“LEFT BEHIND” BY MIGRATION 1 Publicado en ingles: Lykes, M.B. & Sibley, E. (2013). Exploring Meaning Making with Adolescents “Left Behind” by Migration. Educational Action Research, 21(4), 565-581. DOI:10.1080/09650792.2013. 832346. Explorando la construcción de-significado con adolescentes que “se han quedado atrás” por la migración1 M. Brinton Lykes, PhD Erin Sibley, Ed.M. Boston College Resumen Este trabajo se examina un sector de la población poco enfocado por investigadores de migración y de juventud: aquellos quienes “se han quedado atrás” cuando los padres migran a los Estados Unidos en busca de una mejor vida para sus familias. Los hallazgos que aquí presentamos emanan de dos series de talleres realizados en la región sur del departamento del Quiché en Guatemala, con jóvenes mayas afectados por la migración de manera directa (uno o ambos padres han migrado) o indirecta (familiares, amistades o vecinos migrantes). Mediante procesos de investigación acción participativa (IAP), encontramos que los jóvenes hablan de la salida de sus padres en busca de una mejor vida para la familia, a la vez que describen cómo añoran su retorno al hogar. La mayoría de jóvenes consideraron que Estados Unidos es un lugar discriminatorio donde la vida—incluida la de sus familiares—es pérfida y peligrosa. Pese a ello, los jóvenes reportan el deseo profundo de migrar a Estados Unidos. Analizamos estos hallazgos a la luz de los mensajes directos e indirectos que los y las jóvenes reciben de sus maestros, quienes suelen desalentarlos de sus sueños del viaje al norte. Nuestro análisis también parte de nosotras como investigadoras que utilizamos la investigación acción participativa, trabajamos con las familias de estos jóvenes en los Estados Unidos y viajamos regularmente a Guatemala a estar con ellos. Enfocamos las fortalezas y los retos del uso de la investigación acción participativa con este grupo poblacional. Palabras clave: migración, familias transnacionales, juventud Maya K’iche’ Introducción El trabajo que a continuación se presenta se nutre de las experiencias de jóvenes Mayas en el municipio de Zacualpa, en el sur del Quiché. Forma parte de un proyecto transnacional de investigación acción participativa (IAP) implementado para comprender mejor las experiencias de familias transnacionales y de estatus mixto en el noreste de los Estados Unidos y en el sur del Quiché (Brabeck, Lykes & Hershberg, 2011). Son complejas las razones que subyacen a la gran cantidad de padres de familia “en movimiento” sin sus hijos, y es amplia la literatura que explora temas como la migración trans-fronteriza debido a la guerra, las grandes desigualdades en la distribución de riqueza, la depresión económica mundial, la impunidad en los contextos de posguerra, el tráfico de drogas y la trata de personas, la falta de seguridad y de oportunidades de empleo y/o de ganar lo suficiente para una vida digna (véase Hollenbach 2010, entre otros.) Actualmente no existen números confiables sobre jóvenes que se han quedado atrás en sus países de origen cuando sus padres han migrado al extranjero. A manera de ejemplo, se 1 El original de este artículo fue escrito en inglés y traducido al español por Megan Thomas. “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 2 estima que entre 3 y 6 millones de niños filipinos, o sea entre 10 y 20% del total de niños de ese país, tienen padres que trabajan en el extranjero (Bryant 2005). En el caso de Indonesia, se estima que los padres de cerca de un millón de niños (2-3% del total) trabajan fuera del país (Cortés 2008). En 2005, 218,000 niños y niñas en el Ecuador tenían al menos un padre (o madre) que había migrado (UNICEF Ecuador 2007). En Moldova, a la altura del año 2004, uno de los padres del 31% de los niños y niñas menores de 14 años había migrado al extranjero (UNICEF 2006). 21.7% de los niños en Albania se habían quedado atrás cuando sus padres salieron del país entre 1990 y 2005 (Gianelli y Mangiavacchi 2010). Aunque se desconoce el número preciso de jóvenes guatemaltecos cuyos padres viven en el extranjero, cerca de 700,000 guatemaltecos radicados en Estados Unidos en 2008 eran nacidos en el extranjero, y casi 70% de ellos habían llegado al país en 1990 o después (Pew Hispanic Center 2010). La mayor parte de la investigación psicológica sobre la juventud que “se quedó atrás” no enfoca su ubicación sino más bien las posibilidades y retos de su reunificación con sus padres en los Estados Unidos (véase Lashley 2000; Suarez-Orozco, Bang, and Kim 2011; Suarez-Orozco, Todorova, y Louie 2002). Para jóvenes que se reunifican con sus padres suele ser sumamente difícil dejar atrás a quienes los habían estado cuidando en su país de origen (Arnold 1991). Los integrantes de la familia cambian através de los años de ausencia; los jóvenes han aprendido a ser independienties de sus padres, lo cual hace que la reunificación resulte particularmente estresante para los padres (Partida 1996). Sin embargo, cada vez son menos los niños y jóvenes que alcanzan la oportunidad de reunificación debido a los crecientes costos de la migración, la intensificación de las políticas y prácticas anti-inmigrantes en los Estados Unidos (Archibold, 2010; Espenshade y Hempstead 1996; Pantoja 2006; Wilson 2001), y los retos cada vez mayores que enfrentan los padres en EEUU para el sostenimiento de sus hijos nacidos en este país. En este trabajo buscamos una mejor comprensión de los mensajes que reciben los jóvenes que se han “quedado” en sus países de origen sobre el ‘nuevo’ hogar de sus padres, incluyendo las respuestas socio-emocionales hacia el fenómeno y los significados que construyen sobre la decisión de sus padres de migrar, al igual que sobre sus propias aspiraciones de migrar. El trabajo se enfoca en una región de Guatemala, país de 14 millones de habitantes, en su mayoría Mayas, comunidad que sobrelleva 36 años de conflicto armado que concluyó oficialmente en diciembre de 1996 (CEH 1999). Primeramente situamos a los participantes en su localidad y describimos brevemente la metodología aplicada, la investigación acción participativa. Luego presentamos la escasa investigación existente en torno a los efectos del proceso migratorio sobre la niñez que se queda atrás, y exploramos algunas respuestas socio-emocionales de los jóvenes en comunidades donde casi 33% viven en hogares donde al menos un miembro ha migrado e incluso, algunos de ellos han sido “dejados atrás.” Todos los y las participantes son jóvenes con quienes colaboramos por medio de entrevistas y talleres interactivos realizados en Zacualpa entre los años 2008 y 2010. Argumentamos que los estudios de migración familiar—al igual que los de juventud migrante—suelen ignorar a algunos miembros significativos de estas familias: los niños y jóvenes cuyas vidas han sido reconfiguradas conforme sus padres buscan mejorar el bienestar económico de sus familias. Resulta sorprendente lo poco que se conoce desde la perspectiva de aquellos “a cuyo nombre” han migrado los padres de familia. Fuimos invitadas a colaborar con centros educativos e iglesias en el contexto de un proyecto de