LIRA POPULAR EN LOS SETENTA: MEMORIA Y RESISTENCIA

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ANALES DE LITERATURA CHILENA
Año 1, Diciembre 2000, Número 1, 181-193
LIRA POPULAR EN LOS SETENTA: MEMORIA
Y RESISTENCIA CULTURAL*
Marcela Orellana M.
Universidad de Santiago de Chile
INTRODUCCIÓN
Dado que la Lira Popular o literatura de cordel chilena desaparece como fenómeno de literatura popular en la década de 1920 a 1930, y a pesar de algunas
sobrevivencias aisladas, que en su mayoría se deben al espíritu emprendedor de una
o varias personas 1, nos ha llamado profundamente la atención encontrar, en los años
setenta, un corpus reducido pero significativo de hojas de versos sueltos, cuyos
cultores identifican como lira popular. Se trata de un conjunto de hojas de liras producidas en el campo de concentración “Melinka”, a cargo de los marinos en la Quinta Región, y de una hoja de Lira producida por la Agrupación de Familiares de
Detenidos Desaparecidos. Intentaremos aquí descubrir las razones de la revitalización
de una estructura poética sin vigencia durante más de cuarenta años.
Para abordar este corpus, estudiaremos primero el contexto histórico, o más
precisamente discursivo de esos años en Chile, caracterizado por un auge de literatura de testimonio, para luego intentar dar una respuesta al problema de la vigencia de
una matriz cultural que parecía olvidada.
* Este artículo pudo escribirse gracias al aporte de tres personas a quienes expreso aquí mis
agradecimientos: Violeta Morales, quien me facilitó la hoja hecha por los Familiares de
Detenidos Desaparecidos, a Leopoldo León, quien me dio a conocer las Liras de “Melinka”, y
a Pedro Yáñez ,quien me habló de la décima hecha por Víctor Jara.
1
En los años 50, Diego Muñoz e Inés Valenzuela editan una hoja de “Lira Proletaria” en el
diario El Siglo; el taller Lican Rumi dirigido por César Huapalla publicó hojas de Lira a finales
de los 80, iniciativa a partir de la cual algunos poetas publican hasta hoy hojas sueltas.
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MARCELA ORELLANA M.
LOS AÑOS SETENTA Y LA LITERATURA DE TESTIMONIO
Los años posteriores al golpe militar de 1973 dan lugar a nuevos discursos,
producto de las nuevas circunstancias que vive el país. Entre éstos, un tipo de escritura que si bien tenía presencia en América Latina, adquiere en Chile una importancia, tanto por la cantidad de publicaciones de este tipo, como por la función que
cumple. Se trata de la literatura de testimonio.
El testimonio como género tiene objetivos muy claramente definidos. Está
ligado a la no ficción, a decir la verdad sobre hechos que el sector “oficial” no muestra. En ese sentido, el testimonio se vincula a una producción marginada.
Y también se enlaza a la memoria, a la necesidad de mantener presente hechos y circunstancias que quienes detienen el poder rehúsan exhibir. La afirmación
de M. Barnet al reflexionar sobre la novela / testimonio de que “un pueblo sin memoria es un pueblo desvalido 2 ” tiene plena validez para el desarrollo de este género
en Chile, cuyos autores declaran la necesidad de no olvidar lo que vivieron ellos y
muchos otros. Esa memoria quiere ser igualmente fuente de recuperación para el
pueblo en situación de aislamiento.
Son muchos los escritos testimoniales postgolpe militar. Narváez los clasifica
en dos grupos correspondientes a dos momentos de este auge:
-
-
un primer momento desde el 73 en que se produce el golpe militar “destruyendo
la organización popular de masas, disgregando la sociedad, atomizando el sujeto social constituido y amenazando de muerte a los partidos políticos aunque
sin lograr su aniquilación”;
y una segunda etapa, que cubre los años 77-82 “que tiene como elemento fundamental la superación de un inmovilismo y la desorientación popular, el desarrollo de una oposición burguesa y el inicio de una polarización Gobierno autoritario movimiento de masas” 3.
