- Biblioteca Digital de Albacete

Anuncio
GABINO PONCE HERRERO
EL CORREDOR DE ALMANSA
ESTUDIO GEOGRÁFICO
INSTifUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES DE LA EXCMA. DIPUTACIÓN DE ALBACETE
C.S.I.C. CONFEDERACIÓN ESPAÑOLA DE CENTROS DE ESTUDIOS LOCALES
Serie ¡ - Ensayos Históricos y Científicos - Núm. 41
Albacete 1989
Portada: Almansa y mapa del Corredor.
Gabino Ponce Herrero.
D.L. AB-266189
I.S.B.N. 84-87136-05-2
IMPRESO EN GRÁFICAS PANADERO
Ctra. de Madrid, 74 • 02006-ALBACETE
El autor quiere hacer constar su agradecimiento al
Dr. Alfredo Morales Gil por su magistral dirección.
A los Drs. Antonio Gil Olcina, Francisco Calvo
García- Tornell, José Quereda Sala y Cipriano
Juárez Sánchez-Rubio por las sugerencias
aportadas. Al Dr. Vicente Gozálvez Pérez por la
orientación prestada para su publicación.
Al Dr. J. Luis Simón García por su inestimable
ayuda; y a todas aquellas personas que, desde sus
puestos de trabajo, colaboraron para que esta obra
llegase a su fin.
Así mismo, ha de hacerse extensiva la gratitud a
todos los miembros del Instituto de Estudios
Albacetenses por su amabilidad y paciente acogida
en cuantas ocasiones nos dirigimos a ellos, y
expresamente al propio Instituto por su mecenazgo
y edición.
ÍNDICE
PÁGINAS
PRÓLOGO
. 13
1. EL MEDIO FÍSICO ..................................17
1. EL MARCO GEOLÓGICO Y ESTRUCTURAL .............19
1.1. Las unidades estructurales ......................22
2. EL CLIMA .......................................22
2.1. Unas temperaturas de transición ..................23
2.2. Unas precipitaciones escasas .....................23
2.3. La aridez, factor limitativo de los cultivos ...........25
3. LOS SUELOS .....................................25
II. LA POBLACION ....................................29
4. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ABSOLUTA ...........31
4.1. El incremento demográfico del siglo XVIII ..........31
4.1.1. La economía y la estructura profesional .......46
4.1.2. La estructura por edad y sexo ..............51
4.2. La desaceleración del crecimiento en el siglo XIX
55
4.3. El estancamiento del siglo XX y la capitalización de
Almansa ....................................63
4.3.1. De la crisis vitícola a los años cincuenta .......63
4.3.2. El despegue industrial y demográfico de Almansa,
el decaimiento de los otros pueblos del Corredor
y los atisbos de recuperación de finales de los
años setenta ............................73
5. EL MOVIMIENTO NATURAL DE LA POBLACIÓN .........79
5.1. Evolución general .............................79
5.2. Las tablas de supervivencia y la esperanza de vida en
Almansa ....................................84
6. EXCEDENTES VEGETATIVOS Y MIGRACIONES .........88
6.1. Análisis de la tabla de migraciones netas ............88
6.2. El destino de los emigrantes del Corredor ...........90
6.3. La procedencia de los inmigrados en Almansa ........93
6.3.1. La inmigración provincial .................93
10
PÁGINAS
6.3.2. La inmigración extraprovincial y extranjera
96
6.4. La composición por edad y sexo de los emigrantes del
Corredor ...................................
97
7. LA ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN .................
98
7.1. Análisis de las pirámides de edades ................
7.2. Pirámides de los distritos urbanos de Almansa en 1981
7.3. La estructura profesional .......................
7.3.1. Un sector primario en retroceso ............
7.3.2. La consolidación de las actividades industriales
7.3.3. El lento desarrollo de los servicios ...........
98
103
108
110
110
112
7.4. Las condiciones sociales y laborales de la población en
1981 .......................................
7.4.1. La condición socio-económica ..... . . . . . ....
7.4.2. La distribución por ramas de actividad ........
7.4.3. La condición socio-laboral .................
7.4.4. El estado civil ..........................
7.4.5. El nivel de instrucción ....................
113
113
117
127
128
129
III. EL POBLAMIENTO .................................133
S. EL HÁBITAT CONCENTRADO .......................135
8.1. Evolución urbana de Almansa ....................138
8.2. Evolución urbana de Caudete ....................152
8.3. Desarrollo del plano de Alpera ...................160
8.4. Desarrollo del plano de Bonete ...................163
8.5. Desarrollo del plano de Montealegre del Castillo......165
9. EL HÁBITAT RURAL ...............................
166
9.1. Causas de la diseminación del poblamiento ..........
9.2. Funciones y adaptación al medio de las viviendas rurales
9.3. Tipos de casas rurales de la comarca ...............
9.3.1. La Casa Grande .........................
9.3.2. La Casa de Labor ........................
9.3.3. La casa pequeña o Casica ..................
166
168
171
171
173
178
9.4. Otras construcciones rurales .....................
9.5. Evolución del hábitat rural ......................
9.6. Los mapas de distribución de la población rural ......
179
180
184
11
PÁGINAS
IV. LA AGRICULTURA
. 191
10. LA ESTRUCTURA DE LA PROPIEDAD AGRARIA ........
194
10.1. Evolución histórica de la propiedad .............
10.2. La desamortización ..........................
10.3. La propiedad de la tierra en la primera mitad del
sigloXX ..................................
10.4. La estructura actual de la propiedad .............
10.5. Los regímenes de tenencia actuales ..............
10.6. La dedicación de los agricultores ...............
194
194
195
197
199
200
11. LA FAMILIA CAMPESINA Y LOS TIPOS DE EXPLOTACIÓN
201
11.1.
11.2.
11.3.
11.4.
Las explotaciones inviables ....................
La explotación familiar .......................
La mediana empresa agraria ...................
La gran empresa agraria ....... ................
201
204
208
209
12. EL TAMAÑO DE LAS EXPLOTACIONES SEGÚN SUS
CULTIVOS .....................................
211
Los cultivos herbáceos .......................
El viñedo .................................
El olivar ..................................
Los frutales .................................
Otros cultivos y asociaciones ..................
211
212
212
212
214
13. EVOLUCIÓN DE LOS CULTIVOS Y DE LA PRODUCCIÓN
AGRARIA ......................................
214
12.1.
12.2.
12.3.
12.4.
12.5.
13.1. El desarrollo de la agricultura comercial en los siglos
XVI yXVII ................................215
13.2. La especialización cerealícola del siglo XVIII y los
progresos del viñedo ........................216
13.3. Las bonificaciones de principios del siglo XIX y la
expansión del viñedo en la segunda mitad de la
centuria ..................................218
13.4. Los cambios en la agricultura de Caudete y el estancamiento de los otros municipios del Corredor en la
primera mitad del siglo XX ....................221
13.5. La expansión del regadío y las transformaciones
recientes ..................................224
12
PÁGINAS
14. EL REPARTO ACTUAL DE LOS CULTIVOS .............227
15. LA MECANIZACIÓN AGRARIA ......................231
16. LA GANADERÍA .................................234
16.1. Evolución y aspectos históricos ................234
16.2. La comercialización de los productos ............240
Y. LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL .........................241
17. DE LA ARTESANÍA TRADICIONAL A LA INDUSTRIA
ACTUAL.......................................243
18. LAS FUENTES DE ENERGÍA ........................249
19. LOS TIPOS DE INDUSTRIAS ........................
250
19.1. Los productos alimenticios, tradición e industria .
19.1.1. Los productos derivados de la harina ......
19.1.2. Las industrias vinícola y derivadas ........
19.1.3. La industria oleícola ..................
19.1.4. La industria conservera ................
250
252
254
256
257
19.2. La industria del calzado, pilar del desarrollo
económico ................................
19.2.1. La producción zapatera actual ...........
19.2.2. Los mercados del calzado ..............
19.2.3. La situación actual del calzado en la comarca
258
262
263
265
19.3. Otras
19.3.1.
19.3.2.
19.3.3.
19.3.4.
19.3.5.
269
269
271
271
274
274
industrias del Corredor ..................
La construcción y sus materias primas .....
Textil confección ...................
La madera yelmueble .................
Papel y artes gráficas ..................
Industrias del metal ...................
VI. CONCLUSIONES ...................................279
BIBLIOGRAFÍA .......................................281
PRÓLOGO
El conocimiento geográfico del Corredor de Almansa era una necesidad
sentida desde hacía bastantes lustros, a la que ha venido a poner fin el Dr. D.
Gabino Ponce Herrero con esta publicación, que es una parte de su Tesis Doctoral, defendida en el Instituto Universitario de Geografía de la Universidad
de Alicante, en 1986, y que fue merecedora de una Ayuda a la Investigación
del Instituto de Estudios Albacetenses.
Este trabajo de investigación aborda, por primera vez, un análisis del
conjunto comarcal, poniendo de relieve ese papel de pasillo canalizador de
las comunicaciones desde las tierras valencianas a la capital del Estado que, a
través de los siglos, desde la Edad Media, ha ido dejando su impronta y forjando la personalidad de sus municipios. A ello se debe, en gran medida, su diferenciación del resto de las tierras manchegas de cuya región forma parte,
puesto que por estas vías de comunicación ha llegado, en las últimas décadas,
la influencia del proceso industrializador del Valle del Vinalopó, con el que se
relaciona intensamente. De ahí la pujanza de su núcleo capitalino, Almansa, y
las perspectivas de futuro que tiene como zona de asentamiento industrial,
que se quiere beneficiar de su cercanía a Valencia, Alicante y Murcia, a las que
está unida por ferrocarril y buenas carreteras, entre las que destaca la autovía
de reciente construcción que la une con Alicante en menos de 50 minutos,
por donde tiene acceso al puerto y al aeropuerto alicantino, vías de relación y
transporte de sus manufacturas.
El libro ha sido estructurado en cinco grandes apartados. El primero, el
medio físico, constituye una introducción necesaria a las condiciones naturales de la comarca para comprender el aprovechamiento que el hombre ha hecho de ellas.
Las vicisitudes del censo demográfico se siguen a través de gran número
de fuentes sincrónicas y diacrónicas, con el manejo de diversos recuentos
16
precensales, libros sacramentales y datos estadísticos más recientes. En cada
momento se trata de analizar la influencia que los distintos sistemas económicos de producción imperantes en la comarca han tenido en la evolución de la
población. Para terminar con un examen minucioso de la estructura poblacional actual.
El tercer capítulo dedicado al poblamiento sobresale por las interpretaciones que se hacen de las distintas evoluciones urbanas de cada una de las
poblaciones, fundamentalmente de Almansa, que se muestra como la más dinámica de todas. Junto a estos aspectos destacan los apartados dedicados al
análisis del poblamiento rural, en el que se exponen de manera detallada los
tipos de viviendas predominantes, con todos sus aspectos etnográficos. Constituye, sin lugar a dudas, una de las mayores contribuciones del libro.
La historia agraria de esta área y su situación actual constituyen otros
capítulos sólidos y bien estructurados, que evidencian la preocupación del
autor por estos temas, tan importantes todavía en la vida de los municipios
del Corredor.
Se finaliza el libro con un capítulo dedicado a la actividad industrial, en
el que se aprecia la vocación artesanal del núcleo capitalino, que ha desembocado en su actual realidad como uno de los polígonos industriales de más futuro en toda la región manchega, sin que para ello haya sido necesario disponer de ayudas de las administraciones regionales o estatales, gracias a la iniciativa privada de una población emprendedora. Esta actividad ha elevado a
Almansa al puesto de núcleo dinámico y económico que hoy ocupa, muy por
encima de los otros municipios de la provincia e incluso de la región.
El libro ha sido bien concebido en su planteamiento, con amplia base
documental y acertada relación temática de los capítulos desarrollados. Supone una sólida aportación al conocimiento geográfico e histórico de una comarca durante mucho tiempo olvidada y que, sin embargo, ha desempeñado
por su situación un papel fundamental en el desarrollo de las tierras valencianas y manchegas que pone en comunicación. Los análisis que se hacen de la
población, paisajes agrarios y actividad industrial constituyen un hito en la
investigación geográfica de la región castellano-manchega que acreditan la
valía y preparación de su autor como un firme investigador geográfico.
ALFREDO MORALES GIL
I. EL MEDIO FÍSICO
1. EL MARCO GEOLÓGICO Y ESTRUCTURAL
El Corredor de Almansa se encuentra inserto en la amplia región situada
entre el extremo suroriental de la Meseta Ibérica, el borde externo nororiental del dominio Prebético y los pliegues más marginales, suroccidentales, de
la Cordillera Ibérica. Es pues un área de entronque de tres dominios geológicos y geográficos que, si bien presentan en su conjunto unas características
perfectamente claras que permiten definirlos a escala nacional, en esta región
se observa una manifiesta degradación de esas peculiaridades hasta el punto
de perder, cada uno de los dominios, sus rasgos más representativos, en un
área donde se entremezclan plegamientos de directriz hética e ibérica con una
intensa fracturación del borde marginal del zócalo meseteño, dando origen a
un sector de gran complejidad donde resulta difícil discernir a qué dominio
geológico, o geográfico, pertenecen cada una de las estructuras que componen el marco físico regional.
La comarca formó parte de una cuenca sedimentaria común para los dominios Ibérico y Prebético, que se extendía bordeando el ángulo suroriental
del macizo Hespérico y que, con los plegamientos, dio origen a dos conjuntos
estructurales de directrices contrapuestas, NNO-SSE y SO-NE, que se interfieren mutuamente en una amplia región.
Del análisis de las formas del relieve llevado a cabo se ha comprobado
una mayor similitud de las estructuras del Corredor con el dominio Bético,
sobre todo en su mitad meridional, aunque cuenta con notables influencias
ibéricas en su parte más septentrional; circunstancia que, unida a la fracturación y dislocación del borde externo de la Meseta, han determinado un ámbito de extremada complejidad morfoestructural, donde rumbos héticos e ibéricos entran en contacto y se confunden, fracturados y dislocados, además.
20
VALENCI
-- --.Casas-lbáez'
La Roda
tar
Río
•
Sue;a
ALBACETE
39
Xtiva
Gandía
CORREDOR
Ontentente _.'-
ALMNSA
•AIcoy
4a
.HeLI(n(
Río
Elche'
•Cie2a
,1
(ALKANTE
1
1
.1
1
380
O
MURCIA
50 km
'.
-
Fig. 1: Mapa de localización de la comarca.
q.
21
E
o-
u,
L
II
u
o
o •ç
.2
00
.2
.2
1
0
-
!
a
oIlI
u
0r
J
E:
Nj
-
u
E'
Fl
22
por los movimientos de gravedad de las últimas estribaciones del macizo meseteño y, por si ello fuera poco, por la importante acción fluida de los empujes tectónicos sobre el Trías, que aflora por entre las fracturas, generando todo ello una particular morfología estructural con frecuentes relieves subtabulares, COfl sinclinales colgados (que constituyen las cotas más elevadas del relieve) y núcleos anticlinales ocupando los fondos de valle, COfl importantes
fenómenos diapíricos, con pliegues tumbados y con estructuras típicas de un
relieve germánico.
1.1. LAS UNIDADES ESTRUCTURALES
La comarca se encuentra estructurada por una serie de grandes unidades con peculiaridades propias. Las dos grandes bandas triásicas paralelas,
COfl rumbo general NE-SO, seccionan las estructuras y perfilan tres grandes
áreas compartimentadas donde el relieve se organiza con características propias. Al Oeste del eje Alpera-Montealegre se desarrolla una morfología de bloques fracturados, hundidos y elevados, propia de un relieve germánico, donde destacan las unidades de las fosas de Corral-Rubio y de Higueruela-Alpera,
que se interseccionan, y los bloques elevados de La Atalaya-Los Altos, del
Molatón-Cruz de Alpera y del Malefatón-La Muela, horsts que enlazan con las
estribaciones de la Sierra de Carcelén en el Macizo de Chinchilla de Montearagón. Entre la banda triásica Alpera-Montealegre y la de Ayora-Almansa, esto
es, en el sector central de la comarca, las formas adquieren una gran complejidad y se entremezclan unidades falladas con plegamientos béticos de rumbo
alterado, donde sobresalen los bloques elevados del Mugrón y la alineación
de cerros que configuran el horst de Bonete, los plegamientos del anticlinal
Reventones-Tobar y los sinclinales de Las Carrascas y del Pinaroso. Por último, al Este del eje Ayora-Almansa el relieve se encuentra embutido entre el
Trías y el Macizo del Caroig y adopta directrices ibéricas, como los pliegues
fracturados y dislocados en "tecla de piano" de la Serranía de Almansa y del
Arco de Almansa (conjunto formado por la serie de estructuras héticas dispuestas entre Almansa y Caudete) cuyos pliegues se han visto fracturados y girados en arco cóncavo hacia el Sur por la acción combinada de un conjunto
de fallas de desgarre y los empujes diapíricos.
2. EL CLIMA
El Corredor de Almansa, como último escalón del borde dislocado de
la Meseta en su extremo oriental, en contacto con los relieves ibéricos y prehéticos, participa de unas condiciones atmosféricas de transición entre la
23
dinámica de las tierras valencianas y la de las vastas planicies de Castilla-La
Mancha. En líneas generales, en el ciclo anual son mayores las semejanzas climáticas con las vecinas tierras del litoral mediterráneo, bien que modificadas
por una serie de factores entre los que sobresalen la considerable altitud (casi
toda la comarca se encuentra por encima de los 700 m.) y su alejamiento de la
influencia marina, debido tanto a la distancia que le separa del mar como al
efecto de pantalla de la gran barrera orográfica del Macizo de Alcoy.
2.1. UNAS TEMPERATURAS DE TRANSICIÓN
En la comarca se observa un escalón térmico con apreciables diferencias entre las tierras meridionales, más deprimidas y próximas al mar, y las
septentrionales, con mayores altitudes y continentalizadas. La temperatura
media anual oscila entre los 14,6 0 de Caudete, a 600 m., y los 12,6 0 de Almansa, a 690 m., lo que supone un descenso térmico en altura de 2,2° por cada 100 m. que resulta excesivo y no puede generalizarse a todos los ámbitos
del Corredor; mientras que aparece más ajustado a la realidad el que ofrecen
los observatorios escalonados de Caudete, Montealegre (a 810 m.) y Chinchilla (a 897 m.), cifrado en 0,57° por cada 100 m. De forma paralela se produce
un incremento de la amplitud térmica anual, que pasa de 16,5 0 en Villena a
17,1° en Almansa y a 19,7° en Chinchilla.
En conjunto, las temperaturas entran dentro del tipo climático mediterráneo de invierno frío propuesto por López Gómez, con una media en enero
inferior a 6 0 y cinco meses por debajo de 10 1 , esquema al que sólo escapa
Caudete, que presenta mayor afinidad al régimen térmico mediterráneo de in-
vierno suave.
2.2. UNAS PRECIPITACIONES ESCASAS
Los registros pluviométricos ofrecen notables diferencias entre los valores medios extremos, que oscilan entre los 327,8 mm. de Yecla y los 552,4
mm. de Alpera. Se trata pues de un área de transición enmarcable entre la Iberia seca y la Iberia lluviosa definidas por Vilá Valentí.
A escala regional, la suma anual de precipitaciones registra los totales
mínimos en las proximidades del "eje seco" que asciende por el Valle del Segura hasta el Altiplano de Jumilla-Yecla y se prolonga por Hellín y Albatana
hasta Pozo-Cañada, con lluvias anuales por debajo de los 300 mm. debidas a
su ubicación a sotavento de la gran orla montañosa subbética. Se trata de una
prolongación septentrional del foco semiárido del Sureste de la Península. En
el otro extremo, los máximos anuales se localizan en el ámbito de la montaña
interior valenciana, con una buena exposición a las borrascas que se sitúan
24
mm
150-
ALMANSA
---3
4001
,
5
¿•:•
_____
:
4•. • • s .• .e ••• s .• .. .e.•.* .•. e.
..............
...............
•................
. . . •1t••••• • e • • e
•...............
p ....•••.•....•...
.•.•••......•...••
.•.•...•...••••.•.
OJ
50
í-
:•:•:•:•:•:•:•:•:•:•:•:•:•:•:•::•
0.
M 4
4 SON O
Fig. 3 (iimogrnl a
dc ihOrflthajtc
3 cva Potranspiracióti rea
1 p r ecipitaciones
;
2, e%'apotraflspjr.tcjó Potencial (FTP),
l, '» utilliaciÚfl de Ja reserva hídrica; 5 déficit de agua; 6. superávit.
25
sobre las Baleares. De esta manera, en la comarca, las lluvias aumentan desde
el cuadrante suroccidental hacia el nororiental: Yecla queda por debajo de la
isoycta de 350 mm., Montealegre, Almansa, Caudete y Villena se sitúan entre
los 350 y 400 mm., Bonete y Fuente la Higuera entre los 400 y 500 mm. y Alpera y Ayora rebasan los 500 mm.
2.3. LA ARIDEZ, FACTOR LIMITATIVO DE LOS CULTIVOS
La escasez de precipitaciones, su fuerte irregularidad y la concentración
en el tiempo dejan a la mayor parte de los días del año sin recibir ningún aporte hídrico. Esta circunstancia, unida a unas temperaturas considerablemente
elevadas durante el período estival y moderadas en el invierno, determinan
una fuerte evaporación, una grave falta de agua y, en definitiva, una acusada
aridez.
Aplicados al Corredor los criterios de Thornthwaite se comprueba como toda la comarca queda dentro del ámbito semiárido y sólo Ayora escapa
merced a unas precipitaciones más considerables, que caracterizan a ese observatorio como seco subhúmedo. La necesidad de agua anual (ETP) queda
dentro del módulo mesotérmico B'2, el exceso de agua es nulo (muy pequeño
en Ayora) y la concentración en el verano de la eficacia térmica rebasa en todos los casos el 50%.
3. LOS SUELOS
Los suelos resultan de las modificaciones experimentadas por la roca
madre. En el Corredor de Almansa existe un claro predominio de rocas calizas, responsables de la formación de la mayor parte de los suelos, aunque la
variedad litológica presente determina una heterogeneidad edáfica que abarca desde los suelos esqueléticos —litosuelos— de las áreas montañosas de relieve abrupto, hasta los suelos profundos formados en los fondos de valles y
cubetas endorreicas.
Los agentes desencadenantes de las mutaciones en las rocas han sido el
clima y la vegetación, elementos en constante interrelación que ha favorecido los procesos pedogenéticos. Con todo, la acción antrópica ha provocado
la degradación de la cubierta vegetal y ésta una notable aridificación del clima, al limitar la humectación y la penetración del agua en el suelo, aspectos
que están condicionando la edafogénesis actual.
Debido a la pequeñez de la escala empleada para cartografiar los suelos
(1:50.000) se han agrupado las manchas edáficas en asociaciones que reúnen
las características principales de cada gama de suelos, como queda reflejado
26
lí
':1
Fig. 4: Asociaciones cartográficas de suelos: 1, Litosuelos, regosuelos, xerorendzinas; 2, Aiuviocoluviales; 3, Pardo-calizo, aluvio-coluvial, xerorendzinas; 4, Xerorendzinas, sucios pardo calizos, litosuelos; 5, Suelo pardo calizo, areno limoso, xerorendzinas; 6, Suelo pardo calizo, xerorendzinas; 7, Suelo pardo calizo rojizo, suelo pardo calizo; 8. Regosuelos, litosuelos; 9, Regosuelos, suelo pardo calizo yesoso. xerorendzinas; 10, Aluvio coluvial.
27
Fig. 5: Capacidad de uso de los suelos: A, muy elevada; B, elevada; C, mediana; D, muy baja.
28
en el mapa adjunto. Al tiempo se ha analizado el potencial y las limitaciones
agrícolas de cada unidad cartogrifica para conocer sus capacidades de uso y
aptitudes para mantener los cultivos que se desarrollan sobre ellas, con el fin
de optimizar Las explotaciones. Para ello todas las unidades taxonómicas señaladas en el mapa de suelos se han agrupado en cuatro grandes categorías de
Capacidad de Uso', ordenadas de mayor a menor calidad para la producción
agrícola:
A. Suelos con una capacidad de uso muy elevada.
B. Suelos con capacidad de uso elevada.
C. Suelos con capacidad de uso moderada o baja.
D. Suelos con capacidad de uso muy baja.
SOIL SUR VEY STAFF, Soil Taxonomy. A basicsyslem of soil clasificalionfor maping and interpreting surveys. Washington, US., 10 th. App., Dept. of Agriculture.
II. LA POBLACIÓN
4. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ABSOLUTA
4.1. EL INCREMENTO DEMOGRÁFICO DEL SIGLO XVIII
El lento despegue demográfico iniciado en la segunda mitad del siglo
XVII cobra en el siglo XVIII un impulso excepcional. Los nacimientos multiplican por 2,5 sus medias entre la primera y la última década del setecientos y
los matrimonios lo hacen por 3 en el mismo período. El Corredor se suma al
impulso demográfico general de todo el País, llegando a duplicar, e incluso
triplicar, su población a pesar de algunos momentos críticos que cuestionan
su desarrollo.
La Guerra de Sucesión es la primera anomalía que se interpone al crecimiento demográfico. En efecto, la comarca constituía la vía de paso más estratégica entre el Reino de Valencia, levantado en favor del archiduque Carlos, y el Reino de Castilla, partidario de Felipe de Anjou. Este hecho, junto
con su situación fronteriza fueron los determinantes de las sucesivas ocupaciones por uno y otro bando, seguidas de confiscaciones, saqueos y muertes.
Todos los pueblos del Corredor padecieron desde 1705 hasta 1707 los asaltos
alternativos de uno y otro bando y, lo que es peor, el asentamiento de ingentes ejércitos que agotaron las precarias economías municipales, e incluso en
1707 arrasaron las plantaciones 2 , hecho que tuvo graves repercusiones en la
agricultura de los años posteriores al desaparecer prácticamente los cultivos
leñosos (empleados para combatir el frío).
Desde los primeros momentos el campo cayó en una difícil situación
con un fuerte descenso de la productividad por los continuos arrasamientos y
el abandono de las labores agrarias por una parte del contingente humano,
2
ZUAZO Y PALACIOS, J., La villa de Montealegrey su Cerro de los Santos, Madrid, 1915, 219 pp.,
pp. 175-181.
32
N
1
—
1 lc7 1
1
—
o
1 1 1 1 1 1 1
ri
N
N
o
r
'
I1
N
Ir00
I'lI
II
II'i.I'ir'l
1 1
1 1
V
N
O
O O
1
1
1 1
00
*f00
tf
I00.I 1 II?I'?I
IN
o
O O
1
IV
INI
INI
1 1 1
—
o
u
i
u
u
0 00
0
iNn uv
1
\0 1
u
1
u
u
1 N 1
0
'
o
1 1
1 1 1
1 1
1
1 1
liii
lpI
loo.riIrioI
HI
INI
fl
'1OOO O
0'
N
----el
1
r-
1
III
O'
O
0'
1 1 1
00N
1010111
If
I1\
fO000r'10
riX"0'000N'0
1 o. o 1
1 1 1
—
\
N00 000000 0'
00'r00
'NNNNNNNNNNNNNN
— — — — — — — — — — — — — — — — —
33
en
N 'l
'
ro 1
-0000
IN I-
-
1 1
1
'r
©oen
NO
1
iI\
N00XN
NOXN
enNn'OX00N
en
en en en en en en en ri r'i cm
I'
Or(
cm r'i cmen
1
1 1 1 1 1 1 1
1 1
1
Nlen
enNIf'»N
-.'enXO
co VIN O
1
1
1 1
enNN-1'Ir1 '1NON
r-.NNNN
UlI(t
00O
en
NN
-O
N
-Nb
'O'enO'IenO
IO\
2
ne
NO-len
\»D\
'IC'1'1N
-
N
'IO
en 00
N
nt
Iri- I'lo\I
ri
NOl00enIf
ch
00\O
e
ri
It00'-N
9
I
E
rCC -N ri ri en en
en en en en en 'i
O
1-
no
O
NNO
eno
ao
o N ir o ir
0000enen
•
rIlIII
III
ir ir C N 00
'
ei en en '
00000000000000000000000000
en r'i
i
1111111111
IoIl-llIIIII
- ri
- 00
rnN
'100O
oaolroI
00OOOenO
b
•
o en
-4
ir \
00\Oen
1111111111
OOOOOOOO'á
'f \C N N
O - N en
00
34
que pasó a engrosar las filas del ejército borbónico y de las milicias organizadas. El descenso de la producción fue seguido de la caída de los matrimonios
y los nacimientos, y en general, la inestabilidad política y económica, provocaron una pérdida global de habitantes, tanto por el descenso del crecimiento
vegetativo como por el abandono voluntario de muchos vecinos que se trasladaron a pueblos más alejados del punto de fricción que fue la frontera
castellano-valenciana.
Zuazo y Palacios da una población de 348 vecinos en 1705 para
Montealegre 3 , cifra que parece muy elevada aunque no se puede refutar por
cuanto no existen datos de archivo en ese municipio para esas fechas (ni parroquiales ni municipales). Si se acepta el dato supone un incremento del
98,8% respecto a la última cifra de población que se posee: los 175 vecinos
de 1591, mientras que Almansa pasa en un período similar de los 812 vecinos
de 1591 a los 800 de 1707, lo que parece más acorde con la dinámica demográfica seguida durante el siglo XVII. Con todo, hay que tener presente la vigencia del régimen señorial de Montealegre, cuyas ordenanzas, promulgadas
y aceptadas por el Concejo de la Villa en 1623, ofrecían condiciones más favorables para el asentamiento de los colonos que las cartas-puebla emitidas a
raíz del extrañamiento de los moriscos. Así por ejemplo, mientras que el tributo en especies estipulado en Elda era la octava parte de todos los frutos, y
en algunos como el olivo la séptima6 , en Montealegre el diezmo se fija en el
onceno o undécima parte de todos los frutos. En general, las condiciones del
régimen señorial pudieron parecer más atractivas que las que en esos momentos mantenía la Hacienda Real sobre los pueblos de realengo, sujetos a onerosas cargas fiscales 7 , y por ello la villa pudo atraer a nuevos colonos. Además
una vez instalados, el contrato aceptado les sujetaba muy bien a la tierra ya
que, por un lado, no podían venderla sin autorización del señor, y aun en caso de hacerlo previa licencia, el vendedor debía permanecer durante un año
en el pueblo, bajo pena de revertir las tierras al señor, perdiéndolas así el
comprador. Estas circunstancias debieron contribuir sin duda a que las bajas
por emigración en Montealegre fuesen mínimas.
Unas anotaciones marginales en los registros sacramentales de Almansa
permiten conocer la evolución de las cosechas entre 1688 y 1714. Se trata de
3 ZUAZO Y PALACIOS, J., 1915, ob. cit., p. 175.
4 PÉREZ Y RUIZ DE ALARCÓN, J., Historia de Almansa, Madrid, 1949, 254 pp., p. 131.
ZUAZO Y PALACIOS, J., 1915, ob. cit., p. 165.
6
Carta de población del Señorío de Elda, 1611-1612, trans. e introd. SÁNCHEZ RECIO, G., Elda,
Ayto. Elda, 1979, 25 pp.
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Al Antiguo Régimen: los Reyes Católicos y los Austrias, Madrid, Alfaguara, 1973, 492 pp., pp. 356-357.
35
m at.
fgs.
80
ALMANSA
3000
- trigo
cebada
matrimonios
........
70
2500
TA
II,
50
1
1"
1\
C:I
1500
:'
:1
tI
1
ti
1
1000- ,
a
1:
:i
1
1
500
la
1t1
It,
1:.
•.1
ti
:
1
r:1
: 1
it
1
1
I
1
¡
1
t i
I
I
1
II
i1
20
it
1
II
ti
II
Ip
1690
1700
1710
Fig. 6: EvoluciÓn comparada de las Tercias del trigo y la cebada de Almansa con la curva de matrimonios de esta ciudad, en el período 1688-1714. Fuente: Tercias decimales, Almansa, doc. cit.
36
fgs.
ALPERA
- trigo
.....cebada
bautismos
3000
2500
bau.
2000
1
1\
1500
5A
1000
j
• :,
.1
II
u_u
500j
b'
II
II
i
ID
II
\
II
1
10
u'
'II
160
1700
1710
Fig. 7: Evolución comparada de las Tercias del trigo y la cebada de Almansa (en fanegas) con la cur va de bautismos de Alpera, en el período 1688-1714. Fuente: Tercias decimales, Almansa, doc. cit.
37
fg s.
3000
2500
bau.
50
II,
40
íI*I,
30
s.l
20
500
10
1690
1700
1710
Fig. 8: Evolución comparada de las Tercias del trigo y la cebada de Almansa (en fanegas) con la
curva de bautismos de Caudete, en el período 1688-1714. Fuente: Tercias decimales, Almansa,
doc. cit.
38
los asientos de Tercias Decimales que debían cobrar la Corona, la Iglesia, el
Cabildo y otras entidades y cargos públicos de la ciudad 8 . Se han elegido los
dos cultivos más representativos y con mayor extensión, trigo y cebada, para
comparar las fluctuaciones con las de las curvas de bautizos de Alpera y Caudete, y la curva de matrimonios en Almansa (esos años coinciden con una laguna en el registro de bautismos de esta ciudad). De los gráficos resultantes
puede seguirse un gran paralelismo entre descenso de la producción y caída
de bautismo y nupcias, a veces simultánea y otras con uno o dos años de retraso. Es significativa la baja producción entre 1705 y 1709, coincidiendo
con los años en que la guerra afectó directamente al Corredor, y la espectacular cosecha de 1710. El año 1709 fue el peor de todos, desatándose una hambruna que obligó al Concejo de Almansa a registrar todas las casas y embargar
el trigo existente para repartirlo entre los vecinos 9 . En el período bélico los
bautismos decrecieron considerablemente en 1707 y 1709, coincidiendo con
las dos peores cosechas y con la presencia en la comarca de los ejércitos beligerantes (la Batalla de Almansa se celebró el 25-IV-1707), hechos que provocaron el agotamiento de las reservas de grano. Resulta espectacular el incremento de las bodas entre 1708 y 1709, después del lapso de 1706 y 1707, y
significativa la recuperación de los nacimientos de Alpera, en el bando de los
vencedores y por ello favorecida de numerosas exenciones fiscales 0 , y el decaimiento manifiesto de Caudete, en el lado vencido, sometida a mayores cargas tributarias.
En esos años sólo Bonete posee registro de defunciones, pero con una
media de anotaciones muy baja, 4,2 óbitos por año en la primera década del
siglo, cifras insuficientes para obtener conclusiones de la incidencia de malas
cosechas y de la guerra sobre las defunciones. Con todo, en 1707 se registraron 31 muertes, cifra 8 veces superior a la media del decenio excluido ese
año, atribuibles a la epidemia de "tabardillo" que en ese año apareció en la
comarca" y que debió suponer una verdadera crisis al afectar sobre una población hambrienta y sometida directamente a los efectos de la guerra.
El Vecindario General de España12 da un número de vecinos referido a
1713, donde se observa una pérdida de efectivos notable en Almansa y muy
8 Almansa,
Tazmiaz. Tercias Reales, 1688-1714, A.D.A., Libro 112.
1949, ob. cit., p. 81.
9 PÉREZ Y RUIZ DE ALARCÓN, J.,
lO
En Sax, municipio borbónico, tras la Batalla de Almansa, el rey otorgó una exención fiscal de
cuatro años, BARCEI.Ó VERDÚ, J., Sax
en la Guerra de Sucesión, Valencia, 1968, 108 pp., pp.
81-82.
ZUAZO Y PALACIOS, J., 1915, ob. cit., p. 181. Recoge la información de un asiento del desaparecido archivo municipal.
12 Biblioteca Nacional,
Vecindario General de España 1712-1713, ms. 2.274, fol. 217 y.
39
acusada en Montealegre respecto a las cifras que se disponen de los años iniciales de la contienda. Bustelo' 3 ha puesto de manifiesto las ocultaciones en
ese censo, que se hace en unos momentos de dificultad económica generalizada y con un temor patente a las levas de soldados. Ustariz comprobó ocultaciones en algunos pueblos de la quinta, la cuarta y hasta la tercera parte de sus
habitante0, de ahí que las cifras del censo deban considerarse por debajo de
las reales, con una proporción pequeña en Almansa y Alpera, pero próxima a
la tercera parte en Montealegre si se acepta la cifra de vecinos de 1705 comentada anteriormente. La elevada tasa de natalidad en Alpera, cifrada en el
60,6% (tomando la media de nacimientos de los diez años en torno a 1713)
evidencia esa ocultación de efectivos comentada.
Según el Vecindario, Almansa cuenta en 1713 con 772 vecinos, esto es,
28 menos que en 1707, sin embargo la media anual de matrimonios de la segunda década del setecientos, 38,7 es muy similar a la del primer decenio,
40, 1, por lo que tal disminución de efectivos parece algo exagerada. Montealegre cuenta con 127 vecinos en 1713, es decir, 221 menos que en 1705. La
pérdida resulta excesiva, aun sumando los óbitos debidos directamente a la
guerra, a la epidemia de 1707 y al posible éxodo de parte de la población.
Con todo, la ausencia de actas sacramentales impiden conocer siquiera aproximadamente la veracidad de estas cifras, por lo que habría que considerar inflado el primer dato de población y mermado el segundo, aunque no puede
señalarse la proporción.
En los años veinte, una vez salidos de la crisis de posguerra, los pueblos
del Corredor inician un notable crecimiento demográfico, acelerado en el
ecuador de la centuria. No obstante, las dificultades para el crecimiento fueron constantes, registrándose en Bonete 17 ocasiones a lo largo del siglo en
que las defunciones superan a los nacimientos, lo que supone una repetición
cíclica de mortandad acusada cada 5,8 años. Un nuevo agente patógeno destaca en ese siglo, la viruela' 5 , que va a ser causa de un notable incremento de
los óbitos infantiles y juveniles. En la primera mitad del siglo fueron significativas las crisis de 1723, la de 1738, debida probablemente a una mala cosecha
a raíz de la cual se tuvo que importar trigo del puerto de Alicante' 6 , y la del
1741, año en el que se desarrolló una epidemia que elevó a 94 los óbitos en
13
14
15
16
BUSTELO GARCÍA DEL REAL, F., 'El Vecindario General de España de 1712-1717 o Censo de
Campoflorido", Rey. ínter, de Sociología, núm. 7-8, 1973, t. XXXII, pp. 83-103.
ANES, G., El Antiguo Régimen: Los Borbones, Madrid, Ed. Alfaguara, 1975, 513 pp., p. 23.
NADAL OLLER, J., La población española (siglos XVI a XX), Barcelona, Ariel, 1966, 286 pp. ,
p. 105.
Archivo Municipal de Caudete (A.M.C.) Libro de Acuerdos de Caudete, 1738, Cabildo 3-y1738.
40
Alpera, cuando la media del decenio alrededor de ese año era de 41,9. Entre
1753 y 1755 se desarrolló otra epidemia, probablemente debida a la fiebre
amarilla o a la viruela", que ocasionó 274 muertes en Almansa, en el último
año, y 73 en Alpera en 1754, cuando las medias anuales de ambos municipios
en los diez años en torno al del contagio (excluido éste) eran de 149,1 y 44,3
respectivamente. Epidemias de tercianas, favorecidas por las aguas estancadas de las lagunas 18, se sucedieron en 1765, 1774 y, con especial virulencia,
en torno a 1785, año en el que las defunciones alcanzan 385 víctimas en Almansa, 40 el año anterior en Bonete y 138 el año siguiente en Alpera, frente a
medias respectivas de 171,2, 16,5 y 59,6. Por último, cabe destacar dos incisos negativos en el crecimiento vegetativo en 1770 y 1779, ambos con un elevado porcentaje entre los párvulos (niños de hasta siete años de edad inclusive), que alcanza en el último año el 70% de las defunciones en Bonete y el
55% enAlpera.
La media decenal de óbitos pone de manifiesto la importancia de los incisos epidémicos, observándose en cada pueblo la media más elevada en la
década en que coinciden más años de sobremortalidad, distorsionando así el
crecimiento general de las defunciones durante la centuria.
La tendencia alcista de las muertes va pareja al aumento de los nacimientos, ya que la elevada mortalidad infantil era causa del incremento de las
concepciones para subsanar esa merma en el número de hijos por familia. Las
medias de bautismos tienden a crecer conforme avanza el siglo, aunque la incidencia de crisis agrarias y de contagios epidémicos provocan pequeños decrecimientos en ese alza. Así, las malas cosechas de los años sesenta y ochenta, simultaneadas con fiebres tercianas, determinan las mayores inflexiones
en las medias decenales.
Los datos de población absoluta son frecuentes en las décadas centrales
del siglo, aunque de una naturaleza y un grado de fiabilidad dispar. En 1731,
en un asiento del Cabildo de Caudete se dice que la villa cuenta con "más de
quinientos vezinos" ', dato muy parco que, no obstante, permite suponer un
notable aumento de los efectivos respecto al censo de 1646. En 1749 un vecindario realizado por el Concejo de Almansa suma 1.005 vecinos 20 , lo que
supone un crecimiento de 233 vecinos respecto a la población del Vecindario
de 1713, esto es, un aumento del 30,2% a un ritmo anual del 0,8%.
17
18
19
20
PÉREZ MOREDA, Y., La crisis de mortalidad en la España interior. Siglos XVI-XIX, Madrid, Ed.
Siglo XXI, 1980, 526 pp., p. 338.
PÉREZ MOREDA, Y., 1980, ob. ch ., p. 338.
A.M.C., Libro de Acuerdos de Caudete, 1731, Cabildo 26-IV-1731.
PIQUERAS GARCÍA, R., 'Almansa. Desarrollo económico y urbano", Cuadernos de Geografía, núm. 16, Valencia, 1974, pp. 41-65, p. 49.
41
Fig. 9: Almansa:evoluciún de las defunciones, matrimonios yhautizoscn el período 1701-1800.
1700
1710
1720
1730
1740
1750
1770
1760
Fig. 10: Alpera: evolución de las defunciones, matrimonios
Y
1790
1790
10D
bautizos en ci período 1700-1800.
42
Hg. 11: Bonete: evolución de las defunciones, matrimonios y bautizos en el período 1700-1800.
1700
1710
1720
1730
1740
1750
1760
1770
1780
1790
1800
Hg. 12: Caudete: evolución de los bautizos y los matrimonios en el período 1700-1800.
43
El Catastro de Ensenada es el primero en ofrecer datos de población para todos los municipios del Corredor de manera simultánea. Elaboradas las
respuestas en septiembre de 175521, asigna 1.040 vecinos a Almansa, 376 a
Alpera, 60 a Bonete, 750 a Caudete y 300 a Montealegre. La suma total es de
2.526 vecinos, o de 11.367 habitantes (coeficiente 4,5) para toda la comarca
en el ecuador del siglo XVIII. En Almansa, el incremento de 35 vecinos respecto a 1749 supone un aumento del 3,5% a un ritmo anual del 0,6%, lo que
parece conforme con la proporción observada en las décadas anteriores. En
Alpera se comprueba un aumento de 225 vecinos sobre la población de 1713,
que significa un crecimiento del 149%, esto es, se ha multiplicado la población por 2,5 aumentando a un ritmo anual del 3,5% basado en un fuerte crecimiento vegetativo. En Caudete el aumento es de 250 vecinos aceptando la
cifra de 1731, aunque ésta peque por defecto; y en Montealegre la población
se amplía en 173 vecinos respecto a 1713, es decir, supone un aumento del
136,2% a un ritmo anual del 3,2% similar al de Alpera.
Las tasas de natalidad, obtenidas a partir de la media de bautismos del
decenio, resultan veraces en los casos de Alpera y Caudete, por cuanto debe
situarse en torno al 40% en esos momentos; sin embargo está algo hinchada
en Almansa y es desproporcionada en Bonete, lo que induce a pensar en una
pequeña ocultación de efectivos en la primera y en un gran déficit de inscripciones en el segundo. Las tasas de mortalidad apuntan en el mismo sentido:
CUADRO!!
Tasas de natalidad y mortalidad en el Corredor en 1755, en %o
ALMANSA ALPERA BONETE CAUDETE
T. N.
T.M.
51,0
32,5
41,5
25,4
74,8
49,6
39,4
-
Fuente: Archivos parroquiales y Catastro de Ensenada. Elab. prop.
El Censo de Aranda, en 1767, ofrece por primera vez las cifras del total
de habitantes, asignando 6.066 almas a Almansa, 1.840 a Alpera, 638 a Bonete y 1.781 a Montealegre 22 . Es de lamentar la ausencia de Caudete en el censo
y, aunque una dudosa fuente indirecta cite su población en ese año, quedamos privados de la estructura por edades y sexo. En 1779 fue editada la
21
22
Archivo General de Simancas, Catastro de Ensenada, 1755, "Libro de Respuestas Generales",
libros 463, 464 y 562.
Archivo de la Real Academia de la Historia, Censo de Aranda, 1767, 'Reyno de Murcia", ms.
9/6.165.
44
Geografía Moderna de Nicolle de la Croix 23 , donde se recogen algunas noticias de la economía y la historia de los pueblos de España y la población censada en 1767: cita 6.063 habitantes para Almansa, pequeña diferencia con el
censo achacable a un error de imprenta, coincide en las 1.840 almas de Alpera, elude la población de Bonete y Montealegre y da 10.435 habitantes para
Caudete. Evidentemente la cifra de este pueblo está muy exagerada, por cuanto el Catastro de Ensenada le asigna 3.375 habitantes (índice 4,5) doce años
antes y el Censo de Floridablanca 3.758 almas diecinueve años después. Por
ello, es nuestra opinión que los dos primeros guarismos del dato de Caudete
son otra errata y hay que colocar en su lugar un 3 como unidad de millar, pudiéndose aceptar el resto de números, así la cifra de habitantes quedaría fijada
en 3.435, dato que parece muy probable para el momento.
A partir de los datos del censo y con las medias decenales de bautismos
y defunciones pueden elaborarse las tasas de natalidad y mortalidad:
CUADRO III
Tasas de natalidad y mortalidad en el Corredor en 1767, en %
ALMANSA ALPERA BONETE CAUDETE
T.N.
T.M.
39,1
25,9
41,7
32,7
41,7
28,4
43,1
-
Fuente: Archivos parroquiales y Censo de Aranda. Elab. prop.
Se comprueba en todos los casos unos valores ajustados a lo que parece
normal para el momento, es decir, una natalidad en torno al 40% (43,1 %o en
Caudete aceptando los 3.435 habitantes deducidos, lo que es prueba de
autenticidad) y una mortalidad que fluctúa, según la mayor o menor incidencia de años epidémicos, entre el 25%0 y el 30%o.
En 1778 la obra de Espinalt 24 asigna 1.600 vecinos a Almansa, 500 a Alpera, 744 a Caudete, 550 a Montealegre y 450 habitantes a Bonete. Se trata de
cifras evidentemente redondeadas en algunos casos y, en otros, desfasadas
cronológicamente. Con un coeficiente 4,5 los habitantes ascenderían a 7.200
en Almansa, e incluso con uno de 4 la reducción a habitantes se elevaría a
6.400, cifras que quedan por encima de las registradas en el Censo de Floridablanca, por lo que hay que aceptar una notable exageración de los datos,
23
ABAD NICOLLE DE LA CROIX, Geografía Moderna, trad. JORDÁN Y FRAGO, J., Madrid,
1779, t. III, pp. 378-383.
ESPINALT Y GARCÍA, B., Atlante Español o Descripción General de todo el Reino de España.
Reyno de Murcia, 1778, Murcia, Acad. Alfonso X el Sabio, 1980, 217 pp., p. 217.
45
manifiesta también en Alpera y Montealegre. Sin embargo, en Caudete y Bonete las cifras de Espinalt pecan por defecto, debido quizá a que son datos anticuados.
En 1785, el Padrón realizado por el Concejo de Almansa 25 suma 1.375
vecinos que, con un índice 4,5, dan 6.188 habitantes, cuando al año siguiente
el Censo de Floridablanca da un total de 6.242 almas, con lo que parece probada la validez de ese coeficiente reductor al menos en esos momentos. Todavía antes que el censo, en julio de 1786 se elaboran las respuestas de otra interesante fuente demográfica e histórica, el Diccionario de Tomás López 26 , que
cita 6.070 habitantes para Almansa, 500 vecinos en Alpera, 15 en Bonete y
550 en Montealegre. Mientras en Almansa es patente la similitud con la cifra
del censo, en Alpera y Montealegre el Diccionario arrastra todavía las cifras de
Espinalt.
En 1786 el Censo de Floridablanca 27 ofrece 6.242 habitantes para Almansa, 1.934 para Alpera, 753 para Bonete, 3.758 para Caudete y 2.219 para
Montealegre. En Almansa el crecimiento respecto al Censo de Aranda es de
176 almas, esto es, el 2,9%; en Alpera la diferencia es de 94 habitantes más,
que suponen un aumento del 5,1 %; en Bonete 115 nuevos individuos suponen un 18% de incremento; en Caudete son 323 los habitantes en más y el
aumento del 9,4% y en Montealegre 438 cuyo porcentaje de incremento es
del 24,6%. Siguiendo el mismo criterio que en casos anteriores, las tasas de
natalidad y mortalidad deducidas SOfl:
CUADRO IV
Tasas de natalidad y mortalidad en el Corredor en 1786, en
%o
ALMANSA ALPERA BONETE CAUDETE
T. N.
T.M.
38,4
31,7
41,2
36,1
38,6
27,5
64,0
—
Fuente: Archivos parroquiales y Censo de Floridablanca. Elab. prop.
Tan sólo Caudete se aleja de la norma y evidencia un ocultamiento de
efectivos, manifiesto en el hecho de que la media de nacimientos en los años
ochenta, 142, es menor que la de los años sesenta, 148, y en 1767 cifró su natalidad en el 43,1 %.
25
26
27
PIQUERAS GARCÍA, R., 1974, ob. cit., p. 49.
LÓPEZ, Tomás, Diccionario Geográfico, Biblioteca Nacional, ms. 7.293, año 1786, resp. 4,
fols. 79-80.
Archivo de la Real Academia de la Historia, Censo español execulado por orden de/Rey comunicada por el Excelentísimo señor Conde de Floridablanca... en el año 1787, ms. 9-6.252. Los datos
del Corredor son de 1786.
46
El pequeño incremento de la población en general hace pensar en un
éxodo de los habitantes, que aparece claro en la tabla de migraciones netas,
donde se comprueba como entre 1755 y 1767 Almansa recibe un pequeño
aporte de inmigrantes y Bonete un contingente mayor cifrado en el 95,2%, lo
que supone que el aporte demográfico exógeno casi duplica a la población de
1755, hecho que coincide con el despegue de los matrimonios y nacimientos
de este pueblo, mientras que Alpera expele efectivos humanos. Entre 1767 y
1786 los tres municipios siguen perdiendo habitantes por emigración, y quizá
también Caudete, pero no Montealegre, donde el elevado crecimiento en ese
período parece indicar que es receptor de una parte del éxodo migratorio de
los pueblos vecinos. Con todo, el destino más probable debe ser el de las
huertas de Alicante y Valencia en particular y, en general, el Reino de Valencia, donde Pérez Puchal ha señalado la importancia de la inmigración en esas
décadas del setecientos 28 .
En un breve esquema, puede señalarse un tránsito del siglo XVII al
XVIII de franco crecimiento, frenado por la Guerra de Sucesión y sus efectos,
que mantendrán estancada la población hasta los años veinte en que se reanuda el crecimiento, acelerado en las décadas centrales, favorecido por esa inmigración detectada. En los años setenta y ochenta la emigración limita el
crecimiento, que se recupera en la última década de la centuria.
4.1.1. LA ECONOMÍA Y LA ESTRUCTURA PROFESIONAL EN EL SIGLO XVIII
El impulso demográfico de esa centuria está mantenido por una próspera agricultura en expansión. Se roturan nuevas tierras ampliándose considerablemente la superficie agraria tanto de secano como de regadío. Alcanzan mayor desarrollo cultivos tradicionales como los cereales y la vid, y se implantan otros de clara rentabilidad como el cáñamo, azafrán en las tierras más
frías, el maíz en las más cálidas y con riego, a la vez que el olivo y el almendro
empiezan a desarrollarse en las laderas más soleadas del Corredor. Además
aparecen las rotaciones y cultivos asociados como, por ejemplo, en el regadío, legumbres bajo los pies de las moreras, y sucesión de trigo en el invierno
y maíz en el verano; y en el secano una rotación trienal con trigo, cebada o
centeno y barbecho 29 .
Como complemento del trabajo de la tierra aparece una considerable
cabaña ganadera, en manos de los grandes propietarios agrícolas, que aprovecha las numerosas extensiones incultas y los rastrojos. La especie principal es
28
29
PÉREZ PUCHAL, P., Geografía de la població valenciana, Valencia, L'Estel, 1978, 170 pp.,
p. 37.
Catastro de Ensenada, doc. cit.
47
Fanegas
[j
trigo
7000
I++J cebada
centeno
avena
V
* + +
+ + +
* + +
+ + +
* + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ +
~
+ + +
+ ++
+ + +
+ + +
+ + +
f + +
+ + +
+ + +
1700- 04
1750-54
+
+ + +
+ + +
+ + +
± + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
+ + +
LS)
A. A
5000
4000
3000
iisI.]
.±. •.t•..--:4:••
1781-85
Fig. 13: Los diezmos de Almansa en tres momentos del siglo XVIII. Las columnas reflejan los
diezmos medios en períodos quinquenales de los cereales. Fuentes: 1700-04 y, 1781-85 Tazm(as
Almansa, doc. cit.; 1750-54, Catastro de Ensenada.
48
el ovino, seguido del caprino y del ganado de labor en su conjunto, y en menores proporciones aparecen el ganado porcino y la apicultura.
La artesanía va cobrando importancia gracias al potencial agrario y al
creciente volumen de población de núcleos urbanos como Almansa y Caudete. El sector descansa en la elaboración de artículos que cubrían las necesidades más perentorias de la agricultura y de la vida cotidiana. Así, los oficios
más frecuentes son herrero, carretero, carpintero, zapatero, sastre y albañil.
Destaca por su importancia la actividad textil, basada en el aprovechamiento
de la lana de las ovejas en un ciclo completo; al esquileo sucedía el bataneo de
la lana y su preparación para el tejido. En 1786 existían 8 telares en Almansa:
6 de paños bastos y comunes y 2 de telas y lienzos, todos ellos manejados por
hombres; pero la principal fuerza de trabajo en este ramo estaba constituida
por las mujeres que, en sus domicilios, tejían estemeñas, balletas y otros paños en una labor extendida por todos los pueblos del Corredor. Finalmente
los tejidos eran llevados a vender por arrieros y comerciantes a las ferias y
mercados de los pueblos vecinos-10 . Interesante actividad artesanal fue la fabricación de campanillas para el ganado; en 1786 existían 7 talleres en Almansa cuya producción abastecía a gran parte de Castilla-La Mancha. Otras artesanías menores por el volumen de producción y de mano de obra empleada
eran las tenerías y los hiladores de cáñamo y esparto, que transformaban la
materia prima local en productos semiacabados para zapateros y alpargateros; la fabricación de jabón, con 3 talleres en Almansa que abastecían a los
pueblos vecinos; los molinos harineros, movidos por la fuerza hidráulica, con
17 molinos en la ribera de la Acequia de Alpera, 9 en la Rambla de Zucaña y
otros esparcidos por las ramblas y manantiales de la comarca. Por último, la
elaboración de vinos y aguardientes suponía otra importante fuente de ingresos: en Almansa, las 3 fábricas de aguardientes tenían asegurada la comercialización de sus productos en Madrid y Leganés 3 t.
Los servicios productivos estaban representados por comerciantes y, de
manera especial, por arrieros y trajinantes, cuyo número ascendía a 76 en Almansa y a 28 en Caudete según el Catastro de Ensenada. El resto de los servicios eran de índole administrativa, sanitaria y religiosa.
Algo que se ha dejado entrever en las notas anteriores es el cada vez más
destacado papel de Almansa como centro comarcal. En la ciudad se centralizan la mayor parte de las actividades comerciales y buena parte de los servicios, incluyendo los estamentos militar y religioso, en esos momentos; es
aquí donde se encuentran los artesanos que transforman la materia prima en
° LÓPEZ. Tomás, 1786, ob. cit., resp. 9, fols. 83, 88 y 165.
LÓPEZ, Tomás, 1786, ob. cit., foIs. 83, 88 y 165.
31
49
CUADRO V
Estructura profesional en Caudete según el Catastro de Ensenada
SECTOR
1.0
Jornaleros 575
Total
%
SECTOR 2.°
Herreros
Carreteros
Zapateros
Sastres
Carpinteros
Albañiles
575
SECTOR 3•0
3
2
3
4
5
2
Clero secular 8
Clero regular 46
Sanitarios
5
Escribanos
2
Comerciantes 1
Arrieros
28
19
90
684
13,1
100
2,8
84,1
Tasa de actividad: 20,3%.
Fuente: Catastro de Ensenada. Elab. prop.
productos semielaborados y sus grandes propietarios agrícolas son los que rigen molinos y pastos en los pueblos vecinos. Además, su posición central y su
feria franca, única en los alrededores, potenciaban esa función de centro comercial y económico: "a la feria vienen de los pueblos comarcanos trayendo ganados de toda especie" dice la respuesta décima del Interrogatorio del Diccionario de Tomás López 32 .
La estructura profesional que esta actividad económica generaba puede
seguirse por el Censo de Floridablanca: el número de trabajadores censados
para toda la comarca se eleva a 3.752, esto es, el 25,2% de la población total,
porcentaje muy bajo explicable por la omisión sistemática del trabajo femenino y, probablemente, del de los menores bajo la tutela paterna. Proporciones
similares han sido halladas en el mismo censo para el Alto Vinalopó 33 . Por
otra parte, se observa el carácter ambiguo de algunos epígrafes como el de
jornaleros, que puede englobar a trabajadores a sueldo en cualquier rama de
actividad, no sólo en la agricultura. Pese a ello, en unas consideraciones generales, se comprueba el peso del sector agrario, que obtiene el 62,5% del total
de los activos del Corredor y llega al 80,9% en Caudete. La baja proporción
de Bonete en el sector primario se debe a la distorsión introducida por el elevado número de "criados" que han sido incluidos en el sector terciario, aunque sin duda su función, además de la posible dedicación doméstica, tiene
32
33
LÓPEZ, Tomás, 1786, ob. cit., fol. 83.
MATARREDONA COLL, E., E/A¡lo Vinalopó. Estudio geográfico, Alicante, I.E.A., 1983, 370
pp., p. 94.
50
N
O'
N
—
—'if
'cex
ooen
OIr.000N00
en
'.0
enen
en
O
00
O'
—
N en
o
OZ
•
—
—.
0
•
ON
y
—
'f
N
'00
O
N
rfl
a'
'.0
00
-4
O'
en
enN00Nen'O
N
N
N
O'
NIN
en
N
en
'.0
en
c#Z
NON
—
—
III
O
C
00
eno en
00000
V
N
N
N
r'i
rq
III
—
1
0
L)
a'
N
cm
O'
—
V
00000
Oen
-1
en
'N\Q
ito
t\
.
O'.
—
1
-
—
e
'O
g
u
y
1
0'.
c
©
1
I
—
øCcOO
o©
V.0c'.
00
y
'0 0
0.
—
51
mucho que ver con la ocupación agraria. Hay que hacer notar el elevado número de labradores, es decir, propietarios o colonos que trabajan sus tierras
en Montealegre, epígrafe que supera al de jornaleros; el hecho se debe al régimen señorial del municipio, donde los agricultores son arrendatarios y, probablemente, los jornaleros son hijos suyos que contratan su trabajo para
otros.
El artesanado ocupa al 10,6% del total, pequeño grupo donde destacan,
a nivel municipal, los 256 obreros de Almansa, que suponen el 17,2% de sus
activos. Los porcentajes serían mayores de registrarse el trabajo femenino.
En los terciarios se observa el elevado peso de los servicios religiosos,
107 individuos en Almansa y 550 en todo el Corredor, que junto con los hipotéticos "criados" hinchan el sector. Cabe destacar la falta de arrieros y trajinantes, subsector que en el Catastro de Ensenada englobaba a gran número
de activos, debido quizá a que quedan agrupados como jornaleros o criados.
Puede comprobarse el hecho, por ejemplo, en el caso de Caudete, único municipio del que se posee la relación completa de oficios en 1750, donde aparecen censados 28 arrieros; sin embargo, el Catastro muestra algunas lagunas
como cuando cita sólo el número de jornaleros, olvidando el de propietarios
o labradores, con lo que el sector primario queda mermado en efectivos.
4.1.2. LA ESTRUCTURA POR EDAD Y SEXO EN EL SIGLO XVIII
Tanto el Censo de Aranda como el de Floridablanca ofrecen una estructura muy joven de la población. Ambos muestran una pirámide demográfica
de base muy amplia, con un rápido descenso de efectivos hacia la cúspide que
pone de manifiesto la baja esperanza de vida de la sociedad del momento. El
hecho de que los censos den el número de habitantes de más de 50 años de
edad en un solo dato hace que su presentación gráfica resulte desproporcionada, por cuanto desde los 50 hasta los 80 años se eleva como un bloque monolítico, cuando en realidad los efectivos de todo el grupo se concentran por
debajo de los 60 años de edad, dejando casi vacías las edades superiores y el
escalón marcado entre las cohortes de 40 a 50 años y las edades inmediatas
superiores sería más suave.
En el conjunto del Corredor, en 1767 se observa una gradación normal
desde la cima hasta los 25 años de edad. El grupo de 16 a 25 años muestra una
notable falta de efectivos más acusada en el grupo femenino, respecto a la cohorte superior. La causa puede ser esa inmigración detectada en las décadas
centrales del siglo, que hincha las edades de 25 a 40 años y se deja sentir también en el grupo masculino de 16 a 25 años. Por debajo, la columna de 7 a 16
34 catastro de Ensenada, doc. cit., resp. 32, 33, 35, 36, 38 y 39.
52
767
ALMANSA
TT11M
A
/1
Sor
I •
_-
Fig. 14: El Corredor de Almansa: estructura de la población por edad, sexo y estado civil en
1767 y 1786.
Km
EL CCRREDCR
-
C Asados
]
Fig. 15: Almansa: estructura de la población por edad, sexo y estado civil en 1767 y 1786.
53
años mantiene proporciones normales y la gran cohorte de menores de 7
años pone de manifiesto la alta natalidad vigente, alrededor del 4070, y la
consiguiente elevada mortalidad, sobre todo infantil.
La pirámide de Almansa muestra un escalonamiento normal semejante a
la del Corredor, aunque desde los 7 años de edad los varones y desde los 16
en las mujeres en adelante sus cohortes son ligeramente superiores a la del
conjunto comarcal, por la recepción de inmigrantes. En Alpera, por encima
de los 7 años de edad en las mujeres y de los 25 en los hombres los efectivos
son menores que los del Corredor, debido a dos posibles causas: por un lado a
una mayor mortalidad, que explicaría la mayor natalidad que desproporciona
la cohorte de menores de 7 años de edad, sobre todo en el grupo masculino; y
por otro a una emigración pequeña pero constante hacia los pueblos vecinos.
Bonete muestra por debajo de los 16 años de edad, tanto en el ala masculina
como en la femenina, menor población que el conjunto comarcal, pero por
encima de los 16 años le supera en todos los casos salvo en el grupo femenino
de 25 a 40 años, circunstancia que indica una fuerte inmigración que arranca
en los años veinte del siglo y se consolida en los cincuenta. En el caso de Montealegre los grupos de más de 25 años de edad son similares a los del Corredor, lo que indica que ha sido partícipe también de una pequeña inmigración,
pero la cohorte de 16 a 25 años presenta una notable muesca que pone de manifiesto una emigración activa en los momentos en que se realiza el censo.
A nivel comarcal, el porcentaje de varones por cada cien mujeres se
mantiene elevado hasta los 50 años de edad, con la salvedad del pequeño descenso en el grupo de hombres entre 25 y 40 años. Indicio de la apuntada inmigración puede ser el abultado porcentaje de efectivo masculino en las edades comprendidas entre 40 y 80 años, como pone de manifiesto el siguiente
cuadro:
CUADRO VII
La sex ratio en el Corredor de Almansa según el Censo de Aranda (1767)
EDADES
-7 años
7-16
16-25
25-40
40-50
50-80
Total
EL CORREDOR ALMANSA ALPERA BONETE MONTEALEGRE
113,6
101,6
103,2
94,4
104,3
98,4
104,3
114,9
107,5
85,0
91,0
98,8
97,7
99,0
133,5
115,3
120,9
91,0
98,7
97,7
109,0
112,3
85,7
96,7
113,1
114,6
126,5
106,5
Fuente: Censo Aranda. Elab. prop.
94,8
98,9
114,4
84,0
109,8
83,1
95,5
54
La edad matrimonial se establece por encima de los 25 años, grupo de
edades en el que los efectivos casados superan el 80% del total. Entre los 16
25 años contraen matrimonio el 15,6% de los hombres y el 25,8% de las mujeres, lo que indica una menor edad de éstas en el momento nupcial. El elevado número de hombres en las edades adultas en Bonete hace que la propor ción masculina de casados esté por debajo de la media: el porcentaje de hombres casados de 16 a 25 años de edad es sólo del 7,7%, mientras que contraen
nupcias el 30,2% de las mujeres de esa edad. También en las edades superiores la falta de efectivos femeninos determina un mayor número de solteros.
