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I A vida en Albania conserva aún e s e saber e ^ l ó g i c o q u e tuvieron los pueblos en é p o c a s primitivos.
Esa e s p e c i e d e casita, rústica y pintoresca, construido por el simple procedimiento d e colocar piedra sobre piedra, e s un horno a u e p u e d e n utilizar
t o d o s los habitantes del pueblo. C a d a familia
c u e c e en él el pan q u e ella mismo e l a b o r a y a m a sa. N o hoy discusiones: los familias se han p u e s t o
d e a c u e r d o pora establecer un turno.
Igualmente pintoresca e s la i m a g e n d e e s e pastor o l b o n é s provisto d e unos tijeras d e esquilar.
Es q u e en Albania no hay esquiladores profesionales. Así c o m o c a d a familia s e c u e c e su pan, c o d o
pastor s e e s a u i l o sus o v e i a s .
Lo cría del g a n a d o y la agricultura, a m b a s en
peaueriq e s c o l a , son las o c u p a c i o n e s principales
de osalboneses.
El troje no es el m j s m o e n t o d o s los p u e b l o s , p e ro, e s p e c i a l m e n t e , se c o m p o n e d e un gorro b l a n c o
o rojo, un c h a l e c o , un faldellín y unos p a n t a l o n e s .
Estos tres últimas p r e n d a s son siempre blancas.
Es curioso el m o d o d e llevar los madres o sus niños d e p e c h o . El p e q u e ñ u e l o está t e n d i d o en una
cuno d e m a d e r a y la cuña va sujeta a la e s p a l d a
d e la madre.
Las c o s a s d e los c a m p e s i n o s a l b o n e s e s suelen ser
d e madera y arcillo, pero también se ven a l g u n a s
e n t e r a m e n t e d o piedra, sin ventanas y con p e q u e ñas oberturas semejantes en todo a los troneras d e
las fortalezas. Tales edificocionei recuerdan uno
é p o c a en q u e las diversas
del país se e n zorzobon
tribus
frecuentemente en sangrientos conflic
tos. Entonces ningún a l b a n é s iba sin armar
y las a g r e s i o n e s personales e s t a b a n a la orden del día.
Aunque en menor escala que la agricultura, también hay a l b a n e s e s que se dedican
a la pesca en los ríos. Pora ello suelen utilizar barcas primitivas construidas rudimentariamente con troncos vacíos. Estas ligeras
e m b a r c a c i o n e s son d e una sola pieza y muy
semejante a las piraguas d e los isleños d e
Oceania.
Los a l b a n e s e s son g r a n d e s fumadores y
e x c e l e n t e s c a n t a n t e s . Las b u e n a s v o c e s
a b u n d a n entre ellos y lo afición al canto es
a l g o peculiar en la raza.
Hoy Albania es un e s t a d o i n d e p e n d i e n t e
r o d e a d o por Yugoeslavia, Grecia, el mar Jónico y el mar Adriático. Su e x c e l e n t e posición, sobre todo en lo q u e respecta al Adriático, es causa d e q u e en ella tengan puestos
los ojos a l g u n o s países vecinos, pero el hecho d e que sean varios e s un motivo d e tranquilidad para los a l b a n e s e s , que ven en ello
una garantía d e independencia.
Cómo era un barco «le j|iien*ii
realizados en la navegación, d e a l g u n o s siglos o esta parte,
Lossonprogresos
asombrosos. Sin e m b a r g o , no p u e d e n compararse con los q u e la
inteligencia humana ha introducido en la marina d e guerra.
Pensad en los modernos cruceros que p a s e a n por los mares el poder d e
los g r a n d e s potencias y contemplad d e s p u é s este barco d e guerra británico
del siglo XVI, que entonces era d e los mayores q u e existían, por lo q u e se le
d e d i c a b a a la navegación d e altura y a las empresas bélicas q u e tenían su
escenario en el N u e v o Mundo.
El navio d e s p l a z a b a quinientas toneladas y constaba d e varias cubiertas
sobrepuestas como los pisos d e las casas. La cubierta superior y la s e g u n d a
e s t a b a n destinadas al emplazamiento d e cañones. A éstas seguía el sollado
o cubierta inferior y sobre las tres, a la porte d e p o p a , se hallaba el alcázar
llamado también cuarta cubierta.
