el dinero y la civilización

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E L TIEMPO.—Boletín meteorológico del día 19 de mayo de 1932.
a las 18 horas.—En Madrid: Máxima, 30°; mínima, 15°.—En provincias: Máxima, 33° en Sevilla; mínima, 9° en Albacete, Teruel y Murcia.
Tiempo probable en veinticuatro h o r a s : Cantabria y Galicia, vientos
de la región del Sur y algunos aguaceros; resto de España, vientos
flojos y cielo con pocas nubes.—Presiones barométricas: Máxima, 710,6;
mínima, 709,7.—Vientos: Cal.; fuerza, 0.—Cielo: Nuboso.
Año XVI.—Núm. 4.609 :: Precio: 10 céntimos el ejemplar.
COMENTARIO
SERENIDAD
Observamos, no sin complacencia, por de contado,
9Ue empieza a desconfiarse de eso de la corJialidad
y a sustituirlo por serenidad. La cordialidad, como
todo lo que dice el corazón, es muy peligrosa
Para entenderse y enterarse—hacerse enteros—los
nombres. Cierto es que, como decía Pascal y lo he"ftos r&petido muchos, más o menos pa.scaIiano6, el
Corazón tiene sus razones; pero las razones del co''azón, sobre todo las del corazón de la turba, suelen
•sr razones turbias y turbulentas. Con esas raz-mee
^0 se razona, no se " e n r a h o n a " bien. Y el corazón,
*demás, y esto es lo peor, suele gustar andarse por
encrucijadas y callejuelas y pasillos, en penumbras,
y Valerse de a r t e s de seducción que huyen de la se"^nidad.
iScrenidad.! Sereno ("serenus") ea lo propio de la
'arde, la "sera", cuando es clara. E n tierras de Ca«'•i'la, en tierras de Salamanca al menos, las gentes
^6l pueblo se reúnen a convivir, a conversar, a ente••arse unas con otras, en las tardes serenas, cuando
empiezan a nacer las estrellas, y a cea reunión ss le
" a m a "serano". Y en las villas, cuando el velador
nocturno da las horas a los acostados, les saluda acaso
<^on u n "¡Ave María P u r í s i m a ! " ; pero de ordinario al
número de la hora añade un... "... y s e r e n o " si el
tiempo, si el cielo lo está. Y sabe el acostado que el
*e asomase a la v e n t a n a y recostándose en su alféi^ r mirase al cielo, vería sin nubes la estrfllada, vería
•^ verdad del mundo infinito, que de día, aunque esté
sin nubes, encubre y t a p a el sol. corazón turbulento
de nuestro pequeño mundo. Ya dijo el p o e t i qu.-; ese
•¡ielo azul que todoe vemos ni es cielo ni es azul".
Aunque esto no sea májs que u n a salida tropológlca.
Pero p a r a serenidad de noche, cuando se abre la inmensidad, cuando se abre e! cielo, cuya visión le sobrecogía a K a n t como la visión de su propia conciencia.
E n Flandes, los veladores nocturnos, los serenos,
^anzaban desde lo alto de u n a torre, a bocina, ol
"alies is stil"!: todo está tranquilo, que es, en otro
Sentido, nuestro " ¡ . . . y sereno!" Y en ese mismo
Flandes, cuando empezaba a luchar contra c' po'ler
de nuestros Habsburgos, de los Austrias de E s p a ñ a ,
®n tiempo da aquel Carlos Quinto de Alemania, P r i mero de España, el nieto de nuestros Reyes Católicos, *1 que encarnó en Gante p a r a e m p i z i r a vivir
en Yuste, en aquel Flandes se celebró, y en Gante,
lin "landjuweel" en 1539, u n concurso d e "moralidadeis", y fué el mismo Carlos Quinto quien propuso
el t e m a tradicional: "¿Cuál es el m a y o r consuelo para u n m o r i b u n d o ? " ("Twelck den m<?nsch sterven•le den meest troost e s ? " en flamenco.) F u é tal el
escándalo de las respuestas—luteranizantes—, que
*6 prohibió la lectura en la representación.
"¿Cuál es el mayor consuelo p a r a Un hombre moribundo?" El t e m a de Caries Quinto decía " h o m b r e "
^ " m e n s c h " — ; pero lo mismo cabe a ñ a d i r pueblo.
Aunque no se trata, ¡claro está!, d e muerte física o
material. El que hablaba de consuelo p a r a un hombre moribundo—"mensch stervende"—, creía al hombre inmortal. Y a ú n m á s inmortal que un hombre
•~-si es que cabe m á s y menos en inmortalidad—es
^n pueblo, es u n a nación. Y ¿cuál es el mayor consuelo p a r a u n hombre, p a r a u n pueblo agonizando,
es decir, luchando por su inmortalidad? ¿Cuál es el
mayor consuelo p a r a u n pueblo que en un momento
*e su historia, de su vida, siente que se le muere
^aa forma de esa vida, siente que se tiene que t r a s 'ormar si h a de seguir viviendo su inmortalidad histórica? El mayor consuelo es morir—o, mejor, t r a n »itar—al sereno, contemplando el cielo eterno de las
•^trellas. Su consuelo no h a de hallarlo en las tur* l e n c i a s del corazón, no h a de hallarlo en u n a en. ? 6 o s a oorddalidad, sino en la serenidad de la visión
«Wt]4rica, sin nubes, ni bruraaSj ni nebulceídades.
