ALFONSO XIII [Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena] (Madrid, 17 de mayo de 1886 / Roma, 28 de febrero de 1941) Hijo póstumo de Alfonso XII y de María Cristina de Habsurgo, recibió una educación eminentemente palaciega y militar que condicionó su comportamiento político: tras jurar la Constitución y ser proclamado rey en ejercicio el 17 de mayo de 1902, tuvo su primer incidente en el Consejo de Ministros encabezado por Sagasta al pretender reservarse en exclusiva el nombramiento de los altos mandos del Ejército. Durante la primera etapa de su reinado (19021907), su actuación como poder moderador siguió los preceptos constitucionales, pero tuvo frecuentes roces con los presidentes del Consejo en lo referente a su autonomía en la toma de decisiones, como sucedió con su apoyo a los militares implicados en los asaltos a las redacciones de los periódicos Cu-Cut! y La Veu de Catalunya que desembocaron en la Ley de Jurisdicciones de 20 de marzo de 1906. Durante ese periodo, las aspiraciones expansionistas en Marruecos encontraron un cauce en el convenio firmado en 1904 con Francia, país al que rindió visita en mayo de 1905, y en el que sufrió una agresión anarquista que se repitió casi un año después, durante su boda con Victoria Eugenia de Battemberg. Entre 1909 y 1917, don Alfonso alentó un proceso de modernización del régimen en sintonía con el programa del regeneracionismo finisecular. Apoyó los gobiernos reformistas de Maura (enero de 1907-noviembre de 1909) y Canalejas (febrero de 1910-noviembre de 1912), pero hubo de forzar la dimisión del primero tras la hostil acogida de buena parte de la opinión pública a la represión de la «Semana Trágica» barcelonesa de julio de 1909, y contempló cómo el asesinato del segundo agudizaba la crisis de representación de los partidos del turno, que quedaron divididos en tendencias difícilmente conciliables. La visita al presidente francés Raymond Poincaré, en mayo de 1913, sirvió para ratificar el tratado de 27 de septiembre anterior referente al Protectorado conjunto en Marruecos, y asegurar al país vecino una actitud benevolente en vísperas del estallido de la guerra europea. Durante el conflicto, don Alfonso fue uno de los grandes paladines del neutralismo a ultranza, a pesar de sus sondeos a los países beligerantes en pro de una intervención condicionada y su apuesta por reivindicar el papel mediador de España. A partir de la triple ofensiva desestabilizadora del verano de 1917, y del desmoronamiento de las monarquías del Centro y Este de Europa en 1917-1919, se pudo constatar una involución en el pensamiento político del monarca. La crisis social de la posguerra, la inestabilidad de los gobiernos, la agitación nacionalista, el militarismo rampante y el desastre colonial en Annual (1921) le hicieron madurar una salida autoritaria que él mismo estaba dispuesto a protagonizar, aunque a la postre apoyó la dictadura encabezada por Primo de Rivera. Si en un principio se mantuvo en sintonía con el proyecto de una dictadura transitoria, la conversión del primorriverismo en un régimen con voluntad de perdurar le inclinó hacia una oposición cada vez más evidente, hasta que el dictador presentó la dimisión en enero de 1930. Uno de los grandes errores del final de su reinado fue mantener sucesivos gobiernos palaciegos (el de Berenguer hasta febrero de 1931 y el del almirante Aznar hasta abril) sin abordar una inmediata normalización constitucional y electoral. Los comicios municipales de 12 de abril de 1931, que fueron contemplados por todos los actores políticos en clave plebiscitaria, precipitaron su destronamiento. Don Alfonso abandonó el país y suspendió el ejercicio de sus funciones, pero sin ofrecer su abdicación. Sus últimos años trascurrieron entre Fontainebleau y Roma, donde le sorprendió la Guerra Civil española. Aunque hizo algunas gestiones en favor de los rebeldes, nunca albergó esperanzas de recuperar el trono, especialmente cuando constató que Franco era mucho menos influenciable que Primo de Rivera. En consecuencia, abdicó en su hijo Juan el 15 de enero de 1941 y murió en la capital italiana pocas semanas más tarde. BIBLIOGRAFÍA Hall, Morgan C. (2005): Alfonso XIII y el ocaso de la monarquía liberal, 1902–1923. Madrid: Alianza Editorial. Moreno Luzón, Javier (ed.) (2003): Alfonso XIII, un político en el trono. Madrid: Marcial Pons. Tusell, Javier y García Queipo de Llano, Genoveva (2002): Alfonso XIII. El rey polémico. Madrid: Taurus.