La pirámide del Corredor en 1786 presenta la misma estructura que la
del Censo de Aranda. El escalonamiento es normal salvo en los grupos de 16 a
25 y de 15 a 40 años que manifiestan una falta de efectivos en el sector masculino, poniendo en evidencia la inversión del fenómeno migratorio y el éxodo
de población. El hecho es patente en las figuras de Almansa, con una profunda muesca en la cohorte masculina de 25 a 40 años, en la de Alpera, donde la
emigración afecta por igual a hombres y mujeres desde los 16 a los 50 años de
edad, y en la de Bonete, también con un éxodo general, pero más acusado entre los hombres. Caudete y Montealegre parecen menos afectados por la emigración.
La sex patio en 1786 evidencia el descenso del porcentaje de varones en
las edades comprendidas entre los 16 y 40 años, aunque existen matizaciones
en cada municipio. Almansa presenta un fuerte déficit de hombres entre los
25 y 40 años de edad y Bonete entre los 16 y 25 años, sin embargo, por encima de esas cohortes la tasa de masculinidad vuelve a ser elevada debido al remanente de inmigrados en las décadas anteriores. Montealegre mantiene una
pequeña carencia en todas las edades y Caudete, con una proporción normal
en jóvenes y adultos, presenta un exagerado porcentaje en los mayores de 50
años, grupo que duplica al de mujeres, probablemente debido también a los
restos de una oleada de inmigrantes masculinos en las décadas centrales de la
centuria.
La nupcialidad se mantiene en valores similares a los de la pirámide anterior. Es destacable el caso de Alpera, donde la cohorte más afectada por el
éxodo, la de 16 a 25 años de edad, no presenta un solo matrimonio. Al hacerse constar el número de viudos se comprueba como son las mujeres las que
engrosan el apartado ante la mayor mortalidad masculina en las edades avanzadas; y como por encima de los 40 años de edad no existe apenas la soltería,
llegando a ser nula o despreciable por encima de los 50 años en el ala
masculina.
55
4.2. LA DESACELERACIÓN DEL CRECIMIENTO EN EL SIGLO XIX
Entre el censo de 1786 y los datos que ofrece Miñano para 1826 31 , la población del Corredor experimenta un crecimiento global del 18,4% al pasar
de los 14.906 habitantes del primer año a los 17.653 del segundo. No obstante, el incremento no es homogéneo y oscila entre el 11,8% de Almansa y el
26,7% de Caudete. En el transcurso de esos cuarenta años los municipios más
dinámicos son Caudete y Montealegre, con un aumento en torno al 0,7%
anual, frente al 0,3% anual de Almansa, que se muestra el municipio más retraído, ya que Bonete y Alpera superan también su porcentaje. El hecho supone un repoblamiento de los pueblos menores frente a la capital comarcal.
Las dos primeras décadas del ochocientos son de estancamiento demográfico e incluso de franco retroceso en la primera de ellas. La carestía y las
crisis de supervivencia son normales en los primeros años del siglo, y por ello
más frecuentes las epidemias, al afectar a individuos debilitados. En estas circunstancias, en el Corredor se produce un incremento de la media de defunciones y un notable descenso en los matrimonios y nacimientos. La oleada de
hambre de 1802 fue seguida de un espectacular alza en los óbitos de Almansa,
que llegan a 660 en ese año, triplicando la media del decenio. La incidencia
en los párvulos fue elevada, falleciendo 313 de ellos, que suponen el 47,4%
del total de las defunciones. Se trata de la cifra anual de óbitos más elevada en
toda la historia de Almansa, lo que induce a pensar que la falta de alimentos se
simultaneó con algún tipo de contagio, probablemente paludismo, con una
gran mortalidad al afectar sobre una población mal alimentada. Resulta esclarecedor a este respecto el comentario de Madoz sobre la desecación de las lagunas almanseñas:
"A principios de/siglo presente desaguaron la laguna de/partido del
Saladar, bastante próximo a la población... para evitar los efectos de
la putrefacción de sus aguas, que una vez hizo multitud de
víctimas... 1136
La intensidad de la epidemia, según la fórmula de Dupaquier y los ajustes de Del Panta y Livi Bacci 3 , alcanza el valor 17,98 que la caracteriza como
una gran crisis.
35
36
37
MIÑANO, S., Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal, Madrid, 1826-29, 11 ts.,
Almansa: t. 1, pp. 154-155; Alpera: t. 1, p. 173; Bonete: t. II. p. 141; Caudete: t. III, p. 29; y
Montealegre: t. VI, p. 105.
MADOZ, P., Diccionario geográfico, histórico y estadístico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1846, 16 vols., t. II, p. 69.
PÉREZ MOREDA, V., 1980, ob. cit., pp. 100-103. La fórmula es 1 = D—Mld.t. donde les la intensidad de la crisis; D, la cifra anual de defunciones; M, la media aritmética de las defunciones anuales registradas durante diez años en torno al del análisis, y d.t. la desviación típica de
tales defunciones durante dicho período. Dupaquier da la siguiente escala de la magnitud de la
crisis según el valor final de 1: de 1 a 2, crisis menor; de 2 a 4, crisis media; de 4 a 8, crisis fuerte; de 8 a 16, crisis importante; de 16 a 32, gran crisis y de 32 y más, catástrofe.
56
A la penuria económica se sumó la invasión francesa y el estado de guerra consiguiente, que provocó una importante pérdida de efectivos demográficos, no tanto por la acción directa de la guerra como por el descenso de los
matrimonios y la caída de los nacimientos. En 1808, en julio, las tropas napoleónicas saquearon Almansa 38 , y los hombres de esta ciudad intervinieron directamente en varios hechos de guerra 39 . En 1812, el párroco de Bonete se
queja de que un ejército francés ha permanecido desde el 21 de agosto hasta
el 1 de noviembre en Bonete y Alpera, exigiendo su manutención y agotando
las reservas de las villas 40 . Precisamente ese año y el siguiente se caracterizan
por sus malas cosechas y, sumados ambos factores, se produjo un saldo vegetativo negativo, de —34 individuos en 1812 y de —11 en 1813 en Alpera; de
—18 y —10 en esos años en Bonete, y de —64 en 1812 en Almansa. Son años
que coinciden además con un brote de fiebre amarilla detectado en la vecina
provincia de Alicante que, quizá, pudo tener alguna incidencia en los óbitos
del Corredor 41«
Después de la guerra se produjo un incremento de los matrimonios,
contenidos durante el período bélico, y en algunos municipios se dio además
un considerable aumento de los nacimientos que, no obstante, van a seguir
muy sujetos a fluctuaciones periódicas según la cantidad y calidad de las cosechas. Con todo, la economía se recuperaba y con ella la demografia. En los
años veinte los bautismos superan por fin las medias establecidas en la última
década del setecientos, mientras que las defunciones obtienen proporciones
normales, circunstancia reflejada en las tasas de natalidad y mortalidad deducidas a partir de las medias de la década y de la población de 1826:
CUADRO VIII
Tasas de natalidad y mortalidad en el Corredor en 1826, en %
ALMANSA ALPERA BONETE CAUDETE
T.N.
T.M.
40,25
27,40
45,47
39,11
47,70
30,10
41,22
-
Fuente: Archivos parroquiales y Miñano. Elab. prop.
38 PÉREZ Y RUIZ DE ALARCÓN, J., 1949, ob. cit., p. 154.
39 ROA Y EROSTARBE, j., Crónica de la provincia de Albacete, Albacete, 1894, t. II, 527 pp.,
P. 154.
40 Bonete, Libro de defunciones 1812.
' GOZÁLVEZ PÉREZ, V., Crevillente. Estudio urbano, demográfico e industrial, Alicante, IVG.,
Univ. Alicante, Ayto. Crevillente, 1983, 189 pp., p. 106.
57
Lo abultado de las tasas en Alpera y Bonete indican una evidente ocultación de efectivos, o que los datos que recoge Miñano en esos pueblos son de
padrones más antiguos.
La recuperación iniciada se vio truncada en los años treinta por la irrupción de la primera epidemia de cólera, en 1834, con una gran incidencia en
Caudete y Almansa, donde las defunciones se elevaron a 271 y 522 respectivamente y el saldo vegetativo fue de —53 y —257 efectivos en cada municipio. En los demás pueblos la afección fue menor y los óbitos no llegaron a superar a los nacimientos. En Caudete se tuvo que construir un nuevo cementerio (detrás de la ermita de Santa Ana) para alejar el peligro de contagio que se
desprendía de la deposición de los cadáveres afectados 42 , se vacunaron niños
inoculándoles el virus como medida profiláctica, pero la epidemia se desató
con gran virulencia entre julio y septiembre. Según la fórmula antes utilizada,
la intensidad de la epidemia se cifra en 14,4 en Almansa, es decir, se trata de
una crisis importante, y en 6,9 en Caudete, que la caracteriza como crisis
fuerte.
CUADRO IX
Caudete. Distribución mensual de las defunciones en 1835
Enero ............
Febrero ..........
Marzo ............
Abril .............
Mayo ... .........
Junio ............
10
15
14
9
4
12
Julio .... ..... ....
Agosto ...........
Septiembre ........
Octubre ..... .....
Noviembre ........
Diciembre ........
129
41
16
12
8
5
Fuente: Archivo Parroquial. Elab. prop.
Otras epidemias menos espectaculares pero igual o más mortíferas que
el cólera en cifras globales, por cuanto se sucedían año tras año como un endemismo frente al carácter excepcional del cólera, son las principales condicionantes del desarrollo poblacional de la comarca en esos momentos. Entre
estas afecciones destacan las calenturas (sin posible interpretación) y el sarampión entre la población juvenil e infantil. A estos contagios "menores" se les
puede achacar las crisis de Alpera y Bonete en 1830-32 y 1837-38, coincidentes con malas cosechas 43 , años en los que se suceden los saldos negativos en el
crecimiento vegetativo.
42
3
A.M.C., Libro de Acuerdos de 1823 a 1845, asiento 1-V11-1834.
NADAL, J., 1966, ob. cit., p. 171.
58
Los datos se población de 1831 y 1842 permiten conocer el balance final de la década44 . En el primer año Almansa contaba con 7.008 hab. y con
8.731 en el segundo lo que equivale a un aumento del 24,6%, a un ritmo
anual del 2,5%; Alpera pasa de 3.151 almas a 2.432, es decir, pierde 719 efectivos que suponen el 22,8% de la población censada en el primer año; Bonete
experimenta un incremento del 10,6% entre los 1.097 y los 1.214 habitantes
de cada año; Caudete pierde 485 efectivos de los 5.987 de 1831, esto es, el
8,1 %, cifrando su población en 5.502 habitantes en 1842; y Montealegre gana 406 almas al aumentar su población de los 2.781 hab, del primer año a los
3.187 del segundo, lo que indica un crecimiento del 14,6%.
Con todo, el dato de 1831 merece serias dudas en lo que respecta a Caudete y Alpera, donde las cifras parecen hinchadas, provocando un descenso
anormal de las tasas de natalidad y mortalidad obtenidas con las medias de
diez años en torno a 1831, como muestra el cuadro siguiente:
CUADRO X
El Corredor. Tasas de natalidad y mortalidad en 1831, en %,
T. N.
T.M.
ALMANSA
ALPERA
BONETE
CAUDETE
39,55
34,70
30,46
28,62
41,65
28,98
35,30
28,52
Fuente: Archivos parroquiales. Elab. prop.
A nivel comarcal, la población pasa de los 17.653 hab. de 1826 a los
20.024 de 1831 y abs 21.066 de 1842; es decir, el ritmo anual de crecimientoes del 2,7% en el segundo lustro de los años veinte y de sólo el 0,5% en los
años treinta.
En la década siguiente fue el sarampión el que limitó el crecimiento de
la población, causando una gran mortandad entre la población más joven. El
contagio, latente todos los años, alcanzó un fuerte desarrollo en 1842 en Alpera, en 1844 en Caudete y Almansa y en 1845 en Alpera y Bonete", ocasionando saldos negativos en el crecimiento vegetativo en cada año epidémico.
44
45
Los datos de 1831 son de SOCIEDAD DE LITERATOS, Diccionario geográfico universal, Barcelona, 1831,t.l, pp. 219y231;t.H, pp. 143y721;t. VI, p.331. Los del842 son deMADOZ,
P., 1847, ob. cit., t. II, pp. 69 y 196; t. III, p. 263; t. VII, p. 331.
A partir de 1838 se recogen las causas de la muerte en las partidas de defunción.
59
CUADRO XI
Alpera. Distribución mensual de las defunciones en 1845
ADULTOS PÁRVULOS TOTAL
2
1
5
3
2
2
0
0
3
0
1
2
Enero ...........
Febrero
Marzo ..........
Abril ...........
Mayo ...........
Junio ...........
julio. . . . ....
Agosto ..........
Septiembre
Octubre .........
Noviembre
Diciembre
.
7
17
24
30
5
0
2
4
2
1
3
5
9
18
29
33
7
2
2
4
5
1
4
7
Fuente: Archivo Parroquial. Elab. prop.
La población que da Mellado para 184446 supone en líneas generales un
ligero incremento respecto a 1842; el total de habitantes de la comarca, descontada Caudete, asciende a 16.682, cuando dos años antes esos mismos pueblos sumaban 15.564 almas, lo que supone un ritmo de crecimiento anual del
1,6%. La natalidad y la mortalidad se mantienen en valores similares a los del
siglo anterior. Aunque comienza a apuntarse un ligero descenso de la mortalidad ordinaria, los episodios epidémicos mantienen elevada la tasa y, ante la
renovada virulencia de los contagios específicos de párvulos, la natalidad permanece también con valores altos:
CUADRO XII
El Corredor. Tasas de natalidad y mortalidad en 1842 y 1844, en %
ALMANSA
T.N.
1842
1844
T.M.
ALPERA
T.N.
T.M.
BONETE
T.N.
T.M.
CAUDETE
T.N.
T.M.
34,49 20,81 43,42 34,41 36,07 30,40 43,96 32,04
33,24 21,71 38,45 27,98 41,40 30,00
Fuentes: Archivos parroquiales, Madoz y Mellado. Elab. prop.
46
MELLADO, F. de P., España geográfica, histórica, estadística y pintoresca, Madrid, Ed. Mellado,
1845, pp. 90, 94, 96, 97 y 101.
60
La intensidad de la epidemia en 1854 alcanza el valor 4 en Almansa, 1,8,
en Alpera y 1,2 en Bonete, es decir, se trata de una crisis media en el primer
municipio y sólo supone una crisis menor en los otros dos. Caudete quedó al
margen de este brote. Al año siguiente la intensidad fue de 2,7 en Almansa, 5
en Bonete y 4,4 en Caudete, esto es, una crisis media en el primer pueblo y
una crisis fuerte en los otros dos, librándose esta vez Alpera. La falta de datos
impide conocer los efectos de estas epidemias en Montealegre. En cuanto a la
afección por edad y sexo, dado su interés, serán objeto de estudio en el apartado correspondiente. En general, se trata de incisos en la evolución demográfica, similares a los ocasionados por otros agentes patológicos, subsanados
pronto por una vigorosa natalidad, que apenas se vio afectada.
El primer censo oficial de España realizado en 1857, da una población
de 9.357 hab. para Almansa, 2.815 para Alpera, 1.410 para Bonete, 6.413 para Caudete y 2.472 para Montealegre, que suman 22.467 almas para toda la
comarca, lo que supone un crecimiento del 6,6% respecto a la población de
1842. El incremento es pequeño, sólo un 0,4% anual, pero se ajusta al crecimiento vegetativo del período, salpicado de crisis demográficas. En el análisis
de la tabla de migraciones netas Almansa pierde un pequeño porcentaje de
población, el 5,3%, en esos 15 años, efectivos que en parte se distribuyen por
los demás municipios de la comarca, donde se hace patente una pequeña inmigración. El balance comarcal es ligeramente negativo, existe una emigración de 197 hab., pero el saldo es acusadamente mayor si se incluye en el análisis a Montealegre que, en ese período, experimenta una pérdida neta de
1.018 efectivos y cabe suponer un éxodo mayor de emigrantes.
CUADRO XIII
El Corredor. Medias decenales de nacimientos y defunciones
ALMANSA
Nac.
Def.
ALPERA
Nac.
Def.
1840-49 301,6 196,9 114,6
83,4
1850-59 312,9 248,0 112,8
94,9
1860-69 359,3 274,7 119,5 112,4
BONETE
Nac.
Def.
47,2
56,0
61,8
34,2
51,5
45,0
CAUDETE
Nac.
Def.
241,8 180,0
239,0 178,7
261,4 185,6
Fuente: Archivos Parroquiales. Elab. prop.
En 1860 se manifiesta de manera más clara la salida de efectivos del Corredor. Todos los municipios, salvo Montealegre, cuentan con menos población que en 1857. Almansa contaba en el primer censo con 1.670 personas
transeúntes, 1.162 hombres y 508 mujeres, que elevaban a 8.731 la población
61
de hecho, cuando la de derecho sólo alcanzaba 7.687 habitantes. La presencia
de ese contingente humano se justifica por la construcción del ferrocarril, cuya primera línea, la de Almansa-Játiva, fue inaugurada en 1852, la línea
Madrid-Almansa en 1855, y la de Alicante-Almansa a finales de 1857. Los
obreros del ferrocarril supusieron una compensación momentánea al éxodo
que venía padeciendo Almansa, pero al finalizar las obras, estos empleados se
sumaron a la emigración almanseña, dejando la población real en sus justos
términos. De esta manera, si se prolonga el análisis de las migraciones hasta
1860, desestimando la población del primer censo oficial, se comprueba el
valor real del éxodo migratorio.
La gran pérdida demográfica de Montealegre puede tener explicación
en los continuos conflictos mantenidos entre los colonos y el señor de la villa, que fueron enrareciendo las relaciones y culminaron con el motín de
1848 47 en el que el pueblo en masa se alzó contra el dominio señorial. En general, todos los pueblos del Corredor se suman, en las décadas centrales del
ochocientos, sobre todo a partir de la apertura de la línea férrea, a la corriente
emigratoria de alicantinos y murcianos hacia las tierras del norte de África y,
en especial, a la Argelia francesa 411.
En los años sesenta se suceden una serie de afecciones, con un elevado
peso específico en los pueblos menores (Alpera y Bonete), pero apenas significativas en las poblaciones mayores. El sarampión produjo los saldos negativos
de Alpera en 1860, 1864 y 1869; de Bonete en 1864 y la elevada mortalidad de
Almansa en este último año. Un nuevo brote de cólera fue el causante del incremento de óbitos en 1865 en Alpera: con una intensidad de 0,4% el contagio no
llega a caracterizarse siquiera como crisis menor; mientras que en los demás
pueblos o no se da el contagio o tiene muy poca morbilidad. En 1868 es una
epidemia de tifus la que ocasiona los saldos negativos de Almansa y Alpera.
La tasa de natalidad experimenta un espectacular aumento, con valores
siempre por encima del 45 %o, debido a la elevada mortalidad infantil por enfermedades como el sarampión y la viruela que, junto con otras afecciones
generales, son las causantes de las altas tasas de mortalidad del momento.
En el censo de 1877 todavía está patente la emigración y la población de
la comarca tan sólo aumenta en 621 efectivos respecto a la de 1860. Pero en
los años ochenta se frena el proceso y el Corredor deja de emitir emigrantes e
incluso, en el balance del período intercensal, se advierte la presencia de un
pequeño excedente debido a la inmigración. La población de la comarca asciende a 22.955 hab., 2.280 más que en 1877, y de ellos sólo 1.963 son
7
48
ZUAZO Y PALACIOS, J., 1915, ob. cit., p. 190.
NADAL, J., 1966, ob. cit., p. 185.
62
debidos al saldo vegetativo, lo que supone la presencia de 317 inmigrados (o
mejor de antiguos emigrantes retornados). A escala municipal se comprueban
las diferencias entre los pueblos que reciben inmigrantes: Almansa y Montealegre, con 966 en total; ylos que todavía siguen expeliendo emigrantes: Alpera, Bonete y Caudete, con 649 en conjunto.
En la base de ese crecimiento equilibrado se encuentra el gran desarrollo de la vid y su exportación, a partir de 1878, por la demanda francesa, cuyos viñedos habían sido invadidos por la filoxera. La exportación de vinos
por las estaciones de Almansa y Caudete pasó de 4.500 Hl. y 13.400 Hl. respectivamente en 1877, a 78.300 y 178.200 Hl. en 1886 49 . La gran expansión
de la vid en tierras valencianas y murcianas, sobre todo en los valles y altiplanos interiores, exigía una abundante mano de obra tanto para su atención como para la elaboración de los vinos y el transporte hacia las estaciones del ferrocarril. De esta manera, Almansa y Montealegre se vieron favorecidas por el
gran desarrollo de la vid en sus términos, mientras que Alpera y Bonete vieron restringida su expansión. La emigración de Caudete sólo puede explicarse por la atracción de otros puntos del Valle del Vinalopó, como la vecina ciudad de Villena.
Los años ochenta se ven salpicados de pequeñas crisis como las originadas por el sarampión en 1880 (que ocasionó saldos negativos en Almansa y
Bonete) y la viruela en 1883 (especialmente intensa en Almansa, con un total
de 487 defunciones en el año frente a la media decenal de 330,7, y de ellos,
71 óbitos lo fueron entre los menores de un año). La epidemia dejó sentir sus
efectos también en Caudete, con —51 efectivos en el crecimiento natural; y
en Montealegre, con —23 individuos. El último brote de cólera morbo registrado en la comarca apareció en 1885, afectando de manera notable a Caudete y Montealegre, con balances anuales negativos de —41 y —15 efectivos
respectivamente; y en menor medida a Almansa, donde las defunciones por
todas las causas no llegaron a rebasar a los nacimientos, la última afección
destacable del siglo fue la gripe de 1890, que causó un pequeño saldo negativo en Bonete, —9 individuos; pero no tuvo apenas significación en los otros
pueblos.
La prosperidad económica de las últimas décadas propició el aumento
de los matrimonios y de las concepciones. La natalidad llega en ocasiones a
superar el 50%o y es siempre considerablemente mayor que la mortalidad
que, no obstante, continúa elevada, permitiendo un mayor crecimiento natural de la población, que pasa en el Corredor de los 22.955 hab. de 1887 a los
25.562 de 1900.
49
PIQUERAS, J., La vidy el vino en el País Valenciano, Valencia, Inst. Alfons el Magnanim, 1981,
344 pp., p. 114, cuadro XXXIX.
63
Entre 1887 y 1900 Almansa aumenta su población en un 15,4%, Alpera
en un 7,3%, Bonete en un 5,2%, Caudete en un 7,8%, Montealegre en un
11,8% y la comarca en conjunto en un 11,3%, lo que supone un crecimiento
equilibrado, con pequeños trasvases de población entre los pueblos y un pequeño saldo migratorio global negativo.
4.3. EL ESTANCAMIENTO DEL SIGLO XX Y LA CAPITALIZACIÓN DE
ALMANSA
En la centuria presente hay que distinguir dos etapas según la evolución
de la población absoluta de los pueblos. La primera abarca desde la crisis de la
vid hasta los años cincuenta, fase en que todos los municipios mantuvieron
un pequeño crecimiento rayando en el estancamiento. La segunda se extiende
desde los años sesenta hasta la actualidad, período en el que la industrialización de Almansa ha permitido un crecimiento poblacional positivo en la ciudad, mientras que el resto de los municipios pierden efectivos por emigración.
4.3.1. DE LA CRISIS VITÍCOLA A LOS AÑOS CINCUENTA
A nivel general, la producción de vinos dejó de ser interesante en la última década del siglo pasado, cuando la sobreproducción produjo la caída de
los precios a niveles de in v iabilidadso. El suceso enlaza con la recuperación de
los viñedos franceses y el descenso de las exportaciones y, además, con el
contagio filoxérico de los viñedos españoles, cuya invasión, iniciada en los
años ochenta de la anterior centuria, se hizo casi general en todo el País en la
primera década del siglo XX. Esta afección generalizada benefició no obstante, a la viticultura del Corredor que, a salvo de la filoxera, aseguró la comer cialización de sus vinos ante la caída de otras zonas productoras. Así, la prosperidad económica se mantuvo, aun a pesar del descenso de los precios, en
los años noventa y en la primera década del siglo XX, permitiendo una evolución positiva en términos generales, aunque desde la depreciación del vino
todos los municipios del Corredor experimentaron una pérdida pequeña pero constante de efectivos por emigración.
En el primer período intercensal del siglo, la población de la comarca
pasa de los 25.552 hab. de 1900 a los 27.952 de 1910, es decir, se produce un
incremento del 9,3%, aunque con matizaciones a nivel municipal, ya que el
aumento en términos porcentuales se cifró en un 6,3% en Almansa, en un
3,7% en Alpera, en un 12% en Bonete, en un 15,1% en Caudete y en un
PIQUERAS, J., 1981, ob. cit., p. 138.
13,7% en Montealegre. El pequeño incremento, por debajo del crecimiento
natural de la población, cifrado entre un 15% y un 25% según los casos, pone
de manifiesto el éxodo de parte de la población, por un exceso de mano de
obra, jornaleros, que buscan trabajo en las tareas agrarias de otros pueblos, y
en particular en la viticultura, o se sienten atraídos por la floreciente industrialización de Elda en torno a la fabricación de calzado.
En Almansa, con una agricultura orientada de manera principal a los cereales por las condiciones medioambientales, el viñedo ocupaba un lugar secundario. La rentabilidad del cultivo en los años ochenta del siglo pasado propició un incremento de la superficie cultivada a costa de los cereales, como
señala el resumen provincial del Estudio de la propiedad inmueble en España
en 190651 :
"Desde 1887 se han plantado muchas viñas (en Almansa), habiéndose detenido el movimiento en 1892".
El año citado en último lugar coincide con el inicio de la depreciación
del vino, de manera que el viñedo de nueva planta, con rendimientos más bajos, dejó de ser rentable y en años posteriores volvieron a ocupar su lugar !os
cereales. En este sentido es revelador el comentario del ingeniero agrícola
provincial de Albacete en 1909, sobre los vinos del Corredor en general 52 :
"Grandes rendimientos ha dado este cultivo a sus propietarios en las
épocas de gran demanda de Francia, pero hoy es ruinoso por la falta
de dicho mercado y lo impropio de los caldos para el consumo directo sin previa mezcla con otros vinos".
La decadencia de la viticultura en Almansa es seguida del descenso de
los nacimientos, cuya tasa pasa del 43,3%u en 1887 al 38,9%o en 1900 y al
34,2%en 1910.
Caudete, con una gran productividad y calidad, y Montealegre en menor medida, se vieron favorecidas por la invasión filoxérica en el valle del Vinalopó, ya que en gran parte paliaron con sus vinos la demanda de los grandes bodegueros y exportadores de la vecina localidad de Villena. En la primera década del presente siglo el bienestar económico caudetano se manifiesta
en el ensanche del casco urbano, con la construcción de los barrios de San
Francisco, el de San José y los de Don Jorge y Don Paco, así como en obras de
carácter social como los asilos de San Francisco y San Juan. La instalación del
alumbrado eléctrico y la construcción de la espléndida plaza de toros.
" DIREC. GRAL. REG. CIV. y de la PROP. del NOTAR., Datos para el estudio de la Propiedad Inmueble en España, Madrid, 1906, t. 1, p. 23.
52 DIREC. GRAL. CONTRIB. IMPUEST. y RENTAS, Memoria resumen de los Trabajos de Avance
Catastral llevados a cabo en la provincia de Albacete, Alicante, 1909, 465 pp., pp. 269-270.
65
No obstante, son todas ellas obras costeadas en su mayor parte por algunos grandes propietarios, que se erigen en benefactores locales merced a las
fortunas ganadas con la exportación de vinos en los años anteriores, mientras
que el pueblo bajo, los jornaleros, fueron los primeros en sentir la crisis económica, que dio lugar ya en esos momentos a la aparición de una pequeña corriente migratoria, como pone de manifiesto el hecho de que el crecimiento
real de la población en el primer período intercensal del siglo fuese de 894
habitantes, cuando el saldo vegetativo sumó 1.506 individuos. Por ello, los
nuevos barrios dieron cobijo sólo a familias naturales del pueblo, es decir, el
ensanche no se debió a un proceso de inmigración, sino que los propios vecinos, con algunos ahorros de la etapa anterior y beneficiados por el carácter
social de muchas de las nuevas viviendas (familias que vivían dos o más bajo
un mismo techo, como los matrimonios jóvenes en casa de los padres, o residían en las viviendas trogloditas de la parte alta de la villa) fueron los únicos
determinantes del crecimiento urbano.
Como se ha apuntado, dos fueros los objetivos de los emigrantes del
Corredor, empujados al éxodo por la crisis viticultora y la pertinaz sequía de
principios de siglo. Por un lado estaban aquellos que siguieron trabajando en
la agricultura, protagonizando una emigración temporal o definitiva. La emigración temporal, de algunos años o emigración de temporada (emigración
golondrina) se encaminó preferentemente al Norte de África, a partir del enlace marítimo Alicante-Orán; y al Midi francés, favorecidos ambos destinos por
el reducido precio del transporte. Del Norte africano regresaron en oleadas
sucesivas casi la totalidad de los emigrados, pero no así del Sur de Francia,
donde en muchos casos la emigración pasó a ser definitiva, como también lo
fue la corriente que optó por Argentina, con un mayor coste y duración del
viaje, pero con la ventaja de un mismo idioma, costumbres y cultura, aspectos que se traducen en una rápida asimilación por los autóctonos.
Por otro lado, un número creciente de emigrantes, sobre todo los más
jóvenes, se sintieron atraídos por otras actividades mejor remuneradas, como
las que ofrecía la floreciente industria del calzado en la vecina localidad de Elda. La fabricación de calzado era una actividad conocida y desarrollada en Almansa, de ahí que, junto a la escasa distancia que separa ambos núcleos urbanos —unos cincuenta kilómetros— fuese esta actividad y Elda la meta de una
gran parte del éxodo almanseño y, por inducción, de el de los otros pueblos
del Corredor, en una emigración vitalicia perpetuada hasta los años setenta.
La presencia de inmigrados del Corredor en Elda aparece comprobada
en los primeros años del siglo XX. La primera oleada de emigrantes debió ser
impresionante, no tanto por su número como por su simultaneidad, ya que
quedó reflejada en los comentarios de los contemporáneos eldenses como
66
o
oo
E
• I.l
E
oo
u
o
z
u
u—
Ir'
u 0
o'
u
rz
.0
o
oo
E
o o o o o O O o o
IIlÍIl
liii
1?Í
IÍ•
E
10
L1
0
In
L
02
afl cj
u
o
o
o
u
u
'0
cq
L
'o
u ci
no
67
N
E
-
ii
o
o
;
68
E
E
E
69
o
z
o
o
E
E
o
•0
'o
o
y
o
IL.
c_)
r'
o o
-
CD
o o
CD O
UD
(O
O O
(N
-
70
"La avalancha de Almansa"". En 1922 habían censados en Elda 257 individuos nacidos en Almansa, 24 en Montealegre, 13 en Caudete y 5 en Alpera, es
decir, 299 en total; y en 1935 eran ya 485 los de Almansa, 186 los de Montealegre, 138 los de Caudete y 128 los de Alpera, esto es, 937 en totaP 4 , aunque
es probable que el número de inmigrantes en Elda procedentes del Corredor
fuese mayor del que registran las cifras oficiales debido a la no inscripción voluntaria en el registro de esa ciudad alicantina.
Las pérdidas humanas por causas patológicas son muy pocas y se centran en las dos primeras décadas. En el siglo XX tan sólo la gripe y en menor
medida, el sarampión siguen elevando las defunciones a cotas por encima de
lo normal, pero sus incidencias son mucho menores y más espaciadas en el
tiempo que las de la centuria anterior. Pequeñas epidemias de sarampión se
dan en 1904, 1912 y 1926, elevando considerablemente el número de óbitos.
La gripe acerca el número de defunciones al de nacimientos en 1900, 1902,
1911 y 1917, pero es en 1918 cuando más grave resulta la afección, ascendiendo a 427 las defunciones de Caudete, cuando la media del decenio en torno al año epidémico, descontando éste, es de 161,9. El crecimiento vegetativo se salda con — 15 3 individuos y la intensidad de la epidemia alcanza el valor 23,69 que la caracteriza como gran crisis. Con todo, en el resto de los municipios los óbitos no llegaron a rebasar el número de nacimientos en ningún
año. Puede considerarse este año como el del último inciso epidémico de relevancia en la comarca; a partir de él ninguna otra causa patológica tendrá la
suficiente entidad como para sobrevalorar la mortalidad ordinaria.
En el segundo período intercensal del siglo, la población del Corredor
pasa de 27.952 hab. a 28.589, lo que equivale a un pequeño porcentaje de
crecimiento, el 2,3%, que pone de relieve la vigencia de la emigración. Dos
municipios, Alpera y Montealegre, presentan en 1920 un número menor de
habitantes que en 1910, iniciando un proceso de pequeñas oscilaciones en
más y en menos de la población absoluta, al que se sumarán los restantes municipios, sintomático del estancamiento demográfico.
En los años veinte arranca el despegue económico y demográfico de Almansa y su distanciamiento del resto de los pueblos. En esta ciudad, la actividad industrial comienza a ganar terreno a la agricultura por el empuje sobre
todo de la producción zapatera, que ocupaba en 1930 a 1.300 obreros, esto
es, al 34% del total de la población activa y al 73% de los activos secundarios; y por el elevado número de empleados de los ferrocarriles, 394 obreros
53
54
NAVARRO PASTOR, A., Historia de Elda, Alicante, CAPA., t. 1, 379 pp., P. 372.
VALERO ESCANDELL,J. R., "La inmigración en Elda durante la Dictadura y la República: causas, desarrollo y características", Elda durante el primer tercio del siglo XX, Alicante, AAAM.,
1980, pp. 99-125, p. 114, cuadro 12.
71
en ese año, debido al papel de encrucijada que desempeña la estación de Almansa para las dos compañías que explotan las líneas en esos momentos: la
Compañía del Norte y la Compañía Madrid-Zaragoza-Alicante. El fomento
económico será el que posibilite el incremento de la población absoluta en el
tercer período intercensal; el aumento supera en 213 efectivos al crecimiento
vegetativo y pone de manifiesto la inversión del fenómeno migratorio que,
ahora, se torna favorable a Almansa.
Este hecho hay que verlo ligado al retorno de los emigrantes del Norte
de África y de Francia y al elevado contingente de los empleados de los ferrocarriles más que a una verdadera atracción de inmigrantes, sobre todo si se
tiene en cuenta que el número de inmigrados almanseños en Elda en 1935 duplicaba al de 1922, como ya se ha visto. Así, habría que pensar en un doble
proceso de recepción (retorno) y éxodo simultaneados en esos momentos,
con ligera ventaja del primero.
Por el contrario, en el resto de los municipios de la comarca el crecimiento real está por debajo del vegetativo y la diferencia total es de —439 individuos perdidos por emigración. El fenómeno es particularmente intenso
en Montealegre, con un déficit de 313 habitantes en el período intercensal,
esto es, el 71,3% de la pérdida comarcal. La década 1930-40, es de crisis económica generalizada. En el primer quinquenio se incrementa la emigración
hacia las zonas industriales, sumándose al destino tradicional de Elda el de
otras ciudades como las catalanas.
Es difícil conocer la incidencia de la Guerra Civil por la interrupción de
las anotaciones del movimiento natural de la población, y en algunos casos
por la destrucción de los archivos 55 . Con todo, siguiendo el caso de Montealegre (único municipio de la comarca en que se mantienen las anotaciones en el
Registro Civil durante los años de la contienda), se observa el progresivo descenso de los matrimonios que pasan de 28 en 1935 a sólo 9 en 1939; y de los
nacimientos, que sólo suman 74 en 1939 cuando la media del quinquenio anterior era de 130,4, es decir, se produce un descenso casi a la mitad. Las causas son claras, las dificultades económicas y las movilizaciones que diferieron
las uniones durante el período bélico. Por contra, las defunciones aumentaron ligeramente, sobre todo entre párvulos y menores de un año, efectivos
que, a su mortalidad ordinaria, suman en esos momentos los óbitos causados
por hambre o por afecciones del aparato digestivo: enteritis, gastritis y otras,
provocadas por la precaria alimentación. La caída de las concepciones y el incremento de las defunciones provocan un pequeño saldo negativo en el crecimiento vegetativo de 1939, cifrado en —6 individuos. En ese año hay que
Es el caso del Archivo parroquial de Montealegre.
72
sumar 18 fallecidos por causa directa de la guerra, es decir, por "arma de fuego", que suponen el 22,5% del total de óbitos; efectivos que, a pesar de inscribirse en este año, probablemente fallecieron a lo largo del período de la
contienda.
En 1940, Almansa, Alpera y Bonete contaban con más habitantes que en
el censo anterior, y Caudete y Montealegre con menos. La comarca aumenta
en un 3,8% al pasar de los 31.674 hab. de 1930 a los 33.191 de 1940. El crecimiento es mucho menor que en el período intercensal anterior, donde se alcanzó un 10,8%, y pone de manifiesto la suma de éxodo migratorio y débil
crecimiento vegetativo de la década.
El período 1940-50 se inicia con la crítica situación de posguerra, momentos en los que la falta de materias primas y energía para la industria y el
bajo poder adquisitivo generalizado determinaron un descenso en la rentabilidad de la producción fabril. El calzado y las otras actividades industriales
entraron en crisis y sus obreros fueron los más perjudicados dentro de la clase
trabajadora, en unos momentos en los que la escasez de alimentos, la interrupción del comercio y el cierre de los mercados hicieron renacer el interés
por la agricultura, en procura de una autarquía generalizada. En este sentido
resulta ilustrativo el comentario del perito agrícola de Almansa, en el Informe realizado en 1959, sobre la situación de posguerra:
"...ya que en la actualidad.., no estamos en las épocas heróicas en
que era preceptivo cultivar trigo hasta en los jardines, para evitar la
falta de tan indispensable elemento... ".
Con esas circunstancias, la población del Corredor aumentó sólo un
2,3% en el período intercensal, incremento inferior incluso al de los años
treinta afectados por las crisis económicas y la guerra (aunque en este fenómeno puede tener algo que ver la inflación general en el censo de 1940). Resulta interesante comprobar como ahora son los municipios con un mayor
peso rural los que aumentan su número de habitantes, a pesar de la continua
emigración, y como Almansa, donde el sector industrial ocupaba a la tercera
parte de los activos, pierde efectivos en cifras absolutas, pasando de los
16.025 hab. de 1940 a los 15.990 de 1950. El campo se erige como el medio
más seguro para mantener a la población en esos momentos.
En los años cincuenta, subsanados en parte los inconvenientes de la etapa de posguerra, la actividad zapatera, motor del desarrollo económico y demográfico de Almansa, comienza a revitalizarse. La situación del subsector
del calzado era adversa para las grandes empresas del ramo, donde los costes
56
CÁMARA AGRARIA
mecano.
LOCAL, Almansa, 1959, Informe, Deleg. Prov. Sindic., Almansa, 6 fols.
73
eran muy gravosos", lo que determinó la quiebra de muchas grandes fábricas
que, o bien se disgregaron en una nube de pequeños talleres semiclandestinos, o bien fueron relanzadas por los propios obreros como cooperativas 58 .
La mayor oferta salarial y las mejores condiciones de trabajo despertaron el
interés de una gran masa de jornaleros del campo que, no obstante, en un elevado porcentaje no pudo integrarse en la actividad zapatera de Almansa, todavía con una estructura modesta, y se precipitaron hacia otros pueblos manufactureros, como Val! de Uxó y, sobre todo, el vecino valle del Vinalopó,
donde la colonia almanseña y de los otros municipios del Corredor aumentó
espectacularmente.
El balance demográfico final de la década es negativo en todos los pueblos de la comarca por vez primera en todo el siglo. La población total en
1960 es de 31,444 hab., que suponen una pérdida neta de 2.503 efectivos, a
los que hay que sumar los 3.917 habitantes generados por el crecimiento vegetativo del período, que dan una pérdida total por emigración de 6.420 individuos, o en términos porcentuales del 18,9% de la población de la comarca
en 1950.
4.3.2. EL DESPEGUE INDUSTRIAL Y DEMOGRÁFICO DE ALMANSA,
EL DECAIMIENTO DE LOS OTROS PUEBLOS DEL CORREDOR Y LOS
ATISBOS DE RECUPERACIÓN DE FINALES DE LOS AÑOS SETENTA Y DE LOS
OCHENTA
En los años setenta se suceden una serie de hechos vitales en el desarrollo económico y poblacional de Almansa: capitalización de los talleres, liberalización de los intercambios, política de exportación, etc. 59 , que favorecen la
reestructuración del sector calzado, la emersión del clandestinaje y el resurgimiento de las grandes fábricas. En este ambiente, el traspaso de mano de obra
agraria a la industria del calzado y actividades afines es constante en Almansa,
pero también en el Valle del Vinalopó, que va a seguir ejerciendo una fuerte
competencia en la atracción de efectivos humanos en las décadas siguientes.
En el período 1960-70 el Corredor sigue perdiendo habitantes en términos generales. La población total suma 30.456 hab. en 1970, es decir, se produce un descenso de 988 individuos en la población absoluta que, sumados a
los 3.276 efectivos del crecimiento vegetativo, dan un saldo migratorio de
58
BERNABÉ MAESTRE, J. M., "Economía sumergida en la industria del calzado", Alborada,
núm. 30, Elda, 1984, PP. 65-70.
Es el caso de la empresa Aniceto Coloma, que quebró en 1954 dando origen a dos cooperativas de productores de calzado.
BERNABÉ MAESTRE, J. M., ob. cit., pp. 66-67.
74
4604
_BAUTIZOS
_.MATRIMONIOS
460
420 -
400
460
440
440
\ I\
20
j \I\
:
4
400
380
380
3601
340
320
300-
\
360
340
\\
320
300
-CI0NES
leo
'II
921
1930
280
['1\1
1940
1950
1970
1960
1980
Fig. 21: Almansa: evolución de las defunciones, matrimonios y bautizos Cfl el período
1921-1981.
Fig. 22: Alpera: evolución de las defunciones,
matrimonios y bautizos en el período 19001981.
BONETE
BAUTIZOS
lOO
MATRIMONIOS
DEFUNCIONES
90
80
70
60
50
40
30
20
lo
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1!
Fig. 23: Bonete: evolución de las defunciones, matrimonios y bautizos en el período
1900-1981.
75
CAUDETE
_BALJIIZOS
360
—MATRIMONIOS
- DEFUNCIONES
340
280
: 240
220
1: 200
1:180
1:160
¡I\E120
60
20
10
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
Fig. 24: Caudete: evolución de las defunciones, matrimonios y bautizos en el período
1900-1981.
MONTE ALEGRE
Fig. 25: Montealegre: evolución de las defunciones, matrimonios y bautizos en el período
1871-1981.
76
4.264 personas, esto es, el 13,6% de los habitantes censados en 1960. El número de emigrantes es menor que en la década anterior porque ahora Almansa ya no se suma a la corriente. En efecto, el crecimiento vegetativo de la ciudad en el período intercensal, 1.558 hab., corresponde con el crecimiento
real, 1.582 efectivos, e incluso le supera en 24 personas. El hecho pone de
manifiesto la inserción de toda la población activa almanseña en sus sectores
productivos, que en el transcurso de esos diez años experimentan un cambio
sustancial:
CUADRO XIV
Almansa. Distribución de la población activa en 1960 y 1970 (%)
SECTORES
PRIMARIO SECUNDARIO TERCIARIO
1960
1970
39,9
10,9
32,7
59,3
27,4
29,8
Fuentes: Censo de 1960 y Padrón de 1970. Elab. prop.
En el censo de 1970 Alpera, Bonete y Montealegre (este último municipio ya desde 1960) presentan una población menor de la registrada en 1900;
y Caudete inferior a la de 1930; es decir, en el transcurso de los años sesenta
se rompe la dinámica seguida desde comienzos del siglo que, en virtud de un
elevado crecimiento vegetativo, había mantenido en valores constantes las cifras de población absoluta en esos pueblos, a pesar de la sangría por emigración. Se entra de pleno en una nueva etapa de emigración espectacular, que
rebasa en todos los casos el crecimiento natural y determina la pérdida constante de efectivos en La población absoluta.
El hecho conlleva unos graves efectos sobre la dinámica natural de la
población, ya que el éxodo sufrido ha vaciado de jóvenes a los pueblos, lo
que ha provocado, por una parte, una acusada caída de los matrimonios y los
nacimientos, y por otra, un incremento porcentual de la población vieja, la
que ha permanecido en la comarca. De esta manera, se ha elevado la mortalidad, dado que desaparecidas las defunciones epidémicas, son los grupos de
edades más avanzadas los que acaparan la casi totalidad de los óbitos. Descenso de nacimientos y aumento de las muertes están comprometiendo desde los
años setenta el crecimiento vegetativo de estos municipios, provocando unos
pequeños saldos que, con frecuencia, se tornan negativos, como en los años
1974, 1978 y 1980 en Montealegre; 1967, 1970, 1972 y 1975 en Bonete; y
1980 en Alpera. El crecimiento natural de la población ha experimentado un
77
espectacular descenso en el último período intercensal, salvo en Almansa como muestra el cuadro siguiente:
CUADRO XV
El Corredor. Crecimiento vegetativo entre 1951 y 1981
PERIODO
ALMANSA
ALPERA
BONETE
CAUDETE
MONTEALEGRE
1951-60
1961-70
1971-75
1976-81
1.496
1.558
1.184
544
552
435
81
81
351
179
7
49
860
815
231
312
628
289
34
28
Fuente: Archivos parroquiales. Elab. prop.
Pero en este fenómeno hay que distinguir dos fases delimitadas por la
crisis del sector industrial en la segunda década de los años setenta. En el primer quinquenio las pérdidas por emigración ascienden a 800 efectivos en los
pueblos del Corredor descontada Almansa, que en el mismo período recibe
447 inmigrantes. En los cinco años siguientes la pérdida de puestos de trabajo
en los municipios zapateros del valle del Vinalopó, y jugueteros de la Hoya de
Castalla, supuso la interrupción de la corriente emigratoria en Caudete y
Montealegre que, además, pasaron a percibir 225 y 71 inmigrantes, mientras
que Alpera y Bonete, aunque en menor proporción, siguieron perdiendo
efectivos: 86 en el primer pueblo y 10 en el segundo.
El balance migratorio de la comarca en 1981 es positivo. De los cuatro
pueblos emisores en 1970, en el último censo sólo quedan dos: Alpera y Bonete; pero sus pérdidas son ampliamente compensadas por la inmigración recibida en los otros tres municipios, en especial por la dirigida a Almansa.
En esos momentos se pone de manifiesto la reducción del crecimiento
vegetativo en Almansa, en especial en el período 1975-80, debido a la generalización del control voluntario de la natalidad, inducido por dos hechos íntimamente relacionados: el mayor nivel de vida alcanzado en la ciudad gracias
a la industrialización y, por otro, a la crisis del calzado, base del desarrollo
económico. Por el contrario, en los municipios rurales el saldo vegetativo es
notablemente mayor en la segunda mitad del decenio, coincidiendo con el
freno de la emigración y, en su caso, con la recepción de una pequeña inmigración.
En suma, la década se cierra con un saldo de 1.038 inmigrados a nivel
comarcal (-353 individuos en 1971-75 y + 1.391 en 1976-80), que contrasta
de manera acusada con la fuerte emigración de los años sesenta, que afectó a
6.420 habitantes.
78
La inversión del fenómeno migratorio está íntimamente ligada a la evolución del subsector zapatero en los años setenta. En esos años se generalizó,
junto a las grandes fábricas, una gran dispersión del trabajo a domicilio de tareas específicas en el proceso de elaboración del zapato. Labores como el aparado, pasado, doblado, rebajado y otras se realizan de forma habitual fuera de
las fábricas, porque reducen los costes de producción ya que los salarios son
más bajos y están desprovistos de cargas fiscales. Este trabajo a domicilio se
extendió primero por el seno de las ciudades productoras, pero pronto la falta de mano de obra y su encarecimiento hicieron rentable el traslado de esta
actividad a los núcleos rurales vecinos, con mano de obra, sobre todo femenina, abundante y barata. Ello dio lugar a la aparición de pequeños talleres, cooperativas y algunas fábricas en esos municipios rurales, haciéndose cada vez
mayor el área de dispersión de la actividad zapatera a partir de los grandes focos: valle del Vinalopó y, en concreto en la comarca, Almansa. De esta forma,
la actividad llegó a Montealegre, Bonete y Caudete que, así, pudieron acojer a
los excedentes de población activa, interrumpiendo su éxodo. Por otra parte,
cuando la reciente crisis afecté a los grandes núcleos zapateros, algunos de
sus residentes inmigrados procedentes del Corredor, al quedar sin trabajo
han vuelto a sus lugares de origen, conformando el nuevo proceso de inmigración que experimenta la comarca en los últimos años, ya que, salvo en Almansa, en el resto de municipios la inmigración reciente se debe, casi con exclusividad, al retorno de antiguos emigrantes. Hay que hacer constar que, en
el caso de Caudete, su industrialización descansa además en otras actividades
con un gran peso específico como los transformados metálicos, la construcción y la elaboración y envase de productos alimenticios.
Otro aspecto que ha propiciado la fijación de la población en el Corredor ha sido la práctica de las migraciones pendulares, es decir, la existencia
de un contingente de activos que diariamente se traslada desde su lugar de residencia hacia el núcleo donde trabaja, que casi siempre es Almansa dentro de
la comarca, aunque activos de Caudete y Montealegre se sienten atraídos también por la industria de Villena y Yecla de manera respectiva.
En los años ochenta, la continuidad de la crisis económica, la generalización del clandestinaje y la atomización de las empresas zapateras, están potenciando la dinámica demográfica de finales de los años setenta, la población
permanece en sus municipios gracias a la gran dispersión de las actividades
relacionadas con el calzado y, por otra parte, debido a que en gran medida todos los efectivos que podían emigrar ya lo habían hecho en las décadas anteriores.
79
5. EL MOVIMIENTO NATURAL DE LA POBLACIÓN
A lo largo de la evolución de la población absoluta los índices de natalidad y mortalidad han aparecido como indicadores fieles de la coyuntura socioeconómica de cada momento en cada municipio. Las fuertes oscilaciones
anuales de las curvas de nacimientos, defunciones y matrimonios hacen engañosas las cifras anuales y poco representativas de la dinámica general de la población en cada fase de su historia, de ahí que las tasas empleadas para reflejar
el movimiento natural de la población hayan sido obtenidas a partir de períodos decenales en cuya mitad se encuentra el año del censo. Las tasas de 1981
se han obtenido con las medias aritméticas del período 1975-79 y los años
1980 y 1981.
En lo referente al largo período histórico previo al primer censo moderno (en 1857), se ha intentado que los años estudiados coincidan de manera
cronológica, al menos aproximadamente, en los distintos pueblos que ofrecen datos del movimiento natural de sus poblaciones, desechando en ocasiones censos aislados que afectan a uno o varios municipios pero no a la totalidad y, por el contrario, ante la deficiencia de cifras de población absoluta en
extensos períodos cronológicos, ha sido necesario recurrir a estos datos aislados como únicos exponentes de la dinámica vegetativa, que ofrecen, no obstante, una visión sesgada.
5.1. EVOLUCIÓN GENERAL
Los últimos años del siglo XVII y los primeros del siglo XVIII son de
franco desarrollo económico y demográfico. La natalidad se recupera, aunque la tasa de Alpera en 1713, el 62,6%0 es claro exponente de la comentada
ocultación de efectivos en los censos. Superada la crisis de la Guerra de Sucesión y sus efectos, las décadas centrales del siglo manifiestan un crecimiento
acelerado potenciado por un fenómeno inmigratorio. La natalidad en 1755
refleja las tasas más elevadas de su historia en el Corredor, aunque su validez,
al menos en Almansa y Bonete, ya han sido cuestionadas al trazar la evolución
demográfica. No obstante, son fiables las tasas de Alpera y Caudete, en torno
al 40%, propias de una época de expansión demográfica.
Los valores de 1767 reflejan mejor el movimiento natural de la población
en esos momentos. La natalidad sigue estable, alrededor del 40%; la mortalidad se mantiene entre el 25,9% de Almansa y el 32,7% de Alpera, permitiendo un notable saldo vegetativo; y la nupcialidad permanecerá estable a lo largo
del siglo entre el 8%o y el l2%, aun con una ligera tendencia al descenso que
se mantendrá hasta el último censo analizado (1981), sujeta a oscilaciones pequeñas relacionadas con la coyuntura económica de cada momento.
80
En la segunda mitad del setecientos los tres índices evidencian la crisis
económica y la emigración de los años setenta y ochenta, con atisbos de recuperación en 1786. Son engañosas las tasas de Bonete y Caudete, debidas a una
ocultación manifiesta de efectivos, por cuanto en las curvas de nacimientos
se observa el estancamiento de los años ochenta y la recuperación sólo a par tir de la última década de la centuria.
El tránsito al siglo XIX es de tendencia favorable para la población aunque la guerra de la Independencia y la posguerra contuvieron los matrimonios y los nacimientos. En los años veinte se recupera la economía y, con ella,
la población. La curva de bautismos experimenta un alza espectacular y las
defunciones siguen con valores más moderados. El crecimiento natural es
sustancial en Almansa, Caudete y Bonete. En las décadas siguientes comienza
a manifestarse el distinto ritmo demográfico seguido por Caudete y el resto
de la comarca. El crecimiento natural es considerablemente mayor en este
municipio gracias a una natalidad en alza y a una mortalidad con valores nor males. El censo de 1857 coincide con una inflexión en la natalidad, debida a
las crisis demográficas que salpican la década, mortalidad y natalidad se aproximan, 36,5% y 39,7% respectivamente en Bonete, y el saldo vegetativo es
el menor de los registrados hasta el momento: 6,9% en Almansa, 6,4% en
Alpera y 3,2% en Bonete. Al descenso de los nacimientos contribuye la salida
de emigrantes del Corredor en el período 1842-57, momentos en que Montealegre pierde 1.018 habitantes en su población absoluta.
A partir de los años sesenta y sobre todo, de los setenta el progreso económico posibilitará un incremento continuo de la población y la recepción de
inmigrados, que mantendrán elevada la natalidad. Por otro lado, la mortalidad ordinaria comienza a decaer desde mediados de siglo, pero la incidencia
de enfermedades epidémicas como la viruela o el sarampión, de carácter casi
endémico, y la irrupción de oleadas de cólera morbo, mantendrán elevada la
tasa de mortalidad durante todo el siglo. Con todo, el crecimiento natural sigue una línea ascendente alcanzando el 13%. en 1897 en Almansa, Bonete y
Caudete, e incluso el 18,8%, en Caudete.
El siglo XX comienza con unas tasas todavía muy elevadas, con una natalidad que ronda el 40%» y una mortalidad entre el 20% y el 30% que permiten unos saldos vegetativos cuantiosos, la nupcialidad sigue con valores
normales a los de la segunda mitad de la centuria anterior.
En 1910 las crisis económica y la emigración provocaron un notable
descenso en las tasas de nupcialidad y natalidad, y la ausencia de epidemias
rebajó la mortalidad a valores ajustados a la mortandad ordinaria del momento: en torno al 20%,. Mortalidad y natalidad irán decreciendo en los años
siguientes, la primera por los avances higiénicos y sanitarios, y la segunda
81
precisamente por el descenso de los óbitos, que permiten una renovación fácil de los efectivos demográficos. La gripe de 1918 constituye el último episodio patológico de relevancia en la comarca, que eleva la tasa de mortalidad en
1920, en algunos pueblos, por encima de los valores de 1910 (al utilizar medias decenales). Hay que señalar que desde 1910 el descenso de la mortalidad
es más acelerado que el de natalidad, por lo que el crecimiento vegetativo
conseguido entre ese año y 1950 refleja valores más elevados que los del siglo
anterior, a pesar del menor porcentaje de nacimientos.
La década central del siglo marca el inicio de una dinámica diferente entre Almansa y el resto de los municipios de la comarca. En esta ciudad, la tasa
de natalidad de 1950, 19,3 %o, señala el punto más bajo de todo el siglo descontados los últimos seis años. A partir de ese momento, gracias al desarrollo económico y social de los años sesenta y setenta, y a la recepción de un considerable contingente de inmigrados, la natalidad se recupera ligeramente y se mantiene por encima del 20%o hasta 1975. En el resto de la comarca no se da esa revitalización de las concepciones sino que, por el contrario, inmersos estos municipios en una economía agraria y afectados seriamente por el éxodo emigratorio, la natalidad desciende sin excepciones de forma continua hasta 1981.
Ahora bien, hay que hacer constar los distintos niveles natalicios en que
se mueve Almansa y el resto del Corredor, ya que el descenso de la tasa ha sido mucho más rápido y brusco en la ciudad que en el resto de la comarca, esto es, el declive es más temprano y mayor en el medio urbano que en el medio
rural. Así, mientras que Almansa registra una tasa del 19,3 %o en 1950, Alpera
consigue el 27,3%, Montealegre el 38,5%o e incluso Caudete, más afín a la
dinámica almanseña de la primera mitad del siglo, obtiene el 21,3%. Con la
recuperación de Almansa y el continuo decaer de los otros pueblos las tasas
llegan a igualarse alrededor del año 1965, en valores próximos al 20%o. Pero
desde este momento la diferente evolución, con una tasa mantenida en Almansa y decreciendo en el resto de la comarca, determinará que los valores
más elevados en los años setenta los registre la ciudad: en 1965 Almansa contaba con un 19,4%, Bonete con un 16,2% y Montealegre con un 15,8%o.
El fenómeno es inverso en lo que se refiere a la mortalidad. En la primera mitad del siglo el decrecimiento es paralelo en los dos conjuntos observados, rural y urbano, alcanzándose en los años cincuenta una tasa común en
torno al 10%, que supone un descenso de unos 20 puntos respecto a las tasas
de 1900, situadas alrededor del 30%. Desde el ecuador del siglo Almansa ha
mantenido una mortalidad estacionaria, entorno al 10%, pero el resto de la
comarca, que había descendido por debajo de ese valor en 1960, debido al envejecimiento de su contingente humano por el éxodo de los jóvenes, han visto incrementada su mortalidad en los años setenta, con valores por encima
del 12 %o e incluso del 13 %. Caudete, a pesar de estar incluido en este grupo,
82
z
2:
E--
N
00N
If
-
- X1
I00\XNN
1
IIr\0NIrI(fl
1 1 1 1 1 1 1
z
2:
E-
1 1 1
1
-
00
1
1111111
c.
N IN
2:
1 1 1
:2
111
O
N N
'l
C\ N
00
00 00
IONN'OX'XU
N Ir'N
N - N NN
o
INOX
Z00'
\\©\
2:
z
o
1
O N'\
000 N N
V
N©
rrIN
\X
XNXN\00NN
o
2:
EJ
çJ
E-
o
z
o
:2
1
riZ 0 N O 0O X
it'-
-
O
C\N N
00
2:
u
z
EJ
o
z
00000 C\- N
00 N00 NN'O 000000000 N
o
2:
1
-
N
:2
E-
2:
E--
EJ
C\ N
'
N
N C'
ONNN©N
it'
N N
-
r4 \q C N C\
N©00Ir\
CL
z
2:
2:
E-2:
-;
-
XX00X\O
N'X 00 N\OZ
00 00 NXO
-
IX
N
N
1
N lt'it'
N 0\
1
-
NNONZ000a\N
-.\C
00 rr
00 0
«ll 'l
O'00'l
NO ©000
00-O
C- O C\
1 'I
NX\ONNONNN0OOOOOOOit'.
NNNNN0000XZ00XX
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
\O\\
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
EJ
83
por su volumen demográfico y sus características económicas presenta notables matizaciones.
En el primer quinquenio de los años setenta, cuando se arrastra ya más
de un decenio de emigración, el descenso de la natalidad y el incremento de
la mortalidad van a cuestionar en muchos años el crecimiento natural, que se
torna negativo con frecuencia, y que registra valores muy bajos similares a los
obtenidos en siglos anteriores en los momentos de epidemias graves: en 1970
el crecimiento vegetativo de Bonete es sólo del 5,6%, y del 5,2% en Montealegre, y en 1975 del 4% y del 3,4% en ambos pueblos de forma respectiva.
En Alpera, Bonete y Montealegre la falta de efectivos humanos en edad
de procrear es el agente causal más importante de la reducción de las concepciones. En 1981 Almansa y Caudete presentan una tasa superior al 16%,, Alpera y Bonete sobre el 15 O/oo y Montealegre de sólo el 13,8%, cuando la mortalidad de este municipio se cifra en el 12,6%, y reduce el crecimiento natural
a un exiguo 1,2%, esto es, al índice medio (decenal) más bajo de todos los
obtenidos en la historia de la comarca.
La nupcialidad se mantiene con valores similares a los de los siglos
XVIII y XIX, descontadas fluctuaciones extraordinarias que cada vez son menores e inexistentes en el siglo XX. La tasa se mueve entre el 7% y el 9%c, vaSI..
ALMANSA
50
30
1
20
10
-
.
ti,
r-
.-- -
E
'O
- .- --,
r-o
0
•"i
.- 1'- U- O
--.--.-.
o
;
'
d ,'.-
Fig. 26: Almansa. Movimiento natural de la población en el período 1557-1981: 1, natalidad;
2, mortalidad y 3, nupcialidad.
84
lores que pueden considerarse normales. Tuvo poca incidencia en la nupcialidad la prosperidad económica de finales del siglo XIX, y sólo Caudete refleja
un pequeño aumento en esos momentos, que eleva la tasa por encima del
10%.. Cuando la exportación de vinos entra en crisis la tasa se resiente y desciende a valores entre el 6%, y el 7%.. Otro descenso se manifiesta entre
1925 y 1935, es decir, en los años de fuerte emigración hacia los núcleos industriales del País, período en que la tasa registra valores similares a los de la
crisis del vino. La interrupción de los matrimonios durante los años de guerra
civil se compensa por el incremento de bodas en 1940 y 1941, manteniéndose en general la tasa con valores normales en la media decenal. Por último, en
1981 se observa un decrecimiento debido a la crisis económica que se
padece.
5.2. LAS TABLAS DE SUPERVIVENCIA Y LA ESPERANZA DE VIDA EN
ALMANSA
En 1857 la elevada mortalidad entre los componentes demográficos
más jóvenes determina que, en la tabla de supervivientes, el 18,1% de los
efectivos mueran antes de cumplir el año de vida, y el 55,5% antes de los
quince años, hecho que condiciona la esperanza media de vida al nacer, limitada a 24,8 años. Por sexos se señala una diferencia notable entre varones y
mujeres, ya que la columna de supervivientes acaba en los ochenta años de
ha bit,
O
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
edades
Fig. 27: Supervivientes de una cohorte de 10.000 h. en Almansa en los años 1857, 1900 y 1981.
La curva de 1940 (con trazos discontinuos) ha sido calculada con valores estimados.
85
Corredor de Almansa
LIII 2
cJ
3
Fig. 28: Migraciones y excedentes vegetativos del Corredor de Almansa en el período 187v1981. 1, crecimiento vegetativo; 2, saldo migratorio y 3, crecimiento real.