15^ i^HÍ. peores nubes son las que más e m p a ñ a n la
<íl*t-'W5^" tí«:I cielo de la historia, las que má.s enturbian—coa pasiones d e turba—la serenidad; son las
nubes deflitítlvas. Queremos decir las de definición.
Porque nada, más turbio que las definiciones, sobre
todo las jurídicas, las políticas y las teológicas. Apenas si S3 salvan las definiciones geométricas o m a t e máticas y las logométrioas o gramaticales. Y aun...
¿ P e r o lae o t r a s ? , ¿las de los j u r i s t a s ? Qué de nebulosidades—y definitivas—en los conceptos de sobe• lanía autonomía, federación, dele.gación..., y t a n t o s
más A las veces Pe puede aclararlos algo logometncamente, por análisis lingüístico, ¡mas aun asi....
iPorque h a entrado t a n t a coráialidad turbia y turbulenta en la serenidad del lenguaje racional. ¡ i l e n&n-tantas resonancias emotivas las palabras.... iO0bre todo cuando se hacen motes! ¡Y cuando sirven
* intereses de partidos y de particularismos!
A lo partido—y a un partido—se opone lo entero.
'y esto de entero viene del latín "integrum". Lo entero es lo íntegro; la "enteridad"—y con ello la entereza—es la integridad. Y aquí e n t r a lo de integral
e integralidad. Lo integral es lo •enterizo, lo no partido; es también lo indiferenciado. E n t e r a r s e es integ r a r s e , es completarse. Y cuando u n o pierde su integridad, su enteridad y se le restituye la parte que
Perdió, se le reintegra, se le integra. Que también se
dice, con otro derivado, que se le " e n t r e g a " . Y es
curioso que habiendo derivados populares, romanceados, de "integrum", en castellano, en portugués, en
írancés, en italiano, apenas si le h a y en catalán.
Porque, en rigor, en c a t a l á n " e n t e r " es un castellanismo. L a voz propiamente catalana es "sencer" (o,
mejor acaso: "sencé"). P e r o la concepción radical
es otra. Porque " e n t e r o " es uría cosa y dice r?lación
a integración, y "sencer", sincero, es otra, y dice relación a pureza. El que se integra, el que se entera
^ y no cabe integrarse sino en otros y con otros—,
«uele tener que perder su sinceridad, su pureza. Ha.sta cabria sostener que la sincfridad—que tira a conservar lo diferencial—^se opone a la enteridad. a la
integridad con otros. Y basta por hoy.
Tendremos que volver a esto, a considcrar_ que el
consuelo de perderse, de morir como pequeño todo
"sincero", puro, p a r a r e n a c e r en u n a integración, en
u n a enteridad superior, en un todo entero, el consuelo de tener que inmolar la sinceridad diferencial, particular, p a r a hallarse más radical y hondamente uno
mismo—mis.mo con otros—, ese consuelo estriba en
la serenidad de contemplarse en el cielo estrellado y
sin nubss de la historia universal: Al nosotros del
"nos-otros solo.s" no le queda más que el pobre a n e jo del "-otros". Y el otro, en rigor de sentido espiritual, aunque se quede sincero, puro, no es entero
L a consolación de la muerto de la sinceridad, de la
diferencialidad, de la pureza, que es " a v a r a pobreza"
—ya lo dijo Dante—, está en la serenidad con que se
afronta, haciéndole callarse al corazón, u n a muerte
<JUe es p u e r t a de inmortalidad. Y es amor lo que
nos dicta este conse-jo.
Miguel D E UNAMUNO
(Prohibida
la
reproducción.)
EL RAPTO DEL HIJO DE LINDBERGH
Ha sido encarcelado el
señor Curtís
T R E N T O N 19 (2 t.).—La Policía h a detenido nuevamente al Sr. Curtis, acusado de haber intentado,
deliberadamente, engañar a la Policía. No ha depositado la suma de 15.000 dólares que se le pedia
Para su libertad provisional, y ha sido encarcelado.
HtJNDIMIENTO
D E UN T Ú N E L
TRASANDINO
Se confía en salvar a los obreros
que quedaron sepultados
VALPARAÍSO" 19 (12 n.).—Después de haberse
Perdido tod<as las esperanzas de salvar a los obreros
Sepultados como consecuencia de log hundimientos
Ocurridos en el túnel Las Paicas, del feri-ocarril t r a s andino en construcción, hoy se ha establecido comunieación con los 42 trabajadores citados.
Existe la creencia de que í.stán todos vivos, y .«e
espera que podrán ser salvados dentro de veinticuatro hor3«. (Associated Press.)
Madrid, viernes 20 de mayo de 1932
Diario independiente fundado por D. Nicolás M. Urgoiti en 1917
SITUACIÓN GRAVE
UNA CONFERENCIA DE H. G. WELLS EN MADRID
EL DINERO Y LA CIVILIZACIÓN
UNA CONVERSACIÓN
CON WELLS
El Sr. H e r b e r t George Wells—el
conferenciante de ayer en el Español—se ha resistido heroicamente a recibir a ningún periodista. Ni siquiera h a permitido "pos a r " unos segundos p a r a ¡os dibujantes, aunque p a r a los fotógrafos
h a tenido u n a elegante tolerancia.
