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PUBLICACIONES MÉDICAS BIOHORM —SECCIÓN: MEDICINA E HISTORIA
Director: Dr. Manuel Carreras Roca. D. L.: 42.169-75
Consejo de redacción: Dr, Agustín Albarracín — Dr. Juan Bosch Millares — Dr. Leopoldo Cortejoso — Prof. P. Laín Entralgo
Prof. Luis S. Granjel — Prof. J. López Ibor —Prof. José M.' López Pinero —Dr. Esteban Padrós — Dr. Silverio Palafox
Prof. Pedro Piulachs — Prof. Diego Ferrer de la Riva —Prof. Juan Riera —Prof. J. Rof Carballo
Prof. Ramón Sarro Burbano — Prof. Manuel Usandizaga — Secretario de Redacción: Dr. José Danón Bretos
n.° 51 Noviembre 1975-Barcelona-(Segunda Época)
En cualquier edad y proceso dérmico
El corticoide dérmico de
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Actúa sobre todos los
micótico.
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flutenal antibiótico
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Flutenal produce una rápida anulación
de la respuesta inflamatoria cutánea,
sin acciones sobre el funcionalismo
adrenal ni efectos secundarios.
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inflamación y el prurito y domina el
proceso bacteriano o micótico
superpuesto. Exento de agentes
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Flupamesona ai 0,3%
Tubos con 30 gramos.
sensibilizantes.
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neomicina y cloroquinaldol.
Tubos de 30 gramos.
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Las dermopatias causadas, complica-
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capitulo en la práctica diaria.
El amplio espectro de Flutenal Antibiótico se extiende a todos los micro-
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organismos que pueden producir o
con componente bacteriano o micótico ^™™"™s°>«°^°'»'PRESENTACIONES Y PRECIOS:
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Crema: Tubo con 30 flrs. P. V. P. 447,- Ptas.
Pomada: Tubo oon 30 grs. P. V. P. 452,60 Pta».
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Flutenal no produce acciones secundarias ge-
nerales ni locales. Incluso en tratamientos de
grandes zonas corporales durante largos periodos de tiempo.
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MEDICINA
^HISTORIA
REVISTA DE ESTUDIOS HISTORICO-INFORMATIVOS DE LA MEDICINA
Centro de Documentación de Historia de la Medicina de J. URIACH & Cía. S. A.
Barcelona, noviembre de 1975
EDITORIAL
LA MEDICINA EN EL HUMANISMO
En la sesión ordinaria de la Société
Francaise de Philosophie, reunida el 1
de febrero de 1936, Max Hermant reivindicaba el derecho de las personas
humanas a ser tratadas como fines en
sí mismas, puesto que el hombre no
es un ente sociológico sino una persona humana que debe revalorizarse, ser
desarrollada hacia la perfección por
unas vías que se prolongan más allá
de lo meramente fisiológico y bioquímico.
Hoy, muchos años después del llamamiento de Max Hermant, después de
que la ONU estableciera sus ¡ndeterminados derechos humanos, asistimos a
un cierto desarrollo de un humanismo
anlropocéntrico. La sensibilidad personalísima del médico, con su peculiar
percepción del mundo y de lo humano,
lleva al terapeuta más allá de la mera
concepción del hombre que Maritain y
otros filósofos cristiano-existenciales
han formulado. Los principios de dignidad de la persona humana, de libertad, de caridad y de fraternidad entre
los hombres no deberían ser considerados como fines, sino como punto de
partida en la búsqueda del hombre
total.
Karl G. Jung incide de lleno en la cuestión cuando declara: «A mí me parece
demasiado extraño que no se detecte
el daño que está haciendo al hombre
una educación sin humanidades, pues
ello significa que se le priva de su conexión con su pasado, con su raíz, con
la tribu, con ese pasado en que el hombre ha vivido siempre. Pensar que el
hombre nace sin una historia, eso es
una enfermedad.¿ Y el filósofo Heideger, con lúcida y apabullante sencillez,
nos brinda quizás la clave al establecer
que «humanismo puede ser pensar y
cuidar que el hombre sea humano y no
inhumano.»
M. CARRERAS ROCA
la
SUMARIO
Pág. 3
Editorial.
Antecedentes de
Sindicación Médica
en España.
ANTECEDENTES
DE LA SINDICACIÓN MÉDICA
EN ESPAÑA*
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Recientemente ha comentado la preñsa profesional la posibilidad de una próxima sindicación obligatoria de los médicos de la Seguridad Social, temiendo con ella posibles roces con la Organización Médica Colegial en funciones que puedan ser afines, a la vez que
se lamenta de la falta de antecedentes,
en nuestro país, de este tipo de asociaciones médicas. A este respecto recordaré que ya en 1919 un reducido grupo
de médicos catalanes proyectó, y llevó
a la práctica con éxito, una nueva entidad profesional acorde con las características de reivindicación social de
la época que, fuera de las trabas administrativas de los Colegios, logró transformar el desarrollo y planteamiento
del ejercicio de la Medicina en su región, a la que poco después se unirían
los médicos de las Baleares,
Lejos de todo matiz político entró en
escena en unos momentos en que asenlados definitivamente desde 1917 los
Colegios Oficiales de Médicos éstos no
eran sino, en la práctica, más que meros agentes de la Administración en
lo tocante a la recaudación de impuestos mientras que la Sanidad española seguía al compás de la ley de 1855.
En estas condiciones la Clase médica
empezó a tomar conciencia de su situación: ante la inestabilidad del ejercicio en el medio rural; la entrada en
escena de una tímida medicina social
todavía bajo la apariencia de débiles
sociedades benéficas, a la vez que las
entidades aseguradoras de accidentes
laborales seguían dictando las normas
de trabajo ante la impasividad e impot e n c i a d e lo!
- Colegios, el malestar general aumentó cuando a partir de 1918
otros estamentos laborales empezaron
a obtener, unidos, algunas justas reivindicaciones.
y
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Pág. I/XVI
Asistencia psiquiátrica
madrileña a fines del siglo XIX,
pOr
Enrique González Duro
pá g . 29
Notas históricas
sobre los congresos médicos.
Consultorio.
Pág. 30
Relación de obras
ingresadas en nuestra Biblioteca.
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(Segunda Época)
Fue entonces, con la oportunidad del
Congreso de Médicos de Lengua
Catalana celebrado en Tarragona, y reconociendo su condición de «obreros
intelectuales», cuando decidieron organizarse bajo la forma de un Sindicato.
(sigue)
. 3
La palabra causó recelo y la campaña
de fiscalización y moralidad que se proponía, motivó justos temores. Pero
tras unos meses de intenso proselitismo el 20 de marzo de 1920 quedaba
constituido en Barcelona el Sindicat
de Metges de Catalunya con unos reglamentos presentados en los Gobiernos civiles de las cuatro provincias a
la vez que se rechazaba, por unanimidad, la proposición de ingreso en la
Unión General de Trabajadores pues
desde el principio el Sindicat rehusó
tener filiación política alguna.
Su misión fue lograr un mayor realce
y dignificación del médico; intensificar
y ennoblecer su función social defendiendo su prestigio, moral e intereses
materiales; condicionar el ejercicio de
la Medicina regulando equitativamente las relaciones entre médico y enfermo y creando, y sosteniendo, instituciones de previsión y cooperativismo
desconocidas hasta entonces.
A los cinco años estaba plenamente organizado con una aceptación del setenta y cinco por ciento de los médicos
catalanes. Su primer objetivo, aparte
los pequeños problemas locales que forzosamente aparecieron, fue establecer
una poderosa base económica en la que
estuvieran interesados sus asociados y
que se apoyó en el trípode formado
por Mutual Médica, Cooperativa de
Consumo y Caja de Previsión y Crédiro. A este respecto, y en una de las
primeras ponencias sobre honorarios
profesionales, se sentó la base que el
médico debía poder atender sus necesidades razonables en una jornada de
trabajo no, por costumbre, demasiado
larga a la vez que la asistencia gratuita a los pobres no debía ser sostenida,
exclusiva y forzosamente, con su trabajo.
Los Colegios Médicos vieron con buenos ojos la acción de reforma emprendida por el Sindicat con el que fácilmente se complementaron dadas sus
diferencias en cuanto a origen y finalidad hecho éste que originó graves incidentes durante la Dictadura, cuando
aquél se vio forzado a restringir sus
actividades a las meramente mutuales
y de previsión.
La actuación del Sindicat puede esquematizarse en pocas líneas:
1. Previsión. En noviembre de 1920
quedó constituida Mutual Médica que
en 1934, y cuando ya había intervenido
activamente asesorando la implantación de Previsión Sanitaria Nacional
adecuó su funcionamiento a la ley de
Mutualidades de aquel año.
fin
Estableció, además, una Caja de Previsión y Crédito, otra de Beneficiencia
sostenida con cuotas sindicales y una
sección de cobro para clientes morosos.
La fuerza del Sindicat se basaba en
que la expulsión de éste significaba la
pérdida de todos los derechos en la entidad previsora de Mutual Médica.
2. Ejercicio profesional:
a) La Cooperativa de Consumo, en estrecha relación con las secciones de
crédito facilitaba instrumental de toda
clase a la vez que una Bolsa de Trabajo daba a conocer las vacantes existentes, controlando la legitimidad de los
4
salarios ofrecidos. Un Fondo de Auxilio Sindical sostenía los casos de paro
ya forzoso o voluntario.
b) En junio de 1920 quedó redactada
la ponencia sobre Partidos Médicos basada en la cantidad y calidad del trabajo del médico y en la necesidad de
obtener, de él, una justa remuneración.
En diciembre del mismo año el «Comité Jurídico de las Compañías de Accidentes de Trabajo» aceptaba las nuevas tarifas presentadas por el Sindicat
y con un nuevo convenio suscrito en
1934 se estableció una Comisión Mixta
para casos conflíctivos integrada por
el mismo número de médicos que de
representantes empresariales.
En 1922 colaboró activamente en la
«Conferencia Nacional de Seguros de
Enfermedad, Invalidez y Maternidad»
presentando una serie de enmiendas
encaminadas a obtener la libre eiección de médico; el pago por servicios
nrestados, sin intermediarios y la intervención de los Colegios profesionales en su organización y desarrollo a
la vez que autoridad de los mismos
para decidir en toda cuestión profesional y sólo «voz» en las de tipo técnico.
Pero estas conclusiones llegaron muy
desfiguradas al Consejo del Patronato
de la Conferencia.
Augusto Brossa Bosque, presidente del
Colegio de Barcelona, denunció en 1935
el perjuicio que significaría la implantación de un Seguro Social si éste prescindía de la Clase médica en su organización y eliminaba la libre elección
y el pago por acto médico. Por otro
lado, y simultáneamente el Sindicat
reclamaba igualdad jerárquica entre
médicos y técnicos de seguros; hospitalización en todos los casos necesanos; medicina preventiva y todas las
especialidades entonces existentes así
como posibilidad de percibirse determinadas cantidades directamente del
asegurado, a la vez que libertad de pertenecer a él todos los médicos que lo
solicitaran.
