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 INFORMACIÓN
Definiciones Holocausto- Término utilizado para denominar la destrucción sistemática del
judaísmo europeo a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La
palabra proviene del griego holókauston, usado en la traducción griega de la
Biblia para la palabra hebrea olá, que designa un tipo de sacrificio a Dios que
era totalmente consumido por el fuego…
Shoá- Palabra hebrea que connota un cataclismo destructivo.
Fue utilizada por primera vez para designar el exterminio de los judíos europeos
en un folleto publicado en Jerusalén en 1940 por el Comité Unido de Ayuda a los
judíos en Polonia. En 1942 un historiador de la Universidad Hebrea de
Jerusalén, Ben Zion Dinur, empleó la palabra Shoá con referencia al exterminio
del judaísmo europeo, en tanto catástrofe que evidenciaba cuán diferente y
singular era el destino del pueblo judío y actualmente Shoá, considerado un
término inequívoco, se ha difundido en varios idiomas.
Preferimos hablar de Shoá para hacer mención a lo sucedido, lo que nunca fue
una ofrenda a Dios sino un cataclismo destructivo contra toda la Humanidad.
Shoá
La política antijudía nazi comenzó con actos de intimidación y de terror,
negación de derechos humanos y civiles y presiones para eliminar la presencia
judía en Alemania - y acabó con la casi total destrucción de la judería de los
países ocupados de Europa. Esta política fue ejecutada por el partido nazi y por
distintos departamentos del Estado alemán, y con la asistencia activa de
elementos antisemitas pronazis en los territorios conquistados por los alemanes
durante la Segunda Guerra Mundial. Países satélites de Alemania también
participaron en este proceso.
La hostilidad hacia los judíos en esa época estaba sin duda exacerbada por el
antijudaísmo tradicional, pero se basaba principalmente en el antisemitismo
racista que era uno de los fundamentos esenciales de la ideología
nacionalsocialista. Según ésta no había lugar para los judíos en la sociedad
humana.
Las etapas de la implementación de la política nazi fueron determinadas por una
variedad de factores: la posición política de la Alemania nazi dentro de la
comunidad internacional; la medida en que la ideología nazi fue aceptada en el
seno de la sociedad alemana y en el de otras naciones de la Europa ocupada;
consideraciones económicas y los avatares de la guerra. Pero en el análisis final
la ideología antisemita y racista nazi fue la que inclinó la
balanza, siendo el resultado la destrucción de seis millones de judíos,
aproximadamente un tercio del pueblo todo.
El Holocausto tuvo como resultado el exterminio de centenares de comunidades
judías junto con sus riquezas materiales y espirituales. Por su naturaleza y
amplitud fue la tragedia más grande que azotó al pueblo judío en toda su
historia.
Alemania nazi y los judíos 1933 - 1939
En los años veinte y treinta del siglo veinte irrumpió un nacionalismo violento y
antisemita, de tonos racistas y sociales, que exigió limitar las actividades
económicas de los judíos y su expulsión de la vida pública de los países en los
que nacieron y se criaron, catalogándolos a la vez de raza inferior y peligrosa.
Con la ascención al poder de Adolf Hitler en Alemania el antisemitismo racial se
convirtió en un instrumento de Estado y en la ideología oficial del Tercer Reich.
En 1938 se desató en Alemania una campaña de destrucción de sinagogas,
arrestos masivos, destrozos y saqueos de tiendas, y el registro sistemático de
bienes judíos con el propósito de su posterior confiscación. Junto a los judíos
fueron perseguidos por el régimen nazi otros grupos considerados enemigos del
Reich
Antisemitismo - El odio a los judíos
El antisemitismo es un fenómeno enraizado en la cultura europea desde hace
muchos siglos. La imagen del judío como asesino de Cristo (el crimen de
deicidio) y el hecho de que la gran mayoría de los judíos se negó rotundamente
a convertirse, provocaron la sospecha y el odio. En los países cristianos los
judíos sufrieron humillaciones y expulsiones, fueron obligados a usar distintivos
especiales sobre sus vestimentas y a vivir en guetos. Fueron señalados como
hijos del diablo y acusados de asesinar a niños como parte de sus rituales
religiosos. Sin embargo la Iglesia prohibió que se les niegue el sustento y el
cumplimiento de los ritos de su religión e impidió su total exterminio.
En la era moderna el antisemitismo destacó los aspectos sociales, económicos y
políticos de la existencia de los judíos. El antisemitismo moderno otorgó al odio
antijudío tradicional nuevas características y dinamismo, por medio de las
teorías raciales desarrolladas desde mediados del siglo XIX y popularizadas en
los países europeos.
El término "antisemitismo", que señala a los judíos como miembros de un grupo
racial único, y no como personas que denotan una fe determinada o pertenecen
a una nación diferente, fue introducido por primera vez en el discurso público en
Alemania en los años setenta del siglo XIX.
Recién en la década del treinta del siglo veinte, con el fortalecimiento de la
ideología nacionalsocialista y el ascenso de Adolf Hitler al poder en Alemania, el
antisemitismo racial se convirtió en instrumento de un partido de masas y
consecuentemente en la política oficial de un estado, el Tercer Reich.
La esencia judía se concretizaría según los antisemitas modernos en sus
características biológicas. En el pasado el judío había tenido la posibilidad de
escapar a las persecuciones por medio de la asimilación, o la renuncia a las
costumbres de su tradición, o la conversión, adquiriendo de ese modo el
derecho a la admisión a la sociedad europea. La concepción racial anuló esta
posibilidad. Acorde a ésta el pueblo alemán sería la rama más pura y excelsa de
la raza ario - nórdica, y los judíos por su parte una sub-raza, dedicada
constantemente a subvertir el orden social establecido y a destituir a la raza
superior de su posición de liderazgo.
La derrota de la raza aria y la victoria del judaísmo significarían la decadencia
del mundo occidental y el ocaso del género humano.
La consolidacion del poder nazi
La toma del poder por Hitler y los nazis fue facilitada por circunstancias políticas
y sociales que se desarrollaron en Alemania entre las dos guerras mundiales.
Muchos alemanes fueron incapaces de admitir la derrota de su país en la
Primera Guerra Mundial. Según éstos los judíos tuvieron un papel fundamental
en la derrota. Alegaron que un puñal clavado en la espalda de las tropas y la
debilidad de la retaguardia civil paralizaron a los ejércitos en el frente y
provocaron su colapso.
La gran mayoría de los alemanes se oponía a las condiciones impuestas por el
Tratado de Versailles y para muchos de ellos la democracia era un régimen que
no se ajustaba a las tradiciones y el carácter del pueblo alemán. Los términos
del tratado de paz y la obligación del pago de indemnizaciones astronómicas a
los vencedores eran considerados como un acto de venganza y una injusticia sin
límites.
La sensación de frustración frente a la realidad impuesta por las potencias
occidentales y el temor de una posible revolución comunista en Alemania
prepararon el terreno sobre el que se desarrollaron y florecieron grupos radicales
de derecha. El partido nazi fue uno de esos grupos. La inestabilidad económica
de posguerra también dio impulso al descontento y la búsqueda de soluciones
extremas.
En 1925 se notó un cambio positivo en el estado de ánimo colectivo como
consecuencia de mejorías en la situación económica - que resultaron ser
temporarias-, y un clima político más calmo y prometedor. Pero la crisis
económica que estalló a fines de 1929 hizo subir el descontento, la inseguridad y
la desorientación a grados desconocidos hasta entonces.
En 1919 se sumó a una pequeña agrupación nacionalista, anticomunista y
antisemita en Munich Adolf Hitler, un soldado desmovilizado que había sido
herido durante la guerra. En poco tiempo se convirtió en el líder de la
organización a la que dio el nombre de Partido Nacional Socialista, redactando
asimismo su plataforma racista y antisemita. En 1923 intentó hacerse del poder
en Baviera por medio de un golpe de estado que fracasó. Fue juzgado y
condenado a prisión pero liberado al poco tiempo. Después de su liberación se
dedicó a reorganizar el partido. En los meses de encarcelamiento escribió su
libro Mein Kampf [Mi Lucha], en el cual desarrolló sus ideas respecto a las
teorías raciales y la conquista del mundo por parte de Alemania liderada por los
nazis.
Después del fracaso de su intento golpista Hitler llegó a la conclusión de que la
mejor forma de llegar al gobierno era utilizar los medios legítimos que ponía a su
disposición la democracia representativa. Al mismo tiempo él y sus acólitos
nunca ocultaron que para ellos la democracia era sólo un medio para acceder al
poder.
En las elecciones al parlamento alemán [Reichstag] de 1924 el partido nazi
consiguió el 3% de los votos y su representación consistió de 14 diputados. En
1928 la representación se redujo a sólo 12 escaños. El punto de inflexión se
produjo en las elecciones de 1930, las primeras realizadas después del estallido
de la crisis mundial. Los nazis sorprendieron al recibir el 18.3% de los sufragios
que significaban 107 diputados en el Parlamento. En julio de 1932 los nazis se
convirtieron en la facción mayoritaria con 230 representantes.
Su ascenso al poder el 30 de enero de 1933 - cuando el presidente Hindenburg
confirió a Hitler el cargo de Canciller [primer ministro] de Alemania - se produjo
por métodos democráticos.
