Los relámpagos de agosto por Mtro. Alfredo

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Artículos
Literatura
5
16
De la ironía a la historia alterna: Los
relámpagos de agosto
por Mtro. Alfredo Moreno Flores
45
56
62
Fernández de Lizardi 200 años
después: La Vigencia del Periquillo
Sarniento
por Mtro. Miguel Ángel Flores
El Tren de la Memoria
por Dra. Guadalupe Ríos de la Torre
“Los Otros” y sus Imágenes en la Prensa
Sensacionalista en los Inicios del Siglo XX
Mexicano
por Dra. Marcela Suárez Escobar
El Vasto Pensamiento del Conde De
Aranda (Su dictamen reservado a Carlos
iii tras la independencia de las colonias
inglesas en América)
por Dr. Oscar Mata Juarez
Reseña
71
Historia
22
33
2 Tiempo y Escritura No.18 | Junio 2010
La Escritura Secreta de las Mujeres
Chinas
por Dra. Ana María Peppino Barale
José F. Elizondo y su percepción teatral
de la Revolución Mexicana. El Caso de El
Surco (1911)
por Dr. Alejandro Ortiz Bullé Goyri
Frida Kahlo; la obra artística y la
construcción personal
por Mtra. Connie Marchante Sáez
Tiempo y Escritura No.18 | Junio 2010 3
Editorial
A través de esta publicación semestral, Tiempo y Escritura celebra los centenarios
–Independencia y Revolución- con fotografías y textos que, en conjunto pretenden destacar
las fiestas como el momento de lucimiento y gloria que antecedió los años de cambio,
violento y radical. Pocas naciones pueden tener una experiencia de tal rompimiento. Del
reconocimiento y ganas de permanencia al cambio violento. Costumbres, seguridades,
nombres y hombres, todo en fin, al filo de la tormenta, en la gran fiesta, estaba por
cambiar.
Todo lo que siguió fue la historia que hoy nos conforma. Cien años después recordamos
una fiesta que poco duró porque a muchos de los invitados del pueblo, en los hechos de
la vida real, los dejó afuera, muy afuera. Ese es el recuerdo y quizá esa sea la principal
enseñanza de unos festejos que cien años después se repiten con menos brillantez, con
menos paz y con profundas contradicciones.
De la Ironía a la Historia Alterna:
Los Relámpagos de Agosto
Mtro. Alfredo Moreno Flores
Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco
Quiero que sepas que dejamos de
ser amigos, y que nunca jamás te
seguiré… jamás vuelvas a contar
conmigo y todo eso que me has
dicho de SUFRAGIO EFECTIVO, NO
REELECCIÓN en los tiempos que
estamos viviendo es contradictorio
y pendejo, pues a Carranza lo
tumbamos por una revolución que
él provocó, pero al fin y al cabo lo
tumbamos por las armas.
Memorias, Gonzalo N. Santos.
Este número inicial es, expresémoslo así, es el primer grito de nuestra propia celebración.
Tiempo y Escritura: Revista Electrónica
Guadalupe Ríos de la Torre
4 Tiempo y Escritura No.18 | Junio 2010
A manera de prefacio
El tema del caudillo o del caudillismo,
especialmente del emanado por triunfo
de la Revolución de 1910, es recurrente
en obras literarias que se han convertido
en paradigmáticas. Así encontramos, por
ejemplo, Los caciques de Mariano Azuela,
La sombra del Caudillo de Martin Luis
Guzmán, Pedro Páramo de Juan Rulfo,
Arráncame la vida de Ángeles Mastreta
y la que especialmente nos ocupa:
Los relámpagos de agosto de Jorge
Ibargüengoitia. Algunas de estas novelas
han sido llevadas al cine con éxito y parece
que hoy disfrutamos sin culpa nuestro
pasado “bronco” que por momentos parece
lejano. Por cierto, y pese a que escritores
reconocidos han ponderado su valor
literario y potencialidades de mercado,
aun no hay fecha cierta para apreciar
la versión fílmica de Los Relámpagos de
Agosto.1
Regresando de la breve digresión, es
necesario mencionar que el halo de
poder (castrense) necesario al caudillo -y
que parece emanar de él- ha sido pocas
veces tan inherente a alguien como fue
en el caso de Álvaro Obregón (enemigo
de Huerta, aliado de Carranza, vencedor,
entre otros, de Villa y superviviente de
la lucha de facciones); pocos podrían
reclamar tal título; incluso su muerte fue el
acontecimiento que definió las reglas del
juego político en la era de la posrevolución.2
En lo referente al discurso histórico, existen
un gran cantidad de textos que analizan ese
periodo de nuestra historia con profundidad
de los cuales sólo mencionaremos un par
que nos sirven de apoyo en este trabajo: El
minimato presidencial: historia política del
maximato de Tzevi Medin y La Revolución
en Crisis. La aventura del maximato de
Arnaldo Córdova.
Con lo anterior, ha quedado claro que
tanto en la historia como en la literatura
personajes con aspiraciones a caudillo
han aparecido entre los distintos grupos
surgidos a partir del inicio de la Revolución
Enrique Serna, “La iletrada familia del cine” en
Letras Libres, mayo de 2002, p. 70
2
En Arnaldo Córdova, “El nuevo liderazgo de la
Revolución” en La Revolución en crisis la aventura
del maximato, 1999, pp. 23-44.
1
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 5
Literatura
Mexicana. El caudillo es sinónimo de
poder al más alto nivel, a pesar de que la
acepción de la palabra no tiene un origen
de tan altas aspiraciones.3 Sin embargo,
la fuerza de nuestra violenta historia y los
hechos le han dado un sentido social en el
cual se le asocia con liderazgo, corrupción
e impunidad.
Por otro lado, hay que señalar que siempre
rodean al caudillo aquellos que lo emulan,
envidian y obedecen: los caciques, que al
no haber sino un solo puesto que ocupe el
liderazgo nacional luchan con fiereza por
ocupar los de “segunda fila” y crean cotos
de poder regionales. Asimismo, la figura
permea instituciones que se consolidaban
en aquel periodo como el Ejército o el
Partido hegemónico. Los caciques son
personajes sin los cuales no se entiende
nuestro régimen político. Éstos no son
simples “segundones”, son la parte que
coadyuva al poder y proporcionan la
dosis de adulación que es necesaria a
la personalidad del caudillo. Además, uno
de ellos es figura central en la narrativa de
Los relámpagos de agosto.
Mtro. Alfredo Moreno Flores
Entre historia y ficción
Como parte medular de las pretensiones
de este ensayo, conviene recordar que
en el prefacio a la segunda edición de Los
muros de agua, José Revueltas señalaba
en 1961 que la labor primordial del escritor
es darle coherencia a los hechos -debido
a que la realidad “siempre resulta un poco
más fantástica que la literatura”- y así
poder presentarlos de manera verosímil
al lector,4 punto de vista que resalta, pero
no es incompatible con un escritor que se
consideraba asimismo como “marxistaleninista”.5 Sin embargo, lo destacable
es señalar que la labor del escritor de
ficción se asemeja a la del historiador, la
cual es sostenida por diferentes posturas
hermenéutico-históricas, ya que, al leer
historia, también se sigue una trama
que el historiador crea al estructurar su
narración, aunque el “pacto de lectura” es
diferente en cada caso:
Al abrir una novela, el lector se dispone a
entrar a un universo irreal […] con gusto
suspende su recelo, su incredulidad,
y acepta seguir el juego del como sí
–como si esas cosas narradas hubieran
sucedido-. Al abrir un libro de historia,
el lector espera entrar, guiado por la
solidez de los archivos, en un mundo
de acontecimientos que sucedieron
realmente. Además, al pasar el umbral
“Caudillo: En las estancias de ganado, el segundo
jefe, inferior solamente al caporal”. En Francisco J.
Santamaría, Diccionario de Mejicanismos, 2005,
p. 230.
4
José Revueltas, “A propósito de los muros de
agua”, en Los Muros de agua, 2000, p. 10.
5
Ibid., p. 20.
3
Imagen tomada de: www.abretelibro.com
6 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura
la caracterización, la repetición de
motivos, la variación del tono
y
el punto de vista, las estrategias
descriptivas alternativas y similares; en
suma, mediante todas las técnicas que
normalmente esperaríamos encontrar
en el tramado de una novela o una
obra.8
de lo escrito, está sobre aviso, abre su
ojo crítico y exige, si no un discurso
verdadero comparable al de un tratado
de física, al menos un discurso plausible,
admisible, probable y, en todo caso,
honesto y verídico.6
Además, el mundo narrado (diegético) se
vuelve inteligible para los lectores porque
parece lineal, y como señala Ricoeur,
somos capaces de seguir un relato desde
el inicio y hasta su desenlace.7 En lo que
respecta a la ficcionalización de la historia
y a la historización de la ficción como
posibilidades,
una perspectiva clave
viene de la poética a la historia que ha
desarrollado Hayden White, el cual ha
señalado que el historiador (especialmente,
aunque no sólo, el del siglo XIX) muestra
su talento organizativo en la selección de
los materiales para construir una narración
como lo haría un escritor de ficción:
Los acontecimientos son incorporados
en un relato [histórico] mediante
la supresión
y subordinación
de
algunos de ellos y el énfasis en otros,
Paul Ricoeur, “La representación historiadora” en
La memoria, la historia y el olvido, 2003, p. 348.
7
“El hecho de seguir una historia, consiguientemente,
consiste en comprender las acciones, los
pensamientos y los sentimientos que se suceden
en una dirección concreta (directedness). Lo cual
puede entenderse del siguiente modo: el desarrollo
de la historia nos impele a seguir hacia adelante
y respondemos a dicho impulso creándonos
expectativas sobre el comienzo y el final de todo el
proceso. En este sentido, el “final” de la historia es
el polo de todo el proceso”. Paul Ricoeur, “Función
narrativa y experiencia humana del tiempo” en
Historia y Narratividad, 1999, pp. 186 y 192.
6
De lo anterior surge un primer punto
que nos puede ayudar en nuestra lectura
literaria/historiográfica de una novela que
desacraliza a todo un grupo que habían
creado un halo de “pureza” ideológica
alrededor de la Revolución Mexicana
(especialmente en la denominada Novela
de la Revolución) como es Los relámpagos
de agosto; la cual se desarrolla, como
toda novela de pretensiones críticas e
históricas, entre lo real y lo ficticio para
dar cuenta del conflicto generado por el
vacío del poder presidencial en el México
posrevolucionario y cercano al inicio del
“maximato”,9 desde una visión individual
a través de un tono muy utilizado en el
periodo: el autobiográfico.10
Jorge Ibargüengoitia utiliza las “memorias”
de un supuesto general de división (José
Guadalupe Arroyo) del cual nunca sabemos
cómo se las hace llegar, para contarnos
una novela que se desarrolla durante los
Hayden White, El texto histórico como artefacto
literario, 1992, p. 113.
9
Es fácil identificar a algunos de los personajes:
Obregón (Marcos González), Calles (Vidal
Sánchez), Emilio Portes Gil (Eulalio Pérez H.) y a
muchos otros actores de ese periodo histórico.
10
Ver de Antonio Castro Leal: “Introducción” en La
novela de la Revolución Mexicana, Tomo I 1960,
pp. 25 y ss.
8
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 7
Literatura
primeros años de la institucionalización
de los preceptos políticos emanados de la
Revolución –entre 1928 y 1929- y lo hace
con un estilo que no sólo oculta de manera
deliberada a los posibles personajes
históricos en los que se pudo haber basado
para crear su contraparte literaria, también
nos da una visión del juego de la política
mexicana con toda su crudeza y prácticas
muy particulares que igual muestran la
nula preparación de los dirigentes, así
como el cinismo de los diferentes caciques
(siempre aspirantes a caudillos y siempre
subordinados de éste) que existieron
en aquel periodo. Lo que resalta es esa
falta tanto de solemnidad y el toque de
mordacidad que llega hasta lo cómico,
lo que hace a la novela no sólo un fresco
del pasado sino un cuadro demasiado
familiar para el lector del momento de la
publicación (1964), y para el de hoy, ya que
hace a la novela de cierta forma ahistórica
o atemporal para desgracia de nuestra
sociedad.
Entre novelas, visiones y
memorias
La crítica es el elemento que hermana a
Los relámpagos de agosto con otra novela
que igualmente da cuenta, en 1929, del
inicio del maximato: La sombra del caudillo
de Martín Luis Guzmán. Ambos textos
literarios mantienen un sentido crítico,
pero la que hace Guzmán está acotada al
desempeño de la clase política surgida del
triunfo de las armas constitucionalistas que
bajo el liderazgo de Venustiano Carranza se
afianzaron en el poder y en la presidencia
de la república que posteriormente
detentarían, primero, Álvaro Obregón,
después, Plutarco Elías Calles en aquellos
8 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura
Mtro. Alfredo Moreno Flores
años que van de 1920 a 1928 y que
culminaron con el asesinato de Obregón
por vía de un fanático católico. Este último
hecho derivaría en la reconfiguración de
los endebles equilibrios de los diversos
grupos políticos en pugna, que resultó
en el debilitamiento de organizaciones
obreras como la CROM, pero que trajo
la institucionalización y unión de los
diferentes grupos revolucionarios, así como
la legitimación del acceso a la presidencia
de la república a través del nuevo PNR
creado bajo el dominio de Calles y que
sería parte de los logros del denominado
“maximato”.11 En cambio, la narración
tragicómica que nos entrega Ibargüengoitia
no tiene como blanco a un personaje en
especial, el escritor guanajuatense critica
a toda la clase política mexicana que se
sentía heredera del movimiento iniciado
por Madero.
Por otro lado, y si queremos buscar un
claro antecedente a Los relámpagos de
agosto lo podemos encontrar en una
obra teatral del propio Ibargüengoitia
que retomaba el asesinato de Obregón
un par de años antes.12 El cambio de
la dramaturgia a la novela por parte de
Ibargüengoitia lo explica el poco éxito de
sus puestas en escena. De hecho, el ex
Imagen tomada de la página del Festival
Internacional Cervantino, pro (FIC 2008).
http://www.festivalcervantino.gob.mx/fic08/
Hoy se considera como parte fundamental
de la obra narrativa de Ibargüengoitia su
manejo del humor y de la ironía. Parece
que esos dos elementos mezclados son
el coctel que hace adictiva la lectura de
sus novelas. Incluso los especialistas en
literatura mexicana lo señalan:
Ibargüengoitia es en su arte antes que
nada una voz fascinante que nos hace
“El atentado me dejó dos beneficios: me cerró las
puertas del teatro y me abrió las de la novela. Al
documentarme para escribir esta obra encontré un
material que me hizo concebir la idea de escribir
una novela sobre la última parte de la Revolución
Mexicana basándome en una forma que fue común
en esa época en México: las memorias de un
general revolucionario”.
clublectores.com/biografias/ibarguen.htm
13
Ver de Tzvi Medin: “El legado revolucionario y la
posibilidad histórica del obregonato” en El minimato
presidencial: historia política del maximato (19281935), 1990, pp. 16-28.
12
En 1963 recibió el premio “Casa de las Américas”.
El atentado basada en el asesinato de Obregón
sería un preámbulo de Los relámpagos de agosto
publicada en 1965.
11
adictos a su omnipotente capacidad
de scherzo, de burla. Buscamos a
la persona, queremos oírlo hablar,
opinar, verlo observar indignado, y no
nos cansamos de su humor, lucidez,
sinceridad e infinita capacidad de
sarcasmo.14
alumno del, también dramaturgo, Rodolfo
Usigli señalaba que los desaires y críticas
que le hizo éste fueron el detonante para
que dejara el teatro y se concentrara en la
novela.13
Sin embargo, la carcajada inesperada no es
lo que desde el punto de vista historiográfico
revaloriza una novela como Los relámpagos
de agosto. Lo que descubre esa fina
ironía es una historia paralela a otra, de
inspiración realista, que diferentes autores
han llenado de solemnidad o respeto como
fue el caso de la mencionada La sombra
del caudillo. En ésta, la Revolución y sus
ideales no son puestos en tela de juicio en
ningún momento, por el contrario, parece
que la disfuncionalidad no es efecto de la
lucha ni de sus ideales, es resultado de la
acumulación del poder en un solo hombre:
el caudillo que no puede vencer sus
ansias de perpetuarse en la presidencia a
través de la elección y apoyo, no al mejor
candidato, sino al más manejable.
No es extraño que Ibargüengoitia escogiera
el formato de “memorias” si consideramos
todo el cúmulo de testimoniales que
protagonistas directos e indirectos han
dejado plasmados tanto en la narrativa
literaria como en la histórica. Un estilo
literario que no sólo fue un acierto y
decisión calculada por Ibargüengoitia, sino
uno que hoy juzgamos como “demasiado”
parecido a la realidad si se comparan, por
ejemplo, con las “Memorias” de Gonzalo N.
Santos, cacique de la Revolución y al que
14
Hugo Hiriart, ”Diario Infinitesimal” en Letras Libres,
2008, p. 100.
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 9
Literatura
Carlos Monsivais considera reconocible en
personajes tanto de La sombra del Caudillo
como de Los relámpagos de agosto.15
Imagen tomada de:
www.articulo.mercadolibre.com.mx
Por otro lado, es necesario aclarar que la
auto-biografía y las memorias son géneros
cercanos y debido a esta proximidad, hay
dificultades para encontrar diferencias entre
ambos, sus fronteras que son “subjetivas
y móviles”,16 ya que en los dos géneros
la narración de lo vivido es llevada por
alguien que cuenta su vida o experiencia.
Sin embargo, la distinción radica en que
mientras la autobiografía narra lo que se
ha dicho acerca de lo que se ha hecho,
las memorias dan cuenta de lo que se ha
visto, hecho y conocido.17 Así entonces, en
Los relámpagos de agosto Ibargüengoitia
utiliza un recurso clásico en literatura:
señala por medio del personaje principal,
el general José Guadalupe Arroyo, que el
texto es una obra autógrafa que sólo se ha
escrito porque Arroyo ha sido “vilipendiado,
15
Carlos Monsivais, “La moral es un árbol que da
moras” Un cacique: Gonzalo N. Santos en Letras
Libres, diciembre de 2000, p. 27.
10 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura
Mtro. Alfredo Moreno Flores
vituperado y condenado al ostracismo”.18
Es decir, el texto defiende pero es, al
mismo tiempo, el otro lado de la historia;
una lejana a la oficial; una que nos presenta
el lado tosco, bronco no sólo de Arroyo,
insisto, también nuestra el lado turbio y
viciado de los políticos y sobre todo de las
prácticas para acceder a los altos cuadros
de la jerarquía revolucionaria.
Entonces, y retomando la lectura
comparada de Los relámpagos de agosto
de Jorge Ibargüengoitia con La sombra
del Caudillo de Martín Luis Guzmán
encontramos dos formas opuestas de
criticar el lado obscuro de los líderes
emanados de la Revolución. Las diferencias
se originan, porque Martín Luis Guzmán
fue parte de esos cuadros que lucharon en
la Revolución y por ende perteneciente a
esa generación que propició la caída del
porfiriato y vivió el cambio que trajo dicho
conflicto.19 En cambio, Ibargüengoitia
pertenece a una nueva generación que no
tiene lazos emocionales o ideológicos con
el movimiento armado de 1910 lo que le
permite mantener una distancia no sólo
temporal sino una mirada severa; treinta
años o una generación, era razón suficiente
para parodiar al tótem ideológico del
PRI. Un ejemplo que ilustra lo anterior, lo
encontramos al comparar el tono presente
En George May, La autobiografía, 1982, p. 150.
17
Ibid., p. 144.
18
“Prólogo” a Los Relámpagos de agosto, 2003, p. 9.
19
En 1928 se publica la novela autobiográfica de
Guzmán: El águila y la serpiente que da cuenta
de sus vivencias en la Revolución, por cierto a un
año de la publicación, en 1929, de La sombra del
caudillo.
en otra novela de tono autobiográfico de
Martín Luis Guzmán (El águila y la serpiente)
en el que utiliza sus propias memorias para
narrar sus andanzas durante la Revolución,
ahí el tono es así:
La perspectiva de sumarse al séquito
del Primer Jefe no me agradaba de
ningún modo. Cerca de don Venustiano
florecían viciosamente la intriga y la
adulación más bajas […] Y si bien
es verdad que en ese ambiente
nauseabundo se purificaban a ratos con
la presencia de hombres estimables…a
la postre prevalecía la mala atmósfera
o se espesaba lo bastante para que
sintiera uno repugnancia
y ganas
de huir. Los hombres sinceros, los
decididos a llamar las cosas por su
nombre, no tenían nada que hacer en el
ámbito estrechamente carrancista.20
El tono, pese a ser crítico, no raya en
el cinismo presente en las “memorias”
del personaje central en la novela de
Ibargüengoitia: José Guadalupe Arroyo:
¿Por qué de entre tantos generales
que habíamos entonces en el Ejército
Nacional había González [el presidente
electo] de escogerme a mí para
Secretario Particular? Muy sencillo, por
mis méritos, como antes dije, y además
porque me debía dos favores. El primero
era que cuando perdimos la batalla de
Santa Fe, fue por culpa suya […] El otro
favor me lo llevaré a la tumba. Volviendo
al hilo de mi narración, diré pues, que
festejé el nombramiento, aunque no
con los desórdenes que después se me
16
20
Martín Luis Guzmán, El águila y la serpiente,
1960, p. 293.
atribuyeron. Eso sí, la champaña ha sido
siempre una de mis debilidades, y no
faltó en esa ocasión; pero si el diputado
Solís balaceo al coronel Medina fue por
una cuestión de celos a la que soy ajeno,
y si la señorita Eulalia Arozamena saltó
por la ventana desnuda, no fue porque
yo la empujara, que más bien estaba
tratando de detenerla.21
Es fácil entender el contraste en las dos
novelas antes citadas, una tiende a lo
testimonial y la otra a lo satírico. Sin
embargo, parecería que Los relámpagos de
agosto es una simple burla a los caudillos
y caciques que se enquistaron el poder
al triunfo de los ejércitos revolucionarios,
pero por desgracia personajes como José
Guadalupe Arroyo no están lejanos a
caciques de carne y hueso como el antes
mencionado Gonzalo N. Santos, al que
incluso hoy le sirve como modelo a los
que siguen interpretando a caciques en el
cine.22
Santos de familia liberal y con antecedentes
en la
masonería, fue revolucionario,
diputado varias ocasiones, miembro
fundador del PNR y gobernador de San
Luis Potosí de 1943 a 1949. Siempre
ligado al poder y especialmente a algunos
Jorge Ibargüengoitia, Los relámpagos de agosto,
2003, p. 13.
22
En entrevista con el diario La Crónica (30/
nov/2009) el actor Daniel Giménez Cacho, ha
señalado que para su personaje (el general Andrés
Asensio) de la versión fílmica de la novela de
Ángeles Mastreta: Arráncame la vida, se basó en
la lectura de las “memorias de Santos.
21
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 11
Literatura
Mtro. Alfredo Moreno Flores
presidentes de la república como Ávila
Camacho y Adolfo Ruiz Cortines; cacique
casi perpetuo de su estado hasta su exilio
en 1958 de su hacienda El Galeote, famoso
por su cinismo y por sus frases como “la
moral es un árbol que da moras o vale para
una chingada” o sus famosos “ierros”
que aplicaba a sus enemigos (encierro,
destierro y entierro). Para Santos no había
límites en la lucha por el poder, si alguien
se cruzaba en su camino no había piedad,
como lo señala en sus memorias: “indio,
gachupín o gringo, al que se atraviese lo
chingo”. 23
José Guadalupe Arroyo se parece a Gonzalo
N. Santos uno y otro son, como señala
Monsiváis, personajes que vivieron el
proceso revolucionario desde “la segunda
fila”, sus Memorias (las de ambos) contadas
desde la autobiografía bronca de Santos y
desde la sátira política de Ibargüengoitia:
“son un alarde de crímenes y fraudes, el
canje de la demagogia por el cinismo y
la provocación, el desfile de personajes
que los lectores encuentran pintorescos
porque ya no tienen la oportunidad de ser
sus víctimas”.24 En esto último descansa la
propuesta de considerar a Los relámpagos
como una novela que al leerse desde el
presente no espanta, sirve como evocación
atemporal en la que se reflejan políticos
contemporáneos a Ibargüengoitia y, por
desgracia, todavía presentes en todos los
partidos políticos de la actualidad.
Gonzalo N. Santos, Memorias, pp. 243-253.
24
Carlos Monsivais, “La moral es un árbol que da
moras” Un cacique: Gonzalo N. Santos en Letras
Libres, diciembre de 2000, p. 25.
