Conclusiones y Recomendaciones

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Conclusiones y Recomendaciones
Con este estudio se ha tratado de abordar la autonomía económica y las situaciones de exclusión
social como aspectos clave de la realidad juvenil, tanto en el ámbito europeo como nacional y
autonómico, con objeto de establecer nuevos modelos y/o perspectivas de análisis de información que contribuyan a generar un mayor conocimiento científico de los cambios socio-políticos
producidos en las últimas décadas.
El estudio ha revelado que cada vez son más las circunstancias que hacen que los/las jóvenes
pasen de situaciones de precariedad (económica) a situaciones de vulnerabilidad social, en las
que es difícil el acceso a los mecanismos básicos de integración. Si bien los servicios del estado
de bienestar o la solidaridad familiar contribuyen a amortiguar las situaciones de exclusión de
muchos jóvenes, que de otra forma se encontrarían en situaciones de pobreza extrema, la no
escolarización o la baja cualificación, los problemas de inserción laboral así como la temporalidad, las dificultades de acceso a una vivienda, la pertenencia a una familia con escasos recursos,
el tener un hijo a una edad temprana, el padecer una toxicomanía, la carencia de una red social
de apoyo o el desconocimiento o desvinculación de las actividades de apoyo de las instituciones
públicas, son todavía fenómenos favorecedores de las situaciones, o del riesgo, de exclusión
social entre los/as jóvenes.
Tras el análisis llevado a cabo, consideramos que las siguientes conclusiones y recomendaciones deben ser tenidas en cuenta:
1. Un primer paso es conocer la realidad sociológica específica a la que se enfrentan los/as
jóvenes, en tanto colectivo especialmente vulnerable al proceso de exclusión social. Para
ello es fundamental desarrollar estadísticas y datos adecuados relativos a la naturaleza y
características de este fenómeno. Sin embargo, en la actualidad, los datos tienden a ser
limitados e inconsistentes, al no existir una cobertura suficiente de temas relevantes ni un
sistema integrado de estadísticas e indicadores, lo que dificulta no sólo las comparaciones
a lo largo del tiempo sino también entre países y/o CCAA. Es más, la falta de estándares
estadísticos así como las discrepancias en los datos pueden conducir a análisis engañosos
y, por ende, a la adopción decisiones ineficaces en el diseño y puesto en marcha de políticas públicas. Por ello se recomienda:
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• Elaborar y presentar estadísticas de forma inequívoca y comprensible, además de acompañarlas de claras directrices para su empleo y comprensión;1
• Diseñar estadísticas que reflejen la realidad con exactitud y fiabilidad, para lo que se
hace necesario generar un sistema integrado y coherente de datos e indicadores, a través de la definición de áreas (a nivel de detalle necesario, y tras revisar los campos
cubiertos y no cubiertos por las fuentes existentes), con objeto de que los datos sean
consistentes;
• Las estadísticas deben satisfacer las necesidades de los usuarios y como consecuencia
los datos deben ser generados de forma regular y periódica, y no sólo como estimaciones puntuales. Es decir, las estadísticas deben difundirse de forma oportuna y puntual, y
ser coherentes internamente así como comparables en el tiempo, dentro del mismo país
y entre países, con objeto de que sea posible utilizar y comparar datos procedentes de
fuentes diferentes;
• La transversalidad de género debe ser adoptada en las estadísticas oficiales, y la información debe ser presentada desagregada por sexo (a menos que exista una razón especial que lo impida) de forma sistemática en todas las explotaciones estadísticas, pasando así del concepto de “estadísticas de género” a la inclusión de la perspectiva de
género en todas las estadísticas (entendiendo el género como variable de clasificación
primaria y transversal);
Desarrollar estadísticas y datos adecuados que permitan analizar de forma comprensiva la naturaleza y las características del fenómeno de la juventud, la autonomía económica y las situaciones de exclusión social, además de promover la creación de un sistema
integrado de estadísticas e indicadores que, en última instancia, faciliten comparaciones
tanto a lo largo del tiempo como a nivel internacional, nacional y autonómico.
