PARANINFO DIGITAL MONOGRÁFICOS DE INVESTIGACIÓN EN SALUD ISSN: 1988-3439 - AÑO IX – N. 22 – 2015 Disponible en: http://www.index-f.com/para/n22/202.php PARANINFO DIGITAL es una publicación periódica que difunde materiales que han sido presentados con anterioridad en reuniones y congresos con el objeto de contribuir a su rápida difusión entre la comunidad científica, mientras adoptan una forma de publicación permanente. Este trabajo es reproducido tal y como lo aportaron los autores al tiempo de presentarlo como COMUNICACIÓN ORAL en FORO I+E “Impacto social del conocimiento” - II Reunión Internacional de Investigación y Educación Superior en Enfermería – II Encuentro de Investigación de Estudiantes de Enfermería y Ciencias de la Salud, reunión celebrada del 12 al 13 de noviembre de 2015 en Granada, España. En su versión definitiva, es posible que este trabajo pueda aparecer publicado en ésta u otra revista científica. Trastornos y Enfermedad Mitocondrial, también en el Medio Urgente. Fármacos potencialmente dañinos Autores María del Prado Márquez Ruiz, Elías Rovira Gil Título Centro/institución Ciudad/país Dirección e-mail Facultad de Enfermería de Albacete, Universidad de Castilla-La Mancha Albacete, España [email protected] RESUMEN Objetivos: Caracterizar la función mitocondrial, e identificar aquellos medicamentos que con más probabilidad pueden causar daños en la mitocondria por su naturaleza potencialmente tóxica. Metodología: Revisión Narrativa de artículos científicos, de los últimos 11 años, en español y en inglés, consultados en las siguientes bases de datos bibliográficas: Cuiden Plus, Ocenet Salud, Cochrane, Scielo, Latindex, Pudmed/Medline y manualmente a través de Google Académico y organismos públicos. Se establecieron criterios de inclusión y exclusión. Conclusión principal: La identificación de fármacos tóxicos a nivel mitocondrial cobra especial relevancia para el manejo clínico de pacientes con mitocondriopatías tratados en unidades de urgencias y cuidados intensivos, aunque no resulta sencillo, ya que aún son escasos los prospectos y fichas técnicas que lo advierten, así como los ensayos clínicos realizados. El caso del ácido valproico podría suponer el punto de partida. Palabras Clave: Mitocondrias, Enfermedades Mitocondriales, Enfermedades Metabólicas, Cadena Respiratoria/ Enfermedades Neuromusculares/ Miopatía/ Acidosis Láctica/ Toxicidad Farmacológica. ABSTRACT MITOCHONDRIAL DISEASE AND DISORDERS IN EMERGENCY CARE. POTENTIALLY HARMFUL MEDICATIONS Aim: To characterise the mitochondrial function and identify the medications which are most likely to cause damage to mitochondria due to their potentially toxic nature. Methodology: A narrative review of scientific articles of the last 11 years, in Spanish and English, consulted the following bibliographic databases: Cuiden Plus, Ocenet Salud, Cochrane, Scielo, Latindex, Pudmed/Medline and manually through Google Scholar and public organisms. Inclusion and exclusion criteria were established. Main conclusion: Identifying the drugs which are toxic at the mitochondrial level is particularly important for the clinical management of patients with mitocondriopatias treated in emergency and intensive care units, although this is not straightforward, as few patient information leaflets or data sheets include this information, and few clinical trials have been held. The case of valproic acid may be taken as a starting point. Key-words: Mitochondria/ Mitochondrial Diseases/ Metabolic Diseases/ Respiratory Chain/ Neuromuscular Diseases/ Myositis/ Lactic Acidosis/ Pharmacological Toxicity. TEXTO DE LA COMUNICACIÓN Introducción Luft identificó en 1962 la primera enfermedad de origen mitocondrial1, al estudiar a un paciente de 35 años de edad cuya clínica cursaba con patología muscular, excesiva sudoración, intolerancia a las temperaturas elevadas, sed desmesurada, poliuria y un metabolismo basal que sobrepasaba la tasa normal en un 180%. Gracias a la introducción de técnicas novedosas, pudo observar un incremento del número de mitocondrias, de morfología normal o alterada, en el tejido muscular de pacientes con astenia o escasa tolerancia al ejercicio2. El incipiente aumento del número de diagnosticados, los hallazgos obtenidos sobre la función