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Historia de las alfombras
La Alfombra persa es un símbolo del arte e industria de este pueblo, producto cuyos orígenes se
remontan a los inicios de la historia escrita, cultura y tradición de una nación milenaria. Sisil
Edwordec, en su libro La alfombra persa cuenta que la singular maestría iraní en la preparación
de tejidos se originó en la necesidad de mantener calientes los hogares, en las tierras altas, con
el consiguiente ahorro de combustible.
Su evolución enriqueció tanto los colores y diseños que nadie puede competir con ellos. Esta
maestría ha permanecido con el paso del tiempo, durante siglos, y hoy en día las alfombras
persas ornamentan los suelos de palacios, museos de prestigio, colecciones particulares. De tal
forma se han hecho populares que han sido un vehículo para dar a conocer su país de origen:
Irán.
Respecto a su antigüedad, ya se las menciona
en el libro Hudud Al-Alam alrededor del mundo,
escrito en el año 829, donde se mencionan los
testimonios de geógrafos musulmanes,
indicando que la elaboración de alfombra en
tiempos de los primeros califas procedía de una
industria extendida entre tribus y campesinado.
La alfombra más antigua conservada procede
de la era de los medos o, quizá, de los
aqueménidas. Dicha alfombra se llama Pazirik y
se exhibe en el Museo Ermitage de San
Petersburgo. Esta pieza única fue descubierta
por el profesor Rodenco en 1 949, en un cementerio congelado en un valle alto de Siberia, que
cedió su nombre a la alfombra. Los dibujos de ésta muestran un jinete y un infante aqueménida
y varios leones alados de la mitología de entonces. Se asemejan mucho a los grabados sobre
piedra que lucen en la antigua Persépolis. Sobre el caballo se reflejan sendas alfombrillas, lo
que indica la existencia de estos tejidos hace unos dos mil quinientos o dos mil trescientos
años. La técnica empleada en la elaboración de alfombras no ha variado mucho con el paso de
los años. De menos antigüedad es la aue la historia cuenta que se solía denominar así a
unaiguos de Tisfun, ocupados por los antiguos reyes sasánidas en invierno.
1
La dinastía safávida
La dinastía safávida, en el siglo XVI, trasladó
la elaboración de alfombras de los pueblos y
popularizó esta industria en las ciudades,
desde las que empezaron a viajar a todos los
rincones del mundo. Los distintos monarcas
safávidas fueron creando distintos telares
reales, como el rey Abbas que levantó uno
en la ciudad de Isfahán, junto al palacio real.
Muchas de las alfombras que adornan
distintos museos del mundo pertenecen a
esta época. Entre las mismas podemos
resaltar:
* La alfombra Ardebil. Luce el sello y el
nombre del fabricante, y está tejida, tanto a
trama como urdimbre, con hilo de seda. Se
encuentra en el museo Victoria y Albert de
Londres.
* La alfombra Chelsy, hecha en seda, en el
mismo museo que la anterior.
*La alfombra Nagsheboldani. También en
seda y expuesta en el museo del Arte y la
Industria de Artesanía de Viena. En el mismo
museo y del mismo material se encuentran
las alfombra s Sekargah.
*Una alfombra de flora y fauna, con inscripciones en los laterales, se conserva en el museo
Metropolitano de Nueva York.
La finura y densidad de una alfombra dependen en parte de la densidad de los hilos verticales
que constituyen la urdimbre y los horizontales de la trama (la base de la alfombra). Cuanto más
juntos estén dichos hilos, más fino habrá de ser el pelo, que suele ser de lana de oveja, pelo de
camello o seda, y por consiguiente, más densa será la alfombra acabada.
En la mayoría de los casos, la base de la alfombra es de lana o algodón, o una mezcla de
ambos, como por ejemplo lana para la
urdimbre y algodón para la trama, o viceversa.
En algunas regiones, utilizan algodón teñido de
rojo o de azul para la base a modo de signo
distintivo para sus alfombras. Algunos
nómadas utilizan el pelo de cabra o camello
para la base de la alfombra, pero al ser este
material menos elástico y más difícil de tejer
que el algodóno la lana de oveja, las alfombras
resultantes son menos tupidas y resistentes.