El testimonio, que llegó a ser un género preponderante dentro de la producción literaria nacional, está relacionado con la resistencia al gobierno militar, y fue
escrito por quienes sufrieron la experiencia de la persecución y encarcelamiento,
seguido muchas veces por el exilio.
2
Miguel Barnet. “La Novela Testimonio. Socio-Literatura”, en René Jara y Hernán Vidal
editores Testimonio y Literatura, Minneapolis, Minnesota: Institute for the Ideologies and
Literature, 1986, pp. 280- 302.
3
Jorge Narváez. “El testimonio 1972-1982. Transformaciones en el Sistema Literario”.
Ibíd., pp. 235-279.
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Ariel Dorfman, por su parte, formula la función del testimonio en tres acciones: acusar a los culpables de lo denunciado, recordar para que no se repitan los
hechos denunciados y animar a la acción para revertir la situación 4.
El discurso que busca hablar de la verdad, de lo que “los otros” guardan en
secreto, que se aferra a una memoria para de allí construir junto a los textos, es
amplia. Muchos fueron publicados fuera de Chile, como Tejas Verdes, de Hernán
Valdés, el vasto poema La Ciudad, de Gonzalo Millán, o en forma clandestina, como
el poemario Cartas de Prisionero, de Floridor Pérez, o varios años después de ser
escritos, como el texto Una estadía en el Infierno, de Alberto “Gato” Gamboa.
Además de estos escritos que fueron editados fuera o dentro del país, y en este
último caso, muchos con retraso con respecto del momento de su escritura, es importante tomar en cuenta el contexto en el cual se publican. Son años de censura a la
publicación. Esto trae como consecuencia la búsqueda de nuevos espacios discursivos
que rompan la estructura cerrada del libro, superando esta forma tradicional en una
búsqueda de nuevas alternativas. Se llega más a un desplazamiento de lo literario a
nuevos tipos de discurso. Podemos formular este fenómeno, de acuerdo con Gustavo Remedi, como una crisis del “paradigma literario”, lo que forzaría hacia una serie
de desvíos 5 de lo literario hacia nuevas formas: se crean canciones, graffiti, “hechos
de arte”.
RESURGIMIENTO DE LA LIRA POPULAR
Junto a este movimiento que busca alternativas novedosas para expresarse en
un contexto donde ello no le es dado, encontramos igualmente el resurgimiento de
un género de literatura popular, olvidado desde los años veinte, pese a esporádicas
sobrevivencias. Se trata de la Lira Popular, vigente entre 1860 y 1920. Aquellos
versos en décimas, escritos en hojas sueltas por poetas emigrados a la ciudad desde
zonas rurales, llegaron a ser, en esos años, un canal de expresión para los sectores
populares que no podían expresarse por la prensa.
La reaparición más de cuarenta años después, de la Lira Popular, en un campo
de concentración, así como la hoja producida por los Familiares de Detenidos
Desaparecidos parecen tener una explicación en dos aspectos que revisaremos a
4
Ariel Dorfman. “Código Político y Código Literario: el género testimonio en Chile hoy”.
Ibíd., pp.170-234.
5
Gustavo Remedi. “Esfera pública popular y transculturaciones populares. Propuesta de
interpretación crítica...”, en Hernán Vidal (editor) Hermenéuticas de lo Popular (Serie Literature
and Human Rights Nº9), Minneapolis, Minnesota: Institute for the Study of Ideologies and
Literature, 1992.
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MARCELA ORELLANA M.
continuación. El primero tiene relación con la revitalización de una estructura en un
momento dado y a las causas de ésta, y el segundo se fundamenta en la base de este
discurso: la décima y su importancia en la identidad de un grupo.