investigación acción participativa más amplio (véase Brabeck et al. 2012), y fue así que tuvimos múltiples oportunidades de interactuar con jóvenes cuyos padres o familiares y miembros de la comunidad habían migrado al norte. Así, el propósito de este trabajo consiste en enfocar esos mundos para comprender mejor las realidades “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 3 que enfrentan, trasladando el enfoque hacia ellos en vez de adoptar el enfoque dominante en los estudios de la migración en Estados Unidos, es decir, los sacrificios de los padres de familia en la travesía y en sus vidas en los Estados Unidos. Situando a la juventud en la Guatemala pos-conflicto Este trabajo se ubica en el municipio de Zacualpa en el Quiché, y en algunas de sus aproximadamente 35 aldeas rurales, que se ubica a 206 kilómetros de la Ciudad de Guatemala. El censo nacional de 2002 arrojó una población e 23,000 habitantes para el municipio, mientras que estimaciones derivadas de esa fecha para acá indican una población de más de 40,000. La gran mayoría de los habitantes son indígenas Maya K’iche’, población que sigue enfrentando una discriminación hostil y el racismo que surgió desde la época colonial y que incluyó prácticas laborales afines a la esclavitud (Grandin, Levenson, y Oglesby 2011; Handy 1985). Durante un breve período a principios de la década de 1980 ocurrieron más de 600 masacres en aldeas mayas, lo cual obligó a cientos de miles de personas a huir de la región. En muchas comunidades rurales las iglesias católicas, incluida la de Zacualpa, fueron ocupadas por los militares y/o utilizadas como lugares de tortura de quienes se sospechaba eran guerrilleros. La Comisión para el Esclarecimiento Histórico de Guatemala (CEH) determinó que los militares y el gobierno guatemalteco habían cometido más del 93% de las entre 40 y 50,000 desapariciones, los 200,000 asesinados y la mayoría de masacres. La CEH calificó como actos de genocidio las masacres cometidas contra los mayas durante los primeros años de 1980. La agricultura sigue siendo la principal actividad económica en esta región, donde cerca del 90% de la población rural trabaja pequeñas parcelas de tierra que no alcanzan a sostener a una familia (Inforpress Centroamericana 2010). Los campesinos indígenas varones han migrado a las plantaciones agrícolas costeras desde fines del Siglo XIX, en busca del sostenimiento económico, viéndose obligados a involucrar a la familia completa en la migración estacional, limitando el acceso de niños y jóvenes a la educación y los servicios de salud (COVERCO 2005). La migración económica sigue siendo necesaria, pero muchos adultos actualmente optan por dirigirse hacia los Estados Unidos y entre ellos, muchos se han radicado en el noreste del país. Aunque las razones económicas constituyen un motor importante, también son factores contribuyentes la persistente violencia política y la inseguridad que siguieron a las últimas elecciones (Ellingwood 2011) así como la violencia relacionada con el narcotráfico (Ellingwood 2009). Dadas estas realidades y, consecuentemente, la gran cantidad de jóvenes que han sido “dejados” en los países de origen de sus padres, en este trabajo pretendemos entender mejor las experiencias de la juventud en Zacualpa, incluyendo aquellos que “se quedaron atrás” y sus proyectos de vida a futuro, como hijos ubicados en familias transnacionales. Involucrando a jóvenes que “se quedaron atrás” mediante la utilización de IAP Brevemente, la investigación acción participative (IAP) es una metodología de investigación y un recurso mediante el cual co-participantes, o sea, miembros de la comunidad y personas venidas de afuera (frecuentemente investigadores universitarios), se enfrascan en identificar problemas, en generar datos, y en procesos de reflexión crítica; generan conocimiento de manera colaborativa; e implementan acciones colectivas que promueven condiciones de vida más justas y equitativas en la comunidad (Reason and Bradbury 2008; Park 1993). Los procesos de IAP suelen involucrar a participantes cuyas voces pocas veces están presentes en los discursos académicos dominantes. Algunos académicos, como por ejemplo Bland y Atweh (2007), han argumentado que IAP con estudiantes marginalizados genera espacios mediante los cuales pueden articular sus historias, generando conocimiento en torno a los problemas con los cuales están lidiando. Rodriguez y Brown (2009) argumentan que IAP no sólo es la mejor manera que “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 4 generar información sobre la perspectiva de jóvenes marginalizados, sino que también ayuda a que los jóvenes aprendan a convertirse en agentes de cambio. Otros académicos (por ejemplo Fine 2009; Kohfeldt, Chhun, Grace, and Langhout 2011) involucraron a jóvenes en procesos de IAP en los cuales se convirtieron en co-investigadores. Aunque los jóvenes participantes en el proyecto transnacional de IAP que aquí se describe no se convirtieron en co-investigadores, los recurrentes procesos de construcción de conocimiento aportaron recursos mediante los cuales tanto las investigadoras venidas de afuera y miembros de la comunidad pudieron escuchar más de cerca las voces de los jóvenes. El proyecto se propuso resaltar las voces de los jóvenes tanto para comprender sus experiencias en cuanto a la migración de sus padres, como para involucrarlos en el desarrollo de respuestas y acciones locales en torno a la temática. La Figura 1 esquematiza los principales componentes de este proceso iterativo y multianual implementado en ambos países. Este trabajo ha sido posible gracias a una donación anónima hecha al Centro para los Derechos Humanos y la Justicia Internacional de Boston College.2 Iniciamos la investigación en Estados Unidos con organizaciones comunitarias del noreste del país; se realizaron entrevistas a profundidad con 18 migrantes padres/madres de familia y, posteriormente, una encuesta con un grupo mayor de padres de familia Latinos. El análisis de estos datos contribuyó a la comprensión de algunos de los efectos de y respuestas frente a las políticas y prácticas migratorias post 11 de septiembre de 2001 entre migrantes documentados e indocumentados y sus hijos. En Guatemala el trabajo del proyecto documenta los efectos de dichas políticas y acciones sobre una comunidad generadora de migrantes y las acciones han incluido análisis de entrevistas con familias del municipio de Zacualpa así como encuestas para documentar las tasas de migración desde esa región. Las acciones implementadas como parte de procesos iterativos se agruparon en torno a dos áreas. Un área consistió en actividades participativas de enseñanza-aprendizaje (por ejemplo, Talleres Conociendo tus Derechos) y reiterados procesos de recolección y análisis de datos, con el objeto de 1) entender mejor las realidades que enfrentan los migrantes indocumentados en los Estados Unidos, cómo se ven afectados por las políticas de EEUU, y cómo responden a ellas tanto individual como colectivamente; y 2) co-construir oportunidades educativas participativas mediante las cuales pueden aprender sobre