Lo tripulación se componía d e unos ciento cincuenta hombres q u e s e
alimentaban a
cerveza. En el Pl
cínero guisaba '|
Los oficíale*
tenían cabinas
Cerca d e los cCl
que sólo antes"]
El timón
unido a la cañfl
neles — pues
oficial les daba
Llevaban es']
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H I S T O R I A
TRADICIÓN
íTionunE
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mm
B a j o r r U I e v e de4 m o n u n u n t o a T r a j a n o ,
q u e r e p r e s e n t a d o s g u e r r e r o s de la í p o c a .
columna Trajana d e Roma, n o
LAesfamosa
el único monumenfo que perpetúa
la memoria d e aquel gran gerteral y e n v
perador que s e distinguió por su inteligente y justo gobierno y por sus brillantes campañas d e guerra, t n Adam Klissi,
a orillas del mar Negro, existen las ruinas
de otro monumento que el caudillo romano hizo construir como recuerdo d e las victorias obtenidas en aquella región sobre
los dacios,
Este pueblo inculto constituía una seria
preocupación para Roma. Augusto y Tiberio, antecesores d e Trajano en el trono,
fracasaron cuantas v e c e s intentaron someterlo.
Al ser nomb'ado emperador, Trajano, qua
se hallaba en Germania, s e trasladó a Roma y, p o c o después, emprendía su brillante campaña contra los dacios. Fué el año
101 cuando penetró en Dacia y, victoria
tras victoria, llegó hasta ia capital, se a p o deró del príncipe Decébalo y le obligó a
pedir la paz y a reconocer ía soberanía
rorrana. El soberano vencido lo aceptó todo, pero su sumisión era sólo aparente,
como demostró dos años más tarde, sublevándose contra el poder de Roma y traB a s e del m o n u m e n t o a T r a j a n o a o r i l l a s del m a r N e g r o ,
HISTORIA,
LEYENDAY
TRAOUCIOlSi
vo la región. A esto hay que añadir
la obra inexorable del tiempo. Así
e s cómo el monumento ha ido d e s moronándose y quedando bajo el polvo del olvido.
Se descubrió cuando los turcos
eran dueños d e Adam Klissi, pero
no por iniciativa d e éstos, que mostraban muy p o c o interés por las
cosas romanas, sino porqus quiso el
azar q u s el arqueólogo Moltke pasara por allí en el año 1839, siendo un
símpla suboficial. Moltke quedó muy
impresionado por las ruinas del monumento y habló d e ellas al mundo civilizado, pero hasfa sesenta años d e s ;ués no s e emprendie-on seriamente
os trabajos d e investigación, trabajos q u 3 tuvieron que ser interrumpidos con frecuencia a causa d e las
guerras que estallaban en el país. En
1881 se publicó el primer informe
científico sobre las ruinas en !• Revista Arqueológica d e París. Da 1883
a 1893 los trabajos fueron dirigidos
por TocÜesco, profesor d e arqueología da la universidad d e Bucate^, con
lo qua la empresa quedó terminada.
En Adam Klissi sólo s e d e j ó la
basa del monumento. Los bajorrelieves, las esculturas y todo lo demás
fué transportado al musao d e la G u e rra, d e Bucarest, donda sa conservan,
así como una reconstrucción del m o numento en miniatura, realizada s o bre los planos d e los arquitectos
vieneses Niamann y Sendorf.
Los bajorrelieves y las esculturas
ofrecen u.n vivo realismo, aunqua hay
en ellos signos de ia decadencia del
arte romano, hermanada con la d e cadencia del imperio.
Desde el punto d e vista etnográfico, algunos d e los motivos escultóricos tienen gran interés, púas reproducen escenas da la vida y costumbres de los dacios. Otros muestran
figuras de soldados romanos. Y todos poseen un evidente valor histórico y artístico.