de la mitocondria y su participación en importantes procesos metabólicos; su relación con diferentes enfermedades degenerativas a nivel neurológico, con el envejecimiento celular y múltiples trastornos que no guardan relación entre sí, han despertado el interés biomédico, en la última década, por el estudio de esta organela y de las enfermedades mitocondriales (EM), también denominadas “desde el punto de vista nosológico como patologías mitocondriales, citopatías mitocondriales o mitocondriopatías”3. Montoya J, et al4 afirman que desde que se descubrió la primera mutación del ADN mitocondrial, en 1988, son ya más de 150 las mutaciones mitocondriales conocidas asociadas a enfermedades desarrolladas por el ser humano. Este hecho ha facilitado la clasificación de diversos síndromes y trastornos mitocondriales, incluyéndolos dentro de un grupo de enfermedades neuromusculares y metabólicas, congénitas, poco frecuentes, multisistémicas, con una amplia diversidad de síntomas que varían dentro de un mismo desorden clínico, degenerativas, cuyo pronóstico y evolución son inciertos y que pueden presentarse en cualquier etapa de la vida. Las citopatías mitocondriales están catalogadas como enfermedades raras, y como tales, son mal conocidas. En este trabajo de revisión narrativa, se prestará especial atención a la toxicidad y al daño que ciertos fármacos podrían llegar a producir a nivel mitocondrial, agravando considerablemente el estado clínico del paciente y, en ocasiones, generando situaciones de riesgo vital. Metodología Revisión Narrativa de artículos científicos, en español y en inglés, desde enero a mayo de 2015, consultadas en las siguientes bases de datos bibliográficas: Cuiden Plus, Ocenet Salud, Cochrane, Scielo, Latindex, Pudmed/Medline y manualmente a través de Google Académico y organismos públicos. Se han incluido estudios y publicaciones de los últimos 11 años sin restricción en cuanto a su tipología. Se revisaron artículos completos, considerándose sólo aquéllos que relacionaban los efectos de determinados medicamentos con el daño mitocondrial de forma genérica y los que establecían una relación directa entre la acción tóxica de ciertos fármacos sobre las mitocondrias en personas con alteraciones y/o patologías mitocondriales de base; también se incluyeron artículos que versaban sobre el impacto y tratamiento de las mitocondriopatías en el medio urgente. Se excluyeron los que únicamente objetivaban la efectividad de diversos fármacos en el tratamiento de estas patologías. Ante un artículo repetido en varias publicaciones, incluimos los de aquéllas de mayor impacto, así como los más recientes. Desarrollo “Las mitocondrias están presentes en todas las células humanas, excepto en los eritrocitos maduros”1. Se trata de una organela citoplasmática5, cuyas características la hacen muy especial, entre ellas la de “poseer un sistema genético propio”6, de herencia exclusivamente materna y con una elevada tasa y velocidad de mutación espontáneas2, 4, 6-9 . Su función principal es la de producir energía en forma de ATP1, 4, 6, 10, abasteciendo al resto de las células de nuestro organismo. Solemos referirnos a las mitocondrias como a “las centrales energéticas de las células”1, 6. Esta síntesis de energía tiene lugar a través de una serie de reacciones bioquímicas que se producen en la membrana interna y que adquieren su máxima expresión gracias a la acción de cinco complejos enzimáticos (I, II, III, IV y V), que forman la “cadena respiratoria mitocondrial”1, 10, 11, y “dos moléculas que actúan a modo de nexo de unión, la coenzima Q y el citocromo C”5. Cada complejo tiene una función, ºdeterminante en el proceso de la fosforilación oxidativa4, 6, cuyo resultado será la producción de energía en forma de ATP. Cualquier fallo o déficit enzimático o proteico que afecte a la cadena respiratoria, alterará el metabolismo celular, provocando una disfunción a nivel mitocondrial que limitará la producción de ATP, entre otros efectos metabólicos, ya que también quedaría alterado el metabolismo de los carbohidratos y de la beta-oxidación, con la elevación secundaria del lactato, entre otras manifestaciones11. Si la central energética, las mitocondrias, sufre algún error, no podrá satisfacer los requerimientos del