07/1971 - Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

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N."7-71 H
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FU N CI O NES
R ECREATIU A S
D EL M ONTE
MANUEL RODRIGUEZ GARCIA
Ingeniero de Montes
^INISTE>[[0 DE AGI^I^OLTOR ^
Funciones recreatiuas del monte
INTRODUCCION
Una simple ojeada a las principales revistas forestales dc
los países de Europa y América basta para comprobar que
está en candelero el tema de las prestaciones sociales del
monte.
En efecto, las funciones sociales del monte ocupan un
lugar cada vez más importante junto con la producción de
madera. En las zonas de alta montaña, las funciones protectoras del monte fueron siempre determinantes, dejando en segundo lugar la explotación de madera y pastos. Pero hasta
tiempos muy recientes no han conocido una situación comparable los montes de baja altitud de zonas industriales, a
los que se asigna una función cada día de más interés, en relación con la protección de aguas, del paisaje, de defensa contra el viento, de recreación de las poblaciones, de refugio para
la caza y para los reinos animal y vegetal.
Sin embargo, no hay que perder de vista que el monte seguirá siendo en la mayoría de los casos una unidad productiva, y, por tanto, hay que tratar de hacer compatible el aspecto productivo con el aspecto recreativo. La técnica forestal
permite ordenar un monte teniendo en cuenta todos los casos
que puedan presentarse, pero en esta publicación, sin ent^-ar
en detalles, tratamos sólo de divulgar las normas de mayor
interés para encauzar y regular el aprovechamiento recreativo del monte; todo ello dentro de un marco preferente de respeto a la Naturaleza, es decir, huyendo sistemáticamente de
cualquier instalación detonante o ultramoderna; eliminando
colores, formas y materiales que desentonan y cuya visión en
el ambiente natural de que hablamos dañaría a cualquier espíritu sensible.
Fig. 1.-La recreación de las poblaciones es una función socia] del monte
de importancia creciente.
No hay que perder de vista el interés económico que pueden representar estas instalaciones para los propietarios particulares, que a cambio de determinados servicios pueden
recibir una prestación económica. El caso más claro es cuando estas instalaciones incluyen posibilidades tan variadas como puede ser el acampar, el ejercicio de la equitación, la
pesca en aguas acotadas, etc.
QENOMINACION
Todavía falta incluso una designación inequívoca de estas prestaciones "no comerciales" del monte. Se usan, ambiguamente relacionados con el tema, los términos: "protección de la naturaleza", "turismo rural", beneficios indirectos",
etcétera. Los franceses parecen haber aceptado el término
"foret loisirs"; los americanos usan "outdoor recreation" o
"public land recreation". En castellano, sin embargo, los términos correspondientes de "ocio forestal", "recreación forestal", "recreación en el exterior", "recreación en los montes",
Fig. 2.--Pesca en el Ordesa, que discurre por el valle del mismo nombre,
en la provincia de Huesca.
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no parecen haber tenido difusión; tal vez. la denominación
más clara sea la de "funciones recreativas del monte", que
usamos en el título.
LOS USUARIOS DEL MONTE
Podemos clasificar los usuarios del monte desde el punto
de vista recreativo en dos grandes grupos: de un lado, los
cazadores o pescadores, y del otro, los quc podríamos ]lamar
turistas, es decir, los que buscan simplemente pasar un día
en el monte en contacto con la naturaleza, sin un objetivo determinado y concreto.
Ambos grupos buscan el contacto con la naturaleza al sentirse desarraigados en la civilización artificial y agobiante que
el hombre ha ido creando a lo largo de los siglos. Esta llamada de la madre naturaleza es cada día más acuciante para el
hombre, que aprovecha la menor oportunidad para ir al campo y si es posible al r^lonte, recorriendo 40, 70, 90 kilómetros
o más, para sentir el silencio del monte, el murmullo del agua,
el movimiento suave de la brisa; para ver el paisaje de bosques, de ríos, de montañas; para ver el salto de la trucha, el
vuelo del águila o la carrera del gamo; para cazar o para
pescar.