2
Material y calidad
El tamaño de las alfombras, como muestra la frecuente
repetición de tamaños similares, viene determinado por
condicionantes técnicos. Para los nómadas, por ejemplo,
resultaba más fácil tejer alfombras pequeñas o estrechas
que grandes alfombras en sus pequeños telares portátiles.
Las tribus seminómadas tenían menos restricciones,
construían telares fijos para tejer grandes alfombras en
sus residencias de invierno o verano. Los tejedores
sedentarios y los talleres comerciales no tienen
restricciones alguna ni en cuanto al formato de la alfombra
ni en cuanto a su
tamaño, aunque
suelen orientar su
producción a los
tamaños estándar
mássolicitados.
El nivel al que se recorta el pelo de la alfombra depende
del tipo de material, su calidad y su grosor.
Generalmente, el pelo es de lana de oveja y, con menor
frecuencia, de pelo de camello o de cabra. El material
más caro es la seda, y las más apreciada para tejer
alfombras es la que procede de la región del Caspio.
A menudo, la longitud del pelo es el primer indicador de
la región, la zona o el centro donde ha sido tejida la
alfombra. Las alfombras nómadas tejidas en regiones
montañosas inhospitalarias suelen tener el pelo más
largo que las de cálidas zonas desérticas. La longitud
del pelo puede oscilar entre 2-3 mm. Y más de 20 mm.
Aunque la invención de las anillas (1 826) proporcionó una nueva tecnología para la producción
de alfombras orientales, siguen siendo más apreciados los tintos obtenidos de la naturaleza.
3
Tintes que podemos agrupar según su
procedencia en:
* Tintes vegetales: el azafrán o las agallas de roble para el amarillo; índigo para el azul; y raíces
de rubia u hojas y flores de alheña para los distintos tonos de rojo.
* Tintes animales: el más importante es la cochinilla, y anteriormente la laca india, ambos
obtenidos de insectos. También tuvo su importancia un
tinte púrpura obtenido del caracol.
* Tintes minerales: karaboja para el negro, lo mismo
que el óxido de hierro; sulfato de hierro para el marrón;
sulfato de cobre para el verde, etc..
Los colores pueden variar también dependiendo, por
ejemplo, del contenido de grasa de lana o de la
composición química en el proceso de teñido.
Si bien la importancia de los colores en una alfombra
reside en el efecto visual del conjunto, esta
introducción no estaría completa sin un breve
comentario sobre el simbolismo de algunos colores en
Irán. El verde es el color sagrado del Profeta y su uso
está muy restringido a aquellos lugares en que es
poco probable que sea pisado. Es, además, el color de
la esperanza, la renovación, la vida y la primavera.
El rojo es el color del fuego, el entusiasmo, el valor, la
suerte, la alegría, la virilidad y la fe. El azul representa
la fuerza y el poder. El naranja tiene un significado de
humildad y piedad; es el color de los derviches. El
amarillo es el color del sol, que irradia la alegría de
vivir. El blanco está asociado a la inocencia, la limpieza, la pureza de corazón y la generosidad.
El negro se encuentra raramente en las alfombras
excepto para perfilar los diseños. Es el color del luto.
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Dibujos y motivos
Las alfombras persas suelen dividirse, por lo que
respecta al dibujo, en dos grandes grupos. Alfombras
con dibujo geométrico y alfombras con dibujo curvilíneo,
conocidas como alfombras florales. Las alfombras de
diseño geométrico están decoradas con elementos
lineales compuestos de líneas verticales, horizontales y
diagonales o formado por una repetición de los mismos
motivos. Las alfombras con dibujos geométricos son
tejidas por tribus nómadas, con motivos y dibujos
particulares. Estos motivos facilitan la atribución de una
alfombra a una tribu o lugar de origen particular.