resto de células, imposibilitando que éstas funcionen en condiciones óptimas. Dependiendo de la dimensión del fallo y de la importancia de los sistemas afectados, así serán las consecuencias para nuestro organismo. Las enfermedades mitocondriales son un grupo heterogéneo de patologías, crónicas, degenerativas, debidas a una producción deficitaria de ATP, multisistémicas (suelen estar más afectados los órganos de mayor demanda energética), que cursan con manifestaciones clínicas muy diversas, exacerbadas y fluctuante, pudiendo debutar a cualquier edad2, 4, 7-10, 12, 13. Están originadas por mutaciones del ADN mitocondrial y/o nuclear; por alteraciones y déficits proteicos y enzimáticos; por modificaciones de la estructura y forma de la mitocondria8, que alterarán el óptimo funcionamiento del metabolismo energético en cualquiera de sus etapas. Su clínica es muy variada (Tabla I), ya que cualquier órgano puede estar afectado, originando una importante dificultad diagnóstica. Se debe sospechar una EM, “ante cualquier paciente que presente una asociación inexplicable de dos o más síntomas, con curso clínico rápidamente progresivo, o recaídas recurrentes y que afecten al menos a tres órganos, aparentemente no relacionados”8. Tabla I. Principales manifestaciones clínicas de las Enfermedades Mitocondriales1, 4, 8, 9 Órganos y Sistemas Manifestaciones Clínicas Síncope, migraña, epilepsia, mioclonías, vómitos, mareos, polineuropatía periférica, dolor neuropático, neuropatía sensorial, convulsiones, desmayos, temperatura alterada e Sistema Nervioso irregular (exceso de sudoración o ausencia), debilidad, fatiga, Central y Periférico ausencia de reflejos, retraso mental, retraso psicomotor, demencia, neurodegeneración, parálisis cerebral atípica, depresión, encefalopatía, trastornos del movimiento (ataxia, disquinesias, corea, distonía, síndromes piramidales, etc), accidentes cerebrovasculares e ictus, desórdenes neuropsiquiátricos esquizomorfos, episodios stroke-like en patrón no vascular, alteraciones motilidad gastrointestinal, enfermedades de los ganglios basales. Mialgias, hipotonía, debilidad, calambres, espasticidad, miopatía progresiva, intolerancia al ejercicio, afectación de Músculos los músculos extraoculares (oftalmoplejía, ptosis palpedral, estrabismo adquirido), episodios de rabdomiólisis aguda, mioglobinuria. Diplopía, retinopatía, atrofia óptica de origen insidioso, neuropatía óptica, ceguera, cataratas, retinitis pigmentaria, Visión paresia ocular, ceguera nocturna por degeneración retiniana, movimientos oculares fluctuantes. Oído Hipoacusia, sordera. Acidosis Láctica, pancitopenia, anemia sideroblástica, Sangre vacuolización de células hematopoyéticas. Bloqueos y alteraciones en la conducción cardíaca, arritmias, síncopes súbitos, cardiomiopatías (miocardiopatía Corazón hipertrófica con alteración del ritmo, con debilidad muscular, con acidosis láctica). Hepatopatías, fallo hepático e insuficiencia hepática no Hígado alcohólica o inducida por ácido valpróico. Déficit de la hormona del crecimiento, baja estatura, hipoparatiroidismo, hipotiroidismo, hipoglucemia, diabetes Sistema Endocrino mellitus, diabetes insípida, disfunción pancreática exocrina, acidosis láctica. Dismotilidad aguda, retardo en el vaciamiento gástrico, vómitos, episodios de pseudoobstrucción intestinal o diarreas, Sistema Digestivo gastroparesia, reflujo gastroesofágico, estreñimiento, megacolon. Glomerulopatía, Síndrome de Fanconi, fallo renal, pérdida de Riñones aminoácidos, fósforo, magnesio y otras proteínas y electrolitos. Lipomatosis simétrica, caída incipiente y episódica de Piel y cabello cabello. Aumento de peso o pérdida repentina, baja estatura, problemas respiratorios, disnea intermitente, hipersensibilidad a la anestesia de forma general, fatiga ante mínimos esfuerzos e incluso en estado de reposo, insomnio, Otros sueño no productivo, dificultad y falta de concentración, fallos en la memoria, ansiedad. Distintas combinaciones de síntomas a lo largo de la vida y de los periodos exacerbados de la enfermedad. Tabla de elaboración propia a partir de las referencias bibliográficas indicadas Es relevante el número de síndromes conocidos y trastornos, que se engloban dentro del grupo de las EM, podrían ser clasificados