El comienzo de las persecuciones antijudías en la Alemania nazi
En los años treinta del siglo veinte había en Alemania alrededor de medio millón
de judíos, aproximadamente el 0.8% de la población. La mayoría se
consideraban patriotas alemanes, vinculados al modo de vida del país a través
de la lengua y la cultura. Muchos se destacaban en las ciencias, la literatura y
las artes y eran empresarios exitosos en distintos ramos de las actividades
económicas y financieras. Antes de 1933 hombres de letras y científicos de
origen judío recibieron el 24% de los Premios Nobel otorgados a alemanes. No
obstante debido a los matrimonios mixtos, a un crecimiento vegetativo
sumamente bajo y a las conversiones, había quienes opinaban que los judíos
desaparecerían de Alemania en un breve lapso de tiempo. Resulta paradójico
que justamente en Alemania, y en el seno del pueblo alemán al que anhelaban
asimilarse, se hayan implementado los principios de la ideología nazi.
Con la llegada de los nazis al poder la política antijudía se manifestó de dos
formas paralelas: por una parte medidas de corte legal destinadas a eliminar a
los judíos de la sociedad, privarlos de sus derechos civiles y llevarlos a la ruina
económica; y simultáneamente campañas calumniosas, provocaciones y
violencia en cada ámbito de la vida dirigidas a forzarlos a abandonar Alemania.
El 9 de marzo de 1933, pocas semanas después de la asunción de Hitler al
poder, comenzaron a lo largo y ancho de Alemania ultrajes organizados contra
los judíos. Unas dos semanas más tarde comenzó a funcionar el campo de
concentración de Dachau, en las cercanías de Munich. En éste fueron
encerrados, comunistas, socialistas y liberales alemanes, y todo aquel
considerado un enemigo del régimen. Dachau se convirtió en el modelo a partir
del cual fue diseñado el sistema nazi de campos de concentración. En unos
pocos meses la democracia fue liquidada y Alemania se convirtió en un Estado
policíaco centralizado y unipartidario.
En abril de 1933 comenzó una nueva etapa en la política antijudía del régimen
nazi, que consistía en la anulación de la igualdad jurídica y civil de los judíos,
acompañada de la desposesión económica, el aislamiento social y el
aceleramiento del proceso de abandono del país. Las protestas que despertaron
estas medidas en el mundo fueron interpretadas por los nazis como una
provocación orquestada por los judíos, y cuya respuesta fue la proclamación de
un boicot económico contra éstos en Alemania. El boicot duró sólo un día, el 1º.
de abril de 1933, y fue precedido por una intensiva campaña de propaganda.
Durante el mismo, negocios y empresas judíos fueron rodeados por piquetes de
guardia de miembros de la S.A. que impedían la entrada de clientes. Vale
destacar que no pocos alemanes no se dejaron amedrentar y realizaron sus
compras en establecimientos judíos.
El 7 de abril de 1933 fue decretada la Ley de Restablecimiento del Servicio Civil
Profesional. Ésta estaba destinada a purgar la burocracia estatal de judíos y de
supuestos enemigos del régimen. Fue ésta la primera ley de contenido racista
de Alemania, y tenía como meta aislar a los judíos y quitarlos del entorno social.
Miles de judíos fueron despedidos de cargos públicos en el sistema judicial,
educativo, de salud, etc., y se les prohibió servir en las fuerzas armadas
alemanas.
Durante 1933 también se realizaron actos públicos de quema de libros, llevados
a cabo generalmente por estudiantes universitarios, suceso sin precedentes en
la Europa del siglo veinte. Millares de libros fueron quemados por el mero hecho
que sus autores eran judíos, como parte de la campaña de expulsar a los judíos
de la vida cultural de Alemania, en la cual su presencia era destacada, ya sea en
la literatura, el periodismo, el teatro y la música.
Alemania se convierte en un Estado racista
En setiembre de 1935 fueron promulgadas por el Reichstag las Leyes de
Núremberg. Como consecuencia los judíos se convirtieron en ciudadanos de
segunda clase. Una variedad de decretos fue dictada para complementar estas
leyes y prepararon el terreno para las persecuciones que se volvieron cada vez
más cruentas.
En el seno de amplios sectores del público judío persistía la ilusión de que los
nazis no se atreverían a expulsarlos totalmente debido a la contribución positiva
que hacían al comercio y la industria de Alemania. Los nazis por su parte
tuvieron cuidado durante un tiempo de no liquidar empresas judías,
especialmente aquellas que tenían relaciones comerciales con otros países.
Mientras tanto los judíos fueron expulsados de las universidades, rechazados
por las editoriales y sin ningún periódico que estuviera dispuesto a publicar sus
escritos. En el proceso de nazificación de la literatura, el arte y la ciencia
tuvieron un lugar destacado artistas y científicos famosos. Médicos y hombres
de ciencia contribuyeron a cimentar las teorías raciales.
La persecución de los ‘enemigos’
Los gitanos - Los gitanos eran considerados por los nazis como un elemento
asocial que debía ser extirpado del seno de la nación alemana. En especial
fueron perseguidos los gitanos nómadas y su suerte fue similar a la de los
judíos. De los 44.000 gitanos que vivían en el Reich, miles fueron enviados a
campos de concentración después del comienzo de la guerra. Otros fueron
internados en campos de tránsito y de allí deportados a guetos y campos de
exterminio. Entre 90.000 y 150.000 gitanos europeos fueron asesinados por los
nazis.
Los homosexuales - La homosexualidad era ilegal en Alemania desde antes de
la llegada de los nazis al poder. Estos la consideraban una aberración que
contradecía el principio de la expansión de la raza aria en el marco de una vida
familiar normal. Cerca de 15.000 homosexuales fueron internados en campos de
concentración, y varios miles perecieron por los maltratos y las duras
condiciones que imperaban en aquellos.
Inválidos - Entre 200.000 y 350.000 discapacitados, enfermos crónicos y
mentales, ancianos, autistas y otros, fueron esterilizados por la fuerza hasta
1939. Desde 1939 comenzó, en el marco de un programa denominado
Eutanasia, el exterminio sistemático de esos grupos. Apodado en código T4, el
plan estaba destinado a preservar la pureza de la raza aria eliminando a todos
aquellos que denotaban defectos raciales, para crear de ese modo una
comunidad nacional (volksgemeinschaft) ideal. Las víctimas eran asesinadas
con gases o inyecciones letales o morían de inanición. De ese modo fueron
eliminadas entre 200.000 y 275.000 personas.
La Iglesia Católica - A partir de 1933 fueron arrestados miles de miembros del
Partido del Centro y sacerdotes católicos e instituciones educativas y
eclesiásticas fueron clausuradas, de acuerdo con la política totalitaria del
régimen de no permitir ningún tipo de autoridad que pudiera competir con la de
los nazis. Esto ocurrió en total contradicción con el Concordato firmado entre el
Vaticano y el gobierno de Hitler.
Durante la guerra organizaciones católicas fueron perseguidas y miles de
sacerdotes encarcelados y asesinados en los territorios conquistados por los
nazis.
Otro grupo perseguido cruelmente por los nazis fueron los Testigos de Jehová,
que creían que en el fin de los días serían juzgados aquellos que no compartían
sus creencias, se oponían al servicio militar y adoptaron una actitud inequívoca
contra el régimen. Muchos de los miembros de la secta fueron arrestados y
encerrados en campos de concentración.
1938: El año crucial
Los sucesos de 1938, año que recibió el apodo de "crucial" en un documento
alemán, presagiaron una etapa extrema en la política antijudía del régimen nazi.
Este año fue testigo de una intensificación de la política expansionista de
Alemania y del aceleramiento de los preparativos bélicos.
El 5 de octubre de 1938 se canceló la vigencia de los pasaportes de judíos, y se
agregó la letra J [por Jude, judío] en los pasaportes de salida que se expedía a
los que emigraban.
Otra ley de 1938 obligaba a hombres y mujeres judíos agregar los nombres
“Israel” y “Sara” a los propios, en caso de no poseer un típico nombre judío de
acuerdo a una lista confeccionada por funcionarios estatales. De esa forma los
judíos podían ser fácilmente identificados por medio de sus nombres.
El 27 de octubre de 1938 comenzó la primera operación de expulsión masiva de
judíos del territorio del Reich. La operación, que estuvo dirigida contra judíos de
nacionalidad polaca, se realizó con métodos violentos y crueles y sin
contemplaciones, así se tratase de ancianos, enfermos o niños. La deportación
se realizó en dirección a la frontera polaca y recibió el apodo de la “expulsión a
Zbązsyń”, por la población polaca a la cual llegaron en trenes sellados gran
parte de los refugiados. Estos sucesos tuvieron una relación directa con el
pogromo ejecutado entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938, conocido como la
Kristallnacht o “Noche de los cristales rotos”. Oficialmente los desmanes
antijudíos fueron presentados como una represalia al asesinato de un
diplomático alemán en París, Ernst vom Rath, a manos de un joven judío de
nombre Herschel Grynszpan, que de esa forma quiso protestar por los maltratos
sufridos por su familia y otros judíos durante la expulsión y por las condiciones
en que se encontraban. Si bien la propaganda argumentó que los ataques
fueron espontáneos, no tuvieron nada de ello. La señal para el inicio fue dada
por el ministro de propaganda, Joseph Goebbels y ejecutadas por los
organismos nazis. Durante los ataques fueron asesinados 91 judíos, más de
1400 sinagogas fueron incendiadas y centenares de tiendas y negocios
pertenecientes a judíos destruidos por los pogromistas. Cerca de 30.000 judíos
fueron recluidos en campos de concentración y la comunidad judía fue obligada
a pagar una indemnización de mil millones de marcos.