La gran característica del dibujo persa ha sido siempre
sus intrincadas y simbólicas muestras, que han
fascinado a los técnicos y a los amantes del arte de todo
el mundo durante siglos. Muchos estudios aseguran que
los dibujos reflejan no tanto el simbolismo como la
estrecha afinidad persa con la naturaleza y un gran amor
a los
dibujos
como
obras de arte. Aunque la naturaleza proporciona
la mejor inspiración al diseñador de la alfombra,
hay dibujos que proceden de adaptaciones de
otros dibujos foráneos, como los de China y
Arabia. Con toda probabilidad los dibujos
comenzaron a realizarse hace cientos de años
como fieles representaciones de árboles, flores,
pájaros y nubes, que, a través de la creatividad
y el genio innovador del arte persa, se fueron
estilizando más y más a cada generación.
El motivo más común para todas las alfombras
persas, especialmente las más grandes, es un
gran medallón central. Sin embargo, aunque
básicamente llevan el mismo dibujo, no hay
nunca dos medallones exactamente iguales.
Algunos técnicos creen que el dibujo de los
medallones tiene su origen en la naturaleza
religiosa de los tejedores y que su fuente de
inspiración son probablemente las mezquitas.
5
Dibujos y motivos
Al pensar en dibujos, el gran Shah Abba salta
invariablemente a la memoria como la inspiración
de varios de ellos, todos los cuales están
inspirados por el lirio, a menudo en una posición
central aislada, enlazada solamente por dedicados
zarcillos. Otro de los dibujos favoritos del diseñador
de alfombras es el del pino o el de la hoja, fuente
de inspiración para el dibujo de Paisley o en
España conocido dibujo cachemir, aunque éste es
más bien estereotipo comparado con el motivo
original.
El dibujo Herati se encuentra en alfombras
confeccionadas en todo Irán. Dicho dibujo procede
de la ciudad de Herat, ahora en Afganistán, pero
una vez parte del Imperio Persa. El dibujo lo
componen una figura central en forma de diamante
enmarcada por cuatro hojas ligeramente
onduladas y se repite varias veces. Los Kurdos
hacen un dibujo similar conocido como Mina Khani.
Los tejedores de Kermán a veces incluyen en sus
dibujos retratos que representan a
celebridades europeas tales como Napoleón,
y naturalmente a los Shahs (reyes) y la gente
opulenta de Irán.
Es, en definitiva, el principal criterio de
clasificación de las alfombras. Cada centro
de producción significa un modelo distinto de
combinación de los diversos elementos
descritos anteriormente. Así, las alfombras
de Hariz, Karaja, Sarab o Tabriz en
Azerbaiyán; las de Senneh, Bijar o Arak en el
Kurdistán; Saruq o Mahallat en la región de
Farahán; Joshagán, Qom, Isfahán, Kashán o
Naín en Irán Central; Qashqai, Kermán o
Shiraz en el sur, y un largo etcétera.
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Primeras alfombras
Con el tiempo, los materiales usados en la alfombra, como la lana, la seda o el algodón, se
degradan. Por esto, los arqueólogos no han podido realizar descubrimientos interesantes sobre
los restos más antiguos.
Sin embargo, en una única excavación, llevada a cabo en 1 949, se descubrió una excepcional
alfombra Pazyryk en medio de los hielos del valle Pazyryk, en los montes Altai en Siberia. Se
encontró en la tumba de un príncipe escita descubierta por un grupo de arqueólogos rusos bajo
la supervisión de Sergei Ivanovich Rudenko. Las pruebas de carbono 1 4 demuestran que la
alfombra Pazyryk se tejió en el
siglo V a. C. Mide 1 ,83 metros
de ancho por 2 metros de largo
y tiene 3.600 nudos simétricos
por decímetro cuadrado. La
avanzada técnica de tejido
usada en esta alfombra
demuestra una clara experiencia
en el dominio de este arte. La
mayoría de expertos cree que la
alfombra Pazyryk es el resultado
de una larga evolución de la
técnica de fabricación de
alfombras de al menos un
milenio. Según esta teoría, la
aparición de la técnica de tejido
de alfombras dataría de al
menos 3.500 años.
Alfombra de Pazyryk,s. V a. C.
Descubierta en Pazyryk, Siberia.
Pero todo lo que queda como
vestigio del tejido de alfombras
en los tiempos antiguos se limita a algunos trozos de alfombras mal conservados. Estos
fragmentos no son muy útiles para reconocer las características de las técnicas de tejido de
alfombras del periodo pre-selyúcida (s.XI-XII) en Persia. No obstante, existen menciones
escritas de la existencia de alfombras en Asia occidental durante la época preislámica, pero es
imposible saber si eran de nudos o tejidas. Algunos fragmentos de alfombras de nudos
proceden de la época sasánida, y fueron descubiertos en Shahr-e Qumis.