en base a sus características clínicas, dividiéndose en: “características neurológicas centrales (incluida encefalopatías, episodios similares a los accidentes cerebrovasculares, crisis convulsivas, demencia y ataxia), y características neurológicas periféricas (incluida miopatía, oftalmoplejia y neuropatía periférica), algunos enfermos padecen una mezcla de ambas características”14 . Atendiendo a la marcada relevancia de la mitocondria sobre la fisiología celular, estos desórdenes representan un importante problema social y de salud4. Los trastornos derivados de la cadena respiratoria mitocondrial son los más prevalentes dentro del grupo de las enfermedades neurometabólicas de origen genético14, dato avalado por Molina Gutiérrez MA15, basándose en un estudio observacional retrospectivo que cuantificaba y analizaba todas las visitas de pacientes con enfermedades metabólicas congénitas al servicio de urgencias del Hospital de la Paz, durante el periodo comprendido entre los años 2011-2012, concluyendo que el mayor número de visitas a este servicio fueron las del grupo de las EM, y es que “el paciente con enfermedad metabólica congénita suele acudir a urgencias ante mínimos cambios que aparezcan de forma aguda en su estado general, ante la posibilidad de que el cuadro derive en una descompensación metabólica”15; se eleva así el número de atención por paciente. Gamero de Luna EJ y Gamero Estévez E8, hablan también de que a pesar de ser enfermedades raras, son frecuentes en atención primaria. Las mitocondrias no sólo son importantes por su papel energético fundamental, en los últimos años se ha relacionado la disfunción mitocondrial con enfermedades como el Parkinson, Alzheimer, autismo, fibromialgia, esclerosis múltiple, diabetes, cáncer… (Tabla II), dando lugar a lo que se ha denominado “medicina mitocondrial”6. Tabla II. Trastornos relacionados con la disfunción mitocondrial Alzheimer 1, 8, 19, 33 Parkinson1, 4, 8, 19, 33 Atasia de Friedreich8, 33 Esclerosis Múltiple8 Esclerosis Lateral Amiotrófica8 Fibromialgia1, 8 Diabetes1, 3, 19 Síndrome DIDMOAD (diabetes mellitus, diabetes insípida, atrofia óptica y sordera)3, 9 Paraplejia espástica hereditaria33 Enfermedad de Huntintong1, 19, 33 Procesos de apoptosis celular. Envejecimiento, senectud1, 3, 4, 19, 33 Arteriosclerosis1, 33 Anemia33 Cáncer1, 3, 33 Autismo37 Trastorno bipolar1, 19 Esquizofrenia1, 19 Síndrome de fatiga crónica e intolerancia al ejercicio1, 4 Dolor miofascial1 Sarcopenia1 Tabla de elaboración propia a partir de las referencias bibliográficas indicadas Cualquier circunstancia estresante que suponga un requerimiento o un gasto energético adicional, como la infección y la limitación de los niveles de oxígeno en los tejidos16, el ayuno, procesos febriles17, el embarazo, situaciones de esfuerzo físico y/o mental etc, pueden provocan disfunción a nivel mitocondrial, y empeorar o desencadenar la clínica propia de las EM, dependiendo de las peculiaridades individuales y del estado general de cada enfermo, lo que los llevaría a necesitar atención urgente. Pero, sin duda, uno de los factores más relevantes es la posible toxicidad mitocondrial que generan determinados fármacos1, 8, 19, muchos de ellos empleados en los servicios de urgencias y cuidados intensivos, que debe ser tenida en cuenta por los profesionales de la salud (Tabla III). Tabla III. Fármacos que pueden causar daño a nivel mitocondrial1, 5, 11, 17, 19-23, 25, 28, 30, 32-34, 38 Grupo Farmacológico Analgésicos Antiinflamatorios Antibióticos Anestésicos Antiepilétpcios Antivirales Antiarrítmicos Antitumorales Antidepresivos Antiparkinsonianos Antipsicóticos Barbitúricos Biguadinas Beta-Bloqueantes Benzodicepinas Bloqueantes Neurmomusculares Relajantes Musculares Catecolaminas Demencia-Alzheimer Fármacos y Compuestos Ácido acetil salicílico y Salicilatos, Ibuprofeno, y Ketoprofeno, Fenoprofeno, Flurbiprofeno, Oxazoprín, Diclofenaco, Indometacina, Naproxeno, Fenilbutazona, Paracetamol. Tetraciclinas (Doxiciclina), Ciprofloxacino, Aminoglucósidos (Gentamicina, Amikacina, Diverkacina, Kanamicina, Neomicina, Estreptomicina, Tobramicina, Dihidroestreptomicina), Ampiciliana, Cloranfenicol, Colistina, Eritromicina, Ristocetina, Vancomicina, Capreomicina. Etomidato, Tiopental