La emigración de Alemania
Desde el comienzo de 1938 aumentó considerablemente la emigración de judíos
de Alemania, a pesar de las dificultades que las autoridades ponían a los
emigrantes
potenciales. La venta forzada de bienes de judíos a alemanes - proceso que
recibió el apodo de “arianización”, se hizo cada vez más agresiva. De los
aproximadamente medio millón de judíos que habitaban en Alemania, emigraron
cerca de 300.000. Organizaciones judías internacionales, asociaciones judías
alemanas y el movimiento sionista participaron en la organización de la
emigración. Ésta se vio dificultada por las trabas administrativas que ponían los
países de destino de los emigrantes, lo que incidió en el número de personas
que pudieron abandonar Alemania.
El presidente norteamericano F. D. Roosevelt, en un intento de aportar
soluciones al problema de los refugiados judíos, convocó a una conferencia
internacional que se llevó a cabo en la ciudad de Evián en Francia. En julio de
1938 se reunieron en esa ciudad situada a la orillas del lago de Ginebra los
representantes de 32 países. Todos los participantes declararon su indignación y
condena por la situación en que se encontraban los refugiados, pero uno tras
otro expresaron la imposibilidad de sus países de recibirlos. El representante de
Australia incluso declaró que "en la situación actual Australia no puede hacer
mucho más... siendo que en nuestro país no existe un problema racial real, no
queremos importarlo."El gobierno de Gran Bretaña por su parte impidió la
inmigración a la Tierra de Israel. Después de la "noche de los cristales rotos"
aumentó más aún la presión de los judíos para emigrar y la desesperación los
llevó a cualquier lugar posible, incluso a Shanghai en la China. Pero justamente
en ese momento angustiante las puertas de la mayoría de los países del mundo
permanecieron cerradas para ellos.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial y la política antijudía
Después de la conquista de Polonia los judíos fueron concentrados en guetos,
mientras que en Europa occidental comenzaron a ser registrados y forzados a
vender sus bienes.
Leyes raciales fueron también instituidas en el norte de África.
En los países del sureste de Europa los judíos fueron reclutados por los
regímenes que colaboraron con la Alemania nazi para realizar trabajos forzados.
Decenas de miles de los reclutados perecieron.
El comienzo de las persecuciones en Polonia
Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial comienza una nueva etapa de
la política antijudía del régimen nazi. La guerra cambió totalmente la faz de
Europa y del mundo en
general, y causó la muerte de millones de civiles, miembros de pueblos y
naciones diferentes. Durante la misma se llevó a cabo el diabólico programa
genocida contra el pueblo judío.
Tres semanas después del ataque alemán, y mientras Polonia intentaba
rechazarlo, la Unión Soviética invadió la parte oriental de ese país. La ocupación
se realizó acorde al pacto secreto firmado casi un mes antes entre el ministro de
relaciones exteriores soviético Molotov y el de Alemania, Ribbentrop. En el lapso
de tres semanas Alemania derrotó a Polonia, quedando éste país dividido en
tres partes: las zonas occidentales y septentrionales que incluían a Lodz, la
segunda ciudad más importante del país, fueron anexadas a Alemania; los
distritos orientales fueron anexados por la Unión Soviética; y los territorios
restantes en el centro del país fueron denominados como zona del Gobierno
General, y su destino permaneció indefinido en la primera época de la
ocupación. Se estima que en la zona ocupada por los alemanes se encontraban
1.8 millones de judíos y más de un millón en la zona que ocupó la Unión
Soviética.
Desde principios de la guerra los alemanes se desprendieron de todas las
consideraciones políticas y morales que pusieron algún freno a sus acciones en
tiempos de paz, cuando todavía era importante tener en cuenta a la opinión
pública. Dejaron de tener reparos en el uso del terror contra el pueblo polaco,
encarcelando y asesinando a sus dirigentes y elites intelectuales, y tratando de
convertirlo en un esclavo al servicio de la "raza superior".
Dado que la política respecto de los judíos y los métodos para solucionar la
cuestión judía eran considerados como parte del plan destinado a impedir el
daño que causaban los judíos al pueblo y al Reich alemanes, las SS y la policía
se veían a sí mismas responsables de la ejecución de los mismos. Ya en
setiembre de 1939 Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina de Seguridad del Reich
de las SS, envió una "orden urgente" que definió los procedimientos y el trato
hacia los judíos en las zonas polacas ocupadas. En esa orden se dispuso que
los judíos que habitaban pueblos y aldeas debían trasladarse a concentraciones
más grandes en las ciudades (lo que constituyó un primer paso al
establecimiento de guetos en las mismas).
Asimismo se ordenó la formación de "consejos judíos" (Judenraete) encargados
de la ejecución al pie de la letra de los edictos emitidos por las autoridades
nazis. En esa disposición Heydrich hizo una distinción entre una etapa de
transición en la ejecución de la "solución al problema judío" y la "meta final",
aunque no se debe suponer de que ya en esa época se había definido esa meta
final como el exterminio total de los judíos y se había llegado a planificarla.
Sabemos que existían planes indefinidos y la intención de solucionar el
problema judío de un modo rápido y radical. En esa época aún prevalecía la
tendencia a forzar a los judíos a emigrar de los confines del Reich alemán. Al
entrar a las ciudades y poblaciones polacas los alemanes dieron rienda suelta a
un sinfín de vejaciones y humillaciones hacia todo judío que se topaba con ellos.
Judíos fueron golpeados y hechos objeto de burlas, las barbas de judíos
observantes fueron brutalmente cortadas, y en muchos casos se organizaron
ejecuciones públicas con el propósito de aterrorizar a la población.
Los ejecutores eran miembros de unidades especiales de la Policía de
Seguridad (Einsatzgruppen) que acompañaban al ejército regular. Con su arribo
era común el incendio de sinagogas y de edificios junto con sus ocupantes.
Quienes se atrevían a salir a la calle eran secuestrados y enviados a realizar
trabajos forzados, en especial la reparación de los daños causados por los
combates. Luego de haber sido multados por el delito del estallido de la guerra,
y la destrucción cosecuente, cayeron sobre los judíos una infinidad de edictos,
entre ellos el registro de la mano de obra judía y la "obligación de trabajar", la
confiscación paulatina de sus bienes (por ejemplo, la "operación de las pieles"
mediante la cual se obligó a habitantes de los guetos a entregar abrigos de
pieles para uso de las tropas alemanas en el frente ruso, la confiscación de
muebles, etc.) y la anulación de sus medios de subsistencia.
Los alemanes decretaron para los judíos en las zonas ocupadas la obligación de
llevar un distintivo especial, tal como se solía hacer en la Edad Media, por lo
común un brazalete blanco con una estrella de David azul, o una estrella
amarilla sobre la chaqueta.
La expansión alemana y la política antijudía
En un lapso de menos de dos años, desde la conquista de Polonia en setiembre
de 1939 hasta la invasión de la Unión Soviética en junio de 1941, Alemania
consiguió apoderarse de la mayor parte de Europa: Dinamarca, Noruega,
Bélgica, Holanda, Francia, Yugoslavia y Grecia fueron ocupadas después de
breves campañas.
Al término de la exitosa campaña militar se amplió más aún el control alemán
sobre los judíos europeos. Países del sureste - Eslovaquia, Hungría, Rumanía,
Bulgaria - aceptaron de buen grado las imposiciones de Alemania, y fueron
incluidas en la esfera de influencia de ese país. En el amplio territorio del
continente europeo, considerado el ámbito del nuevo orden, los nazis se veían
amos y señores del destino de los judíos. Si bien había diferencias en los
métodos y la intensidad en el trato impartido a los judíos - dado que en occidente
los ocupantes alemanes debieron tomar en cuenta la posición de la población
local y concedieron a las administraciones de esos países una mayor autonomía
- la ideología nazi no hizo distinciones entre los judíos. Los nazis eran
conscientes de que el antisemitismo en Europa occidental no tenía la misma
intensidad y popularidad que en los países del este, y de que los judíos de
occidente eran considerados por muchos de sus habitantes como miembros de
la nación. Por ello los nazis no erigieron guetos en esos países como lo hicieron
en el Este del continente, donde encerraron a los judíos en condiciones terribles
de hacinamiento, detrás de vallas y muros, con la ayuda activa de muchos de los
pobladores locales, aislándolos del mundo exterior, privándolos de sus fuentes
de trabajo y condenándolos a una vida de humillación, pobreza, decadencia y
muerte. Aún así, en Europa occidental los nazis implementaron una política de
"arianización" (venta forzada de bienes) y discriminación, que fue ejecutada
paulatinamente.
A pesar de las diferencias la meta central de los nazis era idéntica: eliminar la
presencia judía por medio de la expulsión o la muerte causada por las pavorosas
condiciones de vida.
El expolio de las posesiones de los judíos
La expoliación de los bienes pertenecientes a los judíos era una parte integral de
la política nazi. Propiedades y riquezas acumuladas con trabajo y creatividad y
que constituyeron por muchos siglos una parte integral de la actividad
económica y cultural de Europa fueron usurpadas en forma sistemática.
Inmediatamente después de su asunción al poder los nazis se dedicaron a
expulsar a los judíos de la vida económica. A partir de 1938 el proceso recibió
validez legal. Al comenzar la guerra este método fue trasladado a los países
ocupados. Inmuebles, fábricas, tiendas y talleres artesanales, riquezas
culturales, obras de arte fueron confiscadas por orden de las autoridades nazis.