Las más viejas piezas descubiertas son las que se encontraron en el este del Turquestán, y
datan de los siglos III al V de la era cristiana, así como algunos tejidos a mano de los Selyúcidas
de Asia menor, expuestos en la mezquita Ala'edin en Konya y en la mezquita Ashrafoghlu en
Beyshehir (Turquía). Estas piezas atrajeron la atención de los investigadores a inicios del siglo
pasado, y se conservan en el museo de las artes turcas e islámicas de Estambul y en el museo
Molana en Konya.
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Llegada a Europa
Según Kurt Erdmann, las alfombras de Oriente no se importaron a Europa antes del siglo XIII.1
En efecto, en los cuadros de Giotto (1 266-1 337) aparecen alfombras presumiblemente de
origen persa; posiblemente fue el primero en representarlas, seguido de Van Eyck (v. 1 390 1 441 ), Mantegna (1 435-1 506), Van Dyck (1 599-1 641 ) y Rubens (1 577-1 640). Las alfombras que
adquirieron los europeos eran demasiado valiosas para ponerlas en el suelo, tal como se hacía
en Oriente. Los términos usados en los inventarios venecianos muestran que las alfombras se
ponían sobre mesas (tapedi da desco, tapedi da tavola) o arcones que servían de asiento
(tapedi da cassa);1 las pinturas europeas confirman estos usos2 (véase el Retrato de un
senador de L. Bassano).
Se han conservado muchas alfombras (entre 1 .500
y 2.000) del periodo safavida, pero la datación y el
establecimiento de la procedencia de estas
alfombras es muy difícil. Aún se conservan muchas
más de la era Qajar y Pahlevi. Las inscripciones
(véase aquí) son una valiosa indicación para
determinar los artesanos, los lugares de
fabricación, los que hacían el encargo, etc.
Además, una vez que se ha fabricado una alfombra
y permanece en un lugar determinado, permite
identificar otras piezas relacionadas.
Los especialistas aceptan generalmente que fueron
los Safavidas quienes hicieron evolucionar la
producción artesanal de alfombras asegurada por
las tribus nómadas al estado de « industria
nacional », cuyos productos se exportaban a la
India, al Imperio otomano y a Europa.3 La
exportación de alfombras a Europa (a veces a
través de la colonia portuguesa de Goa4 ) y al
imperio Mogol (donde las alfombras persas
estimularon la producción local) fue un negocio
floreciente en el periodo safavida. Algunas alfombras safavidas fueron transportadas por la
Compañía Holandesa de las Indias Orientales hacia Batavia, Ceilán, Malasia y Kochi, así como
a la misma Holanda. Se hicieron a Persia algunos pedidos europeos para la confección de
alfombras especiales: por ejemplo, el grupo de las « alfombras polacas » fue tejido sin duda
alguna en Isfahán, pero algunas llevan el escudo de Polonia.
A partir de relatos de viajeros y otras fuentes textuales,5 parece que existían talleres de
alfombras reales en Isfahan, Kashan y Kermán. Estos talleres producían alfombras para los
palacios y mezquitas del Sah, y también para ser ofrecidas a los monarcas vecinos o a los
dignatarios extranjeros, e incluso se realizaban piezas bajo pedido de la nobleza u otros
ciudadanos. Quien hacía el encargo aportaba capital bajo la forma de materias primas y pagaba
un salario a los artesanos mientras duraba el trabajo.
8
Nacimiento de la industria de la
alfombra en Persia
El rápido desarrollo de la industria de la
alfombra en Persia en la época safavida
parece deberse a la inclinación de los
soberanos hacia este artesanado. Ismael I,
el Sah Tahmasp y el Sah Abás el Grande
son conocidos por haberse interesado
personalmente por la producción de
alfombras. También se supone que los dos
últimos soberanos citados estaban
implicados personalmente en la producción
de alfombras, particularmente en el diseño
de los motivos.6 Durante su reinado, la
producción de alfombras persas fue la más
importante de toda la época safavida.
