Santiago, veintitrés de octubre de dos mil quince. Vistos: Que se instruyó este proceso Rol 7.981-E, para investigar los delitos de Secuestro y Homicidio de Jesús Manuel Leyton Robles, Asociación Ilícita y Falsificación de Instrumento Público, y determinar la participación que en ellos les ha podido corresponder a las siguientes personas: 1. Hernán Horacio Taricco Lavin, nacido en Chillan , el de 1942, 69 años, casado, Médico Cirujano, de especialidad Pediatra, Teniente Coronel de Sanidad (R), cédula de identidad 5.031.221-6, domiciliado en calle Tabancura N° 3278, Comuna de Vitacura. 2. Pedro Samuel Valdivia Soto, nacido en Concepción, el 23 de Enero de 1942, 70 años, casado, Médico Cirujano, cédula de identidad 4.102.635-9, domiciliado en Marbella Poniente N° 216, comuna de Vitacura.3. Eliana Carlota Bolumburu Taboada, nacida en Santiago, el 6 de Octubre de 1950, 61 años, casada, Enfermera, cédula de identidad 5.494.089-0, domiciliada en Tomás Moro N° 895 departamento N° 401, comuna de Las Condes. 4. Ricardo Víctor Lawrence Mires, nacido en Arica, el 5 de Enero de 1947, 65 años, casado, Teniente Coronel de Carabineros (R) cédula de identidad 5.392.869-2, domiciliado en Cirujano Videla N° 1312, comuna de Ñuñoa.5. Vianel Valdivieso Cervantes, nacido en Santiago, el 3 de Octubre de 1936, 75 años, casado, Ingeniero Electrónico, Brigadier de Ejército (R), cédula de identidad 3.067.629-7, domiciliado en calle O’Higgins N° 1470, comuna de Lautaro 6. Hernán Luis Sovino Maturana, nacido en Santiago, el 26 de Julio de 1952, 59 años, casado, Capitán de Ejército (R), cédula de identidad 6.243.374-4, domiciliado en calle O’Higgins N° 414. Quillota. 7. Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, nacido en Arica, el 4 de Agosto de 1932, 79 años, casado, Auxiliar de Sanidad Militar, cédula de identidad 2.794.595-3, domiciliado en calle Parcela La Laguna, Lote B S/N, Ronquen Sur, Comuna de Talagante. 8. Juan Hernán Morales Salgado, nacido en Santiago, el 22 de Marzo de 1942, 70 años, casado, Coronel del Ejército (R), cédula de identidad 4.516.316-4, domiciliado en Auxiliar de Sanidad Militar, domiciliado en calle Guadarrama N° 1161, comuna de las Condes. 9. Vittorio Orvieto Tiplitzky, nacido en El Cairo Egipto, el 29 de Marzo de 1940, 72 años, casado, Médico Oftalmólogo, cédula de identidad 4.106.707-1, domiciliado en calle Enrique Foster Sur N° 131 Departamento N° 402 , comuna de Las Condes. 10. Gladys de las Mercedes Calderón Carreño, nacida Melipilla, el 29 de Septiembre de 1946, 65 años, soltera, Enfermera, cédula de identidad 5.445.010-9, domiciliada en Arturo Prat N°863, Comuna de Melipilla. A fojas 1 consta resolución dictada por el suscrito, en la causa rol 7.981-B, a través de la cual se ordenó que para una mejor tramitación y estudio de los antecedentes agregados a aquél proceso y que dicen relación con la muerte del cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles, se compulsen la piezas sumariales que dicen relación con dichos hechos y se forme un nuevo anexo signado con la letra “E”. A fojas 32, 180 y 7.856 presta declaración Hernán Horacio Taricco Lavin; Pedro Samuel Valdivia Soto lo hace a fojas 36, 171, 242, 899 y 2370; Eliana Carlota Bolumburu Taboada a fojas 30, 155, 264, 889 y 2360; Ricardo Víctor Lawrence Mires a fojas 313, 886, 1001, 2665, 3332, 4031 y careo de fojas 6.511 y siguientes; Vianel Valdivieso Cervantes a fojas 465, 2061, 2877 y careo de fojas 6.509; Hernán Luis Sovino Maturana a fojas 903, 2099, 3933 y careo de fojas 6.507 y siguiente; Santiago Alfredo Matteo Galleguillos a fojas 930, 2237 y 2764; Juan Hernán Morales Salgado a fojas 1520, 1535, 2890, 3345 y careo de fojas 6.505 y siguiente; Lorenzo Omar Toro Olivares a fojas 2069 y 2342; Vittorio Orvieto Tiplitzky a fojas 3377 y 3384; Gladys de las Mercedes Calderón Carreño a fojas 2096 y 3414; Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda a fojas 6185 y 6304. A fojas 1.543 y siguientes, doña Irene Frei Ruiz Tagle, interpone querella criminal en contra de todas las personas mencionadas en dicho escrito procesal y en contra de todos quienes resulten responsables por los delitos de homicidio, asociación Ilícita y obstrucción a la Justicia. A fojas 1.992 y siguientes, doña Mireya Barra Bustamante, interpone querella criminal a favor de su cónyuge Manuel Jesús Leyton Robles, y en contra de todos las personas mencionadas en dicho escrito procesal y de todos quienes resulten responsables, por los delitos que indica.A fojas 2.110 y siguientes, se hace parte el Consejo de Defensa del Estado. A fojas 2.201 y siguientes, se hace parte el Programa de Continuación de la Ley 19.123, del Ministerio del Interior. A fojas 4.194 y siguientes, se dicta el auto de procesamiento. A fojas 4.464 y siguientes y a fojas 7.685 y siguientes, se agregan los extractos de filiación y antecedentes de todos los procesados en esta causa. A fojas 6.063 y siguientes, los hijos de Manuel Jesús Leyton Robles interponen querella criminal, en contra de todas las personas mencionadas en aquel escrito y en contra de todos quienes resulten responsables, por los delitos que indica. A fojas 6.607, se declara cerrado el sumario. A fojas 6.650 y siguientes, se dictó acusación fiscal, mediante la cual se acusó: como autores del delito de asociación ilícita: Hernán Horacio Taricco Lavin, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño; como autores del delito de secuestro: Hernán Horacio Taricco Lavín, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana y Juan Hernán Morales Salgado; como autores del delito de homicidio calificado: Hernán Horacio Taricco Lavín, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Juan Hernán Morales Salgado, Vianel Valdivieso Cervantes; como cómplice del delito de homicidio calificado: Hernán Luis Sovino Maturana; como encubridores del delito de homicidio calificado: Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Pedro Samuel Valdivia Soto, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos y Gladys de las Mercedes Calderón Carreño. A fojas 7.499, se ordena traer los autos para los efectos del artículo 499 del Código de Procedimiento Penal. A fojas 7.871, se ordena traer los autos para fallo. CONSIDERANDO: I. En cuanto a los hechos En cuanto a las acciones penales PRIMERO: Que, del mérito del auto acusatorio de fojas 6.650 y siguientes, dictado con fecha 10 de septiembre de 2012, se desprende que de acuerdo a la exposición detallada de los hechos materia de la investigación, se han cometido los siguientes delitos: 1. homicidio calificado, contemplado en el artículo 391 del Código Penal. 2. secuestro, contemplado en el artículo 141 del Código Penal; y, 3. asociación ilícita, contemplado en el artículo 292 y siguientes del Código Penal; En cuanto a los hechos: SEGUNDO: Que en orden a acreditar los hechos punibles antes referidos se han reunido en autos los siguientes elementos de convicción: SUMARIO: a) Declaración judicial de Mariana Inés Callejas Honores, casada con Michael Townley, quien a fojas 9 y siguientes, señala que conoció a Eugenio Berrios en su casa de Lo curro que servía de cuartel de la DINA cuando llegó a formar y trabajar en un laboratorio que entre otras cosas iba a preocuparse de fabricar un gas letal llamado SARIN, en un proyecto denominado ANDREA. Agrega que Berrios entre sus alocadas ideas figuraba la de eliminar personas con material que conseguía del instituto bacteriológico.b) Informe policial, rolante a fojas 14 y siguientes, a través del cual la Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal, un Certificado de Defunción de Manuel Jesús Leyton Robles, de fecha 6 de Marzo de 2003. c) Informe policial, rolante a fojas 18 y siguientes, a través del cual la Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal los siguientes documentos: 1. Caratula del protocolo de autopsia N° 670/1977 de Manuel Jesús Leyton Robles, que señala que falleció en el Centro Médico London, el día 29 de Marzo de 1977, a las 01:25 horas, indicando como causa de muerte un estado asfíctico, consecutivo a la aspiración de contenido gástrico regurgitado, reconocido por un Teniente del Ejército y, traído desde la DINA. 2. Copia del informe médico de la Dirección de Inteligencia Nacional, que informa que el Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton, ingresó a la Clínica por sus propios medios el día 28 de Marzo de 1977.Agrega como antecedentes relevantes que el Cabo Leyton el día 25 de Marzo de 1977, fue atendido en el Reten de Carabineros de Rodrigo de Araya, por un médico de la DINA, quien tras examinarlo le diagnóstico: erosiones múltiples, contusiones toráxicas no complicadas y apremio físico.- Continua señalando que el día 28 de Marzo de 1977, se solicitó la presencia de un médico de la Clínica London a la Brigada Lautaro a las 10:30. A.M, para examinar nuevamente a Manuel Jesús Leyton Robles, siendo atendido por dos médicos de la DINA, quienes le practicaron; exámenes físicos: destacando que se encontraba quejumbroso, pálido, débil, con sudoración y en estado consciente; cardiaco: F.C. 120 x regular; presión arterial: 100/60; examen lumbar izquierda: difícil de examinar por el dolor intenso; diagnosticándole: contusiones múltiples, contusiones renal izquierda, derrame pleural izquierdo, deshidratación moderada; indicaciones: hospitalización inmediata, reposo absoluto, radiografía de tórax y abdomen simple; resultado radiografía tórax: se observan lesiones óseas.- Finalmente el informe da cuenta que el paciente ingresa a las 11:00 horas al centro médico London y a las 20:45 horas, bruscamente presenta dolor abdominal inespecíficos, sudoración, estado nauseoso y, posteriormente a las 24:00 horas, mientras duerme presenta una crisis convulsiva Grand Mal, produciéndose un paro cardiorespiratorio, falleciendo a las 01:25 hrs, de la madrugada del 29/03/77, señalando como causa de muerte: un episodio convulsivo, probablemente epiléptico; asfixia por aspiración masiva de vomito; y, paro respiratorio secundario.3. Copia del parte policial N° 161, por el cual la Brigada de Homicidios, pone a disposición del Tribunal, entrevista policial de Michael Townley Welch, quien relata que al Sargento de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles, lo eliminó gente de la DINA, porque al ser detenido por el robo de un vehículo contó que era agente de ese organismo y dio antecedentes de sus misiones, siendo entregado por Carabineros a la gente de DINA, quienes por las lesiones que tenía lo llevaron a la clínica de ese servicio de inteligencia, falleciendo en el transcurso de la noche. Agrega que recibió la orden del Jefe de Dirección Nacional de Inteligencia, de proporcionar “SARIN” para eliminar al Cabo Leyton y, que el autor material que aplica el SARÍN fue un Teniente de Ejército. Posteriormente, en declaración rolante a fojas 414 y siguientes, agrega que a principios de 1976 se formó la brigada Mulchen, cuya finalidad era cumplir misiones secretas de eliminación de personas bajo la orden del Director de la DINA y que después del desarrollo y producción del SARIN, esta brigada fue instruida en su uso y la utilizó en al menos dos oportunidades, con un Conservador de Bienes Raíces de Santiago y, con un funcionario de la DINA, vinculado en un robo de vehículo.4. Copia del Informe en derecho presentado por el abogado Hernán Quezada Cabrera, respecto al SARIN, en cuanto arma química y sustancia química toxica prohibida por el Derecho Internacional.5. Copias relacionadas con la causa rol 242-77 de la Fiscalía Militar Ad-Hoc, que investigó el delito de robo con violencia en la persona de Jean Marcel Duhalde Garata, ocurrido el 21 de Marzo de 1977, donde fueron detenidos como autores del robo de vehículo el Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles, el Sargento 1° de Carabineros Heriberto del Carmen Acevedo Acevedo y el Cabo 2° del Ejército Julio Lorenzo Leyton Robles. Igualmente copias de la causa rol 2-77 del Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, por el delito de lesiones, secuestro, detención ilegal y presunta desgracia.d) Parte Policial N° 1, rolante a fojas 78, que, por un lado, da cuenta de la detención del cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles, del Sargento 1° de Carabineros Heriberto del Carmen Acevedo Acevedo y del Cabo 2° del Ejército Julio Lorenzo Leyton Robles, por la responsabilidad que les afecta en robo de un vehículo y, por el otro, que tanto el primero y segundo de los nombrados, fueron entregados a la DINA, por intermedio de un oficio reservado N° 12.- e) Declaración judicial de Mireya Barra Bustamante, quien a fojas 137 y siguientes, señala que con respecto a lo sucedido con su marido Manuel Jesús Leyton Robles, todo comenzó cuatro días antes de su fallecimiento, el día 25 de Marzo de 1977, cuando su domicilio fue irrumpido por personal de DIPOLCAR (Carabineros) siendo detenidos y llevados su marido y cuñado, llegando a los pocos minutos agentes de la DINA, quienes le dijeron que eran compañeros de su marido y que se quedarían para resguardarlos y protegerlos.- Posteriormente, en horas de la madrugada, señala que su marido regresó y conversó con los agentes que estaban custodiándolos ingresando luego al dormitorio donde le llamó la atención el hecho de que estaba muy nervioso y con miedo, comentándole que no permitiera que lo llevaran a la Clínica.- Al día siguiente, en horas de la mañana llegó a su casa un vehículo tipo furgón con tres personas vestidas de civil, un hombre y dos mujeres, una de las cuales se identificó como Teniente, la que le señaló que debían llevarse a su marido a la Clínica London, para constatar las lesiones.Agrega, que como consecuencia de una operación a la vesícula ella comenzó a sentirse mal y fue llevada por sus custodios a la Clínica donde se encontró con su marido donde él le dijo que no se preocupara que todo iba a salir bien.- Después de salir de la sala en la que fue atendida se percató que su marido no estaba y al preguntar por él le dijeron que se quedaría internado porque era necesario realizarle exámenes y que volviera a las 6:30 de la tarde para visitarlo.- A las 6:30 llegó a Clínica y al ver que se demoraban en darle la visita le preguntó al Oficial que la acompañaba, que pasaba con su marido y él respondió que se había agravado y que sería mejor que llame a las 1:30 de la madrugada porque a esa hora llegaba el médico de cabecera de su marido, es así como se retiró a su domicilio y a la hora que le indicó llamó por teléfono a la Clínica hablando con un doctor de apellido LEYTON, quien le señaló que su marido se encontraba en buen estado de salud y que al día siguiente sería dado de alta.- Al otro día, recuerda que llegaron a buscarla a ella y a su suegro en un vehículo con dos mujeres y un conductor, una de las que se identificó como Capitán y le dijo que tenía que llevarle ropa a su marido porque iba a ser dado de alta.- Una vez en la clínica señala que la misma mujer que le dijo que su marido sería dado de alta, la abrazó, y le dijo que éste había fallecido a las 1:30 de la madrugada, en ese momento se desmayó despertando al interior de la Clínica. Recuerda, que unos 15 días antes de la muerte de su marido, él le contó que estando en la brigada Lautaro, había recibido una orden del Director de la DINA de eliminar a una persona militante de izquierda, un empresario, a quien lo detuvo en su vehículo y que se arrepintió de asesinarlo, quedando preocupado porque los superiores se habían enterado de aquel hecho, presumiendo ella que su marido fue eliminado por los mismos agentes de la DINA, por no haber dado cumplimiento a dicha orden.Al exhibirle a la declarante el informe médico, señala que lo que allí se indicia es falso, porque su marido no llegó enfermo a la Clínica London y nunca estuvo enfermo, incluso señala que se fue caminando cuando se lo llevaron a la clínica, no tenía epilepsia ni problemas cardiacos, lo único cierto del informe es la cicatriz que tenía en su cabeza, producto de un golpe de corriente que sufrió cuando era niño- Posteriormente, a fojas 1085 y siguientes, declara que el día que allanaron su casa y la trasladaron a la calle vio que su marido se encontraba en la vereda del frente tendido de bruces en el suelo, con las manos esposadas detrás de la espalda, mientras tres individuos lo golpeaban con los pies.- Agrega, que el 25 de Marzo de 1977 aproximadamente a las 8:00 AM regresó su marido fatigado, cansado y golpeado, presentando un corte en la ceja izquierda y con un dolor a la altura del bazo y el hígado, dolores que se mantuvieron e intensificaron durante el día Sábado y Domingo, siendo hospitalizado el día lunes, falleciendo el día Martes.Posteriormente, a fojas 4076, y según fotografías que se le exhiben reconoce a las dos mujeres que estuvieron en su casa el día 28 de Marzo de 1977, cuidando a sus hijos mientras ella fue a la Clínica London, y, a la mujer que apareció en su casa con posterioridad a la muerte de su marido, quien le ofreció internar a sus hijos y le informó cuales eran los trámites para solicitar el Montepío, a la que volvió a ver cuando fue a buscar el sueldo de su marido al cuartel general.Igualmente al exhibirle fotografía reconoce al hombre que estuvo en su casa custodiando a su marido.f) Declaración judicial de Osvaldo Leyton Bahamondes, quien a fojas 166 y siguientes, declara que trabajó como médico en la clínica London.Posteriormente, en declaración rolante a fojas 238, relata que recuerda muy vagamente a un paciente que falleció en la Clínica London de un paro cardiaco al cual le practicó maniobras de reanimación junto a otro médico que no recuerda.- Agrega que como una segunda opción de la causa de muerte y al descartarse la existencia de un hematoma o contusión cerebral, es posible que a Manuel Leyton Robles se le haya suministrado el gas sarín, eso sí como hipótesis, por cuanto el cuadro clínico es concordante con los efectos de este toxico: braquicardia intensa hasta la asistolia y asfixia severa.- Finalmente, señala que mientras Manuel Jesús Leyton Robles, permaneció hospitalizado en la clínica en todas las visitas que le realizó siempre estuvo acompañado por un agente de la DINA. Posteriormente, en declaración judicial rolante a fojas 2.364 y siguientes, ratifica sus declaraciones policiales rolantes a fojas 2153 y 895, haciendo presente que respecto de la muerte del Sr. Leyton producto de la aplicación de algún agente químico, son elucubraciones en las que derivó luego de conversar con detectives, no constándole que así hubieren ocurridos los hechos.g) Declaración judicial de Germán Jorge Barriga Muñoz, rolante a fojas 220 y siguientes, señalando que como jefe de la brigada PUREN, tuvo a su cargo al Cabo 1° Manuel Jesús Leyton Robles.Recuerda, que estando en su casa recibió un llamado informándole que dos de sus hombres, Leyton y Acevedo, habían sido detenidos por carabineros, ante lo cual, se apersonó en el cuartel para rescatarlos, pero recibió una orden del Director de la DINA, de que no haga nada y que esperara a un Oficial de Ejército, quien conversó con Carabineros y logro su libertad.- Recuerda que sus hombres estaban muy alterados, pero sin señales de haber sido golpeados y que fueron llevados primero a sus casas y después por orden del Director de la DINA al cuartel ubicado en calle Simón Bolívar, para su seguridad.- Al día siguiente, cuando llegó al cuartel se enteró que Leyton tenía fuertes dolores estomacales y que sería llevado a la Clínica London, por orden impartida por un superior que tiene que haber sido el Jefe de la DINA.- Agrega, que horas más tarde visitó a Leyton en la Clínica donde éste le comentó que tenía fuertes dolores estomacales y no sabía porque, enterándose al día siguiente que había fallecido, lo que le extrañó y le impactó, porque era una persona sana y que nunca se le vio enferma. h) Historia y Evolución Médica de Manuel Jesús Leyton Robles, rolante a fojas 245 y siguientes, que informa que en la sucesión de los hechos Leyton fue golpeado hace 4 días presentando dolores en región torácico lumbar; se le realizan exámenes físicos que diagnostican su estado quejumbroso, pálido, piel sudorosa y consciente.- Después se le realizan una serie de exámenes que diagnostican: contusiones múltiples, ¿contusión renal izquierda? y ¿derrame pleural izquierdo?Posteriormente, se le realiza un examen de tórax donde se constata que no hay lesiones óseas.- A las 24:00 mientras duerme presenta una crisis tipo Gran Mal, cianosis y braquicardia, lo que desencadena en paro cardiorespiratorio, iniciando maniobras de resucitación.- A los 15 minutos de iniciado el paro cardiaco se monitorea con electrocardiogramas, observándose asistolia, manteniéndose las maniobras.- A las 01:25 hrs fallece Manuel Leyton Robles.- Informe firmado por el Doctor Osvaldo Leyton.i) Informe pericial documental, rolante a fojas 249 y siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal pericial caligráfica del documento titulado “Hoja de Enfermería”, y del documento titulado “Historia y Evolución Clínica”.j) Informe policial, rolante a fojas 280 y siguientes, por el cual Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal, los siguientes documentos: 1. Oficio N° 2012249 del Director de Inteligencia Nacional, de fs. 330, dirigido al Sr. Ministro de Defensa Nacional, que da cuenta del secuestro del SG1 Heriberto Acevedo Acevedo y del CB 1 Manuel Leyton Robles. 2. Documento firmado por el Teniente Coronel de Ejército, que informa sobre la liberación de los agentes de la DINA.3. Declaración policial de Manuel Jesús Leyton Robles.4.- Informe de examen médico realizado por el médico residente de turno A-1699, de la Clínica London, de fecha 25 de Marzo de 1977, que en su parte pertinente informa que el funcionario Manuel Jesús Leyton Robles, está consciente y bien orientado en el tiempo y espacio, en cráneo hay sensibilidad, sin palpar hematoma, con erosión en la frente lado izquierdo, con dolor en palpación en tórax, con erosiones en codos y muñecas, señalando como diagnostico erosiones múltiples y contusión torácica ¿no complicada?.5. Informe de autopsia N° 670/77 de Manuel Jesús Leyton Robles, elaborado por el Dr. Alfredo Vargas Baeza y el Dr. Tomas Tobar Pinochet, que en su parte conclusiva señalan como causa de muerte un estado asfíctico, consecuencia de una aspiración de contenido gástrico regurgitado, indican además que se descubrieron diversas y pequeñas excoriaciones superficiales no recientes, de naturaleza leve, ubicadas en la frente y extremidades superiores y, termina señalando que no se observan lesiones traumáticas de mediana o mayor gravedad.6. Declaración judicial de Grimaldo Sánchez Herrera, Sargento 2° de Carabineros, quien declara que participó en la detención de Manuel Jesús Leyton Robles, y que en ningún momento vio que sus compañeros que lo redujeron y esposaron, lo hayan golpeado.- Posteriormente a fojas 1148, reitera que no golpeó al cabo Leyton.Posteriormente a fojas 1856, ratifica su declaración policial de fojas 1752, agregando que el cabo Leyton fue revisado por un médico de la DINA, en el cuartel policial, donde el mismo médico le decía que se quejara cuando le hacía presión al examinarlo.- Recuerda que en la detención de Leyton no fue necesario golpearlo ni presionarlo, porque él confesó su participación en el robo del vehículo.- Agrega, que Leyton fue retirado por el Director de la DINA y un Comandante de Carabineros, quienes lo tuvieron detenido y que luego falleció en la Clínica London. Finalmente, señala que la situación que agravó la situación del cabo Leyton fueron sus declaraciones donde habría dicho que sus jefes la habían dado la orden de robarle el vehículo a un ciudadano francés.Posteriormente a fojas 3236 y siguientes, precisa que en su confesión el cabo Leyton, mencionó como los jefes que le habían ordenado el robo de la Renoleta, un Capitán de Ejército y un Capitán de Carabineros.- Agrega que por comentarios se enteró que a Leyton le habían dado tres días para reponerse y que falleció a causa de un Paro Cardiaco el mismo día que tenía que presentarse a declarar ante el Tribunal Militar.- Finalmente señala que asistió disfrazado al velorio de Leyton y que entre sus asistentes estaba el Director de la DINA.6. Certificado de Defunción de Manuel Jesús Leyton Robles. 7. Declaración judicial del Dr. Tomas Tobar Pinochet, quien ratifica en su totalidad el informe de autopsia N° 670/77 de Manuel Jesús Leyton Robles, afirmando que las arritmias son trastornos profundos del ritmo cardiaco y que las causas de este fenómeno son múltiples y podrían ser 3, pero la causa más probable en este caso sería la de tipo tenso emocional.- Agrega que respecto de las lesiones leves, ellas no han tenido ninguna incidencia en el desencadenamiento de la muerte.8. Informe N° 151 del Servicio Médico Legal, que da cuenta del examen Toxicológico de Manuel Jesús Leyton Robles, que en su parte conclusiva señala que en las vísceras del paciente no hay presencia de tóxicos de uso corriente en cantidades detectables.9. Informe del Servicio Médico Legal, que contiene examen de Histopatología de Manuel Jesús Leyton Robles, que diagnostica que el miocardio no presenta citohistopatología; el hígado presenta una metamorfosis grasa, granuloma de células gigantes multinucleadas inespecíficas; el riñón presenta una degeneración y necrosis discreta tubular aguda; y, que en el bazo no se aprecian modificaciones citohistoarquitecturales.k) Informe pericial fotográfico, rolante a fojas 430 y siguientes, por el cual Policía de Investigaciones, informa al Tribunal que la sepultura de Manuel Jesús Leyton Robles, se encuentra ubicada en el cementerio católico bajo de mena, en Av. Eyzaguirre N° 2337, Puente Alto, y que en la oficina de atención del público, existen diversos documentos.l) Informe pericial planimetrico, rolante a fojas 443 y siguientes, por el cual Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal dibujo a escala de la sepultura de Manuel Jesús Leyton Robles.m) Acta de incautación, rolante a fojas 446, por la que Policía de Investigaciones, informa al Tribunal que en el cementerio bajo de mena, se incautó documentación referida a la defunción de Manuel Leyton Robles, y que se retiró autorización de sepultación, de fecha 29 de Marzo de 1977.- n) Declaración judicial de Luz Arce Sandoval, rolante a fojas 589 y siguientes, quien señala que el cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles, fue asesinado en 1976 por orden del Director de la Dina, debido a que habría sido detenido por Carabineros a raíz del robo de un vehículo y que al ser torturado involucró en esos hechos a su jefe, un Capitán de Ejército de la época.Posteriormente a fojas 3081 y siguientes, agrega que Wenderoth, su jefe y Mayor de Ejército, en el tiempo que trabajó en la DINA, le habría contado que Leyton y Acevedo habrían sido retirados de la unidad policial en que se encontraban detenidos por un Teniente Coronel de Ejército.ñ) Informe pericial químico, rolante a fojas 597, por el cual Policía de Investigaciones, informa al Tribunal acerca de cuáles son los efectos que causan en la personas el antrax, gas sarín, formalina, toxina botulínica, estafilococo dorado y la candida albicans.o) informe pericial químico N° 1216, rolante a fojas 602, por el que Policía de Investigaciones informa al Tribunal acerca de la toxina Clostridium Botulinicam.p) Declaración judicial de Alfonso Lino Denecken Alberti, quien a fojas 787, señala que como oficial de carabineros y jefe del servicio de encargo y búsqueda de vehículos, le correspondió participar en el procedimiento de recuperación del vehículo robado desde el domicilio del cabo Leyton, quien era un hombre robusto, militar, entrenado y que a simple vista no se advertía ninguna enfermedad ni dolencia física.- Agrega, que incluso antes de ser entregado a sus jefes de la DINA, se le realizó un chequeo por un médico militar que sólo constato algunas erosiones en las muñecas por las esposas.- Finalmente, señala que le llamó mucho la atención que un hombre entrenado, joven y sano hubiese fallecido.Posteriormente, a fojas 1040 vta, agrega que ni él ni personal de su unidad, maltrataron o violentaron a los detenidos, tanto al momento de su detención como en su traslado o en la misma unidad y, que posteriormente llegó a la unidad policial personal de la DINA a cargo del Comandante de un Ejército, con un médico que examinó al cabo Leyton, sin constatarle lesiones, haciéndoles entrega de sus agentes.q) Declaración judicial de Claudio Enrique Pacheco Fernández, quien a fojas 790 y siguientes, señala que conoció a Manuel Leyton Robles, porque fueron compañeros en la brigada Puren.- Agrega, que Leyton era una persona de aspecto saludable y que el tiempo que trabajó con él nunca supo que padeciera de alguna enfermedad menos de una afección cardiaca o de otro tipo, sin tener mayores antecedentes que aportar.r) Declaración judicial de Heriberto del Carmen Acevedo Acevedo, quien a fojas 1037 y siguientes, señala que conoció al cabo 1° de ejército Manuel Leyton Robles, porque fueron compañeros en la brigada Mulchen.- Agrega, que fue detenido junto a Leyton por el robo de una Renoleta y que durante la detención e interrogatorio el cabo Leyton fue golpeado, lo cual quedo constatado por un examen realizado por un médico que llegó a la unidad policial con un Comandante del Ejército y un Comandante de Carabineros.- Recuerda, que el 25 de Marzo de 1977, se encontró con Leyton en la unidad y se veía con mucho dolor en el sector del bazo y en su mano izquierda por las esposas.- Finalmente, señala que el 26 de Marzo volvió ver a Leyton con el mismo aspecto y el día domingo 27 ambos tuvieron que concurrir a la Dirección General del Ejército, para ser interrogados por un General del Ejército, siendo llevados a aquella diligencia por un Comandante del Ejército.Posteriormente, a fojas 1.870, declara judicialmente y ratifica su declaración policial de fojas 891, precisando que cuando vio a Leyton en el cuartel el día 25 y 26 se refería al de Simón Bolívar. Agrega, que fue retirado del cuartel policial por un Teniente de Carabineros y llevado a Villa Grimaldi y que Leyton fue retirado por un Comandante y un Capitán de Ejército llevado en dirección desconocida. Finalmente, señala que después de ocurrida la muerte de Leyton se comentaba que un doctor de la DINA lo habría eliminado al colocarle una inyección y que el motivo de la DINA para eliminarlo era que Leyton habría declarado a Carabineros lo ocurrido en Peldehue. Posteriormente a fojas 3.352 y siguientes, aclara que si bien carabineros fue agresivo al interrogarlo, no lo golpearon, ni esposaron, ni le taparon la cabeza.- Agrega, que en el cuartel de Rodrigo de Araya, no los revisó ningún médico para constatar lesiones.- Recuerda, que él y Leyton fueron llevados a Villa Grimaldi y que estando en aquel cuartel los dejaron en libertad y los trasladaron a sus respectivas casas y que al día siguiente en el cuartel de Simón Bolívar, su jefe, un Capitán de Ejército, les informó a él y a Leyton que estaban citados a la Fiscalía y que Leyton durante la conversación se notaba en malas condiciones físicas y se tocaba debajo de las costillas.- Finalmente, señala que después de prestar declaración ante el Fiscal Erlbaun, ambos quedaron incomunicados en calidad de detenidos, quedando él detenido en el cuartel de Simón Bolívar y Leyton en Villa Grimaldi.s) Declaración judicial de Julio Lorenzo Leyton Robles, quien a fojas 1044, declara que fue detenido con su hermano y que mientras era sacado de la casa y llevado a la calle, vió a su hermano sobre la vereda mientras tres civiles lo golpeaban con los pies en los costados del tórax, sin tener mayores antecedentes que aportar. t) Oficio del Director de la DINA, dirigido al Fiscal Militar adhoc, rolante a fojas 1055, que informa acerca de la detención del cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles y del Sargento 2° de carabineros, Heriberto del Carmen Acevedo Acevedo, del personal DINA que se apersonó en el cuartel policial con la finalidad de retirarlos y, por último, remite informe médico realizado a Manuel Jesús Leyton Robles.u) Oficio del Director de la DINA, dirigido al Fiscal Militar adhoc, rolante a fojas 1058, a través del cual le remite Informe Médico del Director de la Clínica DINA; fotocopia de la Ficha Clínica; fotocopia de la Hoja de Enfermería, y, fotocopia del Electrocardiograma, que dicen relación con la muerte del cabo 1º del Ejército Manuel Jesús Leyton Robles.v) Oficio de Carabineros de Chile, rolante a fojas 1094, que informa al Tribunal del personal de Carabineros de la sección de encargo y búsqueda de vehículos, que participó en el hecho policial del 24 de Marzo de 1977.w) Declaración judicial de Luis Hernán Morales Salinas, quien a fojas 1104 y siguientes, declara que como Sargento 2° de Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles y, que en dicho procedimiento éste no fue golpeado, sin tener mayores antecedentes que aportar.x) Declaración Judicial de Jorge Guitars Rebolledo, quien a fojas 1112 y siguientes, declara que como funcionario de Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de ejercito Manuel Jesús Leyton Robles y, que en dicho procedimiento no fue necesario aplicar violencia para reducirlo, sin tener mayores antecedentes que aportar.y) Declaración Judicial de Sergio Enrique Betzhold Martínez, quien a fojas 1115 y siguientes, declara que como funcionario de Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles y, que cuando recibió a Leyton para subirlo en la parte trasera de la camioneta, no presentaba lesiones, sin tener mayores antecedentes que aportar.z) Declaración Judicial de Víctor Septimio Pérez Urzúa, quien a fojas 1125 y siguientes, declara que como funcionario de Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de ejercito Manuel Jesús Leyton Robles y, que a las tres de la madrugada cuando sacó a Leyton del calabozo se percató que tenía un rasmillón en el pómulo izquierdo y ninguna otra lesión, sin tener mayores antecedentes que aportar.a’) Declaración judicial de Maximiliano Benjamín Pardo Fuentes, quien a fojas 1128 y siguientes, declara que como funcionario de Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles y, que durante el procedimiento éste no fue golpeado en ningún momento, es más, agrega que cuando le colocó las esposas se preocupó de no apretarlas y que se subió a la camioneta por sus propios medios, sin tener mayores antecedentes que aportar. b’) Declaración judicial de Alberto Antonio Espinoza Figueroa, quien a fojas 1129 vta y siguientes, declara que como funcionario de Carabineros participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles, no siendo necesario utilizar violencia al momento de detenerlo.- Posteriormente a fojas 1143 vta, declara que niega en forma terminante que haya golpeado en algún momento a Manuel Jesús Leyton Robles.c’) Declaración judicial de Alejandro Daniel Fredes Ramírez, quien a fojas 1132 y siguientes, declara que como Carabinero participó en la detención del Cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles y, que durante el procedimiento no observó que algún compañero de funciones lo haya golpeado, sin tener mayores antecedentes que aportar.d’) Declaración judicial de Alfredo Vargas Baeza, Director del Instituto Médico Legal, quien a fojas 1142 y siguientes, ratifica en su totalidad el informe de autopsia N° 670/77, de fecha 1 de Abril de 1977, afirmando que la causa inmediata de muerte de Manuel Jesús Leyton Robles, fue una asfixia por aspiración alimentaria, ósea, vomito, y, que al no encontrar en la autopsia signo alguno de traumatismo – ej.: traumatismo abdominal- llegó a la conclusión de que fué el vómito la consecuencia de la arritmia completa, agregando que la arritmia puede haberse producido por un factor funcional, como la tensión emocional y que también es posible que se haya producido por una sustancia toxica, lo que habría que detectar mediante un examen toxicológico. Finalmente, ratifica lo señalado en el informe en cuanto a que el paciente no presentaba lesiones internas.e’) Informe policial, rolante a fojas 1475 y siguientes, por el cual Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal un set fotográfico de las personas que trabajaron y relacionaron con el Centro Médico London.- f’) Informe pericial planimetrico, rolante a fojas 1552 y siguientes, por el que Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal un croquis del nicho de Manuel Leyton Robles, identificado como nicho 30, ubicado en el pabellón 1° corrida 2°, patio San Pablo, del Cementerio Bajos de Mena.g’) Informe pericial fotográfico, rolante a fojas 1554, por el que Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal un set fotográfico de la exhumación del cadáver de Manuel Jesús Leyton Robles.h’) Declaración judicial de Oscar Manuel Aceituno Carvajal, quien a fojas 1576 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 911, declarando que como enfermero en la Clínica London tenía un jefe directo que era un Suboficial de Ejército - jefe de los enfermeros- que era la persona que determinaba los turnos y las misiones de trabajo.- Agrega que un día su jefe le ordenó a todos los enfermeros que no podían subir al tercer piso porque había una persona enferma que estaba detenida y que había personal externo cuidándola.- Agrega, que al día siguiente cuando llegó a recibir su turno se enteró que la persona que estaba detenida había fallecido en la madrugada y que al rato su jefe le ordenó que limpiara la sala de urgencia donde se encontró con equipos desordenados, sabanas húmedas, guantes ocupados, gel del desfibrilador y ampollas de atropina. Finalmente, señala que se enteró que la persona fallecida era un cabo del Ejército de apellido Leyton y que su cuerpo lo habían retirado de la Clínica durante la noche. i’) Declaración judicial de Vicente Amable Álvarez Ramírez, quien a fojas 1588 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 914, declarando que conoció al cabo Leyton en una parada militar.- Agrega, que como enfermero de la Clínica London lo volvió a ver en una oportunidad cuando iba saliendo de la Clínica a colocar una inyección a un paciente y lo traían en una camilla porque estaba enfermo, lo cual le pareció extraño porque se veía bien y que al rato cuando volvió a la Clínica a eso de las 21:00 se encontró en la sala de espera con la mujer del cabo Leyton quien lloraba porque éste había muerto, llegando al poco rato el Director y Subdirector de la DINA, el Director de la Clínica y los jefes directos de Leyton.- Finalmente, señala que le impresionó la muerte de Leyton porque lo vió vivo y a las pocas horas estaba muerto.j’) Declaración judicial de Luis Armando Espinoza Tapia, quien a fojas 1596, ratifica su declaración de fojas 953, señalando que como conductor de ambulancias de la Clínica London, trasladó el cuerpo del cabo Leyton desde la Clínica London al Instituto Médico Legal, acompañado de un enfermero del Ejército.- Agrega, que se enteró que había un cabo del Ejército detenido en la Clínica y que había guardias que lo custodiaban.k’) Declaración judicial de Leonel Martínez Faundez, quien a fojas 1599 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 928, señalando que como enfermero de la Clínica London, estando de turno dos agentes ajenos a la Clínica le impidieron la entrada a un box del primer piso y que además en esos momentos se paseaba un Oficial de Ejército que ubicaba como Oficial de Telecomunicaciones.- Finalmente, señala que se enteró que había fallecido una persona y que debe haber sido un funcionario de la DINA, porque nunca se llevaban detenidos a la clínica.l’) Declaración judicial de Claudio Alfonso Bravo Cifuentes, quien a fojas 1606 y siguientes, ratifica su declaración de fojas 969, señalando que como guardia de seguridad de la Clínica London tenía un jefe que era un suboficial de Ejército.- Agrega que respecto del fallecimiento de algún funcionario de la DINA en la Clínica, recuerda que en una oportunidad cuando recibió su turno de mañana un colega le comentó que en la noche había muerto un funcionario.m’) Declaración judicial de Luis Eugenio Barrera Cifuentes, quien a fojas 1609 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 967, señalando que como guardia de seguridad de la Clínica London en uno de sus turnos, su jefe, un Suboficial de la Fuerza Aérea, le comentó que en los pisos superiores había una persona hospitalizada que estaba custodiada por personal externo y que estaba prohibido trasladarse por ese sector.- Agrega, que al volver de su descanso un Suboficial Mayor informó que la persona hospitalizada se había retirado y que lo oficial era que había sido trasladada al Hospital Militar, sin embargo, al tiempo después, se enteró que la persona hospitalizada había fallecido por un ataque al corazón, mientras era trasladada al hospital militar.Finalmente, señala que respecto de la persona que entró en moto a la clínica, no la vió, pero que por comentarios supo que se trataba del jefe de la unidad a la pertenecía la persona que falleció.n’) Declaración judicial de Carlos Enrique Pulgar Albornoz, quien a fojas 1614 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 984, señalando que como guardia de la Clínica London en una ocasión cuando subió al tercer piso para hacer callar a unas colegas se encontró con una persona que estaba sentada en una cama acompaña por cuatro funcionarios que no conocía, sin tener mayores antecedentes que aportar.