86
CUADRO XVII
El Corredor de Almansa. Migraciones netas intercensales
ALMANSA
1857-1860
Población en 1857
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1860
Población hecho 1860
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1857
1860-1877
Población en 1860
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1877
Población hecho 1877
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1860
1877-1887
Población en 1877
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1887
Población hecho 1887
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1877
1887-1897
Población en 1887
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1897
Población hecho 1897
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1887
1897-1900
Población en 1897
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1900
Población hecho 1900
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1897
1900- 19 10
Población en 1900
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1910
Población hecho 1910
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1900
1910-1920
Población en 1910
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1920
Población hecho 1920
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1910
9.357
354
9.711
7.961
-1.750
-18,70
7.961
1.684
9.645
7.964
-1.681
-21,11
7.964
801
8.765
9.686
921
11,56
9.686
1.396
11.082
10.012
-1.070
-11.04
10.012
358
10.370
11.180
810
8,09
11.180
1.506
12.686
11.887
-799
-7,14
11.887
1.212
13.099
12.535
-564
-4,74
ALPERA
2.815
91
2.906
2.553
-353
-12,53
BONETE
MONTEALEGRE
EL CORREDOR
2.472
-
19.995
800
20.795
5.747
-969
-15,10
2.509
17.545
-3.350
-16,25
5.747
1.124
6.871
2.509
17.545
3.514
21.059
17.747
CAUDETE
1.410
6.413
52
1.462
1.284
-178
-12,62
303
6.716
1.284
2.553
383
2.936
2.884
323
1.607
1.464
-143
-11,13
5.435
-1.436
-24,98
2.928
-52
-2,03
2.884
2.928
115
3.043
3.088
45
1,53
20.675
1.963
22.638
22.955
317
1,53
3.088
326
3.414
22.955
3.270
26.225
23.898
-2.327
295
3.179
3.113
-66
-2,28
1.464
160
1.624
5.435
592
6.027
1.583
-41
-2,80
5.485
-542
-9,97
3.113
281
1.583
247
5.485
1.020
3.394
3.172
-222
1.830
1.630
-200
-7.13
-12.63
6.505
5.707
-798
-14.54
3.172
68
3.240
3.341
101
3,18
1.630
47
1.677
3.341
438
3.779
3.466
-313
-9.36
3.466
423
3.889
3.387
-502
-14,48
5.707
1.665
-12
-0,73
254
5.961
5.913
-48
-0,84
1.665
266
1.931
1.865
-66
5.913
1.506
7.419
6.807
-612
-3.96
-10.35
1.865
277
2.142
6.807
660
7.467
1.927
-215
6.917
-550
-8,07
-11,52
-3.312
-18,87
3.377
-37
-1,19
3.377
131
3.508
3.453
-55
-1,62
-10,13
23.898
858
24.756
25.552
796
3,33
3.927
-85
-2,46
25.552
4.275
29.827
27.952
-1.875
-7,33
3.927
455
4.382
3.823
-559
-14.23
27.952
3.027
30.979
28.589
-2.390
-8.55
3.453
559
4.012
87
1920-1930
Población en 1920
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1930
Población hecho 1950
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1920
1930-1940
Población en 1930
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1940
Población hecho 1940
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1930
1940-1950
Población en 1940
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1950
Población hecho 1950
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1940
1950-1960
Población en 1950
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1960
Población hecho 1960
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1950
1960-1970
Población en 1960
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1970
Población hecho 1970
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1960
1970-1975
Población en 1970
Crecimiento vegetativo
Población teórica 1975
Población hecho 1975
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1970
12535
1.882
14.417
14.630
3.387
558
3.945
3.609
1.927
329
6.917
1.216
2.256
2.030
213
1,69
-336
-9.92
14.630
1.404
28.589
8.133
7.552
3.823
582
4.405
3.855
4.567
33.156
31.674
-226
-11,71
-581
-8,39
-552
-14,43
-1.482
-5,18
3.609
2.030
16.025
-9
-0,06
-355
-9,83
294
2.324
2.152
-172
-8.47
7.552
925
8.477
7.442
3.853
430
4.283
3.764
-519
-13,47
31.674
554
4.163
3.808
16.025
1.463
17.488
15.990
3.808
677
16.034
-1.498
-9,34
4.485
4.046
-439
-11,52
2.152
250
2.402
-1.035
-13,70
7.442
635
8.077
7.862
2.319
-83
-3,85
-215
-2.88
3.607
35.281
33.191
-2.090
-6.59
3.764
825
4.589
3.730
-859
-22,82
33.191
3.850
37.041
33.947
-3.094
-9,32
33.947
3.917
37.864
31.444
-6.420
15.990
1.496
17.486
4.046
552
4.598
2.319
351
2.670
7.862
860
8.722
15.383
-2.103
-13,15
3.407
-1.191
-29.43
1.998
-672
-28,97
7.544
-1.178
3.730
658
4.388
3.112
-1.276
-14.98
-34,20
-18,91
15.383
1.558
16.941
16.965
24
0,15
3.407
435
3.842
2.638
-1.204
1.998
179
2.177
3.112
226
1.313
-864
7.544
815
8.359
7.332
-1.027
31.444
3.213
34.657
30.456
-4.201
-35,33
-43,24
-13,61
16.965
800
2.638
81
1.313
7
7.332
231
17.765
18.596
831
4.89
2.719
2.401
1.320
1.225
7.563
7.170
-318
-12,05
-95
-7,23
-393
-5,36
34
2.242
2.248
6
0.27
2.401
1.225
52
1.277
1.264
7.170
2.248
285
7.455
7.707
252
3.51
31
2.279
2.347
68
3,02
5.435
8.999
14.434
7.707
-123,77
2.928
4.372
7.300
2.347
-169,15
1975-1981
Población en 1975
Crecimiento vegetativo"
Población teórica 1981
Población hecho 1981
Saldo migratorio
% Saldo sobre 1975
18.596
957
19.553
20.331
778
4.18
2.396
-90
-3,74
-13
-1,06
1877-1981
Población en 1877
Crecimiento vegetativo"
Población teórica 1981
Población hecho 1981
% Saldo sobre 1877
7.964
14.833
22.797
20.331
-30,96
2.884
4.447
7.331
2.396
-171,11
2.459
3.923
1.264
-181.62
85
2.486
1.464
Fuentes: Archivos parroquiales y censos y padrones citados. Elab. prop.
• Sin Montealegre
3.338
2.208
-1.130
-36.31
2.208
-13.36
30.456
1.153
31.609
31.640
31
0.10
31.640
1.410
33.050
34.045
995
3,14
20.675
35.110
55.785
34.045
-105.15
Hasta marzo de 19:31
88
edad en los primeros y se mantiene hasta los noventa y cinco años en las segundas, lo que provoca una sensible diferencia en la esperanza media de vida
al nacer característica de las sociedades agrarias tradicionales, mantenida durante todo el siglo XIX sin apenas modificación en la España interior 60 .
En 1900 los fallecidos antes de alcanzar los cinco años de vida suponen
el 36,5% del total, pero la mortalidad es acusadamente mayor en los varones,
con el 43,7% de finados en estas edades, que en las mujeres, con el 28,7%.
Esta diferencia es la que determina la desigual esperanza media de vida al nacer en uno y otro sexo: 34,3 años en los hombres y 39,0 años en las mujeres;
y la media de ambos sexos, 36,6 años. Son valores similares a los del resto del
País, con 33,9 años para los varones, 35,7 años para las mujeres y 34,8 años
en conjunto6 t, algo superiores debido al próspero nivel socio-económico de
estos años generado por la exportación de vinos en Almansa.
La esperanza de vida al nacer experimenta un espectacular aumento en
toda la primera mitad del siglo XX por la erradicación de la mayor parte de las
afecciones letales específicas de los niños. En los años cuarenta la tasa de mortalidad infantil media del decenio se cifra en el 7 1, 1 %o y posibilita el acceso de
un mayor número de efectivos a las edades superiores. En 1940 se ha estimado
una esperanza media de vida en el nacimiento en torno a los sesenta años de
edad 62 , que alcanza los 78,7 años de vida en 1981. La diferente probabilidad de
muerte según el sexo da origen a una desigual esperanza de vida al nacer, más
favorable a las mujeres, con 82,4 años, que a los hombres, con 76,2 años. Son
valores que se hallan sin duda por encima de la media del País que, en 1975-76,
era de 73,3 años en conjunto, 70,4 años para los varones y 76,2 años para las
mujeres' 3 , debido al reciente desarrollo socio-económico de la ciudad.
6. EXCEDENTES VEGETATIVOS Y MIGRACIONES
6.1. ANÁLISIS DE LA TABLA DE MIGRACIONES NETAS
Ya ha sido comentada la magnitud en cada momento de los movimientos
migratorios de la población en el Corredor, fenómeno que ha acompañado
(° PRESSAT, R., Demografía estadística, Barcelona, Ariel, 1979, 211 pp., pp. 80-99.
(" I.N.E., Tablas abreviadas de mortalidad de la población española. Año ¡970, Madrid, 55 pp., pp.
38-39.
62 PONCE HERRERO, G. y VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, V., Evolución de la etiología de la muerte
y de su afección por edad y sexo en el Valle del Vinalopó (1857-1981)", Primeres Jornades
d'Estudi sobre Població del País Valencid, Valencia-Alacant, 20-22-111-1986, 26 fols. mecano.
en prensa.
63 I.N.E., Tablas de mortalidad de la población española. Años 1975-1976, Madrid, 72 pp., p. 21.
89
de manera constante a la dinámica demográfica y ha ejercido una notable influencia sobre el movimiento natural de estos municipios durante el siglo XIX
y primeras décadas del XX, potenciada por la instalación del ferrocarril, que
posibilitó la realización de grandes desplazamientos en breves espacios de
tiempo. Este tipo de emigración estuvo integrada por los jornaleros agrarios
empleados en Francia y sus colonias de manera principal; y en los años sesenta de la actual centuria por los obreros agrícolas trasvasados a la construcción
y a la industria de los países de la Europa occidental.
A lo largo de la historia de la comarca, la emigración estacional ha supuesto una importante ayuda a la economía de sus habitantes, y ahí radica su
importancia. Este tipo de emigración está vinculado a las tareas estacionales del
campo que exigen una abundante mano de obra en momentos concretos. La
siega atrajo a un gran número de jornaleros hacia las zonas del llano manchego
hasta que la mano de obra fue sustituida por las grandes cosechadoras. La vendimia ha sido y es un fuente ocupacional importante en los municipios viticultores, que ha desplazado población dentro de la comarca hacia Montealegre,
Almansa y Caudete, y fuera del Corredor hacia las vecinas comarcas de JumillaYecla, Alto Vinalopó, Requena-Utiel e incluso hacia la vendimia francesa.
Por último, existe otro tipo de emigración de carácter diario, detectada
en Almansa, donde algunos efectivos humanos realizan un desplazamiento
pendular desde sus municipios de residencia hasta su puesto de trabajo en esta ciudad. El fenómeno se ha desarrollado en los años setenta de forma paralela al auge industrial de Almansa, y ha supuesto un freno al éxodo vitalicio de
la población de los municipios vecinos. El área de atracción de esta migración
pendular alcanza un radio de 50 km. de distancia de forma aproximada en
torno a la ciudad de Almansa, y ha ocupado a más de 200 obreros en los momentos previos a la crisis del calzado. En 1982 el movimiento estimado era el
que expresa el cuadro adjunto.
CUADRO XVIII
Migraciones pendulares hacia Almansa en 1982
DISTANCIA NÚMERO EMPLEADOS
MUNICIPIO
EN KM.
EN ALMANSA
Higueruela
Alpera
Pétrola
Bonete
Corral-Rubio
Hoya Gonzalo
Caudete
40
22
45
25
37
50
28
41
41
30
28
25
20
6
Fuente: PIQUERAS, R.; GÓMEZ, J.; SÁNCHEZ, M. J., ob. cit., p. 218.
90
6.2. EL DESTINO DE LOS EMIGRANTES DEL CORREDOR
Resulta difícil cuando no imposible, cuantificar el volumen de emigrantes que se ha dirigido a cada uno de los diversos destinos, ya que rara vez se
hace constar éste en las rectificaciones del Padrón. En el Libro deAltasy Bajas
de Montealegre 64 aparece una serie de trece años donde se encuentran registradas las personas que abandonaron el pueblo en cada momento y su nuevo
lugar de residencia. La serie abarca desde 1953 hasta 1981 pero está incompleta y faltan algunos años; con todo, es un documento excepcional para seguir con detalle el volumen de los flujos migratorios en cada momento y su
destino preferente, aspectos que, a grandes rasgos, pueden hacerse extensibles al resto de los municipios de la comarca.
En primer lugar, en esa fuente, se observa un acusado éxodo de efectivos en los años cincuenta, con una emigración media anual de 69 personas,
en un municipio que contaba con 3.730 habitantes en 1950 y con 3.112 habitantes en 1960. Es en el primer quinquenio de los años sesenta cuando se dispara el fenómeno y se alcanza una emigración media de 112 personas por
año. Las anotaciones se interrumpen en 1965 y no se reanudan hasta 1980, de
manera que no se puede cuantificar la salida de efectivos en la segunda mitad
de los años sesenta, aunque cabe suponer una intensidad al menos similar a la
de la primera mitad, que explicaría el descenso a 2.208 habitantes de población absoluta en 1970. Se ha indicado como en los años setenta este municipio mantuvo equilibrado su movimiento migratorio, y en 1980 y 1981 sólo se
registran 7 y 2 bajas respectivamente, por lo que para este último período se
hace indispensable recurrir al análisis, ya comentado, de la tabla de migraciones netas.
El destino principal de la emigración en los años cincuenta es la provincia de Alicante, seguida de la de Barcelona y del resto de la de Albacete, mientras que las demás provincias quedan muy por debajo y sólo Valencia y Murcia alcanzan valores significativos. En los años sesenta, Alicante continúa encabezando las preferencias de los emigrantes, pero Barcelona pierde poder de
atracción y es superada por Albacete; a continuación, muy por detrás, siguen
en el mismo orden Valencia y Murcia.
A escala municipal, el punto de destino preferido por la inmensa mayoría de los montealegrinos son los núcleos industriales de Alicante, y en especial, los ligados a la producción zapatera. Así, Elda, Elche, Petrer y Villena, todos municipios situados en el eje del Vinalopó, registran por sí solos el 46,5%
de la emigración total de Montealegre en los años analizados. En esta provincia, además, son núcleos receptores importantes Ibi, donde la frabricación de
64
Ayto. Montealegre, Libro de Altas y Bajas, años 1953-1981, s/pp.
91
juguetes ha atraído también a un gran contingente de montealegrinos 65 , Bañeres, con una importante actividad textil, y Alicante y Denia, debido al gran
desarrollo de la construcción y la hostelería por el turismo. La ciudad de Barcelona atrae por sí sola a la totalidad de los inmigrados en Cataluña procedentes de Montealegre; se trata de una emigración que arranca en los años de la
posguerra, limitada siempre por la mayor atracción de los municipios vecinos
alicantinos.
CUADRO XIX
Principal destino de los emigrantes de Montealegre entre 1953 y 1981
N.° INMIGRADOS DE
N.° INMIGRADOS DE
MUNICIPIO
MONTEALEGRE
MUNICIPIO
MONTEALEGRE
Elda
Barcelona
Elche
lb¡
Almansa
Petrer
Denia
Alicante
246
133
122
79
79
50
40
30
Bañeres
Valencia
Villena
Yecla
Xátiva
Barcheta
Albacete
Ayora
26
23
19
19
16
16
12
11
Fuente: Arch. Munic. Montealegre, Libro de Altas y Bajas. Elab. prop.
Dentro de la provincia de Albacete, los movimientos migratorios hasta
los años sesenta no supusieron más que un intercambio normal entre grupos
humanos contiguos, pero el desarrollo industrial de Almansa en esos años desencadenó el trasvase hacia esta ciudad de parte del flujo emigratorio encaminado a los municipios alicantinos, convirtiéndose Almansa en uno de los
principales focos de atracción de los montealegrinos. Por otro lado, también
en la ciudad de Albacete se ha instalado un pequeño contingente de los emigrantes de Montealegre, vinculados al desarrollo de los sectores de la construcción y los servicios en la capital provincial.
Por lo que respecta a los municipios valencianos, existen dos núcleos
que tradicionalmente reciben la emigración de Montealegre: Valencia y Ayora; a los que se unen en esos años dos destinos nuevos: Xátiva y Barcheta, en
la comarca de La Costera, donde la actividad textil y la agricultura han sido
los atractivos de la inmigración. En la provincia de Murcia el único núcleo
65
CASADO SÁNCHEZ, M. A., lb¡, estudio geoeconómico de un núcleo industrial, Valencia, lEA.,
Ayto. lb¡, 1974, 93 pp., p. 24.
92
Barc[ona
/
•
Valencia
/
---- _.)
L
ALbacte
•Ayora
B&rcheta
jativa
- --
Almansa
Monaleg
te
o
Denta
-ers
'---Vi(lena
n° inmigrados
• 10-19
:
Vecla
t
$20-L49
c
Alicante
50-74
(575-99
(9100 -200
Elda
Petrcr
¡Elche
1
+2o0
Fig. 29: Núcleos que han recibido más de It) inmigrantes procedentes de Montealegre en el
período 1953-1981
93
que recibe un aporte significativo de inmigrantes de Montealegre es Yecla,
donde más que de una emigración cabe hablar de un intercambio por matrimonios y otras cuestiones familiares dada la estrecha vinculación espacial de
ambos municipios.
Llama la atención el hecho de que no exista ninguna baja por residencia
en el extranjero y ello es achacable a la característica ya comentada de este tipo de emigración, que dura sólo algunos años y afecta a los hombres de la familia, mientras que ésta mantiene su residencia en el pueblo y todos los
miembros siguen empadronados.
A grandes rasgos, los flujos de Montealegre son representativos no sólo
de la comarca sino también de la mayor parte de los municipios de la mitad
oriental de la provincia de Albacete, y pueden ejemplificar las preferencias en
los destinos de emigración.
6.3. LA PROCEDENCIA DE LOS INMIGRADOS EN ALMANSA
Para su estudio han sido manejadas dos fuentes fundamentales, el Padrón de 198366 y las rectificaciones del Padrón en el período comprendido
entre 1976 y 1981. Si bien con la primera fuente se obtiene la cifra total de residentes en Almansa procedentes de otros lugares, para conocer el momento
de su llegada y los lugares de origen se hace imprescindible el análisis de las
rectificaciones del Padrón en ese período cronológico, que coincide con el
gran desarrollo económico de Almansa y la atracción de inmigrantes a gran
escala. El estudio se basa en el caso de Almansa, único municipio del Corredor donde el fenómeno adquiere magnitud y diversidad significativas, mientras que en los demás municipios la pequeña inmigración recibida en los últimos años se debe, en gran medida, al comentado proceso de reflujo de los
efectivos expelidos en los años sesenta.
6.3.1.
LA INMIGRACIÓN PROVINCIAL
Según el Padrón, en 1983 existían 6.954 personas residentes en Almansa nacidas fuera de la ciudad y en el período 1976-1981 se dieron de alta
2.132 nuevos residentes foráneos, lo que supone que en esos seis años se establecieron el 30,7% de los inmigrados en Almansa. Del total de estos efectivos, 3.913 son originarios de la provincia de Albacete, y de ellos 1.026, o el
26,2%, se asentaron entre 1976 y 1981, lo que da idea de la importancia
cuantitativa de esta breve etapa cronológica.
66
Archivo Municipal de Almansa (A.M.A.), 11-VIl-1983. Resultados publicados por PIQUERAS,
R.; GÓMEZ, J. y SÁNCHEZ, J. M., "La población de Almansa en el decenio 1970-1980", Cuadernos de Geografía, núm. 35, Valencia, 1984, pp. 211-228, p. 226, ap. 3.
94
Fig. 30: Origen de los nuevos residentes en Almansa procedentes de la provincia de Albacete, en
el período 1976-1981. Los números de la leyenda hacen referencia a nuevos residentes en cifras
absolutas. Los números dentro de cada término municipal son para identificar los municipios.
/
\1
M +200
fflffiJJ50-99
100200 [M25-49
1O-24
una
pe rsona
Fig. 31: Almansa: origen de los inmigrados extraprovinciales en el período 1976-198 1.
95
Los 3.913 inmigrados provinciales suponen el 56,3% de la inmigración
total, hecho que coloca a Albacete en el primer puesto en la emisión de emigrantes con destino en Almansa, con valores muy por encima del resto de las
provincias. A escala municipal es la ciudad de Albacete la que contribuye con
el mayor aporte de efectivos, 861 en total, pero de ellos hay que descontar
los hijos de almanseños inscritos en la capital provincial porque el parto tuvo
lugar allí, circunstancia que se repite en menor medida en las ciudades de Valencia y Elda. De esta manera, la emigración real de la capital hacia Almansa,
aunque es importante no alcanza las proporciones que ofrecen los cuadros y
la figura, a pesar de que en el período 1976-81 se ha ponderado este hecho
eludiendo en las altas de la rectificación de los padrones los nacidos en Albacete de padres almanseños 67 . Según la cifra absoluta, a la capital de la provincia le siguen en el aporte de inmigrantes los municipios vecinos, Montealegre,
Alpera e Higueruela, mientras que en el período 1976-81, el primer puesto lo
ocupa Alpera, seguida de Higueruela y Montealegre, señalando la antigüedad
de la emigración de este último municipio, que ha sido importante pero que
se interrumpe durante los años setenta, mientras que Alpera continúa contribuyendo con su población al incremento demográfico de Almansa. También
en Bonete y Caudete decae la emigración hacia Almansa en el segundo quinquenio de los años setenta, de manera que el primer municipio, de una emisión total de 200 inmigrados en Almansa, en el período estudiado sólo aporta
40, y del segundo pueblo, de un total de 98 inmigrados en la ciudad, sólo 16
se establecieron entre 1976-81.
Apenas una docena de pueblos de la provincia de Albacete quedan excluidos en la emigración hacia Almansa. A grandes rasgos se observa la degradación de la intensidad de la atracción con la distancia, aunque influyen otros
factores como las comunicaciones o la competencia de otros focos de atracción como el valle del Vinalopó en el caso de Caudete, o la propia ciudad de
Albacete respecto al sector central y occidental de la provincia.
La atracción resulta especialmente fuerte, después de en los municipios
del Corredor, en los pueblos que bordean la comarca y se extienden hasta el eje
Norte-Sur entre Chinchilla y Hellín; más hacia occidente la atracción es mayor
por la mitad meridional de la provincia que por la septentrional, donde la Sierra de Montearagón parece interponerse a la emisión de emigrantes hacia Almansa de los municipios de la comarca de Casas Ibáñez. En la mitad occidental
de la provincia alcanzan valores significativos Villarrobledo, Alcaraz, Yeste, Peñascosa, Povedilla y Peñas de San Pedro, esto es, la zona de la serranía albacetense, mientras que la atracción se diluye por la llanura del Noroeste.
67
Con todo, se han tenido en cuenta los nacidos en Albacete de padres residentes en Almansa
pero no originarios de esta ciudad.
96
6.3.2. LA INMIGRACIÓN EXTRAPROVINCIAL Y EXTRANJERA
La inmigración de Almansa participa de las mismas características que la
de los núcleos industriales del valle del Vinalopó, es decir, se trata de un trasvase de población activa agraria a la industria. De ahí que la atracción extraprovincial se centre en las provincias más deprimidas del País. No obstante,
este esquema se encuentra matizado en algunos aspectos y modificado por la
vecindad espacial y por el aporte de técnicos y trabajadores especializados de
áreas industrializadas.
Valencia es la primera provincia abastecedora, con 799 personas residiendo en Almansa en 1983. Por municipios destacan la ciudad de Valencia,
con 119 efectivos aportados entre 1976 y 1981, a los cuales habría que restar
también los nacidos en clínicas de esa capital hijos de almanseños. Con todo,
el aporte de esa ciudad es significativo y hay que verlo ligado en gran parte a
profesiones liberales y a una pequeña corriente de retorno de emigrados almanseños en décadas anteriores. Al margen de la capital, son los municipios
valencianos más próximos los atraídos por Almansa de manera más intensa ya
que coinciden, además, con una de las zonas de mayor dedicación agraria y
de agricultura menos rentable de esa provincia: el Valle de Ayora y la Costera.
Ayora aportó 83 efectivos a Almansa en el período 1976-81, cifra similar a las
de Higueruela y Montcalegre, mientras que el resto de los municipios de esa
comarca, Cofrentes, Jalance, Jarafuel, Teresa de Cofrentes y Zarra, aportaron
sólo 36 emigrantes en el mismo período. Enguera, con 20 inmigrados, y
Fuente la Higuera, con 18, suponen los otros dos municipios especialmente
atraídos.
Por detrás se encuentra la provincia de Alicante, donde destaca la ciudad de Villena, en un proceso ligado más al intercambio normal entre municipios vecinos que a una verdadera inmigración. Otros municipios con aportación significativa son Alicante y Elda, donde hay que ver también el trasvase
de profesionales liberales y obreros especializados, así como los nacimientos
de almanseños habidos en las clínicas de esas ciudades.
En tercer lugar se encuentra Murcia, con un número de inmigrados en
Almansa que proceden de tres focos concretos: el mayor contingente proviene de la capital provincial y los municipios vecinos, que totalizan 65 inmigrados entre 1976 y 1981; les sigue Cartagena, con 33 inmigrados, y Yecla cierra
la lista con un total de 14 inmigrados.
Muy por detrás aparecen otras provincias como Madrid y Ciudad Real; y
todavía con menos efectivos una amplia lista de provincias de Andalucía, Extremadura y la región central. Hay que señalar que, en los casos de Madrid y
Barcelona, todos los inmigrados proceden de las capitales provinciales y obedecen a otro fenómeno de reflujo de antiguos emigrantes.
97
Un hecho que llama la atención es la presencia significativa de inmigrados de Castilla-León, Galicia y la cornisa cantábrica, con especial importancia
de los procedentes del País Vasco. El hecho está vinculado a la construcción
de la central nuclear de Cofrentes, que ha provocado un curioso periplo de
emigrantes por el País, siguiendo los pasos de las grandes obras de infraestructura energética. Así se da el caso de trabajadores extremeños y gallegos,
reclutados en su lugar de origen durante la construcción de algunos de estos
equipos energéticos, o emigrados al País Vasco y a Asturias como los
castellano-leoneses, que se han ido convirtiendo en obreros especializados
trasladados por el País con las empresas concesionarias de estas obras. Así,
buena parte de los emigrados procedentes de Cáceres están ligados a la empresa Hidrola, los de Asturias a Moncasa y los de Vizcaya a Aprinsa, empresas
metalúrgicas subcontratadas por Hidrola para la construcción de la central
nuclear de Cofrentes. Conforme finalizan los trabajos, los técnicos y los obreros especializados han ido abandonando Almansa aunque algunos de ellos
han fijado en esta ciudad su residencia de manera definitiva, al vincularse a
otras actividades económicas o por matrimonios.
Por lo que respecta a la inmigración extranjera, en Almansa aparecen representados diez países. De ellos seis pueden considerarse de inmigración potencial "normal", ya que son Estados que han sido receptores de un fuerte
caudal de emigrantes españoles: Francia, Suiza, Alemania y Holanda en Europa y Guinea Ecuatorial y Marruecos en África; países de los cuales regresan algunas familias españolas. Así, mientras que los padres son originarios de Granada, Jaén y otras provincias (pocos de ellos proceden de Almansa), sus hijos
han nacido en esos países. Efectivos que, en el momento de regresar, han optado por enrolarse en el desarrollo económico de Almansa y no retornan a sus
primitivos lugares de origen.
El otro grupo de países: Portugal, Colombia, Siria y Jordania; con un sólo representante por nación en Almansa, suponen una inmigración anecdótica por la diversidad y lejanía tanto espacial como en relaciones humanas.
En conjunto, en el período 1976-81 la inmigración extranjera ascendía
sólo a 47 individuos, y de ellos 22, esto es, casi la mitad procedían de Francia.
6.4. LA COMPOSICIÓN POR EDAD Y SEXO DE LOS EMIGRANTES DEL
CORREDOR
A partir de las fuentes utilizadas se observa la existencia de unos porcentajes bastante equilibrados entre sexos en la emigración. Los emigrantes
de Montealegre son hombres en un 55,5% y mujeres en un 45,5% y los inmigrados en Almansa presentan un 50,5% y un 49,5% para los mismos sexos
respectivamente, valores que ponen de manifiesto la importancia de la
98
emigración por familias, ya que primero se traslada el cabeza de familia o algún hijo varón al que siguen después los demás miembros.
Las edades más proclives a la emigración son las comprendidas entre los
15 y 40 años, como ponen de manifiesto los entrantes de las pirámides demográficas de los municipios rurales del Corredor, y entre estos efectivos son
mayoría los comprendidos entre los 20 y los 30 años, edades que coinciden
con la finalización del servicio militar (en los hombres) y con la emancipación
general de la tutela paterna.
7. LA ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN
7.1. ANÁLISIS DE LAS PIRÁMIDES DE EDADES
Para el estudio de la estructura de la población por edad y sexo se han
elegido diversos años significativos de cada momento de la evolución reciente de los municipios del Corredor, aprovechando los censos oficiales y los padrones municipales, intentando que los años coincidieran. No obstante, el
mal estado de los archivos municipales y las lagunas en los padrones han hecho difícil, cuando no imposible, tal sincronismo.
En 1857 el perfil de todas las pirámides es similar. La base es muy ancha
por las elevadas tasas de natalidad vigentes (por encima del 45 1/G. en todos los
municipios en 1860), mientras que en altura descienden rápidamente los
efectivos por la también elevada mortalidad (alrededor del 35% en 1860). La
figura resultante es, en todos los casos, la de un triángulo isósceles, que refleja la pervivencia de un régimen demográfico antiguo, con un importante crecimiento natural, contrarrestado por frecuentes epidemias letales y procesos
migratorios, que mantenían en un precario equilibrio a la población con los
recursos.
En 1860 la estructura por edades presenta una figura similar, a grandes
rasgos, a la del censo anterior, esto es, ancha base y estrechamiento paulatino
hacia la cúspide. No obstante, en las edades adultas en el sector masculino desaparece el abultamiento que caracterizaba a las pirámides de 1857, ya que
una vez finalizada la construcción del tendido viario del ferrocarril, los obreros abandonaron la comarca, dejando las cohortes en sus justas proporciones,
con porcentajes similares entre varones y mujeres, e incluso con un déficit de
hombres en Montealegre. El grupo de menores de un año de vida experimenta una reducción en sus porcentajes en Almansa, Alpera y Montealegre, por la
emigración de una parte de los efectivos de la generación de sus progenitores,
mientras que en Bonete no sólo no desciende sino que se incrementa respecto
a 1857 gracias al mantenimiento de una natalidad elevada.
99
857
ALMAIISA
1660
ALPERA
0•f..
660
ALMANSA
.1
,0
ALPERA
857
BONETE
BONETE
CAIJOETE
650
-
ii
660
CAUDETE
Fig. 32: Pirámides demográficas.
loo
i$1
MO NT E A L EGR E
1860
MONTE AL EGRE
900
1900
ALMANSA
ALPE RA
900
1940
BONETE
ALPERA
965
1945
BONETE
ALMANSA
101
1981
ALMANSA
AL RE 8 A
1981
198
BONETE
L
CAUDETL
7
1I
JI
1981
MONTE AL EGRE
102
Las pirámides de 1900 distan poco en su estructura básica de las de mediados del siglo XIX y de las de 1877. La forma continúa siendo la de un triángulo isósceles, sólo que con una base más estrecha y una cima más alta. Es mayor la presencia de efectivos en todas las edades superiores a los ochenta años
y los grupos por encima de los sesenta años comienzan a engrosar gracias al
desarrollo económico y social de la segunda mitad del ochocientos y a la cultura higiénica y sanitaria alcanzada.
A mediados del siglo XX, las pirámides mantienen la típica forma triangular de los regímenes demográficos de alta natalidad, pero con acusadas modificaciones en su perfil por la incesante corriente emigratoria. En 1940 la figura de Alpera muestra una pérdida de efectivos por debajo de los cincuenta
años de edad, con especial incidencia entre los cincuenta y cuarenta años entre los hombres y entre los treinta y cinco y cuarenta y cinco en las mujeres.
Se trata de las generaciones mermadas en 1900 por el descenso de los nacimientos, a causa de la emigración, y las que experimentaron el éxodo migratorio entre sus propios efectivos durante las primeras décadas del siglo. La incidencia de la guerra civil apenas es perceptible en cuanto a bajas directas, pero sí deja huella, junto a la crisis económica precedente, en el descenso de los
nacimientos, que estrechan la base de la pirámide desde los diez años de vida
hacia abajo.
En 1965 se mantiene la herencia de descensos cíclicos en los nacimientos, que engendran cohortes mermadas, afectadas además por un continuo
éxodo de los efectivos. En este año, la emigración hacia los pueblos industriales de Alicante y Valencia señala una gran inflexión en los perfiles de la pirámide entre los veinte y los treinta y cinco años en Almansa, con el inevitable
reflejo en la merma de efectivos en la base.
Todo este proceso queda reflejado en las figuras de 1981, incluso en Almansa, año en el que las pirámides presentan las muescas causadas por la emigración. En esta ciudad, el proceso de industrialización seguido en los años
setenta ha interrumpido el éxodo e incluso ha posibilitado la recepción en las
últimas décadas de un pequeño contingente de inmigrados, así, el entrante
que aparece entre los treinta y los cincuenta años de edad en su pirámide se
trata de la huella de la emigración de los años sesenta.
En los otros municipios del Corredor, con una emigración vigente, o interrumpida sólo en los años setenta, las pirámides dibujan la forma de un
ocho, apuntado en su círculo superior y achatado en la base, como consecuencia de la reiteración de generaciones mermadas que emigran y son fuente, a su vez, de pequeñas cohortes, que estrechan el perfil de la pirámide a intervalos cíclicos de veinticinco a treinta y cinco años de duración.
103
7.2. PIRÁMIDES DE LOS DISTRITOS URBANOS DE ALMANSA EN 1981
El desarrollo económico y social de Almansa ha generado un cambio
sustancial en la residencia urbana, con especial incidencia en las dos últimas
décadas, de forma paralela al auge industrial de la ciudad. El aumento de los
niveles de renta ha posibilitado un paulatino abandono de las antiguas moradas en torno al cerro del Castillo y la ocupación de las nuevas barriadas que
ascienden por el suave glacis del Suroeste hasta el tendido del ferrocarril. A
un primer ensanche de casas bajas unifamiliares ha sucedido, desde los años
sesenta, un adensamiento de las viviendas por la construcción en altura, primero en las calles más céntricas, donde se localizan las familias de renta más
elevada, y después en la periferia, donde se han levantado barrios de edificios
plurifamiliares, ocupados en su mayor parte por los matrimonios jóvenes de
clase media.
También los procesos de emigración e inmigración han ido modificando la primitiva estructura urbana local, dando lugar a barrios donde predominan los jóvenes y, por el contrario, otros donde los adultos y viejos son mayoría. Por último, ambos fenómenos han provocado notables diferencias respecto a la población activa de cada distrito urbano, su dedicación y el grado
de integración de la mujer en el trabajo, perfilándose unos sectores urbanos
con características propias, reflejadas en su estructura por edades y en la
composición socio-económica de sus habitantes, que se han delimitado procurando en cada caso guardar la mayor homogeneidad posible dentro de cada
perímetro acotado, atendiendo a las características sociales y económicas expuestas. En este sentido, a partir de los datos extraídos del Padrón de 1981, se
han perfilado ocho distritos, siete urbanos y uno que recoge la población en
diseminado, para su análisis detallado, complementando el estudio con la
composición socio-económica de sus habitantes, aspecto que ayuda a comprender los perfiles de cada pirámide urbana.
En todos los distritos urbanos, incluso en el diseminado, aparecen las
huellas de la emigración vigente hasta los años sesenta. Las cohortes comprendidas entre los veinticinco y cincuenta años de edad, sobre todo en el
sector masculino, sufren esa falta de efectivos reflejada en el estrechamiento
de los perfiles de las pirámides; sólo la figura del distrito urbano VII presenta
una estructura donde el déficit de efectivos en algunas generaciones está
compensado por el aporte migratorio, equilibrando los perfiles.
El distrito 1, situado en torno a la calle de Aniceto Coloma, representa a
una población de 1.935 habitantes. La pirámide tiene forma de campana debido a un estrechamiento de las cohortes desde los veinticinco hasta los cincuenta y cinco años de edad en ambos sexos. El grupo de mayores de sesenta
años es uno de los más numerosos de la ciudad, con un porcentaje de 16,2%
104
1
1,
-
• %:::J9
'
4
:1
' 'L.:!:
4
.v • %•
•' .au'
£
i
4U4UY •
w
,..
iuu•i
1.
1
Fig. 33: localización de los distritos urbanos de Almansa.
II
105
1981
ALMANSA
,00
190
1981
ALMANSA
DAlrlp 1
Oolrilo II
M 1..
A •l..
M
9.,..
loo
1lo
30
'981
ALMANSA
t1p IV
90
90
Iki
V•/..
I° II
,J80
f
1..
-1
100
1981
'w
ALMANSA
1981
~
ALMANSA
OtfflO A
1.1
50
31
20
0
l
ALMANSA
1 981
y 1..
Í00fl
190
U
K
I
lw
981
D,to
ALMANSA
VII
fl
g
Ds,nndp
CI,
9.,..
M 1..
-
M 3..
'0
1
ISO
00
50
I I
00
1
1
II
21
Fig. 34: Almansa: pirámides demográficas de los distritos urbanos.
11
106
respecto al total de habitantes del barrio, debido a la antigüedad de este sector urbano. Las pérdidas por emigración se encuentran compensadas en parte
por la atracción que el sector más céntrico del distrito ejerce sobre el resto de
la ciudad, densificándose su población por la edificación en altura. El descenso de los efectivos masculinos en el grupo de menores de cinco años de edad
se debe tanto al descenso actual de la natalidad como a la correspondencia de
este grupo con las cohortes mermadas de sus progenitores veinte años arriba
en la pirámide.
La figura que dibuja la población del distrito II, con 1.291 habitantes,
tiene la típica forma de ocho característica de los municipios vecinos afectados por una fuerte emigración. El barrio se extiende alrededor de la calle de
San Antonio y constituye también una de las zonas de hábitat más antiguo de
Almansa. Se trata de un sector urbano rodeado de ensanches más recientes y
alejados del centro urbano, de ahí que las pérdidas por emigración no se hayan visto compensadas ni por la distribución interna de la población en la ciudad, ni por la inmigración de los años setenta. Presenta la estructura más envejecida de la ciudad, con una población de más de sesenta años de vida que
supone el 20,8% de los habitantes del barrio. El fuerte entrante en el grupo
masculino de sesenta a sesenta y cinco años de edad con respecto al sector femenino encuentra explicación en la pérdida de vidas durante la guerra civil y
la emigración desatada en la posguerra. El estrechamiento de la base se debe
al descenso de la natalidad y, sobre todo, a las generaciones vacías de los progenitores.
El distrito urbano III es el más antiguo de la ciudad. Constituye el núcleo primitivo sobre el cerro del castillo y el primer ensanche por el llano hasta la calle del Campo. Cuenta con 2.261 habitantes que perfilan una pirámide
acampanada con algunos matices respecto a la del distrito 1: las generaciones
huecas abarcan un menor espectro de edades, entre los treinta y cuarenta y
cinco años, debido a que el barrio, abandonado en parte por los autóctonos,
al estar configurado por viviendas viejas, degradadas y calles estrechas y en
pendiente, ha sido elegido como primera residencia por buena parte de los inmigrados de los años setenta, que han encontrado en él viviendas a precios
más asequibles que en el resto de la ciudad. Así se comprende la proporción
de las cohortes de veinte a treinta años de edad. Con todo, una vez que los inmigrados se establecen, es frecuente que abandonen también este barrio atraídos por los nuevos edificios de apartamentos. La estrecha base de la pirámide
por debajo de los quince años de vida se debe a las generaciones vacías de sus
progenitores. El aporte de inmigrantes ha supuesto un ligero rejuvenecimiento de la pirámide y el grupo de viejos, esto es, los mayores de sesenta años de
edad, son el 15,5%, porcentaje inferior al obtenido en los distritos anteriores, a pesar de la mayor antigüedad del barrio.
107
La figura del distrito IV es una de las que menos refleja la falta de efectivos por emigración en las edades adultas. Se trata del barrio más céntrico, organizado en torno a dos ejes principales, las calles Rambla de la Mancha y San
Francisco, donde se encuentran, entre otros servicios públicos, el Ayuntamiento, el Mercado de Abastos, el Instituto Nacional de Bachillerato y la gran
zona verde de la ciudad: La Plaza de los Reyes Católicos. Es además el área
preferida por el comercio detallista y los servicios financieros, que la convierten en el centro urbano por antonomasia y en el barrio de mayor densidad demográfica, siendo el sector urbano donde las viviendas alcanzan mayores precios. Está integrado por 2.296 habitantes y su estructura por edades dibuja
una pirámide casi triangular, donde los efectos de la emigración se ven compensados por la atracción que el barrio ejerce sobre la población de los otros
distritos urbanos. El grupo de viejos obtiene el 15,4% de los efectivos y el de
los jóvenes, los menores de veinte años de edad, el 36,5%, el porcentaje más
elevado en el seno de la ciudad, sólo superado por los que habitan en diseminados. A pesar de tratarse de uno de los barrios más antiguos de Almansa, el
elevado porcentaje de población joven se debe a la continua edificación y a la
oferta de nuevas viviendas, que posibilitan la renovación de los efectivos humanos del distrito.
Con 4.441 habitantes, el distrito Y se extiende desde la Corredera hasta
la calle de Pérez Galdós. Se trata de un ensanche del primer tercio del siglo
XX, con un callejero ortogonal que asciende por el glacis del Sur de la ciudad.
Su población dibuja una pirámide triangular con las muescas características
de la emigración entre los treinta y los cincuenta años de edad, generaciones
que, a su vez, han determinado una merma de efectivos en las cohortes de
cinco a quince años.
Una prolongación de este barrio, desde la calle Pérez Galdós hasta el terraplén del ferrocarril, constituye el distrito VI, con 3.585 hab. Levantado en
las décadas centrales del presente siglo, su estructura demográfica es una de
las más afectadas por la emigración anterior a 1970 y presenta el característico estrechamiento en las cohortes de veinticinco a cincuenta años, fuente a
su vez de la falta de efectivos en la base de la pirámide.
El área urbana periférica, que hemos denominado distrito VII, cuenta
con 4.633 hab. y constituye un cinturón de nuevas viviendas y barrios industriales extendido por los dos flancos del triángulo equilátero que dibuja el
plano de Almansa, con la base en la vía férrea y el vértice superior en el cerro
del Castillo. Es una área donde se están levantando los nuevos bloques de viviendas que acogen a los matrimonios jóvenes autóctonos y a los inmigrantes
que, o bien fijan aquí su primera residencia, o bien se trasladan desde su anterior morada en los barrios antiguos. Por ello, el déficit característico de
108
efectivos en las generaciones adultas apenas es perceptible y, por el contrario, destacan algunos salientes en el perfil de la pirámide que pone de manifiesto la aludida recepción de inmigrantes.
Por último, el análisis de los 305 hab. en diseminado en el municipio de
Almansa refleja una pirámide con forma de ocho, donde destaca el pequeño
porcentaje obtenido por los mayores de sesenta años de edad, sólo el 11,5%,
y el elevado valor de los menores de veinte años, el 41,9%. El hecho, además
de por lo exiguo del número de efectivos que puede distorsionar los resultados, puede explicarse por el abandono del campo como lugar de residencia a
partir de la edad de jubilación, trasladándose los efectivos ya no activos a la
ciudad. Abandono del campo que se hace extensivo a los adultos jóvenes, entre los veinte y los cuarenta años de edad, en el momento en que se emancipan de la tutela paterna, al contraer matrimonio o al encontrar un puesto de
trabajo más atractivo en la industria o los servicios de la ciudad. Así, sólo quedan en el campo los propietarios y asalariados de mayor edad, junto a sus esposas e hijos menores.
7.3. LA ESTRUCTURA PROFESIONAL
Para el estudio de la estructura profesional reciente en la comarca se
han utilizado los datos de los censos de 1950 y 1960, que recogen el reparto
profesional de Almansa. Para el resto de los años analizados, tanto en Almansa como en los demás municipios del Corredor, los datos han sido elaborados
a partir de un recuento del ciento por ciento de las hojas de los padrones correspondientes, conservados en los archivos municipales. Para agrupar las
distintas ramas de actividades se ha seguido el criterio de Colin Clarck, con la
distinción de tres sectores: primario, secundario y terciario, bien que en los
últimos años estudiados y sobre todo en 1981 se han desglosado además diversos subgrupos de especial interés en la actividad económica de la comarca.
CUADRO XX
Evolución de la estructura profesional en Almansa
POBLACION
POBLACION
AÑO
HECHO
ACTIVA %
1.0
2.°
30
1900
1930
1950
1960
1970
1981
11.180
14.630
15.990
15,383
16.965
20.331
35,3
35,3
37,0
38,7
37,0
49,2
65,0
42,0
28,5
21,2
11,1
7,1
14,0
34,0
47,5
56,0
59,2
64,7
21,0
24,0
24,0
22,8
29,7
28,2
SECTORES %
Fuente: Censos y padrones citados. Elab. prop.
109
CUADRO XXI
El Corredor. Estructura profesional en 1981
Almansa
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
POBLACIÓN
POBLACIÓN
HECHO
ACTIVA %
1.0
SECTORES %
2.0
30
20.331
2.396
1.264
7.707
2.347
49,2
29,9
38,7
43,7
32,1
7,1
40,9
23,6
21,6
51,0
64,7
37,1
48,6
47,2
29,0
28,2
22,0
27,8
31,2
20,0
Fuente: INE, censo 1981. Elab. prop.
En la evolución del porcentaje de la población activa se observa una serie de oscilaciones paralelas a las coyunturas económicas de cada momento,
aunque, en general, se comprueba una tendencia general al aumento hacia
1981, debida a la industrialización reciente de Almansa y a su influencia en
los pueblos vecinos, que ha permitido una incorporación mayor de los hombres y, en especial, de las mujeres a la producción. Con todo, se trata de una
evolución en cierta manera ficticia por cuanto en realidad, en los censos y padrones de la etapa preindustrial del Corredor, eran censados como activos los
efectivos masculinos, empleadores y empleados, mientras que del grupo de
mujeres sólo se hacía constar el pequeño número de empleadoras, despreciándose el elevado porcentaje de mano de obra femenina que colaboraba
con las tareas agrarias y artesanales.
En 1900 es Almansa la que obtiene la mayor tasa de actividad, el 35,3%
de sus habitantes, debido al mayor desarrollo del artesanado y los servicios en
esta ciudad respecto a los municipios rurales vecinos. Los porcentajes de actividad aumentan con un ritmo lento hasta los años cincuenta, registrándose
un 33,3% en Alpera en 1940, un 36,1% en Bonete en 1945 y un 37% en Almansa en 1950. A partir de este año se acelera el crecimiento pero, no por la
aparición de nuevos puestos de trabajo ni por la mayor incorporación de
efectivos potencialmente activos a la producción, sino por el hecho contrario, esto es, por el éxodo masivo de los desocupados, los empleados eventuales y los empleados sin remuneración, que propician un descenso de la tasa de
inactividad por su salida y por el decrecimiento en cifras absolutas de la población de hecho, de manera que con el mismo número de trabajadores, e incluso con menos que en años anteriores, los porcentajes de actividad se disparan y, en Bonete, pasan del 41,1% de 1960 al 68,1% de 1970. En Almansa,
este hecho se deja sentir hasta 1960, año en que se obtiene el 38,7% de
110
activos; a partir de esa fecha el incremento de la tasa estará ligado a la evolución normal del desarrollo industrial y de servicios de la ciudad, para alcanzar
en 1981 un valor del 49,2%. En este año, la falta de efectivos jóvenes y adultos en Alpera, Montealegre y Bonete, y el peso cada vez mayor de los jubilados, han determinado un brusco descenso de la tasa de activos, que se cifra en
el 22,9%, el 32,1% y el 38,7% respectivamente en los municipios citados.
7.3.1.
UN SECTOR PRIMARIO EN RETROCESO
Este sector está integrado en su mayor parte por agricultores. El pequeño porcentaje de ganaderos en cada caso está representado por individuos estrechamente vinculados a las grandes explotaciones agrarias (asalariados o familiares del propietario) de manera que en realidad no son más que apéndices
de la explotación agrícola, que aprovechan sus rastrojeras y pastos y sus instalaciones, mientras que la ganadería sin soporte de tierras ocupa a muy pocos
efectivos.
Tanto las cifras relativas como las absolutas evidencian el continuo descenso de la población empleada en este sector, que ha pasado en Almansa del
65,0% en 1900 al 7,1% en 1981, y en Bonete del 80,1% al 23,6% en el mismo período de tiempo. Los mayores porcentajes de Bonete son reflejo de la
distinta composición sociolaboral de los pequeños municipios del Corredor,
con una agricultura que constituye todavía hoy uno de los pilares fundamentales de sus economías, frente a Caudete y Almansa ciudades donde en los
años cincuenta la industria y los servicios superaron los porcentajes del sector primario. Con todo, el descenso de la población que trabaja en el medio
rural no es tan grande si se tiene en cuenta el elevado porcentaje de trabajo a
"tiempo parcial" que practican buena parte de los empleados en la industria
y los servicios.
En cuanto a la actividad femenina se comprueba la ya apuntada falta de
registro de estos efectivos que, habitualmente, son contratados temporalmente durante las épocas de recolección de frutos, y son muy pocos o nulos
los que disfrutan de un contrato fijo o ejercen una dedicación exclusiva.
7.3.2. LA CONSOLIDACIÓN DE LAS ACTIVIDADES INDUSTRIALES
La actividad industrial se ha mantenido hasta los años cincuenta bajo
unas características artesanales, poco desarrollada y con escasa oferta de
puestos de trabajo. Es a partir de esos años en Almansa, y de los años sesenta
en Caudete, cuando empieza a predominar sobre los otros sectores productivos. En los demás municipios de la comarca el gran empuje de esta actividad
había comenzado en los años setenta, pero se ha visto frenado por la crisis
II
o
INIO
- N
1
o
o o
1
IL
o
H
N
1
-
x
O-I
LH
II
O
-
o
IN.-r'1rqN
- - - -
.0
1
CI
1
1
2:
o
o
O
I
1
1 0
IL
-
O
CI
_
y
1
O
ç)
0'
O E1
N
1
CI
uf
IINIIII
11
ej
cm
cn
wi
o
1 1 1 1
r
O}
I
Nrf
1 1 1 1
N
a
O'l'rbNOC
.
- - - - - - -
y
y
112
económica general y por la difícil situación económica que atraviesa el subsector del calzado. En 1981 sólo en Alpera y Montealegre la industria alcanza
menores porcentajes de ocupación que la agricultura. En general, la evolución de este sector ha ido siempre en aumento, pasando en Almansa del
14,0% de 1900 al 64,7% de 1981, valores que en ambos años son los más elevados de la comarca y ponen de manifiesto la tradicional importancia relativa
de Almansa respecto a su comarca como centro manufacturero.
La mayor parte de los obreros secundarios están empleados en la fabricación de calzado y en las industrias afines, aunque también aportan sumas
significativas de empleo los otros ramos fabriles en su conjunto. En conjunto
las actividades secundarias ocupaban en Almansa a 2.979 personas en 1960 y
a 4.470 en 1981.
Otro subsector importante es el de la construcción, con un notable peso
específico en cada municipio y que, en el caso de Almansa, se ha incrementado desde los 241 empleados de 1960 hasta los 362 obreros de 1981.
El sector secundario es el que emplea a mayor número de activos femeninos, tanto en cifras absolutas como relativas, aunque, en los últimos años,
el gran desarrollo de los servicios ha supuesto una atracción creciente para las
mujeres, que en Almansa, en 1981, suponían casi la tercera parte de los efectivos del sector, mientras que en la industria el porcentaje de mujeres había
descendido hasta un cuarto del total.
7.3.3. EL LENTO DESARROLLO DE LOS SERVICIOS
Los servicios han tenido desde antiguo una considerable importancia en
Almansa, núcleo principal de un vasto espacio geográfico que desborda los límites comarcales e incluso provinciales, potenciado por su estratégido asentamiento en el Corredor. Así, ramas que engloban a un elevado número de activos están estrechamente vinculadas a ese hecho, como los transportes, los
talleres mecánicos de reparación y la hostelería. El desarrollo urbano y económico de la ciudad ha sido el incentivo para la aparición de unas actividades
terciarias especializadas que ofrecen servicios a toda la comarca, como la
atención sanitaria, la enseñanza media, los servicios financieros y técnicos y
la propia oferta de los comercios especializados.
Con todo, el sector muestra una evolución positiva pausada, con un
crecimiento en porcentajes de activos empleados que pasa en Almansa del
21,0% de 1900 al 28,2% de 1981. En el resto de los municipios se observa
también la importancia que el eje viario, por donde cruzan el ferrocarril y las
carreteras N-430 y N-330, tienen en el volumen de empleados del sector;
así, Caudete y Bonete ligadas a estas vías de comunicación, presentan porcentajes del 31,2% y del 27,8% de forma respectiva en 1981, mientras que
113
Montealegre y Alpera, más alejados de estas vías, ven reducidos sus valores al
20,0% y al 22,0% en ese año de manera respectiva.
Este es el sector donde el número de mujeres empleadas alcanza mayor
proporción respecto al de hombres, con ramas de actividad como los comercios al detalle, peluquerías y limpieza donde las mujeres son casi las únicas
empleadas y, con mucha frecuencia, son también empleadoras. De esta manera, en 1981, la tasa de actividad femenina ene! sector era de 30,7%, frente a!
17,1% que alcanzaba en 1960.
7.4. LAS CONDICIONES SOCIALES Y LABORALES DE LA POBLACIÓN EN
1981
Para este estudio se han elegido tres municipios significativos de la comarca: Almansa, como representante del medio urbano, y Montealegre y Alpera, paradigmas de un medio rural en transición. El análisis se ha basado en
los datos demográficos, económicos y sociales obtenidos del Padrón de 1981,
procediendo después a una elaboración donde se han combinado la edad y el
sexo con la condición socio-económica, laboral y con los distintos sectores
productivos desglosados en ramas específicas, aspectos que permiten conocer mejor la actividad económica de estos municipios.
7.4.1. LA CONDICIÓN SOCIO-ECONÓMICA
En este apartado se ha dividido a la población en cuatro grandes grupos
socioeconómicos: empleadores, empleados, cooperativistas y no activos. Los
empleadores están constituidos por propietarios agrarios y empresarios de la
industria y los servicios que contratan, de manera fija o eventual, mano de
obra. Los empleados son los contratados, pero la diferente duración de esa relación hace interesante distinguir entre empleados fijos y empleados eventuales. Un tercer tipo de empleados se perfila al tener en cuenta los individuos
que no perciben remuneración alguna por su trabajo, ya que están empleados
en el negocio familiar y sujetos a la economía general de la familia. Se trata de
un grupo pequeño pero no despreciable en el ámbito rural, donde muchos jóvenes quedan bajo esta relación. Al margen de empleados y empleadores se sitúan los miembros de las cooperativas, grupo que recoge a un importante sector de los efectivos económicos, sobre todo en Almansa, donde desde mediados de los años cincuenta el cooperativismo es una de las fórmulas empresariales más interesantes, con especial inserción en el área zapatera, en la que ha
constituido grandes empresas, aunque su importancia mayor radica en la densa red de pequeños talleres en que los socios constituyen casi la única mano
de obra empleada. Este es el sistema de implantación industrial más extendido
114
CordcosocoeconornCa
MONTE AL E ORE
III!
ALMANSA
1981
-
Fig. 35: Condición socioeconómica de Montealegre y Almansa en 1981, según la edad y el sexo:
1, empleadores; 2, cooperativistas; 3, empleados fijos; 4, empleados eventuales; 5, empleados
sin remuneración y 6, no activos.
en los últimos años en los municipios vecinos, donde los antiguos empleados
de las fábricas de Almansa se han constituido en socios cooperativistas. Por
último, están las personas no afectadas por ninguno de estos grupos y que
han sido consideradas como no activas.
En todas las pirámides elaboradas se observa una concentración de la
actividad económica en el grupo de hombres y en los adultos, es decir, entre
las edades comprendidas entre los 20 y los 65 años de edad, mientras que en
el grupo de mujeres la actividad es mucho menor en todas las edades, con valores poco expresivos salvo entre los 20 y los 30 años de edad. El hecho está
ligado al abandono del trabajo por las mujeres al contraer matrimonio. Así se
explica la dimensión de las activas entre los 20 y 24 años de edad, el descenso
entre los 25 y 29 años y la reducción a valores mínimos por encima de los 30
años de edad. Con todo, es frecuente que ese abandono del grupo de activos
no sea más que a efectos legales, por cuanto muchas mujeres, después de contraer matrimonio, siguen acudiendo a las fábricas o talleres a "hacer horas",
esto es, a trabajar algunas horas al día, o trasladan ese trabajo a su domicilio
(práctica muy común en la industria del calzado). Se trata de un trabajo a destajo en el que las empleadas, no sujetas a ningún contrato, perciben la remuneración por horas de trabajo o por piezas manufacturadas.
El grupo de empleadores aparece casi en su totalidad en el sector masculino, con unas dimensiones mínimas por debajo de los treinta años de edad
y un ensanchamiento progresivo por encima de esta edad, para alcanzar los
mayores valores entre los 40 y los 60 años de vida en los industriales y entre
los 60 y los 65 años en los propietarios agrarios.
Los empleados con carácter fijo son los que consiguen los mayores porcentajes en cada grupo quinquenal entre los adultos, con unas proporciones
que se estrechan hacia la cima de la pirámide, y por encima de los 60 o 65
115
años de vida, coincidiendo con la edad de jubilación, sus valores se hacen menores que los empleadores hasta desaparecer. Los empleados eventuales forman un pequeño grupo implantado casi exclusivamente entre los hombres,
ya que en su mayor parte se trata de jornaleros agrarios. Su distribución por
edades atiende a un cierto equilibrio entre los 20 y 70 años de edad. Los empleados no remunerados evidencian, con su estructura demográfica, su dependencia familiar, así, los efectivos de este grupo se concentran por debajo
de los 30 años de edad en ambos sexos y en las mujeres ascienden con valores
insignificantes hasta los 60 años; se trata de los hijos no emancipados y de las
esposas de los propietarios de tierras o negocios.
Por último, el grupo de no activos afecta a la casi totalidad de los jóvenes, con un nivel de contratación muy bajo entre los 15 y los 19 años de edad,
achacable a la prolongación de los estudios, al paro juvenil y al trabajo
encubierto. La tasa de inactividad se hace mínima o nula entre los adultos
masculinos hasta los 60 o 65 años de edad, mientras que entre los adultos femeninos acapara casi la totalidad de los efectivos de cada cohorte por encima
de los 30 años de edad.
En Almansa, la magnitud de las cifras permite realizar un análisis detallado de cada uno de los distritos urbanos ya señalados. En el distrito 1, con
una estructura demográfica bastante equilibrada entre los tres grandes grupos
de edades, emplazado casi en el centro urbano, destaca el elevado porcentaje
de la población masculina no activa, el 25% del total de los efectivos del barrio que, junto al 42,9% de las mujeres en la misma condición, consiguen una
de las más elevadas tasas de inactividad de la ciudad, el 67,9%. El distrito II,
donde la incidencia de la inmigración es acusada, se caracteriza también por
la elevada proporción de inactivos, el 67,1%. Aquí, empleadores y empleados eventuales, con el 6,2% y el 2,7% de forma respectiva, rebasan la media
de la ciudad y el porcentaje de mujeres activas, el 8,5% de los habitantes del
barrio, es uno de los más elevados. El distrito III, es el más antiguo de la ciudad, se caracteriza por contener el porcentaje más elevado de empleados
eventuales, el 3%, frente a una media para la ciudad del 2,1%. El hecho se explica por la importancia cualitativa de la población adulta vieja y vieja que
ofrecen la mayor parte de los jornaleros agrarios. El distrito IV es el más céntrico y con mayor nivel de renta, así se explican los bajos porcentajes de actividad detectados entre los 15 y los 30 años de edad en ambos sexos, debido a
la prolongación generalizada de los estudios, al mayor grado de dependencia
familiar y a la dificultad de encontrar el primer puesto de trabajo. En el distrito y se observa también una elevada tasa de inactividad entre los hombres de
15 a 30 años de edad, mientras que las mujeres presentan en esas cohortes
porcentajes normales de empleo. En el distrito VI se comprueba el gran peso
116
Condición socloeconómica da los distritos urbanos
I iw
1981
ALMANSA
1991
ALMANSA
Vl..
Distrito 1
loo
M 1.
r
1
6C
LC
Dc cicinuaus
1
co
ALMANSA
O /..
UE.sn,..r,nciano,
AL
Distrito III
1901
I..
60
so
30
1
J
W
O
7-7 70
1981
ALMANSA
DistrIto II
M .1..
so
Distrito O
M .1..
10
60
so
lo
ALMANSA
I
L ri
D151,tlo I
80
Distrito di
I I
50
rosoii
I
II
L1
iI
lo
III
r°°ri
¶
sc
1—
so
fi
0
981
Distrito VII
M
SA
/..
1
II
j
98?
ALMANSA
i
-sol
Disr,tindp
fl
O /..
M
•4.
,°
______
1
1
"4.
______
_____
Fig. 36: Almansa: condición socioeconómica de los distritos urbanos, según la edad y el sexo.
117
de los asalariados y de la población activa en general que, con un porcentaje
del 35,2%, supone el valor máximo de todo el conjunto urbano. Esta circunstancia se repite en el distrito VII. Por último, en la estructura socioeconómica de la población que vive en diseminado se comprueba el elevado
porcentaje de los empleados y de la población activa en general, que supone
el 35,1% del total de efectivos, valor sólo superado por el distrito VI. La dedicación agraria preferente explica el porcentaje de los activos no remunerados
y la pequeña proporción de la actividad femenina, el 6,1 %, que representa el
valor más bajo de todos los distritos. También encuentra explicación en este
hecho la concentración de empleadores en el grupo masculino entre los 45 y
los 75 años de edad, mientras que en el resto de las edades este epígrafe no
encuentra representación.
Los 2.347 habitantes de Montealegre se estudian agrupados en un solo
conjunto. La importancia de la actividad agraria y el éxodo emigratorio que
ha padecido el municipio justifican el elevado porcentaje de empleadores en
cada grupo quinquenal masculino. Durante las décadas anteriores abandonaron el pueblo los jornaleros y los propietarios de explotaciones menos rentables, de manera que fueron los empresarios agrícolas más favorecidos los excluidos de la emigración, sobre los que, además, se produjo en muchos casos
una concentración de la propiedad por la adquisición de las tierras abandonadas por los emigrantes. Esta dinámica, unida a un ya de por sí equilibrado reparto de la tierra heredado del dominio señorial, han determinado que buena
parte de los habitantes actuales de Montealegre sean propietarios de tierras. A
la vez, esta dedicación agraria preferente explica el elevado porcentaje de empleados eventuales, en buena parte hijos de los propietarios, que emplean su
mano de obra temporalmente en otras explotaciones, y empleados no remunerados. El pequeño volumen de los empleados con carácter permanente pone de manifiesto la baja tasa de industrialización del municipio.
7.4.2.
LA DISTRIBUCIÓN POR RAMAS DE ACTIVIDAD
Dado el interés de algunas ramas específicas de actividad dentro de la
economía comarcal, se ha agrupado la población activa en diez grandes grupos desglosados a partir de los tres sectores productivos de Clark: 1, agricultores y ganaderos; 2, empleados manufactureros del calzado y curtido de pieles; 3, empleados manufactureros de la industria del mueble; 4, obreros de la
construcción; 5, empleados del resto de las industrias; 6, empleados en la gestión y administración de empresas privadas; 7, empleados de los servicios públicos; 8, empleados de los servicios privados; 9, miembros de profesiones liberales y 10, no clasificados (por deficiente consignación del oficio o por
118
QCOr
o
r'i
u
'
'
—rl
ONOO—
N
r'i
'lo
'1•
O
r'
XXX't\
z
—
r'i
rf tr fl
CM
X
N
NQ\r'IN
—
X
"O — r4
XUN\OX N
N
uc
z
OOONOOI
co
-- '
R,
—
—
000%f O
O
'lo
Ir'
—O4tr—)X
O
—
N
z
NI't
°
XOr4
—
— —
o
tI
.'l
—
z
r-
Q
Ifrr'fl'
N
—
—
N r'I\O
—
r4
"O
°
\O
—
—
a u,\ r- C\ r- rl~
ir
—
>
X
o
r I(\ CM \ e(
fm
—
C
rlo
-d
1-.
rl)
rl)
E
rl)
.2.
o
.
Gn
rl)
.
.
OOOO
-
O
i-r
°O
r1
EoEEE0
rl)
U
rl)
o_OOOO.
rl)
i
000
EoE6Eo
—
—
O
119
—
o
'
XN1'r©
o
N
Ir'
r
x
—
z
Ir'
—
o
—
o
o
'1
o
r\Q
'r
©
z
—
©
N
rfl
—-
z
rflQ\
o
C"11r'lr'
z
If
\
-
—
rt
X
OOOQOrf
oc
N
C\
•
Ir' X N '
O
r.
O
rr
c
N N N
2:
—
J
—
1-.
y
y
y
1.
y
y
EoEEEo
O
120
inactividad). Los efectivos así agrupados aparecen representados en la pirámide de activos de Almansa, pero no en las de Montealegre y Alpera, donde las
cifras pormenorizadas son poco representativas y es necesario agruparlas para poder ser representadas. De manera que, en esos dos municipios son cuatro los grupos representados en sus pirámides: 1, agricultores y ganaderos; 2,
empleados industriales; 3, empleados de la construcción; 4, trabajadores del
sector servicios y 5, los no activos, representados por los espacios en blanco
de cada grupo de edades.
En Almansa, en el ala masculina de la pirámide, (donde se concentra la
mayor parte de los activos) se observa el pequeño peso específico del sector
primario, con proporciones muy reducidas en cada grupo quinquenal hasta
los 50 años de edad. Es desde esa cohorte hasta los 70 años cuando los grupos
de agricultores y ganaderos comienzan a ser significativos alcanzando dimensiones mayores incluso que la de los obreros del calzado. Dentro del sector
1981
Edad
Activos masculinos. Almansa
75
19 70
5
55
so
9
40
10
35
30
•
4.
40
35
30
25
1
•
•
20
.!!fl!fl!!!!!!'9!'!...r
i,ui,m.i;i;s;uu;ji;;i;;;;;;;;;;.uiiiu;;;s;;;;;;;
uIUhIIIuuuIIuuu$IuIuIIIIlIIuIIuuIIJlullIuIuIIupuII
15
lO
'
'
4_
5
Fig. 37: Distribución de la población activa e inactiva masculina según la edad y su ocupación:
1, profesiones liberales; 2, gestión y administración de empresas privadas; 3, trabajadores de los
servicios públicos; 4, trabajadores servicios privados; 5, agricultores y ganaderos; 6, trabajadores
calzado y curtido pieles; 7, trabajadores muebles; 8, trabajadores otras industrias; 9, trabajadores
construcción; 10, inactivos y no clasificados.
121
1981
Activos femeninos. Almansa
Edad
75
70
- 3
4
5
6
E7
8
9
M10
65
60
55
50
45
40
35
30
25
20
5
10
15
20
25
30
35
40
Fig. 38: Distribución de la población activa e inactiva femenina según la edad y su ocupación:
1, profesiones liberales; 2, gestión y administración de empresas privadas; 3, trabajadoras de los
servicios públicos; 4, trabajadoras servicios privados; 5, agricultoras y ganaderas; 6, trabajadoras
calzado y curtido pieles; 7, trabajadoras muebles; 8, trabajadoras otras industrias; 9, trabajadoras
construcción; 10, inactivas y no clasificadas.