3. Obra social:
El Casal del Médico inaugurado en 1932
y costeado mediante obligaciones hipotecarias suscritas por la mayoría de
sus asociados fue, sin duda, la realización simbólica más grata al Sindicat.
En él quedó establecida una residencía de estudiantes y una pensión para
médicos y hasta fecha bien reciente
ha cobijado al Colegio provincial y a
la Academia de Ciencias Médicas.
Pero nuestra guerra civil significó el
del Sindicat. Confirmado su alejamiento de la política por el mismo
«Comité de Control de los Servicios y
Organizaciones médicas de Cataluña»
la imposibilidad de plantear a sus asociados sobre la actuación futura obligó al Consell, su máximo órgano de
gobierno, a restringir las actividades
a las meramente administrativas, de
cooperación y de mutualismo, desde
diciembre de 1936.
Una Orden comunicada del Ministerio
de la Gobernación de 11 de julio de
1940 declaraba disuelto del Sindicato
de Médicos de Cataluña y Baleares
constituyéndose una Comisión liquida-
dora que en 1958, superados todos los
trámites y de acuerdo con los Estatutos del desaparecido Sindical transfería la propiedad del Casal a Mutual
Médica, entidad ésta con vida propia.
Durante aquellos veinte años fueron
cuatro los Presidentes que, elegidos
por la Asamblea de Delegados, dirigieron este primer Sindicato médico español. La actuación profesional de casi
todos ellos es conocida, no así como
sus inquietudes sociales y políticas que
hasta el presente no han sido estudiadas:
Hermenegildo Puig y Sais (1860-1941)
organizó la primera Comisión gestora
en 1919 y dirigió el Sindicat entre 1920
y 1927. Presidente de la «Academia y
Laboratorio de Ciencias Médicas» en
1914-1916 y diputado provincial en 1923,
fue médico del Hospital del Sagrado
Corazón y del de la Santa Cruz presidiendo, asimismo, el VIII Congreso
de Médicos de Lengua Catalana de
1934. Son interesantes sus estudios sobre tuberculosis y sobre el problema
de la natalidad en Cataluña para la lu
cha contra la tuberculosis» en 1904,
dirigió en 1913-16 la Academia de Higiene así como la de Ciencias Médicas en el bienio 1918-20. Elegido Presidente del Sindicat en 1927, pronto se
inició una campaña en su contra por
haber aceptado un cargo remunerado
como médico de una Mutualidad dimitiendo al año siguiente pese al voto de
confianza, mayoritario, de la Asamblea
de Delegados.
José Molí y Gimferrer (1878-1937), tesorero del Colegio de Médicos en 1923,
cuando el Sindicat presentó una candidatura para la elección' de parte de la
Junta. Dirigió el Boletín de éste hasta su elección para la Presidencia en
1928 y durante su gobierno se remató
la obra del Casal siendo elegido Presidente honorario de los Colegios Médieos de Barcelona, Tarragona y Baleares. Miembro de la Real Academia de
Medicina de Barcelona en 1932, fue últimamente vocal del Consejo Técnico
de Sanidad de la Generalidad,
Manuel Corachán y García (1881-1942),
nacido en Chiva —Valencia— pero formado profesionalmente en Barcelona,
fue el máximo representante de la cirugía española de la pre y de la postguerra falleciendo, tras su regreso a
España, durante una epidemia de tifus
exantemático. Presidio asimismo la
Academia de Ciencias Médicas, entidad
del máximo prestigio científico en el
país, siendo elegido para dirigir el Sindicat en 1933 a la vez que poco después,
y considerado como personalidad independiente se le ofrecía el cargo de Consejero de Sanidad de la Generalidad,
J. DANÚN
> para una amplia bibliografía sobre el tema,
í - m i 'rabajo: -EI ejercicio profesional en E»£ í £ j % « £ ° V % M £ £ S^SST xm.
I974:
23J-2». Salamanca.
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falta de concentración, depresión
involutiva, fatigabilidad física
Davistar es una asociación equilibrada de un nuevo fármaco normolipemiante, el Clomag (Síntesis y
Patentes Biohorm), con el mejor normaüzador del trofismo de la pared vascular, el Piridinolcarbamato.
El Clomag, ademas de reducir los niveles elevados de colesterol, trigüeéridos, beta y prebeulipoproteínas,
normaliza los factores de la coagulación sanguínea íntimamente relacionados con la aterogénesis:
hipercoaguabilidad y tendencia a la adhesividad y agreeabilidad plaquearías,
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y psíquica, inestabilidad emocional.
Prevención de los accidentes
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y ¡us complicaciones.
revencion Je la angina de pecho
y del infarto de miocardio.
Tratamiento y prevención de Lis
arterítis de las extremidades
claudicación intermitente,
parestesias, calambres nocturnos de
origen isquémico o preisquémico,
Contraindicaciones: Hlperlipemia
de la
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Incompatibilidades: No se cono-
Precauciones: En tratamientos
combinados con anticoagulantes
sintéticos, deberá reducirse la
dosis de estos últimos a la miEfectos secundarios: A pesar de
ta buena tolerancia local del preparado, puede presentarse intolerancia digestiva en algún caso
hlpersenslble. La administración
del medicamento con las comidas evita estas manifestaciones.
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COMPOSICIÓN
por cápsula
Clomag
300 mg.
Piridinolcarbamato . 150 mg.
POSOLOGIA
De ataque:
1 capsula, 3 veces al día.
De mantenimiento o profilaxis:
1 capsula, 1 ó 2 veces al día.
PRESENTACIÓN
Envases de 60 cápsulas.
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grandes zonas corporales durante largos penodos de tiempo.
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^HISTORIA
PUBLICACIONES MÉDICAS BIOHORM —SECCIÓN: MEDICINA E HISTORIA
Director: Dr. Manuel Carreras Roca. D. L.: 42.169-75
D R . ENRIQUE GONZÁLEZ DURO
ASISTENCIA
PSIQUIÁTRICA MADRILEÑA
A FINES DEL SIGLO XIX
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ASISTENCIA
PSIQUIÁTRICA MADRILEÑA
A FINES DEL SIGLO XIX
Por
ENRIQUE GONZÁLEZ DURO
El Servicio de Psiquiatría del Hospital Provincial de Madrid (en la actualidad Ciudad Sanitaria Francisco Franco) tiene una dilatada
tradición, puesto que su historia rebasa amplíamente los dos siglos de antigüedad. Fue
fundado exactamente en el año 1748 '. Hay algunos testimonios escritos que indican que
en el año 1783 existía en el Hospital Provincial de la capital de España una sala denominada de San Isidro, destinada a los enfermos
«rabiosos y locos» 2. Sin embargo, en la actúalidad no se conservan datos sobre la asistencia prestada en dicho servicio, si no a partir
del año 1877. De ese año, así como en años
sucesivos, constan libros de registro de filiación, en los que aparecen reseñados todos los
enfermos «enagenados» ingresados en las Salas 45 y 56 del hospital madrileño.
Pues bien, el presente trabajo se circunscribe
al análisis y al comentario de las incidencias
que figuran en esos libros de registro de aquellas «salas de enagenados», correspondientes
a las últimas décadas del siglo xix, a partir
del año 1877. El objetivo es el de dar una panorámica histórica, al menos aproximada, de
la actitud y el trato que la sociedad madrileña finisecular tenía para con sus enfermos
mentales.
En el siglo xix se hicieron los primeros intentos de organización administrativa de la asistencia psiquiátrica española, organización que
aún en la actualidad mantiene casi la misma
estructura básica. Fue en 1846 cuando las
Diputaciones Provinciales, a través de las Hamadas Juntas de Beneficencia, fueron oficialmente encargadas de la asistencia a los enfermos mentales en todo el territorio nacional.
Los resultados, desde el primer momento, se
evidenciaron como inadecuados y poco efectivos, dado los escasos medios disponibles de
las Corporaciones Provinciales y la ausencia
8
de una reglamentación sistematizada para
los establecimientos psiquiátricos del país. La
situación se pretendió arreglar con la Ley de
Beneficencia del año 1849, cuyo reglamento
para su ejecución fue publicado en 1852. En
esa Ley se decía que era el Estado quien habría de encargarse del gobierno y la organización de los asilos destinados a los «dementes»,
al tiempo que se intentaba planificar y reglamentar uniformemente toda la asistencia
psiquiátrica del país. Pero la pretensión habría de fallar estrepitosamente, por cuanto
sólo fue creado un único manicomio «modelo»
de carácter general y estatal, la denominada
Casa Santa Isabel de Leganés, inaugurada en
1852 y con una capacidad de 50 a 60 enfermos
tan sólo. Tan escaso número de camas forzósámente tenía que ser por completo insuficiente- para toda la población psiquiátrica española, e incluso también insuficiente para la
sola provincia de Madrid. En el año 1870 aparecia en los periódicos de la Corte una nota
oficial en la que se advertía la necesidad de
ampliar las dependencias del manicomio de
Leganés, para que pudieran ser evacuados a
él parte de los enfermos internados en el Departamento Psiquiátrico del Hospital Provincial, donde estaban hacinados, dado su excesivo número, y con evidentes riesgos de infección colectiva.
Como consecuencia de la absoluta insuficiencia de las instituciones psiquiátricas estatales
de ámbito nacional, y pese a la citada Ley de
Beneficencia, las Diputaciones, juntamente
con algunos Ayuntamientos y otras Instituciones Religiosas o particulares, hubieron de
seguir atendiendo a los enfermos mentales
de sus respectivas provincias. Es casi la misma situación que se padece en la actualidad,
como es bien sabido. Posteriormente, el Real
Decreto de 1885 sobre internamiento de de-
III
Reproducción del cuadro del Dr. Emilio Pt Molisí
existente en la Real Academia de Medicina
v Cirugía de Barcelona
mentes prescribía que «las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos cuidarán de
habilitar un local con las convenientes condiciones para recluir a los dementes en observación, donde puedan permanecer hasta que
se le conduzca a un manicomio en clase de
reclusos permanentes».3 El resultado de este
Decreto fueron los clásicos «departamentos
de observación de dementes», ubicados en los
hospitales provinciales o municipales, y obligatorios aún en la Legislación Psiquiátrica
vigente desde 1931. Esta calificación fue la
que adoptó desde aquel año de 1885 el actual
servicio de Psiquiatría del Hospital Provincial de Madrid. Por tanto, por dicho «departamento de observación» tenían que pasar todos
los presuntos enfermos mentales de la provincia de Madrid, para someterse a un período
de observación médica, tras del cual pasarían
a otro manicomio para su «reclusión definiti va», caso de ser ésta pertinente (que lo era
en la mayoría de los casos). Claramente se
deduce la importancia de este servicio en la
asistencia psiquiátrica madrileña en las décadas finales del siglo pasado.
