1 - RACO

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D o s cuevas preliistóricss de
Ti-visa
(provincia de Tarragona)
Por
S.
VILASECA
A la memoria de ABDÓNBARCELÓCI
El término de Tivisa, conocido por sus estaciones de a r t e rupestre y por el poblado ibérico, en curso de excavación, .del Castellet de Baííolas, notable por su tesoro, así como por los hallazgos d e época romana efectuados en las inmediaciones de l a
población, la antigua TIRTSI, segfin estampillas que exhiben los
vasos descubiertos, e s de los más extensos de la provincia de
Tarragona y se halla situado entre el río Ebro y el Bajo Priorato, en l a región de los Ilercavones.
Como hemos notado en otra parte (l),resaltan en la provincia de Tarragona tres grandes fajas culturales bien individualizadas y caracterizadas por lo siguiente. L a oriental, que comprende las cuencas de los ríos Gaya y Brugent, afluente del Francolí, y lax elevaciones situadas inmediatamente al N. y O. del
Campo de Tarragona, ofrrce un conjunto riquísimo de cuevas (Salomh, Cartaííá, Arboli, Escornalbou) pertenecientes al Eneolitico
p a los primeros períodos del Bronce. La segunda faja, central,
se extiende principalmente por las cuencas d e los ríos Montsant
y Ciiiraiia, y fné asiento cle una tupida red de talleres de sílex,
~mplazariosen abrigos o a1 aire libre, cuyos habitantes aprovecharon l a primera materia procedente de las margas yesíferas oligocéniras del Montsant y sierra de la Llena, desde el Musteriense
y Aiiriííaciense y por evolución ulterior de éste, hasta un epiauri-
(1)
''Lo industria del silex, etc.",
Ííaciense rnicrolítico inuy tardío (i,capsiotardenoiuie~~se?)
; pasando
luego por un Eneolítico influido por las culturas nlmeriense y de
las cuevas y extinguiéndose en edades posteriores. 1,a tercera zona,
situada en las proximidades del Ebro y cn relación con poblados
interiortbs de l a provincia de Léritla y con los del Rajo Aragón,
se caracteriza por cuevas, poblados y necrópolis hallstátticos g
]~osthall,athtticos,a6n inéditos.
Las 110s cuevas que nos ocupan pertenecen a este grupo y radican airibas en el término de Tivisa. Son l a Ciieva (le1 Janet y
l a Cuev<a del Marcó. Algunas muclstras de cer!imic:i proredentes
de l a primera figuraron en la seccinn de "al Arte en Espafia.
España primitiva" de l a ExposiciOn Internacional de Barcelona
de 1929 (1) y han sido reproducidas en obras de conjunto ( 2 y 3)
y citadas en otro8 trabajos. 17na aucinta noticia de los hallazgos
hechos tln ambas estaciones fué dada por nosotros (ln el catalogo
de l a ExposiciOn de Prehistoria tarraconense relehrada cn
Reus (4).
1. LA CUEVA DEL J A N E T
La sierra de Llavería, situada entre los pueblos de Capsanes
y Colldejou, forma una extensa m e ~ e t aque por su altura, de más
de novec*ientos metros sobre el mar, se destaca por encima del
conjunto orogrhfico que separa el Campo de Tarragora del Rajo
Priorato. Lla limita un alto escarpe, y sil contorno tiene forma
arqueada o de herradura con la convexidad hacia el Norte. Por
su extrtLmooriental, el collado del Cfiiix l a separa de l a Mola de
Colldejctu; a Poniente, por el latlo dt! Capsanes, con~titiiyel a vertiente izquierda de l a Riera de l a Val], tributaria del riachuelo
Capsanfbs, afluente del Ciumna. En una depresión (le l a meseta
y casi ea el Centro d e ésta, se halla emplazado el pueblo de Lla-
(1)
(2)
Véase la Guía de la Secci6n. Barcelona, 1929.
"Etm10g6 de la Penínrula Ibkrica", de P. BOSCH GIMPERA.
Barce-
lona, 1932.
(3) "España p h i t i v a y rommur", por L. PERICW(Historia de España,
ed. Gallach). Barcelona, 1934.
(4) Publkado en la Revista del Cetttro de Lectwra. Reus, 1932.
LAM
Dos
c u e v a s preL i s t ó r i c a s
de T i v i s a
C l J E V A DEI, . I A N E T
1
L A M . 111
Hnchns de hnsnlto, I>nlrtns dr nrenisca
(le 1st Cueva <le/ .lanet (de
1 : 1'2
zi
y rerdmicn
1: 1'5)
LAM. V
C e r z í n i i c a d e la
Cueva
del
Janet
(1: 3)
LAM.
\'r
LAM. X
LAM. XI
LAM. XII
L A M . XIV
LAM. XV
LAM. XV
I
--
!'I
Cueva
del
L A M . XVII
Mar<.(i- F;y. 1, A s t n <Ir c;rrv<i; Fig.
. ..
con incisiones
( 1 : 2); F;y. 3, vi.nyniento
2
Frnyiiirritos <le cer;in~;cit
<le v n s o Ii;rí>ii;ro
( 1 : 1'6)
LAM
YIJIII
--
LAM. XIX
vería, que d a nombre a la sierra, cuenta con 110 1ial)itantcs y
forma parte (le1 tlistrito muniripal de Tivisa, <le cuya pob1:ición
dista 18 I ~ i l ó m ~ t r oens dir(1cción SE.
E1 basamento geo1í)gic.o de l a sierra de Llnvcría rstii iiitegrado por calizas y margas yesíferas del TriSsico medio y superior.
LOS estratos siiperiorths pc~rteiiereri al Jiir!isico inferior y en los
~
Todos estos
contrafuertes m!is meri(lioiialrs, a1 . J i i r i í ~ i cmedio.
niveles seciindni.ios se presrntaii rii pcrft~ctaconcortlancia, c o i i t ~ nicndo los jllrknicon ahiintlantrs yacimientos de fós:lw (1').
E n el extrerrio 80. ile la sirrra g en l a partida 1l:imada cle 1:i
Vii7a Volla, s r Iialln Irt Ciicva del Janet. Dinta iiiioq 12 kilómetros (Ir Capsanes y 2 d r Llavería. P a r a visitarla clcstl(~el primero
rlr ratos piirblos, qiie posee estación de ferrocarril en la lfnea
de M. Z.A., se sigue el camino de la Val1 hasta el torrente de
l a Fou, interesante por su caudalosa fuente intermitente, y liirgo
se toma, a l a izquierda, el camino de la fiiriite Iicdorall. dintarite
8 lrilómetros de Capsanes, a partir cle l a cual se sigiie el scndero
de Llaveria en unos 2 kilí,metros y liirgo otro, a la (lcreclia. qiie
atravesando i!in pinar conduce a In ciieva.
1
La entrad2i de ésta sr drscubre no sin dificultad; se abre frente
al SO., en unos bancos tlr calizas azuladas infrajiirdsicas que
buzan hacia el 11:. SE., en l a parte in ferior (le iin cerro, jiirito a
una plaza carbonera y ,dominiando uri pequeño llano dr ciiltivo,
uoca tle l a ciieva se drsc.iibrtw la
con viíía y avellanos. Tlesde la- l.--sierra d e Tivisa, el Montalt, los montes de Corhern y (farcía, las
sierras que se elevan entre Mimvet, Mora y Gandesa y parte del
curso del Ebro entre Mora y Benisanet; mide iin metro d r altiira
por algo más de anchiira y da paso a iin corto corrt~tlorqiie sr
desvia a l a izquierda dando acceso a las depcridencias tlr la c.iirvii,
situadas en un plano inferior. La diferencia de nivel se salvaba
antes de l a excavación de l a cavidad, gracias a iin ainoiitonarniciito de piedras, quizá formado a tal fin, y qiie luego nosotros tiivimos que substituir mediante iina escalera de cuerda (L!tm. 11). DCEde este punto y. a l a dereclia, o sea en la direccií~nBE., se penetra
en una cámara (1 del plano), de unos diez metros de anchura y
otros tantos de longitiid, por dos y medio de altura, que contenía
?-
1
1
1
1
I1
1
I
(1)
J.
drid, 1922.