sus derechos con miras a organizar respuestas que enmienden las políticas y prácticas injustas. La segunda área de acciones ha consistido en diseminar los hallazgos de investigación mediante presentaciones y publicaciones popularmente accesibles, tanto entre las comunidades locales como entre quienes diseñan las políticas públicas, con miras a la reforma migratoria en EEUU. Asimismo, de acompañar y aportar recursos al equipo guatemalteco para uso en su trabajo con migrantes y sus familias. En el trabajo basado en los Estados Unidos colaboran personal y estudiantes universitarios de psicología, trabajo social y derecho, así como miembros de la comunidad migrante radicada en el noreste del país. En Guatemala el proyecto es coordinado por una religiosa de las Hermanas Franciscanas de San Antonio y cuenta con un equipo de jóvenes de la 2 El Proyecto de Migración y Derechos Humanos es el nombre actual de una iniciativa interdisciplinaria promovida por el Centro para los Derechos Humanos y la Justicia Internacional de Boston College, mismo que anteriormente se conoció como el Proyecto de Derechos Humanos Post-Deportación. Los cambios de nombre reflejan el desarrollo de la colaboración en este proyecto comunidad-universidad, local y transnacional y la gama de problemáticas que enfrentan los migrantes no autorizados (es decir, indocumentados) en los Estados Unidos, en sus países de origen y cuando son deportados de vuelta a éste último, incluyendo, por ejemplo, Guatemala. Para más información sobre el proyecto, ver http://www.bc.edu/centers/humanrights/projects/ . “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 5 localidad quienes atienden la oficina ubicada en las instalaciones de la parroquia católica de la localidad. También cuentan con el apoyo de una investigadora social guatemalteca. Lo que conocemos sobre la niñez y juventud que “se han quedado atrás” Mucha de la investigación realizada sobre niñez y juventud cuyos padres migraron sin llevárselos, enfoca sobre los sacrificios paternos y las mejoras en las condiciones de vida de los niños, a la vez que ignora las consecuencias afectivas para quienes “se quedaron atrás.” Por ejemplo, reiteradamente se describe a los niños y jóvenes como beneficiarios de los sacrificios de sus padres (Asis 2006; Dreby 2007; Kandel and Kao 2001). Sin embargo, un estudio indica que algunos hijos de migrantes tienen un sentido de culpa y de estar en deuda con sus padres por sus sacrificios (Artico 2003). Otro estudio sugiere que algunos jóvenes que “se han quedado atrás” han llegado a depender de las remesas en vez de sus propias iniciativas (Schmalzbauer 2008). Los hallazgos de investigaciones realizadas en torno a las consecuencias académicas en la vida de niños que “se han quedado atrás” son mixtos, aunque la mayor parte postula que disminuye el rendimiento académico de niños cuyos padres han migrado (Batistella and Conaco 1998; Cortés 2008; Moran-Taylor 2008; Save the Children 2006). En mucha de la investigación realizada también se ha encontrado que el rendimiento de niños cuyas madres han migrado es menor que el de niños cuyo padre emigra (Jampaklay 2006; Save the Children 2006). Los hallazgos de una encuesta realizada en 2005 en Ecuador indican que el rendimiento académico era más bajo en niños cuyos padres habían emigrado al extranjero en comparación con el rendimiento de niños cuyos padres permanecían en el hogar (Cartillas sobre Migración 2006). Una encuesta realizada en Guatemala en 2009 arrojó que alrededor de 9% de niños en hogares de migrantes y que recibían remesas, abandonaban la escuela, y que posiblemente los niños deben dejar la escuela para trabajar y contribuir al sustento familiar conforme la crisis económica global ha impactado negativamente la cantidad de remesas que llegan a Guatemala (UNICEF 2010). Por otra parte, han sido identificadas algunas consecuencias sociales y emocionales en niños que “se han quedado atrás” al migrar sus padres. A diferencia de niños en hogares sin migrantes, muchos niños de padres migrantes son más propensos al consumo de drogas, a sentirse solos, inseguros y tristes (UNICEF 2006). En Guatemala y México, posiblemente por la incapacidad de los adultos a cargo de los hijos de migrantes para ejercer control parental firme, algunas niñas manifiestan promiscuidad sexual (Grimes 1998; Moran-Taylor 2008). Un estudio reciente de hogares en México evidenció que en familias en las cuales al menos uno de los padres ha migrado a los Estados Unidos, es mayor la probabilidad de que algún niño tenga problemas académicos, de comportamiento y emocionales que en aquellos hogares sin migrantes (Lahaie et al. 2009). En términos generales, los hijos de padres migrantes tienden a evidenciar niveles mayores de ansiedad y soledad (Batistella and Conaco 1998) y son mayores las probabilidades de que presenten síntomas depresivos (Suárez-Orozco, Todorova, and Louie 2002). Con el tiempo, como es de esperar, la relación entre niño o adolescente y padres migrantes se vuelve más distante (UNICEF 2006). Salazar Parreñas (2005) encontró que niños filipinos en hogares con padre migrante expresan sentimientos de vacío emocional y prefieren que los padres se queden en el extranjero; no parecía importarles la falta de familiaridad entre su “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 6 papá y el resto de la familia. Este hallazgo contrasta con la situación de jóvenes filipinos en familias en que es la madre quien ha migrado; en estos casos no mencionaron el vacío emocional sino más bien describieron sentimientos de abandono. De manera similar, en México se ha encontrado que la relación de la madre migrante con sus hijos depende de que ella exprese su intimidad emocional por la vía de la comunicación a distancia (cartas, llamadas telefónicas, correos electrónicos), mientras que la relación del padre migrante con sus hijos descansa en su éxito económico y las remesas que pueda enviar al país de origen (Dreby 2006). Mientras que niños que se quedan atrás al migrar sus padres suelen retraerse emocionalmente, los adolescentes que quedan al cuidado de otra persona evidencian más tendencias hacia la agresividad o hacia la afirmación de la propia independencia (Dreby 2006). Si bien son innegables los tremendos retos que enfrentan los padres durante y después de su viaje a un nuevo país, el actual énfasis de los estudios de migración evidencia un vacío. Es necesaria más investigación que explore las experiencias de aquellos a cuyo nombre migran los padres de familia, los significados que estos niños y jóvenes construyen sobre la separación forzada y sus sentimientos sobre las vidas de sus padres migrantes así como sobre sus propias opciones a futuro. Talleres con jóvenes en el contexto comunitario En respuesta a una invitación desde Zacualpa, practicantes de IAP con familias migrantes en el noreste de los Estados Unidos viajaron a Guatemala para trabajar con familiares y líderes comunitarios y religiosos en una de las comunidades de origen de los migrantes con quienes venían trabajando en EEUU. Una investigadora basada en Guatemala se unió al equipo de