El año de 1877
Durante el año 1877 en las «salas de enagenados» del Hospital Provincial de Madrid
ingresaron un total de 206 enfermos, de los
que 107 eran varones y 99 mujeres. No todos
residían en Madrid, o en su provincia, puesto
que un buen número de ellos, concretamente
50, aparecen calificados como «transeúntes»,
término que por lo general correspondía a pacientes provenientes de otras provincias españolas, de paso en el hospital madrileño y en
espera de su posterior traslado, con carácter
definitivo, a otro manicomio de tipo asilar. El
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hecho que estos «transeúntes» vinieran de
provincias tan alejadas como Pontevedra, La
Coruña, Lugo, Asturias, además de otras más
próximas tales como Guadalajara, Soria o Segovia, indica bien a las claras la escasez de
Centros Psiquiátricos existentes en el país
durante aquellos años. El Sanatorio Psiquiátrico de Conjo (Santiago de Compostela), que
posteriormente habría de acoger a todos los
enfermos mentales de las provincias gallegas,
aún no existía como tal; ni el Hospital Psiquiátrico de Oviedo. En el conocido libro de
J. B. Ullersperger, publicado por vez primera
en 1870, aparecían reseñados diecinueve Centros Psiquiátricos que no podían abarcar todas las necesidades de las diversas regiones
españolas. En el año que reseñamos de 1877
las cosas no deberían haber cambiado mucho,
El número de ingresos habidos en ese año
resultaba muy superior al de años anteriores,
Concretamente casi duplicaba los habidos en
1860, 109 pacientes. Como quiera que no ampliaron las salas destinadas a dementes, el aumentó del número de ingresos traducía el
progresivo hacinamiento de los enfermos y la
cada vez peor asistencia dada a los mismos.
Si descontamos el referido número de «transeúntes», tendremos que durante el año 1877
ingresaron en las salas de «enagenados» del
Hospital Provincial de Madrid 156 personas
de entre toda la población madrileña. Tal cifra representaba un índice de internamiento
psiquiátrico de 2,67 por cada 10.000 habitantes de toda la provincia de Madrid (el manicomió de Leganés seguramente tendría muy
pocos ingresos dado que su capacidad estaba
saturado por enfermos asilados desde años
antes). Este índice tal vez fuera superior al
del resto de las provincias españolas, pero
mirado desde una perspectiva actual habrá
de parecer bastante poco elevado. Piénsese
9
IV
que por ejemplo en el año 1969 las salas de
psiquiatría del Hospital Provincial de Madrid
daban un índice de internamiento aproximado de 10 por cada 10.000 habitantes de la población de Madrid y su provincia.
Volviendo al año 1877, hay que hacer notar
que ninguno de los presuntos enfermos mentales ingresó en el hospital madrileño de un
modo voluntario. Prácticamente todos ellos
fueron internados forzosamente: 108 de los
159 reseñados lo fueron por orden gubernativa; otros 33 por orden del Decano del Cuerpo
Médicó del Hospital, probablemente procedentes de otras salas deí mismo centro sanitario aunque tal matiz sólo aparezca especificado en 13 casos; y sólo dos pacientes
figuran como expresamente por orden judicial lo que hablaría en favor de la escasa criminalidad de los alienados de aquella época;
en los restantes casos no se especifica en el
libro de registros el modo en que se efectuó
el ingreso.
fico
Todos los enfermos reseñados eran adultos,
menos un niño de 10 años. Una excepción que
confirma la triste realidad de la asistencia
psiquiátrica. Todavía en 1916 el Dr. Jaime
Vera, médico que fue de la sala de dementes
del Hospital, se quejaba de que no existía en
Madrid ningún establecimiento público o privado dedicado al cuidado de los «niños locos».
Una situación que persiste en la actualidad.
Por otra parte, hay que hacer notar que la
edad máxima de los pacientes en aquel año la
ostentaba uno con 73 años. Entre ambas edades, 10 y 73 años, oscilaban las del resto de
los enfermos, siendo 40 años la edad media
aproximada del total de enfermos ingresados
durante el 1877.
Con respecto al estado civil de los enfermos,
he aquí este esquema:
ES,ad»c¡,¡,
Solteros . . . .
Casados
Viudos . . . .
No figuran . . .
TOTALES
.
HO^S
N™.
•>*
36
33
51
48
3
3
16
16
M uj e res
uto.
«
34
34
23
22
21
21
21
21
106
99
100
100
En este esquema no se han incluido los 50
transeúntes. Llama la atención en él el alto
porcentaje de solteros, teniendo en cuenta la
elevada edad media del grupo de enfermos,
40 años. Parece como si la soltería significase
en aquella época un mayor desvanecimiento
del individuo, más indefensión social y una
más fácil proclividad para el internamiento
psiquiátrico. Por otra parte también es alto
el porcentaje de viudedad entre las mujeres,
10
tal vez porque en ellas las dificultades socioeconómicas inherentes a su estado eran mas
difícilmente superables que en .los varones,
En cuanto a la profesión, no figura ningún
dato referente al subgrupo de enfermas lo
que quizá reflejara la escasísima actividad laboral de la población femenina de aquel tiempo. En cambio si hay datos en el subgrupo de
ellos, aunque no en todos (no figuran en 23
casos). Entre ellos predominan los trabajadores no cualificados (jornaleros alhamíes,
arrieros, vaqueros etc.), que totalizan 23 casos; seis eran trabajadores industriales; 15
artesanos y trabajadores en diversos oficios
(diamantistas, relojeros, zapateros, sombrereros, peluqueros, etc.); en menor cuantía nabía también empleados de diversas categorías,
pequeños propietarios, labradores, comerciantes, etc. Así pues, la mayoría de. los enfermos
pertenecían al proletariado o a la pequeña burguesia, según correspondía al carácter benedel Centro. Pese a todo, figuraban tambien 7 profesionales: médico, sacerdote, escritor, abogado, pianista, etc.; estos pacientes
duraban poco tiempo en este departamento de
observación, pese a que ocupasen «habitaciones de distinguidos», probablemente porque
sus familias los trasladasen a algún mamcomió privado, tal como el Sanatorio del Dr. Esquerdo, quien también era médico del Departamento. En el extremo opuesto, había 6
desempleados o en paro forzoso: cesantes, exmilitares de Cuba, o sin profesión conocida,
El Departamento de dementes del Hospital
Provincial de Madrid era ya entonces lo que
en la actualidad se denominaría un «Centro
de estancias cortas», o sea un lugar para la
observación, diagnóstico y clasificación de enfermos, que en su mayoría ingresaban con
c a r á c t e r de urgencia. El tiempo de estancia
variaba según los enfermos, desde 1 ó 2 días
(casos de enfermos transeúntes o de enfermos
trasladados a sanatorios privados) hasta un
máximo de 549 días (caso de un paciente proveniente de la cárcel, retenido por orden judicial y fallecido en el Departamento). El
tiempo de estancia media para el total de
enfermos ingresados durante el ano 1877 fue
de 92 días, cifra que ha de considerarse baja
si se tiene en cuenta que el criterio imperante
por aquel entonces era el del internamiento
por tiempo indefinido. Pero este promedio de
estancia media no debe inducir a engaño en
cuanto a las posibilidades terapéuticas y rehabilitadoras del Departamento, porque si era
bajo se debía exclusivamente al carácter de
transitoriedad que tenía allí la estancia del
enfermo, en espera de ser traslado a otro centro manicomial.
El escaso rendimiento terapéutico del Depar-
Staticum modula la
liberación de insulina de
acuerdo con las necesidades de cada momento,
La variación nictemeral
del nivel de glucemia es
el único condicionante de
Staticum. Por ello,
Staticum puede administrarse incluso por
la noche, sin riesgo de
hipoglucemia.
.
. .
\pl IIT^I llinO^PPrPPinn Pn Pl
ICl II ISUIII lUSeOl CL/IUI I C l l Cl
Hiohótipn troto/^rv nrtn
UldUCUL'U U a L a U l ' L»UI I
Tratamiento de la diabetes de la edad madura no
compensable o mal compensada con dieta sola o con
o t r o s hipoglucemiantes oralesTratamiento de la diabetes con necesidades de Insulina
Interiores a 40 Ul al dia.
£SS£$S*n'mluncl6n
«.!*itc.„.»..cm.di.b««».
ISSOS"""
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r¿t,SSaífflSiS!!;ffi;í,
*.„„o*.™-„„•.,»,.*,,,.*.<...««»
índice»™»
Presentación y Composición:
Staticum se presenta en envases de 30 y 100 comprlmldos. cada comprimido de Staticum contiene 5 mg de
glipentida (UR-681). Una ranura central permite el traccionamienlo del mismo en dos dosis exactas de 2.5 mg.
lt
•
Serenidad I "V I I f \ ^ I • I
a cualquier nivel. ^ b ¡ ^ % ^ i % ^ i % ^
I I I
Sulpiride
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•
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^ H ^K^tek^^
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Indicaciones:
I
Trastornos del psiquismo.
* ¿^^
Ansiedad. Irritabilidad. Insomnio.
Síndromes psicosomáticos.
Estados depresivos. Estados de
* ^ l
inhibición neurótica.
wNt
Neurosis cardíaca. Palpitaciones.
T^M
Hipertensión moderada.
""^^^^^
Ulcera gastroduodenal. Dispepsias WÁ*. w^L"
S%
B y disquinesías. Migrañas digestivas. l ^ f c ^ V ^ ^ ^ f i
S/ii J » S
• En la infancia:
• 1 /^H
^M
^M
HL
^M
^^^^fl
K^H
WK^P I
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^M
^ ^ |
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B^^^LJ
K^ütíSS
I
I
I
•
I
I
I
I
I
Trastornos de la conducta y del
comportamiento.
Bk^V^&«^9
Bajo rendimiento escolar. Falta de I
atención y memoria.
Terrores nocturnos. Tics nerviosos. I
Timidez. Fobias. Introversión.
Celos. Enuresis nocturna, etc.
Presentación y computklén:
I ^¿.' ^3
Guastil
I
I
I
I
I
Frascos con "30 cápsulas de SO mg.
(Minicápsula)
Guastil Pediátrico
Frascos con 200 ce. de suspensión de
agradable sabor.
I Posoloeia
I
I
I
I
I
I
B ^JH
Hf
I
Cápsulas: 2-6 cápsulas al día.
Suspensión: Lactantes, 1/2 cucharadita
(2,5 c e ) , 1 a 3 veces pur dia.
Niños de 2 a 7 anos:
1 cucharadita (5 c.c.) 1 a 3 veces por día I
Niños mayores de 7 años:
ii^HHHHi^^H^IHII^H^H^^^^^^^H 2 cucharaditas 1 a 3 veces por día.
