan al entrevistador la sensación de un poeta furioso del que surge sin cesar el hilo de la ficción. Así lo atestigua la mayoría de los periodistas cuando explican que las historias “surgen de él” de una forma natural. Y no es algo baladí. Cuando Waits se pone serio, cosa que sucede durante su etapa más primiti- COMO LA MÚSICA DE WAITS, ESTE LIBRO NO ES DE FIAR. NO ES UNA BIOGRAFÍA NI UN ESTUDIO DE SU OBRA, AUNQUE DE SU LECTURA SE PUEDA DEDUCIR UN ITINERARIO PRECISO DE SUS PASOS ARTÍSTICOS NA IMAGEN PROMOCIONAL DE SU ÚLTIMO ÁLBUM. FOTO: JAMES MINCHIN III va, la de Island Records, de Swordfishtrombones a Bone Machine, de 1983 a 1992, el cantautor es capaz de confesar que a la hora de componer e interpretar se siente más como un receptor, como un vehículo para que la música profunda, esencial, se muestre a través de sus ruidos. De entre las muchas reflexiones dedicadas a esta búsqueda primitiva que marca su evolución de trovador folk para perdedores de los primeros años a su posterior militancia ruidista, la más elocuente es la que Tom Waits realiza a Steve Oney para Playboy en 1988: “No quiero parecer espiritual, pero intento convertirme en una antena, un pararrayos que surge de mí, para que lo que esté ahí fuera pueda entrar. Esto ocurre en distintos lugares, en hoteles, en coches, cuando otro conduce. Golpeo cosas, palmeo en la pared, rompo objetos, lo que haya en la habitación. Alguien dijo en una ocasión que yo no era músico, sino ingeniero de tonalidades. Eso me gusta. Es al mismo tiempo clínico y primitivo”. La frase valdría bien para su último disco, y, sin embargo, corresponde a la citada etapa para Island, cuando ya había sellado su definitiva alianza artística y marital con Kathleen Brennan. Ahí es donde se opera el giro waitsiano de la balada a la furia, dos extremos que le acompañarán hasta la actualidad. La evolución la explica bien en otras entrevistas cuando habla con Mark Rowland para Musician: “Acostumbraba a sentarme en una habitación con un piano, el método Tin Pan Alley. Pensé que así era como se escribían las canciones. Todavía lo hago, pero a veces rompo todo lo que he encontrado. Es como regalarle un juguete a un niño y que éste se ponga a jugar con el envoltorio. Eso es lo que hago yo ahora”. Ahora, consciente de su personaje —“quiero ser capaz de subir a escena y ser una caricatura de mí mismo”, decía ya en 1975—, esquivo a las lisonjas —“no me van los premios; son un montón de focos grapados a tu pecho, como dijo Bob Dylan”— y aparentemente despreocupado sobre su trayectoria —“mi carrera es más como un perro: a veces viene cuando la llamas, a veces se te sube en el regazo, a veces rueda por el suelo, a veces no hay forma de que haga nada”—, Tom Waits parece haber encontrado en el hogar y en las canciones el justo equilibrio para que la tensión provocada entre los versos y las músicas que le llegan dictadas desde las entrañas de la humanidad y su querencia por ponerse a llorar sobre la botella no acaben con él. Su estrategia sigue siendo retorcerle el cuello a la estética. O en sus palabras, recogidas en este maravilloso libro collage: “Todo aquel que toca el piano se emocionaría al ver y escuchar cómo se arroja uno desde un edificio de veinticuatro pisos, contemplando cómo choca contra la acera y estando allí para escuchar el estrépito. Es como la escuela. Quieres verla en llamas”. Mac Montandon & Tom Waits: Conversaciones, entrevistas y opiniones Trad. de Ignacio Julià. Global Rhythm, 376 págs, 23’9 € pias palabras ón y a muchos más episodios da respuesta el músico en su autobiografía toria musical popular mundial. Y es que el señor Charles inventó lo que en los años 60 se llamó soul, aparte de ser un escritor de canciones soberbio y un notable showman. Ya de entrada, este texto narrado en primera persona hace gala de una sinceridad desarmante. Valgan dos ejemplos: ya en los