R. BATALLER." E l Jurásico dr
la provincia de Tarrn{jona". h,la-
numerosos bloques desprendidos de la bóveda y casi en sil centro,
una abertura anzel suelo que daba acceso a una pequelía cámara
subyacente. I$ii la primera, se desciibrió el principal yacimiento
de l a cueva y por dicho motivo fué excavada metódica y totalmente. E l espesor del sedimento excavado alcanzaba iin metro y
medio como mhximo; la capa arqiieolí~gica,muy rica en cerhmica,
formaba una faja central y iinifornie de medio metro de potencia.
E n sentido opuesto a la cámara antecedente, existe iin agujero
que permite el ingreso en l a sala IlT. de dimensiones mAs reducidas que la 1, pero que cuenta como ésta con una pequeña (lependencia subyacente. Continuando cln el mismo sentido SO., se
penetra por un agujero de un metro de dihmetro en la sala IV,
de unos nueve metros dtl longitud por seis (le ancho y lino g medio
de alto, con un pequeño depOsito (le tierras junto a1 piiiito rle
entrada. Su fondo se estrecha para continuarse luego con otra
estancia (sala V) d e igual altura, qiiince metros de longitiid y
ocho de anchura, muy húmeda y d r paredes ciibiertas de gi8iiesas
concreciones, con blancas y finas estalactitas, estalagii~itasg columnas, todavía intactas. A sil vez, esta sala presenta al
fondo uria abertura, gracias a l a cual se desciende a otra sala
situada ;t unos dos metros por debajo de su nivel, obstriiída en
parte por grandes blorliies desprendidos y cuyas dimensiones son
ocho metros de longitud por diez de altura. ISigue a continiiación
una galería final de doce metros de longitud y tres de anchura
y altura.
La noticia de los primeros hallazgos arqiieo1í)gicos efectiiados
en l a Cueva del Janet, l a debimos a nuestro excelente amigo, colaborador y distinguido pintor don José Sancho, de Marsh, quien
descubricí en l a superficie d e la sala T de l a ciieva algunos fragmentos cle cer!imica decorada con relieves. La excavacihn se 11ev6
a cabo durante los años 1928 y 1929 (1).E l material arqiieol6gico
hallado se reduce casi exclusivamente a cerúmica, que apareció
en abundante cantidad, hasta llegar, algunos días, a un promedio, en peso, de cuarenta a cincuenta kilo^. En toda l:t cavidad
(1)
bloc fué facilitada, poniendo a nuestra disposicibn los elementos maLeria!es necesarios. por nuestro malogrado amigo Ahdón RarctIó Ciurana, de
Capsanes, a quien queremos rendir aquí nuestro más sentido homenaje y dedicar un piatloso recuerdo, consagrándole estas piginas a falta de mejor ofrenda.
no fué de~cubiertoresto hiimano alguno. Tampoco fueron hall:
dos en ]:a misma objetos de metal, y l a fauna rosiiltí) muy e
casa. Dicho material lo clasificamos en In forma sigiiiente:
Un hacha de basalto, perfectamente conservada, quizá no usada,
de las diimensiones siguientes: 78 X 43 X 37 mm. {Lfim. 111, número 3-1.
u n fragmento de hacha de basalto, muy desgastado (Lám. 11'
T7
nfim. 2).
Dos paletas de arenisca roja, triksicn, una de ellas rota. L
entera niide S5 X -14 X 8 mm. (ILim. 11, iiiims. 3 y 1).
Numc~rososcantos rodados, sobre todo de cuarcita, iio trabt
jados, pclro muchos de ellos con señales de uso.
L a cerámica Eie halla Ic,Lr,ientada por los tipos más corrientes de nuestras cuevas, pero, dos de estos tipos, el de l a llamad
plástica o decoracla con relieves y el (le la orrinmentadn con si11
cos acanala(&s, resultan los mAs interesantes por comprender V:
riadas flormas w ~ i la mayor parte de los ejemplares recogido
C(*r-á,micalisa. - Los vasos m8s sencillos d e este grupo 80
los cuericos y casquetes esfbricos, de los que s6lo apareciero
fragmentos. Correal)onden al mismo griipo algunos vaso^ de past
fina y de superficie pulimentada, reluciente, a veces de color nc
griisco jr otras ~'ojizo,de paretlcs (le poco espesor, como el cjen
])lar piriiforme, (Ir color negro liistroso. (le l a lamina 1V. ntim. 5, g
bol con bortltls vviieltos ligei*nmeritcbhacia afuera p (le color rojizo,
tlr la m'sma liímina, iitim. 4. I&s (liirirrisiones de rstos dos vasos
son. isespectivamente : altura, 160 y 1 0 mm. ; diftmetro bucal,
-113 y 1°C
,) ) mm.
De perfil tipicamen t e arghrico salieron varios fragmentos de
vasos (Ir la misma pasta e igual grado de piilimento, ri
vistos de pezones (fig. 2).
De p : ~ ~ i tmenos
a
fina y paredes mfis gruesas eq el vt
loso y di* cuello estrangulado, de color grisáceo, de la 18mina 1 V ,
ines son : a l t ~ i r a ,145 mm.; clihmetro bucal,
núm. 6, c ~ ~ y nrljmensio
s
137 mm.
(11
Dos cueva8 prehistdrions de Tiviaa
1
Forma característica de puchero presentan los ejemplares r
meros 1 y 3 d e l a lhmina IV, de arcilla basta y arenosa, con mr
chas de cocción irregular. Miden, respectivamente: altura, 105
100 mm. ; anchura de l a base, 59 y 62 ; anchura máxima, 90 y 1l U ;
anchura bucal, 70 y 118; altura del asa, 55 y 57.
c oIncluimos en el mismo grupo los platos o tapadei
cuea llgec h i c a s de l a lhmina V, núms. 1y 2, el primero con las
ramente convexas hacia afuera y el segundo d e parede'S cóncavas
con asa vertical, d e pasta y coloración como los precc-dentes. El
primero mide: altura, 85 mm.; diámetro de la. Dase, yu niin.; tlihmetro
mni.
A
-
- Vaso
t
ru
del
Jnn
La lámina 111, num. 8. reproauce aos fragmenros (le escurridores pertenecientes a l mismo tipo de los hallados en nuestras cueva8
(Arbolí, Escornalbou) y otras, y cuyo uso parece dudoso, pues
mientras unos investigadores los confunden con las requesoneras
y encellas, otr.o los creen utili aados eri la met
meras edades (en la niina de Itiner, RI?gíín He1
La misma 'lámina 111, nfim. 5, reprcd u c e trc
base de un va.so que Izonserva n l a hile!lla del tejido de su molcle
vegetal.
Más abundante y Viariada ein formas,i tanto 1)or su riqueza tipológica como por la ue RUS temas ornamentales y los productos de
su combinación, resulta l a llamada cerámica plá8tlca, o decorada
con relieves (verdugos, cordones ~encillosy miiltiples, lisos y adornados con incisiones o impresiones digitales, ppzones, etc.), moldeados con el vaso O a ]plicados sobre el mismo antes de su coccicín.
Las formas m 6s sencillas son las que presentan un siilo cordím-
.
>
7
relieve a~lrededordel cuello del vaso, con o sin a s a vertical. Er
general se t r a t a de recipientes de no grandes dimensiones, comc
el que rc?prodiice la lámina IV, níim. 2, el cual mide 320 mm. d4
altura, y 170 d e diámetro en su anchura máxima. Pero no faltar
los grandes vasos o tinajas, de panza abombada, con el cordór
único y asas entre éste y el borde biical.