Cazadores y pescadores
El grupo de cazadores y pescadores constituye una clientela de siempre en el monte; buscan solitarios sus presas y
encuentran el mayor placer en esta soledad, lejos de todo
bullicio; aman la caza, la pesca, los árboles, la naturaleza
toda y cuidan de todo ello con amoroso esmero; conocen bien
el monte y su fragilidad; se recrean en todo lo que ven como
si fuera de su propiedad exclusiva, puesto que saben que volverán muchas más veces; consideran a los turistas como forasteros que vienen a invadir su territorio; no hay que preocuparse, en general, por estos viejos amigos de la naturaleza.
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Turistas
Los que llamamos turistas, por el contrario, tienen características muy diferentes; en primer lugar, no tienen una tradición de convivencia con el monte, y esto puede ser un peligro, pues su inexperiencia puede ser causa de imprudencias, que, a veces, degeneran en graves accidentes, que sufrcn
ellos mismos o el monte; ellos mismos pueden tener caídas
con fracturas u otras consecuencias, pueden herirse por usar
calzado y vestidos poco adecuados, pueden ser afectados por
su contacto con seres vivos que habría que evitar; por ejemplo, pueden sufi-ir urticaria por su contacto con la procesionaria del pino, pueden ser mordidos por alguna víbora o alacrán, pueden salir con daños por entrar en zonas donde se
ejeeutan trabajos, etc. Peores consecuencias tienen, a v^ces,
para el monte las imprudencias del turista, sobre todo en lo
que se refiere al fuego; pero incluso sin llegar a este caso, extremo, a veces, cl turista, desconocedor de los trabajos que
se realizan en el monte y del complejo ^quilibrio biológico del
monte, puede actuar en contra de las normas establecidas,
bien por ignorancia o bien por irresponsabilidad, rompiendo
los potes de resina, deshaciendo los montículos formados por
las hormigas rojas, que son tan beneficiosas; quitando nidales, colocados con esfuerzo para la protección de aves insectívoras; pisando plantitas que, quizá, eran importantes dentro
del plan de explotación, o simplemente ensuciando el monte
con latas de conserva, con botellas, con plásticos o con bolsas
de papel, a veces, muy difíciles de descomponerse por su preparación especial.
Vemos, pues, que, aunque es muy conveniente este amor ^:
la naturaleza del público, y no debemos en ningún caso poner
trabas a su desarrollo, a no ser en casos muy justificados,
puede ser origen de muchos inconvenientes para los usuarios
del monte, y para el montc.
SEÑALIZACION
Los caminos y pistas forestales suelen tener muy pocas
indicaciones del lugar a donde conducen. No hacen falta, en
efecto, cuando las únicas personas que van al monte son los
que allí trabajan o los forestales que dirigen y controlan estos
trabajos, pues todas estas personas, generalmente, conocen
bien sus montes. Pero cuando un monte está cerca de una población recibirá visitantes quc no lo conocen y que necesitan
para orientarse una correcia señalización, gracias a la cual
sea fácil encontrar los puntos notables que todos los visitantes suelen buscar: el lago, la cascada, la fuente, el punto de
vista panorámico, etc. La señalización no es sólo un servicio
que se presta al visitante, sino una ventaja para el monte
desde el punto de vista de su explotación, ya que, dirigiendo
al público a determinados puntos, será raro encontrarlo perdido en el monte, en sitios donde corra riesgo o sea un estorbo.
En cuanto al tipo de señales, nos pronunciamos rotundamente a favor de los indicadores rústicos, cn madera, de bordes irregulares, buscando siempre lo "natural", lo que mejor
armoniza con el escenario.
i.
