Santiago, veintitrés de octubre de dos mil quince. Vistos

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Santiago, veintitrés de octubre de dos mil quince.
Vistos:
Que se instruyó este proceso Rol 7.981-E, para investigar los
delitos de Secuestro y Homicidio de Jesús Manuel Leyton Robles,
Asociación Ilícita y Falsificación de Instrumento Público, y determinar la
participación que en ellos les ha podido corresponder a las siguientes
personas:
1. Hernán Horacio Taricco Lavin, nacido en Chillan , el de
1942, 69 años, casado, Médico Cirujano, de especialidad Pediatra,
Teniente Coronel de Sanidad (R), cédula de identidad 5.031.221-6,
domiciliado en calle Tabancura N° 3278, Comuna de Vitacura.
2. Pedro Samuel Valdivia Soto, nacido en Concepción, el 23
de Enero de 1942, 70 años, casado, Médico Cirujano, cédula de
identidad 4.102.635-9, domiciliado en Marbella Poniente N° 216, comuna
de Vitacura.3. Eliana Carlota Bolumburu Taboada, nacida en Santiago,
el 6 de Octubre de 1950, 61 años, casada, Enfermera, cédula de
identidad 5.494.089-0, domiciliada en Tomás Moro N° 895 departamento
N° 401, comuna de Las Condes.
4. Ricardo Víctor Lawrence Mires, nacido en Arica, el 5 de
Enero de 1947, 65 años, casado, Teniente Coronel de Carabineros (R)
cédula de identidad 5.392.869-2, domiciliado en Cirujano Videla N° 1312,
comuna de Ñuñoa.5. Vianel Valdivieso Cervantes, nacido en Santiago, el 3 de
Octubre de 1936, 75 años, casado, Ingeniero Electrónico, Brigadier de
Ejército (R), cédula de identidad 3.067.629-7, domiciliado en calle
O’Higgins N° 1470, comuna de Lautaro
6. Hernán Luis Sovino Maturana, nacido en Santiago, el 26
de Julio de 1952, 59 años, casado, Capitán de Ejército (R), cédula de
identidad 6.243.374-4, domiciliado en calle O’Higgins N° 414. Quillota.
7. Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, nacido en Arica, el
4 de Agosto de 1932, 79 años, casado, Auxiliar de Sanidad Militar,
cédula de identidad 2.794.595-3, domiciliado en calle Parcela La Laguna,
Lote B S/N, Ronquen Sur, Comuna de Talagante.
8. Juan Hernán Morales Salgado, nacido en Santiago, el 22
de Marzo de 1942, 70 años, casado, Coronel del Ejército (R), cédula de
identidad 4.516.316-4, domiciliado en Auxiliar de Sanidad Militar,
domiciliado en calle Guadarrama N° 1161, comuna de las Condes.
9. Vittorio Orvieto Tiplitzky, nacido en El Cairo Egipto, el 29
de Marzo de 1940, 72 años, casado, Médico Oftalmólogo, cédula de
identidad 4.106.707-1, domiciliado en calle Enrique Foster Sur N° 131
Departamento N° 402 , comuna de Las Condes.
10. Gladys de las Mercedes Calderón Carreño, nacida
Melipilla, el 29 de Septiembre de 1946, 65 años, soltera, Enfermera,
cédula de identidad 5.445.010-9, domiciliada en Arturo Prat N°863,
Comuna de Melipilla.
A fojas 1 consta resolución dictada por el suscrito, en la
causa rol 7.981-B, a través de la cual se ordenó que para una mejor
tramitación y estudio de los antecedentes agregados a aquél proceso y
que dicen relación con la muerte del cabo 1° de Ejército Manuel Jesús
Leyton Robles, se compulsen la piezas sumariales que dicen relación
con dichos hechos y se forme un nuevo anexo signado con la letra “E”.
A fojas 32, 180 y 7.856 presta declaración Hernán Horacio
Taricco Lavin; Pedro Samuel Valdivia Soto lo hace a fojas 36, 171, 242,
899 y 2370; Eliana Carlota Bolumburu Taboada a fojas 30, 155, 264, 889
y 2360; Ricardo Víctor Lawrence Mires a fojas 313, 886, 1001, 2665,
3332, 4031 y careo de fojas 6.511 y siguientes; Vianel Valdivieso
Cervantes a fojas 465, 2061, 2877 y careo de fojas 6.509; Hernán Luis
Sovino Maturana a fojas 903, 2099, 3933 y careo de fojas 6.507 y
siguiente; Santiago Alfredo Matteo Galleguillos a fojas 930, 2237 y 2764;
Juan Hernán Morales Salgado a fojas 1520, 1535, 2890, 3345 y careo de
fojas 6.505 y siguiente; Lorenzo Omar Toro Olivares a fojas 2069 y 2342;
Vittorio Orvieto Tiplitzky a fojas 3377 y 3384; Gladys de las Mercedes
Calderón Carreño a fojas 2096 y 3414; Manuel Guillermo Contreras
Sepúlveda a fojas 6185 y 6304.
A fojas 1.543 y siguientes, doña Irene Frei Ruiz Tagle,
interpone querella criminal en contra de todas las personas mencionadas
en dicho escrito procesal y en contra de todos quienes resulten
responsables por los delitos de homicidio, asociación Ilícita y obstrucción
a la Justicia.
A fojas 1.992 y siguientes, doña Mireya Barra Bustamante,
interpone querella criminal a favor de su cónyuge Manuel Jesús Leyton
Robles, y en contra de todos las personas mencionadas en dicho escrito
procesal y de todos quienes resulten responsables, por los delitos que
indica.A fojas 2.110 y siguientes, se hace parte el Consejo de
Defensa del Estado.
A fojas 2.201 y siguientes, se hace parte el Programa de
Continuación de la Ley 19.123, del Ministerio del Interior.
A fojas 4.194 y siguientes, se dicta el auto de procesamiento.
A fojas 4.464 y siguientes y a fojas 7.685 y siguientes, se
agregan los extractos de filiación y antecedentes de todos los
procesados en esta causa.
A fojas 6.063 y siguientes, los hijos de Manuel Jesús Leyton
Robles interponen querella criminal, en contra de todas las personas
mencionadas en aquel escrito y en contra de todos quienes resulten
responsables, por los delitos que indica.
A fojas 6.607, se declara cerrado el sumario.
A fojas 6.650 y siguientes, se dictó acusación fiscal, mediante
la cual se acusó: como autores del delito de asociación ilícita: Hernán
Horacio Taricco Lavin, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo
Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino
Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales
Salgado, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys de las Mercedes Calderón
Carreño; como autores del delito de secuestro: Hernán Horacio Taricco
Lavín, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence
Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana y Juan
Hernán Morales Salgado; como autores del delito de homicidio
calificado: Hernán Horacio Taricco Lavín, Ricardo Víctor Lawrence
Mires, Juan Hernán Morales Salgado, Vianel Valdivieso Cervantes; como
cómplice del delito de homicidio calificado: Hernán Luis Sovino
Maturana; como encubridores del delito de homicidio calificado:
Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Pedro Samuel Valdivia Soto,
Santiago Alfredo Matteo Galleguillos y Gladys de las Mercedes Calderón
Carreño.
A fojas 7.499, se ordena traer los autos para los efectos del
artículo 499 del Código de Procedimiento Penal.
A fojas 7.871, se ordena traer los autos para fallo.
CONSIDERANDO:
I. En cuanto a los hechos
En cuanto a las acciones penales
PRIMERO: Que, del mérito del auto acusatorio de fojas 6.650 y
siguientes, dictado con fecha 10 de septiembre de 2012, se desprende
que de acuerdo a la exposición detallada de los hechos materia de la
investigación, se han cometido los siguientes delitos:
1. homicidio calificado, contemplado en el artículo 391 del
Código Penal.
2. secuestro, contemplado en el artículo 141 del Código Penal; y,
3. asociación ilícita, contemplado en el artículo 292 y siguientes
del Código Penal;
En cuanto a los hechos:
SEGUNDO: Que en orden a acreditar los hechos punibles antes
referidos se han reunido en autos los siguientes elementos de
convicción:
SUMARIO:
a) Declaración judicial de Mariana Inés Callejas Honores,
casada con Michael Townley, quien a fojas 9 y siguientes, señala que
conoció a Eugenio Berrios en su casa de Lo curro que servía de cuartel
de la DINA cuando llegó a formar y trabajar en un laboratorio que entre
otras cosas iba a preocuparse de fabricar un gas letal llamado SARIN, en
un proyecto denominado ANDREA. Agrega que Berrios entre sus
alocadas ideas figuraba la de eliminar personas con material que
conseguía del instituto bacteriológico.b) Informe policial, rolante a fojas 14 y siguientes, a través del
cual la Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal, un
Certificado de Defunción de Manuel Jesús Leyton Robles, de fecha 6 de
Marzo de 2003.
c) Informe policial, rolante a fojas 18 y siguientes, a través del
cual la Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal los
siguientes documentos:
1. Caratula del protocolo de autopsia N° 670/1977 de Manuel
Jesús Leyton Robles, que señala que falleció en el Centro Médico
London, el día 29 de Marzo de 1977, a las 01:25 horas, indicando como
causa de muerte un estado asfíctico, consecutivo a la aspiración de
contenido gástrico regurgitado, reconocido por un Teniente del Ejército y,
traído desde la DINA.
2. Copia del informe médico de la Dirección de Inteligencia
Nacional, que informa que el Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton,
ingresó a la Clínica por sus propios medios el día 28 de Marzo de 1977.Agrega como antecedentes relevantes que el Cabo Leyton el día 25 de
Marzo de 1977, fue atendido en el Reten de Carabineros de Rodrigo de
Araya, por un médico de la DINA, quien tras examinarlo le diagnóstico:
erosiones múltiples, contusiones toráxicas no complicadas y apremio
físico.- Continua señalando que el día 28 de Marzo de 1977, se solicitó la
presencia de un médico de la Clínica London a la Brigada Lautaro a las
10:30. A.M, para examinar nuevamente a Manuel Jesús Leyton Robles,
siendo atendido por dos médicos de la DINA, quienes le practicaron;
exámenes físicos: destacando que se encontraba quejumbroso, pálido,
débil, con sudoración y en estado consciente; cardiaco: F.C. 120 x
regular; presión arterial: 100/60; examen lumbar izquierda: difícil de
examinar por el dolor intenso; diagnosticándole: contusiones múltiples,
contusiones renal izquierda, derrame pleural izquierdo, deshidratación
moderada; indicaciones: hospitalización inmediata, reposo absoluto,
radiografía de tórax y abdomen simple; resultado radiografía tórax: se
observan lesiones óseas.- Finalmente el informe da cuenta que el
paciente ingresa a las 11:00 horas al centro médico London y a las 20:45
horas, bruscamente presenta dolor abdominal inespecíficos, sudoración,
estado nauseoso y, posteriormente a las 24:00 horas, mientras duerme
presenta una crisis convulsiva Grand Mal, produciéndose un paro
cardiorespiratorio, falleciendo a las 01:25 hrs, de la madrugada del
29/03/77, señalando como causa de muerte: un episodio convulsivo,
probablemente epiléptico; asfixia por aspiración masiva de vomito; y,
paro respiratorio secundario.3. Copia del parte policial N° 161, por el cual la Brigada de
Homicidios, pone a disposición del Tribunal, entrevista policial de Michael
Townley Welch, quien relata que al Sargento de Ejército Manuel Jesús
Leyton Robles, lo eliminó gente de la DINA, porque al ser detenido por el
robo de un vehículo contó que era agente de ese organismo y dio
antecedentes de sus misiones, siendo entregado por Carabineros a la
gente de DINA, quienes por las lesiones que tenía lo llevaron a la clínica
de ese servicio de inteligencia, falleciendo en el transcurso de la noche.
Agrega que recibió la orden del Jefe de Dirección Nacional de
Inteligencia, de proporcionar “SARIN” para eliminar al Cabo Leyton y,
que el autor material que aplica el SARÍN fue un Teniente de Ejército.
Posteriormente, en declaración rolante a fojas 414 y
siguientes, agrega que a principios de 1976 se formó la brigada Mulchen,
cuya finalidad era cumplir misiones secretas de eliminación de personas
bajo la orden del Director de la DINA y que después del desarrollo y
producción del SARIN, esta brigada fue instruida en su uso y la utilizó en
al menos dos oportunidades, con un Conservador de Bienes Raíces de
Santiago y, con un funcionario de la DINA, vinculado en un robo de
vehículo.4. Copia del Informe en derecho presentado por el abogado
Hernán Quezada Cabrera, respecto al SARIN, en cuanto arma química y
sustancia química toxica prohibida por el Derecho Internacional.5. Copias relacionadas con la causa rol 242-77 de la Fiscalía
Militar Ad-Hoc, que investigó el delito de robo con violencia en la persona
de Jean Marcel Duhalde Garata, ocurrido el 21 de Marzo de 1977, donde
fueron detenidos como autores del robo de vehículo el Cabo 1° de
Ejército Manuel Jesús Leyton Robles, el Sargento 1° de Carabineros
Heriberto del Carmen Acevedo Acevedo y el Cabo 2° del Ejército Julio
Lorenzo Leyton Robles. Igualmente copias de la causa rol 2-77 del
Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, por el delito de lesiones,
secuestro, detención ilegal y presunta desgracia.d) Parte Policial N° 1, rolante a fojas 78, que, por un lado, da
cuenta de la detención del cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton
Robles, del Sargento 1° de Carabineros Heriberto del Carmen Acevedo
Acevedo y del Cabo 2° del Ejército Julio Lorenzo Leyton Robles, por la
responsabilidad que les afecta en robo de un vehículo y, por el otro, que
tanto el primero y segundo de los nombrados, fueron entregados a la
DINA, por intermedio de un oficio reservado N° 12.-
e) Declaración judicial de Mireya Barra Bustamante, quien a
fojas 137 y siguientes, señala que con respecto a lo sucedido con su
marido Manuel Jesús Leyton Robles, todo comenzó cuatro días antes de
su fallecimiento, el día 25 de Marzo de 1977, cuando su domicilio fue
irrumpido por personal de DIPOLCAR (Carabineros) siendo detenidos y
llevados su marido y cuñado, llegando a los pocos minutos agentes de la
DINA, quienes le dijeron que eran compañeros de su marido y que se
quedarían para resguardarlos y protegerlos.- Posteriormente, en horas
de la madrugada, señala que su marido regresó y conversó con los
agentes que estaban custodiándolos ingresando luego al dormitorio
donde le llamó la atención el hecho de que estaba muy nervioso y con
miedo, comentándole que no permitiera que lo llevaran a la Clínica.- Al
día siguiente, en horas de la mañana llegó a su casa un vehículo tipo
furgón con tres personas vestidas de civil, un hombre y dos mujeres, una
de las cuales se identificó como Teniente, la que le señaló que debían
llevarse a su marido a la Clínica London, para constatar las lesiones.Agrega, que como consecuencia de una operación a la vesícula ella
comenzó a sentirse mal y fue llevada por sus custodios a la Clínica
donde se encontró con su marido donde él le dijo que no se preocupara
que todo iba a salir bien.- Después de salir de la sala en la que fue
atendida se percató que su marido no estaba y al preguntar por él le
dijeron que se quedaría internado porque era necesario realizarle
exámenes y que volviera a las 6:30 de la tarde para visitarlo.- A las 6:30
llegó a Clínica y al ver que se demoraban en darle la visita le preguntó al
Oficial que la acompañaba, que pasaba con su marido y él respondió
que se había agravado y que sería mejor que llame a las 1:30 de la
madrugada porque a esa hora llegaba el médico de cabecera de su
marido, es así como se retiró a su domicilio y a la hora que le indicó
llamó por teléfono a la Clínica hablando con un doctor de apellido
LEYTON, quien le señaló que su marido se encontraba en buen estado
de salud y que al día siguiente sería dado de alta.- Al otro día, recuerda
que llegaron a buscarla a ella y a su suegro en un vehículo con dos
mujeres y un conductor, una de las que se identificó como Capitán y le
dijo que tenía que llevarle ropa a su marido porque iba a ser dado de
alta.- Una vez en la clínica señala que la misma mujer que le dijo que su
marido sería dado de alta, la abrazó, y le dijo que éste había fallecido a
las 1:30 de la madrugada, en ese momento se desmayó despertando al
interior de la Clínica.
Recuerda, que unos 15 días antes de la muerte de su marido,
él le contó que estando en la brigada Lautaro, había recibido una orden
del Director de la DINA de eliminar a una persona militante de izquierda,
un empresario, a quien lo detuvo en su vehículo y que se arrepintió de
asesinarlo, quedando preocupado porque los superiores se habían
enterado de aquel hecho, presumiendo ella que su marido fue eliminado
por los mismos agentes de la DINA, por no haber dado cumplimiento a
dicha orden.Al exhibirle a la declarante el informe médico, señala que lo
que allí se indicia es falso, porque su marido no llegó enfermo a la
Clínica London y nunca estuvo enfermo, incluso señala que se fue
caminando cuando se lo llevaron a la clínica, no tenía epilepsia ni
problemas cardiacos, lo único cierto del informe es la cicatriz que tenía
en su cabeza, producto de un golpe de corriente que sufrió cuando era
niño-
Posteriormente, a fojas 1085 y siguientes, declara que el día
que allanaron su casa y la trasladaron a la calle vio que su marido se
encontraba en la vereda del frente tendido de bruces en el suelo, con las
manos esposadas detrás de la espalda, mientras tres individuos lo
golpeaban con los pies.- Agrega, que el 25 de Marzo de 1977
aproximadamente a las 8:00 AM regresó su marido fatigado, cansado y
golpeado, presentando un corte en la ceja izquierda y con un dolor a la
altura del bazo y el hígado, dolores que se mantuvieron e intensificaron
durante el día Sábado y Domingo, siendo hospitalizado el día lunes,
falleciendo el día Martes.Posteriormente, a fojas 4076, y según fotografías que se le
exhiben reconoce a las dos mujeres que estuvieron en su casa el día 28
de Marzo de 1977, cuidando a sus hijos mientras ella fue a la Clínica
London, y, a la mujer que apareció en su casa con posterioridad a la
muerte de su marido, quien le ofreció internar a sus hijos y le informó
cuales eran los trámites para solicitar el Montepío, a la que volvió a ver
cuando fue a buscar el sueldo de su marido al cuartel general.Igualmente al exhibirle fotografía reconoce al hombre que estuvo en su
casa custodiando a su marido.f) Declaración judicial de Osvaldo Leyton Bahamondes, quien
a fojas 166 y siguientes, declara que trabajó como médico en la clínica
London.Posteriormente, en declaración rolante a fojas 238, relata que
recuerda muy vagamente a un paciente que falleció en la Clínica
London de un paro cardiaco al cual le practicó maniobras de
reanimación junto a otro médico que no recuerda.- Agrega que como
una segunda opción de la causa de muerte y al descartarse la
existencia de un hematoma o contusión cerebral, es posible que a
Manuel Leyton Robles se le haya suministrado el gas sarín, eso sí
como hipótesis, por cuanto el cuadro clínico es concordante con los
efectos de este toxico: braquicardia intensa hasta la asistolia y asfixia
severa.- Finalmente, señala que mientras Manuel Jesús Leyton Robles,
permaneció hospitalizado en la clínica en todas las visitas que le realizó
siempre estuvo acompañado por un agente de la DINA.
Posteriormente, en declaración judicial rolante a fojas 2.364 y
siguientes, ratifica sus declaraciones policiales rolantes a fojas 2153 y
895, haciendo presente que respecto de la muerte del Sr. Leyton
producto de la aplicación de algún agente químico, son elucubraciones
en las que derivó luego de conversar con detectives, no constándole
que así hubieren ocurridos los hechos.g) Declaración judicial de Germán Jorge Barriga Muñoz,
rolante a fojas 220 y siguientes, señalando que como jefe de la brigada
PUREN, tuvo a su cargo al Cabo 1° Manuel Jesús Leyton Robles.Recuerda, que estando en su casa recibió un llamado informándole que
dos de sus hombres, Leyton y Acevedo, habían sido detenidos por
carabineros, ante lo cual, se apersonó en el cuartel para rescatarlos,
pero recibió una orden del Director de la DINA, de que no haga nada y
que esperara a un Oficial de Ejército, quien conversó con Carabineros y
logro su libertad.- Recuerda que sus hombres estaban muy alterados,
pero sin señales de haber sido golpeados y que fueron llevados primero
a sus casas y después por orden del Director de la DINA al cuartel
ubicado en calle Simón Bolívar, para su seguridad.- Al día siguiente,
cuando llegó al cuartel se enteró que Leyton tenía fuertes dolores
estomacales y que sería llevado a la Clínica London, por orden impartida
por un superior que tiene que haber sido el Jefe de la DINA.- Agrega,
que horas más tarde visitó a Leyton en la Clínica donde éste le comentó
que tenía fuertes dolores estomacales y no sabía porque, enterándose al
día siguiente que había fallecido, lo que le extrañó y le impactó, porque
era una persona sana y que nunca se le vio enferma.
h) Historia y Evolución Médica de Manuel Jesús Leyton
Robles, rolante a fojas 245 y siguientes, que informa que en la sucesión
de los hechos Leyton fue golpeado hace 4 días presentando dolores en
región torácico lumbar; se le realizan exámenes físicos que diagnostican
su estado quejumbroso, pálido, piel sudorosa y consciente.- Después se
le realizan una serie de exámenes que diagnostican: contusiones
múltiples, ¿contusión renal izquierda? y ¿derrame pleural izquierdo?Posteriormente, se le realiza un examen de tórax donde se constata que
no hay lesiones óseas.- A las 24:00 mientras duerme presenta una crisis
tipo Gran Mal, cianosis y braquicardia, lo que desencadena en paro
cardiorespiratorio, iniciando maniobras de resucitación.- A los 15 minutos
de iniciado el paro cardiaco se monitorea con electrocardiogramas,
observándose asistolia, manteniéndose las maniobras.- A las 01:25 hrs
fallece Manuel Leyton Robles.- Informe firmado por el Doctor Osvaldo
Leyton.i) Informe pericial documental, rolante a fojas 249 y
siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones, pone a disposición
del Tribunal pericial caligráfica del documento titulado “Hoja de
Enfermería”, y del documento titulado “Historia y Evolución Clínica”.j) Informe policial, rolante a fojas 280 y siguientes, por el cual
Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal, los siguientes
documentos:
1. Oficio N° 2012249 del Director de Inteligencia Nacional, de
fs. 330, dirigido al Sr. Ministro de Defensa Nacional, que da cuenta del
secuestro del SG1 Heriberto Acevedo Acevedo y del CB 1 Manuel
Leyton Robles.
2. Documento firmado por el Teniente Coronel de Ejército,
que informa sobre la liberación de los agentes de la DINA.3. Declaración policial de Manuel Jesús Leyton Robles.4.- Informe de examen médico realizado por el médico
residente de turno A-1699, de la Clínica London, de fecha 25 de Marzo
de 1977, que en su parte pertinente informa que el funcionario Manuel
Jesús Leyton Robles, está consciente y bien orientado en el tiempo y
espacio, en cráneo hay sensibilidad, sin palpar hematoma, con erosión
en la frente lado izquierdo, con dolor en palpación en tórax, con
erosiones en codos y muñecas, señalando como diagnostico erosiones
múltiples y contusión torácica ¿no complicada?.5. Informe de autopsia N° 670/77 de Manuel Jesús Leyton
Robles, elaborado por el Dr. Alfredo Vargas Baeza y el Dr. Tomas Tobar
Pinochet, que en su parte conclusiva señalan como causa de muerte un
estado asfíctico, consecuencia de una aspiración de contenido gástrico
regurgitado, indican además que se descubrieron diversas y pequeñas
excoriaciones superficiales no recientes, de naturaleza leve, ubicadas en
la frente y extremidades superiores y, termina señalando que no se
observan lesiones traumáticas de mediana o mayor gravedad.6. Declaración judicial de Grimaldo Sánchez Herrera,
Sargento 2° de Carabineros, quien declara que participó en la detención
de Manuel Jesús Leyton Robles, y que en ningún momento vio que sus
compañeros que lo redujeron y esposaron, lo hayan golpeado.-
Posteriormente a fojas 1148, reitera que no golpeó al cabo
Leyton.Posteriormente a fojas 1856, ratifica su declaración policial de
fojas 1752, agregando que el cabo Leyton fue revisado por un médico de
la DINA, en el cuartel policial, donde el mismo médico le decía que se
quejara cuando le hacía presión al examinarlo.- Recuerda que en la
detención de Leyton no fue necesario golpearlo ni presionarlo, porque él
confesó su participación en el robo del vehículo.- Agrega, que Leyton fue
retirado por el Director de la DINA y un Comandante de Carabineros,
quienes lo tuvieron detenido y que luego falleció en la Clínica London.
Finalmente, señala que la situación que agravó la situación del cabo
Leyton fueron sus declaraciones donde habría dicho que sus jefes la
habían dado la orden de robarle el vehículo a un ciudadano francés.Posteriormente a fojas 3236 y siguientes, precisa que en su
confesión el cabo Leyton, mencionó como los jefes que le habían
ordenado el robo de la Renoleta, un Capitán de Ejército y un Capitán de
Carabineros.- Agrega que por comentarios se enteró que a Leyton le
habían dado tres días para reponerse y que falleció a causa de un Paro
Cardiaco el mismo día que tenía que presentarse a declarar ante el
Tribunal Militar.- Finalmente señala que asistió disfrazado al velorio de
Leyton y que entre sus asistentes estaba el Director de la DINA.6. Certificado de Defunción de Manuel Jesús Leyton Robles.
7. Declaración judicial del Dr. Tomas Tobar Pinochet, quien
ratifica en su totalidad el informe de autopsia N° 670/77 de Manuel Jesús
Leyton Robles, afirmando que las arritmias son trastornos profundos del
ritmo cardiaco y que las causas de este fenómeno son múltiples y
podrían ser 3, pero la causa más probable en este caso sería la de tipo
tenso emocional.- Agrega que respecto de las lesiones leves, ellas no
han tenido ninguna incidencia en el desencadenamiento de la muerte.8. Informe N° 151 del Servicio Médico Legal, que da cuenta
del examen Toxicológico de Manuel Jesús Leyton Robles, que en su
parte conclusiva señala que en las vísceras del paciente no hay
presencia de tóxicos de uso corriente en cantidades detectables.9. Informe del Servicio Médico Legal, que contiene examen
de Histopatología de Manuel Jesús Leyton Robles, que diagnostica que
el miocardio no presenta citohistopatología; el hígado presenta una
metamorfosis grasa, granuloma de células gigantes multinucleadas
inespecíficas; el riñón presenta una degeneración y necrosis discreta
tubular aguda; y, que en el bazo no se aprecian modificaciones citohistoarquitecturales.k) Informe pericial fotográfico, rolante a fojas 430 y siguientes,
por el cual Policía de Investigaciones, informa al Tribunal que la
sepultura de Manuel Jesús Leyton Robles, se encuentra ubicada en el
cementerio católico bajo de mena, en Av. Eyzaguirre N° 2337, Puente
Alto, y que en la oficina de atención del público, existen diversos
documentos.l) Informe pericial planimetrico, rolante a fojas 443 y
siguientes, por el cual Policía de Investigaciones, pone a disposición del
Tribunal dibujo a escala de la sepultura de Manuel Jesús Leyton Robles.m) Acta de incautación, rolante a fojas 446, por la que Policía
de Investigaciones, informa al Tribunal que en el cementerio bajo de
mena, se incautó documentación referida a la defunción de Manuel
Leyton Robles, y que se retiró autorización de sepultación, de fecha 29
de Marzo de 1977.-
n) Declaración judicial de Luz Arce Sandoval, rolante a fojas
589 y siguientes, quien señala que el cabo 1° de Ejército Manuel Jesús
Leyton Robles, fue asesinado en 1976 por orden del Director de la Dina,
debido a que habría sido detenido por Carabineros a raíz del robo de un
vehículo y que al ser torturado involucró en esos hechos a su jefe, un
Capitán de Ejército de la época.Posteriormente a fojas 3081 y siguientes, agrega que
Wenderoth, su jefe y Mayor de Ejército, en el tiempo que trabajó en la
DINA, le habría contado que Leyton y Acevedo habrían sido retirados de
la unidad policial en que se encontraban detenidos por un Teniente
Coronel de Ejército.ñ) Informe pericial químico, rolante a fojas 597, por el cual
Policía de Investigaciones, informa al Tribunal acerca de cuáles son los
efectos que causan en la personas el antrax, gas sarín, formalina, toxina
botulínica, estafilococo dorado y la candida albicans.o) informe pericial químico N° 1216, rolante a fojas 602, por el
que Policía de Investigaciones informa al Tribunal acerca de la toxina
Clostridium Botulinicam.p) Declaración judicial de Alfonso Lino Denecken Alberti,
quien a fojas 787, señala que como oficial de carabineros y jefe del
servicio de encargo y búsqueda de vehículos, le correspondió participar
en el procedimiento de recuperación del vehículo robado desde el
domicilio del cabo Leyton, quien era un hombre robusto, militar,
entrenado y que a simple vista no se advertía ninguna enfermedad ni
dolencia física.- Agrega, que incluso antes de ser entregado a sus jefes
de la DINA, se le realizó un chequeo por un médico militar que sólo
constato algunas erosiones en las muñecas por las esposas.-
Finalmente, señala que le llamó mucho la atención que un hombre
entrenado, joven y sano hubiese fallecido.Posteriormente, a fojas 1040 vta, agrega que ni él ni personal
de su unidad, maltrataron o violentaron a los detenidos, tanto al
momento de su detención como en su traslado o en la misma unidad y,
que posteriormente llegó a la unidad policial personal de la DINA a cargo
del Comandante de un Ejército, con un médico que examinó al cabo
Leyton, sin constatarle lesiones, haciéndoles entrega de sus agentes.q)
Declaración
judicial
de
Claudio
Enrique
Pacheco
Fernández, quien a fojas 790 y siguientes, señala que conoció a Manuel
Leyton Robles, porque fueron compañeros en la brigada Puren.- Agrega,
que Leyton era una persona de aspecto saludable y que el tiempo que
trabajó con él nunca supo que padeciera de alguna enfermedad menos
de una afección cardiaca o de otro tipo, sin tener mayores antecedentes
que aportar.r) Declaración judicial de Heriberto del Carmen Acevedo
Acevedo, quien a fojas 1037 y siguientes, señala que conoció al cabo 1°
de ejército Manuel Leyton Robles, porque fueron compañeros en la
brigada Mulchen.- Agrega, que fue detenido junto a Leyton por el robo de
una Renoleta y que durante la detención e interrogatorio el cabo Leyton
fue golpeado, lo cual quedo constatado por un examen realizado por un
médico que llegó a la unidad policial con un Comandante del Ejército y
un Comandante de Carabineros.- Recuerda, que el 25 de Marzo de
1977, se encontró con Leyton en la unidad y se veía con mucho dolor en
el sector del bazo y en su mano izquierda por las esposas.- Finalmente,
señala que el 26 de Marzo volvió ver a Leyton con el mismo aspecto y el
día domingo 27 ambos tuvieron que concurrir a la Dirección General del
Ejército, para ser interrogados por un General del Ejército, siendo
llevados a aquella diligencia por un Comandante del Ejército.Posteriormente, a fojas 1.870, declara judicialmente y ratifica
su declaración policial de fojas 891, precisando que cuando vio a Leyton
en el cuartel el día 25 y 26 se refería al de Simón Bolívar. Agrega, que
fue retirado del cuartel policial por un Teniente de Carabineros y llevado
a Villa Grimaldi y que Leyton fue retirado por un Comandante y un
Capitán de Ejército llevado en dirección desconocida. Finalmente, señala
que después de ocurrida la muerte de Leyton se comentaba que un
doctor de la DINA lo habría eliminado al colocarle una inyección y que el
motivo de la DINA para eliminarlo era que Leyton habría declarado a
Carabineros lo ocurrido en Peldehue.
Posteriormente a fojas 3.352 y siguientes, aclara que si bien
carabineros fue agresivo al interrogarlo, no lo golpearon, ni esposaron, ni
le taparon la cabeza.- Agrega, que en el cuartel de Rodrigo de Araya, no
los revisó ningún médico para constatar lesiones.- Recuerda, que él y
Leyton fueron llevados a Villa Grimaldi y que estando en aquel cuartel
los dejaron en libertad y los trasladaron a sus respectivas casas y que al
día siguiente en el cuartel de Simón Bolívar, su jefe, un Capitán de
Ejército, les informó a él y a Leyton que estaban citados a la Fiscalía y
que Leyton durante la conversación se notaba en malas condiciones
físicas y se tocaba debajo de las costillas.- Finalmente, señala que
después de prestar declaración ante el Fiscal Erlbaun, ambos quedaron
incomunicados en calidad de detenidos, quedando él detenido en el
cuartel de Simón Bolívar y Leyton en Villa Grimaldi.s) Declaración judicial de Julio Lorenzo Leyton Robles, quien
a fojas 1044, declara que fue detenido con su hermano y que mientras
era sacado de la casa y llevado a la calle, vió a su hermano sobre la
vereda mientras tres civiles lo golpeaban con los pies en los costados del
tórax, sin tener mayores antecedentes que aportar.
t) Oficio del Director de la DINA, dirigido al Fiscal Militar adhoc, rolante a fojas 1055, que informa acerca de la detención del cabo 1°
de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles y del Sargento 2° de
carabineros, Heriberto del Carmen Acevedo Acevedo, del personal DINA
que se apersonó en el cuartel policial con la finalidad de retirarlos y, por
último, remite informe médico realizado a Manuel Jesús Leyton Robles.u) Oficio del Director de la DINA, dirigido al Fiscal Militar adhoc, rolante a fojas 1058, a través del cual le remite Informe Médico del
Director de la Clínica DINA; fotocopia de la Ficha Clínica; fotocopia de la
Hoja de Enfermería, y, fotocopia del Electrocardiograma, que dicen
relación con la muerte del cabo 1º del Ejército Manuel Jesús Leyton
Robles.v) Oficio de Carabineros de Chile, rolante a fojas 1094, que
informa al Tribunal del personal de Carabineros de la sección de encargo
y búsqueda de vehículos, que participó en el hecho policial del 24 de
Marzo de 1977.w) Declaración judicial de Luis Hernán Morales Salinas, quien
a fojas 1104 y siguientes, declara que como Sargento 2° de Carabineros
participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton
Robles y, que en dicho procedimiento éste no fue golpeado, sin tener
mayores antecedentes que aportar.x) Declaración Judicial de Jorge Guitars Rebolledo, quien a
fojas 1112 y siguientes, declara que como funcionario de Carabineros
participó en la detención del Cabo 1° de ejercito Manuel Jesús Leyton
Robles y, que en dicho procedimiento no fue necesario aplicar violencia
para reducirlo, sin tener mayores antecedentes que aportar.y) Declaración Judicial de Sergio Enrique Betzhold Martínez,
quien a fojas 1115 y siguientes, declara que como funcionario de
Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel
Jesús Leyton Robles y, que cuando recibió a Leyton para subirlo en la
parte trasera de la camioneta, no presentaba lesiones, sin tener mayores
antecedentes que aportar.z) Declaración Judicial de Víctor Septimio Pérez Urzúa, quien
a fojas 1125 y siguientes, declara que como funcionario de Carabineros
participó en la detención del Cabo 1° de ejercito Manuel Jesús Leyton
Robles y, que a las tres de la madrugada cuando sacó a Leyton del
calabozo se percató que tenía un rasmillón en el pómulo izquierdo y
ninguna otra lesión, sin tener mayores antecedentes que aportar.a’) Declaración judicial de Maximiliano Benjamín Pardo
Fuentes, quien a fojas 1128 y siguientes, declara que como funcionario
de Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel
Jesús Leyton Robles y, que durante el procedimiento éste no fue
golpeado en ningún momento, es más, agrega que cuando le colocó las
esposas se preocupó de no apretarlas y que se subió a la camioneta por
sus propios medios, sin tener mayores antecedentes que aportar.
b’) Declaración judicial de Alberto Antonio Espinoza Figueroa,
quien a fojas 1129 vta y siguientes, declara que como funcionario de
Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel
Jesús Leyton Robles, no siendo necesario utilizar violencia al momento
de detenerlo.-
Posteriormente a fojas 1143 vta, declara que niega en forma
terminante que haya golpeado en algún momento a Manuel Jesús
Leyton Robles.c’) Declaración judicial de Alejandro Daniel Fredes Ramírez,
quien a fojas 1132 y siguientes, declara que como Carabinero participó
en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles y,
que durante el procedimiento no observó que algún compañero de
funciones lo haya golpeado, sin tener mayores antecedentes que
aportar.d’) Declaración judicial de Alfredo Vargas Baeza, Director del
Instituto Médico Legal, quien a fojas 1142 y siguientes, ratifica en su
totalidad el informe de autopsia N° 670/77, de fecha 1 de Abril de 1977,
afirmando que la causa inmediata de muerte de Manuel Jesús Leyton
Robles, fue una asfixia por aspiración alimentaria, ósea, vomito, y, que al
no encontrar en la autopsia signo alguno de traumatismo – ej.:
traumatismo abdominal- llegó a la conclusión de que fué el vómito la
consecuencia de la arritmia completa, agregando que la arritmia puede
haberse producido por un factor funcional, como la tensión emocional y
que también es posible que se haya producido por una sustancia toxica,
lo que habría que detectar mediante un examen toxicológico.