Estas piedras labradas y el macizo
pedestal que continúa en su emplazamiento es todo lo qua queda del monumento erigido a la gloria d e Trajano
f
te
Soldado r o m a n o conduciendo
m a c l a , s e g ú n un b a j o r r e l i e v e
•:1
a d o s p r i s i o n e r o s de D a l del m o n u m e n t o en ruinas.
tartdo d e recuperar su independencia. De
n u e v o s e dirigió Trajano a Dacia, esta vez
dispuesto a infligir a Decébalo una derrota
d e tal naturaleza, que no fuera posible un
nuevo resurgimiento del vencido. En e f e c to, organizó el ataque con tal lujo d e d e talles y lo llevó a cabo con tanto empuja
y pericia, que las tropas d e Decébalo fueron derrotadas en todas partes y el caudillo rebelde se suicidó para no caer vivo en
manos d e sus enemigos. En el año 106
terminó Traiano la conquista d e Dacia, que
fué reducida a provincia romana.
Para conmemorar esta gran victoria s e
erigió en Roma la famosa columna Trajarva, y en Adam Klissi el monumento qua
nos ocupa. Los motivos esctjitóricos d e
uno y otro son tan diferentes como los
países donde s e levantan. Los investigadores aseguran qua el d e Adam Klissi fué
construido enteramente por los soldados ^
del ejército d e ocupación.
\
Trajano fué merecedor d e estos h o n o - '
res y d e cuantos se le tributaron a lo lar- '
g o d e su vida.
Nació en nuestro suelo, aunqua no se
sabe a punto fijo si en Itálica (Sevilla) o
en Pedraza d e la Sierra (Segovia). Era hijo d e un distinguido militar y siguió la carrera de su padre en la que muy pronto
demostró una extraordinaria capacidad, por
su talanto y por su sereno valor. Como pramio a su conducta fué o b t e n i e i d o carg o s cada vsz más importantes
Ocurrió
su nacimiento en el año 53. En el 91 era
cónsul y en el 97 gobernador da la Ger-
mania Superior. Desempeñando este último cargo consiguió someter los pueblos
germánicos a la ¡nfluencia
romana y fué
entonces
cuando recibió el nombramiento d e emperador y organizó su victoriosa campaña
contra los dacios. Este triunfo y el obtenido sobre los
partos, a los qua dominó
también por completo, fueron los más importantes d e
su carrera militar y los q u e
especialmente contribuyeron
a qua s e le considerara el
mejor general d e su tiempo.
N o s e limitaba a trazar con
clara visión d e la estrategia
los planes d e una batana,
sino qua tomaba parte en
ella ocupando uno d e b s
puestos d e más peligro.
En su gobierno fué severo
y justo y por ello mereció
los sobrenombres d e « Ó p timo» y «Padre d e la Patria».
Murió en el año 117 al
regresar d s una da sus campañas.
El monumento levantado
en Adam Klissi sufrió las
consecuencias de los numerosos conquistadores c,ue tu-
C o r d e r o s y o v e j a s , p a c i e n d o en los t c r r i l o r i o s C(iiiqni>ta(l<)s pnr los rom a n o s y d o n d e ¿ s t o s l e v a n t a r o n el m o n u m e n t o a s u f a m o s o g e n e r a l .
H I S T O R I A
IvE Y E N D A S
TRADOCIÓIN
Fi•gura» y leyenaa»
I
lol
mitológica»
mio d e la lucha, disputado entre los ciudadanos d e A t e n a s ,
Megara y Creta. Los
atenienses no quisieron resignarse a una
derrota tan p o c o h o i rosa y se vengaron cobardemente, asesinando al joven Androgeo.
El rey de Creta, Minos, reúnase a sus
guerreros, los embarca, llega a Megara,
pone sitio a la ciudad, la toma por asalto
y luego se dirige a Atenas con la e s p e ranza de obligarla a capitular sin sacrificar
muchos hombres.
La ciudad de Minerva resiste bástanla
más tiempo, pero sus vituallas empiezan a
agotarse. El pueblo presiente que Atenas
sufrirá la misma suerte que Megara y los
jefes atenienses, desesperados, consultan al
oráculo de Delfos para conocer el medio
d e conjurar el inminente peligro que les
amenaza.
— N o os quada otro recurso —contesta la
Pitia— qua aceptar por anticipado, sin restricción da ninguna clase, las condicionas da
Minos.—
>
I. — El Minolauro
indignado por la muerDOLOROSAMENTE
te d e su hijo, el rey d e Creta impone
TESEO
es decir que con justicia, y sin
OCIOSO
el más leve temor d e pecar d e e x a - .
gerados, podemos considerar a Hércules
como el prototipo de los hiéroes d a la antigüedad, según las leyendas tebanas.
