Universidad Simón Bolívar Decanato de Estudios de Postgrado

Anuncio
Universidad Simón Bolívar
Decanato de Estudios de Postgrado
Coordinación de Ciencia de los alimentos y Nutrición
Maestría en Nutrición
TRABAJO DE GRADO
DISTORSIÓN DE LA IMAGEN CORPORAL Y SU RELACIÓN CON EL ESTADO
NUTRICIONAL EN UNA MUESTRA DE MUJERES DEL ESTADO ARAGUA
por
Martha Estela Herrera Vera
Abril, 2015
DISTORSIÓN DE LA IMAGEN CORPORAL Y SU RELACIÓN CON EL ESTADO
NUTRICIONAL EN UNA MUESTRA DE MUJERES DEL ESTADO ARAGUA
Universidad Simón Bolívar
Decanato de Estudios de Postgrado
Coordinación de Ciencia de los alimentos y Nutrición
Maestría en Nutrición
DISTORSIÓN DE LA IMAGEN CORPORAL Y SU RELACIÓN CON EL ESTADO
NUTRICIONAL EN UNA MUESTRA DE MUJERES DEL ESTADO ARAGUA
Trabajo de Grado presentado a la Universidad Simón Bolívar por
Martha Estela Herrera Vera
Como requisito parcial para optar al grado académico de magister en nutrición
Con la asesoría del profesor
Héctor A. Herrera M
Abril, 2015
Universidad Simón Bolívar
Decanato de Estudios de Postgrado
Coordinación de Ciencia de los alimentos y Nutrición
Maestría en Nutrición
DISTORSIÓN DE LA IMAGEN CORPORAL Y SU RELACIÓN CON EL ESTADO
NUTRICIONAL EN UNA MUESTRA DE MUJERES DEL ESTADO ARAGUA
Alumna. Martha Herrera
Carnet:
RESUMEN.
En el presente estudio se evaluó la existencia de la distorsión de la imagen corporal y
su relación con estado nutricional en una muestra de pacientes de una consulta
privada de la ciudad de Maracay, Edo. Aragua. En un estudio transversal, descriptivo
cuantitativo, correlacional y no experimental, se evaluaron 101 mujeres (25 - 55
años) que acudieron por primera vez a una consulta nutricional. Se efectuó una
evaluación antropométrica. Se calculó el índice de masa corporal (IMC) y el
porcentaje de grasa. La imagen corporal (IC) se evaluó con el Cuestionario de
Siluetas Lineal de base (Q-O). Se calculó estadística descriptiva e inferencial, prueba
de asociación de Kappa y Prueba ‫ﬡ‬2 entre las prevalencias. Se aplicó una prueba
ANOVA entre los grupos de edad por variable antropométrica. Los resultados
indicaron que los valores promedios de la variables antropométricas eran mayores a
medida que aumentaba la edad promedio, disminuyendo en el último grupo. El
78,2% presentó sobrepeso, mientras que más del 90% presento grasa alta. Más del
60% presentó riesgo cardiometabólico. Alrededor del 55% de la muestra mostró
concordancias entre su IMC real y el percibido, mientras que las distorsiones de la IC
estuvieron orientadas hacia la sobreestimación en mujeres con IMC adecuado, y la
subestimación en mujeres con sobrepeso, aunque la prueba Kappa no fue
significativa (K=0,073; p < 0.394). En líneas generales, hubo poca distorsión de la IC
en la muestra de mujeres, lo que indica que eran conscientes de su estado
nutricional global medido por el IMC y su percepción de la IC era un reflejo de esta
situación.
Palabras claves: Imagen corporal, Estado nutricional, Mujer.
Alumna: Martha Herrera
Tutor: Héctor Herrera
DEDICATORIA
A Dios, por guiarme y darme paciencia para salir adelante junto a los seres que
amo…
A mi hijo, a mis padres, esposo y hermano, por ser los seres más especiales que
existen en mi vida…
i
AGRADECIMIENTOS
Mi agradecimiento a la UNIVERSIDAD SIMÓN BOLIVAR, por darme la oportunidad
de crecer como profesional y el prestigio que me da el salir de sus aulas.
Al Profesor Héctor Herrera, por ser mi guía y apoyarme en todo momento.
A Centro Integral de Medicina Antienvejecimiento (CIMAE) y a su personal, por
darme la oportunidad de desarrollar los objetivos de este estudio.
ii
ÍNDICE GENERAL
Pág.
DEDICATORIA
i
AGRADECIMIENTO
ii
RESUMEN
iii
ÍNDICE GENERAL
iv
ÍNDICE DE TABLAS
vi
ÍNDICE DE FIGURA
vii
ÍNDICE DE ABREVIATURA
viii
ÍNDICE DE FORMULAS
ix
LISTA DE ABREVIATURAS
x
INTRODUCCIÓN
1
OBJETIVO GENERAL
4
OBJETIVOS ESPECIFICOS
4
CAPITULO I: MARCO TEORICO
5
1.1. Imagen Corporal (IC).
6
1.2. Componentes de la imagen corporal
7
1.3. Uso de la imagen corporal
8
1.4. Genero y edades predominantes
9
1.5. Factores que afectan la autopercepción de la imagen corporal.
10
1.6. Consecuencias de la alteración de la imagen corporal
12
1.7. Evaluación de la imagen corporal
13
1.8. Pictograma: método para evaluar la imagen corporal
CAPITULO II: MATERIALES Y MÉTODOS
2.1. Tipo de estudio
14
16
16
2.2. Población y muestra
15
2.3. Criterios de inclusión
15
2.4. Criterios de exclusión
16
2.5. Bioética
16
iii
2.6. Instrumento de recolección de datos
2.7. Variables
16
16
2.7.1. Edad
16
2.7.2. Sexo
17
2.7.3 Variables antropométricas
17
2.7.3.1. peso
17
2.7.3.2.Talla
17
2.7.3.3. Circunferencia de cintura punto medio
2.7.3.4. Pliegue de tríceps
17
18
2.7.3.5. Pliegue subescapular
18
2.8. Indicadores antropométricos
18
2.8.1 Índice de masa corporal
18
2.8.2. Densidad corporal
18
2.8.3.Porcentaje de grasa corporal
19
2.8.4. Circunferencia de cintura punto medio
19
2.9. Evaluación de la percepción de la imagen corporal
19
2.10. Análisis estadístico.
20
CAPITULO III: RESULTADOS
21
3.1. Prevalencia de la edad por grupo etario
21
3.2. Caracterización de antecedentes familiares de factores de riesgo de la
muestra.
21
3.3 Caracterización de antecedentes personales de factores de riesgo de la
muestra
22
3.4. Caracterización antropométrica de la muestra de pacientes en estudio a
través de variables de interés nutricional
3.5. Caracterización
23
antropométrica de la muestra de paciente en estudio a
través de indicadores de composición corporal de interés nutricional y evaluación del
estado nutricional de la muestra
25
3.6. Determinación de existencia de distorsión de la imagen corporal derivado de
la imagen del IMC obtenido por evaluación antropométrica y el percibido
CAPITULO IV: DISCUSIÓN
27
30
iv
CAPITULO V: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
5.1. Conclusiones
36
36
5.2. Recomendaciones.
37
REFERENCIAS
38
ANEXOS
43
v
ÍNDICE DE TABLAS
Pág.
Tabla 1. Prevalencia de la edad por grupo etario de la muestra
21
Tabla 2. Prevalencia de antecedentes familiares para factores de riesgo
22
Tabla 3. Prevalencias de antecedentes personales para patologías crónicas
23
Tabla 4. Estadística descriptiva de los indicadores antropométricos por grupo de
edad
23
Tablas 5. Estadística descriptiva de los indicadores antropométricos por grupo de
edad
25
Tabla 6. Tabla de contingencias entre las categorías de IMC por antropometría e IMC
por silueta corporal en la muestra de mujeres evaluadas
28
Tabla 7. Contingencias y divergencias entre las categorías del IMC por antropometría
e IMC por silueta corporal en la muestra de mujeres evaluadas
vi
28
ÍNDICE DE FORMULAS
Pág.
Índice de Masa Corporal
18
Densidad
18
Porcentaje de Grasa Corporal
19
vii
INTRODUCCIÓN
Cada cultura desarrolla diferentes estándares de belleza así como diferentes
conceptos sobre su propia imagen corporal, decoración del cuerpo y forma del
mismo, los cuales pueden ir cambiando con cada periodo de la historia (Rodin et al.,
1993, Drumon et al., 2012). En la sociedad occidental, se ha venido observando
como una mayor presión sobre sus miembros, impulsando una tendencia
generalizada a la excesiva preocupación por el peso y la apariencia física (Rocandio
et al., 2005; Arroyo et al., 2005). En tal sentido, medios masivos de comunicación
como revistas, televisión e incluso la Internet, han facilitado no solo el “culto al
cuerpo”, sino vendiendo un ideal de imagen corporal, además de ser potenciadores
de estándares, afectando la satisfacción corporal y por ende la imagen del cuerpo en
un grado similar (López et al., 2008)
Las imágenes idealizadas que se muestran en los medios de comunicación influyen
negativamente en la percepción del propio cuerpo y deteriorar la propia autoestima
del cuerpo (Zaragoza et al., 2011). La insatisfacción corporal ocurre si un individuo
interioriza el cuerpo ideal, el determinado culturalmente, y por comparación social
concluye que su cuerpo discrepa de ese ideal (Acosta et al., 2003), generando
situaciones de estrés emocional, adopción de hábitos de consumo inadecuados, y en
casos extremos, alteraciones de la conducta alimentarias.
Más recientemente, se ha podido observar la influencia de la publicidad para
comercializar productos para adelgazar y mejorar la figura del cuerpo, actuando
como variable central en la predicción de factores de riesgo, los cuales son
precursores de los trastornos de conducta alimentaria, como lo son las conductas
alimentarias de riesgo, específicamente la dieta restringida y la insatisfacción con la
imagen corporal (Stice et al., 2003; López et al., 2008; Zaragoza et al., 2011; García
et al., 2014).
En las sociedades occidentales se ha observado que la imagen corporal ideal en las
mujeres tiende hacia la delgadez y en los hombres hacia un cuerpo musculado, así
1
como se han observado que algunas personas han intentado perder peso en alguna
ocasión, y muchas de ellas no presentan ni sobrepeso ni obesidad ya que fueron
calificados como de peso normal (Afifi et al., 2002; López et al., 2008).
Como consecuencia a esta presión social ha surgido una preocupación extrema, por
todo lo relativo al peso corporal (Arroyo et al., 2008). La preocupación excesiva por
estar delgado pudiera llevar a prácticas negativas para la salud o en contraste, los
sujetos con sobrepeso y obesidad, al verse estigmatizados, es poco probable que
intenten controlar su peso o buscar la atención médica (Arroyo et al., 2008; López et
al., 2008; Drumond et al., 2012).