E s t a actitud del ilustre novelista se
suma a las dificultades que se h a n
presentado a los informadores, a
los que la misma e n t r a d a en el teatro fué difícil.
No obstante, logramos unos minutos de conversación con él, en el
escenario del teatro.
—Yo soy y he sido periodista
siempre—dice el Sr. Wells—. Y deseo que la P r e n s a de todos los países cumpla su misión educadora
dentro de la m a y o r prosperidad.
—Su conferencia tiene u n a g r a n
oportunidad en estos momentos
p a r a España. Se debate en la actualidad entre nosotros el problem a de la economía nacional, que
corre el peligro de quedar fragmentada,
—Yo digo que la casa está ardiendo—dice Wells—. E s inútil buscar
fórmulas y teorías. Lo que hace
falta son los bomberos. Las economías f r a g m e n t a r i a s son u n a locura, y solamente u n a economía de
tipo universalista salvará al mundo. Esto se va comprendiendo ya
en todas partes. Una generación
t r a s o t r a van contemplando los
efectos de la multiplicidad de m a n dos económicos. Pocas manos, y
fuertes, son necesarias p a r a una
nueva civilización.
El Sr. Wells es requerido por sus
amigos. Abandona el teatro con el
duque de Alba y el Sr. Jiménez
F r a u d , después de acceder a est a m p a r su firma en algunos r e t r a tos y libros que le p r e s e n t a n unos
admiradores y compatriotas.
LA CONFERENCIA
El ilustre novelista inglés pronunció ayer en el teatro Españ.«l
su a n u n c i a d a conferencia, p a r a la
que se habían agotado todas lae
localidades entre los socios del Comité Hispanoinglés y los de la Sociedad de Cursos y Conferencias.
Con algunas dificultades h a sido
oída la conferencia, a c a u s a de la
deficiente reproducción de la voz
del Sr. Wells por u n amplificador
cuya resonancia impedía la clara
percepción de sus palabras, no
obstante esforzarse el conferenciante por pronunciar con todo
cuidado á« Inglés.
Asisten al acto las personalidade!> m á s destacadas de la colonia
inglesa, el ministro de Instrucción
pública y profesores e intelectuales españoles. L a labor de los informadores se hace m u y difícil.
No h a n sido atendidos.
Al aparecer el Sr. Wells en el escenario es saludado con muchos
aplausos.
LA P R E S I D E N C I A
DEL ATENEO
Cuando abandonaba anoche el
Corvjreso el jefe del
Gobierno,
Sr. A;.aíia, le abordó uno de los
vocales de la Junta directiva del
Ateneo y le dijo que la mayoría
de los socios piensan votarle de
nuevo para presidente en la elección reglamentaria
que para renovar la Junta se celebrará en
breve.
El Sr. Ázaña le respondió:
—Es inútil. No insistan
ustedes,
porque no seré presidente.
Desde
octubre he asistido a una junta
general y a dos o tres de Directiva. No tengo tiempo.
Deben
ustedes hacerse cargo de que un
jefe de Gobierno no puede .ser
presideiite
del Ateneo. No debe
ser. No es sólo por la falta material de tiempo. Hay otras muchas razones, y seria
paradójico
que yo tuviera un día que optar
entre la presidencia del Consejo
y la del Ateneo. Los cargos políticos se tienen muchas veces a
la fuerza. La presidencia del Ateneo sólo se puede tener a gusto
de uno. Y no creo que nadie me
puede im,putar falta de amor por
aquella Casa. Cuando Primo de
Rivera pretendió refundirla
coa
el Círculo de Bellas Artes, yo me
opuse y logré que no se hiciera
la fusión. Acudí al Circulo y conseguí que allí se opusieran.
Hubo
prote.'ítas. Babia mucho
primorriverlsta;
pero se ganó la votacjón.
Como el vocal del Ateneo insistiera y dijese al presidente del
Consejo que los socios no se iban
a conformar con esas razones, y
que le votarían, el Sr. Azaña replicó :
—Yo le aseguro que es inútil.
No iré. Deben ustedes pensar en
otros
nombres.
—No hay más que usted...
—iCuántos socios tiene actualm,ente el Ateneo t
—Mil
seiscientos.
—Una legión. ¿Y me van ustedes a coyivencer de que entre
mil seiscientos
no hay un nombre f Yo le daré a usted
nombres:
Valle-Innlán, que es una gran figura y lo haría muy bien. Ortega y Gasset, que tiene un gran
prestigio. Si se quiere que sea un
político, ahi están Lerroux o don
Melquiades. Si un autor
dramático, Arniches, que es una figura destacada de la literatura
teatral contemporánea.
También podría serlo D. Julián
Besteiro,
profesor, presidente
de las Cortes. O D. Miguel de
Vnamuno,
que tiene más méritos que todos
y es muy querido en aquella casa.