Las leyendas d e Atenas nos presentan
siempre a Teseo c o mo a un digno émulo
"suyo.
Teseo era hijo de
Egeo, rey da Atenas, y
de Etra, princesa d e
Trecena.
Al iqual que Hércules, Teseo combatió
a los Centauros y a
las Amazonas; luchó
contra las bestias salvajes y los gigantes,
persiguió a los mal-lechores a través del
mundo y distinguióse
por numerosas proezas, cuyos detalles no
llegan a ofrecer un
capital interés.
N o podemos entretenernos én explicarlas. S n embargo, haren-.os excepción con
una d e ellas, mucho
n-ás importante que las
derrás; nos referi.mos
a la historia del W\\notauro, a la que v i e na a añadirse la d e
Adr:adna, hija d e Minos, rey d e Creta.
Vamos a explicarla
detalladamente a nusstros lectores. Ya en
aquella época —y hoy
lo v e m o s todavía—era
costumbie, entre países v e c i n o s y amigos, convocar la juventud para que tomara parte e i los juegos deportivos, en la
lucha, en las ca-reí ^
y en los torneos d e toda clase. Una v e z
se proclamaban los vencedores, s e otorgaban los premios con la más sincera imparcialidad.
A uno de estos certámenes olímpicos
concurrieron los campeones d e Creta y d e
Atenas.
Androgeo, hijo d e Minos, llevóse el pre-
I.a
muerte
de
Minotauro.
como condiciones que durante un período
de treinta años la ciudad de Atenas envíe,
una vez por año, siete jóvenes varones y
siete hembras, para servir de pasto al «Minotauro».
El Minofauro en cuestión era un toro gigantesco y d e inaudita fuerza, qua se alimentaba de carne humana.
Teseo no sabía una palabra del trágico
accidente que había costado la capitulación
d e su patria, poraue había estado ausente
d e ella durante la guerra. Llegó a Atenas,
precisamente en el momento en que esta-
HISTORIA.
LEYENDAY
PRADICIÓIN
ban ya dispuestos l o s c a torce jóvenes qua habían d e servir d e banquete al Minotauro. Tes e o se entera d e todo y
quiere partir con aquella abnegada juventud.
Su viejo padre, Egeo,
le suplica q u e no lo haga e intenta disuadirlo;
las víctimas han sido ya
designadas y él n o forma parte del grupo.
Pero Teseo no escucha
sus lamentos; su voluntad es firma y su
deber trazado: defender, ayudar a sus compatriotas y amigos. Si
así no otírara, ¿sería
realmente digno
de
sentarse un día e n e)
trono d e su padre?
—Tranquilizaos, padre mío — l e dijo—.
Voy a d o n d e el honor me reclama, pero
pronto tendréis la satisfacción d e vernos a
todos sanos y salvos
e n nuestra querida patria.—
Egeo despide a su
hijo, apesarado y triste, y permanece inmóvil en la orilla; el navio, con las valas negras e n señal d e luto, se aleja llevándose a su hijo idolatrado. La nave va e m p e u o n e c i e n d o a meida q u e s e aleja y
acaba por convertirs e en un punto imperceptible q u e desaparece e n el horizonte...
Curvado por los años
y agobiado por profundo dolor, el rey
d e Atenas regresa p e nosamente a su palacio. Sólo la queda
una esperanza. Antas
d e que la nave se
hiciera a la vela, hiz o una suprema recomendación al piloto:
—Cuando regreses con el navio, si llev a s a Teseo contigo guarnecerás el barco
con velas blancas. Si no e s así, ya comprenderé perfectamente la tragedia. Significará qua no veré más a mi hijo.—
'
"
habíase entregado voluntariamente. Ariadna le c o n o c e ya por su reputación d e
hombre valeroso; sabía q u e era un héroe;
contemplaba su fuerte complexión masculina; admiraba su belleza. Y su corazón palpitó d e angustia al solo pensamiento d e
q u e la muerte n o respetaría a Teseo. Ariadna le habla y le comunica sus sentimientos.