Adultos en los EE.UU y de Europa occidental a menudo presentan una falsa
percepción de su peso corporal y de su talla (Dorsey, et al., 2009; Jauregui et al.,
2011; García et al., 2014). Se debe señalar que la insatisfacción corporal y la
percepción errónea de la imagen corporal está presente tanto en hombres como en
mujeres, y es un mediador muy importante para la relación entre el índice de masa
corporal, el tamaño corporal, conductas de riesgo de control de peso y la
vulnerabilidad a los trastornos alimentarios (Kakeshita et al., 2008; Bernárdez et al.,
2009).
Son las mujeres las que pueden verse mayormente afectadas, siendo los ideales
modernos de atractivo femenino un aspecto tonificado y de extrema delgadez,
producto del bombardeo de publicidad y su influencia psicológica (Homan et al.,
2011; Valuti et al., 2009; López et al., 2008; García et al., 2014)
La distorsión de la imagen, es un problema mundial que ha sido estudiado con mayor
énfasis en los últimos años, tanto en poblaciones de distintas edades, culturas y
razón social. Sin embargo, son pocos los estudios que basan sus observaciones en
pacientes de consultas médicas y nutricionales, a las cuales acuden pacientes en
busca de orientación profesional para conseguir un cuerpo con aspecto tonificado y
2
delgado, siguiendo los ideales modernos, que destacan y proponen estilos de vida
saludables tanto para hombre como mujeres.
Si bien muchos de quienes acuden a estas consultas realmente requieren la
evaluación y posterior cambio en sus hábitos dietéticos y estilos de vida, también se
ha observado un incremento en el número de pacientes, que bajo una marcada
distorsión de la imagen corporal, solicitan orientación nutricional o aun presentando,
síntomas de deficiencias de nutrientes, manifiestan la necesidad de perder masa o
simplemente grasa corporal.
Por otro lado, se está observando con mayor frecuencia en los foros y congresos en
el área, la apreciación de monitorear a aquellos pacientes con sobrepeso, pero sin
alteraciones metabólicas, surgiendo la pregunta ¿es realmente necesario que estos
pacientes pierdan peso por simplemente presentar sobrepeso e inclusive obesidad?,
o se ha generalizado el ideal corporal de la persona saludable, distorsionando la
percepción de salud no solo del paciente sino del personal de salud (Elosua 2013;
Zaccagni et al., 2014; Mintem et al., 2015). Será acaso que se están aplicando
medidas exageradas, siguiendo supuestos ideales de belleza que influyeron en la
percepción de su propia imagen corporal?
Es por ello que el presente estudio evaluó la existencia de distorsión de la imagen
corporal y su relación con el estado nutricional en una muestra de pacientes de una
consulta privada de la ciudad de Maracay, Estado Aragua.
3
OBJETIVOS
Objetivo General
Establecer la existencia de distorsión de la imagen corporal y su relación con
estado nutricional en una muestra de pacientes de una consulta privada de la
ciudad de Maracay, Edo. Aragua.
Objetivos Específicos

Caracterizar a la muestra de mujeres en función de sus antecedentes
familiares y personales de factores de riesgo en la muestra en estudio.

Caracterizar antropométricamente a la muestra de pacientes en estudio a
través de indicadores de composición corporal de interés nutricional.

Evaluar el estado nutricional de la muestra de pacientes analizados.

Determinar la existencia de distorsión de la imagen corporal en la muestra
de pacientes estudiados

Establecer la asociación entre la distorsión de la imagen corporal con el
estado nutricional del paciente.
4
CAPITULO I
MARCO TEORICO
La presión social actual generada principalmente por los distintos medios de
comunicación, donde se le rinde culto a la belleza y en donde se inserta el boom de
las dietas, y un abanico de alternativas peligrosas y distintos métodos no aprobados
por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para lograr la esbeltez, podría llevar
a conductas alimentarias anómalas con la intención de controlar el peso o modificar
su figura en algunos caso sin ser necesarios para el individuo, o por el contrario no
controlar su peso y evitar la práctica de conductas alimenticias saludables o de
actividad física (Rodríguez et al., 2009; Herrera et al., 2013).
La preocupación por la imagen corporal no es exclusiva de nuestros días. Cada
periodo de la historia contó con sus propios estándares de belleza, y cada cultura
desarrolla diferentes conceptos sobre la propia imagen, forma y decoración del
cuerpo (Rodríguez et al., 2010; Elosua et al., 2013).
Diversos estudios han puesto de manifiesto que el dimorfismo sexual incluso se
mantiene y manifiesta en la distorsión de la imagen corporal. Así sabemos que
existen diferencias de acuerdo al género, donde las mujeres presentan mayor
insatisfacción corporal, restricción alimentaria, uso de laxantes y vómito que los
varones, estos últimos presentan mayor presencia de atracones y uso del ejercicio
como medio de control de peso corporal (Rodríguez et al., 2009; 2010). Pero que
conduce a un individuo a presentar inconformidad con su forma corporal. Se ha
descrito que algunos contenidos que ofrecen los medios de comunicación han tenido
un efecto nocivo en la percepción de la imagen corporal, apareciendo la distorsión a
edades cada vez más tempranas, siendo incluso una causa de bulling en edad
escolar.
5
1.1 Imagen Corporal (IC)
El termino Imagen Corporal (IC) cuenta con una larga tradición terminológica. Este
concepto, ha sido blanco de multitud de controversias acerca de su fenomenología.
Se entiende por imagen corporal como el modo en el que una persona percibe,
imagina, siente y actúa respecto a su propio cuerpo (Rosen et al., 1995; Zaccagni et
al., 2014; Mintem et al., 2015). Thompson (1990) concibe la imagen corporal en base
a tres componentes:
1.2 Componentes de la Imagen Corporal
1.2.1 Componente perceptual: precisión con que se percibe el tamaño
corporal de diferentes segmentos corporales o del cuerpo en su
totalidad.
La
alteración
de
este
componente
da
lugar
a
sobreestimación (percepción del cuerpo en unas dimensiones
mayores a las reales o a la subestimación (percepción de un tamaño
corporal inferior al que realmente corresponde).
1.2.2 Componente subjetivo (cognitivo- afectivo): actitudes, sentimientos,
cogniciones y valoraciones que despierta el cuerpo principalmente el
tamaño corporal, peso, partes del cuerpo o cualquier otro aspecto de
la apariencia física (ejemplo satisfacción, preocupación, ansiedad, etc.
La mayor parte de los instrumentos que evalúan este tipo de
trastornos se centran en la insatisfacción corporal.
1.2.3 Componente conductual: conductas que la percepción del cuerpo y
sentimientos asociados provocan (conductas de exhibición, conductas
de evitación de situaciones que exponen el propio cuerpo a los
demás, etc.
6
El concepto de la IC es multifacético. La experiencia sobre el cuerpo conlleva a las
actitudes frente a la apariencia física, la percepción, el volumen, límites y posición del
cuerpo, competencia corporal y otro tipo de aspectos que se relacionan con la salud
y enfermedad, estado físico y género de uno mismo (Rosen et al., 1995, Rodríguez
et al., 2010)
1.3 Uso de la Imagen Corporal
Los mensajes acerca de la delgadez como un ideal sociocultural y los métodos para
conseguirlo no surgieron de un día para otro, comenzaron en los estratos altos de la
sociedad, en grupos minoritarios de las sociedades francesa e inglesa, se fueron
extendiendo a todo el tejido social por la gran velocidad de difusión de los medios de
comunicación del siglo XX. (Guillen et al., 2012)
Los medios de comunicación, principalmente aquellos que son visuales como la
televisión, desempeñan un papel importante en la incidencia y prevalencia de los
Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), lo cual influencia las elecciones de
compra de productos enfocados en la apariencia física y una imagen corporal ideal
(Rodríguez et al., 2009: Zaragoza et al., 2011).
La IC es un constructor teórico que se ha actualizado numerosas veces por las
ciencias sociales y biológicas. Se ha utilizado por especialistas en nutrición para
identificar población en riesgo de malnutrición. En estudios entre pacientes con TCA
para captar el nivel de satisfacción que tienen respecto a su cuerpo, así como su
grado de autoestima. También han intentado validar la imagen corporal como un
indicador de percepción del tamaño corporal (Herrera et al., 2013; Mintem et al.,
2015).
Se ha sugerido la importancia de la alteración de la percepción de la IC como un
síntoma precoz para la detección de trastornos del comportamiento alimentario (Vidal
et al., 1997; Sánchez et al., 2001). Algunos profesionales utilizan a menudo la
7
percepción de la IC como medida de la autoestima y del grado de satisfacción con la
propia imagen (Thompson et al., 1990; Zaccagni et al., 2013). La IC se considera, en
el ámbito de las investigaciones relacionadas con los trastornos de la conducta
alimentaria, como una aproximación cualitativa al estado nutricional del individuo
(Madrigal-Fritsch et al., 1999), así como también, las alteraciones de la imagen
corporal tienen una participación causal en el trastorno alimentario en lugar de ser
secundarias a él (Cruz et al., 2002). En tal sentido, se han utilizado imágenes de
siluetas corporales tanto para identificar la autopercepción y satisfacción de la IC
como para valorar el estado nutricional de los individuos evaluados con estas
imágenes (Madrigal-Fritsch et al., 1999).
1.4 Género y edades predominantes
La IC es muy importante entre los jóvenes. En estos se ha apreciado un aumento de
la preocupación excesiva por el peso y la apariencia física como consecuencia de la
fuerte presión que ejerce la sociedad sobre sus miembros y se ha podido registrar
que las experiencias en el entorno universitario o laboral puede jugar un papel en
estas tendencias y en la percepción de la imagen (Guillen et al., 2012; Tirlea et al.,
2013; Woo, 2014; Zaccagni et a., 2014).
En algunos estratos de la población, y en particular las mujeres jóvenes, se ven
sometidas a una gran presión social con la imposición de un modelo estético de
extrema delgadez (Stice et al., 2003; Elousa, 2013). Sin embargo, se ha observado
que no existen diferencias raciales ni étnicas en el desarrollo de la IC tanto en
mujeres como en hombres (Guillen et al., 2012; Mintem et al., 2015) y tiende a ser
más frecuente en personas con nivel educativo bajo (Dorsey et al., 2009).
8
1.5 Factores que afectan la autopercepción del peso y la Imagen Corporal
La sociedad determina nuestra propia IC. Al mismo tiempo que las personas nos
desarrollamos cultural y biológicamente, se produce una evolución paralela, la de la
IC. Esta transformación comienza a los dos años, momento en el que se toma
consciencia de uno mismo. A partir de esa edad, se desarrollan multitud de cambios
físicos y de apariencia en cada etapa del desarrollo corporal y marco social en el que
se ubican ciertos patrones corporales. La construcción de la propia IC no finaliza
nunca, prolongándose hasta el final de la vida. Nuestra experiencia corporal se
encuentra continuamente en cambio, por lo que se afirma que la imagen corporal no
es un constructor estático (Cruz et al., 2002; García et al., 2014; Latorre et al., 2014).