EEUU, invitado a trabajar con jóvenes en respuesta a la preocupación por la creciente población de niños y jóvenes cuyos padres habían migrado a los Estados Unidos. Se aseguró la aprobación del comité de ética de investigación (Institutional Review Board) de Boston College para facilitar talleres y realizar entrevistas, y se obtuvieron los necesarios consentimientos por parte de padres de familia, maestros y estudiantes. El equipo transnacional de IAP realizó todos los talleres y entrevistas en español y el material resultante fue transcrito por las autoras u otros miembros del equipo de IAP basado en Estados Unidos. Las traducciones de español a inglés fueron realizadas por la segunda autora y revisadas por la primera de ellas. Taller # 1: el cine como recurso educativo participativo En el primer taller se incluyó la presentación del documental Detenidos (2007), una narración de la redada realizada por la Migración el 6 de marzo de 2007 en la Fábrica Bianco en New Bedford, Massachusetts, Estados Unidos. Durante la redada fueron detenidos 361 migrantes, en su mayoría guatemaltecos, incluyendo a muchas mujeres que hablaban únicamente su idioma indígena materno. El filme tiene una duración de 27 minutos e incluye escenas de la redada que fueron presentadas en los noticieros, al igual que entrevistas con algunos detenidos. Presenta también imágenes de algunas de las consecuencias sufridas por familiares de los detenidos, incluyendo a niños pequeños que quedaron abandonados en la escuela cuando nadie llegó a recogerlos y un bebé lactante que se enfermó cuando su madre fue detenida. Muchos de los arrestados fueron enviados de inmediato a centros de detención ubicados en Texas, distanciándolos aún más de sus familias y sus ‘hogares.’ Gracias a una iniciativa de dirigentes católicos laicos vinculados al instituto Esperanza (nombre ficticio), durante el verano de 2008, estudiantes de dicho establecimiento fueron invitados a una reunión en la Parroquia de Zacualpa para que miembros de nuestro equipo de investigación conversaran con ellos sobre los Estados Unidos. Tomando en cuenta la gran “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 7 cantidad de alumnos entre las edades de 12 a 15 años, el desconocimiento de los investigadores sobre lo que los alumnos sabían de la migración, y las recomendaciones de adultos quienes trabajaban con estos jóvenes y ya habían visto el documental, el equipo decidió diseñar un taller participativo que iniciara con una serie de preguntas para luego pasar a la exhibición del documental. Entre los participantes había jóvenes afectados tanto de manera directa como indirecta por la migración, es decir, algunos que se habían “quedado atrás” y otros cuyos familiares, amigos y vecinos habían migrado al norte. Dado que el taller se realizó y situó en el contexto de dinámicas comunitarias, no se consideró factible separar a los jóvenes en grupos acordes al estatus migratorio familiar. Así, en los datos sistematizados se combinan las voces de cada una de estas sub-poblaciones. El equipo del PMDH facilitó cuatro talleres con entre 75 y 150 adolescentes cada uno: tres talleres se realizaron con estudiantes de Esperanza, a la salida de la jornada escolar, y el cuarto se implementó luego de la misa de fin de semana, con jóvenes procedentes de las aldeas y que no asistían a la escuela. Maestros de Esperanza estuvieron presentes en los tres talleres con escolares y sus comentarios durante y después de las actividades se analizan por aparte más adelante. A manera de establecer procesos participativos pese a la gran cantidad de jóvenes—y para poder involucrar a los participantes desde sus propias experiencias—los talleres incluyeron interacciones del grupo grande y discusiones en grupos pequeños. Cada reunión se inició con una serie de preguntas, incluyendo si los jóvenes habían escuchado hablar de ciudades como Boston, New Bedford, Providence (ciudades densamente pobladas con migrantes procedentes de la región sur del Quiché), y Iowa (lugar donde el 12 de mayo de 2008 la Migración de Estados Unidos realizó una redada que fue muy publicitada en Estados Unidos y en Guatemala.) También se les preguntó si conocían a alguien que hubiera emigrado a los Estados Unidos, si ellos mismos habían pensado en migrar a Estados Unidos, y si conocían a alguien que hubiera sido deportado. Los jóvenes respondieron levantando la mano y las facilitadoras realizaron un conteo aproximado de las respuestas a cada pregunta. Las respuestas revelaron que la mayoría de participantes adolescentes tenían familiares o amigos que habían emigrado. Por ejemplo, en un taller, 91 estudiantes de un aproximado de 150 participantes, conocían a alguien que había sido deportado de vuelta a Guatemala, y más de la tercera parte de los estudiantes expresaron su deseo de ir a Estados Unidos. Luego de haber proyectado el documental, los estudiantes se dividieron en grupos de 1520 para reflexionar sobre las problemáticas planteadas en la película y, más ampliamente, sus entendimientos y preguntas sobre las realidades que los migrantes encaran actualmente en los Estados Unidos. Estas discusiones grupales se realizaron en español y fueron co-facilitadas por 2-3 practicantes de IAP, grabadas en audio digital y luego transcritas y codificadas temáticamente. La exhibición de Detained-Detenidos nos permitió examinar las actitudes de los jóvenes participantes hacia las experiencias vividas de gente Maya en New Bedford, así como los conocimientos y experiencias más generales de éstos jóvenes con los Estados Unidos. La codificación temática de las transcripciones permitió identificar seis grandes temáticas, incluyendo las siguientes: (1) conciencia de que en EEUU se están violando los derechos de los migrantes; (2) EEUU como un lugar que discrimina a los migrantes Latinos/as; (3) los retos que enfrentan los migrantes en el camino hacia y en los Estados Unidos; (4) la deportación como una amenaza real; (5) conocimiento de las razones por las cuales las personas migran, incluyendo las razones económicas que requieren de mucho trabajo para ganarse la vida; (6) pese a las “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 8 cuestiones negativas que entienden sobre los Estados Unidos, un deseo profundo de viajar hacia allá. Los jóvenes se conmovieron ante los relatos de los detenidos presentados entre llantos en la película mientras describían la humillación y los maltratos después de haber sido arrestados por ICE (Inmigración y Aduanas). Una adolescente dijo que “Los migrantes están buscando una vida para un bueno futuro. Y no es justo que agarraban así porque no son animales, son personas que tienen vidas y derechos y todo.” Y ella no fue la única que reaccionó con indignación, pues otra estudiante dijo que “Ellos [los oficiales de Inmigración-ICE] están violando sus derechos, los trataron como perros.” A muchos les impactó la situación de madres que fueron detenidas y rápidamente separadas de sus hijos; un joven dijo que “Cuando le arrebatan al ser querido de uno, le apartan al padre o a una madre, o a un hijo, es violación de los derechos. Dejar a