¿Todos somos de clase media? - Facultad de Ciencias Sociales

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18
opinión
el observador
Jueves 2 de junio de 2016
¿Todos somos
de clase media?
L
eduardo
espina
[email protected]
100
Percentil percibido
Percentil objetivo
percentiles
80
60
40
20
a propuesta del gobierno
de elevar las tasas de IRPF
para las franjas con ingresos nominales superiores
a los 33 mil –en cifras
redondas– ha generado una serie de
debates y comentarios de diverso
orden. Destacan las expresiones de
sorpresa de una parte de la población
con mayores ingresos, ante el descubrimiento de su lugar privilegiado en
el conjunto de la distribución. Así, la
protesta ante un ajuste que supuestamente atenta contra los ingresos de
la clase media se ha visto contestada,
por parte del gobierno, con la presentación de información que muestra,
por un lado, el 60% de las personas
ganan menos de $ 33 mil, y por otro,
que el grueso del incremento será
sufragado por quienes se ubican en el
10% de mayores ingresos. Ante estos
datos, buena parte de la población
afectada por el incremento ha respondido con incredulidad. Por un lado,
porque no pueden creer que su salario
de –digamos– $ 50 mil o $60 mil
mensuales, los ubiquen en el 20% de
personas con mayores ingresos. Por
otro, por la constatación de la enorme
cantidad de personas con ingresos
inferiores a $ 33 mil.
Más allá de los siempre presentes
ingredientes de tipo político/ partidario –más aun cuando se trata de algo
tan sensible como la política fiscal–,
esta situación remite a un fenómeno
bien conocido: las dificultades que
enfrentamos cuando tratamos de
comparar nuestro nivel de ingreso
con el del conjunto de la población.
Dicho en otras palabras, las personas
son malas acertando en qué decil de
la distribución se ubican dados los
ingresos que reciben. Ello afecta,
entre otras cosas, a sus preferencias y
criterios de justicia sobre cómo debe
repartirse una mayor carga fiscal.
ThE sóTano
Ubicación percibida y objetiva en la distribución
nacional argentina total. Población de Gran Buenos Aires
Por
Javier e.
rodríguez
weber
Especial para
El observador
Las personas solemos equivocarnos respecto a nuestro lugar en la
distribución total del ingreso, pero
dichos errores no son aleatorios,
sino que responden a sesgos definidos. Así, un estudio realizado hace
algunos años sobre la percepción del
ingreso relativo de la población del
Gran Buenos Aires, mostró que mientras las personas de menores ingresos
tendían a sobreestimar su ubicación
–es decir que creían que se ubicaban
en deciles superiores a aquellos que
efectivamente les correspondían–, en
el extremo opuesto se observó el sesgo
contrario: las personas de mayores ingresos se ubicaron en deciles inferiores a aquellos en que objetivamente se
encontraban (1). Dicho de otra forma,
tanto los más pobres como quienes
más ingresos tenían, se percibían a sí
mismos en “el medio” de la distribución. Solo quienes efectivamente se
ubicaban en los deciles 5 y 6 tenían
una idea aproximadamente correcta
de su lugar en la distribución real.
Ambos sesgos “simétricos” se
muestran en el gráfico adjunto. Aunque el ingreso promedio del primer
quintil de los encuestados los ubicaba
en el percentil 16 a nivel nacional –es
decir de toda Argentina–, creían que
su ingreso los ubicaba mucho más
arriba –y cerca del ingreso mediano– en el percentil nº 46. En el otro
extremo, mientras el ingreso medio
del último quintil de los encuestados
los ubicaba en el percentil nº 94 de la
distribución total, ellos se percibían
mucho más cerca del ingreso mediano, en el percentil nº 64. Los autores
explican el fenómeno como un error
de inferencia derivado de aplicar la
distribución –aproximadamente– conocida en un grupo de referencia, al
total de la población del país. En otras
palabras, como solo tenemos idea de
los ingresos de una parte de la pobla-
0
L
Segundo
Tercero
Cuarto
Fuentes y Comentarios: Cruces et al. (2013: Table 1). Para el estudio se realizó una encuesta representativa
de la población de Gran Buenos Aires a la que se preguntó sobre su ubicación en la distribución del ingreso
total de Argentina.
ción, aquellos con quienes interactuamos o conocemos o por los medios,
suponemos que nuestra ubicación
en la distribución del ingreso de ese
grupo se corresponde con la distribución total. Debido a que quienes
se ubican en los deciles de menores
ingresos interactúan con personas de
ingresos similares, tienden a pensar
que todo el mundo es más pobre de lo
que en realidad es. En el otro extremo,
aquellos cuyos ingresos los ubican en
los últimos deciles de la distribución,
tienden a pensar que todo el mundo
es más rico de lo que es en realidad.