La IC afecta nuestro comportamiento, ya sea de manera consciente o inconsciente,
por lo influye directamente en la conducta del individuo (Bernárdez et al., 2009;
Runfola et al., 2013). El origen de distorsión de la IC es multicausal, donde factores
genéticos, biológicos (Índice de Masa Corporal (IMC), pubertad), rasgos de
personalidad, familiares, y socioculturales (cultura de la delgadez) se entrelazan para
desarrollar distorsión de la imagen en el individuo (Dorsey et al., 2009; Tirlea et al.,
2013).
Los Factores de riesgo; son estímulos, conductas y características personales y del
entorno, que impactan el estado de salud, provocando una mayor vulnerabilidad para
la aparición de una enfermedad (Zaragoza et al., 2011; Tirlea et al., 2013). Entre los
más estudiados se encuentran los socioculturales, debido a que estos pueden
condicionar una imagen aceptable o apetecible dentro de un grupo, así como tratar
de explicar cómo y de qué manera los medios de comunicación, la publicidad, los
amigos, impactan en la adopción del modelo estético corporal dominante. Con
respecto a este punto, estudios realizados en México, han confirmado que estos
factores, principalmente la influencia de la publicidad de productos para adelgazar y
mejorar la figura corporal, actúan como variable central en la predicción de otros
factores de riesgo como lo son las conductas alimentarias de riesgo, específicamente
9
la dieta restringida, y la insatisfacción de la IC. (Zaragoza et al., 2011). Un estudio
comparativo entre mujeres mexicanas y españolas, evidenció la misma tendencia, lo
que sugiere que, independientemente del lugar de residencia u origen étnico, si las
imágenes y mensajes que se reciben favorecen un determinado perfil morfológico,
este será el patrón de referencia con el cual seremos comparados, aunque no sea ni
realista ni saludable (Elosua, 2013).
La autopercepción del peso se ve afectada por una combinación de factores, entre
los que se puede destacar: personas con sobrepeso u obesidad, pertenecientes al
género masculino, a la tercera edad, pocos años de educación formal o grupo
socioeconómico bajo, los cuales tienen menor propensión a considerarse con
sobrepeso (Paeratakul et al., 2002; Chang et al., 2003; Kuchler et al., 2003). Así
mismo,
la
afinidad
racial
y
factores
socioculturales
también
influyen
significativamente en la subestimación del peso (Mack et al., 2004). Sin duda,
múltiples factores biológicos, sociales y culturales modulan esta percepción, pero en
algunos casos estos factores son difíciles de valorar (Zaragoza et al., 2011).
Aunque la insatisfacción corporal es frecuente en las mujeres, esto no es suficiente
para definir el trastorno de la IC. Los individuos con este trastorno devalúan su
apariencia intensamente, imaginan que las otras personas se fijan y se interesan por
su defecto, poniendo mucho énfasis en el defecto de su apariencia y cuando hacen
una jerarquía de valores personales lo suelen colocar en primer lugar (Raich et al.,
2004).
La persona que percibe su IC con precisión y se siente cómoda con su cuerpo,
aunque haya algún aspecto que le guste menos, se considera que tiene una imagen
corporal adecuada (Sepúlveda et al., 2004). La IC puede verse afectada por las
experiencias vividas, el estrés, el trabajo, por el paso de los años y la aceptación de
los cambios permite una mejor adaptación. La distorsión de la IC o una exagerada
preocupación por el aspecto físico puede producir trastornos psiquiátricos por
ejemplo en el ámbito alimenticio, el abuso de práctica de ejercicios físico y son
10
elementos altamente significativos en la etiopatogenia o el diagnóstico (Rodríguez et
al., 2009).
1.6 Consecuencias de la alteración de la Imagen Corporal
Una percepción distorsionada de la imagen del propio cuerpo se puede ver vinculada
a una insatisfacción corporal, que se considera una de las bases de las prácticas
alimentarias de riesgo. (Herrera et al., 2013). Un análisis antropológico, social e
histórico de los modelos corporales mostraría que siempre ha existido una profunda
ambivalencia en las representaciones de la gordura y la delgadez y que esto ha
influido de diferentes maneras en los comportamientos alimentarios (Herrera et al.,
2013). La preocupación excesiva por estar delgado puede llevar a prácticas
negativas para la salud (Serdula et al., 1993) lo que supone un factor de riesgo para
la desnutrición y también para los trastornos de la conducta alimentaria. La distorsión
de la IC es un factor central en trastornos como la anorexia y la bulimia nerviosa y la
obesidad (Thompson et al., 1990; Elosua, 2013).
La dieta saludable y la actividad física suficiente y regular son los principales factores
de promoción y mantenimiento de una buena salud durante toda la vida. Las dietas
malsanas y la inactividad física son dos de los principales factores de riesgo de
hipertensión, hiperglucemia, hiperlipidemia, sobrepeso u obesidad y de las
principales enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, el cáncer o la
diabetes (OMS, 2015).
Reconociendo que un cambio en la dieta, evitando alimentos procesados y la
promoción de la actividad física, representa una oportunidad única para elaborar y
aplicar una estrategia eficaz que reduzca sustancialmente la mortalidad y la carga de
morbilidad mundiales. En tal sentido, la OMS adoptó en mayo de 2004 la estrategia
mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud. La mejora de los hábitos
dietéticos es un problema de toda la sociedad, y no solo de cada uno de los
individuos que la componen. Por consiguiente, requiere un enfoque poblacional,
11
multisectorial, multidisciplinar y adaptado a las circunstancias culturales (OMS,
2012).
1.7 Evaluación de la Imagen Corporal
La evaluación de la IC se realiza tomando como valores la satisfacción o
insatisfacción con el propio cuerpo, incluyendo entre estos valores las creencias de
autoevaluación. El campo de la IC se refiere a la importancia cognitiva, conductual y
emocional del cuerpo en torno a la autoevaluación (Raich et al., 2004; Elosua, 2013).
Existen instrumentos que evalúan la IC focalizados a los componentes perceptivos,
subjetivos y conductuales (Raich et al., 2004 Herrera et al., 2013; Elosua, 2013). Se
ha determinado que individuos sin trastorno alimentario, también pueden presentar
alteraciones de la IC tanto en forma de insatisfacción corporal como imprecisiones
perceptivas (Raich et al., 2004).
Para la evaluación del componente perceptivo de la imagen corporal existen dos
grandes categorías como lo son:
1.7.1 Procedimientos de estimación de partes del cuerpo donde se
encuentran los métodos analógicos y el trazado de la imagen
1.7.2 Procedimientos de estimación de la globalidad del cuerpo donde
encontramos métodos de distorsión de imagen y las siluetas
(Raich et al., 2004).
En la actualidad, no se cuenta con instrumentos óptimos parar la evaluación
perceptiva de las medidas corporales. Al parecer los procedimientos para la
estimación global son más fidedignos que los procedimientos de estimación de
partes, aunque con ellos no se puede discriminar entre personas con trastornos
alimentarios y los que no lo padecen. Para este caso, los más fiables son los
12
instrumentos que evalúan la dimensión cognitivo actitudinal, donde son incluidas
creencias y actitudes que la persona puede tener sobre su cuerpo o partes de este
(Raich et al., 2004; López et al., 2008; et al., 2013).
1.8 Pictograma método para evaluar la Imagen Corporal
El pictograma es un signo que representa esquemáticamente un símbolo, objeto real
o figura. Desde la antigüedad, el hombre registró el medio ambiente que le rodeaba
mediante dibujos pintados en distintos lugares donde habitaba, también los primeros
símbolos de escritura se basaban en pictogramas. Los pictogramas son un recurso
representativo y descriptivo así como un recurso mnemotécnico e identificador e
inclusive pasaron a transmitir ideas constituyéndose en ideogramas. Los pictogramas
transmiten su significado a través de su semejanza pictórica de un objeto físico y se
suele utilizar para representar ideas de forma simple
Actualmente se encuentran distintas escalas que constan de distintos números de
figuras que representan los valores de IMC las cuales van desde siluetas delgadas
hasta representaciones de siluetas obesas, aumentando gradualmente el tamaño de
la silueta tanto para hombre como para mujeres. Entre los instrumentos
desarrollados encontramos la escala de Montero y colaboradores (2004) y la de
Madrigal y colaboradores (1999) por mencionar algunos. Estos modelos han sido
utilizados por especialistas en nutrición como indicadores de bajo costo y fácil
aplicación en trabajos de campo para identificar poblaciones en riesgo para
trastornos del comportamiento alimentario, satisfacción de la IC y percepción del
tamaño corporal (Madrigal et al., 1999; Zaragoza et al., 2011; Herrera et al., 2013)
El modelo realizado por (Madrigal et al., 1999) incluyó un total de 15.239 sujetos en
los 15 países miembros de la unión europea y se realizó un muestreo en cada país
multietapico, estratificado según edad, sexo y distribución geográfica y se aplicaron
cuotas por sexo, edad y otras variables socioeconómicas (Madrigal et al., 1999). El
instrumento consta de un cuestionario el cual contiene variables socioeconómicas,
13
demográficas, antropométricas y algunas más relacionadas con actitudes y estilo de
vida, información que se obtiene mediante una entrevista. La información relacionada
con la imagen corporal percibida se obtiene pidiendo al sujeto entrevistado
seleccionar la figura que, según su percepción, corresponde a su imagen corporal
actual.
Para las figuras se establecieron cuatro categorías: delgado (silueta 1),
normal (silueta 2-5), sobrepeso (silueta 6-7) y obeso (silueta 8 y 9), tanto para
mujeres como para hombres. A fin de realizar las clasificaciones, se establecieron
como puntos de corte entre la IC y el IMC los siguientes: se consideró delgado la
silueta 1 con un IMC ≤20 kg/m², como normales silueta 2 a 5 con un IMC entre 20-25
Kg/m², sobrepeso silueta 6-7 con un IMC 25-29 kg/m² y finalmente como obesos un
IMC ≥30 Kg/m² silueta 8 a 9 (Madrigal et al., 1999).
14
CAPÍTULO II
MATERIALES Y MÉTODOS
2.1 Tipo de Estudio
Se trató de un estudio de campo, transversal, descriptivo, cuantitativo, correlacional
y no experimental.
2.2 Población y muestra
La población estuvo constituida por todas las mujeres que asistieron a una consulta
de medicina estética ubicada en la ciudad de Maracay, Estado Aragua. La muestra
estuvo conformada por todas aquellas mujeres que acudieron por primera vez a la
mencionada consulta y que cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión. En
tal sentido, la muestra fue intencional no probabilística (por conveniencia) con una
población 130 y una muestra de 101 mujeres). Se fijó como lapso de recolección de
los datos el período comprendido entre los meses de Septiembre-Diciembre 2012. Al
finalizar el período de recolección, el número de mujeres seleccionadas se contrasto
con el número de mujeres atendidas en la consulta, a fin de establecer si la muestra
era significativa.
2.3 Criterios de inclusión
Mujeres que asistían por primera vez a consulta, que tuvieran al momento de la
evaluación una edad comprendida entre los 25 y los 55 años, y una vez informadas
de la investigación, accedieran a participar y firmaran un consentimiento previa
información.