Incluso sa ofrece para salvarle, con peligro d e su propia vida; Teseo s e siente cautivado por la gracia y el atractivo d e la
joven princesa. Tanta abnegación le e n ternece y d e c i d e formalmente que si sale
indemne del Laberinto, Ariadna será su
esposa. La hija d e Minos acepta el agradable augurio y entrega a su futuro e in-
3
Ariadna y
Baco.
trépido e s p o s o un ovillo, guardando ella
la extremidad del hilo. «La mano del héroe guardaría cuidadosamente el ovillo
mientras el hilo s e desarrollara. Para volver a la luz le bastaría a Teseo seguir la
dirección del hilo, guía segura e infalible para n o extraviarse.»
Eí grupo d e las víctimas s e adelanta,
II. — El Laberinto
acercándose al Laberinto. Los atenienses
atraviesan la entrada y desaparecen.
O hemos dicho todavía q u e el MinoEmocionada y Jemblorosa, Ariadna percitauro habitaba en una profunda caverb e e n sus manos los movimientos del hilo
na, en la extremidad d e una extraña m o que expresan los d e Teseo e n el Laberinto.
rada llamada «Laberinto». Habíala consEn seouida resuenan los terribles mugidos'
truido el más hábil y audaz arquitecto d e
del Minotauro. El hilo, entonces, se agita
aquellos tiempos, bajo un plan tan i n v e - j violentamente traduciendo las peripecias del
rosímil como extraordinario. Esta construc- i combate. Avanza, retrocede, para. Pero s ú ción fantástica estaba hecha a base d e
bitamente s e hace un gran silencio. El hicorredores entrecruzados, circuitos, vestíbulo no s e mueve. ¿Qué habrá pasado?
los y pasadizos complicadísimos, da tal forEl corazón d e Ariadna muere d e anma q u s una v e z habíase entrado allí regustia... ¿Será una ilusión? Diríase qua el
sultaba imposible encontrar la salida. Al fihilo s e ha movido. Parece percibirse grinal, todos los visitantes eran víctimas del
tos muy lejanos... ¿Pero cómo son? Los
voraz habitante d e aquel lugar maldito.
^ e c o s pueden modificar los sonidos a través
d e los numerosos meandros. Esta v e z n o s e
ha equivocado: los gritos son d e alegría.
El ruido s e acerca y cada v e z s e percibe
III. — Ariadna
más claro y preciso. Ya n o hay duda: el
Minotauro ha sido vencido. El hilo s e mueUANDO entre los insulares d e Creta
v e más rápido y firma. Teseo se ha salvado. Ariadna caá en sus brazos, palpianuncióse ruidosamente y con enorme
tante d e emoción y felicidad. Ya están
expectación la llegada d e la nave atejuntos.
niense, una gran multitud quiso contemplar
el desembarque d e los viajeros.
j
Dal brazo d e Ariadna Teseo dirígese
Una d e las espectadoras q u e más s e . ¡ m - | con sus compatriotas libertados a la orilla
presionaron ante aquel triste desfile -de jó- j del mar. Se izan las velas y el navio p>3rte...
v e n e s q u e iban hacia la muerte, fué la hija
El mar, que al principio era da un azul
d e Minos, Ariadna. La hija del rey descu-- pristino, empieza a murmurar violentamente,
bre entre el grupo d e jóvenes la gallarpresentando un aspecto sombrío y amenada figura d e un mancebo elegante, d e porzador. El viento cambia y empieza a soplar
te real. Interesada, s e entera qua s e tracon gran fuerza. El cielo as de tormenta;
taba d e Teseo, el propio hijo del rey, quien
unos negros nubarrones s e acercan imperio-
N
C
samente, eclipsando la luz del día. La tempestad se desencadena con terrible furia;
es preciso plegar velas y ponerse al abrigo.
La nave ancla en la isla de Naxos.
Ariadna, muerta d e cansancio, aprovecha
aquella forzosa escala para descansar; el
sueño la vence y s e duerme.
Pero la tempestad no tarda en disiparse;
la calma renace; el sol reaparece en el
cielo puro y sereno. Los marineros reanudan impacientes la maniobra y al cabo d e
unos instantes el navio se encuentra nuevamente navegando en alta mar.
Por un olvido inexplicable, Teseo abandona a Ariadna dormida en la is!a de Naxos.
