Vía Crucis Mercedario – Abril 2014 Queridos jóvenes y adultos de nuestra comunidad, hoy nos preparamos para celebrar una devoción popular muy fuerte en nuestro pueblo. El rezo del Santo Via Crucis, el Camino de la Cruz que recorrió Cristo antes de entregar su vida por amor a todos los hombres. Queremos hoy hacer este camino, no recorriendo el camino de las 14 estaciones de cuando Jesús vivió en la tierra, sino algunas estaciones menos, recordando los momentos que hoy, sigue siendo crucificado en tantos hermanos nuestros que sufren, para asociar este dolor al del madero de la Cruz. Nos ponemos en presencia del Señor: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Primera Estación: Jesús es encadenado en tantos hermanos que hoy viven esclavos. (se reparten las tiras de papel para luego ir armando una cadena asociada a la Cruz) Pensemos por un momento situaciones de nuestra vida personal que nos esclavizan, que no nos dejan vivir en libertad. En este momento pensemos que Jesús sigue siendo esclavizado en situaciones que no nos permiten estar de pie como seres humanos. En un momento de silencio escribimos en los papeles situaciones de esclavitud personal o de personas que conocemos. Como mercedarios, queremos decir que no queremos vivir así, pero reconocemos que muchas veces nosotros mismos somos los responsables de esas situaciones que nos esclavizan. Que queremos liberarnos de estas cadenas, pero nos faltan las fuerzas, el coraje para hacerlo. Con un gesto de sencillez, colocamos en la Cruz de Cristo estas situaciones para que El las libere con su muerte y resurrección. (pedimos que algunos se acerquen y coloquen los eslabones para ir haciendo las cadenas, con una abrochadora los vamos cerrando) Rezamos: Padrenuestro…. Segunda estación: Jesús cae en las situaciones de violencia que a diario vemos y vivimos. En este momento queremos colocar en la Cruz de Cristo a tantas personas víctimas de la violencia, violencia en las familias, en la calle, en el barrio, en nuestra patria, en el mundo. Y mientras aumentan las situaciones violentas, pareciera que cada vez menos hermanos se comprometen con la Paz. 1 ¡¡Se clama, se suplica por la paz, pero se deja a los demás que se hagan cargo de los gestos y acciones que contribuyan para la paz!! Señor Jesús, perdón por las veces que soy yo el que genero la violencia, con palabras, con gestos, con indiferencia, con maltratos. Y por las veces que “el no te metás” “cállate”, no vale la pena intervenir, nos van haciendo cómplices silenciosos de estas situaciones. Jesús desde la cruz, nos recuerda que la violencia, no se resuelve con la violencia, que el compromiso con la paz, implica renunciar y entregar la vida, para que otros tengan vida. Volvemos a sumar eslabones a las cadenas de la Cruz, colocando en ellas los nombres de familias, jóvenes, niños, mujeres, hombres que son en este momento víctimas de la violencia en cualquiera de sus expresiones. Rezamos: Padrenuestro…. Tercera estación: Jesús es clavado en la Cruz en cada persona que pierde su dignidad como ser humano. Nuevos y antiguos crucificados, las personas que son víctimas de la trata de personas, que hoy ya no respeta sexo, edad, nacionalidad. Donde el complot es tan armado, y al mismo tiempo mueve tanto dinero que no es conveniente que se sepan los arreglos políticos, económicos, sociales que se tejen para mantener este negocio en marcha creciente. Cuantas personas a diario, van perdiendo su dignidad de Hijos de Dios, porque otros hombres y mujeres, deciden vender y comprar sus cuerpos, su identidad, su nacionalidad. Cuantos rostros de nuevos esclavos que en esta sociedad del siglo XXI va generando los avances tecnológicos. Jesús, te pedimos que tu Cruz nos devuelva nuestra condición de Hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Que lo denunciado ya en el antiguo testamento de la venta de los hermanos no nos deje indiferentes. Queremos decir “que tu libertad no tiene precio” y que también “la libertad de tu hermano tampoco tiene precio” por eso como mercedarios nos comprometemos a acompañar, sostener y si es necesario denunciar las situaciones que llevan a perder la dignidad humana. ¡¡ Señor que no nos quedemos indiferentes, mirando lo que pasa, sino que desde nuestra realidad podamos actuar y responder a tu pedido de ser partes de esta historia!! Colocamos nuevos eslabones en la cadena que pende de la cruz. Respoondemos: Señor, perdónanos - Por la falta de compromiso con el hermano oprimido Por nuestra cobardía frente a la violencia que observamos como espectadores Por callar situaciones que esclavizan nuestra vida y la de nuestros hermanos 2 - Por el silencio cómplice frente a la situación de exclusión Por la indiferencia con la que caminamos al lado de los que sufren Por los pocos gestos de ternura, amabilidad, solidaridad que tenemos a diario Por no reconocer signos de vida en medio de la muerte Por no vivir como cristianos, personas que conocemos que tu muerte nos ha salvado Por vivir sin esperanza en un mundo que necesita de la misma Por la poca alegría que trasmitimos a los demás Cuarta estación: Jesús muere en la cruz de tantos hermanos afectados por las adicciones. Jesús sigue muriendo hoy en la cruz de tantas madres, que pierden sus hijos por el flagelo de la droga, por tantas familias que quedan destruidas por las adicciones a los fármacos, a la bulimia, a la anorexia, al alcohol. ¡¡Hasta cuando Señor tenemos que seguir padeciendo estas realidades, hasta cuando el dolor de los que nos rodean estará acompañando esta realidad!! Queremos hoy Señor comprometernos con el mundo que nos rodea. Si somos tus seguidores, tenemos que encontrar en estos signos de muerte, tus signos de resurrección. También hoy en medio del dolor Tu estás presente, no para trasformar mágicamente el dolor, no para hacer el milagro de la desaparición del dolor, sino que a quienes creemos en tu resurrección se nos envía a llevar un signo de luz en medio de estas situaciones de sufrimiento, un signo de paz, en medio de la violencia, un signo de vida, en medio de tanta muerte. No queremos quedar indiferentes. En esta semana Santa queremos reconocernos tus discípulos a través de gestos que hablen que Tu estás resucitado en medio nuestro. Los invitamos a que en estos días de quietud, en estos días que podemos estar más serenos en casa, podamos hacer un gesto de Resurrección con quienes están padeciendo, con quienes están padeciendo la cruz de Cristo. Que estos gestos como visitar a un enfermo, saludar a un vecino que tenemos enemistad, no contestar un insulto que recibimos, hacer un gesto de gratitud para con alguien que es amable con nosotros, etc., nos comprometamos con tu Resurrección. A los pies de la Cruz de Cristo estaba su madre, la Virgen que como mujer creyente permaneció de pie, con el dolor de ver a su Hijo Crucificado. A ella le encomendamos todas estas situaciones de dolor y esclavitud que en nuestro mundo existen. María de la Merced, te pedimos nos enseñes a estar de pie ante el dolor personal y de quienes nos rodena, que mirando tu rostro sereno podamos trasmitir la paz que nos da la fe en tu Hijo Jesucristo, que murió y resucitó por nosotros. Con este gesto queremos nuevamente decir al mundo que la muerte, al violencia, la desesperación, las esclavitudes, no tienen la última palabra. La última palabra la tiene el Dios de la Vida que sigue dando vida en este mundo en que vivimos. Juntos rezamos: Dios te salve …… 3