15
2.4 Criterios de exclusión
Fueron excluidas del estudio aquellas mujeres con trastornos psiquiátricos y de la
conducta
alimentaria,
diabetes
no
tratada,
patología
tiroidea
previamente
diagnosticadas, atletas y embarazadas o lactando.
2.5 Bioética
La evaluación se realizó respetando los criterios de investigación en humanos
recogida por la Declaración de Helsinki, ratificada en la Convención Médica Mundial
de Edimburgo (2008), y los criterios del Código de Ética para la Vida del Ministerio
del poder popular para la Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias (2010).
2.6 Instrumento de recolección de datos
Se aplicó como instrumento de recolección de datos la historia clínica donde se
interrogo sobre: datos personales, edad, sexo,
antecedentes familiares de
Hipertensión arterial, diabetes tipo II y obesidad así como antecedentes personales
de patologías crónicas. Se anexo una ficha en donde se registraron los datos
antropométricos y se aplicó el pictograma de 9 siluetas femeninas extraído del
cuestionario de siluetas línea de base (Q-O) para imagen corporal (Ver anexo 2 y 3).
2.7 Variables
2.7.1 Edad: La información se analizó por edad la cual fue clasificada en 4
categorías de 25-29 años de 30-39 años de 40–49 años y de 50-55 años.
2.7.2 Sexo: Los sujetos seleccionados solo fueron de sexo femenino debido a que
representa el género más frecuente en la consulta
16
2.7.3 Variables antropométricas
Las medidas antropométricas fueron realizadas siguiendo los criterios del Programa
Biológico Internacional (Weiner y Lourie, 1981; Lohman et al., 1988; Herrera y
Hernández., 2014) Los sujetos fueron evaluados en un consultorio acondicionado
para tal fin. Las mediciones fueron realizadas por la autora del estudio, previa
estandarización antropométrica. Se realizó un control de calidad mensual
intraobservador, a fin de garantizar la consistencia y confiabilidad de los datos
antropométricos (Ver anexo 4). Todos los valores estuvieron dentro de los
porcentajes del error técnico de medición sugeridos: 1% peso y estatura, 2%
circunferencias y 5% pliegues de grasa subcutánea (Herrera y Hernández., 2014)
2.7.3.1 Peso: El peso se realizó con el sujeto en ropa interior, descalzo y provisto de
una bata descartable; para la medición se utilizó una balanza electrónica TANITA,
con una precisión de 50 gr.
2.7.3.2 Talla: Se tomó mediante técnica de la plomada, fijando una cinta métrica
flexible de 1,5 m a la pared, escuadra de madera, pabilo, plomada y tirro. Se colocó
el sujeto frente al medidor en posición estándar con los glúteos y espalda pegados a
la pared y cabeza en plano de Frankfort.
2.7.3.3 Circunferencia media de cintura La circunferencia de cintura se midió en el
punto medio entre las crestas ilíacas y los bordes inferiores de las costillas flotantes
con una cinta métrica plástica
2.7.3.4 Pliegue de tríceps fue medido con un calibrador de pliegue cutáneo de
presión constante a nivel de la cara posterior del brazo, en el punto medio entre el
acrómion y el olecranon
17
2.7.3.5 Pliegue subescapular se midió justo en el ángulo de la escápula de la
espalda utilizando un calibrador de pliegue cutáneo.
2.8 Indicadores antropométricos
Con las medidas antropométricas evaluadas se construyeron los siguientes
indicadores:
2.8.1 Índice de Masa Corporal
El índice de masa corporal o índice de Quetelet, es un indicador mixto, elaborado a
partir de las variables que miden dimensiones corporales totales, como el peso y la
talla (Eknoyan, 2008). Es una medida de peso corregida para la talla.
IMC 
-
Peso(kg)
Talla 2 (m 2 )
Valores límites propuestos por Herrera (2014) (anexo 4)
2.8.2 Densidad corporal.
La densidad corporal es la masa corporal total expresada en relación al volumen
corporal total. Se calculó a partir de la suma de los 2 pliegues cutáneos (tríceps y
subescapular) por la fórmula de Durnin y Womersley (1974).
Mujeres: D (g/cm2)= C - (M log  pliegues)
18
2.8.3 Porcentaje de grasa corporal
Uno de los componentes corporales más variables es el de grasa corporal; sin
embargo, es el único componente que define la condición de obesidad (exceso de
grasa corporal) independientemente del peso, y es un buen indicador de las reservas
calóricas del individuo Una vez obtenida la densidad se aplicó la fórmula de Siri
(1961) para obtener el porcentaje de grasa corporal (GC).
%GC= [(4,95 / D) - 4,5] x 100
-
Valores límites propuestos por Herrera (2014) (anexo 5)
2.8.4 circunferencia de cintura punto medio
La circunferencia de cintura se ha utilizado en los últimos años extensamente por su
asociación a factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, y a la aparición
de enfermedades crónicas no transmisibles del adulto.
La circunferencia de cintura tomada en el punto medio (entre borde superior de la
cresta iliaca y los bordes inferiores de las costillas flotantes) se utilizó como indicador
de adiposidad central. Se utilizaron los valores límites propuestos por Herrera (2014)
(anexo 5).
2.9 Evaluación de la percepción de imagen corporal.
Para identificar la presencia de distorsión de la imagen corporal, se utilizo
el
cuestionario de siluetas línea de base (Q-O) realizado por Madrigal et al., 1999 del
cual se extrajo el pictograma de 9 siluetas femeninas para imagen corporal. Al ser un
instrumento de estimación global, de sencilla aplicación y fácil manejo para la
población es fiable para determinar la presencia de distorsión de la imagen corporal.
19
La información relacionada con la imagen corporal percibida se obtuvo solicitando al
sujeto entrevistado seleccionar la figura que según su percepción correspondía con
su imagen corporal actual.
Estas siluetas tiene como establecido cuatro categorías: bajo peso IMC ≤20 Kg/m²
(silueta 1), normo peso 20-25 Kg/m² (siluetas 2-5), sobrepeso 25-29 Kg/m² (siluetas 6
y 7) y obeso ≥30 Kg/m² (siluetas 8 y 9), tanto para mujeres (F) como para varones
(M) para el estudio solo se utilizaron las figuras femeninas y al momento de ser
mostradas no presentaban los valores de índice de masa antes descritos. Utilizando
este modelo, se denominó distorsión de IMC a la diferencia entre el estado
nutricional según IMC obtenido a partir del peso y la talla real, y el IMC seleccionado
del modelo utilizado.
2.10 Análisis estadístico
Todos los datos fueron sometidos al análisis estadístico a través del paquete SPSS,
versión 17.0. Se calculó la estadística descriptiva de todas las variables cuantitativas.
Se aplicaron pruebas de contraste entre las medias. Se realizó un análisis de
prevalencias con las categorías de clasificación de los indicadores de composición
corporal y de distorsión de la imagen corporal. Se aplicó una prueba ‫ﬡ‬2 entre las
prevalencias. Se aplicó una prueba ANOVA entre los grupos de edad por variable
antropométrica. Se aplicó una prueba de asociación de Kappa entre las categorías
del IMC antropométrico y el IMC percibido con el instrumento de imágenes.
20
CAPÍTULO III
RESULTADOS
3.1 Prevalencia de la edad por grupo etario de la muestra
En el estudio participaron 101 mujeres con un rango de edad entre los 25 y 55 años.
El promedio de edad general fue de 35,22 ± 8,5. Para el grupo de 20-25 años el
promedio fue de 27,93 ±1,07 entre los 30-39 años fue 34,48± 2,12 y para los grupos
de mayor edad como lo fue el de 40-49 la media fue de 43,73 ±3,90 y de 52,89 ±1,83
para 50-55 años. Tabla 1
Tabla 1. Prevalencia de edad por grupo etario
25-29 años
(n = 45)
30-39 años
(n = 25)
40-49 años
(n = 22)
50-55 años
(n = 9)
Variable
Media
DE
Media
DE
Media
DE
Media
DE
Edad (años)
27,93
1,07
34,48
2,12
43,73
3,90
52,89
1,83
DE: Desviación estándar
3.2 Caracterización de antecedentes familiares de factores de riesgo de la
muestra.
En la tabla 2 se aprecia que en relación a los antecedentes familiares, en cuanto a la
diabetes tipo II (DTII), un 54,45% de sujetos presentaron antecedentes, mientras que
el 45,54% restante no. Esta tendencia fue similar para los antecedentes de obesidad
familiar, encontrando que 51,48% contaba con un historial asociado al exceso de
grasa y el 48,51% no. En relación a la hipertensión arterial 33,67% si presentó
historia familiar para dicha patología y el 66,33%, no tenía familiares con dicha
enfermedad. Solo se evidenciaron diferencias estadísticamente significativas para la
DTII y la HTA (P<0,05).
21
Tabla. Prevalencias de antecedentes familiares para factores de riesgo
DTII
OBESIDAD
HTA
Ausencia %
Presencia%
Ausencia %
Presencia %
Ausencia %
Presencia %
45,54*
54,45*
48,51
51,48
66,33*
33,67*
DTII diabetes tipo II: HTA: Hipertensión arterial
* Diferencia estadísticamente significativa (P < 0,05) por prueba X2
Cuando se compararon las prevalencias de los antecedentes familiares por edad, se
encontró que para la hipertensión (HTA), no había diferencias entre los grupos de
edad (X2 = 3,630; p < 0.304). Un resultado similar se encontró al comparar las
prevalencias de la DTII entre los grupos de edad (X2 = 1,951; p <0,583). Finalmente,
los antecedentes de obesidad familiar presentó una tendencia similar a la descrita
para las otras patologías, obteniendo un valor no significativo de Chi cuadrado (X2 =
0,618 p < 0.304).
3.3 Caracterización de antecedentes personales para patologías crónicas
En la tabla 3 se observa que para los antecedentes personales de DTII, 84 sujetos
tenían esta patología asociada, representando el 83,2% de la muestra estudiada.
Tan solo 17 mujeres (16,8%) no reportaron esta patología. Una prevalencia similar
fue hallada al registrar la HTA como antecedente personal, encontrando que un
81,2% de la muestra presentó esta dolencia. Al comparar las prevalencias de los
antecedentes personales por edad, si se encontraron diferencias estadísticamente
significativas para la HTA (X2 = 18.605; p < 0.01) y la DTII (X2 = 12.009; p < 0.01).
Tabla 3. Prevalencias de antecedentes personales para patologías crónicas
DTII
HTA
Ausencia %
Presencia%
Ausencia %
Presencia %
16,83*
83,16*
18,81**
81,18*
* Diferencia estadísticamente significativa (P < 0,05) por prueba X2
22
3.4 Caracterización antropométrica de la muestra de pacientes en estudio a
través variables de interés nutricional
En la tabla 4 se muestra la estadística descriptiva de las variables antropométricas
por grupo de edad. El valor promedio del peso corporal fue aumentado conforme se
incrementaba la edad promedio. Las mujeres del primer grupo de edad (25-29 años)
presentaron un peso 4,99 kg menor que las del segundo grupo. Estas a su vez,
presentaron un peso menor que las del tercer grupo (40-49 años), mostrando una
diferencia de 5,15 kg. Finalmente, las mujeres del último grupo de edad, presentaron
valores inferiores al resto y muy similares a los presentados en el primer grupo de
edad. En ninguno de los casos, las diferencias fueron estadísticamente significativas.