Finalmente, ratifica lo señalado en el informe en cuanto a que el paciente
no presentaba lesiones internas.e’) Informe policial, rolante a fojas 1475 y siguientes, por el
cual Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal un set
fotográfico de las personas que trabajaron y relacionaron con el Centro
Médico London.-
f’) Informe pericial planimetrico, rolante a fojas 1552 y
siguientes, por el que Policía de Investigaciones, pone a disposición del
Tribunal un croquis del nicho de Manuel Leyton Robles, identificado
como nicho 30, ubicado en el pabellón 1° corrida 2°, patio San Pablo, del
Cementerio Bajos de Mena.g’) Informe pericial fotográfico, rolante a fojas 1554, por el
que Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal un set
fotográfico de la exhumación del cadáver de Manuel Jesús Leyton
Robles.h’) Declaración judicial de Oscar Manuel Aceituno Carvajal,
quien a fojas 1576 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
911, declarando que como enfermero en la Clínica London tenía un jefe
directo que era un Suboficial de Ejército - jefe de los enfermeros- que era
la persona que determinaba los turnos y las misiones de trabajo.- Agrega
que un día su jefe le ordenó a todos los enfermeros que no podían subir
al tercer piso porque había una persona enferma que estaba detenida y
que había personal externo cuidándola.- Agrega, que al día siguiente
cuando llegó a recibir su turno se enteró que la persona que estaba
detenida había fallecido en la madrugada y que al rato su jefe le ordenó
que limpiara la sala de urgencia donde se encontró con equipos
desordenados,
sabanas
húmedas,
guantes
ocupados,
gel
del
desfibrilador y ampollas de atropina. Finalmente, señala que se enteró
que la persona fallecida era un cabo del Ejército de apellido Leyton y que
su cuerpo lo habían retirado de la Clínica durante la noche.
i’) Declaración judicial de Vicente Amable Álvarez Ramírez,
quien a fojas 1588 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
914, declarando que conoció al cabo Leyton en una parada militar.-
Agrega, que como enfermero de la Clínica London lo volvió a ver en una
oportunidad cuando iba saliendo de la Clínica a colocar una inyección a
un paciente y lo traían en una camilla porque estaba enfermo, lo cual le
pareció extraño porque se veía bien y que al rato cuando volvió a la
Clínica a eso de las 21:00 se encontró en la sala de espera con la mujer
del cabo Leyton quien lloraba porque éste había muerto, llegando al
poco rato el Director y Subdirector de la DINA, el Director de la Clínica y
los jefes directos de Leyton.- Finalmente, señala que le impresionó la
muerte de Leyton porque lo vió vivo y a las pocas horas estaba muerto.j’) Declaración judicial de Luis Armando Espinoza Tapia,
quien a fojas 1596, ratifica su declaración de fojas 953, señalando que
como conductor de ambulancias de la Clínica London, trasladó el cuerpo
del cabo Leyton desde la Clínica London al Instituto Médico Legal,
acompañado de un enfermero del Ejército.- Agrega, que se enteró que
había un cabo del Ejército detenido en la Clínica y que había guardias
que lo custodiaban.k’) Declaración judicial de Leonel Martínez Faundez, quien a
fojas 1599 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 928,
señalando que como enfermero de la Clínica London, estando de turno
dos agentes ajenos a la Clínica le impidieron la entrada a un box del
primer piso y que además en esos momentos se paseaba un Oficial de
Ejército que ubicaba como Oficial de Telecomunicaciones.- Finalmente,
señala que se enteró que había fallecido una persona y que debe haber
sido un funcionario de la DINA, porque nunca se llevaban detenidos a la
clínica.l’) Declaración judicial de Claudio Alfonso Bravo Cifuentes,
quien a fojas 1606 y siguientes, ratifica su declaración de fojas 969,
señalando que como guardia de seguridad de la Clínica London tenía un
jefe que era un suboficial de Ejército.- Agrega que respecto del
fallecimiento de algún funcionario de la DINA en la Clínica, recuerda que
en una oportunidad cuando recibió su turno de mañana un colega le
comentó que en la noche había muerto un funcionario.m’) Declaración judicial de Luis Eugenio Barrera Cifuentes,
quien a fojas 1609 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
967, señalando que como guardia de seguridad de la Clínica London en
uno de sus turnos, su jefe, un Suboficial de la Fuerza Aérea, le comentó
que en los pisos superiores había una persona hospitalizada que estaba
custodiada por personal externo y que estaba prohibido trasladarse por
ese sector.- Agrega, que al volver de su descanso un Suboficial Mayor
informó que la persona hospitalizada se había retirado y que lo oficial era
que había sido trasladada al Hospital Militar, sin embargo, al tiempo
después, se enteró que la persona hospitalizada había fallecido por un
ataque al corazón, mientras era trasladada al hospital militar.Finalmente, señala que respecto de la persona que entró en moto a la
clínica, no la vió, pero que por comentarios supo que se trataba del jefe
de la unidad a la pertenecía la persona que falleció.n’) Declaración judicial de Carlos Enrique Pulgar Albornoz,
quien a fojas 1614 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
984, señalando que como guardia de la Clínica London en una ocasión
cuando subió al tercer piso para hacer callar a unas colegas se encontró
con una persona que estaba sentada en una cama acompaña por cuatro
funcionarios que no conocía, sin tener mayores antecedentes que
aportar.-
ñ’)
Declaración
judicial
de
Sergio
Alejandro
Coello
Valenzuela, quien a fojas 1624, ratifica su declaración policial de fojas
951, señalando que como conductor de ambulancia de la Clínica
London, se encontraba de turno, cerca de la medianoche, cuando llegó
la ambulancia con una persona en camilla que fue ingresada al box de
urgencia, y que al entrar al box se percató que se trataba de una
persona joven, que estaba inconsciente y con una paro cardio
respiratorio, siendo atendida por el doctor de turno de la Clínica y por
otra persona que no recuerda.- Agrega, que durante la atención del
paciente cooperó transportando un desfibrilador con un reanimador y
que el procedimiento duró poco más de un hora, finalizando pasadas las
una de la madrugada, cuando falleció el paciente.- Recuerda que al salir
del box se encontró con un Comandante del Ejército, a quien conoció en
el cuartel de Belgrado, como un Oficial a cargo de Telecomunicaciones,
el que conversó con el doctor de turno y también con un Oficial de la
DINA.- Finalmente, señala que al tiempo después se enteró que se
trataba del cabo de Ejército Manuel Leyton Robles.o’) Declaración judicial de Silvia de las Mercedes Valdés
Uribe, quien a fojas 1631 y siguientes, ratifica su declaración policial de
fojas 943, señalando que como auxiliar de la Clínica London en un turno
de noche se le requirió a una urgencia trasladándose a la sala de
curaciones donde se encontró con un paciente en camilla, desnudo,
junto a un enfermero del Ejército y con los dos médicos que estaban de
turno, uno de los cuales era residente y el otro domiciliario.- Agrega, que
el paciente presentaba un paro cardiaco y que se hizo lo posible para
reanimarlo sin tener un resultado positivo, ya que falleció.-Recuerda, que
al día siguiente preguntó por el paciente que había fallecido enterándose
que había sido trasladado al Servicio Médico Legal, por un enfermo
acompañado por un chofer de la clínica.p’) Declaración judicial de Bernardo González González,
quien a fojas 1636 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
925, declarando que estando detenido en el tercer piso de la Clínica
London cuando salió de su pieza para ir al baño se encontró conversó
con el cabo Leyton, con quien converso, el cual se encontraba bien y
caminaba normal, lo que le llamó la atención porque que había
escuchado que estaba muy enfermo a causa de los golpes que había
recibido por parte de Carabineros.- Agrega, que al día siguiente un
enfermero le comentó que el cabo Leyton había fallecido y que se le
había muerto a la enfermera de turno de aquella noche.- Finalmente,
señala que el cabo Leyton se encontraba custodiado por un guardia que
no era de la clínica.q’) Declaración judicial de Susana Leyton Robles, quien a
fojas 1643 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 883,
señalando que un día su madre le pidió que fuera a ver a su hermano
Manuel porque habían pasado 2 días y no sabía nada de él, es así como
concurrió a la casa de su hermano donde al tocar la puerta la atendió un
joven alto de terno y corbata, el que le pidió su carnet para poder
ingresar, ya adentro recuerda que había dos jóvenes vestidos de sport y
al costado en una meza habían tres metralletas.- Recuerda, que ingresar
al dormitorio de su hermano pudo ver que él se encontraba acostado en
su cama, tapado, asomando sólo su cabeza, demacrado, con su cara
hinchada, asustado, consciente y lúcido y que al preguntarle que le
pasaba éste no le respondió por lo que se acercó y le volvió a preguntar
respondiéndole que no podía hablar, momento en el que el mismo sujeto
que la había recibido, le dijo en forma prepotente que se fuera.Posteriormente, se enteró que su hermano había fallecido en una Clínica
de la DINA.- Agrega, que en el velatorio de su hermano al verle la cara
no lo reconoció porque estaba con muchos moretones, razón la que
siempre tuvo la duda de si realmente era su hermano.- Agrega que en un
momento llegó al velatorio el Director de la DINA, acompañado de unas
siete personas de civil y su mamá le reclamo que el cuerpo que estaba
en la urna no correspondía al de su hijo, a lo que él le respondió que se
acordara que tenía otro hijo en el Ejercito, Julio.- Finalmente recuerda
que durante el velatorio la urna en la que se encontraba su hermano fue
cambiada en cuatro oportunidades, tres en la noche y una como a las
15:00 de la tarde poco rato antes del funeral y que los motivos que les
señalaron es que tenían que hacerle una autopsia a su hermano.r’) Declaración judicial de Jorge Guido Aceituno Cruz, quien a
fojas 1747 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 961,
declarando que como guardia de la Clínica London a comienzos del año
1977 el jefe de personal y seguridad de la Clínica, un Suboficial Mayor
de Ejército, prohibió a todo el personal subir al tercer piso de la Clínica
porque había una persona detenida que se encontraba custodiada por
un guardia externo.s’) Declaración judicial de Sergio Pliscoff Markovich, quien a
fojas 1910 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 1809,
señalando que como médico de la Clínica London, recuerda quien era el
Director de la Clínica, cuando falleció un paciente que estuvo
hospitalizado, no en las salas de hospitalización, sino que en unos pisos
de arriba.- Agrega, que un día el Director de la Clínica reunió a los
médicos para informarles que se había muerto un paciente el cual había
estado hospitalizado en otro lugar del centro médico, por lo que se
trataba de un asunto que era ajeno a ellos.t’) Declaración judicial de José Roberto Aravena Peña, quien
a fojas 1915, ratifica su declaración policial de fojas 963, señalando que
como guardia de la Clínica London se enteró de la muerte del cabo de
ejercito de apellido Leyton cuando se le entregó su turno y, que además,
días antes se les había prohibió el acceso al tercer piso.u’) Declaración judicial de Julio Fernando Huerta Gutiérrez,
quien a fojas 1924, ratifica su declaración policial de fojas 978,
señalando que como guardia de la Clínica London recuerda una
oportunidad en que ingresó un vehículo con varias personas donde dos
de ellas eran custodiadas y que luego un Teniente de Ejército le
comunicó que habían llegado dos personas de la DINA y que estarían
encerradas en piezas separadas, estando prohibido circular por aquel
piso.- Indica, que los custodios de los detenidos eran externos y presume
que eran de la DINA porque vestían de civil y, portaban una
subametralladora y se paseaban por las piezas de los detenidos.Recuerda, que el cabo Leyton, a quien en ese momento no conocía, le
pidió un cigarrillo y con gestos le contestó que más tarde porque había
un guardia a su espalda, entregándole posteriormente el cigarrillo, sin
hablar con él.- Agrega, que lo volvió a ver cuándo le entrego una bandeja
con comida y que en las oportunidades en que se encontró con Leyton
éste no se quejaba de dolores, ni se sentía mal.- Finalmente al exhibirle
una fotografía del cabo Leyton, señala que por el tiempo transcurrido
recuerda vagamente su rostro, pero afirma que es su cara y son sus
rasgos.-
v’) Declaración judicial de Manuel Domingo Pinto Soazo,
quien a fojas 1932 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
1811, señalando que fue médico de la Clínica London y, que el
electrocardiograma
que
se
le
exhibe
contiene
datos
que
son
coincidentes con los que señala el párrafo que está sobre su apellido y
que aparece registrado en la Historia y Evolución del paciente de
apellido Leyton, que en su parte pertinente señala que tenía una
fibrilación auricular, que en términos más sencillo significa que hay una
irregularidad del ritmo cardiaco.w’) Declaración judicial de Enrique Washington Carreño
Morales, quien a fojas 1936 y siguientes, ratifica su declaración policial
de fojas 973, señalando que como guardia de seguridad de la Clínica
London en una oportunidad un Suboficial les comunicó a todos que no
se podía ingresar al tercer piso.- Agrega que en el tercer piso estaban los
casilleros donde guardaban su vestuario y que mientras duró la
prohibición no se pudieron cambiar de ropa.x’) Declaración judicial de Roberto Esteban Núñez Zenteno,
quien a fojas 1947 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
980, señalando que como guardia de seguridad de la Clínica London, en
uno de sus turnos ingreso un Sargento o Cabo del Ejército quien estuvo
detenido en el tercer piso de la Clínica, con una custodia externa.Indica, que por orden de su jefe directo un Suboficial de Ejército, le llevó
una bandeja con comida y se la entregó al funcionario de la DINA que se
encontraba en la puerta de su habitación, porque estaba prohibido
ingresar y nunca contacto directo con el detenido.- Afirma que los
custodios eran de la DINA por cuanto se registraban cuando ingresaban
al Centro Médico.- Agrega, que se enteró por comentarios de sus
colegas que el Sargento o Cabo que estaba detenido en el tercer piso
había fallecido en horas de la noche producto de un paro respiratorio,
debido a que el resucitador ubicado en el primer piso no pudo ser
trasladado hasta el tercer piso teniendo entonces que bajarlo al primer
piso donde se le hicieron las labores de reanimación, no dando
resultado, falleciendo el detenido.- Recuerda, que como consecuencia
de la muerte del detenido llegó un Comandante de Ejército que lo
apodaban “el loco” y que era un alto mando de la DINA.- Finalmente,
señala que al ingreso del Centro Médico había un libro de novedades
donde debió haberse anotado el fallecimiento del detenido, porque se
dejaba constancia de todas las novedades.y’) Oficio ordinario N° 234, rolante a fojas 1954 y siguientes,
por el cual la Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal
Informe de Exhumación, que en su parte concluyente señala que los
restos cadavéricos son de un solo individuo identificado como Manuel
Jesús Leyton Robles, de sexo masculino, 32 años de edad, de 1,68
Mts+3 cm. de estatura, de tipo racial caucasoide – mongoloide
americano biotipo meso - endomórfico, evidenciando malformación
congénita de 5 vértebra lumbar, artropatía de rodilla y patología maxilo –
dental severa y tórax en tonel, no encontrándose lesiones coetáneas con
la muerte y finaliza indicando que no se encontraron signos objetivos de
la acción de terceros en el mecanismo de la muerte.z’) Informe pericial, rolante a fojas 1971 y siguientes, por el
cual la Policía de Investigaciones informa al Tribunal acerca de las
posibles causas de muerte de Manuel Jesús Leyton Robles y Renato
León Zenteno, según examen químico toxicológico N° 151/77 y examen
químico toxicológico N° 2.500/76.-
a’’) Oficio, rolante a fojas 2097 y siguientes, del Programa
Continuador Ley 19.123, del Ministerio del Interior, por el cual se pone a
disposición del Tribunal los siguientes documentos:
1. Informe de la Corporación Nacional de Reparación y
Reconciliación, que señala que según Certificado de Defunción de
Manuel Jesús Leyton Robles, falleció el día 29 de Marzo de 1977, a las
01:25 Hrs y que según consta en Informe Médico emitido por el Director
de la Clínica London, la causa de su muerte fue asfixia por aspiración de
vómitos, paro respiratorio secundario.- Indica además que el día 24 de
Marzo de 1977 Manuel Leyton Robles fue detenido por carabineros por
el robo de un vehículo y, que el 25 de Marzo de 1977 carabineros
informó al Ministerio de Defensa Nacional que tenía detenidos a dos
agentes de la DINA, remitiéndose los antecedentes al Segundo Juzgado
Militar para instruir una investigación, siendo citado inmediatamente
Manuel Leyton Robles, no pudiendo asistir, ya que por orden del Director
de la DINA fue entregado a agentes del mismo Servicio de Inteligencia.Agrega el informe que según dichos de la cónyuge de Manuel Leyton
durante la mañana del 26 de Marzo de 1977, éste llego a su casa y se
mantuvo hasta el otro día cuando lo llegaron a buscar miembros de la
DINA para internarlo en la Clínica London, a pesar de que se encontraba
en condiciones física normales, y que al visitarlo al día siguiente en la
Clínica él le manifestó que estaba preocupado por los exámenes que le
estaban haciendo y la cantidad de medicamento que estaban
suministrando.- Posteriormente, señala que en la madrugada del 29 de
Marzo de 1977, un agente de la DINA concurrió a su domicilio para
informarle que su marido había fallecido.- Finalmente, el 29 de Marzo de
1977 mediante oficio el Director de la DINA informo al Juzgado Militar el
fallecimiento de Manuel Leyton Robles.2.- Declaración de Osvaldo Leyton Bahamondes, quien en su
calidad de Médico de la Clínica London, recuerda que en uno de sus
turnos en la Clínica London, murió un funcionario de apellido Leyton y lo
recuerda porque tenía su mismo apellido y porque era funcionario.Agrega, que lo vió cuando llegó a su turno, entre las 18:00 y las 20:00
estaba en una pieza, en cama y con alguien más.- Finalmente, señala
que le pareció muy extraño que se haya hospitalizado una persona tan
grave en la Clínica London, cuando lo normal en esos casos era su
hospitalización en los Hospitales Institucionales.b’’) Declaración judicial de Jorge Laureano Sagardia Monje,
quien a fojas 2107 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
1685, señalando que como agente de la Brigada Lautaro, un día cuando
llegó a su trabajo en el cuartel Simón Bolívar, escuchó decir a un
Teniente de Ejercito que Leyton había sido detenido por Carabineros.Posteriormente, señala que como a los dos días estando en su trabajo
vió llegar a Leyton, quien subió por las escaleras e ingresó a la oficina de
su jefe, un Capitán de Ejército.- Recuerda que Leyton se veía
demacrado, trasnochado, pero sin que tuviera dificultad alguna para
desplazarse, siendo luego llevado a la Clínica London en un vehículo de
la Agrupación Puren.- Agrega, que al día siguiente se enteró de que
Leyton había fallecido, ignorando donde y como.- Finalmente, señala
que cuando estaba en el cementerio no se hizo ningún comentario
acerca de la muerte de Leyton, llamándole la atención de que cuando lo
vió solo se veía demacrado y no en una condición que le hubiere hecho
peligrar su vida.-
c’’) Declaración judicial de José Manuel Sarmiento Sotelo,
quien a fojas 2113 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
1687, señalando que como miembro de la Agrupación Lautaro, se enteró
de que al Cabo Leyton lo habrían mantenido detenido en la Clínica
London y que lo habrían eliminado por haber entregado información
secreta de la DINA, sin tener mayores antecedentes que aportar.d’’) Declaración judicial de Sergio Orlando Escalona Acuña,
quien a fojas 2116 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
1700, señalando que como miembro de la Agrupación Lautaro, se enteró
de que el cabo Leyton había sido detenido por Carabineros, quienes lo
habrían golpeado y que producto de los golpes habría fallecido, sin tener
mayores antecedentes que aportar.e’’) Oficio del Registro Civil e Identificación, rolante a fojas
2119 y siguientes, por el cual pone a disposición del Tribunal los
siguientes documentos:
1. Copia de la Ficha Índice de Manuel Jesús Leyton Robles.2. Fotocopia autorizada de la inscripción de defunción inscrita
bajo el N° 60, de año 1977.3. Fotocopia oficial del Certificado de Defunción.f’’) Informe del Servicio Médico Legal, rolante a fojas 2196 y
siguientes, por el cual informa al Tribunal sobre Análisis Genéticos de
ADN Mitocondrial, indicando en su parte concluyente que la probabilidad
de que las muestras D-3304/05, D-3305/05 y D-595/06 compartan el
mismo perfil de secuencia de ADN mitocondrial, es de 96,6 %. Informe
firmado por el Doctor Gastón Bocaz Beneventi y por el Bioquímico don
Fabián Moreno Chávez.-
g’’) Declaración judicial de Bernardo Javier Morales Catalán,
quien a fojas 2301 y siguientes, ratifica íntegramente el Informe Pericial,
rolante de fojas 1955 a 1970 y el Informe Pericial rolante de fojas 1971 a
1975, señalando que no es posible determinar si en la muerte de Manuel
Jesús Leyton Robles, tuvo incidencia la acción de algún gas como el
sarín, debido a que dicha sustancia por el tiempo transcurrido, por la
naturaleza de los restos examinados y por las características de la
sustancia, no podría estar presente como elemento residual.- Agrega,
que la sintomatología descrita en la ficha de evolución de Manuel Leyton
Robles, tomando como hipótesis la aplicación del gas SARÍN, es posible,
sin embargo, lo descrito en la ficha es inespecífico para un cuadro de
shock, cuya causa pudiera ser el SARÍN o alguna otra.- Señala que las
Hipótesis Planteadas por el Médico que realiza el Informe no son
concordantes con lo descrito en el mismo informe, ya que, en primer
lugar: el Diagnostico de Epilepsia al ser una condición médica tendría
que haber estado en la historia clínica del paciente y que para la época
en que ocurrieron los hechos al estar el paciente hospitalizado se le
debería haber aplicado un tratamiento médico eficiente y sin resultado de
muerte; en segundo lugar: el Diagnostico de Asfixia por Aspiración
Masiva de Vómitos, es inconsistente porque el tiempo necesario entre un
evento de este tipo y la muerte es de sólo unos minutos y de acuerdo a
lo relatado en la historia del occiso tuvo atención durante el evento final,
lo que hace inviable esta hipótesis, y, en tercer lugar: el Paro Cardiaco
Respiratorio, no constituye un diagnóstico de causa de muerte y no es
más que la constatación del fallecimiento.h’’) Declaración judicial de José Beletti Barrera, quien a fojas
2303 y siguientes, ratifica íntegramente el Informe Pericial, rolante de
fojas 1955 a 1970 y el Informe Pericial, rolante de fojas 1971 a 1975,
señalando que para investigar la causa de muerte de Manuel Leyton
Robles, se tomaron en cuenta dos elementos, la autopsia y el examen
directo que se practicó sobre las osamentas, concluyendo que al
confirmar la ausencia de traumas y la existencia de tóxicos, es razonable
rematar como causa medica de muerte los Hallazgos Patológicos
Pulmonares.- Finalmente, precisa que la aspiración de contenido gástrico
no es una causa de muerte, sino que corresponde a un evento terminal
de un estado schock, siendo un fenómeno agónico y no una causa de
muerte.Posteriormente, a fojas 4126 y siguientes, declara que el
informe patológico del 9 de Enero de 2006 relacionado con la
exhumación del cadáver de Manuel Leyton Robles, permite concluir que
no hay traumas ni tóxicos.- Agrega que el informe realizado en el año
1977 fue precario, pero que permitió descartar la presencia de traumas
que se relacionen con la causa de muerte, faltando elementos.- Añade,
que el gas sarín es difícil detectarlo, sin importar la tecnología que se
utilice, porque es volátil.- Finalmente, señala que no es posible
determinar que la muerte de Manuel Jesús Leyton fue producto del gas
sarín, pero no es descartable su utilización en este caso.i’’) Declaración judicial de Fabián Alfonso Moreno Chávez,
quien a fojas 2308, ratifica el Informe Pericial, rolante de fojas 2196 a
2199, señalando en al realizar el examen de ADN Mitocondrial,
comparando el fémur y una pieza dentaria del occiso Manuel Leyton
Robles, con una muestra de sangre de Susana Leyton Robles, no fue
posible excluir una relación genética entre ellas, arrojando un resultado
positivo, en la compatibilidad de genética de la línea materna.-
j’’) Declaración Judicial de Elisa del Carmen Magna Astudillo,
rolante a fojas 2392, quien ratifica su declaración policial de fojas 1708,
señalando que como funcionaria de la Brigada Lautaro, escuchó que al
cabo Leyton lo habían tomado preso por un delito que cometió y que
falleció por golpes que habría propinado Carabineros, sin tener mayores
antecedentes que aportar.k’’) Informe pericial fotográfico, rolante a fojas 2410 y
siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones pone a disposición
del Tribunal, set de fotografías del edificio ubicado en calle Almirante
Barroso N° 76, hoy Instituto Inacap, señalando en su parte concluyente
que la secuencia fotográfica obtenida es el registro fiel que ilustra en
forma objetiva e imparcial la diligencia efectuada.- Peritos fotográficos
don Juan Sáez Montoya y María Antonucci González.l’’) Informe pericial planimetrico rolante a fojas 2640 y
siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones pone a disposición
del Tribunal, Plano a Escala del Inmueble ubicado en calle Almirante
Barroso N° 76, hoy Instituto Inacap, con indicaciones de acceso,
dimensiones y modificaciones realizadas.m’’) Declaración judicial de Ramón Alvarito Muñoz Rojas,
quien a fojas 2654 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
932, precisando que respecto de la muerte del Cabo 1° de Ejército
Manuel Leyton Robles, éste habría sido detenido por Carabineros por
haber robado repuestos de una Renoleta para un vehículo de la misma
marca que usaba y que era del servicio.- Igualmente, precisa que se
acordó del apellido del compañero de Leyton porque la policía se lo
señaló y finalmente indica que con Leyton no eran tan amigos.-
n’’) Declaración judicial de Manuel Antonio Montre Méndez,
quien a fojas 2674 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
1692, señalando que como miembro de la Brigada Lautaro, conoció al
cabo de Ejército Manuel Leyton Robles y al Sargento de Carabineros
Heriberto Acevedo, quienes pertenecían a la Agrupación Puren, teniendo
como Jefes a un Capitán de Ejército y un Teniente de Carabineros.Agrega, que escuchó por comentarios que Leyton y Acevedo habían sido
detenidos por carabineros y que Leyton había fallecido en la Clínica de la
DINA.ñ’’) Prontuario N° 670 rolante a fojas 2695, del Servicio
Médico Legal, que informa que Manuel Jesús Leyton Robles, tuvo un
accidente en el Reten Rodrigo de Araya el 25 de Marzo de 1977, a las
03:15 hrs, falleciendo el día 29 de Marzo de 1977, a las 01:25 hrs, en la
Clínica London, señalando como causa de muerte estado asfíctico,
consecutivo a aspiración de contenido gástrico regurgitado, reconocido y
llevado al cementerio de Puente Alto, señalando finalmente que el
Doctor Tobar practicó la autopsia.o’’) Oficio del Servicio Médico Legal, rolante a fojas 1006 por
el cual pone a disposición del Fiscal Militar Ad-hoc, Informe Toxicológico
y Examen Histopatológico de Manuel Jesús Leyton Robles, informando
además que éste último demostró una metamorfosis grasas del hígado y
lesiones renales tubulares agudas, siendo una afección evolutiva de tipo
generativa capaz de determinar una menor valencia en el individuo.p’’) Informe del Instituto Médico Legal, rolante a fojas 2712,
que informa acerca de examen pulmonar por restos alimentarios
aspirados, realizado a Manuel Jesús Leyton Robles, indicando como
resultado que según observación microscópica del planckton pulmonar
no se ha relavado la presencia de restos en muestra recibida. Examen
realizado por el Doctor Tobar.q’’)
Informe médico de la DINA, del Centro Médico London,
rolante a fojas 2713 y siguientes, que informa que el cabo 1° del Ejército
Manuel Jesús Leyton Robles, ingresó a la Clínica por sus propios medios
el día 28 de Marzo de 1977 a las 11:30 A.M.- Agrega como antecedentes
que el cabo Leyton fue atendido el día 25 de Marzo de 1977 en el Reten
de Rodrigo Araya, por el médico de turno de la Clínica diagnosticándole;
erosiones múltiples y contusiones toraxicas no complicadas y que como
consecuencia de esta situación habría sido atendido en el Hospital de
Carabineros, donde se le administraron medicamentos que no se
pueden precisar.- Continua el informe señalando que el día 28 de Marzo
de 1977, el cabo Leyton ingresó a la Clínica London donde luego de
realizarle una serie de exámenes se le diagnosticó; contusiones
múltiples, derrame pleural izquierdo y deshidratación moderada.- A las
21:00 hrs se le realizó examen físico que da cuenta de un estado
nauseoso, con dolor abdominal y excitación psicomotora discreta.- Luego
se le tomó electrocardiograma presentando una arritmia completa por
fibrilación auricular total con frecuencia ventricular de 80 por minuto.- A
las 24:00 mientras duerme presentó una crisis convulsiva con
características de GRAN MAL y además cianosis central, iniciándose
maniobras de resucitación, después de 15 minutos de iniciado el paro
cardiaco se monitorea con electrocardiogramas, observándose asistolía,
manteniéndose las maniobras por 85 minutos y finalmente a las 01:25
hrs fallece.- Informe firmado por el Director de la Clínica London.r’’) Historia y Evolución Médica de Manuel Jesús Leyton
Robles, rolante a fojas 2717 y siguientes, que en la sucesión de los
hechos informa que Leyton ingreso a la Clínica London el día 28 de
Marzo de 1977.- Agrega que Leyton fue golpeado hace 4 días en la
región torácico lumbar y que fue atendido en Hospital de Carabinero
donde fue inyectado con medicamentos desconocidos.- Al realizarle
exámenes físicos se notó quejumbroso, pálido, piel sudorosa y
consciente.- Después de realizarle una serie de exámenes el diagnóstico
fue el siguiente: contusiones múltiples, ¿contusión renal izquierda? y
¿derrame pleural izquierdo?.- A las 24:00 mientras duerme presentó una
crisis tipo Gran Mal, cianosis y braquicardia, lo que desencadena en paro
cardiorespiratorio, iniciando maniobras de resucitación.- Después de 15
minutos
de
iniciado
electrocardiogramas,
el
paro
observándose
cardiaco
asistolía,
se
monitorea
manteniéndose
con
las
maniobras.- A las 01:25 hrs fallece Manuel Leyton Robles.s’’) Hoja de Enfermería, rolante a fojas 2720, que informa que
el paciente Manuel Leyton Robles el día 28 de Marzo de 1977, a las
17:00 hrs se encontraba tranquilo y consciente; a las 17:30 hrs en estado
quejumbroso; y, a las 20:30 hrs presentó un estado nauseoso y según su
pulso presentó braquicardia y arritmia.- Hecho a destacar a las 17:30 se
le toma radiografía de tórax y abdomen.t’’) Acta de Recepción de Cadáveres del Servicio Legal
Médico Legal, rolante a fojas 2724, que informa que el día 30 de Marzo
de 1977, a las 7:50 hrs, se recepcionó encajonado el cadáver de Manuel
Jesús Leyton Roles, proveniente de la DINA, siendo retirado el mismo
día a las 11:45 hrs, por un funcionario de Carabineros -DINA- quien firmó
al igual que Varas Olivi, funcionario del S.M.L.u’’) Informe de autopsia del Servicio Médico Legal, de Manuel
Jesús Leyton Robles, rolante a fojas 2733 y siguientes, elaborado a
manuscrita por los Doctores Alfredo Vargas Baeza y Tomas Tobar
Pinochet, que señalan como causa de muerte un estado asfíctico, como
consecuencia de una aspiración de contenido gástrico regurgitado,
agregando que se descubrieron diversas y pequeñas excoriaciones
superficiales no recientes, de naturaleza leve, ubicadas en la frente y
extremidades superiores, no presentando lesiones traumáticas de
mediana o mayor gravedad.v’’) Certificado de Defunción, rolante a fojas 2737, que
certifica que Manuel Leyton Robles falleció el 29 de Marzo de 1977 a las
01:25 hrs, en el Centro Médico London, por causa de un estado asfíctico
consecutivo de aspiración de contenido gástrico. Firmado por el Doctor
Tomas Tobar Pinochet.w’’) Informe policial, rolante a fojas 2773, por el cual la Policía
de Investigaciones informa al Tribunal que por Resolución Ministerial N°
150 del 21 de Febrero de 1979, la Subsecretaria de Guerra concedió
Pensión de Montepío a los Familiares del Cabo Manuel Jesús Leyton
Robles, por su muerte en “ Acto del Servicio el 29 de Marzo de 1977.x’’) Declaración judicial de Delberto Atanasio Esparza Lillo,
quien a fojas 2893 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
923, señalando que como enfermero de la Clínica London, recuerda a
una persona que se encontraba en el tercer piso en unas de las piezas
de la Clínica con un guardia externo, que debe haber sido un funcionario
de la brigada a la cual pertenecía.- Agrega que no pudo ver a esta
persona, pero que sus colegas comentaban que estaba enfermo por una
paliza que la habrían propinado personas que estaban disfrazadas de
Carabineros, y que éstos habrían llegado a su casa, pegándole y
dejándolo grave.- Indica además que no sabe quién lo atendió, pero que
los jefes de ese momento lo deben saber, nombrando a dos posibles
Directores de la Clínica y a un Jefe de Seguridad, que tenía un problema
en el ojo.- Finalmente, señala que esta persona estuvo poco tiempo en la
Clínica y que un día lo vio muerto en una camilla, ignorando la causa de
su muerte.y’’) Recorte de Prensa, de fojas 3231 y siguientes, que
informa acerca de la detención por parte de Carabineros de dos agentes
de la DINA - Leyton y Acevedo - por el robo de una Recoleta a un
ciudadano francés, los que al ser interrogados comprometieron a su jefe,
un Capitán de Ejército, siendo luego entregados a la DINA falleciendo
días después y, en circunstancias extrañas, el agente de apellido
Leyton.z’’) Declaración judicial de Emilio Hernán Troncoso Vivallos,
quien a fojas 3242 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
3193, señalando que fue compañero del Cabo Leyton como en la
Agrupación Mulchen.- Agrega, que fue citado al cuartel de Simón Bolívar
donde se le informó de la detención por parte de Carabineros de Leyton
y Acevedo.- Recuerda, que al rato llegaron los dos y se veían asustados
y golpeados, en especial el Cabo Leyton.- Indica que al día siguiente se
enteró que a Leyton lo habían trasladado a la Clínica del Servicio, debido
a que se había sentido mal por los golpes recibidos y que a los días
después se informó al cuartel de que Leyton había muerto.- Finalmente
señala que por información de prensa, años después, se enteró que
presumiblemente Leyton Robles habría fallecido a causa de un gas
fabricado por Townley, lo que no le consta.a’’’) Declaración judicial de José Fernando Vidal Guzmán,
rolante a fojas 3326 y siguientes, quien ratifica su declaración policial de
fojas 2916, señalando que como Segundo Jefe de Radiopatrullas de
Carabineros, en Marzo de 1977, se le informó que habían detenido a dos
agentes de la DINA, un Cabo de Ejército de apellido Leyton y un
funcionario de Carabineros de nombre Heriberto Acevedo, por el robo de
una Renoleta.- Agrega que informó de este hecho a su General German
Campos, quien le ordenó que llamara al Director de la DINA para que
hacerle entrega de sus delincuentes.- Indica que al rato ingresó al cuartel
policial un Coronel de Ejército y un Oficial de Carabineros que estaba
agregado a la DINA.- Recuerda, que pensó en entregarles a los
detenidos a través del Hospital de Carabineros, pero para agilizar la
situación les exigió que trajeran un médico, llegando al poco rato un
médico de la DINA, quien ante su presencia en la sala de guardia, los
dejó totalmente desnudos y verificó que no tenían lesiones, dejando
constancia de que ambos detenidos se encontraban en perfecto estado y
que el Cabo Leyton, no tenía lesiones, sólo una antigua cicatriz en la
frente, haciendo entrega de ambos a la gente de la DINA.- Finalmente,
señala que con posterioridad y por comentarios se enteró que el Cabo
Leyton
había
fallecido
por
una
inyección,
desconociendo
más
antecedentes.b’’’) Declaración judicial de Elisa del Carmen Magna Astudillo,
quien a fojas 3404 y siguientes, señala que como agente de la Brigada
Lautaro, se enteró que había fallecido por golpes propinados por
Carabineros, sin tener mayores antecedentes que aportar.c’’’) Declaración judicial de Orfa Yolanda Saavedra Vásquez,
quien a fojas 3411 y siguientes, declara que como agente de la Brigada
Lautaro, conoció de vista al Cabo Leyton y de su muerte se enteró por
comentarios de que éste habría muerto por Carabineros, sin tener
mayores antecedentes que aportar.d’’’) Declaración judicial de Sergio Orlando Escalona Acuña,
quien a fojas 3418 y siguientes, declara que como agente de la Brigada
Lautaro, se enteró por comentarios que el Cabo Leyton había muerto
producto de una golpiza que le haría propinado Carabineros, sin tener
mayores antecedentes que aportar.e’’’) Declaración Judicial de Federico Humberto Chaigneau
Sepúlveda, quien a fojas 3441 y siguientes, declara que como integrante
de la Brigada Lautaro conoció al cabo Leyton y que cuando falleció le
llamó la atención porque era un tipo joven y sano.- Finalmente señala
que no es cierto que fue a la casa del Cabo Leyton a comunicarle a su
señora, su fallecimiento.f’’’)
Declaración
judicial
de
Jorge
Lientur
Manríquez
Manterola, quien a fojas 3475 y siguientes, señala que como agente de
la Brigada Lautaro conoció al Cabo Manuel Jesús Leyton Robles y, que
respecto de su muerte se enteró por comentarios de otros colegas que
había fallecido a consecuencia de una golpiza que le había propinado
Carabineros, por el robo de una Renoleta, sin tener mayores
antecedentes que aportar.g’’’) Declaración judicial de Orlando del Transito Altamirano
Sanhueza , quien a fojas 3483 y siguientes, declara que como agente de
la DINA, conoció al Cabo Manuel Jesús Leyton Robles en un curso de
inteligencia y que un día se enteró por comentarios de sus colegas que
Carabineros había matado a Leyton porque lo habían sorprendido
robando unas Renoletas, sin tener mayores antecedentes que aportar.-
h’’’) Declaración judicial de Berta Yolanda Jiménez Escobar,
quien a fojas 3516 y siguientes, declara que fue integrante de la Brigada
Lautaro, se enteró que Leyton había robado una Renoleta y, que murió
por los golpes que Carabineros le habría propinado, sin tener mayores
antecedentes que aportar.i’’’) Declaración judicial de Teresa del Carmen Navarro
Navarro, quien a fojas 3524 y siguientes, declara que como agente de la
Brigada Lautaro, se enteró de que al cabo Leyton lo habían pillado
robando una Renoleta y que Carabineros le había dado una golpiza de
tal magnitud que lo habían matado, sin tener mayores antecedentes que
aportar.j’’’) Declaración judicial de Orlando Jesús Torrejón Gatica,
quien a fojas 3541 y siguientes, declara que como agente de la DINA, se
enteró que al Cabo Manuel Jesús Leyton Robles, lo habían sorprendido
robando un vehículo y que carabineros lo habría golpeado causándole la
muerte, sin tener mayores antecedentes que aportar.k’’’) Declaración judicial de Eduardo Antonio Reyes Lagos,
quien a fojas 3549 y siguientes, declara que como agente de la DINA se
enteró por un Capitán de Ejército que Leyton había tenido un problema
con Carabineros por un robo de un auto.- Recuerda que el mismo
Capitán reunió a toda la brigada y les informó que Leyton había sido
detenido por Carabineros y que había dado información de las labores
que realizaban y por ese motivo tenía que ser eliminado en la Clínica
simulando un ataque.- Finalmente, señala que siempre tuvo claro que la
muerte del Cabo Leyton, no había sido por un accidente o una golpiza de
Carabineros, ya que en esa reunión le quedó claro que a Leyton lo iban
a matar.-
l’’’) Declaración judicial de Jorge Segundo Pichunman
Curiqueo, quien a fojas 3559 y siguientes, declara que como agente de
la Brigada Lautaro se enteró que el cabo Leyton estuvo metido en un
problema con Carabineros y que murió a causa de los golpes que éstos
le propinaron.- Agrega que fue al funeral de Leyton y que en la comitiva
se encontraba el Director de la DINA.m’’’) Declaración judicial de Luis Arturo Urrutia Acuña, quien a
fojas 3572 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro
cumplió funciones de seguridad en la casa del cabo 1° de Ejército
Manuel Jesús Leyton Robles.- Agrega, que un día llegó al cuartel de
Simón Bolívar y sus jefes le ordenaron que se suba a un auto con dos
sujetos más trasladándose a una casa en un lugar apartado donde le
presentaron al Cabo Leyton, quien estaba solo, quedándose para
hacerle guardia hasta el otro día en la mañana.- Recuerda que mientras
hizo la guardia no pasó absolutamente nada y que al otro día llegaron a
buscarlo las mismas personas que lo habían llevado, las que
conversaron un rato con Leyton, luego de lo cual se retiraron al cuartel
de Simón Bolívar, sin que haya quedado un guardia de relevo.Finalmente, señala que supo de la muerte de Leyton cuando lo llevaron
a su funeral.n’’’) Declaración judicial de María Angélica Guerrero Soto,
quien a fojas 3607 y siguientes, declara que como agente de la Brigada
Lautaro, se enteró de que el Cabo Leyton y al Sargento Acevedo los
habían sorprendido con un auto robado.- Indica que después de este
episodio vió llegar al cuartel de Simón Bolívar al Cabo Leyton, el cual fue
llevado por unos hombres a una oficina, debido a que se veía mal y no
podía caminar.- Finalmente, señala que le correspondió ir a cuidar a la
familia del Sargento Heriberto Acevedo Acevedo.ñ’’’) Declaración de Jorge Iván Díaz Radulovich, quien a fojas
3630 y siguientes, declara que como agente de la DINA, se enteró por
comentarios de sus colegas que el Cabo Leyton había sido detenido y
que habría muerto a causa de los golpes propinados por Carabineros,
sin tener mayores antecedentes que aportar.o’’’) Declaración judicial de Eduardo Patricio Cabezas
Mardones, quien a fojas 3663 y siguientes, declara que como agente de
la DINA, le correspondió ir al Instituto Médico Legal con un Teniente de
Carabineros que no era de la DINA, donde se encontraron con un oficial
de Ejército y un cabo de Ejército.- Agrega, que en el S.M.L se
encontraba el cuerpo del cabo Leyton y que éstos funcionarios debían
hablar con sus familiares, lo que al parecer no ocurrió porque durante el
tiempo que estuvo en el servicio no los vio.- Indica que en el S.M.L sólo
permaneció en el pasillo porque no lo dejaron entrar y que el Teniente de
Carabineros se quedó en el S.M.L.- Finalmente, señala que había una
anotación en el libro que llevaba la brigada en cada vehículo que decía
algo como “ un atentado a un cabo de Ejército”.p’’’) Declaración judicial de Guillermo Eduardo Díaz Ramírez,
quien a fojas 3672 y siguientes, señala que como agente de la brigada
Puren, se enteró que el cabo Leyton había sido detenido y apaleado por
Carabineros, lo que le habría ocasionado la muerte.- Recuerda que al
tiempo después supo que el cabo Leyton en realidad no había muerto
por la paliza que le había propinado Carabineros, sino que la misma
DINA lo había matado.-
q’’’) Declaración judicial de Luis Alberto Lagos Yáñez, quien a
fojas 3684 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro,
se enteró por comentarios que el Cabo Leyton había sido detenido y que
había muerto a causa de los golpes que le habría propinado
Carabineros, sin tener mayores antecedentes que aportar.r’’’) Declaración judicial de Eduardo Alejandro Oyarce
Riquelme, quien a fojas 3787 y siguientes, declara que como agente de
la Brigada Lautaro conoció de vista al cabo Leyton y que un día vió
cuando éste era sacado del cuartel de Simón Bolívar, por hombres de
otras brigadas con señales de haber sido golpeado, sin tener mayores
antecedentes que aportar.s’’’) Declaración judicial de Verónica Patricia Silva Pinto,
quien a fojas 4019 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
4058, señalando que como Estudiante de Antropología le correspondió
asistir a la diligencia de exhumación del cuerpo de Manuel Jesús Leyton
Robles, y que su función fue que el procedimiento se lleve a cabo
correctamente por el S.M.L.- Agrega que con la pericia realizada no se
pudo determinar si el cabo Leyton había muerto por la aplicación del gas
sarín porque en los huesos se depositan solo las toxinas que son
consumidas en forma crónica y no esporádica.- Finalmente, señala que
no hay tecnología que permita saber a ciencia cierta si un individuo
esqueletizado fallecido hace 30 años, haya muerto por causas toxicas,
pero lo que sí se pudo verificar es que no existen rastros de alguna
fractura o lesión que hayan afectado los huesos provocándole la muerte,
no siendo posible determinar la causa de muerte.t’’’) Declaración judicial de Cristian Patricio Fuenzalida Tobar,
quien a fojas 4151 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
4115, señalando que como Subcomisario Administrativo de Carabineros,
concurrió junto con el Comandante Fernando Vidal Guzmán, al reten de
Rodrigo de Araya, donde el Teniente Denecken le informó de la
detención de dos funcionarios de la DINA.- Agrega, que vió a los
detenidos y que le pareció extraño que el funcionario que era de
Carabineros le llamara la atención al de Ejército, al parecer porque éste
había confesado y lo habrían gravado.- Señala que en horas de la
madrugada llegaron al cuartel altos jefes de la DINA, acompañados de
un médico, quien revisó a los detenidos dejando constancia de las
erosiones que tenían producto de las esposas.- Finalmente, señala que
fueron entregados a la DINA, en calidad de detenidos, para que sean
puestos disposición del Tribunal y, que ambos se veían perfectamente
bien y que se fueron caminando.u’’’) Informe pericial planimetrico, rolante a fojas 4448 y
siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones pone a disposición
del Tribunal, Planos del inmueble ubicado en calle Almirante Barroso N°
76 y 78 de la ciudad de Santiago.v’’’) Declaración judicial de Claudio Alejandro Paredes Díaz,
quien a fojas 4960 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
4057, señalando que como Antropólogo Físico, le correspondió participar
tanto en la exhumación del cuerpo del Cabo Manuel Jesús Leyton
Robles, como en su análisis antropológico, afirmando que no es posible
determinar la existencia de tóxicos, químicos y agentes microbiológicos
en el cadáver por las condiciones ambientales en que se encontraba
cuando se realizó la exhumación y examen.- Agrega, que respecto del
gas sarín toda la literatura científica indica su volatilidad, por ende, su
presencia en el sustrato es breve en el tiempo.- Finalmente, señala que
al no haber antecedentes que descarten como causa de muerte del
Cabo Leyton, la aplicación del gas sarín, por la teoría descarte, se podría
confirma esta hipótesis.w’’’) Informe pericial rolante a fojas 5407 y siguientes, por el
cual la Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal pericia
de rejuvenecimiento de rostro.x’’’) Declaración judicial de Jorgelino del Carmen Vergara
Bravo, rolante a fojas 5557 y siguientes, quien señala que como
integrante de la Brigada Lautaro, escuchó comentarios entre los agentes
que al cabo Leyton lo habría matado Carabineros por el robo de una
Renoleta que pertenecía a un comunista o mirista.- Recuerda, que en
una
oportunidad
llegó
a
la
Brigada
Lautaro
Michael
Townley
acompañado del Director de la DINA para demostrarle el poder mortífero
del gas sarín, aplicándoselo con un tubo de spray a dos ciudadanos
peruanos, quienes después de haber fallecidos fueron empaquetados y
retirados en vehículos.y’’’) Declaración judicial de Jazna Elba Florencia Larrecheda,
quien a fojas 5734 y siguientes ratifica su declaración policial de fojas
2941, señalando que como ex auxiliar de enfermería de la Clínica
London, en Marzo de 1977, estando de turno de noche junto con el
Doctor Manuel Pinto, a eso de las 01:30 o 02:00 de la madrugada,
ingresó a la Clínica un grupo de oficiales de la DINA y dos clases Manuel
Jesús Leyton Robles y Armando Cabrera Aguilar, los que ingresaron a la
oficina del Director de la Clínica, informando un guardia de la Clínica que
estaba prohibido transitar por ese sector.- Recuerda, que se dirigió al
sector de los boxes y vio que de la oficina salieron todas las personas a
excepción de Pinchetti y Cabrera, fue en esos instantes cuando vio al
Cabo Leyton paseándose de lado a lado fumando un cigarro y tocándose
la cabeza como nuestra de nerviosismo y desesperación.- Señala, que
después de unos minutos salió Cabrera de la oficina e ingresó Leyton,
quien estuvo más de una hora con el Doctor Pincetti.- Recuerda, que
Cabrera se le acercó y le pidió un analgésico comentándole que Leyton
era un traidor y que había complicado al resto de sus compañeros y que
además era peligroso, ante lo cual, ella le preguntó, porque si era
peligroso andaba armado, contestándole que se le daba la oportunidad
de quitarse la vida voluntariamente, entendiendo ella, que igualmente
seria eliminado por terceros.- A eso de las 04:30 de la madrugada
cuando todos se retiraban de la Clínica, escuchó al Doctor Pincetii hablar
por citófono con una persona a la que le dijo “al primero negativo y al
segundo positivo”.- Recuerda, que a los tres días de ocurridos aquellos
hechos cuando recibía su turno la auxiliar Ana Henríquez Moscoso, le
comentó que había fallecido el paciente que estaba internado y aislado
en el tercer piso de la Clínica, que era atendido en forma exclusiva por la
enfermera jefe de la Clínica, hecho que pudo constatar cuando entró a la
sala de urgencia y vio al cabo Leyton muerto en una camilla.Finalmente, se le exhibe fotografía y reconoce, sin lugar a dudas, a
Armando Cabrera Aguilar.z’’’) Declaración judicial de Miriam Cecilia Leyton Robles
quien a fojas 6.530 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas
6425, señalando que tomó conocimiento de la muerte de su hermano
Manuel Jesús Leyton Robles, cuando acompaño a su madre a hablar
con el Comandante del Regimiento de Ingenieros Nº 7, quien les
comunicó que su hermano Julio se encontraba bajo arresto preventivo
para protegerlo y que Manuel había fallecido.- Agrega, que su padre el
día 26 de Marzo 1977, a las 23:00 visitó a su hermano en la Clínica
London, donde se percató que estaba muy mal, porque caminaba
agachado como abuelito, orinaba sangre, tenía quemaduras de cigarro
en los brazos y le contó que le habían aplicado el suero de la verdad y
además le pidió que le trajera un televisor porque estaba aburrido.- Al
otro día cuando llegó mi padre a la Clínica a dejarle el televisor un
hombre de bata blanca lo llevó a una oficina y le dijo que Manuel había
muerto en la madrugada por un ataque de epilepsia y paro cardiaco.Recuerda, que al velorio de su hermano llegó el Director de la DINA y
que la urna de su hermano fue retirada en tres oportunidades, la primera,
para cambiarla, la segunda, para acomodar el cuerpo y, la tercera, para
cambiarle la mortaja porque estaba manchada con sangre, quedando
siempre la duda en su familia si se trataba de su hermano, porque se
veía muy distinto después de aquellos cambios.