23
12 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura
que fue invisible a los protagonistas
cuando lo vieron, y desconocido a
sus contemporáneos antes que él lo
revelara.25
El jefe del Poder Ejecutivo, licenciado Emilio Portes
Gil, saliendo de la Cámara de Diputados, después
de leer su Informe Presidencial. Lo acompañan los
diputados Gonzalo N. Santos, (Primero de izquierda
a derecha) Manuel Riva Palacio, José Reynoso
y otros más. Imagen tomada del libro: Gustavo
Casasola, Historia gráfica de la Revolución
mexicana, tomo VI, México, Editorial Trillas, 1973,
p. 1947.
Ibargüengoitia, como autor-narrador, es no
sólo el que otorga el sentido a su narración, es
también quien controla el tiempo diegético/
narrativo y es en este hecho que su labor
se vuelve cercana a la del historiador, como
señala George Kubler:
El historiador tiene el compromiso de
revelar y describir la forma del tiempo.
Traspone, reduce, compone y colorea
un facsímil…El historiador compone
un significado de una tradición,
mientras que el anticuario sólo recrea o
reproduce, en formas ya familiares, una
oscura fracción del tiempo pasado. A
no ser que sea un analista o un cronista,
el historiador
trasmite un modelo
Es decir, Ibargüengoitia señala en la novela
que el tiempo narrativo se desarrolla entre
1928 y 1929, pero su forma de narrar
encubriendo nombres y fechas en un
momento que no parecería ser inevitable
-pese al presidencialismo y la censura de
1964, y aparentando dar respuesta a un
problema social: el exceso de generales
en un momento en que éstos ya no eran
necesarios- nos lleva a pensar que de
manera consciente o inconsciente, y de la
misma forma en que el propio Ibargüengoitia
no le gustaba ser considerado un escritor
“cómico”, Los relámpagos de agosto
es una novela que pese a los hechos
trágicos que da cuenta (la práctica política
marrullera) se torna en un espejo del cual
no podemos alejarnos en la actualidad. La
primera persona utilizada para entregar al
lector logros y desventuras del cacique, o
aspirante a cacique, da fuerza al argumento
de Revueltas con el que comenzamos este
trabajo: la realidad es más inverosímil que
la ficción y se necesita de alguien que
le otorgue sentido; el literato el cual se
acerca al historiador en ese punto, aquí
la pertinencia de la cita al principio del
ensayo del José Revueltas. El autor, es
decir Ibargüengoitia, reconfigura el tiempo
diegético como lo hace el historiador desde
la perspectiva de Kubler.
25
George Kubler: “La historia de las cosas” en La
configuración del tiempo, 1988, pp. 69-70
A manera de conclusión
Las Memorias de Gonzalo N. Santos no
arrancan la carcajada liberadora, nos
hace sentir cierto coraje y animadversión,
sobre todo porque nos hablan de hechos
y sucesos verdaderos; en cambio José
Guadalupe Arroyo al ser una creación
ficticia nos acerca a la visión que se
pretende sea desde adentro de la política
caciquil, no nos ofende puesto que no
alude a hechos siempre verificables, nos
hace pensar desde nuestro presente,
nos da otra lectura que por lo vigente se
aprecia atemporal y nos hace, otro lado,
revalorizar el testimonio oral como fuente
válida histórica e historiográficamente.
Además, y en lo que respecta a la forma,
resalta que en tan pocas páginas (menos
de 150) Ibargüengoitia haya podido
plasmar no sólo los usos y costumbres
de los hombres del poder, sino que señale
abiertamente un hecho innegable: la casta
militar que triunfó en la Revolución, formada
tanto por sobrevivientes del porfiriato
como por advenedizos hechos al valor de
las batallas, representaba un peligro para
el poder del Estado y que se aclara al final
de la novela en un breve apartado titulado
“Nota explicativa, para los ignorantes
en materia de Historia de México” en el
cual se señalan las “grandes purgas” que
ocurrieron en el ejército durante el periodo
revolucionario y termina así:
Estas grandes purgas no fueron
completamente eficaces. En el año
de 1938 el Ejército mexicano contaba
con más de doscientos generales en
servicio activo, de los cuales más de
cuarenta eran de División…La solución
de estas anomalías la dio la Ley de
Pensiones de Retiro y la Naturaleza. En
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 13
Literatura
–¿Sabes que tengo órdenes de pasarte
por las armas? –me preguntó. Se
sentía muy triunfador. A mí ya nada me
importaba. Nomás que no lo voy a hacer.
Porque cuando estaba yo tan…-aquí
dijo una palabra que no puedo repetirtú me invitaste a comer y me regalaste
tu pistola para que yo la empeñara.
–Esto último, huelga decir, es una gran
mentira. Él se robó mi pistola de cacha
de nácar y yo hice lo posible que lo
capturaran y lo pasaran por las armas.
Así que le agradezco a Macedonio
Gálvez que no me haya fusilado esa
noche como era su deber; pero yo no
le reglé mi pistola, él se la robó. Claro
que en ese momento no estaba yo con
aliento para contradecirlo.27
la actualidad, el Ejército Mexicano tiene
los generales que le hacen falta; todos
los demás están enterrados, retirados o
dedicados a los negocios.26
Sin duda, llama la atención este último
párrafo de la novela. ¿Es una especie de
precaución para no sufrir alguna censura
por parte del gobierno -recordemos
que era el periodo del presidencialismo
indomable- o es sólo una especie de guía
para el lector? No lo sabemos con certeza,
pero sí podemos sacar algo en conclusión:
la visión del pasado desde el presente
del autor está claramente explícita y nos
permite enunciar que la forma se torna en
fondo. El recurso irónico y mordaz que a
cada momento rompe la poca solemnidad
de los hechos que se narran, no permite
que el lector se sienta trasportado a otra
época, de forma inversa, hace que la
narración, a pesar de ser lineal, se perciba
atemporal: los hechos corresponden al
pasado, pero las peripecias de Arroyo
parecen actuales por las desventuras que
sufre y que al final no le cuestan lo que el
lector espera: la vida; por el contrario la
salva por medios casi providenciales:
Terminé mi botella de Martell y ya me
disponía a pasar durmiendo las últimas
horas que me quedaban de vida, cuando
abrieron la puerta del calabozo y entró
nada menos que Macedonio Gálvez.
26
Los Relámpagos de agosto, 2003, p. 132.
14 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura
Final feliz, que no deja ser contradictorio
al leerlo, por un lado el lector quiere que
el personaje se “salve” y al mismo tiempo
espera que sea castigado. Para terminar
este ensayo, resta señalar que el estilo
irónico de Ibargüengoitia de la mano del
género “memorias” entregan un texto que
al contextualizarse y compararse con otros,
desde sus versiones históricas/noveladas
permite revalorar ese tono acido y crítico de
una forma que potencias sus posibilidades
historiográficas y literarias hasta lograr una
atemporalidad que recupera su pertinencia
actual.
27
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2003 El texto histórico como artefacto
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Ibid., p. 127.
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 15
Literatura
Mtro. Miguel Ángel Flores Martínez
Fernández de Lizardi 200 Años Después:
La Vigencia del Periquillo Sarniento
Mtro. Miguel Ángel Flores Martínez
Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco
E
n uno de sus documentados
“Inventarios”1, José Emilio Pacheco
nos informa que José Joaquín
Fernández de Lizardi quiso sólo como
epitafio unas pocas y precisas palabras que
hablan de su modestia como autor: “Aquí
yacen las cenizas del Pensador Mexicano
quien hizo lo que pudo por su patria”.
perdieron, pero nos quedó el monumento
de su libro: El Periquillo Sarniento.
Imagen tomada de
http://www.epdlp.com/fotos/flizardi.jpg
Falleció el 27 de junio de 1827. Y recibió
sepultura en el atrio de San Lázaro. Después
el atrio tuvo diversos usos, entre ellos el
de servir como corral de cerdos. Y con los
años nadie se acordó de que allí reposaban
los restos de quien con el tiempo adquiriría
la celebridad postmortem por haber sido
el primero en escribir una novela que vio
la luz en vísperas de la consumación de la
independencia de México. Sus cenizas se
1
José Emilio Pacheco, “Lizardi el fundador”,
Proceso, 13 de noviembre de 1976.
16 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura
Imagen tomada de librosgratis.org
La paradoja es que Lizardi nunca se
consideró novelista. El periodismo fue su
ocupación y vocación primordial; los textos
de ficción fueron para él una actividad
subsidiaria. Escribió otras novelas como
La Quijotita y su prima y Don Catrín de la
Fachenda, mejor escritas desde el aspecto
artístico, pero que no superaron en nada la
ambición narrativa de su primer libro.
José Joaquín Fernández de Lizardi había
nacido en la ciudad de México el 15 de
noviembre de 1776. Era hijo de padres
criollos. En su nota biográfica, Jefferson
Rea Spell nos informa que seguramente
su familia, aunque de recursos modestos,
había disfrutado de cierta reputación
profesional. En cuanto a su educación,
había seguido el camino de su clase social:
estudios secundarios y universitarios.
Aunque nació en la ciudad de México,
su infancia transcurrió en Tepotzotlán,
y regresó a su ciudad natal para seguir
estudiando. Se matriculó en el Colegio de
San Ildefonso en 1793, pero no concluyó
sus estudios. Se casó a los 29 años. Se
dedicó al periodismo y la literatura. Su
primer texto sería un poema trivial en el que
celebraba el ascenso al trono de España
de Fernando VII. Escribió infatigablemente,
y la poesía fue su medio para satirizar y
ridiculizar a personajes de la sociedad
de su tiempo. La sátira se convertiría
en el arma preferida en su denuncia de
las lacras de la sociedad colonial que
mantenía a la Nueva España sumida en los
peores vicios, en el atraso económico y la
incuria moral. Los pobres abundaban, los
ricos envilecían a los pobres y hacían de
la corrupción regla de comportamiento.
Lo que sería México se hallaba ya en
plena rebelión independentista cuando se
promulgó la Constitución de Cádiz, que
reconocía ciertos derechos a los territorios
coloniales. Eso sucedió en 1812, año en
que Lizardi fundó su primer periódico, El
Pensador Mexicano (1812-1814).
Inconforme con el orden colonial, utilizó la
letra escrita para atacarlo. De admirador
de Fernando VII en su primera juventud,
paso a ser enemigo del Virreinato en
su vida adulta. Pagó su disidencia con
persecución y cárcel. Los ciudadanos
de la Nueva España habían nacido para
obedecer y callar. Debían aceptar su
destino de humillaciones y pobreza. Y los
criollos debían agradecer su condición de
subordinados. Las sátiras al virrey Venegas
que se publicaron en su periódico tuvieron
como efecto que se revocara la libertad
de imprenta; Lizardi conoció por ello la
prisión. El autor de El Pensador Mexicano
consideraba que su tarea principal
consistía en atacar los males políticos de
su época. Pero la censura era implacable.
No había derechos ciudadanos ni libertad
para manifestarse. Sorteando dificultades,
Lizardi logró dar vida a dos periódicos
más que aparecieron simultáneamente, la
Alacena de frioleras y el Caxoncito de la
alacena.
Imagen tomada de cervantesvirtual.com
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 17
Literatura
Fueron duros los años en los que
transcurrieron las luchas de Independencia;
En 1820 hubo cambios en el gobierno de
España y se restablecieron en México
el gobierno constitucional y la libertad
de imprenta. Lizardi reinició entonces
su actividad periodística y fundó El
Conductor Eléctrico, que se convirtió
en su medio para combatir a quienes se
oponían a la Constitución de Cádiz. Se
sumó al movimiento independentista
con gran entusiasmo, se adhirió a las
fuerzas comandadas por Iturbide y en
el pueblo de su infancia, Tepotzotlán,
fue la cabeza de una prensa insurgente.
Desde su juventud Fernández de Lizardi
había luchado con la letra escrita por una
sociedad mejor, en la que no imperaran
los vicios de la corrupción; había abogado
siempre por un mejor sistema de justicia y
de educación. Detestaba la holgazanería,
la incultura, la irresponsabilidad y la falta
de compromiso y seriedad con que se
asumían las tareas profesionales. Le eran
insoportables los hombres que encargados
de impartir justicia, la condicionaban a las
posibilidades económicas de quienes se
veían implicados en delitos de toda índole;
aborrecía a los médicos ineptos que en lugar
de curar provocaban sufrimiento y muerte.
Su amargura fue enorme cuando le quedó
claro que la facción de Iturbide se oponía
a todas las reformas políticas y religiosas
por las que siempre había luchado. La
persecución a su actitud crítica no concluiría
con la consumación de la Independencia.
En febrero de 1822 publicó su Defensa
de los francmasones. Las autoridades
eclesiásticas lo excomulgaron, pero al final
18 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura
Mtro. Miguel Ángel Flores Martínez
recibió el perdón de éstas, aunque él nunca
admitió que había cometido algún delito ni
se retractó de sus errores. El último clavo
en el féretro de sus desilusiones fue el
artículo III de la Constitución de 1824, que
legalizó a la Iglesia Católica. Inconforme
con el nuevo orden independiente, publicó
una hoja quincenal, a la que puso el título
de Conversaciones del payo y el sacristán,
en el que un hombre de poca instrucción
discutía con otro dedicado, a la actividad
religiosa, asuntos de la Iglesia y del Estado.
La cuestión política siempre estuvo en el
centro de su biografía, y era consciente
del papel que jugaba el laicismo en una
sociedad que se quería libre de censuras
y prejuicios. Por sus servicios en la causa
de la Independencia se le nombró editor
de la Gazeta del Gobierno y un año antes
de su muerte fundó su último periódico,
Correo Semanario de México. Y como una
especie de despedida mandó imprimir un
folleto intitulado Testamento y despedida,
en el que se ocupó una vez más de los
abusos sociales y políticos que afectaban
a la sociedad.
El periodismo es crítico por definición; así
lo entendía Fernández de Lizardi.2 Y es
una actividad arriesgada en una sociedad
que carezca de una institucionalidad que
garantice el libre ejercicio de la expresión
escrita. El periódico como foro para
el debate de los problemas políticos y
sus soluciones es fundamental para la
construcción de una sociedad justa. El
autor de El Periquillo Sarniento sabía que
el gobierno colonial perpetuaba un sistema
injusto y que era proclive a la represión de
la libre manifestación del pensamiento. No
admitía críticas. Mantener en la ignorancia
a la población era el mejor método para
perpetuar los privilegios. El Periquillo
Sarniento nace como una forma de evitar
la censura, de enmascarar el mensaje.
Como un medio para evadirla y seguir
expresando su inconformidad y crítica a
una orden social que sólo degradaba a
quienes estaban sujetos a éste.
Para Lizardi su actividad como intelectual
estaba impregnada de un espíritu
pedagógico. El quería divulgar un evangelio,
no religioso, por supuesto, sino laico.
Le preocupaba el respeto a la dignidad
de los hombres y buscaba imbuirles un
pensamiento civil que tomara en cuenta los
beneficios de la educación y la solidaridad
social. El ejercicio del periodismo lo había
capacitado para un ágil manejo de la prosa
y su capacidad de lectura y curiosidad
intelectual lo había dotado de una gran
erudición enciclopédica. El Periquillo
Sarmiento3 no debía de cumplir para él
sólo la función de recorrer un espejo a
lo largo de un camino, como se dijo que
debería ser la novela en el siglo XIX. El
Periquillo era la coartada para propagar
un mensaje. La novela debía de servir de
púlpito y desde ella pronunciar un largo
sermón para condenar el vicio y elogiar la
virtud. Lizardi pone el acento en aspecto
moral de la vida para ocultar el contenido
político de la novela. En el fondo se trata
de denostar el colonialismo que sólo ha
provocado desgracias en lo que se conocía
como la Nueva España. España se había
interesado sólo por obtener el oro que le
permitía los lujos ahorrándose el trabajo
de producir sus bienes de consumo. El
trabajo es esclavitud y lo mejor será vivir
explotando, engañando o aprovechándose
del prójimo, de los que en verdad producen
la riqueza. Lizardi desarrolló su sermón con
el andamiaje de la novela.
Imagen tomada de: cervantesvirtual.com
2
Imagen tomada: www.skyscraperlife.com
Sobre este tema de periodismo y novela nos ha
sido muy útil la lectura de “Introducción a José
Joaquín Fernández de Lizardi”. Casa del Tiempo
Vol. 2, Num. 16, Diciembre, 1981.
3
Para esta nota nos hemos valido de la edición de la
novela que publicó la editorial Porrúa en 1984 en su
colección “Sepan Cuantos…”
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 19
Literatura
Mtro. Miguel Ángel Flores Martínez
Su estrategia narrativa consistió en utilizar
los recursos de la novela picaresca. El
pícaro es el único, que despojado de todo,
puede sobrevivir gracias a su astucia, y que
cruza un mar de podredumbre moral sin
ahogarse en él. El pícaro es el sobreviviente
de un naufragio social. Y el pícaro sólo podía
expresarse mediante el habla popular.
Ésta es la gran contribución de Lizardi
a la novela que se empieza a escribir en
los territorios colonizados por España. Su
novela puede leer como la emancipación
espiritual de la antigua colonia. La novela
El Periquillo Sarniento está escrita con el
habla popular, con la lengua que emplean
los habitantes de lo comienza a ser México.
Para Perico el lenguaje oculta y revela. Se
ignora el sentido de lo que se dice y así se
construye un discurso hueco que sirve para
la manipulación que hacen los poderosos.
El fin supremo de la política es engañar con
la apariencia de la verdad. Para los fines de
Lizardi, la salud social debía basarse en un
lenguaje del que se conoce el sentido del
vocabulario con el que nos relacionamos.
Como la intencionalidad de José Joaquín
no era elaborar una novela que sólo se
sostuviera por sus valores narrativos,
nada le importó la amenidad del relato, el
desarrollo de la trama sin intromisiones de
elementos ajenos que sólo hacen pesada
su lectura. No confió en que su mensaje
podía pasar muy bien sin los apoyos de
una erudición que sólo estorban el ritmo
de la lectura, sin la espesa tinta de la
admonición moral.
era una tarea en la que no podía confiar su
autor. La urgencia por llamar la atención
de todos los vicios que plagaban a la
sociedad colonial era demasiada. Él no
podía aceptar que la opresión era un rasgo
natural de la sociedad novohispana, y se
negaba a aceptar que el mundo se dividía
entre los que pertenecían a la “gente
decente” y los “léperos”, los que estaban
condenados a la degradación moral que
aceleraba el consumo del alcohol; éstos
cargaban con el estigma de la pereza y el
vicio. Nada ni nadie los podía redimir. En
la utopía de Fernández de Lizardi había
lugar para un nuevo país, sin corrupción
y sin engaños. En el prólogo a su novela
explica por qué escribe: “Cuando escribo
mi vida, es sólo con la sana intención de
que mis hijos se instruyan en las materias
sobre que les hablo”. Y en el cuerpo de la
novela insiste: “Esto es deciros hijos míos
que deseara que de la lectura de mi vida
sacarais tres frutos, dos principales y uno
accesorio: amor a la virtud, aborrecimiento
al vicio, y diversión.” (Cap. V, segunda
parte).
Dejar libre a su personaje y que los hechos
que vive, padece y protagoniza fueran
conformando por sí mismos los hilos de su
discurso moral, con sólo la ejemplaridad
de los dichos y sucedidos del Periquillo,
Imagen tomada de: cervantesvirtual.com
20 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura
no podían leer su prosa. O carecían de
recursos para comprar los folletos que
después conformaron el libro, o no sabían
leer. El temía que sus posibles lectores
se distrajeran por el placer de evasión
que proporcionaba la novela en sí y que
se pasara por alto su mensaje, por eso
subrayaba el carácter de su escritura al
dirigirse a sus hijos. La novela estorbaba a
sus propósitos. No se consideraba autor de
ficciones. Pero su talento narrativo se impone sobre sus intenciones moralizadoras.
Paradójicamente, el autor, el periodista que
no creía en el valor intrínseco de novela,
es el fundador de la narrativa mexicana.
En las fiestas del bicentenario debería de
ocupar un lugar destacado la celebración
de su novela. Pero por el momento nadie
parece acordarse de nuestra deuda con
Lizardi. En 1816 emprendió la publicación
de su novela. En 1810 comenzó la rebelión
que nos independizaría de España.
Asombra que en tiempos tan turbulentos
Fernández de Lizardi haya tenido la energía
intelectual y la voluntad literaria y política
de emprender la redacción de una novela
como El Periquillo Sarniento, catálogo de
nuestros males y defectos; espejo de una
realidad que sobrevive dos siglos después
en sus rasgos más deleznables. Leer El
Periquillo en 2010 significa tener presente
la lista de nuestras asignaturas pendientes.
Entre ellas la de un sistema de justicia que
honre su nombre.
Fernández de Lizardi remaba contra
la corriente: escribía para un público
inexistente. A quienes dirigía su mensaje
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 21
Historia
Dr. Alejandro Ortiz Bullé Goyri
José F. Elizondo y su percepción teatral de la
Revolución Mexicana. El Caso de El Surco (1911)
Dr. Alejandro Ortiz Bullé Goyri
Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco
E
l periodista y dramaturgo José F.
Elizondo es ampliamente conocido
por su crónicas de espectáculos y
sus artículos humorísticos publicados en
El Universal Ilustrado, Revista de Revista y
otros diarios de gran circulación desde el
período del porfiriato hasta la posrevolución
bajo dos pseudónimos: Kien y Pepe Nava.
Si bien esas crónicas, artículos y reseñas
requieren con urgencia un rescate y una
revaloración por su carácter de fuentes
de primera mano para una historia cultural
de la Revolución Mexicana, las obras
dramáticas que Elizondo escribió para
el teatro de revista, tales como El surco
(1911), El país de la metralla (1914) y 19-20
(1920), requieren también una revisión y una
edición crítica. En esta ponencia se abrirá
brecha en ese sentido, en la revisión de la
percepción teatral de José F. Elizondo de
los avatares de la Revolución Mexicana. En
las tres obras mencionadas se marca con
claridad tres momentos fundamentales:
El levantamiento armado, la guerra de
facciones y el fin de la lucha armada y
sus consecuencias. En los tres casos la
percepción se orienta no tanto a mostrar
y reflexionar en favor de algún movimiento
o caudillo en particular, sino en la manera
en que la población vivió y sufrió en carne
propia este movimiento social.
22 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
El Surco en el Teatro Lírico. Imagen tomada
de: http://www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.
php?pagina=exp-historia-iconografica-galeria
Antes de seguir adelante con las reflexiones
en torno a los ecos teatrales que se perciben
de acontecimientos fundamentales de la
revolución, vale la pena detenerse un poco
en definir o al menos dar algunas pautas
para comprender mejor la naturaleza del
teatro de revista en México.
Primeramente habría que determinar que,
en contraposición con el llamado teatro
de revista, existía el llamado “Teatro de
Género Dramático”; es decir, el teatro
sustentado en un texto dramático de
tradición aristotélica que seguía más o
menos los modelos teatrales europeos. En
general en México, durante las primeras
décadas del siglo XX, se trató de un teatro
escrito por literatos de renombre y que por
tratarse de un espectáculo para familias
decentes o de las clases acomodadas,
exponía en sus contenidos temas
melodramáticos en donde se expresaban
los valores y problemáticas propios de
familias mexicanas de clase acomodada,
como es el caso de los dramas que escribió
Federico Gamboa (Entre hermanos, La
venganza de la Gleba) o su sobrino José
Joaquín Gamboa (Vía Crucis) y como
también lo hicieron mujeres escritoras
como Catalina D’Erzell (Esos hombres, Lo
que sólo un hombre puede sufrir), o Amalia
C. de Castillo Ledón (Cuando las hojas
caen, Cubos de Noria), etc. Si bien hubo
distintos grupos y tendencias interesados
en renovar y transformar este llamado
teatro dramático, como fue el caso de las
temporadas de la UDAD (Unión de Autores
Dramáticos) y el grupo de los Siete Autores
Dramáticos (Francisco Monterde, Julio
Jiménez Rueda, Carlos Noriega Hope,
Lázaro y Carlos Lozano García, José
Joaquín Gamboa, Carlos Díaz Dufoo),
no fue sino hasta la incursión de nuevas
generaciones de autores, mejor formados y
con una mayor visión crítica de la realidad,
como Rodolfo Usigli, Xavier Villaurrutia o
Celestino Gorostiza que el teatro formal
o aristotélico adquirió un rigor y una
complejidad artística equiparable al de las
otras manifestaciones como la narrativa o
la poesía.