E n segundo lugar, por orden de complicación ornamen tal, exis
ten los grandes ejemplares con cordones circulzlres disrjuestos E
distintas alturas, perteneciendo a este rrupo el f ragmerito de 12
lkmina VI, núm. 2. Otras veces los mismos relieves se reúnen en
fajas paralelas, como muestran los fragmentos reproducidos en l a
lámina VII, núm. 2, ángulo inferior derecho. La misma tendencia
a l a combinación de los elementos decorativos se observa en el segundo fragmento de la propia figura y en el de l a lámina V I I I ,
número li.Por excepción, tenemos un adorno en forma de circunferencia en el fragmento de l a parte inferior izquierda, de l a liimi.
n a V I I , fig. 2.
E l borde bucal w presenta a veces en forma de bisel, cortad(
de fuera adentro y de arriba abajo; otras veces exhibe hoyuelos
(Lám. VI, núm. 3) o incisiones, y otras, un ancho surco para recibir l a tapadera o quizá, más probablemente, para evitar, colm,hdolo d e agua, l a penetración de insectos en el recipiente. Como
interesante ejemplo de esta especie, tenemos el ejemplar núm. :
de l a láinina V I I I .
Tres tinajas del mismo grupo esthn reproducidas por l a lárni.
n a VII, núm. 1;lám. VI, núm. 2, y lám. IX. La primera es de forma
cilíndrica y d e cuello liso y estrangulado; presenta cordones cir.
culares; en l a s zonas intermedias, cordones verticales y en zig zag
y entre los más inferiores de los últimos, pezones deprimidos. La
segunda es de cuello estrecho y panza abombada; s u ornamenta.
ci6n consiste en cordones circulares y un cordón ondulado en 12
parte superior. E l gran ejemplar de l a lámina IX, cuya altura a l
canzaría unos 80 cm., presenta el borde cortado en bisel y el cuellc
estrangulado e inclinado hacia afuera. Su rica decoración con.
siste en lo siguiente: una línea d e hoyuelos inmediatamente por
debajo del cuello, una zona con las asas verticales adornadas con
triple cordón, un cordón circular, un zig zag también de triple
cordón, y hasta l a base, otros siete circulares, limitando seis
zonas o fajas paralelas con tiras verticales o con zig zags, arcos
u ondulaiciones serpentiformes.
Dos w e v a s prehistórica.^ de T i v i . ~ a
167
La arcilla de estos vasos CR relativamente fina y en general
rle color rojizo. 811 confección, ;)parte (le su complicación decorativa, alcanza un grado d e perfección técnica muy superior a l que
presenta l a cerRmica (lenominada "de las ciievas".
La especie incina es l a mfts escasa en la cueva del Janet. Los
fragmentos representantes de l a misma se reducen a los reproducidos en l a 1Iámina 111, niíms. 6 y 7. El primero es (le arcilla graniilosa y color obsciiro y exhibe una línea sinuosa profundamente
incis:~alredcrlor del ciiello. E l st~giindo,perteneciente a un cuenco (le linos 18 cm. de dikmetro, cs de arcilla arenosa y color rojo;
su decoracicn consiste en amplias incisiones trazadas con poca
reg-ulai.ida(1 alredeclor de l a boca.
8ecci6n aparte merece l a (*erhmicaadornada con surcos ncanalados. tanto por sil ahiindancia como por siis variados tipos, de .
los ciiales e s el mha comíin el vayo bitroncocónico de ciiello inclinado hacia afuera. Sii pasta r s siempre fina y negruzca, carbonosa, y s11 superficie, finamente piilimentada, cle iin liiatre a veces
metftlico. liicliiímos en el mismo grupo los ejemplares qiie careciendo d r decomciím acanalada corresponden por sil perfil a tipos
adornados con siircos y cstAn confeccionados con la misma clase
de pasta y cocidos lsegiin l a rriisma técnica qiie Gstos, a iin fiiego
reductor (Lhm. X, niím. 2).
E l acanalado se limita y localiza, en los casos mhs sencillos,
a surcos oblícuos, casi siempre dirigidos de arriba abajo y de
derecha a izquierda, sobre el canto íle iinií~ndc loa dos conos, tal
como se aprecia en el fragmento níím. 5 de l a lhmina X y en el
vasito de l a lámina SI, níim. 1, ciiyo iliRmetro mAximo miar 73 mrn.
Otras veces se ofrece (ln siircos circiilares sitiiatloi en In parte
más inferior del vaso (LAm. X I I , níím. S), continiindo con círciilos
conc6ntricos rn l a base (L6m. X I I , niím. 3) ; en algiinos casos, estos
surcos presentan distinta ancliiira (LRm. X I I , niírn. 5 ) . Jlhs excepcionalmente, la ornamentaciím sr localiza excliisivamente en el
asa, en forma de acanalados verticales (Liím. X, niím. 6).
Pero l a parte comiinmentr adorna(1a es la que corresponde al
tronco de cono ~ u p e r i o ry l a decoracií)n mhs corriente y asimismo
mRs sencilla es l a de iina serie de acanalados circiilares o paralelos, en níímrro variable. E1 prototipo de esta modalidad e s el
vasito de l a lAmina XI, níím. S, cuyas dimensiones son: altura,
G9 mm.; difimetro bucal, 83; ilihmetro de l a b a ~ r ,48; dikmetro
m5x:mo, 110. La magoría de los ejemplares van provistos de asa,
.
cuya base de implantación está a veces limitada, :i cada lado, por
lino o nihs siircos verticales, como se observa en el de l a 18min;i S I , riúin. 3. Rxistei~variilntes en las ciiales l a serie de siircos
c i r c ~ i l a r ~se~ srlescompone en (los o tres fajas de (los, tres o más
surcos, vomo ociirrc en los fragmentos 10 y 13 de In lámina X,
tlando lilgar ;i zonas lisas intermedias.
Pero son mks niimeroaos aquellos ejemplares en los ciiales
estas zonas se presc~ntan adornadas con variadas combinacionrs
tle acan:ilados, adoptando las disposiciones sigiiientes: 1." Fkries
de siircos oblíciios. 2." Series d e surcos formando zig zag, limitando esj)acios triangiilaww. 3." e r i e continiia de siircos oblícuos.
4." Con los espacios triangiilares rellenos de siircos inclinados.
5." Siirctr~,inclina(1os en (listintos sentidos. De todos ellos tenenios
ejemplos en las Ihminas X, S 1 1 y XIII. I3n ciertos casos, l a faja
ailoriiatl,~presenta iin abombamiento qiie contribiiye notablemente
a aiimcnitar la belleza (le1 va*o (Lám. X, núms. 9, 12 y 14). Los
elemcritc~stlccorativos eniinit:rados se reúnen a veces, dando liigar
;I varint1;ix comhinsciories, como resiilta en los ejemplares 1 y 4
ilc la Ihrriina XII y 6 de la lhmina X I I I . E l primero presenta asitiiismo, iiii interesante clibujo de base, en forma de esv!~stica.
I'or excepciOn hallamos surcos curviline~sen el ejemplar 2
de la lh~iiiriaX I I I , y lioyiielos cupiiliformes en el 1.5 de l a 1Amina X.
El v:ixo núm. 2 de l a lhrninn XIV, es una urna bicónica que
rnitlc -020 rnni. de altiira, 110 dc diámetro bucal, 2:!5 de diámetro
nihsimo y 60 (le di!lnietro en la base. Su cuello se inclina hacia
nfiickra J' por debajo tlcl mismo siguen una serie de seis surcos
rirciilarcxs, iina fajti tlc siircos oblícuos, con abombamiento de l a
1)ar.~tl,c*iiatro S I I ~ C O Sl~orizontales,grupos oblícuo~de S I I ~ C O Sforinanrlo fleco, y los siircos ol~líc~ios
sobre el canto de iinibn, m8s
aiiclios inclinaclos que los anteriores.
FAUNA.
Los .restos 6sros de mamíferos m clasifican entre las especie^
sigiiientc?~:Una man(líbii1a ilr Canis v ~ ~ l p e aun
; maxilar wuperior
de Canis sp.; iin colmillo rlcl iin joven Rus y otros dos de jabalí
adiilto; varios molares siiperioreu de Cervics capreolns; iina punta
de n ~ t acle un peqrieño CPMUR;un trozo de aata grande y un
molar irifcrior de Ooia arie.~.