PUNTOS QE CONCENTRACION TURISTICA
El fomento de la utilización de determinadas zonas para
fines recreativos en el monte, no sólo requiere medidas prohibitivas para el resto de la superficie, sino que es también
necesario acondicionar los lugares en donde se quieren concentrar estas actividades. Este acondicionamiento, junto con
la señalización, tiene la doble ventaja de que, por un lado,
los usuarios encuentran una serie de comodidades que agradecen, y, por otra parte, esta concentración de ]os huéspedes
del monte en determinados puntos es muy favorable para el
desarrollo de los trabajos normales del plan de ordenación
en la superficie restante.
Este acondicionamiento admite todos los grados de intensidad: desde una simple limpieza de matorrales y arbustos
no deseables hasta la instalación de barbacoas, mesas, Fuentes, juegos, aparcamientos, etc.
Los lugares deben ser elegidos con gran cuidado, procurando que tengan buenas vistas, sombra, sol, agua, an^plitud
Fig. 3.--Excelente emplazamiento para un "sitio de concentración turística".
de espacio, etc. Deben elegirse los emplazamientos que precisamente elegirían libremente los usuarios; en otras palabras,
se debe procurar que al usuario no le apetezca más ningún
otro sitio, haciendo que los lugares a"condicionados tengan
todas las ventajas que él busca; el excursionista busca para
acampar un lugar que, a ser posible, reín7a las siguientes condiciones:
1.° Agua.-Es imprescindible, sobre todo en climas cálidos. Basta con un arroyo de aguas limpias, que si es en terreno de mucha pendiente, saltará entre rocas, y si es un remanso, se deslizará, a ser posible, sobre un lecho de arena. Si se
trata de ríos o lagos, tanto mejor si permiten el baño, pero
en estos casos convendrá elegir lugares que tengan, además,
algún cauce de aguas limpias o una fuente, para beber.
2." Terreno.-El relieve del lugar debe ser apacible, sin
fuertes pendientes, preferiblemente cubierto de pradera, sin
mucha humedad, y limpio de matorrales o arbustos molestos, ya sea por su aspecto, por su olor, por sus espinas o por
manchar su contacto.
3."
Silctución.-Pucde ser abierta o cerrada. Las situacio-
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nes abiertas deben dominar amplios panoramas y los árboles que le dan sombra deben ser de troncos limpios para no
estorbar la visión; el suelo debe estar limpio de arbustos y
matorrales altos, para conseguir perspectivas visuales perfectas. Las situaciones cerradas deben ser de gran belleza, coincidiendo con peculiaridades paisajísticas: roquedales pintorescos, grupos de árboles notables, laderas escarpadas, etc.
INSTALACIONES
Una vez decididos los puntos de concentración turística
hay que acondicionarlos, aprovechando todas sus ventajas y
adaptándolos al uso que van a tener mediante la instalación
de diversos servicios, que deben siempre supeditarse al ambiente natural, el cual debe ser preferente a cualquier otro
interés.
1.° Aparcamientos. - Son imprescindibles en los puntos
de gran afluencia de público. Es preferible que estén un poco
alejados de los puntos de interés, 60 a 104 metros, como mínimo, y además hay que procurar camuflarlos, pues no cabe
duda que un amontonamiento de coches desentona fuertemente en el medio natural y su vista daria a]os espíritus sensibles.
2.° Asientos, mesas, parril[as, asevs, etc.-Las obras más
frecuentes que se realizan para el acondicionamiento de estos
lugares son la colocación de mesas, bancos, barbacoas y papeleras. La mejor norma es no romper en ningím caso el aspecto silvestre del lugar, para lo cual deben usarse materiales,
como la roca y la madera, darles un acabado rústico y colocar
el mayor número posible de estas obras en puntos ocultos a
la vista o camuflados, especialmente los recipientes para desperdicios, los aseos, las barbacoas e incluso los asientos y las
mesas; es preferible siempre una colocación irregular de todas
cstas obras, adaptándonos a las posibilidades de camuflaje
que nos ofrece el terreno, favorecidas, si es necesario, con
plantaciones de arbustos idóneos, con tal de que no estorben
la vista del atractivo principal del lugar. Lo ideal sería que
cada usuario pudiera sentirse solo, aun estando rodeado de
otros; esto es imposible cuando estos lugares se llenan materialmente de gente, pero en muchas ocasiones los usuarios
son pocos y pueden gozar de la sensación de estar a solas con
la naturaleza sólo con procurar esta independencia en el momento de decidir la localización de los asientos.