El teatro de revista fue una tendencia en
el ámbito teatral y espectacular, en el que
por medio de música, bailes, sainetes
y parodias, se representaban aspectos
de la vida social, política o cultural de
actualidad. Su origen puede ubicarse en
la tradición del teatro musical europeo,
particularmente en la zarzuela madrileña,
en la opereta y en ciertas formas escénicas
surgidas en Francia en el siglo XIX, en
las que se parodiaban en un ambiente
de picardía y humor aspectos de la vida
cotidiana parisina. Por ello se le conocía
como teatro frívolo, pues no pretendía ser
necesariamente un teatro serio propio para
personas “educadas y decentes”. Tuvo
una presencia constante en los escenarios
mexicanos desde el último tercio del siglo
XIX hasta a mediados de los años cincuenta
en que por efectos como la censura, la
aparición de la televisión y la falta de
renovación temática y escénica, el teatro
de revista se agotó y perdió vigencia y
presencia en los escenarios de la ciudad de
México, aunque en ciudades como Mérida
y en algunos otros escenarios del país se
mantiene con vida con fortuna diversa.
Al teatro de revista se le conoce también
entonces como género chico, e incluso
de género ínfimo, en comparación con
el género grande que le correspondería,
como categoría musical, a la ópera.
Durante años al teatro de revista se le ha
considerado como una forma teatral de
escaso interés artístico, sin embargo con el
paso del tiempo esta expresión genuina de
la escena mexicana puede ser valorada no
sólo como una importante manifestación
teatral, sino como una valiosa fuente para
la historia.
Podemos encontrar así una cauda inmensa
de textos y espectáculos en los que se
hace la crónica, el comentario y la crítica a
los acontecimientos más significativos de
la Revolución Mexicana. Los numerosos
títulos de obras para el teatro de revista
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 23
Historia
así lo confirman; tales como: Sangre
obrera (1906), El tenorio maderista (1911),
Madero chantecler (1910),
El terrible
Zapata (1912), Ah qué Calles, El jardín de
Obregón, Según como te Portes Gil, Las
huertas de Don Adolfo, Laza los cárdenos,
entre muchísimas obras más a lo largo de
más de tres décadas de escenificaciones
semanales de espectáculos que parodiaban
y comentaban la vida nacional, en particular
los acontecimientos relacionados con los
hechos armados; así como los vaivenes y
secuelas que le sucedieron.
En ese sentido el trabajo escénico y
dramatúrgico realizado por el poeta,
periodista, epigramista José F. Elizondo
para el teatro de revista resulta ampliamente revelador, como se manifiesta en
tres de sus obras más representativas y
vinculadas con acontecimientos claves
del movimiento revolucionario y la gesta
armada (1911-1920).
A Elizondo se le suele identificar con
una postura más bien reaccionaria en
relación con los hechos revolucionarios
que comentaba en sus revistas, como lo
afirman dos de sus estudiosos Armando
Partida, Pablo Dueñas e Ignacio Merino
Lanzilotti:
Esto al menos dice Partida al respecto:
Podemos considerar, que debido a su
naturaleza satírica, la Revista política
sostuvo muchas veces su posición
conservadora, o estuvo muy cerca de la
diatriba reaccionaria, como sucedió con
una de las revistas más representativas
y de mayor éxito, de la primera etapa
revolucionaria como fue El país de la
metralla, (PARTIDA, 2008, P. 38).
24 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dr. Alejandro Ortiz Bullé Goyri
Pablo Dueñas, en el estudio introductorio a
la edición actualizada de la misma revista
afirma que El país de la metralla:
Se mantuvo casi intocable hasta el
momento en que Huerta renunció a su
cargo, es decir, el 15 de julio de 1914; de
inmediato, los militares afectados por la
obra y por lo que ésta decía decidieron
aprehender y castigar a ambos autores
[Elizondo y Gazcón1], por ello advertidos
de lo que se les avecinaba, tomaron la
determinación de esconderse. Elizondo
partió para la Cuba, donde esperó
a que se calmaran los ánimos, entre
tanto, Gazcón se ocultaba con gente
de confianza, pero ni de esta manera
pudo soportar la tremenda tensión que
hizo presa de su salud, y falleció el 9 de
mayo de 1915 (DUEÑAS, 1995, p.33)
Si bien no necesariamente es falso lo que
se asevera, este acontecimiento revela la
menos la importancia que solían darle al
teatro de revista políticos y revolucionarios
de cualquiera de las facciones en pugna.
En muchos casos los autores del teatro
de revista no tanto asumían una postura
antirrevolucionaria o reaccionaria, como
ocurrió con el célebre caso de la revista
que escribió con ese fin José Juan Tablada
titulada Madero chantecler2, con una afán
de denostar a Francisco I. Madero y al
Normalmente las obras de teatro de revista llevan
como autores a quien escribe el libreto; en este
caso, José F. Elizondo y a quien escribe la música,
en este caso Rafael Gazcón.
2
En cambio en noviembre de 1911 se estrena la
revista El tenorio maderista de Luis G. Andrade
que de acuerdo con los datos que ofrece Armando
movimiento que encabezaba; sino que
recogían las voces populares o al menos
el sentir de la población y le daban forma
escénica, como bien pudo haber sido el
caso de tres obras de teatro de revista
de José F. Elizondo: El surco, El país de
la metralla y 19 y 20. Las cuales marcan
testimonialmente el principio el desarrollo
y la culminación del movimiento armado
revolucionario.
Por cuestiones de tiempo y espacio
habremos de comentar por el momento,
la revista El surco en donde se nos
presentan ecos poco reconocidos entre la
multiplicidad de voces que se manifestaron
durante los primeros años de la Revolución
mexicana, sobre todo a partir del triunfo
maderista y su consecuente legitimación
en las urnas.
La obra se estrenó en el Teatro Principal
de la ciudad de México justamente en la
noche del 15 de septiembre de 1911 y de
inmediato tuvo una acogida del público no
sólo positiva, sino que se transformó en
una de las piezas preferidas e infaltables
durante las representaciones teatrales que
se sucedían cada quince de septiembre
en la capital de la República3.
El surco, se trata más que de una “revista
teatral” como la hemos definido, de una
suerte de “A propósito patriótico” – muy en
boga en los escenarios mexicanos a finales
1
de Maria y Campos “parodiaba arbitrariamente
algunas escenas del famoso drama de Zorrilla”
(MARIA Y CAMPOS, 1996, p. 93).
3
El surco (estr. 15 sep. de 1911) de José F. Elizondo
en colaboración con José Rafael Rubio, mús.
Rafael Gazcón y Lauro Uranga).
25 Revista Panamá Hoy Diciembre 2008
del siglo XIX. En este caso el tema es la
celebración del grito de independencia de
México, la noche del quince de septiembre;
sin embargo la idea del festejo patriótico
adquiere la configuración de teatro de
revista, al momento en que el autor nos
propone revisar, mediante imágenes
teatrales la situación del país a través
de observar dos maneras de celebrar “el
grito”, la de los ricos que para 1911 aún
conservan sus privilegios de hacendados
y viviendo sin clara conciencia de la
realidad social y política, y los pobres que
en medio de las dificultades económicas
tienen aún el ánimo para festejar a la patria
en su día, casi como se venera a un Santo
patrono o a un virgen católica. En ambos
casos, la revuelta social, ha hecho que
los personajes se sientan afectados en
sus vidas, de alguna manera
He aquí lo que se dice al final de la obra
en lo que constituiría el brindis patriótico,
a cargo del personaje de Melchor:
(Música lejana.- Se oye pianísima
la estrofa del Himno Nacional.- El
campo está desierto y solemne)
Hijos!...Es la hora grande! Entrelazad
las manos
y velad por el surco como buenos
hermanos,
por el surco fecundo que tiene nuestro
amor!
El pasado se muere, y yo soy vuestro
amigo
De pie frente á los cielos os adoro y
bendigo
y os pido fé y trabajo y constancia y
valor!...
(A tiempo que la música termine la
estrofa, Melchor con voz solemne
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 25
Historia
sollozante, dirá:)
Piensa ¡oh patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio! [sic]
Telón lento. (ELIZONDO , 1911, p. 16).
Esto es lo que la crónica de su tiempo
dijo a propósito de esta obra, una de
las creaciones más significativas del
dramaturgo, escritor y poeta José F.
Elizondo:
El SURCO. Para la noche del 15 de
septiembre, en la cual hay la costumbre
de entonar
el Himno nacional, a
cierta hora en conmemoración de la
Independencia mexicana, los señores
José F. Elizondo y Rafael Rubio
escribieron para el Principal, en muy
poco tiempo, un apropósito en un acto
y dos cuadros, en prosa y verso, que
bajo la idea de que se hizo cumplió
perfectamente su cometido y por ello
merecen ser felicitados los autores.
El surco es el título de la obra, y en
el segundo cuadro, muy superior al
primero, en versos y en hechos, nos
explica el administrador de la hacienda
donde se desarrolla la fábula, el
porvenir de los pueblos cuando cifran
sus ideales en el trabajo honrado,
cuando laboran la tierra con fe y con
entusiasmo, cuando riegan el surco,
donde el trigo nace, con el sudor de su
frente, cuando, en fin, truecan en aperos
de labranza las armas homicidas, que
aniquilan hombres, arruinan familias y
hacen que la miseria y la pena surjan en
los horizontes de los pueblos llenando
de luto hogares honrados.
(…)
Luis de Larroder
26 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dr. Alejandro Ortiz Bullé Goyri
Arte y Letras, 24 de septiembre de 1911.
(REYES DE LA MAZA, 2005, pp. 161-162)
Por nuestra parte solo añadiríamos que el
cronista no parece haber comprendido bien
el discurso teatral de Elizondo; en el cual
no se aboga específicamente por volver
al estado de paz porfiriana del régimen
anterior, sino que se trata de exponer
teatralmente, a través de contrastes y
de retratos de actualidad las dificultades
y carencias de un país hundido en las
desigualdades sociales y económicas, al
mismo tiempo que hacer un testimonio
humorístico de las tan anheladas entonces
elecciones presidenciales.
Y si bien El surco no nos establece
referencias directas a los acontecimientos
concretos que se dieron durante 1911, es
claro que testimonia algo más interesante
todavía, que es el de recoger el espíritu
patriótico que se percibía en la vida
nacional pocos meses antes de que Madero
alcanzara a asumir la presidencia de la
República y posterior a la consecuente
caída de la dictadura de Díaz en meses
atrás. Y también, claro está, la manera
en que nos presenta a un país dividido y
desarmónico, al que en cualquier forma,
-como bien se asienta en la obra- el
fervor patrio está presente casi como una
necesidad religiosa, que en los tiempos
que corren ha perdido su sustento.
A pesar de que argumentalmente no hay
referencias directas al maderismo o a los
hechos revolucionarios, sí en cambio se nos
presenta un “BAILE CANTABILE” titulado
“Schottish Antirreeleccionista” donde
entre copla y copla, y mientras bailan,
los personajes de Cuéllar y Felicidad,
que representan al México de la clase
acomodada, van haciendo referencia a
la incipiente vida democrática que tendrá
el país, en virtud de que el presidente
provisional Francisco León de la Barra ha
convocado a elecciones.
He aquí algunos versos alusivos que
aparecen en “Baile Cantabile” del cuadro
Cuéllar .Puesto que ese cuerpo tentador
se acerca junto a mí
buscando la elección.
Felici.. ¿yo?
Cuéllar .Cuente con mi voto electoral
porque votando yo
resulto un “Jai Alai”
Todos .¡Caray Caray!
Felici .Permítame que tema un elector
que quiere reformar
esta constitución.
Cuéllar .Pues no hay por qué temer
y si lo duda usté
yo le hago en mi cariño
todo el plan de Tuxtepec.
Todos .¡Tepec!
Felici .(Hablado) ¿Cuál es la votación?
Cuéllar .(ídem) ¡Corazón!
Felici .(ídem) ¿Se puede computar?
Cuéllar .(ídem) Con besar.
(Cantando) Acerque usted la urna de
sus dulces besos que con los votos
esos trastorna mi casilla electoral!
Felici .(Hablado) ¿Y qué debo elegir?
Cuéllar .(Casi Hablado) Mi pasión.
Felici .(Hablado) ¡Me lo van a impedir!
Cuéllar .¡Ni Magón!
Los dos .Pues hecha la computación
abrazo la constitución.
¡Caray! ¡Caray!
¡Ya se hizo la elección!
¡Chitón! (…)
Y así continúan por el estilo estas coplas
del “Schottish Antirreeleccionista” las que,
como se como observa, no procuran en
un sentido estricto realizar una crítica
en particular hacia alguna facción, sino
más bien aprovechar la coyuntura del
momento histórico para realizar un número
paródico, chispeante y con una intención
gozosa. Claro que llama la atención que
se mencione en ellas a Flores Magón;
suponemos que se refieren, en particular,
a su actitud radical ante las elecciones y
ante la tibieza de Madero, pero no pasa de
ser un chiste de actualidad; simpático e
ingenioso, eso sí. Como ocurre con otras
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 27
Historia
alusiones similares; tanto en esta obra
como en muchísimas obras más de teatro
de revista.
Imagen tomada de:
http://www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.
php?pagina=exp-historia-iconografica-galeria
En cambio se antoja singular la referencia
que se hace en un momento dado a Blas
Urrea, pseudónimo-acrónimo de Luis
Cabrera, el célebre intelectual constitucionalista que durante el porfiriato realizó
diversos cuestionamientos al régimen de
Díaz y posteriormente, durante los regímenes posrevolucionarios, a los alcances
y logros de la Revolución. Cabrera fue
además uno de los impulsores de los
artículos constitucionales relativos al
derecho agrario. Cabrera era uno de los
intelectuales más conocidos, tanto por
sus escritos, como por su conducta y su
coherencia como jurisconsulto.
Mencionan los personajes Nabor, Timoteo
y Julián, en la escena II del CUADRO II:,
a propósito de la democracia, que de
acuerdo con su visión de gente del pueblo,
no queda del todo claro este asunto de
actualidad::
Timoteo .(…)no entiendo
28 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dr. Alejandro Ortiz Bullé Goyri
Eso de la democracia!
Julián .- (a Nabor)
Oyes tú, quesque no entiende!...
¿Has visto qué papanatas?
Una cosa tan sencilla,
Tan útil y tan barata!...
Nabor.Pos yo tampoco la entiendo.
Ya puedes ir explicándola
Tú que eres un Blas Urrea
Par’eso de echarnos pláticas!... (sic)
Unos versos más adelante el personaje de
Julián nos ofrece finalmente la definición
de democracia:
Julián .(…)
De esta manera sencilla
Emparejas la semilla
Sin hacer la destinción; [sic]
Pos pa siembra o pa tamales,
Han de ser todos iguales
Adentro del cuarterón.
Eso mesmo, esatamente,
Debe hacerse con la gente
Haiga o no revolución,
Si todos semos mortales,
Pos hemos de ser iguales,
Amo, mayordomo y pión!... (sic)
(ELIZONDO, 1911, pp. 13-14)
Como hemos dicho, las referencias a
personajes de actualidad no tienen, en
el caso de esta obra de revista, ninguna
connotación peyorativa, sino más bien
paródica, con el fin de darle el sabor del
momento a la obra. En cambio no deja
de ser admirable la manera como el autor
resume en boca de un personaje popular,
el sentido de la democracia, sobre todo
cuando se hace énfasis en que con
revolución o sin ella la democracia hace
iguales a los hombres.
Un aspecto también que merece ser comentado es lo referente a la manera en
que los personajes brindan a propósito del
festejo del “Grito de Independencia”. En
la Escena Primera del Cuadro Segundo,
los personajes de clase acomodada,
mientras meriendan tamalitos, en medio
de un ambiente campirano mexicano
–suponemos que en el Bajío-, se decide
finalmente retornar a la hacienda para “Dar
ahí el grito”; henchidos de patriotismo, sin
perder el buen humor se establecen los
siguientes diálogos entre ellos:
Cuéllar .- (…) Por lo mismo ebrios casi
todos, gritemos desde el fondo de
nuestras respectivas entrañas: ¡Viva
México!
Todos .- ¡Viva!
Cuéllar .- ¡Vivan los tamales…!
Todos .- ¡Vivan!
Hilario (Emocionado y no sabiendo
a donde va parar) Me enorgullece
ese grito en mi favor; y como ya se
acerca la hora del grito, propongo que
vayamos a la hacienda para esperar
dignamente esa hora sublime del primer
aniversario después del Centenario tan
extraordinario que tuvimos antes del
periodo revolucionario!
(…)
¡En la Hacienda hay champaña…! ¡Yo
no concibo el grito sin Champaña! […]
(Salen todos por el fondo)
(El campo se ha quedado vacío. Dentro
suenan débilmente los cencerros
del ganado que entra al corral) (…).
(ELIZONDO, 1911, pp. 8 y 9).
Y mientras tanto, los personajes del
pueblo, preparan su festejo:
Nabor.Todo el mundo está de fiesta
gritan todos
todos quieren a su tierra
Pepa .- ¿Vamos dentro?
Tita .- Vamos pronto con l’abuela
y trairemos los canastos (sic) (Con
mucha alegría)
y las mesas
y las rosas, y las rosas que están más
frescas,
el mantel que esté más blanco
y la sal que esté más nueva!...
(ELIZONDO, 1911, p. 12)
Y unos diálogos más adelante en la escena
Segunda el personaje de Julián dice lo
siguiente:
Julián
.¿Hay
tequila?
¡Conformes!
Pos écheme un jarro de agua.
(ELIZONDO, 1911, p. 13)
¿no?
Sin tener necesidad de plantear un
denuncia social deliberada, el autor nos
presenta dos realidades de un país, del
que dicho sea de paso, no necesariamente
sus habitantes de esos segmentos sociales
se levantaron en armas o se fueron a la
bola, como se decía; sino que representan
icónicamente a la población del país en
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 29
Historia
dos aspectos contrastantes y que al mismo
tiempo se trata en buena medida de la
que siguió acudiendo a los teatros para
enterarse y comentar los acontecimientos
sociales, políticos o militares, según fuera
el caso.
Dr. Alejandro Ortiz Bullé Goyri
aspectos propios de su cultura sin tener
que compararse con la cultura francesa
o anglosajona, puestas siempre como
modelo de aspiración por las clases
dominantes durante el porfiriato. De ahí
el éxito que tuvo la obra, absolutamente
justificable. Pero de ahí también el éxito
que alcanzó Elizondo como dramaturgo
del llamado género revisteril, en la medida
en que con humor y desenfado, al mismo
tiempo que con precisión testimonial,
supo expresar en sus trabajos una visión
de la lucha armada mucho más cercana al
sentir popular y alejado en cierta forma de
los distintos discursos reivindicadores de
las facciones y caudillos revolucionarios.
Obra citada o consultada
ALONSO, ENRIQUE
1992, Programa de mano de Chin Chun Chan
y Las Musas del País, México, Compañía
Nacional de Teatro, INBA.
María Conesa en El Mundo Review Imagen tomada
de: http://www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.
php?pagina=exp-historia-iconografica-galeria
El surco, como vemos, se trató de una
pieza de teatro de revista muy bien
armada, en la cual el autor supo combinar
aspectos
serios
con
chispeantes
momentos humorísticos, con referencias
de actualidad, con el interés preciso, no
de realizar acerbas críticas políticas o de
adhesión al maderismo, sino de plasmar el
sentir popular en un espectáculo en donde
se presentaban números musicales, bailes,
personajes típicos y una ambientación que
reflejaba la cultura y la vida cotidiana de
una población que comenzaba a valorar
30 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
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Tiempo y Escritura No.18 | Historia 31
Historia
ANEXO
DATOS CRONOLÓGICOS A PROPÓSITO
DEL ESTRENO DE EL SURCO
ASPECTOS SOCIALES Y POLÍTICOS
1911
Ene. 29, Mexicali B.C. es tomada
PLM.
por el
5 de febrero Madero se pone al frente de
la Revolución. Díaz a través de Limantour
informa que se transformará la admón.
pública y laque el gral. Reyes regresa a
México para enfrentar a los insurrectos.
Feb. 25 Regeneración
Madero.
llama traidor a
Mar. 6 Madero es derrotado en Casas
Grandes, Chih.
Mar. 18 Programa del Complot de Tacubaya,
el 27 son arrestados los conspiradores,
Arriaga entre ellos.
20 de marzo Renuncian todo el gabinete
de Díaz, son ratificados Guerra y Hacienda.
Díaz informa que en acatamiento a la
opinión pública iniciará reformas en materia
agraria y en asuntos político electorales.
10 de mayo, Cd. Juárez cae en poder de
los revolucionarios, Madero establece un
gobierno provisional. 21 de mayo se firma un
Convenio de paz en ciudad Juárez en donde
se acuerda que Francisco León de la Barra ,
Ministro del Exterior será Presidente interino,
licenciará a las fuerzas revolucionarias y
convocará a elecciones extraordinarias. 25
de mayo, el Congreso acepta las renuncias
de Corral y Díaz y el 26 de mayo León de la
Barra es nombrado Presidente. 1° de junio
se convoca a elecciones para el 1° y 15 de
octubre.
Díaz
marcha
exiliado
a
Europa.
Madero convoca a un nuevo partido: el
32 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Constitucional Progresista pues según él el
antirreeleccionista ha cumplido su función.
26 de agosto Andrés Molina Enríquez
proclama el Plan de Texcoco exigiendo
solución al conflicto agrario; es aprehendido
por el gobierno. La Convención del Partido
Constitucional Progresista postula a Madero y
Pino Suárez como presidente y vicepresidente.
Otros clubes apoyan la candidatura de
Bernardo Reyes. La hostilidad de maderistas
lo llevan a renunciar a su candidatura y se
autoexilia en septiembre. Se crea la Comisión
Nacional Agraria.
En las elecciones triunfan Madero y Pino Suárez
y el 6 de noviembre asumen la presidencia.
16 de noviembre en La Soledad, Tams. el
gral. Reyes lanza un plan donde desconoce
al gobierno de Madero, pero fracasa y se
entrega a las autoridades. 22 de noviembre,
se promulga la reforma constitucional que
prohíbe la reelección. 28 de noviembre en
Morelos se forma la Junta Revolucionaria de
Morelos con Zapata al frente y se proclama el
Plan de Ayala.
ARTE Y CULTURA
1911-1913
Huelga estudiantil en la Academia de San
Carlos. (Asúnsolo, Siqueiros, Raciel, Orozco,
etc.)
Deja de publicarse la Revista Moderna.
Frida Kahlo; la Obra Artística y la
Construcción Personal
Mtra. Connie Marchante Sáez
Universidad de Alicante
Fue Coyoacán, mágico espacio, con su
exquisito aroma a historia, leyenda, arte
y tradición, donde nació, vivió, sufrió,
amó y murió la mujer y la artista que
pintó el cuadro de su vida con “el pincel
de la angustia”, como el título de la
biografía que escribió Martha Zamora,
y que se ha convertido en un mito: Frida
Kahlo (Barrera, 2004, 33).
T
al vez por el interés que suscita el
culto al cuerpo en la actualidad,
cada vez son más aquellos que
conocen la vida y obra de la artista
mexicana Frida Kahlo, “hija de la
Revolución mexicana” como se bautizó a
sí misma. Desgraciadamente, los estudios
y tendencias más modernos se encaminan
peligrosamente a una frivolización del
personaje Frida Kahlo, convirtiéndola en
un producto del mercado de la moda y sus
tendencias más pop o vanguardistas, si
es que se puede utilizar dicho término en
aquel contexto.
D. A. Siqueiros “Campesinos”
Saturnino Herrán “El trabajo,” “El hombre
del molino,” “La leyenda de los volcanes”.
Mariano Azuela Andrés Pérez Maderista
Marcelino Dávalos Lo viejo
Luis González Obregón la vida en México en
1810
Alfonso Reyes Cuestiones estéticas.
www.vivirmexico.com
De Frida nos interesa la voluntad de
construirse a sí misma, los datos de su
realidad cambiados, la inestabilidad
política debido al completo sometimiento
a su marido, Diego Rivera, la pasión y la
novedad con que compone todo, tanto
cuadros como su escritura. Muchos dirán
que, como nadie, ella supo hacer de su
sufrimiento físico y psíquico un arte, pero
la realidad va más allá. No fue sólo Arte el
fruto del sufrimiento de Frida, sino que del
sufrimiento ella hizo su forma de vida. Es
por todo esto que, en un intento de rescatar
el valor poético y estético de la mexicana
llego a esta breve reflexión, la cual forma
parte de un proyecto de investigación que
recientemente he finalizado (Marchante
Sáez, 2007).