2. La exclusión social es un fenómeno complejo que se puede conceptualizar como la acumulación de desventajas, medidas en términos de privaciones respecto a bienes que suelen considerarse básicos, así como por la negación del disfrute de ciertas oportunidades y
derechos. Así, se recomienda:
• Promover la realización de nuevas investigaciones sobre esta problemática, abordados
desde diferentes disciplinas científico-sociales, jurídicas y humanas, y de carácter cuantitativo, cualitativo y comparado, que aporten más y mejores datos tanto sobre la realidad sociológica de los/as jóvenes en situación o riesgo de precariedad, pobreza y exclusión social, como sobre las intervenciones públicas dirigidas a los/as jóvenes incursos en
dicha problemática;
• Como se ha mencionado, la exclusión social se define en base a una multiplicidad
dimensiones que se presentan, generalmente, a través de una red de interrelaciones en
torno a la cual se desarrollan las situaciones de exclusión. Los futuros análisis deben tratar de profundizar en aquellas dimensiones consideradas más significativas: aspectos
individuales (aislamiento, desmotivación, ausencia de referentes, etc.); roles de género;
cuestiones estructurales (drogadicción, “background” marginal, etc.); roles grupales o
étnicos (inmigrantes, grupos excluidos, etc.); cuestiones de carácter educativo (fracaso
escolar); o de carácter económico, laboral y residencial (desempleo, acogida en centro,
etc.);
1
Para mas información consultar el Código de Buenas Prácticas en las estadísticas europeas (adoptado por el Comité del Programa Estadístico el 24 de febrero de 2005).
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ESTUDIOS
La exclusión social es un fenómeno complejo, que se define en base en una multiplicidad de dimensiones (individuales, estructurales, de género, etc.), y que hemos conceptuaizado como una acumulación de desventajas, medidas en términos de privaciones respecto a bienes que suelen considerarse básicos, así como por la negación del disfrute de
ciertas oportunidades y derechos.
3. Es necesario conocer las principales características o perfiles sociológicos de los/las jóvenes que se encuentran en situación de exclusión social, o en riesgo de padecerla, con el
objeto de describir, analizar y explicar, tanto desde el punto de vista cuantitativo como
cualitativo, la realidad social a la que nos enfrentamos. Como consecuencia proponemos:
• Si bien en los últimos años se ha venido produciendo una feminización de la educación
y del mercado de trabajo (al menos de carácter cuantitativo), las mujeres jóvenes continúan siendo más vulnerables al proceso de exclusión social al constituir un colectivo (si
bien heterogéneo) con mayores dificultades que sus homólogos masculinos para alcanzar, en igualdad de oportunidades, la autonomía económica, el acceso a la salud, a la
educación o a las redes sociales. Como consecuencia, no sólo la pobreza parece tener
“rostro de mujer” sino que el hecho de ser mujer joven puede determinar el nivel de
pobreza, y/o el riesgo de padecerla, así como las situaciones de exclusión social (exclusión en la adopción de decisiones en los ámbitos asociativos, políticos, económicos y
sociales). Se hace por tanto necesario explotar los datos disponibles, además de mejorar
los existentes, y realizar estudios sociales sobre sub-colectivos específicos, más allá de
los grandes colectivos objetivo, teniendo en cuenta las peculiaridades de cada uno de
ellos;
• Se ha constatado que los/as jóvenes conforman uno de los colectivos de la población
especialmente vulnerables al riesgo de padecer pobreza (dimensión económica) y
exclusión social. Es más, como hemos mencionado, la juventud es un término “maleta”
que incluye diferencias notables por género, edades, formación o actividad. Por tanto, a
la hora de definir su perfil sociológico de los /as jóvenes excluidos o en riesgo de exclusión social, es necesario tener en cuenta la naturaleza heterogénea de este colectivo
para, en última instancia, determinar los factores determinantes de la exclusión social.
Conocer los perfiles sociológicos de los/las jóvenes que se encuentran en situación de
exclusión social, o en riesgo de padecerla, teniendo en cuenta la naturaleza heterogénea
de este colectivo, es un paso fundamental a la hora de poder describir, analizar y explicar
su realidad social.
4. Promover la investigación y el análisis del fenómeno de la autonomía económicas, la exclusión social y la juventud es una condición sine qua non para la puesta en marcha de planes
y políticas públicas adecuadas. Hasta el momento los esfuerzos parecen no haber sido
suficientes, y se hace necesario cubrir estas carencias para, en última instancia, facilitar una
adecuada y efectiva intervención por parte de las agencias sociales e institucionales. Así,
se recomienda:
• Adaptar las actuaciones, en la medida de lo posible, a las necesidades individuales (perfiles y necesidades de los/las jóvenes) con objeto de maximizar las probabilidades de
éxito. En este sentido se recomienda la visibilización de los perfiles de los/as jóvenes en
exclusión (captación de los “incaptables”);
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• Complementar y compensar los déficits de los centros educativos trabajando de forma
trasversal en la educación de valores, en el fomento de actividades extraacadémicas, la
motivación de los jóvenes y el desarrollo del “ocio constructivo”;
• Aumentar la base de los beneficiados en los planes y medidas de inclusión social, además de mejorar la cuantía de las prestaciones. Por ejemplo a través de la definición de
nuevas estrategias a la hora de afrontar el problema del empleo (viabilidad del auto
empleo - montar empresa) para promover la inclusión y seguimiento de la trayectoria de
los jóvenes;
• Incrementar recursos, cuantitativa y cualitativamente, en la lucha a favor de la inclusión
social a través de la inversión formativa y capacitadota de los agentes para adaptarlos a
la realidad de la exclusión juvenil;
• Promover cambios en la naturaleza de las intervenciones, pasando del “tono institucional” a uno más resolutivo a favor de la inclusión y el desarrollo social.