un ser sin papás.” En cada uno de estos enfoques se evidencia la defensa que los jóvenes hicieron de los derechos de los migrantes, mismos que percibían estaban siendo violados. Los jóvenes sabían de los Estados Unidos como un lugar que discrimina a los migrantes. Un joven que evidentemente había escuchado que los inmigrantes suelen ser explotados en Estados Unidos y que se ven obligados a aceptar cualquier tipo de pago por realizar los peores trabajados, expresó que “Por ejemplo, guatemaltecos que van para allá y buscan trabajo en una fábrica, y también los que están allá nacionalizados les dan más a ellos y en cambio a los guatemaltecos los explotan y trabajan demasiado y les pagan poco. Así es la vida allá.” Una adolescente afirmó que “… Estados Unidos es un país muy lindo” y otra agregó que “Uno nunca puede salir (de la casa), uno siempre tiene miedo porque a veces llegan la Migración (ICE) y la policía.” No cabe duda que, desde otras fuentes, los jóvenes tenían conocimiento de las dificultades del viaje a los Estados Unidos, pues esto no se toca en el documental que vieron y sin embargo fue un tema frecuente en las discusiones de los grupos. Un joven comentó que “Hay veces que algunos mueren de sed, a veces hay animales… A pie, en buses, en tren, hasta caminando, y el camino es largo. Hay desierto donde hay mucho calor y sufrimiento.” Una jovencita compartió su propia experiencia de migración, contando que ella y su familia intentaron irse a Estados Unidos pero fueron detenidos en el camino: “No pudimos pasar [la frontera]; allí nos detuvieron. Nos agarraron, nos trataron mal.” Muchos adolecentes habían escuchado sobre las deportaciones, y en su mayoría conocían a personas deportadas. Esto no es sorprendente, pues las deportaciones hacia Centro América están aumentando, y al menos 29,095 guatemaltecos fueron deportados en 2010, mientras que las deportaciones realizadas por los Estados Unidos han aumentado en 200% desde 2005 (Yool 2011). Un joven expresó su frustración ante el número de deportados e hizo eco de los comentarios de otros, afirmando que “No es justo que deporten a la gente, porque sólo quieren trabajar, ayudar a su familia… tienen deudas. ¿Qué van a hacer? ¿Vender su tierra? ¿Qué van a hacer?” Los jóvenes también señalaron las políticas inmigratorias como discriminatorias contra los Latinos, y uno de ellos dijo que “Bueno, las personas de aquí hacen un esfuerzo grande en los Estados Unidos, pero allá [la Migración] los detienen y los regresan a sus países. Las personas que van allá quieren superarse, pero el gobierno no quiere que los latinoamericanos estén allá.” A partir de los talleres se hizo evidente que los adolecentes Maya que estudiaban en esta institución tenían conciencia del “tira y afloja” que obligaba a sus padres a migrar. Hablaron sobre las razones económicas como motivo parental para migrar al norte y describieron a la mayoría de migrantes como gente trabajadora en busca de ayudar a sus familias, padres de familia que “hacían lo correcto” independientemente de su estatus legal en los Estados Unidos. “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 9 Muchos jóvenes expresaron su comprensión de cómo las remesas que enviaban sus padres les ayudaba a mejorar sus vidas en Zacualpa. Un joven dijo que “Ese dinero nos ayuda a pagar los estudios para nosotros. Para que nosotros tengamos una vida mejor.” Muchos participantes rechazaron la conclusión de que un migrante que trata de mejorar la vida de su familia es un delincuente, afirmando “Y criminales no son, porque ellos van a buscar una mejor vida para sus familiares.” Finalmente, pese a conocer sobre la discriminación y los peligros que sus padres y familiares enfrentan en el viaje al norte y en la vida allí, cuando se les preguntó a los jóvenes si habían pensado en irse a los Estados Unidos, la mayoría afirmó sus sueños de migrar para alcanzar una vida mejor. Adujeron razones económicas como el motivo principal: “Pues... cuando uno llega allá hay más posibilidades. Allá pagan en dólares.” Otro estudiante hizo eco de ése sentimiento, haciendo despliegue de su comprensión de las remesas y su asombro frente a las posibilidades económicas: “Es que diariamente aquí como instructor se gana como entre 45 y 50 quetzales. Aquí en un día. Y en cambio, en Estados Unidos pagan como de 10 a 15 dólares por hora, y si suman como 8 horas van trabajando y ganando. Y se gana más en dólares allá y cuando lo mandan para acá se multiplica. Así aquí cuando mandan los dólares de allá, aquí se hacen más cosas con eso.” Contrastando con la mayoría de jóvenes participantes, quienes parecían tener una buena comprensión de las razones económicas de la migración, una pequeña minoría parecía no tener conciencia de los peligros y dificultades de la migración; en vez de ello, parecían fascinados por la sensación de aventura y de un lugar nuevo. Una joven dijo que ella quería “Ir a descubrir, conocer lugares, el bosque.” Otro dijo que “A veces uno quiere ir a los Estados Unidos porque oye que allá hay buenas cosas, tienen bonita ropa, así es que uno se emociona.” Taller #2: Historias inventadas En el verano de 2010, miembros del equipo IAP del Proyecto de Migración y Derechos Humanos regresaron a Zacualpa y fueron invitados a unirse al personal local para facilitar talleres en Esperanza. Diseñamos una serie de talleres participativos que incluyeron técnicas creativas que se habían usado anteriormente con comunidades Mayas similares (Lykes 1994), en parte porque es conocido que dichas comunidades enfatizan la narración de historias y poseen una rica tradición cultural de oralidad (Huff 2006), mientras que son menos habituales los intercambios directos en torno a los sentimientos. Tomando en cuenta las experiencias de 2008, adaptamos los recursos para estos talleres y buscamos subsanar la menor cultura literaria, mencionada arriba, para crear oportunidades de que los jóvenes no sólo hablaran sobre sus conocimientos de los Estados Unidos y la migración, sino que expresaran sus respuestas personales frente a los efectos de la migración de sus padres a los Estados Unidos. A diferencia de los talleres anteriores, realizados con grupos grandes que incluían a los afectados directa e indirectamente por la migración parental, en estos talleres los participantes tenían a uno o ambos padres viviendo en los Estados Unidos. Estos jóvenes fueron identificados por el director de la institución, quien los invitó a unirse al equipo IAP procedente de EEUU para participar en un taller de medio día. Dieciseis jóvenes de 13 a 14 años de edad, hombres y mujeres, participaron en la sesión matutina; 17 participaron en la sesión de la tarde. A diferencia de la primera serie de talleres, en éstos no estuvieron presentes los maestros de los jóvenes. Las actividades realizadas en los talleres incluyeron dibujar a la familia “aquí”, es decir, en Zacualpa (abuelos y otros familiares fueron quienes aparecieron con mayor frecuencia en estos dibujos), y “allá”, o sea, en los Estados Unidos. Cuando terminaron sus dibujos, se les pidió que los colocaran en la pared, ubicándolos en relación