Al igual que Diego Rivera, y esta vez no
es debido por completo a él aunque sí
en parte, las influencias de Frida fueron
cambiando a lo largo de su trayectoria
profesional y produjeron en su arte una
evolución apreciable. Su bagaje cultural
es amplísimo y fue bebiendo de todas las
fuentes que conoció a lo largo de su vida.
Además de conocerla por sus pinturas,
podemos acercarnos a sus escritos, los
cuales también poseen una carga artística
importante. De su escritura nos interesa
la etapa surrealista en cuanto el Diario es
una muestra clara de esta vanguardia, que
llegó a repudiar en vida, tal vez por sus
sentimientos acerca de André Breton, al
que despreciaba.
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 33
Historia
En cuanto a su correspondencia personal,
nos sirve para crear una idea de la Frida
real, aquella que se construía a sí misma
en cada línea, aquella que defendía con
todo su corazón y su genio al gran Diego
Rivera de los distintos ataques que recibía
y aquella que finalmente se sometía, como
un animalillo herido, al gran monstruo cara
de sapo que fue su marido.
A la vez que Frida Kahlo expresó su propio
yo en la pintura, su escritura se convirtió en
una narración intimista que dibujó una vida
muy rica artísticamente y personalmente.
La plasmación del dolor, la angustia, el
amor y el deseo con palabras muchas
veces poéticas, literaturizando su propia
vida, dejan contemplar el sentido tan
sagrado que Frida tenía del Arte y de todo
lo que pudiera producir desde su mente
y corazón, con sus manos. No obstante,
Frida no fue siempre igual en su arte y en
su forma de escribir. La propia enfermedad
la fue acercando a la necesidad de creer
en algo que le diera una esperanza, que
terminó siendo el comunismo durante los
últimos años.
Si existe alguna complejidad en el análisis
filológico de una escritura tan intimista
como la de un diario personal, el problema
parece crecer cuando la escritura que
tratamos combina la imagen con la
palabra y permanece en la penumbra de la
ambigüedad acerca de si fue creado para
la exhibición póstuma o no. Es éste el caso
de la mexicana Frida Kahlo, quien en su
última etapa escribe, o sería mejor decir
compone, un Diario como un pequeño tesoro
literario (pequeño por su extensión), que se
distancia de su propia correspondencia,
incluso de la que va dirigida a sus más
cercanos; el Diario es un escrito para ella
misma y, contradictoriamente, a su vez
para los demás; es un ejercicio poético,
34 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Mtra. Connie Marchante Sáez
calmante, enajenador, que posee toda
la fuerza expresiva de la mexicana.
Diego Rivera es el tema central de los
escritos de este manuscrito; la historia
de todo el amor-pasión-odio-engañosdependencia-desamor-reconciliaciónadmiración-necesidad-obsesión etc. que
la acompañaron por siempre.
La vocación artística de Frida siempre
quedó explícita gracias a la necesidad que
la mexicana sintió a lo largo de su vida
por expresar, exteriorizar, exorcizar todo
aquello que se producía en su interior; lo
que la ilusionaba, la maltrataba, la alegraba
o la dañaba…Sin embargo, a pesar de la
innegable influencia que su trayectoria
personal tuvo para la creación de toda su
obra, Frida también parte de una “puesta
en escena artística de su vida por medio de
códigos culturales, históricos y estéticos,
que recodifican elementos europeos,
precolombinos y mexicanos” (Gronemann,
2006, 66).
El Diario ha alcanzado un gran atractivo
comercial a partir de su publicación en 1995,
editado por Sarah M. Lowe y prologado por
Carlos Fuentes1. La obra se presenta como
un diario íntimo, lo cual sorprende al incauto
lector que queda fascinado por la novedad y
plasmación colorista de las ideas escritas2.
Me refiero a la última edición que reproduce el texto
personal de Frida Kahlo en forma facsímil, que
además se ha utilizado como referencia en este
capítulo; ver Frida Kahlo, El Diario de Frida Kahlo,
un íntimo retrato, Introducción de Carlos Fuentes,
Barcelona, Círculo de Lectores, 1995.
2
A esta noción agregada de privacidad al Diario,
contribuyó la obra Frida Íntima de Isolda Pinedo
Kahlo, sobrina de Frida, quien afirmó que la
voluntad de su tía era que todos sus documentos
escritos, incluido su diario, fueran destruidos tras su
muerte.
1
Teniendo esto en cuenta, comprendemos
que en su afán por transmitir todo lo que ella
representaba en sí misma, Frida también
tuvo que recurrir a la escritura, por medio
de un Diario y cartas personales. Frida es
en lienzos y en papel, una creación de ella
misma, desde el propio nacimiento, que
estableció en 1910, año de comienzo de la
Revolución Mexicana, cuando en realidad
Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón
nació el 6 de julio de 1907.
A pesar del engaño generalizado acerca
de la fecha de su nacimiento, la enorme
importancia que Frida le da a su herencia
familiar también la demuestra en sus
cuadros y escritos. El orgullo de su mezcla
de sangres y de su internacionalidad es
claro. Hayden Herrera, en la mejor biografía
escrita hasta ahora sobre Frida, recuerda
el orgullo de casta de la mexicana,
En 1936 Frida representó su lugar de
nacimiento y su árbol genealógico en
el encantador y singular cuadro Mis
abuelos, mis padres y yo. Se presenta
a sí misma como una niña pequeña
(según ella, tenía alrededor de dos
años) de pie, desnuda y muy dueña de
sí misma, en el patio de su casa azul,
con una silla tamaño infantil junto a
ella. Está sujetando una cinta carmesí,
la línea de su sangre, que sostiene su
árbol genealógico tan fácilmente como
si fuera el cordón de un preciado globo.
Los retratos de sus padres se basan
en la fotografía de su casamiento, en
la cual la pareja flota como ángeles en
el cielo, enmarcada por una aureola de
nubes. (…) Frida decía que se parecía
a ambos padres: “Tengo los ojos de
mi padre y el cuerpo de mi madre”. En
el cuadro, Guillermo Kahlo tiene una
mirada desasosegada y penetrante, que
con inquietante intensidad volvería a
aparecer en los ojos de su hija (Herrera,
2004, 25).
A pesar de que amaba profundamente a
sus padres, no fue por igual. El fotógrafo
alemán Guillermo Kahlo siempre tuvo en el
corazón de Frida un puesto predilecto. Tal
vez esto se deba a que en 1913, cuando
la niña Frida contaba con seis años de
edad, sufrió una poliomielitis que causó
que su pierna y pie derechos quedaran
más delgados que la otra pierna. Esta
enfermedad la unió mucho más a su padre,
quien se empeñó en sacar a la pequeña
adelante mediante mucho ejercicio, dolor
y esfuerzo. Frida, la tercera de cuatro
hermanas, fue siempre su favorita: la más
inteligente de todas las muchachas Kahlo.
No sólo la pintura, sino que también la
fotografía fue una doctrina fundamental en
la vida de Frida, en especial en su juventud:
niñez y adolescencia, cuando acompañaba
a su padre al estudio de fotografía o cuando
trabajaba con él y mostraba su destreza
en una incipiente formación en el oficio del
cabeza de familia.
A pesar del retraso que le supuso la
recuperación de esta primera grave
enfermedad, Frida acabó exitosamente
la escuela primaria y pudo asistir a la
Escuela Nacional Preparatoria, la mejor
escuela secundaria preuniversitaria de
México. Frida resultó una de las 35 chicas
que fueron seleccionadas de entre más de
dos mil. Por aquel tiempo ella estaba muy
interesada en la medicina. Fue allí en la
“Prepa”, como ella llamaba a su escuela,
donde vio a Diego Rivera trabajando por
vez primera, mientras pintaba su mural
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 35
Historia
La Creación en 1922. En algunos de
los recados que escribió Frida y que se
conservan aparece su firma como “Frida
Pata de Palo de Coyoacán de los Coyotes”
(Kahlo, 2005, 22).
En todas sus cartas, sobre todo a Alejandro
Gómez Arias, su primer novio, utiliza un
nuevo lenguaje, muy poético y lleno de
sensibilidad y pasión disfrazadas de candor
infantil, crea palabras propias y les otorga
un significado que sólo pudiera conocer un
círculo reducido de personas, elegidas por
ella. Por aquel entonces, Frida siempre le
decía a Alejandro que no tuviera en cuenta
que fuera “butén de lagrimilla”; no sabría
lo que aún le tocaba llorar…
El 17 de septiembre de 1925 supone un
antes y un después en la vida de la joven
Frida Kahlo. Una muerte y un nacimiento.
Frida tiene 18 años, pertenece al grupo
estudiantil los Cachuchas, que su novio
Alejandro Gómez Arias parece dirigir y
es una joven activa, inteligente, rebelde,
atractiva. Ese día viaja en un autobús con
Alejandro de camino a la Prepa, pero no
llega. El vehículo choca contra un tranvía y
queda horriblemente destrozado. La barra
metálica del bus atravesó el cuerpo de Frida
de manera que prácticamente la empaló,
saliendo por su sexo y destrozando su
pelvis, lo que la incapacitó para ser madre
por siempre. Quedó desnuda en la calzada,
teñida de sangre y polvo de oro que uno
de los pasajeros llevaba para trabajar. Los
gritos ahogaban las sirenas que tardaron
una eternidad en llegar… Siente como su
columna vertebral se rompe por varias
partes, su clavícula, costillas, la pierna y el
pie derecho también resultan fracturados.
Frida se reencuentra con el dolor, que ya
no la abandonaría jamás. Nadie pensó
36 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Mtra. Connie Marchante Sáez
que sobreviviría. Frida dibujó bocetos que
mostraban su accidente pero jamás pintó
un lienzo que lo plasmara formalmente.
Tal vez le suponía un esfuerzo terrible e
innecesario recomponer aquella sangrienta
escena, los llantos, el miedo, los gritos,
la espera: el principio de su camino en el
dolor.
Los tremendos gastos de la hospitalización
y recuperación de Frida no permitieron
que pudiera volver a sus estudios en la
Preparatoria. Frida pasaba larguísimas
temporadas en cama inmovilizada y
asfixiada por corsés de escayola que
le sujetaban la columna. Fue así como,
además de pasar horas y horas muertas
leyendo a los grandes autores, comenzó a
pintar, primero sus corsés, luego en lienzos
gracias a un soporte que sus padres
armaron en la cama para ella.
Este accidente y el periodo dolorosísimo
de su milagrosa recuperación suponen
un segundo nacimiento para Frida, quien
comenzó a pintarse a sí misma; o tal vez
a la “otra” Frida, la que sería una creación
propia, la amiga que jamás la abandonaría.
El primer autorretrato de Frida, su primera
obra digna de mención, fue un regalosúplica a su novio de entonces, en 1926,
Alejandro Gómez Arias, el cual había
comenzado a distanciarse mucho de ella.
En las numerosísimas cartas que le escribe,
Frida se muestra suplicante e infantil según
conviene para ganar de nuevo el amor de
Alejandro. Pero el muchacho se marchó
a Europa con la excusa de ampliar sus
estudios cuando en realidad sus padres
se habían empeñado en alejarlo de la
joven Frida, ya que no la consideraban
merecedora de su virtuoso hijo. Frida siguió
escribiéndole cartas suplicando su vuelta,
mientras esperaba desde su cama, desde
su inmovilidad, desde la desesperación.
No obstante, le quedó la pintura, que
siguió cultivando por su cuenta y que había
tomado en serio definitivamente.
A finales de 1927 y después de una durísima
recaída, Frida pareció volver a poder
caminar, siempre con ayuda, y llevar una
vida más o menos activa. A pesar de que
su salud le impidió retomar sus estudios,
volvió a reunirse con sus compañeros de
la Preparatoria, los Casuchas, quienes
eran ya jóvenes profesionales con ideales
políticos muy definidos que pronto le
inculcaron. En 1928 Kahlo se hizo miembro
del Partido Comunista, muy interesada por
la vida política de su país. En las reuniones
del partido volvió a coincidir con Diego
Rivera. Pronto surgió la amistad entre
ellos y a los pocos meses fueron pareja,
a pesar de la preocupación de los padres
de la muchacha, conocedores de la fama
de mujeriego del muralista y temerosos del
peculiar carácter de su hija.
www.abcgallery.com
Diego y Frida contrajeron matrimonio en 1929,
cuando ella tenía 22 años y él 43. Rivera ya era
una leyenda como artista en México, y Frida
una jovencita que comenzaba su carrera a
la sombra del gran Diego, priorizando su
papel de esposa ante todo. Un ejemplo
claro de esta entrega total por parte de la
joven artista mexicana lo tenemos cuando
el mismo año de su matrimonio con Frida,
Diego fue expulsado del Partido Comunista
mexicano y ella, por amor y como protesta,
se dio de baja del partido.
El amor de Frida por Diego ha sido el más
comentado del muralista mexicano, ya
que fue, por parte de Frida, resultó su más
grande pasión y aunque no fuera la única, sí
resultó la más fuerte y determinante en su
vida, la tormenta que logró hacer zozobrar
su razón, su espíritu, hasta su gran orgullo
de mujer.
La concepción del amor en Frida Kahlo
debe entenderse, sin pretender caer en
los tópicos o en cursilerías, como una
sensación sagrada y salvaje, proveniente
del alma y del cuerpo, la adoración espiritual
y el placer sexual carnal, llevados siempre
al extremo. Lo que resulta paradójico
es que las ocasiones, al principio de su
matrimonio sobre todo, en las que sacrificó
su pintura fuera por Diego y que, a pesar
de que lo proclamara el amor de su vida a
viva voz, Frida no se privó de tener tantos
amantes como pudiera tener Rivera.
En 1930, Diego y Frida marcharon a
Estados Unidos puesto que al muralista se
le ofrecieron una serie de trabajos, siendo
esto una de las causas de la expulsión
del Partido Comunista del muralista. Allí
Frida conocerá San Francisco, Nueva
York y Detroit, ciudades en las que vivirá
periodos de aproximadamente un año
cada una. Frida y Diego, al igual que José
Clemente Orozco, fueron testigos del Crac
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 37
Historia
de 1929 que arruinó gran parte de Estados
Unidos, sobre todo Nueva York, ya que
allí se encontraba la Bolsa. En 1931, el
matrimonio reside en Nueva York y Frida
conoce al fotógrafo Nickolas Muray.
Nick Muray fue alguien fundamental en
la vida de Frida Kahlo. Su relación se
intensificó en el breve periodo que el
matrimonio Rivera vivió en Nueva York y
cuando Diego y Frida se divorciaron. No
obstante, la artista mexicana no pudo
olvidar jamás a Rivera y Nick fue consciente
de la situación en todo momento.
En 1932, Frida se encuentra en Detroit
cuando sufre su segundo aborto, el más
duro de todos, por las ilusiones que le había
creado y el nuevo sufrimiento físico que le
ocasionó la pérdida del feto. Además, en
otoño del mismo año la madre de Frida
murió, el 15 de septiembre. Llena de dolor,
Frida se trasladó a México con su amiga,
Lucienne Bloch, mientras Diego permanecía
en Estados Unidos trabajando.
La visión de Estados Unidos de Diego y
Frida no era totalmente compartida. En sus
cartas podemos encontrar anotaciones
sobre las ciudades que Frida va conociendo.
Su visión del mundo y de las personas que
la rodean, la mirada subjetiva a través de
metáforas muy visuales. Frida amaba a
México y le dolía permanecer alejada de
su tierra. Regresaron a su casa en San
Ángel, en ciudad de México, en 1933.
El matrimonio de Frida tuvo numerosos
altibajos por culpa de las infidelidades de
Diego. Sin embargo, sólo una vez Frida
sintió que su marido la había traicionado
de la peor manera posible. En 1935,
poco después de un tercer aborto, Frida
38 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Mtra. Connie Marchante Sáez
descubrió que su hermana Cristina y Diego
tenían una aventura. El golpe emocional
que sufrió fue durísimo y su relación con
Rivera ya jamás sería la misma. En su obra,
Laidlaw explica que “desesperada, Kahlo
abandonó la casa de la pareja en San
Ángel y se trasladó a un apartamento. Para
demostrar lo triste que se sentía, Kahlo se
cortó el pelo” (Kahlo, 2005, 26).
A pesar de que no se divorciaron
inmediatamente,
la
relación
fue
deteriorándose a lo largo de los años muy
gravemente. Sin embargo, a pesar de la
tristeza Frida fue creciendo como artista a
pasos agigantados en esta época.
En 1937 Rivera, en un nuevo arrebato
político trotskysta, logró convencer al
gobierno mexicano para que fuera el asilo
del político ruso Trotsky, quien viajó de
inmediato a México junto con su esposa
Natalia desde Europa. Frida fue la que los
recibió en nombre de su marido e instaló
al matrimonio Trotsky en su casa azul de
Coyoacán. Frida abandonó por primera vez
el Partido Comunista porque éste había
expulsado a Diego y se hizo trotskista por el
empeño de Rivera en refugiar a los Trotsky
en México. Muchos fueron los comentarios
acerca de un posible romance entre Frida
de Rivera y León Trotsky, quien quedó
totalmente fascinado por la belleza salvaje
de la mexicana. La propia sobrina de Kahlo,
hija de Cristina Kahlo, Isolda Pinedo en sus
memorias sólo puede contar que “de Frida
y Trotsky se dicen muchas cosas, pero
yo mal haría en hablar de lo que no me
consta” (Pinedo Kahlo, 2004, 30). Por su
parte, Hayden Herrera afirma esta relación
en su biografía de Frida Kahlo,
Trotsky empezó a escribir cartas que
metía entre las hojas de libros que el
recomendaba a Frida. Luego se los daba
al despedirse de ella, frecuentemente
en presencia de Natalia y Rivera. A unas
semanas de que finalizaran las sesiones
realizadas pro el Comité Dewey, este
coqueteo remilgado se convirtió en
plena aventura amorosa. La pareja se
veía en la casa de Cristina, ubicada en
la calle de Aguayo (Herrera, 2004, 271).
Muchos afirman que el pensador ruso
quedó hechizado por la atractiva artista
mexicana y que mantuvieron relaciones
durante algún tiempo, hasta que Diego
comenzó a encontrar desavenencias
ideológicas y decidió retirar su apoyo a
Trotsky. Frida apoyó, como siempre, a su
marido en esta decisión.
En 1938, André Breton (1896-1966) llegó
también a México para dar una serie de
conferencias. Lily Litvak explica este
encuentro entre el francés y la mexicana,
Frida fascinó a Breton. La vio en su
jardín atiborrado de ídolos, acariciando
a sus monos, vestida con su traje “de
alas de mariposa”. Encontró en ella
a una artista que sabía jugar con la
irrealidad de las apariencias, con la
paradoja. Su pintura, ya sea por la
técnica depurada y precisa a la manera
de Dalí o Magritte, o por sus visiones
y ambientes incomprensibles, rompía
con lo convencional para llegar a la
otra realidad, misteriosa y subterránea,
del dolor y del símbolo. La calificó de
surrealista intuitiva. Y era que el arte de
Frida, desde luego, podía encapsular
todas las frases surrealistas. (…) Kahlo
estaba al tanto de los ismos, (…) pero
se separaba del automatismo y de
la entrega absoluta a las fuerzas del
inconsciente. (…) En Frida era México lo
que propiciaba sus imágenes insólitas
(Litvak, 1999, 223).
De este modo André Breton decidió
descubrir a Frida como una gran artista
surrealista, aunque no queda claro todavía
que tal afirmación fuese cierta. “El arte de
Frida Kahlo es un lazo alrededor de una
bomba” (Laidlaw, 2006, 28), dijo Breton
en el catálogo de una exposición de
artistas mexicanos que se realizó en esa
época. Frida, por su parte, aprovechó el
momento y la oportunidad de ser aún más
conocida respondió a las afirmaciones de
Breton, “nunca supe que era surrealista
hasta que André Breton vino a México
y me lo dijo” (Laidlaw, 2006, 28). Sin
embargo, sería posible encontrar muchas
compatibilidades entre la obra de Kahlo y
el movimiento surrealista en determinadas
obras, puesto que ambas formas de
entender el arte convergen en un uso
sistemático de contenidos simbólicos; en
el caso del surrealismo se basan en los
sueños mientras que Frida logra codificar
su visión de la realidad con un lenguaje
emocional y escalofriante). El cuadro más
representativo de esta época surrealista de
Frida Kahlo es el conocidísimo, Lo que me
dio el agua. El mismo año de 1938, Kahlo
viaja sola a Nueva York para preparar su
exposición en la galería de Julien Levy; su
relación con Diego estaba cada vez más
deteriorada.
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 39
Historia
Lo que me dio el agua
www.museodelarte.blogspot.com
Su experiencia en Nueva York fue todo un
éxito y Frida logró formidables críticas de
numerosos expertos. El mismo Julien Levy,
que gozaba de mucho prestigio en el ámbito
artístico y cultural del momento, quedó
convencido del valor de la mexicana.
En 1939, desde Nueva York Frida viajó a
París, ya que André Breton la invitó a una
exposición que organizó sobre México, que
llevaba por nombre Mexique, la cual no tuvo
el éxito que la exhibición de Nueva York
de Levy. En las cartas personales de Frida
podemos ver claramente cómo detestaba
al teórico y poeta francés. Cuando regresó
a México a finales de 1939, Diego y Frida
se divorciaron. Por aquella época Frida
está pintando su cuadro tal vez más
representativo, Las dos Fridas, el cual ha
recibido todo tipo de interpretaciones, no
siempre adecuadas.
En una visita al museo de arte contemporáneo Tate de Londres, tuve la
40 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Mtra. Connie Marchante Sáez
fortuna de contemplar una exposición
dedicada a la obra original de Frida Kahlo.
Al contemplar el lienzo, pude ver cómo
las dos Fridas se dan la mano como si
la artista quisiera reconciliarse consigo
misma, aunque el rostro serio de las dos
nos devuelve una sensación de tristeza y
completa soledad. Una de las Fridas lleva
el vestido de tehuana tradicional, la mujer
que Diego amó, con su corazón intacto
aunque visible. A su lado, la Frida no amada,
vestida de novia al modo colonial, quien
muestra su corazón abierto, cortado y
herido. También representa el conflicto que
se produce en el mestizaje, tema tratado
tanto en la pintura como en la literatura
del s. XX mexicano (lo europeo contra
lo indígena). El cuadro se pintó para una
exhibición surrealista muy importante, con
André Breton a la cabeza. Las dos Fridas
te miran y sobrecogen desde cualquier
punto de la sala, te dicen en silencio y con
duro rostro “Mírame, esta soy yo”.
Las dos Fridas www.artinthepicture.com
Realmente Frida expuso sus sentimientos
más íntimos en el lienzo pintado. Las
pasiones, furias, encuentros y desen-
cuentros más salvajes con Diego Rivera o
cualquier otro de sus amantes, quedaron
reflejados en casi todas sus obras; en
aquellas que no se narraba su situación
amorosa, se mostraba otro tipo de
sentimiento que afectara directamente a
la mexicana. Así, su primera obra maestra
reconocible como tal (Autorretrato con
traje de terciopelo, 1926) es un intento de
chantaje sentimental al novio que se aleja,
Alejandro Gómez Arias; el cuadro que
representa su primera relación matrimonial
con Rivera es una muestra de su más
completa sumisión hacia el muralista (Frida
Kahlo y Diego Rivera, 1931); debido a su
supuesta aventura con Trotsky, Frida regaló
al importante pensador otro autorretrato
que la mostraba tal y como deseaba
que él la recordara siempre (Autorretrato
dedicado a León Trotsky, 1937); igualmente
sucede con el autorretrato que regaló a su
amante Nickolas Muray (Autorretrato con
collar de espinas y colibrí, 1940, donde las
espinas hieren silenciosamente a Frida y el
colibrí atado a su cuello, muerto al parecer,
representa la pasión sexual de la artista);
tras alguna discusión grave o separación
brusca de su marido Diego Rivera, no
dudaba en plasmar toda su rabia, venganza,
tristeza e incluso impotencia en sus telas
(Recuerdo, 1937 por la pérdida de Diego
tras su romance con su hermana Cristina;
Autorretrato con pelo cortado, 1940, como
un intento de venganza contra Diego Rivera,
que amaba el largo y precioso cabello de
Frida); finalmente, la obra que con el paso
de los años más ha representado el estado
sentimental real de Frida Kahlo es la que
representa a Frida enfrentada a sí misma
ya que, después de todo, jamás consiguió
amarrar a su gran amor, Diego Rivera (Las
dos Fridas, 1939).
Siempre se ha hablado de la influencia
de Rivera en el Arte de Kahlo pero ella
también influyó en su esposo y no dudaba
en defenderlo o aconsejarle cuando lo
consideraba necesario.