Tabla 4. Estadística descriptiva de los indicadores antropométricos por grupos de edad
25-29 años
(n = 45)
Variable
Peso (Kg)
Talla (cm)
CC (cm)
P tríceps (mm)
P Subescapular (mm)
Media
78
1,63
94,22
18,93a
27,11
DE
13,23
0,04
12,12
3,11
2,19
30-39 años
(n = 25)
Media
82,99
1,63
100,72
20,16b
27,62
CC = Circunferencia de cintura. P = Pliegue de grasa subcutánea.
Ab= Diferencias estadísticamente significativas por prueba ANOVA
DE
17,63
0,05
13,07
4,00
2,56
40-49 años
(n = 22)
Media
88,14
1,65
102,05
20,71b
28,28
DE
16,40
0,04
12,04
3,15
2,19
50-55 años
(n = 9)
Media
81,87
1,65
99,89
18,81a
27,29
DE
14,67
0,06
12,60
3,33
1,81
El promedio de la talla en general para la muestra en estudio fue de 1,63 m ± 0,45
con una diferencia de 2 cm entre el grupo de menor edad 20-25 años y el grupo de
40-49 años y el de mayor edad 50-55 años. No se evidenciaron diferencias
estadísticamente significativas en esta variable por edad.
En relación a la variable circunferencia de cintura (CC), los valores promedios fueron
mayores a medida que fue aumentando la edad promedio de las participantes, donde
el mínimo valor fue de 94,22 cm para las participantes que contaban con una edad
entre 20-25 años. Este valor fue mayor conforme aumentaba la edad con una
diferencia de 6,5 cm para el próximo grupo de mujeres (30-39 años). Esta diferencia
fue la más alta encontrada entre todos los grupos, aunque el valor máximo de la CC
23
fue de 102,05 cm para las mujeres de 40-49 años de edad, esta constante descendió
a un valor de 99,89 cm en el grupo de mujeres de 50-55 años de edad. A pesar de
las diferencias, estas no fueron estadísticamente significativas.
Así mismo, los valores promedios de pliegue de tríceps fueron más altos
progresivamente con la edad, siendo mayor en el grupo de mujeres de 40-49 años,
presentando un incremento 7,83mm más que el grupo con pliegue de tríceps de
menor proporción, el cual correspondió con el grupo de 50-55 años, siendo este dato
similar al encontrado en el grupo de 20-25 años donde solo se diferencian por
0,12mm. Al contrastar los valores promedios por edad, se encontraron diferencias
estadísticamente significativas (P < 0,05) entre los grupos de 30-39 años y 40-49
años con los grupos de edad extremos (25-29 años y 50-55 años). Entre estos dos
grupos muy similares entre si, no presentaron una diferencia estadísticamente
significativa.
Finalmente, con respecto al pliegue subescapular, se obtuvo una variación en forma
creciente a medida que aumentaba la edad. Este dato no tuvo un incremento tan
marcado como el pliegue de tríceps, sin embargo, se observó que el grupo de edad
que presentó el mayor valor promedio fue el de 40-49 años, mientras que los valores
en los tres grupos restantes fueron muy similares. No se evidenciaron diferencias
estadísticamente significativas para esta variable.
3.4 Caracterización antropométrica de la muestra de pacientes en estudio a
través de indicadores de composición corporal de interés nutricional y
evaluación del estado nutricional de la muestra.
En la tabla 5 se muestra estadística descriptiva de los indicadores antropométricos
por grupos de edad. El índice de masa corporal (IMC) presentó un valor promedio
general de 30,57 kg/m² ± 5,55 kg/m², apreciándose que el valor promedio fue mayor
conforme se incrementó la edad promedio; a su vez, el porcentaje de grasa corporal
(%GC) presentó una tendencia similar a la reportada para el IMC, observándose un
24
incremento de 0,72% entre el primer grupo etario y los sujetos de 30-39 años, de
2,79% entre este y las mujeres de 40-49 años y el mayor porcentaje para el grupo de
mayor edad con un valor de 39,41% y una diferencia con el grupo anterior de 2,12%.
No se reportaron en ninguno de los casos, diferencias estadísticamente
significativas.
Tabla 5. Estadística descriptiva de los indicadores antropométricos por grupo
de edad
INDICADOR
Edad (años)
IMC (kg/m2)
%GC (%)
25-29 años
(n = 45)
Media
DE
27,93
1,07
29,29
4,67
33,78
1,93
30-39 años
(n = 25)
Media
DE
34,48
2,12
31,40
6,61
34,50
2,01
40-49 años
(n = 22)
Media
DE
43,73
3,90
32,07
5,69
37,29
1,47
50-55 años
(n = 9)
Media
DE
52,89
1,83
31,07
5,71
39,41
1,70
IMC = índice de masa corporal; %GC = Porcentaje de grasa corporal
No hubo diferencias estadísticamente significativas por prueba ANOVA
En la figura 1 se presentan las prevalencias por categorías para la grasa corporal. En
esta clasificación se encontró que el porcentaje de grasa alta superó en mayor
proporción a la grasa promedio manteniéndose para todos los grupos mayor al 90%
y resaltando los dos últimos grupos de edad donde todas las mujeres se encontraron
en grasa alta representando el 100% para estos grupos.
Figura 1. Prevalencias de la clasificación del porcentaje
de grasa corporal en la muestra de mujeres evaluadas
%
% Grasa Corporal
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Promedio
Alta
25-29
30-39
40-49
Grupos de edad (años)
25
50-55
En la figura 2 se presenta la distribución porcentual de las categorías de clasificación
de la circunferencia de cintura en las mujeres evaluadas. Analizando la prevalencia
para la circunferencia de cintura, se acentúa el mayor número de casos de mujeres
con riesgo alto para ECNTA, siendo las mujeres entre 40-49 años
las que
presentaron el mayor porcentaje, seguido de los grupos de 25-29 años y 50-55 años
y por ultimo con menor porcentaje de riesgo alto las mujeres entre 30-39 años
respectivamente, mientras que para riesgo bajo por CC hubo un ascenso en el
porcentaje
conforme
aumentaba
la
edad
promedio
de
las
participantes,
evidenciándose el mayor porcentaje para la edad entre 50-55 años seguido para el
grupo de 30-39 años. Al comparar las prevalencias del porcentaje de grasa corporal
entre los grupos de edad, no se encontraron diferencias estadísticamente
significativas (X2 = 3,146; p < 0.370). Un resultado similar se encontró para la CC (X2
= 3,187; p <0,85).
Figura 2. Prevalencias de la clasificación de la circunferencia de
cintura en la muestra de mujeres evaluadas
Circunferencia de Cintura (cm)
80
70
60
%
50
40
30
20
10
0
25-29
30-39
40-49
Grupos de edad (años)
26
50-55
Bajo
Moderado
Alto
3.4 Determinación de existencia de distorsión de la imagen corporal derivado
del IMC obtenido por evaluación antropométrica y el percibido.
En la Tabla 6 se presenta la tabla de contingencia en la cual se observan las
distribuciones de frecuencias cruzadas del IMC real y el percibido a través del
instrumento de imágenes seleccionado. Del análisis de prevalencias se desprende
que tras aplicar los valores límites para la clasificación del IMC real, 22 mujeres es
decir el 21,8% presento valores adecuados, mientras que el 78,2% restante presento
sobrepeso (IMC alto). De las 22 mujeres clasificadas con IMC adecuado,12 de ellas
(54,5%) mostró concordancia con la imagen del IMC elegido, mientras que el 45,5%
restante, seleccionó una imagen correspondiente a un valor de IMC mayor, indicando
una distorsión de su IC, percibiéndose con sobrepeso, cuando en realidad no lo eran.
Tabla 6. Tabla de contingencia entre las categorías del IMC por antropometría e IMC
por silueta corporal en la muestra de mujeres evaluadas
IMC (kg/m2)
Antropometría
Categorías
IMC promedio
IMC alto
Total
IMC por siluetas corporales
IMC promedio
IMC alto
12
10
35
44
47
54
Total
22
79
101
Por otro lado, de las 79 mujeres (78,2%) que presentaron un valor de IMC real alto,
el 55,7% eligieron una imagen de IMC acorde con el sobrepeso que presentaban,
mientras que el 44,3% restante, eligió una imagen de IMC de valor promedio. Estos
datos indican que un porcentaje importante de mujeres con valores adecuados de
IMC, presentaron una tendencia a sobreestimar su masa corporal, mientras aquellas
que estaban sobrepesadas, se percibieron con una menor masa corporal.
En la tabla 7, se presentan las coincidencias y divergencias entre las categorías del
IMC por antropometría y el IMC por siluetas corporales. En resumen, los datos
indican que en la muestra analizada, alrededor del 55,5% de la muestra, mostró
concordancias entre su masa corporal real y la percibida, y que las distorsiones de la
27
IC estuvieron orientadas hacia la sobreestimación en mujeres con IMC adecuado, y
la subestimación en mujeres con sobrepeso. Las divergencias estuvieron en torno al
44,5% restante.
Tabla 6. Coincidencias y divergencias entre las categorías del IMC por antropometría
e IMC por silueta corporal en la muestra de mujeres evaluadas
Categorías
Porcentaje
coincidencias
Porcentaje
divergencias
IMC Promedio
11,88
9,90
IMC Alto
43,56
34,65
55,44
44,55
Total
2
IMC = Índice de masa corporal (kg/m )
Kappa = 0.07 (P = 0.394)
Se aplicó una prueba Kappa para verificar la consistencia de las concordancias,
obteniéndose un valor muy bajo y sin significancia estadística (K=0,07; p < 0.394),
sugiriendo la independencia de una clasificación sobre la otra, es decir, que aquellas
concordancias encontradas entre las categorías de una y otra clasificación, pudieran
deberse al azar
28
CAPÍTULO IV
DISCUSIÓN
Es conocido que los factores de riesgo son cualquier rasgo o característica presente
en un individuo que aumenta su probabilidad de sufrir una enfermedad. En tal
sentido, deben ser incluidos como parte del interrogatorio en las historias clínicas,
dado que orientan al personal sanitario sobre el estado de salud general, así como
los hábitos de vida que pudieran estar asociados al riesgo de padecer enfermedades
crónicas degenerativas relacionadas con la nutrición.
Desde el punto de vista epidemiológico, resulta imperativo explorar sobre los
antecedentes familiares de la hipertensión arterial, sobrepeso y diabetes tipo II, dado
que son tres de las enfermedades crónicas no transmisibles del adulto más frecuente
en los últimos años, y que a su vez se presentan mayormente en el sexo femenino.