122
-
H
0'. 1
'O
1
II
vi
Ey
IIIIIIIIII
XI
1
1
rf
1
—
y
IIIr .1 IIIllil__lllerl
Ij
j
NI
E
Ii
a
y
y
V
1
II
C\
IN
II
vi
iIlllII?II'
1
II
.'
O
o
1
vi
•0
y
I
'
y
vi
vi
vi
y
u
E
-
u-
,
N
*f\ N -
cio
u1
z
U
IH"
1
1
1
O'. N ri O'. N '1
NN
1
II
1
1
O
.u1
up '
IIIII
—1
1
vi
y
-o
O
'O
II
1
-
o'.
—
1
II
1
1
IJ
i
vi
y
1
' 1
1
I.I
II
1
Ii
iD
o
0
vi]
1
II
y
ch
1^
-
'l
'.0 uf'
I_
i
Ofl'.0NII '.
O'.
1
N0NII'.
N
1-
0v
co
1
NO'.'lur'.NNr.1w.'I
i•r—————
O'.
—
o.'.
o'. '. ob '1' 0'. '1 O'. 'I
NN
j, ''IIf'uf''0'N
1^
1^ 0 1^
t^ 0 1^ 0
v'i efl
0
.'
O
vio
u-
u.0
lo
çá
y
123
secundario se observa la preponderancia de los trabajadores de la industria
zapatera, que son mayoría absoluta desde los 20 hasta los 50 años de edad en
cada grupo quinquenal, y cuentan con elevados porcentajes en cada caso hasta los 70 años de edad. Las cohortes de zapateros se ensanchan desde la cima
de la figura hasta la base y ponen de manifiesto el gran desarrollo del subsector en las últimas décadas, período en el que se ha erigido en la mayor fuente
de puestos de trabajo de la ciudad, empleando a la mayor parte de los jóvenes
que entran a formar parte de los activos.
La carpintería y la fabricación de muebles es otra actividad de gran tradición en Almansa; sus empleados obtienen porcentajes significativos que
permiten diferenciarlos del resto de los obreros manufactureros. A grandes
rasgos, se observa una concentración de sus efectivos en dos grupos: entre los
50 y 60 años y entre los 20 y los 35 años de edad, mientras que en el resto de
las cohortes presentan valores mínimos.
El epígrafe de otras industrias engloba una amplia gama de actividades
donde se incluyen trabajadores textiles, metalúrgicos, de productos alimenticios, mecánicos y de artes gráficas entre los más representativos. Su volumen
es inferior en todos los casos al de los obreros del calzado desde los 20 hasta
los 50 años de edad; entre los 50 y los 65 años la proporción se invierte y los
empleados en industrias diversas son mayoría. El grueso de los obreros de la
construcción se encuentra entre los 40 y 65 años de edad, circunstancia que
pone de manifiesto el rechazo de esta actividad por parte de los activos
jóvenes.
Cabe destacar la importancia de los empleados en la gestión y administración de empresas privadas, con notables porcentajes de activos en cada
grupo quinquenal, debido a la dinamicidad de la economía almanseña y a la
creciente necesidad de cuadros técnicos bien cualificados en cada empresa.
Este progreso económico y social es el que posibilita los significativos valores
de los trabajadores de los servicios públicos y privados y de las profesiones liberales, con una notable proporción entre los 30 y 40 años de edad.
En el ala femenina de la figura de Almansa, se comprueba el vacío de activos en las edades por encima de los 30 años. El sector primario apenas si está representado en algunos grupos por un solo efectivo. Lo mismo sucede con
las empleadas en la fabricación de muebles, en la construcción y en los servicios públicos, oficios todos ellos con valores muy poco representativos. Es el
calzado el que mayor volumen de puestos de trabajo ofrece a estos efectivos,
empleando a la gran mayoría de las activas comprendidas entre los 20 y los 30
años de edad, e incluso por encima de estas generaciones las empleadas en el
subsector zapatero constituyen con frecuencia el grupo más numeroso o uno
de los más significativos. El resto de las actividades manufactureras se muestra
124
Sectores product,vos
1981
ALPERA
-• ——
_—
—
—
_
• _ ——
-
MO1'JTEALEGRE
VS..
&i
..
84.
0'
02
— — u
—.
.I
.
—
•
I
I
-..
I._ •
• u...•
Fig. 39: Distribución de la población activa e
inactiva por edad, sexo y ocupación en Alpera, en 1981: 1, sector primario; 2, industria;
3, construcción; 4, servicios; en blanco los no
activos y no clasificados.
Fig. 40: Distribución de la población activa e
inactiva por edad, sexo y ocupación en Montealegre: 1, sector primario; 2, calzado; 3, resto
sector secundario; 4, construcción; 5, servicios;
en blanco los no activos y no clasificados.
poco propenso a la contratación de mano de obra femenina, y sus porcentajes
decaen de manera brusca por encima de los 30 años de edad. La gestión y administración de empresas privadas ocupa a un significativo número de mujeres entre los 20 y 30 años de edad, manifestándose después ese abandono
brusco de la actividad en las edades superiores, característico de todo el grupo femenino. Son los servicios privados una de las actividades donde las mujeres gozan de mayor nivel de empleo; actividades como las relacionadas con
la estética ocupan a mujeres casi exclusivamente, hecho que, junto a labores
como las del servicio doméstico o la hostelería justifican la señalada presencia
de los servicios privados en todos los grupos quinquenales. Por último, es en
las profesiones liberales donde más se acercan los porcentajes activos de ambos sexos, con un 56,7% de hombres y un 43,3% de mujeres, valores que evidencian la importante vía de promoción social de este campo laboral para las
mujeres.
En Alpera es el sector agrícola y ganadero el más representado en la figura, aun cuando sólo aparece en el ala masculina. En cada cohorte de este sexo la proporción de trabajadores del sector aumenta desde los 25 hasta los 75
años de edad, y desde los 45 en adelante su volumen supera siempre al del
conjunto de los otros sectores productivos. La industria es una actividad de
reciente implantación en el municipio y por tanto su oferta de puestos de trabajo es pequeña todavía y afecta, sobre todo, a los activos más jóvenes que,
gracias a la difusión de la fabricación de calzado, han encontrado un puesto
de trabajo más atractivo. Así, el sector encuentra su mayor desarrollo entre
los 20 y los 24 años en ambos sexos, cuyas dimensiones superan a las de las
otras ramas de la producción. Por encima de esta edad la industria pierde
125
i
—
1
—I
N
NXXNO
u
11111111
liii
H
H
1
Ii
1
II
1
II
I
1 xc
e'
I
1
H
c
1
1
1
1
1
1
H
l
lIIllI©
0
lllllIi
III
Ii
II
1
1
1
Ir'
OxxN©
1
H
—x'i'iri
H u
H
1
1
1
II r'i
1
II
11111
liii
1
—
HE
O
11:1
10
ix
1
1
r1—
r'
1
1
tr'\re
II
—i
u
II
H
I
Il
1
''lIIli
1
x
N
1
Hii
H
H
1
v
1
l
fó
1
• u
•
126
II
-
II
I -
u
1
'o
oJ
- II
--
'Il-IllIllIlIl
N
o
I;II
H
II
en
i
o1
O.
•0
1
IIIII
1
u
O'
o
u
L)
u
-
en
'0
u
u
4-
u
u
•0
'o
.
u
•
u
H
H
illll
—-
II
u
u
u
IllII
u
• -
1
I
m, v,
N
r'
u
nenI
1
I
II
Ilenw_llI_I
o
Li
127
efectivos de forma brusca y con ella el calzado, estando representada en los
grupos quinquenales superiores por los talleres mecánicos y otras actividades
afines o auxiliares de la agricultura y la ganadería. El subsector de la construcción consigue notables porcentajes en cada grupo de edades y, en especial,
entre los 35 y los 45 años de edad. El peso de esta actividad excede a las necesidades locales ya que los empleados, agrupados en brigadas, trabajan normalmente fuera del pueblo. Por último, los servicios cuentan con valores muy bajos debido al pequeño número de habitantes y a la competencia de la vecina
ciudad de Almansa.
En Montealegre es el sector primario también el que obtiene los máximos valores, sobre todo desde los 35 años en adelante, por debajo de esa edad
la industria y los servicios comienzan a ganar terreno aunque con valores por
separado siempre inferiores a los de la agricultura y ganadería. En este municipio se comprueba la importancia del calzado en la oferta de puestos de trabajo para la mujer, que constituye casi la única actividad de éstas entre los 20
y los 30 años de edad. Sin embargo, en el ala masculina, aun cuando este ramo
presenta valores significativos, es superado por el monto total de efectivos de
las demás industrias. También aquí la construcción mantiene unos porcentajes excesivos que evidencian la importancia del trabajo de estos obreros fuera
del municipio. Por lo que respecta a los servicios, Montealegre padece las
mismas circunstancias que Alpera que provocan la restricción del sector.
7.4.3. LA CONDICIÓN SOCIOLABORAL
Además de la composición y estructura de la población activa, resulta
interesante conocer la condición de los individuos que no contribuyen a la
economía local, al menos de forma directa. Para ello hemos desglosado a los
efectivos demográficos en ocho grandes grupos según que las personas estén
trabajando, busquen su primer empleo, se encuentren en paro, sean jubilados, estén cumpliendo el servicio militar, cursando estudios, dedicados a las
labores domésticas, o no hayan sido clasificados al no consignar en el Padrón
ninguna de éstas condiciones.
Es en Almansa y Montealegre donde se registra la mayor incidencia del
paro, tanto entre los que ya han trabajado como entre los que buscan su primer empleo, mientras que en Alpera apenas existe paro, o al menos, son muy
pocos los que consignan tal condición. La falta de empleo para los jóvenes y
la consecución de un considerable nivel de vida en estos municipios explican
la importancia de los grupos de estudiantes en todas las generaciones hasta
los 20 años de edad. Entre los 15 y los 20 años en Almansa el porcentaje de jóvenes de ambos sexos que declaran estar trabajando supera notablemente los
128
ALMANSA 1981. Condico, Noolbo,aI
Condicion sociolaboral
19*1
MONTE AL EGRE
El
El
Fig. 41: Almansa, condición sociolaboral de
la población en 1981, por edad y sexo: 1, servicio militar; 2, trabajando; 3, buscan su primer empleo; 4, en paro; 5, jubilado; 6, estudiantes; 7, sus labores; 8, no clasificados.
Fig. 42: Montealegre, condición sociolaboral
de la población en 1981, por edad y sexo:
1, servicio militar; 2, trabajando; 3, buscan su
primer empleo; 4, en paro; 5, jubilados; 6, estudiantes; 7, sus labores; 8, no clasificados.
valores de la pirámide donde se desglosa la actividad específica de cada empleado. El hecho puede deberse a que estos jóvenes desempeñan trabajos
eventuales, a que están en proceso de formación en las empresas y a que son
empleados de la economía sumergida, esto es, no cuentan en ningún caso con
un oficio definido o regulable a efectos legales. Por último es de destacar el
elevado porcentaje de mujeres que, desde los 20 años de edad en adelante,
declaran estar ocupadas sólo en sus labores domésticas y que, en los tres municipios, constituyen la mayor parte de los efectivos femeninos.
7.4.4. EL ESTADO CIVIL
En las figuras de Almansa, Alpera y Montealegre se pone de manifiesto
el elevado porcentaje de matrimonios existentes en cada municipio y el pequeño valor del celibato. Son las mujeres las primeras en entrar en edad matrimonial, con un significativo número de nupcias entre los 20 y los 24 años,
mientras que los hombres retrasan ese momento hasta los 25-29 años. Por
encima de los 30 años de edad apenas quedan solteros en Almansa, pero su cifra es importante en Alpera y Montealegre, donde la fuerte emigración padecida ha desequilibrado la dinámica natural. Por efecto de la mayor mortalidad
masculina en las edades adulta y vieja, los valores alcanzados por las viudas
triplican, en general, a los de los viudos en cada generación. Por último, cabe
señalar la escasa incidencia de los divorciados, con valores irrepresentables.
129
7.4.5. EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN
En Almansa, en 1860, el 80,0% de la población declaraba no saber ni
leer ni escribir, elevadísima proporción de analfabetos, característica de una
sociedad culturalmente atrasada, que mantendrá esos valores hasta finales del
siglo XIX, con un 73,2% de analfabetos en 1900. Este bajo nivel de instrucción se explica si se tienen presentes las deficiencias en la enseñanza primaria
de esos momentos en todo el País. En 1845 existían en Almansa 150 plazas escolares distribuidas en dos colegios 68 , pequeña oferta escolar frente a la voluminosa población juvenil en edad escolar, cuyo número se puede conocer
aproximadamente por los grupos de edades que ofrece el censo de 1857:
1.339 efectivos entre 1 y 7 años de edad y 1.482 entre 8 y 15 años.
El mayor peso de los no letrados recae en las mujeres, con porcentajes
del 55,7% y del 56,9% en 1857 y 1900 de forma respectiva, situación característica en la evolución reciente de la población y que todavía se manifiesta,
salvando el valor de los porcentajes, en 1981.
Durante la primera mitad del siglo XX aumentó de forma considerable
el número de puestos escolares, que en 1957 se encontraban englobados en
10 escuelas nacionales de niñas, 13 de niños, 1 mixta, 2 colegios privados de
religiosos y 10 centros privados de educación 69. Así, el censo de 1960 refleja
la reducción de la tasa de analfabetismo al 11,18%, que es sólo de un 6,06%
entre los hombres y de un 15,85% entre las mujeres. Se comprueba además
que esta Lasa es la más baja de la provincia, donde la media se eleva al
20,11%, debido al mayor desarrollo social de Almansa respecto a todo el espacio provincial. En 1981 la tasa de analfabetismo experimentó un meritorio
descenso y se cifró en el 5% en esa ciudad, frente al 10,2% de media provincial. Pero, además, el grado de bienestar social alcanzado en las últimas décadas ha posibilitado la ampliación y diversificación de los estudios de un contingente cada vez mayor.
En la figura de Almansa se observa como los analfabetos son un residuo
de etapas anteriores en la vida de la ciudad. Los no letrados alcanzan sus mayores expresiones por encima de los 70 años de edad, disminuyendo los
porcentajes en las edades más jóvenes hasta hacerse mínimos o desaparecer
entre los 30 y los 15 años. Otra cuestión es la de los efectivos que tienen incompleta su educación primaria, que consiguen valores significativos en todas las edades por encima de los 15 años, y amplían sus dimensiones hacia los
50-60 años. El hecho se debe a la rápida incorporación de los jóvenes al grupo
de activos, práctica que ha sido común tanto en los momentos de preponderancia agrícola como en los años del desarrollo industrial zapatero, con una
68
69
MADOZ, P., 1846, ob. cit., t. II, p. 68.
Diccionario geográfico de España, Madrid, Ed. del Movimiento, 1957, t. II, pp. 203-206.
130
Estado
Estado
Estado
ALMANSA
y..,..
-
_••
civil
ALPERA
MONTEALEC,RE
Fig. 43: Estado civil de la población en 1981, según la edad y el sexo: 1, solteros; 2, casados;
3, viudos.
1900
ALMANSA
o
cJ'
Fig. 44: Almansa, nivel de instrucción en
1900 según la edad y el sexo: 1, analfabetos;
2, saben leer y escribir.
Nivel de InStruccIOn
ALMANSA
MONO E AL E ORE
Líe
u
i•
u—
6 9..
u
••
I
•
Fig. 45: Nivel de instrucción en 1981, según la edad y el sexo: 1, no lee o tiene dificultad; 2, educación primaria incompleta; 3, educación primaria o E.G.B. completa; 4, estudiando o titulados
en Bachiller elemental, superior y Formación profesional; 5, estudiando o titulados en Grado
medio y carreras universitarias; 6, no clasificados.
131
normativa legal más permisiva a ese respecto, de forma que en las fábricas de
calzado era norma habitual que los niños entrasen a trabajar a partir de los 10
años de edad, para aprender el oficio, abandonando en la mayor parte de los
casos los estudios primarios sin la obtención del correspondiente certificado.
Esta práctica ha ido en descenso y en la actualidad, desde los 15 a los 35 años
de edad en la pirámide, son mayoría los que han completado el primer ciclo
de enseñanza.
Paralelo al desarrollo económico y social de los años sesenta y setenta,
se ha producido un incremento de la población que ha accedido a enseñanzas
de tipo medio y superior. En este sentido, la apertura del Instituto Nacional
de Bachillerato en Almansa ha supuesto la oportunidad de ampliar estudios
para los jóvenes de esta ciudad yde su comarca (aunque la mayor proximidad
geográfica de Villena ha atraído a los estudiantes de bachiller de Caudete hacia el Instituto de esa ciudad alicantina).
En Montealegre se comprueba el carácter residual del analfabetismo,
centrado en las edades superiores a 50 años, y la intensidad del fenómeno de
incorporación de los jóvenes a la producción antes de concluir el primer ciclo
de la enseñanza general básica. En este municipio, por la distancia que le separa de los centros de enseñanza media más próximos, el porcentaje de bachilleres es muy reducido, aunque se comprueba el hecho de que, en proporción,
son más los estudiantes de ciclo medio que cursan carreras universitarias en
este pueblo que en Almansa, ciudad donde los jóvenes bachilleres se sienten
más atraídos por la industria y los servicios.
Hl. EL POBLAMIENTO
S. EL HÁBITAT CONCENTRADO
En el Corredor de Almansa el relieve se estructura en dos grandes unidades: un área montañosa, abrupta, donde se superan con frecuencia los 1.000
m. de altitud; y una zona deprimida formada por varios corredores menores
que se entrecruzan y confluyen en el gran área de paso de Almansa, con una
topografía aplanada, de suaves pendientes en los piedemontes que tienden a
la horizontalidad en el centro de las depresiones. El arco montañoso, desprovisto de espacios de interés agrícola, con altitudes considerables, con un clima rígido y difíciles accesos, ha sido rechazado secularmente como lugar de
hábitat por una población que, desde la Edad del Bronce, ha fijado sus asentamientos en los amplios valles corredores, buscando pequeños accidentes topográficos, como los originados por los afloramientos triásicos: pequeñas colinas redondeadas o escarpados riscos debidos a la extrusión de capas de materiales más rígidos (calizas y dolomías) dispuestas casi en la vertical, que se
yerguen en medio de la llanura cuaternaria como esbeltos espolones.
Además, cada asentamiento humano ha buscado la proximidad de fuentes o cursos de agua, de forma que, en la antigüedad, han sido los poblados
próximos a copiosos manantiales los más desarrollados y en los que la ocupación humana se ha prolongado por más tiempo: es el caso del Llano de la Consolación, donde brota un manantial que ha abastecido a iberos, romanos, árabes y cristianos hasta nuestros días. Por el contrario, la imponente ciudad fortificada de Meca, en la culminación septentrional del Mugrón, vio supeditado
su desarrollo, entre otros aspectos, a la falta de agua, debiendo labrar sus moradores los más de trescientos algibes que salpican el plano de la acrópolis,
de ahí su corta vida durante época ibérica y su abandono con la ocupación
romana.
136
En este sentido, hay que señalar que el agua no sólo era empleada para
saciar las necesidades vitales, sino también para beneficiar pequeñas áreas de
cultivo, como ponen de manifiesto los restos del acueducto de origen romano que, a partir del manantial del Llano de la Consolación, surca la margen
derecha de la vega de Montealegre. En ocasiones no ha sido preciso el afloramiento de agua para atraer a los pobladores, la simple presencia de ésta en el
subsuelo ha bastado para dotar de interés a determinados espacios, como sucede con las márgenes de las numerosas cubetas endorreicas de la comarca,
las características "hoyas", donde el elevado nivel freático proporciona una
gran feracidad a sus fondos que, con frecuencia, constituyen auténticos ver geles, islotes de verdor inmersos en las vastas extensiones de secano, y además permiten extraer el agua con facilidad: es el caso de Bonete y Almansa
que, después, por su desarrollo, se han visto en la necesidad de buscar nuevos
caudales para mantener a su población, práctica iniciada por Almansa ya a comienzos del siglo XIV.
Por todo ello, los tres espacios con mejores características para el asentamiento humano fueron el área de surgencias hídricas del Llano de la Consolación, con la ya señalada larga ocupación humana desde los iberos hasta el
actual Montealegre; los copiosos manantiales del Barranco del Malecón donde, además de una larga serie de caseríos, se encuentran los emplazamientos
primitivo y actual de Alpera; y las zonas próximas a cubetas con elevado nivel
freático, donde han surgido los núcleos de Bonete, Almansa y Caudete, los
dos últimos beneficiados además por los cursos de agua intermitentes que se
desprenden de las sierras vecinas y por la temprana canalización de manantiales más alejados.
Dentro de estos espacios, los pobladores desde la ocupación árabe han
buscado los lugares más estratégicos para la defensa y el control de las vías de
paso. Así, la ciudad romana del Llano de la Consolación, extendida como su
nombre indica por una topografía plana, deja paso al poblado árabe que busca
las laderas del Cerro de Los Villares, también junto al manantial, donde se erige una fortificación. El asentamiento musulmán de Alpera se encuentra también sobre un pequeño cerro en la ribera del Barranco del Malecón, donde todavía son visibles los restos de su castillo (en el paraje de San Gregorio). En
Bonete en esta época se edifican las primeras moradas sobre un cerro amesetado. En Almansa se levanta la fortaleza sobre los estratos verticales de calizas
del Muschelkalk que se yerguen como un pitón en el centro de la llanura. En
Caudete, de los dos asentamientos que existen en esos momentos, Bugarra y
Caudete, el primero, situado en el llano, va a ir perdiendo población en favor
del segundo, que cuenta con una fortaleza levantada en una pequeña prominencia de la ladera del Cerro de las Peñicas-San Matías. En todos los casos, al
137
O
00
I
.
.1
•
Nl
VI
u
I
—
sNIt00OI
\ 1
©
u
—
fl
rf
I
—
1
u
N
1
('1 N Q' C' r
--I
1
—
('4
O
('1
o
It•
o
ZOI
©I
c
N
1
1
u
ON\OOI
oI
o
•
1
I
:
u
u
D
o
1
\t'41
00
;
1
o
L'
IIr
NIr'tr\0r4
©
.
—
1
NI
O•\
N
Q
I 1
1
rf• efl Ir' N XI
Or4OI
X.rf?NI
'C
Ir'
1
cp
•0
IIf•
O
l
X'
—
00
1
0000I
('1rflN\OI
ri
——
XI
—
H
N \O — \ ir•l
NOX''lI '
r1.O('4O\OI 00
•
1
.
.
©I
"NI
o\
©I
o
u
1..
1
o
r
IfNIt'rflOI00
ir'Oir'I
•O
rflNI —
El
—
O
z
N\O
f•u
I1 \O
u.rI
I_
I
Qi
cq
cl
QJ
QJ
u
—
C
u
138
pie de las fortalezas, los caseríos buscaron la ladera meridional de los cerros
para protegerse de los vientos fríos del Norte y beneficiarse de una mayor insolación.
Como se ha apuntado, también ha favorecido el desarrollo de algunos
pueblos el hecho de que la comarca se encuentre situada en una zona de paso
de varias rutas naturales, de gran importancia desde la prehistoria hasta nuestros días, como la vía que conduce desde el interior peninsular hacia la costa
mediterránea y, en concreto, desde la submeseta Sur y desde la Andalucía interior hacia el litoral valenciano y murciano. Este camino, la antigua vía romana que pasaba por Montealegre (el Llano de la Consolación) y Caudete, se
vio modificado con posterioridad por el mayor desarrollo de Almansa, que
atrajo para sí la ruta en beneficio propio y detrimento de los otros dos municipios, de manera que en la actualidad confluyen en esta ciudad los caminos
de La Mancha, del interior valenciano (o Camino de Aragón), del litoral valenciano y del Valle del Vinalopó, circunstancia que revalorizó el emplazamiento
de esta ciudad, que fue aduana de paso entre Castilla y Valencia y después eje
obligado de la instalación del ferrocarrili y de las dos carreteras nacionales de
la zona: la N-430 y la N-330.
8.1. EVOLUCIÓN URBANA DE ALMANSA
El origen de la ciudad ha querido ser remontado con muy poco fundamento a época romana por algunos autores del pasado. Estrada, Florián de
Ocampo y Espinalt afirmaron, por simple similitud fonética, que esta ciudad
fue la Helmántica romana"". Otros autores han señalado la presencia de restos
materiales de época romana en los alrededores de la ciudad, datando así también en esos momentos su origen, haciendo abstracción de la ubicación exacta de los hallazgos". Lo cierto es que, hasta el momento, sobre el solar que
ocupa la actual ciudad no han aparecido restos materiales que permitan asegurar su origen romano, aunque sí han aflorado vestigios de poblamiento de
la Edad del Bronce y de época ibérica.
Es durante la ocupación árabe cuando este emplazamiento defensivo,
sobre una importante ruta, cobra importancia. La existencia de Almansa como lugar habitado en época almohade queda refrendada por el propio monarca Alfonso X en 12642. El mismo nombre de la ciudad apunta hacia ese
ROA Y EROSTARBE,J.. 1984, ob. cit., t. II, p. lb.
LOZANO, J., Basillania y Contestania del Reino de Murcia, con los vestigios de las ciudades subterráneas, 1794, disert. III, Murcia, Acad. Alfonso X el Sabio, 1980, 3 vols., vol. III, p. S.
BLANCH E ILLA, N., Crónica de la Provincia de Albacete. Madrid, 1866, p. 12.
" PRETEL MARÍN. A., Almansa Medieval (una villa del señorío de Villena en los siglos XIII, XIVy
XVII, Albacete, 1981, 271 pp., p. 182, doc. III.
139
<
cJ
3
\
u
Ii»••
IL[I'
<
•L
,
ti)
4r
z.-i.
¡1
)
1/
N
E
140
ALMAN SA
de Valen c i a
de
orería
o
Fig. 47: Desarrollo urbano de Mmansa previo al siglo XVII.
200m
141
/1
j
II
y
-
II
Il
eI
.v
Iv
'o
¡1
E
o
N
E
•0
o
fi
u
!<
o
1
1
,
jj
L.
II
\
()
142
o
o
z
•0
E
o
'o z
-
o - N
L45
143
origen, aunque sobre su significado se han vertido diversas opiniones. Así, el
cronista de la villa en 1786 afirmaba que fueron los árabes quienes edificaron
la fortaleza y el primitivo caserío, y señalaba que el nombre primigenio fue
Almohaza o "ciudad de almohades", que después degeneró en Almanza y
más tarde en Almansa". Merino Álvarez considera derivado el nombre del étimo AlManxa, que significaría "la tierra seca" 74 , topónimo apropiado para La
Mancha pero injustificado para esta ciudad rodeada de lagunas. Otro origen
se ha querido ver en la derivación de la palabra de la raíz Al-manzah, cuyo significado sería "el mirador", pero el que parece más acertado es el que hace
referencia a la ubicación de la ciudad sobre tan importante eje viario, Almansaf, que significa "la mitad del camino"".
El núcleo medieval debió estar integrado en las viviendas levantadas en
el seno mismo de la primitiva fortaleza, en la cima del Cerro del Águila, y por
una alineación de casas extramuros, en la vertiente meridional, siguiendo la
isohipsa de 700 m., con una disposición radial en torno al cerro que dará lugar a la primera calle del plano urbano almanseño: la Calle de la Cárcel Vieja
(actual Calle de la Estrella). Por encima de estas viviendas y hasta el recinto
murado quedó un espacio vacío, de mayor pendiente, que fue rellenándose
con posterioridad, ocupado por nuevas viviendas, a menudo troglodíticas, y
que es donde aparece la primera iglesia de la ciudad (hoy desaparecida) ya
con la ocupación cristiana, ubicada junto a la entrada del Castillo.
En la vertiente meridional de la peña, al pie del antiguo caserío, sobre
una topografía aplanada confluyen la Rambla de las Hoyuelas y los tres caminos que tendrían una decisiva importancia en el trazado de la malla urbana
posterior: el de Valencia y Alicante, el de Madrid y el de Ayora o Aragón. El
trazado primitivo de la Rambla de las Hoyuelas, que nace en el paraje del mismo nombre en la serranía situada inmediatamente al Sur de la ciudad, vierte
aguas hacia la cubeta endorreica de Las Juncadas, con un curso poco encajado, debido al elevado nivel de base, y concluye formando un pequeño cono
de deyección aproximadamente donde se ubica la actual zona deportiva de
Almansa. La rambla, que durante algún tiempo sirvió de defensa natural a la
ciudad, pronto quedó englobada en su malla urbana y pasó a constituir un
grave inconveniente por sus esporádicas avenidas, de ahí que en el siglo XVI
se llevase a cabo una regulación de su curso, con una sangradera para derivar
las aguas hacia el pequeño ramblizo de Los Cabezos, abriéndose un nuevo
LÓPEZ, Tomás, 1786, ob. cit., fol. 77.
'- MERINO ÁLVAREZ, A., Geografía histórica de la provincia de Murcia, Murcia, 1915, Acad. Alfonso X el Sabio, 1978, p. 28.
" RUBIERA, M. J., Villena en las calzadas romana y árabe, Alicante, Ayto. Villena, Univ. Alicante,
1985, 57 pp., p. 16.
144
cauce, la Rambla Nueva, que conduce las aguas de avenida fuera del área urbana. Los tres caminos citados confluyen cerca de la desembocadura de la
rambla. El Camino de Ayora a Aragón bordea el cerro del Castillo, siguiendo
la disposición de las curvas de nivel, y ciñe las primeras viviendas de la villa,
de manera que pronto pasó a formar parte del plano urbano, al producirse el
primer ensanche desde la Calle de la Cárcel Vieja hacia el llano meridional,
configurando un callejero radioconcéntrico. El Camino de Madrid, que se aleja de forma tangencial a la villa, fue ocupado más tardíamente, pero ha constituido la directriz urbana más característica de la ciudad hasta mediados del siglo XX. En el ángulo formado por este camino y el de Aragón se erigió la Iglesia Parroquial y el palacio de los condes de Cirat a mediados del siglo XVI,
dando empaque a la explanada donde confluían los tres caminos, que pasó a
denominarse "Puerta de la Villa", en clara alusión a su papel de acceso principal al caserío. El Camino de Valencia surca las márgenes de la cubeta de Las
Juncadas, donde se encuentra la huerta de Almansa, y por eso ha quedado
preservado de los ensanches urbanos, en un intento de resguardar este fértil
terrazgo, de forma que, con la expansión urbana posterior, este antiguo eje
viario perdió importancia y fue sustituido por una variante situada más al Sur.
Así pues, en el siglo XVI el plano urbano de Almansa presentaba la forma de una sección radioconcéntrica, con el centro en el castillo, el límite
oriental formado por las viviendas de la calle de acceso a la fortaleza y la
Puerta de la Villa, el límite occidental señalado por la Calle Indiano, a partir
de la cual se extienden los huertos de la cubeta endorreica de la huerta Norte
de Almansa, o la Hoya, y el límite meridional constituido por el arco que for ma el Camino de Aragón. Más al Sur, separado de la villa, sobre el eje del Camino de Madrid aparece un arrabal habitado por la pequeña comunidad de
moriscos: la Morería. Las calles siguen, bien una dirección radial y son estrechas y en pendiente, ya que conectan el llano con la parte culminante del Cerro del Águila, bien dibujan arcos concéntricos y son anchas y llanas, ya que
siguen las curvas de nivel y sirven de accesos desde el exterior a la villa.
En el siglo XVII la ciudad sufrió una acusada despoblación por emigración, que se tradujo en un estancamiento constructivo. Fue el notable crecimiento humano del siglo XVIII el que dio lugar a una importante ampliación
del callejero. El croquis que aparece en el Diccionario de Tomás López, en
1786, permite conocer el ensanche de la ciudad, que se extiende entre el Cerro del Águila y la Rambla de las Hoyuelas, englobando en su seno un buen
trecho de los caminos de Aragón y Madrid. A mediados del siglo XVIII, con el
remodelamiento de toda la red caminera española impuesto por el centralismo borbónico, se construyó el Camino Real de Madrid a Valencia siguiendo el
criterio de no atravesar ningún lugar para contar con un trazado recto y
145
amplio en beneficio de la fluidez del tránsito. En Almansa esta disposición supuso la aparición de una variante en el antiguo itinerario de los caminos de
Madrid y Valencia, de manera que desde el primero, a la altura de la Morería,
se abrió un nuevo trazado para conectar con el segundo sin tener que discurrir por el interior de la ciudad ni por la zona regada. Este nuevo eje rutero se
convertiría en foco polarizador del ensanche de la ciudad en el setecientos.
La villa crece ocupando todo el ángulo formado por los antiguos caminos de
Aragón, Madrid y de la Morería, que quedan integrados en la malla urbana como las calles Aragón, San Sebastián y de la Morería de manera respectiva (la
de San Sebastián lleva hoy el nombre de Aniceto Coloma), con una serie de
grandes manzanas, dispuestas sobre el collado entre la Rambla de las Hoyuelas, que se erige en límite oriental del casco urbano en esos momentos, y la
cubeta endorreica de la Hoya o huerta Norte de Almansa; el límite occidental
lo constituye el antiguo camino de acceso a la Morería (actual Calle de Pascual
María Cuenca), a partir del cual se extienden los huertos de esta porción del
regadío almanseño.
La ocupación de ese collado estuvo impuesta, además, por el interés de
prevenir las frecuentes inundaciones padecidas aún después de la regulación
de la Rambla. En este sentido es significativo el comentario del escribano de
Almansa en 1786, a pesar de las evidentes exageraciones:
"Por la referida inundación(en 158 1) se anegaron entonzes 400 ca-
sas y aogaron 600 personas, y dió para que el pueblo se fuera levantando y poblando hazia el poniente y sud oeste, que es más alto
terreno""6
Los dos ejes principales de la nueva expansión son la Calle Aragón, donde se ubican la Iglesia parroquial, el convento de Monjas Agustinas, fundado
en 1640, y el Ayuntamiento (que ocupaba los locales de la actual Casa de la
Cultura); y la Calle de las Monjas (actual Calle de Federico García Lorca) que
conectaba el barrio antiguo con la nueva variante del Camino Real, erigiéndose la Plaza de San Agustín en el centro neurálgico de la villa.
El evidente interés cobrado por la nueva variante del Camino Real, "la
Corredera", atrajo de inmediato la atención de la población, que empezó a fijarse en sus márgenes, desbordando el límite impuesto por la Rambla de las
Hoyuelas, convertida en una pequeña vaguada salvada por el camino sin dificultad. Así, en 1786 aparece una prolongación urbana en torno a este eje, formada por un pequeño barrio, "el Arrabal", extendido desde la Rambla en dirección a Valencia hasta la actual Calle Antonio Machado aproximadamente.
La Rambla comienza a ser ocupada por algunas manzanas próximas a la
6
LÓPEZ, Tomás, 1786, ob. cit., fol. 75.
146
Corredera; pero hacia su desembocadura, esto es, hacia la Puerta de/a Villa, su
lecho sigue ocupado por huertos.
El ensanche experimentado en el siglo XIX puede seguirse a partir del
plano de Francisco Coello, en 1876, en el que se observa la expansión de la
ciudad siguiendo las dos direcciones de la Corredera: hacia Madrid y hacia Valencia. La red callejera resultante adquiere la forma de una estrella de tres brazos articulados en torno a tres importantes ejes urbanos: la Calle de San Sebastián (antiguo Camino de Madrid), la Corredera y la Calle de las Monjas. El Camino Real sigue polarizando el ensanche, las edificaciones llegan por el Oeste
hasta el cuartel de caballería, construido en 1783 y que un siglo después, desprovisto de su función militar, era utilizado como posada y portazgo. Precisamente en su fachada nacía el nuevo camino de acceso a la recién estrenada Estación del Ferrocarril, levantada mucho más al Sur de la ciudad, ya que el trazado viario, paralelo a grandes rasgos al Camino Real, busca una cota más elevada para seguir un trazado más rectilíneo y evitar las áreas lagunares.
El creciente peso urbano del nuevo eje de la Corredera provocará una
traslación paulatina del centro económico y social de la ciudad, que abandona las estrechas calles del casco antiguo y se aproxima a la confluencia de los
tres grandes ejes urbanos: calles de San Sebastián y de las Monjas y Corredera;
el cambio de sede de la Casa Consistorial en 1800, que abandona la Calle Aragón y se ubica en su actual emplazamiento, es prueba de ello.
Al igual que ocurrió con el ensanche del siglo XVIII, en el siglo XIX la
ciudad creció buscando los terrenos más altos, expandiéndose en torno a los
dos ejes viarios de Madrid y Valencia. Las manzanas, de formas más regulares,
ascienden por la suave topografía del glacis de La Centinela, configurando
unas calles rectas, que se cruzan perpendicularmente y ganan anchura conforme se alejan del espacio edificado con anterioridad. Se pretende, por un lado,
evitar las inundaciones y, por otro lado, preservar el terrazgo regado, que
ocupa las partes más deprimidas y ciñe por el Este y por el Oeste el casco antiguo. El mayor incremento urbano se produce en el espacio comprendido entre el Camino Real de Madrid y el Camino del Campo, de manera que la Morería, que constituía un barrio extramuros en el siglo XVI y el límite del ensanche en el siglo XVIII, queda inmersa en la trama urbana muy próxima al centro de la ciudad del siglo XIX. Entre el Camino del Campo y el antiguo Camino de Aragón, la presencia de unos fértiles huertos (el del Palero, el de la Cruz
y el del tío Caparrate, entre otros), ha limitado el ensanche de manera secular
y sólo a partir de los años setenta de la centuria actual han comenzado a ser
invadidos por los edificios modernos. Por el Sur, el ensanche a partir del Camino Real de Madrid se vio limitado en el siglo pasado por el curso de la Rambla de la Hoyuelas, que corre de manera paralela; así, las manzanas edificadas
147
entre ambas directrices urbanas adoptan formas alargadas en el sentido de la
pendiente; el límite del espacio construido en esos momentos era la Calle de
San Antonio, que coincide con la vaguada de la rambla.
El Arrabal situado al Sur de la Corredera comienza a desarrollarse a partir del trazado de unas calles que nacen formando ángulo recto desde el Camino Real y ascienden por el glacis. En 1876 ya existían un par de manzanas entre dos de estas calles: la del Buen Suceso y la del Arrabal (actual Calle Méndez
Núñez) y se insinuaban los arranques de las calles del Cid, de las Norias y de
Valencia. Al Norte de la Corredera el desarrollo de la ciudad se encuentra
también condicionado por la presencia de huertos, de manera que el límite
septentrional del perímetro edificado era la Calle San Francisco, y el oriental
el huerto del antiguo convento de Franciscanos, aprovechado en 1876 por
una iglesia, el cuartel de la Guardia Civil y la escuela pública.
En el seno de la ciudad, el lecho de la Rambla había sido relegado y todavía en ese año buena parte de él seguía ocupado por huertos, aunque ya delimitados por el trazado de las calles de la Plaza (actual Calle Virgen de Belén)
y de la Rambla. Precisamente en esta última aparecían dos incipientes arterias
urbanas, las calles San Francisco y Nueva, que nacen de forma perpendicular
a la Rambla, con un trazado previsto por encima del área de huertos. En el tramo final de la Rambla se encuentra el lavadero público, que aprovecha el agua
de la Acequia del Gobierno. La antigua Puerta de la Villa, frente a la Iglesia Parroquial y al palacio de los condes de Cirat (la Casa Grande), situada en la desembocadura de la Rambla, continuaban siendo el límite del casco antiguo,
aunque había perdido ya toda funcionalidad de acceso al recinto urbano. Por
el contrario, la Puerta de Aragón, en el extremo de la calle homónima, continuaba siendo la ruta obligada en esa dirección; y las puertas de Madrid y Valencia se vieron valorizadas por la construcción del Camino Real.
El ensanche experimentado entre mediados del siglo XVIII y del siglo
XIX puede cuantificarse a partir de las cifras del número de edificios que da el
Catastro de Ensenada, referidas a 1750, año en el que el casco urbano de la
ciudad estaba compuesto por 910 viviendas; y los datos que ofrece el Nomenclator de 1860, año en el que el número de edificios urbanos (viviendas y
otras construcciones) ascendía a 1.277. La obra de Tomás López, en 1786,
enumera también las calles de la ciudad, al tiempo que comenta su morfología:
.son las calles en número de quarenta y dos, anchas y espaciosas y
fueran admirables si tuvieran mejor simetría y altura las casas que
por lo común son vaxas"
..
" LÓPEZ, Tomás, 1786, ob. cit., fol. 80 y.
148
En este sentido, el Nomenclator de 1860 da la distribución de los edificios según su altura: 76 cuentan con un solo piso, 1.058 con dos y 143 con
tres plantas; esto es, existe una clara preferencia por las construcciones de
dos plantas, que suponen el 82,9% del total, hecho justificado por la preferente dedicación agrícola de la población y la necesidad de un espacio en las
casas destinados a cubrir las necesidades de la función agraria, albergado normalmente en el piso superior, la cámara o cambra, que sirve de almacén de
aperos y frutos, e incluso de cobijo a la cría de ganado menor con fines domésticos: aves y conejos.
El incremento de población y la prosperidad económica generados por
la exportación de vinos son causa de la expansión urbana entre las últimas décadas del siglo XIX y los años treinta de la actual centuria. Sobre el plano se
observa el gran desarrollo de la ciudad al Sur de los dos brazos del Camino
Real, esto es, al mediodía de la Corredera, mientras que por occidente y
oriente el casco antiguo sigue constreñido en sus límites tradicionales. Por el
Oeste los tres únicos ejes que experimentan un pequeño desarrollo son el Camino del Campo, que sirve de acceso desde la Carretera de Ayora, función
que antes desempeñaba la Calle Aragón; el Camino de Madrid, donde se localizan algunos almacenes agrícolas, y el Camino de la Estación (actual Paseo de
la Libertad), que atrajo a gran número de bodegas y almacenes agrícolas por la
proximidad del punto de embarque. Precisamente debido al intenso tránsito
de mercancías se abrió un nuevo acceso desde el Camino Real de Madrid hasta
la Estación del Ferrocarril: la Calle del Muelle.
No obstante, como se ha señalado, la mayor expansión de la ciudad se
produjo hacia el Sur, donde las manzanas forman rectángulos perfectos y ascienden por el glacis ganando altitud, alineadas a partir de ejes rectilíneos
perpendiculares a la Corredera. Se ocupa todo el espacio ubicado entre el Camino de la Estación, la Calle de San Antonio y la prolongación meridional de
la Calle del Buen Suceso, es decir, la vaguada surcada por el antiguo cauce de
la Rambla de las Hoyuelas y sus márgenes. El límite meridional de este ensanche quedó impuesto por el trazado de la vía férrea, cuyo terraplén constituye
una barrera física difícilmente flanqueable que ha condicionado el desarrollo
urbano de Almansa hasta el presente. También las edificaciones de la Calle del
Arrabal alcanzan por el Sur el tendido viario, al tiempo que las calles de las
Norias y de Valencia contaban ya con cuatro manzanas de viviendas. En esa
dirección la última manzana edificada era la delimitada por la Corredera y la
Calle de Albacete, señalando el extremo oriental de la ciudad.
El ensanche entre 1888 y 1930 supuso un incremento considerable del
número de edificios, que pasó de 1.285 en el primer año a 2.240 en el segundo, esto es, 955 construcciones más. El seguimiento de los nomenclatores
149
ofrece el momento en que se produce la expansión. En 1900 existían 2.353
edificios, 1.068 más que en 1888 y 113 más que en 1930, de donde se deduce
que el crecimiento urbano almanseño se realizó en la última década del siglo
pasado, coincidiendo con la gran expansión del viñedo y la comercialización
de los vinos.
A tenor de lo expuesto, se comprueba un grave estancamiento constructivo entre 1900 y 1950, período en el que sólo se levantan 189 nuevos
edificios coincidiendo con los años más intensos de la emigración almanseña.
De forma que en 1960 la ciudad apenas había rebasado los límites de principios de siglo; sólo se construyeron algunas manzanas de viviendas, que configuran las pequeñas calles de Juan Ramón Jiménez, Virgen del Pilar y la orilla
oriental de la Calle de Valencia, todas al Sur del eje de la Corredera. Al tiempo
fueron surgiendo algunas naves industriales en los puntos de acceso a la ciudad, como las cerámicas de las calles Madrid y del Buen Suceso y las factorías
y almacenes de los extremos de la Corredera y de la confluencia de las calles
del Campo y de Ayora.
En toda esta etapa el ensanche se levantó con viviendas homogéneas, de
dos plantas y con patio interior. El Nomenclator de 1940 confirma la preferencia por los edificios de dos plantas, que suponen 1.773 de un total de
2.555, esto es, el 69,4%, aunque los edificios de mayor envergadura comienzan a ser frecuentes y ya existen 432 de tres plantas y 6 de cuatro.
La última fase expansiva, en la década de los años setenta y primer lustro de los años ochenta, ha sido posibilitada por el desarrollo económico de
la ciudad basado en la industria, que ha hecho de Almansa un importante foco
receptor de inmigrantes. En los años setenta el número de edificios se incrementó de forma espectacular al pasar de los 2.782 censados en 1970 a los
4.007 de 1980, incremento del 44%, a un ritmo de aumento del 4,4% anual.
El número de viviendas familiares ha pasado de 2.384 en 1950, momento en
que la ciudad padecía la emigración, a 6.646 en 1980, cuando se ha invertido
el fenómeno migratorio. El crecimiento urbano en'los años setenta acaba de
ocupar todo el espacio disponible entre las manzanas edificadas al Sur de la
Corredera y el terraplén del trazado del ferrocarril, barrera que secciona en
oblicuo el plano regular nacido con la expansión del siglo XIX a partir de la
Corredera, y obliga a adoptar una forma trapezoidal o triangular a las últimas
manzanas. Por otra parte, el talud de la vía tapona las salidas de todas las calles de este sector, a excepción de la de Méndez Núñez, único eje que posibilita las comunicaciones entre la ciudad y la serranía meridional donde, inmediatamente detrás de los raíles, se encuentra el caserío de Las Fuentecitas, que
ha llegado a contar hasta con 300 habitantes, y que ya hubiese quedado integrado en la malla urbana de la ciudad de no ser por el obstáculo ferroviario.
150
La creciente falta de espacio edificable y la valorización constante del
suelo urbano han sido determinantes del nuevo módulo de edificación preferido en el ensanche de las últimas décadas. El espacio comprendido entre la
Corredera y la línea férrea presenta una evolución tipológica de los edificios,
de forma que las primeras manzanas construidas estaban integradas por grandes viviendas unifamiliares, de dos pisos y patio interior, con una morfología
externa y una distribución interna todavía muy parecida a la casa tradicional
almanseña. Por el contrario, los edificios construidos en las últimas décadas
en la parte más alejada de la Corredera son ya bloques de tres o cuatro plantas, destinados a dar cobijo a varias familias y, con frecuencia, a alguna actividad económica en los amplios locales de sus plantas bajas. Con todo, el cada
vez mayor papel desempeñado por la Corredera como centro urbano a revalorizado los espacios colindantes y las viejas casas de dos plantas están siendo
sustituidas por grandes edificios que superan las seis plantas de altura.
Precisamente ha sido la creciente valorización del suelo urbano la que
ha permitido ocupar los huertos preservados tradicionalmente. Así, grandes
bloques de viviendas están invadiendo en la actualidad el terrazgo regado que
flanquea el casco antiguo, apareciendo grandes avenidas como las de José Rodríguez, Pablo Neruda, Paseo de las Huertas, José Hernández o de la Asunción, en pleno proceso constructivo en la actualidad, que suponen la última
fase de la expansión urbana almanseña, ya en los años ochenta. De manera
que se da la circunstancia de que junto a las casas y palacios de los siglos XVI
y XVII aparecen los grandes bloques de diseños modernos que suponen una
grave ruptura del paisaje urbano; así, en la Plaza de la Iglesia, la antigua Puerta
de la Villa, una acera está ocupada por la Iglesia Parroquial y el palacio de los
Condes de Cirat y la opuesta por dos grandes bloques de viviendas del más
puro estilo impersonal.
El proceso fabril, desempeñado primero en el seno de la ciudad, buscó
pronto espacios francos donde poder desarrollar su actividad sin condicionantes. Así, en los últimos años ha surgido un barrio industrial en el espacio
delimitado por el extremo de la Calle Madrid, la Avenida de Ayora y la prevista Avenida del Infante Donjuan Manuel, precisamente en el lugar donde apareció la primera gran factoría almanseña: Calzados Coloma; aprovechando
los locales del antiguo Cuartel de Caballería. Otra zona de ensanche actual es
el ángulo comprendido entre la Corredera y la variante de la carretera N-430,
donde se intercalan naves industriales con bloques de viviendas.
El Plan de Ordenación Urbana de Almansa ha previsto la ocupación de
toda el área comprendida entre los dos ejes viarios principales (la N-430 y el
ferrocarril) y la Rambla Nueva, que cierra el perímetro urbano por el Oeste.
En este espacio, el área situada a occidente de la Avenida de Ayora ha quedado
151
planificada como zona industrial, mientras que en los alrededores del casco
antiguo y márgenes de las huertas, debido al mayor valor del suelo, se prevee
una ocupación por edificios destinados a viviendas familiares. Con todo, al
igual que en su momento lo hicieron la Corredera y la estación del ferrocarril,
la variante de la N-430 está empezando a ganar importancia como eje de servicios (almacenes, talleres, estaciones de servicio, casas de comidas y otros) e
incluso como lugar idóneo para el emplazamiento de grandes empresas (como la factoría Bimbo), por lo que es de preveer que en el futuro este eje viario
constituya un gran cinturón industrial y de servicios que bordee el plano de la
ciudad.
El Censo de Edificios de 1980 permite conocer las características de las
construcciones urbanas en Almansa. En ese año existían 4.007 edificios, de
los cuales 2.964, esto es, el 74%, estaban ocupados de forma exclusiva por
viviendas, extendidas de manera principal por el casco antiguo y al ensanche
del siglo XIX. En las 1.043 construcciones restantes coexisten las funciones
de hábitat y económica; se trata de los bloques de viviendas con sus plantas
bajas ocupadas por empresas y almacenes. Con todo, en estos edificios son
también mayoría los constituidos por una sola vivienda, 306 en total, localizados en su mayor parte en las casas de dos plantas del centro urbano. La edificación en altura es un hecho reciente, sin embargo son bastantes los bloques
que reúnen más de cuatro viviendas, 186 en total.
El Censo de Viviendas de 1980 recoge la presencia en Almansa de un total de 5.648 viviendas, es decir, una media general de 1,4 viviendas por edificio, y una ocupación de 3,6 habitantes por vivienda. De éstas, 5.432, o el
96,2%, son residencias principales y 216, o el 3,8% restantes, lo son secundarias. En general, el volumen de edificios ocupados por una sola vivienda asciende a 1.491, al margen de la posible presencia de una actividad económica
paralela; 1.319 viviendas se encuentran integradas en edificios formados por
dos viviendas y 2.838 en bloques de tres y más viviendas, circunstancia que
pone de manifiesto la importancia social de los grandes bloques de viviendas
familiares, que ofrecen el 50,2% del total de las viviendas de la ciudad.
Por lo que respecta a las dimensiones de éstas se comprueba un gran
predominio de las casas medias, las comprendidas en el intervalo entre 61 y
120 m. 2 , aunque en este grupo son las de menor tamaño (miden entre 61 y 90
m. 2)las más numerosas, 2.334 en total o el 4 1,3%. Por ello puede señalarse la
magnitud de 90 m. 2 como la más característica de las viviendas en Almansa.
Por debajo de los 60 m. 2 el volumen de viviendas es muy reducido: son las pequeñas casas del casco antiguo; mientras que entre los 121 y 150 m. 2 todavía
son numerosas, debido a las mayores dimensiones de las casas levantadas durante el siglo XIX y primera mitad del siglo XX.
152
De manera paralela al predominio de las viviendas de dimensiones en
torno a los 90 m. 2 , el número más habitual de habitaciones se sitúa entre 4 y
5, aunque también son bastantes las viviendas con 6. El primer módulo es el
empleado con mayor frecuencia en los bloques de apartamentos, mientras
que el segundo aparece en mayor medida en casas antiguas.
El Censo ofrece además el nivel de dotación de servicios de las viviendas familiares. La práctica totalidad de las viviendas cuentan con servicios básicos como el suministro de agua corriente y la evacuación de aguas residuales. La mayor parte de las familias optan por sistemas de calefacción individuales, por lo que el número de instalaciones generales para proveer de calor
a las viviendas es pequeño, aunque gana terreno en la actualidad por sus ventajas y el creciente nivel de vida. Algo similar ocurre con la refrigeración, que
puede resultar un gasto superfluo durante gran parte del año en estas tierras.
El suministro de gas se realiza también de forma individual en casi la totalidad
de las viviendas; en ellas, es el servicio telefónico uno de los más utilizados.
Por último, del régimen de tenencia de las viviendas familiares se desprende la importancia del sistema de propiedad, que por sí sólo supone el
72,1%. Le siguen en importancia las viviendas en alquiler, sobre todo la modalidad de alquiler de pisos vacíos, que en conjunto ascienden al 22,3%; muy
por debajo quedan ya las viviendas facilitadas por las empresas y las legadas
mediante otras formas, como la cesión sin desembolso.
8.2. EVOLUCIÓN URBANA DE CAUDETE
Al igual que Almansa, el núcleo urbano de Caudete aparece como tal
con la dominación árabe. El castillo es el elemento organizador del primer caserío; situado sobre una pequeña prominencia de la ladera meridional del Cerro de Las Peñicas-San Matías, su posición defensiva está potenciada por la
rambla que ciñe sus muros por el Norte (actuales calles de La Rambla y Maestro Serrano). En la fachada occidental de la fortaleza se extendía una explanada, origen de la actual Plaza Madrid, donde convergían los caminos de Madrid
(Montealegre), Valencia (Fuente la Higuera), Murcia (Yecla) y Alicante (Villena), a partir de la cual se desarrollarán las primeras calles del caserío
medieval.
El callejero antiguo de Caudete ha conservado unos topónimos que per miten delimitar el perímetro de la villa murada medieval: las calles de La Rambla, del Muro, Ancha, la Puerta de la Villa y la Villa. La Calle de La Rambla se
ajusta el límite septentrional de la fortaleza hasta la altura de la Plaza Mayor,
desde donde el perímetro del caserío antiguo queda señalado por la Calle del
Muro, que después de dos manzanas da un giro de noventa grados y sigue
en dirección al Camino de Villena durante otras dos manzanas hasta la
153
Cabezo
W Rosario
/
b
2
\
CAUDET
J
blai Vicente
N(BUGARRA
,
a
1
Penon Grande
-- -
Los Saleros
ç
0
/ 1km .-
----=
Fig. SO: Emplazamiento de Caudete y l3ugarra en la Edad Media.
=
D
154
- -?"
7
-
' Santa Ana
II
¡1
Ql1
-
TEIEEE
-
Cerro de
Las PeicasSan Matias
II
¡
>1
-
i ¡¡>a
LI 1
Ira
ti
—
Ca"
Io
Puerta de
Ita
Villa
tl
\ '
\'?
\c
\
'4
\
O
100
Hg. 5 1 Núcleo medieval de Caudete.
\\
155
CAUDETE
Antiguo Camino
de Valencia
Carretera
Yecla-E la Higuera
'o
!Uflii
i•er
1
Antiguo
Camino
de Murcia
Antiguo Camino
de Villena
Fig. 52: 1, núcleo medieval; II, 1850: JIl. 1900; IV, 1930; V, 1950; VI, 1974; VII, 1986 y expansión prevista.
156
confluencia con la actual Calle de J. López, punto desde el que pasa a denominarse Calle Ancha hasta el límite del espacio edificado, donde parte el Camino
de Villena y donde se ubica la Puerta de la Villa. El límite meridional del recinto amurallado estaría constituido por la Calle del Dean Martínez, que comunica el extremo suroccidental del castillo con la Puerta de la Villa y que todavía hoy continúa siendo la última calle del pueblo por este sector.
Toda el área acotada se caracteriza por la estrechez y el trazado tortuoso de su callejero, con algunos azucaques y arcos, aspectos todos característicos de los planos urbanos árabes. Los límites de La Rambla, del Muro y de la
Puerta de la Villa parecen claros; también resulta evidente el de la Calle Ancha
por ser continuación de la del Muro y por su amplitud contrapuesta a la norma del interior del área descrita, que lleva a pensar en su ubicación extramuros. Precisamente este sector urbano, donde se encuentra el Castillo, la Iglesia
Parroquial, la antigua Lonja y el edificio de la primera Casa Consistorial, se
conoce con el nombre de "La Villa", topónimo claramente alusivo a su condición de núcleo primigenio. Cuenta con tres accesos principales, heredados
de tres puertas medievales: la Puerta de la Villa, sobre el Camino de Villena; la
de Valencia, entre la Plaza Mayor y el camino que se bifurca más adelante y
conduce a Madrid y Valencia (actual Calle Mayor), y la de Murcia, en la confluencia del castillo y la Calle del Dean Martínez, sobre el Camino de Murcia.
A lo largo del siglo XVI Caudete multiplica por cuatro su población, pasa de los 108 fuegos u hogares de 1493 a los 410 de 1609. Este fuerte crecimiento demográfico supuso el desbordamiento del perímetro murado y la
aparición de un arrabal en torno al tramo común de los caminos de Madrid y
Valencia, esto es, la actual Calle Mayor; hecho refrendado por la construcción
en 1586 del actual convento de los Carmelitas fuera de La Villa:
..los PP. Carmelitas.., trasladaron la fundación al arrabal de dicha
villa
, en casa de un tal Gracia de oficio Herrero, que es donde aora
tienen el Altar maior y Nave de la Iglesia —s.
Es pues en esa centuria cuando comienza a perfilarse la actual Calle Mayor, al tiempo que aparecen algunas viviendas en las estribaciones del Cerro
de Santa Ana y siguiendo el curso de la Rambla. La expansión septentrional
del caserío viene impuesta por el deseo de preservar las huertas que se extienden al Sur y al Este de La Villa, interés que ha perdurado hasta los años setenta
de la actual centuria y ha determinado el particular crecimiento alargado de
Caudete sobre el estrecho lomo del eje anticlinal que separa la zona regada de
la Huerta de Arriba de la gran vega meridional; de manera que las calles del
Muro, Ancha y Dean Martínez han constituido hasta la última década el límite
del perímetro urbano.
ROA Y EROSTARBEJ., 1984, ob. cit., t. 11. p. 164.
157
En la primera mitad del siglo XVII Caudete experimentó una grave pérdida de efectivos humanos, por emigración, de forma que la población pasó
de los 410 hogares de 1609 a los 241 de 1646. La pérdida demográfica se tradujo en el estancamiento del casco urbano y el abandono de numerosas viviendas. La recuperación de la villa se inicia a finales de la centuria y se hace
firme en el setecientos, de manera que la población ascendía a 500 vecinos en
1731 y a 750 en 1755. El fuerte crecimiento del siglo XVIII y de la primera
mitad del siglo XIX permitieron la ocupación de toda la vaguada comprendida entre el Cerro de Santa Ana y La Villa, quedando limitado el casco urbano a
oriente por la Calle Mayor, a cuyas espaldas se extendían los huertos, y a occidente por la Calle del Ángel, la más elevada, próxima a la cima del Cerro de
Las Peñicas-San Matías.
El Nomenclator de 1860 da un total de 1.046 casas en el casco urbano y
90 cuevas habitadas. Las viviendas se distribuyen por La Villa, las manzanas
alrededor de las calles Mayor y de La Rambla y por la serie de callejones de
trazado concéntrico en torno al Cerro de Santa Ana. Las viviendas troglodíticas aparecen todas agrupadas en la vaguada que forma la pequeña cuenca de
recepción de la Rambla, sobre la parte más elevada del Cerro de Las PeñicasSan Matías; se trata de un tipo de hábitat que alcanzó un notable desarrollo en
todo ese siglo y en el siguiente.
El último cuarto del siglo XIX se caracteriza por la aceleración del desarrollo urbano, coincidiendo con la época de la gran exportación de vinos. Los
dos ejes principales de la expansión fueron el Camino de Valencia (en el tramo de la actual Calle de las Eras), que salva la zona de huerta que le flanquean
por el Norte y por el Sur; y las calles del Ángel y del Moto, en la parte superior
del casco urbano, al tiempo se construyen un par de manzanas en la acera todavía no edificada de la Calle del Muro, es decir, la opuesta a la de La Villa. La
Calle de las Eras conduce en esos momentos, además de a Valencia, a la Estación de Ferrocarril, circunstancia determinante de su gran prolongación hacia oriente, como ocurre con las calles del Molino y San Vicente paralelas a este eje. Todas ellas fueron creciendo por la construcción alterna de viviendas,
bodegas y fábricas de alcohol, de manera que en 1900 casi llegaban al trazado
de la carretera Fuente la Higuera-Yecla, construida en 1879, que pasaba por
las afueras de Caudete y asumía la función viana del antiguo Camino de Valencia; precisamente el punto donde convergen la Calle de las Eras, el antiguo
Camino de Valencia y la nueva carretera de Fuente la Higuera ha quedado registrado en la toponimia del callejero como "las Puertas de Valencia". En la
parte alta del pueblo el ensanche se realizó sólo mediante viviendas familiares
que, o bien son pequeños edificios, de planta baja y reducidas dimensiones, o
bien son casas semiexcavadas en la ladera o auténticas cuevas, habitadas todas
158
por jornaleros carentes de las rentas precisas para edificar o comprar las viviendas del llano.
Es en esos momentos cuando la Calle Mayor adquiere empaque, jalonada por las grandes casas de los principales propietarios agrícolas se convierte,
junto con la aledaña Plaza del Carmen, en el centro de la vida urbana, proceso
en el que destacan hitos como la edificación de la actual Casa Consistorial en
el arranque de la Calle Mayor, la construcción del Mercado de Abastos, en
1888, a espaldas del nuevo Ayuntamiento y la apertura consiguiente de la Calle del Mercado, extendida entre la Calle del Muro y la Plaza del Carmen, de
trazado paralelo a la Calle Mayor, donde se encontraban los jardines y huertos
de las principales casas. El Nomenclator de 1900 señala la existencia de 1.113
viviendas y 230 cuevas habitadas.
El cese de la exportación de vinos y la difícil situación consiguiente fueron superadas por la transformación de la superficie ocupada por el viñedo
en cultivos como almendro, olivo y otros frutales y por la gran expansión del
regadío. La crisis del vino supuso la quiebra de algunas familias acomodadas,
pero pronto los grandes propietarios acondicionaron sus explotaciones a la
producción de frutales, de secano y regadío, favorecidos por la continua extracción de aguas subálveas llevada a cabo en los primeros años del siglo XX.
La dedicación agrícola preferente del municipio favoreció a los grandes propietarios, sobre todo en coyunturas como la impuesta por la primera guerra
mundial; mientras que los jornaleros se vieron forzados a emigrar o a emplearse temporalmente, como señala el cronista de Caudete:
"... los jornaleros se concentraban en la Lonja, a la que acudían los
administradores de los principales propietarios para alquilarlos...
Pese a ello, la población siguió creciendo, espoleada por una alta natalidad, y el casco urbano se ensancha entre 1900 y 1930. Pero, mientras que la
iniciativa popular sigue buscando las laderas del Cerro de Las Peñicas-San Matías para edificar o excavar sus moradas, la expansión por el llano se realiza
gracias al capital del patriciado urbano. En efecto, será don Francisco Albalat
Navajas, Conde de San Carlos, quien edifique el nuevo barrio de San Francisco, con más de sesenta viviendas destinadas a jornaleros y pequeños propietarios, levantado sobre las eras ubicadas junto al Camino de Valencia, es decir,
al final de la Calle de las Eras, más allá de las Puertas de Valencia; y don Jorge
Arnedo quien levante el barrio de Don Jorge, en la continuación de las calles
Pintada y de la Nieve. Estas construcciones, con un marcado carácter social,
beneficiaron a buena parte de los habitantes que vivían hacinados en el casco
9
SÁNCHEZ DÍAZ, J., "Caudete. Cualquier tiempo pasado fue peor", Agenda Sindical, Albacete,
1973, pp. 65-66.
159
antiguo, aunque muchos siguieron viviendo en las cuevas de la parte alta de la
población, que en 1930 ascendían a 404, lo que supone que un hábitat troglodita para unas iSiS personas, aplicando una media de 4,5 individuos por
morada. Otras obras sociales impulsadas por los próceres locales del momento fueron la espléndida plaza de toros Las Arenas, la Iglesia de San Francisco y
el asilo de San Juan Evangelista, al tiempo que el Ayuntamiento creaba el matadero municipal de San Antón, la Glorieta y el grupo escolar Ruiz Alcázar.
También es en esas décadas de principios de siglo cuando surge el barrio de
San José, junto al Lavadero del Moto.
Por lo que respecta a la morfología de las viviendas, se comprueba la
preferencia por las casas de dos plantas, que suponen el 80,5% del total en el
año 1860, el 69,8% en 1900 y el 61,9% en 1930, aunque se observa un descenso en sus cifras relativas en favor de las cuevas, que pasan del 6,8% en el
primer año señalado al 22,3% en el último, y de las casas de una sola planta
de la parte alta del pueblo.