- ñ’) Declaración judicial de Sergio Alejandro Coello Valenzuela, quien a fojas 1624, ratifica su declaración policial de fojas 951, señalando que como conductor de ambulancia de la Clínica London, se encontraba de turno, cerca de la medianoche, cuando llegó la ambulancia con una persona en camilla que fue ingresada al box de urgencia, y que al entrar al box se percató que se trataba de una persona joven, que estaba inconsciente y con una paro cardio respiratorio, siendo atendida por el doctor de turno de la Clínica y por otra persona que no recuerda.- Agrega, que durante la atención del paciente cooperó transportando un desfibrilador con un reanimador y que el procedimiento duró poco más de un hora, finalizando pasadas las una de la madrugada, cuando falleció el paciente.- Recuerda que al salir del box se encontró con un Comandante del Ejército, a quien conoció en el cuartel de Belgrado, como un Oficial a cargo de Telecomunicaciones, el que conversó con el doctor de turno y también con un Oficial de la DINA.- Finalmente, señala que al tiempo después se enteró que se trataba del cabo de Ejército Manuel Leyton Robles.o’) Declaración judicial de Silvia de las Mercedes Valdés Uribe, quien a fojas 1631 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 943, señalando que como auxiliar de la Clínica London en un turno de noche se le requirió a una urgencia trasladándose a la sala de curaciones donde se encontró con un paciente en camilla, desnudo, junto a un enfermero del Ejército y con los dos médicos que estaban de turno, uno de los cuales era residente y el otro domiciliario.- Agrega, que el paciente presentaba un paro cardiaco y que se hizo lo posible para reanimarlo sin tener un resultado positivo, ya que falleció.-Recuerda, que al día siguiente preguntó por el paciente que había fallecido enterándose que había sido trasladado al Servicio Médico Legal, por un enfermo acompañado por un chofer de la clínica.p’) Declaración judicial de Bernardo González González, quien a fojas 1636 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 925, declarando que estando detenido en el tercer piso de la Clínica London cuando salió de su pieza para ir al baño se encontró conversó con el cabo Leyton, con quien converso, el cual se encontraba bien y caminaba normal, lo que le llamó la atención porque que había escuchado que estaba muy enfermo a causa de los golpes que había recibido por parte de Carabineros.- Agrega, que al día siguiente un enfermero le comentó que el cabo Leyton había fallecido y que se le había muerto a la enfermera de turno de aquella noche.- Finalmente, señala que el cabo Leyton se encontraba custodiado por un guardia que no era de la clínica.q’) Declaración judicial de Susana Leyton Robles, quien a fojas 1643 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 883, señalando que un día su madre le pidió que fuera a ver a su hermano Manuel porque habían pasado 2 días y no sabía nada de él, es así como concurrió a la casa de su hermano donde al tocar la puerta la atendió un joven alto de terno y corbata, el que le pidió su carnet para poder ingresar, ya adentro recuerda que había dos jóvenes vestidos de sport y al costado en una meza habían tres metralletas.- Recuerda, que ingresar al dormitorio de su hermano pudo ver que él se encontraba acostado en su cama, tapado, asomando sólo su cabeza, demacrado, con su cara hinchada, asustado, consciente y lúcido y que al preguntarle que le pasaba éste no le respondió por lo que se acercó y le volvió a preguntar respondiéndole que no podía hablar, momento en el que el mismo sujeto que la había recibido, le dijo en forma prepotente que se fuera.Posteriormente, se enteró que su hermano había fallecido en una Clínica de la DINA.- Agrega, que en el velatorio de su hermano al verle la cara no lo reconoció porque estaba con muchos moretones, razón la que siempre tuvo la duda de si realmente era su hermano.- Agrega que en un momento llegó al velatorio el Director de la DINA, acompañado de unas siete personas de civil y su mamá le reclamo que el cuerpo que estaba en la urna no correspondía al de su hijo, a lo que él le respondió que se acordara que tenía otro hijo en el Ejercito, Julio.- Finalmente recuerda que durante el velatorio la urna en la que se encontraba su hermano fue cambiada en cuatro oportunidades, tres en la noche y una como a las 15:00 de la tarde poco rato antes del funeral y que los motivos que les señalaron es que tenían que hacerle una autopsia a su hermano.r’) Declaración judicial de Jorge Guido Aceituno Cruz, quien a fojas 1747 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 961, declarando que como guardia de la Clínica London a comienzos del año 1977 el jefe de personal y seguridad de la Clínica, un Suboficial Mayor de Ejército, prohibió a todo el personal subir al tercer piso de la Clínica porque había una persona detenida que se encontraba custodiada por un guardia externo.s’) Declaración judicial de Sergio Pliscoff Markovich, quien a fojas 1910 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 1809, señalando que como médico de la Clínica London, recuerda quien era el Director de la Clínica, cuando falleció un paciente que estuvo hospitalizado, no en las salas de hospitalización, sino que en unos pisos de arriba.- Agrega, que un día el Director de la Clínica reunió a los médicos para informarles que se había muerto un paciente el cual había estado hospitalizado en otro lugar del centro médico, por lo que se trataba de un asunto que era ajeno a ellos.t’) Declaración judicial de José Roberto Aravena Peña, quien a fojas 1915, ratifica su declaración policial de fojas 963, señalando que como guardia de la Clínica London se enteró de la muerte del cabo de ejercito de apellido Leyton cuando se le entregó su turno y, que además, días antes se les había prohibió el acceso al tercer piso.u’) Declaración judicial de Julio Fernando Huerta Gutiérrez, quien a fojas 1924, ratifica su declaración policial de fojas 978, señalando que como guardia de la Clínica London recuerda una oportunidad en que ingresó un vehículo con varias personas donde dos de ellas eran custodiadas y que luego un Teniente de Ejército le comunicó que habían llegado dos personas de la DINA y que estarían encerradas en piezas separadas, estando prohibido circular por aquel piso.- Indica, que los custodios de los detenidos eran externos y presume que eran de la DINA porque vestían de civil y, portaban una subametralladora y se paseaban por las piezas de los detenidos.Recuerda, que el cabo Leyton, a quien en ese momento no conocía, le pidió un cigarrillo y con gestos le contestó que más tarde porque había un guardia a su espalda, entregándole posteriormente el cigarrillo, sin hablar con él.- Agrega, que lo volvió a ver cuándo le entrego una bandeja con comida y que en las oportunidades en que se encontró con Leyton éste no se quejaba de dolores, ni se sentía mal.- Finalmente al exhibirle una fotografía del cabo Leyton, señala que por el tiempo transcurrido recuerda vagamente su rostro, pero afirma que es su cara y son sus rasgos.- v’) Declaración judicial de Manuel Domingo Pinto Soazo, quien a fojas 1932 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 1811, señalando que fue médico de la Clínica London y, que el electrocardiograma que se le exhibe contiene datos que son coincidentes con los que señala el párrafo que está sobre su apellido y que aparece registrado en la Historia y Evolución del paciente de apellido Leyton, que en su parte pertinente señala que tenía una fibrilación auricular, que en términos más sencillo significa que hay una irregularidad del ritmo cardiaco.w’) Declaración judicial de Enrique Washington Carreño Morales, quien a fojas 1936 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 973, señalando que como guardia de seguridad de la Clínica London en una oportunidad un Suboficial les comunicó a todos que no se podía ingresar al tercer piso.- Agrega que en el tercer piso estaban los casilleros donde guardaban su vestuario y que mientras duró la prohibición no se pudieron cambiar de ropa.x’) Declaración judicial de Roberto Esteban Núñez Zenteno, quien a fojas 1947 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 980, señalando que como guardia de seguridad de la Clínica London, en uno de sus turnos ingreso un Sargento o Cabo del Ejército quien estuvo detenido en el tercer piso de la Clínica, con una custodia externa.Indica, que por orden de su jefe directo un Suboficial de Ejército, le llevó una bandeja con comida y se la entregó al funcionario de la DINA que se encontraba en la puerta de su habitación, porque estaba prohibido ingresar y nunca contacto directo con el detenido.- Afirma que los custodios eran de la DINA por cuanto se registraban cuando ingresaban al Centro Médico.- Agrega, que se enteró por comentarios de sus colegas que el Sargento o Cabo que estaba detenido en el tercer piso había fallecido en horas de la noche producto de un paro respiratorio, debido a que el resucitador ubicado en el primer piso no pudo ser trasladado hasta el tercer piso teniendo entonces que bajarlo al primer piso donde se le hicieron las labores de reanimación, no dando resultado, falleciendo el detenido.- Recuerda, que como consecuencia de la muerte del detenido llegó un Comandante de Ejército que lo apodaban “el loco” y que era un alto mando de la DINA.- Finalmente, señala que al ingreso del Centro Médico había un libro de novedades donde debió haberse anotado el fallecimiento del detenido, porque se dejaba constancia de todas las novedades.y’) Oficio ordinario N° 234, rolante a fojas 1954 y siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal Informe de Exhumación, que en su parte concluyente señala que los restos cadavéricos son de un solo individuo identificado como Manuel Jesús Leyton Robles, de sexo masculino, 32 años de edad, de 1,68 Mts+3 cm. de estatura, de tipo racial caucasoide – mongoloide americano biotipo meso - endomórfico, evidenciando malformación congénita de 5 vértebra lumbar, artropatía de rodilla y patología maxilo – dental severa y tórax en tonel, no encontrándose lesiones coetáneas con la muerte y finaliza indicando que no se encontraron signos objetivos de la acción de terceros en el mecanismo de la muerte.z’) Informe pericial, rolante a fojas 1971 y siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones informa al Tribunal acerca de las posibles causas de muerte de Manuel Jesús Leyton Robles y Renato León Zenteno, según examen químico toxicológico N° 151/77 y examen químico toxicológico N° 2.500/76.- a’’) Oficio, rolante a fojas 2097 y siguientes, del Programa Continuador Ley 19.123, del Ministerio del Interior, por el cual se pone a disposición del Tribunal los siguientes documentos: 1. Informe de la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, que señala que según Certificado de Defunción de Manuel Jesús Leyton Robles, falleció el día 29 de Marzo de 1977, a las 01:25 Hrs y que según consta en Informe Médico emitido por el Director de la Clínica London, la causa de su muerte fue asfixia por aspiración de vómitos, paro respiratorio secundario.- Indica además que el día 24 de Marzo de 1977 Manuel Leyton Robles fue detenido por carabineros por el robo de un vehículo y, que el 25 de Marzo de 1977 carabineros informó al Ministerio de Defensa Nacional que tenía detenidos a dos agentes de la DINA, remitiéndose los antecedentes al Segundo Juzgado Militar para instruir una investigación, siendo citado inmediatamente Manuel Leyton Robles, no pudiendo asistir, ya que por orden del Director de la DINA fue entregado a agentes del mismo Servicio de Inteligencia.Agrega el informe que según dichos de la cónyuge de Manuel Leyton durante la mañana del 26 de Marzo de 1977, éste llego a su casa y se mantuvo hasta el otro día cuando lo llegaron a buscar miembros de la DINA para internarlo en la Clínica London, a pesar de que se encontraba en condiciones física normales, y que al visitarlo al día siguiente en la Clínica él le manifestó que estaba preocupado por los exámenes que le estaban haciendo y la cantidad de medicamento que estaban suministrando.- Posteriormente, señala que en la madrugada del 29 de Marzo de 1977, un agente de la DINA concurrió a su domicilio para informarle que su marido había fallecido.- Finalmente, el 29 de Marzo de 1977 mediante oficio el Director de la DINA informo al Juzgado Militar el fallecimiento de Manuel Leyton Robles.2.- Declaración de Osvaldo Leyton Bahamondes, quien en su calidad de Médico de la Clínica London, recuerda que en uno de sus turnos en la Clínica London, murió un funcionario de apellido Leyton y lo recuerda porque tenía su mismo apellido y porque era funcionario.Agrega, que lo vió cuando llegó a su turno, entre las 18:00 y las 20:00 estaba en una pieza, en cama y con alguien más.- Finalmente, señala que le pareció muy extraño que se haya hospitalizado una persona tan grave en la Clínica London, cuando lo normal en esos casos era su hospitalización en los Hospitales Institucionales.b’’) Declaración judicial de Jorge Laureano Sagardia Monje, quien a fojas 2107 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 1685, señalando que como agente de la Brigada Lautaro, un día cuando llegó a su trabajo en el cuartel Simón Bolívar, escuchó decir a un Teniente de Ejercito que Leyton había sido detenido por Carabineros.Posteriormente, señala que como a los dos días estando en su trabajo vió llegar a Leyton, quien subió por las escaleras e ingresó a la oficina de su jefe, un Capitán de Ejército.- Recuerda que Leyton se veía demacrado, trasnochado, pero sin que tuviera dificultad alguna para desplazarse, siendo luego llevado a la Clínica London en un vehículo de la Agrupación Puren.- Agrega, que al día siguiente se enteró de que Leyton había fallecido, ignorando donde y como.- Finalmente, señala que cuando estaba en el cementerio no se hizo ningún comentario acerca de la muerte de Leyton, llamándole la atención de que cuando lo vió solo se veía demacrado y no en una condición que le hubiere hecho peligrar su vida.- c’’) Declaración judicial de José Manuel Sarmiento Sotelo, quien a fojas 2113 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 1687, señalando que como miembro de la Agrupación Lautaro, se enteró de que al Cabo Leyton lo habrían mantenido detenido en la Clínica London y que lo habrían eliminado por haber entregado información secreta de la DINA, sin tener mayores antecedentes que aportar.d’’) Declaración judicial de Sergio Orlando Escalona Acuña, quien a fojas 2116 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 1700, señalando que como miembro de la Agrupación Lautaro, se enteró de que el cabo Leyton había sido detenido por Carabineros, quienes lo habrían golpeado y que producto de los golpes habría fallecido, sin tener mayores antecedentes que aportar.e’’) Oficio del Registro Civil e Identificación, rolante a fojas 2119 y siguientes, por el cual pone a disposición del Tribunal los siguientes documentos: 1. Copia de la Ficha Índice de Manuel Jesús Leyton Robles.2. Fotocopia autorizada de la inscripción de defunción inscrita bajo el N° 60, de año 1977.3. Fotocopia oficial del Certificado de Defunción.f’’) Informe del Servicio Médico Legal, rolante a fojas 2196 y siguientes, por el cual informa al Tribunal sobre Análisis Genéticos de ADN Mitocondrial, indicando en su parte concluyente que la probabilidad de que las muestras D-3304/05, D-3305/05 y D-595/06 compartan el mismo perfil de secuencia de ADN mitocondrial, es de 96,6 %. Informe firmado por el Doctor Gastón Bocaz Beneventi y por el Bioquímico don Fabián Moreno Chávez.- g’’) Declaración judicial de Bernardo Javier Morales Catalán, quien a fojas 2301 y siguientes, ratifica íntegramente el Informe Pericial, rolante de fojas 1955 a 1970 y el Informe Pericial rolante de fojas 1971 a 1975, señalando que no es posible determinar si en la muerte de Manuel Jesús Leyton Robles, tuvo incidencia la acción de algún gas como el sarín, debido a que dicha sustancia por el tiempo transcurrido, por la naturaleza de los restos examinados y por las características de la sustancia, no podría estar presente como elemento residual.- Agrega, que la sintomatología descrita en la ficha de evolución de Manuel Leyton Robles, tomando como hipótesis la aplicación del gas SARÍN, es posible, sin embargo, lo descrito en la ficha es inespecífico para un cuadro de shock, cuya causa pudiera ser el SARÍN o alguna otra.- Señala que las Hipótesis Planteadas por el Médico que realiza el Informe no son concordantes con lo descrito en el mismo informe, ya que, en primer lugar: el Diagnostico de Epilepsia al ser una condición médica tendría que haber estado en la historia clínica del paciente y que para la época en que ocurrieron los hechos al estar el paciente hospitalizado se le debería haber aplicado un tratamiento médico eficiente y sin resultado de muerte; en segundo lugar: el Diagnostico de Asfixia por Aspiración Masiva de Vómitos, es inconsistente porque el tiempo necesario entre un evento de este tipo y la muerte es de sólo unos minutos y de acuerdo a lo relatado en la historia del occiso tuvo atención durante el evento final, lo que hace inviable esta hipótesis, y, en tercer lugar: el Paro Cardiaco Respiratorio, no constituye un diagnóstico de causa de muerte y no es más que la constatación del fallecimiento.h’’) Declaración judicial de José Beletti Barrera, quien a fojas 2303 y siguientes, ratifica íntegramente el Informe Pericial, rolante de fojas 1955 a 1970 y el Informe Pericial, rolante de fojas 1971 a 1975, señalando que para investigar la causa de muerte de Manuel Leyton Robles, se tomaron en cuenta dos elementos, la autopsia y el examen directo que se practicó sobre las osamentas, concluyendo que al confirmar la ausencia de traumas y la existencia de tóxicos, es razonable rematar como causa medica de muerte los Hallazgos Patológicos Pulmonares.- Finalmente, precisa que la aspiración de contenido gástrico no es una causa de muerte, sino que corresponde a un evento terminal de un estado schock, siendo un fenómeno agónico y no una causa de muerte.Posteriormente, a fojas 4126 y siguientes, declara que el informe patológico del 9 de Enero de 2006 relacionado con la exhumación del cadáver de Manuel Leyton Robles, permite concluir que no hay traumas ni tóxicos.- Agrega que el informe realizado en el año 1977 fue precario, pero que permitió descartar la presencia de traumas que se relacionen con la causa de muerte, faltando elementos.- Añade, que el gas sarín es difícil detectarlo, sin importar la tecnología que se utilice, porque es volátil.- Finalmente, señala que no es posible determinar que la muerte de Manuel Jesús Leyton fue producto del gas sarín, pero no es descartable su utilización en este caso.i’’) Declaración judicial de Fabián Alfonso Moreno Chávez, quien a fojas 2308, ratifica el Informe Pericial, rolante de fojas 2196 a 2199, señalando en al realizar el examen de ADN Mitocondrial, comparando el fémur y una pieza dentaria del occiso Manuel Leyton Robles, con una muestra de sangre de Susana Leyton Robles, no fue posible excluir una relación genética entre ellas, arrojando un resultado positivo, en la compatibilidad de genética de la línea materna.- j’’) Declaración Judicial de Elisa del Carmen Magna Astudillo, rolante a fojas 2392, quien ratifica su declaración policial de fojas 1708, señalando que como funcionaria de la Brigada Lautaro, escuchó que al cabo Leyton lo habían tomado preso por un delito que cometió y que falleció por golpes que habría propinado Carabineros, sin tener mayores antecedentes que aportar.k’’) Informe pericial fotográfico, rolante a fojas 2410 y siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal, set de fotografías del edificio ubicado en calle Almirante Barroso N° 76, hoy Instituto Inacap, señalando en su parte concluyente que la secuencia fotográfica obtenida es el registro fiel que ilustra en forma objetiva e imparcial la diligencia efectuada.- Peritos fotográficos don Juan Sáez Montoya y María Antonucci González.l’’) Informe pericial planimetrico rolante a fojas 2640 y siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal, Plano a Escala del Inmueble ubicado en calle Almirante Barroso N° 76, hoy Instituto Inacap, con indicaciones de acceso, dimensiones y modificaciones realizadas.m’’) Declaración judicial de Ramón Alvarito Muñoz Rojas, quien a fojas 2654 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 932, precisando que respecto de la muerte del Cabo 1° de Ejército Manuel Leyton Robles, éste habría sido detenido por Carabineros por haber robado repuestos de una Renoleta para un vehículo de la misma marca que usaba y que era del servicio.- Igualmente, precisa que se acordó del apellido del compañero de Leyton porque la policía se lo señaló y finalmente indica que con Leyton no eran tan amigos.- n’’) Declaración judicial de Manuel Antonio Montre Méndez, quien a fojas 2674 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 1692, señalando que como miembro de la Brigada Lautaro, conoció al cabo de Ejército Manuel Leyton Robles y al Sargento de Carabineros Heriberto Acevedo, quienes pertenecían a la Agrupación Puren, teniendo como Jefes a un Capitán de Ejército y un Teniente de Carabineros.Agrega, que escuchó por comentarios que Leyton y Acevedo habían sido detenidos por carabineros y que Leyton había fallecido en la Clínica de la DINA.ñ’’) Prontuario N° 670 rolante a fojas 2695, del Servicio Médico Legal, que informa que Manuel Jesús Leyton Robles, tuvo un accidente en el Reten Rodrigo de Araya el 25 de Marzo de 1977, a las 03:15 hrs, falleciendo el día 29 de Marzo de 1977, a las 01:25 hrs, en la Clínica London, señalando como causa de muerte estado asfíctico, consecutivo a aspiración de contenido gástrico regurgitado, reconocido y llevado al cementerio de Puente Alto, señalando finalmente que el Doctor Tobar practicó la autopsia.o’’) Oficio del Servicio Médico Legal, rolante a fojas 1006 por el cual pone a disposición del Fiscal Militar Ad-hoc, Informe Toxicológico y Examen Histopatológico de Manuel Jesús Leyton Robles, informando además que éste último demostró una metamorfosis grasas del hígado y lesiones renales tubulares agudas, siendo una afección evolutiva de tipo generativa capaz de determinar una menor valencia en el individuo.p’’) Informe del Instituto Médico Legal, rolante a fojas 2712, que informa acerca de examen pulmonar por restos alimentarios aspirados, realizado a Manuel Jesús Leyton Robles, indicando como resultado que según observación microscópica del planckton pulmonar no se ha relavado la presencia de restos en muestra recibida. Examen realizado por el Doctor Tobar.q’’) Informe médico de la DINA, del Centro Médico London, rolante a fojas 2713 y siguientes, que informa que el cabo 1° del Ejército Manuel Jesús Leyton Robles, ingresó a la Clínica por sus propios medios el día 28 de Marzo de 1977 a las 11:30 A.M.- Agrega como antecedentes que el cabo Leyton fue atendido el día 25 de Marzo de 1977 en el Reten de Rodrigo Araya, por el médico de turno de la Clínica diagnosticándole; erosiones múltiples y contusiones toraxicas no complicadas y que como consecuencia de esta situación habría sido atendido en el Hospital de Carabineros, donde se le administraron medicamentos que no se pueden precisar.- Continua el informe señalando que el día 28 de Marzo de 1977, el cabo Leyton ingresó a la Clínica London donde luego de realizarle una serie de exámenes se le diagnosticó; contusiones múltiples, derrame pleural izquierdo y deshidratación moderada.- A las 21:00 hrs se le realizó examen físico que da cuenta de un estado nauseoso, con dolor abdominal y excitación psicomotora discreta.- Luego se le tomó electrocardiograma presentando una arritmia completa por fibrilación auricular total con frecuencia ventricular de 80 por minuto.- A las 24:00 mientras duerme presentó una crisis convulsiva con características de GRAN MAL y además cianosis central, iniciándose maniobras de resucitación, después de 15 minutos de iniciado el paro cardiaco se monitorea con electrocardiogramas, observándose asistolía, manteniéndose las maniobras por 85 minutos y finalmente a las 01:25 hrs fallece.- Informe firmado por el Director de la Clínica London.r’’) Historia y Evolución Médica de Manuel Jesús Leyton Robles, rolante a fojas 2717 y siguientes, que en la sucesión de los hechos informa que Leyton ingreso a la Clínica London el día 28 de Marzo de 1977.- Agrega que Leyton fue golpeado hace 4 días en la región torácico lumbar y que fue atendido en Hospital de Carabinero donde fue inyectado con medicamentos desconocidos.- Al realizarle exámenes físicos se notó quejumbroso, pálido, piel sudorosa y consciente.- Después de realizarle una serie de exámenes el diagnóstico fue el siguiente: contusiones múltiples, ¿contusión renal izquierda? y ¿derrame pleural izquierdo?.- A las 24:00 mientras duerme presentó una crisis tipo Gran Mal, cianosis y braquicardia, lo que desencadena en paro cardiorespiratorio, iniciando maniobras de resucitación.- Después de 15 minutos de iniciado electrocardiogramas, el paro observándose cardiaco asistolía, se monitorea manteniéndose con las maniobras.- A las 01:25 hrs fallece Manuel Leyton Robles.s’’) Hoja de Enfermería, rolante a fojas 2720, que informa que el paciente Manuel Leyton Robles el día 28 de Marzo de 1977, a las 17:00 hrs se encontraba tranquilo y consciente; a las 17:30 hrs en estado quejumbroso; y, a las 20:30 hrs presentó un estado nauseoso y según su pulso presentó braquicardia y arritmia.- Hecho a destacar a las 17:30 se le toma radiografía de tórax y abdomen.t’’) Acta de Recepción de Cadáveres del Servicio Legal Médico Legal, rolante a fojas 2724, que informa que el día 30 de Marzo de 1977, a las 7:50 hrs, se recepcionó encajonado el cadáver de Manuel Jesús Leyton Roles, proveniente de la DINA, siendo retirado el mismo día a las 11:45 hrs, por un funcionario de Carabineros -DINA- quien firmó al igual que Varas Olivi, funcionario del S.M.L.u’’) Informe de autopsia del Servicio Médico Legal, de Manuel Jesús Leyton Robles, rolante a fojas 2733 y siguientes, elaborado a manuscrita por los Doctores Alfredo Vargas Baeza y Tomas Tobar Pinochet, que señalan como causa de muerte un estado asfíctico, como consecuencia de una aspiración de contenido gástrico regurgitado, agregando que se descubrieron diversas y pequeñas excoriaciones superficiales no recientes, de naturaleza leve, ubicadas en la frente y extremidades superiores, no presentando lesiones traumáticas de mediana o mayor gravedad.v’’) Certificado de Defunción, rolante a fojas 2737, que certifica que Manuel Leyton Robles falleció el 29 de Marzo de 1977 a las 01:25 hrs, en el Centro Médico London, por causa de un estado asfíctico consecutivo de aspiración de contenido gástrico. Firmado por el Doctor Tomas Tobar Pinochet.w’’) Informe policial, rolante a fojas 2773, por el cual la Policía de Investigaciones informa al Tribunal que por Resolución Ministerial N° 150 del 21 de Febrero de 1979, la Subsecretaria de Guerra concedió Pensión de Montepío a los Familiares del Cabo Manuel Jesús Leyton Robles, por su muerte en “ Acto del Servicio el 29 de Marzo de 1977.x’’) Declaración judicial de Delberto Atanasio Esparza Lillo, quien a fojas 2893 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 923, señalando que como enfermero de la Clínica London, recuerda a una persona que se encontraba en el tercer piso en unas de las piezas de la Clínica con un guardia externo, que debe haber sido un funcionario de la brigada a la cual pertenecía.- Agrega que no pudo ver a esta persona, pero que sus colegas comentaban que estaba enfermo por una paliza que la habrían propinado personas que estaban disfrazadas de Carabineros, y que éstos habrían llegado a su casa, pegándole y dejándolo grave.- Indica además que no sabe quién lo atendió, pero que los jefes de ese momento lo deben saber, nombrando a dos posibles Directores de la Clínica y a un Jefe de Seguridad, que tenía un problema en el ojo.- Finalmente, señala que esta persona estuvo poco tiempo en la Clínica y que un día lo vio muerto en una camilla, ignorando la causa de su muerte.y’’) Recorte de Prensa, de fojas 3231 y siguientes, que informa acerca de la detención por parte de Carabineros de dos agentes de la DINA - Leyton y Acevedo - por el robo de una Recoleta a un ciudadano francés, los que al ser interrogados comprometieron a su jefe, un Capitán de Ejército, siendo luego entregados a la DINA falleciendo días después y, en circunstancias extrañas, el agente de apellido Leyton.z’’) Declaración judicial de Emilio Hernán Troncoso Vivallos, quien a fojas 3242 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 3193, señalando que fue compañero del Cabo Leyton como en la Agrupación Mulchen.- Agrega, que fue citado al cuartel de Simón Bolívar donde se le informó de la detención por parte de Carabineros de Leyton y Acevedo.- Recuerda, que al rato llegaron los dos y se veían asustados y golpeados, en especial el Cabo Leyton.- Indica que al día siguiente se enteró que a Leyton lo habían trasladado a la Clínica del Servicio, debido a que se había sentido mal por los golpes recibidos y que a los días después se informó al cuartel de que Leyton había muerto.- Finalmente señala que por información de prensa, años después, se enteró que presumiblemente Leyton Robles habría fallecido a causa de un gas fabricado por Townley, lo que no le consta.a’’’) Declaración judicial de José Fernando Vidal Guzmán, rolante a fojas 3326 y siguientes, quien ratifica su declaración policial de fojas 2916, señalando que como Segundo Jefe de Radiopatrullas de Carabineros, en Marzo de 1977, se le informó que habían detenido a dos agentes de la DINA, un Cabo de Ejército de apellido Leyton y un funcionario de Carabineros de nombre Heriberto Acevedo, por el robo de una Renoleta.- Agrega que informó de este hecho a su General German Campos, quien le ordenó que llamara al Director de la DINA para que hacerle entrega de sus delincuentes.- Indica que al rato ingresó al cuartel policial un Coronel de Ejército y un Oficial de Carabineros que estaba agregado a la DINA.- Recuerda, que pensó en entregarles a los detenidos a través del Hospital de Carabineros, pero para agilizar la situación les exigió que trajeran un médico, llegando al poco rato un médico de la DINA, quien ante su presencia en la sala de guardia, los dejó totalmente desnudos y verificó que no tenían lesiones, dejando constancia de que ambos detenidos se encontraban en perfecto estado y que el Cabo Leyton, no tenía lesiones, sólo una antigua cicatriz en la frente, haciendo entrega de ambos a la gente de la DINA.- Finalmente, señala que con posterioridad y por comentarios se enteró que el Cabo Leyton había fallecido por una inyección, desconociendo más antecedentes.b’’’) Declaración judicial de Elisa del Carmen Magna Astudillo, quien a fojas 3404 y siguientes, señala que como agente de la Brigada Lautaro, se enteró que había fallecido por golpes propinados por Carabineros, sin tener mayores antecedentes que aportar.c’’’) Declaración judicial de Orfa Yolanda Saavedra Vásquez, quien a fojas 3411 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro, conoció de vista al Cabo Leyton y de su muerte se enteró por comentarios de que éste habría muerto por Carabineros, sin tener mayores antecedentes que aportar.d’’’) Declaración judicial de Sergio Orlando Escalona Acuña, quien a fojas 3418 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro, se enteró por comentarios que el Cabo Leyton había muerto producto de una golpiza que le haría propinado Carabineros, sin tener mayores antecedentes que aportar.e’’’) Declaración Judicial de Federico Humberto Chaigneau Sepúlveda, quien a fojas 3441 y siguientes, declara que como integrante de la Brigada Lautaro conoció al cabo Leyton y que cuando falleció le llamó la atención porque era un tipo joven y sano.- Finalmente señala que no es cierto que fue a la casa del Cabo Leyton a comunicarle a su señora, su fallecimiento.f’’’) Declaración judicial de Jorge Lientur Manríquez Manterola, quien a fojas 3475 y siguientes, señala que como agente de la Brigada Lautaro conoció al Cabo Manuel Jesús Leyton Robles y, que respecto de su muerte se enteró por comentarios de otros colegas que había fallecido a consecuencia de una golpiza que le había propinado Carabineros, por el robo de una Renoleta, sin tener mayores antecedentes que aportar.g’’’) Declaración judicial de Orlando del Transito Altamirano Sanhueza , quien a fojas 3483 y siguientes, declara que como agente de la DINA, conoció al Cabo Manuel Jesús Leyton Robles en un curso de inteligencia y que un día se enteró por comentarios de sus colegas que Carabineros había matado a Leyton porque lo habían sorprendido robando unas Renoletas, sin tener mayores antecedentes que aportar.- h’’’) Declaración judicial de Berta Yolanda Jiménez Escobar, quien a fojas 3516 y siguientes, declara que fue integrante de la Brigada Lautaro, se enteró que Leyton había robado una Renoleta y, que murió por los golpes que Carabineros le habría propinado, sin tener mayores antecedentes que aportar.i’’’) Declaración judicial de Teresa del Carmen Navarro Navarro, quien a fojas 3524 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro, se enteró de que al cabo Leyton lo habían pillado robando una Renoleta y que Carabineros le había dado una golpiza de tal magnitud que lo habían matado, sin tener mayores antecedentes que aportar.j’’’) Declaración judicial de Orlando Jesús Torrejón Gatica, quien a fojas 3541 y siguientes, declara que como agente de la DINA, se enteró que al Cabo Manuel Jesús Leyton Robles, lo habían sorprendido robando un vehículo y que carabineros lo habría golpeado causándole la muerte, sin tener mayores antecedentes que aportar.k’’’) Declaración judicial de Eduardo Antonio Reyes Lagos, quien a fojas 3549 y siguientes, declara que como agente de la DINA se enteró por un Capitán de Ejército que Leyton había tenido un problema con Carabineros por un robo de un auto.- Recuerda que el mismo Capitán reunió a toda la brigada y les informó que Leyton había sido detenido por Carabineros y que había dado información de las labores que realizaban y por ese motivo tenía que ser eliminado en la Clínica simulando un ataque.- Finalmente, señala que siempre tuvo claro que la muerte del Cabo Leyton, no había sido por un accidente o una golpiza de Carabineros, ya que en esa reunión le quedó claro que a Leyton lo iban a matar.- l’’’) Declaración judicial de Jorge Segundo Pichunman Curiqueo, quien a fojas 3559 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro se enteró que el cabo Leyton estuvo metido en un problema con Carabineros y que murió a causa de los golpes que éstos le propinaron.- Agrega que fue al funeral de Leyton y que en la comitiva se encontraba el Director de la DINA.m’’’) Declaración judicial de Luis Arturo Urrutia Acuña, quien a fojas 3572 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro cumplió funciones de seguridad en la casa del cabo 1° de Ejército Manuel Jesús Leyton Robles.- Agrega, que un día llegó al cuartel de Simón Bolívar y sus jefes le ordenaron que se suba a un auto con dos sujetos más trasladándose a una casa en un lugar apartado donde le presentaron al Cabo Leyton, quien estaba solo, quedándose para hacerle guardia hasta el otro día en la mañana.- Recuerda que mientras hizo la guardia no pasó absolutamente nada y que al otro día llegaron a buscarlo las mismas personas que lo habían llevado, las que conversaron un rato con Leyton, luego de lo cual se retiraron al cuartel de Simón Bolívar, sin que haya quedado un guardia de relevo.Finalmente, señala que supo de la muerte de Leyton cuando lo llevaron a su funeral.n’’’) Declaración judicial de María Angélica Guerrero Soto, quien a fojas 3607 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro, se enteró de que el Cabo Leyton y al Sargento Acevedo los habían sorprendido con un auto robado.- Indica que después de este episodio vió llegar al cuartel de Simón Bolívar al Cabo Leyton, el cual fue llevado por unos hombres a una oficina, debido a que se veía mal y no podía caminar.- Finalmente, señala que le correspondió ir a cuidar a la familia del Sargento Heriberto Acevedo Acevedo.ñ’’’) Declaración de Jorge Iván Díaz Radulovich, quien a fojas 3630 y siguientes, declara que como agente de la DINA, se enteró por comentarios de sus colegas que el Cabo Leyton había sido detenido y que habría muerto a causa de los golpes propinados por Carabineros, sin tener mayores antecedentes que aportar.o’’’) Declaración judicial de Eduardo Patricio Cabezas Mardones, quien a fojas 3663 y siguientes, declara que como agente de la DINA, le correspondió ir al Instituto Médico Legal con un Teniente de Carabineros que no era de la DINA, donde se encontraron con un oficial de Ejército y un cabo de Ejército.- Agrega, que en el S.M.L se encontraba el cuerpo del cabo Leyton y que éstos funcionarios debían hablar con sus familiares, lo que al parecer no ocurrió porque durante el tiempo que estuvo en el servicio no los vio.- Indica que en el S.M.L sólo permaneció en el pasillo porque no lo dejaron entrar y que el Teniente de Carabineros se quedó en el S.M.L.- Finalmente, señala que había una anotación en el libro que llevaba la brigada en cada vehículo que decía algo como “ un atentado a un cabo de Ejército”.p’’’) Declaración judicial de Guillermo Eduardo Díaz Ramírez, quien a fojas 3672 y siguientes, señala que como agente de la brigada Puren, se enteró que el cabo Leyton había sido detenido y apaleado por Carabineros, lo que le habría ocasionado la muerte.- Recuerda que al tiempo después supo que el cabo Leyton en realidad no había muerto por la paliza que le había propinado Carabineros, sino que la misma DINA lo había matado.- q’’’) Declaración judicial de Luis Alberto Lagos Yáñez, quien a fojas 3684 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro, se enteró por comentarios que el Cabo Leyton había sido detenido y que había muerto a causa de los golpes que le habría propinado Carabineros, sin tener mayores antecedentes que aportar.r’’’) Declaración judicial de Eduardo Alejandro Oyarce Riquelme, quien a fojas 3787 y siguientes, declara que como agente de la Brigada Lautaro conoció de vista al cabo Leyton y que un día vió cuando éste era sacado del cuartel de Simón Bolívar, por hombres de otras brigadas con señales de haber sido golpeado, sin tener mayores antecedentes que aportar.s’’’) Declaración judicial de Verónica Patricia Silva Pinto, quien a fojas 4019 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 4058, señalando que como Estudiante de Antropología le correspondió asistir a la diligencia de exhumación del cuerpo de Manuel Jesús Leyton Robles, y que su función fue que el procedimiento se lleve a cabo correctamente por el S.M.L.- Agrega que con la pericia realizada no se pudo determinar si el cabo Leyton había muerto por la aplicación del gas sarín porque en los huesos se depositan solo las toxinas que son consumidas en forma crónica y no esporádica.- Finalmente, señala que no hay tecnología que permita saber a ciencia cierta si un individuo esqueletizado fallecido hace 30 años, haya muerto por causas toxicas, pero lo que sí se pudo verificar es que no existen rastros de alguna fractura o lesión que hayan afectado los huesos provocándole la muerte, no siendo posible determinar la causa de muerte.t’’’) Declaración judicial de Cristian Patricio Fuenzalida Tobar, quien a fojas 4151 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 4115, señalando que como Subcomisario Administrativo de Carabineros, concurrió junto con el Comandante Fernando Vidal Guzmán, al reten de Rodrigo de Araya, donde el Teniente Denecken le informó de la detención de dos funcionarios de la DINA.- Agrega, que vió a los detenidos y que le pareció extraño que el funcionario que era de Carabineros le llamara la atención al de Ejército, al parecer porque éste había confesado y lo habrían gravado.- Señala que en horas de la madrugada llegaron al cuartel altos jefes de la DINA, acompañados de un médico, quien revisó a los detenidos dejando constancia de las erosiones que tenían producto de las esposas.- Finalmente, señala que fueron entregados a la DINA, en calidad de detenidos, para que sean puestos disposición del Tribunal y, que ambos se veían perfectamente bien y que se fueron caminando.u’’’) Informe pericial planimetrico, rolante a fojas 4448 y siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones pone a disposición del Tribunal, Planos del inmueble ubicado en calle Almirante Barroso N° 76 y 78 de la ciudad de Santiago.v’’’) Declaración judicial de Claudio Alejandro Paredes Díaz, quien a fojas 4960 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 4057, señalando que como Antropólogo Físico, le correspondió participar tanto en la exhumación del cuerpo del Cabo Manuel Jesús Leyton Robles, como en su análisis antropológico, afirmando que no es posible determinar la existencia de tóxicos, químicos y agentes microbiológicos en el cadáver por las condiciones ambientales en que se encontraba cuando se realizó la exhumación y examen.- Agrega, que respecto del gas sarín toda la literatura científica indica su volatilidad, por ende, su presencia en el sustrato es breve en el tiempo.