tiempo de pascua. tercer domingo

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TIEMPO DE PASCUA. TERCER DOMINGO
TERCER DOMINGO
1.- ¿POR QUE OS ALARMAIS”
“… Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos” (Hec. 13-15. 1719).
“… Si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre”… (1 Jn. 2, 1-5)
SIMBOLOS
· Cirio Pascual (permanente)
· Manos (para amar)
· Pies (para acercarse a los humanos)
2.- PALABRA (Lc. 24, 35-48) El resucitado suscita en los suyos una vida de
conversión y de perdón desde el corazón. Nuestros miedos son un freno para la vida
nueva.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN LUCAS 24, 35-48
Contaban los discípulos lo que les había acontecido en el camino y como
reconocieron a Jesús en el partir el pan. Mientras hablaban, se presentó Jesús en
medio de sus discípulos y les dijo: “Paz a vosotros”. Llenos de miedo por la
sorpresa, creían ver a un fantasma. Él les dijo. “¿Por qué os alarmáis?, ¿Por qué
surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona.
Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que
yo tengo”. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer
por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: “¿Tenéis algo que comer?”. Ellos le
ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
“Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley
de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse”. Entonces
les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: “Así estaba
escrito: El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su
nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos,
comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto”.
COMENTARIO
Ahora los once entran en la plenitud del mensaje pascual, gracias al encuentro con el
resucitado. Los discípulos habían recibido ya el testimonio de Pedro (Lc. 24,34), pero
necesitaban la experiencia personal del encuentro con Jesús resucitado. Esta
experiencia personal es el fundamento de la fe de los creyentes de todos los
tiempos, aunque el testimonio de los otros, que han creído antes, sea indispensable.
Jesús les descubre el sentido profundo de la Escritura. Esta no sólo encuentra en él
su cumplimiento sino su intérprete (Lc. 24, 44-45). Y les envía como testigos a
predicar la conversión y el perdón de los pecados para todos los hombres y mujeres.
Para esta engente tarea los discípulos cuentan con la ayuda y la fuerza del Espíritu,
cuya presencia implícita les prepara para Pentecostés (Lc.24, 49). Tenemos también
en este texto todos los elementos de lo que será la futura misión de la Iglesia. El
testimonio apostólico tendrá como tema central la muerte y resurrección de Jesús
como el Mesías, anunciado por el Antiguo Testamento (Lc. 24, 44-46). Y desde
Jerusalén se anunciará a todos los pueblos la conversión y el perdón de los
pecados. Es una breve síntesis que desarrollará ampliamente el libro de los Hechos
(véase Hch. 1,8).
Jesús resucitado no es un cadáver reanimado (como pudo serlo el hijo de la viuda de
Naín, (Lc. 7,11-17). Jesús, con su resurrección, ha sido plenamente asumido en la
vida divina. Sin embargo, y esta insistencia está muy presente en el relato, a pesar de
ser un hecho que trasciende la experiencia humana, se trata de un hecho real,
aunque no equiparable a lo empírico y mensurable. Anunciando que el Señor
resucitado tiene carne y huesos, Lucas va más allá de lo que el relato previo de
Emaús y la misma aparición súbita en medio de sus discípulos sugieren. Parece
querer evitar la creencia en un resucitado no real. El Señor resucitado es Jesús de
Nazaret, y Lucas procura subrayar la continuidad existente entre el uno y el otro,
como hace Juan en su evangelio (Jn. 20 19-29). Pero no debemos olvidar, para tener
una experiencia total de este encuentro, la discontinuidad subrayada por Pablo en 1
Cor. 15, 35-50. La plena comprensión de la resurrección de Jesús nace de la
dialéctica entre identidad y alteridad.
(Comentario del N. Testamento)
Casa de la Biblia
3.- RESUENA LA PALABRA
Lejos de nosotros “los fantasmas” (v.37), “los miedos”, “De que os asustáis?; ¿Por
qué surgen dudas en vuestro interior? (v.38). La vida nueva representa la derrota de
todo temor, miedo, fantasma o duda pasados.
· La vida que brota en estos seres humanos y en nosotros, está en continuidad con
la vida que motivó el Jesús histórico en sus discípulos: la amistad, el amor y la
confidencia, “mirad mis manos y mis pies” (v.38)
· La resurrección no anula la pasión, la aurora luminosa de la nueva vida brota en
medio y en continuidad con los signos del sufrimiento como fruto del amor que es
quien da vida.
· El amor desbordante que nos deslumbró en la Cruz se presenta ahora en una forma
nueva: aglutina, motiva, une, ilumina, “abre el entendimiento” y ayuda a “penetrar las
Escrituras” (v.45).
Toda esta fuerza del Resucitado impregna nuestra situación presente; es una luz que
transfigura el gris de nuestras ocupaciones banales.
Nos queda el reto de construir nuestra historia presente; leer los gestos y signos
cotidianos como expresión del paso de Dios por nosotros.
· Haz de tus pasos, pasos del Dios de la vida.
· Haz de tus manos, signos del Dios de la bondad.
· Haz de tus afectos, gestos de alumbramiento del amor en los hermanos.
MEDITACION, ORACION DE QUIETUD
MANTRAS
· “Paz a vosotros”
· “Mi Dios y mi todo”
· Cambia y perdona.
PARA LA REFLEXION Y VIVENCIA
“Mirad mis manos”
· ¿Cómo son mis manos?, curativas, creadoras, salvadoras, servidoras, gratuitas…
· ¿Cómo con mis gestos con las manos?, serenos, pacificadores, generosos…
· ¿Para que las utilizo?, rezo, consuelo, vendo heridas, curo…
“Mirad mis pies”
· ¿Hacia donde encamino mis pasos?
· ¿Me oriento y encamino hacia el amor?
· ¿Son portadores de vida y de esperanza?
4.- PARA EL DIALOGO Y LA EXPERIENCIA
Podemos comentar y desentrañar la siguiente frase: “Vosotros sois testigos de esto”
(v.48).
· ¿Qué significa esta frase en ese contexto?
Para que nuestro testimonio sea elocuente, ¿Qué signos hemos de hacer?, ¿Qué
acciones acometer?, ¿Qué cambios operar’
PODEMOS TERMINAR HACIENDO UNA ORACION CONTEMPLATIVA, OBSERVANDO
NUESTRAS MANOS.
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