También apareció iina valva de pectúnculo.
Dos czhevas preh&vtóricas de Z'ivisa
denomi nación I3e Cueva clel Janet, significaría cueva del
60.brujo. Tarito en Cataluña y Baleares, como e n otras regiones1, Joan I(Juan), ,Jan, J a n r t , Joana, J a n ¿1, etc., eguivalen a
lo r n iirno.
~ Ciieva cle "d oan)' de Os de Balaguer, '(Bon J an7> , << Joan
peti t que ball:a", ('don Joan de 8 a Bufera", el1 "Joane t7' de Pra- - - -des, erc., etc., son tantos otros ejemplos bien conocidos
por '-etnógi
,
.
. L ~
>
.?~,
-
IVA DEL MARCO
En el extremo ~ \ o r r ea e la muela de Perelló o del Mas de
Capsir, en el término de Tivisa, se halla situada la Cueva del
Marcó, explorada por \ T c A ~primera en 1929, por nuestro amigo y
colaborador don Manuel Mata, de Reus, a quien se deben los prj.
meros ha1lazgi
ol6gicos rfectiiados en ella.
Diata uno^
&metrosd e Capsanes, cuya pobla ción ser.via
- .,
de base para los trabajos de excavación emprendidos el ala 'r de
febrero del citado año. La p r imera ppiarte del itinerario seguido,
era el camino de l a F o u ; se bordeaba 1 luego l a riera de l a Val1
por su margen izquierda y se continuat)a por el camino de l a Font
Gran y del Coll del Teixar o de la. Portellana, situado a 680 m.
sobre el nivel del mar, entre el Coll dels Vells a1 N. y el Montalt
al S. SE., punto d e separaciím natural de los términos ae Capsanes y Tivisa. Poco antes de la Portellana se encuentra a la derecha del camino y jiinto a éste, la Cueva de las Dos Bocas, cuya
excavación, efectuada en octubre de 1928, di6 resultado negativo.
Desde el mismo Coll se desciende rápidamente hacia el Mas de
Castellnou por la ladera del Montalt, que se deja a la izquierda.
Desde dicho Mas, en cuya8 inmediaciones 'se halla l a fuente de la
Roca Foradada, se atraviesa el barranco de Mussefra, el cual,
aguas abajo, cruza por Sierra de Almors y después de reunirse
con el riachuelo Asmh desemboca en el Ebro. Se asciende seguidamente por l a vertiente izquierda del Recó del Covás, por un
camino de herradura, que tras constante zig zag conduce a la
cumbre de l a 31iiela de Perelló, o por el canal d e l a Vizcaina,
menos recomendable por sil fuerte y accidentada pendiente.
La Cueva del Marcó se abre en l a parte superior de! este cal?al
y en el extremo Xorte de un escarpe de calizas jurásic :as que :ro-
-
dea l a altiplanicie de l a Miiela. De Norte a Poniente, se extiende
el Bosc Segre (Lhm. S V , núm. 1). Desde el camino del Recó, se
toma el tlel Mas (le la Mafla y antes de llegar a este liigar, se abandona el camino para bordear e1 escarpe hasta la misma ciieva. El
Mas de La Mafla (lista 2 kilíhmetros de l a cavidad. 1)csde l a ciieva,
se descubre un vasto panorama sobre l a cuenca (le1 Ebro y el trozo
comprendido entre los kilúmetros 18 y 19 de la carretera de
Mora a Hospitalet, entre Tivisa y e1 collado de Tl'atges.
Lqa cueva tiene dos aberturas. L a situada freii:e al Sorte se
abiv en el, mismo escarpe, a unos tres metros por (1rl)ajo de la me~ e t (le
: ~la Miiela y es de difícil acceso. La que da cnni:i a1 SIS. (Lhmina XV, S) es la situada sobre e1 canal d e l a Vizcaína y cs fhcilmente asequible: forma un espacioso vestibiilo <le scccií)ri rectangiilar, di? unos oclio metros de anchura por cinco de profiindidad.
y presenita en cada ángiilo de sil fondo iin estrecho rorredor. Ir1
de l a derecha termina a los cinco metros; pero cl del hngiilo
opuesto tiene una longitud de quince y una anchura y altiira de
medio metro por término medio; ofrece pronunciatla pendiente g
termina en la sala mayor cle la cavidad, de unos veinticinco metros de anchura, oclio (le profiindidad y seis de altiira. Rigiien a
ésta, otras dos chmaras, íle linos diez metros de anchiira, arriimbadas eri l a direccií~nSE.-SO. y cubiertas rle concreciones calchrens. La última sala se estrecha en el fondo para continuarse con
otra de piso inclinado, que mide seis metros de longitud, cuatro
de anchiira y uno y medio de altura, la cual, a su vez, presenta
iina alxrtiira (le linos (10s metros, que l a pone en comiinicación
con el exterior.
La e~cavaciCjntotal de l a ciieva resiiltaría muy laboriosa, dcbido a 11 gran cantidad de bloqnes esparcidos por toda ella qiie
seria pri?ciso remover o destruir, así como por el espesor que en
miichos puntos alcanza e1 r1epí)sito tobhceo. S o obstante, niicstros trabajos se prosiguieron hasta el agotamiento de los yacimientos dcsriibiertos, principalmente en l a sala mayor, ohtcniéndose l a estratigrafía siguiente, de arriba abajo:
A. Capa estalagmítica de unos 10 cm. de espesor mínimo,
que fii6 preciso destruir.
R. Capa arqiieológica, de unos 15 cm. de grueso, formada
por tierras negriizcas, cenizas y piedras, con los materiales iniiy
Begunda capa estalagmí tica, discontinua, de 15 a 20 rn
:Eior.
Segunda capa arqueol(igica, aiiáloga a l a primera, d
0'10 m,
E. Capa estéril, integrada por tierra amarilla y piedras.
Los depósitos estalagmíticos manifiestan el grado de l a 1111
medad reinante en l a cueva durante y después de los tiempos
prehistáricos, separando l a capa C los residilos (le una ocupacií)ri
quizá no interrumpida, cubiertos ddefinitivaiiientc. por l a capa A.
Los habitantes de l a c: tvidad orixparían prefcientemente el vest'
hiilo de l a misina, orieiltado a l Mediodía.
E l material arqueo1ógico recogido, se clasifica como sigue:
hoja.de sílex en forina de cucnillo, pero con el extremo
grueso y ofreciendo algunos retoqiies, recordando los raspador?
en extn!mo de hoja; es de sílex blanco translíicido, presenta iin
f a r c t ~81e adelgazamiento en el dorso s i i ~ e r i o r7 mide 70 mm. cl
longituid.
" ,.a lasca puntiagiida de sflex g r i ~ .
U n cubo de pórfido gris, redondeadlo por S'iipresi6n clc vhrt
.
57 mm. de diámetroI (TJám. :XVT. n6m. 3).
ces y a ~ i s t a s Mide
TT
3)
.arios trozos de ocre (Lám. XVI, n iim
...... -,.
iza blanca, de 8 mm. de di!imeti.o
Un grano de collar
(Thm. :<VI, niím. 1).
1'
Dos cutlí?a8 p?-ehistdrio(i.8de Tivisa
.TERIA ORQAXIGA
5 mm. 1
io (Lám. XVI, n6m. 1,
punzón
id.
Un fragmento de asta de ciervo, con mueacas en uno de sus
extremos (IJAni. XIV, núm. 1, 3).
Un ejemplar de P~crpurah o e w t o m a , desgastado para conrertirlc
)llar o en colgante (Lám., XVI, n
!)
-
.
Cerámica &Ie relieve:e. - Est,e material resultó muy ribundanlte
pero a pesar d e ello nc3 ha sidc3 posible la reconstruccilbn de fairmas completas.
nayoría, los fragmentos pertenecen a v n ~ o ?
de grandes di mensiont ?S, de las mismas cara(:terística.S que 1o8
procedentes d e l a Cuev a del Janet, adornados c2on cord ones lis<)s.