En Europa oriental el robo continuó dentro de los guetos. Después de las
deportaciones a los campos de exterminio la población local se apoderó de las
casas y parte de los bienes judíos. De los campos de muerte partían
constantemente trenes con los efectos personales de las víctimas.
Los guetos
Después de la conquista de Polonia la mayoría de los judíos de ese país fueron
encerrados en guetos.
Después de la primera ola de asesinatos masivos ejecutados en los territorios
que habían estado en manos de la Unión Soviética, también allí se establecieron
guetos, a pesar de que en la mayoría de los casos la época de encierro de los
judíos debería de ser muy corta antes de su aniquilación. En total los alemanes
erigieron más de mil guetos en Europa oriental y unos pocos en el centro y sur
del continente.
La vida diaria en los guetos
El 21 de setiembre de 1939 el jefe de la Policía de Seguridad de las SS ordenó
que los judíos residentes en aldeas y pueblos en la zona de ocupación alemana
de Polonia sean concentrados en ciudades grandes cercanas a éstos. Ese fue el
primer paso para el establecimiento de los guetos en Polonia. Los judíos fueron
encerrados en guetos, situados por lo común en la parte más pobre y
descuidada de la ciudad, a menudo sin electricidad e instalaciones sanitarias
básicas. A principios de 1940 fue establecido en Lodz un gueto grande,
herméticamente cerrado. El más grande se estableció en Varsovia a fines de
1940, donde fueron encerrados al comienzo unos 445.000 judíos.
Los judíos podían llevar solamente posesiones personales, perdiendo de esa
manera el resto de sus propiedades. El hacinamiento en los guetos era enorme
y la falta de higiene un problema insoluble. Las raciones oficiales de comida eran
insuficientes para el sustento. Bajo esas circunstancias la vida en el gueto se
caracterizaba por el hambre agudo y altos índices de enfermedad y muerte. Los
alemanes tomaban severas medidas contra los contrabandistas de comida,
incluso la pena de muerte.
A pesar de las condiciones inhumanas se llevó a cabo en los guetos por medio
de organizaciones comunitarias e instituciones de ayuda un esfuerzo
concentrado para preservar la vida y satisfacer las necesidades de la
comunidad.
Después de los asesinatos masivos en los territorios conquistados a la Unión
Soviética a partir de junio de 1941, se establecieron guetos también en esos
territorios, a pesar de que la intención de los alemanes era liquidar a sus
habitantes lo antes posible. El más grande de esos guetos fue establecido en
Minsk, Bielorrusia, en el que fueron encerrados cerca de 100.000 judíos.
En Terezin (Theresienstadt), una ciudad fortaleza en el noroeste checo, los nazis
establecieron un gueto en noviembre de 1941 en el que fueron recluidos judíos
de Bohemia y Moravia, judíos famosos o destacados del Reich y ancianos, y
algunos miles de judíos de Holanda y Dinamarca. De hecho este gueto sirvió
como campo de transición a campos de exterminio, bajo la supervisión de las
SS, aunque por un breve tiempo fue utilizado como un gueto modelo con fines
propagandísticos. En el momento de su liberación habían pasado por
Theresienstadt 155.000 personas - 35.440 perecieron en el gueto y 88.000
fueron deportadas para ser exterminadas.
En marzo de 1944 los alemanes ocuparon Hungría, y en abril comenzaron las
deportaciones a Auschwitz. En noviembre se estableció un gueto en Budapest
en el que fueron recluidos 70.000 judíos.
Con el establecimiento de los guetos se cumplieron algunas metas importantes
para los nazis: el hacinamiento de los judíos, bajo una estricta supervisión, el
robo de sus pertenencias y los beneficios que se podían obtener de su trabajo
Los guetos aislaron a los judíos del mundo exterior y los volvieron vulnerables e
impotentes en los momentos más decisivos. Asimismo exacerbaron la hostilidad
que ya existía en la población local. Los alemanes establecieron más de mil
guetos en Europa oriental, y algunos más en el centro y sur de ese continente.
El gueto de Lodz
En mayo de 1940 fue establecido el gueto de Lodz (Litzmanstadt para los
alemanes) - el segundo en tamaño en la zona de ocupación nazi después del
que fue erigido en Varsovia, y el más aislado de su entorno y de los otros
guetos.
Cerca de 164.000 judíos de la ciudad fueron encerrados, junto a decenas de
miles que habían sido expulsados del distrito, deportados del Reich y gitanos.
Desde el principio el gueto estaba destinado a ser transitorio, pero existió más
de cuatro años como consecuencia del interés de los nazis de aprovechar la
mano de obra judía.
Una valla de madera y alambradas de púas erigidas a principios de 1940,
sellaron el gueto y lo aislaron de Lodz y del mundo exterior. Carentes de
electricidad y agua corriente, sus hacinados habitantes eran presas de las
enfermedades y el hambre , causantes de un enorme grado de mortalidad.
Mordejai Jaim Rumkowski, el controversial y autoritario presidente del Judenrat,
consideraba al trabajo productivo al servicio de los nazis como un factor esencial
para la existencia y la única esperanza para la supervivencia. Para ello erigió un
extenso sistema de producción en el que fueron empleados judíos del gueto en
tareas para los alemanes, incluidos "resorts" (talleres) en los que trabajaban
también niños y jóvenes. Sin embargo la producción generada fue considerada
por los nazis solamente como una pausa en la tarea de exterminio.
En enero de 1942 comenzaron las deportaciones de Lodz al centro de
exterminio de Chelmno, que utilizaba camiones de gas para ese fin. Rumkowski
fue obligado a preparar listas de deportados y a organizar la concentración de
los expulsados. Los intentos que realizó para tratar de disminuir su número
fueron vanos. Hasta fin de ese año fueron asesinados casi la mitad de los
moradores del gueto de Lodz. El exterminio de los habitantes del gueto y de los
judíos de la zona continuó en forma intermitente hasta enero de 1945.
El gueto de Varsovia
En Varsovia los Nazis establecieron el gueto más grande de Europa durante la
Segunda Guerra Mundial. Antes de la guerra habitaban la capital de Polonia
unos 375.000 judíos, casi un 30 por ciento de la población. Inmediatamente
después de la rendición de Polonia los judíos de Varsovia fueron sometidos a
ataques brutales y reclutados por la fuerza a realizar trabajos forzados. En
noviembre de 1939 se legislaron las primeras medidas contra los judíos. Éstos
fueron obligados a llevar brazaletes de color azul y blanco con la Estrella de
David y se tomaron varias medidas de carácter económico cuyo resultado fue la
pérdida del sustento para la mayoría de los judíos. Asimismo se constituyó un
Judenrat bajo la presidencia de Adam Czerniakow. No se permitió el
funcionamiento de ninguna otra organización de ayuda social.
El 16 de noviembre de 1940 los judíos de Varsovia fueron encerrados en el
gueto. Sus habitantes comprendían un tercio de la población de la ciudad; el
gueto ocupaba una superficie equivalente al 2.4% de la misma.
Decenas de miles de refugiados expulsados a Varsovia aumentaron a 450.000
el número de personas confinadas. Rodeados por un muro que fueron forzados
a construir, bajo una vigilancia severa y violenta, los judíos fueron aislados del
mundo exterior. Dentro del gueto sus vidas transcurrían entre una lucha porfiada
por la vida o la muerte por enfermedad y hambre. Las condiciones de vida eran
insoportables. El hacinamiento llegaba a 6 y 7 personas por habitación y las
raciones de alimentos constituían no más de un diez por ciento de los
requerimientos diarios de un ser humano. La actividad económica era
insuficiente y en su mayor parte ilegal. Esto incluía el contrabando de comida.
Los que participaron en actividades económicas "ilegales" o que poseían algún
ahorro constituyeron la mayoría de los que lograron sobrevivir por algún tiempo.
Las murallas del gueto no lograron paralizar la creación cultural de sus
habitantes. Intelectuales, científicos, y artistas no interrumpieron sus actividades
a pesar de las graves circunstancias que los rodeaban. Por el contrario, la
ocupación nazi y la expulsión al gueto impulsaron a muchos artistas y creadores
expresar la tragedia que conmocionó su existencia. En el gueto funcionaron
bibliotecas clandestinas, el archivo "Oneg Shabat", muchos movimientos
juveniles e incluso una orquesta sinfónica. El libro, el estudio, la música y el
teatro se convirtieron en un refugio ante la triste realidad que los rodeaba y en
una remembranza de días mejores.
El hacinado gueto se convirtió en un foco de epidemias y de mortalidad masiva,
ante las cuales las instituciones comunitarias judías, especialmente el Judenrat y
las organizaciones de caridad fueron impotentes. Durante toda la existencia del
gueto de Varsovia murieron más de 80.000 personas dentro del mismo. En julio
de 1942 comenzaron las deportaciones al campo de exterminio de Treblinka.
En julio de 1942 comenzaron las deportaciones al campo de exterminio de
Treblinka.
Al recibir las primeras órdenes de deportación el presidente del Judenrat , Adam
Czerniakow, se negó a tomar parte en la preparación de las listas de candidatos
a la expulsión. El 23 de julio de 1942 puso fin a su vida.