con los trabajos de los demás, y “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 10 luego se les invitó a hablar sobre estas representaciones de la “familia transnacional.” Los datos que transcribimos en este trabajo provienen de una segunda actividad, Inventando Historias, adaptada de las técnicas creativas de narrativa propuestas por Gianni Rodari (1996). Se invitó a los jóvenes a explorar sus experiencias de “familia transnacional” mediante la invención de historias colectivas cuyos protagonistas eran objetos inanimados, técnica desarrollada para facilitar la creatividad y el involucramiento con imágenes y emociones “fuera de conciencia”. Hubo un elemento de secretividad en la estrategia para generar sustantivos o “palabras objeto” que serían los protagonistas de las historias creativas, generando sorpresa cuando dos objetos aparentemente sin relación alguna—como por ejemplo silla y maíz—resultaban designados como actores por medio de los cuales había que desarrollar una historia. Luego de que cada grupo completara su historia, las compartieron ante el grupo completo. Este proceso suele ayudar a que los niños (y los adultos) escriban sobre temas-difíciles-de-discutir, proyectando sus preocupaciones emocionales en el marco de historias imaginativas. Los 33 estudiantes trabajaron en pequeños grupos y generaron ocho historias colectivas que re-presentaron los efectos de—o sus sentimientos sobre—la experiencia de vivir en familias transnacionales. De manera parecida a los hallazgos de los talleres de 2008, estas historias confirman el entendimiento que tienen los jóvenes sobre que sus padres habrían migrado a EEUU en busca de trabajo. Pero también revelan una infelicidad subyacente y percepciones de que el dinero no puede subsanar las experiencias prolongadas de separación. Una historia reflejaba la conciencia de los jóvenes sobre que sus padres trabajaban muy duro y hacían sacrificios por ellos, temas preponderantes en los estudios revisados anteriormente en este trabajo. Este grupo creó una historia sobre una familia pobre en que la madre decido irse a los Estados Unidos porque su familia no podía cubrir sus necesidades básicas: “Irse a los Estados Unidos era la mejor solución, porque allá ella consiguió empleo, y ella reflexionó y decidió (irse). En los Estados Unidos trabajó y trabajó muy duro, luchando por su familia que (estaba) en Guatemala. Y en un mes tenía suficiente dinero para darle educación a sus hijos, un futuro mejor.” La historia inventada por otro grupo, en este caso sobre “mesa” y “carro,” también describía la migración de una madre, a la vez que enfocaba la relación madre-hija: “Había una vez una mujer que se llamaba ‘Mesa’. Ella dejó a sus hijos por motivo de no encontrar trabajo. Se fue a los Estados Unidos a buscar trabajo. Y tenía una hija que se llamaba ‘Carro’. La hija se quedó triste porque su mamá la había dejado sola con sus dos tías. Y cada semana ella la llamaba por teléfono, pero ella decía que no es igual que cuando está con su mamá que estar con sus tías.” Pese a las llamadas semanales—y tradiciones culturales de familias ampliadas que incluye a los padres y hermanos en roles de encargados—no se abate la tristeza de haberse “quedado” sin la madre. Otras historias evidenciaron la esperanza de las-los participantes de que se les llevara a Estados Unidos a reunirse con sus padres, como es el caso de esta historia sobre una flor: “Había una vez una mujer llamada ‘Flor’, quien decidió irse a Providence a buscar trabajo. Después, ella llamó a su familia para decirles que estaba bien y que había encontrado un trabajo humilde. Sus hijas se pusieron muy contentas. Después de unos años, ella consiguió sus papeles y llevó a sus hijas [a los Estados Unidos]. Se sintieron felices de volverla a ver, lloraron de alegría.” “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 11 Las historias iluminan sentimientos asociados a padres de familia obligados a migrar en busca de trabajo para mantener a sus familias, y también refieren al dolor de la separación y la esperanza de reunificación. Estos talleres, y conversaciones posteriores con maestros y líderes religiosos en Zacualpa (ver más adelante) son un primer paso hacia una mejor comprensión de las experiencias de los y las jóvenes en el contexto de los procesos de IAP que hemos venido impulsando a lo largo de varios años. Tiempo después de realizados los talleres, algunos de las y los jóvenes participaron en entrevistas a profundidad con una colega de nuestro equipo, quien a lo largo de dos años y en ambos países, trabajó con tres generaciones de nueve familias. Otros jóvenes se han involucrado en actividades gestadas por los colaboradores locales de IAP, haciendo dibujos que se han presentado a la comunidad de Zacualpa y participando en dramatizaciones sobre los riesgos de cruzar la frontera, presentadas en la fiesta anual del pueblo. Cada una de estas acciones ha sido diseñada para “normalizar” y des-estigmatizar la migración, afirmando los derechos de padres de familia que deciden irse al norte para sostener a sus familias, y también resaltando los riesgos de la travesía. Estas actividades también han contribuido a facilitar unidad comunitaria pese a las continuas tensiones políticas y sociales y los conflictos mencionados antes en este artículo. Mensajes multiples: la(s) posicion(es) de las y los educadores Estos procesos participativos con jóvenes en Zacualpa, crearon oportunidades para escuchar sus experiencias y entender mejor algunas de las complejidades y contradicciones que experimentan al vivir en comunidades donde un alto porcentaje de los adultos migra en busca de mayor bienestar para sus familias. Entre los hallazgos mencionados anteriormente, está el deseo compartido entre los jóvenes de viajar hacia el norte. Pero muchos educadores y líderes religiosos, a la vez que defienden el derecho de los padres de familia a migrar, buscan mayores alternativas locales para la juventud de Zacualpa. Un pequeño grupo de maestros, dirigentes religiosos y otros adultos de la comunidad quienes participaron en los talleres en 2008, expresaron ideas en este sentido. Uno de ellos expresó que, “No hay nada nuevo que se vaya a trabajar a Estados Unidos. Ustedes piensan que se van a estar en una oficina, y que luego les van a dar 5 dólares por estar en la oficina? ¿No? La gente allá… va a limpiar inodoros, va a limpiar donde están los cerdos. Lo que ganan, lo ganan con tanto dolor, con tanto sufrimiento…. Ustedes también están siendo sostenidos por sus padres que están en Estados Unidos para que estudien. Aprovéchelo, hagan fructificar ese sudor y esfuerzo de sus padres allá en Estados Unidos.” Otro estudiante, habló con frustración de Estados Unidos como “un país racista. … porque… imagínese, la gente de otros países, lo que quieren es superarse,… lo que hacen es darle los peores trabajos, los trabajos que los gringos no pueden hacer, los trabajos sucios, los trabajos pesados, esos trabajos nos dan a nosotros. Nos tratan como perros, como animales. …es un país racista. La verdad, yo tenía en mente, en algún momento pensé ir. ¡Pero