primeros capítulos, Charles deja clara su concepción de la religiosidad. Se reafirma como creyente riguroso, con sus obligados rezos diarios. Pero al mismo tiempo opina que, ante RAY ROBINSON CHARLES HUBO DE FORJARSE UN CARÁCTER ÁSPERO Y AUTOSUFICIENTE DESDE MUY JOVEN. ERA UN PÚBER SOLO EN LA VIDA, MÁS CIEGO QUE UN TOPO Y, ADEMÁS, NEGRO RAY CHARLES EN UNA ACTUACIÓN SIN FECHAR DE LOS AÑOS SESENTA cualquier problema vital o laboral, “va a ser este Ray Charles quien deba resolverlos, él solito. Tengo muy claro que ese señor Dios no va a bajar a resolverlos por mí”. La vehemencia con la que el músico utiliza la tercera persona no hace sino darle mayor consistencia y jactancia a su declaración. La segunda perla viene dada cuando Charles afirma, sin recato, que desde joven aprendió que “lo único que puede reportarme satisfacciones en esta vida, aparte de la música, son los chochitos”. La falta de tacto y la chulería que pare- cen guiar las maneras de Charles —la misma chulería con la que finiquita su conocida relación con las drogas— revelan, por encima de todo, que aquellos años fueron jodidamente perros, quedando al completar la lectura de su autobiografía la sensación de que el único propósito que guió a Ray Charles durante toda su vida fue cumplir lo que le prometió a su madre, tras quedarse ciego siendo aún un crío: que a pesar de ser negro y no ver un carajo, nunca dependería de nadie ni se dejaría menospreciar por nadie. Así lo entendieron los guionistas de Ray, la mediocre y estereotipada película protagonizado de manera simplemente correcta por Jamie Foxx. La sorprendente escena en la que vemos a un Ray Charles viendo, no ciego, reuniéndose con su madre y hermano muertos, es utilizada para reafirmar la idea de que no fallar a la memoria de sus familiares fue el leitmotiv de Charles. Brother Ray es una autobiografía contundente y sincera, a veces descarnada (todo lo que tiene que ver con su madre), a veces autocomplaciente (su relación con la heroína) y a veces elusiva (sus posturas y acciones políticas), que trata de un sujeto que fue a ratos enteco, a ratos histórico y crucial. David Ritz y Ray Charles: Brother Ray. La autobiografía de Ray Charles Global Rhythm Press, 361 páginas, 24 € 6 b e l l v e r Diario de Mallorca Jueves, 20 de septiembre de 2007 Realidad simultánea BIEL AMER ARTE No es necesario acudir a la teoría de las cuerdas o indagar sobre los agujeros negros o rastrear otras dimensiones porque el arte, y en especial el contemporáneo, el actual, es capaz de mostrarnos otras realidades que se dan simultáneamente, de un instante a otro. Los media difunden diariamente cantidades ingentes de información ¿contrastada? La televisión, y no digamos Internet, han creado circuitos que, gracias a las imágenes y a la inmediatez, resultan altamente controvertidos, especialmente sobre su credibilidad. No es precisamente la credibilidad el tema central de los trabajos de Joan Fontcuberta, quien ha puesto en tela de juicio muchas de las cuestiones que intrigan a sociólogos, politicólogos e internautas; el trabajo de este artista tiene un componente lúdico, de juego, perverso si se quiere, pero una especie de desafío a la mirada y a los estereotipos. Su trabajo no trata del engaño sino del reto a retener la mirada y seguir la línea lectora, simplemente observar la imagen para descubrir el elemento disonante. Como artista, Joan Fontcuberta, siempre ha utilizado simples elementos técnicos al alcance de cualquiera, apoyados en una idea que ha desarrollado con convicción y respeto, sin trucos, observando el arte desde una perspectiva que no descarta la belleza (en el recuerdo quedan sus maravillosos paisajes surgidos a partir de conocidas obras de arte) o sus crípticas instalaciones. Para el proyecto presente en la Fundació Pilar i Joan Miró ha “versionado” la imagen de Osama Bin Laden, un icono entronizado