REIVINDICACIÓN DE UNA ESTRUCTURA
En la segunda mitad del siglo XIX, la Lira Popular llegó a ser un medio ligado
a la formación de un pueblo urbano, a la toma de conciencia de cientos de individuos
de que compartían una forma y condiciones de vida similares. La Lira Popular expuso por primera vez la palabra de un grupo que no podía acceder a expresarse por
otros medios. Esta importante función se termina cuando surgen otros medios que la
reemplazan: la prensa obrera, la radio, y con ello nuevas formas de expresión que
llevan a la pérdida gradual del verso. Esa función primera la erige, sin embargo, en
una referencia para los años que siguen.
En el año 1973, con el golpe de estado militar, se impide la expresión de
quienes no están a favor del régimen impuesto. Se pierde, por tanto, el acceso a
hablar por la radio, la prensa y la televisión. Hay censura a las publicaciones, es
decir que los canales habituales de expresión y comunicación se cortan. Peor aún si
pensamos en quienes están en un lugar de reclusión. Allá es donde la Lira Popular
vuelve a ser un soporte para la voz de quienes no tienen derecho a voz.
La función que la Lira Popular tuvo de 1860 a 1920 se revitaliza entonces
como una manera, entre otras, de decir lo que no es conveniente decir, de manifestarse en una situación donde no es dado hacerlo.
LA DÉCIMA Y SU ARRAIGO EN LA CULTURA POPULAR
Rasgo fundamental en la identidad de un pueblo es su memoria. Esta se plasma en distintas formas, y la poesía popular ha sido tradicionalmente una de ellas.
Entre éstas, la décima tiene un lugar preponderante.
“En América, la décima no solo substituye al romance para narrar y comentar
los nuevos hechos importantes que afectan a la comunidad, sino que va más allá,
convirtiendo en décimas las historias que antes estaban en romance” 6. El octosílabo
organizado en una agrupación de 10 versos con una rima consonante abbabccddc es,
sin duda, una unidad narrativa, una estructura en la que el pueblo se reconoce desde
la Colonia. La tradición de la décima es primordial para la expresión del pensamiento popular, llegando a ser un núcleo donde la identidad del pueblo estampa sus
6
Maximiano Trapero. El libro de la Décima. La poesía improvisada en el Mundo Hispánico.
Universidad de las Palmas de Gran Canaria, 1996, p. 56.
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huellas. Por siglos se han grabado en sus versos las creencias, alegrías y angustias.
Momentos de la Historia de Chile desde la perspectiva popular como los hitos políticos de la segunda mitad del siglo XIX, las luchas de la Guerra del Pacífico, la
época de Balmaceda y toda una visión de mundo fueron expuestos a través de las
décimas de la Lira Popular.
La décima es un molde en el cual se manifiesta el pensamiento poético popular y, por lo tanto, es una “matriz”, para usar la terminología de Martín Barbero 7, que
se ha mantenido vigente, a pesar de las nuevas formas a la que sus cultores están
enfrentados a través de los medios de difusión como la radio y la televisión. Es a
través de la décima, entre otras formas, que se han mantenido las creencias, los
temores y las costumbres del pueblo.
Ello le confiere a nuestro juicio un rasgo fundamental: es un factor de identidad, de pertenencia al pueblo, y ello explica su vigencia. La décima espinela representa un factor de identidad y de memoria.
No es difícil entender, entonces, que en un momento de censura, donde los
canales de expresión, que en cierta medida habían relegado la décima a un segundo
plano como prensa, canciones, radio, se cortan, ésta surja como una alternativa que
siempre estuvo allí, disponible como siempre y sobre todo, un molde en el cual el
pensamiento del pueblo se ha expresado en libertad.
De ahí que no parece extraño que, en un momento de censura y de represión
la décima resurja como un soporte a la expresión de un pueblo que se siente amenazado en su integridad.