S
Hf^B
^ft^B
I B ^ V 7m
f^^^H^HBB
Normalizador del comportamiento
psíquico y psicosomático.
12
v
de San Baudilio de Llobregat
••
.
tamento se indica por el hecho de que sólo
5 enfermos fueron dados de alta «por curación»; otros 13 enfermos fueron exclaustrados, aunque sin que se especificara el motivo del alta. Treinta y dos enfermos más
fueron dados de alta, pero tan sólo a instancia
reiterada de los familiares, quienes habían de
firmar la petición de alta responsabilizándose
de la posterior conducta del sujeto. De un
modo u otro, en total tan sólo 50 enfermos, de
los 156 hospitalizados durante aquel año, pudieron salir de alta.
Cien enfermos (entre los que incluyen los 50
transeúntes) fueron trasladados a algún manicomio en régimen de reclusión perpetua.
Ese traslado significaba la total exclusión del
enfermo de la comunidad de la que provenía,
porque, entre otras cosas, el punto de destino
estaba en el manicomio de San Baudilio de
Llobregat, en la provincia de Barcelona; sólo
en un caso de traslado se pudo efectuar al
manicomio de Leganés, que con toda probabilidad habría de estar saturado de enfermos.
Según consta en los libros, durante aquel año
de 1877 se organizaron tres expediciones a
San Baudilio, verdaderas «cuerdas de locos»,
compuestas de 10 a 20 individuos, acompañados de los correspondientes vigilantes.
Los restantes 56 pacientes del total de los
ingresados en ese año fallecieron en el Departamento por diversas causas. La cifra es
alarmante, ya que supone una mortalidad intrahospitalaria de 27 %, y eso a pesar de que
se incluye los denominados transeúntes, quienes por su cortísima estancia en el Departamentó apenas si tuvieron materialmente tiempo de morirse allí. Si se tiene en cuenta que
en 1877 la mortalidad general de la población
oscilaba alrededor del 3 %, habrá que imaginar las pésimas condiciones higiénicas y asistenciales en que debían encontrarse las Ha-
-• ..
iVir^SvMfX¿-%£L>*/f
*
tvOfc*^Sw rf^Tfid^
,
madas «salas de enagenados» del Hospital
Provincial de Madrid, puesto que no será necesario advertir que aquellos «enagenados»
no tenían, por la índole de su enfermedad, que
estar abocados a la muerte.
El estado de la asistencia hospitalaria en el
siglo xix en España era realmente lamentable,
He aquí un testimonio a este respecto de
Concepción Arenal: «salvas algunas excepciones, debida a individuales esfuerzos, el estado
de nuestros establecimientos de beneficiencia
deja mucho que desear. Ni el local, ni las camas, ni la alimentación, ni el vestido son lo
que ser debieran»... «Los locales, obra del
acaso las más de las veces, o de la ignorancia,
no' suelen tener ninguna de las condiciones
que la higiene prescribe, sobre todo cuando se
trata de fatal aglomeración de personas que
en ellos se verifican»... «Las camas no suelen
tener ni la limpieza ni la comodidad y extensión que debieran»... «El alimento, en la mayor parte de los casos, ni es de buena calidad,
ni está preparado con el debido esmero; tanto, que a veces se resiste al hambre más voraz».
En lo referente a la asistencia psiquiátrica hay
relatos verdaderamente escalofriantes. Uno de
ellos es de Benito Pérez Galdós en su novela
«La desheredada», a la que pertenecen estos
párrafos: «¡ Ay! Cualquiera que despertara
súbitamente a la razón y se encontrase en el
departamento de pobres entre turba lastimosa de seres que sólo tienen de humano la figura, y se viera en un corral más propio para
gallinas que para enfermos, volvería seguramente a caer en demencia, con la monotonía
de ser bestia dañina. En aquellos locales primitivos, apenas tocados aún por la administración reformista, en el largo pasillo, formado por largas filas de jaulas, en el patio de
tierra, donde se revuelcan los imbéciles y ha13
VI
Camisa de fuerza
^J^^^^^
Medios de contención
de maniáticos
^^T
BV^
A
\
' ^L*'
'^^H
'
cen piruetas los exaltados, allí, allí es donde,
se ve todo el horror de esa espantosa Casa de
la Beneficencia, en que se reúnen la caridad
cristiana y la defensa social, estableciendo
una lúgubre fortaleza llamada manicomio, que
juntamente, es hospital y presidio»... El novelista se refería concretamente al manicomió de Leganés.
Del año 1877 al 1885
A continuación se reseñan los datos referentes a los dementes hospitalizados en los años
sucesivos desde 1878, hasta 1885. En los correspondientes libros de registros figuran menos datos en el del año 1877. Faltan datos
relativos a la edad, lugar de nacimiento y
profesión de los enfermos. En primer lugar
veamos la evolución del número de ingresos en los referidos años, a través del siguiente esquema:
4
Número de enfermos mentales hospitalizados
ARO
HOMBRES
1878
84
o,ni
,u
67
o-,
oí
OT
151
.„,
in¿.
tm
lio
87
203
19ari
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ias! o
loo¿
jgg,
2gg4
jg85
oq
¡.o
tf^t
•
ÍB^J
HÍB^^B
A partir del año 1881 no aparecen enfermos
transeúntes, tal vez porque las provincias que
hasta entonces los enviaban a Madrid disponían ya de centros propios de internamiento
psiquiátrico o de medios de transporte directo
de enfermos a los manicomios «de reclusión
definitiva».
Excluyendo a los transeúntes, seguramente
tendremos una idea más real de la evolución
de los ingresos de enfermos provenientes de
P r o v i n c i a d e Madrid en el Hospital General.
Veamoslo en otro cuadro.
,
.
.
,
.,
Numer
° de e"f rr?os. egresados residentes
en Madrld
° provincia
la
^ño
*
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1880
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•• •
...
...
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looz
1883
. . . ¿\¡5
. . . 183
•
1884
. .
TOTAL
,g,
2^6
jfg
97
3g
—
Según se ve, el número de ingresos oscila
bastante de un año a otro. Sin embargo, estas
cifras son bastante engañosas, pues en ellas
se incluyen a los denominados enfermos transeúntes, ingresados provisional y transitoriamente, y que alcanzaban el número de 50 en
1877, cuatro en 1878, 19 en 1879 y 6 en 1880.
14
Q.
,24
MUJERES
£
^H
.
^"
147
195
176
;„,
233
" 1885 • • • 136
Puede verse una cierta línea evolutiva de
carácter ascendente en el numero de íngresos con u n a
.
caída final en el ano 1885. Se. n
i
'j
i
j
gurante influyo en tal caída en el numero de
ingresos la promulgación en ese mismo año
del «Real Decreto dictando reglas acerca de
la reclusión y observación de dementes». Este
Decreto venía a establecer una serie de complicados requisitos legales precisos para efectuar el internamiento psiquiátrico, al tiempo
que admitía la posibilidad de que el período
de observación, previo a la reclusión definitiva en el manicomio, pudiese ser llevado a
cabo en casas particulares con la adecuada
Vil
Palio destinado
a lus
umaniáttcos» en el
anliguv Hospital de la
Santa Cruz
vigilancia médica 5. Todo esto iba orientado
probablemente para lograr una disminución
de ingresos en los establecirriientos psiquiátricos, sobrepasados en su capacidad desde años
antes. Pero el descenso del número de ingresos en el Departamento de observación del
Hospital Provincial de Madrid se hizo sobre
todo a expensas de las mujeres, sin que se
sepa con certeza las motivaciones de ello,
como no sea una supuesta menor peligrosidad en las mujeres dementes.
En lo que respecta a la forma en que se efectuaron los ingresos en los años sucesivos a
1877, sigue predominando porcentualmente
los ordenados por la autoridad gubernativa
(con oficio del Gobierno Civil casi siempre).
En segundo lugar destacan los ordenados por
el Decano del Hospital. Tal se ve con más detalle en este cuadro:
También en el año 1885 baja el porcentaje de
ingresos efectuados por Orden Gubernativa,
lo que sin duda se debe a la entrada en vigor
en ese año y concretamente en el mes de junio del citado Decreto Real, por el cual la
1877
Por O. Gubernativa
Por O. Gubernativa
Por O. Judicial
Otras formas
No
figuran
1878
1879
n^^BRVk
f
B
ÍK^^W
Bk^^_ ^ ^
W I
j^L
•!•
W^~"
autoridad gubernativa podía ordenar el ingreso en un Centro de observación sólo «cuando un presunto demente que carezca de familia o de representación legal fuese hallado en
la vía pública o en su domicilio dando motivo
con su libertad a un peligro inminente». De
hecho en los meses de julio a diciembre de
1885, sólo en tres casos el ingreso fue ordenado por la autoridad gubernativa. En ese mismo
período de tiempo figuran 9 ingresos por la
Diputación Provincial, seguramente tras haberse efectuado los trámites especificados en
la nota adjunta. Al mismo tiempo desaparecen los ingresos ordenados por el Decano del
Cuerpo Médico del Hospital, pues según la
nueva legislación «cuando en algún enfermo
albergado en un Hospital Provincial se declaren o presenten síntomas de una afección
mental, deberá el Jefe del Establecimiento dar
cuenta a la Autoridad correspondiente para
que instruya el oportuno expediente», con los
trámites reglamentarios,
Veamos ahora la evolución del promedio de
estancia úe los enfermos internados en las
«salas de dementes»:
1880
1881
1882
1883
1884
1885
52 % 74 »/o 61 % 66 % 64 % 79 °/o 72 % 74 % 50 %
52 % 74 % 61 °/o 25 % 33 °/o 29 °/o 28 % 25 °/o 16 %
1% —
2 % 2 % 1 % 0.5 % —
—
—
24 % 3 % 9 % 4 % —
—
—
0,4 % 9 %
6 % 2 % 0,4 % —
—
—
—
0,4 % 24 °/o
15
VIII
ASISTENCIA
PSIQUIÁTRICA MADRILEÑA
A FINES DEL SIGLO XIX
^ I
Dr. Amonio
16
Sivilla
Boley
(1849-191S) sucesor
y albacea
del Dr. Pi y
Molist
IX
Tiempo de estancia media
Días:
«n m ,.79 .«so . « i » « , ,8.4 ,885
92 64 63 65 56 69 110 30 10
La estancia promedio sigue una línea evolutiva descendente, y eso a pesar de que el número de enfermos transeúntes, que eran los
que menos días de estancia tenían, decrecían
con los años, para desaparecer a partir de
1881. No parece que este hecho tuviese mucha
relación con el creciente número de ingresos
a lo largo de esos años. Tal vez sí existiera
una incomprensible correlación entre la estáncia media y el número de traslados a otros
manicomios efectuados en cada año, en el
sentido de que una mayor frecuencia en los
traslados acortaba el tiempo de estancia de
los enfermos hospitalizados en el Departamento de observación. Tal correlación puede
comprobarse comparando los tiempos de estancia media con el número y porcentaje de
traslados realizados en cada año:
'
AA>
1877
1878
1879
1880
1881
1882
1883
1884
1885
Número
de miiMo.