por los media pero del que se sabe muy poco, incluso si su imagen es verdadera. Para deconstruir esa imagen fabricada a través de las pantallas, Fontcuberta se sirve del mismo medio generando identidades paralelas o simultáneas con el objetivo de dar veracidad a esas imágenes y sobre la información que recibimos; que éstas, como las difundidas por otros medios llamados “serios”, resulten veraces dependerá del grado de credulidad del que mira y del tiempo que dedica a esa mirada. Fontcuberta se toma muy en serio su trabajo y agrupa una serie de guiños para quienes quieren participar. El mismo nombre de la agencia Al-zur o el del informativo formato televisivo con noticias elaboradas por una agencia de noticias llamada “Spectra”…, resultan detonantes de ese montaje orquestado por el artista. Como en el caso del cosmonauta ruso, Fontcuberta recrea una situación de amplio alcance, fácil de entender, difícil de sostener; un juego que recupera el espíritu crítico y lúdico de algunos surrealistas, abriendo una línea artística que hubiera entusiasmado a Duchamp, tanto por su afinidad expositiva como por la sobriedad del cometido. Una obra artística contemporánea que hunde sus raíces en el arte de siempre, como el de Archimboldo, Escher, Brossa… un arte visual al que no que vale echarle un vistazo sino que hay que mirarlo… detenidamente. Joan Fontcuberta: L’agència Al-zur. Deconstruint Osama Espai Cúbic. Fundació Pilar i Joan Miró Hasta el 23 de septiembre IMAGEN DEL INEXISTENTE JEFE TERRORISTA FASQIYT UL-JUNAT (CENTRO) PERTENECIENTE A LA EXPOSICIÓN Strindberg revisited DANIEL CAPÓ Obra especialmente cercana al autor sueco, escrita en 1901, narra el viaje a la Tierra de una hija de la divinidad hindú Indra, que termina sintiendo como propio el dolor y el sufrimiento de los hombres. Algunos han visto esta obra como un precedente del teatro del absurdo y de las cuitas existenciales; no en vano Strindberg fue uno de los primeros sismógrafos del lento deterioro del mundo burgués. Per Olov Enquist, en el prólogo a La noche de las tríbadas, lo señala con gran acierto: “El mundo en que vivía y reflejaba en su obra parecía compuesto, sobre todo, de estructuras con centros cuestionables y ejes perdidos”. Un mundo carente de centros es también un decorado del miedo y de la angustia. Todo el siglo XX gira sobre esta ausencia. Si Comedia Onírica es, en palabras del propio Strindberg, “mi drama más querido, hijo de mi más profundo dolor”, La noche de las tríbadas —del contemporáneo Per Olov Enquist— resulta cualquier cosa menos una obra onírica. Strindberg teje su angustia con la irrealidad de los sueños —“generalmente”, escribe, “en los sueños hay más dolor que alegría”—, Enquist, por el contrario, nos presenta un Strindberg descaradamente humano, soez incluso. La acción tiene lugar en Copenhage, durante los ensayos de La más fuerte. Los protagonistas: el propio Strindberg; su primera esposa, la aristócrata Siri von Essen; el actor Viggo Schiwe y Marie, una antigua —no se sabe si real o no— amante de Siri. De fondo, la lucha por el amor y el dolor que surge de la propia autoafirmación. En La noche de las tríbadas, nada es gratuito y todo, por el contrario, intensamente real. Quizá por ello, en esta obra, la felicidad no exista y sólo permanezca la humillación del abandono, del engaño y la incapacidad de amar verdaderamente cuando uno no aprende a negarse a sí mismo. Una lección última que Enquist recoge de Strindberg y con la que se apela al lector. TEATRO El reciente boom de las nuevas editoriales está abriendo el mercado español a literaturas y temáticas que se habían mantenido, hasta el momento, algo alejadas de nuestro radio de acción. Uno piensa, por ejemplo, en el redescubrimiento de filósofos como Benjamin, Weil o Rosenszweig por editoriales como Anthropos, Trotta o Abada, o en la recuperación de los autores de