a’’’’) declaración de Manuel Contreras Sepúlveda, quién a fojas 6.185 y
siguientes señala, que en un momento determinado recibió la
información que Carabineros había encontrado una Recoleta y
determinó que esta era de un profesor de apellidos Palma Robledo que
estaba desaparecido, ante lo cual llamaron al carabinero Acevedo
(miembro de DINA), quién les indicó que él andaba con Leyton en una
recoleta, razón por la que allanaron la casa de Leyton, pero recuperaron
otra recoleta. Por esta razón señala que conversó con el general
Campos, quién no quiso entregar la renoleta, ante lo cual rodearon el
cuartel de carabineros, procedimiento a cargo de Vianel Valdivieso y
obtuvieron la devolución de la renoleta, aunque en un momento
Carabineros quería entregarles la que pertenecía a Palma Robledo, pero
Valdivieso se negó, además entregaron a Leyton a quién habían
torturado y a Acevedo, a quién no torturaron por ser Carabinero. Indica
que esa misma noche dio cuenta de dicha situación al General Pinochet,
lo que le costó la baja al General Campos. Luego a los pocos días
falleció el cabo Leyton producto de un problema asfíctico en la Clínica de
la DINA.
Señala, que como conocía al doctor Vargas, quién era muy amigo suyo,
lo llamó para que hiciera rápidamente la autopsia y comisionó a
Lawrence para que apurara los trámites y retirara el cuerpo de Leyton
desde la morgue, Lawrence, que era teniente de Carabineros, era el
segundo jefe de la Brigada Puren de DINA, a cargo del capitán de
ejército Germán Barriga.
También indica que, efectivamente se debió comprar un nuevo ataúd
para el cabo, porque el que tenía era de muy mala calidad. Y que hubo
un sumario, pues el general Campos dio cuenta a la Fiscalía Militar,
siendo condenado injustamente a su parecer, Heriberto del Carmen
Acevedo a tres años.
Por estos hechos no hubo sumario interno en el ejército, por cuanto la
DINA, no tenía una dependencia de este, eran aparte, tenían abogados
para ello, si así hubiera sido ordenado por el Presidente de la República.
Posteriormente en su declaración de fojas 6.304 y siguientes agrega
que como carabineros había dado de baja al señor Palma, no querían
entregar
a
Leyton
y
Acevedo,
mientras
no
reconocieran
su
responsabilidad en la detención de Palma y en la obtención de la
renoleta, pero el comandante Valdivieso se dio cuenta de ello.
Indica que fue cierto que en primera instancia se evitó el trámite de la
autopsia para no causar molestia, pero recibió un llamado del General
Morell, quién le ordenó que se hiciera, ello en su calidad de Juez Militar,
por eso se hizo en la forma ya indicada.
Finalmente, indica que su ayudante en ese período era el Capitán Hugo
Acevedo Godoy, quién pololeaba con la enfermera Eliana Bolumburu,
quien trabajaba en la Clínica London, donde había un director que era un
doctor Orvietto o Taricco, no recuerda bien, y tenía un jefe de seguridad
que era un oficial de DINA, correspondiente al teniente Hernán Sovino.
b’’’’) declaración judicial de Lorenzo Toro Olivares quién en
su declaración policial de fojas 2.069 ratificada a fojas 2.342, señala que
estando en la Clínica London era el más antiguo del cuadro permanente
y como enfermero más antiguo cumplía funciones de tipo administrativo,
el Director de dicho centro asistencial era el doctor Orvietto, el teniente
Sovino estaba a cargo de la seguridad, quién tenía una oficina en el
tercer piso y al enfermero Matteo Galleguillos estaba a cargo de la
administración, y el Director lo mandaba generalmente a hacer trabajos
fuera de la Clínica.
PLENARIO:
c’’’’) Declaración judicial de Raúl Yazigi García, médico
gastroenterólogo, Coronel (R) de la Fuerza Aérea, especialista en
medicina intensiva y medicina de aviación, señala que en el ejercicio de
sus funciones en los años 70 tuvo una preparación básica sobre los
efectos del gas sarín, como posible elemento que se podía emplear en
un eventual conflicto en contra de Chile, pero no como una cosa formal,
se informó de ello fundamentalmente de los manuales de medicina
militar, ya que en ese período había sólo literatura publicada por los
americanos y se debía revisar que cosas o elementos se podrían utilizar
en contra de las tropas chilenas y en cuanto a la pregunta relativa a si
los efectos de este gas forman parte del acervo del conocimiento de un
médico que no es toxicólogo, responde que no. En esta materia
responde sólo por lo que corresponde a la Fuerza Aérea, pero ignora si
eso se dio en otras instituciones o ramas de las Fuerzas Armadas.
Finalmente agrega que cualquier médico que trabaje en un servicio de
urgencia debe conocer este tema, porque son insecticidas y dese un
punto de vista práctico, trabajadores agrícolas podrían tener accidentes
relacionados con ello.
d’’’’) declaración judicial de Víctor Alfredo OVALLE SALAS, médico
cirujano de la Universidad de Chile, especialista en obstetricia y
ginecología y sub especialista en medina materno fetal. En relación a la
pregunta relativa al gas sarín, responde que, como médico no lo conoce
porque pertenece a la especialidad de toxicología, como cultura general
conoce algunos conceptos y desconoce con exactitud los daños que
puede producir. A la pregunta relativa a si un médico general es capaz
de identificar una intoxicación por insecticida, responde que en líneas
muy generales, se imagina, pero en su carrera nunca le correspondió y si
le hubiera tocado, debería haber buscado información para tratarlo, pero
reitera que nunca le correspondió, ahora es un tema fácil con internet,
pero antes sólo se debía recurrir a la bibliografía.
e’’’’) declaración judicial de Leonel MARTINEZ FAUNDEZ, Sub oficial
Mayor (R), quién en la audiencia del probatorio, ante la pregunta
respecto de si habría sido él quién le manifestó a Bernardo González
que el cabo Leyton se le habría muerte a la enfermera Bolumburu,
manifiesta que no, jamás pudo haber hecho ese comentario, porque no
tenía idea quién era la persona que estaba allí muerta en la sala. Con
respecto a dicha enfermera, responde que ella cumplía labores igual que
el resto del personal, dentro del día, la hora de salida era alrededor de
las cinco o seis de la tarde y después de esa hora, desconozco si
cumplía funciones, cada uno regresaba su domicilio y no sabía nada de
lo que ocurría en la noche. Interrogado por el tribunal, si el cumplía
turnos de noche, responde que no.
Repreguntado por la abogada del Consejo de Defensa del Estado: Para
que señale si tiene conocimiento sobre quién ordenaba estas misiones
especiales de cumplimiento de turnos en la noche a la que se refiere el
testigo. Responde: que ésta necesariamente debió haber sido del Jefe
de la Clínica, que en ese período pudo haber sido el doctor Orvieto o el
doctor Samuel Costa Valdivia, que serían los únicos que podían haberle
dado alguna misión a esta enfermera, por del resto del personal no había
otro que pudiera haber estado sobre ella.
f’’’’) declaración judicial del testigo del probatorio Claudio Enrique
Pacheco Fernández, Sargento 1° (R) de Carabineros, quién a fojas
7.478 y siguientes señala que el jefe del cuartel Simón Bolivar era el
Mayor de Ejército Juan MORALES y con respecto a si supo algo de la
presencia en dicho cuartel del cabo Leyton luego del tema de las
renoletas, responde que: al cabo Leyton nunca lo vio en el cuartel
después de estos hechos.
g’’’’) Declaración judicial del testigo del probatorio Gustavo Enrique
GUERRERO AGUILERA, Sargento 1° (R) de Carabineros, quién a fojas
7.480 y siguiente señala que el jefe del cuartel Simón Bolivar era el
Mayor de Ejército Juan MORALES y con respecto a si supo algo de la
presencia en dicho cuartel del cabo Leyton luego del tema de las
renoletas, responde que: nada.
h’’’’) declaración judicial del testigo del probatorio José Manuel
Sarmiento Sotelo, Sub oficial mayor (R) de Carabineros, quién a fojas
7.482 y siguiente señala que el jefe del cuartel Simón Bolivar era el
Mayor de Ejército Juan MORALES y con respecto a si supo algo de la
presencia en dicho cuartel del cabo Leyton luego del tema de las
renoletas, responde que: él se enteró un día en la mañana de ese hecho
y nunca vio al Sr. Leyton en el cuartel Simón Bolivar, cuando supo de
ese hecho, tuvo conocimiento de que Leyton estaba en la Clínica ubica
en Almirante Barroso, lo que supo por un carabinero de apellido
Almendras, ya fallecido.
i’’’’) declaración judicial del testigo del probatorio Heriberto del Carmen
Acevedo, Sargento 1° (R) de Carabineros, quién a fojas 7.484 y
siguiente señala que Leyton era el chofer de la patrulla a su cargo y cree
que él lo inculpó en esos hechos porque él sabía dónde quedaba su
casa. Agrega que mientras estuvieron detenidos por carabineros nunca
pudo hablar a solas con Manuel Leyton, ni tampoco luego, cuando se
juntaron a declarar en la Fiscalía. Posteriormente, a fojas 7.486, señala:
a la pregunta si después de que fue entregado por los Carabineros a
Vianel Valdivieso, temió por su vida, responde que sí, porque ellos eran
militares y yo era Carabinero, Leyton era de Ejército igual que ellos y ese
era el temor que yo tenía. Cuando nos entregó Carabineros, nos recibió
Vianel VALDIVIESO y GERMAN BARRIGA, los dos militares, en mi caso
luego me dejaron en el cuartel de Simón Bolívar a cargo de BARRIGA y
LAWRENCE, aunque yo trabajaba con BARRIGA y en caso de Leyton,
supe que se lo habían llevado a su casa.
Repreguntado por el abogado de la parte que lo presenta, respecto del
hecho de que si sintió en estas circunstancias ser protegido por alguien.
Responde que sí. Específicamente de LAWRENCE, me imagino que se
debió a que ambos éramos Carabineros.
A la pregunta respecto de cómo le consta que LEYTON fue llevado a su
casa en calidad de detenido y porque otra razón: responde, porque
BARRIGA lo manifestó así y LAWRENCE también me lo dijo. A la
pregunta N°2, respecto de si hubo proceso por la sustracción de las
renoletas: responde que sí, el Fiscal en esta causa pidió para mí tres
años y un día por el delito de robo, la causa se fue a la Corte Marcial y
finalmente la sentencia fue de firmar por cinco años y además se dispuso
mi baja de la institución. Finalmente, agrega que luego de ser entregado
a la DINA por Carabineros, lo llevaron en un vehículo hasta el Cuartel
Simón Bolívar y allí quedó en calidad de detenido por instrucciones del
Fiscal que tomó este caso.
TERCERO: Que los elementos de juicio que se han enumerado en el
fundamento anterior constituyen un conjunto de presunciones judiciales
que apreciadas legalmente, permiten a este sentenciador tener por
justificados los siguientes hechos:
a) Que, durante el mes de marzo del año 1977, dos funcionarios
pertenecientes
a
la
Dirección
de
Inteligencia
Nacional
(DINA)
procedieron, en primer término a sustraer un vehículo Renoleta
perteneciente
al profesor
Sr.
Daniel
Palma
Robledo
–detenido
desaparecido- y, posteriormente, cometieron un robo de otro vehículo de
similares características perteneciente al comerciante de pinturas Sr.
Marcel Jean Duhalde Garat, a quién luego de sustraerle el móvil en que
se desplazaba por el sector centro de esta ciudad, procedieron a dejarlo
abandonado en el sector de Las Vizcachas;
b) Que, posteriormente, al tomar conocimiento de estos hechos,
funcionarios de Carabineros de Chile pertenecientes a la Sección de
Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT), a cargo del Teniente Sr.
Alfonso Denecken Alberti, realizaron un allanamiento al domicilio
particular del cabo de Ejército Sr. Manuel Leyton Robles quien prestaba
en esa fecha servicios a la DINA, ubicado en calle Los Pioneros de la
comuna de La Florida, lugar en el que también se encontraban los dos
vehículos sustraídos, procediendo a detener al militar antes nombrado y
posteriormente a otro funcionario de DINA de nombre Heriberto del
Carmen Acevedo.
c) Que, luego los detenidos antes nombrados fueron trasladados al
cuartel de la SIAT ubicado en calle Rodrigo de Araya, comuna de Ñuñoa,
lugar donde fueron interrogados, señalando el cabo Manuel Leyton
Robles, diversas actuaciones realizadas por el equipo de DINA al que
pertenecía y que se encontraba bajo el mando del Capitán de Ejército Sr.
Germán Barriga Muñoz. Debido a lo anterior el Director de la DINA,
Coronel Sr. Manuel Contreras Sepúlveda ordenó a funcionarios de su
dependencia que concurrieran a ese cuartel policial y procedieran a
hacer las gestiones pertinentes para obtener la liberación de los
detenidos pertenecientes a la organización bajo su mando.
d) Como resulta que a los funcionarios de DINA privados de libertad se
les imputaba la comisión de delitos y se encontraban siendo
interrogados, debían, además, ser confeccionados los respectivos partes
policiales para ser remitidos a la Fiscalía Militar del Ejército, por ello, no
fue posible que se pudiera obtener en forma inmediata la liberación
solicitada y, como, tomaron conocimiento de la situación producida altas
autoridades de la época, tales como, el Ministro de Defensa Nacional,
General (R) Herman Brady Roche, el Prefecto de Carabineros de
Santiago General Sr. German Campos, el Comandante en Jefe del
Ejército, el Jefe del Estado Mayor de la referida institución y el integrante
de la Junta de Gobierno en representación de Carabineros, General
Director Sr. César Mendoza Duran, se dispuso la entrega de los
detenidos a la DINA;
e) Que, una vez obtenido el egreso de los detenidos, el cabo Manuel
Leyton Robles fue trasladado al Cuartel de la calle Simón Bolívar a cargo
del Mayor de Ejército Juan Morales Salgado y, posteriormente, llevado a
la “Clínica London”, ubicada en la calle Almirante Barroso de esta ciudad,
lugar
donde
permaneció
privado
de
su
libertad,
vigilado
permanentemente e interrogado acerca de las declaraciones que prestó
mientras se encontraba detenido en el cuartel policial antes mencionado,
por las cuales habría indicado el destino sufrido por algunos de los
detenidos que se encontraban en el cuartel ubicado en la calle Simón
Bolivar de esta ciudad;
f) Que, luego de permanecer varios días en las condiciones
precedentemente mencionadas, el nombrado Leyton sufrió un paro
cardiorespiratorio y, por tal razón fue trasladado a una dependencia de la
señalada clínica, siendo atendido por médicos y enfermeras de ese
establecimiento, falleciendo el día 29 de mes de marzo de 1977;
g) Que, luego de producido su deceso, funcionarios de la DINA
procedieron a comunicar lo anterior a familiares del occiso, con el objeto
que procedieran al retiro del cadáver y, mientras se verificaba el velatorio
en su domicilio particular, por orden del Director Nacional de la referida
organización, se retiró el cuerpo para ser trasladado al Instituto Médico
Legal, donde luego de haberse efectuado una reunión entre un oficial de
DINA y el Director de ese Instituto, a éste último se le señaló la
necesidad que no ocurriese ninguna dificultad que pudiera incriminar a
directivos del organismo últimamente mencionado, procediéndose a
realizar el señalado procedimiento, especificándose como causa de la
muerte aspiración de contenido gástrico.
h) Que como la causa últimamente señalada constituye sólo un síntoma
producido por el cese de las funciones vitales de un individuo, tal como
indica el doctor José Belleti a fojas 2.303, el hecho del fallecimiento de la
víctima, de acuerdo a los antecedentes que fluyen de la investigación
sólo ha podido producirse por la inoculación de una sustancia tóxica, tal
como lo señala, como una de las posibilidades factibles, la autopsia
médico legal agregada a fojas 1.087, realizada por el doctor Tomás
Tobar Pinochet, y como en la referida pericia no pudo determinarse la
presencia del agente químico denominado gas sarín, por las razones
antes expuestas, tampoco es posible determinar que no haya sido
utilizado, y , por el contrario, los elementos de juicio analizados en el
fundamento primero, permiten concluir que su muerte sólo se pudo
producir por la inoculación del referido elemento químico.
CUARTO: Que, a mayor abundamiento, los elementos de juicio que se
han descrito en el fundamento segundo de esta sentencia y los hechos
señalados en el considerando tercero, permiten a este sentenciador
tener por suficientemente acreditado que el secuestro y posterior
asesinato de la víctima, cabo Manuel Leyton Robles, dadas las
circunstancias particulares de su detención –por robo de automóviles- y
las posteriores declaraciones prestadas en Carabineros, evidencia que
para el mando de la DINA, de la época -1977- sumado al hecho del
conocimiento tomado por las más altas autoridades de la Junta de
Gobierno y del Ministerio de Defensa, permitieron adoptar la decisión de
silenciar al referido agente de inteligencia, quién develó el misterio de lo
sucedido con los detenidos desaparecidos que permanecían en el
cuartel Simón Bolivar de esta ciudad, situación que al ser puesta en
conocimiento de la autoridad judicial correspondiente, habría podido
configurar una situación de extrema gravedad para el régimen de la
época, dejando como alternativa, la muerte del detenido, la que se
produjo vía ingesta de una sustancia tóxica en la clínica antes
mencionada a la que fuera trasladado, sin que mediara un motivo que lo
justificara. A lo anteriormente descrito se suma el hecho que en el cuartel
antes referido se utilizó el “gas sarín” para eliminar personas, lo cual se
encuentra acreditado con los elementos de juicio agregados a este
proceso, los que señalan la presencia del ciudadano norteamericano
Michael Townley Welch en dicho cuartel, utilizando el referido tóxico para
dar muerte a dos ciudadanos peruanos, tal como se indica en el proceso
rol N°2181 “Episodio Conferencia”.
QUINTO: Que los hechos precedentemente expuestos constituyen los
delitos de asociación ilícita descrito en los artículos 292 a 294 del Código
Penal, ya que como se ha señalado algunos individuos pertenecientes a
la DINA se asociaron con el objeto de perpetrar crímenes que produjeran
el ocultamiento de hechos ilícitos en los que tuvieron participación y para
tal fin establecieron un sistema jerárquico, con división de funciones que
facilitara la realización de sus fines delictivos.
Por otra parte, la privación de libertad del cabo Manuel Leyton Robles
constituyó el delito de secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1°
del código punitivo y, su posterior asesinato constituyó el delito de
homicidio calificado descrito en el artículo 391 N°1 circunstancias 3ª y 5ª
del señalado cuerpo legal.
Estos hechos deben ser calificados como constitutivos de crímenes de
lesa humanidad, conforme a lo establecido en diversos instrumentos
internacionales, y aun cuando algunos de estos no se encontraban
ratificados y vigentes en nuestro país a la época de los hechos formaban
parte del “ius cogens” o normas imperativas de derecho internacional
(art. 53 de la Convención de Viena). Lo mismo puede afirmarse respecto
de cuerpos legales de derecho interno que, no obstante ser posteriores a
los hechos materia de esta causa, no hacen más que recoger estas
normas de ius cogens; tal es el caso de la Ley 20.357 publicada en el
Diario Oficial de 18 de julio de 2009, que tipifica los delitos de lesa
humanidad y señala en su artículo 1° que tienen ese carácter “aquellos
que en su comisión concurran las siguientes circunstancias:
1º.- Que el acto sea cometido como parte de un ataque generalizado o
sistemático contra una población civil;
2º.- Que el ataque a que se refiere el numerando precedente responda a
una política del Estado o de sus agentes; de grupos armados
organizados que, bajo la dirección de un mando responsable, ejerzan
sobre algún territorio un control tal que les permita realizar operaciones
militares, o de grupos organizados que detenten un poder de hecho tal
que favorezca la impunidad de sus actos”. Respecto del concepto de
“ataque sistemático”, el artículo 2° N° 2 indica que deben entenderse por
tal “una serie de actos sucesivos que se extienden por un cierto período
de tiempo y que afectan o son dirigidos a un número considerable de
personas”.
Se ha señalado, asimismo, que “existe un acuerdo generalizado sobre
los tipos de actos inhumanos que constituyen crímenes contra la
humanidad, que esencialmente son los mismos reconocidos desde hace
casi ochenta años. A la luz del desarrollo actual del derecho
internacional, tanto consuetudinario como convencional, constituyen
crimen contra la humanidad actos como el genocidio, el apartheid y la
esclavitud.
Asimismo, han sido considerados crímenes contra la humanidad, la
práctica sistemática o a gran escala del asesinato, la tortura, las
desapariciones forzadas, la detención arbitraria, la reducción a estado de
servidumbre o trabajos forzosos, las persecuciones por motivos políticos,
sociales, religiosos o étnicos, las violaciones y otras formas de abusos
sexuales y la deportación o traslado forzoso de poblaciones con carácter
arbitrario”. (“Impunidad y graves violaciones a los derechos humanos”,
Guía para profesionales N°3, Comisión internacional de juristas, páginas
23 y 26).
SEXTO: Que, así las cosas, en los delitos contra la humanidad el
contexto resulta relevante, ya que las violaciones a los derechos
humanos se enmarcan en un escenario histórico, institucional, político y
social en el cual se producen, por lo que tales crímenes se relacionan
con los elementos de ser sistemáticos y generales, ya que se produce
una multiplicidad de ataques y estos constituyen prácticas sostenidas de
los agentes del Estado. Además, se enmarcan en un espacio
institucional, el del Estado –con su poder ilimitado-, que los ampara y
protege, otorgando impunidad a los partícipes e imponiendo su voluntad
con el sólo argumento de la fuerza y el temor; razón por la que ante
delitos de esta naturaleza, no se aplican instituciones como la
prescripción ni la amnistía.
En el presente caso, los antecedentes recopilados durante la
investigación sumarial demuestran que el secuestro de un individuo
seguido de su muerte provocada por miembros de una asociación
criminal, constituyen delitos que fueron provocados para encubrir los
crímenes perpetrados contra un sector de la población que se oponía a
los propósitos del régimen, no resultando un obstáculo para ello la
circunstancia de pertenecer la víctima a dicha organización; de todo lo
cual resulta que esas acciones fueron autorizadas por el mando de ella,
con conocimiento de las más altas autoridades políticas y, su finalidad
fue impedir que se tomara conocimiento del destino final sufrido por los
prisioneros que eran mantenidos por la DINA en el Cuartel de Simón
Bolivar de esta ciudad.
En cuanto a la participación:
SEPTIMO: Que prestando declaración indagatoria Hernán Horacio
TARICCO LAVIN a fojas 32 y siguientes señala que se tituló como
médico
cirujano
el
año
1975
en
la
Universidad
de
Chile,
especializándose en Pediatría. Indica que el año de su titulación
comenzó a trabajar como Oficial de Sanidad en el Regimiento Arauco en
la ciudad de Osorno, donde permaneció hasta el año 1976. El mismo
año regresó a Santiago a la Dirección de Personal del Ejército, siendo
destinado para atender pediatría en distintos establecimientos militares
hasta el año 1977 en que fue trasladado a la Escuela Militar donde
permaneció por alrededor de 10 años. Posteriormente se desempeñó en
diferentes reparticiones militares, entre estas, la Academia de Guerra a
fines de los años ochenta, época con la que se acogió a retiro con el
grado de teniente coronel.
Con respecto a la DINA señala que efectivamente nunca fue nombrado
administrativamente como funcionario de ese organismo, sino que
siempre perteneció a la Dirección de Sanidad del Ejército, pero, si es
efectivo que atendió dos horas en las tardes a los hijos de personal de
uniformados en la Clínica London, aproximadamente entre los años 1976
a 1977. Este recinto era en realidad un consultorio, de aproximadamente
tres pisos, donde atendía en una consulta en el primer piso. La finalidad
era dar atención médica a personal militar de distintas ramas de las
fuerzas armadas, nunca tuvo un cargo dentro de esta clínica.
Con relación al documento que se le exhibe, no recuerda el caso
específico, no recuerda al paciente, como tampoco recuerda que algún
funcionario del ejército haya fallecido en dicha clínica, Asimismo, nunca
atendió a un paciente en las circunstancias en que se encontraba esta
persona, lo que además, se deduce del relato del informe que se le
presenta, donde aparecen los nombres de los médicos que lo
atendieron. Señala que debe aclarar, que nunca tuvo el cargo de
Director de esta clínica, le parece que existía un Director Titular, cargo
que era ocupado por un oficial superior con el grado de Mayor y que por
sus funciones debería haber permanecido todo el día en la Clínica. Con
respecto al informe que lee, el cual tiene su firma, se trata de un informe
técnico, que por una situación puntual y por ser un oficial de sanidad, se
le pidió que pusiera el pie de firma como Director, cargo que él no tenía,
pero que si era necesario en ese momento para dar un mayor respaldo
al informe elaborado con los antecedentes de los médicos que lo
atendieron, paciente que por lo tanto nunca conoció. Además, de
acuerdo a los antecedentes que se le entregaron insiste en que el citado
informe técnico que se le ha exhibido fue una copia de los antecedentes
que existían en la ficha clínica entregados por los médicos que lo
atendieron, paciente que él nunca atendió ni conoció.
Ignora totalmente lo que sucedió después con esta persona fallecida.
Asimismo, no recuerda quién le solicitó este informe y donde fue
derivado.
Que a fojas 180 y siguientes, rola declaración judicial del mencionado
Taricco
Lavin,
donde
ratifica
su
declaración
policial
analizada
precedentemente y agrega que nunca tuvo ningún nombramiento y
cargo como Director y si alguna vez firmó el certificado que se le muestra
y respecto del cual el desconocía su existencia, fue únicamente a pedido
del mando en una situación puntual que no obedecía a ninguna
condición de cargo especial. Además, especifica que no se acuerda
quién lo ordenó, pero si señala que dependía de la Dirección de Sanidad
que está a cargo de un médico del Ejército, con el grado de General,
pero no recuerda quién era el Director de Sanidad en ese tiempo, esto
es, a la época del informe agregado a fojas 958 y siguientes.
Finalmente, a fojas 7.856 y siguientes, ampliando su declaración judicial
agrega que nunca supo que Manuel Leyton haya estado detenido o haya
sido atenido en la Clínica London, de esto sólo se vino a enterar cuando
fue citado por primera vez a este tribunal al inicio del proceso, lo que
ocurrió muchos años después de 1977. Y si firmó ese documento
correspondiente a un informe que fue solicitado por el Coronel Contreras
en forma urgente, hizo fe de lo que señalaba la respectiva ficha médica
que había sido llenada en forma manuscrita por los facultativos Leyton y
Valdivia y que después una secretaria mecanografió, no necesitando
agregar nada de su parte. Dice, que esto lo tomó como un procedimiento
médico administrativo y esos doctores nunca le comunicaron nada a este
respecto, ni antes de después de sus atenciones, sólo se limitó a
efectuar ese trámite administrativo puntual ordenado por el Coronel
Contreras.
Agrega que nunca ha sido citado a prestar declaración en ninguna otra
causa que diga relación con violación a los Derechos Humanos y,
asimismo, aparece claro de los hechos que figuran en el expediente que
si el Coronel Contreras una vez ocurridos estos, manda a su segundo,
que era el Coronel Valdivieso a entrevistarse directamente con Sovino,
que era el jefe de seguridad de la Clínica, era porque precisamente junto
al Director de la Clínica que era el doctor Orvieto no querían que nadie
más se enterara de lo allí ocurrido. Agrega que el doctor Orvietto era
subordinado directo del Coronel Contreras y por eso fue nombrado por
este último como Director de la Clínica, sin atender pacientes y trabajaba
junto a Contreras en el Cuartel General como operador de inteligencia y
a cargo de operaciones psicológicas y por muchas de estas operaciones
en las que se involucró está actualmente cumpliendo condena.
Finalmente, señala que si existió una asociación ilícita al interior de la
DINA él estaba fuera de ella, agrega que nunca fue informado de algo
parecido, ya que eso es precisamente lo que distingue este tipo de
agrupaciones, pues aparecen operando al margen y en forma paralela a
una agrupación militar normal, ya que en este caso se habría constituido
dentro del ejército dicha organización en forma paralela a los mandos
normales y en ella él no habría tenido ninguna participación ni
información.
OCTAVO: Que las declaraciones del acusado Hernán Horacio Taricco
Lavin prestadas a fojas 32 y siguientes, a fojas 180 y siguientes y a fojas
7.856 y siguientes, señala que efectivamente se desempeñó en la
Clínica London, pero su dependencia no fue de DINA sino que de la
Dirección de Sanidad del Ejército y con relación a la imputación que se le
hace de haber firmado un documento en calidad de Director de la Clínica
London, cargo que no desempeñaba como titular, señala que
efectivamente si firmó ese documento correspondiente a un informe que
fue solicitado por el Coronel Contreras en forma urgente, hizo fe de lo
que señalaba la respectiva ficha médica que había sido llenada en forma
manuscrita por los facultativos Leyton y Valdivia y que después una
secretaria mecanografió, no necesitando agregar nada por su parte.
Sin embargo, la acusación que le ha formulado el tribunal no dice
relación específicamente con la referida calidad funcionaria del imputado,
sino que, más bien, con el hecho de haber suscrito un documento que
señalaba la muerte del cabo Manuel Leyton Robles, no obstante haber
negado haber tomado conocimiento y haber atendido al occiso, conducta
que significó el ocultamiento del hecho punible con la finalidad de
impedir su descubrimiento.
Que si bien el procesado ha confesado su participación en el hecho
punible,
le
atribuye
circunstancias
que
pueden
eximirlo
de
responsabilidad o atenuar la que se le impute, como tales circunstancias
no están comprobadas en el proceso, el tribunal no les dará valor,
atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían los hechos y a
los datos que arroje el proceso para apreciar los antecedentes, el
carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de su exposición.
NOVENO: Que prestando declaración indagatoria Hernán Luis Sovino
Maturana, a fojas 2.099 y siguientes, ratifica su declaración policial que
rola a fojas 903 del anexo 321 del informe de la Fuerza de Tarea de
Investigaciones Reservadas de la Policía de Investigaciones de Chile y
es suya la firma puesta al final de ella.
Como lo señala en dicho documento, fue destinado por orden del
Coronel Contreras, quién lo ubicaba como oficial sub alterno en la
Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, a donde llegó como alumno
subteniente y lamentablemente sufrió un accidente en el mes de
noviembre de 1973 en una actividad de rutina dentro del cuartel, perdió
el ojo derecho y sufrió diversas otras lesiones de gravedad, estuvo varios
años en tratamiento y todavía mantiene esquirlas en el ojo izquierdo.
Agrega, que fue enviado para realizarse tratamientos médicos en
Estados Unidos, donde estuvo en hospitales de Washington y de
Maryland, allí estuvo todo el año 1974 y regresó a Chile en 1975, siendo
destinado a cargo de la protección de la familia del Coronel Contreras.
Formando parte de DINA fue destinado a la Clínica London ubicada en
la calle Almirante Barroso y piensa que fue enviado a ese lugar para
hacer un diagnóstico y confeccionar los planes de seguridad de ese
centro de salud que dependía de DINA. El doctor Vittorio Orvietto era un
oftalmólogo a quién conoció como oficial de sanidad en Tejas Verdes y
posteriormente lo atendió en la Clínica London, tenía el grado de mayor
de sanidad y su labor estaba en el cuartel general ubicado en la calle
Belgrado, a pesar de ser un oficial de los servicios era una persona
militar para sus cosas y celoso de sus grados. Dice que dependía de la
denominada agrupación Lautaro de DINA entre los años 1974 hasta
principios de 1977 y tiene que haber sido en el mes de abril de ese año,
cuando se fue a la Clínica London, agrega que en todo caso en su hoja
de vida tienen que estar bien precisas las fechas, porque cuando
permaneció en DINA, sea en la agrupación Lautaro o sea en la Clínica
London, estuvo destinado a la Comandancia en Jefe del Ejército en
comisión extrainstitucional.
Agrega que en la Clínica London tuvo una relación directa con los sub
oficiales Lucero y Pechuante, a ellos los conoció y también a Lorenzo
Toro, quién era un Sargento enfermero en la Escuela Militar, después se
encontró con él en la Clínica London, desconoce el trabajo que
realizaba, sabe que era un enfermero y se figura que se desempeñaría
en esa área, pero él no tenía nada que ver con el área médica.
Con respecto al lugar físico donde se desempeñaba, no podría decir
que tenía una oficina propia y privada, sino que era un dependencia del
tercer piso, donde asignaban las guardias.