sódico, Fentanilo, Bupivacaína, Lidocaína, Propofol, Valproato sódico, Fenobarbital, Hidantoínas. Azidotimidina, Fialuridine Amiodarona, Quinidina Actinomicina, Bleomicina, Cisplatino, Misonidazol, Mostazas nitrogenadas, Vincristina, Vinblastina, Tamoxifeno, Flutamida, Doxorubicina, Paclitaxel. Imipramina, Nortriptilina, Amitriptilina, Amoxapina, Citalopram, Fluoxetina. Tolcapone Clorpromacina, Flufenazina, Haloperidol, Risperidona, Quetiapina, Clozapina, Olanzapina, Litio Amobarbital, Metilfenobarbital, Pentobarbital, Fenobarbital, Secobarbital. Fenformina, Metformina. Atenolol, Propanolol Alprazolam, Diazepam y Atracurio, Rocuronio Succinilcolina, Cisatracurio, Mivacurio, Dantroleno. Adrenalina Tacrina, Gelantamina Ringer Lactato, Monóxido de carbono, Hierro, Otros Metanol, Etanol, Nicotina, Anfetaminas, Cocaína, Efedrina, Teofilina. Tabla de elaboración propia a partir de las referencias bibliográficas indicadas Cabe prestar atención a aquellos compuestos que pudieran desencadenar cuadros de acidosis láctica. Muchos pacientes mitocondriales presentan valores de ácido láctico elevados por encima de lo normal, incluso en estado basal, debido a los defectos enzimáticos del metabolismo del piruvato y el lactato20,21. Una comunicación realizada por Collazo JA y Puyal J 22, habla sobre los resultados obtenidos al inyectar adrenalina a once personas no enfermas, en estado de reposo y ayunas, observándose una elevación manifiesta del ácido láctico en todas ellas al cabo de ½ h. La metformina está relacionada con un aumento de los niveles de lactato21,23, y también se habla del paracetamol y sus metabolitos como inhibidores de la fosforilación oxidativa a nivel hepático, provocando acidosis metabólica21, pero para tratarla se aconseja el uso de dicloroacetato de sodio, en detrimento del bicarbonato sódico, puesto que éste puede causar daño a nivel celular24. En las mitocondriopatías es relativamente fácil encontrar cuadros de rabdomiólisis, debidos a déficit enzimáticos a nivel muscular, algo a tener en cuenta a la hora de administrar algunos medicamentos, como el ibuprofeno17, o el propofol, que además también puede originar acidosis láctica severa25. En este tipo de trastornos hay una mayor predisposición a desarrollar hipertermia maligna, asociada al uso de ciertos fármacos, como en el caso de un niño con miopatía mitocondrial que tras ser tratado con succinilcolina debutó con un cuadro de hipertermia maligna26; otro niño de 11 años con deficiencia del complejo III de la cadena respiratoria, con encefalomiopatía mitocondrial, intervenido quirúrgicamente, mostró una respuesta anormal al mivacurio y al propofol y se aconsejó activar los protocolos de anestesia para hipertermia maligna, por considerar a estos pacientes como susceptibles27; se establece también una discusión sobre el uso de succinilcolina y la activación de estos protocolos en una mujer de 26 años diagnosticada de miopatía mitocondrial que tuvo que ser intervenida de megacolon28. Entre los documentos revisados, encontramos el caso de un niño de 12 meses con déficit de una enzima mitocondrial que cursaba con episodios de cetoacidosis metabólica severa, al que se le realizó una gastrostomía29, se recomendó no utilizar soluciones Ringer lactato (al igual que en un paciente de 38 años con encefalomiopatía mitocondrial sometido a colecistectomía urgente30), por aumentar la acidemia y ser metabolizadas con dificultad a causa de la disfunción mitocondrial, así como evitar bloqueantes neuromusculares como la succinilcolina, atracurio, cisatracurio y mivacurio, debido a una respuesta hipotónica prolonga en estos pacientes; se desaconseja también el uso de propofol, ibuprofeno, naproxeno, ketoprofeno, fenoprofeno, flurbiprofeno y oxazoprín. El mismo criterio en cuanto al uso de bloqueantes neuromusculares se sigue con un varón de 18 años que acude a urgencias hospitalarias por un cuadro súbito de cefalea, vómitos y visión borrosa que evoluciona a ceguera, con unos valores basales de ácido láctico de 63,4mg/dl, y que fue ingresado en la UCI31. En el caso clínico de un niño de 8 años, diagnosticado de EM por déficit del complejo I, programado para una exodoncia, a quien se decide derivar a un hospital con UCI pediátrica ante las posibles complicaciones que