El comienzo de la Solución Final
Luego de la invasión alemana a la Unión Soviética el 22 de junio de 1941
comenzaron los fusilamientos masivos de judíos. Más del 80% de los judíos
lituanos fueron asesinados hacia fines de 1941. 150.000 judíos de Rumanía
fueron exterminados por alemanes y rumanos en los primeros meses de la
invasión alemana a la Unión Soviética.
Hasta comienzos 1943 fueron de asesinados la mayoría de los judíos de Ucrania
y Bielorrusia occidentales.
En enero de 1942 fue convocada en un suburbio de Berlín la Conferencia de
Wannsee con el propósito de coordinar los métodos de ejecución de la 'solución
final del problema judío'.
La invasión a la Unión Soviética
La última etapa de los designios nazis para solucionar el “problema judío”
comenzó con la Operación Barbarrosa - la invasión de la Unión Soviética
(22.6.1941) - realizada con una fuerza militar de una magnitud sin precedentes.
Los alemanes pretendían finalizar la campaña antes de la llegada del invierno
ruso. Esta fue planificada con sumo cuidado y por mucho tiempo. Junto a los
preparativos militares los alemanes organizaron unidades de colaboracionistas
formadas por anticomunistas ucranianos, lituanos, letones y bielorrusos. Hitler
consideraba a la invasión a la Unión Soviética como la realización de su
programa de conquista del "espacio vital" para la raza alemana y la oportunidad
de destruir al odiado régimen bolchevique. Por ello ordenó a los jefes militares
no tener piedad con los comisarios políticos y los intelectuales. Esta actitud
inspiró la famosa "orden de los comisarios" que definió las reglas a seguir
respecto de los comisarios políticos del Ejército soviético y de los judíos en los
territorios de la Unión Soviética.
Al principio las mujeres y los niños judíos no fueron fusilados (este era el método
que se empleaba en los asesinatos masivos en el Este) pero hacia mediados de
agosto de 1941 se incluyeron también a éstos. Aparentemente ello comenzó
después de la visita de Heinrich Himmler al frente, cuando se hizo evidente que
no era viable una solución territorial al problema judío. Desde el punto de vista
nazi mujeres y niños no tenían ningún valor como fuerza laboral y debían ser
eliminados por ser "consumidores inútiles de alimentos". Todos los judíos de
esas áreas se hallaron desde entonces bajo sentencia de muerte.
A la retaguardia de los ejércitos que participaron en la Operación Barbarrosa
actuaron cuatro "grupos especiales de acción" (Einsatzgruppen) caracterizados
con las letras A,B,C y D. Esas unidades estaban integradas por miembros de las
SS, policía y unidades auxiliares reclutadas entre la población local.
Centenares de miles de judíos lograron huir al interior de la Unión Soviética,
pero la mayoría quedó atrapada dentro del cerco alemán y cayeron víctimas de
los asesinatos masivos ejecutados por los Einsatzgruppen, el ejército alemán,
unidades policiales y colaboracionistas locales. A principios de 1942 más de un
millón de judíos fueron asesinados por los alemanes y sus colaboradores. Las
masacres tenían lugar generalmente en bosques, hondonadas y edificios vacíos
en las cercanías de las casas de las víctimas. A cierta distancia de las fosas
comunes preparadas con anticipación se ordenaba a las víctimas a desvestirse y
entregar sus objetos de valor. Luego eran conducidos en grupos a las fosas y
fusiladas. Muchos heridos fueron enterrados vivos.
En el lapso de dos días en setiembre de 1941 los miembros de un subcomando
del grupo de acción C asesinaron 33.771 judíos de Kiev en Babi Yar.
Babi Yar se convirtió también en la tumba de gitanos y de prisioneros de guerra
soviéticos. En Ponar, un bosque a 10 km. de Vilna fueron asesinadas más de
70.000 personas, la inmensa mayoría de ellas judías.
Hacia fines de 1941 los alemanes llegaron a la conclusión que la guerra iba a
ser larga y sumamente costosa y que el esfuerzo bélico requeriría mucha mano
de obra, especialmente la cualificada. Es por ello que decidieron utilizar,
temporariamente, a gente de los guetos como trabajadores forzados.
El exterminio masivo fue renovado en toda su furia en los territorios soviéticos
ocupados en la primavera de 1942. Hacia la llegada del invierno de 1942-43 los
judíos de Bielorrusia y Ucrania occidentales habían sido aniquilados.
Los preparativos de la ‘Solución Final’
Nunca ha sido encontrado un documento que indique cuando y de qué modo se
decidió el exterminio masivo de los judíos. Numerosos investigadores coinciden
que esa orden jamás fue emitida por escrito, sino que fue dada en forma oral por
Hitler, o bajo su conocimiento, en el verano de 1941.
El 31 de julio de 1941, poco después de la invasión a la Unión Soviética, el
Mariscal del Reich Hermann Goering ordenó al Jefe de la Policía de Seguridad
Reinhard Heydrich "que efectúe los preparativos necesarios... con objeto de
conseguir una solución global de la cuestión judía en las esferas de influencia
alemana de Europa." Paralelamente a la invasión comenzó el asesinato de
hombres judíos y poco tiempo después el de mujeres y niños.
En noviembre se produjo un cambio en la política nazi que tuvo graves
consecuencias. Los fusilamientos masivos no cumplían con las expectativas del
régimen y tenían una influencia dañina sobre el comportamiento de las tropas.
Por esa época los jerarcas nazis eran conscientes que la "guerra relámpago"
había fracasado y que la lucha contra la Unión Soviética iba a prolongarse
mucho más de lo esperado. De tal modo que el método de fusilamientos
masivos no sería eficiente y no conseguiría los objetivos con la prontitud
deseada. Por ello en noviembre o diciembre se comenzó a considerar la
utilización de un método más organizado y planificado - de hecho industrializado
- de asesinato masivo.
Ya en el verano de 1941 Rudolf Hoess, comandante del campo de Auschwitz,
había recibido la orden de experimentar con métodos nuevos de exterminio. La
idea que se adoptó fue la utilización de cámaras de gas para tal fin.
Este método había sido utilizado durante 1939 - 1941 en el así llamado
"Programa de Eutanasia", durante el cual decenas de miles de discapacitados y
enfermos mentales alemanes fueron asesinados. El programa causó un furor
público en Alemania, liderado por las Iglesias, y fue cancelado oficialmente. Pero
la experiencia adquirida sirvió de base para mejorar los métodos de asesinato
masivo e hizo posible trasladarlos a los campos de exterminio.
El primer experimento de asesinato en masa con gas fue llevado a cabo en
Auschwitz en setiembre de 1941. Las víctimas fueron prisioneros de guerra
soviéticos. Gas cianhídrico (Zyklon B) fue inyectado dentro de un recinto cerrado
herméticamente, provocando la muerte de los prisioneros después de un corto
tiempo.
La conferencia de Wannsee - El 20 de enero de 1942 se realizó en el suburbio
berlinés de Wannsee una reunión de suma importancia convocada y dirigida por
Reinhard Heydrich, y en la que participaron dieciséis altos funcionarios y
representantes de organismos centrales del Reich alemán. Durante la misma se
coordinaron los planes de exterminio entre la Oficina Central de Seguridad del
Reich, que dirigía Heydrich, y los ministerios y entidades que debían participar
en la ejecución de la 'solución final'.
Heydrich hizo mención de 11.000.000 de judíos comprendidos en el plan nazi
para la “solución final del problema judío en Europa.” En el protocolo de la
reunión se destacó que “... con la previa autorización del Fuehrer, la evacuación
de los judíos hacia el Este reemplaza la emigración...”
A continuación se creó una red de campos de exterminio en los cuales fueron
asesinados más de tres millones de judíos.
Implementación de la Solución Final
Los judíos eran obligados a concentrarse en las cercanías de una estación de
tren y de allí deportados a campos de exterminio en un trayecto cuya duración y
pésimas condiciones causaban numerosas víctimas aún antes de llegar al
campo. En éstos fueron sistemáticamente exterminados los judíos europeos
como parte de la 'solución final'.
En algunos de los campos se construyeron cámaras de gas permanentes.
Aquellos contaban con un equipo restringido formado de unos 30 oficiales
alemanes, y de 120 a 150 auxiliares ucranianos. En Chelmno, Belzec, Sobibor y
Treblinka no se realizaban selecciones de prisioneros. Inmediatamente después
del arribo de los trenes a los campos, las víctimas - hombres, mujeres y niños eran enviadas directamente a su muerte
La deportación a los campos de exterminio
La orden de iniciación de la “operación” era entregada al Judenrat de forma
sorpresiva, sin ninguna notificación previa, a menudo durante la época de
festividades judías, cuando disminuía la sensación de alerta de las víctimas.
La ejecución de la estaba a cargo de fuerzas policíacas locales y la policía del
orden judía debía participar en las redadas. Los judíos debían concentrarse en
lugares de reunión fijados de antemano, por lo común cercanos a una estación
de tren, portando algunas pocas pertenencias que les era permitido llevar.
Durante la "acción" todo aquel que no cumplía con la orden de presentarse o no
caminaba con la premura requerida, era fusilado. En la estación los deportados
subían a vagones de carga carentes de ventilación, instalaciones sanitarias y
agua y terriblemente hacinados. Los furgones se cerraban herméticamente y la
travesía podía demorar varios días. La falta de agua y alimento causaba la
muerte de muchos.