- Finalmente, señala que al no haber antecedentes que descarten como causa de muerte del Cabo Leyton, la aplicación del gas sarín, por la teoría descarte, se podría confirma esta hipótesis.w’’’) Informe pericial rolante a fojas 5407 y siguientes, por el cual la Policía de Investigaciones, pone a disposición del Tribunal pericia de rejuvenecimiento de rostro.x’’’) Declaración judicial de Jorgelino del Carmen Vergara Bravo, rolante a fojas 5557 y siguientes, quien señala que como integrante de la Brigada Lautaro, escuchó comentarios entre los agentes que al cabo Leyton lo habría matado Carabineros por el robo de una Renoleta que pertenecía a un comunista o mirista.- Recuerda, que en una oportunidad llegó a la Brigada Lautaro Michael Townley acompañado del Director de la DINA para demostrarle el poder mortífero del gas sarín, aplicándoselo con un tubo de spray a dos ciudadanos peruanos, quienes después de haber fallecidos fueron empaquetados y retirados en vehículos.y’’’) Declaración judicial de Jazna Elba Florencia Larrecheda, quien a fojas 5734 y siguientes ratifica su declaración policial de fojas 2941, señalando que como ex auxiliar de enfermería de la Clínica London, en Marzo de 1977, estando de turno de noche junto con el Doctor Manuel Pinto, a eso de las 01:30 o 02:00 de la madrugada, ingresó a la Clínica un grupo de oficiales de la DINA y dos clases Manuel Jesús Leyton Robles y Armando Cabrera Aguilar, los que ingresaron a la oficina del Director de la Clínica, informando un guardia de la Clínica que estaba prohibido transitar por ese sector.- Recuerda, que se dirigió al sector de los boxes y vio que de la oficina salieron todas las personas a excepción de Pinchetti y Cabrera, fue en esos instantes cuando vio al Cabo Leyton paseándose de lado a lado fumando un cigarro y tocándose la cabeza como nuestra de nerviosismo y desesperación.- Señala, que después de unos minutos salió Cabrera de la oficina e ingresó Leyton, quien estuvo más de una hora con el Doctor Pincetti.- Recuerda, que Cabrera se le acercó y le pidió un analgésico comentándole que Leyton era un traidor y que había complicado al resto de sus compañeros y que además era peligroso, ante lo cual, ella le preguntó, porque si era peligroso andaba armado, contestándole que se le daba la oportunidad de quitarse la vida voluntariamente, entendiendo ella, que igualmente seria eliminado por terceros.- A eso de las 04:30 de la madrugada cuando todos se retiraban de la Clínica, escuchó al Doctor Pincetii hablar por citófono con una persona a la que le dijo “al primero negativo y al segundo positivo”.- Recuerda, que a los tres días de ocurridos aquellos hechos cuando recibía su turno la auxiliar Ana Henríquez Moscoso, le comentó que había fallecido el paciente que estaba internado y aislado en el tercer piso de la Clínica, que era atendido en forma exclusiva por la enfermera jefe de la Clínica, hecho que pudo constatar cuando entró a la sala de urgencia y vio al cabo Leyton muerto en una camilla.Finalmente, se le exhibe fotografía y reconoce, sin lugar a dudas, a Armando Cabrera Aguilar.z’’’) Declaración judicial de Miriam Cecilia Leyton Robles quien a fojas 6.530 y siguientes, ratifica su declaración policial de fojas 6425, señalando que tomó conocimiento de la muerte de su hermano Manuel Jesús Leyton Robles, cuando acompaño a su madre a hablar con el Comandante del Regimiento de Ingenieros Nº 7, quien les comunicó que su hermano Julio se encontraba bajo arresto preventivo para protegerlo y que Manuel había fallecido.- Agrega, que su padre el día 26 de Marzo 1977, a las 23:00 visitó a su hermano en la Clínica London, donde se percató que estaba muy mal, porque caminaba agachado como abuelito, orinaba sangre, tenía quemaduras de cigarro en los brazos y le contó que le habían aplicado el suero de la verdad y además le pidió que le trajera un televisor porque estaba aburrido.- Al otro día cuando llegó mi padre a la Clínica a dejarle el televisor un hombre de bata blanca lo llevó a una oficina y le dijo que Manuel había muerto en la madrugada por un ataque de epilepsia y paro cardiaco.Recuerda, que al velorio de su hermano llegó el Director de la DINA y que la urna de su hermano fue retirada en tres oportunidades, la primera, para cambiarla, la segunda, para acomodar el cuerpo y, la tercera, para cambiarle la mortaja porque estaba manchada con sangre, quedando siempre la duda en su familia si se trataba de su hermano, porque se veía muy distinto después de aquellos cambios. a’’’’) declaración de Manuel Contreras Sepúlveda, quién a fojas 6.185 y siguientes señala, que en un momento determinado recibió la información que Carabineros había encontrado una Recoleta y determinó que esta era de un profesor de apellidos Palma Robledo que estaba desaparecido, ante lo cual llamaron al carabinero Acevedo (miembro de DINA), quién les indicó que él andaba con Leyton en una recoleta, razón por la que allanaron la casa de Leyton, pero recuperaron otra recoleta. Por esta razón señala que conversó con el general Campos, quién no quiso entregar la renoleta, ante lo cual rodearon el cuartel de carabineros, procedimiento a cargo de Vianel Valdivieso y obtuvieron la devolución de la renoleta, aunque en un momento Carabineros quería entregarles la que pertenecía a Palma Robledo, pero Valdivieso se negó, además entregaron a Leyton a quién habían torturado y a Acevedo, a quién no torturaron por ser Carabinero. Indica que esa misma noche dio cuenta de dicha situación al General Pinochet, lo que le costó la baja al General Campos. Luego a los pocos días falleció el cabo Leyton producto de un problema asfíctico en la Clínica de la DINA. Señala, que como conocía al doctor Vargas, quién era muy amigo suyo, lo llamó para que hiciera rápidamente la autopsia y comisionó a Lawrence para que apurara los trámites y retirara el cuerpo de Leyton desde la morgue, Lawrence, que era teniente de Carabineros, era el segundo jefe de la Brigada Puren de DINA, a cargo del capitán de ejército Germán Barriga. También indica que, efectivamente se debió comprar un nuevo ataúd para el cabo, porque el que tenía era de muy mala calidad. Y que hubo un sumario, pues el general Campos dio cuenta a la Fiscalía Militar, siendo condenado injustamente a su parecer, Heriberto del Carmen Acevedo a tres años. Por estos hechos no hubo sumario interno en el ejército, por cuanto la DINA, no tenía una dependencia de este, eran aparte, tenían abogados para ello, si así hubiera sido ordenado por el Presidente de la República. Posteriormente en su declaración de fojas 6.304 y siguientes agrega que como carabineros había dado de baja al señor Palma, no querían entregar a Leyton y Acevedo, mientras no reconocieran su responsabilidad en la detención de Palma y en la obtención de la renoleta, pero el comandante Valdivieso se dio cuenta de ello. Indica que fue cierto que en primera instancia se evitó el trámite de la autopsia para no causar molestia, pero recibió un llamado del General Morell, quién le ordenó que se hiciera, ello en su calidad de Juez Militar, por eso se hizo en la forma ya indicada. Finalmente, indica que su ayudante en ese período era el Capitán Hugo Acevedo Godoy, quién pololeaba con la enfermera Eliana Bolumburu, quien trabajaba en la Clínica London, donde había un director que era un doctor Orvietto o Taricco, no recuerda bien, y tenía un jefe de seguridad que era un oficial de DINA, correspondiente al teniente Hernán Sovino. b’’’’) declaración judicial de Lorenzo Toro Olivares quién en su declaración policial de fojas 2.069 ratificada a fojas 2.342, señala que estando en la Clínica London era el más antiguo del cuadro permanente y como enfermero más antiguo cumplía funciones de tipo administrativo, el Director de dicho centro asistencial era el doctor Orvietto, el teniente Sovino estaba a cargo de la seguridad, quién tenía una oficina en el tercer piso y al enfermero Matteo Galleguillos estaba a cargo de la administración, y el Director lo mandaba generalmente a hacer trabajos fuera de la Clínica. PLENARIO: c’’’’) Declaración judicial de Raúl Yazigi García, médico gastroenterólogo, Coronel (R) de la Fuerza Aérea, especialista en medicina intensiva y medicina de aviación, señala que en el ejercicio de sus funciones en los años 70 tuvo una preparación básica sobre los efectos del gas sarín, como posible elemento que se podía emplear en un eventual conflicto en contra de Chile, pero no como una cosa formal, se informó de ello fundamentalmente de los manuales de medicina militar, ya que en ese período había sólo literatura publicada por los americanos y se debía revisar que cosas o elementos se podrían utilizar en contra de las tropas chilenas y en cuanto a la pregunta relativa a si los efectos de este gas forman parte del acervo del conocimiento de un médico que no es toxicólogo, responde que no. En esta materia responde sólo por lo que corresponde a la Fuerza Aérea, pero ignora si eso se dio en otras instituciones o ramas de las Fuerzas Armadas. Finalmente agrega que cualquier médico que trabaje en un servicio de urgencia debe conocer este tema, porque son insecticidas y dese un punto de vista práctico, trabajadores agrícolas podrían tener accidentes relacionados con ello. d’’’’) declaración judicial de Víctor Alfredo OVALLE SALAS, médico cirujano de la Universidad de Chile, especialista en obstetricia y ginecología y sub especialista en medina materno fetal. En relación a la pregunta relativa al gas sarín, responde que, como médico no lo conoce porque pertenece a la especialidad de toxicología, como cultura general conoce algunos conceptos y desconoce con exactitud los daños que puede producir. A la pregunta relativa a si un médico general es capaz de identificar una intoxicación por insecticida, responde que en líneas muy generales, se imagina, pero en su carrera nunca le correspondió y si le hubiera tocado, debería haber buscado información para tratarlo, pero reitera que nunca le correspondió, ahora es un tema fácil con internet, pero antes sólo se debía recurrir a la bibliografía. e’’’’) declaración judicial de Leonel MARTINEZ FAUNDEZ, Sub oficial Mayor (R), quién en la audiencia del probatorio, ante la pregunta respecto de si habría sido él quién le manifestó a Bernardo González que el cabo Leyton se le habría muerte a la enfermera Bolumburu, manifiesta que no, jamás pudo haber hecho ese comentario, porque no tenía idea quién era la persona que estaba allí muerta en la sala. Con respecto a dicha enfermera, responde que ella cumplía labores igual que el resto del personal, dentro del día, la hora de salida era alrededor de las cinco o seis de la tarde y después de esa hora, desconozco si cumplía funciones, cada uno regresaba su domicilio y no sabía nada de lo que ocurría en la noche. Interrogado por el tribunal, si el cumplía turnos de noche, responde que no. Repreguntado por la abogada del Consejo de Defensa del Estado: Para que señale si tiene conocimiento sobre quién ordenaba estas misiones especiales de cumplimiento de turnos en la noche a la que se refiere el testigo. Responde: que ésta necesariamente debió haber sido del Jefe de la Clínica, que en ese período pudo haber sido el doctor Orvieto o el doctor Samuel Costa Valdivia, que serían los únicos que podían haberle dado alguna misión a esta enfermera, por del resto del personal no había otro que pudiera haber estado sobre ella. f’’’’) declaración judicial del testigo del probatorio Claudio Enrique Pacheco Fernández, Sargento 1° (R) de Carabineros, quién a fojas 7.478 y siguientes señala que el jefe del cuartel Simón Bolivar era el Mayor de Ejército Juan MORALES y con respecto a si supo algo de la presencia en dicho cuartel del cabo Leyton luego del tema de las renoletas, responde que: al cabo Leyton nunca lo vio en el cuartel después de estos hechos. g’’’’) Declaración judicial del testigo del probatorio Gustavo Enrique GUERRERO AGUILERA, Sargento 1° (R) de Carabineros, quién a fojas 7.480 y siguiente señala que el jefe del cuartel Simón Bolivar era el Mayor de Ejército Juan MORALES y con respecto a si supo algo de la presencia en dicho cuartel del cabo Leyton luego del tema de las renoletas, responde que: nada. h’’’’) declaración judicial del testigo del probatorio José Manuel Sarmiento Sotelo, Sub oficial mayor (R) de Carabineros, quién a fojas 7.482 y siguiente señala que el jefe del cuartel Simón Bolivar era el Mayor de Ejército Juan MORALES y con respecto a si supo algo de la presencia en dicho cuartel del cabo Leyton luego del tema de las renoletas, responde que: él se enteró un día en la mañana de ese hecho y nunca vio al Sr. Leyton en el cuartel Simón Bolivar, cuando supo de ese hecho, tuvo conocimiento de que Leyton estaba en la Clínica ubica en Almirante Barroso, lo que supo por un carabinero de apellido Almendras, ya fallecido. i’’’’) declaración judicial del testigo del probatorio Heriberto del Carmen Acevedo, Sargento 1° (R) de Carabineros, quién a fojas 7.484 y siguiente señala que Leyton era el chofer de la patrulla a su cargo y cree que él lo inculpó en esos hechos porque él sabía dónde quedaba su casa. Agrega que mientras estuvieron detenidos por carabineros nunca pudo hablar a solas con Manuel Leyton, ni tampoco luego, cuando se juntaron a declarar en la Fiscalía. Posteriormente, a fojas 7.486, señala: a la pregunta si después de que fue entregado por los Carabineros a Vianel Valdivieso, temió por su vida, responde que sí, porque ellos eran militares y yo era Carabinero, Leyton era de Ejército igual que ellos y ese era el temor que yo tenía. Cuando nos entregó Carabineros, nos recibió Vianel VALDIVIESO y GERMAN BARRIGA, los dos militares, en mi caso luego me dejaron en el cuartel de Simón Bolívar a cargo de BARRIGA y LAWRENCE, aunque yo trabajaba con BARRIGA y en caso de Leyton, supe que se lo habían llevado a su casa. Repreguntado por el abogado de la parte que lo presenta, respecto del hecho de que si sintió en estas circunstancias ser protegido por alguien. Responde que sí. Específicamente de LAWRENCE, me imagino que se debió a que ambos éramos Carabineros. A la pregunta respecto de cómo le consta que LEYTON fue llevado a su casa en calidad de detenido y porque otra razón: responde, porque BARRIGA lo manifestó así y LAWRENCE también me lo dijo. A la pregunta N°2, respecto de si hubo proceso por la sustracción de las renoletas: responde que sí, el Fiscal en esta causa pidió para mí tres años y un día por el delito de robo, la causa se fue a la Corte Marcial y finalmente la sentencia fue de firmar por cinco años y además se dispuso mi baja de la institución. Finalmente, agrega que luego de ser entregado a la DINA por Carabineros, lo llevaron en un vehículo hasta el Cuartel Simón Bolívar y allí quedó en calidad de detenido por instrucciones del Fiscal que tomó este caso. TERCERO: Que los elementos de juicio que se han enumerado en el fundamento anterior constituyen un conjunto de presunciones judiciales que apreciadas legalmente, permiten a este sentenciador tener por justificados los siguientes hechos: a) Que, durante el mes de marzo del año 1977, dos funcionarios pertenecientes a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) procedieron, en primer término a sustraer un vehículo Renoleta perteneciente al profesor Sr. Daniel Palma Robledo –detenido desaparecido- y, posteriormente, cometieron un robo de otro vehículo de similares características perteneciente al comerciante de pinturas Sr. Marcel Jean Duhalde Garat, a quién luego de sustraerle el móvil en que se desplazaba por el sector centro de esta ciudad, procedieron a dejarlo abandonado en el sector de Las Vizcachas; b) Que, posteriormente, al tomar conocimiento de estos hechos, funcionarios de Carabineros de Chile pertenecientes a la Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT), a cargo del Teniente Sr. Alfonso Denecken Alberti, realizaron un allanamiento al domicilio particular del cabo de Ejército Sr. Manuel Leyton Robles quien prestaba en esa fecha servicios a la DINA, ubicado en calle Los Pioneros de la comuna de La Florida, lugar en el que también se encontraban los dos vehículos sustraídos, procediendo a detener al militar antes nombrado y posteriormente a otro funcionario de DINA de nombre Heriberto del Carmen Acevedo. c) Que, luego los detenidos antes nombrados fueron trasladados al cuartel de la SIAT ubicado en calle Rodrigo de Araya, comuna de Ñuñoa, lugar donde fueron interrogados, señalando el cabo Manuel Leyton Robles, diversas actuaciones realizadas por el equipo de DINA al que pertenecía y que se encontraba bajo el mando del Capitán de Ejército Sr. Germán Barriga Muñoz. Debido a lo anterior el Director de la DINA, Coronel Sr. Manuel Contreras Sepúlveda ordenó a funcionarios de su dependencia que concurrieran a ese cuartel policial y procedieran a hacer las gestiones pertinentes para obtener la liberación de los detenidos pertenecientes a la organización bajo su mando. d) Como resulta que a los funcionarios de DINA privados de libertad se les imputaba la comisión de delitos y se encontraban siendo interrogados, debían, además, ser confeccionados los respectivos partes policiales para ser remitidos a la Fiscalía Militar del Ejército, por ello, no fue posible que se pudiera obtener en forma inmediata la liberación solicitada y, como, tomaron conocimiento de la situación producida altas autoridades de la época, tales como, el Ministro de Defensa Nacional, General (R) Herman Brady Roche, el Prefecto de Carabineros de Santiago General Sr. German Campos, el Comandante en Jefe del Ejército, el Jefe del Estado Mayor de la referida institución y el integrante de la Junta de Gobierno en representación de Carabineros, General Director Sr. César Mendoza Duran, se dispuso la entrega de los detenidos a la DINA; e) Que, una vez obtenido el egreso de los detenidos, el cabo Manuel Leyton Robles fue trasladado al Cuartel de la calle Simón Bolívar a cargo del Mayor de Ejército Juan Morales Salgado y, posteriormente, llevado a la “Clínica London”, ubicada en la calle Almirante Barroso de esta ciudad, lugar donde permaneció privado de su libertad, vigilado permanentemente e interrogado acerca de las declaraciones que prestó mientras se encontraba detenido en el cuartel policial antes mencionado, por las cuales habría indicado el destino sufrido por algunos de los detenidos que se encontraban en el cuartel ubicado en la calle Simón Bolivar de esta ciudad; f) Que, luego de permanecer varios días en las condiciones precedentemente mencionadas, el nombrado Leyton sufrió un paro cardiorespiratorio y, por tal razón fue trasladado a una dependencia de la señalada clínica, siendo atendido por médicos y enfermeras de ese establecimiento, falleciendo el día 29 de mes de marzo de 1977; g) Que, luego de producido su deceso, funcionarios de la DINA procedieron a comunicar lo anterior a familiares del occiso, con el objeto que procedieran al retiro del cadáver y, mientras se verificaba el velatorio en su domicilio particular, por orden del Director Nacional de la referida organización, se retiró el cuerpo para ser trasladado al Instituto Médico Legal, donde luego de haberse efectuado una reunión entre un oficial de DINA y el Director de ese Instituto, a éste último se le señaló la necesidad que no ocurriese ninguna dificultad que pudiera incriminar a directivos del organismo últimamente mencionado, procediéndose a realizar el señalado procedimiento, especificándose como causa de la muerte aspiración de contenido gástrico. h) Que como la causa últimamente señalada constituye sólo un síntoma producido por el cese de las funciones vitales de un individuo, tal como indica el doctor José Belleti a fojas 2.303, el hecho del fallecimiento de la víctima, de acuerdo a los antecedentes que fluyen de la investigación sólo ha podido producirse por la inoculación de una sustancia tóxica, tal como lo señala, como una de las posibilidades factibles, la autopsia médico legal agregada a fojas 1.087, realizada por el doctor Tomás Tobar Pinochet, y como en la referida pericia no pudo determinarse la presencia del agente químico denominado gas sarín, por las razones antes expuestas, tampoco es posible determinar que no haya sido utilizado, y , por el contrario, los elementos de juicio analizados en el fundamento primero, permiten concluir que su muerte sólo se pudo producir por la inoculación del referido elemento químico. CUARTO: Que, a mayor abundamiento, los elementos de juicio que se han descrito en el fundamento segundo de esta sentencia y los hechos señalados en el considerando tercero, permiten a este sentenciador tener por suficientemente acreditado que el secuestro y posterior asesinato de la víctima, cabo Manuel Leyton Robles, dadas las circunstancias particulares de su detención –por robo de automóviles- y las posteriores declaraciones prestadas en Carabineros, evidencia que para el mando de la DINA, de la época -1977- sumado al hecho del conocimiento tomado por las más altas autoridades de la Junta de Gobierno y del Ministerio de Defensa, permitieron adoptar la decisión de silenciar al referido agente de inteligencia, quién develó el misterio de lo sucedido con los detenidos desaparecidos que permanecían en el cuartel Simón Bolivar de esta ciudad, situación que al ser puesta en conocimiento de la autoridad judicial correspondiente, habría podido configurar una situación de extrema gravedad para el régimen de la época, dejando como alternativa, la muerte del detenido, la que se produjo vía ingesta de una sustancia tóxica en la clínica antes mencionada a la que fuera trasladado, sin que mediara un motivo que lo justificara. A lo anteriormente descrito se suma el hecho que en el cuartel antes referido se utilizó el “gas sarín” para eliminar personas, lo cual se encuentra acreditado con los elementos de juicio agregados a este proceso, los que señalan la presencia del ciudadano norteamericano Michael Townley Welch en dicho cuartel, utilizando el referido tóxico para dar muerte a dos ciudadanos peruanos, tal como se indica en el proceso rol N°2181 “Episodio Conferencia”. QUINTO: Que los hechos precedentemente expuestos constituyen los delitos de asociación ilícita descrito en los artículos 292 a 294 del Código Penal, ya que como se ha señalado algunos individuos pertenecientes a la DINA se asociaron con el objeto de perpetrar crímenes que produjeran el ocultamiento de hechos ilícitos en los que tuvieron participación y para tal fin establecieron un sistema jerárquico, con división de funciones que facilitara la realización de sus fines delictivos. Por otra parte, la privación de libertad del cabo Manuel Leyton Robles constituyó el delito de secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1° del código punitivo y, su posterior asesinato constituyó el delito de homicidio calificado descrito en el artículo 391 N°1 circunstancias 3ª y 5ª del señalado cuerpo legal. Estos hechos deben ser calificados como constitutivos de crímenes de lesa humanidad, conforme a lo establecido en diversos instrumentos internacionales, y aun cuando algunos de estos no se encontraban ratificados y vigentes en nuestro país a la época de los hechos formaban parte del “ius cogens” o normas imperativas de derecho internacional (art. 53 de la Convención de Viena). Lo mismo puede afirmarse respecto de cuerpos legales de derecho interno que, no obstante ser posteriores a los hechos materia de esta causa, no hacen más que recoger estas normas de ius cogens; tal es el caso de la Ley 20.357 publicada en el Diario Oficial de 18 de julio de 2009, que tipifica los delitos de lesa humanidad y señala en su artículo 1° que tienen ese carácter “aquellos que en su comisión concurran las siguientes circunstancias: 1º.- Que el acto sea cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil; 2º.- Que el ataque a que se refiere el numerando precedente responda a una política del Estado o de sus agentes; de grupos armados organizados que, bajo la dirección de un mando responsable, ejerzan sobre algún territorio un control tal que les permita realizar operaciones militares, o de grupos organizados que detenten un poder de hecho tal que favorezca la impunidad de sus actos”. Respecto del concepto de “ataque sistemático”, el artículo 2° N° 2 indica que deben entenderse por tal “una serie de actos sucesivos que se extienden por un cierto período de tiempo y que afectan o son dirigidos a un número considerable de personas”. Se ha señalado, asimismo, que “existe un acuerdo generalizado sobre los tipos de actos inhumanos que constituyen crímenes contra la humanidad, que esencialmente son los mismos reconocidos desde hace casi ochenta años. A la luz del desarrollo actual del derecho internacional, tanto consuetudinario como convencional, constituyen crimen contra la humanidad actos como el genocidio, el apartheid y la esclavitud. Asimismo, han sido considerados crímenes contra la humanidad, la práctica sistemática o a gran escala del asesinato, la tortura, las desapariciones forzadas, la detención arbitraria, la reducción a estado de servidumbre o trabajos forzosos, las persecuciones por motivos políticos, sociales, religiosos o étnicos, las violaciones y otras formas de abusos sexuales y la deportación o traslado forzoso de poblaciones con carácter arbitrario”. (“Impunidad y graves violaciones a los derechos humanos”, Guía para profesionales N°3, Comisión internacional de juristas, páginas 23 y 26). SEXTO: Que, así las cosas, en los delitos contra la humanidad el contexto resulta relevante, ya que las violaciones a los derechos humanos se enmarcan en un escenario histórico, institucional, político y social en el cual se producen, por lo que tales crímenes se relacionan con los elementos de ser sistemáticos y generales, ya que se produce una multiplicidad de ataques y estos constituyen prácticas sostenidas de los agentes del Estado. Además, se enmarcan en un espacio institucional, el del Estado –con su poder ilimitado-, que los ampara y protege, otorgando impunidad a los partícipes e imponiendo su voluntad con el sólo argumento de la fuerza y el temor; razón por la que ante delitos de esta naturaleza, no se aplican instituciones como la prescripción ni la amnistía. En el presente caso, los antecedentes recopilados durante la investigación sumarial demuestran que el secuestro de un individuo seguido de su muerte provocada por miembros de una asociación criminal, constituyen delitos que fueron provocados para encubrir los crímenes perpetrados contra un sector de la población que se oponía a los propósitos del régimen, no resultando un obstáculo para ello la circunstancia de pertenecer la víctima a dicha organización; de todo lo cual resulta que esas acciones fueron autorizadas por el mando de ella, con conocimiento de las más altas autoridades políticas y, su finalidad fue impedir que se tomara conocimiento del destino final sufrido por los prisioneros que eran mantenidos por la DINA en el Cuartel de Simón Bolivar de esta ciudad. En cuanto a la participación: SEPTIMO: Que prestando declaración indagatoria Hernán Horacio TARICCO LAVIN a fojas 32 y siguientes señala que se tituló como médico cirujano el año 1975 en la Universidad de Chile, especializándose en Pediatría. Indica que el año de su titulación comenzó a trabajar como Oficial de Sanidad en el Regimiento Arauco en la ciudad de Osorno, donde permaneció hasta el año 1976. El mismo año regresó a Santiago a la Dirección de Personal del Ejército, siendo destinado para atender pediatría en distintos establecimientos militares hasta el año 1977 en que fue trasladado a la Escuela Militar donde permaneció por alrededor de 10 años. Posteriormente se desempeñó en diferentes reparticiones militares, entre estas, la Academia de Guerra a fines de los años ochenta, época con la que se acogió a retiro con el grado de teniente coronel. Con respecto a la DINA señala que efectivamente nunca fue nombrado administrativamente como funcionario de ese organismo, sino que siempre perteneció a la Dirección de Sanidad del Ejército, pero, si es efectivo que atendió dos horas en las tardes a los hijos de personal de uniformados en la Clínica London, aproximadamente entre los años 1976 a 1977. Este recinto era en realidad un consultorio, de aproximadamente tres pisos, donde atendía en una consulta en el primer piso. La finalidad era dar atención médica a personal militar de distintas ramas de las fuerzas armadas, nunca tuvo un cargo dentro de esta clínica. Con relación al documento que se le exhibe, no recuerda el caso específico, no recuerda al paciente, como tampoco recuerda que algún funcionario del ejército haya fallecido en dicha clínica, Asimismo, nunca atendió a un paciente en las circunstancias en que se encontraba esta persona, lo que además, se deduce del relato del informe que se le presenta, donde aparecen los nombres de los médicos que lo atendieron. Señala que debe aclarar, que nunca tuvo el cargo de Director de esta clínica, le parece que existía un Director Titular, cargo que era ocupado por un oficial superior con el grado de Mayor y que por sus funciones debería haber permanecido todo el día en la Clínica. Con respecto al informe que lee, el cual tiene su firma, se trata de un informe técnico, que por una situación puntual y por ser un oficial de sanidad, se le pidió que pusiera el pie de firma como Director, cargo que él no tenía, pero que si era necesario en ese momento para dar un mayor respaldo al informe elaborado con los antecedentes de los médicos que lo atendieron, paciente que por lo tanto nunca conoció. Además, de acuerdo a los antecedentes que se le entregaron insiste en que el citado informe técnico que se le ha exhibido fue una copia de los antecedentes que existían en la ficha clínica entregados por los médicos que lo atendieron, paciente que él nunca atendió ni conoció. Ignora totalmente lo que sucedió después con esta persona fallecida. Asimismo, no recuerda quién le solicitó este informe y donde fue derivado. Que a fojas 180 y siguientes, rola declaración judicial del mencionado Taricco Lavin, donde ratifica su declaración policial analizada precedentemente y agrega que nunca tuvo ningún nombramiento y cargo como Director y si alguna vez firmó el certificado que se le muestra y respecto del cual el desconocía su existencia, fue únicamente a pedido del mando en una situación puntual que no obedecía a ninguna condición de cargo especial. Además, especifica que no se acuerda quién lo ordenó, pero si señala que dependía de la Dirección de Sanidad que está a cargo de un médico del Ejército, con el grado de General, pero no recuerda quién era el Director de Sanidad en ese tiempo, esto es, a la época del informe agregado a fojas 958 y siguientes. Finalmente, a fojas 7.856 y siguientes, ampliando su declaración judicial agrega que nunca supo que Manuel Leyton haya estado detenido o haya sido atenido en la Clínica London, de esto sólo se vino a enterar cuando fue citado por primera vez a este tribunal al inicio del proceso, lo que ocurrió muchos años después de 1977. Y si firmó ese documento correspondiente a un informe que fue solicitado por el Coronel Contreras en forma urgente, hizo fe de lo que señalaba la respectiva ficha médica que había sido llenada en forma manuscrita por los facultativos Leyton y Valdivia y que después una secretaria mecanografió, no necesitando agregar nada de su parte. Dice, que esto lo tomó como un procedimiento médico administrativo y esos doctores nunca le comunicaron nada a este respecto, ni antes de después de sus atenciones, sólo se limitó a efectuar ese trámite administrativo puntual ordenado por el Coronel Contreras. Agrega que nunca ha sido citado a prestar declaración en ninguna otra causa que diga relación con violación a los Derechos Humanos y, asimismo, aparece claro de los hechos que figuran en el expediente que si el Coronel Contreras una vez ocurridos estos, manda a su segundo, que era el Coronel Valdivieso a entrevistarse directamente con Sovino, que era el jefe de seguridad de la Clínica, era porque precisamente junto al Director de la Clínica que era el doctor Orvieto no querían que nadie más se enterara de lo allí ocurrido. Agrega que el doctor Orvietto era subordinado directo del Coronel Contreras y por eso fue nombrado por este último como Director de la Clínica, sin atender pacientes y trabajaba junto a Contreras en el Cuartel General como operador de inteligencia y a cargo de operaciones psicológicas y por muchas de estas operaciones en las que se involucró está actualmente cumpliendo condena. Finalmente, señala que si existió una asociación ilícita al interior de la DINA él estaba fuera de ella, agrega que nunca fue informado de algo parecido, ya que eso es precisamente lo que distingue este tipo de agrupaciones, pues aparecen operando al margen y en forma paralela a una agrupación militar normal, ya que en este caso se habría constituido dentro del ejército dicha organización en forma paralela a los mandos normales y en ella él no habría tenido ninguna participación ni información. OCTAVO: Que las declaraciones del acusado Hernán Horacio Taricco Lavin prestadas a fojas 32 y siguientes, a fojas 180 y siguientes y a fojas 7.856 y siguientes, señala que efectivamente se desempeñó en la Clínica London, pero su dependencia no fue de DINA sino que de la Dirección de Sanidad del Ejército y con relación a la imputación que se le hace de haber firmado un documento en calidad de Director de la Clínica London, cargo que no desempeñaba como titular, señala que efectivamente si firmó ese documento correspondiente a un informe que fue solicitado por el Coronel Contreras en forma urgente, hizo fe de lo que señalaba la respectiva ficha médica que había sido llenada en forma manuscrita por los facultativos Leyton y Valdivia y que después una secretaria mecanografió, no necesitando agregar nada por su parte. Sin embargo, la acusación que le ha formulado el tribunal no dice relación específicamente con la referida calidad funcionaria del imputado, sino que, más bien, con el hecho de haber suscrito un documento que señalaba la muerte del cabo Manuel Leyton Robles, no obstante haber negado haber tomado conocimiento y haber atendido al occiso, conducta que significó el ocultamiento del hecho punible con la finalidad de impedir su descubrimiento. Que si bien el procesado ha confesado su participación en el hecho punible, le atribuye circunstancias que pueden eximirlo de responsabilidad o atenuar la que se le impute, como tales circunstancias no están comprobadas en el proceso, el tribunal no les dará valor, atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían los hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar los antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de su exposición. NOVENO: Que prestando declaración indagatoria Hernán Luis Sovino Maturana, a fojas 2.099 y siguientes, ratifica su declaración policial que rola a fojas 903 del anexo 321 del informe de la Fuerza de Tarea de Investigaciones Reservadas de la Policía de Investigaciones de Chile y es suya la firma puesta al final de ella. Como lo señala en dicho documento, fue destinado por orden del Coronel Contreras, quién lo ubicaba como oficial sub alterno en la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, a donde llegó como alumno subteniente y lamentablemente sufrió un accidente en el mes de noviembre de 1973 en una actividad de rutina dentro del cuartel, perdió el ojo derecho y sufrió diversas otras lesiones de gravedad, estuvo varios años en tratamiento y todavía mantiene esquirlas en el ojo izquierdo. Agrega, que fue enviado para realizarse tratamientos médicos en Estados Unidos, donde estuvo en hospitales de Washington y de Maryland, allí estuvo todo el año 1974 y regresó a Chile en 1975, siendo destinado a cargo de la protección de la familia del Coronel Contreras. Formando parte de DINA fue destinado a la Clínica London ubicada en la calle Almirante Barroso y piensa que fue enviado a ese lugar para hacer un diagnóstico y confeccionar los planes de seguridad de ese centro de salud que dependía de DINA. El doctor Vittorio Orvietto era un oftalmólogo a quién conoció como oficial de sanidad en Tejas Verdes y posteriormente lo atendió en la Clínica London, tenía el grado de mayor de sanidad y su labor estaba en el cuartel general ubicado en la calle Belgrado, a pesar de ser un oficial de los servicios era una persona militar para sus cosas y celoso de sus grados. Dice que dependía de la denominada agrupación Lautaro de DINA entre los años 1974 hasta principios de 1977 y tiene que haber sido en el mes de abril de ese año, cuando se fue a la Clínica London, agrega que en todo caso en su hoja de vida tienen que estar bien precisas las fechas, porque cuando permaneció en DINA, sea en la agrupación Lautaro o sea en la Clínica London, estuvo destinado a la Comandancia en Jefe del Ejército en comisión extrainstitucional. Agrega que en la Clínica London tuvo una relación directa con los sub oficiales Lucero y Pechuante, a ellos los conoció y también a Lorenzo Toro, quién era un Sargento enfermero en la Escuela Militar, después se encontró con él en la Clínica London, desconoce el trabajo que realizaba, sabe que era un enfermero y se figura que se desempeñaría en esa área, pero él no tenía nada que ver con el área médica. Con respecto al lugar físico donde se desempeñaba, no podría decir que tenía una oficina propia y privada, sino que era un dependencia del tercer piso, donde asignaban las guardias. De los médicos que trabajaban en la Clínica, recuerda a un doctor de apellido Leyton, y también un doctor de apellido Taricco Lavin quién era el Director de la Clínica London, sin embargo mi dependencia era del doctor Orvietto, quién era el Jefe de Sanidad de DINA. Como el doctor Taricco pretendió que quedara bajo sus órdenes y él no lo aceptó, su relación con él no fue buena y cada uno se dedicaba a su trabajo sin que existiera ningún vínculo entre ambos, esto último respaldado y zanjado por la Dirección de DINA. Finalmente, dice al tribunal, que en los cuatro meses que estuvo en la Clínica, nunca supo que haya habido una persona detenida en dicho lugar, ni tampoco que haya fallecido algún funcionario del Ejército. DECIMO: Que si bien el acusado Hernán Luis Sovino Maturana en sus declaraciones indagatorias de fojas 2.099 y siguientes y 3.933 y siguientes ha señalado que en los cuatro meses en que permaneció en la Clínica London nunca supe que haya habido una persona detenida en dicha lugar, ni tampoco que haya fallecido algún funcionario del Ejército, dichas alegaciones serán desestimadas por el tribunal por cuanto el mismo imputado ha reconocido su participación como integrante de la Brigada Lautaro de la DINA, encargada de la seguridad del Director de esta organización y de su familia y comandada por el Mayor de Ejército Juan Morales Salgado, asimismo, ha reconocido desempeñar en dicho establecimiento asistencial la labor de jefe de seguridad, por lo cual, no podía desconocer la existencia de un detenido en el tercer piso de dicha clínica y, por otra parte, menos, podría no saber la muerte posterior del detenido cabo 1° Manuel Leyton Robles, también integrante de la DINA. Por las razones antes señaladas se tiene por suficientemente comprobada la participación que ha correspondido al aludido Sovino Maturana en la calidad señalada en el auto acusatorio respectivo. DECIMO PRIMERO: Que prestando declaración indagatoria Eliana Carlota Bolumburu Taboada, ya individualizada, quién ratifica íntegramente la declaración policial que se le lee y que rola a fojas 887 y siguientes del anexo 151 del informe de O.C.N. Interpol de la Policía de Investigaciones N°112 de 17 de junio de 2003, y prestando declaración judicial a fojas 155 y siguientes declara que su dependencia como enfermera de la Clínica London era del Departamento de Bienestar y Logística de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA. En ese tiempo, a cargo de ese departamento estaba el Coronel Lautaro Villar, actualmente fallecido, quién fue la persona que la contrató. Dice que la remuneración era atractiva y, además, no tenía que realizar turnos de noche, ni de días sábados ni domingos, ni festivos, como en otros establecimientos; este oficial le dijo que se trataba de un trabajo normal de atención de enfermos, control de niño sano, etc.; era atención de personal de DINA y sus familias, nunca se le habló de detenidos. Su calidad funcionaria era la de empleada civil del ejército, mensualmente percibía su remuneración que era pagada por dicha institución. Dice que estuvo en la Clínica London desde 1974 hasta el año 1976 o 1977, no recuerda bien la fecha, pero en todo caso, contrajo matrimonio el día 14 de mayo de 1977, con un militar a quién conoció en DINA, que era el Mayor Hugo Acevedo Godoy, quién trabajaba en la Secretaría de la Dirección de DINA. Cuando contrajo matrimonio se retiró de su trabajo profesional y permaneció en la casa. Por otra parte puede decir que su relación con los médicos de la Clínica London era buena, la mayoría eran médicos de sanidad pertenecientes al escalafón del Hospital Militar y entre ellos estaban Taricco, Valdivia y Leyton, Santibáñez y Sanguelinni eran de la Fuerza Aérea. También señala que el doctor Horacio Taricco reemplazaba al doctor Sanguelini cuando este se ausentaba de su puesto de Director de la Clínica y también puede decir que conoció al General Manuel Contreras debido a que su ex marido era compañero de curso en la Escuela Militar con Orlando Carter, quién era casado con una hija de dicho General. Fue una relación de tipo social, puesto que si bien mi marido