la Mitteleuropa que están llevando a cabo El Acantilado, Pre-Textos o la exquisita Minúscula. Entre estas editoriales de nuevo cuño —de novísimo cuño, en este caso— se encuentra Nórdica, heredera, me imagino, de Ediciones de la Torre, o, al menos, muy influida por ella. Como su propio nombre indica, el catálogo de Nórdica se asienta sobre el canon escandinavo —de Dinesen a Strindberg y de Lars Gustafsson a Torgny Lindgren— con eventuales incursiones a otras latitudes —apunten Sebald o Flann O’Brien. Acusada a menudo de fría y de obtusa, cuando no simplemente silenciada por el desconocimiento, la literatura escandinava se erige como una de las cimas intelectuales más densas y significativas de los últimos ciento cincuenta años. Si no me creen, anoten, al menos, un nombre: el enorme poeta sueco Tomas Tranströmer. Pero hoy no hemos venido a hablarles de poesía, sino de teatro y el teatro, lo sabemos, es un género especial. Lo es por diversos motivos: quizá, sobre todo, por la dificultad de su representación… de una representación real quiero decir, creíble, verdadera y no meramente recreada. Cuando uno acude al teatro —y casi inevitablemente sale decepcionado—, piensa uno en Sergiu Celibidache, que decía que escuchar un disco es algo así como hacerle el amor a una foto de Brigitte Bardot. En fin, cosas del genio rumano que gustaba de epatar a sus admiradores. La dificultad del teatro es doble, porque también afecta a su lectura, que requiere de una concentración muy especial y de una cierta capacidad de imaginación visual. Y resulta imposible enfrentarse a Comedia Onírica, el clásico de August Strindberg, sin hacer uso de estas facultades. LOS DRAMATURGOS SUECOS STRINDBERG (ARRIBA) Y ENQUIST (ABAJO) August Strindberg: Comedia onírica Per Olov Enquist: La noche de las tríbadas Nórdica Libros, 233 páginas, 16 euros b e l l v e r Jueves, 20 de septiembre de 2007 Diario de Mallorca 7 Fusión de pantallas FERNANDO ALOMAR CINE Repasemos las taquillas mundiales de esta primavera-verano: Piratas del Caribe 3, 694 millones de €; Harry Potter 5, 663 millones; Spiderman 3, 645 millones; Shrek 3, 550 millones; Transformers, 500 millones. Cuatro de las cinco películas más taquilleras en lo que va de año son secuelas. Bajando la vista hay muchas más: la segunda parte de Los 4 fantásticos, las terceras de Ocean’s Eleven y Bourne, la cuarta de La jungla de asfalto, la vigésimo segunda de James Bond... Parece que hay una pandémica crisis de creatividad y un síndrome de voracidad en los productores. Y que los espectadores están más aborregados que nunca. Cuidado, lo evidente es peligrosamente obvio, la simplicidad tiene la sombra del simplismo. Busquemos otras perspectivas. Con el desarrollo de las pantallas planas, la televisión se ha acercado más que nunca al cine. Pantallas planas de cuarenta o cincuenta y pico pulgadas, televisión digital, alta definición inminente y altavoces con sistema home cinema. La pequeña pantalla es cada vez más grande. Los programas más vistos son los de siempre: fútbol (y Fórmula 1 mientras Alonso siga ganando), series y cine en franca decadencia. Los espectadores, los ciudadanos, nosotros, no somos ni tan tontos como creen algunos ni tan listos como creemos nosotros. Nos movemos por una mezcla variable de curiosidad y pereza, de individualismo y gregarismo, de búsqueda de placeres accesibles y miedo a decepciones imprevisibles. Cuando algo nos gusta, repetimos, ya sea un Hagen- IMAGEN DE UNA SESIÓN EN UNA SALA DE PROYECCIÓN DIGITAL Dasz, Paul Auster, Melendi o Cuéntame (en tiempos —lejanos— fueron Rodríguez de la Fuente y Marcial Lafuente Estefanía). Los productores de cine, al fin, lo han comprendido. Cuando la fusión de la televisión con el cine a nivel tecnológico es ya un hecho (cine en casa en los hogares; rodajes cinematográficos en formato digital y cercana sustitución de los proyectores