Estos datos arrojados por la anamnesis médica permitieron identificar una alta
prevalencia de dichas enfermedades en la muestra estudiada, donde un porcentaje
alto de mujeres eran portadoras de estas patologías al igual que sus familiares. Esta
prevalencia ha sido ampliamente reportada en grupos poblacionales similares, en
donde pareciera que algunos estilos de vida modernos, hace más propensas de
padecer estos trastornos al grupo de mujeres adultas.
Las prevalencias encontradas en esta investigación fueron similares a las reportadas
por (Bernárdez et al., 2009) en mujeres españolas, quienes identificaron factores de
riesgo alto para la enfermedad cardiovascular como la dieta, el tabaquismo (Jeong et
al., 2015) en mujeres coreanas, la obesidad central e hipertensión en mujeres
brasileñas (Moraes et al., 2015), el sobrepeso y el consumo de alcohol en mujeres
iraníes (Talebi et al., 2014). Si bien la historia dietética y de otros hábitos en el estilo
de vida de nuestra mujeres no fue incluida en la presente investigación, si estaban
29
consideradas en la historia clínica general, coincidiendo con lo reportado en las
investigaciones previamente señaladas.
Es también importante resaltar que en la actualidad se ha generalizado el uso de la
evaluación nutricional antropométrica en la práctica clínica, tanto para establecer un
diagnóstico inicial, como para el seguimiento y control del estado nutricional, ya este
tipo de evaluación permite a los clínicos e investigadores, estudiar los cambios que
se presentan en la composición corporal de un individuo a través del tiempo, así
como para estimar los tejidos adiposo y muscular. Así mismo, constituye un elemento
de predicción simple de enfermedades.
Las diferentes variables antropométricas, tales como el peso, la circunferencia de
cintura y los pliegues tríceps y subescapular, mostraron una tendencia creciente
conforme aumentaba la edad de las participantes. Estos valores al llegar al grupo de
50-55 años disminuían en la mayoría de las variables, lo que pudiera estar asociado
al proceso normal de envejecimiento el cual se encuentra vinculado a cambios
biológicos y de estilo de vida con redistribución de la grasa y en donde se producen
cambios de estructura y función del organismo que se ve reflejados en la
composición corporal. Estos resultados fueron consistentes con los reportados en
mujeres pre y postmenopáusicas estadounidenses, apreciándose un aumento en la
masa corporal y adiposidad corporal, llegando a un pico entre la cuarta y quinta
década de la vida, para luego decrecer con la edad (Beavers et al., 2013).
El diagnostico de obesidad es el exceso de grasa corporal, independientemente de la
masa corporal, derivada de las mediciones de tejido adiposo. En base a los
resultados obtenidos en esta investigación, y tomando como variable diagnóstica el
porcentaje de grasa corporal, se encontró una prevalencia de obesidad del 95%.
Está prevalencia de obesidad aumentaba con la edad de los participantes. Si bien las
prevalencias fueron mayores que las reportadas en otros estudios similares, la
tendencia al incremento en la adiposidad corporal con la edad, fueron consistentes
con las encontrados por (Rodríguez et al., 2010) con 38,3 % de obesidad y 39,2 %
30
sobrepeso en una muestra de 120 mujeres de la ciudad de Veracruz, México. Así
mismo, (Madrigal et al., 1999) en mujeres de la ciudad de México, y (Arroyo et al
2008) en mujeres españolas, observaron que el sobrepeso y la obesidad fue
aumentando conforme aumentaba la edad en la población; lo contrario sucedió para
(Bernárdez et al 2011) donde la mayoría de la población femenina era normo peso y
no se encontraron casos de obesidad. Sin embargo, identificó una población que se
encontraba en riesgo alto para ECNTA al utilizar otros indicadores. Esto pone de
manifiesto la importancia de la valoración por indicadores de adiposidad, pues el
diagnóstico de obesidad no siempre viene asociado al sobrepeso, al encontrarse
más frecuentemente mujeres jóvenes normo peso pero con grasa alta, siendo
metabólicamente obesas.
La circunferencia de cintura se ha utilizado extensamente por su asociación a
factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, y a la aparición de
enfermedades crónicas no trasmisibles del adulto, debido a su alta correlación como
indicador indirecto de obesidad. En el caso de la población estudiada, se encontró un
60,39% de riesgo alto para dichas patologías, lo que difiere de (Arroyo et al., 2008)
quien contó con una población con bajo riesgo, de los cuales solo el 3,6% de su
muestra presentaba obesidad. Es importante destacar que este estudio fue realizado
en población universitaria, por lo que pudiera haber un sesgo hacia valores más
bajos que los reportados para la población general española.
Es importante señalar que se observo una ligera disminución de la circunferencia de
cintura en los grupos de mujeres de mayor edad que podrían atribuirse al proceso
de envejecimiento. Cifras similares a las encontradas en la presente investigación,
fueron reportadas por (Dagan et al., 2013) en mujeres israelitas residentes de la
ciudad de Tel Aviv, así como las reportadas para mujeres estadounidenses negras
residentes en el estado de Carolina del Sur (Warren et al., 2012).
El interés por los estudios sobre alteraciones en la percepción de la imagen corporal
es cada vez mayor, y ha sido utilizado por especialistas en nutrición para evaluar
31
trastornos del comportamiento alimentario, así como para determinar la existencia de
distorsión de la imagen corporal, ya que esta podría influir o verse relacionada
directamente con el estado nutricional de las personas. Para evaluar la imagen
corporal se han utilizados como referencia el IMC reflejado en modelos anatómicos
diseñados para tal motivo, tanto para hombre como para mujeres, encontrándose
diferencias o similitudes entre diferentes poblaciones, en los cuales se ha aplicado
dichas técnicas de evaluación. En líneas generales para la muestra poblacional
estudiada, se encontraron valores estadísticamente no significativos. Sin embargo,
se apreció que un 55,44% de las mujeres concordaban con la imagen que
representaba su IMC real por lo que no presentaron distorsión de la imagen corporal.
Sin embargo, resulta necesario señalar que de las mujeres que presentaban
obesidad, el 43 % subestimo su IMC, es decir se apreciaban más delgadas de lo que
eran y 45,45 % se notaban más gordas, es decir sobrestimó su peso a pesar de
encontrarse en peso normal. Al comparar la concordancia con otros estudios
similares se encontró que la concordancia entre la auto percepción de la imagen
corporal y el IMC en mujeres de una consulta de atención primaria publica en México
fue del 58% (Rodríguez et al., 2010), mientras que fue lo contrario para (Bernárdez y
colaboradores et al., 2011), donde el 55% de las mujeres del estudio tuvieron un
juicio distorsionado de los valores del IMC. Una prevalencia mayor fue reportada por
(Pino et al., 2010), donde el 67% tuvo una percepción errónea de su imagen corporal
con respecto al estado nutricional según su IMC.
Al ver las discrepancias en las prevalencias reportadas, surgen múltiples
interrogantes. ¿Será acaso que en algunos grupos poblacionales la disminución de la
distorsión de la imagen se deba a que se están acostumbrando al ver como
socialmente aceptable el sobrepeso?, Es indudable que la presión social por un
morfofenotipo “saludable”, o fitnes, como más recientemente se reconoce en las
redes sociales, ha originado una subcultura dentro del imaginario colectivo de las
poblaciones,
pudiéndose
observar
varios
32
grupos
o
“tribus
sociales”
bien
diferenciadas, aquellas que viven para comer y aquellos que comen para vivir, sin
tomar en consideración las implicaciones epidemiológicas de los extremos.
Una exhaustiva investigación en estudiantes universitarios estadounidenses con
métodos longitudinales, realizada por (Gillen y Lefkowitz et al., 2012)
encontraron
que,
(caucásicos,
independiente
del
origen
étnico
de
los
participantes
afroamericanos, hispanos y asiáticos), el entorno moldea el ideal de imagen corporal,
pero cada grupo presenta sus particularidades o gradientes dentro de esa imagen
corporal. Para estas investigadoras, la etapa de adulto joven es fundamental en la
asimilación del concepto de imagen y de su mantenimiento en la edad adulta, siendo
actores difusores de estos matices de la imagen corporal en sus comunidades de
origen. Sin embargo, notan una mayor aceptación de su imagen corporal,
independientemente que esta sea asociada con un perfil saludable o no.
Sin embargo, (Reina et al., 2013), exponen que la aparente orientación y la
preocupación de presentar sobrepeso son factores mediadores entre las presiones
socioculturales y la conducta de comer en ausencia de hambre. Sus hallazgos
sugieren entonces que la noción de las presiones socioculturales y su asociación con
la imagen corporal pueden contribuir a conductas alimentarias desinhibidas durante
la adolescencia, las cuales permanecen durante la vida adulta.
En la muestra analizada, no se apreció una asociación clara entre el IMC real del
percibido a través de imágenes del IMC, por lo menos desde el punto de vista
estadístico, sin que eso implique que no existen realmente. Surgen entonces varias
hipótesis generales: que los puntos de corte utilizados para la clasificación del IMC
sesgaron los resultados y por ende los análisis no tuvieron la fuerza estadística
necesaria para probar, de haber distorsión de la imagen corporal, que ésta no está
relacionada con el estado nutricional, o que por otro lado, el instrumento no fue del
todo sensible para capturar la distorsión de la imagen corporal en la muestra
analizada.
33
A modo de descartar alguno de estos escenarios, se clasificó el IMC con los puntos
de corte de la OMS (1995), indicando que si bien hubo una diferencia en las
prevalencias (51,5% de IMC adecuado vs 48,5% de sobrepeso), las tendencias de
sobreestimación en la elección de imágenes de IMC altos en mujeres con IMC
adecuados y la subestimación del IMC por aquellas que presentaron un IMC alto fue
similar a las plasmadas en los resultados. Al aplicar la prueba Kappa en este nuevo
análisis, los resultados fueron ligeramente más altos (K = 0,15; p < 0,13) pero sin ser
estadísticamente significativos. Este hecho descarta la hipótesis del sesgo por
valores de clasificación, pudiéndose entonces pensar que las mujeres de la muestra
analizada, tienen conciencia plena de su imagen y por ende la coincidencia del más
de 50% de las categorías del IMC real con el IMC percibido.
34
CAPITULO VI
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
El factor de riesgo predominante encontrado en la muestra estudiada fue la
hipertensión arterial seguido de la diabetes tipo II. Mientras que la patología más
frecuente que padecía la población fue la diabetes tipo II.
Conforme a los indicadores del estado nutricional estudiados, como lo fue el IMC y
porcentaje de grasa corporal, se encontró que la muestra de mujeres presentó una
elevada proporción de obesidad y este diagnóstico era más evidente conforme
aumentaba la edad promedio.
Tomando en cuenta la circunferencia de cintura para evaluar el riesgo de padecer
enfermedades cardiovasculares, se encontró que las mujeres participantes del
estudio tenían un alto riesgo de sufrir enfermedades crónicas no trasmisibles del
adulto relacionadas con la nutrición, como las enfermedades cardiovasculares y
trastornos de tipo metabólico.