La vida de Frida Kahlo no se restringió sólo
al dolor y el llanto, sino que también fue
lucha, pasión, amor… Frida amó a muchas
personas en su vida: familia, amigos,
amantes, etc. La personalidad de la artista
era un poderoso imán que atrapaba a los
que se acercaban a ella: lograba conquistar
por completo a todos, menos a Diego.
En 1940, León Trotsky fue asesinado tras
un intento anterior fracasado. Ramón
Mercader, de la confianza de Frida Kahlo,
se introdujo en la casa de los Trotsky y
mató a León Trotsky clavándole un piolet
en la cabeza. Diego Rivera se vio obligado
a huir a los Estados Unidos, donde había
recibido una oferta de trabajo en nuevos
murales, gracias a la ayuda de Irene Bohus,
una de sus amantes. Frida se quedó en
México, enferma, sospechosa y retenida
por la policía que la obligó a prestar
declaración en unas circunstancias muy
dolorosas, llegando a sentirse maltratada
por la situación y hasta por el desdén del
propio Diego al planear su propia fuga,
quien ya no era su esposo. En junio del
mismo año le escribe a Diego contándole
sobre la situación que se vive en México
tras el atentado de Trotsky y quejándose
indirectamente de la relación que Diego
está manteniendo con la señorita Bohus.
Sin embargo, cuando Rivera se enteró
del cruel maltrato que Frida recibió por
los interrogatorios y la recaída en su
enfermedad, le pidió que se reuniera con
él en San Francisco para poder acudir
allí al hospital. La relación con Nick duró
cerca de una década, aproximadamente
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 41
Historia
hasta el segundo matrimonio de Frida y
Diego Rivera en San Francisco, en 1940.
En 1939 Nick escribió una sufrida carta
de despedida a Frida, poniendo fin a
su relación sentimental, aunque no a su
amistad, que duraría toda la vida, aunque
de manera más distanciada.
Gracias a la ayuda e intervención de su
gran amigo, el doctor Eloesser, Frida
consiguió contraer matrimonio con Diego
por segunda vez, en 1940, aunque esta
vez con ciertas condiciones, ya que Frida
no era la niña inexperta de 1929, sino una
artista reconocida, independiente y capaz
de mantenerse por sí misma.
Volvieron a México y en 1943 Frida comenzó
una etapa como profesora de pintura en la
Escuela La Esmeralda, escuela de Pintura
y Escultura de la Secretaría de Educación
Pública. Aunque su delicada salud no le
permitió cumplir religiosamente con sus
horarios, Frida estuvo registrada como
maestra aproximadamente una década.
A partir de 1943, no obstante su salud
empeoró y volvió a la Casa Azul de Coyoacán
junto con Diego. La casa que la vio nacer
también la acogió en su último suspiro. A
pesar de su recaída, Frida siguió pintándose
a sí misma y en naturalezas muertas.
En estos peores y diez últimos años,
Frida decidió comenzar la escritura de
su Diario. La escritura de esta obra es la
más dura y trágica de Frida pues refleja
el dolor y desesperación de los últimos
años de su vida. Es ésta la etapa más
desoladora y desesperada, más cercana al
dolor desgarrador, a su muerte. A medida
que penetramos en sus páginas como
un enrevesado bosque, adivinamos los
anhelos, la angustia y las desesperadas
ganas de vivir de la artista.
42 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Mtra. Connie Marchante Sáez
La mayor verdad en la realidad de Frida
fue el dolor que sufrió a lo largo de su vida.
Ese dolor, desde niña, jamás la abandonó:
fiel compañero que ella supo transformar
en arte asombroso e innovador. Además
de la pintura, Frida supo expresarse,
transmitirse a sí misma mediante palabras
libres, también muchas de creación
propia, que buscaban una identidad
puramente fridesca. El Diario sobre todo,
pero también sus cartas, son otro tipo
de auto-representación. En su caso, no
acude a la crónica histórica, al ensayo o a
la ficción novelística como lo hicieran los
muralistas para retratarse con palabras,
sino que como en su pintura, se refugia en
un lenguaje poético repleto de símbolos
que la ayudan a componer su mundo; su
visión de Frida Kahlo. Desde el accidente
del autobús al momento de escritura de
su Diario, Frida había sufrido, según ella,
cerca de 30 operaciones que maltrataron
su cuerpo totalmente y que en más de
una ocasión supusieron un retraso en su
proceso de recuperación y no un alivio.
En abril de 1953 se realizó la primera
exposición en solitario de Frida Kahlo en la
Galería de Arte Contemporáneo de Ciudad
de México gracias a la intervención de
la fotógrafa y amiga Lola Álvarez Bravo.
El acto resultó un éxito absoluto. Las
invitaciones a la exposición de Frida fueron
redactadas por ella misma, demostrando
una vez más el gusto y voluntad literarios
que poseía la artista mexicana.
Lola y Frida habían estado trabajando
en una película surrealista donde Frida
dejaba adivinar las relaciones que había
mantenido con otras mujeres -su sobrina
Isolda Pinedo Kahlo niega rotundamente
esta bisexualidad, alimentada según ella,
por la imaginación y fantasía de Diego
Rivera-, pero no pudieron terminarla por la
gravísima decadencia física de Frida. Ese
mismo año de 1953, en el mes de agosto,
habrían de amputarle la pierna que la había
hecho sufrir toda su vida. Esto le supuso a
Frida una terrible depresión y un paulatino
abandono de Diego Rivera.
Durante los últimos años de su vida,
el comunismo sustituyó a su religión y
participó en la medida de sus posibilidades
(y aún excederse en ellas) en la causa
comunista. Ella misma da explicaciones
en su Diario sobre su abandono de la
militancia política durante una época de su
vida determinada.
La fuerza vital y creativa de Frida la llevaba
a poder percibir y añadir múltiples sentidos
completamente nuevos a un significado
ya existente. No sólo utiliza para ello el
sufrimiento, sino también su fuerza vital
y sus increíbles ganas de autoimponerse
a una realidad que no siempre le resulta
favorable. Tal y como recuerda su sobrina,
Isolda P. Kahlo, quien escribió Frida Íntima,
recordando su experiencia vital y convivencia
con sus tíos Diego y Frida, a la artista le
gustaba reír a carcajadas, cantar, beber y
compartir los mejores momentos con los
seres más queridos, ante todo Diego. Fue
una mujer entregada a las causas en las
que creyó a lo largo de su vida y por eso,
a pesar de no poder casi moverse, en julio
de 1954, Frida asistió a una manifestación
comunista en silla de ruedas por las calles
de la ciudad de México, arriesgando
seriamente su salud. Debido a esta salida
la artista contrajo una pulmonía.
Frida Kahlo, a raíz de la indebida aparición
en aquella manifestación, contrae una
pulmonía que agrava aún más si cabía su
débil salud. El 13 de julio de 1954 Frida
fallece con 47 años. La estela de su legado
será constante, hasta la actualidad.
La figura de Kahlo ha resultado tremendamente atractiva para muchos desde su
trágica muerte a causa de aquel accidente,
que le provocó unas dolencias que
duraron prácticamente toda su vida y que
la obligaron a medicarse con morfina hasta
extremos tan perjudiciales como mortales.
Todo este padecimiento la nutrió, sin
embargo, de una genialidad tan atrayente
como personal.
www.strangersouvenez.wordpress.com
La construcción de la mujer -artista y
creación- llamada Frida Kahlo no pudo
existir como tal sin que la acompañara
el dolor, en su cuerpo y alma. Tanto fue
así que el único verdadero amor que
reconoció pública y sinceramente le causó
más lágrimas que sonrisas. Sobre esos
cimientos de dolor y lágrimas construyó
Frida Kahlo su felicidad, que también
existió a pesar de lo que muchos han
escrito sobre ella. Sobre accidentes
y enfermedades, viajes y aventuras
pasionales, amigos y cariño, se creó a sí
misma en una continua remodelación, con
pinceles y palabras. Como el ave fénix,
se derrumbó en varias ocasiones pero
siempre surgió de sus cenizas hasta que
por fin, tal y como deseaba, no sólo llegó
a ser una gran artista, sino una inquietante
leyenda.
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 43
Historia
El Tren de la Memoria
Dra. Guadalupe Ríos de la Torre
Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco
Suave Patria: tú vales por el río
de las virtudes de tu mijerío
Ramón López Velarde
www.wikipedia.org
L
os hechos revolucionarios fueron
modificando a México, también fueron
innovando la vida de las mujeres.
La querella revolucionaria contó con la
contribución de hombres y mujeres en los
distintos grupos, sectores y clases que
trataban de dar forma a una nueva nación.
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Lumen.
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2006 “Escenificaciones híbridas: La
escritura trasmedial y transcultural en
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LITVAK, LILY
1999 “Frida Kahlo. ¡Viva la vida!”. V.V.A.A.,
El realismo en el arte contemporáneo:
1900-1950, Madrid, Fundación Cultural
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(eds.)
“Mujeres en el Umbral. De la Iniciación
femenina en las escritoras hispánicas”.
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44 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
MARCHANTE SÁEZ, CONNIE
2007 “La autobiografía en Frida Kahlo y
los muralistas mexicanos”. Alicante:
Universidad de Alicante. Trabajo de
investigación no publicado.
PINEDO KAHLO, ISOLDA
2004 “Frida Íntima”. Argentina: Gato Azul.
José Guadalupe Posada,
La calavera revolucionaria.
El camino de la lucha de 1910
El cauce de la Revolución marcaba otros
rumbos y tiempos difíciles. La movilización
militar de los revolucionarios afectó las
actividades agrícolas e industriales. Por
una parte, el campo se vio privado de la
mano de obra campesina para las labores
agrícolas porque los trabajadores se
enrolaron en los ejércitos de las facciones en
la lucha, que impidieron que los alimentos y
materias primas llegasen a la capital, ya que
acapararon los granos, frutas y semillas en las
zonas que permanente o que temporalmente
controlaban, a fin de abastecer a sus tropas
o simplemente para impedir que el enemigo
los utilizara en su provecho.
Los años revolucionarios ya revelaban una
pre-sencia femenina dividida y múltiple,
considerando las distintas clases en las que
se inscribe a las mujeres. Su cotidianidad
ya no transcurriría de igual forma para la
mujer obrera, la indígena y la soldadera que
para la mujer de sectores medios o de la
élite. El trabajo doméstico, la reproducción
y la crianza de hijos fueron, para todas ellas
por igual, materia de su competencia. Tales
finalidades según la esfera de su ejecución
muestran una realidad diferente sobre una
misma problemática.
La figura de la soldadera fue conocida en
el ejército mexicano durante el siglo XIX,
cuando las mujeres seguían a sus hombres
en los campos de batalla; no se originó
en los acontecimientos de la Revolución
de 1910, (Frías1983,11) pero fue en ese
momento cuando cobró mayor visibilidad.
Fuente: Guadalupe Rivera Marín, Las mujeres
en la revolución Mexicana. Biografías de mujeres
revolucionarias. 1884-1920, México, INEHRM, 1993,
p. 68.
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 45
Historia
Para los moralistas de la ciudad de México
de los años de 1914 y 1917 la soldadera
mexicana era la hembra sucia, harapienta,
empolvada y burda (aunque
también
reconocían en su figura la capacidad para
llegar a heroísmos mitificados en su figura);
era la que clandestinamente introducía al
cuartel la asquerosa bebida del aguardiente
o el paquete de marihuana.1 Esta idea
es radicalmente distinta a la que hoy se
conoce en el discurso sobre la Revolución
Mexicana.
Empero, las soldaderas que seguían a
sus Juanes no sólo realizaban actividades
bochornosas, sino que también tuvieron a
su cargo tareas domésticas tradicionales
como proveedoras de alimentos: el de
preparar la comida, las tortillas, los frijoles
y las picantes salsas. Fueron cargadoras
del petate, de mantas, trastes y utensilios
necesarios en la labor doméstica.2
Asimismo, pelearon cuando fueron requeridas: cargaban fusiles, rodaban cañones,
lazaban maldiciones cuando era necesario,
lo que también dolía al enemigo.
Como personas encargadas de las labores
atribuidas a su sexo, en tiempos de lucha
y en medio de adversas condiciones
caóticas, peregrinaron de un lugar a
otro, durmiendo aquí, acá y acullá en
campamentos improvisados o en carros
del ferrocarril.
Cfr. Alberto, “La soldadera”, en Ecos, año1, t.1,
núm.3, México, mayo 1912, p.25. Francisco L.
Urquizo escribe en su libro Tropa vieja lo siguiente:
“A las soldaderas no les falta recursos para meter
la yerba y hasta buenos tragos de mezcal a los
soldados”. México, La Prensa, 1974, pp. 67-68.
2
Pepe Rojas, “La vida en los campos”, La Clase
Media, año II, T. IV, núm. 23, p. 123.
1
46 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dra. Guadalupe Ríos de la Torre
recostado contra el canasto, o cuando
acompañaba a su marido o amante en las
marchas militares, llevaba a cuestas al
niño de brazos y el canasto lleno de ropa
y trastos de guisar. En el campo de batalla
proveía de agua a los heridos y sedientos.
A los muertos los despojaba de sus
ropas y del armamento, tan necesario en
época de la lucha, antes darles sepulcro.
(Ramírez1940,254-255)
Fuente: Ibidem, p.49
Así lo hicieron las mujeres de la facción
villista, quienes no sólo se ocuparon de
alimentar a la tropa, lavar la ropa y cuidar
de los hijos, sino que también cooperaron
atendiendo heridos, hacían de espías,
de correo o de abastecedoras de armas,
independientemente de brindar compañía
sexual a su hombre. Las soldaderas, con
su propia vestimenta, fueron descritas por
los periodistas capitalinos:
Desconocen el uso de zapatos e hirviendo
en mugre, piojos, chinches, desconocen
el uso del jabón. Aquellas bravas perras
humanas andan cubiertas de andrajos,
calzadas algunas con huaraches, usan
rebozo en donde ocultan la cabeza
desgreñada, la blusa sucia de varias
semanas, la falta de abrigo para el
cuello, la de corsé, la de corpiño y la de
las mangas, ocultan líneas del talle. El
rebozo sirve también de sombrero, de
abrigo y de paraguas. Es cuna para los
niños, vehículo y abrigo, venda, hamaca,
regazo y biombo. (Guerrero 1908,165)
En el día no tenían más hogar que la calle
y la plaza de la ciudad; por la noche, la
cuadra del cuartel. Se les veía sentadas
con el perro a sus pies, y el chamaco
Eran celosas, fieles y valientes, y al momento
del parto las compañeras formaban un
círculo a la futura madre y le recogían al
niño. A veces continuaban la marcha recién
paridas, (las más delicadas lo hacían el día
siguiente).3 Todas las tareas de tiempos de
paz durante la lucha se siguieron llevando
a cabo sobre la marcha.
Con su actitud fueron calificadas por
la prensa y por algunos capitalinos de
desvergonzadas,
lujuriosas,
soeces
en la forma de hablar, analfabetas y
acostumbradas a todas las miserias
humanas, principalmente a los abusos
de autoridad. Eran consideradas como
la representación de la etapa primitiva
de la civilización en sociedad.4 Su moral
constaba de dos preceptos: fidelidad
La descripción más detallada de un alumbramiento
por parte de una soldadera se puede ver en el
artículo de Emilia Enríquez de Rivera (Obdulia),
“Misión de la mujer”, en Revista de Revistas, año 1,
núm.1, México, agosto de 1914 12, p.1.
4
Alberto Herrera, “La soldadera”, Chapultepec, año
I, no. I, México mayo 1912, p.19. Para el autor
Francisco Ramírez la soldadera fue la inmoralidad
y la porquería. La ciudad de México durante la
Revolución Constitucionalista, México, Impresores
Unidos, 1940, p. 405.
3
absoluta y abnegación incondicional a su
hombre, marido o amante, y acatamiento,
en segundo nivel, al batallón o regimiento.
Fuente: Ibidem, 62
En el año de 1915 los acontecimientos
de la Revolución se hicieron más
sangrientos, la desorganización de la
vida cotidiana iba siendo cada vez más
aguda, y la mujer participó activamente
en las diferentes regiones del país,
apoyando a las diversas facciones
revolucionarias. Un ejemplo: en la
región de Morelos se formó un batallón
formado por familiares de los rebeldes
zapatistas con los mismos intereses
localistas:
Al mando de una fornida ex tortillera llamada
La China, hicieron salvajes incursiones
por el distrito de Tetecala; vestidas unas
de harapos, otras con delicadas ropas
robadas, con medias de seda y vestidos
del mismo material, huaraches, sombreros
de petate y cananas, estas mujeres se
convirtieron en el terror de la región.
(Womack 1974,167)
El autor John Womack afirma que aun
el general Genovevo de la O trataba a La
China con respeto. (Ibidem, 168)
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 47
Historia
Algunos periodistas y escritores de la época
alaban el papel desempeñado por las
famosas Adelitas: Julio Sesto en El Diario
(1912), Emilia Enríquez de Rivera en Revista
de Revistas (1914) y El Hogar (1914).
Oh, soldaderas, en quienes pienso […]
yo os glorifico y os recompenso;
yo os doy en esta lírica ofrenda;
yo a vuestra vida brindo unas palmas;
yo entono un salmo por vuestras almas
y en vuestro huesos pongo una flor.5
Fuente: “La mujer en la Revolución, Proceso BiCentenario no. 3, México, junio 2009, p.26.
A pesar de lo asentado, la revisión
hemerográfica da cuenta de otra realidad,
distinta a la imagen recogida en torno a la
soldadera. La mayor parte de los autores
les daban calificativos como “decente” e
“indecente”, y veían dos únicas metas, el
hogar o la prostitución. Ejemplos así se
localizan en los medios de difusión de la
época. En ellos resaltan los valores que
debía transmitir la mujer a través de la
educación familiar: moral y honra, respeto y
aprecio por la tranquilidad y el orden social,
5
Julio Sesto, “Soldaderas”, Diario, año V, núm. 455,
México, 23 de marzo de 1912, p. 5-6
48 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dra. Guadalupe Ríos de la Torre
comportamiento adecuado para formar
buenos hijos, con amor hacia la patria y
disposición a defenderla. La instrucción
que debía proporcionar a la mujer no
consistía en conocimientos concretos, con
excepción de las actividades domésticas
que debían de aprender las mujeres,
sino reproducir conductas socialmente
deseadas. La familia era el instrumento para
reproducir y perpetuar el orden social.
En las fuentes revisadas no sólo se hace
alusión a la necesidad de una buena
economía doméstica, sino también, con
mucha insistencia, a la importancia que
tiene el espacio doméstico como pequeño
mundo particular, lejos de la turbulencia
de los acontecimientos revolucionarios. Se
definía como una obligación de la mujer, de
todas las clases sociales, la de hacer de
su casa un “dulce hogar, donde la meta de
todas sus complacencias es busca abrigo
después de sortear las borrascas que da
la vida”.6 Su misión es convertir al hogar
pobre o rico en un “pedazo de cielo donde
no lleguen las tempestades del mundo”.7
Las contradicciones entre las normas
sobre el deber ser femenino y la realidad
se mostraban con más claridad. Para los
moralistas y la sociedad en general los
límites de la mujer eran los de su casa y su
familia. Cualquiera que se saliera de este
espacio reducido estaba potencialmente
en peligro. Entre las desgracias que
Carlos Rubio, “La salud de la mujer y la dicha del
hogar,” en La mujer mexicana ,t. II, núm. 8, México,
15 de mayo de agosto de 1905, p.8
7
Nicolás Ortiz, “La misión de la mujer” en El Correo
de las Señoras, año XI, núm. 21, México, 23 de
octubre de 1892, p.322.
aguardaban a las mujeres que carecían de la
protección familiar, estaba la prostitución,
fenómeno social que desde luego no había
surgido con la Revolución de 1910, pero
que tuvo un auge durante los años críticos
del movimiento.
La gran mayoría de las compañeras de los
soldados en silencio y desde la invisibilidad,
cumplieron el importante objetivo de ser
compañera fiel, abnegada, siempre al lado
de su viejo, acompañándolo de jornada en
jornada para animarlo con su presencia y
para procurarle medios de subsistencia,
aceptando sobrellevar las penalidades y
los rigores de la campaña, sin arredrarse
por ello. Tras ellos, junto a ellos, van sus
mujeres, centros inmóviles y sedentarios
del pueblo y la familia convertidos ahora
en una masa anónima de soldaderas que
ejercían en sí mismas una fulminante
revolución de las costumbres sociales
y sexuales, mujeres a la intemperie cuya
liberación en acto de guerra habrían de
recoger después los arquetipos literarios y
cinematográficos.
La soldadera fue desdeñada, escondida,
olvidada y colocada fuera del modelo de
mujer propuesto por la sociedad. Este
modelo estaba cada vez más distante de
la realidad y obedecía a la idealización de
la mujer como un ser dedicado únicamente
a la familia y al entorno del núcleo familiar.
La construcción de un concepto sobre
la mujer, tan pregonado y difundido
por moralistas, legisladores, médicos
y periodistas, empezó a romperse y a
sorprender a las tradiciones de la sociedad
capitalina durante el periodo de diciembre
de 1914 a enero de 1915. (Ramírez
Plancarte, op.cit.,240-244) Las opiniones
sobre las mujeres se diversificaron y, si
bien por un lado se alentaban los triunfos
femeninos en aspectos como la cultura y la
educación,8 por el otro éstos se reconocían
sólo cuando no contradijeron el arquetipo
de mujer dedicada al hogar y la familia, y en
realidad en que no perturbaran el modelo
ideal imperante sobre la feminidad. La
sociedad revolucionaria seguiría pugnando
por la evolución del papel del hombre
y de la mujer, aunque las directrices
correspondientes a éstas no admitían
matices, y la discusión sobre un cambio
en las relaciones entre sexo fue aceptada
para que ellas laboraran, pero sin romper
la sumisión en la familia y la sociedad.
8
6
Fuente: Archivo Casasola
Dolores Correa Zapata, por ejemplo, hizo
del profesorado un verdadero sacerdocio al
consagrarle todo su tiempo y toda su inteligencia,
derramado a raudales las luces de la instrucción;
mientras que en la escuela trabajó por el adelanto
de la niñez con sus lecciones, en la prensa hizo lo
propio por la sociedad a fin de que se protegiera
la educación. Matilde P. Montoya, por su parte,
se dedicó a estudiar obstetricia en la Escuela de
Medicina de esta capital, en 1870; abrió a la mujer
mexicana el camino de la ciencia. Laureana Wright,
Mujeres notables mexicanas, México, Tipografía
Económica, 1910, pp.394-396 y 534-542.
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 49
Historia
Dra. Guadalupe Ríos de la Torre
o quienes, convencidas de la causa
revolucionaria, se manifestaron contra el
gobierno de Victoriano Huerta adhiriéndose
a las filas constitucionalistas.12 Aquellas
voluntarias, que atendiendo enfermos y
heridos colaboraron en el establecimiento
de un hospital de sangre para ayudar
a los combatientes, participaron en los
acontecimientos de 1914 en la ciudad de
México de la siguiente manera:
Fuente: Hemeroteca Nacional.
Como fuente complementaria sobre el
discurso de la mujer resulta imprescindible
la consulta de periódicos y revistas
femeninas; a través de la lectura de este
material se pueden llegar a conocer varios
aspectos de las mujeres de la época, en
cualquiera de sus manifestaciones de
la vida cotidiana, es decir, lo que ocurría
todos los días, lo pequeño, lo insignificante.
Muchas veces se publicaron novelas de
género en episodios en su modalidad de
folletín,9 en los diarios como El Demócrata
(1914-1915), El País (1911-1913), El
Nacional (1911) y El Imparcial (1913).10
Dichas lecturas eran consideradas propias
del sexo débil, porque asumían la visión de
las mujeres, el punto de vista femenil.
Una de las creaciones del periodismo del siglo
pasado fue un nuevo género literario, la novela
de folletín. Esta novedad surgió como producto
de una estratagema comercial, pues el periódico,
para lograr mayores ventas, redujo el costo
al consumidor a la mitad, y la otra mitad la
subvencionó anunciando ciertas producciones
comerciales en la parte inferior de la última plana
de la publicación.
10
El Demócrata publicó Tomóchic; en El Imparcial
y en El Nacional se publicaron las novelas de
9
50 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Fuente: Presentación de Guadalupe Rivera Marín.
Las mujeres en la Revolución Mexicana. Biografías
de mujeres revolucionarias. México, INEHRM, p. 66,
Durante los años de 1913 a 1917 mujeres de
diversos niveles sociales participaron en el
movimiento armado. Hubo mujeres que al
levantarse en armas ocuparon puestos de
mando y obtuvieron grados militares, como
es el caso de Carmen Parra Vda. de Alaniz,
que contribuyó al movimiento villista. (Lau
y Ramos 1993, 44) Estos combatientes
demostraron habilidad en el manejo de la
tropa y destreza en el uso de armamento.