3.° Fuentes.-En los lugares que no tengan un curso de
agua, es imprescindible que puedan instalarse algunas fuentes; si esto no es posible, el lugar nunca puede ser considerado
como un punto importante de concentración de público. Las
obras de fábrica de las fuentes deben ser muy simples y empleando rocas con preferencia a otros inateriales. Cuando hayan de emplearse ladrillos y otros materiales conviene camu-
fARRéTáRA
Fig. 4.-Aparcamientos: Arriba, solución A, a desechar en comparación con
la solución B, mucho mejor. En esta última solución el camuflaje pue^'.: conseguirse, bien mediante montíc^ulos naturales del terreno, o bien -„cdiante l^i
plantación de arb^ustos de hoja perenne, en sotobosque (Tomac? ^- úe la "Revue
Forestiére Française", núm. 6- 1970.)
Fig. 5.
Ejemplo excelente de señalización, en donde se han unido el buen
^usto, la sencillez y la claridad de lectura. En el texto dice: "No deje ninguna señal de su paso. Ni destrucciones, ni pap^eles, ni desperdicios". (Portada
del "Bullelin de la Vulgarisation Forestiére". diciemhre 1970.)
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flarlos, enterrándolos y cubriendo todo con césped u otro
tipo de vegetación.
4.° Servicios.-Cuando sea previsible la detención del público en un determinado lugar durante horas, por ejemplo,
donde se hayan puesto barbacoas, conviene instalar servicios
para señoras y caballeros. Deben estar fuera del recinto y camuflados con algún montículo o con vegetación. Unos discretos indicadores, señalando la dirección a seguir, serán suficiente.
5.° Desperdicios.-Hay que colocar recipientes en número suficiente para los desperdicios de todo tipo: restos de comidas, latas de conserva, plásticos, papeles, etc. Hay muchas
ideas útiles para camuflar estos depósitos, sin estorbar su
fácil localización. Diremos sólo que siempre es preferible camuflar estos recipientes antes que dejarlos a la vista, a pesar
de que se les procure dar un aspecto más o menos artístico.
En lugares no accesibles con vehículos, o en aquellos en
los que no sea fácil un servicio de retirada de desperdicios,
es preferible instalar indicadores rogando que no dejen huellas de su estancia a los usuarios, es decir, que se lleven todo
lo que les sobre para tirarlo en el lugar adecuado dentro de
los espacios urbanos.
6.° Juegos infantiles.-En los puntcs cercanos a poblaciones o en todos aquellos que tengan una gran afluencia de público, es recomendable instalar juegos infantiles.
Hay una gran multitud de juegos infantiles. En nuestra
opinión, los de fabricación metálica, deben reservarse para
parques urbanos, en primer lugar porque no son apropiados
para el monte, ya que sus estructuras metálicas y colores brillantes desentonarían totalmente en el marco de la naturaleza
en que van a ser instalados; en segundo lugar, porque las articulaciones y engranajes y las mismas barras exteriores se
deterioran y se oxidan si no nos preocupamos de su entrete•
nimientc con engrases y pinturas periódicas, que son un gran
cngorro.
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Fig. 6. EI salto es una estimulante innovación oara los niños en sus posibilidades de movimienta (T^omado de "Informations F^oret-loisirs", n.^ 6. 1967.)
Son mucho más apropiados los juegos construidos con
madera, y hay una gran variedad de ellos. Por otro lado, su
mantenimiento es prácticamente inexistente, pues las maderas bien tratadas contra sus agentes destructores son inalterables durante mucho tiempo (^).