Un ejemplo conmovedor es el poema escrito por Víctor Jara, prisionero en el
Estadio Chile en septiembre de 1973, pocos días antes de morir. Es un extenso poema 8 de 54 versos en el que denuncia la situación en que se encuentra junto a otras
cinco mil personas. Transmite el miedo y la desesperanza (“ Es este el mundo que
creaste, Dios mío? / Para eso tus siete días de asombro y de trabajo?”). Este poema
termina con una décima inconclusa, lo que nos parece una coincidencia significativa, ya que la producción de Víctor Jara no era en décima.
Luego de dos versos introductorios: “Canto que mal me sales / cuando tengo
que cantar espanto!” construye una décima que queda inconclusa, al igual que sus
proyectos y su obra.
7
Jesús Martín Barbero De los medios a las mediaciones. Barcelona: Ediciones G. Gili,
S.A., 1987.
8
Publicado por la Fundación Víctor Jara, Huérfanos 2120, Santiago.
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MARCELA ORELLANA M.
Espanto como el que vivo
Como el que muero, espanto.
De verme entre tanto y tantos
Momento del infinito
En que el silencio y el grito
Son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,
Lo que he sentido y lo que siento
Hará brotar el momento
(a)
(b)
(b)
(a)
(a)
(b)
(c)
(d)
(d)
LIRA POPULARES EN PUCHUNCAVÍ
El campo de prisioneros situado en Puchuncaví, en la Quinta Región, fue
descrito por Sergio Bitar en su libro testimonio La isla 10 9. “Además la vista de las
casas y del pueblo me indicaron que Puchuncaví (...) Después supimos que ese campo de concentración se llamaba, en realidad, Melinka, y que los prisioneros anteriores solían entonar una irónica canción, que era característica del lugar:
“Aquí en Melinka
Todo el mundo se divierte
La comida es abundante
Para los simpatizantes
Que han venido a descansar”
Esto nos permite comprender que las Liras den como lugar de escritura a
Puchuncaví al tiempo que hablan de Melinka.
El régimen de vida está también descrito: “Nos levantábamos como a las siete
y media, y a las ocho estábamos formados, cantando la Canción Nacional. En seguida tomábamos desayuno. Una de las pequeñas piezas la ocupábamos como comedor
y la otra como sala de estudios. La comida era traída por dos soldados que la dejaban
en la puerta de acceso al patio, donde teníamos que ir a buscarla. Generalmente
consistía en una sopa, otro plato y un pan. A veces nos daban alguna fruta de postre.
Después del desayuno devolvíamos los utensilios: en Puchuncaví no teníamos que
lavar los platos ni las tazas ni preparar la comida, simplemente debíamos lavar nuestros pocillos10. Enseguida, de nueve a diez, hacíamos la limpieza general. Luego,
cada uno empezaba con sus actividades.
9
Sergio Bitar. La isla 10. Santiago, Chile: Pehuén editores, 1987.
Esta afirmación se comprende mejor al saber que el autor hace una comparación implícita
con su estadía en isla Dawson, donde el régimen de vida de los prisioneros era mucho más
duro.
10
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Algunos hacíamos todos los días gimnasia por una hora. Enseguida, a estudiar (...) A las doce almorzábamos. A las doce y media entregábamos las ollas lavadas. Después reanudábamos nuestros trabajos (...) Como a las seis de la tarde nos
llamaban nuevamente. Formábamos y cantábamos la Canción Nacional. Luego comíamos. A las nueve entrábamos en las piezas y a más tardar a las once apagábamos
la luz”.
Si bien Bitar estuvo en el año 74 y las hojas de Lira de que disponemos son
del 76, la descripción del lugar y del régimen diario nos permite tener una idea de lo
que fue la vida de los prisioneros en ese campo.
Las hojas de Lira realizadas en Puchuncaví son de distinto orden temático.
Las hay de humor, otras que indirectamente se refieren a la situación que se está
viviendo y otras donde se alude directamente a ella. También su tamaño varía, muestra de que se trabajaba con lo que se tuviera a mano. Muestra también de esta precariedad y de las habilidades de que se servían los prisioneros para obtener algo tan
simple de adquirir en situaciones normales y vedado en la prisión como los cigarrillos. En una de las hojas está escrito su precio: “Un Hilton”.