De los médicos que trabajaban en la Clínica, recuerda a un doctor de
apellido Leyton, y también un doctor de apellido Taricco Lavin quién era
el Director de la Clínica London, sin embargo mi dependencia era del
doctor Orvietto, quién era el Jefe de Sanidad de DINA. Como el doctor
Taricco pretendió que quedara bajo sus órdenes y él no lo aceptó, su
relación con él no fue buena y cada uno se dedicaba a su trabajo sin que
existiera ningún vínculo entre ambos, esto último respaldado y zanjado
por la Dirección de DINA.
Finalmente, dice al tribunal, que en los cuatro meses que estuvo en la
Clínica, nunca supo que haya habido una persona detenida en dicho
lugar, ni tampoco que haya fallecido algún funcionario del Ejército.
DECIMO: Que si bien el acusado Hernán Luis Sovino Maturana en sus
declaraciones indagatorias de fojas 2.099 y siguientes y 3.933 y
siguientes ha señalado que en los cuatro meses en que permaneció en
la Clínica London nunca supe que haya habido una persona detenida en
dicha lugar, ni tampoco que haya fallecido algún funcionario del Ejército,
dichas alegaciones serán desestimadas por el tribunal por cuanto el
mismo imputado ha reconocido su participación como integrante de la
Brigada Lautaro de la DINA, encargada de la seguridad del Director de
esta organización y de su familia y comandada por el Mayor de Ejército
Juan Morales Salgado, asimismo, ha reconocido desempeñar en dicho
establecimiento asistencial la labor de jefe de seguridad, por lo cual, no
podía desconocer la existencia de un detenido en el tercer piso de dicha
clínica y, por otra parte, menos, podría no saber la muerte posterior del
detenido cabo 1° Manuel Leyton Robles, también integrante de la DINA.
Por las razones antes señaladas se tiene por suficientemente
comprobada la participación que ha correspondido al aludido Sovino
Maturana en la calidad señalada en el auto acusatorio respectivo.
DECIMO PRIMERO: Que prestando declaración indagatoria Eliana
Carlota
Bolumburu
Taboada,
ya
individualizada,
quién
ratifica
íntegramente la declaración policial que se le lee y que rola a fojas 887 y
siguientes del anexo 151 del informe de O.C.N. Interpol de la Policía de
Investigaciones N°112 de 17 de junio de 2003, y prestando declaración
judicial a fojas 155 y siguientes declara que su dependencia como
enfermera de la Clínica London era del Departamento de Bienestar y
Logística de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA. En ese tiempo,
a cargo de ese departamento estaba el Coronel Lautaro Villar,
actualmente fallecido, quién fue la persona que la contrató. Dice que la
remuneración era atractiva y, además, no tenía que realizar turnos de
noche, ni de días sábados ni domingos, ni festivos, como en otros
establecimientos; este oficial le dijo que se trataba de un trabajo normal
de atención de enfermos, control de niño sano, etc.; era atención de
personal de DINA y sus familias, nunca se le habló de detenidos. Su
calidad funcionaria era la de empleada civil del ejército, mensualmente
percibía su remuneración que era pagada por dicha institución.
Dice que estuvo en la Clínica London desde 1974 hasta el año 1976 o
1977, no recuerda bien la fecha, pero en todo caso, contrajo matrimonio
el día 14 de mayo de 1977, con un militar a quién conoció en DINA, que
era el Mayor Hugo Acevedo Godoy, quién trabajaba en la Secretaría de
la Dirección de DINA. Cuando contrajo matrimonio se retiró de su trabajo
profesional y permaneció en la casa.
Por otra parte puede decir que su relación con los médicos de la Clínica
London era buena, la mayoría eran médicos de sanidad pertenecientes
al escalafón del Hospital Militar y entre ellos estaban Taricco, Valdivia y
Leyton, Santibáñez y Sanguelinni eran de la Fuerza Aérea.
También señala que el doctor Horacio Taricco reemplazaba al doctor
Sanguelini cuando este se ausentaba de su puesto de Director de la
Clínica y también puede decir que conoció al General Manuel Contreras
debido a que su ex marido era compañero de curso en la Escuela Militar
con Orlando Carter, quién era casado con una hija de dicho General.
Fue una relación de tipo social, puesto que si bien mi marido trabajaba
como subordinado de Contreras, en el Ejército la relación es de tipo
jerárquica, por lo que él no podía mantener un trato familiar con su
superior.
Señala que nunca vio que alguien falleciera en la Clínica London y con
respecto a la atención que se le practicó al cabo primero del Ejército
Manuel Leyton Robles, el día 26 de marzo de 1977, no la recuerda, es
posible que ya no se desempeñara en la Clínica y, con respecto al curso
en la ENI en la Rinconada de Maipú, le parece que fue el año 1975,
porque este hecho lo relaciona con la muerte de Franco en España.
Por otra parte, en su declaración de fojas 2.360 y siguientes indica que
con respecto a la hoja de enfermería que se le exhibe, por lo que en ella
aparece, necesariamente debe haber participado en la atención de dicho
paciente, aunque reitera que por el tiempo transcurrido, no recuerda al
paciente, sin embargo dice que las menciones que aparecen en ella son
de su puño y letra y los medicamentos que aparecen como aplicados al
paciente, necesariamente debieron ser prescritos por el médico tratante.
DECIMO SEGUNDO: Que si bien la acusada ha reconocido su
participación en el hecho punible investigado, le atribuye circunstancias
que puedan eximirla de responsabilidad al manifestar que no recuerda
haber atendido a la víctima como un paciente de la clínica London, y que
nunca vio que alguien falleciera en dicho establecimiento, sin embargo,
las referidas alegaciones serán desestimadas por este tribunal en
atención a que del mérito de autos aparece que ésta imputada tenía la
calidad de enfermera jefa del establecimiento asistencial antes señalado
y que necesariamente participó en la atención de la víctima, lo que
aparece comprobado en la hoja de enfermería que se le exhibió de la
cual reconoce en su declaración de fojas 2.360, que las menciones que
aparecen en ella son de su puño y letra y los medicamentos que
aparecen como aplicados al paciente, necesariamente debieron ser
prescritos por el médico tratante.
Por lo antes señalado, resulta que la acusada necesariamente tuvo
conocimiento de la internación y posterior fallecimiento de Manuel Leyton
Robles y que respecto a su participación en los delitos por los que ha
sido acusada se deberá estar a lo que se resuelva en lo dispositivo del
presente fallo.
DECIMO TERCERO: Que prestando declaración indagatoria Ricardo
Víctor Lawrence Mires a fojas 1.001 y siguientes ratifica íntegramente
sus declaraciones policiales que rolan a fojas 2.235 y siguientes del
informe policial N°212 de 09 de septiembre de 2004 y a fojas 886 del
informe policial N°40 de 12 de julio de 2005 y agrega que en relación a
su participación en los hechos que dicen relación con la muerte del cabo
de ejército Manuel Leyton Robles, señala que el propio General Manuel
Contreras Sepúlveda, le ordenó que fuera a hablar con el doctor Alfredo
Vargas Baeza quién era en ese tiempo el Director del entonces Instituto
Médico Legal, este era un facultativo de mucho prestigio a quién conocía
como su alumno, puesto que antes de ser destinado a DINA, se
desempeñaba en la SIAT. Indica que la orden de Contreras era apurar la
autopsia y el reconocimiento del cadáver, por lo que piensa que para ello
no era necesario comisionar a un oficial, por lo que supone que la
necesidad era que el doctor Vargas conociera el interés de DINA en que
no existan problemas en ese informe de autopsia médico legal. Agrega
que incluso esa fue su única misión, pues no retiró después de la
autopsia el cadáver, ignorando quién lo hizo. Luego fueron todos a la
misa y al funeral y no se habló nada más del tema, hasta algunos años
después en que se empezó a dudar acerca de las circunstancias de su
deceso.
Por otra parte, dice que se preocupó personalmente por la suerte de
Acevedo, que era un Carabinero, y, por eso habló con su jefe que era
German Barriga y le dijo que no se lo tocara, él se quedó callado, pero
piensa que se lo comunicó a quién corresponde y piensa que lo que
salvó a este carabinero, además, fue el hecho que carabineros siguió el
procedimiento normal, que fue dispuesto por el general Campos, que era
el Prefecto de Santiago, después de una fuerte discusión con el general
Contreras, jefe de la DINA. Todo este episodio que afecto a Leyton y a
Acevedo, fue de conocimiento directo del general Campos, quien tomó
las medidas pertinentes, incluso llegó gente del GOPE hasta el Servicio
de Encargo y Búsqueda de Vehículos Motorizados, hasta que se
normalizó la situación por conducto de los altos mandos.
Con respecto a la entrevista que sostuvo con el doctor Vargas, quien
falleció hace muchos años, era partidario del gobierno militar, por lo que
piensa que de ninguna manera iba a hacer algo que perjudicara a la
DINA, era una persona muy competente en su profesión, con mucho
prestigio en Chile y en el extranjero y con respecto a no perjudicar al
gobierno, pienso que así iba a ser pero no por razones subalternas, sino
que por idealismo.
También señala que cuando se produjo la detención de Leyton y
Acevedo, por carabineros y la gente de DINA fue con la misión de
rescatarlos, esto siempre estuvo en conocimiento del General Contreras
y si no se actuó por la fuerza, fue porque la gran mayoría de la gente de
la DINA, pertenecían a Carabineros.
Agrega, además, que la firma puesta al final del documento denominado
Acta de Recepción de Cadáver de fecha 30 de marzo de 1977, que el
tribunal le exhibe, es suya, el lleno del documento, no es su letra, debe
haber sido algún funcionario del Instituto Médico Legal. El cadáver ya
estaba en el Médico Legal cuando recibió la orden de Contreras y sólo le
correspondió reconocer el cuerpo. Agrega que él no fue a la Clínica
London a retirar el cadáver, este, según me impongo, ya estaba en el
Médico Legal y llegó encajonado, señala que el vio al muerto adentro
sobre una losa desnudo y era el cabo que había conocido, joven, de
contextura gruesa, moreno, pelo negro y de mediana estatura, a este lo
conocía perfectamente dentro de la gente de German Barriga.
Por último, aclara al tribunal que siempre fue un oficial operativo, dentro
de su desempeño en DINA, lo que ha reconocido en todos sus
interrogatorios ante la justicia, sin embargo, sabe que habían brigadas
que tenían otras misiones y gente a la cual ni siquiera conocía en ese
tiempo, ni ahora, había oficiales que dependían directo del Director, no
como la Brigada Caupolicán a la que él pertenecía, ni a la Puren de
Barriga, que correspondían a una estructura orgánica, así por ejemplo,
estaba la Mulchen, que no estaba en esa estructura orgánica, pero era
conformada por gente muy preparada.
Posteriormente en su declaración de fojas 4.031 señala que con
posterioridad a la muerte de Leyton comenzaron los rumores sobre lo
que le podría haber sucedido y tuvo una conversación con Germán
Barriga quién le señaló que él no tenía nada que ver pero que a Leyton
efectivamente lo habían matado y se comentaba que había sido
producto del gas sarín esto se dedujo después con los años y señala
que cree en esa versión. Dice que no sabe si había agentes de DINA
que estuviesen entrenados para manipular este gas, no se sabía mucho
al respecto, sólo se comentaba que podría ocuparse para una posible
guerra.
DECIMO CUARTO: Que si bien el acusado Ricardo Lawrence Mires ha
reconocido su participación en los hechos punibles investigados le
atribuye circunstancias que puedan eximirlo de responsabilidad o
atenuar la que se le impute, específicamente al señalar que el propio
General Manuel Contreras le ordenó que fuera a hablar con el doctor
Alfredo Vargas Baeza, Director del Instituto Médico Legal, señalando que
la verdadera intensión de dicha conversación relativa a la autopsia del
cadáver del cabo Leyton, era hacer ver a dicho facultativo el interés de
DINA en que no existieran problemas en esa autopsia médico legal.
Además, a fojas 4.031 señala que el propio Germán Barriga que era el
jefe directo del aludido cabo Leyton le informó que a éste, efectivamente
lo habían matado y esto había sido producto del gas sarín.
Por las razones antes dichas, y atendiendo al modo en que
verosímilmente acaecerían los hechos y a los datos que arroje el
proceso para apreciar los antecedentes, el carácter y la veracidad del
procesado y la exactitud de su exposición, se tiene por plenamente
comprobada en autos la participación del imputado antes mencionado en
los términos que se indicará en lo resolutivo de la presente sentencia.
DECIMO QUINTO: Que prestando declaración indagatoria Santiago
Alfredo Matteo Galleguillos a fojas 2.237 y siguientes ratifica
íntegramente su declaración policial que rolan a fojas 930 y siguientes,
indicando que como auxiliar de sanidad militar en la Clínica London,
estuvo a cargo del servicio administrativo, que tenía que ver con todos
los papeleos, ingreso de personal, adquisiciones de medicamentos y
alimentos para el personal.
El doctor Orvietto era el Director de la Clínica y su jefe directo, dice que
trabajaban en el primer piso donde estaban las oficinas administrativas y
las consultas también estaban en ese lugar, en el segundo piso también
habían consultas de diversas especialidades, no recuerda si había
cirugía, pero si trabajaba un cirujano de apellido Pérez. Señala que no
conoció a ningún doctor Valdivia, pero sí se acuerda mucho del
anestesista doctor Leyton que se desempeñaba en la clínica.
También llegaban detenidos a la clínica, con el objeto de hospitalizarlos,
lo que se hacía en el tercer piso. Fue a la Villa Grimaldi, como dos o tres
veces, junto al doctor Zanguellini, al enfermero Raúl Cerda Sagardía y
otro enfermero de nombre Ramón Alvarez Martínez. Dice que el doctor
Fantussi, también iba ocasionalmente a Villa Grimaldi y de los choferes
del que más se acuerda es de Pechuante.
Señala que viajó en una oportunidad a Miami en mayo de 1975 con el
doctor Zanguelinni, donde fueron a hacer un curso de manejo del PSE
(Evaluación de la Tensión Psicológica), más conocido como detector de
mentiras, estuvieron alrededor de 20 días y la jefatura, vale decir Manuel
Contreras le ordenó que fuera a ese curso. Agrega que el aparato sólo lo
utilizaba el doctor Zanguelinni, el que llegó a Chile después que
realizaron el curso y era mantenido en la oficina de dicho médico.
Finalmente puede señalar que conoció a un hipnotizador de apellido
Pincchetti quién iba con regularidad a la clínica London y se contactaba
con el Director del establecimiento.
Posteriormente a fojas 2.764 prestando una nueva declaración señala
que cuando se desempeñó en la DINA, específicamente en la Clínica
London, tal como lo señaló anteriormente, su trabajo era meramente
administrativo, estaba a cargo del cardex y de la función logística junto a
la enfermera Eliana Bolumburu. Dice que el suboficial Lorenzo Toro
estaba a cargo de los turnos del personal de servicio, de los choferes,
etc.
Dice que no supo del fallecimiento de algún paciente, ni en la clínica
Santa Lucía ni en la clínica London, de haber ocurrido se acordaría,
porque estos hechos no sucedían ahí, los casos graves tenían que ser
derivados al Hospital Militar.
Por último, señala que de los médicos que trabajan en la Clínica
London, recuerda a Fantussi, Cristian Emar, Osvaldo Leyton, Pliskoff,
también se acuerda del doctor Valdivia, quién no había recordado en su
declaración anterior. Dice que era más cercano al doctor Orvietto, porque
él trabajaba en la parte administrativa.
La firma del documento rolante a fojas 2.121 y que en este acto se le
exhibe, es suya ineludiblemente, pero no recuerdo haber efectuado ese
trámite.
DECIMO SEXTO: Que mediante su declaración indagatoria prestada a
fojas 2237 y siguientes Santiago Matteo Galleguillos señala que se
desempeñó como auxiliar de sanidad militar en la Clínica London y
señala que el doctor Orvietto era el Director de la Clínica y su jefe
directo. Dice que no recuerda si había cirugía pero en el primer piso
estaban las oficinas administrativas y las consultas.
Agrega que también llegaban detenidos en la clínica y permanecían en
el tercer piso y también él concurrió a Villa Grimaldi junto con el doctor
Zanguellini. Agrega que el doctor Fantussi también iba ocasionalmente a
Villa Grimaldi. Señala que conoció a un hipnotizador de apellido Pinccetti
quién iba regularmente a la Clínica London y se contactaba con su
Director. Dice que su trabajo era administrativo, estaba a cargo del
cardex y de la función logística junto a la enfermera Bolumburu.
Finalmente expone que no supo del fallecimiento de algún paciente,
señala que de haber ocurrido se acordaría, porque estos hechos no
sucedían allí los casos graves tenían que ser trasladados al Hospital
Militar.
Que si bien el procesado ha reconocido haberse desempeñado en la
Clínica London, lugar donde acaecieron los hechos que se investigaron
en esta causa, le atribuye circunstancias que puedan eximirlo de
responsabilidad o atenuar la que se le impute, pero ellas carecen de
valor, atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían los hechos
y a los datos que arroje el proceso para apreciar los antecedentes, el
carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de su exposición.
Más aún cuando de sus propias declaraciones aparece el conocimiento
de haberse mantenido personas detenidas en el centro asistencial donde
prestaba sus servicios, agregando haber concurrido también a Villa
Grimaldi junto al doctor Zanguellini y también reconoce haber requerido
la inscripción de defunción del cabo Leyton lo que desvirtúa su
afirmación de no haber sabido del fallecimiento del referido paciente.
En consecuencia se tendrá por suficientemente comprobada la
participación del señalado acusado en la calidad que se ordenará en lo
resolutivo de esta sentencia.
DECIMO SEPTIMO: Que prestando declaración indagatoria Pedro
Samuel Valdivia Soto a fojas 171 y siguientes ratifica íntegramente su
declaración policial que rola a fojas 893 y siguiente, del anexo 154 del
informe N°112 de la O.C.N. Interpol de la Policía de Investigaciones de
Chile de 17 de julio de 2003.
En primer término, indica que cuando declara ante la policía, recuerda
que se le informó que el doctor Taricco, lo había mencionado a él como
también a los doctores Santibáñez y Leyton como participando en la
atención del cabo primero de Ejército Manuel Leyton Robles, quién
posteriormente falleció; dice que no recuerda haber atendido a esa
persona y tampoco se explica la razón por la cual su nombre aparece en
ese informe médico, sin embargo, agrega que efectivamente él hacía
turnos en la clínica London en esa fecha, pero nunca supo que hubiera
fallecido un paciente que estaba internado en ese establecimiento, su
turno consistía en ir una noche y un día a la semana. Recuerda que en
esa clínica él tenía un turno de un día fijo y la noche cambiaba pero no
recuerda la forma en que estaba establecido el sistema.
Posteriormente, en su nueva declaración de fojas 2.370 y siguientes,
ratifica sus declaraciones anteriores prestadas ante el tribunal, tanto su
declaración policial de fecha 25 de junio de 2003 y la judicial prestada
ante el tribunal con fecha 09 de julio de 2004.
En cuanto a su nueva declaración judicial rolante a fojas 2.157 y
siguientes, de fecha 21 de julio de 2004, que se le leyó, también la
ratifica, haciendo como salvedad a ella que cuando señaló que fue el
doctor Taricco quién le ofreció esta posibilidad de trabajo, no le dijo al
principio que se trataba de una clínica de la DINA sino que era un
establecimiento médico que dependía del Ministerio de Defensa.
Posteriormente, una vez que ya estaba trabajando en dicho centro
médico, pudo advertir que se trataba de un centro médico de la DINA,
para atender a su personal y a sus cargas familiares.
Además, con respecto a la fotocopia que se le exhibió por personal
policial, individualizada como “Historia y evolución médica”, quiere
señalar que efectivamente, reconoció en dicho documento, la firma
puesta al final de él, como la suya, en ese no cabe la menor duda, sin
embargo, indica que las menciones que aparecen escritas en dicha ficha
médica no corresponden a su letra, aunque si señala, que pese a no
recordar ese episodio y la muerte de Manuel Leyton Robles, si aparece
su firma en dicho documento, necesariamente debe haber estado
presente, por lo menos, en el período correspondiente a su turno (21:00
a 08:00 horas), y también, si firma al final de dicha ficha médica,
necesariamente debe haber tenido alguna participación en la atención
brindada a este paciente, de lo contrario no la habría firmado.
También es efectivo lo que señala en su declaración, en el sentido que
en una oportunidad hubo una persona detenida en la clínica. Eso fue lo
que se comentó, sin embargo, nunca la vio, y no podría precisar, si
coincidió en el tiempo con este paciente que atendió o si se trataba de la
misma persona. Sobre todo, como era su sistema de turno, no estaba al
tanto de lo que ocurría regularmente en la clínica.
A continuación al exhibirle el tribunal el documento individualizado como
certificado médico de defunción, correspondiente a Manuel Leyton
Robles, señala que no recordaba ese documento, pero efectivamente el
lleno le corresponde, es su letra la puesta en él, así como la firma que
aparece al final. Dice que efectivamente él llenó el certificado de
defunción, además ratifica lo ya señalado, necesariamente debe haber
estado presente tanto en las maniobras de resucitación, como en el
momento de su deceso, de otra forma, no habría hecho el lleno de ese
documento.
Por último, al responder la pregunta del tribunal respecto de la causa de
muerte consignada en el certificado, pese a que no recuerda el episodio,
como una interpretación de lo allí consignado, dice que su muerte se
produjo por un paro respiratorio, como consecuencia de una arritmia
completa por fibrilación auricular y si se menciona allí que existía una
epilepsia
secundaria,
necesariamente,
supone
que
el
paciente
presentaba convulsiones, pese a que no recuerda ese episodio.
DECIMO OCTAVO: Que si bien el acusado Pedro Samuel Valdivia Soto,
confiesa su participación en el hecho punible, le atribuye circunstancias
que puedan eximirlo de responsabilidad o atenuar la que se le impute,
específicamente, en primer término, cuando declara ante la policía
recuerda que se le informó que el doctor Taricco lo había mencionado a
él como también a los doctores Santibáñez y Leyton como participando
en la atención del cabo Manuel Leyton Robles quién posteriormente
falleció; dice que no recuerda haber atendido a esa persona y no se
explica la razón por la cual su nombre aparece en ese informe médico.
Dicha declaración policial la ratificó posteriormente ante el tribunal.
Asimismo, reconoce que la firma puesta en el documento “Historia y
evolución médica” es suya y el lleno del mismo también le corresponde y
como agrega que en una oportunidad se le comentó que hubo una
persona detenida en la clínica a la que no vio, sin embargo, él reconoce
que necesariamente debe haber estado presente tanto en las maniobras
de resucitación, como en el momento de su deceso y por eso, él llenó el
certificado de defunción del occiso.
Por las razones expuestas, y atendiendo al modo en que verosímilmente
acaecerían las hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar
los antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud
de su exposición, se tiene por plenamente comprobada la participación
del imputado en el delito de que se trata y en la calidad que se indicará
en lo resolutivo del presente fallo.
DECIMO NOVENO: Que prestando declaración indagatoria Vianel
Valdivieso Cervantes a fojas 465 y siguientes, expone lo siguiente:
Que reconoce su firma puesta en el documento agregado a fojas 5 y 6
de la causa rol 244-77 del 2° Juzgado Militar de Santiago, seguida por la
Fiscalía Militar ad-hoc y el contenido de él corresponde exactamente a
los hechos ocurridos que recuerda, la orden de ir a Carabineros a buscar
a estos funcionarios de DINA se le impartió el General Contreras o el
Jefe del Cuartel General que en ese tiempo le parece que era el Coronel
Jerónimo Pantoja que oficiaba como subdirector de DINA. Ratifica
igualmente su declaración que rola a fojas 75 a 76 vta, del referido
proceso. Haciendo, sin embargo, algunas aclaraciones, la primera,
cuando se refiere al General Toro, precisa que se trata del General Juan
Guillermo Toro Dávila, también aclara que el Comandante Verdejo
pertenecía a Carabineros, pero destinado en DINA a cargo de la parte
logística de los vehículos.
Al ser preguntado por el Tribunal, porque razón si él era un oficial de
telecomunicaciones debió hacerse cargo de esta situación, responde
que fue debido a que esa noche estaba como oficial de turno del cuartel
general y por eso debió tomar ese procedimiento. Preguntado si dio
cuenta al Coronel Contreras de la situación y del desenlace de dichos
hechos, responde que piensa que lo más probable es que así haya
ocurrido. En todo caso, indica que, por turno, le correspondió hacerse
cargo de esto y se produjo una situación bastante tensa, estaban los
Carabineros armados con metralletas y afuera estaba la gente de DINA
rodeando el cuartel de Carabineros, estos últimos estaban al mando de
Barriga, porque era su gente la que estaba detenida y su preocupación
fue conversar con los jefes de Carabineros y tratar de solucionar el
problema sin que esto pasara a mayores, felizmente, así aconteció, le
devolvieron los funcionarios, los llevaron a su cuartel general, recuperó
una renoleta que resultó que no era la de cargo fiscal y, las demás
especies incautadas en los allanamientos a los detenidos, las recuperó
el Cdte. Verdejo. Felizmente no hubo bajas, ni lesionados, salvo el cabo
Leyton. Sobre este último, cuando dice en su declaración que los días
viernes, sábado y domingo se quejó de dolencias, él no lo vio, pero si se
le informó de esto, piensa que debió haber sido por medio de Barriga
que era su jefe o por otra persona que lo tenía a su cargo en el cuartel
general. Agrega que tal como lo dice en su declaración lo acompañó al
cuartel policial el doctor Santibáñez que era de la clínica Santa Lucia y
este lo examinó, le dijo que tenía contusiones y que había sido
maltratado, pero que no eran lesiones graves, pues de haber sido así, el
médico lo habría internado u hospitalizado, en todo caso el examen que
realizó el facultativo fue bien superficial, producto de la tensión que había
en el momento y el hecho que los médicos, según piensa, no están
acostumbrados a trabajar bajo presión en un ambiente ajeno a un
establecimiento hospitalario.
Sin embargo, después del fin de semana y al volver el día lunes se le
informa que esta persona se había agravado y que se quejaba de
dolores, por lo que como él había tomado el procedimiento anterior, le
preguntaron a él, a pesar que no estaba de turno y dispuso que lo
trasladaron a la Clínica Santa Lucia para que fuera visto por un médico,
que era el procedimiento habitual. No recuerda que funcionarios
trasladaron al cabo Leyton y tampoco recuerda si vino una ambulancia
de la Clínica Santa Lucía a buscarlo, tampoco recuerda si disponía de
ambulancias la clínica.
Que a fojas 2.877 y siguientes, prestando una nueva declaración el
procesado ratifica la declaración que se le lee y que rola a fojas 2.061 y
siguientes y complementando su declaración anterior señala que al
hablar con el oficial de guardia de Carabineros lo atendió el Coronel
Vidal, quién se negó en un principio a entregarle a los hombres, le
señaló que fueron detenidos por robar unas renoletas. Finalmente, logró
que le entregaran a Leyton y a Acevedo, los cuales estaban
evidentemente golpeados, por lo que manda a llamar a un médico de la
Clínica de DINA. Llega el doctor Santibáñez y los atiende, de esta
inspección médica queda una constancia en carabineros y una copia se
quedó él. Agrega, que no recuerda que decía el informe médico y para él
no era importante.
Dice que le hace entrega a Barriga de los dos hombres, los que
pertenecían a su brigada y el vehículo se lo entregó al Comandante
Verdejo de DINA, tampoco recuerda si le ordenó a Barriga que llevara a
sus hombres a la Clínica o los llevo él, no lo sabe, no se acuerda,
tampoco recuerda si fue o no a la casa de Leyton, cree que no, pero, si
recuerda tener noticias de Leyton al día siguiente, porque Barriga le
comunica que esta con problemas físicos, no recuerda tampoco cual fue
la orden, pero lo más probable es que si no estaba en la clínica le
ordenara que lo llevara allí.
Señala que no supo cuándo ni donde murió Leyton, pero, si
necesariamente debió haber evacuado un informe dirigido a la Dirección
de DINA, respecto de los hechos ocurridos, porque fue una misión que
se le había encargado la de retirar estos hombres de la comisaría. Esto
último lo sabe porque diariamente se entregaban informes que debían
estar listos a primera hora para ser estudiados por el Cuartel General o
Estado Mayor de la DINA y remitidos al Director para que este los
entregara al General Pinochet.
Tampoco fue al funeral de Leyton, no sabe qué pasó con posterioridad a
la muerte de este cabo del ejército, ni sabe cuál fue la causa de su
muerte.
Respecto a las declaraciones de Morales Salgado, que se le leen, dice
que niega absolutamente haber recibido esa orden o haber ordenado a
Morales alguna misión referente al cabo Leyton o a Acevedo, respecto al
gas sarín, puede decir que lo conoce solamente, porque Townley en una
de sus declaraciones indica haberle informado de la existencia de este
gas.
Por último, señala que quiere dejar en claro que Michael Townley
declaró que trabajó con él y eso no es cierto, por cuanto él no era
profesional y él no lo aceptó en su unidad. También insiste en que no
recuerda los hechos que se le dan a conocer ni tampoco recuerda lo que
señala el Capitán Morales.
VIGÉSIMO: Que si bien el acusado Vianel Valdivieso Cervantes ha
reconocido participación en los hechos que han motivado la presente
causa le atribuye circunstancias que pueden eximirlo de responsabilidad
o atenuar la que se le imputa al manifestar que no supo cuándo ni donde
murió Leyton pero que necesariamente debió haber evacuado un
informe dirigido a la Dirección de DINA, respecto de los hechos
ocurridos, porque fue una misión que se le había encargado la de retirar
estos hombres de la comisaría, dice que tampoco fue al funeral del cabo
Leyton ni sabe cuál fue la causa de su muerte ni que pasó con
posterioridad a ella.
Respecto a las circunstancias exculpatorias antes aludidas, este tribunal
no les dará valor, atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían
los hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar los
antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de
su exposición. Sobre todo el desconocimiento de las circunstancias de la
muerte del cabo Leyton no pudieron ser ignoradas por el imputado, más
aún, por el alto cargo que tenía en DINA, sumado a la circunstancia de
su cercanía con el Director Nacional de dicha organización, demostrada
con el hecho de haber sido comisionado para realizar las tratativas ante
Carabineros de Chile con el objeto de obtener la liberación de los dos
agentes del referido organismo de seguridad que se encontraban
detenidos en el cuartel del Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos
Motorizados por el robo de dos Renoleta. Más aún el propio declarante
reconoce haber sido informado por el Capitán Barriga, que el cabo
Leyton se encontraba con problemas físicos y que los más probable es
que se si no estaba en la clínica, él ordenare que lo llevaron allí, lo cual
evidencia que dada la jerarquía que ostentaba, no pudo desentenderse
del funcionario antes aludido, más aún si a los pocos días se produjo su
fallecimiento, lo que tampoco pudo ser desconocido por él.
Los antecedentes antes referidos permiten a este sentenciador tener por
plenamente compro0bada la participación que ha correspondido en el
hecho punible investigado al imputado antes referido.
VIGÉSIMO PRIMERO: Que prestando declaración Juan Hernán
Morales Salgado a fojas 1.520 y siguientes, expone lo siguiente: Siendo
Capitán de Ejército fue destinado a DINA hasta el mes de octubre de
1977. Allí, conoció al cabo Leyton, cuando este agente era de dotación
de la Brigada Purén, que pasó a ocupar parte del Cuartel Lautaro, a su
cargo, ubicado en calle Simón Bolívar de la comuna de La Reina. La
Brigada Purén estaba bajo el mando del Capitán German Barriga, lo
seguía el Teniente Ricardo Lawrence, esta brigada era operativa y
estaba a cargo de investigar el partido comunista y socialista.
El cabo Manuel Leyton Robles era un agente operativo de la Brigada
Puren y recuerda el episodio cuando fue detenido por carabineros junto
al cabo Heriberto Acevedo quién pertenecía a dicha institución por estar
involucrados en el robo de un vehículo, una renoleta. Dice que de este
hecho en un comienzo se entera a través del jefe directo de ellos, el
Capitán Germán Barriga, y, a su vez, este le dio cuanta directamente al
Director de DINA, Coronel Manuel Contreras Sepúlveda, además Barriga
se entendía directamente con él. Agrega que no participó en la entrega
de estos dos cabos, Leyton y Acevedo, cuando Carabineros los puso a
disposición de la DINA en calidad de detenidos mediante oficio, no
recuerda si fueron puestos a disposición de la Fiscalía y señala que en
esta entrega deben haber participado Vianel Valdivieso y el capitán
Barriga que era el jefe directo de ellos.
Asimismo, señala que se entera a través del comandante Valdivieso,
que estaban muy molestos, porque el cabo Leyton había entregado
información secreta de su unidad operativa en el interrogatorio antes los
Carabineros, además de los robos de vehículos habló también de la
eliminación y desaparición de personas, esto habría molestado bastante
al Director de la DINA y por ello dio la orden al Comandante Valdivieso
de eliminar al cabo Leyton y con esa finalidad este oficial resuelve
separar a Leyton de Acevedo, ya que uno sólo habría hablado estos
temas, en consecuencia a Acevedo lo trasladan a Villa Grimaldi y Leyton
se lo entregan a él. Dice que el comandante Valdivieso le informó que
por orden del Director Coronel Manuel Contreras, trasladara a Leyton a
la Clínica London ubicada en calle Almirante Barroso y para ello, dispuso
de un equipo de su confianza, lo trasladan los suboficiales de
carabineros Sagardia, Guerrero, y Sarmiento como conductor, también
estaba Valdebenito. Como iba en calidad de detenido a la Clínica
dispuso a dos custodios pero no recuerda sus nombres.
El comandante Valdivieso le conversó que se había decidido eliminar al
cabo Leyton en la Clínica utilizando un gas letal, sarín, señala que esto
le ocasionó un grave problema por cuanto iba a traer consecuencias y
desconfianza en la gente con la cual trabajaba. El asunto es que la orden
de eliminarlo existió y le consta que se materializó, pero quién cumplió la
orden de utilizar el arma letal, no lo recuerda. Si reconoce que mantuvo
gente suyo custodiando a Leyton en la clínica en todo momento y
recuerda que llegó efectivamente a esta cuando falleció Leyton porque
Valdivieso lo mandó a buscar y le dijo textualmente por teléfono: “Leyton
falleció, vente” y por ello concurrió desde su cuartel con su gente de
confianza que eran sus custodios, que eran tres infantes de marina, el
Conductor Meza, no recuerda su nombre, además había otro Meza que
era operativo, Daza y Sergio Escalona Acuña, que todavía está en la
armada y se casó con una de sus agentes femeninas, Eliza Magna
Acuña.
Cuando ingreso a la clínica London, ya estaba el comandante Manuel
Valdivieso con dos médicos, de uno me acuerdo bien, estaba el doctor
Horacio Taricco Lavin quién era el jefe de la Clínica y necesariamente
tiene que haber estado en conocimiento que se iba a eliminar a Leyton y
esto debe haberlo sabido por Valdivieso, no por él, le parece que estaba
también la enfermera Eliana Bolumburu, pero no recuerda quién era el
otro médico que estuvo en ese momento. Señala que cuando ingresó a
una pieza, junto a Valdivieso, observó que el cadáver de Leyton estaba
sobre una camilla cubierto por una sábana, sintió inmediatamente un olor
fuerte extraño y sus ojos comenzaron a lagrimear, como reclamó,
Valdivieso le dijo que había que salir y él se encontraba allí en ese
momento por cuanto, este último, le dio instrucciones para hacerse cargo
del funeral.
Respecto al arma letal, sarín, la conoció cuando Michael Townley, llegó
a su cuartel junto a “Willy”, el capitán, en ese entonces Guillermo Salinas
Torres, quién era el jefe de la Brigada “Mulchén” y accidentalmente,
observó que entre ellos, estaban probando un antídoto de sarín, fue la
primera vez que supo de dicha arma letal.
Finalmente, señala que fue así como sucedieron las cosas y con
respecto a lo que el tribunal le consulta respecto del ataúd donde se
puso el cadáver de Leyton, manifiesta que efectivamente por orden suya
y a su costa, dispuso que se cambiara, porque el que tenía era muy
ordinario, impropio de una persona que había pertenecido al ejército y
que, aunque no era un subordinado directo suyo, se había desempeñado
bajo sus órdenes, recalcando que él no es autor de la muerte de Leyton,
no hizo nada para quitarle la vida, pero si sabe, que se ordenó su muerte
y eso le consta en los términos que señaló en su declaración
extrajudicial. En todo caso piensa que los médicos tienen que saber muy
bien lo que paso, ya que dispuso su custodia y a los médicos de esa
clínica les debe constar en la documentación pertinente el hecho de
haberlo atendido, hay certificados de defunción que acreditan su muerte
y se imagina que la clínica debe haber tenido la documentación
respectiva.
VIGESIMO SEGUNDO: Que a fojas 1.520 y siguientes Juan Morales
Salgado dice que el cabo Manuel Leyton Robles era un agente operativo
de DINA y estaba bajo el mando del Capitán German Barriga, siendo el
segundo al mando el teniente de Carabineros Ricardo Lawrence, esta
brigada era operativa y estaba a cargo de investigar a los partidos
comunistas y socialistas. Señala que recuerda el episodio cuando fue
detenido por Carabineros junto al cabo Heriberto Acevedo por estar
involucrado en el robo de un vehículo y el Cdte. Vianel Valdivieso por
orden del Director de DINA participó cuando Carabineros puso a
disposición de DINA en calidad de detenidos mediante oficio, a los cabos
Leyton y Acevedo y, asimismo, a través de Valdivieso se entera que el
cabo Leyton Había entregado información secreta de su unidad
operativa en el interrogatorio ante los carabineros, además de los robos
de vehículos, habló también de la eliminación y desaparición de
personas, esto habría molestado al Director de DINA y por ello dio la
orden al Cdte. Valdivieso de eliminar al cabo Leyton, y éste último le
conversó que se había decidido darle muerte utilizando un gas letal,
sarín, arma que conoció cuando Michael Townley llegó al cuartel que
estaba a su cargo junto al capitán Guillermo Salinas Torres quién era el
jefe de la brigada “Mulchén”, y, accidentalmente, observó que entre ellos,
estaban probando un antídoto de sarín. Finalmente expone que los
médicos tienen que saber muy bien lo que pasó ya que se dispuso su
custodia y a estos les debe constar en la documentación pertinente el
hecho de haberlo atendido y también haber extendido el certificado de
defunción.
Que las declaraciones del acusado Juan Morales Salgado, constituyen
una confesión judicial, la que por haber sido prestada mediando la
concurrencia de las exigencias legales, permite a este sentenciador tener
por suficientemente comprobada la participación del imputado en calidad
de autor de los delitos por los que ha sido acusado.
VIGESIMO TERCERO: Que prestando declaración judicial a fojas 2096
y siguientes y 3414 y siguientes, Gladys de las Mercedes Calderón
Carreño, dice que ella pertenecía al Cruz Roja y postuló a un curso
como enfermera de guerra y al titularse pasó a la reserva debiendo
presentarse al Regimiento Ingenieros de Tejas Verdes, esto fue a fines
de septiembre de 1973.
El Comandante del Regimiento era el Coronel Manuel Contreras y su
jefe directo era el doctor Orvietto quién le distribuía los turnos que
consistían en que una de las enfermeras, que habían pertenecido a la
Cruz Roja, atendía en el Regimiento, dos en la cárcel de San Antonio y
dos en el campo de prisioneros.
Dice que en 1974 fue destinada en comisión de servicio a DINA, junto a
Pilar Gonzalez y las llevaron a Rinconada de Maipú, donde su labor
consistía en vigilar a un grupo de más o menos 60 mujeres, todas
pertenecientes a la DINA, que estaban allí esperando ser destinadas. La
jefa de todas era Ingrid Olderock. Agrega que después fue destinada a
una Brigada de seguridad, la que después se llamó “Lautaro” a cargo de
Juan Morales, quién estaba a cargo de un cuartel ubicado en la calle
Simón Bolívar y su misión allí era la misma que realizaba en las Torres
de San Borja, es decir, seguridad, la que a ella le correspondía era de
las personas extranjeras.
Un día en la Brigada vio a Lawrence, Barriga junto a otros sujeto que
años después supo que se trataba de Townley, quienes llevaban un
detenido encapuchado y lo llevaron al gimnasio, después de un rato salió
este último con un frasquito y una jeringa en la mano preguntando quién
sabía inyectar a lo que Morales le contestó que ella lo hacía, colocándole
el “antídoto”, como él lo llamaba, que era como un centímetro parecido al
agua, este se notaba pálido y asustado y después volvió a ingresar al
gimnasio. Los comentarios posteriores, eran que Townley había aplicado
gas sarín al detenido pero indica que a ello no le consta.