Parece razonable suponer que
la percepción de buena parte de la
población afectada por el incremento del IRPF tiene un sesgo similar.
Dado que su grupo de referencia
tiene ingresos superiores a la media,
se consideran a sí mismos personas
de “clase media” –por ello queremos
decir con ingresos cercanos a la mediana, es decir entre los deciles 5 y 6–.
Como resultado de este error, creen
que existe una cantidad importante
de personas con ingresos realmente
elevados, y que deberían ser ellos –en
todo caso– quienes carguen con el
incremento impositivo.
Este tipo de razonamiento se ha
evidenciado, en particular, en el
argumento de que el ajuste propuesto
afecta a la clase media porque la mayor parte de lo recaudado por IRPF se
deriva de las rentas del trabajo. Según
esta opinión, los que “verdaderamente” tienen más ingresos no perciben
salarios. Sin embargo, ello responde
a un error de información, ya que
aquellos que se ubican en lo más alto
El futuro de la nostalgia
entamente (pues aunque
parezca lo contrario para algunas cosas el tiempo pasa
más despacio), la modernidad
está llegando a su fin, y no lo digo
porque deja de operar Raincoop y
porque algunos cantantes significativos de los tiempos modernos
han muerto en 2016. Llega casi dos
décadas tarde; dos décadas, las de
este siglo, que se fueron muy rápido. Primero fue el vinilo (que para
algunos doctores en anacronismo
vuelve a ser fabricado), luego el
casete, y después el walkman,
Primero
uno de los personajes más ubicuos
de las dos últimas décadas del
siglo anterior. La compañía de
electrónicos japonesa Sony ya no
los fabrica, aunque, para mantener vivo al icónico intermediario
tecnológico una compañía china,
que compró los derechos de fabricación, lo sigue produciendo, aunque sea muy difícil conseguirlos.
Los nostalgiosos, que cada vez son
menos pues las nuevas generaciones de seres humanos vienen con
memoria reducida, puede seguir
comprándolo aunque no sea la
marca originaria, pero yo aún no
he podido conseguir alguno. En
total el reinado del “señor caminador” duró más de tres décadas,
pues hizo su glorioso debut en
1979. Las tres décadas de vida el
walkman pueden considerarse
una hazaña, al menos en términos
de temporalidad actual. Sin embargo, ya bastante tiempo antes de
su desaparición había empezado
a perder protagonismo, especialmente luego de la aparición de
algunos dispositivos musicales de
transición entre el walkman y el
iPod, que superó en ventas al anterior. El walkman vivió poco, pero
su paso por esta vida, es decir, la
del siglo pasado, no fue menos que
Quinto
© El Observador
de la distribución son, en lo fundamental, asalariados; como demuestra
el hecho de que en 2011 el 70% de los
ingresos del último percentil –el 1%
de la cúspide– provenían de rentas
del trabajo (2).
En conclusión, es posible que al
menos parte del enojo de quienes deberán pagar más impuestos –en caso
de aprobarse la propuesta del equipo
económico– pueda deberse a que se
consideran con ingresos relativos
inferiores a los que realmente tienen.
Se trata de un sesgo habitual que lleva
a muchas personas, sin importar
qué tan arriba en la distribución se
encuentren, a pensar que siempre hay
muchos otros que sí tienen ingresos
elevados, no como ellos, que son de
clase media. l
(1) Cruces, G., Perez-Truglia, R., & Tetaz,
M. (February 01, 2013). Biased perceptions of income distribution and preferences for redistribution: Evidence from
a survey experiment. Journal of Public
Economics, 98, 3, 100-112.
(2) Burdín, Gabriel, Fernando Esponda
y Andrea Vigorito (2014). Desigualdad y
sectores de altos ingresos en Uruguay:
un análisis en base a registros tributarios
y encuestas de hogares para el período
2009-2011. Serie Documentos de Trabajo,
DT 06/2014. Instituto de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y Administración, Universidad de la República,
Uruguay.
Profesor de Historia egresado del IPA
y doctor en Ciencias Sociales con especialización en Historia Económica
espectacular. La compañía Sony
vendió cerca de 220 millones de
walkman en los últimos 31 años.
Hay quienes creen, como lo creía
Steve Jobs, que el walkman es uno
de los instrumentos tecnológicos
de mayor atracción y utilidad de
los producidos en la segunda mitad del siglo XX, uno que marcó el
camino para la aparición posterior
del lector de CD, el MP3 y el iPod,
que debutó en 2001, cuando el
walkman había alcanzado ya la
mayoría de edad. La tecnología
vive en un tiempo de aceleración
en donde los productos pierden
vigencia rápidamente y donde el
hoy no terminó de ser cuando ya
devino pasado.
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