La maquinaria de exterminio empleó todo tipo de subterfugios y engañifas para
confundir a las víctimas. A los judíos de Polonia se les explicó que "elementos
excedentes, desocupados" eran enviados a trabajar al Este, y a los de occidente
que eran despachados para su restablecimiento en el Este. Las acciones
comenzaban súbitamente golpeando a ciudades y pueblos, prolongándose por
varios días o semanas. Al principio eran deportados los más débiles: los pobres
y los refugiados. Los restantes vivían con la ilusión de que podrían salvarse.
Luego de la primer expulsión, venía la siguiente, hasta la liquidación total.
La reacción de los judíos estuvo condicionada por algunos factores
fundamentales: en los meses y años que precedieron al exterminio los nazis
hicieron todo lo posible para debilitar a sus víctimas tanto física como
moralmente. Trataron de minar su fuerza de voluntad, despojarlos de su
dignidad humana, destruir sus instituciones comunitarias y aislarlos del mundo
exterior. De tal modo que el hambreamiento sistemático y la muerte que
acechaba en cada rincón minaron la capacidad de reacción de las masas
apiñadas en los guetos y de sus posibilidades de reunir fuerzas. Lo único que ya
les importaba eran las preocupaciones del presente inmediato: salvar a sus
seres queridos, conseguir un pedazo de pan para mantener el cuerpo ávido de
calor y alimento. La catástrofe se desmenuzó en un sinfín de tragedias
personales y de una terrible impotencia colectiva.
Al producirse las operaciones los judíos sufrían una conmoción que les impedía
toda posibilidad de organización y defensa en amplia escala. Las noticias de la
existencia de campos de muerte eran recibidas con escepticismo y
desconfianza. La simple lógica y el sentimiento humano se negaban a aceptar la
posibilidad de su existencia. Los nazis lograron confundir a sus víctimas hasta el
último momento
Los campos de exterminio
Chelmno fue el primer centro de exterminio que establecieron los alemanes en
Polonia. Los asesinatos masivos comenzaron allí el 8 de diciembre de 1941 y
continuaron en forma esporádica hasta enero de 1945. La mayoría de las
víctimas provenían del gueto de Lodz y fueron asesinadas en camiones de gas.
Cuando los deportados llegaban se les ordenaba desvestirse. Luego de que
eran despojados de sus pertenencias se les obligaba subir a un camión cuyo
tubo de escape había sido conectado a la caja sellada. Una vez cerradas las
puertas, el camión se dirigía a un bosque cercano en el que estaba situada una
enorme fosa. Al fin del corto trayecto nadie quedaba con vida.
Por medio de tres camiones de ese tipo fueron asesinados en Chelmno casi
300.000 judíos y 5.000 gitanos. Sólo tres judíos sobrevivieron ese campo.
Luego de fijar en Wannsee los lineamientos principales de su acción, los nazis
establecieron a partir de marzo de 1942 tres campos de exterminio en los
confines orientales de la zona del Gobierno General (el territorio no anexado de
Polonia) en lugares cercanos a una línea principal de ferrocarril.
Belzec fue establecido en marzo de 1942 y funcionó hasta fin de ese año.
Sobibor funcionó de mayo a julio de 1942 y de octubre de 1942 a octubre de
1943. Treblinka operó desde julio de 1942 hasta agosto de 1943.
Los tres campos utilizaban los mismos métodos de exterminio: monóxido de
carbón emitido por grandes motores a diesel era bombeado dentro de cámaras
herméticas. Las víctimas, apiñadas en el recinto, morían rápidamente. A
continuación los cuerpos eran arrojados a grandes fosas cavadas con
antelación. Después de un tiempo se comenzó a cremar los cuerpos sobre unos
enrejados de hierro, al aire libre. Los tres campos eran de hecho "fábricas de
muerte". Todo el procedimiento, desde la llegada de las víctimas hasta su
muerte por asfixia y la cremación de los cadáveres, demoraba algunas horas. De
esa forma era posible preparar inmediatamente para el exterminio un nuevo
transporte con sus víctimas.
Los tres campos fueron establecidos con el propósito de asesinar en forma
sistemática a los judíos del Gobierno General, como parte del programa de la
"Solución Final". En cada campo servían unos treinta miembros de la SS que
comprendían la plantilla jerárquica del mismo. Subordinada a ellos se hallaba
una compañía de alrededor de 100 a 150 guardias ucranianos reclutados de
entre los prisioneros de guerra soviéticos renegados. En esos campos no se
realizaban selecciones y todos los arribados en los transportes eran enviados a
su muerte de inmediato. Sólo unos pocos eran apartados para realizar tareas de
mantenimiento, procesamiento de los bienes de las víctimas antes de su envío a
Alemania y trabajo en las cámaras de gases. En los tres campos fueron
exterminados 1.700.000 judíos, la mayoría de Polonia.
Majdanek fue establecido a fines de 1941 en las afueras de la ciudad de Lublin
como campo de prisioneros de guerra soviéticos y sirvió también como campo
de concentración de prisioneros políticos polacos. En 1942 se instalaron allí
cámaras de gas y crematorios. A partir de la primavera de 1942 fueron
asesinados en Majdanek decenas de miles de judíos de origen eslovaco checo y
polaco. El campo funcionó hasta su liberación por el ejército soviético en julio de
1944. En total perecieron allí unas 78.000 personas.
Belzec, Sobibor y Treblinka fueron desmantelados en la segunda mitad de 1942.
Desde entonces continuaron funcionando los campos de Majdanek, Chelmno y
Auschwitz. Un pequeño porcentaje de los deportados judíos a esos campos eran
seleccionados para el trabajo en campos adyacentes, que servían a la
maquinaria de guerra alemana o en fábricas pertenecientes a conglomerados
económicos importantes o para tomar parte en ciertos aspectos del proceso de
exterminio, como ser clasificar y empacar las pertenencias de las víctimas,
extraer el cabello o dientes de oro de los cadáveres, e incinerar los cuerpos en
los crematorios. Los encargados de esta última tarea pertenecían a un cuerpo
especial denominado Sonderkommando, que trabajaban bajo un reino de terror,
siendo frecuentemente gaseados poco tiempo después de comenzar y
reemplazados por otros.
Las deportaciones y matanzas masivas continuaron hasta fines de 1944.
Pero aún después de que se dio la orden de interrumpirlas, continuó siendo
elevada la mortalidad de los prisioneros por los maltratos, el hambre, las
enfermedades y las "marchas de la muerte".
TREBLINKA
Campo de exterminio en la región noreste del Generalgouvernement, situado en
Polonia a 4 km de la estación ferroviaria de Malkinia, sobre la vía férrea principal
entre Varsovia y Bialystok. Fue establecido a comienzos del verano de 1942
como parte de Aktion Reinhard – el plan nazi para exterminar a los judíos en el
Generalgouvernement. Alrededor de 870.000 personas fueron asesinadas en
Treblinka.
Los primeros transportes llegaron al campo el 23 de julio de 1942 desde el gueto
de Varsovia. Entre ese día y el 21 de septiembre fueron asesinados en Treblinka
alrededor de 254.000 judíos de la capital polaca y 112.000 de otras poblaciones
del distrito de Varsovia. También fueron ejecutados allí centenares de miles de
judíos de los distritos de Radom y Lublin en el Generalgouvernement. En
Treblinka murieron aproximadamente 738.000 judíos del Generalgouvernement
y 107.000 del distrito de Bialystok. También llegaron allí miles de judíos de otros
países, procedentes de Eslovaquia, Grecia, Macedonia y Tracia, y algunos que
habían estado previamente confinados en Theresienstadt; 29.000 de ellos fueron
gaseados en Treblinka, junto con 2.000 gitanos. El programa de extermino
masivo operó hasta abril de 1943; después de esa fecha sólo llegaron unos
pocos transportes.
A partir de agosto de 1942 el comandante de Treblinka fue el teniente coronel de
las SS Franz Stangl, quien había desempeñado el mismo cargo en el campo de
exterminio de Sobibor. El segundo de Stangl era Kurt Franz; con ellos se
hallaban entre 20 y 30 miembros de las SS (que habían participado en el
Programa de Eutanasia), y entre 90 y 120 soldados ucranianos que servían
como guardianes del campo.
Treblinka estaba ubicado en una zona densamente boscosa y escasamente
poblada; el lugar fue elegido para ocultar los crímenes que allí se cometían. El
campo incluía áreas de alojamiento, recepción y exterminio. El sector de
exterminio tenía un edificio de ladrillos que albergaba tres cámaras de gas. En
un cobertizo cercano había un motor diesel que producía el monóxido de
carbono que alimentaba las cámaras, el cual fluía a través de cañerías adosadas
al cielorraso, que desembocaban en lo que aparentaba ser bocas de duchas. De
este modo, las cámaras presentaban la apariencia de salas de baño. Cada una
de ellas tenía un pasillo de acceso y otra puerta por la cual se sacaban los
cadáveres. A unos 200 metros de distancia se encontraban las enormes fosas
donde se sepultaban los cuerpos.
El proceso de exterminio en Treblinka estaba basado en la experiencia obtenida
por los nazis en Belzec y Sobibor – los otros dos campos de Aktion Reinhard.
Los trenes, con 50 a 60 vagones que transportaban entre 6.000 y 7.000
personas, llegaban a la estación cercana; 20 vagones eran remolcados al
campo, mientras que el resto esperaba en la estación. Se abrían las puertas y
los guardias de las SS ordenaban a los judíos descender de los vagones.