Otras participaron en el campo de batalla
como voluntarias y benefactoras incluso se
fundó la Cruz Blanca Constitucionalista,11
Ángel del Campo. En el diario El País se publicaron
novelas largas o cortas y en cada uno de sus
números, y sólo a partir de 1914, dos años después
de su aparición, se le denotaría folleto. Cfr. Elvira
Buelna, op. cit., p. 189. Cfr. J. S. Brushwood, “La
novela mexicana frente al porfirismo”, en Cultura,
ideas y mentalidades, México, El Colegio de México,
1992, p. 162. (Lecturas Mexicanas núm. 84).
11
La Cruz Roja fue fundada en nuestro país en
agosto de 1907 y reconocida como institución de
utilidad pública por Porfirio Díaz en febrero de
En las clases medias, la mujer ha
desempeñado papeles verdaderamente
sublimes, han salido de sus hogares,
se han atestado bajo las banderas de
asociaciones piadosas cuya misión
ha sido levantar y socorrer heridos en
los campos de batalla, para curar las
heridas de sus cuerpos heridos y llevar
un consuelo a sus almas.13
1910. Diario oficial de la Federación, México, 12
de marzo de 1910. Véase Ana María Fernández
Poncela, “Imágenes femeninas en la época
revolucionaria”, en Sólo Historia, México, núm. 8,
abril-junio de 2000, pp. 41-46.
12
Al igual que Madero, Carranza recibió
correspondencia de mujeres que le expresaban
sus inquietudes políticas y, al mismo tiempo, le
proporcionaban información sobre la situación que
prevalecía en sus localidades: Ame Aguirre le dio
su opinión con relación a la sucesión en Durango
y lo que se discutía en la calle. Poncela, op.cit., pp.
58-59.
13
Fueron mujeres de la clase media, ilustradas,
con una situación más o menos desahogada. A
pesar de todo, ellas participaron en diferentes
actividades de la lucha armada como fue: Carmen
Serdán y Dolores Jiménez Muro por citar algunas.
Ibidem., pp. 34-35. Son las mujeres de la élite las
que hablan sobre los acontecimientos de 1914 en
Por su condición de mujeres les fue más fácil
incursionar en el espionaje y ser agentes
confidenciales. Los revolucionarios también
requirieron de acciones organizadas para
difundir sus ideas. En ambos quehaceres
las mujeres realizaron valiosas labores.
Además, los sangrientos enfrentamientos
armados, la falta de servicios sanitarios y
medicamentos, así como de provisiones
alimenticias, provocaron heridas, enfermedades y epidemias entre la población. Aquí
la labor humanitaria de las enfermeras fue
esencial, pues atendían sin descanso a
todas aquellas personas que lo necesitaran,
sin percibir salarios. Lo único que las
impulsaba era su afán de ayuda.
Fuente: Hemeroteca Nacional.
Enfermeras y practicantes dejaron su hogar,
su familia y sus estudios con el fin de servir
y luchar en los campos de guerra, entre la
miseria, el hambre, el dolor, la angustia y
la muerte. Las mujeres estuvieron allí para
dar aliento y su discurso fue:
Entre las mujeres ricas, a quienes se ha
flagelado con los más duros epítetos,
la ciudad de México. Emilia Enríquez de Rivera
(Obdulia), “Misión sublime de la mujer”, en Revista
de Revista, año I, no. 12, México, 30 agosto de
1914, p.1.
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 51
Historia
también la onda de la piedad llegó a
sus corazones, que no permanecieron
indolentes [...] cedieron sus casas para
hospitales y sus carruajes para camillas;
y de abnegación, se aprestaron también
a vestir el modesto traje de enfermeras
escondiendo sus pedrerías y sus
tocados en la humilde cofia blanca.14
Fuente: Ibidem, p.113
Entre las filas revolucionarias también se
destacaron las maestras, que a través
del silabario propagaron los ideales
constitucionalistas.
Con el triunfo del movimiento constitucionalista en las filas revolucionarias
surgieron divisione jefes del movimiento
armado, como Venustiano Carranza,
Francisco Villa, y Emiliano Zapata, son entre
los grupos armados, a causa de los distintos
matices políticos de los principales quienes
se enfrentaron por el poder, cada uno con
perspectivas muy disímiles.
14
Elena Arizmendi intensificó su labor de la Cruz
Blanca Neutral. Véase Lau y Ramos, op.cit., pp.3435. Emilia Enríquez de Rivera (Obdulia), op.cit., p. 20
52 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dra. Guadalupe Ríos de la Torre
Si los hombres se dividían por ofuscamientos
de tipo político se separaban en bandos
contrarios con el fin de aniquilarse, el
discurso de las mujeres de la clase alta
y media fue el de “que colectivamente
representaron un nuevo estilo de mujer que
abandonó el aislamiento doméstico y se
comprometió con el ritmo de su tiempo”.
(Mendieta Alatorre 1961,123) Dentro de
este mismo discurso la mujer veía una
nueva etapa de bienestar y progreso, una
nueva misión que las mujeres de la élite
no habían cumplido, una prerrogativa que
no habían ejecutado. Así, en el seno de
la familia, en el ambiente apacible, de los
hogares, a ellas tocaba en esos momentos
ser virtuosas y laborar para destruir todo
intento de contienda.
Los
acontecimientos
revolucionarios
crearon también nuevos foros de comunicación y se produjo un auge en la
música popular, que adquirió un espacio
que antes no tenía. Los corridos populares
compuestos por los revolucionarios cumplieron, además, una función informativa,
como antaño. Narraban las grandes
batallas, los hechos de política y militares
del momento, anunciaban la muerte de
los políticos y generales, las tragedias
personales, las pasiones amorosas y las
hazañas de las heroínas.
Durante la Revolución las bandas de
música articularon a los diversos grupos y
de nueva cuenta serían factor importante
de cohesión. Se escucharon y fueron
admiradas las bandas de las divisiones del
Noroeste, del general Álvaro Obregón; del
Norte, dirigidas por Francisco Villa, y las
de los ejércitos zapatistas a su paso por la
ciudad de México en noviembre de 1914 y
enero de 1915
Y si Adelita quisiera ser mi novia,
y si Adelita fuera mi mujer,
le compraría un rebozo de seda
para llevarla a bailar al cuartel”.
Los corridos fueron del gusto de los
revolucionarios y arraigaron en el de
los capitalinos, quienes escucharon las
gestas revolucionarias de las mujeres
que se habían incorporado a los ejércitos
revolucionarios como soldados a título
personal, o bien ocuparon los puestos que
sus Juanes habían dejado vacantes:
La Adelita.
En lo alto de una abrupta serranía
acampando
se
encontraba
un
regimiento
y una moza que valiente lo seguía,
locamente enamorado del sargento.
Popular entre la tropa era Adelita,
la mujer que el sargento idolatraba,
porque a más de ser valiente era
bonita,
y hasta el mismo coronel la respetaba.
Y se oía que decía
aquel que tanto la quería:
“Soy soldado y la patria me llama
para sus campos, que vaya a pelear,
Adelita, Adelita de mi alma,
no me vayas por Dios a olvidar.
Fuente: María Félix y Dolores del Río,
La Cucaracha, 1958.
la seguiría por tierra y por mar,
si por mar en un buque de guerra,
si por tierra en un tren militar.
Fuente: Rivera, op. cit., p.69
Las
novias,
hermanas
o
madres
angustiadas y llorosas, ejercieron acaso un
tipo de seducción y coquetería femenina
sui generis, que esgrimía la tradicional
sonrisa de la mujer para ayudar a causas
que, siendo personales, tenían su raíz en
la lucha política del momento. Muchas
casas decentes recibieron y agasajaran
con bailes a los triunfantes generales
que tomaban su ciudad, quizás para
salvar la vida y la fortuna familiar con una
conducta complaciente, impensable en
momentos de paz. Las artes femeninas tal
vez tuvieron aquí una función diversa, un
matiz, que sin proponérselo, se volvió una
toma de partido. Y para combatir al temor
del asalto, de la violación, está el recurso
del escondite, del disfraz y el viraje, pero
también el escarmiento. Si Adelita se fuera con otro,
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 53
Historia
Marieta
Marieta, no seas coqueta,
porque los hombres son muy malos,
prometen muchos regalos
y lo que dan son puros palos.
Su mamá dijo a Marieta:
“Deja ya la pretensión,
déjate crecer el pelo
y el vestido tan rabón,
porque la mujer que tiene
el vestido tan cortito,
cuando llega así a agacharse
se le mira muy bonito”.
Marieta, no seas coqueta,
La Marieta fue a los toros,
su mamá no lo sabía
porque andaba de coqueta
con los de caballería.
Cuando estaba allá en los toros,
en los toros se cayó,
como no traía calzones,
toditito se le vio.
Sin embargo, la mujer no fue sólo víctima:
la lucha trastocó papeles y la coronela
era capaz de mandar matar, de fusilar
o ser fusilada sin miramientos, al igual
que cualquier hombre.15 El sexo perdió
15
Nacha Guevara muere a manos de Francisco
Villa, víctima de su error, como cualquiera de
los generales del sexo masculino que cometían
errores. Cfr. Nellie, Campobello, Cartucho: relatos
de la lucha en el norte, México, EDIAPSA, 1940,
p. 43. La capitana primero, Rosa Padilla Camacho,
cuya hoja de servicios consigna su participación en
innumerables batallas. Knight, op.cit., p.143.
54 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dra. Guadalupe Ríos de la Torre
importancia. También la tradicional paciencia femenina se exacerbó y el deseo de
venganza podía llegar al de la impotencia
frente a la incapacidad de ejercer una
función ajusticiadora que se reservaba, en
exclusiva, para los varones:
Yo soy rielera, tengo mi Juan.
él es mi encanto, yo soy su querer,
cuando me dicen que ya se va el tren,
“Adiós mi rielera, ya se va tu Juan”.
También las mujeres, en otras ocasiones,
tuvieron otra función: la de defensoras e
intercesoras para salvar a padres, hermanos
y maridos del pelotón de fusilamiento,
o más frecuentemente, de la temida
leva. No es de extrañar que las mujeres
abandonasen su reclusión para abogar
por sus familias pues, en muchos casos, la
incorporación forzosa de los varones de la
familia al ejército podía significar para ellas
la pérdida del sustento, de la legitimidad
social o de ambas.
Tengo mi par de pistolas
con sus cachas de marfil,
para agarrarme de balazos
con los del ferrocarril.
Yo soy rielera, tengo mi Juan...
En general, las mujeres participaron
en todas las facciones revolucionarias
combatiendo y también en contra de los
ideales de la Revolución, para que ésta les
hiciera justicia en cada uno de sus actos
cotidianos.
LA RIELERA.
Tengo mi par de pistolas
con su parque muy cabal,
una para mi querida
otra para mi rival.
Yo soy rielera, tengo mi Juan...
Si porque me ves con botas
piensas que soy melitar,
soy un pobre rielerito
del Ferrocarril Central.
Yo soy rielera, tengo mi Juan...
Así, las mujeres en la Revolución se vieron
envueltas en conductas y actividades
diferentes, y ayudaron frecuentemente a los
diversos bandos mediante el contrabando
de armas, el espionaje; fueron telegrafistas
y enfermeras; como maestras difundieron
las ideas revolucionarias. Y es importante
señalar que lo que empezó como una
actividad temporal, mientras durase la
bola, se convirtió con el tiempo en una
tarea cotidiana.
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1940 La ciudad de México durante la
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Hemerografía
Chapultepec 1912
Revista de Revistas 1914
Diario 1912
La Mujer Mexicana 1905
El Correo de las Señoras 1892
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 55
Historia
Dra. Marcela Suárez Escobar
“Los Otros” y sus Imágenes en la Prensa
Sensacionalista en los Inicios del Siglo
XX Mexicano
Dra. Marcela Suárez Escobar
Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco
L
as ilustraciones en los periódicos
mexicanos surgieron desde la
primera mitad del siglo XIX y a
fines del siglo fue cuando se introdujo la
fotografía como medio de apoyo para
la difusión de noticias. En estos años
fue cuando se inició una modernización
tecnológica importante en la producción
de la prensa mexicana. La mecanización
de la reproducción y el invento de la placa
seca al gelatina- bromuro que permitió
plasmar fotografías en la prensa (Freund,
1993, 95)1 coincidió con una efusión en la
exposición de noticias sobre delitos.
El espacio dedicado al delito en ocasiones
se empleó como medio para atraer
audiencia y en otras para aplaudir las
acciones del Estado, en ambos casos se
pretendía la construcción de una imagen
de un mundo en desorden e inseguridad
para los ciudadanos, que justificara las
acciones gubernamentales de control
social.
1
Gisele Freund. La fotografía como documento
social. Barcelona, Gustavo Pili, 1993, p. 95.
56 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
EL CONTEXTO…
En este fin de siglo, dirigía el gobierno
mexicano el general Porfirio Díaz que
después de casi un siglo de violencia entre
grupos, bancarrota nacional e invasiones
extranjeras logró “una cierta paz” que
permitió el inicio de un crecimiento
desigual y dependiente. El problema fue el
costo social de este crecimiento y el logro
de esta supuesta paz, porque esto tuvo
como consecuencias grandes diferencias
en la distribución del ingreso, con gran
explotación y pobreza de la mayoría de la
población. Se dio una concentración de
la riqueza en pocas manos y una “paz”
lograda a través de negociaciones con los
grupos de la elite, pero con represión para
la mayoría de la población.
El positivismo como ideología penetró
como base de este nacimiento capitalista
dejando de lado algunas metas buscadas
por el liberalismo triunfante, tales como la
libertad individual y la protección de los
derechos individuales, para sustituirlas
con la idea de que se requería un gobierno
fuerte para el logro de un progreso, meta
fundamental del grupo gobernante desde
la última década del siglo.
Este ideal del “orden” recibió con
beneplácito a la criminología positivista y
a la antropología criminal, que enfocaban
su atención al estudio de los hombres
antisociales con el fin de conocer, explicar
y prevenir sus conductas, a través del
conocimiento de características somáticas,
psicológicas y fisiológicas, aunque
tímidamente algunos teóricos de la época
aceptaran la influencia de factores sociales
en el desencadenamiento de conductas
antisociales (Quiroz Cuarón, 1977, 937).2
La antropología criminal afirmaba la
existencia de diferencias físicas entre los
individuos delincuentes y no delincuentes,
y la prensa fabricó las imágenes de los
cuerpos de los supuestos delincuentes,
sujetos “criminales, astutos y peligrosos”,
y los dibujos y fotografías empleados en
la prensa fueron determinantes para esta
representación. La policiología –término
acuñado por Carlos Roumanac (Reynoso
Dávila,1992, 216)3, criminólogo y periodista
crítico- como el estudio en forma práctica
de los criminales y el crimen a través de
la aplicación de métodos científicos de
investigación para detectar criminales
estuvo en auge.
Siguiendo a Bordieu podemos considerar
que los medios pueden considerarse
bienes culturales cuyo consumo determina
una diferenciación cultural, los bienes
culturales son vendibles, y por ello la prensa
moderna se inscribió en la construcción
Alfonso Quiroz Cuarón. “La Criminología”. Medicina
Forense. México, Porrúa, 1977, p.937.
3
Carlos Roumanac. “Elementos de Policía científica”.
Roberto Reynoso Dávila.Historia del Derecho Penal
y nociones de criminología. México, Corderos ed.
1992, p.216.
2
simbólica de los grupos sociales. El tema
de la violencia surgió como elemento
interesante tanto para la elite como para
el grupo gobernante, y para el sector
empresarial ligado a la prensa. La elite se
preocupaba por la posible violencia que
pudiera surgir de un estallido social de las
clases explotadas, el grupo gobernante se
interesó por el logro de un mayor control
social y en el ejercicio de la violencia desde
el poder, y la prensa recibió gustosa la
idea de un incremento de capital generado
por mayores tirajes y ventas, objetivo
fundamental de la prensa sensacionalista.
Por esto, la prensa insistió en señalar
que el bajo mundo podía llegar a dañar
a las “personas decentes”, así inició el
crecimiento de la percepción de inseguridad
a través del discurso del lenguaje,
psicología y signos (Gómez Antón, 1990,
s/p)4 y como el discurso social sobre la
seguridad y el factor político proveniente
del Estado pueden organizar las medidas
de seguridad (González Placencia, 2000,
49)5, esto sirvió para incrementar el control
social y la represión. Se construyeron así
mediaticamente estereotipos criminales.
Los contenidos de la prensa sensacionalista generaron tensiones psíquicas, elementos base para la manipulación.
Francisco Gómez Antón. “La violencia como fuerza
injusta: los efectos de su presentación en los
medios informativos”. Carlos Soria coord. Prensa,
paz violencia y terrorismo. La crisis de credibilidad
de los informadores. Pamplona, Universidad de
Navarra, 1990.
5
Luis González Placencia. Perspectiva ciudadana
de la inseguridad. México, Universidad autónoma
Metropolitana, Fondo de Cultura Económica,
CONACYT, 2000, p.49.
4
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 57
Historia
La estrategia de la construcción simbólica
consistió en un uso de símbolos,
sobreexplotación de textos e imágenes
sobre la delincuencia y la sangre, y de esta
manera se inició lo que Carlos Soria y Juan
Antonio Giner (Soria y Giner, 1990, 50)6
denominan “la pornografía del dolor”.
EL CUERPO EN IMÁGENES
Para la época que nos ocupa se iniciaba el
periodo en que las personas consideraban
que las imágenes eran reflejo de la
realidad, principalmente los fotógrafos, y
éstos de alguna manera se convirtieron en
instrumentos políticos y generadores de
opinión.
Fuente: Hemeroteca Nacional
Dra. Marcela Suárez Escobar
Los periódicos también iniciaron el empleo de la fotoilustración como sustituto
del dibujo, pero aplicándolo a aquellos
contenidos que explotaron muertes,
angustias e inseguridades bajo la apariencia
de divulgación y servicio. De acuerdo con
Panofsky (Baeza, 2001,162)8 y su análisis
de imágenes, la significación primaria
podía observarse en la publicación de la
fotografía del hecho de sangre y los relatos
sobre los transgresores, y desde el punto de
vista iconográfico las imágenes sobre los
delincuentes podían mostrar implicaciones
simbólicas y espectacularidad, que podían
observarse en el plano cercano cuando
se publicaban detalles de sufrimiento
individualizado.
El control y manipulación de los medios
hacia las personas puede hacerse
profundizando las imágenes visuales. Los
grandes periódicos determinan lo que
es noticia o no lo es, y la multiplicidad
de imágenes de un solo tema acaban
Pepe Baeza. Por una función crítica de la fotografía
de prensa. Barcelona, Gustavo Pili, 2001, pp 72 y
93.
8
Citado en Ibid,. P.162.
7
6
Carlos Soria y Juan Antonio Giner. “El secuestro
terrorista de los medios de información”. Carlos
Soria ed. Prensa y paz…op, cit,., p.53.
58 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
los fondos es claro en gran cantidad
de fotografías de prensa que tienen
intención de enfatizar un drama. En otras
ocasiones, se trataba de ubicar como
actante dominante algo que impactara
más a los lectores, como algún ser vivo
en primer plano y en particular imágenes
de niños, por ejemplo.
convirtiéndolo en importante, en aquella
época el periódico El Imparcial fue el
que más acudió a esta estrategia. Así,
se empezó a utilizar un fotoperiodismo
de crisis y violencia que con frecuencia
generó una excrecia mediática mediante el
fotoschock y el periodismo se enfocó sobre
“los otros desconocidos”. Se editaron
contenidos visuales organizándolos, y
recolocando imágenes, los fotógrafos se
ubicaron en determinado contexto y los
textos ampliaron su significado (Baeza,
2001, 72 y 93).7
Imagen tomada de:
www.taranga.net/pst/imagenesantiguasdemexico
Cuando se habla de la imagen hay que
presuponer una teoría del significado.
Según Lorenzo Vilches las imágenes no son
representadas en forma directa, porque
intervienen en ellas la tecnología, las
operaciones materiales y las perceptivas,
por lo que la imagen debe estudiarse como
una función semiótica que establece la
correlación entre sistemas y formas de
expresión y el contexto cultural (Vilches,
1995, 28).9 La fotografía así puede analizarse
desde su plano expresivo o significante y
desde el significado denotado (Vilches,
1995, 33).10
En particular la fotografía de prensa
puede ser estudiada en relación a los
actantes que se encuentran en la imagen
que pueden analizarse en función de la
jerarquía perceptiva (Vilches, 165-175)11
Así en el contexto cultural y político
que nos ocupa se puede observar que
por ejemplo, en función de la jerarquía
perceptiva el dominio de las figuras sobre
Lorenzo Vilches. La lectura de la imagen.
Barcelona, Paidós, 1995, p.28.
10
Ibid,. P. 33
11
Ibid,. Pp. 165-175.
9
En el caso de la exposición de las imágenes
de los supuestos delincuentes, se les
colocaba en primer plano, incluso antes que
las víctimas, con el objeto de impactar aún
más a los lectores. Se trataba de exponer sus
fisonomías lo más feroces posible, ad hoc a
las teorías sobre las tendencias criminales
y ferocidad innata de los supuestos
transgresores que plantaba la criminolgía
positivista, y que permanecerían vigentes
en el pensamiento colectivo durante toda
la primera mitad del siglo.
De hecho las imágenes constituían textos
por sí solas, pero sin embargo en general
casi siempre se vieron acompañadas de
algún texto escrito. Vilches clasifica los
pies de fotografía en prensa de acuerdo a
los distintos tipos de leyenda: “la enigma”
que es una frase o texto sin relación alguna
con la fotografía, el “mini ensayo” que
consiste en una amplificación que da a sus
propias connotaciones ligando al texto con
la foto, “la narrativa” que es una narración
de varios autores, y la “aditiva” que está
constituida por textos preexistentes como
poemas o frases literarias, en el periodo y
tema que nos ocupa prevalecieron el “miniensayo” y la narrativa. En una misma página
podían encontrarse varias fotografías con
sus respectivos pies.
De hecho, las imágenes pueden ser rehechas
al introducirse en determinado co-texto, es
decir, al introducirse en el texto en el que se
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 59
Historia
inserta la imagen, es decir, importa la página
del periódico en que se coloca, importando
también las fotografías contiguas, pies de
página y títulos (Lizarazo, 2008, 14).12
En cuanto a las posibilidades de influencia de
la exposición de estos “cuerpos del delito”
existen normas culturales que asignan la
posición de lo que observan, como una
instrucción cultural (Lizarazu, 2008, 18)13
y en aquellos tiempos se consideraba que
las imágenes publicadas en la prensa eran
la representación fehaciente de la realidad.
La observación de imágenes se encuentra
siempre empapada de prejuicios, hábitos e
intereses (Aguilar y Eraña, 2008, 39)14 y en
ese momento el miedo al estallido social y
la supuesta necesidad de un mayor control
social fueron la base para la interpretación
de muchos lectores.
Fuente: El Imparcial, 20 de noviembre 1910,
Hemeroteca Nacional
Diego Lizarazo. El dolor de la luz. Una ética de la
realidad. Irari de la Peña coord. Ensayos sobre la
fotografía documental. México, Siglo XXI, 2008, p.14.
13
Ibid, p. 18.
14
Juan Pablo Aguilar y Ángeles Eraña. “Los problemas
ontológico y epistemológico en el fotoperiodismo.
Veracidad y objetividad” en Ibid.,p. 39.
12
60 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dra. Marcela Suárez Escobar
Adorno señala que los estereotipos
definen el modelo de comportamiento del
espectador por sobre el cuestionamiento de
los contenidos específicos, y aquí la prensa
sensacionalista produjo estereotipos,
publicaron cuerpos, sangre y violencia,
se expusieron como cuerpos del delito y
se emplearon también como medios de
entretenimiento. De alguna manera los
receptores fueron atacados tanto por la
exaltación como por la trivialización de la
violencia, porque de hecho, hay muertes
que informativamente existen o no. En
aquellos momentos hubo manipulación
de la información, censura de omisión y
deformación de la información.
Gisele Freund señaló que el gusto en
general y los modos de expresión en
particular corresponden a un momento
histórico determinado por el conjunto de
fuerzas sociales (Freund, 1993, passim),15
habrá que preguntarse por la exposición
de los cuerpos que hoy hace la prensa
y su posible influencia en los lectores u
observadores, así como por sus fondos e
intenciones y los intereses que defiende.