trabajaba como subordinado de Contreras, en el Ejército la relación es de tipo jerárquica, por lo que él no podía mantener un trato familiar con su superior. Señala que nunca vio que alguien falleciera en la Clínica London y con respecto a la atención que se le practicó al cabo primero del Ejército Manuel Leyton Robles, el día 26 de marzo de 1977, no la recuerda, es posible que ya no se desempeñara en la Clínica y, con respecto al curso en la ENI en la Rinconada de Maipú, le parece que fue el año 1975, porque este hecho lo relaciona con la muerte de Franco en España. Por otra parte, en su declaración de fojas 2.360 y siguientes indica que con respecto a la hoja de enfermería que se le exhibe, por lo que en ella aparece, necesariamente debe haber participado en la atención de dicho paciente, aunque reitera que por el tiempo transcurrido, no recuerda al paciente, sin embargo dice que las menciones que aparecen en ella son de su puño y letra y los medicamentos que aparecen como aplicados al paciente, necesariamente debieron ser prescritos por el médico tratante. DECIMO SEGUNDO: Que si bien la acusada ha reconocido su participación en el hecho punible investigado, le atribuye circunstancias que puedan eximirla de responsabilidad al manifestar que no recuerda haber atendido a la víctima como un paciente de la clínica London, y que nunca vio que alguien falleciera en dicho establecimiento, sin embargo, las referidas alegaciones serán desestimadas por este tribunal en atención a que del mérito de autos aparece que ésta imputada tenía la calidad de enfermera jefa del establecimiento asistencial antes señalado y que necesariamente participó en la atención de la víctima, lo que aparece comprobado en la hoja de enfermería que se le exhibió de la cual reconoce en su declaración de fojas 2.360, que las menciones que aparecen en ella son de su puño y letra y los medicamentos que aparecen como aplicados al paciente, necesariamente debieron ser prescritos por el médico tratante. Por lo antes señalado, resulta que la acusada necesariamente tuvo conocimiento de la internación y posterior fallecimiento de Manuel Leyton Robles y que respecto a su participación en los delitos por los que ha sido acusada se deberá estar a lo que se resuelva en lo dispositivo del presente fallo. DECIMO TERCERO: Que prestando declaración indagatoria Ricardo Víctor Lawrence Mires a fojas 1.001 y siguientes ratifica íntegramente sus declaraciones policiales que rolan a fojas 2.235 y siguientes del informe policial N°212 de 09 de septiembre de 2004 y a fojas 886 del informe policial N°40 de 12 de julio de 2005 y agrega que en relación a su participación en los hechos que dicen relación con la muerte del cabo de ejército Manuel Leyton Robles, señala que el propio General Manuel Contreras Sepúlveda, le ordenó que fuera a hablar con el doctor Alfredo Vargas Baeza quién era en ese tiempo el Director del entonces Instituto Médico Legal, este era un facultativo de mucho prestigio a quién conocía como su alumno, puesto que antes de ser destinado a DINA, se desempeñaba en la SIAT. Indica que la orden de Contreras era apurar la autopsia y el reconocimiento del cadáver, por lo que piensa que para ello no era necesario comisionar a un oficial, por lo que supone que la necesidad era que el doctor Vargas conociera el interés de DINA en que no existan problemas en ese informe de autopsia médico legal. Agrega que incluso esa fue su única misión, pues no retiró después de la autopsia el cadáver, ignorando quién lo hizo. Luego fueron todos a la misa y al funeral y no se habló nada más del tema, hasta algunos años después en que se empezó a dudar acerca de las circunstancias de su deceso. Por otra parte, dice que se preocupó personalmente por la suerte de Acevedo, que era un Carabinero, y, por eso habló con su jefe que era German Barriga y le dijo que no se lo tocara, él se quedó callado, pero piensa que se lo comunicó a quién corresponde y piensa que lo que salvó a este carabinero, además, fue el hecho que carabineros siguió el procedimiento normal, que fue dispuesto por el general Campos, que era el Prefecto de Santiago, después de una fuerte discusión con el general Contreras, jefe de la DINA. Todo este episodio que afecto a Leyton y a Acevedo, fue de conocimiento directo del general Campos, quien tomó las medidas pertinentes, incluso llegó gente del GOPE hasta el Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos Motorizados, hasta que se normalizó la situación por conducto de los altos mandos. Con respecto a la entrevista que sostuvo con el doctor Vargas, quien falleció hace muchos años, era partidario del gobierno militar, por lo que piensa que de ninguna manera iba a hacer algo que perjudicara a la DINA, era una persona muy competente en su profesión, con mucho prestigio en Chile y en el extranjero y con respecto a no perjudicar al gobierno, pienso que así iba a ser pero no por razones subalternas, sino que por idealismo. También señala que cuando se produjo la detención de Leyton y Acevedo, por carabineros y la gente de DINA fue con la misión de rescatarlos, esto siempre estuvo en conocimiento del General Contreras y si no se actuó por la fuerza, fue porque la gran mayoría de la gente de la DINA, pertenecían a Carabineros. Agrega, además, que la firma puesta al final del documento denominado Acta de Recepción de Cadáver de fecha 30 de marzo de 1977, que el tribunal le exhibe, es suya, el lleno del documento, no es su letra, debe haber sido algún funcionario del Instituto Médico Legal. El cadáver ya estaba en el Médico Legal cuando recibió la orden de Contreras y sólo le correspondió reconocer el cuerpo. Agrega que él no fue a la Clínica London a retirar el cadáver, este, según me impongo, ya estaba en el Médico Legal y llegó encajonado, señala que el vio al muerto adentro sobre una losa desnudo y era el cabo que había conocido, joven, de contextura gruesa, moreno, pelo negro y de mediana estatura, a este lo conocía perfectamente dentro de la gente de German Barriga. Por último, aclara al tribunal que siempre fue un oficial operativo, dentro de su desempeño en DINA, lo que ha reconocido en todos sus interrogatorios ante la justicia, sin embargo, sabe que habían brigadas que tenían otras misiones y gente a la cual ni siquiera conocía en ese tiempo, ni ahora, había oficiales que dependían directo del Director, no como la Brigada Caupolicán a la que él pertenecía, ni a la Puren de Barriga, que correspondían a una estructura orgánica, así por ejemplo, estaba la Mulchen, que no estaba en esa estructura orgánica, pero era conformada por gente muy preparada. Posteriormente en su declaración de fojas 4.031 señala que con posterioridad a la muerte de Leyton comenzaron los rumores sobre lo que le podría haber sucedido y tuvo una conversación con Germán Barriga quién le señaló que él no tenía nada que ver pero que a Leyton efectivamente lo habían matado y se comentaba que había sido producto del gas sarín esto se dedujo después con los años y señala que cree en esa versión. Dice que no sabe si había agentes de DINA que estuviesen entrenados para manipular este gas, no se sabía mucho al respecto, sólo se comentaba que podría ocuparse para una posible guerra. DECIMO CUARTO: Que si bien el acusado Ricardo Lawrence Mires ha reconocido su participación en los hechos punibles investigados le atribuye circunstancias que puedan eximirlo de responsabilidad o atenuar la que se le impute, específicamente al señalar que el propio General Manuel Contreras le ordenó que fuera a hablar con el doctor Alfredo Vargas Baeza, Director del Instituto Médico Legal, señalando que la verdadera intensión de dicha conversación relativa a la autopsia del cadáver del cabo Leyton, era hacer ver a dicho facultativo el interés de DINA en que no existieran problemas en esa autopsia médico legal. Además, a fojas 4.031 señala que el propio Germán Barriga que era el jefe directo del aludido cabo Leyton le informó que a éste, efectivamente lo habían matado y esto había sido producto del gas sarín. Por las razones antes dichas, y atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían los hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar los antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de su exposición, se tiene por plenamente comprobada en autos la participación del imputado antes mencionado en los términos que se indicará en lo resolutivo de la presente sentencia. DECIMO QUINTO: Que prestando declaración indagatoria Santiago Alfredo Matteo Galleguillos a fojas 2.237 y siguientes ratifica íntegramente su declaración policial que rolan a fojas 930 y siguientes, indicando que como auxiliar de sanidad militar en la Clínica London, estuvo a cargo del servicio administrativo, que tenía que ver con todos los papeleos, ingreso de personal, adquisiciones de medicamentos y alimentos para el personal. El doctor Orvietto era el Director de la Clínica y su jefe directo, dice que trabajaban en el primer piso donde estaban las oficinas administrativas y las consultas también estaban en ese lugar, en el segundo piso también habían consultas de diversas especialidades, no recuerda si había cirugía, pero si trabajaba un cirujano de apellido Pérez. Señala que no conoció a ningún doctor Valdivia, pero sí se acuerda mucho del anestesista doctor Leyton que se desempeñaba en la clínica. También llegaban detenidos a la clínica, con el objeto de hospitalizarlos, lo que se hacía en el tercer piso. Fue a la Villa Grimaldi, como dos o tres veces, junto al doctor Zanguellini, al enfermero Raúl Cerda Sagardía y otro enfermero de nombre Ramón Alvarez Martínez. Dice que el doctor Fantussi, también iba ocasionalmente a Villa Grimaldi y de los choferes del que más se acuerda es de Pechuante. Señala que viajó en una oportunidad a Miami en mayo de 1975 con el doctor Zanguelinni, donde fueron a hacer un curso de manejo del PSE (Evaluación de la Tensión Psicológica), más conocido como detector de mentiras, estuvieron alrededor de 20 días y la jefatura, vale decir Manuel Contreras le ordenó que fuera a ese curso. Agrega que el aparato sólo lo utilizaba el doctor Zanguelinni, el que llegó a Chile después que realizaron el curso y era mantenido en la oficina de dicho médico. Finalmente puede señalar que conoció a un hipnotizador de apellido Pincchetti quién iba con regularidad a la clínica London y se contactaba con el Director del establecimiento. Posteriormente a fojas 2.764 prestando una nueva declaración señala que cuando se desempeñó en la DINA, específicamente en la Clínica London, tal como lo señaló anteriormente, su trabajo era meramente administrativo, estaba a cargo del cardex y de la función logística junto a la enfermera Eliana Bolumburu. Dice que el suboficial Lorenzo Toro estaba a cargo de los turnos del personal de servicio, de los choferes, etc. Dice que no supo del fallecimiento de algún paciente, ni en la clínica Santa Lucía ni en la clínica London, de haber ocurrido se acordaría, porque estos hechos no sucedían ahí, los casos graves tenían que ser derivados al Hospital Militar. Por último, señala que de los médicos que trabajan en la Clínica London, recuerda a Fantussi, Cristian Emar, Osvaldo Leyton, Pliskoff, también se acuerda del doctor Valdivia, quién no había recordado en su declaración anterior. Dice que era más cercano al doctor Orvietto, porque él trabajaba en la parte administrativa. La firma del documento rolante a fojas 2.121 y que en este acto se le exhibe, es suya ineludiblemente, pero no recuerdo haber efectuado ese trámite. DECIMO SEXTO: Que mediante su declaración indagatoria prestada a fojas 2237 y siguientes Santiago Matteo Galleguillos señala que se desempeñó como auxiliar de sanidad militar en la Clínica London y señala que el doctor Orvietto era el Director de la Clínica y su jefe directo. Dice que no recuerda si había cirugía pero en el primer piso estaban las oficinas administrativas y las consultas. Agrega que también llegaban detenidos en la clínica y permanecían en el tercer piso y también él concurrió a Villa Grimaldi junto con el doctor Zanguellini. Agrega que el doctor Fantussi también iba ocasionalmente a Villa Grimaldi. Señala que conoció a un hipnotizador de apellido Pinccetti quién iba regularmente a la Clínica London y se contactaba con su Director. Dice que su trabajo era administrativo, estaba a cargo del cardex y de la función logística junto a la enfermera Bolumburu. Finalmente expone que no supo del fallecimiento de algún paciente, señala que de haber ocurrido se acordaría, porque estos hechos no sucedían allí los casos graves tenían que ser trasladados al Hospital Militar. Que si bien el procesado ha reconocido haberse desempeñado en la Clínica London, lugar donde acaecieron los hechos que se investigaron en esta causa, le atribuye circunstancias que puedan eximirlo de responsabilidad o atenuar la que se le impute, pero ellas carecen de valor, atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían los hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar los antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de su exposición. Más aún cuando de sus propias declaraciones aparece el conocimiento de haberse mantenido personas detenidas en el centro asistencial donde prestaba sus servicios, agregando haber concurrido también a Villa Grimaldi junto al doctor Zanguellini y también reconoce haber requerido la inscripción de defunción del cabo Leyton lo que desvirtúa su afirmación de no haber sabido del fallecimiento del referido paciente. En consecuencia se tendrá por suficientemente comprobada la participación del señalado acusado en la calidad que se ordenará en lo resolutivo de esta sentencia. DECIMO SEPTIMO: Que prestando declaración indagatoria Pedro Samuel Valdivia Soto a fojas 171 y siguientes ratifica íntegramente su declaración policial que rola a fojas 893 y siguiente, del anexo 154 del informe N°112 de la O.C.N. Interpol de la Policía de Investigaciones de Chile de 17 de julio de 2003. En primer término, indica que cuando declara ante la policía, recuerda que se le informó que el doctor Taricco, lo había mencionado a él como también a los doctores Santibáñez y Leyton como participando en la atención del cabo primero de Ejército Manuel Leyton Robles, quién posteriormente falleció; dice que no recuerda haber atendido a esa persona y tampoco se explica la razón por la cual su nombre aparece en ese informe médico, sin embargo, agrega que efectivamente él hacía turnos en la clínica London en esa fecha, pero nunca supo que hubiera fallecido un paciente que estaba internado en ese establecimiento, su turno consistía en ir una noche y un día a la semana. Recuerda que en esa clínica él tenía un turno de un día fijo y la noche cambiaba pero no recuerda la forma en que estaba establecido el sistema. Posteriormente, en su nueva declaración de fojas 2.370 y siguientes, ratifica sus declaraciones anteriores prestadas ante el tribunal, tanto su declaración policial de fecha 25 de junio de 2003 y la judicial prestada ante el tribunal con fecha 09 de julio de 2004. En cuanto a su nueva declaración judicial rolante a fojas 2.157 y siguientes, de fecha 21 de julio de 2004, que se le leyó, también la ratifica, haciendo como salvedad a ella que cuando señaló que fue el doctor Taricco quién le ofreció esta posibilidad de trabajo, no le dijo al principio que se trataba de una clínica de la DINA sino que era un establecimiento médico que dependía del Ministerio de Defensa. Posteriormente, una vez que ya estaba trabajando en dicho centro médico, pudo advertir que se trataba de un centro médico de la DINA, para atender a su personal y a sus cargas familiares. Además, con respecto a la fotocopia que se le exhibió por personal policial, individualizada como “Historia y evolución médica”, quiere señalar que efectivamente, reconoció en dicho documento, la firma puesta al final de él, como la suya, en ese no cabe la menor duda, sin embargo, indica que las menciones que aparecen escritas en dicha ficha médica no corresponden a su letra, aunque si señala, que pese a no recordar ese episodio y la muerte de Manuel Leyton Robles, si aparece su firma en dicho documento, necesariamente debe haber estado presente, por lo menos, en el período correspondiente a su turno (21:00 a 08:00 horas), y también, si firma al final de dicha ficha médica, necesariamente debe haber tenido alguna participación en la atención brindada a este paciente, de lo contrario no la habría firmado. También es efectivo lo que señala en su declaración, en el sentido que en una oportunidad hubo una persona detenida en la clínica. Eso fue lo que se comentó, sin embargo, nunca la vio, y no podría precisar, si coincidió en el tiempo con este paciente que atendió o si se trataba de la misma persona. Sobre todo, como era su sistema de turno, no estaba al tanto de lo que ocurría regularmente en la clínica. A continuación al exhibirle el tribunal el documento individualizado como certificado médico de defunción, correspondiente a Manuel Leyton Robles, señala que no recordaba ese documento, pero efectivamente el lleno le corresponde, es su letra la puesta en él, así como la firma que aparece al final. Dice que efectivamente él llenó el certificado de defunción, además ratifica lo ya señalado, necesariamente debe haber estado presente tanto en las maniobras de resucitación, como en el momento de su deceso, de otra forma, no habría hecho el lleno de ese documento. Por último, al responder la pregunta del tribunal respecto de la causa de muerte consignada en el certificado, pese a que no recuerda el episodio, como una interpretación de lo allí consignado, dice que su muerte se produjo por un paro respiratorio, como consecuencia de una arritmia completa por fibrilación auricular y si se menciona allí que existía una epilepsia secundaria, necesariamente, supone que el paciente presentaba convulsiones, pese a que no recuerda ese episodio. DECIMO OCTAVO: Que si bien el acusado Pedro Samuel Valdivia Soto, confiesa su participación en el hecho punible, le atribuye circunstancias que puedan eximirlo de responsabilidad o atenuar la que se le impute, específicamente, en primer término, cuando declara ante la policía recuerda que se le informó que el doctor Taricco lo había mencionado a él como también a los doctores Santibáñez y Leyton como participando en la atención del cabo Manuel Leyton Robles quién posteriormente falleció; dice que no recuerda haber atendido a esa persona y no se explica la razón por la cual su nombre aparece en ese informe médico. Dicha declaración policial la ratificó posteriormente ante el tribunal. Asimismo, reconoce que la firma puesta en el documento “Historia y evolución médica” es suya y el lleno del mismo también le corresponde y como agrega que en una oportunidad se le comentó que hubo una persona detenida en la clínica a la que no vio, sin embargo, él reconoce que necesariamente debe haber estado presente tanto en las maniobras de resucitación, como en el momento de su deceso y por eso, él llenó el certificado de defunción del occiso. Por las razones expuestas, y atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían las hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar los antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de su exposición, se tiene por plenamente comprobada la participación del imputado en el delito de que se trata y en la calidad que se indicará en lo resolutivo del presente fallo. DECIMO NOVENO: Que prestando declaración indagatoria Vianel Valdivieso Cervantes a fojas 465 y siguientes, expone lo siguiente: Que reconoce su firma puesta en el documento agregado a fojas 5 y 6 de la causa rol 244-77 del 2° Juzgado Militar de Santiago, seguida por la Fiscalía Militar ad-hoc y el contenido de él corresponde exactamente a los hechos ocurridos que recuerda, la orden de ir a Carabineros a buscar a estos funcionarios de DINA se le impartió el General Contreras o el Jefe del Cuartel General que en ese tiempo le parece que era el Coronel Jerónimo Pantoja que oficiaba como subdirector de DINA. Ratifica igualmente su declaración que rola a fojas 75 a 76 vta, del referido proceso. Haciendo, sin embargo, algunas aclaraciones, la primera, cuando se refiere al General Toro, precisa que se trata del General Juan Guillermo Toro Dávila, también aclara que el Comandante Verdejo pertenecía a Carabineros, pero destinado en DINA a cargo de la parte logística de los vehículos. Al ser preguntado por el Tribunal, porque razón si él era un oficial de telecomunicaciones debió hacerse cargo de esta situación, responde que fue debido a que esa noche estaba como oficial de turno del cuartel general y por eso debió tomar ese procedimiento. Preguntado si dio cuenta al Coronel Contreras de la situación y del desenlace de dichos hechos, responde que piensa que lo más probable es que así haya ocurrido. En todo caso, indica que, por turno, le correspondió hacerse cargo de esto y se produjo una situación bastante tensa, estaban los Carabineros armados con metralletas y afuera estaba la gente de DINA rodeando el cuartel de Carabineros, estos últimos estaban al mando de Barriga, porque era su gente la que estaba detenida y su preocupación fue conversar con los jefes de Carabineros y tratar de solucionar el problema sin que esto pasara a mayores, felizmente, así aconteció, le devolvieron los funcionarios, los llevaron a su cuartel general, recuperó una renoleta que resultó que no era la de cargo fiscal y, las demás especies incautadas en los allanamientos a los detenidos, las recuperó el Cdte. Verdejo. Felizmente no hubo bajas, ni lesionados, salvo el cabo Leyton. Sobre este último, cuando dice en su declaración que los días viernes, sábado y domingo se quejó de dolencias, él no lo vio, pero si se le informó de esto, piensa que debió haber sido por medio de Barriga que era su jefe o por otra persona que lo tenía a su cargo en el cuartel general. Agrega que tal como lo dice en su declaración lo acompañó al cuartel policial el doctor Santibáñez que era de la clínica Santa Lucia y este lo examinó, le dijo que tenía contusiones y que había sido maltratado, pero que no eran lesiones graves, pues de haber sido así, el médico lo habría internado u hospitalizado, en todo caso el examen que realizó el facultativo fue bien superficial, producto de la tensión que había en el momento y el hecho que los médicos, según piensa, no están acostumbrados a trabajar bajo presión en un ambiente ajeno a un establecimiento hospitalario. Sin embargo, después del fin de semana y al volver el día lunes se le informa que esta persona se había agravado y que se quejaba de dolores, por lo que como él había tomado el procedimiento anterior, le preguntaron a él, a pesar que no estaba de turno y dispuso que lo trasladaron a la Clínica Santa Lucia para que fuera visto por un médico, que era el procedimiento habitual. No recuerda que funcionarios trasladaron al cabo Leyton y tampoco recuerda si vino una ambulancia de la Clínica Santa Lucía a buscarlo, tampoco recuerda si disponía de ambulancias la clínica. Que a fojas 2.877 y siguientes, prestando una nueva declaración el procesado ratifica la declaración que se le lee y que rola a fojas 2.061 y siguientes y complementando su declaración anterior señala que al hablar con el oficial de guardia de Carabineros lo atendió el Coronel Vidal, quién se negó en un principio a entregarle a los hombres, le señaló que fueron detenidos por robar unas renoletas. Finalmente, logró que le entregaran a Leyton y a Acevedo, los cuales estaban evidentemente golpeados, por lo que manda a llamar a un médico de la Clínica de DINA. Llega el doctor Santibáñez y los atiende, de esta inspección médica queda una constancia en carabineros y una copia se quedó él. Agrega, que no recuerda que decía el informe médico y para él no era importante. Dice que le hace entrega a Barriga de los dos hombres, los que pertenecían a su brigada y el vehículo se lo entregó al Comandante Verdejo de DINA, tampoco recuerda si le ordenó a Barriga que llevara a sus hombres a la Clínica o los llevo él, no lo sabe, no se acuerda, tampoco recuerda si fue o no a la casa de Leyton, cree que no, pero, si recuerda tener noticias de Leyton al día siguiente, porque Barriga le comunica que esta con problemas físicos, no recuerda tampoco cual fue la orden, pero lo más probable es que si no estaba en la clínica le ordenara que lo llevara allí. Señala que no supo cuándo ni donde murió Leyton, pero, si necesariamente debió haber evacuado un informe dirigido a la Dirección de DINA, respecto de los hechos ocurridos, porque fue una misión que se le había encargado la de retirar estos hombres de la comisaría. Esto último lo sabe porque diariamente se entregaban informes que debían estar listos a primera hora para ser estudiados por el Cuartel General o Estado Mayor de la DINA y remitidos al Director para que este los entregara al General Pinochet. Tampoco fue al funeral de Leyton, no sabe qué pasó con posterioridad a la muerte de este cabo del ejército, ni sabe cuál fue la causa de su muerte. Respecto a las declaraciones de Morales Salgado, que se le leen, dice que niega absolutamente haber recibido esa orden o haber ordenado a Morales alguna misión referente al cabo Leyton o a Acevedo, respecto al gas sarín, puede decir que lo conoce solamente, porque Townley en una de sus declaraciones indica haberle informado de la existencia de este gas. Por último, señala que quiere dejar en claro que Michael Townley declaró que trabajó con él y eso no es cierto, por cuanto él no era profesional y él no lo aceptó en su unidad. También insiste en que no recuerda los hechos que se le dan a conocer ni tampoco recuerda lo que señala el Capitán Morales. VIGÉSIMO: Que si bien el acusado Vianel Valdivieso Cervantes ha reconocido participación en los hechos que han motivado la presente causa le atribuye circunstancias que pueden eximirlo de responsabilidad o atenuar la que se le imputa al manifestar que no supo cuándo ni donde murió Leyton pero que necesariamente debió haber evacuado un informe dirigido a la Dirección de DINA, respecto de los hechos ocurridos, porque fue una misión que se le había encargado la de retirar estos hombres de la comisaría, dice que tampoco fue al funeral del cabo Leyton ni sabe cuál fue la causa de su muerte ni que pasó con posterioridad a ella. Respecto a las circunstancias exculpatorias antes aludidas, este tribunal no les dará valor, atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían los hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar los antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de su exposición. Sobre todo el desconocimiento de las circunstancias de la muerte del cabo Leyton no pudieron ser ignoradas por el imputado, más aún, por el alto cargo que tenía en DINA, sumado a la circunstancia de su cercanía con el Director Nacional de dicha organización, demostrada con el hecho de haber sido comisionado para realizar las tratativas ante Carabineros de Chile con el objeto de obtener la liberación de los dos agentes del referido organismo de seguridad que se encontraban detenidos en el cuartel del Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos Motorizados por el robo de dos Renoleta. Más aún el propio declarante reconoce haber sido informado por el Capitán Barriga, que el cabo Leyton se encontraba con problemas físicos y que los más probable es que se si no estaba en la clínica, él ordenare que lo llevaron allí, lo cual evidencia que dada la jerarquía que ostentaba, no pudo desentenderse del funcionario antes aludido, más aún si a los pocos días se produjo su fallecimiento, lo que tampoco pudo ser desconocido por él. Los antecedentes antes referidos permiten a este sentenciador tener por plenamente compro0bada la participación que ha correspondido en el hecho punible investigado al imputado antes referido. VIGÉSIMO PRIMERO: Que prestando declaración Juan Hernán Morales Salgado a fojas 1.520 y siguientes, expone lo siguiente: Siendo Capitán de Ejército fue destinado a DINA hasta el mes de octubre de 1977. Allí, conoció al cabo Leyton, cuando este agente era de dotación de la Brigada Purén, que pasó a ocupar parte del Cuartel Lautaro, a su cargo, ubicado en calle Simón Bolívar de la comuna de La Reina. La Brigada Purén estaba bajo el mando del Capitán German Barriga, lo seguía el Teniente Ricardo Lawrence, esta brigada era operativa y estaba a cargo de investigar el partido comunista y socialista. El cabo Manuel Leyton Robles era un agente operativo de la Brigada Puren y recuerda el episodio cuando fue detenido por carabineros junto al cabo Heriberto Acevedo quién pertenecía a dicha institución por estar involucrados en el robo de un vehículo, una renoleta. Dice que de este hecho en un comienzo se entera a través del jefe directo de ellos, el Capitán Germán Barriga, y, a su vez, este le dio cuanta directamente al Director de DINA, Coronel Manuel Contreras Sepúlveda, además Barriga se entendía directamente con él. Agrega que no participó en la entrega de estos dos cabos, Leyton y Acevedo, cuando Carabineros los puso a disposición de la DINA en calidad de detenidos mediante oficio, no recuerda si fueron puestos a disposición de la Fiscalía y señala que en esta entrega deben haber participado Vianel Valdivieso y el capitán Barriga que era el jefe directo de ellos. Asimismo, señala que se entera a través del comandante Valdivieso, que estaban muy molestos, porque el cabo Leyton había entregado información secreta de su unidad operativa en el interrogatorio antes los Carabineros, además de los robos de vehículos habló también de la eliminación y desaparición de personas, esto habría molestado bastante al Director de la DINA y por ello dio la orden al Comandante Valdivieso de eliminar al cabo Leyton y con esa finalidad este oficial resuelve separar a Leyton de Acevedo, ya que uno sólo habría hablado estos temas, en consecuencia a Acevedo lo trasladan a Villa Grimaldi y Leyton se lo entregan a él. Dice que el comandante Valdivieso le informó que por orden del Director Coronel Manuel Contreras, trasladara a Leyton a la Clínica London ubicada en calle Almirante Barroso y para ello, dispuso de un equipo de su confianza, lo trasladan los suboficiales de carabineros Sagardia, Guerrero, y Sarmiento como conductor, también estaba Valdebenito. Como iba en calidad de detenido a la Clínica dispuso a dos custodios pero no recuerda sus nombres. El comandante Valdivieso le conversó que se había decidido eliminar al cabo Leyton en la Clínica utilizando un gas letal, sarín, señala que esto le ocasionó un grave problema por cuanto iba a traer consecuencias y desconfianza en la gente con la cual trabajaba. El asunto es que la orden de eliminarlo existió y le consta que se materializó, pero quién cumplió la orden de utilizar el arma letal, no lo recuerda. Si reconoce que mantuvo gente suyo custodiando a Leyton en la clínica en todo momento y recuerda que llegó efectivamente a esta cuando falleció Leyton porque Valdivieso lo mandó a buscar y le dijo textualmente por teléfono: “Leyton falleció, vente” y por ello concurrió desde su cuartel con su gente de confianza que eran sus custodios, que eran tres infantes de marina, el Conductor Meza, no recuerda su nombre, además había otro Meza que era operativo, Daza y Sergio Escalona Acuña, que todavía está en la armada y se casó con una de sus agentes femeninas, Eliza Magna Acuña. Cuando ingreso a la clínica London, ya estaba el comandante Manuel Valdivieso con dos médicos, de uno me acuerdo bien, estaba el doctor Horacio Taricco Lavin quién era el jefe de la Clínica y necesariamente tiene que haber estado en conocimiento que se iba a eliminar a Leyton y esto debe haberlo sabido por Valdivieso, no por él, le parece que estaba también la enfermera Eliana Bolumburu, pero no recuerda quién era el otro médico que estuvo en ese momento. Señala que cuando ingresó a una pieza, junto a Valdivieso, observó que el cadáver de Leyton estaba sobre una camilla cubierto por una sábana, sintió inmediatamente un olor fuerte extraño y sus ojos comenzaron a lagrimear, como reclamó, Valdivieso le dijo que había que salir y él se encontraba allí en ese momento por cuanto, este último, le dio instrucciones para hacerse cargo del funeral. Respecto al arma letal, sarín, la conoció cuando Michael Townley, llegó a su cuartel junto a “Willy”, el capitán, en ese entonces Guillermo Salinas Torres, quién era el jefe de la Brigada “Mulchén” y accidentalmente, observó que entre ellos, estaban probando un antídoto de sarín, fue la primera vez que supo de dicha arma letal. Finalmente, señala que fue así como sucedieron las cosas y con respecto a lo que el tribunal le consulta respecto del ataúd donde se puso el cadáver de Leyton, manifiesta que efectivamente por orden suya y a su costa, dispuso que se cambiara, porque el que tenía era muy ordinario, impropio de una persona que había pertenecido al ejército y que, aunque no era un subordinado directo suyo, se había desempeñado bajo sus órdenes, recalcando que él no es autor de la muerte de Leyton, no hizo nada para quitarle la vida, pero si sabe, que se ordenó su muerte y eso le consta en los términos que señaló en su declaración extrajudicial. En todo caso piensa que los médicos tienen que saber muy bien lo que paso, ya que dispuso su custodia y a los médicos de esa clínica les debe constar en la documentación pertinente el hecho de haberlo atendido, hay certificados de defunción que acreditan su muerte y se imagina que la clínica debe haber tenido la documentación respectiva. VIGESIMO SEGUNDO: Que a fojas 1.520 y siguientes Juan Morales Salgado dice que el cabo Manuel Leyton Robles era un agente operativo de DINA y estaba bajo el mando del Capitán German Barriga, siendo el segundo al mando el teniente de Carabineros Ricardo Lawrence, esta brigada era operativa y estaba a cargo de investigar a los partidos comunistas y socialistas. Señala que recuerda el episodio cuando fue detenido por Carabineros junto al cabo Heriberto Acevedo por estar involucrado en el robo de un vehículo y el Cdte. Vianel Valdivieso por orden del Director de DINA participó cuando Carabineros puso a disposición de DINA en calidad de detenidos mediante oficio, a los cabos Leyton y Acevedo y, asimismo, a través de Valdivieso se entera que el cabo Leyton Había entregado información secreta de su unidad operativa en el interrogatorio ante los carabineros, además de los robos de vehículos, habló también de la eliminación y desaparición de personas, esto habría molestado al Director de DINA y por ello dio la orden al Cdte. Valdivieso de eliminar al cabo Leyton, y éste último le conversó que se había decidido darle muerte utilizando un gas letal, sarín, arma que conoció cuando Michael Townley llegó al cuartel que estaba a su cargo junto al capitán Guillermo Salinas Torres quién era el jefe de la brigada “Mulchén”, y, accidentalmente, observó que entre ellos, estaban probando un antídoto de sarín. Finalmente expone que los médicos tienen que saber muy bien lo que pasó ya que se dispuso su custodia y a estos les debe constar en la documentación pertinente el hecho de haberlo atendido y también haber extendido el certificado de defunción. Que las declaraciones del acusado Juan Morales Salgado, constituyen una confesión judicial, la que por haber sido prestada mediando la concurrencia de las exigencias legales, permite a este sentenciador tener por suficientemente comprobada la participación del imputado en calidad de autor de los delitos por los que ha sido acusado. VIGESIMO TERCERO: Que prestando declaración judicial a fojas 2096 y siguientes y 3414 y siguientes, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño, dice que ella pertenecía al Cruz Roja y postuló a un curso como enfermera de guerra y al titularse pasó a la reserva debiendo presentarse al Regimiento Ingenieros de Tejas Verdes, esto fue a fines de septiembre de 1973. El Comandante del Regimiento era el Coronel Manuel Contreras y su jefe directo era el doctor Orvietto quién le distribuía los turnos que consistían en que una de las enfermeras, que habían pertenecido a la Cruz Roja, atendía en el Regimiento, dos en la cárcel de San Antonio y dos en el campo de prisioneros. Dice que en 1974 fue destinada en comisión de servicio a DINA, junto a Pilar Gonzalez y las llevaron a Rinconada de Maipú, donde su labor consistía en vigilar a un grupo de más o menos 60 mujeres, todas pertenecientes a la DINA, que estaban allí esperando ser destinadas. La jefa de todas era Ingrid Olderock. Agrega que después fue destinada a una Brigada de seguridad, la que después se llamó “Lautaro” a cargo de Juan Morales, quién estaba a cargo de un cuartel ubicado en la calle Simón Bolívar y su misión allí era la misma que realizaba en las Torres de San Borja, es decir, seguridad, la que a ella le correspondía era de las personas extranjeras. Un día en la Brigada vio a Lawrence, Barriga junto a otros sujeto que años después supo que se trataba de Townley, quienes llevaban un detenido encapuchado y lo llevaron al gimnasio, después de un rato salió este último con un frasquito y una jeringa en la mano preguntando quién sabía inyectar a lo que Morales le contestó que ella lo hacía, colocándole el “antídoto”, como él lo llamaba, que era como un centímetro parecido al agua, este se notaba pálido y asustado y después volvió a ingresar al gimnasio. Los comentarios posteriores, eran que Townley había aplicado gas sarín al detenido pero indica que a ello no le consta. Respecto al tema de Leyton, indica que no recuerda el nombre d las personas, integrantes de la brigada de Lawrence que sacaron a Manuel Leyton de Simón Bolívar desde una oficina, lo que hicieron entre dos hombres, porque este no se podía los pies, no iba golpeado, sólo despeinado y con la mirada perdida, alguien dijo, no recuerda quién que le había dado un ataque al corazón y que lo llevaban al hospital. Al otro día, el teniente Chaigneau le pidió que fuera a la casa de Leyton a avisar a la viuda que había fallecido. No sabe si lo eliminaron o si sería cierto lo del paro cardiaco. Dice que ella no dependía del teniente recién nombrado, pero se lo pidió y aceptó, es decir no fue una orden, fue un favor y este oficial dependía de Morales. Al llegar a la casa de Leyton abrió la señora de este y le dio la noticia, no fue nunca a la Clínica London. VIGESIMO CUARTO: Que Gladys Calderón Carreño señala que en 1974 fue destinada como enfermera en comisión de servicio a DINA y después a una Brigada de seguridad, la que después se llamó Lautaro, a cargo de Juan Morales quién estaba al mando de un cuartel en la calle Simón Bolívar. Un día en la Brigada vio a Lawrence, barriga junto a otro sujeto que años después supo que se trataba de Michael Townley quienes llevaban un detenido encapuchado hacia el gimnasio, después de un rato salió este último con un frasco y una jeringa en la mano, preguntando quién sabía inyectar, a lo que Morales le contestó que ella lo hacía, colocándole el “antídoto”, como él lo llamaba. Los comentarios que escuchó fueron que Townley había aplicado gas sarín al detenido. Respecto al tema de Leyton, integrantes de la brigada de Lawrence lo sacaron de una oficina entre dos hombres porque este no se podía los pies, no iba golpeado, alguien dijo que le había dado un ataque al corazón y lo llevaban al hospital. Al otro día, el teniente Chaigneau le pidió que fuera a la casa de Leyton a avisar a la viuda que este había fallecido. No sabe si lo eliminaron o si sería cierto lo del paro cardiaco. Que si bien la imputada antes señalada ha reconocido haber tomado conocimiento de los hechos pero le atribuye circunstancias que puedan eximirla de responsabilidad o atenuar la que se le impute y tales circunstancias por no estar comprobadas en el proceso, el tribunal no les dará valor atendiendo al modo en que verosímilmente acaecerían los hechos y a los datos que arroje el proceso para apreciar los antecedentes, el carácter y la veracidad del procesado y la exactitud de su exposición. VIGESIMO QUINTO: Que a fojas 3.384 y siguientes prestando declaración judicial Vittorio Orvietto Tiplitzky, señala que ingresó al Ejército de Chile a la Dirección de Sanidad el año 1969, iniciando su carrera militar con el grado de Capitán. Sus destinaciones dentro de dicha institución comenzaron en la Escuela de Ingenieros Militares de “Tejas Verdes” de San Antonio, en el año 1969 y en octubre de 1975 fue destinado por orden del Coronel Contreras, que había sido Director del instituto militar antes referido, a la DINA, presentándose en el cuartel general, donde el señalado oficial le solicitó que organizara un servicio médico para la atención del personal y sus cargas familiares. Dice que recuerda que llenó un formulario con todos sus datos civiles y se le entregó una credencial de DINA comunicándosele que no debía hacer comentarios acerca de donde estaba trabajando. En esa fecha tenía el grado de Mayor de Sanidad del Ejército. Trabajó hasta abril del año 1977 en la Clínica London. Con relación a la Clínica de la Dina señala que no organizó nada relacionado con ella, la cual se denominó como Clínica London y funcionaba en la calle Almirante Barroso. Señala que concurrió en algunas ocasiones, muy pocas veces, para atender pacientes relacionados con oftalmología. Nunca tuve que ver con contratos para personal médico, administrativos, auxiliares, enfermeras, etc., tampoco tuvo que ver con adquisiciones de equipos médicos, no me involucré con recursos humanos ni logísticos, todo lo cual estaba en funciones cuando llegó. Con respecto a la pregunta, si firmó documentos como Director de la Clínica London, indica que no se acuerda, señala que pudo haberlo hecho, pero insiste en que pasó muy poco tiempo por ella y si se le dio el cargo de Director, la verdad es que fue más que nada por la relación de amistad que tuvo con el Coronel Manuel Contreras Sepúlveda. Si mal no recuerda, el doctor Horacio Taricco Lavin, de especialidad pediatría, fue nombrado Director de la Clínica London, al poco tiempo después que llegó a dicha Clínica. Con relación a la pregunta respecto de si tuvo conocimiento de un episodio ocurrido a fines de marzo de 1977, oportunidad en que él se encontraba aún en la Clínica London, respecto a un cabo de ejercito de nombre Manuel Leyton Robles, quién fue detenido por carabineros por delitos comunes de asalto y robo de un vehículo y que fue entregado a la DINA, siendo trasladado hasta la Clínica London, donde falleció posteriormente por una asfixia, dice que desconoce en su totalidad este episodio. Nunca supo o escuchó respecto de algún paciente que haya fallecido en la clínica o que haya entrado en estado de schock y que se haya agravado. Por último señala que este hecho, le fue comentado por el policía Sr. Nelson Jofré en la ciudad de Miami, Usa y en todo caso, piensa que estas cosas tratándose de organismos de ese tipo no se la iban a comentar a un médico que iba esporádicamente a trabajar en la Clínica London, nunca su área fue la de inteligencia. VIGESIMO SEXTO: Que las declaraciones prestadas por Vittorio Orvietto Tiplinsky a fojas 3.384 y siguientes revela que perteneció a la DINA a donde fue destinado por el Director de Dicha organización Coronel Manuel Contreras con quién había trabajado en la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes en San Antonio. Tuvo una relación de amistad con dicho oficial quién le solicitó que organizara un servicio médico para la atención del personal y sus cargas familiares. Dice que en esa fecha tenía el grado de mayor de sanidad del Ejército y trabajó hasta abril del año 1977 en la Clínica London. No recuerda si firmó documentos como Director de dicho establecimiento y también dice desconocer la detención en él del cabo Manuel Leyton Robles y su posterior fallecimiento. Que si bien el procesado ha reconocido haberse desempeñado en el establecimiento de salud donde estuvo detenido y posteriormente falleció el cabo Leyton perteneciente a la DINA, niega haber tenido conocimiento de estos hechos, pero, el rol que desempeñaba en la Clínica London, en la cual el mismo reconoce haber firmado documentos como Director de la misma, sumado al hecho de su cercanía y vínculos de amistad con el Coronel Contreras a cargo de DINA, constituyen antecedentes suficientes para tener por acreditada su participación en los hechos punibles investigados en estos autos. En cuanto a las adhesiones y acusaciones particulares: VIGESIMO SEPTIMO: Que en su presentación de fojas 6.683 y siguientes el abogado Sergio CORVALAN CARRASCO, en representación de la querellante Mireya Barra Bustamante, se adhiere a la acusación fiscal de fojas 6.650 y siguientes en virtud de los mismos fundamentos y argumentos del auto acusatorio que da por íntegramente reproducidos en su totalidad y hace propios, solicitando la aplicación de las máximas penas establecidas en la Ley.VIGESIMO OCTAVO: Que en su presentación de fojas 6.717 y siguientes el abogado Sergio CORVALAN CARRASCO, en representación de los querellantes Manuel Antonio Leyton Barra, Julio Daniel Leyton Barra, Mireya del Carmen Leyton Barra, Carlos Alfonso Leyton Barra, Ricardo Fabian Leyton Barra y Rony Freddy Leyton Barra, se adhiere a la acusación fiscal de fecha 10 de septiembre de 2012 que rola a fojas 6.650 y siguientes mediante la cual se acusa como coautores del delito de asociación ilícita, perpetrado en esta ciudad entre el 25 y 29 de marzo de 1977 a los procesados Hernán Horacio Taricco Lavin, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Victor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Teplinzky, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño y Juan Manuel Contreras Sepúlveda. Asimismo, se adhiere a la acusación en cuanto esta se refiere al delito de secuestro que fuera perpetrado en calidad de coautores por los acusados Taricco, Bolumburu, Lawrence, Valdivieso, Sovino, Morales, Toro y Contreras Sepúlveda. Por último, se adhiere a la resolución antes señalada, en cuanto esta se refiere al delito de homicidio calificado perpetrado en contra de Manuel Jesús Leyton Robles, en la parte que se indica como co-autores de dicho ilícito a los acusados Bolumburu, Valdivia, Matteo, Calderón y Contreras Sepúlveda; como cómplices a los acusados Taricco, Lawrence, Valdivieso y Morales Salgado y como encubridores a los acusados Sovino y Toro, en virtud de los mismos fundamentos y argumentos del auto acusatorio que dá por íntegramente reproducidos en su totalidad y hace propios, solicitando la aplicación de las máximas penas establecidas en la Ley.VIGESIMO NOVENO: Que en virtud de haberse incurrido en un error de hecho en la resolución dictada a fojas 6.650 y siguientes, específicamente en el numeral 3 que rola a fojas 6.669, en lo que dice relación con el acusado Pedro Samuel Valdivia Soto, a quién se le acusa como co-autor del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, en circunstancias que su grado de participación corresponde al de encubridor. Por otra parte, con fecha 30 de enero de 2013, también por haber incurrido en un error de hecho en la acusación fiscal de fojas 6.650 y siguientes, se dejó sin efecto de oficio el acápite 3 de la referida resolución, el que fue reemplazado por el siguiente: “III.