Cuando d e s p i e r t a ,
la hija de Minos, la
prometida del héroe
abre los ojos con sor^
presa. N o ve a nadie
e n la ¡sla ni ninguna
nave en el mar. Ariadna cree que sueña.
Corriendo en'o^uecida
a lo largo d e la costa,
llora, se lamenta, dirig e al cielo e m o c i o nantes súplicas y mira,
deshecha en lágrimas,
la inmensidad d e las
aguas. Por un inesperado azar, Baco, qua
regresa d e su e x p e dición a las Indias,
o y e los gritos d e la
i n f o r t u n a d a doncella.
Corriendo a su lado,
Intenta consolarla, hablándole dulcemente y
tratando con amorosa
solicitud calmar su d o lor. Ariadna lo escucha con disgusto. Amb o s maldicen al ingrato f u g i t i v o y, finalmente, la hija d e Minos, que ha perdido
un prorñelido, e n c u e n tra en Baco un e s p o s o .
Durante e s t e tiempo,
la nave d e Teseo, nav e g a n d o con viento
f a v o r a b l e , s e acerca
por momentos al fin
d e su viaje; ya e m piezan a percibirse las costas d e Ática.
Para ser el primero en saludar a su padre,
Teseo se yergue intrépido en la proa del
navio. Egeo aparece en la costa. Teseo reconoce e n seguida al autor d e sus días,
pero e n cuanto lo ha reconocido v e c o m o
Egeo s e precipita e n el mar y desaparece
para siempre.
El piloto, con la alegría d e volvar a la
patria, había olvidado ía orden qua la haioía dado el rey da cambiar las velas negras.
Ni la muerte del Minotauro, ni el triunfo
del regreso, alegran el corazón d e Teseo.
Un profundo dolor je amarga el corazón.
¿No sería, tal vez, todo aquello, el e f e c to d e la justicia inmanente? ¿Al herir al
hijo e n sus sentimientos filiales, habrán q u e rido castigar los dioses la ingratitud y la
infidelidad del guarrero triunfante?
I
!Hés cii cl 1 3 0 0
i,^ d e cerdo s o l a d o , a c o m p a ñ a d a d e abundante
I e s t a b a la cocina. Esta era d e ladrillos y el c o , eidero d e cobre.
^Ornunidad. Los elementos d e l a p l a n a m a y o r
- ' d e unos d<^ metros c u a d r a d o s d e superficie.
.-Brficie.
19 oficiando e s t a b a n los d e p ó s i t o s d e a r m a s
i(i ' 6 repartían.
mediante •ei pinzote, palo recto q u e estaba ;
fUj-" 'neoianre
Jf>to s e conseguía gracias a un cojinete. Los timo- i
)¡^^^ Veían el mar y o b e d e c í a n las o r d e n e s q u e u n '
,C*''^*'ocho c a ñ o n e s que, naturalmente, eran mucho I
jíjj^s que los d e ahora.
^ en acción, el castillo d e proa y el alcázar s e :
V,. ...
— ...
(/..iiiiuai. — 28. Cocina.—.29. L a z a r e t o , 30. B o d e g a d o c e r v e z a . — 31. D e p ó s i t o d e p ó l v o r a . — 32. L i n t e r n a p r o t e g i d a d e l d e p ó s i t o d e p ó l v o r a . — 33. M a r l n e r o s .„.,„;ja,i..u
manejando
barriles d e pól
l ó l v o r a . — 34. A l m a c é n d o n d e s e d e p o s i t a b a n Tas v e l a s , c u e r d a s , c a b l e s , e t c . d e r e p u e s t o para u n c a s o de
"
d
e
l
a
m
a
r
i
n
e
r
í
a
.
—
36.
A
l
m
a
c
é
n
d
e
h
a
r
i
n
a
.
—
37.
Barriles
de
a
g
u
a
p
o
t
a
b
l
e
.
—
38.