--- -l--- - - incisos y con noyueios, pezones, asas, etc. Ofrece ugulias uiui'qtras de esta clase d e niaterial la lámina XVI, núm. 4.
Cerámica i n&a;. - :El segundo ejemplar de l a lámina XVII, n 6---- --mero 2, pertenece con gran probabilidad, a la base de un vaso campaniforme o a otra va sija de 1la misma especie.
aLos restant es fragmlentos de11 mismo grupo correspor
..,
sos en forma de cuenco y cilrndricos, con l a base hemisrerica, aecorados con lirleas inciisas verticales y horizontales, dispiiestas las
primer'as en selriea de c los o tres y ocupando las ~egiindaslos es..-. e,.--~ ~ a c i o1~.-. isu i - y - , t-11
iuiIiid de rayado ( I J A I ~ . X m I , niíms. 2, ejemplares 3, -1 y 5).
La cerámic:
da con 8
o8 es la mejor doc11mentada y m!is reI)rvseiitativa (ir i;t Ciieva (le1 Jlarc6. Ofrece
grandes paralelos con la de 1;i misma cla~lede la (:lleva del dnnet,
siendo desde liiego tanto su pasta y forma de elaboraciím, como
el cuadro de elementos decorativos, idénticos a los de aqilella cueva.
Aquí hallarinos una forma más sencilla con el ejemplar número 1 de l a lAmi na XVT'11; fragmento de un vasito esférico con pe..
queño cuello vuelto nacia afuera y con cinco surcos circulares por
debajo del mismo. Pero las formau mRs corrientes Ron las bicónicas,
no faltando, entre ésta^, las completamente lisas, como ocurre en
la Cueva del Janet. Como en Gsta, l a mayoría de los ejemplares
presentan la cmamen1tación eln l a par
cono su1~erior,11lecompre]
nando a veces todo el espacio
itre el cuello y la
.
~
.
---a
línea de. unión. E n algunos ejemplares el adorno se reduce a ser
cillos surcos circulares, pero en muchos otros, series de dicha
surcos limitan zonas abombadas y decoradas con surcos vertica
les u oblícuos (LBm. XIX, núms. 3 y 3), con múltiples combinacic
nes de siircos formando triAngulos opuestos por sila bases, espacio
triangulares rellenos de surcos, triAngulos y rectAngiilos con su1
cos verticales, etc. ( U m . XVIII, núm. 4). Los acanalados puede-ser cle distinto tamaño en un mismo vaso, resultando los más pequeños verdaderas incisiones.
Otra8 veces l a ornamentacihn se reduce a los surcos cortos y
oblícuos: aplicados sobre el canto y otras veces a los circiilarés
del cono inferior, repiti6ntlose los mismos tipos de la Cueva del
Janet. 'i'ampoco faltan los dibujos de base con cuadrantes con
ica (LBn3. XVTIl
alternaricia de
neprodiiciendo un
núm. 2).
Existen igualmente vasos bicónicos sin decoracion alguna
present: 1 dos ho:yuelos o pequeíía
un fralp e n t o ile esta c
'11,
núm . 3).
cúpulais sobre (d asa (1
L.
Los restos esqueléticos de m:amíferos hallados en la cueva son:
-.
Una mandíbula inferior de Capra hwcus con los molares 3, 2 y 1
y los 1)i*emolar~
e s 4 y 3. Un fra~gmentode mandíbula inferior de
rumianite. Molames s u p!riores d e Cervus: elaphzcs pertenecientes a
... - -- - .
- - - - -..--.-.
grande y a oLra
lityiieiia. mulares inferiores de la misuna forma
. Medio maxilar
r
ma especie y un incisivo de C
de Canis.
-
L
- --
RESTOS HUMANO'S.
E n varios puntos de! l a cuevia aparecieron huesos humanos, es-..--?Y--.--C hallara indicio alguno
m111 ~ U se
parcidos~en completo denurueii,
de enterramiento. Entre l a cantidad relativamente grande de hilesos recogidos, no figura ningún cráneo; se recogieron solamente
huesos ],lanos de tres o cuatro cráneos y particularmente cuatro
frontales muy incompletos, que nos dan las siguientes medidas:
Frontal 1: Diámetro frontal mínimo, 102 mm. Frontal 2: Distancia bregma-lambda, 107. Frontal 3. Id. íd., 114.
Han podido ser mejor estudiadas, gracias a su relativo buen
estado ¿le conservación, tres mandíbulas cuyas principales caracm--
terísticas son: Mandíbula 1 : Presenta l a dentición coriipleta; le
faltan, segiir.amente caídos post mortem, los incisivos, 10s primeros j)remolares y el s~giintlopremolar rlerecho; los primeros molares presentan desgaste riiediano y los terceros casi nlilo. Carece d e coronoitles izquierda. Mandíbula 2 : Rien conservada, pero
sin ION incisivos, caninos y st~giindopremolar izqiiierdo; las piezas aiitcriores ofrecen iin (lesgaste m~1i:inoy las m8s posteriores
nulo. Jlaiidihiila 3 : Carece de parte d c ambas ramas ascendentes
y do conserva los terceros molares, ciiyo tlcsgaste es casi nulo.
He aquí las ni(>(lidastomatlns en estas 111andí1)iilas:
<le Ia
Níim.
niandíI>iiIa
-
-.
.
bicondílea . . . . . . . .
An~httrahi~oníaca
Id.
Id. hicoronoidea
. . . . . . .
Anchura de la barbilla
.
. . . . . . . .
Anchura de la rama .
'. .
Altura de la rama . . . . . .
Ciierda gonio-sinfiaia.
.
Id. cóndilo-coronoidea . . . . .
Diámetro transversal del c6ndiIo . ,
Altura sinfisia
1
'---2
3
102
128
94
42
33
33
77
93
38
30
29
58
74
25
71
80
35
22
95
43
30
75
Los húmeros forman cuatro pares de adiilto g iin par de niño.
un trozo de Iiiieso izquierdo, iina epifisis inferior del iiiismo lado
:hos y una de izy dos extreniid:
eriores (le húmei
quierdo :
Níitn. de los htímeros
.-
f . .
2
3 . .
4 . .
5
. . .
.
.
. . . .
. . . .
.
.
6
.
.
.
.
.
.
1
Longititd
255
Talla
-
--
309
50
297
60
l
""
Los radios se agrupan en cuatro pares, iin liiieso drrrclio y
otro del lado opuesto:
Niím. d e los radios
1
Los ciibitos se reúnen en cuatro pares, qiictlanclo 1111 Iiiieso ixquierdo y dos extremidades iiiferioiaes de hiirsos derf~cliosy iin
fragmento de diilfisis :
E l :fragmento de diáfisis merece una descripción aparte, por
presentar una fractura consolidada. E l fragmento de hueso mide
110 mrn. d e longitud. A nivel del agujero nutricio, el íli!~metro
Antero-posterior mide 13 mm.; el difimetro transversal, 14 mm., y
l a circiinferencia, 43 mm. E l callo est6 xituado a 50 mm. por debajo (11e dicho agujero ; es fusiforme, ligeramente aplanado de
delante atr!is. E l dihmetro hntero-posterior del callo rnicle 18 mm.;
el tranisversal, 15, y el perímetro, 54. L a fractura estB firmemente
consolirlada, con iin pequeño desplazamiento de los fragmentos:
el resullaclo es, pr!lcticamentc, excelente. La radiografía (Lám. XX)
tia idea perfccta de la posición de las dos porciones del hiieao y
de l a forma de consolidación de la fractura. Existe iin claro acabalgamieiito de fragmentos, debido sin diida, a l a fuerza de retraccihn del lignmrnto interhseo, a causa de lo cual e1 fragmento
inferioi. del Iiiieso siiele desviarse hacia afuera y arriba. L a exhuberancia del callo se dehe princip~lmentea esta falta de coaptacihn de fragmentos y qiiizá, tambié~i,a l a reacción periímtica pro-
Dos cuevas prehist6ricrns de Tivi-~a
cliicida por el movimiento cle los inismos en el caso de inmov ilización insiificiente del miembro. Sii~ioniendoque el trauma ti^mo
óseo afectase únicamente a l rfibito (con exclusión del radio), se
podría t r a t a r de u n caso de fractura transversal del hueso a nivel
tlc l a unión clel tercio medio con el tercio inferior, ocasionada,
según el mecanismo más frecuente, por u n gol$? directo sobre el
antebrazo cle l a víctima, estando el miembro lesionado en pro]nación o actitud de defensa.