100
75
108
91
114
89
33
174
110
% de
i™s,ados
49
56
50
50
58
44
18
75
81
Estancia
media
92 días
64 »
63 »
65 »
56 »
69 »
110 »
30 »
10 »
Es claro como se da una relación inversamente proporcional entre el porcentaje de traslados y el promedio de estancia del enfermo.
Y así por ejemplo se ve como en el año 1883
se efectuaron muy pocos traslados, concretamente 33, o sea el 18 % del total de los enfermos ingresados en el Departamento, y en cons e c u e n c i a e l t i e m p 0 d e estancia de los enfermos en el mismo hubo de alargarse hasta 110
días de promedio. El año 1884, con un alto
porcentaje de traslados, el 75 %, dio una estancia hospitalaria media de sólo 30 días. Y el
mismo fenómeno se dio en 1885, año en que
el Departamento de Dementes del Hospital
Provincial de Madrid adquirió legalmente el
carácter de Centro de Observación y no de
reclusión definitiva de enfermos. Según el
Decreto Real promulgado en ese año, el tiempo de observación psiquiátrica podía durar
como máximo tres meses (o seis meses en los
casos, dudosos), antes de los cuales el médico
de la sala debía dar un certificado informativo de cada enfermo, del que en muchos casos
se derivaba la «reclusión definitiva» en un manicomio de este tipo, al certificarse la demencia.
El hecho de que la Diputación Provincial de
Madrid estableciera un contrato con el manicomió de Ciempozuelos, al parecer inaugurado en el año 1875, hizo posible a partir de 1883
e j a g ¡ i i z a r \os t r a s l a ( ]os de dementes en régimen de reclusión perpetua. Consecuentemente, el tiempo de observación en el Departamentó del Hospital General, que era el tiempo
necesario para certificar la supuesta demencia, pudo reducirse hasta grados incomparabies menores que cuando los traslados se
realizaban casi exclusivamente a San Baudilio de Llobregat. A la vez, al disminuir los
costes y las dificultades del transporte de enfermos, el número de traslados tenía que crecer necesariamente.
Veamos en el siguiente cuadro el número de
traslados y sus puntos de destino a lu largo
de los diferentes años:
17
una mínima parte fueron «altas por curación»:
el mayor número de altas de este tipo fueron
5 e n e j a ño 1877 y el menor de 0 en los años
1881, 1884 y 1885. La mayor parte corresponde
Número de traslados
según los manicomios de destino
Ano
San Baudilio
1877
1878
1879
1880
1001
99
74
89
83
ní
loo!
Jlj
1882
1883
1884
jgg5
.
Leganés
Ciemponielos
1
20
6
1
0
0
0
0
n
1
U
86
17
17
0
2
0
0
0
manicomios
a altas por «petición familiar», lo que piT>ba-
0
0
1
2
n
blemente en muchos casos no significaba la
vuelta del enfermo a la vida social, normal,
s m o m a s ) ene
' '
" P a s o a ' a s U a m a das «casas
de curación», en las que personas particulares
se ocupaban de cuidar a dementes dados de
U
1
16
152
1 jo
a
0
0
0
Q
,
Así pues, en 1885 todos los traslados de enfermos «a clausurar» se realizaban a Ciempozuelos. Fue el año de mayor porcentaje de
traslados y el de menor promedio de estancia
hospitalaria por enfermo. Y, como se comprenderá fácilmente, también fue el año en
que se dieron menos altas, global y procentualmente. Porque las altas parece que estaban menos en función de la evolución clínica
de los enfermos, que de la estancia hospitalaria promedio. Una mayor permanencia consecuente a su vez del menor numero de traslados existentes, producía Un mayor hacinamiento de los enfermos, lo que forzaba a dar
un mayor número de altas. Esto es algo que
puede comprobarse comparando, en los diferentes años, el número de traslados, el tiempo de estancia media y el porcentaje de altas.
Véase al respecto este cuadro:
Cuadro comparativo
Año
1877
1878
1879
1880
1881
1882
1883
1884
1885
—
N.°
traslados
H
traslados
Tiempo de
estancia
N.altas
%
altas
100
75
108
91
114
89
33
174
110
"49
56
50
50
58
44
18
75
81
92
64
63
65
56
69
110
30
10
50
35
62
52
41
60
69
29
13
24
23
29
28
21
29
38
12
9
Se comprueba, por ejemplo, como en el año
1883 hubo pocos traslados (33, o sea el 18 %
del total de enfermos ingresados), lo que condicionó un tiempo de estancia mayor y un
más alto porcentaje de altas. La misma correlación puede observarse en casi todos los años
reseñados.
Del número total de altas en cada año, sólo
18
1 1 .
1
1
•
-JJ
" a mediante el pago de una cierta cantidad.
Según Pérez Galdós el pueblo de Leganés estaba lleno de casas de este tipo'.
Por otra parte, llama la atención que los porcentajes de altas en este Departamento de Observación del Hospital General de Madrid fuesen inferiores a los porcentajes medios calculados para todos los manicomios españoles
durante la década de 1847 a 185.7, y que se estimaban en un 38 % del total de enfermos
ingresados.
Veamos ahora el número de defunciones que
se produjeron én el Departamento que estamos estudiando:
rw,j«/.;/».»c
Año
.g_~
jg~
.„_„
.ggQ
.„„.
.•„,
1883
1884
1885
Número
^
^
^Q
39
,g
ci
77
31
5
% de total de enfermos ingresados
27
26
23
21
20
25
42
13
4
El porcentaje de defunciones había de estar
lógicamente correlacionado con el tiempo de
estancia media de los enfermos en el Hospital.
Por ello el mayor número de porcentaje de
defunciones en 1883, coincide con el mayor
promedio de estancia hospitalaria en ese año,
que fue de 110 días. Por el contrario, en el
año de 1885, de bajo promedio de estancia,
unos 10 días, murieron pocos enfermos, tan
sólo el 4 °/o de los ingresados. En ese año
materialmente no tuvieron tiempo de morirse en el Hospital. De cualquier modo, la mortalidad de enfermos es excesivamente alta en
todos los años, si se la compara con la mortalidad de la población general española, que
osciló desde el 3 por cada 100 habitantes en
el año 1880, hasta el 3,79 por cada 100 en el
año 1885 (año en que se produjo una epidemia
de cólera).
1
<
XI
Juan Giné y Parlagas
Años 1891-1892
,
En la actualidad no se conservan los libros
de registro del Departamento Psiquiátrico del
Hospital Provincial de Madrid correspondientes al año 1886, 87, 88, 89 y 90. Por ello, hemos
dado un salto hasta el año 1891, del que sí
se conservan datos referentes a los enfermos
mentales allí hospitalizados.
Pues bien, en ese año hubo 29 enfermos que
ingresaron como presuntos alienados. De ellos,
160 eran varones y 130 mujeres. Todos residían en Madrid o provincia y ninguno estaba
inscrito como transeúnte.
En este año figuran datos sobre la procedencia de los enfermos que ingresaban. La mayoría fueron «recogidos» en la vía pública, concretamente 204 de los 290 reseñados. Otros
73 enfermos fueron trasladados de otras salas del mismo Hospital, lo que de por si habiaba en pro de la conveniencia y necesidad,
ya desde aquel tiempo, de la existencia de un
Departamento Psiquiátrico en el Hospital General. En otros dos casos el traslado se hizo
desde la denominada «sala de presos» del
mismo Hospital. Dos más procedían de la
Cárcel Modelo, dos de los asilos del Pardo
y otros dos del Hospital Militar. En los 56
casos restantes no figura escrita la procedencia en el libro de registro.
En cuanto a la forma de ingreso, la más frecuente fue por Orden Gubernativa, que se
dio en 170 casos, lo que representaba el 50 %
del total de ingresos de ese año. Esto indica
el carácter de urgencia y la notoria peligrosidad con que se ingresaba a un buen númeró de enfermos en este Departamento de Observación, enfermos que seguramente no podían esperar para ser ingresados a cumplir
todos los requisitos de trámite exigidos por
la Legislación de 1885. Dichos requisitos y
j*4%@&^^
trámites sí pudieron exigirse, al parecer, en
98 casos, en los que el ingreso se produjo por
orden del Presidente de la Diputación, o en
su defecto por el Vicepresidente de la Comisión Provincial de Beneficencia. Hubo en ese
año otros dos ingresos por orden judicial directa. Y en los restantes no figura ningún
dato sobre la forma de ingreso en el libro de
registro. Tampoco figura ninguna orden de
ingreso por parte del Decano del Hospital,
pues tal cosa era ya ilegal, a partir del Decreto del año 1885.
En el año 1891, el promedio de estancia hospitalaría de los enferrnos fue de 72 días. De
los 290 reseñados, 182 enfermos fueron trasladados a otros centros manicomiales, lo que
resultaba el 63 % del total de los ingresados,
Llama la atención el que sólo en tres casos
los enfermos fuesen enviados a Ciempozuelos. Tal vez porque este manicomio estuviese
ya saturado de enfermos y careciese de plazas
libres, o quizá la Diputación madrileña rompiera el convenio económico con la Orden de
San Juan'de Dios, propietaria de Ciempozuelos. De nuevo, los traslados se efectuaban
al manicomio de San Baudilio de LJobregat,
concretamente en número de 55 en el año
de referencia. La Diputación en ese año de
1891 parece que se preocupó sobre todo de
enviar a los enfermos acogidos a sus provincias de origen, para lo que le facultaba la Ley
de Beneficencia de 1841. Concretamente fueron devueltos 77. Probablemente se trataba sobre todo de un problema administrativo y económico, pues en muchos casos estos «envíos»
se realizaban apresuradamente, sin dar siquiera tiempo a la observación médica requerida y al establecimiento de un diagnóstico;
de ahí la frecuente e inútiles protestas de los
médicos. Otros cuatro enfermos fueron trasladados a distintas Salas del mismo Hos19 •
XII
pital, hecho que no había sucedido en años
anteriores, y que revela que no debía de haber un total rechazo de los presuntos dementes por parte de los demás médicos del
Hospital. Finalmente, otro paciente fue trasladado a un sanatorio psiquiátrico privado.
Se dieron 83 altas (todas, excepto una, por
petición familiar), lo que correspondía al 29 %
aproximadamente del total de enfremos ingresados. Este elevado número de altas se
explicaría en parte por el hacinamiento de
enfermos que habría de existir en el departamento, dado el elevado número de ingresos
habidos en este año y la dificultad de efectuar
traslados. Fue en 1891 cuando el Dr. Esquerdo, profesor de una de las salas de Dementes,
se quejaba de la falta de traslado de enfermos
cuyo expediente de certificación y de calificación de «dementes reclusos» estaba ya terminado. En una carta que escribiera al Diputado Visitador, fechada el 10 de mayo,
daba cuenta de que en ese momento había
en el «Departamento de enagenados» 87 enfermos hacinados, pues la capacidad del mismo era de 30 a 40 plazas7.