Yo, desde luego, no. No tengo
tiempo, y además creo que no
debo simultanear
estos dos cargos.
relación de hechos y de anécdotas de reyes y de capitanes, se
acabará con el mito del antagonismo de los dos Imperios; se dejará de contar el cuento de la Invencible y de las tormentas, y se
dirá cómo E s p a ñ a e I n g l a t e r r a
fueron los dos grandes países que
se lanzaron a u n a actividad frenética, como no h a conocido o t r a
la Historia. Los dos países desbordan sus límites y los crean nuevos e infinitos. Comparemos la E s p a ñ a del siglo XV, que se conform a b a con conquistar la vega de
Granada, con la E s p a ñ a de Carlos V. O la I n g l a t e r r a de entonces
con el mundo actual de lengua inglesa.
L a moneda española era reina
en el m u n d o a p a r t i r de entonces.
E s t e predominio llegó a los finales
del siglo XVIII. Cuando los Estados Unidos se emanciparon de la
metrópoli, al rechazar por patriotismo el curso de la moneda inglesa, dieron preferencia al peso
español, de curso universal entonces todavía.
Al descubrimiento de minas de
oro en las colonias inglesas de
Australia y El Cabo perdió el peso
su auge p a r a ser suplantado por
la libra esterlina.
El papel moneda
E n t r e tanto, co-n la ayuda del papel se trasformó el método de pagos en metálico por el de pagos en
papel, que representa una cantidad de oro depositado en algún sitio. E s t a trasformación h a llegaWELLS
do, al parecer, a sus límites. Po(Caricatura por Fuente.)
déis ahora viajar por F r a n c i a , de
p u n t a a punta, haciendo todos los
en papel o en monedas diviUn saludo a España
La historia del dinero pagos
sionarias, que carecen de valor inComienza su disertación el fa
Hoy nos domina una sola pre- trínseco.
moso escritor diciendo que cumpj'?
hoy su deseo de visitar Efepaña ocupación a todos los humanos. L a
La propiedad individual
preocupación
monetaria, que subajo la República y establecer contacto y diálogo con un núcleo de pera a todas las demás."
y la plural
Traza un esquema de los usos de
personas de actividades intelectuaNo es solamente que el dinero
cambio
y
trueque
en
las
sociedales vivas. Así, aceptó con la mahaya cambiado de carácter, pasanyor complacencia la invitación del des primitivas, en que la moneda do de ser de valor intrínseco a ser
era la especie, y muchas veces la de valor representativo. E s que h a
Comité Hispanoinglés.
Dice que no quiere aludir a los propia especie h u m a n a en la car- cambiado también el concepto de
maravillosos paisajes que h a con- ne de los esclavos.
la propiedad con el desarrollo de
El uso de esos pequeños diecos las Sociedades anónimas, en que la
templado desde su coche, porque
él no h a venido como turista, sino metálicctj con peso y forma deter- posesión es plural y está represencomo escritor, a pesar de que se minados, que es la moneda actual, t a d a por acciones. Antes del sile niegue esta calidad por un nú- introduce nuevas formas de rique- glo XVII no existia otra propiedad
cleo de jóvenes literatos ingleses. za en la H u m a n i d a d . Antes, la ri- que aquella que podía estar bajo
Reconoce que, en efecto, no se le queza no se podía esconder: esta- la supervisión directa de los amos.
pueden atribuir ni obras poéticas, ba a la vista en bienes deecafados.
ni obras dramáticas, ni ensayos de L a introducción del dinero marca
"1914"
alta crítica.
el principio del atesoramiento.
Así llegamos a 1914, punto en
Establece u n a comparación en- que
se detiene e.ste resumen de la
La nueva Europa des- tre el imperio romano, caracteri- historia
del dinero.
zado
por
el
uso
de
moneda
acuñapués de la guerra
Las pcononiÍB-s tienden a hacerse
da, con los viejos imperios del Ni- mundiales. Mejor dicho: se tiende
"Soy—dice—un hombre impre- lo y la Mesopotamia y con 'oa misionado por la guerra. Aquella con- lenarios Imperios de Oriente. I^a a u n a s o l a - economía universa',
L á s t i m a que a esta tendencia no
moción horrible me h a producido
de ios pueblos báiUuHos se haya ajustado u n a tendencia pou n a sensación de continuo desper- invasión
m
a
r
c
a
u
n
a
crisis
crediticia.
Resurlítica paralela que facilite de u n a
tar, de continuo descubrimiento
de cosas nuevas. Y a antes de la ge el valor del dinero cuando se vez el que todos los hombres seacatástrofe tuve el presentimiento r e s t a u r a el orden o, mejor dicho, mos eimplomente ciudadanos del
de que algo iba a ocurrir nuevo se establece un orden nuevo con mundo.
La guerra fué un desastre, efecen E u r o p a ; pero el cataclismo la creación de los núcleos imperiativamente. P e r o los Tratados ds
acabó de iluminar con su relámpa- les de la E d a d Media.
La
era
de
los
descubrimientos
paz han sido un error. No se nos
go mi presentimiento. Así murió
mi l i t e r a t u r a imaginativa y tomé de nuevas tierras ensancha el ecü- arguya que es fácil hacer u n a crímeno
del
hombre
y
se
d
e
r
r
a
m
a
n
tica a posteriori. E s evidente que
u n a nueva dirección."