Respecto al tema de Leyton, indica que no recuerda el nombre d las
personas, integrantes de la brigada de Lawrence que sacaron a Manuel
Leyton de Simón Bolívar desde una oficina, lo que hicieron entre dos
hombres, porque este no se podía los pies, no iba golpeado, sólo
despeinado y con la mirada perdida, alguien dijo, no recuerda quién que
le había dado un ataque al corazón y que lo llevaban al hospital.
Al otro día, el teniente Chaigneau le pidió que fuera a la casa de Leyton
a avisar a la viuda que había fallecido. No sabe si lo eliminaron o si sería
cierto lo del paro cardiaco. Dice que ella no dependía del teniente recién
nombrado, pero se lo pidió y aceptó, es decir no fue una orden, fue un
favor y este oficial dependía de Morales.
Al llegar a la casa de Leyton abrió la señora de este y le dio la noticia,
no fue nunca a la Clínica London.
VIGESIMO CUARTO: Que Gladys Calderón Carreño señala que en
1974 fue destinada como enfermera en comisión de servicio a DINA y
después a una Brigada de seguridad, la que después se llamó Lautaro, a
cargo de Juan Morales quién estaba al mando de un cuartel en la calle
Simón Bolívar.
Un día en la Brigada vio a Lawrence, barriga junto a otro sujeto que
años después supo que se trataba de Michael Townley quienes llevaban
un detenido encapuchado hacia el gimnasio, después de un rato salió
este último con un frasco y una jeringa en la mano, preguntando quién
sabía inyectar, a lo que Morales le contestó que ella lo hacía,
colocándole el “antídoto”, como él lo llamaba. Los comentarios que
escuchó fueron que Townley había aplicado gas sarín al detenido.
Respecto al tema de Leyton, integrantes de la brigada de Lawrence lo
sacaron de una oficina entre dos hombres porque este no se podía los
pies, no iba golpeado, alguien dijo que le había dado un ataque al
corazón y lo llevaban al hospital. Al otro día, el teniente Chaigneau le
pidió que fuera a la casa de Leyton a avisar a la viuda que este había
fallecido. No sabe si lo eliminaron o si sería cierto lo del paro cardiaco.
Que si bien la imputada antes señalada ha reconocido haber tomado
conocimiento de los hechos pero le atribuye circunstancias que puedan
eximirla de responsabilidad o atenuar la que se le impute y tales
circunstancias por no estar comprobadas en el proceso, el tribunal no les
dará valor atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían los
hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar los
antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de
su exposición.
VIGESIMO QUINTO: Que a fojas 3.384 y siguientes prestando
declaración judicial Vittorio Orvietto Tiplitzky, señala que ingresó al
Ejército de Chile a la Dirección de Sanidad el año 1969, iniciando su
carrera militar con el grado de Capitán.
Sus destinaciones dentro de dicha institución comenzaron en la Escuela
de Ingenieros Militares de “Tejas Verdes” de San Antonio, en el año
1969 y en octubre de 1975 fue destinado por orden del Coronel
Contreras, que había sido Director del instituto militar antes referido, a la
DINA, presentándose en el cuartel general, donde el señalado oficial le
solicitó que organizara un servicio médico para la atención del personal y
sus cargas familiares. Dice que recuerda que llenó un formulario con
todos sus datos civiles y se le entregó una credencial de DINA
comunicándosele que no debía hacer comentarios acerca de donde
estaba trabajando. En esa fecha tenía el grado de Mayor de Sanidad del
Ejército. Trabajó hasta abril del año 1977 en la Clínica London.
Con relación a la Clínica de la Dina señala que no organizó nada
relacionado con ella, la cual se denominó como Clínica London y
funcionaba en la calle Almirante Barroso. Señala que concurrió en
algunas
ocasiones,
muy
pocas
veces,
para
atender
pacientes
relacionados con oftalmología. Nunca tuve que ver con contratos para
personal médico, administrativos, auxiliares, enfermeras, etc., tampoco
tuvo que ver con adquisiciones de equipos médicos, no me involucré con
recursos humanos ni logísticos, todo lo cual estaba en funciones cuando
llegó.
Con respecto a la pregunta, si firmó documentos como Director de la
Clínica London, indica que no se acuerda, señala que pudo haberlo
hecho, pero insiste en que pasó muy poco tiempo por ella y si se le dio el
cargo de Director, la verdad es que fue más que nada por la relación de
amistad que tuvo con el Coronel Manuel Contreras Sepúlveda. Si mal no
recuerda, el doctor Horacio Taricco Lavin, de especialidad pediatría, fue
nombrado Director de la Clínica London, al poco tiempo después que
llegó a dicha Clínica.
Con relación a la pregunta respecto de si tuvo conocimiento de un
episodio ocurrido a fines de marzo de 1977, oportunidad en que él se
encontraba aún en la Clínica London, respecto a un cabo de ejercito de
nombre Manuel Leyton Robles, quién fue detenido por carabineros por
delitos comunes de asalto y robo de un vehículo y que fue entregado a la
DINA, siendo trasladado hasta la Clínica London, donde falleció
posteriormente por una asfixia, dice que desconoce en su totalidad este
episodio. Nunca supo o escuchó respecto de algún paciente que haya
fallecido en la clínica o que haya entrado en estado de schock y que se
haya agravado.
Por último señala que este hecho, le fue comentado por el policía Sr.
Nelson Jofré en la ciudad de Miami, Usa y en todo caso, piensa que
estas cosas tratándose de organismos de ese tipo no se la iban a
comentar a un médico que iba esporádicamente a trabajar en la Clínica
London, nunca su área fue la de inteligencia.
VIGESIMO SEXTO: Que las declaraciones prestadas por Vittorio
Orvietto Tiplinsky a fojas 3.384 y siguientes revela que perteneció a la
DINA a donde fue destinado por el Director de Dicha organización
Coronel Manuel Contreras con quién había trabajado en la Escuela de
Ingenieros Militares de Tejas Verdes en San Antonio. Tuvo una relación
de amistad con dicho oficial quién le solicitó que organizara un servicio
médico para la atención del personal y sus cargas familiares. Dice que
en esa fecha tenía el grado de mayor de sanidad del Ejército y trabajó
hasta abril del año 1977 en la Clínica London. No recuerda si firmó
documentos como Director de dicho establecimiento y también dice
desconocer la detención en él del cabo Manuel Leyton Robles y su
posterior fallecimiento.
Que si bien el procesado ha reconocido haberse desempeñado en el
establecimiento de salud donde estuvo detenido y posteriormente falleció
el cabo Leyton perteneciente a la DINA, niega haber tenido conocimiento
de estos hechos, pero, el rol que desempeñaba en la Clínica London, en
la cual el mismo reconoce haber firmado documentos como Director de
la misma, sumado al hecho de su cercanía y vínculos de amistad con el
Coronel Contreras a cargo de DINA, constituyen antecedentes
suficientes para tener por acreditada su participación en los hechos
punibles investigados en estos autos.
En cuanto a las adhesiones y acusaciones particulares:
VIGESIMO SEPTIMO: Que en su presentación de fojas 6.683 y
siguientes
el
abogado
Sergio
CORVALAN
CARRASCO,
en
representación de la querellante Mireya Barra Bustamante, se adhiere
a la acusación fiscal de fojas 6.650 y siguientes en virtud de los mismos
fundamentos y argumentos del auto acusatorio que da por íntegramente
reproducidos en su totalidad y hace propios, solicitando la aplicación de
las máximas penas establecidas en la Ley.VIGESIMO OCTAVO: Que en su presentación de fojas 6.717 y
siguientes
el
abogado
Sergio
CORVALAN
CARRASCO,
en
representación de los querellantes Manuel Antonio Leyton Barra, Julio
Daniel Leyton Barra, Mireya del Carmen Leyton Barra, Carlos
Alfonso Leyton Barra, Ricardo Fabian Leyton Barra y Rony Freddy
Leyton Barra, se adhiere a la acusación fiscal de fecha 10 de
septiembre de 2012 que rola a fojas 6.650 y siguientes mediante la cual
se acusa como coautores del delito de asociación ilícita, perpetrado en
esta ciudad entre el 25 y 29 de marzo de 1977 a los procesados Hernán
Horacio Taricco Lavin, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo
Victor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino
Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales
Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Teplinzky, Gladys
de las Mercedes Calderón Carreño y Juan Manuel Contreras Sepúlveda.
Asimismo, se adhiere a la acusación en cuanto esta se refiere al delito
de secuestro que fuera perpetrado en calidad de coautores por los
acusados Taricco, Bolumburu, Lawrence, Valdivieso, Sovino, Morales,
Toro y Contreras Sepúlveda.
Por último, se adhiere a la resolución antes señalada, en cuanto esta se
refiere al delito de homicidio calificado perpetrado en contra de Manuel
Jesús Leyton Robles, en la parte que se indica como co-autores de dicho
ilícito a los acusados Bolumburu, Valdivia, Matteo, Calderón y Contreras
Sepúlveda; como cómplices a los acusados Taricco, Lawrence,
Valdivieso y Morales Salgado y como encubridores a los acusados
Sovino y Toro, en virtud de los mismos fundamentos y argumentos del
auto acusatorio que dá por íntegramente reproducidos en su totalidad y
hace propios, solicitando la aplicación de las máximas penas
establecidas en la Ley.VIGESIMO NOVENO: Que en virtud de haberse incurrido en un error de
hecho
en
la
resolución
dictada
a
fojas
6.650
y
siguientes,
específicamente en el numeral 3 que rola a fojas 6.669, en lo que dice
relación con el acusado Pedro Samuel Valdivia Soto, a quién se le acusa
como co-autor del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton
Robles, en circunstancias que su grado de participación corresponde al
de encubridor.
Por otra parte, con fecha 30 de enero de 2013, también por haber
incurrido en un error de hecho en la acusación fiscal de fojas 6.650 y
siguientes, se dejó sin efecto de oficio el acápite 3 de la referida
resolución, el que fue reemplazado por el siguiente:
“III.- Que se acusa a Hernán Horacio Taricco Lavin, Ricardo Víctor
Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Juan Hernán Morales
Salgado y a Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, como coautores del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton
Robles, cometido en esta ciudad, el día 29 de marzo de 1977; como
cómplices del mismo, a Hernán Luis Sovino Maturana y a Lorenzo Omar
Toro Olivares; y, en calidad de encubridores, a Eliana Carlota Bolumburu
Taboada, Pedro Samuel Valdivia Soto, Santiago Alfredo Matteo
Galleguillos y a Gladys de las Mercedes Calderón Carreño”.
TRIGESIMO: Que a fojas 6.802 y siguientes el abogado Sergio
CORVALAN CARRASCO, en representación de los querellantes Mireya
Barra Bustamante y de sus hijos Manuel Antonio Leyton Barra, Julio
Daniel Leyton Barra, Mireya del Carmen Leyton Barra, Carlos Alfonso
Leyton Barra, Ricardo Fabián Leyton Barra y Rony Freddy Leyton, se
adhiere a la resolución complementaria de la acusación fiscal de autos
de fecha 07 de noviembre de 2012 por el cual se rectificó el grado de
participación que corresponde al acusado Pedro Samuel Valdivia Soto,
reemplazándose el de co-autor por el de encubridor.
TRIGESIMO PRIMERO: Que a fojas 6.883 y siguientes el abogado
Sergio CORVALAN CARRASCO, en representación de los querellantes
Mireya Barra Bustamante y de sus hijos Manuel Antonio Leyton Barra,
Julio Daniel Leyton Barra, Mireya del Carmen Leyton Barra, Carlos
Alfonso Leyton Barra, Ricardo Fabián Leyton Barra y Rony Freddy
Leyton, se adhiere a la resolución complementaria de la acusación fiscal
de autos de fecha 31 de enero 2013 y en virtud de la cual por el cual se
dejó sin efecto el acápite tercero de la resolución original y en su lugar se
dispuso lo siguiente:
“III.- Que se acusa a Hernán Horacio Taricco Lavin, Ricardo Víctor
Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Juan Hernán Morales
Salgado y a Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, como coautores del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton
Robles, cometido en esta ciudad, el día 29 de marzo de 1977; como
cómplices del mismo, a Hernán Luis Sovino Maturana y a Lorenzo Omar
Toro Olivares; y, en calidad de encubridores, a Eliana Carlota Bolumburu
Taboada, Pedro Samuel Valdivia Soto, Santiago Alfredo Matteo
Galleguillos y a Gladys de las Mercedes Calderón Carreño”.
TRIGESIMO SEGUNDO: Que en lo principal de su presentación de
fojas 6.770 y siguientes la Abogado Procurador Fiscal de Santiago, Sra.
Irma Soto Rodríguez, por el Estado de Chile, formula acusación
particular en contra de los procesados y acusados que se señalarán.
Dice que conforme a los antecedentes probatorios reunidos en el
proceso durante la etapa de sumario criminal, expuestos en el auto
acusatorio fiscal, los cuales dicha parte da por reproducidos, ha quedado
establecido legalmente en autos que:
En el mes de marzo de 1977 dos funcionarios de la DINA fueron
sorprendidos sustrayendo dos renoletas y en virtud de ello al ser
descubiertos por Carabineros del Servicio de Encargo y Búsqueda de
Vehículos Motorizados, fueron trasladados en calidad de detenidos al
cuartel de esa unidad policial, ubicado en calle Rodrigo de Araya,
comuna de Macul, Santiago. Posteriormente, fueron entregados a altos
funcionarios de la DINA, quienes llevaron al cabo 1° Manuel Jesús
Leyton Robles al cuartel de esa organización ubicado en calle Simón
Bolívar de esta ciudad y, después, fue trasladado a la denominada
“Clínica London” ubicado en calle Almirante Barroso, Santiago centro y
posteriormente, falleció, presumiéndose con fundamento que su muerte
se produjo a consecuencia de la aplicación del denominado “Gas Sarín”,
siendo informada su familia que su deceso había sido por causas
naturales, pero como existieron sospechas se suspendió el velatorio y su
cadáver fue llevado al Servicio Médico Legal para la realización de la
autopsia, portando documentos falsos.
Luego, de ser presionados los directivos superiores de dicho servicio, se
habría obtenido como resultado, que el protocolo de autopsia, así como
los informes de exámenes químico-toxicológicos y de anatomía
patológica, no fueran fidedignos, como tampoco lo serían, la historia
clínica de atención médica y hoja de enfermería del referido funcionario,
las que aparecen confeccionadas en la “Clínica London” y firmadas por
facultativos pertenecientes a la DINA.
Agrega, que el secuestro y posterior homicidio de Manuel Leyton
Robles, respondió a una operación planificada por la entonces DINA, de
la cual Manuel Contreras era, en la época, su Director. Fue él, quién
dispuso la eliminación del agente de la organización. Fue él quien habría
dispuesto la eliminación del agente de la organización. Para ello, los
efectivos de la DINA Ricardo Lawrence Mires, Vianel Valdivieso, Hernán
Sovino, Juan Morales Salgado y Lorenzo Toro, cumpliendo las
instrucciones de Contreras, trasladaron a la víctima, primero, desde las
dependencias de Carabineros, donde estaba detenido, hasta un cuartel
de la DINA y posteriormente, a la “Clínica London”, lugares donde se le
mantuvo privado de su libertad y vigilado, sin que existiera una orden de
autoridad competente que lo justificare.
Además, la privación de libertad del cabo Leyton en la “Clínica London”,
cuyo objetivo fue, según ha quedado determinado en la investigación,
asegurar la eliminación del ex agente, estaba en pleno conocimiento de
sus entonces directivos Hernán Taricco Lavin y de la enfermera Eliana
Bolumburu. En dicho establecimiento, el médico Pedro Valdivia Soto, la
mencionada enfermera Gladys Calderón y el auxiliar de sanidad militar
Santiago Matteo Galleguillos, encubrieron el homicidio, adulterando la
historia clínica de atención médica y hoja de enfermería, como ya se ha
señalado.
La parte del Consejo de Defensa del Estado señala que los hechos
precedentemente descritos configuran diversos ilícitos, a saber:
Secuestro, establecido en el inciso 1° del artículo 141 del Código Penal,
asociación ilícita contemplada en los artículos 292, 293 y 294 del Código
Penal y, homicidio calificado, establecido en el artículo 391 N°1,
circunstancias 3ª y 5ª del Código Penal.
Con relación al delito de secuestro, señala que la norma penal vigente a
la época de ocurrencia de los hechos castiga dicho ilícito con la pena de
reclusión o presidio menor en cualquiera de sus grados a quienes
encerraren o detuvieren a otro privándole de su libertad. Asimismo,
agrega que tanto la doctrina como la jurisprudencia ha señalado que por
tratarse de un delito permanente, la participación posterior a la
detención, tal como la custodia del afectado mientras dure el secuestro,
debe calificarse como autoría, aunque no haya existido concierto acerca
de la detención ni se haya tomado parte en la misma, ello en la medida
que se cumplan los requisitos objetivos y subjetivos de la autoría y no
haya cesado el estado antijurídico de privación de la libertad.
En consecuencia, estima dicha parte acusadora que cabe participación
en calidad de autores en los términos del artículo 15 N°1 del Código
Penal en el delito de secuestro sancionado en el inciso primero del
artículo 141 del mismo cuerpo legal a los imputados: Hernán Taricco
Lavin, Eliana Bolumburu Taboada, Manuel Contreras Sepúlveda, Ricardo
Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Sovino Maturana,
Juan Hernán Morales Salgado y Lorenzo Toro Olivares.
Con respecto al delito de asociación ilícita, delito establecido en los
artículos 292, 293 y 294 del Código Penal, ellos sancionan como delito
una forma especial de organización y emprendimiento delictivo. En
efecto, tras definir la asociación ilícita como aquella formada con el
objeto de atentar contra el orden social, las buenas costumbres, las
personas o la propiedad y sancionarlas por el sólo hecho de
conformarse, esto es, sin necesidad de que se consume el delito-fin, el
artículo 293 del Código Penal, establece la penalidad aplicable a quienes
son jefes de las mismas o ejercen mando en ellas, cuando estuvieren
destinadas a cometer crímenes –como es el caso-, y el artículo 294 se
refiere a sus miembros, esto es, quienes pertenecen o toman parte en la
asociación sin detentar la calidad de jefes.
De los hechos descritos por este acusador particular, queda claro que,
en la ejecución de los crímenes que se investigan en estos autos, los
sujetos que participaron en ellos conformaron una asociación ilícita en
los términos exigidos por la ley penal. En efecto, la misma presenta el
carácter de permanencia en el tiempo y pueden identificarse en su
conformación sujetos que tienen la calidad de jefes o ejercen mando
dentro de ella y quienes pertenecen a la misma y colaboran en su actuar
ilícito sin ostentar dicho poder.
Como se ha señalado, los acusados aprovechando la institucionalidad
de los organismos a los cuales pertenecían, conformaron en forma
paralela una organización con el objeto de cometer crímenes que, en el
caso de autos, tenían por objeto atentar contra las personas, tanto en su
dimensión física como de autodeterminación.
Por la razón antes dicha, señala la parte antes referida, que
corresponde imputar la calidad de autores-jefes, en los términos del
artículo 15 N°1 del Código Penal en el delito de asociación ilícita descrito
y sancionado en el artículo 292 en relación al artículo 293, ambos del
Código Penal, a los acusados Manuel Contreras Sepúlveda, Horacio
Taricco Lavin y Vittorio Orvietto Tiplitzky por ser jefes y por haber
ejercido mando en la asociación acreditada en autos.
A su turno, cabe imputar la calidad de autores-miembros, en los
términos del artículo 15 N°1 del Código Penal, en el delito de asociación
ilícita descrito y sancionado en el artículo 292 en relación al artículo 294,
ambos del Código Penal, a los acusados: Eliana Bolumburu Taboada,
Ricardo Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Sovino
Maturana, Santiago Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado y
Lorenzo Toro Olivares.
En cuanto al delito de homicidio calificado del artículo 391 N°1 del
Código Penal, por las circunstancias tercera y quinta.
Analizados los elementos contenidos en la investigación, parece al
acusador particular que las circunstancias aplicables al caso y que
califican la conducta dolosa de los acusados, son las contenidas en la
circunstancia tercera, esto es, haber cometido el ilícito “por medio de
veneno” (empleo de gas sarín) y la de la circunstancia quinta, es decir,
premeditación conocida.
En consecuencia, resulta evidente que el delito cometido en autos es el
de homicidio calificado, ya que en este caso se ha hecho uso de veneno
y el plan criminal ideado y llevado a cabo por la organización, responde
tanto
a
elementos
cronológicos
como
de
ánimo,
asociados
tradicionalmente a la premeditación. Por último, cabe mencionar que
estas calificantes, que concurren respecto de los autores, se comunican
a los demás partícipes del delito, sin que sea necesaria la intervención
del sujeto activo en la actividad misma que constituye la calificante.
En lo que dice relación con las circunstancias modificatorias de la
responsabilidad y determinación de las penas solicitadas por el acusador
particular.
Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 427 del Código de
Procedimiento Penal, esta parte solicita se impongan a los acusados las
siguientes
penas,
teniendo
en
consideración
las
siguientes
circunstancias modificatorias de responsabilidad criminal:
No favorecen atenuantes, ni perjudican agravantes al acusado Manuel
Contreras Sepúlveda en atención a la redacción vigente de los artículos
11 y 12 del Código Penal, a la época de comisión de los hechos, por
disposición del artículo 18 del mismo cuerpo legal.
A los restantes acusados, les beneficia la atenuante de irreprochable
conducta anterior establecida en el artículo 11 N°6 del Código Penal.
Asimismo, este acusador particular estima que entre los delitos de
secuestro y homicidio calificado existe una relación de medio a fin, por lo
que se presente la figura del concurso ideal medial, siendo el secuestro
el medio necesario para la comisión el delito de homicidio calificado,
haciéndose aplicable, por tanto, la regla establecida en el artículo 75 del
Código Penal, que prescribe que debe imponerse al acusado la pena
mayor asignada al delito más grave, que corresponde, en este caso a la
pena mayor del homicidio calificado (presidio perpetuo simple).
Por último, en consideración a lo antes expuesto solicita que se apliquen
a cada uno de los acusados las sanciones que en cada caso se
especifican:
1. Manuel Contreras Sepúlveda, en calidad de autor del delito de
asociación ilícita descrito y sancionado en el artículo 293 en relación al
artículo 292 del Código Penal, a la pena de 15 años y un día de presidio
mayor en su grado máximo, más accesorias legales.
A su turno, por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del
delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de
presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla establecida
en el artículo 75 del Código penal, según lo señalado precedentemente;
2. Hernán Taricco Lavin: en calidad de autor del delito de asociación
ilícita se solicita la pena de 10 años y un día de presidio mayor en su
grado mínimo, más accesorias legales.
Y por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de
secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio
perpetuo
y
accesorias
legales,
conforme
a
la
regla
señalada
precedentemente;
3. Vittorio Orvietto Tiplinzky: en calidad de autor del delito de asociación
ilícita a la pena de 10 años de presidio mayor en su grado mínimo, más
accesorias legales.
4. Ricardo Lawrence Mires: en calidad de autor del delito de asociación
ilícita se solicita se le condene a la pena de 541 días de presidio menor
en su grado medio, más accesorias legales.
Y por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de
secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio
perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla antes referida;
5. Vianel Valdivieso Cervantes: en calidad de autor del delito de
asociación ilícita se solicita se le condene a la pena de 541 días de
presidio menor en su grado medio, más accesorias legales.
Y por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de
secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio
perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla antes referida;
6. Hernán Sovino Maturana: en calidad de autor del delito de asociación
ilícita se solicita se le condene a la pena de 541 días de presidio menor
en su grado medio, más accesorias legales.
Y por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de
secuestro y como cómplice de homicidio calificado, de conformidad a lo
dispuesto en el artículo 75 del Código Penal, pide sea condenado a la
pena de 15 años y un día de presidio mayor en su grado máximo y
accesorias legales, en atención a la rebaja que le corresponde de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 51 del Código Penal, por tener
la calidad de cómplice en el delito más grave;
7. Santiago Matteo Galleguillos: se pide sea castigado como autor del
delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor
en su grado medio, más accesorias legales.
Y por la responsabilidad que le cabe como encubridor en los términos
del artículo 17 N°2 del Código Penal del delito de homicidio calificado,
pide sea condenado a la pena de 10 años y un día de presidio mayor en
su grado medio y accesorias legales, conforme a la regla del artículo 75
del Código Penal.
8. Juan Hernán Morales Salgado, sea sancionado en calidad de autor
del delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio
menor en su grado medio, más accesorias legales.
Y como autor del delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita
la pena de presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla
antes referida;
9. Lorenzo Toro Olivares, sea sancionado en calidad de autor del delito
de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor en su
grado medio, más accesorias legales.
Y como autor del delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita
la pena de presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla
antes referida;
10. Eliana Bolumburu Taboada, sea sancionada en calidad de autora del
delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor
en su grado medio, más accesorias legales.
Y como autor del delito de secuestro y de encubridora de homicidio
calificado, se solicita la pena de 10 años y un día de presidio mayor en
su grado medio y accesorias legales, en atención a la rebaja que le
corresponde, establecida en el artículo 52 del Código Penal, por tener la
calidad de encubridora en el delito más grave;
11. Pedro Samuel Valdivia Soto, sea sancionado en calidad de
encubridor del delito de homicidio calificado, se solicita la pena de tres
años y un día de presidio menor en su grado máximo y accesorias
legales;
12. Gladys Calderón Carreño, sea sancionada en calidad de autora del
delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor
en su grado medio, más accesorias legales.
Y como encubridora de homicidio calificado, se solicita la pena de 3
años y un día de presidio menor en su grado máximo y accesorias
legales.
TRIGESIMO TERCERO: Que en lo principal de su presentación de fojas
6.785 y siguientes el abogado Rodrigo Ignacio Cortez Muñoz en
representación del Programa Continuación Ley Nº19.123 del Ministerio
del Interior se adhiere a la acusación fiscal de autos y manifiesta que
dicha adhesión se realiza en idénticos términos a lo expresado en la
acusación de oficio formulada por el tribunal, la que a juicio de dicha
parte sintetiza lo obrado en autos y cutas probanzas justifican esta
adhesión.
Asimismo, estima pertinente hacer presente al tribunal, al momento de
considerar la concurrencia de alguna circunstancia agravante de
responsabilidad penal respecto de los acusados, evaluar la estimación
de las circunstancias 1ª, 6ª y 11ª , establecidas en el artículo 12 del
Código Penal.
Por último, solicita al tribunal se condene a los acusados a las máximas
penas establecidas en la ley, teniendo especialmente presente que los
ilícitos se encuentran en grado de desarrollo consumado y por la
concurrencia de las circunstancias agravantes ya mencionadas,
estimando
además
que
no
favorece
a
los
acusados
ninguna
circunstancia atenuante y teniendo en consideración lo dispuesto en el
inciso 2° del artículo 68 del Código Penal, pide imponer a cada uno de
los acusados la pena de 20 años de presidio mayor en su grado máximo,
más las sanciones accesorias legales y condenarlos al pago proporcional
de las costas de la causa.
En cuanto a las contestaciones a la acusación fiscal, adhesiones a
la misma y acusaciones particulares:
TRIGESIMO CUARTO: Que en lo principal del escrito de fs 7.123 y
siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna Bentjerodt
Poseck en representación del acusado Vianel Valdivieso Cervantes
contesta la acusación fiscal de fs. 6.650 y adhesiones a la misma
deducidas en contra de su representado y solicitan que este sea
absuelto por no encontrarse acreditado en autos, ni su participación ni
los hechos punibles investigados. Subsidiariamente, señalan que de
estimar que existe mérito o antecedentes para dictar sentencia
condenatoria solicitan se reconozca a su respecto la circunstancia
atenuante de responsabilidad contemplada en el artículo 11 N°6 del
Código Penal, considerándose su irreprochable conducta anterior como
atenuante muy calificada. Igualmente solicitan se reconozca a su
respecto la institución contemplada en el artículo 103 del Código Penal,
comúnmente llamada “media prescripción”.
Con respecto a los hechos contenidos en la acusación fiscal señala la
defensa que ellos no se condicen con el mérito del proceso.
En primer término, con respecto a lo que la defensa denomina secuestro
de carabineros y golpiza señala que la acusación omitiría toda referencia
al hecho que Manuel Leyton Robles fue detenido por el Servicio de
Encargo y Búsqueda del Servicio de Vehículos Motorizados de
carabineros de Chile, que fue fuertemente golpeado durante su
detención y que debió ser literalmente rescatado por agentes de la DINA,
a la cual pertenecía Leyton. Dicho rescate, movilizó decenas de hombres
que rodearon el respectivo cuartel de carabineros, debiendo acudir su
representado Vianel Valdivieso para obtener su liberación.
Señala, que este hecho, claramente consignado en el proceso, incluso
con la declaración del propio Leyton, no es un antecedentes menor,
menos a la luz del informe pericial evacuado en autos por la Brigada de
Homicidios, que da cuenta que la causa más probable de la muerte de
Leyton, sería una lesión toráxica unida a una patología pulmonar
preexistente, lo que permite descartar no sólo el gas sarín como causa
de la muerte, sino también la intervención de agentes de la DINA en
dicho suceso, y concretamente permitiría descartar la participación
punible de Vianel Valdivieso, cuya actuación se limitó a rescatar a una
persona de sus filas.
Con relación al delito de secuestro señala que no existiría ningún
antecedente que permitiera establecer con la claridad y precisión
requerida para dictar una sentencia condenatoria, que Manuel Leyton
haya sido víctima de un secuestro por parte de agentes de la DINA y
funcionarios de la Clínica London. En efecto, con posterioridad al referido
rescate desde un cuartel de Carabineros, este fue conducido a sus casa
y el día Lunes, al sentirse mal fue llevado a la Clínica London.
Agrega, que solamente unas pocas personas relatan que el cabo Leyton
haya estado detenido en la Clínica London por aproximadamente tres
días, pero dichos relatos no son consistentes entre sí, ni menos con los
demás antecedentes del proceso. Ni siquiera concuerdan con los dichos
de su cónyuge, tanto en sus declaraciones, como en su querella, donde
relata que recién el día lunes 28 de marzo fue conducido a la Clínica
London falleciendo la madrugada del día 29 de marzo de 1977.
También, la defensa del acusado Valdivieso señala que no existirían
antecedentes que permitan concluir que el cabo Leyton murió por gas
sarín, puesto que a fojas 1971 y siguientes se evacúa informe pericial
respecto del cadáver de Manuel Leyton, dicho informe de la Brigada de
Homicidios de la Policía de Investigaciones de Chile, es suscrito por los
doctores José Belletti y Bernardo Morales y concluye: “del estudio de los
antecedentes periciales que obran en el expediente de autos que
acompañan a la presente orden de investigar, es posible concluir, con
razonable certeza médica que la causa de muerte de Leyton Robles se
debe a un estado de shock por falla orgánica multi sistémica, la cual
encuentra su posible origen en el antecedente de traumatismo reciente
sufrido por el occiso el cual determinó entre otras contusiones múltiples,
con alta probabilidad, la producción de un neumotórax derecho, toda vez
que el sujeto padecía de una enfermedad estructural de sus pulmones
de posible origen congénito”. Asimismo, en declaración judicial de fojas
2030 y siguientes, el patólogo forense de la Policía de Investigaciones
descarta el gas sarín como causa de la muerte del cabo Leyton al
señalar…”los signos y síntomas verificados son un cuadro de rápida
evolución al shock, no obstante se advierte que desde el momento de
instalación de síntomas a su muerte pasan varias horas (20:45 a las
01:25 horas), por una parte los gases tóxicos matan en muy corto
tiempo, es decir desde segundos a minutos…”
Por su parte, a este respecto, el perito del Servicio Médico Legal, doctor
Bernardo Javier Morales Catalán, señala que no es posible determinar si
en el mecanismo de muerte tuvo incidencia la acción de algún gas como
el sarín.
La defensa señala que solo Michael Townley dice que a Leyton lo
habrían matado con gas sarín y que ello lo habría hecho la Brigada
Mulchen. Señalando este que dicha Brigada estaba a las órdenes del
Capitán Guillermo Salinas, quién recibía órdenes directas de Manuel
Contreras.
Con respecto al delito de asociación ilícita señala que no existen en este
aspecto de la acusación ningún desarrollo acerca de los hechos que
configurarían este delito, ni menos un análisis de la concurrencia de los
elementos del tipo penal.
A mayor abundamiento, es este acápite se está dictando la acusación
en oposición a otra sentencia interlocutoria pasada en autoridad de cosa
juzgada. En efecto, con fecha 12 de noviembre de 2007, la Iltma. Corte
de Apelaciones de Santiago, conociendo de un recurso presentado por
la defensa del procesado doctor Valdivia, resolvió textualmente lo
siguiente: “tampoco se encuentra presente en los antecedentes reunidos
en el proceso, otro de los requisitos que tanto la doctrina como la
jurisprudencia han determinado para que se configure el delito de
asociación ilícita, cual es, la existencia de una estructurada, organizada,
jerarquizada y permanente para cometer un sinnúmero de delitos, lo que
en la especie, no se reúne.
Por último, con relación al delito de secuestro, de los antecedentes
reunidos en el proceso, no es posible dar por establecido que estuviera
detenido tres días en la clínica sino que ingresó el día lunes 28 de marzo
y falleció esa misma noche que correspondía a la madrugada del día 29.
Con relación a las circunstancias modificatorias de responsabilidad
criminal alegadas por la defensa, aparece que su defendido ha tenido
una irreprochable conducta anterior, toda vez que su extracto de filiación
y antecedentes está libre de anotaciones pretéritas y corroborada por la
declaración de los correspondientes testigos de conducta, por ello, en el
evento de dictar sentencia condenatoria solicita se considere su
irreprochable conducta anterior como atenuante muy calificada en
relación a lo dispuesto en el artículo 68 bis del código penal
Con relación a la media prescripción, como los hechos materia de la
presente investigación habrían ocurrido en el mes de marzo de 1977 y
esta investigación se inició después de 30 años de ocurridos los hechos,
por lo que de estimarse que no es procedente en el caso sublite la
aplicación de la prescripción propiamente tal, de todos modos ha
transcurrido con creces más de la mitad del tiempo de la prescripción de
la acción penal, de lo que se desprende la existencia de la denominada
prescripción gradual, que se traduce en el reconocimiento de dos o más
circunstancias muy calificadas y de ninguna agravante, institución
ampliamente acogida por la Excma. Corte Suprema aun tratándose de
delitos de Lesa humanidad, por corresponder únicamente a una
circunstancia modificatoria de la responsabilidad penal
Finalmente, en lo que dice relación a la acusación particular deducida
por el Consejo de Defensa del Estado, la defensa contesta dicho auto de
cargos a fojas 7.840 y siguientes y solicita que se absuelva a su
representado de los delitos que la contienen por no estar acreditada ni
su participación ni tampoco los hechos punibles invocados por la parte
antes señalada. En el evento de que se estime que existe mérito o
antecedente para dictar sentencia condenatoria, solicita se reconozca la
atenuante del 11 N°6 del Código Penal como muy calificada y también la
institución contemplada en el artículo 103 del cuerpo de leyes antes
mencionado.
TRIGESIMO QUINTO: Que en la contestación a la acusación fiscal,
adhesiones a la misma y acusación particular, la defensa del imputado
Vianel Valdivieso Cervantes ha solicitado se absuelva a su defendido de
los cargos que se le han formulado como autor de los delitos de
homicidio calificado, secuestro y asociación ilícita.
Señala que en el primer caso no se encuentra justificado que la muerte
del cabo Leyton se haya producido por la inoculación de gas sarín y por
el contrario, resultaría más verosímil que ella haya sido la consecuencia
de traumatismos ocasionados durante el tiempo que permaneció
detenido en un cuartel de carabineros.
Respecto al delito de secuestro tampoco existe algún antecedente que
permita establecer que Manuel Leyton haya sido víctima de un secuestro
realizado por agentes de la DINA y funcionarios de la Clínica London.
Por último, con relación al delito de asociación ilícita señala que no
existiría en este aspecto de la acusación, ningún desarrollo acerca de los
hechos que configurarían este ilícito, ni menos un análisis de la
concurrencia de los elementos del tipo penal.
En subsidio, y para el evento de ser condenado su representado, solicita
se considere en su favor la aminorante del artículo 11 N°6 del Código
Penal, la que pide se considere como muy calificada en relación a lo
dispuesto en el artículo 68 bis del señalado cuerpo legal. También invoca
a favor de su defendido la prescripción gradual contemplada en el
artículo 103 del Código Penal, por considerar que ha transcurrido con
creses más de la mitad del tiempo de la prescripción de la acción penal y
que ella favorecería al imputado aun tratándose de delitos de lesa
humanidad.
Que las alegaciones vertidas por los defensores serán desestimadas por
este sentenciador, salvo, en lo que se dirá más adelante relativo a la
circunstancia modificatoria de responsabilidad penal impetrada a favor
de su representado.
En primer término, el hecho de haber sido asesinado por acción de
terceros, mediante la inoculación del denominado gas sarín, aparece
suficientemente comprobado con el mérito de los antecedentes que se
han expuesto en el fundamento primero de esta sentencia, sobre todo
considerando las declaraciones de Juan Morales Salgado, de Michael
Townley Welch, Manuel Contreras Sepúlveda e incluso la prestada por el
propio acusado Valdivieso Cervantes.
Asimismo, el informe de autopsia de la víctima no descarta que la
casusa final de su muerte que fue la aspiración de contenido gástrico
haya sido producida por la ingesta de una sustancia toxica. También, es
necesario señalar que el gas sarín constituye un elemento que dado el
tiempo transcurrido desde el fallecimiento de la víctima a la época de su
exhumación, no resultó posible de determinar con exactitud, pero, ello no
obsta a que el deceso de éste haya sido provocado por dicha sustancia,
por cuanto, los signos de alteración cardiaca que sufrió y que aparecen
justificados en los informes médicos agregados a los autos, resultan ser
una consecuencia ineludible de su inoculación, más aún, si la juventud y
el estado de salud del occiso nunca reveló que padeciera de alguna
deficiencia cardiaca, lo que aparece también comprobado en virtud de la
reglamentación médica propia del ejército, institución a la cual pertenecía
la víctima.
Por otra parte, los restantes delitos cometidos por el enjuiciado, también
aparecen comprobados con el mérito de los elementos de juicio
analizados en el fundamento primero ya señalado y, sobre todo, la
privación de su libertad que sufrió la víctima, del mérito de los referidos
antecedentes aparece como necesaria para la consecución del objetivo
final que fue su eliminación física, no justificándose el hecho de
habérsele ocasionado alguna lesión de gravedad o apremio físico
durante su permanencia en un cuartel de Carabineros, lo que aparece
constatado por el propio médico de DINA que fuera enviado con ese
objeto.
Por último, el delito de asociación ilícita también está comprobado en
autos ya que la pertenencia a una organización cuya principal finalidad
fue la represión de enemigos políticos del gobierno de la época, sumado
al hecho del encubrimiento de los ilícitos cometidos por ella, los que
produjeron los delitos que se han señalado precedentemente, resultan
ser signos evidentes de que ese organismo de inteligencia se apartó
desde su origen de los fines que contempló el propio Decreto Ley que la
creó, al contemplar artículos de carácter secreto que permitieron la
detención ilegal de personas. Asimismo, la propia organización
jerárquica establecida por la norma jurídica, la existencia de un mando y
de ejecutores de los delitos investigados en la presente causa,
constituyen elementos suficientes para rechazar la petición de la defensa
y tener por configurado el ilícito contemplado en el artículo 292 del
Código Penal.
Finalmente, este tribunal acogerá la atenuante de la irreprochable
conducta anterior del acusado, la que se encuentra comprobada con él
mérito de su extracto de filiación y antecedentes agregado en autos. En
lo mismo, no se calificará la referida aminorante por no existir en autos
ningún antecedente que lo justifique.
También se desestima la petición de acoger la prescripción gradual, por
cuanto en concepto de este sentenciador, como se trata de un delito
calificado de lesa humanidad y en consecuencia imprescriptible, tampoco
resulta procedente acoger la institución antes referida.
TRIGESIMO SEXTO: Que los abogados Claudio Feller Schleyer y
Felipe Ahrens Alarcón en representación de Pedro Samuel Valdivia
Soto, en lo principal del escrito de fojas 7.013 y siguientes contesta
acusación fiscal, adhesiones y acusación particular deducidas en contra
de su representado.