Después de los difíciles años treinta y cuarenta del siglo XX, en 1950 el
casco urbano de Caudete apenas si había aumentado en algunas manzanas en
torno al eje de la Carretera de Fuente la Higuera a Yecla. Al Sur del Barrio de
San Francisco, en la orilla opuesta del Camino de Valencia, aparecen algunas
viviendas y naves industriales delimitando la actual Avenida de San Jaime. El
ensanche de esas décadas confirma el interés por preservar el ruedo hortícola
y el pueblo sigue alargándose hacia el Este, desde la Villa por el Camino de
Valencia. Es en los años sesenta cuando se completa el barrio situado entre la
plaza de toros y el campo de deportes, con viviendas de planta baja y numerosas naves industriales y almacenes agrícolas. Al tiempo se amplía el casco urbano por el Sur, ocupando algunas parcelas de la huerta donde se levantan los
nuevos edificios que configuran la Calle Corona de Aragón, prolongación del
Paseo Minerva (actual Paseo de Luis Golf), y la Calle de José Ruiz Ruiz, prolongación de la antigua Calle del Muro, que se convierte en el límite del espacio
edificado frente a la huerta. En esos años, una serie de residencias secundarias
y casas con jardín van a flanquear los laterales del antiguo Camino de Villena,
entre la Puerta de la Villa y el Asilo, dando origen a la actual Calle de la Virgen
de Gracia. El progreso económico general, el alza constante del nivel de vida
y la emigración padecida en esos años por Caudete serán la causa del abandono de las viviendas trogloditas, que en 1970 habían descendido a 174, esto es,
al 7,9% del total de las viviendas.
En 1980 los edificios del casco urbano ascendían a 2.381 y las viviendas
a 2.828, lo que supone una media de 1,2 viviendas por edificio, relación que
indica la importancia que mantienen todavía las residencias unifamiliares, a
pesar de los modernos bloques de viviendas colectivas. Por otro lado, el
160
número de cuevas habitadas descendió en ese año a 57, ocupadas por la población con menos recursos.
En los años setenta se han ido ocupando los nuevos edificios de viviendas surgidos en las calles Corona de Aragón, la Zafra, Atleta Antonio Amorós
y la Huerta, en forma de conjuntos urbanos diferenciados: "las 112
viviendas", la Cooperativa Nuestra Señora de Gracia, "las viviendas de la Cerámica" y otras.
El ensanche de los años ochenta está dirigido por el Plan Parcial del Polígono Sur, en el área de huertos delimitada por las calles de la Zafra al Norte,
Virgen de Gracia al Oeste, la Carretera de Villena al Este y la Vereda de la Cruz
al Sur, esto es, todo el espacio que tradicionalmente había sido respetado por
su fertilidad y que determinó el alargamiento Oeste-Este del casco urbano, terrazgo que ahora es declarado "suelo urbanizable programado". El Polígono
ocupará una superficie de 22 Ha., cubierta por bloques de viviendas con espacios ajardinados de uso público, donde la densidad de edificación máxima
permitida ha sido estimada en 75 viviendas por H a .Ho.
8.3. DESARROLLO DEL PLANO DE ALPERA
Alpera surge como pueblo nuevo después de la represión de la revuelta
mudéjar en el siglo XIII. El nuevo lugar elegido por los pobladores cristianos
se encuentra en terreno llano (en el glacis de El Bosque), junto al cauce labrado por el Barranco del Malecón, por donde discurre el único curso de agua
permanente de la comarca: la Acequia de Alpera. El nuevo emplazamiento se
organizó a partir de dos directrices básicas: el camino que conducía desde Almansa hacia los pueblos de la Sierra de Montearagón (Alatoz, Carcelén y
otros), que ya atravesaba el núcleo árabe primitivo de Alpera, esto es, el caserío del Castillo de San Gregorio, situado cuatro kilómetros aguas arriba del
Barranco del Malecón; y la actual Calle de la Seda, que secciona dicho camino
en ángulo recto. En la intersección de ambos ejes se encuentra la Plaza de la
Iglesia, jalonada por los principales edificios religiosos y civiles: la Iglesia, el
palacio de los señores de Verastegui y la Casa Consistorial en las inmediaciones, constituye el centro del pueblo, a partir del cual se ha desarrollado el caserío.
Los siglos XVI y XVII fueron de estancamiento demográfico cuando no
de pérdida de población absoluta, y el perímetro edificado apenas experimentó variaciones. En 1713 la población ascendía a 151 vecinos, cuando la
Relación de 1575 señalaba que el pueblo había contado antes con más de 100
vecinos. El Catastro de Ensenada, en 1750, da un total de 376 viviendas en el
80
A.M.C., Memoria de reparcelación del Polígono Sur, 1980.
1I
?;
u.
..l..u..uu
.u...I.u..
u--
E
!OhII
II! e!
1iIUu
>
••
•guiuuIuuI
u...uulu
su......
tu......
u.....
u......
r
u.
UUUL
I•jjuIu••I
u
iI!H9!
leo
Ii1
1
¡UI
JL]
DLI
162
casco urbano, volumen que implica un crecimiento acelerado de la población
en la primera mitad del siglo XVIII. Un croquis recogido en el Diccionario de
Tomás López8 permite conocer la extensión del callejero en 1786: el plano
adopta la forma de un cuadrilátero, delimitado al Norte por la Calle de los
Huertos, denominada así precisamente por constituir el umbral entre el perímetro edificado y el área regada, que coincide con el trazado de la Acequia de
Alpera; por el Este las últimas manzanas son las de la Calle del Horno y la del
Ayuntamiento, por el Sur la Calle de San Roque y por el Oeste la Calle Honda.
En el centro del pueblo, además de la Plaza de la Iglesia, aparece aledaña la del
Ayuntamiento, donde se celebra el mercado. El callejero se va alargando en
dirección a la ermita de San Roque, situada en la parte más elevada de la suave
pendiente en que se asienta el pueblo.
A lo largo del setecientos y primera mitad del ochocientos el pueblo sigue creciendo hasta duplicar el número de edificios construidos. El Nomenclator de 1860 da un total de 606 edificios, volumen que se ha mantenido casi
inalterado hasta el presente por la despoblación sufrida; así, en 1900 se censaron 607 edificios, 645 en 1920, 657 en 1950 y 685 en 1970. Puede decirse
que el callejero de mediados del siglo pasado era de proporciones similares al
actual, aunque en los últimos años se han levantado algunos bloques de viviendas, almacenes y casas unifamiliares ajardinadas en el extrarradio.
También aquí son mayoría los edificios de dos plantas, que suponen el
97,6% del total en el primer año, el 9 1,0% en el segundo y el 79,8% en el tercero, preferencia debida a la necesidad de duplicar el espacio de los edificios
para dar cabida a la vivienda y al almacén agrícola. Las viviendas trogloditas,
ubicadas en la parte alta del pueblo, tuvieron una relativa importancia en la
primera mitad del siglo XX: en 1860 sólo existía una cueva, 17 en 1900 y 78
en 1950. No obstante, el Nomenclator de 1960 no recoge ya ninguna, ni los
censos posteriores, debido a que fueron sus ocupantes los primeros en abandonar el pueblo con la emigración iniciada en los años cincuenta, aunque la
falta de registro puede deberse también a su omisión en los censos posteriores. Con todo, el número de viviendas excavadas no ha sido nunca voluminoso, en 1950, año en el que alcanzaron su mayor cifra, sólo suponían el 10,1%
del total de viviendas, y ello debido entre otras causas a las dificultades que
plantea para la construcción de este tipo de viviendas la superficie aplanada
sobre la que se asienta el pueblo; así, las cuevas se encuentran agrupadas en
una pequeña hondonada del relieve que ha permitido el escarpe suficiente para labrarlas.
'
81
LÓPEZ, Tomás, 1786, ob. cit., fois. 88-92.
163
8.4. DESARROLLO DEL PLANO DE BONETE
El origen de este municipio se debe a una doble función: por un lado al
papel desempeñado como célula humana a partir de la cual se roturan nuevas
tierras y, por otro, a su función rutera. El desarrollo de Bonete ha estado ligado a su ubicación junto al Camino Real de Madrid y por tanto el aspecto de su
callejero responde en gran medida a este hecho.
El núcleo fundacional se encuentra en la cima del pequeño cerro amesetado que sustenta el caserío. Sobre él, las primeras casas gozaron de una posición defensiva y una buena disposición frente a los vientos del Norte y a la insolación del mediodía. Este núcleo estaría integrado por las manzanas de casas delimitadas por las calles Ramón y Caja¡ y Pósito.
Con posterioridad, el callejero fue descendiendo hacia el llano meridional, atraído por el trazado del Camino Real. Las casas descienden por la ladera
configurando dos calles de trazado muy irregular, salpicadas de rincones y
plazoletas: la Calle General Yagüe y el eje de la Plaza de Calvo Sotelo; que comunican la cima del cerro con el camino del llano. De esta manera, a principios de la Edad Moderna el plano de la villa quedaría delimitado por la Calle
Ramón y Cajal, al Norte, y por el Camino Real, al Sur, en cuya orilla se levantó
la Iglesia Parroquial.
El desarrollo más espectacular del pueblo se da entre 1750 y 1860, período en el que pasa de 60 a 281 casas; después, el crecimiento apenas ha podido duplicar esa cifra y en 1980 el número de edificios era sólo de 469. La
expansión de la segunda mitad del setecientos y primera del ochocientos se
lleva a cabo por las calles Colón y Placeta, paralelas al Camino Real, y por la
Calle Corazón de María, que se convierte en el segundo eje en importancia
después del Camino Real. En 1960 el plano de Bonete apenas había crecido en
algunas manzanas y ocupaba ya todo el espacio entre la ladera y el Camino
Real. Con todo, la población seguía acantonada en la parte más escarpada del
cerro, ceñida por la carretera N-430 (el antiguo Camino Real) por el Sur y el
Oeste, por la Calle de San José en el Norte y por la Calle de las Escuelas en el
Este. Han sido las construcciones de las últimas décadas, viviendas, algunas
naves industriales y almacenes agrícolas, las que han desbordado ese perímetro, instalándose al otro lado de la carretera nacional y en la suave pendiente
oriental del cerro, al Este de la Calle de las Escuelas, área en la que comenzaron a levantarse naves y corrales sin ninguna planificación, que hoy empiezan
a regularse en previsión de un crecimiento ordenado.
Las viviendas de dos plantas son también mayoría y siguen la misma
tendencia al descenso en sus valores relativos en favor de una mayor diversificación del módulo de las construcciones. Así, su porcentaje era del 81,5%
en 1860, del 74,6% en 1900 y del 77,2% en 1930. Por otra parte, las viviendas
164
le...'
/
Ii
...
1-
•UUl
UuU•
UL.
•b •.UuU
!
RltI_t.
!'••
••.4
¡
ue. uui •.i
- •••
u..
Jucu.
UL
0
ecl u.... ,.
--
u.. •u•..
-Cje
o
.-
-
150m
Fig. 54: 1, núcleo fundacional; 11, siglo XVI; 111, 1960; IV. 1981 y previsto; V, viviendas trogloditas.
165
trogloditas, aunque aparecen representadas, tienen escasa relevancia y en
1930, cuando alcanzan mayor difusión, sólo suponían el 6,8% del total de las
viviendas. Estas casas excavadas se localizan al final de las calles Ramón y Caja¡ y Pósito, y su censo ha sido erróneo con frecuencia debido a la interpretación en cada momento del agente censal, ya que algunas de estas viviendas
presentan una fisonomía mixta entre cuevas y edificios y se encuentran bien
alineadas con las otras casas de la calle.
8.5. DESARROLLO DEL PLANO DE MONTEALEGRE DEL CASTILLO
El actual emplazamiento del pueblo se debe a un traslado del caserío
desde el primitivo solar en las laderas del pequeño Cerro de Los Villares (topónimo alusivo a los restos arqueológicos de época árabe existentes) situado
junto al manantial del Llano de la Consolación, donde se ubicó la ciudad
ibero-romana. Es probable que durante el período de guerras entre cristianos
y musulmanes fuese arrasado el caserío de Los Villares o que sus habitantes lo
abandonasen huyendo de las conflagraciones. El hecho es que el actual emplazamiento parece ser obra ya de los conquistadores cristianos, que buscaron un cerro con mejores defensas naturales para asentarse.
Todo parece indicar que la población fue muy escasa en los primeros momentos del nuevo emplazamiento y es probable que el único lugar habitado
fuese la fortaleza, como puede intuirse del hecho de que en los textos de la
época sólo se hable del Castillo de Montealegre, sin hacerse ninguna alusión a
un posible poblado junto a él. Otro hecho que apunta en este sentido es la donación de Don Juan Manuel a su hijo, Sancho Manuel, de "el Castillo deMontealegre y el lugar de Carcelén "82, cesión que de nuevo insiste en la donación
de una fortaleza, Montealegre, y de un pueblo o lugar habitado, Carcelén.
Zuazo y Palacios señala como Sancho Manuel encontró despoblado totalmente este emplazamiento y tuvo que emitir varias cartas-puebla para atraer
colonos 83 . El grupo humano alcanzó cierta importancia ya en el tercer decenio del siglo XIV, cuando se procede a señalar el deslinde entre los términos
municipales de Almansa y Montealegre 84 , cuestión que hasta ese momento había carecido de importancia por la débil presión demográfica.
El nuevo castillo fue edificado en el cerro por cuya ladera asciende, en
línea recta, el antiguo camino entre Almansa y el Llano de la Consolación, eje
que pronto se convertiría en la principal directriz de los ensanches posteriores del caserío.
82
83
84
ZUAZO Y PALACIOS, J., 1915, ob. cit., P. 110.
ZUAZO Y PALACIOS, J., 1915, ob. cit., pp. 112-113.
PRETEL MARÍN, A., Don Juan Manuel, señor de la Llanura (repoblación y gobierno de ¡a Mancha albacetense en la primera mitad del siglo XIV). Albacete. lEA., 1982, pp. 273-274. doc. 31.
166
Las primeras casas aparecieron al pie mismo de la fortaleza, en la parte
más escarpada del cerro, sobre su falda suroccidental, donde las viviendas están semiexcavadas y se agrupan en alargadas y estrechas manzanas que se ciñen a la ladera siguiendo las curvas de nivel. Las calles son estrechas y tortuosas y salvan mediante empinadas rampas los frecuentes desniveles. En la parte
baja del caserío primitivo se abría una explanada donde confluían el camino
antiguo de Almansa hacia el Llano de la Consolación y el Camino de Bonete,
ensanche ocupado hoy por la Plaza de San Sebastián, de donde nace la actual
Calle de San Sebastián, emplazada sobre ese antiguo eje rutero procedente de
Almansa, que se convirtió en la principal vía del pueblo con los ensanches de
los siglos XV y XVI. La Iglesia Parroquial, construida en el extremo de esa calle, constituyó el límite oriental del caserío en esos momentos.
El crecimiento poblacional del siglo XVIII fue seguido de una fase de
edificación, alargándose el caserío por los caminos del Llano de la Consolación (la actual Calle Generalísimo) y de Bonete, donde surgieron las primeras
viviendas de la actual Calle Florida Baja. El espacio situado entre ambos ejes
de expansión comenzó también a ser ocupado en esos momentos.
En 1750 el callejero estaba formado por 315 edificios, un siglo después,
en 1860, existían 645 casas, es decir, se había duplicado el número de construcciones entre ambas fechas, período en el que el pueblo experimentó su
crecimiento más considerable. En las décadas siguientes el crecimiento fue
lento pero constante, llegando en 1940 a contar con 814 edificios, momento
en el que el caserío llega hasta el trazado de la carretera Almansa-FuenteÁlamo.
La fase de emigración posterior ha supuesto un freno al ensanche del callejero, constreñido en el perímetro de principios de siglo, y sólo en los años
setenta, con la interrupción del éxodo de población y con el retorno de algunos emigrantes, se han rebasado los límites de la carretera comarcal, convertida en la Calle Capataz Santiago, alcanzándose 1.009 edificios en 1980.
9. EL HÁBITAT RURAL
9.1. CAUSAS DE LA DISEMINACIÓN DEL POBLAMIENTO
En la actualidad casi la totalidad de los habitantes del Corredor de Almansa, el 98,2% en 1981, reside en las cabeceras municipales y sólo el 1,8%
encuentra morada en el campo. La acusada urbanización de la población es un
hecho reciente consecuencia de la inmigración, del incremento de los niveles
de renta y de la creciente demanda de servicios en todas las capas de la sociedad generados por la industrialización. No obstante, hasta hace un par de
167
decenios la proporción de habitantes en diseminado era considerable y netamente superior a la propia de los municipios manchegos.
En efecto, una de las características de la ocupación del agro en la comarca es la abundancia de casas de labor, dispersas en los campos o agrupadas
en pequeños caseríos, que han dado cobijo permanente a buen número de trabajadores de este medio en todos los municipios del Corredor, y en especial
en Alpera. Las causas que explican la dispersión son de orden físico y
humano:
a) El primer factor que justifica la distribución de estas viviendas
es la gran extensión de la comarca. Almansa cuenta con un dilatado término
municipal, de 531,58 km .2, y en general todos los municipios poseen vastos
territorios donde las distancias son largas. Las cabeceras municipales de la comarca aparecen alineadas en un radio que supera los 20 km. de distancia desde Almansa (ciudad que ocupa una posición central), de manera que existen
extensos espacios intermedios y marginales, alejados hasta 15 km. del núcleo
urbano más próximo, que hacen oneroso el desplazamiento a diario del campo al pueblo y exigen la permanencia constante en ellos.
b) La aridez característica del área contribuye a la localización del
hábitat en las proximidades de fuentes y manantiales, de manera que en la comarca todas las surgencias hídricas han contado tradicionalmente con una
importante ocupación humana, que las ha aprovechado para su abasto, para
bonificar cultivos y, de manera especial, utilizando su fuerza motriz para molturar cereales: los molinos de vega.
c) El régimen de tenencia y explotación inciden también en el tipo de poblamiento. Salvados los pequeños ruedos hortícolas de las inmediaciones de los pueblos, el sistema de cultivo extensivo determina que todos los
pequeños propietarios, con tierras insuficientes para su manutención, vivan
en el casco urbano, donde realizan otras tareas que compensan su economía.
En consecuencia en sus predios no hay casas de labor o éstas son de muy reducidas dimensiones y de uso esporádico. En las medianas y grandes explotaciones la actividad agraria se organiza a partir de las casas de labor, tanto más
cuanto mayor y más concentrada esté la propiedad, ya que las continuas tareas exigen la presencia permanente del propietario o del encargado y de sus
respectivas familias, así como de otros empleados: labradores, muleros, pastores, trabajadores fijos y jornaleros eventuales.
d) La dependencia administrativa de Alpera y Bonete de la ciudad
de Chinchilla hasta tiempos muy recientes ha sido otra de las causas de la dispersión del hábitat en esos dos municipios. Ambos no eran más que pequeños
caseríos exentos de todo servicio y, en consecuencia, las tierras de sus alrededores, bajo la jurisdicción municipal de Chinchilla y separadas más de 40 km.
168
de esta ciudad, se colonizaron con pequeños asentamientos: caseríos, aldeas,
cortijos y casas aisladas; en algún caso organizadas en mayorazgos, que después, por su desarrollo, han sido origen de muchos de los actuales
municipios85 .
e) En Caudete la diseminación del poblamiento por la extensa
huerta encuentra justificación en la constante atención que precisa este espacio agrario.
t) Por último, el papel de encrucijada caminera desempeñado por
el Corredor ha potenciado también la dispersión del poblamiento. Junto a los
principales caminos son frecuentes las ventas, de las que hoy pocas perduran
habitadas y ninguna cumpliendo la misión para las que fueron construidas (se
han convertido en casas de labranza). El tendido del ferrocarril en el siglo pasado supuso también la creación de nuevos núcleos habitados: las estaciones
y puestos de vigilancia; todos en diseminado salvo la estación de Almansa.
9.2. FUNCIONES Y ADAPTACIÓN AL MEDIO DE LAS VIVIENDAS RURALES
Ya ha sido señalada la prestación de servicios por parte de algunas de
estas viviendas en diseminado. Interesa ahora conocer las funciones que cumplen las casas rurales.
Tradicionalmente, la inmensa mayoría de las edificaciones ligadas a una
explotación rural han desempeñado el papel de instrumento de trabajo
campesino`. No obstante, algunas de las casas antiguas y la mayor parte de las
construidas en las dos últimas décadas aunan a esa función la de servir de espacio de ocio. Uno y otro cometido han experimentado un espectacular cambio en el tiempo, respecto a espacio ocupado y capital invertido, de manera
que en las viviendas tradicionales era primordial la orientación agraria y la
función residencial, en las pocas casas en las que se simultaneaba, ocupaba espacios más reducidos. Por el contrario, en la actualidad es el ocio el que acapara el mayor interés y constituye la directriz básica que orienta la mayor parte de las construcciones en el medio rural.
Por todo ello, varias son las funciones específicas desempeñadas por las
casas rurales en la comarca:
a) Son el punto neurálgico a partir del cual se organiza todo el trabajo de la explotación. Por ello su tamaño está en relación directa con el de
las fincas sobre las que se asientan, y sus cometidos responden también al tamaño y a la orientación productiva de la empresa. De esta manera, en las
85
86
Relaciones Topográficas, 1575, Chinchilla, fols. 440-442 y.
DERRUAU, M. Tratado de Geografía Humana, Barcelona, Vicens-Vives, 1972, 681 pp.,
p.406.
169
grandes casas es frecuente encontrar edificaciones encaminadas a dar cobijo
al agricultor, a su familia y a otros trabajadores fijos y eventuales, así como
para guarecer al ganado mayor y menor. Destaca también la función de almacén de útiles y herramientas y de productos agrarios (granos, paja, vinos,
etc.); algunas de estas casas, las más grandes, sirven al tiempo de factoría donde se elaboran vino, alcohol, aceite y harina y se extraen productos alimenticios como carne, huevos y leche.
b) Algunas grandes casas, junto a varias de las funciones rurales
señaladas, presentan también el cometido de residencia de ocio de sus propietarios. La importancia de esta dedicación en el contexto de la edificación rural varía con el nivel de renta del propietario, así, puede estar perfectamente
desligada del resto de los edificios de la explotación, constituyendo una casa
aislada, separada incluso por una calle o jardín, que sería el caso extremo de
disociación de ambas funciones en la comarca, o puede estar integrada en mayor o menor grado en la explotación rural, formando parte del mismo edificio compartiendo algunos elementos comunes y ocupando un espacio más
reducido.
Este aspecto residencial sólo es cumplido por algunas de las casas antiguas, con grandes propietarios en absoluto dedicados al trabajo directo de la
tierra, y en muchas ocasiones absentistas. Sin embargo, constituye el principal rasgo de las nuevas edificaciones en el Corredor: los chaM, a partir de los
cuales también se realizan ciertas tareas agrarias a tiempo parcial, en especial
las menos intensas y cualificadas.
Al tiempo que funcionales, las casas rurales deben ser económicas y
acordes con las características del clima. Los materiales empleados en su
construcción son, en consecuencia, los propios de cada área en concreto. Así,
la casa rural tradicional de la comarca está edificada con los tres elementos
naturales más abundantes: la piedra caliza, la arcilla y la cal; aprovechando
además la madera de pino y encina. Ya ha sido señalada la importancia del roquedo calizo en el Corredor que, además, en muchas zonas presenta una estratificación en delgadas capas, de 20 o 30 cm. de espesor, que favorece su
extracción y empleo en la construcción en forma de bloques bastante regulares que pueden apilarse con facilidad, con todo, su utilización depende de la
proximidad, ya que por lo general las viviendas rurales son levantadas con los
mismos materiales que subyacen en la explotación agraria; así, las piedras
irregulares extraídas del terrazgo para favorecer su labor son con mucha frecuencia las mismas que dan forma a las paredes, y en este sentido cabe hacer
especial mención de las costras calcáreas arrancadas de la superficie de los
glacis, divididas en forma de pequeñas losas.
La arcilla, la cal y el yeso abundan en los extensos afloramientos triásicos
170
de la comarca. La arcilla es empleada como aglutinante en la argamasa que
une las piedras, en forma de ladrillo para algunos remates en las esquinas,
puertas y ventanas, y como tejas para la cobertura. La cal y el yeso forman
parte también de los aglutinantes y, sobre todo, del enlucido de las paredes; la
cal se utiliza además para el enjalbegado final.
Las casas no cuentan con ningún tipo de armazón, el peso del edificio
descansa directamente sobre las paredes que, de esta forma, tienen que ser
gruesas y sólidas, y se encuentran con frecuencia apoyadas por contrafuertes.
La madera es empleada sólo para las vigas que sustentan el techo y en parte
del precario mobiliario.
Su adecuación al clima es notable y puede seguirse una gradación tipológica en este aspecto concreto en el Corredor, desde las tierras más bajas y
de clima más suave hasta las tierras más altas y continentalizadas. La lucha
contra el frío se manifiesta en la exposición de las viviendas al sol, con las fachadas orientadas al Sur, en la reducción del tamaño de las aberturas al exterior y aun del número mismo de estos vanos: mientras en Caudete es normal
ver amplias ventanas en las plantas bajas y varias puertas de acceso a las viviendas desde el exterior, con el descenso térmico en las tierras más elevadas
y septentrionales empequeñecen los vanos y se reduce su número, de manera
que las casas de labor de la parte más fría de la comarca responden ya al prototipo manchego de casa maciza, con escasas y pequeñas aberturas al exterior
y con un único acceso a través del portalón del patio, al cual se abren las distintas dependencias, aprovechando ese espacio cerrado protegido de los
vientos. En Caudete es corriente ver algún árbol sombreando la fachada principal, en las tierras más altas desaparece el árbol para ganar el máximo de insolación. Síntomas claros de esa lucha contra el frío en las zonas más expuestas son, además, los grandes hogares donde se desarrolla la mayor parte del
tiempo libre al calor de la lumbre, bajo las amplias campanas de las chimeneas; y el acceso directo desde la cocina a los establos sin salir al exterior.
En las casas con gran patio central, el ala Sur y parte de la Oeste se encuentran ocupadas por las dependencias para el ganado, de manera que éste
se beneficie de una buena insolación. El ala Norte y el resto de la Oeste la ocupa la vivienda campesina, que abre su fachada al patio interior, orientada al
mediodía aprovechando, además del calor solar, el abrigo del corral.
El espesor de los muros y los vanos pequeños proporcionan a la vez un
buen aislante contra el calor de los meses estivales, potenciado por el intenso
encalado, que permiten la presencia en el interior de las casas de un ambiente
umbrío notablemente contrastado con el solanero exterior.
Las casas se protegen de las lluvias con sólidos tejados de teja curva dispuestos a doble vertiente, aunque se procura que la mayor parte de las aguas
171
deslicen hacia el exterior y por ello, en las casas con patio interno, algunas
dependencias presentan tejado a una sola vertiente orientada al exterior. El
enjalbegado protege también contra la humedad en general y en particular
contra la percusión directa de las gotas de lluvia en las paredes enlucidas.
Para abastecerse de agua, las casas se encuentran en emplazamientos
próximos a manantiales y cursos de aguas permanentes, han excavado pozos
para aprovechar los acuíferos del manto cuaternario, han labrado algibes en
su mayor parte disociados de la vivienda (donde el agua recogida procede de
la escorrentía superficial), han construido pequeñas presas de tierra compactada en el lecho de algunas ramblas y han excavado albercas en el suelo, donde almacenan las aguas pluviales.
9.3. TIPOS DE CASAS RURALES EN LA COMARCA
Existen notables diferencias entre las distintas zonas de la comarca debidas a factores físicos (la ya comentada adaptación al clima) y humanos; entre
estos destaca la intersección en el Corredor de influencias valencianas, murcianas y manchegas en la edificación rural, que determinan diferentes formas
de entender la organización funcional de las viviendas. Además, son los cometidos a desempeñar por la casa rústica los que determinan en mayor grado
el modelo elegido, por encima de la adaptación al medio natural.
Una distinción básica se establece entre casas que siguen modelos valencianos y murcianos, distribuidas por la zona oriental y meridional de la comarca, y el prototipo de casa manchega, que se extiende por las vastas llanuras del área occidental. Los tres tipos se solapan sin que exista una frontera
clara entre ellos, y es frecuente que las casas aunen elementos de dos de ellos
e incluso de los tres.
9.3.1. LA CASA GRANDE
Están ligadas a antiguos grandes propietarios: nobleza, clero y patriciado urbano; aunque en la actualidad han ido cayendo en manos de acaudalados financieros, empresarios y miembros de las profesiones liberales. En cualquier caso, son todos propietarios absentistas, en absoluto dedicados al trabajo directo de las tierras, que son llevadas mediante encargados, medieros y
peones. Sus dueños lo han sido, a la vez, de las grandes casas que jalonan los
cascos antiguos de Almansa, Caudete, Alpera y Montealegre. En su mayor parte rentistas, fueron abandonando la comarca y vendiendo sus fincas para trasladarse a Valencia, Albacete y Madrid de manera principal, de ahí que en la actualidad sus nuevos dueños procedan de estas ciudades con frecuencia.
Estas casas se caracterizan por sus grandes dimensiones, con dos o más
172
Casa grande
L
Santa Rosa
corral
Planta
baja
cobertizo
al macen
al macón almacen
bodega
y
lagar
1
alrtiacen cuad
________
er
I
-
_____________
patio
~Smrh
0
5
a.,
patio
',
capilla
J
1
1
1
salon
N
lOa
1
PISO
Fig. 55: Santa Rosa (Almansa). Ejemplo de Casa Grande de secano donde aparecen desligadas las
funciones residencial y de ocio de las de labor. La casa del señor ocupa el ángulo Oeste del edificio y tan sólo comunica con el espacio de labor por el patio interior, donde se encuentra la entrada de carruajes. La mitad Este del edificio está ocupada por la típica casa de labor de secano en
torno a un gran patio central, alrededor del cual se hallan la bodega, los almacenes y la casa del
labrador. Por último, a espaldas del edificio se abre el espacio dedicado a la explotación ganadera, con un gran corral con cobertizo y una pequeña casa para el pastor: h, habitación (dormitorio); 1, horno; 2, hogar; 3, despensa; 4, tinajeras; 5, aseo; 6, pocilgas; 7, despacho administración; 8, fregadero.
173
plantas habitables, y por su carácter suntuoso, manifiesto en el estilo arquitectónico, en su selecta ornamentación y en la reserva de una parte de las tierras de labor para espacios ajardinados. En ocasiones son auténticos palacios,
como la Casa de Santa Rosa o la Casa Colorá en Almansa, o el Palacio de Caudele, que ha sido durante mucho tiempo residencia estival de los obispos de
Orihuela. La distribución interna, desprovistas de más fin que el residencial,
es muy aleatoria y obedece sólo a criterios de estética y recursos económicos.
Con todo, pueden señalarse una serie de aspectos que, en mayor o menor medida, cumplen todas. Así, es normal que la fachada principal de la casa se abra
a un amplio jardín cercado, donde aparecen elementos ornamentales como
parterres, glorietas, estanques, fuentes y arboledas. En el interior, la planta baja está ocupada por amplios salones, el comedor, la cocina y la despensa; es
frecuente la presencia de un despacho donde el propietario revisa la contabilidad de la finca y recibe a sus empleados; más excepcional es la existencia de
pequeñas capillas; por último, el arranque de la escalera da gran empaque
también al piso bajo. La segunda planta está ocupada sólo por dormitorios y
el aseo de los señores, y la tercera planta por dormitorios de los empleados
domésticos y por almacenes.
Junto a la Casa Grande aparecen las dependencias rurales de la finca, separadas de ella o formando parte del mismo edificio pero sin ninguna estancia
en común. Los anexos rurales constituyen la típica Casa de Labor, con sus funciones características. Alrededor de todo el conjunto se extienden las tierras de
labor, orientadas siempre hacia el secano extensivo. Tan sólo unas pocas casas,
no más de veinte, cumplen las características expuestas y son las únicas en las
que, entre otras, puede hablarse de una función residencial tradicional.
9.3.2. LA
CASA DE LABOR
Pertenecen a propietarios medios dedicados a la explotación directa de
sus tierras, o a rentistas que las tienen arrendadas o en aparcería. Su distribución interna responde a los cometidos propios de la casa rural entendida como
útil de trabajo. Las dimensiones de las casas son más reducidas, las más impor tantes de esta categoría enlazan directamente con las más humildes de la anterior y, en general, cabe hacer la distinción antes apuntada entre casas de labor
de influencia valenciano-murcianas y casas de labor de aires manchegos.
Entre las primeras se incluyen las que siguen las directrices propias del intenor de la provincia de Alicante y del Altiplano de Jumilla-Yecla 87, extendidas
87
SEUO ALONSO, F. G., Arquitectura alicantina. La vivienda popular, Alicante, Ed. Bibi. Alicantina, 1975, 2 u., t. II, 109 pp., pp. 13-15.
MORALES GIL, A., ElAltiplanodefumilla-Yecla, Murcia, Univer. Murcia, 1972, 467 pp. ,
pp. 324-330.
MATARREDONA COLL, E., 1983, ob. cit., pp. 138.142.
174
por Caudete, la serranía de Almansa y la mitad meridional del término municipal de Montealegre. En este área, la casa típica presenta la forma de casa bloque con elementos yuxtapuestos definida por Derruau 88. El edificio, de planta rectangular y con dos pisos, presenta las dependencias para el hábitat humano apretadamente en la parte delantera, orientada hacia el Sur; mientras
que a sus espaldas el espacio para ganado y almacenes ocupa mayor extensión
e incluso llega a superponerse en altura al primero (ocupa el piso superior de
la fachada). Estas dependencias se abren a un patio o corral ubicado en uno de
los laterales del edificio y, apoyándose en él, aprovechando con frecuencia
algún rincón formado por las diversas dependencias, aparece a un costado de
la casa un cobertizo sin puerta, orientado hacia la fachada, donde se recogen
el carro y los útiles de trabajo diario en los intervalos de descanso.
Frente a la fachada principal se abre un espacio de tierra aplanada donde un árbol, generalmente un pino y en menor medida un olmo, ofrecen un
espacio sombreado donde transcurre gran parte del tiempo de ocio de la familia campesina; así, con frecuencia, en la fachada aparecen dos bancos o poyos de mampostería que flanquean la puerta. También en este espacio previo
a la vivienda suele ubicarse la caseta del pozo o algibe y sus pilas para abrevar
el ganado y lavar, y la caseta del perro guardián. El camino de acceso a la casa
limita la explanada exterior.
En uno de los costados de la casa se encuentra la era y los elementos
precisos en el trillado. Su ubicación depende de la exposición a los vientos
dominantes, así, suele localizarse en la parte Oeste de las casas con objeto de
que el viento de componente Este, que reina en los momentos de la trilla, no
lleve la paja a la casa. No obstante, en los valles del arco montañoso las eras se
alejan de la casa buscando la mejor exposición al viento y su ubicación es muy
aleatoria.
A la vivienda del campesino se accede por un amplio zaguán, el porche,
capaz para dar paso a los animales de labor hacia los establos (aunque no sea
este el paso más frecuente), así como para servir de almacén provisional de
frutos y aperos. En los laterales del porche se abren dos habitaciones destinadas a dormitorios, con dimensiones similares y en posición simétrica. Tras
ella se encuentra la mayor dependencia de la vivienda: la cocina-comedor;
que es a la vez la pieza más utilizada. En ella, ocupando uno de sus laterales,
aparece la amplia chimenea de campana, con el hogar a ras de suelo y el horno abierto en uno de sus laterales, proyectando su silueta al patio; en el otro
lado del hogar se encuentra la alacena. En los flancos de la cocina se extienden dos poyos de mampostería que sirven de asiento y de cama eventual. En
88
DERRUAU, M., 1972, ob. cit., p. 412 y ss.
175
el lado opuesto del hogar se halla la escalera de acceso al primer piso y, ocupando en parte su hueco, una pequeña despensa en cuya pared otro poyo de
mampostería sirve de base a cántaros y tinajas.
A partir de la cocina-comedor se accede al establo directamente y al patio. El establo (la cuadra) se encuentra con frecuencia dividido en dos piezas:
una ocupada de continuo por los animales de labor, con los pesebres adosados a uno de sus laterales, y otra, también con pesebres, ocupada eventualmente por los jornaleros, que pernoctan sobre los poyos de mampostería con
pequeñas elevaciones en forma de almohadas formadas por tejas curvas construidas a tal efecto. Las cuadras cuentan con acceso directo tanto al patio como al exterior.
En el primer piso, al espacio ocupado por la vivienda campesina, se superponen las cámaras para almacén de frutos y granos, de las cuales al menos
una está dividida en trojes. Es frecuente en este piso la presencia de un palomar, con pequeñas aberturas en la base del tejado para las aves, pero sin llegar
a formar ninguna prominencia respecto al perfil del tejado. Por encima del espacio ocupado por los establos se encuentra el pajar con alguna trampilla por
donde se desliza el alimento de los animales de labor hacia los pesebres del piso de abajo.
Las casas de labor de características manchegas se extienden por el área
de bastas llanuras del cuadrante noroccidental de la comarca. Presentan la
forma de casa disociada con patio cerrado de la tipología de Derruau. El edificio, de dimensiones mayores que los anteriores, tiene forma cuadrada y las
dependencias para la explotación se alinean ocupando tres de los lados, pegadas unas a otras pero sin comunicación directa, salvo entre la cocinacomedor y el establo, el cuarto flanco del cuadrado se halla cerrado por una
gran tapia donde se encuentra el único acceso desde el exterior: el portalón.
La mayor dimensión de este tipo de casa es consecuencia de las más amplias magnitudes de las explotaciones, con una casi exclusiva orientación cerealista completada con una explotación ganadera mayor que en el tipo de casas antes descritas, pero siempre muy limitada. Derruau señala la relación
existente entre campos abiertos cerealistas y patios cerrados, ya que el ganado, ovino y caprino, aprovecha los pastos abiertos y rastrojeras y por ello no
puede pastar libremente ni abandonar el patio si no es bajo la tutela del pastor. El patio o corral es así el elemento básico donde confluyen las distintas
funciones de la casa; todas las dependencias se abren a él, que es lo suficientemente amplio como para que puedan evolucionar animales, yuntas y carruajes, así como para preservar un espacio para la familia campesina. En efecto,
el corral se halla dividido en dos partes por un muro que delimita el espacio
de trabajo y de uso animal (el más amplio) del destinado a la familia campesina:
176
Casa de labor de Caudete
al macen
pata cubarto
10
FF°
cocina
piso
UU
pajar
j
troje
m
Fig. 56: Casa de labor de Caudete, ejemplo de Casa de Labor de influencias valenciano-murcianas sobre el secano: 1, porche; 2, dormitorio; 3, hogar; 4, horno; 5, cantarera; 6, despensa;
7, cuadras; O, gallinero; 9, pocilga; 10, palomar.
Casa de labor de Almansa
Casas Viejas
_M
cmara
h
_
4
[
o'
1
camara
1
pajar
cuadra
_
amara
coboiti;
almacen
palomar
lh
establos
corral
palar
planta baja
9j
'8t] cobe8T8T
10
piso
O'lOm
Fig. 57: Casas Viejas (Almansa). Ejemplo de Casa de Labor de influencias manchegas sobre el secano; h, habitación (dormitorio); 1, pozo; 2, abrevaderos; 3, tinajera; 4, cantarera; 5, hogarcocina; 6, horno; 7, gallinero; 8, pocilgas; 9, pesebres; 10, despensa-amasador; 11, poyo tortero;
12, pequeño habitáculo para almacén de cebada y avena para las caballerizas, que sirve de acceso
al pajar del piso superior; 13, poyos que sirven de lecho para jornaleros.
177
en el primero se encuentran las marraneras, alineadas ocupando uno de los lados del edificio, las conejeras y gallineros así como la puerta de acceso a los
establos para ganado ovino y caprino; el segundo espacio, más restringido,
cumple las funciones de la explanada que aparecía en las casas de influencias
valenciano-murcianas delante de la fachada principal, donde sólo tienen entrada los animales de labor, que por su especial atención precisan ubicarse
junto a sus cuidadores. En ese trozo de corral aparece un cobertizo, el pozo,
los abrevaderos y las piletas para lavar, y a él abren sus puertas la cuadraestablo para los animales de labor, la casa del campesino y el almacén de
aperos.
En la porción grande del patio, frente al portalón de acceso al edificio se
abre la puerta de los establos, formados por dos grandes naves longitudinales,
con sus laterales ocupados por los pesebres y el acceso al piso superior destinado a almacén de paja. Es de destacar que, en algunos casos, sobre las marraneras se abre una pequeña cámara sin llegar a constituir un piso normal, que
sirve también de almacén de paja y alimento para el ganado.
La morada de la familia campesina, aun con los mismos elementos, difiere notablemente en su distribución interna respecto a la vivienda del área
meridional de la comarca; desde el patio pequeño se accede directamente al
extremo posterior del comedor-cocina, que ocupa buena parte de la fachada
de la vivienda; en el frente de esta pieza se halla la gran campana de la chimenea bajo la cual aparece el hogar a ras del suelo y la boca del horno, empotrado en la pared y proyectando su silueta a una de las habitaciones posteriores o
al exterior de la casa; en los laterales se encuentran una o dos alacenas, la cantarera y un característico poyo circular de mampostería, el tortero, donde se
hacen las tortas para el gazpacho manchego. Al contrario de lo que ocurre en
las cocinas de las casas meridionales, aquí no aparecen poyos ocupando los
flancos del hogar. A esta gran dependencia se abren varios dormitorios que,
por lo general, ocupan la parte Norte de la vivienda. Próxima al hogar se encuentra la despensa y el amasador (amasaor) o pequeño habitáculo con un poyato de mampostería o madera donde se encuentra la artesa de amasar. También de la cocina-comedor arranca la escalera de acceso a las cámaras del piso
superior, destinadas a almacén de granos y otros frutos que se superponen al
hogar campesino, donde se encuentra el característico palomar que, aquí, sí
forma una pequeña torre que sobresale por encima de la uniformidad de los
tejados, rompiendo el macizo aspecto de estas casas.
La cuadra se encuentra comunicada directamente con la cocinacomedor y en ella se observa una partición similar a la de la casa de labor antes descrita, con un espacio para animales, flanqueado por pesebres, y otro
para pernoctar jornaleros sobre poyos de mampostería. Además, es normal la
178
existencia de una pequeña habitación para almacén de cebada y avena para las
caballerizas, que a la vez sirve de acceso al pajar instalado sobre la cuadra.
9.3.3. LA CASA PEQUEÑA O CASICA
Son de pequeños propietarios, a menudo con explotaciones multiparceladas y distanciadas, de ahí que el tamaño de la casa, al igual que en los casos
anteriores, esté en íntima relación con el de las fincas o parcelas. Su construcción responde a la necesidad de dar cobijo momentáneo al agricultor durante
los descansos de la labor diaria, y a su familia o jornaleros en los momentos
de labores intensas; así como servir de almacén provisional para los frutos y
aperos y establo para el ganado de labor.
Casa de la huerta
[
cascta
otor
O
2m
Fig. 58: Casa de la huerta de Almansa, ejemplo de Casa Pequeña o Casica del regadío. La Casica
M secano es similar a esta pero sin las obras hidráulicas.
Este tipo de edificaciones aparece, sobre todo, en la mitad meridional
de la comarca, donde alcanzan mayor desarrollo cultivos como la vid, almendros, frutas y hortalizas, esto es, en el área donde las pequeñas explotaciones
son más rentables y productivas, extendidas tanto sobre el secano como sobre el regadío. En el resto del Corredor, con una cerealicultura extensiva, las
pequeñas fincas no cuentan con ninguna edificación rural.
Estas casas responden a las características de la casa elemental de Derruau, compuesta por un sólo cubo, cuatro paredes con techumbre a una sola
vertiente, donde conviven hombres y animales. Dadas sus pequeñas dimensiones, la insolación es máxima en sus cuatro costados y la orientación de la
fachada un aspecto secundario. Como se asientan sobre parcelas estrechas
179
intentan preservar al máximo el terrazgo productivo, así su emplazamiento se
lleva a cabo en las lindes de las parcelas y junto al camino, de ahí que la orientación de la casa obedezca a las directrices de lindes y viales, ofreciendo, eso
sí, la fachada a la explotación y, con frecuencia la espalda al camino. Con todo se observa una tendencia a encararlas a mediodía.
En su interior no existen divisiones: en uno de los ángulos se encuentra
el hogar, también a ras de suelo y con una gran chimenea de campana formando escuadra, en el lado opuesto aparecen los pesebres de mampostería. En
ocasiones un pequeño tabique con un vano sin puerta separa el zaguán-cocina
del dormitorio-almacén-pesebre.
Es frecuente que, cuando el propietario aumenta su nivel de renta, se
produzcan ampliaciones, adosando nuevos cubos geométricos al primitivo
que, de esta forma, reduce sus cometidos a los de cocina-comedor al cual se
abren las nuevas dependencias. Se trata de un hecho reciente posibilitado por
el capital generado por el trabajo en la industria y el deseo de los obreros industriales, agricultores a tiempo parcial, de acomodar estas pequeñas casas de
labor a la función residencial. En consecuencia aumenta el tamaño de la vivienda pero no el de la explotación, rompiéndose el equilibrio original entre
las magnitudes de las fincas y de las casas asentadas sobre ellas.
En el interior de estas casicas no aparece la explanada característica de
las anteriores y la puerta se abre directamente al sembrado, del que sólo lo separa una pequeña senda de acceso. De esta manera, en el secano la casa aparece aislada y en contacto casi con los cultivos que la rodean. En el regadío es
frecuente que, adosada a uno de los laterales de la casa, se encuentre una pequeña alberca, construida de mampostería y revestida de cemento y la caseta
del motor elevador de agua, situada a un par de metros de ella.
9.4. OTRAS CONSTRUCCIONES RURALES
Además de las casas de labor existen otras edificaciones que complementan las tareas en el medio rural. Se trata de los algibes y cucos.
Los algibes se encuentran con mucha frecuencia disociados de las casas
de labor, ya que éstas con preferencia se proveen de agua a partir de pozos.
Así, estas pequeñas construcciones aparecen aisladas y diseminadas por el
medio rural, ubicadas sobre todo junto a las veredas y caminos principales. Se
trata en su mayor parte de grandes depósitos de planta rectangular excavados
en el suelo, revocados de mampostería y argamasa hidráulica, cubiertos por
una bóveda de medio cañón. En uno de sus lados más estrechos se abre el brocal, que consiste en una pequeña abertura a media altura en forma de ventana,
con una repisa formada por una losa caliza donde se apoya el cubo para extraer el agua, que se vierte en los abrevaderos dispuestos en el exterior. Estas
180
cisternas se alimentan del agua de lluvia recogida en represas y conducidas
por boqueras hacia el algibe. Su función es la de apagar la sed de los ganados
durante el pastoreo y, en el pasado, de las caballerías de labor y tiro.
Los cucos son pequeñas construcciones circulares de piedra sin labrar,
sentadas en seco, con bóveda cónica construida sin cimbra y por hiladas horizontales voladas sucesivamente 89 . Se trata de la morada más humilde levantada en el medio rural y no tiene más misión que la de servir de refugio momentáneo a los labradores, jornaleros y pastores ante las inclemencias del tiempo.
Por lo general sus dimensiones son muy reducidas, con una planta que no supera los dos metros de diámetro y una altura alrededor también de dos metros en su parte central, con una sola abertura al exterior sin puerta.
Son construcciones típicas, con cierto desarrollo en Almansa en el siglo
pasado pero que en el presente han ido desmoronándose de manera que en la
actualidad sólo unos cuantos quedan en pie: El Cuco de los Garganchines,
cerca de Valparaíso, el Cuco de la Molineta, en la huerta de Almansa, o el cuco
del Tobar, en Alpera, se mantienen en pie porque sus muros han sido reforados con argamasa y yeso. El Cuco de la Molineta constituye un verdadero edificio ya que, con una planta de 2,75 m. de diámetro, se eleva hasta los 5,5 M.
de altura, y divide su espacio interno en tres plantas comunicadas mediante
trampillas: el piso de abajo sirve de cocina-comedor, el primer piso de
cámara-dormitorio y el segundo de palomar. Este Cuco, como su nombre indica, cumplía además la misión de albergar un mecanismo para elevar aguas
del manto freático.
9.5. EVOLUCIÓN DEL HÁBITAT RURAL
Los orígenes de la colonización mediante asentamiento permanente se
remonta a época romana, momento en que aparece un hábitat rural disperso
considerable a partir de las villae, ubicadas sobre las tierras más fértiles y junto a manantiales. En Almansa han aparecido doce de esas villae90 que se distribuyen casi proporcionalmente en terrazgo agrario. Durante el Bajo Imperio
fue debilitándose el poblamiento disperso hasta desaparecer con la llegada de
los árabes, asentados en núcleos compactos en puntos de fácil defensa. El hábitat permanece concentrado con la conquista cristiana y en regresión, de
forma que muchos de los antiguos asentamientos árabes se despueblan 91 . Los
89
SEIJÓ ALONSO, F. G., Arquitectura rústica en la región valenciana, Alicante, Ed. seijó, 1979, 95
pp. , p. 33.
SIMÓN GARCÍA, J. L., 'Aportación al estudio del mundo romano en Almansa", ¡Congreso de
Historia de Castilla-La Mancha, 16-20-Xll-1985, en prensa.
91 PRETEL MARÍN, A., 1982, ob. cit., p. 115.
90
181
siglos XIII y XIV fueron de gran penuria poblacional en la comarca debido a la
proximidad de la frontera árabe y a la competencia de otras tierras más fértiles y de clima más benigno. Es durante el siglo XIV cuando van a consolidarse
las cabeceras municipales gracias a la incesante labor repobladora de Don
Juan Manuel, cuya política de concesión de tierras a caballeros, hidalgos y
otros miembros del patriciado urbano dio como resultado la aparición de mayorazgos y heredades dispersas donde, con el tiempo, surgieron pequeñas aldeas y caseríos, algunos de los cuales en los mismos lugares donde ya habían
existido asentamientos árabes y romanos.
En el siglo XVI, las Relaciones Topográficas de Felipe II manifiestan la
importancia de la dispersión del hábitat en Chinchilla, ciudad a la que, en
1575, pertenecía Bonete y de la que acababa de emanciparse Alpera:
"...Ay en esta ciudad de particulares muchos caseríos y cortijos que
aquí se llaman aldeas... Ay otras muchas casas en el suelo y término
desta ciudad solas y de dos y tres y de quatro vezinos que sería mucha
prolixidad ponerlas aquí..."92
Señala además la constitución en mayorazgo de Bonete, con 15 vecinos
así como la de otros actuales municipios. De la Relación de Alpera se deduce
también la existencia de pequeños núcleos habitados en Las Fuentes, El Scj y en
Las Casas de Don Pedro así como varias viviendas aisladas siguiendo el curso de
la Acequia de Alpera. Por el contrario en Montealegre, constituida en señorío,
la Relación no da ningún indicio de la posible existencia de hábitat disperso.
El Catastro de Ensenada, en 1755, pone de manifiesto la presencia de
numerosas casas de labor repartidas por los términos municipales de Almansa, con 68 en total; Alpera, con 27 y Montealegre, con 80; no obstante, especifican que en esos pueblos todos los vecinos viven agrupados en los cascos
urbanos. Según el Catastro sólo en Caudete existe población dispersa, aunque
no se mencionan, como se deduce de la presencia de 750 vecinos censados y
sólo 600 casas en el casco urbano. El agrupamiento de los habitantes en los
tres primeros pueblos en esos momentos se opone al desarrollo normal de la
colonización agraria en la comarca; el hecho sólo alcanza explicación si se tiene en cuenta la crisis demográfica del siglo XVIII, la emigración y la incidencia de la Guerra de Sucesión con las continuas escaramuzas y bandidaje a que
se vieron sometidos estos pueblos fronterizos durante la contienda.
En 1786 el Diccionario de Tomás López indica la presencia de 72 heredades y 14 ermitas rurales en Almansa, así como otras casas aisladas y caseríos
en Alpera y Montealegre, pero no expresa en ningún caso que estuviesen habitadas, aunque sea fácil suponerlo.
92
Relaciones Topográficas, 1575,
Chinchilla, fols. 440-442
y.
182
CUADRO XXVIII
Evolución del poblamiento en diseminado (1857-1981)
MUNICIPIO
DISEM.
TOTAL
Almansa
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
2.023
21,6
24,0
-
-
328
El Corredor
-
683
82
DISEM.
Almansa
11,0
26,7
11,0
9,6
13,3
513
460
213
552
14,9
529
-
3.043
13,3
3.058
5,8
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
El Corredor
HAB.
% POBL.
DISEM.
TOTAL
DISEM.
TOTAL
537
10,9
11,9
14,0
3.824
13,4
DISEM. TOTAL
10,4
23,2
273
804
687
18,3
429
12,8 4.315
13,0
3.935
11,6
1981
HAB.
% POBL.
DISEM.
TOTAL
DISEM.
TOTAL
DISEM.
TOTAL
507
El Corredor
3.727
TOTAL
13,2
13,0
11,5
1970
4,9
12,4
302
82
11,9
5,8
11,6
39
180
16,3
829
328
157
423
256
13
1,5
3,7
3,1
2,4
0,6
11,8
1.993
6,5
616
1,8
13,0
10,8
% POBL.
DISEM.
12,7
10,8
% POBL.
695
259
818
HAB.
14,0
23,8
13,6
10,8
18,0
1.667
884
HAB.
9,4
20,4
14,4
1950
% POBL.
% POBL.
1.448
15,4
12,0 4.012
HAB.
Almansa
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
225
861
604
568
305
1.022
858
277
1960
MUNICIPIO
HAB.
12,3
24,8
12,1
12,6
1.469
854
10,1
9,6
4.048
9,3
15,3
TOTAL
1.611
1.404
815
694
8,1
27,0
12,8
DISEM.
1940
% POBL.
12,0
22,1
TOTAL
910
854
1930
HAB.
1.508
747
211
821
DISEM.
1.065
831
174
1920
MUNICIPIO
TOTAL
Fuente: Nomenclátores citados. Elab. prop.
183
Es a finales del siglo XVIII, en 1797, cuando reaparecen las noticias que
indican la existencia de población en diseminado, aunque la fuente sólo da la
relación de vecinos dispersos en Bonete: 24 vecinos repartidos en 6
caseríos93 . En 1847 Madoz señala la presencia de numerosos caseríos habitados en la comarca y destaca, por su volumen, los núcleos del Mojón Blanco,
Casas de Delgado, Casas de Don Pedro y Casas del Sej.
Desde 1857 puede seguirse la evolución del poblamiento disperso por
los nomenclatores, realizados de forma simultánea a los censos salvo en dos
ocasiones. En general, la población rural de la comarca presenta un claro ritmo ascendente desde esta fecha hasta 1950, salvo en 1920, año en el que todos los municipios, a excepción de Almansa, pierden efectivos en diseminado, aunque a escala municipal se observan matizaciones significativas. Desde
1950 en adelante la población tiende a concentrarse en las cabeceras municipales. En 1857 la cifra de población dispersa de Almansa aparece hinchada
por la presencia de 961 obreros empleados en la construcción del ferrocarril
y el nomenclator no ofrece la población diseminada de Caudete.
Por municipios se comprueba como es en Alpera donde siempre se da el
mayor porcentaje de habitantes diseminados, con una proporción que supera
en ocasiones la cuarta parte del total de habitantes, gracias a la intensa ocupación de las riberas del Barranco del Malecón, donde son abundantes los manantiales y por donde discurre la Acequia de Alpera. Es la relativa abundancia
de pequeños manantiales de agua la que posibilita la dispersión de la población, que la aprovecha para regar pequeñas porciones de tierra y como fuerza
motriz. Montealegre mantiene también una considerable proporción de hábitat disperso por lo dilatado de su término y por la redención del régimen señorial a mediados del siglo pasado, que determinó un equitativo reparto de la
tierra y el peso mayor de la propiedad media. Con todo, sus porcentajes difieren poco de los restantes municipios del Corredor, con un poblamiento diseminado comprendido entre el 10% y el 15% similar al de las vecinas comarcas del alto Vinalopó, en Alicante, y el altiplano deJumilla-Yecla, en Murcia 94,
y notablemente contrastado con la característica concentración del hábitat
manchego.
Por lo que respecta a la evolución del conjunto comarcal, en cifras absolutas se comprueba el mantenimiento de valores similares entre 1857 y 1900.
En 1910 se produce un brusco incremento de casi 1.000 efectivos por el
aporte de Almansa, Caudete y Montealegre; se trata de un trasvase de
93
94
Archivo Histórico provincial de Albacete, Archivo de Chinchilla, carp. 6, Contribuciones de
Chinchilla, año 1797.
MORALES GIL, A., 1972, ob. cit., p. 170.
MATARREDONA COLL, E., 1983, ob. cit., P. 143.
184
población de las cabeceras municipales al campo, ya que entre 1900 y 1910 la
comarca no sólo no recibe inmigrantes sino que pierde efectivos por emigración. El mayor incremento del hábitat disperso coincide con los municipios
más afectados por la caída de la exportación de vinos, hecho que puede contribuir a explicar el trasvase de población al campo, dada la decadencia de las
actividades económicas urbanas debidas a la elaboración y venta masiva de
vinos, que atrajo a muchos habitantes; así como la necesidad de sustituir buena parte del viñedo por los cultivos que habían ocupado con anterioridad el
terrazgo, labor que requería una intensa dedicación.
El descenso generalizado en 1920 se debe a la fuerte corriente migratoria del período intercensal previo. En los años 1930 y 1940 se observa un notable incremento respecto a 1920, atribuible al crecimiento natural. Es en
1950 cuando se produce el primer descenso, debido a la pérdida de interés
del campo como lugar de residencia, tendencia que aparece nítida ya en
1960. La industrialización de Almansa, la dotación de servicios en las cabeceras municipales, la difusión de vehículos a motor y la creciente emigración
van a ser las causas del abandono del hábitat rural en las últimas décadas. La
familia campesina ha emigrado o ha trasladado su residencia a las cabeceras
municipales, donde buena parte de sus miembros se han ido integrando en los
sectores productivos secundarios y terciarios. Estas circunstancias son las determinantes de la exigua cifra de población dispersa en el último Nomenclátor, 616 individuos para toda la comarca, de los cuales un elevado porcentaje
están empleados en la industria y en los servicios y residen en casas próximas
al casco urbano donde desempeñan su trabajo, de forma que, en realidad, la
población agrícola dispersa es mucho menor y sus cifras no concuerdan con
las de la población diseminada.
El proceso de despoblamiento del medio rural queda más claro si se
atiende a las cifras relativas. La comarca obtiene su porcentaje más elevado de
población dispersa en 1857, el 19,4% debido a la presencia de los obreros del
ferrocarril. Salvado ese hecho, la proporción se mantiene entre el 12% y el
14% con pequeñas oscilaciones entre 1887 y 1940; baja al 11% entre 1950 y
1960, para llegar sólo al 1,8% en 1981, porcentaje que indica la gran concentración de la población en el Corredor.
9.6. LOS MAPAS DE DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN RURAL
Para elaborar estos mapas se han empleado cuatro nomenclátores separados por períodos cronológicos similares: 1857, 1900, 1940 y 1981. Se ha
representado la población dispersa con puntos y la concentrada con esferas
siempre que ésta rebase los 50 habitantes. Como era previsible, las cabeceras
municipales destacan con mucho sobre el resto de los núcleos habitados y
185
entre ellas es claro el papel capitalizador de Almansa en todos los años analizados.
A tenor de la cartografía, puede concluirse que, en general, son dos los
criterios que justifican la dispersión de la población: los aspectos edáficos y
los hídricos, con matices impuestos por las vías de comunicación. En 1857 la
casi totalidad del hábitat diseminado aparece enmarcado entre los 700 y 900
metros de altitud, circunstancia que coincide con la distribución del terrazgo
labrado. La única excepción a este hecho viene impuesta por la presencia de
tierras aptas para el cultivo por encima de esa cota, como es el caso de la Cañada de Pajares en Alpera. Así pues, aparecen deshabitadas las sierras y terrenos quebrados de suelo escaso o poco fértil.
Dentro de ese espacio delimitado, las casas de labor y los caseríos perfilan tres zonas de máxima concentración coincidentes con la presencia de recursos hídricos. El principal eje habitado en el medio rural es el de la Cañada
de Pajares-Barranco del Malecón-Cañada del Charco, esto es, el itinerario de
la Acequia de Alpera, donde se localizan los importantes caseríos de la Peña,
las Fuentes, los Tobillos, el Carrasca¡ y Belén, y gran número de casas aisladas. Se trata de una pequeña vega de estrechos campos regados salpicada de
molinos. Un eje menor está constituido por la Rambla de los Molinos en Almansa, donde, como su nombre indica, también el pequeño curso de agua
existente ha sido profusamente empleado. Por último, aparece un área bien
poblada en la vertiente meridional de la Sierra de Santa Bárbara en Caudete,
con varios caseríos instalados junto a las ramblas que avenan el macizo: ramblas del Cañizar, Paraíso y Agua Verde.
Otros cursos de agua con menor poder de atracción son las ramblas de
Sugel, Sumidores y del Agua Salada; y es significativo el poblamiento en las
inmediaciones de áreas lagunares, como en Los Cuchillos entre Bonete, Montealegre y Almansa, en Botas, Los Pozuelos, San Benito y Hoya de la Carrasca,
emplazamientos que buscan suelos fértiles, como son los de los fondos lagunares, y con un nivel freático elevado que permite extraer agua de manera fácil, barata y relativamente abundante. El resto de las casas de labor forman pequeños caseríos junto a los manantiales, como el Sej en Alpera, o aparecen aisladas cuando han de surtirse de pozos, como ocurre en Bonete y en Montealegre.
Hay que señalar también la presencia de un pequeño núcleo habitado en
Las Cabezuelas de Almansa, sustentado por la extracción de yesos y arcillas.
En 1900 la distribución de la población dispersa es similar a la de 1857,
aunque se observa la pérdida de efectivos en algunas aldeas, como en El Sej,
Los Tobillos, Casas de Delgado, El Campillo y el Mojón Blanco; mientras que
los habitantes aumentan en las Casas de Don Pedro, Casas de Mota, La Laguna,
186
—
o
»
soso
seos
Afio 1900
::'i°
»»»»?
-5
Fig. 59
,000
hab
187
Año 1940
POBLAMIENTO
'3
\)?••
e
oo
-
-
,
V - -.
,—
-
pr
~,.f,b
0000
eb
188
El Carrascal y El Pozo la Higuera. En Montealegre comienzan a prosperar tres
importantes asentamientos en su límite meridional: El Morteruelo, La Carrasca Nueva y las Casas de Jaime, aldeas situadas a unos 8 o 10 km. del casco urbano, que se desarrollan favorecidas por la implantación de vides en las décadas anteriores.
Es en 1940 cuando se consigue el mayor número de población dispersa
en el Corredor: 4.315 habitantes, aunque en cifras relativas la proporción respecto a la población total, el 13%, sigue la dinámica descendente iniciada en
1910. El volumen demográfico rural se debe a la consolidación de los caseríos
dispersos y a su próspero crecimiento natural sobre todo. Las aldeas que sobrepasan los 50 habitantes pasan de 8 en 1900 a 24 en 1940, aunque se observa un mayor dinamismo en las ubicadas en la mitad meridional de la comarca.
El eje de la Acequia de Alpera mantiene valores similares y lo mismo ocurre
en el término municipal de Bonete. En Almansa destacan por su crecimiento
Los Algibes, El Ángel, La Partida de Belén, Los Pozuelos, Botas, Sugel, El Campillo, La Partida del Crespo y, sobre todo, las Fuentecitas, paraje situado en
las proximidades del casco urbano, sobre el glacis de La Centinela, con buena
parte de sus efectivos empleados en la economía urbana. En Montealegre y
Caudete son ahora varias las aldeas que rebasan los 50 habitantes: El Pozo la
Higuera, El Morteruelo, Casas de Jaime, Casas del Administrador, La Herrada,
Gloria, San Antón, Los Prados y la Estación de Caudete; al tiempo se produce
el desarrollo de otros caseríos menores como Los Catalinorros, Zornoza, Altos del Temprano, La Cañada y Martín Gil.
Contrasta de forma acusada el mapa de la dispersión rural de 1981 respecto a los anteriores. En este año, la mayor parte de las casas de labor aisladas y de las aldeas han quedado desiertas. Tan sólo tres caseríos superan ahora los cincuenta habitantes: Casas de Don Pedro, Las Fuentecitas y San Antón;
y de ellos los dos últimos deben considerarse como prolongaciones urbanas
de Almansa y Caudete de forma respectiva. Es destacable el vacío humano de
las riberas de la Acequia de Alpera, antes el eje más populoso, y la concentración casi absoluta de la población en Montealegre. Sólo conserva cierta importancia el eje de la Rambla de Sugel en Almansa. En el mapa de este año, la
mayor parte de las casas de labor habitadas coinciden con explotaciones ganaderas, única actividad que todavía exige la presencia permanente del hombre, localizadas en las proximidades de las cabeceras municipales o de las carreteras.