- Que se acusa a Hernán Horacio Taricco Lavin, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Juan Hernán Morales Salgado y a Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, como coautores del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, cometido en esta ciudad, el día 29 de marzo de 1977; como cómplices del mismo, a Hernán Luis Sovino Maturana y a Lorenzo Omar Toro Olivares; y, en calidad de encubridores, a Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Pedro Samuel Valdivia Soto, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos y a Gladys de las Mercedes Calderón Carreño”. TRIGESIMO: Que a fojas 6.802 y siguientes el abogado Sergio CORVALAN CARRASCO, en representación de los querellantes Mireya Barra Bustamante y de sus hijos Manuel Antonio Leyton Barra, Julio Daniel Leyton Barra, Mireya del Carmen Leyton Barra, Carlos Alfonso Leyton Barra, Ricardo Fabián Leyton Barra y Rony Freddy Leyton, se adhiere a la resolución complementaria de la acusación fiscal de autos de fecha 07 de noviembre de 2012 por el cual se rectificó el grado de participación que corresponde al acusado Pedro Samuel Valdivia Soto, reemplazándose el de co-autor por el de encubridor. TRIGESIMO PRIMERO: Que a fojas 6.883 y siguientes el abogado Sergio CORVALAN CARRASCO, en representación de los querellantes Mireya Barra Bustamante y de sus hijos Manuel Antonio Leyton Barra, Julio Daniel Leyton Barra, Mireya del Carmen Leyton Barra, Carlos Alfonso Leyton Barra, Ricardo Fabián Leyton Barra y Rony Freddy Leyton, se adhiere a la resolución complementaria de la acusación fiscal de autos de fecha 31 de enero 2013 y en virtud de la cual por el cual se dejó sin efecto el acápite tercero de la resolución original y en su lugar se dispuso lo siguiente: “III.- Que se acusa a Hernán Horacio Taricco Lavin, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Juan Hernán Morales Salgado y a Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, como coautores del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, cometido en esta ciudad, el día 29 de marzo de 1977; como cómplices del mismo, a Hernán Luis Sovino Maturana y a Lorenzo Omar Toro Olivares; y, en calidad de encubridores, a Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Pedro Samuel Valdivia Soto, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos y a Gladys de las Mercedes Calderón Carreño”. TRIGESIMO SEGUNDO: Que en lo principal de su presentación de fojas 6.770 y siguientes la Abogado Procurador Fiscal de Santiago, Sra. Irma Soto Rodríguez, por el Estado de Chile, formula acusación particular en contra de los procesados y acusados que se señalarán. Dice que conforme a los antecedentes probatorios reunidos en el proceso durante la etapa de sumario criminal, expuestos en el auto acusatorio fiscal, los cuales dicha parte da por reproducidos, ha quedado establecido legalmente en autos que: En el mes de marzo de 1977 dos funcionarios de la DINA fueron sorprendidos sustrayendo dos renoletas y en virtud de ello al ser descubiertos por Carabineros del Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos Motorizados, fueron trasladados en calidad de detenidos al cuartel de esa unidad policial, ubicado en calle Rodrigo de Araya, comuna de Macul, Santiago. Posteriormente, fueron entregados a altos funcionarios de la DINA, quienes llevaron al cabo 1° Manuel Jesús Leyton Robles al cuartel de esa organización ubicado en calle Simón Bolívar de esta ciudad y, después, fue trasladado a la denominada “Clínica London” ubicado en calle Almirante Barroso, Santiago centro y posteriormente, falleció, presumiéndose con fundamento que su muerte se produjo a consecuencia de la aplicación del denominado “Gas Sarín”, siendo informada su familia que su deceso había sido por causas naturales, pero como existieron sospechas se suspendió el velatorio y su cadáver fue llevado al Servicio Médico Legal para la realización de la autopsia, portando documentos falsos. Luego, de ser presionados los directivos superiores de dicho servicio, se habría obtenido como resultado, que el protocolo de autopsia, así como los informes de exámenes químico-toxicológicos y de anatomía patológica, no fueran fidedignos, como tampoco lo serían, la historia clínica de atención médica y hoja de enfermería del referido funcionario, las que aparecen confeccionadas en la “Clínica London” y firmadas por facultativos pertenecientes a la DINA. Agrega, que el secuestro y posterior homicidio de Manuel Leyton Robles, respondió a una operación planificada por la entonces DINA, de la cual Manuel Contreras era, en la época, su Director. Fue él, quién dispuso la eliminación del agente de la organización. Fue él quien habría dispuesto la eliminación del agente de la organización. Para ello, los efectivos de la DINA Ricardo Lawrence Mires, Vianel Valdivieso, Hernán Sovino, Juan Morales Salgado y Lorenzo Toro, cumpliendo las instrucciones de Contreras, trasladaron a la víctima, primero, desde las dependencias de Carabineros, donde estaba detenido, hasta un cuartel de la DINA y posteriormente, a la “Clínica London”, lugares donde se le mantuvo privado de su libertad y vigilado, sin que existiera una orden de autoridad competente que lo justificare. Además, la privación de libertad del cabo Leyton en la “Clínica London”, cuyo objetivo fue, según ha quedado determinado en la investigación, asegurar la eliminación del ex agente, estaba en pleno conocimiento de sus entonces directivos Hernán Taricco Lavin y de la enfermera Eliana Bolumburu. En dicho establecimiento, el médico Pedro Valdivia Soto, la mencionada enfermera Gladys Calderón y el auxiliar de sanidad militar Santiago Matteo Galleguillos, encubrieron el homicidio, adulterando la historia clínica de atención médica y hoja de enfermería, como ya se ha señalado. La parte del Consejo de Defensa del Estado señala que los hechos precedentemente descritos configuran diversos ilícitos, a saber: Secuestro, establecido en el inciso 1° del artículo 141 del Código Penal, asociación ilícita contemplada en los artículos 292, 293 y 294 del Código Penal y, homicidio calificado, establecido en el artículo 391 N°1, circunstancias 3ª y 5ª del Código Penal. Con relación al delito de secuestro, señala que la norma penal vigente a la época de ocurrencia de los hechos castiga dicho ilícito con la pena de reclusión o presidio menor en cualquiera de sus grados a quienes encerraren o detuvieren a otro privándole de su libertad. Asimismo, agrega que tanto la doctrina como la jurisprudencia ha señalado que por tratarse de un delito permanente, la participación posterior a la detención, tal como la custodia del afectado mientras dure el secuestro, debe calificarse como autoría, aunque no haya existido concierto acerca de la detención ni se haya tomado parte en la misma, ello en la medida que se cumplan los requisitos objetivos y subjetivos de la autoría y no haya cesado el estado antijurídico de privación de la libertad. En consecuencia, estima dicha parte acusadora que cabe participación en calidad de autores en los términos del artículo 15 N°1 del Código Penal en el delito de secuestro sancionado en el inciso primero del artículo 141 del mismo cuerpo legal a los imputados: Hernán Taricco Lavin, Eliana Bolumburu Taboada, Manuel Contreras Sepúlveda, Ricardo Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Sovino Maturana, Juan Hernán Morales Salgado y Lorenzo Toro Olivares. Con respecto al delito de asociación ilícita, delito establecido en los artículos 292, 293 y 294 del Código Penal, ellos sancionan como delito una forma especial de organización y emprendimiento delictivo. En efecto, tras definir la asociación ilícita como aquella formada con el objeto de atentar contra el orden social, las buenas costumbres, las personas o la propiedad y sancionarlas por el sólo hecho de conformarse, esto es, sin necesidad de que se consume el delito-fin, el artículo 293 del Código Penal, establece la penalidad aplicable a quienes son jefes de las mismas o ejercen mando en ellas, cuando estuvieren destinadas a cometer crímenes –como es el caso-, y el artículo 294 se refiere a sus miembros, esto es, quienes pertenecen o toman parte en la asociación sin detentar la calidad de jefes. De los hechos descritos por este acusador particular, queda claro que, en la ejecución de los crímenes que se investigan en estos autos, los sujetos que participaron en ellos conformaron una asociación ilícita en los términos exigidos por la ley penal. En efecto, la misma presenta el carácter de permanencia en el tiempo y pueden identificarse en su conformación sujetos que tienen la calidad de jefes o ejercen mando dentro de ella y quienes pertenecen a la misma y colaboran en su actuar ilícito sin ostentar dicho poder. Como se ha señalado, los acusados aprovechando la institucionalidad de los organismos a los cuales pertenecían, conformaron en forma paralela una organización con el objeto de cometer crímenes que, en el caso de autos, tenían por objeto atentar contra las personas, tanto en su dimensión física como de autodeterminación. Por la razón antes dicha, señala la parte antes referida, que corresponde imputar la calidad de autores-jefes, en los términos del artículo 15 N°1 del Código Penal en el delito de asociación ilícita descrito y sancionado en el artículo 292 en relación al artículo 293, ambos del Código Penal, a los acusados Manuel Contreras Sepúlveda, Horacio Taricco Lavin y Vittorio Orvietto Tiplitzky por ser jefes y por haber ejercido mando en la asociación acreditada en autos. A su turno, cabe imputar la calidad de autores-miembros, en los términos del artículo 15 N°1 del Código Penal, en el delito de asociación ilícita descrito y sancionado en el artículo 292 en relación al artículo 294, ambos del Código Penal, a los acusados: Eliana Bolumburu Taboada, Ricardo Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Sovino Maturana, Santiago Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado y Lorenzo Toro Olivares. En cuanto al delito de homicidio calificado del artículo 391 N°1 del Código Penal, por las circunstancias tercera y quinta. Analizados los elementos contenidos en la investigación, parece al acusador particular que las circunstancias aplicables al caso y que califican la conducta dolosa de los acusados, son las contenidas en la circunstancia tercera, esto es, haber cometido el ilícito “por medio de veneno” (empleo de gas sarín) y la de la circunstancia quinta, es decir, premeditación conocida. En consecuencia, resulta evidente que el delito cometido en autos es el de homicidio calificado, ya que en este caso se ha hecho uso de veneno y el plan criminal ideado y llevado a cabo por la organización, responde tanto a elementos cronológicos como de ánimo, asociados tradicionalmente a la premeditación. Por último, cabe mencionar que estas calificantes, que concurren respecto de los autores, se comunican a los demás partícipes del delito, sin que sea necesaria la intervención del sujeto activo en la actividad misma que constituye la calificante. En lo que dice relación con las circunstancias modificatorias de la responsabilidad y determinación de las penas solicitadas por el acusador particular. Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 427 del Código de Procedimiento Penal, esta parte solicita se impongan a los acusados las siguientes penas, teniendo en consideración las siguientes circunstancias modificatorias de responsabilidad criminal: No favorecen atenuantes, ni perjudican agravantes al acusado Manuel Contreras Sepúlveda en atención a la redacción vigente de los artículos 11 y 12 del Código Penal, a la época de comisión de los hechos, por disposición del artículo 18 del mismo cuerpo legal. A los restantes acusados, les beneficia la atenuante de irreprochable conducta anterior establecida en el artículo 11 N°6 del Código Penal. Asimismo, este acusador particular estima que entre los delitos de secuestro y homicidio calificado existe una relación de medio a fin, por lo que se presente la figura del concurso ideal medial, siendo el secuestro el medio necesario para la comisión el delito de homicidio calificado, haciéndose aplicable, por tanto, la regla establecida en el artículo 75 del Código Penal, que prescribe que debe imponerse al acusado la pena mayor asignada al delito más grave, que corresponde, en este caso a la pena mayor del homicidio calificado (presidio perpetuo simple). Por último, en consideración a lo antes expuesto solicita que se apliquen a cada uno de los acusados las sanciones que en cada caso se especifican: 1. Manuel Contreras Sepúlveda, en calidad de autor del delito de asociación ilícita descrito y sancionado en el artículo 293 en relación al artículo 292 del Código Penal, a la pena de 15 años y un día de presidio mayor en su grado máximo, más accesorias legales. A su turno, por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla establecida en el artículo 75 del Código penal, según lo señalado precedentemente; 2. Hernán Taricco Lavin: en calidad de autor del delito de asociación ilícita se solicita la pena de 10 años y un día de presidio mayor en su grado mínimo, más accesorias legales. Y por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla señalada precedentemente; 3. Vittorio Orvietto Tiplinzky: en calidad de autor del delito de asociación ilícita a la pena de 10 años de presidio mayor en su grado mínimo, más accesorias legales. 4. Ricardo Lawrence Mires: en calidad de autor del delito de asociación ilícita se solicita se le condene a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias legales. Y por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla antes referida; 5. Vianel Valdivieso Cervantes: en calidad de autor del delito de asociación ilícita se solicita se le condene a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias legales. Y por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla antes referida; 6. Hernán Sovino Maturana: en calidad de autor del delito de asociación ilícita se solicita se le condene a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias legales. Y por la responsabilidad que le cabe en calidad de autor del delito de secuestro y como cómplice de homicidio calificado, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 75 del Código Penal, pide sea condenado a la pena de 15 años y un día de presidio mayor en su grado máximo y accesorias legales, en atención a la rebaja que le corresponde de conformidad a lo dispuesto en el artículo 51 del Código Penal, por tener la calidad de cómplice en el delito más grave; 7. Santiago Matteo Galleguillos: se pide sea castigado como autor del delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias legales. Y por la responsabilidad que le cabe como encubridor en los términos del artículo 17 N°2 del Código Penal del delito de homicidio calificado, pide sea condenado a la pena de 10 años y un día de presidio mayor en su grado medio y accesorias legales, conforme a la regla del artículo 75 del Código Penal. 8. Juan Hernán Morales Salgado, sea sancionado en calidad de autor del delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias legales. Y como autor del delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla antes referida; 9. Lorenzo Toro Olivares, sea sancionado en calidad de autor del delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias legales. Y como autor del delito de secuestro y de homicidio calificado, se solicita la pena de presidio perpetuo y accesorias legales, conforme a la regla antes referida; 10. Eliana Bolumburu Taboada, sea sancionada en calidad de autora del delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias legales. Y como autor del delito de secuestro y de encubridora de homicidio calificado, se solicita la pena de 10 años y un día de presidio mayor en su grado medio y accesorias legales, en atención a la rebaja que le corresponde, establecida en el artículo 52 del Código Penal, por tener la calidad de encubridora en el delito más grave; 11. Pedro Samuel Valdivia Soto, sea sancionado en calidad de encubridor del delito de homicidio calificado, se solicita la pena de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo y accesorias legales; 12. Gladys Calderón Carreño, sea sancionada en calidad de autora del delito de asociación ilícita a la a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias legales. Y como encubridora de homicidio calificado, se solicita la pena de 3 años y un día de presidio menor en su grado máximo y accesorias legales. TRIGESIMO TERCERO: Que en lo principal de su presentación de fojas 6.785 y siguientes el abogado Rodrigo Ignacio Cortez Muñoz en representación del Programa Continuación Ley Nº19.123 del Ministerio del Interior se adhiere a la acusación fiscal de autos y manifiesta que dicha adhesión se realiza en idénticos términos a lo expresado en la acusación de oficio formulada por el tribunal, la que a juicio de dicha parte sintetiza lo obrado en autos y cutas probanzas justifican esta adhesión. Asimismo, estima pertinente hacer presente al tribunal, al momento de considerar la concurrencia de alguna circunstancia agravante de responsabilidad penal respecto de los acusados, evaluar la estimación de las circunstancias 1ª, 6ª y 11ª , establecidas en el artículo 12 del Código Penal. Por último, solicita al tribunal se condene a los acusados a las máximas penas establecidas en la ley, teniendo especialmente presente que los ilícitos se encuentran en grado de desarrollo consumado y por la concurrencia de las circunstancias agravantes ya mencionadas, estimando además que no favorece a los acusados ninguna circunstancia atenuante y teniendo en consideración lo dispuesto en el inciso 2° del artículo 68 del Código Penal, pide imponer a cada uno de los acusados la pena de 20 años de presidio mayor en su grado máximo, más las sanciones accesorias legales y condenarlos al pago proporcional de las costas de la causa. En cuanto a las contestaciones a la acusación fiscal, adhesiones a la misma y acusaciones particulares: TRIGESIMO CUARTO: Que en lo principal del escrito de fs 7.123 y siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna Bentjerodt Poseck en representación del acusado Vianel Valdivieso Cervantes contesta la acusación fiscal de fs. 6.650 y adhesiones a la misma deducidas en contra de su representado y solicitan que este sea absuelto por no encontrarse acreditado en autos, ni su participación ni los hechos punibles investigados. Subsidiariamente, señalan que de estimar que existe mérito o antecedentes para dictar sentencia condenatoria solicitan se reconozca a su respecto la circunstancia atenuante de responsabilidad contemplada en el artículo 11 N°6 del Código Penal, considerándose su irreprochable conducta anterior como atenuante muy calificada. Igualmente solicitan se reconozca a su respecto la institución contemplada en el artículo 103 del Código Penal, comúnmente llamada “media prescripción”. Con respecto a los hechos contenidos en la acusación fiscal señala la defensa que ellos no se condicen con el mérito del proceso. En primer término, con respecto a lo que la defensa denomina secuestro de carabineros y golpiza señala que la acusación omitiría toda referencia al hecho que Manuel Leyton Robles fue detenido por el Servicio de Encargo y Búsqueda del Servicio de Vehículos Motorizados de carabineros de Chile, que fue fuertemente golpeado durante su detención y que debió ser literalmente rescatado por agentes de la DINA, a la cual pertenecía Leyton. Dicho rescate, movilizó decenas de hombres que rodearon el respectivo cuartel de carabineros, debiendo acudir su representado Vianel Valdivieso para obtener su liberación. Señala, que este hecho, claramente consignado en el proceso, incluso con la declaración del propio Leyton, no es un antecedentes menor, menos a la luz del informe pericial evacuado en autos por la Brigada de Homicidios, que da cuenta que la causa más probable de la muerte de Leyton, sería una lesión toráxica unida a una patología pulmonar preexistente, lo que permite descartar no sólo el gas sarín como causa de la muerte, sino también la intervención de agentes de la DINA en dicho suceso, y concretamente permitiría descartar la participación punible de Vianel Valdivieso, cuya actuación se limitó a rescatar a una persona de sus filas. Con relación al delito de secuestro señala que no existiría ningún antecedente que permitiera establecer con la claridad y precisión requerida para dictar una sentencia condenatoria, que Manuel Leyton haya sido víctima de un secuestro por parte de agentes de la DINA y funcionarios de la Clínica London. En efecto, con posterioridad al referido rescate desde un cuartel de Carabineros, este fue conducido a sus casa y el día Lunes, al sentirse mal fue llevado a la Clínica London. Agrega, que solamente unas pocas personas relatan que el cabo Leyton haya estado detenido en la Clínica London por aproximadamente tres días, pero dichos relatos no son consistentes entre sí, ni menos con los demás antecedentes del proceso. Ni siquiera concuerdan con los dichos de su cónyuge, tanto en sus declaraciones, como en su querella, donde relata que recién el día lunes 28 de marzo fue conducido a la Clínica London falleciendo la madrugada del día 29 de marzo de 1977. También, la defensa del acusado Valdivieso señala que no existirían antecedentes que permitan concluir que el cabo Leyton murió por gas sarín, puesto que a fojas 1971 y siguientes se evacúa informe pericial respecto del cadáver de Manuel Leyton, dicho informe de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones de Chile, es suscrito por los doctores José Belletti y Bernardo Morales y concluye: “del estudio de los antecedentes periciales que obran en el expediente de autos que acompañan a la presente orden de investigar, es posible concluir, con razonable certeza médica que la causa de muerte de Leyton Robles se debe a un estado de shock por falla orgánica multi sistémica, la cual encuentra su posible origen en el antecedente de traumatismo reciente sufrido por el occiso el cual determinó entre otras contusiones múltiples, con alta probabilidad, la producción de un neumotórax derecho, toda vez que el sujeto padecía de una enfermedad estructural de sus pulmones de posible origen congénito”. Asimismo, en declaración judicial de fojas 2030 y siguientes, el patólogo forense de la Policía de Investigaciones descarta el gas sarín como causa de la muerte del cabo Leyton al señalar…”los signos y síntomas verificados son un cuadro de rápida evolución al shock, no obstante se advierte que desde el momento de instalación de síntomas a su muerte pasan varias horas (20:45 a las 01:25 horas), por una parte los gases tóxicos matan en muy corto tiempo, es decir desde segundos a minutos…” Por su parte, a este respecto, el perito del Servicio Médico Legal, doctor Bernardo Javier Morales Catalán, señala que no es posible determinar si en el mecanismo de muerte tuvo incidencia la acción de algún gas como el sarín. La defensa señala que solo Michael Townley dice que a Leyton lo habrían matado con gas sarín y que ello lo habría hecho la Brigada Mulchen. Señalando este que dicha Brigada estaba a las órdenes del Capitán Guillermo Salinas, quién recibía órdenes directas de Manuel Contreras. Con respecto al delito de asociación ilícita señala que no existen en este aspecto de la acusación ningún desarrollo acerca de los hechos que configurarían este delito, ni menos un análisis de la concurrencia de los elementos del tipo penal. A mayor abundamiento, es este acápite se está dictando la acusación en oposición a otra sentencia interlocutoria pasada en autoridad de cosa juzgada. En efecto, con fecha 12 de noviembre de 2007, la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, conociendo de un recurso presentado por la defensa del procesado doctor Valdivia, resolvió textualmente lo siguiente: “tampoco se encuentra presente en los antecedentes reunidos en el proceso, otro de los requisitos que tanto la doctrina como la jurisprudencia han determinado para que se configure el delito de asociación ilícita, cual es, la existencia de una estructurada, organizada, jerarquizada y permanente para cometer un sinnúmero de delitos, lo que en la especie, no se reúne. Por último, con relación al delito de secuestro, de los antecedentes reunidos en el proceso, no es posible dar por establecido que estuviera detenido tres días en la clínica sino que ingresó el día lunes 28 de marzo y falleció esa misma noche que correspondía a la madrugada del día 29. Con relación a las circunstancias modificatorias de responsabilidad criminal alegadas por la defensa, aparece que su defendido ha tenido una irreprochable conducta anterior, toda vez que su extracto de filiación y antecedentes está libre de anotaciones pretéritas y corroborada por la declaración de los correspondientes testigos de conducta, por ello, en el evento de dictar sentencia condenatoria solicita se considere su irreprochable conducta anterior como atenuante muy calificada en relación a lo dispuesto en el artículo 68 bis del código penal Con relación a la media prescripción, como los hechos materia de la presente investigación habrían ocurrido en el mes de marzo de 1977 y esta investigación se inició después de 30 años de ocurridos los hechos, por lo que de estimarse que no es procedente en el caso sublite la aplicación de la prescripción propiamente tal, de todos modos ha transcurrido con creces más de la mitad del tiempo de la prescripción de la acción penal, de lo que se desprende la existencia de la denominada prescripción gradual, que se traduce en el reconocimiento de dos o más circunstancias muy calificadas y de ninguna agravante, institución ampliamente acogida por la Excma. Corte Suprema aun tratándose de delitos de Lesa humanidad, por corresponder únicamente a una circunstancia modificatoria de la responsabilidad penal Finalmente, en lo que dice relación a la acusación particular deducida por el Consejo de Defensa del Estado, la defensa contesta dicho auto de cargos a fojas 7.840 y siguientes y solicita que se absuelva a su representado de los delitos que la contienen por no estar acreditada ni su participación ni tampoco los hechos punibles invocados por la parte antes señalada. En el evento de que se estime que existe mérito o antecedente para dictar sentencia condenatoria, solicita se reconozca la atenuante del 11 N°6 del Código Penal como muy calificada y también la institución contemplada en el artículo 103 del cuerpo de leyes antes mencionado. TRIGESIMO QUINTO: Que en la contestación a la acusación fiscal, adhesiones a la misma y acusación particular, la defensa del imputado Vianel Valdivieso Cervantes ha solicitado se absuelva a su defendido de los cargos que se le han formulado como autor de los delitos de homicidio calificado, secuestro y asociación ilícita. Señala que en el primer caso no se encuentra justificado que la muerte del cabo Leyton se haya producido por la inoculación de gas sarín y por el contrario, resultaría más verosímil que ella haya sido la consecuencia de traumatismos ocasionados durante el tiempo que permaneció detenido en un cuartel de carabineros. Respecto al delito de secuestro tampoco existe algún antecedente que permita establecer que Manuel Leyton haya sido víctima de un secuestro realizado por agentes de la DINA y funcionarios de la Clínica London. Por último, con relación al delito de asociación ilícita señala que no existiría en este aspecto de la acusación, ningún desarrollo acerca de los hechos que configurarían este ilícito, ni menos un análisis de la concurrencia de los elementos del tipo penal. En subsidio, y para el evento de ser condenado su representado, solicita se considere en su favor la aminorante del artículo 11 N°6 del Código Penal, la que pide se considere como muy calificada en relación a lo dispuesto en el artículo 68 bis del señalado cuerpo legal. También invoca a favor de su defendido la prescripción gradual contemplada en el artículo 103 del Código Penal, por considerar que ha transcurrido con creses más de la mitad del tiempo de la prescripción de la acción penal y que ella favorecería al imputado aun tratándose de delitos de lesa humanidad. Que las alegaciones vertidas por los defensores serán desestimadas por este sentenciador, salvo, en lo que se dirá más adelante relativo a la circunstancia modificatoria de responsabilidad penal impetrada a favor de su representado. En primer término, el hecho de haber sido asesinado por acción de terceros, mediante la inoculación del denominado gas sarín, aparece suficientemente comprobado con el mérito de los antecedentes que se han expuesto en el fundamento primero de esta sentencia, sobre todo considerando las declaraciones de Juan Morales Salgado, de Michael Townley Welch, Manuel Contreras Sepúlveda e incluso la prestada por el propio acusado Valdivieso Cervantes. Asimismo, el informe de autopsia de la víctima no descarta que la casusa final de su muerte que fue la aspiración de contenido gástrico haya sido producida por la ingesta de una sustancia toxica. También, es necesario señalar que el gas sarín constituye un elemento que dado el tiempo transcurrido desde el fallecimiento de la víctima a la época de su exhumación, no resultó posible de determinar con exactitud, pero, ello no obsta a que el deceso de éste haya sido provocado por dicha sustancia, por cuanto, los signos de alteración cardiaca que sufrió y que aparecen justificados en los informes médicos agregados a los autos, resultan ser una consecuencia ineludible de su inoculación, más aún, si la juventud y el estado de salud del occiso nunca reveló que padeciera de alguna deficiencia cardiaca, lo que aparece también comprobado en virtud de la reglamentación médica propia del ejército, institución a la cual pertenecía la víctima. Por otra parte, los restantes delitos cometidos por el enjuiciado, también aparecen comprobados con el mérito de los elementos de juicio analizados en el fundamento primero ya señalado y, sobre todo, la privación de su libertad que sufrió la víctima, del mérito de los referidos antecedentes aparece como necesaria para la consecución del objetivo final que fue su eliminación física, no justificándose el hecho de habérsele ocasionado alguna lesión de gravedad o apremio físico durante su permanencia en un cuartel de Carabineros, lo que aparece constatado por el propio médico de DINA que fuera enviado con ese objeto. Por último, el delito de asociación ilícita también está comprobado en autos ya que la pertenencia a una organización cuya principal finalidad fue la represión de enemigos políticos del gobierno de la época, sumado al hecho del encubrimiento de los ilícitos cometidos por ella, los que produjeron los delitos que se han señalado precedentemente, resultan ser signos evidentes de que ese organismo de inteligencia se apartó desde su origen de los fines que contempló el propio Decreto Ley que la creó, al contemplar artículos de carácter secreto que permitieron la detención ilegal de personas. Asimismo, la propia organización jerárquica establecida por la norma jurídica, la existencia de un mando y de ejecutores de los delitos investigados en la presente causa, constituyen elementos suficientes para rechazar la petición de la defensa y tener por configurado el ilícito contemplado en el artículo 292 del Código Penal. Finalmente, este tribunal acogerá la atenuante de la irreprochable conducta anterior del acusado, la que se encuentra comprobada con él mérito de su extracto de filiación y antecedentes agregado en autos. En lo mismo, no se calificará la referida aminorante por no existir en autos ningún antecedente que lo justifique. También se desestima la petición de acoger la prescripción gradual, por cuanto en concepto de este sentenciador, como se trata de un delito calificado de lesa humanidad y en consecuencia imprescriptible, tampoco resulta procedente acoger la institución antes referida. TRIGESIMO SEXTO: Que los abogados Claudio Feller Schleyer y Felipe Ahrens Alarcón en representación de Pedro Samuel Valdivia Soto, en lo principal del escrito de fojas 7.013 y siguientes contesta acusación fiscal, adhesiones y acusación particular deducidas en contra de su representado. Solicita su absolución fundando su petición en los argumentos que se analizarán a continuación: En primer término, la defensa realiza una descripción del hecho por el que fue sometido a proceso y acusado su representado como encubridor del supuesto homicidio del cabo primero Manuel Leyton Robles, participación que habría consistido en adulterar la historia clínica de atención médica del paciente fallecido ocultando la verdadera causa de su muerte, ya que esta habría sido realmente la aplicación de gas sarín y no causas naturales como señala la ficha médica, situación que habría sido conocida por su representado que a la sazón trabajaba como médico del centro asistencial denominado “Clínica London” En segundo término, agrega que existiría una falta de fundamento de la imputación y de las calificaciones jurídicas que tanto el tribunal como los querellantes dirigen en contra de su defendido, puesto que en la acusación de oficio se señala que la acción por medio de la cual supuestamente se habría dado muerte al cabo primero Leyton, configuraría el delito de homicidio calificado previsto en el artículo 391 del Código penal, pero no señala cuál de las cinco circunstancias del numeral primero del referido artículo sería la que calificaría al homicidio y tampoco se precisa cuál de las cuatro posibles formas de encubrimiento que contempla el artículo 17 del Código Penal sería la que se atribuye a su defendido. En razón de lo anterior, sin embargo, y para poder ejercer una adecuada defensa se asume como hipótesis que la calificación jurídica de los hechos imputados corresponde al del delito de homicidio calificado del artículo 391 N°1, circunstancia tercera, es decir, cometer el homicidio por medio de veneno y la participación que se imputa al doctor Valdivia es la del encubrimiento del artículo 17 N°2 del Código Penal, que sanciona a aquellos que oculten o inutilicen el cuerpo, los efectos o instrumentos del crimen o simple delito para impedir su descubrimiento, como lo ha entendido también el Consejo de Defensa del Estado en su acusación particular. Sobre la base de lo anterior y al efecto de realizar la defensa consideraciones sobre el hecho punible, señala que el doctor Pedro Valdivia niega absoluta y tajantemente haber tenido participación alguna en los hechos investigados, los cuales no se encuentran suficientemente acreditados. En efecto, si ya es dudoso que el hecho punible haya existido, mucho más aún lo serán las imputaciones de participación en él que se pretenda hacer respecto de una persona cualquiera. En la especie, el hecho punible consiste en que se habría provocado dolosamente la muerte de Manuel Leyton mediante la aplicación del denominado gas sarín y el propio tribunal tanto en el auto de procesamiento, como en su acusación de oficio, señala respecto a la causa de su muerte: “posteriormente falleció, presumiéndose con fundamento que su deceso se produjo a consecuencia de la aplicación del denominado gas sarín. Agrega la defensa que es necesario destacar que para que se pueda condenar penalmente a cualquier persona es necesario, como presupuesto básico e ineludible, que el hecho punible se encuentre justificado, acreditado en el proceso, no bastando simples presunciones para afirmar su existencia, por más fundadas que estas se consideren, lo anterior, además de ser lógico se desprende del artículo 274 del Código de Procedimiento Penal, al señalar los requisitos para dictar auto de