Los fémiires se rediiren a dos hi~esosizquirrdos y a un fr:%mento de d(1rclcho que qiiizk forma par con el
1
PY íimero
1
de los fémiires
Longit
. . . . .
. . .
(la
1
Diáme tro ant.
432
426
26
28
92
27
28
96
1'64
pición
post.
en línea áspera
. . . .
transversal
Indice
. . . -- .-
Ditíme
ost. en la cresta
.
ersal
.
.
. . .
Indice
Talla.
Salieron dos Llulas eriieras ual
mentos del mismo lado y un
lsuu
Longitud
de las tibias
3c
/
1'f
..
derecho, dos pequenos rrarrto de tibia izqui
\
Ntím.
1
-
1
3
.
D i ~ m e t r o ant. post. a nivel ael agujero
.
Diámetro trr
. .
. .
Indice
s
nutricio
.
cl n
,
.
.
. . .
Talla calculs
Se recogierull
de los primeri
1'63 m.
32
25
uu
-
~ a de
r p e r o l ~v ~u11
~ lrnulriciiiu. ila
350 mi!u., correspondienite a un
iuliglLiin
de
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175 .
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-111. F:S'FUDZO COMPARATIVO
,
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1
' E l m':ikrial arqueol6gico de las dos ciieras de Tivisa forma
un co njiinto relativamente iiniforlne, qiie se piiede atril)iiir globalme ntc? a una #poca compi.enditla entre la srgiin(1a niitacl tle
la Etlad del Rronce y los pi.imeros periodos dp la prim'era Edad
del ,Hierro.
IAR
alrhmica de ri.lirves, ciiyos tipos han sido c1a~ificadosal
estudiar 10s ejemplares procedentes (le cada ciieva, piiedc asimilarse a la llamada por Rosch y A. del C a ~ t i l l o"c!~r&micadc las ciievas'', por ser característica (le las riievas neo-enolíticas de'la P(:nínsula, priilripiilmcnte las septentrionales y en particular de las
cuevas IM!LR interiores de la provincia de Lérida. Pero e8 evidente
que In (le las (los estaciones tivisenses ofrece iina tCcnica mucho
inhs pc~i.f'cctay Iiast:~iina siiperior riqueza en la ornamrntación, representando iin grado evoliitivo más avanzado, y a sra dentro de los
últimos pcrío(1os del Rroncc o en la Edad del Hierro,
qiie por
comparaciivn con l a de los poblados mita antigixos del Rxjo Aragón
(Roqiiizal del Riillo, Calaceite, Maziileón, etc.), y otros aíiri in6ditos del Bajo Priorato, piiede atribiiirsc, por lo rricnos en buena
parte, a los principios cle esta edad. La gran tinaja ovoide de l a
l
( L h . IX), tiene iin gran parecido con los pithoi
kueva d ~ Janet
almaccries
de Cnossos, tanto por su forma como por los mode los
lecorativos
y distribiici0n de bstos, salvo su mayor tosqiletivos (
dad. Peiw prcqcintlicntlo (le posibles infliiencias orientaltas diirantd
bna feclia que coincide con l a qiie suponemos mhs antigua de l a
ocup~ciOncle las dos ciievas estildiadas, o sea 1700-1400 a. J. C.,
repctii-remos qiie l a ccr!tmica plhstica de ambas localidades tiene
iin prcv*c~rlcnteprOximo en l a llamada "<le las ci~evas"y significa
una tcbndencia arraiennte que persiste sin solución de continuidad
L ---.A
a
I ) ~ r ~de
i r la cerhmica ncolitica del mismo tipo, frente a la fina
los, importada del centro de Euroy (Iecoracla con SI~FCOR
pa. Dicha oerámicai. .ni
con relieves l a debrrí:tnios, según
Rnnrh, :t los pueblos ca~)sivrises,o a iina inmigraciím de los brad o s alpinos, segtin I'oi~son (1).
crrfimicn lisa, m!ts esc:~saque l a precedente, comprende lou
de tipo arghrico aniiillados. niriformes, etc., de l a cueva del
L,rs Ary ens. Ed. 1'ayot. Par
Dos cuevas prehhtóricas de Tivka
179
Janet, que el primero de los arqueólogos antes citados sitúa en el
segundo período de la Edad del Bronce. Los vasos en forma de
puchero y las tapaderas cónicas caracterizan los periodos de transición entre la Edad del Bronce y l a del Hierro. Loas últimas han
sido halladas en algunas d e las necrópolis de incineraciíhn o "campos de urnas" de la zona costera catalana, a veces con rica decoración de surcos.
El grupo más interesante de la cerámica descubierta en nuestras dos cuevas es l a qne presenta esta técnica decorativa a base
de surcos acanalados, la cixal relaciona íntimamente dichas cuevas con las nerr6polis citadas, y particularmente con la d e Tarrasa y, por su proximidad, con la del Molar, descubierta por
nosotros en 1930, a iinoa 3.5 lrilómetros al NO. del término de
Tivisa. La necrópolis del Molar es la 1116s meridional e interior
de Cataluña y ofrece excepcional interés tanto por su riqueza en
objetoa de bronce (brazaletes adornados de diversos tipos, torques,
cadenillas, fibulas de doble resorte, etc.), y hierro (los más antigiios objetos d e este metal liallados en Cataluña), como por las
relaciones que permite establecer con su poblado adjunto. Constituían la necróplis del Molar cerca de doscientas urnas, algunas
de ellas protegidas por peritafios y muros de piedras unidos entre
sí, reminiscencias probables de los túmulos bávaros de l a Edad
del Bronce y de los de Borgoña y bosque de los Moidons, recordando hasta cierto punto la necrópolis de Golasecca. Entre las
urnas del Molar pueden ser individualizados ciertos tipos, sobre
todo el bicónico, y formas d e ornamentación con surcos, muy semejantes a los que ofrecen las cuevas del Janet y Marcó, ai5n
cuando de una época algo posterior los primeros. L a misma relación se establece con materiales de las cuevas coetáneas interiores de Vilaplana o del Regre, y Can Mauri, de Berga, y el poblado de Marlés, estaciones excavadas por Rc.rrba Vilaró, y
con el poblado inédito de Llardecans. Asimiamo, en cuevas neoenolíticas han aparecido importantes restos de la misma cerámica, como ha ocurrido en las de Montserrat (cueva Freda de
Collbató), la de Bort, en l a Cerdaña, l a de Joan d70s, cle Balaguer (varios fragmentos idénticos a los de Tivisa en el Museo
Arqueológico de Barcelona), etc., y de un modo especial en niiestras cuevas de l a provincia de Tarragona, como la Fonda, de Salomó, las de Escornalbou, l a del Cartañá, las de Arboli, estaciones a l aire libre del Bajo Priorato, etc.