De todo lo expuesto pueden extraerse las siguientes conclusiones:
a) El hábitat disperso es consecuencia de una economía agraria y
de la falta de medios de comunicación. Las densidades rurales han sido importantes mientras la agricultura ha supuesto la principal fuente de ingresos,
189
decayendo conforme se ha producido el trasvase de mano de obra agraria a la
industria y a los servicios. Además ha contribuido al vaciado del campo la difusión de medios de locomoción y la mejora de la red vial.
b) La continua sangría humana por emigración padecida por estos pueblos desde los años cincuenta ha potenciado la despoblación rural, por
la emigración de los efectivos rurales y porque ha vaciado las cabeceras municipales, donde se ha producido una gran oferta de casas abandonadas a bajos
precios.
c) La creciente demanda de servicios ha sido determinante en la
fijación del hábitat en los cascos urbanos, así como el aspecto sociológico de
sentirse aislado, desprotegido en un medio rural cada vez más despoblado.
d) El poblamiento disperso ha seguido criterios de presencia de
tierras aptas para el cultivo primero y, en segunda instancia, de agua, de forma que donde han coincidido ambos elementos se han dado las mayores densidades rurales.
e) En la actualidad, buena parte del exiguo poblamiento disperso
se agrupa en los alrededores de los dos principales núcleos urbanos del Corredor: Almansa y Caudete; y sus efectivos están empleados en su mayor parte
en la economía urbana. Sólo las explotaciones ganaderas mantienen una dispersión de la población agrícola.
IV. LA AGRICULTURA
La agricultura, principal fuente de ingresos en el Corredor de Almansa
durante siglos, sigue constituyendo hoy uno de los pilares fundamentales de
su economía, hasta el punto de ocupar a más de la cuarta parte de la población activa total y en algunos municipios a la mitad de ella.
La superficie agraria total censada en 1962 sumaba 107.260 Ha., pero
de ellas sólo se cultivaban anualmente 69.032 Ha., esto es, el 64,4% de la extensión comarcal. El dominio de esta superficie estaba muy mal repartido; las
explotaciones ascendían a 4.105 y, aunque la unidad de producción agraria
media era de 26,12 Ha., los predios menores de 5 Ha., 2.127 en total, suponían más de la mitad, el 55,1%, ocupando sólo el 3,3% de la superficie agraria; mientras que las explotaciones mayores de 100 Ha., el 3,5% del total, detentaban el dominio del 63,9% de la extensión. En 1982 la superficie agraria
total descendió a 105.969 Ha., de las que sólo 63.673 Ha., o el 60,1%, se trabajan de manera periódica. El número de explotaciones en ese año bajó también a 2.564, esto es, al 62,5% de las existentes veinte años atrás; sin embargo, el reparto de la tierra continuaba desequilibrado, de forma que 1.299 fincas, o el 51,3%, contaban con una superficie inferior a las 5 Ha., y sólo ocupaban el 2,4% de la superficie agraria, mientras que las explotaciones mayores de 100 Ha., el 7,0%, se repartían el 71,2% de las tierras.
De ello se deduce una bipolarización agraria, entre minifundismo y gran
propiedad, que ha constituido el principal problema padecido por la agricultura del Corredor, contra el que se ha venido luchando tanto por la planificación estatal como por la iniciativa privada, en busca de unas estructuras agrarias más racionales.
En la actualidad, los cultivos tradicionales, cereales y vid, en monocultivo o asociados, siguen ocupando la mayor parte de la superficie agraria,
debido a las determinantes condiciones climáticas, que confieren una gran
194
magnitud al secano en la comarca. A partir de los años sesenta de la actual
centuria, la captación de aguas hipogeas en muchas explotaciones limitó la
importancia de uno de los dos determinantes climáticos, la falta de precipitaciones, introduciéndose nuevos cultivos como los frutales; no obstante, el
otro determinante meteorológico, las bajas temperaturas (en especial las heladas tardías), han supuesto un freno a su desarrollo y a la ampliación de las
plantas en cultivo.
10. LA ESTRUCTURA DE LA PROPIEDAD AGRARIA
La superficie total de las tierras del Corredor ascienden a 105.969 Ha.,
repartidas entre los cinco municipios que componen la comarca, con notables diferencias entre ellos, de las cuales la mayor es la existente entre Almansa, con 51.323 Ha., y Caudete, con 8.891 Ha. El número de propietarios en
1982 ascendía a 2.532, de donde se deduce que la propiedad media es de
41,85 Ha., proporción notablemente superior a la de las comarcas vecinas
(como el Altiplano deJumilla-Yecla y el Alto Vinalopó) debida a la gran extensión del secano en el Corredor y al éxodo emigratorio, que atenúa la presión
demográfica.
10.1 EVOLUCION HISTORICA DE LA PROPIEDAD
Las primeras noticias que hacen referencia a la propiedad de la tierra datan de los momentos de la conquista cristiana, en el siglo XIII. Tras la ocupación, todas las tierras pasaron a ser propiedad real y algunas donadas por el
monarca como señoríos; así, reyes y señores procuraron desde el primer momento poner en explotación sus posesiones, repoblándolas y repartiendo tierras en propiedad o cediendo su dominio útil.
10.2 LA DESAMORTIZACION
El proceso de desvinculación reviste una significativa importancia en la
comarca, donde afectó a más de 16.000 Ha. de superficie. Los primeros pasos
se dieron durante el período progresista del siglo XIX, bajo el impulso de
Mendizábal, pero afectaron sólo a los bienes de la Iglesia, cuyas propiedades
rústicas no alcanzaban grandes extensiones en el Corredor. Entre 1836 y
1837 se desamortizaron los conventos de los Franciscanos en Almansa y de
los Capuchinos y Carmelitas en Caudete, con todas sus propiedades, edificios, las porciones de huertas que cultivaban los frailes, así como algunas par celas de cereales y vid arrendadas por ellos a otros colonos.
195
La mayor superficie desvinculada se dio a partir de la promulgación, el
2 de octubre de 1858, de la ley que ponía en vigor la de 1855 para la desamor tización de los bienes municipales, por iniciativa de Madoz. Por Real Orden
de 1 de julio de 1859 fueron enajenadas y vendidas 16.264 Ha. de monte bajo
y encinar de la comarca, roturadas y puestas en cultivo, ya que en su mayor
parte correspondían a tierras aptas para la agricultura, situadas en pendientes
suaves, en las partes más elevadas de los glacis o en otras zonas más aplanadas; circunstancia que, por otra parte, dio lugar a la casi total extinción del
encinar en el Corredor, ya que 3.600 Ha. cubiertas por esa formación fueron
deforestadas. Sólo Montealegre quedó al margen de la desamortización, al ser
los montes propiedad privada del titular del mayorazgo.
10.3 LA PROPIEDAD DE LA TIERRA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
A partir de los datos del Avance Catastral de 1909 se comprueba el
enorme peso de los pequeños propietarios y la poca extensión de tierras que
ocupan y, por el contrario, las vastas superficies que detentan unos pocos explotadores. El número total de contribuyentes por rústica en la comarca asciende a 7.555, cuando en 1982 sólo sumaban 2.564, esto es, los propietarios
de principios de la centuria casi triplican a los actuales y, si se tiene en cuenta
que en la actualidad uno de los problemas fundamentales del medio rural es la
estrechez de dimensiones de sus explotaciones, se comprenderá el grave problema del minifundismo que padecen estas tierras de manera tradicional.
CUADRO XXIX
La superficie desamortizada (Ha.) entre 1859 y 1861 en el Corredor de Almansa
Almansa
Alpera
Bonete
Caudete
Totales
PINARES
ENCINARES
-
-
14
800
ROMERALES
OTROS
TOTAL
-
-
10.000
150
2.500
-
2.800
-
-
10.000
964
2.500
2.800
14
3.600
12.650
-
16.264
-
-
-
Fuente: Anuario Est. Prov. Albacete, 1861, ob. cit. Elab. prop.
Este hecho queda patente en la asignación media de superficie agraria
por contribuyente, que en el conjunto comarcal en 1909 es de 18,2 Ha., pequeña magnitud en una agricultura de secano orientada con preferencia a los
cereales, que todavía es menor en Montealegre, donde la superficie labrada
196
N
f\rf
rfl1
NO'(1
o
if
-
rir
lt
o
o
o
N
—
O\QN
—
X
—
O
z
1-.
N
o
O
"1 •
Ir'
z
o
0\
O
u-
o
iz N
o 2
r.L
L)
y
fF:O
y
1
o
y
y
uj
r4r'l
pie
:
L
*r'\0
N
oxr'i-
r(I(\
N
1f
N
y
.?
—
y
y
•
197
era de 12.649 Ha. y la extensión media por explotación de 8,98 Ha. De lo que
se puede concluir que el número de colonos en los últimos tiempos de vigor
M mayorazgo era excesivo para las posibilidades reales del terrazgo, mantenido por las severas normas de fijación de la población (la fuerza de trabajo)
vigentes en el mayorazgo a lo largo de la historia y que, con la supresión de
éste, dio lugar a un excesivo reparto de las tierras.
La comarca padecía también el problema de la disgregación de la propiedad, esto es, las explotaciones no sólo eran pequeñas sino que, además, se
encontraban subdivididas en ínfimas porciones dispersas por cada término
municipal. En 5 parcelas distintas se dividían como promedio las 18,2 Ha.
que correspondían a cada propietario en el Corredor, lo que se traduce en
una dispersión de esfuerzo y capital y, en consecuencia, en una pérdida de
rentabilidad.
La forma más frecuente de explotación a principios de la centuria, al
igual que en la actualidad, era la directa por parte del propietario. Todas las
pequeñas explotaciones eran trabajadas directamente por sus dueños. El cultivador de una explotación media, que en la comarca reciben el nombre de
"labor", disponía como norma de uno o dos pares de mulas para trabajar la
finca, con una capacidad de trabajo para cada par de mulas que oscilaba entre
las 50 y 80 Ha. de cereales y algo menos con viñedos o árboles; aunque la subdivisión en parcelas dispersas por el término, dificultaba el laboreo, condicionaba la presencia de casas de labor, a menudo inexistentes, y determinaba una
falta de aprovechamiento pecuario por la carencia de pastos permanentes y
establos. Eran explotaciones que, en general, pueden denominarse familiares,
precisas del esfuerzo de todos los miembros de la familia para ser rentables.
Las grandes propiedades necesitaban para su laboreo un mínimo de cuatro pares de mulas y, aunque estuviesen administradas directamente por el
propietario, contaban siempre con un delegado de éste, que vivía en la casa
de labor, para la organización de todas las tareas agrícolas; este encargado desempeñaba el papel de intermediario entre el dueño de la tierra y los demás
trabajadores de la finca. Se denominaba "aniaguero", ya que era el que distribuía las "aniagas", voz derivada de año que engloba en su significado todas
las remuneraciones en especies, en metálico y en utilidades directas o indirectas obtenidas de la explotación 95 .
10.4 LA ESTRUCTURA ACTUAL DE LA PROPIEDAD
Los censos agrarios recientes muestran un reparto similar de la propiedad. La bipolarización de la propiedad continúa siendo la principal
95
DIR. GRAL. CONTRI. IMP. y Rentas, 1909, ob. cit., p. 90.
198
característica de las explotaciones del Corredor. En la comarca agrícola de Almansa, definida por el Censo Agrario de 1982, las dimensiones más frecuentes de los predios son las comprendidas entre 1 y 5 Ha., donde se integran el
34,6% del total, y las menos comunes las que superan las 200 Ha., intervalo
donde sólo se encuentran el 3,2%; no obstante, mientras que las primeras
ocupan sólo el 2,2% de la superficie agraria las segundas se extienden por el
57,6% de las tierras.
CUADRO XXXI
El Corredor. Superficie total (Ha.) de las explotaciones censadas en 1982
TIERRAS NO LABRADAS
PRADOS, PRADERAS
TIERRAS
PERMANENTES Y
ARBÓREAS
LABRADAS
PASTIZALES
FORESTALES
OTRAS
51.323
17.555
11.594
8.891
16.606
24.838
11.368
8.823
5.365
13.279
1.732
985
13.981
2.288
1.737
1
10.772
2.914
2.771
1.706
3.326
105.969
63.673
2.800
18.007
21.489
TOTAL
Almansa
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
Totales
ESPECIES
-
-
83
-
Fuente: INE., Censo Agrario, 1982. Elab. prop.
CUADRO XXXII
El Corredor. Núm. explotaciones censadas en 1982 según superficie total (Ha.)
TOTAL EXPLT.
CON TIERRAS
Alniansa
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
Totales
0.1 a5
5a10
10a20
20a50
50a 100
+100
626
416
331
753
406
348
154
124
584
89
62
77
64
73
75
47
73
56
42
74
44
48
44
24
86
49
29
15
19
57
76
35
28
11
25
2.532
1.299
351
292
246
169
175
Fuente: INE., Censo Agrario, 1982. Elab. prop.
199
Las fincas consideradas pequeñas propiedades (por debajo de las 10
Ha.) agrupan a un elevado porcentaje de explotaciones, el 64,2%, que se reparten sólo el 5% del total de la superficie agraria, o lo que es lo mismo,
1.932 propietarios lo son de 5.908 Ha. Además, en este grupo los predios por
debajo de las 5 Ha. suponen el 49,5%, es decir, casi la mitad, lo que da idea de
la magnitud del minifundismo en este ámbito de secano extensivo. El intervalo de las propiedades medias (entre 10 100 Ha.) obtiene en ese año un reparto equilibrado, ya que las 866 explotaciones integradas suponen el 28,8% y
ocupan 28.454 Ha., o el 23,9% de la superficie. La gran propiedad y los latifundios continúan con su característico desequilibrio entre número mínimo
de explotaciones, 212 en total, o el 7,0% y superficie ocupada, 84.833 Ha. o
el 71,2 %.
10.5. LOS REGÍMENES DE TENENCIA ACTUALES
El régimen de propiedad directa es el que comprende la mayor parte de
la superficie censada en el Corredor, fórmula que ha ido creciendo a lo largo
del siglo hasta que, en el Censo de 1982 se ha producido un cambio en la tendencia observada. Esta forma, que sigue siendo la preferida por los agricultores para el trabajo de la tierra, ocupaba el 74,4% de la superficie en 1962, el
81,8% en 1972 y el 74,4% en el último censo; el arrendamiento ha pasado
del 1,3% del primer año al 3,7% del segundo y al 8,2% del tercero; la aparcería del 23,9% al 14,1% y al 11,6% y las restantes formas de tenencia del
0,4% en el primer y segundo censo al 7,8% en 1982.
CUADRO XXXIII
El Corredor. Superficie de las explotaciones, en Ha., según el régimen de
tenencia, en 1982
RÉGIMEN DE TENENCIA
TOTAL
PROPIEDAD
ARRENDAMIENTO
51.323
17.555
11.594
8.891
16.606
33.439
13.547
10.966
6.960
11.786
3.947
1.557
105.969
SUPERFICIE
Almansa
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
Totales
%
APARCERÍA
OTROS
7.133
78
583
2.645
6.803
2.373
628
298
2.176
76.698
8.732
12.278
8.261
72,4
8,2
11,6
7,8
-
Fuente: INE., Censo Agrario, 1982. Elab. prop.
-
1.050
-
wi
En esta evolución llama la atención el retroceso del sistema de dominio
directo, el incremento del arriendo y el significativo aumento de las formas
de tenencia no clasificadas; mientras que el retroceso de la aparcería sigue la
dinámica marcada por los censos precedentes. El aumento de las tierras en
arriendo y en otras formas, como la cesión sin compensación económica (característica entre cónyuges y familiares), obedece al éxodo emigratorio y al
gran trasvase de mano de obra agraria hacia la industria y los servicios. Ahora
bien, si se tiene en cuenta no el total de la superficie agrícola sino la parte de
ella que es realmente explotada se observan sensibles modificaciones en el reparto porcentual del régimen de tenencia. La propiedad directa y las formas
no clasificadas pierden enteros en favor del arrendamiento y, sobre todo, de
la aparcería, lo que significa que las tierras en propiedad y cedidas sin compensación son las menos explotadas, mientras que aquellas por las que el empresario agrícola tiene que pagar un canon son las que ofrecen un aprovechamiento más intenso.
10.6. LA DEDICACIÓN DE LOS AGRICULTORES
La tradicional labor agrícola y el manifiesto aspecto agrario que reflejan
buena parte de los municipios de la comarca se ven cuestionados al analizar el
grado de dedicación de los propietarios a la explotación de sus tierras. En
1972 nada menos que el 46,7% de los propietarios se calificaban como de actividad principal "no agraria" y tan sólo el 53,3% tenían la agricultura como
actividad principal. El porcentaje de propietarios con ocupación principal
agraria era notablemente mayor al alcanzado por el conjunto provincial, el
40,75%. A nivel municipal aparecen acusadas diferencias, destacando con
mayor dedicación agraria en los jefes de sus explotaciones Alpera, con el
89,0%, y en el lado opuesto Bonete, con tan sólo el 29,4% de propietarios
principalmente agrícolas; el resto de los municipios presentan porcentajes
más equilibrados.
En 1982 aparece una modificación sustancial debida, quizá, a una mejor
clasificación en el censo de los propietarios. Así, el apartado de "otras ocupaciones" (integrado por amas de casa, jubilados, desempleados y otras condiciones sociolaborales) alcanzaba el 34,7%, cuando en 1972 obtenía un
1,35%. Con todo, la ocupación principal agraria, con el 37,7% de los propietarios, continúa siendo la principal, mientras que los no agrarios suponen el
27,6%. Por municipios los no agrarios son mayoría en Almansa y Bonete,
aunque con porcentajes muy próximos a los agrarios; mientras que éstos consiguen mayor representación en Montealegre, Alpera y Caudete.
201
CUADRO XXXIV
El Corredor, 1982. Núm. de empresarios por grupos de edad y ocupación
principal
OCUPACIÓN PRINCIPAL
EDADES
Almansa
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
Totales
%
35 a 54 55 a 64
NO
+65
(1)
TOTAL
<34
626
414
333
747
421
33
12
9
52
56
276
171
128
297
183
2.541
162
1.055
759
565
957
701
883
6,4
41,5
29,9
22,2
37,7
27,6
34,7
199
116
119
218
107
118
115
77
180
75
AGRARIA AGRARIA OTRA
209
178
109
234
227
214
115
138
176
58
203
121
86
337
136
(1) Labores del hogar, estudiante, servicio militar, jubilado, desempleado y otras.
Fuente: INE., Censo Agrario, 1982. Elab. prop.
11. LA FAMILIA CAMPESINA Y LOS TIPOS DE EXPLOTACIÓN
La amplia gama de explotaciones agrarias que aparecen en el Corredor
pueden sintetizarse, de acuerdo con factores socioeconómicos, en cuatro
grandes grupos: explotaciones inviables, explotaciones familiares, mediana
empresa agraria y gran empresa agraria. Cada una de ellas presenta unas especiales características sólo alteradas por los distintos cultivos y el tamaño de
las fincas 96 .
11.1 LAS EXPLOTACIONES INVIABLES
Son todas aquellas unidades de producción agraria cuyos beneficios no
alcanzan el salario mínimo interprofesional y por tanto resultan insuficientes
para mantener a una familia sin otra fuente de ingresos. El balance económico
anual resulta frecuentemente negativo, esto es, no se obtiene de ellas ningún
beneficio y si éste se consigue es generalmente muy parco. Son explotaciones
trabajadas "a tiempo parcial", en manos de obreros industriales, conservadas
sólo por "afición".
96
Este apartado ha sido realizado a partir de la encuesta llevada a cabo personalmente por entre
los agricultores de la comarca. Los datos estadísticos proceden del fichero de propietarios del
S.E.A. de Almansa.
202
El régimen de tenencia suele ser en propiedad en un 80%, con un 15%
de arrendamiento y tan sól un 5% en aparcería. Esta última está representada
fundamentalmente por la mediería, aunque se dan otras formas según acuerdo previo entre propietario y explotador, tales como el "cuatruno" o el
"quintuno", esto es, de cuatro partes o de cinco una para el propietario. Es
dentro de este grupo de explotaciones inviables donde el dominio directo de
la tierra alcanza menores porcentajes, debido a que, en muchos casos, el propietario no dispone de tiempo suficiente para atender la tierra o, al menos, la
totalidad de ésta. Por el contrario, los que disfrutan la posesión de la tierra bajo contrato son generalmente agricultores, que cuentan con otras parcelas en
propiedad o que trabajan como jornaleros en otras explotaciones agrícolas.
En 1978 en el Corredor existían 874 unidades de producción inviables,
esto es, el 52,9% del total de los predios. Entre ellas surgen notables diferencias ya que el tamaño de las explotaciones inviables está en estrecha relación
con el tipo de cultivo que se asienta sobre ella. Así, con un cultivo cerealista
hasta las 25 Ha. ninguna explotación consigue beneficios parejos a un salario
de los otros sectores productivos. De todas las fincas cerealistas de la comarca, 279, o el 57,8%, pueden ser catalogadas de inviables. Cuando los cereales
van asociados a la vid pero son predominantes la explotación resulta más rentable y, en consecuencia, se rebaja la extensión de los predios inviables hasta
las 10 Ha., de esta manera sólo el 28,3% de los predios con cereal y vid resultan inviables. Este límite es igualmente válido para el cultivo asociado vidcereal con predominio del primero, con un 32,3% de fincas inviables; pero
asciende hasta las 20 Ha. cuando se trata de un monocultivo vitícola, alcanzando las unidades de producción inviables nada menos que el 87,3%, clara
muestra de la excesiva fragmentación del viñedo. Algo similar ocurre con el
almendro donde, a pesar de que el límite se encuentra en las 10 Ha., apenas
alguna finca logra superarlo, sumando las explotaciones inviables el 85,7%.
La situación es distinta cuando se trata del olivo, con un límite en torno a las
10 Ha., que sólo cuenta con un 6,5% de inviables; y en los cultivos de huerta,
con 9,5%, porcentaje que llega a ser nulo en los frutales, donde las explotaciones, a pesar de estar situadas algunas por debajo del mínimo preestablecido de viabilidad, 5 Ha., dadas sus especiales características y la buena comercialización que gozaron, todas ellas resultaban viables.
De ello se deduce que en el Corredor existe un alto grado de minifundismo, representado por las explotaciones inviables, precisamente en aquellos cultivos que requieren las dimensiones más amplias, como los cereales y
la vid. Por el contrario, los cultivos de regadío, frutales y huerta, que presentan unas magnitudes menores, en la comarca aparecen bajo unas consideraciones económicas cuando menos aceptables.
203
CUADRO XXXV
Características económicas de las explotaciones agrarias en el Corredor según
los distintos cultivos y el tamaño
CEREALES - VID
CEREALES
TAMAÑO EN Ha. NÚMERO
Inviables
Familiares
Mediana E.
Gran Empr.
279
168
20
16
Hasta 25
25-200
200-400
Más 400
Total
483
%
TAMAÑO EN Ha.
NÚMERO
%
57,76
34,78
4,14
3,32
Hasta 10
10-100
100-200
Más 200
84
175
23
15
28,28
58,92
7,74
5,06
100
297
VID - CEREALES
VID
TAMAÑO EN Ha. NÚMERO
Inviables
Familiares
Mediana E.
Gran Empr.
Hasta 20
20-50
50-200
Más 200
404
48
11
TAMAÑO EN Ha. NÚMERO
%
87,26
10,36
2,38
-
-
463
Total
Hasta 10
10-50
50-200
Más 200
100
TAMAÑO EN Ha. NÚMERO
Hasta 10
10-50
50-200
Más 200
6
1
TAMAÑO EN Ha. NÚMERO
%
85,71
14,29
-
-
Inviables
Familiares
Mediana E.
Gran Empr.
Total
Hasta 5
5-50
50-100
Más 100
50
2
23
6
32,33
53,00
13,67
1,00
100
%
6,45
74,20
19,35
-
31
-
100
CULT. HORTÍCOLAS
TAMAÑO EN Ha. NÚMERO
%
-
-
44
4
2
Hasta 10
10-100
100-400
Más 400
100
FRUTALES
TAMAÑO EN Ha. NÚMERO
%
OLIVO
-
7
Total
97
159
41
3
300
ALMENDRO
Inviables
Familiares
Mediana E.
Gran Empr.
100
88,00
8,00
4,00
100
Hasta 5
5-25
25-100
Más 100
2
13
5
1
21
%
9,52
61,91
23,81
4,77
100
204
CUADRO XXXV (Continuación)
TOTAL EXPLOTACIONES
NUMERO
Inviables
Familiares
Mediana E.
Gran Empr.
Total
874
631
110
37
1.652
%
52,90
38,20
6,66
2,24
100
Fuente: Servicio de Extensión Agraria de Almansa, 1978. Elab. prop.
Las principales dificultades que padecen las explotaciones inviables radican, fundamentalmente, en la estrechez de las parcelas que, por su baja rentabilidad, hacen irrecuperables en muchas ocasiones las inversiones efectuadas. Otra cuestión es la falta de preparación agrícola del explotador, lo que
supone el desconocimiento de muchas técnicas (poda, injerto, abonado, etc.)
que o se realizan mal o se contrata para ellas a jornaleros especializados, elevando los costes de producción. Las parcelas plantean más inconvenientes
para el acceso de la maquinaria, sobre todo la pesada, cuyo trabajo hay que
contratar ineludiblamente, ya que la rentabilidad de estas explotaciones no
permite en ningún caso la adquisición de maquinaria. Si la finca cuenta con algún motocultor u otra pequeña maquinaria es gracias, en la mayor parte de
los casos, a la actividad principal no agraria de los propietarios; pero en todos
los casos estas máquinas están subempleadas y no puede siquiera pensarse en
amortizarlas. Por otra parte, en las pequeñas explotaciones aparece un desmedido monocultivo, cereal o vid, que por sí solo cuestiona la rentabilidad
de las parcelas ante la irregularidad de las cosechas; la obtención de beneficios está íntimamente ligada al año climático, ya que la carencia de agua para
riego hace insuficiente el esfuerzo humano.
11.2. LA EXPLOTACIÓN FAMILIAR
Este tipo de unidad de producción agraria, que en los últimos años se ha
destacado como una de las bases socioeconómicas más importantes del campo español97 , ha quedado definida como "el conjunto de bienes y derechos
organizados empresarialmente por su titular para la producción agraria,
siempre que constituya el modo de vida principal de la familia, pueda tener
97
CAMILLERI, A.; NADAL, E.; POSADA, L. J.; SUMPSI,J. M. y TÍO, C., Situación y perspectivas de
la agricultura familiar en España, Madrid, Mins. Agri., 1977, 219 pp.
205
capacidad para proporcionarle un nivel socioeconómico análogo al de otros
sectores y sea el titular el que desarrolle la actividad agraria principal asumiendo el riesgo inherente a la misma" 98
En el Corredor existen 631 explotaciones familiares, equivalentes al
38,2% del total, cuyo tamaño oscila según los distintos cultivos que sobre
ellas se implantan. Con un monocultivo cerealista las dimensiones de una explotación familiar se enmarcan entre las 25 Ha. y las 200 Ha., bien entendido
que hasta las 100 Ha. se trataría de una economía de subsistencia, rayando en
la inviabilidad. En la comarca, las explotaciones de cereales catalogadas como
familiares suponen el 34,8%, porcentaje que se amplía al 58,9% en las que
cultivan el cereal asociado con vid, y ello a pesar de que se reduce el intervalo
que caracteriza a esa explotación familiar entre 10 y 100 Ha. La explotación
familiar de vid tiene un tamaño entre 20 y 50 Ha. y alcanza al 10,4% de las
fincas con viñedo; cuando este cultivo va asociado a un cereal el intervalo familiar se amplía entre 10 y 50 Ha. y el valor porcentual llega al 53% de los
predios que mantienen estos cultivos asociados. Esta estructura productiva
cuenta para los almendros con una magnitud comprendida entre 10 y 50 Ha.
y alcanza al 14,3% de las plantaciones. En los frutales la explotación familiar
se define por un tamaño comprendido entre 5 y 50 Ha., magnitud que engloba al 88,0% de estas plantaciones, elevado porcentaje que se repite en el olivar, el 74,2%, donde la magnitud del predio familiar oscila entre 10 y 100
Ha., y en los cultivos de huerta, el 61,9%, en un intervalo que comprende de
5 a 25 Ha.
En conclusión puede decirse que la explotación familiar predomina en
los cultivos de regadío, tales como frutales y hortalizas; es importante en las
plantaciones de olivos; que consigue elevados porcentajes, en torno al 50%,
cuando cereales y vid se cultivan asociados y que es muy poco representativa
en los monocultivos de cereal, vid y almendro. Este reparto presenta una
cierta coherencia si se tiene en cuenta que uno de los fines de la agricultura
familiar es el de autoabastecerse en el mayor grado posible, y para ello precisa
de un amplio abanico de cultivos hortícolas destinados al consumo diario,
que suponen un cuantioso ahorro y una importante ayuda a la economía
familiar.
El régimen de tenencia en la mayor parte de los casos es el de propiedad
directa, ya que el pago de un canon resulta insufrible para las explotaciones y
sólo puede ser satisfecho por las más grandes. El trabajo, como se ha explicitado, es realizado fundamentalmente por el propietario, con ayuda familiar
.
98
LUNA SERRANO, A., 'La explotación agrícola familiar desde el punto de vista jurídico",
plolaciones familiares agrarias y agricultores jóvenes. Estudio sobre el proyecto de Estatuto, Ma-
drid, Pub¡. Ext. Agra., 1982.
206
en algunos momentos del calendario agrícola. Esa ayuda familar eventual
puede convertirse en periódica en las explotaciones familiares mayores y, sobre todo, en aquellas que requieren una labor más intensa. El cabeza de familia ha de verse asistido de una manera continuada al menos por uno de los
miembros de su familia, que suele ser un hijo mientras está en edad escolar o
la esposa, aunque ésta suele dedicarse a las tareas domésticas y, con frecuencia, a realizar alguna labor específica dentro del proceso productivo de la industria del calzado, como el "aparado" y el "cosido" o "pasado", en su propio domicilio en el campo o en el casco urbano, o agrupada en pequeños talleres, (trabajo posibilitado por la gran dispersión que estas tareas zapateras
tienen en la comarca), con ello obtienen una importante ayuda económica
que hace más llevadera la estructura agraria familiar.
Es característica en este grupo de explotaciones la ausencia de la más
básica preparación administrativa, que hace nula la posibilidad de llevar una
contabilidad normalizada. El agricultor depende en todo momento de sus cálculos mentales, por lo que los balances anuales no son más que meras aproximaciones.
Una explotación tipo con cultivos hortícolas en regadío, con 5 Ha., para
que sea viable debe contar con una diversificación productiva como la siguiente:
CULTIVOS
1,65 Ha. de maíz
1,65 Ha. de manzanos
1,10 Ha. de alfalfa
0,60 Ha. de cultivos hortícolas
5
Ha.
% SUPERFICIE
33
33
22
12
100
De todos ellos el cultivo más interesante para la economía familiar es la
alfalfa, por el poco trabajo que requiere y la poca inversión en semillas y abonos; la alfalfa, tras ser sembrada permanece al menos durante cuatro o cinco
años en el terrazgo sin exigir ninguna labor específica, salvo el riego y la siega. También los cultivos hortícolas gozan de gran interés para la familia, sobre todo la patata que, además de para el comercio, se dedica a la alimentación familiar junto con otras hortalizas. Precisamente para conseguir el máximo grado de autoconsumo estas explotaciones cuentan con una pequeña cabaña pecuaria compuesta, al menos, por 2 o 3 cabras u ovejas, igual cantidad
de cerdos, 10 o 12 gallinas y de 20 a 30 conejos, ganado que facilita a la familia los huevos, la carne y la leche durante todo el año, y se alimenta con una
207
porción del maíz cultivado, la alfalfa y los deshechos y rastrojeras de los demás cultivos. Las plantas orientadas al mercado son el maíz y los frutales, de
los que la familia obtiene las rentas en metálico, aunque con frecuencia quedan sujetos a los designios de intermediarios y grandes compañías que son los
que comercializan los productos.
En el secano, una explotación familiar tipo, con 150 Ha., para que sea
viable debe contar al menos con un par o más de cultivos. Una distribución
aceptable para las tierras del Corredor sería la propuesta a continuación:
CULTIVOS
90 Ha. de cereales
50 Ha. de vid
10 Ha. de olivo o almendro
150 Ha.
% SUPERFICIE
60
33
7
100
Estos cultivos pueden ir solos o asociados entre ellos. La asociación más
frecuente es la de cereal y vid. Los cereales cultivados son cebada en un 80%,
un 12% de trigo, un 5% de centeno y un 3% de avena, distribuidos por la finca según las aptitudes del terreno: cebada y trigo en los suelos más fértiles y
centeno y avena en los suelos marginales o con menores aptitudes. En los últimos años se ha introducido un nuevo cultivo, el girasol, para aprovechar el
espacio cerealista entre la siega y la siembra, lo que hace más rentable estas
explotaciones. El porcentaje de barbecho anual oscila entre un 50% y un
35%, según la calidad de los suelos. Estas explotaciones suelen ir acompañadas de una considerable ganadería compuesta por 30 o 40 ovejas yio cabras,
que suponen una gran fuente de ingresos, 2 o 3 cerdos y un importante corral
con unos 50 conejos y otras tantas aves; cabaña alimentada con los cultivos
forrajeros de la explotación y las rastrojeras y barbechos. Un último requisito
para que estas explotaciones sean viables radica en que el propietario, además
de ser el dueño de la tierra, posea un tractor con todos los accesorios necesarios y realice él mismo todas las labores mecanizadas, pudiendo contratarse
eventualmente como tractorista, lo que le ayudará a amortizar la maquinaria.
Los problemas que se plantean a la explotación familiar radican fundamentalmente en la inseguridad de las cosechas. Las frecuentes adversidades
climáticas pueden dejar sumida a la familia en situaciones de verdadera necesidad. Ésta es la principal causa del descontento agrario detectada en la comarca, ya que las últimas adversidades del clima han repercutido negativamente en el volumen de las cosechas y en el ánimo de los agricultores. Otras
quejas tienen origen en los elevados precios de los abonos, semillas, productos
208
fitosanitarios, carburante y en las frecuentes inversiones que requiere el mantenimiento de la maquinaria. Por último, hay que destacar como uno de los
principales problemas la amortización de los créditos bancarios, que frente a
alguna mala cosecha han llegado a poner al agricultor en la necesidad de vender sus tierras para satisfacer el préstamo.
11.3. LA MEDIANA EMPRESA AGRARIA
Cuando una explotación agraria sobrepasa los límites de la célula familiar y presenta unos intereses claramente mercantiles es considerada como
una auténtica empresa. En las más pequeñas la familia sigue aportando una
importante ayuda eventual, no obstante, el mayor tamaño de estas explotaciones aleja la actividad familiar de las tierras a la vez que hace necesaria la
presencia de una mano de obra asalariada con carácter permanente.
En la comarca existen 110 empresas medianas, equivalentes al 6,7% del
total de los predios. El tamaño que las delimita, así como el valor porcentual
que obtienen es distinto según los diferentes cultivos a que están orientadas.
Para los cereales la magnitud de la mediana empresa agraria se fija entre 200 y
400 Ha., dimensión que agrupa al 4,1% de los predios cerealistas. Cuando el
cereal, como cultivo principal, va asociado a la vid la mayor productividad
hace menor el módulo exigido por estas empresas, situado entre 100 y 200
Ha., donde se integra el 7,7% de las fincas con cereal y vid asociados. En el
caso de la vid las dimensiones son menores, entre 50 y 200 Ha., y las empresas medias suponen el 2,4% del total de explotaciones vitícolas. No obstante,
cuando la vid se presenta asociada con algún cereal, con las mismas dimensiones, el valor porcentual asciende hasta el 13,7%. En los frutales la superficie
que define a una empresa mediana se establece entre 50 y 100 Ha., magnitud
que engloba al 8% de estos predios. Las exigencias de tierra se amplían en el
olivar, las empresas medias cuentan entre 100 y 400 Ha. y suponen el 19,4%
de las explotaciones aceituneras.
En conclusión, se observa para todo el conjunto un gran descenso en
los valores porcentuales precisamente en las estructuras que empiezan a ser
considerablemente rentables. Son los olivos y la asociación de cereal y vid,
los que obtienen los mayores porcentajes de empresas medias, mientras que
obtienen valores mínimos precisamente los monocultivos de vid y cereal y es
nulo el porcentaje en los almendros.
La explotación de estas empresas se realiza, en su mayor parte, bajo el
dominio directo, aunque no necesariamente el propietario trabaja las tierras.
La cantidad de asalariados fijos depende del tamaño de la explotación y de la
intensidad de los cultivos. En una explotación tipo, con unas 300 Ha. de secano o unas 50 Ha. de regadío, en la que trabaje el jefe de la explotación,
209
la empresa precisa además uno o dos peones fijos. La familia puede quedar
exenta del trabajo en la explotación, aunque en algunos momentos colabora
con el cabeza de familia. Los cultivos suelen ser los mismos que en las empresas familiares, con una distribución pareja a la referida antes, pero aumentan
las necesidades de maquinaria. También se incrementa el aprovechamiento
ganadero, sobre todo en el secano, y los rebaños pueden ser de unas 100 cabezas de ovejas yio cabras como media.
Por otro lado, las dificultades a que ha de hacer frente una empresa mediana son semejantes a las de las explotaciones familiares.
11.4. LA GRAN EMPRESA AGRARIA
Tan sólo 37 explotaciones en la comarca, que equivalen al 2,2% del total, pueden ser consideradas como grandes empresas. Se diferencian de las
medianas por el tamaño, factor que determina las especiales características de
este tipo de explotación así como el volumen de mano de obra contratada. La
magnitud de estas empresas oscila también con el tipo de cultivo plantado.
Con dedicación cerealista el tamaño ha de estar por encima de las 400 Ha.
Cuando el cultivo cerealista es predominante pero va asociado a la vid la extensión mínima decrece y se establece en las 200 Ha., límite válido para el cultivo de la vid y para la asociación vid-cereal con predominio de la primera. En
los frutales y en los cultivos hortícolas se precisan más de 100 Ha., y400 Ha.
como mínimo para el olivar. Los porcentajes que las grandes empresas adquieren en cada uno de los tipos de cultivo son un 3,3% para los cereales, un
5,1% cuando van asociados como cultivos predominantes con la vid, con
monocultivo vitícola no existe ninguna gran explotación y tan sólo aparece
un 1 % cuando la vid, como cultivo predominante se asocia a algún cereal;
también almendro y olivo registran valores nulos.
En suma, el porcentaje de grandes empresas es muy pequeño en cada
uno de los cultivos; el máximo se registra en la asociación cereal-vid, mientras que la vid, el almendro y el olivo no cuentan con ninguna explotación.
Hay que destacar la presencia de dos grandes empresas dedicadas a la plantación de frutales y una de cultivos hortícolas, que superan las 100 Ha. de superficie.
El régimen de tenencia está mayoritariamente regido por el dominio directo, aunque también existe alguna cesión contractual. Es frecuente que el
jefe de la explotación no trabaje personalmente la tierra, tanto si se trata de
una persona física como jurídica, ya que habitualmente estos grandes predios
están ligados a sociedades mercantiles o a individuos con un alto nivel social
(profesiones liberales, industriales, etc.) que han comprado las tierras como
inversión o por obtener algún tipo de desgravación fiscal. Por ello es frecuente
210
en estas fincas la presencia de un encargado, heredero de los antiguos aniagueros, responsable de la explotación. Además de él se precisan como mínimo dos asalariados fijos para las fincas más modestas, ampliándose considerablemente el número en las mayores; en época de recolección se contrata también una considerable cantidad de mano de obra eventual.
Todas estas empresas cuentan con una amplia cabaña pecuaria, con unas
200 cabezas de ovejas y/o cabras y de unas 50 a 100 reses de ganado vacuno. De
ahí que, en principio, en toda gran empresa sean indispensables al menos un
hombre encargado del ganado —el pastor— y otro dedicado a las labores agrarias —el tractorista—. Se da el caso en las grandes empresas trabajadas por usufructo contractual que el ganado pertenece sólo al empresario; circunstancia que
es fuente de intereses antagónicos ya que éste intenta cultivar en la finca plantas
forrajeras que suponen una pérdida de rentabilidad para el propietario de las tierras cedidas en aparcería. Esta cuestión, junto con la imposibilidad de introducir
cambios en las explotaciones sin la previa autorización del propietario, son los
principales problemas que se plantean a las grandes empresas en usufructo.
Estas explotaciones cuentan con una buena organización que les permite
llevar una contabilidad normalizada, disponer de un elevado grado de mecanización, tanto para la agricultura como para la ganadería (ordeño mecánico). La
mayor parte de ellas cuentan con pozos propios a partir de los cuales han conseguido transformar en regadío algunas porciones de la explotación. El agua sobrante es vendida a otros agricultores y constituye otra considerable fuente de
ingresos. Por otra parte, el alto grado de cualificación agraria de sus empleados, así como el apoyo de importantes capitales ajenos a la agricultura, posibilitan la adopción de modernas técnicas y la introducción de nuevos cultivos.
En Caudete existe una finca, con 410 Ha., representativa de la gran empresa agraria del Corredor. Está en manos de una sociedad mercantil ajena
por completo a la agricultura, y cuenta por ello con un administrador que hace las veces de jefe de explotación. Da trabajo a 18 asalariados fijos, viéndose
necesitada en época de recolección de un mayor número de mano de obra
eventual. Cuenta con un pozo que le ha permitido introducir cultivos de regadío además de asegurar las cosechas de los de secano. La superficie se encuentra distribuida de la siguiente manera:
CULTIVOS
10 Ha. de olivo
50 Ha. de manzano
150 Ha. de cereales
200 Ha. de vid
410 Ha.
% SUPERFICIE
2,44
12,19
36,59
48,78
100
211
Los mayores porcentajes son acaparados por la vid y los cereales, que
precisan grandes extensiones para resultar viables; seguidos de un cultivo coyuntural, el manzano, por la posibilidad de riego y la buena acogida del mer cado en los años setenta, aunque hoy está siendo sustituido por maíz; el olivo
ocupa un pequeño espacio en la mayor parte de las explotaciones ya que, generalmente, se trata de un cultivo heredado, con árboles viejos, que se mantiene porque requieren poco trabajo y proporcionan beneficios a pesar de su
baja productividad.
12. EL TAMAÑO DE LAS EXPLOTACIONES SEGÚN SUS CULTIVOS
La viabilidad económica de las explotaciones está en relación directa
con su tamaño y los cultivos que sobre ellas se instalan. En el Corredor de Almansa los cultivos que dominan el paisaje agrario son fundamentalmente los
cereales y la vid, y en mucha menor proporción aparecen el olivo, el almendro y algunos frutales y cultivos de huerta. A partir de ellos y de sus asociaciones se dispone la actual morfología agraria.
12.1. LOS CULTIVOS HERBÁCEOS
En 1982 se censaron en la comarca 2.289 explotaciones dedicadas a
cultivos herbáceos, es decir, el 38,6% de las explotaciones, solos o asociados
entre sí, que, extendidos por 56.645 Ha., ocupaban el 76,6% de la superficie
labrada, circunstancia que pone de manifiesto la importancia de estos cultivos en la comarca, donde se integran cereales, leguminosas, forrajeras y hortalizas.
No obstante, un elevado porcentaje de ellas se encuentran por debajo
del umbral de viabilidad, establecido para este conjunto tan heterogéneo entre las 20 y 50 Ha. de superficie. Los predios de dimensiones inferiores a 20
Ha. suponen el 70,8%, que ocupan sólo el 9,5% de las tierras con cultivos
herbáceos. La magnitud más común con estos cultivos es la comprendida entre 1 y 5 Ha., circunstancia que se repite en los demás cultivos. Las explotaciones que superan las 50 Ha., esto es, las viables, sólo alcanzan el 16,6%, extendidas sobre el 81,3% del terrazgo dedicado a cultivos herbáceos. Hay que
señalar, no obstante, que el grado de viabilidad, prescindiendo de criterios
medios de extensión, está en relación con la productividad del suelo y la cotización de los productos en el mercado, aspectos que marcan claras diferencias entre secano y regadío o, dentro de los mismos cereales, entre el trigo y
el maíz por ejemplo.
212
12.2. EL VIÑEDO
Se trata del segundo cultivo en importancia tanto por el número de explotaciones, 1.711, como por la superficie ocupada, 13.578 Ha.; pero soporta también un notable desequilibrio en la relación porcentual de fincas, el
28,8%, y extensión, el 18,4%.
Las pequeñas explotaciones, por debajo de las 20 Ha., alcanzan el
67,8% y ocupan sólo el 26,3% de las tierras. La viabilidad de las fincas comienza por encima de esa dimensión; entre las 20 y 50 Ha. las explotaciones
familiares ascienden al 14,2% con un reparto del 2 1,4% del terrazgo; la mediana empresa, situada entre las 50 y 200 Ha., supone el 14% y goza del
34,5% del viñedo, y la gran propiedad, con el 3,8% de las fincas, se beneficia
del 17,9% del terrazgo.
12.3. EL OLIVAR
Ocupa el tercer puesto en la comarca por el número de explotaciones,
944, aunque por la superficie cubierta, 1.457 Ha., queda relegado al cuarto
lugar. Este hecho pone de manifiesto el desequilibrio existente al comparar
las cifras relativas de explotaciones, 15,9%, y de superficie acaparada, sólo
el 2%.
Por debajo del umbral de viabilidad, situado en las 20 Ha., se encuentran el 78,5% de las explotaciones, con el 49,6% de la superficie total del olivar. Las pequeñas propiedades suponen el 63,2% del total y ocupan el 32,7%
de las tierras, relación claramente desproporcionada; las explotaciones familiares alcanzan el 31,5% y se reparten el 45% de la superficie, mientras que
las empresas medias y las grandes propiedades, que sólo son el 5,3%, consiguen el 22,3% del terrazgo.
12.4. LOS FRUTALES
Son los cultivos más dinámicos de la comarca, los que exigen una mayor atención pero los que, también, con coyunturas favorables, aportan un
mayor beneficio. Este hecho ha sido el determinante de su expansión hace
una década, frenada en la actualidad. Existen 718 explotaciones, equivalentes
al 12,1%, extendidas por 1.770 Ha., o el 2,4% de la superficie, relación que
da idea de la pequeña magnitud general de estos predios.
Por sus especiales características, el umbral de viabilidad se establece en
las 5 Ha., de manera que por debajo de él sólo quedan el 44% de los predios y
el 14,5% de la superficie. Las explotaciones comprendidas entre 5 y 50 Ha.
suponen el 42,9% y se reparten el 45,6% de las tierras, es decir, se trata del
213
¶
E
E
1
:
Is
oc
O
O
e'
a'
E
00
111
lO
—
E
ILd
o
—e'-—-—
E
E
E
e
u
O
E
iz
Eco
Ro
214
tipo de explotación más equilibrado. Es por encima de las 50 Ha., con las medianas empresas, que ascienden al 7,5%, y las grandes propiedades, con más
de 100 Ha., que suman el 5,5%, cuando se produce el gran desequilibrio entre explotaciones y superficie en favor de las primeras, que obtienen el
18,1% de las tierras en las empresas medianas y el 2 1,9% en las grandes.
12.5. OTROS CULTIVOS Y ASOCIACIONES
Menor importancia revisten las asociaciones de frutales de secano, olivar o viñedo y herbáceos con especies arbóreas forestales, es decir, con encinas en la mayor parte de los casos. La primera asociación engloba a 262 explotaciones, esto es, al 4,4% de ellas, y sólo ocupa el 0,7% de las tierras labradas; además, el 80,9% de las fincas se encuentran por debajo del umbral
de viabilidad, señalado en las 20 Ha. La asociación de cultivos herbáceos y especies forestales apenas está representada, sólo existen 8 fincas de este tipo,
que suponen el 0,2% y ocupan 11 Ha., o el 0,01% de las tierras labradas.
13. EVOLUCIÓN DE LOS CULTIVOS Y DE LA PRODUCCIÓN AGRARIA
Son los cereales los primeros en aparecer en las fuentes escritas debido,
sin duda, a la gran importancia que han mantenido a lo largo de toda la historia agraria de la comarca, gracias a su excelente adaptación a las condiciones
edáficas y climáticas y por el régimen de premura con que se colonizaron estas tierras en los primeros años de la conquista cristiana; los nuevos colonos
precisaban cultivar plantas de ciclo corto que les asegurasen su manutención
al tiempo que hacer frente a los diezmos. De este modo, los cereales aparecían como el cultivo más interesante, alimento básico del hombre y del ganado, que permitía, además, una laxa sujección del colono a la tierra y la posibilidad de abandonarla en busca de zonas más fértiles, como de hecho sucedía
con frecuencia por el avance de las conquistas cristianas y los continuos repartimientos.
La primera noticia que amplía la gama de cultivos la ofrece la Cartapuebla de Caudete, en 1305, donde el señor permite a los colonos el cultivo
de media tahulla de hortalizas en las parcelas del regadío e impone el cultivo
de 8 tahullas de vid en las de secano. Sin duda, los cultivos hortícolas eran ya
practicados con anterioridad y es posible que también lo fuese la vid, pero es
a partir de la colonización cristiana cuando este último cultivo aparece ya regulado, debido a su interés comercial y a su excelente adaptación. Por otro lado, el hecho de que en Caudete sólo media tahulla de cada concesión en regadío fuese dedicada a hortalizas parece indicar una orientación preferente
215
también de ese terrazgo a los cereales, e incluso a la vid.
Otros aprovechamientos ya regulados fueron los pastos, la leña, la madera y la grana.
13.1. EL DESARROLLO DE LA AGRICULTURA COMERCIAL EN LOS SIGLOS
XVI Y XVII
En el siglo XVI, las Relaciones Topográficas de Felipe II ponen de manifiesto la acusada especialización cerealista de las tierras del Corredor, en especial las de su mitad occidental, donde la vid aún no había arraigado. En
Montealegre, en 1575 los principales cultivos son trigo, cebada, centeno y
avena, lo mismo que en Bonete y Alpera, que sin duda ocupaban casi la totalidad de las tierras labradas en el secano. Los cereales ocupaban además la mayor parte del reducido terrazgo regado, como evidencia la Relación de Alpera
cuando señala que en la vega surcada por la Acequia de Alpera "... la más parte
de ella se riega para pan...
La gran producción de cereales debió estar orientada en buena medida a
la exportación, como lo estuvo la explotación de la grana, que proporcionaba
pingües beneficios a los recolectores, dada la abundancia de coscoja en los
montes "...en la cual se suele criar mucha grana... " y su buena comercialización, que atraía a comerciantes de otras zonas. Con todo, como señala la
Relación:
"...se dejó de coger después que vino la cochinilla de las indias, porque bajó mucho el precio de ella y dejaron de venir mercaderes para
llevarla" 100
Las importaciones pues debían suplir la carencia de cultivos en estas tierras, en especial los productos básicos como el vino y el aceite que, según la
Relación de Alpera, "se provee del Reino de Valencia"°'.
A principios del siglo XVII, en las Ordenanzas de Montealegre, de 1623,
la vid aparece como uno de los cultivos más significativos de ese municipio,
ya que fue entre los siglos XVI y XVII cuando las viñas comenzaron a ganar terreno. Los cultivos más señalados son cereales, vid, legumbres, olivo y morera. Otros cultivos que, aunque indudablemente ya existían con anterioridad,
son citados en esos momentos por primera vez son las legumbres, que constituían parte sustancial de la dieta humana, la morera y la barrilla; al tiempo se
desprende la posible presencia de otros árboles frutales.
99
100
101
Relaciones Topográficas, 1575, Alpera, fol. 521.
Relaciones Topográficas, 1575, Chinchilla, fol. 436, resp. 18.
Relaciones Topográficas, 1575, Alpera, fol. 522.
216
13.2. LA ESPECIALIZACIÓN CEREALÍCOLA DEL S. XVIII Y LOS
PROGRESOS DEL VIÑEDO
La agricultura a mediados del siglo XVIII queda bien reflejada en el Catastro del Marqués de la Ensenada, que, no obstante, no recoge los datos de
Bonete integrada en esos momentos en el municipio de Chinchilla. A partir
de estos datos, llama la atención en primer lugar la gran extensión del secano
en la comarca, que ocupa el 97% de las tierras labradas frente al 3% del regadío; por municipios, es en Alpera donde la superficie regada alcanza mayor
proporción, 425,6 Ha. o el 6,8% de las tierras labradas, y en Montealegre
donde obtiene el menor valor, con sólo 3,2 Ha. o el 0,04% del labrantío. Alpera se encuentra beneficiada por el importante manantial de Las Fuentes,
que riega su vega y alimenta la Acequia de Alpera que bonifica también parte
de las tierras de Almansa, municipio éste donde el terrazgo regado asciende a
189,9 Ha. que aprovechan, además, otras fuentes como las de Zucaña; el
segundo lugar por extensión del regadío es ocupado por Caudete, con
280,6 Ha.
En conjunto se observa el gran predominio de los cereales de secano,
entre los que, además de los tradicionales trigo, cebada, centeno y avena, aparece el maíz; en total ocupan 27.065,2 Ha., que suponen el 92% de la superficie labrada en el secano. La vid, con sólo 2.024 Ha., se extiende por el 6,9%
de este ámbito, valor que indica su todavía exiguo peso en la economía agrícola del Corredor. El resto de los cultivos del secano ocupan pequeñas extensiones y quedan muy por debajo en los valores porcentuales; entre ellos destacan el olivo, que alcanza 48,1 Ha. en Caudete, el azafrán, con 11,2 Ha. en
Montealegre, y la morera, con 5,6 Ha. en Alpera; otros cultivos menos representados son el cáñamo, el cañamón y las leguminosas.
Los cereales estaban sometidos a un cultivo rotativo con la alternancia
típica de cereal y barbecho; en este sentido, el Catastro señala el sistema más
usual en la zona: trigo en el primer año, barbecho en el segundo, cebada en el
tercero y de nuevo barbecho en el cuarto para reanudar el ciclo en el año siguiente, con intercalaciones de leguminosas para aprovechar los ciclos de reposo de la tierra. En las viñas, las cepas estaban dispuestas en escuadra, formando un cuadrado perfecto de aproximadamente 2,1 m. de lado (la plantación en marco real en la actualidad, con las mismas características, separa las
cepas entre 2,5 y 3 m. para facilitar el acceso de la maquinaria), de manera
que cada tahulla de viña contaba con unas 256 cepas.
La productividad de cada ámbito cultivado puede seguirse a partir de la
cuota de arrendamiento que cada colono debía satisfacer por el usufructo de
las tierras de eclesiásticos en Almansa. A partir de estos datos se observa la
acusada diferencia en la rentabilidad del secano y del regadío. Si se acepta una
217
CUADRO XXXVII
Distribución de la superficie agrícola, forestal e inculta en 1755 según el
Catastro del Marques de la Ensenada, en Ha.
CULTIVOS
ALMANSA ALPERA CAUDETE MONTEALEGRE TOTAL
1. Regadío
189,9
1.1. Hortalizas
1.2. Cereales
1.3. Viña
1.4. Morera
2. Secano
4,8
115,4
69,7
-
10.971,5
2.1. Prados
2.2. Cereal Ivno.
2.3. Viña
2.4. Morera
2.5. Olivo
2.6. Maíz
2.7. Azafrán
20,8
10.101
849,7
-
425,6
280,6
-
-
-
-
-
-
-
-
-
330,6
89,8
5,6
5.846
-
5.575,9
264,5
5,6
-
-
-
-
3. Matorral y monte 19.024
6.412,8
3,2
3.847,7
8.750,2
240,5
3.050,1
509
7.937,4
400,8
-
48,1
-
-
30.884
5. Supf. total
61.069,4 14.833,5 12.144,3
2.149,1
-
446
159,5
29.415,4
-
26.664,4
2.024
-
-
400,8
11,2
8.216,4
8.016
4. Improductivo
899,3
-
75.367,6
665,3
-
17.635,1 105.682,3
Fuente: Catastro Ensenada, 1755. Elab. prop.
imposición tributaria proporcional a la productividad de cada espacio o cultivo, se comprueba que en el regadío la rentabilidad es diez veces mayor que en
el secano para los cereales, de ahí que la mayor parte de la superficie regada
estuviese ocupada por estos cultivos. Los más rentables son las hortalizas,
tanto por su rápida comercialización en el seno de la propia comunidad, como por la promiscuidad de sus cosechas, favorecidas por buenos suelos aluviales y un aporte hídrico regulado, así los arrendatarios debían pagar 400
reales al año por cada jornal; le siguen en importancia los cereales, aunque
entre ellos, además de la dualidad regadío y secano, se establecen notables diferencias en cada ámbito según la calidad del suelo. Así, en el secano la rentabilidad de los suelos de primera calidad es tres veces mayor que la de los de
218
tercera y cinco veces superior a la de los parajes serranos. La productividad
de las tierras determina el tipo de cultivo imperante, de manera que en el secano, sobre los suelos de primera y segunda calidad se extienden con preferencia trigo y cebada, mientras que sobre los menos aptos se desarrolla el centeno y la avena. Por último se comprueba el escaso valor que se atribuye a la
producción de vid que, incluso en las tierras regadas de mayor calidad, no supera el censo impuesto a los cereales de secano.
CUADRO XXXVIII
Cuotas de arrendamientos de las tierras de eclesiásticos en Almansa, en 1756
UNIDAD DE SUPERFICIE ARRENDAMIENTOS
1 JORNAL DE TIERRA
REALES VELLON
(8.016 m.)
AÑO
VIÑA
UNIDAD DE SUPERFICIE ARRENDAMIENTO
TAHULLA (1. 128,96 m.)
REGADÍO
Hortalizas
Labor 1.a calidad
Labor 2.2 calidad
400
240
150
120
Labor 3. a calidad
1. 2 calidad
2.2 calidad
3•2 calidad
SECANO
Cereales 1. a calidad
Cereales 2. a calidad
Cereales 3. calidad
En sierra
REALES V./AÑO
REGADÍO
9
6
4
SECANO
25
16
8
4
1. 2 calidad
2. 2 calidad
3•2 calidad
6
4
2
Fuente: Catastro Ensenada. Elab. prop.
El Diccionario de Tomás López, en 1786, en general, repite lo mismo
que las relaciones anteriores: los principales cultivos son cebada, trigo, centeno, azafrán, vid, cáñamo, hortalizas y legumbres, siempre por este orden en
cada municipio. Son de destacar la presencia de algunas plantaciones de panizo y olivo, así como los buenos rendimientos que se obtienen del cultivo de
legumbres en las cuencas endorreicas próximas a los afloramientos triásicos:
"...algunos garbanzos buenos en salobrales".
13.3. LAS BONIFICACIONES DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX Y LA
EXPANSIÓN DEL VIÑEDO EN LA SEGUNDA MITAD DE LA CENTURIA
En la primera mitad del siglo XIX se produce un desarrollo notable de la
explotación del esparto, aprovechando los montes roturados y los eriales,
219
estimulada por la floreciente exportación a otras zonas 102 . De manera paralela
se promociona el cultivo del cáñamo, en su mayor parte destinado también a
la exportación. En los datos de producción agraria que ofrece Mellado, en
1844 10 3, a pesar de la falta de detalle de otros cultivos en todos los municipios
a excepción de Montealegre, se observa el peso creciente del maíz, aprovechando las disponibilidades hídricas de Alpera y Caudete, la creciente especialización vitícola de Montealegre, que ya era el principal productor de, uva
de la comarca, y la importancia que adquiere la patata en este municipio,
mientras que en los demás, por su poca relevancia, aparece consignado en el
apartado de "frutos menores". El azafrán, que todavía contaba con cierta importancia en Almansa y Montealegre, desaparecerá en los años posteriores
empujado por la expansión del viñedo, los cereales y algunos frutales.
•
Es en las primeras décadas del siglo XIX cuando se procede a la desecación y bonificación de las lagunas de San Benito y de Las Juncadas-El Saladar,
al coincidir motivos económicos y de salubridad. Con anterioridad, los fondos de estas cubetas endorréicas, cuando quedaban libres de las aguas, eran
ocupadas por cereales que obtenían grandes rendimientos, como señala
Chaix a principios del siglo XIX:
"...Son tan raros los años que llega a secarse enteramente que en el
siglo pasado sólo tres veces se logró pisar el suelo; en este caso es tan
feráz que produce un cahíz de trigo por cada hanegada" I04
La red de avenamiento construida (azarbes y galerías) cuenta con un sistema de compuertas que permite regular el grado de humedad del suelo, de
manera que el desagüe sólo se efectúa cuando el empapado de la tierra es suficiente y permite preveer rendimientos óptimos en la cosecha. El sistema potenció la ya tradicional dedicación cerealista del área por la inercia del campesino, que año tras año obtenía buenas cosechas, así como por su previsión,
ya que el rigor climático hace grande el riesgo de heladas tardías en cultivos
hortofrutícolas y las esporádicas inundaciones aconsejaban no invertir demasiado capital y esfuerzo, como refleja el acertado comentario de Cavanilles
sobre el aprovechamiento de la Laguna de San Benito:
"...ni los propietarios quieren aventurar gastos y semillas, estando
ciertos de perderlo todo en la primera tempestad o aguacero... I05
"
102
CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la Historia Natural, Geograf(a, Agricultura, Población
y Frutos del Reyno de Valencia, Madrid, Imp. Real, 1795-1797, (Reed. facsímil Graf. Soler, Va-
103
104
105
lencia, 1972), 2 vols., 236 pp., t. 1, p. 136.
MELLADO, F. P., España geográfica, histórica, estadística ypintoresca, Madrid, 1845, t. 1, p. 90.
CHAIX, E., Una noticia de las lagunas y terrenos pantanosos de este Reino, Valencia, Imp. BenitoMonfort, 1802, pp. 13-28.
CAVANILLES, A. 3., 1797, ob. cit., t. II, pp. 3-4.
220
El viñedo comenzó a expandirse hasta conseguir a mediados del ochocientos, al menos, el autoabastecimiento de los municipios del Corredor. De
forma paralela se fueron desarrollando los frutales y el olivo, que hasta esos
momentos habían sido desestimados por los agricultores ante el desconocimiento de su cultivo y por el alto riesgo de pérdidas que conllevan en estas
tierras. En este sentido señala Madoz lo siguiente:
"...aun que hasta ahora se ha mirado con prevención e/plantío de árboles, ya empieza afomentarse con empeño el de los frutales, sobre
todo las moreras y olivos..."
"...se destina a la siembra de cereales y legumbres ¡aparte más apropósito de él (término de Alpera); y la que no lo es tanto, al plantío de
viñedo, que se ha aumentado considerablemente de 15 años a esta
parte, y el arbolado, por haber conocido los labradores las ventajas
que reporta, lejos de ser perjudicial como creían, y por lo que tenían
la mayor aversión" 106
En el último tercio del siglo XIX la vid alcanzó mayor protagonismo,
ensanchándose su cultivo a costa de los cereales y por los nuevos terrenos roturados de monte bajo, debido a la propagación de la filoxera (Oidium tuckeri)
por los viñedos europeos en los años cincuenta, acabando con su producción.
En la comarca la explotación se vio favorecida por la apertura en 1858 de la
vía férrea Madrid-Valencia-Alicante, que permitió la comercialización rápida
y en grandes cantidades de los vinos de la tierra. Así, la superficie ocupada
por la vid se disparó entre mediados de la centuria y los primeros años del siglo XX, con un período especialmente favorable entre 1882 y 1892, etapa
que abarca los años del tratado comercial para la exportación de vinos españoles a Francia.
Al período de esplendor vitivinícola siguió una grave crisis debida a la
competencia de los vinos de las colonias francesas norteafricanas y a la recuperación de los viñedos franceses, lo que supuso la paralización de las exportaciones españolas y la caída de los precios en el mercado. Los inicios de la
crisis aparecen en la última década del siglo pasado, como refleja el Estudio de
la Propiedad Inmueble en España al referirse a Almansa: "...Desde 1887 se han
plantado muchas viñas, habiéndose detenido el movimiento en 1892...
99I07
Con todo, la venta de vinos, aun a pesar de la depreciación, se mantuvo
durante el primer decenio del siglo XX, dado que la gran producción paliaba
con la cantidad los bajos precios del mercado. Además, los viticultores del
Corredor se vieron favorecidos coyunturalmente durante algunos años, al
106
107
MADOZ, P., 1847, ob. cit., t. II, pp. 68 y 196.
DIR. GRAL. REG. CIVIL y de la PROP. y del NOTAR., 1906, ob. cit., p. 23.
221
quedar preservados de la filoxera que, en la primera década de la actual centuria, había invadido ya los viñedos de otras zonas productoras próximas, como el vecino Valle del Vinalopó; de manera que los vinos de Almansa, Montealegre y Caudete, entre otros, cubrieron las necesidades de los grandes bodegueros exportadores de Villena y Alicante.
La crisis de la vid supuso la bancarrota de muchos terratenientes, la emigración forzada de los pequeños agricultores y jornaleros y una decadencia
generalizada en todos los municipios que habían hecho de este cultivo su
principal soporte económico. Tras el cese de las exportaciones se hizo necesaria una gran reconversión del terrazgo productivo; las viñas fueron arrancadas y sustituidas por cereales en su mayor parte, cultivos que, además de ser
esenciales en la dieta, permitían una rápida recompensa por el capital y el esfuerzo invertidos. En un primer momento los jornaleros sin trabajo se dedicaron a la explotación anárquica de los montes, "sacando rochas", esto es,
practicando nuevas roturaciones en ellos; pero el beneficio inicial pronto se
convirtió en perjuicio general, por la baja calidad de los suelos, la ausencia de
fertilizantes en esas labores, la deforestación y, con el posterior abandono,
por la grave erosión consiguiente, que redujo buena parte del monte bajo a
extensos calveros y pedregales Io8 La caótica situación que siguió a la crisis
del vino queda bien reflejada en el comentario de los registradores de la propiedad en 1906:
"En Caudete se pasa, irreflexivamente, de un cultivo al opuesto, como de regadío a secano, de viña a olivo, etc., y luego se deshace lo
hecho y se vuelve a cambiar" 109
13.4. LOS CAMBIOS EN LA AGRICULTURA DE CAUDETE Y EL
ESTANCAMIENTO DE LOS OTROS MUNICIPIOS DEL CORREDOR EN
LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
El Avance Catastral de 1909 ofrece una visión general de la agricultura
del Corredor a principios de la centuria' '°. En primer lugar destaca el gran incremento de la superficie cultivada total, 65.068 Ha. frente a las 30.314,7 Ha.
que ofrecía el Catastro de Ensenada en 1755, aunque en esta fuente no se censó la superficie de Bonete, perteneciente a Chinchilla como aldea (no obstante, si se tienen en cuenta los mismos municipios en ambos años, esto es, si se
108
109
110
SÁNCHEZ DÍAZ, J., Historia de Caudete y de su Virgen de Gracia, Alicante, Dip. Prov., Ayto.