Solicita su absolución fundando su petición en los argumentos que se
analizarán a continuación:
En primer término, la defensa realiza una descripción del hecho por el
que fue sometido a proceso y acusado su representado como encubridor
del supuesto homicidio del cabo primero Manuel Leyton Robles,
participación que habría consistido en adulterar la historia clínica de
atención médica del paciente fallecido ocultando la verdadera causa de
su muerte, ya que esta habría sido realmente la aplicación de gas sarín y
no causas naturales como señala la ficha médica, situación que habría
sido conocida por su representado que a la sazón trabajaba como
médico del centro asistencial denominado “Clínica London”
En segundo término, agrega que existiría una falta de fundamento de la
imputación y de las calificaciones jurídicas que tanto el tribunal como los
querellantes dirigen en contra de su defendido, puesto que en la
acusación de oficio se señala que la acción por medio de la cual
supuestamente se habría dado muerte al cabo primero Leyton,
configuraría el delito de homicidio calificado previsto en el artículo 391
del Código penal, pero no señala cuál de las cinco circunstancias del
numeral primero del referido artículo sería la que calificaría al homicidio y
tampoco se precisa cuál de las cuatro posibles formas de encubrimiento
que contempla el artículo 17 del Código Penal sería la que se atribuye a
su defendido.
En razón de lo anterior, sin embargo, y para poder ejercer una
adecuada defensa se asume como hipótesis que la calificación jurídica
de los hechos imputados corresponde al del delito de homicidio
calificado del artículo 391 N°1, circunstancia tercera, es decir, cometer el
homicidio por medio de veneno y la participación que se imputa al doctor
Valdivia es la del encubrimiento del artículo 17 N°2 del Código Penal,
que sanciona a aquellos que oculten o inutilicen el cuerpo, los efectos o
instrumentos del crimen o simple delito para impedir su descubrimiento,
como lo ha entendido también el Consejo de Defensa del Estado en su
acusación particular.
Sobre la base de lo anterior y al efecto de realizar la defensa
consideraciones sobre el hecho punible, señala que el doctor Pedro
Valdivia niega absoluta y tajantemente haber tenido participación alguna
en los hechos investigados, los cuales no se encuentran suficientemente
acreditados. En efecto, si ya es dudoso que el hecho punible haya
existido, mucho más aún lo serán las imputaciones de participación en él
que se pretenda hacer respecto de una persona cualquiera. En la
especie, el hecho punible consiste en que se habría provocado
dolosamente la muerte de Manuel Leyton mediante la aplicación del
denominado gas sarín y el propio tribunal tanto en el auto de
procesamiento, como en su acusación de oficio, señala respecto a la
causa de su muerte: “posteriormente falleció, presumiéndose con
fundamento que su deceso se produjo a consecuencia de la aplicación
del denominado gas sarín. Agrega la defensa que es necesario destacar
que para que se pueda condenar penalmente a cualquier persona es
necesario, como presupuesto básico e ineludible, que el hecho punible
se encuentre justificado, acreditado en el proceso, no bastando simples
presunciones para afirmar su existencia, por más fundadas que estas se
consideren, lo anterior, además de ser lógico se desprende del artículo
274 del Código de Procedimiento Penal, al señalar los requisitos para
dictar auto de procesamiento.
Por otra parte, resulta que no sólo se encuentra justificado el hecho –es
decir, que el fallecimiento del cabo Manuel Leyton haya sido producto de
la aplicación de gas sarín- por falta de antecedentes, sino que también
obran en el proceso diversos antecedentes que señalan que no se
puede asegurar que la causa de muerte haya sido la aplicación de gas
sarín y que afirman, por el contrario, que la causa de muerte sería
incierta. Esta afirmación se basa en los siguientes antecedentes
adjuntados al proceso:
A fojas 1.971 rola informe de fecha 05 de enero de 2006, evacuado por
los doctores José Belletti Barrera y Bernardo Morales Catalán, quienes
luego de precisar que el examen tanatológico efectuado sobre
osamentas no resulta útil para la determinación de sustancias químicas
toxicológicas puesto que son volátiles, hacen notar que se practicó
examen toxicológico sobre tejidos dejados para estos efectos, cuyo
resultado son: “el examen químico toxicológico ordenado efectuar por la
Fiscalía Militar, en causa 242-1977, en vísceras de Manuel Jesús Leyton
Robles, no ha revelado la presencia de tóxicos de uso corriente en
cantidades detectables”
Agrega la defensa, que si bien este resultado no descarta la existencia
de tóxicos de sustancias de uso no corriente, al menos, descarta la
participación de un amplio espectro de sustancias de uso habitual o de
sus bases orgánicas.
A fojas 2.303 declara nuevamente el doctor antes indicado, perito del
Servicio Médico Legal, en dicha declaración luego de ratificar el informe
de fojas 1.955 y comunicación de fojas 1.971 recién citada, en relación al
fallecimiento del cabo Leyton, señala lo siguiente:
“…lo más razonable es concluir una causa médica de muerte en la cual
los hallazgos patológicos pulmonares constituyen un sustrato razonable
para inferir en el sentido que se hizo, vale decir en una causa médica y
no traumática, ni tóxico”.
Luego, agrega la defensa, que respecto de los síntomas que presentó el
cabo Leyton la noche en que falleció, y a su comparación con los
síntomas de una muerte por gas sarin, señala:
“Preguntado en relación a los síntomas y signos indicados en el informe
de fojas 54 y siguientes del tomo IV que se me exhibe, en el sentido de
si son compatibles con el sarín, puedo responder que los signos y
síntomas verificados son de un cuadro de rápida evolución al schok, no
obstante se advierte que desde el momento de la internación de los
síntomas a su muerte, pasan varias horas (20:45 a las 01:25 horas), por
una parte, los gases tóxicos matan en un corto tiempo, es decir, desde
segundo a minuto, por ejemplo en el caso del cianuro, la muerte es
instantánea.
Señala la defensa que, lo anterior es consistente con el contenido del
informe número T 10609-04 del Departamento de Toxicología del
Servicio Médico legal, agregado a fojas 191 , que señala, que el gas
sarín, un poderoso agente nervioso, es “un gas altamente tóxico y de
muy rápido efecto”.
Finalmente, en su declaración de fojas 4.126 el mismo doctor Belletti
señala que “no es posible determinar si la causa de la muerte de Manuel
Leyton fue producto de la aplicación de gas sarín”.
Seguidamente, la defensa antes señalada, dice que a fojas 4.109 rola
declaración de la antropóloga física Sra. Patricia Silva, quien participó en
la exhumación del cuerpo de Manuel Leyton. Respecto de la causa de
muerte y de la posibilidad que esta haya sido causada por gas sarín,
señaló lo siguiente: “la pericia tenía por objeto determinar si el individuo
Manuel Leyton había muerto producto de la aplicación de gas sarín. Lo
que no se pudo determinar…”. La tecnología que existe actualmente no
se puede llegar a ciencia cierta si el individuo esqueletizado fallecido
hace treinta años murió por causas tóxicas…. En este caso, no es
posible saber cuál es la causa de muerte”.
Como los informes científicos no cuestionados evacuados en este
proceso no pueden determinar la utilización de gas sarín en la muerte
del cabo Leyton y, los únicos antecedentes que se refieren a la supuesta
utilización de dicho tóxico en la muerte del cabo Leyton son las
declaraciones del Coronel (R), Juan Morales Salgado de fojas 1509,
quién señala que el Comandante Vianel Valdivieso le dijo que se había
decidido eliminar al cabo Leyton en la Clínica utilizando un gas letal,
sarín; y las de Michael Townley en un testimonio prestado en 1978
donde señaló que había proporcionado sarín, para la eliminación de un
funcionario de la DINA en el robo de unos automóviles.
Concluye que ni el Sr. Juan Morales Salgado ni el Sr. Michael Townley
afirman que les consta que se haya utilizado este gas en la muerte del
cabo Leyton, sin perjuicio que se trata de personas que, por sus
antecedentes, sus dichos son por principio de dudosa veracidad.
Como, también en el proceso existen otros antecedentes científicos y
testimoniales que dan cuenta de otras posibles causas de muerte,
resulta que, ellas se desprenden primeramente de la referida carta del
doctor Belletti y del doctor Morales dirigida al Ministro instructor, en la
cual señalan lo siguiente:
“Del estudio de los antecedentes…es posible concluir, con razonable
certeza médica, que la muerte de Leyton Robles se debe a un estado de
schock por falla orgánica multisistémica, la cual encuentra su posible
origen en un antecedente de traumatismo reciente, sufrido por el occiso
el cual determinó entre otras contusiones múltiples, la falta de
probabilidad, la producción de un neumotórax derecho, toda vez que el
sujeto padecía una enfermedad estructural de sus pulmones, de posible
origen congénito…”.
También la defensa hace mención de la declaración del doctor Luis
Santibáñez que rola a fojas 160 y el informe emitido por el mismo
facultativo a fojas 1.055 y en su declaración señala lo siguiente:
“con relación al examen médico que se le hizo al cabo Manuel Leyton,
corresponde al que yo le practiqué en ese momento y al diagnóstico que
le dí, salvo que cuando se señala en la letra b) de la hipótesis del
diagnóstico: contusiones toraxicas no complicadas, yo me refería a
contusión toráxica no complicada y con un signo de interrogación, por
ello, manifesté al oficial a cargo la necesidad de que debía ser
hospitalizado para realizarle exámenes ante una posible complicación
derivada de esa contusión”.
A fojas 1.077 dando su opinión profesional señala que “hubo apremios
físicos”. El doctor Santibáñez no está procesado ni su declaración
cuestionada de modo alguno.
Entonces, una segunda hipótesis de causa de muerte es la que se
desprende del primer informe del doctor Belletti y de las declaraciones
del doctor Santibáñez: la muerte se pudo producir por traumatismo
reciente sufrido por el paciente Manuel Leyton.
Las afirmaciones precedentes, en opinión de la defensa son
coincidentes con las declaraciones de la cónyuge de la víctima, doña
Mireya Barra Bustamante, quién a fojas 355 al prestar declaración señala
que al momento de la detención de su marido, este fue golpeado por
funcionarios de carabineros vestidos de civil y, luego, a fojas 1.084
agrega que su esposo presentaba y se quejaba de lesiones luego de su
detención en el cuartel de Carabineros.
También señala que estas declaraciones de la viuda son concordantes
con las prestadas por German Barriga Muñoz a fojas 220 –funcionario de
DINA-, quién señala que concurrió al rescate de Manuel Leyton desde
Carabineros y dice que posteriormente “se supo que había sido
golpeado”.
Con respecto a la supuesta participación que se atribuye al acusado
Pedro Valdivia Soto como encubridor de homicidio, dice que más
importante que todos los argumentos vertidos, es el hecho que el doctor
Valdivia intentó durante más de una hora salvar la vida del cabo Manuel
Leyton, no existiendo un solo antecedente en el proceso que permita
siquiera presumir que haya tenido conocimiento de que este había sido
víctima de un crimen o de un simple delito, o de los actos ejecutados
para llevarlo a cabo, exigencia que expresamente establece el inciso
primero del artículo 17 del Código Penal.
Lo anterior, en opinión de la defensa, se corrobora mediante las
declaraciones de Sergio Cohello Valenzuela quién a fojas 950 y
siguientes señaló que cerca de la medianoche de ese día, oportunidad
en que andaba por una de las dependencias de la Clínica, escuchó
llegar la ambulancia y al bajar al piso me encuentro que habían
ingresado en camilla a un paciente al box de urgencia, al ingresar veo a
un sujeto joven sobre la camilla, desconocido para mi en ese momento y
veo al doctor Samuel Valdivia, quién estaba de turno de noche, con otra
persona que desconozco quién era y me percato que el paciente estaba
inconsciente y con un paro cardio respiratorio. Agrega que estuvo
presente y cooperó transportando un desfibrilador y un reanimador. El
procedimiento del médico duró un poco más de una hora, debe haber
finalizado pasado la una de la madrugada, oportunidad que nunca se
pudo reanimar al paciente falleciendo en el lugar.
Luego a fojas 1.624, el mismo declarante ratifica judicialmente su
declaración policial anterior.
La auxiliar de enfermería Sylvia Valdés, en su declaración policial de
fojas 943 señala que: “…estaba sola en el primer piso de la sala de
esterilización, escuchó gritos de “hay una emergencia” salió rápidamente
en dirección a la sala de curaciones y al ingresar encontró a un paciente
sobre una camilla desnudo y con el cabo de ejército enfermero Vicente
Alvarez Ramírez, el médico de turno era el doctor Samuel Valdivia Soto y
estaba el doctor Leyton que se encontraba de turno esa noche, pero
domiciliario. Al ingresar el doctor Valdivia me dijo “está con paro
cardiaco”, el paciente estaba inconsciente y este doctor le realizaba
reanimación. Dice que le ordenaron preparar el monitor de cardiología, el
desfibrilador y una dosis de atropina, que el doctor Valdivia inyectó
directo al corazón. Agrega que ella también le inyectó algo a la vena que
pudo ser un vasodilatador, pero no se acuerda que fue; el doctor Valdivia
con el doctor Leyton realizaron en varias ocasiones procedimientos de
reanimación, sin resultado, falleciendo el paciente.
Además, la defensa señala que las maniobras de reanimación del cabo
Leyton también quedan confirmadas con la declaración judicial del
enfermero Oscar Aceituno Carvajal de fojas 1.576 quién, por estar
encargado de la limpieza del lugar señala que al día siguiente se dirigió a
la sala de urgencias y se percató de lo siguiente: “cuando fui a esta sala,
las sábanas estaban sucias, habían ampollas de atropina quebradas, las
que se usan cuando hay un paro cardiaco, el desfibrilador había sido
ocupado porque estaba con restos de gel…”
Del mérito de las declaraciones testimoniales citadas, en opinión de la
defensa, se desprendería en forma clara que el doctor Valdivia no tenía
conocimiento de la perpetración de un homicidio en la persona del cabo
Leyton, puesto que su comportamiento es claramente incompatible con
el de una persona que sabe que se ha cometido un homicidio en contra
de quién trata afanosamente de salvar y, por otra parte, los documentos
confeccionados o firmados por el doctor Valdivia que pareciera ser, el
tribunal considera que no son ideológicamente verdaderos, puesto que
en ellos no se consigna como causa de muerte la utilización de gas sarín
u otra causa no natural atribuible a tercero, resulta que era imposible
para este facultativo y para cualquier médico puesto en su lugar advertir
la utilización de esa sustancia tóxica o la acción dolosa de terceros en la
muerte del cabo Leyton. Para el doctor Valdivia el paciente murió de un
paro cardiorespiratorio y eso fue lo que consignó en el certificado de
defunción. Paro cardiaco, arritmia completa por F.A (fibrilación auricular).
Epilepsia secundaria (que quiere decir que presento un episodio de
convulsiones tipo epiléptico). En cuanto a las hipótesis diagnósticas
puestas en la ficha clínica, son las que los doctores Leyton y Valdivia
consideraron precisamente como tales: hipótesis.
Asimismo, en cuanto al hecho que el doctor Valdivia no reconoció
espontáneamente los auxilios prestados al cabo Leyton y que sólo lo
hizo cuando le fue exhibida la ficha clínica tampoco resulta un argumento
válido de cargo. En primer lugar, para los médicos imponerse del deceso
de una persona es algo inherente de su quehacer profesional y, por
ende, no tiene nada de extraño que no recuerde después de 26 años,
que es el tiempo transcurrido entre el suceso y su primera declaración, ni
la muerte del cabo Leyton, ni las maniobras de resucitación efectuadas,
ni que sólo al exhibírsele la ficha clínica haya reconocido las manobras
de resucitación. Por otro lado, ¿Qué razón podría haber tenido el doctor
Valdivia para ocultar que le prestó auxilio a un paciente, y que trató de
salvarle la vida?.
Por las razones antes dichas, la defensa solicita la absolución de su
defendido, no sólo porque no se encuentra acreditada su participación
como encubridor, sino que los antecedentes del proceso prueban
positivamente que actuó en todo momento de manera irreprochable,
intentando con todo lo que tenía a su disposición salvar la vida del cabo
Manuel Leyton cuando le correspondió atenderlo la noche del 28 de
marzo de 1977 –noche en que se encontraba de turno en la “Clínica
London”-, y consignando posteriormente en su ficha médica lo que los
conocimientos científicos permitían a cualquier médico puesto en ese
lugar, en lo referente a la causa de muerte del paciente.
Sin perjuicio de lo antes señalado y considerando que la calificante del
tipo penal sería la de veneno, también resultaría contrario a derecho y al
mérito del proceso condenar al doctor Valdivia como encubridor de
homicidio calificado por el veneno: si el doctor Valdivia no obró con
conocimiento de la perpetración de un crimen o simple delito, menos
puede haber obrado con conocimiento de que al cabo Leyton se le había
suministrado veneno; sino existen pruebas de que el doctor Valdivia tuvo
conocimiento de la perpetración de un crimen o simple delito, menos
pueden existir antecedentes que permitan sospechar que este hubiese
conocido la utilización de gas sarín (veneno) en la persona del cabo
Leyton y, además, su actitud tampoco es compatible con tal
conocimiento.
Además, como del informe N°T-10609/04 sobre examen químico
toxicológico al referirse a la determinación de sarín luego del
fallecimiento, señala: “la determinación de sarín en el cadáver es factible
mediante un análisis químico-toxicológico” y como es lógico que para
realizar un examen de ese tipo se debe ya tener de antemano la
sospecha de envenenamiento de otro modo no se haría.
Pues bien, dice la defensa, que conforme a la doctrina y jurisprudencia
uniforme, apoyada dogmáticamente en el inciso segundo del artículo 64
del Código Penal, las circunstancias calificantes del delito de homicidio
de carácter objetivo, como lo es el veneno, sólo se comunican a los
partícipes que tuvieren conocimiento de ellas antes o en el momento de
la acción o de su cooperación para el delito y, con mayor razón, rige lo
mismo para los encubridores, que ni siquiera son partícipes en el sentido
estricto.
En segundo término, con relación a la premeditación, calificante alegada
por el Consejo de Defensa del Estado en su acusación particular, señala
la defensa que respecto a la circunstancia 5ª del N°1 del artículo 390 del
Código Penal –la premeditación conocida-, la parte acusadora luego de
explicar en qué consiste la calificante, añade que en este caso
concurriría ella pues “el plan criminal ideado y llevado a cabo por la
organización, responde tanto a elementos cronológicos como de ánimo,
asociados tradicionalmente a la premeditación".
Como la referida parte no explica en que consistirían los elementos
cronológicos y sicológicos señalados por la doctrina y donde estos
encontrarían su sustento probatorio, limitándose a señalar que concurre
la premeditación la que, como ya se señaló, estaría constituida por estos
dos elementos que se dan por sentados, haciendo simplemente
referencia a un “plan criminal”.
Por último, señala la defensa que la pretensión del acusador particular
de hacer comunicable una supuesta premeditación a nuestro defendido
es incompatible con el comportamiento acreditado del doctor Valdivia
cuando atendió a Manuel Leyton la noche que falleció.
Sobre la base de lo argumentado precedentemente por la Defensa del
doctor Pedro Valdivia Soto, solicita su absolución de la acusación de
oficio, adhesiones a la misma y acusación particular de que ha sido
objeto, como presunto encubridor de un delito de homicidio calificado,
por no haber fundamento alguno para condenarlo ni de hecho ni de
derecho, existiendo, más bien, antecedentes que acreditan en forma
positiva su inocencia.
En subsidio, en el eventual e improbable caso que S.S. a pesar de los
argumentos esgrimidos, decidiera condenar a su representado, alega a
favor de este la circunstancia atenuante del artículo 11 N°6 del Código
Penal, esto es, su irreprochable conducta anterior acreditada con su
extracto de filiación y antecedentes agregado a fojas 4.500 exento de
anotaciones prontuariales pretéritas. Asimismo, solicita que la referida
aminorante sea considerada como muy calificada en virtud de lo
dispuesto en el artículo 68 bis del Código penal, imponiendo así la pena
inferior en un grado al mínimo señalado por la ley al delito, petición que
funda en la conducta intachable de su representado, tanto en su vida
personal como profesional, comportamiento del que dan cuenta los
testigos de conducta que declaran en autos a fojas 4.395 y 4.397,
respectivamente.
TRIGESIMO SEPTIMO: Que la defensa del acusado Pedro Samuel
Valdivia Soto, en lo principal del escrito de fojas 7.013 y siguientes
contesta acusación fiscal, adhesiones y acusación particular deducida en
contra de su representado, solicita su absolución sobre la base de los
argumentos que expone y como hipótesis de trabajo circunscribe la
calificación jurídica de los hechos imputados al del delito de homicidio
calificado del artículo 391 N°1, circunstancia tercera, es decir, cometer el
homicidio por medio de veneno y la participación que se atribuye al
imputado es la del encubrimiento del artículo 17 N°2 del Código Penal,
que sanciona a aquellos que oculten o inutilicen el cuerpo, los efectos o
instrumentos del crimen o simple delito para impedir su descubrimiento,
como lo ha entendido también el Consejo de Defensa del Estado en su
acusación particular.
Su defendido niega su participación en los hechos investigados, los
cuales en opinión de la defensa y en virtud de los argumentos que se
han
reseñado
en
el
fundamento
anterior
no
se
encontrarían
suficientemente acreditados.
Sin embargo, a la alegación que discute la existencia de que la muerte
de la víctima haya sido producida por la inoculación de gas sarín, este
tribunal procederá a rechazar la petición absolutoria por ese concepto
basado en los mismos argumentos que se han explicitado al descartar la
petición de absolución formulada por la defensa del acusado Vianel
Valdivieso Cervantes, ellos se tiene por expresamente reproducidos y
por ende se evita su repetición por innecesario.
Que, además argumenta la defensa que el imputado Valdivia no tenía
conocimiento de la perpetración de un homicidio en la persona del cabo
Leyton, puesto que afanosamente trató de salvar la vida de éste. Sin
embargo, del mérito de autos aparece que el reconocimiento de los
auxilios prestados a la víctima sólo se produjo cuando le fuera exhibida
la ficha clínica donde constan las hipótesis diagnósticas que realizó junto
con el doctor Leyton. Asimismo, en el certificado de defunción consignó
que el paciente habría fallecido víctima de un paro cardiorespiratorio, sin
embargo, como al no haber sido médico tratante del occiso, su deber era
remitir el cuerpo al Servicio Médico Legal para la práctica de la autopsia,
lo que no hizo, y dicha pericia médica sólo se vino a practicar con
posterioridad y a exigencia de la familia del cabo Leyton. Los referidos
antecedentes permiten desestimar la pretensión de la defensa de dictar
sentencia absolutoria por este capítulo de la acusación fiscal,
adhesiones y acusación particular, toda vez que de ello se desprende la
intensión de ocultar el hecho punible para impedir el descubrimiento del
delito, lo que vino a ocurrir después de muchos años.
Con relación a la premeditación conocida calificante alegada por el
Consejo de Defensa del Estado en su acusación particular y contenida
en el N°1 del artículo 390 del Código Penal, también será desestimada la
solicitud de absolución efectuada por la defensa y, por otra parte, este
tribunal, sobre la base de los antecedentes enunciados en el motivo
primero del presente fallo, acogerá la solicitud de la parte acusadora
particular, teniendo, además, presente, que los acontecimientos previos
que rodearon el fallecimiento del cabo Leyton, evidencian la realización
de un plan criminal, evidentemente asociado a la premeditación.
Finalmente, se acoge la circunstancia atenuante de la irreprochable
conducta anterior del referido imputado, contemplada en el artículo 11
N°6 del Código Penal, la que se encuentra debidamente comprobada
con el mérito de su extracto de filiación y antecedentes agregado a los
autos exento de anotaciones prontuariales anteriores y con el mérito de
las declaraciones de los testigos de conducta que rolan a fojas 4.395 y
4.397. Se rechaza la petición de la defensa en orden a calificar la
referida aminorante de conformidad a lo dispuesto en el artículo 68 bis
del Código Penal, por no existir antecedentes suficientes que la
justifiquen.
TRIGESIMO OCTAVO: Que en el primer otrosí de su presentación de
fojas 7.045 y siguientes el abogado Leonardo Battaglia Castro en
representación de Hernán Horacio Taricco Lavin, contesta el auto
acusatorio, sus rectificaciones, adhesiones a la acusación y acusación
particular, solicitando la absolución de su representado de todos los
cargos que se le imputan, como co-autor de los delitos de asociación
ilícita, secuestro y homicidio calificado.
Con relación al primero de los ilícitos imputados a su representado hace
referencia a la resolución dictada por la 8ª Sala de la Iltma. Corte de
Apelaciones conociendo de la apelación interpuesta por Pedro Valdivia
Soto, que reproduce, todo lo que hace concluir que dicho ilícito no se
encuentra acreditado respecto de su representado.
Posteriormente, en lo que respecta al delito de secuestro señala que no
existe prueba legal en autos que permita sostener que su representado
sabía que el occiso se encontraba privado de libertad contra su voluntad,
desconociendo por completo la estadía de dicho paciente en
dependencias del tercer piso del citado centro médico, por lo que
también se debería dictar sentencia absolutoria a su favor.
En lo que dice relación con el delito de homicidio calificado, indica la
defensa que se imputa la calidad de co autor del delito de homicidio
calificado a su representado, sin indicar la circunstancia del artículo 391
del Código Penal que sería aplicable en la especie. La que si señala la
acusación particular del Consejo de Defensa del Estado, al indicar que
corresponde al N°3 del citado artículo, esto es, mediante el empleo de
veneno. A este respecto, hace presente el voto disidente que se dio en la
sala de la I. Corte de Apelaciones al pronunciarse sobre una discusión
respecto a la revocación del auto de procesamiento y también la
declaración prestada por el perito Claudio Paredes Díaz, a fojas 4.960 y
siguientes, unido a los restantes antecedentes del proceso que indica,
todos los cuales, según su opinión, son suficientes para desvirtuar el
referido cargo y dictar sentencia absolutoria a su favor.
En subsidio, para el improbable evento que sea condenado, pide se le
reconozca la atenuante del artículo 11 N°6 del Código Penal, la que de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 68 bis del mismo cuerpo
legal, debe considerarse como muy calificada, y, también la minorante
del N°9 del artículo antes referido, aplicando, además, la regla del
artículo 103 del cuerpo legal antes citado, esto es, la media prescripción.
TRIGESIMO NOVENO: Que, la defensa del acusado Taricco Lavin ha
solicitado la absolución de su representado por cuanto, en su opinión, no
se encontraría acreditada la participación que a este se le habría
atribuido como partícipe de una asociación ilícita y en el delito de
secuestro de Manuel Leyton Robles.
Que este tribunal acogerá la petición de absolución del referido acusado
en lo que a estos delitos respecta, puesto que, no obstante, que el hecho
punible del secuestro de Manuel Leyton Robles se encuentra
completamente justificado en autos, no aparece de la misma manera
acreditada en autos la participación que como co autor del referido ilícito
le habría correspondido a este acusado.
Por otra parte, tampoco aparece acreditado que haya participado en una
asociación ilícita dirigida a cometer los delitos que se investigaron. El
sólo hecho de haberse desempeñado como profesional en la
mencionada Clínica no reviste la gravedad suficiente para considerar que
haya participado en una asociación creada para cometer delitos, más
aún cuando su dependencia jerárquica correspondía a la Dirección de
Sanidad del Ejército y no a la DINA.
Con respecto al delito de homicidio calificado, las calificantes del mismo
dicen relación con las del N°1, circunstancia 3ª y 5ª del artículo 391 del
Código Penal, vale decir, haberse producido la muerte de la víctima por
medio de veneno y haber actuado los hechores con premeditación
conocida y, se desestima la petición de absolución impetrada por su
defensa en atención a que los elementos de juicio descritos en el
fundamento
segundo
del
presente
fallo
han
permitido
a
este
sentenciador tener por suficientemente comprobada la existencia del
delito de homicidio calificado en los términos antes señalados por el que
ha sido acusado el imputado antes referido. Por otra parte, la
participación
de
este
en
calidad
de
encubridor
se
encuentra
suficientemente demostrada con el hecho de haber suscrito un
documento en calidad de Director de la Clínica –función que ha negado
haber desempeñado-, dando fé de la realización de diversos
tratamientos médicos efectuados por otros facultativos de las Clínica
London, sin que hubiera conocido al paciente de que se trata y hubiera
verificado la efectividad de la realización de las referidas acciones
médicas, lo cual ha significado, que a su respecto concurre el
presupuesto contemplado en el inciso primero N°2 del artículo 17 del
Código Penal, por cuanto, mediante su actuación procuró ocultar el
hecho punible antes referido, con el objeto de impedir su descubrimiento.
Sobre la atenuante solicitada por la defensa, se acogerá solamente
aquella contemplada en el artículo 11 N°6 del Código Penal, vale decir,
su irreprochable conducta anterior, la que se encuentra suficientemente
justificada con el mérito de su extracto de filiación y antecedentes
agregado en autos, sin anotaciones pretéritas. Se accederá también a
considerar la referida aminorante como muy calificada, tomando para ello
en cuenta el testimonio de los testigos de conducta que depusieron en
su favor y los numerosos certificados de competencia y recomendación
agregados al expediente.
Se deniega la petición de considerar a favor de este acusado la
aminorante del N°9 del artículo 11 del cuerpo legal antes señalado, toda
vez, que no existe en autos ningún antecedente que permita considerar
que colaboró sustancialmente al esclarecimiento de los hechos.
También se desestima la petición de aplicar en su favor la denominada
prescripción gradual contemplada en el artículo 103 del código
sancionatorio, por cuanto, en opinión de este tribunal, no puede ser
aplicada dada la imprescriptibilidad de los delitos considerados como de
lesa humanidad, como es el que se ha investigado en estos autos.
CUADRAGESIMO: Que en lo principal del escrito de fs 7.143 y
siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna Bentjerodt
Poseck en representación de la acusada Eliana Bolumburu Taboada
contestan la acusación fiscal y adhesión a la misma deducidas en contra
de su representada y solicitan que esta sea absuelta de los delitos
individualizados en el auto acusatorio, por no encontrarse acreditada ni
su participación ni los hechos punibles investigados. En caso que
estimara que existe mérito o antecedente para dictar sentencia
condenatoria, solicitan se reconozca a su respecto la circunstancia
atenuante de responsabilidad contemplada en el artículo 11 N°6 del
Código Penal, considerándose como muy calificada. Igualmente solicitan
se reconozca a su respecto la institución contemplada en el artículo 103
del Código Penal, o “media prescripción”.
Se atribuye a su representada ser coautora del delito de secuestro, sin
embargo, salvo la detención por parte de Carabineros de Chile, no
existen antecedentes fundados que permitan establecer que Manuel
Leyton haya sido víctima de un secuestro por parte de agentes de la
DINA y funcionarios de la Clínica London, menos por parte de su
representada, quién se desempeñaba como enfermera civil de dicho
centro asistencial, que como ha quedado de manifestó en el proceso,
trabajaba hasta las 17:00 horas y no hacía turnos de noche.
Por lo demás, aun cuando se sostuviese que estuvo detenido con
custodia de agentes de la DINA, mal podría atribuirse en esa detención,
responsabilidad de autora a la acusada antes referida, quién cuando
mucho podría haber sido encubridora, pues es impensable que en un
secuestro de la DINA en el año 1977 haya podido ella tener una
participación de coautora, toda vez que los requisitos de la coautoría,
aceptados unánimemente, no sólo por la doctrina, sino por la
jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema, exige como elemento
principal el “dominio del hecho” por parte de quién se le atribuye autoría
en un ilícito.
En segundo término, se atribuye a su representada el carácter de
encubridora del delito de homicidio calificado, puesto que tampoco se
dan a su respecto, las exigencias de conocimiento y voluntad que
requiere tal forma de participación en la muerte por gas sarín del cabo
Leyton.
También se acusa a su defendida como coautora del delito de
asociación ilícita en su hipótesis del artículo 292 y sancionado en el
artículo 293, ambos del Código Penal. Según se desprende del proceso,
la razón para determinar la existencia de una asociación ilícita es el
hecho de haber sido la DINA la que de uno u otro modo habría actuado,
en circunstancias que esta ya habría sido calificada de asociación ilícita
en otros procesos. Más allá de que esta aseveración se aleja de los
principios procesales más básicos, especialmente aquellos que dicen
relación con los efectos relativos de las sentencias, lo cierto es que si la
DINA es la supuesta asociación ilícita, mal podría considerarse que una
enfermera universitaria recién recibida, civil y no militar, de tan sólo 26
años, mujer, haya sido jefe, haya ejercido mando, o haya sido
provocadora al interior de la DINA.
Asimismo, según se desprende del proceso la única intervención que su
defendida habría tenido respecto del Cabo Leyton, es haberle prestado
atención de enfermería en su corta permanencia en la Clínica,
encontrándose acreditado que ella no estaba en dicho recinto asistencia
al momento de su muerte, pues no hacía turnos de noche.
Con respecto a las circunstancias modificatorias de responsabilidad
criminal impetradas a favor de su defendida, se señala que ella ha tenido
una irreprochable conducta anterior, evidenciada con su extracto de
filiación y antecedentes agregado al proceso, libre de anotaciones
penales previas y también de la declaración de los correspondientes
testigos de conducta, en razón de ello solicita que dicha aminorante, sea
considerada como atenuante muy calificada, conforme a lo dispuesto en
el artículo 68 bis del Código Penal.
Por último, dado el tiempo transcurrido desde la fecha de comisión del
ilícito, resulta aplicable en favor de la acusada, por haber transcurrido
con creces más de la mitad del tiempo de la prescripción de la acción
penal y por ello concurren las exigencias contempladas en el artículo 103
del Código penal, que establece la institución denominada prescripción
gradual, que se traduce en el reconocimiento de dos o más
circunstancias atenuantes muy calificadas y de ningún agravante.
Que, en el escrito de fojas 7.844 y siguientes, la defensa de la imputada
antes nombrada contesta la acusación particular deducida por la parte
del Consejo de Defensa del Estado, y solicita que se absuelva a su
representada de los delitos contemplados en la referida acusación, por
no estar acreditada ni su participación ni tampoco los hechos punibles
investigados en autos. De estimar que existe mérito o antecedentes para
dictar sentencia condenatoria, solicita se reconozca la atenuante del 11
N°6 del Código Penal como muy calificada y, también se reconozca a su
favor la institución contemplada en el artículo 103 del señalado cuerpo
legal.
Los argumentos de la defensa que justifican las pretensiones antecedes
señaladas ya han sido descritos precedentemente y por tal razón, resulta
innecesaria su reproducción.
CUADRAGESIMO PRIMERO: Que al contestar la acusación fiscal,
adhesión a la misma y acusación particular por la defensa de la acusada
Eliana Carlota Bolumburu Taboada, su defensa solicita la absolución de
su representada por no estar comprobados ni los hechos punibles
investigados ni la participación de la referida acusada, en subsidio,
invoca la atenuante del 11 N°6 del Código Penal, como muy calificada y
también alega la prescripción gradual contemplada en el artículo 103 del
mismo cuerpo de leyes.
Con relación al delito de homicidio calificado en que se atribuye a esta
acusada responsabilidad como encubridora en dicho hecho, resulta que
ella no pudo menos de tener conocimiento y haber facilitado los medios
para el ocultamiento del referido ilícito, lo que se produjo después de
largos años de perpetrado el hecho.
Este hecho punible, que en concepto de los defensores no se
encontraría acreditado, resulta que para el tribunal, su comprobación
fluye de los antecedentes expuestos al desestimar la misma petición de
absolución formulada por la defensa del acusado Vianel Valdivieso
Cervantes, fundamento que se tiene por reproducido y que no se repite
por innecesario.
Con respecto a los restantes ilícitos también los referidos hechos
punibles se encuentran plenamente demostrados, tal como se ha
señalado precedentemente, solamente en cuanto a la participación de la
enjuiciada se recalificará como encubridora por cuanto, dada su calidad
de enfermera jefa de la Clínica London, no pudo menos de haber tomado
conocimiento del hecho de la permanencia de la víctima en ese
establecimiento, manteniéndose con una custodia permanente ordenada
por la jefatura de la DINA y, por ello, su participación en los delitos de
secuestro y de asociación ilícita resulta circunscrita a la calidad
precedentemente señalada, contemplada en el artículo 17 N°2 del
Código Penal, al haber ocultado el acaecimiento de los hechos punibles
investigados para impedir su descubrimiento.
Se acogerá, la aminorante de la irreprochable conducta anterior de esta
acusada comprobada con el mérito de su extracto de filiación y
antecedentes exento de anotaciones prontuariales pretéritas, la que sin
embargo, no será considerada como muy calificada, tal como lo solicita
su defensa, por no existir en autos ningún antecedente que lo justifique.
También se desestima la petición de acoger la prescripción gradual, por
cuanto en concepto de este sentenciador, como se trata de un delito
calificado de lesa humanidad y en consecuencia imprescriptible, tampoco
resulta procedente acoger la institución antes referida.
CUADRAGESIMO SEGUNDO: Que por el segundo otrosí del escrito de
fs 7.182 y siguientes el abogado Luis Hernán Núñez Muñoz en
representación de la Hernán Luis Sovino Maturana, contesta la
acusación fiscal, la adhesión a la misma y acusación particular
formuladas en contra de su representado por los delitos de asociación
ilícita, secuestro y homicidio calificado perpetrado en contra de Manuel
Jesús Leyton Robles.
Solicita se absuelva a su defendido de los cargos de ser coautor de
asociación ilícita y secuestro y cómplice de homicidio.
En subsidio, que se le absuelva por encontrarse extinguida la acción
penal, que nace de los hechos investigados por aplicación de la ley de
amnistía, establecida en el Decreto ley N°2191 de 1978.
En subsidio de la amnistía, que se le absuelva por cuanto se encuentra
prescrita la acción penal, por haber transcurrido el plazo legal
establecido por la legislación común.
En subsidio, invoca las atenuantes que se explicitan en el acápite IV del
escrito antes referido, las que se describirán a continuación.
En relación a la acusación de ser coautor del delito de asociación ilícita,
resulta que dicho ilícito trae consigo por su propia naturaleza una
distribución de tareas a desarrollar, incluida una cierta jerarquización,
empleo de materiales y una continuidad temporal. Además, la conducta
del autor, asociado para delinquir, deriva en que esté sujeta su voluntad
a la del grupo. Estos serían los elementos que tanto la doctrina como la
jurisprudencia han señalado que requiere el tipo delictivo previsto y
sancionado por el artículo 292 del Código Penal.
Señala la defensa que atendida la particular naturaleza de la institución
a la que perteneció su representado –Ejército de Chile-, en el existen
también una distribución de funciones, jerarquía de acuerdo al grado,
medios materiales y continuidad temporal y como persona jurídica, sus
integrantes no pueden integrar una asociación ilícita razón suficiente
para absolver a su defendido.
Con respecto al delito de secuestro, tampoco su representado tuvo
participación en él, puesto que sólo realizó labores de seguridad en la
Clínica London, establecimiento creado para atender al personal de la
DINA
y
sus
familias.
Además,
por
los
propios
antecedentes
proporcionados por la parte querellante no resulta justificado que su
representado tenga participación en calidad de autor de un delito en que
no se cumplen con los presupuestos básicos, como sería el de
secuestrar a una persona, pero a su vez esta todos los días era
trasladada a su casa y, el último, pudo mantener contacto con su
cónyuge
sin
problema
u
obstáculo
alguno,
quién
estuvo
permanentemente informada del estado de salud de su marido
Por último, y respecto a la acusación de ser cómplice o encubridor,
ambas descripciones se señalan en la acusación, del delito de homicidio
calificado, señala que del proceso, se desprende que la muerte del cabo
Leyton no fue provocada por los que se señalan como autores, ni su
defendido tuvo participación como cómplice o encubridor de tal hecho,
tal como se señala en el informe pericial que a fojas 1.971 y siguientes
llega a la conclusión que no es posible afirmar que la muerte del cabo
Leyton, haya sido producida por acción e terceras personas. En efecto, y
por lo señalado en dicho informe y ratificado por declaraciones judiciales
posteriores, la causa más probable de la muerte, sea una razón médica
que provocó una lesión toráxica con patología pulmonar preexistente.