La g u e r r a marcó la presencia de metales preciosos sobre Bluropa, lo la misión de los T r a t a d o s ha debicual
significa
una
especie
de
trasdo ser no solamente la de hacer
u n a profunda revolución en la vida h u m a n a . Todo a nuestro alre- fusión de sangre sobre un cuerpo imposibles los nacionalisrnos cerridedor es confuso y raro, y necesi- caduco. Se emprenden obras, se les y los imperialismos, sino est r u c t u r a r el mundo como u n a sola
tamos o r i e n t a r n o s en este caos y pagan deudas, se da trabajo.
entidad económica,
financiera
y
darnos cuenta de lo que en realiLa
obra
de
España
monetaria. Y n a d a de esto h a n hedad está ocurriendo.
cho
los
Tratados,
sino
todo
lo
con" N o tengo—añade—pretensiones
Esto fué obra de E s p a ñ a de una
Han llenado el mundo de
de historiador. Lo que he procu- manera muy principal. D u r a n t e trario.
y pedazos, cuando su
rado es reunir todos los elemen- dos siglos, la historia de E s p a ñ a remiendos
tos objetivos que me proporcionan es la historia de la plata. Los ca- labor debió ser de síntofíi.=!.
los historiadores p a r a agruparlos minos que abre E s p a ñ a a la HuLa cuestión de la.s deudas
en un esquema al alcance de las manidad son los caminos de la riI n g l a t e r r a h a hecho esfuerzos
inteligencias medias normales. Me queza.
he querido reducir a lo que soy:
A la infusión de este torrente por volver al mito del p a t r ó n oro,
Un divulgador. Tengo u n a preten- circulatorio en el cuerpo de E u r o - que antes de 1914 había sido adosión didáctica, y creo que esta pre- pa reaccionan antes que nadie E s - rado. El peso de las cargas de guetensión viene a satisfacer una ne- paña e Inglaterra. Cuando la His- r r a se hizo, sin embargo, insoporcesidad urgente.
toria se enseñe, pero no como u n a table cuando América y F r a n c i a
decidieron retirar oro de la circuL a City no pudo resistir, el
«:»»:>»;«t»tm:»mmnmm«ttm«««««m«»«i»:n>m««mm«mw«t lación.
dinero se enrareció y los precios
bajaron. L a s dificultades crecieron
C R Ó N I C A DE B E R L Í N
por momentos, de m a n e r a angu.stiosa, y no se pudieron captar capitales p a r a el montaje de nuevas
empresas. Y en esta situación nos
encontramos.
¿Cómo lograremos u n a nueva
era de prosperidad, en que se puedan liquidar las deudas y dar t r a bajo a los millones de p a r a d o s ?
(De nuestro
redactor-corresponsal)
Bofetadas en sagrado
B E R U N , MAYO.—Como los nacionalsocialistas no tienen todavía agencias telegráficas, supongo que en todo el mundo h a b r á conformidad
sobre los hechos. Tres o cuatro diputados de Hltler, primero, y luego
c u a r e n t a o cincuenta, se precipitaron sobre el pcriodisto Klotz y sentaron sobre él la m a n o fascista. E s t á fuera de duda que los primeros le a t a c a r o n por la espalda. Los otros, los refuerzos, pegaban donde podían. Estos, como digo, eran c u a r e n t a o cincuenta. L u g a r de la
acción: el Reichstag. Precisando m á s diremos: el r e s t a u r a n t e del
Reichstag. E n el r e s t a u r a n t e se hallaba Klotz en una mesa. Klotz había publicado u n a s c a r t a s del jefe del Estado Mayor de Hitler, el cap i t á n Rohm, sobre las cuales no me extiendo porque encuentro reprobable el a t a q u e a las costumbres cuando tienen a r r a n q u e en la patología. Allá R ü h m con su vida privada, allá Hitler que le m a n t u v o
en su puesto, a pesar de la protesta de significados nacionalsocialistas, y allá Klotz con su concepto del periodismo. Aquí no importa
m á s que esto: En el Reichstag un grupo de naeionalsoci.ilistas pegan
de improviso y por d e t r á s a un periodista que no les era grato. Sobre e.sto no hay duda. El juicio .sumarisimo h a venido a cortar e! paso a toda ter.giversación. Aquí no h a podido ocurrir lo que en Colonia, donde otro grupo de nacionalsocialistas, m a n d a d o s por xm diputado, hirió al jefe del partido socialista, Otto Wells, y al presidente
de la Policía de Colonia, y donde a los pocos días resultaba en la
P r e n s a nacionalsocialista que había sido Wells el provocador y el
que inició la lucha. No, aquí los autores h a n tenido el valor—admirado por algunos periódicos simpatizantes con el nacionalsocialismo —
de reconocer el hecho. Claro que uno de los autores h a querido darle
u n a explicación plausible p a r a él, lo cual es naturalísimo. Según este
diputado, oficial retirado, cruz de hierro, procesado algunas veces y
no sé qué cosas más, al e n t r a r en el r e s t a u r a n t e oyó, en labios de
Klotz, la p a l a b r a "cerdo". "Y esto (copio la declaración del Augriff) no
podía referirse más que a mí", dice el acusado. Indudablemente, la
p a l a b r a " c e r d o " sonó en el Reichstag. No tiene n a d a de particular que
suene en el r e s t a u r a n t e si ya h a adquirido estado p a r l a m e n t a r i o en
el salón de sesiones. No me atreveré a a s e g u r a r que así, a secas. Pero si en combinación con perro, constituyendo ese híbrido insulto típico alemán en que pone la mitad un cerdo y la otra mitad u n a p e r r a
si no t al revés, mitad de perro y cerda. La p a l a b r a sonó en el
Reichstag, a lo que parece. P e r o fué en labios de Goebbels, refiriéndose al vicepresidente de la Policía de Berlín, que " e s t a b a provocando
a los nacionalsocialistas con su sola presencia". Al vicepresidente de
la Policía no le pegaron. Quizá porque se estaban e n s a ñ a n d o con
Klotz,
La sentencia condena a t r e s meses de prisión a t r e s de los agresores. Aquí h a sido el poner el grito en el Walhalla los nacionalsocialistas. El Angriff llega a decir castigo draconiano, con esa manifiesta
tendencia al énfasis a que Goebbels nos tiene acostumbrados. De golpe olvidó todas las complacencias que la justicia tiene con su biena m a d o el nacionalsocialismo.