procesamiento. Por otra parte, resulta que no sólo se encuentra justificado el hecho –es decir, que el fallecimiento del cabo Manuel Leyton haya sido producto de la aplicación de gas sarín- por falta de antecedentes, sino que también obran en el proceso diversos antecedentes que señalan que no se puede asegurar que la causa de muerte haya sido la aplicación de gas sarín y que afirman, por el contrario, que la causa de muerte sería incierta. Esta afirmación se basa en los siguientes antecedentes adjuntados al proceso: A fojas 1.971 rola informe de fecha 05 de enero de 2006, evacuado por los doctores José Belletti Barrera y Bernardo Morales Catalán, quienes luego de precisar que el examen tanatológico efectuado sobre osamentas no resulta útil para la determinación de sustancias químicas toxicológicas puesto que son volátiles, hacen notar que se practicó examen toxicológico sobre tejidos dejados para estos efectos, cuyo resultado son: “el examen químico toxicológico ordenado efectuar por la Fiscalía Militar, en causa 242-1977, en vísceras de Manuel Jesús Leyton Robles, no ha revelado la presencia de tóxicos de uso corriente en cantidades detectables” Agrega la defensa, que si bien este resultado no descarta la existencia de tóxicos de sustancias de uso no corriente, al menos, descarta la participación de un amplio espectro de sustancias de uso habitual o de sus bases orgánicas. A fojas 2.303 declara nuevamente el doctor antes indicado, perito del Servicio Médico Legal, en dicha declaración luego de ratificar el informe de fojas 1.955 y comunicación de fojas 1.971 recién citada, en relación al fallecimiento del cabo Leyton, señala lo siguiente: “…lo más razonable es concluir una causa médica de muerte en la cual los hallazgos patológicos pulmonares constituyen un sustrato razonable para inferir en el sentido que se hizo, vale decir en una causa médica y no traumática, ni tóxico”. Luego, agrega la defensa, que respecto de los síntomas que presentó el cabo Leyton la noche en que falleció, y a su comparación con los síntomas de una muerte por gas sarin, señala: “Preguntado en relación a los síntomas y signos indicados en el informe de fojas 54 y siguientes del tomo IV que se me exhibe, en el sentido de si son compatibles con el sarín, puedo responder que los signos y síntomas verificados son de un cuadro de rápida evolución al schok, no obstante se advierte que desde el momento de la internación de los síntomas a su muerte, pasan varias horas (20:45 a las 01:25 horas), por una parte, los gases tóxicos matan en un corto tiempo, es decir, desde segundo a minuto, por ejemplo en el caso del cianuro, la muerte es instantánea. Señala la defensa que, lo anterior es consistente con el contenido del informe número T 10609-04 del Departamento de Toxicología del Servicio Médico legal, agregado a fojas 191 , que señala, que el gas sarín, un poderoso agente nervioso, es “un gas altamente tóxico y de muy rápido efecto”. Finalmente, en su declaración de fojas 4.126 el mismo doctor Belletti señala que “no es posible determinar si la causa de la muerte de Manuel Leyton fue producto de la aplicación de gas sarín”. Seguidamente, la defensa antes señalada, dice que a fojas 4.109 rola declaración de la antropóloga física Sra. Patricia Silva, quien participó en la exhumación del cuerpo de Manuel Leyton. Respecto de la causa de muerte y de la posibilidad que esta haya sido causada por gas sarín, señaló lo siguiente: “la pericia tenía por objeto determinar si el individuo Manuel Leyton había muerto producto de la aplicación de gas sarín. Lo que no se pudo determinar…”. La tecnología que existe actualmente no se puede llegar a ciencia cierta si el individuo esqueletizado fallecido hace treinta años murió por causas tóxicas…. En este caso, no es posible saber cuál es la causa de muerte”. Como los informes científicos no cuestionados evacuados en este proceso no pueden determinar la utilización de gas sarín en la muerte del cabo Leyton y, los únicos antecedentes que se refieren a la supuesta utilización de dicho tóxico en la muerte del cabo Leyton son las declaraciones del Coronel (R), Juan Morales Salgado de fojas 1509, quién señala que el Comandante Vianel Valdivieso le dijo que se había decidido eliminar al cabo Leyton en la Clínica utilizando un gas letal, sarín; y las de Michael Townley en un testimonio prestado en 1978 donde señaló que había proporcionado sarín, para la eliminación de un funcionario de la DINA en el robo de unos automóviles. Concluye que ni el Sr. Juan Morales Salgado ni el Sr. Michael Townley afirman que les consta que se haya utilizado este gas en la muerte del cabo Leyton, sin perjuicio que se trata de personas que, por sus antecedentes, sus dichos son por principio de dudosa veracidad. Como, también en el proceso existen otros antecedentes científicos y testimoniales que dan cuenta de otras posibles causas de muerte, resulta que, ellas se desprenden primeramente de la referida carta del doctor Belletti y del doctor Morales dirigida al Ministro instructor, en la cual señalan lo siguiente: “Del estudio de los antecedentes…es posible concluir, con razonable certeza médica, que la muerte de Leyton Robles se debe a un estado de schock por falla orgánica multisistémica, la cual encuentra su posible origen en un antecedente de traumatismo reciente, sufrido por el occiso el cual determinó entre otras contusiones múltiples, la falta de probabilidad, la producción de un neumotórax derecho, toda vez que el sujeto padecía una enfermedad estructural de sus pulmones, de posible origen congénito…”. También la defensa hace mención de la declaración del doctor Luis Santibáñez que rola a fojas 160 y el informe emitido por el mismo facultativo a fojas 1.055 y en su declaración señala lo siguiente: “con relación al examen médico que se le hizo al cabo Manuel Leyton, corresponde al que yo le practiqué en ese momento y al diagnóstico que le dí, salvo que cuando se señala en la letra b) de la hipótesis del diagnóstico: contusiones toraxicas no complicadas, yo me refería a contusión toráxica no complicada y con un signo de interrogación, por ello, manifesté al oficial a cargo la necesidad de que debía ser hospitalizado para realizarle exámenes ante una posible complicación derivada de esa contusión”. A fojas 1.077 dando su opinión profesional señala que “hubo apremios físicos”. El doctor Santibáñez no está procesado ni su declaración cuestionada de modo alguno. Entonces, una segunda hipótesis de causa de muerte es la que se desprende del primer informe del doctor Belletti y de las declaraciones del doctor Santibáñez: la muerte se pudo producir por traumatismo reciente sufrido por el paciente Manuel Leyton. Las afirmaciones precedentes, en opinión de la defensa son coincidentes con las declaraciones de la cónyuge de la víctima, doña Mireya Barra Bustamante, quién a fojas 355 al prestar declaración señala que al momento de la detención de su marido, este fue golpeado por funcionarios de carabineros vestidos de civil y, luego, a fojas 1.084 agrega que su esposo presentaba y se quejaba de lesiones luego de su detención en el cuartel de Carabineros. También señala que estas declaraciones de la viuda son concordantes con las prestadas por German Barriga Muñoz a fojas 220 –funcionario de DINA-, quién señala que concurrió al rescate de Manuel Leyton desde Carabineros y dice que posteriormente “se supo que había sido golpeado”. Con respecto a la supuesta participación que se atribuye al acusado Pedro Valdivia Soto como encubridor de homicidio, dice que más importante que todos los argumentos vertidos, es el hecho que el doctor Valdivia intentó durante más de una hora salvar la vida del cabo Manuel Leyton, no existiendo un solo antecedente en el proceso que permita siquiera presumir que haya tenido conocimiento de que este había sido víctima de un crimen o de un simple delito, o de los actos ejecutados para llevarlo a cabo, exigencia que expresamente establece el inciso primero del artículo 17 del Código Penal. Lo anterior, en opinión de la defensa, se corrobora mediante las declaraciones de Sergio Cohello Valenzuela quién a fojas 950 y siguientes señaló que cerca de la medianoche de ese día, oportunidad en que andaba por una de las dependencias de la Clínica, escuchó llegar la ambulancia y al bajar al piso me encuentro que habían ingresado en camilla a un paciente al box de urgencia, al ingresar veo a un sujeto joven sobre la camilla, desconocido para mi en ese momento y veo al doctor Samuel Valdivia, quién estaba de turno de noche, con otra persona que desconozco quién era y me percato que el paciente estaba inconsciente y con un paro cardio respiratorio. Agrega que estuvo presente y cooperó transportando un desfibrilador y un reanimador. El procedimiento del médico duró un poco más de una hora, debe haber finalizado pasado la una de la madrugada, oportunidad que nunca se pudo reanimar al paciente falleciendo en el lugar. Luego a fojas 1.624, el mismo declarante ratifica judicialmente su declaración policial anterior. La auxiliar de enfermería Sylvia Valdés, en su declaración policial de fojas 943 señala que: “…estaba sola en el primer piso de la sala de esterilización, escuchó gritos de “hay una emergencia” salió rápidamente en dirección a la sala de curaciones y al ingresar encontró a un paciente sobre una camilla desnudo y con el cabo de ejército enfermero Vicente Alvarez Ramírez, el médico de turno era el doctor Samuel Valdivia Soto y estaba el doctor Leyton que se encontraba de turno esa noche, pero domiciliario. Al ingresar el doctor Valdivia me dijo “está con paro cardiaco”, el paciente estaba inconsciente y este doctor le realizaba reanimación. Dice que le ordenaron preparar el monitor de cardiología, el desfibrilador y una dosis de atropina, que el doctor Valdivia inyectó directo al corazón. Agrega que ella también le inyectó algo a la vena que pudo ser un vasodilatador, pero no se acuerda que fue; el doctor Valdivia con el doctor Leyton realizaron en varias ocasiones procedimientos de reanimación, sin resultado, falleciendo el paciente. Además, la defensa señala que las maniobras de reanimación del cabo Leyton también quedan confirmadas con la declaración judicial del enfermero Oscar Aceituno Carvajal de fojas 1.576 quién, por estar encargado de la limpieza del lugar señala que al día siguiente se dirigió a la sala de urgencias y se percató de lo siguiente: “cuando fui a esta sala, las sábanas estaban sucias, habían ampollas de atropina quebradas, las que se usan cuando hay un paro cardiaco, el desfibrilador había sido ocupado porque estaba con restos de gel…” Del mérito de las declaraciones testimoniales citadas, en opinión de la defensa, se desprendería en forma clara que el doctor Valdivia no tenía conocimiento de la perpetración de un homicidio en la persona del cabo Leyton, puesto que su comportamiento es claramente incompatible con el de una persona que sabe que se ha cometido un homicidio en contra de quién trata afanosamente de salvar y, por otra parte, los documentos confeccionados o firmados por el doctor Valdivia que pareciera ser, el tribunal considera que no son ideológicamente verdaderos, puesto que en ellos no se consigna como causa de muerte la utilización de gas sarín u otra causa no natural atribuible a tercero, resulta que era imposible para este facultativo y para cualquier médico puesto en su lugar advertir la utilización de esa sustancia tóxica o la acción dolosa de terceros en la muerte del cabo Leyton. Para el doctor Valdivia el paciente murió de un paro cardiorespiratorio y eso fue lo que consignó en el certificado de defunción. Paro cardiaco, arritmia completa por F.A (fibrilación auricular). Epilepsia secundaria (que quiere decir que presento un episodio de convulsiones tipo epiléptico). En cuanto a las hipótesis diagnósticas puestas en la ficha clínica, son las que los doctores Leyton y Valdivia consideraron precisamente como tales: hipótesis. Asimismo, en cuanto al hecho que el doctor Valdivia no reconoció espontáneamente los auxilios prestados al cabo Leyton y que sólo lo hizo cuando le fue exhibida la ficha clínica tampoco resulta un argumento válido de cargo. En primer lugar, para los médicos imponerse del deceso de una persona es algo inherente de su quehacer profesional y, por ende, no tiene nada de extraño que no recuerde después de 26 años, que es el tiempo transcurrido entre el suceso y su primera declaración, ni la muerte del cabo Leyton, ni las maniobras de resucitación efectuadas, ni que sólo al exhibírsele la ficha clínica haya reconocido las manobras de resucitación. Por otro lado, ¿Qué razón podría haber tenido el doctor Valdivia para ocultar que le prestó auxilio a un paciente, y que trató de salvarle la vida?. Por las razones antes dichas, la defensa solicita la absolución de su defendido, no sólo porque no se encuentra acreditada su participación como encubridor, sino que los antecedentes del proceso prueban positivamente que actuó en todo momento de manera irreprochable, intentando con todo lo que tenía a su disposición salvar la vida del cabo Manuel Leyton cuando le correspondió atenderlo la noche del 28 de marzo de 1977 –noche en que se encontraba de turno en la “Clínica London”-, y consignando posteriormente en su ficha médica lo que los conocimientos científicos permitían a cualquier médico puesto en ese lugar, en lo referente a la causa de muerte del paciente. Sin perjuicio de lo antes señalado y considerando que la calificante del tipo penal sería la de veneno, también resultaría contrario a derecho y al mérito del proceso condenar al doctor Valdivia como encubridor de homicidio calificado por el veneno: si el doctor Valdivia no obró con conocimiento de la perpetración de un crimen o simple delito, menos puede haber obrado con conocimiento de que al cabo Leyton se le había suministrado veneno; sino existen pruebas de que el doctor Valdivia tuvo conocimiento de la perpetración de un crimen o simple delito, menos pueden existir antecedentes que permitan sospechar que este hubiese conocido la utilización de gas sarín (veneno) en la persona del cabo Leyton y, además, su actitud tampoco es compatible con tal conocimiento. Además, como del informe N°T-10609/04 sobre examen químico toxicológico al referirse a la determinación de sarín luego del fallecimiento, señala: “la determinación de sarín en el cadáver es factible mediante un análisis químico-toxicológico” y como es lógico que para realizar un examen de ese tipo se debe ya tener de antemano la sospecha de envenenamiento de otro modo no se haría. Pues bien, dice la defensa, que conforme a la doctrina y jurisprudencia uniforme, apoyada dogmáticamente en el inciso segundo del artículo 64 del Código Penal, las circunstancias calificantes del delito de homicidio de carácter objetivo, como lo es el veneno, sólo se comunican a los partícipes que tuvieren conocimiento de ellas antes o en el momento de la acción o de su cooperación para el delito y, con mayor razón, rige lo mismo para los encubridores, que ni siquiera son partícipes en el sentido estricto. En segundo término, con relación a la premeditación, calificante alegada por el Consejo de Defensa del Estado en su acusación particular, señala la defensa que respecto a la circunstancia 5ª del N°1 del artículo 390 del Código Penal –la premeditación conocida-, la parte acusadora luego de explicar en qué consiste la calificante, añade que en este caso concurriría ella pues “el plan criminal ideado y llevado a cabo por la organización, responde tanto a elementos cronológicos como de ánimo, asociados tradicionalmente a la premeditación". Como la referida parte no explica en que consistirían los elementos cronológicos y sicológicos señalados por la doctrina y donde estos encontrarían su sustento probatorio, limitándose a señalar que concurre la premeditación la que, como ya se señaló, estaría constituida por estos dos elementos que se dan por sentados, haciendo simplemente referencia a un “plan criminal”. Por último, señala la defensa que la pretensión del acusador particular de hacer comunicable una supuesta premeditación a nuestro defendido es incompatible con el comportamiento acreditado del doctor Valdivia cuando atendió a Manuel Leyton la noche que falleció. Sobre la base de lo argumentado precedentemente por la Defensa del doctor Pedro Valdivia Soto, solicita su absolución de la acusación de oficio, adhesiones a la misma y acusación particular de que ha sido objeto, como presunto encubridor de un delito de homicidio calificado, por no haber fundamento alguno para condenarlo ni de hecho ni de derecho, existiendo, más bien, antecedentes que acreditan en forma positiva su inocencia. En subsidio, en el eventual e improbable caso que S.S. a pesar de los argumentos esgrimidos, decidiera condenar a su representado, alega a favor de este la circunstancia atenuante del artículo 11 N°6 del Código Penal, esto es, su irreprochable conducta anterior acreditada con su extracto de filiación y antecedentes agregado a fojas 4.500 exento de anotaciones prontuariales pretéritas. Asimismo, solicita que la referida aminorante sea considerada como muy calificada en virtud de lo dispuesto en el artículo 68 bis del Código penal, imponiendo así la pena inferior en un grado al mínimo señalado por la ley al delito, petición que funda en la conducta intachable de su representado, tanto en su vida personal como profesional, comportamiento del que dan cuenta los testigos de conducta que declaran en autos a fojas 4.395 y 4.397, respectivamente. TRIGESIMO SEPTIMO: Que la defensa del acusado Pedro Samuel Valdivia Soto, en lo principal del escrito de fojas 7.013 y siguientes contesta acusación fiscal, adhesiones y acusación particular deducida en contra de su representado, solicita su absolución sobre la base de los argumentos que expone y como hipótesis de trabajo circunscribe la calificación jurídica de los hechos imputados al del delito de homicidio calificado del artículo 391 N°1, circunstancia tercera, es decir, cometer el homicidio por medio de veneno y la participación que se atribuye al imputado es la del encubrimiento del artículo 17 N°2 del Código Penal, que sanciona a aquellos que oculten o inutilicen el cuerpo, los efectos o instrumentos del crimen o simple delito para impedir su descubrimiento, como lo ha entendido también el Consejo de Defensa del Estado en su acusación particular. Su defendido niega su participación en los hechos investigados, los cuales en opinión de la defensa y en virtud de los argumentos que se han reseñado en el fundamento anterior no se encontrarían suficientemente acreditados. Sin embargo, a la alegación que discute la existencia de que la muerte de la víctima haya sido producida por la inoculación de gas sarín, este tribunal procederá a rechazar la petición absolutoria por ese concepto basado en los mismos argumentos que se han explicitado al descartar la petición de absolución formulada por la defensa del acusado Vianel Valdivieso Cervantes, ellos se tiene por expresamente reproducidos y por ende se evita su repetición por innecesario. Que, además argumenta la defensa que el imputado Valdivia no tenía conocimiento de la perpetración de un homicidio en la persona del cabo Leyton, puesto que afanosamente trató de salvar la vida de éste. Sin embargo, del mérito de autos aparece que el reconocimiento de los auxilios prestados a la víctima sólo se produjo cuando le fuera exhibida la ficha clínica donde constan las hipótesis diagnósticas que realizó junto con el doctor Leyton. Asimismo, en el certificado de defunción consignó que el paciente habría fallecido víctima de un paro cardiorespiratorio, sin embargo, como al no haber sido médico tratante del occiso, su deber era remitir el cuerpo al Servicio Médico Legal para la práctica de la autopsia, lo que no hizo, y dicha pericia médica sólo se vino a practicar con posterioridad y a exigencia de la familia del cabo Leyton. Los referidos antecedentes permiten desestimar la pretensión de la defensa de dictar sentencia absolutoria por este capítulo de la acusación fiscal, adhesiones y acusación particular, toda vez que de ello se desprende la intensión de ocultar el hecho punible para impedir el descubrimiento del delito, lo que vino a ocurrir después de muchos años. Con relación a la premeditación conocida calificante alegada por el Consejo de Defensa del Estado en su acusación particular y contenida en el N°1 del artículo 390 del Código Penal, también será desestimada la solicitud de absolución efectuada por la defensa y, por otra parte, este tribunal, sobre la base de los antecedentes enunciados en el motivo primero del presente fallo, acogerá la solicitud de la parte acusadora particular, teniendo, además, presente, que los acontecimientos previos que rodearon el fallecimiento del cabo Leyton, evidencian la realización de un plan criminal, evidentemente asociado a la premeditación. Finalmente, se acoge la circunstancia atenuante de la irreprochable conducta anterior del referido imputado, contemplada en el artículo 11 N°6 del Código Penal, la que se encuentra debidamente comprobada con el mérito de su extracto de filiación y antecedentes agregado a los autos exento de anotaciones prontuariales anteriores y con el mérito de las declaraciones de los testigos de conducta que rolan a fojas 4.395 y 4.397. Se rechaza la petición de la defensa en orden a calificar la referida aminorante de conformidad a lo dispuesto en el artículo 68 bis del Código Penal, por no existir antecedentes suficientes que la justifiquen. TRIGESIMO OCTAVO: Que en el primer otrosí de su presentación de fojas 7.045 y siguientes el abogado Leonardo Battaglia Castro en representación de Hernán Horacio Taricco Lavin, contesta el auto acusatorio, sus rectificaciones, adhesiones a la acusación y acusación particular, solicitando la absolución de su representado de todos los cargos que se le imputan, como co-autor de los delitos de asociación ilícita, secuestro y homicidio calificado. Con relación al primero de los ilícitos imputados a su representado hace referencia a la resolución dictada por la 8ª Sala de la Iltma. Corte de Apelaciones conociendo de la apelación interpuesta por Pedro Valdivia Soto, que reproduce, todo lo que hace concluir que dicho ilícito no se encuentra acreditado respecto de su representado. Posteriormente, en lo que respecta al delito de secuestro señala que no existe prueba legal en autos que permita sostener que su representado sabía que el occiso se encontraba privado de libertad contra su voluntad, desconociendo por completo la estadía de dicho paciente en dependencias del tercer piso del citado centro médico, por lo que también se debería dictar sentencia absolutoria a su favor. En lo que dice relación con el delito de homicidio calificado, indica la defensa que se imputa la calidad de co autor del delito de homicidio calificado a su representado, sin indicar la circunstancia del artículo 391 del Código Penal que sería aplicable en la especie. La que si señala la acusación particular del Consejo de Defensa del Estado, al indicar que corresponde al N°3 del citado artículo, esto es, mediante el empleo de veneno. A este respecto, hace presente el voto disidente que se dio en la sala de la I. Corte de Apelaciones al pronunciarse sobre una discusión respecto a la revocación del auto de procesamiento y también la declaración prestada por el perito Claudio Paredes Díaz, a fojas 4.960 y siguientes, unido a los restantes antecedentes del proceso que indica, todos los cuales, según su opinión, son suficientes para desvirtuar el referido cargo y dictar sentencia absolutoria a su favor. En subsidio, para el improbable evento que sea condenado, pide se le reconozca la atenuante del artículo 11 N°6 del Código Penal, la que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 68 bis del mismo cuerpo legal, debe considerarse como muy calificada, y, también la minorante del N°9 del artículo antes referido, aplicando, además, la regla del artículo 103 del cuerpo legal antes citado, esto es, la media prescripción. TRIGESIMO NOVENO: Que, la defensa del acusado Taricco Lavin ha solicitado la absolución de su representado por cuanto, en su opinión, no se encontraría acreditada la participación que a este se le habría atribuido como partícipe de una asociación ilícita y en el delito de secuestro de Manuel Leyton Robles. Que este tribunal acogerá la petición de absolución del referido acusado en lo que a estos delitos respecta, puesto que, no obstante, que el hecho punible del secuestro de Manuel Leyton Robles se encuentra completamente justificado en autos, no aparece de la misma manera acreditada en autos la participación que como co autor del referido ilícito le habría correspondido a este acusado. Por otra parte, tampoco aparece acreditado que haya participado en una asociación ilícita dirigida a cometer los delitos que se investigaron. El sólo hecho de haberse desempeñado como profesional en la mencionada Clínica no reviste la gravedad suficiente para considerar que haya participado en una asociación creada para cometer delitos, más aún cuando su dependencia jerárquica correspondía a la Dirección de Sanidad del Ejército y no a la DINA. Con respecto al delito de homicidio calificado, las calificantes del mismo dicen relación con las del N°1, circunstancia 3ª y 5ª del artículo 391 del Código Penal, vale decir, haberse producido la muerte de la víctima por medio de veneno y haber actuado los hechores con premeditación conocida y, se desestima la petición de absolución impetrada por su defensa en atención a que los elementos de juicio descritos en el fundamento segundo del presente fallo han permitido a este sentenciador tener por suficientemente comprobada la existencia del delito de homicidio calificado en los términos antes señalados por el que ha sido acusado el imputado antes referido. Por otra parte, la participación de este en calidad de encubridor se encuentra suficientemente demostrada con el hecho de haber suscrito un documento en calidad de Director de la Clínica –función que ha negado haber desempeñado-, dando fé de la realización de diversos tratamientos médicos efectuados por otros facultativos de las Clínica London, sin que hubiera conocido al paciente de que se trata y hubiera verificado la efectividad de la realización de las referidas acciones médicas, lo cual ha significado, que a su respecto concurre el presupuesto contemplado en el inciso primero N°2 del artículo 17 del Código Penal, por cuanto, mediante su actuación procuró ocultar el hecho punible antes referido, con el objeto de impedir su descubrimiento. Sobre la atenuante solicitada por la defensa, se acogerá solamente aquella contemplada en el artículo 11 N°6 del Código Penal, vale decir, su irreprochable conducta anterior, la que se encuentra suficientemente justificada con el mérito de su extracto de filiación y antecedentes agregado en autos, sin anotaciones pretéritas. Se accederá también a considerar la referida aminorante como muy calificada, tomando para ello en cuenta el testimonio de los testigos de conducta que depusieron en su favor y los numerosos certificados de competencia y recomendación agregados al expediente. Se deniega la petición de considerar a favor de este acusado la aminorante del N°9 del artículo 11 del cuerpo legal antes señalado, toda vez, que no existe en autos ningún antecedente que permita considerar que colaboró sustancialmente al esclarecimiento de los hechos. También se desestima la petición de aplicar en su favor la denominada prescripción gradual contemplada en el artículo 103 del código sancionatorio, por cuanto, en opinión de este tribunal, no puede ser aplicada dada la imprescriptibilidad de los delitos considerados como de lesa humanidad, como es el que se ha investigado en estos autos. CUADRAGESIMO: Que en lo principal del escrito de fs 7.143 y siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna Bentjerodt Poseck en representación de la acusada Eliana Bolumburu Taboada contestan la acusación fiscal y adhesión a la misma deducidas en contra de su representada y solicitan que esta sea absuelta de los delitos individualizados en el auto acusatorio, por no encontrarse acreditada ni su participación ni los hechos punibles investigados. En caso que estimara que existe mérito o antecedente para dictar sentencia condenatoria, solicitan se reconozca a su respecto la circunstancia atenuante de responsabilidad contemplada en el artículo 11 N°6 del Código Penal, considerándose como muy calificada. Igualmente solicitan se reconozca a su respecto la institución contemplada en el artículo 103 del Código Penal, o “media prescripción”. Se atribuye a su representada ser coautora del delito de secuestro, sin embargo, salvo la detención por parte de Carabineros de Chile, no existen antecedentes fundados que permitan establecer que Manuel Leyton haya sido víctima de un secuestro por parte de agentes de la DINA y funcionarios de la Clínica London, menos por parte de su representada, quién se desempeñaba como enfermera civil de dicho centro asistencial, que como ha quedado de manifestó en el proceso, trabajaba hasta las 17:00 horas y no hacía turnos de noche. Por lo demás, aun cuando se sostuviese que estuvo detenido con custodia de agentes de la DINA, mal podría atribuirse en esa detención, responsabilidad de autora a la acusada antes referida, quién cuando mucho podría haber sido encubridora, pues es impensable que en un secuestro de la DINA en el año 1977 haya podido ella tener una participación de coautora, toda vez que los requisitos de la coautoría, aceptados unánimemente, no sólo por la doctrina, sino por la jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema, exige como elemento principal el “dominio del hecho” por parte de quién se le atribuye autoría en un ilícito. En segundo término, se atribuye a su representada el carácter de encubridora del delito de homicidio calificado, puesto que tampoco se dan a su respecto, las exigencias de conocimiento y voluntad que requiere tal forma de participación en la muerte por gas sarín del cabo Leyton. También se acusa a su defendida como coautora del delito de asociación ilícita en su hipótesis del artículo 292 y sancionado en el artículo 293, ambos del Código Penal. Según se desprende del proceso, la razón para determinar la existencia de una asociación ilícita es el hecho de haber sido la DINA la que de uno u otro modo habría actuado, en circunstancias que esta ya habría sido calificada de asociación ilícita en otros procesos. Más allá de que esta aseveración se aleja de los principios procesales más básicos, especialmente aquellos que dicen relación con los efectos relativos de las sentencias, lo cierto es que si la DINA es la supuesta asociación ilícita, mal podría considerarse que una enfermera universitaria recién recibida, civil y no militar, de tan sólo 26 años, mujer, haya sido jefe, haya ejercido mando, o haya sido provocadora al interior de la DINA. Asimismo, según se desprende del proceso la única intervención que su defendida habría tenido respecto del Cabo Leyton, es haberle prestado atención de enfermería en su corta permanencia en la Clínica, encontrándose acreditado que ella no estaba en dicho recinto asistencia al momento de su muerte, pues no hacía turnos de noche. Con respecto a las circunstancias modificatorias de responsabilidad criminal impetradas a favor de su defendida, se señala que ella ha tenido una irreprochable conducta anterior, evidenciada con su extracto de filiación y antecedentes agregado al proceso, libre de anotaciones penales previas y también de la declaración de los correspondientes testigos de conducta, en razón de ello solicita que dicha aminorante, sea considerada como atenuante muy calificada, conforme a lo dispuesto en el artículo 68 bis del Código Penal. Por último, dado el tiempo transcurrido desde la fecha de comisión del ilícito, resulta aplicable en favor de la acusada, por haber transcurrido con creces más de la mitad del tiempo de la prescripción de la acción penal y por ello concurren las exigencias contempladas en el artículo 103 del Código penal, que establece la institución denominada prescripción gradual, que se traduce en el reconocimiento de dos o más circunstancias atenuantes muy calificadas y de ningún agravante. Que, en el escrito de fojas 7.844 y siguientes, la defensa de la imputada antes nombrada contesta la acusación particular deducida por la parte del Consejo de Defensa del Estado, y solicita que se absuelva a su representada de los delitos contemplados en la referida acusación, por no estar acreditada ni su participación ni tampoco los hechos punibles investigados en autos. De estimar que existe mérito o antecedentes para dictar sentencia condenatoria, solicita se reconozca la atenuante del 11 N°6 del Código Penal como muy calificada y, también se reconozca a su favor la institución contemplada en el artículo 103 del señalado cuerpo legal. Los argumentos de la defensa que justifican las pretensiones antecedes señaladas ya han sido descritos precedentemente y por tal razón, resulta innecesaria su reproducción. CUADRAGESIMO PRIMERO: Que al contestar la acusación fiscal, adhesión a la misma y acusación particular por la defensa de la acusada Eliana Carlota Bolumburu Taboada, su defensa solicita la absolución de su representada por no estar comprobados ni los hechos punibles investigados ni la participación de la referida acusada, en subsidio, invoca la atenuante del 11 N°6 del Código Penal, como muy calificada y también alega la prescripción gradual contemplada en el artículo 103 del mismo cuerpo de leyes. Con relación al delito de homicidio calificado en que se atribuye a esta acusada responsabilidad como encubridora en dicho hecho, resulta que ella no pudo menos de tener conocimiento y haber facilitado los medios para el ocultamiento del referido ilícito, lo que se produjo después de largos años de perpetrado el hecho. Este hecho punible, que en concepto de los defensores no se encontraría acreditado, resulta que para el tribunal, su comprobación fluye de los antecedentes expuestos al desestimar la misma petición de absolución formulada por la defensa del acusado Vianel Valdivieso Cervantes, fundamento que se tiene por reproducido y que no se repite por innecesario. Con respecto a los restantes ilícitos también los referidos hechos punibles se encuentran plenamente demostrados, tal como se ha señalado precedentemente, solamente en cuanto a la participación de la enjuiciada se recalificará como encubridora por cuanto, dada su calidad de enfermera jefa de la Clínica London, no pudo menos de haber tomado conocimiento del hecho de la permanencia de la víctima en ese establecimiento, manteniéndose con una custodia permanente ordenada por la jefatura de la DINA y, por ello, su participación en los delitos de secuestro y de asociación ilícita resulta circunscrita a la calidad precedentemente señalada, contemplada en el artículo 17 N°2 del Código Penal, al haber ocultado el acaecimiento de los hechos punibles investigados para impedir su descubrimiento. Se acogerá, la aminorante de la irreprochable conducta anterior de esta acusada comprobada con el mérito de su extracto de filiación y antecedentes exento de anotaciones prontuariales pretéritas, la que sin embargo, no será considerada como muy calificada, tal como lo solicita su defensa, por no existir en autos ningún antecedente que lo justifique. También se desestima la petición de acoger la prescripción gradual, por cuanto en concepto de este sentenciador, como se trata de un delito calificado de lesa humanidad y en consecuencia imprescriptible, tampoco resulta procedente acoger la institución antes referida. CUADRAGESIMO SEGUNDO: Que por el segundo otrosí del escrito de fs 7.182 y siguientes el abogado Luis Hernán Núñez Muñoz en representación de la Hernán Luis Sovino Maturana, contesta la acusación fiscal, la adhesión a la misma y acusación particular formuladas en contra de su representado por los delitos de asociación ilícita, secuestro y homicidio calificado perpetrado en contra de Manuel Jesús Leyton Robles. Solicita se absuelva a su defendido de los cargos de ser coautor de asociación ilícita y secuestro y cómplice de homicidio. En subsidio, que se le absuelva por encontrarse extinguida la acción penal, que nace de los hechos investigados por aplicación de la ley de amnistía, establecida en el Decreto ley N°2191 de 1978. En subsidio de la amnistía, que se le absuelva por cuanto se encuentra prescrita la acción penal, por haber transcurrido el plazo legal establecido por la legislación común. En subsidio, invoca las atenuantes que se explicitan en el acápite IV del escrito antes referido, las que se describirán a continuación. En relación a la acusación de ser coautor del delito de asociación ilícita, resulta que dicho ilícito trae consigo por su propia naturaleza una distribución de tareas a desarrollar, incluida una cierta jerarquización, empleo de materiales y una continuidad temporal. Además, la conducta del autor, asociado para delinquir, deriva en que esté sujeta su voluntad a la del grupo. Estos serían los elementos que tanto la doctrina como la jurisprudencia han señalado que requiere el tipo delictivo previsto y sancionado por el artículo 292 del Código Penal. Señala la defensa que atendida la particular naturaleza de la institución a la que perteneció su representado –Ejército de Chile-, en el existen también una distribución de funciones, jerarquía de acuerdo al grado, medios materiales y continuidad temporal y como persona jurídica, sus integrantes no pueden integrar una asociación ilícita razón suficiente para absolver a su defendido. Con respecto al delito de secuestro, tampoco su representado tuvo participación en él, puesto que sólo realizó labores de seguridad en la Clínica London, establecimiento creado para atender al personal de la DINA y sus familias. Además, por los propios antecedentes proporcionados por la parte querellante no resulta justificado que su representado tenga participación en calidad de autor de un delito en que no se cumplen con los presupuestos básicos, como sería el de secuestrar a una persona, pero a su vez esta todos los días era trasladada a su casa y, el último, pudo mantener contacto con su cónyuge sin problema u obstáculo alguno, quién estuvo permanentemente informada del estado de salud de su marido Por último, y respecto a la acusación de ser cómplice o encubridor, ambas descripciones se señalan en la acusación, del delito de homicidio calificado, señala que del proceso, se desprende que la muerte del cabo Leyton no fue provocada por los que se señalan como autores, ni su defendido tuvo participación como cómplice o encubridor de tal hecho, tal como se señala en el informe pericial que a fojas 1.971 y siguientes llega a la conclusión que no es posible afirmar que la muerte del cabo Leyton, haya sido producida por acción e terceras personas. En efecto, y por lo señalado en dicho informe y ratificado por declaraciones judiciales posteriores, la causa más probable de la muerte, sea una razón médica que provocó una lesión toráxica con patología pulmonar preexistente. También la defensa reitera como alegaciones de fondo las excepciones de amnistía y prescripción de la acción penal, contemplada en los numerales 6 y 7 del artículo 433 del Código de Procedimiento penal e invocadas a favor de su representado, en atención a lo dispuesto en el artículo 434 del mismo código, solicitando que se tengan planteadas con los mismos fundamentos invocados en lo principal de la señalada presentación. Finalmente, señala que en el evento que el tribunal estime que se encuentra incompleta la circunstancia eximente establecida en el artículo 10 N°10 del Código penal, solicita que sea considerada como circunstancia atenuante en virtud de lo dispuesto por el artículo 11 N°1 del mismo cuerpo legal. También, solicita tener en cuenta y aplicar las atenuantes de los números 6 y 8 del artículo 11 del Código sancionatorio, asimismo, también impetra la aplicación de la denominada prescripción gradual contemplada en el artículo 103 del referido cuerpo legal, por cuanto se reúnen los presupuestos legales para su aplicación. Por último, solicita que se dé cumplimiento en relación a lo dispuesto en el artículo 211 en relación al artículo 214 del Código de Justicia Militar por cuanto el primero de ellos señala lo siguiente: “cuando se haya cometido un delito por la ejecución de una orden del servicio, el superior que la hubiere impartido será el único responsable, salvo el caso de concierto previo, en que serán responsables todos los concertados”. CUADRAGESIMO TERCERO: La defensa del acusado Hernán Luis Sovino Maturana solicita se absuelva a su representado de los cargos de ser coautor de asociación ilícita y secuestro y cómplice de homicidio. En subsidio, que se le absuelva por encontrarse extinguida la acción penal por aplicación de la ley de amnistía y a su vez en subsidio de esto por encontrarse prescrita la acción penal. Respecto a las peticiones últimamente señaladas ellas serán rechazadas por el tribunal, por cuanto, en los delitos de lesa humanidad –como el de autos-, no resulta procedente la aplicación ni de la amnistía ni de la prescripción. Con relación a los cargos que se le han formulado como autor del delito de asociación ilícita, no se discute en estos autos el hecho de haber pertenecido a la DINA por parte del imputado, ni tampoco la circunstancia