pudieran desencadenarse de la anestesia, se indica que la mayor parte de los anestésicos, particularmente el propofol, suprimen la cadena respiratoria, concretamente los complejos I y II32; así lo afirman los autores Tornero D, Ceña V y Jordán J33, quienes además hablan sobre el daño mitocondrial a nivel de la fosforilación oxidativa y la inhibición en la producción de ATP que producen los fármacos antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno (relacionado también con rabdomiólisis17) y el grupo de los salicilatos, disminuyendo éstos el consumo de lactato, tal y como argumentan Heredero Valdés M, et al20. Estos últimos, comentan que otra causa de acidosis láctica puede venir dada por el uso de epinefrina20. En otro documento se afirma que “algunos fármacos antiarrítmicos, como la amiodarona y algunos antibióticos como el cloranfenicol no sólo inhiben la síntesis proteica, sino también la mitocondrial”33. Campos Y, et al11, indican la omisión de fármacos con riesgo de toxicidad mitocondrial: anestésicos, como el etomidato; antibióticos como ciprofloxacino, aminoglucósidos, tetraciclinas5,34; advierten también sobre la sensibilidad de los pacientes mitocondriales al roncuronio y antracurio y sobre el mayor riesgo que presentan estos enfermos a sufrir fallos en la función respiratoria tras la anestesia por la debilidad de los músculos respiratorios, también exponen que ciertos autores indican complicaciones con el uso de tiopental y fentanilo; además aconsejan no administrar fármacos como el fenobarbital, hidantoínas y barbitúricos, o el ácido valproico, usados como antiepilépticos, que inhiben la fosforilación oxidativa. Parece ser que el ácido valproico es causante del bloqueo de parte de la producción de energía celular35, hecho que de igual modo mencionan Morán I, et al21. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios36 informa, en su boletín mensual del mes de enero de 2015, sobre un reciente estudio llevado a cabo por un laboratorio alemán autorizado para la comercialización de ácido valproico que demuestra evidencias suficientes como para confirmar el empeoramiento de las EM, por inhibición del metabolismo de la carnitina, asociado al uso de este medicamento, por lo que los prospectos y fichas técnicas de los fármacos que incluyan este compuesto y sustancias relacionadas van a ser actualizados, contraindicando su administración en pacientes mitocondriales. Conclusiones Sus características estructurales y funcionales, su presencia en todas las células humanas, su implicación en procesos metabólicos cruciales para la vida, sitúan a las mitocondrias en una posición decisiva para el buen funcionamiento del cuerpo humano. El aumento de la frecuencia diagnóstica de las mitocondriopatías en los últimos años, hace pensar que son enfermedades raras porque son desconocidas, y que su incidencia es presumiblemente mayor de lo que se cabría de esperar, siendo probable la existencia de muchas personas aún sin diagnosticar o con diagnósticos erróneos. Identificar aquellos fármacos que pueden resultar potencialmente tóxicos para la mitocondria cobra especial relevancia para el medio sanitario, aunque no resulta sencillo, ya que aún son escasos los ensayos clínicos realizados, como también lo son los medicamentos que advierten en sus prospectos y fichas técnicas sobre la posible disfunción mitocondrial que pueden llegar a provocar, cosa que ayudaría a minimizar los riesgos que de su uso pudieran derivarse sobre estos pacientes. El caso del ácido valproico podría suponer el punto de partida en este sentido. Que el personal sanitario reconozca estas enfermedades y la toxicidad mitocondrial inducida por fármacos, particularmente en la asistencia prestada por los servicios de urgencias y las unidades de cuidados intensivos, donde se emplean un número considerable de estos medicamentos, es importante para minimizar riesgos derivados de su uso. Un identificador informativo portado por el enfermo, especialmente en situaciones clínicas en las que la comunicación paciente-sanitario se ve comprometida, podría facilitar la labor de médicos y enfermeros. Aunque queda mucho por andar en el estudio de estas enfermedades y trastornos, siendo preciso intensificar la investigación para conseguir diagnósticos precoces y tratamientos eficaces, posiblemente asistiremos a un auge en el estudio de la “medicina mitocondrial” en los próximos años. Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Neustadt J, Pieczenik SR. Medication induced mitochondrial damage and disease. Mol. Nutr. Food. Res. 2008; 52:780-788. Andreu AL, Gonzalo Sanz R. Las enfermedades mitocondriales: una clasificación para el siglo XXI. SEN.2004; 19(1):15-22. Andreu Periz AL, Arenas Barbero J, Montoya Villarroya J. Enfermedades mitocondriales. En: Grupo Ars XXI de Comunicación S.L, editor. Tratado de Neurología Clínica. Barcelona; 2008. p. 911-926. Montoya J, López Gallardo E, Emperador S, Ruiz Pesini E. Enfermedades del ADN mitocondrial. [monografía en Internet]. Madrid: Real Academia Nacional de Farmacia; 2012 [acceso 2 de Abril de 2015].Disponible en: http://www.analesranf.com/index.php/mono/article/view/1341. Eirís Puñal J, Gómez Lado C, Blanco Barca MO, Castro Gago M. Enfermedades Mitocondriales. Protocolos Diagnósticos Terapéuticos de la AEP: Neurología Pediátrica [revista en Internet] 2008. [acceso 19 de marzo de 2015]; 15. Disponible en: http://www.aeped.es/documentos/protocolos-neurologia. Montoya Villarroya J. Del Genoma Mitocondrial a la Enfermedad. Prensas universitarias de Zaragoza ed. Zaragoza: Colección Paraninfo; 2010. Montoya J. Biogénesis y patología mitocondrial. Revista de la Academia de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de Zaragoza [Internet] 2005. [acceso 3 de Abril de2015];(60):7-28.Disponible en:http://acz.unizar.es/seccion4.revista60.do?enlaceMenu=seccion4.revista60&cabecer aL=1 . Gamero de Luna EJ, Gamero Estévez E. Enfermedades mitocondriales. Med fam Andal. 2012; 13(3):244-257. Kleinsteuber K, López IM. Unidad de Neurología Pediátrica y de Adolescentes. Compromiso multisistémico:¿ y si fuera una enfermedad mitocondrial?. Rev. Med Clin Condes. 2006; 17(1):3-11. Laserna Mendieta EJ, Timón Zapata J, Cabezas Martínez A, Carretero Gómez JF. Debut de Enfermedad Mitocondrial en Edad Adulta. En: Asociación Española de Biopatología Médica, editor. Laboratorio y Enfermedad. Casos Clínicos; 2010. p.8794. Asociación Española Para el Estudio de los Errores Congénitos del Metabolismo [sede Web]; 2009 [acceso 6 de Abril de 2015]. Campos Y, Pineda M, García Silva MT, Montoya J, Antoni LA. Protocolo de diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mitocondriales [80]. Disponible en: http://ae3com.eu/recursos-protocolo.php. Feillet F, Schmitt E, Gherardi R, Bonnemains C. Enfermedades mitocondriales. EMCPediatría. 2014; 49(2):1-12. Haas RRH, Parikh S, Falk MJ, Saneto RP, Wolf NI, Darin N, et al. Enfermedad mitocondrial: abordaje práctico para los médicos de atención primaria. Pediatrics (Ed esp) [revista en internet] 2007. [acceso 15 de marzo de 2015]; 64(6):321-328. Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-pediatrics-10-articulo-enfermedadmitocondrial-abordaje-practico-los-medicos-13114053 Chinnery P, Majamaa K, Turnbull D, Thorburn D. Tratamiento para los trastornos mitocondrilaes [revisión traducida]. Cochrane Library Plus. 2009; (4). Disponible en: http://www.cochrane.org/es/CD004426/tratamiento-para-los-trastornos-mitocondriales. Molina Gutiérrez MA, López López R, Moráis López A, Bueno Barriocanal M, Martínez Ojinaga Nodal E, Alcolea Sánchez AM, et al. Enfermedades metabólicas 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. congénitas en un servicio de urgencias pediátricas. Anales de Pediatría [revista en internet] 2012. [acceso 9 de marzo de 2015]. Disponible en: http://www.analesdepediatria.org/es/enfermedades-metabolicas-congenitas-unservicio/articulo/S1695403314004512/ Nava Reyes HJ, Zamudio Cortés P, Quiroz Cabañas Y, Martínez Ramírez I, Espinosa Pérez A, García Cruz A, et al. La disfunción mitocondrial como posible causa de la falla orgánica múltiple asociada a la sepsis severa. Rev Inst Nal Enf Resp Mex. 2009; 22(1):37-47. Rojas Toledo R, López Jiménez V, Martín Reyes G, Torres Rueda A, Frutos Sanz MA. Rabdomiolisis por déficits enzimáticos musculares. Nefrología. 2009; 29(1):77-80. Morén C, Hernández S, Guitart Mampel M, Garrabou G. Mitochondrial Toxicity in Human Pregnancy: An Update on Clinical and Experimental Approaches in the Last 10 Years. IJERPH. 