La mortalidad de enfermos mentales fue del
orden de 17,5 %, porcentaje seguramente inferior al de años anteriores, pero todavía bastante alto si se le compara con la mortalidad
de la población general (3,12 por cada 100
habitantes). Sigue siendo alta la prevalencia
de la mortalidad mental sobre la mortalidad
general alcanzado un índice de 0,7.
Por primera vez, aparece reseñada en este
año la fuga de un enfermo. Por otra parte,
en 21 casos no figura ningún dato sobre el
destino final del enfermo.
En el año siguiente, 1892, desciende el número global de ingresos psiquiátricos: 234,
de los cuales 104 fueron varones y 130 mujeres. La tendencia evolutiva en el número
20
de ingresos, y pese a alguna alternativa, es
hacia el progresivo aumento. Hasta el punto
que en 1945 el mismo Departamento recibía
919 enfermos, 1018 en el año 1950, 1626 en el
1955 y 1667 en 1960.
Tres pacientes procedían de la provincia de
Guadalajara, por lo que podría ser considerada como «transeúntes». Directamente de la
vía pública fueron ingresados 130 enfermos,
Otros 86 procedían de diferentes salas del
mismo Hospital, y otro más venía de otro
Hospital madrileño. Finalmente 7 pacientes
fueron enviados desde Ciempozuelos, seguramente para ser objeto de alguna cura en el
Hospital.
Con respecto a la forma de ingreso, en 126
casos (o sea el 54 % de los ingresos) fue por
Orden Gubernativa. Pero en 80 casos (34 %)
el ingreso se produjo por indicación del Presidente de la Diputación o por el Vicepresidente de la Comisión Provincial, según los
trámites legales. Hubo un ingreso por orden
del Director del Hospital, aunque se reseñara su carácter de provisionalidad por la falta de los requisitos exigidos.
La estancia media de los enfermos fue de 101
días, cifra superior a la de años anteriores, lo
que estaba en consonancia con el menor porcentaje de traslados (el 53 % de los ingresos)
y con una más alta mortalidad (el 21 °/o). El
número de traslados efectuados durante el
año de 1892 fue exactamente de 124, de los
cuales 41 fueron a San Baudilio de Llobregat,
otros 80 se enviaron a sus provincias de origen y otros tres a diversos manicomios. El
porcentaje de traslados iría descendiendo
progresivamente en los tiempos sucesivos, lo
que hablaría de un paulatino cambio de la linea asistencial psiquiátrica, en el sentido de
un relativo abandono del criterio de redusión perpetua del enfermo mental. Así, en el
dermatitis ^ ^
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21
Con la llegada de los primeros fríos...
el organismo humano sufre cada año un proceso de adaptación al medio ambiente.
Durante este período se incrementan en gran manera las necesidades en vitamina C,
por lo que es muy aconsejable un suplemento diario, a fin de evitar la deficiencia
consiguiente. Del mismo modo, la variación en el recambio calórico incrementa sustancialmente el requerimiento diario en vitaminas del grupo B.
Un aporte vitamínico adecuado durante el otoño y la época de los- primeros fríos, es
un medio fisiológico ideal para proteger al organismo del continuo riesgo infeccioso
al que estará sometido durante toda la temporada invernal.
Es por todo ello que recomendamos nuestra serie de especialidades Vitamínicas
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que precise.
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500 U.l.
1000 mg.
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5 mg.
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200 U.l.
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2 mg.
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2.000 U.l.
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1.000 mg.
50 mg.
5 mg.
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10.000 U.l.
1.000 U.l.
25 mg.
500 mg.
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2,5 mg.
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Cápsulas: dos o más cápsulas al dia.
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PRESENTACIÓN
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Tubo con 10 comprimidos
Frasco con 20 cápsulas
•
12
UPO
-
.
.
*
^
^
*
XIII
año 1945 el porcentaje de traslados fue del
32 % ; del 30 % en 1950, del 36 % en 1955 y
del 22 % en 1960.
En 1892 se produjeron 60 altas, 58 de las
cuales fueron debidas a peticiones familiares.
El porcentaje de altas iría aumentando con
el transcurso de los años, pasando del 26 %
en 1892, al 64 °/o en 1950 y al 73 % en 1960.
Del 1893 al 1899
zaba su función de lo que hoy llamaríamos
Unidad Psiquiátrica del Hospital General. Los
detalles más concretos aparecen en el siguiente cuadro:
Procedencia
de los ingresos psiquiátricos
Añ0
En estos siete últimos años del siglo xix sólo
se conservan datos referentes a mujeres enfermas mentales, con lo que la visión que es
posible ofrecer de la asistencia prestada ha
de estar forzosamente parcializada.
El volumen de enfermas ingresadas en esos
años fue el. siguiente:
Año
1893
1894
1895
1896
1897
1898
1899
Número de ingresos
124
127
108
126
140
130
113
j*""»1*
D
¿.?lra%fs % ™ " ~
1893
67
58
31
27
1894
1895
1896
1897
1898
1899
50
39
71
75
97
99
75
66
59
69
76
66
38 29
36 33
50 40
37 26
28 22
26 23
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0
0
0
1
0
0
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0
0
0
0,7
0
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%
10
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1
0,9
1
0,8
5
3
3
2
12 10
El modo de ingreso sigue realizándose predominantemente a través de una Orden del Gobierno Civil, o, en menor proporción, por indicación de la Diputación Provincial, bien por
orden de su Presidente, bien por orden de la
Comisión Provincial de Beneficencia:
Formas de ingreso
Como se ve, la tendencia es hacia el aumento
progresivo, aunque con ligeras oscilaciones.
En este otro cuadro se detallan los datos referentes al estado civil de las enfermas:
Solteras
Casidas
Viudas
ASO
N..
%
».•
%
N."
1893
1894
1895
1896
1897
1898
1899
0
35
51
57
50
65
51
0
27
47
45
36
50
45
0
30
28
41
52
35
29
0
24
26
32
37
27
26
0
21
29
27
37
27
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No
%
0
16
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figuran
%
114 100
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0
0
1
0,7
1
0,7
3
2
4
3
Excepto en un año, en 1897, el mayor porcentaje lo constituyen las solteras, lo que no podrá extrañar. El porcentaje de viudas es Hamativamente alto, aunque explicable por la
indefensión social y la marginación de la mujer viuda, especialmente en una época en la
que la mujer era mucho más dependiente económicamente de los familiares que ahora.
Con respecto a la procedencia de los ingresos, hay que destacar como los más altos porcentajes corresponden a los «procedentes de
la calle», lo que indicaba el carácter de Centro de Urgencia Psiquiátrica que estaba obligado a ser el Departamento de Dementes del
Hospital Provincial de Madrid. Son notables
también los porcentajes de ingreso procedentes de otras salas del Hospital, lo que refor-
Año
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1898
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55
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51
49
68
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54
48
55
48
Se a P r ee cel na como
cada
ta e
ermas
ano es mayor el porcenÍ ^
f
mentales que ingresan con
los trámites exigidos por la legislación de
1885, superando incluso en algún año al porcentaje de ingresos por Orden Gubernativa,
que reglamentariamente sólo era válida en
casos de urgencia y peligrosidad o de ausencia de familiares del sujeto,
Las estancias de las enfermas, en esta década
de los años 1890, fueron algo más largas que
en la década precedente, lo que evidentemente no podía ser consecuencia de un menor número de enfermas ingresadas. La explicación
tal vez estuviese en la mayor capacidad funcional de otros Centros Psiquiátricos de la
Provincia de Madrid en los últimos años del
1800, así como también en el menor número
de ingresos de enfermos «transeúntes» originarios de otras provincias. El siguiente cuadro indica los promedios de los tiempos de
estancia de las enfermas hospitalizadas:
23
XIV
ASISTENCIA
PSIQUIÁTRICA MADRILEÑA
A FINES DEL SIGLO XIX
Tiempo de estancia
Año
»
»
»
»
»
»
1893 .
1894 .
1895 .
1896 .
1897 .
1898 .
1899 .
.
.
.
.
.
.
.
.
.
media
68 días
95 »
100 »
95 »
72 »
54 »
69 »
.
.
.
.
.
tación de Madrid y Ciempozuelos eran oscilantes y cambiantes. Se observa como el número de funciones, y su porcentaje en relación
kraepeliniana, y está claramente influenciada
con los ingresos habidos, es en estos años
considerablemente menor al de las décadas
anteriores. Lo que resulta bastante significativo, con respecto a la mejora de los servicios
asistenciales, si se tiene en cuenta que los enfermos, por regla general, estuvieron más
En cuanto a las «salidas» de las enfermas del
J i e m P° h ° s p i t £ ' ! f d o s
Departamento, en estos años también se comprueba la ya comentada interrelación entre el
número de altas y el de traslados. De tal manera que el mayor porcentaje de traslados se
corresponde con el menor porcentaje de altas,
las que dan la impresión de que se producen
por «rebosamiento», es decir, cuando el número de enfermas excede en demasía a la capacidad del Departamento, al haber pocos
traslados. He aquí la comprobación:
los años de 1890.
E n e s t o s a ñ o s sol
° fig"ra u n a , f " f ^urnfa
e
" 'f 9 , precisamente, lo que hablaría en favor de las excelentes condiciones de «segund
*¿» <)ue d e b l a d e t e n e r e l Departamento,
niArurtcTTrnQ PcinnTATnirnq
L
° s DIAGNÓSTICOS PSIQUIÁTRICOS
.
c
En los libros de registro consultados figuran
también los diagnósticos efectuados en cada
enfermo durante el periodo de observación
a
1 u e s e l e sometía en su estancia en el Departamento Psiquiátrico del Hospital Provincial
de Madrid.
Salidas de enfermas
del departamento
en
L ó g i c a m e n t e la n o s o g r a f í a e m p l e a d a es pre-
En estos años no se produjeron traslados a
San Baudilio. Casi todos se efectuaban a
Ciempozuelos, en graduación progresiva, desde 25 en 1892 hasta 86 en 1899, o a sus provincias de origen, desde 2 a 38 según los años.
Probablemente las relaciones entre la Dipu-
kraepeliniana, y está claramente influenciada
por la terminología de la psiquiatría francesa de la época.