de las salas por discos duros de varios Terabytes), ellos lo han aplicado a los contenidos. Como los intentos de adaptar ideas o personajes de cine a la televisión han sido siempre CUANDO LA FUSIÓN DE LA TELEVISIÓN CON EL CINE A NIVEL TECNOLÓGICO ES YA UN HECHO, LOS PRODUCTORES DE CINE LO HAN APLICADO A LOS CONTENIDOS fallidos, han apostado fuerte transformando las películas en formatos, en series cuasi televisivas. Para los espectadores, la única diferencia es la periodicidad: Cada semana, Los Serrano, House o Aquí no hay quien viva; una vez al mes, Spiderman, Shrek o 007. Los seis euros de entrada son razonables como escapada para tomar el fresco. Las grandes productoras han encontrado el filón, engordado además con los videojuegos. A las pequeñas y a los creadores inquietos les dejan las sobras. Spielberg consigue buenas taquillas pero ya no arrasa como en tiempos de E.T. Los únicos que han conseguido colarse en el banquete han sido, con muchísimo talento y las tópicas gotas de suerte, los de Pixar con sus entrañables monstruos, pececillos huérfanos o ratas cocineras. Libertad y muerte FLORENTINO FLÓREZ CÓMIC Ya he citado a Vaughan con anterioridad como uno de esos talentos emergentes a los que no conviene perder de vista. Me imagino que quienes como yo lo descubrieron en Y, el último hombre permanecerán fieles a una serie que mantiene el listón muy alto, oscilando con habilidad entre el drama y la farsa. Quizás no todos sus trabajos son sobresalientes pero sigo contándolo entre mis guionistas favoritos. Antes del verano nos sorprendía con esta extraña fábula con animales, en la que se beneficia del talento de Henrichon a los lápices. Supongo que habrá mejores animalistas, pero él resuelve su trabajo con convicción y aporta mucha fuerza a un relato con tendencia a la digresión filosófica y el ensimismamiento estético. Sus animales son enérgicos y el color añade la expresividad necesaria. Aunque, como suele ocurrir con los medios digitales, tiende a resultar excesivamente oscuro en ocasiones. Pero el balance general es más que notable. En cuanto al libreto de Vaughan, básicamente arranca con mucha fuerza y termina de cualquier manera. Esa última parte deja muy mal sabor de boca, ya que todo el primer desarrollo contiene momentos realmente espléndidos y que tardaremos en olvidar. No llega a la perfección y la rotundidad del Seton de Imaizumi y Taniguchi, otra maravillosa fábula con animales, pero a veces se acerca. El guión parte de un suceso real: en abril de 2003, cuatro leones huyeron del Zoo de Bagdad, durante los bombardeos; luego unos soldados americanos los abatieron. Vaughan imagina sus correrías por el Bagdad destruido y usa a sus fieras como metáforas del pueblo iraquí. Una de las leonas protagonistas cita un refrán que parece indicar las intenciones del guionista. No te pueden dar la libertad, te la tienes que ganar. Entre partidarios y detractores de la guerra, posiciones que salpican cualquier información sobre el conflicto iraquí, el autor parece decantarse por una tercera vía, semejante a la adoptada por Vargas Llosa. El peruano afirmaba que había motivos para la guerra, pero que la posguerra se había gestionado desastrosamente. Vaughan no nos aclara su punto de vista. La presencia humana es apenas relevante en el álbum. Pero sí señala un problema: la gente, el pueblo iraquí. Nos hace preguntarnos por su orgullo, por su futuro. No te pueden dar la libertad. O quizás sí. Toda la salida del zoo contiene algunas de las mejores escenas y permite al autor reflexionar sobre la libertad y sus consecuencias. Por otro lado, no pierde de vista que sus protagonistas son animales y evita un error muy habitual entre quienes manejan asuntos ideológicos. Esto es, dejar que sus creaciones acaben a la deriva de las ideas. Vaughan encuentra siempre momentos para la acción y permite que sus fieras se