Seguidamente un oficial les anunciaba que habían llegado a un campo de
tránsito donde se ducharían y desinfectarían su ropa, para luego viajar a
diversos campos de trabajo. Las víctimas eran llevadas a una explanada
apodada “plaza de la deportación”. Hombres y mujeres eran separados (los
niños permanecían con las mujeres). Las mujeres y los niños debían desnudarse
en una barraca, donde a las mujeres se les cortaba el cabello (destinado a
diversos usos industriales). Debían luego abandonar desnudos la barraca e
ingresar en la “manguera” – un sendero angosto, cercado y camuflado que
conducía a las cámaras de gas.
Una vez encerradas las víctimas, se encendía el motor y el gas comenzaba a
fluir al interior de la cámara. En media hora todos estaban muertos. El llegaba el
siguiente grupo de víctimas llegaba mientras se retiraban los cuerpos del
anterior y se los llevaba a las fosas. Esta última tarea era realizada por un
equipo de reclusos judíos llamados Sonderkommando. Se trataba de prisioneros
que no eran ejecutados al llegar al campo, cuya función era limpiar los vagones,
preparar a las víctimas para su ejecución, ocuparse de sus efectos personales y
ropas, y finalmente retirar los cadáveres, enterrarlos o, a partir de la primavera
de 1943, quemarlos . La mayoría de estos judíos también eran eliminados
después de unos pocos días o semanas y reemplazados por nuevas víctimas.
Después de un tiempo, los alemanes resolvieron que el proceso de exterminio
en Treblinka no era lo suficientemente eficiente. Entre agosto y octubre de 1942
se construyeron diez cámaras de gas adicionales. Además, se añadió otra
mejora al sistema: a los recién llegados que estaban demasiado débiles para
caminar hasta las cámaras de gas por sus propios medios, se les decía que se
los enviaría a la enfermería. Eran trasladados a un área cubierta sobre la que
flameaba una bandera de la Cruz Roja; allí los esperaban guardias de las SS y
ucranianos que los asesinaban en el acto.
Centenares de judíos intentaron saltar de los trenes camino al campo, pero la
mayoría de ellos fracasó. Otros intentaron huir del campo mismo, pero casi
todos fueron capturados y ahorcados. Judíos de diversos transportes ofrecieron
resistencia y lograron herir o matar a guardias alemanes y ucranianos. En
agosto de 1943, cuando los prisioneros descubrieron que los alemanes
planeaban liquidar el campo, organizaron una sublevación; pero ésta fue
reprimida y la mayor parte de los 750 prisioneros que intentaron huir fueron
capturados.
En marzo de 1943 se lanzó en Treblinka la Aktion 1005 – la campaña para
destruir toda evidencia de las actividades criminales nazis, que se extendió
hasta julio. En el otoño de ese año los nazis clausuraron el campo de Treblinka.
La mayoría de sus estructuras fue destruida, el terreno fue arado y sembrado y
el sitio convertido en una granja entregada a una familia ucraniana.
Después de la guerra, algunos integrantes de las SS que habían actuado en
Treblinka fueron sometidos a juicio. Tanto el comandante Franz Stangl como su
segundo Kurt Franz fueron condenados a cadena perpetua.
El campo de exterminio de Auschwitz – Birkenau
Rudolf Hoess, comandante del campo de Auschwitz - Birkenau, relata en su
autobiografía que en el verano de 1941 (no precisa la fecha exacta) fue
convocado a Berlín por Himmler. Allí éste le comunicó que el Fuehrer había
ordenado implementar la “solución final del problema judío” y que los hombres
de las SS serían los encargados de ejecutar la orden. “Los sitios de exterminio
en el Este son inadecuados para una acción de gran envergadura y a largo
plazo. He designado a Auschwitz para este propósito”, agregó.
Auschwitz – Birkenau era el más grande de los campos de concentración y
exterminio establecidos en Polonia, y funcionaba simultáneamente como un
centro de trabajos forzados y de asesinato masivo. Éste campo fue designado
para ser el centro principal para el exterminio del pueblo judío y para ello fueron
construidas instalaciones para el asesinato masivo y hornos crematorios. Las
matanzas se realizaban en cámaras de gas utilizando para ello un pesticida
sumamente letal denominado Zyklon B. Su utilización había sido experimentada
con prisioneros de guerra soviéticos.
En octubre de 1941 fue construido a tres km. de Auschwitz un nuevo campo:
Birkenau (Auschwitz II) que en marzo de 1942 comenzó a funcionar como centro
de exterminio, empleando cuatro cámaras de gas para ese propósito. Hasta
noviembre de 1944 sirvió de “fábrica de matanza masiva” a la que arribaban
transportes de toda Europa. La mayoría de los deportados eran judíos que eran
enviados inmediatamente a las cámaras de gas. Sólo una pequeña parte de los
recién llegados, después de pasar por un proceso de selección, eran enviados a
trabajar en distintas secciones del campo o en fábricas que servían al esfuerzo
bélico alemán. Algunos también servían de “conejitos de Indias” para los
experimentos “médicos” de Mengele y su equipo. A mediados de 1944 se
acrecentó el ritmo de los asesinatos masivos con la llegada de los judíos de
Hungría y del gueto de Lodz.
El proceso de selección y exterminio estaba planificado y organizado
eficientemente. Cuando el tren se detenía al lado del andén, las víctimas
descendían y sus pertenencias eran apiñadas en un costado para ser luego
enviadas a unas barracas que los prisioneros apodaban “Canadá” donde eran
clasificados para su posterior envío a Alemania. Las personas eran obligadas a
formarse en dos hileras, una de varones y la otra de mujeres, para que los
médicos de la SS pudieran realizar una selección. Ésta se hacía de acuerdo al
aspecto exterior del individuo, de hecho que su suerte se decidía en forma
arbitraria y casual. Antes de su ingreso a las cámaras de gas los elegidos a ser
gaseados debían despojarse de sus ropas. El pretexto era que irían a pasar por
un proceso de desinfección. Al cerrarse las puertas las cápsulas de Zyklon B,
que se convertían en gas al contacto con el aire, eran arrojadas a través de un
orificio situado en el techo de la cámara. Luego del envenenamiento de las
víctimas, los miembros del Sonderkommando - el grupo de prisioneros judíos
obligados a trabajar en los crematorios -abrían las puertas, arrancaban los
dientes de oro y cortaban los cabellos de las mujeres. Los cadáveres eran
después cremados en los hornos instalados en la parte superior de la
instalación, los huesos molidos y las cenizas desparramadas por la zona
aledaña.
Entre los prisioneros que trabajaban en el campo se realizaban a menudo
formaciones de conteo en las que se llevaban a cabo selecciones. Los débiles y
enfermos eran enviados a las cámaras de gas. El régimen del campo era de una
crueldad e inhumanidad sin límites y basado en un sistema de castigos y
torturas del que sólo unos pocos lograron sobrevivir.
En Auschwitz fueron exterminados más de un millón de judíos, 70.000 polacos,
25.000 gitanos y 15.000 prisioneros de guerra soviéticos y muchos otros
miembros de distintas nacionalidades.
El mundo de los campos
Los judíos eran obligados a trabajar en granjas agrícolas, en la reparación de
caminos, tala de bosques y en especial en establecimientos de la industria de
armamentos.
También industrias privadas aprovecharon la mano de obra esclava de los
prisioneros judíos que eran constantemente golpeados por sus guardianes y
veían sus raciones recortadas a menudo. Sin medicinas ni tratamiento médico,
hambreados y torturados, más de medio millón de judíos perecieron en los
campos de trabajo.
Campos de concentración y trabajo
El 9 de marzo de 1933, pocas semanas después de haber asumido Hitler el
poder, comenzaron en Alemania desmanes antijudíos organizados. Unas dos
semanas más tarde comenzó a funcionar el primer campo de concentración:
Dachau, en las cercanías de Munich. En él fueron encerrados judíos,
comunistas, socialistas y liberales alemanes, o sea todo aquel que era
considerado enemigo de régimen.
La Alemania nazi se aprovechó de la mano de obra de los pueblos conquistados
poco después de la ocupación de sus países. Más de catorce millones de
personas fueron llevadas por la fuerza a trabajar en Alemania y a ellos se debe
agregar dos millones y medio de prisioneros de guerra.
Judíos fueron convertidos en esclavos recluidos en la extensa red de campos de
trabajos forzados extendida a lo largo y ancho de la Europa ocupada: en el
mismo Reich, en occidente y especialmente en Europa oriental. La "Oficina
Principal de Economía y Administración" de las SS definió la nueva meta: el
aprovechamiento de la fuerza laboral de los prisioneros de los campos de
concentración, que serían trasladados a centenares de campos de trabajo para
ser utilizados por la maquinaria de guerra alemana.
La meta de exterminio del pueblo judío sería completada por medio del trabajo
forzoso inmisericorde - "exterminio por medio del trabajo". Ese fue el
compromiso pactado entre los que abogaban por el exterminio inmediato y los
que querían aprovechar la mano de obra judía al máximo.
Los judíos trabajaron en granjas agrícolas, en la reparación de caminos, en la
tala de bosques y especialmente en establecimientos industriales y de
fabricación de municiones. También grandes emporios industriales y empresas
privadas se aprovecharon sin vacilación alguna del trabajo de los prisioneros
judíos, que eran constantemente maltratados por sus superiores y sus magras
raciones frecuentemente reducidas. Carentes de medicinas y víctimas del
maltrato y del hambre, más de medio millón de judíos perecieron en los campos
de trabajo.