El primer verso que nos interesa destacar se titula “el guasito amargao”. Bajo
el tema del guasito, recurrente en la Lira Popular original del siglo XIX como una
humorada sobre un campesino y sus experiencias en un mundo desconocido para él
como es la ciudad, apreciamos una segunda lectura alusiva a su situación presente.
El tema bien conocido del guasito en la ciudad sirve de soporte a un lamento, y a
medida que avanza el verso, más distante se está del argumento inicial.
El verso tiene una introducción:
Parece que hey comprendío
Que no soy el mismo de ante,
Debido al trato humillante
Que cualquiera a mí me da,
Cuando ven que no soy ná
En este mundo falsante
Al leer el texto en el contexto del campo de concentración, el “no ser el mismo de antes”, o “el trato humillante” adquieren, sobre el primer sentido de la confusión de un guasito en el mundo urbano, uno nuevo que tiene que ver con la confusión
y desolación que siente la primera persona en prisión.
El verso continúa con la tristeza y la soledad experimentada:
Mi vista se está nublando
Como si viera llover
Que casi no pueo ver
Si alguno me está escuchando
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MARCELA ORELLANA M.
El temor del personaje es morir sin que se le haga una ceremonia religiosa, es
decir, le teme a la muerte en el campo donde e
stá, a la fosa común, a la muerte “anónima”:
Les pío como favor
Por si alguen me comprendiera,
Que cuando salga pa ajuera
Con las patas en reposos,
Si no ha de ser con responsos
No priendan velas de cera;
Por eso me iré callao
Igual que un palo en el mar,
Pa no tener que escuchar
Consejos y garabatos,
Por pedir que no hagan llantos
Si nadie me va a rezar...
Finalmente, la décima de despedida muestra una percepción de un medio dentro
del cual el hombre es tan insignificante como un zancudo y puede ser eliminado con
“un golpe de mano”.
Tampoco no sabía
Que en este mundo falsúo
Iva a ser como un zancúo
Que acercándose al humano,
Recibe un golpe de mano
Queando pa siempre múo.
Así, un tema que tradicionalmente es jocoso, sirve de molde para un lamento
en que la primera persona deja ver la situación disminuida en la que se encuentra y el
dramatismo del miedo frente a una muerte solitaria.
Un segundo verso de interés para ilustrar nuestro objetivo lo constituye el
verso “Oscar Castro el Peñafleta” en el cual se alude a Oscar Castro, actor y director
de teatro, prisionero en “Melinka”. Estas cinco décimas muestran a un hombre capaz de superar la tristeza para dar ánimo a los demás prisioneros, organizándolos y
permitiéndoles, gracias al teatro, asumir con humor, por un momento, su condición.
El uso de la ironía nos entrega simultáneamente la realidad y una visión de
ésta:
El artista destacado
Siendo como tal glorioso
Oscar Castro famoso
Que en Melinka está guardado
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Al decir “guardado” para señalar su calidad de prisionero el poeta, otro prisionero intenta reírse de la tragedia que los aqueja, aportando un momento de humor
a los demás prisioneros, verdadero público de estos versos.
La décima sigue, pero es un humor desesperanzado, marcando la improbabilidad de la salida de prisión.
Pensando volver con su arte
Por los teatros de París,
De Londres, Roma y Madrid
O bien en un teatro en Marte.
La segunda décima nos presenta Melinka, con una irónica descripción como
“una gran ciudad”, que es un encanto... en la mente. La dimensión imaginaria que
dobla siempre la realidad muestra como la creación permite sobrellevar una realidad
adversa, sin evadirse de ésta.
Es alcalde mientras tanto
de Melinka gran ciudad
Que en honor a la verdad
en la mente es un encanto.