no, jamás! La verdad es que no voy a ir.” Una tercera voz hizo eco de este sentimiento y argumentó que los estudiantes debían quedarse en Zacualpa para trabajar y no mandar el potencial capital humano al extranjero. “Pero viendo todo esto ve uno [en EEUU] que no es todo color de rosa como lo pintan aquí. Pero… tal vez uno está más contento, más feliz aquí estando en su país, aquí no le da pena a uno que lo vayan a agarrar y que lo vayan a mandar de regreso. … Claramente es de pensar, así como están ustedes, estudiar, superarnos, sacar una carrera. Y si dios les ayuda, sacar una carrera en la Universidad. Hacer crecer a nuestro país, y no ir a sufrir penas a otro.” “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 12 Los maestros de institutos educativos como Esperanza, donde realizamos nuestro trabajo, encaran retos complejos con jóvenes que se “han quedado atrás.” Por una parte, apoyan los derechos de los familiares migrantes de estos jóvenes y evitan marginar o criminalizar a quienes están sin autorización en EEUU y han “dejado atrás” a sus hijos, al cuidado de otras personas. Pero por otra parte, algunos maestros intentan disuadir a los estudiantes que quieren seguir el camino de sus padres. Como parte del proyecto IAP mayor descrito en la introducción de este trabajo, se realizó un censo en una aldea de Zacualpa de la cual provienen algunos jóvenes que estudian en el Instituto Esperanza. Datos del censo permiten ver que la comparación entre adultos migrantes y no migrantes (mayores de 18 años) indica que los migrantes suelen tener niveles de educación formal significativamente mayores. Por ejemplo, solamente 26.7% de migrantes carecían de educación formal, mientras que 55% de la población no migrante no habían ido a la escuela. Aunque bien adentrada la década de los ´80 muchos académicos argumentaban que quienes migraban eran los más pobres, huyendo de la pobreza, estudios más contemporáneos indican que los migrantes constituyen un grupo selecto que deja atrás su patria porque poseen ambiciones extraordinarias y más educación formal que sus pares en su país de origen (Portes and Rumbaut 1996). Las tasas de inmigración a los Estados Unidos de quienes no tienen más que un nivel educativo de primaria, son bastante bajas. (Carrington and Detragiache 1998). Es posible que los maestros y otros adultos con quienes interactuamos en Zacualpa estuvieran presintiendo la potencial pérdida de futuro capital humano para Guatemala mediante la creciente migración hacia los Estados Unidos. Una maestra a quien el equipo de IAP entrevistó en 2008, había decidido quedarse a trabajar en Guatemala en vez de migrar a los Estados Unidos. Ella explicó que consideraba que era su obligación motivar a la juventud a educarse y poder, eventualmente, contribuir a su país: “Como profesionales creo que debemos hacer algo, esa es nuestra misión. Hacer algo por nuestro país. En este caso, hacer algo por nuestra niñez. …Creo que es necesario motivar a estos niños para que estudien [más allá de la primaria]. Tenemos que motivar a estos niños para que nuestro país progrese.” Investigación acción participativa: fortalezas y retos La investigación acción participativa resultó ser un recurso idóneo para generar espacios para que los jóvenes pudieran expresar y empezar a actuar sobre sus experiencias. Es más, los procesos que hemos descrito facilitaron el encuentro entre los jóvenes y con algunos adultos con quienes estudian y acuden a la iglesia, brindando oportunidades a éstos últimos para escuchar las voces de los jóvenes en maneras que no habían sido características de los contextos que los han reunido con anterioridad. En vista que el equipo de IAP desconocía los niveles de conocimiento que los jóvenes tenían sobre migración, detención y otras problemáticas relacionadas, resultaba importante entrar con un enfoque flexible, trabajando con lo que los jóvenes plantearan y construyendo conversaciones sobre la base de sus conocimientos previos. Además, encontramos que porque los talleres se montaron en torno a la exhibición del documental (en 2008) y en torno a dibujo y narrativa creativa en pequeños grupos (en 2010), los jóvenes se sintieron más cómodos al adentrarse en temas potencialmente difíciles como lo son las experiencias de sus familiares, en muchos casos sus padres, en su emigración desde Guatemala en busca de oportunidades económicas en los Estados Unidos. Sin embargo, también son muchos los retos que enfrenta este proceso de IAP en marcha. Un ejemplo de ello es nuestra posición como “investigadoras venidas de afuera” insertas en complejas dinámicas transnacionales que nos permiten viajar fácilmente entre EEUU y “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 13 Guatemala con una simple visa de turista, mientras que aquellos con quienes trabajamos no tienen ni de lejos esa libertad. Por otra parte, conforme entablamos relación con los líderes religiosos y educadores en Zacualpa que nos habían invitado a colaborar con los jóvenes, encontramos que algunos de ellos esperaban que compartiéramos aspectos negativos en torno a la migración hacia los Estados Unidos y sobre la vida allá, contribuyendo así a disuadir a los jóvenes de querer irse al norte. Pero como practicantes de la investigación acción participativa, llegamos a Zacualpa con el compromiso de colaborar con las comunidades para generar procesos participativos mediante los cuales poder escuchar las voces de la juventud y poder así comprender mejor la vida familiar transnacional tal y como se vive en una comunidad de Guatemala; no llegamos a convencer ni a disuadir. La investigación participativa comunitaria busca beneficiar a la comunidad. Pese a ello, investigadores externos muchas veces obtienen recompensas materiales gracias a estas colaboraciones, como por ejemplo financiamientos para investigación y publicaciones (Minkler 2005). Adicionalmente, con frecuencia resulta difícil escuchar acuciosamente las voces desde adentro, o sea, de los jóvenes mismos, cuyas perspectivas a veces difieren de las de los científicos sociales que buscan colaborar con ellos y reflexionar críticamente sobre sus realidades (Bartunek y Louis 1996). Así, aunque el equipo inició su “trabajo con jóvenes” con el compromiso de priorizar las voces de los jóvenes, la narrativa que aquí se ha creado es una coconstrucción desarrollada reiterativamente desde y a través de las relaciones mayores de la investigación acción participativa y, por ello, puede ser mejor descrita como el reflejo de una “tercera voz” (Lykes, et al. 2003). Nosotras nos propusimos entender mejor las experiencias de los jóvenes en materia de migración, detención y deportación, así como colaborar con las familias con cuyos parientes trabajamos en los EEUU. Muchos de los maestros que aportaron a las discusiones durante los talleres, se enfocaron en el sacrificio de los padres migrantes y en la necesidad de que los hijos fueran agradecidos y actuaran de manera responsable con las remesas enviadas por sus padres desde los Estados Unidos; también hablaron de los riesgos de la migración, especialmente para las mujeres jóvenes. Aunque