de haber formado parte de la seguridad del Director de ese organismo y de su familia, antecedentes que resultan de relevancia al momento de justificar la participación dentro de la referida organización cuya finalidades principales –relativas a actividades de inteligenciafueron desvirtuadas por la propia normativa secreta que la creo, que autorizaba la detención de personas en lugares que no eran cárceles y, por otra parte, las actividades de represión que realizó, dentro de un marco jerárquico, con división de funciones y mediando la comisión de varios delitos. Por tales razones, la petición de absolución por este capítulo será rechazada. En lo que dice relación con el delito de secuestro, resulta que el acusado desempeñaba funciones como jefe de seguridad de la Clínica London, lugar de reclusión de la víctima, más aún, el mismo ha reconocido que mantenía una oficina en el tercer piso de ese establecimiento, razones por las cuales, no pudo menos que saber la permanencia en un lugar adyacente de ese mismo piso de la persona secuestrada, que por otra parte se encontraba sometido a una permanente custodia por personal ajeno al establecimiento. Por estas razones, también serán desestimadas sus alegaciones. Sobre el delito de homicidio calificado en el que se atribuye al imputado participación como cómplice y por el cual la defensa también solicita su absolución, por las razones antes dichas –grupo de personas asociadas para delinquir y privación de la libertad de movimiento del afectado-, resulta que sin ellas, no pudo perpetrarse el homicidio calificado de la víctima y, como, la participación del acusado en calidad de autor se encuentra acreditada en lo que dice relación con esos ilícitos, también resulta que cooperó a la ejecución del hecho por actos anteriores y simultáneos respecto del homicidio recién señalado. Por ello, también será rechazada su petición de absolución. Por último, solicita que se considere en favor de su representado las aminorantes contempladas en los Nos. 6 y 8 del artículo 11 del Código Penal. Vale decir su irreprochable conducta anterior, lo que se desestima por las mismas razones que se han esgrimido al denegar la concurrencia de dicha aminorante en el caso de la acusada Gladys Calderón Carreño. Tampoco aparece acreditado que haya podido eludir la acción de la justicia ni menos que se haya denunciado y confesado el delito, tal como lo exige el precepto legal últimamente mencionado. Asimismo, solicita que se considere como atenuante la eximente contemplada en el N°10 del artículo 10 del Código Penal, vale decir: “el que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo”. Dicha aminorante, aparte de no ser susceptible de ser fraccionada, tampoco resulta pertinente al caso de autos, puesto que los delitos cometidos por el imputado de ninguna manera pueden ser considerados como realizados en virtud de alguna de las circunstancias que contempla el precepto legal citado, razón por la cual también se rechazará dicha aminorante, al igual, que la petición de aplicar la denominada prescripción gradual contemplada en el artículo 103 del Código Penal, ya que en los delitos de lesa humanidad –como los que se investigaron en estos autos-, no resulta aplicable prescripción alguna. También, se niega lugar a beneficiar al imputado con las atenuantes contempladas en los artículos 211 y 214 del Código de Justicia Militar, por no estar justificado que los delitos comunes, en los que tuvo participación el imputado, fueron realizados en cumplimiento de órdenes recibidas de un superior jerárquico y que dicen relación con aspectos del servicio. CUADRAGESIMO CUARTO: Que el abogado Cristian Heerwagen Guzmán por el acusado Juan Morales Salgado, en lo principal de su escrito de fojas 7.198 y siguientes, contesta la acusación fiscal deducida en contra de su representado como autor de los delitos de asociación ilícita, secuestro y cómplice de homicidio perpetrado en contra de Manuel Jesús Leyton Robles. En su escrito de defensa realiza un tratamiento separado de cada uno de los delitos, nunca en concurso. Respecto del delito de asociación ilícita señala que su representado era un funcionario del Ejército de Chile que fue destinado un tiempo a prestar servicio a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Dice que el servicio que prestó era remunerado, bajo vínculo de dependencia y subordinación, normado por leyes y reglamentos, debiendo cumplir las órdenes que se le impartían, bajo riesgo de ser sancionado hasta penalmente en caso de desobediencia. Dice que a su representado se le dio la orden de trasladar al cabo Manuel Leyton desde su casa habitación a la Clínica London ya que se encontraba bajo arresto por carabineros de Chile por su participación delitos de robo de vehículos motorizados. Señala que este cumplió la orden y la retransmitió a funcionarios de la DINA, que actuaban bajo su dependencia. Por otra parte, indica que esta supuesta asociación no cumple con las exigencias que exige la doctrina para que se configure puesto que la organización a la que él pertenecía se encontraba compuesta por cientos de personas, con una actuación activa y con fines de inteligencia, que se cometieran delitos no hace que todos sus integrantes sean delincuentes, tampoco la actuación de su defendido permaneció en el tiempo y tuvo una continuidad puesto que el tiempo que medió entre el ingreso de la supuesta víctima a la Clínica London y el de su fallecimiento fue breve. Con relación al delito de secuestro, también su defendido niega su participación en el hecho, puesto que de los antecedentes de la investigación resulta que aparece como algo ilógico pensar que un secuestrado llega todas las noches a dormir a su casa, que en la mañana va a su lugar de trabajo y vuelve nuevamente a dormir con su familia. El hecho de estar con custodios en su casa se debía a la circunstancia de haber sido detenido por Carabineros para ser puesto a disposición de un tribunal militar, estaba privado de libertad y por su condición física se le permitió permanecer en su casa. Por último, en ninguna parte del proceso consta que su representado haya secuestrado a la supuesta víctima y aquel sólo se limitó a cumplir las órdenes que se le impartieron. Con relación al delito de homicidio a su defendido se le acusa como cómplice del deferido ilícito, pero como no se encuentra acreditado dicho hecho punible en virtud del informe pericial que rola a fojas 1.971, sumado a la declaración el patólogo de fojas 2.030, de lo cual se desprende que en el fallecimiento del cabo Leyton se descarta el gas sarín como causa de muerte. Indica que, si no está acreditado que no exista un homicidio menos se puede culpar a alguien como cómplice. También la defensa, impetra en su favor la aplicación de la ley de amnistía contenida en el Decreto Ley N°2191 y en subsidio de esta institución, la prescripción por haber transcurrido en exceso el tiempo que señala el artículo 94 del Código penal. En subsidio de todo lo anterior, solicita en el evento de una sentencia condenatoria, la existencia de las atenuantes de los Nos. 6 y 9 del Código Penal. También, la media prescripción contemplada en el artículo 103 del cuerpo legal antes señalado, ponderándose el hecho como revestido de tres atenuantes y ninguna agravante. Y, por último las atenuantes de los artículos 211 (como muy calificada) y 214 del Código de Justicia Militar. Finalmente, a fojas 7.848 la defensa del imputado Morales Salgado contesta la acusación particular y adhesiones formuladas en contra de su representado y solicita que sean rechazadas por los mismos motivos expuestos en la contestación de la acusación, esto es, la falta absoluta de participación de su defendido en los hechos, y, por no existir ninguna prueba que lo vincule a los mismos. CUADRAGESIMO QUINTO: Que la defensa del acusado Juan Morales Salgado ha alegado a favor de su defendido, en primer término como defensa de fondo la aplicación de la ley de amnistía contemplada en el DL N°2.191 y, en subsidio, la prescripción por haber transcurrido en exceso el tiempo que señala el artículo 94 del Código Penal. Ambas alegaciones serán rechazadas, por cuanto, en el presente caso nos encontramos en presencia de un delito que se ha calificado en esta sentencia como de lesa humanidad y, por tal razón, no resulta procedente acceder a la petición de aplicar a favor de su representado las circunstancias exculpatorias antes referidas. Con relación, a las restantes alegaciones formuladas por la defensa, en orden a solicitar la absolución de su representado de los cargos que se le han formulado como autor de los delitos de secuestro y asociación ilícita y de cómplice en el delito de homicidio calificado, ellas también serán desestimadas por este tribunal por cuanto, tanto los hechos punibles investigados como la participación del referido imputado se encuentran suficientemente comprobados con el mérito de los antecedentes enumerados en el considerando primero de esta sentencia, sumado al hecho que dado el grado que ostentaba dentro de la organización ilícita denominada DINA, resultó tener una participación determinante para mantener privado de su libertad a la víctima, primeramente, en el cuartel que comandaba y luego trasladarlo a la Clínica London, donde se lo mantuvo en la misma condición con una custodia proporcionada por él; hechos, que de no haberse realizado, no habría resultado factible la comisión del delito de homicidio calificado, en el cual, se configuró a su respecto la circunstancia que contempla el artículo 16 del Código Penal, vale decir, cooperar a la ejecución del hecho por actos anteriores o simultáneos. Por último, con relación a la aminorante alegadas por su defensa se rechaza la del 11 N°6 del Código Penal, por no estar acreditado que la conducta anterior del enjuiciado haya sido irreprochable, más aún, cuando en la actualidad, se encuentra cumpliendo condena por delito de violación a los derechos humanos. También se desestima la atenuante del N°9 del señalado cuerpo legal, por cuanto, si bien es efectivo que proporcionó al tribunal datos de importancia para la sustanciación del proceso, no aparece que dicha colaboración haya sido de carácter sustancial, tal como lo exige el precepto legal citado. Asimismo, se rechazan las aminorantes de los artículos 211 y 214 del Código de Justicia Militar por resultar evidente que los hechos cometidos por el imputado en ningún caso pueden llegar a constituir órdenes del servicio y, más bien, dada su calidad de militar, él debió representar las ordenes ilícitas que le fueron impartidas por la jerarquía castrense, lo que no aparece en autos que haya realizado. CUADRAGESIMO SEXTO: Que el abogado Sr. Juan Carlos Manss Giglio en representación de Gladys Calderón Carreño en el primer otrosí del escrito de fojas 7.222 y siguientes, contesta la acusación fiscal y particular y adhesión del Programa Ley N°19.123, solicitando se le absuelva de los cargos formulados. Señala que en el caso en cuestión está acreditada la comisión de un delito, pero no está acreditada responsabilidad alguna de su cliente en esos hechos. Agrega que la acusación por participar en una asociación ilícita con altos oficiales (su cliente era cabo) y cómplice del delito de homicidio calificado del artículo 391 N°1 del Código Penal se nutre de hechos y averiguaciones efectuadas por el tribunal que en nada comprometen a su defendida. A la época, sin autoridad, resolución y/o dominio sobre los detenidos, ella era incapaz de resolver sobre estos, además, señala que la acusada tampoco participó en interrogatorios ni intervino como técnico enfermera en el suministro del veneno o gas sarín a la víctima cabo Leyton y, agrega, se le acusa solamente por haber pertenecido a la DINA pero ella jamás estuvo en la posibilidad de asociarse ilícitamente con Manuel Contreras, Juan Morales, etc. Ella era una enfermera empleada civil llamada al servicio activo y, tampoco el hecho de haber concurrido a comunicar a los familiares de la víctima el fallecimiento del cabo Leyton, no significa que ella haya efectuado esa actividad dentro de un plan en que conscientemente accediera, lo que resulta gravitante para establecer su responsabilidad, por un lado, la intensión de pertenecer a la asociación ilícita para delinquir y efectuar hechos ilícitos y, para que conscientemente por actos anteriores y/o coetáneos colaborara con la acción de homicidio. Tampoco hay presunción alguna, directa, grave, concordante que conduzca indefectiblemente a que su cliente sea responsable del delito de secuestro. En síntesis, el tribunal por los medios de prueba legal no puede adquirir el convencimiento de que su cliente haya participado en este caso porque simplemente no hay un hecho real o probado de su participación que hoy en su calidad de imputada acusada detenta. En subsidio de la absolución solicitada, en el evento de que sea condenada se le concedan las atenuantes del N°6 del artículo 11 del Código penal y la aminorante de derecho estricto de atenuación gradual de la pena del artículo 103 del código sancionatorio, de reciente aplicación en los últimos años en la Excma. Corte Suprema. Debiendo en caso de aplicar una pena rebajarla en dos o tres grados sin considerar ninguna agravante. Asimismo, la defensa expresa que esta enfermera no pudo necesariamente saber la orden compartimentada de la muerte del cabo Leyton. Ella, lo único que supo, es que murió y que le ordenaron comunicar y dar las condolencias a su familia, para haber participado como cómplice debió tener la representación consiente y ayuda en el delito imputado, hecho que nos e desprende la causa, por ello no es cómplice, en el peor de los casos encubridora, por lo que en tal virtud en lo dispositivo del fallo debiera recalificarse su participación. Por último, reproduce como alegaciones de fondo la aplicación del artículo 93 N°6 y N°3 del Código Penal, habida consideración del transcurso del tiempo entre el hecho y la suspensión de la prescripción (30 años) y la amnistía actualmente vigente. CUADRAGESIMO SEPTIMO: Que la defensa de la acusada Gladys Calderón Carreño contestando la acusación fiscal y particular y adhesión del programa Ley N°19,123 solicita se la absuelva de los cargos que la afectan. Señala que ella no participó en una asociación ilícita ni tampoco fue cómplice del delito de homicidio calificado. Reproduce como alegaciones de fondo la aplicación del artículo 93 N°6 y N°3 del Código Penal, habida consideración del transcurso del tiempo entre el hecho y la suspensión de la prescripción (30 años) y la amnistía actualmente vigente. Con respecto a lo último señalado, este tribunal, en atención a que los ilícitos de que se trata han sido considerados como de lesa humanidad, rechaza la petición de la defensa. Con relación a las restantes alegaciones formuladas este tribunal, desestima la que niega su pertenencia a una asociación ilícita, por cuanto, resulta comprobado su pertenencia a la DINA, más aún, su desempeño en un cuartel de dicha organización, en el cual se perpetraron numerosos delitos de violación a los derechos humanos, los que se encuentran siendo investigados como también la participación de la imputada. Respecto a la complicidad en el delito de homicidio calificado dicho grado de participación será recalificado, por cuanto la participación que se atribuye a la imputada se enmarca en la norma del artículo 17 del Código Penal, vale decir en el encubrimiento, específicamente en el N°2 de ese precepto legal, ya que, con conocimiento de las circunstancias que provocaron el fallecimiento del cabo Manuel Leyton Robles, concurrió al domicilio de sus familiares con el objeto de ocultar el hecho punible. Por último, se rechaza la atenuante solicitada por la defensa contemplada en el artículo 11 N°6 del Código Penal, en atención a que las razones precedentemente expuestas respecto a su participación que está siendo investigada en otros numerosos ilícitos, no permite demostrar que su conducta anterior haya sido irreprochable. También, se desestima la solicitud de aplicar la prescripción gradual, toda vez que si en los delitos de lesa humanidad no existe la prescripción total, menos puede existir la prescripción gradual. CUADRAGESIMO OCTAVO: Que el abogado Mauricio Unda Merino en representación del, acusado Ricardo Lawrence Mires, en el primer otrosí del escrito de fojas 7.232 y siguientes contesta la acusación fiscal y adhesiones a la misma deducidas en contra de su representado, solicitando su absolución de los cargos por los que se acusa a su representado. En primer término luego de enumerar una serie de antecedentes que obran en el proceso, señala que en cuanto al delito de asociación ilícita, en una institución armada, jerarquizada y de carácter militar no existen las asociaciones, existen órdenes a cumplir. Por otro lado, indica que no puede tipificarse la figura de la asociación ilícita por cuanto, uno de los elementos del tipo es que la esta sea para cometer delitos, plural, cuestión no presente en la especie. En cuanto al delito de secuestro, establece que Manuel Leyton nunca estuvo privado de libertad en forma ilegítima, pues estaba detenido por orden de la Fiscalía Militar por la presunta comisión de un delito de robo y para el caso que así hubiera sido, nunca estuvo bajo la esfera de decisión de su representado, quién era un funcionario subalterno netamente operativo. Finalmente, en lo que dice relación con el delito de homicidio, indica que no se acreditó el mecanismo de la muerte, por cuanto los antecedentes médicos dan cuenta que no hubo intervención de terceros en la muerte del señor Leyton. Agrega que nadie nombra a su representado como actuando en la Clínica y la resolución que lo acusa, no indica en que forma habría colaborado este en el homicidio. El único antecedente que consta en el proceso, es que en forma posterior, su representado cumplió una orden de Contreras de ir al Servicio Médico Legal, a apurar los trámites de la autopsia, orden reconocida por Contreras. Por todo lo anterior, agrega que esta investigación aclara los hechos en su desarrollo en forma clara, pero no logra establecer los elementos de juicio necesarios para adquirir convicción de que su representado haya participado en forma reprochable en ninguno de los tres ilícitos por los que se le acusa, razón por la cual debe ser absuelto de ellos. Como defensa de fondo, también alega la prescripción de la acción penal, en los mismos términos en que fue planteada como excepción de previo y especial pronunciamiento. Por otra parte, y para el caso que sea condenado pide se considere en su favor la circunstancia atenuante del N°6 del artículo 11 del Código Penal, esto es, la irreprochable conducta anterior, la que pide considerar como muy calificada. También, solicita se pondere la rebaja legal de la pena del artículo 103 del Código Penal, ponderándose el hecho como revestido de tres atenuantes y ninguna agravante. E invoca, además como muy calificadas, las atenuantes de los artículos 211 y 214 del Código de Justicia Militar. Y finalmente, pide se le otorgue el beneficio de la remisión condicional de la pena establecido en el artículo 3° en relación con el 4° de la Ley 18.216. CUAGRAGESIMO NOVENO: Que la defensa del acusado Ricardo Lawrence Mires contesta a fojas 7.232 la acusación fiscal y adhesiones a la misma y a fojas 7.826 la acusación particular deducida en su contra. En atención, a que en su opinión, en el sentido que esta investigación aclara los hechos en forma clara, como no logra establecer los elementos de juicio necesarios para adquirir la convicción que el imputado haya participado en ninguno de los tres ilícitos por los que se le acusa, debe ser absuelto de ellos. La pretensión de la defensa deberá ser desestimada por este tribunal por cuanto la participación del imputado como miembro de la asociación ilícita denominada DINA se encuentra suficientemente comprobada en este proceso en virtud de los antecedentes que se enumeran en el fundamento primero de esta sentencia, como asimismo, ellos sirven de sustento para acreditar su responsabilidad como coautor del delito de secuestro del cabo Manuel Leyton Robles, pues en virtud de las funciones que desempeñaba en la organización antes señalada tomó conocimiento del hecho que afectaba al referido agente de DINA y facilitó los medios para su traslado privado de su libertad a la Clínica London. Con respecto al delito de homicidio calificado del cabo antes nombrado, también el imputado supo las circunstancias en que este se produjo y como se ha dicho, facilitó los medios para su realización y posterior encubrimiento. Con relación a la prescripción de la acción penal invocada como defensa de fondo, también será desestimada por constituir los hechos investigados un delito de lesa humanidad. Asimismo, se rechazan todas las aminorantes invocadas por su defensa, por no existir en autos ningún antecedente valedero que pueda acreditar la concurrencia de alguna de ellas y, en cuanto a la remisión condicional de la pena solicitada, se deberá estar a lo que se disponga en lo resolutivo de esta sentencia. QUINCUAGESIMO: Que la abogada María Isabel Saavedra Bastidas en representación del acusado Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, en lo principal del escrito de fojas 7.283 y siguientes contesta la acusación fiscal de fs. 6.650 y rectificación de fojas 6.874, como también las adhesiones de fs. 6.683 y siguientes, de fojas 6.717 y siguientes; y la acusación particular de fojas 6.770 y siguientes, y adhesión del Ministerio del Interior de fojas 6.785, deducidas en contra de su representado. Al respecto señala que del mérito del proceso no se logra dilucidar nítidamente como ocurrieron los hechos y si efectivamente se cometió el delito de homicidio en la persona de Manuel Leyton Robles por gas sarín en dependencias de la DINA o bien su deceso ocurrió por muerte natural, pues de los antecedentes incluidos en autos, tales como declaraciones, peritajes e informes médicos, a juicio de su parte, no resulta categórico para convencerse de la verdadera causa de su muerte. Así las cosas, en lo que dice relación con el delito de asociación ilícita, en ninguna parte del proceso se señala en que forma habría participado de esa asociación su defendido, que funciones desempeñaba en la misma., como se distribuían las tareas, el empleo de materiales y el grado jerárquico que tenía en ella y finalmente, que elementos de juicio permiten lograr el convencimiento de que su representado se habría concertado para pertenecer a esta organización. Como encubridor del delito de homicidio calificado falta uno de los elementos esenciales que exige la ley para que se configure el encubrimiento, esto es, haber tenido conocimiento del hecho punible , de sus autores y haber intervenido con posterioridad a él, lo que no ocurre en la especie. Por lo anteriormente indicado, pide dictar sentencia absolutoria a favor de su representado. Posteriormente, en el primer otrosí, en subsidio de lo anterior, y en la improbable hipótesis que sea condenado, alega a favor de su defendido la circunstancia atenuante de irreprochable conducta anterior, establecida en el N°6 del artículo 11 del Código Penal, y que la pena le sea rebajada en dos grados de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 52 del código referido. Finalmente, pide se le otorgue la remisión condicional de la pena establecido en la ley 18.216. QUINCUAGESIMO PRIMERO: Que, la defensa del acusado Santiago Matteo Galleguillos ha solicitado la absolución de su representado por cuanto, en su opinión, no se encontraría acreditado el hecho punible del homicidio calificado de Manuel Leyton Robles ni tampoco la participación que a su representado se le habría atribuido como partícipe de una asociación ilícita. Que este tribunal acogerá la petición de absolución del referido acusado puesto que, no obstante, que el hecho punible del asesinato de Manuel Leyton Robles se encuentra completamente justificado en autos, no aparece de la misma manera acreditada en autos la participación que como encubridor del referido ilícito le habría correspondido a este acusado. El sólo hecho de haber firmado un documento del servicio médico Legal, por el que recepcionó la entrega del cadáver del aludido Leyton, no resulta suficiente para adquirir la convicción de la participación delictiva que se le atribuye en autos. Por otra parte, tampoco aparece acreditado que haya participado en una asociación ilícita dirigida a cometer los delitos que se investigaron en autos. El sólo hecho de haberse desempeñado funcionario auxiliar en la Clínica London no reviste la gravedad suficiente para considerar que haya participado en una asociación creada para cometer delitos. QUINCUAGESIMO SEGUNDO: Que el abogado Cristian Manuel Terongo Bravo en representación del acusado Vittorio Orvietto Tiplitzki, en el primer otrosí del escrito de fojas 7.300 y siguientes y fs. 7837, contesta la acusación fiscal, adhesiones y acusación particular dictadas en contra de su representado. Agrega que su representado formaba parte de una institución gubernamental que a la fecha de los hechos se había validado legalmente a través del Decreto Supremo N°521, por lo cual el objetivo de dicha organización no era un fín delictivo, y su estado de permanencia está avalado por la juridicidad de la época. Señala que su responsabilidad, para el caso de que el tribunal así lo determine, se encuentra extinguida en virtud de lo dispuesto en el N°10 del artículo 10 del Código Penal, por cuanto del mérito de la investigación se desprende que su representado actuó convencido de que estaba operando dentro de la legalidad y juridicidad de la época, por lo que no le cabe ninguna responsabilidad criminal en los autos. En subsidio, y para el improbable caso, que se desestimen las alegaciones en favor de su representado, pide se acojan en beneficio de este las de los Nos. 1, 6 y 9 del artículo 11 del Código Penal. QUINCUAGESIMO TERCERO: Que, con relación a la petición de absolución formulada por la defensa del acusado Orvietto Tiplitzky esta será desestimada por cuanto la alegación que formula de haber pertenecido a una organización validada legalmente en virtud del Decreto Ley N°521, vale decir, la DINA, que fuera creada por dicha norma jurídica, no significa que, tal como se ha señalado anteriormente, en virtud de los artículos secretos que formaron parte del aludido Decreto Ley, se apartó de sus funciones llegando algunos de sus integrantes a constituir una asociación de carácter criminal. El mismo fundamento señalado precedentemente, sirve también para rechazar la alegación del acusado en orden a que su responsabilidad penal se encontraría extinguida en virtud de lo dispuesto en el N°10 del artículo 10 de Código Penal, puesto que, en atención a los hechos acreditados en el proceso, no pudo desconocer las actividades criminales desarrolladas por la jefatura de la referida organización. Con respecto a la petición subsidiaria, para que se acojan las aminorantes que indica, vale decir las contempladas en los Nos. 1, 6 y 9 del artículo 11 del Código Penal, no resulta procedente, en atención a lo señalado precedentemente y a que no existe ningún antecedente que lo justifique acoger las atenuantes de los Nos. 1 y 9 del artículo 11 del código del ramo. Con relación a la del N°6 del referido artículo, tampoco puede ser considerada a favor de su representado en atención a las circunstancias propias de los hechos investigados y a que actualmente se encuentra cumpliendo condena por delitos de violación a los derechos humanos. QUINCUAGESIMO CUARTO: Que en lo que dice relación con la acusación particular deducida por el Consejo de Defensa del Estado, este tribunal comparte las precisiones que respecto a la calificación jurídica de los delitos de que se trata formula dicha parte. Sin embargo, en lo que se refiere a la penalidad solicitada y a la participación que en cada caso señala respecto a los imputados, se deberá estar a lo que se resuelva en lo dispositivo de la presente sentencia. Sin embargo, en lo que dice relación con la pena de presidio perpetuo solicitado por dicha parte para alguno de los acusados particularmente por ella, debiendo darse aplicación a lo dispuesto en el artículo 75 del Código Penal, este tribunal, negará lugar a dicha solicitud puesto que no concurre el presupuesto factico de dicha norma, esto es, que uno de los delitos sea el “medio necesario” para cometer el otro. Los delitos por los que se ha acusado a los referidos partícipes son absolutamente independientes entre sí y por ello se sancionarán separadamente dando aplicación a la norma del artículo 74 del código sancionatorio y, teniendo además presente que la aplicación de esta última resulta más favorable para los sentenciados. En cuanto a las acciones civiles: QUINCUAGESIMO QUINTO: En el primer otrosí del escrito de fojas 6.683 y siguientes, Sergio Corvalan Carrasco, abogado, domiciliado en Doctor Sótero del Río N°326, oficina 1.205, Santiago, con el mandato que inviste, como apoderado de las partes querellantes, en representación de doña Mireya Barra Bustamante, rut 5.015.872-1, chilena, viuda, dueña de casa, domiciliada en calle Gregorio Urrutia N°161, Paradero 18 poniente, Vicuña Mackenna, La Florida, Santiago, quién tiene la calidad de cónyuge de Manuel Jesús Leyton Robles, por este acto interpone demanda de indemnización de perjuicios en contra del N°1 Fisco de Chile, representado por el Sr. Sergio Urrejola Monkeberg, abogado, chileno, en su calidad de presidente del Consejo de Defensa del Estado-, ambos domiciliado en Santiago, calle Agustinas Nº 1687; y en contra de todas las personas procesadas y acusadas en estos autos como autores, cómplices y encubridores de los delitos de secuestro, homicidio calificado cometido en la persona de su cónyuge y asociación ilícita, que a continuación demanda: Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel Valdivia Soto, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño y Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, todos ya individualizados en la parte expositiva de autos, fundándose la demanda en los siguientes antecedentes de hecho y derecho que expone a continuación: 1.- Los hechos: En autos se encuentra acreditado que el cabo 1° del Ejército de Chile, Manuel Jesús Leyton Robles y el sub oficial de Carabineros de Chile, Heriberto del Carmen Acevedo, ambos funcionarios de la DINA, el 25 de marzo de 1977, luego de ser allanados sus respectivos domicilios se incautaron dos renoletas, siendo detenidos por personal de Carabineros del servicio de encargo y búsqueda de vehículos motorizados y mantenidos por horas en el cuartel de dicha unidad policial, ubicado en el sector de Rodrigo de Araya , en la comuna de Macul, Santiago. Por órdenes impartidas desde la Junta Militar de Gobierno, y refrendadas por el General Augusto Pinochet Ugarte, los detenidos fueron entregados al Coronel Vianel Valdivieso, quién a su vez, cumplía órdenes del Director de la DINA, Manuel Contreras Sepúlveda. La jefatura de la DINA, dispuso que el cabo primero Manuel Leyton Robles, fuera trasladado y mantenido en el cuartel de la Brigada Lautaro de la DINA, ubicado en calle Simón Bolívar de la comuna de la Reina en Santiago. Luego, el agente operativo Leyton Robles estando bajo el control de la jefatura de la DINA fue trasladado y mantenido privado de libertad en el Centro Médico denominado “Clínica London”, recinto secreto de la DINA ubicado en calle Almirante Barroso en la comuna de Santiago Centro. En la Clínica London, este cabo, estando preso y reducido fue asesinado. Su muerte fue provocada por aplicación de gas sarín. A su familia, los mandos superiores del Ejército le informaron oficialmente que este habría fallecido en un acto de servicio. Al padre de la víctima, a la cónyuge y a sus hijos se les ocultó el hecho insidioso del crimen y la verdadera causa de su muerte, diciendo que había sido por causas naturales y se impuso una ceremonia y velatorio bajo estricto control de funcionarios de la DINA. La sospecha fundada de la familia, llevó a la suspensión del velatorio. Se le practicó entonces una autopsia y los directivos del Instituto Médico Legal, a pedido de agentes de la DINA, enviados por Manuel Contreras, emitieron documentos no fieles a la realidad, distorsionaron documentos públicos emitidos por servicios del Estado. Los verdaderos resultados de los exámenes químicos y toxicológicos a los restos del cabo Leyton, correspondían a una anatomía patológica, distinta la consignada en los informes emitidos. La consecuencia es que tanto los documentos que explican la muerte extendidos por los médicos de la DINA y por otros funcionarios del Estado, no son verdaderos. No es fidedigna la causa de muerte que se consigna en ellos y tampoco lo son los certificados e inscripciones practicadas en el Registro Civil e Identificación. Tampoco son fidedignos ni verdaderos los documentos: historia clínica de atención médica, ni la hoja de enfermería, que médicos que trabajaban para la DINA en dicho recinto clandestino confeccionaron y firmaron para justificar la estadía y luego la muerte del cabo primero Manuel Jesús Leyton Robles. Sobre la base de las consideraciones respecto de los hechos que formula, señala que los jefes de la DINA lograron evitar que el cabo primero Leyton ratificara antes el Juez Militar informaciones que ya había declarado ante la unidad policial de Carabineros que lo investigó y detuvo el 25 de marzo de 1977, sobre los vehículos, el método y el destino de personas que se encontraban en esa época detenidas y desparecidas. Tres décadas se mantuvo este crimen en secreto entre camaradas de armas, ya que fue cometido para mantener la cohesión y disciplina férrea de silencio al interior de la DINA. Sin embargo, la investigación sumarial permitió desentrañar y establecer fehacientemente las pruebas de los hechos y las participaciones criminales que se individualizan en el auto acusatorio. II. El Derecho: 1. El deber jurídico del Estado de indemnizar. De conformidad con la Constitución, Leyes de la República de Chile, los principios generales y las normas convencionales y consuetudinarias del derecho Internacional, el Fisco de Chile que representa al estado e instituciones de la república de Chile, los acusados y demandados en estos autos, se encuentran obligados al resarcimiento de los daños y perjuicios ocasionados, en virtud del principio de la responsabilidad legal o extra contractual objetiva. En primer término dice que los artículos sexto y séptimo de la Constitución Política establecen el principio de legalidad y de responsabilidad del Estado señalando que sus órganos deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ellas. Los órganos del Estado actúan válidamente si lo hacen dentro de su competencia y en la forma que se prescribe en la ley, sin que puedan atribuirse más autoridad que en las que expresamente se les haya conferido constitucional y legalmente, estableciéndose que toda infracción yo contravención a ella originara las responsabilidades que señale la ley. Las otras normas de rango constitucional que especifican esta responsabilidad legal se encuentran contempladas en los artículos primero inciso cuarto, cuarto y quinto inciso segundo, en relación con los artículos diecinueve Nº 20 y 24, y en el artículo 38 inciso 2º de la misma Constitución. La responsabilidad extra contractual del estado se traduce en la búsqueda de soluciones tendientes a otorgar al ciudadano una adecuada protección legal frente a los daños sufridos a su persona o propiedad derivado de la actividad jurídica y material de la administración y del estado en general. Agrega que la responsabilidad extracontractual del Estado es por su naturaleza de derecho público y constituye una obligación jurídica de derecho público internacional, muy distinta a los que se conoce como responsabilidad subjetiva que se encuentra regulada en el Código Civil y que se ventila en sede privada, ya que esta última es la que regula las relaciones patrimoniales entre particulares. Como además, la responsabilidad objetiva prescinde en absoluto de la conducta del sujeto, de su culpabilidad, en ella se atiende única y exclusivamente al daño producido, bastando éste para que su autor sea considerado responsable. Cualquiera allá sido su conducta. No es relevante que allá existido culpa o dolo de parte de la gente. En efecto, la directa imputabilidad generada entre los actos de los militares causante de un daño al interés y derechos legítimos de la persona de la querellante y demandante de autos, y la responsabilidad que de ella se deriva, se aplica conforme a lo que en doctrina se denomina teoría del órgano, según la cual existe un vínculo directo entre el poder público y los administrados, en el cual no intermedia la persona del funcionario o agente interviniente (Militares en actividad en este caso) cuya actuación no es a título personal sino institucional, comprometiendo al órgano estatal del que forma parte. La Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración, dispone en su artículo 4 que: “El Estado será responsable por los daños que causen los órganos de la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de las responsabilidades que pudieren afectar al funcionario que las hubiere realizado”. De lo anterior se concluye que la no observancia de este deber generó la responsabilidad objetiva del Estado en la especie, por las actuaciones de los funcionarios de la DINA que privaron de libertad y asesinaron a Manuel Jesús Leyton Robles, lo eliminaron para que no pudiera declarar y ratificar ante el Fiscal y Juez Militar, donde estaba citado y obligado a comparecer en la causa N°242-77 del 2° Juzgado Militar de Santiago. Estando ya requerido por un Fiscal Militar, la jefatura de la DINA ordenó a sus agentes, y les autorizó la aplicación del gas sarín para eliminar a este sin dejar rastros, lo asesinaron para frustrar la justicia, y evitar que se investigara sobre los vehículos y destinos de las personas detenidas desaparecidas. A continuación el actor se explaya sobre el derecho a la indemnización y reparación que nace de todo delito, también respecto de la doctrina de la Excma. Corte Suprema sobre responsabilidad del Estado y la relación entre el daño provocado y el monto de la indemnización, concluyendo que el demandado Fisco de Chile debe pagar: a la demandante doña Mireya Barra Bustamante, a) a título de indemnización de perjuicios por concepto de daño moral la suma de cuatrocientos ochenta millones de pesos ($480.000.000) o la suma que el tribunal estime ajustada a derecho y equidad; b) el monto de la indemnización respectiva, reajustado y generará intereses desde la fecha de la sentencia que la establezca y hasta el pago efectivo y total de la misma; c) el demandado pagará las costas de la causa. II. Los demandados Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel Valdivia Soto, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño y Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, deben pagar en forma conjunta y solidariamente a la demandante doña Mireya Barra Bustamante, a) a título de indemnización de perjuicios por concepto de daño moral la suma de cuatrocientos ochenta millones de pesos ($480.000.000) o la suma que el tribunal estime ajustada a derecho y equidad; b) el monto de la indemnización respectiva, reajustado y generará intereses desde la fecha de la sentencia que la establezca y hasta el pago efectivo y total de la misma; c) los demandados pagarán las costas de la causa. QUINCUAGESIMO SEXTO: En el primer otrosí del escrito de fojas 6.717 y siguientes, Sergio Corvalan Carrasco, abogado, domiciliado en Doctor Sótero del Río N°326, oficina 1.205, Santiago, con el mandato que inviste, como apoderado de las partes querellantes, en representación de Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny Freddy, todos de apellido Leyton Barra ya individualizados en autos, quienes tienen la calidad de hijos de Manuel Jesús Leyton Robles, por este acto interponen demanda de indemnización de perjuicios en contra del Fisco de Chile, representado por el Sr. Sergio Urrejola Monkeberg, abogado, chileno, en su calidad de Presidente del Consejo de Defensa del Estado-, ambos domiciliados en Santiago, calle Agustinas Nº 1687; y en contra de todas las personas procesadas y acusadas en estos autos como autores, cómplices y encubridores de los delitos de secuestro, homicidio calificado cometido en la persona de su padre y asociación ilícita, que a continuación demanda: Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel Valdivia Soto, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño y Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, todos ya individualizados en la parte expositiva de autos, fundándose la demanda en los siguientes antecedentes de hecho y derecho que expone a continuación: En cuanto a los hechos y el derecho aplicable se reproducen las alegaciones vertidas por la demandante civil que se han analizado en el motivo precedente y que se dan por enteramente reproducidas en esta parte, concluyendo lo siguiente: I.Que el demandado Fisco de Chile debe pagar a cada uno de los demandantes Manuel Antonio Leyton Barra, a título de indemnización de perjuicios por concepto de daño moral la suma de doscientos cuarenta millones de pesos ($240.000.000) o la suma que el tribunal estime ajustada a derecho y equidad; b) el monto de la indemnización respectiva, reajustado y generará