Y pone cara de santo
Mirando a sus seguidores,
Que le rinden los honores
En jocosa pantomima,
Mientras como edil camina
Con viejos trajes de lores.
Gracias al teatro, los prisioneros tienen la capacidad de reírse de los militares,
parodiándolos, “rindiendo los honores” al alcalde Oscar Castro, un prisionero como
ellos.
Pero aún en el juego hay lucidez, ya que todo no es más que encubrimiento,
sus caras están mal pintadas, las ropas son adaptadas de manera tal, que detrás del
disfraz es fácil adivinar que la situación es diferente como se aprecia en los siguientes versos:
Tiene muchos ayudantes
Cuando se viste de alcalde,
Que lo acompañan de valde
Jocosamente elegantes,
Se muestran casi arrogantes
Disfrazados tantas veces
De bomberos y de jueces
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MARCELA ORELLANA M.
Con sus caras mal pintadas,
Vistiendo ropas donadas
Por nobles lores ingleses
Esta última alusión a los marinos que les “donan” las ropas es una muestra
más de la ironía del poeta.
La décima de despedida nos revela finalmente la situación tal como es: el
director de comedias llora oculto.
Prosigue en fin su comedia
Como el mundo en cada aurora
El Oscar que oculto llora
Con su musa que lo asedia
En su teatro la tragedia
De las gentes agobiadas
Son parodias arrancadas
de la vida en poses tristes
transformándose en los chistes
con sonrisas disfrazadas
Esta última décima evidencia la realidad bajo la representación: el esfuerzo de
los prisioneros por sobreponerse, por no perder la humanidad y la solidaridad entre
ellos que intentan alegrarse unos a otros, a pesar de las “poses tristes”. El último
verso es en esto particularmente significativo, ya que son “sonrisas disfrazadas”.
CONCLUSIÓN
Hemos visto en este artículo como la poesía popular, y en este caso específico
la décima espinela, otorga una posibilidad de expresión en un momento en que esta
actividad era vedada. Responde a una necesidad de testimonio, con la intención de
decir verdad, y en ese sentido es una literatura de su época que se inserta en una
tendencia del momento.
Por otra parte, su estructura la une a una larga tradición de expresión popular
donde el pueblo ha versado en la décima todo aquello que siente como necesario,
aquello que se debe conservar, creencias y costumbres.
Finalmente, la une también a la Lira Popular, primera poesía popular urbana
de Chile, espacio donde el pueblo logra una enunciación colectiva como “nosotros”,
una toma de conciencia de grupo.
El corpus recopilado, aunque pequeño en número tiene, a nuestro entender,
un gran valor al mostrar la posibilidad de que estructuras poéticas que parecían olvidadas, resurjan y retomen vigencia en determinadas circunstancias.
LIRA POPULAR EN LOS SETENTA: MEMORIA Y RESISTENCIA CULTURAL
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La Lira Tricolor
De Pedro PabSlo Trujillo
Derechos Reservados
I Número 27-8-76
Puchuncaví
Valor: Un Hilton
El guasito amargao
(Introducción por quintilla)
Parece que hey comprendío
Que no soy el mismo de ante,
Debío al trato humillante
Que cualquiera a mí me dá,
Cuando ven que no soy ná?
En este mundo falsante
Mi vista se está nublando
Como si viera llover
Que casi no pueo ver
Si alguno me está escuchando
También me estoy acordando
Como alguien que va a llorar
Que no tengo pa comprar
Una cáscara decente
Pa parecerme a la gente
Cuando me valla a pasiar
Mi tiempo ya recorrío
Parece que ha terminao
Por eso es que estoy cauriao
Del mundo que hey conocío:
Quiero irme como es debío
De este mundo de lecera,
Pal suelo que allá me espera
Cuando ya me tenga que ir,
El día que hey de salir
En un traje de madera
Con penas y un gran dolor
Parece que ya me encuentro
Con mi alma que llora aentro
Donde uno tiene valor,
Les pio como favor
Por si alguen me comprendiera,
Que cuando salga pa ajuera
Con las patas en reposos,
Si no ha de ser con responsos
No priendan velas de cera;
Re mucho ya hey molestao
Pal mundo con mi esistencia
Viendo que su paciencia
Conmigo se ha terminao:
Por eso me iré callao
Igual que un palo en el mar,
Pa no tener que escuchar
Consejos y garabatos,
Por pedir que no hagan llantos
Si nadie me va a rezar...