Aunque los Safavidas transformaron la
fabricación de alfombras en producción
nacional, las tribus nómadas y los pequeños
talleres urbanos continuaron produciendo
alfombras persas, incluso después de la
invasión afgana de 1 722, que puso fin a la
dinastía — y, por tanto, a su mecenazgo a
favor de la producción de alfombras. Sin
embargo, está demostrado que Nadir Shah
y Karim Khân Zand mandaron realizar
alfombras en el sur de Persia, reanudando
relaciones con el mecenazgo real. Cierto es
que con la instauración de la dinastía Qajar en (1 797) la producción de alfombras floreció de
nuevo, fomentada sobre todo por la demanda local. La exportación quedó un poco
desperdigada hasta que una confluencia de factores provocó un rápido crecimiento de las
exportaciones. En efecto, a principios de la segunda mitad del s.XIX, la pebrina alcanzó Persia y
causó una fuerte disminución de la producción de seda, que hasta ese momento era una
importante exportación del país. Paralelamente, una fuerte demanda europea de alfombras de
Oriente como resultado de la exposición de Viena en 1 873, además de la emergencia de una
clase media importante en Gran Bretaña, abrió un mercado importante en Persia, que buscaba
un producto alternativo a la seda para la exportación. A partir de final de los años 1 870, Persia
empieza a exportar masivamente a Gran Bretaña (dos compañías inglesas, Messrs. Ziegler &
Co. y Hotz & Co. fundan manufacturas en Irán), a Francia (un comprador de los Grandes
Almacenes del Louvre se provee anualmente) y a los Estados Unidos.
Desgraciadamente, el fin del periodo Qajar viene marcado por una paradoja. Por un lado, se
producen alfombras de lujosa seda, igualando las del siglo XVII. Por otro, la calidad general de
las alfombras se deteriora tras la introducción de colorantes sintéticos en Persia, prohibidos por
el gobierno en 1 877.
9
Producción contemporánea
Las dos guerras mundiales representan un periodo de declive para las alfombras persas. La
producción se reanuda después de 1 948, y desemboca en lujosísimas alfombras gracias al
mecenazgo de los Pahlevi. En 1 949, el gobierno iraní organiza una conferencia en Teherán para
remediar los problemas de descenso de la calidad de las alfombras, constatados desde hacía
más de sesenta años (uso de anilina y de colorantes al cromo, descenso de la calidad de los
diseños, uso del nudo jofti). A raíz de esta conferencia, el gobierno tomó una serie de medidas
que condujeron a una renovación de la alfombra persa.
Tras la revolución islámica la producción de alfombras persas disminuyó extraordinariamente ya
que el nuevo régimen consideraba las alfombras como un « tesoro nacional » y rechazó su
exportación a Occidente. Esta política se abandonó en 1 984, habida cuenta de la importancia
de las alfombras como fuente de ingresos. Las exportaciones conocieron un nuevo desarrollo a
finales de los años 1 980 y de la guerra Irán-Iraq. Entre marzo y agosto de 1 986 triplicaron su
valor (de 35 millones de dólares USA a 11 0 millones) y doblaron su peso (de 11 54 toneladas a
2845), lo cual contribuyó a una bajada mundial en el precio de las alfombras.
Hoy en día, las técnicas tradicionales de tejido están bien vivas, a pesar de que lo esencial de la
producción de alfombras se ha mecanizado. Las alfombras tradicionales tejidas a mano se
compran en el mundo entero y generalmente son mucho más caras que las confeccionadas a
máquina. En el museo de la alfombra de Irán, en Teherán, pueden admirarse muchas piezas
selectas de alfombras persas.
En la actualidad en Irán se han estado desarrollando piezas que provienen de los ya
tradicionales gabbeh, de largo pelo y diseños abstractos realizados por tribus nomadas los
cuales utilizan sus experiencias y aventuras para realizar los diseños de sus tapetes. Los
tapetes Amaleh son una versión moderna de estos tapetes, con un mayor número de nudos lo
que da como resultado tapetes más finos con diseños más simples y modernos. Kashkuli la
calidad más alta de este tipo de tapetes con un gran número de nudos.