También la defensa reitera como alegaciones de fondo las excepciones
de amnistía y prescripción de la acción penal, contemplada en los
numerales 6 y 7 del artículo 433 del Código de Procedimiento penal e
invocadas a favor de su representado, en atención a lo dispuesto en el
artículo 434 del mismo código, solicitando que se tengan planteadas con
los mismos fundamentos invocados en lo principal de la señalada
presentación.
Finalmente, señala que en el evento que el tribunal estime que se
encuentra incompleta la circunstancia eximente establecida en el artículo
10 N°10 del Código penal, solicita que sea considerada como
circunstancia atenuante en virtud de lo dispuesto por el artículo 11 N°1
del mismo cuerpo legal. También, solicita tener en cuenta y aplicar las
atenuantes de los números 6 y 8 del artículo 11 del Código
sancionatorio, asimismo, también impetra la aplicación de la denominada
prescripción gradual contemplada en el artículo 103 del referido cuerpo
legal, por cuanto se reúnen los presupuestos legales para su aplicación.
Por último, solicita que se dé cumplimiento en relación a lo dispuesto en
el artículo 211 en relación al artículo 214 del Código de Justicia Militar
por cuanto el primero de ellos señala lo siguiente: “cuando se haya
cometido un delito por la ejecución de una orden del servicio, el superior
que la hubiere impartido será el único responsable, salvo el caso de
concierto previo, en que serán responsables todos los concertados”.
CUADRAGESIMO TERCERO: La defensa del acusado Hernán Luis
Sovino Maturana solicita se absuelva a su representado de los cargos de
ser coautor de asociación ilícita y secuestro y cómplice de homicidio.
En subsidio, que se le absuelva por encontrarse extinguida la acción
penal por aplicación de la ley de amnistía y a su vez en subsidio de esto
por encontrarse prescrita la acción penal.
Respecto
a
las
peticiones
últimamente
señaladas
ellas
serán
rechazadas por el tribunal, por cuanto, en los delitos de lesa humanidad
–como el de autos-, no resulta procedente la aplicación ni de la amnistía
ni de la prescripción.
Con relación a los cargos que se le han formulado como autor del delito
de asociación ilícita, no se discute en estos autos el hecho de haber
pertenecido a la DINA por parte del imputado, ni tampoco la
circunstancia de haber formado parte de la seguridad del Director de ese
organismo y de su familia, antecedentes que resultan de relevancia al
momento de justificar la participación dentro de la referida organización
cuya finalidades principales –relativas a actividades de inteligenciafueron desvirtuadas por la propia normativa secreta que la creo, que
autorizaba la detención de personas en lugares que no eran cárceles y,
por otra parte, las actividades de represión que realizó, dentro de un
marco jerárquico, con división de funciones y mediando la comisión de
varios delitos. Por tales razones, la petición de absolución por este
capítulo será rechazada.
En lo que dice relación con el delito de secuestro, resulta que el
acusado desempeñaba funciones como jefe de seguridad de la Clínica
London, lugar de reclusión de la víctima, más aún, el mismo ha
reconocido que mantenía una oficina en el tercer piso de ese
establecimiento, razones por las cuales, no pudo menos que saber la
permanencia en un lugar adyacente de ese mismo piso de la persona
secuestrada, que por otra parte se encontraba sometido a una
permanente custodia por personal ajeno al establecimiento. Por estas
razones, también serán desestimadas sus alegaciones.
Sobre el delito de homicidio calificado en el que se atribuye al imputado
participación como cómplice y por el cual la defensa también solicita su
absolución, por las razones antes dichas –grupo de personas asociadas
para delinquir y privación de la libertad de movimiento del afectado-,
resulta que sin ellas, no pudo perpetrarse el homicidio calificado de la
víctima y, como, la participación del acusado en calidad de autor se
encuentra acreditada en lo que dice relación con esos ilícitos, también
resulta que cooperó a la ejecución del hecho por actos anteriores y
simultáneos respecto del homicidio recién señalado. Por ello, también
será rechazada su petición de absolución.
Por último, solicita que se considere en favor de su representado las
aminorantes contempladas en los Nos. 6 y 8 del artículo 11 del Código
Penal. Vale decir su irreprochable conducta anterior, lo que se desestima
por las mismas razones que se han esgrimido al denegar la concurrencia
de dicha aminorante en el caso de la acusada Gladys Calderón Carreño.
Tampoco aparece acreditado que haya podido eludir la acción de la
justicia ni menos que se haya denunciado y confesado el delito, tal como
lo exige el precepto legal últimamente mencionado.
Asimismo, solicita que se considere como atenuante la eximente
contemplada en el N°10 del artículo 10 del Código Penal, vale decir: “el
que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un
derecho, autoridad, oficio o cargo”. Dicha aminorante, aparte de no ser
susceptible de ser fraccionada, tampoco resulta pertinente al caso de
autos, puesto que los delitos cometidos por el imputado de ninguna
manera pueden ser considerados como realizados en virtud de alguna
de las circunstancias que contempla el precepto legal citado, razón por la
cual también se rechazará dicha aminorante, al igual, que la petición de
aplicar la denominada prescripción gradual contemplada en el artículo
103 del Código Penal, ya que en los delitos de lesa humanidad –como
los que se investigaron en estos autos-, no resulta aplicable prescripción
alguna.
También, se niega lugar a beneficiar al imputado con las atenuantes
contempladas en los artículos 211 y 214 del Código de Justicia Militar,
por no estar justificado que los delitos comunes, en los que tuvo
participación el imputado, fueron realizados en cumplimiento de órdenes
recibidas de un superior jerárquico y que dicen relación con aspectos del
servicio.
CUADRAGESIMO CUARTO:
Que el abogado Cristian Heerwagen
Guzmán por el acusado Juan Morales Salgado, en lo principal de su
escrito de fojas 7.198 y siguientes, contesta la acusación fiscal deducida
en contra de su representado como autor de los delitos de asociación
ilícita, secuestro y cómplice de homicidio perpetrado en contra de Manuel
Jesús Leyton Robles.
En su escrito de defensa realiza un tratamiento separado de cada uno
de los delitos, nunca en concurso.
Respecto del delito de asociación ilícita señala que su representado era
un funcionario del Ejército de Chile que fue destinado un tiempo a
prestar servicio a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Dice que
el servicio que prestó era remunerado, bajo vínculo de
dependencia y subordinación, normado por leyes y reglamentos,
debiendo cumplir las órdenes que se le impartían, bajo riesgo de ser
sancionado hasta penalmente en caso de desobediencia.
Dice que a su representado se le dio la orden de trasladar al cabo
Manuel Leyton desde su casa habitación a la Clínica London ya que se
encontraba bajo arresto por carabineros de Chile por su participación
delitos de robo de vehículos motorizados. Señala que este cumplió la
orden y la retransmitió a funcionarios de la DINA, que actuaban bajo su
dependencia.
Por otra parte, indica que esta supuesta asociación no cumple con las
exigencias que exige la doctrina para que se configure puesto que la
organización a la que él pertenecía se encontraba compuesta por cientos
de personas, con una actuación activa y con fines de inteligencia, que se
cometieran delitos no hace que todos sus integrantes sean delincuentes,
tampoco la actuación de su defendido permaneció en el tiempo y tuvo
una continuidad puesto que el tiempo que medió entre el ingreso de la
supuesta víctima a la Clínica London y el de su fallecimiento fue breve.
Con relación al delito de secuestro, también su defendido niega su
participación en el hecho, puesto que de los antecedentes de la
investigación resulta que aparece como algo ilógico pensar que un
secuestrado llega todas las noches a dormir a su casa, que en la
mañana va a su lugar de trabajo y vuelve nuevamente a dormir con su
familia. El hecho de estar con custodios en su casa se debía a la
circunstancia de haber sido detenido por Carabineros para ser puesto a
disposición de un tribunal militar, estaba privado de libertad y por su
condición física se le permitió permanecer en su casa.
Por último, en ninguna parte del proceso consta que su representado
haya secuestrado a la supuesta víctima y aquel sólo se limitó a cumplir
las órdenes que se le impartieron.
Con relación al delito de homicidio a su defendido se le acusa como
cómplice del deferido ilícito, pero como no se encuentra acreditado dicho
hecho punible en virtud del informe pericial que rola a fojas 1.971,
sumado a la declaración el patólogo de fojas 2.030, de lo cual se
desprende que en el fallecimiento del cabo Leyton se descarta el gas
sarín como causa de muerte.
Indica que, si no está acreditado que no exista un homicidio menos se
puede culpar a alguien como cómplice.
También la defensa, impetra en su favor la aplicación de la ley de
amnistía contenida en el Decreto Ley N°2191 y en subsidio de esta
institución, la prescripción por haber transcurrido en exceso el tiempo
que señala el artículo 94 del Código penal.
En subsidio de todo lo anterior, solicita en el evento de una sentencia
condenatoria, la existencia de las atenuantes de los Nos. 6 y 9 del
Código Penal. También, la media prescripción contemplada en el artículo
103 del cuerpo legal antes señalado, ponderándose el hecho como
revestido de tres atenuantes y ninguna agravante. Y, por último las
atenuantes de los artículos 211 (como muy calificada) y 214 del Código
de Justicia Militar.
Finalmente, a fojas 7.848 la defensa del imputado Morales Salgado
contesta la acusación particular y adhesiones formuladas en contra de su
representado y solicita que sean rechazadas por los mismos motivos
expuestos en la contestación de la acusación, esto es, la falta absoluta
de participación de su defendido en los hechos, y, por no existir ninguna
prueba que lo vincule a los mismos.
CUADRAGESIMO QUINTO: Que la defensa del acusado Juan Morales
Salgado ha alegado a favor de su defendido, en primer término como
defensa de fondo la aplicación de la ley de amnistía contemplada en el
DL N°2.191 y, en subsidio, la prescripción por haber transcurrido en
exceso el tiempo que señala el artículo 94 del Código Penal.
Ambas alegaciones serán rechazadas, por cuanto, en el presente caso
nos encontramos en presencia de un delito que se ha calificado en esta
sentencia como de lesa humanidad y, por tal razón, no resulta
procedente acceder a la petición de aplicar a favor de su representado
las circunstancias exculpatorias antes referidas.
Con relación, a las restantes alegaciones formuladas por la defensa, en
orden a solicitar la absolución de su representado de los cargos que se
le han formulado como autor de los delitos de secuestro y asociación
ilícita y de cómplice en el delito de homicidio calificado, ellas también
serán desestimadas por este tribunal por cuanto, tanto los hechos
punibles investigados como la participación del referido imputado se
encuentran suficientemente comprobados con el mérito de los
antecedentes enumerados en el considerando primero de esta
sentencia, sumado al hecho que dado el grado que ostentaba dentro de
la organización ilícita denominada DINA, resultó tener una participación
determinante para mantener privado de su libertad a la víctima,
primeramente, en el cuartel que comandaba y luego trasladarlo a la
Clínica London, donde se lo mantuvo en la misma condición con una
custodia proporcionada por él; hechos, que de no haberse realizado, no
habría resultado factible la comisión del delito de homicidio calificado, en
el cual, se configuró a su respecto la circunstancia que contempla el
artículo 16 del Código Penal, vale decir, cooperar a la ejecución del
hecho por actos anteriores o simultáneos.
Por último, con relación a la aminorante alegadas por su defensa se
rechaza la del 11 N°6 del Código Penal, por no estar acreditado que la
conducta anterior del enjuiciado haya sido irreprochable, más aún,
cuando en la actualidad, se encuentra cumpliendo condena por delito de
violación a los derechos humanos. También se desestima la atenuante
del N°9 del señalado cuerpo legal, por cuanto, si bien es efectivo que
proporcionó al tribunal datos de importancia para la sustanciación del
proceso, no aparece que dicha colaboración haya sido de carácter
sustancial, tal como lo exige el precepto legal citado.
Asimismo, se rechazan las aminorantes de los artículos 211 y 214 del
Código de Justicia Militar por resultar evidente que los hechos cometidos
por el imputado en ningún caso pueden llegar a constituir órdenes del
servicio y, más bien, dada su calidad de militar, él debió representar las
ordenes ilícitas que le fueron impartidas por la jerarquía castrense, lo que
no aparece en autos que haya realizado.
CUADRAGESIMO SEXTO: Que el abogado Sr. Juan Carlos Manss
Giglio en representación de Gladys Calderón Carreño en el primer
otrosí del escrito de fojas 7.222 y siguientes, contesta la acusación fiscal
y particular y adhesión del Programa Ley N°19.123, solicitando se le
absuelva de los cargos formulados.
Señala que en el caso en cuestión está acreditada la comisión de un
delito, pero no está acreditada responsabilidad alguna de su cliente en
esos hechos. Agrega que la acusación por participar en una asociación
ilícita con altos oficiales (su cliente era cabo) y cómplice del delito de
homicidio calificado del artículo 391 N°1 del Código Penal se nutre de
hechos y averiguaciones efectuadas por el tribunal que en nada
comprometen a su defendida.
A la época, sin autoridad, resolución y/o dominio sobre los detenidos,
ella era incapaz de resolver sobre estos, además, señala que la acusada
tampoco participó en interrogatorios ni intervino como técnico enfermera
en el suministro del veneno o gas sarín a la víctima cabo Leyton y,
agrega, se le acusa solamente por haber pertenecido a la DINA pero ella
jamás estuvo en la posibilidad de asociarse ilícitamente con Manuel
Contreras, Juan Morales, etc. Ella era una enfermera empleada civil
llamada al servicio activo y, tampoco el hecho de haber concurrido a
comunicar a los familiares de la víctima el fallecimiento del cabo Leyton,
no significa que ella haya efectuado esa actividad dentro de un plan en
que conscientemente accediera, lo que resulta gravitante para establecer
su responsabilidad, por un lado, la intensión de pertenecer a la
asociación ilícita para delinquir y efectuar hechos ilícitos y, para que
conscientemente por actos anteriores y/o coetáneos colaborara con la
acción de homicidio.
Tampoco hay presunción alguna, directa, grave, concordante que
conduzca indefectiblemente a que su cliente sea responsable del delito
de secuestro.
En síntesis, el tribunal por los medios de prueba legal no puede adquirir
el convencimiento de que su cliente haya participado en este caso
porque simplemente no hay un hecho real o probado de su participación
que hoy en su calidad de imputada acusada detenta.
En subsidio de la absolución solicitada, en el evento de que sea
condenada se le concedan las atenuantes del N°6 del artículo 11 del
Código penal y la aminorante de derecho estricto de atenuación gradual
de la pena del artículo 103 del código sancionatorio, de reciente
aplicación en los últimos años en la Excma. Corte Suprema. Debiendo
en caso de aplicar una pena rebajarla en dos o tres grados sin
considerar ninguna agravante.
Asimismo,
la
defensa
expresa
que
esta
enfermera
no
pudo
necesariamente saber la orden compartimentada de la muerte del cabo
Leyton. Ella, lo único que supo, es que murió y que le ordenaron
comunicar y dar las condolencias a su familia, para haber participado
como cómplice debió tener la representación consiente y ayuda en el
delito imputado, hecho que nos e desprende la causa, por ello no es
cómplice, en el peor de los casos encubridora, por lo que en tal virtud en
lo dispositivo del fallo debiera recalificarse su participación.
Por último, reproduce como alegaciones de fondo la aplicación del
artículo 93 N°6 y N°3 del Código Penal, habida consideración del
transcurso del tiempo entre el hecho y la suspensión de la prescripción
(30 años) y la amnistía actualmente vigente.
CUADRAGESIMO SEPTIMO: Que la defensa de la acusada Gladys
Calderón Carreño contestando la acusación fiscal y particular y adhesión
del programa Ley N°19,123 solicita se la absuelva de los cargos que la
afectan. Señala que ella no participó en una asociación ilícita ni tampoco
fue cómplice del delito de homicidio calificado. Reproduce como
alegaciones de fondo la aplicación del artículo 93 N°6 y N°3 del Código
Penal, habida consideración del transcurso del tiempo entre el hecho y la
suspensión de la prescripción (30 años) y la amnistía actualmente
vigente.
Con respecto a lo último señalado, este tribunal, en atención a que los
ilícitos de que se trata han sido considerados como de lesa humanidad,
rechaza la petición de la defensa.
Con relación a las restantes alegaciones formuladas este tribunal,
desestima la que niega su pertenencia a una asociación ilícita, por
cuanto, resulta comprobado su pertenencia a la DINA, más aún, su
desempeño en un cuartel de dicha organización, en el cual se
perpetraron numerosos delitos de violación a los derechos humanos, los
que se encuentran siendo investigados como también la participación de
la imputada.
Respecto a la complicidad en el delito de homicidio calificado dicho
grado de participación será recalificado, por cuanto la participación que
se atribuye a la imputada se enmarca en la norma del artículo 17 del
Código Penal, vale decir en el encubrimiento, específicamente en el N°2
de ese precepto legal, ya que, con conocimiento de las circunstancias
que provocaron el fallecimiento del cabo Manuel Leyton Robles,
concurrió al domicilio de sus familiares con el objeto de ocultar el hecho
punible.
Por último, se rechaza la atenuante solicitada por la defensa
contemplada en el artículo 11 N°6 del Código Penal, en atención a que
las razones precedentemente expuestas respecto a su participación que
está siendo investigada en otros numerosos ilícitos, no permite
demostrar que su conducta anterior haya sido irreprochable. También, se
desestima la solicitud de aplicar la prescripción gradual, toda vez que si
en los delitos de lesa humanidad no existe la prescripción total, menos
puede existir la prescripción gradual.
CUADRAGESIMO OCTAVO: Que el abogado Mauricio Unda Merino en
representación del, acusado Ricardo Lawrence Mires, en el primer
otrosí del escrito de fojas 7.232 y siguientes contesta la acusación fiscal
y adhesiones a la misma deducidas en contra de su representado,
solicitando su absolución de los cargos por los que se acusa a su
representado.
En primer término luego de enumerar una serie de antecedentes que
obran en el proceso, señala que en cuanto al delito de asociación ilícita,
en una institución armada, jerarquizada y de carácter militar no existen
las asociaciones, existen órdenes a cumplir.
Por otro lado, indica que no puede tipificarse la figura de la asociación
ilícita por cuanto, uno de los elementos del tipo es que la esta sea para
cometer delitos, plural, cuestión no presente en la especie.
En cuanto al delito de secuestro, establece que Manuel Leyton nunca
estuvo privado de libertad en forma ilegítima, pues estaba detenido por
orden de la Fiscalía Militar por la presunta comisión de un delito de robo
y para el caso que así hubiera sido, nunca estuvo bajo la esfera de
decisión de su representado, quién era un funcionario subalterno
netamente operativo.
Finalmente, en lo que dice relación con el delito de homicidio, indica que
no se acreditó el mecanismo de la muerte, por cuanto los antecedentes
médicos dan cuenta que no hubo intervención de terceros en la muerte
del señor Leyton. Agrega que nadie nombra a su representado como
actuando en la Clínica y la resolución que lo acusa, no indica en que
forma habría colaborado este en el homicidio. El único antecedente que
consta en el proceso, es que en forma posterior, su representado
cumplió una orden de Contreras de ir al Servicio Médico Legal, a apurar
los trámites de la autopsia, orden reconocida por Contreras.
Por todo lo anterior, agrega que esta investigación aclara los hechos en
su desarrollo en forma clara, pero no logra establecer los elementos de
juicio necesarios para adquirir convicción de que su representado haya
participado en forma reprochable en ninguno de los tres ilícitos por los
que se le acusa, razón por la cual debe ser absuelto de ellos.
Como defensa de fondo, también alega la prescripción de la acción
penal, en los mismos términos en que fue planteada como excepción de
previo y especial pronunciamiento.
Por otra parte, y para el caso que sea condenado pide se considere en
su favor la circunstancia atenuante del N°6 del artículo 11 del Código
Penal, esto es, la irreprochable conducta anterior, la que pide considerar
como muy calificada.
También, solicita se pondere la rebaja legal de la pena del artículo 103
del Código Penal, ponderándose el hecho como revestido de tres
atenuantes y ninguna agravante.
E invoca, además como muy calificadas, las atenuantes de los artículos
211 y 214 del Código de Justicia Militar.
Y finalmente, pide se le otorgue el beneficio de la remisión condicional
de la pena establecido en el artículo 3° en relación con el 4° de la Ley
18.216.
CUAGRAGESIMO NOVENO: Que la defensa del acusado Ricardo
Lawrence Mires contesta a fojas 7.232 la acusación fiscal y adhesiones a
la misma y a fojas 7.826 la acusación particular deducida en su contra.
En atención, a que en su opinión, en el sentido que esta investigación
aclara los hechos en forma clara, como no logra establecer los
elementos de juicio necesarios para adquirir la convicción que el
imputado haya participado en ninguno de los tres ilícitos por los que se le
acusa, debe ser absuelto de ellos.
La pretensión de la defensa deberá ser desestimada por este tribunal
por cuanto la participación del imputado como miembro de la asociación
ilícita denominada DINA se encuentra suficientemente comprobada en
este proceso en virtud de los antecedentes que se enumeran en el
fundamento primero de esta sentencia, como asimismo, ellos sirven de
sustento para acreditar su responsabilidad como coautor del delito de
secuestro del cabo Manuel Leyton Robles, pues en virtud de las
funciones que desempeñaba en la organización antes señalada tomó
conocimiento del hecho que afectaba al referido agente de DINA y
facilitó los medios para su traslado privado de su libertad a la Clínica
London.
Con respecto al delito de homicidio calificado del cabo antes nombrado,
también el imputado supo las circunstancias en que este se produjo y
como se ha dicho, facilitó los medios para su realización y posterior
encubrimiento.
Con relación a la prescripción de la acción penal invocada como
defensa de fondo, también será desestimada por constituir los hechos
investigados un delito de lesa humanidad.
Asimismo, se rechazan todas las aminorantes invocadas por su
defensa, por no existir en autos ningún antecedente valedero que pueda
acreditar la concurrencia de alguna de ellas y, en cuanto a la remisión
condicional de la pena solicitada, se deberá estar a lo que se disponga
en lo resolutivo de esta sentencia.
QUINCUAGESIMO: Que la abogada María Isabel Saavedra Bastidas
en representación del acusado Santiago Alfredo Matteo Galleguillos,
en lo principal del escrito de fojas 7.283 y siguientes contesta la
acusación fiscal de fs. 6.650 y rectificación de fojas 6.874, como también
las adhesiones de fs. 6.683 y siguientes, de fojas 6.717 y siguientes; y la
acusación particular de fojas 6.770 y siguientes, y adhesión del Ministerio
del Interior de fojas 6.785, deducidas en contra de su representado.
Al respecto señala que del mérito del proceso no se logra dilucidar
nítidamente como ocurrieron los hechos y si efectivamente se cometió el
delito de homicidio en la persona de Manuel Leyton Robles por gas sarín
en dependencias de la DINA o bien su deceso ocurrió por muerte
natural, pues de los antecedentes incluidos en autos, tales como
declaraciones, peritajes e informes médicos, a juicio de su parte, no
resulta categórico para convencerse de la verdadera causa de su
muerte.
Así las cosas, en lo que dice relación con el delito de asociación ilícita,
en ninguna parte del proceso se señala en que forma habría participado
de esa asociación su defendido, que funciones desempeñaba en la
misma., como se distribuían las tareas, el empleo de materiales y el
grado jerárquico que tenía en ella y finalmente, que elementos de juicio
permiten lograr el convencimiento de que su representado se habría
concertado para pertenecer a esta organización.
Como encubridor del delito de homicidio calificado falta uno de los
elementos esenciales que exige la ley para que se configure el
encubrimiento, esto es, haber tenido conocimiento del hecho punible , de
sus autores y haber intervenido con posterioridad a él, lo que no ocurre
en la especie.
Por lo anteriormente indicado, pide dictar sentencia absolutoria a favor
de su representado. Posteriormente, en el primer otrosí, en subsidio de
lo anterior, y en la improbable hipótesis que sea condenado, alega a
favor de su defendido la circunstancia atenuante de irreprochable
conducta anterior, establecida en el N°6 del artículo 11 del Código Penal,
y que la pena le sea rebajada en dos grados de acuerdo a lo dispuesto
en el artículo 52 del código referido.
Finalmente, pide se le otorgue la remisión condicional de la pena
establecido en la ley 18.216.
QUINCUAGESIMO PRIMERO: Que, la defensa del acusado Santiago
Matteo Galleguillos ha solicitado la absolución de su representado por
cuanto, en su opinión, no se encontraría acreditado el hecho punible del
homicidio calificado de Manuel Leyton Robles ni tampoco la participación
que a su representado se le habría atribuido como partícipe de una
asociación ilícita.
Que este tribunal acogerá la petición de absolución del referido acusado
puesto que, no obstante, que el hecho punible del asesinato de Manuel
Leyton Robles se encuentra completamente justificado en autos, no
aparece de la misma manera acreditada en autos la participación que
como encubridor del referido ilícito le habría correspondido a este
acusado. El sólo hecho de haber firmado un documento del servicio
médico Legal, por el que recepcionó la entrega del cadáver del aludido
Leyton, no resulta suficiente para adquirir la convicción de la
participación delictiva que se le atribuye en autos.
Por otra parte, tampoco aparece acreditado que haya participado en una
asociación ilícita dirigida a cometer los delitos que se investigaron en
autos. El sólo hecho de haberse desempeñado funcionario auxiliar en la
Clínica London no reviste la gravedad suficiente para considerar que
haya participado en una asociación creada para cometer delitos.
QUINCUAGESIMO SEGUNDO: Que
el
abogado
Cristian
Manuel
Terongo Bravo en representación del acusado Vittorio Orvietto
Tiplitzki, en el primer otrosí del escrito de fojas 7.300 y siguientes y fs.
7837, contesta la acusación fiscal, adhesiones y acusación particular
dictadas en contra de su representado.
Agrega que su representado formaba parte de una institución
gubernamental que a la fecha de los hechos se había validado
legalmente a través del Decreto Supremo N°521, por lo cual el objetivo
de dicha organización no era un fín delictivo, y su estado de
permanencia está avalado por la juridicidad de la época.
Señala que su responsabilidad, para el caso de que el tribunal así lo
determine, se encuentra extinguida en virtud de lo dispuesto en el N°10
del artículo 10 del Código Penal, por cuanto del mérito de la
investigación se desprende que su representado actuó convencido de
que estaba operando dentro de la legalidad y juridicidad de la época, por
lo que no le cabe ninguna responsabilidad criminal en los autos.
En subsidio, y para el improbable caso, que se desestimen las
alegaciones en favor de su representado, pide se acojan en beneficio de
este las de los Nos. 1, 6 y 9 del artículo 11 del Código Penal.
QUINCUAGESIMO TERCERO: Que, con relación a la petición de
absolución formulada por la defensa del acusado Orvietto Tiplitzky esta
será desestimada por cuanto la alegación que formula de haber
pertenecido a una organización validada legalmente en virtud del
Decreto Ley N°521, vale decir, la DINA, que fuera creada por dicha
norma jurídica, no significa que, tal como se ha señalado anteriormente,
en virtud de los artículos secretos que formaron parte del aludido Decreto
Ley, se apartó de sus funciones llegando algunos de sus integrantes a
constituir una asociación de carácter criminal.
El mismo fundamento señalado precedentemente, sirve también para
rechazar la alegación del acusado en orden a que su responsabilidad
penal se encontraría extinguida en virtud de lo dispuesto en el N°10 del
artículo 10 de Código Penal, puesto que, en atención a los hechos
acreditados en el proceso, no pudo desconocer las actividades
criminales desarrolladas por la jefatura de la referida organización.
Con respecto a la petición subsidiaria, para que se acojan las
aminorantes que indica, vale decir las contempladas en los Nos. 1, 6 y 9
del artículo 11 del Código Penal, no resulta procedente, en atención a lo
señalado precedentemente y a que no existe ningún antecedente que lo
justifique acoger las atenuantes de los Nos. 1 y 9 del artículo 11 del
código del ramo. Con relación a la del N°6 del referido artículo, tampoco
puede ser considerada a favor de su representado en atención a las
circunstancias propias de los hechos investigados y a que actualmente
se encuentra cumpliendo condena por delitos de violación a los derechos
humanos.
QUINCUAGESIMO CUARTO: Que en lo que dice relación con la
acusación particular deducida por el Consejo de Defensa del Estado,
este tribunal comparte las precisiones que respecto a la calificación
jurídica de los delitos de que se trata formula dicha parte. Sin embargo,
en lo que se refiere a la penalidad solicitada y a la participación que en
cada caso señala respecto a los imputados, se deberá estar a lo que se
resuelva en lo dispositivo de la presente sentencia.
Sin embargo, en lo que dice relación con la pena de presidio perpetuo
solicitado por dicha parte para alguno de los acusados particularmente
por ella, debiendo darse aplicación a lo dispuesto en el artículo 75 del
Código Penal, este tribunal, negará lugar a dicha solicitud puesto que no
concurre el presupuesto factico de dicha norma, esto es, que uno de los
delitos sea el “medio necesario” para cometer el otro.
Los delitos por los que se ha acusado a los referidos partícipes son
absolutamente independientes entre sí y por ello se sancionarán
separadamente dando aplicación a la norma del artículo 74 del código
sancionatorio y, teniendo además presente que la aplicación de esta
última resulta más favorable para los sentenciados.
En cuanto a las acciones civiles:
QUINCUAGESIMO QUINTO: En el primer otrosí del escrito de fojas
6.683 y siguientes, Sergio Corvalan Carrasco, abogado, domiciliado en
Doctor Sótero del Río N°326, oficina 1.205, Santiago, con el mandato
que
inviste,
como
apoderado
de
las
partes
querellantes,
en
representación de doña Mireya Barra Bustamante, rut 5.015.872-1,
chilena, viuda, dueña de casa, domiciliada en calle Gregorio Urrutia
N°161, Paradero 18 poniente, Vicuña Mackenna, La Florida, Santiago,
quién tiene la calidad de cónyuge de Manuel Jesús Leyton Robles, por
este acto interpone demanda de indemnización de perjuicios en contra
del N°1 Fisco de Chile, representado por el Sr. Sergio Urrejola
Monkeberg, abogado, chileno, en su calidad de presidente del Consejo
de Defensa del Estado-, ambos domiciliado en Santiago, calle Agustinas
Nº 1687; y en contra de todas las personas procesadas y acusadas en
estos autos como autores, cómplices y encubridores de los delitos de
secuestro, homicidio calificado cometido en la persona de su cónyuge y
asociación ilícita, que a continuación demanda: Hernán Horacio Taricco
Lavin, Pedro Samuel Valdivia Soto, Eliana Carlota Bolumburu Taboada,
Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán
Luis Sovino Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan
Hernán Morales Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto
Tiplitzky, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño y Manuel Guillermo
Contreras Sepúlveda, todos ya individualizados en la parte expositiva de
autos, fundándose la demanda en los siguientes antecedentes de hecho
y derecho que expone a continuación:
1.- Los hechos:
En autos se encuentra acreditado que el cabo 1° del Ejército de Chile,
Manuel Jesús Leyton Robles y el sub oficial de Carabineros de Chile,
Heriberto del Carmen Acevedo, ambos funcionarios de la DINA, el 25 de
marzo de 1977, luego de ser allanados sus respectivos domicilios se
incautaron dos renoletas, siendo detenidos por personal de Carabineros
del servicio de encargo y búsqueda de vehículos motorizados y
mantenidos por horas en el cuartel de dicha unidad policial, ubicado en
el sector de Rodrigo de Araya , en la comuna de Macul, Santiago.
Por órdenes impartidas desde la Junta Militar de Gobierno, y
refrendadas por el General Augusto Pinochet Ugarte, los detenidos
fueron entregados al Coronel Vianel Valdivieso, quién a su vez, cumplía
órdenes del Director de la DINA, Manuel Contreras Sepúlveda. La
jefatura de la DINA, dispuso que el cabo primero Manuel Leyton Robles,
fuera trasladado y mantenido en el cuartel de la Brigada Lautaro de la
DINA, ubicado en calle Simón Bolívar de la comuna de la Reina en
Santiago. Luego, el agente operativo Leyton Robles estando bajo el
control de la jefatura de la DINA fue trasladado y mantenido privado de
libertad en el Centro Médico denominado “Clínica London”, recinto
secreto de la DINA ubicado en calle Almirante Barroso en la comuna de
Santiago Centro.
En la Clínica London, este cabo, estando preso y reducido fue
asesinado. Su muerte fue provocada por aplicación de gas sarín. A su
familia, los mandos superiores del Ejército le informaron oficialmente que
este habría fallecido en un acto de servicio. Al padre de la víctima, a la
cónyuge y a sus hijos se les ocultó el hecho insidioso del crimen y la
verdadera causa de su muerte, diciendo que había sido por causas
naturales y se impuso una ceremonia y velatorio bajo estricto control de
funcionarios de la DINA. La sospecha fundada de la familia, llevó a la
suspensión del velatorio. Se le practicó entonces una autopsia y los
directivos del Instituto Médico Legal, a pedido de agentes de la DINA,
enviados por Manuel Contreras, emitieron documentos no fieles a la
realidad, distorsionaron documentos públicos emitidos por servicios del
Estado. Los verdaderos resultados de los exámenes químicos y
toxicológicos a los restos del cabo Leyton, correspondían a una
anatomía patológica, distinta la consignada en los informes emitidos. La
consecuencia es que tanto los documentos que explican la muerte
extendidos por los médicos de la DINA y por otros funcionarios del
Estado, no son verdaderos. No es fidedigna la causa de muerte que se
consigna en ellos y tampoco lo son los certificados e inscripciones
practicadas en el Registro Civil e Identificación. Tampoco son fidedignos
ni verdaderos los documentos: historia clínica de atención médica, ni la
hoja de enfermería, que médicos que trabajaban para la DINA en dicho
recinto clandestino confeccionaron y firmaron para justificar la estadía y
luego la muerte del cabo primero Manuel Jesús Leyton Robles.
Sobre la base de las consideraciones respecto de los hechos que
formula, señala que los jefes de la DINA lograron evitar que el cabo
primero Leyton ratificara antes el Juez Militar informaciones que ya había
declarado ante la unidad policial de Carabineros que lo investigó y
detuvo el 25 de marzo de 1977, sobre los vehículos, el método y el
destino de personas que se encontraban en esa época detenidas y
desparecidas.
Tres décadas se mantuvo este crimen en secreto entre camaradas de
armas, ya que fue cometido para mantener la cohesión y disciplina férrea
de silencio al interior de la DINA. Sin embargo, la investigación sumarial
permitió desentrañar y establecer fehacientemente las pruebas de los
hechos y las participaciones criminales que se individualizan en el auto
acusatorio.
II. El Derecho:
1. El deber jurídico del Estado de indemnizar.
De conformidad con la Constitución, Leyes de la República de Chile, los
principios generales y las normas convencionales y consuetudinarias del
derecho Internacional, el Fisco de Chile que representa al estado e
instituciones de la república de Chile, los acusados y demandados en
estos autos, se encuentran obligados al resarcimiento de los daños y
perjuicios ocasionados, en virtud del principio de la responsabilidad legal
o extra contractual objetiva.
En primer término dice que los artículos sexto y séptimo de la
Constitución Política establecen el principio de legalidad y de
responsabilidad del Estado señalando que sus órganos deben someter
su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ellas. Los
órganos del Estado actúan válidamente si lo hacen dentro de su
competencia y en la forma que se prescribe en la ley, sin que puedan
atribuirse más autoridad que en las que expresamente se les haya
conferido constitucional y legalmente, estableciéndose que toda
infracción yo contravención a ella originara las responsabilidades que
señale la ley.
Las otras normas de rango constitucional que especifican esta
responsabilidad legal se encuentran contempladas en los artículos
primero inciso cuarto, cuarto y quinto inciso segundo, en relación con los
artículos diecinueve Nº 20 y 24, y en el artículo 38 inciso 2º de la misma
Constitución.
La responsabilidad extra contractual del estado se traduce en la
búsqueda de soluciones tendientes a otorgar al ciudadano una adecuada
protección legal frente a los daños sufridos a su persona o propiedad
derivado de la actividad jurídica y material de la administración y del
estado en general.
Agrega que la responsabilidad extracontractual del Estado es por su
naturaleza de derecho público y constituye una obligación jurídica de
derecho público internacional, muy distinta a los que se conoce como
responsabilidad subjetiva que se encuentra regulada en el Código Civil y
que se ventila en sede privada, ya que esta última es la que regula las
relaciones
patrimoniales
entre
particulares.
Como
además,
la
responsabilidad objetiva prescinde en absoluto de la conducta del sujeto,
de su culpabilidad, en ella se atiende única y exclusivamente al daño
producido, bastando éste para que su autor sea considerado
responsable. Cualquiera allá sido su conducta. No es relevante que allá
existido culpa o dolo de parte de la gente.
En efecto, la directa imputabilidad generada entre los actos de los
militares causante de un daño al interés y derechos legítimos de la
persona de la querellante y demandante de autos, y la responsabilidad
que de ella se deriva, se aplica conforme a lo que en doctrina se
denomina teoría del órgano, según la cual existe un vínculo directo entre
el poder público y los administrados, en el cual no intermedia la persona
del funcionario o agente interviniente (Militares en actividad en este caso)
cuya actuación no es a título personal sino institucional, comprometiendo
al órgano estatal del que forma parte.
La
Ley
Orgánica
Constitucional
de
Bases
Generales
de
la
Administración, dispone en su artículo 4 que: “El Estado será
responsable por los daños que causen los órganos de la Administración
en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de las responsabilidades
que pudieren afectar al funcionario que las hubiere realizado”. De lo
anterior se concluye que la no observancia de este deber generó la
responsabilidad objetiva del Estado en la especie, por las actuaciones de
los funcionarios de la DINA que privaron de libertad y asesinaron a
Manuel Jesús Leyton Robles, lo eliminaron para que no pudiera declarar
y ratificar ante el Fiscal y Juez Militar, donde estaba citado y obligado a
comparecer en la causa N°242-77 del 2° Juzgado Militar de Santiago.
Estando ya requerido por un Fiscal Militar, la jefatura de la DINA ordenó
a sus agentes, y les autorizó la aplicación del gas sarín para eliminar a
este sin dejar rastros, lo asesinaron para frustrar la justicia, y evitar que
se investigara sobre los vehículos y destinos de las personas detenidas
desaparecidas.
A continuación el actor se explaya sobre el derecho a la indemnización y
reparación que nace de todo delito, también respecto de la doctrina de la
Excma. Corte Suprema sobre responsabilidad del Estado y la relación
entre el daño provocado y el monto de la indemnización, concluyendo
que el demandado Fisco de Chile debe pagar: a la demandante doña
Mireya Barra Bustamante, a) a título de indemnización de perjuicios por
concepto de daño moral la suma de cuatrocientos ochenta millones de
pesos ($480.000.000) o la suma que el tribunal estime ajustada a
derecho y equidad; b) el monto de la indemnización respectiva,
reajustado y generará intereses desde la fecha de la sentencia que la
establezca y hasta el pago efectivo y total de la misma; c) el demandado
pagará las costas de la causa.
II. Los demandados Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel
Valdivia Soto, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor
Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino
Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales
Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys
de las Mercedes Calderón Carreño y Manuel Guillermo Contreras
Sepúlveda, deben pagar en forma conjunta y solidariamente a la
demandante doña Mireya Barra Bustamante, a) a título de indemnización
de perjuicios por concepto de daño moral la suma de cuatrocientos
ochenta millones de pesos ($480.000.000) o la suma que el tribunal
estime ajustada a derecho y equidad; b) el monto de la indemnización
respectiva, reajustado y generará intereses desde la fecha de la
sentencia que la establezca y hasta el pago efectivo y total de la misma;
c) los demandados pagarán las costas de la causa.