Barthes afirmó que el impacto emotivo de
una imagen anula su significación por el
colapso psíquico que provoca, es necesario
entonces reflexionar sobre la profusión de
imágenes que publica la prensa hoy y su
recepción por parte de los lectores.
El periodismo debe ser un instrumento de
lucha contra la violencia y la impunidad
y esto sólo puede darse a través de
testimonios responsables. Hoy debemos
luchar para ello.
15
Bibliografía:
Baeza, Pepe
2001. Por una función crítica de la
fotografía de prensa. Barcelona,
Gustavo Gili.
Aguilar Juan Pablo y Ángeles
Eraña
2008. “Los problemas ontológico y
epistemológico en el fotoperiodismo.
Veracidad y objetividad”. Irari de
la Peña, coord. Ensayos sobre la
fotografía documental. México, Siglo
XXI.
Freund, Gisele
1993. La fotografía como documento
social. Barcelona, Gustavo Gili.
Gómez Antón Francisco
1990. “La violencia como fuerza injusta:
los efectos de su presentación en
los medios informativos”. Carlos
Soria, coord. Prensa, paz, violencia y
terrorismo. Pamplona, Universidad de
Navarra.
Lizarazu, Diego
2008. “El dolor de la luz. Una ética
de la realidad”. Irari de la Peña
coord. Ensayos sobre la fotografía
documental. México, Siglo XXI.
Reynoso Dávila, Roberto
1992. Historia del Derecho Penal y
nociones de criminología. México,
Corderos Editores.
Soria Carlos y Juan Antonio Giner
1990. “El secuestro terrorista de los
medios de información”. Carlos
Soria coord. Prensa, paz, violencia y
terrorismo. Pamplona, Universidad de
Navarra.
Lorenzo Vilches
1995. La lectura de la imagen. Barcelona,
Paidós.
González Placencia, Luis
2000. Perspectiva ciudadana de la
inseguridad. México, Universidad
autónoma Metropolitana, Fondo de
Cultura Económica, CONACYT.
Quiroz Cuarón, Alfonso
1977. “La Criminología”. Medicina
Forense. México, Porrúa.
Gisele Freund. La fotografía como documento
social. Barcelo Barcelona, Gustavo Pili, 1993,
passim.
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 61
Historia
Dr. Oscar Mata Juárez
El Vasto Pensamiento del Conde de Aranda
(Su dictamen reservado a Carlos III tras
la independencia de las colonias inglesas en América)
Dr. Oscar Mata Juárez
Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco
C
uando el 3 de septiembre de 1783,
don Pedro Pablo Abarca de Bolea
y Ximénez de Urrea, X Conde
de Aranda, en su calidad de embajador
plenipotenciario de España, firmó, en
el palacio de Versalles, el Tratado de
Paz, ajustado en Paris, que reconocía la
independencia de las colonias inglesas
en América, no pudo evitar un sentimiento
de dolor y recelo. El tratado ponía fin a
una guerra entre la corona inglesa y sus
trece colonias en el norte de América, en
la cual Francia y España habían apoyado
y auxiliado a los colonos rebeldes. La
participación francesa en el conflicto
obedecía a una centenaria rivalidad entre
galos y británicos; España, en cambio,
había sido obligada a inmiscuirse en el
conflicto bélico por obra y gracia del tercer
pacto de familia entre soberanos de la
dinastía Borbón, que obligaba al rey Borbón
de España, Carlos III, a brindar su ayuda
al rey Borbón de Francia, Luis XVI. Cierto
que las posesiones españolas en América
habían padecido repetidos ataques de
piratas y corsarios ingleses, pero para el
Conde de Aranda siempre estuvo muy
claro que lo mejor para España habría sido
mantenerse neutral en el conflicto, debido
a sus enormes posesiones en el nuevo
mundo, mismas que empezaban a peligrar
con la firma del Tratado de Paz. Aranda
fue el primer español, y para desgracia
de su patria casi nadie pensó como él, en
advertirlo.
62 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Imagen tomada de wwww.fuenterrebollo.com
A primera vista, el Tratado de Paz resultó
altamente favorable para España, pues
obtuvo la devolución de las Floridas y parte
de las costas de Nicaragua, Honduras y
Campeche. Nunca como en ese momento
los dominios españoles en Las Indias fueron
más dilatados y extensos. Sin embargo, los
recelos del Conde de Aranda obedecían
al surgimiento de la nueva entidad,
apadrinada por Francia y España. En 1783,
el tratado reconocía la independencia
de las 13 colonias, que de esa forma se
convertían en estados independientes. La
colonización inglesa en América dio inicio
en 16071, con la fundación de Jamestown,
en Virginia, una colonia con ciento diez
1
Los datos de las colonias inglesas, su fundación
y su extensión, así como los de su posterior
expansión, fueron tomados de la Enciclopedia
Salvat, diccionario, t. 5. México, Salvat, 1976. pp.
1203- 2004.
mil kilómetros cuadrados de extensión.
Siguieron Massachusetts, fundada en 1620,
con veintisiete mil kilómetros cuadrados,
un tamaño casi igual al de su vecina del
norte, New Hampshire, con veinticuatro
mil; aunque muy superior a las de sus
vecinas al sur: Connecticut, fundada en
1635, con catorce mil y Rhode Island con
apenas cuatro mil kilómetros cuadrados.
Se puede decir que eran pequeñas
comunidades dedicadas básicamente
a la agricultura y asentadas en la costa
atlántica. Sin embargo, conforme se
iban agregando más colonias en el sur el
tamaño de las nuevas entidades iba en
aumento: Carolina del Norte poseía casi
ciento cuarenta mil kilómetros cuadrados,
y la última en ser fundada, Georgia, en
1732, se extendía más de ciento cincuenta
mil de kilómetros cuadrados. En total, las
trece colonias ocupaban una superficie que
rondaba por los ochocientos setenta mil
kilómetros cuadrados, donde vivían millón
y medio de seres humanos. El Tratado de
Paz firmado en Versalles fijaba los limites
de esas colonias al norte y al oeste: el
paralelo 32, principio del dominio francés,
y el río Missisipi, en cuya otra orilla había
territorios pertenecientes al virreinato de la
Nueva España; los límites al sur, en cambio,
no fueron precisados, lo cual muy pronto
fue aprovechado por los antiguos colonos,
que fácil y libremente se internaban en
territorios al oeste del Missisipi…
En 1787, los 55 representantes de las
trece colonias se reunieron en la ciudad
de Filadelfia. De todo mundo es sabido que
del Congreso de Filadelfia surgió un solo
gobierno federal para todas las antiguas
colonias, encabezado por un presidente
de la república y dos cámaras legislativas.
La ciudad de Nueva York fue su primera
capital, que en 1790 se mudó a Washington.
De esta forma nacían los Estados Unidos de
América y se cumplía el primer vaticinio del
“Dictamen reservado que el excelentísimo
señor Conde de Aranda dio al Rey sobre
la independencia de las colonias inglesas
después de haber hecho el Tratado de
Paz, ajustado en Paris el año de 1783”2.
En efecto, años antes de que las antiguas
colonias se unieran el noble español había
vaticinado su unificación y, por ende,
el surgimiento de esa nueva república
federal, misma que según sus propias
palabras, nacía “pigmea”, pero muy pronto
habría de convertirse en un “coloso”, al no
haber en América una fuerza contraria que
impidiera su expansiona, que se realizaría
en perjuicio de las posesiones españolas.
Los acontecimientos futuros volvieron a
darle la razón y justo a la mitad del siglo
XIX los Estados Unidos de América habían
multiplicado su extensión territorial por
diez, mediante la compra de la Lousiana,
con más de dos millones de kilómetros
cuadrados, a Francia en 1803, las Floridas
-con ciento cincuenta y dos mil kilómetros
cuadrados- a España en 1819, la anexión
de Texas, con sus seiscientos noventa mil,
en 1846, la “compra” de la alta California,
Nuevo México, Arizona y Colorado a México
en 1848, con lo cual añadieron otros dos
millones de kilómetros cuadrados, y la
ocupación de los territorios situados al
norte de esos estados. Posteriormente
adquirieron Alaska y anexaron las islas
de Hawai, con lo que su superficie total
superó los nueve millones de kilómetros
cuadrados.
2
En Fuentes históricas de la Independencia de
México 1808-1821, recopilación y notas de Rogelio
Orozco Farías, México, Jus, 1967, pp. 31-34.
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 63
Historia
Dr. Oscar Mata Juárez
parte septentrional y algunas, que más
convenga, en la meridional con el fin de
que ellas sirvan de escala o depósito para
el comercio español.
Para verificar este vasto pensamiento de
un modo conveniente a la España se deben
colocar tres infantes en América: el uno de
rey de México, el otro del Perú y el otro
de lo restante de Tierra Firme, tomando
vuestra majestad el título de emperador.
Imagen tomada de: www.ar.kalipedia.com
Sin embargo, el punto más importante
del dictamen dirigido al rey Carlos III se
refería a las posesiones de España en
Las Indias, que además de encontrarse
muy alejadas de la metrópolis, padecían
infinidad de injusticias y la venalidad de
los gobernantes oriundos de España,
quienes viajaban a Las Indias en busca de
un enriquecimiento rápido. A lo anterior se
añadía el natural deseo por la libertad que,
señalaba el conde, yace en todo humano.
Como algunos de sus compatriotas, Aranda
consideraba que más temprano que tarde
España perdería sus colonias en América
y, adelantándose a los acontecimientos, le
propuso un plan, “un vasto pensamiento”
lo llamó, que de haberse llevado a cabo,
simple y sencillamente hubiera cambiado el
rumbo de la historia. El proyecto consistía
en lo siguiente:
Que vuestra majestad se desprenda de
todas las posesiones del continente de
America, quedándose únicamente con
las islas de Cuba y Puerto Rico en la
64 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Las condiciones de esta grande cesión
pueden consistir en que los tres soberanos
y sus sucesores reconocerán a vuestra
majestad y a los príncipes que en adelante
ocupen el trono español, por suprema
cabeza de familia.
Que dichos soberanos y sus hijos casen
siempre con infantes de España o de
su familia y las de aquí con príncipes o
infantes de allá, para que de este modo
subsista siempre una unión indisoluble
entre las cuatro coronas, debiendo todos
jurar estas condiciones a su advenimiento
al trono.
Que las cuatro naciones se consideren
como una en cuanto a comercio reciproco,
subsistiendo perpetuamente entre ellas la
más estrecha alianza ofensiva y defensiva
para su conservación y fomento…3
En pocas palabras, se trataba de ceder
para retener, otorgar la libertad con el
fin de conservar unos enormes dominios
que de esa forma dejaban de ser unas
colonias a las que resultaba sumamente
complicado defender, y que en los
hechos representaban una pesada carga
administrativa, para convertirlos en aliados.
3
Ibid., pp. 33-34.
Visto a la distancia, el plan del Conde de
Aranda provoca admiración y asombro, por
su sencillez y los enormes beneficios que
hubiera acarreado a todos los hispanos,
tanto en la península ibérica como en Las
Indias, al ser verificado, realizado.
El “vasto pensamiento” del Conde de
Aranda abarcaba una superficie de unos
veinte millones de kilómetros cuadrados,
que hubieran continuado bajo el dominio
de la corona española, con monarcas
españoles, de la dinastía borbónica, que a
finales del siglo XVIII hubieran gobernado a
unos quince millones de seres humanos, con
lo cual la hegemonía hispana en América se
mantenía y consolidaba, pues el proyecto
proponía el establecimiento de tres reinos
aliados y vecinos, que compartían el mismo
origen y recíprocamente se ayudaban y
protegían. Esta nueva y colosal fuerza
muy posiblemente le hubiera devuelto a la
alicaída España, con sus diez y medio de
habitantes, mucho de su antigua grandeza,
pues entonces la metrópoli ya no se haría
cargo de sus colonias, sino que trataría
con reinos aliados.
Busto del Conde de Aranda. Tomado de:
commons.wikimedia.org
El plan del Conde de Aranda contemplaba
tres reinos: en el hemisferio norte
de América el virreinato de la Nueva
España, con siete millones de kilómetros
cuadrados, se convertía en el reino de
México, teniendo a la ciudad de México,
una urbe con doscientos mil habitantes a
fines del siglo XVIII, como su capital. En
América del sur destacaba el virreinato
de Perú, el más extenso e importante de
Las Indias; pasaba a ser el reino de Perú,
con Lima, la tres veces coronada ciudad,
acostumbrada al lujo y al boato, de capital.
Más al sur del continente, “en lo restante
de Tierra Firme”, el recién creado, en 1776,
virreinato del Río de la Plata o virreinato
de Buenos Aires, se convertiría en el reino
del Río de la Plata, cuya capital sería la
ciudad de la Santísima Trinidad y puerto
de Santa María del Buen Ayre. El proyecto
de Aranda se basaba en las divisiones
de la administración colonial, aunque no
la seguía con exactitud, pues en 1783
había cuatro y no tres virreinatos en Las
Indias. El cuarto era el de Nueva Granada,
fundado en 1717, suprimido en 1723 por
problemas financieros y restaurado en
1739. Su capital fue la ciudad de Santa Fe
(de Bogotá), llegó a tener una población
superior a los dos millones de habitantes y
abarcaba lo que hoy son las repúblicas de
Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador,
así como porciones de Perú y Brasil. De
este virreinato pudo haber surgido un
cuarto reino o quizá su territorio se pudo
anexar al reino de Perú, que a su vez pudo
haber cedido las tierras que hoy en día son
la república de Chile al reino del Río de la
Plata. De esta manera, la novedad mundial
en el siglo XIX hubieran sido estos tres
reinos americanos, no los Estados Unidos
de América, que muy difícilmente hubieran
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 65
Historia
Dr. Oscar Mata Juárez
logrado alguna expansión territorial. Así,
el predominio en el nuevo mundo habría
estado en manos de latinos, en lugar de
sajones.
Los tres monarcas de los nuevos reinos en
Las Indias bien pudieron ser otros tantos
hijos de Carlos III4. Carlos de Borbón nació
en Madrid, el 20 de enero de 1716; hijo de
Felipe V de Borbón, el primer rey Borbón
de España, y de Isabel de Farnesio. Fue
Duque de Parma, Carlo I, de 1734 a 1759;
Rey de Nápoles y Sicilia, Carlo VII, de 1734
a 1759, y se convirtió en rey de España tras
la muerte sin descendencia de Fernando
VI. En 1737, Carlos contrajo matrimonio
con María Amalia de Sajonia, nacida en
Dresde, en 1724. Muy jóvenes se casaron,
él tenía 21 años y ella aún no cumplía 15,
formaron un matrimonio bien avenido
y tras la muerte de su amada esposa, el
rey de España no contrajo nupcias de
nuevo, por lo que permaneció viudo sus
últimos veintiocho años de vida. María
Amalia y Carlos procrearon 13 hijos, de
los cuales siete llegaron a la edad adulta.
Sus primeras cuatro descendientes fueron
mujeres: María Isabel Antonia (17401742), María Isabel Ana (1743-1749), María
Josefa (1744-1801), infanta de España;
María Luisa (1745-1792), quien contrajo
matrimonio con el archiduque Leopoldo
de Habsburgo Lorena. En 1754 los reyes
de España tuvieron una quinta hija, Ana
María, quien murió al año siguiente.
4
Los datos biográficos de Carlos III de España y de
sus sucesores fueron tomados de la Enciclopedia
universal ilustrada europeo americana. Madrid,
Espasa Calpe, 1985. 70 vols.
66 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
poder, un año después contrajo matrimonio
con María Carolina, hija de la emperatriz
María Teresa de Austria y hermana del
emperador José II. Fernando y María
Carolina procrearon 7 hijos, el primogénito
nació en 1777 y le dio a su ambiciosa
madre voz y voto en los asuntos de estado.
Se dice que Fernando I de Borbón- Dos
Sicilias era corto de inteligencia, por lo que
su esposa María Carolina – a quien muy
posiblemente no le hubiera disgustado
reinar en América y ser la iniciadora de
una dinastía en el nuevo mundo- en los
hechos gobernó Nápoles y Sicilia por más
de veinticinco años.
Carlos III. Imagen tomada de bachiller.sabuco.com
El primer hijo varón de Carlos III, Felipe
(1747-1777), padecía retraso mental, por
lo que su hermano Carlos (1748-1819)
ascendió al trono de España en 1788 como
Carlos IV. A este le siguieron otros cuatro
varones:
Fernando, nacido en 1751; Gabriel, en 1752,
Antonio Pascual, en 1755; y Francisco
Javier, nacido en 1757, pero muerto a los
14 años. En 1784 los tres primeros infantes
estaban vivos y en tránsito de la juventud
a la madurez, sus edades fluctuaban
entre los 33 y los 29 años, y al parecer no
existía impedimento alguno para que se
convirtieran en los primeros reyes de los
dominios españoles en ultramar.
Fernando de Borbón (1751-1825) fue
coronado rey de Nápoles y rey de Sicilia en
1759, a la edad de 8 años. En un principio
tuvo un regente, pero en 1767 asumió el
Antonio de Borbón. Imagen tomada de
www.lacoctelera.com/myfiles/retratosdelahistoria
Gabriel de Borbón y Sajonia (1752-1788)
nació en Italia, fue el màs culto y laborioso
de los hijos de Carlos III, quien le guardó
especial afecto. Gabriel se distinguió por
su inteligencia y sus mecenazgos. Nadie
dudaba que en su real persona había un
gobernante de excelencia y en 1784 se
encontraba soltero… En 1785, a los 32
años, contrajo matrimonio con la jovencita
Mariana Victoria Josefa de Braganza, hija
de los reyes de Portugal, un enlace que
hubiera resultado muy conveniente para
los reinos de Perú o del Río de la Plata,
debido a su vecindad con los dominios
lusitanos en Las Indias. Sin embargo,
este matrimonio tuvo un fin trágico: poco
después de dar a luz a su tercer hijo, Mariana
Victoria enfermó de viruela y expiró el 2 de
noviembre de 1788, una semana después
el recién nacido también murió, victima del
mismo mal, que a los pocos días acabó
con la vida del viudo Gabriel; los tres
fueron enterrados en El Escorial. A manera
de colofón, Carlos III, padre, suegro y
abuelo, falleció, abatido por la pérdida de
su hijo predilecto, el mes siguiente…
El
único sobreviviente de la familia de Gabriel
y María Victoria fue su primogénito, Pedro
Carlos, quien quedó huérfano a los dos
años de edad y fue criado por su abuela
materna en Lisboa y Río de Janeiro. Pedro
Carlos de Borbón, infante de España y
Portugal, viajó a Brasil en 1808, donde
se refugió la familia real portuguesa,
por la invasión napoleónica. En Río de
Janeiro contrajo matrimonio con su prima
María Teresa de Berganza, procrearon
un hijo, que pudo haber sido miembro
de la primera generación de la nobleza
americana. Como dato curioso, conviene
referir que Pedro Carlos de Borbón fue
muy amigo de su prima hermana Carlota
Joaquina de Borbón, primogénita del rey
Carlos IV de España y de su esposa María
Luisa de Parma. Casada a los diez años
con el príncipe Juan VI de Portugal, Carlota
Joaquina fue infanta de España y princesa
honoraria de Brasil antes de convertirse
en reina de Portugal. Durante su exilio en
Brasil, Carlota Joaquina estableció lazos
con el virreinato del Río de la Plata. En
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 67
Historia
Buenos Aires se formó un partido Carlista
que pretendía valerse de su real persona
para conseguir la independencia del
territorio del Río de la Plata. El proyecto,
que marchó con buenos augurios por un
tiempo, interesó sobremanera a Carlota
Joaquina, pues ella deseaba un trono en
América del Sur.
El tercer hijo, Antonio Pascual de Borbón
y Wettin(1755-1817), fue un humanista,
protector de las artes. En 1784 tenía
27 años, y ocupaba un alto cargo en la
administración real. Permanecía soltero
y sólo abandonó el celibato en 1795,
contrayendo nupcias con su sobrina
María Amalia, hija del monarca español en
esos tiempos, su hermano Carlos, quien
reinaba como Carlos IV. Antonio Pascual
encabezó la Junta Suprema de Gobierno
durante la invasión napoleónica a España,
a petición de su sobrino, Fernando VII
Antonio Pascual de Borbón siempre fue
incondicional partidario de Fernando VII, a
quien posiblemente pudo haber brindado
más ayuda en su condición de monarca
de alguno de los reinos americanos
propuestos por el Conde de Aranda.
Y no sólo de los tres infantes de España se
pudo echar mano para que encabezaran
los nuevos reinos en Las Indias. Algunos
nietos de Carlos III reunían los requisitos
para convertirse en monarcas. Tal es el caso
de los hijos de su quinta hija, María Luisa de
Borbón, quien fue la penúltima emperatriz
consorte del Sacro Imperio Romano
Germánico, merced a su matrimonio,
en 1764, con el archiduque Leopoldo de
Habsburgo Lorena, quien asumiría el
trono imperial como Leopoldo II. Su hijo
Francisco (1768-1835), nieto de Carlos III
de España, sería el sucesor de su padre,
68 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
Dr. Oscar Mata Juárez
con el nombre de Francisco I, emperador
de Austria, y Francisco II, como cabeza
del Sacro Imperio Romano Germánico.
Francisco tuvo quince hermanos, entre
los que sobresalen dos: el primero fue
Fernando III de Toscana y Borbón (17691824). Contaba con 15 años en 1784 y
bien pudo gobernar los primeros años
asesorado por un regente, quizá el virrey a
quien estaba supliendo, o algún miembro
de la Audiencia. Fernando nació y murió
en Florencia, En 1790, a los veintiún años,
contrajo matrimonio, en Nápoles, con la
princesa Luisa Amelia Teresa de las Dos
Sicilias, de diecisiete años. Gobernaron
hasta 1801, en que fueron derrocados por
Napoleón. El otro hermano con aptitudes
sobresalientes fue Carlos de AustriaTeschen (1771-1847). Contaba con trece
años en 1784, por lo que en un principio
debió contar con un regente, que también
pudo ser el virrey en turno, o algún alto
funcionario virreinal. Carlos de AustriaTeschen resultó vencedor de la batalla de
Aspern-Essling en 1809, en la cual derrotó
al mismísimo Napoleón Bonaparte, que
tantas penalidades causó a los Borbones.
Como puede verse, entre los descendientes
de Carlos III, tanto en España como fuera de
ella, había los suficientes recursos humanos
para llevar a feliz término el proyecto del
Conde de Aranda. Sin embargo, el noble
aragonés no fue escuchado. Carlos III, el
soberano español a quien se presentó el plan
de emancipación de las colonias, contaba
con sesenta y siete años de edad en 1783,
era un anciano que sólo habría de vivir cinco
años más. Había sido un excelente monarca
para España, un eficiente administrador
que logró abatir buena parte del rezago
de su patria con respecto a Europa. En lo
tocante a Las Indias, desde los inicios de
su mandato se había propuesto no permitir
merma alguna en los dominios españoles
de ultramar; con el Tratado de Paz de
Versalles seguramente consideró que en
ese aspecto había cumplido a cabalidad. Si
bien el plan de Aranda no precisaba gasto
bélico alguno, sì demandaba un gran trabajo
administrativo y, sobre todo, exigía que sus
hijos se alejaran de él, algo inaceptable
para un buen hombre en el ocaso se su
existencia. Desde muy temprana edad
se había mantenido muy activo, con el
fin de no ser víctima de la demencia que
había acabado con su padre y con varios
miembros de su familia, entre ellos uno
de sus hijos. Venció a la amenaza de la
enfermedad mental, pero murió victima del
dolor que le causó la repentina muerte de
su hijo predilecto, Gabriel.
En el otoño de 1784 el Conde de Arana
estuvo en Madrid y se entrevistó con su
soberano, sin obtener respuesta positiva
para su visionario plan. En 1786, un año
antes de terminar su misión en Paris,
lo volvió a alertar sobre la inminente
liquidación del imperio español. Indica
que primero se perderá la Nueva España:
Mi tema es que no podemos sostener
el total de nuestra América, ni por su
extensión, ni por la disposición de algunas
partes de ella… Me he llenado la cabeza
de que la América meridional se nos irá de
las manos, y ya que hubiese de suceder,
mejor será un cambio que nada. Yo no
hago de proyectista ni de profeta; pero
esto segundo no es descabellado, porque
la naturaleza de las cosas lo traerá consigo,
y la diferencia no consistirá sino en años.5
5
Véase Carlos Alvear Acevedo. Elementos de
historia de México 3 a. ed., p.15.