Vamos a indicar, a modo de ejemplo, una serie de juegus
que consideramos apropiados para instalar en el monte:
Fig. 7.
Esquema de un balancí^.
('^) Ver Curtsert^acitin de la »taderu ert su aspecto práctico^,
Juan, I. F. I. E.
J. Torres
- 14 -
Fig. 8.
Esquema de un columpio.
Para saitar.-Se puede aprovechar cualquier desnivel existente en el terreno, amontonando arena limpia en la parte inferior, donde caerán los chicos después del salto. Se puede
construir el salto, sujetando el terreno en el escalón con unas
tablas o unos troncos dispuestos horizontalmente y sujetándolos con unos pivotes hincados en el terreno.
Para balancearse.-Son siempre muy solicitados por los
niños estos columpios de balanza. Para el monte, lo mejor es
un tronco recto, bien pelado y lijado, sujeto por su centro de
Esquema de un
Fig. 9.
tobogán. (Tomado de "Informations Foret-loisirs",
número 6, 1957.)
^
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gravedad por un eje elevado unos 60 centímetros para poder
pivotar. La longitud del tronco v la altura del eje determinan
la edad de los niños que usarán el columpio, por lo que conviene instalar al menos dos dc distintas longitudes v alturas.
^Para rnecerse.-Se pueden construir tambi^n mecedores
de madera, de acuerdo con el esquema adjunto. Es un columpio casi imprescindible en todo parque infantil y suele tener
siempre gran accptación entre los niños, a pesar dc ser de^ los
más conocidos v no oFrecer ninguna novedad.
Para deslizarse.-Hay muchos tipos dc tobogán, con mayor o menor originalidad, pero siempre con la misma aceptación general por parte del público infantil. El modelo que
ofrecemos en el dibujo, que puede construirse en alturas muy
diferentes, consideramos que es dc los más adecuados para
instalarlo cn el monte; al final de la pendiente se esparce
arena limpia para atenuar las caídas; en cuanto a la superficie deslizante, debe llevar un buen terminado, para no herir
con astillas o grietas.
Para hacer eq«ilibrio.-Una simple hilera de travesaños a
diferentes alturas puede entretener durante mucho tiempo a
los niños que se adiestran en su ejercicio del equilibrio.
^u
Fig. 10.
Esquema de una instalación simple para ejercitar el equilibrio.
Parn suhir v hajar. - Hay dos tipos de obstáculos para
cjercitar a los niños en estos movimientos, al mismo tiempo
que les dan firmeza en su sentido dcl cquilibrio: A) una pila
de troncos de diferentes alturas, con sus cabezas suavizadas,
puede ser una montaña maravillosa para la fantasía de los
- lb -
4 m.
Fig. 11.--Esquema de instalaciones para subir y bajar.
niños; B) la escalinata de troncos para subida y bajada es
también una ocasión para ejercitar la habilidad y la seguridad de movimientos de los chicos.
Para trepar.-Un simple árbol seco, con sus ramas de un
grosor que ofrezca seguridad de no romperse con el peso de
los niños, descortezado y suavizado para no causar heridas,
es el mejor ingenio para ejercitar a los niños en la habilidad
de trepar usando las manos y los pies.
Para colgarse.-E1 más simple dispositivo y del mayor
éxito es dejar algunas cuerdas colgando de ciertas ramas de
los árboles. Cualquier niño emulará a Tarzán. Conviene procurar que el recorrido sea libre, para lo cual deben utilizarse
ramas abiertas, para que las cuerdas no cuelguen cerca de
los troncos. Es preferible que las cuerdas tengan nudos, para
una mejor sujeción.
Otros juegos.-Hay una infinidad de ellos para todas las
edades y todos los tipos de ejercicio, pero, a nuestro juicio,
con los ejemplos indicados hay más que de sobra para proyectar un parque de juegos que sería un paraíso para los
chicos.