2014; 11(9):9897-9918. Nadanaciva S, Will Y. Investigating Mitochondrial Dysfunction to Increase Drug Safety in the Pharmaceutical Industry. Current Drug Targets. 2011; 12: 774-782. Heredero Valdés M, Mena Miranda V.R, Riverón Corteguera L. Hospital Pediátrico Universitaio Centro Habana. Acidosis Láctica: Algunas consideraciones. Rev Cubana Pediatr. 2005; 72(3):183-193. Morán I, Marruecos Sant L, Vera P, Zapata LL, Net À. Acidosis metabólica en las intoxicaciones agudas. In: Grupo Ars XXI de Comunicación, SL. edit. Barcelona, 2006. p. 265-277. Collazo JA, Puyan J. Acción de la adrenalina sobre el ácido láctico de la sangre en el hombre normal. Treballs de la Societat Catalana de Biologia 2006(14):145-149. Gómez Navarro L, de Arriba G, Sánchez Heras M, Pérez del Valle K, Hernández Sevillano B, Basterrechea MA et al. Papel del nefrólogo en la acidosis láctica grave por metformina. Nefrología (Madr.). 2011; 31(5):587-590. Hidalgo Acosta I, Mena Miranda VR, Fernández de la Paz B, Heredero Valdés M, Ruiz Baldrich WA. Acidosis metabólica: un reto para los intensivistas. Rev Cubana Pediatr. 2005; 77(2). Romero C, Morales M, Donaire L, Llanos O, Cornejo R, Gálvez R, et al. Acidosis láctica severa asociada a infusión de propofol: Caso clínico. Rev Méd Chile. 2008; 136(1):88-92. Selebi N, Sahin A, Canbay O, UzümcÜgil F, Aypar U. Abdominal pain related to mitocondrial neurogastrointestinal encephalomyopathy síndrome may benefit from splanchnic nerve blockade. Paediatr Anaesth. 2006; 16: 1073-6. Ortiz Gómez JR, Souto Ferro JM. Anestesia en un paciente con déficit del complejo III de la cadena respiratoria mitocondrial. Rev. Esp. Anestesiol .Reanim. 2006; 53(9):575579. Ibáñez C, Fernández González I. Anestesia de urgencia en paciente adulto con síndrome de MNGIE. Rev Esp Anestesiol Reanim [revista en Internet] 2011. [acceso 10 de marzo de 2015]; 58(9):585-587. Disponible en: http://www.elsevier.es/esbuscar?txtBuscador=anestesia%20de%20urgencia%20en%20paciente%20adulto%20c on%20sindrome%20de%20MNGIE&cmbBuscador=all. Sánchez Ródenas L, Hernández Palazón J, Burguillos López S, Sánchez Ortega J.L, Castaño Collado I, García Ferreira J. Implicaciones Anestésicas en un niño afecto de acidemia propiónica. Rev Anestesiol Reanim. 2005; 52:429-432. Fedriani JJ. Tratamiento anestésico de un paciente con encefalomiopatía mitocondrial sometido a colecistectomía abierta de urgencia. Rev Esp Anestesiol Reanim 2014; 61(8):471-472. Gomez Seijo A, Castro Orjales M J, Pastor Benavent, J A. MELAS: claves del diagnostico y tratamiento en la Unidad de Cuidados Intensivos. Med Intensiva [revista en internet] 2008 Marzo. [acceso 28 de febrero de 2015]; 32(3). Disponible en: 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. http://www.medintensiva.org/es/melas-claves-del-diagnosticotratamiento/articulo/S0210569108709252/. García Girona D. Anestesia ambulatoria en un paciente con miopatía mitocondrial. CIR MAY AMB [revista internet] 2014. [acceso 15 de febrero de 2015]; 19(4:140-141). Disponible en: http://www.asecma.org/anestesia-ambulatoria-en-un-paciente-conmiopatia-mitocondrial_34.aspx. Tornero D, Ceña V, Jordán J. La mitocondria, una diana farmacológica en plena expansión. Revista AFT de la Sociedad Española de Farmacología. 2004; 2(1):44-49. Moullan N, Mouchiroud L, Houtkooper RH, Auwerx J. Tetracyclines Disturb Mitochondrial Function across Eukaryotic Models: A Call for Caution in Biomedical Research. Cell Reports. 2015; 10(10):1681-1691. Vildoso M. Efectos nutricionales de los anticonvulsivantes. Medwave Revista Biomedica [revista en internet] 2009 abril. [acceso 23 de febrero de 2015] ; 9(4). Disponible en: http://www.medwave.cl/link.cgi/medwave/Reuniones/3857. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios [sede web]; 2015 [acceso 12 de marzo de 2015].Boletín mensual del mes de enero de 2015. Disponible en: http://www.aemps.gob.es/informa/boletinMensual/2015/enero/boletin-enero.htm García-Peñas JJ. Autismo, epilepsia y enfermedad mitocondrial: puntos de encuentro. Rev Neurol. 2008; 46(1):79-85. Asociación Española de Enfermos de Patología Mitocondrial (AEPMI) [sede Web]. Sevilla: AEPMI; [acceso 12 de Abril de 2015]. Tratamiento de los trastornos mitocondriales. Disponible en: http://www.aepmi.org/publico/tratamiento.php