E n el fundamento de la sentencia hay algo que es lástima que no
sea cierto. El hecho se considera a g r a v a d o por haberse p e r p e t r a d o en
el Reich.stag. Y el Reichstag es análogo a un templo. Los nacionalsocialistas pretenden reducir el R e i c h s t a g al salón de-sesiones. De haber templo seria esc. P e r o el presidente del Tribunal, como el presidente del Reichstag, en un articulo en el "Vorwaerts", t r a t a n de extender el recinto sagrado al r e s t a u r a n t e también. Es decir, a la sacristía del Reichstag.
GARCÍA DtAZ
MANCHURIA
K H A R B I N 19 (2 t.).—El estado de a n a r q u í a v a e a
a u m e n t o en toda Manchuria, y eepecialmeínte eti esta región.
Dos extranjeros, inglés uno, americano el otro, que
tado siempre en la Historia u n se hallaban cazando cerca del rio Sughari, h a n sido
asesinados por bandidos chinos.
papel varonil."
Dos japoneses, que viajaban, en un tren sin escol¿Cómo m i r a la intelectualidad
española de hoy este problema del ta, fueron obligados a apearse del convoy por u n a
dinero? Yo pienso qué alcance po- partida de guerrilleros y fusilados e n ei acto. ( F a dría tener un nuevo concepto del bra.)
dinero si la c a m p a ñ a por la segunda civilización se hiciera en solo
dos idiomas: español e inglés.
".'.Estamos—termina—en la priEL PARO INDUSTRIAL
m e r a fase de un d e r r u m b a m i e n t o
más imponente que el de R o m a ?
¿Estamos, por el contrario, ante
un esfuerzo heroico de salvación
de la humanidad, mediante un solo régimen económico que nos conduzca a u n a nueva era de abundancia y de plenitud j a m a s conocida por el h o m b r e ? "
El Sr. Wells recibe al t e r m i n a r
su conferencia u n a larga y entusiasta ovación.
La falta de continuidad en las obras
públicas
EL D I S C U R SO DE
D. ALEJANDRO LERROUX
El anunciado discurso de don
Alejandro Lerroux en el debate
sobre el Estatuto
catalán
era
ayer el tema de todas las conver.saciones en los pa.iillos de la
Cámara. Aunque el jefe radical
no ha hecho a la presidencia de
las Cortes la oportuna petición de
palabra, ni ninguno de sus amigos la ha formulado tampoco en
su nombre, se daba por seguro
que en la sesión de hoy intervendrá el ex ministro de Estado. El
vicepresidente
primero de la Cámara, 'Sr. Barnés, en
funciones
de presidente,
ha acoplado
los
turnos e intervenciones
de esta
tarde sobre la base del discurso
del Sr. Lerroux.
El diputado radical Sr. ArniO/so dijo ayer en los pasillos del
Congreso que se había
recibido
una carta del jefe radical, y que
en ella afirmaba el Sr. Lerro.i.o
su deseo de hablar durante la sesión de hoy.
Como es sabido, marchó
anteayer a su. finca de San Ra-"
fael, de donde se proponía
regre-~
sar en las primeras horas de la~
mañana
de hoy. Durante
esta
breve ausencia de Madrid no ha
recibido
a nadie. Ha
querido
mantener
un silencio
absoliUo
acerca de sus propósitos. Un diputado radical, de los más allegados al jefe del partido, nos decía
ayer que, según sus
impresiones,
el discurso se dividirá en tres partes: inventario del silencio m,ayitenido desde que abandonó el Gobierno de la República;
examen
del problema del Estatuto,
con
expresión de sus puntos de vista, y planteamiento
de debate po"
Utico en toda su extensión.
Esto,
sin embargo, no pa.sa de ser una
conjetura, pues, como decimos, el
Sr. Lerroux no ha dicho a nadie
cuál sea su jirojJó.Hto.