Carlos IV sucedió a su padre en el trono
español y el Conde de Aranda fue su primer
ministro de febrero a noviembre de 1792,
una breve gestión debido a que Aranda
sostenía que España debía mantenerse
neutral en el conflicto revolucionario
que se desarrollaba en suelo galo. Se
opuso a la guerra con Francia, que
algunos cortesanos españoles apoyaban,
supuestamente para defender al monarca
Borbón Luis XVI, en ese tiempo privado
del poder y al año siguiente víctima de
la guillotina. Otra vez no fue escuchado
y Manuel Godoy – el favorito y protegido
de la reina María Luisa- pasó a ocupar su
puesto, con desastrosos resultados para
España. Sin embargo, este lamentable
personaje tuvo el acierto de proponer al
monarca cambios de gran importancia en
la administración del imperio español, que
de seguro fueron inspirados por las ideas
del Conde de Aranda. Así escribió Manuel
Godoy a Carlos IV:
Mi pensamiento fue, que en lugar de
virreyes, fuesen nuestros infantes a
la América; que tomasen el título de
príncipes regentes; que se hiciesen
amar allí; que llenasen con su presencia
la ambición y el orgullo de aquellos
naturales; que les acompañase un buen
consejo, con ministros responsables;
que gobernase allí con ellos un
Senado, mitad de americanos y mitad
de españoles; que se mejorasen y
acomodaran a los tiempos las leyes de
las Indias, y que los negocios del país
se terminasen y fuesen fenecidos en
tribunales propios de cada cual de esta
regencia, salvo sólo aquellos casos en
que el interés común de la Metrópoli y
Tiempo y Escritura No.18 | Historia 69
Historia
de los pueblos de América requiriere
terminarlos en España…6
El documento – que por lo demás tampoco
fue tomado en cuenta- fue suscrito en
1804, lo que en el tiempo de la historia
viene a ser unos cuantos minutos antes
del inicio de las guerras de independencia
en las colonias españolas.
Bibliografía
La Escritura Secreta de las Mujeres Chinas
OROZCO FARÍAS, ROGELIO (Comp.)
1967 Fuentes históricas de la Independencia
de México 1808-1821. Recopilación y
notas de… México, Jus.
Dra. Ana María Peppino Barale
Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco
ALVEAR, ACEVEDO CARLOS
1958 Elementos de historia de México:
épocas prehispánicas y colonial.3a ed.
México, Jus.
tal modo, su madre y hermanas pudieron
interpretarlos con la clave que la infortunada
joven les había enviado con el mensajero.
ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ILUSTRADA
EUROPEO AMERICANA
1985 Madrid, Espasa Calpe, 70 vols.
ENCICLOPEDIA SALVAT
1976 Diccionario, México, Salvat, t. 5.
Lisa See, El abanico de seda [Show
Flower and the Secret Fan], Barcelona,
Salamandra, 2006. 317 pp. (Narrativa)
L
6
Ibíd., p.16.
70 Tiempo y Escritura No.18 | Historia
a leyenda habla de una joven bella
de Jiangyong que fue elegida como
concubina imperial. Hu Yuxiu, en
lugar de considerarse privilegiada por
haber sido objeto de tan alta distinción, no
logró ser feliz y su vida en el palacio fue
de sufrimiento constante ya que no logró
despertar el amor del emperador; además,
no podía comunicarse con sus familiares
por medio de cartas porque a las mujeres
les estaba prohibida la escritura. Era tanta
la urgencia por establecer comunicación
con las otras mujeres de su familia para
contarles su infortunio, que ideo una forma
de burlar las crueles reglas: inventó una
serie de signos que bordó en un pañuelo
que envió como regalo a su familia. De
Nü Shu” escrito en Nü Shu
Imagen tomada de:
http://sugoi.com.ar/2007/01/02/la-escritura-nushu-dejiangyong/
Lo cierto es que no se tiene todavía datos
precisos del quién, cómo, cuándo, se
originó este exclusivo y secreto código
de comunicación empleado únicamente
entre mujeres para suplir el analfabetismo
impuesto. Se calculan mil o mil setecientos
años de antigüedad del Nü Shu (chino
simplificado: 女书, chino tradicional: 女書,
pinyin: nǚ shū), que significa literalmente
“escritura de mujeres”, diferenciándose del
Nan Shü, escritura masculina. Se ubica su
origen en la región de Jiangyong en Hunan,
provincia del sur de China, donde en los
años ochenta del siglo XX, antropólogos
fijaron su interés en ese extraño modo
de comunicación a través de bordados
en abanicos, pañuelos y lienzos de uso
Tiempo y Escritura No.18 | Reseña 71
Reseña
doméstico diverso, que eran regalados entre
las mujeres de la familia. Así ese legado
secreto fue saliendo a la luz y al interés
de investigadores locales y externos por
ese lenguaje que se considera único por
sus características y por su uso exclusivo
femenino y que no se lee sino que se lo
canta. De tal modo, en esa remota provincia
china, las mujeres crearon hace siglos
un lenguaje secreto para comunicarse
libremente entre sí. Aisladas en sus casas,
prácticamente inmovilizadas por sus
diminutos pies atrofiados y sometidas a la
férrea autoridad masculina, el Nü shu fue
su única vía de escape. A través de sus
mensajes bordados dejaron testimonio
de un mundo tan estructurado y complejo
como desgraciado.
Dra. Ana María Peppino Barale
China (2000), 1 y se obsesiono por el tema.
Si bien Lisa nació en Paris (1955), creció
en Los Ángeles (USA) donde vive con su
madre pero tiene un gran acercamiento
con la familia de su padre en Chinatown,
de hecho su narrativa tiene como leitmotiv
las costumbres de origen chino; en su
primer libro –The Gold Mountain-, relata
la odisea de su bisabuelo Fong See desde
su llegada a la nación americana hasta
constituirse en el patriarca de Chinatown
de Los Ángeles.
Los rasgos físicos de la autora de El
abanico de seda, los heredó seguramente
de su madre que no debe ser de origen
chino (aunque los datos sobre ello
resultan confusos al grado que no me
queda claro cual de sus progenitores
es de origen chino), sin embargo, por el
contenido de sus libros se advierte que,
por el momento, su corazón, su mente y
su interés están estrechamente ligados
a desentrañar la cultura china. Tal es así
que, como ella misma relata en las notas
y agradecimientos del libro aquí reseñado,
después de informarse acerca del Nü Shu
decidió emprender viaje al condado de
1
Imagen tomada de:
http://sugoi.com.ar/2007/01/02/la-escritura-nushu-dejiangyong/
La primera vez que Lisa See oyó hablar
del Nü Shu fue cuando escribía una reseña
para Los Angeles Times del libro de Wang
Ping, Aching for beauty. Footbinding in
72 Tiempo y Escritura No.18 | Reseña
Versión ampliada de la disertación doctoral
de Wang Ping (Shanghai, 1957), académica y
escritora sinoamericana, que ubica el vendaje
de pies de las niñas chinas como un fenómeno
profundamente arraigado en la herencia
cultural de la época, llamando a no interpretarlo
fundamentalmente como una función de la opresión
masculina sobre las mujeres. Efectivamente
la ablasión y el burka son también “herencias
culturales”, si bien más burdas y mucho menos
refinadas que la búsqueda de la “belleza”
destrozando el pie femenino.
Jiangyong (otoño de 2002), situación nada
sencilla porque esa región aún estaba – o
está-, vedada a la visita de extranjeros por
lo que debía viajar acompañada por un
funcionario del condado quien resultó un
gran apoyo pues gracias a él se le abrieron
muchas puertas. Tuvo la fortuna de conocer
a Yang Huanyi, en ese momento de 96 años
y fallecida dos años después, la mujer más
anciana que conocía el lenguaje secreto
y que relató a Lisa See su experiencia
dolorosa con los pies vendados; también,
la instruyó sobre los ritos nupciales. Los
seis meses pasados en ese remoto lugar le
permitieron conocer de fuentes de primera
mano, ritos, costumbres, vida cotidiana,
relaciones familiares y comunitarias, que le
permitieron construir su novela, apoyada
igualmente por lecturas específicas
y conversaciones sobre el tema con
investigadoras especializadas.
Lisa See
A diferencia de la escritura ríspida, cruda,
sin concesión, con que Chang Jung
(Cisnes salvajes, Circe 2004), refiere su
propia historia y la de su madre y de su
abuela, que entrelaza ineludiblemente con
la historia china del momento (en la caída
del Imperio, la República de los Señores
de la Guerra, la dominación japonesa, el
gobierno del Kuomintang, la guerra civil,
la dictadura comunista, el Gran Salto
Adelante y la Revolución Cultural), la prosa
de Lisa See es refinada, directa, con una
ambientación minuciosa y con particular
sentido costumbrista. La autora aclara
que se trata de “una obra de ficción que
no pretende explicarlo todo acerca del nu
shu”, y que es una historia que ha tejido
desde su corazón, su experiencia y sus
investigaciones. (p.316) Dicha trilogía da
lugar a un poderoso y cautivador retrato
de una anciana que, sin su esposo, siente
alargarse los días, mientras va perdiendo
el gusto por los manjares que le preparan
y el interés por los sucesos felices que
ahora sí se producen bajo su techo, pero
a la vez va descubriendo un único interés:
el pasado. Ahí, en el tiempo pretérito, está
la razón de su vida. Es hora de contarla
ahora que no tiene “nada que perder y
pocos a los que ofender.”
Así comienza la historia de Lirio Blanco
(LB), nacida en el “sexto mes del tercer
año del reinado del emperador Daoguang”
(1823), en Puwei, un poblado de la etnia
yao que si bien sus habitantes no eran
ricos nunca fueron tan pobres “como para
que las mujeres tuvieran que trabajar en el
campo”, situación que favorecía la reunión
en la habitación de la casa dedicada a la
costura, bordado, tejido y donde “dormían
las muchachas solteras de la familia”(15).
En ese tiempo y cultura, esa habitación
era ocupada únicamente por las mujeres
donde no sólo compartían el trabajo sino
también sus pensamientos. Esa realidad
del mundo confuciano configura el ejemplo
más preciso de la separación del ámbito
privado, doméstico y cerrado femenino
en contraste con la esfera exterior de los
Tiempo y Escritura No.18 | Reseña 73
Reseña
hombres; mundo que se regía por ideales
claramente expuestos que se repetían de
generación en generación para convertir
a las niñas en mujeres virtuosas que no
debían “salir de sus cámaras interiores ni
siquiera mediante la imaginación”, o bien,
las indicadas en las Tres Obediencias:
“Cuando seas niña, obedece a tu padre;
cuando seas esposa, obedece a tu esposo:
cuando seas viuda, obedece a tu hijo”.
(p.33)
Desde el inicio, la vieja dama deja claro
que siempre necesitó que la amaran,
aunque desde niña sabía que eso no le
correspondía, por lo que siempre trató de
ganarse el afecto de su familia obedeciendo
a cuanto se le señalara. De ahí, que se prestó
diligentemente a que le vendaran los pies,
a soportar estoicamente el lacerante dolor
de los huesos quebrados de los dedos de
los pies, a aceptar calladamente que a sus
seis años y por el resto de su vida –salvo
cortas excepciones-, sólo vería “lo que se
atisbaba desde la ventana con celosía de la
habitación de las mujeres” (p.21), todo eso
y más, con la esperanza de recibir aunque
sea una pequeña muestra de cariño. La
autora describe con minuciosidad la cruel
costumbre y el sufrimiento de la niña que,
por corresponder a una realidad bárbara,
ofenden y erizan la piel de quien lee; mientras
más perfecto fuera el resultado mayores
las posibilidades de un buen casamiento.
Así, el principal requisito era la longitud del
pie, siete centímetros como medida ideal,
y la forma debía semejarse a un capullo de
loto lo que obligaría al cuerpo a descansar
todo su peso únicamente sobre el dedo
gordo, y para conseguirlo era necesario
romper el puente y los dedos deben
74 Tiempo y Escritura No.18 | Reseña
Dra. Ana María Peppino Barale
doblarse hasta tocar el talón. “La belleza
sólo se consigue a través del dolor”, se les
repetía a LB y a su hermana y a su prima,
que pasaban por el mismo tormento. El
relato es tan preciso que trasmite el olor
de la carne en descomposición sobre el
perfume con el cual intentaban atenuarlo
y, nerviosamente, mientras se voltea la
hoja, se hace audible el chasquido de los
huesos de los dedos al quebrarse entre
los apretados vendajes durante la obligada
caminata. Otra leyenda refiere que el
emperador Li Yu, en el siglo X, ordenó a
su concubina favorita que se vendase los
pies con cintas de seda y bailara sobre
una tarima que tenía tallada una flor de
loto; igual que con el Nü Shu, no se cuenta
con el dato preciso del origen del vendaje
de pies, pero sí se tiene conocimiento de
que las primeras en hacerlo fueron las
bailarinas de palacio, para acentuar la
gracia de sus movimientos; así, de la corte
pasó a las clases altas y en el siglo XVI se
extendió por todo el territorio chino y fue
adoptado como uno más de los valores
femeninos propuestos por Confucio: la
vida doméstica, la maternidad y el trabajo
manual. No sólo representaba un incentivo
erótico para el hombre, sino que era un
signo de posición elevada; las familias
pobres no podrían permitirse el gasto de
la preparación y particularmente de los
materiales empleados, las cintas de seda
y los delicados zapatos preciosamente
bordados que siempre debían cubrir el “loto
dorado” –incluso durante el acto sexual-,
y que debían cambiarse continuamente a
medida que el pie se reducía. La influencia
extranjera en el siglo XIX propiciaron su
prohibición en 1911, pero en las zonas
rurales persistió por más tiempo; fue
duramente perseguido por el gobierno
comunista y su desaparición constituyó un
paso significativo para la modernización
de China.
Imagen tomada de
http://www.japoneitor.com/?p=2801
Lisa Lee contrasta esa sociedad implacable
y brutal en la cual también figuraba un
destello de humanidad, de piedad para las
mujeres y que les daba un respaldo para
soportar el encierro y el sometimiento
al que estaban sujetas: la amistad. De
hecho, El abanico de seda es el retrato
de la unión afectiva entre dos niñas que
durará toda la vida pues no se interrumpirá
ni siquiera cuando contraigan matrimonio
(caso de las hermanas de juramento).
Gracias a la insistencia de la casamentera,
la señora Wang, que iba derribando uno a
uno los recelos de la madre, a la vez que
iba preparando el terreno para la futura
boda de LB al acrecentar el valor de la
niña al hermanarla con Flor de Nieve, que
pertenecía a una familia de mayor alcurnia,
aunque en decadencia. De ese modo, por
medio de una ceremonia ancestral, ambas
niñas se convirtieron en laotong con lo
cual se estableció un vínculo permanente,
más profundo que el del matrimonio. En su
vejez, LB reconoció que:
Mi única rebelión llegó con el nu shu, la
escritura secreta de las mujeres. Rompí
por primera vez la tradición cuando Flor
de Nieve –mi laotong, mi “alma gemela”,
mi compañera de escritura secreta- me
envió el abanico que ahora está encima
de la mesa, y volví a romperla después
de conocerla. (p.10)
Lirio Blanco y Flor de Nieve comenzaron a
intercambiar mensajes en Nü shu escritos
en un abanico de seda que era llevado de
una casa a la otra por una sirvienta; a lo
largo de los años pudieron intercambiar sus
emociones y pensamientos más íntimos,
a la vez que encontraron consuelo para
sobrellevar las penalidades del matrimonio
y de la maternidad. Pero antes de casarse
e ir a vivir a la casa de la familia del esposo,
pudieron compartir la preparación de sus
respectivos ajuares, laboriosa tarea que
ponía a prueba la habilidad y paciencia de
las jóvenes que, por otro lado, gozaban los
momentos compartidos en la habitación
de las mujeres y la intimidad del lecho.
La vida familiar fue sacudida por la muerte
de la abuela, de la hermana pequeña de
LB y de la prima que vivía con ellos, lo que
da lugar a la descripción y significación
de las ceremonias mortuorias, entierro y
duelo. La casamentera ya ha arreglado el
matrimonio de LB y de su hermana Luna
Hermosa con jóvenes de Tongkou, una
población cercana de donde es Flor de
Nieve quien les explica a las hermanas que
ambos pertenecen a familias de buena
posición. LB entrará en una casa con
muchos sirvientes y donde su suegro es
el jefe de la villa, lo que le permitirá una
vida más desahogada que la llevada en su
hogar original. Ante sus futuros suegros,
los diminutos pies de LB representan su
Tiempo y Escritura No.18 | Reseña 75
Reseña
disciplina personal y su capacidad para
soportar el dolor que la preparan para
enfrentar satisfactoriamente los partos
por venir y las situaciones infelices que
pudieran presentarse en su nueva vida. De
igual manera, la belleza de los bordados
en los delicados zapatos demuestra que
aplicaría su destreza con igual calidad en
las labores domésticas. La novela premia
la penuria de LB por lograr unos lotos
dorados perfectos ante los cuales su
esposo siempre se mostró fascinado, hasta
el grado que –recordaba-, “su deseo de
verlos y tenerlos en las manos no disminuyó
nunca […] ni siquiera después de que el
resto de mi cuerpo hubiera dejado de ser
un estímulo para el trato carnal”. (p.47)
A los diecisiete años LB inició el traslado a
la casa familiar de su esposo, de acuerdo
con un complicado ritual que incluía ver
por primera vez al que sería su compañero
por el resto de su vida. A diferencia de su
laotong, la humilde campesina de Puwei
con los años logró transformarse “en la
mujer de más alto rango del condado, que
imponía estrictas normas y costumbres en
el pueblo” (p. 10), proceso conquistado día
a día en que cumplía a pie juntillas todo lo
que le ordenaba su familia política. Con
ello se cumplió lo que la madre de LB le
repetía diariamente mientras cambiaba y
apretaba cada día más las vendas de sus
pies, y la obligaba a caminar pese al dolor
extremo de tener que apoyarse en los
dedos doblados hasta que los huesos se
quebraran: que la perfección de los lotos
dorados le permitiría un buen matrimonio.
LB tuvo el privilegio de ser la primera
nuera, de dar a su esposo un primogénito
–varón-, y que su primera nuera les diera
el primer nieto –varón-, situaciones que
76 Tiempo y Escritura No.18 | Reseña
Dra. Ana María Peppino Barale
acrecentaban su prestigio y poder en la
familia. La tradición dicta que;
Los hijos varones son la base de la
identidad de toda mujer. Son ellos
quienes le confieren dignidad, protección
y valor económico. Crean el vínculo que
las une a su esposo y a sus antepasados.
Ése es el logro que un hombre no puede
alcanzar sin ayuda de su esposa. Sólo
ella puede garantizar la perpetuación del
linaje familiar, que a su vez es el máximo
deber de todos los hijos varones. De ese
modo, el hombre cumple con su deber
filial, mientras los hijos son la suprema
gloria de una mujer. (p. 188)
Se puede alegar que es una cuestión
cultural, tradicional, pero no deja de ser
la expresión extrema de las desviaciones
de una sociedad patriarcal donde las
mujeres sólo valen si paren machos y,
por dicha minusvalía femenina se vuelve
permisible privar de la vida a las bebés,
particularmente si sólo se autoriza tener
un solo vástago.2 Si bien la medida ha
colaborado a reducir la presión sobre
2
De acuerdo con lo informado por el Instituto del
Tercer Mundo (Montevideo, Uruguay, 2004)), en
1979, ante el extraordinario índice de crecimiento
demográfico de su población, que se acercaba
a los mil millones de habitantes -un quinto de la
población mundial- el gobierno de la República
Popular China, consciente de la escasez de
alimentos y agua para abastecer a toda la nación,
estableció una severa política de planificación
familiar, que consistía en restringir la reproducción
de las parejas a un sólo vástago, impuso multas a
los padres que tuvieran más de uno, aumentó la
edad para contraer legalmente matrimonio y exigió
la utilización de métodos anticonceptivos como
las mujeres para procrear numerosos
descendientes, no ha logrado superar la
ancestral minusvalía del género femenino
que parece estar impreso genéticamente
en las propias madres. Se espera que
la bonanza económica, el acceso a la
educación de las mujeres y la incorporación
de éstas al trabajo asalariado contribuyan
a dejar atrás estas imposiciones en contra
de su propio género.
La novela en cuestión, resulta la felicidad
y complacencia –particularmente de las
suegras- cuando LB y Flor de Nieve dieron
a luz a varones, en cambio, cuando esta
última perdió a dos niñas se tomaba
ligeramente ya que “si la criatura que nacía
muerta era una niña, los padres solían
agradecerlo. Nadie necesitaba más bocas
inútiles que alimentar”. (p.206)
Cuando Flor de Nieve le envió una carta
a LB donde rompía con la costumbre de
expresarse con las frases tradicionales que
las esposas utilizaban para componer sus
cartas y en su lugar volcaba su congoja,
expresada con sinceridad y franqueza
el DIU, el aborto y la esterilización definitiva. La
preferencia del hijo varón es tradicional en China
y a lo largo de distintas épocas y situaciones, se
recurrió al infanticidio para afectar el tamaño y
la composición de género de sus familias. En la
actualidad las máquinas de ultrasonido colaboran
para identificar los fetos y abortar a las niñas.
Cuando no se puede pagar las multas se recurre a
infames procedimientos para librarse de las bebés
por algo de dinero, destinándolas al tráfico de
órganos o, con mejor suerte, a la adopción ilegal,
a menudo ejercida por parejas infértiles. Las niñas
abandonadas y ocultadas a los censos van dando
la cara en los expedientes de organizaciones
internacionales dedicadas a estudiar estos
comportamientos socioculturales.
inusual, la receptora comprendió que la
verdadera función de la escritura secreta de
las mujeres chinas, iba mucho más allá de
un intercambio ingenuo o para presentarlas
a las mujeres de la familia de los esposos.
El Nü Shu les daba voz, porque:
[…] era un medio por el que nuestros
pies vendados podían acercarnos
unas a otras, por el que nuestros
pensamientos podían sobrevolar los
campos […] Los hombres en nuestras
casas no concebían que nosotras
pudiéramos tener algo importante que
decir. No imaginaban que pudiéramos
tener emociones ni expresar ideas
creativas. (p. 198)
Cuando LB y Flor de Nieve cumplieron
30 años de edad ya llevaban 23 de
ser laotong y compartir una relación
emocional más profunda que los vínculos
que las unían a sus esposos, el abanico
de seda seguía incorporando en sus
pliegos los sentimientos de cada una;
ahí, quedaría la escritura asentada con un
pincel improvisado con una tira de bambú
mojado en una mezcla de ceniza y raíces,
que daba cuenta de la odisea pasada en
las montañas cuando debieron huir ante la
lucha emprendida por las tropas imperiales
para sofocar la insurrección de los taiping.3
La Rebelión Taiping (1851-1864) desató una guerra
civil donde se enfrentaron las fuerzas imperiales de
la dinastía Qing y el Reino Celestial de la Gran Paz
(en chino tradicional: Tàipíng Tiānguó). Este último,
que ocupó durante el conflicto zonas importantes
del sur de China, fue un estado revolucionario
teocrático gobernado por Hong Xiuquan, cristiano
converso que se proclamó rey de la nación y nuevo
Mesías; conservadoramente se estima un total de
20 millones de personas muertas. Fuente:
http://www.wsu.edu/~dee/CHING/TAIPING.HTM
3
Tiempo y Escritura No.18 | Reseña 77
Reseña
En ese momento LB estaba de visita en casa
de Flor de Nieve y tuvo que acompañarlos.
Retornada la normalidad, cada una siguió
con su vida pero un mal entendido rompió
con el pacto de hermandad.
LB vivió demasiado tiempo y vio morir a
sus padres, tíos y hermanos, a su esposo,
a su hija, a dos de sus hijos, a todas sus
nueras y a su laotong. Sólo quedaba su
hijo mayor que como funcionario de la
corte logró cumplir todas sus expectativas.
También, y gracias a su perseverancia logró
emparentarse con Flor de Nieve y cerrar el
círculo de la escritura secreta que tanto las
había unido.
78 Tiempo y Escritura No.18 | Reseña
Como Lisa See aclaró, se trata de un relato
de ficción, sin embargo su historia se
apoya en situaciones culturales verídicas
que, espero, impulsen a quien la lee a
averiguar más sobre la situación histórica
de las mujeres y comprender que China no
fue el único lugar donde la tradición estuvo
-o está-, en contra del sexo femenino.
De hecho, El abanico de seda da cuenta
de ello, las propias madres educaban –o
educan-, a sus hijas e hijos en la tradición
androcéntrica. Recomiendo esta lectura a
las jóvenes para que así sepan aquilatar
el largo camino de sufrimientos que las
mujeres de todo el mundo han debido pasar
para que ellas ahora pueden gozar de lo
que les corresponde como humanas.
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