Bodega
n e c e s i d a d . — 35. Sollado
de m e r c a n c í a s . — 39. Lastre f o r m a d o e s p e c i a l m e n t e por p i e d r a s .
llenaban d e combatientes. El fragor d e la batalla lo llenaba todo. Los g r a n a d a s e n e m i g a s caían
sobre la cubierta, d e s g a r r a b a n tas velas, rompían los móstiles. Ruido, y tumulto. Estos eran las carocterísticas d e los combates navales. Ahora bastaría un t o r p e d o bien l a n z a d o poro q u e este «gran.»
barco d e guerra tallara h e c h o añicos c o m o una frágil barau^'ia.
c i u d a d m e d i e v a l r o d e a d a de m u r a l l a s . La p u e r t a , f l a n q u e a d a de t o rres, eotá protegida por un rastrillo. Figura en el fondo de un g r u p o
de peregrinos de Ca.-iterbury, p i n t a d o e n u n m a n u s c r i t o del siglo X V .
tocaban vti tutlo!> los puertos del mundo ij qu;.- iciiiuii üyeiit..'.s
todo: los países europeos. Pero generalmente el comercio sólo 'c
hacia en pequeña escala. No se necesitaba entonces gran capital
pard iniciar un negocio. Los aprendices podían aspirar a tener
todos con el tiempo tienda propia. El abismo entre capital y trabajo, grave problema de la industria actual, no existia entonces
Mudioi negocios industriales se hacen hoy con dinero prestado.
Se pide a un banco, en préstamo, el dinero necesario, y se paga
un «interés». Mas la iglesia condenaba tal práctica, tildándola
de «usura», y ésta era una dificultad mus para el comcrciy en
grande.
1-labia ciudades muy poderosas. En Italia se habían convertido
en algo asi como las ciudades-estado» de Grecia y dominaban
grandes territorios circundantes. En el norte de Europa se habia
ccnstituidu una alianza o federación Oe ciudades, la Liga Hanseatica, tan poderosa, que concertaba tratados comerciales y tomaba
parte, con sus escuadras, en las guerras que podían afectarla.
Hemos de recordar que no existían naciones a la moderna como
CONSECUENCIAS DEL CRECIMIENTO
DE LAS CIUDADES Y DEL INCREMENTO DEL COMERCIO
EN
LA
EUROPA
OCCIDENTAL
haljiaii
L /'S\idaciudades
de los griegos
desempeñado uii papel importante en la
y los romanos. Pero ya antes de la caída
del imperio romano muchas de ellas habían disminuido en población, y al desmoronarse éste, la vida urbana menguó enormemente.
Subsistían algunas ciudades en el sur de Francia e Italia, pero
en la mayor parte de Europa las ciudades romanas se convirtieron
e'i ruinas y la mayoría de la gente hubo de asentarse en cl
campo. Las grandes rutas, por las cuales se había desenvuelto ci
comercio del imperio romano, sólo podia sostenerlas un estado de
carccter universal; de suerte que a la caída del imperio, aquellas
vías fueron abandonadas y deshechas. Cada aldea, cada señorío se
bastaba, dadas las escasas necesidades de la época. Pero a medida que se fué elevando el nivel de la vida, sobrevino el deseo
de cambiar los productos de un lugar por los productos de otro.
Asi se desarrolló poco a poco cl comercio, que a su vez dio
po- resultado el crecimiento de las ciudades.
La ciudad medieval se originó con la edificación de viviendas
en torno al castillo feudal o al monasterio. Era natural que se
eligiese este sitio, pues ofrecía una posibilidad de defensa en el
caso de una invasión por los piratas del norte o del ataque de
algún señor vecino dedicado al robo. Pero a medida que los habitantes de la ciudad prosperaban y se enriquecían, la proximidad del señor se hacia cada vez más enojosa. Como la ciudad
se habia edificado en terrenos del feudo, los que la habitaban
venían a quedar como los campesinos que cultivaban la tierra;
aunque cl ciudadano podia dedicarse al comercio o a la industria, seguía bajo .la férula feudal. Por eso nació en las ciudades
la aspiración de escapar a esa férula, de obtener una «carta»
q u e la librase de una vez para siempre de las obligaciones feudales. La necesidad que tenia el señor feudal del dinero, durante las cruzadas, facilitó a los habitantes de la ciudad el medio
de comprar su libertad de aquel modo. En los siglos xii y xiii,
a medida que se hizo más apremiante la necesidad de dinero del
rey y de los señores, más ciudades obtuvieron la independencia.
La ciudad medieval no se parecía a las grandes urbes de hoy.