E n Aragón se conoce el mismo tipo de cerámica, sobre todo
en l a parte oriental, desde Las Valletas de Sena (Hiiesca) hasta
el Uajo 'iragón (Favara). E n Sena aparecen los rasos hitroncocímicos Cle poca altura, decorados con surcos en su parte superior, idériticos por el perfil, pasta, técnica y ornamentación a los
de Tivisa., a l lado de vasos groseros adornados con relieves, asociación característica de las ciievas y poblados catalano-aragoneses de la época. E n el Roquizal del Rullo, de Favara, excavado
por Péreiz Temprado y dado a conocer por Cabré (1)) además de
una rica serie de vasos incisos y estampillados, que Cabré considera dc transición entre los campaniforme8 y los bitroncocónicos, atrib~uyéndolosa u n a primera fase cronol6gica, salió una gran
cantidad de los fíltimos, idénticos, como los de Sena, a los de 1 ~ s
cuevao del J a n e t y Marcó. J u n t o con esta cerámica fina (la segunda fawe cronológica de Cabré), persisten como siempre los grandes vasoa growros decorados con relieves, pero de dimensiones
inferioreri a l a s de las grandes tinajas de Tivisa.
Para Cabré Re pasa, en el Bajo Aragón, de l a Edad del Bronce
a l a iberizaciím sin que lleguen allí las influencias ri~lturales
del litoral y del interior de Cataluña. E n cambio, scgdri Boscli y
segdn Pericot, el Roquizal del Rullo sería el poblado mhs antiguo de los del Bajo Aragón que acusaría intensamente dichas influencias. Mks categórico es atín Martín Almagro al afirmar (2)
que los poblados llamados por Bosch del "primer período de la
cultura ibérica del Rajo Arag m" y en particiilnr el do1 Roqiiizal
del Rullo son de "ciiltura típica y substancialmente c6llica".
Más allá d e los Pirineos, en el AIediodía de Fr:iiicin, se coiiocen hallazgos parecidos a los nuestros, coriio, por ejemplo, los de
Fleury d'Aude, en sepulcros de incineración ex cavado^ en 1!)0;>1920 por Campardou, entre cuyo material, coiiservado en rl Miiseo de Narbona, figiira un pequeiío vaso exactairieiitc igiial al de
la láminia XI, núm. 2, de l a cueva del J a n e t ; los de l a cueva del
Herm, en el Ariege, del Museo de Toulouse, y los efectiiados en
algunas de las estaciones estudiadas por Joulin.
Las do8 fechas extremas a que ha eido atribuída por
Bosch eIi otros tantos momentos de sus trabajos de sistematiza-
(1)
Junta de Excavacime~ y Antigüedades. Madrid, 1929.
(2)
N A R T ALMACRO.
~N
E! problema de la invasión cé'tico, se,qtín los ti/![-
mos descul~rimientos. Investigación y Progreso.
Año I X , junio de 1935.
ción, han sido, en un principio, el siglo VII para la cerámica de
Sena y el siglo X I después, con Kraft, para datar l a llegada a l
Soreste de Espalia de la ciiltiira de los "Urnenfelder') o "campos
tle urnas').
Segíiii estos autores, las necrópolis catalanas tendrían sius vertladeros orígenes en el territorio d e Hallstatt y su aportación sería debida :i una inmigración céltica, notando especialmente las
cl~trechasrelaciones que existen entre los campos de urnas catalanes y l a cultura de la Edad del Bronce de los altos valles del
ltóclano. en los cuales fijan dichos autores la cuna de l a civilizaci6n céltica.
Antes (le determinar la cronología relativa de nuestros hallazgos vamos a ensayar una breve sistematización de las culturas que conocemos en la provincia de Tarragona desde el Eneolitico. El Eneolítico inicial lo caracterizamos por las primeras nianifestaciones de la cerámica llamacla cardial, acompaliada de sílex
geométricos (trihngulos y trapecios), ciichillos de sílex, punzones
de hueso, hachas tinas y granos de callaís y a veces de grandes
vasos en forma de botella (cuevas de Falset y Pradell). El Eneolítico pleno es el período del vaso campaniforme, tan bien representado en Ehlomó y en la cueva del Cartañá; las influencias almerienses de este mismo período corresponden a l grado de Campos
(sepulcro de las Quimeras, de Falset, elementos eneolíticos de la
covacha de San Gregorio, también de Falset). El Eneolítico final
es ti^ bien dociimentado en las ricas cuevas sepulcrales de la comarca de Valls. Caracterizan el primer período de la Edad
del Bronce las hachas planas de cobre (dos ejemplares de la
cueva M de Arbolí), cerámica del vaso campaniforme evolucionad a (de l a misma cueva y otras localiclades), etc. Inmediatamente
después tendríamos lo argárico, con cerhniica perfectamente individualizada en la cueva del Cartaííá, y además numerosos vasos
de tipo argárico por su forma o perfil, pero adornados con incisiones a base de los temas decorativos propios de l a familia del
vaso campaniforme y otros más específicos, como guirnaldas, signos solares, etc., (cuevas B y C de Arboli, Escornalbou, Pontils y
otras). Más raros y problemáticos son los hallazgos propios de la
segunda mitad de l a Edad del Bronce; no obstante, hemos referido a esta época un interesante vaso de tipo aún argárico, de
pared cónica muy baja y ancha y base esférica d e l a cueva de
las (iralles, en la cuenca del Brugent, el cual presenta una faja
de cinco surcos acanalados en zig &ag. En l a mi..;ma cueva descubrimos variados fragmentos de vasos campaniformea y iin vasito de tipo arghrico sumamente cararteríaticos, ron exc1usií)n de
l a cerámica hallstáttica. En otras localiclades (le la provincia han
sido halladas hachas tiibulares. El vaso de l a Ciicva tle las Crralles indicarla el uso en nuestra regihn de los siirros acanalados
en la técnica ílecorativa antes de la Edad del Hichrro, o sea antes
de l a 1leg:ada de los "campos de iirnas" y antes tlr toda ilimigraciSn céltica.
Creenios, piies, posible que una parte de l a cerhmica acanalada de Araghn y Cataluña, considcraila Iiastn nqiií toda ella
hallstáttica, sea de una época algo anterior. Los orígenes de esta
cerámica hay que biiscarlos en los principios ilc la Edad del
Bronce jr en la cultura (le Aunjetitz y sil derivntla de Liisacia,
culturas tlesarrolladas por piicblos, según Kossinna, ilíricos, cuyas
mhs remotas raírc~s(1400-1200. Bronce 111) se hallan en l a cuenca
superior del T)aniibio, Aiistria, Raviera y Tirol, principalmente
en el mismo círriilo d e l a cultiira de Liisacia, de l a riial, l a de los
U r n e n f ~ l d c rno seria otra cosa que iina expansión h:icia el Otlxte
por el Rliin y a través de Suiza.
La cei*hmica liisaciana, segfin Hubert, es también frecuente en
Francia (1). Cree Hubert que llegí) a Francia llevada por gentes
procedentes <le regiones mhs oricritales que las de los celtas, qiie
tuvieron que abrirse paso a t,raví.s de &tos en Alemania y Francia del Este. 1)iclias gentes habrían sido grupos ní)matlas o ~ e m i nómadas, que no han dejado reciierdo histórico alguno.
Feist concede igualmente un papel importante a la cultiira
de L u s a ~ i a ,Iiasta suponer rliie gracias a la misma se operó 1:i
arianizacitín (le los gerrnanos y d e otros prieblos eriropcos (aún
cuando las Icngiias indo-europeas se Iiiibiesen extendido por Enropa antep de aquella época).
En F'rancia l a cerámica lusaciana llegó hasta l a Uordoiía y
l a Bretaña. Las necríbpolis de I'ougiic~s-les-Eaux, Arthcl (XiZ.rre)
y Dompicrre-sur-Nesbre (~Zllicr),del último período del Bronce
(1200-100(1), son ricas en tal cerAmica. E n cambio, para Hiibert,
en ICspañ:i, "nous n'avons pas une station recent (le I'hge di1
(11 1,e.c Crlfes rt l'erfiarzsion ccltiqwe jusqu'd
L.'Ez~oluti<inde I'Humanith. París, 1932.
Pífioqlrc de la Tc'trc.
Dos cuevas prehistórica.9 de Tivisa
Bronze", atín ciiando para el mismo autor nuestra cultura arghrica sería la misma de Aiinjetitz aportada por los ligures, qiie
liabfan coiistituído lino de los elementos de l a poblacibn de Boliemia diirante el Seolítico.