Los diputados
catalanes,
que
anteayer dudaban todavía de que
el jefe radical interviniera
en la
discusión de totalidad del Estatuto, creían ya ayer en ella y no
ocultaban su ctiriosidad ante el
discurso. Anoche preguntamos
al
Sr. Companys si tenía alguna impresión sobre la forma en que el
SY. Lerroux se produciría, y nos
dijo:
—El Sr. Lerroux ha dicho siempre que ser radical es ser federal. Por lo tanto, ,si no se desdice de su pensamiento, tendrá que
declararse federal, dentro,
naturalmente, de las posibilidades
federables que ofrece la Constitución. De todas formas, y aunque
Una moneda mundial el Sr. Lerroux se ha encerrado en
P e r o esto es difícil si atendemos un absoluto hermetismo,
yo creo
a que cada Estado, dentro de sus que hará, un disctirso
político,
límites, dispone de su dinero a su
político. Sí es o.s{,
antojo. Vivimos un régimen eco- esencialmente
nómico que a b a r c a el mundo ente- y se hace necesario contestar o
ro. Sin embargo, no se h a llegado refutar algunos de sus argumeii'
a lo que parecía lógico: a la crea- tos, le contestaré yo en nombre
ción de la m o n e d a mundial.
Se t r a t a de compensar las con- de la minoría.
También
el Sr. Maura
habló
vulsiones del intercambio con la
elevación de m u r a l l a s a d u a n e r a s . ayer de las posibilidades
polítiEsto demuestra que es imposible cas que puede ofrecer la interque sigamos n u e s t r a civilización,
que se ha hecho fatalmente cosmo- vención del Sr. Lerroux,
•—Es necesario que hable—depolita, , empleando un sistema de
mandos p u r a m e n t e nacionales.
cía—1/ ^que lo haga en un tono
El ocaso de nuestra civi- de cordialidad republicana. Mi
impresión es que lo hará asi. Y
lización
es necesario. Queda mucho por
Nuestra civili7ación se hunde. No hacer, y sólo f;stableciendo
e.ia
hagamos caso de la absurda doc- cordialidad
y apretándose
en
trina según la cual la salvará la
revolución social. Este régimen, o una estrecha unión los partidos
06 salva por si mismo o perece. E n se puede llegar a realizar la obra
I n g l a t e r r a la criminalidad y la de-, que la República
necesita.
lincuencia h a n aumentado en los
Como es natural, los más exúltimos años en un 100 por 100; los
pairados, en un 400 por 100. E n tensos comentarios alrededor del
cambio, los presupuestos p a r a en- discur,so esperado del Sr. Lerroujs
señanza e investigaciones científi- estuvieron a cargo de sus correcas han descendido. H e aquí el síntoma de un rápido descer.iso de la ligionarios, que nn se cansaban
de anunciar que la
intervención
civilización.
P e r o "esto no es fatal ni inevita- de ,5M jefe en la sesión de hoy
ble. Baeta con que los pueblos se será
trascendental.
pongan de acuerdo para dar fin a
** *
sus querellas y arreglen su cuestión monetaria. No soy tan ingeNuestra opinión: nada tendría
nuo que crea que en esto reside el de particular que el Sr. Lerroux
remedio único p a r a nueetras males. Pero esto es desde luego lo dedicara lo principal de su discurso a pedir una política de cormás urgente.
dialidad republicana, con vistas a
La misión del pensamien- Ama modificación del Gobierno
to español
A!:aña, tan pronto como ¡a,s cirE s indudable que E s p a ñ a tiene cunstancias
parlamentar ia's lo
un papel que desempeñar en esta exigieran;
pero—eso
sí—pondrá
segunda civilización.
"A mí—dice el Sr. Wells—me el tnáximo cuidado en sus palacomplace particularmente exponer bras a fin de eoitar todo aqueestas ideas en Madrid y ante es- llo que pudiera interpretarse
copíritus selectos. Sólo siento no po- mo un deseo de quebrantar
al
der expresarlas en caotellano. El
Gobierno,
pensamiento eegaáol h a represen-
E l ministro de Obras públicas dedica eetos dias su
activa atención al estudio de la situación industrial
en la más intensa zona productora de! norte de E s paña. Después d e haber recorrido importantes r e giones agrícolas y haber comprobado que la p e r s pectiva de una bue^na cosecha r e s t a ñ a vertiginosamente las heridas económicas del campo, por pirofundae que éstas parezcan, h a desviado su preocuriación hacia otros sectores de la vida productora española que dependen más de la voluntad de los hombres que de los caprichos de la Naturalessa, y con su
a g u d a intuición de h o m b r e de Jucha h a comprendido
que el E s t a d o debe tener algo interesante que h a c e r
ante aquella cruda depresión industria!.
E n efecto: el Estado ti'ene mucho que hacer, sobre todo en el paro que sufren las grandes industrias
de siderurgia y metalurgia españolas, porque ó] h a
sido el principal causante y el má<3 directo re.sponsable de su precaria situación actual. Eísas grandes
industrias, localizadas en dos o tres provincias, sienten, como todas las indusü-ias nacionales, los efectos
de la penuria general económica, debida a varias
causas que no eg preciso a h o r a definir; pero quien
desató en ella la crisis, concreta y eepeciflcamente, y
las lanzó a un colapso que no hizo sino a g r a v a r m á s
tarde el estado general de los negocios del país, fué
el P o d e r público. Y sólo el P o d e r público puede sacarlas del presente estado de parálisis. Decimos p a rálisis porque varias do las fábricas tuvieron y a q u e
cerrar materialmente, y las que aún trabajan !o h a cen a mucho menoe de media producción; no en r a zón dis su capacidad, que es infinitamente mayor, sino de la que había llegado a ser su producción hace
dos o tres años.