Estaba generalmente rodeada de murallas, que habían de protegerla de cualquier ataque. Se edificaban en salida los pisos altos
de las casas, de manera que los tejados casi se tocaban, con lo
cual resultaban las calles estrechas y obscura.'. En medio de ellas
corría el arroyo, al que arrojaban los habitantes las aguas sucias
y la.; basuras, pues no existían cloacas ni vertederos. Las calles
se hallaban mal pavimentadas, y como no existia el alumbrado
público, resultaban muy poco seguras. Las tiendas no tenían escaparates con cristales; los comerciantes exponían sus géneros
en la ventana principal de la casa, sobre un postigo; y como
pecas personas sabían leer, la tienda se anunciaba con una muestra esculpida en la pared o colgada ante la puerta. Esla costumbre subsiste en las posadas de algunos pueblos.
Los oficios se agrupaban en corporaciones profesionales llamada?
gremios, cada oficio en una sociedad distinta. Estaban organizada.; con gran rigidez. Vigilaban no sólo el precio y la calidad de
los géneros, sino también las horas de trabajo. Sólo era permitid) lo que se consideraba un beneficio razonable: el costo del
material empleado en cada pieza, más una remuneración módica
por la hechura. Se castigaba severamenle la venta de una pieza
defectuosa. Para asegurar que conociese a fondo el oficio, cada
miembrc de la corporación tenia que pasar por un largo periodo
de aprendizaje y, antes de obtener cl titulo de maestro, tenía
que realizar por sus manos un trabajo de mérito excepcional, lo
q u e se llamaba una «obra maestra». Sólo entonces se le permitía
abrir tienda propia. Las grandcj fábricas con numerosos obreros,
hoy tan abundantes, no se conocían en la edad media. El fabri- ]
cante era, a la vez, comerciante, y s u J obras se vendían en el '
mismo taller. No existia comercio e i gran escala más que en
algunas ciudades d j Italia y en las de la Liga Hanseática (en las
costas alemanas del mar del " '
el Norte y el Báltico), cuyos barcos
G e n o v a a vista dr pájaro, en 1 4 8 6 (del i S u p I e m e n t u m C h r o n l c a r u m i de F o r e s t u s ) . Son c u r i o s a s las a l t a s torres a la e n t r a d a del puerto y el doble r e c i n t o a m u r i l l a d o . Dentro del p u e r t í y fuera de él, se d i s t i n g u e n p e r f e c t a m e n t e las g a l e ras (largas, c o n un s o l o palo para la v e l a auxiliar y c o n n u m e r o s o s remosi de l a s
n a o s , a l t a s y con dos o tres g r u e s o s p a l o s . Las p r i m e r a s se d e s t i n a b a n al c a b o taje y a la g u e r r a ; las s e g u n d a s a la n a v e g a c i ó n de a l t u r a y a las e x p l o r a c i o n e s .
v i s t a de P a r í s , e n que se d e s t a c a n l a s torrea de <Notre-Damc> y la a g u j a Ce la
' S a i n t e - C h a p c i l o . O b s é r v e n s e l a s recias m u r a l l a s y u n o d é l o s m o l i n o s de M o n t m a r t r e . De un g r a b a d o de fines del s i g l o X V , que r e p r e s e n t a la e n t r a i a de
Carlos VIII en la ciudad del S e n a . (.Grandes C h r o n l q u e s de F r a n c e , d e V é r a r d J
Inglaterra, Francia o Alemania. El comercio no era nacional; se
hacía entre ciudades o entre grupos de ciudades. Un ciudadano
de Londres consideraba a los de Winchester casi tan extranjeros
como a los habitantes de Amberes o de Colonia.
E l desarrollo de la vida ciudadana en la edad media tuvo una
gran influencia en el desarrollo de la civilización europea. Los
hombre:, que viven en el campo están atrasados respecto a los
que viven en la ciudad, donde el trato social fomenta la cultura.
La riqueza de las ciudades hace posibles las grandes construcciones,
la fundación de universiaades y bibliotecas, garantizando una seguridad gracias a la cual pueden florecer la literatura y el arte.
E l gran impulso del renacimiento fué esencialmente un movimiento ciudadano; y no hubiera sido posible, de haber permanec i d o E u r o p a en el
estado rural caracteF. CROSSFIELD HAPPOLD
ristico de los comien,p.,
.^^
zos de la edad media.
t e m e n t e publicado por Editorial J u v e n t u d J
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