A pesar de los reveses militares y la victoria inminente de los Aliados, los
campos siguieron existiendo hasta la caída del Tercer Reich y el fin de la guerra.
En los campos de concentración se encontraban en ese momento la mayoría de
los supervivientes judíos de Europa, fuera de aquellos que se habían ocultado
bajo una identidad “aria” aparente, en los bosques u otro escondite, o habían
huido a territorios soviéticos, o vivían que en países libres.
La rutina en los campos
La estructura jerárquica de los campos de concentración y trabajo fue
establecida de acuerdo al sistema creado en el campo de Dachau. Al frente del
campo estaba el "Lagerkommandant" y bajo su mando un equipo de oficiales de
bajo rango. Uno de ellos estaba a cargo del campo de prisioneros, después
haber pasado una etapa de entrenamiento. Supervisores y encargados de todo
tipo estaban subordinados a la comandancia.
Un sistema jerárquico paralelo estaba compuesto de prisioneros. Los
encargados o supervisores ("Kapos") eran la elite del campamento, una elite
temida y envidiada. Entre los "kapos" judíos hubo aquellos que intentaron
mejorar la situación de sus correligionarios, aunque no faltaron quienes se
ensañaron con ellos.
Cuando el prisionero arribaba al campamento, debía entregar su ropa y efectos
personales, sus cabellos eran rapados y recibía como vestimenta un uniforme a
rayas de prisionero y un par de zuecos de madera.
La expectativa de vida en un campo de trabajos forzados era por lo común de
algunos meses. Luego de ese tiempo el preso se convertía - en la jerga del
campo - en un "muselman", un ser humano en estado de completa extenuación
y debilidad, de tal modo que apenas podía moverse y comunicarse.
"Yo soy el sobreviviente de turno, que apareció por casualidad... para relatar...
del humo del crematorio, del olor a carne quemada... de las formaciones bajo los
copos de nieve, del trabajo forzado letal, de la succión del tuétano de la vida, de
la esperanza que no se acaba, del salvajismo de la bestia humana llamada
hombre..." Jorge Semprún, La escritura o la vida
Uno de los momentos más aterradores para los prisioneros era la formación
(Appel) que se realizaba al amanecer o por la tarde, cuando los prisioneros
regresaban del trabajo. Éstos debían permanecer en posición de firmes, sin
posibilidad de moverse, a menudo por varias horas a la intemperie.
La rutina en el campo estaba compuesta por una larga serie de órdenes y
obligaciones, habitualmente dictadas a todos los prisioneros, unas pocas a
algunos individuos, la mayoría conocidas y algunas imprevisibles.
Todas las fuerzas del prisionero se invertían en superar las distintas etapas de
esa rutina diaria: amanecer temprano, arreglo de la litera, formación, marcha al
trabajo, labor extenuante, espera de la comida diaria - consistente por lo general
en una sopa insípida de algún vegetal y media hogaza de pan - alimentación
insuficiente para quienes realizaban pesadas tareas - regreso al campo,
formación vespertina y así sucesivamente...
En los campos de concentración y de trabajos forzados se realizaban
actividades culturales, religiosas e incluso reuniones políticas clandestinas. En
las obras que se conservaron se ven reflejadas la vida y sufrimientos de los
prisioneros en el intento de preservar su identidad humana y judía. Esas
creaciones son un testimonio directo y auténtico. Los diarios personales escritos
sobre trozos de papel, los dibujos y grabados que pintan la vida en el campo, las
joyas preparadas con alambres de cobre, la "Hagadá de Pésaj" manuscrita o la
plegaria en la víspera del año nuevo, expresan la enorme fortaleza anímica de
esos hombres y mujeres extenuados y hambrientos que trataron de aferrarse a
la creatividad al final de un día agotador. En la rutina del campo de
concentración y trabajo los prisioneros demostraron heroísmo e imaginación en
su intento de preservar no sólo la vida, sino su condición humana y valores
morales básicos expresados en el compañerismo y la solidaridad al prójimo.
Combate y salvación
Judíos se sublevaron en los guetos y los campos, huyeron e hicieron huir a otros
de los pueblos y los guetos a los bosques para luchar como partisanos. Se
ocultaron en forma individual y en grupos en todo tipo de escondrijos. Mientras
tanto los Aliados se contentaron con emitir condenas verbales sin llevar a cabo
ningún tipo de acción militar para interrumpir o demorar los asesinatos masivos.
Paralelamente, decenas de miles de no judíos arriesgaron sus vidas para salvar
judíos de las garras nazis. Muchos pagaron con sus vidas por esos actos de
altruismo.
Oposición y rebeliones judías
Los rumores acerca del asesinato en masa de judíos se propagaron por los
guetos, pero la mayoría de la gente no estaba en condiciones de asimilar las
terribles noticias – que eran de por sí vagas y confusas – siendo que reflejaban
una realidad sobre la que no existía precedente alguno.
Sin embargo información confiable llegaba a los miembros de los movimientos
clandestinos por medio de correos y gente de enlace de fuera de los guetos, y la
que se iba acumulando permitió comprender que se estaba frente a un crimen
horrendo y sistemático sin precedentes en la historia de la humanidad.
Esa comprensión hincó raíces en la conciencia de los miembros de los
movimientos clandestinos, aunque sólo después que se llevaron a cabo
acciones concretas de deportación de los guetos comenzaron éstos a
organizarse para la lucha armada.
La lucha defensiva se realizó en tres frentes diferentes: rebeliones en los
campos y los guetos; fugas y contrabando de judíos de los pueblos y los guetos
a los bosques para incorporarse a unidades de partisanos; ocultamiento de
personas en todo tipo de escondites; rescate de grupos enteros y salvamento de
niños.
A pesar de las trágicas circunstancias en que se desarrolló la existencia de los
judíos en los distintos países, fueron muchos los actos de oposición y lucha
armada bajo el régimen de ocupación nazi. Durante esa época hubo
manifestaciones admirables de ayuda mutua, de lucha por la supervivencia, auto
sacrificio y defensa activa. En algunos guetos activaban organizaciones
clandestinas que abarcaban todos los aspectos del quehacer humano. En las
zonas
ocupadas
realizaban
actividades
ilegales
la
mayoría
de
las
organizaciones juveniles y los partidos que existían antes de la guerra. Los
movimientos juveniles continuaron educando a los jóvenes a superarse
moralmente y a reforzar el vínculo con la Tierra de Israel. En algunos lugares se
establecieron granjas de entrenamiento bajo el embozo de actividades
productivas.
La amplia prensa clandestina no cesó de informar sobre lo que ocurría en los
frentes de guerra, llamó a la resistencia contra el opresor nazi y a la unión y
responsabilidad colectiva.
Los judíos actuaron conspicuamente en la resistencia francesa y belga y
tuvieron un lugar destacado en la rebelión eslovaca que estalló a mediados de
1944. Judíos escapados a las montañas de Yugoslavia se incorporaron en su
mayoría al ejército partisano de Tito. Decenas de miles de judíos llegaron a los
bosques de Bielorrusia y Ucrania, se contaron entre los fundadores de unidades
de partisanos y se destacaron en la lucha en grupos propios o en formaciones
mixtas con no – judíos.
En las zonas de bosques densos se establecieron campamentos familiares de
judíos no - combatientes, que fueron ayudados y protegidos por partisanos
judíos.
También en los campos de exterminio estallaron rebeliones. En Treblinka se
produjo un motín en agosto de 1943. Tres grupos de prisioneros que eran
obligados a trabajar en la cremación de los cadáveres de las víctimas y la
clasificación de las posesiones que habían traído, liquidaron a algunos oficiales y
guardias, se apoderaron del depósito de armas e incendiaron las cámaras de
gas y las barracas del campo. La rebelión puso fin al exterminio en Treblinka.
También en Sobibor se rebelaron prisioneros y algunos lograron escapar. Un
grupo de prisioneros del Sonderkommando hizo estallar una de las instalaciones
de exterminio en Auschwitz – Birkenau.
Rescate
En la época del Holocausto llegó a su más acabada expresión la máxima
"amarás a tu prójimo como a tí mismo".
En circunstancias en que cada persona se hallaba inmersa en una lucha diaria
por la supervivencia y en que la violencia era la norma imperante, hubo no pocos
individuos judíos que pusieron en práctica la máxima mencionada de forma que
despierta admiración.
Los salvadores judíos arriesgaron sus vidas para rescatar a otros judíos,
familiares y extraños. En muchas ocasiones renunciaron a las posibilidades de
huir para ocuparse de su prójimo.
Asimismo decenas de miles de gentiles se pusieron en peligro mortal para
rescatar judíos de las garras nazis y muchos perdieron sus vidas en el intento.
La amenaza nazi y la hostilidad del entorno no fueron obstáculo para ellos:
alojaron judíos en sus hogares, ocultaron familias enteras, y se preocuparon de
su sustento, establecieron redes clandestinas de fuga a países neutrales y
reforzaron en los perseguidos la fe de que el amor al prójimo y la solidaridad
humana son más fuertes que la adoctrinación de los regímenes fascistas.
Yad Vashem reconoce y honra las acciones de los Justos de las Naciones - más
de 22.000 hombres y mujeres hasta 2008. Todas las naciones de Europa están
representadas. Entre ellos cuatro españoles y tres latinoamericanos. Las
acciones de uno ellos son resumidas a continuación.
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