Hubo poca distorsión de la imagen corporal en la muestra de mujeres participantes
en el estudio, lo que indica que las participantes eran conscientes de su estado
nutricional global medido por la masa corporal total y su percepción de la imagen
corporal era un reflejo de esta situación.
35
RECOMENDACIONES
1. Promover el uso de escalas con modelos anatómicos que determinen
distorsión de la imagen corporal, ya que es un instrumento de estimación
global, de sencilla aplicación y fácil manejo; con el fin de determinar la
presencia de distorsión de la imagen y así referir a los pacientes que lo
ameriten oportunamente, a médicos especialistas en la materia.
2. Incluir en la valoración de la imagen corporal, preguntas adicionales como cual
imagen reflejaría su ideal de salud y como piensan ellas que las demás
personas las catalogarían. Esto aportaría mayor información sobre una
distorsión real de su imagen corporal.
3. Para la realización de trabajos posteriores, donde se pretenda valorar la
presencia de distorsión de la imagen corporal se recomienda incluir el
instrumento de valoración de la imagen corporal (Q-O) completo, a fin de
poder determinar con mayor precisión el grado de distorsión de la imagen
corporal
4. En casos extremos de distorsión de la imagen corporal, debería incluirse una
terapia de fortalecimiento de la autoestima por un psicólogo clínico.
5. Fomentar el uso de valores nacionales de clasificación de los indicadores de
composición corporal, a fin de ajustar el diagnóstico nutricional a las
particularidades morfológicas propias de la población venezolana.
36
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Acosta m, Gómez g. Insatisfacción corporal y seguimiento de dieta. Una comparación
transcultural entre adolescentes de España y México. Int J Clin Health Psychol 2003;
3(1)
Afifi R, Najem M, Shediac MC. Preoccupation with weight and disordered eating
behaviors of entering students at a university in Lebanon. In. J. Eat. Disord. 2002; 32:
52-57
Arroyo I, Rocandio A, Ansotegui L. Percepción de la imagen corporal en estudiantes
de la Universidad del País Vasco. Zairak.2005; 27: 55-63
Beavers K, Beavers D, Houston D, Harris T, Hue T, Koster A, Newman A, Simonsick
E, Studenski S, Nicklas B, Kritchevsky S. Associations between body composition
and gait-speed decline: results from the Health, Aging, and Body Composition study.
Am J Clin Nutr. 2013 March; 97(3): 552–560.
Bernardez M, De La Montaña M, Fernández I, González M, González C. Evaluación
de la distorsión de la imagen corporal en universitarios en relación a sus
conocimientos de salud. Nutr Clin Diet Hosp. 2009; 29-2: 15-23
Chang VW, Christakis NA. Self - perception of weight appropriateness in the United
States. Am J Prev Med 2003; 24: 332-9.
Código de ética para la vida. Ministerio del poder popular para la Ciencia, Tecnología
e Industrias Intermedias. 2010. 134 págs.
Cruz S, Maganto C. Índice de masa corporal, preocupación por la delgadez y
satisfacción corporal en adolescentes. Revista de Psicologia General y Aplicada
2002; 55 (3): 455-473
Dagan, S. S., Segev, S., Novikov, I., & Dankner, R. (2013). Waist circumference vs
body mass index in association with cardiorespiratory fitness in healthy men and
women: a cross sectional analysis of 403 subjects. Nutrition Journal. 2013;
12.1186/1475-2891-12-12
Declaracion de Helsinki de la Asociacion Medica. Principios eticos para las
investigaciones medicas en seres humanos. Octubre 2008
Dorsey R, Eberhardt M, Ogden C. Racial/Ethnic Differences in Weight Perception.
Obesity journal.2009;17: 790-795
Drumond F, Raffaelli M, Teran M, Jerman J, Aradillas C. Weight status misperception
among Mexican young adults. Body Image 2012; 9 184–188
37
Durnin JVGA, Womersley J. Body fat assessed from total body density and its
estimation from skinfold thickness: measurements on 481 men and women aged from
16 to 72 years. British Journal of Nutrition.1974;32: 77-97.
Eknoyan G. Adolph Quetelet (1796-1874) – The average man and indices of obesity.
Nephrol Dial Transplant. 2008; 23: 47-51.
Elosua P. Efecto diferencial y modulador del índice de masa corporal sobre la
insatisfacción corporal en mujeres jóvenes españolas y mexicanas. Nutr Hosp.
2013;28(6):2175-2181.
García B, García M, Salazar G, Martino L, Vergara A. Percepción y satisfacción de la
imagen corporal en una comunidad universitaria. Memorias del XVI concurso
lasallista de investigación, desarrollo e innovación clidi 2014. 19-22
Gillen M, Lefkowitz E. Gender and racial/ethnic differences in body image
development among college students. Body Imagen 2012; 9 126-130
Herrera H y col. Manual práctico para la evaluación antropométrica del estado
nutricional del adulto. Una propuesta de valores de referencia para la población
venezolana. Laboratorio de Evaluación Nutricional. Universidad Simón Bolívar. 2014
Herrera J, Quevedoc, Quinn E. comparación entre tres modelos anatómicos para
buscar la mejor representación de percepción de la imagen corporal en estudiantes
de la carrera de nutrición de la Universidad del Salvador. Diaeta 31 (143); 2013, 7-12
Homan K, Mchugh E, Wells D, Watson C, King C. The effect of viewing ultra-fit
images on college women’s body dissatisfaction. Body Image. 2012; 9 50–56
Jáuregui I, Bolaños P, Fernández M, Garrido O, Sánchez E. Perception of weight
and psychological variables in a sample of Spanish adolescents. Diabetes, Metabolic
Syndrome and Obesity: Targets and Therapy 2011, 4: 245-251
Jeong YA, Jeong MH, Jeong HC, Ahn Y, Kim YJ, Kim CJ, Cho MC. Impact of
smoking on clinical outcomes in female patients with acute myocardial infarction.
Korean Circ J. 2015; 45(1):22-7.
Kakeshita I, Sebastião A. The relationship between body mass index and body image
in Brazilian adults. Psychology & Neuroscience 2008; 1, 2: 103-107
Kuchler F, Variyam JN. Mistakes were made: misperception as a barrier to reducing
overweight. Int J Obes Relat Metab Disord 2003; 27: 856-61.
38
Latorre García J.A. Huertas H, Cózar B, Muñoz J. Relationship between sex, body
composition, gait speed and body satisfaction in elderly people. Nutr Hosp. 2014;
30(4):851-857
Lohman T, Roche AF, Martorell R. Anthropometric standardization reference manual.
Champaign IIIinois: Human Kinetics Books 1988, 9-26 p.
López P, Molina Z, Rojas L. Influencia del género y la percepción de la imagen
corporal en las conductas alimentarias de riesgo en adolescentes de Mérida. Anales
Venezolanos de Nutrición 2008; 21 (2): 85-90
Mack KA, Anderson L, Galuska D, Zablotsky D, Holtzman D, Ahluwalia I. Health and
sociodemographic factors associated with body weight and weight objectives for
women: 2000 behavioral risk factor surveillance system. J Womens Health (Larchmt)
2004; 13: 1019-32
Madrigal-Fritsch H, De Irala-Estévez J, Martínez-González MA, Kearney D, Gibney
M, Martínez-Hernández JA. Percepción de la imagen corporal como aproximación
cualitativa al estado de nutrición. Salud Pública México 1999; 41: 479-486.
Mintem GC, Horta B, Domingues M, Gigante D. Body size dissatisfaction among
young adults from the 1982 Pelotas birth cohort. European Journal of Clinical
Nutrition. 2015; 69, 55–61
Montero P, Morales , Carvajal A. Valoracion de la percepción de la imagen corporal
mediante modelos anatómicos. Antropol 2004: 8:107-116.
Moraes SA, Checchio MV, Freitas IC. The independent effect of central obesity on
hypertension in adults living in Ribeirão Preto, SP, 2007. EPIDCV Project. Rev Bras
Epidemiol. 2015; 18(1):157-173.
Organización Mundial de la Salud. Estrategia mundial sobre régimen alimentario,
actividad física y salud. 2004. http://www.who.int/dietphysicalactivity/es
Organización Mundial de la Salud. Obesidad y sobrepeso nota descriptiva 311. Enero
2015. http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/es
Paeratakul S, White MA, Williamson DA, Ryan DH, Bray GA. Sex, race/ethnicity,
socioeconomic status, and BMI in relation to self-perception of overweight. Obes Res
2002; 10: 345-50.
39
Raich R. Una perspectiva desde la psicología de la salud de la imagen corporal.
Avances en Psicología Latinoamericana. 2004; 22:15-27l
Reina, S. A., Shomaker, L. B., Mooreville, M., Courville, A. B., Brady, S. M., Olsen C,
Yanovski, J. A. Sociocultural pressures and adolescent eating in the absence of
hunger. Body Image.2012; 10(2), 182–190.
Rocandio A, Arroyo I, Ansotegui L. Actitudes frente al peso corporal de estudiantes
de la Universidad del País Vasco. Zainak. 2005; 27: 65-70
Rodin J. Cultural and pshychosocial determinants of weight concerns. Ana latera
Med.1993; 119; 7: 643-645
Rodríguez A, Aparicio A, López S. Percepción del peso corporal y medidas
adaptadas para su controlen población española. Nutrición Hospitalaria.2009; 24(5)
580-587
Rodríguez L, Carvallo L, Falcón A, Flores R, Nolasco A. Autopercepción de la imagen
corporal en mujeres y su correlación con el índice de masa corporal. Medicina
Universitaria.2010; 12(46) 29-32.
Rosen J, Reiter J, Orosan P. Cognitive behavioral body imagen therapy for body
dismorphic disorder. Journal of Consulting and Clinical Psychology.1995; 63: 263269.
Runfola C, Von Holle D, Peat C, D Danielle, Brownley K, Hofmeier S, Bulik C.
Characteristics of Women with Body Size Satisfaction at Midlife:Results of the
Gender and Body Image Study (GABI). J Women Aging. 2013 ; 25(4)
Sánchez-Villegas A, Madrigal H, Martínez-González MA; Kearney J, Gibney MJ,
Irala J, Martínez A. Perception of body image as indicator of weight status in the
European Union. J Hum Nutr Diet 2001; 14(2):93-102.
Sepúlveda, A.R., León J.A., Botella, J. Aspectos controvertidos de la imagen corporal
en los trastornos de la conducta alimentaria. Clínica y Salud 2004; 15(1):55-74.
Serdula, M. K.; Collins, M.E.; Williamson, D,F; Anda, R, F; Pamuk, E,R; Byers, T,E.
weight control practices of adolescents. Annals of behavioral medicine.1993;
119:667-671
Siri, W. Body composition from fluid space and density. In J. Brozek & A. Hanschel
(Eds.), Techniques for measuring body composition Washington, DC: National
Academy of Science.1961; 223-224
40
Stice E, Maxfield J, Wells T. Adverse effects of social pressure to be thin on young
women: an experimental investigation of the effects of “fat talk”. Int J Eat Disord 2003;
34:108-117
Talebi M, Ghertasi M, Taheraghdam A, Andalib S, Sharifipour E. A comparison of risk
factors and severity of ischemic stroke in female and male genders in North-West
Iran: A cross-sectional study. Iran J Neurol. 2014; 6 (4):215-9.