intereses desde la fecha de la sentencia que la establezca y hasta el pago efectivo y total de la misma; c) el demandado pagará las costas de la causa. II. Los demandados Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel Valdivia Soto, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, Juan Hernán Morales Salgado, Lorenzo Omar Toro Olivares, Vittorio Orvieto Tiplitzky, Gladys de las Mercedes Calderón Carreño y Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, deben pagar en forma conjunta y solidariamente a cada uno de los demandantes, a) a título de indemnización de perjuicios por concepto de daño moral la suma de doscientos cuarenta millones de pesos ($240.000.000) o la suma que el tribunal estime ajustada a derecho y equidad; b) el monto de la indemnización respectiva, reajustado y generará intereses desde la fecha de la sentencia que la establezca y hasta el pago efectivo y total de la misma; c) los demandados pagarán las costas de la causa. En cuanto a las contestaciones a las demandas civiles: QUINCUAGESIMO SEPTIMO : Que, en lo principal del escrito de fojas 6.928 y siguientes la Sra. IRMA ELENA SOTO RODRIGUEZ, Abogado Procurador Fiscal de Santiago del Consejo de Defensa del Estado por el Fisco de Chile, persona jurídica de derecho público, ya individualizada, procede a contestar la demanda civil deducida en autos por doña Mireya Barra Bustamante. Esta última, en su calidad de cónyuge sobreviviente de Manuel Leyton Robles, víctima del delito materia de autos, quién funda su demanda en los preceptos legales singularizados en el motivo que procede y de conformidad con lo previsto en el inciso final del artículo 10 del Código de Procedimiento Penal, oponiendo la excepción de incompetencia absoluta del tribunal para el conocimiento de la acción civil en cuestión. Pese a que la demandante ha pretendido que el tribunal a su cargo es el competente para el conocimiento de esta controversia, lo cierto es que son los tribunales con jurisdicción en lo civil los llamados a juzgar la pretensión resarcitoria. La incompetencia que invoca fluye del texto de la ley y de la historia de su establecimiento, puesto que de acuerdo a nuestra legislación en los procesos criminales sólo excepcionalmente, pueden incoarse y fallarse acciones de naturaleza civil, de manera que, como se trata de una facultad excepcional, debe ser interpretada y aplicada de modo restrictivo. Asimismo, la última reforma del Código de Procedimiento Penal, tuvo su origen en la ley 18.857 de 1989, y en ella se modificó la acción civil a deducir dentro del proceso penal, limitándosela en cuanto a la amplitud y extensión que tuvo con anterioridad a ella. Dicha ley modificó el artículo 10 estableciendo las condiciones en que debe desenvolverse la acción civil, para que excepcionalmente sea de competencia del juez del crimen y ellas son las siguientes: a) la acción civil debe fundarse en los perjuicios patrimoniales causados directa e inmediatamente por las propias conductas de los procesados o que sean consecuencias próximas o directas de aquellas; b) el juzgamiento de la pretensión civil del actor no puede extenderse de ninguna manera a extremos ajenos a las conductas que constituyen el hecho punible. c) el hecho punible es la visión procesal penal o adjetiva de la tipicidad penal; d) la tipicidad penal es la causada por los agentes delictuales. En síntesis, el juez del crimen carece de competencia para conocer de acciones civiles indemnizatorias o reparatorias que proceden de hechos distintos de los propios que causaron la tipicidad o que tengan causas de pedir ajenas al objeto del proceso penal. Y como consecuencia, la supuesta responsabilidad indemnizatoria del Fisco debería buscarse en circunstancias diversas del comportamiento de los autores o cómplices, de modo que el enjuiciamiento debe necesariamente extenderse a hechos distintos a los propios de la norma citada, artículo 10 del Código de Procedimiento pena, excediéndose con creces la limitación impuesta por el legislador. En subsidio, opone las siguientes excepciones y alegaciones. En primer término, la excepción de pago, en atención a que señala la improcedencia de la indemnización por haber sido ya indemnizada la demandante en conformidad a la ley 19.123 y sus modificaciones. En atención a lo señalado es dable indicar que la llamada Comisión Verdad y Reconciliación o también llamada Comisión Rettig en su informe final propuso una serie de “propuestas de reparación”, entre las cuales se encontraba una “pensión única de reparación para los familiares directos de las víctimas” y algunas prestaciones de salud. En dicho informe se identificó al Sr. Manuel Jesús Leyton Robles como víctima de violaciones a los derechos humanos. También diversas leyes, entre las cuales la ley 19.123 ha sido la más importante, han establecido reparaciones mediante transferencias directas de dinero y también mediante la asignación de nuevos derechos y parte importante de la reparación por los daños morales causados a los familiares de las víctimas de derechos humanos se realiza a través de actos positivos de reconocimiento y recuerdo de los hechos que dieron lugar a aquellas violaciones, lo que constituye reparaciones simbólicas. En subsidio de lo anterior, la parte del Fisco de Chile, opone la excepción de prescripción extintiva de la acción con arreglo a lo dispuesto en el artículo 2332 del Código Civil, en relación con lo dispuesto en el artículo 2497 del mismo cuerpo legal, solicitando que, por haberse cumplido el plazo liberatorio debe rechazarse la demanda en todas sus partes. Según lo consignado en el auto acusatorio, el delito se habría verificado entre el 25 al 29 de marzo de 1977 y la fecha de notificación de la demanda fue el 15 de mayo de 2013, por lo cual transcurrió en exceso el cuadrienio que establece el citado artículo 2.332 del Código Civil, lo que deberá necesariamente conducir al rechazo de la pretensión indemnizatoria en cuestión. También, el Fisco de Chile señala que la acción de indemnización de perjuicios, cualquiera sea el origen o naturaleza de los hechos en que se funda, no tiene jamás un carácter sancionatorio. Dice que la reparación no es una pena, sino el resarcimiento del daño causado, razón por la cual su entidad debe ir en directa relación con el tamaño del perjuicio, sin atender a la gravedad de la conducta lesiva. Además, la reparación ha de ser completa y cabal, lo que “no se lograría si su monto dependiera de esa culpabilidad, puesto que entonces podría ser mayor o menor que el daño”. Asimismo, su contenido es netamente patrimonial, como lo ha ratificado la jurisprudencia, y por ello, la acción destinada a exigirla está –como toda acción patrimonial-, expuesta a extinguirse por prescripción. Tampoco, ninguno de los instrumentos internacionales contempla la imprescriptibilidad de las acciones civiles derivadas de delitos o crímenes de lesa humanidad o que prohíba o impida la aplicación del derecho interno en esta materia. Por último, alega la demandada ya señalada la improcedencia de reajuste e intereses en la forma solicitada, puesto que mientras no exista una sentencia ejecutoriada, ninguna obligación tiene su representado el Fisco de indemnizar, y por lo tanto ninguna suma que deba reajustarse. Lo mismo vale para los intereses pretendidos, los que sólo proceden en la medida en que se encuentre firme y ejecutoriada la sentencia y, además, que el deudor se encuentre en mora de cumplir la obligación y, en mérito de lo expuesto, alega la improcedencia del pago de reajustes e intereses en la forma en que han sido solicitados en la demanda. Finalmente, solicita tener por contestada la demanda y, en definitiva, declarar la incompetencia absoluta del tribunal para conocer de ella en razón de la materia o, en subsidio, negarle lugar en todas sus partes como consecuencia de acoger las excepciones y defensas de fondo, con costas. QUINCUAGESIMO OCTAVO: Que, en lo principal del escrito de fojas 6.970 y siguientes la Sra. IRMA ELENA SOTO RODRIGUEZ, Abogado Procurador Fiscal de Santiago del Consejo de Defensa del Estado por el Fisco de Chile, persona jurídica de derecho público, ya individualizada, procede a contestar la demanda civil deducida en autos por don Sergio Corvalan Carrasco en representación de Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabián y Ronny Freddy, todos de apellido Leyton Barra, en su calidad de hijos de Manuel Leyton Robles, víctima del delito materia de autos, quienes interponen demanda de indemnización de perjuicios en contra del Fisco solicitando sea condenado este a pagar a cada uno la suma de doscientos cuarenta millones con reajustes intereses desde la fecha de la sentencia y hasta el pago efectivo con costas, como reparación por el daño moral sufrido a consecuencia del delito de asociación ilícita, secuestro calificado y homicidio de su padre don Manuel Leyton Robles, hecho acecido en marzo de 1977. A este respecto, solicita su rechazo por los mismos motivos y consideraciones que se han expuesto en el considerando anterior, las que por economía procesal se dan por expresamente reproducidas en esta parte. QUINCUAGESIMO NOVENO: Que en el quinto otrosí del escrito de fojas 7.013 y siguientes Claudio Feller Schleyer y Felipe Aharens Alarcón, abogados en calidad de mandatarios judiciales y en representación de don Pedro Valdivia Soto, ya individualizado, demandado civilmente como encubridor de un delito de homicidio calificado, contestan las demandas civiles de indemnización de perjuicios, deducidas en autos, solicitando que se rechacen en virtud de las consideraciones de hecho y de derecho que expone a continuación y en subsidio, se regule en forma prudencial y legal el monto de la referida indemnización. Con relación a la petición de rechazo en todas sus partes de las demandas civiles, dicha petición la fundamenta en primer término en la ausencia absoluta de los requisitos para que nazca la responsabilidad civil extracontractual, por cuanto su defendido no habría tenido participación en ningún hecho que pueda dar origen a dicha responsabilidad civil extracontractual. En segundo término, en virtud de lo señalado en el artículo 2.316 del Código Civil, aún en el supuesto que su representado hubiere incurrido en el encubrimiento de un homicidio, las demandas civiles también deberían ser desestimadas, puesto que los actores demandan civilmente una indemnización por el daño moral que les produjo el homicidio del cabo Manuel Leyton y, de acuerdo a lo señalado en el precepto legal citado y a la opinión unánime de la doctrina sobre este punto, sólo están obligados a la indemnización la o las personas que con su acción causaron o produjeron el daño, debiendo existir una relación de causalidad entre la acción libre de un sujeto capaz y el daño y, por otra parte, el inciso segundo del señalado precepto legal limita la responsabilidad civil extracontractual de los que no son autores ni cómplices del delito civil, sólo a aquellos que reciben un provecho económico del dolo ajeno (es decir, del dolo del autor o coautores del delito), en consecuencia, por definición es imposible que su representado haya obtenido un provecho económico por un homicidio. En subsidio, opone la excepción de prescripción de la acción civil en atención a que el hecho habría ocurrido en el mes de marzo de 1977, habiendo ya cumplido con creces el plazo de cuatro años, necesario para la prescripción de la acción civil, sea que se considere que esta se interrumpe con la demanda, sea que se considere que se interrumpe con la querella. A su vez, como solicitud subsidiaria, pide se regule legal y prudencialmente el monto de la indemnización por daño moral, en atención a que su defendido no tuvo participación ni como autor ni como cómplice del delito y en tal circunstancia, se regule el monto de la indemnización en una cantidad sustancialmente menor que la pretendida por los demandantes. SEXAGESIMO: Que en el segundo otrosí del escrito de fojas 7.045 y siguientes Leonardo Battaglia Castro, abogado en representación de don Hernán Horacio Taricco Lavin, ya individualizado, contesta las demandas civiles de indemnización de perjuicios ya señaladas en los fundamentos precedentes y solicita el rechazo de las mismas en virtud de la absoluta inocencia en los hechos criminales que se le atribuyen por parte de su representado. Sin perjuicio de lo anterior, las acciones civiles intentadas por los demandantes se encuentran prescritas de conformidad a lo previsto en el artículo 2.332 del Código Civil, que señala un plazo de prescripción de cuatro años, el que habría transcurrido en exceso, puesto que el hecho dañoso habría tenido su inicio el 25 de marzo de 1977 con ocasión del traslado del cabo primero Sr. Manuel Jesús Leyton Robles, desde su centro de detención (cuartel Simón Bolivar), hasta la denominada “Clínica London”, lugar en el que falleció el día 29 de marzo de 1977. Asimismo, tampoco consta en autos que los demandantes ya individualizados, hayan dado cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 103 bis del Código de Procedimiento Penal, en orden a interrumpir el término de prescripción por medio de la interposición de la respectiva demanda civil durante el curso del sumario criminal. Por las razones antes dichas solicita el rechazo de las demandas antes señaladas. SEXAGESIMO PRIMERO: Que en el segundo otrosí del escrito de fojas 7.123 y siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna Bentjerodt Poseck, en representación de Vianel Valdivieso Cervantes contestan las demandas civiles deducidas en contra de su representado y señalan que este no es autor de los delitos que se le imputan por lo que mal podría tener responsabilidad civil y, como por otra parte, no se ha cumplido con los requisitos previstos en el artículo 103 bis del Código de Procedimiento Penal, que permiten la interrupción de la prescripción, en consecuencia, las acciones civiles se encuentran prescritas por lo que corresponde su rechazo en todas sus partes, con expresa condena en costas. SEXAGESIMO SEGUNDO: Que en el segundo otrosí del escrito de fojas 7.143 y siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna Bentjerodt Poseck, en representación de Eliana Bolumburu Taboada contestan las demandas civiles deducidas en contra de su representada y señalan que este no es autora ni encubridora de los delitos que se le imputan por lo que mal podría tener responsabilidad civil y, como por otra parte, no se ha cumplido con los requisitos previstos en el artículo 103 bis del Código de Procedimiento Penal, que permiten la interrupción de la prescripción, en consecuencia, las acciones civiles se encuentran prescritas por lo que corresponde su rechazo en todas sus partes, con expresa condena en costas. SEXAGESIMO TERCERO: Que en el segundo otrosí del escrito de fojas 7.143 y siguientes el abogado Luis Hernán Núñez Muñoz, en representación de Hernán Luis Sovino Maturana contesta la demanda civil deducida en contra de su representado por doña Mireya Barra Bustamante, solicitando se declare como acción de fondo la prescripción extintiva de la acción civil por haber transcurrido con creces el plazo de cuatro años que establece la ley, que se comienza a contar a partir del “hecho”. En segundo lugar, por cuanto ni siquiera la interposición de la querella puede interrumpir el plazo por las razones que señala y finalmente está el plazo de 10 años que establece el Código Civil como límite infranqueable como cláusula general de cierre para todas las obligaciones. SEXAGESIMO CUARTO: Que a fojas 7.167, a solicitud del apoderado de los demandantes civiles y, previa certificación, se tiene por evacuado el trámite de contestación de las demandas civiles de autos en rebeldía de los acusados Ricardo Lawrence Mires, Hernán Sovino Maturana, Santiago Matteo Galleguillos, Juan Morales Salgado, Vittorio Orvieto Teplitzky y Gladys Calderón Carreño. EN CUANTO A LAS DEMANDAS CIVILES: SEXAGESIMO QUINTO: Que la demandada civil –Fisco de Chile- en su escrito de fojas 6.928 y siguientes de conformidad a lo dispuesto en el inciso final del artículo 10 del Código de Procedimiento Penal, opone la excepción de incompetencia absoluta del Tribunal para el conocimiento de la acción civil en cuestión. Funda su pretensión en el hecho que el juez del crimen carecería de competencia para conocer de acciones civiles indemnizatorias o reparatorias que preceden de hechos distintos de los propios que causaron la tipicidad o que tengan causas de pedir ajenas al proceso penal. En subsidio, opone la excepción de pago por haber sido ya indemnizada la demandante en conformidad la ley 19.1213 y sus modificaciones. Asimismo, en subsidio de lo anterior, la parte del Fisco de Chile, opone la excepción de prescripción extintiva de la acción con arreglo a lo dispuesto en el artículo 2.332 del Código Civil, en relación con lo que señala el artículo 2497 del mismo cuerpo legal, solicitando que por haberse cumplido el plazo liberatorio debe rechazarse la demanda en todas sus partes. Por último, alega la demandada la improcedencia del pago de reajustes e intereses en la forma solicitada por la demandante. SEXAGESIMO SEXTO: Que, con relación a la excepción de incompetencia alegada por el fisco de Chile, ella será desestimada por cuanto, del propio texto de la norma del artículo 10 del Código de Procedimiento Penal, aplicable en la especie, se desprende la facultad que posee el demandante de deducir con arreglo a las prescripciones del señalado cuerpo de leyes, las acciones civiles que tengan por objeto reparar los efectos civiles del hecho punible, como son, entre otros, los que persiguen la restitución de la cosa o su valor, o la indemnización de los perjuicios causados. Como el fundamento de la respectiva acción civil obliga a este tribunal a juzgar las mismas circunstancias que constituyen el hecho punible objeto del proceso penal, por tal razón, la referida excepción de incompetencia será rechazada. Con relación a la excepción de pago opuesta por la parte antes referida, esto es, haber solicitado una indemnización derivada del hecho punible, en circunstancias que ya fueron indemnizados, este sentenciador discrepa de la alegación opuesta por el Fisco de Chile, por cuanto, si bien es efectivo, que la ley N° 19.123 estableció pretensiones reparatorias para víctimas de violaciones a los derechos humanos, entre las cuales se encuentra la actora, se puede indicar que aquellos beneficios en ningún caso pueden asimilarse a una indemnización de perjuicios, toda vez que ellos, constituyen una acción del Estado de Chile para aquellos que sufrieron o fueron víctimas de actos ejecutados por agentes del Estado en el período posterior al 11 de septiembre de 1973, de manera que ello no puede llegar a constituir una completa y plena reparación en los términos indemnización de perjuicios. que jurídicamente constituyen una Así las cosas, si bien la ley 19.123, ya mencionada, que crea la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación concede pensión de reparación y otorga otros beneficios sociales, así como reparaciones simbólicas a los afectados, no establece de modo alguno la incompatibilidad en que se sustenta la alegación opuesta por la demandada civil. Lo anterior, se desprende claramente de lo dispuesto en el artículo 24 de la ley recién citada. Finalmente, en lo que dice relación a este aspecto, se puede señalar que la ley N°19.123 en ningún caso establece una prohibición o impedimento para que el sistema jurisdiccional declare, por los medios que autoriza la ley, la procedencia de la acción indemnizatoria por el daño moral causado a los familiares de las víctimas, no obstante haber obtenido ciertas reparaciones en virtud de dicha ley, las que tienen – como se dijo- una naturaleza y finalidades distintas de la acción indemnizatoria por daño moral deducida en autos (Corte Suprema, roles Nos. 2918-13, 3841-12, 5436-10 y 1424-13). En relación, a la excepción de prescripción interpuesta por el Fisco, ella también será desestimada y para ello se tiene como fundamento el principio reconocido por la Excma. Corte Suprema al señalar en falle recaído en causa ingreso N°4024-2013 lo siguiente: “En efecto, tratándose de delitos de lesa humanidad, si la acción penal persecutoria es imprescriptible, no resulta coherente entender que la acción civil indemnizatoria éste sujeta a las normas sobre prescripción establecidas en la ley civil interna, ya que ella contraría la voluntad expresa manifestada por la normativa internacional sobre derechos humanos –integrante del ordenamiento jurídico nacional por disposición del artículo 5° de la carta fundamental– que consagra el derecho de las víctimas y otros legítimos titulares ha obtener la debida reparación de los perjuicios sufridos a consecuencia del acto ilícito”. Por lo expuesto, también será rechazado el aludido motivo de agravio. Por último, con relación a la improcedencia del pago de reajustes e intereses alegados por el Fisco de Chile, se deberá estar a lo que este Tribunal disponga en lo resolutivo del presente fallo. SEXAGESIMO SEPTIMO: Que, con relación a la contestación a la demanda civil rolante a fojas 6.970 y siguientes, como las alegaciones realizadas por el Fisco de Chile para solicitar el rechazo de la demanda civil deducida en su contra por Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny Freddy, todos de apellido Leyton Barra, son las mismas que se han esgrimido para impetrar el rechazo de la demanda deducida en contra de Mireya Barra, razón por la cual, este tribunal las desestimará por las mismas razones que tuvo en consideración para denegar las peticiones del Fisco de Chile en lo que dice relación con la parte de doña Mireya Barra Bustamante, las que se dan por expresamente reproducidas a este respecto. SEXAGESIMO OCTAVO: Con relación a la contestación a las demandas civiles deducidas por los querellantes en contra del acusado Pedro Valdivia Soto, cuya contestación rola a fojas 7013 y siguientes, quinto otrosí, el tribunal con relación al primer argumento que esgrime la defensa relativo al rechazo en todas sus partes de las demandas civiles, en primer término, por la ausencia absoluta de los requisitos para que nazca la responsabilidad civil extracontractual, por no haber tenido su representado ninguna responsabilidad en el homicidio de Manuel Leyton Robles, argumentando asimismo que cuando contesta la acusación de oficio, adhesiones y acusación particular ha solicitado la absolución de su representado por cuanto el hecho punible no se encuentra suficientemente acreditado y si no está probado el delito, no puede lógicamente existir encubrimiento del mismo. Esta alegación será desestimada por cuanto el hecho punible, tal como se ha señalado en la parte penal del presente fallo, se encuentra suficientemente comprobado y, asimismo, la participación del demandado civil en él también está debidamente acreditada en autos. Por otra parte, la defensa del acusado antes referido al contestar las demandas civiles deducidas en su contra, también alega como argumento para rechazar la referida acción, la aplicación del artículo 2316 del Código Civil el que señala que “sólo están obligados a la indemnización la o las personas que con su acción causaron o produjeron el daño (moral o patrimonial)”. Dice que esa acción “encubridora” no es causa ni produce en modo alguno el daño moral que están demandando los actores civiles, como se desprendería de la sola lectura de las demandas. El referido argumento también serán desestimado por cuanto la participación que se atribuye al acusado en el delito de que se trata, vale decir, como encubridor del mismo, también da origen a una responsabilidad civil indemnizatoria, por cuanto, lógicamente, si se trató de ocultar la comisión del hecho punible y ello se produjo durante largos años, resulta que el daño sufrido por los actores civiles aparece suficientemente comprobado en estos autos, por ese sólo hecho, no siendo el grado de participación que se atribuye al demandado exculpatorio del mismo. Con relación a las peticiones subsidiaria del demandado civil al oponer la excepción de prescripción de la acción, ella también será desestimada sobre la base de los argumentos expuestos precedentemente, al rechazar la petición que en el mismo sentido hizo el Fisco de Chile. Por último, en lo que respecta a la regulación prudencial de la suma solicitada como indemnización por daño moral, en que solicitó se fije ésta en una cantidad sustancialmente menor que la pretendida por los demandantes, se deberá estar a lo resolutivo del presente fallo. SEXAGESIMO NOVENO: Con relación a la contestación a las demandas civiles interpuestas en contra del acusado Hernán Horacio Taricco Lavin, que rola a fojas 7.045 y siguientes, segundo otrosí, se desestima la petición de rechazo de las mismas basada en la inocencia alegada por él, toda vez que, tanto el hecho punible investigado, como la participación del acusado antes aludido se encuentran comprobadas en autos en la calidad que se ha indicado precedentemente en la parte penal de la sentencia. Con relación a la prescripción y a la interrupción de la misma, dichos argumentos también serán rechazados por el tribunal por cuanto en lo que dice relación con delitos de lesa humanidad, ellos son imprescriptibles en la parte penal y consecuencialmente, lo son también en el aspecto civil derivado de esta. SEPTUAGESIMO: Que en el segundo otrosí del escrito de fojas 7.123 y siguientes los abogados Vivian Bullemore Gallardo y Yasna Bendjerodt Poseck en representación de Vianel Valdivieso Cervantes contestan las demandas civiles deducidas en contra de su representado y señalan que como este no es autor de los delitos que se le imputan mal podría tener responsabilidad civil y, en caso que se considerara que la tiene, esta se encontraría prescrita. Las referidas alegaciones serán desestimadas por el tribunal, la primera, por cuanto la responsabilidad penal del acusado Valdivieso se encuentra suficientemente comprobada en autos, tal como se ha señalado en los fundamentos pertinentes. Con relación a la prescripción, también se rechazará dicha excepción por los argumentos precedentemente expuestos. SEPTUAGESIMO PRIMERO: Que, en el segundo otrosí del escrito de fojas 7.143 y siguientes, los abogados Vivian Bullemore y Yasna Bendjerodt, en representación de Eliana Bolumburu Taboada contestan las demandas civiles deducidas en contra de su representada y señalan que esta no es autora ni encubridora de los delitos que se le imputan por lo que mal podría tener responsabilidad civil y, si la tuviera, esta se encontraría prescrita. Ambas alegaciones serán desestimadas por el tribunal, en primer término, la responsabilidad penal de la acusada se encuentra suficientemente demostrada en estos antecedentes y, en segundo lugar, tampoco la acción civil se encuentra prescrita, por las razones expuestas precedentemente. SEPTUAGESIMO SEGUNDO: Que, en el segundo otrosí del escrito de fojas 7143 y siguientes, el abogado Luis Hernán Núñez Muñoz en representación de Hernán Luis Sovino Maturana contesta la demanda civil deducida en contra de su representado, solicitando se declare como excepción la prescripción extintiva de la acción civil, lo que como se ha dicho precedentemente, será rechazado por este tribunal sobre la base de la imprescriptibilidad de la acción penal y civil derivada de los delitos de lesa humanidad. SEPTUAGESIMO TERCERO: Que en virtud de lo señalado precedentemente y haciendo este sentenciador referencia a la responsabilidad del Estado por los hechos de sus agentes, esta se encuentra establecida en el artículo 38 inciso 2° de la Constitución Política de la República, que consagra el derecho de las personas para reclamar jurídicamente la responsabilidad del Estado por haberse visto lesionada por la actuación de la administración o de sus organismos; norma que reitera el artículo 4° de la Ley 18.575, Orgánica Constitucional sobre Bases Generales de la Administración. SEPTUAGESIMO CUARTO: Que de los antecedentes del proceso resulta evidente que los actores sufrieron dolor y aflicción por los hechos que afectaron a Manuel Jesús Leyton Robles, más aún, tomando en consideración las circunstancias que les tocó vivir durante el proceso previo a su sepultación y el temor consecuente producido por la acción intimidatoria de los mismos integrantes del organismo represor del que formó parte la víctima. Que, así las cosas, en la especie se ha establecido la concurrencia de todos los requisitos que hacen procedente las indemnizaciones que se demandan, esto es, la perpetración de delitos por agentes del Estado; la existencia de un daño sufrido por los demandantes; y la concurrencia del nexo causal entre este y aquellos. Asimismo, también resulta necesario señalar, que en atención a los antecedentes reunidos en autos y teniendo presente que los delitos fueron calificados como de lesa humanidad, corresponde de conformidad a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, reparar con una justa indemnización el daño ocasionado y, si bien es cierto, que el daño moral debe ser acreditado, el hecho de las innumerables violaciones a los mismos ocurridas durante un período prolongado de nuestra historia, este daño no requiere ser probado pues basta para ese efecto el más elemental sentido común. Por último, se regulará prudencialmente el daño moral antes referido sufrido por los actores, en las siguientes sumas de dinero: a) A doña Mireya Barra Bustamante, la suma de cien millones de pesos ($100.000.000); y a, b) Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny Freddy, todos de apellidos Leyton Barra, la suma de veinte millones ($20.000.000), para cada uno de ellos. La sumas anteriores deberán ser reajustadas en la misma proporción en que varíe el Índice de Precios al Consumidor, entre el mes anterior a la dictación de la presente sentencia y el mes anterior al de su pago; devengando intereses corrientes por el mismo período, más costas. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1, 10 N°9, 11 N°1, 6 y 9,14, 15 N°3, 16, 17 inc. 1° N°2,18, 21, 25, 28, 29, 30, 50, 51, 52, 68, 68 bis, 69, 74, 75, 141 inciso 1°, 292, 293, 294 y 391 N°1 circunstancias 3ª y 5ª del Código Penal; 10, 108, 109, 110, 434, 450 bis, 457, 459, 473, 477, 478, 481, 482, 488, 499, 500, 501, 502, 503, 504, 505 y 533 del Código de Procedimiento Penal; 211, 214 y 335 del Código de Justicia Militar; y artículos 2.314, 2.317, 2.332 y 2.515 del Código Civil, Ley N°18.216 y Ley 20.603, se declara: I.- En cuanto a la acción penal. A.- Que se ABSUELVE al acusado Hernán Horacio Taricco Lavin y a la acusada Eliana Carlota Bolumburu Taboada, ya individualizados, de la acusación fiscal, particular y adhesiones a la misma, deducidas en su contra como co-autores del delito de asociación ilícita contemplado en el artículo 292 a 294 del Código Penal y del delito de secuestro contemplado en el artículo 291 inciso 1° del mismo cuerpo legal. B.- Que se ABSUELVE al acusado Santiago Alfredo Matteo Galleguillos, ya individualizados, como autor del delito de asociación ilícita contemplado en el artículo 292 a 294 del Código Penal y como encubridor del delito de homicidio calificado contemplado en el artículo 391 N°1° circunstancias 3ª y 5ª del mismo cuerpo legal. C.- Que se ABSUELVE a la acusada Gladys de las Mercedes Calderón Carreño por su responsabilidad como co-autora del delito de asociación ilícita contemplado en el artículo 292 a 294 del Código Penal. D.- Que se CONDENA al acusado Vianel Valdivieso Cervantes, ya individualizado, a las penas de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DIAS DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, como co-autor del delito de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y 293 del Código Penal; a la pena de QUINCE AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MAYOR EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad como co-autor del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; y, a la pena de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO y a las accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena por su responsabilidad como co-autor del delito de secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1° del Código Penal. E.- Que se CONDENA al acusado Ricardo Víctor Lawrence Mires, ya individualizado, a las penas de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DIAS DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, como co-autor del delito de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y 293 del Código Penal; a la pena de QUINCE AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MAYOR EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad como co-autor del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; y, a la pena de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO y a las accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena por su responsabilidad como co-autor del delito de secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1° del Código Penal. F. Que se CONDENA al acusado Juan Hernán Morales Salgado, ya individualizado, a las penas de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DIAS DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, como co-autor del delito de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y 293 del Código Penal; a la pena de QUINCE AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MAYOR EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad como co-autor del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; y, a la pena de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO y a las accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena por su responsabilidad como co-autor del delito de secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1° del Código Penal. G. Que se CONDENA al acusado Hernán Luis Sovino Maturana Salgado, ya individualizado, a las penas de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DIAS DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, como coautor del delito de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y 293 del Código Penal; a la pena de DIEZ AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MAYOR EN SU GRADO MEDIO, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad como cómplice del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; y, a la pena de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO y a las accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena por su responsabilidad como co-autor del delito de secuestro contemplado en el artículo 141 inciso 1° del Código Penal. H. Que se CONDENA al acusado Vittorio Orvieto Tiplitzky, ya individualizado, a las penas de CINCO AÑOS Y UN DIAS DE PRESIDIO MAYOR EN SU GRADO MINIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, como co-autor del delito de asociación ilícita contemplado en los artículos 292 y 293 del Código Penal; I. Que se CONDENA al acusado Pedro Samuel Valdivia Soto, ya individualizado, a las penas de CINCO AÑOS DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad como encubridor del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; J. Que se CONDENA a la acusada Eliana Carlota Bolumburu Taboada, ya individualizado, a las penas de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad como encubridora del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; K. Que se CONDENA al acusado Hernán Horacio Taricco Lavin, ya individualizado, a las penas de TRES AÑOS DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MEDIO, accesorias legales de suspensión para cargos y oficios públicos mientras dure la condena, por su responsabilidad como encubridor del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; L. Que se CONDENA a la acusada Gladys de las Mercedes Calderón Carreño, ya individualizado, a las penas de CINCO AÑOS DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MAXIMO, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, por su responsabilidad como encubridora del delito de homicidio calificado de Manuel Jesús Leyton Robles, descrito en el artículo 391 N°1° circunstancias 1ª y 5ª del Código Penal, perpetrado en la ciudad de Santiago, con fecha 29 de marzo de 1977; M. Que en atención a la resuelto precedentemente, se acoge la acusación particular deducida por la parte del Consejo de Defensa del Estado en la parte en que solicita se precise la calificación de los ilícitos de asociación ilícita, secuestro y homicidio calificado; y, en lo que dice relación con la participación de los acusados deberá estarse a lo resuelto precedentemente Se rechaza la referida acusación particular en cuanto solicita se imponga a los acusados que señala la pena de presidio perpetuo por aplicación del artículo 75 del Código Penal en virtud de lo que se ha resuelto precedentemente. N. Que se condena a todos los sentenciados que han sido condenados al pago proporcional de las costas de la causa.II.- En cuanto a las acciones civiles. Ñ. Que NO HA LUGAR a todas las excepciones, alegaciones o defensas opuestas por el Consejo de Defensa del Estado y por los apoderados de los demandados civiles. O. Que HA LUGAR, con costas, a las demandas civiles deducidas por la querellante Mireya Barra Bustamante y por Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny Freddy, todos de apellidos Leyton Barra, representados por el abogado Sr. Sergio CORVALAN, en contra del Fisco de Chile y de los acusados Hernán Horacio Taricco Lavin, Pedro Samuel Valdivia Soto, Eliana Carlota Bolumburu Taboada, Ricardo Víctor Lawrence Mires, Vianel Valdivieso Cervantes, Hernán Luis Sovino Maturana, Juan Hernán Morales Salgado, Vittorio Orvieto Tiplitzky y Gladys de las Mercedes Calderón Carreño, regulándose la indemnización que por concepto de daño moral deberán pagar a la demandante civil Mireya Barra Bustamante, la suma de CIEN MILLONES DE PESOS ($100.000.000), y a sus hijos Manuel Antonio, Julio Daniel, Mireya del Carmen, Carlos Alfonso, Ricardo Fabian y Ronny Freddy, todos de apellidos Leyton Barra, la suma de VEINTE MILLONES DE PESOS (20.000.000), para cada uno de ellos. P. La sumas anteriores deberán ser reajustadas en la misma proporción en que varíe el Índice de Precios al Consumidor entre el mes anterior a la fecha de la dictación de la presente sentencia y el mes anterior al de su pago; devengando dichas sumas intereses corrientes por el mismo período. Q.Reuniéndose en la especie los requisitos exigidos en el artículo 15 bis de ley 20.603, se concede a los condenados Pedro Samuel Valdivia Soto y Eliana Carlota Bolumburu Taboada, la medida alternativa de la libertad vigilada intensiva, estableciéndose como plazo de tratamiento y observación ante la autoridad administrativa correspondiente el plazo de sus respectivas condenas. R. Reuniéndose en la especie los requisitos exigidos en la Ley N°18.216, se concede al condenado Hernán Horacio Taricco Lavin, la medida alternativa establecida en el artículo 4° de la Ley 18.216 de la remisión condicional de la pena, estableciéndose como plazo de tratamiento y observación ante la autoridad administrativa correspondiente el mismo término de su condena. S. En el evento que los sentenciados que han sido beneficiados con dicha medida, no cumplieren con las exigencias que les imponen las leyes y reglamentos respectivos, y les fuere revocado el expresado beneficio, deberán cumplir en forma efectiva la pena corporal que les ha sido impuesta, sirviéndoles de abono el tiempo que permanecieron privados de libertad con motivo de la presente causa, para el caso de Eliana Bolumburu Taboada entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4.234) al 16 de agosto de 2007 (fs. 4.605); para el caso de Pedro Samuel Valdivia Soto entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4.260) al 21 de agosto de 2007 (fs. 4.677; y, para el caso de Hernán Horacio Taricco Lavin entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4267) y el 13 de septiembre de 2007 (fs. 4.977). En atención a la extensión de las penas privativas de libertad impuestas a los restantes sentenciados que han sido condenados, se rechaza la solicitud de sus defensas en orden a que se le conceda alguno de las medidas alternativas que contempla la Ley N°18.216.- Para el cumplimiento efectivo de las penas impuestas, en la forma que corresponda, servirá de abono el tiempo que cada uno estuvo privado de libertad y que, según las certificaciones pertinentes es el que se indica: Gladys Calderón Carreño entre el 23 de julio de 2007 (fs. 4.225) al 14 de diciembre de 2007 (fs. 5.667), Juan Hernán Morales Salgado entre el 23 de julio de 2007 (fs. 4.227) y el 17 de diciembre de 2007 (fs. 5.671), Hernán Luis Sovino Maturana entre el 23 de julio de 2007 (fs. 4228) y el 28 de septiembre de 2007 (fs. 5.191), Vittorio Orvietto Tiplitzky entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4.266), Ricardo Víctor Lawrence Mires entre el 24 de julio de 2007 (fs. 4276) al 25 de octubre de 2007 (fs. 5.405), Vianel Valdivieso Cervantes entre el 25 de julio de 2007 (fs. 4.298) Cúmplase con lo dispuesto en el artículo 509 bis del Código de Procedimiento Penal. Regístrese y consúltese si no fuere apelado. ROL Nº 7.981-E Dictado por don Alejandro MADRID CROHARE, Ministro en visita extraordinaria. Autoriza don Christian CID DÍAZ, secretario subrogante del Treinta y cuatro Juzgado del Crimen de esta ciudad. En Santiago, a veintitrés de octubre de dos mil diez notifiqué por el Estado Diario la resolución que antecede.