Caudete, 1956, 276 pp., p. 172; — ...se produjeron grandes erosiones y luego no hubo ni
monte, ni tierra laborable, sino peñas desnudas, pedregales y calveras..
DIR. GRAL. REG. CIVIL y de la PROP. y del NOTAR., 1906, ob. cit., p. 23.
DIR. GRAL. CONTR. IMP. y RENTAS, 1909, ob. cit., 465 pp.
222
o
\O O \O 00 N X
00—
L.
H
N
O
if
if'
4
—
—
t^ N
rf
010
N-
c
X•
o''
I,\
o'-
N
o'
2
y
Irx
o
o
NN1
't
-
4-
_I
- o
1..
.
NO
-
cm
00
o
1
z
.
I
'1\O'IN'I
C\QO'lN\C
C7\
o
4-
t-
-
- o
y
0
'4
y
r-
k^
cm
CN \O
4
y
4-
y
'4
o
—1HfN
i cm
I
O
oc
\C
C\
l'o'
C7\
C
N
y
y1.. y
y
'4
•
44iL)
-
0
r
223
excluye Bonete del Avance Catastral, se comprueba en 1909 una superficie
cultivada total de 58.167 Ha., que equivalen a casi el doble de la existente siglo y medio atrás). De igual manera contrastan las cifras que evalúan el regadío, con 899,3 Ha. en 1755 y 3.858 Ha. en 1909 (siempre excluido Bonete), y
el secano, con 29.414,4 Ha. en el primer año y 54.334 Ha. ene! segundo; pero son las cifras relativas las más significativas, ya que la superficie regada en
1909 supone el 6,6% del total labrado mientras que en 1755 sólo alcanzaban
el 3%, es decir, no sólo había aumentado el volumen de tierras regadas sino
que éstas, además, fueron ganando peso frente al secano. Por lo que respecta
a cada uno de los cultivos se observa en 1909 una distribución similar a la tradicional de la superficie regada, repartida entre cereales, vid y hortalizas, e
incluso el olivo en Caudete, esto es, se siguen manteniendo los cultivos que
porporcionan una rentabilidad asegurada. En el secano se observa una pérdida de valor porcentual de los cereales frente a la vid, cultivo favorecido por la
gran demanda del último cuarto de siglo pasado. El municipio con mayor dedicación hortelana es Caudete, donde 307,3 Ha. están sembradas de hortalizas, le siguen Almansa, con 171,3 Ha., y muy por detrás Bonete, con 25 Ha.;
no obstante, a pesar de no estar registrada ninguna superficie con estos cultivos en Alpera y Montealegre, es de suponer que sí ocupaban extensiones representativas, al menos en el municipio que cuenta con una vega tradicional.
Después de la crisis del vino fue Caudete el municipio que mejor reconvirtió sus tierras. Las viñas emplazadas en las partes más bajas, como en Los
Hondos, Los Viñales y La Cañada, sobre suelos arcillosos, se vieron afectadas
por la filoxera en los primeros años del siglo XX, y sólo las situadas en las partes elevadas de los glacis, sobre terrenos pedregosos, quedaron libres de la
plaga. De esta manera, en el segundo decenio de la centuria se arrancaron las
viñas infectadas siendo sustituidas por frutales como el olivo, el almendro y
otros, beneficiados por el regadío. La mayor parte de las tierras bajas de este
municipio se convirtieron en regadíos en las primeras décadas del novecientos, favorecidas por la riqueza del acuífero cuaternario y la instalación masiva
de motobombas para su explotación. En 1909 se crearon dos asociaciones de
regantes, la de "Virgen de Gracia" y la de "Los Hondos", que extraían el agua
mediante dos minas; en los años siguientes se redimieron los censos enfiteúticos que gravaban las explotaciones de "Los Prados" y se pusieron en regadío, convirtiéndose esta zona en una de las más fértiles del término. Los principales cultivos regados eran hortalizas, patatas, olivos, vid, frutales como
manzano y albaricoquero, maíz para grano y algunas plantas forrajeras.
Los buenos rendimientos dieron pie a la instalación de empresas de
11
SÁNCHEZ DfAZ,J., 1956, ob. cit., p. 172.
224
transformación de los productos agrícolas o para su comercialización envasada: se rehizo la antigua fábrica de harina, se crearon nuevas almazaras, se implantaron cuatro fábricas de conservas vegetales y se creó una gran empresa
de trenzados e hilados con capital francés, que importaba yute del extranjero,
cáñamo de la Vega Baja del Segura y esparto de los municipios vecinos" 2 .
Mientras la agricultura caudetana prosperaba, el resto de los municipios
del Corredor volvieron a sus cultivos tradicionales después de reducir la extensión del viñedo. Los cereales volvieron a ser el principal cultivo de comercialización y, de entre ellos, la cebada con especial intensidad. Un Informe sobre la agricultura de Almansa, realizado en 1959 por la Vicesecretaría Provincial de Ordenación Económica, da clara idea de la situación del agro en estas
tierras durante la primera mitad del siglo XXI '; en él se señala el lamentable
estado de entarquinamiento en que se encontraba el embalse de Almansa, de
manera que su reducida capacidad había convertido en riego eventual toda la
superficie que antes beneficiaba de manera continua, área de la que habían
desaparecido aproximadamente el 80% de los árboles frutales, cultivándose
la superficie con la típica alternancia trienal de secano: cereal, legumbres y
barbecho. Se apunta además el escaso rendimiento de los otros regadíos por
lo inadecuado de los mecanismos elevadores (todavía mediante norias) y por
las filtraciones en las redes de conducción.
13.5. LA EXPANSIÓN DEL REGADÍO Y LAS TRANSFORMACIONES
RECIENTES
En 1960 existía una distribución de los cultivos similar a la de principios de siglo en la mayor parte de los municipios del Corredor. La superficie
regada suponía el 5,3% de la superficie labrada en ese año, cuando en 1909
era el 6,6%, es decir, el estancamiento adquiere aspectos negativos y se observa un retroceso general del regadío, que resulta espectacular en Almansa,
municipio que pasa de 1.645 Ha. en los primeros años de la centuria a sólo
310 Ha. en 1960, debido a la pérdida de efectividad de su embalse, y más moderado en Alpera y Bonete; mientras que el incremento del riego en Caudete,
que pasa de 1.738 Ha. a 2.414 Ha. en ese período, ni el pequeño aumento en
Montealegre, son suficientes para equilibrar el retroceso del conjunto
comarcal.
El mantenimiento de esa anquilosada agricultura era debido a la inercia
campesina y a los importantes condicionantes impuestos por el clima y los recursos hídricos disponibles en esos momentos. Fue en esos años cuando entre
112 SÁNCHEZ DfAZ,J., 1956, ob. cit., p. 183.
113 Archivo Cámara Agraria Local, Almansa, 1959, informe cit.
225
la clase agraria comenzó a pensarse en transformar la economía rural a partir
de la explotación racional de los recursos naturales, levantando los viñedos
de dudosa rentabilidad, limitando la producción de vinos y creando la Denominación de Origen Almansa para el control de la calidad; e intensificando la
producción de cultivos herbáceos en regadío, favoreciendo el desarrollo del
maíz, la alfalfa y la cebada, dando entrada en las alternativas de rotación al girasol, la veza, el sorgo y el ray grass, que permitieran obtener producciones
rentables en cultivos de gran demanda que, además, debían servir de base para el fomento de la cabaña ganadera, en especial de ovino de carne y en menor escala de vacuno y porcino. Por último se trazó una orientación de las
hortalizas para favorecer el desarrollo de las más adaptadas al medio y con
mayor demanda, fomentando en particular la cebolla y la patata de cosechas
media y tardía, para dejarlas libres del período de heladas.
Las primeras tentativas de transformación surgen en el empeño de bonificar 825 Ha. en el paraje del Hondo y la porción almanseña de la Laguna de
San Benito a tenor de la creación en 1952 del Servicio Nacional de Concentración Parcelaria y de la puesta en funcionamiento del Plan Nacional de Actuación Regional (cuya primera muestra fue el Plan Badajoz iniciado en ese mismo año).
En 1954 se efectúa la solicitud de inclusión del término municipal de
Almansa en el Plan de Actuación del Instituto Nacional de Colonización, año en
el que comienzan los estudios para conocer la viabilidad de su inclusión. En
1957 se realizan cinco sondeos con un aforo total de 216 1/sg., pero los trabajos se interrumpen hasta 1964, año en el que, al reanudarlos, se comprueba la
merma del aforo hasta un total de 173,2 1/sg. En 1964 y 1966 la Hermandad
Sindical de Labradores de Almansa solicitó la actuación del I.N.C. en el paraje
del Hondo, petición acompañada por la propuesta de declaración de interés
nacional de los regadíos, solicitudes que fueron aprobadas por el Consejo de
Ministros en diciembre de 1966, iniciándose los trabajos previos al año siguiente. En 1972 se procede a la parcelación de la zona, en 1974 a la construcción de viales, en 1977 se finalizan las canalizaciones y por fin en 1983 se
dan por concluidos los trabajos.
En Montealegre, el I.N.C. realizó una perforación en 1970-71 para
alumbrar un caudal de 138 1/sg., ampliables a 500 1/sg.; sin embargo, por la
inercia de los agricultores y la falta de un decisivo empuje del Instituto no se
llegó a realizar ningún equipamiento en los terrenos susceptibles de riego ni a
bonificar ninguna hectárea, quedando desaprovechados estos caudales hasta
el presente.
Entre 1969 y 1975 el I.N.C. procedió a la concentración parcelaria de
todo el término de Alpera para, a partir de un terrazgo organizado, poner en
226
regadío la mayor extensión posible aprovechando los recursos hídricos. No
obstante, la actuación del I.R.Y.D.A., iniciada en 1976, se limitó al trazado de
nuevas acequias y a la construcción de un pequeño embalse para asegurar mejor el riego de las 193 Ha. de vega tradicional, beneficiadas por las aguas de
las Fuentes de Alpera, con un caudal de 6 1/sg., sin ampliar en nada la superficie regada a pesar de que los recursos hídricos del acuífero fueron estimados
capaces para un aforo de 300 1/sg.
En Caudete, con un regadío tradicional muy importante, tras la concentración parcelaria a principios de los años setenta, la fuerte iniciativa privada
ha dejado atrás la acción del I.R.Y.D.A., y sólo desde 1985, a partir de una serie de sondeos con un caudal medio de 50 1/sg., el Instituto ha comenzado a
transformar unas 500 Ha. en el paraje de La Mora.
Ha sido en Bonete donde, ante la ausencia casi total de riego, la acción
del I.R.Y.D.A. ha revestido una mayor "función social". En primer lugar el
I.N.C. llevó a cabo entre 1969 y 1984 una concentración parcelaria sobre todo el término municipal, para poner en regadío 500 Ha. en el Hondo del Campillo desde 1984 con los 450 1/sg, de capacidad teórica de los cinco pozos
abiertos.
En resumen, puede decirse que la iniciativa estatal en la comarca se ha
caracterizado por una mala planificación en sus primeros intentos, por una
gran lentitud, al iniciarse en los años sesenta y todavía en los años ochenta estar sin concluir (lo que ha motivado cierto recelo en el campesinado para
abandonar sus cultivos tradicionales en pos de un regadío que, año tras año,
se demora en entrar en producción). También puede atribuírsele una falta de
aspiraciones, por cuanto en Alpera y Montealegre, a pesar de los recursos hídricos existentes, la transformación ha sido muy escasa o nula. Sin embargo,
no cabe duda de que la actuación de los organismos oficiales ha sido vital para
la agricultura de la comarca, y no tanto por el montante de hectáreas transformadas como por haber servido de detonante de la iniciativa privada y de la
transformación a mayor escala del paisaje agrario del Corredor a partir del esfuerzo particular.
En efecto, los trabajos de los Institutos oficiales en Almansa fueron el
estímulo de la iniciativa privada. A partir de ese momento se dio un renovado
interés por el campo y su precaria situación, plasmado en las propuestas de
las Hermandades de Labradores de Caudete, Alpera y Bonete para la concentración parcelaria de sus términos municipales. Es desde esos momentos
cuando se observa un gran incremento en la superficie regada a partir del esfuerzo particular (se pasa de las 2.381 Ha. de riego existentes en 1970 debidas
a la iniciativa privada a las 3.509 Ha. de 1975) al beneficiarse el agricultor de
ventajosos créditos y subvenciones oficiales. Tan sólo Montealegre quedó al
227
margen de esta dinámica, anclada en unas estructuras agrarias orientadas hacia la viticultura, que motivaron una fuerte inercia a cambios tan radicales en
los sistemas de cultivo y métodos de laboreo.
Un factor coyuntural, que tuvo una decisiva influencia en las transformaciones, fue la buena comercialización en esos años del manzano. Este es
uno de los pocos frutales que se adaptan al régimen térmico de la zona, en especial las variedades americanas (que retrasan la floración hasta la segunda o
tercera decena de abril, con un mínimo riesgo de helada) aprovechando la
fuerte demanda del mercado nacional a finales de los años sesenta y primera
mitad de los setenta. Los beneficios obtenidos por su explotación espolearon
a la iniciativa privada, que de inmediato, con subvenciones oficiales y a menudo con inversiones derivadas de la industria, dio lugar a un espectacular
desarrollo del manzano: pasó de ocupar una superficie de 520 Ha. en 1960 a
1.251 Ha. en 1970 y a 2.200 Ha. en 1975, que supusieron en ese año el 57,7%
de la superficie regada, restándole interés a los cultivos forrajeros y atención
al desarrollo ganadero.
No obstante, la saturación del mercado interior a partir de 1975, la pésima comercialización, siempre a merced de intermediarios, y los elevados costes de producción fueron concluyentes y en la segunda mitad de los años setenta se procedió a levantar los frutales, quedando restringida su extensión a
811 Ha. en 1984. De manera que, en el último decenio se asiste en la comarca
a una desordenada situación, donde se ha olvidado uno de los objetivos de la
transformación, el fomento de la ganadería, y donde los cultivos han quedado al libre albedrío de los agricultores, de su preparación, de su interés o desencanto y de su capacidad financiera. Se ha vuelto a la extensión de los herbáceos en el regadío, con costes mínimos de producción y de mano de obra, y
con una comercialización asegurada por el S.E.N.P.A. y, hoy, por una buena
demanda. Los cereales en regadío han pasado de las 1.048 Ha. de 1975 —año
de máximo desarrollo del manzano— a las 2.086 Ha. de 1984, que suponen el
54,7% del total de la superficie regada, donde alcanza especial difusión el
maíz. Pero estos cereales forrajeros no han conseguido fomentar la ganadería
y casi la totalidad de la producción se sigue exportando, como en épocas pasadas, hacia las zonas ganaderas del País (en especial hacia Lérida y Lorca y el
extrarradio de las grandes ciudades como Barcelona y Valencia).
14. EL REPARTO ACTUAL DE LOS CULTIVOS
Según los datos del año 1984 se observa, en primer lugar, un pequeño
incremento de la superficie cultivada, que asciende a 60.535 Ha., frente a las
228
57.785,5 Ha. de 1960, debido a la recuperación para el laboreo de parte de las
tierras abandonadas en la primera mitad de la centuria. En esos veinticuatro
años señalados la superficie del secano ha aumentado un 2,9%, pero el regadío lo ha hecho en un 37,6%, circunstancia que pone de manifiesto el interés
económico que han suscitado las transformaciones agrarias en la comarca.
En la distribución de la superficie regada se observan, además, acusadas
diferencias respecto a 1960 por la introducción de nuevos cultivos y la expansión de los más rentables. Entre los cereales se produce un gran descenso
M trigo en beneficio de la cebada, planta que cuenta con una mejor comercialización. Es el maíz el que experimenta el mayor incremento al pasar de las
100 Ha. de 1960 a las 1.411 Ha. de 1984, dado que ha sido el cultivo mejor
adaptado a las transformaciones y el que obtiene mayores beneficios hoy. La
superficie destinada a patatas y leguminosas se ha visto mermada en los últimos años en favor de nuevos cultivos, de orientación industrial, mucho más
rentables, como son el cardón o carda vegetal, que ocupaba 442 Ha. en 1984,
y el girasol, con 308 Ha. regadas en ese año. Las forrajeras han duplicado su
extensión por el incremento de la demanda, paralela al desarrollo de la ganadería estabulada en el Corredor, aunque su extensión, 288 Ha., es todavía pequeña. Es significativo el gran descenso de las hortalizas, que pasan de 699,5
Ha. en 1960 a tan sólo 70 Ha. en 1984; el hecho se debe a la especialización
M terrazgo regado en cultivos de clara orientación mercantilista, así como a
la ocupación en Almansa y Caudete, los principales productores de este tipo
de cultivos, de buena parte del ruedo hortícola (el terrazgo más próximo a las
poblaciones) por los ensanches de los cascos urbanos y las residencias secundarias, quedando además buena parte de estas tierras como un barbecho social en espera de una buena oferta para construir. Los frutales han pasado de
las 520 Ha. del primer año a las 651 Ha. del segundo, con la etapa intermedia
de gran expansión y retroceso comentada. La vid y el olivo son otros dos cultivos tradicionales en el regadío que han ido dejando paso a otras plantas más
rentables; en conjunto ocupaban 877 Ha., o el 29,2% del regadío, en 1960,
mientras que en 1984 sólo está representada la vid, con 160 Ha. o el 3,8% de
este espacio agrícola. Por último llama la atención la presencia en el regadío
de 370 Ha. de barbecho en el último año, circunstancia que antes nunca se había dado y que obedece a la etapa de reconversión que está atravesando el terrazgo regado con el levantamiento de los frutales, a la falta de orientación de
los agricultores y al comentado fenómeno del barbecho social.
Sobre el secano se comprueba la caída del trigo en beneficio de la cebada; en 1960 la proporción entre ambos era de 54,4% y 45,6% respectivamente y en 1984 de 9,4% y 90,6%. La avena ha aumentado considerablemente y
el centeno ha reducido en ese espacio de tiempo la superficie ocupada a la
229
Mapa de aprovechamiento del suelo s 1986
T
505
::9
3
7
El 11
4
8
=12
& -L2im
Bu,et.
,
,
Jil
4¼
Fig. 60: Mapa de aprovechamiento del suelo en 1986: 1, pinos y encinas; 2, matorral y monte
bajo; 3, cereales de secano; 4, cereales de regadío y forrajeras (maíz, alfalfa); 5, cereales y especies arbóreas (encinas); 6, vid con cereal (no asociados); 7, vid; 8, almendro; 9, olivo; 10 frutales
de regadío; 11, frutales y forrajeras en regadío (no asociadas); 12, cultivos de huerta.
230
tercera parte. En conjunto los cereales se mantienen con una ligera tendencia
al crecimiento, 21.205 Ha. en 1960 y 22.670 Ha. en 1984, ya que constituyen
el cultivo mejor adaptado a las condiciones naturales de la comarca y gozan
de buena demanda. El otro gran representante del secano, la vid, ha visto incrementada su extensión por los buenos rendimientos, el control de la calidad, con las Denominaciones de Origen Jumilla y Almansa, y la buena comercialización. Ha sido el olivo, no obstante, el gran perjudicado en el secano,
que ha reducido su extensión al 38,7% de la ocupada en 1960, debido al envejecimiento de los árboles y su difícil restitución por el largo período de improductividad que precisan las nuevas plantaciones, así como por la competencia planteada por la comercialización de otros aceites.
CUADRO XL
El Corredor. Superficie ocupada por los cultivos en 1984
SECANO
%
1.806
17.397
3.141
326
O
2
917
50
60
3,2
30,9
5,6
0,6
0,0
1,6
0,1
0,1
16
356
0
0
1.411
85
308
442
288
Hortalizas
3
0,0
70
Frutales
Almendro
Vid
Olivo
Barbecho
17
543
15.981
1.281
14.854
0,0
1,0
28,3
2,3
26,3
Total
56.378
Trigo
Cebada
Avena
Centeno
Maíz
Patatas y legumbres
Girasol
Cardón
Forrajeras
%
93,10
-
100
REGADIO
TOTAL
%
0,4
8,6
1.822
17.753
3.141
326
1.411
87
1.225
492
348
3,0
29,3
5,2
0,5
2,3
0,1
2,0
0,8
0,6
1,7
73
0,1
15,8
668
543
16.141
1.281
15,224
1,1
0,9
26,7
2,2
25,2
-
33,9
2,0
7,4
10,6
6,9
651
0,0
160
0,0
370
4.157
%
-
3,8
-
8,9
100
6,90
Fuente: C.A., 1984. Elab. prop.
60.535
100
100
231
15. LA MECANIZACIÓN AGRARIA
Los censos elaborados por las Cámaras Agrarias en las tres últimas décadas permiten comprobar la profunda transformación experimentada por la
comarca en este aspecto. Se ha pasado del predominio del ganado de labor,
de la manualidad de las tareas y del empleo de los más elementales aperos de
labranza, a la utilización de una sofisticada maquinaria, capaz de realizar varios trabajos a la vez, que ha reemplazado el esfuerzo humano y animal en los
campos del Corredor.
En 1960, como en siglos anteriores, el laboreo de las tierras se llevaba a
cabo con el arado romano, del que existían 4.458 unidades en uso tiradas por
mulas. Este apero, capaz sólo de abrir un surco en cada pasada (y ello gracias a
un notable esfuerzo del labrador apoyado sobre la esteva), comenzaba no obstante a ser compaginado con el arado de vertedera, que suponía una modesta
innovación, al añadir al arado una pieza que vuelve y extiende la tierra removida por la reja, del que se censaron 4.364 unidades. Los arados polisurcos,
subsoladores y de desfonde eran muy escasos, inexistentes en algunos municipios, y las tareas de preparación de la tierra seguía exigiendo un notable esfuerzo humano (como las tareas de desfonde, realizadas a pico y azada). También eran desconocidas las sembradoras y las abonadoras, por lo que las semillas y el abono (estiércol habitualmente) debían esparcirse manualmente, "a
voleo", con los consiguientes riesgos de pérdida por arrastres del agua y del
viento. La siega sí estaba mecanizada, en 1960 existían ya 360 máquinas segadoras, que habían sustituido la penosa labor de la recolección de los cereales,
que movilizaba todos los años una gran masa de jornaleros. Los cereales segados debían ser transportados a las eras para la trilla, realizada en su mayor
parte con los antiguos trillos formados por una tabla de madera con piedras
de pedernal incrustadas, tirados por una mula, de los que se censaron 1.734
unidades en uso en ese año; no obstante, ya existían algunos adelantos en esta
labor, como el empleo de algunos trillos de discos, 368 en ese año, y unas pocas trilladoras, sólo 20 en toda la comarca. Como se desprende de estos datos, el aventado y el empacado se realizaba también manualmente, ya que sólo existían 7 máquinas aventadoras y 16 empacadoras.
El censo de tractores ascendía a 105 unidades, de las cuales la mayor
parte se encontraban en Almansa, con 41 tractores, y en Caudete, con 28. La
media comarcal de superficie labrada por tractor ascendía a 550,3 Ha., proporción por encima de la media provincial, con 714 Ha./tractor, pero por debajo de la media nacional, con 475 Ha./tractor, evidenciando el notable retraso de la mecanización en el Corredor.
Para la extracción de agua subterránea existían 184 bombas de riego,
232
movidas por energía eléctrica con una potencia media inferior a los 10 C.V.; y
todavía subsistían 8 norias en uso, repartidas por Almansa, Alpera y Bonete.
CUADRO XLI
El Corredor. Evolución del parque de Maquinaria
Arados romanos
Arados de vertederas
Arados de disco
Arados Polisurcos
Subsoladores
Arados desfonde
Gradas
Cultivadores
Sembradoras
Abonadoras
Segadora
Guadañadoras
Cosechadoras
Trillos ordinarios
Trillos discos
Trilladoras
Desgranadoras
Aventadoras
Empacadoras
Tractores
Motocultores
Motores
Bombas riego
Pulverizadores
Norias
Molinos
Elevadores grano
Remolques
Ordeñadoras
Esquiladoras
Motosierras
1960
1965
1970
4.458
4.364
29
75
15
22
27
1.550
1.747
201
95
55
59
47
80
28
21
415
230
316
417
237
-
4
-
360
-
-
4
1.734
368
20
5
7
16
105
18
690
296
37
5
5
9
311
-
19
23
65
91
52
227
15
63
59
25
29
25
2
7
533
-
-
-
40
184
290
8
2
92
231
466
4
15
101
196
436
-
-
-
-
1975
1980
1984
-
-
-
565
927
888
-
-
-
-
-
-
20
60
113
-
-
-
25
271
311
260
77
55
729
376
303
72
67
740
388
371
96
-
-
-
63
99
99
-
-
-
-
-
-
2
2
2
-
-
-
-
14
531
28
19
174
357
-
68
900
117
39
283
114
79
994
119
57
304
135
-
-
-
-
16
16
140
16
208
474
19
11
23
33
267
790
38
23
31
43
271
703
45
31
58
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Fuente: C.A. Elab. prop.
233
Dos han sido los soportes básicos sobre los que se ha desarrollado la
mecanización reciente en el Corredor: el incremento del número de tractores, así como de su potencia, y el progresivo aumento del empleo de las modernas cosechadoras. En efecto, la difusión de los tractores, primero entre los
grandes y medianos agricultores vinculados al trabajo directo de sus tierras,
permitió la utilización a mayor escala de los arados especiales y, en concreto,
de los cultivadores, esto es, del arado tirado por el tractor que cuenta con una
parrilla capaz para abrir varios surcos a la vez, unos 7 como media; a la vez,
con los otros arados especiales se consigue una mejor preparación del terreno: el arado de discos, los subsoladores, las potentes palas de desfonde y los
arados monosurco y polisurco. Además, el remolque del tractor ha sustituido
ventajosamente a los carros tirados por caballerías, ya que permiten una mayor capacidad de carga y son más versátiles. Al tiempo, el tractor puede tirar
de las sembradoras, que entierran las simientes de manera dosificada, evitando por ello trabajo, despilfarro y riesgos de arrastres, a la vez que se obtiene
una más correcta plantación en hilera de las plantas; y de la abonadora, que
con un sistema parecido dosifica el abono y lo entierra. Por último cabe señalar la capacidad de los tractores para trasladar y dar fuerza motriz a otros aparatos, e incluso para mover las bombas y los sistemas de riego móviles.
El parque de tractores ascendió a 475 en 1970 y a 994 en 1984, lo que supone una proporción de 98,9 Ha. labradas por tractor en el primer año y 45,6
Ha./tractor en el segundo. En 1984, aunque el mayor número de tractores corresponde a Almansa (cuenta con 321), la relación superficie/vehículo es más
favorable a Alpera, con 33,2 Ha. /tractor, seguida de Montealegre, Caudete, Almansa y Bonete por este orden. La introducción del tractor se ha visto favorecida, además, por la topografía aplanada de la mayor parte de las tierras de cultivo y por la presencia de unas parcelas de dimensiones medias con lindes abiertos. Sólo en las áreas regadas han existido limitaciones por el reducido tamaño
de las parcelas, que han sido soslayadas por la utilización de los pequeños motocultores, cuyo número ha pasado de 44 en 1970 a 119 en 1984.
El otro pilar de la mecanización señalado, las grandes máquinas cosechadoras, que siegan, trillan e incluso empacan los cereales, ha permitido reducir al máximo los gastos de recolección de estos cultivos, ahorrar esfuerzo
y suprimir los diversos aparatos empleados antes en esas labores: segadoras
(cuyo número se ha reducido a 96 en 1984 cuando en 1965 ascendían a 415),
trilladoras de pedernal y de discos (ya desaparecidas a principios de los años
setenta, cuando en conjunto sumaban 2.102 unidades en 1960), incluso las
trilladoras mecánicas más modernas han visto reducido su número a 2 en
1984 (cuando en 1965 sumaban 37) y las aventadoras, que dejaron de utilizarse también en la primera mitad de los años setenta.
234
La superficie de cereales por cosechadora ha experimentado una espectacular evolución desde 1960, al pasar de una relación de 5.385,8
Ha/cosechadora en ese año, cuando la media provincial era de 4.479 Ha. y la
nacional de 2.235 Ha., a 408,1 Ha/cosechadora en 1970, con una media provincial de 269 Ha. y nacional de 362 Ha., y a 247 Ha/cosechadora en 1984. A
pesar de ello la superficie por máquina sigue siendo mayor que en el conjunto
de Albacete y del País. Finalmente hay que señalar la evolución positiva también de las bombas de riego y de los motores auxiliares, así como de sus potencias, que han permitido transformar en regadíos buena parte de los antiguos secanos.
16. LA GANADERÍA
La ganadería ha tenido una relativa importancia en otros tiempos, basada en el aprovechamiento de los pastos naturales, rastrojeras y barbechos de
la comarca; espacios que, no obstante, no podían mantener a un excesivo número de cabezas y menos todavía a especies y razas exigentes; por ello, la cabaña pecuaria del Corredor ha estado formada tradicionalmente por las especies mejor adaptadas a las características del clima, con escasas precipitaciones y fuertes contrastes térmicos, y a la presencia de unos pastos raquíticos
consumidos sobre el terreno.
En la actualidad el aprovechamiento ganadero se ha reducido aproximadamente a la mitad del desarrollado en el siglo XVIII, momento en que alcanzó su mayor expansión; pero la tendencia descendente se ha atemperado en
los años sesenta y, en las últimas décadas han aparecido claros síntomas de recuperación debidos al continuo aumento de la demanda de productos ganaderos, como consecuencia del incremento constante del nivel de vida, que ha
abierto nuevas vías de comercialización y ha hecho de la ganadería una de las
actividades agrarias más rentables del Corredor.
16.1 EVOLUCIÓN Y ASPECTOS HISTÓRICOS
Las primeras noticias que hacen referencia al aprovechamiento ganadero en la comarca datan del siglo XIV, son las obtenidas del acuerdo entre
Chinchilla y Almansa para la construcción de abrevaderos en la Acequia de
Alpera' 14 . De una manera indirecta se deduce la práctica de una ganadería extensiva en todos los municipios del Corredor en esos primeros siglos de la repoblación cristiana, ya que en las cartas-puebla y en las concesiones de tierras
114
PRETEL MARÍN, A., 1981, ob. cit., pp. 190-194, doc. VIII.
235
se hacen frecuentes referencias a la existencia de zonas de pastos. Las Relaciones Topográficas de Felipe II ponen de manifiesto el desarrollo de la cabaña
pecuaria en el Corredor y la existencia de varias dehesas permanentes en cada
pueblo.
A finales del siglo XVII, el reparto de las Tercias Reales en Almansa indica la cría en ese municipio de ganado lanar y cabrío, sujeta al cobro de unas
cuotas que oscilaban entre las 500 y600 cabezas anuales de ambas especies en
conjunto' '.
El Catastro de Ensenada sólo indica los diezmos producidos por los corderos en Almansa, 477 cabezas, y las especies que se criaban: lanar, cabrío,
vacuno, caballar, mular, asnal y porcino; en Caudete señala la existencia de
una cabaña de 1.610 ovejas, y no da ninguna información sobre el ganado de
Alpera ni de Montealegre. No obstante indica la importancia de la apicultura,
que cuenta con 67 colmenas en Almansa, 475 en Alpera y 600 en Caudete 1 '.
La primera relación de detalle data de 1758 y afecta sólo a Almansa; en
ella se ofrecen las siguientes cifras por especies":
NÚM. DE CABEZAS
a) Animales de renta
b) Animales de labor
ESPECIES
ALMANSA
Lanar
Cabrío
Porcino
Vacuno
Caballar
Mular
Asnal
24.000
12.000
55
100
8
700
350
YECLA
15.868
4.453
417
159
16
345
739
En la primera mitad del siglo XIX dos autores hacen mención del estado
de la ganadería en el Corredor. En 1826 Miñano indica la producción de ganado lanar y cabrío en Montealegre: 6.000 cabezas del primero y 4.000 del segundo; al tiempo que señala el retroceso de la cabaña de estas especies en Almansa, indicando que su término era capaz antes para mantener unas 25.000
cabezas de esas especies, pero que en esos momentos: "...por lafunesta manía
tan general en toda España de talar y quemar estos preciosos y perennes manantiales de/a riqueza pública... "(refiriéndose a los montes), no podía mantener a
las 16.000 cabezas existentes" 8 .
15
16
117
118
Tazmiaz y Tercias Reales, Almansa, doc. cit., fols. 1 v.-6.
Catastro de Ensenada, doc. cit., resp. 16 y 20.
PÉREZ Y RUIZ DE ALARCÓN, J., 1949, ob. cit., pp. 80 y ss.
MORALES GIL, A., ob. cit., 1972, p. 308.
MIÑANO, S., 1826, ob. cit., t. 1, p. 155 y t. VI, p. 195.
236
Unas décadas más tarde, Madoz, en 1847, enumera las especies criadas
en Alpera y Caudete: lanar, cabrío, de cerda, vacuno, caballar y asnal; y señala
un censo de unas 28.000 cabezas de ganado en Almansa, de las cuales la mayor parte son ovejas y cabras' 19. La contradicción entre ambos autores es notable en cuanto a las cifras dadas para Almansa, la primera supone una pérdida de 20.000 cabezas con respecto a 1758 y la segunda de 8.000; no existen
argumentos para conocer la veracidad de una u otra cifra que, por otro lado,
no son más que "números redondos" y ambas pueden estar viciadas; pero lo
que sí es evidente es la clara tendencia regresiva de la ganadería en la primera
mitad del siglo XIX.
Las raíces de esa crisis ganadera arrancan en la segunda mitad del siglo
XVIII, cuando el incremento demográfico y las grandes roturaciones de monte bajo y bosques provocaron una merma continua de los ya de por sí precarios pastizales; el proceso se agravó en la primera mitad del siglo XIX por las
medidas desamortizadoras, y a ello se sumó la incidencia de la guerra de independencia, con su secuela de saqueos y requisamientos. Además, desde mediados del ochocientos, la gran transformación del campo por la plantación
masiva de viñas determinó, por una parte, una nueva pérdida considerable de
alimentos para el ganado (el obtenido de los barbechos y rastrojeras de los cereales), al tiempo que el pastoreo quedaba condicionado por los intereses de
la viticultura, esto es, por la necesidad de proteger los viñedos de las incursiones del ganado; y por otra parte, la expansión vitícola supuso una pérdida de
interés por la ganadería, ante los excelentes rendimientos económicos de la
vid y la necesidad de esfuerzo exigida por su cultivo y elaboración.
Por todo ello, la cabaña pecuaria quedó reducida a principios del siglo
XX a una quinta parte de la de mediados del setecientos: en Almansa la suma
del ganado lanar y caprino en 1909 supone el 18,5% de la censada en 1758, y
en Montealegre el 23,8% de la existente en 1826.
El Avance del Catastro de 1909 proporciona los primeros datos en conjunto para toda la comarca; en él se comprueba el ya comentado retroceso,
general a todos los municipios, de manera que ganado lanar y cabrío juntos
sólo ascienden a 15.638 reses en el total comarcal; aunque siguen siendo con
mucho los preferidos por los ganaderos. El ganado de cerda no aparece ya reflejado en el catastro, pero se observa la presencia de una pequeña cabaña de
equinos destinada a la comercialización (sobre todo mulas y, en menor medida, caballos y asnos). El ganado de labor mantiene valores similares a los de siglos anteriores, aunque asnos y bueyes habían descendido notablemente.
El Censo Ganadero de 1974 pone de relieve el gran retroceso del ganado
119
MADOZ, P., 1847, ob. cit., t. 11, pp. 69 y 196, y t. III, p. 263.
237
equino, sustituido por la maquinaria agrícola. Además aparece un cambio sustancial en las especies de renta, ya que el incremento de la oferta de leche y
productos lácteos en los mercados ha hecho retroceder rápidamente la cabaña caprina, dedicada a la producción lechera. Por otra parte, el descenso del
número de cabras ha permitido un considerable incremento de los ovinos,
que aprovechan los pastos abandonados por aquéllas, y se vieron favorecidos
por la puesta en marcha de un programa estatal de potenciación de la producción agraria a principios de los años setenta, favorecido además por el incremento de la demanda de carne de esta especie, que se cotiza en los mercados
casi como producto selecto. Al tiempo, en respuesta a una demanda de carne
más común, se ha desarrollado también, aunque en menor proporción, la cabaña porcina, favorecida por el desarrollo de los regadíos y el incremento de
la producción y la calidad de los forrajes, que permiten una buena crianza en
régimen de estabulación.
En 1982 se había consolidado esta tendencia; los equinos seguían disminuyendo, a excepción del caballo, que mantiene una cabaña similar a la de siglos atrás, debido a las especiales características que reviste su cría actual,
orientada hacia el ocio. Los ovinos seguían acaparando la mayor atención de
los ganaderos, al punto de que su número se elevaba a 44.266 cabezas en la
comarca, frente a las 30.945 reses de 1974. El ganado caprino se mantenía estancado a pesar del descenso experimentado en Almansa, Alpera y Montealegre, gracias a la dinámica de las cabañas de Bonete y Caudete. El porcino conservaba su importancia; pero sobre todo llama la atención el progreso del bovino, que duplicó en 1982 el número de cabezas censado en 1974, gracias a la
creciente explotación en régimen de estabulación, posibilitado por el progreso de los regadíos, la mecanización de sus instalaciones y la buena comercialización de sus productos: en 1984 existían 45 ordeñadoras mecánicas instaladas en modernos establos que han permitido racionalizar, higienizar y hacer
rentable la producción lechera de vacas, cabras y ovejas.
Por lo que respecta al ganado aviar y a la cunicultura se observa en sus
cifras fuertes contrastes debidos a la dificultad de censar estas explotaciones,
que mantienen en la comarca un marcado carácter doméstico. En general los
datos señalan una tendencia al estancamiento cuando no al descenso, precisamente por la desaparición de muchas de esas explotaciones caseras, por la generalización del hábitat en viviendas modernas.
Finalmente hay que destacar el incremento de la apicultura, que ha pasado en la comarca de las 567 colmenas de 1974 a las 1.195 de 1984, debido
al notable incremento de la demanda de miel, por la preferencia actual de los
productos naturales y por las necesidades de las industrias turronera y del
dulce local y foránea.
238
o
u
—
1•%rO\0\
00
--
< 1
I
00
0r
rfl O — N 00
N
r(
--
-
4
o'
zi
N
1
y
1
o
u
y
ç
z
XI
0
o
1u
—
y
rfl
—
o.'
O
O.'
-u
I
y
00
o
y
-
-
N
o
'
C•\
y
o'
ZI
I
u
>
y
Z
r'i
1
1
N
1
ZX'N
N
O.'
y
<1
00 '0 N'
r4
XI
<1
N ri N O
e'1q
ir-
O
uI
y
u
239
rl
-
\0
''l.•n—-
z
'.0 '
00
rl
X
-
ç,
00
00
-'l
IN
1_rl
—o
—
'.0
rl
a' ©
—
©
a'
rl
•
'r
-
00
rl
o
0
00
00
I
1,11 1
-
1
N
00
————o—
0
1
-
rl
'
- '.0
a'
N
-
rrl
rl
—
— -
Ñ
IL1
2
o
z
çI
00
fl a' 00 ©
N
00
rl
o _i
1^
r
N
rl
rl
L)
E
—
rl
N
iI•\ I1
a' a'
rl
b O'. r
00
— N '.0
rl
U
a' '.0 rfl
'.
'k
a'
00
rl
—
N
1'
'
rl
N
-
rl
rl r
rl
rlrl
X O
rl rl
'1
rl
00
N
N
1
00
00 '.0
N
'0
k^
'r O
N
00
c
E
o
L)
a
Ir,
'1
'0
00
a' ' W O O N
0.
Ñ
rl
r4 N rl -
rl
rl
© N 1
©
O
zu
rl
N
0.
'u
rl
y
c
--Ir,OOOO©
y
e
16.2. LA COMERCIALIZACIÓN DE LOS PRODUCTOS
Los productos obtenidos de las especies ganaderas en el Corredor de Almansa son dos fundamentalmente: carne y leche. En valores globales, el 80%
de las ovejas se dedican al sacrificio y el 20% restante son productoras de leche. La relación se invierte en lo que respecta al ganado caprino y bovino,
orientado casi en su totalidad a la producción lechera. La carne abastece, además de a las pequeñas demandas locales, a las grandes áreas industrializadas
del litoral mediterráneo, desde Barcelona hasta Murcia, aunque buena parte
de ella sigue un itinerario más breve y se queda en los municipios vecinos del
Valle del Vinalopó (Villena, Elda, Elche, etc.). La leche es recogida por las
grandes empresas que comercializan los productos lácteos, aunque en Caudete ha surgido en los últimos años una cooperativa ganadera que pone a la venta directa en los mercados sus propios productos.
La comercialización de los productos derivados de las aves y conejos es
muy pequeña y apenas escapa al ámbito doméstico, aunque existe en Almansa
una empresa que comercializa conservas de carne de perdiz. La miel es comprada por los intermediarios o directamente por los representantes de las fábricas de dulces a los productores.
V. LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL
17. DE LA ARTESANÍA TRADICIONAL A LA INDUSTRIA ACTUAL
Las primeras manifestaciones artesanales en el Corredor aparecen coi
el hombre; sus primeros útiles, tanto armas como elementales enseres domésticos, constituyen las primeras manufacturas, llevadas a cabo por la perentoria necesidad de obtener alimentos y elaborarlos para su consumo.
En las Relaciones Topográficas de Felipe lIlas dos únicas actividades secundarias mencionadas son la extracción de yeso y piedras para cantería y para afilar (de los estratos del afloramiento triásico de Montealegre) y la molturación de los granos de cereales en Alpera y Almansa por molinos de ribera.
En el Catastro de Ensenada se recoge la importancia que tenía en el siglo
XVIII la molturación de granos, quizá la actividad industrial más desarrollada
y con un carácter comercial más destacado; en Almansa existían 12 molinos
harineros movidos por la fuerza de las aguas encauzadas, 4 molinos en Alpera
y 2 más en Caudete, todos con las mismas características. Por la relación de
salarios medios vigentes en Caudete y Almansa se puede establecer una primera clasificación por sectores productivos de la población activa en esos
municipios a mediados del siglo XVI11 120 . La relación no es completa pero da
idea del carácter del artesanado en esos momentos. Como se observa, la mayor parte de las profesiones secundarias están ligadas a la necesidad imperiosa de satisfacer las demandas elementales, como son el vestido y la construcción; aunque se comprueba en el caso de Almansa la presencia de un gran número de artesanos en especialidades tales como la alpargatería, la zapatería e
incluso la sastrería, que hacen pensar en un mercado que excedía el ámbito
local, sobre todo en el caso de los 41 peraires, lo que señala ya en esos momentos el importante papel de Almansa como centro económico comarcal:
120
Catastro de Ensenada, doc. cit., resp. 33 a 39.
244
NÚM. EMPLEADOS
- Agrarios
Jornaleros
Pastores
Labradores
- Artesanos
Albañiles
Peraires
Sastres
Alpargateros
Zapateros
Carpinteros
Herreros
Carreteros
- Comerciantes y servicios
Mercaderes
Arrieros
Religiosos
Sanitarios
Escribanos
CAUDETE
ALMANSA
550
-
530
169
-
2
4
3
5
3
2
41
23
26
31
28
-
1
28
56
4
2
76
27
-
La misma fuente hace mención de la existencia en Almansa de dos tenerías que aprovechaban la voluminosa cabaña pecuaria del momento; una caldera de jabón para el abasto local, que utilizaba la barrilla cultivada en el tér mino, la presencia de una relativamente importante artesanía textil, formada
por 4 hiladores y tejedores de lana, 3 de cáñamo y 3 telares que, no obstante,
no aprovechaban toda la materia prima generada en el municipio, siendo exportada buena parte de ella a los pueblos vecinos. Pero sobre todo llama la
atención la presencia de dos talleres de cencerros y esquilas que abastecían la
demanda de los ganaderos de toda la región.
El mayor centro artesano era Almansa, dado su volumen demográfico y
el grado de urbanismo alcanzado, mientras que los demás municipios seguían
inmersos en una economía rural. En esta ciudad, el Diccionario de Tomás López en 1786 señala las manufacturas de ese momento: 7 talleres de cencerros
y esquilas que se vendían por toda La Mancha, 3 fábricas de jabón blando que,
como indica el autor, se vendía en los pueblos vecinos, 6 telares de paños bastos y comunes y 2 telares de lienzos manejados todos por hombres, mientras
que las mujeres desempeñaban una importante artesanía en sus domicilios
confeccionando estameñas, albornoces, paños y bayetas; productos que eran
245
vendidos también en los mercados vecinos. Además de la molturación de grano por los 12 molinos existentes, se menciona en ese año por primera vez la
presencia de 3 fábricas de aguardiente, sin duda surgidas de manera paralela
al desarrollo de la vid en la segunda mitad del siglo XVIII, cuya producción
contaba con un amplio mercado en toda la región e incluso, como queda reseñado en esta obra, abastecían por contrato fijo a Madrid y Leganés.
En Alpera y Montealegre destaca la artesanía textil, guiada por el ejemplo de Almansa; el autor destaca las labores textiles desempeñadas por las mu-
jeres en sus casas: "no dexan las mugeres de aplicarse a la labor de paños y texidos domésticos... " en Alpera, y "...las mujeres tejen cobertores, pañuelos, albornoces, estameñas y vestidos... "en Montealegre; notas que dan idea de la dimensión que debió alcanzar esa actividad, que constituye sin duda el primer
antecedente del reparto domiciliario de la producción industrial, tan extendido en las últimas décadas.
En la primera mitad del siglo XIX la obra de Miñano permite conocer el
estado de la artesanía en la comarca en 1826121. En Almansa existían 2 fábricas
de curtidos, 6 de cencerros, 5 de jabón blando, 3 de aguardiente, algunos telares de paños ordinarios y muchos de lienzo; en Caudete existían 5 fábricas
de aguardiente y 2 en Montealegre, municipio éste donde se citan, además,
una fábrica de jabón blando, 2 alfarerías, 50 telares de paño burdo y 4 hornos
de pan.
A mediados del siglo XIX Madoz pone de manifiesto el mantenimiento
de prácticamente las mismas actividades en cada municipio, esto es, las relacionadas con la agricultura y las precisas para el autoabastecimiento local.
Destaca en Almansa la ventaja de que gozan sus artesanos que venden muchos
de sus productos a los transeúntes y viajeros que utilizan la carretera de Madrid a Valencia y Alicante.
La construcción del ferrocarril Madrid-Alicante-Valencia, con centro en
Almansa, dio empleo a un elevado número de trabajadores durante los años
que duró su construcción, finalizada en 1858, y atrajo a gran número de inmigrantes, de manera que en Almansa en 1857 existía un desfase de 1.670 habitantes entre la población de hecho y la de derecho en favor de la primera, que
desapareció en 1860 igualándose ambos conceptos.
Fue el desarrollo vinícola de las últimas décadas de ese siglo el que propició un espectacular aumento de la industria de transformación de los productos agrícolas locales. La demanda de vinos provocó la aparición de las primeras grandes empresas en la comarca, con un amplio mercado exterior y
una clara estructura empresarial y mercantilista que contrastaba con las
121
MIÑANO, S., 1826, ob. cit., t. 1, pp. 155 y 173;
t.
111, p. 29 y
t.
IV, p. 105.
246
tradicionales actividades artesanas. La producción de vinos y alcoholes centró sus empresas en Almansa y Caudete, esto es, en los municipios más próximos al trazado del ferrocarril, aunque también aparecieron bodegas en los
otros pueblos (en Caudete, a finales de la centuria existían 36 bodegas y 7 fábricas de alcohol).
Al tiempo se fueron desarrollando otras actividades, entre las que destaca la fabricación de calzado. En efecto, la primera gran fábrica zapatera en el
Corredor fue creada en 1875 por un antiguo curtidor de pieles, Francisco Coloma, que vendía personalmente sus productos en los mercados local y de los
municipios vecinos. Su primer taller se vio favorecido por el auge económico
general de las dos últimas décadas del siglo pasado y, en 1899, se instaló en
los locales del antiguo Cuartel de Caballería emplazado junto a la carretera de
Madrid y frente a la estación del ferrocarril.
El progreso de esta industria en los primeros tiempos, al contrario que
ocurría en Elda en esos mismos momentos, estuvo siempre estrechamente ligado a esa única empresa, sin que surgieran otras ni talleres de actividades afines o complementarias; la propia fábrica se producía hasta la electricidad.
Así, mientras el calzado iba creando un amplio abanico de fábricas en el municipio alicantino, y con ellas un progreso general de la ciudad, en Almansa sólo
crecía la fábrica Coloma que, en las primeras décadas del siglo XX llegó a contar con más de 1.200 empleados.
El estallido de la primera guerra mundial supuso un período de crisis
momentánea para algunas empresas del calzado, que vieron disminuir sus exportaciones; no obstante, en Almansa la fábrica de los Coloma se vio favorecida en esa coyuntura precisamente por la venta de botas militares a los ejércitos beligerantes. Después de la guerra, las exportaciones disminuyeron y con
ellas el nivel de producción y el número de empleados, hasta que en 1922 la
empresa se constituyó en una compañía con varios socios y en 1931 en una
sociedad anónima, con unos 1.000 empleados. En esos momentos ya habían
ido surgiendo otras empresas zapateras en Almansa, de menor porte, ligadas
siempre a familias acomodadas.
La guerra civil supuso un nuevo freno al desarrollo de la industria en general, por el cierre de los mercados y la gran caída de la demanda, suplida sólo en parte en el sector del calzado por la fabricación de botas para el ejército.
Después de la guerra civil, en 1941, tuvo lugar en Almansa una gran exposición local de industria y artesanía, promovida por los próceres locales
para reactivar el desarrollo industrial del municipio. En ella intervinieron en
la sección de "artesanía": cantareros, marmolistas, carpinteros, pintores, forjadores, collereros, cencerreros, guarnicioneros, modistas y floristas; y en la
sección de "industria": manufacturas del calzado, muebles, artes gráficas,
247
vinos y vinagres, bombas elevadoras de agua, tejas y ladrillos, pisos hidráulicos y otras' 22 . La relación da idea del tipo de industrias existentes en el momento, que pueden sintetizarse en tres grupos: las artesanías para el abasto local, las derivadas de la agricultura y las de marcado carácter empresarial, en
las que sólo puede incluirse el calzado en esos momentos. El sector zapatero
ocupaba a unos 2.000 obreros, entre hombres y mujeres, y contaba con una
producción media anual de millón y medio de pares. El resto de las actividades industriales daban empleo a unos 1.900 trabajadores. Es de destacar en
ese año la pervivencia de los talleres de cencerros y esquilas, con una producción de 50.000 piezas al año, vendidas en todas las regiones de España.
CUADRO XLIV
El Corredor. Número de industrias por ramos en 1953
ALMANSA ALPERA BONETE CAUDETE MONTEALEGRE TOTAL
MADERA
Industria de la madera
Fábrica de muebles
Ebanisterías
Carreterías
Transfo. de la madera
6
6
1
10
2
Total madera
25
4
-
8
-
-
-
-
-
-
-
-
-
3
1
2
-
-
-
-
8
2
8
5
-
-
5
18
6
1
20
3
48
PIEL
Curtidos
Guarnicionerías
Reparación de calzado
Calzado a medida
Calzado de artesanía
Calzado mecánico
1
3
6
6
1
13
Total piel
30
1
2
1
-
2
1
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
3
-
4
-
-
-
-
2
7
8
6
1
13
37
Fuente: INE., Reseña estadística, 1955. Elab. prop.
En Caudete, en los años cincuenta comenzaban a destacar algunas industrias de transformación de los productos agrícolas; existían 12 molinos
harineros y una fábrica de harina, 11 almazaras, 2 pequeñas fábricas de turrón
y dulces que utilizaba las almendras y la miel del término, una jabonería que
122
PÉREZ Y RUIZ DE ALARCÓN, J., 1949, ob. cit., pp. 217-218.
248
empleaba la barrilla local y abastecía al municipio y vendía los sobrantes en
Villena y Almansa; varios talleres metálicos y herrerías, una fábrica de alcohol, una fábrica de curtidos, que trabajaba las pieles de ganado lanar y cabrío
y las vendía a los zapateros de Elda y Elche, varias carpinterías y guarnicionerías de ámbito local, unos talleres de escobas, cañizos, capazos y otros útiles
de esparto, con la materia prima obtenida en los montes locales y vecinos y la
producción vendida en el pueblo y en los municipios circundantes, y una
gran empresa que destacaba sobre todas las demás, la fábrica de hilados de yute, creada con capital francés, que daba ocupación fija a 222 empleados, para
elaborar trenzas de yute para alpargatas y telas de saco, empleando como primeras materias yute importado de Pakistán, cáñamo comprado en el Bajo Segura, y esparto de la comarca y pueblos vecinos. Se trataba de una de las grandes empresas nacionales del sector, que llegaba con sus productos a los mercados de toda España, pero entró en crisis y cerró sus puertas a mediados de
los años sesenta.
Entre finales de los años cincuenta y la primera mitad de los años setenta la industria sólo siguió creciendo en Almansa, aunque con un ritmo pausado; proceso en el que 1 a fabricación de calzado se erigió en la principal actividad económica desempeñada, que daba trabajo a la mayor parte de los obreros secundarios y a buen número de trabajadores en sus propios domicilios.
La aceleración de la industria se produjo en los años sesenta y primera mitad
de los setenta por el gran desarrollo del sector calzado en toda el área productora del Vinalopó, coincidiendo con unos años de coyuntura económica favorable a todo el País y, en concreto, para el calzado por las grandes exportaciones que se realizaban a Europa y a Estados Unidos, proceso en el que se vieron
envueltos, como protagonistas destacados, los productores almanseños.
El desarrollo económico de esta ciudad, seguido de un crecimiento poblacional y de un ensanche urbano notables, fueron acicates para la aparición
de otras actividades industriales para satisfacer las nuevas necesidades de la
población, al tiempo que provocaron un incremento y una transformación de
algunas de las artesanías tradicionales convirtiéndolas en verdaderas industrias, como ocurrió con algunas carpinterías y ebanisterías o con los trenzados e hilaturas, que evolucionaron en un breve espacio de tiempo desde pequeños talleres a factorías de medianas dimensiones, inducidas por el desarrollo de la industria del mueble en Yecla y del sector textil en la montaña alicantina.
Entre los sectores más favorecidos por el desarrollo general se encuentra el de la construcción. También los talleres mecánicos han evolucionado
espectacularmente gracias al carácter viario de Almansa y a su situación
central dentro de una vasta región agraria; así como a las necesidades de
249
asistencia mecánica de la industria del calzado y del parque 'de vehículos de la
ciudad. En menor medida han evolucionado las actividades de transformación de los productos agrarios, como las bodegas y las fábricas de conservas
vegetales y animales, localizadas en Caudete y Almansa.
18. LAS FUENTES DE ENERGÍA
Las dos fuentes de energía tradicionales empleadas en el Corredor han
sido las generadas por el agua y por el esfuerzo humano y animal. La tracción
animal aplicada a la transformación de las materias primas apareció en la comarca durante la ocupación romana, para mover las pesadas piedras de los
molinos harineros y oleícolas. También data de esos momentos la utilización
de la fuerza motriz de las aguas encauzadas, como prueban los restos del acueducto romano de Montealegre que, precisamente, acaba sobre un molino (reciben la denominación de "los Arcos del Molino"); algunos restos de construcciones y una reedificación de parte del acueducto evidencian su posterior
utilización también por los árabes.
La utilización de una nueva energía se retrasa en la comarca hasta el siglo XVIII, cuando comienza a aprovecharse la energía térmica, producida por
la combustión del carbón vegetal y leña, para la destilación de alcohol y para
algunas cerámicas y alfarerías. No obstante, no será hasta principios del siglo
XX cuando aparezca la que sería principal fuente de energía, la electricidad,
aprovechada primero para el alumbrado y poco a poco instalada en las principales actividades (como en la fabricación de calzado en Almansa) aunque en el
resto de los trabajos y de los municipios no ha sido hasta prácticamente los
años cincuenta cuando la electricidad ha reemplazado definitivamente a las
otras energías tradicionales, normalizándose su uso desde los años sesenta.
En la actualidad las dos fuentes de energía principales son los carburantes líquidos y la electricidad, procedentes ambos de otras zonas productoras.
La electricidad es suministrada por Hidroeléctrica Española, S. A., procedente
de las centrales del Segura, Júcar, Turia y Tajo y, ocasionalmente, de la central térmica de Escombreras. Se trata de una energía de alta tensión, para fuerza motriz y alumbrado comercial, y de baja tensión para el alumbrado y uso
doméstico.
El consumo de energía eléctrica en 1985 ascendió en la comarca a
74.492.000 kWh., de los cuales el 44,2% corresponde a energía de alta tensión y el 55,8% restante a baja tensión. Por municipios se comprueba como el
55,9% del total del consumo de la energía destinada al uso industrial se
emplea en Almansa, mientras que el resto de los municipios de la comarca
250
alcanzan un consumo más bajo. A lo largo del año se observa un incremento
del consumo entre diciembre y mayo, coincidiendo con la menor duración de
la luz del día y con los mayores gastos de calefacción; en esos seis meses se
consume casi el 58% del total de la energía eléctrica.
CUADRO XLV
Consumo de energía eléctrica en el Corredor en 1985, en miles de KW/h
MUNICIPIO
Almansa
Alpera
Bonete
Caudete
Montealegre
A.T.
B.T.
TOTAL
18.387 30.785 49.172
1.756
5.656
3.900
1.101
1.292
2.393
6.667 15.219
8.552
758
1.294
2.052
Consumo mensual de energía eléctrica en Almansa en 1985, en miles de KW/Ii.
Enero
3.346 Octubre
4.727 Abril 5.353 Julio
3.445
Febrero 4.204 Mayo 4.503 Agosto
3.335 Noviembre 3.523
4.401 Junio 3.927 Septiembre 3.236 Diciembre 5.172
Marzo
Fuente: Hidroeléctrica Española, S. A. Elab. prop.
19. LOS TIPOS DE INDUSTRIAS
19.1. LOS PRODUCTOS ALIMENTICIOS, TRADICIÓN E INDUSTRIA
Dentro de este epígrafe se incluyen actividades tales como las que transforman los productos agrarios en artículos de consumo directo o en materias
primas para otras industrias, y las que emplean éstas para elaborar los productos acabados. Entre las primeras se encuentran las empresas vinícolas, oleícolas, harineras y conserveras, y entre las segundas los hornos, panaderías, confiterías, fábricas de dulces y turrones y otras de ese género.
En conjunto en 1985 sumaban 73 empresas con un total de 588 empleados, equivalentes al 8,8% del total de los trabajadores del sector secundario
censados en el Corredor en ese año, porcentaje sólo superado por el calzado
y que coloca a esta actividad en el segundo puesto en importancia por personal empleado y por número de empresas en la comarca. Está representada en
todos los municipios, dado el peso del sector agrícola en cada uno de ellos y
la tradición existente en la transformación de los productos agrícolas y
251
X
1
1
0101
w
r'l
fl
rfl
r1
rl
*f\
O
C
—
II NI''1
Hl1
1
1 1 1
'\CI
1
1
—
1
çI
1
1
1
I
\
I
1
III
1
lI
ll
1
1
1
1
1
1
ll
ll
-
—
1
I0l
len-
1
I
N
1
1
c
—
1
—
—
©
—
INII
I
I
1
1
N
-
I
1
ILIl
o
I'
1
u
—
-lOI
1
l.<l
H-I
•
2
r'lI
II
l'l
1
—
—
1
r.i
ri
y
1
1
1
I
N
1
XI
©
1
ir
rel
1
o
b—
N
r©
—
lI
E
1
be
-
1-
o
252
ganaderos; no obstante el sector destaca sobre todo en Almansa, con 31 empresas, y en Caudete, con 20. El tamaño medio de las empresas es de 8 empleados, proporción que se encuentra reducida al englobar todas las pequeñas empresas familiares (panaderías, confiterías, etc.) en las que sólo está censado como activo el cabeza de familia o uno de los miembros, aunque trabajen varios; así, por ejemplo, en Almansa la fábrica de conservas existente
cuenta con 10 trabajadores y la de turrones con 49, mientras que las panaderías cuentan como norma con un sólo trabajador: el propietario.
19.1.1. Los PRODUCTOS DERIVADOS DE LA HARINA
Se trata de una de las actividades con mayor raigambre en la comarca,
ya que la molturación de los cereales está datada desde la Edad del Bronce.
Los molinos movidos por la fuerza hidráulica han sido, no obstante, los primeros vestigios de esta actividad en época histórica, que han funcionado hasta las primeras décadas del siglo XX, en que la fuerza del agua fue sustituida,
primero por el vapor de agua y, después, por la energía eléctrica; de manera
que, paulatinamente, fueron desapareciendo todos los molinos de vega, sustituidos por unos pocos molinos eléctricos, con nuevas técnicas y maquinaria
que les convertían en auténticas fábricas de harina. En 1953 existían sólo 4 fábricas de harina en el Corredor, repartidas entre Almansa, Bonete, Caudete y
Montealegre, con una potencia instalada en conjunto de 135 C.V. y una capacidad de molturación de 376 Qm. al día; de ellas las más potentes eran la de
Almansa y Caudete, capaces para moler 120 y 112 Qm./día respectivamente.
Durante los años sesenta y setenta se crearon nuevos molinos harineros
de carácter cooperativo, fundados por los mismos socios de las cooperativas
vinícolas e instalados en las dependencias de éstas. En 1985 existían en el Corredor 13 fábricas de harina, a razón de dos o tres en cada municipio, con una
potencia instalada de 481 C.V., que daban empleo a 41 trabajadores. De ellas
destaca la fábrica de harinas de Almansa, con 212 C.V. de potencia, capaz para molturar unos 80.000 Qm./año, que emplea a 19 obreros y produce unos 7
millones de Kg. de harina y de2 a 3 millones de Kg. de pienso, empleando sólo trigo en su molienda, que debe importar de otras áreas productoras. El molino de la Cooperativa Agrícola Almanseña moltura al año unos 30.000 Qm.
de cebada, 1.000 Qm. de trigo y 1.000 Qm. de avena, con una producción
media anual de 1,5 millones de Kg. de harina, que se vende a los ganaderos de
la comarca y a las granjas de Valencia, Bajo Segura y Lorca como alimento para el ganado.
A pesar de la riqueza cerealícola y de la tradicional fabricación de harinas, la utilización de la materia prima en la elaboración de otros productos de
mayor valor añadido es muy escasa, limitada hasta hace unos años a la
253
cm
r-
00
tr
a.
—
—
o
o
ILi
ri
00
—
N
—
z
o
0'
I°''•°
111
—
o
1
—
1
—
1
— u
- =
X
q
—
-
o
o
©
o
1
1
1
1
—
1
1
u
;
ec
o
u
Qi
j
ti'
a.
1
o
u
;..
o
ç)
a.0
—
.
.I
C
H NI
u
—
O
N
trv
z
ti'
ti'
u
u
m C\— © © r'i
rq
—
•1.
:io
ó
—
u— u
t..
-
Eu
IL
u
- O
254
producción de las panaderías, bollerías y confiterías para el mercado local; la
única excepción a esta norma ha sido la reciente instalación de la factoría de
Bimbo en el polígono industrial de Almansa, junto a la variante de la N-430,
que aprovecha la estretégica situación de la comarca a mitad de camino entre
la zona productora de harina, La Mancha, y los grandes mercados del litoral
mediterráneo.
19.1.2.
LAS INDUSTRIAS VINÍCOLA Y DERIVADAS
Se trata de la otra gran actividad derivada de la explotación de los recursos agrícolas propios del Corredor; hasta el punto de que en Montealegre
constituye la principal fuente de ingresos de la economía agraria y uno de los
soportes básicos del municipio.
Con anterioridad al último tercio del siglo XIX la mayor parte del vino
era elaborado en pequeños lagares, repartidos por las grandes casas de labor y
algunos por los municipios, donde los cosecheros pisaban su propia producción de uva ayudados por jornaleros, contratados desde la vendimia hasta la
primera fermentación. Las primeras grandes bodegas aparecen en la última
década del siglo pasado, durante el momento de esplendor de la viticultura,
construyéndose grandes naves dotadas de los adelantos técnicos del momento. Pero con la misma rapidez que surgieron cerraron sus puertas con la crisis
del vino a partir de la primera década del siglo XX. De esta manera, el número
de bodegas se ha ido reduciendo a lo largo del presente siglo, al tiempo que
ha ido aumentando la capacidad de las que se han mantenido. En 1956 existían en Caudete 6 bodegas de carácter público y pervivían algunos de los lagares rurales de uso privado. Sin embargo, el desarrollo creciente de la Bodega
Cooperativa, creada en 1951, fue absorviendo la mayor parte de la producción; en 1971 ya sólo quedaban otras dos bodegas, además de ésa, y en 1985
sólo la Cooperativa contaba con una producción relevante. Este proceso ha
sido el seguido por la mayor parte de los pequeños bodegueros, que han
abandonado su labor por la creciente competencia de la producción de vinos
por las sociedades cooperativas y, con la creación de las Denominaciones de
Origen, por las exigencias en instalaciones e higiene determinadas en sus normativas, que hacen gravosas las pequeñas empresas del ramo.