QUINCUAGESIMO SEXTO: En el primer otrosí del escrito de fojas
6.717 y siguientes, Sergio Corvalan Carrasco, abogado, domiciliado en
Doctor Sótero del Río N°326, oficina 1.205, Santiago, con el mandato
que
inviste,
como
apoderado
de
las
partes
querellantes,
en
representación de Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen,
Carlos Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny Freddy, todos de apellido Leyton
Barra ya individualizados en autos, quienes tienen la calidad de hijos de
Manuel Jesús Leyton Robles, por este acto interponen demanda de
indemnización de perjuicios en contra del Fisco de Chile, representado
por el Sr. Sergio Urrejola Monkeberg, abogado, chileno, en su calidad de
Presidente del Consejo de Defensa del Estado-, ambos domiciliados en
Santiago, calle Agustinas Nº 1687; y en contra de todas las personas
procesadas y acusadas en estos autos como autores, cómplices y
encubridores de los delitos de secuestro, homicidio calificado cometido
en la persona de su padre y asociación ilícita, que a continuación
demanda: Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel Valdivia Soto,
Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires,
Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Santiago
Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado, Lorenzo
Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys de las Mercedes
Calderón Carreño y Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, todos ya
individualizados en la parte expositiva de autos, fundándose la demanda
en los siguientes antecedentes de hecho y derecho que expone a
continuación:
En cuanto a los hechos y el derecho aplicable se reproducen las
alegaciones vertidas por la demandante civil que se han analizado en el
motivo precedente y que se dan por enteramente reproducidas en esta
parte, concluyendo lo siguiente:
I.Que el demandado Fisco de Chile debe pagar a cada uno de los
demandantes Manuel Antonio Leyton Barra, a título de indemnización de
perjuicios por concepto de daño moral la suma de doscientos cuarenta
millones de pesos ($240.000.000) o la suma que el tribunal estime
ajustada a derecho y equidad; b) el monto de la indemnización
respectiva, reajustado y generará intereses desde la fecha de la
sentencia que la establezca y hasta el pago efectivo y total de la misma;
c) el demandado pagará las costas de la causa.
II. Los demandados Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel
Valdivia Soto, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor
Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino
Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales
Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys
de las Mercedes Calderón Carreño y Manuel Guillermo Contreras
Sepúlveda, deben pagar en forma conjunta y solidariamente a cada uno
de los demandantes, a) a título de indemnización de perjuicios por
concepto de daño moral la suma de doscientos cuarenta millones de
pesos ($240.000.000) o la suma que el tribunal estime ajustada a
derecho y equidad; b) el monto de la indemnización respectiva,
reajustado y generará intereses desde la fecha de la sentencia que la
establezca y hasta el pago efectivo y total de la misma; c) los
demandados pagarán las costas de la causa.
En cuanto a las contestaciones a las demandas civiles:
QUINCUAGESIMO SEPTIMO : Que, en lo principal del escrito de fojas
6.928 y siguientes la Sra. IRMA ELENA SOTO RODRIGUEZ, Abogado
Procurador Fiscal de Santiago del Consejo de Defensa del Estado por el
Fisco de Chile, persona jurídica de derecho público, ya individualizada,
procede a contestar la demanda civil deducida en autos por doña Mireya
Barra Bustamante. Esta última, en su calidad de cónyuge sobreviviente
de Manuel Leyton Robles, víctima del delito materia de autos, quién
funda su demanda en los preceptos legales singularizados en el motivo
que procede y de conformidad con lo previsto en el inciso final del
artículo 10 del Código de Procedimiento Penal, oponiendo la excepción
de incompetencia absoluta del tribunal para el conocimiento de la acción
civil en cuestión.
Pese a que la demandante ha pretendido que el tribunal a su cargo es el
competente para el conocimiento de esta controversia, lo cierto es que
son los tribunales con jurisdicción en lo civil los llamados a juzgar la
pretensión resarcitoria.
La incompetencia que invoca fluye del texto de la ley y de la historia de
su establecimiento, puesto que de acuerdo a nuestra legislación en los
procesos criminales sólo excepcionalmente, pueden incoarse y fallarse
acciones de naturaleza civil, de manera que, como se trata de una
facultad excepcional, debe ser interpretada y aplicada de modo
restrictivo.
Asimismo, la última reforma del Código de Procedimiento Penal, tuvo su
origen en la ley 18.857 de 1989, y en ella se modificó la acción civil a
deducir dentro del proceso penal, limitándosela en cuanto a la amplitud y
extensión que tuvo con anterioridad a ella.
Dicha ley modificó el artículo 10 estableciendo las condiciones en que
debe desenvolverse la acción civil, para que excepcionalmente sea de
competencia del juez del crimen y ellas son las siguientes:
a) la acción civil debe fundarse en los perjuicios patrimoniales causados
directa e inmediatamente por las propias conductas de los procesados o
que sean consecuencias próximas o directas de aquellas;
b) el juzgamiento de la pretensión civil del actor no puede extenderse de
ninguna manera a extremos ajenos a las conductas que constituyen el
hecho punible.
c) el hecho punible es la visión procesal penal o adjetiva de la tipicidad
penal;
d) la tipicidad penal es la causada por los agentes delictuales.
En síntesis, el juez del crimen carece de competencia para conocer de
acciones civiles indemnizatorias o reparatorias que proceden de hechos
distintos de los propios que causaron la tipicidad o que tengan causas de
pedir ajenas al objeto del proceso penal.
Y como consecuencia, la supuesta responsabilidad indemnizatoria del
Fisco debería buscarse en circunstancias diversas del comportamiento
de los autores o cómplices, de modo que el enjuiciamiento debe
necesariamente extenderse a hechos distintos a los propios de la norma
citada, artículo 10 del Código de Procedimiento pena, excediéndose con
creces la limitación impuesta por el legislador.
En subsidio, opone las siguientes excepciones y alegaciones.
En primer término, la excepción de pago, en atención a que señala la
improcedencia de la indemnización por haber sido ya indemnizada la
demandante en conformidad a la ley 19.123 y sus modificaciones.
En atención a lo señalado es dable indicar que la llamada Comisión
Verdad y Reconciliación o también llamada Comisión Rettig en su
informe final propuso una serie de “propuestas de reparación”, entre las
cuales se encontraba una “pensión única de reparación para los
familiares directos de las víctimas” y algunas prestaciones de salud. En
dicho informe se identificó al Sr. Manuel Jesús Leyton Robles como
víctima de violaciones a los derechos humanos.
También diversas leyes, entre las cuales la ley 19.123 ha sido la más
importante, han establecido reparaciones mediante transferencias
directas de dinero y también mediante la asignación de nuevos derechos
y parte importante de la reparación por los daños morales causados a los
familiares de las víctimas de derechos humanos se realiza a través de
actos positivos de reconocimiento y recuerdo de los hechos que dieron
lugar a aquellas violaciones, lo que constituye reparaciones simbólicas.
En subsidio de lo anterior, la parte del Fisco de Chile, opone la
excepción de prescripción extintiva de la acción con arreglo a lo
dispuesto en el artículo 2332 del Código Civil, en relación con lo
dispuesto en el artículo 2497 del mismo cuerpo legal, solicitando que,
por haberse cumplido el plazo liberatorio debe rechazarse la demanda
en todas sus partes.
Según lo consignado en el auto acusatorio, el delito se habría verificado
entre el 25 al 29 de marzo de 1977 y la fecha de notificación de la
demanda fue el 15 de mayo de 2013, por lo cual transcurrió en exceso el
cuadrienio que establece el citado artículo 2.332 del Código Civil, lo que
deberá
necesariamente
conducir
al
rechazo
de
la
pretensión
indemnizatoria en cuestión.
También, el Fisco de Chile señala que la acción de indemnización de
perjuicios, cualquiera sea el origen o naturaleza de los hechos en que se
funda, no tiene jamás un carácter sancionatorio. Dice que la reparación
no es una pena, sino el resarcimiento del daño causado, razón por la
cual su entidad debe ir en directa relación con el tamaño del perjuicio, sin
atender a la gravedad de la conducta lesiva. Además, la reparación ha
de ser completa y cabal, lo que “no se lograría si su monto dependiera
de esa culpabilidad, puesto que entonces podría ser mayor o menor que
el daño”.
Asimismo, su contenido es netamente patrimonial, como lo ha ratificado
la jurisprudencia, y por ello, la acción destinada a exigirla está –como
toda acción patrimonial-, expuesta a extinguirse por prescripción.
Tampoco, ninguno de los instrumentos internacionales contempla la
imprescriptibilidad de las acciones civiles derivadas de delitos o crímenes
de lesa humanidad o que prohíba o impida la aplicación del derecho
interno en esta materia.
Por último, alega la demandada ya señalada la improcedencia de
reajuste e intereses en la forma solicitada, puesto que mientras no exista
una sentencia ejecutoriada, ninguna obligación tiene su representado el
Fisco de indemnizar, y por lo tanto ninguna suma que deba reajustarse.
Lo mismo vale para los intereses pretendidos, los que sólo proceden en
la medida en que se encuentre firme y ejecutoriada la sentencia y,
además, que el deudor se encuentre en mora de cumplir la obligación y,
en mérito de lo expuesto, alega la improcedencia del pago de reajustes e
intereses en la forma en que han sido solicitados en la demanda.
Finalmente, solicita tener por contestada la demanda y, en definitiva,
declarar la incompetencia absoluta del tribunal para conocer de ella en
razón de la materia o, en subsidio, negarle lugar en todas sus partes
como consecuencia de acoger las excepciones y defensas de fondo, con
costas.
QUINCUAGESIMO OCTAVO: Que, en lo principal del escrito de fojas
6.970 y siguientes la Sra. IRMA ELENA SOTO RODRIGUEZ, Abogado
Procurador Fiscal de Santiago del Consejo de Defensa del Estado por el
Fisco de Chile, persona jurídica de derecho público, ya individualizada,
procede a contestar la demanda civil deducida en autos por don Sergio
Corvalan Carrasco en representación de Manuel Antonio, Julio Daniel,
Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabián y Ronny Freddy,
todos de apellido Leyton Barra, en su calidad de hijos de Manuel Leyton
Robles, víctima del delito materia de autos, quienes interponen demanda
de indemnización de perjuicios en contra del Fisco solicitando sea
condenado este a pagar a cada uno la suma de doscientos cuarenta
millones con reajustes intereses desde la fecha de la sentencia y hasta el
pago efectivo con costas, como reparación por el daño moral sufrido a
consecuencia del delito de asociación ilícita, secuestro calificado y
homicidio de su padre don Manuel Leyton Robles, hecho acecido en
marzo de 1977.
A este respecto, solicita su rechazo por los mismos motivos y
consideraciones que se han expuesto en el considerando anterior, las
que por economía procesal se dan por expresamente reproducidas en
esta parte.
QUINCUAGESIMO NOVENO: Que en el quinto otrosí del escrito de
fojas 7.013 y siguientes Claudio Feller Schleyer y Felipe Aharens
Alarcón, abogados en calidad de mandatarios judiciales y en
representación de don Pedro Valdivia Soto, ya individualizado,
demandado civilmente como encubridor de un delito de homicidio
calificado, contestan las demandas civiles de indemnización de
perjuicios, deducidas en autos, solicitando que se rechacen en virtud de
las consideraciones de hecho y de derecho que expone a continuación y
en subsidio, se regule en forma prudencial y legal el monto de la referida
indemnización.
Con relación a la petición de rechazo en todas sus partes de
las demandas civiles, dicha petición la fundamenta en primer término en
la ausencia absoluta de los requisitos para que nazca la responsabilidad
civil extracontractual, por cuanto su defendido no habría tenido
participación en ningún hecho que pueda dar origen a dicha
responsabilidad civil extracontractual.
En segundo término, en virtud de lo señalado en el artículo
2.316 del Código Civil, aún en el supuesto que su representado hubiere
incurrido en el encubrimiento de un homicidio, las demandas civiles
también deberían ser desestimadas, puesto que los actores demandan
civilmente una indemnización por el daño moral que les produjo el
homicidio del cabo Manuel Leyton y, de acuerdo a lo señalado en el
precepto legal citado y a la opinión unánime de la doctrina sobre este
punto, sólo están obligados a la indemnización la o las personas que con
su acción causaron o produjeron el daño, debiendo existir una relación
de causalidad entre la acción libre de un sujeto capaz y el daño y, por
otra parte, el inciso segundo del señalado precepto legal limita la
responsabilidad civil extracontractual de los que no son autores ni
cómplices del delito civil, sólo a aquellos que reciben un provecho
económico del dolo ajeno (es decir, del dolo del autor o coautores del
delito),
en
consecuencia,
por
definición
es
imposible
que
su
representado haya obtenido un provecho económico por un homicidio.
En subsidio, opone la excepción de prescripción de la acción
civil en atención a que el hecho habría ocurrido en el mes de marzo de
1977, habiendo ya cumplido con creces el plazo de cuatro años,
necesario para la prescripción de la acción civil, sea que se considere
que esta se interrumpe con la demanda, sea que se considere que se
interrumpe con la querella.
A su vez, como solicitud subsidiaria, pide se regule legal y
prudencialmente el monto de la indemnización por daño moral, en
atención a que su defendido no tuvo participación ni como autor ni como
cómplice del delito y en tal circunstancia, se regule el monto de la
indemnización en una cantidad sustancialmente menor que la pretendida
por los demandantes.
SEXAGESIMO: Que en el segundo otrosí del escrito de fojas
7.045
y
siguientes
Leonardo
Battaglia
Castro,
abogado
en
representación de don Hernán Horacio Taricco Lavin, ya individualizado,
contesta las demandas civiles de indemnización de perjuicios ya
señaladas en los fundamentos precedentes y solicita el rechazo de las
mismas en virtud de la absoluta inocencia en los hechos criminales que
se le atribuyen por parte de su representado.
Sin perjuicio de lo anterior, las acciones civiles intentadas por
los demandantes se encuentran prescritas de conformidad a lo previsto
en el artículo 2.332 del Código Civil, que señala un plazo de prescripción
de cuatro años, el que habría transcurrido en exceso, puesto que el
hecho dañoso habría tenido su inicio el 25 de marzo de 1977 con
ocasión del traslado del cabo primero Sr. Manuel Jesús Leyton Robles,
desde su centro de detención (cuartel Simón Bolivar), hasta la
denominada “Clínica London”, lugar en el que falleció el día 29 de marzo
de 1977.
Asimismo, tampoco consta en autos que los demandantes ya
individualizados, hayan dado cumplimiento a lo dispuesto en el artículo
103 bis del Código de Procedimiento Penal, en orden a interrumpir el
término de prescripción por medio de la interposición de la respectiva
demanda civil durante el curso del sumario criminal.
Por las razones antes dichas solicita el rechazo de las
demandas antes señaladas.
SEXAGESIMO PRIMERO: Que en el segundo otrosí del
escrito de fojas 7.123 y siguientes los abogados Vivian Bullemore
Gallardo y Yasna Bentjerodt Poseck, en representación de Vianel
Valdivieso Cervantes contestan las demandas civiles deducidas en
contra de su representado y señalan que este no es autor de los delitos
que se le imputan por lo que mal podría tener responsabilidad civil y,
como por otra parte, no se ha cumplido con los requisitos previstos en el
artículo 103 bis del Código de Procedimiento Penal, que permiten la
interrupción de la prescripción, en consecuencia, las acciones civiles se
encuentran prescritas por lo que corresponde su rechazo en todas sus
partes, con expresa condena en costas.
SEXAGESIMO SEGUNDO: Que en el segundo otrosí del escrito de
fojas 7.143 y siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna
Bentjerodt Poseck, en representación de Eliana Bolumburu Taboada
contestan las demandas civiles deducidas en contra de su representada
y señalan que este no es autora ni encubridora de los delitos que se le
imputan por lo que mal podría tener responsabilidad civil y, como por otra
parte, no se ha cumplido con los requisitos previstos en el artículo 103
bis del Código de Procedimiento Penal, que permiten la interrupción de
la prescripción, en consecuencia, las acciones civiles se encuentran
prescritas por lo que corresponde su rechazo en todas sus partes, con
expresa condena en costas.
SEXAGESIMO TERCERO: Que en el segundo otrosí del
escrito de fojas 7.143 y siguientes el abogado Luis Hernán Núñez
Muñoz, en representación de Hernán Luis Sovino Maturana contesta la
demanda civil deducida en contra de su representado por doña Mireya
Barra Bustamante, solicitando se declare como acción de fondo la
prescripción extintiva de la acción civil por haber transcurrido con creces
el plazo de cuatro años que establece la ley, que se comienza a contar a
partir del “hecho”. En segundo lugar, por cuanto ni siquiera la
interposición de la querella puede interrumpir el plazo por las razones
que señala y finalmente está el plazo de 10 años que establece el
Código Civil como límite infranqueable como cláusula general de cierre
para todas las obligaciones.
SEXAGESIMO CUARTO: Que a fojas 7.167, a solicitud del
apoderado de los demandantes civiles y, previa certificación, se tiene por
evacuado el trámite de contestación de las demandas civiles de autos en
rebeldía de los acusados Ricardo Lawrence Mires, Hernán Sovino
Maturana, Santiago Matteo Galleguillos, Juan Morales Salgado, Vittorio
Orvieto Teplitzky y Gladys Calderón Carreño.
EN CUANTO A LAS DEMANDAS CIVILES:
SEXAGESIMO QUINTO: Que la demandada civil –Fisco de
Chile- en su escrito de fojas 6.928 y siguientes de conformidad a lo
dispuesto en el inciso final del artículo 10 del Código de Procedimiento
Penal, opone la excepción de incompetencia absoluta del Tribunal para
el conocimiento de la acción civil en cuestión. Funda su pretensión en el
hecho que el juez del crimen carecería de competencia para conocer de
acciones civiles indemnizatorias o reparatorias que preceden de hechos
distintos de los propios que causaron la tipicidad o que tengan causas de
pedir ajenas al proceso penal.
En subsidio, opone la excepción de pago por haber sido ya
indemnizada la demandante en conformidad la ley 19.1213 y sus
modificaciones.
Asimismo, en subsidio de lo anterior, la parte del Fisco de
Chile, opone la excepción de prescripción extintiva de la acción con
arreglo a lo dispuesto en el artículo 2.332 del Código Civil, en relación
con lo que señala el artículo 2497 del mismo cuerpo legal, solicitando
que por haberse cumplido el plazo liberatorio debe rechazarse la
demanda en todas sus partes.
Por último, alega la demandada la improcedencia del pago de
reajustes e intereses en la forma solicitada por la demandante.
SEXAGESIMO SEXTO: Que, con relación a la excepción de
incompetencia alegada por el fisco de Chile, ella será desestimada por
cuanto, del propio texto de la norma del artículo 10 del Código de
Procedimiento Penal, aplicable en la especie, se desprende la facultad
que posee el demandante de deducir con arreglo a las prescripciones del
señalado cuerpo de leyes, las acciones civiles que tengan por objeto
reparar los efectos civiles del hecho punible, como son, entre otros, los
que persiguen la restitución de la cosa o su valor, o la indemnización de
los perjuicios causados.
Como el fundamento de la respectiva acción civil obliga a
este tribunal a juzgar las mismas circunstancias que constituyen el hecho
punible objeto del proceso penal, por tal razón, la referida excepción de
incompetencia será rechazada.
Con relación a la excepción de pago opuesta por la parte
antes referida, esto es, haber solicitado una indemnización derivada del
hecho punible, en circunstancias que ya fueron indemnizados, este
sentenciador discrepa de la alegación opuesta por el Fisco de Chile, por
cuanto, si bien es efectivo, que la ley N° 19.123 estableció pretensiones
reparatorias para víctimas de violaciones a los derechos humanos, entre
las cuales se encuentra la actora, se puede indicar que aquellos
beneficios en ningún caso pueden asimilarse a una indemnización de
perjuicios, toda vez que ellos, constituyen una acción del Estado de Chile
para aquellos que sufrieron o fueron víctimas de actos ejecutados por
agentes del Estado en el período posterior al 11 de septiembre de 1973,
de manera que ello no puede llegar a constituir una completa y plena
reparación
en
los
términos
indemnización de perjuicios.
que
jurídicamente
constituyen
una
Así las cosas, si bien la ley 19.123, ya mencionada, que crea
la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación concede
pensión de reparación y otorga otros beneficios sociales, así como
reparaciones simbólicas a los afectados, no establece de modo alguno la
incompatibilidad en que se sustenta la alegación opuesta por la
demandada civil. Lo anterior, se desprende claramente de lo dispuesto
en el artículo 24 de la ley recién citada.
Finalmente, en lo que dice relación a este aspecto, se puede
señalar que la ley N°19.123 en ningún caso establece una prohibición o
impedimento para que el sistema jurisdiccional declare, por los medios
que autoriza la ley, la procedencia de la acción indemnizatoria por el
daño moral causado a los familiares de las víctimas, no obstante haber
obtenido ciertas reparaciones en virtud de dicha ley, las que tienen –
como se dijo- una naturaleza y finalidades distintas de la acción
indemnizatoria por daño moral deducida en autos (Corte Suprema, roles
Nos. 2918-13, 3841-12, 5436-10 y 1424-13).
En relación, a la excepción de prescripción interpuesta por el
Fisco, ella también será desestimada y para ello se tiene como
fundamento el principio reconocido por la Excma. Corte Suprema al
señalar en falle recaído en causa ingreso N°4024-2013 lo siguiente: “En
efecto, tratándose de delitos de lesa humanidad, si la acción penal
persecutoria es imprescriptible, no resulta coherente entender que la
acción civil indemnizatoria éste sujeta a las normas sobre prescripción
establecidas en la ley civil interna, ya que ella contraría la voluntad
expresa manifestada por la normativa internacional sobre derechos
humanos –integrante del ordenamiento jurídico nacional por disposición
del artículo 5° de la carta fundamental– que consagra el derecho de las
víctimas y otros legítimos titulares ha obtener la debida reparación de los
perjuicios sufridos a consecuencia del acto ilícito”.
Por lo expuesto, también será rechazado el aludido motivo de
agravio.
Por último, con relación a la improcedencia del pago de
reajustes e intereses alegados por el Fisco de Chile, se deberá estar a lo
que este Tribunal disponga en lo resolutivo del presente fallo.
SEXAGESIMO
SEPTIMO:
Que,
con
relación
a
la
contestación a la demanda civil rolante a fojas 6.970 y siguientes, como
las alegaciones realizadas por el Fisco de Chile para solicitar el rechazo
de la demanda civil deducida en su contra por Manuel Antonio, Julio
Daniel, Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny
Freddy, todos de apellido Leyton Barra, son las mismas que se han
esgrimido para impetrar el rechazo de la demanda deducida en contra de
Mireya Barra, razón por la cual, este tribunal las desestimará por las
mismas razones que tuvo en consideración para denegar las peticiones
del Fisco de Chile en lo que dice relación con la parte de doña Mireya
Barra Bustamante, las que se dan por expresamente reproducidas a este
respecto.
SEXAGESIMO OCTAVO: Con relación a la contestación a
las demandas civiles deducidas por los querellantes en contra del
acusado Pedro Valdivia Soto, cuya contestación rola a fojas 7013 y
siguientes, quinto otrosí, el tribunal con relación al primer argumento que
esgrime la defensa relativo al rechazo en todas sus partes de las
demandas civiles, en primer término, por la ausencia absoluta de los
requisitos para que nazca la responsabilidad civil extracontractual, por no
haber tenido su representado ninguna responsabilidad en el homicidio de
Manuel Leyton Robles, argumentando asimismo que cuando contesta la
acusación de oficio, adhesiones y acusación particular ha solicitado la
absolución de su representado por cuanto el hecho punible no se
encuentra suficientemente acreditado y si no está probado el delito, no
puede lógicamente existir encubrimiento del mismo.
Esta alegación será desestimada por cuanto el hecho
punible, tal como se ha señalado en la parte penal del presente fallo, se
encuentra suficientemente comprobado y, asimismo, la participación del
demandado civil en él también está debidamente acreditada en autos.
Por otra parte, la defensa del acusado antes referido al
contestar las demandas civiles deducidas en su contra, también alega
como argumento para rechazar la referida acción, la aplicación del
artículo 2316 del Código Civil el que señala que “sólo están obligados a
la indemnización la o las personas que con su acción causaron o
produjeron el daño (moral o patrimonial)”. Dice que esa acción
“encubridora” no es causa ni produce en modo alguno el daño moral que
están demandando los actores civiles, como se desprendería de la sola
lectura de las demandas. El referido argumento también serán
desestimado por cuanto la participación que se atribuye al acusado en el
delito de que se trata, vale decir, como encubridor del mismo, también da
origen
a
una
responsabilidad
civil
indemnizatoria,
por
cuanto,
lógicamente, si se trató de ocultar la comisión del hecho punible y ello se
produjo durante largos años, resulta que el daño sufrido por los actores
civiles aparece suficientemente comprobado en estos autos, por ese sólo
hecho, no siendo el grado de participación que se atribuye al demandado
exculpatorio del mismo.
Con relación a las peticiones subsidiaria del demandado civil
al oponer la excepción de prescripción de la acción, ella también será
desestimada
sobre
la
base
de
los
argumentos
expuestos
precedentemente, al rechazar la petición que en el mismo sentido hizo el
Fisco de Chile.
Por último, en lo que respecta a la regulación prudencial de la
suma solicitada como indemnización por daño moral, en que solicitó se
fije ésta en una cantidad sustancialmente menor que la pretendida por
los demandantes, se deberá estar a lo resolutivo del presente fallo.
SEXAGESIMO NOVENO: Con relación a la contestación a
las demandas civiles interpuestas en contra del acusado Hernán Horacio
Taricco Lavin, que rola a fojas 7.045 y siguientes, segundo otrosí, se
desestima la petición de rechazo de las mismas basada en la inocencia
alegada por él, toda vez que, tanto el hecho punible investigado, como la
participación del acusado antes aludido se encuentran comprobadas en
autos en la calidad que se ha indicado precedentemente en la parte
penal de la sentencia.
Con relación a la prescripción y a la interrupción de la misma,
dichos argumentos también serán rechazados por el tribunal por cuanto
en lo que dice relación con delitos de lesa humanidad, ellos son
imprescriptibles en la parte penal y consecuencialmente, lo son también
en el aspecto civil derivado de esta.
SEPTUAGESIMO: Que en el segundo otrosí del escrito de
fojas 7.123 y siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna
Bendjerodt Poseck en representación de Vianel Valdivieso Cervantes
contestan las demandas civiles deducidas en contra de su representado
y señalan que como este no es autor de los delitos que se le imputan
mal podría tener responsabilidad civil y, en caso que se considerara que
la tiene, esta se encontraría prescrita.
Las referidas alegaciones serán desestimadas por el tribunal,
la primera, por cuanto la responsabilidad penal del acusado Valdivieso
se encuentra suficientemente comprobada en autos, tal como se ha
señalado en los fundamentos pertinentes. Con relación a la prescripción,
también
se
rechazará
dicha
excepción
por
los
argumentos
precedentemente expuestos.
SEPTUAGESIMO PRIMERO: Que, en el segundo otrosí del
escrito de fojas 7.143 y siguientes, los abogados Vivian Bullemore y
Yasna Bendjerodt, en representación de Eliana Bolumburu Taboada
contestan las demandas civiles deducidas en contra de su representada
y señalan que esta no es autora ni encubridora de los delitos que se le
imputan por lo que mal podría tener responsabilidad civil y, si la tuviera,
esta se encontraría prescrita.
Ambas alegaciones serán desestimadas por el tribunal, en
primer término, la responsabilidad penal de la acusada se encuentra
suficientemente demostrada en estos antecedentes y, en segundo lugar,
tampoco la acción civil se encuentra prescrita, por las razones expuestas
precedentemente.
SEPTUAGESIMO SEGUNDO: Que, en el segundo otrosí del
escrito de fojas 7143 y siguientes, el abogado Luis Hernán Núñez Muñoz
en representación de Hernán Luis Sovino Maturana contesta la demanda
civil deducida en contra de su representado, solicitando se declare como
excepción la prescripción extintiva de la acción civil, lo que como se ha
dicho precedentemente, será rechazado por este tribunal sobre la base
de la imprescriptibilidad de la acción penal y civil derivada de los delitos
de lesa humanidad.
SEPTUAGESIMO TERCERO: Que en virtud de lo señalado
precedentemente y haciendo este sentenciador referencia a la
responsabilidad del Estado por los hechos de sus agentes, esta se
encuentra establecida en el artículo 38 inciso 2° de la Constitución
Política de la República, que consagra el derecho de las personas para
reclamar jurídicamente la responsabilidad del Estado por haberse visto
lesionada por la actuación de la administración o de sus organismos;
norma que reitera el artículo 4° de la Ley 18.575, Orgánica
Constitucional sobre Bases Generales de la Administración.
SEPTUAGESIMO CUARTO: Que de los antecedentes del
proceso resulta evidente que los actores sufrieron dolor y aflicción por los
hechos que afectaron a Manuel Jesús Leyton Robles, más aún, tomando
en consideración las circunstancias que les tocó vivir durante el proceso
previo a su sepultación y el temor consecuente producido por la acción
intimidatoria de los mismos integrantes del organismo represor del que
formó parte la víctima.
Que, así las cosas, en la especie se ha establecido la
concurrencia de todos los requisitos que hacen procedente las
indemnizaciones que se demandan, esto es, la perpetración de delitos
por agentes del Estado; la existencia de un daño sufrido por los
demandantes; y la concurrencia del nexo causal entre este y aquellos.
Asimismo, también resulta necesario señalar, que en
atención a los antecedentes reunidos en autos y teniendo presente que
los delitos fueron calificados como de lesa humanidad, corresponde de
conformidad a la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
reparar con una justa indemnización el daño ocasionado y, si bien es
cierto, que el daño moral debe ser acreditado, el hecho de las
innumerables violaciones a los mismos ocurridas durante un período
prolongado de nuestra historia, este daño no requiere ser probado pues
basta para ese efecto el más elemental sentido común.
Por último, se regulará prudencialmente el daño moral antes
referido sufrido por los actores, en las siguientes sumas de dinero:
a) A doña Mireya Barra Bustamante, la suma de cien millones de
pesos ($100.000.000); y a,
b) Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen, Carlos Alfonso,
Ricardo Fabian y Ronny Freddy, todos de apellidos Leyton Barra, la
suma de veinte millones ($20.000.000), para cada uno de ellos.
La sumas anteriores deberán ser reajustadas en la misma proporción en
que varíe el Índice de Precios al Consumidor, entre el mes anterior a la
dictación de la presente sentencia y el mes anterior al de su pago;
devengando intereses corrientes por el mismo período, más costas.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos
1, 10 N°9, 11 N°1, 6 y 9,14, 15 N°3, 16, 17 inc. 1° N°2,18, 21, 25, 28, 29,
30, 50, 51, 52, 68, 68 bis, 69, 74, 75, 141 inciso 1°, 292, 293, 294 y 391
N°1 circunstancias 3ª y 5ª del Código Penal; 10, 108, 109, 110, 434, 450
bis, 457, 459, 473, 477, 478, 481, 482, 488, 499, 500, 501, 502, 503,
504, 505 y 533 del Código de Procedimiento Penal; 211, 214 y 335 del
Código de Justicia Militar; y artículos 2.314, 2.317, 2.332 y 2.515 del
Código Civil, Ley N°18.216 y Ley 20.603, se declara:
I.- En cuanto a la acción penal.
A.- Que se ABSUELVE al acusado Hernán Horacio Taricco Lavin y a la
acusada Eliana Carlota Bolumburu Taboada, ya individualizados, de la
acusación fiscal, particular y adhesiones a la misma, deducidas en su
contra como co-autores del delito de asociación ilícita contemplado en el
artículo 292 a 294 del Código Penal y del delito de secuestro contemplado
en el artículo 291 inciso 1° del mismo cuerpo legal.
B.- Que se ABSUELVE al acusado Santiago Alfredo Matteo Galleguillos,
ya individualizados, como autor del delito de asociación ilícita
contemplado en el artículo 292 a 294 del Código Penal y como
encubridor del delito de homicidio calificado contemplado en el artículo
391 N°1° circunstancias 3ª y 5ª del mismo cuerpo legal.
C.- Que se ABSUELVE a la acusada Gladys de las Mercedes Calderón
Carreño por su responsabilidad como co-autora del delito de asociación
ilícita contemplado en el artículo 292 a 294 del Código Penal.
D.- Que se CONDENA al acusado Vianel Valdivieso Cervantes, ya
individualizado, a las penas de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DIAS
DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, como co-autor del delito
de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y 293 del Código
Penal; a la pena de QUINCE AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MAYOR
EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta
perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de
inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la
condena, por su responsabilidad como co-autor del delito de homicidio
calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391
N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de
Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; y, a la pena de TRES AÑOS
Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO y a las
accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y
la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el
tiempo de la condena por su responsabilidad como co-autor del delito de
secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1° del Código Penal.
E.- Que se CONDENA al acusado Ricardo Víctor Lawrence Mires, ya
individualizado, a las penas de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DIAS
DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, como co-autor del delito
de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y 293 del Código
Penal; a la pena de QUINCE AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MAYOR
EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta
perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de
inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la
condena, por su responsabilidad como co-autor del delito de homicidio
calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391
N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de
Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; y, a la pena de TRES AÑOS
Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO y a las
accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y
la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el
tiempo de la condena por su responsabilidad como co-autor del delito de
secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1° del Código Penal.
F. Que se CONDENA al acusado Juan Hernán Morales Salgado, ya
individualizado, a las penas de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DIAS
DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, como co-autor del delito
de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y 293 del Código
Penal; a la pena de QUINCE AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MAYOR
EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta
perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de
inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la
condena, por su responsabilidad como co-autor del delito de homicidio
calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391
N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de
Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; y, a la pena de TRES AÑOS
Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO y a las
accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y
la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el
tiempo de la condena por su responsabilidad como co-autor del delito de
secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1° del Código Penal.
G. Que se CONDENA al acusado Hernán Luis Sovino Maturana
Salgado, ya individualizado, a las penas de QUINIENTOS CUARENTA Y
UN DIAS DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, como coautor del delito de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y
293 del Código Penal; a la pena de DIEZ AÑOS Y UN DIA DE
PRESIDIO MAYOR EN SU GRADO MEDIO, accesorias legales de
inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y
derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones
titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad como
cómplice del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton
Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código
Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de
1977; y, a la pena de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN
SU GRADO MAXIMO y a las accesorias de inhabilitación absoluta
perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para
cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena por su
responsabilidad como co-autor del delito de secuestro contemplado en el
artículo 141 inciso 1° del Código Penal.
H. Que se CONDENA al acusado Vittorio Orvieto Tiplitzky, ya
individualizado, a las penas de CINCO AÑOS Y UN DIAS DE PRESIDIO
MAYOR EN SU GRADO MINIMO, accesorias legales de inhabilitación
absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la
de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la
condena, como co-autor del delito de asociación ilícita contemplado en
los artículos 292 y 293 del Código Penal;
I. Que se CONDENA al acusado Pedro Samuel Valdivia Soto, ya
individualizado, a las penas de CINCO AÑOS DE PRESIDIO MENOR
EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta
perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de
inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la
condena, por su responsabilidad como encubridor del delito de
homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el
artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en
la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977;
J. Que se CONDENA a la acusada Eliana Carlota Bolumburu Taboada,
ya individualizado, a las penas de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO
MENOR EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación
absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la
de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la
condena, por su responsabilidad como encubridora del delito de
homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el
artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en
la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977;
K. Que se CONDENA al acusado Hernán Horacio Taricco Lavin, ya
individualizado, a las penas de TRES AÑOS DE PRESIDIO MENOR EN
SU GRADO MEDIO, accesorias legales de suspensión para cargos y
oficios públicos mientras dure la condena, por su responsabilidad como
encubridor del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton
Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código
Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de
1977;
L. Que se CONDENA a la acusada Gladys de las Mercedes Calderón
Carreño, ya individualizado, a las penas de CINCO AÑOS DE PRESIDIO
MENOR EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación
absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la
de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la
condena, por su responsabilidad como encubridora del delito de
homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el
artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en
la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977;
M. Que en atención a la resuelto precedentemente, se acoge la
acusación particular deducida por la parte del Consejo de Defensa del
Estado en la parte en que solicita se precise la calificación de los ilícitos
de asociación ilícita, secuestro y homicidio calificado; y, en lo que dice
relación con la participación de los acusados deberá estarse a lo resuelto
precedentemente
Se rechaza la referida acusación particular en cuanto solicita se
imponga a los acusados que señala la pena de presidio perpetuo por
aplicación del artículo 75 del Código Penal en virtud de lo que se ha
resuelto precedentemente.
N. Que se condena a todos los sentenciados que han sido condenados
al pago proporcional de las costas de la causa.II.- En cuanto a las acciones civiles.
Ñ. Que NO HA LUGAR a todas las excepciones, alegaciones o defensas
opuestas por el Consejo de Defensa del Estado y por los apoderados de
los demandados civiles.
O. Que HA LUGAR, con costas, a las demandas civiles deducidas por la
querellante Mireya Barra Bustamante y por Manuel Antonio, Julio Daniel,
Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny Freddy,
todos de apellidos Leyton Barra, representados por el abogado Sr.
Sergio CORVALAN, en contra del Fisco de Chile y de los acusados
Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel Valdivia Soto, Eliana
Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel
Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Juan Hernán
Morales Salgado, Vittorio Orvieto Tiplitzky y Gladys de las Mercedes
Calderón Carreño, regulándose la indemnización que por concepto de
daño moral deberán pagar a la demandante civil Mireya Barra
Bustamante, la suma de CIEN MILLONES DE PESOS ($100.000.000), y
a sus hijos Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen, Carlos
Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny Freddy, todos de apellidos Leyton
Barra, la suma de VEINTE MILLONES DE PESOS (20.000.000), para
cada uno de ellos.
P. La sumas anteriores deberán ser reajustadas en la misma proporción
en que varíe el Índice de Precios al Consumidor entre el mes anterior a
la fecha de la dictación de la presente sentencia y el mes anterior al de
su pago; devengando dichas sumas intereses corrientes por el mismo
período.
Q.Reuniéndose en la especie los requisitos exigidos en el artículo 15 bis
de ley 20.603, se concede a los condenados Pedro Samuel Valdivia
Soto y Eliana Carlota Bolumburu Taboada, la medida alternativa de la
libertad vigilada intensiva, estableciéndose como plazo de tratamiento
y observación ante la autoridad administrativa correspondiente el plazo
de sus respectivas condenas.
R. Reuniéndose en la especie los requisitos exigidos en la Ley N°18.216,
se concede al condenado Hernán Horacio Taricco Lavin, la medida
alternativa establecida en el artículo 4° de la Ley 18.216 de la remisión
condicional de la pena, estableciéndose como plazo de tratamiento y
observación ante la autoridad administrativa correspondiente el mismo
término de su condena.
S. En el evento que los sentenciados que han sido beneficiados con
dicha medida, no cumplieren con las exigencias que les imponen las
leyes y reglamentos respectivos, y les fuere revocado el expresado
beneficio, deberán cumplir en forma efectiva la pena corporal que les ha
sido impuesta, sirviéndoles de abono el tiempo que permanecieron
privados de libertad con motivo de la presente causa, para el caso de
Eliana Bolumburu Taboada entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4.234) al 16
de agosto de 2007 (fs. 4.605); para el caso de Pedro Samuel Valdivia
Soto entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4.260) al 21 de agosto de 2007 (fs.
4.677; y, para el caso de Hernán Horacio Taricco Lavin entre el 24 de
julio de 2007 (fs. 4267) y el 13 de septiembre de 2007 (fs. 4.977).
En atención a la extensión de las penas privativas de libertad impuestas
a los restantes sentenciados que han sido condenados, se rechaza la
solicitud de sus defensas en orden a que se le conceda alguno de las
medidas alternativas que contempla la Ley N°18.216.-
Para el cumplimiento efectivo de las penas impuestas, en la forma
que corresponda, servirá de abono el tiempo que cada uno estuvo
privado de libertad y que, según las certificaciones pertinentes es el que
se indica: Gladys Calderón Carreño entre el 23 de julio de 2007 (fs.
4.225) al 14 de diciembre de 2007 (fs. 5.667), Juan Hernán Morales
Salgado entre el 23 de julio de 2007 (fs. 4.227) y el 17 de diciembre de
2007 (fs. 5.671), Hernán Luis Sovino Maturana entre el 23 de julio de
2007 (fs. 4228) y el 28 de septiembre de 2007 (fs. 5.191), Vittorio
Orvietto Tiplitzky entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4.266), Ricardo Víctor
Lawrence Mires entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4276) al 25 de octubre
de 2007 (fs. 5.405), Vianel Valdivieso Cervantes entre el 25 de julio de
2007 (fs. 4.298)
Cúmplase con lo dispuesto en el artículo 509 bis del Código de
Procedimiento Penal.
Regístrese y consúltese si no fuere apelado.
ROL Nº 7.981-E
Dictado por don Alejandro MADRID CROHARE, Ministro en visita
extraordinaria. Autoriza don Christian CID DÍAZ, secretario subrogante
del Treinta y cuatro Juzgado del Crimen de esta ciudad.
En Santiago, a veintitrés de octubre de dos mil diez notifiqué por el
Estado Diario la resolución que antecede.
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