La ceriímica de tipo lusaciano de los últimos períod os de nii estra Edad del Rroncc~nos parrre debida al pueblo ligur- q---u e Lriabitaba diirante los iiiismos períodos la Siiiaa occidental y e1 valle
rlel Ródano (1). En España la antigiia tesis ligur de Arbois de
Jiibainville y Phillipon, Iia sido ya sustentada por Gómcz Moreno, al sirponclr que diirante la Edad del Bronce los ligiirea prnrtraron en l a Penínsiila por el Arnpiirdán, anticiphndose a los indogermanos. Laa antigiias fiieiites griegas nos dicen que los elísicos
rlr la región d11 Na~sbonaeran ligures (Hecateo), qiie se mezclaron
m!~s tarde ron los iberos del Kódano y de Rmporion (Scylax).
Schulten admite igpalmente l a existencia de ligiires en la Penínsilla antes (Ir los ycbltax y de los iberos. P Bosch Gimpera, que
negó iiltimariwnte la existyncia (le 1jgui.es en niiestro siielo, había
identificado en parte los ligures con,los capsiensep, riiando se cont e quq ahora se les asigna
cedía a éstos un papel m 8 ~ ~ i m p o r t a n del
gracias a Iris investigaciones r&ienteg. E l propio aiitor hahia su:a fuesenI los importaílores, de nilespuesto, en 1921, que los ligi~rc
tros ('campos de urnas". ,
.
Pero abandonacla despuh totalmente por Roscli la tesis ligilr.
el mismo aiitor rrconoce como célticas las necrhpolis de urnas
de Cataluña y fija la fecha de 900 R 800 a. ,T. C. para la llegada
de los celtas a esta región y l a de 700 para ~ i icompleto ilesarrollo. TJlt,iriiamente (2) se afirma r n el mismo criterio, apoyándose en trabajos d e Sch~imarhrar.R i i ~Últini~sideas se piieden resiimir
de la forma siguiente. En Bavirlra y eii la llaniira siiiza se inició,
entre 1300 y 1000 a. J. C., la riiltnra de los ((campos d e iirnas".
8
1
1 expansihi emprlzí> hacia el a50 1000 por la rpgiíjn de Bstsilen
y su gran apogeo tuvo liigar en la cuenca siiperior t l ~ lRhin, desde
1000 a,800, tiempo en que la substituye la ciiltiira hallstfittica d e
Giindling, raracteríatica de la etapa inicial de la primera Edad
Ir) J . M . NAVARRO. k e w tltc pcofilc of thc Rlionc rulturr CE
Primer Congreso de Prehistoria, etc. Londre!;, 1932.
( 2 ) UW bni w a invck ó n chlficn e+c España ltacio go'o a. dc 1. C . roliiproOada por la Arqueolo gia Inz~tsti3)aci6n y Pvngreso. t2ño VII. diciem
hre de 1933.
del Hiervo y que forma uno (le los griipos célticos. l'otlo ello dih
lugar a movimientos de pueblos hacia el Oeste; por IZelfort y a
través dtb I3:isilea-l3clfort-Hes:~n~on,prileti*í) en Fraiicin la civjlizaciOn di? los "cainpos (le iirii:is)'. Por las vías tlcl 8 u r Ilegaroi
hasta nuestra I'eiiíusula y por las del Centro y Sortc liasta lo
tlt1partanieritos dc.1 Nievre y el ,Allier.
E n l a Alemania meridional los "campos de iiriias" siibstitu~eii
l a civilizaciOn de los thmulos <le l a Edad del Bronce (Ilügelgrüberbronxexmit) que es rmpiijada liaria l"i.niicia, de l a misnin manera
qrie 6sta habia invadido antes l a de los palafitos. J'ara Hubert los
liabitanti?~clc los palafitos siiizos fiicroii los ligiires, y para e1
misrrio Ilosch ílifícilii~entese podríaii considerar celiac: los clemeritos iridjgenas del Itóilano, de l a ru1tur:t pa1:ifític:i o del Va
lais (le las etapas iniciales d r In Edacl del Bronce. En cambio, pa
rece indisciitible el carhctrr t.tblta de los piieblos tle los túrniilo
(con Ke~b.vcltnittkwantik,que falta eri Cntalufia).
Al descubrir la cer6mic:t de tipo lusaciano en nuestra
C U I ~ V ~t:tri.aconenses,
S
notamos su analogía con la qiie conocíamo
de los palafitos de Suiza, so1)i.r todo los occidentalrs (Cortaillod
Auvernicr, Syon, Eaux-Vives, Concisc, Corcelette, etc.), admitirn
do desde un principio l a posibilidad (le que friese iniportailii. tl
los ~ a l a f i t o sal NE. de Espafi:~,gracias a tina iiifliiencia ligiir.
Al t ipo característico de l a ceramica de Lusacia, el vaso bitroii
cocónic o. de pasta fina, superkicie bien piilinieiitada y liistrosn, d
LUUU a vcices metfilico, de color obsciii*~
o negro, corr~spoiidenmu
chos de los ejemplares de las cuevas del Jaiiet y Marcíb, ~ n r t e n e cientes a la segunda variante de Voss, l a cual comprende aquellos vascls decorados con surcos acanalados liorizontnlen, verticales u oblícnos, fornian(10 zig zags y trihngulos, sin pezones ni scinicírculos y raras veces con hoyuelos.
Siendo posterior la inmigración de los "campos de urnas", del
ipontlríamos qiie ocurrió en iiiiestra regi0n
siglo x, según J
algo seniejante
*cclido en el Sorte de Italia, gracias a las
invasiones de 1
n:ls septentrionales, es decir, así como en
el SE. los uml.)ros, de l a vecintlad bohcbmja de los celtas, foriria
ban l a ciivilizacrión .de Villanov a, siibstjitiiyendo a los liabitantr
de las terramailas (deri3
vaclas (le l a cultiira de 'ol onilsee, no ligur
.- ~
-.-.
...eii e1 NO. 10s prlmtirw
ceiiiin llegados ;L ~ i : t i i ; drsalojaron
~
a lo\
habitantes de los palafitos (ligiires) y desarrollaron la ciiltiira (le
(Jolasecca, rlel mismo modo qiie a loa ligures que nos aportaron
L----
-,L..-
1
,A-,:-
Dos m~evaspvehi.stÓric(~.~
dr Tivisa
l a c e r á m i ~ ade los galafitos, sucedieron los celtas de l a inmigracihn de los "campos de iirnas". Vemos, pues, cí)ino debido a este
parnlrlismo de inorimieiitos culturales en el SE. dr Espalia y e l
NO. de ltnlia durante los últimos tiempos d e l a Edad clel Rronce
;v principios de la tlrl Hierro en los Alpes occident;ilea, se mezcla
el piieblo rclta con los ligures que habían desccndiilo hasta el
litoral mtrliterrArico (hasta l a regiíjn c~lto-ligzcr),en rl cual los
Iinllamos ni;'is tarde citailos por los textos (ocupación de l a Cor;~
iiirlic y toda la "riitn her-!~clra", golfo ghlico, rte.). piidiéndose
l
llegar a 1;is sigiiirntes concliisiones:
1.' Las cuevas del J a n e t y del Marcó fiieron ocupadas desde
el segundo período íle la Edad del Bronce (rcrfimica íle tipo argfirico).
2." I)iiran t r los íiltimos períodos de la misma Edad, nos
llegaron iiiflii cmciris ( .ultiirale centroeiiropeas procedentes del
firea ligiir, o gracias a iina inmigración ligiir; influencias {le raia
liisaciana, rep resen t;id as por la ceriirnica palafítica de este tipo.
3.' Diiran te la tr: insicitn a l a Edacl del Hicrro se manifiestan la8 inftiiencias m6r3 inmecli:atas de 1[os "campos de urnas') m!ia
antiguos, apor
or una 1primera invasi6n c6ltica en 900 a.
J. C.
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