La mayor parte del vino elaborado en la comarca, estimado en unos
210.000 Hl. en la campaña 1984-85, se vende a granel; sólo 12.000 Hl. se comercializan embotellados (el 5,7% del total) y 6.795 Hl. de los vinos de mejor
calidad se destinan a la crianza (el 3,2% del total).
Entre los principales productores en 1985 destaca la Bodega Cooperativa del Campo Santiago Apóstol de Montealegre, con una producción de
85.000 Hl. en 1985, repartidos en 15.000 Hl. de vino blanco, 20.000 Hl. de
255
rosado, 40.000 Hl. de clarete y 1.000 Hl. de tinto. Esta cooperativa se fundó
en 1958 con 120 socios y cuenta en la actualidad con 675; antes de su fundación la mayor parte de la producción de uva se llevaba a Yecla, Almansa, Jumilla e incluso a Fuente la Higuera para su elaboración. En la actualidad toda
su producción se comercializa bajo firmas comerciales de Yecla, Almansa y,
sobre todo, Jumilla a cuya Denominación de Origen pertenece, ya que la bodega sólo vende vino a granel, aunque está prevista en breve plazo la instalación de una planta embotelladora y la venta directa bajo marcas propias.
Le sigue en importancia la Bodega Cooperativa Santa Cruz, de Alpera,
con una producción anual de 40.000 Hl, de los cuales 34.000 Hl. son de vino
tintorero y 6.000 Hl. de tinto. Son vinos que, como indica su nombre, poseen
un tono oscuro apreciado por otros productores para dar color y grado a sus
vinos; así, toda la producción es vendida a granel a grandes firmas comerciales, sobre todo en Valencia, Villarrobledo y Manzanares, aunque también gozan de un buen mercado en todo el Norte peninsular.
La cooperativa se fundó en 1962 con 88 socios, que empezaron a trabajar en bodegas alquiladas hasta que pudieron construir el actual edificio y sus
instalaciones; en 1986 contaba con 300 socios que suponen la práctica totalidad de los cosecheros del municipio.
La Cooperativa del Campo San Isidro de Caudete se fundó en 1951, después del cierre de las últimas bodegas privadas, por iniciativa de 23 socios,
hoy cuenta con 614 miembros en la sección "bodega", con 582 en la almazara y 114 en la sección de conservación de frutas en cámaras frigoríficas. Ocupa el tercer puesto en la comarca por el volumen de vinos producidos,
39.000 Hl. al año, con un reparto de 14.000 Hl. de blancos, 12.000 Hl. de rosados, 8.000 Hl. de claretes y 5.000 Hl. de tintos. De ellos 37.000 Hl. se venden a granel y el resto embotellado bajo marcas propias.
En cuarto lugar por volumen de vinos se encuentra una empresa privada, Sucesores de Alfonso Abellán, fundada en 1903. La empresa cuenta con
viñedos propios, aunque la mayor parte de la uva procede de otros cosecheros. Su producción anual es de unos 25.000 Hl., repartidos en 5.000 Hl. de
rosados, 15.000 de tintos y el resto en otras bebidas como son mistela, sangría y vinos aromatizados. A pesar de su sólida estructura comercial, la empresa vende el 70% de su producción a granel y sólo embotella un 30% bajo
tres marcas propias.
La Cooperativa Agrícola Almanseña elabora sólo 10.000 Hl. al año debido a la gran competencia que sufre por parte de las empresas privadas, que
aseguran la compra de la uva, mientras que el régimen de las cooperativas tarda más en producir beneficios y en repartirlo entre sus socios. Esta bodega se
fundó en 1954 con sólo 14 socios y hoy cuenta con unos 900. Existen otras
256
bodegas de menor capacidad en la comarca, entre las que destaca Bodegas Piqueras, empresa privada que elabora unos 4.000 Hl. de vino al año y los vende embotellados en su mayor parte.
La importancia de las cooperativas de agricultores en la comarca ha hecho que la mayor parte de las industrias de transformación de otros productos agrícolas hayan quedado integradas en sus estructuras, tal como sucede
con los molinos de cereales para panificación y pienso y con las almazaras
que, como norma, suelen ocupar los mismos recintos que las bodegas.
La producción de otras bebidas espirituosas a partir del vino o del alcohol vínico cuenta también con gran tradición en la comarca. En 1956 existían
3 fábricas de alcoholes vínicos en Caudete y otras tantas en Almansa, sin embargo en 1985 sólo quedaban 2 en toda la comarca: una en Almansa, con 8
empleados, y otra en Alpera, con 3 obreros. El retroceso de esta actividad se
debe a la competencia que ejercen las grandes empresas del ramo, como la Alcoholera Albacetense y la Cooperativa Alcoholera de La Roda, que absorven
la mayor parte de los subproductos vinícolas de la provincia y dominan las redes de comercialización.
Sólo existe una bodega en la comarca que fabrica vinagre, Sucesores de
Alfonso Abellán, que elabora cada año unos 300 Hl. a partir de vinos excedentes o en mal estado. Al tiempo, es esta empresa la que cuenta con una producción más diversificada, ya que además de los vinos elabora cada año unos
1.000 Hl. de mistela, otros 1.000 Hl. de sangría y 3.000 Hl. de vinos aromatizados. Otras bodegas que elaboran mistela son las de Montealegre, unos 300
Hl. al año, y la de Caudete, con 200 Hl. cada dos o tres campañas.
19.1.3. LA INDUSTRIA OLEÍCOLA
Sólo en Caudete ha contado con gran tradición esta actividad, debido a
que es en ese municipio donde se ha podido cultivar el olivo por los condicionantes climáticos, mientras que en los demás nunca ha sido un cultivo relevante y la producción de aceite ha sido siempre escasa.
En 1953 existían 3 almazaras en Almansa, 2 en Montealegre y 11 en
Caudete, con una capacidad en conjunto de molturación de 518.648 Kg. de
oliva y una producción de 100.772 litros de aceite y 203.359 Kg. de orujo. En
la actualidad sólo quedan dos almazaras en la comarca, una en Almansa y otra
en Caudete, integradas ambas en la estructura de las cooperativas agrícolas de
esos dos municipios. Ambas están completamente mecanizadas y los antiguos
molinos han sido sustituidos por trituradoras mecánicas, que molturan la ohva, que es batida y prensada después por potentes prensas hidráulicas. Además cuentan con envases metálicos para la conservación del aceite en salas
con temperatura constante, mantenida por un sistema de calefacción, para
evitar su deterioro.
257
La almazara de Almansa moltura alrededor de unos 150.000 kg. de oliva
al año y unos 250.000 kg. la de Caudete, con un redimiento entre el 22% y el
23% del aceite, de donde se puede estimar una producción media de 33.000
litros por año en el primer municipio y 55.000 litros en el segundo, volúmenes destinados al consumo local que, no obstante, debe abastecerse de otros
proveedores.
19.1.4.
LA INDUSTRIA CONSERVERA
Cuenta con cierta tradición en Caudete debida al gran desarrollo de su
huerta, que ha proporcionado siempre una variada gama de hortalizas y frutas destinadas en gran parte al mercado, vendidas en los pueblos vecinos inmersos en un ámbito agrícola de secano.
Los orígenes de esta industria se hallan en la tradicional conservación
doméstica de los frutos excedentes en el momento de sus cosechas, normalmente en el período estival, para ser consumidos durante el invierno.
A finales de los años veinte de la actual centuria se montaron en Caudete 4 fábricas de conservas de productos vegetales que, con una producción
semiartesanal, aprovechaban hortalizas y frutos propios del municipio, como
alcachofas, pimientos, tomates, judías, albaricoques, melocotones, ciruelas y
cerezas.
Esta tradición fue uno de los determinantes de la instalación en 1968 de
la firma Iberia Packing, S. A. en el municipio, gran factoría conservera que
aprovechó, además, la estratégica ubicación del Corredor entre las dos principales huertas de España, la de Valencia y la del Segura. La empresa cuenta con
una plantilla fija de 311 empleados (en 1985), dedicados a las tareas de administración y gestión, mantenimiento de las instalaciones, conductores y personal de almacén, aunque eventualmente ha dado trabajo a más de 1.000 jornajeros, como durante los años setenta, en que realizaba varias "campañas"
de recolección, tratamiento y conservación de frutos a lo largo de todo el
año, comprando la producción en el propio campo a los agricultores, que era
recolectada y transportada por cuenta de la factoría. En la actualidad realiza
las campañas de la mandarina satsuma, entre octubre y febrero, recolectada
en los naranjales de Valencia y Castellón; labor que emplea a unos 200 jornaleros eventuales y recoje unos 4 millones de kg. que son tratados de manera
simultánea durante el tiempo que dura la recolección. Entre abril y junio se
procedía a la campaña de la alcachofa, durante unos 40 o 50 días, con una
producción media de 40.000 kg./día, recolectada en las huertas de Valencia,
del Segura e incluso en los nuevos regadíos de la cuenca del Ebro (esta campaña no se efectúa en la actualidad por las grandes oscilaciones del precio de la
alcachofa y por la competencia de los invernaderos). A lo largo del verano se
258
llevaba a cabo la campaña del albaricoque (también desaparecida hoy), recolectando el fruto de las zonas productoras murcianas, del altiplano dejumillaYecla y de la comarca de Hellín; por tratarse de un fruto muy perecedero era
preciso intensificar la recolección, en la que se empleaban unos 400 jornaleros para cosechar alrededor de 100.000 kg ./día. Igual ocurría con la campaña
del tomate, donde la premura de su cosecha exigía la contratación de unos
600 jornaleros que recolectaban el fruto en turnos alternativos de 300 personas durante algunas semanas de agosto a septiembre. La campaña del pimiento, entre octubre y noviembre, cerraba el ciclo anual de la empresa, en ella se
empleaban unos 200 jornaleros que recogían el fruto de las huertas del Segura
y de Valencia.
La mano de obra eventual era reclutada entre la población agrícola local
y comarcal, pero en su mayor parte procedía de municipios rurales de Albacete y Ciudad Real, que aceptaba salarios más bajos; la empresa corría con los
gastos de transporte, alojamiento y manutención.
Los mercados de venta incluían Gran Bretaña, Alemania Federal, Bélgica y otros países de la CEE; e incluso Estados Unidos y los países árabes del
Norte de África.
Además de estas industrias conserveras que envasan sus productos, hay
que hacer mención del mantenimiento de los frutos mediante la utilización
del frío, sistema introducido en la primera mitad de los años setenta para la
conservación de frutas y carnes. La única cámara frigorífica de consideración
en el Corredor es la de la Cooperativa del Campo San Isidro de Caudete, surgida a raíz del gran desarrollo del manzano en el municipio, y en el resto del
Corredor, que cuenta con 5 cámaras de conservación, de una capacidad de
3.000 m. 3 cada una, y de 2 cámaras de preenfriamiento, de 1.000 m. 3 cada
una. En ellas, la fruta puede conservarse en condiciones óptimas para el consumo durante varios meses.
19.2. LA INDUSTRIA DEL CALZADO, PILAR DEL DESARROLLO ECONÓMICO
La principal característica de esta industria desde sus comienzos hasta
mediados de la centuria actual ha sido su estrecha vinculación a una sola firma, primero Calzados Coloma, y a unas pocas más desde los años veinte hasta
el ecuador del presente siglo. Esta circunstancia motivó en esos años una evolución distinta a la que se daba en Elda (el otro foco pionero de este sector).
Mientras en Almansa toda la producción era controlada por unas pocas grandes empresas, vinculadas a familias notables, en el municipio alicantino junto
a las fábricas de dimensiones considerables surgió una nebulosa de pequeños
talleres de fabricación de calzado y de otros productos afines y conexos, que
agrupaban en conjunto a tantos o más obreros que las grandes factorías. Este
259
1
It'
.1
II
o'
00
1
xi
N
1
ICI
r1
xIo
01
L)I
\
—
t.n
O' N
-
1I
o
Is
N
rf
1I
Ij
¿zfl
iI
E-I
ZI
01
rf
•
1
XNC
X N
1
00
—
y
•
N
L
•
Ii
Or'i
1.1
1 1
o
en
01
E-1
ir
ioI
II
LI
N
L)
Liii
II
i,I 1
4IÓI
en
11N'
.
y
en
u
1
L.i1 Irf
NN
Iriv
-
2
1 - - - -
-y
II
o
L)
I
IIt
II
1
ZIO
'O
o
i
y
ii&ij
1..
II
II
o
1
y
1
—
e
u-
•
1
U
.1
H
o
-
1
1
.1
N
ZI .11
IoI
©
o
r.i
i
.
x
o
o
1
iI
II
1
o
.
Iri
_
-H
1
'.
.
pon um
1
260
hecho contribuye a explicar el mayor dinamismo de las empresas eldenses,
con frecuentes quiebras, períodos de economía sumergida y nuevos resurgimientos, y su mayor oferta de puestos de trabajo, mientras que las monolíticas empresas almanseñas contaban con todo el proceso productivo integrado
dentro de las mismas factorías, y por ello no eran necesarios talleres
auxiliares.
Esta situación comenzó a cambiar a partir de la guerra civil española,
por la crisis de posguerra, el bloqueo a las exportaciones, la falta de materias
primas y la caída de la demanda nacional por el bajo poder adquisitivo general, lo que determinó una gran merma del nivel de trabajo, la quiebra de algunas de esas grandes empresas y la reanudación del éxodo almanseño y de la
comarca en general hacia otras zonas más dinámicas, como seguía siendo el
Valle del Vinalopó, donde el calzado iba resurgiendo a partir de un tropel de
pequeños talleres semiclandestinos, que elaboraban calzados baratos con las
precarias materias primas disponibles (origen de los famosos "zapatos de cartón" comercializados después de la contienda).
Fue a lo largo de la segunda mitad de los años cincuenta y durante la década de los años sesenta cuando resurgió el sector en Almansa de la mano de
multitud de pequeños talleres creados por los obreros desempleados. Así,
mientras que en 1930 la fábrica de Coloma daba empleo a 1.000 trabajadores
(cuando el censo total de zapateros en ese año era de 1.300) en 1970 la firma
heredera de aquella empresa, "Cooperativa Industrial de Productores de Calzados Coloma", sólo contaba con 185 obreros. En ese año existían además 48
empresas zapateras en la ciudad; muchas de ellas meros talleres auxiliares.
En 1985 el sector estaba ya implantado en todos los municipios de la
comarca, inducido por el desarrollo alcanzado en Almansa y puesto en marcha por los antiguos trabajadores a domicilio, emigrantes retornados tras la
crisis zapatera del segundo lustro de los años setenta y por aquellos trabajadores que desempeñaban a diario una emigración pendular desde sus domicilios
en los pueblos rurales hasta su puesto de trabajo en la industria de Almansa.
La suma total de las empresas zapateras del Corredor ascendía en ese año a
125 (suponen el 29,1% del total de las industrias censadas en la comarca);
concentradas en su mayor parte en Almansa, donde existen 103 fábricas equivalentes al 82,4% del total del sector en la comarca y al 38,4% del total de las
industrias de este municipio, valores que la erigen en la principal dedicación,
con mucha diferencia, de los empresarios del Corredor.
No obstante, cuando el ramo alcanza su verdadera magnitud es al comparar las cifras de población activa empleada. El conjunto comarcal engloba a
4.330 obreros, equivalentes al 65,1% del total de activos industriales del
Corredor, y en Almansa a 3.823 trabajadores que suponen el 74,9% de los
261
activos secundarios del municipio. Valores que por sí solos explican la gran
dedicación al calzado de la industria comarcal y su excesiva dependencia de
este solo producto, sometido a frecuentes oscilaciones de períodos de crisis y
de desarrollo favorable.
Como se comprueba al relacionar volumen de empleados con número
de empresas, se trata de un sector donde tiene gran importancia la mano de
obra, a pesar de las continuas innovaciones tecnológicas y el alto grado de
mecanización alcanzado. La empresa media cuenta con 34,7 empleados. No
obstante, como se ha indicado, en la actualidad el sector presenta una gran
atomización que hace que en Almansa el 57,8% de las fábricas cuenten con
menos de 25 empleados, e incluso que el 32,4%, o la tercera parte de las empresas del calzado, cuenten con menos de 5 trabajadores; aunque todavía
existen algunas grandes empresas como la Cooperativa Sancho Abarca, que
contaba en 1985 con 369 empleados, la firma García García con 204 y la histórica del sector, Cooperativa Industrial de Productores de Calzados Coloma,
con 177. Son en su mayor parte cooperativas de trabajadores, mientras que
las empresas privadas suelen ser de dimensiones más reducidas.
La estructura atomizada se muestra de manera clara en los otros municipios del Corredor donde, a excepción de un par de firmas en Caudete, el resto de las fábricas de calzado y afines apenas superan los 10 empleados y son
muchas las que quedan por debajo de los 5 obreros, dado que la mayor parte
de ellas no son auténticas empresas zapateras sino talleres auxiliares en los
que se realiza sólo algunas de las tareas intermedias en la cadena de elaboración del calzado (talleres de terminado, aparado, montado, etc.).
A estas cifras hay que añadir la gran cantidad de productores (sobre todo mujeres), que realizan en sus domicilios el trabajo. Las mujeres suelen emplearse en la industria al acabar los estudios primarios y la abandonan al contraer matrimonio, aunque siguen realizando las mismas labores que antes bien
en su casa, bien en las fábricas pero sin contar ya en plantilla. Además, en los
últimos diez años se está asistiendo a un proceso de clandestinaje creciente y
de sumersión de la producción zapatera, por parte de trabajadores y empresarios, que han quedado en paro con la quiebra de numerosas empresas del sector. De ahí que el porcentaje de la economía comarcal que depende de forma
directa del calzado deba ser considerado mucho mayor que el ofrecido por
las cifras oficiales.
La crisis de la segunda matad de los años setenta, por el encarecimiento
de la mano de obra y de las materias primas, que elevaron los precios, provocó una disminución de las ventas y, en especial, de las exportaciones. De esta
situación se está saliendo gracias en gran medida a la fabricación clandestina,
que abarata los costes de producción, aunque supone una grave competencia
262
para las empresas legales. En el proceso de recuperación iniciado en los años
ochenta, 1984 fue un año especialmente favorable en el que se produjeron
unos 4 millones de pares de zapatos (según cifras oficiales), de los cuales
2.120.770 pares se exportaron, y de ellos más de la mitad fueron vendidos en
Estados Unidos. Otros países clientes importantes del calzado almanseño son
Francia, Gran Bretaña, República Federal Alemana, Holanda y algunos países
M Norte de África. Las exportaciones, después del máximo alcanzado en
1979 y del bajón de los primeros años de la década de los ochenta, se duplicaron entre 1982 y 1984.
19.2.1. LA PRODUCCIÓN ZAPATERA ACTUAL
A partir de las cifras de producción declaradas en 1985 por 7 de las
principales empresas de Almansa, con 932 empleados y una producción de
1.160.000 pares al año en conjunto, se puede suponer una productividad
aproximada de 5,7 pares por operario y día"-. No obstante, la relación es
muy baja, similar a la observada en el Valle del Vinalopó a principios de los
años setenta de acuerdo con las cifras oficiales' 24 . La productividad media
real era de 8,2 pares por empleado/día para todo el sector zapatero en 1970,
por lo que en 1985 cabe suponer una relación cuando menos similar, sino una
que supere en varios puntos a la anterior. Estimaciones muy ajustadas a la realidad señalan una productividad en torno a 5 pares por empleado/día en el
calzado de lujo, que requiere una gran atención; relación que se eleva a 12 pares por empleado/día en el calzado normal e incluso alcanza los 15 pares por
empleado/día en el calzado de serie confeccionado con pieles sintéticas. Ahora bien, teniendo en cuenta la baja proporción de empresas de calzado de lujo
y el volumen de mano de obra que trabaja sin estar incluida en plantilla, así
como el trabajo domiciliario, una productividad media aceptable sería de
unos 9 o 10 pares por empleado y día.
De esta manera, si se acepta esa relación, aplicada a los 3.823 empleados del calzado en Almansa se obtiene una producción diaria de 34.407 a
38.230 pares, y un total anual (contando sólo con 220 días hábiles al año) de
7,5 a 8,4 millones de pares para toda la ciudad.
La disparidad con las cifras oficiales de producción es manifiesta y, aunque sólo son aproximaciones al fenómeno, su magnitud pone de manifiesto el
claro proceso de sumersión a que está sometida la industria del calzado en Almansa, fiel reflejo de la situación general del sector. Habría, además, que
123
FICC., Catálogo oficial FICC, Elda, FICC., 1985, 432 pp., pp. 147-296.
124
BERNABÉ MAESTRE, J. M., La industria del calzado en el valle del Vinalopó, Valencia, Dpto.
Geografía, Univ. Valencia, 1976, 236 pp., p. 91.
263
sumar a esos datos de producción por obrero contratado toda la producción
que llevan a cabo los desempleados, que trabajan en pequeños talleres clandestinos o en sus propios domicilios.
La omisión de parte de la producción ha sido el método empleado para
reducir los costes y hacer competitivo el calzado en los mercados nacional y
exterior. El trabajo oculto ha sido estimado en un 40% de la ocupación total
en Elda en 1984125, proporción que de ser similar en Almansa explicaría las
mermas de un 40% a un 50% en las declaraciones de producción.
19.2.2. Los
MERCADOS DEL CALZADO
Aproximadamente entre un 50% y un 75% de la producción de calzado
en Almansa se destina al mercado interior. El calzado de caballero, verdadera
especialidad de la ciudad, cubre todos los mercados del País, aunque pueden
señalarse unas áreas de preferencia como son toda la cornisa cantábrica, desde Galicia hasta el País Vasco, Cataluña, Madrid y Canarias. En 1975, de un total de 2.516.535 pares fabricados en Almansa, 1.826.026 pares fueron vendidos en Estados Unidos, esto es, el 75,6% del total de la producción de la ciudad en ese año. Este país ha sido el primer importador de calzado de Almansa,
y de todo el Valle del Vinalopó, desde mediados de los años sesenta, y en Almansa casi el único importador hasta mediados de los años setenta. Los compradores estadounidenses han buscado tradicionalmente en los productores
españoles un zapato de calidad media a precios bajos, aspectos que caracterizaban a la producción nacional hasta esos momentos gracias a los bajos costes
de la mano de obra. No obstante, el inicio de fa crisis internacional en 1973,
que redujo la tasa de crecimiento del mercado exterior, simultaneada con la
aparición de otros países productores de calzado como Taiwan, Brasil y Corea, comenzaron a sentirse en las ventas exteriores del calzado español. Así,
en el segundo lustro de los años setenta, al igual que ocurría con los empresarios alicantinos que se desplazaban hacia los municipios rurales para obtener
una mano de obra más barata, también los importadores americanos buscaron
empresas que ofertasen calzado más económico en este ámbito, de forma que
puede seguirse una llamativa regresión de las exportaciones desde los núcleos
pioneros del Vinalopó hacia Almansa: la primera caída de las exportaciones se
produce en Elda entre 1974 y 1975, acompañada del cierre de algunas empresas, en el Alto Vinalopó en 197677126 y llega a Almansa en 1979.
Además del ya apuntado encarecimiento del calzado español y la pérdida
de competitividad, también fue responsable de la caída de las exportaciones
125
126
BERNABÉ MAESTRE,;. M., 1984, ob. cit., pp. 65-70.
NAVARRO PASTOR, A., 1981, ob. cit., t. III, pp. 160 y 165.
264
la Comisión Internacional de Comercio de los Estados Unidos (International
Trade Comission), que veía en la compra de calzado extranjero la causa de la
crisis que atravesaba el sector zapatero en su país. Este organismo ha interpuesto al Congreso estadounidense numerosas peticiones de restricción de
las importaciones y elevación de los aranceles desde 1976, creando una confusa situación de espectativa que ha enturbiado y dificultado las transacciones comerciales.
CUADRO LI
Evolución de las exportaciones de calzado de Almansa
MILLONES
AÑO
PARES
DE PESETAS
1981
1982
1983
1984
1.200.000
1.043.700
1.302.626
2.120.770
2.500
2.505
3.372
6.270
Fuente: Asoc. Empr. Almansa. Elab. prop.
CUADRO LII
Principales países compradores de calzado almanseño en 1984
MILLONES
PAÍSES
PARES
DE PESETAS
Estados Unidos .....
Francia ...........
Gran Bretaña
R. F. Alemania......
Holanda ..........
Países africanos
1.173.265
208.081
191.504
138.821
46.426
35.724
3.369,3
696,0
527,9
336,4
179,6
95,6
Fuente: Asoc. Empr. Almansa. Elab. prop.
La amenaza de restricciones llevó a los empresarios almanseños a buscar nuevos mercados exteriores que mitigasen la excesiva dependencia de Estados Unidos, llevándose a cabo desde 1975 numerosas misiones comerciales, individuales y colectivas, por otros países como los de la Europa occidental (Alemania, Francia y Bélgica), Canadá, Puerto Rico, países árabes (Arabia
Saudí, Kuwait, Irán y Libia), los países escandinavos y la Europa del Este; al
265
tiempo que se empezó a acudir con asiduidad a las principales ferias internacionales del calzado, como los dos certámenes de Nueva York, la de Frankfurt y la de Milán, sin olvidar la periódica presencia en la FICC de Elda. En la
actualidad, después de Estados Unidos, los principales clientes del calzado de
Almansa son Francia, Gran Bretaña, República Federal Alemana y Holanda,
que en conjunto adquieren el 27,6% del calzado exportado, mercados favorecidos por la integración de España en la CEE, pero que no cuentan con la suficiente demanda como para hacer olvidar la dependencia de Estados Unidos.
El techo máximo de las exportaciones de calzado almanseño se dio en
1978, con 2.470.000 pares. En 1980 existían 33 firmas exportadoras en Almansa, de ellas 30 eran fábricas de calzado y 3 agencias comerciales ' 27 ; no
obstante, en ese año ya se estaba padeciendo la crisis exportadora, que redujo
las ventas a la mitad entre 1978 y 1979, para alcanzar su punto de inflexión
en 1982, con sólo 1.043.732 pares vendidos en los mercados internacionales.
Es en 1983 cuando se produce la recuperación gracias a dos hechos básicos:
por un lado, al elevado valor del trabajo clandestino, que ha reducido enormemente los costes de producción, y por otro lado, a los esfuerzos realizados
para ofrecer un calzado de más calidad, que se imponga en los mercados exteriores por su diseño, aun a pesar de contar con un precio sensiblemente más
elevado. Así, se consiguió en 1984 duplicar las exportaciones de 1982, cifrándolas en 2.170.770 pares.
19.2.3.
LA SITUACIÓN ACTUAL DEL CALZADO EN LA COMARCA
Ya ha sido comentado el proceso de sumersión y atomización de la industria zapatera en el Corredor, que son sus dos principales características
(comunes por otra parte a las del resto del sector en el Valle del Vinalopó).
Con la desaparición de las grandes empresas en los años cincuenta, las industrias del calzado han emprendido una nueva dinámica, incorporando estructuras mucho más flexibles, de forma que los riesgos sean menores y más fácil
la recuperación y reinserción de empresarios y trabajadores en el proceso
productivo.
En la actualidad no sobrevive ninguna empresa de calzado con más de
20 años, esto es, no queda ninguna de las instalaciones con anterioridad a
1966, al menos en su forma original, a pesar de que existían 20 en 1953. Entre los períodos quinquenales en que se ha dividido el espacio cronológico
comprendido entre 1966 y 1985 se observa la importancia del lustro 197680, momento en el que se crearon 67 empresas zapateras, esto es, el 65% de
127 CÁMARAS OFICIALES DE C. 1. y N.. &pafla interior, Productos exportables. Guía de exporta-
dores, Madrid, 1980, 839 pp., pp. 212-215.
266
las existentes en la actualidad, que emplean a 2.298 obreros, equivalentes al
60% del total censado en el calzado en 1985. Esos cinco años coinciden con
la crisis del sector en el Valle del Vinalopó y con el despegue de las exportaciones en Almansa, de manera que puede afirmarse que ambos hechos son
concomitantes y que los primeros años de la crisis del calzado en el área alicantina fueron el detonante del desarrollo del sector en el Corredor, tanto en
Almansa, donde surgieron numerosas empresas, como en los municipios rurales, que vieron modificadas sus estructuras económicas por la instalación
de numerosos talleres auxiliares del calzado.
En los años ochenta se ha frenado esa tendencia alcista por la afección
de la crisis a mayor escala, y sólo se han creado 21 nuevas fábricas que emplean a 963 operarios. En estos años destaca sobre todo el trabajo clandestino, que busca paliar con la evasión al fisco la rentabilidad de la producción,
ante el incremento de los costes de las materias primas y de la mano de obra.
En 1980, los costes del sector fueron evaluados por las centrales sindicales y
por la patronal FICE (Federación de Industrias del Calzado Español)128 de la
manera siguiente:
CONCEPTO
% COSTE
Materias primas ..................
Mano de obra y Seguridad Social
Comercialización. . . ............. .
Financiación ......... . ........ . .
Amortización e inversiones . .... ....
Gastos generales .................
44,6
32,2
7,7
4,5
0,5
10,5
100
Como se observa, las mayores imposiciones son las de las materias primas, que han de ser importadas en muchos casos, como las pieles, aunque su
precio se eleva también por los intermediarios y la especulación de los almacenistas; por otro lado, todos los productos químicos, desde colas hasta tintes, se han visto encarecidos por la crisis energética. A las materias primas sigue en importancia la mano de obra, con un incremento salarial en los últimos diez años que no ha podido ser absorvido por el proceso de tecnificación
debido a una legislación laboral poco flexible y a la insuficiente inversión del
sector. Además, dado que se trata de una actividad que emplea intensivamente la mano de obra, las cuotas patronales de la Seguridad Social tienen una
128
PEDECAS. Mecanipiel, núm. 84, Madrid, Ed. PEDECAS, 1982, 36 pp.. p. 11.
267
OO©\
\C
—
%I
X©NflOZ
w r•i e
a
—
—
NX
"O
NOO
©
—
—
1
N N
r
N
1
o
1
1
O
.1
N
1"1
o
1
1.1
—OO'lrflr1O'r'I1
—
'.
—
O'
©
Ir'
xI
o
•
—
101
1
O'
1
00
1
'i
00
N
te-
9
•
O'
1
N
00
N
—
r'i
1—
'I'
1
1
c. ..; o
't
.
1
00
O
268
incidencia muy fuerte en el coste de la producción, y es especialmente gravosa en el caso de las regulaciones de empleo.
Otro aspecto a destacar es el de la constitución legal de las empresas zapateras, donde llama la atención el hecho de que de las 153 licencias industriales para fabricación de calzado registradas en la Matrícula Industrial de
Almansa 129, un total de 75 empresas son sociedades limitadas, 41 sociedades
anónimas, 3 cooperativas y sólo 34 son empresas individuales. Como se observa, es abrumador el peso de las fábricas constituidas en sociedades, el
77,8% del total, circunstancia debida a tres causas fundamentales. Una de
ellas es la determinada por la quiebra de algunas grandes empresas, como el
caso de Calzados Coloma, donde existía una buena organización empresarial
capaz de funcionar sin la dirección del empresario, de manera que cuando éste faltó los empleados pudieron hacerse cargo de las directrices de la empresa, adquiriendo los medios de producción y manteniendo la cartera de clientes; en otros casos la fundación de una sociedad se debe sencillamente a que
ha sido ésta la fórmula elegida por un determinado grupo de trabajadores para organizarse en empresa productiva, aunque en todos los casos existía una
relación previa entre ellos, por vínculos profesionales o familiares. La mayor
cooperativa es a la vez la empresa más grande del sector en Almansa, Sancho
Abarca Cooperativa, con 369 empleados; la Cooperativa Industrial de Productores de Calzados Coloma ocupa el tercer puesto por volumen de empleados, con 177, y la tercera, Alca-Soc, constituye una empresa más modesta.
Otra de las causas que inducen a la asociación es la carencia de grandes
capitales para instalar las factorías y la peculiar manera en que éstas llegan a
configurarse en la mayor parte de los casos, ya que de manera habitual su génesis radica en algún pequeño taller montado por unos pocos miembros con
iniciativa que se reparten el esfuerzo y los beneficios; después, si el taller
prospera, se amplía incorporando nuevas secciones a la primitiva que, generalmente, es la del montado-terminado, y el núcleo de fundadores se convierte en empleadores y en coopropietarios de la empresa.
El tercer factor destacado es el de la búsqueda de aminorar los riesgos y
las responsabilidades ante posibles quiebras. Como se ha señalado, todas las
empresas actuales han surgido después de 1966 (aunque algunas ya existían
con anterioridad, cambiaron su estructura legal y se inscribieron como empresas nuevas después de ese año), a raíz de la grave crisis de posguerra y la
difícil situación de los años cincuenta, período en el que se produjo el cierre
de numerosas empresas. Además, la mayor parte de las industrias zapateras
actuales en Almansa surgieron después de 1975, cuando la nueva crisis había
129
Ayto. Almansa, Matrícula industrial. 1985, listado mecano. s/pp.
269
hecho ya mella en el vecino Valle del Vinalopó, de manera que los nuevos
fundadores conocían sobradamente el carácter inconsistente del sector y las
crisis periódicas que padece (la imagen del empresario en bancarrota con sus
bienes embargados fue decisiva para que los nuevos fabricantes decidiesen limitar su responsabilidad en la empresa, constituyéndose en sociedades anónimas o limitadas).
19.3. OTRAS INDUSTRIAS DEL CORREDOR
Además de las comentadas, el crecimiento poblacional, los ensanches urbanos, la demanda social de la comarca y la influencia de industrias ubicadas en
núcleos vecinos, han dado origen a un amplio abanico de actividades fabriles
en Almansa y, en menor medida, en los otros municipios de la comarca.
19.3.1.
LA CONSTRUCCIÓN Y SUS MATERIAS PRIMAS
Se trata del tercer sector en importancia por número de empleados (salvando la gran distancia que le separa del calzado), ya que engloba al 6,5% de
los activos secundarios del Corredor, aunque sólo está representado en los
dos municipios mayores: Almansa, con 24 empresas y 371 trabajadores, y
Caudete, con 11 firmas y 60 empleados. La relación de empleo medio resulta
pues de 15,5 y 5,5 obreros respectivamente, que señalan unas estructuras medianas en Almansa y muy pequeñas en Caudete. Su desarrollo se debe al crecimiento de la ciudad de Almansa y, en menor medida, de Caudete, en las dos
últimas décadas y a la fiebre desatada en torno a la construcción de residencias secundarias que salpican tanto uno como otro término municipal.
La cerámica es otra actividad con tradición en la comarca, que aprovecha los recursos naturales, esto es, las arcillas de los afloramientos del Trías.
En Almansa existen dos grandes cerámicas: Cerámica Almanseña y Cerámica
Collado, dedicadas a la fabricación de ladrillos y tejas. Otras empresas de la
comarca que abastecen de las primeras materias a la construcción son las 4
censadas en Almansa de hormigón preparado, otras tantas que elaboran derivados del cemento, como vigas y viguetas, y algunos talleres de vidrio, esto
es, cristalerías. En general, a excepción de las dos cerámicas, el resto de las
empresas del ramo ocupan siempre a menos de 15 empleados, aunque cuentan como norma con más de 5.
Dentro de este epígrafe pueden incluirse las empresas extractivas de la
comarca, 6 en Almansa y 2 en Caudete, que explotan el yeso de los afloramientos triásicos, las gravas y arenas de las ramblas, las arcillas triásicas y del
Plioceno y una cantera de jaspe en el Cerro del Cinchado, en Caudete. Ninguna de ellas contaba con más de 5 empleados en 1985.
270
©
'1\
Ir4
'1:1
1
© ©
I
—
1-
o
dI
II
1-
— — —
—
—
L1
-
1
1
1-
1
z
ir
o
cr
1
1
N
N
1
I
II
1
r.4
u
ci
1
1
r-i
lJ —
r'lr\lr
1
o
1
1
1
o
I'c
LI
J
II
C)
LI
o
o
L
E
aj
o
y
-
1
1
H
H
o
1
—
o
y
qj
uI
1
1
IJ
1
1
óI
1
1i
1
1
©
N
1
1
1
'
1
1
1
con
1
Ey
CD
.
HH
o
l
—
—
y
Vol
1
XI
—
o
N
Ey
—
—
'1
C\
•—
aj
oE
LI
y
y LI
-
r-i
y _
y y;..
Qi
LI
s
IL.
-I
y
1
<1
•
N
N
N
a:
1
271
19.3.2. TEXTIL Y CONFECCIÓN
La actividad textil y de confección goza de gran antigüedad en estas tierras y supuso, en el siglo XVIII, en los momentos de mayor desarrollo ganadero, una importante fuente de ingresos para la economía de la comarca, aprovechando la lana de las ovejas merinas para tejer paños de uso doméstico y algunas prendas de vestir como estameñas y albornoces. También han sido
aprovechadas tradicionalmente las fibras vegetales obtenidas del cáñamo y el
esparto, con las que se elaboraban las características alpargatas calzadas por
los agricultores hasta hace unas décadas. La industria textil actual es, en parte, heredera de aquella artesanía y como ella emplea las fibras duras, como esparto y yute, pero la lana ha sido sustituida por modernas fibras sintéticas.
En total, en 1985 existían 14 empresas textiles en el Corredor, con 255
empleados, valores que la colocan muy por detrás en la escala de importancia
de los sectores en la comarca. No obstante, se trata de una actividad con gran
arraigo en Caudete donde 9 empresas dan empleo a 230 trabajadores, que
equivalen al 18,9% del total de su población activa industrial; fuera de este
municipio apenas tiene relevancia en el resto de la comarca.
En Caudete el sector está representado por empresas que se dedican al
hilado, aprovechando algodón y mezclas con fibras sintéticas, a la fabricación
de géneros de punto, a la confección de alfombras y otros productos textiles.
Una empresa a la hilatura y tejidos de recuperación a partir de trapos y otros
desperdicios textiles y otra, la más importante del ramo, a la fabricación de fibras duras con cáñamo, lino y esparto entre otros productos vegetales.
En general son empresas medianas, con una media de empleo de 25,6
obreros; aunque la mayor de ellas, Exvartex, S. L., cuenta con 85 empleados.
19.3.3. LA MADERA Y EL MUEBLE
Se trata de otro sector con poca representación en el Corredor, sus 47
empresas dan trabajo a 223 obreros en 1985, que sólo equivalen al 3,3% del
total de los activos censados en el sector industrial. La mayor parte de las fábricas se concentran en Almansa, con 27, y en Caudete, con 16, pero el mayor volumen de mano de obra lo obtiene Almansa, con el 83,4% de los obreros de esta rama fabril. La mayor parte no son más que pequeños talleres de
carpintería: la mitad de los existentes en Almansa y casi la totalidad de las
censadas en Caudete; las cifras de empleo medio son de 6,9 obreros por taller
en el primer municipio y tan sólo 2,1 empleados en el segundo. Algunas de
ellas han evolucionado hacia la fabricación de muebles para el hogar sin llegar
a ser auténticas factorías, y sólo una, la Cooperativa Muebles Virgen de Belén,
de Almansa, supera los 25 empleados (contaba con 63 obreros en 1985,
272
r4
ris-
N
't'
N
i&I
1
1
u
1
-
I
1
1
SlI
•
1
1
«o
Ir'
1
l
a'
II
o
1
1
iI
1
y
E
1N
E1i1
o
II
00
y
00
la'Ia'
rfl
00
o•
Ir'
o
=
-
o-
I1\
o
C\
II
y
z
V
ir
rflr'1
r-i
d
o
1
00
o
o
1
a»
1-'
y
c
-
00
II-
10J
1
z
1
.1
00
1
- - '.s
y
1
o
.1
—
1
1
o
-
1
1
'o
çJ
o
u
1
1
o
1
-
1
y
1..
o
u
y
y
H
z
-
•
1
•
o
1i
1
o
I1
- rq
- -
o-o
-
l
2
y
'o
u
u
1
o-
O'
-
rq - 1 N 1
y
I
1
00
y
y- y
y
con
•a - O
273
x
©
—
Ir,
O
N
II
N
xIOI
u'
CD
—
o
rfl
• N
LL1
1
1
IL1I
IdI
1
1
0I
IIL1I
1
,-1
zi
1
1
.
1L1I
1
1L1I
1
I
ul
1
1
o
14
y
E
O
O
—
x
"
o
1.
O.
y
1
II
y
o
IdI
I 1
.
1
—
1-1
1
o
i
i-•I
'
.
L
'4
8
1
y
y
1
1
di \O
1
1
1'
1
1
1
1
1
1
ro-0
1
1
1o
O.
di
1
i
'r
y
•
1
VI
.0
Ql
di
i
i
1
1
y
VI
1
1
1
1
1
1
1
1
N
14
y
—
I 1
IdI
y
y
y
-
u
1
y
1
N
—
y
di
y
1
H
1
1
"o
•
n—
O
la'
y
el
-
y
VI
y.
274
equivalentes a la tercera parte del total de los trabajadores de la madera censados en esa ciudad).
19.3.4.
PAPEL Y ARTES GRÁFICAS
Se trata del quinto sector en importancia por el volumen de mano de
obra empleada. Era una actividad con muy poca relevancia en otros tiempos
(limitada a algunas imprentas en Almansa más orientadas a la venta de productos de librería y papelería que a la impresión), y el puesto que ocupa en la
actualidad se debe, de manera casi exclusiva, a la demanda de sus servicios
por las fábricas de calzado: envases litografiados y grandes envases de cartón
ondulado para transportar los pedidos.
Existen 19 empresas de este tipo en toda la comarca que dan trabajo a
260 obreros, el 3,9% del total de activos secundarios. A pesar del empleo de
maquinaria bastante avanzada, la manipulación es todavía muy importante y
estas empresas son de las que mantienen una más elevada relación entre obreros y talleres, cifrada en 13 empleados.
19.3.5. INDUSTRIAS DEL METAL
No cuentan con un peso específico significativo en la comarca, ni por el
número de empresas, 45 en total, ni por los empleados, 164, que sólo suponen el 2,5% del total de los obreros secundarios; valor que determina una
media muy baja de empleo por empresa, cifrada en 3,6, representativa de la
estructura del sector, basada en pequeños talleres: carpinterías metálicas y
auxiliares de las otras industrias.
VI. CONCLUSIONES
Por su situación y configuración, la comarca constituye un corredor
por donde se asciende desde el valle del Vinalopó, en Alicante, hacia los altiplanos del extremo oriental de Albacete, circunstancia que le confiere una
morfología de transición entre el litoral mediterráneo y el paisaje de la submeseta meridional. Desempeña un importante papel de encrucijada caminera
que conecta, no sólo el interior peninsular con el litoral, sino que, además, es
vía obligada en las comunicaciones entre Valencia, Alicante y Murcia, como
ruta exclusiva hasta el siglo pasado y hoy alternativa del camino litoral.
La evolución histórica ha forjado la idiosincrasia del Corredor de Almansa. El territorio comarcal perteneció al antiguo dominio del Señorío de Villena,
Estado creado por los Manueles y tan bien gobernado por Don Juan Manuel,
convertido después en Marquesado y disgregado con la firma de la paz en 1480
entre los Reyes Católicos y el Marqués Diego López Pacheco. Situado entre reinos vecinos, Castilla y Aragón, antagónicos con frecuencia, el Estado de Villena
se erizó de imponentes fortalezas que testimonian su pasado fronterizo. Con
posterioridad, los pueblos del Corredor, integrados en el Reino de Murcia y en
la efímera Gobernación de Chinchilla de Montearagón, pasaron a depender de
forma definitiva de la provincia de Albacete desde 1836.
Condiciones naturales y coyunturales sociales han configurado un área
de transición afectada por influencias de los espacios socioeconómicos vecinos. Así, antes que un ámbito excepcional por sus manifestaciones físicas y
humanas, la comarca constituye un verdadero nexo donde confluyen diferentes y variados aspectos naturales y culturales.
De los diferentes capítulos desarrollados se han ido desprendiendo explicaciones y conclusiones parciales, recogidas en el texto en su momento, lo
que permite obviar aquí su explicitación. Cabe, sin embargo, indicar los resultados más generales de los análisis pergeñados.
278
La comarca ha experimentado una evolución poblacional marcada por
la repoblación y el asentamiento tras la conquista cristiana, con la desaparición de antiguos poblados almohades y la aparición de nuevos núcleos urbanos. Afectados, no obstante, por la competencia de tierras más fértiles en el
inmediato litoral, el crecimiento poblacional ha sido históricamente moderado, cuando no negativo, por el éxodo migratorio.
A la atracción agrícola sucedió, desde las postrimerías del siglo pasado,
la generada por la industria de las áreas más desarrolladas de Alicante, Valencia y el resto del territorio nacional, comprometiendo el desarrollo poblacional y el progreso económico del Corredor. Con todo, desde los años sesenta
de la actual centuria, el desarrollo de Almansa, basado en la industria zapatera
y los servicios, ha permitido la consolidación de los efectivos humanos en la
comarca, el retorno de algunos emigrantes y el despegue económico de los
otros municipios en la última década.
Las ciudades y villas de la comarca presentan en sus planos la impronta
de las vicisitudes experimentadas. El núcleo genético es árabe en algunas, y
en consecuencia presenta emplazamientos defensivos, con calles estrechas y
tortuosas, o data de la ocupación cristiana, dibujando planos de gran rigor
geométrico, asentados en llanuras. Sólo Almansa presenta una estructura urbana compleja, donde pueden distinguirse espacios con una clara función,
como la comercial, la residencial y la industrial. El resto de municipios ofrecen callejeros elementales, algunos anclados en la misma extensión que ocupaban a principios de siglo, donde se entremezclan los usos básicos del suelo
sin perfilar límites claros. Salvo Caudete, donde se atisba cierta especialización funcional.
El hábitat disperso ofrece dos claras formas de adaptación al medio: la
casa de labor de influencias levantinas y la casa con gran patio central propia
del espacio albacetense; ambas esenciales en el secano extensivo de la comarca. Aunque en la explotación y organización del terrazgo han cumplido también papel destacado las construcciones más pequeñas, como las casas majueleras de las tierras de viñedos y las grandes casas de estructura palatina de las
fincas mayores.
La evolución de la propiedad rústica ha cristalizado en una distribución
excesivamente fragmentada, donde alternan explotaciones minúsculas, que
son la mayoría y se reparten una pequeña porción de la superficie, con grandes predios, sin que exista un término medio representativo.
Cereales de invierno y vid son los cultivos más representativos. Fueron
la base de la colonización y roturaciones primeras y todavía hoy constituyen
los principales exponentes del sector. No obstante, desde hace unas décadas,
la explotación de los recursos hídricos hipogeos ha bonificado grandes
279
extensiones donde, primero los frutales y hoy el maíz, han sustituido al trigo
y la cebada.
La ganadería contó en los siglos XVII y XVIII con una gran importancia,
al punto que el aprovechamiento de la lana dio origen a una gran actividad artesanal del tejido y la confección de paños y ropas en la comarca. La deforestación, las constantes roturaciones y la enajenación del patrimonio comunal
limitaron su desarrollo y ocasionaron, desde principios del siglo XIX, el decaimiento de esta actividad.
El desarrollo industrial arranca con la aparición de la manufactura del
calzado. Surgió a finales del siglo pasado de manera simultánea a la de la vecina ciudad de Elda (Alicante), aunque su evolución fue muy distinta en los primeros tiempos ya que, mientras en el municipio alicantino apareció un tropel
de pequeñas fábricas y talleres auxiliares, en Almansa toda la producción estuvo ligada a una sola empresa, Calzados Coloma, que llegó a emplear a 1.000
obreros en las primeras décadas de la actual centuria. Sólo con la crisis de
posguerra y la atomización general de las actividades económicas se cambió
la estructura monolítica del primer período por un cúmulo de pequeñas empresas, mucho más dinámicas, que son a la postre las que han posibilitado el
desarrollo económico y poblacional de la ciudad y, por inducción, de los municipios rurales del Corredor.
Se trata, en definitiva, de un espacio abierto a la influencia de flujos socioeconómicos desarrollados en focos ajenos a la comarca, que han posibilitado no obstante, gracias a su estratégica situación, el reciente desarrollo de
la ciudad de Almansa, y han puesto freno al deterioro de los otros municipios
del Corredor.
BIBLIOGRAFÍA
283
1. OBRAS GENERALES
BIBLIOTECA REAL MONASTERIO ESCORIAL, Relación de Montealegre, 20-111-1579, A-483,
fois. 618-624;Relación de Chinchilla, 30-VII- 1576, A-456, fols. 424-460v. (incluye Bonete); Relación de A/pera, 17-XII- 1575, t. 5, J-I-I6, fols. 519-523 y.
CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población
yfrutos del Reyno de Valencia, Madrid, Impr. Real, 1795-1797, t. 11, 338 pp.
DICCIONARIO GEOGRÁFICO DE ESPAÑA, Madrid, Edic. del Mov., 1957, t. II, pp. 203206.
ESPINALT Y GARCÍA, B., Atlante español o descripción general de todo el Reyno de España,
"Reyno de Murcia", 1778, Madrid, Edt. Acad. Alfonso X el Sabio, 1980, 217 pp.
MADOZ, P., Diccionario geográfico, histórico y estadístico de España y sus posesiones de ul tramar, Imp. D. P. Madoz, 1846, 16 vols.
MATARREDONA COLL, E.,
370 pp.
El Alto Vinalopó. Estudio geográfico, Alicante, I.E.A., 1983,
MELLADO, F. P., España geográfica, histórica, estad(sticaypintoresca, Madrid, Edt. Mellado,
1845, 945 pp.
MERINO ÁLVAREZ, A., Geografía histórica de la provincia de Murcia, 1915, Murcia, Edt.
Acad. Alfonso X el Sabio, 1978, 571 pp.
MIÑANO, S., Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal, Madrid, Imp. PieraltPeralta-Moreno, 1826-29, 11 vols.
MORALES GIL, A., El altiplano de Jumilla- Yecla, Murcia, Dpto. Geografía, Univ. Murcia,
1972, 467 pp.
PANADERO MOYA, M., La ciudad de Albacete, Albacete, CAPA., 1976, 389 pp.
PÉREZ Y RUIZ DE ALARCÓN, J., Historia de Almansa, Madrid, Imp. Rollán, 1949, 254 pp.
PRETEL MARÍN, A., Almansa medieval. Una villa del Señorío de Villena en los siglos XIII,
XIVy XV, Albacete, Ayto. Almansa, 1981, 271 pp.
PRETEL MARÍN, A., D. Juan Manuel. Señor de la llanura, Albacete, lEA. CSIC., 1982,
296 pp.
ROA Y EROSTARBE, J., Crónica de la Provincia de Albacete, Albacete, Imp. Vda. J. Collado,
1894, t. II, 527 pp.
SÁNCHEZ DÍAZ, J., Historia de Caudele y su Virgen de Gracia, Alicante, Excma. Dip. Prov.
Albacete y Ayto. Caudete, 1956, 276 pp.
SÁNCHEZ SÁNCHEZ, J., Geografía de Albacete, Albacete, lEA. CSIC., 1982, 2 vols., 739 pp.
SOLER GARCÍA, J. M., La Relación de Villena de 1575, Alicante, Excma. Dip. Prov. Alicante,
1969, 612 pp. (recoge abundante documentación sobre la comarca).
ZUAZO Y PALACIOS, J., La villa de Montealegre y su Cerro de los Santos, Madrid, 1915,
222 pp.
II. EL MEDIO FÍSICO
ARIAS, C., Estratigrafía y paleografia del Jurásico Superior y Cretácico Inferior del Nordeste
de la provincia de Albacete, Madrid, Univ. Complut., Sem. Estrat., monografía 3, 1978, 283 pp.
BIROT, P., SOLE-SABARIS, L., "Recherches sur la morphologie du Sud-Est de l'Espagne",
Revue Géographique des Pyrénées et du Sud-Ouest, t. XXX, 1959, pp. 209-284.
284
CALVO, J. P.; ORDÓÑEZ, S.; GARCÍA DEL CURA, A., 'Contribución al conocimiento de
las facies de costras calcáreas del sector oriental de la Provincia de Albacete", Actas II Reunión
Nacional G.E. T. Cuaternario, Madrid, 1977, pp. 41-48.
CAPEL MOLINA, J. J., "La lluvia media en el País Murciano en el período 1951-1980", Paralelo 37,n.°6, 1982, pp. 117-130.
CHAMPETIER, Y., Le Prébétique el l'lbérique coliers dans le Sud de laprovince de Valence el
le Nord de la Pro vince d'.4licante (Espagne), Nancy, Sciences de la Terre, mcm. 24, 1972, 170 pp.
DANTÍN CERECEDA, J., "La aridez y el endorreísmo en España. El endorreísmo hético",
Estudios Geográficos, n.° 1, 1940, pp. 75-117.
DUMAS, B., Le Levant espagnol. La genése du relief, París, 1977.
ELÍAS CASTILLO, F.; RUIZ BELTRÁN, L., Estudio agroclimático de la región Castilla-La
Mancha, Madrid, Dpto. Agri., Junta Com. Castilla-La Mancha, 1981, 247 pp.
FELIÚ CASTELLA, A., "La Laguna de San Benito (Valencia-Albacete)", Cuadernos de Geografía, n.° 11, 1972, pp. 79-89.
IGME., Sistema acuífero de Yecla- Villena-Benejama, 1977, orig. mecano. sipp.
IGME., El sistema hidrogeológico de Albacete (Mancha oriental), Madrid, Minis. Indus. y
Energ., 1980, 87 pp.
INTECSA., Mapa geológico de España, esc. 1:50.000, hoja 793, 27-31, "Almansa", Madrid,
IGME., 1980, mapa y mcm. 31 pp.
JEREZ MIR, L., Geografía de la zona Prebética en la transversal de Elche de la Sierra y sectores
adyacentes (provincias de Albacete y Murcia), Granada, Facul. Ciencias, Univ. Granada, 1973,
2 ts., 750 pp.
KUNOW, P., El clima de Valencia y Baleares, Valencia, Facul. F. y L., 1966, 240 pp.
LÓPEZ BERMÚDEZ, F., La Vega alta del Segura. Clima, hidrología y geomorfología, Murcia,
Dpto. Geografía, Univ. Murcia, 1973, 288 pp.
MARTÍN-SERRANO, A.; GARCÍA ABBAD, F. J., "El problema del cierre de la Meseta en su
ángulo suroriental", Bol. Geolog. Mm., t. XC-Ill, 1979, pp. 243-252.
PIQUERAS GARCÍA, R.; GÓMEZ CORTÉS, J., "La incidencia de las lluvias torrenciales en el
área endorréica de Almansa", IX Col. Geografía, Murcia, AGE., 1985, t. 1, 10 pp.
PONCE HERRERO, G., 'Los mecanismos y los procesos de inundación en Almansa. Una lucha secular", IX Col. Geografía, Murcia, AGE., 1985, t. 1, pp. 257-267.
PONCE HERRERO, G., "La circulación de las aguas y las dificultades de avenamiento en el
Corredor de Almansa", Investigaciones Geográficas, n.° 6, 1988, pp. 33-47.
RODRÍGUEZ ESTRELLA, T., Geología e hidrología del sector deAlcaraz-Liétor-Yeste (Provincia de Albacete). Síntesis geológica de la zona Prebética, Madrid, IGME., mem. 97, 11, 1979, 290pp.
III. LA POBLACIÓN Y EL POBLAMIENTO
ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, Libro del repartimiento que se hizo... de las vecindades
del Reyno el año 1591..., Cont. Grals., lnvent. 2, Contaduría de Rentas, libro 2.970.
A. G. DE SIMANCAS, Catastro de Ensenada, 1755, Libro de respuestas generales, libros 463,
464 y 562.
A. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, Censo de Aranda, 1767, "Reyno de Murcia", ms.
9/6. 165.
A. R. A. DE LA HISTORIA, Censo español executado por orden del Rey comunicada por el
Excmo. sr. Conde de Floridablanca... en el año 1787, ms. 916.252.
285
ARCHIVO DEL REYNO DE VALENCIA, Suman del manifiest de les cases e bestiars deis vehins.... Real, 514, ter., fols. 57-61.
A. R. DE VALENCIA, Vecindario del Reyno de Valencia justificado con testimonio de los escribanos de las poblaciones, hecho en el año 1646, Generalidad, t. 4.825, fol. 13.
BIBLIOTECA NACIONAL, Vecindario general de España de 1712-1713, ms. 2.274, fol. 217v.
BIBLIOTECA NACIONAL, Censo de la población de España del año 1797 execulado de orden
del Rey (1801), sig. 1/19.437.
CANO VALERO, J., 'Noticias demográficas de la provincia de Albacete a principios del siglo XVIII", Al-Basit, n.° 8, 1980, pp. 215-217.
GONZÁLEZ, T.. Censo de población de las provincias y partidos de la Corona de Castilla en el
siglo XVI, Madrid, Imp. Real, 1829. BibI. Nac., ms. imp. 157, 339 pp.
GOZÁLVEZ PÉREZ, V., "Notas sobre demografía de la provincia de Alicante", Cuadernos
de Geografía, n.° 11, 1972, pp. 27-77.
LÓPEZ, T., Diccionario geográfico, 1786. BibI. Nac., ms. 7.293.
NADAL OLLER, J., La población española (siglos XVI a XX), Barcelona, Ariel, 1976, 283 pp.
PALOP RAMOS, J. M., Hambre y lucha antifeudal. Las crisis de subsistencia en Valencia (siglo
XVIII), Madrid, Siglo XXI, 1977, 226 pp.
PÉREZ MOREDA, V., La crisis de mortalidad en la España interior. Siglos XVI-XX, Madrid,
Siglo XXI, 1980, 526 pp.
PÉREZ PUCHAL, P., "La población del País Valenciano hasta la epoca estadística", Cuadernos de Geografía, n.° 10, 1972, pp. 2-30.
PIQUERAS, R.; GÓMEZ, J.; SÁNCHEZ, J. M., 'La población de Almansa en el decenio 19701980", Cuadernos de Geografía, n.° 35, 1984, pp. 211-228.
PONCE HERRERO, G., "El cólera en Alpera y Bonete. Siglo XIX", Al-Basil, n.° 13, lEA.,
1984, pp. 53-71.
PONCE HERRERO, G.; SIMÓN GARCÍA, J. L., La romanización en Almansa. Bases para su estudio, Almansa, Asoc. Torre Grande, CEL., n.° 3, 1986, 17 pp.
PONCE HERRERO, G., Almansa en los siglos XVI y XVII. Contribución al estudio de los moriscos en el interior peninsular, Almansa, Asoc. Torre Grande, CEL., n.° 5, 1987, 17 pp.
PONCE HERRERO, G.; SIMÓN GARCÍA, J. L., "Contribución al estudio del itinerario de la
Vía Augusta. Los restos de una calzada en el Corredor de Almansa", ¡ Cong. de Historia de
Castilla-La Mancha, Ciudad Real, 1988, t. IV, pp. 161-170.
ROMERO GONZÁLEZ, J., La despoblación de La Mancha, Albacete, lEA., 1980, 114 pp.
SÁNCHEZ SÁNCHEZ, J., "Los movimientos migratorios en la provincia de Albacete", Papeles del Dpto. de Geografía, •u 7, 1976-77, pp. 53-90.
SÁNCHEZ SÁNCHEZ, J., "Aspectos sobre la población activa agraria en la provincia de Albacete", Papeles del Dpto. de Geografía, n." 8, 1978-79, pp. 129-151.
SIMÓN GARCÍA, J. L., "Contribución al estudio de la Edad del Bronce en Almansa", Congreso de Historia de Albacete, vol. 1, Albacete, 1984, pp. 77-85.
SIMÓN GARCÍA, J. L., "Aportación al estudio del mundo romano en Almansa", ¡ Cong. de
Historia de Castilla-La Mancha, Ciudad Real. 1988, t. IV, pp. 97-106.
SIMÓN GARCÍA, J. L., La Edad del Bronce en Almansa. Albacete, lEA. CSIC., 1987, 151 pp.
IV. LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS
ABELLÁN GARCÍA, A., Los ferrocarriles del Sureste. Estudio geográfico, Madrid, CSIC.,
1979, 229 pp.
286
BERNABÉ MAESTRE, J. M., Industria ¡ subdesenvolupament al País Valenciá, Mallorca, Edt.
MoIl, 1975, 109 pp.
BERNABE MAESTRE, J. M., — Orígenes de la industria del calzado en el País Valenciano",
Primer Cong. Historia P. V., vol. IV, Valencia, 1976, pp. 153-165.
BERNABÉ MAESTRE, J. M., La industria del calzado en el Valle del Vinalopó, Valencia, Dpto.
Geografía, Univ. Valencia, 1976, 236 pp.
BERNABÉ MAESTRE, J. M., "Economía sumergida en la industria del calzado", Alborada
n.° 30, Elda, Ayto. Elda, 1984, pp. 65-70.
COMISIÓN PROVINCIAL DE ESTADÍSTICA, Anuario estadístico de/a Provincia de Albacete,
1861, Albacete, CPE., 1862, 327 pp.
DIRECCIÓN GENERAL DE CONTRIBUCIONES, IMPUESTOS Y RENTAS, Memoria resumen
de los trabajos de Avance Catastral llevados a cabo en la Provincia de Albacete, Alicante, Minist.
Hacienda, 1909, 465 pp.
DIRECCIÓN GENERAL DE LOS REGISTROS CIVIL Y DE LA PROPIEDAD DEL NOTARIADO, Datos para el estudio de la Propiedad Inmueble en España, Madrid, Minist. Hacienda, 1906,
t. 1, 230 pp.
GARCÍA MARTÍNEZ, S., "Evolución agraria de Villena hasta finales del
S.
XIX", Cuadernos
de Geografía, n.° 1, 1964, pp. 179-203.
GIL OLCINA, A., La propiedad señorial en tierras valencianas, Valencia, Edt. Del Cenia al Segura, 1979, 276 pp.
JUÁREZ SÁNCHEZ-RUBIO, C., Caracteres climáticos de la cuenca del Guadiana y sus repercusiones agrarias, Salamanca, Univ. Salamanca, 1979, 146 pp.
JUÁREZ SÁNCHEZ-RUBIO, C., "Problemática actual de los usos agrarios del agua", III Col.
Nac. Geografía Agraria, Jarandilla de la Vera, 1985, pp. 367-404.
JUÁREZ SÁNCHEZ-RUBIO, C.; PONCE HERRERO, G., "La aridez: factor limitativo de la
agricultura en Castilla-La Mancha", II Reunión de estudios regionales de Castilla-La Mancha, Ciudad Real, 1988, t. 1, pp. 87-101.
LÓPEZ GÓMEZ, A., "Embalses de los siglos XVI y XVII en Levante", &tudios Geográficos,
n.° 125, Madrid, 1971, pp. 617-656.
MINISTERIO DE AGRICULTURA, Proyecto de Plan General de Colonización de la zona regable con aguas subterráneas de Almansa (Albacete), Valencia, INC., 1967, 36 pp. y mapas.
M. DE AGRICULTURA, Ordenación de las producciones agrarias para el aprovechamiento de
aguas subterráneas, Albacete, IRYDA., 1974, 71 pp.
M. DE AGRICULTURA, "Denominación de origen Almansa", Catastro vitícola y vinícola,
Madrid, INDO., 1976, 75 pp.
MORALES GIL, A., La vid el vino en la zona de Jumilla, Murcia, Alfonso X el Sabio, 1976,
179 pp.
PEREDA HERNÁNDEZ, M. J., "Reedificación de la presa del Pantano de Almansa", Cong.
Historia de Albacete, 1984, 1. III, pp. 301-328.
PIQUERAS, J., La vid el vino en el País Valenciano, Valencia, Inst. Alfonso el Magnánimo,
1981, 344 pp.
PIQUERAS GARCÍA, R., "Almansa. Desarrollo económico y urbano", Cuadernos de Geografía, n.° 16, Valencia, 1975, pp. 41-63.
PONCE HERRERO, G., "Determinantes físicos y humanos del Corredor de Almansa", III
Col. Nac. Geografía Agraria, Jarandilla de la Vera, 1985, pp. 515-524.
PONCE HERRERO, G.; JUÁREZ SÁNCHEZ-RUBIO, C., "Algunas características de la evolución reciente del regadío en la provincia de Albacete", II Reunión de estudios regionales de
Castilla-La mancha, Ciudad Real, 1988, t. 1, pp. 217-235.
287
PONCE HERRERO, G., "La cuestión de las aguas en el Corredor de Almansa", Demanda y
economía de/agua en España, Alicante, Dip. Prov.-CAM., 1988, pp. 455-461.
PONCE HERRERO, G., "Estructuras agrarias recientes en el Corredor de Almansa". E/espacio geográfico albacetense, Albacete, lEA. CSIC., 1988, pp. 173-182.
RAMOS HIDALGO, A.; PONCE HERRERO, G., "Aprovechamiento de aguas hipogeas en las
tierras albacetenses", Demanda y economía de/agua en España, Alicante, Dip. Prov.-CAM., 1988,
pp. 201-212.
SÁNCHEZ FERRER, J., Las cardas vegetales de Sax, Villena y Caudete, Alicante, lEA., 1979,
139 pp.
Descargar