Uno de los diagnósticos más empleados a lo
largo de estos años es el de «demencia», al
que solía añadir diversos adjetivos según las
distintas formas clínicas: demencia paralítica, incoherente, simple, alucinatoria, senil,
con delirio de persecuciones, etc. El término
correspondía al mismo concepto actual de demencia, aunque seguramente se aplicaba en
un sentido mucho más amplio y antiguo que
ahora. La demencia fue descrita por Pinel a
principios del siglo xix, como «una debilidad
particular de las operaciones del entendi-
"°
1894
1893
1895
1896
1897
1898
1899
24
"•"
26
28
35
33
34
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*
20
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Portr«si»doS pordrfündón
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A
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33
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25 20
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2
24 17
1
0,7
21 16
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0
13 11
2
1,7
XV
Eriz en la obra «Misterios dé la
locura* de Juan Girté y Partagás
Wl demonio lleva la camisa de tuerza).
tratamiento
¡le / o s delirios.
Dibujo
de la locura* de luán Giné i
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Uf' 1 ' aCIlff Í H í ijB- Uf'^t
'" MÍ f l
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miento y de los actos de la voluntad, de tal
modoque la facultad de pensar está abolida».
Posteriormente Esquirol la distinguiría de la
idiocia u oligofrenia: «el hombre con demencia es privado de todos los bienes que él antes
guardaba, es un rico de venido pobre; el idiota ha estado siempre en el infortunio y en la
miseria». En las «Salas de Enagenados» de
Madrid se diagnosticaba la demencia en enfermos relativamente jóvenes. Hay que pensar que más demencias seniles o arterioescleróticas, se trataría probablemente de supuestas demencias sintomáticas a otras enfermedades físicas o mentales: demencia epiléptica, orgánica, paralítica, vesánica, confusional,
alucinatoria, etc. Seguramente se utilizaba
el criterio de Morel, para quien la demencia
era un «debilitamiento psíquico progresivo y
definitivo», el estadio final de todas las enfermedades mentales.
En cambio, los casos de oligofrenia (imbecilidad, idiocia o debilidad mental) eran poco
frecuentes, pese a la ausencia en aquel entonces de instituciones para subnormales. Tal
vez en aquellos años hubiese una mayor mortalidad para los niños deficientes mentales,
y también una mayor tolerancia social para
ellos, al ser la vida más simple y con menos
exigencias.
Otro diagnóstico muy frecuente era el de «manía», que entonces tenía un significado muy
diferente al que ahora se le da en psiquiatría.
«Desde muy antiguo el término de manía se
venía utilizando como sinónimo de locura; el
maníaco era el loco típico. Para Hipócrates
ia manía era un estado de excitación anormal, y equivalía a desarreglo mental. Pinel la
describía como una excitación nerviosa por
lesión de las funciones del entendimiento con
emociones alegres o tristes, extravagantes o
furiosas. Pues bien, en el Departamento ma-
Y• -*• j f ^~- V W j ' H t r ^ ^ ^
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drileño era frecuente el diagnóstico de «excitación maníaca», y se distinguían otras muchas formas de manía: manía aguda, de grandezas, epiléptica, puerperal, periódica, de persecuciones, etc. A veces aparece escrito el término de «manía de doble forma», creado por
el francés Baillerger en 1851 («folie a double
forme»), y que equivalía a lo que más tarde se
habría de llamar psicosis-maníaco-depresiva,
Otro diagnóstico era el de «monomanía» (erótica, ambiciosa, de celos, de grandezas, religiosa, suicida, etc.). Este término fue utilizado por vez primera por Esquirol, y significaba
el predominio de una idea o de una serie de
ideas que estaban en el centro de la atención
del paciente y que era la fuente principal de
su demencia. Otros términos utilizados son el
delirio maníaco y el delirio febril, el cual
estaría entre la confusión mental y el delirio
propiamente dicho. El diagnóstico de delirio
era cada vez más utilizado, a medida que pasaban los años, al tiempo que disminuía el
diagnóstico de monomanía. La palabra delirio era utilizada a veces como sinónimo de enfermedad mental, y otras, como equivalente
de confusión mental, ofuscación de la conciencia y estado sintomático a una enfermedad orgánica o somática,
Esporádicamente se utilizaba el término de
lipemanía, inventado por Esquirol, y que era
sinónimo de lo que hoy llamaríamos depresión. No obstante, en los libros de registros
de los últimos años reseñados aparecía, tambien, aunque eventualmente, el diagnóstico
de depresión moral o mental. Incluso en alguna ocasión se utilizaba el término de melancolía.
Otro diagnóstico que aparece muy frecuentemente en las historias clínicas, mucho más
en la de hombres que en las de mujeres, es el
de «parálisis general progresiva de los enaje25
XVI
nados», sobre todo en el período de 1884 a
1892. Hacía poco tiempo que esta entidad clínica había sido descrita por vez primera por
el francés Bayle. El mismo Jaime Vera, médico de este Departamento de Dementes, había
publicado en 1880 un «Estudio clínico de la
parálisis general progresiva de los enfermos
enajenados», en el que trataba de dar un fundamento científico y organicista a la investígación de las enfermedades mentales.
A partir del año 1883, se hacía muy a menudo
el diagnóstico de histeria o de histerismo, casi
exclusivamente en las mujeres. Nótese que
fue en 1882 cuando Charcot expuso sus ideas
sobre la histeria en la Academia de Ciencias
de París. En las historias aparecen distintas
formas de histeria: forma varia, puerperal,
maníaca, lipemaníaca, con delirios, melancólica, extática, neurósica, con alucinaciones,
etcétera. También se utilizaba, aunque con
menor frecuencia, el término de histero-epilepsia, tanto en nombres como en mujeres,
que parece que estaba diferenciado del concepto de epilepsia, diagnóstico efectuado tambien en algunos casos.
Los problemas del alcoholismo parece que no
eran muy frecuentes, o que motivaban pocos
internamientos, y siempre en hombres.
Figura también algún que otro caso de hidrofobia o rabia, enfermedad somática, pero que
cursaba con síntomas de intensa excitación
mental que obligaban a aislar y a encerrar (incluso en jaulas preparadas al efecto) al enfermo hasta su muerte.
Hay también otros diagnósticos que no son
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J. M. LÓPEZ PINERO: -Medicina, Historia y Sociedad.. Editorial Ariel, Barcelona, 1969.
° A. LÓPEZ "ANÓN: . L a Historia de un Servicio». Cuadernos madrileños de
Psiquiatría, año I I . n.° 7. 1971.
' J. MARTÍNEZ y VALVERDE: .Guia del diagnóstico de las enfermedades mentales.. Editorial José Espasa. Barcelona, 1900.
I
JORDI NADAL: . L a población española-. Editorial Ariel, Barcelona, 1973.
• C. ORTEGA MATILLA: - E s t u d i o de los enfermos ingresados en el servicio
psiquiálrico del Hospital Provincial de Madrid desde el año 1897 a 1943.. Madrid,
1958.
10
BENITO PÉREZ CALDOS: -La Desheredada., Alianza Editorial, Madrid, 1967.
II
IVÉS PELLICIER: -Historia de la Psiquiatría». Editorial Paidós. Buenos
Aires,
1973.
11
P. ROMERO DE SOLÍS: -La población española en los siglos xvni y xix..
Editorial Siglo xxi, Madrid, 1973.
11
JOAOLÍN SANTODOMINCO: -Análisis funcional de un centro psiquiátrico de
agudos». Actas Luso-Españolas de Neurología y Psiquiatría, Vol. XL, D.s 3,
año
1973.
14
J. B. ULLERSPERGER: -Historia de la Sicología y de la Psiquiatría en España.. Editorial Alhambra. Madrid, 1954.
» L. VALENCIANO GAYA: -Las polémicas periodísticas del Dr. Lafora.. Archivo
de Neurobiología, tomo XXXVI, n.° 4, año 1973.
11
GREGORY ZILLBCORC: «Historia de la psicología médica». Editorial Hachette, Buenos Aires, 1945.
puramente psiquiátricos, sino más bien neurológicos: meningoencefalitis, reblandecimiento cerebral, periencefalitis, hemorragia
cerebral, derrame cerebral, neuralgia facial,
amnesia cerebral senil, atrofia muscular progresiva, etc. Había también casos somáticos
puros, tales como escrofulismo, erisipela, tuberculosis pulmonar, pelagra, fiebres tifoideas, septicemia, senectud, etc.
En los libros de registro estudiados no figuran los tratamientos a que eran sometidos estos enfermos, tal vez porque no había otros
tratamientos que los puramente represivos,
Los diagnósticos probablemente serían los
únicos objetivos a lograr por los médicos de
cara a estos enfermos.
Bastantes años más tarde la situación asistencia debería seguir igual, e incluso peor que
antes. En 1916 el profesor Lafora8 denunciaba la lamentable situación que se encontraban
los enfermos internados en el Departamento
de Dementes del Hospital Provincial de Madrid, que seguía en el mismo estado aproximadamente que cuando se había fundado dos
siglos antes. Decía Lafora, que cuando se visitaba este Departamento casi nunca había un
médico presente, y que los enfermos eran
transferidos casi de inmediato al manicomio
de Ciempozuelos, con el simple diagnóstico de
enajenación mental. Por exponer y denunciar
públicamente tan vergonzosa situación, Lafora, quien años más tarde habría de ser profesor del servicio, sería acusado por los funcionarios de la Diputación Provincial de «antipatriota».
1
1
26
i Este dato ha sido recogido por Luis Valenciano Gaya en su trabajo «Las
polémicas periodísticas del Dr. Lafora., publicado en Archivos de Neurobiología tomo XXXVI n." 4 año 1973.
La referencia es del libro .Disertación acerca de la rabia., del Dr. Rovi,
publicado en el año 1786, con prólogo de D. Bartholomé Pinera y Siles, rflédico de número de los Reales Hospitales General y de la Pasión de la Corte.
Citado por López Zanón en . L a Historia de un Servicio., publicado en
Cuadernos madrileños de Psiquiatría, año II, n.° 7, 1971
» Artículo 3 del Real Decreto del 19 d e mayo de 1885
' CONCEPCIÓN ARENAL en -La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad., escrito en 1861. Texto antológico recogido por J. M. López Pinero en -Mediciña, historia y sociedad».
> El Real Decreto de 1885 exigía para que - u n presunto alienado pueda ser
admitido en observación será preciso que lo solicite el pariente más inmediato del enfermo, justificando la necesidad o conveniencia de la reclusión
por medio de un certificado expedido por los doctores o licenciados en
Medicina, visado por el Subdelegado de esta Facultad en el distrito e informado por el Alcalde», requiriendose además para ello que fueran casos
de verdadera y notoria urgencia. Las solicitudes de ingreso debían presentarse a la Diputación Provincial, si el establecimiento de observación pertenecia a la provincia, o al Ayuntamiento si fuera municipal.
* BENITO PÉREZ GALDÓS, -La Desheredada». En esta novela se dice literalmente: -Salieron Isidra y Augusto de la morada de la Sinrazón (el manicomió) y se alejaron silenciosos del tristísimo pueblo, en el cual casi todas
las casas albergan dementes..
' Véase -La Historia de un Servicio», de López Zanón.