comporten como tales. Hay secuencias que nos remiten al Libro de la selva, muy especialmente la de los monos, o los diálogos de la leona con el antílope. Especialmente delicado es el papel de las leo- EN ABRIL DE 2003, CUATRO LEONES HUYERON DEL ZOO DE BAGDAD. VAUGHAN IMAGINA SUS CORRERÍAS POR EL BAGDAD DESTRUIDO Y USA A SUS FIERAS COMO METÁFORAS DEL PUEBLO IRAQUÍ nas. Al emplear a sus bestias como reflejo de la sociedad iraquí, Vaughan debe lidiar con algunos escollos. Uno de los más complejos es el del papel de la mujer. Las leonas representan un papel mucho más activo que sus equivalentes humanas en el mundo árabe. El guionista resuelve este problema enfatizando la sumisión de una de ellas a los machos de la manada, en una escena planteada como una violación. Pero luego desarrolla otra leona, más joven, criada prácticamente en cautividad, con un carácter muy diferente. Así evita los estereotipos, sin dejar de denunciar lo que resulta reprobable. No es un tebeo redondo, pero sus aciertos son mucho más grandes que sus errores. No se lo pierdan. Vaughan y Henrichon: Los leones de Bagdad Planeta DeAgostini, 168 páginas, 14’95 euros 8 b e l l v e r Diario de Mallorca Jueves, 20 de septiembre de 2007 PLAGUETA DE NOTES (CLXXXIX) Salvador Galmés BIEL MESQUIDA A les Illes Balears tenim un govern de centreesquerra. Això, després d’anys de dreta caciquil –amb l’oasi de quatre anys de Pacte de Progrés– em fa alenar a l’ampla, em fa creure que s’aturarà l’encimentada (ara hi ha la patata flamejant de Son Espases que no pot ser construït si no volen que hi hagi una revolució dels votants d’esquerres) i que la llengua i la cultura catalanes deixaran de ser les ventafocs minoritzades per dirigir-se cap a una normalitat ben necessària. No cal recordar que l’ús social del català ha fet una davallada forta per nombrosos motius, entre els quals els polítics en són una part significativa. Estava dins aquesta atmosfera de celebració quan se’m va ocórrer fer una enquesta sobre un dels nostres escriptors que consider més bo i oblidat: Salvador Galmés (1876-1951). Palma i Barcelona: les llibreries i els carrers. Vaig tirar pel dret. A les llibreries de Barcelona –cinc– quan esmentava el nom de l’escriptor de Sant Llorenç del Cardassar em miraven com si demanàs l’impossible. No el coneixien. I anaven directes a l’ordinador on trobaven La dida i altres narracions, Flor de Card i Quadrets i Pinzellades, publicats per Editorial Moll, i Escrits sobre Ramon Llull de les Publicacions de l’Abadia de Montserrat. A cap llibreria n’hi va haver un exemplar. A les cinc de Palma vaig tenir més sort, a dues llibreries el coneixien i en tenien dos llibres; a les altres tres no el coneixien ni en tenien cap llibre. L’enquesta personal: a Barcelona de trenta persones només a dues els sonava i una l’havia llegit. A Palma n’hi havia cinc que sabien qui era, una l’havia vist en teatre (una adaptació de La dida de Maria Antònia Oliver), dues l’havien estudiat a l’escola i a les altres dues els sonava. Quin desconeixement d’un dels escriptors UNA DE LES POQUES FOTOGRAFIES CONEGUDES D’EN SALVADOR GALMÉS catalans que estan a l’alçada de Víctor Català o Joaquim Ruyra, per fer una comparació d’època. Un home que, per mor de ser capellà i dedicar sa vida a la publicació i divulgació de l’obra de Ramon Llull, només ens ha deixat un grapat de llibres plens d’il·luminacions literàries fetes de frases exactes, vives, estranyes, acolorides i tendres. Escoltau: «A poca altura damunt l’horitzó, la negror d’un nigul volander, esvorrellat de lluentors, tapava la lluna, deixant escapar per davall l’extremitat inferior, manats de raigs divergents com una gran palma de garballó lluminosa.» O això: «Entorn de les ruïnes s’estén una pleta atapida de mates i revells, argelagues i estepes, arboceres i aladerns, llampúdols i alzines, òbvia al bestiar, repenjada al