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En una conferencia de la Fundación de Estudios Médicos de Molina de Segura
Juan Madrid: las etiquetas de los alimentos no se hacen para que la gente
las entienda
El especialista aconseja moderación en azúcares y grasas en las fechas navideñas
El especialista en endocrinología y nutrición de la Arrixaca, que cuenta en su haber con más de 25
libros de divulgación, dio rienda suelta a su vocación docente en una charla de la Fundación de
Estudios Médicos de Molina de Segura sobre las repercusiones en la salud de la dieta mediterránea.
Para Madrid si comiéramos como lo hacíamos de pequeños no harían falta dietas.
El doctor hizo un repaso a la historia del concepto Dieta Mediterránea que surgió a raíz de un estudio de Keis en
el año 1954 en el que participaron quince mil personas procedentes de siete países, de entre 40 y 59 años. Se
descubrió entonces que, a los diez años, en Japón y en el área mediterránea se producían menos infartos,
debido a una dieta baja en colesterol y con menos grasas saturadas, que las que se consumen a través de
carnes rojas fundamentalmente en EEUU y Norte de Europa.
La dieta mediterránea estaba compuesta básicamente por pan, aceite de oliva virgen, pescado, frutos secos,
leche, vino, y las verduras y frutas propias del Mediterráneo, con un consumo moderado de carne. En los años
setenta en este área había aumentado el colesterol pero seguían con poca incidencia de infartos, por lo que se
distinguió ente el colesterol bueno y el malo y se encontraron las sustancias antioxidantes. Esta combinación se
mostró como la más adecuada para disminuir la obesidad, la diabetes, la hipertensión y la hipulipemia.
Los antioxidantes son las vitaminas A, C, y E consumidas directamente de los alimentos y la fibra, que está en
los vegetales y en los cereales integrales fundamentalmente. Las células producen antioxidantes para quitarse
de me en medio los radicales libres que las deterioran. Normalmente hay un equilibrio entre ambos, pero si
predominan los átomos que han perdido el electrón y se vuelven incontrolables hay más propensión a sufrir
cáncer.
Y es que además de con la enfermedades cardiovasculares la combinación de las más de dos mil sustancias
químicas presentes en una alimentación variada está directamente relacionada con la incidencia del cáncer, que
el especialista definió como la multiplicación descontrolada de una célula que ve alterados los mecanismos que
controlan la división celular. Los genes que lo producen pueden ser trastocados entre otras cosas por una
alimentación inadecuada que no contemple un ingesta adecuada de hidratos de carbono, grasas, proteínas,
vitaminas, minerales, fibras, agua y no nutrientes que, a pesar de su nombre, son imprescindibles.
Alimentos nada aconsejables
El doctor Madrid explico que la publicidad de alimentos en televisión es engañosa promocionando como
beneficiosos algunos productos nada aconsejables para la dieta de los niños. Entre ellos, el paté, rico en grasa y
colesterol y con aceites vegetales de los que no se explica la procedencia. Señaló que el paté de atún sólo
contiene el 12% de pescado por lo que no puede sustituir en ningún caso la ingesta de este alimento tan
beneficioso para la salud.
Por su parte, los concentrados de zumo pueden contener un 5% de fruta siendo lo demás azúcar y agua. La
bollería industrial contiene también aceites y grasas vegetales –como las de coco y palma, muy perjudicialesparcialmente hidrogenadas. Estas son los verdaderos enemigas de la salud pues aumentan en forma de
margarinas y otras grasas sólidas presentes sobre todo en la bollería industrial la posibilidad de infarto hasta en
n veinte por ciento.
La legislación española no obliga a recoger en las etiquetas de los alimentos las grasas conocidas como trans,
muy peligrosas para la salud, y además, según afirmo el doctor Madrid, estas no se hacen para que la gente las
entienda. Una etiqueta debería contener información sobre la calorías, los hidratos de carbono simples o
azúcares y complejos y las grasas saturadas, monoinsaturadas, polinsaturadas y trans o parcialmente
hidrogenadas. Las primeras y las últimas nada recomendables.
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10/02/2011
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Sin embargo el noventa por cien de los anuncios publicitarios de la televisión se refiere los alimentos que se han
de consumir muy ocasionalmente como dulces, mantequillas, etc. Las familias deberían comprar al cabo de una
semana diez kilos de fruta y verduras, así las calorías serían las adecuadas para tener un peso correcto y
prevendríamos el cáncer. No en vano el 30 o 40% de los cánceres en los hombres y el 60% en las mujeres
tienen que ver directamente con la alimentación, afirma el endocrinólogo.
La dieta mediterránea, extraordinariamente beneficiosa para la salud es lo contrario de la comida rápida, que
conduce al infarto de miocardio. En ella abundan las hamburguesas, pizzas, salchichas, bollería, congelados
precocinados y patatas, gusanitos y otros empaquetados, que aumentan desproporcionadamente la ingesta de
calorías y que no contienen vitaminas ni minerales.
Para nuestros hijos es vital seguir la pirámide nutricional pues tendrán menos enfermedades como adultos y se
criarán más sanos. La dieta mediterránea baja en azúcares y grasas junto con el ejercicio físico son
fundamentales. Ya que según el experto los resultados en la alimentación se miden al cabo de muchos año y
nuestros niños obesos podrían sufrir infartos con 35 o 40 años.
Por ultimo, se refirió a las dietas disociadas como no científicas, pues al organismo entran sustancias químicas
separadas y no alimentos incompatibles . Alimentarse bien es mucho más fácil solo hay que ajustar la cantidad
de calorías a nuestras necesidades, ser una dieta lo más variada posible y del gusto del que la hace. Eso sí con
aceite de oliva y escasa sal yodada, abundantes ensaladas y verduras, poca carne, más pescado y los guisos de
toda la vida. Y a media mañana y tarde fruta o yogur.
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