nosotras nos planteamos respetar estas posturas, nos resistimos a alinearnos con ese mensaje, buscando más bien crear un diálogo sobre la migración para generar las voces de los jóvenes y poder documentar sus experiencias como miembros de familias y comunidades transnacionales en las que muchos “se quedan atrás.” En este contexto, reconocimos que nuestro privilegio como visitantes legalmente documentadas puede haber transmitido un mensaje más complejo, alimentando el deseo de los jóvenes de migrar hacia el norte. Otra limitación consistió en que—dada la naturaleza participativa de los talleres y de nuestras colaboraciones con la comunidad—no contamos con datos individualizados sobre el contexto familiar de cada uno de los jóvenes participantes. La muestra de niños y jóvenes no era representativa del municipio, ya que muchos niños terminan su educación formal al completar la primaria. Además, los jóvenes participantes en los talleres creativos fueron recomendados por dirigentes escolares, no fueron seleccionados al azar. Una fortaleza de la acción participativa con jóvenes es que involucra a los jóvenes mismos en el diseño del proceso de investigación (por ejemplo, ver McIntyre 2000). Sin embargo, nuestros talleres fueron diseñados con colaboradores adultos—maestros de los estudiantes y el equipo local de IAP, no con los jóvenes mismos. Sobre la base de nuestros hallazgos y de las relaciones entabladas con jóvenes por medio de estos talleres y de otras actividades de IAP, en el futuro nos proponemos co-diseñar los siguientes pasos junto con los jóvenes. “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 14 Conclusión Los estudios existentes nos hablan de que la niñez y juventud afectada directa o indirectamente por procesos de migración de adultos enfrentan consecuencias académicas, sociales y conductuales negativas, al igual que cambios negativos en las relaciones con sus padres a la par de la complejidad de tratar tanto con sus padres biológicos como con quienes los están cuidando. Sin embargo, los estudios suelen pasar por alto las voces de quienes se “quedaron atrás” mientras enfatizan el sacrificio de los padres de familia y los beneficios materiales de las remesas. Igualmente importante, es aún menor la información sobre las respuestas emocionales y los significados que estos jóvenes crean en torno a los “nuevos hogares” de sus familias. Es poco lo que conocemos sobre sus propias aspiraciones de vida conforme negocian las complejas aguas de ser beneficiarios de oportunidades educativas y de otro tipo en un contexto de ausencia del “amor materno.” Por medio de las actividades realizadas en talleres con cientos de jóvenes del nivel secundario, tanto hombres como mujeres, pudimos enfocar las experiencias de un pequeño número de jóvenes Mayas de un municipio del sur del Quiché, quienes enfrentan serios desafíos en materia de pobreza y conflictividad comunitaria, la ausencia de familiares debido a la migración, así como los complejos factores de estrés que enfrentan sus familiares en los Estados Unidos. Los talleres realizados luego de la exhibición del documental, revelaron que los adolecentes guatemaltecos tienen una conciencia vívida de las oportunidades materiales presentes en los Estados Unidos, y que a la mayoría de ellos les atrae la posibilidad de un trabajo asalariado estable, pese a las penurias que sin duda se presentan. Las actividades en las cuales inventaron historias nos demostraron que los jóvenes extrañan a sus madres, dicen que si bien la comunicación frecuente ayuda, no es un sustituto para los vínculos emocionales con una madre que ya no está físicamente presente. Las historias también revelaron que los jóvenes comprenden y comunican a terceros (incluyendo a sus maestros e investigadoras venidas de afuera) que sus padres están trabajando duro y haciendo sacrificios para darles una vida mejor a sus hijos. El involucramiento con los jóvenes, sus maestros y personal de base de la Iglesia, deja en claro que la juventud de Zacualpa recibe mensajes mixtos y a veces conflictivos sobre la migración. Pese a que están conscientes de los retos que representa ser migrante en los EEUU, especialmente para las personas indocumentadas, la gran mayoría quiere ir a ese país y defiende el derecho de sus padres y el suyo propio de salir a buscar una vida mejor. Algunos de quienes quieren irse al norte parecen estar “buscando un sueño;” muchos otros quieren ir a buscar trabajo. El pequeño número de jóvenes que hablaron sobre quedarse en Guatemala, se enfocaron en sus estudios y en poder encontrar un empleo remunerado, pero los datos económicos en Guatemala no respaldan estas aspiraciones. Este trabajo sugiere que los talleres psicosociales pueden ser útiles para explorar las consecuencias afectivas que la migración tiene sobre los jóvenes de diversos países que se han quedado atrás, al igual que los efectos sobre aquellos cuyos padres no migran, pero que de todas maneras se ven impactados por el flujo permanente de migración desde sus comunidades. Confirma las experiencias contradictorias que viven los jóvenes que se benefician de algunos aspectos de la migración de sus padres a la vez que sufren por otros; ratifica también la complejidad de los mensajes que reciben de aquellos que, como nosotras, nos posicionamos como abogadas del derecho de sus padres—y de los mismos jóvenes—de asegurarse una vida digna, a la vez que reconocemos los riesgos para ellos mismos y para el futuro de Guatemala, implícito en sus decisiones de seguir sus sueños y a sus padres, mediante el viaje al norte. “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 15 Finalmente, este trabajo también apunta a la necesidad de investigación más sistemática y mayor colaboración entre migrantes transnacionales y quienes los acompañamos a ellos y a sus familias. “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 16 Reconocimientos Las autoras agradecen a las y los jóvenes, sus familias, maestros y miembros del pueblo de Zacualpa y sus aldeas, por su generosa contribución a este proyecto IAP en curso. Nuestro agradecimiento especial a la Hna. Ana María Álvarez, José Daniel Chich González, y Megan Thomas, por su invaluable liderazgo y compromiso con las colaboraciones descritas en este trabajo. Finalmente, las autoras agradecen al Centro para los Derechos Humanos y la Justicia Internacional de Boston College, y a su donante anónimo, por su continuo apoyo a este trabajo. “LEFT BEHIND” BY MIGRATION 17 Referencias Archibold, R. “Arizona enacts stringent law on immigration,” New York Times, Abril 23, 2010, accesado el 1 de noviembre de 2011, http://www.nytimes.com/2010/04/24/us/politics/24immig.html Arnold, E. 1991. “Issues of reunification of migrant West Indian children in the United Kingdom,” Caribbean Families: Diversity Among Ethnic Groups, ed. J.L. Roopnarine y J. Brown (Greenwich, CT: Ablex Publishing Corp., 1991), 243-258. Artico, C. 2003. Latino families broken by immigration: The adolescents’ perceptions. El Paso: LFB Scholarly Publishing. Asis, M. 2006. Living with migration. 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