coster de la muntanya.» O això: «El sol ponent travessa la cinta clara. Sa llum incolora perfilava la ciutat entre la cendra de la mar i el cel, formant un floc de blancor malalta; i les ombres s’allargaven, totes mortes, com runes de cataclisme sota aigua immòbil.» Per què Galmés pot ser llegit avui amb gust i fruïció? Ben fàcil, més enllà dels arguments de les seves narracions amb personatges durs i violents dins aires tenebristes, hi ha un home tan sensible a la llengua que sap caçar al vol tots els seus matisos, totes les seves músiques i tota la seva fonda potència de l’expressió. Els paisatges de Galmés es converteixen per la força dels seus llenguatges en elements tan protagonistes com els personatges. Quan es llegeix Salvador Galmés el lector queda tan enlluernat i seduït que la relectura, la vertadera lectura, es fa tot d’una. El saber del sabor de les paraules vives i creadores. Salvador Galmés és revelació de bellesa i intel·ligència. Un escriptor necessari per a la bona nutrició dels vers llegidors. PASEO DE RONDA Apertura de curso NADAL SUAU ■ Ay, Caótica Ana... Me indigna la mistificación de la figura del “artista”, que para Medem es sinónimo de iletrado, okupa y guapo —una forma de fascismo sexual que los bienpensantes siempre recriminan a Hollywood, nunca a los modernillos—. Qué quieren que les diga, yo me niego a creer que, es un suponer, mi tío funcionario o yo mismo seamos menos libres que los zopencos que en la película organizan performances ridículas sobre Jesús (el adversario más gratuito del siglo XXI) o elaboran vídeos absurdos sobre... bueno, vaya a saber sobre qué. Digo que no lo creo: es que la libertad no es contorsión e histrionismo, sino una condición del alma bastante más sutil que peinarse con rastas. ¿Y en qué descrédito ha caído la asunción de una cultura densa como condición para que se dé el arte? Sólo un personaje de la película, el berebere que ha estudiado cinco carreras, aparece alguna vez con un libro entre las manos. Por desdicha, de sus labios nacen las frases más ridículas de la película —una confusa papilla sobre la biología pronunciada por alguien que está estudiando biología, pero que evidentemente de biología no sabe nada—. En fin, esas cinco carreras le han servido de bien poco. Las habrá cursado en España, claro. ■ A la salida del cine, me redime el encuentro con la realidad: un centro comercial donde seres humanos formateados en serie se comportan como marsopas en el Oceanográfico de Valencia. A veces uno no diferencia Palma de Newark: el nacionalismo debería enfadarse menos con España y más con el diseño y los urbanistas. ¡Estos sí que harán desaparecer la cultura ancestral! Por cierto, Contra tots els mals, un libro que recoge los artículos que la crítica ha dedicado al extraordinario dietario En aquesta part del món, de Guillem Simó, no será presentado por el presidente del IEB. Qué extraño resulta este libro, la precipitación con que la institución se lanzó a promover un texto doloroso para mucha gente con nombre y apellidos. En todo caso, chapeau por Carme Vidal, la viuda de Guillem Simó. El fallecido fue, sin duda, nuestro Céline: magistral, exigente, y rencoroso con los diferentes. Simó esparció un puñado de polvo sobre el puente invisible que lleva del miedo al odio. El resultado fue una obra de arte. ■ Al volver a casa, recuerdo que en breve arranca el curso académico: otra vez ronronea el motor gastado del sistema educativo. Rosa Illa, una recién escapada del Bachillerato que estudiará periodismo, me dice en un correo electrónico: “las cosas ya no son como en la Institución Libre de Enseñanza”. Pues no, la pulcritud de Giner de los Ríos movería a risa en la perrera de este milenio. Y sin embargo, ahí hay un territorio por el que luchar: la libertad de un solo alumno. Suerte, pues, a los profesores. AUTORRETRATO DE GUILLEM SIMÓ FECHADO EN 1993