La investigación y el análisis del fenómeno de la autonomía económica, la exclusión
social y la juventud es condición sine qua non para una adecuada y efectiva intervención
por parte de las agencias sociales e institucionales que, a través de los planes y las políticas públicas, intervienen sobre los/as jóvenes en situación o riesgo de exclusión social.
5. En las últimas décadas han sido muchos los avances en la mejora de las condiciones de
vida y en la reducción de la pobreza. Es más, la lucha contra la exclusión ha pasado a tener
un significativo protagonismo en el diseño de las políticas públicas, entendidas no tanto
como un fin en si mismas sino más bien como una guía de acción-orientación que facilita
no sólo el constante aprendizaje y evolución, tanto de los actores que intervienen en la elaboración e implementación de las mismas como los ciudadanos que se ven afectados por
las mismas, sino también una transformación social. Pero la inclusión social de los/as jóvenes continúa siendo uno de los más importantes retos la política europea, nacional y autonómica. Por lo tanto se recomienda:
• Analizar de forma crítica las fuentes existentes y generar nueva información con objeto
de explorar de forma exhaustiva la problemática de los/las jóvenes afectados por la
exclusión social, tanto a nivel autonómico y nacional como internacional;
• Identificar la naturaleza de las políticas públicas puestas en marcha, tanto a nivel nacional como internacional, así como las consecuencias de sus resultados, incorporando la
perspectiva de género, con objeto de promover una actuación más efectiva, integral e
inclusiva;
• Mejorar la coordinación y la comunicación entre las diversas instancias públicas de
diversos niveles (nacional y autonómico), para evitar solapamientos y promover la eficiencia en uso de los recursos;
• Descentralizar los ámbitos de acción y mejorar la integración de los programas en colaboración con otras instituciones (por ejemplo con la red de ONG asistenciales) con el
objeto de mejorar la información/captación de los/as jóvenes en riesgo de exclusión
social;
• En tanto que la lucha contra la exclusión social de los/las jóvenes debe perfilarse como
una de las líneas prioritarias de acción de organismos europeos, nacionales y autonómicos, es necesario adquirir el compromiso de abordar la problemática de la pobreza y de
la exclusión social, de forma específica con respecto a la juventud. Para ello se hace
necesario que la puesta en marcha de medidas de lucha contra la exclusión social juvenil tengan en cuenta la detección necesidades, los aspectos individuales, la necesidad de
crear un buen grupo de inclusión, la promoción de la involucración familiar y de la vin-
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culación del educador así como la generación de rapport y de una red de colaboración
interinstitucional;
A pesar de que la lucha contra la exclusión social ha adquirido un significativo protagonismo en el diseño de las políticas públicas, entendidas no tanto como un fin en sí mismas sino más bien como una guía de acción-orientación que facilita un aprendizaje y
además de una transformación social, continúa siendo uno de los más importantes retos
la política de juventud europea, nacional y autonómica.
Para concluir, queremos señalar que es necesario conocer en mayor profundidad el fenómeno
sociológico de la existencia de un colectivo de hombres y mujeres jóvenes afectados por la falta
de autonomía económica (pobreza) y sus efectos de exclusión social, originadas por una precariedad ocupacional que suele llevar aparejada la reestructuración familiar y la dificultad a la hora
de emanciparse, la inestabilidad en las relaciones afectivas, la dificultad de mantener/crear redes
de apoyo social (aislamiento social) y el escaso desarrollo educativo así como un bajo nivel de
inmersión tecnológica o un menor disfrute del tiempo de ocio. Es decir, se hace necesario “invertir” en juventud, no sólo en tanto colectivo vulnerable sino también en tanto colectivo clave en la
lucha contra la erradicación de la pobreza, con objeto de conectar la realidad de los/as jóvenes
con las políticas, programas e intervenciones públicas y, en última instancia, promover, tanto a
nivel europeo y nacional como autonómico, su verdadera integración social.
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