' Luis VALENCIANO GAYA. - L a s polémicas periodísticas del Dr. Lafora».
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constitucional, Urticarias, Prurito anogenital.
Fllltanal
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1 2
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NOTAS HISTÓRICAS.
SOBRE LOS CONGRESOS MÉDICOS
NO Creo haya SldO estudiada la eVOlu-
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clon de la medicina española a través
de a frecuencia e importancia de los
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Congresos profesionales aquí celebrados Iniciados estos en el ult.mo tercio
rácter anecdótico, que la primera comunicación debida a Faustino Barbera,
expuso un hecho de Historia de la Medicina: «Un hematólogo valenciano del
siglo xv».
I. Barcelona, 1913. Presidente, Miguel
A. Fargas Roca: «Valoración semiológica del examen de sangre». Complicaciones sépticas de los traumatismos».
TT R ^ n . ¡ n n . , 1017 ProciHpnín Tuan
" • Barcelona,
V)\l. Presidente, Juan
Frpívac v Frpívac- «Bpoímpnp* alimpn
rreixas y rreixas. «Kegimenes anmenilrins» «Tratamiento del cáncer» «No-
H8. J. G. T.: Como en todas las especialidades recientes, la historia de
l a Angiologfa no posee una muy copioBiblioteca
s a biblioerafía En nuestra
7? uiuimgimw. LU " " l M ; d EMUIIUIGI-ÍI
disponemos de os siguientes traba os:
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• T.I r.
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HCIQS». « 11 Htíimit-niU Ot-1 CanCCI". «Í\O"
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funcionalismo de las
endocrinas». «Anestesias lo
t a sadicionaIes al
glándu,as
Qc 13 pasaua centuria su etapa inicial
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se distingue, aparte de la originalidad
que significó, por su repercusión en la
asimilación de los avances científicos
extranjeros y su trascendencia para el
ulterior desarrollo de nuestra Medi-
g f T a r r a g o n a , 1 9 1 9 . presidente, José
g
M . R o c a y H eras: «Fitopatología del
s i m p á t i c 0 a b d o m i n a , , . tratamiento de
i , . ..„.;„,„,:»*,
& ' " ^ I . Presidente, José Pas.
cual y Prats: «Estasis intestinal crómteranéuticas vy aui
rco.
n . orientaciones
orientaciones
qui
niroira».
«FstaHn lerapeuiiLds
artnal Hiacnrtstirn
rurgicas». «csiauo ¿iludí, uittguusiii.u
terapéutica de la parasífilis».
y 1 prida 1921 Presidente losé Ta
r r u e lla Albareda- «Litiasis b liar» «He
ni"? aeits círtbra e »
morra las
«
««érales».
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Si bien estas reuniones
prin. tenían
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Ciplo un mero carácter
local,
pronto
. . .
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van adquiriendo consideración ínternacional que se afianza ya en la primera década del siglo XX. Entre las de
esta categoría vienen a la memoria dos
congresos celebrados en 1910 y en la
misma ciudad: el I Español-Internacional de Tuberculosis, especialidad
que entonces se estaba imponiendo de-
finitivamente en España, y el V ínternacional de Electrología y Radiología
Médicas, esta última introducida entre
nosotros a las pocas semanas de la
comunicación original de Roentgen por
los doctores César Comas y Agustín
Prió ambos del Hospital de Santa Cruz
de Barcelona.
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Dr. D. Manuel Corachán Garda
* ^ noviembre 1881, f 1 febrero 1942
Dr. D. Hermenegildo Puig y Sais
Todavía dentro de las características
de los Congresos generales, a partir de
1913 y por iniciativa de la Academia y
Laboratorio de Ciencias Médicas de
Cataluña comenzaron los llamados
«Congresos de Médicos —posteriormente se añadirá "Biólogos"— de Lengua
Catalana», que hasta 1936 recogerán y
representarán, el progreso de la Medicina española durante el período de entreguerras. Sobre su importancia ni
sobre el contenido de las nueve reuniónes celebradas, no voy a entrar en detalle pero sí, y como pie para un futuro trabajo, relacionaré las Ponencias
discutidas én cada uno de ellos haciendo hincapié, sí se le quiere atribuir ca-
VI. Barcelona, 1930. Presidente, Augusto Pi y Suñer: «Fisiopatología y
semióticas renales». «Tratamiento de
las peritonitis». «Mortalidad fetal e inlantil en Cataluña (causas y profilaxis)
"- «Fisiopatología y exploración tuncional del hígado».
VII. Palma de Mallorca, 1932. Presidente, Joaquín Trías Pujol: «Climatologia». «Hipertensión arterial». «Tisiologia». «Cirugía de la tuberculosis».
VIII. Barcelona, 1934. Presidente, Hermenegildo Puig y Sais: «Estados de
shock». «Aspectos epidemiológicos de
las infecciones más frecuentes en los
países de lengua catalana».
IX. Perpiñán, 1936. Presidente, Juan
Puig Sureda: «Reumatismo». «Hidatidosis». «Diagnóstico precoz de los tumores cerebrales*.
El X Congreso debía reunirse en 1938
en Valencia bajo la presidencia de Manuel Corachán García. Pese a que en
septiembre de 1937 los organizadores
seguían creyendo en la conveniencia
y posibilidad de su celebración, las extraordinarias circunstancias por las que
atravesaba nuestro país no dejaron llevario a cabo,
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excelente estudio sobre el mismo se
debe a Diego FERRER: Historia del Rea!
Colegio de Cirugía de Cádiz. Cádiz, Co
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8
- Médicos, 1961.
120. A. J. H.: Podrá hallar datos de
interés sobre la evolución histórica del
tratamiento quirúrgico del cáncer de
r e c t o e n e [ trabajo de B. P. COLCOCK:
Surgical progress in the treatment of
rectal cáncer. Surg., Gyn. and Obst.,
XXI, 1965: 997-1003, donde se hace una
breve reseña del mismo.
121. S. V. A.: El doctor Carlos Nogués
y Pedro!, nacido en Santa Coloma de
Queralt, se graduó en la Facultad de
Medicina de Cervera el 4-5-1775, doctorándose el siguiente día 13. Catedrático de esta Universidad, fue médico militar tomando parte en uno de los sitios de Gibraltar, como médico de los
hospitales de campaña. Subdelegado
de Medicina en Cataluña tras la extinción del Protomedicato, en 1805, fue
Protomédico del Ejército durante la
invasión francesa, falleciendo en 1817.
J. DANÓN
29
Editada por J. URIACH & Cía., S. A. (Centro de Documentación de
Historia de la Medicina — Decano Bahí, 59-67. Barcelona), y distribuida
al cuerpo médico español
IBIOHOfla
La revista no el responsable de los conceptos vertidos en los artículos que M publiquen,
siéndolo exclusivamente de sus autores.
RELACIÓN DE OBRAS INGRESADAS
EN NUESTRA BIBLIOTECA
BERNAD, Claude: Introdúcete a l'estudi
de la Medicina experimental. Barcelona, Ed. Arnau de Vilanova, 1936.
CONGRES D'HIGIENE DE CATALUNYA. I: Llibre d'Actes. Temes Oficiáis. Barcelona,
Academia d'Higiene de Catalunya, 1906.
CONGRÉS INTERNATIONAL D'ÉLECTROLOCIE
ET RADIOLOGIE MEDICALES. Barcelona, J.
CORTEJARENA Y AIDEVÓ, Francisco de:
Centenario del fallecimiento del Dr. D.
José Severo López ÍI807-19O7). Biogra
fia y otras noticias de su época. Madrid, M. Teiio, 1908.
FERRER, Diego: Biografía de Pedro Virgili, fundador, restaurador de la Cimgia en España. Barcelona, Colegio Oficial de Médicos de la Provincia, 1963.
FREIXAS I FREIXAS, Joan: Del meu irébatí en ¡'Hospital de la Sta Creu en
UNIVERSITAT AUTÓNOMA DE BARCELONA:
USANDIZAGA, Manuel: Juntas Literarias
Facultal de Medicina. Organització. Rédel Real Colegio de Cirúgia de Barce
gim d'estudis. Programa de Cursos per
lona. Barcelona, Aldus, S. A., 1956.
a l'any 1933-1934. Barcelona, Imp. MaHorca, 1933.
•
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m e n d e «Medicina e H i s t o r i a » (2." é p o c a ) . P a r a po.
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d e r e n c u a d e r n a r estos fascículos (26 al 50), tenemos
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. . . %.
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a
disposición d e los señores Médicos, las correspon-
Z^"'™Z^rÚ,sl9l
dientes ta
¡•Hospital Comarcal de vkh. Barcelona. La Tipográfica J. Pous, 1932.
GENERALITAT DE CATALUNYA: Annals de
¡'Hospital Comarcal de Vilafranca del
Penedés. Barcelona, Impremía Omega,
1933.
GENERALITAT DE CATALUNYA: Annals deis
Hospitals Comarcáis. Barcelona, Gráfica Bachs. 1." volum, 1935.
LÍPEZ PINERO, José M- y José M- Mo
RALES MESEGUER: LOS comienzos de la
Psicoterapia contemporánea: Publica320-333+4^58™ ^v"™'"' ^ L V ' I :
a u d . tan pronto recibamos s udemanda, por carta
Pas' g"ardas'
índice
-
etc
- <Jue enviaremos
O Utilizando el a d j u n t o c u p ó n .
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JJf^l I I L I ( l l \ I A
\2) í lt>mj 1 V ^ ^ 1 \ 1 / V
B i g h o m i - J. Uriach & Cía., S. A. - B r u c h , 4 9
PAULIS I PAGÉS, Joan: Ferrán. Barcelona, Llibreria Catalónia, 1930.
Ruiz MORENO, Aníbal: Las afecciones
Barcelona
n™trír/^^"MtTm^t
Sírvanse enviarme las tapas, guardas e índice del
nativo del autor.
Ruiz MORENO, Aníbal: Los opiáceos en
la obra de Sydenham. Publicado en
Archivos Argentinos de Historia de la
Medicina. III, 1946: 9 p. Donativo del
autor.
Ruiz MORENO, Aníbal: La quina en la
obra de Sydenham. Publicado en Archivos Argentinos de Historia de la Medicina. III, 1946: 5 p. Donativo del
autor.
2.° V o l u m e n d e « M e d i c i n a e H i s t o r i a » , a l a s i g u i e n t e
dirección I
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COMPOSICIÓN POR GRAGEA: 2 MPG(2 mercap
topropionilglicina) IOO mg; Metoclopramida 1O mg;
Ciclobutirol IOO mfí; Procaína IOO mg
POSOLOGIA: 1 gragea 3 veces al dia, 1/2 hora antes
de las comidas. En caso necesario, 2 grageas 3 veces
al día.
PRESENTACIÓN: Frascos de 4O grageas. Pía. 297.8O
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