7." Masas de agua.-En una encuesta hecha en Francia, a
escala nacional, y publicada en la "Revue de Géographie Alpine", sobre las preferencias de las actividades recreativas en
el monte, se obtuvieron los siguientes resultados:
Fig. 12. Preferencias de ]as instalaciones recreativas en el monte, según una encuesta a nivel
nacional en Francia.
Como puede verse, el primer lugar en la escala de las preferencias lo ocupan las masas de agua: lagos, embalses, etc.;
el segundo lugar está ocupado por las piscinas. Es decir, que
hay una clarísima preferencia por las masas de agua de todo
tipo. En España no se ha hecho ninguna encuesta semejante,
que sepamos nosotros, pero suponemos válido este resultado,
pues siendo nuestro clima más cálido que el de Francia, la
preferencia por las masas de agua y el baño será semejante o
mayor.
Es interesante resaltar que el primer lugar destacado lo
ocupan las masas de agua y no las piscinas; esto es lógico,
pues, aparte el paisaje que siempre se enriquece con un plano
de agua dilatado, en un lago o embalse puede practicarse,
además del baño, el paseo en barcas de todo tipo, y hasta el
esquí acuático, mientras que la piscina sólo sirve, evidentemente, para el baño. Pero posiblemente tenga además otra
significación, y es que la piscina tiene un sello urbano que
desentona en el monte, y de ahí las preferencias por otras masas de agua, aun sin hacer referencia a su extensión; en nuestra opinión, el excursionista prefiere bañarse en aguas libres,
siempre que tengan una dimensión mínima mejor que en piscinas.
De ahí que sea aconsejable acondicionar un trozo del lecho
de un río, haciendo una pequeña presa, preparando las laderas con césped e instalando algún pequeño acantilado artificial que pueda servir de trampolín, mejor que hacer una piscina en regla; con la ventaja de que en la mayoría de los
casos esta segunda solución será menos cara que la piscina
convencional. En terrenos permeables se puede usar una lámina de plástico a base de polietileno para impermeabilizar
el fondo y evitar las pérdidas de caudal por infiltración (^^).
8." Paseos.-Como puede verse en los resultados de la
encuesta a que nos hemos referido, los paseos a pie ocupan el
tercer lugar en las preferencias de los usuarios del monte des(`) Esta misma técnica se emplea en agricultura para depósitos de agua
para riego, y en montes se han hecho también depósitos de agua para prevención en la lucha contra incendios.
Fig. 13.-Pasarela sobre el nacimiento de] río Garona, en el valle de Arán
(Lérida).
de el punto de vista recreativo. Sin embargo, salvo en casos
especiales, no es necesario hacer ninguna inversión en paseos,
pues se puede pasear en muchos casos, monte a través, y en
los montes escarpados o con mucha vegetación las pistas forestales son excelentes paseos. Sólo en las cercanías de las
masas de agua, o en la cima de algunas vertientes escarpadas, etc., será conveniente hacer algím paseo panorámico,
cuando el paisaje sea de gran calidad o rareza.
CONCLUSION
Hemos tratado de exponer una serie de ideas que pensa^
mos pueden ser de utilidad para todos los propietarios o administradores de monte, en los que el aspecto recreativo tenga, o pueda llegar a tener, una gran importancia.
En todas las instalaciones que propugnamos -en los montes en que sean aconsejables- hemos insistido siempre en
que hay que respetar el ambiente natural del escenario, huyendo sistemáticamente de instalaciones que desentonen y
procurando camuflar, es decir, ocultar con elementos naturales todos aquellos servicios que, siendo necesarios, desentonarían con el ambiente y con el paisaje, si aparecieran ostentosamente visibles.
PUBLICACIONES DE CAPACITACION AGRARIA
Bravo Murillo, 101. Madrid-20
Se autoriza la reproducción íntegra
de esta publicación mencionando
su origen: «Hojas Divulgadoras del
Ministerio de Agriculturan.
o`^",:'r" i`^.^;'i' ^r-is.s'y - is^'-I
cráficas Aragón, S. A.-Madrid.
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