L a g r a n industria a que nos referimos está pagando las consecuencias de su patriotismo y de su devoción al Estado. Hubo un Gobierno en E s p a ñ a que la
requirió p a r a desarrollar un descomunal esfuerzo, en
la creencia de que el Poder público podía provocar
sin limitaciones la creación de riqueza en el país. Se
la conminó a que se capacitara fulminantemente, y
en todos los órdenes, p a r a ]a ejecución de grandiosos planes de obras públicas. Sus representantes se
dirigieron al Gobierno haciendo ver los peligros de
acudir a excesivss arapliacion€« industriales, y solicitando que el ritmo de la,«! construcciones fue«*
adaptado a los medios de producción, y a importantes, con que !a naoióil contaba. F u é inteppíretada su
i cbiistíincia coiao u n a egoísta asplrsción a, ajiistar a
su conveniencia <>1 interés riactona!.'
Las E m p r e s a s tuvieron que someter,se a la voluntad gobernante, y si hubo algunn,- remisas en 1^ obrdiencia, se vieron obligadas a ceder a n t e ios líospechas de que la industria española no tuviera capacidad suficiente para servir en un momento dado a las
necesidades del país, o, en último término, ante las
amenazas de que hatjria que recurrir a la producción
extranjera.
Y asi fueron a.mpliadas in.^talacionee, reorganizadas fábricas, reforzada la potencia induístrial, sacrificadas enormes cifras de capital, a u m e n t a d a s las l e .
giones obreras. La g r a n industria de eiderurgia y metalurgia respondió, f-n fin, a la extraordinaria apelación del Etótado, haciendo mil.<ígro.s de dilatación ">
intensificación de sus trabajos. Produjo los carriles,
y las locomotoras, y los vagones, y todos loe m a t e r i a les que se le d e m a n d a b a n . Y .si' en a l g u n a ocasión
pretendió tomarse mayorpH plazos que los que en los
concursos se le sí^ñalaban, p a r a la entrega de! material, con e! fln de no a u m e n t a r demasiado lo« equipos de trabajo y exponersse después a u n a crisis inevitable, se le espoleaba implacablemente con multas
muy ele.vadas.
Cambió aquel Gobierno, y el que le sucedió t r a j o
u n a orientación radicalmente di.stinta a la política
económica; condenó loe proyectos de obras públicas
del anterior y frenó sin miramientos toda la latx>r
e.mprcndJda, Ta! vea su orientación fues-e más prudente y más sensata que la del otro Gobierno que s«
había lanzado en c a r r e r a d e s m a n d a d a ; pero, ¿qué
culpa tenía en ello la indu.stria comprometida? Sin
embargo, fué la indu.stria la que cargó con la ponitencla, y ee vio e^nvuelta, en u n a depresión que fué
avanzando h a s t a casi paralizarla.
Ahora el ministro de Obras pública.? ee propone
facilitar a In gran industria norteña alsrún alivio temporal. E s bien plausible la intención y njay de desear el éxito del proyecto. P e r o no basta. Hay que
hacer bastante m á s por r e p a r a r el estrago. Sencillamente, lo que se hace en todas partes donde el E s t a do no procede por convulsas corazonadas ministeriales en la política de obras públicas, sino que la entrega a organismos técnicos comprensivos de todos
los factores que la inte.rrran y que además a s e g u r a n
una racional continuidad.
SítttiiitUtíUit
LA POLÍTICA J A P O N E S A
Ha llegado a Tokio el príncipe Saiongi
TOKIO 19 (12 n.).—De la Agencia Rengo. El principe Saiongi h a llegado a esta capital. I^as autoridades habían organizado un servicio de vigilancia muy
estrocho para evitar que pudiera cometerse algún
atentado.
Dicho principe someterá probablemente m a ñ a n a
al E m p e r a d o r sus puntos de vista acerca de la formación de! nuevo Gobierno.
E n los círculos políticos se asegura que un grupo
de dirigentes del partido social demócrata y de otros
partidos que h a n decidido la formación d« un. p a r tido socialista nacional h a n enviado u n a Comisión
a dicho principe p a r a insistir acerca do la necesidad
de que Se constituya u n Gobierno exclusiva-raenta
nacional. (Fabra.)
El g e n e r a 1 W e y g a n d ,
académico
P A R Í S 19 (12 n.).—Hoy se h a celebrado en la Academia F r a n c e s a la reoepcjón del genera! Weygand.
El nuevo académico habla sido elegido el 11 de junio p a r a ocupar el sillón que dejó vacante el m a r i s cal Joffre. (Fabra.)
:«mmt»m«mm<«mttmmt:m»t«ttm»mmm««nt«
U n a aviadora n o r t e a m e r i c a n a
i n t e n t a c r u z a r el A t l á n t i c o
HASBROUCH H E I G H T S (Nueva Jersey) 19 (12
noche,).—La aviadora norteamericana Amelia E a r hart, que fué como pasajera a bordo de! hidroavión
que efectuó la travesía del Atlántico en 1828, h a emprendido ,«! vuelo en ol aeródromo de Tataerborcu,
a las 19,16, hora de Greenwioh, p a r a i n t e n t a í mía. te
trave#ia del Atlántico, ÍFabra.X
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