Mujeres tejiendo una alfombra en un telar vertical (hacia 1 890)
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Fabricación
El telar y las herramientas
Hay cuatro tipos de telares: el telar horizontal, el telar vertical fijo, el telar vertical de tipo Tabriz y
el telar vertical de enjullos rodantes.
•
El telar horizontal es el más primitivo de los cuatro. En la actualidad sólo lo utilizan los
nómadas. Consiste simplemente en dos varas de madera entre las cuales se tienden los hilos
de lana en sentido longitudinal. Durante el trabajo, los hilos de la urdimbre se mantienen tensos
gracias a dos postes atados a las extremidades de cada vara y clavados en el suelo. Este telar
es fácilmente transportable cuando la tribu se desplaza.
•
El telar vertical fijo, empleado casi exclusivamente en los centros de producción de
menor importancia, es también un modelo rústico. Se trata de un marco vertical cuyos
travesaños soportan las extremidades de dos varas redondas y paralelas llamadas enjullos.
Entre estos dos enjullos se fijan los hilos de la trama. El tejido empieza siempre por abajo.
Durante el trabajo, el obrero está sentado en un tablón que se apoya en los barrotes de dos
andamios fijados en los travesaños verticales del telar. Conforme el anudado progresa, el tablón
que sirve de asiento debe elevarse al mismo tiempo que la alfombra. Este tipo de telar se usa
para alfombras cuya longitud no supere la del telar, es decir tres metros.
•
El telar llamado de Tabriz representa una mejora del telar vertical. Fue inventado por los
artesanos de esta población. Se usa un poco en todas partes en los grandes centros de
producción en Irán. En este tipo de telar, los
hilos de la urdimbre se van enrollando del
enjullo superior a la bobina inferior, bajo la cual
pasan antes de volver hacia el enjullo superior.
Este sistema presenta la ventaja de poder
anudar piezas de igual longitud a dos veces la
altura del telar.
• El último tipo de telar, de enjullos
rodantes, representa la versión más
evolucionada del telar vertical. Todo el hilo de
urdimbre necesario para el anudado de la
alfombra está enrollado en el enjullo superior,
mientras que en la bobina inferior se enrolla la
alfombra según va avanzando el trabajo. Este
telar permite confeccionar alfombras de
cualquier longitud.
Las herramientas utilizadas en la confección de
una alfombra son pocas y muy simples. El
cuchillo sirve para cortar las hebras del nudo;
completamente de metal, a veces está dotado
de un gancho que sirve para anudar (sobre
todo en Tabriz). El peine o carda está hecho de
varias láminas de metal cuyos extremos se
separan para formar los dientes. Sirve para
Herramientas usadas en la fabricación
apretar el o los hilos de la trama contra la hilera
de alfombras. De arriba abajo: tijeras,
de nudos. Las tijeras, planas y largas, se usan
cuchillos, peine y aguja.
para repasar las hebras de la alfombra.
11
Las materias primas
Los materiales necesarios para la confección de una alfombra persa son la lana, la seda y el
algodón. La lana y la seda se usan sobre todo
para el terciopelo de la alfombra, y raramente
en la urdimbre y la trama, que normalmente
son de algodón. La lana de oveja es la que
más se usa, en particular la de fibra larga
(extraída de las paletillas y los costados del
animal). La lana de cordero es asimismo muy
Lanas Artesanales
Colchas de seda
apreciada. Se llama kurk a la lana de buena calidad, y la peor se denomina tabachi. Las lanas
más reputadas proceden del Jorasán o de las tribus luras y kurdas.
El algodón se usa exclusivamente para la urdimbre y la trama. En ciertos tipos de alfombra,
como los de Qom o de Na'in, se mezcla con el terciopelo de lana un hilo de seda. En las
alfombras más valiosas el terciopelo es de
seda. En algunas alfombras antiguas se
emplearon hilos de oro, de plata o de seda
rodeados de un hilo de metal precioso.
Actualmente, la urdimbre y la trama son
siempre de algodón (excepto para algunas
alfombras nómadas totalmente de lana),
porque es más sólido y resistente y permite
un mejor cuidado de la alfombra.
Algodon
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