Por fin la culpa no es mía
Si en este mundo nací
Porque a nadie le pedí
Que me trajera a la vía
Tampoco yo no sabía
Que en este mundo falsúo
Iva a ser como un zancúo
Que acercándose al humano,
Recibe un golpe de mano
Queando pa siempre múo.
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MARCELA ORELLANA M.
Oscar Castro el Peñafleta
El artista destacado
Siendo como tal glorioso,
Es Oscar Castro famoso
Que en Melinka está guardado;
Conocido y consagrado
Desde Europa al Ecuador,
Como artista y como autor
De su doble el gran poeta:
Casimiro Peñafleta
Que fue rey en Nueva Yor.
Flaco gentil y moreno
De pura raza chilena,
Con su indígena melena
Que luce siempre sereno;
De inquietudes está lleno
Como todo comediante,
Pensando volver con su arte
Por los teatros de París,
De Londres, Roma y Madrid
O bien en un teatro en Marte
Es alcalde mientras tanto
De Melinka gran ciudad,
Que en honor a la verdad
En la mente es un encanto;
Y pone rostro de santo
Mirando a sus seguidores,
Que le rinden los honores
En jocosa pantomina,
Mientras como edil camina
Con viejos trajes de lores.
Tiene muchos ayudantes
Cuando se viste de alcalde,
Que lo acompañan de valde
Jocosamente elegantes;
Se muestran casi arrogantes
Disfrazados tantas veces,
De bomberos y de jueces
Con sus caras mal pintadas,
Vistiendo ropas donadas
Por nobles lores ingleses.
Prosigue en fin su comedia
Como el mundo en cada aurora,
El Oscar que oculto llora
Con su musa que lo asedia:
En su teatro la trajedia
De las gentes agobiadas
Son parodias arrancadas
De la vida en poses tristes,
Transformándose en los chistes
Con sonrisas disfrazadas.
LIRA POPULAR EN LOS SETENTA: MEMORIA Y RESISTENCIA CULTURAL
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RESUMEN /ABSTRACT
El objetivo del artículo es el estudio de la revitalización de una estructura poética sin vigencia durante
más de cuarenta años. Para ello abordamos en primer lugar el contexto discursivo del momento, caracterizado por un fuerte auge de la literatura de testimonio, y entendemos al corpus estudiado como un
discurso testimonial. Luego explicamos la revitalización de una estructura casi olvidada concentrándonos en dos aspectos: la función social de voz del pueblo que encontró la lira popular en un momento
en que el pueblo no tenía otro canal de expresión, función que se recupera en los años post golpe por
la censura y la prohibición de expresión imperante para los disidentes.
REMEMBRANCE
AND
CULTURAL RESISTANCE CHILEAN LIRA POPULAR IN
THE
70S.
The aim of this article is to study the awakening of a poetic structure that wasn’t standing for more
than 40 years. The corpus will be studied as an example of the general kind testimonial literature. The
rebirth of this poetic structure will be analyzed along two dimensions. First, the social function of the
Lira Popular. It was the “Voice of the people”, at a period when the Chilean people had almost no
channel left. The rebirth of Lira Popular (String Literature) partly due to its social function in the
aftermath of Pinochet’s 1973 coup d’état. Partly because of specific censorship and partly because of
the general ban on free-expression used against the regime’s dissidents there was precious other means
of expressing dissidence. Second, the metric used (décima espinela) has been the traditional vehicle
for popular remembrance constituting one of the identifying features of Old Chileans.
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