Thompson J, K. Body Image Disturbance: Assessment And Treatment.New York:
pergamon press. 1990
Tirlea L, Truby H, Terry P. Investigation of the effectiveness of the “Girls on the Go!”
program for building self-esteem in young women: trial protocol. SpringerPlus. 2013,
2:683
Valutis S, Goreczny A, Abdullah L, Magee E, Wister J. Weight Preoccupation, Body
Image Dissatisfaction, and Self-Efficacy in Female Undergraduates. Journal of
psychiatry, psychology and mental health.2009.3
Vidal S. Factores socioculturales y relaciones interpersonales en la anorexia
nerviosa. En: VJ Turón Gil (ed.). Trastornos de la alimentación. Anorexia nerviosa,
bulimia y obesidad. Ed. Masson SA, Barcelona, 1997.
Warren, T. Y., Wilcox, S., Dowda, M., & Baruth, M. Independent Association of Waist
Circumference With Hypertension and Diabetes in African American Women, South
Carolina, 2007–2009. Preventing Chronic Disease. 2012; 9, E105.
Weiner JS, Lourie JA. Practical Human Biology. Academic Press Inc. London 1969,
439.
WHO. Physical status: the use and interpretation of anthropometry, 1995. Geneva:
World Health Organization.
Woo J. A survey of overweight, body shape perception and eating attitude of Korean
female university students. J. Exerc. Nutr. Biochem. 2014;18(3):287-292
Zaccagni L, Massotti S, Donati R, Mazzoni G, Gualdi E. Body image and weight
perceptions in relation to actual measurements by means of a new index and level of
physical activity in Italian University students. Journal of Translational
Medicine.2014,12-42.
Zaragoza J, Saucedo T, Fernández T. Asociación de impacto entre factores
socioculturales, insatisfacción corporal, e índice de masa corporal en estudiantes
universitarios de Hidalgo, México. Archivos latinoamericanos de nutrición. 2011; 61:
21-24.
41
ANEXOS
Anexo 1
CONSENTIMIENTO INFORMADO
Quien
suscribe___________________________________________________________
C.I:_______________ mediante la presente autorizo a la Dra. Martha Herrera
estudiante del programa maestría en nutrición de la Universidad Simón Bolívar, a
realizame Interrogatorio de antecedentes familiares y personales, examen físico
general, toma de medidas de peso, talla, circunferencia de cintura, pliegue de tríceps,
pliegue subescapular para obtener un diagnóstico antropométrico y clínico, y
cuestionario de siluetas de Distorcion de la imagen corporal, a través de métodos no
invasivos que no producirán ningún tipo de daño o gasto. Como parte de la
investigación Distorsión de la imagen corporal y su relación con el estado nutricional
en una muestra de mujeres del Estado Aragua. El cual es requisito de la maestría en
Nutrición de la Universidad Simón Bolívar para obtener el título de magíster en
nutrición
La participación es voluntaria y puedo interrumpirla en cualquier momento sin que
esto repercuta en la calidad de la atención que se me brinda en la institución a la cual
asisto
.
La información será tratada de forma confidencial, sin que pueda ser publicada.
Certifico que entiendo toda la información suministrada y autorizo la realización de las
pruebas.
__________________
Lugar
__________________
Día/Mes/Año
42
__________________
Firma
INSTRUMENTO DE MEDICION
Anexo 2
DATOS PERSONALES
Nombres y Apellidos:
___________________________________________________________________________
Lugar de Nacimiento: _____________________________ Fecha de Nacimiento:
___________________________
Cedula:
Edad: __________ Dirección:
ANTECEDENTES IMPORTANTES
FAMILIARES
Hipertension arterial si:
Diabetes mellitos si:
Obesidad si
no
no:
no
PERSONALES
Hipertension arterial si:
Diabetes mellitus si:
Patología tiroidea si:
Enfermedad mental si:
no:
no
no
no
EXAMEN FÍSICO
Fecha de Evaluación: ________________________
PESO: ____________________________________
TALLA: ___________________________________
CC: ______________________________________
PTr: _____________________________________
PSE: _____________________________________
HALLAZGOS POSITIVOS AL EXAMEN FÍSICO
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
DIAGNÓSTICO
_______________________________________________________________________________
43
Anexo 3
Seleccione la figura que
percepción corresponde con
imagen corporal actual.
según su
su
44
ANEXO 4
VALORES DEL ERROR TÉCNICO DE MEDICIÓN
Intramedidor
Variables antropométricas
ETM
0.02
0.08
0.12
0.19
0.11
Peso
Talla
Circunferencia de cintura
Pliegue Tríceps
Pliegue Subescapular
Parámetros de referencia
Variable
%ETM límite
Peso y Estatura
1
Circunferencias
2
Pliegues
5
45
%ETM
0.02
0.05
0.19
0.87
0.97
ANEXO 5
VALORES LÍMITE PARA LA CLASIFICACIÓN DEL INDICE DE MASA CORPORAL POR SEXO Y
GRUPOS DE EDAD
HOMBRES
GRUPOS DE EDAD
CATEGORIAS
Déficit
17-24 años
25-29 años
30-59 años
60-79 años
80 años y más
<16.8
<17.9
<18.6
<16.7
<15.4
Bajo peso
16.8 – 18.2
17.9 – 19.5
18.6 – 20.4
16.7 – 18.4
15.4 – 17.2
Adecuado
18.3 – 24.2
19.6 – 26.0
20.5 – 27.5
18.5 – 25.3
17.3 – 23.8
Sobrepeso
Desde 24.3
Desde 26.1
Desde 27.6
Desde 25.4
Desde 23.9
MUJERES
GRUPOS DE EDAD
CATEGORIAS
Déficit
17-24 años
25-29 años
30-59 años
60-79 años
80 años y más
<16.5
<16.8
<17.8
<17.7
<15.1
Bajo peso
16.5 – 17.7
16.8 – 18.2
17.8 – 19.5
17.7 – 19.9
15.1 – 17.2
Adecuado
17.8 – 23.5
18.3 – 24.3
19.6 – 26.8
19.9 – 28.5
17.3 – 26.0
Sobrepeso
Desde 23.6
Desde 24.4
Desde 26.9
Desde 28.6
Desde 26.1
PROYECTO “PROPUESTA DE VALORES DE REFERENCIA PARA EVALUACIÓN NUTRICIONAL ANTROPOMÉTRICA EN EL ADULTO
VENEZOLANO (USB-DID-S1-IN-CAI-003-10)”. Muestra = 4,600 sujetos (2,182 hombres y 2,418 mujeres) provenientes de la ciudad de Caracas.
Percentiles calculados a través del software ImsChartMaker, Light version 2,3 (2006), Programa para el cálculo de percentiles por edad usando el
método LMS, Copyright © 1997-2006, Medical Research Council, UK.
VALORES LÍMITE PARA LA CLASIFICACIÓN DE LA CIRCUNFERENCIA DE CINTURA POR
SEXO Y GRUPOS DE EDAD
HOMBRES
CATEGORIAS
GRUPOS DE EDAD
17-24 años
25-29 años
30-59 años
60-79 años
80 años y más
<91.4
<95.7
<102.9
<106.7
<100.7
Riesgo moderado
91.4 – 97.6
95.7 – 104.8
102.9 – 113.1
106.7 – 116.3
100.7 – 109.4
Riesgo alto
desde 97.7
desde 104.9
desde 113.2
desde 116.4
desde 109.5
Riesgo bajo
MUJERES
CATEGORIAS
GRUPOS DE EDAD
17-24 años
25-29 años
30-59 años
60-79 años
80 años y más
<81.2
<82.2
<89.4
<102.5
<99.4
Riesgo moderado
81.2 – 89.2
Riesgo alto
desde 89.3
82.2 – 90.4
desde 90.5
89.4 – 98.2
desde 98.3
102.5 – 112.4
desde 112.5
99.4 – 109.2
desde 109.3
Riesgo bajo
PROYECTO “PROPUESTA DE VALORES DE REFERENCIA PARA EVALUACIÓN NUTRICIONAL ANTROPOMÉTRICA EN EL ADULTO
VENEZOLANO (USB-DID-S1-IN-CAI-003-10)”. Muestra = 4,600 sujetos (2,182 hombres y 2,418 mujeres) provenientes de la ciudad de Caracas.
Percentiles calculados a través del software ImsChartMaker, Light version 2,3 (2006), Programa para el cálculo de percentiles por edad usando el
método LMS, Copyright © 1997-2006, Medical Research Council, UK.
46
VALORES LÍMITE PARA LA CLASIFICACIÓN DEL PORCENTAJE DE GRASA CORPORAL POR
SEXO Y GRUPOS DE EDAD
HOMBRES
GRUPOS DE EDAD
CATEGORIAS
17-24 años
25-29 años
30-59 años
60-79 años
80 años y más
<8.2
<9.4
<11.4
<9.5
<6.7
8.2 – 10.0
9.4 – 11.6
11.4 – 14.6
9.5 – 13.3
60.7 – 10.0
Promedio
10.1 – 18.5
11.6 – 20.3
14.6 – 25.2
13.3 – 25.4
10.0 – 21.3
Grasa Alta (Obesidad I)
18.6 – 22.5
20.4 – 23.7
25.2 – 28.9
25.4 – 29.5
21.3 – 25.2
Grasa Muy alta
(Obesidad II)
desde 25.6
desde 23.8
desde 28.9
desde 29.6
desde 25.3
Déficit
Baja
MUJERES
GRUPOS DE EDAD
CATEGORIAS
17-24 años
25-29 años
30-59 años
60-79 años
80 años y más
<17.5
<18.3
<21.7
<17.8
<13.0
Baja
17.5 – 20.2
18.3 – 21.2
21.7 – 25.7
17.8 – 22.6
13.0 – 17.7
Promedio
20.3 – 29.2
21.3 – 30.2
25.8 – 36.9
22.7 – 34.7
17.8 – 29.6
Grasa Alta (Obesidad I)
29.3 – 32.4
30.3 – 33.1
37.0 – 40.4
34.8 – 38.2
29.7 – 33.1
Grasa Muy alta
(Obesidad II)
desde 32.5
desde 33.2
desde 40.5
desde 38.3
Desde 33.2
Déficit
PROYECTO “PROPUESTA DE VALORES DE REFERENCIA PARA EVALUACIÓN NUTRICIONAL ANTROPOMÉTRICA EN EL ADULTO
VENEZOLANO (USB-DID-S1-IN-CAI-003-10)”. Muestra = 4,600 sujetos (2,182 hombres y 2,418 mujeres) provenientes de la ciudad de Caracas.
Percentiles calculados a través del software ImsChartMaker, Light version 2,3 (2006), Programa para el cálculo de percentiles por edad usando el
método LMS, Copyright © 1997-2006, Medical Research Council, UK.
47
Descargar